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Intereses Difusos II

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UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ _ INTERESES DIFUSOS

Contenido
INTRODUCCIÓN......................................................................................................................1

LOS INTERÉS DIFUSOS..........................................................................................................2

CONCEPTO............................................................................................................................2

CARACTERÍSTICAS DE LOS INTERÉS DIFUSOS........................................................11

RASGOS QUE CARACTERIZAN A LOS INTERÉS DIFUSOS......................................13

Son los siguientes:.............................................................................................................13

CLASES DE INTERESES DIFUSOS..................................................................................14

DERECHO AL MEDIO AMBIENTE..................................................................................15

ASPECTOS PROCESALES.................................................................................................17

LEGITIMIDAD EN CASO DE INTERESES DIFUSOS................................................17

LA SENTENCIA Y COSA JUZGADA EN EL PROCESO SOBRE INTERESES

DIFUSOS...................................................................................................................................23

ALTERNATIVAS EN EL DERECHO COMPARADO......................................................24

Common law.....................................................................................................................24

Sistema iberoamericano....................................................................................................24

Ámbito de protección........................................................................................................27

LEGITIMIDAD PARA OBRAR DE FORMA ACTIVA Y PASIVA.................................29

Efectos de la cosa juzgada................................................................................................30

Costas y costos en el proceso de interés difuso....................................................................32


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EL INTERÉS DIFUSO Y EL LITISCONSORCIO.............................................................33

Conclusión................................................................................................................................34

Bibliografía...............................................................................................................................35
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INTRODUCCIÓN

La referencia a la tutela jurisdiccional está hecha específicamente a aquellos intereses

conocidos como “difusos”, que en los últimos años son causa de creciente preocupación para el

derecho. Estos pertenecen a toda una colectividad o grupo social no organizado, cuyos

integrantes son tan numerosos que ni siquiera se conocen y que, pese a verse afectados o

perjudicados de la misma forma y probablemente por el o los mismos responsables, no tienen la

capacidad de defenderse u obtener la reparación debida, precisamente a causa de esa intrínseca

imposibilidad de organización

Hoy por hoy las sociedades tienden a estar interactuadas de diversas formas un claro ejemplo

se ve la integración de mercados, de las comunicaciones, de las culturas, etc. Por ello no debe

sorprendernos que, si un bien jurídico es importante para un grupo de personas, también lo es

para toda una sociedad, como es el caso de medio ambiente un claro ejemplo.

Debemos tener en cuenta que el derecho nunca permanece indiferente a los intereses que se

presentan al interior de una sociedad, al contrario, siempre busca adecuarse a la realidad y así

regular adecuadamente las relaciones de convivencia. Para lograr este fin, observa la realidad,

identifica los intereses relevantes y si estos han sido valorados posiblemente, los protege. La

protección de intereses es una tarea fundamental para lograr una convivencia pacífica, ya que, si

el derecho no brinda herramientas efectivas para protegerlos, no estaría reafirmado su utilidad ni

la validez de sus disposiciones normativas.

El objetivo del presente trabajo es saber cómo se da la tutela efectiva de aquellos interese

difusos comprendidos en el artículo 82°del Código Procesal Civil


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LOS INTERÉS DIFUSOS

CONCEPTO.

Interés difuso es aquel cuya titularidad corresponde a un conjunto indeterminado de personas,

respecto de bienes de inestimable de valor patrimonial, tales como el medio ambiente o el

patrimonio cultural o el consumidor.

Pueden promover o intervenir en este proceso, el ministerio público, los gobiernos regionales,

los gobiernos locales, las comunidades campesinas y/o las comunidades nativas en cuya

jurisdicción se produjo el daño ambiental o al patrimonio cultural y a las asociaciones o

instituciones sin fines de lucro que, según la ley y criterio del juez, este último por resolución

debidamente motivada, estén legitimadas para ello.

Las rondas campesinas que acrediten personería jurídica, tienen el mismo derecho que las

comunidades campesinas las comunidades nativas en los lugares donde estas no existan o no se

hayan apersonado al juicio.

Si se promueven procesos relacionados con la defensa del medio ambiente o de bienes o

valores culturales, sin la intervención de los gobiernos locales indicados en el párrafo anterior, el

juez deberá incorporarlos en calidad de litisconsortes necesarios, aplicándose lo dispuesto en el

artículo 93° a 95°.

En estos casos, una síntesis de la demanda será publicada en el diario oficial peruano o en otro

que publique los avisos judiciales del correspondiente distrito judicial. Son aplicables a los
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procesos sobre intereses difusos, las normas sobre acumulación subjetiva de pretensiones en lo

que sea pertinente.

En caso que la sentencia no ampare la demanda, será elevada en consulta a la corte superior.

La sentencia definitiva que declare fundada la demanda, será obligatoria además para quienes no

hayan participado del proceso.

La indemnización que se establezca en la sentencia, deberá ser entregada ala municipalidades

distritales o provinciales que hubieran intervenido en el proceso, a fin de que la emplee en la

relación del daño ocasionado a la conservación del medio ambiente de sus circunscripciones.

El patrocinio de intereses difusos, previsto en el artículo 82 del código procesal civil, es otra

figura nueva en nuestra legislación adjetiva que está orientada a la defensa:

 Del medio ambiente

 Del patrimonio cultural

 Del patrimonio histórico

 Del consumidor

De los citados bienes de inestimable valor patrimonial deriva un interés difuso, como vale

decir, su titularidad corresponde a un conjunto indeterminado de personas. Tales bienes tutelados

por el derecho no podrían pertenecer jamás a uno o más sujetos en especial por razones obvias.

El interés, por tanto, es difuso, de gran amplitud y corresponde a toda la colectividad. Sobre el

particular, Ticona postigo refiere que “es la dimensión del grupo subjetivo lo que hace colectivo

a un interés; pero es la indeterminación, la falta de límites precisos en cuanto a la identificación


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de las personas que lo componen, lo que convierte a ese interés en difuso” (TICONA POSTIGO,

1996. TOMO I. 200)

COMO a fin de promo0ver o intervenir en un proceso en el cual se defienden intereses

difusos o puede participar “un conjunto indeterminado de personas” el artículo del código

procesal civil faculta para ello al ministerio público y a las asociaciones o instituciones sin fines

de lucro las dos últimas deberán estar legitimadas para intervenir en defensa de intereses difusos,

ya sea por dispositivo legal en sentido o por resolución judicial debidamente fundamentada. En

el citado numeral se faculta también para promover o intervenir en el proceso sobre intereses

difusos a los gobiernos regionales y locales, las comunidades campesinas y nativas y las rondas

campesinas, del lugar donde se produjo el daño al medio ambiente o al patrimonio cultural.

En razón de la importancia del objeto de tutela jurídica deberá publicarse un extracto de la

demanda en el diario oficial el peruano o en otro que publique los avisos judiciales del

correspondiente distrito judicial.

