Comentarios A La Ley Sobre Subcontratación en El Sector de La Construcción

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Revista de Dirección y Administración de Empresas. Número 15, diciembre 2008 págs.

119-143
Enpresen Zuzendaritza eta Administrazio Aldizkaria. 15. zenbakia, 2008 abendua 119-143 orr.

COMENTARIOS A LA LEY SOBRE


SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR DE LA
CONSTRUCCIÓN

VÍCTOR MONREAL DE LA IGLESIA


Inspector de Trabajo y Seguridad Social

RESUMEN

Integrada en el cuerpo normativo de la prevención de riesgos labo-


rales, la Ley 32/2006 aborda el problema de la elevada siniestralidad
existente en las empresas de construcción que trata de atajar mediante la
imposición de una serie de limitaciones objetivas a las cadenas de contra-
tación en las obras y la exigencia de puesta en uso en ellas de una mínima
estructura organizativa empresarial, lo que condiciona la subsistencia
de un modelo de ordenación del trabajo, basado en la externalización de
actividades productivas, que ha caracterizado al sector durante los últimos
30 años. La nueva norma incorpora mecanismos de control de solvencia,
también en materia preventiva, de los agentes que intervienen en las obras
de construcción, ya públicos (Registro de Empresas Acreditadas) ya inte-
rempresariales (libro de subcontratación y deber de vigilancia asignados al
comitente). Por fin, el texto legal condiciona las plantillas de las empresas
del sector, exigiendo un porcentaje mínimo de trabajadores con contrato
indefinido y habilita a la negociación colectiva para la autorregulación de
contenidos y condiciones en que debe impartirse la formación en preven-
ción de riesgos laborales a los trabajadores de la construcción y la acredi-
tación de dicha formación.
Palabras clave: Construcción, subcontratación, prevención de riesgos
laborales, formación.
120 VÍCTOR MONREAL DE LA IGLESIA

1. ¿QUID DE LA LEY SOBRE SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR


DE LA CONSTRUCCIÓN?

El 19 de abril de 2007 entró en vigor la Ley 32/2006, de 18 de octubre,


reguladora de la subcontratación en el sector de la construcción (en adelante
LSUBC), tras un largo proceso iniciado el 30 de julio de 1998 con la presen-
tación de una iniciativa legislativa popular, avalada por 600.000 firmas, por
la Federación de Construcción, Madera y Afines (FECOMA) del sindicato
Comisiones Obreras. Finalmente sería una proposición de ley presentada el
5 de abril de 2004 por el grupo parlamentario de Izquierda Verde – Izquierda
Unida – Iniciativa per Catalunya – Verds la que resultaría aprobada por las
cámaras, cierto es que con notables matizaciones al texto inicialmente pro-
puesto en aras a garantizar, como reseña su exposición de motivos, el respeto
al principio de libertad de empresa, constitucionalmente declarado rector de
la política económica en España.
La LSUBC se aplica con exclusividad a las empresas que operan en el
sector de la construcción, protagonista indiscutible del desarrollo experi-
mentado por el país en el último lustro y cuya manifiesta crisis condiciona
el actual momento económico. Se trata de un sector con elevadas tasas de
siniestralidad, con un promedio de accidentes muy superior al del resto
de los sectores económicos del país, siendo sus consecuencias más gra-
ves si atendemos a la duración de las bajas laborales ocasionadas por los
mismos.
Esta elevada siniestralidad responde a un cóctel de causas, entre las que
se encuentran, sin duda, una deficiente gestión preventiva a pie de obra, donde
la “prevención de papel”, cuya generalizada existencia el propio legislador no
duda en reconocer en la exposición de motivos de la Ley 54/2003, de 12 de
diciembre, se manifiesta de forma particularmente intensa; la falta de cuali-
ficación del personal empleado, motivada por la incorporación de una fuerza
de trabajo joven e inexperta, con alto porcentaje de trabajadores extranjeros,
muchos de los cuáles poseen limitados conocimientos del idioma; la atomiza-
ción del sector, compuesto en su gran mayoría por pequeñas empresas y pro-
fesionales independientes, lo que impide articular estructuras organizativas
adecuadas, también en materia preventiva; la temporalidad en la contratación,
pues los contratos de obra y servicio determinado modalidad “fijo de obra”,
por cierto amparados por el texto legal aprobado, suponen el 56 % del total
de los realizados en la construcción (más del 30% de los accidentes se pro-
ducen en los dos primeros meses de vigencia del contrato) y, finalmente, la
externalización de las actividades en obra a empresas subcontratadas y la pro-
longación de las cadenas de subcontratación que provoca, como señala Sanz
Valcárcel (2007), un desplazamiento de los riesgos desde las empresas más
fuertes, con empleo seguro y estable, buenos salarios y presencia sindical, a
las empresas más débiles.
COMENTARIOS A LA LEY SOBRE SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN 121

La LSUBC se integra en el cuerpo normativo de la prevención de riesgos


laborales, conforme al artículo 1 de la ley 31/95, de noviembre; su objetivo
no es otro que el de establecer una serie de garantías dirigidas a evitar que la
falta de control de las cadenas de subcontratación ocasionen situaciones obje-
tivas de riesgo para la seguridad y salud de los trabajadores. Además de con-
dicionar el régimen de contratación en las obras de construcción, el legislador
exige una serie de requisitos de calidad o solvencia a las empresas que vayan
a actuar en este sector; reclama acreditación de la formación y de la existen-
cia de una organización en prevención de riesgos laborales de sus recursos
humanos; organiza esa formación remitiéndose a la autonomía colectiva
de voluntad; limita la temporalidad en las plantillas y trata de garantizar la
transparencia en las obras de construcción, mediante determinados sistemas
documentales y el reforzamiento de los mecanismos de participación de los
trabajadores.
El necesario desarrollo reglamentario, que la propia Ley 32/2006 recla-
maba en alguno de sus apartados, se produjo finalmente con la entrada en
vigor del Real Decreto 1109/2007, de 24 de agosto (en adelante RSUBC),
que regula aspectos relativos al Registro de Empresas Acreditadas, el libro de
subcontratación, el cómputo de los porcentajes de trabajadores indefinidos y
la simplificación documental de las obligaciones establecidas para las obras
de construcción en el ordenamiento jurídico. Destacar, por último, la sintonía
del texto legal con el IV Convenio colectivo general del sector de la construc-
ción 2007-2011 (publicado en el Boletín Oficial del Estado de 17 de agosto
de 2007), en aspectos vinculados a la formación preventiva en el sector y la
acreditación de dicha formación.

