El Seminario 20 de Jacques Lacan
El Seminario 20 de Jacques Lacan
El Seminario 20 de Jacques Lacan
“El Seminario 20 de Jacques Lacan: Aún. El psicoanálisis entre el Otro, el sexo, el amor y el goce”
Prof. Dr. Alfredo Eidelsztein
Clase Nª 2 – viernes 11-04-08
Clase Nº 2
1º 2º 3º
I S R
de por qué era ese el recorrido de Lacan, y de poder entender por qué esta
jerarquización:
1º I
2º S
3º R
El máximo desafío para mí era -al comienzo- intentar dar cuenta de ese
recorrido de Lacan (I-S-R) y entender por qué había llegado a esa
jerarquización de los registros. Pero no fue lo que encontré: este seminario
produjo en mí un efecto de sorpresa tan notable debido a que no verificó mis
expectativas. Mis expectativas eran que ahora, en este seminario, me iba a
encontrar con lo real, y que tendría que ver qué haría con un “último” seminario
del Lacan y mi propia posición en psicoanálisis. Cómo iba a resolver el
problema de encontrarme con que Lacan iba hacia un lugar, donde yo
sostengo que el psicoanálisis no debiera ir.
1º 2º 3º
I S R
amor
De igual modo, cuando digo “lacanianos”, estoy diciendo que diagnostico que la
tendencia, el sentido, la orientación, la forma de entender el metier y de
practicarlo, por lo que leo de la tendencia que rige el movimiento psicoanalítico
que se postula como lacaniano, me parece que podría ser marcado y
delineado, siempre en un grado más o menos aproximado. Hay un artículo de
Edgardo Castro, publicado en la Revista Ñ sobre Foucault, Agamben y los
paradigmas, muy recomendable. Allí Castro se pregunta por qué el éxito de
Foucault y de Agamben, y plantea que es porque ellos toman paradigmas. Pero
esos paradigmas que Foucault y Agamben toman, el consenso de los lectores
les adjudican un valor de ser paradigmas efectivamente representantes del
conjunto al cual estarían representando. Uno podría decir “Los médicos, o la
medicina del Siglo XVIII estaba caracterizada por…”, eso ¿quiere decir todos y
cada uno? No. ¿Quiere decir que se ha hecho la estadística y que
necesariamente Foucault tenía el 51% de los testimonios de los médicos de
esa época? Tampoco. Hay alguna forma necesaria para interpretar cierto tipo
de fenómeno que implica en elegir un determinado conjunto de materiales,
cuanto más vasto mejor, que el autor en cuestión lo propone como paradigma,
es decir, como representante de un conjunto muy vasto que no tiene otro modo
de cernir. Es en ese sentido en el que estoy trabajando. Pero como lo hago
muy explícito, siempre está abierta la posibilidad de que cualquiera levante la
mano y haga alguna objeción, cosa que hasta ahora no ha ocurrido. Ninguno
me ha planteado que esté en desacuerdo con que para la gran mayoría de la
opinión psicoanalítica lacaniana moderna, lo que estoy planteando no funcione.
A.E.: sí, es la estructura del retorno, que encubrió todo lo novedoso que Lacan
decía en psicoanálisis bajo la forma del retorno a Freud. Melanie Klein y Anna
Freud propusieron todas sus novedades sin tener que decir que eso era
verdaderamente lo que Freud decía. Son formas elegidas por los autores.
“Entonces, los lacanianos dicen que Lacan dice, y no lo dicen como
interpretación de ellos sino como que es efectivamente lo que dice Lacan,
especialmente en el “último Lacan”, que es el más verdadero y es el Lacan de
lo real. El “Lacan real” es el Lacan de lo real. Pues vengo a descubrir, para mi
sorpresa, que el Lacan de lo real, que es el “último”, no es el Lacan del goce
como yo creía. Lo había leído más de 10 veces antes, hasta el momento en
que empecé a leerlo 30 veces más para este curso.
Los lacanianos dicen que Lacan dice: a) que reina el goce; b) que el goce es el
goce del cuerpo propio (sobre esto les paso una recomendación que me hizo
Haydée Montesano sobre un libro de Jean-Luc Nancy que se llama 58 indicios
sobre el cuerpo de Editorial Paidós, un libro magnífico que pone en tela de
juicio qué puede querer decir que alguien tenga un “cuerpo propio”), c) que lo
simbólico es impotente para operar sobre el goce; d) que no hay Otro ni hay
lazo. Con “no hay Otro y no hay lazo” se refieren a lo real, porque
imaginariamente un podría creer que hay Otro, y simbólicamente se podría
pactar que hay una ficción de Otredad. Pero lo real sería que no hay Otro y no
hay lazo, en lo real no habría Otro, y algo “real” no haría lazo con nada.
Porque si algo “real” hiciese lazo con algo, ese algo pasaría a ser lo Otro de
ese real. Pero si se sostiene que lo real es lo real, entonces no hay Otro ni hay
lazo. Consecuentemente, si reinara el goce, si el goce fuera del cuerpo propio,
si lo simbólico fuera impotente para operar con el goce, eso se diría así, voy a
escribirlo de una forma cuasi matemática:
A.E.: una cosa, sí, pero tridimensional. Porque si leemos en Lacan “La cosa
freudiana”, Das ding, no se trata de una cosa tridimensional. En la
Correspondencia, Freud se disculpaba ante Fliess por no haberle escrito antes
debido a que estaba muy ocupado con Das ding. ¿Cómo se entiende ese Das
ding? Das ding era el psicoanálisis. Con lo cual, la cosa freudiana es el
psicoanálisis. Pero el psicoanálisis, ¿puede ser sumergido en agua?, ¿existe
el psicoanálisis?, ¿produce efectos reales? Si produce efectos reales, ¿de qué
tipo de real se trata?
Vamos a trabajar ahora con citas del Seminario 20. Ya sabemos que el
discurso es considerado por Lacan como lazo social. En el Seminario 16 Lacan
trabaja discurso, en el Seminario 17 propone la estructura de los cuatro
discursos, y en el Seminario 18 define al discurso como lazo social, y a partir
de allí es muy consistente en el uso del psicoanálisis entendido como discurso
psicoanalítico, y especialmente en el Seminario 20 es categórico con esto. Pero
el lacanismo, no obstante, sostiene que no hay lazo.
autoerotismo aloerotismo
autoerotismo - narcisismo
oral - anal - fálico - genital
Edipo
Para Lacan, desde el comienzo -pero cada vez más acentuadamente- no existe
condición para el sujeto humano, no existe condición para lo que Lacan llama
sujeto, si no es antecedente lógico el Otro y los significantes:
Sujeto Otro
Significantes
Por ejemplo, en el Seminario 14, en la clase 7 del 25 de enero del ’67, Lacan
dice en el comienzo de la clase:
“Lo que soporta esta verdad es el objeto a, con lo cual, la castración no deja de tener
relación, seguramente, dado que el falo como su signo, representa justamente la
posibilidad ejemplar de la falta del objeto. Esta falta es inaugural para el niño, que no
se despierta a todo lo que se realiza en el acontecimiento psíquico más que al mismo
tiempo que descubre con horror que su madre está castrada, no designando así aquí a
madre nada menos que a ese Otro que es cuestionado en el origen en toda operación
lógica. En suma, la sexualidad, tal como es vivida y tal como opera, puede ser
fundamentalmente presentada a partir de lo que localizamos en la experiencia
analítica como un defenderse de dar lugar a esta verdad de que no hay Otro. Esta
verdad de que no hay Otro, ¿qué quiere decir?
“Planteemos así que no hay ningún lugar donde se asegure la verdad constituida por la
palabra, ningún sitio que justifique el cuestionamiento por las palabras, y lo que no es
más que palabras, y formulamos esta verdad escribiendo S(A) [S de A barrada] como
único punto de partida de lo que concierne a la lógica del fantasma. Pero como esta
afirmación de que no hay en absoluto Otro, tiene resonancias ateístas, la cuestión
puede plantearse en saber si su sentido radical está bien dado por lo que volvería a
inspirar una sombra. Es necesario seguramente ver que se trata de otra cosa. Si A está
barrado, es para designar, ante todo, que está marcado. Ahora bien, el Dios, que es tan
necesario en la versión de toda filosofía, ¿no tiene justamente por característica el no
estar marcado? Lo que tiende a probar la teología negativa y que invoca el argumento
ontológico, cuando se apoya sobre la idea de lo perfecto…
“… Ese Otro de los filósofos y de los “sabios”, ninguna marca pues lo merma, pero la
lengua misma repugna a introducir la función de la muerte en la categoría del Otro.
Como se los pude hacer sentir, el embarazo que tendría en elegir entre das anderes y
de andere, para traducir en alemán lo que propongo bajo ese término, tanto como la
necesidad en que me vi emplear en Baltimore the Otherness
realidad
ello
Con lo cual, observemos que para Freud, no solamente todo el comienzo de la
vida está caracterizado por ser “sin Otro”, sino que la estructura misma del
aparato psíquico de la segunda tópica también está caracterizada por sostener
que lo fundamental y lo más determinante, lo primero y lo más directo, vendrá
siempre del interior del cuerpo biológico. Con lo cual, cuando los lacanianos
sostienen que el goce es lo soberano, que el goce es soberano de la
sensibilidad, la sensación, la fenomenología, el dolor, etc. provenientes del
cuerpo propio, y que para eso siempre la palabra será impotente para operar
cabalmente; lo que produce como consecuencia lo real del goce como rechazo
del Otro y del lazo, es que se está más bien en la lógica freudiana y no en la de
Lacan, cuando Lacan mismo está tratando de dar cuenta de qué quiere decir él
cuando dice “no hay Otro” y es que no hay Otro en absoluto. Y que no haya
Otro en absoluto, lo que quiere decir es que no hay Otro sin marca, es decir,
que no hay Otro que no esté marcado por la inconsistencia, la incompletud, etc.
Elisa Bellmann: quisiera hacerte una pregunta respecto del tema anterior, ¿se
podría deducir que la tendencia del lacanismo hacia lo Uno es solidaria de un
Otro absoluto? Es decir, para sostener la tendencia hacia lo Uno o hacia lo
“auto”, se tiene que sostener un Otro absoluto, porque si el Otro está marcado,
ya habría Otro.
S1 S2 …
1º 2º
Se parte de Uno sin Otro. Esa es la lectura canónica lacaniana, por eso se
sostiene que la dirección de la cura es que se siga hablando, porque se
responde por la estructura, ya que se considera que esto (S 1, S2…) es la
estructura. De hecho, se lo define como cadena significante por el autor que
creó la expresión “cadena significante”, que fue Ferdinand de Saussure.
Saussure acuña la expresión “cadena significante” y la define como un término,
luego otro, y luego otro. Lo que resulta sorprendente es que haya denominado
a eso “cadena”. Un elemento detrás de otro no implica una cadena, no se ve el
encadenamiento. Pero si se lo leyera así:
S1 S2
Si uno parte del cuerpo, se podría suponer que se arranca de un cuerpo sin
requerir del Otro, para el cuerpo biológico. Para los lacanianos, eso es Lacan.
Pero si nosotros distinguimos entre Freud y Lacan, ¿es más bien Freud o más
bien Lacan? Hay dos títulos de dos comentaristas de Freud, que quizás sean
elocuentes para pensar el estado actual del goce del cuerpo propio, la biología
lacaniana y las neurociencias en el lacanismo, y cómo leen a Freud algunos
críticos e historiadores. Por ejemplo, Frank Sulloway: “Freud, biólogo del
espíritu”, del cual hay un ejemplar en la biblioteca de esta facultad, en inglés. Y
el otro es Remo Bodei, un ensayista y filósofo italiano, cuyo libro se titula “El Dr.
Freud y los nervios del alma”. A Freud se lo ve como quien ha hecho una
biología del espíritu, ha pasado el espíritu (como simbólico e imaginario) a un
real biológico; y Bodei también está diciendo que Freud toma al espíritu y al
alma de la cultura y los tramita biológicamente, convirtiéndolos en nervios. Me
da la impresión de que este goce real del cuerpo propio, tan a gusto para la
cultura del siglo XX, puede estar reinando en el lacanismo pero no por el decir
de Lacan y el lugar del goce en el decir de Lacan –que para colmo ya hemos
descubierto que es gozo y no goce. ¿Por qué se tradujo “goce” y no “gozo”?
¿Por qué la primera traducción fue goce y no gozo? ¿Por qué quedó goce, por
qué se aquilató? Porque ningún traductor, hasta el 2003, advirtió que se trataba
de un error garrafal. Esto no coincide ni con la traducción del francés al español
ni con el espíritu de la enseñanza de Lacan. ¿Por qué no se lo tradujo bien?
Porque hay un nexo no revisado entre Freud y Lacan. Porque se los pone en
absoluta continuidad, como si Lacan hubiese sido el neurólogo que fue Freud.
Freud era neurólogo de laboratorio, que estudiaba los nervios de las anguilas
en el microscopio. Lacan viene de la psiquiatría. Hasta por la formación se
puede entender por qué Freud partió de donde partió y llegó donde llegó; y por
qué Lacan no era de esa partida ni tenía esa posición.
Como está avanzada la hora, dejo el orden de las citas para la próxima, pero
antes de terminar quiero señalarles otras citas del seminario:
“No me canso de decir que esa noción de discurso ha de tomarse como vínculo [lazo]
social, fundado en el lenguaje,…”3
“El significante es la causa del goce. (…) ¿Cómo, sin el significante, centrar ese algo
que es la causa material del goce?”4
Son frases increíbles, y están dichas por Lacan. Está diciendo que el
significante es la causa del goce, pero no sólo que es la causa, sino que es la
causa material del goce. Hay que aclarar que no se entiende qué quiere decir
que el significante sea la causa material del goce, pero es claro que cuando los
lacanianos dicen material, no se están refiriendo a lo mismo que refiere Lacan
cuando dice material. Cuando los lacanianos hablan de material, se refieren a
algo tridimensional, celular.
1
Lacan, J. (1995): El Seminario, Libro 20. Buenos Aires. Paidós. p. 18
2
Op. cit. p. 19
3
Op. cit. p. 26
4
Op. cit. p. 33
“No hay ninguna realidad prediscursiva. Cada realidad se funda y se define con un
discurso.”5
Hay que tener en cuenta que con “lazo social” no solo se designa la relación
sujeto-Otro, sino que tenemos el conjunto de discursos que operan
simultáneamente con ese discurso. Por ejemplo: Lacan dice que de los cuatro
discursos, en los cuales se inscribe el psicoanálisis, el del amo, el universitario
y el histérico, el último en aparecer es el analítico, pero que no son históricos –
y ahí empieza Lacan a producir ciertas dificultades. Al decir que no hay
realidad prediscursiva no está diciendo que no haya vivencia de satisfacción
antes del discurso analítico. De hecho, en el Seminario 20 Lacan dice que “no
hay relación sexual” sólo es posible de ser dicho a partir de que existe el
discurso psicoanalítico. Quiere decir que antes de 1895… había relación
sexual, al menos no se puede escribir que no la hubo. Quiere decir que del
goce de los cuerpos, de eso, no podemos estar hablando jamás. Si
estuviéramos hablando de lo real, y lo real no hace lazo y es sin Otro, es
universal. Es para siempre, desde siempre, para toda cultura y para todo
género. Son formas muy contrastantes de hablar. El Lacan del Seminario 20
no es el “último Lacan” de los lacanianos. Es lo que descubrí este verano,
aunque me había preparado para otra tarea, que era qué iba a hacer con el
“último Lacan” de Lacan, ya que yo también me formé en el lacanismo y lo
había comprado. Pero he descubierto de que no es así.
Lacan dice en el Seminario 20, en más de un lugar, que no hay ni puede haber
una realidad prediscursiva. ¿Es eso lo que dice el lacanismo? ¿Cuántos
5
Op. cit. p. 43
6
Op. cit. p. 44
argumentos lacanianos se sostienen del argumento de Lacan que dice que no
hay realidad prediscursiva? ¿Cuántos lacanianos sostienen que en el origen de
todo está el discurso? Doy un paso hacia atrás: los lacanianos ¿hablan de
discurso? Sí, pero no es esto lo que dicen del discurso. Hay todo un circuito de
frases que se toman y otras que se reprimen –yo también hago lo mismo, tomo
unas citas y dejo de lado otras. Voy a trata de producir una cantidad
contundente de citas para sostener mi argumento, pero además quiero
comentarles lo que me pasó, una vez que leí muchas veces el seminario y me
pude desprender del lacanismo, cuando lo leía, yo pensaba para mí mismo
“esto yo no lo sabía”, ya que ningún lacaniano me había enseñado que no
había ninguna realidad prediscursiva. Esto implica la caída al vacío del 99% de
la teoría de Freud y del 100% de la teoría kleiniana. La teoría kleiniana, con la
preponderancia en el nacimiento de la pulsión de muerte, que no por nada los
anglosajones llegan al instinto, ¿hay algo más parecido al instinto que la
pulsión de muerte con la que se nace? Y Lacan tiene que volver a decir que no
se trata del instinto, ni siquiera conviene llamarlo pulsión, conviene llamarlo
deriva, deriva pulsional.
Tal vez no importe tanto establecer la veracidad de lo que dijo Lacan, sino
establecer qué versión elegiríamos nosotros para ofertar, cuál sería la oferta
psicoanalítica para recibir demanda de tratamientos y operar en esos
tratamientos, en esta sociedad cada vez más drogadicta y actuadora. ¿Vieron
cómo “discuten” ahora los chicos en el colegio? “¿Qué mirás?” le dijo una
chica a otra y la cortó toda con un cutter. ¿Qué vamos a decir nosotros de
eso? ¿Que es un goce? ¿Qué le diríamos a la chica del cutter? ¿No le
preguntaríamos por qué no le habló, o qué le está pasando en la casa con la
madre o con el padre? ¿No pondríamos a trabajar el lazo, el Otro y la palabra?
¿O le cortaríamos la sesión?.-
Versión revisada por el autor.
Desgrabación y edición: Mariana Gomila
Curso de Posgrado – UBA 16
“El Seminario 20 de Jacques Lacan: Aún. El psicoanálisis entre el Otro, el sexo, el amor y el goce”
Prof. Dr. Alfredo Eidelsztein
Clase Nª 3 – sábado 12-04-08
Clase Nº 3
Lo que habría de “manipulación” en francés son los títulos de las clases y los
temas de cada clase que son puestos por la edición. Lo sorprendente de la
École Lacanienne, en tanto son los antagonistas más famosos del lacanismo
oficial, es que no critican, por ejemplo, los títulos puestos a las clases. Es
increíble. Cuando la clase I del Seminario 20, publicado en francés en 1975 –
hace 33 años- fue titulada “Del goce” –siendo que Lacan dijo que todo el
mundo creyó que habló del amor cuando en realidad habló de la necedad- al
día de hoy no hay un solo artículo –y estoy muy atento a estos problemas y los
reviso permanentemente- que diga que el título “Del goce”, de la clase I del
Seminario 20, publicado hace 33 años, fue una manipulación hacia el goce
producida por el editor. ¿Por qué? Porque en la École Lacanienne también
creen que Lacan allí habló del goce, y les parece genial, porque por fin Lacan
habló de lo real. Pero Lacan no habló de eso, e intentaré demostrarlo a partir
de un conjunto de citas.
Cada vez que hay una mano agregada de un lacaniano, el texto de Lacan se
sustancializa una vez más. Cuando se lo establece en francés, se lo
sustancializa; cuando se lo traduce al español, se lo vuelve a sustancializar;
cuando se lo comenta en la facultad de Psicología, se lo sustancializa una vez
más, etc. Es muy común escuchar decir que el goce es la pulsión de Freud.
Nunca jamás Lacan trabajó el goce en ese sentido, excepto en un renglón del
Seminario 7 donde dice que el goce es la satisfacción de la pulsión, pero luego
hay otros 3000 lugares en los que no lo trabaja en ese sentido, sin embargo
todo el lacanismo dice que el goce es la pulsión de Freud. Con lo cual, me da
la impresión de que, seguramente, se trata de un problema lacaniano, así como
se tiene la sensación de que el lugar que tiene el yo para los annafreudianos no
es el mismo que tiene el yo en la obra de Freud. Si se lee El yo y los
mecanismos de defensa de Anna Freud, si bien Freud dijo que había que
seguir estudiando al yo, hay que establecer si el lugar que el yo tenía para
Freud es el mismo lugar de preponderancia que tiene en ese libro sobre los
mecanismos de defensa. Y para colmo, cada autor le agrega un poquito, la
“esfera libre de conflictos del yo”, es totalmente annafreudiano. Mi impresión
es que lo mismo sucede con cada mano que un lacaniano le echa a la obra de
Lacan.
Este seminario está inundado de referencias -ya les anticipé una- a Aristóteles,
de hecho hay más referencias a Aristóteles que a Freud. Que en el Seminario
20 Lacan habla más de Aristóteles que de Freud, ¿es algo que se dice? No, no
se dice porque hay una polémica detrás y es que Lacan es platónico y Freud es
aristotélico. Y eso no se va a decir nunca. Ni siquiera ustedes lo van a decir y
no porque no sepan sobre el tema, sino porque ya hay un consenso muy
fuerte, muy consolidado, una corriente de opinión –lo que se llama una doxa-
muy fuerte, en la cual ya se consolidó el sustancialismo en el psicoanálisis
lacaniano.
Esta oposición que plantea Ricceur también puede articularse a lo que Jean-
Claude Milner en El periplo estructural trabaja como physei y thesei, lo que es
por naturaleza y lo que es por ley o convención. Milner dice que el
pensamiento griego inauguró esta oposición, pero no sé si se puede establecer
como diferencia entre platonismo y aristotelismo, Milner no lo plantea así, pero
creo que podría ser.
Michel Foucault también trabaja con esta oposición, pero para el Siglo XX.
Establece por un lado el nazismo y por otro lado el psicoanálisis. Para los
nazis, la sangre era real. Y Foucault dice que el psicoanálisis tiene el honor
político de hacer del derecho de la sangre algo vinculado al pacto y a la ley.
Ricceur
Freud energética hermenéutica
Fouca ult
S. XX nazis Psicoanálisis
(sangre = real) pacto – ley – convención
Lacanismo goce
Una referencia más sobre esta problemática es Alain Badiou, que en su libro El
siglo propone pensar que la gran discusión de ideas, en política, filosofía,
ideología, ciencias humanas, etc., durante el Siglo XX, era si se sostenía o no
el humanismo. El humanismo se refiere a si hay una característica universal
del hombre. El problema es que ya esa frase, así dicha, sostiene que sí, porque
menta “hombre”. Agamben, Esposito y Nancy ya están trabajando con el
problema de que decir “hombre” implica una universalización. Recuerden que
el libro de Primo Levi sobre Aushwitz se titula Si esto es un hombre.
Hay dos posiciones fundamentales: aquellos que rechazan que haya “el
hombre”, o una característica fundamental para el hombre –son los anti-
humanistas. “Anti-humanista” suena mal, pero es en realidad al revés, por
ejemplo: el nazismo es el movimiento humanista más consistente que hubo en
la historia, porque sostenía que la raza aria era la verdaderamente humana, los
demás no eran siquiera hombres, los nazis llamaban a los judíos “piojos”. Les
recomiendo la lectura de La metamorfosis de Kafka, que trata de una persona
que se acuesta siendo hombre y se levanta como cucaracha. La lógica que
está en juego es la idea de hombre, los nazis sabían qué era un hombre.
También el comunismo fue un movimiento humanista –no los estoy poniendo
en serie por los genocidios-, el humanismo comunista es el del “hombre
nuevo”, un “compañero”. Si bien no era una idea de raza, el “hombre nuevo”
también refería a una idea de hombre. El anti-humanismo, en cambio, es la
posición que niega que haya una característica universal de lo humano.
Presentado este debate de una manera muy interesante por Badiou, él dice
que el Siglo XX terminó en un humanismo animal, ya que es por el cuerpo. Si
bien ya no es el cuerpo nazi de la sangre aria, es un cuerpo genético, el cuerpo
de la pulsión, el cuerpo de la libido. Hoy se pueden leer en los prospectos de
los medicamentos referencias a la libido, si la droga produce aumentos o
disminuciones del monto de la libido. Vean cómo es leído el concepto
psicoanalítico de libido: puede ser aumentado por una pastilla, por lo tanto, se
trata de algo que está en las tripas. De hecho, muchos lacanianos hablan de la
“tripa carnal”, que el goce se refiere a la tripa carnal.
Un lacaniano diría en cambio: “nuestra vía, la del goce”. ¿Por qué? Porque
discurso analítico es lazo social que implica al Otro, y eso no va, ya que
estamos con el “último Lacan”.
quiere decir que ningún paciente se relaciona con nada que lo obligue a gozar,
por ejemplo, el cuerpo.
La clase se llama “Del goce”, y aquí Lacan dice que en el discurso analítico el
sujeto se manifiesta en su oquedad, a saber, en lo que causa su deseo.
“Si no hubiese eso, yo no podría recapitular con una topología que pese a todo no se
refiere a la misma incumbencia, al mismo discurso, sino a otro, muchísimo más puro, y
que pone de manifiesto mucho más el hecho de que no hay génesis sino de discurso.”12
S A
G G
cada uno con su goce –en las tripas-, si decimos que el inconsciente es el
discurso del Otro, ¿cómo haríamos? El inconsciente, ¿está dentro o está
afuera? Con ese esquema no podría responderse. Hay que producir un tipo de
vinculación que la topología permite y es esta:
10
Ibíd.
11
Op. cit. p. 19
12
Ibíd.
S A
Hablamos de la causa del deseo, el deseo del hombre es el deseo del Otro,
¿Cómo inscribimos esa relación si no tenemos una topología?
No digo que las cosas sean así, yo no sé cómo son las personas, si desean, si
gozan, si hay o no inconsciente, no lo sé. Sólo estoy comentando la teoría de
Jacques Lacan. No estoy comentando sobre la clínica ni sobre los pacientes, ni
sobre el sufrimiento de la gente, sobre eso sé poco y nada, no tengo nada para
enseñar sobre eso. Solamente estoy comentando el libro de Lacan, su teoría.
Y digo: si lacan introduce la topología es porque está trabajando con una
espacialidad que es de superficies. Siendo una espacialidad de superficies, es
bidimensional, es de dos dimensiones. De hecho, Lacan va a introducir más
adelante las dimensiones del decir. Nosotros tenemos tres dimensiones: alto,
ancho y profundidad. Pero cuando trabajamos con estos conceptos, Lacan
introduce la topología porque las entidades de las que está hablando –sujeto,
Otro y objeto a- son bidimensionales, por eso la topología se vuelve necesaria.
En el discurso analítico se trabaja con una espacialidad que es topológica.
“El que esta topología converja con nuestra experiencia hasta el punto de permitirnos
articularla, ¿acaso no es algo que puede justificar lo que, en lo que ofrezco, se
sustenta, se suspeora, por no recurrir nunca a ninguna sustancia, por no referirse
nunca a ningún ser, y por estar en ruptura con cualquier cosa que se enuncie como
filosofía?”13
Anoten “filosofía”, porque dicho así, es preciso hacer una aclaración. Porque
aquí, en el Seminario 20, se inaugura la “antifilosofía” de Lacan. Se inaugura la
posición de Lacan en la que dice que el discurso de la filosofía se emparienta
con el discurso del amo, y que el discurso analítico es exactamente el
contradictorio del discurso del amo, por lo tanto, queda como contradictorio
absoluto del discurso de la filosofía. Pero no hay que suponer que filosofía aquí
se refiere a toda la filosofía de Occidente. Habrá que ver a qué está llamando
Lacan aquí con “filosofía”. Por lo pronto podemos asociar que filosofía aquí
refiere al discurso del ser y al discurso de la sustancia.
“… desde el discurso analítico hasta lo que lo condiciona – a saber, esa verdad de que
no hay relación sexual,…”14
13
Ibíd.
14
Op. cit. p. 20
Una primera cuestión: el “no hay Otro” y el “no hay lazo” del lacanismo, se
apoya mucho –imaginariamente- en esta frase fuerte de Lacan que es “no hay
relación sexual”, porque “no hay relación sexual” nos daría a entender que no
hay vínculo sexual y que, para colmo, no hay partenaire sexual. Para los
lacanianos se trata del autoerotismo freudiano, es decir, que da lo mismo una
parte del cuerpo propio que el cuerpo del partenaire, así es leído el “no hay
relación sexual” del Lacan. Pero observen qué paradójico es que en el
seminario del “no hay relación sexual”, Lacan diga que no hay relación sexual a
partir del discurso analítico. ¿Qué quiere decir que sea a partir del discurso
analítico? Que es un nuevo tipo de lazo entre sujetos. Que en el seminario
donde pareciera que Lacan estuviera diciendo que somos bolas de billar
rodando por la mesa chocando una contra otra, lo que en realidad está
afirmando es que si nosotros pensamos que somos esas bolas rodando en la
mesa chocándonos entre sí, eso, es consecuencia del tipo de vínculo que
tenemos con el Otro. Porque nunca Lacan acentuó tanto el lazo social como
en este seminario, en el que propuso que no hay relación sexual. Más aún, de
hecho, sólo se puede decir que no hay relación sexual a partir de un tipo nuevo
y novedoso de lazo, que es el discurso analítico. Entonces, en estas páginas,
según Jacques Lacan, ¿hay más lazo o menos lazo?
Es decir, que a partir de que hay discurso psicoanalítico puede decirse que hay
cuatro, es decir, el discurso analítico se articula a otros tres. Y estos cuatro
existen como tales porque cada uno de ellos inscribe cierta modalidad de
asentamiento, de asidero, de localización del significante. Ayer uno de ustedes
me planteó que ya no se hablaba más de significante. Es cierto, en el
lacanismo no se habla más de significante, ya que significante era del “segundo
Lacan”. Pero Lacan, en el Seminario 20 sostiene que cada discurso existe a
partir de una cierta modalidad del significante.
“No ha de tomarse [a los discursos] en ningún caso como una secuencia de emergencias
históricas; que uno haya aparecido desde hace más tiempo que los otros no es lo que
aquí importa. Pues bien, diré ahora que de este discurso psicoanalítico hay siempre
alguna emergencia con cada paso de un discurso a otro.”16
15
Op. cit. p. 25
16
Ibíd.
Yo no sabía esto el año pasado: que hay discurso analítico cada vez que se
produce el giro de un discurso a otro. Si recuerdan lo que propuse el año
pasado, esto sería que partiendo del discurso amo, en el pasaje al discurso
histérico ya habría emergencia del discurso analítico. Y lo mismo en el pasaje
del discurso histérico al discurso analítico, sería el último “click”. Cada “click” de
un discurso al otro es un movimiento analítico.
“No digo otra cosa cuando digo que el amor es signo de cambio de discurso.”17
“Me canso de decir que esa noción de discurso ha de tomarse como vínculo social, …18
“…porque se espera que lo que lo causa tenga cierta relación con lo real.”22
17
Ibíd.
18
Op. cit. p. 26
19
Ibíd.
20
Op. cit. p. 27
21
Op. cit. p. 28
22
Op. cit. p. 29
Sdo.
Ste.
S
arbitrariedad
s
“Ahora bien, lo que pasa por arbitrariedad es que los efectos de significado parecen
no tener nada que ver con lo que los causa.23
O sea, es arbitrario porque pareciera no tener nada que ver con lo que lo
causa. Es decir, esto
parece arbitrario porque pareciera que no hubiera nada que lo causara. ¿Por
qué? -error de Saussure y de Lacan hasta estos años.
“…porque se espera que lo que lo causa tenga cierta relación con lo real”24
O sea, se supone que están los árboles reales. A partir de la existencia de los
árboles reales, se parte de algo real y se dice: si árbol real se dice distinto en
cada lengua, quiere decir que la relación entre el árbol real y el significante es
arbitraria. Pero no es ese el problema. El problema es que acá no tenemos un
real, acá tenemos un significado. Con lo cual, no es arbitrario, porque el
significante está en la génesis del significado. No es arbitrario: el significante
causa el significado. Lacan está trabajando las estructuras de los discursos, y
partiendo del discurso amo, lo que nos interesa es qué irá debajo:
S1 S2
23
Op. cit. pp. 28-29
24
Op. cit. p. 29
¿Y qué iría ahí, debajo? Algo causado por el significante, más aún, por la
relación entre significantes. Es la relación entre significantes lo que irá ahí
abajo, por eso está poniendo en tela de juicio lo que el propio Lacan sostuvo
hasta ese momento: que sea arbitrario, puesto que no lo es. Porque si
tuviéramos S2 a la izquierda y S 1 a la derecha, ya cambiaría lo que va debajo.
Porque es causado por el significante, con lo cual, observemos el valor, la
importancia, el estatuto, la jerarquía del significante en el Seminario 20 de
Jacques Lacan, especialmente en esta clase, titulada “Del goce”.
“Hablo de lo real serio. Lo serio (…) no puede ser sino lo serial. No se obtiene sino
después de un largo tiempo de extracción, de extracción a partir del lenguaje,…”26
25
Ibíd.
26
Ibíd.
27
Este tema fue desarrollado por A.E. en el curso de doctorado Formalizaciones matematizadas en
Psicoanálisis. UBA. 2006
se llegó, si uno puede operar sobre los términos. Vean que es una diferencia
clínica crucial.
Les pregunto: esta frase que acabo de citar, de la página 30, ¿refleja lo que
ustedes creían que era lo que Lacan planteaba en el Seminario 20? No. Pero
¿por qué entonces se acentúa tanto el goce? A principios de este año –y tras
haberlo leído muchísimas veces- descubrí otro Seminario 20. Porque yo
también tenía el Seminario 20 de los lacanianos, pero este año he descubierto
el Seminario 20 de Jacques Lacan.
Es cierto que para hacer este recorrido que estoy haciendo por el Seminario 20
he salteado muchos párrafos. Pero cualquiera de ustedes podría tomar todos
los párrafos que he salteado y ver si con ellos se puede armar una serie que
pueda justificar el colocar a Lacan bajo la columna de la energética. Con la
lectura que estoy proponiéndoles, claramente va en la hermenéutica. Me había
olvidado de comentarles que Lacan critica directamente la concepción
energética freudiana y propone sustituirla por la de economía política. ¿De
dónde tomó Freud la energéia, que Lacan critica? De Aristóteles. Lacan critica
su uso y dice que hay que sustituir ese concepto en psicoanálisis por el de
economía política. Economía quiere decir “la ley del hogar”. Pero se trata de
una economía política, ¿por qué política? ¿qué es polis? La sociedad. ¿Se
entiende lo que esto quiere decir? Es muy fuerte. Si tenemos un caso donde
una persona sufre mucho un dolor, de cualquier índole, y queremos operar
sobre ese monto para hacerlo tolerable –supongamos que el paciente dijera
que si no aminora su sufrimiento, piensa en suicidarse- ¿cómo operaríamos? Si
se tratara de una energética, como todo psicoanalista lacaniano asustado:
derivación urgente al psiquiatra. ¿Por qué? Para que tome algo que incida
sobre la tripa carnal. Lacan, en cambio, propone otra cosa: propone que se
trabaje con el Otro de ese algo, porque hay algo en la economía política de ese
caso que está desbalanceado. ¿Por qué les sugerimos a nuestros amigos que
sufren que vayan a ver a un psicoanalista? ¿Por qué introducir un
28
Op. cit. p. 30
29
Ibíd.
psicoanalista? Porque justamente no se trata del goce del cuerpo, justamente,
el goce es un efecto del significante. Y lo encontraremos siempre en su
modalidad, en su existencia y en su magnitud, vinculado a efectos del
significante.
“En primer lugar, de la sustancia pensante se puede decir que, después de todo, la
hemos modificado sensiblemente.”30
“Desde aquel pienso que por suponerse a sí mismo, funda la existencia, hemos tenido
que dar un paso, el del inconsciente.”31
“Como hoy ando dándole vueltas a lo del inconsciente estructurado como un lenguaje,
sépase: esta fórmula cambia totalmente la función del sujeto como existente. El sujeto
no es el que piensa.”32
Esto es totalmente contrario a Freud. Ya que Freud ¿cómo intervenía con los
pacientes? Si un paciente le decía a Freud “Anoche pensé que usted no me
30
Op. cit. p. 31
31
Ibíd.
32
Ibíd.
quería atender más”, ¿qué respondía Freud? “Yo no lo dije. Como yo no lo dije,
usted lo ha proyectado en mí. ¿Por qué cree usted que ha proyectado eso en
mí?”. Eso es Freud, pero no es Lacan. Si un paciente viene y les dice algo así,
que pensó que no lo querían atender más, ¿ustedes no pensarían que tal vez
la sesión anterior tenían tan mala cara que el paciente pudo pensar que estaba
dirigido a él? Mas aún, ¿no será cierto que yo no quiero atender más a este
paciente que me tiene harto? ¿Cómo sabía Freud lo que él pensaba? Muchas
veces han sido las mujeres las que le han interpretado a Freud lo que él
pensaba. Uno no siempre sabe lo que está pensando. Eso es lo que el
psicoanálisis ha aportado. Ahora, nuevamente ¿qué es el psicoanálisis? Si se
trata del psicoanálisis de la responsabilidad subjetiva –“¿qué lugar ocupa usted
en el asunto del que se queja?”- que practica el lacanismo, que ha hecho del
error freudiano la entrada inexorable de todo tratamiento; si es así, estamos
listos, porque estaríamos individualizando, culpabilizando y haciendo consistir
al cogito, es decir, estaríamos atacando al inconsciente.
“Con estas necedades vamos a hacer el análisis, y entramos en el nuevo sujeto que es el
del inconsciente. Justamente en la medida en que nuestro hombre consienta en no
pensar, podremos, a lo mejor, saber algo un poquito más preciso, podremos sacar
algunas consecuencias de los dichos;…”33
“…dichos de los que no cabe desdecirse, según las reglas del juego.”34
Quizás las reglas del juego no sean “diga todo lo que se le ocurra”. Tal vez la
verdadera regla del juego sea que no cabe desdecirse. Por eso es que Lacan
dice que está hablando de la necedad, de la estupidez, de la equivocación, de
la metida de pata.
“De allí surge un decir que no llega siempre hasta poder ex-sistir al dicho.”35
O sea, hay una diferencia entre el decir y el dicho. Para Lacan debe ex-sistir, o
sea, está por fuera. Una cosa es el decir y otra el dicho. “Que se diga queda
olvidado tras lo que se dice en lo que se escucha o entiende”, recordarán ese
33
Ibíd.
34
Ibíd.
35
Ibíd.
aforismo de Lacan. Esa es la lógica que está en juego. Una cosa es que se
diga y otra cosa es lo dicho. Una vez producido lo dicho, ya no cabe
desdecirse, porque los dichos ex-sisten. En una topología, el dicho y el decir
son discontinuos, porque no hay una responsabilidad subjetiva. Eso fue dicho.
“Pero yo ya no lo sostengo más”… sí, pero fue dicho igual.
¿qué le ocurre al dicho por ex-sistir al decir? Sigue, permanece. “No, quedate
tranquilo, mamá te quiere…”, cuando viene de decirle que ojalá no lo hubiera
tenido nunca porque le arruinó la vida. “No te lo tomes en serio, mamá estaba
nerviosa…” Ya no vale desdecirse, porque ya fue dicho.
“Esta es la prueba donde, en el análisis de quienquiera, por necio que sea, puede
alcanzarse algún real.”37
“,… y que acaso consta de algo que permite establecer otra forma de sustancia, la
sustancia gozante.”39
36
Ibíd.
37
Ibíd.
38
Op. cit. p. 32
39
Ibíd.
“No se goza sino corporeizándolo de manera significante.”40
“…: la sustancia del cuerpo, a condición de que se defina sólo por lo que se goza.
Propiedad del cuerpo viviente, sin duda, pero no sabemos qué es estar vivo a no ser por
esto, que un cuerpo es algo que se goza.”41
“…: la sustancia del cuerpo, a condición de que se defina sólo por lo que se goza.
Propiedad del cuerpo viviente, sin duda, pero no sabemos qué es estar vivo a no ser por
esto, que un cuerpo es algo que se goza.”
Dice “se goza”, lo que quiere decir que “no gozo, yo”. Un cuerpo no es algo de
lo que yo disfruto, sino algo de lo que “se” goza. Así como el pensamiento es
algo que “se” piensa, en psicoanálisis, cuerpo es algo que “se” goza. Lacan es
increíble, es alguien de ideas muy sorprendentes. Y no es el de nuestro sentido
común lacanés. Lacan no habla ni piensa en lacanés. Es notable. Con Freud
no pasó lo mismo. Me parece que lo que Lacan llamó post-freudianos hablaban
más Freud. Pero el lacanismo habla en lacanés, y el lacanés tiene muy poco
que ver con la parte más dura de la teoría de Lacan. Y no es porque no lo
entendieron, porque yo tampoco lo entiendo. Creo que es porque lo han puesto
en continuidad con Freud. El retorno a Freud nos mató.
“Gozar tiene la propiedad fundamental de que sea, en suma, el cuerpo de uno el que
goza de una parte del cuerpo del Otro. Pero esa parte goza también, lo que place al
Otro más o menos, pero el hecho es que no lo deja indiferente [al Otro].”
Vean que no se trata del goce del propio cuerpo. “Goce” en el sentido de
“gozo”, o sea juissance, en el sentido de Lacan, también es vincular, es lazo. Y
es producto del discurso y no es sin significante.
“…¿qué es el significante, el significante sólo por hoy, y para cerrar con esto, dado los
motivos que tengo?”42
Puede ser que esta clase haya sido toda destinada al significante, pero la
titularon “A Jakobson”. Habla todo el tiempo del significante y del inconsciente.
40
Ibíd.
41
Ibíd.
42
Op. cit. p. 33. Se aclara que en la versión oficial en español el signo de cierre de interrogación está mal
colocado. Se transcribió la cita con el signo donde corresponde, según la versión francesa.
43
Ibíd.
Con lo cual es claro que, primero, no entendemos nada -petición de principios-
y segundo, que no tiene nada que ver con la carne tridimensional. ¿Dónde
localizaríamos un significante en la carne tridimensional?