En caso de no apelarse la sentencia y desestimar esta la demanda, se elevará en consulta a la

sala civil correspondiente de la corte superior. Si la resolución firme (consentida o ejecutoriada)

ampara la demanda, será de cumplimiento obligatorio no solo para aquellos que hayan

participado en proceso sinos también para los que no lo hayan hecho.


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Si la sentencia definitiva amparase la demanda y fijase una indemnización, esta deberá ser

entregada a los gobiernos locales (municipalidad distrital o provincial) que hubiesen intervenido

en el proceso, no pudiendo ser utilizada de manera discrecional, sino que estará destinada

exclusivamente a reparar el daño ocasionado al bien de inestimable valor patrimonial de que se

trate o conservar el medio ambiente de su circunscripción.

Tratándose del patrocinio de intereses difusos orientados a la defensa del consumidor resulta

importante destacar lo dispuesto en el artículo 51 del texto único ordenado de la ley de

protección al consumidor (D. S. Nro. 039-2000- ITINCI, del 05-12-2000). Dicho artículo señala

que:

El Indecopi (instituto nacional de defensa de la competencia y de la protección de la

propiedad intelectual) se encuentra legitimado para promover procesos judiciales relacionados a

los temas de su competencia, en defensa de los intereses de los consumidores, conforme a lo

preceptuado por el artículo 82 del código procesal civil.

Tales procesos judiciales se tramitarán en la vía sumarísima.

Podrán ser objeto de acumulación las pretensiones de indemnización por daños y perjuicios,

reparación o sustitución de productos, reembolso de cantidades debidamente pagadas y en

general cualquier otra pretensión necesaria para tutelar el interés y los derechos de los

consumidores afectados, que guarde conexidad con aquellas.


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El Indecopi podrá delegar su facultad para promover procesos judiciales referidos a asuntos

de su competencia en entidades públicas y privadas que estén en capacidad de representar los

intereses de los consumidores. Bastara la presentación del documento en que consta la

delegación para que el juez admita la legitimidad para obrar de la identidad que se trate.

Una vez realizada la publicación de la demanda (conforme a lo ordenado por quinto párrafo

del artículo del código procesal civil), el juez conferirá traslado de ella en el mismo día.

El Indecopi representara a todos los consumidores afectados por los hechos en que se funde el

petitorio si aquellos no manifestaran expresamente y por escrito su voluntad de no hacer valer su

derecho o de hacerlo por separado, dentro del plazo de 30 días de efectuada la mencionada

publicación, vencido el cual se citara de audiencia de conciliación (se entiende de la audiencia

única que corresponde a un proceso sumarísimo).

Consentida o ejecutoriada la sentencia que ordena el cumplimiento de la obligación

demandada, esta será cobrada por el INDECOPI, organismo que luego prorrateara su monto o

velará por su ejecución entre los consumidores que se apersonen a dicha dependencia,

acreditando ser titulares del derecho discutido en el proceso.

El saldo no reclamado de la indemnización se destinará a un fondo especial para el

financiamiento y la difusión de los derechos de los consumidores, de información relevante para

los mismos y del sistema de patrocinio de intereses difusos.

El Indecopi podrá representar los intereses individuales de los consumidores ante cualquier

autoridad pública o cualquier otra persona o entidad privada, bastando para ellos la existencia de

una simple carta poder suscrita por el consumidor afectado. Tal poder facultar al indecopi para

exigir o ejecutar cualquier derecho del consumidor en cuestión.[ CITATION ALB04 \l 10250 ]
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Inicialmente la doctrina italiana y la de otros países extranjeros, son las que acuñaron en sus

legislaciones el término “intereses difusos o colectivos”. Como nos indica el profesor italiano

Vicenzo Vigorretti: “los intereses colectivos o difusos son aquellos intereses que por la

naturaleza de los bienes y por el tipo de regímenes jurídicos al cual tales bienes están sujetos, son

referibles de la misma manera e indiferentemente a un número de personas que puede ser

indeterminado.

En el Perú el jurista Fernando de Trazegnies, sostiene lo siguiente acerca de los intereses

colectivos e intereses difusos: “los primeros son aquellos que afectan a un grupo de personas

integradas dentro de una institución formal y que, por ese mismo hecho, sus intereses comunes

pueden ser representados por tal entidad. Este es el caso de los intereses por los que lucha el

sindicato de trabajadores de una industria cuya actividad de fabricación es perjudicial o el de los

intereses de un sector organizado de la actividad económica en particular (la Unión de

Panaderos, la Federación Médica, etc.). En cambio, los intereses difusos –que son igualmente

colectivos no tienen el respaldo de una organización formal; pertenecen a un grupo o clase de

personas, pero nunca se ha consolidado una institucionalización jurídica de su situación común;

de ahí que la categoría o grupo sea imprecisa o indeterminada en cuanto a su número. Como

ejemplos podemos mencionar el de todos los consumidores de un mismo producto (todos los

propietarios de automóviles Bernal Motors) o el de todos los habitantes de una zona específica

de la ciudad que sufren los olores de una fábrica de harina de pescados.

Los intereses difusos pertenecen a una pluralidad de personas, estos intereses definidos

vinculan a toda una comunidad y al Estado mismo, erigiéndose como intereses

supranacionales. Es decir, la titularidad de un derecho no reside en un sujeto en especial, sino

que la lesión de este derecho colectivo afecta simultánea y globalmente, a los intereses de los
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integrantes de un determinado sector de la sociedad. Cuando estamos frente a esta institución,

tenemos que quién inicia el proceso no es el titular directo del derecho cuya protección reclama.

Esto sucede debido a que en la sociedad contemporánea existen ciertos derechos en los que no se

puede establecer con precisión a sus titulares Los derechos del consumidor, derechos del medio

ambiente o ecológicos, valores, bienes históricos o culturales.

Es necesario resaltarse algo muy importante respecto a este tipo de intereses o derechos y esto

es que el conjunto indeterminado de personas es el titular del derecho subjetivo abstracto, es

decir, no se trata de una sumatoria de derechos subjetivos individuales, sino que la titularidad se

les otorga en conjunto.

