Material Básico de Estudio de Ética Profesional - 2020

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U C A S A L

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SALTA

ÉTICA PROFESIONAL

CARRERAS:

CONTADOR PÚBLICO

LICENCIATURA EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS

LICENCIATURA EN ECONOMÍA

PROFESORES:
LIC. LAURA NOEMÍ URBINA VALOR
LIC. CARLOS ANTONIO SOLANO
PROF: BRENDA DEL CARMEN SZTANKELER

CURSO: 4º AÑO

AÑO: 2.020

SALTA
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SALTA
ÉTICA PROFESIONAL – LIC. LAURA NOEMÍ URBINA VALOR

INTRODUCCIÓN

Para el desarrollo de la materia Ética Profesional se prevé el tratamiento de los


contenidos en dos partes: en la primera parte consideraremos los conceptos
fundamentales de la Ética General. En tanto que en la segunda parte, nos
concentraremos en la Ética Aplicada.

Iniciaremos la materia, con el planteo antropológico, pues para abordar los


principios éticos que son requeridos para que la persona obre correctamente, se
necesita previamente tener en cuenta qué es el ser humano, en qué consiste la realidad
que llamamos “persona”; lo cual es el problema filosófico tratado por una disciplina: la
Antropología Filosófica.

Continuaremos con los conceptos básicos de la Ética que permiten orientar el


comportamiento humano en el proceso de toma de decisiones, ya que los valores
asumidos inciden en forma directa en el ejercicio del rol.

En un segundo momento, trataremos las cuestiones referidas a la Ética Aplicada,


donde desarrollaremos primeramente la Ética Profesional, en la medida en que las
reflexiones y análisis realizados deben ser una guía para la futura práctica profesional;
para luego tratar cuestiones referidas a la Responsabilidad Social y a la Ética
Empresarial, considerando el rol que caben a las instituciones dentro del orden social,
las repercusiones que sus prácticas tienen en el contexto y la necesidad de elaborar
programas que beneficien a la sociedad.

Además, dado que lo ético atraviesa toda práctica institucional, se tratarán temas
vinculados a la importancia de la elaboración de un proyecto ético institucional, con
algunas pautas para su construcción, que posibilite obtener calidad humana en las
relaciones hacia el interior y el exterior de la institución de que formen parte los futuros
profesionales

En el material de estudio presentado, se integran diferentes fuentes,


consignándose la bibliografía utilizada que puede ser consultada por los estudiantes.

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Eje Problematizador 1: ¿Qué es el hombre? ¿Qué es lo que lo diferencia de otros


seres? ¿Por qué el hombre es un ser moral?
Antropología. Tipos de Antropología. Antropología Filosófica. Hombre y persona.
Concepto y características de la persona. Valor absoluto. La Moral: su esencia. Lo
normativo y lo fáctico en la moral. Carácter social de la moral. Lo individual y lo
colectivo en la moral. Moral convencional y moral crítica.
¿Existen principios universales que rigen el obrar humano? ¿Cuál es la función
propia de la Ética en relación a las elecciones morales? La Ética como disciplina
filosófica. Su objeto de estudio. Relaciones entre Moral y Ética.

ANTROPOLOGÍA - ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA

Como dijimos anteriormente, el punto de partida para ingresar al problema ético


es la persona humana, quien es origen y sujeto de la actividad moral. De tal modo, es
imposible plantear la ética sin un fundamento antropológico, que considere al hombre
en cualquier tiempo y espacio.

El ser humano siempre se preguntó sobre sí mismo; y deseó saber quién es,
cuál es su naturaleza y su destino. Cuando fue capaz de distanciarse de las cosas que lo
rodeaban, la propia capacidad racional lo llevó a buscar respuestas acerca del mundo,
de sí mismo, de su realidad.

Es por esto que encontramos que ya en los mitos arcaicos, el ser humano trataba
de responder a esos interrogantes y conforme progresaba en el ejercicio de sus
capacidades propias, sus respuestas iban adquiriendo una mayor relevancia conceptual.

De este modo, en la Antigüedad, cuando el hombre llegó a elaborar un saber


crítico, las reflexiones acerca del ser humano se hicieron presentes en diferentes
pensadores. Pero el uso del término “Antropología”, para hacer referencia a una
disciplina que abordara el estudio del hombre, es mucho más reciente y data de fines
del siglo XVIII.

Etimológicamente, el nombre de Antropología proviene del griego anthropos


(hombre) y logos (estudio); desde este punto de vista, es la ciencia o el estudio del
hombre.
Antropología:
En la actualidad el término Antropología designa cualquier saber crítico sobre el disciplina
que aborda el
hombre. Pero la perspectiva con que se estudia a éste puede variar. Por esta razón, es estudio del
necesario distinguir la Antropología Filosófica de las Antropologías científico-positivas hombre.
y de la Antropología Teológica.

Las Antropologías científico-positivas, surgidas a fines del siglo XVIII, se


mantienen en el campo fenoménico: nos dicen cómo es el hombre, lo que acontece en
él, pero no nos dan una respuesta acerca del ser humano como totalidad.

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En este ámbito podemos distinguir:


a) La Antropología Física, que estudia el hombre en cuanto animal, sobre todo su
origen y evolución, Estudia la estructura, el crecimiento y la fisiología del
cuerpo humano; indaga sobre el qué y el cómo del proceso de la evolución, los

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grupos raciales, etc... Para ello realiza un estudio comparativo de los restos
fósiles de animales y de seres humanos, utilizando también los conocimientos
sobre la genética humana. Se ubica entre las Ciencias Naturales.
b) La Antropología Cultural, estudia los comportamientos humanos, “las normas
de conducta aprendidas, las ideas y los valores adquiridos por el hombre, como
miembro de un grupo social”. Esta Antropología apela a datos etnológicos y
arqueológicos, estudiando la naturaleza, formas y condiciones de las culturas
humanas, teniendo en cuenta las costumbres, lenguajes, tradiciones, relaciones
familiares, etc. Pertenece, por lo tanto, a las Ciencias Humanas.

La Antropología Filosófica, en cambio es una rama de la Filosofía que estudia


La
al hombre desde la perspectiva de aquello que propiamente lo distingue como tal. Trata Antropología
de responder a la pregunta: ¿qué es el hombre?; es decir, se propone descubrir la Filosófica
esencia humana. indaga: ¿qué
es el
Podemos decir que la Antropología filosófica es la disciplina de la Filosofía que hombre?
se ocupa de considerar al hombre integralmente, de manera esencial, como totalidad,
preguntándose por el puesto que éste ocupa en el universo, su relación con la realidad
última y el sentido de su existencia, tanto individual, como histórica y social.

Al enfocar la totalidad del ser humano, la Antropología filosófica busca captar


las dimensiones que caracterizan al hombre como tal, que definen su auto- comprensión
espiritual y que le confieren un sentido total a la existencia humana.

Por consiguiente, para saber qué es el hombre, no son suficientes las


Antropologías científico – positivas; sino que se requieren respuestas más profundas.
Los conocimientos que éstas aportan son muy valiosos; pero son conocimientos
parciales y limitados por el método y finalidades propios de las ciencias empíricas.

Por eso, Ítalo Gastaldi afirma, que el hombre que estudian las demás ciencias
no es el hombre vivido realmente por el hombre, sino el “hombre-objeto” de estudio,
como realidad física, vegetativa, psíquica o social. Mientras que la Filosofía estudia al
hombre como sujeto personal, se interesa por su ser y por su obrar específico,
formulando una pregunta que cuestiona la existencia del mismo que la formula.

Siendo “filosófica” esta Antropología se enfrenta al hombre como un todo, se


abre, al para qué, el sentido de su existencia como posibilidad, como proyecto, como
compromiso ofrecido a su libertad… Y se pone en marcha hacia una meta, hacia el
mundo de los valores que le hacen crecer como persona.

Su pregunta por el hombre no termina en el conocimiento, sino en la acción:


“¿Qué es el hombre?” implica el “¿cómo debe ser?, ¿qué debe hacer?” La respuesta está
destinada a traducirse en conducta. Por eso es preámbulo para la ética, la educación, la
política…, en una palabra, para la “praxis” humana individual y social.

La Antropología filosófica, sostiene Gastaldi, no desconoce las “lecturas” de


las Antropologías científico – positivas del ser humano, sino que utiliza ese saber
científico haciendo una segunda lectura, a nivel más profundo; es decir, con una visión
reflexiva de su esencia y de su existencia, una comprensión metafísica de cuanto las
ciencias positivas han aportado al conocimiento del hombre.

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Por otra parte, la Antropología Filosófica se diferencia de la Antropología


Teológica, porque ésta al afrontar el problema del hombre recurre a una fuente de
conocimiento distinta de la simple razón: la revelación, la Palabra de Dios. Estudia al
hombre según Dios lo ve y lo quiere; se reserva las últimas preguntas sobre el origen, el
destino del hombre y el sentido de la vida, preguntas que hallan su respuesta en el
“Proyecto de Dios sobre el hombre y el mundo”, revelado definitivamente por Cristo.
Los tipos de Antropología que hemos señalado, se presentan en el siguiente
gráfico:

ANTROPOLOGIA

CIENCIA FILOSOFIA
TEOLOGIA

DIVISIÓN

PROBLEMAS

Del Conocer

Del Obrar

Del Ser

Antrop. Científico -
Antrop.Teológica
Positivas

Filosófica

Estudia al
hombre según
Dios lo ve y lo
quiere; se
Objeto: El hombre plantea
Física como totalidad. preguntas sobre
¿Qué es? - ¿ Cómo el origen, destino
debe ser?. y sentido de la
Cultural vida humana
Método: Filosófico.
Principio:“ El obrar
sigue al ser”.
Fases:
Fenomenológica
– descriptiva.
Reflexión crítica
(hermenéutica)

( metafísica)

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NOCIÓN DE “PERSONA”

Ahora trataremos de comprender qué entendemos por persona. Para ello


haremos referencia primero al significado del término y luego, al modo en que fue
definida a lo largo de la historia.

Es probable que el origen del término latino “persona” provenga de la palabra


griega prosopon, que significa máscara; se trata de la máscara que los actores utilizaban
en el teatro para representar diferentes personajes.

En el derecho romano, la noción de persona se encuentra muy ligada al nombre


que se recibe con el nacimiento, y en virtud del cual pasa a ser reconocido como parte
de una sociedad, con capacidad de acción respecto de los demás. Corresponde a una
configuración social del carácter de persona, y con ésta se relacionan la mayoría de los
estudios psicológicos, sociológicos o de la antropología cultural. Relacionada con esta
idea, desde el punto de vista filosófico, algunos sostienen la necesidad de la
intersubjetividad para que el ser humano se constituya existencialmente, reconociéndose
como sujeto.

El cristianismo influyó de manera decisiva en la meditación filosófica sobre la


persona. En efecto, el problema que planteaban dos misterios fundamentales de la
revelación cristiana, a saber: la Trinidad, en la que en una sola naturaleza subsisten tres
personas distintas, y la naturaleza humana de Cristo, unida con el Verbo o segunda
persona de la Trinidad, obligaron a los santos Padres a buscar una distinción entre
“naturaleza” y “persona” en Dios y en Cristo y estimularon la reflexión de los
pensadores cristianos para encontrar la propiedad definitoria de la persona.

Ismael Quiles, en su obra “Filosofía de la Educación Personalista”, expresa lo


siguiente con respecto a la noción de persona ( pags 58 a 60) :

“Por el uso primitivo del término en el mundo clásico romano, aplicado a los
actores del teatro (que todavía llamamos ‘personajes’), cuya voz resonaba (personare)
a través de la máscara con que caracterizaban su papel, el término ‘persona’ significa
un ‘sujeto especial’ con una ‘función especial’ que le distingue de los otros y lo mani-
fiesta como un ‘centro particular’ de acciones y reacciones.
El teatro era, en realidad, una imagen o reflejo de la vida, de la sociedad
humana, donde cada hombre, es un actor (personaje), como un centro particular de
acciones y reacciones, bien caracterizado y con un modo propio distinto de los demás.
Así, el término ‘persona’ se convierte en sinónimo de ‘individuo humano’, de ‘hombre’,
y por él se expresaba su distinción específica de los seres inanimados a los simples Para
Severino
animales. La misma trasformación experimentó el término que usaban los griegos para
Boecio:
los personajes en el teatro ‘prósopos’ (máscara que cubre el rostro). La
Las disputas filosóficas y teológicas fueron precisando el sentido propio del persona es
término ‘persona’, aplicado tanto al hombre como a Dios; así se llegó a una exacta “substanci
noción, que parece expresar con fidelidad ese aspecto de los seres a que hoy lo a
aplicamos. ” individual
de
naturaleza
La definición clásica de persona, es la de Severino Boecio, autor latino (480 – racional”
526), para quien la persona es “sustancia individual de naturaleza racional”.

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Esta definición hace referencia a tres elementos fundamentales:


a- substancia: en sentido metafísico, la persona es un ser en sí, no un ser en
otro como el accidente. La altura, el color de la piel, la ubicación en el tiempo y en
el espacio, los sentimientos, son accidentes de la persona.
b- individual: un ser individual es aquel que es uno en sí; es lo que en sí
mismo no está dividido, pero sí lo está de cualquier otra cosa. Esta indivisión interna
no significa que la substancia no sea un compuesto y que excluya que tenga partes;
sino que se refiere a que las partes no están separadas o divididas y, por lo tanto,
conforman un todo unitario.
c- racional: es decir, que es capaz de un conocimiento intelectual, con
autoconciencia, que tiene dominio de sus propios actos; diferenciándose así de las
cosas, de las plantas y de los animales.

Santo Tomás define a la persona como “una realidad distinta y subsistente de


naturaleza intelectual”.

Antonio Rosmini la llama: “Un sujeto inteligente en cuanto contiene en sí un


principio activo, supremo, incomunicable”.

Jacques Maritain, dice que “La persona es una substancia individual, completa,
de naturaleza intelectual y dueña de sus acciones, sui juris, autónoma”.
Existen
Emerich Coreth, dice: “Llamamos Persona a la unidad esencial humana de tres tipos
cuerpo y espíritu, como ser individual autónomo, que se realiza en la posesión de
consciente y en la libre disposición de sí mismo”. personas.

Afirmamos entonces que el hombre es persona. A esta persona se la llama


“humana” para distinguirla de otras personas, como las angélicas y las divinas.

CONSTITUCIÓN ESENCIAL DE LA PERSONA HUMANA

La persona humana está formada por dos elementos, uno material y otro
espiritual, por lo cual podemos decir que es un compuesto corpóreo - espiritual en
unidad esencial.

El componente corpóreo está sujeto a las leyes físicas, químicas y biológicas. Por
su materialidad se encuentra limitado en el tiempo y en el espacio. Este componente le
permite tomar contacto con el mundo exterior y comunicarse con los demás.

El cuerpo es mantenido en la existencia por el alma espiritual. En razón del


cuerpo, cada uno se encuentra en una cierta condición o situación; por ejemplo, es
varón o mujer, joven o viejo, fuerte o débil. Además, en razón del cuerpo se encuentra
en un determinado lugar.

En su cuerpo y por medio de él, el ser humano permanece siempre manifiesto y


revelado. En tanto el componente espiritual es el que informa un cuerpo.

Sin embargo, en cuanto es espíritu, trasciende el cuerpo y participa de la


condición de las creaturas espirituales. Está marcada por la relación directa con Dios y

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sobrepasa a la especie de la que participa. Como espíritu el hombre está por encima del
espacio y del tiempo. Y como espíritu no puede ser medio sino sólo fin. En razón de su
espiritualidad, la persona es libre y responsable de sus acciones, tiene dominio de sus
propios actos y es capaz de derechos y deberes. Ella tiene la posibilidad de crecer, de
amar, de ser enriquecida con la elevación a un orden sobrenatural.

La persona humana es un espíritu en la materia, es espíritu y cuerpo. Ambas


substancias (espíritu y cuerpo) operan según su naturaleza, y como consecuencia, no
debemos sumergir ni a una ni a otra, pues las dos se integran en la persona.

Ítalo Gastaldi sintetiza los rasgos fundamentales del misterio del hombre,
diciendo:

“La persona se manifiesta esencialmente como un ser único, irrepetible, dotado de


interioridad —autoconciencia y libertad—, y destinado a la comunión; es decir, es
un sujeto que existe corporalmente con otros en el mundo, para realizarse con ellos
en la historia, personal y comunitariamente, tomando una actitud o, lo que es lo
mismo, comprometiéndose libremente frente a los valores, frente a las demás
personas y, sobre todo, frente a Dios”1.

FACULTADES DE LA PERSONA

La persona se diferencia del animal por poseer ciertas facultades que le son
propias.

Pero, ¿qué es una facultad? Una facultad es una capacidad o potencia que
permite realizar ciertas operaciones. En el ser humano encontramos capacidades tales
como el entendimiento, la voluntad, los fenómenos afectivos (sentimientos, emociones
y pasiones).

El entendimiento es una facultad cognoscitiva que posibilita el pensamiento Facultad: es


abstracto. Aunque necesita de la colaboración de los sentidos, trasciende el dominio de una
éstos y alcanza la realidad suprasensible. capacidad o
potencia que
permite
Esta presencia de lo universal y de lo necesario en el pensar, es una de las realizar
diferencias que tiene el ser humano con el animal irracional. El hombre por su ciertas
intelecto es capaz de abstraer, de pasar de lo singular a lo universal (ej de esta montaña operaciones.
a la idea de montaña); así elabora conceptos, juicios y razonamientos y es capaz de
dedicarse a una actividad práctica en busca del bien del hombre en cuanto tal (moral) o
del bien de tal o cual artefacto (técnica).

En tanto que la voluntad es la tendencia racional hacia un objeto conocido, por


lo cual es llamado apetito racional. La voluntad tiende hacia cierto bien (una cosa que
encierra un valor) presentado por el intelecto; es libre frente a los bienes finitos (que
perecen) o finitamente conocidos.

1
GASTALDI, Italo (1.990) “El Hombre. Un misterio.” Quito. (Ecuador.) : Edit. Inst. Sup. Salesiano pag
169

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La voluntad goza de libre albedrío o libre arbitrio, que consiste en la capacidad


que tiene el ser humano para elegir entre diferentes alternativas; se trata de la
posibilidad de decidir o de elegir, lo cual constituye la fase esencial del acto voluntario.
El acto libre no está predeterminado, porque está exento de una inclinación necesaria a
elegir o tomar una determinada decisión. Es decir, se trata de la capacidad de hacer o no
hacer, de obrar de una manera o de otra.

En el hombre existen también fenómenos afectivos: los sentimientos, las


emociones y las pasiones.

Los sentimientos son estados afectivos duraderos. Los extremos de los


sentimientos son lo agradable y lo desagradable. También encontramos variantes como
el amor, el odio, la depresión.

Estos estados de ánimo surgen como consecuencia de un suceso, de algún


acontecimiento y se desarrollan en nosotros porque hemos tomado conciencia de algo
que nos agrada o nos desagrada. Rara vez se dan los sentimientos de un modo aislado,
pues se manifiestan dentro de un todo más complejo.

En tanto que las emociones son estados afectivos de mayor intensidad y menor
duración (angustia, miedo, alegría y tristeza). Siempre vienen acompañadas por
reacciones externas o internas (rubor, llanto, grito, risa, temblor, modificación del ritmo
cardíaco, etc.).

Las pasiones, por su parte, son disposiciones sentimentales internas; se trata de


afecciones o modificaciones de la afectividad, de carácter más o menos permanente.
Son movimientos del apetito. Por eso si no poseemos un bien, el amor es deseo; si está
presente es delectación o goce. Ante un bien difícil de obtener, el deseo genera dos
pasiones: si es alcanzable, esperanza y, si no lo es, desesperación. Si luchamos ante un
mal presente aparece la cólera; si el mal lo consideramos vencible, vamos a su
encuentro con audacia; pero si no es vencible, nos alejamos de él por el temor.

VALOR ABSOLUTO DE LA PERSONA2

La antropología que presentamos es personalista sobre todo porque afirma el


El hombre
valor autónomo y absoluto del hombre, en cuanto sujeto no referenciable a otra realidad:
es un fin
el hombre es un fin en sí mismo y nunca puede ser utilizado como medio. en sí
mismo y
En esto el hombre se distingue radicalmente de las cosas. y es totalmente nunca
original frente al resto de la realidad. “La lengua misma lo distingue: algo y alguien, puede ser
utilizado
nada y nadie, qué y quién. Es lo que ha llevado a la pareja de conceptos cosa y
como
persona”. medio.

El fundamento lo hallamos claramente sintetizado en Rahner: “El hombre es


persona que consciente y libremente se posee. Por tanto, está objetivamente referido a sí

2
Reproducimos los conceptos que Ítalo Gastaldi expone en su obra “El hombre. Un misterio”, pags 169
– 171, realizando las adaptaciones que consideramos necesarias.

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mismo, y por ello no tiene ontológicamente carácter de medio, sino de fin; posee, no
obstante, una orientación —saliendo de sí— hacia personas, no ya hacia cosas (que más
bien están orientadas hacia personas). Por todo ello le compete un valor absoluto y, por
tanto, una dignidad absoluta”

a. Nuestra dignidad radica en la autoconciencia y en la autodeterminación que


nos elevan sobre el mundo infrahumano, y hacen posible la autocomunicación o
sociabilidad. El hombre no es una cosa neutra, impersonal, un “trozo de mundo”, sino
un sujeto que consciente y libremente “se posee”, que goza de autoposesión.

Esto está en la base de su autofinalidad: tiene un fin suyo, personal, que es su


felicidad, su realización. Nació “para sí”: por eso nunca puede ser usado como “medio”,
como los animales, que son “seres referenciales”, referidos al hombre. Por eso,
podemos usar un animal para alimentarnos; pero no podemos “usar” a un hombre corno
quien usa un engranaje o una palanca, para hacer triunfar una empresa o hacer rendir
una fábrica, o hacer triunfar una ideología..

b. Por todo esto, toda persona tiene un valor absoluto, simplemente por lo que
es, no por lo que tiene o por lo que hace.
Este conocimiento de su propia riqueza es lo que engendra en el hombre el
sentido de su dignidad, una dignidad que por ser “esencial” nunca se borra, ni siquiera
cuando se tiene una conducta indigna.

c. El valor absoluto de la persona abarca tres núcleos que no pueden ser


desconocidos sin serias consecuencias éticas:

1º El primer núcleo es el valor del individuo, del “yo”. Frente a toda tentación
colectivista de resolver la realidad humana en “estructuras” o “mediaciones sociales”, el
enunciado de la dignidad humana recuerda permanentemente que cada uno de nosotros
es único, insustituible, irrepetible; que no es un “trozo de mundo”, sino un mundo aparte
y nadie lo puede sustituir en la elección y realización de su destino.

2º. Pero esto no implica una postura “privatizante”, una concepción cerrada de sí
mismo. Somos interioridades abiertas, destinadas a la comunión. La dimensión social
entra en la definición de la persona. Hoy se insiste en que el hecho decisivo que da ori-
gen a la persona es la intersubjetividad.
La “alteridad”, la “orientación al otro” corrige la posible concepción
individualista y abstracta del personalismo.

3º. Por último no hay que olvidar la afirmación de las estructuras o


“mediaciones” éticas del individuo y de la alteridad. Las mediaciones políticas,
económicas, culturales, etc., condicionan enormemente la realización individual y social
de las personas, influyen decisivamente en la construcción de la historia humana, por
tanto, tienen que ser objeto de nuestro compromiso.

d. Hoy se acentúa sobre todo la relación interpersonal, frente al “dominio del


mundo”. El humanismo que se va imponiendo es el humanismo personalista y dialogal,
que ubica la dimensión social en el centro de la Antropología.
La verdad más profunda del hombre es su relación con el “otro”. El hombre es
un “ser-en-relación”, un “ser-para-el-encuentro”. La clave de su realización está en

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reconocer a los otros, promover a los otros, ser alguien frente a los otros. El sentido de
la existencia del hombre está vinculado a la existencia del otro.

e. El hombre no acaba en la piel: es pluridimensional, es “un-ser-en-el-mundo-


con-otros”..., pero abierto a la trascendencia.

La persona creada por Dios está ordenada a Dios. Esta realidad no la disminuye,
porque está ordenada no en calidad de “medio” sino como un “fin-en-sí”.

CARACTERÍSTICAS ESPECÍFICAS DEL HOMBRE3

1. INTERIORIDAD
La persona posee vida interior, a diferencia de los animales que sólo poseen
exterioridad.

Por la interioridad el hombre se percibe como un “yo”, como origen de sus


actividades, como un ser capaz de pensar y obrar conscientemente y como responsable
de sus opciones libres. Es decir, se percibe como sujeto, centro consciente de atribución
de todas las realidades que constituyen su ser. Por eso es capaz de una vida biográfica,
pues la persona puede entender y querer.

Por tener interioridad, el hombre es capaz de:

- Autoconciencia: es el “darse cuenta de sí mismo”, es el acto de afirmación de


sí mismo frente a todo otro ser; es un rasgo propio del hombre que no solamente sabe
(conoce), que “sabe que sabe” (advierte que conoce), se da cuenta de que obra. Más
aún, se da cuenta de sí mismo y atribuye a su yo todas sus actividades, al mismo tiempo
que reconoce la entidad propia de las demás cosas frente a la suya.

- Autodeterminación: es el poder que tiene el hombre de realizarse (perseguir la


felicidad) saliendo por sí mismo de la indeterminación en que ordinariamente lo dejan
los motivos que tiene para obrar: eso que llamamos libertad. Por la autodecisión, se
actúa con plena conciencia y control de su propio ser, y de su ubicación en las
circunstancias en que debe decidir.

2. UNICIDAD

La interioridad fundamenta la unicidad del hombre, el hecho de que cada uno


tenga una manera rigurosamente sin igual de ser persona.

a. Los animales, “individuos” pertenecientes a una especie, se definen por las


características generales de la especie; basta predicarlas de cada uno. Es cierto, un perro
no es el otro: se distinguen entre sí por la forma, el peso, el color, etc., por los “caracte-
res individuantes”.

3
Para este tema, tomamos el cap. 3 de la obra de Ítalo Gastaldi, pags. 83 a 97, introduciendo las
adaptaciones y aclaraciones necesarias.

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b. También el hombre es un “individuo”, porque también él pertenece a una


especie determinada, como individuo forma número con los demás y se distingue de los
demás por el peso, el color, la forma, etc.: por los “caracteres individuantes”.

Pero al añadir que el hombre es “persona”, afirmamos algo absolutamente


diverso del individuo, irreductible a las cualidades abstractas que puedo atribuirle:
afirmamos que cada uno, como sujeto, realiza la especie “hombre” de un modo
irrepetible e irremplazable. No parece existir “el hombre”, sino únicamente “hombres”.

c. La interioridad fundamenta la unicidad del hombre, pero también su libertad,


el poder ser dueño de la propia individualidad y de poder moldearla: esto es lo que lo
va configurando y diferenciándolo de los demás. Esto hace que aún en el caso de los
gemelos, cada uno reaccione diversamente ante los mismos estímulos y se diferencie
radicalmente del otro.

CONCLUYENDO: las cosas son “trozos de mundo”; el hombre, en cambio,


percibe su radical “alteridad” frente a las cosas y frente a los demás: no forma con ellas
un todo único, es un mundo aparte, siempre nuevo y original. Por eso la persona es
misteriosa. Pretender esclarecer su misterio es emprender un imposible viaje de estudios
al país de la “alteridad”.

3- APERTURA A LOS DEMÁS:

Superación del individualismo y descubrimiento del “otro”

a- Planteamiento del problema


El surgir del sentido comunitario, el hecho del diálogo en todos los niveles y
para las empresas más diversas y el fenómeno de la socialización, han llevado a la
conclusión de que la dimensión social es esencial, constitutiva del hombre.

El filósofo se pregunta: Todas estas manifestaciones, ¿son solamente hechos ins-


tintivos, biológicos, fenoménicos, hechos “brutos”, sin sentido profundo..., o bien
brotan de una exigencia natural, revelando una dimensión esencial del hombre? ¿Hasta
qué grado el “tú” y el “nosotros” entran en el “yo”? ¿Se puede resolver el problema del
hombre sin hablar explícitamente de las otras personas?

En otras palabras: “ser-en-el-mundo-con-otros”. ¿es para mí algo accidental,


como para el vino estar en el vaso o en la botella o en la cuba..., o significa más bien lo
que para el pez vivir en el agua? (el pez tiene que vivir allí y su organismo esta
internamente organizado para vivir allí).

“Yo soy yo y mis circunstancias”, escribía Ortega y Gasset en 1914.


Pertenecemos a un entramado social. Vivimos en un contexto mundano del que jamás
podemos prescindir y al que constantemente estamos referidos. Nos volcamos hacia el
no-yo como complemento necesario del propio existir.

Somos “seres-en-el-mundo-a-través-del-cuerpo”: eso es innegable. Pero la


pregunta fundamental que nos permite entender la problemática que atormenta la época
actual y que al mismo tiempo nos introduce en el misterio eterno del hombre, se puede

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expresar así: “El hombre, ¿es un ser (individual) orientado en primer lugar hacia el
mundo— en el cual existen también otros hombres— o bien es, antes que nada, un ser
en comunión con otras personas en el mundo? Según la respuesta que se dé, la
Antropología es muy distinta.

b- El hombre “ser - en - el - mundo”


No cabe duda de que el hombre es un “ser-en-el-mundo”.
Le debemos a Martín Heidegger el haber insistido en esto. También Carlos Marx
insistía en que “el mundo es como el cuerpo inorgánico del hombre” y nuestra vida “es
un metabolismo con el mundo”. Diferenciamos
tres sentidos
a. La primera experiencia que nos sale al paso es que nos hallamos rodeados de del término
cosas que influyen sobre nosotros y con las que nos vinculan muchas relaciones. “mundo”

Nuestra vida está orientada hacia el mundo infrahumano, ese mundo que es
nuestro espacio vital, donde hay seres que nos sirven de alimento, vestido y habitación y
de los cuales echamos mano para subsistir. Vivimos en un constante intercambio con el
mundo que nos rodea, intercambio que nos enriquece y nos permite realizarnos.
Formamos con él un sistema de reciprocidad, de sentido y de vida.

El hombre es un “ser-en-el-mundo”; nos insertamos en él a través del cuerpo.


Pero no estamos como el animal simplemente vinculados al entorno: vivimos en un
mundo abierto, con fronteras fluidas que se ensanchan continuamente...

b. “Ser-en-el-mundo” no es algo periférico, algo adjetivo, sino algo estructural,


originario, constitutivo del hombre: sólo somos si somos en-el-mundo.

El mundo es como el cuerpo grande del hombre, la prolongación de la


corporeidad. No hay hombre sin mundo, como no hay hombre sin prójimo. Tanto que
los materialistas absolutizan esta característica hasta reducir al hombre a una “porción
del mundo”.

c. Martín Buber dice que gracias al hombre existe el mundo. Sin el hombre
habría muchas cosas, pero ningún ser que las captara en su conjunto. Sólo el hombre
puede pensar la pluralidad como unidad, como totalidad de la experiencia externa.

Así, pues, al decir “mundo” no nos referimos al mundo objetivista, visto


independientemente de su relación con nosotros, ese mundo regido por las leyes que las
ciencias van descubriendo.

No somos espectadores pasivos en el mundo: estamos en diálogo con él.


Mediante la ciencia, la técnica y el arte ponemos un sello espiritual a la materia y la
“hominizamos”, llenándola de significados: elevamos la “naturaleza” al rango de
“cultura”.

No es sólo el mundo físico el que está ante nosotros, sino también el mundo
simbólico.Aquí nos referimos al mundo del hombre, ese mundo que hemos construido a
través de nuestras propias experiencias, teñido de subjetividad. Nos vemos en un ámbito
repleto de significados, en un ambiente organizado por el hombre mismo.

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c- El “hecho fundamental de la existencia”

Todo lo que precede nos está diciendo que nuestra dimensión social es una
dimensión original, que no puede ser reducida a ninguna otra, ni derivada de ninguna
otra.

Somos “interioridades”, no hay duda, pero interioridades abiertas, destinadas a


la comunión interpersonal. El hombre es un ser “alterocéntrico” por naturaleza. La
“alteridad” pertenece esencialmente al concepto y a la realidad de la persona.

Y la dimensión social no es una realidad adjetiva, añadida a la interioridad ya


constituida; es una realidad constitutiva de la persona.

En efecto, el hombre no se puede conocer a sí mismo mirándose al espejo: “El


hombre se torna un yo a través del tú”. Sólo así se descubre idéntico a sí mismo. No
tiene primero relación a sí mismo y luego, en un segundo momento, relación al tú del
otro. No; el yo no es traslúcido para sí mismo: se autoconoce al mismo tiempo que entra
en relación con los demás.

La persona nace de una llamada y se orienta hacia una respuesta. Podemos decir
que el “nosotros” es la matriz y el ámbito constitutivo de las personas: el yo es “yo” en
el nosotros, y el tú es “tú” en el nosotros. Sartre consideraba al otro como una amenaza
no, “el otro no es un límite sino un manantial del yo”.

El hecho fundamental de la existencia es que todo hombre es interpelado como


persona por otro ser humano, en la palabra, en el amor y en la obra, y debe dar
su respuesta: aceptación o rechazo.

d- Amor
El ser humano tiene el impulso de “ser – más por la comunicación”. Desde lo
más profundo de su ser necesita comunicarse con otros, y la comunicación más plena se
cumple por el amor.

Afirma Ismael Quiles, que toda persona, todo espíritu tiene, como primera
aspiración de su esencia, el amor. Este es el aspecto de la vida que más puede realizar al
ser humano como persona.

e- Apertura a la Trascendencia

La fenomenología nos muestra, entonces, que el otro está delante de mí como un


valor que se me impone por sí mismo; un valor que el hombre mismo no ha creado ni
puede destruir, pues se identifica con la misma dignidad de la persona humana, fundada
en su conciencia y libertad. Se trata de un “dato primario”, de una constatación inmedia-
ta que no puede ser negada sin la conciencia íntima de infidelidad con nosotros mismos.
Hay que decirle que “si” a su existencia, independientemente del color de la piel, de su
pertenencia a una raza o a una condición social y de la posibilidad de utilizarlo más
tarde en el proceso de producción. Hay que aceptarlo simplemente porque es un ser hu-
mano.

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La existencia del otro, su presencia soberana, es algo situado “más allá” de la


voluntad arbitraria del otro, es algo trascendente. En último análisis no depende de él
existir de ese modo.