“Diré que el significante se sitúa a nivel de la sustancia gozante. Es del todo diferente a
la física aristotélica que voy a evocar, …
…, la cual por poder ser solicitada como lo haré enseguida, nos muestra hasta qué
punto es ilusoria.”44
En las próximas clases de este curso voy a trabajar sobre la polémica Platón –
Aristóteles. Si quisieran podrían ir revisando estos autores, busquen
“sustancia”, “dialéctica”, “quididad” de Santo Tomás, que es todo el
pensamiento sustancializante de Occidente; versus las ideas, el sistema de
ideas y la dialéctica platónica. También es interesante buscar “neoplatonismo”,
que ya es platonismo con Aristóteles. Voy a traer materiales. Tengo la versión
de la Ética a Nicómaco en griego y español, de Julián Marías, que es altamente
recomendable. Hay una introducción excelente sobre Aristóteles, de Julián
Marías, que piensa a Aristóteles en relación a Platón. También hay un artículo
de Badiou que me pasó María Inés Sarraillet, que salió en la Revista Ñ, titulado
“Somos todos aristotélicos”.
Jorge Núñez: es que al decir “parte del cuerpo”, hace que necesariamente se
piense en el sentido sustancialista…
A.E.: no, porque si es “parte” del cuerpo, solamente tenemos “parte” del cuerpo
por el corte significante. ¿Recuerdan el artículo de Freud sobre parálisis
orgánicas y parálisis histéricas? ¿Qué destacó Freud del “corte” de las parálisis
histéricas? Que no respetaban la anatomía. Porque ese corte es corte
significante. Donde a uno le duele, como localización corporal, ya es producto
de la operatoria significante, porque ese lugar corporal, es significante. No
solamente por su existencia como parte sino porque la pregunta es por qué ahí.
¿Por qué ahí? ¿Por qué la cabeza y no la panza? “Porque a mi hermano le
decían cabezón”, con lo cual ya es la cabeza de otro. Al paciente le puede
doler la cabeza porque al hermano –que no era más inteligente- le decían
“cabezón” y era el más querido de la mamá. ¿Se entiende esta vuelta rara? Los
muchachos lo cargaban al hermano por cabezón y el paciente siempre creyó
que ahí había un recupero narcisista para él, porque al hermano lo cargaban y
él era el lindo, a pesar de lo cual, el cabezón era el preferido de la mamá. Tal
vez por eso le duela la cabeza. No hay goce sin significante. Porque por otra
parte, si te duele la cabeza… ¿dónde duele? ¿Duele la cabeza? ¿Qué es la
cabeza? Sin esta topología del cuerpo, que es un cuerpo creado por el
44
Ibíd.
45
Ibíd.
significante, no hay realidad de ese cuerpo previa al lazo discursivo. No tiene
nada que ver con ninguna energética que provenga del cuerpo como la
exigencia de trabajo que lo corporal le exige a lo psíquico. No tiene
absolutamente nada que ver con eso. Creo que es una crítica velada a la
pulsión de Freud.
“Cómo, sin el significante, centrar ese algo que es la causa material del goce?”46
“Por desdibujado, por confuso que sea, una parte del cuerpo es significada en este
aporte.”47
…, final en todos los sentidos del término. Por ser su término, el significante es lo que
hace alto en el goce.”49
“Se podría hasta decir que el verbo (…) efectúa el paso de un sujeto a su propia
división en el goce,…”50
A veces saco dos o tres palabras del medio. Saben que respecto de eso
tenemos una polémica, que ya la presenté varias veces y es que para Freud, al
comienzo, estuvo la horda primitiva y el asesinato del padre de la horda
primitiva; o el asesinato, la muerte, en el sentido de Goethe. Para Lacan –y
Lacan es con San Juan- en el comienzo estuvo el Verbo. Ahí hay una
polémica Freud-Lacan pública y explícita, que Lacan nunca veló en su retorno
a Freud y me parece que está en juego aquí. Si hubo asesinato al comienzo es
porque había cuerpo. Del lado de Freud, si en el comienzo hubo asesinato es
porque ese padre gozador tenía un cuerpo. De hecho, Lacan siempre se
46
Ibíd.
47
Ibíd.
48
Op. cit. p. 34
49
Ibíd.
50
Ibíd.
preguntaba cómo es que podía ser padre, por qué no llamarlo orangután –ya
que se mató a un orangután. Y por qué el asesinato de un orangután podría
haber traído un cambio tan rotundo en la especie humana. Sea como fuere,
hay una forma de arrancar la concepción: una es que hay cuerpo, que hay
satisfacción de ese cuerpo –el padre gozaba de todas las hembras- y luego se
lo mata. Esa es una concepción, y corresponde a la sustancia aristotélica y la
física de Aristóteles. La otra concepción es que al comienzo está el Verbo: la
idea, el demiurgo, la vertiente platónica.
Vean ese “fundé”, habrá que ver si ahí Lacan no se separa de Freud. ¿Qué
quiere decir? ¿Sólo el concepto, o que Lacan terminó de darle el estatuto –lazo
social, etc.- con su posición? Es fuerte este “fundé”, ya que no es “designé”.
“Desde entonces, fundé el discurso analítico con una articulación precisa, que se
escribe en el pizarrón con cuatro letras, dos barras y cinco rayas [rasgos].”52
Es la palabra que usa para “rasgo unario”, y aunque fue traducido al español
como “raya”, tratándose de una palabra que Lacan utiliza para un concepto, yo
prefiero dejar la misma.
“Esta escritura partió de una evocación inicial, a saber, que el discurso analítico es un
modo nuevo de relación fundado únicamente en lo que funciona como palabra,”53
“Esta escritura partió de una evocación inicial, a saber, que el discurso analítico es un
modo nuevo de relación fundado únicamente en lo que funciona como palabra.”
“Esta escritura partió de una evocación inicial, a saber, que el discurso analítico es un
modo nuevo de relación fundado únicamente en lo que funciona como palabra.”
Por eso les había propuesto cambiar el título de esta clase, ya que se trata de
la función de lo escrito en el discurso analítico, y no como puso el editor “La
función de lo escrito”, a secas.
“Para permitir explicar las funciones de este discurso, propuse el uso de cierto número
de letras. Primero la a, que llamo objeto, pero que después de todo no es más que una
letra. Luego la A, que hago funcionar en lo que de ella proposición sólo ha tomado
fórmula escrita, y que produjo la lógica matemática. Con ella designo lo que es ante
todo un lugar, un sitio. He dicho: el lugar del Otro.”55
Piensen en este lugar del Otro, porque la dit-mansion, esta dimensión, nueva –
que no es ni alto, ni ancho ni profundidad- requiere de un lugar donde ser
inscripta y ese lugar es el lugar del Otro.
“…, la marqué redoblándola con esa S que aquí quiere decir significante, significante
de la A en tanto tachada [barré, vedada]… S(A).”56
Lean el artículo sobre barré del libro de Gárate 57. En francés el sentido de barré
no es tachado, sino de paso cerrado, vedado, como la barrera del ferrocarril.
“… que como lugar no se sostiene, que hay allí una falla, un agujero, una pérdida. El
objeto a viene a funciona respecto a esa pérdida. Esto es algo del todo esencial a la
función del lenguaje.”58
Varias cosas: primero, observemos que el lugar del que se trata es el lugar del
Otro, y que es un lugar bidimensional, por lo tanto, no puede tratarse de la
espacialidad del cuerpo. Segundo, que el objeto a va al lugar de la pérdida del
Otro, quiere decir que la realización particular de la condición subjetiva a partir
del objeto a no es sin el Otro. El objeto a particular, con el que se trabaja en
psicoanálisis lacaniano –en ningún otro psicoanálisis se trabaja con objeto a-
es un objeto a particular de cada caso, pero particular de cada caso no quiere
decir individual, ya que es el agujero del Otro en relación a la condición
subjetiva que ese caso evoca. El objeto a no es sin el Otro, porque es lo que va
al lugar del agujero del Otro.
54
Op. cit. p. 39
55
Ibíd.
56
Ibíd.
57
Gárate, I. y Marinas, J. M. (2003): Lacan en español [Breviario de lectura]. Madrid. Biblioteca Nueva. p.
242
58
Lacan, J. (1995): El Seminario, Libro 20. Buenos Aires. Paidós. pp. 40-41
S A
a
59
Op. cit. p. 40
60
Ibíd.
Usó una letra, y esa letra, Ф. Habrá que ver por qué la usó, podría ser por el
conjunto vacío, ya que Ф designa el conjunto vacío.
“La palabra referencia aquí sólo puede situarse a partir de lo que el discurso
constituye como vínculo.”61
61
Op. cit. p. 41
inscribe esta condición, tan rara, que descubrió que era inglés a los 8 años.
Que eso que él hablaba con la abuela, era inglés. Eso, connota. Con lo cual:
“La palabra referencia aquí sólo puede situarse a partir de lo que el discurso constituye
como vínculo.
Una vez, con un colega lacaniano discutíamos un caso clínico y él sostenía que
un caso se sostenía a partir de “un punto de goce”. Ahí está el referente. En
lingüística, si se analiza ese discurso, “punto de goce” en esa clínica de esa
persona, es el referente. ¿Se entiende lo que eso quiere decir ahora? Que
habrá que decirle a ese psicoanalista que ese punto de goce no existe como
real. Que el concepto que él tiene, lo deriva de su vínculo con otros analistas y
de cómo piensa la teoría psicoanalítica, etc., etc. Y que en el paciente tampoco
es real lo que él escucha, porque también es un producto del significante, el
lenguaje y -ahora agregamos la última vuelta que Lacan le dio a este problema-
del discurso. O sea, lo que Lacan ha logrado decir es que no solamente el
significante y el lenguaje son determinantes para la posición de nuestros
pacientes sino además el vínculo con los padres, el vínculo de palabra, el
discurso, el lazo social. O sea: el significante, el lenguaje, y hemos agregado
ahora el discurso, el lazo social, que es determinante para la posición y que
funciona como referente.
“La palabra referencia aquí sólo puede situarse a partir de lo que el discurso constituye
como vínculo. El significante como tal no se refiere a nada que no sea un discurso, es
decir, un modo de funcionamiento, una utilización del lenguaje como vínculo.
Todavía hay que precisar en esta ocasión lo que quiere decir vínculo [lien, lazo]. El
vínculo –pasaremos a ello de inmediato- es un vínculo entre los que hablan.”
“Toda dimensión del ser se produce en la corriente del discurso del amo,…”62
Quiere decir que Occidente ya tiene una ontología. Badiou diría que todos
somos aristotélicos. Entonces Lacan plantea cómo volver si no es con un
discurso especial –el analítico- a una realidad prediscursiva.
Es decir que no hay cuerpo, no hay pulsión, no hay goce, no hay zona erógena
ni vivencia de satisfacción, no hay inscripción; no hay nada de eso antes que
todo lo que se pueda decir, analizar y escribir de la relación de la subjetividad
que atañe a alguien en relación a la historia de ese alguien, de su historia con
el papá y la mamá, en el contexto de la relación de ese alguien con el analista.
Porque también será en una escena discursiva que lo discursivo que atañe a
alguien pasará a ex-sistir. Si es discursivo, entonces habrá que ver si hay que
cortar tan rápido la sesión y quedarse callado, o intervenir en lo real dándole un
cuadro. Quizás intervenir en lo real consista en trabajar con palabra y
significante con esa persona, de tal manera que, para la condición subjetiva
que lo atañe, cambie lo imposible, cambie el punto de imposibilidad del caso.
Eso sería verdaderamente intervenir en lo real.
63
Ibíd.
64
Ibíd.
Clase Nº 4
mm’
F=g
d2
“De modo que a partir del momento en que el discurso, el discurso analítico, abordó
este asunto seriamente y postuló que la condición de lo escrito es que se sustenta con
un discurso, todo se vuelve esquivo, y entonces la relación sexual es algo que jamás
podrán escribir, escribir con un verdadero escrito, en tanto es lo que del lenguaje se
condiciona mediante un discurso.”65
S1 → S2
$ a
¿cómo planteaba Lacan que operaba? El año pasado les propuse que S 2 ya no
era el otro significante sino la batería de significantes, el A, que es una
modificación que Lacan introduce en el Seminario 17. En el Seminario 20
producirá una nueva modificación, y es que A ahora es el Otro sexo.
Entonces, Lacan dice que todo tratamiento analítico parte del discurso amo, y
habrá que ver cuál es el giro que podría producirse partiendo de ahí, para mí
debe ser un giro (un cuarto de vuelta) hacia la derecha, para producir el
discurso histérico y luego otro giro más a la derecha para llegar al analítico.
“¿No se ve a las claras que participa, para emplear un enfoque platónico, de esa nada
de donde la idea creacionista nos dice que algo enteramente original se creó ex
nihilo”?67
Con lo cual, no se podría decir que Dios creó los significantes. De hecho, el
dios más conocido por nosotros, que es el de la tradición judía, respecto de la
nominación de las cosas, muchos sostienen que dejó que Adán pusiera los
nombres. Hay una dinámica de los primeros versículos del Génesis donde dice
que Dios creó algo, vio que estaba bueno y lo llamó “x”. Pero luego, cuando
viene todo lo demás, es Adán el que pone todos los nombres. ¿De dónde sacó
66
Op. cit. p. 53
67
Op. cit. pp. 53-54
Adán esos nombres? En el Génesis no se dice nada al respecto. Sin
preguntarnos por qué le puso “elefante” al elefante, podríamos preguntarnos de
dónde sacó Adán ese nombre.
Entonces, respecto de esta lógica del significante que sin ser eterno es por sí
mismo, Lacan se pregunta:
“No les parece esto –si es que alguna aparición puede despertar la pereza vuestra- en
el Génesis? El Génesis no relata nada más que la creación –de nada, en efecto- ¿de
qué?: nada más que de significantes.”68
Lacan dice que Dios no creó la luz y la llamó “luz”, sino que se creó el
significante “luz”.
“En cuanto esta creación surge, se articula por la nominación de lo que es lo que es.
¿No es esto la creación en su esencia? Mientras que Aristóteles…69
“Mientras que Aristóteles no puede dejar de enunciar que, si alguna vez hubo algo, es
porque estaba allí desde siempre,70
Es decir, es eterno.
“…, ¿no se trata en la idea creacionista de la creación a partir de la nada, y por tanto
del significante?
¿Y acaso no lo encontramos en lo que, al reflejarse en una concepción del mundo, se
enunció como revolución copernicana?”71
68
Op. cit. p. 54
69
Ibíd.
70
Ibíd.
71
Ibíd.
Entonces, no solamente tenemos que Lacan, por su forma de concebir el
significante queda del lado de la idea platónica, sino que se produce una
contradicción con la posición del motor inmóvil de Aristóteles y su física, ya que
para Aristóteles el motor inmóvil es lo que da movimiento a todo el mundo.
A su vez, en la oposición Platón-Aristóteles, Lacan dice que la posición de
Platón es la que se articula con la revolución copernicana. Porque en la
revolución copernicana, esto es, en el advenimiento de la ciencia moderna,
empiezan a aparecer cosas por el juego de letras y no por el motor inmóvil o la
sustancia. Un ejemplo de esto es la tabla periódica de los elementos de
Mendeleiev. Hay un artículo hermoso de Roger Calois que se llama “Homenaje
a Mendeleiev”, en el libro Intenciones, es magnífico para pensar el problema de
la función de la metonimia en el deseo lacaniano –no en el deseo de Lacan, ya
que recuerden que para mí Lacan es Lacan y los lacanianos son los discípulos.
Mendeleiev armó la tabla periódica de los elementos y anotó en ella todos los
elementos que conocía, dejando vacíos los lugares en los que sus cálculos le
indicaban que tendría que haber una sustancia con esa cantidad de elementos,
pero que aún no se la conocía. En los años posteriores, los lugares vacíos se
fueron llenando a medida que se fueron conociendo los elementos que
correspondían a esos lugares. Primero estuvo la letra, fue la letra la que habilitó
un lugar vacío, y fue por la existencia de ese lugar vacío que se pudo ir a
buscar si había algo que correspondía con ese lugar vacío producido por la
letra.
Un punto sobre la ciencia clásica y Aristóteles: habrán visto que a partir de que
la ciencia adquirió su forma moderna, surgió el nuevo tipo de científico que es
el que empezó a producir un saber en letras. Y a partir del surgimiento de la
ciencia moderna, empezaron a aparecer los libros de divulgación científica.
Hasta la ciencia moderna, no hacían falta libros de difusión científica, ¿por
qué? Porque la ciencia clásica, antigua, era acorde al sentido común, no era
necesario que nadie nos la explicara, porque se entendía perfectamente, era
una ciencia del sentido común. La ciencia moderna occidental ya no tiene nada
que ver con el sentido común y es por eso que hay que estudiarla. Ya no se la
entiende, salvo que nos la enseñen. Y por eso surgen los libros de divulgación
científica. Un dato simpático es que esos primeros libros de divulgación que
aparecieron estaban dedicados a princesas. Lacan pone muy en relación ese
movimiento con la histérica que se busca un amo que sepa, lo vincula mucho
con esas princesas rusas. La historia era que estas princesas tenían a los
mejores científicos como tutores. Princesas que “no entendían” y tutores que
tenían que “explicarles”… de ahí vienen los libros dedicados a las princesas
europeas.
¿Se ve ahora por qué Lacan decía que no había que comprender? Estaba
queriendo decir que teníamos que procedamos como los científicos, esto es,
tomar la realidad como si fuesen textos, sus partes como si fuesen letras, y
operar como la teoría de conjuntos y el álgebra: hacer cálculos de letras. De
eso se trata el “no comprender” de Lacan, que no tiene nada que ver con la
atención flotante de Freud, como creen los lacanianos. No se trata de la
atención flotante, porque en ella el analista no comprende nada porque está
semi-dormido, pero se queda tranquilo porque Lacan dijo que no había que
entender nada.
Para revisar el problema del platonismo de manera novelada, escrito por una
periodista, les recomiendo el libro de Rebecca Goldstein: Gödel, paradoja y
vida. Allí está muy bien presentado el problema del platonismo y cómo Gödel
nunca fue comprendido por todo el ambiente matemático y lógico de su época,
porque lo interpretaron aristotélicamente, mientras que Gödel debe ser
considerado platónicamente. Es un libro muy interesante y ameno, de
divulgación.
Todos habrán escuchado, al menos una vez, la frase “Hay del Uno”. Les
advierto que con Platón, si leen su diálogo Parménides, la gran discusión es si
Platón realmente pensaba lo que escribió en ese diálogo o no, allí dice que no
hay Uno sin Otro. En el Seminario 20, en francés se lee mejor, la cita es:
“Desde hace tiempo pongo en duda lo que Freud, sobre dicha revolución, creyó poder
afirmar. El discurso de la histérica le enseño esa otras sustancia que cabe toda entera
en esto:…”72
La otra sustancia, que Freud no pescó bien, cabe toda entera en esto que
sigue:
“… hay significante.”73
72
Op. cit. p. 54 (en la versión francesa esta cita se encuentra en la página 41 del seminario).
73
Ibíd.
provee la diferencia, y la letra no proviene de ninguna otra sustancia que de la
letra misma. No proviene de ninguna sustancia material tridimensional.
“Lo que se produce en la articulación de este nuevo discurso que emerge como
discurso del análisis, es que se parte de la función del significante, pese a que la
vivencia del hecho mismo está lejos de admitir lo que trae el significante de efectos de
significado.”74
“… pese a que la vivencia del hecho mismo está lejos de admitir lo que trae el
significante de efectos de significado.”
“El lenguaje –la lengua forjada con el discurso filosófico- es tal que, como ven, nunca
en ningún momento puedo hacer nada sin deslizarme de nuevo hacia ese mundo, ese
supuesto de una sustancia impregnada de la función del ser.”75
74
Op. cit. p. 57
75
Op. cit. p. 57
Es un párrafo muy delicado. Lo que Lacan propone es que el lenguaje –
especialmente nuestro lenguaje, articulado en su historia por 2000 años de
filosofía- siempre nos va a transmitir la presunción de que efectivamente hay un
mundo, que ese mundo es uno, y que la esencia de ese mundo que es uno es
el ser. Con lo cual, Lacan nos propone pensar que el analista debe trabajar en
contra del sentido del ser habilitado por el lenguaje. ¿Se puede decir “yo soy
una mierda”? Sí, ese es el problema, que desde el lenguaje se puede decir “yo
soy”, efectivamente el lenguaje habilita a decir “yo soy… x”. Entonces Lacan
indica que el psicoanálisis debe operar en contra del ser, tanto en la vía en que
es introducido por el lenguaje como en la vía en que es introducido por la
filosofía aristotélica, más aún en el sentido en que se acoplan el lenguaje y la
filosofía aristotélica en nuestra cultura produciendo el sentido común. Si
alguien dijera “yo soy taxista”, ¿le preguntaríamos en qué sentido, o
comprenderíamos directamente lo que quiere decir? Se comprende, porque
para nosotros esa frase está plena de sentido.
Lo que estoy discutiendo es sobre por qué todos psicoanalistas son lacanianos.
Hay que discutir mucho sobre el problema que está en estas páginas, la gran
discusión en Occidente es si lo humano es de la índole de la thesis o de la
índole de la physis. Si lo humano es convención, discurso, palabra, idea,
significante; o si lo humano es energética, sangre, tripas, pulsión, goce, zona
erógena, fijaciones. ¿Se entiende la polémica? El peor problema, para seguir a
Lacan, es que Freud nos quedó dividido. Al quedarnos Freud dividido, el paso
inaugural del psicoanálisis quedó ambiguo, por lo tanto, al hacer una energética
no se tiene la sensación de estar claudicando y saliendo del psicoanálisis.
Como decía Melanie Klein, “mucha pulsión de muerte”, eso es una energética.
El psicoanálisis mismo nació con esa ambigüedad.
Lacan, en muchas páginas de este seminario, dice que va contra Freud, que se
opone a Freud, más adelante y de manera muy fuerte va a criticar el principio
de placer de Freud y va a decir que es un error evolucionista y darwiniano de
Freud –cosa que nunca se dice que Lacan haya dicho- y que el goce es
secundario, nunca primario. Pero como Freud está con una pata en la
energética y otra en la hermenéutica, nos dejó regalados a que luego se
entendiera que lo principal y fundamental es la pulsión, la pulsión de muerte, y
la pulsión es la exigencia de trabajo que el cuerpo le impone a lo psíquico. Con
lo cual, la energética termina imponiéndose a la hermenéutica. En el
psicoanálisis se le dio más importancia a lo pulsional.
“Esto no quita que lo único serio es lo que se ordena de una manera distinta como
discurso. Y ello llega hasta a englobar lo siguiente: esta relación [rapport], esta
relación sexual, en tanto no anda, anda de todas maneras, gracias a cierto número de
convenciones, prohibiciones, inhibiciones, que son efecto de lenguaje, y que sólo han
de tomarse d ese registro y de esa jaez. No hay la más mínima realidad prediscursiva,
(…) Los hombres, las mujeres y los niños no son más que significantes.”76
Una vez más insisto con que el Lacan del Seminario 20 es un Lacan
desconocido, ignorado, desmentido, rechazado, tergiversado por todos sus
seguidores –todos. Y siendo el Lacan de este seminario, que es uno de los
más importantes, ya que fue el primero entre los últimos en ser publicado, que
fue publicado en vida de él, fue sin embargo leído completamente al revés.
Con lo cual, me parece que nos mata el sentido común, pero también nos mata
cierta tradición en psicoanálisis que no nos permite aceptar lo que autores
como Lacan plantean. Hay una noción de discurso de Foucault, que es que un
76
Op. cit. p. 44
discurso, como unidad, también consiste en qué frases se acepta que
participen y qué frases se rechazan, eso también establece qué es un discurso.
Entonces, me parece que el discurso analítico, como tradición de selección de
frases, en ese sentido, tiene un montón de frases que acepta y otro tanto que
rechaza como pertenecientes a otro discurso, que no entran en psicoanálisis.
Hay como un colador para filtrar y determinar qué frases son psicoanalíticas y
qué frases no: el Lacan del Seminario 20 no pasa, no entra.
Clase Nº 5
Pero a su vez, hago otro trabajo con las citas de Lacan y es el de poner en
serie –lo más acotadamente posible- unas 30 ó 40 citas del mismo seminario, a
fin de poner en tela de juicio que lo que se dice sobre ese seminario sea
efectivamente así. Poner tantas citas en serie como maniobra –insistiendo y
repitiendo- no es muy inteligente ni entretenido, no es lo mejor que se puede
hacer, pero dado el estado de discusión que hay en torno a la obra de Lacan,
me parece que si no recogemos un poco el piolín y volvemos a discutir lo que
quedó como material escrito de Lacan, podría ser que toda su obra quedase
subsumida en Freud y no sobreviva ninguna de las diferencias propuestas por
Lacan.
Hoy trabajaremos unas 20 citas más, todas acotadas en pos de poner en tela
de juicio lo que les había propuesto la reunión anterior, a saber: que la
discusión quedó reducida en torno a real y simbólico –ya que a lo imaginario ni
siquiera se lo considera. Y sobre real y simbólico, la propuesta que reina en el
lacanismo es esta:
como que el psicoanálisis sea –para todos, en general- una práctica, esto es,
una experiencia:
Los que ya han trabajado conmigo en años anteriores recordarán cómo les
propuse problematizar que el psicoanálisis sea fundamentalmente una
experiencia. Tanto es así que los llevé a problematizar esta idea en el punto
fundamental donde esto se presenta y es que el analista “salga de la
experiencia”, es decir, que para ser analista “haya que atravesar la experiencia
del análisis”, que se advendría analista en función de esa experiencia. Quien
no haya atravesado la experiencia del análisis, no será –en términos generales-
considerado analista, mientras que quien lo haya hecho sí. En general, no
encuentro mucha gente –me refiero a que no encuentro una escuela, una
corriente de opinión sostenida, un movimiento que se pueda estudiar cómo
evoluciona, etc.- que sostenga que el psicoanálisis sea un conjunto de ideas
que haya que estudiar. En cambio, se sostiene que se trata de una
experiencia porque se cree que “se toca” lo real vía la experiencia. Solamente
se puede tener acceso a lo real vía la experiencia, la experiencia de lo real.
A B
DM
contradicción
C D
DA
“El significante (…) ¿No se ve a las claras que participa, para emplear un enfoque
platónico, de esa nada de donde la idea creacionista nos dice que algo enteramente
original se creó ex nihilo?”77
S ex nihilo
R pulsión
que podría haber algo que provenga de la nada, esa es la idea con la que
estamos trabajando. Entonces, Lacan dice –no sé si lo calculó o se le escapó,
pero lo dice igual- la idea creacionista. No hay que perder de vista que con
“idea creacionista” también está diciendo que la idea platónica es creacionista.
No la idea de la creación ex nihilo, sino que también Lacan está diciendo que el
fundamento más original de la filosofía platónica –que es la idea- es
creacionista.
“El Génesis no relata nada más que la creación –de la nada, en efecto- ¿de qué?: nada
más que de significantes.”78
Ahí Lacan hace una vuelta por la tradición occidental y dice que en el Génesis
se indica con claridad que la creación es con significantes. En la misma página
54, Lacan dice que hay otra sustancia: hay significantes. Y sigue diciendo:
“… Aristóteles no puede dejar de enunciar que, si alguna vez hubo algo, es porque
estaba allí desde siempre,...”79
77
Lacan, J. (1995): El Seminario. Libro 20. Buenos Aires. Paidós. pp. 53-54
78
Op. cit. p. 54
79
Ibíd.
Y ahí ya tenemos bien armada la oposición Platón-Aristóteles en la lectura de
Lacan. Para nosotros, hoy, “idea” es un elemento de la psicología mediante el
cual se expresa una unidad de pensamiento: “tuve una idea”, lo que sería casi
equivalente a “pensé algo”. Eso es idea en el sentido moderno. El sentido
platónico de idea es muy distinto. De hecho, el platonismo no tiene nada de
psicologismo, ya que en sentido estricto el platonismo es anti-psicologismo,
porque el platonismo surge como una fundamentación y casi origen de la
filosofía occidental en la medida en que se opone a la sofística. La sofística a la
que se oponían Platón –Sócrates- y Aristóteles era la filosofía que se apoyaba
en el leguaje -toda la filosofía occidental surge como una oposición a la
sofística. La sofística es una filosofía que se apoya en el lenguaje, mientras que
la filosofía de Sócrates, Platón y Aristóteles hacen siempre un fuerte hincapié
en el ser. La sofística es la filosofía que dice que “todo es según la medida del
hombre”, con lo cual, la más psicológica de todas las filosofías es la sofística, y
Platón queda en oposición a la idea de que la “idea” pudiera ser del hombre.
Para Platón, hay una idea que es creacionista, que se crea con nada. Lacan
articula la idea platónica al significante de Lacan. Mientras que Aristóteles es
quien dice que si hay algo es porque estuvo allí desde antes, desde siempre.
O sea: si ahora hay algo de real, es porque lo real estuvo allí desde siempre.
“Lo que se produce en la articulación de este nuevo discurso que emerge como discurso
del análisis, es que se parte de la función del significante,…”81
1º S vs. 1º R
-S
R R
80
Ibíd.
81
Op. cit. p. 57
“Lo que se produce en la articulación de este nuevo discurso que emerge como discurso
del análisis, es que se parte de la función del significante, pese a que la vivencia del
hecho mismo está lejos de admitir lo que trae el significante de efectos de significado.”
Tenemos que en el discurso del psicoanálisis –fines del S. XIX y principios del
XX- se parte de la función significante, pese a que –según otra versión- la
vivencia del hecho mismo está lejos de admitir lo que trae el significante de
efectos de significado, es decir, si alguien nos viene a ver a la consulta, ¿qué
va a decir? No va a admitir que se trata de la función del significante que es
una nada que está produciendo efectos de significado. En cambio, va a decir
que es la vivencia del hecho mismo. Ahí lo que hay que subrayar es “mismo”.
En ese párrafo, hay que subrayar el hecho “mismo”, porque si es de
significante, no hay el hecho mismo, no hay un hecho idéntico a sí mismo.
“Vengo a verlo porque a mí me sucede… x cosa”, en realidad no viene a
vernos porque le suceda tal cosa sino por la vivencia de que a él le sucede tal
cosa. ¿Qué vivencia? Que sufre. ¿Por qué sufre? Por el hecho mismo. El
trabajo del analista será poner a trabajar -primero que nada- que no es cierto
que el hecho sea “mismo”, que el hecho tenga mismidad, que el hecho sea
idéntico consigo mismo. ¿Y por qué no lo es? Porque es un producto del
significante. Aquí es donde viene la gran diferencia que produce la nueva
teoría de la antifilosofía de Lacan, la diferencia entre el Seminario 17 de los
cuatro discursos y el Seminario 20:
“El lenguaje –la lengua forjada con el discurso filosófico- es tal que, como ven, nunca
en ningún momento puedo hacer nada sin deslizarme de nuevo hacia ese mundo, ese
supuesto de una sustancia impregnada de la función del ser.”82
“El lenguaje –la lengua forjada con el discurso filosófico- es tal que, como ven, nunca
en ningún momento puedo hacer nada sin deslizarme de nuevo hacia ese mundo…
82
Op. cit. p. 57
83
Op. cit. p. 54
…ese supuesto de una sustancia impregnada de la función del ser.”84
Con lo cual, es por el lenguaje que para nosotros hay mundo, y un mundo
pleno de sustancia, que es la expresión de la función del ser. Vale decir que es
el lenguaje mismo el que sustancializa al introducir la idea del ser. Es por eso
que toda nuestra tradición se origina en la filosofía griega, ya que fue el primer
pueblo de nuestra tradición que tuvo el verbo ser. Es a partir de que el lenguaje
produce el verbo ser que a nosotros nos crea un mundo que expresa la función
del ser. Y a partir de allí se nos produce la persuasión de que toda vivencia es
expresión de ese ser que es la consistencia sustancial del mundo. El ser
tomado como eterno –mundo- y el mundo concebido como el todo: hay que
tomar en cuenta ambas cuestiones, ya que el problema también es lo eterno,
porque si fuera eterno no requeriría de la creación ex nihilo. Si es eterno, habrá
que “acomodarse y amigarse”, que es la dirección de la cura lacaniana
moderna, hay que amigarse con el síntoma y dejar de quejarse de los padres
que a uno le tocaron, hay que acomodarse, no protestar como un niño por
cómo es la mamá, porque eso es así, etc. Cuando el analista lacaniano dice
“basta, eso es así”, ¿qué quiere decir? Que participa del ser, que es completo,
que ahí no falta nada, y que además es eterno. Y si es eterno, siempre fue así
y siempre será así: por lo tanto, hay que dejar de quejarse.
“El término concepción del mundo supone un discurso muy distinto del nuestro, el de la
filosofía.”85
Vean cuál es la posición del discurso analítico para Lacan: que hay que
abandonar la sustancia, la consistencia del mundo. Es un Lacan que va en
contra del real que los lacanianos dicen que es el real de Lacan. No hay que ir
hacia lo real, hacia el ser, hacia el cuerpo biológico. Lacan dice que el discurso
analítico nace como una necesidad de ir en el sentido contrario. Es la filosofía
la que lleva al ser, aunque no toda, habrá que ver la perspectiva platónica y la
aristotélica y ver cuál sí y cuál no.
84
Op. cit. p. 57
85
Op. cit. p. 42
86
Op. cit. p. 57
“Seguir el hilo del discurso analítico tiende nada menos que a quebrar, encorvar,
marcar con una curvatura…”87
“Nuestro recurso es, en lalengua, lo que la quiebra. Tan es así que nada parece
constituir mejor el horizonte del discurso analítico que ese empleo que se hace d ella
letra en matemáticas.”88
“… este efecto, que se produce por tener su soporte sólo en la escritura, es el ideal de
las matemáticas.”89
Es a esto que me refería la vez pasada cuando les decía que el falo era un
elemento propio a una lógica de escritura: es ésta la lógica que está en juego.
El falo es algo que adviene por escritura, es decir, que no tiene ninguna
consistencia de ser, como todos los entes matemáticos. Quizás esté bueno
pensar en un triángulo como idea platónica, una idea platónica puede ser un
triángulo. Si decimos “triángulo” y lo consideramos un ente, y no un ente
creado en la mente de los hombres –ya que estamos contra la sofística- quiere
decir que es un ente que existe per se, más allá de los hombres. Si eso es el
triángulo, igualmente no se nos infecta de ninguna dimensión del ser ni de la
sustancia, ya que nadie va a suponer la sustancia de un triángulo. Un triángulo
no puede agarrarse con la mano…
87
Ibíd.
88
Op. cit. p. 58
89
Op. cit. p. 58
“… el lenguaje nos impone el ser y nos obliga como tal a admitir que del ser, nunca
tenemos nada…”90
Ahí tenemos las dos dimensiones del lenguaje: lo que Lacan advierte y articula
filosóficamente, y articula al discurso analítico, es que el lenguaje tiene estas
dos dimensiones. Si lo revisan, están presentes en los Seminarios 1 y 2,
especialmente por cómo Lacan trabaja el yo en el Seminario 1. Esto ya estaba
presente pero Lacan no le había sacado las consecuencias que saca aquí ni lo
había articulado tan finamente a la tradición filosófica occidental.
Hay que tener en cuenta la advertencia que Lacan propone aquí, y es que
quizás contra lo que tengamos que trabajar sea contra un efecto del lenguaje.
Vean que dice “impone”, el lenguaje no introduce sino que impone el ser.
“… y nos obliga como tal a admitir que del ser, nunca tenemos nada…
Con lo cual ahí tenemos las dos perspectivas: o nos quedamos con el ser
introducido por el lenguaje, sin darnos cuenta que es producido por el lenguaje,
porque lo tenemos como vivencia, como un hecho de vivencia, “es así”; pero
también debemos estar advertidos de que hay una función del lenguaje que es
el vaciamiento del ser. Ahora, el vaciamiento del ser que produce el lenguaje
no es como dicen los lacanianos: no vacía al cuerpo de sustancia natural, no es
ese el vaciamiento de ser que produce el lenguaje, sino que el suponer que hay
cuerpo como sustancia material en el mundo humano ya es efecto del lenguaje.
Quiere decir que lo que vacía el lenguaje como efecto de ser es un efecto de
lenguaje. Porque en el lacanismo se dice que el lenguaje produce una pérdida
de naturalidad, una pérdida del objeto alimenticio, una pérdida del objeto
sexual, etc., pero ahí se estaría trabajando con esta lógica: primero está lo
natural, habría una pérdida de naturalidad por lo artificial, y hay un resto, un
malestar como resto. Pero lo que estamos trabajando aquí no es que partimos
de lo natural sino que partimos de un ser que es ya producto del lenguaje. La
vez pasada les leí varias veces la cita de Lacan: no hay realidad prediscursiva.
90
Ibíd.
91
Op. cit. p. 60
mantenerse en el campo de lo simbólico sin ser capturado por la dimensión del
ser ineliminable de la función del lenguaje.
“…: hablemos del Uno respecto a cosas que no tienen, entre sí, estrictamente ninguna
relación.”92
“…: las letras hacen los conjuntos, las letras no designan, son esos conjuntos,…”94
“El inconsciente está estructurado así como los conjuntos de los que se trata en la
teoría de conjuntos, son como letras.”95
92
Op. cit. p. 61
93
Ibíd.
94
Ibíd.
95
Op. cit. p. 62
A.E.: claro, en cambio comer, dormir, tener sexo, etc., eso sí sería natural.
Salió publicado un artículo en Clarín acerca de que en el Reino Unido los
hombres de 35 años o más ya no tienen deseo sexual, es un artículo médico, y
no se trata de disfunción sino de que no tienen ganas. Con lo cual, y salvo que
se tratara de un virus desconocido en el Reino Unido, pareciera que el deseo
sexual, las ganas, es cultural, es creación ex nihilo, no tiene que ver con los
testículos ni con la testosterona, la hipófisis o el hipotálamo –aunque las
neurociencias afirmen que lo contrario. Tal vez el deseo sexual sea cultural, y
el deseo incestuoso por la madre en Freud haya sido una manifestación de la
cultura de su época, algo con lo que se fantaseaba en esa época y no otra
cosa. Y podría serlo porque es creación ex nihilo, creación de cultura.
“El signo no es pues signo de algo; es signo de un efecto que es lo que se supone como
tal a partir del funcionamiento del significante.”96
“Este efecto es (…) el punto de partida del discurso analítico, o sea el sujeto.
No es otra cosa el sujeto (…) que lo que se desliza en la cadena significante.”97
“Un sujeto, como tal, no tiene mucho que ver con el goce. Pero su signo, puede
provocar el deseo. Es el principio del amor. ”99
96
Op. cit. p. 64
97
Op. cit. p. 64
98
Ibíd.
99
Ibíd.
Este sería el Lacan del Seminario 20, que según los lacanianos habla del goce.
Habla del goce, sí, pero hay que leer lo que dice.
“Lo designo con el término de discurso porque no hay otro modo de designarlo desde el
momento en que uno se percata de que el vínculo social no se instaura sino anclándose
en la forma cómo el lenguaje se sitúa y se imprime, se sitúa en lo que bulle, a saber, en
el ser que habla [ser hablante].”101
Para ir concluyendo:
“La realidad se aborda [es abordada] con los aparatos del goce.
Otra fórmula más que les propongo, pero a condición de que se la centre bien sobre
aquello de que aparato no hay otro que el lenguaje.”102
Cuando dice “otra fórmula” se refiere a que ya se dio cuenta de que con la
primera frase dio una fórmula: “la realidad es abordada con los aparatos del
goce”, pero propone otra fórmula de la que acaba de decir, y es a condición de
que se la centre bien sobre que el aparato es el lenguaje, no hay otro que el
lenguaje.
“Es lo que dice Freud si corregimos el enunciado del principio del placer.”103
Es la primera vez que Lacan aclara que a Freud hay que corregirlo. Siempre
dijo que se trataba de lo que decía Freud, pero no aclaraba que era a condición
de corregirlo. Y aquí viene algo magnífico que es la conjunción de Aristóteles y
Freud. En el año ‘78 Lacan fue invitado por la Unesco al 23º centenario de
Aristóteles. Con lo cual, se sabía que Lacan tenía una lectura, una teoría, algo
para decir sobre Aristóteles. Su conferencia se llamó “El sueño de Aristóteles”.
Otro sueño que Lacan impulsó mucho fue el Edipo como sueño de Freud. Y
que Freud soñó el Edipo se sabe porque Freud mismo lo contó. En la
Conferencia “El sueño de Aristóteles” Lacan dice:
Al decir freudo-aristotélicos se evidencia que para Lacan hay una conexión muy
fuerte entre los freudianos y los aristotélicos. ¿Quiénes son los freudo-
100
Op. cit. p. 68
101
Ibíd.
102
Op. cit. p. 69
103
Op. cit. pp. 69-70
104
Lacan, J., Conferencia “El sueño de Aristóteles”, Unesco. 1978. Inédita.
aristotélicos de hoy? Los lacanianos, aunque Lacan se ubicó en la posición
contraria. Es sorprendente.
“…el inconsciente está estructurado como un lenguaje. A partir de ahí, ese lenguaje se
esclarece sin duda por postularse como aparato del goce. Pero, a la inversa, quizás el
goce a su vez muestra que está en falta: porque para que sea así, hace falta que algo
cojee por su lado.”105
Suele decirse entre los lacanianos que lo que cojea está del lado del
pensamiento, del lenguaje. Pero Lacan dice que lo que cojea está no del lado
del inconsciente sino del lado del goce.
“La realidad se aborda [es abordada] por los aparatos del goce. Ello no quiere decir
que el goce sea anterior a la realidad.”106
Cuando alguien dice “ello no quiere decir…”, quien lo dice ¿qué está
suponiendo que cree el otro? Supone que el otro cree que sí quiere decir, por
eso lo tiene que aclarar. Es una advertencia que Lacan hace sobre el goce,
para que no vayamos a creer que el goce es previo a la realidad. Dice que la
realidad es anterior al goce. Nos deja temblando, porque no dice “lo real”,
porque si dijera lo real, diríamos “sí, claro”, aunque no se entienda nada.
Lacan acá está hablando de la realidad. ¿Cuántos psicoanalistas lacanianos
tienen en cuenta la realidad? La realidad no vale nada, va junto con lo
imaginario. Y acá Lacan advierte que primero está la realidad y después el
goce. ¿Por qué creen que lo tiene que advertir? Porque ya se dio cuenta de
que sus alumnos lo están tomando para el otro lado, Lacan está rectificando a
sus alumnos presentes en su seminario, que eran los que presentaban las
supervisiones, los trabajos en las jornadas, los que se analizaban con él, los
que le decían “Dr. Lacan, yo creo que lo que me pasa es un goce”, entonces
Lacan en el seminario tenía que advertir y rectificar: ya que primero está el
discurso, la palabra, el Otro, el lenguaje; después la realidad, y a partir de la
realidad puede advenir algo que puede tener que ver con el goce, que para
colmo es gozo, ya les dije que no iba a cambiar la palabra porque no me iba a
salir. No hay que olvidar que diciendo “goce” además se sustancializa, no
siendo así juissance (gozo). Continúo con la cita:
105
Lacan, J. (1995): El Seminario. Libro 20. Buenos Aires. Paidós. p. 70
106
Ibíd.