2. ¿ A Q U É E M P R E S A S S E A P L I C A L A L E Y S O B R E
SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN?

La vinculación de una empresa al nuevo régimen normativo requiere la


presencia de tres factores en simultánea concurrencia:
• Que dicha empresa desarrolle alguna de las siguientes actividades:
– Excavación.
– Movimiento de tierras.
– Construcción.
– Montaje y desmontaje de elementos prefabricados.
– Acondicionamientos o instalaciones.
– Transformación.
122 VÍCTOR MONREAL DE LA IGLESIA

– Rehabilitación.
– Reparación.
– Desmantelamiento.
– Derribo.
– Mantenimiento.
– Conservación y trabajos de pintura y limpieza.
– Saneamiento.
• Que el ámbito locativo donde se realicen las citadas actividades sea
una obra de construcción.
• Que dichas actividades se desarrollen en régimen de subcontratación.
La empresa ha de participar como comitente, como subcontratista
o como ambos en las cadenas de subcontratación en el sector de la
construcción.
La aplicación de la LSUBC no está condicionada por la nota de habitua-
lidad en la concurrencia de los citados factores, a salvo la referencia expresa
recogida en el artículo 4.4, relativo al requisito de estabilidad de las plantillas.
Consecuentemente, la nueva regulación es exigible no sólo a las “empresas de
construcción”, caracterizadas económicamente por su inclusión en el epígrafe
45 del CNAE-93, sino a cualquier empresa que eventualmente desarrolle en
una obra de construcción alguna de las actividades citadas anteriormente,
inserta en los procesos de subcontratación, con independencia de cual sea su
objeto social. La Dirección General de Trabajo ha entendido, por ejemplo,
que si bien el diseño, fabricación, suministro, montaje y puesta en marcha de
equipos electromecánicos para instalaciones hidráulicas, realizado en cen-
trales hidroeléctricas no está incluido en el ámbito de aplicación de la Ley
32/2006, si estos trabajos se realizan en centrales en construcción o en centra-
les en las que se estén llevando obras de ampliación, modificación, reforma o
rehabilitación en los términos previstos en la Ley 38/99, de 5 de noviembre,
de ordenación de la edificación y en las que resulte aplicable lo dispuesto en
el Real Decreto 1627/97, de 24 de octubre, sobre disposiciones mínimas de
seguridad y salud en las obras de construcción, serían trabajos realizados en
una obra de construcción y los contratos que se celebren deberían ajustarse a
lo dispuesto en la LSUBC y en su reglamento de desarrollo.
Tampoco existe correlación exacta, por las razones ya expuestas, entre el
ámbito funcional del Convenio colectivo general del sector de la construcción
y el ámbito aplicativo de la LSUBC, pese a los intentos de algunos grupos
políticos por introducir dicha vinculación durante el trámite parlamentario.
De una parte, la LSUBC es de aplicación a empresas cuya actividad queda
incluida dentro del ámbito funcional de otros convenios colectivos, singu-
COMENTARIOS A LA LEY SOBRE SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN 123

larmente los del metal o de la industria de la madera y, de otra, como señala


González Ortega (2007), existen actividades afectas al Convenio general del
sector de la construcción a las que no les es de aplicación la nueva normativa,
entre las que se encuentran las de construcción de embarcaciones y artefactos
flotantes, ferrocarriles auxiliares de obras y puertos, así como comercio de la
construcción mayoritario y exclusivista, siendo dudosa su aplicación en otras,
tales como canteras, areneras, graveras y explotación de tierras industriales.
La LSUBC, al igual que el Real Decreto 1627/97, de 24 de octubre y el
Real Decreto 171/2004, de 30 de enero, únicamente considera empresarios en
la obra de construcción a quienes ocupan la posición de contratista o subcon-
tratista en los negocios jurídicos que en ella se desarrollan, no así al promo-
tor, cuya vinculación a la LSUBC es ciertamente secundaria, pues el nuevo
texto legal únicamente impone a su dirección facultativa (director de obra o
director de ejecución) la obligación de autorizar formalmente los supuestos
de ampliación excepcional de los niveles de subcontratación cuando concu-
rran los factores tasados en el artículo 5.3 de la norma, deduciendo al pro-
motor responsabilidades administrativas in eligendo en caso de que la citada
ampliación se produzca sin que concurran dichos factores.
No obstante, la normativa sobre subcontratación otorga al promotor tam-
bién la consideración de contratista en los siguientes casos:
• Cuando el promotor realice con medios humanos y materiales propios la
totalidad o determinadas partes de la obra (artículo 3.e de la LSUBC).
• A efectos de las obligaciones y responsabilidades legalmente estable-
cidas en relación con el libro de subcontratación, cuando el promotor
contrate directamente trabajadores autónomos para la realización de
la obra o determinados trabajos de la misma, siempre que no se trate
de una construcción o reparación que pueda contratar un cabeza de
familia respecto de su vivienda (disposición adicional segunda del
RSUBC).
El nuevo régimen legal es de aplicación a cualquier obra de construcción,
pública o privada en la que se efectúen trabajos de construcción o ingenie-
ría civil (artículos 2 y 3.a de la LSUBC), cualquiera que sea la duración de
las mismas o la dimensión de los trabajos y con independencia de que sea
exigible, conforme a la Ley 38/99, de ordenación de la edificación y las
respectivas ordenanzas municipales la realización de proyecto de obra (y
consecuentemente el cumplimiento de las formalidades documentales a que
se refiere el Real Decreto 1627/97, de 24 de octubre (estudio de seguridad
y salud o estudio básico y plan de seguridad y salud). La inclusión de las
denominadas obras menores extiende el ámbito de aplicación de la LSUBC
a empresas que realizan trabajos de rehabilitación o reforma (en general cual-
quiera de las actividades a que se refiere su artículo 2) en la esfera de particu-
lares (pisos, garajes, comunidades de propietarios…).
124 VÍCTOR MONREAL DE LA IGLESIA

Ni la Ley 32/2006 ni su desarrollo reglamentario se pronuncian sobre


la forma del negocio jurídico que articula la prestación de actividades en la
obra en régimen de subcontratación, por lo que estas serán las habituales del
tráfico mercantil: arrendamiento de obra o servicio, contrato de empresa o
suministro, etc.

