Trabajo de Abuso Resilencia 5° Año

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación


U.E.C “San Francisco de Asís”
5° año sección “A”

Abuso
Y
Resiliencia
Docente: Alumno:
Juan Oropeza Gabriel Gonzalez

Ciudad Bolívar, 01-04-2020


Abuso
Abuso es la inflexión de algún tipo de daño que puede ser tanto físico
como psíquico y que, generalmente, tiene lugar y razón de ser gracias
al poder que la persona que provoca o materializa el abuso tiene sobre
aquella a la cual se lo produce, ya sea por una superioridad material
que lo protege y le da esa fuerza sobre el otro, o bien por la
sistemática amenaza de que algo malo le va a ocurrir sino accede a
ese accionar abusivo.

En muchos casos, el abuso, suele ser uno de los principales factores


de traumas futuros por el daño y la culpa que encierra en sí el abuso y
que impide su exteriorización tanto por vergüenza como por temor.

En tanto, el abuso, tiene distintas modalidades, que aunque diversas,


TODAS, ciertamente, dejarán una enorme huella en la persona que las
padece. Está el abuso físico, el sexual, emocional y de autoridad.

El físico, como el sexual, es el más visible y comprobable a la hora de


castigar a los responsables, ya que implica una concreta herida física
no accidental; en el caso del físico que puede ser el recurrente
maltrato doméstico en una pareja, del hombre hacia la mujer, por
ejemplo, y el sexual que es cuando se somete a alguien a un contacto
sexual sin consentimiento. Este se puede dar de un adulto a un menor,
entre adultos o incluso entre menores. El de un adulto a un menor es
uno de los abusos sexuales más comunes que podemos ver hoy en
día, son recurrentes las crónicas de los diarios que nos dan cuenta de
la existencia de redes que fomentan la producción de pornografía
infantil. En este sentido, el férreo control efectuado por las autoridades
parece siempre insuficiente debido a la gran demanda de este tipo de
contenidos en medios gráficos y electrónicos, lo que constituye una
fuente constante de material cuyo camino final en la inducción
reiterada de hechos de abuso.
El abuso emocional es aquel que no se produce con un único accionar
concreto, como en el caso del sexual puede ser obligar a un menor a
tener sexo, sino que tiene que ver con la observación de una
recurrente conducta de rechazo, demostración de vergüenza,
degradación o inflexión de terror de un adulto a menor también. Por
supuesto tendrá un determinante impacto en el desarrollo emocional y
social de los más pequeños, desembocando probablemente en miedo,
ansiedad, aislamiento, depresión, entre otros corolarios. En este rubro
se clasifica en la actualidad el denominado bullying, definido como el
acoso emocional y en muchas ocasiones físico por parte de los pares.
Se ha demostrado que el también llamado "acoso escolar" se
correlaciona con un mal pronóstico en términos de la salud mental y
del desempeño social de los niños que son víctimas de esta forma
silenciosa de abuso. Sin embargo, vale señalar que, en muchas
ocasiones, el victimario es también objeto de alguna forma de abuso
en el ámbito doméstico o social, por lo cual el correcto abordaje del
bullying requiere una participación multidisciplinaria con elementos
familiares, escolares, psicológicos y psicopedagógicos.

Y el último tipo de abuso que nos queda para cerrar el concepto que
nos ocupa es el abuso de autoridad y que es básicamente el que se
ejerce desde una posición de autoridad, como puede ser el caso de un
policía que arresta a una persona sin ningún tipo de causa. Este suele
ser muy común en países dictatoriales, en los cuales prima la opresión
y el recorte de la libertad para lograr un mejor sometimiento de la
sociedad. No necesariamente son los gobiernos de facto aquellos que
ejercen un abuso de poder, ya que numerosos dirigentes elegidos
mediante el sufragio pueden ejercer su autoridad de un modo
despótico y atentar así contra numerosos derechos personales y de la
población, entre los cuales merece señalarse la libertad de prensa.