Por eso podemos concluir que en la exigencia incondicional del prójimo está en
cierta forma presente el totalmente Otro, Dios, que protege la criatura humana, porque
fue querida y hecha por El. Tomar en serio al otro, incondicionalmente; reconocer –por
lo menos implícitamente- la realidad misteriosa que está detrás del hombre y lo
constituye precisamente en su singularidad inviolable.

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ACTIVIDADES

A) DE AUTOEVALUACIÓN

 ¿Por qué afirmamos que la Antropología Filosófica considera al hombre como


totalidad?
 Dé razones por las cuales podemos afirmar que el hombre posee un valor
absoluto.
 Decimos que el hombre es un ser-en-el-mundo. En este caso, ¿qué se entiende
por “mundo”?.

B) OBLIGATORIAS:

 Seleccione cinco afirmaciones del texto referido a la “Constitución esencial


de la persona humana” que ud considere más significativas para sintetizar el
contenido del mismo.
 Elabore un texto de no más de una página, donde explicite las capacidades
propias del ser humano, y aquellas notas o características que le son propias y lo
diferencian de los demás seres.
 Realice un esquema o una red conceptual de la unidad 1.

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Para tratar el tema de la Moral, partiremos de los conceptos que Adolfo Sánchez
Vázquez trabaja en su libro “Ética”, del cual hemos extraído el texto que sigue a
continuación:

ESENCIA DE LA MORAL

Partiendo del hecho de la moral, es decir de la existencia de una serie de morales “La moral es
concretas, que se han sucedido históricamente, podemos intentar dar una definición de un conjunto
la moral, válida para todas ellas. Esta definición de la moral, no podrá abarcar en modo de normas
alguno todos los rasgos esenciales de cada una de esas morales históricas ni reflejar toda aceptadas,
libre y
la riqueza de la vida moral, pero sí ha de aspirar a expresar los rasgos esenciales que conciente-
permiten diferenciarla de otras formas de comportamiento humano. mente, que
regulan la
La definición sería: “La moral es un conjunto de normas aceptadas, libre y conducta
concientemente, que regulan la conducta individual y social de los hombres”. individual y
social de los
hombres”.
LO NORMATIVO Y LO FÁCTICO

En la moral están explícitos dos planos:

1) lo normativo, constituido por las normas (o reglas de acción) imperativas que


enuncian algo que debe ser;
2) lo fáctico (o plano de los hechos morales) constituido por ciertos actos humanos
que se dan efectivamente, es decir, que son, independientemente de cómo
estimamos que debieron ser.
Al plano normativo pertenecen las reglas que postulan determinado tipo de
comportamiento:”ama al prójimo como a ti mismo”, “respeta a tus padres”, “no seas
cómplice de una injusticia”.

Al plano fáctico corresponden siempre acciones concretas: “el acto por el que X
se muestra solidario de Y”, el acto de respeto a los padres, etc. Todos estos actos se
ajustan a determinadas normas morales, y justamente porque pueden ser puestas en una
relación positiva con una norma, (en cuanto que se ajustan a ella o la ponen en práctica)
cobran un significado moral. Son actos morales positivos o moralmente valiosos.

Consideremos otro tipo de actos: “el incumplimiento de una promesa dada, la


falta de solidaridad con un compañero”, no pueden ser consideradas moralmente
positivas en cuanto que implican la violación de normas morales o una forma de
conducta indebida pero no por ello dejan de pertenecer a la esfera de lo moral.

Son actos moralmente negativos, pero justamente por su referencia a una norma
(porque implican una violación o un incumplimiento de ella) tienen un significado
moral. Así pues, su relación con lo normativo, determina la pertenencia de ciertos
hechos a la esfera de lo moral.

Lo normativo se encuentra a la vez, en una peculiar relación con lo fáctico, ya


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que toda norma al postular algo que debe ser, apunta a la esfera de los hechos, a un tipo
de realización. Lo normativo no se da al margen de lo fáctico, sino que apunta a un
comportamiento efectivo. Lo normativo existe para ser realizado, lo cual no quiere decir
que se realice necesariamente; postula una conducta que se considera debida, es decir,
que debe realizarse, aunque en la realidad efectiva no se cumpla la norma: un cambio de
señalización en calles de zonas periféricas, no determina que toda la comunidad cumpla
la norma.

Las normas se dan y valen independientemente del grado en que se cumplan o


violen. Lo normativo y lo fáctico se encuentran en relación: lo normativo exige ser
realizado y apunta por ello a lo fáctico; lo realizado (lo fáctico) sólo cobra significado
moral en cuanto puede ser referido a una norma. Lo normativo y lo fáctico en el terreno
moral (la norma y el hecho) son dos planos que pueden ser distinguidos, pero no
separados.

MORAL Y MORALIDAD

La moral efectiva comprende un conjunto de principios, valores y prescripciones


que los hombres, en una comunidad dada, consideran válidos como los actos reales en
que aquellas se plasman.

La necesidad de mantener una distinción entre el plano puramente normativo o


ideal y el fáctico o real, ha llevado a algunos autores a proponer dos términos para
designar un término y otro: “Moral y Mora1idad”.
La moral se
La “moral” designaría el conjunto de principios, normas, imperativos o ideas daría
morales de una época en una sociedad dada. La moralidad es el conjunto de relaciones “idealmente”
y la
efectivas o actos concretos que cobran un significado moral con respecto a la moral moralidad
dada. La moral se daría “idealmente” y la moralidad “realmente”. “realmente”.

La moralidad constituye un tipo de comportamiento de los hombres, y como tal


formará parte de su existencia individual y colectiva. La moral tiende a convertirse en
moralidad en virtud de la existencia de lo normativo. La moralidad es la moral en
acción, la moral práctica. Por ello es mejor emplear un solo término, el de “Moral”
como se hace tradicionalmente; con él se designan los dos planos: el normativo o
prescriptivo y el práctico o efectivo, integrados ambos en la conducta humana concreta.

Así, en la moral se conjugan le normativo y lo fáctico, o lo moral como hecho de


la conciencia individual y social, y como un tipo de comportamiento efectivo de los
hombres.

CARÁCTER SOCIAL DE LA MORAL

La moral tiene esencialmente un carácter social, pues sólo se da en la sociedad,


respondiendo a sus necesidades y cumpliendo una determinada función en ella. Un
cambio radical de la estructura social da lugar a un cambio fundamental de moral. La
moral, como forma de comportamiento humano, tiene un carácter social, ya que es
propio de un ser, que incluso al comportarse individualmente, lo hace como un ser
social.

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Aspectos fundamentales de la cualidad social de la moral:

a. Cada individuo, al comportarse moralmente, se sujeta a determinados


principios, valores o normas morales. Los individuos forman parte de una época dada y
de determinada comunidad humana, donde rigen determinados valores, principios o
normas.

El individuo se encuentra con lo normativo como algo ya establecido y aceptado


por determinado medio social sin que tenga posibilidad de crear nuevas normas ni de La moral
modificarlas de acuerdo a su exigencia personal. cumple una
función
social muy
b. El comportamiento moral es tanto comportamiento de individuos como de precisa.
grupos sociales humanos. Cuando se trata de una conducta de un individuo, no
solamente afecta a si mismo, sino que se trata de una conducta que tiene consecuencias
en un sentido u otro para los demás, y que es objeto de su aprobación o reprobación.

Los actos morales individuales que no tienen consecuencia alguna para los
demás no pueden ser objeto de una calificación moral, por tanto quedan fuera de la
moral aquellos actos que son estrictamente personales por sus resultados y efectos.

c. Las ideas, normas y relaciones morales surgen y se desarrollan respondiendo a


una necesidad social. La función social de la moral estriba en regular las relaciones
entre los hombres, para contribuir así a mantener y asegurar determinado orden social.
Se pretende que los individuos acepten libre y conscientemente el orden social
establecido.
Así, la moral cumple una función social muy precisa: contribuir a que los actos
de los individuos, o de un grupo social, se desarrollen en forma favorable para toda la
sociedad o para un sector de ella. La moral tiende a que los individuos pongan en
consonancia, voluntariamente, sus propios intereses con los intereses colectivos de
determinado grupo social, o de la sociedad entera.

LO INDIVIDUAL Y LO COLECTIVO EN LA MORAL

El carácter social de la moral entraña una peculiar relación entre el individuo y


la comunidad, o entre lo individual y lo colectivo. En efecto, desde su infancia se
encuentra sujeto a una influencia social que le llega por diversas conductas y a la que no
puede escapar: de los padres, del medio escolar, de los amigos, de las costumbres y
tradiciones arraigadas, del ámbito profesional, de los medios masivos de difusión (cine,
tv, prensa, radio). Bajo esta variada influencia, se van formando sus ideas morales y sus
modelos de conducta moral.

Una parte de la conducta moral se manifiesta en forma de hábitos y costumbres. El individuo


Esta forma de regulación de la conducta, es la que predomina en las sociedades sólo puede
actuar
primitivas. La costumbre representa en ellas lo que debe ser. Para las sociedades mas moralmente
evolucionadas, no desaparece por completo la costumbre como forma de regulación en sociedad.
moral. Las normas que rigen así en la sociedad, tienen a veces, larga vida, sobreviven a
cambios sociales importantes y se hallan respaldadas por el peso de la tradición. Toda
nueva moral tiene que romper con la vieja moral, que trata de sobrevivirse como
costumbre; pero, por otro lado, lo nuevo moralmente tiende a consolidarse como
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costumbre.

La costumbre espera como un medio eficaz para integrar al individuo en la


comunidad, para fortalecer su sociedad, y para que sus actos contribuyan a mantener y
no a disgregar el orden establecido. El individuo actúa entonces de acuerdo con las
normas emitidas por un grupo social, o por toda la comunidad.

La convicción íntima de lo que fue ayer, debe ser también hoy, y de la relación
consuetudinaria o habitual de la conducta cobra significación moral.

En sociedades primitivas, la costumbre cobra especial relevancia y el individuo


se encuentra tan apegado que le queda poco margen para discrepar de ella. Esta forma
de regulación de la conducta tiene un carácter moral, que se presenta como una
pretensión normativa, ya que las normas que prevalecen forman parte de los hábitos y
costumbres.

Esta sujeción del individuo pone de manifiesto el carácter social de la relación


entre individuo y comunidad y de la conducta moral individual. El sujeto del
comportamiento propiamente moral, es una persona singular. Cualquiera sean las causas
que rodeen la decisión y el acto correspondiente, ambos emanan de un individuo que
libre y conscientemente asume una responsabilidad personal.

La conciencia individual, esfera donde operan las decisiones de orden moral, al


hallarse condicionada socialmente, no puede dejar de reflejar una situación social
concreta, de allí que distintos individuos de un mismo grupo social, reaccionen de un
modo análogo.

Así pues, cuando se subraya el carácter social de la moral y la relación de lo


individual y lo colectivo, se está lejos de negar el papel del individuo en el
comportamiento moral, aunque este varíe histórica y socialmente.
Como no
En conclusión, la moral implica siempre una conciencia individual que hace existe el
individuo
suyas las reglas de acción que se le presentan con carácter normativo, aunque se trate de aislado,
reglas establecidas por la costumbre. Como no existe el individuo aislado, sino como ser sino como
social, no existe una moral estrictamente personal. ser social,
no existe
MORAL CONVENCIONAL Y MORAL CRÍTICA una moral
estricta-
mente
personal.
La Moral convencional es aquella que está vigente en una sociedad
determinada, que meramente es reproducida por los individuos que la integran, sin
realizar un examen crítico de las normas. Nos encontramos de este modo con normas
no cuestionadas; en donde la conducta individual sólo se ajusta a dichas normas y se
juzga negativamente toda conducta que se aparte de las mismas.

La Moral Crítica, por el contrario, es aquella que no se conforma con decir


qué se debe hacer, sino que se plantea la pregunta del por qué, tratando de responderla;
es decir, adopta una actitud reflexiva, buscando los fundamentos de las normas y
criticando aquellas que no aparecen suficientemente fundamentadas.

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LA ÉTICA COMO FILOSOFÍA MORAL4

Pasaremos ahora a analizar en que consiste la Ética o Filosofía Moral. Para ello
presentamos los conceptos que Adela Cortina expone en su obra “ÉTICA”.

La Ética es entendida como aquella parte de la Filosofía que se dedica a la


La Ética es
reflexión sobre la moral. Como parte de la Filosofía, la Ética es un tipo de saber que entendida
intenta construirse racionalmente, utilizando para ello el rigor conceptual y los métodos como
de análisis y explicación propios de la Filosofía. Como reflexión sobre cuestiones aquella
morales, la Ética pretende desplegar los conceptos y argumentos que permiten parte de la
Filosofía
comprender la dimensión moral de la persona humana en cuanto la dimensión moral, es
que se
decir, sin reducirla a componentes psicológicos, sociológicos, económicos o de dedica a la
cualquier otro tipo (aunque por supuesto, la ética no ignora que tales factores reflexión
condicionan de hecho el mundo moral). sobre la
moral.
Una vez desplegados los conceptos y argumentos pertinentes, se puede decir que
la Ética, la Filosofía Moral, habrá conseguido dar razón del fenómeno moral, dar cuenta
racionalmente de la dimensión moral humana, de modo que habremos crecido en saber
acerca de nosotros mismos, y, por lo tanto, habremos alcanzado un mayor grado de
libertad. En definitiva, filosofamos para encontrar sentido a lo que somos y hacemos, y
buscamos sentido para colmar nuestras ansias de libertad, dado que la falta de sentido la
experimentamos como cierto tipo de esclavitud.

1. La Ética es
indirectamente
normativa

Desde sus orígenes entre los filósofos de la antigua Grecia, la Ética es un tipo de
saber normativo, esto es un saber que pretende orientar las acciones de los seres
humanos. También la moral es un saber que ofrece orientaciones para la acción, pero
mientras esta última propone acciones concretas en casos concretos, la Ética – como
filosofía moral – se remonta a la reflexión sobre las distintas morales y sobre los
distintos modos de justificar racionalmente la vida moral, de modo que su manera de
orientar la acción es indirecta: a lo sumo puede señalar qué concepción moral es más
razonable para que, a partir de ella, podamos orientar nuestros comportamientos.

Por tanto, en principio, la Filosofía Moral o Ética, no tiene por qué tener una
incidencia inmediata en la vida cotidiana, dado que su objetivo último es el de
esclarecer reflexivamente el campo de la moral. Pero semejante esclarecimiento sí
puede servir de modo indirecto como orientación moral para quienes pretenden obrar
racionalmente en el conjunto de la vida entera. (Por ejemplo: supongamos que alguien
nos pide que elaboremos un “juicio ético” sobre el problema de la desocupación, o sobre
el aborto, o sobre cualquier otra cuestión moral de las de las que están en discusión en
nuestra sociedad; para empezar tendríamos que aclarar que en realidad se nos está
pidiendo un juicio moral, es decir una opinión suficientemente mediata acerca de la
bondad o malicia de las intenciones, actos y consecuencias que están implicados en cada
uno de esos problemas. A continuación, deberíamos aclarar que un juicio moral se hace
siempre a partir de alguna concepción moral determinada, y una vez que hayamos
anunciado cuál de ellas consideramos válida, podemos proceder a formular, desde ella,
el juicio moral que nos reclamaban. Para hacer un juicio moral correcto acerca de alguno
de los asuntos morales cotidianos no es preciso ser experto en filosofía moral. Basta con
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tener cierta habilidad de raciocinio, conocer los principios básicos de la doctrina moral
que consideramos válida, podemos proceder a formular, desde ella, el juicio moral que
nos reclamaban. Para hacer un juicio moral correcto acerca de alguno de los asuntos
morales cotidianos no es preciso ser experto en filosofía moral. Basta con tener cierta
habilidad de raciocinio, conocer los principios básicos de la doctrina moral que nos
sirvió de referencia para nuestro juicio moral anterior. Ese juicio ético estará
correctamente formulado si es la conclusión de una serie de argumentos filosóficos,
sólidamente construidos, que muestren nuestras razones para preferir la doctrina moral
escogida. En general, tal juicio ético está al alcance de los especialistas en filosofía
moral, pero a veces, también puede manifestarse con cierto grado de calidad entre las
personas que cultiven la afición a pensar, siempre que hayan hecho el esfuerzo de pensar
los problemas “hasta el final”).

2. El término “Ética”
“Ética“
A menudo se utiliza la palabra “Ética” como sinónimo de “moral”, es decir de un procede del
conjunto de principios, preceptos y valores que rigen la vida de los pueblos y de los griego
individuos. La palabra “Ética” procede del griego “ethos”, que significaba “ethos
originalmente “morada”, “lugar donde vivimos”, pero posteriormente pasó a significar
“el carácter”, “el modo de ser” que una persona o grupo va adquiriendo a lo largo de su
vida. Por su parte, el término”moral” procede del latín “mos, moris”, que originalmente
significaba “costumbre” confluyen etimológicamente en un significado casi idéntico:
todo aquello que se refiere al modo de ser o carácter adquirido como resultado de poner
en práctica unas costumbres o hábitos considerados buenos.

Dadas esas coincidencias etimológicas, no es extraño que los términos “moral” y


“ética” aparezcan como intercambiables en muchos contextos cotidianos: se habla, por
ej, de una “actitud ética” para referirse a una actitud “moralmente correcta” según
determinado código moral; o se dice de un comportamiento que “ha sido poco ético”,
para significar que no se ha ajustado a los patrones habituales de la moral vigente. Este
uso de los términos “ética“ y “moral” como sinónimos está tan extendido en
castellano que no vale la pena intentar impugnarlo. Pero conviene que seamos
conscientes de que tal uso denota, en la mayoría de los contextos lo que aquí venimos
llamando “la moral”, es decir, la referencia a algún código moral concreto.

No obstante lo anterior, podemos proponernos reservar en el contexto


académico, el término “Ética” para referirnos a la Filosofía moral, y mantener el
término “moral” para denotar los distintos códigos morales concretos.

3. La Ética no es ni puede ser “neutral”

La ética no se identifica, en principio con ningún código moral determinado.


Esto no significa que permanezca “neutral ante los distintos códigos morales que hayan
existido o puedan existir. No es posible semejante “neutralidad” o “asepsia axiológica”,
puesto que los métodos y objetivos de la Ética la comprometen con ciertos valores y la
obligan a denunciar a algunos códigos morales como “incorrectos” o incluso como
“inhumanos”, al tiempo que otros pueden ser reafirmados por ella en la medida en que
los encuentre “razonables”, “recomendables “ o incluso “excelentes”.

4
CORTINA, Adela (1.999) “Ética”. Editorial Akal

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4. Funciones de la Ética
Corresponde a la Ética una triple función:

1) Aclarar qué es la moral, cuáles son sus rasgos específicos.

2) Fundamentar la moralidad, es decir, tratar de averiguar cuáles son las razones


por las que tiene sentido que los seres humanos se esfuercen en vivir moralmente.

Aplicar a los distintos ámbitos de la vida social los resultados obtenidos en las
dos primeras funciones, de manera que se adopte en esos ámbitos sociales una moral
crítica (es decir, racionalmente fundada), en lugar de un código moral dogmáticamente
impuesto o de la ausencia de referencias morales.

A lo largo de la historia de la Filosofía se han ofrecido distintos modelos éticos


que tratan de cumplir las tres funciones anteriores: son las teorías éticas. Son
constructos filosóficos que intentan dar cuenta del fenómeno de la moralidad en general,
y de la preferibilidad de ciertos códigos morales en la medida en que éstos se ajustan a
los principios de racionalidad que rigen en el modelo filosófico de que se trate.

En el siguiente cuadro comparamos las doctrinas morales y las doctrinas éticas:

DOCTRINAS MORALES DOCTRINAS ÉTICAS

 Sistematizaciones de conjuntos de  Reflexiones acerca de la moral.


valores, principios y normas concretas.

 No son teorías filosóficas.  Son teorías filosóficas.

 Responden a cuestiones concretas,  No orientan en forma inmediata la


orientan en forma inmediata la vida vida moral de la persona. Analiza
moral de las personas. el fenómeno de la moralidad.

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MORAL Conjunto de principios, normas y valores , que cada generación


transmite a la siguiente y que orientan sobre el modo de
comportarse para llevar una vida buena y justa.

Parte de la Filosofía que se dedica a la  Saber que intenta construirse


reflexión sobre la moral. racionalmente.
 Intenta desplegar conceptos y
argumentos que permitan
ÉTICA comprender la dimensión moral
Su objetivo: es esclarecer reflexivamente de la persona humana.
el campo de la moral.

 Saber indirectamente
Funciones: normativo: orienta
 Aclarar qué es la moral. (sus indirectamente la acción,
rasgos) señalando qué concepción de
 Fundamentar la moralidad. moral es más razonable.
 Aplicar a los distintos ámbitos  No se identifica con ningún
de la vida social los resultados código moral determinado.
obtenidos en las dos primeras  La Ética no permanece neutral
funciones (para que se adopte ante los distintos códigos
una moral crítica). morales.

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ACTIVIDADES

A) DE AUTOEVALUACIÓN

Lea el texto que se presenta a continuación y teniendo en cuenta el marco teórico analizado,
elabore una reflexión (de aproximadamente diez renglones) acerca del tema .

“La necesidad de la ética” por Adela Cortina

“La ética está de moda: al menos verbalmente de moda. Políticos y empresarios,


periodistas y agentes económicos, médicos y docentes se lamentan día tras día de la escasa
moral de que hacen gala en sus actividades y profesiones y añoran – nostálgicos- un
tiempo futuro en que los valores morales auténticos se coticen más en la vida social que la
aburrida charlatanería de los políticos, el morbo de programas macabros y anuncios
provocativos, la carrera descompuesta hacia los puestos de poder.
¿Qué diferente sería todo – vienen a decir- si los periodistas y publicistas no
entendiéramos la información y la publicidad sólo como mercancía, si empresarios y
trabajadores tuviéramos la empresa como un servicio cooperativo a la sociedad, si los
políticos aprendiéramos que es nuestra razón de ser la defensa de intereses
universalizables, si el personal sanitario tomáramos en serio que el bien del paciente es
nuestro primer deber, si algún día los docentes creyéramos de verdad que la calidad de la
enseñanza es un valor prioritario...!¿Qué diferente sería todo - en definitiva – si viviéramos
moralmente!.
Porque la moralidad no es un extraño artefacto, venido de un desconocido lugar,
sino simplemente el reto de vivir como hombre – mujer, varón - en el más pleno sentido de
la palabra; cosa imposible si no es a través de todas nuestras actividades y dedicaciones”.

B) OBLIGATORIAS:

 Proponga dos ejemplos de normas morales de esta o de otra sociedad, de la época


actual o de otra época. Luego, justifique en cada caso porque la cumpliría o dejaría
de cumplir.
 Reflexione sobre la siguiente cuestión: ¿ toda norma moral, por el hecho de ser
establecida por la sociedad, reporta un beneficio y lleva al perfeccionamiento de la
persona?. Fundamente su respuesta.

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Eje Problematizador 2: ¿Cuál es el criterio para establecer lo que es correcto o


incorrecto en el obrar humano?
Acción humana y acto del hombre. Estructura del acto moral. Juicio moral y juicio ético.
Libertad y responsabilidad moral. Libertad externa e interna. Libertad y valores morales o
éticos.
Conciencia moral. Tipos. Objeción de conciencia. La responsabilidad de los actos.
Responsabilidad directa e indirecta. Responsabilidad directiva. Tipos.
Principios del obrar humano. Hábitos y leyes. Los hábitos morales: virtudes y vicios. Las
virtudes cardinales.

La Ética estudia los actos humanos, que también denominamos actos morales o
acciones humanas.

ACCIÓN HUMANA

Aristóteles, en la Ética a Nicómaco, afirma que los animales no actúan, ya que sus
actividades tienen forzosamente éxito porque son instintivas o porque son consecuencia de
un aprendizaje, pero no porque hayan sido planeadas o sean creativas; son siempre las
mismas, es decir, son estáticas en cuanto a su resultado.

En cambio, en relación a otros animales, el ser humano es de una medianía


biológica alarmante y sólo se compensa de esa carencia mediante sus manos y su
inteligencia. Por esta razón, la acción aparece como un factor humanizador,
constituyéndose en el instrumento por el cual el ser humano transforma el medio
convirtiéndolo en “mundo”. Si los comparamos con el animal, los actos humanos son
modos completamente nuevos de dirigir la vida.

Es conveniente distinguir entre actos humanos y actos del hombre, ya que no todos
los actos realizados por el ser humano son actos libres. Para que un acto sea considerado
“humano”, se requiere que sea voluntario. En cambio, cuando una persona realiza un acto
sin la voluntad de realizarlo o en contra su voluntad, ese acto se denomina acto del hombre.
Éstos son actos amorales, o sea, no son ni buenos ni malos.

Según Aristóteles, para que una acción sea objeto de elogio o de censura debe ser Para que un
acto sea
voluntaria; en caso contrario sólo merecerá indulgencia o compasión. Aristóteles entiende considerado
por acción voluntaria a aquella cuyo principio está en el agente, es decir, en quien obra y, “humano”, se
además, cuando el agente conoce las circunstancias en que se cumple dicho acto. No son requiere que
acciones voluntarias aquellas que se cumplen por fuerza (compulsión, coacción) o por sea voluntario.
ignorancia (aunque en éste último caso no siempre nos exime de responsabilidad moral).

Entonces, para que un acto sea considerado como humano (lo que denominamos
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acción humana o acto moral) tiene que reunir ciertas condiciones:

- Que sea realizado con conciencia de lo que se está haciendo (conociendo las
circunstancias que rodean la acción y sus posibles consecuencias).
- Que exista libertad psicológica o libertad interior (que el sujeto no esté
coaccionado), o sea que la causa de la acción esté en el sujeto mismo. Se trata por
eso de una acción voluntaria, que responde al propósito de realizar algo previamente
decidido por el sujeto.
- Que exista uso de razón, o sea capacidad para discernir, para analizar la situación,
conociendo el fin que se persigue, los medios que pueden estar al alcance y su
correspondiente aplicación para la consecución del fin.
Si alguna de estas condiciones faltase, el acto realizado sería considerado como acto
del hombre y no como acto humano. Sólo cuando existen actos humanos, podemos hablar
de responsabilidad moral.

Un ejemplo de acto humano, es el de una persona que después de un proceso


deliberativo, decide incorporarse como voluntaria a un grupo que prestará ayuda a gente
que sufrió pérdidas por catástrofes naturales; o bien que decide no hacerlo por cuestiones
de salud.

En tanto que una persona que es obligada por otra a realizar un acto indebido,
contrario a las normas o en consonancia con ellas, bajo una amenaza grave, como la
pérdida de la vida (coacción exterior), no realiza un acto humano sino del hombre, porque
no decidió, no pudo hacerlo. En el caso de una persona que sufre un trastorno psiquiátrico
grave (coacción interior), tampoco tiene dominio ni control de sus actos. No decide por sí
misma y por lo tanto no realiza un acto humano sino del hombre.
Fernando
Los actos humanos o acciones humanas están condicionados por el medio natural, Savater
los límites de la constitución biológica, los productos tecnológicos, las acciones de las afirma que el
demás personas. Los modos de responder a esos condicionamientos varían de un sujeto a ser humano no
otro, e incluso en el mismo sujeto en diferentes momentos o situaciones. es libre de
elegir lo que le
pasa pero sí es
Si bien las acciones humanas están condicionadas, no se encuentran determinadas, libre de
ya que los límites no son absolutos y no anulan la libertad. Por eso la acción humana es responder a lo
libre, ya que el ser humano puede responder a su situación de diversas maneras, siendo que le pasa.
consciente de las circunstancias que rodean su acción y de sus posibles consecuencias.

ANÁLISIS ANTROPOLÓGICO DE LA ACCIÓN HUMANA

La persona dispone de su ser a través de su acción. De allí que toda fundamentación


antropológica de la ética, tiene que partir de un estudio de las acciones humanas.

Lo específicamente humano es proceder de una manera reflexiva, racional, y por lo


mismo, libre. La persona es dueña de sus actos por la razón y por la voluntad.

La acción voluntaria fue definida de un modo clásico como aquella que procede de
un principio intrínseco con conocimiento formal del fin.

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La acción voluntaria tiene su origen en una facultad apetitiva del sujeto, la voluntad,
la cual actúa desde dentro de él (procede de un principio intrínseco.).

Por otra parte, la acción voluntaria implica el conocimiento del fin por parte del
sujeto; es decir, que antes de obrar, la persona conoce la meta que pretende alcanzar.
Ángel Rodríguez Luño, en su libro Ética General5, destaca las siguientes
características de la intencionalidad de la voluntad:
- es consciente: es decir, que antes de actuar, el propio sujeto planea y se
representa la acción. Al conocer el fin, relaciona su acción con el objetivo que
pretende conseguir. Proyectar y representar constituyen actos de la razón que
están implicados en la acción voluntaria, por lo cual, cada persona se La
intencionali-
experimenta como autora de sus propios actos; dad de la
- es activa: la persona y el fin entran en relación por iniciativa del propio sujeto; voluntad: es
- es guiada y ordenada por la razón: porque la inteligencia presenta a la voluntad consciente,
el objeto intencional, la acción o el objeto deseado por la voluntad.; por su parte, es activa, es
el juicio racional establece entre la acción y su fin un motivo (por ej. :quiero guiada y
ordenada por
hacer esta acción porque es buena o porque es útil); la razón, es
- es autorreferencial: pues toda acción voluntaria si bien posee un objeto autorreferen-
intencional, tiene a la propia persona como sujeto, en la medida en que revierte cial.
sobre ella misma (ej: no es posible robar sin que la persona se convierta en
ladrón), porque el querer implica una valoración personal de lo querido que no
se da en el conocer como tal y todo lo que el ser humano hace tiene efectos que
no sólo son externos, sino que también, se va realizando y haciendo a sí mismo.

La voluntad es la inclinación racional al bien y éste es aquello que conviene a la


persona. Las acciones son objeto de la voluntad en la medida en que son vistas como
convenientes y apetecibles. Ahora, algo puede ser querido como medio o como fin. Si se lo
considera como un fin, se trata de algo bueno en sí mismo que puede presentarse en tres
modalidades: como honesto, como deleitable y como útil. Un bien es honesto, cuando una
cosa o una acción es querida en sí misma porque se presenta como objetivamente buena y
digna de ser amada. El bien deleitable es querido porque causa una resonancia afectiva
positiva: placer, satisfacción, alegría. El bien útil es querido no en sí mismo, sino porque se
presenta como ordenado a la consecución del fin.

ESTRUCTURA DEL ACTO MORAL

Los actos humanos, como dijimos anteriormente, son actos morales, y por lo tanto,
están siempre sujetos a la aprobación o condena por parte de los demás.

No son actos morales aquellos cuya realización no puede ser evitada o cuyas
consecuencias no pueden ser previstas (son ejemplos: el respirar; o el acto de entregar el
dinero a un asaltante).

Para analizar un acto moral tenemos que tener en cuenta los elementos que
intervienen en su estructura. Esos elementos, que están articulados entre sí son los
siguientes:

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Motivo: es aquello que impulsa a actuar y mantiene la acción, lo que mueve al


sujeto a perseguir determinado fin. Un mismo acto puede realizarse por diferentes
motivos, y a su vez, el mismo motivo puede impulsar a realizar actos distintos con
diferentes fines.
a) Fin de la acción: todo acto humano se realiza con un fin; el acto moral exige
que el sujeto tenga conciencia del fin que se persigue. En el acto moral no sólo se
anticipa idealmente como un fin un determinado resultado, sino que además hay
una decisión de alcanzar el resultado que dicho fin anticipa. La conciencia del fin y
la decisión de alcanzarlo dan el carácter de un acto voluntario y esta voluntariedad
en el acto moral se distingue de los actos fisiológicos, psíquicos, automáticos Estructura del
(instintivos o habituales). Dichos actos no responden a un fin trazado por la acto moral:
conciencia, son inconscientes e involuntarios y no son morales. Motivo-
Fin de la
El acto moral implica la conciencia de un fin, así como la decisión de acción
Medios-
realizarlo; pero esta decisión presupone en muchos casos una elección entre varios
Consecuen-
fines posibles. cias de la
b) Medios: al realizar la elección de los medios adecuados para alcanzar el fin acción.
elegido, tiene que darse una adecuación moral y no sólo instrumental entre el fin y
los medios. No es lícito el empleo de cualquier medio aún supuesto que el fin
elegido sea correcto. Es por eso importante tener en cuenta que “el fin no justifica
los medios”.
c) Consecuencias de la acción: se refiere a que en el acto moral, es necesario
tener en cuenta las consecuencias previsibles de la acción, ya que el sujeto no puede
desentenderse de las repercusiones que sus actos tienen en la convivencia social
cuya regulación también es un elemento moral.

El acto moral se presenta con un aspecto subjetivo (motivos, conciencia del fin,
conciencia de los medios y decisión personal), pero a la vez, muestra un lado objetivo que
trasciende a la conciencia (empleo de determinados medios, consecuencias que se siguen a
la acción). El acto moral no puede estar reducido a uno de sus elementos, así por ejemplo
los medios no pueden ser aislados de los fines, las consecuencias no se aíslan de la
intención

Para que el acto moral sea considerado bueno, se requiere que todos los elementos
sean buenos. Si alguno de ellos fuera malo ( por ejemplo, si el fin es bueno pero los medios
utilizados son malos) todo el acto es considerado malo.

5
RODRÍGUEZ LUÑO, Ángel. Ética General. EUNSA Pamplona, 1.991

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ÉTICA

ACCIÓN HUMANA O
ACTO HUMANO

CONDICIONES: ESTRUCTURA:
- uso de razón - Objeto o acto en sí
- libertad mismo (alternativa
psicológica ( o elegida)
libre albedrío) - Fin o intención (fin del
- conciencia sujeto, con los medios
psicológica elegidos)
- Circunstancias
(situación y
consecuencias)
RESPONSABILIDAD
MORAL
ACTO BUENO Ó
ACTO MALO
MORALIDAD DE LA DECISIÓN

INTENCIÓN ¿Es honesta la meta que se persigue?


¿Podría mejorar la calidad moral de la intención?

¿Lesiona algún derecho humano? - ¿Se opone a alguna ley


OBJETO justa? - ¿Cumple con los derechos contractuales? - ¿Es
conforme a la justicia distributiva? - ¿Es una acción desleal? -
¿Contribuye a la solidaridad? – ¿Es favorable a otros valores
éticos?. – ¿Hay alguna alternativa mejor?.

