Pironio
Pironio
Pironio
La vida consagrada,
signo cualificado
de alegría y esperanza
LA VIDA CONSAGRADA,
SIGNO CUALIFICADO DE
ALEGRÍA Y ESPERANZA
Card. Eduardo F. Pironio (†)
C
omencemos este retiro acercándonos a un
de este año con una texto en el que S. Pablo describe cómo tiene
bella reflexión sobre que ser una comunidad. Leamos 1 Tes 5, 12-
la vida consagrada 24. Se trata de exhortaciones escritas en un
y su relación con la fuerte contexto de esperanza, desde la certeza de la
alegría y la cercanía del Señor: hay que estar atentos, que velar,
esperanza. En ellas porque el Señor viene. No sabemos el día -nadie lo sa-
se insinúa el pensar be-; hemos de vivir entre tanto en profundidad de
y el querer de Dios amor.
Padre: "No os he
hecho para la Un deseo, una certeza, una exhortación
tristeza, sino para la Que el Dios de la paz os santifique plenamente a fin de
alegría, para la que todo vuestro ser, alma, cuerpo y espíritu, sea encon-
vida, para la trado irreprochable en la venida del Señor.
esperanza".
Animándonos, el Un deseo
autor sugiere que Esa santidad está íntimamente conectada con el
en nuestras Dios de la Paz, no con un Dios de angustia, de miedo o
comunidades falta de tristeza. Cuanto más penetra Dios en nuestra vida y
alegría. ¿Dónde nos va cambiando por el Espíritu haciéndonos vivir en
buscarla? ¿Cómo la intensidad del amor, más experimentamos una paz
cultivarla? inquebrantable que sólo pueden tener las almas que vi-
ven clavadas en Dios.
Pero el deseo de Pablo dice algo más todavía: Santi-
ficaos. Pablo sabe que hay mucha debilidad en la natu-
raleza herida por el pecado. Por tanto, lo que hay que
hacer es abrir de par en par el corazón para que el Es-
píritu penetre, cambie, recree y nos lleve a la perfec-
ción del amor. Pablo dice: Que os santifique enteramen-
te, es decir, que la santidad abarque la totalidad de
vuestro ser.
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La santidad es algo que tiene que refle- cierto: si hemos muerto con Él, viviremos
jarse hasta en la serenidad y luminosidad con Él; si nos mantenemos firmes, reina-
de nuestro cuerpo. Pablo dice: que todo remos con Él; si le negamos, Él también
tu ser sea santificado para que haya sere- nos negará; si somos infieles, ¿Él también?
nidad, equilibrio, en todo nuestro ser; lo ¡No! Si somos infieles, Él permanecerá
cual no evita que haya momentos de fuer- fiel, porque no puede negarse a sí mismo.
te tensión que nos hacen llorar. Pero el No puede negar su identidad, y la identi-
Dios de la paz nos vuelve a la serenidad dad de Dios es la fidelidad. De ahí 1 Tes 2,
total. 11: El que os ha llamado es fiel y él lo hará.
Que seáis irreprochables cuando el Señor Él nos ha llamado a la vida consagrada
vuelva. Que Él vaya haciendo el trabajo de y a este retiro. Él nos ha hablado y pedido
santificación en vuestro interior, que vaya cosas. Es Él quien nos ha comprometido,
consumando la obra que tiene comenza- y Él es fiel; no tengamos miedo.
da. Que os encuentre
pobres, pero con un co- Una exhortación
razón arrepentido; que San Pablo exhorta a
os encuentre débiles,
¡Atención! vivir en la plenitud del
pero con un corazón en- Puede haber amor, a crear una autén-
tregado. comunidades en tica comunidad de amor
fraterno. Y va descri-
Una certeza las que no hay biendo las característi-
Además, Pablo comu- problemas pero cas de esta comunidad.
