No Cometerás Adulterio
No Cometerás Adulterio
No Cometerás Adulterio
Página 1 de 5
El adulterio es un pecado “cristiano”—Si se
encontraran transgresores del séptimo mandamiento
únicamente entre los que no profesan ser seguidores de
Cristo, el mal sólo sería grave en una décima parte de lo
que es hoy; pero el delito del adulterio es cometido, en
gran medida, por los profesos cristianos. Tanto pastores
como miembros de iglesia cuyos nombres figuran en los
registros como si estuvieran en regla, son igualmente
culpables.
(Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y
Divorcio Pág. 111)
Página 2 de 5
Los cristianos son llamados a presentar sus cuerpos como un
sacrificio vivo sobre el altar de Dios. “No reine, pues, el
pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis
en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros
miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino
presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los
muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de
justicia”. Romanos 6:12, 13. (Testimonios Acerca de
Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio Pág. 112,2)
Página 3 de 5
Pensamientos y acciones abiertos delante de Dios—Muchos
podrán engañar por un tiempo, y encubrir que son adúlteros;
no obstante, el ojo de Dios está sobre ellos. Los tiene
señalados. No pueden ocultar de Dios sus crímenes. Hay quien
aparentemente se conduce bien ante su familia y la
comunidad, y es estimado como hombre bueno. ¿Será que se
engaña a sí mismo con el pensamiento que el Altísimo nada
sabe de sus hechos?
El tal expone su corrupción ante la vista de la Majestad del
cielo. El alto y sublime, cuyo ropaje de gloria llena el templo,
está al tanto aun de los pensamientos, intenciones y propósitos
del corazón del transgresor que se degrada a la vista de los
ángeles puros e inmaculados que registran todas las acciones
de las personas. Y no sólo es visto su pecado, sino que es
anotado por el ángel registrador. (Testimonios Acerca de
Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio Pág. 113,4)
Página 4 de 5
El ojo de Dios lo ve todo—Si abrigáramos habitualmente la
idea de que Dios ve y oye todo lo que hacemos y decimos, y
conserva un fiel registro de nuestras palabras y acciones, a las
que deberemos hacer frente en el día final, temeríamos pecar.
Recuerden siempre los jóvenes que doquiera estén, y no
importa lo que hagan, están en la presencia de Dios. Ningún
acto de nuestra conducta escapa a su observación. No
podemos esconder nuestros caminos del Altísimo. Las leyes
humanas, aunque algunas veces son severas, a menudo son
violadas sin que tal cosa se descubra; por lo tanto, las
transgresiones quedan sin castigo. Pero no sucede así con la
Ley de Dios. La más profunda medianoche no es cortina para
el culpable. Puede creer que está solo; pero para cada acto hay
un testigo invisible. Los motivos mismos del corazón están
abiertos a la divina inspección. Todo acto, toda palabra, todo
pensamiento están tan exactamente anotados como si hubiera
una sola persona en todo el mundo, y como si la atención del
Cielo estuviera concentrada sobre ella.—Historia de los
Patriarcas y Profetas, 217.
Página 5 de 5