Lectio Divina Juan 6, 52-59

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Lectio Divina: Juan 6,52-59

Reflexión
• Estamos llegando casi al final del Discurso del Pan de Vida. Aquí empieza la
parte más polémica. Los judíos se encierran en sí mismos y empiezan a
cuestionar las afirmaciones de Jesús.

• Juan 6,52-55: Carne y sangre: expresión de vida y de entrega total. Los


judíos reaccionan "¿Cómo este hombre puede darnos su carne para comer?"
Era cerca de la fiesta de Pascua. Dentro de unos pocos días, iban a comer la
carne del cordero pascual en la celebración de la noche de pascua. Ellos no
entendían las palabras de Jesús, porque tomaron todo al pie de la letra. Pero
Jesús no disminuyó las exigencias, ni tampoco retira nada de lo que había
dicho, e insiste: "«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo
del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi
carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.
Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que
come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él”. (a) Comer la
carne de Jesús significa aceptar a Jesús como el nuevo Cordero Pascual, cuya
sangre nos libera de la esclavitud. La ley del Antiguo Testamento, respecto a
la vida, prohibía comer sangre (Dt 12,16.23; He 15.29). La sangre era la señal
de la vida. (b) Beber la sangre de Jesús significa asimilar la misma manera de
vivir que marcó la vida de Jesús. Lo que trae vida no es celebrar el maná del
pasado, sino comer este nuevo pan que es Jesús, su carne y su sangre.
Participando en la Cena Eucarística, asimilamos su vida, su donación y su
entrega. “Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no
tenéis vida en vosotros.” Deben aceptar a Jesús como mesías crucificado, cuya
sangre será derramada.

• Juan 6,56-58: Quien me come, vivirá por mí. Las últimas frases son de gran
profundidad y tratan de resumir todo lo que se dijo. Evocan la dimensión
mística que envuelve toda la participación en la eucaristía. Expresan lo que
Pablo dice en la carta a los Gálatas: “Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí
(Gál 2,20). Es lo que dice el Apocalipsis de Juan: “Si uno me oye y me abre,
entraré en su casa y comeremos juntos” (Ap 3,20). Y Juan mismo en el
Evangelio: “Si alguien me ama guardará mi palabra y mi Padre le amará y los
dos nos vendremos con él y en él haremos nuestra morada” (Jn 14,23). Y
termina con la promesa de vida que marca la diferencia con el antiguo éxodo:
“Este es el pan bajado del cielo. No es como el pan que comieron vuestros
padres y después murieron. Quien come de este pan vivirá por siempre."

• Juan 6,59: Termina el discurso en la sinagoga. Hasta aquí la conversación


entre Jesús, la gente y los judíos en la sinagoga de Cafarnaún. Como aludimos
anteriormente, el Discurso del Pan de Vida nos ofrece una imagen de cómo
era la catequesis en aquel final del siglo primero en las comunidades cristianas
de Asia Menor. Las preguntas de la gente y de los judíos reflejan las
dificultades de los miembros de las comunidades. Y las respuestas de Jesús
representan las aclaraciones para ayudarlos a superar las dificultades, a
profundizar en su fe y a vivir más intensamente la eucaristía que se celebraba
sobre todo en las noches del sábado al domingo, el Día del Señor.

4) Para la reflexión personal

• A partir del Discurso del Pan de Vida, la celebración de la Eucaristía recibe


una luz muy fuerte y una enorme profundización. ¿Cuál es la luz que estoy
percibiendo y que me ayuda a da un paso?
• Comer la carne y la sangre de Jesús, es el mandamiento que él nos da.
¿Cómo vivo la eucaristía en mi vida? Aunque no pueda ir a misa todos los
días o los domingos, mi vida debe ser eucaristía. ¿Cómo alcanzar este
objetivo?

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