nica una certeza: El Dios Es una comunidad que
que os ha llamado es fiel y tampoco hay tiene mucha considera-
él lo hace. Celebra la fi- amor ción a los que la presi-
delidad de Dios. Medita- den, a los que gobier-
mos con frecuencia en la nan. Es el sentido del
bondad, en el amor del Padre; pensemos amor hecho obediencia. No la obediencia
en la esencia de Dios, que es la fidelidad; como destrucción, sino como comunión
pensemos en nuestra propia infidelidad. con la voluntad del Padre, como gozo en
Dios se encarna en nosotros para ha- una fraternidad auténtica. Si no hay princi-
cer una alianza irrompible. Esa alianza que pio de comunión, la comunión no puede
quiso realizar cuando entró en nuestra vi- realizarse.
da y nos dijo: “Ven y sígueme. Quiero ha- La autoridad es concebida siempre, en
cer de ti un testigo privilegiado de la Pas- nombre del Espíritu del amor, como aquel
cua, un testigo privilegiado del amor”. o aquella que hacen la comunión introdu-
Caminamos con seguridad sabiendo ciendo a todas las personas en la voluntad
que, aunque el camino sea espinoso y di- del Padre. Por eso Pablo dirá: Os pedimos
fícil, aunque las tormentas abunden, el Se- que tengáis consideración a los que os pre-
ñor está allí. Aunque parezca por mo- siden en el Señor, os amonestan, os corrigen.
mentos dormido, se despertará y manda- El amor hecho autoridad y el amor he-
rá que el mar y el viento cesen. Él, a pesar cho obediencia. Una comunidad no pue-
de nuestra infidelidad, nunca rompe su fi- de existir sin que haya alguien que, en
delidad. nombre del Dios que es amor, presida
Hay un texto hermosísimo: Si con Él por amor y sirva generosamente en el
morimos, viviremos con Él (2 Tm 2, 11). Es amor a sus hermanos.
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Después, Pablo habla del amor hecho sinceridad. Entonces habrá alegría entre
relación fraterna, comunitaria: Vivid en paz nosotros.
unos con otros. Dirá en otra carta: En El amor se hace perdón: Que nadie de-
cuanto dependa de vosotros, vivid siempre vuelva mal por mal, antes bien, procurad el
en paz. Porque hay veces que la paz de- bien mutuo y entre todos. El amor se hace
pende de otros y veces que el Señor per- y expresa en alegría: Estad siempre ale-
mite que se quiebre la concordia transito- gres. El amor hunde sus raíces en la ora-
ria para que se produzca la paz verdade- ción: Orad constantemente. El que reza
ra; permite que haya conflictos entre per- bien siempre está alegre. Quien vive en la
sonas, no para que se ahonde abismal- sinceridad del amor, como el fruto del
mente la separación, sino para que, to- amor es la alegría, está siempre alegre aun
mando conciencia de la miseria y peque- cuando la cruz esté clavada en su vida.
ñez propias y de la gran- En todo dar gracias.
deza de la comunión, un Que nuestra vida sea un
bello salto supere esos Dejémonos magníficat: gracias al Pa-
conflictos y se haga paz invadir por el dre. Una forma de amor
duradera. es la gratitud. Una co-
Puede haber comuni-
Espíritu de la munidad que vive en el
dades en las que no hay Pascua para ser amor es una comunidad
problemas, pero en las felices y contagiar siempre agradecida,
que tampoco existe agradecida al Señor y a
amor; no se irradia la esa alegría las pequeñas cosas de
alegría y sencillez de una las demás personas que
comunidad verdadera. componen la comuni-
Comunidades en las que, por ejemplo, ca- dad.
da uno hace ‘su’ tarea y se coexiste bajo No extingáis el Espíritu, no despreciéis la
un mismo techo, se asiste a la eucaristía profecía. Otra forma de amor: el respeto
en un mismo oratorio, pero sin comu- al Espíritu que vive en las demás personas,
nión; no hay problemas, pero tampoco que vive en nosotros también.
existe el amor.