El profesor Giovanni Priori define a los intereses difusos como “aquellos intereses

pertenecientes a un grupo de personas absolutamente indeterminadas, entre las cuales no existe

vinculo jurídico alguno, sino que más bien se encuentran ligadas por circunstancias de hecho

genéricas, contingentes, accidentales y mutables, como habitar en una misma región, ser

consumidores de un mismo producto, ser destinatarios de una campaña de publicidad”

Comprendiéndose, que lo que se busca no es solo la tutela de los derechos individuales, sino del

conjunto de sujetos, los que muchas veces no se encuentran completamente identificados. En ese

sentido, el profesor Priori hace una distinción entre los intereses y derechos individuales,

colectivos y públicos. Señala que las nociones de derechos o intereses colectivos o difusos no

están referidas al individuo, sino a un conjunto de personas determinado y organizado, en un

caso; o a un conjunto absolutamente indeterminado en el otro. En el primero la titularidad es

colectiva, en el segundo la titularidad es difusa; pero en ninguno de ellos la titularidad es

individual.
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Lo que caracteriza a los intereses colectivos es que “los mismos corresponden a una serie de

personas más o menos numerosa, que están o pueden estar determinadas, entre las cuales existe

un vínculo jurídico, en cambio los intereses difusos corresponden a un conjunto de personas

indeterminadas, no existiendo ningún vínculo jurídico “La conexión no queda lo suficientemente

clara entre ellos, así que Priori los relaciona el daño o el deterioro común a su derecho al medio

ambiente del cual son víctimas; son víctimas del mismo daño ambiental.

Dentro de los intereses difusos consideramos la protección del medio ambiente, la

conservación del equilibrio ecológico como uno de los principales intereses que la humanidad

entera debe proteger. Se pretende con ello preservar el equilibrio de la naturaleza, defender el

paisaje natural, proteger la flora y la fauna, combatir la polución, procurar un desarrollo urbano

planificado. En esta dirección, la tutela se reconoce como colectiva porque se presume el interés

de toda persona por gozar de un ambiente saludable, aun cuando su propia salud o patrimonio no

se vean directamente involucrado

Debe señalarse que la Ley General del Ambiente establece el derecho que tiene toda persona a

una acción rápida, sencilla y efectiva, ante las entidades administrativas y jurisdiccionales, en

defensa del ambiente y de sus componentes, velando por la debida protección de la salud de las

personas en forma individual o colectiva, en pos de la conservación de la diversidad biológica de

la naturaleza, el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, así como la conservación

del patrimonio cultural vinculado a esta gama de derechos.

Se puede interponer acciones legales aun en los casos en que no se afecte el interés económico

del accionante. El interés moral legitima la acción aun cuando no se refiera directamente al

accionante o a su familia.
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Por su parte, nuestro actual texto Constitucional de 1993, en el artículo 2 en su inciso 22

considera como un derecho fundamental: “a la paz, a la tranquilidad, al disfrute del tiempo libre

y al descanso, así como gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida”,

en tanto que el artículo 66 del mismo texto constitucional, señala que el Estado es soberano en su

aprovechamiento, fijándose por ley las condiciones de su utilización. Nuestro texto

constitucional abarca esta protección en una proporción menor que los demás países, así que lo

mínimo que se puede esperar es que nuestra carta magna refleje la conciencia que poseemos de

dichos valores.

En tanto, que, para el Tribunal Constitucional, un medio ambiente equilibrado es un conjunto

de bases naturales de la vida y su calidad, lo que comprende, a su vez, sus componentes bióticos,

como la flora y la fauna; los componentes abióticos, como el agua, el aire o el subsuelo; los

ecosistemas e, incluso, la exósfera, esto es, la suma de todos los ecosistemas, que son las

comunidades de especies que forman una red de interacciones de orden biológico, físico y

químico. A todo ello, habría que sumar los elementos sociales y culturales del grupo que lo

habite.

Dentro de la problemática compleja de la protección de intereses difusos en las diversas

naciones, correspondientemente necesitaremos tener una visión panorámica dentro de lo que

significa la teoría del proceso. Tomando en cuenta cómo va surgiendo el problema en lo relativo

al órgano jurisdiccional, podemos concluir que resulta una necesidad que deba crearse uno

específico para estas controversias, o, en su defecto, al menos nombrar jueces especializados y

crear la ley respectiva que regule un proceso especial.

Debe señalarse que, en el derecho comparado, no se admite ninguna de estas posibles

soluciones, sólo se acepta, según lo afirmado como regla fundamental, que se acepten ciertas
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especialidades procedimentales, que se deriven del derecho protegido. Reclamándose un

aumento de poderes para el juzgador, dotándosele de mayores elementos de los que existen.

Siendo el tema crucial el de la “cosa juzgada”, que plantea cambios en la temática del Derecho

Procesal Civil, como es el de la legitimidad de las partes en este nuevo proceso.

CARACTERÍSTICAS DE LOS INTERÉS DIFUSOS

Landoni Sosa, en cuanto a la supraindividualidad e indeterminación del titular como rasgo

característico de los intereses difusos desde el punto de vista de los sujetos, apunta lo siguiente:

El fenómeno hace referencia a intereses cuya titularidad corresponde a una titularidad de

personas que es indeterminada, o que, por lo menos, no es determinable desde un punto de vista

práctico.

Esas comunidades de personas pueden: o bien no tener un vínculo jurídico que las aglutine, o

este, puede ser extremadamente genérico, como la circunstancia de pertenecer a una misma

comunidad política, o vincularse a circunstancias de hechos muchas veces accidentales o

mudables, como ocurre, por ejemplo, respecto de los habitantes de una región perjudicados tanto

por la contaminación emanada de un establecimiento industrial o por los ruidos molestosos

emergentes de una discoteca de la zona, o los consumidores de cierto producto engañados

respecto a las bondades publicitadas del mismo.( LANDONI SOSA,1998: 449).

Sobre el particular, Gelsi Bidart anota lo siguiente:

Los intereses difusos, se dan estas circunstancias peculiares de su relación con los sujetos:
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a) Generalización del interés

b) pluralidad de sujetos que pueden invocar su titularidad.

c) Tales sujetos por calidad numerosa, no son fácilmente determinables.

O, mejor, difícilmente puede delimitarse: prácticamente entran en una cierta indefinición

(al menos, la excluyente de otros titulares), característica habitual de lo generalizado. Tal

indefinición lleva prácticamente a atribuir a todo ese interés, como existente en el plano

sustantivo, sin perjuicio de que pueda y deba precisarse, cuando de cada proceso concreto se

trate.

De otro modo: el hecho de que exista en el plano sustantivo con la referida generalidad; no ha

de tener como consecuencia necesaria, su efectiva inclusión general en cada proceso (GELSI

BIDART, 1985: 540-541)

En lo que se refiere a la indivisibilidad del objeto como característica del interés difuso desde

el punto de vista del objeto, Barbosa Moreira sostiene que la indivisibilidad del objeto es,

precisamente una de las características esenciales de la estructura del interés difuso, cuyos

titulares se hayan en una especie de comunicación tipificada por el hecho de que la satisfacción

de uno solo implica necesariamente la satisfacción de todos, así como la lesión de uno solo

constituye, IPSO FACTO, la lesión de la entera colectividad .

