Sociologia Juridica 1t Ucnl
Sociologia Juridica 1t Ucnl
Sociologia Juridica 1t Ucnl
UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES
SOCIOLOGIA JURIDICA
Selección de Textos
Jorge Alfonso Moreno Chávez.
INTRODUCCION
SOCIEDAD Y DERECHO
Jorge Moreno Chávez
Y si bien la discusión es muy vasta respecto del objeto, adoptamos el criterio que el
mismo es “la norma” como mandato imperativo de conducta que posee una estructura
lógica. En consecuencia el Científico del Derecho estudia normas o un conjunto de
normas positivas y vigentes en una sociedad y tiempo determinados.
4
Los sistemas normativos no garantizan una Justicia para todos, a ella acceden empresas,
grupos de las clases sociales altas y medias altas, peno a menudo se les niega a las
clases sociales postergadas por que “las defensorías de pobres” a menudo carecen de
presupuesto adecuado para cumplir eficientemente sus funciones y los sectores
marginales ni siquiera pueden afrontar las “tasas de justicia” que permiten formar un
expediente. Por otra parte, los sectores pobres ó marginales ignoran sus derechos y a
menudo carecen de asistencia técnica jurídica.
1
López Durán, Rosalío. Sociología General y Jurídica. Iure Editores. México 2005. p.266.
2
Soriano, Ramón. Sociología del Derecho. Ariel, Madrid, citado por López Durán. Op.cit. pag 267.
5
Esto constituye la fuente de la Sociología del Derecho en sus expresiones actuales, con
mayor justificación en el escenario del mundo moderno caracterizado por la
Globalización en la que predomina ostensiblemente el modo de producción capitalista y
según datos del Banco Mundial se ha venido verificando una significativa regresión en
el proceso de distribución de ingresos de los distintos sectores de la población en
desmedro de los sectores medios bajos y los grupos de excluidos sociales es decir los
que están por debajo de límite de la pobreza.
Finalmente, los aspectos más relevantes de la Sociología del Derecho, su contenido, los
temas y problemas más significativos, las distintas vertientes teóricas que la nutren, y
los aspectos actuales del debate respecto a la eficacia y la equidad de Orden Jurídico,
que integran los campos más relevantes de las investigaciones en la materia.
No es paradigmática.
La sociología es una ciencia abierta, por lo que no recorre todavía todo su camino
temático y que sus conclusiones se presentan en el marco de la probabilidad, y no en el
de la seguridad y certeza. Lo que no quiere decir que sea carente de cientificidad.
Aunque la práctica de la sociología jurídica sea todavía muy marginal entre las ciencias
sociales.
Es autónoma.
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Es independiente.
La sociología del derecho debe ser una ciencia independiente que tenga como propósito
estudiar las implicaciones que hay entre la sociedad y el derecho y la solución de los
problemas derivados de esa interacción. La independencia de los centros de poder, ya
que los iussociólogos no deben colocarse al servicio del poder político o de los intereses
del mercado. Hay que evitar la interpretación interesada, la interpretación de los
conservadores ante la crítica social y la de los progresistas ante los datos favorables al
status quo. El poder marginará a la sociología adversa o aprovechará la favorable. La
independencia de los centros de poder no es todavía importante ya que tienen a la
sociología jurídica resguardada dentro de los muros universitarios.
Es interdisciplinaria.
Es Informativa y crítica.
El sociólogo es quien mejor conoce la realidad social y puede aportar soluciones reales
y adecuadas a los problemas de la sociedad. Puede el sociólogo desarrollar una crítica
social que surge de su trabajo investigativo. Y por sus temas de análisis se conecta con
los intereses generales de la sociedad. Esta crítica tiene una función orientadora en tres
sentidos: suprimir el derecho vigente que no se ajuste al comportamiento social, crear
nuevas reglas jurídicas por la presión de reglas sociales preexistentes a la norma
positiva, y modificar parcialmente el derecho vigente ampliando la materia jurídica del
sector social regulado con el reconocimiento de una pluralidad de formas sociales y de
comportamientos no incluidos en las normas jurídicas anteriores.
Es teórico empírica.
Es omnicomprensiva y acumulativa.
La sociología general del ordenamiento jurídico. Las funciones sociales del derecho, la
eficacia social de las normas, la sociología de la legislación y la sociología de la
aplicación del derecho. Y temas particulares como la sociología del derecho civil, del
derecho ecológico, del derecho de información, de las telecomunicaciones. La
sociología de las profesiones jurídicas: jueces, abogados, policías, fiscales, secretarios,
magistrados.
Según Rehbinder los temas de la sociología jurídica son el derecho como sistema de la
acción social, la comunidad jurídica y su organización (parlamentos, tribunales,
autoridades, cárceles, policía, colegios de abogados, bibliotecas etc.).
El staff jurídico (el juez, el funcionario, los abogados del Estado, los abogados, los
notarios, los juristas, el proceso jurídico), la administración de justicia (el derecho
judicial), el derecho de asociaciones. El derecho como legitimación del poder, la
conciencia jurídica (el sentimiento de justicia), el derecho y las ideologías, Marxismo y
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La sociología jurídica tiene una función dual, una de carácter científico y otra de
carácter práctico, lo que se traduce en una doble vertiente: una pura y otra aplicada.
Como ciencia es un saber razonado, sistematizado y coherente que tiene como objetivo
verificar la realidad. El conocimiento del derecho debe estar enmarcado en la realidad,
deben preguntarse cómo han aparecido los fenómenos jurídicos y frente al derecho
dogmático debe descubrir al legislador sociológico.
Se dice que el derecho es una norma social histórica porque aun los derechos
fundamentales se consideran el núcleo sustancial de todo derecho o de todos los
derechos y un componente histórico. Es un producto de la cultura que surge en un
tiempo y lugar determinado. Plurifacético porque se manifiesta como ser y como deber
ser.
El derecho pretende resolver los conflictos de intereses entre los particulares y los
grupos sociales entre sí. Es un mecanismo de solución de conflictos intercomunitarios.
¿Existían mecanismos de resolución de conflictos antes del derecho en la sociedad
antigua?
Desde el punto de vista del cambio social el derecho puede asumir cuatro funciones:
propiciar el cambio social, mediatizar el cambio social para que no se lleve a cabo,
controlar el cambio social, y obstaculizar el cambio social.
3
La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano empieza: “Los representantes del pueblo
francés,…considerando que la ignorancia, el olvido y el desprecio de los derechos del hombre con las
únicas causas de las desgracias públicas y de la corrupción de los gobiernos ha resuelto exponer en una
declaración solemne los derechos inalienables, naturales y sagrados del hombre….”
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Los sistemas democráticos por el contrario, reflejan mejor los deseos y voluntades de
los ciudadanos y presentan mayores controles sociales del ejercicio del poder, por lo que
es infrecuente el cambio social desde el derecho estando inconexo con los factores
externos.
El derecho tiene una función distributiva relacionada con el reparto de ventajas y cargas
entre los ciudadanos y grupos de la sociedad. Dworkin defiende unos derechos
intangibles como la libertad y los derechos de personalidad contra el gobierno.
John Rawls defiende derechos y bienes jurídicos primarios libres del tráfico
jurídico.4Los criterios de distribución han sido el estatus, el mérito personal o trabajo, y
la necesidad.
4
Ramón Soriano. Sociología del Derecho. Citado por López Durán. Pag. 324.
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ULPIANO
Desde la filosofía jurídica, las antiguas concepciones del Derecho Natural, que nacen
en el Derecho Romano Clásico, que lo conceptual izaba como los derechos inmanentes
de los hombres que hacen a la dignidad de la persona (a la vida, la libertad, a asociarse,
a opinar libremente, etc.) y que son anteriores al derecho legislado, que fue –entre otros-
tratado por Ulpiano quién clasificaba al derecho en tres vertientes: a) derecho natural; b)
derecho Civil; y c) Derecho de Gentes, aplicable a todas las personas que no eran de
Roma. Que luego se proyecta en la Concepción Tomista de la “tríada” de leyes que
abarcaba: 1) la ley divina; 2) la ley natural; y 3) la ley humana.
HUGO GROCIO
Posteriormente, por las ideas de Hurgo Grocio surge la concepción racionalista del
Derecho Natural como anterior al derecho positivo. En el siglo XVIII los filósofos
franceses de la Ilustración tienen también su propia concepción del Derecho Natural
como anterior al Estado. En todas las vertientes, el derecho natural apareció como una
“valla” al poder absoluto de la monarquía, cuya finalidad era limitar el poder del
“Príncipe” y garantizar las condiciones esenciales de los ciudadanos. Con la Revolución
de 1789 en Francia, aparece la “Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano” que convierte a los derechos naturales en derecho escrito y legislado.
5
Manfred Rehbinder. Sociología del Derecho. Ediciones Pirámide. Madrid. 1981. pag. 49.
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ENMANUEL KANT
Esta era distinción del filósofo Emanuel Kant, cuando señalaba que para el científico del
derecho la preocupación pasa por el “quid jus”, esto es qué es el derecho aquí y ahora,
para el Filósofo de la disciplina la pregunta es el “quid juris” o sea “qué es el derecho
en todo tiempo y todo lugar, es decir su esencia universal”, lo cual se comprende
porque la filosofía aspira al saber sin supuestos que busca establecer la cualidad
universal de sus objetos.
En tanto el Jurista tiene como punto central de interés conocer el ordenamiento jurídico
vigente de un país en un tiempo histórico concreto. En consecuencia, el hombre de
derecho interpreta el derecho, es decir busca el sentido y el alcance de las normas que
regulan las relaciones sociales.
Además aplica el derecho, en el sentido que ante un caso concreto verifica qué normas
son aplicables en la búsqueda de la solución en los estrados de la justicia ó en acuerdos
extrajudiciales. Del mismo modo que el Juez, que en el desarrollo del proceso
finalmente llega a una sentencia, que es una forma de aplicación del derecho. A su vez
el Científico del derecho sistematiza las normas, es decir las agrupa articuladamente
cuando refieren a una rama del derecho, labor que se realiza con la Codificación ó el
agrupamiento de normas afines.
AUGUSTO COMTE
Augusto Comte pretendía atrapar el derecho en su proceso de desarrollo identificando
derecho y ley, profetizando luego la desaparición del derecho.
CARLOS MARX
Carlos Marx lo entendía como un sistema del ejercicio del poder de la sociedad
organizada políticamente, poder que sería necesario solamente en la sociedad de clases.
En la conocida obra de Engels “El Antidüring” en el capítulo referido a Moral y
Derecho” afirma Engels, que “...las normas jurídicas forman parte de la superestructura
de la sociedad y constituyen pautas que tienden a reafirmar la dominación de una Clase
social por otra.
Por ello, el derecho aparece como medio del conflicto de clases que es una ley del
marxismo, según surge del “Manifiesto Comunista” de 1848. Esto explica que muchos
autores actuales presentan la teoría marxista como una versión de la Teoría del
Conflicto, que en tiempos recientes tiene nuevos exponentes.
