Unidad 2 - Paso 3 - Funsiones Del Psicologo
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Grupo
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Programa Psicología
25 de Marzo 2020
DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD
PROPUESTA INDIVIDUAL
Relación del caso en el simulador con la problemática trabajada: (Drogadicción: ¨las ollas¨:
consumo de drogas desde el punto de vista de sus implicaciones legales y delictivas. El foco de
interés es el propio producto y su situación legal. El modelo jurídico asume que las drogas que no
están catalogadas como legales son fuente de graves daños físicos, psíquicos y sociales, y por tanto
deben quedar fuera del alcance de los ciudadanos, al otro lado de la barrera levantada por la ley. Es
decir, pretende proteger al individuo y a la sociedad de los males derivados de las drogas no
institucionalizadas.
Se presta especial atención al conjunto de acciones asociadas de manera directa o indirecta con
aquel tipo de consumo de sustancias que pueda ser considerado como delito o como causa de delito,
así como a las sanciones legales que pretenden reducirlas. La consecuencia es que el individuo
conductas que están relacionadas con las implicaciones legales del consumo de sustancias (Pinazo,
1993).
Según este modelo, toda actividad relacionada con drogas no institucionalizadas se convierte en
responderá ante el sistema judicial, que se halla preparado para tal fin, y lo hará en función de la
gravedad de su falta y de las consecuencias que de ella se deriven. El contexto social podrá tener un
papel modulador del delito o del acto anti normativo, atenuando o agravando tanto sus
la droga o entre la persona, la droga y el ambiente. Estos aspectos son considerados en los restantes
modelos y cada cual lo hace desde su particular perspectiva interpretativa (Pastor y López–Latorre,
1993).
Parker y Harman (1980) señalan que el modelo de distribución del consumo se basa en las
siguientes premisas:
accidentes que incrementan de modo sustancial las cifras de morbilidad y mortalidad en las
sociedades industrializadas.
El consumo de sustancias puede verse influido por los cambios en las normas que regulan su
Una de las salidas respecto al rol del psicólogo jurídico a esta problemática ha sido, según estos
autores, promoción de proyectos de ley para juzgar y sancionar la drogadicción, pero cuando estos
proyectos se van a reglamentar encuentran como dificultad el hecho de que las denuncias se
realizan en términos que ubican a las evidencias físicas como base para que a nivel jurídico se
pueda tener criterio para sancionar tal delito. Por ello, Gallo & Mejía se preguntan cómo se deben
juzgar aquellos actos de droga que producen en el sujeto una humillación moral, es decir, cómo
juzgar aquella dimensión del dolor que no está relacionada con el registro físico.
El primero es el instante para ver, el cual supone un momento de confrontación general con los
elementos hallados; continua el momento para comprender, traducido en el instante para analizar
los textos y generar preguntas al interior de los mismos; es decir, relacionarlos entre sí; en el
momento para concluir, se condensan los saberes recopilados como fruto de la lectura de los textos,
además se sitúa el rol del psicólogo jurídico y se construyen nuevos horizontes de investigación a
partir de los mismos.
Pareciera que la situación social y familiar antes nombrada, permeara de manera constante el qué
hacer de los funcionarios que administran justicia, pues, tal como lo expresa Laurrauri (2008), estos
funcionarios en lugar de brindar una ayuda objetiva e idónea, se han dejado permear por llevar en la
drogadicción, ignorando que lo único que busca es ayuda para salir de una vida de las drogas. Para
este autor, el sistema penal tiene la responsabilidad de hacer cumplir derechos y castigar a quien no
los cumpla, pero lo que realmente sale a flote es que el derecho también tiene discursos
androcéntricos y el sistema penal es discriminatorio. Al respecto, este autor afirma que se patrocina
“la forma en cómo se aplican las normas que reflejan unas asunciones y estereotipos arcaicamente
machistas”. De acuerdo con esto, el sistema penal y judicial es quien crea las leyes de “prevención”
pero a la vez es quien influencia, sostiene y reproduce los discursos que reducen el concepto de la
droga, y con secuelas físicas del problema que acude a denunciar, para de esta manera poder ser
tomada en cuenta de manera eficaz y oportuna.
El psicólogo jurídico puede ejercer en diferentes campos del sistema penal: Comisarías de
familia, Fiscalía, redes de apoyo, medicina legal, perito particular y demás áreas que pueda
desempeñarse como auxiliar del derecho, y de hecho es una exigencia de la Constitución y de las
nuevas propuestas de la ley; pero más que un llamado a la psicología, es un llamado al psicólogo
jurídico para que se empodere de su rol, se apropie de la importancia de sus funciones en un
proceso penal, pues su desempeño es crucial y hace parte del cumplimiento del nuevo desarrollo
legislativo que busca restituir de manera integral a las víctimas de actos tipificados con delitos,
entre los cuales se incluye la violencia conyugal. Según Torrado (2001) “la Psicología Jurídica le
aporta a la justicia nuevos elementos para la indagación y explicación de la violencia conyugal, a
fin de que sea vista no sólo como un comportamiento delictivo, sino también como una conducta
compleja que involucra variables socio afectivas”.
Referencias Bibliográficas