La Visión Mediática - Patrick Champagne
La Visión Mediática - Patrick Champagne
La Visión Mediática - Patrick Champagne
Los malestares sociales solo tienen existencia visible cuando los medios
hablan de ellos. Pero estos no se reducen a los meros malestares
mediáticamente constituidos ni a la imagen que dan de ellos. Tampoco no
todos los malestares son igualmente mediáticos y los que lo son sufren
inevitablemente una cierta cantidad de deformaciones desde el momento
en que los medios los abordan, puesto que, lejos de limitarse a
registrarlos, el trabajo periodístico los somete a un verdadero trabajo de
construcción que depende en gran medida de los intereses propios de ese
sector de actividad.
Un falso objeto
Lo que se denomina acontecimiento nunca es más que el resultado de la
movilización, espontanea o provocada, de los medios alrededor de algo
que, durante un cierto tiempo, estos convienen en considerar como tal.
Pero ¿qué pasa cuando las poblaciones marginales son las que atraen la
atención?
Si los incidentes en los suburbios dieron lugar a una intensa cobertura fue
porque resonaban en ellos numerosos problemas sociales
mediáticamente constituidos como la desocupación, pero también brindo
la oportunidad de ver el resurgimiento de los estereotipos sobre esos
lugares, aunque esos esquemas fueran inapropiados para dar cuenta de lo
que había pasado.
La estigmatización
Si bien la mayoría de los periodistas rechazan y condenan las prácticas
dudosas de la profesión, creen que pese a todas las dificultades y
deformaciones, nada es peor que el silencio. Aunque los medios no
aborden de la manera más precisa, o privilegien aspectos menores a causa
de su espectacularidad, consideran que son útiles por el hecho de plantear
públicamente los problemas.
Los periodistas son rechazados por los jóvenes delincuentes pero también
por la población de esas urbanizaciones, que con la sucesión de notas y
artículos, ve como se fabrica una imagen particularmente negativa del
suburbio. Lejos de ayudar a los habitantes de este, los medios contribuyen
a su estigmatización.
Hay una lucha donde los principales actores son la prensa y el poder
político. Todo sucede como si los periodistas quisieran probarse a sí
mismos su autonomía profesional en relación al poder, tratando de
ponerlo en aprietos, mientras que los políticos, por su lado, se esfuerzan
por controlar los medios como pueden. La lucha se localiza en el terreno
mediático y permanece en él, mientras que el poder, con la ayuda de
especialistas en comunicación inventa estrategias orientadas a poner fin a
la agitación mediática.