Huella de Derrape - Calculo de La Velocidad

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HUELLAS DE DERRAPE - CÁLCULO DE VELOCIDAD

PRIMER PASO: ESTUDIO DE LA HUELLA


En varios ámbitos de la práctica de la accidentología se asocia huella de neumático con huella de frenado. Este
sustantivo error es aún mayor y más frecuente en la etapa de recolección de datos. Es habitual que ante una huella
de neumático, el preventor se limite a tomar su medida (en el mejor de los casos) o a estimarla; y automáticamente
asignarle la calidad de “huella de frenado”, aún cuando el rastro en cuestión no se trate más que una huella de
neumático, pudiendo ser de frenado o no.
En otros casos, quien realiza la investigación en el lugar del accidente cataloga correctamente la huella como de
derrape, e incluso la fotografía, pero quien luego toma esos datos para el cálculo de velocidad la considera de
igual modo de que si se tratara de una huella de frenado. En este caso (también bastante difundido) la
determinación de velocidad, el perito se extravía respecto del proceso físico que produjo la imprimación de la
huella sobre el pavimento.
Presentaremos en este trabajo casos típicos de estas prácticas, y la correspondiente evaluación para un correcto
proceso de investigación del accidente de tránsito.

Distintos tipos de huellas


En cualquier manual básico de introducción al estudio de accidentes de tránsito se presentan los distintos tipos de
huellas que se producen. Sin pretender aquí efectuar un análisis exhaustivo de todas ellas, pueden considerarse
más frecuentes las huellas de frenado, huellas de derrape, huellas de aceleración y huellas de rodadura. A veces
hay combinación entre algunas de ellas, o unas se encuentran a continuación de las otras. También importa el
trazado de las mismas, ya que nos pueden estar evidenciando un trompo o giro sobre el propio eje, zonas de
colisión, etc.
Huellas de frenado: Se trata de una huella oscura, que presenta estrías longitudinales en la misma dirección de la
huella (estas estrías se deben a las ranuras del dibujo del neumático). Su ancho coincide con el del contacto del
neumático con el piso. Comienza con una marcación suave, y va oscureciéndose.
Huellas de aceleración: Son similares a las anteriores, con la diferencia que comienzan oscuras, y luego se van
aclarando hasta desaparecer. También posee estrías longitudinales, y su ancho coincide con el del neumático.
Habitualmente son muy cortas.
Huellas de rodadura: Normalmente se produce sobre material suelto (arena, tierra) o sobre césped. En los
primeros casos, se “imprime” el dibujo de la rueda sobre el material suelto. En el césped, éste queda aplastado,
pero no arrancado (en este último caso, hay que investigarlo más bien como rastro de frenada). También este
rastro de rodadura suele ser dejado por fluídos (frecuentemente aceite o combustible liberados en una colisión)
adheridos a las ruedas de los vehículos. En este último caso, resulta de interés discriminar el recorrido de los
rodados colisionantes de los vehículos que pasaron en forma inmediata posterior a la colisión.
Huellas de derrape: Presenta la particularidad de que las estrías no siguen el sentido longitudinal de la huella. Su
ancho puede ser mayor, igual o menor que el ancho del neumático, gobernando este ancho el mayor segmento de
la pisada perpendicular al sentido del desplazamiento del rodado. Pone en evidencia que el sentido de
desplazamiento del vehículo no coincide con el eje longitudinal de las ruedas, con un ángulo entre ambos
normalmente superior a los 4°, en vehículos subviradores. La huella de derrape es provocada generalmente por
una rueda que se mantiene rodando pero que al mismo tiempo desliza lateralmente en mayor o menor grado; es
poco frecuente un deslizamiento neto a 90° respecto del eje del vehículo. Esta huella es frecuentemente curva, y se
presenta más oscura en el lado exterior, debido a fenómenos de transferencia de fuerzas a causa de la “acción
centrífuga”.
Se vincula normalmente con fenómenos de giro o de dificultades de tenida en curva, pero no es exclusivo de ello,
pudiendo aparecer en diversas situaciones, que deben ser estudiadas en particular.
Es importante destacar que en general las ruedas se mantienen girando.