EMIL DURKHEIM
La Sociología del Derecho es “la parte especial de la Sociología que describe y explica
la influencia del derecho en la vida social y a su vez de qué modo los fenómenos
sociales y culturales se convierten en normas e instituciones jurídicas y por qué”.
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Adviértase que estamos describiendo un sendero de “doble mano”, es decir, por una
parte indagamos cómo influye el sistema normativo en la vida social y por la otra, de
qué modo la sociedad propicia la creación de nuevas normas e instituciones jurídicas.
Por ello y si pensamos objetivamente, la Sociología del Derecho tiene tanta legitimidad
e importancia como la Sociología Económica, la Sociología Educativa o la Sociología
Política con la que tiene una relación estrecha, en razón que las decisiones legítimas se
imparten a través de normas. Esto explica, a su vez, el extraordinario desarrollo que ha
tenido como campo de investigación científica en el último siglo.
Theodor Geiger desvela los elementos ideológicos de las doctrinas jurídicas y elabora el
concepto de un derecho unívoco determinado como fenómeno social. Los juicios de
valor son inadmisibles y desde ahí al derecho tampoco le corresponde validez objetiva
alguna. Solo tiene una posibilidad de eficacia.
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La sociología jurídica francesa influenciada por Emile Durkheim, León Duguit, Maurice
Hauriou y Jean Carbonnier. Los primeros sociólogos del derecho fueron Eugen Ehrlich,
Emile Durkheim, Leo Petrazycki, Axel Hägerström y Roscoe Pound
Con Roscoe Pound surgió el Legal realism de Kart Lewellyn. Para este último el
derecho cumple la misión de integrar los grupos con ayuda de diferentes funciones
parciales.
MAX WEBER
Max Weber, quién en “Economía y Sociedad” y en una obra posterior dedicada al tema
que nos ocupa, deja sentados algunos criterios que lo harían precursor de la Sociología
del Derecho.
Weber distingue las Ciencias Naturales de las Culturales y puntualiza que mientras las
primeras no tienen relación con los “valores” las ciencias culturales sí, al igual que
cuando refiriéndose a los “tipos de acción social” enuncia la “acción axio racional”
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como aquélla que tiene por fin un valor, como la actividad científica, la del capitán del
buque que se inmola con él en caso de naufragio, o la mujer hindú que se autoelimina
con su esposo al tiempo de su muerte en la pira incineradora.
Añade además que buena parte de la conducta de los hombres tienen como marco
normas jurídicas que tienen referencia a un valor. Una esfera importante de la acción
social tiene pues que ver con los valores. De ahí la justificación de una Sociología del
Derecho.
Por otra parte la Costumbre fue la primera fuente del derecho y estaba fuertemente
condicionada por las creencias morales de la sociedad. Así lo demuestra el derecho
antiguo y con especial relevancia el Derecho Romano. Aun en los tiempos que corren la
costumbre tiene una influencia importante en la conducta humana, más allá de los
límites que le imponga la legislación positiva para su validez, su influencia es
incontrastable por formar parte de la cultura y la historia de la sociedad
HANS KELSEN
En el siglo XX van a surgir las posiciones del “Positivismo Jurídico” que va sostener
que sólo es derecho la norma positiva creada por el Estado, y en ésta concepción
descolló particularmente la figura de Hanz Kelsen y su “Teoría Pura del Derecho”.
Que ejerció gran influencia en Europa y Estados Unidos, teniendo discípulos destacados
en América Latina.
En oposición a los puntos de vista examinados, nos encontramos con las Teorías del
Conflicto y las Concepciones Críticas de la Sociología Jurídica.
20
KARL LLEWELLYN
TALCOT PARSONS
Por su parte la escuela Estructural Funcional de Talcott Parsons y Robert Merton,
incursionaron también en las funciones del derecho en la sociedad y su importancia para
el mantenimiento del orden social, como dijera Merton en su obra “Teoría y Estructura
Social” las funciones son “las consecuencias objetivas y observables de los fenómenos
sociales” y en lo concerniente al derecho éste tiene la función de regular las conductas
en el proceso interacción que torna previsible –hasta cierto punto- el comportamiento
humano. Por ello, que el ordenamiento jurídico tiene la función de articular los distintos
subsectores de la estructura social general.
JEAN CARBONNIER
En este punto conviene recordar una clara distinción que realiza Carbonnier, “lo que
diferencia a la sociología jurídica de la ciencia del derecho ó del derecho dogmático, es
que el derecho dogmático estudia reglas de derecho en sí mismas, mientras que la
sociología del derecho se esfuerza por descubrir las causas que las han producido y los
efectos sociales que ellas producen”. En consecuencia, entre el derecho dogmático y
la sociología del derecho la diferencia no se refiere al objeto. Es una diferencia de
puntos de vista o de ángulo de visión. El mismo objeto que el derecho dogmático
analiza desde dentro, la sociología del derecho lo observa desde afuera, y precisamente
22
LOS GRUPOS SOCIALES: estas son uniones de personas que viven de hecho
conjuntamente en la sociedad. Has distintos tipos de grupos, asociaciones voluntarias y
forzosas. Hay seis categorías básicas según Rehbinder, grupos familiares, educativos,
económicos, políticos, religiosos, de descanso y diversión.
6
Rehbinder. Op. Cit. Pag 98.
23
En efecto el tema del control social de raigambre Norteamericana, alude a todos los
factores (externos e internos) que influyen sobre las personas para observar las normas.
Los factores de control externo están dados por el poder, las tendencias dominantes en
las costumbres y creencias de la sociedad, los medios de comunicación masivos, el
humor colectivo, elementos de la cultura que condicionan la conducta individual etc.
Los factores de control interno tienen que ver con la subjetividad de las personas, los
frenos inhibitorios, el temor al ridículo, el temperamento introvertido, la evaluación
interior que precede a la acción, muchas veces operan como límites de las conductas
humanas.
Fue una especie de tabú colectivo que muy pocos políticos y economistas lúcidos se
atrevieron a denunciar como falsa y por ende no vigente desde 1995- al menos, sin
embargo se mantuvo hasta Enero de 2002. En los días que corren ésa creencia ha
finalizado por imperio de la devaluación del peso que en el mercado de cambios refleja
una relación aproximada de 3 pesos equivalente a 1 dólar estadounidense.
24
http://www.upf.edu/filosofiadeldret/_pdf/vilajosana-funciones_del_derecho.pdf
Josep M. Vilajosana
INTRODUCCION:
Por “funciones sociales del Derecho” se pueden entender cosas muy diversas, según
cuál sea el referente de “función”, “social” y “Derecho”. En efecto, aún dando por
sentada una interpretación teleológica de función (por tanto, relativa a los fines que
persigue una institución), no es lo mismo preguntarse acerca de cuál es la finalidad
perseguida por una determinada norma jurídica en relación con una comunidad reducida
de individuos, que indagar acerca de cuáles son los objetivos que se pretenden alcanzar
por cualquier sistema jurídico en relación con cualquier sociedad humana.
De hecho, resultaría inexacto afirmar que existe sólo un nivel abstracto (propio de los
análisis teóricos) frente a un nivel concreto (común a los estudios sociológicos). Más
bien, de lo que se trata es de un continuo que va de lo más concreto a lo más abstracto
(y viceversa) y en el que podrían localizarse distintos niveles más o menos abstractos (o
más o menos concretos), sin que pueda trazarse obviamente una línea divisoria que
separe lo concreto de lo abstracto (y por tanto lo puramente sociológico de lo puramente
conceptual).
No obstante, ello no impide entender que, al menos, los extremos del continuo se hallan
claramente a uno y otro lado de la división. Cuáles son (si es que existen) los fines
comunes perseguidos por todos los sistemas jurídicos, es ya una pregunta de carácter
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conceptual y general, propia de una teoría del Derecho. Hay tres funciones muy
generales asociadas a los sistemas jurídicos (control social, seguridad y justicia).
Esta ha sido la perspectiva dominante entre los estudios de teoría sociológica que han
gozado de un cierto predicamento entre los juristas y que se ve reflejada en algunos
manuales de Introducción al Derecho. La visión que se da en estos casos de las
funciones del Derecho alcanza las cotas más altas de abstracción, como se pone de
relieve por la amplia dimensión que tienen las citadas funciones. Así, pues, una
respuesta muy frecuente a la pregunta acerca de las funciones del Derecho es la que las
identifica en este sentido tan general con el control social, la seguridad y la justicia1.
Sin embargo, a pesar de lo habitual que resulta esta respuesta, no suele ser demasiado
clara respecto a su alcance. Y ello, al menos, por dos razones. En primer lugar, no es
evidente el tipo de tesis que con ella se sostiene. En efecto, a veces se oscila entre una
tesis de carácter descriptivo (todo sistema jurídico cumple las funciones de control
social, seguridad y justicia) y una tesis valorativa (todo sistema jurídico debería cumplir
con dichas funciones). La primera versión, como tesis descriptiva, es susceptible de ser
verdadera o falsa, mientras que la segunda es la expresión de un ideal regulativo, y se
basa en unos valores no siempre especificados.
La idea de control social puede ser entendida de maneras muy variadas. Ha sido
destacado por algunos autores una ambigüedad característica de esta expresión. A
veces, se dice que el Derecho es un sistema de control social porque supervisa el
funcionamiento de las demás instituciones sociales resolviendo los conflictos que se
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puedan producir dentro del sistema social. En este caso, se hablaría de control social
como una función integradora.
Si por razones conceptuales los sistemas jurídicos siempre cumplirán con esta función,
está de más desear este estado de cosas, ya que no hay forma de que ese deseo se
frustre. A pesar de todo, puede quedar un margen de discusión valorativa en torno a esta
cuestión, ya que hay que recordar que el concepto de control social es gradual.
Por eso, traspasado el umbral a partir del cual se consideraría que estamos en presencia
de un sistema jurídico eficaz, cabe aún desear que se alcance el máximo posible de
control social por parte del Derecho. Se entra entonces, efectivamente, en una discusión
de carácter valorativo en la que se deberá ponderar en qué medida se quiere hacer jugar
a los distintos sistemas normativos (social, moral y jurídico) como mecanismos de
control social. Fruto de esa ponderación habrá quien defienda que el Derecho debe jugar
un papel decisivo en ese control, mientras que otros pueden entender que el
protagonismo en este ámbito le corresponde a los demás sistemas normativos.
También encajaría dentro de esta discusión el debate que enfrenta desde siempre a los
partidarios de más control social con los defensores de su reducción a la mínima
expresión o incluso, como defiende el anarquismo, a su desaparición. No entraremos a
analizar esta discusión, pero sí que puede resultar interesante aludir a las distintas
posibilidades que tienen las autoridades normativas para regular comportamientos. En
este sentido, las opciones que pueden seguir son la de incentivar la conducta que
quieren que se lleve a cabo o desincentivar aquella que deseen que no se produzca.
