No Cometerás Adulterio

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No cometerás adulterio

Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os dijo,


el que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella
en su corazón. Mateo 5: 27-28

La Ley de Dios es el camino a la felicidad—Antes de la


destrucción del mundo antiguo por el diluvio, sus habitantes
estaban ennegrecidos de corrupción. Prevalecían el pecado y
los crímenes de toda clase. La condición actual del mundo está
llegando rápidamente al punto cuando Dios dirá, como dijo en
la antigüedad: “Mi espíritu no contenderá para siempre con el
hombre”. Uno de los pecados más graves que prevalece en
esta era degenerada por la corrupción es el adulterio. Este
vergonzoso pecado está siendo cometido en forma alarmante.
El sábado y la institución matrimonial fueron establecidos por
Dios en el Edén, para que fueran perpetuados en forma
sagrada y santa. Ambas instituciones, de origen divino, han
sido despreciadas y consideradas sin ningún valor por
hombres y mujeres cuyos corazones están determinados a
ejecutar solamente el mal
(Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y
Divorcio Pág. 111)

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El adulterio es un pecado “cristiano”—Si se
encontraran transgresores del séptimo mandamiento
únicamente entre los que no profesan ser seguidores de
Cristo, el mal sólo sería grave en una décima parte de lo
que es hoy; pero el delito del adulterio es cometido, en
gran medida, por los profesos cristianos. Tanto pastores
como miembros de iglesia cuyos nombres figuran en los
registros como si estuvieran en regla, son igualmente
culpables. 
(Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y
Divorcio Pág. 111)

Muchos de los que aseveran ser ministros de Cristo son como


los hijos de Elí, que ministraban en los oficios sagrados y se
aprovechaban del ministerio para envolverse en crímenes y
cometer adulterio, llevando así al pueblo a transgredir la Ley
de Dios. Los tales tendrán que rendir una terrible prestación de
cuentas cuando los casos de todos sean presentados delante de
Dios y juzgados de acuerdo con las acciones realizadas contra
el cuerpo... El adulterio es uno de los pecados más terribles de
nuestro tiempo. Y este pecado prevalece en los profesos
cristianos de todas las clases sociales...
(Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y
Divorcio Pág. 112)

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Los cristianos son llamados a presentar sus cuerpos como un
sacrificio vivo sobre el altar de Dios. “No reine, pues, el
pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis
en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros
miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino
presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los
muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de
justicia”. Romanos 6:12, 13. (Testimonios Acerca de
Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio Pág. 112,2)

Origen de los actos impuros—Nadie puede glorificar a Dios


en su cuerpo, tal como él lo requiere, mientras viva en abierta
transgresión a la Ley de Dios. Si el cuerpo viola el séptimo
mandamiento, es por lo que le dicta la mente. Si la mente es
impura, el cuerpo, naturalmente, se ocupará en actos de
impureza. La pureza no puede existir en el alma de alguien
que rinda su cuerpo a los actos impuros. Si el cuerpo sirve a la
concupiscencia, la mente no podrá mantenerse consagrada a
Dios. Con el fin de preservar una mente santificada, el cuerpo
debe ser mantenido en santificación y honor. La mente servirá,
pues, a la Ley de Dios, y le rendirá obediencia voluntaria a
todos sus requerimientos... Entonces, como el apóstol, el tal
podrá presentar sus miembros a Dios como instrumentos de
justicia... (Testimonios Acerca de Conducta Sexual,
Adulterio y Divorcio Pág. 112,4)

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Pensamientos y acciones abiertos delante de Dios—Muchos
podrán engañar por un tiempo, y encubrir que son adúlteros;
no obstante, el ojo de Dios está sobre ellos. Los tiene
señalados. No pueden ocultar de Dios sus crímenes. Hay quien
aparentemente se conduce bien ante su familia y la
comunidad, y es estimado como hombre bueno. ¿Será que se
engaña a sí mismo con el pensamiento que el Altísimo nada
sabe de sus hechos? 
El tal expone su corrupción ante la vista de la Majestad del
cielo. El alto y sublime, cuyo ropaje de gloria llena el templo,
está al tanto aun de los pensamientos, intenciones y propósitos
del corazón del transgresor que se degrada a la vista de los
ángeles puros e inmaculados que registran todas las acciones
de las personas. Y no sólo es visto su pecado, sino que es
anotado por el ángel registrador. (Testimonios Acerca de
Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio Pág. 113,4)

El transgresor de la Ley de Dios puede engañar durante algún


tiempo y lograr que su violación no sea conocida, pero tarde o
temprano será sorprendido en el hecho, expuesto y condenado.
Cualquiera que se atreva a violar la Ley de Dios, llegará a
saber, por experiencia, que “el camino de los pecadores es
duro”.—The Review and Herald, 8 de marzo de 1870. 

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El ojo de Dios lo ve todo—Si abrigáramos habitualmente la
idea de que Dios ve y oye todo lo que hacemos y decimos, y
conserva un fiel registro de nuestras palabras y acciones, a las
que deberemos hacer frente en el día final, temeríamos pecar.
Recuerden siempre los jóvenes que doquiera estén, y no
importa lo que hagan, están en la presencia de Dios. Ningún
acto de nuestra conducta escapa a su observación. No
podemos esconder nuestros caminos del Altísimo. Las leyes
humanas, aunque algunas veces son severas, a menudo son
violadas sin que tal cosa se descubra; por lo tanto, las
transgresiones quedan sin castigo. Pero no sucede así con la
Ley de Dios. La más profunda medianoche no es cortina para
el culpable. Puede creer que está solo; pero para cada acto hay
un testigo invisible. Los motivos mismos del corazón están
abiertos a la divina inspección. Todo acto, toda palabra, todo
pensamiento están tan exactamente anotados como si hubiera
una sola persona en todo el mundo, y como si la atención del
Cielo estuviera concentrada sobre ella.—Historia de los
Patriarcas y Profetas, 217. 

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