3. ¿CUÁLES SON LOS REQUISITOS EXIGIBLES A CONTRATISTAS


Y SUBCONTRATISTAS PARA INTERVENIR EN LAS CADENAS
DE CONTRATACIÓN?
3.1. Calidad y solvencia empresarial.
El artículo 4.1 de la LSUBC impone a las empresas que pretendan inter-
venir en los procesos de subcontratación un abanico de condiciones materia-
les y organizativas que conectan con el régimen normativo sobre cesión de
trabajadores establecido en el artículo 43 del Estatuto de los Trabajadores,
a su vez inspirado en consolidada doctrina jurisprudencial sobre la materia,
especialmente tras la reforma operada por la Ley 43/2006, de 29 de diciem-
bre, que convalida el Real Decreto Ley 5/2006, de 9 de junio. A juicio de
García Blasco (2007), “se trata de seleccionar cualitativa y objetivamente
las empresas que tienen por objeto y actividad real la construcción, dejando
fuera los simples intermediarios que se mueven en la conducta prohibida por
el artículo 43 del Estatuto de los Trabajadores”. Los requisitos exigidos por
la LSUBC posibilitan excluir de las cadenas de subcontratación tanto a las
empresas que carecen de existencia real como a aquellas que, disponiendo de
ella, su estructura organizativa y de funcionamiento no se pone en uso en la
obra:
• Posesión de una organización productiva propia, de los medios mate-
riales y personales necesarios y utilización para el desarrollo de la
actividad contratada.
• Asunción de los riesgos, obligaciones y responsabilidades propias del
desarrollo de la actividad empresarial
• Ejercicio directo de las facultades de organización y dirección sobre el
trabajo desarrollado por los trabajadores en la obra.
La LSUBC reclama a las empresas del sector presencia efectiva en la
obras, exigiendo la puesta en uso de una mínima estructura organizativa para
el desarrollo de las actividades contratadas que se encuentran en su ámbito
funcional de aplicación. Aunque la regulación legal es más laxa en este
apartado que la iniciativa legislativa presentada por FECOMA, que además
de prohibir al primer subcontratista la contratación con terceros del encargo
recibido exigía que la ejecución de dicho encargo se llevara a cabo “al menos
COMENTARIOS A LA LEY SOBRE SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN 125

con una plantilla propia, entendiendo por tal la que tiene una relación laboral
de carácter indefinido con la empresa subcontratista” (artículo 5.1), lo cierto
es que la redacción del artículo 4.1 supone de facto la prohibición de las prác-
ticas de mera intermediación en la cadena de contratación.
Las limitaciones impuestas por la LSUBC quedan referidas al desarro-
llo en la obra de cualquiera de las actividades enunciadas en su artículo 2,
cuya contratación requerirá la utilización en la misma de una organización
productiva propia, con independencia de la infraestructura que se ponga en
servicio fuera de ella, lo que implica que si una empresa concierta la fabrica-
ción, transporte y suministro de materiales (carpintería de madera, sistemas
de andamiaje, material eléctrico…) pero también su instalación y montaje,
deberá tener presencia efectiva en la obra de construcción sin que pueda tras-
ladar a terceros (sean empresarios o trabajadores autónomos) la totalidad del
encargo recibido.
Téngase en cuenta que la LSUBC (artículo 3.h) define la subcontratación
como una práctica mercantil en virtud de la cual el contratista o subcontratista
encarga a otro subcontratista o trabajador autónomo la ejecución de parte de lo
que a él se ha encomendado, lo que excluye la posibilidad de concertar con ter-
ceros la totalidad del encargo recibido del empresario comitente, siendo indife-
rente que sea el intermediario el que aporte los materiales o equipos necesarios,
lo cual le convertiría en un mero proveedor o suministrador, o el know how pre-
ciso para la ejecución de los trabajos. El legislador insiste en esta idea al definir
al subcontratista (artículo 3.f) como la persona física o jurídica que asume ante
el contratista u otro subcontratista comitente el compromiso de realizar deter-
minadas partes o unidades (y no la totalidad) de la obra.

2.2. Exigencias en materia preventiva


La solvencia y calidad empresarial han de manifestarse también en el
específico terreno de la prevención de riesgos laborales. Únicamente aquellas
empresas que dispongan de organización preventiva adecuada (en cualquiera
de las modalidades, trabajador designado, servicio de prevención propio o
servicio de prevención ajeno) y opten por facilitar a sus trabajadores (en los
distintos niveles organizativos, directivo y productivo) la formación e infor-
mación necesaria para el desarrollo de su actividad, podrán operar en las
cadenas de contratación en el sector de la construcción. La carencia de los
citados requisitos determina la imposibilidad para dichas empresas de acce-
der al registro creado por la LSUBC y, consecuentemente, de operar en las
cadenas de contratación.
Los nuevos tipos infractores incorporados al TRLISOS (infracción
grave, artículos 12.27.a para el subcontratista y 12.28.c para el contratista e
infracción muy grave, artículos 13.15.a y 13.16.b, cuando concurran riesgos
especiales) reprueban exclusivamente el incumplimiento empresarial de la
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obligación de acreditar formalmente, a través de la inscripción en el Registro


de Empresas Acreditadas, en los términos legalmente previstos, esa solvencia.
Si la conducta infractora afecta a la realidad del contenido de la exigencia
legal, bien por falta de formación o información a los trabajadores, incum-
pliendo también el artículo 7.1 de la LSUBC, bien por falta de organización
preventiva adecuada, deberá acudirse a los preceptos generales del TRLISOS
(artículos 12.8 y 12.15), que sin embargo no tipifica infracciones muy graves
por estos incumplimientos en función de la actividad desarrollada, salvo que
concurran riesgos graves e inminentes (artículo 13.10).