Ahora bien, una conducta puede ser incentivada o desincentivada en dos momentos
distintos. Puede hacerse antes de que la conducta se realice o puede hacerse después de
que la conducta haya tenido lugar.
¿Cuáles son los servicios que el derecho produce a la sociedad? ¿Con qué fines se
establecen y se imponen las reglas del derecho? El derecho es un instrumento de poder
social que por medio del equilibrio de intereses contradictorios debe conseguir y
fomentar la solidaridad de la comunidad. El derecho es un importante elemento de
integración social al que los sociólogos llaman control social. La función social del
derecho consiste en la integración del grupo. El derecho tiene dos subfunciones: la
orientación del comportamiento y la resolución de conflictos.
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FUNCIÓN PREVENTIVA:
Ya que se parte de la presunción que toda norma jurídica se considera conocida (en
función de lo dispuesto por el Código Civil), de igual manera los medios masivos
comunicación hacer frecuentemente campañas preventivas, como las relacionadas a la
importancia de usar el cinturón de seguridad en los automóviles, ó conducir sin la
ingesta de alcohol, ó lo referido a uso de casco protector en los motociclistas, etc. etc.
Otras campañas apuntan al cumplimiento del pago de impuestos por parte de los
organismos de recaudación, otras refieren al cuidado del medio ambiente para evitar la
contaminación del agua potable y el aire, otras aluden a las actitudes de los padres con
relación a sus hijos en los momentos de recreación fuera del hogar, etc. etc.
FUNCION REPRESIVA
Ella consiste en que ante el incumplimiento manifiesto de la norma se impone la
aplicación de una sanción. Por ejemplo el Código Penal establece que el que matare a
otro tendrá una pena de prisión de 8 a 30 años. Realizado el proceso el imputado puede
ser condenado a cumplir la pena en el número de años establecidos por el Tribunal en su
sentencia. La otra modalidad – propia del derecho civil- consiste en que ante el
incumplimiento del deudor, el Poder Judicial puede obligarlo a cumplir aún en contra de
sus deseos, como por ejemplo embargando sus bienes, ó su cuenta bancaria etc.
saber a qué atenerse, es decir, deben conocer con anterioridad a sus comportamientos
cuáles de éstos están prohibidos, son obligatorios o les están permitidos Esta idea
intuitiva puede recogerse de una manera muy esquemática en una definición técnica,
según la cual se daría seguridad jurídica, siempre que se cumplan las siguientes
condiciones: Que las normas jurídicas sean claras Si se pretende que los ciudadanos se
comporten de una determinada manera, que guíen su conducta a través de lo dispuesto
en las normas jurídicas, éstas deben expresarse en un lenguaje que les resulte
comprensible.
Que el Estado cumpla con sus propias normas y las haga cumplir Las anteriores
condiciones de nada servirían si el Estado no cumpliera con sus propias normas y no las
hiciera cumplir a los destinatarios, incluyendo aquí la prohibición de dictar normas
desfavorables con carácter retroactivo. En definitiva, para que exista seguridad jurídica
el Estado debe respetar lo que en términos generales podemos denominar el principio
de legalidad. Un Estado que incumpliera sistemáticamente con las normas de su sistema
jurídico generaría un estado de inseguridad permanente. Los ciudadanos no sabrían a
qué atenerse.
Una vez establecido el concepto de seguridad jurídica, queda por ver las posibilidades
de interpretación (descriptiva, valorativa) que pueden darse al respecto. La versión
31
Esta tesis, como expresión de un ideal regulativo, es probable que cuente con gran
apoyo. Parece deseable alcanzar el máximo grado de claridad, transparencia y legalidad
en la actuación de las instituciones estatales. Si esto es así, tal vez se pueda establecer
algún tipo de relación entre la función de seguridad y la de justicia.
FUNCION DE JUSTICIA
Pocas nociones son tan complejas como la de justicia. Aquí no es el lugar idóneo para
elucidar este concepto. Bastará, para lo que aquí interesa, partir de una aproximación
intuitiva a su significado y apuntar algunas distinciones que se mostrarán relevantes a la
hora de analizar el alcance de esta función.
Los seres humanos nos caracterizamos por tener valores morales. Se suele entender que
lo que define este tipo de valores es que son últimos. Con ello se quiere decir,
normalmente, que sirven de justificación de nuestras acciones o comportamientos, sin
que ellos requieran un fundamento ulterior. Si esto es así, resulta fácil darse cuenta de
que uno de los criterios para valorar los sistemas jurídicos en general y cada una de sus
normas en particular será su adecuación a la moralidad. Sin embargo, cuando hablamos
de valores morales es muy importante prestar atención a una distinción que nos evitará
caer en algunos errores muy frecuentes.
Se trata de la distinción entre moral positiva (o social) y moral crítica. Se llama moral
positiva al conjunto de principios y valores morales que comparten los miembros de un
determinado grupo social (que puede englobar a la sociedad en su conjunto o referirse
sólo a una subclase de la misma). Se llama moral crítica al conjunto de principios y
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Por el mero hecho de que unos valores sean los sustentados por la mayoría de los
miembros de una determinada sociedad (formen su moral positiva) no se puede inferir
que sean los valores que deberían regular el comportamiento de esa sociedad (que
formen la moral crítica). Del mismo modo, del hecho que unos determinados principios
sean defendidos sólo por una minoría no se infiere que no puedan estar justificados
racionalmente. Teniendo en cuenta la anterior distinción, estamos en condiciones de
analizar la tesis según la cual una de las funciones del Derecho es cumplir con la
justicia, en sus versiones descriptiva y valorativa. Todo sistema jurídico cumple con
criterios de justicia.
Podemos convenir que resulta claro que el grupo social que interviene decisivamente
en la creación del sistema jurídico de que se trate pretenderá que las normas jurídicas se
adecuen a los valores morales que ese grupo comparte todo sistema jurídico cumple
con la moral crítica. En cambio, resulta difícil sostener que sea verdadera. No todo
sistema jurídico cumple con los postulados de la moral crítica.
Este último extremo es puesto en duda por algunos autores iusnaturalistas. Para éstos,
un sistema normativo no sería jurídico si sus normas son injustas, lo que para ellos
significa que sean contrarias al “Derecho natural”.
Postular esta correlación, sin embargo, es tal vez exigir demasiado, por las razones que
surgirán al analizar las dos posibilidades más débiles de relacionar estos dos conceptos.
Hay quien sostiene que la seguridad no es tal si las normas jurídicas, además de claras,
públicas, cumplidas y aplicadas por la autoridad, no son también justas. Valga por todos
las palabras de Elías Díaz: “Tener seguridad jurídica no es solo saber que existe un
sistema legal vigente, por injusto que sea, no es sólo saber a qué atenerse, no es sólo
saber lo que está prohibido o permitido por un ordenamiento jurídico.
Tener seguridad jurídica es eso, que es sumamente importante, pero es también mucho
más: es la exigencia de que la legalidad realice una cierta legitimidad, es decir, un
sistema de valores considerados como imprescindibles en el nivel ético social alcanzado
por el hombre y considerado por él como conquista histórica irreversible: la seguridad
no es sólo un hecho, es también, sobre todo, un valor”
Esta posición parece, pues, sostener que sin justicia no hay seguridad. No queda claro,
sin embargo, si se mantiene que sin seguridad puede haber justicia o, por el contrario, se
defiende la versión de que seguridad y justicia son equivalentes. Si fuera esto último,
nos llevaría a la posibilidad mencionada hace un momento. Sea como fuere, las
observaciones críticas que siguen lo son para ambas interpretaciones, puesto que
rechazar que sin justicia no haya seguridad es, con mayor motivo, rechazar la
equivalencia entre ambos conceptos.
Entrando ya en la crítica, no se ve por qué razón habría que preferir esta concepción de
la seguridad a otra que se ciña a las características que dimos en su momento (y de las
que estaba ausente la referencia a valores morales). En efecto, parece que un sistema
jurídico puede contener muchas normas injustas pero ello no impide a sus destinatarios
saber a qué atenerse. Un sistema jurídico que establezca penas de prisión para quienes
vistan de una determinada manera (pongamos por caso, con traje y corbata), nos puede
35
parecer tremendamente injusto, pero si cumple con las propiedades definitorias a las que
aludimos en su momento
Esto es tanto como decir que la seguridad jurídica es una condición necesaria de la
justicia, pero, por supuesto, no es una condición suficiente. Para que el sistema jurídico
sea justo (supere un cierto umbral de justicia) se requerirá que, además de cumplir con
las características definitorias de la seguridad, el contenido de sus normas no contradiga,
en general, los preceptos de la moral crítica.
Por lo que hace a la seguridad jurídica, descriptivamente puede afirmarse que es cierto
que todo sistema jurídico genera algún grado de seguridad jurídica, pero es falso que
todo sistema jurídico esté por encima de un determinado umbral; valorativamente, tiene
sentido requerir que los sistemas jurídicos busquen alcanzar la seguridad en su más alto
grado, debido en buena medida a su relación con la justicia.
como “moral crítica”. Como ideal regulativo, en cambio, tiene perfecto sentido desear
que los sistemas jurídicos se adecuen al máximo a los requerimientos de la moral
crítica. Por último, hemos visto que de las distintas posibilidades que existen de
relacionar los conceptos de seguridad y justicia, es razonable elegir la que sostiene que
la seguridad es condición necesaria pero no suficiente de la justicia.
INTRODUCCIÓN.
El interés que en las ciencias sociales contemporáneas ha suscitado el tema del poder,
contrasta con una relativa desatención normativa desde la teoría política. Una razón de
esto quizás pueda residir en el hecho de que el concepto moderno de poder fue deudor,
desde sus inicios, de la revolución científica de la nueva física, traductor de la
imaginería mecánica de la Nueva Ciencia al ámbito de la política.
Pues bien, desde David Hume a Dennis H. Wrong, pasando por Bertrand Russell, el
poder se ha relacionado, cuando no identificado con causalidad, con la “habilidad o la
capacidad de hacer que sucedan cosas”, de producir fenómenos, de “generar
intencionalmente efectos.
Así, a partir de la idea de telos, de finalidad de la vida humana, el ejercicio del poder se
refiere a la capacidad de pasar de la potencia al acto, de actualizar una concepción
determinada del bien, de ser capaz de realizar una determinada idea de vida buena. De
hecho el propio Hobbes, en Leviatán, resulta parcialmente deudor de esta concepción
cuando afirma que el poder consiste en “los medios presentes de obtener algún bien
futuro aparente”.
Puede observarse bien esto último en un lugar clásico: Economía y Sociedad de Max
Weber, donde se define el poder como “la probabilidad de imponer la propia voluntad...
aun contra toda resistencia”. Esta idea del poder como imposición no hará sino
acentuarse en sus interpretaciones posteriores. Así sucede, por ejemplo, con la
traducción más que discutible, en la influyente obra de Parsons, de los conceptos de
Weber: Macht y Herrschaft, como, respectivamente, poder (Power) y autoridad
(Authority).