Muchos analistas incluyen dentro del ámbito del abuso de autoridad al


denominado mobbing o acoso laboral, que consiste en la manipulación
despótica y deshumanizada de los empleados de una organización por
parte de sus jefes o coordinadores. El mobbing ha comenzado a
considerarse un objeto de análisis por parte de la medicina del trabajo,
dada su relación próxima con el síndrome de agotamiento profesional
(burnout) y con distintos correlatos con un menor rendimiento en el
trabajo, el compromiso de la salud mental y física y el incremento del
riesgo de suicidios u otras manifestaciones de autoagresión.

Características

1. Bullying

El bullying es un término de origen anglosajón que goza de gran


popularidad en la actualidad. Hace referencia tanto al maltrato físico y
psicológico que se produce en el ámbito escolar. La vulnerabilidad de
las personas que padecen el acoso escolar y el dolor que sientes es
tan grande que pueden llegar a suicidarse en los casos más extremos,
ya que el niño o niña, además, tiene la obligación de ir constantemente
a la escuela, exponiéndose a los malos tratos.

2. Mobbing

El mobbing es un fenómeno prácticamente idéntico al bullying, con la


diferencia de que ocurre en el ámbito laboral. Esto causa serios
problemas para la víctima, que se ve forzada a ir al trabajo y a sufrir
todo tipo de abusos y menosprecios que pueden socavar su
autoestima.
Muchas veces, el mobbing está orientado a forzar una renuncia al
trabajo, ya que el despido de la persona maltratada causaría
problemas con la ley. En otros casos, puede estar motivado por
problemas de competitividad y envidia asociados a un entorno basado
en el individualismo.

3. Maltrato digital o ciberbullying

Una forma moderna de maltrato es el ciberbullying. Este tipo de


maltrato es más frecuente en la adolescencia y se caracteriza porque
se lleva a cabo a través del mundo digital y en las redes sociales. El
ciberbullying puede manifestarse de la siguiente manera:

El maltratador envía correos electrónicos negativos, insultantes o


incluso amenazantes a la víctima. También envía este tipo de
mensajes por Facebook, Twitter y otras redes sociales

Utiliza la cuenta de la persona maltratada sin permiso. Por ejemplo,


haciendo actualizaciones de su estado de Facebook

Pone a la víctima en sus actualizaciones de estado, intentando


desprestigiarle

Le envía imágenes no deseadas por medios digitales


Le amenaza con publicar y hacer difusión cosas que pueden
comprometer su intimidad en el mundo 2.0.

4. Maltrato institucional

No solo las personas pueden ejercer maltrato sobre otros individuos,


sino que las instituciones, tanto públicas como privadas, pueden, por
medio de leyes, normas, procedimientos o acciones, causar abuso,
negligencia y malestar a individuos o colectivos de individuos.

5. Maltrato económico

El maltrato o el abuso es un patrón de comportamiento empleado para


ganar y mantener poder y control, y puede producirse de muchas
formas. Una de ellas es el maltrato económico, que puede producirse
con cualquier individuo, pero mayoritariamente con la pareja o con
personas mayores. Por ejemplo, dentro de la pareja, cuando uno de
los dos miembros se gasta el dinero del otro miembro o le imposibilita
hacer uso de su propio poder adquisitivo.

6. Maltrato físico

El maltrato físico es un tipo de abuso en el que hay más que solo


palabras, es decir, hay violencia física. Por tanto, este maltrato suele
producir una lesión física, producto de un castigo único o repetido, que
puede variar en su magnitud o intensidad.

Las formas más comunes de maltrato físico son:

Rascar, golpear, morder, estrangular o dar patadas

Lanzar algún objeto contra una personas: teléfono, un libro, un zapato


o un plato.