3.3. Porcentaje mínimo de trabajadores con contrato indefinido


La LSUBC impone a las empresas que de forma habitual o permanente
desarrollan su actividad en el sector de la construcción, como garantía de la
estabilidad de sus plantillas, la exigencia de contar con un porcentaje mínimo
de trabajadores con contrato indefinido que al finalizar el período transitorio
deberá ser igual o superior al 30%. Hasta alcanzar dicha cifra se establecen
unos plazos intermedios durante los cuales deberán cubrirse sucesivamente
los siguientes porcentajes de plantilla fija:
– 10 por ciento entre el 27 de agosto de 2007 y el 19 de octubre de 2008.
– 20 por ciento entre el 20 de octubre de 2008 y el 19 de abril de 2010.
– 30 por ciento a partir del 20 de abril de 2010.
Salvo en los casos de sucesión interempresarial, las empresas de nueva
creación deberán asumir los citados porcentajes antes de que transcurran 6
meses desde el inicio de su actividad.
En el caso de empresas que desarrollan su actividad en sectores distintos
a la construcción pero que eventualmente intervienen en las cadenas de sub-
contratación se entiende que concurre el requisito de habitualidad (artículo 11
del RSUBC) cuando durante los doce meses anteriores a la nueva contrata-
ción se hubieran ejecutado uno o más contratos cuya duración acumulada no
sea inferior a seis meses.
El citado porcentaje se calcula relacionando la totalidad de días traba-
jados por la plantilla de la empresa, divido por 365, con los días trabajados
por los trabajadores con contrato indefinido, dividido por idéntica cantidad.
Los trabajadores fijos discontinuos se computan como trabajadores a jornada
completa, mientras que los trabajadores a tiempo parcial (cualquiera que sea
el módulo de cómputo, diario, semanal, mensual o anual) se computan en
proporción a la duración de su jornada de trabajo respecto de la de un trabaja-
dor comparable con jornada a tiempo completo.
Debe advertirse que los porcentajes se aplican sobre la plantilla total
de la empresa y no sobre la específica del centro de trabajo u obra de cons-
COMENTARIOS A LA LEY SOBRE SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN 127

trucción. Algún autor ha criticado el hecho de que no se establezca discri-


minación alguna por razón del tamaño de las empresas en la aplicación de
los citados porcentajes, lo que sin duda beneficia a las empresas grandes,
que pueden concentrar al personal fijo en los servicios centrales, con lo que
se desvirtúa la intención del legislador. Otro problema no aclarado es el
tratamiento que ha de darse a las denominadas microempresas (aquellas que
tienen 1, 2 ó 3 trabajadores) en el cómputo de dichos porcentajes.

4. ¿EN QUÉ CONSISTEN LAS NUEVAS LIMITACIONES A LA


SUBCONTRATACIÓN IMPUESTAS A LAS EMPRESAS DEL
SECTOR?

La Ley 32/2006 limita el exceso de eslabones en las cadenas de sub-


contratación al considerar que un encadenamiento excesivo e injustificado
de contrataciones opera en menoscabo de los márgenes empresariales y de
la calidad de los servicios prestados de forma progresiva, hasta el punto de
que en los últimos eslabones de la cadena tales márgenes son prácticamente
inexistentes, lo que favorece el trabajo sumergido justo en el elemento final
que ha de responder de las condiciones de seguridad y salud de los trabaja-
dores que realizan las obras. Se trata, en suma, como señala la exposición
de motivos, de establecer una serie de garantías dirigidas a evitar situaciones
objetivas de riesgo para la seguridad y salud de los trabajadores.
El régimen de contratación planteado no encuentra limitación alguna en su
proyección horizontal, de forma el promotor, como empresario titular del centro
de trabajo, el contratista, como empresario principal, y los subcontratistas de pri-
mer y segundo nivel (estos últimos con las limitaciones establecidas en la letra f
del apartado 2 del artículo 5 de la LSUBC) podrán a su vez subcontratar trabajos
de forma indistinta con uno o varios empresarios o trabajadores autónomos.
Las restricciones impuestas por la Ley se manifiestan, por tanto, en la
proyección vertical de la cadena de subcontratación, prohibiendo la prolon-
gación de sus eslabones cuando el subcontratista incurra en los supuestos
legalmente tasados.
Consecuentemente, la libertad del promotor para contratar no se encuen-
tra limitada por la LSUBC; ello no obstante, esta figura se encuentra vincu-
lada de alguna forma por el nuevo régimen jurídico impuesto por el artículo 5
de la Ley 32/2006:
– Con carácter general, el promotor asumirá responsabilidad adminis-
trativa in eligendo cuando su dirección facultativa (director de obra o
director de ejecución de obra) autorice la ampliación excepcional de
los niveles de subcontratación sin que concurra la casuística descrita
en el artículo 5.3 de la Ley.
128 VÍCTOR MONREAL DE LA IGLESIA

– A efectos de las obligaciones y responsabilidades legalmente estable-


cidas en relación con el Libro de subcontratación, cuando el promotor
contrate directamente trabajadores autónomos para la realización de
la obra o determinados trabajos de la misma (salvo que se trate de una
construcción o reparación que pueda contratar un cabeza de familia
respecto de su propia vivienda).
La Ley 32/2006 tampoco impone al contratista limitación alguna a la
contratación, pudiendo este a su vez subcontratar con uno o varios empre-
sarios o trabajadores autónomos. La responsabilidad del contratista, como
empresario principal en la cadena de contratación, se encuentra en la vigilan-
cia del cumplimiento del régimen de subcontratación por parte de sus subcon-
tratas y las que eventualmente estas puedan realizar.
El artículo 3.e de la Ley establece un régimen especial para las Uniones
Temporales de Empresas, entidades reguladas en el Título III de la Ley 18/82,
de 26 de mayo, que las define (artículo 7) como “un sistema de colaboración
entre empresarios, por tiempo cierto, determinado o indeterminado para el
desarrollo o ejecución de una obra, servicio o suministro”. En el caso de que
la UTE, que carece de personalidad jurídica, no ejecute la obra con sus pro-
pios medios humanos sino con los que le son puestos a disposición por las
empresas que la conforman, serán estas empresas y no la agrupación las que
asuman el papel de empresario principal en la cadena de contratación.
Las restricciones se manifiestan en los niveles de subcontratación. La
regla general posibilita que el subcontratista de primer nivel (cuyo comitente
es el contratista) y subcontratista de segundo nivel (cuyo comitente es el de
primer nivel) puedan a su vez subcontratar parte, nunca la totalidad, de los
trabajos concertados, mientras que el subcontratista de tercer nivel (contra-
tado por el de segundo nivel) no puede, a su vez, subcontratar el encargo reci-
bido. A su vez, la citada regla admite excepciones y contra excepciones.
La primera de las excepciones se establece en el artículo 5.2.e de la
LSUBC para los trabajadores autónomos, quienes no pueden subcontratar
los trabajos a ellos encomendados, ni a empresas ni a otros trabajadores autó-
nomos. La Ley 32/2006, al igual que el Real Decreto 1627/97, considera al
trabajador autónomo como una figura con especificidad propia en la obra de
construcción, definiéndolo como “la persona física distinta del contratista y
del subcontratista, que realiza de forma personal y directa una actividad pro-
fesional, sin sujeción a un contrato de trabajo y que asume contractualmente
ante el promotor, el contratista o el subcontratista el compromiso de realizar
determinadas partes o instalaciones de la obra”.
La especificidad del trabajador autónomo frente al contratista y al sub-
contratista conlleva que tal condición no se pierda por el hecho de contratar
directamente con el promotor, por lo que, incluso en este nivel de contratación,
se mantiene la genérica prohibición de subcontratar el encargo recibido estable-
COMENTARIOS A LA LEY SOBRE SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN 129