CIRCUNSTANCIAS ¿Hay alguna circunstancia que aumente o disminuya el valor


moral de la decisión? (Quién lo hace, quiénes son los afectados,
cómo, cuándo, cuánto, de qué manera, con qué
consecuencias ... )

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LA LIBERTAD
Libertad, en
general,
Libertad, en general, significa “ausencia de constricción”, estar exento de coacción. Pero la significa
coacción puede depender de diversas causas; por eso se pueden distinguir varios tipos (análogos) de “ausencia de
libertad, que se pueden reducir a dos formas principales: libertad exterior y libertad interior. constricción”,
estar exento
1. Libertad exterior de coacción.

Libertad exterior o libertad de hacer, o libertad de ejecución, es una situación en la


que no existen trabas, presiones, impedimentos, estorbos exteriores. Es decir, supone
ausencia de coacción exterior. Estas “libertades” se refieren al ejercicio de la libertad
(interior) y no a su existencia. En este grupo caben las siguientes:

a. La libertad física que es la capacidad de podernos mover de un lugar a otro, de


circular libremente, sin que ninguna fuerza externa nos lo impida (cárceles,
cadenas, fronteras…).

b. La liberad moral (o licitud): estar exento de obligaciones o prohibiciones relativas


al orden moral. Por ejemplo: gozo de libertad física para envenenar al vecino, pero
no de libertad moral (no me es “lícito” hacerlo).

c. La libertad civil, política, religiosa, etc. de ellas gozo cuando no existen leyes
positivas —dictadas por la autoridad— que traban mi libre acción (libertad de
asociación, de prensa, de opinión, de comercio, etc.).

d. La libertad social es distinta: es ausencia de determinismos sociales, de influjos


sociales que me inclinen fatalmente en una dirección sin que yo lo advierta
(manipulación de la propaganda, ambientes corrompidos, etc.).

e. Libertad ascética o “liberación”: de ella goza el que domina sus instintos, sus pa-
siones.

Se requieren, por cierto, estas libertades exteriores, porque el hombre se realiza en “lo
otro”, su libertad interior necesita un espacio para su autodefinición y desarrollo. Estas libertades
deben ayudar al desarrollo de la capacidad de autodeterminación del ser humano, pero pueden
entrar en colisión, por lo que requieren de control, ejercido a través de las leyes.

2. Libertad interior

La libertad interior o libertad de querer, se define como ausencia de determinación


interna previa a la acción. Supone el reconocimiento de la capacidad para poder elegir y
decidir en un momento dado entre diferentes opciones que se presenten, eligiendo aquello
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que se desea llevar a la práctica.

La libertad sicológica o libertad de elección o libre albedrío es “el poder que tiene
el hombre de obrar o no obrar, hacer esto o aquello, cuando ya se dan todas las condiciones
requeridas para obrar”.

El hombre, puesto ante un abanico de posibilidades, de valores (bienes limitados),


no está determinado por su naturaleza, ni es atraído fatalmente por uno de los valores en
juego, sino que puede autodeterminarse por uno de ellos. En este dominio sobre los actos
consiste la libertad sicológica.

Sin embargo, no se trata de una libertad absoluta, totalmente libre de


condicionamientos, sino de una libertad “dentro de lo que cabe”.

LIBERTAD Y VALORES MORALES O ÉTICOS

Muchos valores perfeccionan al hombre en alguna zona de su personalidad, ya sea


su inteligencia, sentido estético, contextura física, etc., pero no lo afectan de tal manera que
por ellos se convierta en “hombre bueno” u “hombre malo”.

En cambio existen valores, los valores morales, que afectan a la persona en su


totalidad, llevándola al desarrollo y realización plena de su ser propiamente humano.

Los valores morales suponen la libertad y provocan como respuesta específica la


experiencia de la obligación, del “tú debes”, afectando al nivel práctico de la acción
humana libre.

La libertad le permite al hombre asumir los valores y realizarse.

CONCIENCIA MORAL

La conciencia no es una facultad más, unida a la inteligencia y a la voluntad, sino


que es un acto de la inteligencia por el cual la persona juzga la moralidad de una acción. Se Conciencia
trata de un juicio teórico – práctico con el cual ésta juzga si su acción es buena o mala en moral: es un
sentido moral. juicio
teórico –
Desde el punto de vista psicológico, se llama conciencia al conocimiento íntimo práctico con
el cual ésta
que tiene el ser humano acerca de sí mismo y de los actos que realiza. Pero, al referirnos a juzga si su
la conciencia en sentido moral, lo que interesa fundamentalmente es su connotación moral. acción es
buena o
Es en este último sentido en que nos referimos a la conciencia como la aplicación de mala en
normas universales a un acto particular. Se supone que la conciencia moral, cuyos dictados sentido
moral.
seguirá la persona, está fundamentada en razones objetivas. Sin embargo, pueden darse
casos en que se registre error en el juicio de conciencia. De allí que sea preciso analizar las

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diferentes modalidades que pueden presentarse y los principios que hay que aplicar para
seguir el dictamen de la conciencia.

Entonces, teniendo en cuenta su conformidad con la ley moral, la conciencia puede

a) Verdadera o recta: cuando juzga la bondad o malicia de un acto rectamente, en


conformidad con la ley moral; en este caso el juicio moral es verdadero, buscando
sinceramente el bien.
b) Errónea o falsa: cuando juzga en desacuerdo con la ley moral, al considerar buena una
acción que es mala y viceversa. Puede ser que la causa del error en el juicio sea la
ignorancia.

Según el tipo de consentimiento con que el sujeto asiente al juicio de conciencia,


ésta puede ser:
a) Cierta: es la que juzga con firmeza que un acto es bueno o malo sin temor a
errar.
b) Probable: no existe seguridad por parte del sujeto al emitir el juicio, por lo cual
sólo dictamina con probabilidad acerca de la moralidad del acto, inclinándose
por una de las alternativas posibles.
c) Dudosa: en este caso se suspende el juicio por temor a equivocarse, ya que el
sujeto no puede tomar una decisión acerca de la bondad o maldad del acto.
Nunca se puede obrar en contra de la propia conciencia, si ésta es conciencia cierta,
porque es actuar en contra de uno mismo y de las convicciones más profundas. A veces, por
la imperfección humana, a pesar de la diligencia debida, la persona estima recta una
conciencia que en realidad es falsa, juzgando como bueno algo que no lo es. En este caso
no es culpable al obrar, porque obró de buena fe. Ahora, quien obra a pesar de una duda
fundada en serias razones acerca de la moralidad de la acción, puede actuar mal, por lo
cual se impone resolver la duda antes de actuar.

Cada persona tiene la responsabilidad de formar la propia conciencia, de tal modo


que siempre tienda a la verdad y al bien. Para ello, es preciso poner los medios adecuados
para adquirir la ciencia moral debida que dependerá de la capacidad personal, del tipo de
ocupación y de responsabilidad que tiene, de las circunstancias del ambiente en que se
desenvuelve. También, es importante en determinados casos la petición de consejo a
personas con mayor experiencia.

Sin embargo, no se debe olvidar que cada persona es responsable de la decisión que
toma.

LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA

Muchas veces las personas se ven obligadas a actuar en contra de lo que en


conciencia consideran bueno o justo. En ocasiones, los superiores por el cargo o poder que
detentan, exigen a sus subordinados que participen en acciones que son incompatibles con
el respeto debido a un determinado valor moral percibido por la conciencia. En estas
circunstancias, la persona tiene el derecho a la objeción de conciencia, es decir, a la
resistencia a una orden superior que la conciencia opone por fidelidad a sus propias

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Objeción de
convicciones religiosas o morales (Patricia Debeljuh, 2.005). conciencia:
Resistencia a
La desobediencia al imperativo de la conciencia produce la renuncia de la persona a una orden
superior que
su verdadera esencia humana, un atentado a su propia dignidad. En la intimidad, la persona
la conciencia
no puede ocultar la ruptura consigo misma provocada por un acto desviado de la norma opone por
imperada por su conciencia. fidelidad a
sus propias
La objeción de conciencia no implica un desprecio del sujeto hacia la ley, sino una convicciones
coherente fidelidad a sus profundas convicciones, una muestra clara de su compromiso de religiosas o
morales.
buscar el bien.

Por ello es posible afirmar la existencia de límites de la obediencia. El asentimiento


a una orden recibida de un superior es exigible en virtud de algún compromiso previamente
adquirido, como un contrato de trabajo. El superior puede exigir cualquier orden o mandato
siempre y cuando no sean opuestas a las convicciones éticas y morales del sujeto. Si surge
algún conflicto entre ambos, esa situación debe resolverse a favor de la objeción de
conciencia.

RESPONSABILIDAD MORAL

Responsabili-
Se entiende por responsabilidad la capacidad de las personas para responder de sus dad moral:
actos; esta capacidad exige la obligación de reparar los daños ocasionados y de soportar el es la
castigo previsto para la infracción cometida. capacidad de
las personas
para
Se dice de una persona que es responsable cuando está obligada a responder de sus
responder de
propios actos. sus actos y
de las
Un sujeto es responsable cuando actúa con libertad; esto implica: consecuen-
a- Conciencia de las circunstancias y las consecuencias de su acción. cias.
b-Que no existan causas externas que lo obliguen a actuar de un solo modo.

La ignorancia y la coacción eximen al individuo de responsabilidad. Pero la


ignorancia debe ser de cosas que no tiene la obligación de conocer; es decir que sólo el que
ignora lo que no pudo haber sabido está eximido de responsabilidad. En cambio, ignorar lo
que se debía saber, sufrir presiones o pasar por situaciones difíciles, pueden atenuar nuestra La coacción y
responsabilidad pero no eximirnos de ella. Si un individuo es consciente de las la ignorancia
circunstancias y de las consecuencias previsibles de su acción y si no han existido causas de lo que no
que lo hayan obligado a actuar de un solo modo, es responsable del acto producido. se tiene la
obligación de
saber eximen
En cuanto a la coacción, debe ser muy fuerte para condicionar realmente la al individuo
acción, de tal modo que quite al agente moral de toda posibilidad de actuar de otro modo. de
responsabili-
La libertad psicológica o libertad de voluntad no debe confundirse con la legal ni dad.
con la física. En los tres casos tiene que existir ausencia de limitación. Lo que limita la
libertad psicológica son las tendencias interiores que fuerzan a realizar determinadas

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acciones o que impiden realizar otras. El estado consciente del sujeto es un darse cuenta de
lo que está haciendo; si es pleno, lleva consigo la máxima responsabilidad del acto, y si es
limitada, reduce proporcionalmente la responsabilidad del acto.

Podemos diferenciar dos tipos de responsabilidad moral: la responsabilidad moral


directa y la indirecta.

Existe responsabilidad moral directa cuando nos encontramos ante el caso de que
existe pleno uso de razón, libertad y conciencia por parte del sujeto al realizar un acto.

En cambio, si no existe libertad psicológica, ni conciencia, no hay responsabilidad


moral directa. Sin embargo puede existir responsabilidad moral indirecta, que es la que
se le imputa al sujeto que libre y concientemente, se coloca en un estado inconsciente y
carente de libertad, sabiendo o previendo que clase de actos haría o podría hacer en este
último estado. Es el caso del que se droga o embriaga.

Podemos también reconocer lo que denominamos responsabilidad directiva. El


sentido de responsabilidad es parte esencial de la calidad humana del directivo. Requiere
que éste sea plenamente consciente de su condición y de lo que exige su cargo en la
empresa y en la sociedad. Actuar de modo responsable exige saber qué se debe hacer y las
repercusiones de las propias acciones en los demás, conocerse a sí mismo – talentos y
posibilidades – y las posibilidades de acción en cada situación.

Modos de responsabilidad directiva:

 Por comisión (o acción voluntaria): corresponde a actos directamente voluntarios.


Se trata de actos realizados con intención de conseguir algún objetivo o meta. Se
incurre en la responsabilidad propia el acto y en la responsabilidad de las
consecuencias razonablemente previsibles y evitables.

 Por omisión: cuando no se realizan actos que había obligación de hacer y realmente
se podían hacer. Hay culpabilidad cuando se omite algo debido y posible de modo
deliberado y con pleno consentimiento, o bien por negligencia u otros modos de
imprudencia.

 Por su influencia en acciones ajenas: ya sea por inducción ( cuando pide o manda
algo, persuadiendo a que se realice una acción y estimulando a otros con la propia
conducta), ya sea por cooperación ( por participación inmediata, colaboración u
omisión

HÁBITOS MORALES. VIRTUDES Y VICIOS.

Entendemos por hábito una disposición permanente y adquirida para reproducir


determinados actos. Se trata de cualidades estables y no de meras disposiciones transeúntes.
Son la base de todo el desarrollo humano, ya que por ellos las personas aprenden a hablar, a
escribir y todas aquellas actitudes que son propias de éstas, que se adquieren con la
educación, permitiéndoles vivir con dignidad.
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Hábito una
Un hábito se conforma por la repetición de los actos correspondientes. Pero, disposición
cualquier acción en sí misma considerada no es un hábito. De allí que podemos decir que, permanente
cuando observamos que una persona fuma, no quiere decir que tenga el hábito de fumar y, y adquirida
si tiene este hábito, no está fumando en todo momento. para
El origen de un hábito está en un acto o en varios actos que se han realizado y que reproducir
determina-
dejan una especie de huella en el mecanismo mental o en el fisiológico, lo cual genera una dos actos.
tendencia a reproducir lo que se ha hecho una o varias veces, de tal modo que va
adquiriendo la disposición para reproducir otra vez el acto.
Los hábitos se adquieren consciente o inconscientemente, o con escaso margen de
conciencia; en forma voluntaria o involuntaria, ya que se lo puede adquirir por voluntad
ajena (por ejemplo, los hábitos que adquieren los niños pequeños, en los que actúa la
voluntad de los padres) o tan sólo por imitación no consciente.
Existen dos fases del hábito:

1º La formación: que consiste en la repetición de varios actos de la misma especie,


con la cual se producen una serie de transformaciones internas que hacen posible la mayor
soltura, rapidez y perfección de la conducta habitual.

2º La estabilización: los actos habituales, además de estas tres características,


adquieren una cuarta, que consiste en que estos actos se realizan subconscientemente o con
escaso margen de conciencia.
Sólo la persona humana, por estar dotada de libertad, puede aumentar a través de
los hábitos, el dominio que goza sobre sus actos. El hábito existe cuando se da una
inclinación permanente a obrar en un sentido y, por lo general, se manifiesta como una
línea de conducta que caracteriza a cada individuo. Además, los hábitos son como una
segunda naturaleza, ya que capacitan para un modo nuevo de obrar y dan a las acciones
libres una espontaneidad equiparable a la de otras operaciones puramente naturales.

Virtudes y vicios
Los hábitos que conciernen a la problemática ética son las virtudes y los vicios.
Éstos constituyen hábitos operativos, es decir, son cualidades estables de las potencias
(facultades) del hombre, que lo disponen e inclinan a obrar en un sentido. Son prácticos,
porque se refieren a la acción.
La virtud es un hábito operativo bueno. No puede confundirse con la mera
costumbre, ya que ésta se trata de una simple repetición de actos externos; mientras que la
virtud implica un creciente conocimiento y amor del bien y un orden de las pasiones, por lo
cual aumenta la perfección de la libertad a través de esas acciones. Dispone al ser humano
a comportarse de una manera adecuada a su propia naturaleza, fortalece la voluntad y el Virtud: hábito
rendimiento positivo de la libertad. operativo
El término virtud proviene del vocablo latino virtus, que equivale al término vis, bueno.
cuyo sentido es fuerza. En una acepción más limitada significa un hábito adquirido que
perfecciona o refuerza alguna potencia activa.
La virtud es esencialmente personal e implica fuerza espiritual para vencer las
dificultades que se presentan en su ejercicio. Se adquiere con dificultad, porque requiere
esfuerzo y produce placer espiritual, pero generalmente no produce placer material.
Las virtudes nacen de la actividad humana libre y dan una mayor firmeza, facilidad,
eficacia y satisfacción para obrar bien. Se las clasifica en virtudes intelectuales y virtudes
morales.

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Las virtudes intelectuales inhieren y perfeccionan la razón especulativa o práctica.


Son las que perfeccionan al hombre en el conocimiento de la verdad; posibilitando a la
inteligencia conocer el orden moral y la manera adecuada de moverse dentro de él, para que
el ser humano pueda alcanzar su fin último.
En tanto que las virtudes morales perfeccionan la voluntad y las tendencias
sensibles, ayudando a las personas a obrar rectamente respecto de la elección del bien. Son
las que inclinan al ser humano a practicar el bien propio de su naturaleza, o sea, el bien
moral. De esto se infiere que las virtudes morales no pueden usarse para hacer el mal.
Entre todas las virtudes morales ocupan un sitial de preferencia las llamadas Virtudes
virtudes cardinales, del latín cardo, que significa quicio; por ser como los quicios sobre los cardinales:
que gira toda la vida moral de la persona. prudencia –
justicia –
fortaleza y
- Prudencia o sabiduría práctica: es la virtud que dicta a la razón el cómo y templanza.
el cuándo se debe actuar. Es la que contribuye al bien de la persona, ayudando a descubrir
qué es realmente lo que conviene hacer para actuar bien en cada situación particular y así
mejorar como persona. Su finalidad inmediata es gobernar el modo y las circunstancias
todas de la conducta moral.
La prudencia es la virtud del equilibrio, de la sensatez; la que debe gravitar en los
momentos de las graves decisiones personales y sociales, privadas y públicas. Los jefes de
las naciones, las autoridades que tienen a su cargo la dirección de grupos humanos,
requieren necesariamente de esta virtud.
Se la considera la madre de las demás virtudes, porque es la rectora de las otras
virtudes cardinales, ya que facilita descubrir a la razón qué constituye “lo moderado”, “lo
fuerte”, “lo justo”, en cada caso singular.
La prudencia se ejercita mediante tres actos principales:
a- El conocimiento: se trata de conocer con claridad la realidad de las cosas y los
principios morales que guían a la conciencia. Este conocimiento es muy
importante, y puede verse enriquecido por el estudio, la memoria de
experiencias pasadas y el consejo de personas prudentes.
b- El juicio: se refiere a la moralidad de la acción concreta que se va a realizar;
también abarca los medios previstos para alcanzar el fin propuesto. La virtud de
la prudencia ayuda al sujeto a valorar la información, elgiendo el
comportamiento más adecuado. Aquí es especialmente importante la coherencia
que lleva a actuar de acuerdo con lo que se piensa.
c- El imperio: que moviliza a la voluntad a realizar la acción o bien a abstenerse
de actuar. La prudencia impulsa a realizar aquello que se considera bueno en
cada situación.
La prudencia interviene a la hora de tomar decisiones, ayudando a detectar el
problema, moviendo a tomar decisiones ante las soluciones posibles que se presentan y
apoyando la ejecución de lo decidido.

- Justicia: es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo (su


derecho). Analizando esta definición, podemos distinguir, por un lado el verbo “dar”, que
según el contexto, puede significar entregar, respetar, devolver, transferir y otras acciones
parecidas. La expresión “a cada uno”, indica la capacidad de tener derechos, con
independencia de la condición o estatus del sujeto; puede referirse a una persona, a un
grupo de personas o a una comunidad en su conjunto; al bien de personas singulares o al
bien común de una sociedad. Por otro lado, al referirse a “lo suyo”, que se refiere a “su

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derecho”, se quiere significar que se trata de aquello de lo que uno es dueño con dominio
libre y personal.

Suelen distinguirse tres formas de justicia:

FORMAS DE LA JUSTICIA

COMUNIDAD

Justicia general Justicia distributiva

Justicia conmutativa
PARTICULAR PARTICULAR

La justicia general se refiere a la exigencia de justicia que cada uno tiene con los demás,
por ser personas y miembros de una comunidad. Se incluye aquí aquello que es necesario para el
bien común de la sociedad. A veces se la denomina también justicia legal, porque incluye las leyes
que concretan lo que cada individuo debe equitativamente a la comunidad a la que pertenece. Sin
embargo, la justicia general o legal no se agota con las leyes, que siempre son contingentes y
limitadas.
En la medida en que las leyes especifican deberes generales de justicia, hay
obligación moral de cumplirlas (leyes mercantiles, impuestos, por ejemplo); pero, las leyes
humanas dejan de obligar (por ser injustas) si son contrarias a algún derecho fundamental
de la persona. Si se da tal situación será necesario presentar objeción de conciencia.
En tanto que la justicia entre particulares (individuos o grupos) se denomina justicia
conmutativa, y viene exigida por los intercambios (ejemplo, una compraventa o arriendo),
exigiendo igualdad relativa entre lo que se da y lo que se recibe, por lo cual se hace
necesaria una valoración lo más objetiva posible. En la práctica, esa valoración se
determina por lo general a través de una libre negociación entre las partes. Pero, cuando
existe una notoria asimetría en el poder negociador, se requiere estar vigilantes para ser
justos, porque se puede llegar a un acuerdo poco justo si la parte poderosa se aprovecha de
la situación de necesidad de la parte débil. De allí que, tanto en los monopolios como en
general, en las posiciones prepotentes, puede haber abuso de poder.
La justicia conmutativa obliga a cumplir estrictamente los contratos y a dar lo
libremente acordado.
Por su parte, la justicia distributiva, es la voluntad de distribuir con equidad,
evitando hacer acepción de personas (amiguismos, favoritismos, etc), dando a cada uno lo
que le corresponde por su condición y aportaciones dentro de la comunidad.
El directivo se encuentra con relativa frecuencia con problemas de justicia
distributiva, pues tiene que repartir algo común entre las personas que integran la
comunidad organizacional, tanto lo que es ventajoso (cargos, gratificaciones, etc) como lo
que es oneroso (turnos incómodos, reducciones de planilla, etc). Por eso, cuando se
distribuye algo de una comunidad, tanto las ventajas como las cargas o desventajas, tiene
que hacerse de acuerdo con criterios objetivos determinados con prudencia, los que deben
considerar los casos, las capacidades, los méritos y las necesidades de cada uno.
A veces, quien ejerce un cargo directivo debe aplicar sanciones ante indisciplinas o
faltas que vulneran el bien común de la organización. En ese sentido, castigar con justicia
implica penalizar algún delito de un modo proporcionado y siempre buscando cumplir el
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bien superior de la justicia o con la sana intención de corregir al culpable, y no con afán de
venganza o por odio.
La ética orienta la excelencia humana, y estas exigencias son mínimos que de
ningún modo agotan el deber de buscar siempre lo mejor, el valor más alto que posibilite el
perfeccionamiento humano.

- Fortaleza: la palabra fortaleza significa firmeza corporal y/ o espiritual contra toda


situación externa o interna dolorosa o molesta para el individuo. Es la virtud que contribuye
al bien de la persona ayudándola a resistir dificultades y superar los obstáculos que se
presentan para alcanzar una vida plenamente humana o bien para sufrirlos con paciencia
cuando las fuerzas propias no logran superarlos.
Con la fortaleza se evitan tanto la cobardía como la temeridad al asumir riesgos.
En efecto, esta virtud modera la tendencia de la persona de arriesgarse más de lo que sería
prudente, refrenando la temeridad y, a su vez, impulsando a contrarrestar la tentación de
esquivar los bienes que son difíciles de alcanzar, adoptando una actitud de cobardía.
Lo propio de la fortaleza es que a pesar del conocimiento del miedo por parte del
sujeto, lo dispone a que éste no lo arrastre hacia el mal o le impida la realización del bien.
Según Santo Tomás, la virtud de la fortaleza se pone de manifiesto en dos actos
fundamentales, que son el atacar y el resistir, es decir, enfrentarse con aquellos peligros que
se presentan cuando quiera realizar el bien (en este caso actúa la valentía) o soportar las
contrariedades que sobrevengan por una causa justa (actuando la paciencia y la
perseverancia), superando el desaliento ante las limitaciones propias y ajenas, moviendo a
seguir con firmeza el objetivo propuesto. El acto más propio de la fortaleza es este último.
Una dimensión de la fortaleza es la coherencia, es decir, vivir de acuerdo con lo que
se cree, aceptando el riesgo de la incomprensión.

- Templanza: es la virtud que contribuye al bien de la persona ayudando a


autorregular y moderar la atracción por todo aquello que resulta placentero, pero que sólo
en su justa medida es bueno. Se trata de la virtud de la moderación de los placeres
espirituales o sensoriales, y consiste en buscar o aceptar éstos con medida, sin excesos que
son perjudiciales a la salud corporal o que, si no lo son, degradan a la persona en forma
manifiesta (alcoholismo, desenfreno sexual, drogadicción, codicia, etc).
La templanza dirige las pasiones bajo el dominio de la razón y de la voluntad,
encauzándolas hacia el bien, fomentando la armonía entre los sentidos y la razón. Las
pasiones no son malas en cuanto logran sus bienes deleitables dentro del orden racional o
del perfeccionamiento integral humano. Por eso, la templanza edifica y defienden el orden
interior de la persona y gracias a ella puede tener señoría sobre sí misma y tranquilidad de
espíritu.
De aquí se desprende la moderación con que hay que vivir en otros campos, tales
como la justa aplicación al trabajo (laboriosidad), la recta autoestima personal la
humildad), el medido control de la agresividad la mansedumbre) y la modestia que
modera la ostentación en el porte exterior.

Aunque la virtud implica la perfección personal, está siempre facilitada u


obstaculizada por factores externos. Una vez que las virtudes fueron interiorizadas por la
persona, éstas se convierten en guías y pautas que señalan el camino hacia una conducta
coherente con lo que ella es. No son una meta que se alcanza de una vez para siempre, por
lo cual, requieren el esfuerzo constante de vivirlas.

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En cuanto al vicio, éste constituye un hábito operativo malo. Se adquiere con


facilidad, porque produce placer y se pierde con mucha dificultad. Vicio:
Daniel Ruiz6 sostiene que, para que un hábito sea considerado como vicio, debe Hábito
operativo
reunir las siguientes características:
malo.
- que provoque un grave ataque a la salud corporal o espiritual de la persona (ej:
el hábito de fumar o de drogarse);
- que la satisfacción de ese acto produzca desarreglos económicos perjudiciales
para los miembros de la familia que están a cargo del sujeto vicioso;
- que se cause un mal físico o espiritual a otras personas (Ej : fumar en lugares
públicos cerrados);
- que la no realización del acto habitual produzca la impresión psico- fisiológica
de necesidad, de modo que el sujeto advierta que está sometido a una tiránica
esclavitud.
Aunque en el hábito no se cumpla ninguna de las tres primeras características, sólo
basta la última para considerarlo un vicio.
Los vicios principales, (que desde el punto de vista religioso han sido llamados los
siete pecados capitales) considerados los más importantes por lo grave que son y por lo
mucho que están difundidos en la humanidad de todos los tiempos son:
1. La soberbia (orgullo), que es la tendencia a buscar desmedidamente la propia
alabanza y a gozarla también en forma desmedida, generalmente con subestimación y
desprecio de los demás.
2. La lujuria: es la tendencia a la búsqueda excesiva, desordenada, refinada y hasta
artificial de los placeres sexuales.
3. La avaricia: es la inclinación a poseer sin medida toda clase de bienes materiales,
preferentemente dinero, aunque no únicamente.
4. La gula: es la tendencia exagerada a la búsqueda de los placeres que proporciona
el comer y el beber.
5. La ira: es la tendencia afectiva de enojo y agresión ante un hecho o ante una
persona que han provocado en el sujeto un disgusto grave.
6. La envidia: es la tendencia a entristecerse por el bien ajeno conocido.
7. La pereza, que es la inclinación a la inactividad ante el trabajo que se debe hacer,
o ante los esfuerzos que requiere el trabajo mismo.

Es importante tratar de extirpar el vicio y evitar que se instale cuando todavía se da


la posibilidad de hacerlo, porque aleja a la persona de la perfección a la que está llamada.

6
RUIZ, Daniel. (1.988) Ética y Deontología Docente. Bs. As.: Ediciones Braga. Pag 101 y ss.

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ACTIVIDADES

A) DE AUTOEVALUACIÓN

- De un ejemplo de cada tipo de libertad exterior, teniendo presente alguna


decisión tomada por libertad interior o libre albedrío.

B) OBLIGATORIAS:

- Elabore un ejemplo de una situación en que un acto realizado por una persona
conlleve responsabilidad moral y otro en que el acto no implique
responsabilidad moral. Fundamente.

- Proponga dos ejemplos de actos que implique responsabilidad moral directa,


uno por omisión y el otro por influencia en acciones ajenas.

- Reflexione acerca de las virtudes que debería tener en su profesión, y elabore un


listado de las mismas en orden de importancia, definiendo qué entiende por cada
una de ellas.

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Eje Problematizador 3: ¿En qué consiste el soberano bien?


Concepciones éticas: Utilitarias. Escuelas: Hedonismo; Epicureísmo y Utilitarismo.
Concepciones Sentimentales o altruistas. Escuelas: Ética del sentimiento; Ética de la
simpatía.
Concepciones Racionales. Escuelas: Eudemonismo racional; Estoicismo; Ética Tomista;
Ética Kantiana. Valoración crítica.

ESCUELAS ÉTICAS

A lo largo de la historia de la Filosofía, la cuestión del obrar humano, la pregunta


sobre lo que es bueno para el hombre, ha recibido múltiples respuestas. De ese modo, se
han sucedido escuelas de pensamiento que han pretendido encontrar el fundamento a la
moralidad de las acciones humanas. Pero, si bien las respuestas son diversas, es posible
agrupar las escuelas éticas en tres categorías, de acuerdo al modo como cada una concibe el
soberano bien y, por lo tanto, la regla de moralidad.

I. Concepciones Utilitarias
II. Concepciones Sentimentales o altruistas
III. Concepciones Racionales

I. Concepciones Utilitarias
El carácter común de las concepciones utilitarias es que colocan el soberano bien
del hombre en el placer o el goce, y hacen por tanto del placer el criterio del bien y del
mal: es bueno lo que nos trae un goce; es malo lo que nos impide gozar o nos hace sufrir.
Las teorías utilitarias se diferencian entre sí según la manera como estiman que hay
que seguir el placer.

a) Hedonismo: esta posición enseña que hay que aprovechar el placer cada vez que se
nos presenta delante.
En el siglo IV Aristipo de Cirene, que funda la escuela Cirenaica después de la
muerte de Sócrates, sostiene la moral del placer. Según él, para el hombre no existe más
que un bien: la hedoné (el placer); por ello la suprema regla es el goce inmediato. Un placer
perdido no se vuelve a recobrar. El sumo bien de la vida es el placer sensible y actual;
como los placeres corporales son los más intensos, son, por consiguiente los más deseables
y deben ser preferidos a todos los demás. La sabiduría y la virtud consisten en buscar los
medios para obtener la mayor cantidad posible de placer. Pero se debe obrar con
prudencia, acomodándose a las circunstancias y conservando siempre la libertad interior y
la tranquilidad; o sea, hay que dominar los placeres y no dejarse dominar por ellos. La
prudencia aconseja también ajustar la conducta a las leyes establecidas, sobre todo a las
leyes penales.

b) Epicureísmo: hacia fines del siglo III a. de C. aparece Epicuro, natural de

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Samos, maestro de “los filósofos del jardín” y fundador de la escuela que lleva su
nombre.b)Epicuro considera que el placer es el valor supremo, entendido como el bien
primitivo e innato, y constituye el principio y el fin de la vida feliz. Entonces, coloca en el
placer el fundamento del comportamiento humano, pero rechaza la regla del goce
inmediato: hay que buscar los placeres que no van seguidos de ninguna pena, los que no
nos privan de un placer mayor, los que no son artificiales, los placeres tranquilos más bien
que los placeres violentos. Los placeres del alma (el gozo) son más elevados que los del
cuerpo, que son carnales. Los placeres espirituales consisten en recordar, imaginar o
proyectar acciones gozosas, lo cual no es posible si previamente no existen auténticas
situaciones placenteras, que consisten en los deleites del cuerpo.
Diferencia, entonces, los placeres en reposo y los en movimiento. Los placeres en
reposo son los que advienen al alma como algo que es natural a su actividad, consistiendo
en la satisfacción de una necesidad, el ejercicio de las operaciones. Así, por ejemplo, el
placer de reposar tras la fatiga, de beber agua cuando se tiene sed. En tanto que los placeres
en movimiento, se refieren a aquellos que se experimentan como algo sobreañadido a su
naturaleza, algo que se busca en el exterior porque no pertenecen a la normal actividad del
alma. Éstos a la larga producen dolor y convertidos en hábitos, esclavizan al alma a cosas
externas, dice Epicuro. Son ejemplos de éstos el beber bebidas alcohólicas, las drogas. De
allí que prefiera los placeres en reposo. Por eso, mediante la prudencia, el hombre debe
buscar el equilibrio, la paz interior y la tranquilidad.
El hedonismo de Epicuro no es tan grosero como el de Aristipo, y hasta propone,
por medio del ejercicio de las virtudes, como el valor, la templanza y la justicia, la
búsqueda de un cierto estado de tranquilidad (ataraxia) o indiferencia, en la cual consistiría
la felicidad.

c) Utilitarismo. Es una corriente que caracteriza al siglo XIX, siglo del positivismo,
de la explosión industrial, científica y técnica. El bien útil avala, fundamenta, excusa y
justifica cualquier procedimiento en el seno de la sociedad que es típicamente materialista.
Los fines pierden su condición de tales.
Según Jeremías Bentham (1.784 – 1.832), la utilidad es el principio de la felicidad.
La naturaleza humana ha colocado al hombre bajo el imperio del placer y del dolor, por
eso, todo lo que hay en el hombre tiene por único objeto buscar el placer y evitar el dolor.
El principio de la utilidad subordina todo esto a dos móviles, a saber: lo útil es lo que
aumenta el placer y disminuye el dolor.
La única regla moral es la del interés, por lo cual el problema moral consiste en
calcularlo bien. Hay que aplicar el criterio de lo útil para procurar la mayor cantidad de
dicha sensual; es necesario fijar una aritmética de los placeres que permita elegir entre
éstos los que sean superiores por su intensidad, duración y pureza. Sostiene así, que
colocado el hombre entre el bien y el mal, que son inseparables, necesariamente elige lo
mejor y más útil, aquello en que el placer excede al dolor, de modo que este exceso o
utilidad es la base y medida de la moralidad.
El utilitarismo, postula además, que el placer puede extenderse a un mayor o menor
número de individuos de la sociedad. En este punto radica la diferencia esencial entre el
hedonismo y el utilitarismo, ya que éste tiene un carácter más social frente al
individualismo y egoísmo del primero. Por ello, al considerar una escala en lo útil, es
preciso tener en cuenta la intensidad del placer producido, así como la extensión a un
mayor o menor número de individuos. La persona no es verdaderamente feliz si no vive en
concordancia con sus semejantes, si no es amado. Para serlo se ocupa de los demás. De ahí
que, un acto será bueno cuando sea útil y, a la vez, alcance la máxima utilidad posible para
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el mayor número de individuos.