Tirar del pelo

Empujar, tirar o zarandear

Agarrar de la ropa

Agarrar para impedir que la víctima se vaya

7. Maltrato verbal, emocional o psicológico

En el maltrato psicológico no existe contacto físico, sin embargo, las


secuelas pueden ser más duraderas que las producidas por empujar,
golpear o tirar del pelo. Puede aparecer junto con el maltrato físico, y
se caracteriza por ser un tipo de violencia emocional en el que se
emplean, entre otros, estos comportamientos:

Insultos, gritos, chantaje emocional y manipulación

Control de las redes sociales los teléfonos, el horario y las amistades


de la víctima

Críticas constantes

Actos para avergonzar en en público

Impedir que la víctima hable con familiares

Decirle qué hacer y usar

Dañar objetos de la propiedad de la persona maltratada. Por ejemplo,


tirar su teléfono contra la pared

Amenazar con hacer daño a la víctima, su hijo, familia o mascota sin


llevarlo a cabo

Amenazar que se va a llevar hijo


8. Maltrato infantil

El maltrato infantil puede ser de distintos tipos, por ejemplo, físico o


psicológico. Su principal característica es que la persona que es
víctima de este tipo de maltrato es un niño o niña, alguien en una
etapa vital en la que se es especialmente vulnerable.

A estas edades, las secuelas pueden durar de por vida, aunque su


gravedad varía mucho. Uno de los fenómenos psicológicos que más
propicia son los problemas de baja autoestima y apego evitativo.

9. Abuso sexual

El abuso sexual es una de las peores formas de maltrato, porque las


secuelas de estos actos íntimos pueden no desaparecer nunca. El
abuso de este tipo puede ser de dos formas: o bien ejerciendo este
tipo de violencia directamente sobre la víctima o a través de la
explotación sexual.
Este tipo de maltrato puede manifestarse no solamente con un
contacto muy violento, sino que los besos, caricias, tocamientos e
incluso palabras con contenido íntimo son catalogados como
comportamientos de esta clase de abuso. El impacto psicológico que
puede generar varía dependiendo de la naturaleza de la agresión y de
ciertos atributos de personalidad de la persona atacada.

Consecuencias

-Baja autoestima.

-Actitudes pasivas.

-Trastornos emocionales.

-Problemas psicosomáticos.

-Depresión, ansiedad y pensamientos suicidas.

-Pérdida de interés por los estudios, lo que puede desencadenar en un menor


rendimiento y fracaso escolar.

-Aparición de trastornos fóbicos.

-Sentimientos de culpabilidad.
-Alteraciones de la conducta: intromisión, introversión, timidez. aislamiento social y
soledad.

-Problemas en las relaciones sociales y familiares.

-Baja satisfacción familiar.

-Baja responsabilidad, actividad y eficacia.

-Síndrome de estrés postraumático.

-Rechazo a la escuela.

-Manifestaciones neuróticas y de ira.

-Faltas de asistencia a la escuela e incluso abandono de los estudios.

¿Cómo podemos evitar el acoso?


#1 Mantener una comunicación abierta

Stop Bullying señala que con al menos 15 minutos diarios que los padres les
dediquen a sus hijos para conversar sobre su día, se creará un espacio en donde
los pequeños se sentirán seguros de compartir lo que les sucede. Si ellos perciben
que los mayores en verdad se preocupan por ellos, no dudarán en avisarles si
algo malo sucede en el salón de clases.

#2 Enseñar a respetar con el ejemplo

Una pieza esencial para detener la máquina del acoso es enseñar a los infantes a
ser respetuosos y amables. Un ejercicio básico consiste en hacer que se pongan
"en los zapatos de los demás", para desarrollar el concepto de empatía y evitar
que desahoguen sus preocupaciones de forma agresiva.

Los hechos hablan mucho más fuerte que las palabras y, aunque a veces duele
reconocerlo, los hijos suelen aprender los malos hábitos de los padres o tutores
porque eso observan en su hogar. Es necesario preguntarnos si nosotros
podríamos acrecentar el problema, incluso sin notarlo. La buena noticia es que
también podemos usar nuestra influencia para combatirlo.

