Determinación Judicial Pena
Determinación Judicial Pena
Determinación Judicial Pena
De inicio, se trata de encontrar la pena con que se conmina cada específico hecho
criminal, para lo que se requiere realizar una correcta tipificación que lleve a individualizar
el tipo o los tipos penales que se han cumplimentado, puesto que cada uno de dichos
tipos han sido dotados por las norma legales de un específico marco de penalidad (v. gr.
el delito de homicidio simple -previsto en el artículo 106º del CP- tiene conminado un
marco de penalidad de seis a veinte años de pena privativa de libertad, por su parte el
homicidio por emoción violenta -previsto en el primer párrafo del artículo 109º del CP-
tiene conminado un marco de tres a cinco años de pena privativa de libertad). Esta
finalidad también requerirá de identificar la concreta forma de participación del sujeto en el
hecho criminal (como autor, inductor o cómplice).
Dicho primer estadio ha sido denominado por la doctrina como determinación del marco
penal abstracto.
Una vez identificado el tipo penal básico, agravado o atenuado en que el sujeto habría
incurrido así como la participación que el mismo habría tenido es necesario establecer si
concurre alguna causal o circunstancia que pueda ocasionar la modificación del marco de
sanción penal.
1
MIR PUIG, S. Derecho penal, p. 708 (nº. marg. 41).
2
MIR PUIG, S. Derecho penal, p. 708 (nº. marg. 41).
3
Como lo hace JESCHECK, H. Tratado de Derecho penal (1981), p. 1189.
4
Como lo hace ZIFFER, P. “El deber de fundamentación de las decisiones judiciales y la determinación de la
pena”, p. 843.
5
MAURACH, R. ZIPF, H.- GOSSEL, K. Derecho penal, p. 710 (nº marg. 59).
6
Por todos: CURY URZÚA, E. Derecho penal, p. 388.
2
El Código Penal peruano ha establecido como causas de modificación del marco penal: la
tentativa (art. 16º CP), la concurrencia de eximentes imperfectas (art. 21º CP en
concordancia con el art. 20º CP), la imputabilidad relativa (art. 22º CP), el error de
prohibición vencible (art. 14º CP), el aprovechamiento de la función pública (art. 46º-A
CP), la reincidencia (art. 46-B CP), la habitualidad (art. 46º-C CP), el concurso ideal (art.
48º CP), el concurso real (art. 50º CP), el concurso real retrospectivo (art. 51º CP);
debiéndose señalar que el legislador patrio ha introducido también fuera del Código Penal
algunos supuestos que posibilitan la modificación del marco de sanción pudiéndose
mencionar entre los más antiguos la posibilidad de ir por debajo del límite inferior del
marco penal que da el artículo 136º del Código de Procedimientos Penales, en los casos
de confesión sincera, y entre los más novedosos la cláusula del art. 471 del CPP 2004 –
actualmente ya en vigencia- según el cual el imputado que se acoja al proceso de
terminación anticipada recibirá un beneficio de reducción de la pena de una sexta parte,
beneficio que es adicional y se acumulará al que reciba por confesión sincera.
Nos encontramos así frente a lo que la doctrina ha dado en denominar como marco penal
concreto.
El legislador nacional ha previsto en los artículos 45º y 46º del texto punitivo de 1991
algunos criterios orientadores para la determinación de la cantidad de pena que se debe
imponer; sin embargo, los baremos determinantes para este proceso se encuentran dados
por las finalidades legítimas7 que la pena tiene asignadas en nuestro ordenamiento
jurídico-penal, con la única limitante que la sanción que atienda a las finalidades
preventivas no puede exceder la relación de proporcionalidad de la pena con la
culpabilidad del sujeto en el hecho8.
La entidad de la pena debe responder a las funciones que ella se encuentra destinada a
cumplir9. No puede ser de otro modo si se desea que la sanción que se imponga no
resulte irracional e ilegítima, por excesiva o inútil.
Lo dicho guarda perfecta coherencia con el artículo IX del Título Preliminar del CP que
prescribe: “La pena tiene función preventiva, protectora y resocializadora”, del mismo
modo que con el art. VIII del mencionado Título Preliminar en cuanto en su contenido
legítimo exige que “La pena no puede sobrepasar la responsabilidad por el hecho”.