Por su parte, John Stuart Mill (1.773 – 1.833) adopta una postura semejante, pero
aclara que no sólo hay que tener la cantidad de placer, sino también la calidad; y que, en
caso de conflicto entre el interés general y el particular, éste debe ser sacrificado (moral del
interés general).

Valoración crítica
- En lo que respecta al hedonismo se puede decir que la regla del placer no tiene valor
moral. En efecto, el placer, inmediato o diferido, no puede presentarse como obligatorio. El
placer solicita las inclinaciones, pero no se impone a la razón como la suprema ley de
nuestra actividad. Por otra parte, los placeres, aún prudentemente dosificados, no nos traen
la felicidad sino por el contrario, son fuente de inquietudes porque, al ser finitos en sí
mismos y en su duración, dejan más bien una sensación de vacío que un sentimiento de
plenitud. Además, los placeres se transforman en sus contrarios: el placer tiende a un
estado de exasperación y se cambia en dolor. Si el placer es la regla suprema, todos los
crímenes se encuentran justificados por el hecho de haber servido a procurar el placer a sus
autores; y el sacrificio de su tranquilidad, fortuna, salud y vida por el bien de los demás
sería reprobado.
- El epicureísmo y el utilitarismo de Bentham no corrige a fondo el hedonismo, ya
que mantiene la soberanía del placer. El método que preconiza no tiene ninguna fuerza
obligatoria, y no son más que recetas para gozar mejor; no permitiendo condenar a quien
prefiera gozar inmediatamente de todos los placeres que pudiera tener a mano. En cuanto
al utilitarismo de Bentham, la aritmética del placer exigiría una contabilidad complicada, de
tal modo que la búsqueda del placer suprimiría el placer y, por otro lado, no se puede
apreciar en cifras lo que es propio de la cualidad.
Además, si bien es cierto que el interés y la búsqueda de la felicidad son móviles
fundamentales de la conducta humana, no deben ser entendidos en forma material y
biológica. La experiencia indica que, mechas veces, la moral y el deber obligan a cada
hombre al sacrificio de los intereses contingentes y materiales en nombre de bienes
intelectuales y espirituales más altos, que valen por sí, cuya posesión dan a la persona su
pleno valor. No es la eficacia y la utilidad de la acción lo que la hace moralmente buena,
sino que es la bondad moral la que obliga al hombre a una acción que sea instrumento de
verdadero perfeccionamiento humano.
- La teoría del interés general de Stuart Milll, exige tener en cuenta la calidad de los
placeres. Además, no aparece claro porque afirma la primacía del interés general, pues si el
placer es la regla suprema, ¿por qué razón se debería sacrificar el placer propio por la
sociedad?

II. Concepciones Sentimentales o altruistas


Estas teorías son llamadas así porque piden a los sentimientos, y especialmente a
los sentimientos desinteresados o altruistas que presenten la regla de moralidad, ya que
para ellos el soberano bien consiste en la satisfacción de esos sentimientos altruistas.

a) Ética del sentimiento: es sostenida por Francis Hutcheson (1.694 – 1.746). Para
él, el sentido moral es la fuente de nuestra conciencia moral y mediante él pueden
percibirse las diferencias entre las acciones moralmente buenas y las acciones moralmente
malas. El sentido moral nos empuja a aprobar las primeras.
El objeto de nuestra aprobación es la benevolencia, que es una cualidad real en las

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acciones que excita o suscita nuestra aprobación. Hutcheson identifica con frecuencia la
benevolencia con la virtud. La benevolencia es una especie de instinto existente en cada
hombre que le impele a promover el bien de los demás y es la fuente de nuestros juicios
morales. En efecto, para este autor, únicamente el sentimiento es capaz de hacernos conocer
el deber, pues la vida moral está hecha de matices que sólo el sentimiento puede captar.
Éste está al principio de los juicios que de continuo hacemos sobre las personas y las cosas,
en virtud de una regla de benevolencia, que es su ley esencial. La verdadera bondad resulta
necesariamente para nosotros de la obediencia a esta desinteresada inclinación que se
expresa en nosotros bajo la forma de sentido moral.

b) Ética de la simpatía: es la que sostiene Adam Smith (1.723 – 1.790), el cual


prefiere fundar la moral en la simpatía. Considera que el hombre necesita para ser feliz de
la admiración de los demás. Parte del principio de la simpatía que consiste en la
constatación de que la persona es capaz, por naturaleza, de colocarse en el lugar de los
demás, comprender sus motivaciones y evaluar la moralidad de sus acciones.
La simpatía es la tendencia natural e instintiva que inclina a entregarse a los
sentimientos de los demás. Surge como una necesidad primaria porque el hombre es
naturalmente sociable y las personas necesitan experimentar simpatía dándola y
recibiéndola.
Para Smith la sola benevolencia no basta, sino que es necesario que ese sentimiento
esté regido por alguna norma de justicia y de reciprocidad que proceda de la razón y que
haga de la simpatía natural un deber. Por eso, la regla moral que rige el comportamiento
sería: “Obra de manera tal que provoque la mayor simpatía en el mayor número de
personas” La simpatía pasa a ser la regla del bien. La moral consistirá entonces en
desarrollar en sí la simpatía desinteresada que nos hace gozar de la felicidad de los demás,
compartiéndola, y que nos impulsa a obrar de manera tal que siempre merezcamos de parte
de nuestros semejantes la simpatía más pura y universal.

Valoración crítica:

- El sentimiento no puede constituir una reglas moral, porque si bien tiene su


importancia en moral, no puede ser la regla de moralidad, porque es ciego, caprichoso e
inconstante y porque todos los actos realizados a impulsos de un sentimiento cualquiera
estarían sin más justificados. De no ser así, habría que distinguir un buen y mal uso del
sentimiento, lo que equivaldría a confesar que hay una regla superior a los sentimientos.
Estas observaciones se aplican especialmente a las éticas de la benevolencia (Hutcheson) y
de la simpatía (Adam Smith).
- Por otra parte, en relación a la simpatía, si bien ésta desempeña un gran papel en la
vida del hombre, también lo hacen otras tendencias fundamentales, y como todas están
presentes en las acciones, se puede representar toda la vida como dependiente
esencialmente de alguna de ellas. No es posible tampoco reducir todas las acciones a la
simpatía que provocan, ni hacer depender de ella toda virtud y todo vicio.
Es importante la consideración que hace de la persona; ésta no se encuentra sola,
depende de la sociedad a la que pertenece y por lo tanto, el ideal moral no puede expresarse
por una fórmula de aislamiento, sino contando con la colaboración de otros.

III. Concepciones Racionales


Se agrupan bajo este título todas las escuelas que ponen el soberano bien en la
perfección de nuestra naturaleza racional y que, por lo tanto, piden a la razón que sirva de
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regla de moralidad. Buscan el fundamento en un principio racional que lleve a afirmar la


existencia de una realidad que trasciende al hombre.

a) Eudemonismo racional: su representante es Aristóteles (384 – 322 a. C), quien


parte de señalar que el sentido de nuestras acciones es comprensible a partir de la noción de
bien o fin, es decir, el propósito al que apunta la acción. Los fines son múltiples pero se
subordinan unos a otros; los fines subordinados son medios para los fines ulteriores. Sin
embargo, la cadena de fines debe culminar con un fin último, algo que sea querido por sí
mismo y no por otra cosa.
Considera que el fin último es indudablemente la felicidad; la palabra griega
correspondiente es eudaimonía y puede traducirse también por “buena fortuna” y
“bienestar”. Sostiene que el hombre tiende naturalmente a la felicidad y que el único
camino que conduce a ella es la rectitud moral. Esa aspiración a ser feliz es la coincidencia
máxima y más universal entre los hombres.
El tipo de vida en que consiste la felicidad es la vida activa del ser dotado de
razón. Lo propio del ser humano es la actividad que realiza conforme a la razón o por lo
menos no desprovista de razón. La vida contemplativa o teorética, la vida dedicada al
conocimiento, es el grado culminante de la vida activa del hombre. En esta actividad
encuentra su perfección, su autorrealización y en esto consiste su felicidad.
Es decir, que para Aristóteles, la felicidad debe resultar para el hombre del
progreso y de la perfección de su naturaleza, del ejercicio de la inteligencia, en su forma
más elevada, la contemplación de la vedad y del objeto más inteligible, que es Dios. Este es
el bien más preciado y agradable, pero se requiere conquistarlo mediante la virtud; a la
cual define como “un hábito, una cualidad que depende de nuestra voluntad, consistiendo
en este medio que hace relación a nosotros y que está regulado por la razón en la forma en
que lo regularía el hombre verdaderamente sabio “. La virtud es un hábito adquirido
mediante el esfuerzo y la constancia. Se tienen ciertas disposiciones para la virtud, pero
para que se conviertan en hábitos es necesario ejercitarse. Es, además, un hábito voluntario
ya que no basta con conocer el bien para practicarlo ni el mal para evitarlo, ya que se
necesita querer. Por eso en la virtud intervienen la inteligencia, que delibera, y la voluntad,
que elige.
Como el hombre es, a la vez, racional e irracional, hay que distinguir dos clases de
virtudes: las intelectuales o dianoéticas, que operan sobre la razón, y prácticas o éticas, que
operan sobre lo que hay en él de irracional, es decir, sus pasiones y apetitos, encauzándolos
racionalmente. La virtud es, por consiguiente, un equilibrio entre dos extremos inestables
e igualmente perjudiciales. La felicidad que se alcanza mediante la virtud, y que es el
coronamiento de ella, requiere necesariamente de algunas condiciones, tales como
madurez, bienes externos, libertad personal, salud, etc, aunque las mismas por sí solas no
bastan para lograr ser feliz.
Para Aristóteles, la recta razón o prudencia constituye la norma de moralidad que
señala la medida de las acciones y los medios más idóneos para obtener la felicidad,
entendida como vida virtuosa.
Sin embargo, la verdadera vida moral es propia sólo de una élite que puede llevarla
a cabo, o sea, consagrarse a buscar la felicidad en la contemplación, en el marco de una
sociedad basada en la esclavitud.

b) Estoicismo: Zenón de Citio, fundador del estoicismo, resume su doctrina en esta


máxima fundamental: “Hay que seguir a la naturaleza”, es decir a la razón; porque la razón

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es lo que distingue al hombre del animal. La razón nos muestra que existe una sabiduría,
que consiste en aceptar el orden universal, que no depende de nosotros, y de renunciar a los deseos,
que engendran la inquietud y la discordia. Únicamente así podrá el hombre sustraerse a las
pasiones, identificándose con la Razón universal (Dios o el destino).
Para el estoico el bien moral reside sólo en el juicio. No consiste en hacer tal o cual
cosa, sino en hacerla de acuerdo y en conformidad con el orden universal. La vida virtuosa
consiste en obrar racional y libremente, ajustando la propia conducta al orden universal de
toda la Naturaleza, regida por la Razón Universal, es decir, a la ley eterna, fija e inmutable.
La perfección moral se alcanza en la apatheia, que consiste en la ausencia de pasión: es el
estado del que ha llegado a dominar sus pasiones hasta el punto de no sufrir ya su imperio
en modo alguno. La apatía o la serenidad perfecta es, pues, el ideal del sabio y el nombre
mismo de la beatitud. A ese estado se llega practicando la ataraxia, que consiste en no
dejarse turbar por nada; para eso, basta con darse cuenta de que lo que sucede fuera de la
voluntad no depende del propio sujeto, que nada puede contra ello y que es inútil alegrarse
o afligirse.
Según el estoicismo, la virtud es la regla de la razón y, como tal, se identifica con el
bien, que es la razón misma, porque es orden y perfección. La virtud se resume en la
voluntad de obrar siempre según la razón. La virtud es completa y perfecta desde el
principio: por eso, quien posea una sola virtud, las posee necesariamente a todas y quien
carece de una sola, carece absolutamente de todas.
El estoicismo muestra una absoluta confianza en la razón; considera que las
pasiones son males y por eso no entran en la ética. Desprecia los bienes materiales porque
el hombre tiene que estar por encima de ellos. La ética estoica es así, un intento de
neutralizar el sufrimiento humano, una ética del autodominio, que pretende hacer al
hombre capaz de resistir los influjos que lo afectan desde afuera.
El ideal estoico de la virtud y de la moral estaba matizado con un sello de cierta
insensibilidad (o aparente insensibilidad), ofreciendo un esquema en el que los rasgos
humanos quedan totalmente desdibujados. Esos rasgos son:
- El sabio no debe dejarse perturbar por nada.
- Debe mantenerse impasible ante el sufrimiento físico y moral, ante el dolor y la
enfermedad, ante la muerte, los bienes de fortuna y las opiniones de los hombres.
- Debe distinguirse por su firmeza ante las contrariedades.
- Ha de ser como una roca contra la que se estrellen todas las olas; ella está firme y el
oleaje se amansa a su derredor.
- Debe mantenerse siempre en un mismo querer y no querer.
- Tiene que aguantar y renunciar.

c) Ética tomista: Santo Tomás de Aquino (1.225 – 1.274) corrige y completa a


Aristóteles. En efecto, recoge la idea aristotélica que considera que el hombre, aspirando a
distintos bienes, debe buscar sobre todo el bien que mejor corresponde a su naturaleza
racional ya que en él encontrará su felicidad, y postula que la primera cuestión que plantea
la moral es la felicidad. Sin embargo, si bien el fin del hombre es, como en Aristóteles la
felicidad, para Santo Tomás, esa felicidad no consiste en la vida contemplativa; porque
considera que ésta es insuficiente, a menos que se entienda como contemplación y disfrute
de Dios. Por tal motivo, sostiene que Dios Creador constituye para el hombre el fin último
objetivo, superando el intelectualismo aristotélico que concebía la felicidad como una mera
contemplación intelectual.

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El fin de la actividad moral es el bien, pero este bien se halla fundado en Dios, único
ser que es absolutamente el Bien. Por eso, la recta voluntad tiende al Bien, como la recta
inteligencia tiende a la Verdad. Todos los otros bienes no son fines últimos, pero no son
descartados, por cuanto son fines subordinados al fin último y medios para alcanzar este
fin.
Para Santo Tomás, el objeto de la moral es el hombre libre que, gracias a su
capacidad racional, puede regular moralmente su conducta. Considera que en el obrar
humano se da la interacción de la inteligencia y de la voluntad, son dos facultades que se
complementan, de tal modo que todo acto de voluntad es necesariamente precedido por un
acto de inteligencia.
En cuanto a las pasiones, estas tendencias serán buenas o malas moralmente según
estén o no en conformidad con las normas de moralidad. Sin embargo, Santo Tomás no las
niega, ni condena los sentimientos; exige que los sentimientos, por los que se manifiestan
nuestras más profundas tendencias, colaboren en la vida moral, y que, debidamente
jerarquizados por la razón, reciban las satisfacciones que le son debidas, debiendo estar
subordinados a lo que la recta razón señala como bueno.
Por otra parte, Tomás de Aquino, a partir de la idea de creación que explica el
orden universal, sostiene la existencia de una ley eterna, que es ese plan divino que ha
ordenado el mundo de modo que cada criatura cumpla su fin de un modo peculiar y propio,
según su naturaleza y de acuerdo con las leyes que gobiernan su acción. Justamente la ley
eterna ordena los actos humanos al fin debido. Las criaturas racionales la conocen con su
inteligencia y se dirigen a ella libremente. El efecto esencial de la ley moral consiste en la
obligación; es decir, en la necesidad moral que se impone al hombre de cumplir un acto o
no hacerlo, según que la ley lo mande o lo prohíba. Esta necesidad moral ata la voluntad sin
violentarla, puesto que nuestro fin está inscripto en nuestra propia naturaleza, que hemos
recibido de Dios. La obligación moral o deber tiene como fundamento próximo el orden
esencial de las cosas, en virtud del cual existe conexión necesaria entre tal o cual acto y el
último fin; y como fundamento último la ordenación de la Razón divina.
Prueba así, con estos argumentos, que la perfección y la felicidad deben ser
accesibles a todos los seres humanos (y no sólo a unos pocos privilegiados, como sostenía
Aristóteles) y requieren las sanciones de la vida futura. Sostiene que la perfección humana
consiste, mediante la práctica de las virtudes morales, en acercarse a Dios, fin y bien
objetivo del hombre.
Enseña también, que el bien moral es obligatorio, en cuanto que expresa un orden
de derecho, querido por Dios, creador y legislador de nuestra naturaleza.

d) Ética kantiana: este sistema ético tiene por fundador al filósofo alemán
Emmanuel Kant (1.727 – 1.804). Kant distingue la materia de la forma en los actos
morales. La materia es el objeto del acto, el contenido, es decir, lo que se hace o lo que se
omite; en tanto que la forma es el aspecto bajo el cual aparece al espíritu., es el por qué se
hace, el por qué se omite.
Kant trata el problema ético en dos obras: la “Fundamentación de la metafísica de
las costumbres”, de 1.785 y la “Crítica de la razón práctica”, de 1.788. Sostiene que puede
haber muchas cosas que sean buenas (como el valor, la decisión, la perseverancia, etc) pero
ninguna de ellas puede ser llamada buena sin restricción, porque cualquiera de esas
cualidades puede llegar a ser extraordinariamente malas y dañinas si la voluntad que ha de
hacer uso de ellas no es buena. Lo valioso es la buena voluntad misma, con independencia

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de que alcance o no algún fin propuesto. La utilidad o la esterilidad no pueden añadir ni


quitar nada a ese valor. Lo que interesa es el querer o la intención, no como mero deseo,
sino como el acopio de todos los medios que están en nuestro poder.
Para este filósofo, si el fin último del hombre fuera el logro de la felicidad, la
naturaleza no habría dotado al hombre de razón, pues el instinto es mucho más adecuado
para el logro de ese propósito, por el contrario, la razón hace más bien desgraciados a los
hombres. Pero, como nos ha sido concedida la razón como facultad práctica, es decir, como
una facultad que debe tener influjo sobre la voluntad, su tarea es producir una voluntad que
sea buena en sí misma con independencia de lo que efectúe o realice. Pero, ¿cuándo, en
qué circunstancias una voluntad es buena en sí misma?. Para explicar esto introduce la
noción de deber. Kant afirma entonces, que el valor moral de un acto radica en hacer el
bien no por inclinación sino por deber. Entiende por inclinaciones el conjunto de tendencias
a las que nos impulsa nuestra sensibilidad (amor, odio, orgullo, avaricia, etc) La voluntad es
buena en sí misma cuando dejando de lado las inclinaciones actúa por deber.
Diferencia el obrar por deber y obrar conforme al deber. Así, la acción conforme al
deber es la que coincide con lo que el deber manda, pero que en realidad no es realizada por
deber, sino siguiendo alguna inclinación (ej. si una persona hace beneficencia porque
experimentan cierto regocijo al hacerlo, entonces obra conforme al deber pero no por
deber). En tanto que el obrar por deber, implica hacer el bien no por inclinación sino por
deber (por ej. si alguien que por sufrir un dolor propio no siente ninguna conmiseración por
los demás y dejando de lado su insensibilidad, obra sin seguir una inclinación y sólo porque
el deber manda y ayuda a los demás, entonces ese acto es plenamente digno de estimación
moral, porque se hizo el bien por deber). De ahí que, para Kant, sólo el acto realizado por
deber y no el que se realiza conforme al deber ha de ser estimado como moralmente bueno.
Según este filósofo, la razón es capaz de conocer lo que todo hombre está obligado
a hacer. La razón práctica da a la voluntad una ley suprema capaz de tornarla buena en sí
misma. Esa ley moral universal se expresa del siguiente modo: …yo no debo obrar nunca
más que de modo que pueda querer que mi máxima deba convertirse en ley universal. Es
decir, al obrar debemos guiarnos por máximas que puedan ser universalizables, no
permitiéndonos a nosotros mismos aquello que no le permitiríamos a los demás. La ley
moral universal, que es llamada por Kant imperativo categórico, nos dice que sólo obramos
moralmente bien cuando podemos querer que el principio de nuestro querer se convierta en
ley válida para todos.

Valoración crítica

- La doctrina aristotélica constituye una concepción elevada, pero tiene el defecto de


no poder presentarse como obligatoria, de proponer un ideal que sólo es accesible a un
pequeño número de privilegiados y esto durante muy poco tiempo. Además, concibe el
soberano bien de un modo demasiado y exclusivamente subjetivo, ya que sólo define la
felicidad como un estado de goce perfecto.
La ética aristotélica es el primer intento de exposición científica y total de una
teoría de las costumbres que acaba con un sistema de las diversas virtudes y sus
fundamentos. Para Aristóteles, siempre que haya una opción, se produce una situación
moral y en ella el hombre éticamente valioso posee, gracias a su experiencia, la capacidad

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adquirida de juzgar y combinar todos los elementos en cuestión para elegir rectamente. La
recta razón o prudencia es la norma de moralidad que señala la medida de las acciones y
los medios más idóneos para obtener la felicidad, entendida como vida virtuosa.
- El estoicismo constituye una posición que es inhumana, porque sólo considera la
razón en el ser humano, y sabemos que existe en éste la sensibilidad y las necesidades del
corazón, que si bien deben estar subordinadas a la razón, no pueden ser sacrificadas a ésta.
Además, aconseja aceptar el destino y pone la felicidad en esta aceptación.
Del estoicismo se puede rescatar el principio de que la perfección del hombre está
en la vida según la razón; también, la importancia objetiva del orden universal y la
sumisión a ese orden y, por último, la distinción del bien y la felicidad, y la fijación de la
moral en el problema del bien.

- La ética tomista reconoce a la razón el derecho y la obligación de determinar el


deber, pero no condena el sentimiento; por el contrario, exige que éstos colaboren en la
vida moral y que, debidamente jerarquizadas las tendencias por la razón, reciban la
satisfacción que les es debida. Si bien esta doctrina excluye cualquier posibilidad de tomar
el placer como fin de la actividad humana, enseña que la felicidad es verdaderamente el
aspecto subjetivo de nuestra perfección realizada, y que esta felicidad debe ser realmente,
en dependencia del bien objetivo que es Dios, último fin de todas las cosas, el fruto de
nuestra actividad moral. El placer también entra como integrante en la felicidad total, pues
no es malo por sí mismo, pero siendo medio y no fin, debe estar siempre subordinado a los
fines últimos de la vida moral. También reconoce la autonomía del agente moral, ya que la
ley eterna a la que está ordenado no es una prescripción arbitraria venida desde fuera, sino
que es la ley de su naturaleza, que al obedecerla, obedece al mismo tiempo a los profundos
anhelos de su naturaleza y al propio Dios. En síntesis, esta doctrina da satisfacción a todo lo
que hay de justo en lo que reclaman las otras teorías éticas.

- La ética kantiana es una ética a priori, o sea, elaborada con independencia de la


experiencia, entonces la deducción que realiza es puramente lógica, haciendo de la razón
humana un absoluto. También es formal, porque la ley morales una pura forma, no dice que
debe hacer el hombre, sino que prescribe formalmente el marco al que deben ajustarse
nuestras acciones; en este sentido, tampoco tiene en cuenta las aspiraciones del corazón y
las exigencias de la sensibilidad, que son tendencias esenciales en nuestra naturaleza:
¿cómo entender que la alegría de obrar bien vicie a fondo el cumplimiento del bien? Por
otra parte es autónoma, en la medida que es el propio hombre que se da a sí mismo los
mandatos de la moralidad; las normas morales no proceden de una autoridad externa, sino
que cada uno es su propia autoridad moral.

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Eje Problematizador 4: ¿Cómo influyen los valores en las decisiones que tomamos?
Valores: Concepto y características. Teorías axiológicas. Valor y bien. Valores universales.
Los derechos humanos. Conceptos. Fundamentación de los Derechos Humanos.
Clasificación de los DDHH: Derechos de primera, segunda y tercera generación.

VALORES Y DERECHOS HUMANOS

Pasaremos a considerar otro elemento importante a ser tenido en cuenta en la toma de


decisiones: los valores. Cuando decidimos entre las alternativas que se nos presentan,
escogemos entre diferentes bienes, los que pueden encerrar valores de diferente jerarquía.
Por ello partiremos del concepto de valor, para luego considerar las posiciones que explican
el tipo de realidad que les corresponde.

NOCIÓN

La Axiología o Teoría de los valores, es una rama de la Filosofía que tiene por objeto Axiología o
la reflexión sobre la naturaleza y características de los valores y de los juicios de valor. Teoría de
los valores:
rama de la
A pesar de que encontramos en doctrinas filosóficas de la antigüedad ciertas Filosofía
especulaciones referidas a los juicios de valor, no se había constituido como tal la que tiene
Axiología. Esta disciplina filosófica es relativamente reciente, ya que se constituye como por objeto la
tal a partir de la segunda mitad del siglo XIX, adquiriendo un mayor apogeo a fines de ese reflexión
siglo y en las primeras décadas del siguiente. sobre la
naturaleza y
caracterís-
A partir de esos tiempos, el término valor comenzó a ser utilizado en diferentes ticas de los
ámbitos de la vida personal y social, y en algunas ciencias como la sociología y la valores y de
psicología. los juicios
de valor.
El concepto de valor se presenta como de gran alcance, entrañando gran dificultad
para definirlo.

Sin embargo podemos encontrar dos clases de connotaciones analógicas:


a- Con el término valor, nos referimos a ciertas cualidades especiales, ya sea de
los objetos, de las personas, de sus actividades, realizaciones o aspiraciones.
b- Estas cualidades sólo pueden ser descubiertas y puestas de relieve por la persona.

Marín Ibáñez (1976) afirma que el valor es la perfección o dignidad que tiene lo real
52
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o que debe tener y que reclama de nosotros el adecuado juicio y estimación.

Risieri Frondizi, filósofo argentino, propone definir al valor como una cualidad
estructural que surge de la reacción de un sujeto frente a propiedades que se hallan en un
objeto. Señala que la reacción del sujeto no se da en el vacío, sino en una situación física y
humana determinada.
Valoración:
aprecio o
Los valores se perciben mediante una operación no intelectual denominada rechazo por
estimación.Cuando hacemos referencia al término valoración, estamos indicando la una
preferencia o aprecio, o bien el rechazo por una cualidad determinada por parte de una cualidad
persona. De este modo, cuando hablamos de valoración nos referimos al valor que le determinada
atribuimos a una cosa.

En este acto encontramos tres elementos:


- una cosa, ya sea algo real o ideal, que es lo que se considera valioso en forma
positiva o negativa;
- una cualidad, sea positiva o negativa, que es lo que hace que una cosa sea
considerada valiosa; Juicio de
valor:
- una reacción por parte del sujeto, que es la valoración o juicio de valor que hace expresión de
resaltar una cualidad determinada del objeto. la
resonancia
Por medio de los juicios de valor el ser humano afirma lo que las cosas son para él; que las
a través de ellos expresa la resonancia que las cosas producen en sí mismo, es decir, lo que cosas
producen en
las cosas valen para él.
el sujeto.

Es importante tener en cuenta que el valor de una cosa no puede disociarse de la cosa
misma, ni del sujeto que valora, ni del conocimiento de las cualidades, ya sean positivas o
negativas, de la cosa.

VALOR Y BIEN

Denominamos “bien” a los entes concretos capaces de realizar el valor. Las cosas
existen y tienen una esencia que puede ser captada a través de la inteligencia; pero también
ellas despiertan en los seres humanos sentimientos de adhesión o de rechazo.

Según Frondizzi, el bien es un objeto con el valor que se le incorpora. En una palabra,
los bienes son objetos que valen.

Scheler, por su parte, afirma que la presencia del valor confiere el carácter de “bien”
al objeto valioso.

Decimos entonces, que el bien es el sujeto del valor y, un mismo bien puede tener
valores diferentes. Por ejemplo, una joya puede tener el valor belleza y a la vez un valor
económico.

CARACTERÍSTICAS DE LOS VALORES

a. Los valores se caracterizan por su dependencia de los entes; es decir, no existen


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por sí mismos, requieren siempre de un objeto al cual añadirse. Por eso decimos que los
valores son cualidades que, al estar en los objetos, tienen existencia real.
Los valores no son cualidades empíricas de los objetos (como por ejemplo el color, la
forma).
Tampoco son objetos ideales; la diferencia la podemos realizar por vía de la
aprehensión: así los valores se captan por vía emocional, en tanto que los objetos ideales
son captados intelectualmente. Sin embargo, esto no quiere decir que en la captación de
los valores no intervenga la actividad intelectual. De este modo, podemos afirmar que tanto
el conocimiento intelectual como los sentimientos se hacen presentes en la captación de los
valores.

b. Los valores se presentan como polares: la polaridad de los valores es la propiedad


que poseen éstos, en virtud de la cual a todo valor corresponde un contravalor o disvalor; es
decir, a cada valor positivo, corresponde un valor negativo, (así al valor belleza le
corresponde el contravalor fealdad y al valor bueno, el contravalor malo). Cabe destacar
que todo valor negativo no es meramente la ausencia del valor positivo, sino que también
posee una realidad propia.
Los valores
c. Por otra parte, los valores son jerárquicos, lo que significa que existen valores dependen de
superiores y valores inferiores. Sin embargo, cuando se trata de establecer una ordenación los entes,
jerárquica de los mismos, no todas las personas coinciden ni son capaces de descubrir en la son polares
y
realidad los mismos valores. Por eso se hace difícil coincidir en los principios, criterios o jerárquicos.
procedimientos adecuados para establecer una ordenación jerárquica de valores. Además,
las jerarquías de valores son fluctuantes, cambiantes y sujetas a influencias sociales,
históricas, económicas, políticas, etc, del contexto.

Max Scheler, filósofo alemán (1874 – 1928), perteneciente a la corriente objetivista


respecto a los valores, propuso una escala de valores que se ha convertido en clásica.
Admite cuatro especies o modalidades de valores, cuyo rango o jerarquía progresa de los
más bajos a los más altos, según la siguiente tabla:

1- Los valores de lo agradable y desagradable ( aquí también se encontraría lo útil)


2- Los valores vitales ( todos los valores situados en la esfera de lo que se entiende
por bienestar, como salud – enfermedad , fuerza – debilidad, etc)
3- Los valores espirituales que, a su vez, se escinden en tres grupos:
- los valores estéticos ( lo bello y lo feo)
- los valores jurídicos ( lo justo y lo injusto )
- los valores del puro conocimiento de lo verdadero (por ej. la
filosofía)
4- Los valores religiosos ( lo santo y lo profano).

Toda ordenación de valores posee un profundo sentido moral para la persona, pues
siempre que exista un conflicto entre valores, está obligada a elegir los valores superiores y
a rechazar los inferiores, los de menor jerarquía. Así, por ejemplo, entre el valor ínfimo
del agrado producido por un alimento que daña su salud, la persona tiene que elegir el
valor más alto, en este caso la salud, y no ingerir ese alimento, por más que le sea
apetecible.

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VALORES MORALES

Los valores morales sólo son propios de las personas y de sus actos. Todos los demás
son valores de cosas valiosas. Los valores
valores
Los valores morales no tienen una especificidad propia, porque se dan en la morales son
son
realización del valor que ha sido preferido por la persona como más elevado, siempre que propios de de
las personas
haya elegido correctamente. El acto será bueno cuando se escogió un valor positivo,
teniendo en cuenta la jerarquía de los valores; en caso contrario el acto será malo.
Sólo la persona es sujeto de valores morales porque posee conciencia, libertad y
capacidad para discernir, y por lo tanto, es responsable de sus acciones.

TEORÍAS AXIOLÓGICAS

Con respecto a la realidad del valor, existen dos posiciones axiológicas


contrapuestas:
- La posición subjetivista: quienes representan esta posición defienden que no
existen cosas valiosas por sí mismas, ni tampoco valores en sí. Los valores
dependen de las opiniones o del gusto de las personas. Para estos filósofos el
valor sólo es una proyección mudable, tanto del sujeto como de las
colectividades históricas. En esta perspectiva el valor queda reducido a un
puro fenómeno subjetivo, pasajero y cambiable. Esto supone supeditar la
existencia de los valores a las reacciones de la persona o conciencia
valorativa. Es decir que “valioso” es lo que los seres humanos consideran
como tal.
El subjetivismo lleva al relativismo axiológico, porque los valores no son
absolutos, sino relativos; no son universales sino particulares.
Entre los representantes más importantes de esta posición encontramos a
Nietzsche, Meinong y Ehrenfels.

- La posición objetivista: los defensores consideran que valorar consiste en


descubrir valores, ya que éstos son propiedades de las cosas. Esto implica
afirmar que los valores existen con independencia del sujeto que valora.
En esta posición, encontramos dos concepciones distintas. Por un lado, para
pensadores como Max Scheler y N. Hartmann, los valores son entes ideales,
que existen en sí y por sí, con una esencia propia, por lo que son
independientes de los sujetos y de las cosas en que se encuentran. Mientras
que para la otra concepción, en las que se encuentran filósofos como J.
Maritain y J. Ortega y Gasset, los valores no existirían en forma
independiente de las cosas, sino en objetos reales e ideales (bienes), que
poseen valor y se presentan como bienes a las personas.
Para los objetivistas, los valores son universales y absolutos, no relativos a
las cambiantes apreciaciones históricas.

Intentando superar las posiciones mencionadas, Risieri Frondizi, propone una

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concepción del valor que considere su estructura y la situación en que se da.


Para él, los valores no son simples, sino que poseen un carácter relacional en la
medida en que necesitan de la presencia de un sujeto y un objeto; de este modo son la
síntesis de reacciones subjetivas frente a cualidades que se encuentran en el objeto mismo.

Además, los valores adquieren su sentido en una situación concreta y en relación con
otros valores a los que está ligado. Esa situación a la que hace referencia es el ambiente
físico, cultural, social, las expectativas que se manifiestan en él, así como el factor espacio
– tiempo.

Según el autor no sólo las necesidades y aspiraciones modifican una situación y por
lo tanto la escala axiológica, sino también las posibilidades de satisfacerlas. Así, por
ejemplo, al realizar una evaluación moral una persona que se abstiene de realizar actos
riesgosos para salvar a un niño, tiene que contemplar las posibilidades mínimas que tenía
de alcanzar el objetivo, es decir el poder realmente salvarlo.