107
Op. cit. p. 70
*: Essais de Psychanalyse, Payot, 1951. Reúne “Más allá del principio de placer”, “Psicología de las
masas y análisis del Yo” y “El Yo y el Ello”. (T.). Nota al pie en Op. cit. p. 70
Aristóteles –freudo-aristotélicos-, Lacan queda del lado de Platón, y yo inscribo
a todos los lacanianos del lado de Freud y Aristóteles.
“También en este punto Freud dio pie a malentendidos en alguna parte –se encontrará
en los Essais de Psychanalyse*- al hablar de desarrollo.”108
¿En “alguna parte”…? ¡Está hablando de “Más allá del principio de placer”,
“Psicología de las masas y análisis del Yo” y “El Yo y el Ello”! Pero como dice
“en alguna parte” pareciera que se tratara de una nota al pie, un comentario
perdido en alguna carta a Jung… “En alguna parte” es en el núcleo
fundamental de la obra de Freud, especialmente la segunda tópica.
“O sea que el bebé nada tiene que ver con el Real-Ich (…) Eso está reservado para la
gente que conocemos, esos adultos…”110
“El proceso del Lust-Ich es tal vez primario, (…) pero ciertamente no es el primero.”111
“El universo no es más que flor de retórica. Este eco literario podría tal vez ayudar a
comprender que el yo moi puede ser también flor de retórica, que crece en la maceta
del principio del placer, que Freud llama Lutzprinzip, y que defino como lo que se
satisface con el blablabla.”112
“Esto es lo que digo cuando digo que el inconsciente está estructurado como un
lenguaje. (…) –el universo está allí donde, por el decir, todo se logra bien.”113
Es por el decir.
108
Op. cit. p. 70.
109
Ibíd.
110
Ibíd.
111
Op. cit. p. 71
112
Ibíd.
113
Ibíd.
“Esto nos abre lateralmente, se los digo de paso, una perspectiva de mucho peso para
una metafísica.”114
“Pues bien, que el no-ser no sea, no hay que olvidarlo, la palabra lo carga a la cuenta
del ser…”115
“En suma, ese goce, si le sobreviene al que habla, (…) es más bien como segundo que
como primero.”116
Ahí viene todo un trabajo muy fuerte de Lacan sobre el goce como segundo.
114
Op. cit. p. 75
115
Op. cit. pp. 75-76
116
Op. cit. p. 76
117
Ibíd.
explícitamente en uno de los primeros seminarios publicados por él y que es de
los que más les gusta a los lacanianos de la última época.
“La represión sólo se produce por atestar en todos los decires, en el menor decir, lo
que implica el decir que acabo de enunciar, que el goce no conviene –non decet- a la
relación sexual. Porque habla, dicho goce, la relación sexual no es.”118
“…el mutuo esclarecimiento entre Aristóteles y Freud. Tenemos que interrogar cómo
sus decires podrían engramparse uno al otro, penetrarse.”119
“¿No es extraño que vengamos a toparnos de nuevo con esto bajo la pluma de Freud,
pero en la articulación del principio del placer? ¿Por qué equívoco, en Freud, el
principio del placer sólo se evoca respecto a la excitación que llega y al movimiento
que esta excitación provoca para evadirse de ella?”120
El “non decet”, que Lacan mencionaba en la cita anterior, tiene que ver con
Gaudere decet, laetari non decet. Cicerón, Tusculanes, Libro 4, 31, 66. Fíjense
cuanto más inteligente es el mundo fuera del lacanismo: decían los romanos,
Gaudere decet, laetari non decet, que podríamos traducir como “Es decente
alegrarse, pero no es decente regocijarse”. Lacan cita el “non decet” y nos deja
una perlita ahí. Les leo lo que encontré en Internet poniendo “non decet”:
“Gaudere” era para los romanos lo que podríamos llamar “sensación de seguridad en sí
mismo”, o quizá simplemente “autoestima”. Era, más que una sensación, un “estado”.
Procede, casi con seguridad, del grupo léxico griego gaiw-gauroV-gaurow (gaio-
gaurós-gauróo), que significa “fiarse de sus propias fuerzas”, “sentirse seguro de sí
mismo”, “enorgullecerse”; esta alegría (que no es la misma de la que hablamos hoy) de
118
Ibíd.
119
Op. cit. p. 77
120
Op. cit. p. 77
origen humano, que no se caracterizaba por sus manifestaciones positivas, sino más bien
por la ausencia de manifestaciones negativas, era considerada por los romanos como
una virtus, es decir como propia del vir (del hombre dominador). Gozo, regocijo,
regodeo son palabras que proceden de gaudere.
Ni Gárate había pescado esa variante. ¿Se entiende lo que quiere decir? Que
no puede provenir del cuerpo biológico, ya que es una palabra que no está
diseñada para nombrar nada de ese campo semántico, al revés: lo que venga
de ese campo semántico –cuerpo propio- es non decet.
Pasemos a la Clase IX, página 127 del Seminario 20. Allí Lacan plantea:
pienso en usted, amo en usted. Objeción a Aristóteles. Y si es a Aristóteles,
también lo es a Freud. Pienso en usted, amo en usted, principio de placer… en
usted, no en mí. No arrancamos de la vivencia de satisfacción. No hay primero
vivencia de satisfacción, no puede haberla en el mundo humano, en eso Freud
peca de aristotélico, ya que lo que hace Freud es una biología. No hay biología
lacaniana, hay biología freudiana. Si leen cualquier tratado de neurociencias,
para el público en general, van a ver que siempre en el primer capítulo hacen
referencia al Proyecto de Psicología de Freud, porque es una biología. Freud
hace una biología. Les recomiendo “Conversaciones con Martin Heidegger”, es
una entrevista -está en Internet- en la que le preguntan Heidegger qué opina
sobre el psicoanálisis y Heidegger responde que tiene mucho valor como
psicoterapia, pero no le gusta la teoría porque biologiza al ser humano.
“El error de la ciencia que califico de tradicional por ser la que proviene del
pensamiento de Aristóteles, está en dar por sentado que lo pensado está hecho a
imagen del pensamiento, es decir, que el ser piensa.”122
“Lo malo es que así se le inyecta, ni más ni menos, todo lo que filosófica,
aristotélicamente, se elaboró sobre el alma.”123
“El hombre (…) Se fundamenta (…) por su causa final, que es vivir, (…) sobrevivir, (…)
dominar al rival.”124
¿Se dan cuenta de cuál es la otra vertiente que Lacan destaca del
aristotelismo? Que funda el individuo. Y Lacan dice que ésta es la ética de
Aristóteles, por eso vuelve a trabajar la ética que trabajó en el Seminario 7. Lo
que sí podemos decir que es cierto es que a la altura del Seminario 7 no se
animó a establecer esta íntima y esencial afiliación entre Freud y Aristóteles.
A.E.: no, más bien porque el psicoanálisis es una teoría que biologiza al ser
humano. Recuerdan que había planteado que Ricceur ubica en Freud una
hermenéutica y una energética. La energética es de Aristóteles, energéia es
propio del sistema aristotélico. El término problemático en Platón es la
participación, el vínculo entre las ideas y las cosas. Pero energéia es
movimiento, ya que el problema para Aristóteles era cómo las cosas se
desplazaban, el movimiento. Platón no tiene creación ex nihilo.
A.E.: claro, por eso no hay creación ex nihilo. Como no tiene creación ex nihilo,
tiene que producir la participación, que es una relación que Platón trató de
establecer entre las ideas y las cosas. Nunca pudo producir que las ideas
“crean” las cosas, porque no cuenta con el verbo crear, como creación ex nihilo
–que es de otra tradición, al parecer la judía.
Agustín Palmieri: ¿Qué podría tener que ver con todo esto que estamos
discutiendo la idea que propone Agamben de este triple estatuto del ser
humano que tenían los griegos: poiético, práctico y de trabajo, que se ha
perdido en la modernidad, que se hayan solapado esos tres términos y que
haya quedado escrito el término “praxis”?. Agamben dice que en latín eso se
deslizó hacia experiencia.
A.E.: no manejo ese trabajo de Agamben, no lo leí, tengo una deuda de lectura
con eso. Pero sí te puedo proponer otra vuelta que él hace en torno a La
condición humana de Hannah Arendt (1953/54), donde ella distingue
necesidad, trabajo y acto. Es una crítica sistemática a todos los principios
marxistas, porque los principios marxistas biologizan y sustancializan
extremadamente al hombre. Entre Marx y Freud alcanzó para que Aristóteles
volviera a Occidente. Porque para Marx, el hombre vale porque es fuerza de
trabajo. Y el valor de la fuerza de trabajo son las necesidades alimenticias.
Marx piensa en el hombre como un animal. Y Hannah Arendt lo critica y
establece cómo no hay nada de subversivo en Marx, ya que era la reflexión de
su época de todos los economistas, de pensar al hombre como un animal;
mientras que Arendt habilita el acto, justamente, es el acto la dimensión que
habilita, y propone que hay una reducción, una disminución, propone que en la
lógica que rige ahora hay una pérdida de diferencias. También la tenemos en
Agamben y Espósito: la diferencia entre bios y zoé, esta pérdida de diferencia
entre la vida humana y la vida biológica. Para nosotros quedó “vida”, aunque
nuestros pacientes vienen a manifestar que “esto no es vida”. Hoy con “vida” no
está contemplado eso sino la referencia al cuerpo propio que es Uno. Hay una
reducción enorme, nos hemos quedado con una forma de pensar sumamente
reducida. Son muchas las diferencias que nosotros hemos perdido –por
ejemplo entre pater y atta126. En la actualidad, los filósofos están trabajando
sobre la idea de que si se recuperaran esas diferencias se podría recuperar
cierta dimensión que cada vez se estrecha más de lo hablante en la actualidad.
Es una propuesta de filósofos, habrá que ver hacia dónde van las cosas.
A.E.: sí, pero ¿quién acepta hoy en Occidente que haya una experiencia de
pensamiento? Nadie. Pensémoslo así: no habría turismo. Si hay turismo es
porque se rechaza la experiencia del pensamiento. El fenómeno turístico del
Siglo XX –que no es el del viajante del Siglo XVIII o XIX- se basa en tener que
hacer la experiencia, hay que estar ahí, con el cuerpo. Ya no alcanza con leer
una descripción de lo que es la nieve, hay que ir ahí a experimentarlo. La
experiencia de pensamiento no tiene valor, por nuestra forma de entender
experiencia. Por eso hay que desconfiar mucho cuando se habla de práctica
analítica. La experiencia del análisis: quien no haya hecho la experiencia del
análisis… no podrá saber lo que es un análisis. No es así, ya que podría surgir
un pensador que resuelva el problema de qué es el psicoanálisis, que quizás
tenga razón y nunca se haya analizado. No hace falta hacer la experiencia del
análisis para saber de qué se trata.
Dejamos aquí.-
Clase Nº 6
Una pregunta que me surgió respecto de este término era si tenía valor
conceptual, y qué necesidad tuvo Lacan de introducirlo. Si lo escribió todo
junto –lalengua- evidentemente fue porque no se trataba de “la lengua”. Si
Lacan contaba con el término “lengua” o incluso con “lengua materna”, ¿por
qué le ocurrió de tener que hablar de lalangue, insistentemente? No se trata de
una formación neológica que aparece una o dos veces: Lacan insistió bastante
en el uso de este término. Si es equivalente o no a lengua materna, también es
discutible, ya que podría decirse perfectamente el sintagma lengua materna
tanto en francés como en español.
Si bien Lacan dice que lalengua es la lengua materna, no es lo único que dice.
Entonces, a partir de esta confusión que puede encontrarse en el uso del
término en Lacan -pero fundamentalmente en los comentadores lacanianos- la
pregunta principal que tomé como eje de la puntuación es: a qué necesidad
obedeció la introducción de este término por parte de Lacan, siendo que
contaba con lengua, palabra, lenguaje, habla, etc.
“… el lenguaje no es más que lo que el discurso científico elabora para dar cuenta de
lo que yo llamo lalengua.
Lalengua sirve para otras cosas muy diferentes de la comunicación.”127
En una cita anterior, antes de esta clase, Lacan da cuenta de por qué escribe
lalengua como la escribe:
127
Lacan, J. (1995): El Seminario. Libro 20. Buenos Aires. Paidós. p. 166
“Cuando escribo lalengua en una sola palabra, dejo ver lo que me distingue del
estructuralismo, en la medida en que éste integra el lenguaje a la semiología, y me
parece que éste es uno de los muchos esclarecimientos que aporta Jean-Claude Milner.
Como indica el librito que les hice leer y que lleva el título de Le titre de la lettre (El
título de la letra), en todo cuanto se ha expuesto se trata efectivamente de una
subordinación del signo al significante.”128
Cuando dice “lo que aporta J.-C. Milner”, se refiere a la exposición de Milner
que falta en esta clase titulada “El saber y la verdad”, que tiene un
Complemento que es “La posición del lingüista”, pero que es de otra clase
donde expuso Milner y Lacan hizo dos o tres comentarios. Pero no está en la
traducción española lo expuesto por Milner a lo que Lacan hace referencia. En
la versión oficial francesa tampoco, pero sí se puede encontrar -en francés- en
la versión no establecida, está en Internet.
El punto es que Lacan se basa en lo que afirma Milner para decir que escribe
lalengua todo junto, para diferenciarse del estructuralismo. Y en la otra cita de
la clase “La rata y el laberinto” que les leí primero, distingue lalengua del
lenguaje porque dice que el lenguaje es lo que el discurso científico elabora
para dar cuenta de lo que él llama lalengua. Ahí mismo dice también que
lalengua es la lengua llamada materna y que el inconsciente está hecho de
lalengua. Les leo otra cita de la misma clase, que si bien es extensa vale la
pena, ya que encontré varios comentadores del Seminario 20 que trabajan
mucho con estos fragmentos de la clase. Dice Lacan:
“Si dije que el inconsciente es aquello como lo cual el inconsciente está estructurado, es
de seguro porque el lenguaje, en primer lugar, no existe. El lenguaje es lo que procura
saber respecto de la función de lalengua.
Es cierto que así lo aborda el propio discurso científico, aunque no hay que olvidar
que le es difícil realizarlo plenamente porque desconoce el inconsciente. El
inconsciente es testimonio de un saber en tanto que en gran parte escapa al ser que
habla. Este ser permite dar cuenta de hasta dónde llegan los efectos de lalengua por el
hecho de que presenta toda suerte de afectos que permanecen enigmáticos. Estos
afectos son el resultado de la presencia de lalengua en tanto que articula cosas de
saber que van mucho más allá de lo que el ser que habla soporta de saber
enunciado.”129
128
Op. cit. p. 123
129
Op. cit. p. 167
130
Ibíd.
“Si dije que el inconsciente es aquello como lo cual el inconsciente está estructurado, es
de seguro porque el lenguaje, en primer lugar, no existe.”
Y fue a raíz de este lapsus –quizás simulado- que Lacan empezó a decir que
cada vez que él dijera lalangue, se debía escribir todo junto. Y es un término
que dista mucho de “el” lenguaje concebido como universalización, interpreto
yo. Y lo primero que especifica a lalangue es el equívoco, ya que surge en este
contexto de lapsus o equivocación, el equívoco, el equívoco en términos de
homofonía, lalangue-Lalande. La ortografía decide la diferencia en la lectura,
pero es la homofonía la que posibilita las diferentes lecturas, o que al menos
puedan aparecer dos sentidos en juego.
En la clase II, que lleva por título “A Jakobson”, Lacan hace una división clara
de aguas y dice que el campo de la lingüística es el lenguaje. Creo que está
hablando de la lingüística estructural en tanto concibe a la lengua como un
sistema en el que cada elemento se diferencia y se define por oposición a los
otros en interrelación -el signo en Saussure es lo que los otros signos no son.
Pero me parece que Lacan da un paso más e intenta diferenciarse de la
lingüística estructural, no solo la que nace con Saussure sino aquella que da
otro paso con la fonología, en la que la unidad ya no es el signo sino el fonema,
que está desprovisto de significado en sí mismo, y que en su interrelación son
haces de relaciones distintivas con el resto de los elementos del sistema. ¿Por
qué? Porque Lacan dice que la lingüística como ciencia disocia significante y
significado –que en Saussure no estaba disociado- pero sí lo está en la
operación abstracta que hacen los fonólogos cuando estudian la lengua,
considerando a su unidad mínima como una unidad asemántica. Y me parece
que lo que Lacan intenta hacer es circunscribir otro campo para el
psicoanálisis, para distinguirse de los lingüistas, campo al que llama justamente
lingüistería.
Me parece que cuando Lacan habla de lingüistería, sin dejar caer que entre
significante y significado opera la barra resistente a la significación, está
considerando la producción de efectos de significado. En segundo lugar, en
este seminario, a la altura de las páginas 40 y 41, propone algo que a mí me
llamó la atención y es que el significante tiene una referencia. Me llamó la
atención porque yo estaba acostumbrada a pensar del lado de la lingüística
estructural, cortando cualquier tipo de relación supuesta entre el signo y por
otro lado el fonema, el sistema fónico como haces de relaciones distintivas, con
la realidad a la que se refiera; y lo que Lacan introduce es que el significante
tiene una referencia y es el discurso. La referencia del significante es el
discurso, que lo define como la utilización del lenguaje como vínculo. A partir
de haber recortado esta frase de Lacan del Seminario 20, la empecé a
encontrar en otros textos, todas las veces que él habla del uso de la lengua,
con lo cual, me parece que queda para la lingüística –como lingüística
estructural- el estudio de la lengua como sistema formal puro; y para la
lingüistería, el trabajo y el análisis del uso de lalengua en el discurso analítico.
O sea, que ya está presuponiendo, cuando habla de lingüistería, un campo en
el cual lo que está en juego no es la lengua como sistema formal, sino lo que
se diga. Porque el campo que corresponde a este otro invento de Lacan que es
la lingüistería, es lalangue. Se podría pensar que el campo de la lingüistería es
lalangue, y el de la lingüística, el lenguaje. Es un problema entre lenguaje y
lengua, pero para la lingüística sería el lenguaje si lo podemos equiparar a
lengua como sistema formal. Y para lingüistería sería lalangue, entendiendo
que Lacan está acentuando la perspectiva del uso de la lengua en el vínculo
analítico, y desde ese punto de vista no hay disociación entre significante y
significado. No hay disociación en el sentido de que la lingüística opera
artificialmente, estudia expresiones que tienen significación pero no está
trabajando con el campo de lo que se dice. En el campo de lalangue, lo que se
tiene en cuenta es lo que se dice y esta duplicidad entre dicho y decir que
Lacan empieza a incorporar dentro de sus términos, y que sí está presente
dentro de otros desarrollos de la lingüística -que no son los correspondientes a
la fonología o a los saussurianos- y que están más vinculados a la pragmática
o a la lingüística de la enunciación.
Subrayo esto porque me voy a apoyar en un par de expresiones de Lacan
cuando recorta lingüistería, y dice que le va a dejar al lingüista el lenguaje y
dice:
Es decir que la lingüistería tiene que ver con lo que del lenguaje se desprende
en cuanto a la fundación de un sujeto. En L’etourdit, por ejemplo, en
consonancia con esta afirmación, dice que el inconsciente le escapa a la
lingüística, porque como ciencia nada tiene que hacer con el parêtre, y ahí
aparece otro neologismo de Lacan, que también está en el Seminario 20 y es
del que Alfredo aclaró que la traducción al español como “para-ser” es
incorrecta. Porque el par se traduce por “por” o “por medio de”, etc.
María Inés S.: sí. Pero justamente es homofónico en francés con parlêtre
(hablanteser) y con paraître (parecer). Este “parecer” tiene una acepción en el
diccionario muy fuerte, una de las primeras, y es “aparecer”, y no “ser
semejante a”. Es como cuando decimos “Apareció Fulano”. Todo esto era para
proponerles que en esta diferencia que Lacan está haciendo entre lingüistería y
lingüística, o entre lalangue y lenguaje, éste parêtre –no sé si traducirlo como
“ser-por” en español- en el Seminario 20 lo define como el “ser de al lado”, de
ahí que yo deducía que el campo de lalangue implicba el vínculo inherente al
discurso analítico en tanto se trata del decir, del uso de la lengua y no de la
lengua como sistema formal puro, estudiado en forma abstracta.
131
Op. cit. p. 24
Me pareció interesante descubrir –porque no lo sabía- que en función de esto,
de rescatar la dimensión del equívoco en el campo de lalangue, Lacan critica
esta condición que aísla Saussure para el signo y que es la arbitrariedad.
También me enteré de que es Benveniste quien dice que no hay relación
arbitraria entre significante y significado en el signo, porque si dijéramos que es
arbitraria –esto es: vaca en español se dice “vaca” pero en inglés se dice “cow”-
estaríamos suponiendo que como se diga es arbitrario respecto de la cosa de
la realidad. Benveniste dice que no es arbitrario sino que hay necesariedad
entre significante y significado, porque el significante no sería otra cosa que la
traducción fónica del significado. Esa es la crítica de Benveniste a Saussure.
Pero me parece que Lacan introduce algo más, porque dice que no es cierto
que haya arbitrariedad en el campo de lalangue, y da un ejemplo de lo que
ocurre en la lengua –y ahí ya vamos a hablar de la lengua como “lengua
francesa”- con la doble negación, en francés: ne … pas. Parece que antes de
la Revolución Francesa era una expresión muy común decir “no camino ni un
paso”. Y “paso” se dice pas, y quedó incorporado en la lengua “no camino ni un
paso” o “no veo ni un punto”: ne … pas, ne … point, entonces Lacan rescata
estas coincidencias para decir que en la lengua no es arbitrario que “no” se
diga pas. Como no es arbitrario que cuando yo hablo “de ellos”, a su vez diga
“dos” (d’eux – deux). Esto lo hace varias veces en el seminario para jugar con
la ambigüedad entre de ellos y dos. Hay varios ejemplos que trae Lacan, yo
pensaba en los equívocos que hay en el historial del Hombre de las Ratas, con
rata, cuota, matrimonio, etc.
La otra cuestión es por qué Lacan dice que con lalangue se distingue del
estructuralismo. Me parece que cuando dice que escribe lalengua en una sola
palabra, y deja ver lo que se distingue del estructuralismo, en la medida en que
éste –el estructuralismo- integra el lenguaje a la semiología; en función de lo
que está desarrollado en la intervención de Milner que no figura publicada en la
clase, y en función de que Lacan está citando a Milner; muy posiblemente
recorte cierta definición común a cualquier perspectiva estructural -y
específicamente a la lingüística estructural- cierta definición de la lengua en
donde se la entiende pura y exclusivamente como transmisión de información,
132
Op. cit. p. 24
como comunicación, como instrumento. La lengua pensada como instrumento,
utilizada por individuos para transmitir información. Es por eso que Lacan dice
varias veces que no le interesa la comunicación, que no le interesa el estudio
del lenguaje en tanto comunicación. Lo que ocurre es que ahí aparece un
problema: para algunos intérpretes de Lacan, a esta altura, esta afirmación
habilita a que se piense que Lacan deja de lado el uso de la lengua como
efectiva en tanto produce efectos que podemos llamar, a título general, cura.
Como si fuera equiparable el uso de la lengua a su pura dimensión
comunicativa.
En la clase que dicta Milner, ubica ahí que está en ciernes justamente la
perspectiva dentro de la lingüística que estudia a la lengua no solamente como
medio de comunicación, en donde los dos interlocutores, aislados
artificialmente –el locutor y el alocutario- serían homogéneos; sino que se
empieza a considerar el estudio de la posibilidad de ubicar a estos
interlocutores como heterogéneos y asimétricos, de donde entonces el uso de
la lengua apuntaría no pura y exclusivamente a la comunicación sino a
instaurar relaciones, es decir, vínculos, relaciones de poder. Y el nombre propio
que tiene esa perspectiva dentro de la lingüística es Ducrot. Aparece citado
Ducrot no por Lacan sino por Milner -pero justamente en la clase que está
censurada dentro del seminario. Ducrot que es quien propone esta duplicidad,
esta terminología que involucra a la duplicidad entre decir y dicho para estudiar
el acto del habla, en paralelo con la de enunciado-enunciación, y es un autor
que está citado no por Lacan sino por Milner, y sin embargo me da la impresión
de que a Lacan le viene muy bien el uso de esta duplicidad entre decir y dicho
a tal punto de que aparece ahí esta nueva formulación para el inconsciente:
que se diga queda olvidado… etc.
Ahí estarían al menos dos problemas que me atrevo a suponer que serían a los
que respondería la invención de este término lalangue, como si Lacan hubiera
querido cortar por lo sano y hubiera dicho “vamos a hablar de otra cosa”. Me
parece que cuando se quiere distanciar del estructuralismo no es porque quiera
dejar de lado lo semiológico en tanto producción de sentido, porque se encarga
de aclarar ya no en el contexto del Seminario 20 sino en otros lugares –en el
Seminario 21, que es el que le sigue- que si en el campo de lalangue estamos
operando con el equívoco –y ahí vuelve Lacan a utilizar el equívoco- tanto al
campo del sentido -pero como opaco, porque si es equívoco el sentido es
opaco ya que habría al menos dos interpretaciones posibles a lo que se dice-
como al campo de los sentimientos, también confusos y opacos, a tal punto
que dependen del uso de la lengua, es decir, no habría sentimientos
independientemente del uso de la lengua. Recuerden el rastreo que hace
Lacan del uso histórico de los términos embarazo, turbación, etc. en el
Seminario10, donde da cuenta de que sentimos porque decimos y porque eso
nos dice. Con respecto al embarazo Lacan ubica la barra (embarras) y lo
asocia al término embarazo en español, y dice que se enteró de que en
español “embarazo” en el sentido de no saber qué hacer con uno mismo, de no
saber dónde meterse en un mal momento, se lo utiliza también para referirse a
la mujer encinta y dice que por algo se lo utiliza ahí, que está la barra puesta.
No sería arbitrario que en nuestra lengua el sentirse embarazado sea utilizado
también para estar esperando un bebé.
M.I.S.: claro. Mientras que Lacan, cuando dice que deja el campo del sentido a
la semiología y no busca hacer de sus alumnos semiólogos, sí deja claro que lo
que debe importar al psicoanálisis es la semiótica propia del analizante, de
cada caso. No habría para el psicoanálisis significados universales, sentidos
generales, que sí los estudiaría la semiología.
Les quería comentar, para ir avanzando y dar un cierre, que me parece que se
puede explorar el intento de relación entre lalangue y el inconsciente
estructurado como un lenguaje, lo que implicaría no sostener que sean
opuestos y menos que menos que con el término lalangue se entienda una
secreción del cuerpo, como voz pura que no dice nada por ser puro sonido,
vinculado al cuerpo como si fuera un ladrido.
David Szyniak: o como el laleo de los chicos.
A.E.: no, no puede ser así porque los fonemas son ofertados por la lengua, es
decir, ningún niño puede lalear con fonemas que no sean propios de su lengua.
Por eso la dificultad de pronunciar otras lenguas, porque tienen fonemas que
no son de la nuestra.
A.E.: de hecho, respecto de la lógica de la voz, habría que preguntarse por qué
los niños no reproducen las voces de animales, por ejemplo, por qué no pían o
ladran. Es cierto que algunos autistas lo hacen, pero me da la impresión de que
si bien no hay para el ser humano una voz, como dice Agamben, no habría una
voz universal –como podría ser el ladrar, el piar, el maullar- decir que es voz,
suponiéndola como preverbal, me parece que trae el problema de que no hay
voz sin Otro. Porque no se trata de lo estrictamente gutural. Uno habla de lo
gutural, pero el asunto sería si uno escuchara lo gutural, tendría que poder
establecer que eso, eso gutural que se escucha, no pertenece a ninguna
lengua. Pero no es el laleo de los chicos, porque se lalea según cada lengua.
No es sin Otro.
M.I.S.: para no perder demasiado tiempo no les leí las citas de comentadores
lacanianos, pero hay muchos artículos que equiparan el goce del blablabla a un
funcionamiento “autista” de la palabra, en donde el uso de la palabra estaría
desprovisto de sentido. Yo sólo lo puedo imaginar como algo semejante a los
ejercicios de Joyce, pero igualmente tienen sentido, trabaja con el equívoco
todo el tiempo.
Andrea Leiro: lo que pasa es que como Lacan trabaja a Joyce como un
desabonado del inconsciente, queda como un mero juego de la lengua…
A.E.: pero Joyce no es legible si no compartís el inglés con él. O sea, Joyce es
una alteración profunda del inglés, pero no sin inglés. Si no se maneja el inglés
con cierta sofisticación, ni siquiera podemos darnos cuenta cómo produce la
alteración –calculada o no- sobre el inglés, no sobre el cuerpo.
M.I.S.: me parece que esta procedencia del término lalangue está muy
vinculada con el laleo que está en la Conferencia de Ginebra sobre el síntoma,
está muy citado en muchos artículos. Pero lo que no está muy citado es lo que
Lacan dice después, en esa misma conferencia, y que es por suerte –o por
desgracia- mucho más claro que en otros contextos, y Lacan dice que lalangue
tiene que ver con ciertos efectos, ciertas marcas que él define como maneras
de decir, o sea, ciertas marcas en el habla de cada quien, es asunto de cada
quien. Por eso lo ponía en relación con la semiótica propia del caso. Y dice, lo
cito:
Y que lalangue –después de decir que eligió ese término porque quería que se
emparentara con el laleo- es:
“La manera en que le ha sido instilado al sujeto un modo de hablar. Esa manera no
puede sino llevar la marca del modo bajo el cual lo aceptaron o no los padres.”134
133
Lacan, J.: “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”. 1975. En: Intervenciones y textos 2. Buenos
Aires: Manantial. pp. 124 y sigs.
134
Ibíd.
135
Lacan, J.: Seminario 24 “L’insu que sait de L’Une-Bévue s’aile à mourre” (1976-1977). Clase del 19-04-
1977. Inédito.
entre otras, y yo agrego: considerando que en ese aprendizaje se pone en
juego en la manera de decir la marca de qué pasa con el deseo, para decirlo
rápidamente. Y cuando dice que es una obscenidad, se refiere a que es una
anderobscene, que sería un juego de palabras en alemán, entre otra escena y
lo obsceno.
M.I.S.: claro, es la escena del Otro. Retomo la cita del Seminario 24, de la clase
del 19-04-77…
M.I.S.: sí, una equivocación, un tropiezo. O sea, que el campo del equívoco
que es lalangue supone esta reformulación del inconsciente, con lo cual no
caería –a mi entender- la tesis de que el inconsciente está estructurado como
un lenguaje, sino que quedaría vinculado a lalangue. Respecto de esta otra
escena o escena del Otro, vean lo que dice Lacan –año ’77:
136
Ibíd.
137
Ibíd.
“… el inconsciente, en tanto le doy aquí el soporte de su desciframiento, no puede
estructurarse sino como un lenguaje, un lenguaje siempre hipotético respecto a lo que
lo sostiene, a saber, lalengua.”138
“No hay metalenguaje, -lo he dicho para decir que el lenguaje, eso no existe: no hay
más que soportes múltiples del lenguaje que se llaman lalengua. Sólo se puede hablar
de una lengua con otra lengua. Y lo que sería necesario es que el análisis llegue por
una suposición a deshacer por la palabra lo que es hecho por la palabra”139
M.I.S.: sí, el tema es que Lacan lo dice así en el 20, dice “es asunto de cada
quien”, pero después, cuando dice que es asunto común, no se está refiriendo
a la lengua madre…
139
Lacan, J.: Seminario 25,“El Momento de Concluir” (1977-78). Clase 1. Inédito.
A.E.: te propondría agregar que no solamente Lacan se animó a criticar a
Freud porque ya estaba enfermo y viejo, sino que lo hizo porque escuchó el
efecto que su enseñanza tenía con sus alumnos, y porque verificaba que
cuanto más avanzaba, más freudiano se hacía su decir, y cada vez le fue más
necesario corregir los errores y duplicar la apuesta a distinguirse de Freud. Me
parece Lacan ya se estaba enfrentando al efecto de su enseñanza, y que estos
cambios ya son rectificación para el público. Muchas veces lo hizo
explícitamente, por ejemplo, decía “¿ustedes creyeron que el sujeto supuesto
saber era el analista? No. Es el analista el que pone a trabajar para recibir a su
paciente el sujeto supuesto saber, el hypokeimenon.” Lacan muchas veces lo
dice así. Pero me da la impresión de que Lacan mismo quizás en los últimos
años de su vida estuvo tratando de rectificar los efectos de su enseñanza.
M.I.S.: además es fuerte cuando dice que lalangue es lo único que va a salvar
al psicoanálisis de ser un autismo de a dos, donde sería cada quien con su
delirio…
M.I.S.: sí, pero es el campo que los lacanianos le reservan a lalangue, como el
goce del blablabla.
A.E.: sí, pero ya el lacanismo dio un paso más, porque ya se sostiene que todo
goce es goce autista, porque es del cuerpo propio, previo al lenguaje.
Pero hay otra cosa que habría que aclarar. Y es que cuando Lacan dice que el
lenguaje no existe, también está planteando un problema epistémico, y es que
el lenguaje es el objeto de la ciencia lingüística. Y el objeto de la ciencia, es
claro que no existe. Por ejemplo, uno dice que la biología estudia la vida. La
vida no existe… no hay nada que sea vida, si le preguntan a un biólogo si él
estudia la vida, va a decir que no, que él estudia células, etc., por ejemplo.
A.E.: no hay más que lengua para estudiar. Pero para la ciencia lingüística,
para decir que estudia “toda” la lengua, crea un objeto que es el lenguaje pero
que no existe, porque si no lo creara, la lingüística quedaría reducida a ser la
ciencia que estudia el francés, por ejemplo, y lo compara con el inglés. Pero al
decir que el lenguaje no existe, Lacan no hace una crítica, sino que está
especificando el objeto de la ciencia.
M.I.S.: y dice que es para la ciencia. Pero esto se ha traducido como que
Lacan dejó de lado la operatoria de la palabra porque cree que el lenguaje es
ficcional…
A.E.: sí, claro. Quizás fue porque Lacan no practicaba eso que decía desde la
teoría.
Elisa Bellmann: María Inés, ¿hiciste alguna elaboración sobre el tema del
poder y el saber? Yo no lo he hecho, pero te pregunto porque me parece que el
eje de la pregunta en esta clase, a pesar de que fue titulada “La rata en el
laberinto”, es sobre el poder, y qué papel juega lalangue –no el lenguaje- en un
saber que no sea sólo el saber del ser.
M.I.S.: no hice esa elaboración, pero para mí, Lacan conserva la estructura.
Del estructuralismo sí conserva la noción de estructura, por lo que dice en el
Seminario 24.
M.I.S.: claro, porque para Lacan la comunicación es animal, los únicos que se
comunican son los animales, la danza de la abeja, donde no hay equívoco,
porque no mienten. Cuando dice que el lenguaje es una elucubración de saber
sobre lalengua, en general yo he encontrado esa frase citada en comentaristas
para aseverar que Lacan dejó caer al inconsciente estructurado como un
lenguaje, y que el saber queda en el plano del puro blablabla o del discurso
mentiroso, lo simbólico como lo mentiroso o ficcional, etc.
Elina Hiriart: quería preguntarte respecto de una pregunta anterior que te hizo
Alfredo y que vos respondiste que sí, pero por cosas que hemos hablado me
parece que se trata de otra cosa, él te preguntó si el saber quedaba
exclusivamente sobre la estructura, ¿para vos es así…?
Comentario: pero eso sería lo más particular, es la forma en que se armó esa
estructura de parentesco…
Comentario: es vincular…
A.E.: con lo cual, se disuelve al máximo la función del ser, y advienen todos los
términos en función relacional. A partir de lo que se dice de una relación se
puede analizar otra relación.
M.I.S.: ahí es donde está en juego el equívoco y la otra escena como estructura
elemental.
A.E.: si no hay alguien que diga “pero eso ¿se escribe así?”, no habría
equívoco.
A.E.: porque me daba la impresión de que Lacan había llevado a una potencia
máxima la cuestión de lo humano a nivel del lazo con el Otro, y el título elegido
por el editor era una rata –¡justamente una rata!- y por otra parte se trata de
que la rata está en un laberinto, es decir, en un medio material; y Lacan
siempre advierte –e incluso lo advierte hasta la física cuántica- que eso no es
sin un investigador. O sea, si hay alguna función en poner ese título –la rata en
el laberinto- es querer hacernos olvidar de que hay un Otro que con su
estructura simbólica ha armado todo el dispositivo.
M.I.S.: sí, e incluso dice que el laberinto es un montaje que arma cada
investigador y que depende de lalangue del investigador.
Estela Eisenberg: incluso en esta clase sobre la rata, hay una discusión
acerca de la cuestión del cuerpo y la reproducción, no hay que olvidarse que ya
hay fórmulas de la sexuación, y hay una pregunta que tiene que ver con la
reproducción de los cuerpos y es la dupla significante, no hay cuerpos. En el
punto máximo de la reproducción, que quedaría más del lado animal, Lacan no
lo deja del lado del cuerpo sino del lado del significante.
Clase Nº 7
Quiero señalar también que me interesa que podamos ubicar esta presentación
claramente en alguno de los ejes que este curso se propone y que intenta
pensar la situación del psicoanálisis hoy, donde estamos planteando un post-
lacanismo; lo que nos exige explicitar una posición asumida para pensar cuál
es la respuesta que puede dar el psicoanálisis al padecer, pero para esto
también necesitamos establecer cómo vamos a diagnosticar el problema o
cierto modo del padecer, según podamos pensarlo a la luz de una concepción
del psicoanálisis. Y por otro lado además, en esta presentación están vigentes
los ejes que arman un debate en el campo del conocimiento con relación a las
posiciones aristotélicas o platónicas.
Lo que les voy a plantear respecto del título es algo más del orden de cómo
está construida la oración, no creo que sea del mismo orden de lo que ayer
proponía Alfredo de por qué se llama “La rata en el laberinto”, por ejemplo,
donde ya había una cuestión grosera en el título respecto de lo que se estaba
trabajando en el texto. En este caso, me parece que es casi una sutileza, pero
me interesa compartirlo. Preferiría proponerles que esta presentación
arrancaría con “La función de lo escrito… en el discurso psicoanalítico”.
Porque me da la impresión que cuando uno presenta algo con la contundencia
de “La función de lo escrito”, “lo escrito” ahí adquiere un carácter que a veces
puede ser muy amplio, como si dijésemos que vamos a tratar de “lo escrito” en
una cierta generalidad, o también puede plantearse como un término, “lo
escrito”, que podría indicar una concepción absoluta, en el sentido de ser “lo
escrito” algo en sí mismo. Sin embargo, creo que el espíritu de esa clase es
articular los problemas en juego con relación al término “función”. Y me parece
que también ese es otro de los términos que importa revisar. Porque “función”,
que uno podría interrogar en qué sentido aparece en el texto, queda articulado
al modo de plantear “lo escrito”; por lo tanto, según cómo lo pensemos, afecta
de cierta forma a “lo escrito”. Por ejemplo, rastreando el significado de
“función”, en el diccionario común, figura: “capacidad de acción o acción de un
ser apropiada a su condición natural, para lo que existe; o el destino dado por
el hombre, para lo que se usa.” Me parece que ahí nos traería algún problema
pensar función en el sentido de lo natural. Después alude a la condición de
cargos u oficios, y la que a nosotros nos va a importar es la que tiene que ver
con la acepción matemática: “relación entre dos magnitudes, de modo que a
cada valor de una de ellas corresponde determinado valor de la otra. Se dice
que una variable y es función de otra x cuando los valores de y no son
arbitrarios sino que depende de los que previamente haya tomado x.” Se
entiende entonces que en este sentido, más allá de la especificación de la
condición matemática, vemos que función indica la relación de dos términos, y
si ya vamos a Ferrater Mora, me interesa señalar que hay una definición de
función -en términos más específicos- y que corresponde estrictamente a lo
que pone en juego Aristóteles con relación al término función en el campo de la
filosofía, donde función tiene que ver con la funcionalidad de aquello que está
en juego en tanto su naturaleza, algo que puede ser en sí mismo y tener una
función. Mientras que en la matemática, al menos en esta forma más clásica,
siempre se trata de aquello que relaciona al menos dos términos. En lógica
puede ser la relación de un término con muchos otros, de muchos términos a
uno.
Por eso decía que si “función de lo escrito” quedaba establecido sin articulación
a cierto contexto, por ejemplo, “en el discurso analítico”, podía empezar a
plantearse como una entidad en sí misma y su función quedaría en juego
respecto a su propia naturaleza. Me parece que el trabajo que nos permite la
clase es ir pesquisando cómo cualquiera de los términos que podríamos llamar
“fuertes” o desarrollados allí, siempre están propuestos por Lacan en el punto
de la función, ya sea la letra, el significante, la condición de lo escrito, siempre
queda propuesta en tanto función: por ejemplo, qué función tiene la letra en el
discurso analítico. En ese punto, constantemente Lacan insiste en eso.
Como les decía, me interesa analizar el modo en el que se nos presenta lo que
quiero proponer como eje de este asunto, porque quiero tomar como subtexto
el “no hay realidad prediscursiva”. Ese sería el núcleo que orientaría esta
presentación, porque me parece que eso reformula una forma de leer. Me
parece que si Lacan esta sosteniendo este “no hay realidad prediscursiva”,
ciertos términos pasan a tener que ser especificados, no sólo en el intercambio
o lazo que se pueda construir con otros discursos, en diálogo, me refiero en
este punto a la filosofía y la ciencia, en la necesidad de Lacan de trazar una
cierta especificidad a lo que sería en el discurso analítico.
a → $
[1]
S2 S1
En algún punto, estos temas que estoy tratando de señalar de esta clase son
los que luego sería interesante escuchar cómo se amplifican, rebotan o
resuenan en los textos de Agamben. Les proponía que a partir de la posibilidad
de situar que no habría realidad prediscursiva, tendríamos que empezar a
plantear cómo se sigue leyendo, con qué peso, la noción de lenguaje y su
relación con la realidad. Decía entonces, si la función de lo escrito en el
discurso analítico instala la condición de letra, Lacan dice que la letra debe ser
leída, y en este punto hago un pequeño salto a la clase del seminario “Los
redondeles de cuerda” donde Lacan dice que la existencia de la formalización
matematizada –cosa que él se plantea como cierto ideal en la transmisión- va a
necesitar de manera irrenunciable de la lengua para hacer hablar algo de esa
condición de letra que como tal pareciera que no tiene condición significante en
el sentido de poder aludir a un significado. Pero aquí también habría que
plantear que la función de lo escrito, lo escrito, sería otra dimensión del
discurso, diferenciable a la dimensión significante.