Mientras Herrschaft se traduce como autoridad legítima, Macht, poder, adopta, en buena
medida un significado de coerción ilegítima, de dominación, esto es, de uso de recursos
para obtener determinados fines en interés del agente principal coaccionando la
conducta de los subordinados.
Con Foucault tendrá lugar un salto cualitativo: mediante la fusión entre los procesos de
sujeción (dominio) y subjetivación (conciencia e identidad), de poder y conocimiento, la
equiparación de las relaciones de poder y dominación alcanzará su grado máximo, hasta
el punto de que autoridad política y poder social no son sino dos facetas de la
dominación.
Otra asunción que obstaculiza la elaboración normativa del problema del poder es la
consideración de la política como coextensiva con el poder, lo que lleva a ignorar el
hecho capital de que sólo parte de las relaciones sociales de poder resultan de hecho
politizadas, esto es, objeto de decisión, conflicto y contestación políticos.
Pero dar cuenta normativa de esto requiere al menos dos tareas críticas. Por una parte, la
teoría decimonónica tiende a reducir lo político a lo social, de tal suerte que las
identidades políticas (“clase”, “nación” etc.) se toman como ya preconstituidas en la
sociedad (relaciones de producción, etnicidad etc.). La emancipación deviene así en
última instancia prepolítica, si no garantizada, preanunciada al menos por la solidez
cristalizada de lo social, y así la universalidad de la comunidad se asume como dada de
modo inmediato (Marx, Fichte).
40
Frente a ello se precisa una teoría política normativa de la democracia capaz de poner a
punto un concepto articulado y multidimensional de poder, que permita dar cuenta de
este ámbito ontológico, en rigor constitutivo, y no meramente vicario, de la política
como interacción conflictiva, agonística, entre actores e instituciones.
Todo ello requiere abordar sucesivamente una serie de cuestiones; a saber: 1) ¿es el
poder un fenómeno causal o disposicional?; 2) ¿es reconducible el poder para hacer algo
al poder sobre alguien?; 3) ¿es el poder una propiedad de los individuos o de las
estructuras?; 4) ¿en torno a qué elementos resulta posible establecer la distinción entre
el poder y la dominación?; 5) ¿Por qué medios el poder construye su legitimidad
democrática?; 6) ¿Son posibles ámbitos de poder político más allá de la no
dominación?. En este capítulo abordaremos de modo breve y sucesivo estas cuestiones.
41
Esta perspectiva causal se vio reforzada tras el impacto que el positivismo lógico tuvo
en las ciencias sociales a mediados de siglo XX. Así, los autores pluralistas como Dahl
o Polsby, guiados por el operacionalismo propugnado por la “behavioral persuassion” -
esto es, la asunción de que todas las instituciones o pautas de conducta deberían ser
definidas en los términos de las manifestaciones visibles mediante las que son
aprehendidas- adoptaron una definición mecánicamente causal del poder.
Esto implica, sin embargo, asumir como evidente lo que no es sino una muy
cuestionable “falacia de ejercicio”, que renuncia a priori a detectar las capacidades de
los sujetos en un determinado contexto de relaciones de poder y se centra en sus
relaciones de poder actualizadas y realizadas, con efectos harto problemáticos para el
análisis normativo del poder político.
Resulta preciso introducir aquí una distinción que acote la polisemia del concepto de
poder. En efecto en inglés y alemán el mismo término -“Power”,”Macht” - designa dos
diferentes conceptos: la capacidad de hacer algo y el ejercicio efectivo de esa capacidad.
En francés y español, sin embargo, existen dos términos diferentes para cada uno de
esos conceptos: “puisssance”, “potencia” designan la capacidad y “pouvoir”, “poder” su
ejercicio real.
Esta distinción entre capacidad y ejercicio es decisiva por varios motivos. En primer
lugar, porque el poder muchas veces es eficaz como mera potencia sin ejercicio real, de
tal modo que los sometidos a él, mediante lo que Friedrich llamaba “ley de las
reacciones anticipadas”, obedecen ante las negativas consecuencias previsibles de no
hacerlo.
En segundo lugar, porque un análisis adecuado debe permitir dar cuenta del poder de los
actores sin necesidad de observarlos en su ejercicio, pues “el poder no es un
acontecimiento sino una posesión”.
42
El problema reside es que el limitado empirismo que subyace en el análisis causal del
behavioralismo inicial impide dar cuenta de que el poder es una propiedad potencial, y
de que el hecho de que sea ejercido o no depende de la presencia de determinadas
circunstancias, entre ellas, por ejemplo, los recursos materiales, morales, personales y
organizativos que proveen de mayor o menor capacidad de acción a los individuos
Pero esto nos traslada desde un concepto causal a un concepto disposicional del poder,
que puede producirse o no producirse dependiendo de la concurrencia de diversos
factores, pero que se cierne como posibilidad real toda vez que existen actores que
disponen de esa potencial disposición pronta a ser actualizada sobre otros. Ahora bien,
esto requiere, a su vez, una concepción postempirista, una concepción del poder teórica
en sentido estricto, ajena a la falacia del ejercicio empírico observable, que pueda
analizar el poder como recurso disponible para los actores.
Sólo así es posible pensar la distinción normativa clave, que luego veremos, entre
ausencia de interferencia y no dominación: pues a diferencia de la primera, en la que el
poder, la capacidad real de interferir, puede no ser ejercido de hecho por circunstancias
varias, en esta última, está bloqueada estructuralmente y por definición la posibilidad
misma no sólo en acto, sino en potencia del arbitrario ejercicio de interferencia de unos
actores sobre otros.
En tercer lugar, esta distinción entre potencia y poder, permite analizar otra distinción
clave de la que nos ocuparemos luego, a saber: entre el poder como autoridad legítima,
ejercido desde el Estado democrático y el poder como capacidad que emana de la acción
comunicativa y colectiva.
43
El poder resulta poseído y/o ejercido no por individuos en tanto hombres y mujeres
aislados, sino en cuanto individuos situados en un contexto social determinado que los
dota o priva de determinados recursos.
El poder sobre alguien, de un individuo agente sobre otro u otros individuos pacientes,
no agota el ámbito del poder político, pues existe además el poder para conseguir algo
que nace de la acción colectiva y la coordinación.
El poder, a diferencia de lo sostenido por el modelo lineal causal de sujeto (agente) que
impone sobre otro (paciente) sus intereses, puede ejercerse teniendo o no teniendo en
cuenta los intereses de los ciudadanos sobre los que se ejerce, lo que da lugar a la
distinción básica entre interferencia legítima y dominación.
Una teoría normativa de la democracia debe conectarse, pues, con una teoría de
orientación empírica capaz de descubrir y evaluar el poder de los actores o su ausencia
sin necesidad de que ese poder se manifieste con claridad meridiana en el mundo de los
hechos observables.
44
En primer lugar, debemos considerar el poder de unos actores sobre otros. Pues el poder
(sobre) es la capacidad estratégica y relacional de un actor para conseguir objetivos
modificando la conducta de otros actores. El poder (sobre) es transitivo, pues implica
sujeto y objeto, una relación de interferencia legítima (autoridad) o arbitraria
(dominación).
Desde el punto de vista normativo de la teoría política democrática, ello nos remite a
una cuestión clave: la contestabilidad del poder (sobre), esto es, la necesidad de que
permanezca abierta en todo momento la posibilidad de crítica, incluso de conflicto, por
parte de los ciudadanos respecto al ejercicio del poder, su libre evaluación acerca de la
presencia o no de interferencia arbitraria. Sólo en este último caso estaríamos en una
situación de interferencia sin dominación .
Ahora bien, actuar de consuno requiere, como las teorías de la acción colectiva a partir
de Olson han puesto de relieve, algo más que la sola posesión de intereses comunes. En
efecto, es posible que un grupo de individuos posean unos intereses compartidos y que,
sin embargo, ello no dé lugar a movilización alguna en su defensa, y no aparezca el tipo
de poder generado mediante la conducta cooperativa. La razón es que resulta preciso,
además, la resolución de los problemas varios de la acción colectiva, problemas que, en
buena medida, se derivan de la específica estructura en la que los individuos en cuestión
se encuentran inmersos.
46
INTERFERENCIA Y DOMINACIÓN
Resulta preciso recordar, ante todo, que la fusión entre el poder entendido como la
capacidad interesada de conseguir objetivos -poder (sobre)- y el poder como expresión
de la autonomía individual y colectiva, como acción cooperativa -poder (para)-, se ha
traducido muchas veces, en los debates contemporáneos, en la hegemonía de un
concepto estratégico de poder que en última instancia hace equivaler poder y
dominación, lo que normativamente suscita graves problemas a la hora de pensar las
diversas modalidades de poder, su generación y su control.
De ahí que una concepción del poder concebido como flujo circular, estructural, “que
penetra las almas y los cuerpos” de los individuos, hipertrofia hasta tal extremo el poder
(sobre) como “estrategia sin estratega”, que agosta normativamente la posibilidad de
acción colectiva, eventual fuente de poder (para), pues la vuelve fatalmente deudora de
la “jaula de hierro” del régimen de saber/poder (sobre).
La aportación de Arendt resulta de todo punto clave para una teoría normativa del
poder, pues da cuenta del estrechamiento estratégico de lo político en las sociedades
contemporáneas así como de la unilateral remisión del poder al Estado. Pero, a su vez,
se escora pendularmente en exceso hacia la modalidad del poder como acción colectiva
y comunicativa, al muy alto precio señalado en su día por Habermas: 1) la supresión de
las dimensiones estratégicas de lo político; 2) la desconexión de la política respecto de
sus relaciones económicas y sociales, en las que se inserta a través del sistema
administrativo; y 3) la incapacidad de aprehender los fenómenos de dominación
estructural.
Esta concepción del poder de Heller permite, de modo más equilibrado que a Arendt,
postular un principio de “soberanía dual”, síntesis de democracia directa y
representativa, en el que hay espacio teórico normativo para el poder institucionalmente
ejercido por el Estado democrático junto con el ejercicio activo de la ciudadanía .
Este giro permite a Heller, a diferencia de Arendt, avanzar dos importantes argumentos
normativos: 1) modular un republicanismo democrático que asume como irrenunciable
el legado liberal de los derechos individuales de la tradición constitucionalista, si bien lo
48
Ya hemos visto cómo sólo un concepto disposicional de poder alcanza a dar cuenta
teóricamente de la posibilidad de dominación sin interferencia, esto es, una dominación
que eventualmente no se actualiza en virtud de la concurrencia de ciertos factores, pero
que está estructuralmente presente como potencial interferencia arbitraria. Asimismo
mostramos también cómo sólo un concepto realista y estructuracionista, al conjugar la
dimensión condicionante de las estructuras con la capacidad de acción colectiva y la
contestación por parte de los actores, puede dar cuenta del poder como no dominación.
