Ficha 2. Unidad 2. Adultez Temprana Grupo 2
Ficha 2. Unidad 2. Adultez Temprana Grupo 2
Ficha 2. Unidad 2. Adultez Temprana Grupo 2
Grupo: 2 Generación T
Integrantes:
- Luana Acosta
- Mikaela Ayala
- María José Olmedo
- Arami Pereyra
Temas:
b) Desarrollo cognitivo
En el funcionamiento cognitivo del adulto no se producen siempre procesos cognitivos
que se ajusten al pensamiento hipotético deductivo. Esto es debido a que no siempre el
sujeto adulto es capaz de alcanzar el desarrollo de las operaciones formales.
Es cierto que, según la teoría de Piaget, sería así, pero la experiencia ha demostrado que
debido a las características individuales de los propios sujetos que inciden en la tarea,
no son capaces de resolver determinados problemas a alto nivel cognitivo.
En otras ocasiones, dificulta o bien favorece la resolución de problemas, la concepción
que se tiene, errónea o no, sobre ciertos datos. También los conocimientos previos que
tiene el sujeto, así como la naturaleza de la tarea, pueden incidir en el rendimiento.
Piaget considera que cuando la situación del sujeto no coincide con los intereses del
mismo, puede aparecer un razonamiento de estadios anteriores.
- Pensamiento formal:
Es una forma compleja de cognición que surge desde las teorías neo-pigetianas. Se
expone aquí un tipo de pensamiento lógico que puede aparecer en la adultez,
involucra una continua evaluación activa de la información y las creencias a la luz
de la evidencia y las consecuencias.
La capacidad para el pensamiento reflexivo parece surgir entre los 20 y 25 años de
edad. Si bien casi todos los adultos desarrollan la capacidad para convertirse en
pensadores reflexivos, pocos alcanzan la capacidad óptima en esta habilidad menos
aún pueden aplicarla de manera sistemática a diversos tipos de problemas.
- Pensamiento posformal:
Se caracteriza por la capacidad para afrontar la incertidumbre, la inconsistencia, la
contradicción, la imperfección y el compromiso. En cierto sentido es tanto un estilo
de personalidad como un modo de pensamiento.
Podemos afirmar que el pensamiento posformal es un tipo maduro de pensamiento
que se basa en la experiencia subjetiva, la intuición y la lógica; es útil para lidiar
con la ambigüedad, la incertidumbre, la inconsistencia, la contradicción, la
imperfección y el compromiso.
Con frecuencia, el pensamiento posformal opera en un contexto social y emocional.
Los dilemas sociales están estructurados con menos claridad y a menudo están
cargados de emoción. En ese tipo de situaciones los adultos suelen apelar al
pensamiento posformal (Berg y Klaczynski, 1996; Sinnott, 1996, 1998, 2003).
- Modelo del ciclo vital del desarrollo cognoscitivo:
Este modelo examina el desarrollo de los usos del intelecto dentro de un contexto
social. Sus siete etapas giran en torno a metas motivacionales que aparecen en
varias fases de la vida.
Esas metas pasan de la adquisición de información y habilidades (¿Que necesito
saber?) a la integración práctica de conocimiento y habilidades (¿Cómo debo usar
mis conocimientos?) para una búsqueda de significado y propósito (¿Por qué
debería saber?). Se distinguen 7 etapas y se ahondará la correspondiente a esta etapa
del desarrollo que es la adultez temprana.
1. Etapa adquisitiva (niñez y adolescencia).
2. Etapa de logro (de los 19 o 21 años a los 30 o 31 años). Los adultos tempranos
ya no adquieren conocimiento en aras del conocimiento mismo; lo utilizan para
alcanzar metas, como una carrera y una familia.
3. Etapa de responsabilidad (de los 39 a 61 años).
4. Etapa ejecutiva (de los 30 o 40 al fin de la edad media).
5. Etapa de reorganización (fin de edad media e inicio de la adultez tardía).
6. Etapa re integrativa (adultez tardía).
7. Etapa de creación del legado (vejez avanzada).
- Insight y conocimiento práctico:
En este modelo, se destacan tres aspectos: el insight creativo (que Sternberg
denomina el elemento experiencial), la inteligencia práctica (el elemento
contextual) y la inteligencia analítica (elemento componencial).