Sostiene Frondizi que en la consideración del valor intervienen entonces tres


elementos: el objeto, el sujeto y la situación. Pero el objetivismo sólo considera al objeto, y
el subjetivismo al sujeto; ambos no tienen en cuenta la situación que también es importante,
ya que un cambio situacional puede provocar una alteración de los valores.

Por estas razones, este filósofo considera injustificada la pretensión de establecer una
escala fija y permanente de valores para toda la humanidad.

VALORES UNIVERSALES - DERECHOS HUMANOS


CONCEPTO

Nino afirma que “los llamados derechos humanos son aquellos derechos morales de
que gozan todas las personas morales, por el solo hecho de ser tales, es decir todos los seres
con capacidad potencial para tener conciencia de su identidad como un titular Los
independiente de intereses y para ajustar su vida a sus propios juicios de valor”7 derechos
humanos
Este autor considera que los derechos humanos son derechos morales, debido a que son valores
morales
su objetividad no se funda en el reconocimiento efectivo por parte de individuos o
universales.
naciones, sino en su validez como principios de una moral crítica o ideal. Estos sirven de
parámetro para juzgar las leyes positivas o los preceptos de la moral convencional.

Todos los seres humanos son beneficiarios de estos derechos.

La definición de derechos humanos se basa en un criterio moral, que se explicita en


Principios:
tres principios8: inviolabi-
lidad -
dignidad
7
y
NINO, C. S. (1.984) Ética y Derechos Humanos. Bs. As.: Edit. Paidós. autonomía
8
BRUNET, Graciela. . (1.996) Hablemos de Ética. Rosario: Edit. Homo Sapiens. Pag 81 de la
persona
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- La inviolabilidad de la persona: que se refiere a la prohibición de imponer


sacrificios a una persona en beneficio de otros. ( Por ejemplo, no se puede
obligar a alguien a donar su vida o sus órganos para el bien de otro/s )
- La dignidad de la persona: que ordena tratar a las personas de acuerdo a sus
actos de voluntad y no según propiedades sobre las cuales no tienen control
(como la raza).
- La autonomía de la persona: por la que se atribuye valor a los ideales,
proyectos de la persona, prohibiendo interferir en ellos.

Pedro Nikken en “Estudios Básicos de Derechos Humanos”9 aporta el concepto de


derechos humanos que sigue:

“La noción de derechos humanos se corresponde con la afirmación de la dignidad de


la persona frente al Estado. El poder público debe ejercerse al servicio del ser humano,
debe favorecer a la dignidad del ser humano como así también su vida en sociedad.
Todo ser humano, por ser tal, tiene derechos frente al Estado, derechos que éste, o
bien tiene el deber de respetar y garantizar o bien está llamado a organizar su acción a
fin de satisfacer su plena realización. Estos derechos, atributos de toda persona e
inherentes a su dignidad; que el Estado está en el deber de respetar, garantizar o
satisfacer son los que se conocen como derechos humanos.”
“A partir de esta noción, se ponen de manifiesto dos notas; por un lado se habla de
derechos inherentes a la persona humana; por otro, son derechos que se afirman frente al
poder público.”

En relación a la inherencia de los derechos humanos expresa:

“El mundo contemporáneo reconoce, de que toda persona, por el hecho de serlo, tiene
derechos que la sociedad no puede dejarlos de lado. Son derechos universales que tienen
todas las personas, no dependen, en lo que hace a su reconocimiento, del Estado; ni de la
nacionalidad ni de la cultura de la persona. Así la da a entender el Articulo 1 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos: `Todos los seres humanos nacen libres e
iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben
comportarse fraternalmente los unos con los otros’.”

El reconocimiento de los derechos humanos como atributos inherentes a la persona,


que no son una concesión de la sociedad ni dependen del reconocimiento de un gobierno,
acarrea consecuencias que se enuncian a continuación.

9
INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS. Estudios Básicos de Derechos
Humanos, Tomo I,

57
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Consecuencias de la inherencia 10

1. El Estado de Derecho: el poder no puede lícitamente ejercerse de cualquier manera.


Más concretamente, debe ejercerse a favor de los derechos de la persona y no contra ellos.
Esto supone que el ejercicio del poder debe sujetarse a ciertas reglas, las cuales deben
comprender mecanismos para la protección y garantía de los derechos humanos. Ese
conjunto de reglas que definen el ámbito del poder y lo subordinan a los derechos y
atributos inherentes a la dignidad humana es lo que configura el Estado de Derecho.

2. Universalidad: por ser inherentes a la condición humana todas las personas son
titulares de los derechos humanos y no pueden invocarse diferencias de regímenes
políticos, sociales o culturales como pretexto para ofenderlos o menoscabarlos.

3. Transnacionalidad: si los derechos humanos son inherentes a la persona como tal,


no dependen de la nacionalidad de ésta o del territorio donde se encuentre: los porta en sí
misma. Si ellos limitan el ejercicio del poder, no puede invocarse la actuación soberana del
gobierno para violarlos o impedir su protección internacional. Los derechos humanos están
por encima del estado y su soberanía y no puede considerarse que se violenta el principio
de no intervención cuando se ponen en movimiento los mecanismos organizados por la
comunidad internacional para su promoción y protección.

4. Irreversibilidad: una vez que un determinado derecho ha sido formalmente


reconocido como inherente a la persona humana queda definitiva e irreversiblemente
integrado a la categoría de aquellos derechos cuya inviolabilidad debe ser respetada y
garantizada. La dignidad humana no admite relativismos, de modo que sería inconcebible
que lo que hoy se reconoce como un atributo inherente a la persona, mañana pudiera dejar
de serlo por una decisión gubernamental.

5. Progresividad: como los derechos son inherentes a la persona y su existencia no


depende del reconocimiento de un Estado, siempre es posible extender el ámbito de la
protección a derechos que anteriormente no gozaban de la misma. Es así como han
aparecido las sucesivas “generaciones” de derechos humanos y como e han multiplicado los
medios para su protección.

Los derechos humanos se afirman frente al poder público11


Los derechos humanos implican obligaciones a cargo del gobierno. El es el
responsable de respetarlos, garantizarlos o satisfacerlos y, por otro lado, en sentido estricto,
sólo él puede violarlos.
La nota característica de las violaciones de los derechos humanos es que ellas se
cometen desde el poder público o gracias a los medios que éste pone a disposición de

10
INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS. Estudios Básicos de Derechos
Humanos, Tomo I, pags 21 a 25
11
INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS. Estudios Básicos de Derechos
Humanos, Tomo I, pag 27

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quienes lo ejercen. No todo abuso contra una persona ni toda forma de violencia social son
técnicamente atentados contra los derechos humanos. Pueden ser crímenes, incluso
gravísimos, pero si es la mera obra de particulares no será una violación de los derechos
humanos.

LOS DERECHOS HUMANOS: POSICIONES QUE LOS FUNDAMENTAN12

No existe un criterio uniforme en relación al concepto de derechos humanos y al


origen de su desarrollo histórico. En este sentido, hay diferentes corrientes cuyas posturas
intentaremos sintetizar:

 El Iusnaturalismo: sostiene que los derechos humanos corresponden al


hombre desde su nacimiento y están integrados por todas aquellas garantías que necesita el
ser humano para desarrollarse en la vida social como persona, esto es, ser dotado de
racionalidad y sentido, para disfrutar de una vida digna, que permita la satisfacción de las
necesidades esenciales.
Según esta postura, los derechos de los seres humanos son superiores y
anteriores a la actuación del Estado, lo que significa que no es necesaria una normativa
jurídica, para la existencia de los mismos, y que el Estado tampoco puede eliminarlos
mediante la imposición de normas. Iusnaturalis-
mo y
Positivismo
 Positivismo Jurídico: el cual se fundamenta en que las normas jurídicas Jurídico
deben explicarse por sí solas, sin buscar elementos que estén fuera de ellas, por lo tanto los
derechos humanos son el producto de la acción normativa del Estado y sólo pueden ser
reclamados cuando han sido consagrados en dichas normas.

De acuerdo a una u otra corriente el origen e los derechos humanos varía. Si nos
referimos al Iusnaturalismo la historia de estos derechos se remonta a la antigüedad.; si
optamos por el Positivismo, tendríamos que afirmar que la historia de los derechos
humanos es relativamente reciente.
Resumiendo, podría decirse que para los primeros estos derechos constituyen
valores, mientras que para los segundos, son normas jurídicas.

CLASIFICACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS


Derechos humanos de primera, segunda y tercer generación

La filosofía del derecho describe tres momentos históricos en el reconocimiento de los


derechos humanos.
Desde el siglo XVIII hasta principios del siglo XX, la filosofía del derecho sólo
reconocía los derechos civiles o individuales. Estos derechos -actualmente llamados

12
Texto tomado de PALACIOS, María Julia (comp) (1.999) “Defender los derechos humanos”. Universidad
Nacional de Salta. (pags 30 a 32)

59
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derechos humanos de primera generación- consideran a la persona como un individuo,


dotado de libertad y autonomía.
La palabra individuo tiene un significado particular dentro de la filosofía del derecho,
ya que, en los enunciados de los derechos civiles, se indica que los titulares de los derechos
son personas, los habitantes o los ciudadanos. En ningún caso se piensa en un sujeto
colectivo, tal como el pueblo o la clase obrera.
Estos derechos son inmediatamente exigibles y el Estado tiene la obligación ante las
personas de abstenerse de ejecutar todo acto que pueda lesionar sus derechos y asegurar su
ejercicio cuando sean lesionados.
Desde fines del siglo XIX, y, en un segundo momento, a partir de mediados del siglo
XX, se agregaron al concepto de derechos humanos un conjunto de derechos económicos y
sociales. Estos derechos ya no consideran exclusivamente la iniciativa individual, sino que
sitúan al individuo en un determinado conjunto social, ya sea por la actividad que
desempeña (trabajador, empresario, sindicalista, científico, universitario) o porque requiere
una protección especial (está desempleado, es menor, es anciano, está enfermo, es pobre).
A estos derechos se los denomina derechos humanos de segunda generación. El sujeto de
estos derechos ya no es sólo un individuo, también puede serlo cualquier organización
social. El Estado actúa como promotor de estos derechos y debe procurar una distribución
igualitaria de la libertad y remover obstáculos que impidan el desarrollo integral de las
personas sobre todo de los grupos sociales. La vigencia de estos derechos se encuentra
condicionada a las posibilidades reales de cada país. Indudablemente la escasez de recursos
representa una gran limitación para el goce efectivo de estos derechos.
Más recientemente, la filosofía del derecho ha incorporado a la clasificación de los Las tres
generaciones
derechos humanos los denominados derechos de tercera generación o derechos de la de derechos
solidaridad. El contenido de estos derechos no está totalmente determinado, sin embargo humanos
muchos de ellos están consagrados en diversas disposiciones de algunas convenciones corresponden
internacionales. La titularidad de estos derechos recae sobre sujetos colectivos -la a tres
humanidad, un pueblo, una nación, una comunidad, una etnia - y sólo pueden garantizarse momentos
históricos en
mediante la participación solidaria de todos los actores: el Estado, los individuos, las el reconoci-
organizaciones públicas y las organizaciones no gubernamentales. Es decir, que para miento de
hacerlos efectivos es necesaria la actuación de la comunidad internacional, por cuanto se éstos.
requiere la creación e condiciones nacionales e internacionales para su efectiva realización.
Por otra parte, los derechos de tercera generación pueden ser demandados a los Estados,
pero también los Estados pueden exigir cualquiera de ellos.

a- Derechos de primera generación: civiles y políticos.


Comprenden:
 El derecho a la vida, a la integridad física y psíquica, a la propiedad, al honor y la
fama, a la libre expresión del pensamiento y a la comunicación de ideas; la libertad
de tránsito, de conciencia, de religión y de enseñanza.
 El derecho al uso de la propiedad privada.
 Los derechos de contratar, de comerciar, de asociarse, de reunirse, de contraer
matrimonio.
 La inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia y de los papeles privados.

60
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A esta enumeración, el derecho político agrega los derechos de elegir gobernantes y de


ser elegidos.
Si alguno de estos principios es vulnerado, se daña la libertad y la autonomía de las
personas.

b- Derechos de la segunda generación : sociales, económicos y culturales.


Comprenden:
 El derecho a trabajar en condiciones dignas, a integrar y dirigir asociaciones
sindicales habilitadas para negociar colectivamente y disponer medidas de fuerza y
huelgas.
 El derecho al descanso diario, semanal y a vacaciones pagas, a la protección de la
maternidad, a la seguridad social, a ser beneficiario de subsidios por desempleo.
 El derecho al acceso a una vivienda digna, al esparcimiento.
 El derecho a la educación y a la cultura.
 Derecho a la protección y asistencia a los menores y la familia.

c- Derechos de tercera generación: de solidaridad


Estos derechos comprenden:
 El derecho a la paz, que implica el derecho de todo hombre de luchar contra los
crímenes de guerra, los crímenes contra la humanidad, los atentados contra la paz;
incluye la posibilidad que tiene toda persona de negarse a cumplir órdenes que
violen leyes humanitarias, de recibir protección contra todo acto de violencia o
terrorismo y el derecho al desarme por medio de la prohibición de armas de
destrucción masiva;
 El derecho al desarrollo, que comprende el derecho al progreso global tanto
económico como social, cultural, político y jurídico en provecho de todo hombre y
de todos los hombres tomados colectivamente; el derecho de todas las personas al
libre desarrollo de su personalidad y al derecho de toda colectividad al respeto de su
identidad cultural (protección de las minorías);
 El derecho a un medio ambiente sano y equilibrado, que comprende la obligación de
los Estados de adoptar todas las medidas necesarias para prevenir y reprimir los
actos qué atentan contra las condiciones naturales de vida;
 El derecho al respeto del patrimonio común de la humanidad, que comprende tanto
el derecho de que ningún hombre pueda reivindicar un derecho exclusivo de
propiedad sobre los bienes que componen ese patrimonio común, como el de que
todos los hombres tengan, colectiva e individualmente, el derecho de valerse de esos
bienes.

Es importante destacar que los derechos de primera, segunda y tercera generación no se


excluyen ni se superponen sino que se complementan. Así, por ejemplo, el pleno goce del
derecho a la vida (derecho de primera generación) necesita del acceso a una vivienda digna
(derecho de segunda generación) y de la preservación de la paz (derecho de tercera
generación).
Los derechos humanos no sólo se complementan sino que son interdependientes, de
manera tal que la realización de uno de ellos no puede implicar el desconocimiento o la
negación de los demás.

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ACTIVIDADES

A) DE AUTOEVALUACIÓN

- A través de un ejemplo, explique qué es el valor, la valoración y el juicio de valor.

B) OBLIGATORIAS:

- Lea el siguiente texto y señale a que posición axiológica corresponde. Fundamente su


respuesta.

Todos los deseos y repulsiones están motivados por valores, pero éstos no valen porque
nos agraden o los deseemos, sino al revés, nos agradan y los deseamos porque nos
parece que valen. Por lo tanto, tienen los valores su validez antes e independientemente
de que funcionen como metas de nuestro sentimiento. Muchos de ellos son reconocidos
por nosotros sin que nos ocurra desearlos o gozarlos.

- Proponga una situación que podría plantearse en su profesión, en que un agente


moral realice una elección entre valores de diferente grado o jerarquía, teniendo en
cuenta la tabla de valores propuesta por Max Scheler.

- A su juicio, ¿qué valores son los más sostenidos en nuestra sociedad y cuáles son los
disvalores más notorios en ella?.

- ¿En qué artículos de nuestra Constitución Nacional se consagran los derechos


humanos de primera, segunda y tercera generación?.

62
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Eje Problematizador 5: ¿Existe una relación necesaria entre Ética y profesión?


Ética Profesional. El origen de los deberes y derechos. La profesión. La profesión como
perfeccionamiento propio y como servicio social. Requisitos para el recto ejercicio de la
profesión. Características. El profesional: condiciones que debe reunir. Cualidades morales
de la profesión.
Deontología profesional. Código ético de la profesión.

ÉTICA PROFESIONAL
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Las profesiones son actividades humanas, que generan en quienes las ejercen
obligaciones y derechos especiales; por eso nació la Ética Profesional. Ética
La Ética Profesional no es una ética aparte, sino es la misma Ética que desciende a Profesional
las actividades concretas de cada profesión, especificando las aplicaciones que derivan
racionalmente de los principios generales para el buen ejercicio de cada profesión
En tanto que el término Deontología (del participio griego deon = lo que conviene),
se refiere al conjunto de principios y reglas éticas que regulan y guían una actividad
profesional. Dichas normas determinan los deberes mínimamente exigibles a los
profesionales en el desempeño de su actividad y por lo general son establecidas por el Deontología
propio colectivo profesional, que los institucionaliza mediante los códigos deontológicos. Profesional
Éstos son documentos que rigen la actuación de los representantes de una profesión con el
fin de que a través del buen hacer se obtengan resultados deseables.

EL ORIGEN DE LO DEBERES Y DERECHOS

El ser humano se desenvuelve dentro de dos órdenes o mundos distintos: el que


viene dado por la naturaleza y el que surge de su condición de ser libre, en virtud del cual
es autor de todo aquello que agrega a la naturaleza. Es la distinción entre lo que recibe de
hecho y lo que él conforma o hace: la cultura. Este mundo del quehacer del hombre da
lugar al orden moral.

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El hombre, cada hombre es el único sujeto de la Ética, por ser el único ser vivo que
posee la capacidad de diferenciar el bien y el mal y de obrar según su libre elección.
El obrar ético se asienta en las virtudes y en los valores, que deben triunfar sobre los
vicios y los disvalores sociales, para transitar el camino de la realización humana.
La existencia en sociedad impone al hombre deberes y derechos que debe observar
para poder convivir con sus semejantes. La libertad debe reconocer límites, sin los cuales
sería prácticamente imposible la vida, no sólo del hombre, sino de la naturaleza toda. De
esas limitaciones surgen tanto los derechos como las obligaciones.
Los hombres establecieron pautas de comportamiento social que hacen a la cultura
de los pueblos.
-Los deberes: deber es todo aquello que está obligado a cumplir el hombre para dar
satisfacción a las demandas sociales que su vida de relación le impone.
El primero de sus deberes es subsistir, y luego, como un mandato natural de
solidaridad, el permitir a sus semejantes realizarse como personas humanas.
-Los derechos: el derecho es la facultad de hacer o de exigir todo aquello que le está
permitido por las leyes naturales, por las positivas y por las normas de comportamiento
social. En este campo encontramos el derecho a la vida, y a la libertad y todos aquellos que
no entren en colisión con los derechos de los demás.
Así el derecho de ser feliz y a realizarse como persona tiene su correlato con la
obligación que tiene la organización social de permitirlo.

El orden social
En la vocación humana existen dos dimensiones: una común y otra particular. La
primera de ellas es la más excelente y fundamento del valor de la segunda, porque el bien
común prevalece sobre el bien particular y es fuente y principio de ordenación de éste. En
función de esto, toda la vida humana adquiere significación y estructura. El cauce que
ordena y el camino recto del obrar humano son los valores. Ellos, además de constituir el
núcleo fundamental del destino individual, son la condición que vuelve posible la vida
social.
El orden social es la conveniente disposición de las partes de un todo según el fin
que ese todo persigue. Es la disposición de las conductas de las partes. Dentro del todo
social se incluyen los diversos planos en que la vida social se desarrolla: familias,
municipios, corporaciones profesionales, económicas, educativas y deportivas, el Estado y
sus dependencias funcionales… todos están ordenados entre sí.

El orden moral
El hombre se realiza naturalmente hacia dos direcciones, por un lado como
individuo y por el otro como ser social.
Como individuo, el hombre se autorrealiza – se hace a sí mismo- a lo largo de toda
su vida.
Como ser social permite que la humanidad como civilización se haga a lo largo de
toda la historia.
Por lo tanto, vivir demanda al hombre una tarea, que debe estar en el marco de los
valores para su plena realización. El orden moral está fundado en valores éticos.
En este marco, el orden moral es aquel al que el hombre está ligado por el mero
hecho de ser hombre, independientemente de toda legislación positiva. El orden moral se

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refiere a todo lo que hace al libre obrar del hombre según su recta conciencia, inspirada en
valores rectores.

El bien común
El bien común no es la suma de los derechos particulares y privados, ni tampoco lo
que sirve a los intereses de uno o de unos pocos frente al bienestar común. Es el clima
social que favorece el desarrollo de la personalidad, el conjunto de acciones del poder
público a fin de que sean reconocidos, respetados, armonizados, definidos y promovidos
tanto el ejercicio de los derechos como el cumplimiento de los deberes por parte de los
ciudadanos y los cuerpos intermedios.
El bien común, en cuanto a fin de la sociedad política, exige que concurran a su
logro todos los ciudadanos y las entidades intermedias. Su importancia se pone de
manifiesto no sólo porque constituye la razón de ser de la comunidad política, de los
poderes públicos, del derecho de darse un ordenamiento jurídico, sino porque representa el
elemento discriminador entre los ordenamientos absolutistas, totalitarios y democráticos.
La realización de la igualdad en la participación del bien común no se verifica si faltan las
estructuras adecuadas.
La sociedad política tiene el derecho y el deber de facilitar a los ciudadanos y a los
grupos por ellos formados las condiciones generales sin las cuales no podría prosperar ni
desarrollarse. El bien común favorece el desarrollo de la personalidad, y exige un conjunto
de atenciones por parte del poder público a fin de que sea reconocido, respetado,
armonizado, defendido y promovido el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de los
deberes de los ciudadanos.

LA PROFESIÓN

Profesión es un término que proviene del latín “professio”, que nos indica la acción
y el efecto de profesar, de ejercer una cosa, empleo o facultad conforme una inclinación
natural que se manifiesta en nosotros, o que por un motivo circunstancial debemos ejercitar.
También, el término profesión proviene del latín “profiter”: que significa
declaración pública.
La profesión es un compromiso entre lo individual, que busca con la profesión los
medios de vida; y la sociedad, con sus necesidades que son las que justifican la profesión.
Es común denominar las profesiones como manuales o intelectuales, según requieran
mayor actividad del intelecto o de la capacidad física. En realidad ninguna
profesión es totalmente intelectual o manual.
Una profesión es el lugar desde el cual debemos servir a la sociedad de acuerdo con
nuestras capacidades.
Para ejercer la profesión es preciso una preparación de las aptitudes necesarias para
desempeñarla. No es mera instrucción profesional. “La instrucción se caracteriza por
dirigirse a una parte especial del hombre y a un sector del mundo. La formación tiene como
fin la totalidad del hombre. Persona es aquella que sabe lo que pasa en el mundo tomado
como totalidad” (PIEPER, Josef, 1971),

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La profesión como actividad humana


La profesión
El trabajo corresponde a la naturaleza social del hombre, porque es la ocupación que lleva al
se ejerce habitualmente a cambio de una remuneración que debiera permitir la subsistencia, perfecciona-
asegurar un porvenir. El trabajo es la extensión activa de la persona a la comunidad. miento
propio y
La profesión se caracteriza por dos rasgos: servicio
- el perfeccionamiento propio, del individuo como tal, mediante el ejercicio pleno social
de la actividad a la que libremente aplica sus energías espirituales y físicas;
- el servicio social, con el cual está relacionada toda profesión.
Todo trabajo honesto dignifica al hombre, además de facilitarle los medios honestos
para subsistir. El trabajo tiene un fin que es el desarrollo del mismo hombre, de sus
facultades espirituales y corporales.
A su vez, el trabajo cumple una función social. Sea remunerativo o sin cargo,
voluntario o involuntario, sus frutos se extienden a la sociedad. Si el trabajo es honesto,
esos frutos son un bien para la sociedad.
Aunque una persona no necesite del trabajo para subsistir, tiene que trabajar para
darle algún sentido serio a su existencia. El hecho de que sea rica no la exime de esa
obligación, porque puede trabajar sin percibir paga, gratuitamente. Y de ese modo se hace
un bien a sí mismo y a los demás.
El trabajo humano es virtud y ayuda a las demás virtudes. La ociosidad es un vicio.
Por pequeño que sea el grupo social se hace indispensable la distribución de las
tareas que satisfagan los objetivos de toda comunidad humana
La persona que ejerce un oficio o una profesión realiza un acto humano en beneficio
de seres humanos. La connotación ética de los actos realizados por un profesional está
marcada por una relación binaria en la que intervienen el profesional y el que solicita los
servicios del profesional. Además lleva implícito un contrato, aunque no esté de por medio
ningún acto jurídico, ningún documento escrito. El que solicita la atención de un
profesional – con o sin honorarios- lo hace para que el profesional lo ayude en la solución
de un problema; si el profesional acepta – con o sin honorarios- queda establecido un
contrato, como relación bilateral.
La profesión es un medio de vida; es actividad lucrativa, es decir, con ella se obtiene
lucro, ganancia de dinero, el cual se utiliza como medio para conseguir todas aquellas cosas
que ayudan a conservar y a perfeccionar la existencia. Pero, además, es un servicio para la
comunidad, que revierte al propio sujeto que sirve, al profesional.

- La profesión y el servicio social

La necesidad social de una profesión es la que da sentido al ejercicio de la misma y


es la que regula todo su accionar.
Por la profesión humana el que se consagra a ella declara oficialmente ante la
La profesión
sociedad la intención de dedicarse a las actividades de una determinada profesión; se supone
consagra a una determinada línea de actividades en forma preferencial. derechos y
De esto se derivan las obligaciones y derechos que la profesión supone: obligaciones
- la 1º condición de la profesión como obligación social es un público abrazar de la
profesión previo un período de aprendizaje;

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- la 2º condición: es el compromiso social por parte del profesional de brindar sus


servicios al público con honestidad y seriedad.

REQUISITOS NECESARIOS PARA EL EJERCICIO DE UNA PROFESIÓN

Para el ejercicio de toda actividad profesional son indispensables:


a) Vocación: es una inclinación o disposición especial que, saliendo del interior de
la persona, la lleva a cumplir determinada actividad en su vida. Es la inclinación
natural a la realización personal, que impulsa a desarrollar una tarea determinada
en la sociedad.
Es el amor manifestado en el querer y en el hacer, respondiendo a los dictados
del corazón con la inteligencia y voluntad. Es realizar un compromiso con uno
mismo y con la sociedad durante toda la vida, conforme a los ideales abrazados.
Es el requisito más difícil de detectar objetivamente, porque es totalmente
personal. “Vocación” significa “llamado” interno hacia un tipo determinado de
actividad. Se trata de una inclinación del espíritu hacia una actividad que
produce en el sujeto satisfacción y gusto. La ciencia a veces origina la vocación;
otras, la vocación lleva a la adquisición de la ciencia, sin la cual el llamado
nunca se convertirá en realidad.
b) Competencia: en el sentido de aptitud e idoneidad para conocer y resolver un
asunto. Nace de las incumbencias que nos atribuyen los estudios, del grado de
capacidad alcanzado en alguna actividad, pero, por sobre todo, de la voluntad de
hacer realidad determinado anhelo.
El progreso de las ciencias, las técnicas y las artes, tan rápido en estos tiempos,
requiere del hombre una constante actualización para contar con capacidad
necesaria de aprender y aprehender los nuevos saberes.
Supone, por lo tanto, la ciencia y la idoneidad.
Ciencia: porque toda profesión supone conocimientos específicos en quien la
ejerce. El título oficial es una garantía de la preparación científica o técnica del
sujeto que lo ha obtenido. Por razones de ética, el profesional debe acrecentar
sus conocimientos, debe actualizarse en los contenidos, métodos y
procedimientos, según la índole de la profesión. La Ética exige que el
profesional no traspase los límites de la especialidad a la que se dedica, salvo en
casos de emergencia, y advirtiendo al consultante que su especialidad no
contempla el problema sobre el que se lo consulta. Cuando no se trata de una
emergencia, la actitud ética que corresponde es aconsejar al cliente que acuda a
un especialista en la materia.
Idoneidad: es la aptitud para ejercer la profesión (física y psicológica).

CARACTERÍSTICAS DE LA PROFESIÓN

- Es una actividad humana:


El trabajo, en tanto acción y efecto de trabajar, es la facultad del hombre de poner en
ejecución sus aptitudes con una finalidad útil para su realización como persona, en su vida
de relación social.

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El trabajo requiere de una potencia del hombre, tanto intelectiva como manual, pero
al mismo tiempo, se encuentra reglado por normas morales y por las reglas propias de cada
profesión.

- Es el ejercicio de una vocación:


El ejercicio de una profesión o de un empleo requiere de la vocación, que
idealmente resulta de la libre elección del trabajador. Pero, por diversas razones, es común
que las personas terminen ejerciendo una profesión para la cual no poseían vocación. Ante
la disyuntiva de aceptar esta condición o no trabajar, la elección es evidente.
Sin embargo, es siempre el hombre quien dignifica al trabajo, y la naturaleza social
del hombre lo incita a cumplir su primer vocación: la de realizarse como persona, tanto en
el ámbito laboral como familiar, valiéndose para ello de su formación profesional y de los
mismos valores presentes en la cultura social.

- Implica un esfuerzo:
Todo trabajo implica un esfuerzo intelectual y físico, porque significa poner en
disposición de hacer las potencias del hombre.
El profesional universitario recibe de la sociedad, por medio de una Universidad, un
título que le confiere un grado y le reconoce determinadas incumbencias profesionales.
Puede ejercer éstas de forma autónoma (sin relación de dependencia) o vinculado por una
relación de empleo.

- Es un factor productivo:
El ejercicio de una profesión es un factor productivo, tanto para el sujeto que la
ejerce, pues mediante la misma obtiene los medios necesarios para su subsistencia; como
para la sociedad, que es enriquecida con el servicio recibido.
Mediante el trabajo se produce el movimiento de todos los factores de la
producción, y a través de él la sociedad puede llegar a su fin de bienestar general,
permitiendo también que el trabajador alcance su bienestar particular.

- Es un fideicomiso social:
La sociedad hace posible que el hombre adquiera una profesión con el fin de que
aplique en forma ordenada y racional, parte de su actividad a la consecución de cualquiera
de los fines inmediatos y fundamentales para la vida humana. Es la sociedad la que asigna
al trabajo humano una función social, ya que toda profesión tiene siempre carácter de
actividad social. La organización social supone que los distintos trabajos se distribuyen
para lograr el bien común. La función social de la profesión debe estar en concordancia
con el bien particular de quien la ejerce.

EL PROFESIONAL

El servicio que realiza el profesional dentro de la sociedad y actuando con carácter


público requiere:

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- Conciencia profesional: El ejercicio de una profesión tiene íntima relación con la moral
que debe imprimirse a todos los actos relacionados con el servicio que se presta.
La conciencia profesional es una manifestación de la justicia distributiva, por cuanto
que debe tender a vigilar que cada acto profesional se encuentre amparado en los criterios
de veracidad en la prestación, eficiencia, oportunidad y plazo.
“Ofende a la justicia conmutativa si no se cumple en integridad y calidad el trabajo
establecido previamente, o si se exigen honorarios exorbitantes, que no están legitimados y
que exceden a las normas comunes. Va contra la justicia distributiva si, tratándose de
cargos públicos, se realizan actos que favorecen los intereses individuales, familiares o de
grupos. Se lesiona la justicia social cuando se defrauda a la sociedad cobrando por trabajos
no realizados, realizados a medias o de forma deficiente”.(Letizia, 1.989) 13
El ejercicio de toda profesión debe efectuarse buscando lo mejor para el profesional
y para el destinatario del servicio).

- Deontología propia: cada una de las profesiones ejercidas por los hombres tiene
características propias, que hacen que deba regirse por normas éticas de comportamiento,
aplicadas a su caso particular.
Menéndez Reinaga nos dice que las faltas a la conciencia profesional obedecen al
aflojamiento de la conciencia moral, a la falsa doctrina acerca de los contratos, al olvido del
bien común, al desprestigio de las leyes, pero, en modo particular, a la deshumanización de
las relaciones humanas.

- La especialización
Hoy es imposible la práctica eficiente de una profesión sin un mínimo de
especialización; pero no debe perder la visión general de los problemas de su profesión.
La especialización posibilita el dominio en profundidad de un sector de la actividad
profesional y confiere al profesional una autoridad moral dentro de la profesión.
La vocación es la que indica los temas de preferencia dentro de la profesión para
elegir la especialidad.
El grado de avance encontrado en la especialización elegida, puede ser enriquecido
con la propia investigación.
La profesión también implica deberes y si el profesional no puede cumplirlos, lo
correcto y honrado es abandonarla.
La Universidad brinda sólo un mínimo de base de lanzamiento hacia una vida de
estudio y de investigación profesional.

- Seriedad profesional
El profesional está obligado a brindar a sus clientes el máximo de seguridad
profesional, sobre todo si de eso depende la vida, salud o los bienes del cliente.
Se debe atener a lo más seguro para el cliente, y si hay algún riesgo el profesional
debe dárselo a conocer al cliente, para que éste decida asesorado por el profesional.
La seriedad supone que el profesional se actualice, investigue. Supone también
adaptarse al tiempo histórico en que le toca vivir; requiere una gran capacidad de trabajo y
de adaptación para adquirir los nuevos conocimientos y nuevos enfoques de los problemas
profesionales.
13
Citado por WIERNA, G. : LETIZIA, F. “El problema de la moral profesional”. Mendoza, 1989.

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- La defensa de los derechos de la persona humana:


La persona no puede nunca estar subordinada a algo inferior a ella.
Dentro de su jurisdicción (al menos moral) el profesional debe ser celoso custodio
de los derechos de la persona humana. Existen ejemplos negativos de profesionales que,
llevados por el afán de lucro, se aprovecharon de las necesidades de las personas; así, por
ejemplo ingenieros construyeron viviendas inseguras, o médicos que dieron a pacientes
tratamientos innecesarios.

- La defensa de la vigencia de un orden socialmente más justo:


La sociedad trae al individuo múltiples bienes; pero esto no es un privilegio para
unos pocos que dirigen la sociedad. Se debe buscar el bienestar de la sociedad entera, sin
exclusión de ningún sector.
El profesional tiene que ser un defensor de las normas éticas, porque la sociedad se
preserva en el orden y la justicia.