Entiendo que esta posibilidad hace además que Lacan trabaje con relación a la
condición del significante, como este efecto también del discurso de la ciencia,
y que sitúe que esta disociación que se produce en la palabra entre significante
y significado no sea algo que vaya de suyo ni sea natural sino que es algo que
es introducido por el discurso de la ciencia. En este sentido, entiendo que
tampoco es que podríamos hablar de una suerte de “naturalidad” del lenguaje
si somos coherentes con el “no hay realidad prediscursiva”. Y esto empieza a
entornarse de tal modo que luego, me sorprendió que Lacan –como ayer lo
planteaba María Inés- ubicara la condición de referencia, cuando empieza a
transitar este cuestionamiento a la idea de arbitrariedad entre significante y
significado, proponiendo la condición de la no relación, porque alude a esta
idea de referencia, que es cierto que parece ubicarse más en las
construcciones clásicas sobre teorías del lenguaje, que según Agamben son
las que vamos a rastrear ya desde Platón.
En este sentido habría que ver también si cuando Lacan está introduciendo en
esta clase el discurso de la ciencia operando en esta disociación en la palabra
entre significante y significado, se refiere estrictamente a la lingüística
estructural, o si también podemos ubicar cierta condición que alude –digo,
discurso de la ciencia no ya en los términos de ciencia moderna- a un discurso
desde el campo de la filosofía que hace respecto del lenguaje ciertos
señalamientos que ya no nos permitirían suponer que haya un lenguaje que
pueda ser tomado como “natural”, sino que ya desde Platón hay teoría respecto
del lenguaje y que se hable.
En este punto, me gustaría hacer un excursus por los textos de Agamben. Les
quiero aclarar que si bien yo propuse dos textos del libro La potencia del
pensamiento, creo que por la complejidad de ambos textos, al menos para mí
que incursiono en el territorio de la filosofía con elementos bastante básicos,
Agamben va haciendo un paseo por la historia misma de la filosofía, por lo
tanto, me parece que por razones de posibilidades para poder compartir, me
voy a dedicar con más detalle al primer texto, en el que hay nociones filosóficas
que me parece que son de interés que vayamos entendiendo claramente, y
luego respecto del segundo texto, quisiera tomar cierto trazo muy grueso, no
voy a meterme minuciosamente porque nos saturaríamos con muchos términos
que no son tan habituales y nos confundiríamos más, pero sí hacer un trazo
grueso porque necesito llegar al punto final de lo que va a proponer Agamben,
en la crítica o cuestionamiento que hace, porque me parece que va a ser una
discusión muy interesante y muy importante para lo que estamos intentando
trabajar.
En el caso del primer texto, “La cosa misma”, quisiera comentarles que hay
una utilización indistinta entre “la cosa” y en cierto momento “la idea”. En
alguna medida Agamben lo está presentando como teoría de la idea en Platón.
Porque lo que va a trabajar es la expresión: Tò prâgma autó, que Agamben lee
y traduce como “la cosa misma”. Y es con relación a esto que entiendo que
trabaja la teoría de la idea en Platón. Esta es una expresión que Agamben
toma de la Carta Séptima de Platón.
La Carta Séptima tiene cierta historia que pesa sobre ella, y es que parece que
–y no es un dato menor- fue declarada inauténtica junto con otro conjunto de
cartas a finales del Siglo XVIII, pero Agamben recalca que fue en el Siglo XIX
cuando se instaló con toda la fuerza su supuesta inautenticidad, y quedó por
fuera de la discusión filosófica, tanto esa carta como otras. Volvió a recuperar
su carácter de auténtica en el Siglo XX, es decir, recientemente. Agamben la
irá trabajando por párrafos. Párrafos que va a aprovechar para ir señalando
cómo se pueden entender lecturas que se han ido generando sobre Platón, por
ejemplo, la hipótesis de lo esotérico, etc. Agamben va revisando los distintos
pasajes para poder llegar donde él quiere.
Lo que también interesa señalar sobre esta Carta es que Platón la escribe a los
75 años, Agamben lo ubica como un Platón viejo que ha regresado de su tercer
viaje a Sicilia donde había sido convocado por Dioniso el Tirano de Siracusa,
para dialogar sobre filosofía. Y esta Carta es enviada por Platón a los
familiares y amigos de Dion que era un discípulo suyo que había muerto, y les
comenta estos diálogos con Dioniso, en los que Platón dice que lo primero que
él quiso saber era cuál era la posición como filósofo de Dionisio, qué era este
“decirse filósofo” en alguien, porque había que distinguir al que es filósofo de
segunda mano, en el sentido de que toma el conocimiento que otro le vuelca o
le comenta, de aquel que hace toda la experiencia del conocimiento por el
camino de la filosofía, de aquel que llega a encontrar, a ubicar la cosa, la cosa
misma.
Entonces pareciera que este interés, que parece anecdótico en esta carta, a
quien la dirige y demás, es donde Platón empieza a decir que hay dos maneras
respecto de la filosofía: aquella del que va a tomar lo que de segunda mano le
digan y lo repite; y el otro que hace un recorrido que desemboca en un dejarse
sorprender frente a lo que surge luego de un trabajo arduo, y que permitiría el
encuentro con la cosa misma. Dice Platón:
Ahí, en ese sentido, lo que va a plantear Agamben es que ese pasaje donde
Platón dice que a esta cosa tan importante para la filosofía jamás la podría
dejar confiada a la palabra escrita, porque de todas las palabras es la más débil
o dudosa. Se los leo porque realmente impresiona:
“No hay en efecto, modo alguno de decirlo, como las otras disciplinas, mathémata,
“…sino después de haber estado mucho tiempo en torno a la cosa misma. Y después de
mucha convivencia, entonces repentinamente nace en el alma como de la chispa de
fuego nace la luz y se nutre a sí misma.”
El comentario que trae Agamben sobre esto es que ha generado una lectura
que planteó una línea con relación a esto indecible que pareciera quedar
tomado en el punto donde no es confiable a la posibilidad de ser dicho y menos
aún en lo escrito, como a la condición de una teoría esotérica en Platón. Y
además, como si existiera una tradición oral que en Platón plantearía lo más
importante y lo más valioso de su teoría, en un punto de desacreditación de los
Diálogos platónicos y todo lo que pudiéramos leer de él, como si no tuvieran el
valor o la dimensión que tienen respecto de la posibilidad de trabajar como lo
más importante de la tarea filosófica.
En ese sentido, Agamben señala que esa pregunta por la cosa misma, que
pareciera ser que se ubica como la tarea para la filosofía, él dice que ese
término que vemos aparecer -a pesar de los 2000 y pico de años- en Kant, en
Hegel, en Husserl, en Heidegger. En ese sentido, la condición de esta cosa
misma empieza a articularla Agamben, a empujarla hacia la noción del
lenguaje. Pero primero me interesa ver otro aspecto.
En esta digresión en la Carta Séptima, Platón va a indicar que para cada uno
de los entes hay que distinguir tres, a partir de los cuales se genere la ciencia.
El cuarto es la ciencia misma. Quinto, se debe poner aquello mismo que es
cognoscible y que es verdaderamente. Sobre esto tendremos que volver
porque es un trabajo muy fino que va a hacer Agamben. Pero quisiera que
ubicáramos qué involucran estos tres primeros que señala Platón: el primero es
el nombre (ónoma), el segundo el discurso definitorio (logos), y lo tercero es la
imagen (eidolon). La cuarta sería la ciencia, el nous. Como para poder seguirlo,
el mismo Platón propone utilizar un ejemplo y toma el círculo, que es una
figura, digamos “redondita”…
“La opinión verdadera alrededor de estas cosas, y todo esto se debe pensar como única
cosa, en cuanto que no tiene sede en las voces ni en figuras corpóreas sino en las almas
[psiqué] por lo cual está claro que esto es otra cosa diferente de la naturaleza del
círculo mismo y de los tres sobre los que se ha hablado.”
Es decir, está ubicando que algo de esta opinión verdadera, que tiene que ver
con lo que se registraría en las almas, es una cosa muy diferente a suponerla
como de la naturaleza misma, del círculo mismo, y de los tres de los que se
habló. En este sentido, este cuarto, que sería este nous, esta opinión
verdadera que se produce en el alma, es lo más próximo a lo quinto, dice
Platón.
“Por lo demás, los primeros cuatro manifiestan no menos la cualidad que el ser de cada
cosa por medio de la debilidad del lenguaje. Por este motivo, nadie en su juicio hará
confiar sus pensamientos al lenguaje, tanto más si se trata de un discurso inmóvil como
es aquel escrito con letras.”
Este es el punto de cierre, y en este sentido Agamben dice que hay que
detenerse un poco para recuperarse, realmente, es importante ir registrando
cada uno de estos pronunciamientos, que según Agamben serían los lugares
en los que con mayor claridad Platón termina exponiendo su teoría de las
ideas.
H.M.: sí, es el punto que, como verán, no lo define. Porque lo que habíamos
leído como la opinión más verdadera es el cuarto, el nous. Y dice:
“De éstos, el más cercano al quinto, por afinidad y semejanza es el nous. Los otros son
más lejanos.”
Es lo único que dice, para luego cerrar diciendo que los tres primeros
manifiestan la cualidad, la cualidad, más que el ser de cada cosa. Y esto lo
hacen mediante la debilidad del lenguaje. Por eso dice que él no confiaría sus
pensamientos a un discurso inmóvil como es aquél escrito con letras.
Aquí, dice Agamben, pareciera que lo que suele tomarse con mayor rapidez y
velocidad es la condición de lo indecible, de cómo en esta Carta Séptima
queda planteada esa lectura esotérica que plantearía un punto en lo indecible
respecto de la cosa misma. Ahora, el señalamiento que hace Agamben y es
aquí donde empieza a introducir y a tejer la cuestión respecto de la idea de
lenguaje, es que él dice que cualquiera de estos planteos de Platón empiezan a
indicar que la cosa misma no sería algo que pueda ser pensado por fuera del
lenguaje. Porque aún en la consideración de la debilidad del lenguaje y demás,
estaría propuesta bajo la condición de tener que entrar por estos cuatro. O sea,
para poder llegar a esto que es tan complejo de dejar puesto en palabras, el
acceso, inevitablemente es por la vía de la palabra. Entonces ya para Agamben
esto empieza a poner las cosas en otro punto y empieza a decir que la cosa en
la que estamos tratando de tomar como tarea de la filosofía y hemos tomado
como cosa del pensamiento, que ha sido la teoría de las ideas, en realidad es
la cosa del lenguaje. Por esa posición de lo que es decible y lo que no, y
porque además instala esta cuestión de que la cosa misma no podría ser
pensada por fuera del lenguaje. Se va apoyar en otra cita de Platón donde dice:
H.M.: sí, pero es simpático cómo lo plantea “conducidos sin envidia”. Más aún,
sigue abonando su hipótesis recurriendo a lo que está escrito en Platón. Y en
ese sentido dice Agamben que sería sorprendente suponer que Platón
realmente haya dejado como tradición oral lo más importante, cuando todo esto
lo va recogiendo en los mismos Diálogos. E incluso comenta que en un
momento Platón empieza a ponerse muy oscuro, y podríamos decir que es
cuando se vuelve “lacaniano”, pero lo que Agamben va señalando es cómo en
el Fedón, lo que dice Sócrates, se los leo textual:
“Me pareció que debía buscar refugio en los logoi para encontrar en ellos la verdad de
los entes…”
Recordemos que los logói, el lógos, corresponde a lo segundo. Inclusive
Aristóteles, cuando empieza a reconstruir la historia del pensamiento de Platón,
en el inicio de la Metafísica, dice que la teoría de las ideas de Platón, nació de
una búsqueda en el lenguaje. Entonces, para Agamben, de manera inevitable,
la cosa misma tiene su lugar eminente en el lenguaje. Es más: revisa la
cuestión diciendo que aunque pareciera que esa cosa misma trascendiera el
lenguaje, no sólo no es sin el lenguaje sino que es en virtud del lenguaje.
Y cuando alude a esta cita de Platón donde dice que no se lo podría confiar a
un discurso inmóvil, etc., dice que Platón, en todo caso, cuando instala eso de
lo que no podría ser del todo escrito o confiado a lo escrito, refiere que es por
razones éticas y no lógicas, es decir, que no habría razones lógicas en juego.
Ahora, cuando pasa por esa condición más general donde estamos hablando
de algo que sólo es posible de pensar en virtud del lenguaje, va a hacer un
trabajo más fino, empieza a hacer el rastreo de lo que sería una teoría del
lenguaje, del significante, una teoría lingüística con relación a esta posición que
él ubica en Platón. Porque cuando revisa nuevamente estos cuatro, dice que el
nombre (ónoma), el nombre en los términos modernos –que son los mismos
que en la lógica estoica- es el significante. Entonces, según Agamben se puede
leer que el primero alude a lo que modernamente entendemos como
significante. El lógos, es el significado o referencia virtual, y la imagen, lo
denotado o referencia actual.
Dice Agamben que la dificultad comienza a la altura del quinto punto, que es el
más complejo. Lo que va a ubicar en ese pasaje es que,
“Para cada uno de los entes hay que distinguir tres, a través de los cuales es necesario
que se genere la ciencia, el cuarto es la ciencia misma. Quinto, se debe poner aquello
mismo que es cognoscible y que es verdaderamente.”
Es aquí donde empieza a surgir la teoría de la idea en Platón, que por un lado
se puede leer en esta condición de lo quinto un retorno al primero que arma
una circularidad en la cual lo que volvería al quinto sería nuevamente un
nombre, algo que según el mismo Aristóteles interpreta en Platón, generaría
una duplicación de la cosa. En vez de situar a la cosa misma como aquello que
sería posible de plantear en este quinto tan dificultoso, lo que produciría en esa
lectura circular, es que se enunciaría una cosa que solamente sería la
duplicación inútil de la cosa misma.
“En quinto lugar, es necesario colocar eso mismo por lo cual algo es cognoscible, esto
es, lo que puede ser conocido y verdaderamente existe.”
“La cosa misma, de aquí el término autó como designación misma de la idea, no es en
efecto otra cosa sino la misma cosa.”
¿Se entiende por qué vuelve al tema de la “misma” cosa? Porque venía
deslizándose el problema de la duplicación y siempre quedaba la cosa como
indecible, la cosa misma quedaba como duplicación; y restablece este término
de que no es otra cosa sino la misma cosa.
La forma en que lo presenta Agamben, que lo llama una admonición que Platón
confía a la idea, miren cómo viene –recuerden que viene del problema de lo
decible y lo cognoscible:
“La decibilidad misma permanece no dicha en aquello que se dice de aquello sobre lo
cual se dice, que, la cognoscibilidad misma se pierde en aquello que se conoce de
aquello que es para conocer.”
“Lo que está en la voz es signo de las pasiones del alma. Y lo que está escrito es signo
de lo que está en la voz. Y así como las letras no son las mismas para todos los
hombres, así tampoco las voces. Aquello de lo que éstas son signo, es decir, las
pasiones en el alma, éstas sí son las mismas para todos y también las cosas de las que
las pasiones son la semejanza, son para todos las mismas.”
Hay una alusión a la mención que pasa a tener a partir de Aristóteles esta
forma de la significación lingüística, porque va a introducir la temporalidad.
Como va a conservar esta causa primera por fuera de lo discursivo, todo
aquello que el lenguaje diga respecto de ese ser que queda indecible, va a
modificar la temporalidad, es siempre aquello que era, que era pero que no
queda como posible de ser dicho.
Para ir haciendo una conclusión de este texto, dice Agamben que el problema
de este presupuesto en el lenguaje que llevaría a una escritura directa, porque
no habría este problema de la debilidad respecto de la cosa misma, llevaría al
filósofo a ser el escriba del pensamiento, que es una manera en la que
Aristóteles es presentado en algunos autores, porque la escritura va directo de
su pensamiento a la pluma. Y en este sentido, la propuesta de Agamben
respecto de la tarea de la filosofía es la de devolver la cosa misma a su lugar
en el lenguaje y a restituir la escritura a su dificultad, a su tarea poética en la
redacción. Y entonces acá me parece interesante señalar que poética está
planteada como lo pro-ductivo, algo que lleva a ser, algo que pasa del no-ser a
ser. De la ocultación a la plena luz de la obra, diferente a una práctica; en tanto
la práctica queda definida como voluntad productora de un efecto concreto y se
liga a la condición del hombre en tanto animal, ser viviente.
Señalo esto porque es la distinción que toma Agamben, no en estos textos sino
en “El hombre sin contenido” que es un texto más antiguo, donde trabajó la
diferencia entre poética y práctica. La coherencia de proponer que la tarea de
la filosofía sería restituir la cosa misma a su lugar en el lenguaje y a recuperar
la dificultad en la escritura, tiene que ver con volver a plantear la condición del
lenguaje como aquello que no va a sostenerse en un presupuesto, como un
real por fuera del discurso, sino que la cosa misma es la cosa del lenguaje en
tanto acontecimiento del lenguaje, acto mismo de ser, de condición de ser.
Este es el rasgo, el eje que restituye la noción del campo ético respecto del
hombre, hombre al que Agamben no define en el sentido de decir qué es un
hombre, pero que todo el tiempo trata de construir distinguiéndolo de ese otro
eje que plantearía al hombre como ser viviente en condición de animalidad, tal
como la praxis era distinguida en el mundo griego, invocando algo del hacer del
lado de lo voluntario, tomando esta noción del hombre como viviente.
Como les había anticipado, estas cuestiones filosóficas son bastante arduas, y
dado lo avanzado de la hora, voy a darles un trazo muy rápido del otro texto
“La idea del lenguaje”, para llegar al punto en el que Agamben concluye, y creo
que es interesante para nosotros discutirlo. Este segundo texto se organiza en
un punto de partida: la idea de revelación. Dice que la revelación, tomada en su
clima religioso, para nadie sería un término desconocido, ya sea por un hogar
cristiano o judío, porque la idea de revelación sería algo que a nadie se le
escaparía. La revelación es lo que entra en contradicción con la idea de razón.
Porque en una revelación –la revelación de la palabra de Dios- no se trata de
venir a revelar algo que la razón podría haber llegado a construir en algún
momento o que se trate de un hecho que racionalmente sea aceptable. Llega
al punto donde la idea de lenguaje que está en juego en lo revelado –porque la
revelación es revelación de palabra, lo que está en juego es Dios mismo y no
un contenido, en los Evangelios se dice que el contenido de la revelación es
Cristo mismo- empieza a plantearse para Agamben un modo de la idea de
lenguaje, que tiene la condición de quedar tomada en un nombre, entonces el
nombre del lenguaje, para toda tradición de la revelación, es Dios. También
ubica la lógica para la revelación, donde el nombre en juego, ya con el trabajo
de la lingüística y la lógica gramatical operando, pareciera que uno dijera que
se trataría de un nombre para el lenguaje que no dice pero que arma la
condición de ser dicho.
Ese nombre para el lenguaje, sea Dios u otros, pasaría a tener un valor
insignificante, porque está en condición de poder permitir significación pero que
como tal no significa nada. También señala que los nombres para el lenguaje
han ido cambiando: Dios, inconsciente, etc., como aquello que siempre ha
tratado de ubicar un término para la posibilidad misma de la significación. Dice
que cuando el lenguaje ha quedado sin nombre por la caída de Dios –ahí
aparece el “Dios ha muerto”- el lenguaje se ha quedado sin nombre pero
además, trae como revelación final el que “hay nada”. Ahí aparece en este
“Dios ha muerto” que le hace perder el nombre al lenguaje, el punto de
infundamento o de aquello que se encuentra en el fin como una nada. Lo que
viene a develarse es que hay nada. Se los leo textual:
“Por lo tanto no es casual, si según una acreditada corriente del pensamiento francés
contemporáneo, el lenguaje está mantenido en el principio, pero esta morada –en el
principio, en el arkhé- tiene la estructura negativa de la escritura y del grama. No hay
una voz para el lenguaje sino que él es desde el principio huella y autotrascendencia
infinita. En otras palabras, el lenguaje que está en el principio es la nulificación y la
dilación en sí mismo, y el significante no es otra cosa que la cifra irreductible de esa
falta de fundamento.”
Aquí Agamben va a avanzar respecto de la posición del nihilismo que haría que
si en el infundamento lo que queda develado es una nada, el fin que va a tener
el lenguaje será recuperar esa nada, por lo tanto, la observación o la
discrepancia que Agamben va a plantear sobre estas posiciones de lo
infundado de la condición de una nada en el origen, en lo que ya ni siquiera es
un pre-supuesto, es que va a marcar también que como destino, como lugar de
arribo lo que se construye es una nada, una posición nihilista: el encuentro con
la nada. Les leo la cita final de cierre, porque para Agamben el punto sería,
refiriéndose a la comunidad, la comunidad humana –él no habla en términos de
sociedad o de condiciones de un estado-nación sino de comunidad- dice que la
verdadera comunidad nunca podría ser aquella que quedara vinculada bajo la
idea de una lengua como condición predeterminante. Para él la posibilidad de
plantear que algo no determine un fin como destino para la humanidad, es lo
que siempre lo lleva a decir “la comunidad que viene, o la filosofía que viene”,
como algo que vendrá. A mí me genera siempre una fuerte interrogación, ya
que por un lado no va a trabajar con la idea de una nada como si
descubriéramos que en el origen hay una nada y eso marcara una nada para el
final, una salida nihilista, sin embargo, pareciera que la condición del verbo ser,
de la condición del ser, no es que quede francamente destituida en estos
textos, más bien habla de lo que debería advenir; pero tampoco en una
situación de consolidación del “es” o lo que “será”.
Alfredo E.: tenemos algunos minutos, así que abrimos el espacio para
preguntas o comentarios.
Habrán visto que la crítica de Aristóteles a esta argumentación detallada de la
reflexión sobre la cosa en sí, se basa en la duplicación, es una crítica a la
duplicación, porque sería una duplicación innecesaria. Alguno de ustedes
podría estar preguntándose por qué no hablamos en este curso de
psicoanálisis “en sí”. ¿Para qué estaríamos duplicando? Para colmo, para
duplicar así, mejor sería ir a la facultad de Filosofía y que nos lo expliquen.
¿Para qué esta duplicación?
H.M.: no, claro, yo no lo tomé, pero está puesto el nombre como llamado. Y de
ahí viene que eso que es llamado estaría como oscuro presupuesto. Pero el
nombre no como fundación nominalista, no en ese sentido.
H.M.: en ese punto me parece que sí retomaría cierta condición del otro artículo
en cuanto a la debilidad del logos. La debilidad, que para él lejos de ser un
obstáculo, permite que el lenguaje sea aquello que plantea su límite pero que
se constituye como el campo de lo decible, de la posibilidad del acontecimiento.
Y en ese sentido me parece que la revelación queda como la posibilidad misma
del lenguaje, de revelar su condición de decir, de ser lenguaje. Es bastante
difícil de decir “la condición de ser lenguaje”, pero con algo que además
entrañaría en un autor como Agamben, el modo de situar cierto eje en la
subjetividad y que siempre queda en la desnaturalización –cualquiera- de lo
humano. Pero me parece que sería una pista para seguir recorriendo esto de
conservar revelación aún más allá de lo religioso, y no sólo del nombre de Dios,
sino de una condición religiosa. ¿Vos habías pensado algo al respecto?
D.S.: no, pero ahora que lo estás diciendo recordé que hay desarrollos de los
últimos tiempos sobre matemática borrosa, de la que sólo leí introducciones, no
te puedo decir más que eso. Pero también pensaba en cómo Kant piensa los
límites de la lógica, y el no detenerse en los límites de la lógica y de las
antinomias en matemática. Algo de eso se me ocurre, sosteniendo esa tensión
de las antinomias. (…)
H.M.: me parece que este esquema lo plantea para conocer el ente, para
acceder a la ciencia del ente. Me parece que ya está –lo digo sin mucha
reflexión- ya está el ente, ya habría entidad.
H.M.: ¿te referís a que podríamos dudar que tenga una preexistencia?
A.P.: no sé si preexistencia o existencia, no lo tengo muy claro.
Alfredo E.: de todos modos –y para eso es la introducción de Lacan del trabajo
de Heidegger sobre aletheia- nuestra relación al ente, cualquier cosa que sea
ente para nosotros, nuestro vínculo al ente es que sea adecuado al ente, es
adequatio. O sea, la noción de verdad moderna es que lo que se diga se
corresponda realmente con aquello de lo que se habla, esa es la noción de
verdad moderna. Pero la noción de verdad para la Grecia de esa época, era
aletheia, que Heidegger para destacar su componente escribe a-letheia, que
indica un prefijo afirmativo. Para los griegos, para esos griegos, el ente estaba,
para ellos el ser es y el no-ser no es. Con lo cual, para ellos, la existencia y la
creación ex nihilo e incluso las magnitudes negativas de Kant, eran
impensables. Era impensable para ellos que existiera lo negativo. Ahora, el
vínculo de ellos al ente, era un vínculo que podríamos llamar contrariado o
invertido en relación al nuestro, porque nosotros creemos que nuestro vínculo
es un vínculo directo, es decir, nosotros creemos que miramos por el
microscopio y vemos la cosa. O sea, el microscopio o el telescopio son las
metáforas de la ciencia moderna, ya que la ciencia moderna surgió a partir del
pulido franco de lentes que habilitó buenas visiones astronómicas, y eso nos da
una cierta idea de la relación al ente. Nuestra relación al ente, es la que
Heidegger intenta poner en tela de juicio y me parece que Lacan toma en el
sentido de la cosa misma. Lacan escribió un artículo preguntando cuál era la
cosa de Freud, “La cosa freudiana”. La cosa freudiana se llama Das Ding, en la
correspondencia con Fliess, Freud siempre se disculpaba por no haber podido
viajar ya que estuvo muy ocupado con Das Ding, la cosa, y Das Ding era el
psicoanálisis. En el mundo moderno es muy difícil suponer que la cosa de
alguien no sea algo tridimensional o que tenga que ver con su cuerpo.
Clase Nº 8
Si introducimos Platón y Aristótles para el contexto del Seminario 20, hay que
hacerlo abarcando algunos seminarios más. ¿Alguno leyó “Hay del Uno” en
Lacan? ¿Se han encontrado con algún párrafo de Lacan que diga “Hay del
Uno”? Sí. ¿Les causó impacto o fue una frase cualquiera? Sí, produce impacto.
Vamos a trabajar con esa frase. Ya saben cómo lo tendremos que discutir: si
es por la vía platónica diremos que no, que pareciera que hay del Uno, pero
son dos. Eso será el trabajo sobre el Parménides. Ahora, desde la perspectiva
de Aristóteles, hay Uno que es Uno: la mesa tendrá cuatro causas pero no
dejará de ser una, una mesa. Justamente la crítica de Aristóteles a Platón es
que duplicaría las cosas.
“Hay del Uno” “que es el cuerpo propio” “que es manantial del goce”
Son miles los autores que sostienen esto. Ahora, respecto de este “Hay del
Uno” les había propuesto como cita de Lacan “Hay del significante”, que no
solo nunca lo habrán leído en papers de lacanianos, sino que además no
significa nada, en el sentido de que a nadie le impacta. Ahora, es claro que en
“Hay del significante”, nunca puede tratarse de Uno, porque el significante no
es Uno. Algún día habrá que discutir lo que se ha hecho en el lacanismo con
este Uno –escrito con mayúsculas- y que es equipararlo con S 1.
También les propongo lo que dice Lacan y que venimos trabajando desde hace
varias reuniones: “sólo hay discurso”. Tiene la virtud de decir que no hay ni
“Hay del Uno” ni “Hay del significante” –salvo que a este último lo
consideremos discurso. Porque podría haber dicho “Hay discurso”, pero creo
que no hay problema con las cosas que hay, lo llamativo es que agregó el
“sólo”, “sólo hay discurso”. Si escribe discurso, discurso son al menos 4 de 4, y
en realidad son más elementos en juego que 4, por su estructura.
1) “Hay del Uno” “que es el cuerpo propio” “que es manantial del goce”
El estado actual de Occidente, es que se trata del cuerpo, por eso el piercing,
los energizantes, el éxtasis, etc. Pero la lógica con la que eso se sustenta es el
“Hay del Uno” y que es el cuerpo propio; y respecto de eso habrá que ver qué
posición ética se asume: si se trata de que hay Uno, o que siempre se trata de
que hay al menos dos. Se trata de una posición ética, no estamos mentando
sobre un conocimiento ontológico, no estamos diciendo cómo son las cosas.
No sé cómo alguien puede decir cómo son las cosas, siempre se trata de
posiciones que se asumen. Lo simbólico, lo imaginario y lo real, ¿se sabe que
es así? No, se lo asume.
S1 S2
$
Lacan nos propone que lo discutamos a la luz de una polémica que atraviesa
casi la historia completa de la reflexión sobre lo humano en Occidente y que es
Platón y Aristóteles. Entonces iremos metiéndonos por ahí con tranquilidad.
Empezaremos con el Seminario 19, clase 7 del 15 de marzo de 1972, se los
traduzco directamente del francés:
“Hay del Uno. Habría que escribir esto hoy, no sé bien cómo, no tengo muchas ganas
de escribir, pero lo voy a escribir así: hay del uniano (unien).”140
Este “uniano”, es creado por Lacan. No está hablando del rasgo unario, que no
fue creado por Lacan sino que lo tomó de la teoría de conjuntos, ya que
“unario” es como se designa en francés al conjunto unitario, al conjunto que
tiene un único elemento. Este “uniano” es un neologismo de Lacan. ¿Por qué
no escribirlo así? No se lo escribe para justificar el uniano en relación al Uno.
Pero Lacan acá está advirtiendo que no se trata del Uno sino del uniano. Pero
pasó inadvertido. Nadie hace referencia al uniano, pero sí al “hay del Uno”. En
la misma clase, Lacan dice:
“Admitir las cosas desde esta perspectiva es lo que permite situar un montón de cosas,
en particular, el paso dado de Parménides a Platón. Porque hay ya un paso franqueado
por Parménides en ese medio donde se trata de saber qué es lo real. El paso dado por
Parménides es que lo real es decible.”
140
Lacan, J., El Seminario, libro 19, “… ou pire”, clase 7, 15-03-72, inédito.
Es decir que para Parménides –según Lacan- lo real se caracteriza por ser
decible. Sin embargo nosotros creíamos que lo real era indecible.
“El paso de Platón es diferente. Se define por la dificultad que hay en cernir lo real.”141
“Esta dificultad que impide cernir lo real es introducida por el hecho de que hay una
oquedad (beánce) en el decir.”142
La primera cuestión que tenemos es que este paso dado por Parménides,
luego retomado y profundizado por Platón, es lo que convierte a esta tradición
en lacaniana. Estamos con el Seminario 19, que no sé si para los lacanianos
entrará dentro del “último Lacan”, pero observemos que para Lacan es de
trayectoria lacaniana, y se llega a un punto lacaniano si se hace del ser algo
decible y si se acepta que en ese decir sobre el ser hay una oquedad, una
béance.
Y aquí me pasó algo terrible: hace 8 años escribí un libro en el cual dedico un
capítulo íntegro a la debilidad mental. Y todo lo que yo dije ahí sobre la
debilidad mental lo tomé del párrafo que sigue en este seminario, el 19. Pero
no había tomado en cuenta de que todo lo que allí Lacan decía acerca de la
debilidad mental, lo decía de Platón. Lacan dice aquí que Platón es débil
mental.
“En otros términos, Platón era, para decirlo completamente, lacaniano. Naturalmente,
él podría no saberlo. Por otra parte, era un poco débil…145
Platón era un poco débil. No recuerdo si les comenté que “platón” quiere decir
“el de espaldas anchas” y que además Platón era un muy buen soldado. Con lo
141
Op. cit.
142
Op. cit.
143
Oquedad: (De hueco). f. espacio que en un cuerpo sólido queda vacío, natural o artificialmente. 2.
fig. insustancialidad de lo que se habla o escribe. En Diccionario de la lengua española. Real Academia
Española. Madrid: Espasa Calpe. (1992)
144
Lacan, J., El Seminario, libro 19, “… ou pire”, clase 7, 15-03-72, inédito.
145
Op. cit.
cual, con decir que era un poco débil… Lacan no se está refiriendo a su fuerza
corporal.
“…era un poco débil, lo que no facilita las cosas, pero que seguramente lo ha
ayudado.146
Platón era lacaniano, lo que sucede es que quizás no se dio cuenta, bueno, era
un poco débil. Pero justamente el haber sido un poco débil quizás lo haya
ayudado.
“Yo llamo debilidad mental al hecho estar un ser hablante no sólidamente instalado en
un discurso.”147
Lo está diciendo de Platón. Seguramente siempre han leído esta frase pero
nadie cita la frase de arriba. ¿Y qué quiere decir que Platón pudo ser lacaniano
porque estaba entre dos discursos? Que no era filósofo, sino entre filósofo y
matemático. Eso quiere decir que era un débil mental. ¡Me dan ganas de sacar
todos mis libros del mercado…!
“Para estar sólidamente instalado como sujeto en un discurso hay que atenerse al Uno.”
A.E.: para no ser débil mental, o sea, para ser un sujeto sólidamente instalado
en un discurso, hay que instalarse, aferrarse y abrazarse al Uno. Vean qué
paradójico. Sigo en la misma clase del Seminario 19:
“Está por ejemplo el sentido de ese 1 del conjunto vacío que, cosa curiosa, en nuestra
enumeración de elementos agregaría el 2, yo demostraré por qué y a partir de dónde.”
146
Op. cit.
147
Op. cit.
“Sin embargo nosotros nos aproximamos ya a algún problema, que a partir del Uno
tomado como un Todo, nos muestra que el Uno, en su surgimiento, no es unívoco. En
otros términos, esto nos lleva a la dialéctica platónica.”148
Vean que Lacan está todo el tiempo en contra del “Hay del Uno” y su
enseñanza va todo el tiempo en contra el lacanismo. E inscribe todo esto en
una lógica platónica. Me enteré de que existía el platonicismo el año pasado a
partir del libro de Rebecca Goldstein, Gödel, paradoja y vida. Yo sabía de
Platón, pero no del platonicismo, y a partir del platonicismo descubrí que había
aristotelismo. Y que en realidad había una dialéctica que podía establecerse
entre las dos corrientes. Les recomiendo el libro de Goldstein para entender el
espíritu de lo que está en juego en el teorema de Gödel.
“Es así que yo pretendo llevarlos a ustedes de alguna manera a encontrar esta bifidez
del Uno. En la medida justamente en que ella se articula o se sostiene del Uno que
Platón distingue del ser.”149
No sé si se habían dado cuenta de que en esta frase “que es del cuerpo propio”
que habíamos escrito en el pizarrón, allí estaba el verbo ser, conjugado como
“es”. En Platón se distinguen el Uno del ser. Y eso para Lacan es para pensar
en la perspectiva de la bifidez del Uno. O sea, que nuestro Uno tiene varios
sentidos. El sinsentido con el que trabaja Lacan es la pluralidad de sentidos. Lo
que Lacan ataca como idea es el colmo del sentido y es que sea uno, ya que
en nuestra cultura ya no hay el sentido del Uno, por ejemplo, la salvación, el
paraíso, etc. Ya no hay una forma unívoca de leer los actos de los
occidentales, por la lógica cristiana, porque Dios ha muerto. Perdido eso, ya no
hay Un sentido, pero no se trata de que haya que llevar a nuestros pacientes al
sinsentido, que es la dirección de la cura de los lacanianos. Se trata de no
confundirse con que lo que pueda estar en causa del síntoma y del padecer,
pueda ser otro sentido que el que las cosas tienen según el decir del
analizante. Porque siempre, cada sentido, en nuestra cultura, está
acompañado de una pluralidad de sentidos, no hay sentido unívoco; y esa es la
dirección de la cura del sinsentido como Uno, que era lo que María Inés
señalaba ayer y que Lacan refuerza aquí, en la clase 7 del Seminario 19.
Sin embargo, en los esquemas del nudo dibujados debajo de cada frase, el
editor ubica los registros en este orden: primero lo real, luego lo imaginario y
después lo simbólico. ¿Ven la maniobra de la edición? Ubica a lo real primero.
No es poca cosa, es todo: porque se pone a lo real primero. Mientras que el
paso de Parménides completado con el paso de Platón, que los hace
lacanianos –según el mismo Lacan- es justamente proponer que no hay real
antes del decir.
En la clase I designada “Del uso lógico del sinthome, o Freud con Joyce”,
dentro del apartado “El espíritu de los nudos” –pululan por doquier los títulos en
la edición del seminario: los apartados tienen título y agrupan clases, las clases
tienen títulos y a su vez subtítulos, todos puestos por la edición- Lacan dice:
“Hay dos etapas. Está esa en la que son como el rinoceronte, hacen poco más o menos
cualquier cosa y yo los apruebo siempre. Efectivamente, ellos siempre tienen razón. La
segunda etapa consiste en jugar con ese equívoco que podría liberar el sinthome.
151
Op. cit.
152
Lacan, J. (2008). El Seminario. Libro 23. Buenos Aires: Paidós. p. 20
153
Op. cit. p. 21
154
Op. cit. p. 17
En efecto, la interpretación opera únicamente por el equívoco.155
La interpretación opera por, el cirujano opera por el bisturí, a través del bisturí,
pero el fin de la operación quirúrgica no es el bisturí. Entonces, la
interpretación opera por el equívoco, pero no busca el equívoco. Lacan
propone, en la conferencia sobre Aristóteles, que nuestros pacientes son
aristotélicos. Porque vienen con el Uno. ¿Qué Uno? El del sentido unívoco que
dice lo que dice respecto de ellos. Lo que dice de ellos, tiene un sentido
unívoco. ¿Cómo operamos nosotros? A través del equívoco, proponiendo la
pregunta ¿usted cómo sabe que eso quiere decir eso? Quizás eso que usted
interpretó de esa manera tal vez quiera decir otra cosa, vamos a equivocar el
sentido de eso que dice. Quizás diciéndolo de otra manera se ilumine otra
lógica de determinación que pueda operar sobre la causa de su padecer. Y no
como se hace en el sistema de los lacanianos, que creen que el sinsentido es
el punto de hallazgo, que es el éxito clínico al que hay que arribar. El supervisor
lacaniano dice que no hay que hacer interpretaciones que apunten al sentido,
porque hay que arribar al sinsentido. Lo dice, además, porque se parece
mucho a la atención flotante de Freud. ¿Cómo interviene el analista freudiano
en atención flotante? Si el paciente dice algo, el analista interviene con una
especie de emanación de su inconsciente –como ya pasó por su análisis, tiene
una relación al inconsciente que le habilitará esas intervenciones. Pero no es
eso lo que propone Lacan.
155
Op. cit. pp. 17- 18
“En efecto, la interpretación opera únicamente por el equívoco. Es preciso que haya
algo en el significante que resuene.
Resulta sorprendente que esto no se les haya presentado de ningún modo a los
filósofos ingleses. Los llamo así porque no son psicoanalistas.”156
“Resulta sorprendente que esto no se les haya presentado de ningún modo a los
filósofos ingleses. Los llamo así porque no son psicoanalistas. Creen con una
convicción inquebrantable que la palabra no tiene efecto.”157
Mariana Stávile: en “La Tercera”, que es de la misma época, Lacan dice que
hay que saludar al paciente cuando llega, creo que apunta a lo mismo.
A.E.: sí, pero no hay que olvidarse de que Lacan no saludaba a los pacientes
cuando llegaban. Él no los saludaba o los saludaba con una patada. Y aquí
tenemos el problema de qué hacía Lacan con sus pacientes. Pero es lo mismo
que decir que a Sócrates le gustaban los efebos, los muchachitos: ¿nos
quedamos con ese dato o tomamos la mayéutica? Es cierto que Lacan daba
patadas a sus pacientes, pero eso ¿eran intervenciones en lo real? Quizás se
trataba de la imposibilidad del propio Lacan de soportar la práctica analítica.
Todos los que lo conocieron dicen que con los pacientes psicóticos Lacan era
una seda, pero con los neuróticos… a la segunda queja de la histérica ya le
tiraba un macetazo. Quizás Lacan no estaba capacitado para ejercer la práctica
del psicoanálisis, tal vez porque era muy ansioso, muy inquieto, no sé.
¡Miren dónde muere el lacaniano! Es por eso que yo siempre critico que se
enseñe Freud por los lacanianos haciendo eje en el más allá del principio del
156
Op. cit. p. 18
157
Ibíd.
158
Op. cit. p. 18
placer, porque creen que con la pulsión de muerte aparece la subversión del
mundo, y es la muerte del psicoanálisis, es cuando el psicoanálisis se vuelve
neurociencia. Murió lo más potente del psicoanálisis que era recuperar en los
Siglos XX ó XXI la función de la palabra, del Otro, de la interpretación.
“Piensan que hay pulsiones, y eso cuando tienen la amabilidad de no traducir Trieb por
instinto.”159
“No piensan que las pulsiones son el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir.”160
“Lo molesto, por cierto, es que no está solo la oreja, y que la mirada compite
notablemente con ella.
More geometrico, a causa de la forma, cara a Platón, el individuo se presenta como
puede, con un cuerpo.”161
159
Ibíd.
160
Ibíd.
161
Op. cit. p. 18
Vean cómo encontramos otra vez a Platón, es sorprendente. Ahí Lacan puso
forma, “forma” es la traducción más tradicional de la idea. Idea no en el sentido
psicológico, sino que se traduce por forma, aunque Lacan critica esa traducción
pero no propone otra. Con lo cual, se podría decir con Platón que la pulsión
proviene del eidos, de la idea. No hay pulsión sin idea, aunque aceptemos que
para la persona que nos consulta, eso que la aqueja pareciera provenir del
cuerpo. La persona dice que tose en la sesión porque le pica la garganta, ese
es el engaño que está en juego aquí: parece que viene del cuerpo pero en
realidad es el efecto de lo que Platón llamó forma o idea, y Lacan llamó lo
simbólico.