Sternberg explica la existencia de tres tipos de inteligencia que a su vez explican el
procesamiento de la información a nivel interno, externo y a nivel de interacción
entre ambos. Se concibe así que la inteligencia es toda actividad mental que orienta
a la adaptación consciente al entorno y a la selección o transformación de éste con
el propósito de predecir resultados.
Un aspecto importante de la inteligencia práctica (elemento práctico) es el
conocimiento tácito “información interior” o “sentido común”, donde se
principalmente el insight. El conocimiento tácito es conocimiento
de sentido común y este se pone en práctica frecuentemente durante toda la adultez,
por ejemplo, el conocimiento de cómo tener éxito, es decir, cómo obtener un
ascenso o evitar la burocracia.
No correlaciona bien con medidas de capacidad cognoscitiva general, pero puede
ser un mejor predictor del éxito en los negocios (Sternberg, Grigorenko y Oh,
2001).
El conocimiento tácito puede incluir:
capacidades de autoadministración (saber cómo motivarse y cómo organizar el
tiempo y la energía)
administración de tareas (saber cómo escribir un trabajo final o una propuesta de
subvención) y
administración de otros (saber cuándo y cómo recompensar o criticar a los
subordinados) (E. A. Smith, 2001).
El conocimiento tácito no es todo lo que se necesita para tener éxito, ya que
también se debe contar con otros aspectos de la inteligencia, pero es una habilidad
muy importante que se pone en práctica frecuentemente.
- Inteligencia emocional:
En 1990, dos psicólogos, Peter Salovey y John Mayer (1990), acuñaron el término
“inteligencia emocional” (IE), el cual se refiere a cuatro competencias relacionadas:
las habilidades para percibir, usar, entender y manejar o regular las emociones —las
propias y las ajenas— de modo que nos permitan alcanzar metas.
La inteligencia emocional permite a una persona aprovechar las
emociones para lidiar de manera más eficaz con el medio ambiente social. Requiere
tener conciencia del tipo de conducta que es apropiado en una determinada
situación social.
La inteligencia emocional afecta a la calidad de las relaciones personales,
enriqueciéndolas. Y también a la eficacia en el trabajo.
- Desarrollo moral:
El desarrollo moral del sujeto se construye a la par del desarrollo cognitivo. Es
decir, acompaña a la maduración cognoscitiva.
La gente joven avanza en el juicio moral a medida que se liberan del egocentrismo
y adquieren capacidad de pensar de manera abstracta. Sin embargo, en la adultez los
juicios morales se tornan más complejos.
- Razonamiento moral:
Según el autor L. Kohlberg el desarrollo moral de una persona pasa por tres grandes
niveles (el Preconvencional, el Convencional y el Posconvencional, el último se
desarrollaría durante la etapa adulta) cada uno de ellos contiene dos estadios o
etapas. En total seis estadios de madurez creciente y con razonamientos morales
diferentes (Kohlberg, 1973).
Kohlberg llega a la conclusión que si bien las normas morales o los valores de una
cultura pueden ser diferentes de los de otra, los razonamientos que los fundamentan
siguen estructuras o pautas parecidos. Todas las personas seguimos —defiende—
unos esquemas universales de razonamiento y, vinculados a la propia psicológica,
evolucionamos de esquemas más infantiles y egocéntricos a esquemas más maduros
y altruistas.
La moralidad posconvencional es, sobre todo, una función de la experiencia. Y
según investigaciones, se ha comprobado que muchos sujetos de 20 años no han
alcanzado los estadios más altos del pensamiento moral de Kohlberg.
Por lo tanto, no podríamos hablar de que se ha alcanzado, todavía, la moralidad
posconvencional en la adultez temprana, pero si que esta en vías de desarrollo,
debido a que en este periodo los individuos se exponen a más situaciones donde se
debe utilizar los juicios morales.