CUALIDADES MORALES DE LA PROFESIÓN

a) Autoridad y responsabilidad: el profesional es una autoridad, no en sentido político


sino en sentido científico.
Se llama autoridad en sentido científico, a una persona que, en una determinada
rama de la ciencia, posee un vasto y profundo conocimiento y tiene la virtud de la
veracidad, que consiste en manifestar lo que piensa. En otras palabras: una
autoridad es una persona competente en un determinado nivel científico y es veraz.
Los que conocen estas cualidades de una persona están dispuestos a creer lo que esa
persona diga respecto de los otros temas. La autoridad es el fundamento de los actos
de fe que una persona hace en cuanto a lo que manifiesta otra persona acerca de los
temas que conoce. Pero para que uno crea lo que el otro dice deben darse
simultáneamente las dos condiciones mencionadas: competencia en los
conocimientos y veracidad en la manifestación de esos conocimientos. Eso otorga
confianza.
Cabe, entonces, una enorme responsabilidad ética y jurídica en el profesional; y más
ética que jurídica, porque algunos actos humanos del profesional sólo son
conocidos por él, por su conciencia moral y, por lo tanto, no están al alcance de la
acción jurídica.
Es un deber de justicia, en el ámbito de la Deontología, el cumplimiento de todo
aquello que el profesional promete hacer para satisfacer a su cliente; si hace todo lo
que puede, cumple con la justicia, aunque no se obtengan los resultados apetecidos;
si es negligente en preocuparse de lo que interesa a su cliente, comete injusticia en
la medida de su negligencia.
b) La honestidad intelectual: buscar, aceptar, amar, vivir y transmitir la verdad. La
expresión “honestidad intelectual” designa una combinación de voluntad e
inteligencia, puesto que “honestidad “es lo mismo que decir” bondad moral.”, y el
adjetivo “intelectual” designa todo lo que es relativo a la inteligencia. De modo que
la honestidad intelectual es la conducta moralmente buena en el ejercicio de la
inteligencia.

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Buscar la verdad es conocer la verdad, entendida en su acepción lógica (adecuación


del pensamiento con la realidad objetiva). La única forma de comprobar la verdad
de un juicio es confrontarlo – directa o indirectamente – con la realidad objetiva. A
veces no es fácil esta confrontación. Pero al profesional le incumbe realizar la
búsqueda de la verdad respecto de todo lo que está relacionado con su actividad
específica. La búsqueda de la verdad se la realiza en el plano del conocer. Las
decisiones que se tomen después de conocida dependen de muchos factores,
independientes de la verdad misma. Hay virtudes morales, entre ellas la prudencia,
que aconsejan en qué sentido debe tomarse una decisión.
Transmitir la verdad es honesto, siempre que esa transmisión se ajuste a las normas
de moralidad; porque aunque la verdad en sí siempre es un bien, los efectos de su
conocimiento pueden ser a veces malos, física o psíquicamente, para aquellos a
quienes se transmite. En este caso también es importante la prudencia. La única
verdad, éticamente hablando, es que siempre que se daba decir la verdad, hay que
decir la verdad. Si un profesional revela un secreto de su cliente a otra persona, dice
la verdad y comete un acto inmoral y, además, ilegal. Hay que señalar que, si bien
no siempre hay obligación de decir la verdad, también hay obligación moral de no
mentir. La mentira es la expresión oral o escrita destinada, por la intención del que
la usa, a engañar a otra persona.

Todas estas consideraciones señalan un camino de rectitud moral, una conducta


ética que no debiera nunca estar separada de la actividad profesional.

La película “Tiempos Modernos” de Charles Chaplin muestra como algunos


trabajos enajenan al ser humano, y pueden destruirlo. De allí la necesidad de buscar
condiciones laborales más dignas, que posibiliten que el trabajo verdaderamente desarrolle
y perfeccione al hombre.

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ACTIVIDADES

C) DE AUTOEVALUACIÓN

- Diferencia Ética Profesional de Deontología Profesional.


- ¿Qué relación tiene la búsqueda del bien común con la Deontología Profesional?

D) OBLIGATORIAS:

- Realiza una red conceptual de la unidad.


- Investiga los Códigos de Ética Profesional de tu profesión de dos países y compara
las normativas establecidas. Luego, extrae conclusiones.
- Elabora diez normas que tendrías en cuenta en tu desempeño profesional
fundamentando su elección.

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Eje Problematizador 6: En qué consisten la Ética Empresarial y la Responsabilidad


Social?¿Se relacionan?
Responsabilidad Social (RS). Responsabilidad social del Contador Público. Responsabilidad
Social Empresarial. Ciudadanía corporativa. Algunas normas de RSE. Ética Empresarial.
Códigos de Ética Empresarial. El proyecto ético de las empresas.
Componentes del proyecto ético. Reflexiones acerca de la importancia de favorecer el
desarrollo humano.

RESPONSABILIDAD SOCIAL

Leonardo Schvarstein14, al tratar este tema explica que el idioma inglés tiene dos
palabras diferentes para aludir al concepto de responsabilidad.
Así, con el término responsability, se señala aquello por lo cual uno se siente
internamente responsable, e involucra el juzgarse a sí mismo con relación a los propios
ideales y conciencia. Este tipo de responsabilidad generalmente se refiere a la vida privada
(ej.: me siento responsable por ayudar a un amigo en un momento difícil, sin que él o nadie
me lo exijan), correspondiendo a la dimensión interna, a la vida íntima de cada persona.
En tanto que, el término accountability, se refiere a la rendición de cuentas que uno
debe hacer ante otro, debido a una obligación o compromiso asumido. Se da en la esfera La
pública, aludiendo a la dimensión externa de la vida humana (por ej: tengo que rendir Responsabili
cuentas por una deuda que contraje por circunstancias ajenas a mi control y contrarias a mi dad Social
voluntad, sin que me sienta responsable por saldarla). es una
Sin embargo, ambos términos pueden ser las dos caras de una misma moneda; pues, responsabi-
lidad
debo rendir cuentas y puedo ser sancionado si no cumplo con una obligación. Se trata exigible .
entonces de una responsabilidad exigible (que es la manera de traducir accountability).
En la responsabilidad interna, la presencia del otro puede ser explícita o implícita,
activa o pasiva, y el otro puede no estar al tanto de mi sentimiento.
En la responsabilidad exigible el otro está siempre presente de manera explícita y
activa, porque tiene el derecho y la autoridad para exigirme el cumplimiento de mis
compromisos y obligaciones. Se me puede exigir la rendición de cuentas por la
preservación del medio ambiente, en cuyo caso el vínculo es con los miembros de la
sociedad donde vivo.
La palabra social se refiere a una característica de las relaciones humanas, la de
nuestra mutua interdependencia. Pero particularizamos este término para referirnos a una
“configuración específica de prácticas”, que están orientadas a promover la satisfacción de
cierto tipo de necesidades de los miembros de una comunidad, procurando su cohesión
sobre la base de la vigencia del principio de solidaridad.
Por eso, cuando hablamos de responsabilidad social de una organización,
distinguimos:
 La responsabilidad “interna”, que la propia organización “siente” hacia sus
integrantes y los miembros de su comunidad. Diferencias
entre
73 responsabili-
dad “interna”
y
responsabili-
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 La responsabilidad que le es exigible y por lo cual debe rendir cuentas frente


a alguien que tiene la autoridad para exigir su cumplimiento (debe rendir cuentas
tanto de sus elecciones como de sus omisiones).

El cumplimiento por parte de una organización de las normas obligatorias


relacionadas con la responsabilidad social exigible, es una conducta moral, porque remite a
la ley y a la estructura social en la que se desenvuelve. En este caso, las organizaciones son
moralmente responsables y cumplen por imposición; aunque también puede ser que
cumplan por elección si van más allá de lo que la ley les exige. Si no cumplen con las
normas quedan sujetas a sanciones por constituir un delito.
Ahora bien, las organizaciones que sólo cumplen con lo establecido, no poseen
virtudes especiales, ya que sólo se atienen a los requisitos morales mínimos (por ej., el
cuidado de la seguridad e higiene de sus empleados).
Este tipo de organización es al que Leonardo Scharstein denomina organización
objeto, porque sólo cumple en forma reactiva con los requisitos externos que se le imponen.
Se trata de un tipo de organización que está atravesada por modelos hegemónicos de la
sociedad y su orden interno está determinado desde su exterior.
Otro caso sería el de aquella organización que manifiesta una voluntad para ir más
allá de lo estrictamente exigible, pues configura una conducta ética, porque no es producto
de una obligación, sino que supone la libre elección ( por ej: si una organización instituye
prácticas de seguridad e higiene para sus trabajadores que exceden lo mínimo establecido
legalmente y que los forma y motiva para que lleven estas prácticas a su ámbito familiar y
comunitario, entonces se erige en sujeto de sus propias elecciones). De allí que es posible
de calificar a este tipo de organización como organización sujeto, porque tiene la capacidad Organización
para justificar sus decisiones y acciones por sí; es capaz de establecer sus coherencias objeto y
internas y organizar sus interacciones con el contexto para la preservación de las mismas. organización
sujeto .
Cabe aclarar que, por lo general, ninguna organización es sólo sujeto o sólo objeto,
ya que en la mayoría de los casos se da una alternancia entre ambos tipos. Es decir, se
puede ser de un tipo en determinadas cuestiones y de otro frente a otras.
En el marco de la nueva cuestión social se requiere ser organización sujeto para:
 satisfacer la racionalidad económica y social;
 promover el desarrollo individual y el bien común.
Por supuesto que esto requiere de la voluntad política de parte del gobierno de la
organización.
Podemos entonces decir que una organización es socialmente responsable, cuando
instituye un conjunto de prácticas obligatorias y voluntarias para la satisfacción de las
necesidades sociales de sus integrantes y de los miembros de la comunidad.

14
Scharstein, Leonardo. La inteligencia social de las organizaciones. Edit. Paidós. Cap 2.

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Pero, ¿a qué necesidades nos referimos? A aquellas relacionadas con la salud o


sanidad, tales como alimentación, provisión de servicios básicos, vestimenta, preservación
del medio ambiente; así como las relacionadas al acceso a la educación, justicia, vivienda,
transporte, seguridad, entre otras.
Para que una organización asuma esas responsabilidades, o sea, la satisfacción de
las necesidades sociales de sus miembros y de los de su comunidad, es preciso que tenga la
voluntad política que se manifestará a través de su gestión de gobierno y una capacidad
administrativa para implementar sus decisiones.

RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL

La sociedad está compuesta por un vasto conjunto de actores que, en un marco de


interdependencia recíproca, establecen entre sí distintos tipos de relaciones. En general, las
dinámicas de interacción son de índole cooperativa. Sin embargo, bajo determinadas
circunstancias, en especial cuando los actores no sopesan las consecuencias de sus actos,
éstas pueden devenir mutuamente destructivas, desencadenando, en un marco de frustración
generalizada, innumerables problemas de acción colectiva muy difíciles de superar.

Las empresas son actores sociales fundamentales de toda sociedad, están en


permanente interacción con el ambiente externo. Existe una íntima interdependencia entre
ella y su ambiente. La supervivencia de una empresa depende, en gran medida, de su
capacidad de reacción, adaptación y respuesta a las exigencias y demandas en este ámbito.

La responsabilidad de las empresas es un punto muy debatido en la actualidad. En


gran parte, su trascendencia proviene de la magnitud e influencia de las modernas
corporaciones. Muchas de estas empresas son mayores que algunos estados y su influencia
se extiende por todo el mundo.

Pocos aspectos de los negocios han despertado recientemente más interés que el
tema recién planteado de la responsabilidad empresarial. Sobre todo en Norteamérica,
Europa y Asia las responsabilidades de las empresas respecto de sus conciudadanos han
merecido especial atención. Esto refleja en parte la conciencia creciente del impacto de su
actividad sobre el entorno y los desvalidos. En cualquier caso, la discusión refleja el amplio
reconocimiento del cambio de la relación entre las empresas y la sociedad. Las nuevas
tecnologías, el desarrollo de mercados y las nuevas ideas permiten apreciar los factores
influyentes en las acciones empresariales y su impacto potencial en aspectos que se
extienden más allá de la aprobación convencional de las firmas y sus dirigentes. El
retroceso del Estado crea nuevas oportunidades e impone nuevas responsabilidades a las
empresas, y los dirigentes de éstas buscan modos de expresar y definir su papel ante el
cambio de las circunstancias. Estas variaciones imponen gradualmente mayores
responsabilidades a las firmas, empresarios y ejecutivos. La libertad para actuar no
constituye licencia para abusar. En los grandes hundimientos de la Bolsa se observa
repetidamente el mal uso de las reglas del mercado de valores. En cambio, dirigentes de
empresa competentes reconocen el nexo entre derechos y obligaciones.

La mayor conciencia en cuanto al impacto de las decisiones comerciales sobre la


sociedad en general y el entorno natural, ha dado lugar a la reconsideración de las normas y
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valores de los negocios.

El debate sobre la responsabilidad empresarial se ha hecho más intensa en este


momento que en cualquier otra época del siglo XX. El debate se refiere al modo en que las
organizaciones rigen sus asuntos y al carácter de la relación entre la empresa y la
comunidad.
La atención prestada a la conducta de las empresas proviene de la coincidencia de
varios factores, el más importante de los cuales sea acaso el creciente convencimiento de la
necesidad de combinar una mayor libertad para cumplir las funciones económicas de la
empresa con la exigencia de que esta libertad se emplee responsablemente. En ciertos
casos, se suma a esto la demanda de una mayor participación de los negocios en la solución
de los problemas económicos y sociales planteados por el desarrollo económico.

La noción de Responsabilidad Social Empresaria, se encuentra íntimamente


relacionada al cómo las empresas se relacionan con e impactan en la sociedad,
suponiendo, bajo esta óptica, que para crecer y competir más eficientemente éstas deberían
contribuir a generar un ambiente posibilitador (“enabling environment”) que les permita
llevar adelante con mayor facilidad sus negocios y operaciones. Como veremos, pues, la
idea de RSE nos permitirá poner en perspectiva el papel de la empresa en la sociedad y las
posibles nuevas relaciones entre ella y su ambiente.

Una empresa se encuentra vinculada con una serie de interlocutores o stakeholders


específicos que pueden afectar y ser afectados por sus acciones.
a- interlocutores primarios (aquellos sin cuya continua participación la empresa no
podría sobrevivir):los accionistas, inversores, empleados, clientes y proveedores;
b- interlocutores públicos, conformado esencialmente por el gobierno y por los
organismos públicos pertenecientes al Estado.
c- interlocutores secundarios (aquellos que, sin participar directamente en las
operaciones de la empresa, pueden influenciar o ser influenciados por ella): los
consumidores, los medios de comunicación, las organizaciones empresariales, los
sindicatos y las organizaciones de la sociedad civil ; también los competidores.

La responsabilidad social no debería expresarse únicamente frente a determinados


interlocutores primarios, como por ejemplo los accionistas, sino frente a su compleja
totalidad, puesto que, en principio, cualquiera de éstos puede llegar a influir en su éxito o
fracaso.

Las organizaciones actúan en las sociedades sobre la base de un contrato implícito o


explícito que impone deberes creativos y responsabilidades. Esto excede en mucho de las
funciones económicas que les atribuyen autores como Friedmann. Estas obligaciones se
modifican con el tiempo, y el Estado asume un número variable de estas funciones o
actividades o las delega en otros miembros de la sociedad.

Las empresas cumplen determinadas funciones especializadas y diferenciadas, es


decir, cumplen determinados roles. Desde la consolidación de la empresa como unidad Contrato
productiva por antonomasia de las sociedades capitalistas modernas, se concibe que los económico y
roles desempeñados por éstas se articulen y definan en torno a un vínculo o contrato tácito contrato
social
con la sociedad de carácter esencialmente económico. En el marco de este contrato, las

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empresas deberían:

- producir con la máxima eficiencia posible bienes y servicios que satisfagan


múltiples necesidades;
- generar empleos, constituyendo de esta manera una de las principales fuentes de
rentas;
- invertir parte de sus excedentes, promoviendo el avance tecnológico y el
crecimiento de la productividad;
- y cumplir con las responsabilidades legales, en especial las de carácter fiscal.

En Argentina, sustentado en los procesos de privatización y desregulación, el sector


empresarial alcanzó un sustancial protagonismo que le permitió incrementar su importancia
en áreas esenciales como la salud y la educación, en las que, vale aclarar, ya tenía un peso
determinante, como así también en actividades en las que hasta ese momento prácticamente
no había incursionado.

Es evidente, probablemente hoy más que nunca, la necesidad de un nuevo contrato,


ahora de índole social, que complemente y supere el anterior y que permita a las empresas
cimentar un renovado lazo con la sociedad que vaya más allá de lo puramente económico.

En el devenir de este proceso, acompañando el protagonismo de la empresa y la


ampliación de su horizonte de intereses, las expectativas sociales en torno a ella,
potenciadas por el acelerado retraimiento de lo estatal, también se incrementaron

Es justamente en el proceso de configuración de este renovado contrato que una


nueva definición de lo que constituye el comportamiento socialmente responsable por parte
de una empresa adquiere tanto sentido y significación. Una nueva acepción que, en última
instancia, nos permita superar las limitaciones de la cosmovisión friedmaniana,
correctamente planteada, pero aceptable únicamente en un marco de condiciones ideales.

* La empresa trasciende su rol económico tradicional. Hoy, ya se la visualiza como


creadora de riqueza, impulsora de investigación y desarrollo, generadora de bienestar social
y fuente de empleo. Es un ente jurídico que adquiere la ciudadanía al involucrarse en la
temática social.

En un contexto en el que los consumidores, las organizaciones de la sociedad civil y


los medios de comunicación incrementan de manera continua y acelerada su poder de
“vigilar y castigar”, supone una nueva forma de orientar la gestión empresarial en base una
ética que considere y evalúe los efectos de las acciones y los medios a utilizarse, esto es,
una nueva forma de hacer y de conducir los negocios en base a una ética de la
responsabilidad.

* La sociedad civil, consumidor final del producto o servicio empresarial, exhibe


una toma de conciencia, interesándose y adoptando posiciones activas respecto de los
comportamientos del ciudadano empresario. Emerge así la actitud de la comunidad, forjada
en apreciaciones reales o de imagen, que emite su opinión o vota, premiando o sancionando
a las empresas según sus percepciones.

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* Reputación, trayectoria y generación de confianza son hoy recursos intangibles


tanto o más trascendentes que el resto de los activos de una organización.
Sustentando su accionar en una ética de la responsabilidad, las empresas deberían
tomar plena conciencia de las implicancias individuales, sociales y medioambientales que
acarrean sus prácticas operativas, desarrollando políticas, procedimientos y procesos
orientados a evitar posibles efectos colaterales negativos, a potenciar externalidades
positivas y a fomentar el respeto y consideración de cada uno de los stakeholders con los
que se relaciona. Bajo esta óptica, las empresas deberían comenzar a incluir en su agenda y
consideración un amplio conjunto de temáticas e interlocutores tradicionalmente
considerados ajenos al ámbito de sus preocupaciones primarias.

Actualmente, siempre con matices y excepciones, la preocupación central de los


altos directivos empresariales consiste en satisfacer, maximizando beneficios, las
expectativas de los accionistas o shareholders. Incrementar las ganancias y preocuparse por
los intereses de los accionistas sigue siendo, por supuesto, totalmente válido, puesto que
constituye el elemento sustancial y determinante de la naturaleza de la empresa. No
obstante, como enfatizamos, esto es válido, e incluso vitalmente importante, siempre y
cuando no se procure a cualquier precio y considere, en cualquier circunstancia, los medios
a utilizarse.

La noción de Ciudadanía Corporativa, el eje conceptual sobre el que se articulan


las demandas, se encuentra en efecto íntimamente relacionada a la de Responsabilidad Ciudadanía
Social Empresaria. La Ciudadanía Corporativa, sustentada en la idea de que la empresa Corporativa
tiene derechos pero también tiene deberes, engloba un amplio abanico de acciones que
pueden ir desde el respeto por las disposiciones legales hasta comportamientos de tipo
proactivo. Como mínimo, pues, consiste en la adhesión a las leyes, regulaciones y prácticas
de negocio aceptadas en el ámbito de operación de la empresa, pero puede implicar también
un comportamiento previsor y responsable con respecto al medio ambiente y/o las
comunidades afectadas por sus prácticas operativas y comerciales.

Las empresas aprecian cada vez más los beneficios que pueden obtener del
reconocimiento de los valores en que basan sus operaciones. Los negocios regidos por este
tipo de valores parecen requerir menos supervisión interna, operan a más bajo coste,
pueden ser más flexibles e innovadores y ofrecen mayor satisfacción a los empleados y
mejores ganancias a los partícipes.

Desde nuestra perspectiva, que una empresa sea socialmente responsable supone
que sea ciudadana, pero que sea ciudadana de una manera especial, esto es, que no se limite
exclusivamente al respeto de las obligaciones jurídicas, sino que vaya un paso más allá del
cumplimiento legal, integrando voluntariamente en sus prácticas, tanto operativas como
comerciales, consideraciones de índole ética, social y medioambiental.

Bajo esta óptica, una empresa socialmente responsable puede llegar a ser aquella:
- cuyo comportamiento, repetimos, vaya más allá del estricto cumplimiento de la
normativa vigente, tanto a nivel provincial, nacional como internacional;

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- que instrumente métodos y políticas que impacten positivamente en la vida


profesional y personal de sus empleados;
- que se preocupe activamente por las consecuencias medioambientales de su
actividad productiva y comercial;
- cuyos directivos y empleados orienten su accionar en base a un código de ética que
no contradiga las disposiciones jurídicas vigentes;
- y que contemple la comunidad sobre la cual se asienta.

Según la categorización realizada por Nino, para que una empresa pueda encajar
dentro de la categoría de socialmente responsable, su comportamiento debe ser
normativamente leal, esto es, debe tomar en cuenta, al observar una ley, los fines
normativos que determinan su interpretación y alcance de aplicación, hayan sido o no
explícitamente formulados en su prescripción original

Sustentando y reafirmando la validez de nuestra postura, intentaremos demostrar


que la sistematización e institucionalización de comportamientos socialmente responsables
es funcional al sistema empresario, esto es, a la supervivencia del vasto conjunto de
unidades productivas que actúan y se desenvuelven en nuestro país; y que es funcional, por
otra parte, a la empresa considerada individualmente, puesto que, como veremos, esta
nueva forma de hacer y de conducir los negocios les permitirá incrementar sus beneficios y
utilidades.

En este complejo escenario, el sector empresarial debe tomar conciencia de las


potencialidades y capacidades inherentes a su accionar, especialmente a la hora de suplir las
falencias estatales y las limitaciones de las instituciones civiles. Desde nuestra óptica, en
este nuevo orden de cosas posible, las empresas están llamadas a cumplir un papel
protagónico y estratégico; a desempeñar, en otras palabras, un rol activo que posibilite la
configuración del postulado contrato de índole social, un contrato complementario y
superador del puramente económico que permita a las empresas cimentar un renovado lazo
con la sociedad. Las demandas y necesidades, como vimos, existen.

Es necesario destacar la importancia que puede llegar a tener, en un contexto de


tanta inestabilidad, un elemento inherente a las relaciones sociales cuyas posibilidades y Capital
potencialidades a la hora de superar estas cuestiones no han sido aún acabadamente Social
exploradas ni suficientemente explotadas y que las empresas pueden contribuir a
intensificar: el capital social.

Desde la perspectiva de Putnam, uno de los precursores del término, tres elementos
fundamentales definen y circunscriben al capital social. Estos elementos son: el grado de
confianza existente entre los actores sociales de una sociedad, las normas de
comportamiento cívico practicadas en su seno y el nivel de asociatividad que la caracteriza.

En última instancia, es una cuestión de interdependencia. El escaso compromiso


cívico que caracteriza a nuestra sociedad demuestra la práctica inexistencia de una cultura
de lo público. En este contexto de mutua frustración, puede comprenderse con mayor
facilidad la existencia de elevados niveles de contaminación, la asiduidad de las
transgresiones, la suciedad de los espacios públicos y el escaso respeto por las normas
jurídicas vigentes.

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El aspecto más positivo de la crisis económica, política, social, cultural e


institucional que actualmente nos toca atravesar, probablemente sea la puesta en escena de
nuestros mayores males, nuestro individualismo y nuestro escaso sentido de lo público. En
diversos ámbitos, esta contundente realidad ha despertado un renovado compromiso por el
otro, un interés por lo público y por la cooperación. Sin embargo, aunque importantes, estos
cambios son todavía someros y puntuales. Nuestra capacidad y astucia no debería residir en
la viveza, sino en saber aprovechar la oportunidad que nos brinda la coyuntura actual de
consolidar esta tendencia. La presente crisis puede llegar a representar un momento bisagra
de nuestra historia. Ahora tenemos que definir el papel que va a cumplir el sector
empresario.

Acaso el único modo de enfrentarse con situaciones de difícil solución (por las
interacciones y consecuencias de sus decisiones) es desarrollar un sistema de valores que
reflejen la voluntad de asumir esta responsabilidad en lugar de traspasarla a otros. Gran
parte del pensamiento empresarial reconoce esta responsabilidad.

La Responsabilidad Social es una responsabilidad exigible a la organización, por lo cual


tiene que dar cuenta de sus acciones como de sus omisiones, frente a quien tiene la
autoridad para exigir su cumplimiento. Sin embargo, la voluntad de una organización para
ir más allá de lo exigible configura una conducta ética ya que supone un acto de libre
elección.

NORMAS DE RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL

AA 1000 (Account Ability 1000)


Desarrollada por Accountability, en 1.999, con el objeto de aumentar el nivel de
responsabilidad de las organizaciones, mejorando la calidad de los reportes sociales y
éticos, tanto en su registro como en su auditoria y exposición.
- Destinatarios: empresas, ONG y entidades públicas.
- Carácter de la recomendación: voluntario.
- Considera la respuesta exigible compuesta por tres imperativos:
 Transparencia en la rendición de cuentas a los grupos de interés.
 Respuesta a sus preocupaciones
 Cumplimiento con los estándares a los que se compromete voluntariamente, y a los
que debe observar por razones estatuarias o legales.

Esta responsabilidad se sostiene en el principio fundamental de inclusión de las


aspiraciones y de las necesidades de todos los grupos de interés.

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SA 8000 (Social Accountability 8000)


Desarrollada por Social Accountability International. La norma fue creada en el año
1.997. Se basa en instrumentos internacionales de derechos humanos y derecho laboral.
Objetivos:
 Mejorar las condiciones laborales a nivel global.
 Proveer un estándar universal para ser usado en cualquier empresa, sector
económico y país del mundo.
 Proveer un incentivo quebeneficia a empresas y consumidores a través de una
estrategia multisectorial.
 Facilitar la colaboración entre empleadores, trabajadores y organizaciones de la
sociedad civil.
La norma plantea 9 áreas esenciales:
 Trabajo infantil.
 Trabajos forzados.
 Salud y seguridad en el trabajo.
 Libertad de asociación y derecho de negociación colectiva.
 Discriminación.
 Medidas disciplinarias.
 Horario de trabajo.
 Compensación
 Sistemas de gestión.

ÉTICA EMPRESARIAL

Como un ámbito especial del planteo de las relaciones entre Ética y Economía, se
encuentra la problemática más específica de la Ética aplicada a las decisiones que se toman
en las empresas. Esto ha dado surgimiento a la denominada Ética Empresarial o Ética de los
Negocios.

Los motivos de su surgimiento quizás sean, además de la evidente evolución social,


la envergadura que ha tomado el impacto socioeconómico negativo de las actuaciones de
ciertas importantes empresas, cuyas decisiones se apartaron de los principios éticos.

La Ética Empresarial es la consideración y aplicación de los principios generales de


la Ética al ámbito de la empresa. El objeto material de esta disciplina son las “decisiones y Concepto de
acciones en el ámbito de la vida de la empresa, en que las pautas o marcos de referencia de Ética
los agentes (individuales o colectivos) no se limitan a aspectos económicos, políticos o Empresarial
técnicos, sino también incluyen la referencia a valores o normatividad moral: es decir, se
trata de eventos en que es posible llegar a un juicio de valor moral. Esos eventos se dan en
el interior de instituciones empresariales, pero también en sus relaciones externas, con otras
empresas, sindicatos, Estado, etc”. 15

En cuanto a su objeto formal, existen algunas discrepancias; pero es posible


considerar los problemas que se tratan en diferentes grupos:
15
Dr. RODRIGUEZ DE RIVERA, José. “Ética y Empresa”. Parte 2. Universidad Católica de Salta.

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- Se tratan problemas referidos a la producción de rendimientos internos: sobre la


dirección y desarrollo de personal; procesos productivos; configuración del
producto y sobre Dirección.
- Cuestiones referidas a las relaciones entre mercado y empresa: relaciones a
proveedores, a clientes y competencia; fiabilidad del producto y honradez
comercial, evitar el abuso del poder sobre pequeños proveedores, comisiones y
sobornos para obtener ventajas ilícitas, etc. Además, el tema del tratamiento de
la “información”.
- En cuanto a las cuestiones relacionadas a Economía – Sociedad: se consideran
otros grupos de interés (stakeholders): nación, comunidad, relaciones
internacionales; el cumplimiento o incumplimiento de expectativas sociales,
productos nocivos, etc.

Según Adela Cortina16, La Ética Empresarial posee las siguientes características:

1) No es una ética de la convicción, sino una de la responsabilidad por las


consecuencias de las decisiones que se toman. Esto no significa optar por el
pragmatismo, sino recordar que es preciso tener en cuenta las consecuencias de las
decisiones para aquella finalidad por la que la empresa existe y que consiste en la
satisfacción de necesidades humanas. La ética de la empresa es una ética de la
responsabilidad convencida.

2) Puesto que la actividad empresarial tiene una finalidad, que le es legítima y de la


que cobra todo su sentido ( servir a los consumidores que son los afectados a cuyo
servicio se encuentra la actividad de la empresa), queda deslegitimada la que olvide
esta finalidad. Los consumidores son interlocutores válidos y una ética de la
empresa exige tener en cuenta sus intereses a través de mecanismos de participación
efectiva.

3) Los miembros de la empresa son también interlocutores válidos, cuyos derechos


tienen que ser respetados al nivel de una conciencia moral como la que socialmente
hemos alcanzado; de ahí que queden fuera de época las prácticas humillantes y las
deconsideraciones.

4) Los miembros de la empresa también deben cumplir con sus obligaciones y


corresponsabilizarse por la marcha de la empresa a la que se pertenece; de ahí que
la cooperación haya de tomar el lugar del conflicto y la corresponsabilidad el lugar
de la apatía.

5) Una empresa actual ha de atenerse a un marco postconvencional de justicia, no sólo


legal, sino ante todo moral.

16
CORTINA, Adela (2.000) “Ética de la empresa”. Madrid: Ed.Trotta

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6) El cambio en la concepción de la empresa de un modelo taylorista a un modelo


postaylorista no es una simple moda, sino una auténtica exigencia de la conciencia
moral de los tiempos. Una conciencia que, como tal es irreversible.

Para responder a estos retos, es preciso diseñar un modelo de empresa capaz de


satisfacer estas exigencias.

CÓDIGOS DE ÉTICA

¿En qué consiste un código de ética?

-Se trata de una herramienta útil para la construcción de hábitos empresariales que
fortalezcan a la organización y a sus miembros (Ramón Ibarra Ramos).

-Se entiende por códigos éticos “las declaraciones corporativas de los principios que
constituyen el patrimonio moral de la empresa, es decir, que establecen las prácticas
consideradas como positivas y como negativas en los diferentes ámbitos de intervención de
la empresa”.17

Roberto De Michele sostiene que “son sistemas de reglas establecidas con el


propósito general de guiar el comportamiento de los integrantes de la organización y de
aquellos con los cuales ésta actúa habitualmente: clientes, proveedores y contratistas”. 18

El objetivo de los mismos es establecer una guía para el comportamiento y la toma


de decisiones en el ámbito empresarial.

Una cuestión importante que surge al respecto es que, para algunos, hablar de un
código de ética es un error, ya que la adopción de un principio ético tiene que basarse en
razones y no en la posibilidad de un castigo, que nos remite más bien a un sistema jurídico.
Esta crítica es acertada; pero el origen de ese término “códigos éticos” se basa en la
tradición de las reglas fijadas para el ejercicio profesional.

Los códigos éticos, constituyen una forma de regulación de las relaciones internas
entre los miembros de una organización y de éstos con el entorno. Pretenden ser un
instrumento que facilite reconocer los problemas y conflictos que enfrentan las empresas y
resolverlos de acuerdo a objetivos buscados.

El contenido de los códigos de ética se define en base a las necesidades de cada


organización. Los temas más frecuentes que aparecen en ellos son, por ejemplo, las
características que deben guardar las relaciones internas y externas de la organización,
determinándose las responsabilidades; orientaciones referidas al trabajo profesional;

17
AGUIRRE SABADA – CASTILLO CLAVERO – TOUS ZAMORA (1.999) “Administración de
Organizaciones”. España: Ediciones Pirámide.
18
DE MICHELE, Roberto ( 1.998) “ Los Códigos de Ética en las Empresas”. Bs. As. : Edit. Granica.

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conductas, deberes y derechos del personal; medidas para garantizar mínimos de calidad
de vida laboral; uso de información privilegiada; uso de los bienes de la organización, entre
otros.

Según el Dr. José Rodríguez de Rivera, la práctica de los códigos éticos tiene sus
ventajas, en la medida en que facilitan la aplicación de reglas para la convivencia,
definiendo los ámbitos de decisión discrecional. Sin embargo, no ayudan para evitar que el
responsable de una decisión se enfrente a dilemas morales. Además, cuando la reflexión
ética sobre la moral se centra sólo en esos códigos, no se considera todo el campo de
problemas, de implicaciones y de relaciones con otros problemas, dando lugar a
comportamientos rutinarios, empobreciendo la vida moral del sujeto decisor.

En la mayoría de los casos son manifestaciones del papel de la organización y de la


particular cultura de cada empresa. El contenido del código se define en base a las
necesidades de cada organización, sus objetivos, su propia cultura y el contexto en que
actúa.

PROYECTO ÉTICO INSTITUCIONAL

Según Jorge Etkin, un proyecto ético presenta los siguientes componentes:

 La decisión política: un nuevo acuerdo sobre los propósitos y formas de


gobierno, mecanismos de consulta y de participación en el poder.
definición de redes internas de protección social para enfrentar la crisis en el
contexto. consenso sobre la responsabilidad social de la organización.