Esto es, faculta concebir un poder legítimamente ejercido desde las instituciones
democráticas, en el que está bloqueada estructuralmente no ya la práctica, sino la
posibilidad (teórica) misma de interferencia arbitraria.
Pero, a partir de la distinción entre poder (sobre) y poder (para), somos asimismo
capaces de elaborar normativamente no sólo 1) el poder como interferencia no
arbitraria, más concretamente, legítima en el sentido complejo que luego se verá, esto
es, el poder como no dominación; sino 2) la imprescindible acción del poder (sobre)
legítimo como generador de las condiciones de igualdad, inclusión y apoderamiento
necesarias para la génesis de poder (para) colectivo entre los ciudadanos.
49
LEGITIMIDAD Y NO DOMINACIÓN.
Tanto Weber como Parsons introdujeron una muy influyente noción de legitimidad al
hilo de su perspectiva teleológica del poder, ya sea individualista o sistémica,
fundamentalmente dependiente del consentimiento por parte de aquellos sobre los que
es ejercido. Pero ambos desestiman la consideración no estratégica del acuerdo, esto es,
su concepción, no como un fin instrumental para otros fines, sino como fin en sí mismo;
a saber: la formulación de una voluntad común orientada al entendimiento, un consenso
básico en las reglas de juego alcanzado sin coacciones como marco del pluralismo.
Aquí, una concepción del poder como sujeción legítima, esto es, como un poder
actuando verticalmente sobre los individuos en tanto sujetos, se prolonga en una
sobrevaloración del “consenso superpuesto”. De la mano de un tal consenso procede,
como es sabido, una “concepción política de la justicia” que deduce los principios
rectores de las instituciones democráticas al margen de las doctrinas comprensivas.
Rawls reitera una y otra vez en sus últimas obras la reducción del poder político al
poder del Estado. En efecto, por una parte, en un sistema liberal “el poder político es, en
última instancia, el poder público, esto es, el poder del cuerpo colectivo formado por
ciudadanos libres e iguales”; o dicho de otro modo: “en un régimen constitucional el
poder político es también el poder de los ciudadanos iguales considerados como un
cuerpo colectivo.
Por otra parte, no puede haber equívoco alguno: “el poder político es siempre poder
coercitivo respaldado por el uso estatal de sanciones, pues sólo el Estado tiene autoridad
para usar la fuerza en salvaguarda de las leyes”; o, también, “El poder político es
siempre poder coercitivo aplicado por el Estado y su aparato ejecutivo”.
Esta concepción reduccionista del poder político -“poder político al que estamos
sujetos” tiene dos consecuencias problemáticas: 1) el poder político es siempre
poder(sobre), esto es, un “poder impuesto a los ciudadanos como individuos”; y 2) el
dominio de lo político, “la relación política”, se muestra por definición, “distinto y
separado” de lo asociativo, lo familiar, lo personal”, encerrado en el “foro político
público”, depositado en exclusiva en los poderes del Estado: administración, judicial,
legislativo y ejecutivo.
51
DESVIACIÓN SOCIAL
CONCEPTO DE DESVIACIÓN
-necesidades biológicas
-necesidades de seguridad
-necesidades sociales
-necesidades de reconocimiento
-y, necesidades de autorrealización
Para conseguirlas el individuo tiene que adaptarse a las normas sociales, que será la
conducta normal (conformidad), o por el contrario transgredirlas con el consiguiente
rechazo social.
Robert MERTON distinguió entre los objetivos que la sociedad establece y que sus
miembros pretenden conseguir y los medios establecidos para alcanzarlos.
EL CONFORMISTA.-
Utiliza los cauces establecidos por la sociedad para alcanzar las metas, y no persigue
aquellas para las cuales no está capacitado (en realidad no es un desviado social)
EL INNOVADOR.-
Acepta las metas (poder, riqueza), pero no los medios. Aquí se encuadra la
delincuencia, personas de clases bajas que no tienen fortuna ni profesión que les permita
conseguir el ascenso por los medios adecuados
EL RITUALISTA
Rechaza las metas pero acepta los medios. Es el empleado medio que mantiene una
actitud conformista, y se considera bien como está y no tiene ambiciones.
EL RETRAIDO
Rechaza tanto los medios como las metas (vagabundo, drogadicto)
EL REBELDE
Rechaza los medios y las metas pero para sustituirlas. Hay dos formas de rebelión, la
revolución armada (perseguida criminalmente), y la revolución pacífica (que se
identifica con el cambio social, y se hace por medios democráticos)
-LA FAMILIA
La socialización es un proceso por el cual los individuos aprenden los modos de actuar
y de pensar de su entorno; los interiorizan integrándolos en su personalidad y llegan a
53
A lo largo de la historia pensadores como Platón, Santo Tomás de Aquino, Marx, entre
otros, han insistido en la necesidad de controlar a la familia para asegurar la
supervivencia de sus respectivos modelos de sociedad. Cuando se producen
comportamientos antisociales, la familia es acusada con frecuencia de haber faltado a su
deber de socialización, por ello ha sido considerada como la principal causa de la
delincuencia.
-periodo de formación (el fracaso escolar)
-relaciones personales (amigos).-los jóvenes que huyen del hogar familiar buscan lazos
afectivos en la calle (bandas juveniles).
-impacto de los medios (radio, televisión, internet)
Las investigaciones científicas sobre el mundo del delito son escasas y se circunscribe a
una época o espacio determinado, piénsese que observar lo desviado es muy difícil y lo
que se hace es incompleto. De ahí que los primeros estudios se hicieran por médicos y
literatos (picaresca del siglo XVII), destacándose la Escuela Positiva con Lombroso (el
criminal nato), Ferri (sociología criminal), Garófalo (el primero en usar el término de
criminología.
54
TEORÍAS BIOLÓGICAS
Se busca como causa algún aspecto fisiológico que provoca la conducta desviada.
Tuvieron auge a finales del siglo XIX y principios del XX, cayendo en el olvido,
aunque en la actualidad se vuelve a ellas, basado en la ingeniería genética.
LA TIPOLOGÍA DE KRETSCHMER.
LA TIPOLOGÍA DE SHELDON.-
TEORÍAS PSICOLÓGICAS
Psicopatología.-las disfunciones psíquicas explican ciertos comportamientos asociales y
delictivos.
55
Teoría del control social.-Si la persona en su libre albedrío puede violar las normas y la
propia sociedad le ofrece oportunidades para ello, por qué la mayoría se frena.
La disociación familiar reduce la vigilancia y facilita que entren en contacto con grupos
de jóvenes delincuentes. Se entiende por “familia disociada” aquella en la que falta al
menos uno de los padres biológico o adoptivo. Engloba a la familia monoparental,
familia reconstruida con padrastro o madrastra, y cuando ambos padres están ausentes
(niños institucionalizados y acogidos en otras familias o que viven independientemente)
Es un delito como cualquier otro, y que en la mayoría de las veces entra dentro de la
“cifra negra de la criminalidad”. Es inconsciente tanto para la policía (salvo
especialistas), como para la víctima. Sería necesaria la definición (tipicidad), de cada
una de las figuras delictivas, y no ambigüedades, para alcanzar un grado aceptable de
seguridad jurídica, y con ello el principio de legalidad.
Ningún acto es desviante de por sí, sino que es desviante cuando hay reacción negativa
de la sociedad y aquel, que consideran que ha trasgredido lo estigmatizan.
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TEORÍAS PLURIFACTORIALES
La criminología es una ciencia compleja que se apoya en la sociología, psicología,
medicina, matemática, ciencia jurídica, etc...La ciencia del fenómeno criminal se
desarrolla en varios planos: el del crimen, que aísla el estudio del acto criminoso en la
vida del hombre, considerándolo como un episodio con comienzo, desarrollo y fin; el
criminal, estudio individual de las características del autor de su acto criminal y de
factores que han influido en la formación y evolución de su personalidad; criminalidad,
conjunto de actos criminales que se producen en un tiempo y lugar determinado, y la
víctima o perjudicado.
INADAPTADO
Es el individuo que fracasa ante los estímulos que el medio social le ofrece. Es aquel
sujeto que no solo se encuentra al margen de la normalidad social, sino que además
manifiesta un comportamiento discrepante respecto de las pautas de comportamiento
consideradas “normales” en determinado contexto o entorno social.
MARGINADO
Las personas marginadas no tienen sentimiento de pertenecer al grupo en el que se
hallan y su grado de marginación vendrá dado por la desviación que exista respecto al
grupo de referencia.
58
Esta marginación puede ser (toxicómanos, alcohólicos), cultural (clases sociales bajas,
inmigrantes), automarginación (vagabundos). marginación laboral (parados).
DELINCUENTE
Aquella persona que desobedece el ordenamiento legal de la sociedad en la que vive,
causando perjuicio al resto de los ciudadanos y a la sociedad.
CLASES DE DELINCUENTES.
CAMBIO SOCIAL
En el libro aparecen, por primera vez, los conceptos de comunidad y sociedad como
tipos históricos de sociedades, adoptados rápidamente como conceptos clasificatorios de
sociedades según el tipo de relaciones sociales que mantienen. En la línea evolucionista
anteriormente señalada, para Tönnies la historia puede concebirse como un proyecto
infinito que alcanza su punto más alto en el capitalismo y que tiende a la imposición de
relaciones contractuales, anónimas y despersonalizadas, y esto es lo que caracteriza a la
sociedad.
61
Para Tönnies, la asociación se constituye después que la comunidad pero ello no quiere
decir que ésta desaparezca cuando la asociación comience a predominar. «Comunidad y
sociedad» se inserta dentro de la tradición alemana que distingue entre el Estado y la
sociedad; su formación se decantaba más por la Ciencia Política, en especial por
Hobbes, y conocía bien la obra de Marx (al que cita en numerosas ocasiones), debido
también a su simpatía y militancia en el partido socialdemócrata alemán, hecho que le
supondría la expulsión de la universidad al ascender los nazis al poder.
Otra aportación es la que hace referencia al aspecto valorativo que establece del
proceso; en esto se diferencia de los autores anteriores, ya que no está tan seguro de que
la «asociación» o sociedad, representada para él en el capitalismo sea lo mejor. Tiene
sus dudas y así lo expresa a lo largo de la obra. Es el primer crítico con respecto de la
idea de progreso.
De su obra prolífica destacamos, además de De la división del trabajo social, Las reglas
del método sociológico (1895) y El suicidio (1897). Poco después de que se publicara
Comunidad y Asociación, E. Durkheim leyó la tesis doctoral en la Universidad de
Burdeos con el título «De la división del trabajo social»5 (1893).6 La obra se puede
incluir dentro de los estudios sobre la evolución de las sociedades y en ella Durkheim
(Giner, 1975: 546) intentó replantearse la cuestión de la evolución mediante la búsqueda
de un sistema de causación más plausible que los propuestos por Comte y Spencer.