- Influencias del género:
Se realizaron varias investigaciones con relación al razonamiento moral y si existen
diferencias entre hombres y mujeres. Carol Gilligan sugirió en sus primeras
investigaciones (1982) que el dilema moral más importante de una mujer radica en
el conflicto entre sus necesidades y las de otros. Sin embargo, otras investigaciones
no han encontrado, en general, diferencias de género significativas en el
razonamiento moral (Brabeck y Shore, 2003).
Sin embargo, el peso de la evidencia no parece respaldar ninguna de las
aseveraciones originales de Gilligan: un sesgo masculino en la teoría de Kohlberg o
una perspectiva femenina distinta de la moralidad (L. Walker, 1995).
En su investigación más reciente, Gilligan propone que el desarrollo moral en
hombres y mujeres evoluciona más allá del razonamiento abstracto.
A la vez, el trabajo de Kohlberg avanzó tanto que correlacionó con el trabajo de
Gilligan y ambas teorías colocan ahora la responsabilidad respecto a los demás en
el nivel más alto de pensamiento moral. Las dos reconocen la importancia que
tienen para ambos sexos las relaciones con otras personas, la compasión y el
cuidado.
- Educación:
En una inversión de la brecha de género tradicional, las mujeres constituyen ahora
un porcentaje mayor de la población estudiantil. En 2006, las mujeres constituían
66% de los estudiantes de licenciatura en Estados Unidos (NCES, 2007a) y en
2009, 57% de quienes concluían la licenciatura.
Este desarrollo se debe a una disminución de la discriminación de género y en parte
a la conciencia cada vez mayor de las mujeres de la necesidad de sostenerse por sí
mismas (Buchmann y DiPrete, 2006).
Con todo, las diferencias de género son evidentes en esos niveles de educación
superior (Halpern et al., 2007). Las mujeres, con su mayor facilidad verbal, son más
proclives que los hombres a especializarse en campos que por tradición han sido
femeninos, como la educación y la enfermería, así como en literatura inglesa y
psicología, pero no en matemáticas y en ciencia (NCES, 2007a).
Aun así, las mujeres han obtenido logros en casi todos los campos (NCES, 2006b).
Más mujeres que en el pasado estudian ingenierías, aunque al menos 80% de los
títulos otorgados todavía corresponden a los hombres (Halpern et al., 2007; NCES,
2007b).
El porcentaje de títulos profesionales (derecho, medicina, odontología, etc.)
otorgados a las mujeres aumentó de manera considerable desde 1970 (NCES,
2005c). En 1960 las mujeres sólo obtuvieron 10% de los posgrados, promediados
en todos los campos, mientras que en la actualidad obtienen aproximadamente 57%
de los posgrados (NCES, 2009b).
- Trabajo:
En cuanto a lo laboral, la naturaleza del trabajo es cambiante y las condiciones
laborales cada vez son más diversas e inestables. Estos cambios, aunados a un
mercado de trabajo más competitivo y la demanda de una fuerza laboral altamente
capacitada, hacen que la educación y la capacitación de estos adultos emergentes
sean más vitales que nunca antes (Corcoran y Matsudaira, 2005).
La educación superior aumenta las oportunidades de empleo y poder
adquisitivo, y mejora la calidad de vida a largo plazo para los adultos de todo el
mundo (Centre for Educational Research and Innovation, 2004; Montgomery y
Côté, 2003).
En el caso de los adultos sin educación superior, las tasas de desempleo son altas
(U. S. Census Bureau, 2006), y puede resultar difícil que ganen lo suficiente para
establecer un hogar independiente.
Aunque existen diferencias de ingreso entre hombres y mujeres en todos los niveles
de logro educativo, esas brechas se han reducido de manera considerable en los
países desarrollados, mientras que en los países en vías de desarrollo, como
Paraguay, esta diferencia es muy notable. Además del hecho de que son
mayormente hombres los que ocupan los grandes cargos dentro de las
organizaciones.
c) Desarrollo de la Personalidad
- Identidad adulta:
La adultez temprana ofrece una moratoria, un tiempo de espera, sin las presiones
del desarrollo y con libertad para experimentar diversos papeles y estilos de vida.
Sin embargo, simboliza un periodo decisivo en el que se cristalizan de manera
gradual los compromisos del papel de adulto.