 Criterios acordados para los procesos decisorios: La consideración de los


valores de libertad, solidaridad, dignidad del trabajo, justicia y equidad.
Diálogo para resolver la prioridad de los valores en situaciones concretas.

 Definición de las bases de legitimidad que sirven de sustento a las


relaciones de autoridad: Conducción por parte de quienes están mejor
preparados, según criterios compartidos.

 Mecanismos de justicia frente a situaciones de desigualdad ( orden interno):


Situaciones como la sobrecarga de tareas en un sector, las diferencias no
justificadas en la remuneración, la discriminación o falta de igualdad en las
oportunidades.

 Transparencia en las comunicaciones: Difusión sobre los planes y


resultados de manera que los integrantes no tengan dudas sobre la situación
en que viven, sus riesgos y posibilidades. Que no exista información oculta
que dé privilegios a quienes la tienen. Canales en ambos sentidos.

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 Acuerdo sobre los códigos de la convivencia en el trabajo: reglas y formas


de relación. Aceptación de los rasgos de identidad de la organización y la
manera en que todos relación. Aceptación de los rasgos de identidad de la
organización y la manera en que todos los integrantes contribuyen a
sostenerlos.

Un proyecto ético posibilita:

-Una cultura construida sobre el diálogo y el consenso, no la cultura manejada


desde un interés sectario.
- Enfrentar la contradicción individuo – organización, mediante la redefinición de
las premisas decisorias, incorporando la cuestión de los valores
- Un clima de confianza, que facilitan la innovación , las respuestas creativas , que
potencian las posibilidades de la organización
- Enfrentar el desafío de la configuración de los valores en situaciones concretas y
en contextos diferenciados (batalla ética)

Los códigos éticos son un modo de testimoniar los principios y valores de los que se halla
imbuida la empresa y para institucionalizar los criterios éticos en las decisiones y acciones
cotidianas de la misma.

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ACTIVIDADES

A) DE AUTOEVALUACIÓN

- ¿Qué relaciones encuentras entre la Ética Empresarial y la RSE?

B) OBLIGATORIAS:

- Señala los rasgos más importantes de la Responsabilidad Social.


- Explica los beneficios de la implementación de la RS.
- Nombra las ventajas de establecer un código de ética en una institución.

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VOCABULARIO

- Atributo: propiedad necesaria de algo.

- Apetito: tendencia sensible o espiritual hacia algo.

- Autoconciencia: es el “darse cuenta de sí mismo”, es el acto de afirmación de sí


mismo frente a todo otro ser.

- Autodeterminación: es la capacidad que tiene la persona para asumir el control de


su propio ser.

- Conciencia: conocimiento reflejo del propio yo; también puede referirse a la


advertencia de la bondad o malicia moral de un acto concreto.

- Deliberación: examen mental de las razones a favor o en contra de un acto humano


susceptible de ser realizado u omitido.

- Ente: todo lo que es o puede ser. Aquello cuyo acto es ser.

- Existencia: hecho de estar un ente fuera de la nada o de sus causas.

- Experiencia: conocimiento adquirido por repetidas percepciones sensibles.

- Evidencia: manifestación patente del ser.

- Facultad: potencia o capacidad operativa de un ente viviente.

- Hábito: cualidad perfectiva de una esencia o potencia (capacidad), que la habilita a


realizar bien los actos respectivos.

- Individuo: lo indiviso en sí mismo y dividido respecto de todo lo demás.

- Inmanente: lo que queda dentro de algo; lo interior a nuestra conciencia.

- Intención: 1. Acto de voluntad por el que se tiende a un fin. 2. Acto de los sentidos
y/o intelecto por el que se conoce algo. 3. Concepto.

- Intuición: conocimiento directo y sin intermediarios de alguna cosa.

- Metafísica: es la disciplina filosófica que tiene por objeto el ente en cuanto ente y
se eleva hasta sus primeras causas y principios.

- Noético: es lo referido al conocimiento intelectual.

- Trascendente: lo que está “más allá” de algo: Dios como trascendente al mundo: el
ente real como trascendente a la subjetividad.

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BIBLIOGRAFÍA

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ANEXOS

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TRABAJO PRÁCTICO

El siguiente trabajo puede ser resuelto en forma individual o grupal, aunque es


aconsejable que pueda intercambiar con sus compañeros.

El grupo de trabajo no debe ser mayor a seis integrantes.

ACTIVIDADES

1. Proponga un hecho de la vida diaria en que se demuestre que el hombre es libre


frente a sus tendencias.
2. Analice la forma en que un animal irracional y un hombre consiguen sus fines.
Proponga un ejemplo.
3. Teniendo en cuenta los planos normativo y fáctico de la moral, ¿a qué llamamos
acto moralmente bueno y acto moralmente malo?
4. Reflexione: Si una persona, en pleno uso de razón y conciencia, produce un daño
accidentalmente, ¿es un acto moralmente malo?.
5. Si una persona se encuentra en estado de shock producto de haber presenciado un
accidente y no ayuda a las personas que se encuentran heridas como resultado del
mismo. ¿Considera que es responsable por no hacerlo? ¿Por qué?
6. ¿Está de acuerdo con las siguientes definiciones de libertad? Fundamente en cada
caso.
a- Libertad es: “Hacer lo que quiera”.
b- Libertad es: “Hacer lo que sienta”.
c- Libertad es: “Poder ejercer mis derechos”.
7. Seleccione una situación presentada en una película, en la televisión o en algún
artículo de revista que presente un problema de difícil solución, un conflicto de
valores. Describa la misma y luego consigne los criterios que consideraría para dar
solución a dicho problema.
8. Según su opinión: ¿Qué relaciones existen entre libertad y responsabilidad?
9. Reflexione: ¿la ignorancia exime al sujeto de responsabilidad moral?
10. Realice un comentario acerca de lo expresado por John Dewey en el siguiente
párrafo:

La defensa de la libertad es tarea de todos


La amenaza más seria para nuestra democracia no es la existencia de los Estados
totalitarios extranjeros. Es la existencia en nuestras propias actitudes personales y en
nuestras propias instituciones, de aquellos mismos factores que en esos países han
otorgado la victoria a la autoridad exterior y estructurado la disciplina, la uniformidad y
la confianza en el “líder”. Por lo tanto, el campo de batalla está también aquí; en
nosotros mismos y en nuestras instituciones.
John Dewey, Libertad y Cultura
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EL CASO NIKE

El caso de Nike nos muestra el proceso desde el principio, cuando la empresa negó
toda la responsabilidad hasta incorporarla como parte de su cadena de valor. Es uno de los
ejemplos, a menudo citado con el de Shell, que muestra cómo una empresa puede pasar por
un escándalo profundo, hacer cambios fundamentales en su operación y salir logrando una
gestión mejorada. El caso de Nike ha llevado a representar los riesgos y los posibles
beneficios que existen en la globalización de la cadena de valor. Fue una de las primeras
empresas en descubrir el impacto que las actividades en la cadena pueden tener en la
reputación de la marca.

Las críticas hacia Nike empezaron en los años noventa, en relación con la
subcontratación que hacían a empresas en países donde se imponían salarios bajos,
condiciones de trabajo deficientes y violaciones de los derechos humanos. Algunos casos,
en particular, fueron conocidos por la opinión pública: ínfimas retribuciones en Indonesia,
trabajo infantil en Camboya y Pakistán, y malas condiciones de trabajo en China
y Vietnam. ONG y representantes de los trabajadores lograron llamar la atención de los
medios y, de este modo, provocaron el gran escándalo que perjudicó a la reputación de
la empresa. En los siguientes años, varias ONG enfocaron su trabajo solamente en Nike y la
compañía llegó a ser el objetivo de los movimientos antiglobalización y anti-sweatshops.
En sólo diez años se publicaron unos 600 artículos incluyendo las palabras Nike y
sweatshop como fábricas donde se explotaba a los trabajadores. La primera reacción de
Nike fue negar toda la responsabilidad sobre las malas prácticas en las fábricas,
argumentando que los trabajadores afectados no eran empleados de la compañía.

Sin embargo, en 1992 la empresa desarrolló su primer código de conducta, en el que


exigía a sus proveedores cumplir con unos estándares básicos en temas laborales,
ambientales y de salud. Los proveedores solamente tuvieron que firmar el código
y exponerlo en sus fábricas, con lo que de nuevo la empresa recibió críticas, alegando que
era sólo un gesto para la opinión pública, ya que el código era de mínimos, y que no había
un propósito real de cumplirlo, dado que la mayoría de los trabajadores no sabían leer y no
tenían medios para exigir su cumplimiento. En 1998 la empresa elevó la edad mínima para
trabajar en las fábricas de calzado a 18 años, y a 16 años en las de prendas y equipos
deportivos. Asimismo, la compañía insistió en que los proveedores de calzado debían
adaptarse a las normas de la Administración de Salud y Seguridad Ocupacionales de
Estados Unidos (OSHA). Como reacción a las críticas, Nike formó varios departamentos
nuevos, como el de Prácticas Laborales y el Equipo Nike de Acción Medioambiental
(NEAT). Asimismo, creó un programa de seguridad, salud, actitudes de gestión, inversión
en las personas y medio ambiente (SHAPE) para todo el personal que ejerciera
responsabilidades en materia de producción o cumplimiento. El programa más esencial para
la empresa es un sistema de auditoría de la dirección, que evalúa a las fábricas en materia
de relaciones laborales y condiciones de trabajo. La inspección se anuncia previamente y es
realizada por el personal de Nike.

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ENOIKOS Revista de la Facultad de Ciencias Económicas

N· 13 – Julio 1998

Facultad de Ciencias Económicas. Universidad de Buenos Aires

CRISIS Y VALORES EN LAS ORGANIZACIONES

Aldo Schlemenson

La ética es la contrapartida de la corrupción puesto que se ocupa de reformular


valores que hacen a la esencia humana de la conducta y que se refuerzan en la interacción
social, las cualidades de una buena organización y de una mejor calidad de vida. La ética
señala un camino para encarar el problema constructivamente y, en esa medida, se
constituye en una estrategia de cambio para nuestras organizaciones. Una forma de
fortalecimiento moral y de integridad superior que contribuye al desarrollo y la
efectividad.

Consideraciones teórico-metodológicas acerca del aprendizaje para el cambio


de los sistemas abiertos en situaciones de crisis

La crisis representa inestabilidad, cambios, repentinos, imprevisibles, ruptura en la


continuidad de la experiencia que incrementa la incertidumbre y amenaza degradar una
serie amplia de sistemas incluyentes, el individuo, el grupo, la organización, la institución,
el estado y la sociedad en su conjunto. Dichos sistemas van de lo micro a lo macro,
entendido esto como complejidad mayor que integra los sistemas menores. Cada
subsistema es relativamente autónomo de los demás. Pero media entre ellos una relación de
determinación interfuncional recíproca, cuya resultante modela las cualidades del sistema
global.
La textura repentina y cambiante del macro-contexto, típica de los tiempos que
corren, lo convierten en crisógeno; produce una alteración adaptativa de los sistemas
menores, que no se pueden asimilar y acomodar a los cambios, dada la estabilidad de los
esquemas internos aprendidos. La crisis, entendida como inestabilidad y ruptura, afecta en
lodos los niveles la gobernabilidad e integridad del sistema. El menor sufre el impacto
crisógeno y este impacto tiene el carácter de una invasión que amenaza con romper los
límites que lo diferencian del mayor. La falta de límites representa caos, confusión. La
inestabilidad genera incertidumbre y esta es potencial-mente desorganizadora de la
conducta y el gobierno en lodos los niveles. Los límites entre los sistemas son continentes,
proveen regularidad, otorgan identidad y diferenciación. La ruptura de la estabilidad y de
los límites ocasiona desactualización disfuncional. Y el proceso adaptativo que se
desencadena ante la crisis reclama una redefinición de cada uno de los sistemas que buscan
recuperar su gobernabiliclad, a través de una redefinición de los límites tendientes a
controlar la incertidumbre.

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La adaptación a la crisis involucra un proceso de aprendizaje social que se genera


ante el intento de asimilación y acomodación a los cambios. Puede existir congruencia,
incongruencia o conflicto entre las conductas y manifestaciones fenoménicas de los
sistemas en interacción durante el proceso de aprendizaje que busca la restitución del
equilibrio.
La gobernabilidad de cualquiera de los sistemas enunciados compromete aspectos
esenciales de los demás. Sin embargo, la autonomía funcional hace que los procesos
adaptativos de aprendizaje sean propios y específicos, sin dejar de tener implicaciones
recíprocas más amplias. Se puede lograr un aprendizaje en el sistema menor en
incongruencia o conflicto con el sistema más amplio. La mansedumbre proveniente de la
alimentación doméstica en los animales salvajes, los deja inermes cuando tienen que volver
a su ámbito natural. Aprender en el sistema restringido puede representar desaprender en el
sistema más amplio.
El influjo amenazante de un medio delictivo y violento puede neutralizarse a través
del aprendizaje de normas de socialización incorporadas familiarmente, vinculadas con la
creación de un límite protector de seguridad funcionalmente manejable por los individuos.
La creación de un espacio protegido puede constituir un mecanismo adaptativo para
neutralizar la crisis externa más amplia.
Podemos crear una organización orientada por valores éticos aun cuando esté
inmersa en un medio cultural corrupto. Pueden prevalecer conductas éticas en los
individuos en incongruencia funcional con lo que ocurre en los contextos más amplios. A
su vez, un marco organizacional coherente y bien integrado sirve de contención y límite a
conductas individuales aberrantes. La autonomía funcional de los niveles nos permite,
desde una perspectiva de cambio, abordarlos individual, sucesiva o simultáneamente sin
perder de vista la globalidad, la complejidad y la interacción recíproca.
Muchas veces se ha dicho que la crisis con tiene un doble aspecto:
a) Por una parte es discontinuidad y ruptura que representa amenazas de pérdidas
significativas y de fracasos, pero b) también conlleva un desafío ineludible y central para la
supervivencia: el intento de resolverla conduce a una adaptación creativa, pone a prueba el
enorme potencial constructivo de individuos y organizaciones. Como resultante del
proceso que se desencadena, el sistema puede alcanzar un grado mayor de crecimiento y
desarrollo, actualización, eficiencia y eficacia.

Corrupción y crisis
Si bien las crisis recurrentes son una constante en la evolución de la sociedad, va
cambiando el contenido primario de ellas. Entender el contenido y el sentido de la crisis es
esencial para corregir el rumbo adaptándolo a las demandas del ambiente.
Debemos reconocer que, por su contenido, la crisis actual es fundamentalmente de
valores. Ocupa en ella un lugar central el problema de la corrupción afectando toda la serie
de niveles incluyentes antes mencionada.
La palabra corrupción tiene su raíz en la idea de ruptura. Según Naim y Gall, la
corrupción entendida como la privatización del interés público, el uso del cargo público
para la ganancia personal, ha constituido un mal endémico de la sociedad a través de la
experiencia humana. A pesar de la variedad de formas que reviste y la diversidad de sus
manifestaciones, todas ellas comparten elementos comunes: el conflicto de intereses
subyace en todas las formas de corrupción. Esta sólo puede existir cuando ios agentes

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pueden adjudicar o manejar los recursos públicos o privados por su propia cuenta y cuando
al hacerlo prevalece un interés personal espurio. En las grandes corporaciones ocurre
cuando los gerentes manejan discrecionalmente los recursos que se les delegan. En el
estado ocurre cuando lo hacen con la hacienda pública, cuando negocian sus decisiones o
su imparcialidad en los asuntos públicos en beneficio propio. Se pierde de vista así el
sentido de la delegación y de la confianza depositada, que es esencial para entender la
condición de gerente, empleado asalariado en el caso de la empresa privada o la tundición
de funcionarios y jefes en el caso de la administración pública. El acto de la designación
para ocupar un cargo hace al empleado responsable ante el ejecutivo principal y a éste a su
vez responsable ante el cuerpo de directores, representantes de los accionistas en el caso de
la empresa privada. La designación de un funcionario en la administración pública, en
cambio, lo hace fideicomiso de los ciudadanos. El funcionario debe actuar en defensa de
los intereses del estado y de la ciudadanía, a ellos se debe. Es esencial comprender como
principio que el servicio público es un fideicomiso público.
McMullen sostiene que la corrupción siempre fue un problema en el desarrollo de la
humanidad. Constituyó una plaga en el Imperio Romano. Condujo al estancamiento
económico en la antigua China. Debilitó las ciudades estatales del Renacimiento Italiano.
Obstruyó el desarrollo político de Gran Bretaña y de Tos Estados Unidos. Aceleró el
colapso del comunismo en Rusia. La misma fuente observa que en el declinar de Roma, el
rumbo hacia la decadencia se acentúa cambiando la historia dada la influencia aportada por
el peso de los servidores del gobierno. Desde la independencia de los estados
latinoamericanos a partir de 1810 en adelante, la apropiación discrecional de recursos
públicos fue favorecida por la debilidad e inestabilidad de los nuevos gobiernos que se
formaron después del colapso de la reglamentación española y portuguesa a partir de las
guerras napoleónicas. También se vio favorecida por la laxitud de las normas morales de la
población que creó un entramado social facilitador del incumplimiento.
Debemos preguntarnos por qué la corrupción constituye una cuestión de interés
político mayor en la década de los '90, en la India, el Japón, Corea, el Brasil, México,
Colombia, Venezuela y también en nuestro país. ¿Por qué la urgencia y la pérdida de
paciencia de la ciudadanía?; ¿por qué el tema adquiere tal importancia en la resolución de
la crisis del presente? Seguramente porque impide la consolidación, la integridad y la
efectividad de las instituciones. La globalización y la competencia internacional imponen
una racionalidad fundamental en los procesos, una necesidad de cerrar las brechas de la
ineficiencia y del drenaje arbitrario de recursos. Se trata de una lucha sin cuartel por
mejorar los estándares de calidad y rendimiento. La corrupción se ha convertido en una
traba para el desarrollo y además en un problema político que no afecta sólo a un gobierno
particular. La credibilidad del sistema político en su totalidad está en la mira y el sentido
mismo de la representatividad de los poderes públicos se ve erosionado. Se necesita la
confianza de los ciudadanos en el gobierno, para que éstos puedan entender el sistema
como aquel que mejor protege sus intereses. El poder moral, el poder económico y el poder
político se retroalimentan recíprocamente. Las instituciones en general y las organizaciones
de gobierno en particular son sometidas por la ciudadanía a una prueba de consistencia de
su integridad ética; su majestad la opinión pública legitima la autoridad de las instituciones
a través del acatamiento y el cumplimiento voluntario de sus mandatos. Cuando la
ciudadanía, motivada por el desengaño y la desesperanza, retira su apoyo a las
instituciones, se ven erosionados los fundamentos que las sustentan.

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Por qué ocuparnos de la ética

La ética, podríamos decir, es la contrapartida de la corrupción puesto que se ocupa


de re-formular valores que hacen a la esencia humana de la conducta y que se refuerzan en
la interacción social, las cualidades de una buena organización y de una mejor calidad de
vida. La ética señala un camino para encarar el problema constructivamente y en esa
medida se constituye en una estrategia de cambio para nuestras organizaciones. Una forma
de fortalecimiento moral y de integridad superior que contribuye al desarrollo y la
efectividad.
Los valores que sustentan la ética tienen un carácter moral en su esencia, pero no se
trata de una moral represiva ligada a la prohibición del deseo o de las necesidades
individuales, sino una moral constructiva que rescata las condiciones que potencian una
convivencia civilizada y en última instancia la continuidad de la especie, La ética también
compromete un aspecto prescriptivo normativo, El doble aspecto moral y prescriptivo es
particular de este enfoque. Como lo señala Lacan, la psicología -y esto podríamos
asimilarlo a las ciencias sociales en general- se quedaría en el umbral de las cosas si se
limitara a un plano puramente fenoménico y descriptivo de la conducta y de sus
motivaciones profundas, en detrimento de un enfoque más práctico que intente dar
respuesta a la pregunta "qué debemos hacer, dada nuestra condición de hombres, para
actuar de manera recta".
Por lo que vemos, los valores éticos no están divorciados de un aspecto práctico,
como no lo están de la eficiencia y eficacia, valores al fin. El buen trabajo es
esencialmente ético. Nos complace sostener que lo ético coincide con lo práctico y con los
requerimientos de subsistencia de un sistema organizacional determinado, bien orientado
para los individuos y para la sociedad en su conjunto.

Confianza: una premisa ética fundamental


Recuperar la credibilidad en nuestras organizaciones, cuya imagen en la ciudadanía
se encuentra profundamente lesionada, constituye una premisa estratégica fundamental para
los propósitos que venimos desarrollando.
Al igual que el público en general, los empleados también dan muestras de una
incredulidad desesperanzada y desconfiada, en la que incide la dimensión ética de muchos
de sus jefes y del trato poco equitativo que reciben. El deterioro de la imagen institucional
interna hace que se vean relajados los lazos de orgullo de pertenencia que dan sustento a la
identidad laboral de los empleados, tan sustancial para la persona, para su motivación y
productividad.
La credibilidad, tanto hacia afuera como hacia adentro, compromete un vínculo que
refuerza una interacción positiva entre dos sistemas. El vínculo está caracterizado por la
confianza; la interacción positiva es promotora a su vez de efectividad, productividad,
crecimiento y desarrollo.
Refiriéndose al cumplimiento voluntario de los contribuyentes, Michael Dolían
señala como factor e ingrediente vital de tal logro "la reputación" del sistema tributario. Es
necesario que la organización sea percibida como honrada, libre de corrupción e intolerante
a cualquier norma que desdiga el ya mencionado principio de "servicio público entendido
como un fideicomiso público". El autor agrega que es esencial al gobierno democrático
representativo el respeto del público por los procesos y las personas que componen el

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gobierno y esto requiere la fe y la confianza en el compromiso de los servidores públicos;


(M. Dolían, 1997).
Por ser la confianza un sentimiento vinculante cargado de valor tan importante,
profundicemos un poco más en su significado.
Según el Diccionario de la Real Academia Española "confianza" es la "esperanza
firme que se tiene de una persona o cosa", o el "pacto o convenio hecho oculta y
reservadamente entre dos o más personas, particularmente si son tratado de comercio".
Confiar significa "esperar con firmeza y segundad", "encargar o poner al cuidado de uno o
de alguien, algún negocio u otra cosa", "depositar en uno o en alguien sin más seguridad
que la buena fe y opinión que de él se tiene, la hacienda, el secreto u otra cualquiera cosa".
Peter Blau (1964) describe la confianza como una forma en las relaciones
sociales usadas por los actores para poder enfrentar la incertidumbre y la vulnerabilidad
existentes en esas relaciones.
Fred Hirsh (1978) define el término como un bien público y necesario para el éxito
en muchas transacciones económicas. Sissella Bok (1978) habla de la confianza como un
bien social. Cuando se destruye, la sociedad, trastabilla y se derrumba.
Talcott Parsons, en su discusión sobre los cuatro medios simbólicos de intercambio
entre sistemas sociales -compromiso, influencia, poder y dinero- se ocupa de la confianza
como consecuencia del compromiso, lo que implica apelar a una | obligación fundada
sobre normas básicas y valores.
Barbel" diferencia distintos tipos de expectativas en las relaciones sociales; la más
general apunta a la persistencia y cumplimiento de un orden natural. La segunda
expectativa es sobre la competencia técnica en la ejecución del rol. La tercera es que los
asociados en una interacción cumplan sus obligaciones fiduciarias y responsabilidades,
anteponiendo los intereses ajenos a los propias (Barber, 1983).
En síntesis: la confianza permite establecer relaciones sólidas, enfrentar la
incertidumbre o inseguridad existente entre distintos actores sociales. La credibilidad
constituye un bien simbólico cargado de valor moral pero que tiene una repercusión
económica fundamental, al punto de convertirse en el factor polenciador y estabilizador de
una gestión determinada.
La psicología de la personalidad ha hecho aportes significativos para comprender el
concepto de "confianza" y su significación profunda en el ámbito social. La confianza,
según E. Jaques, constituye un atributo de la personalidad normal que refuerza la
interacción colaborativa entre la gente. Los lazos de unión, cohesión, esperanza, amor, se
contraponen con la sospecha, la hostilidad y la desconfianza. Sobre estos últimos aspectos
han sido esclarecedores los desarrollos psicoanalíticos de M. Klein acerca de la teoría de la
ansiedad, que está ligada a vivencias en parte innatas y en parte consolidadas a través de las
experiencias de socialización temprana, y se desarrolla inicialmente en el contexto de la
relación con los padres. Estas vivencias se reactualizan en el mundo adulto, coloreando las
relaciones sociales y otorgándoles un cariz a veces desconcertante de emocionalidad,
regresión y primitivismo irrealista. En las relaciones sociales adultas las experiencias
frustrantes incrementan las ansiedades persecutorias. En cambio las experiencias gratifi-
cantes mitigan la desconfianza y las fuentes irracionales del miedo, apuntalan la
comprensión, la aceptación y el reconocimiento. Son continentes de la ansiedad. Las
ansiedades persecutorias intensifican la disociación, la agresividad o la destructividad o, en
su defecto, la idealización.

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El liderazgo democrático se basa sobre la i confianza mientras que el autoritarismo


propende a un mundo dicotómico de buenos y malos, aliados y enemigos, que alienta los
aspectos persecutorios de la personalidad.
La confianza en la organización y en las autoridades que la dirigen afirma los lazos
de pertenencia y el interés por verse involucrado en el proceso productivo de dicha
organización. Favorece el sentimiento de contención que mitiga la ansiedad. La confianza
en la equidad y la justicia permiten una defensa de las propias necesidades y una aceptación
de los derechos de los demás.
"En nuestro trabajo como consultores -señalan Culbert y Donough (1985)- vemos
que los gerentes utilizan cada vez más tiempo en promover y enfatizar las relaciones de
confianza". Afirman que eso tiene sentido porque las relaciones basadas sobre la confianza
constituyen la herramienta de conducción más eficiente que se haya inventado. No existe
otro ardid de conducción que permita ahorrar más tiempo o que promueva más efectividad
organizacional. Las relaciones de confianza logran que un plan organizacional defectuoso
funcione. Las relaciones de confianza proveen la llave para las buenas comunicaciones,
crean condiciones para el trabajo en equipo, rectifican las acciones realizadas fuera de
tiempo y suavizan el impacto de una comunicación que de otra forma sería difamatoria y
explosiva, fin síntesis, las relaciones de confianza crean las condiciones para el éxito
organizacional.
A la inversa, nada puede erosionar más rápido la efectividad organizacional que una
relación ausente de confianza. Sin confianza, las incomprensiones cotidianas se toman
como traiciones. Directivas simples se transforman en expresiones estridentes y el plan
mejor concebido fracasa. Sin confianza, los individuos sobrepersonalizan la crítica y
buscan esconder los aspectos defectuosos de su desempeño. Sin confianza, las
comunicaciones se hacen redundantes y defensivas en la medida en que los individuos
pelean por temas que deben ser discutidos con una mente abierta si se aspira a que la
organización sea electiva. Sin confianza, la asunción de riesgos, la innovación, y la
creatividad se ven asfixiadas, en la medida en que los individuos anteponen el "no cometer
errores" a la búsqueda de nuevas oportunidades con sus riesgos consiguientes. Sin
confianza, muchas decisiones se focalizan en el corto plazo, en los resultados tangibles, en
la medida en que las presiones por justificar el resultado de hoy restringen las acciones que
requieren una inversión de capacidad que sólo alcanza resultados en el futuro.
También Jaques (1976), para caracterizar lo que llama la "organización requerida"
en oposición a la "antirrequerida", pone en el centro de la cuestión una problemática ligada
a la confianza.
El fortalecimiento ético remite en primera instancia a una dimensión moral y
valorativa de la conducta organizacional, que compromete en particular a los conductores y
dirigentes, quienes son los responsables de poner en práctica una política de tal naturaleza.
Para este autor, la organización requerida es filogénica (es decir generadora de
amor) y se caracteriza por una estructura y un diseño institucional que facilitan las
relaciones de colaboración comprensión y ayuda, favoreciendo los vínculos basados sobre
la confianza y la esperanza, que abonan los sentimientos de justicia y equidad, promotores
del desarrollo y el crecimiento individual. Por otro lado, denomina organizaciones an-
tirrequeridas o paranoigénicas (generadoras de paranoia o ansiedad persecutoria) a aquellas
que llevan la interacción social hacia formas de conducta que provocan la emergencia de la
sospecha, la envidia, la hostilidad, la rivalidad y la ansiedad generadoras de grietas en las

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relaciones sociales. Este tipo de organización favorece, a su vez, los antagonismos por los
cuales la existencia de un grupo aparece como una amenaza para la existencia de otro
grupo. Dicho tipo de organización es alienante en la medida en que va contra la naturaleza
normal del hombre y disocia a los individuos de su sociedad. En lugar de la confianza y la
esperanza alienta la desconfianza y debilita los lazos sociales.
En un trabajo titulado "La confianza de los contribuyentes en la administración
tributaria", de la Dirección de Política y Asuntos Intergubernamentales del Departamento
de Ingresos Tributarios de Canadá, se trata el tema para responder a la inquietud acerca de
los atributos necesarios para una administración fiscal adecuada y eficaz. En dicho trabajo
se señala la importancia de lograr tres garantías claves: a) garantizar la integridad e
imparcialidad de la administración fiscal; b) garantizar la continuidad de una
administración adecuada, y c) garantizar la confianza de los contribuyentes.
Nos parece conveniente insistir en la necesidad de lograr la credibilidad no sólo
hacia afuera sino también hacia adentro.
La confianza debe ser ganada primero internamente. Los empleados son agentes
primarios en la transmisión de imagen, de manera que recuperar su credibilidad en la
organización y en sus autoridades constituye un objetivo primario. El empleado trata al
público en parte como él se siente tratado por la organización. El condicionamiento de las
actitudes no es tan lineal, pero resulta imposible omitir su importancia como determinante
en las relaciones con el público. La motivación surge de la calidad relacional interna y de
un balance espontáneo que los empleados realizan con respecto a su organización emplea-
dora, que da un gradiente de sentimientos variables, que van de la inseguridad,
desconfianza, malestar y anomia a un sentimiento logrado de contención, satisfacción,
respaldo y confianza, fortalecedor de los lazos de pertenencia.
Por ello, para el desarrollo de la solvencia ética es necesario intensificar el
compromiso de los empleados con la institución, que se logra cuando se desarrollan
condiciones internas que contribuyen a la contención y la confianza.

Planificación para el cambio. Premisas estratégicas


El decrecimiento de la corrupción y de la venalidad en los asuntos de gobierno no
se producirá fácilmente. Debemos abocarnos al planeamiento estratégico de la integridad
de nuestras instituciones como condición necesaria para el desarrollo. Teniendo en cuenta
que el poder político, el poder económico y el poder moral no son independientes entre sí y
que la solución compromete la efectividad de los sistemas organizativos y humanos.
La solución abarca a cada uno de estos poderes y a la serie de niveles y sistemas
incluyentes antes mencionados.
Enunciamos a continuación algunas premisas que señalan lincamientos para el
cambio de nuestras organizaciones.

Premisa primera: desarrollar conciencia en los conductores


El fortalecimiento ético remite en primera instancia a una dimensión moral y
valorativa de la conducta organizacional, que compromete en particular a los conductores
y dirigentes, quienes son los responsables de poner en práctica una política de tal
naturaleza.
La reflexión, la posibilidad de cuestionar los valores existentes, la confrontación de
los dilemas éticos que plantea la vida de trabajo y la búsqueda de soluciones integradoras

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favorecen el desarrollo de la conciencia moral y de una identidad institucional solvente.


Este desarrollo convoca al diseño de dispositivos para instalar en el debate institucional el
problema de la ética. Al focalizar la atención y la reflexión en problemas que hoy son
vitales, se promueve la revisión y se favorece la creación de políticas, pautas y normas
culturales que forjan un proceso de socialización. Favorece además el desarrollo ético de
los individuos a través del desarrollo de la conciencia moral.
Pero a su vez, para normalizar la conducta individual y encauzarla dentro de un
marco social, un programa de fortalecimiento ético se ocupará de formular códigos de
ética, que en nivel organizacional constituyen un sistema de principios institucionalmente
sancionados que establecen con claridad las conductas deseables y proscriben las
indeseables. La definición de un código de ética, entroncado con la misión de la
organización, constituye un hito fundamental.
Sabemos que la letra fría no rige y que, por lo tanto, se deberá encarar procesos
organizacionales participativos, desarrollar necesidad y conciencia, poner en el centro del
debate el tema, buscan- do un consenso social generalizado a partir de la (consideración y
aprobación de los empleados. Existen hoy en día una variedad disponible de tecnologías
sociales participativas grupales que, convenientemente conducidas por expertos, permiten
poner en vigencia un programa de desarrollo ético como el sugerido.
Además se necesita un sistema interno para cotejar los eventuales desvíos de las
conductas individuales respecto de las legalidades sancionadas, asegurando el
cumplimiento de la norma en forma justa.

Premisa segunda:La influencia socializadora fundamental de la ética en nivel


organizacional la ejercen las autoridades a través de la definición de la misión y
visión de la organización y la definición de políticas

Efectivamente, en las organizaciones ejecutivo-jerárquicas ésta es responsabilidad


de las autoridades. Dicha función la ejercen los buenos diligentes, definiendo y
consensuando la misión y la visión de la organización. Se trata de un sentido y una
orientación propuesta, cargada de valor y de contenido político.
La conducta de la autoridad central deberá, luego, ser ejemplificadora es decir
coherente con los postulados. Hemos podido observar el efecto devastador que tienen para
el grupo social los mensajes contradictorios que dieron en llamarse paradojales. Los
empleados someten a prueba de consistencia la conducta gerencial de sus autoridades
centrales y la resultante tiene un poderoso efecto en la motivación y la moral. Los dobles
mensajes conducen a la anomia, el desinterés y la desesperanza. Afectan la transparencia de
la información.