Mariana S.: es por eso que ahí dice que habría que envidiar a los ciegos, por
escapar a ese poder cautivante del cuerpo…
A.E.: claro, por eso los ciegos estarían en mejor posición, porque los ciegos en
la caverna de Platón no estarían tan engañados. Luego viene la referencia a
Cantor, el 1 y el 0:
“De ahí nuestra inscripción S1, que aclaro que se lee S subíndice 1. Esta no instaura el
uno, pero lo indica como lo que puede no contener nada, ser una bolsa vacía.”162
“El símbolo tiene el índice 2, que indica que es par, es decir que introduce la división
en el sujeto,…”163
A.E.: claro, se hace enlazando, digo, lo acentúo por el lazo social del discurso.
Pero frente al lazo social del discurso que tanto acentúo -y que me parece que
Lacan acentúa todo el tiempo, lo vimos en el Seminario 17 y en el 20- me
parece que ahí los lacanianos utilizan el “no hay relación sexual”; que es una
filosofía del goce autista. No hay relación de un hombre con una mujer, se toma
el “no hay relación sexual” como “no hay relación”. Pero Lacan, que propone el
“no hay relación sexual”, te hace una teoría del lazo que casi transforma al
psicoanálisis todo en una teoría del lazo. No hay realidad prediscursiva.
162
Ibíd.
163
Op. cit. p. 19
En las próximas tres reuniones que van a estar a mi cargo vamos a trabajar
platonismo y aristotelismo, para sumergirnos bien en el problema, con los
límites de que no manejo el griego ni soy filósofo. También trabajaremos la
conferencia “El sueño de Aristóteles”. El sueño de Freud es que hay Edipo. El
sueño de Aristóteles es que hay un mundo. Podremos pensar que Lacan
estaba loco, pero en medio de esa locura total, tuvo ideas fulgurantes,
maravillosas y muy sorprendente, es un autor que nos deja pasmados. Les leo
para cerrar un párrafo de la conferencia:
“La prueba está en el sueño. No hay nada más espantoso que soñarse condenado a vivir
repetidamente. De ahí la idea de pulsión de muerte.
Es bárbaro. ¿Entienden lo que dice? Que como es horrible pensarse vivo toda
la vida, surgió la idea en alguien –Freud- que creyó que la gente deseaba
morir. Lo que Lacan está trabajando es el universo de la vida. Que la vida sea
un Uno en el sentido de lo completo, de un Uno, eso sería insoportable, por eso
se desea morir. Y el que se desee morir, es la pulsión de muerte. Ya no es
efecto del significante, etc.
Continuaremos la próxima.-
Clase Nº 9
Estuve leyendo no hace mucho un libro del psicólogo francés del Siglo XIX Th.
Ribot, La herencia psicológica, que tuvo varias reediciones -1870, 1880. Allí
Ribot, cuando refiere a las capacidades intelectuales, a la evolución filogenética
de las capacidades intelectuales, en un momento escande la historia de la
humanidad europea, en periodos bastante extensos; y dice respecto de la Edad
Media que era una época muy imaginativa, que en la Edad Media los hombres
eran niños en cuerpos de hombres. Señala Ribot –y me parece muy
interesante- que si leyésemos textos de la Edad Media, de los siglos XVI, XVII,
ya entrando en la Edad Moderna, nos sorprendería la profusión de imágenes,
la cantidad de cosas en las que creían, los seres con los que se cruzaban, etc.;
y dice Ribot que esta gente creía en esas imágenes. Es decir, Ribot describe a
la gente de la tardía Edad Media como “alucinados”, eran gente alucinada, no
es que se trataba de productos de la imaginación o creencias que eran vertidas
luego en las páginas para dar cuenta de alguna concepción del mundo, sino
que Ribot señala que esas cosas las creían y las vivenciaban. Por tal motivo
llega a decir que la Edad Media fue una época de imaginación o de turbación,
así como va a decir también que el Siglo XVIII fue una época de pensamiento,
etc. Lo interesante del gesto de Ribot -que si bien no es historiador, ese texto
lo distancia de los historiadores- es la presunción de que esas cosas existían,
de que tenían una materialidad y no se trata solamente leerlos desde nuestro
tiempo como equivocaciones o como cosas que no existieron o simplemente se
imaginaron.
Me parece que el gesto de Ribot se alinea bastante con el autor que quiero
trabajar hoy y que es Michel de Certeau, en cómo este historiador encara el
fenómeno de la mística, suponiendo que allí se trataba de prácticas reales. Los
textos que voy a trabajar de Michel de Certau son La fábula mística y El lugar
del Otro. De Certau es un autor que vale la pena, tiene libros muy interesantes,
y que se consiguen. Otros libros de él que les recomiendo son Historia y
psicoanálisis y La escritura de la historia.
Quisiera ubicar los antecedentes de mi recorrido, es decir, por qué ingresé al
estudio de los fenómenos místicos o del problema místico. No tuvo que ver con
Lacan sino con un trabajo sobre Foucault. Trabajando algunas hipótesis de
Foucault para un trabajo que ya fue publicado, encontré que Foucault en un
momento trabajó acerca de qué réditos o costos tuvo la aparición del discurso
místico, sobre todo en el curso de Los anormales y algunas cosas de La
voluntad de saber. Ahí fue cuando me dirigí a de Certeau, este historiador
jesuita francés, que fue psicoanalista, perteneció durante muchos años a la
Escuela Freudiana de París y estuvo bastante cerca de Lacan; de allí se
enmarca la lectura que hice del fenómeno místico. Y en ese entrecruzamiento
entre Foucault, de Certeau y luego Lacan, encontré ciertas homogeneidades
respecto de cómo pensaban el fenómeno místico. Es decir, aquello que
Foucault estudiaba, la forma en que entendía lo que sucedió a nivel del saber
moderno -en eso que él llama la episteme moderna- en ese cuadrante, en esas
coordenadas que Foucault ubicaba para entender la transformación que se
produjo para que apareciera el saber moderno; me pareció a partir del
desarrollo de Certeau y de unos comentarios de Lacan, que cabía ubicar
también allí al discurso místico, que era un elemento que Foucault no
mencionaba.
Foucault, en Las palabras y las cosas, cuando hace una arqueología de las
ciencias humanas, intenta dividir, cernir o establecer ciertos periodos de la
historia de ciertos saberes, de algunos saberes científicos; y reconoce que la
Edad Moderna se basa en una transformación radical respecto un saber previo.
Lo que Foucault define como episteme, son coordenadas de saber o
regularidades de saber que condicionan cuanto pueda ser dicho o sabido
dentro de un periodo, y de esa forma él reconoce una episteme clásica y una
preclásica. El pasaje de una episteme a otra supone una transformación radical
del saber al punto que cambia totalmente lo que puede ser dicho y lo que
puede ser conocido.
Es decir, aquí está diciendo Lacan que aquello que él en otro momento designó
“el Otro” –y que lo sigue designando-, es primeramente un lugar –lo subrayo
para después tenerlo en cuenta cuando veamos lo que dice de Certeau-, es un
lugar de la palabra, un lugar de la verdad, y que ese lugar de la verdad tiene
alguna relación con Dios. Dice Lacan que la transformación que él produciría
respecto de Dios para designar su lugar de la verdad o lugar de la palabra, si
no es de laicización, sí lo sería de exorcismo. Y sigue diciendo Lacan:
“Tal vez hoy les muestre más bien por qué existe justamente el buen Dios. El modo
bajo el cual existe no será tal vez del agrado de todo el mundo, y en especial de los
teólogos, los cuales, como dije hace tiempo, saben prescindir de su existencia mucho
mejor que yo.”165
Lacan –para que no quede ninguna duda- está diciendo aquí no sólo que Dios
existe sino que hoy se propone mostrar por qué existe Dios. Va a retomar
164
Lacan, J. (1995): El Seminario. Libro 20. Buenos Aires: Paidós. pp. 84-85
165
Ibíd.
algunas cuestiones del Seminario 7, La Ética del psicoanálisis, que no vienen a
cuento –los remito al texto de Le Brun El amor puro, para quienes estén
interesados en la relación entre el Seminario 7 y el Seminario 20.
Después de hacer Lacan esta presentación contundente –primero, respecto de
que Dios existe; segundo, que ese Dios como lugar de la verdad no es sin
relación a su Otro; y que él se propone demostrar por qué existe Dios-, se pone
a hablar del goce. Retoma las fórmulas de la sexuación y va a hablar del goce
masculino y del goce femenino. Sobre todo se va a detener en la particularidad
del goce de la mujer, del goce femenino, como un goce diferente del fálico. Al
final de la clase, (p-92-93), ya cuando ha hablado de que hay un goce diferente
en la mujer, dice:
“Hay un goce de ella, de esa ella que no existe y nada significa. Hay un goce suyo del
cual quizá nada sabe ella misma, a no ser que lo siente: eso sí lo sabe. Lo sabe, desde
luego, cuando ocurre. No les ocurre a todas.”166
Es decir, que habría un goce femenino del cual es muy difícil saber, o respecto
del cual a ellas les es muy difícil decir cómo es, a ellas les es muy difícil saber.
Y justamente respecto de ese goce del cual ellas no pueden decir, es que
aparece la figura de la mística. Aquí Lacan introduce a las místicas. Voy a leer
una cita extensa, así que les pido paciencia:
“Hay, pese a todo, la posibilidad de un empalme cuando se lee a cierta gente seria, que
por azar son mujeres. Les voy a dar una indicación que debo a un apersona muy
amable que lo había leído y me lo trajo. Lo leí de un tirón. Tengo que escribírselos,
porque si no, no lo compran. Se trata de Hadewijch d’Anvers, una begüina, lo que con
toda amabilidad, se llama una mística.”167
“No empleo la palabra mística como la empleaba Péguy. La mística no es todo lo que
no es la política. Es una cosa seria, y sabemos de ella por ciertas personas, mujeres en
su mayoría, o gente capaz como san Juan de la Cruz, pues ser macho no obliga a
colocarse del lado del VxФx. Uno puede colocarse también del lado del no-todo. Hay
allí hombres que están tan bien como las mujeres. Son cosas que pasan. Y no por ello
deja de irles bien. A pesar, no diré de su falo, sino de lo que a guisa de falo les estorba,
sienten, vislumbran la idea de que debe de haber un goce que esté más allá. Eso se
llama un
místico. (…)
…Con la tal Hadewijch pasa como con Santa Teresa: basta ir a Roma y ver la estatua
de Bernini para comprender de inmediato que goza, sin lugar a dudas. ¿Y con qué
goza? Está claro que el testimonio esencial de los místicos es justamente decir que lo
sienten, pero que no saben nada.”168
166
Op. cit. p. 90
167
Op. cit. p. 92
168
Op. cit. p. 92
Cuando vayamos al comentario sobre la lectura de Santa Teresa y San Juan
de la Cruz, en parte voy a tratar de discutir esta frase de Lacan. Por un lado me
interesa comentar por qué Lacan afirma que la mística es una cosa seria, punto
de inicio de mi presentación, ahora lo va a reforzar en el párrafo siguiente; pero
lo que me interesa discutir –porque ha tenido consecuencias en las referencias
de Lacan a la mística- es esta frase, la que acabo de leer, que es justamente la
pregunta respecto de con qué gozan y la insistencia de Lacan en que no saben
nada. Porque en esa frase de Lacan –que es la que más se repite en el
lacanismo respecto de la mística- está muy puesto el énfasis en la mística
como falencia, es decir, como no poder decir eso que pasa. De que se trata
justamente de eso en la mística, pero sería algo respecto de lo cual el lenguaje
no puede decir del todo. Me parece que hay que precisar bien –cosa que
Lacan no hace, tal vez porque no le interesaba- cómo entender esa falta, cómo
entender ese “no poder decir todo”, que aparentemente la mística se propone.
Lacan aquí está diciendo –luego de afirmar que la mística es cosa seria- que
los discursos místicos son lo mejor que hay para leer, y que sus Escritos
pertenecen a ese registro, al registro de los discursos místicos, o al menos al
registro de los discursos místicos en tanto son lo mejor que hay para leer. Y
prosigue:
“Con lo cual, naturalmente, quedarán todos convencidos de que creo en Dios. Creo en
el goce de la mujer, en cuanto está de más, a condición de que ante ese de más
coloquen una mampara hasta que lo haya explicado bien.
(…)
… Ese goce que se siente y del que nada se sabe ¿no es acaso lo que nos encamina
hacia la ex-sistencia? ¿Y por qué no interpretar una faz del Otro, la faz de Dios, como
lo que tiene de soporte al goce femenino?”170
Lo que esta clase dice sobre el discurso místico, puede recortarse por una
serie de sentencias bastante enigmáticas pero llamativas, quisiera subrayar lo
que a mí me pareció más llamativo, a saber: que la mística es algo serio, y que
fundamentalmente es lo mejor que hay para leer, y que los Escritos de Lacan
corresponden a ese registro. Esas serían las sentencias que me interesan
rescatar de esta presentación de Lacan, y fundamentalmente -y eso voy a
buscarlo en de Certeau, para problematizar o polemizar de alguna forma que
Lacan deja entender eso respecto de lo cual el discurso místico quiere hablar
pero no llega a decir nada, o respecto de lo cual no puede saber todo.
Esto sería cuanto Lacan dijo respecto de la mística. Que yo haya encontrado,
-salvo en el Seminario 7 cuando habla de Dios y se refiere a algunas
cuestiones históricas respecto del lenguaje en el momento en que aparece la
mística- en muy pocas ocasiones se ha referido Lacan al discurso místico. Son
pocas las veces en las que aparece la cuestión mística, en sentido estricto,
como fenómeno en sí. Y me llama la atención que aparezca pocas veces y en
sentido negativo, es decir, lo místico como lo no serio, como lo inefable o lo que
hay que dejar de lado. Si se busca con los buscadores clásicos, aparece la
mística por ese lado. Digo esto, porque antes de entrar con de Certeau quiero
hacer una breve alusión al último libro de Jean Allouch publicado en el 2007
que se llama El psicoanálisis ¿es un ejercicio espiritual?, cuyo subtítulo es
“Respuesta a Michel Foucault”. Lo menciono para quienes les interese el tema
171
Sédat, J.: “Dos textos de Marc-François Lacan”. En Litoral Nº 20, “Su santidad el síntoma”. Edelp.
(1995)
de la espiritualidad en Lacan. Lo que intenta hacer Allouch –que me parece por
demás interesante y recomendable- es sugerir que el psicoanálisis es
justamente un ejercicio espiritual –como lo sugiere el título, es una pregunta
con respuesta afirmativa. Allouch intenta demostrar por qué el psicoanálisis
lacaniano pertenece a esta genealogía o linaje de ejercicios espirituales. No
recomiendo el libro más que por su sugerencia o la fuerza con la que trata de
sostener este argumento, es decir, que se trata de espiritualidad en el
lacanismo, pero me parece totalmente endeble el recurso por el que optó para
lograr la demostración. En verdad lo que hace es un libro sobre Foucault, es
decir, retoma algunos fragmentos de la última enseñanza de Foucault, en la
cual Foucault se dedica bastante a la espiritualidad, y Allouch -retomando una
hipótesis de Foucault- aboga para que el psicoanálisis se corra completamente
del registro “psi”. Para ello toma las características que señala Foucault sobre
lo “psi” –lo “psi” como lo individualizador o lo disciplinario- y Allouch sugiere una
vez más cambiarle el nombre al psicoanálisis y propone en su lugar:
spychanalysis –spy es el raíz de espiritualidad- que además sería homófono
de speakanalysis (en inglés, que sería análisis por el habla). Pero la forma en
que intenta justificar su defensa de la espiritualidad es bastante endeble porque
se reduce a buscar en Freud o en Lacan cada vez que se refieren a la
espiritualidad, con lo cual no conlleva ningún apoyo lógico o argumentativo de
su tesis. Y me llama la atención de Allouch que no haya mencionado con
demasiado desarrollo la cuestión mística. Cuando busca las entradas en
Lacan respecto de la espiritualidad, o cuando ya estudia la espiritualidad en
términos históricos no desconoce pero tampoco ubica al discurso místico en el
centro.
Para entender por qué de Certeau articula el discurso místico con estas
operaciones o por qué propone acercarlo con esos lugares de enunciación, él
propone un rastreo más antiguo, remontarse un poco en el tiempo. La mística
o la aparición del discurso místico fue un fenómeno fundamentalmente
europeo, bastante restringido, bastante localizable tanto temporal como
geográficamente, irrumpió sobre todo a fines del siglo XIII en los lindes de la
zona más desarrollada de la Europa, y se extiendió hasta fines del siglo XVII.
En cierto momento fue más fuerte en un lugar que en otro, el máximo
desarrollo en España –que es al que me voy a referir- se ubicó
fundamentalmente en el siglo XVI con dos que fueron contemporáneos entre sí
y llegaron a conocerse, me refiero a San Juan de la Cruz y Santa Teresa.
Voy a leer en primer lugar algunos fragmentos de San Juan de la Cruz, que fue
un místico español del siglo XVI. Hay una particularidad del discurso de San
Juan. Algunos comentadores que he leído ubican a San Juan en este
momento, en el cual el discurso místico es un discurso sobre el Dios retirado, o
una plegaria al Dios que tiene la verdad, que se lo busca pero se sabe que no
responderá, o se sabe que está más allá; pero todos ubican normalmente a
San Juan como no habiendo dado el paso siguiente, es decir, a un San Juan
con un pie en cada lado, en San Juan las cosas todavía hablan, el mundo sigue
siendo un libro abierto. Y una particularidad que es sorprendente: si leen a San
Juan –no Subida al Monte Carmelo, que es su obra teórica- es una obra que
se compone de unas poesías muy breves -yo voy a leer algunos fragmentos
del Cántico Espiritual, que es su poema más conocido- y el resto de su obra
son sus comentarios en prosa. Es decir, él escribe sus poemas y luego los
comenta estrofa por estrofa, él mismo da el significado de lo que ha dicho su
poema. Su obra entonces es el desglose minucioso de lo que significa cada
frase, ni siquiera cada poema, sino que de cada estrofa lee el significado.
Les leo entonces fragmentos del Cántico Espiritual, que se titula “Canciones
entre el Alma y el Esposo” empieza así, con el acápite de la esposa, que dice:
“¿A dónde te escondiste amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste
habiéndome herido. Salí tras ti clamando, y eras ido.”
“Mayormente sintiendo a Dios muy alejado y escondido por haberse ella querido
olvidar tanto de Él entre las criaturas. Tocada ella de pavor y de dolor de corazón (…)
sobre tanta perdición y peligro, renunciando a todas las cosas, dando de mano (…) sin
dilatar un día ni una hora, con ansia y gemido salido del corazón herido ya del amor
de Dios, comienza a invocar a su amado y dice:
-aquí viene el fragmento que leí en primer lugar, y en lo que San Juan llama la
declaración o explicación de ese fragmento dice:
“En esta primera canción, el Alma enamorada del Verbo hijo de Dios, su esposo,
deseando unirse con Él por clara y esencial visión, propone sus ansias de amor,
querellándose a Él de la ausencia, mayormente que, habiéndola agredido y llagado de
su amor, por el cual ha salido de todas las cosas criadas y de sí misma, todavía haya de
padecer la ausencia de su amado, no desatándola ya de la carne mortal, para poderle
gozar en la gloria y eternidad y así dice: ¿Adónde te escondiste?”
Lo que me interesa que vayan escuchando es este retiro de Dios y Dios como
lugar de la palabra y de la verdad. Leo un fragmento más:
“Y es como si dijera, ‘Verbo, esposo mío, muéstrame el lugar donde estás escondido’,
en lo cual le pide la manifestación de su divina esencia. Porque el lugar donde está
escondido el Hijo de Dios es, como dice San Juan 172, el lugar del Padre, que es la
esencia divina, y es ajena a todo ojo mortal, escondida de todo humano entendimiento,
172
Se está refiriendo a San Juan, el evangelista.
que por eso Isaías, hablando con Dios dijo ‘Verdaderamente tú eres Dios escondido’
de donde es de notar que por grandes comunicaciones y presencias, y altas y (…)
noticias de Dios que un alma tenga, no es aquello esencialmente Dios ni tener que ver
con Él. Porque todavía la verdad le está al alma escondido, y por eso siempre le
conviene al alma, por todas estas grandezas, tenerle por escondido y buscarle
escondido diciendo ‘¿Adónde te escondiste?’. Porque ni la alta comunicación ni
presencia sensible es cierto testimonio de su graciosa presencia, ni sequedad y
carencia de todo eso en el alma lo es de su ausencia en ella.”
Leo otro fragmento, también del mismo poema Cántico Espiritual, es cuando el
esposo le responde, y dice así:
“Ay, quién podrá sanarme, acaba de entregarte ya de vero, no quieras enviarme de hoy
más ya mensajero que no saben decirme lo que quiero.
“Como si dijera ‘No quieras que de aquí adelante te conozca tan a la caza -tan a la
caza significa con tanta medida- por estos mensajeros de la noticia y sentimientos
que se me dan de ti, tan remotos y ajenos que de lo que de ti desea mi alma. Porque los
mensajeros a quien pena por la presencia, bien sabes tú esposo mío que aumentan el
dolor. Lo uno porque renuevan la llaga con la noticia que dan, lo otro porque parecen
dilaciones de la venida. Por luego de hoy más no quieras enviarme estas noticias
remotas, porque si hasta aquí podía pasar con ellas, porque no te conocía ni amaba
mucho y ya la grandeza del amor que tengo no puede contentarse con esos recaudos,
por tanto acaba de entregarte.
Lo que me interesa de esta frase es que los mensajeros, es decir, las cosas
que deberían testimoniar la presencia de Dios, o deberían responderle a la
esposa sobre lo que quiere Dios, ya no sirven. Los mensajeros, las cosas del
mundo, ya no hablan el lenguaje de Dios. Y un poco más abajo, respecto de la
estrofa “no saben decirme lo que quiero”, San Juan dice:
“Como si dijera ‘Yo a ti todo quiero y ellos no saben ni pueden decir a ti todo, porque
ninguna cosa de la tierra ni del cielo pueden dar al alma la noticia que ella desea tener
de ti, y así no saben decirme lo que quiero, en lugar pues de estos mensajeros, tú seas
el mensajero y los mensajes.
Una última cita de San Juan, que pertenece al final de este Cántico:
“En la interior bodega de mi amado bebí, y cuando salía por toda esta vega, ya cosa
no sabía, y el ganado perdí que antes seguía”.
“La razón es porque aquella bebida de altísima sabiduría de Dios, que allí bebió, le
hace olvidar todas las cosas del mundo, y le parece al Alma que lo que antes sabía y
aún lo que sabe todo el mundo en comparación con aquel saber, es pura ignorancia. Y
para mejor entender esto, este saber que es la causa más formal de este no saber el
Alma cosa del mundo, cuando está en este puesto, es que (…) de la ciencia
sobrenatural delante de la cual todo el saber natural y político del mundo antes es no
saber que saber. De donde puesta el Alma en este altísimo saber, conoce por él que
todo es otro saber que no sabe, aquello no es saber sino no saber. Y que no hay qué
saber en ello. Y declara la verdad del dicho del Apóstol, es a saber: que lo que es más
sabiduría delante de los hombres es (…) delante del Dios. Y es por eso que dice el Alma
que ya no sabía cosa, después que bebió de aquella sabiduría divina. Y no se puede
conocer esta verdad, como es pura ignorancia la sabiduría de los hombres y de todo el
mundo.
“Porque después que me hubo ido, díjome que era espíritu de Dios y que le parecía que
no era bien ya resistirle más. Que hasta entonces estaba bien hecho, sino que siempre
comenzase la oración en un paso de la Pasión, y que si después el Señor me llevase mi
espíritu, que no me resistiese sino que dejase llevarle a su Majestad no lo procurando
yo.”
En los últimos capítulos -24 y 28- está este énfasis de Santa Teresa respecto
de que ella ya sabe que eso es Dios, o que tiene la certeza de que eso es Dios
y no el demonio, pero de todas formas se resiste, se resiste a descansar en
esa certeza de que se trata de Dios. Y luego, por supuesto, aprovechaba para
recriminárselo y sentirse culpable, como buena cristiana.
“Son unas palabras muy formadas, mas con los oídos corporales no se oyen, sino
entendiéndose muy más claro que si se oyesen. Y dejarlo de entender, aunque mucho se
resista, es por demás.
Acá aparece la resistencia. Aunque ella sabe que está hablando de la voz de
Dios, o de la verdad de Dios, es imposible no resistirse, es decir, es imposible
el gesto de intentar o esbozar una resistencia.
“Porque cuando acá no queremos oír –se refiere al mundo terrenal- podemos tapar
los oídos o advertir otra cosa, de manera tal que aunque se oiga no se entienda. En
esta plática que hace Dios al alma no hay remedio ninguno, sino que, aunque me pese,
me hacen escuchar y estar el entendimiento tan entero para entender lo que Dios
quiere entendamos. Que no basta querer ni no querer. Porque el que todo lo puede
quiere que entendamos se ha de hacer lo que quiere y se muestra Señor verdadero de
nosotros. Esto tengo muy experimentado, porque me duró casi dos años el resistir con
el gran miedo que traía, y ahora lo pruebo algunas veces mas poco me aprovecha.
Aquí Santa Teresa –quizás a diferencia de otros místicos- tuvo sus arrobos o
sus experiencias místicas a una edad tardía, recién alrededor de sus 40 ó 45
años. La producción escrita de Santa Teresa se ubica al final de su vida, es
decir, no era una joven que recién ingresaba al convento o que ingresaba por
ese motivo, sino que ya había ingresado hacía tiempo. Inclusive cuando estaba
escribiendo el libro de su vida, cuando ya había pasado por esos arrobos y
sabe, está convencida de que es una experiencia mística y un diálogo con
Dios, ella sigue dando cuenta de que se sigue resistiendo, sigue dando cuenta
de que no le era fácil descansar en esa certeza de que se trataba de Dios.
“Siente ser herida sabrosísimamente, mas no atina cómo ni quien la hirió, mas bien
conoce ser cosa preciosa y jamás querría ser sana de aquella herida. Quéjase con
palabras de amor aún exteriores, sin poder hacer otra cosa a su esposo.
“Porque se entiende que está presente mas no se quiere manifestar de manera que deje
gozarse. Y es harta pena, aunque sabrosa y dulce, y aunque quiera no tenerla, no
puede.
Es decir, aunque no quiera tener este contacto con Dios, que es sabrosísimo y
doloroso, no puede dejar de tenerlo.
“Mas esto no querría jamás, mucho más le satisface que el embebecimiento sabroso que
carece de pena de la oración y de quietud.
Hasta aquí quería acercarles el discurso místico, a pesar de que podría aburrir,
pero amparándome en el comentario de Lacan de que es lo mejor que hay para
leer, para tratar de entender –ahora sí volviendo a las tesis de comienzo de la
presentación- qué relación habría entre esto que se produce en la enunciación
mística y el psicoanálisis, o en los términos en que Lacan lo dice: cómo Dios
quizás sea, respecto del lugar de la verdad, un exorcismo. Es decir, cómo el
lugar del Otro, el lugar de la palabra y de la verdad en Lacan, sea una forma de
operar respecto de la figura de Dios. Porque la pregunta que se deslinda y
aparece rápidamente y me parece que suele ser respondida con cierta
precipitación es, por supuesto, respecto del goce.
“Finalmente, hay una cuestión previa. Detrás de los documentos que han llegado hasta
nosotros –del discurso místico- ¿podemos suponer que se halla un referente estable
(una “experiencia” o una” realidad” fundamental) que permita seleccionar los textos
según dependan o no de él? Todos estos discursos nos narran, en efecto, una pasión de
lo que es, el mundo tal como “se le encuentra”, o de la cosa misma (das Ding) –en
resumen una pasión de lo que se autoriza a sí mismo y no depende de ninguna garantía
externa-. Son playas abiertas al mar que viene, tratan de perderse en lo que muestran,
como los paisajes de Turner que son desdibujados por el aire y la luz. Bajo la forma del
dolor, del gozo o de un “dejar ser” (la geläzenheit de Eckhart), un ab-soluto (un
desligado) habita en el suplicio, el éxtasis o el sacri-ficio del lenguaje que
indefinidamente no puede decirlo sino borrándose. Este absoluto no tiene deudas con el
lenguaje al que habita, está completamente libre de ellas. Pero ¿qué nombre o qué
identidad podemos dar a esta “cosa”, independientemente del trabajo, cada vez local,
de dejarla venir? El Otro que organiza al texto no está fuera del texto. No es el objeto
(imaginario) que se distingue del movimiento por el cual eso (Es) se traza. Localizarlo
aparte, aislarlo de los textos que se agotan al decirlo, es exorcizarlo al proveerlo de un
lugar y de un nombre propios, es identificarlo con un resto dejado por racionalidades
constituidas, o es transformar en una representación religiosa particular (excluida a su
vez de los campos científicos o fetichizada como sustituto de una carencia) la cuestión
que aparece bajo la figura del límite; (…)
Vale más, pues mantenernos provisionalmente en lo que pasa en los textos en
los que “místico” figura como el indicativo de su condición, sin dar de antemano una
definición (ideológica o imaginaria) de lo que inscribe ahí el trabajo escriturístico. Lo
que en primer lugar se pone en tela de juicio es la formalidad del discurso y un trazar
(un caminar, Wandern) de la escritura: la primera circunscribe un lugar, el segundo
muestra un “estilo” o un “paso”,…”173
De Certeau trabaja esas paradojas –que son tres- y la que más me interesa es
la de lo particular, en el sentido de lo normal, lo que le pasa a uno, a nivel
individual, pero que a su vez implica el postulado y la certeza de que se trata
de algo universal, se trata no de una particularidad de cada uno sino del
contacto con algo universal. Eso a su vez se relaciona con el estatuto de
universal del lugar del Otro, es decir, cómo entender el lugar del Otro, que me
parece que es lo que trata de decir Lacan, el estatuto a su vez universal y
particular del lugar del Otro. Porque el lugar del Otro como lugar de la verdad y
lugar de la palabra no es ni siquiera el lugar de la verdad universal de una
lengua. El sujeto del inconsciente tiene su Otro, inscribe y reconoce su verdad
en los elementos del discurso del Otro, pero ese lugar del Otro es particular, o
sea, no se trata de que ese lugar del Otro es el saber universal o el cosmos
que nos gobierna. Esto se relaciona con lo trabajado por María Inés sobre
lalengua, es decir, que entender el lugar de la palabra como el lugar del Otro
tiene carácter universal, por su carácter impositivo y coactivo, pero a su vez es
particular. Es como el carácter de “naturaleza” del inconsciente, es decir, que
el psicoanálisis se maneja en esa tensión entre cultura y naturaleza, y que el
carácter natural del inconsciente, quizás como lugar del Otro, es su carácter
impositivo, su carácter ineludible y en ese sentido universal, porque se trata de
aquello de lo cual el sujeto no puede desprenderse, pero es particular. Eso me
parecía una vía fructífera para acercar ambos discursos.
Haydeé Montesano: quería preguntar acerca del título del libro que
comentaste, La fábula mística, ¿a qué obedece? ¿por qué “fábula”?
Mauro V.: uno de los sesgos por los cuales de Certeau propone leer la mística
es la fábula, como aquella serie de discursos que no serían del terreno de la
ciencia. De Certeau trabaja mucho, sobre todo en Historia y psicoanálisis, el
lugar de la temporalidad que supone la fábula o la ficción, le interesa mucho
esa veta. Ubica y relaciona la temporalidad que pone en juego el psicoanálisis
respecto de la temporalidad de la historia, como un narrar o un fabular, es ese
el sesgo que le da, por eso La fábula mística.
Haydeé M.: porque parecía que algún interés ameritaba que fuera fábula, en
relación a esta posición respecto de la verdad, distinguiendo lo que sería
inefable de un modo de abordaje de sí podría ser por la vía de esa modalidad
de fábula en relación a esa verdad, que vos señalabas que sería existente
pero…
Mauro V.: habría dos cosas. Me interesa por un lado cuando de Certeau
habla del referente, cómo estudiar al referente del discurso místico, y dice que
no ha de buscárselo por el lado de una experiencia, ya que se trata de una
operación de discurso, es decir, pareciera que le interesa más entender la
mística no como una experiencia corporal ni como una vivencia de Dios, sino
como la fundación de un lugar de enunciación. Y ya desde un punto de vista
más filológico o histórico, señala –por lo menos antes del siglo XV/XVI- la
distinción entre lo que designaba propiamente la mística como discurso, de la
experiencia; es decir, la mística era justamente el discurso o la ciencia mística,
lo otro tenía más que ver con la espiritualidad , con la espiritualidad individual.
Y ahí es donde yo me corrí de la lectura de Lacan, porque me parece que en
los párrafos de esta clase que comenté, pareciera más centrarse por el lado de
la experiencia, por eso manda a “ver” la estatua de Santa Teresa de Bernini y
dice que allí “verán” -no ciertamente un discurso ya que el discurso no se ve, se
lee- o sea, estaría indicando que vean esa experiencia, que vean cómo esa
mujer experimentó eso. Ahí me parece que es limitado, me parece que Lacan
no está expresando todas las consecuencias de su postulado de la existencia
de Dios o del lugar del Otro como lugar de la palabra, al insistir -cuando habla
de la mística- sobre cómo goza, o que se vaya a ver cómo goza Santa Teresa.
Alfredo E.: o sea, la caída en el lacanismo hacia una versión que privilegia la
“experiencia” mística estaría habilitada por esta posición de Lacan en el
Seminario 20.
M.V.: sí. Porque dice que basta con ir a Roma y ver la estatua de Bernini para
comprender de inmediato que goza, sin lugar a dudas. Y me parece que de ahí
surge la decisión de los editores de poner la estatua en la tapa del seminario.
Porque en la estatua está implícito que el goce se vería.
M. V.: sí, pero me parece que la estatua ahí sería algo así como la plasmación
de un momento, algo así como una fotografía en tres dimensiones de un
momento de goce. Pero sí, también se podría pensar de ese modo, sería otra
lectura posible. Me interesa de la frase de Lacan esto que dice sobre el
“comprender que goza” y el “comprender de inmediato”, es decir, donde corre
toda mediación para entender qué es el goce, o sea, de inmediato con ver la
estatua de Bernini ya se entendería qué es el goce.
Alfredo E.: esos dos o tres renglones donde dice “comprender de inmediato” –
esto se los digo por viejo- es un caso fundamental, primero para ir a ver cómo
está dicho en francés. Y segundo, si uno tiene en la biblioteca viejas ediciones
del seminario de Lacan, ver cómo está dicho en las ediciones no establecidas
en español. Es un caso típico para ir a chequear.
A.E.: no, no lo sé. Pero es uno de esos lugares típicos, que cuando uno va a
chequear, tal vez pueda encontrarse con que no dice “inmediato”, por ejemplo.
Hay que ver si no hay una maniobra de edición, aunque no necesariamente de
mala fe sino como resultado de cómo fue comprendido.
David Szyniak: Mauro, vos decías que la mística era un discurso que trataba
de responder a la pérdida de Dios. ¿Se trata de la pérdida del amor de Dios?
M.V.: sí, justamente de Certeau lo trabaja por ese lado. Dice que la mística es
un discurso que trata de operar respecto de un duelo fallido por ese referente
que se fue, y a su vez la mística participa de una transformación de lo erótico
en Occidente. Es decir, donde ya no se trata tanto del amor de Dios, porque es
inaccesible –aunque sigue amando, por supuesto- ahora es el amor de un
cuerpo, y ahí aparece la mujer como amada. Ahora se va a tratar, en la
aparición contemporánea de una erótica en Occidente, ya no de amar a Dios
sino de amar a un cuerpo femenino.
David S.: del Otro sexo. Porque me parece que ahí después Lacan trabaja la
noción del Otro y el Otro sexo, y el amor…
A.E.: ¿aceptarías que se hiciese una extensión , por ejemplo, de los poemas
de San Juan a las cartas de amor?
M.V.: el poema de San Juan está escrito como un reclamo de amor, asociado
a un problema de amor…
A.E.: por eso, entonces podría tener el estatuto de una carta de amor…
M.V.: sí.
M.V.: claro.
Edith Tage Muler: Mauro, cuando hablaste del lugar, en relación a los
místicos, el lugar, ese que se habilita en los místicos, ¿tiene que ver con ese
lugar adonde Dios se retira, donde Dios se esconde?
174
Como experiencias de iniciación, corporales e intransmisibles.
acceso a Dios. Pero tenés razón en que se puede leer en espejo, es decir, el
retiro del sujeto de sus sensaciones corporales, de los estímulos…
M.V.: puede ser que sea leído como la contracara o el juego de espejos. De
Certeau estudia mucho la proliferación contemporánea de la mística y la
fundación, es decir, la multiplicación en la fe cristiana de distintas formas de
fundar lugares, lugares retirados pero no ya en la forma del anacoreta de los
primeros siglos, sino la multiplicación de la necesidad de fundar lugares propios
de la Iglesia.
M.V.: yo te iba a responder por ese lado, porque el exorcismo implica la figura
del exorcista, es decir, alguien humano que se haga cargo de esa escena para
comandarla y para garantizar que se produzca lo que debe producirse, es
decir, se mantiene el lugar del otro maligno, pero siempre mediatizado por la
presencia de un otro encarnado, en este caso el exorcista.
María Inés Sarraillet: el exorcista ¿no opera para que salga el demonio de un
cuerpo?
M.V.: sí, y muchas veces para que se meta en el cuerpo del exorcista.
M.I.S.: claro, pero acá Lacan dice que se trata de exorcizar a Dios.
A.E.: claro. La idea de lugar no es en el cuerpo. Lugar no tiene que ver con
ninguna sustancia tridimensional. Es una creación del decir que implica algo
así como si uno dijese “el tiempo”. El tiempo en qué, en dónde… uno podría
decir “el 25 de mayo”, pero no es el tiempo, el tiempo es una categoría del
decir. Y lugar también. Para nosotros es muy difícil pensar el lugar puro en el
discurso geométrico: siempre se nos cuela hacia una materialidad física.
Lugar sería “fila 8, asiento 4”, que en un teatro puede ser un lugar espectacular,
pero en otro teatro es justo detrás de una columna… No es ningún lugar real.
Pero para nosotros es difícil desprendernos de la idea de que existe un lugar
sin ninguna relación a nuestra imaginería realística. Lacan para advertirnos
dice -más que lugar- sitio, localidad, etc.
Y el vínculo matrimonial a Dios, esa forma de referirse a Dios como el esposo,
¿es inaugurado por la mística?
M.V.: yo creo que sí. Es muy general en la mística. La mística inaugura una
relación corporal con Dios.
A.E.: porque hay un profeta judío que hace mención al novio y la novia, pero en
tradición cristiana…
Haydeé M.: por ejemplo, las monjas cuando toman los hábitos “se casan” con
Dios, con vestido de novia y llevan alianza.
A.E.: sí, pero no se refieren a Dios como “mi esposo”. Me refería más a la
modalidad discursiva. Porque uno se puede casar con Dios, lo cual no implica
que en la modalidad discursiva se refiera a él como esposo. De hecho, San
Juan en su feminización lo llama el esposo…
“El Seminario 20 de Jacques Lacan: Aún. El psicoanálisis entre el Otro, el sexo, el amor y el goce”
Ese es el problema, pero no tanto por el lugar que tiene el concepto de goce en
la enseñanza de Lacan ni tampoco por la época. Por ejemplo: en el lacanismo,
el goce es un concepto central, absolutamente central –no hay un párrafo
escrito donde no aparezca el goce- y es un producto de la misma época que el
nudo borromeo, habiendo Lacan utilizado e insistido en su utilización tanto de
uno como del otro. Pero los lacanianos no utilizan el nudo borromeo. Por lo
tanto, no hay que confundirse con la cuestión de que Lacan “utilizó mucho” la
palabra goce, porque si fuera por eso, Lacan utilizó mucho muchas palabras de
su propia factura –que llegaron a tener estatuto conceptual-, pero nos
encontramos con que hay una entre ellas –el goce- que ha tenido un destino
muy peculiar.
Les propongo trabajar entonces el problema del destino particular del concepto
de goce en el momento actual del psicoanálisis. Un recurso para pensarlo
sería leer a Lacan, ya que es el autor que introdujo el concepto de goce en el
psicoanálisis. La propuesta con la que estoy trabajando desde que estoy
exponiendo en estas reuniones sobre el Seminario 20, es que he verificado
que, si no se lo diagnostica, puede producirse una inviabilidad en la idea de
“estudiemos a Lacan para ver qué dice del goce”. Ese problema consiste en
que hay un prejuicio que domina la lectura que uno pueda hacer de Lacan,
porque ese prejuicio es occidental, del cual todos participamos de una u otra
manera. Excepto todos aquellos que realicen un trabajo para superar ese
prejuicio, que es de la cultura.
Este prejuicio occidental que tuvo su máxima consistencia en 1915 produjo una
dimensión novedosa: un concepto de ciencia, un concepto sobre el saber
válido. En ese punto, sobre qué se considera saber válido en Occidente, no
habría diferencias entre psicoanálisis, médicos, abogados y científicos. Vamos
continuar trabajando la cuestión del establecimiento de lo que se considera
saber válido en Occidente en los últimos dos siglos, especialmente por parte de
aquellas personas y disciplinas que se dedican a estudiar específicamente el
saber válido, y ahí quedará como evidente que se trata de un prejuicio. Todos
nosotros sostenemos una idea acerca de qué valida al saber.
Es por eso que prefiero hacer una profusión de citas indicándoles no tanto lo
que un autor dice -¿qué importa lo que un autor dice? Podría estar mal de la
cabeza, delirando, etc.-, sino lo que sostiene la mayoría de los miembros de
una disciplina, es decir, si eso que se dice es tomado por una comunidad y se
lo asume sin someterlo a ninguna crítica. El problema es en el diagnóstico de
“una comunidad dice”. Siempre hablo de “los lacanianos” aunque sé que a
muchos no les gusta. Pero no les gusta porque los inquieta, los asusta y les da
miedo que otros se enojen, pero lo principal no es con quién terminemos
peleándonos sino que muchos empiezan a decir “pero no son todos”, etc. Por
ejemplo: ¿se puede decir que los alemanes entre 1930 y 1950 fueron
antisemitas? Ese es el problema. Porque hay una escapatoria muy complicada
que puede utilizar el “no todo” de Lacan para montar dudas sobre el
diagnóstico que pueda hacerse sobre una mayoría. ¿Qué se gana
argumentando “pero no todos…”? Muchas veces el “no todos” oculta un
diagnóstico que puede ser válido sobre un estado de situación. Me parece que
empieza a haber dimensiones donde se puede y conviene hablar, por ejemplo,
de “los lacanianos”.
