5 Correlato Psiquico Desarrollo II
5 Correlato Psiquico Desarrollo II
5 Correlato Psiquico Desarrollo II
CORRELATO PSIQUICO
Serán aquellas repercusiones psíquicas, vivencias subjetivas y sentimientos derivados principalmente de las
modificaciones corporales. Se considera al correlato psíquico propio y característico de las modificaciones
corporales en el desarrollo normal del individuo, no en las patologías derivadas.
MODIFICACIONES CORPORALES
Son los cambios visibles, “captados por los sentidos”, en el área dos propuesta por Pichón Riviere. Es, en este
cuerpo real, tangible, en el que se producen las modificaciones, o sea, la manifestación externa de los procesos
internos de modificaciones biológicas y fisiológicas.
Ahora bien, el correlato psíquico se asienta en las modificaciones corporales y no en las biofisiológicas. Por
ejemplo: no se puede hablar de repercusión psíquica del incremento de células reproductoras, pero sí de sus
manifestaciones externas como la polución o los caracteres sexuales secundarios.
FRAJNAS ETARIAS
Como consecuencia de la costumbre humana de establecer periodizaciones, unidades temporales y ritmos
diferentes a las distintas etapas de la vida, cada franja etaria o edad del hombre será una construcción social.
Se diferencias cinco periodos, cada uno de ellos con puntos de inflexión claramente definidos y cambios
psicológicos significativos. Las franjas etarias serán, en el marco de la psicología normal del desarrollo: La
adolescencia, la juventud, la adultez, la mediana edad y la vejez.
ADOLESCENCIA:
Cuando se hace referencia a la adolescencia es necesario remitirse al concepto de pubertad ya que el mismo hace
referencia al orden de las modificaciones corporales. Para Susana Quiroga, la pubertad es la etapa en la cual se
producen los cambios necesarios que conducen a la madurez sexual. A partir de allí se puede dividir las
modificaciones corporales en tres etapas:
Correlato psíquico
Como correlato psíquico asociado a las modificaciones corporales propias de esta etapa podemos nombrar:
1. Sentimiento de inadecuación: sensación de no conformidad con su propio cuerpo en comparación con los
de los otros adolecentes; se puede manifestar como delgadez, sobrepeso, obesidad, desnutrición, o la simple
preocupación por no poder equiparse a los modelos propuestos socialmente. Esto se hace visible en la actitud
agachada al caminar, el uso de vestimenta que disimule u oculte los cambios corporales. Tienen máxima expresión
en la automarginación física y por ende social.
2. Dimorfoestecia: el paso progresivo del cuerpo infantil al cuerpo adulto crea la sensación de tener un
cuerpo que fluctúa constantemente, un cuerpo que no se estabiliza de manera definitiva. Este complejo produce
aislamiento, sentimiento de deformidad y su máxima expresión es el sentimiento de cuerpo fragmentado.
3. Crisis de asco: constituye un displacer ligado a lo estético que deriva en juicios, frases, actitudes o
vestimentas vinculadas con el mal gusto o un sentimiento agudizado hacia “lo feo”. En frases como “que feo”, “que
asco” se trasladan estos aspectos a su imagen corporal y sus productos (como la menstruación, las primeras
poluciones nocturnas, etc.). El dolor psíquico asociado a esta etapa está en intima relación al crecimiento (el
abandono de la dependencia y el amor erótico de los padres) y la diferenciación sexual (el abandono de la
bisexualidad originaria instalada por la nueva capacidad reproductiva).
4. Sentimiento de vergüenza: es ocasionado por la connotación sexual de los cambios corporales
expresados a través de los caracteres sexuales secundarios; los cuales exponen la sexualidad a la mirada de los
otros (los caracteres sexuales secundarios hacen al adolecente visible sexualmente a los otros). La observación
diaria nos provee adolecentes que procuran esconder con ropaje sus atributos sexuales (caderas y bustos en la
mujer) o disimularlos (cambios en la voz en los varones).