La caracterización típica, como se dijo, es se da en trazados curvos, o que integran curvas. Los patrones generales
de estudio de la dirección de las estrías en relación al desplazamiento del rodado (lo que debe establecerse antes
de sacar conclusiones) nos permiten evaluar si el vehículo se encontraba en proceso de aceleración, de frenado o
bajo los efectos de la rodadura.
A su vez, es habitual encontrar que una huella de neumático se transforma de un tipo en otro a la largo de su
recorrido. Podemos hallar una huella de frenado que en su curso da origen a otra de derrape diagonal (típica
cuando se produce frenados severos en tramos curvos), o viceversa, como muestra el esquema siguiente:

También la huella de derrape puede evidenciar el giro completo del vehículo sobre su eje. En este caso, además
de información hacia dentro de la huella, también nos encontraremos con cruces entre las huellas de distintas
ruedas.

Finalmente, es importante recalcar, que antes de comenzar cualquier cálculo o descripción del hecho que se
investiga es IMPRESCIDIBLE tratar de vincular el tipo de huella con su trazado, identificar a qué rueda o ruedas
corresponde, y la trayectoria y posición del vehículo en relación a la huella encontrada, para cada momento
de la huella estudiada.
Es habitual que estas huellas y sus variaciones aparezcan en la fase de pos-impacto; o en la transición entre el pre-
impacto, impacto y pos-impacto. Una incorrecta marcación o valoración tenderá a errar la real mecánica del
desplazamiento, y a en general a sobre-estimar la velocidad de los vehículos involucrados.

3. ERRORES MÁS FRECUENTES EN EL CÁLCULO DE VELOCIDAD, Y SU CORRECTA


VALORACIÓN
3.1 En el caso de derrape en zonas de curvas
Aquí se presenta una huella de derrape dejada por un vehículo al realizar el giro en una intersección urbana.
En la etapa de recogida de datos, se indicó en forma correcta que la huella se trataba de un derrape curvo, siendo
la huella exterior de 18 metros y la interior de 5,20 m. Pero, al momento de la valoración de velocidad, el perito
adoptó el criterio de calcularla como si se pudiera asimilarse a una huella de frenado con bloqueo (y por supuesto,
tomando la longitud correspondiente a la huella más larga). De tal forma, informó que el vehículo inició el giro

con una velocidad superior a los 57 km/h.


La correcta valoración: En un caso como el presentado, el cálculo correcto se debe basar en la consideración de la
velocidad límite para inscribir al vehículo en la curva. Sobre la base de la ubicación de la huella de derrape, y
considerando especialmente su inicio, debe encontrarse el radio de la curva circunscripta en la trayectoria del
rodado en el momento de pérdida de control (inicio de huella). En este caso, fue de 17 metros.
El estudio de la fotografía permite observar que las estrías del derrape son radiales, por lo que estamos en
presencia de un derrape bajo condiciones de rodadura.

En ese caso, podemos tomar la ecuación:

Vlím = μ.g.R

Siendo:
μ: coeficiente de deslizamiento.
g: aceleración de la gravedad
R: radio de la circunferencia circunscripta.

Esta ecuación no es de correcta aplicación si estamos frente a derrape con frenado o con aceleración.

En el caso presentado, la correcta aplicación de las ecuaciones de movimiento arroja un velocidad superior a los
39 km/h. La incorrecta valoración del proceso de producción de la huella y las ecuaciones asociadas ha
sobreestimado la velocidad en casi un 50 % respecto de la real.
3.2 En el caso de huellas de neumáticos “sesgadas”
También es común encontrar registros de “huellas de frenada” con la siguiente información:

La indicación de “huellas de frenada” en toda la longitud, en coincidencia con la longitud total de la huella de
neumático pone de manifiesto el error en el relevamiento de la huella. Si se trata de un vehículo sin ABS, sabemos
que con bloqueo (condición para la “huella de frenado”) no le resulta posible a las ruedas modificar la dirección
del desplazamiento, debido a que ya no disponen de la fuerza lateral necesaria para esa maniobra de conducción.
En consecuencia, no resulta posible que toda la huella indicada sea de frenado. Las alternativas que se presentan
es que estemos ante una huella de derrape de 25 metros (de características que desconocemos, ante la falta de
mayores datos), o que parte de la huella sea de frenado (al principio, antes que se produzca el cambio de
dirección) y parte de derrape, o que la primer parte haya sido de frenado, y que el cambio de dirección sea
producto de la colisión. El punto de inflexión de la huella pudo haber sido omitido por quien relevó los datos, por
su falta de conocimiento en la materia, también evidenciado en la falta de acotación de la huella en relación a su
inicio y finalización, descripción insuficiente y equívoca de la huella hallada, etc.
Si se tratara de un vehículo con ABS, que permite la maniobra lateral mientras se frena, no habría rastros de

huellas oscuras como las indicadas.