7
La legitimidad de estas finalidades debe ser analizada desde el marco que establece la Constitución Política
del Estado en tanto en ella se encuentran consagrados los criterios político criminales que van a condicionar la
estructuración y funcionamiento de la totalidad de nuestro sistema jurídico-penal de control social, los mismos que
le pautan al legislador ordinario el programa que le corresponde desarrollar de manera obligatoria, si se desea que
el ejercicio del poder punitivo sea legítimo (ÁVALOS RODRÍGUEZ, C. / ROBLES BRICEÑO, M. Jurisprudencia
penal del Tribunal Constitucional, p. 6). Pudiéndose fundamentar perfectamente, en dicho marco constitucional,
que como instrumento al servicio de la misión del sistema penal de un Estado social y democrático de Derecho, la
pena debe tener por finalidad estabilizar la validez de la norma infringida ofreciendo en su ejecución las
oportunidades necesarias para que el sujeto no reincida en su comportamiento criminal.
8
Si bien la Ley Nº 28730 ha modificado el artículo VIII del Título Preliminar del Código Penal introduciendo la
siguiente redacción: “La pena no puede sobrepasar la responsabilidad por el hecho. Esta norma no rige en
caso de reincidencia ni de habitualidad del agente al delito...”; el fundamento constitucional del principio de
proporcionalidad sumado al anclaje de este principio en la idea de Estado social y democrático de Derecho y
en la dignidad de la persona humana como fin supremo de la sociedad y el Estado (cfr. SAN MARTÍN
CASTRO, César. Derecho procesal penal, Volumen II. Lima, Grijley, 1999, p. 788) hace que la modificatoria
en mención (subrayada en el texto glosado) resulte ilegítima.
9
Por todos: JESCHEK, H. Tratado de Derecho penal (1981), pp. 1194 - 1195.
10
Por todos: ZIPF, Heinz. Introducción a la Política Criminal. Jaén, EDERSA, 1979, p. 140.
3
Por el contrario, las relaciones que en cada caso particular se establecen entre los tres
baremos en mención casi nunca resultan pacíficas11.
Tres son los principales sistemas que se han propuesto en la doctrina para compatibilizar
las exigencias "contradictorias" del principio de proporcionalidad y las necesidades
preventivas12. En este sentido:
En este sistema también se pueden encontrar diversas variantes, por ejemplo, en tanto
para la cuantificación de la pena en el marco de la culpabilidad se tenga en cuenta las
exigencias de prevención general y de prevención especial, o solamente alguna de ellas
(generalmente sólo las de prevención especial17).
c. Sistema del valor relativo, valor de reemplazo, valor de empleo o valor posicional
(stellenwerttheorie).- Este sistema fue formulado por Heinrich Henkel y, en épocas más
recientes ha sido sostenido por Horn, aunque dogmáticamente reelaborado.
Explica Horn18 que: "La decisión relativa al monto de la pena antecede a toda otra
decisión. El monto de la pena es sólo expresión de la medida y gravedad del ilícito
culpablemente cometido. La determinación de la pena es la cuantificación de la
culpabilidad en unidades de pena, y la unidad a utilizar es la pena de prisión: toda
culpabilidad debe ser medida como si se tratara, en todos los casos, de una pena de
prisión a cumplir".
intolerable. La doctrina, sin embargo, distorsionó esta mera ‘contemplación’ de tipo procesal y apoyó en ella la
existencia de un marco de culpabilidad”, según cita ZIFFER, P. “El deber de fundamentación de las decisiones
judiciales y la determinación de la pena”, p. 848.
17
Es únicamente contra esta variante que son válidas las críticas realizadas, contra (todo) el sistema del
espacio de juego, por ZIFFER, P. “El deber de fundamentación de las decisiones judiciales y la determinación
de la pena”, p. 848, que por lo demás, no es sino una reproducción de algunos de los cuestionamientos
generalmente dirigidos a la prevención especial como fin de la pena.
18
ZIFFER, P. “El deber de fundamentación de las decisiones judiciales y la determinación de la pena”, p. 850.
19
En caso que la pena a imponer sea distinta a una privativa de libertad (prisión), el juez deberá adecuar
matemáticamente el monto determinado (en “unidades de pena”) a la naturaleza del tipo de sanción prevista
en la norma legal para el delito materia de enjuiciamiento, para lo que tendrá que recurrir a una relación de
equivalencia entre la pena privativa de libertad y dicha clase de pena.