Los adolecentes suelen apelar a los velos de la fantasía del ropaje, sentimientos de convicción (transformar la
sensación de fealdad en atributo para relacionarse con el otro, por ejemplo, maquillarse, uniformarse, etc. De este
modo y previa elaboración del duelo por el cuerpo infantil, el correlato psíquico puede transformarse en una
vivencia positiva en relación a lo expectable que haya sido esta transformación. Suelen verse muchos adolecentes
con excesivo interés en resaltar sus atributos corporales (maquillarse, hacer gimnasia o realizar dietas).
JUVENTUD – ADULTEZ:
Se produce la declinación natural del torbellino del crecimiento corporal. En esta etapa se produce comúnmente la
maternidad – paternidad (siguiendo el criterio del tiempo social).
Según el criterio cronológico la juventud se incluiría entre los 21 y 28 años; y según el criterio psicodinámico (Peter
Bloss) se podría llamar postadolescencia. La adultez estaría abarcando entre los 28 a 40 – 45 años y se relaciona
con el concepto de madurez.
Lo que diferencia a la adultez de la juventud es el posicionamiento en el orden establecido. El hecho de que
prácticamente no se produzcan modificaciones corporales significativos no quiere decir que no exista un correlato
psíquico. Solo el embarazo se puede considerar como un suceso que provoca modificaciones corporales, que
tienen correlato psíquico.
Para tramitar estos correlatos, existen básicamente dos vías complementarias; en el caso de la mujer se pueden
aplicar la TSH (terapia de sustitución hormonal) propuesta por el discurso medico que ayudaría a disminuir los
trastornos asociados a la menopausia, y en el caso del hombre se puede apelar a medicamentos que ayuden a
disminuir los efectos del envejecimiento en el ámbito de la genitalidad.
Desde la psicología creemos que para recuperar una función, el individuo necesita cierto grado de fortaleza yoica
previa al poner su cuerpo en movimiento. Necesariamente el individuo debe elaborar el duelo por el cuerpo
potente, que de algún modo supone reconocer que su cuerpo actual tiene limitaciones naturales y que se debe
abandonar la idea de un cuerpo que “todo lo puede”.
ESQUEMA CORPORAL
Está íntimamente ligado al de correlato psíquico y aporta en matriz subjetivo y personal a estas modificaciones.
Paul Eschilden, afirma que el mismo es la imagen tridimensional que todo el mundo tiene de sí mismo, la
percepción del estado propio del cuerpo. Merleau Ponti desde la fenomenología dirá que el esquema corporal
incluirá los estímulos interoceptivos, los propioceptivos y los exteroceptivos en una imagen tridimensional que el
individuo tiene acerca de su propio cuerpo. Freud aporta a la conceptualización respecto de la libidinizanacion del
cuerpo, lo que por lógica ira produciendo modificaciones en este esquema corporal.
VARIABLES INTERVINIENTES
Existen tres variables intervinientes que influirían en la modalidad de correlación psíquica de estas modificaciones
corporales:
Transubjetivas: se relacionan con la valoración social que se hace acerca del cuerpo, el valor de lo estético y los
cambios en la vigencia de los modelos de belleza. Entraran en juego aquí los mandatos culturales de cada tiempo
histórico y social. Por ejemplo el cuerpo del viejo rompe la armonía de un ideal estético deseable y recibe el
estigma de ser distintos y por lo tanto no deseados y/o rechazados en el marco de la cultura postmoderna.
Las intersubjetivas: en las que toman fuerza las miradas de los pares. Por ejemplo en los adolecentes el grupo
viene a consolidar la tendencia a la uniformidad.
Intrasubjetivas: incluyen la estructura psíquica del individuo, sus aspectos narcisistas, su fortaleza yoica, etc., y
determinara de algún modo que el correlato psíquico de las modificaciones corporales sea positivo.