Lucernario-CONGRESO MISIONERO
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Agosto 17 de 2014
Motivación
Nos movemos en las tinieblas de la tristeza, la desesperanza, la angustia, el pesimismo,
la noche.
Y no nos faltan motivos para ello: Violencia, inseguridad, guerras, corrupción, pobreza,
desencanto a nivel de nuestros países y del mundo. Inclemencias climatológicas. Muertes
absurdas en las rutas.
A los creyentes nos duele sobre todo: La increencia de tantos, la pérdida de valores
morales y cristianos, el desprecio de la vida, la mediocridad e incoherencia con que
vivimos nuestra Fe, las deserciones de los elegidos y la persecución a la Iglesia.
(Mientras se escucha el audio del poema madre Bernarda y san Francisco reparten una
vela apagada)
SAN FRANCISCO: La noche se empeña en cerrar los cielos. La oscuridad parece que
tiene la última palabra. ¡Hermanas y Laicos! ¡Abran el corazón y manténganse despiertos!
MADRE BERNARDA: ¡La Luz se enseñorea de las tinieblas! ¡El anuncio resuena como
eco, de monte a monte de ciudad a ciudad, de ermita a ermita!. ¡Tomen la luz de Cristo! Y
muéstrenla al mundo que necesita calor, perdón y misericordia!
Enciende una vela por América Enciendo una vela a mis dieciséis
Por la madre teresa y por Mandela Pues detrás de esta falla también pienso
Doy gracias al milagro de la libertad Juntos caminaremos hacia un mundo
Y por los hombres de buena voluntad más feliz
Y por los hombres de buena voluntad Por que esta vela es también para ti
Por que esta vela es también para ti
Enciende una vela en esta oscuridad
Por aquellos que lucharon para darnos la Enciende una vela en esta oscuridad
paz Por aquellos que lucharon para darnos la
Enciende una vela en esta oscuridad paz
Por los niños que vienen detrás… Enciende una vela en esta oscuridad
Por los niños que vienen detrás
Enciendo una vela por Lennon por todos Por los niños que vienen detrás.
Peregrinación hacia las tiendas del encuentro
En cuatro grupos se inicia el caminar hacia las tiendas del encuentro, cada comunidad
será llamada por su nombre para congregarse alrededor de la Palabra de Dios y la
custodia con el Santísimo. Los nombres de las comunidades son:
Lectio Divina
1) Oración inicial:
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer tu Palabra en el mismo modo
con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Crea en nosotros el
silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en
las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de
que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de
tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como
fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que
nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2) Lectura:
Se proclama en voz alta: Mt 5,1-12.
Al leerlo, no intentes entenderlo todo. Deja que las palabras de Jesús entren en ti. Haz
silencio. En el curso de la lectura trata de responderte ¿somos realmente felices? Por qué
sí? ¿Por qué no? ¿Cuáles son los momentos de tu vida en que te has sentido realmente
feliz? ¿Era una felicidad como la que fue proclamada por Jesús en las bienaventuranzas,
o era de otro tipo?
3) Meditación: En grupos pequeños de seis personas comparten los siguientes aportes que
hace el Padre Fidel Oñoro CJM, al texto Bíblico de las Bienaventuranzas.
1. Vive un cambio radical en su vida, saliendo de en medio del “pueblo que yace en
tinieblas” camina ahora iluminado por la luz del Reino de los cielos “Id… a todas las
gentes”.
La pobreza en Espíritu (5,3): indica la apertura total a Dios y a los hermanos. El “rico”
en espíritu es el autosuficiente y orgulloso (ver Apocalipsis 3,17). El Reino se recibe
cuando se reconoce la radical necesidad de Él (el evangelio da numerosos ejemplos
de ello).
Las lágrimas (5,5): se refiere al estado de una persona en proceso de duelo por su
propia desgracia o la de los otros; generalmente se vive en las rupturas de relación (la
muerte, un pecado, etc.). De alguna manera se refiere a la pobreza porque hay un
vacío que pide ser llenado.
El hambre y la sed de la justicia (5,6): “hambre y sed” son dos necesidades vitales
del ser humano que no admiten dilación para la solución. Esta búsqueda compulsiva
de lo esencial para vivir se traslada al terreno de las relaciones: recomponer las
relaciones deterioradas, es decir, la “justicia”.
5) Celebración:
Oración del Salmo 34 (33)
“Gratitud nacida de una mirada diferente”
Oración final
Señor Jesús, te damos gracias por tu Palabra
que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre.
Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones
y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver.
Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar,
sino también encarnar tu Palabra.
Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo
por todos los siglos de los siglos.
Amén.