20
Cfr. ROXIN, Claus. “Prevención y determinación de la pena”, en Culpabilidad y prevención en Derecho
penal. Madrid, Reus, 1981, pp. 119 - 121 (agregando mayores argumentos en contra).
5
valoración del grado de la culpabilidad del sujeto en el hecho21 y la determinación del
grado de sanción que le resulta proporcional.
En esta etapa se fija el limite máximo de la pena que se puede imponer, llamado a
funcionar como una garantía personal, para evitar la intervención excesiva del poder
punitivo estatal.
Hay que poner la debida atención en que esta garantía se encuentra configurada como
proporcionalidad de la pena con el grado de la culpabilidad del sujeto en el hecho, por lo
que en este segmento sólo se podrán valorar las circunstancias que se encuentren
presentes en el momento de la realización del hecho penal, conformándolo; siendo así
que no se pueden tomar en cuenta, por sí mismas, las particulares circunstancias
personales del agente23.
Una somera revisión de los artículos 45º y 46º del C P resulta demostrativa de que en
nuestra legislación criminal no existe identidad entre el "hecho" que ha de ser materia de
valoración para la determinación de la pena y el "hecho punible" de la teoría del delito,
entendido como ilícito criminal culpablemente cometido y que finaliza con la consumación;
v. gr. la confesión sincera antes de haber sido descubierto contenida en el inc. 10 del
artículo 46º encuentra lugar con posterioridad a la consumación formal (y, además, puede
darse con anterioridad a la consumación material).
21
Téngase en cuenta que la “culpabilidad” como factor de determinación de la pena no se encuentra referida
sólo a la culpabilidad como categoría dogmática del delito, sino que también contiene la gravedad del hecho
realizado; cfr. CHOCLÁN MONTALVO, J. Individualización judicial de la pena, p. 176; GARCÍA ARÁN, M.
Fundamentos y aplicación de penas y medidas de seguridad en el Código Penal de 1995. p. 68 (nota a pie 6);
ZIFFER, P. “Consideraciones acerca de la problemática de la individualización de la pena”, p. 99.
22
MAURACH, R. / GÖSSEL, K. / ZIPF, H. Derecho penal, p. 721 (nº marg. 12).
23
CHOCLÁN MONTALVO, J. Individualización judicial de la pena, pp. 176 - 177; GARCÍA ARÁN, M.
Fundamentos y aplicación de penas y medidas de seguridad en el Código Penal de 1995. p. 76; ZIFFER, P.
“Consideraciones acerca de la problemática de la individualización de la pena”, p. 100.
24
MAURACH, R. / GÖSSEL, K. / ZIPF, H. Derecho penal, p. 720 (nº marg. 8).
25
Según cita ZIFFER, P. Lineamientos de la determinación de la pena, p. 150.
26
MAURACH, R. / GÖSSEL, K. / ZIPF, H. Derecho penal, p. 775 (nº marg. 141).
6
culpabilidad por el hecho, que excluyen la consideración de circunstancias ajenas al
hecho constitutivo de la materia de ilícito tipificado a efectos de fundamentar o graduar la
penalidad.
Es necesario aclarar que el argumento central de los autores que sostienen un concepto
ampliado del hecho no se encuentra en que la realización de hechos posteriores positivos
tengan la virtud de hacer desaparecer lo negativo de los hechos anteriores. Tampoco se
trata de una especie de compensación que haga desaparecer lo malo de la conducta
precedente, sino que la conducta posterior hace que a la anterior se agregue un nuevo
aspecto, que, en todo caso, puede llegar a modificar la valoración de la conducta en su
totalidad27.
Es necesario dejar en claro que el juicio de prognosis únicamente podrá versar sobre las
circunstancias (integrantes de la personalidad del sujeto y su entorno social) que hayan
sido probadas en el proceso penal, y sólo se podrá referir al futuro respecto de la
legalidad29.
En este contexto, se debe reconocer que pese a constituir la prognosis una exigencia de
racionalidad en la persecución de los fines preventivoespeciales de la pena y, con ello, del
proceso total de determinación de la sanción criminal, ninguno de los métodos de
prognosis conocidos (intuitivo, clínico, estadístico o estructural) se encuentra en
condiciones de ofrecer resultados de, aunque sea, una confiabilidad media; lo que ocurre
principalmente en relación a la amplia zona media de los sujetos que han incurrido en
comportamiento criminal30. Pese a ello, la prognosis sigue representando en el estado
actual de las cosas un paso importante en el camino hacia una determinación de la pena
cada vez más racional31.