cida en el artículo 5.2.e de la Ley 32/2006. De hecho, la obligación de apertura


y gestión del libro de subcontratación en este supuesto de contratación directa
se impone en el RSUBC directamente al promotor (disposición adicional
segunda), al que se asimila, como supuesto especial, a la figura del contratista.
La integración en sujetos colectivos habituales del derecho civil o mer-
cantil tampoco afecta a la aludida especificidad del trabajador autónomo
como sujeto con personalidad propia dentro de la obra de construcción y por
tanto a las restricciones que le son impuestas, obviamente con la excepción
establecida en el artículo 3.g de la Ley 32/2006, relativa al empleo en la obra
de trabajadores por cuenta ajena, en cuyo caso el trabajador autónomo pierde
tal consideración y pasa a ser empresario contratista o subcontratista. La
Dirección General de Trabajo, en consulta evacuada con fecha 24/09/2007,
mantiene el criterio de que el artículo 3 de la LSUBC “clasifica a los eje-
cutantes de una obra de construcción en tres grandes grupos: contratistas,
subcontratistas y trabajadores autónomos, de manera que la intervención de
cualquier clase de entidad en una obra deberá hacerse a la luz de los mismos,
independientemente de las relaciones que conforme al derecho privado se
hayan entablado. Por esta razón, la creación o el empleo de sociedades civiles
o de cualquier otro sujeto asociativo por trabajadores autónomos no alterará
la naturaleza de los mismos, ya que en su caso procedería la aplicación de la
doctrina del fraude de ley recogida en el artículo 6.4 del Código Civil”.
Tampoco podrán subcontratar los subcontratistas cuya organización pro-
ductiva puesta en uso en la obra consista fundamentalmente en aportación de
mano de obra, entendiendo por tal la que para la realización de la actividad
contratada no utiliza más equipos de trabajo propios que las herramientas
manuales, incluidas las motorizadas portátiles. La LSUBC no especifica
cuáles son la actividades a que se refiere, siquiera sea a título enunciativo;
Sanchez de la Arena (2007) incluye las de colocación de ladrillos, material
cerámico, bloques o elementos prefabricados tipo pladur o similares a efectos
de tabiquería o revestimiento, alicatado y solado, pintura en paredes y facha-
das, colocación de escayolas, abertura y cerrado de zanjas con elementos
personales, señalando que la nota de fundamentalidad del trabajo manual no
ha de obstar la posibilidad de utilizar determinados equipos de trabajo que,
por básicos, son de tan poca significación que aportan escaso valor añadido
respecto al resultado final (castilletes de hormigonado, escaleras de mano,
andamios simples, puntales…), disponiendo de ellos cualquier empresa que
se dedique a estas actividades.
La LSUBC no aporta, sin embargo, una definición legal que aclare el sig-
nificado de la expresión “herramientas manuales, incluidas las motorizadas
portátiles”. En cualquier caso, ha de tratarse de herramientas que no requieren
instalación o montaje para su uso, por tanto movibles y fáciles de transportar,
sin perjuicio de su utilización conforme a normas de seguridad y salud. La
Dirección General de Trabajo en consulta evacuada con fecha 24/09/2007,
130 VÍCTOR MONREAL DE LA IGLESIA

se remite a efectos de identificación de tales herramientas, además de a lo


dispuesto en el Real Decreto 1215/97, de 17 de julio sobre disposiciones
mínimas de seguridad y salud en la utilización de equipos de trabajo y a la
guía de desarrollo elaborada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene
en el Trabajo, a las normas elaboradas dentro del Programa de Normalización
Europea sobre Seguridad de las Máquinas, como soporte de la Directiva
98/37 y las correspondientes de trasposición, que a tal efecto pueden con-
sultarse en la página web del INSHT (http://www.mtas.es/insht/legislation/
doc2080.htm), de actualización semestral, en la que se encuentran referencias
para diversas herramientas manuales.
No afecta al carácter esencial del trabajo manual la utilización de equipos
de trabajo de cierta complejidad técnica, superando las notas de “motorización”
y “portabilidad” exigidas por la norma (andamios tubulares, grúas torre, exca-
vadoras…), si estos equipos son puestos a disposición del subcontratista por
otros empresarios presentes en la obra. La titularidad de la maquinaria, insta-
laciones o equipos puesta en uso en la obra deberá acreditarse ante el inspector
de trabajo exhibiendo la documentación que acredite esa posesión. Dicha docu-
mentación debe encontrarse necesariamente en la obra, pudiendo ser sancio-
nado el empresario por infracción leve a la normativa de prevención de riesgos
laborales si se incumple dicha obligación (artículo 11.7 del TRLISOS, introdu-
cido por la Ley 32/2006). De igual forma, es indiferente que el empresario que
realiza esa actividad fundamentalmente manual sea quién aporte, a su vez, los
materiales de trabajo necesarios para la ejecución del encargo recibido si los
únicos elementos que ponen en uso los trabajadores en la obra son sus propias
manos, herramientas manuales o equipos de trabajo portátiles de uso manual.
Excepcionalmente, la Ley 32/2006 permite ampliar los niveles de contra-
tación en los siguientes supuestos:
• Subcontratistas de tercer nivel:
– Caso fortuito
– Especialización de los trabajos
– Complicaciones técnicas de la producción
– Fuerza mayor
• Trabajadores autónomos y subcontratistas cuya actividad consista en
aporte de mano de obra.
– Fuerza mayor
El legislador acude a conceptos jurídicos indeterminados para fijar las
excepciones a la regla general de admisibilidad de tres niveles de subcontra-
tación. Particularmente compleja resulta la distinción entre el caso fortuito y
fuerza mayor, conceptos de difícil trazabilidad, cuyo origen se encuentra en un
COMENTARIOS A LA LEY SOBRE SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN 131