El amor del Señor se hace ayuda, sobre Alegres en la esperanza
todo para los más débiles, para aquellos Es la exigencia que el Resucitado nos
que necesitan corrección: Os exhortamos está pidiendo en el mundo de hoy, en la
a que amonestéis a los que viven desconcer- forma concreta de evangelizarlo. Un
tados. ¡Qué poco realizamos esta tarea de mundo deshecho que tiene que ser rehe-
amor! Nos hace falta abrirnos a nuestros cho en la alegría del amor; un mundo es-
hermanos, acercarnos a los desconcerta- tancado, pesimista, que ha de ser reesta-
dos. blecido en la seguridad creativa de la es-
No nos convirtamos en acusadores de peranza.
nuestros hermanos, no queramos ser sus ¿Cuál es nuestra misión específica hoy
predicadores o profetas, pero sí sus servi- en la Iglesia? Expresar la Iglesia de la Pas-
dores. Tenemos que ser muy leales, muy cua, comunicar la alegría, engendrar la es-
sinceros y tratar de animar a los débiles, peranza, gritar al mundo: ¡Sí, Cristo resu-
de darles coraje, de infundirles alegría y citó abriendo un camino de resurrección
esperanza. También de corregir a los des- para nosotros! Ser alegres en la esperan-
concertados, hablándoles con confianza y za. Pero sabiendo que esto no es huma-
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namente posible siempre, porque hay si- Hemos perdido la alegría porque he-
tuaciones en las que nos sentimos despe- mos perdido la profundidad interior, la se-
dazados, deshechos, cansados. Humana- renidad que nos da la contemplación en la
mente no siempre es mañana de resu- visión del mundo, de las cosas y de los
rrección para nosotros; hay muchas tar- acontecimientos de la historia.
des de crucifixión, de viernes santo, tal La hemos perdido porque hemos per-
vez la mayor parte. Sin embargo, tene- dido el sentido de la cruz. Hace falta que
mos que dejarnos invadir por el Espíritu venga el Peregrino de Emaús y nos diga:
de la Pascua para ser felices, para conta- “Testarudos, ¿no habéis entendido que
giar a los demás esta felicidad. por ahí tiene que pasar el Cristo para po-
¡La alegría en la Iglesia! ¡Cómo hemos der llegar a la gloria? ¿No sabes que está
perdido este sentido! Se ha apagado la ahí precisamente el secreto de tu felici-
alegría en nuestra Iglesia. Pablo decía: Es- dad?”.
tad alegres, pues el Señor viene, porque el Hemos perdido la alegría porque nos
Señor ya vino, porque el Señor ya está pre- hemos quedado a mitad de camino. Qui-
sente. simos arrancarnos del mundo, de las co-
sas, para vivir sólo en seguimiento de
¿Por qué hemos perdido la alegría? Cristo y nos hemos cansado, como Elías,
Puede haber motivos de tristeza en y nos hemos tirado diciendo: ¡Señor, no
nosotros. Nos hemos estado mirando de- puedo más! No hemos seguido hasta el
masiado a nosotros mismos, sin mirar a monte. No hemos “alcanzado” todavía a
Cristo que es la luz y por tanto la alegría y Cristo; no vivimos con autenticidad nues-
la esperanza. Entonces, todo es tiniebla, tra pobreza, castidad y obediencia.
tristeza y desaliento. Hemos mirado par- Por un lado, hemos dejado cosas, per-
cialmente a Cristo. No hemos vivido al sonas, hemos intentado dejarnos a nos-
Cristo de las Bienaventuranzas que nos otros mismos; por otro, como no nos he-
llama a la felicidad, a la alegría. mos desprendido radicalmente de nos-
Yo no os he hecho para la tristeza, sino otros mismos en la autenticidad de la po-
para la alegría; no os he breza, la obediencia y la
hecho para la muerte, castidad, tampoco vivi-
sino para la vida; no os Perdemos la mos la alegría de la con-
he hecho para el cansan- alegría al perder sagración y arrastramos
cio y la desesperación, la fidelidad que hemos
sino para la esperanza. el sentido de la prometido.