Lino Palacio sostiene que objetivamente, los intereses de que se trata se refiere a un bien

indivisible, en el sentido de que es susceptible de división en fracciones adjudicarlos a cada uno

de los interesados.
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En sentido similar se pronuncia Luis Viera, pues asegura que: los intereses difusos se

caracterizan desde el punto de vista material por ser su objeto indivisible, inescindible, no

fraccionable. Una posición discrepante es la que adopta Ada Pellegrine Grinover al señalar lo

siguiente:

Debe ser revisada la afirmación que los considera en cualquier caso como un bien de

naturaleza indivisible, por la que la satisfacción de un sujeto implicaría necesariamente la de

todo el grupo, al mismo tiempo que la lesión de uno de los componentes de la colectividad

implicaría ofensa a todos sus miembros eso puede ser verdadero y lo es, en cuanto al bien

colectivamente considerado, Mas cuando se piensa en el perjuicio causado al bien colectivo,

resulta claramente que la lesión a ese bien puede significar simultáneamente, una ofensa al bien

colectivamente considerado ( derecho al ambiente, a la salud colectiva, a la información

correcta) y lesión a los diversos bienes de que son personalmente titulares los componentes del

grupo.

RASGOS QUE CARACTERIZAN A LOS INTERÉS DIFUSOS

Son los siguientes:

Desde el punto de vista de los sujetos procesales: supraindividualidad e indeterminación del

titular. Con ello queremos indicar que se hace referencia a intereses cuya titularidad corresponde

a una cantidad de personas que es indeterminada, o que, por lo menos, no es determinable desde

un punto de vista práctico.


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Con relación al objeto, debemos rescatar lo manifestado por Ada Pelligrini Grinover quien

afirma que “debe ser revisada la afirmación que considera a los intereses difusos como un bien

de naturaleza indivisible”, por lo que se extrapola que la satisfacción de un sujeto implicaría

necesariamente la de todo el grupo, al mismo tiempo que la lesión de uno de sus componentes de

la colectividad implicaría ofensa a todos los miembros. Pudiendo ser esto verdadero, en cuanto al

bien considerado colectivamente. Mas cuando se piensa en el perjuicio causado al bien colectivo,

resulta claramente que la lesión a ese bien puede significar simultáneamente, una ofensa al bien

común protegido (derecho al ambiente, a la salud colectiva, a la información correcta) y la lesión

de los diversos bienes de que son personalmente titulares los componentes del grupo.

En atención a los conflictos que la violación de los intereses difusos puede generar; se

considera que las lesiones a los intereses difusos pueden originar conflictos supraindividuales de

índole material y social muy importantes, que en muchos casos trascienden las fronteras

nacionales, razón por la cual tanto los ordenamientos jurídicos nacionales como el sistema

jurídico internacional, deben hacer los máximos esfuerzos para prevenir y evitarlos.

CLASES DE INTERESES DIFUSOS

Sobre el particular, Gozaini señala las siguientes clases de intereses difusos:

a) Intereses relacionados con la defensa de la ecología o el medio ambiente: pretendiendo

preservar el equilibrio de la naturaleza, a traces de sus diversas expresiones: tutela del paisaje;

protección a la flora y fauna, combatir la contaminación, el desarrollo humano desmedido o sin

planificación; la utilización racional de las riquezas, etc.


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b) Itérese ligados a la protección del consumidor, propaganda comercial; lealtad en el

mantenimiento de la oferta; resguardo y seguridad en los alimentos y medicaciones; adopción de

medidas de seguridad para los productos peligrosos; regularidad y eficiencia en la prestación de

los servicios públicos y los sistemas que se conciernan a la efectividad de las indemnizaciones de

los perjuicios causados en el caso de violación por parte de los expendedores y proveedores, etc.

c) Intereses vinculados a valores culturales y espirituales, como la seguridad en el acceso a las

fuentes de información; la difusión sin censuras de conocimientos técnicos o científicos; la

creación y el mantenimiento de condiciones favorables a la investigación filosófica y al libre

ejercicio de los cultos religiosos, la protección de los monumentos históricos y artísticos, etc.

(GOZAINI,1992 I) Según se infiere del artículo 82 del Código Procesal Civil, los intereses

difusos son aquellos relacionados con bienes de inestimable valor patrimonial, tales como:

 El medio ambiente

 El patrimonio cultural.

 El patrimonio histórico.

Los derechos del consumidor [ CITATION ALB \l 10250 ]

DERECHO AL MEDIO AMBIENTE


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Medio ambiente es el conjunto de elementos sociales, culturales, bióticos y abióticos que

interactúan en un espacio y tiempo determinado; lo cual podría graficarse más claramente como

la sumatoria de la naturaleza y las manifestaciones humanas en un lugar y tiempo concreto.

Motivado al constante peligro que día a día surca el medio ambiente, muchos Estados elevaron al

ambiente como categoría de un derecho constitucional brindando al ciudadano común la

debida protección y garantía ante el daño ambiental diversas formas de contaminación ambiental,

el ambiente es considerado como parte de los Derechos Humanos de Tercera Generación. A ello

hay que añadir que estos nuevos derechos no solo corresponden a las nuevas funciones y

prestaciones del Estado, sino que además se deben al desarrollo de nuestra cada vez más

industrializada sociedad, donde la producción y la contratación en masa pueden llegar a

amenazar algunos derechos de las personas que se encuentran en una situación de desigualdad

frente al poder industrial o económico de muchas grandes empresas que actúan impunemente en

el panorama económico contemporáneo.

En tanto, la legislación ambiental comparada ofrece un carácter variado, una tendencia a la

dispersión, aunque hay también una corriente que nos acerca a la constitucionalizarían de este

derecho, debemos considerar que el derecho ambiental, se encuentra inmerso entre el derecho

público y el derecho privado. Dialogar acerca del “derecho al ambiente”, en sumas cuentas, es

defender una amplia gama de derechos fundamentales del hombre como se explicará a

continuación. Al conceptualizar este específico derecho, se debe concebir en conjunta relación

con otros derechos fundamentales: el derecho a la salud, el derecho al descanso, el derecho a la

libertad, derecho a la vida y la integridad física moral, inviolabilidad de domicilio, derecho a la

intimidad, el derecho al trabajo. Pero dicho perjuicio para los sujetos no solo ha de entenderse

como la mera posibilidad de alterar negativamente la salud pública, sino como la afectación de


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las condiciones que hacen posible la existencia, conservación y mejora de otros intereses como la

salud individual, la vida natural en el planeta, el patrimonio, el desarrollo de la personalidad, el

ocio. Es decir, el derecho al medio ambiente, puede contener derechos de carácter colectivo e

individual, así como también derechos patrimoniales y no patrimoniales. Por tanto, podemos

accionar de modo individual o colectivo en procesos de defensa de los diversos derechos

ambientales. Además, la representación procesal puede ser delegada a personas jurídicas.