#3 Enseñar estrategias inmediatas contra el acoso

Aunque lo que en realidad terminará con el bullying en el mundo es un cambio


cultural (en donde los conflictos se resuelvan mediante comunicación y empatía,
no con violencia), estamos de acuerdo en que eso no sucederá de un día para
otro. Pero sí es posible una persona agresiva siga actuando de esa forma durante
los próximos días, incluso aunque se le llame la atención. Por ello también es
aconsejable enseñarles a los niños cómo responder ante el bullying.

Es normal que al ser víctimas de un abuso queramos salir corriendo y no hablar


más del asunto, pero la mejor opción es tomar coraje y actuar de inmediato. Esto
no quiere decir que si alguien te ofende, debas atacarlo de vuelta. El primer paso
es pedirle al victimario que se detenga; aunque él o ella hagan caso omiso de la
petición, es importante que los niños aprendan a expresar cuándo no están
conformes con cómo los tratan.

Cuando el acoso es leve o moderado, está la opción de ignorar al agresor para no


darle poder sobre nosotros. Pero si su conducta es en verdad peligrosa, debe
buscarse la ayuda de un profesor e intentar siempre estar rodeado de amigos y
compañeros, para no estar a solas con él y que la situación escale.

#4 Reforzar la empatía

Como mencionamos en el punto anterior, la empatía es esencial para no hacerles


daño a los demás, así como a nosotros no nos gustaría que nos lastimen. Pero
este valor también es deseable porque así tus pequeños podrían defender a otro
estudiante que sea víctima de un bully. Esto reforzará el sentimiento de
comunidad

#5 Aumentar el autoestima con actividades divertidas

Aumentar el autoestima de una persona no sólo se consigue con recordarle lo


valiosa y única que es. Esas afirmaciones son necesarias, pero también se
benefician de los pasatiempos y actividades extracurriculares. Con ellas, los niños
desarrollan sus habilidades y personalidad, mientras le enseñan a conectarse con
otros individuos. Con amistad y confianza se instala una buena base contra el
acoso escolar.
Resilencia
La palabra resiliencia se refiere a la capacidad de sobreponerse a
momentos críticos y adaptarse luego de experimentar alguna situación
inusual e inesperada. También indica volver a la normalidad.
Resiliencia es un término que deriva del verbo en latín resilio, resilire,
que significa "saltar hacia atrás, rebotar".

La resiliencia es una aptitud que adoptan algunos individuos que se


caracterizan por su postura ante la superación de una adversidad y de
mucho estrés, con el fin de pensar en un mejor futuro.

No obstante, no todas las personas poseen esta característica,


aunque tampoco se relaciona con la genética.

Muchas veces esta habilidad es desconocida por el individuo y la


descubre únicamente cuando se encuentra en medio de una situación
difícil que logra superar gracias a su postura de lucha y de seguir
adelante.

Resiliencia en adolescentes y niños


El desarrollo de una personalidad resiliente en niños y adolescentes es
parte de su desarrollo emocional y social para lograr la adaptación al
entorno de manera saludable.

Cuando se pone en práctica la resiliencia, se logran destacar las


fortalezas y oportunidades de una situación negativa para seguir
adelante en el proyecto de vida.

El desarrollo de la resiliencia es esencial para determinar la confianza,


optimismo, autoestima y para creer y desarrollar la capacidad de
superación ante las adversidades.
Características
1. Son capaces de detectar la causa de los problemas

Las personas resilientes llevan a cabo las estrategias necesarias para


evitar que la situación problemática vuelva a repetirse nuevamente.
Esto implica también autoanalizarse, ya que a veces el detonante de
un conflicto no proviene del exterior, sino de nuestro interior.

Por lo tanto estas personas operarían de la siguiente manera: «Si no


puedo cambiar la situación, puedo elegir cambiarme a mí mismo».