mismo artículo, el 1105 del Código Civil. La distinción tiene importancia por-
que, a diferencia de la fuerza mayor, la concurrencia de un caso fortuito permite
ampliar la cadena de contratación al subcontratista de tercer nivel, pero no al
trabajador autónomo ni al subcontratista intensivo en mano de obra.
La fuerza mayor alude a acontecimientos que trascienden el ámbito de
dirección y gestión empresarial, manifestándose con fuerza insuperable,
de forma que se verifican aún habiendo sido previstos por el empresario.
Normalmente estos acontecimientos están relacionados con fenómenos de
la naturaleza, así por ejemplo el Real Decreto Legislativo 2/2000, de 16 de
junio, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Contratos de las
Administraciones Públicas (artículo 144) entiende por tales los ocasionados por
incendios debidos a la electricidad atmosférica, fenómenos naturales de efectos
catastróficos –maremotos, terremotos, erupciones volcánicas, movimientos
del terreno, temporales marítimos, inundaciones u otros semejantes, así como
destrozos ocasionados violentamente en tiempo de guerra, robos tumultuosos
o alteraciones del orden público. El IV Convenio General del Sector de la
Construcción (artículo 87), incluye dentro del concepto, a los solos efectos de
posibilitar la suspensión del contrato laboral suscrito con los trabajadores de la
obra, circunstancias como la imposibilidad de recepción de acopios, materiales
o suministro de los mismos, corte del suministro de energía, por causas ajenas
a la empresa, fenómenos climatológicos, paralización de la obra o de parte, por
orden gubernativa u otras causas similares ajenas a la voluntad del empresario
y paralización de la actividad de los trabajadores de la obra cuando dicha para-
lización se mantenga con posterioridad y en contra del preceptivo pronuncia-
miento en el plazo de veinticuatro horas de la autoridad laboral.
El caso fortuito hace referencia a acontecimientos que se producen desde
el interior del círculo rector y de gestión empresarial de forma que tales
hechos no han sido previstos pero de haberlo sido hubieran sido evitables.
Incluiríamos en este concepto la imposibilidad de prestación del servicio con-
certado por el subcontratista por averías en la maquinaria de obra.
La ampliación de la cadena de subcontratación requiere, en todo caso la
aprobación por la dirección facultativa (director de obra o director de ejecución
de obra), que será quien deberá apreciar la concurrencia de las causas citadas.
De dicha ampliación deberá quedar referencia en el libro de subcontratación,
haciendo constar el nombre de la subcontrata, la existencia de autorización por
parte de la dirección facultativa y las causas de la subcontratación.
El contratista, como empresario principal, debe poner en conocimiento
del coordinador de seguridad y salud y de los representantes de los trabajado-
res, sean legales o sindicales, de las diferentes empresas incluidas dentro del
ámbito de ejecución de su contrato que figuren en el libro de subcontratación
los supuestos de ampliación excepcional de los niveles de subcontratación.
Igualmente, como gestor del libro de subcontratación, el contratista deberá
poner en conocimiento de la autoridad laboral la subcontrata extraordinaria en
132 VÍCTOR MONREAL DE LA IGLESIA

el plazo de 5 días, mediante remisión de un informe en el que se justifiquen


las circunstancias de su necesidad.
El artículo 5.1 de la Ley 32/2006 incluye una cláusula de cierre, vinculante
para la negociación colectiva, al establecer “que la subcontratación, como
forma de organización productiva, no podrá ser limitada, salvo en las condi-
ciones y en los supuestos previstos en esta Ley. Esta reserva legal, como señala
Sempere Navarro (2007) encuentra su fundamento en las novedosas e impor-
tantes limitaciones a la libertad operativa y organizativa de la empresa intro-
ducidas por la norma; por más que el norte de la intervención legislativa venga
constituido por la protección de la seguridad laboral de quienes prestan su acti-
vidad en las obras de construcción. Se trata, en suma, de garantizar la compati-
bilidad entre la protección (objetiva) de los trabajadores y el respeto al principio
de libertad de empresa reconocido en el artículo 38 de la Constitución.
Los nuevos tipos infractores incorporados por la LSUBC (disposición
adicional primera) al articulado del TRLISOS tipifican como infracción grave
tanto la conducta del subcontratista comitente, que contrata superando los
niveles de contratación (artículo 12.27.c) como la de quién permite que en el
ámbito de ejecución de su contrato subcontratistas o trabajadores autónomos
incurran en el supuesto anterior (artículos 12.27.c y 12.28.b) sin disponer de
la expresa aprobación de la dirección facultativa. En el caso de que la ejecu-
ción de los trabajos concertados genere riesgos especiales para la seguridad
o salud de los trabajadores, la citada infracción se encuentra tipificada como
muy grave (artículos 13.15.b y 13.16.a). Se sanciona también como infrac-
ción, grave o muy grave si lo concertado comprende trabajos con riesgos
especiales, la conducta de la dirección facultativa que autoriza la ampliación
excepcional de los niveles de subcontratación sin que concurra la casuística
anteriormente descrita (artículos 12.29 y 13.17), fundando en este último caso
la responsabilidad administrativa in eligendo del promotor de la obra.

5. ¿CUÁLES SON LAS OBLIGACIONES Y RESPONSABILIDADES


QUE CORRESPONDEN AL EMPRESARIO COMITENTE?