ASPECTOS PROCESALES

LEGITIMIDAD EN CASO DE INTERESES DIFUSOS

VESCOVI, acerca de la legitimidad en caso de intereses difusos, nos informa que se dispone

que dicha representación (de intereses difusos, supraindividuales, colectivos, entre los que se

citan los del consumidor, medio ambiente, etc.) Ejerza el ministerio público, el “ombudsman” o

defensor del pueblo, las asociaciones de interés general o cualquier interesado que, a juicio del

juez, pueda invocar dicha legitimación.

GELSI BIDART, en lo relativo a la legitimación en los procesos sobre intereses difusos,

indica lo siguiente:

Habrá que distinguir los casos especiales previstos con relación a órganos públicos o sujetos

privados, de los que no tienen reglamentación especial.

En cuanto a estos últimos el o los sujetos particulares involucrados pueden actuar por si,

aunque limitadamente en cuanto a su interés propio.


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En principio, siempre el ministerio público puede actuar en cuanto al interés difuso es un

interés social o público, correspondiéndole al mismo lograr su garantía.

En cuanto a las asociaciones de interés social o general (asociaciones patrióticas; asociaciones

para la preservación de los valores artísticos o culturales o arquitectónicos, etc.) en la medida en

que su objeto tenga esa delimitación podrá actuar, incluso judicialmente, en su defensa.

Sobre el tema que nos ocupa en este punto, el mencionado jurista señala también lo siguiente:

El titular de dicho interés no es determinado expresamente, ni en lo sustantivo ni, en

consecuencia, en lo procesal.

Desde el punto de vista positivo, dicho interés es compartible en su contenido por una

pluralidad, más o menos indefinida de sujetos.

Con la cual cabe que tales intereses den lugar sea a un proceso en que el actor aduzca su

propio interés al respecto, sea a un proceso en que se pretenda actuar por el interés de todos y de

cada uno de los involucrados en el problema.

¿No se estaría autorizando en consecuencia, a calificar al interés difuso, como un interés

social, vale decir, que interesa a toda sociedad, o a todo el público, o a toda persona cualquiera?

Vale decir que a la pregunta ¿Quién es el titular de dicho interés? Habría que contestar, tal

vez: la sociedad entera, por medio de los órganos procesales adecuados o cualquiera de los

involucrados.

Si no hay disposición expresa al respecto, en el primer caso se actuara como en todos los

similares el ministerio público, por la sociedad y será el segundo el que planteara mayores

problemas para su adecuada solución.


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Cada uno de los involucrados, sea particular o persona jurídica, podrá actuar y la decisión

tendrá eficacia “inter partes”.

Pero ¿Quién podrá arrogarse la representatividad de tales intereses, si es un sujeto particular

(persona humana o asociación civil) y no hay norma especial que se le atribuya?

En consecuencia, si no hay, a quien o a quienes bebe otorgarse la legitimación sustantiva y

procesal pertinente.

En suma, no creeremos que los problemas sustantivos y procesales planteados sean diferentes

de los habituales.

Si se trata como creeremos de un iteres social comprometido (de toda la sociedad o de un

sector de la misma), serán de los sujetos titulares del interés, quienes podrán actuar.

El problema, por ende, no es tanto el de cómo actuar y por quien, sino: si se debe ampliarse la

legitimación para actuar y las consecuencias de su ejercicio.

Entiendo que no puede decirse que no hay o no están determinados el sujeto de tales intereses,

sino si podrá convenir amplia la responsabilidad de quien actué por su propio interés (incluido en

tal calificación de difuso): o la indicación de algún órgano determinado “el ombudsman”; o la

remisión a los ya existentes (Ministerio público); o la posibilidad de que también actúen las

asociaciones de interés general.

Como no puede participar “un conjunto de personas” a efecto de promover o intervenir en un

proceso en el cual se defienden intereses difusos, el artículo 82 del Código Procesal Civil faculta

para ello:
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Al Ministerio Publico.

A los Gobiernos Regionales en cuya jurisdicción de produjo el daño ambiental o al patrocinio

cultural.

A los Gobiernos Locales en cuya jurisdicción se produjo el daño ambiental o el patrocinio

cultural. Al respecto, el cuarto párrafo del artículo 82 del Código Procesal Civil dispone que, si

se promueve procesos relacionados con la defensa del medio ambiente o de bienes o valores

culturales, sin la intervención de los gobiernos locales, el juez deberá incorporarlos en calidad de

litisconsorte necesarios, aplicándose lo dispuesto en los artículos 93 a 95 del indicado cuerpo de

leyes.

El artículo 93 del C.P.C. prescribe que cuando la decisión a recaer en el proceso afecta de

manera uniforme a todos los litisconsortes, solo será expedida válidamente si todos comparecen

o son remplazados. Por su parte, el artículo 94 del CPC. Señala: a) que los litisconsortes

facultativos serán considerados como litigantes independientes; y b) que los actos de cada uno de

ellos no favorecen ni perjudican a los demás, sin que por ello se afecte la unidad del proceso.

Finalmente, el art. 95 del CPC. Establece: a) que en casos de litisconsorcio necesario, el juez

puede integrar la relación procesal emplazado a una persona, si de la demanda o de la

contestación aparece evidente que la decisión a recaer en el proceso le va a afectar; b) que si

carece el juez de la información necesaria, devolverá la demanda y requerirá al demandante los

datos para el emplazamiento al litisconsorte; y c) que si el defecto se denuncia o el juez lo

advierte después de notificada la demanda, suspenderá la tramitación del proceso hasta que se

establezca correctamente la relación procesal.

A las Comunidades Campesinas en cuya jurisdicción se produjo el daño ambiental o al

patrimonio cultural.
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A las Comunidades Nativas en cuya jurisdicción se produjo el daño ambiental o al patrimonio

cultural.

A las Asociaciones o Instituciones sin fines de lucro que, según la ley o criterio del juez, este

último por resolución debidamente motivada, estén legitimadas para promover o intervenir en el

proceso sobre intereses difusos.

A las Rondas Campesinas que acrediten personería jurídica, las cuales tienen el mismo

derecho que las comunidades campesinas o las comunidades nativas en los lugares donde estas

no existan o no se hayan apersonado a juicio.

Puntualizamos que, entre otros (Ministerio Publico y procurador oficioso), quien defiende

intereses difusos no requiere invocar interés y legitimidad para obrar cuando promueva el

respectivo proceso.