Felices los pobres, fe- cruz, secreto de Está bien que ofrez-
lices los misericordio- nuestra felicidad serio, uncontemplativo,
camos rostro sereno,
sos. ¿Acaso la vida con-
sagrada no es la realiza- pero no aburrido. El Se-
ción concreta en el ñor nos pide que trans-
tiempo, hoy, de las bienaventuranzas? Y mitamos el gozo de la consagración a los
las bienaventuranzas, ¿no son un grito de demás.
alegría a un mundo cansado, envejecido? La alegría verdadera, la que no se pier-
¿Por qué no vivimos a fondo nuestra con- de, es serena, contagiosa y hace bien a los
sagración y contagiamos de alegría y es- demás nace de la oración y de la cruz.
peranza a nuestros hermanos? ¿Por qué no estamos siempre serenos,
alegres, gozosos y contagiamos a los de-
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más? ¿Por qué, si somos testigos de la Pas- nosotros. La alegría de la fe, del amor, de
cua, aun cuando nos haya caído encima la la fidelidad del Dios siempre inquebranta-
cruz más grande? ¿Por qué no seguir gri- blemente fiel. La alegría de nuestro amor
tando al mundo la esperanza de la resu- como respuesta, de la comunión fraterna,
rrección, el gozo de su presencia? Tene- de un Dios que es amor, Padre de miseri-
mos ese compromiso, por nuestra voca- cordia y Dios de todo consuelo.
ción, con aquellos a los que el Señor eligió
por amor y quiere hacer signo de la ale- Testigos de la alegría y de la
gría y testigos de la esperanza. esperanza
Nuestra religión no es una religión del
Los motivos de nuestra alegría temor, sino del espíritu de adopción por
¿Cuáles son para nosotros, los religio- el cual gritamos: ¡Padre! El amor echa fue-
sos? El Señor viene. Es la alegría de la es- ra el temor. No habéis recibido una serie
peranza, la del peregrino que sabe que va de leyes que os impiden caminar; sino una
llegando a la casa de Dios: ¡Qué alegría ley que os libera. Esta ley se resume así:
cuando me dijeron…! Vamos caminando Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu cora-
hacia la Casa del Padre donde será el re- zón, con toda tu alma, con todo tu espíritu
poso definitivo: la comunión con el Padre, y al prójimo como a ti mismo. Has recibido
el Hijo y el Espíritu; el encuentro definiti- la ley del amor que se te ha dado en el
vo con nuestros hermanos, con nuestra bautismo. Vive, pues, en la alegría del
familia, con los seres queridos que hemos amor, de la esperanza. Pero todo esto,
perdido en la tierra. Vamos caminando; ¿cómo cobra sentido en nuestra vida con-
por eso es la alegría de la esperanza. sagrada?
Porque vamos caminando, se va ilumi- Nuestra vida consagrada es testimonio
nando un poco la provi- de esperanza cierta. Es-
soria noche que Dios tamos testificando el
quiere para nuestra vida. Para los Reino definitivo. Esta-
¡Cuanta oscuridad! consagrados, la mos diciendo a los de-
¡Cuánta noche! Porque
vamos caminando hacia alegría es alegría más: no os preocupéis
demasiado por fabricar
el Señor, que viene, se de la esperanza, ciudades terrenas, por-
acabarán también las
cruces, los sufrimientos.
del peregrino que que no tenemos aquí
ciudad permanente, sino
Como diría San Pablo: va llegando que vamos en busca de
No tienen nada que ver la futura. Estamos di-
los sufrimientos de este ciendo: “Vigilad y orad,
tiempo con las alegrías que el Señor nos tie- que el Señor llega. ¡Tened las lámparas en-
ne reservadas. Es la alegría de la esperan- cendidas!”.