Premisa tercera: fortalecer la función gerencial y la autoridad


Los buenos gerentes son agentes de equidad, y justicia y, en tal sentido, son
promotores de ética: Son quienes pueden aportar personalización al sistema organizativo,
promoviendo el trabajo en equipo para neutralizar así la alienación, madre de la co-
rrupción. Los buenos gerentes son ejemplos paradigmáticos de la conducta deseable.
En primer lugar, para reforzar el rol gerencial se necesita colocar en el ejercicio de
dichas posiciones a los mejores funcionarios. Estos deberán ser suficientemente capaces de
resolver los problemas propios de su rol en una variedad y complejidad de aspectos. La

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relación entre la complejidad del puesto y la capacidad de quien lo ocupa es crucial en to-
dos los niveles, pero en particular cuando se trata de quienes tienen responsabilidad
gerencial. Se necesita, además, que quien ejerza una gerencia se sienta comprometido con
dicha función, que valore y que sienta vocación por la conducción y, como desafío, la
necesidad de conocer a la gente, en particular en lo referente a su potencial, y que desee
aportar criterio y creatividad al equipo de trabajo. El afán por establecer una buena
comunicación, dar información amplia, afianzar los vínculos y las relaciones con el público
tanto como con el personal, son algunas de las condiciones del liderazgo gerencial. Los
buenos gerentes son detectables por los buenos procesos de selección, tanto internos como
externos. Dichos procesos propenderán a colocar en posiciones gerenciales a los
funcionarios que cumplan con el perfil requerido.

Premisa cuarta: diseñar la estructura en forma correcta, encontrar la


organización requerida
Con el tema de la conducción, nos acercamos de lleno al de la organización. Tanto
lo que constituye un buen gerente como el tema de la organización bien diseñada no son
ajenos al problema de la corrupción. Podemos decir que la corrupción se ve potenciada
por un sistema organizacional y gerencial que desconoce las necesidades de una
personalidad integrada. Una organización bien diseñada debe ser "continente" en el
sentido de ser capaz de canalizar constructiva-mente lo mejor del talento disponible.
Debe ser capaz de liberar la creatividad de la gente, de motivarla a través de un trabajo
claro, comprensible, bien delegado, y a través de sistemas de evaluación que se liasen
sobre el principio del mérito y lo alienten.
Lo que vemos en la práctica es que nuestros sistemas organizativos no están
correctamente diseñados. Por lo general las grandes organizaciones padecen la
proliferación de niveles, las instancias gerenciales se superponen, no está claro cuál es el
valor agregado que aporta el próximo nivel ejecutivo con respecto al anterior. ¿Cuántos son
los niveles correctos y cuál es la distancia correcta que los separa entre sí? ¿Cuántos
subordinados debe tener un solo jefe? Estas son cuestiones fundamentales. Jaques postula
que las organizaciones más grandes, aquellas que sobrepasan las veinte mil personas,
pueden ser manejadas con seis niveles. Hay una correlación directa entre tamaño,
complejidad involucrada y cantidad de niveles necesarios que en cada caso hay que
dilucidar. No siempre el número de empleados es sinónimo de complejidad.

No hay promotor de ética más eficaz que el buen trabajo, sustentado sobre
criterios de eficiencia y eficacia.

Definir cantidad de niveles necesarios y la responsabilidad específica por la cual


deben dar cuenta dichos niveles forma parte de una estrategia básica de diseño.
Cada uno de los niveles representa un liderazgo gerencial específico. Tenemos:
a) El liderazgo gerencial en nivel corporativo, responsable de las graneles definiciones
conceptuales implícitas en la misión y plan estratégico que abarca una visión de
más de diez años.
b) El liderazgo gerencial del titular de las unidades descentralizadas autónomas
(gerente general de una unidad de negocios o estratégica), que tiene a su cargo la

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realización de un plan organizacional de mediano a largo plazo y que abarca una


visión de cinco a diez años.
c) El liderazgo de los gerentes especializados de área de una unidad descentralizada
autónoma que tienen a su cargo unidades especializadas y proyectos de desarrollo
de mediano plazo (abarcan un horizonte de realización de dos a cuatro años).
d) El liderazgo gerencial de los gerentes medios que conducen cada uno de los grupos
de trabajo-unidades organizativas de mutuo reconocimiento y que tienen a su cargo
la realización de planes operativos de alrededor de un año, en cuya formulación se
ven involucrados.
e) Los jefes de primera línea, que asisten al gerente en la realización de planes.
Obsérvese la correlación existente entre nivel y horizonte de planeamiento del rol
que requieren una capacidad potencial correspondiente a la complejidad involucrada. La
jerarquización responde al modelo ideal descripto por Jaques para una organización
ejecutiva, que marca la estructura requerida para un funcionamiento eficaz.
Tener bien perfilados los niveles gerenciales, ubicar en ellos a los gerentes con el
potencial requerido y entrenarlos en la aplicación de prácticas gerenciales adecuadas,
constituye una condición para la efectividad organizacional, antídoto de la alienación y la
corrupción.

Premisa quinta: preservar el factor de mutuo reconocimiento


El tamaño es una cuestión de estrategia fundamental. La única forma de manejar el
tamaño y la complejidad es a través de la subdivisión, la cuestión es luego planear la
integración. Se necesitan subunidades organizativas conducidas por gerentes plenos -
ubicados en b) en el modelo anteriormente propuesto- que tengan un conocimiento directo
de su gente, que acostumbren a trabajar en equipo, que atiendan al desarrollo individual y
que sepan apreciar la contribución integral de sus empleados. No sólo se trata de premiar o
castigar el resultado cuantitativo de una gestión. La apreciación integral de una gestión
exige condiciones de conocimiento personal que se logran a través de la comunicación y el
contacto directos con la gente. Estas son condiciones que permiten neutralizar la
alienación, despersonalización y anomia que constituye una tendencia en los sistemas
organizativos cuando crecen en tamaño, sin planificar adecuadamente los factores
humanos. Para ello, tener claramente perfilados los niveles organizacionales requeridos,
simplificándolos en aras de la protección de la relación gerencia! directa entre empleados y
jefes; conformar equipos de trabajo bien integrados y eficaces que se reúnan
periódicamente alimentando un proceso de toma de decisiones participativo que no
obstante no libere de la responsabilidad que le compete al gerente constituyen antídotos
contra la alienación y la corrupción. Nuestros sistemas organizacionales actuales favorecen
la anomia y la alienación más que la integración y la personalización. En lugar de sentirse
atraídos y englobados por el sistema, los individuos se sienten expulsados y marginados del
mismo. El problema abarca a todos los niveles y representa una amenaza de deterioro y
desintegración.

Premisa sexta: es ético ocuparse de los empleados, tratándolos equitativamente, a


través del diseño de sistemas de recursos humanos que incentiven y reconozcan el
aporte personal
Los empleados aspiran a ser tenidos en cuenta individualmente, y este trato
personalizado y equitativo condiciona su conducta organizacional. El buen trato que

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perciben de la organización lo revierten en su trabajo y éste actúa como factor que los liga
a ella, haciéndolos sentir que los contiene. Los sistemas de recursos humanos permiten que
cada uno encuentre un lugar en la organización ajustado a sus condiciones y
merecimientos. Estos sistemas son: a) evaluación del rendimiento, b) evaluación del
potencial, c) planes de desarrollo de carrera y d) sistemas de retribución diferencial
equitativa. El desarrollo de cada uno de estos sistemas merecería un capítulo aparte.
Cuando estos sistemas funcionan eficazmente en manos de buenos gerentes, aseguran gran
parte de las expectativas de los empleados. Todas estas premisas, finalmente, hacen a la
importancia central del trabajo para el hombre, que le ofrece un camino para insertarse
constructivamente en la sociedad. No hay promotor de ética más eficaz que el buen trabajo,
sustentado sobre criterios de eficiencia y eficacia. El trabajo hace a la esencia de la vida, es
parte de la lucha incentivante por la realización de proyectos personales realistas con lo
cual está ligada la salud mental. Lograr dicha inserción en la sociedad a través de la
seguridad y la fortaleza que otorga un buen trabajo constituye una premisa fundamental de
civilización y progreso, si lo que nos preocupa es, efectivamente, la continuidad de la
especie humana.

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LA DOBLE MORAL
El vacío ético en las organizaciones duales
Jorge Etkin

La sociedad no puede crecer en democracia y en justicia con organizaciones que


tienen prácticas destructivas. La ética es una cuestión de convicciones, no es acto de fe
(dogma) ni de conveniencia personal.

1. La organización dual y la "desvalorización"


Hablamos de organización dual en el sentido de que produce, pero en un ambiente
de injusticia y marginación. Aunque no sea su propósito, es la realidad. También es dual
porque hay oposición entre el discurso y la acción. Es la escuela que dice buscar la
excelencia, pero reduce los salarios de sus maestros y evita enseñanzas costosas. Esta
dualidad es destructiva para todos los integrantes de la organización, los usuarios, los
clientes, el medio social. No hablamos de la dualidad como una complejidad, como el
estado de duda o incertidumbre de los directivos. En cambio nos preocupa la dualidad
como estrategia, como hipocresía, como enfermedad.
La dualidad se muestra en distintos aspectos de la gestión: a) en los planes,
programas y debates sobre los propósitos de la organización, cuando se difunden para
hacer la imagen corporativa pero no sirven como guía para la acción; b) en el discurso de
los integrantes (sean o no directivos) que dicen trabajar en equipo pero ven a los demás
como obstáculos o peldaños en su camino a la cumbre; c) en las relaciones y prácticas
cotidianas cuando la empresa habla de ser-vicios, calidad y valor agregado pero se conduce
para maximizar beneficios en el corto plazo. Esto ocurre en el interior de la organización y
en sus relaciones con el medio.
La dualidad refiere a decisiones con efectos previsibles. Como predicar la
competencia y asfixiar a los adversarios hasta terminar con ellos. O poner las tasas en un
nivel que es usura. También vemos la injusticia que emerge por las desigualdades del
sistema económico (la marginalidad y la exclusión social). Respecto de ella, las or-
ganizaciones duales entienden que no es su problema. En lo interno, la desigualdad
(sectores condenados) también son una realidad emergente. Muestra falta de solidaridad de
los integrantes o el desinterés de la conducción. Por lo tanto hay dualidades creadas y otras
que son admitidas por la indiferencia o porque los actores entienden que no es su tarea
resolverlas.
Veamos algunos ejemplos: directivos que hablan de misión social al tiempo que
contaminan el ambiente. Centros de salud que predican la excelencia y la calidad de
atención pero sólo hacen operaciones rentables a quienes las pueden pagar. Empresas con
programas de motivación pero que reducen los sueldos usando como amenaza la de-
socupación. Los gerentes que dicen estar preocupados por el factor humano pero
sobrecargan de tareas a los empleados en lugar de aumentar la dotación. Las campañas de
publicidad que mienten sobre el producto ofrecido. Falsear los balances para evadir
impuestos. Los canales que pagan por fabricar el rating. Los periódicos que inventan
noticias para vender. Procesos productivos que para reducir costos ponen en peligro la vida
de los consumidores. Las estrategias monopólicas y la violencia utilizada contra los
competidores. Las empresas que hacen pagos indebidos para obtener contratos del estado.
Los enfrentamientos provocados para vender armas.

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Frente a la realidad de estas situaciones, surgen las preguntas:


¿Dichas decisiones son razonables o muestras de irracionalidad7
¿En qué sentido la injusticia de esos actos es algo inevitable?
¿El poder en las organizaciones, no admite límites éticos?
¿La ética es sólo declarativa, es imagen, eterno proyecto?
¿La organización no es lugar para elegir, sólo ofrece opciones?

2. La posición ética: ¿es opción o condición?


Hablamos de la realidad en el mundo de las organizaciones laborales. Y en este
dominio (como en otros), la posición ética no admite la respuesta de algo que "funciona"
como criterio de legitimidad (el éxito). Entendemos que la ética no es una visión
meramente complementaria. No es un tema abstracto o paralelo sin implicancias prácticas.
La ética no es un análisis ex post. Es un criterio para la toma de decisiones que le da fuerza
(convicción y compromiso) a la organización. Refuerza su identidad.
Los juicios de valor están presentes en todo el proceso, aunque la decisión gerencial
se muestre como "técnica" o instrumental. Un despido es una valoración, también una
campaña publicitaria o un programa de capacitación. Significa tomar posiciones e
intervenir sobre las relaciones de justicia o libertades individuales.
La posición ética es heterónoma por lo social. No es una autodefinición, no se agota
con la explicación autónoma. No basta con que una decisión sea "auténtica" o que el error
sea "sincero". El respeto a las convicciones o actuar según principios está en la base de la
ética. Pero considerando los derechos de los demás. En este sentido es un deber ser. La
ética es diálogo y consenso, es más amplia que los fines personales. En la posición ética
hay un importante componente de responsabilidad. Estos temas admiten el claroscuro o la
razón sin razón. Por ejemplo, ¿qué significa decir "debería haberlo sabido antes de deci-
dir"? ¿Es una culpa o una omisión? De allí la importancia de que las acciones sean objeto
de un proceso de diálogo y de apreciación compartida. Consideramos que estas situaciones
no son aisladas o de carácter excepcional. Si hablamos de dualidad es porque estas
realidades son recurrentes en las organizaciones que participan de la lucha competitiva, de
la conquista de los no dos. Las vernos como parte del orden institucional como reflejo de
las relaciones de poder, una manifestación de un sistema económico deja la definición ética
en manos de los propietarios y directivos.
Entendemos esta realidad en el marco pragmatismo, el utilitarismo y el
cortoplacismo. Un contexto en el cual estos "ismos" están matizados y difundidos por la
práctica cotidiana, por los ejemplos y los medios masivos. Entonces no los vemos como
delirios ni son extravagancias. Tienen los efectos destructivos que conocemos. Por
ejemplo, el trabajo convertido en un lugar de tensión, ansiedad y angustia. Las relaciones
sociales son .entre adversarios o enemigos potenciales. El ganar o ganar. La sociedad
como un "no lugar" para los perdedores o excluidos.
Queda por analizar si se trata de procesos inevitables. Analizar si el marco de
desregulación, la privatización de servicios públicos, el retroceso del estado y el modelo de
la lucha competitiva nos condenan a esta realidad. Si la hipocresía (de las organizaciones
duales) es inevitable, un mal necesario al cual debemos acostumbrarnos o frente al cual
estar preparados. O si sólo es una cuestión de límites, de graduación o medida. O una

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cuestión de directivos que se han extralimitado. ¿Qué significa poner las cosas en su
lugar, cuando el lugar lo define un poder desigual?
Otra consideración de peso es la complejidad de la organización. En los elementos
constitutivos de la organización hay regulaciones al comportamiento (decisiones
programadas). También las estructuras que formalizan las relaciones. Pautas de autoridad
que deben seguirse para una acción coordinada. En ese marco, los individuos no están en
condiciones de elegir libremente, de realizar sus convicciones. No por razones de ideología
por el entorno utilitario o el contexto agresivo sino por el orden que, como todo orden,
encuadra el juicio, que limita, inhibe, posterga.
Entonces, a la presión de la eficiencia eficacia como racionalidad dominante se le
agrega un factor constitutivo, que tiene que ver con el diseño: el problema no resuelto de la
relación individuo-organización. Que es también el dilema de la motivación, la posibilidad
del desarrollo y la autorrealización. Este es otro de los desafíos a superar por el enfoque
ético.'
Es característico de lo ético el hecho de interrogar(se) y cuestionar(se). Es una
elección que se hace más allá de las situaciones de fuerza, porque no consiste en cambiar
un poder (elite) por otro (las bases). Tampoco se trata de seguir el voto de las mayorías. Es
una convicción y no una conducta que se copia de los demás en forma acrítica. Por tratarse
de una elección, también requiere márgenes para el pensamiento. Es una responsabilidad
que se asume en "un marco de posibilidades".

3. El relativismo se defiende: la transición ética


La dualidad, doble discurso, doble moral o moral del camaleón, significan destruir el
medio social e instalar la injusticia. Para algunos es su decisión personal, son transparentes
en cuanto al uso de la fuerza y la mentira como recurso. Para ellos la ética no tiene lugar en
el mundo de los negocios. Entienden que el drama debe ser resuelto por otros actores (el
sector público, la ayuda social). Pero muchos otros reconocen que las acciones de sus
organizaciones no son las correctas, que no es el propósito o no es lo deseable. Surge la
pregunta: entonces, ¿por qué lo hacen?
Imaginemos las posibles respuestas de los responsables: a) por accidente o crisis
transitoria, b) por error o ignorancia de los responsables, c) por la incertidumbre ambiental
que lleva a perder el control sobre los propios actos, d) porque son reglas de juego que
permiten .sobrevivir en un medio agresivo, e) porque lo hacen los demás y todos sabemos
que esos actos quedan impunes, 0 por fuerza mayor, razones de supervivencia o estados de
necesidad, g) sencillamente porque eso "funciona", no hay rechazo y da resultados, h) en
los procesos productivos siempre se rompe algo, siempre hay principios que son afectados
por la producción.
Para algunos actores (amorales) la consideración humana va por otro lado. Ven a las
organizaciones como mecanismos cuya capacidad tiene que estar puesta en la producción o
en los mercados, no en la condición humana. Desde la metáfora (interesada) de la máquina,
la ética no tiene lugar. De manera que una tarea primordial para los reformadores es salir
de esta imagen o metáfora, de ese pensamiento interesado.
Otros actores no escapan al debate. Son directivos, dirigentes, conductores y demás
responsables que reconocen la existencia del problema.
Dicen que tienen valores y están dispuestos a ser éticos. Pero que no encuentran
oportunidades para serlo. Que el medio no se los permite. Sostienen que para ser éticos

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deben seguir vivos, y sus prácticas destructivas se lo permiten. Así estarán en condiciones
de ser éticos en el futuro. Es una forma de ayudar a la naturaleza para que elija a los
mejores (ellos). El lema ético deviene en crisis periódicas, que se tratan con negociación y
poder. La negociación tiende a llenar los vacíos éticos con la racionalidad del poder. La
realidad muestra que no es suficiente.
Para quienes culpan al medio agresivo (que no controlan), las organizaciones que
conducen siempre están "en transición" ética. Ellos no hablan de negación sino de una
"postergación". Mientras tanto están cumpliendo con su tarea de producir. Tratan de
enriquecerse (corno puedan) ahora, y especulan con arrepentirse más adelante. En términos
bélicos, estos conductores tratan de avanzar lo más posible antes de firmar la tregua. Estos
actores no son ingenuos, son estrategas y sus respuestas tampoco son triviales porque están
sostenidas desde el poder.
Otro grupo de respuestas nos enseña que los actores del drama están en un mundo en
lucha, un escenario que ellos no han creado. La lucha se dirime por la eficacia, por los
resultados. Y no por las intenciones o los actos de solidaridad. Dicen que en ese entorno la
competencia lleva a la perfección porque el mercado sólo selecciona al más apto. Que así
quedan los mejores y ellos hacen crecer la sociedad. Ese progreso justifica las exclusiones
(marginados, perdedores). Pero más allá del discurso y la ideología, lo real es que, en la
lucha, mejores no son los buenos, sino los que quedan. La realidad indica que el más fuerte
impone condiciones. En este escenario, hablar del mejor encubre las relaciones de fuerza, y
no lo equitativo o socialmente deseable.
Están también los argumentos acerca de la aprobación social, el hecho de que las
empresas tengan proveedores, empleados, clientes y que pagan sus impuestos al estado.
Dicen que hay una población satisfecha, que sabe lo que pasa (las desigualdades) y que
sostiene a las organizaciones, compra sus productos y demanda sus servicios, aun en su
dualidad. Es un argumento que habla de un contexto cómplice, de una "mayoría
silenciosa". Es otra forma de decir que la dualidad "funciona", pero sin violencia. Al
respecto debemos señalar que la ética no se resuelve por votación, que el silencio no es
aprobación, y que hay una opinión formada desde el poder.
Frente a esta diversidad de argumentos, no vamos a dictaminar cuáles son las
respuestas aceptables o buenas. Preferimos evaluar esos argumentos a la luz de los
conceptos y principios que guían a una visión ética de las organizaciones. Pensamos en un
contexto democrático, pluralista, participativo y con equidad social. Una visión que no está
hecha para defender intereses creados sino para promover los intereses comunes.''
Sostenemos los siguientes supuestos: a) la sociedad no puede crecer en democracia y
en justicia con organizaciones que tienen prácticas destructivas, b) no es posible que las or-
ganizaciones puedan "salvarse" pensando sólo en sus propios intereses, c) las
organizaciones sólo pueden crecer con el respeto y el desarrollo de sus capacidades
humanas, y no "usándolas" como recurso descartable, d) la información que afecta a todos
no es propiedad ni puede ser manejada por unos pocos iluminados (transparencia), e) como
norma, las diferencias de ideas se debaten, se exponen, se confrontan y se vuelcan en
proyectos. No se niegan, ni castigan, ni se proscriben, f) no se puede reemplazar a una
persona en la decisión individual de saber lo que para él es importante, g) la ética es una
cuestión de convicciones, no es acto de fe (dogma) ni de conveniencia personal.
Tenemos que recordar el carácter heterónomo de la ética. Es decir que la evaluación
no depende de la opinión de quien está destruyendo, sino de los argumentos compartidos
por la sociedad, por los tribunales independientes, por las demandas y reclamos públicos

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de los marginados, excluidos o dañados por las organizaciones. Por el nivel de angustia de
los trabajadores. Lo heterónomo es considerar la opinión o las evidencias públicas y no
intentar tapar el sol con la mano. Es heterónoma la población que muere por la
contaminación que producen las empresas. También son heterónomos los enfermos por
consumir medicamentos que promueven las campañas publicitarias. O las fallas de
seguridad industrial en las empresas que no tienen límites en la reducción de costos.
Estamos excluyendo de lo bueno y lo correcto la hipocresía, el uso de la fuerza o
autoritarismo, el pensar sólo en la conveniencia, las actitudes egoístas, la mirada de corto
plazo (hipotecar el futuro), el pasarle el problema a otro, aprovecharse de la ignorancia o la
impunidad (o promoverla), tratar a los demás como insumo, mantener en secreto
información vital para los demás (o que les pertenece), la práctica de destrucción del
adversario, sostener que sólo hay una manera de pensar, la falta de solidaridad con el
argumento de que "nadie lo pide".
Para nosotros, no es ético (porque destruye y es injusto) pensar que el fin justifica
los medios (como torturar para obtener una confesión). O que la desigualdad es un mal
necesario que no debe detener las decisiones. Que siempre alguien debe pagar (excluyendo
a quien promueve la desigualdad). Sostener que "todo depende", que no hay principios,
sólo reglas de juego. O que "todo" es materia discutible o de interpretación, que los
derechos y necesidades se negocian
También es inaceptable sostener que la adaptación es una cualidad sin límites,
Incluyendo negar los derechos personales en la medida en que se logren resultados. O
echarle la culpa de todos los males "al sistema", a un determinismo externo (los mercados,
el gobierno, la competencia). También es inmoral pensar y actuar en las organizaciones
como si "todo tuviera su precio". Más allá de los contextos diferentes, en todos estos
ejemplos se ignora la existencia de valores. Se prioriza la eficacia y los resultados. Pero
debemos saber que este vacío ético no es equivalente a la nada. Es un espacio que se ocupa
con el ejercicio del poder y las relaciones de fuerza.
Este es el marco en el cual pensamos la ética en organizaciones. Tanto respecto de
los criterios (máximas) como de los límites (mínimas). No proponemos una fórmula o un
procedimiento. Tratamos con criterios sociales, principios, juicios de valor. En la realidad
organizacional vamos a enfrentar el desafío de la ética aplicada (la "batalla ética")7. Cómo
actuar en relaciones concretas, en procesos de producción, en las comunicaciones, el diseño
de productos. Llamamos desafío a la "configuración" de los valores en situaciones
concretas y en contextos diferenciados.
Cuando hablamos de situaciones o de contextos nos referimos, entre otros, a los si-
guientes factores: a) las diferencias de ambiente, o sea si estamos en un quirófano con un
enfermo terminal o en el teatro con el público; b) la magnitud de las fuerzas que presionan
sobre el actor o responsable de la situación, sus márgenes de libertad para pensar y actuar;
c) elementos de la cultura como creencias o tradiciones que los miembros de la
organización siguen como una rutina, sin criticarlos.
Ahora bien, estos contextos no relativizan los principios, sino que son elementos pa-
ra el diálogo y la búsqueda de consenso frente a la cuestión de valores. Porque la posición
ética requiere que los argumentos sean compartidos, para llegar a la decisión sobre qué
demandas son satisfechas y cuáles serán postergadas. Por ejemplo en cuanto a la forma
justa de distribuir los ingresos, la carga de las operaciones, la constitución de los equipos
directivos.

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El concepto de contexto de la decisión nos lleva a la distinción entre lo éticamente


deseable y la actuación correcta, cuando los individuos son puestos en situación de tomar
decisiones. No se trata de hacer responsables a los actores más allá de lo que pueden. No
pensamos en actos de heroísmo, en saltos al vacío, en "quemar las naves". Hay que evaluar
si los responsables han hecho lo posible, si su análisis ha sido amplio y i comprensivo
(costos sociales) o se ha reducido y encerrado en su interés personal.
Hay situaciones ilustrativas: el momento de despedir personal, los actos de
discriminación cuando se selecciona personal, cuando se miente al vender o se acepta la
ayuda de personas que ofrecen información robada. El argumento es: "Lo hacemos para
salvar la empresa, el trabajo de todos". Lo ético va mas allá de esta frase, inquiere sobre la
existencia de opciones quizá más sacrificadas o costosas. Ocurre que salvar la empresa es
un disfraz que oculta el interés del grupo directivo. La evaluación ética no aprueba las
mismas variantes que la ecuación del costo-beneficio monetario.
El propósito es mantenerse en la ética, espacio en el cual hay dilemas y paradojas.
Por ejemplo, si es correcto mantener a un enfermo terminal conectado a respiradores
mecánicos, en contra de su voluntad. O los temas de creación de vida en probetas. O la
cuestión de la pena de muerte. Son debates que se instalan en la sociedad y en las
organizaciones. Más concreto es el vacío ético o la inmoralidad de un periódico que cobra
por divulgar mentiras. O que especula con la ignorancia y el estado de necesidad de los
empleados. Hay claroscuros, pero también límites.

4. La propuesta ética: del idealismo a la factibilidad


Para comenzar es necesario comparar ideas para salir del determinismo del sistema,
“las fuerzas del mercado", "las grandes corporaciones". Porque la posición ética requiere
un marco donde los actores comprendan que las organizaciones pueden considerar
opciones, no todo es cuestión de saber dónde está el poder.
La voluntad deberá expresarse en un proyecto político (participado, consensuado)
para enfrentar la trama y salir del cerco de lo inevitable. Es el concepto de “políticas
activas” en el plano de lo público. Salir del "está escrito" y "no hay opciones" a través de
un proyecto y de la acción conjunta.
Un proyecto de revalorización no es sinónimo de idealismo, sino una forma de
enfrentar los dilemas, conflictos y contradicciones en la organización. No es discurso. Es
una posición que tiene su cable a tierra, sus efectos sobre lo cotidiano. Es utopía pero
también factibilidad. Vemos la posición ética como un tema de principios no negociables.
Pero también un camino para enfrentar problemas concretos de cohesión, para reforzar y
potenciar la organización. En particular las organizaciones que se sustentan sobre el fuerte
compromiso de sus integrantes, donde no hay lugar para la especulación o las luchas
internas por el poder.
Veamos ahora el tema del determinismo que pesa sobre el pensar, el decir y el hacer
de los integrantes. Sabemos que la organización un problema como concepto. Que es una
trama que condiciona, que sujeta. Pero también es cierto que es coproducida por sus
integrantes, por los usuarios y otros actores relacionados. Por ejemplo, es cierto que los
pacientes "son atendidos" por los médicos del hospital. Existen normas establecidas por los
contratos, hay políticas, reglas y procedimientos para médicos, auxiliares y enfermos. Esto
es, la prestación de la salud está instituida.
Pero también es cierto que ellos sostienen la realidad del hospital, que no todo está
formalizado, que hay márgenes para atender la incertidumbre, que son los integrantes

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quienes hacen funcionar el hospital ("a pesar" de sus reglamentos), que el sistema no los
puede ignorar porque tienen "el conocimiento". A esto se refiere el concepto de actividad
instituyente frente al orden instituido, listo tiene que ver con los procesos de cambio y
estamos analizando el proceso que lleva al cambio en los supuestos y premisas del
comporta miento.
En su relación con el medio no sólo hay dependencia (de los proveedores, la
clientela, competidores, aparato estatal). Es cierto que hay normas y reglamentos que vie-
nen del orden instituido. A veces, cumplir las normas o las reglas de juego impuestas es la
línea que separa la supervivencia de la desaparición. Pero también sabemos que servicios y
prestaciones son necesarios, que hay una función productiva y en esa medida una reci-
procidad con el medio. Hay intercambios y una actividad creativa. La organización lleva al
medio sus decisiones (de producción, de salud, de educación). No es un autómata sino un
sistema que interactúa con el contexto.
Entonces, el tema es el margen para introducir cambios en la gestión cuando el
marco es un sistema económico que exige resultados, con reglas de juego muy duras, en el
sentido de que reemplaza a las empresas en crisis, que no tiene redes de protección ni
mecanismo de recuperación. Hablamos de la revalorización ética (o el enfoque solidario y
cooperativo) como un proyecto que potencia las organizaciones.'"
En primer lugar, el vacío ético hace que la relación del individuo con su trabajo sea
puramente especulativa o calculada Y las organizaciones requieren cada vez más
compromiso con las áreas. Aquí hay una contradicción. La dirección intenta superarla
haciendo la tarea cada vez más informatizada y más formal o impersonal. Pero el sistema
(la supervivencia) exige creatividad, innovación y rápida respuesta al cambio
ambiental (demandas, competidores).
Frente a este problema hay caminos "duros" y "blandos". La manera dura de
enfrentar el problema es trabajar sobre los sistemas de información, poner más señales de
alarma, más controles, tener formas rápidas de reemplazo de personal ineficiente y un
sistema claro de recompensas y sanciones. Hacer valer las cláusulas del contrato que
plantean el trabajo como una contraprestación. Pero es un camino costoso, en el sentido de
que demanda una tarea permanente de monitoreo y rediseño de los procesos desde la
cúpula.
El camino blando tiene qué ver con los procesos de liderazgo, comunicación e
influencia. Consiste en la actividad de capacitación continua, en la motivación y el
desarrollo de una visión compartida de la organización- La dirección busca lealtades en
lugar de obligaciones laborales. Este enfoque muestra una mayor preocupación por el "lado
humano" de la organización, por el trabajo como capacidad personal, no como recurso
cambiable. Es una actitud inteligente, que no deja de lado los propósitos de competir para
ganar, y busca luchar con armas más calificadas.
Ahora bien, este camino blando tiene componentes sinceros y otros que son pura
estrategia o falso discurso. Lo sincero sería creer en la relación humana y el carácter social
de la organización. Pensar que esta relación no es opuesta al interés empresario. Lo falso es
utilizar las relaciones como instrumento para lavar cerebros, conquistar voluntades y
aumentar la productividad. Es recurrir a formas sofisticadas de persuasión y de penetración
a través de las imágenes (posicionamiento).
El doble discurso no es la mentira llana. No es tan burdo. Se relaciona con la
necesidad del personal de creer en la autoridad. La falsedad es un salto en la tecnología de
la dominación dentro de la organización. Es instalar creencias, un lenguaje, una forma de

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ver la realidad, una "cultura competitiva". Es una construcción interesada que busca reducir
el costo de los controles, aumentar la producción y tener reaseguros sobre las conductas.
Las diferencias entre las políticas sinceras y la manipulación se hacen visibles en el
tema de la remuneración y en las épocas de crisis, a la hora de la verdad. Las
organizaciones responsables preparan y protegen. A su personal para enfrentar la
incertidumbre (que la propia empresa no controla). En cambio, los falsos estrategas, llegado
el día, excluyen al personal sin contemplaciones, porque son las reglas de juego o las leyes
del sistema.
La realidad muestra distintas configuraciones de estos pares polares. Pero queremos
marcar que existen intentos más o menos sanos de superar la contradicción de la relación
laboral en un contexto agresivo. Y que nuestro enfoque pasa por la revalorización ética. Y
ahora estamos en mejores condiciones para explicar en qué sentido potencia la
organización: revisa el acuerdo fundacional, instala un proyecto compartido sobre la base
de la cooperación y la ayuda solidaria, no sobre las falsas expectativas o el temor a la
exclusión.

5. Razones que sustentan un proyecto ético


¿Por qué un modelo competitivo feroz habría de tomar la ética como alternativa?
Para nosotros, se trata de una cuestión de principios o convicciones. Ya hemos dicho que
nuestra visión no concibe organismos aislados que puedan progresar en un contexto
empobrecido y conflictivo. Si no estalla, tiene un costo social insostenible (para nosotros,
ilegítimo, inaceptable). La ética nos exige una visión más amplia, no sólo técnica. También
se requiere una reforma política, en el sentido de nuevos acuerdos y consensos en la
organización. La diferencia se expresa en la relación salud-enfermedad de la organización".
En la lógica de los empresarios, dirigentes y directivos del sistema, la ética no es
sólo una postura. En términos de conducción es un camino. Que tiene la virtud de no ser
impuesto, que no necesita de una mirada vigilant e, que permite superar crisis y conflictos
que amenazan la continuidad de la organización. Y también permite enfrentar los
problemas de gobernabilidad en las organizaciones que por si misión se fundan en el
compromiso de sus integrantes.

Los componentes del proyecto ético


a) La decisión política. Un nuevo acuerdo sobre los propósitos y formas de gobierno, mecanismos de consulta y
de participación en el poder. La definición de redes internas de protección social para enfrentar (compartir) las
crisis en el contexto. Consenso sobre la responsabilidad social de la organización.
b) Criterios acordados para los procesos decisorios. La consideración de los Valores de libertad, solidaridad, dignidad
del trabajo, justicia y equidad. Formas de diálogo para resolver la configuración y prioridad de los valores en
situaciones concretas.
c) Definición de las bases de legitimidad que sirven de sustento a las relaciones de autoridad. Conducción
por parte de quienes están mejor preparados, según criterios compartidos y no por su afinidad con los centros
de poder.
d) Mecanismos de justicia frente a situaciones de desigualdad (orden interno) Situaciones como la sobrecarga
de tareas en un sector, las diferencias no justificadas en la remuneración, la discriminación o falta de igualdad en las
oportunidades.
e) Transparencia en las comunicaciones. Difusión sobre los planes y resultados de manera que los integrantes no
tengan dudas sobre la situación en qué Viven, sus riesgos y posibilidades. Que no exista información oculta que
dé privilegios a quienes la tienen: Canales en ambos sentidos y no sólo para llevar la historia oficial.
f) Acuerdo sobre los códigos de la convivencia en el trabajo. Reglas y formas de relación. Aceptación de los
rasgos de identidad de la organización y la manera en que todos los integrantes contribuyen asostenerlos.

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