En relación a la legitimación en casos de interés difusos, es de destacar también que,

conforme lo señala el quinto párrafo del artículo 82 del Código Procesal Civil, son aplicables a

los procesos sobre intereses difusos las normas sobre acumulación subjetiva de pretensiones (que

es aquella que se presenta cuando en un proceso hay más de dos personas: art.83 primer párrafo

del CPC.) en lo que sea pertinente. Debe, entonces, tenerse en cuenta, principalmente, los

artículos 83, 86 y 89 del Código Procesal Civil, que tratan sobre dicha clase de acumulación y

que citaremos a continuación:

Artículo 83.- Pluralidad de pretensiones y personas. - en un proceso pueden haber más de una

pretensión, o más de dos personas. La primera es una acumulación objetiva y la segunda una

acumulación subjetiva.
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La acumulación objetiva y la subjetiva pueden ser originarias o sucesivas, según se propongan

en la demanda o después de iniciado el proceso, respectivamente.

ARTICULO 86° Requisitos de la acumulación subjetiva de pretensiones. - Esta acumulación

es procedente siempre que las pretensiones provengan de un mismo título, se refieran a un

mismo objeto, exista conexidad entre ellas y, además, se cumplan los requisitos de la

acumulación objetiva, se puede acumular pretensiones en un proceso siempre que estas:

1)Sea de competencia del mismo juez.

2) No sean contrarias entre sí, salvo que sean propuestas en forma subordinada o alternativa.

3) Sean tramitables en una misma vía procedimental. El último párrafo del artículo 85 del

CPC. precisa que se exceptúan de estos requisitos los casos expresamente establecidos en este

Código.

Se presenta cuando en un proceso se acumulan varias pretensiones de varios demandantes o

contra varios demandados.

ARTICULO 89 Acumulación subjetiva de pretensiones originarias y sucesivas. - La

acumulación subjetiva de pretensiones originarias se presenta cuando la demanda es interpuesta

por varias personas o es dirigida contra varias personas.

La acumulación subjetiva de pretensiones sucesiva se presenta en los siguientes casos:

1.- Cuando un tercero legitimado incorpora al proceso otras u otras pretensiones.

2.- Cuando dos o más pretensiones intentadas en dos o más procesos autónomos, se reúnen en

un proceso único.
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En este último caso, atendiendo a la conexidad y a la eventual diferencia de trámite de los

procesos acumulados, el juez puede disponer su desacumulasion en el trámite, reservándose el

derecho de expedir una sola sentencia.

LA SENTENCIA Y COSA JUZGADA EN EL PROCESO SOBRE INTERESES

DIFUSOS

VESCOVI, en lo que concierne a la sentencia y alcances de la sosa juzgada en el proceso

sobre intereses difusos, apuntan lo siguiente:

La cuestión más difícil es la de cosa juzgada. Es decir, el valor para quienes no están en el

proceso (o aparecen representados, pero sin su voluntad), de la sentencia dictada y que ella tenga

efecto sobre quienes no actuaron en el proceso.

El principio se pensó en extender la decisión dictada, a otros casos similares, por virtud del

stare decisis, en cuando se considera especialmente en los países del Common Law, a la

jurisprudencia como fuente del derecho, para aplicar idénticas soluciones a los casos futuros. O

simplemente la idea del test case, en el sentido de que el tribunal puede aplicar su decisión

anterior a los nuevos demandantes en casos similares.

Por último, y modificando la regla del proceso tradicional, se admite que la sentencia dictada

alcance a personas que no han litigado y que se encuentran en la misma situación.

En relación con la sentencia y cosa juzgada en el proceso sobre interese difusos, se desprende

de nuestro ordenamiento jurídico procesal siguiente:


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En caso de no apelarse la sentencia y desestimar esta la demanda, se elevará en consulta a la

sala Civil correspondiente de la Corte Superior.

Si la sentencia definitiva ampara la demanda, será de cumplimiento obligatorio no solo para

aquellos que hayan participado en el proceso sino también para los que no lo hayan hecho.

Si la sentencia definitiva amparase la demanda y fijase una indemnización, esta deberá ser

entregada a los gobiernos locales que hubiesen intervenido en el proceso, no pudiendo ser

utilizada de manera discrecional, sino que estará destinada exclusivamente a reparar el daño

ocasionado al bien de inestimable valor patrimonial de que se trate o a conservar el medio

ambiente de su circunscripción. [ CITATION ALB \l 10250 ]

ALTERNATIVAS EN EL DERECHO COMPARADO

 Common law

Se configura en la class actions o acciones de clase, que permite actuar en un proceso a una

persona en representación de un grupo, de otros interesados, pero de carácter colectivo y difuso.

Permitiendo de este modo que un consumidor, que compró una mercadería (por ejemplo, un

electrodoméstico), inicie un pleito contra una empresa y que su intervención se considere en

“representación” de todos los que se encuentren en idéntica posesión y alcancen a todos ellos,

aunque no litiguen.

Sistema iberoamericano

Debemos citar como ejemplo al brasileño, que establece a esta acción, rango constitucional y

que puede ser ejercida por cualquiera en defensa de un interés sea colectivo o difuso, y que ellos

califican como “un derecho democrático de participación del ciudadano en la vida pública,
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basándose en el principio de legalidad de los actos administrativos y en el concepto de que la

cosa pública es patrimonio del pueblo”. Además, en busca de dichos intereses, pueden estar

representados, ya sea en juicio o en general en el Derecho y en la propia sociedad, por lo que se

estimula la formación de asociaciones con este fin. Ejemplo típico de esta solución lo sería

la Ley Roger de Francia, que permite la actuación de asociaciones de interés público, inclusive

en defensa de quienes no la integran.

Otra solución que se plantea dentro del derecho comparado es la solución publicista; la

confianza en la defensa de los intereses difusos a un órgano público, ya sea el Ministerio Público,

tradicional defensor de los intereses de la sociedad, o a órganos especializados de creación más

reciente como el “Ombudsman” que originariamente sueco, luego se difunde a diversos países, el

Comisionado Parlamentario inglés, el “Mediateur” Francés, el Defensor del Pueblo español, la

“Consumer Protection Agency” norteamericana, entre otros.

Como se ha afirmado, junto con la legitimidad para obrar, la cuestión más difícil para esta

clase de procesos es la importancia de la cosa juzgada, vale decir, el valor de ella para quienes no

están en el proceso (o aparecen representados), pero sin su voluntad, de la sentencia dictada y

que ella tenga efectos sobre quienes no actuaron en el proceso. La doctrina ha aceptado,

modificando la regla general de la cosa juzgada en el proceso tradicional, que la sentencia

alcance a personas que no hayan litigado y que se encuentren en igual situación; lo que no deja

de tener sus peligros que la doctrina y la jurisprudencia deben subsanar. En cuanto a la

legitimidad para obrar activa en un interés particular, no existe ningún problema, porque serian

fácilmente identificables las partes que han participado en la relación jurídica material.