Lo cierto es que ante un caso como el presentado, poco podemos decir en forma seria sobre la velocidad. Sólo nos
queda plantear conjeturas e hipótesis. Todo a consecuencia de la deficiencia en la recogida de datos.

Es conveniente tomar especial atención si en la huella hay cambios de dirección en un vehículo sin ABS.
Estaremos ante un derrape descontrolado, pero no ante un frenado con bloqueo. Si hay bloqueo, no hay acción de
direccionamiento sobre el vehículo, éste seguiría en línea recta.

3.3. En el caso de huellas de derrape por pérdida de control


Hay diversas situaciones en que el conductor pierde el control del vehículo, fuera del caso de giro en curva, y
demora en retomar el dominio, o no consigue lograrlo hasta que choca o el vehículo se detiene. En todo ese
proceso, las ruedas dejan marcas de caucho, caracterizadas como de “derrape”. Presento a continuación un
ejemplo:

El vehículo 1 fue impactado desde atrás por el vehículo 2, a consecuencia que el segundo superó la velocidad
límite para tomar la curva. El vehículo 1 comenzó a derrapar, y el conductor, sorprendido no consiguió recuperar
el control hasta que chocó al final de toda la longitud del derrape. La longitud total de todo el derrape fue de 95
metros. En un peritaje, se tomó de igual modo que si se tratara de un frenado en toda esa longitud. Arrojó una
velocidad “mínima” de 130 km/h!!!!
A los efectos de una mejor comprensión del tremendo error que introduce esta metodología, debe señalarse que la
huella de derrape relevada no presenta ningún dato de que los frenos del vehículo se hubieran accionado. Puede
que sí, puede que no, puede que en algunos momentos, puede que en forma leve. Ante esto, el investigador debe
adoptar en todo momento un criterio prudencial. Si el automotor se hubiera cruzado 90° respecto del sentido de
desplazamiento, sí podría haberse tomado el coeficiente de derrape perpendicular (aproximadamente similar al
coeficiente de deslizamiento que se toma en frenado con bloqueo), pero sólo en el tramo en que se verifica dicho
extremo.
Tampoco es adecuado calcular (en este caso) por el criterio de la velocidad límite en curva. No se trata de una
situación en que el conductor estaba tratando de inscribir su auto en una curva, con sus ruedas posicionadas en el
ángulo de deriva ruedas-trayectoria propio de dicha maniobra, y que perdió la curva por exceso de velocidad. Aquí
la pérdida de control se origina en una fuerza exterior que impulsa al rodado a desplazarse en una dirección
distinta a la condicionada por la posición de los neumáticos. Esa diferencia de dirección, superior a la deriva que
puede admitir el sistema bajo esas condiciones, es lo que provoca el derrape descontrolado. Esta situación se
mantiene, aproximadamente, durante todo el recorrido que evidencia huellas de derrape.

E n este caso, no aparecería, en principio, solución al problema de la determinación de la velocidad mínima del
vehículo, en base a las huellas de derrape encontradas.
Se propone, entonces, buscar el procedimiento de cálculo sobre la base del análisis de las fuerzas a que puede
estar sometido el neumático:

En el dibujo tenemos el esquema de la rueda sometida a un desplazamiento en una dirección distinta a la de sus
ejes principales. A ese movimiento se oponen fuerzas vinculadas a la fricción que se originan en los dos ejes
principales del neumático: Sobre el eje longitudinal, tendremos la acción propia de las fuerzas de frenado, y sobre
el eje transversal actuarán las fuerzas de fricción laterales. La proyección de estas dos fuerzas sobre el eje del
movimiento, nos aportarán las sendas fuerzas que se oponen al desplazamiento.
En el caso en que constatemos la efectiva aplicación del freno, en este tipo de desplazamiento tendremos fricción
sobre ambos ejes imaginarios. Habrá que considerar la magnitud del frenado, y los límites que impone el “círculo
de adherencia”.
Si la rueda está bloqueada, la suma de estas dos fuerzas será equivalente a la fuerza de fricción máxima
disponible ( μ . m . g)
Pero, si no tenemos constancias de aplicación efectiva del freno, debemos evaluar solamente la fuerza de fricción
lateral, que sabemos actúa en toda situación de derrape.
Analizaremos este último caso. Nos ayudará para ello el ejemplo propuesto.
No habiendo acción del sistema de frenos, las fuerzas no conservativas que están actuando son las de

deslizamiento con rodadura que se da en el sentido lateral (fuerzas laterales).