En la actualidad, en los países industrializados es cada vez más frecuente que la
búsqueda activa de una identidad se extienda a la adultez emergente (Côté, 2006).
- Identidad adulta – Recentramiento:
Se propuso el término recentramiento para denominar el proceso que fundamenta el
cambio a una identidad adulta. Es la principal tarea de la adultez emergente. El
recentramiento es un proceso de tres etapas donde el poder, la responsabilidad y la
toma de decisiones pasa gradualmente de la familia de origen al adulto temprano
independiente (Tanner, 2006).
Etapa 1 (al comienzo de la adultez emergente). Empiezan a crecer las expectativas
de autoconfianza y autonomía.
Etapa 2 (durante la adultez emergente). el individuo sigue vinculado con su familia
(y quizá depende de ella económicamente), pero ya no está inserto en ella. Esta
etapa se caracteriza por la presencia de actividades temporales y de exploración en
diversas materias escolares, trabajos y con diversas parejas.
Etapa 3 (fines de la adultez emergente, a los 30 años).
- Desarrollo social de Erickson:
La sexta etapa de desarrollo psicosocial de Erickson se llama intimidad frente al
aislamiento, en la que los adultos tempranos establecen vínculos sólidos y
duraderos con amigos, parejas románticas o encaran un posible sentido de
aislamiento y ensimismamiento.
La resolución de esta etapa da por resultado la virtud del amor: la devoción mutua
entre parejas que decidieron compartir su vida, tener hijos y ayudar a éstos a lograr
un desarrollo sano.
- Yo maduro:
En lugar de dedicarse a la exploración activa y concienzuda de su identidad, para
consolidar un Yo estable, muchos adultos tempranos muestran poca reflexión activa
y consciente y más bien adoptan un enfoque pasivo (difuso) o siguen la guía de sus
padres (exclusión).
No obstante, cerca de tres de cada cuatro se decide por algún tipo de identidad
ocupacional cerca de los 30 años.
Erik Erikson consideró que en la juventud y la adultez joven la problemática central
es el logro de la intimidad. Esto quiere decir que, siguiendo las etapas de Erikson, el
adulto joven posee ya una identidad personal definida y preparada para el vínculo
de intimidad con los otros, como ya se explicó anteriormente.
EI adulto joven está capacitado para enfrentar los temores a la pérdida yoica propios
de situaciones que exigen el auto abandono como movimiento extático (estado
psíquico de admiración y de apertura al otro) y de entrega, como, por ejemplo, la
solidaridad entre amigos, la unión sexual, la intimidad de la pareja.
Los temores extremos a la pérdida yoica en tales experiencias lo conducen al
aislamiento, al distanciamiento interpersonal. La posibilidad de establecer una
relación de intimidad marca el final de la adolescencia a nivel psicológico y desde
allí se desarrolla la juventud y la adultez.
- Relaciones – amistades:
Las amistades en la adultez temprana se centran en el trabajo y las actividades y en
compartir confidencias y consejos. Algunas amistades son extremadamente íntimas
y alentadoras; otras están marcadas por conflictos frecuentes (Hartup y Stevens,
1999). Los lazos entre algunos “mejores amigos” son más estables que los que unen
con un amante o cónyuge.
Por lo general, las mujeres tienen amistades más íntimas que los hombres.
Éstos se inclinan a compartir con los amigos más información y actividades que
confidencias (Rosenbluth y Steil, 1995).
- Relaciones – amor:
A casi todos les gustan las historias de amor, entre las cuales se incluyen las
propias. Según la teoría triangular del amor de Robert J. Sternberg (1995, 1998b,
2006), la manera en que el amor se desarrolla es, en efecto, una historia. Los
amantes son los autores y la historia que crean refleja su personalidad y su
concepción del amor.
Durante este período podría surgir lo que se conoce como la crisis de la adultez media,
es lo que se denomina “midescencia” (middlescence). Proceso que se caracteriza por un
nuevo esfuerzo en la búsqueda de una nueva identidad. Esto podría llevar a la persona a
incurrir en patrones de comportamiento que no son típicos de su edad, en particular,
tratar de establecer patrones de vida típicos, parecidos a la búsqueda de identidad que
pasan los adolescentes.