Señala Carlos Moya que Durkheim significa el salto del organicismo positivista al
análisis estructural-funcionalista por su superación del evolucionismo, del finalismo y
de las analogías organicistas en una teoría auténticamente sociológica, en un sistema
teórico en el que los hechos sociales no puedan ser explicados sino por hechos sociales.
Las aportaciones más significativas de Durkheim al análisis del cambio social son: a)
En primer lugar, Durkheim introdujo en su análisis la perspectiva moral. Toma del
filósofo alemán Kant la idea de que el hecho moral (una norma social por ejemplo) es
imperativa para el individuo.
En la División del trabajo utiliza el concepto darwiniano de «lucha por la vida» para
justificar que el crecimiento de la sociedad necesita de una mayor división del trabajo.
En la siguiente cita textual lo expresa con toda claridad: El crecimiento de la sociedad
necesita de una mayor División del Trabajo. ¿Por qué? Porque la lucha por la vida es
más ardua. Darwin ha observado que la concurrencia entre dos organismos es tanto más
viva cuanto son más análogos... Las profesiones similares se hacen una concurrencia
tanto más viva cuanto son más semejantes.
Filósofo de origen (como Durkheim), su punto de partida fue positivista e influido por
el evolucionismo spenceriano y darwinista; más adelante rechazó los argumentos
positivistas que afirmaban que la sociedad constituía un sistema objetivo dominando a
sus miembros.
Define la sociedad como una intrincada red de relaciones e interacciones entre los
individuos que la componen. Quiere conceptualizar la sociología en términos de
65
Dos años después escribe Problemas de la Filosofía de la Historia que ejercerá una
influencia notoria sobre Weber y en el que defiende, ya bajo la influencia de Dilthey, la
noción de individuo como un sujeto cognitivo cuyas acciones producen la historia. Así,
lo social surge de la acción humana, de las intenciones de los sujetos humanos en
relación con otros. Se opone claramente a la visión positivista de leyes del desarrollo
haciendo intervenir a los actores en la construcción social e histórica.
De entre los clásicos, Simmel destaca por su interés en el nivel micro de la realidad
social. Su objeto es el análisis de la miríada de interacciones entre los individuos:
paisajes sociales (la metrópoli), tipos humanos (el extraño, el pobre), modos de relación
(la moda, el individualismo, la coquetería, el secreto), incluso objetos (el asa, la puerta)
expresan modos de asociación e interacción entre los hombres. Su sociología se opone
frontalmente tanto a la enunciación de leyes como al holismo que permea la obra de
Marx o de Weber.
66
Como no hay leyes objetivas gobernando la sociedad, la acción debe ser definida en
términos de probabilidad (posibilismo) mejor que de necesidad (determinismo) y la
estructura de los conceptos sociológicos se construye alrededor de esta perspectiva
probabilística.
Weber argumentaba que sólo a través de nuestros intereses orientados hacia valores y
no a través de una relación causal entre realidades pasadas y la cultura del presente,
cualquiera que sea el tipo de aquella relación, se constituía la historia. No hay, pues,
necesidad histórica, sólo individuos que deciden, en función de valores, sus acciones y
que son en última instancia los que producen el cambio y la transformación. Como la
mayoría de sus contemporáneos,
VILFREDO PARETO
Finalmente, nos referiremos al sociólogo italiano Vilfredo Pareto (1848-1923) el cual en
su Trattato di sociología generale (1916) traza una imagen de la sociedad como un
sistema social (concepto utilizado luego por Parsons) que pasa a través de ciclos de
equilibrio, desestabilización, desequilibrio y, de nuevo, equilibrio. Su aportación
novedosa fue la de introducir, influenciado por Gaetano Mosca y su teoría de la clase
dominante (incluida en Elementos de Ciencia Política, 1896), el concepto de elites.
68
Las elites están formadas por aquellos que destacan en campos particulares de
actividad. Su concepción de la historia es cíclica y el cambio social y político lo concibe
como el reemplazo cíclico de las elites: su ascenso, declive y reemplazo. Considera que
el desarrollo histórico lo hacen minorías activas investidas con atributos para dominar a
las masas pasivas.
La División del Trabajo progresa tanto más, cuantos más individuos hay en contacto
suficiente para poder actuar y reaccionar los unos sobre los otros. Cuanto más
numerosos son los individuos y cuanto más intensa es la acción de los unos sobre los
otros, tanto más reaccionan con fuerza y rapidez y, por consiguiente, tanto más intensa
es la vida social.
Así, pues, para Durkheim, el aumento de la población y la densidad moral que provoca
son los factores que producen el cambio, ya que aumentan el número de interacciones
entre los individuos con lo que da lugar a un mayor progreso en la civilización.
que provoca entre los habitantes de las grandes ciudades y las de las pequeñas o los del
campo en lo que se refiere a su vida «espiritual».
Es decir que para Simmel los habitantes de las grandes ciudades, al tener un mayor
número de relaciones e intercambios, desarrollan unas cualidades imposibles para los
habitantes de los núcleos con menor población, porque el número de «contactos » es
mucho menor. Las grandes ciudades son, también, la sede de una mayor división del
trabajo10 y de un mayor cosmopolitismo en comparación con los habitantes de
pequeños núcleos que no ven más allá de los confines de su pueblo.
Weber es el sociólogo que incorpora la importancia de las ideas como factor de cambio
social. Su consideración del factor ideológico en los procesos de cambio respondía a la
poca, o menor, consideración que tuvo Marx con respecto de este aspecto de la vida
social en relación con la importancia que le daba al factor materialista de la economía.
También Weber se distancia de Marx cuando apunta que los seres humanos no actúan
siempre de acuerdo con la situación objetiva de su clase económica; sus acciones están
también influidas por una pluralidad de otros factores: convicciones religiosas, formas
tradicionales, actitudes valorativas específicas, etc.
Sus influencias más notables provienen de las teorías organicistas europeas de Comte y
Spencer; de Durkheim y su argumento de que las instituciones sociales existen
únicamente para satisfacer las necesidades sociales; de la antropología social inglesa, en
especial de R. Radcliffe-Brown y B. Malinowski, más interesados en entender una
cultura a través de sus funciones más que en establecer un orden evolutivo de las
distintas culturas existentes y en el caso concreto de Parsons, de Max Weber y su Teoría
de la Acción.
El libro que mejor definió al funcionalismo fue El sistema social (1951) de Parsons. El
cual tomando el concepto previamente expuesto por V. Pareto, define el sistema social
como: Un sistema social consiste, pues, en una pluralidad de actores individuales que
interactúan entre sí en una situación que tienen, al menos, un aspecto físico o de medio
ambiente, actores motivados por una tendencia a obtener un óptimo de gratificación y
cuyas relaciones son sus situaciones –incluyendo a los demás actores– están mediadas
y definidas por un sistema de símbolos culturales estructurados y compartidos.
Como en su anterior obra, La estructura de la acción social (1937), Parsons sigue con la
pretensión de unificar sobre la categoría de acción (que tomó de Weber durante su
estancia en Alemania) las concepciones holistas, centradas en la sociedad, y sin olvidar
el proceso de interacción producido entre los actores.
indispensables, ya que llevan a cabo funciones relacionadas con las «necesidades» del
sistema.
EL FUNCIONALISMO PARSONIANO
Sobre esto Robert Merton dijo que el postulado funcionalista era, en realidad, algo
ideal, inexistente en la vida real. Aún así, Parsons insiste en que la tendencia básica de
los sistemas sociales es hacia el equilibrio y la armonía entre las varias instituciones.
Si se produce un cambio social rápido, ocurre con más asiduidad en la esfera cultural
que en la económica. Normalmente, los cambios rápidos tienden a dejar el marco
institucional básico intacto. g) La integración social se consigue a través del consenso,
de orientaciones cognitivas compartidas, las cuales legitiman la existencia de la
estructura social, económica y política.
Bien podríamos decir que esta teoría es la anti-teoría del cambio, evidenciando lo
molesto que le resultaba a Parsons este tema para el establecimiento general de su
propuesta de análisis. Ahora bien, debido a las presiones académicas, no pudo obviar
esta cuestión, dedicándole un capítulo en su obra El sistema social (1951) en el que
incluía un capítulo sobre Los procesos de cambio en los sistemas sociales.
74
Una teoría general de los procesos de cambio de los sistemas sociales no es posible en
el presente estadio de la ciencia. La razón de ello es muy simple: semejante teoría
implicaría un conocimiento completo de las leyes del proceso del sistema y este
conocimiento no lo tenemos. La teoría del cambio en la estructura de los sistemas
sociales tiene que ser, en consecuencia, una teoría de subprocesos particulares de
cambio dentro de esos sistemas, no de la totalidad de los procesos de cambio de los
sistemas como tales sistemas.
En esto se distancia de los viejos evolucionistas clásicos ya que no considera que todos
los sistemas tengan que pasar de forma lineal por todas las fases de forma consecutiva.
Introduce aquí la variable cultural tomada de los antropólogos diciendo que la cultura de
una determinada sociedad puede cambiarse, no necesariamente desde dentro (sería la
evolución), sino por difusión y desde ella alterar y cambiar el resto de los subsistemas.
Manifiesta aquí la preponderancia concedida al factor cultural en los procesos de
cambio del sistema, si bien poco más adelante escribe que frente a afirmaciones
anteriores que conceden a un único factor la primacía en los procesos de cambio (dígase
la economía), él cree que no hay un factor dominante y propone lo que puede llamarse
la concepción de la pluralidad de los posibles orígenes del cambio ya que éste puede
originarse en cualquier parte del sistema social.
Para Parsons, más importante que los problemas de los factores de iniciación de los
procesos de cambio social, son los que se ocupan de señalar las repercusiones de un
cambio, una vez que se ha iniciado. Aspecto que, dice, fue olvidado por otras teorías del
cambio y que nos mostraría cómo, al producirse un cambio en un subsistema del
sistema social, se produce, a continuación, invariablemente, por efecto de la
75
Como reacción a la poca consideración que la teoría funcionalista tenía ante los
problemas del cambio y del conflicto, se desarrolló en la década de los cincuenta la
denominada Teoría del Conflicto.
Esta teoría tiene, además, otras influencias como son la teoría marxista, Weber y
Simmel. Uno de sus representantes más notables es Ralf Dahrendorf, autor que
iniciando su andadura profesional en el funcionalismo, disintió posteriormente de sus
planteamientos por no considerar que el sistema social se mantuviera unido mediante la
cooperación y el consenso, sino que él pensaba que la sociedad se mantiene unida
mediante una constricción forzada, basada en que ciertas posiciones de la sociedad
tienen poder y autoridad sobre otras. Ante el orden y el equilibrio de los funcionalistas,
los representantes de esta teoría veían conflicto.
Partiendo, pues, del funcionalismo, Dahrendorf toma de Marx y de Weber algunas ideas
con las que elabora su propuesta. Este autor, de acuerdo con Marx, está de acuerdo en
76
que los conflictos son inherentes a la vida, que son el principal motor de la historia y
que enfrenta a dos grupos opuestos en cuanto a sus intereses económicos.
