La Antropología Platónica y Aristotelica
La Antropología Platónica y Aristotelica
La Antropología Platónica y Aristotelica
“El alma, pues, siendo inmortal y habiendo nacido muchas veces, y visto efectivamente todas
las cosas, tanto las de aquí como las del Hades, no hay nada que no haya aprendido; de modo que
no hay de qué asombrarse si es posible que recuerde, no sólo la virtud, sino el resto de las cosas
que, por cierto, antes también conocía. Estando, pues, la naturaleza toda emparentada consigo
misma, y habiendo el alma aprendido todo, nada impide que quien recuerde una sola cosa ―eso
que los hombres llaman aprender―, encuentre él mismo todas las demás, si es valeroso e
infatigable en la búsqueda. Pues, en efecto, el buscar y el aprender no son otra cosa, en suma, que
una reminiscencia”.
HILEMORFISMO ANTROPOLÓGICO
Los seres vivos son también substancias compuestas de materia y forma (hilemorfismo):
- El cuerpo (soma) de los seres vivos constituye su substrato o materia.
- El alma (psyché) es la forma (morphé) que determina a ese cuerpo a ser lo que es y a
comportarse y realizar naturalmente las funciones que le son propias.
Este hilemorfismo permite concebir al ser viviente como un compuesto unitario, regido por un alma
que no representa sinó su principio vital, el fundamento de toda su funcionalidad y operatividad.
Por lo tanto el hilemorfismo en el terreno antropológico supone el rechazo de la inmortalidad del
alma que afirmó Platón (y los pitagóricos).
El alma no sobreviene la muerte, no es eterna ni inmortal ni se reencarna en ningún otro ser.
El alma no puede existir sin el cuerpo, aunque ella misma no sea un cuerpo. Al igual que no puede
haber vista sin ojo que la realice, no puede existir separadamente un alma de un cuerpo, puesto que
ésta no es más que su forma, su funcionalidad.