Lo que les estoy proponiendo es que entre los lacanianos impera un prejuicio y
eso tiene dos premisas hipotéticas: a) que existen los lacanianos, b) que
impera entre ellos el prejuicio. Es un terreno muy resbaladizo, porque por lo
general niegan sistemáticamente que tengan el prejuicio, con lo cual, se torna
muy difícil. Les decía que no se puede decir que el sentido común exista,
habrá que ver si para ustedes existe o no existe. Volvamos a Koyré:
¿Qué podría querer decir “subversivo” que no sea freudomarxismo? Podría ser
que el psicoanálisis fuera subversivo en la medida en que pueda poner algo
que estaba de una manera, de otra. Recuerden lo que indicaba Lacan en
“Subversión del sujeto…”: no se trata de revolución, porque la revolución
vuelve al punto de inicio, como la revolución de las órbitas celestes. Podría ser
que lo subversivo del psicoanálisis sea operar contra el sentido común. Si el
psicoanálisis como discurso tuviera algo para decir en la sociedad, podría ser
que eso que tuviera para decir fuera subversivo. Pero eso ya pasó, hoy ya no
se habla más de subversión psicoanalítica, pasó como también pasó metáfora
y metonimia, nadie habla más de eso, ya fue. Pero si el psicoanálisis fuese
subversivo, podría serlo en el sentido de plantear que para una comunidad de
un sentido común, suponer que ese sentido tiene un sentido –una orientación-
e ir en la orientación contraria. Si el sentido común es medieval y aristotélico,
¿cuál sería la orientación opuesta? Moderno y platónico. Es así, aunque
parezca mentira. La ciencia moderna, la que conocemos como ciencia
occidental, que surgió en el siglo XVIII e impera hoy es platónica. De hecho
surgió como astronomía –Galileo, Copérnico, Kepler- en la medida en que se
animaron a proyectar figuras geométricas en el espacio celeste, en los cielos.
Es decir, cuando empezaron a preguntarse si en el cielo había círculos o
elipsis. ¿La sección de una cónica o un círculo? Esa fue la gran discusión: qué
figuras geométricas se ponían en los cielos.
Vayamos a la última cita de Koyré, que está tan mal estudiado y ahora
sabemos por qué: porque ser platónico.
“La buena física se hace a priori, la teoría precede al hecho, la experiencia es inútil,
porque antes de toda experiencia, poseemos ya el conocimiento que buscamos. Las
leyes fundamentales las encontramos y descubrimos no en la naturaleza sino en
nosotros mismos, en nuestra inteligencia, en nuestra memoria, como Platón nos lo ha
enseñado tantas veces.”175
Es por eso que Lacan falló con la referencia a Koyré, porque el psicoanálisis no
puede aceptar las ideas como la validación de saber –y para eso veremos citas
de Freud donde se verifica que la fundación del psicoanálisis se hace en un
concepto aristotélico de ciencia, es decir, en una física ilusoria propia del
Medioevo, aunque Freud haya dicho que una de las tres heridas narcisistas, al
estilo de la revolución copernicana, era la del psicoanálisis. Vean qué
entrampado está el tema que el sentido que Freud le dio a su propio
descubrimiento y enseñanza fue de una revolución subversiva que iba a hacer
crepitar la estructura misma de Occidente. Y si revisamos bien lo que dijo
Lacan al respecto y si estudiamos cómo se valida el saber, podríamos decir
175
Koyré, A.: Estudios de historia del pensamiento científico. México: Siglo Veintiuno. p. 194.
que no, que Freud abrochó definitivamente lo que podría haber sido un paso. Si
recuerdan la cita que les leí ayer donde Lacan decía “si fuese ciencia”, ¿no les
sorprendió ese párrafo donde Lacan decía que el psicoanálisis podría haber
sido ciencia? Si hubiese sido ciencia –que podría haberlo sido- ¿se entiende lo
que quería decir Lacan con eso? Que si Freud no se hubiera apoyado en
Aristóteles sino en Platón, el psicoanálisis podría haber sido ciencia. La idea es
magnífica.
Vamos a dedicarle unos quince minutos a los cinco nombres más importantes
de la reflexión del siglo XX sobre la validación del saber en Occidente, es decir,
sobre qué se considera saber científico, para que recuperemos una reflexión,
que si no la recuperamos por medio de un trabajo estará perdida. Vamos a
tomar a Lakatos, Popper, Bachellard, Kuhn y Chalmers. Les advierto que entre
ellos hay desacuerdo. Comencemos con Imre Lakatos, voy a citar su libro La
metodología de los programas de investigación científica, que es su obra
teórica sobre qué es un saber válido en Occidente moderno, qué valida el
saber de la ciencia, cómo opera la ciencia con el saber; y al respecto dice que
opera bajo la forma de programas de investigación:
Es inútil discutir con nuestros adversarios teóricos porque nunca los vamos a
convencer. Y es ridículo pensar que porque nuestra experiencia verifique
nuestra posición, vayamos a tener razón. ¿Por qué? Porque ellos sostienen lo
que sostienen no por su experiencia sino por la autonomía relativa de la teoría.
Y las teorías no se refutan con experimentos. Por ejemplo, si alguien dijese
que Galileo y Copérnico se equivocaron porque hay un planeta que no sigue el
movimiento de planetas que ellos dijeron que había, se puede objetar que ese
planeta no lo cumple porque detrás hay una luna que no es capaz de ser vista
por los medios de observación y hace que ese planeta –por influencia de esa
luna- se mueva de otra manera. ¿Se entiende cómo se defienden las teorías?
176
Lakatos, I. (1978): La metodología de los programas de investigación científica.
177
Op. cit.
Un caso no refuta nunca una teoría. Uno puede suponer una ilegalidad que
haga que ese caso no respete la ley, pero no refuta la ley.
Thomas Kuhn, que se refiere a Koyré como “mi maestro”. ¿Qué es para Kuhn
la ciencia y cómo progresa? Por paradigmas. ¿Cuál es el adjetivo que recibe el
paradigma de Kuhn? Epistemológico. Para Kuhn –lo mismo para Bachellard-
no se trata de experimentos y observación: se trata de cambios de paradigmas,
de eso trata en su libro Las estructuras de las revoluciones científicas de 1962.
Vean que Bachellard, Kuhn, Popper y Lakatos, todos trabajan con la idea de
que la ciencia es teórica. Ni se les ocurre hablar de experimentos. Ninguno
habla de microscopios o telescopios.
Cuando se dice que se aprende y se sostiene la teoría por los casos, porque
los casos clínicos lo dicen, es una mentira, un prejuicio medieval.
“No hay ningún modo que permita probar que las teorías científicas son verdaderas, ni
siquiera probablemente verdaderas. Más adelante mantendré en este libro que los
intentos de llevar a cabo una reconstrucción lógica, simple y sencilla del método
científico, tropieza con más dificultades cuando se comprende que no hay tampoco
ningún método que permita refutar de modo concluyente las teorías científicas.179
Por eso se cree que hay que analizarse antes de poder analizar, o que se es
analista porque se acumuló experiencia: esos no son argumentos lógicos.
Ahora vamos a discutir, en el tiempo que nos queda, sobre Platón y Aristóteles.
Voy a citar entonces del libro de Cordero, que presenta la historia de la filosofía
griega muy bien articulada y en una orientación interesante. El libro que
también habría que leer pero que ya no se consigue es Biografía de la filosofía
de Julián Marías.
180
Op. cit. p. 19-20
181
Cordero, N. (2008): La invención de la filosofía. Buenos Aires: Biblos. p. 146
Podría ser la lógica del fantasma, la fórmula de la lógica del fantasma y el
trabajo analítico de ida y vuelta (dia) sobre la fórmula, sobre ese argumento. La
dialéctica en un caso de análisis –si se considera que un análisis tiene que ver
con hablar, con lógica, y no con experiencia- podría tener que ver con la
dialéctica en sentido platónico y no en el sentido socrático –no es lo mismo la
mayéutica socrática que la dialéctica platónica, si bien están íntimamente
emparentadas, por otra parte no sabemos bien cómo pensaba las cosas
Sócrates porque no publicó nada, todo lo que sabemos de Sócrates es a través
de los diálogos platónicos. Hay muchos autores que escriben Sócrates-Platón,
pero no como se escribe Freud-Lacan, porque no tenemos disponible textos de
Sócrates si no es a través de Platón. Por lo tanto, no queda claro qué decía
Sócrates y qué interpretó Platón y qué puso en boca de Sócrates, porque
Platón no escribió textos científicos. Los diálogos de Platón son como obras de
teatro, eso dice Lacan y la mayoría de los autores coinciden con él: son
irónicos, son chistosos, nunca se sabe lo que Platón piensa en un diálogo
platónico.
“Platón supone que la psiché también existe antes de nacer. Y es en ese momento, antes
del nacimiento del sujeto, que ella cohabita con las formas...
¿Quién va mejor con las tres generaciones que se supone que ustedes
sostienen? ¿Platón o Freud? Porque si todo empieza con la vivencia de
satisfacción ¿de dónde se sostiene lo de las tres generaciones? Si se acepta
partir del aparato psíquico, la vivencia de satisfacción o insatisfacción y la
huella mnémica, no hay nada que tenga que ver con las tres generaciones.
Platón supone que la psiché existe antes de nacer, para muchos se tradujo por
“alma” y luego tuvo el estatuto definitivo en Occidente por el aparato psíquico
de Freud, lo psíquico. Pero vean que Platón no es como Freud, ya que para
Platón la psiché es anterior al nacimiento del sujeto.
A.E.: sí, una es eterna y la otra es intemporal, con lo cual tienen cierta armonía
temporal aunque distinta factura. Ni la psiché ni las formas “nacen”, porque
para los griegos no hay creación ex nihilo. Es Lacan quien después dice que la
creación ex nihilo hebrea se articula a la idea de Platón. El sujeto nace, pero
las ideas o formas y la psiché, no.
“Y es en ese momento, antes del nacimiento del sujeto, que ella cohabita con las formas,
pues tiene un status ontológico similar. Pero cuando tiene lugar la concepción de un
individuo, cuando la psiché se encarna en un cuerpo, para producir un ser humano,
ella se olvida del conocimiento de las formas. Y a medida que el individuo se educa y
cree aprender, en realidad no hace más que recordar, rememorar. Habría que hablar
mejor de rememoración más que reminiscencia: un conocimiento previo que tenía
olvidado. Este segundo procedimiento necesita de la colaboración de un hábil maestro
capaz de extraer de la psiché los conocimientos que ahí e se encuentran como
enterrados, sintomáticamente verdad en griego es desocultamiento, a-lethéia. Y como
se sabe, Sócrates dice que cuando él ejerce esta misión no hace sino imitar a su madre
que era partera. La deuda que el psicoanálisis tiene con este procedimiento es
enorme.”182
182
Op. cit.
183
Op. cit. p. 153
Vean cómo todos los autores coinciden en esto, también Lacan, sólo que
nosotros no lo sabíamos.
…suponemos que hay sustancias que reciben accidentes que llamamos atributos o
predicados.” 184
Por ejemplo “la mesa es roja”, suponemos una sustancia “mesa”, con un
accidente o predicado, “es roja”. Suponemos que hay sustancia, pero les
advierto que no es tan claro, ya que para la física cuántica moderna no es tan
evidente que haya sustancia. De hecho, por ejemplo, desde hace más de cien
años está el problema de no saber si la luz es ondulatoria o corpuscular. La
luz, en un sentido es energía, pero en otro se trata de corpúsculos. Y ambas
posiciones son ciertas, hay experimentos que demuestran ambas condiciones
de la luz.
“La crítica que Aristóteles le hace a Platón es la de haber colocado el ser de una cosa
fuera de la cosa misma…
He aquí la pasión por el “caso por caso”, ese amor ilimitado que tiene la
práctica psicoanalítica al caso por caso. El caso por caso tiene una
contundencia notable en psicoanálisis. Para muchos psicoanalistas es casi la
condición misma del psicoanálisis.
185
Op. cit. p. 158
Aristóteles es uno de esos nombres tremendos cuyo sonido desencadena aludes
históricos. Arrastra consigo tan número de cosas que apenas se atreve uno a
pronunciarlo. Tan pronto como suena, enormes secciones de la historia de Occidente
se desprenden y se precipitan sobre nosotros.186
“… . A pesar de que Platón dice con la mayor formalidad que no se puede escribir
tratados sobre las cosas verdaderamente importantes, y de esto pende el sentido mismo
de su teoría. Lo más importante del pensamiento del hombre serio y responsable
permanece oculto…189
¿No puede ser una buena forma de pensar por qué la obra de Lacan es como
es? Vieron que lo que dice Lacan no se entiende… Pero el postulado
epistémico que impera es que se debe ir de lo que se entiende a lo que se
entiende, en esa dirección. Ese postulado también es aristotélico.
188
Op. cit. p. IX
189
Ibíd.
Cuando Lacan empezó a producir el lacanismo, en 1952/’53, Lacan tenía 53
años, no era un muchacho joven, ya era un hombre grande que había hecho un
enorme recorrido de estudio y trabajo intelectual. Cuando empezó a producir su
Seminario no lo hizo como un joven neófito que iba a ver cómo eran las cosas.
Ya Lacan tenía un profundo conocimiento de la filosofía griega. El libro que
estaba citando antes, de J. Marías 190 es del ’54, de la época de Lacan, del
continente de Lacan. Quiere decir que si Lacan es oscuro, puede ser por
Heráclito pero también por Platón.
Mariana Stávile: en el Seminario 2 Lacan dice que Platón escribía como él.
A.E.: y cuando analiza El Banquete, siempre dice que no hay que creerle a
Platón, porque es ironía, chiste, sarcasmo, que es lo que dicen todos los
autores sobre los Diálogos de Platón. Y yo agregaría que dentro de la estilística
platónica, están los mitos. El mito del alma, el mito de la caverna, el del carro
alado; tienen un lugar fundamental en Platón. ¿Por qué el mito? El mito tiene
un lugar en la transmisión platónica porque Platón no escribe tratados, es decir,
no se deben decir las cosas como son. Es un procedimiento dialéctico, la
ciencia es dialéctica, cada uno debe tomar el argumento y producir un trabajo
científico -dialéctico- para establecer cómo las cosas son; no se puede decir
como son las cosas. Lacan nunca escribió tratados, ni un libro, por eso hizo
tanto hincapié en que su recopilación se llame Escritos, tanto es así que
cuando salió Lectura estructuralista de Freud, él quiso prohibir la edición de
Siglo Veintiuno con ese título, porque quería que quedara claro que se trataba
de escritos y recopilaciones de cosas sueltas, pero que él nunca escribió un
libro, un tratado. Lacan es platónico en todo sentido. Es más, es más platónico
de lo que podamos suponer, porque hasta produjo mitos: el mito de la laminilla
y el de la mantis religiosa.
“Por eso Platón no está en sus obras, aunque se manifieste y anuncie en ellas. Y un
estudio del pensamiento platónico tendría que ser formalmente una peregrinatio ad
fontes –una peregrinación a las fuentes-, un intento de conjurar a Platón e
invocarlo con sus propias palabras, valiéndose de ellas, literalmente “tomándolo por
la palabra”. 191
“La realidad había sido interpretada por Parménides como consistencia –el verdadero
significado del término ón en su poema, (…)
La audacia platónica estribó en aceptar la tesis paradójica de que las cosas
propiamente no tienen consistencia, y quedan descalificadas en la medida en que, por
falta de identidad,…
190
Marías J., (1954): Biografía de la filosofía. Buenos Aires: Emecé.
191
Op. cit. pp. IX-X
“… por falta de identidad, no permiten el lógos. El ser de la cosa no está en la cosa,
pero –frente a la afirmación sofística de la general inconsistencia pero -(…)- lo hay
fuera: es el eîdos o la idéa. El diálogo, la dialéctica, se convierte así, más allá de su
significación como artificio lógico, en un camino hacia la realidad. 192
Empieza a aparecer, por esta lógica, la idea de más allá. Lo que inaugura el
platonismo es un “más allá”. Y la crítica más fuerte y explícita de Aristóteles a
Platón es sobre lo innecesario del más allá. El ser de la cosa, para Aristóteles,
está en la cosa misma. Mientras que para Platón nunca está en la cosa misma,
sino más allá, por eso hace falta que venga alguien y se produzca la dialéctica,
etc.
“La teoría de las ideas (…) es el resultado de esta audacia intelectual que lleva a la
constitución de la primera theoría en sentido estricto. Pero, a diferencia de
Parménides, Platón no se puede quedar en la consistencia: su función es precisamente
el camino de vuelta, el apartarse de las cosas para volver a ellas y dominarlas. 193
“El carácter erótico del conocimiento (…) está en estrecha conexión con esto. La
realidad no se puede ‘dar’ ni propiamente mostrar –por eso no se pueden escribir
tratados sobre las cosas decisivamente importantes-; sólo se puede señalar hacia la
realidad para que los demás, impulsados por el amor, lleguen a ella por sí mismos.
(…)
Y, por otra parte, Aristóteles sí escribe tratados: lo que llama pragmateia o akróasis;
parece haber perdido (…) esa desconfianza de que puedan escribirse tratados sobre
las cosas realmente importantes. 194
“En este momento habría que plantear uno de los problemas más graves de la historia
intelectual de Occidente: la terrible “buena prensa” de Aristóteles, que ha consistido –
como siempre- en recoger lo menos bueno suyo y potenciarlo. Para nombrar sólo un
punto esencial –quizá, si se aprietan las cosas, el punto esencial o por lo menos
germinal-: la “ciencia buscada” se convierte en la “ciencia encontrada”.”196
192
Op. cit. p. X
193
Op. cit. p. X
194
Ibíd.
195
Op. cit. p. XII
196
Op. cit. p. XIV
Me queda por trabajar Gödel. Más aún: trabajar por qué es necesario Gödel, a
ver si logramos de una vez dar una respuesta a Imposturas intelectuales de
Sokal y Bricmont, y dar una respuesta a por qué el Teorema de Gödel no es
-como dicen ellos- una moda posmoderna. Si Lacan es o no una moda
posmodera, y si el Teorema de Gödel realmente nos dice algo fundamental de
la práctica y teoría psicoanalíticas; y luego la Conferencia 35 “En torno a una
cosmovisión” de Freud, leída a la luz de esta perspectiva y ver si Freud está
postulando una ciencia platónica o una ciencia aristotélica. Luego dejaremos
una hora para intercambiar ideas entre nosotros.-
Clase Nº 12
Alfredo Eidelsztein: me queda por presentarles todo este material que preparé
y que es muy importante que se los presente, porque en mi trabajo como
psicoanalista es un punto de atravesamiento de un contexto que yo desconocía
absolutamente y que me dio como un marco de contextuación del psicoanálisis,
del problema del psicoanálisis. Me resultó sumamente enriquecedor y me
parece que por casualidad coincide plenamente con el Seminario 20, pero yo lo
encontré a partir del libro que voy a citar ahora, que es Gödel. Paradoja y vida,
de Rebecca Goldstein. Esta autora tiene un Pulitzer ganado, es de profesión
periodista, filósofa y escritora literaria.
Es interesante que nos demos cuenta de que muchas veces los matemáticos
recelan de ciertas propiedades subversivas de la propia matemática. Si uno
puede decir que una disciplina es subversiva, no hay que creer por eso que los
practicantes de esa disciplina sean subversivos o acepten que la disciplina lo
sea. No se tiene un buen conocimiento de lo que es la ciencia preguntándole a
las personas que dicen que practican la ciencia, qué es lo que hacen o creen
que hacen. Es muy común que un matemático diga que lo que él hace no tiene
absolutamente nada que ver con el psicoanálisis. Pero observen que hasta
Gödel, lo que Gödel hacía no se consideraba que fuera matemático, por los
propios matemáticos. Uno no se cura de los prejuicios que caen sobre una
disciplina practicando esa disciplina. Por ejemplo, fuera de Buenos Aires, La
Plata y Rosario, mucha gente cree que el psicoanálisis es “verso”. Pero
muchos psicoanalistas también. No por practicar el psicoanálisis alguien
escapa a ese prejuicio.
197
Goldstein, R. (2005): Gödel. Paradoja y vida. Barcelona: Antoni Bosch. p. 23.
formal y abordan cuestiones tan vastas y espinosas como la naturaleza de la verdad, el
conocimiento y la certidumbre. 198
¿Les suena familiar? ¿No es llamativo cómo insisten los lacanianos con el
sinsentido? Es propio del positivismo.
198
Ibíd.
199
Op. cit. p. 23
200
Op. cit. p. 41
201
Ibíd.
A.E.: pero ¿por qué nada tendría sentido?
Elina H.: por la consideración que hacen del deseo, como metonímico.
A.E.: que hace que ningún sentido sea verdadero, pero esa es la máquina, la
máquina que produce el sinsentido, es el problema de dejar sentado que el
deseo sea metonímico, que no haya verdadero objeto del deseo. Me parece
que en ese movimiento se hace lo mismo que hizo Freud: creyó que lo humano
era la histeria. Nuevamente, se confunde la estructura del deseo con el
fantasma histérico del deseo donde “ninguno es”. Pero ¿por qué hace falta
sostener todo el tiempo el sinsentido?
A.E.: eso es lo verdadero, y todo lo demás es no falso sino sin sentido. Son
muy notables las coincidencias.
“El sentido de una proposición viene dado por el medio de verificarla empíricamente
(criterio verificacionista del sentido).
Gödel (…) está comprometido con la posibilidad de trascender (…) nuestras
experiencias a fin de describir el mundo que hay “mas allá”.”203
Cuando en esta facultad les daban clase sobre el “Más allá del principio del
placer” de Freud, ¿qué les enseñaban? La pulsión de muerte. Y la pulsión de
muerte es una propiedad de la sustancia viva, del plasma germinal.
Primera idea: hay un mundo más allá, y más allá está entre comillas. Qué
lástima que esta autora no se haya enterado de que Freud escribió “Más
allá…”, porque podría haberse dado cuenta de que este es otro “más allá”.
Freud lo ligó a un biologismo, mientras que Gödel, en la misma época, la
202
Op. cit. p. 41
203
Ibíd.
misma lengua y la misma ciudad, fue vía la matemática a la posibilidad de
establecer otro mundo, más allá. Hay dos “más allá”.
“Sólo que, como el ámbito de Gödel es el de las matemáticas, el “más allá” que a él le
interesa es la esfera de la realidad abstracta.”204
“El platonismo matemático sostiene que las verdades matemáticas son independientes
de cualesquiera actividades humanas, tales como la construcción de sistemas formales,
con sus axiomas, definiciones, reglas de inferencia y demostraciones. Las verdades
matemáticas están determinadas, según el platonismo, por la propia realidad de las
matemáticas, por la naturaleza de las entidades reales, aunque abstractas…206
A.E.: claro, sí. Cosa que hasta hace un año nos parecía bárbaro. Pero es un
error terrible. De hecho, eso no te permitiría sostener que exista y sea real el
204
Ibíd.
205
Op. cit. p. 41
206
Ibíd.
207
Ibíd.
objeto a. Salvo que vayamos a buscar el objeto a en una piedra o una
manzana.
“La estructura, pongamos por caso, de los números naturales (…) existe, según el
realismo matemático, independientemente de nosotros, igual que existe, según el
realismo físico, la estructura espacio temporal; y las propiedades de los números 4 y
25 –por ejemplo, que uno es par, el otro impar y que ambos son cuadrados perfectos-
son tan objetivas como lo son, para un físico realista, las propiedades físicas de la luz y
la gravedad.208
Quizás haya que aceptar, para nuestra operación como analistas, que “eso
piensa” es real. Pero para que “eso piensa” sea real, hace falta aceptar un
mundo “más allá” que implique un realismo abstracto. Pero el prejuicio
occidental va en contra del realismo abstracto. Si recuerdan la discusión que
ayer levantó Mauro sobre la existencia de Dios, la cuestión era por qué Lacan
sostenía que Dios existía sin que eso fuera teológico. ¿Cómo puede Lacan
sostener que Dios existe exorcizadamente? Tenemos la respuesta: realismo
matemático.
“Ese “más allá”, trasciende la dimensión física espacio temporal; es una realidad
puramente abstracta, de verdades universales y necesarias, y nuestra facultad de
razonar a priori nos proporciona –misteriosamente- los medios para acceder a ese
“más allá”, para obtener vislumbres siquiera parciales de lo que podríamos llamar
(…) “realidad extrema”.”209
Está la realidad, pero más allá de la realidad está la “realidad extrema”. Que
¿cómo se la llamaría en lacanés? Lo real. Es decir, este libro es un libro sobre
lo real. Es el libro que habría que leer antes de entrar al real de Lacan, para
entender que el real de Lacan puede existir. Pero como nosotros no creemos
que pueda existir lo real de Lacan, decimos que se trata de la pulsión de Freud,
de las tripas.
208
Op. cit. pp. 41-42
209
Op. cit. p. 42
210
Op. cit. p. 57
“Platón aceptó el reto de los relativistas. Ésa fue la labor a que dedicó toda su vida. No
sólo defendió la objetividad de la verdad moral sino que cimentó su postulado de la
verdad objetiva –tanto en lo moral como en otras esferas- en la afirmación de la
existencia de una realidad abstracta, aprensible no mediante los sentidos sino mediante
la razón .211
“El ámbito en el que la doctrina platónica ha ofrecido una resistencia más recalcitrante
es el de las matemáticas, o mejor dicho, el de la metamatemática. Cuando un
matemático siente que está descubriendo verdades objetivas, y no simplemente
construyendo sistemas, es que está comprometido con el platonismo.212
“La convicción de que objetos tales como los números y los conjuntos sirven de
modelos para nuestros sistemas, los cuales son verdaderos sólo en la medida en que
describen la naturaleza de objetos tales como los números y conjuntos, constituye
asimismo un compromiso con el platonismo.213
“En el diálogo irónicamente titulado “El banquete”, Platón nos insta a prescindir de
ebriedades de poco fuste, incluidas las relacionadas con el amor sensual por las coas
jóvenes y bellas, y en lugar de eso embriagarnos con la belleza de la verdad: la clase
de verdad necesaria e inmutable que se adquiere mediante la razón pura, de la cual las
matemáticas constituyen el modelo.214
211
Ibíd.
212
Op. cit. p. 57
213
Ibíd.
214
Op. cit. p. 58
imperioso aceptar que las matemáticas son la mejor forma de pensar de qué
tipo de objeto se trata el objeto a. Puede que se trate de objetos tales como los
números o los conjuntos. Pero ¿quién aceptaría decir que un número sea un
objeto? Ahí está el salto.
O sea, el deseo de saber. ¿Ven por qué Lacan arribó al deseo de saber? La
rudimentaria dicotomía que rechaza Platón es que haya por un lado la pasión y
por otro la razón, que es el argumento psicoanalítico: por un lado está la
pulsión, lo real del goce, las tripas, el manantial, el interior del cuerpo; y por otro
lado lo intelectual. Con Platón no sólo tenemos que lo intelectual va sobre lo
corporal -y no como en psicoanálisis donde lo corporal está jerárquicamente
por encima de lo intelectual- sino que en la lógica platónica no se separan, y el
deseo erótico es deseo de saber. Nunca me había dado cuenta de que Lacan,
al postular el deseo de saber en lugar de la pulsión epistemofílica de Freud, era
platónico. Pero que además estaba diciendo que el saber es un objeto erótico.
Para aceptar que el saber sea un objeto erótico, hay que aceptar un mundo de
objetos en el cual perfectamente se inscriben los números, los conjuntos, etc.
Si quieren leer sobre esto de una forma moderna y más seria, les recomiendo
La potencia del pensamiento de Giorgio Agamben, donde ya todo está jugado
en el título: si hay potencia en el mundo humano, es del pensamiento. Es decir,
si algo puede cambiarse de algo, es por la vía del pensamiento. Allí tendrán, en
los primeros capítulos una presentación del platonismo muy marcada, donde
verán que hace hincapié en la Carta Séptima de Platón. Esa Carta es muy
interesante, porque inventa un estilo de escritura que es la autobiografía, la
Carta Séptima de Platón es la primera autobiografía de Occidente, que la
escribe a los 76 años, aproximadamente. Allí Agamben toma cómo Platón
concibe los cinco pasos del conocimiento humano. Cuando Platón plantea, al
final de su vida, cómo es el conocimiento humano, en el cual se basa Agamben
para trabajar la potencia del pensamiento y también Julián Marías en Biografía
de la filosofía, cuando trabaja Platón –en 1954- dice que va a hacer algo que
nunca nadie había hecho y que es poco aceptable en el mundo de los filósofos,
a saber, presentar a Platón a través de la Carta Séptima; allí, cuando Platón
antes de morir –después de su fracaso político- argumenta cuáles son los cinco
pasos del saber humano que él como filósofo sostiene para demostrar su
teoría, dice que el objeto que hay que conocer es el círculo. Pero ningún
psicoanalista de la experiencia aceptaría que el círculo sea un objeto.
Ahora pasemos a Freud, Conferencia 35, “En torno de una cosmovisión”. Esta
es una conferencia muy citada por todos los psicoanalistas, como el ideal
máximo al que debería llegar el psicoanálisis: el de no ser una cosmovisión.
215
Op. cit. pp. 58-59
Pero ninguno se preguntó por qué. ¿Por qué la filosofía sería una cosmovisión?
Porque hablaba del cosmos y no porque tratara de explicarlo todo. Parecen
tonterías, pero uno no lo nota, yo tardé años en darme cuenta. La filosofía
nació como cosmovisión no porque quisiera hablar de todo, o porque
pretendiera hablar de todo sin aceptar el vacío, etc., sino porque trabajaba un
problema teórico que era el cosmos. Veamos qué dice Freud. Recuerden que
estas conferencias fueron escritas por Freud y leídas por Anna Freud, porque
Freud ya estaba muy enfermo.
Esto que dice Freud es todo falso, de hecho en los griegos los principios eran
cuatro, no uno. Algún filósofo griego habrá sostenido el Uno, pero no toda la
filosofía. Es decir, nada de esto que Freud plantea -así como lo plantea- es
cierto.
“…dentro de ella, por tanto, ninguna cuestión permanece abierta y todo lo que recaba
nuestro interés halla su lugar preciso.
“Es fácilmente comprensible que poseer una cosmovisión así se cuente entre los deseos
ideales de los hombres. (…) …saber lo que debe procurar, cómo debe colocar sus
afectos y sus intereses de la manera más acorde al fin.
Si tal es el carácter de una cosmovisión, la respuesta es fácil para el psicoanálisis.
Como ciencia especial, una rama de la psicología –psicología de lo profundo o
psicología de lo inconsciente-, es por completo inepta para formar una cosmovisión
propia; debe aceptar la de la ciencia.
Les advierto que esto ya no es así, puesto que ya hay una cosmovisión
psicoanalítica: la biopolítica afirmativa, el bíos lacaniano, política lacaniana, etc.
Ya está todo transcripto, el lacanismo actual es una cosmovisión completa. De
hecho hay muchísimas publicaciones sobre películas, libros y ensayos
comentados psicoanalíticamente. Todas las disciplinas son comentadas desde
el psicoanálisis. Eso ¿es o no cosmovisión psiconanalítica?
216
Freud, S. (1997): “Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933 [1932]). 35ª
Conferencia. En torno de una cosmovisión”. En Obras Completas. Tomo XXII. Buenos Aires: Amorrortu.
p. 146
“Pero la cosmovisión científica ya se distancia notablemente de nuestra definición. Es
cierto que también ella acepta la unicidad de la explicación del mundo, pero sólo como
un programa cuyo cumplimiento se difiere al futuro. En lo demás se distingue por
caracteres negativos…
La ciencia provee una cosmovisión porque dice que el mundo es uno. Pero su
conocimiento del mundo –dice Freud- lo deja para el futuro. Es decir, la ciencia
no dice –como cree Freud que dice la filosofía- que sabe todo. Es raro que
Freud no se haya preguntado por qué siguieron habiendo desarrollos filosóficos
si ya se sabía todo en filosofía. La ciencia tiene una cosmovisión, sostiene que
el mundo es uno. Chalmers dice en su libro ¿Qué es esa cosa llamada
ciencia? que él acepta que el mundo sea uno. Era una discusión muy fuerte
entre los griegos de la época de Platón y Aristóteles si el mundo hacía o no
hacía uno. Y Chalmers tiene que decir que acepta que el mundo sea uno.
Freud dice que la ciencia acepta que el mundo sea uno, pero el conocimiento
que tiene no es acabado, tendrá que seguir sabiendo.
“Asevera que no existe otra fuente para conocer el universo que la elaboración
intelectual de observaciones cuidadosamente comprobadas, vale decir, lo que se llama
‘investigación’;…
Es falso. Hay intuición matemática. Ahora, fíjense lo que dice Freud sobre los
que creen que hay intuición matemática.
“Parece que esta concepción estuvo muy cerca de obtener general aceptación en los
últimos decenios. Estaba reservado a nuestro siglo descubrir el presuntuoso argumento
de que semejante cosmovisión es tan pobre como desconsoladora, que descuida las
exigencias del espíritu y las necesidades del alma humana.
Nunca se rechazará con la suficiente energía este argumento. Es por completo
insostenible, pues espíritu y alma son objeto de investigación científica exactamente
como lo son cualesquiera otras cosas ajenas al hombre.
A.E.: claro, pero eso no se lee en ningún párrafo de lo que acabo de citar.
Revisemos lo que dice Freud en lo que recién cité. Freud acaba de decir que
para él el psicoanálisis es una ciencia, una ciencia especial, una rama de la
psicología –psicología de lo profundo o del inconsciente- pero que no es apta
para formar una cosmovisión propia, por lo tanto debe aceptar la de la ciencia,
la de la ciencia en general. Pero la cosmovisión científica ya se distancia
notablemente de la definición de cosmovisión que había dado al comienzo. La
ciencia acepta la unicidad de la explicación del mundo pero sólo como un
programa que se difiere al futuro, o sea, el saber pleno de ese mundo uno,
queda diferido al futuro, para más adelante. Luego dice que en lo demás, la
ciencia se distingue de la cosmovisión por caracteres negativos. Es decir, la
ciencia limita lo que es posible de averiguar al aquí y ahora, o sea, lo que la
ciencia puede saber se limita al aquí y ahora. ¿Se acuerdan cómo los
psicoanalistas –los de mi época- trabajaban la transferencia? Decían que la
transferencia era “aquí y ahora”. Entonces, para Freud, la ciencia se
caracteriza por la limitación de lo que puede conocerse a lo que se pueda
averiguar aquí y ahora. Y la tajante desautorización de ciertos elementos que le
son ajenos –no dice cuales. Ahora viene la explicación: asevera que no existe
otra fuente para conocer el universo que la elaboración intelectual de
observaciones cuidadosamente comprobadas, vale decir, lo que se llama
investigación. Para Freud entonces no habría investigación teórica. Para él,
primero se observa en el microscopio, se inscriben los resultados en la planilla
y luego se analizan (elaboración intelectual) los resultados de la planilla. Es
una concepción de la ciencia bastante rudimentaria, que todos los filósofos y
epistemólogos del siglo XX –el siglo de Freud- desautorizaron cabalmente.
Y dice Freud que junto a las observaciones, no hay conocimiento alguno por
revelación, intuición o adivinación.
Es curioso, porque ¿no fue Freud quien dijo que un día habría que poner una
placa en la puerta de la casa donde le fue revelado a él el secreto de los
sueños? ¿Y cómo le fue revelada a Freud la estructura del Edipo? ¡En un
sueño! Entonces, ¿qué observó? ¿Cuáles son las observaciones
cuidadosamente comprobadas que él llama investigación?
Jorge Núñez: pero se refiere a cómo había sido concebida la ciencia hasta
ese momento.
Jorge N.: lo dice en forma irónica, dice que no se pliega a esa línea de la
ciencia, pero admite que podría haber otra línea de conocimiento que no sea
puramente la observación.
A.E.: sí, pero ¿dónde lo dice? Porque tendríamos que encontrar pistas de esa
ironía que nos indiquen que hay que leerlo al revés.
J. N.: tal vez no ironía sino crítica de lo que ha sido entendido hasta ese
momento.
A.E.: Freud dice que parecía que la ciencia se iba a imponer como
cosmovisión. A finales del siglo XIX parecía que la cosmovisión científica iba a
obtener general aceptación, se iba a imponer. Estaba reservado a nuestro
siglo, dice, descubrir el presuntuoso argumento de que semejante cosmovisión
es tan pobre. Entonces, en el XIX parecía que se iba a imponer la cosmovisión
de la ciencia, en el XX empezó a surgir otra perspectiva que decía que la
cosmovisión de la ciencia era insuficiente. ¿Saben ustedes cuál fue esta
“presuntuosa argumentación”? Siglo XX, Freud, judío, vivía en Viena… ¿qué
sucedió en ese tiempo? Estaban quemándole sus libros. ¿Cuál fue la
cosmovisión que rechazó la ciencia? El nazismo. Freud está hablando del
nazismo o incluso del comunismo. En la primera parte del siglo XX en Europa
hubo dos guerras mundiales, y los movimientos políticos que capturaron toda la
reflexión en Europa durante 50 años fueron el nazismo y el comunismo. El
comunismo y el nazismo, dice Freud, rechazan la cosmovisión científica.
Porque en el siglo XX surgió un argumento “presuntuoso” que decía que la
ciencia no servía para las necesidades del alma. ¿Estamos de acuerdo con
que Freud dice eso?
A.E.: ah, no, no, lo presuntuoso es el argumento que dice que hay algo por
encima de la ciencia.
“Es por completo insostenible, pues espíritu y alma son objeto de investigación
científica exactamente como lo son cualesquiera otras cosas ajenas al hombre. El
psicoanálisis posee un título particular para abogar aquí a favor de la cosmovisión
científica, puesto que no puede reprochársele haber descuidado lo anímico en la
imagen del universo. Su contribución a la ciencia consiste, justamente, en haber
extendido la investigación al ámbito anímico. Por lo demás, la ciencia quedaría muy
incompleta sin una psicología de esta clase. Y si se acoge en la ciencia la exploración
de las funciones intelectuales y emocionales del ser humano (y de los animales), se
demuestra que nada resulta alterado en la postura general de la ciencia, que no surgen
nuevas fuentes del saber ni métodos de investigación. Tales serían, de existir, la
intuición y la adivinación, pero es lícito incluirlas tranquilamente entre las ilusiones,
los cumplimientos de mociones de deseo.217
El porvenir de una ilusión. Cualquiera que sostenga que hay conocimiento que
no sea por la observación –el empirismo ingenuo- y la deducción de leyes a
partir de la observación; cae en una ilusión o un cumplimiento de deseo
personal. Para saber el estado de la física en los últimos 30 años vuelvo a
recomendarles el libro Entrelazamiento. El mayor misterio de la física, de Amir
Aczel, de Editorial Drakontos, Barcelona, 2008, un libro maravilloso, dice que el
mundo está entrelazado como dos toros.
Antes de concluir con las citas, quiero que veamos el artículo de Alain Badiou
del 16-02-08. Vean que así como utilicé a Julián Marías de 1954, no dejo de
utilizar física del 2008 o filosofía del 2008. Intento mantenerme lo más
actualizado que el poco tiempo de estudio me permite, para que vean que no
estoy en el “último” Lacan, sino que estoy en lo último de lo último. Me
preocupo permanentemente por formarme y estar en lo último de lo último para
217
Op. cit. p. 147
ver quién tiene razón, si Platón o Freud. Si leen Entrelazamiento, verán que
era Freud el que estaba hablando de un mundo ilusorio e ideal en su propio
cumplimiento de deseo.
“Biología lacaniana”.
“En lógica, el platónico elige el axioma, que instituye, que funda incluso
soberanamente, todo un ámbito del pensamiento racional, más que la definición, donde
Aristóteles sobresale, que delimita y precisa en la lengua cierta experiencia de lo dado.
“… mientras que del lado de Aristóteles, prevalece la prudencia del justo medio, que se
cuida a diestra y siniestra de cualquier exceso. En política, el aristotélico desea el
debate organizado entre los intereses de los grupos y los individuos, el consenso
elaborado, la democracia de gestión. El platónico está animado por la voluntad de
ruptura, la posibilidad de otro destino de la vida colectiva, el gusto por el conflicto
218
Conferencia “El sueño de Aristóteles”.
cuando pone en juego sus principios. En estética, la visión del platónico hace de lo
Bello una de las formas sensibles de lo Verdadero, en tanto que Aristóteles antepone la
función terapéutica y casi corporal de los espectáculos. 219
Les propongo ahora abrir el debate y escuchar lo que ustedes tengan para
decir.
Guillermo Pietra: cada vez que hablás de Freud me agarra como una
“pulsión” que me haría saltar del asiento, porque pensaba si la pulsión de la
que vos hablás es la misma que yo enseño en la carrera de grado. Para mí la
pulsión no son “las tripas”, sino que la idea de concepto límite inaugura entre lo
que vos ubicás como el platonismo y el aristotelismo, un espacio intermedio.
G.P.: sí, y ahí habla del otro de los primeros cuidados, se engancha con la
Carta 52 y el otro prehistórico, uno va leyendo…
219
Entrevista a Alain Badiou. En Revista Ñ, sección Ideas, del diario Clarín. 16 de febrero de 2008. p. 14
G.P.: es un juego de intertextualidades. Y querría preguntarle a Andrea Leiro
qué enseña ella cuando enseña “Más allá del principio del placer”
Andrea Leiro: hace mucho que no lo doy, por suerte. Pero lo que sí me
acuerdo es que me costaba muchísimo explicar la pulsión de muerte. Además
de que es un texto del cual yo intentaba todo el tiempo salir de todo ese plano
biológico que trazaba, para tratar de fundarlo en otro lado. Pero respecto de lo
que vos decías, se me ocurrió algo, cuando lo escuchaba a Alfredo, y es que
me parece que a veces hay intentos de Freud de armar otra cosa. Me acuerdo
de la primera página de “Pulsiones y destinos de pulsión”, donde hay toda una
especie de discusión epistemológica que Freud hace ahí, y sitúa las dos
perspectivas, por un lado dice que uno siempre toma ideas abstractas de otros
lugares, que eso –si hubiera quedado ahí- habría sido interesante. Lo que pasa
es que después aparece lo de la observación, que se aplica a la observación...