Por otro lado, debe referirse, acerca de la legitimidad en los casos de acciones colectivas: el

Código del Medio Ambiente habla de legítimo interés en respuesta al Código Civil, que exige
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para poder plantear una acción, la existencia de un legítimo interés económico o moral, pero

restringe el interés moral a los casos en que afecta al demandante o su familia. ¿Qué interés

puede tener en defensa del medio ambiente una persona que plantea una acción judicial? Como

estamos hablando de un daño colectivo, donde no es posible individualizar un interés económico,

se tratará fundamentalmente de un interés moral. Para resguardarlo, el Código del Medio

Ambiente declara que el interés moral autoriza la acción aun cuando no afecte al agente o a

su familia y otorga así a cualquier persona el derecho a una acción rápida y efectiva en

defensa del medio ambiente.

Finalmente queda claro que el interés para obrar o interés procesal consiste en el estado de

necesidad de tutela jurisdiccional en que se halla el actor, y que lo determina por vía única y sin

otra alternativa que requerir la intervención del órgano jurisdiccional para que resuelva el

conflicto de intereses desde donde se parte o, en su defecto, elimine la incertidumbre jurídica.

Debemos aclarar que en función a los sujetos que intervienen en el proceso, el interés puede ser

individual o colectivo, según corresponda a un sujeto procesal o a un grupo determinado de

sujetos procesales, por ejemplo, los miembros de un sindicato de trabajadores. Pero cuando el

interés para obrar pertenece a un grupo indeterminado de personas, como por ejemplo los

usuarios de servicios públicos, los consumidores de bebidas gaseosas; nos encontramos ante un

interés que es difuso porque pertenece a un grupo indeterminado de personas. Ello no lo hace un

interés débil, sino por el contrario, lo hace más necesario de protección.

Ámbito de protección

En el área donde operan los intereses difusos no están delimitados, si no más bien, estos se

hacen más ilimitados y amplios. Una ejemplificación de este concepto lo encontramos en el


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proyecto de Stiglitz y Morello (Argentina), donde se señala que los intereses difusos se presentan

en:

La Protección del medio ambiente, la conservación del equilibrio ecológico, los valores

estéticos, históricos, arqueológicos y paisajísticos.

La Protección de los derechos del consumidor, lo que incluye las prácticas de competencia

desleal, los casos de propaganda engañosa y los productos defectuosos.

Y, en general la protección de otros bienes que respondan en forma idéntica a necesidades

comunes de grupos humanos o indeterminados de personas a fin de salvaguardar la calidad de la

vida social.

En principio, la lesión al interés difuso consiste en una agresión a bienes que disfrutamos o el

impedimento para alcanzar bienes de que no disponemos. En zonas de ataque generales, la lesión

de interés difuso, como ya se ha explicado, tiene tres campos de mayor importancia: al ataque del

medio ambiente, el ataque al consumidor y a las minorías étnicas y nacionales, aunque todos

pueden reducirse al ataque del medio ambiente:

El ambiente considerado puede ser físico, económico o espiritual. - El ambiente físico es

aéreo o marítimo. El aéreo, por ejemplo, puede ser afectado por la contaminación física, química

o biológica; y reconoce también la variedad acústica (altoparlantes, fábricas con maquinaria

ruidosa, etc.).

El ambiente económico. - Comprende aspectos físicos o espirituales y se concreta en el ataque

al consumidor, esto se puede observar con más claridad en la propaganda que restringe la

libertad de expresión, en el crédito al consumo y en las ventas a plazos, por dar algunos

ejemplos. También resultan restrictivas de la libertad al influir subliminalmente sobre la psiquis


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y el patrimonio del comprador se ve afectado debido a la mala calidad de los productos, solo con

eso o combinados todos los factores anteriores.

El ambiente espiritual. - Se afecta mediante exclusiones o restricciones del acceso a la cultura,

al ocio social o a los medios de comunicación de masas, utilizando criterios discriminatorios

(rechazo de estudiantes por razones de raza, color, lengua, religión, etc.; o también la exclusión o

reducción de espacio publicitario o propagandístico, etc.).

Según estas perspectivas, es de advertir que los denominados intereses difusos o

supraindividuales, están comprendidos en unas pocas categorías de los Derechos Humanos, en

particular los derechos a la vida, a la salud (interés en la no contaminación, etc.), la libertad

(autonomía de elección del consumidor, etc.) y el derecho a la igualdad (interés contrario a las

prácticas discriminatorias). De lo expuesto, se puede afirmar que los intereses difusos tienen

raíces comunes con los intereses individuales de cualquier género y con los intereses nacionales.

Por eso, Stuart Mill entendía que el ataque a la libertad de un solo ciudadano ponía en peligro la

existencia de la democracia, y Ernest Hemingway citando a John Donne, afirmó: “la muerte de

cualquier hombre me disminuye, porque soy integrante de la humanidad y por eso, nunca hagas

preguntas por quién doblan las campanas; doblan por ti”.


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LEGITIMIDAD PARA OBRAR DE FORMA ACTIVA Y PASIVA

Ya se ha explicado que el interés difuso, es aquel interés cierto, concreto, actual, legítimo y

que pertenece a un grupo indeterminado de personas. Pero quién tiene la legitimidad para

demandar la protección ante el órgano jurisdiccional; quién puede actuar en nombre y

representación del grupo social. Nuestro Código Procesal Civil, en primer lugar, señala que

quien tiene la legitimidad para obrar activa en esta clase de procesos, es el Ministerio Público,

quien, de acuerdo con la Constitución Política, tiene a su cargo la defensa de los intereses

públicos tutelados por el Estado. Pero las objeciones que surgen de esta primera opción son la

falta de fluidez del proceso o la falta de conocimientos técnicos que en muchas ocasiones son

imprescindibles frente a ciertos daños; por ejemplo: los producidos por la industria y los alcances

de la tecnología. Por otro lado, la doctrina señala la posibilidad de atribuir legitimidad para obrar

a cualquier persona, teniendo en cuenta que el interés difuso pertenece a todos. Esta posibilidad

ha sido recogida por el Código Procesal Uruguayo, que también tiene sus desventajas, toda vez

que existe un desinterés por litigar, y sobre todo por pasar por el drama humano que significa

seguir un proceso en donde no obtendrá ninguna ventaja concreta puesto que no se trata de un

interés particular, sino más bien, social.

En segundo lugar, según nuestro Código Procesal, tienen legitimidad para obrar activa las

Asociaciones o Instituciones sin fines de lucro que, según ley o criterio del juez, estén

legitimadas para ello (Art. 82 del C.P.C.). Estas entidades no sólo deben tener los medios

técnicos como para probar de manera fehaciente los daños que se están produciendo a la

colectividad, sino que además las defensas de estos intereses constituyen su función principal,

pues para ello son creadas


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Debe señalarse también que conforme se estableció como doctrina jurisprudencial por parte

de la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia de la República la legitimidad para obrar activa

en defensa de los intereses difusos únicamente puede ser ejercida por las entidades señaladas

expresamente por el artículo 82 del Código Procesal Civil.