za. Porque estamos ya llegando al final, Nuestra fidelidad es una exigencia de la
sentimos que esa alegría se hace cada vez fe bautismal y, por tanto, también de
más profunda, ya que el Señor está mu- nuestra alegría bautismal. “Señor, quiero
cho más cerca. entregarme a ti con todo el alma: he op-
Después será la alegría del Reino ya lle- tado por ti”. La alegría de nuestra fideli-
gado, del Cristo ya presente, de su resu- dad en la vida consagrada es la alegría de
rrección ya realizada y siempre operante nuestro amor. Un amor hecho consagra-
la alegría de saber que el Señor está con ción definitiva al Señor en seguimiento ra-
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dical. Un amor hecho servicio generoso e dad: somos un pueblo que camina; por
ininterrumpido a nuestros hermanos. eso no tenemos miedo. La esperanza ne-
¿Qué tenemos que contar a los demás? cesita de la comunión.
Lo que hemos visto y oído. Como la Mag- Uno solo sería incapaz de esperar. La
dalena. Hemos encontrado al Señor, lo comunión con el Cristo pascual que vive
hemos sentido por dentro. Ahora quisié- en nosotros, es también comunión con
ramos seguir aquí, asidos a sus pies, pero nuestros hermanos. Dos historias de la
Él nos dice: No os quedéis aquí, volved a Escritura ilustran este camino de esperan-
vuestras comunidades, a los barrios, al za.
mundo, y decid: He visto
al Señor y me ha dicho ta- Una mirada al
les cosas… ¡Es cierto, ¡Cristo ha Antiguo Testamento
Cristo ha resucitado y se Elías es un profeta de
nos ha aparecido! resucitado y se la esperanza; pero sufre
nos ha aparecido! una gran tentación de
Peregrinos, alegres
en esperanza
¡Narremos lo que desaliento. Perseguido
por Jezabel, escapa al
¿Qué significa vivir en hemos visto desierto. Ha empezado
la esperanza? Significa y oído! la tarea solo, y éste es el
caminar constantemen- riesgo de la esperanza.
te hacia el Señor. La es- Empieza a caminar, no
peranza es el camino, no puede más, el sol le que-
podemos instalarnos en este mundo. Te- ma y debajo de una retama dice: “¡Señor,
nemos que descubrir la belleza de la cre- basta, no puedo seguir más, no quiero se-
ación, de la historia, el bien de los hom- guir viviendo!”. Sus palabras son la expre-
bres y cantar el magnificat por tantas co- sión del desaliento.
sas buenas. Pero no podemos quedar ¡Cuántas veces pudo habernos ocurri-
aprisionados por la creación. La esperan- do también a nosotros esto! ¡Ya no aguan-
za es camino: no nos instalemos, no nos to más en esta casa; ya no aguanto más en
desanimemos. Estamos de camino. la congregación; no soporto más lo que
La Iglesia de la esperanza es la Iglesia está pasando en la Iglesia! ¡Señor, quiero
de la peregrinación: no nos escandalice- morirme! Se trata de una tentación de
mos si encontramos limitaciones, debili- desaliento, de una crisis de esperanza.
dades y aun el pecado en la Iglesia. La Igle- ¿Qué le pasó a Elías? Que se durmió.
sia tiene que ser purificada y constante- ¡Ojalá pudiéramos nosotros dormirnos
mente renovada por el Espíritu. Es una con más frecuencia! Entonces el Espíritu
Iglesia que va haciéndose; por eso no nos obraría con más intensidad. Elías se dur-
escandalicemos ante sus debilidades y pe- mió y el ángel le dijo: Despiértate, levánta-
cados; somos la Iglesia de la peregrina- te y come. Se levantó y vio una torta pre-
ción. La Iglesia no está hecha del todo y la parada y un jarro de agua. Bebió y comió,
tenemos que ir haciendo cada día. pero estaba tan desalentado que se volvió
a dormir. El ángel le despertó de nuevo y
Compartiendo la esperanza le dijo: Levántate y come, que tu camino es
¿Qué más significa vivir en esperanza? largo.