G. P.: quisiera agregar algo más. Cuando yo hago el intento de explicar otra
cosa, recurro –como puedo- a Empédocles, que él tiene un discurso doble, dice
que el discurso puede ser doble.
A.E.: bueno, vayamos por partes. Si Freud era un tarado, lo era tanto como
Aristóteles, o sea, estaría en la lista de los diez tarados más importantes de la
historia de la humanidad. El problema no es ese sino que sobre el sistema de
ideas hay posiciones que se asumen. No sé si llegaron a escucharlo, yo no lo
acentué tanto, pero Rebecca Goldstein hablaba de la metamatemática. En el
problema en el que estamos, es el problema de la “meta”. Como si dijésemos
que están las filosofías, Parménides, Heráclito, Empédocles –el año pasado
trabajé mucho con este filósofo, los que estuvieron lo recordarán-; pero hay
algo muy notable, que no sé si a ustedes les pasó, de estar discutiendo con
filósofos y que alguien diga “Ah, pero eso es neokantiano”. Y uno se pregunta
qué nos habrá querido decir. O cuando dicen “¡pero eso es cartesiano!”.
Lo que sucede es que está toda la historia de la filosofía, pero como los
sistemas simbólicos tienen una propiedad y es que el sistema localmente
puede volverse en reversión a hablar de sí mismo, uno ya puede poner en
perspectiva las producciones filosóficas y agruparlas con llaves -como si las
escribiéramos en el pizarrón- y que empiecen a producirse metafiliaciones, por
ejemplo. Entonces se podría decir –como hace Lacan- que Parménides está
del lado de Aristóteles y Heráclito del lado de Platón. ¿Eso quiere decir que
dijeron lo mismo? No, ni en una palabra. Son obras absolutamente disímiles. Y
de hecho, eso que hace Lacan no lo hace casi nadie en filosofía. Ahora, ¿se
puede o no se puede decir, respecto del sistema de ideas que uno asume, que
haya agrupamiento de ideas mayores -en el sentido local? Digo en sentido
local para que nadie me objete que no hay metalenguaje, porque localmente
hay metalenguaje. Lacan dice que no hay metalenguaje absoluto, pero todo el
tiempo hay metalenguaje. Cuando Freud dice “El psicoanálisis es…”, eso ya es
trabajo metalingüístico, porque colocó un conjunto de saberes dentro de otro
más abarcativo.
Sea cual sea la cuestión, es decir, sea cual sea la cuestión de lo que yo esté
pensando, tendré que establecer si es de filiación platónica o aristotélica. No
digo que Badiou tenga razón, digo que estas maniobras pueden ser hechas.
Una vez que establecemos que estas maniobras se pueden hacer, uno puede
empezar a utilizarlas. Entonces, si se puede pensar que en toda cuestión se
puede ser platónico o aristotélico, podríamos pensar, por ejemplo, en el “mix”
Freud-Lacan, que algunas diferencias entre ellos pueden inscribirse en esta
lógica. Voy a darles algunos ejemplos: ¿cuántas matemáticas trabajó Freud
fundamentalmente para su argumento? Ninguna. ¿Cuántas metáforas
biológicas utilizó Freud para sus argumentos? Más de alguna –y dije “metáfora”
para no pelear demasiado.
A.E.: no quería decir eso pero sí, Freud lo decía así. Pero el problema es que
Lacan argumenta matemáticamente en psicoanálisis en una insistencia
notable, hay al menos 1700 ocasiones en las que Lacan utiliza matemática o
topología en psicoanálisis. ¿Cuántos argumentos de la biología utilizó Lacan?
Ninguno, o en calidad insignificante. Pero en Freud tenemos otro sistema. En
Freud, ¿cuántas veces ha utilizado matemática? Ninguna. ¿Qué argumento
freudiano hay en el cual la matemática sea lo decisivo? Ninguno. ¿Y la
biología? Bastantes.
Con lo cual, tenemos dos psicoanalistas y dos sistemas de ideas. Uno de ellos
argumenta más biológicamente y nada matemáticamente. El otro nos vuelve
locos con las matemáticas (¡1700 veces...!). Me parece que ahí hay una
diferencia. Esa diferencia, entre biología –como metáfora fundamental de
Freud- y matemática –con lo que Lacan insiste e insiste-; es a esa diferencia a
la que yo me he avocado a estudiar, me he dedicado a publicar libros sobre
ese problema en los últimos 15 años.
A.E.: ¿dónde?
A.E.: no, lo somático exige a lo psíquico y lo psíquico pone a trabajar eso para
obtener un resultado.
G.P.: no, no, pero además dice que lo psíquico lleva al desarrollo de lo
biológico.
G.P.: es lo que dice Freud. No recuerdo cómo lo dice, pero era algo así como
que la pulsión lleva al desarrollo neurológico.
A.E.: ¿pero por qué lo psíquico estaría allí en función de causa? No entiendo
por qué decís que Freud dice que lo psíquico estaría en función de causa…
A mí me interesa mucho el sentido de la flecha: si va de lo somático a lo
psíquico o de lo psíquico a lo somático. Vos decís que una página antes Freud
dice que se impone la dirección de lo psíquico a lo somático, pero ¿en qué
argumento, en qué se impone? El problema con esa explicación de Freud es la
vivencia de satisfacción –que no es experiencia, es vivencia de satisfacción,
capítulo VII de La interpretación de los sueños- esa vivencia, ¿implica sí o no el
cuerpo, el fenómeno estimulante de la realidad, cómo este fenómeno impacta
sobre el cuerpo y su registro?
Comentario: de vivencias.
A.E.: pero vos ahí no estás hablando de ideas platónicas, estás hablando de
ideas psicológicas, que no es lo mismo, no tienen nada que ver con la Idea de
Platón. Lo que estamos diciendo es que hay un mundo más allá, con su
legalidad, todos sus componentes, totalmente articulado, antes del
advenimiento del cuerpo biológico; y si digo eso, se sobreentiende que es
antes de todo fenómeno sensorial, sensitivo, vivencial o experimental que se
les pueda ocurrir. Porque es casi el infinito de los tiempos. Para Lacan, el Otro
y el significante en su lógica de estructura, participan de ese tiempo. Es decir,
que en la estructura no se puede decir ni el origen, ni el centro, ni el destino
(Derrida, 1966).
Comentario: hay.
A.E.: bueno, hay. Hay raíz cuadrada de -1. ¿Desde cuándo? Porque en algún
momento alguien la escribió. ¿Ven ese problema? Ése es un problema
platónico-lacaniano. Por eso hay que pensar con matemática. Se dice que el
hombre inventó la rueda o descubrió la rueda. ¿Y el círculo, la figura
geométrica del círculo? Si uno postula que hay comienzo, que la cosa
comenzó, se está inscribiendo en cierta determinada lógica con un montón de
conceptos. Si no comenzó, entonces ¿cómo mentar, cómo decir, cómo
referirse a lo de antes? Lacan dice: futuro anterior. Hay que trabajar con la
lógica del “habrá sido”. Porque no fue. ¿No fue, cuál? Un tiempo anterior que
determine este tiempo. Bueno, la existencia de un tiempo circular, donde las
cosas ya son, antes aún de que nadie sepa de ellas, es como cuando nuestros
pacientes nos dicen “pero yo no sabía, no sabía que mi abuelo tenía familia en
Italia, nunca me lo habían dicho”, uno ¿qué hace como psicoanalista? Dice
“estas cosas pasan”. Y el paciente dice “pero le juro que no sabía, le voy a
preguntar a mi mamá…”, y sí, puede perder tiempo e ir a preguntarle a la
madre, no va a hacer nada con el asunto de que eso ya determinaba su
conducta que acabamos de decir, que él repetía en el colegio...
A.E.: ya tenía efectos en él, pero somos capaces solamente de decirlo ahora y
de utilizarlo ahora, en un bucle temporal absolutamente inaceptable en la lógica
temporal con la que nos manejamos en el mundo moderno (progresiva y lineal).
Entonces, no importa la falta, no importa la concatenación: importa que para la
lógica de Freud hay comienzo. Y en la lógica lacaniana no hay comienzo.
Este comienzo, para la lógica freudo-aristotélica, es fenoménico, registrable por
lo sensible.
Hay estudios -y muy avanzados- sobre estas lógicas, que los psicoanalistas
desconocemos. Me parece importantísimo –y no tanto si son platónicos o
aristotélicos, eso lo decidirán ustedes- contarles que me enteré de que estas
cosas participan de conjuntos muy amplios de sistemas de ideas, dentro de las
cuales, ya muchos –no psicoanalistas- inscriben al psicoanálisis. ¿Saben por
qué Cordero escribió que el psicoanálisis le debe mucho al platonismo? Porque
es argentino, y aunque vive en París desde hace 30 años, no se pudo sacar de
encima ni el tango ni el psicoanálisis. Un tipo como Cordero puede decir que el
psicoanálisis le debe al platonismo, y nosotros ni lo sabíamos.
Más aún: según Lacan, Freud ¿qué hizo, además de soñar y delirar? Ya les leí
muchas citas en donde Lacan dice que Freud deliraba y soñaba.
A.E.: los que sostienen la teoría de la Idea, sostienen que no hay nada que
sea más operante que la Idea. Por eso les citaba la potencia del pensamiento.
Pero cuando se dice “operante”, ¿se está diciendo lo mismo que dicen los
lacanianos cuando dicen “hay”? ¿Por qué acentuar el “hay” goce? En vez de
decir “si aplicamos el concepto de goce a este caso clínico, quizás se nos
resuelve un cálculo sobre la intervención del analista, porque el concepto de
goce habilitaría a pensar… tal cosa y tal otra”, por ejemplo. Si es un concepto,
es del analista, y si es un concepto del analista es para ser aplicado a la
comprensión del caso y la dirección de la cura. Yo te preguntaría a vos ¿creés
que en el lacanismo moderno, cuando se dice que “hay goce”, se están
refiriendo a que Lacan tuvo un concepto? ¿O que en el caso, en el individuo,
que tiene el cuerpo que tiene, de su cuerpo le viene algo –que es la energética
freudiana de siempre- que es el goce que hay?
A.E.: pero mirá esta diferencia: si es un concepto operante, ¿opera del lado del
analista o del lado del paciente? Del lado del analista. Pero cuando dicen “hay
un goce”, ¿a qué lado se están refiriendo? Se refieren a lo que el paciente hace
con su cuerpo y no puede parar de hacerlo.
Si alguien viene a supervisar un caso de una persona que no puede parar de
rascarse, derivada por el dermatólogo y el analista dice “es goce”, ¿qué quiere
decir con eso? Que no puede hacer nada.
Comentario: cuando vos decís que en Freud hay principio y en Lacan no,
cuando Freud se pone oscuro respecto del principio, en relación a lo primario,
lo mítico, los padres, es porque ahí empieza a hacerse inconsistente con el
resto, porque su teoría no es de una consistencia absoluta en términos
aristotélicos…
A.E.: de hecho, por ejemplo, uno puede sostener una teoría aristotélica,
convencer a todo el mundo de que uno ejercita y ejerce una teoría aristotélica,
y a pesar de eso ser platónico. Digo, uno puede creer que hace una cosa y
hacer otra.
¿Saben lo que dijo Lacan que hizo Freud? Lacan dijo que Freud inventó un
nuevo lazo social, y Lacan lo llamó “discurso analítico”.
Eso quiere decir que fundó el rol social del psicoanalista y a partir de fundar el
rol social del analista, puede producirse –o no- un lazo social donde la otra
persona quedará como analizante; y entre ellos, la producción de un sujeto.
¿Saben qué quiere decir eso que dijo Lacan, del Seminario 7 en adelante?
Que toda la teoría de Freud, para Lacan es insostenible. Toda, acabadamente,
toda la teoría de Freud de la primera hoja a la última, es insostenible total.
Por eso Lacan lo escribió: ustedes dicen huella, o como dice el concepto Freud
–Vorstellung-; y Lacan dice: significante.
Freud dice pulsión, y Lacan dice deriva.
(Que Lacan no haya tenido éxito no significa que no lo haya dicho).
Freud dijo que la pulsión era el concepto límite entre lo psíquico y lo somático;
Lacan escribió ($◊D), que es la fórmula de la pulsión, y es una articulación
entre dos cosas ¿cuál de las dos es la somática? Ninguna.
¿Cómo escribió Lacan el yo ideal? i(a). ¿E Ideal del yo? I(A).
Transformó todos los conceptos freudianos, no quedó ni uno en pie.
El deseo en Freud, la moción de deseo, capítulo VII de La interpretación de los
sueños, es que asociadas dos huellas psíquicas, vuelta a cargar una de ellas,
habrá una moción psíquica que hará que se cargue la que está asociada, y
dice Freud que llamará a eso “moción de deseo”. Para Lacan, el deseo del
hombre es el deseo del Otro.
Síntoma: rascarse y no poder parar; en Lacan es: s(A), significado del Otro.
¿Qué concepto freudiano dejó Lacan sin transformar radicalmente?
Fantasía inconsciente en Freud es el pensamiento que uno evoca para tener
relaciones sexuales o masturbarse. Para Lacan es ($◊a), ¿tiene algo que ver
con algún pensamiento que yo evoque para masturbarme o mantener
relaciones sexuales? Y no se confundan con lo que dijo Melanie Klein, que la
fantasía inconsciente era lo que yo proyectaba sobre el mundo, porque eso no
es Freud, es Klein. Lacan ni siquiera dejó fantasía, porque para Lacan es
fantasma.
Los principios freudianos, ¿cuál quedó en el sistema de Lacan?
Lacan en Caracas, antes de morir dijo “Freud les dejó yo, superyó y ello. Yo les
dejo simbólico, imaginario y real, cada uno que vea con qué les va mejor”. Ni
Lacan mismo decía que él tenía razón, porque para esa altura ya había disuelto
su escuela porque todo había sido un fracaso.
Si Freud tiene yo, superyó y ello; y Lacan simbólico, imaginario y real, ¿dónde
está el superyó en simbólico, imaginario y real? En ningún lado, porque no
tiene nada que ver.
¿El complejo de Edipo? No, es metáfora paterna. El complejo de Edipo
freudiano es que el niño tiene deseos incestuosos hacia la madre. En la
metáfora paterna de Lacan, es el deseo de la madre el factor dinámico sobre el
cual tiene que operar el Nombre-del-padre, no el deseo del niño.
En Lacan:
anal escópico
oral invocante
No coinciden en nada. Freud y Lacan no coinciden en nada, de nada.
El punto más álgido donde el psicoanálisis podría ser ciencia es donde podría
recuperar la crítica de la falla de los propios autores. Y no enseñar lo que
acertaron, como se hace en esta facultad, porque no es buena política, aunque
genere masas de convencidos: porque son convencidos del error.-
Clase Nº 13
¿Título de la clase?
Hay una relación que puede hacerse –Lacan mismo la hace- entre el
Seminario 7, donde trabaja Antígona y el tema de la ética, y el Seminario 20,
que es el seminario para pensar el tema del “ser sexuado”, vamos a ver de qué
se trata esta idea. Una hipótesis que les voy a plantear es que, al reflexionar
acerca del sexo, coloca a la razón en conflicto consigo misma. Les voy a pedir
que acepten algunas premisas básicas –como ser la premisa del falo- para
poder avanzar en la importancia que tienen en la obra de Lacan.
En los años ’70 había posiciones en el campo de las ciencias sociales sobre la
diferencia sexual. Por un lado estaba el sustancialismo, que postulaba que los
hombres tenían una esencia y las mujeres otra, y ambas esencias agotaban el
universo esencialista. Y por otro lado, posiciones –ya influenciadas en parte
por la obra de Lacan- que eran más estructuralistas y postesctructuralistas, que
sostenían que la diferencia sexual sólo se puede plantear trabajando el tema
de la diferencia, justamente, y que no habría nada esencial al sexo, se estaría
hablando en términos de lógica, por lo tanto habría que pensarlo en el sentido
de que todo puede ser “desconstruido”. No es la posición de Lacan, ya que la
posición de Lacan es una posición cuidadosa, no vamos a trabajar sus idas y
vueltas en torno a estos seminarios, pero es cuidadosa en el sentido de que
Lacan, en su estilo, vuelve a plantear la cuestión de cómo pensar el tema de la
diferencia sexual, de qué manera.
Tiresias era un joven que vio aparearse dos serpientes en un bosque, y con un
palo las tocó, las molestó, y se convirtió en mujer, fue mujer durante seis años.
Luego de este tiempo, volvió a ver aparearse dos serpientes, otra vez las
molestó con un palo y pasó a ser hombre nuevamente. En la discusión entre
Hera y Zeus, le fueron a preguntar a Tiresias sobre quién disfrutaba más de la
vida sexual, porque él era quien mejor podía saber. Y Tiresias afirmó que el
hombre experimentaba una décima parte del placer que una mujer. Indignada,
Hera lo castigó y lo dejó ciego, pero Zeus le dio el don de la profecía. Para los
interesados en temas bibliográficos, Publio Ovidio Nasón en La metamorfosis,
es nombrado por Lacan en la única clase de su Seminario “Los nombres del
padre”.
“¿debe concebirse la diferencia sexual como una relación imaginaria o existe otra
manera de concebir la división de los sujetos en dos sexos?” (referencia?? Autor,
año edición, título, ciudad, editorial, página)
Hay algunas ideas que tendríamos que aceptar como premisas. La primera es
algo que ya vimos en clases anteriores con Alfredo y es poder diferenciar el
goce sexual del gozo. Me parece que es importante, porque al confundirnos
goce sexual y gozo, no se sabe de qué se está hablando. Propongo que
llamemos “goce” al goce sexual. También vamos a trabajar con la premisa del
falo, y con una diferenciación que hace Lacan del falo y la función fálica.
Vamos a trabajar estos temas con varios textos de Lacan que no son
simultáneos pero sí sincrónicos: el Seminario 18, Seminario 19 y “El
Atolondradicho”. Son textos que me sirvieron para pensar algunas cuestiones
de las fórmulas de la sexuación. Para quienes estén interesados les paso el
dato de un libro de una autora norteamericana, Joan Copjec, especialista en
ciencias sociales que trabaja en temas de lengua e imaginario femenino. Su
libro se llama El sexo y la eutanasia de la razón. Ensayos sobre el amor y la
diferencia, y es una lectura sobre las fórmulas de la sexuación de Lacan a partir
de las premisas de la filosofía crítica de la Kant. Vale la pena porque es un
texto muy interesante para pensar cuestiones sobre el superyó, Copjec
propone pensar el superyó femenino de otra manera. Otro de sus libros es
Imaginemos que la mujer no existe, donde, sirviéndose de Lacan, discute con
las postestructuralistas sobre feminismo.
“La opacidad de este núcleo que se llama goce sexual, y del que les haré notar que su
articulación en ese registro (…) que se llama la castración, no data más que de la
emergencia históricamente reciente del discurso psicoanalítico. Me parece que esto es
algo que bien merece que nos dediquemos a formular su matema, es decir, por ese algo
se demuestra de otro modo que padecido padecido en una especie de secreto.”
(chequear cita) (referencia, página?)
“... es la relación que tiene este discurso [el discurso psicoanalítico] al goce. El goce
que al fin de cuentas lo sostiene, que lo condiciona, que lo justifica. Lo justifica muy
precisamente en esto de que el goce sexual… bueno, no quisiera terminar dándoles la
idea de que sé lo que es el hombre. Seguramente hay gente que necesita que le tires el
pescadito. Se los puedo tirar, después de todo, porque no hay ninguna promesa de
progreso. Puedo decirles que muy probablemente es un efecto lo que especifica esta
especie animal [está hablando de los hombres] es una relación totalmente anómala
y rara con su goce [gozo].” (referencia, página?)
“¿Se puede tratar el goce sexual directamente? No. Y por eso está la palabra. El
discurso comienza porque hay hiancia [oquedad]. No puedo quedarme acá, quiero
decir que rechazo toda proposición de origen, y que después de todo nada se puede
decir que la hiancia [oquedad] se produce porque el discurso comienza. (chequear
cita) (referencia, página?)
Aquí se refiere a que el goce sexual tiene que ver con la castración. A partir de
estas frases podemos empezar a separar la idea de goce sexual. Si el goce
sexual no puede tramitarse de otra manera que no sea a través del discurso y
la palabra, hay algo finalmente, algo oscuro, que está perdido. Y su intento va a
ser emplear la función lógica para dar a la castración otra articulación que no
sea la anecdótica.
“Para estupor en cuestión no doy cuenta aquí de mis veinticinco años de cretinización
fracasada, eso sería considerar que esos veinticinco años triunfan en todas partes. Mas
bien insistiría en que Die Bedeutung des Phallus es en realidad un pleonasmo, que no
hay en el lenguaje otra Bedeutung que el falo.” (referencia, página?)
Es una frase oscura. No hay otra significancia que el falo, que el falo funciona
como equivalente de significancia. Si nosotros tomamos la idea de que lo que
instaura lo que estamos trabajando sobre la relación sexual tiene que ver con el
discurso analítico, lo que podemos decir es que es el discurso analítico el que
eleva un órgano al lugar de falo. Esta es una operación simbólica no solo en
Lacan, sino que es una operación simbólica también en Marx.
En Marx, en el discurso marxista que trabaja sobre el capitalismo, hay también
una elevación de algo que no es natural. Intentaré ser breve en esto y de
expresarlo en lenguaje sencillo y anecdótico: nosotros compramos cosas con
dinero. El dinero para nosotros es un equivalente general. Pero ¿quién elevó,
cómo se elevó esa categoría de dinero a la de equivalente general? Eso es
algo que permanece velado. Tanto permanece velado que uno no sabe por qué
las cosas tienen ese precio. Es algo que funciona velado. Pero la idea que nos
trae Lacan es que quien eleva eso es el propio discurso del capitalismo, o el
propio discurso del capitalismo pasado por Marx. El discurso eleva una
mercancía cualquiera –hace 300 años era el oro- al lugar de equivalente
general. ¿Quién que tenga algún dinero lo guardaría en pesos? Nadie, todos lo
cambian por otra moneda que no sea la nacional. Eso tiene que ver con un
desvelamiento de la función equivalente general. Porque nosotros aceptamos
papelitos. Aceptamos papelitos como pago por nuestro trabajo. Si mañana hay
una gran crisis –y ya nos pasó- no valdrán nada. ¿Por qué? Porque hay algo
de la función equivalente, de la función fálica, que no funciona más velado, se
desvela y entra en crisis. Entra en crisis el sistema simbólico. Sólo se ve esto
en las crisis. Esto también se ve en los pacientes: la crisis del sistema
simbólico por la caída de la función fálica, por una desestructuración de la
función fálica. La función fálica –que podría entrar en crisis- sería el
equivalente general sexual. Es la manera en que la va a trabajar Lacan,
tomándolo de Freud, pero para cambiarlo y trabajarlo en función de una lógica.
David S.: bueno, de hecho Lacan trabaja la lógica como ciencia de lo real…
D.S.: pero tomando esa fórmula siempre anudada. Lo que ahí queda para
trabajar es el anudamiento…
A.E.: sí, pero dicho así ya quedás torcido para un lado. Si no se hace la
salvedad, por efecto de discurso y de imaginario colectivo, queda que lo real
del sexo es la carne o es coger, “realmente”, diría alguien. Es siempre para
mantener una orientación para el psicoanálisis y preservarlo de otra.
D.S.: bien. Decíamos entonces que el goce sexual tiene una relación con el
gozo no directa sino oscura, pero que a Lacan no se le escapa. Es interesante
esto que señala Alfredo, porque volviendo al tema, se podría pensar que no
habría diferencia de sexos, o que la deconstrucción podría deconstruir la
diferencia de sexos, o que habría tres o cuatro sexos, ¿por qué habría dos?
Vamos a intentar pensar un poco la función fálica. Voy a leer una cita del
seminario XIX, clase 2 del 15-12-71:
“Ya el año último he querido poder plantear aquello de lo que se trata Фx [Fi mayúscula
de x]…
…y que creo por razones que son tentativas, poder escribir como en matemática,…
Lacan avanza hacia una idea que tiene que ver con la matemática y la lógica.
Retomo la cita entera:
“Ya el año último he querido poder plantear aquello de lo que se trata Фx [Fi
mayúscula de x] y que creo por razones que son tentativas, poder escribir como en
matemática, a saber, la función que se constituye desde que existe ese goce llamado
sexual, y que es propiamente lo que hace barrera a la relación [sexual], que el goce
sexual abra para el ser hablante la puerta al goce [gozo], y ahí tengan un poco de
oreja y perciban que el goce [gozo], cuando lo llamamos así a secas, es quizás el goce
para algunos, no lo elimino, pero verdaderamente no es goce sexual.” (referencia,
página?)
Para Lacan, el falo suple el que no haya relación sexual. La idea de Lacan no
es tanto que no haya relación/proporción sexual, sino que la relación sexual,
como relación, no se puede escribir. Es ilegible, no se puede escribir. Lo que
Lacan va a intentar trabajar con las fórmulas de la sexuación es la manera en
que hacen argumento los que se dicen del lado macho y los que se dicen del
lado hembra. Pero cualquiera podría estar de cualquiera de esos lados.
Ahora veamos cómo funciona la función fálica y qué lugar ocupa, de lo que se
trata. Estamos en la clase del 12-01-71 del Seminario XIX:
¿Cómo escribir el goce sexual en símbolos? Voy a plantearles las fórmulas que
están en el Seminario 20, en el capítulo VII, Una carta de almor. Lacan en este
seminario trabaja con muchos neologismos, almor es uno de ellos, en el juego
entre alma y amor. En esta clase y la anterior, Lacan va a trabajar con estas
fórmulas, a las cuales no ha llegado fácilmente. Está trabajando la salida de la
lógica aristotélica y el pasaje a la lógica matemática. Para eso, usa
cuantificadores. Lacan es siempre Lacan, en el sentido de que usa los
cuantificadores como se le da la gana, es más, no los llama cuantificadores
sino cuantores. Va a servirse de algo de la lógica matemática para pensar el
discurso analítico.
Ф Ф
Ф Ф
()
Ф
Voy a apelar a lo que nos sirve en el campo psicoanalítico, para poder pensar
estas cuestiones en la clínica. Cuando viene un hombre en la posición de
“todos los hombres son iguales”, es decir, que “todos dicen lo mismo”; hay algo
que se puede trabajar desde el “todos son iguales” hacia que en alguna cosa,
pueda decirle ‘no’ a la castración. Es cuando las chicas –que hablan entre ellas
de sus experiencias sexuales- refieren que él se anima a cosas que otros no se
animan, juega un poco a la excepción. Del lado hombre, entonces, puede
decirse que hace universo y hay una excepción.
Del lado mujer, no se hace universo, no hay “la” mujer. No hay ninguna que
diga ‘no’ a la función fálica: Ф
Y la segunda fórmula refiere a que no toda ella está en relación a la función
fálica: Ф
Lacan intenta mostrar cómo se da el movimiento de los que se dicen hombres y
los que se dicen mujeres: el hombre no se dirige a “La” mujer, porque no existe,
pero sí se dirige al objeto a, ese lugar específico. “Los hombres sólo piensan
en eso”. Y la función de que no hay universal de la mujer (, La tachado): por
un lado es atraída por el falo, busca el falo; pero por otro no está toda tomada
por la lógica del falo y aparece esa relación con un significante que es el
significante de la falta en el Otro, S() [S de A tachado]. Ubicábamos aquí al
discurso místico. También Françoise Recanati220 –que colaboró en este
seminario- va a llamar a esta función la “función virgen”. Es la manera en que
Lacan irá desarrollando el qué quiere una mujer.
Recanati trabaja un esquema donde ubica que del lado hombre es necesario
que exista uno que diga ‘no’ a la castración, para poder armar el conjunto.
Lacan ya en el Seminario 18 había ubicado de ese lado lo posible.
Podemos avanzar sobre cómo piensa Lacan la función fálica y ver qué dice de
cada una de estas fórmulas. Lacan, en L’Etourdit (El Atolondradicho) -que es
220
La intervención de Recanati está en la Clase VIII del Seminario 20 en francés. Fue omitida en la versión
castellana.
una clase que dio para médicos de guardia en el año ’72- comienza con esa
famosa frase “Que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se
escucha”, donde va a trabajar la relación entre el decir y el dicho. Y con esta
lógica va a abordar las fórmulas:
“Este enunciado que parece de aserción por producirse en una forma universal, es de
hecho modal,…221 (página?)
“Recuerdo que con la lógica de este discurso toca a lo real, al encontrarlo como
imposible, por lo cual es el discurso que la lleva a su última potencia: ciencia, he
dicho, de lo real.222 (página?)
Lacan insiste sobre el tema del decir, de la palabra. Sobre esto se va a hacer
argumento.
“Si se extiende este proceso, nace la fórmula, mía, de que no hay universal que no tenga
que contenerse con una existencia que lo niega.224 (página?)
No hay universal (para todo x, fi de x) de una existencia que la niega. Hay uno
que le dice ‘no’ a la castración. Veamos qué dice de lo posible:
“No hay pues universal que no se reduzca a lo posible. Aun la muerte, ya que ésa es la
punta con la que ella se articula. Por universal que se la postule, nunca deja de ser más
que posible. 225 (página?)
¿Qué es lo que permanece como posible? La función, que para todo x pueda
ser fi de x.
“Si recurrí este año a Cantor, o sea, a la teoría de los conjuntos, es para referir a ella
la maravillosa florescencia que al aislar en la lógica lo incompleto de lo inconsistente,
lo indemostrable de lo refutable, y aún agregar a eso lo indecidible de no llegar a
221
Lacan, J. (1972): El Atolondradicho. (inédito).
222
Ibíd.
223
Ibíd.
224
Ibíd.
225
Ibíd.
excluirse de la demostrabilidad, por eso, eso nos pone bastante al pie del muro de lo
imposible, para que se excluya el “esto no es eso…”226 (página?)
“Esto no es eso” es una referencia a la frase “Te pido que me rechaces lo que
te ofrezco, porque no es eso”. Donde “no es eso” es el objeto a.
Pero podría ser que se ordenara también acá, en las fórmulas. Si las fórmulas
son discursivas, puede ordenarse el decir en discurso.
“Esto supone que de la relación [la relación en general] no hay sino enunciado, y que
lo real no se asegura sino confirmándose desde el límite que se demuestra por las
sucesiones lógicas del enunciado.229 (página?)
“Ellos lo ciernen desde lo real, es decir, desde lo imposible, lo cual se anuncia “no hay
relación sexual”, y les digo más, pero¿ de qué se trata? de la relación del hombre y de
la mujer en tanto y justamente serían los apropiados porque ellos habitan el lenguaje,
para ser enunciado de esta relación.230 (página?)
“Es así como en el discurso psicoanalítico, un órgano se hace el significante, aquél que
se puede decir se aísla en la realidad corporal como carnada, por funcionar allí, pero
la función le es delegada desde un discurso.231 (página?)
Lacan en esto es clarísimo: no hay un Uno que sea el falo, sino que le es
delegada desde un discurso la posibilidad de ubicarse en ese lugar, desde la
discursividad. Después dice que es…
“… en tanto a favor de su aspecto de placage amovile??? que se acentúa con su
erectibilidad y por ser chasco, donde este último acento contribuye a diversas pescas
que hacen discurso las voracidades con las que tapona la inexistencia de la relación
sexual.232 (chequear cita. Página?)
226
Op. cit.
227
Ibíd.
228
Ibíd.
229
Ibíd.
230
Ibíd.
231
Ibíd.
232
Ibíd.
Está planteando que el falo, la función fálica, tapona lo que no se puede
escribir, la imposibilidad de escribir la relación sexual.
“… y es a partir de que uno puede diferenciar real, simbólico e imaginario, esto, para
que la identificación de la mitad hombre y de la mitad mujer, donde acabo de evocar
que el asunto del yo domina, no fuera confundido con sus relaciones.233
(chequear cita) (página?)
“No hay nada excesivo a la luz de lo que nos da la experiencia en poner a la cabeza del
ser, o tener el falo, hablo de mis Escritos, la función que suplanta a la relación
sexual.234 (página?)
Si la relación sexual no se puede escribir, hay algo que la suplanta: ser o tener
el falo.
“…es satisfecho que puede traducirse como una V, como un valor de verdad. Esto
traducido en el discurso analítico, cuya práctica es hacer sentido, quiere decir que todo
sujeto en tanto que tal, puesto que está allí, el señuelo de ese discurso, se inscribe en la
función fálica para adornar la ausencia de la relación sexual. Es justamente para
referirse a esto. La segunda [la fórmula de arriba, del lado hombre] …hay por
excepción el caso familiar en matemática del argumento x=0, el caso en el que existe
una x para la cual Фx, la función, no está satisfecha, es decir, no está funcionando y
está excluida de hecho.235 (página?)
Si se arma una función, por ejemplo, una función exponencial (…) a veces
funciona, y cuando x=0, cuando la función es igual a 0, no se puede tener un
número, no se puede tener una variable, no está satisfecha la función.
“Es por lo tanto escribir como yo hago, existe un x que no Фx, es el sujeto puesto por
aquello que de la función fálica haga allí renuncia. Esto no es que renuncie a la
relación sexual, sino un modo de acceso sin esperanza. (…?)
Diré, no pudiendo ser suficiente esta relación, (…) pero siendo por el contrario
necesario para concluir la consistencia del suplemento que hace de ello… (chequear
cita). (página?)
233
Op. cit. p. 22
234
Ibíd.
235
Op. cit.
“El no hay relación sexual no implica que no haya relación al sexo. Allí mismo está lo
que la castración demuestra, pero no mas que eso: a saber, que esta relación al sexo no
sea distinta en cada mitad, por el hecho mismo de que las reparta.236 (página?)
D. S.: no. Estaba pensando algo que Lacan dice en algún momento, y es que
para nosotros como analistas es importante diferenciar el objeto a del
significante de la falta en el Otro. Y diferenciar el objeto a del A. Por otra parte,
Joan Copjec trabaja con la idea de que habría dos lógicas, una para el lado
hombre y otra para el lado mujer. Es interesante, porque dice que la
masculinidad es la incompletud, por el universal; y trabaja la (…) femenina
como la inconsistencia. En el lado masculino, sería que dice demasiado poco.
La relación sexual falla, no se puede escribir, por dos razones: por el lado
hombre, está prohibido construir universo; y en la mujer existe una
imposibilidad de hacerlo. Sería la prohibición del lado hombre y la imposibilidad
del lado mujer, como para pensar un poco esto que estabas planteando. La
relación sexual no se podría escribir porque está prohibida y es imposible. No
sé si vos habías pensado algo sobre lo que comentabas…
236
Op. cit. p. 30
Estela E.: había pensado por como Lacan lo trabaja acá, es que el partenaire
del lado hombre nunca es la mujer. No es más que la relación al objeto
mediada por el fantasma, por eso la flecha del lado hombre (tanto para
hombres como para mujeres) va directo al objeto. Habría que ver qué, a qué
se refiere, más allá de lo que se dice. Si no es justamente el objeto el nombre
de la falla de la relación, que viene a decir, a nombrar algo de la falla en la
relación.
D.S.: sí, eso sería una diferenciación ente el falo y el objeto. Es interesante.
Lacan trabaja el tema del heteros, en algún momento, y dice que heteros es
quien ama a una mujer, sea hombre o sea mujer, es indistinto, se puede situar
cualquiera. Pienso cómo situar estas cuestiones, por ejemplo, cómo situar qué
tipo de discursividad funciona en cada una de esas fórmulas. Si no está
hablando también del lugar del analista, dónde estaría el lugar del analista. Si
todos tendríamos que pasar por esas cuatro posiciones, cómo ubicarlas en el
trabajo analítico, dónde empezaría. Lacan plantea que empezaría en lo
necesario, en la excepción. A veces dice que empieza en lo indecidible… Son
cuestiones que Lacan deja sueltas y habría que retomar.
Estela E.: ¿no se podría decir que se trata de que la posición sexuada está
sostenida desde la relación del decir a la función fálica?
A.E.: sí. En Lacan siempre los cuaternos son tomados de a dos. También en el
cuadrado de oposiciones lógicas de Aristóteles también se toman de a dos.
A.E.: claro. Podría ser, como lo utilizamos en general, una forma de entender
la sexualidad humana. O, podría ser –si uno lleva al extremo la noción de
saber no sabido, de sujeto y objeto- qué podría querer decir “sexo” en
psicoanálisis.
D.S.: sí, se puede avanzar por el lado de la lógica, pero queda un problema por
resolver y es qué hacemos con el sexo.
Bueno, interrumpimos aquí.-
Curso de Posgrado – UBA 208
“El Seminario 20 de Jacques Lacan: Aún. El psicoanálisis entre el Otro, el sexo, el amor y el goce”
Prof. Dr. Alfredo Eidelsztein
Clase Nª 14 – viernes 11-07-08
Clase Nº 14
“La filtración del estímulo a la descarga es, justamente, el aparato, la calota –que ha
de deslindarse en una esfera- en el que se define primero lo que Freud llama el estadio
del Real-Ich. En su discurso le adjudicará el calificativo de autoerotisch.237
“Como tenían que situar esto en algún momento del desarrollo, y como la palabra de
Freud es para ellos el evangelio, los analistas sacaron la conclusión de que al lactante
le es indiferente todo lo que le rodea.238
Los analistas creen más en Freud –porque lo toman como un artículo de fe-
que en sus propias observaciones.
237
Lacan, J. (1999): El Seminario. Libro 11. Buenos Aires: Paidós. p. 197-198
238
Ibíd.
239
Op. cit. p. 198
“… -a fin de cuentas, si hay algo que a nadie se le ocurre pensar cuando observa a un
lactante es que se desinteresa por lo que entra en su campo de percepción.”240
Cosa que es evidente. Pero este tipo de evidencias para nosotros son
imposibles de ser aceptadas: para nosotros el niño es autoerótico porque Freud
lo dijo. Mi impresión es que lo primero que deberíamos dejar de hacer es tomar
a Freud como el evangelio. Por lo que vimos la vez pasada y por la vuelta que
pudimos darle, también habría que dejar de enseñarlo como si fuera el
evangelio y empezar a transmitirlo en otra modalidad, por ejemplo, poner en
tela de juicio que lo que Freud dice se adecue a lo que nosotros pensamos,
sabemos, observamos, etc. Lo podemos tomar sencillamente como una teoría
y como tal con sus valores y defectos. No hacer de Freud un evangelio, ni de
sus conceptos, artículos de fe.
Entremos ahora al problema del goce. Me parece bien que nos aboquemos a
este tema. Hoy en psicoanálisis ya no se puede hablar de otra cosa, no se
habla de otra cosa que del goce. Es el tema unívoco de interés más
generalizado y sistemático. De hecho, hay muchos conceptos que en otra
época del psicoanálisis estuvieron en boga y que hoy ya no se utilizan más, por
ejemplo: metáfora, metonimia, sujeto, etc. Conceptos –una pluralidad de ellos-
que antes nos hacían reflexionar muchísimo, han quedado reducidos a una
pequeña vastedad de conceptos y son todos leídos, uno por uno, en relación al
goce: la clínica de niños y el goce; el fantasma y el goce; la sexualidad y el
goce; el objeto a y el goce; el falo y el goce; el cuerpo y el goce; etc. Hace
muchos años que ya no se habla de otra cosa en psicoanálisis.
¿En qué áreas de la vida del ser humano vemos en psicoanálisis manifestarse
el goce? En todas. Por ejemplo, en las sensaciones –dolor, calor, frío,
saciedad-, cuando esas sensaciones van acompañadas –en nuestra
intelección- por una modalidad energética; y en el testimonio del paciente o de
la persona por satisfacción o insatisfacción. Cuando alguien nos habla de cierto
circuito de dolor –o de calor, o de frío o saciedad- que implica la repetición de
un ciclo, que para nosotros contiene una energía –que es supuesta, no se la
ve, la suponemos nosotros, ya que no hay cómo medir la Qn de Freud-, que va
acompañado –en el testimonio de la persona- de satisfacción o insatisfacción;
para nosotros es goce.
Hay biología lacaniana. Eso quiere decir que el goce tiene una dinámica propia,
y es lo que se llama “más allá del principio del placer”. No fueron los lacanianos
los primeros en pensarlo, ya que es propio de nuestra época pensar de esa
manera. El autor indudablemente para pensar este asunto es Nietzsche,
especialmente en su filiación con Schopenhauer: la voluntad de poderío y el
eterno retorno de lo mismo.
La vez pasada les acentuaba la frase de J.-A. Miller, “Todo ser vivo de la
especie humana presenta un síntoma”, del curso Del Otro que no existe… de
1997. Salió publicada en el diario La Nación una entrevista a Eric Laurent, del
9 de julio de 2008, donde se lee como título:
“Entre las víctimas de esta violencia, los más débiles son los niños. ¿Dónde quedan
ubicados en este escenario?” -pregunta la entrevistadora, Virginia Arce. Y Eric
Laurent responde:
Comentario: pero dice que para fomentar el lazo social hay que jugar a la
pelota…
A.E.: sí, que habría que practicar un nuevo deporte. Sigo leyendo la entrevista
a Laurent:
“«Antes se los mandaba a la guerra, ahora se los manda a las escuelas, pero esas
escuelas tienen problemas de autoridad. Hay que encontrar nuevos modelos que ayuden
a la juventud a atravesar la adolescencia. La culpa es nuestra, no de los niños. No hemos
sabido inventar los rituales apropiados que puedan ayudar a un joven violento a
encontrar salidas que no sean autodestructivas o destructivas para los demás.
-¿Por ejemplo?
«En el siglo XIX, los ingleses, cuando tuvieron que pasar a la educación de masas,
inventaron el deporte de masas, el football. En ese sentido, deberíamos inventar el
nuevo deporte del siglo XXI,
…un nuevo ritual que al mismo tiempo fuera una práctica del cuerpo y que permitiera la
socialización.»”
Está hablando de instinto pero como el de los perros… una descarga de esa
energía destructiva. Sería como cuando el perro se muerde y se lastima, y uno
lo lleva al veterinario y nos recomienda que lo saquemos más a la calle para
que corra y descargue, etc.