2. Saben manejar sus emociones

Las personas resilientes son capaces de manejar sus pensamientos,


ya que cualquier emoción parte de aquí. Pensamos, luego sentimos.
Las personas resilientes controlan sus pensamientos para no dejarse
llevar por los que tienen una carga negativa y que, por ende, tienen
capacidad para generar emociones negativas.

Si nuestros pensamientos son negativos, se desencadenan emociones


negativas. Y por el contrario, si nuestros pensamientos son positivos,
nuestro estado de ánimo será más positivo. Si entrenamos nuestra
capacidad de resiliencia controlaremos mejor los pensamientos
negativos y seremos capaces de afrontar mucho mejor la adversidad.

3. Mantienen la calma en situaciones de mucha presión

Todos atravesamos momentos difíciles a lo largo de nuestra vida y lo


importante es saber mantener la calma cuando estos se presentan.
Las personas resilientes son capaces de estar centradas y tranquilas
cuando se encuentran en una situación de caos y confusión
momentáneas.

4. Son realistas

Mucho y mal se ha hablado sobre el optimismo, generando la idea


global de que ser positivo implica negar ciertos aspectos de la realidad
que son inevitables y están presentes en la vida de muchas personas.
Son realistas pero esperan siempre lo mejor, es la mejor manera de
describir el optimismo característico de las personas resilientes.

5. Confían en sí mismas

Las personas resilientes tienen confianza en su valía y en su


competencia para superar las adversidades. Lo que nos decimos es lo
que termina formando nuestra realidad, así que si creemos que no
somos capaces de superar un obstáculo, desde luego no lo seremos.

6. Son empáticas

Las personas con mayor capacidad para afrontar los problemas de


una forma correcta saben leer las emociones de los demás,
comprender lo que sucede a su alrededor y actuar en consecuencia.

7. Son capaces de automotivarse

No todas las personas somos iguales. A algunas nos motivan los retos
y a otras las oportunidades de cambio. Las personas resilientes saben
buscar nuevas formas de obtener satisfacción de la vida. Mantienen la
motivación siempre alta y son capaces de detectar y atraer cosas
positivas a sus vidas.

8. No se preguntan por qué, sino cómo


Una de las características de las personas que tienden a derrumbarse
ante los problemas es que se dejan llevar por pensamientos de
reproche, donde se cuestionan constantemente por qué la situación
negativa que les angustia les ha sucedido a ellos.

Consecuencias
La capacidad de los niños de mostrar un desarrollo saludable pese a
enfrentar muchas dificultades1 es lo que se conoce comúnmente
como resiliencia. Los niños criados por padres con trastornos
psiquiátricos tienen una alta probabilidad de desarrollar problemas de
salud mental.

¿Cómo podemos aceptarla?


La capacidad de adaptación. Tenemos que cambiar la visión del
cambio en lugar de como algo negativo como una oportunidad. Según
fijes tu atención podrás transformar esto.

Fijarse objetivos poniendo la energía en ellos, aunque haya que


modificar ciertas estrategias para adaptarnos a una nueva serie de
circunstancias.

Buscar una explicación a la nueva situación y los beneficios que esta


tiene, porque no todo será negativo.

Conocer nuestras propias habilidades y cómo utilizarlas nos va a


ayudar mucho a confiar en nuestras capacidades. Eso es lo que hace
una persona resiliente.

Analizar de forma objetiva y realista la nueva situación, con las


ventajas e inconvenientes que esta tenga, es una manera de ser más
resiliente.

La adaptación a la nueva realidad con una actitud positiva va a


ahuyentar los problemas que el estrés nos provoque con estos
cambios.

Hay que orientarse a soluciones y no a problemas. Sólo así nos ayuda


a afrontar una situación difícil y salir reforzados.
Finalmente, la resiliencia y el estrés nos avisan de que el entorno debe
ser optimista. Eso ayuda al crecimiento personal ya que si nos
rodeamos de personas muy negativas no nos va a permitir avanzar.

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