El camino es duro cuando es largo, difícil ¡Qué bueno es encontrar a alguien que
y vamos solos. Pero vamos en comuni- cuando nos sintamos desalentados se
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acerque y nos diga: levántate y come que mo antes, ¿qué te pasa?” Sin querer pene-
aún te queda mucho camino! ¡Qué bueno trar demasiado, por lo menos le hacemos
es encontrar a una persona amiga, que sentir con nuestra compañía que enten-
nos comunique la esperanza! ¡Qué bueno demos su dolor y queremos compartirlo.
si nos convertimos para el mundo en este Segunda actitud de Jesús: interpretar
ángel que dice a los cansados, pesimistas, desde la Palabra. Empezó a explicarles des-
desilusionados, a los jóvenes sobre todo: de Moisés, todas las Escrituras... Es otro
“Ánimo, tened coraje, adelante, que aún gesto de esperanza: descifrar el sentido
queda mucho por hacer”! de la cruz para convertirlo en sabiduría
para los hombres. Pero para eso tenemos
Una mirada al Nuevo que ser los primeros en descubrir que no
El otro episodio es el de Jesús y los dis- hay esperanza sin cruz y que la esperanza
cípulos de Emaús (cf. Lc 24). Nos hace verdadera nace el Viernes Santo.
comprender que la esperanza es camino y Tercer gesto: Jesús parte el pan. ¿Qué
comunión. Es camino en los discípulos significa? Es el gesto de la donación, de la
que marchan desalentados y tristes hacia entrega. Los discípulos reconocieron a Je-
Emaús. También es comunión: Jesús, que sús al partir el pan. Entonces se sintieron
advierte su tristeza y desesperanza, se reanimados en la esperanza porque Jesús
acerca y se pone a su lado, entra en su vi- estaba allí, y salieron a gritar la esperanza
da. Jesús interpreta la cruz desde la Pala- a los hermanos.
bra, interpreta su desaliento, y les parte el No se quedan con la esperanza para sí,
pan. Son los tres gestos de Jesús. vuelven esa misma noche al cenáculo
Se acerca a ellos: “¿de qué estáis ha- donde han quedado los otros discípulos.
blando?” Es una forma de introducirse y Apenas entran, los que allí están les di-
hacer suyo su dolor. Es nuestro gesto -el cen: Es verdad, el Señor resucitó y se ha
de acompañante- para nuestros herma- aparecido a Simón. Ellos, a su vez, dice el
nos. Acercarnos y decirles: ¿Qué os pasa? Evangelio, les contaron cómo le habían
Nos hallamos ante un hermano que es- conocido al partir el pan. Fue el encuen-
tá demasiado serio, preocupado, triste, tro gozoso de dos esperanzas que habían
mordido por el desaliento: “No estás co- muerto.
PARA ORAR Señor, Tú eres nuestra esperanza, Tú eres el que has venido a
transmitirnos la alegría de la salvación, de la llegada del Reino.
Señor, quiero pedirte que infundas en mí esta alegría y esta es-
peranza en este retiro. Gracias por todo lo que has hablado del
Padre. Gracias por haberme hecho entender la sabiduría y el po-
der de la cruz. Gracias por haberme hecho gustar el sentido de mi
consagración religiosa.
Quiero vivir alegre. Quiero contagiar la alegría. Quiero vivir en
esperanza, ser profeta de la esperanza.
Señor, por María, causa de nuestra alegría y madre de la san-
ta esperanza, afírmanos en el gozo de la esperanza. Ayúdanos a
comunicar siempre alegría. Haznos profetas de la esperanza.
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