Represión - Docx Versión 1
Represión - Docx Versión 1
Represión - Docx Versión 1
Freud describe a la represión como la operación por la cual se intenta mantener en el inconsciente
representaciones ligadas a la pulsión, que por sí mismas serían susceptibles de provocar placer (para el
modo que lo busca el Icc. regido por el Pcio. de placer) pero que conllevan el peligro de generar displacer
en otro sistema (Prcc-Cc. regido por el Pcio. de realidad). La condición para que sean sometidas a la
represión es que el displacer que provocan es mayor que el placer. Se trata de evitar el sufrimiento
psíquico en pos de la economía psíquica (Pcio. de constancia).
Freud ubica a la represión como un punto intermedio entre la huida (estímulos externos) y el juicio
adverso (elaboración psíquica producto del análisis).
• Punto de vista tópico: En la primera tópica, la represión es ejercida por el Prcc. En la segunda
tópica, es el Yo quien la utiliza como mecanismo de defensa pero a instancias del Superyo.
• Punto de vista económico: La represión tiene que ver con las fuerzas que se oponen
(desinvestidura - contrainvestidura)
• Punto de vista dinámico: La represión queda enlazada al conflicto (lo que es placer para un
sistema, es displacer para otro).
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Represión primordial, primaria u original
Esta primera fase de la represión consiste en que a la agencia representante psíquica de la pulsión se le
deniega su acceso a la consciencia. Se produce, en ese momento, una fijación de la pulsión con su
representante y queda inscripta como huella mnémica. La agencia representante en cuestión queda
inmutable y la pulsión queda ligada a ella.
La represión primaria supone una contrainvestidura (único mecanismo). Lo que funciona como tal es la
prohibición del incesto y del parricidio.
La represión primaria es estructurante del aparato psíquico y en esa medida, lo reprimido primordial
nunca fue preconsciente o consciente. Esta represión se constituye en una necesidad teórica para
explicar ciertos datos clínicos (síntomas) producidos por el fracaso de la represión secundaria,
advirtiendo que debe tenerse en cuenta tanto la repulsión que se ejerce desde lo consciente como la
atracción que lo reprimido primordial ejerce sobre todo aquello con lo cual puede ponerse en conexión.
La represión primordial esta en estrecha relación con la primera vivencia de satisfacción, pues de ella
surge su origen.
Primera vivencia de satisfacción: El bebé nace con un cuerpo biológico, indefenso, no autosuficiente
pero que es pura energía. En este cuerpo en un momento determinado se produce un desequilibrio
interno, que es vivenciado por el “cachorro humano” como aniquilante. El bebé se expresa de la única
manera que le permite su inmadurez, se produce vaso dilatación periférica, llora, patalea, etc.
Ante este reclamo, un Otro altamente significativo, a quien podríamos llamar “función materna”, acude
a su ayuda, como dice Freud por una razón moral. Esta ayuda implica, en primer lugar, poner idea y
palabra a la necesidad del bebe (x ej. “Esto es hambre”), y realiza a continuación el acto operativo
especifico destinado a satisfacer esta primitiva necesidad. Con el aporte de lo que viene desde el exterior
(leche), el niño soluciona y satisface su necesidad, generándose en su interior un movimiento de
disolución indisoluble, entre la energía dispuesta por el bebé (carga, energía, catexia, etc.) y la palabra-
idea devenida, representación que constituye la Primera Vivencia de Satisfacción. Por primera y única
vez estos dos elementos, carga y representación, son sometidos a un efecto represivo, quedando
sumergidas e instauradas como piedra fundamental del aparato psíquico. A este momento místico,
Freud lo denomina Represión Primaria u Original, la cual da origen a lo inconsciente.
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Represión secundaria o propiamente dicha.
Esta recae sobre los retoños psíquicos de la agencia representante psíquica reprimida o sobre los
itinerarios de pensamiento que han entrado en vinculo asociativo con ella. A causa de este vínculo, tales
representaciones experimentan el mismo destino que lo reprimido primordial. Freud denomina a esta
represión propiamente dicha como un “esfuerzo de dar caza” y esta alcanza su propósito gracias a dos
fuerzas que cooperan: repulsión (ejercida por Prcc.) y atracción (ejercido por lo Incc.)