Con respecto a la legitimidad pasiva, es fácil su distinción, pues se tiene que demandar quien

esté produciendo el daño al medio ambiente, a la ecología, al consumidor, al patrimonio cultural,

a los que estén produciendo propaganda engañosa, a los competidores desleales, etc.

Sin embargo, la Ley General de Ambiente permite que tenga legitimidad para obrar cualquier

persona natural o jurídica, contra quienes ocasionen o contribuyan a ocasionar daño ambiental,

no exigiendo para poderse ejercitar el derecho de acción que se tengan que agrupar dichos

sujetos en asociaciones o instituciones sin fines lucro, como lo establece el Código Procesal

Civil.

Efectos de la cosa juzgada

Ahora nos toca analizar en qué casos la sentencia a dictarse en el proceso de intereses difusos

tendrá la calidad de cosa juzgada, y cuáles serán sus efectos sobre terceros que no han

participado en el mismo. Es de conocimiento que la sentencia a dictarse en un proceso solo será

oponible a las partes que han participado del mismo, de lo contrario se estaría violando el

principio del debido proceso, es decir los derechos de ser demandado, de contradecir la demanda

y de impugnar las resoluciones que se dictan.

Bajo estas perspectivas nos encontramos ante dos problemas.

En qué casos la sentencia tendrá la calidad de cosa juzgada y, en consecuencia, no se podrá

volver a demandar la misma pretensión. Se sabe que siempre que la sentencia se manifieste sobre
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el fondo de la pretensión, y que esta haya quedado ejecutada, tendrá la calidad de cosa juzgada;

pero en el proceso de interés difuso, si la sentencia declara infundada la pretensión y ha quedado

ejecutoriada, no habrá cosa juzgada, porque otra institución legitimada podrá volver a demandar

la misma pretensión. Sería injusto que si en el primer proceso no se pudo probar fehacientemente

que la fábrica estaba produciendo el gas cloro-fluoro-carbono –que perfora la capa de ozono-,

que se tenga que seguir produciendo la actividad dañosa, con el consiguiente perjuicio sobre un

grupo, determinado de personas de sufrir enfermedades a la piel. Es por eso que el Código

Procesal de Brasil, en el Anteproyecto del Código Procesal Modelo para América Latina y en el

Anteproyecto de Reformas al Código Procesal Civil y Comercial de la Nación Argentina

contemplan que las sentencias que recaigan sobre estos procesos no tendrá la calidad de cosa

juzgada en los casos que se absuelva al demandado por falta de pruebas, en cuyo caso se podrá

volver a demandar la misma pretensión por otra institución o asociación legitimada.

Ahora bien, el segundo problema es saber cuándo la sentencia que declara fundada la

pretensión queda ejecutoriada, y a quiénes deberá alcanzar la cosa juzgada. La doctrina y la

legislación es uniforme en considerar que cuando se desestime la demanda solo alcanzarán los

efectos a quien la interpuso; mientras que cuando se declara el derecho en sentido favorable a la

protección del interés difuso, este será oponible “erga omnes”. Esto implicaría que en el lado

activo todos serán beneficiados, puesto que se ordenará la paralización del acto perjudicial al

grupo social y mandándose reparar los daños ya ocasionados en cuanto esto sea posible. Pero en

lado pasivo, cuando la sentencia declara fundada la demanda de interés difuso, y por ejemplo

ordenar cerrar la fábrica que produce el gas cloro-fluoro-carbono, esta sentencia puede ser

aplicable a otra similar que esté produciendo el mismo hecho dañoso, por cuanto no se está

violando el derecho de defensa, ni el debido proceso, toda vez que entre el valor “derecho de
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defensa” y el interés social” prima este último: así lo deja entrever nuestra norma procesal. Es

por esto que un extracto de la demanda se debe publicar en el diario oficial “El Peruano” y

en otro diario de mucha mayor circulación, de suerte tal que si otra empresa está

realizando una actividad similar a la que está siendo materia de cuestionamiento pueda

apersonarse al proceso y solicitar su intervención como litisconsorte facultativo, ya que la

sentencia que se dicte en dicho proceso le afectará directa e inevitablemente. Asimismo, la

sentencia que ampare la retención se deberá publicar en el diario oficial, a fin de que otras

empresas que estén realizando actividades paralelas se abstengan de ejecutarlas, bajo sanción de

multa.

Costas y costos en el proceso de interés difuso

Uno de los clásicos y mayores impedimentos por los que las asociaciones o instituciones sin

fines de lucro no están utilizando el proceso de intereses difusos para proteger el medio

ambiente, al consumidor, etc.; son los altos costos del proceso, ya que al drama humano de

iniciar el proceso –sin ningún interés en particular– se agrega el hecho de tener que pagar los

aranceles judiciales, y si se obtiene sentencia desfavorable, tener que pagar las costas y costos

del proceso y de donde obtener el dinero para ello. Por ello consideramos que, en los procesos de

interés difuso, se debe exonerar el pago de aranceles y de las costas y costos al actor, salvo que a

criterio del magistrado la demanda haya sido temeraria o de mala fe, por ello se debería señalar

en forma expresa que en este tipo de procesos en él se practique el patrocinio de interés difuso

por los fines señalados, el accionante queda exonerado en caso de ser vencido de cualquier tipo

de las costas y costas, salvo el caso señalado


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EL INTERÉS DIFUSO Y EL LITISCONSORCIO

Acá nos preguntamos si el juez en un proceso de interés difuso puede admitir la existencia de

un litisconsorcio en el lado activo o pasivo: “Para ellos debemos tener en cuenta que, atendiendo

a la particular naturaleza de legitimidad, deberá ser siempre el juez, quien una vez más,

asumiendo su papel protagónico en el proceso, deberá determinar si el demandante tiene

legitimidad suficiente como para poder representar válidamente a este grupo social impreciso

que es titular de este interés. Para poder calificar ordenará la publicación de la demanda a efectos

de determinar si alguna otra institución alega también legitimidad, pudiendo asumir también la

presencia de un litisconsorcio activo”. Si existen dos instituciones sin fines de lucro que protegen

el mismo interés afectado, la otra podrá ingresar como litisconsorte facultativo, porque también

tiene interés válido en la pretensión demandada. Lamentablemente nuestra legislación guarda

silencio respecto al litisconsorcio pasivo. Pese a ello, es factible que pueda ingresar un

litisconsorte pasivo, dependiendo de los efectos que irá a producir la sentencia que recaiga en

éste proceso frente a terceros, por ejemplo, si se ha demandado el cierre de una fábrica que está

produciendo el gas cloro, fluoro carbono, y existen otras fábricas que estén produciendo el

mismo gas, estas pueden ingresar como litisconsortes, porque la sentencia a dictarse en dicho

proceso les va a afectar.


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CONCLUSIÓN
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BIBLIOGRAFÍA

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