Con el límite máximo fijado por la sanción proporcional a la culpabilidad del sujeto en el
hecho, la cuantificación de la sanción que se debe imponer se encuentra cargada casi
exclusivamente sobre las necesidades preventivo-especiales. La finalidad preventiva
general entra en juego únicamente para establecer una exigencia: no se podrá imponer
una pena que resulte contraproducente para las necesidades mínimas de afianzamiento y
27
ZIFFER, P. Lineamientos de la determinación de la pena, p. 151.
28
MAURACH, R. / GÖSSEL, K. / ZIPF, H. Derecho penal, p. 764 (nº marg. 115).
29
MAURACH, R. / GÖSSEL, K. / ZIPF, H. Derecho penal, pp. 767 - 768 (nº marg. 124 - 125).
30
KAISER, Günter. Introducción a la criminología. Madrid, traducción de la séptima edición alemana,
DYKINSON, 1988, pp. 154 – 157.
31
KAISER, G. Introducción a la criminología, p. 105.
7
mantenimiento de la consciencia jurídica, no se puede individualizar una pena que genere
desconfianza sobre la validez de la norma.
3.2 El material relevante para la determinación judicial de la pena (las causas reales)
Nuestro legislador nos ofrece en los artículos 45° y 46° CP una nómina de las
circunstancias que pueden resultar relevantes para la medición judicial de la sanción. Sin
embargo, es conveniente advertir que no se trata de un catálogo cerrado, en el que se
incorporen todas las "causas reales" de la cuantificación de la sanción, que no sería
posible, puesto que el círculo de los factores de determinación de la pena a considerar es
en el principio ilimitado y sólo puede ser trazado concretamente en cada caso particular; v.
gr. en el código no se consagran expresamente: la atenuante analógica, la excesiva
duración del proceso, la pena natural32, entre algunos de los criterios normativos que en
la doctrina se propone como relevantes para individualizar la sanción que se va a
imponer33.
No obsta para nada a lo sostenido en este trabajo que en la construcción del art. 46º se
encuentre una referencia expresa al hecho de que los factores en él contenidos deben ser
considerados para establecer "la responsabilidad y gravedad del hecho punible
cometido». Estas circunstancias también podrán ser consideradas en el momento de
valorar las necesidades de prevención, en tanto resulten útiles, nada lo impide.
Esta prohibición de doble valoración no rige en los casos en que la circunstancia de que
se trate resulte cuantificable, en estos supuestos se requiere la valoración de la magnitud
con la que se presentó la causa real en el caso particular 35 v. gr. la gravedad de la lesión
corporal, la duración de la privación de la libertad en el secuestro, la magnitud del daño
patrimonial en la estafa, la extensión del ejercicio de violencia en el robo, etcétera36.
Es de advertir que las "causas reales" de la medición judicial de la pena resultan siendo
ambivalentes, en un doble sentido38. Una misma circunstancia puede repercutir, en un
caso concreto, para el incremento del monto de la sanción y, en otro distinto, para su
reducción (v. gr. el móvil, tendrá diferente dirección de valoración cuando sea
normativamente positivo que cuando resulte negativo).
El Código Penal tampoco establece cual es el concreto valor que le corresponde a cada
circunstancia relevante o si alguna de ellas posee mayor valor que las otras.
No obstante, debe quedar claro que, por regla general, en el caso concreto las
circunstancias favorables y desfavorables no tienen el mismo peso o valor; siendo por
esta razón que en la ponderación no resulta suficiente una simple relación aritmética de
las diversas "causas reales", en el sentido de una operación de resta entre la suma de
todos los factores que jueguen en favor de la agravación de la pena con la suma de las
circunstancias que jueguen en pro de su atenuación, sino que es necesaria una previa
sopesación de cada factor, conforme a su concreta significación dentro del conjunto del
material relevante40; para, posteriormente, ponderarlos recíprocamente.
41
ZIFFER, P. “Consideraciones acerca de la problemática de la individualización judicial de la pena”, p. 109.
42
MAURACH, R. / GÖSSEL, K. / ZIPF, H. Derecho penal, p. 701 (nº marg. 39).