La represión es un proceso que se cumple en la frontera Incc. y Prcc. La represión secundaria consistiría
en que a la representación se le substraiga la investidura preconsciente. Pero la representación provista
de investidura inconsciente haría intentos renovados por acceder al Prcc., lo que lleva a una nueva quita
de investidura, en un proceso interminable. Entonces, la represión secundaria no actuaria solo por
desinvestidura sino también por contrainvestidura. La contrainvestidura es del Prcc. e implica un gasto
permanente de energía. Probablemente la investidura sustraída de la representación se aplique a la
contrainvestidura.
Freud parece considerar, aunque con dudas, que la instauración del Superyó sería el límite que marcaría
el comienzo de la represión secundaria. Por lo tanto, la represión primaria actuaria desde un momento
inicial de estructuración del aparato psíquico que la haría posible, hasta la declinación de la conflictiva
edípica y la instauración del Superyó, esto es, al ingreso de la latencia.
Freud nos dice que la represión trabaja de manera altamente individual, ya que cada retoño de lo
reprimido puede tener su destino particular, dependiendo del monto de investidura que posea y el grado
de desfiguración. La medida de activación o investidura suele decidir el destino de cada representación.
Un retoño puede permanecer no reprimido mientras su investidura sea baja aunque su contenido sea
idóneo para provocar el conflicto. Es el factor cuantitativo el decisivo para el conflicto. Si la
representación chocante se refuerza x encima de cierto grado, el conflicto se vuelve actual y esto lleva a
la represión.
La represión es también en alto grado móvil, pues no se consume de una sola vez sino que es un gasto
de energía constante. Lo reprimido ejerce una presión continua en dirección a lo Cc., a raíz de lo cual el
equilibrio tiene que mantenerse por medio de una contrapresión. Esta es constante pero que es
susceptible de modificación (en el sueño disminuye).
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Retorno de lo reprimido
Sabemos de la represión por sus fallas: síntomas, lapsus, chistes, sueños, etc.
Freud sostiene que no es cierto que la represión mantenga apartados a todos los retoños de lo reprimido
primordial y señala los caminos por los cual estos pueden alcanzar a la conciencia:
1. Si estos se han distanciado lo suficiente del representante reprimido, ya sea por las
desfiguraciones que adoptaron o por los eslabones intermedios que se intercalaron.
2. Por el empleo de técnicas que provocan alteraciones en el juego de fuerzas, de tal manera que
aquello que de otro modo produciría displacer puede por una vez resultar placentero. Se cancela
momentáneamente la represión
3. El factor cuantitativo. Si la energía de una representación es baja, esta puede pasar la barrera de
la representación aun si su contenido pudiera provocar un conflicto con lo que impera en lo
consciente.
- Transformación en angustia
- “Sale a la luz como un afecto coloreado cualitativamente de algún modo” (alegría, temor, rabia)
- Es sofocado, de modo que nada se descubra desea pulsión (represión exitosa)
• Fobia.
Freud toma como ejemplo el historia del hombre de los lobos, y reconoce 3 fases del proceso
represivo:
1. Estallido de angustia sin saber ante que se desencadena. Una moción Incc. (actitud
libidinosa hacia el padre) es reprimida y como consecuencia el monto de afecto es
trasmudado en angustia.
2. Creación de un sustituto por desplazamiento. La investidura retirada fue volcada a una
representación sustitutiva relacionada asociativamente con la original pero suficientemente
alejada como para sustraerse a la represión. Se produce un desplazamiento de la
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representación (padre – lobo). Se permite asi una racionalización de la angustia, pero aun no
se la puede inhibir.
3. Proceso que busca inhibir el desarrollo de la angustia que parte del sustituto. Están en
relación a los parapetos fóbicos. (evitaciones fóbicas)
• Histeria.
• Neurosis obsesiva