Con este planteamiento se aleja del análisis estático de la sociedad como un todo
ordenado y consensuado por unos valores compartidos y propone una teoría en la que lo
que prima es el conflicto como factor de cambio.
En tercer lugar, reprocha a Marx haber situado el origen de las clases sociales y de los
conflictos de clases en la propiedad de los medios de producción.
Dahrendorf responde que Marx situó esto en el contexto del capitalismo industrial del
siglo xix, pero que ahora las cosas habían cambiado ya que existían las sociedades
anónimas. Dahrendorf plantea entonces su propuesta de teoría del conflicto: el origen
del conflicto hay que buscarlo en la estructura de la organización social, en su modo de
funcionar, es donde hay que buscar la fuente que provoca y nutre los conflictos. Sin
embargo, y aquí es donde se nota la influencia de Weber, en opinión de este autor, la
principal fuente estructural de conflictos sociales no es la desigual distribución de la
propiedad de los medios de producción sino más bien la desigual distribución de la
autoridad entre las personas y los grupos.
La autoridad existe en todo grupo humano pero no está igualmente distribuida sino que
unos grupos, o unos individuos, la tienen y otros no. Y aquí es donde se produce el
conflicto de intereses entre los que tienen y los que no tienen la autoridad, ya que los
77
Enciclopedia jurídica
“LA LUCHA POR EL DERECHO”
Von Ihering
Pues la circunstancia que la mayor excitabilidad del sentimiento del derecho en los tres
mencionados estamentos se manifiesta justamente en los puntos en que hemos
reconocido las condiciones particulares de vida de los mismos, nos muestra que la
reacción del sentimiento jurídico no es determinado como una emoción habitual
simplemente por los factores individuales del temperamento y del carácter, sino que en
ello coopera simultáneamente un factor social: el sentimiento de la ineludibilidad de ese
elemento jurídico determinado para el objetivo particular de vida de ese estamento.
El grado de energía con que entra en actividad el sentimiento jurídico contra una lesión
del derecho, es a mis ojos un cartabón más seguro del grado de vigor con que un
individuo, clase o pueblo siente la significación del derecho, tanto del derecho en
general como de un elemento singular, para sí y sus objetivos especiales de vida.
Este principio tiene para mí una verdad muy general, aplicable tanto al derecho público
como al privado. La misma irritabilidad que manifiestan los diversos estamentos en
79
relación con una lesión de todos aquellos componentes jurídicos que forman de modo
sobresaliente el fundamento de su existencia, se repite también en los diversos Estados
en relación con aquellas instituciones en las que parece realizado su principio
característico de existencia. El termómetro de su irritabilidad y con ello del valor que
atribuyen a esas instituciones, es el derecho penal.
El Estado que practica la agricultura, en cambio, castigará lo último con todo el furor,
mientras que el blasfemo tendrá el castigo más benigno (derecho de la antigua Roma).
El Estado comercial pondrá en primer lugar la falsificación de moneda y en general la
falsificación, el Estado militar la insubordinación, la deserción, etc., el Estado absoluto
el crimen de lesa majestad, la República la aspiración al restablecimiento de la realeza,
y todos emplearán en ese lugar una severidad que constituye una cruda oposición con el
modo como persiguen otros delitos.
En una palabra, la reacción del sentimiento del derecho de los Estados y los individuos
es más violenta allí donde se sienten directamente amenazados en sus condiciones
características de vida.
Así como las condiciones características del estamento y la profesión pueden prestar a
ciertas instituciones del derecho una significación mayor y elevar así consecuentemente
la sensibilidad del sentimiento jurídico contra una lesión del mismo, así pueden también
producir, al contrario, para ambos, un debilitamiento.
80
La clase del personal de servicio no puede mantener el sentimiento del honor del mismo
modo que las otras capas de la sociedad; su posición entraña ciertas humillaciones
contra las cuales el individuo, en tanto que el estamento mismo las tolera, se rebela en
vano; un individuo con vivo sentimiento del honor en tal posición no tiene más remedio
que reducir sus pretensiones a la medida usual entre sus iguales o abandonar el oficio.
Sólo entonces, cuando semejante modo de sentir se generaliza, se abre para el individuo
la perspectiva de utilizar fecundamente su energía, en lugar de agotarla en lucha inútil,
en la asociación con los que piensan del mismo modo, para elevar el nivel del honor del
estamento, no me refiero sólo al sentimiento subjetivo del honor, sino a su
reconocimiento objetivo por parte de las otras clases de la sociedad y por la legislación.
De este modo ha mejorado considerablemente en los últimos cincuenta años la posición
de la clase de los criados.
Pero cuanto más se aleja la corriente de esa fuente y llega a las regiones de la ganancia
fácil y hasta sin esfuerzo, tanto más turbia se vuelve, hasta que al fin pierde en el
pantano del juego de Bolsa y del agio engañoso de las acciones todo rastro de lo que era
originariamente. En este lugar, donde todo resto de la idea moral de la propiedad se ha
desvanecido, no se puede hablar ya de un sentimiento del deber moral de defensa; para
el sentido de la propiedad, según vive en todo el que tiene que ganar el pan con el sudor
de su frente, falta aquí toda comprensión.
Lo peor de ello es, por desgracia, que el estado de ánimo creado por tales motivos y
hábitos de vida se comunica poco a poco a círculos en los que no se habrían engendrado
por sí mismos sin contacto con otros. La influencia de los millones ganados en el juego
de Bolsa se percibe hasta en las cabañas, y el mismo hombre que, trasladado a otro
ambiente, habría hecho su propia experiencia de la prosperidad que se basa en el
trabajo, siente éste, bajo la presión enervante de tal atmósfera, como una maldición -el
comunismo prospera sólo en aquel pantano en donde la idea de la propiedad se ha
corrompido plenamente; en su fuente no se le conoce.
Lo penal desembaraza al sujeto de antemano del trabajo más pesado. Pero también en
relación con aquellas lesiones del derecho, cuya persecución es dejada exclusivamente
al individuo, se ha cuidado de que la lucha no se desate nunca, pues no todos practican
la política del cobarde, e incluso este último se coloca entre los combatientes cuando el
valor del objeto de la contienda supera su comodidad.
Pero supongamos un estado de cosas en que falla el respaldo que tiene el sujeto en la
policía y la justicia penal, trasladémonos a los tiempos en que, como en la vieja Roma,
la persecución del ladrón y del bandido era cosa del agraviado -¿quién no comprende a
dónde tendría que conducir este abandono del derecho? ¿A dónde si no al estímulo de
los ladrones y bandidos? Lo mismo puede decirse de la vida de los pueblos.
Pues aquí todo pueblo está a merced de sí mismo, ningún poder superior se encarga de
la afirmación de su derecho, y sólo necesito recordar mi ejemplo anterior de la milla
cuadrada para mostrar lo que significa para la vida de los pueblos aquella interpretación
que quiere medir la resistencia contra la injusticia según el valor material del objeto de
la disputa.
Pero una máxima que, dondequiera que la ponemos a prueba, se demuestra enteramente
inimaginable como disolución y aniquilación del derecho, no puede ser calificada de
justa donde excepcionalmente sus consecuencias funestas son compensadas por el favor
de otras condiciones. Tendré ocasión de exponer más adelante la influencia perjudicial
que ejerce incluso en una situación proporcionalmente favorable.
MORAL DE LA COMODIDAD
Por tanto rechazamos esa moral de la comodidad, que ningún pueblo, ningún individuo
de sano sentimiento del derecho ha hecho jamás suya. Es el síntoma y el producto de un
sentimiento enfermo, paralizado del derecho, el materialismo grosero y desnudo en el
dominio del derecho. También el último tiene en este dominio plena justificación, pero
dentro de determinados límites.
83
Esta conexión del derecho con la persona confiere a todos los derechos, de cualquier
especie que sean, aquel valor inconmensurable que califico de valor ideal en oposición
al valor puramente substancial que tienen desde el punto de vista del interés. De ahí
procede aquella abnegación y energía en la afirmación del derecho que he descrito más
arriba.
Prosa en la región de lo puramente objetivo, el derecho se convierte en poesía en la
esfera de lo personal, en la lucha por el derecho para el propósito de la afirmación de la
personalidad -la lucha por el derecho es la poesía del carácter.
En qué consiste esa verdad, lo he dicho antes -el derecho es la condición moral de la
vida de la persona, la afirmación del mismo es la propia conservación moral de ésta.
La violencia con que el sentimiento del derecho reacciona efectivamente contra una
lesión sufrida, es la piedra de toque de su salud. El grado del dolor que experimenta, le
anuncia qué valor atribuye al bien amenazado.
La esencia de este último es el hecho, la acción -donde hay que privarlo de la acción, se
anquilosa y embota poco a poco completamente, hasta que al fin apenas experimenta el
dolor. Irritabilidad, es decir, capacidad para sentir el dolor de la lesión del derecho, y la
fuerza de acción.
85
LA GLOBALIZACIÓN.
http://media.twango.com/m1/original/0019/0e3231c0eed9498cbc0764cc9414f09f.doc.
Aldo Ferrer
LA GLOBALIZACIÓN EN LA HISTORIA.
La globalización no es un fenómeno reciente, tiene una antigüedad de cinco siglos. Bajo
el liderazgo de las potencias atlánticas (España y Portugal, primero, Gran Bretaña,
Francia y Holanda, después) se formó el Primer sistema internacional de alcance
planetario.
Esto sugiere que el contexto mundial (diferente a lo largo del tiempo) también influyó
en América Latina, y en sus problemas y perspectivas actuales.
LA CONQUISTA Y LA COLONIZACIÓN
El descubrimiento y la conquista del Nuevo Mundo fue el mayor acontecimiento de la
expansión ultramarina de los europeos, a partir del siglo XV. Ese vínculo con Europa
tuvo como resultado cambios radicales: una catástrofe demográfica (enfermedades y
exterminio de la población nativa) y el sometimiento a la dominación imperial.
86
En África y Asia fue diferente, ya que los europeos establecieron diferentes sistemas de
dominio, y no alcanzaron a disolver todos los sistemas étnicos.
LA INDEPENDENCIA
Los movimientos emancipadores a principios del siglo XIX habían logrado la
independencia de América Latina. Luego de las guerras napoleónicas, Inglaterra se
había convertido en primera potencia, como pionera de la Revolución Industrial, y como
líder en el reparto imperial del mundo. Este es ya el Segundo Orden Mundial de la
globalización, e incluye el dominio colonial de África y Asia, donde su población nativa
pasó de 200 a 500 millones de personas.
Salvo los territorios ganados por Estados Unidos a México, las potencias industriales no
tuvieron en vista la expansión territorial en Iberoamérica, al menos hasta la Primera
Guerra Mundial. Son excepciones la ocupación francesa de México (década de 1860) y
los intentos fallidos de las invasiones inglesas.