Elina Hiriart: pero cuando va de lo psíquico al cuerpo, ¿no sería pulsión en vez
de goce?
A.E.: para Lacan sí. Para Lacan no hay realidad prediscursiva, por lo tanto el
goce es posterior al discurso. Para que haya discurso hacen falta significantes,
Otro y lazo. Pero eso es Lacan, no los lacanianos.
E. H.: pero ¿no habría también una confusión al utilizar goce para nombrar lo
que para Lacan es pulsión?
A.E.: no, porque para los lacanianos el goce va siempre del cuerpo a lo
psíquico.
E. H.: pero además ¿no habría una indistinción, como habías señalado antes,
respecto de lo que para Lacan iría de lo psíquico al cuerpo, que no sería goce
para Lacan?
soma
psique
sujeto
psique
soma
psique
por eso decía que el problema era la insuficiente cantidad de términos, porque
no se estaba trabajando con sujeto. Ya no podemos resolver pulsión ni goce
con una flecha de arriba hacia abajo o viceversa: debemos volver a hacer la
maniobra de Lacan de introducir sujeto en psicoanálisis, porque su intento
fracasó. Luego de todo su periplo, el sujeto así como entró, salió del
psicoanálisis.
Y este goce, entendido como proveniente del cuerpo biológico, sumado al goce
de la sustancia viva, entran en conflicto con la cultura: son enemigos. Hay
enemistad entre goce y cultura. Si encontraran cualquier texto psicoanalítico
lacaniano, de cualquier agrupación o escuela, que contradiga esto que les
estoy planteando, por favor tráiganlo para la discusión, ya que sería muy
interesante ver si establecen alguna salvedad, y de qué índole es, si adherimos
o no, o si tenemos algo para aprender que no sabíamos.
Todo acto, conducta, hábito o síntoma se explica en último término con que es
un punto de goce. Y ese “un punto de goce” es corporal, sin Otro y sin sentido.
Y que sea de esas características produce como consecuencia lógica y
necesaria el que sea sin lógica. Y buscar la lógica sería neurótico, es decir,
ningún analista buscará la lógica de ese punto de goce. Pero no lo buscan
porque se supone además, que todo ser humano –“todo ser vivo de la especie
humana”- todo ese conjunto de células, está caracterizado por un punto de
goce. Cada uno consiste en su condición particular en algo que es corporal,
que es sin Otro, sin sentido, sin lógica y es un punto de goce. Y ese punto de
goce, en lacanismo –no en Lacan- se designa sinthome.
No saben ya cómo decirlo. Pero ahí la pista es el “un” significante, jamás dos.
De hecho, no hay “un” significante, no hay significante que vaya al Uno.
“La operatoria analítica apunta a que el sujeto, retenido en un punto de goce ignorado,
pueda franquear el plano de la identificación y avanzar hacia el terreno del síntoma.”
A.E.: claro. Lo que proponen es que el sujeto tiene que nombrar el goce para
hacerlo sinthome, hacerlo síntoma y empezar a acomodarse a él y dejar de
quejarse.
Escuela Freudiana de Buenos Aires, “El padre, una vez más: apuntes sobre “El
hombre de las Ratas”:
El sujeto está sujeto al punto de goce, ni siquiera al cuerpo. Porque con cuerpo
no se puede erradicar al Otro, porque el cuerpo no deja de evocar al corpus. El
cuerpo es múltiple: el cuerpo de bomberos, el cuerpo de policía, etc. Hubo que
reducir cuerpo a punto de goce. Y en todas las escuelas es lo mismo.
Recordemos que Freud nos habla del síntoma como una solución de compromiso,
donde se produce tanto la satisfacción pulsional como el castigo por tal satisfacción,
que también es un punto de goce. Es decir, que en el síntoma se satisfacen dos puntos
de goce.”
“Lacan plantea en el seminario de Las formaciones del inconsciente que en este caso el
dolor se encuentra directamente articulado –un punto de goce- con el deseo. Y esto ha
podido ser constatado en todos los casos clínicos atendidos.”
La sabiduría antigua perdida pero que todavía tiene ecos dice –en vez del
“conócete a ti mismo” de los griegos- “reconócete: eres esto”.
Y Freud también,
“… nada es más vacío que esta fórmula. Es por lo que el estatuto de la representación
como tal debería ser retomado por nosotros, a la luz por ejemplo, del último volumen
aparecido de las Mitológicas de C. L. Strauss, incluso si no tenemos aquí más asunto
que con una materia muerta de la cual el ‘Je’ está ausente, no queda por eso menos
que el análisis de los mitos descentra completamente la función de la representación;
es así fascinante ver que antes mismo de que el tabaco nos llegara, su lugar estaba de
algún modo marcado en ciertos textos medievales como constituyendo ese opuesto a las
cenizas que la miel indicaba ya. Por decir así, la cosa-miel, después de largo tiempo –
desde siempre- esperaba a la cosa-tabaco.”
“¿No tenemos de modo absoluto ahí lo que Freud articula bajo el término
“Sachvorstellung”? Se dirá ciertamente que Freud entendía decir bajo ese término que
eran cosas que estaban representadas. Pero por qué nos repugnaría el pensar las
relaciones de las cosas entre ellas como soportando representaciones que pertenecen a
las cosas mismas, dado que además muchas cosas se hacen singo entre ellas-
Lacan está diciendo que si hay representación de cosa, entonces están las
cosas. Y podría ser que las cosas se vincularan entre ellas, esperando recibir la
representación que las represente. Habría cosas antes de la representación.
(…) “…, y pueden expresarse en un “orden de cosas”, y dado que sin ninguna duda, es
allí que jugamos , cada vez que interpretando como analistas hacemos funcionar algo
como Bedeutung.
“Por cierto, ahí está la trampa; puesto que al nivel del sueño, el ‘Je’ que está como
desatado –pues, viniendo a unirse con un “no soy”, es a la vez omnipresente y jamás
completamente identificable- queda mucho más flexible que en los mitos; y no se tiene
culpa en decir que se estará siempre servido, si se quiere reencontrar en el
inconsciente la red y la trama de los mitos antiguos.
Si el psicoanalista no se detiene ahí, es porque lo que debe de entrada retenerlo, es
que haya agujeros en ese ‘Je’ de la Bedeutung [significación o sentido]
Lacan dio una conferencia en alemán que se llamó Die Bedeutung das fallus.
Él la tradujo como Sobre la significación del falo. Después se rectificó, dijo que
se había equivocado y que tendría que haber hecho como Frege en su trabajo
Über Sinn und Bedeutung, que es sobre el signo y el sentido. Con lo cual,
Lacan dice que Bedeutung él la utiliza como significación o sentido del falo.
Hay sentido o significación en la red, pero esa red está caracterizada por
agujeros. Esos agujeros de la red corresponden al Je. Se dice o se piensa
pero no hay un “Yo digo” o “Yo pienso”. En esos agujeros de la red –que son
los agujeros del Je- es donde va el objeto a.
“Pero los analistas hacen todo para religarlo a alguna función del organismo parlante,
…
¿cuáles analistas? Los que iban a su seminario. Hubiera quedado bárbaro que
Lacan aclarara “salvo ustedes”, pero no lo hace…
“…por ejemplo a propósito de la pulsión oral, “buena” y “mala” leche”, aun cuando
se trata del seno que , en tanto que objeto erótico, es sin duda perfectamente
irrepresentable. Es justamente lo que podemos llamar un “punto de goce” del cual la
opacidad puede ser rendida bajo esas palabras del poeta hablando de “nube
deslumbrante de los senos”.”
“… aun cuando se trata del seno que , en tanto que objeto erótico, es sin duda
perfectamente irrepresentable. Es justamente lo que podemos llamar un “punto de
goce” del cual la opacidad puede ser rendida bajo esas palabras del poeta hablando de
“nube deslumbrante de los senos”.”
La clase siguiente, Clase VIII de “La lógica del fantasma”, punto II, “El Otro y la
división”, 15-02-67:
“El problema se plantea ahora en saber lo que quiere decir la alienación llevada bajo
el enfoque de la repetición, tal como acabo de describirla.
Dejo pendiente un comentario que cabría hacer del párrafo que leímos de la
clase anterior y que es increíble que nadie lo haya hecho, inclusive yo, acabo
de darme cuenta, pero se los digo después.
“Les recuerdo que la alienación es la operación que hace del Otro un campo marcado
con la misma finitud que el sujeto mismo: S(A tachado) ¿De qué finitud se trata? De
aquella que define en el sujeto el hecho de depender de los efectos del significante. El
Otro como tal, el lugar donde s asegura la necesidad de una verdad, está en alguna
suerte fracturado, del mismo modo que el sujeto está marcado por el doble bucle de la
repetición.
Y por ahí mismo la división es llevada al corazón de las condiciones de la verdad,
excluyendo ésta toda absolutuidad (absoluité) intuitiva que responda a las exigencias
leibnizianas del “salva veritate” o del “sub specie aeternitatis” spinozista. Esta
degradación es inextirpable del dato de la experiencia subjetiva.
“Sea lo que fuera, es ahora al nivel de la experiencia subjetiva que nos impone la
clínica, que es necesario sacar las consecuencias de esta división del lugar del Otro. Es
así por ejemplo que el deseo del neurótico gira en torno de algo que no se puede
articular de ninguna otra manera más que como demanda del Otro. Y –es seguramente
por lo que l sujeto viene al análisis: no en nombre de cualquier “demanda de la
exigencia actual”, sino para saber lo que él demanda, lo que lo conduce muy
precisamente a demandar que el Otro le demande algo. Es también de la angustia del
Otro que deriva –se puede presentarla así- la posición del sujeto masoquista. Por
último, un punto de goce es esencialmente localizable como goce del Otro, notación
sin la cual es imposible comprender esto de lo que se trata en la perversión.
“Por último, un punto de goce es esencialmente localizable como goce del Otro,
notación sin la cual es imposible comprender esto de lo que se trata en la perversión.
¿No es increíble que en Lacan sea siempre al revés que como se dice que es?
Y lo que les quería decir antes, sobre la cita anterior, es que no dijimos que el
seno es de la madre. ¿Por qué, dice Lacan, el pecho es un objeto erótico en la
tradición freudiana? Porque es imaginarizable su corte, y ahí viene el ejemplo
de Santa Ágata. Pero es un corte que se realiza en el cuerpo del Otro. Jamás
el pecho es entendido como del cuerpo propio, es del Otro. Si bien está en
Freud el yo purificado de placer que incorpora como propio cualquier objeto
placentero; se trata de los límites freudianos, Freud no tenía un concepto del
Otro en el sentido de Lacan. Pero observemos que Lacan utiliza en dos clases
consecutivas del seminario “La lógica del fantasma”, la expresión “un punto de
goce”, ambas para indicarlos como en falta y en el goce del Otro. Jamás Lacan
operó con el concepto de goce como el “un goce” que cada uno de nosotros
tiene inexorablemente por su cuerpo de especie animal.
Para terminar, dos pequeñas citas más de Lacan, que en realidad se trata de
un diagnóstico de época, de lo que ha pasado en el último siglo, que quiero
llevar a la reflexión. El argumento “todo lo humano, social o cultural” –Eric
Laurent explicaba un fenómeno humano social y cultural, que era la violencia
de los chicos- ¿se explica mediante lo orgánico? ¿Todo lo humano se explica
mediante lo orgánico? Hace 50 ó 100 años eso llevaba el nombre de prejuicio
paralelista. Pero ese prejuicio desapareció y ahora es una verdad.
“La historia del sujeto se desarrolla en una serie más o menos típica de
identificaciones ideales, que representan a los más puros de los fenómenos psíquicos
por el hecho de revelar, esencialmente, la función de la imago. Y no concebimos al yo
de otra manera que como un sistema central de esas formaciones [las imago], sistema
al que hay que comprender, de la misma forma que a ellas, en su estructura imaginaria
y su valor libidinal.
Sin demorarnos, pues, en aquellos que hasta en la ciencia confunden tranquilamente al
yo con el ser del sujeto, podemos desde ahora ver donde nos separamos de la
concepción más común, que identifica al yo con la síntesis de las funciones de relación
del organismo, una concepción que debemos calificar de bastarda…242
Vuelvo a leer:
242
Lacan, J. (1988): “Acerca de la causalidad psíquica”. En Escritos 1. Buenos Aires: Siglo XXI. p.168
243
Ibíd.
¿dónde está la bastardía? En yo y en organismo, porque uno es psíquico y el
otro orgánico.
Aquí Lacan salva a Freud. Dice Lacan que el prejuicio es tan fuerte que hasta
Freud lo sostiene a pesar de toda su investigación. Pero de haberlo dejado
caer hubiese perdido comunicabilidad, no lo hubiesen escuchado. Continúo
con la cita, para que vean el prejuicio paralelista en Freud según Lacan:
El libro Mi enseñanza tiene tres conferencias de Lacan de los años ‘67/’68 que
dictó porque lo habían invitado a conversar acerca del furor que había sido la
puesta en venta de sus Escritos. Cuando los Escritos de Lacan salieron a la
venta en 1966, produjeron una eclosión de ventas insospechada, se agotaron
los ejemplares en un par de días, fue un éxito total, razón por la cual lo
invitaron a dar estas conferencias. La primera se titula “Lugar, origen y fin de
mi enseñanza”:
“No digo todo esto para sentar algo firme, sino solo para sugerirles cierta prudencia,
que es particularmente válida allí donde la función podría parecer apoyarse en lo que
se llama “paralelismo”. No para refutar el famoso paralelismo psicofísico,…246
244
Ibíd.
245
Op. cit. p. 169
246
Lacan, J. (2007): “Lugar, origen y fin de mi enseñanza”. En Mi enseñanza. Buenos Aires: Paidós. p. 48
“No para refutar el famoso paralelismo psicofísico, que es, como todos saben, una
fruslería demostrada hace mucho tiempo,…247
“No para refutar el famoso paralelismo psicofísico, que es, como todos saben, una
fruslería demostrada hace mucho tiempo, sino para sugerir que el corte no se hará
entre lo físico y lo psíquico, sino entre lo psíquico y lo lógico.”248
Este es el Lacan que nunca entra, que nunca entró y que ya murió. Todo va
hacia el goce y el punto de goce, porque nunca se entendió que todo el trabajo
de Lacan fue para introducir el sujeto. Y la introducción del sujeto es lo que
lleva a esto, y es la entrada de la lógica, que en nuestra época es lógica
matemática:
soma
lógica
sujeto
psique
si compraran hoy un tratado de lógica, van a ver que ya tiene todo el formato
del álgebra del Boole en adelante y totalmente formalizada en matemas.
Con lo cual, con el “un goce” no solamente se ha restituido el viejo prejuicio del
paralelismo psicofísico –que es una característica de nuestra época, ya no se
supone que opere el tercer elemento (sujeto) sino que se considera una dupla
cerrada en sí misma (soma-psique). ¿Hay psique en los perros? Sí, pueden
aprender señales vocales, los ovejeros alemanes pueden aprender hasta 60
señales vocales. De hecho, hasta el instinto lacaniano es más idiota que el
instinto de Lorenz. ¿Recuerdan el grillo pelegrino, con el que trabajaba Lacan
en la década del ’40? Si ese grillo nacía junto con otros grillos era verde, pero
si nacía solo era amarillo y sus alas tenían otra forma. Hasta la anatomía se
modifica. Lacan trabajó mucho esta cuestión. Una paloma, cuando tiene al lado
a un palomo ovula cada 50 días; cuando tiene al lado una paloma, ovula cada
100 días; cuando está frente a un espejo ovula cada 200 días y si está sola, no
ovula. Con lo cual, hasta para el instinto la función del otro es muchísimo más
importante que la que se quiere reconocer en el “un goce” del lacanismo actual.
248
Ibíd.
Lacan y como los tiene Miller, esa es una rueda que va rodando porque está
imbuida de una lógica –no de un goce. Y la lógica implica consecuencias, por
ejemplo, si en el lacanismo se sigue avanzando en esa lógica, obligatoriamente
se verán obligados a deducir que, dada la asunción de que no hay Otro, eso
significará –lógicamente- que no hay sujeto, y por eso el psicoanálisis es una
estafa, porque tampoco habría psicoanalista. Lo fundamental del “un goce” es
que erradica la noción de sujeto. Se trataría de un psicoanálisis que se ha
quedado sin sujeto.
Vamos a trabajar verdaderamente por qué el “un goce” lacaniano no puede ser
de Lacan, porque Lacan es un autor asociado a la introducción de sujeto, y si
hay sujeto no puede haber “un goce”. Esa es la verdadera plataforma de lo que
quiero trabajar con ustedes. Estamos tan acostumbrados a la noción de sujeto,
y por otra parte se ha convertido en un equivalente de individuo o persona, que
no nos damos cuenta de que es un concepto que hace objeción al “un goce”.
Miller sí se ha dado cuenta y es por eso que dice que el sujeto es un mito. Pero
los lacanianos no ven aún el problema y siguen sosteniendo el sujeto sin darse
cuenta de que ya no encuentran a través del sujeto el “un goce”.
Dejamos aquí.-
“El Seminario 20 de Jacques Lacan: Aún. El psicoanálisis entre el Otro, el sexo, el amor y el goce”
Clase Nº 16
La idea de que hay objetos simbólicos está muy presente en Lacan, pero para
nosotros es prácticamente inexistente. Actualmente no se puede decir “objeto
simbólico”, ya que para nosotros el adjetivo simbólico no va con objeto o con
materia. Hoy hay que acentuar especialmente que se está hablando, por
ejemplo, de materia simbólica. Si quisieran revisar esta problemática en Lacan,
sería conveniente revisar el estadio del espejo, planteado según el modelo
óptico –el espejo plano y el espejo esférico- donde Lacan trabaja la diferencia
entre objeto real, imagen virtual e imagen real. Es muy importante aunque sea
en esa pista, trabajar la tripartición, porque la psicología psicoanalítica moderna
trabaja con esquemas muy pobres tales como psique-soma, donde se hace
necesario introducir sujeto. En Lacan es muy prematuro el trabajo que hace
respecto de la existencia –en el sentido sustancialista- de ficciones discursivas,
que en psicoanálisis no podemos dejar de saber que se comportan como
objetos materiales, con la misma trascendencia y efectividad.
Les voy a proponer plantear cuál es el esquema conceptual dentro del cual
habría que colocar “gozo” de Lacan. Debemos revisar su perspectiva
epistémica, que ya sabemos que es un autor que piensa acerca de cómo se
piensa. Lacan ha pensado sobre la epistemología y la filosofía de la ciencia, no
se le escapó que también hay que pensar sobre cómo se piensa, sobre cuál es
el estatuto del pensar.
“Se puede hablar del psicoanálisis así, ¡bah!, y es muy fácil verificar que se habla de él
de este modo. Es un poco menos fácil hablar de él cada ocho días imponiéndose
verdaderamente como disciplina no repetir nunca lo mismo y no decir lo que ya es
habitual, aunque no sea del todo inesencial conocer lo que ya es habitual.”250
Está por un lado como se habla habitualmente del psicoanálisis –“bah”, esa
fruslería, dice Lacan- y está como habla él –Lacan mismo- que es cada ocho
días, con la disciplina de no repetir nunca lo mismo y no decir lo que ya es
habitual. Tómenlo en cuenta para lo que ustedes creen que es vuestra
dificultad para entender a Lacan: cuando se tiene esa sensación de no
249
Lacan, J. (2007): Mi enseñanza. Buenos Aires: Paidós.
250
Op. cit. p. 17
entender a Lacan, es porque nunca dice lo mismo y lo hace como búsqueda de
un estilo de enseñanza. Buscó y logró decir siempre de una forma distinta lo
que tenía para decir.
Esta es la razón por la cual Lacan nunca dijo lo mismo: porque intentaba
aproximarse a la verdad de lo que había para decir. Y la verdad de lo que hay
para decir tiene que ser nuevo, porque lo verdadero es nuevo, no puede haber
una verdad ya conocida. La verdad va con sorpresa, si no, no es verdad, en el
sentido de verdad de Lacan.
“Es preciso entonces creer que lo que dice la verdad no lo dice completamente de la
misma manera como lo repite el discurso común.”252
Se puede empezar a pensar que por un lado está lo que Lacan dijo y por otro
lado está el sentido común de su enseñanza, que es cuando nosotros la
estabilizamos al decir “sujeto para Lacan es esto”, “goce para Lacan es
aquello”, etc. Hay que tener presente que ya no es lo que Lacan quiso decir.
Con lo cual, para decir a Lacan, habría que decir siempre algo nuevo de Lacan,
lo que se vuelve impracticable para nosotros.
“Reuní bajo este título las cosas que había escrito con objeto de poner algunos puntos
de referencia, algunos mojones, como los postes que se fijan en el agua para enganchar
los barcos, a lo que había enseñado semanalmente durante una veintena de años. No
creo haberme repetido mucho. Estoy incluso bastante seguro de ello, porque me impuse
como regla, como imperativo, no volver a decir nunca las mismas cosas. Entonces, esto
no deja de constituir cierta habilidad.”253
251
Op. cit. p. 30
252
Ibíd.
253
Op. cit. p. 81
254
Op. cit. p. 119
Vean cómo cada vez Lacan caracteriza lo que él dice como nuevo. ¿Alguna
vez han escuchado que se acentúe que Lacan siempre buscó decir algo nuevo
en cada uno de sus seminarios? No, y no se sabe por qué. Hay cosas de
Lacan que no entran en el sentido común lacaniano. Pero si lo hicieran,
cambiarían las cosas y dejaría de haber sentido común lacaniano para dar
lugar a la investigación en psicoanálisis.
“Para los otros, que supongo que son una parte de esta asamblea, y que saben poco o
nada al respecto, se trata de que no les dé siquiera una idea, si lo que acabo de decir es
cierto, a saber, que nunca me he repetido.”255
Por ejemplo, si yo hoy tuviera que dar ante ustedes una conferencia sobre el
goce, no tendría que decir lo que el goce es. ¿Se ve el problema? Pero como
Lacan era un tipo que pensaba, veamos lo que dice enseguida:
“El más simple examen de la historia contradice la idea de que las capas que se han
asentado en el curso de la historia con el escalonamiento de los siglos constituirían
experiencias que se suman y que al mismo tiempo pueden reunirse para formar esta
Universidad…”256
a doble bucle
que cada vez será otra perspectiva de la cosa, porque en realidad no se puede
sumar y producir el todo del saber sobre la cosa. El lacanismo actual, por el
contrario, está tratando de consolidar la versión final y definitiva del “último
Lacan”, que es el verdadero, cuando lo único que se está haciendo en realidad
es extenderlo y aplicarlo a todo.
Pero Lacan dice que el psicoanálisis, tal como él lo entiende, debe proceder
por otra forma epistémica. Cada clase del seminario que Lacan dio, se impuso
255
Op, cit. p. 120
256
Op. cit. p. 121
hacerlo desde una perspectiva nueva y no repetir nunca aquello que tenía para
decir.
A.E.: claro que no, ni establecerlo como el “primer Lacan”, ni que lo simbólico
reemplazó a lo imaginario, ni que lo real reemplazó a lo simbólico. Si Lacan
trabajó en la década del ’50 con lo imaginario, en la del ’60 con lo simbólico y
en la del ’70 con lo real, no implica que lo último reemplace a lo anterior.
Podría tratarse de la descripción de un cristal facetado, y que se haya dedicado
a observar las distintas facetas de un mismo cristal. Sin embargo, se creyó que
se trataba de una forma de saber acumulativo. Pero si la forma de saber es
acumulativa, habrá que ver si se está tramitando con cuestiones vinculadas al
sujeto y la verdad. Esto tiene que ver con la dirección de la cura, porque allí
tampoco hay acumulación de saber. Es ahí donde más se verifica si tratamos
con las nociones de sujeto y verdad.
No se puede decir entonces –al menos sin revisarlo- que Lacan abandonó
determinado concepto. Se verifica, por ejemplo, que Lacan utilizó mucho el
modelo óptico durante los años ’50 a ’58, y después ya no siguió utilizándolo.
Entonces se dice que Lacan “dejó el modelo óptico”. Y decir “dejó” implica que
ha caído en desuso, porque ahora Lacan sabe mejor y sabe que eso no va
más. Pero Lacan está planteando que esa no es la lógica con la que él intentó
producir su enseñanza.
A.E.: es falso utilizar la palabra “pasa”. Al menos habría que ponerla entre
comillas, sacarla de esa frase, y pensar qué se quiere decir con “pasa”. De
hecho, si se lee a Lacan, no es cierto que no se encuentre que luego de haber
utilizado los nombres del padre, en muchas otras oportunidades hable también
del Nombre-del-padre. Quizás se trata de que esté descubriendo una nueva
faceta del problema que hasta ahora no había puesto a trabajar. Al menos si
seguimos con cierto respeto lo que Lacan dice.
¿Recuerdan que Lacan dijo que lo que decía Platón en El Banquete había que
tomarlo de forma irónica? Son varios los autores que lo sostienen. No sé si ya
se lo decía antes de Lacan. Considero que mucho de la enseñanza de Lacan
se emparienta con el estilo de la enseñanza que hace Platón en los Diálogos.
Para este problema, les hago la misma recomendación que hace Lacan: el
Parménides y el Sofista. También va a recomendar luego el Teeteto, pero los
dos primeros son los más pertinentes para el problema epistémico. En general,
los autores se preguntan si Platón verdaderamente sostenía lo que planteaba
en los Diálogos, si lo decía irónicamente o si era lo que él creía que había que
discutir. Cuando Platón dice que Parménides dice, ¿es Parménides quien lo
dice, o es Platón que lo dice en boca de Parménides? Cuando Platón escribe
en sus Diálogos “el joven Sócrates”, ¿quién es el joven Sócrates? ¿Es
Sócrates o no? Me parece que hay mucha conexión entre el estilo del
Seminario de Lacan y la dialéctica, que es la verdadera ciencia para Platón, y
se trata de una forma muy peculiar de transmitir: aquella en la que el lector es
quien tiene que establecer en qué sentido el autor dice lo que dice, porque el
autor no lo hace. Se puede estar de acuerdo o no. Aristóteles, para todos los
comentaristas, escribe de manera tal de ser tomado siempre y eternamente
como verdadero. Freud también. Mientras que Lacan, por su forma de articular
su decir a la verdad, nos está imponiendo un trabajo de lectura en especial.
¿De qué se trató en esos últimos 27 años? Podríamos utilizar su título, que es
el retorno a Freud. El problema del retorno a Freud está muy bien planteado en
Mi enseñanza. Allí Lacan dice –no lo voy a citar- que pasados más de cien
años, todavía hay psicoanálisis. Pero ¿qué es el psicoanálisis? Y dice que hay
algo nuevo en lo que hizo Freud, y eso nuevo, de alguna manera se sostiene.
Pero ¿qué es eso nuevo que Freud hizo? Considero que esos 27 años fueron
el intento de Lacan de rectificar la orientación que había adquirido el
psicoanálisis a nivel mundial –Lacan criticó a analistas de todo el mundo.
“Se puede seguir al filo de los años pasados esa aversión del interés en cuanto a las
funciones de la palabra y en cuanto al campo del lenguaje.257
257
Lacan, J. (1988): “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”. En Escritos 1. Buenos
Aires: Siglo XXI. p. 232. (p. 236 de la nueva edición de los Escritos de Siglo XXI).
258
Op. cit. p. 233 (p. 237, nueva edición).
259
Op, cit. p. 242 (p. 245, nueva edición).
260
Op. cit. p. 244 (p. 246, nueva edición).
¿Acaso no se dice esto de Lacan? Cuando se dice que Lacan pasó de lo
imaginario a lo simbólico y de lo simbólico a lo real, ¿no se dice que Lacan
deprecia el valor del significante y de la lingüística? El fracaso de Lacan es
peor que el de Freud. En realidad no sé si Freud fracasó, porque el
psicoanálisis sigue vivo. Pero el fracaso de Lacan es terrible.
“Pues no se resuelve en los esfuerzos de algunos que –semejantes a esos filósofos que
Platón escarnece porque su apetito de lo real los lleva a besar a los árboles- van a
tomar todo episodio donde apunte esa realidad que se escabulle por la reacción vivida
de la que se muestran tan golosos.”263
“Pues parecería que, dejándonos ganar de nuevo por una extravagancia del espíritu
médico contra la cual justamente tuvo que constituirse el psicoanálisis,…
¡Si Lacan supiera que estamos en la “biología lacaniana”…! Porque biología ¡ni
siquiera es medicina!
“Pues parecería que, dejándonos ganar de nuevo por una extravagancia del espíritu
médico contra la cual justamente tuvo que constituirse el psicoanálisis,…
Foucault llama a esto “el honor político del psicoanálisis”. Foucault dice que el
psicoanálisis tiene dos características: una es el honor político, y otra el de ser
“policía de las familias”. Depende de cómo nos ubiquemos los psicoanalistas
estaremos en uno u otro lado. En cuanto al honor político, se trata de frenar la
medicalización, o sea, la biologización, la biopolítica.
“Pues parecería que, dejándonos ganar de nuevo por una extravagancia del espíritu
médico contra la cual justamente tuvo que constituirse el psicoanálisis, fuese a ejemplo
suyo con un retraso de medio siglo sobre el movimiento de las ciencias como
intentamos unirnos a él.
261
Op. cit. p. 244 (p. 247, nueva edición).
262
Op. cit. p. 245 (p. 248, nueva edición).
263
Op. cit. p. 256 (p. 258, nueva edición).
Objetivación abstracta de nuestra experiencia sobre principios ficticios, incluso
simulados, del método experimental: encontramos en esto el efecto de prejuicios de los
que habría que limpiar ante todo nuestro campo si queremos cultivarlo según su
auténtica estructura.264
“Este nuevo orden no significa otra cosa que un retorno a una noción de la ciencia
verdadera que tiene ya sus títulos inscritos en una tradición que parte del Teetetes*.
Esta noción se degradó, ya se sabe, en la inversión positivista…266
Un paso para que veamos cómo se plantea para Lacan la relación entre lo
simbólico y lo real, es decir, el valor de la teoría en el psicoanálisis, o el ataque
a la experiencia. Respecto de las nociones freudianas, hace falta:
“En una disciplina que no debe su valor científico sino a los conceptos teóricos que
Freud forjó en el progreso de su experiencia, pero que, por estar todavía mal criticados
y conservar por lo tanto la ambigüedad de la lengua vulgar, se aprovechan de esas
resonancias no sin incurrir en malentendidos, nos parecería prematuro romper la
tradición de su terminología.”268
264
Op. cit. p. 273 (p. 274, nueva edición).
265
Ibíd.
*: En español, el diálogo platónico “Teeteto”.
266
Op. cit. p. 273 (p. 274, nueva edición).
267
Op. cit. p. 230 (p. 234, nueva edición).
268
Op. cit. pp. 229-230 (p. 233, nueva edición).
Lacan explica por qué no cambió la terminología de Freud. Lacan nunca aceptó
“inconsciente”, porque vuelve a poner sobre el tapete la conciencia. Por eso
prefirió llamarlo el equívoco, l’une-bévue. Pero recién lo propuso a los setenta y
pico de años. Entonces, Lacan plantea que la disciplina psicoanalítica le debe
su valor científico a los conceptos teóricos. Pero ningún psicoanalista aceptaría
eso hoy, porque se cree que se trata de la experiencia. Pero como aún no hay
crítica a los conceptos teóricos de Freud, conservan la ambigüedad de la
lengua vulgar –por ejemplo, goce. Goce tiene una acepción totalmente vulgar y
difundida, que es “goce”. Pero habrá que ver qué significa la noción goce –
juissance.
“La analogía se acentúa si se considera la literatura que esta actividad produce para
alimentarse de ella: a menudo se tiene en ella la impresión de un curioso circuito
cerrado, donde el desconocimiento del origen de los términos engendra el problema de
hacerlos concordar, y donde el esfuerzo de resolver este problema refuerza el
desconocimiento.269
Tomemos el caso del goce. Lacan está diciendo cuál es el problema para
entender su concepto de goce. Y dice, repito la cita:
Se toma el goce sin preocuparse por el contexto histórico y sin tener en cuenta
el contexto en la enseñanza de Lacan, es decir, qué problema se le presentó a
Lacan -teórico y clínico- que lo llevó a la necesidad teórica de elaborar un
nuevo concepto en psicoanálisis. Al no plantearse esa pregunta, lo que se
intenta es hacer concordar goce con todo lo que ya se tiene. Al hacerlo
concordar, se lo desconoce del todo y ya no se puede entender qué quiso decir
Lacan con eso. No hay pregunta por las condiciones históricas que hicieron
necesario el concepto, porque no se lo considera concepto sino el
descubrimiento de un hecho real. Si es real, es azaroso. Pero si es un
concepto, no puede ser azaroso: depende de la estructura de la teoría y de los
fallos de la estructura de la teoría por la cual un autor se ve necesitado a
introducir un concepto nuevo que trastoca todos los anteriores.
269
Op. cit. p. 234 (p. 238, nueva edición).
Los lectores de Lacan hacen lo mismo que Lacan dice respecto de los
conceptos freudianos. Por ejemplo: cuando Freud introduce el concepto de
pulsión de muerte, nadie se pregunta por el contexto histórico de la época, el
saber de las ciencias antropológicas de la época y el estado de desarrollo de la
teoría freudiana para dar cuenta de ese concepto. Se cree que descubrió un
hecho real y es que en los seres humanos hay pulsión de muerte. Lo mismo
sucede con el goce.
“Afirmamos por nuestra parte que la técnica no puede ser comprendida, ni por
consiguiente correctamente aplicada, si se desconocen los conceptos que la fundan.” 270
Cuestión que ningún analista admite, porque consideran que hay que
analizarse, y que de la experiencia analítica saldrá un analista, sin que tenga
nada que ver con los conceptos.
“Nuestra tarea será demostrar que esos conceptos no toman su pleno sentido sino
orientándose en un campo de lenguaje, sino ordenándose a la función de la palabra.”271
Yo sigo este proyecto de Lacan, pero ocurre es que está pasado de moda.
¿Quién va a proponer hoy en Occidente el valor de la palabra?
Nadie que siga sosteniendo que no haya que intelectualizar –que en lacanés se
dice “el acto”, dejar de hablar para empezar a hacer- podrá hacer advenir el
sujeto. Si no se sale del prejuicio anti-intelectualista –que es el estado
lacaniano actual-, no advendrá el sujeto.
“Por eso nada podría extraviar más al psicoanalista que querer guiarse por un
pretendido contacto experimentado de la realidad del sujeto. Este camelo de la
psicología intuicionista, incluso fenomenológica, ha tomado en el uso contemporáneo
una extensión bien sintomática del enrarecimiento de los efectos de la palabra en el
contexto social presente.” 273
270
Op. cit. p. 236 (p. 239, nueva edición).
271
Ibíd.
272
Op. cit. p. 239. (p. 242, nueva edición)
273
Op. cit. p. 242 (p. 245, nueva edición)
La contradicción en los términos es que haya pensamientos inconscientes,
porque todo pensamiento es consciente, según la psicología mal fundada que
Lacan está criticando.
“…cae con la distinción misma del dominio psicoanalítico en cuanto que se manifiesta
la realidad del discurso en su autonomía…
Esto decía Lacan en 1953, vean que es veinte años antes del análisis de
discurso.
“… y el eppur si muove!...
El ¡Eppur si muove! es un mito que dice que Galileo, luego de abjurar frente a
la iglesia de la obra de Copérnico, dijo en voz baja “e pur si muove” y quedó
como eppur si muove, que quiere decir “a pesar de todo, se mueve”.
Ahora voy a leer dos citas sobre el goce, que Lacan ya lo tenía bastante
trabajado a la altura de “Función y campo…”. En la primera cita, venía
hablando en el párrafo anterior de la Two-body psychology. En cualquier
presentación clínica lacaniana actual, vamos a ver que efectivamente se trata
de dos cuerpos que gozan.
“¿Habrá que recordar lo que vale la vara de “pensamiento” a los practicantes de una
experiencia que relaciona su ocupación más con un erotismo intestino que con un
equivalente de la acción?”276
La respuesta es afirmativa. Cada vez que expongo, cada vez que escribo o que
participo en alguna actividad como ésta, me pongo esta meta: recordar lo que
vale la vara del pensamiento. Hay que recordarlo porque el psicoanálisis lo
pierde siempre, cada vez, si es que el psicoanálisis no tiene que ver con el
erotismo intestino. Pero habrá quien piense que Lacan se equivoca y que el
psicoanálisis es como dicen los lacanianos: que se trata de que la persona que
consulta se encuentre con lo que verdaderamente es su erotismo intestino.
No digo todo esto para sentar algo firme, sino solo para sugerirles cierta prudencia,
que es particularmente válida allí donde la función podría parecer apoyarse en lo que
se llama “paralelismo”. No para refutar el famoso paralelismo psicofísico que es,
como todos saben, una fruslería demostrada hace mucho tiempo, sino para sugerir que
el corte no se hará entre lo físico y lo psíquico, sino entre lo psíquico y lo lógico.”277
276
Op. cit. p. 295 (ibíd., nueva edición).
277
Lacan, J. (2007): Mi enseñanza. Buenos Aires: Paidós. p. 48
Esto, ya sabemos, no ocurre. El título de esta conferencia de Mi enseñanza es
“Lugar, origen y fin de mi enseñanza”. Lacan pone “lugar” en primer término,
porque para Lacan no puede haber origen si no se establece primero un lugar.
“¿Por qué introduje la función del sujeto como algo distinto de lo que atañe al
psiquismo?”278
“No puedo verdaderamente hacerles una teoría, pero quiero mostrarles cómo se une
esto con la función del sujeto en el lenguaje, que es una función doble.”279
“El fin de mi enseñanza, pues bien, sería hacer psicoanalistas a la altura de esta
función que se llama sujeto, porque se verifica que sólo a partir de este punto de vista
se comprende de qué se trata en psicoanálisis.”280
“El sujeto del que se trata no tiene nada que ver con lo que se llama lo subjetivo en
sentido vago, en el sentido de lo que mezcla todo, ni tampoco lo individual.”281
Creo que el psicoanálisis estará muerto –de una muerte definitiva- si no revisa
el nivel casi exponencial al que ha llegado el principio de la clínica del caso por
caso, que es un individualismo extremo. Hasta que no se critique la clínica del
caso por caso no se saldrá del individualismo en psicoanálisis. Y no habrá
ninguna pista de que se esté cerca de criticarla, porque es el emblema de
todas las corrientes psicoanalíticas, más allá de sus diferencias.
“El sujeto es lo que defino en sentido estricto como efecto del significante. Esto es un
sujeto, antes de poder situarse por ejemplo en tal o cual de las personas que están aquí
en estado individual, antes incluso de su existencia de vivientes.”282
278
Op. cit. p. 58
279
Ibíd.
280
Op. cit. p. 61
281
Op. cit. p. 103
282
Ibíd.
Lacan en el Seminario 20 decía que el goce era secundario y reprimido –
contrariamente a lo que sostienen todos los psicoanalistas lacanianos respecto
de ese seminario. Cuando cité ese pasaje del Seminario 20, ninguno me
preguntó respecto a qué el goce era secundario, es decir, qué sería lo primario.
Pues bien: lo primario es el sujeto.
Para terminar, hay varios artículos de Jean-Luc Nancy de hace 30 años, que
fueron recopilados y traducidos al español por Juan Carlos Moreno Romo; y
publicados bajo el título Ego sum. Es un libro muy fuertemente dedicado a
Lacan. En el prólogo de 2007, Nancy comienza diciendo:
“¿Qué es un sujeto?
La pregunta no puede ser planteada. Un “sujeto”, precisamente, no es una cosa. No es
algo y no es, por lo menos si damos a ser el valor de una forma u otra de ontología
substancial. El sujeto no es como un a cosa es; tampoco es como un ser es, pues su
unidad no puede ser contada desde fuera de su afirmación o de su acto de sujeto.”283
283
Nancy, J.-L. (2007): Ego sum. Barcelona: Anthropos. p. 3
La afirmación del sujeto es Ego sum. Nadie en este mundo sostiene –salvo los
psicoanalistas lacanianos- la responsabilidad subjetiva, y menos que menos en
su vertiente judiciaria. ¿Importa en la Justicia que alguien haya “dicho” algo?
No, en absoluto, porque alguien puede decir algo por apremios ilegales. Ni a
un juez se le ocurre responsabilizar a alguien por algo que haya dicho. Tiene
que haber mucho contexto discursivo para que lo que alguien diga tenga, por
ejemplo, el valor de una denuncia o el valor de un reconocimiento.
Con lo cual, observemos que se trata del sujeto.
“De vuelta, se dirá, de algunos años de exilio o de eclipse –tras la Estructura, el Texto ,
o el Proceso-, el Sujeto ocupa de nuevo los discursos contemporáneos…”284
Mi cálculo era, para esta oportunidad, volver a plantearles desde esta posición
epistémica de Lacan de “Función y campo…”, que los conceptos
psicoanalíticos no se pueden presentar en una clase o conferencia como
diciendo cuáles son sus características, porque de ese modo no se está
precavido de estar diciendo lo que el sentido común dice de ellos. Para poder
establecer qué se dice de ese concepto psicoanalítico, primero hay que ver el
contexto, y el contexto es la tendencia del sentido común –que ya es un
mundo, ¿existe el sentido común? ¿existe el “genio de la lengua”?- porque si
no tenemos una tendencia del sentido común, ¿cómo vamos a entender lo
nuevo? Decir lo nuevo implica ir en contra de cierta tendencia. En el futuro del
tiempo pasan cosas, pero ¿son nuevas, en el sentido de la sorpresa? Lo nuevo
en psicoanálisis termina siempre siendo reabsorbido por la tendencia discursiva
ideológica del sentido común. El asunto es si se podrá hacer otra cosa. Habrán
visto que Lacan es un autor que fracasó, lo dijo él mismo, dijo que fracasó, no
que lo traicionaron o que no estuvieron a la altura del maestro.
284
Op. cit. p. 5
Suelo trabajar con bastantes citas, y no sólo de Freud y Lacan –que suelen ser
citados- sino con citas de otros psicoanalistas –cosa que por lo general no cae
bien. Si cité tanto a otros psicoanalistas, en nuestra reunión anterior, fue
porque quería trabajar con ustedes lo siguiente: “punto de goce” –lo más
moderno en psicoanálisis- ¿en qué dirección va? ¿En la del sentido común,
donde va la concepción general de lo humano en nuestra época; o en sentido
contrario?