La normativa de prevención de riesgos laborales ha venido imponiendo


tradicionalmente al empresario comitente un deber de vigilancia y control del
cumplimiento de las obligaciones preventivas cuando las obras y servicios
contratados corresponden a la propia actividad de aquel y se desarrollan en
su propio centro de trabajo (artículos 24.3 LPRL, 42.3 TRLISOS, 11.2 Real
Decreto 1627/1997, 10.2 del Real Decreto 171/2004, incluyendo este último
el cumplimiento de las obligaciones en materia de evaluación de riesgos y
formación del personal, así como la coordinación entre las empresas contra-
tadas). La Ley 20/2007, de 11 de julio, por la que se aprueba el Estatuto del
COMENTARIOS A LA LEY SOBRE SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN 133

Trabajador Autónomo ha extendido recientemente (artículo 8.4) este deber


de vigilancia y control respecto los trabajadores autónomos que desarrollan
obras y servicios correspondientes a la propia actividad del empresario comi-
tente, en el centro de trabajo de que es titular, completando las lagunas de que
adolecía, respecto a este colectivo, el artículo 24.5 de la LPRL.
La Ley 32/2006 impone al empresario comitente, sea contratista o sub-
contratista, un deber de vigilancia del cumplimiento por parte del subcontra-
tista de las obligaciones de acreditación y registro establecidos en el artículo
4.2 y del respeto de los niveles de subcontratación establecidos en el artículo
5 por los empresarios subcontratistas y trabajadores autónomos contrata-
dos. Para que esta obligación pueda hacerse efectiva, la LSUBC impone al
subcontratista la obligación de trasladar o comunicar al contratista, a través
de su respectivo comitente, toda información que resulte necesaria a estos
efectos, tipificando como infracción muy grave a la normativa de prevención
de riesgos laborales (artículo 13.15.c TRLISOS) el falseamiento de los datos
comunicados al contratista o subcontratista, cuando tenga por consecuencia
el ejercicio de actividades en la obra de construcción incumpliendo el régi-
men de subcontratación, además de eximir de cualquier responsabilidad a los
empresarios incluidos en la cadena de contratación.
El deber de vigilancia por parte del empresario comitente del cumpli-
miento de las obligaciones de acreditación y registro se entiende cumplimen-
tado con la solicitud y obtención del encargado del REA de una certificación
relativa a la inscripción de la empresa contratada, que deberá solicitarse para
cada obra de construcción y dentro del mes anterior al inicio de la ejecución
del contrato, debiendo ser emitida en el plazo máximo de diez días naturales
desde la recepción de la solicitud. La certificación así emitida será valida
durante toda la vigencia del contrato y tendrá efectos con independencia de la
situación registral posterior de la empresa afectada.
Debe tenerse en cuenta que, pese a que el artículo 7.1 de la Ley 32/2006
extiende el deber de vigilancia y control exclusivamente a “las empresas sub-
contratistas o trabajadores autónomos con los que contraten”, los apartados 27.c
y 28.b del artículo 12 y 15.b y 16.a del artículo 13 del TRLISOS tipifican como
infracción el incumplimiento del deber de vigilancia y control no sólo por parte
del empresario directamente comitente, sino de todos los empresarios incluidos
en la cadena de contratación incluido el propio contratista, como empresario
principal (“permitir que en el ámbito de ejecución de su contrato…”).
Los deberes de vigilancia y control establecidos en el artículo 7 de la
LSUBC no alcanzan al promotor; ello es congruente con la sentencia del
Tribunal Supremo de 20 de julio de 2005, dictada en unificación de doctrina,
en la que se establece que aun cuando la actividad del promotor y la del
constructor (en la terminología de la Ley de Ordenación de la Edificación) se
desarrollan ambas en el sector de la construcción, la actividad del constructor
134 VÍCTOR MONREAL DE LA IGLESIA

no es la propia del promotor. Como empresario titular en la obra de construc-


ción, al promotor le corresponde una función de iniciativa, financiación y
coordinación de los trabajos, mientras que el constructor asume una actividad
fundamentalmente física, de ejecución de los trabajos en obra. Lo señalado
anteriormente decae en aquellos supuestos en los que el promotor asume con
sus propios medios materiales y humanos la ejecución de determinadas fases,
unidades o actividades en la obra.
Ahora bien, en el caso de que el director de obra o el director de ejecu-
ción autoricen la ampliación de los niveles establecidos en el artículo 5 de
la Ley 32/2006, mediando constancia formal en el libro de subcontratación,
sin que concurra la casuística descrita en el artículo 5.3 de la LSUBC, será el
promotor el que responda administrativamente de la decisión de sus delega-
dos, como infracción grave, conforme al artículo 12,29 del TRLISOS, elimi-
nando, a su vez, las eventuales responsabilidades en que pudieran incurrir los
distintos empresarios insertos en la cadena de contratación (en el caso de que
el objeto de la contratación sean trabajos con riesgos especiales –anexo II del
Real Decreto 1627/97–, la infracción se encuentra tipificada como muy grave
en el artículo 13.17).
Una de las grandes novedades que aporta la LSUBC es la referida a la
reprobación de las infracciones vinculadas al deber de vigilancia y control
por parte del empresario comitente del cumplimiento de las obligaciones esta-
blecidas en la misma por parte de subcontratistas y trabajadores autónomos,
superando la técnica de la responsabilidad solidaria, tradicional en el ámbito
social administrativo (artículo 42.3 TRLISOS, con base jurídica en el artículo
130.3 de la Ley 30/92, de 26 de noviembre, de régimen jurídico de las admi-
nistraciones públicas y procedimiento administrativo común). Los nuevos
tipos infractores incorporados al Real Decreto Legislativo 5/2000 optan por
una técnica de imputación individual a cada uno de los sujetos implicados en
la infracción, promotor (artículos 12.29 y 13.17 –en el caso de trabajos con
riesgos especiales–), contratista (artículos 12.28.b y 13.16.a –riesgos especia-
les–) y subcontratista (artículos 12.27.c y 13.15.b –riesgos especiales–).
El incumplimiento de las obligaciones de acreditación y registro y
del régimen de subcontratación establecido en los artículos 4.2 y 5 de la
LSUBC conlleva, además, una ampliación de la responsabilidad del empre-
sario comitente establecida en el articulo 42 del Estatuto de los Trabajadores,
tradicionalmente referida al pago de salarios y obligaciones de Seguridad
Social contraídas por el empresario incumplidor durante la ejecución del
contrato respecto a los trabajadores que han prestado servicios en la obra y
con el límite temporal de la terminación del año siguiente a la conclusión
del encargo. La LSUBC, además de liberar el límite temporal establecido en
la norma general, extiende la responsabilidad del contratista al conjunto de
obligaciones laborales y de Seguridad Social contraídas por el empresario
incumplidor con sus trabajadores, lo que permite incluir en el ámbito de la
COMENTARIOS A LA LEY SOBRE SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN 135