Fr = μ . sen α . m . g

Se plantea dividir la trayectoria en partes iguales a los fines de obtener N posiciones donde pueda considerarse el
efecto de las fuerzas no conservativas. Siendo que se trata de fuerzas de fricción laterales, estarán regidas por el
peso del vehículo y el sen α.
De tal modo, se puede obtener un μ equivalente (μ’).
μ’ = μ . (∑ sen αi)/n

Posición N° Angulo Seno áng.

1 6
2 6
3 6
4 0
5 10
Por lo que μ’ se puede introducir en la ecuación 6 15
7 20
V= 2. μ . g . d 8 30
9 45
μ: coeficiente de deslizamiento. 10 90
g: aceleración de la gravedad
d: distancia Suma
Reemplazando μ por μ’ definido éste como coeficiente de fricción equivalente para el cálculo de velocidad en
función al coeficiente de roce efectivo promedio en todo el tramo.

Si tomamos como base μ = 0,7


μ’ = μ . (∑ sen αi)/n = 0,7 . 3,295/10 = 0,23

Para el ejemplo presentado, resulta en consecuencia una velocidad de 74,5 km/h. Si el cálculo se hiciera
considerando como coeficiente de roce el correspondiente a bloqueo, se obtendría 130 km/h, sobreestimando la
energía en un 200%, y la velocidad en un 75 %.

Debe advertirse que las ruedas directrices del automotor pueden no encontrarse durante el derrape paralelas al eje
del vehículo, produciéndose una variación de algunos grados en relación al eje longitudinal de las ruedas traseras.
Para el cálculo, esta circunstancia se debe corregir efectuando un promedio ponderado entre ruedas delanteras y
traseras (considerando coeficientes de reparto de peso). En caso de desconocerse o no poderse estimar la
inclinación relativa de las ruedas delanteras, el error en el cálculo será menor, máximo considerándolo en relación
a los elevados errores de las prácticas de cálculo aquí cuestionadas, y que son comúnmente utilizadas en la
actualidad.
4. CONCLUSIONES
• La difundida práctica de tomar coeficientes de rozamiento de frenado para aplicarlos a simples derrapes
introduce importantes errores en el cálculo de velocidad, sobreestimándola. El error introducido por esa

metodología es tan grande que resultaría preferible no calcular velocidad a calcularla por dicho método
erróneo.
• Es necesario e imperioso instruir a los responsables de la recogida de datos del serio error que se comete al no
describir y clasificar la huella correctamente, advirtiendo además de los cambios que se van produciendo en
su trazado. Además de la medición y mapeo de los distintos tramos de la huella, se debe requerir sea
fotografiada en su inicio, desarrollo y finalización.
• La metodología aquí propuesta permite un cálculo adecuado de la energía perdida durante el derrape, y en
consecuencia, la velocidad asociada a él ( ΔV).
• El coeficiente de rozamiento a aplicar cuando tenemos derrape puro, sin acción de frenado obedece a la siguiente
ley matemática:
μ’ = μ . sen α
siendo:
μ’ : coeficiente de rozamiento real en una condición dada de derrape sin acción de frenos.
μ : coeficiente de roce neumáticos – piso para condición de bloqueo, en el sitio investigado
α : ángulo entre dirección de desplazamiento del vehículo y eje longitudinal de sus neumáticos.

• En tramos de derrape prolongado, puede usarse como valor promedio ponderado de μ’

μ’ = μ . (∑ sen αi)/n

BIBLIOGRAFÍA
Ruhl, Roland A; Owen, Dwayne G. “Vehicle Accident Investigation – A Guide for Risk Managers an Claims
Personnel”, (ISBN 1-887257-00-4)
Reveley, Mary S; Brown, Douglas R.; Ghenther; Dennis A. “A Comparison Study of Skid and Yaw Marks”,
Paper SAE 890635
Limpert, Rudolf “Motor Vehicle Accident Reconstruction and Cause Analysis”, , Ed. Michie, Fourth Edition,
1994
Irureta, Víctor, “Accidentología Vial y Pericia”, Ediciones La Rocca, Buenos Aires, 1996
Martínez, Ernesto; Brambati, Gustavo “Investigación y Peritaje de Accidentes Viales”, Seminario ITSEMAP,
Noviembre 1997

CONGRESO IBEROAMERICANO DE ACCIDENTOLOGIA VIAL


Avellaneda (Argentina), 9, 10 y 11 de octubre de 2003

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