Maria Na Escritura, Candido Pozzo

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SCRIPTA THEOLOGICA 12(1980/ 2) RECENSIONES

han pronunciado sobre él en atención a las instancias urgentes del fe-


nómeno moderno de tantos matrimonios rotos. De Margerie defiende esa
doctrina y actitud pastoral, recurriendo particularmente -entre las de-
claraciones recientes- a la exposición del cardenal H6ffner (cfr. pp. 90.92-
93. 95.97).
De acuerdo con esos criterios se podría admitir a la Eucaristía a per-
sonas separadas y unidas en matrimonio civil sólo en casos excepciona-
les: a) la situación, a la que se podría aplicar un texto de San Cirilo de
Alejandría sobre la posibilidad de conceder la comunión "a los débiles",
dentro de los que se puede encuadrar a "certains divorcés-remariés ré-
solus a vivre en freres et soeurs" (p. 39), Esta pOSibilidad el propio
De Margerie no la recoge en las conclusiones, pero los editores del libro
añaden una nota en la que se hace mención de la Carta de la Sagrada
Congregación para la Doctrina de la fe (11 abril 1973), indicando esta
solución pastoral para el juera interno. Lo que quiere decir que, ante
Dios, si viven como hermanos y evitan el escándalo, lo que les permite
vivir en gracia porque no hacen vida marital, se les podría conceder la
comunión en estos casos excepcionales, que deben ser probados y atesti-
guados; b) en caso de peligro de muerte, siempre y cuando tengan ver-
dadera contrición, que supone la renuncia a ese estado y reparación del
escándalo (p. 94).
Fuera de esas situaciones no cabe admitir a esas personas a la Eu-
caristía. Ello no obsta, claro está, para que la Iglesia instrumente opor-
tunas medidas para recuperar a estos hijos que no viven en plena co-
munión (p. 93 ss.), y en esto el acuerdo de la documentación citada es
unánime. De otra parte, es necesario cuidar -para prever el futuro-- la
adecuada preparación de los matrimonios que vayan a ser contraídos en
adelante (cursillos prematrimoniales, por ejemplo), aunque sin por ello
caer en el exceso de negar el derecho a casarse que poseen los que · se
acercan dignamente a recibir este sacramento.
JESÚS SANCHO

Cándido Pozo, María en la Escritura y en la Fe de la Iglesia, Madrid,


Editorial Católica, ("Bac popular"), 1979, 174 pp., 12 x 19.

Conocido también por su atención a los problemas que presenta la


escatología moderna -Teología del más allá, publicado en la BAC- Cán-
dido Pozo es en m ariología donde tiene un puesto de relevancia. Su obra
. M aría en la historia de la salvación, que condensa muchos años dedi-
cados a la docencia y a la publicación de estudios parciales en distintas
revistas, le consagra definitivamente. Colabora sobre todo en "Estudios
Marianos", el órgano de la Sociedad Mariológica española, en que ha

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publicado sus frecuentes intervenciones leídas en las semanas de estudio


y en' los Congresos nacionales e internacionales, a los -que siempreas'iste
como miembro activo.
Como el mismo autor advierte en el prólogo de la obra que ahora
reseñamos, aunque las relaciones entre este libro y María en la historia
de la salvación son estrechas, el planteamiento en ambos es distinto: si
éste fue escrito mirando a los estudiantes de teología, y se presenta con
todo el aparato crítico que subraya las afirmaciones del teÓlogo, el pre-
sente libro se ha escrito mirando al Pueblo de Dios, Il),enos problemati-
zado, pero al que se quiere, con sencillez, ofrecer el fundamento cien-
tífico de su creencia y devoción mariana. Es una puesta al día -en pla-
no popular- de las conclusiones a que lleva su hermana mayor, como
el autor llama a la obra precedente.
Creo que consigue su objetivo. Y el lector, de cultura mediana reli-
giosa, conocerá cuáles son las dificultades del llamado diálogo ecuménico
(parte esta que me parece excesiva, tanto en relación a las otras partes
del libro, como atendiendo al destinatario del libro), y verá expuestas,
con elegante claridad, las grandes verdades marianas -tan deficierite-
mente o ambiguamente presentadas en estos momentos-: la maternidad
divina, la Inmaculada Concepción, la Asunción en cuerpo y alma a los
Cielos, y la legitimidad del culto que la Iglesia rinde a la Madre de Dios,
parte integrante e inseparable del culto cristiano, oficio primario del
Pueblo de Dios, según enseñó Pablo VI sobre todo en la Marialis cultus.
El autor ha tenido que condensar no sólo su libro anterior, sino sus
amplios y profundos conocimientos teológicos. Pero a la brevedad le ace-
cha siempre un grave peligro: la oscuridad, el más frecuente, o el dar
más relieve a un tema que a otro, que objetivamente puede ser más
importante. El autor trata muy de pasada el tema de la maternidad es-
piritual (con el problema de la asociación de la Virgen a la obra total
de Cristo Redentor, corredención), el influjo actual de esta maternidad
que ejerce desde el cielo. Y además, cierto que el problema de las bases
escriturísticas es insoslayable y, junto a esto, el conocer la situación 'de
nuestros hermanos separadas, ¿pero el tratamiento de la perpetua vir-
ginidad de Nuestra Señora no debiera haber merecido un tratamiento
más extenso, sobre todo si se lo compara con las 100 pp. que dedica a
presentar las bases escriturísticas y la situación del diálogo ecuménico?
Fuera de esta observación de estructura de la obra, la creo de gran
utilidad para el público a que se dirige, y aun a los expertos para un
repaso rápido de las cuestiones fundamentales de Mariología.

LAUREN'l'INO M.a HERRÁN

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