Recién a fines del siglo XIX la globalización ejerció un verdadero impacto en las
economías latinoamericanas. El ferrocarril y los barcos a vapor, redujeron los costos de
fletes terrestres y marítimos. Así, fue incorporada bajo la forma del Cono Sur
(Sudamérica) y otros mercados abiertos. La inevitable diversificación de exportaciones
y crecimiento del comercio impulsaron corrientes migratorias internacionales
(centenares de miles de inmigrantes), e inversiones extranjeras en la infraestructura,
capitales que impulsaron el comercio exterior.
Sea cual fuere el modelo, prevalecieron políticas librecambistas, y una baja intervención
pública (es decir, el Estado intervenía poco) en el funcionamiento de los mercados.
Gran Bretaña fue el máximo impulsor de estas políticas. Ni siquiera los aranceles
cobrados a las importaciones lograron proteger eficazmente los mercados
latinoamericanos.
La crisis de los pagos externos obligó a los países a introducir controles de cambio y a
restringir las importaciones. Menos Argentina, la mayoría de los países entraron en
cesación de pagos, durante la década del treinta. Se tuvo que sustituir bienes importados
por americanos, durante la escasez de productos importados.
Pero América Latina no respondió bien a los cambios, mantuvo los mismos esquemas
que antes de la Primera Guerra. Se recuerdan tres cuestiones principales de aquello:
EL CONSENSO DE WASHINGTON
Pero esto no alcanza para remover los obstáculos e iniciar un crecimiento sostenible a
largo plazo: la posibilidad de paliar la pobreza y la marginalidad con acciones sociales
es muy encasa.
En el pasado, la presencia del FMI era importante para resolver los periódicos
desequilibrio de pagos externos. En la actualidad junto con el Banco Mundial, se ha
convertido en un protagonista permanente de la formulación y gestión de la política
económica de diversos países. La política económica de los países latinoamericanos, en
mayor o menor medida, se formula, condiciona o monitorea desde el exterior. La
globalización financiera limita los rangos de libertad de las políticas nacionales.
ESTRATIFICACIÓN SOCIAL
La concentración de la propiedad y otros recursos creó brechas profundas y limitó las
oportunidades de ascenso en la escala social. A su vez, el mestizaje luego de la
conquista (y con los contingentes de esclavos africanos posteriores) creó una dimensión
étnica variada. En la segunda mitad del siglo XIX, los inmigrantes tuvieron pocas
oportunidades de convertirse en propietarios y productores independientes: las mejores
tierras ya estaban jurídicamente repartidas entre las numerosas elites dominantes.
Diferente fue en países de poblamiento reciente, como Estados Unidos y los dominios
blancos, donde a medida que se expandía la frontera, se la iba ocupando, generando
nuevos propietarios de tierras. En el caribe se siguió con el viejo esquema de las
plantaciones.
Los débiles empresarios nacionales fueron desplazados por acciones del mismo Estado
o de inversores extranjeros. Estos últimos concentraron hasta la actualidad, los mejores
recursos de los países (beneficiados por las privatizaciones y el achicamiento del
Estado).
RÉGIMEN POLÍTICO
América Latina es la región del mundo que estuvo sujeta durante más de tres siglos al
dominio colonial. Esto contribuyó a la pobre experiencia de autogobierno de las
comunidades locales durante ese tiempo.
En las trece colonias continentales británicas en América del Norte la situación fue muy
distinta. Se instalaron tempranamente allí sistemas comunales de autogobierno y los
colonos hicieron suyos los principios democráticos de la Revolución Gloriosa británica
de 1688. Sobre estos fundamentos se construyó la tradición política estadounidense. En
realidad, nunca existió una subordinación plena de esas colonias a su madre patria.
Brasil no tuvo ese problema, pero igual la participación era restringida. Una vez
instalado el crecimiento hacia afuera en la segunda mitad del siglo XIX, afianzadas las
constituciones de cuño liberal bajo representatividad, las tensiones fueron insoportables
y se restablecieron gobiernos autoritarios. Esto se reflejó en la inestabilidad institucional
y política, como en la Revolución Mexicana.
Estos hechos ayudan a entender por qué América Latina sigue siendo una región
periférica cuya inserción principal en el mercado mundial es como exportadora de
productos primarios.
En materia fiscal y monetaria, Prebisch nunca dejó de ser un banquero central, función
en la cual acreditó su prestigio en Argentina y América Latina durante la década de
1930 y los primeros años de la Segunda Guerra Mundial.
Las reformas del Consenso de Washington, lograron algunos logros aparentes, sin
embargo, las respuestas a los desafíos del desarrollo en un mundo global son peores que
en el pasado. El resultado ha sido la contracción del crédito interno a la actividad
privada, la dependencia del financiamiento externo para los sectores público y privado y
el aumento de la deuda externa. Incluso en las fases de amplia disponibilidad de crédito
internacional y bajas tasas de interés (como sucedió durante la década de 1990 hasta la
actual crisis financiera), los problemas se agravaron, generando inflación e inestabilidad
del mercado interno, y lógicamente más deuda externa.
De nada sirve en tales circunstancias intentar frenar dicho ataque con tasas de intereses
exorbitantes. Es ésta la situación de Argentina desde que se instaló la turbulencia
financiera a mediados de 1997 (caída de las bolsas, sobre todo las asiáticas):
Dependencia del financiamiento externo y la desregulación financiera constituyen una
combinación explosiva.
Cabe observar que la salida de esta crisis probablemente será menos difícil en países
como Corea que en América Latina. Ese país enfrenta una severa crisis financiera pero
100
La situación actual debería inducir a nuestros países a perder las ilusiones sobre los
frutos prometidos por la estrategia neoliberal. América Latina no puede nivelar el
campo de juego de la globalización ni influir en una eventual reforma del sistema
financiero internacional. Frente a la actual crisis financiera, las alianzas entre las
principales fuerzas políticas y sociales son imprescindibles para sustentar el cambio de
rumbo y marchar hacia la meta de la estabilidad y el desarrollo sostenible.
LA TERCERA VÍA.
Las políticas neoliberales, que prevalecieron en Europa Occidental en las últimas dos
décadas, provocaron la disminución del crecimiento económico, el aumento del
desempleo y la inestabilidad de los mercados financieros y cambiarlos. El triunfo de la
socialdemocracia en la Unión Europea refleja el descontento social provocado por la
estrategia neoliberal.
101
Sugiere que ésta es la manera más eficaz de adecuarse a las exigencias competitivas
impuestas por la globalización del orden mundial, resguardando los equilibrios sociales
y la defensa del medio ambiente.
Era (durante crecimiento hacia adentro) indispensable en América Latina liberar las
fuerzas creadoras de los mercados y la iniciativa privada, reformar el Estado, poner la
casa en orden y estabilizar los precios. Pero el conjunto de reformas inspiradas en el
Consenso de Washington, de carácter netamente neoliberal, agravaron la crisis.
Entre todas las consecuencias que vimos, es muy probable que se estén acumulando
presiones inflacionarias reprimidas que pueden estallar en cualquier momento.
LOS CENTROS
Son los gobiernos de los dos mayores países de la Unión Europea continental, Alemania
y Francia, los que están formulando y poniendo en práctica estas ideas renovadoras y
radicales.
Se refieren a dos cuestiones centrales. La política interna de los países (1) y sus
relaciones internacionales con grandes centros económicos(2) (UE, USA, y Japón
forman así, la “tríada del desarrollo”).
(2) El objetivo es la concertación de las políticas nacionales de los países del mundo
avanzado para proteger el medio ambiente y aumentar conjuntamente el desarrollo, el
empleo y el bienestar. Se trata de utilizar el andamiaje institucional establecido y
controlado por instituciones de países centrales (Organización Mundial de Comercio,
Fondo Monetario Internacional, Organización Económica de Cooperación y Desarrollo
y el Grupo de los 7) para concertar formas de cooperación. Propone un acuerdo en
cuestiones cambiarías, financieras y fiscales. La mira es estabilizar los valores de las
monedas. Esto se ha consolidado en la Unión Europea con el euro como moneda única.
Se trataría luego de estabilizar la disparidad del euro con las otras dos grandes monedas
internacionales: el yen y el dólar. Esto implica la reforma del sistema monetario
internacional desde 1971. En el terreno financiero, la tercera vía propone reducir la tasa
de interés para estimular la inversión, empleo, crecimiento; y no sólo la estabilidad de
precios. En materia fiscal, la intención es armonizar las políticas nacionales para reducir
el déficit estructural promoviendo el crecimiento y la ocupación. La política fiscal, junto
a la monetaria, recupera la responsabilidad de regular el ciclo económico. Así plantea la
necesidad de evitar la competencia de rebajas impositivas entre los países para atraer
inversiones.
103
Para el autor, la tercera vía es una respuesta constructiva para resolver los graves
problemas sociales y ambientales que prevalecen en el mundo desarrollado y una
alternativa probablemente eficaz a las consecuencias negativas de la estrategia
neoliberal.
LA PERIFERIA
Todo el mundo se beneficiaría si la Tercera Vía funcionara en los países avanzados.
Aumentarían el comercio y las inversiones internacionales. Euro, yen, y dólar
ordenarían los mercados internacionales, y la rebaja de la tasa de interés incentivaría la
inversión productiva.
Los países en desarrollo tienen bastante que ganar dentro de un escenario mundial más
estable. Por otra parte, el pensamiento único, de cuño neoliberal, predomina en la
actualidad, sobre todo en América Latina. Cabe esperar así que, desde afuera, vengan
algunos vientos renovadores en estas materias.
Más allá de estos efectos indirectos, la tercera vía no produce respuestas suficientes para
modificar las reglas del juego de la globalización entre los centros industriales y el resto
del mundo, que abarca gran parte de la población mundial.
Los únicos terrenos en los cuales existen propuestas concretas se refieren a los derechos
humanos y a las relaciones laborales en el mundo en desarrollo. El primero es de alta
significación política y converge con la consolidación de la democracia en América
Latina. El segundo tiene contenidos constructivos, pero entraña el riesgo de ser una
nueva forma de restringir el acceso de los países en desarrollo a los mercados de las
economías avanzadas.
En resumen, los países de la tríada y del resto del mundo desarrollado son sujetos
activos de la globalización. Por ésta y por otras razones, el ingreso por habitante de los
mismos ha tendido a converger en el último medio siglo.
De este modo, la brecha que separa los ingresos medios de América Latina respecto del
de los países avanzados tiende a crecer. Actualmente, la relación entre el ingreso per
cápita de Estados Unidos y el de América Latina es de 10 a 1.
107
Las ideas de la tercera vía enriquecen tas perspectivas desde las cuales deben abordarse
los problemas de nuestros países, sólo que su puesta en practica en esta región requiere
decisiones de una magnitud y una complejidad desconocidas en el mundo desarrollado.
Según el autor, habría que imitar el trabajo en equipo (por bloques regionales-
internacionales), como lo hace el centro, para mejorar lo interno; para luego lanzarse al
nivel mundial.