solidaridad los conceptos de naturaleza extrasalarial recogidos en el artículo


26.2 del Estatuto de los Trabajadores: indemnizaciones y suplidos por gastos
realizados a consecuencia de la actividad laboral, indemnizaciones por tras-
lados, suspensiones o despidos y, seguramente, los salarios de tramitación.
Respecto a las indemnizaciones y prestaciones de Seguridad Social, como
señala Sánchez-Terán Hernández (2007), la utilización del concepto “labo-
rales” implica una intención de abarcar la totalidad de las prestaciones (de
origen legal, convencional o contractual) basadas en la relación laboral, por
lo que, además de las comunes prestaciones del sistema público de Seguridad
Social, que recoge expresamente, se incluirían las de discutible encaje o que
bordean la Seguridad Social (mejoras voluntarias, complementarias, planes
de pensiones, previsión privada…).
A diferencia de las responsabilidades administrativas por incumplimiento
del deber de vigilancia y control que, como se ha señalado, se imputan al con-
junto de empresarios vinculados por la relación contractual, la citada respon-
sabilidad solidaria en el pago de obligaciones laborales y de Seguridad Social
se extiende exclusivamente al empresario que directamente hubiera contra-
tado al empresario incumplidor.

6. ¿CUÁLES SON LAS NUEVAS OBLIGACIONES DE CARÁCTER


FORMAL QUE IMPONE LA LEY SOBRE SUBCONTRATACIÓN
EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN?
6.1. Creación del Registro de Empresas Acreditadas
La Ley 32/2006 (artículo 6) crea el Registro de Empresas Acreditadas en el
Sector de la Construcción, en el que obligatoriamente deberán inscribirse todas
aquellas empresas que pretendan operar, como contratistas o subcontratistas,
en los procesos de subcontratación (artículo 3.1 del Real Decreto 1109/2007).
La inscripción en el REASC es obligatoria desde el 26 de agosto de 2008, una
vez finalizado el período transitorio establecido por el reglamento de desa-
rrollo, alcanzando dicha exigencia igualmente a las empresas extranjeras que
desplacen trabajadores a España en el marco de una prestación de servicios
de carácter transnacional al amparo de la Ley 45/99, siempre que la duración
de aquellos sea superior a 8 días (disposición adicional 1ª.b RSUBC). A estos
efectos, la primera comunicación a la autoridad laboral de desplazamiento de
trabajadores realizada por dichas empresas tendrá la consideración de solicitud
de inscripción en el Registro de Empresas Acreditadas.
La Ley 32/2006 limita la obligación de inscripción y registro a los
empresarios contratistas o subcontratistas; consecuentemente, la exigencia
legal no es de aplicación a los trabajadores autónomos, independientemente
de su posición en la cadena de subcontratación, como tampoco a las empresas
promotoras, aun cuando se trate de profesionales del sector.
136 VÍCTOR MONREAL DE LA IGLESIA

El REASC depende de las distintas comunidades autónomas (salvo los


constituidos en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, adscritos a la
Administración General del Estado), sin perjuicio de que la inscripciones
realizadas tengan validez en todo el territorio estatal, posibilitando el Real
Decreto 1109/2007 (artículo 10.3) que los distintos registros puedan dar
público acceso a los datos obrantes en cualquiera de ellos, para lo cual se crea
una base de datos centralizada, cuya gestión se encomienda actualmente al
Ministerio de Trabajo e Inmigración.
Por Decreto 142/2008/GV se crea en Euskadi el Registro de Empresas
Acreditadas en el Sector de la Construcción / Eraikuntzako Enpresa
Bermatuen Erregistroa (REASC/EEBE), dependiente del Departamento
de Justicia, Empleo y Seguridad Social del Gobierno Vasco, a través de la
Dirección de Trabajo y Seguridad Social. La estructura del REASC/EEBE
está desconcentrada en Delegaciones Territoriales, a quienes se atribuye
competencia para resolver los expedientes de inscripción, comunicación de
variación de datos, renovación y cancelación de inscripciones de las empresas
del sector de la construcción afectadas por la Ley 32/2006 que tengan su sede
social en la respectiva provincia, así como la emisión de certificados.
En la Comunidad Autónoma del País Vasco, el Registro de Empresas
Acreditadas en el Sector de la Construcción no tiene carácter presencial, de
forma que las relaciones con el mismo se articulan vía telemática, a través del
portal web del Departamento de Justicia, Empleo y Seguridad Social (http://
www.juslan.ejgv.euskadi.net), mediante el que deberán formularse las solicitu-
des de inscripción o renovación y las comunicaciones de variación de datos.
El empresario que pretenda la inscripción en el REASC/EEBE deberá
acreditar el cumplimiento de los requisitos exigidos en el artículo 4.1 de
la LSUBC relativos a la calidad y solvencia de la empresa y en el artículo
4.2.a en materia de formación y organización preventiva, para ello deberá
efectuarse una declaración formal avalando el cumplimiento de las citadas
exigencias legales, que deberá ser acompañada de documentación relativa al
cumplimiento de los requisitos de gestión preventiva (acta de designación de
trabajadores, constitución de servicio de prevención propio o mancomunado,
concierto suscrito con servicio o sociedad de prevención, así como certifi-
cados acreditativos de la formación preventiva recibida por trabajadores y
personal que ejerce funciones de dirección). Dado que las relaciones con el
citado organismo se articulan de forma telemática, el aporte de la documenta-
ción exigida deberá efectuarse en formato PDF.
Cualquier persona, física o jurídica, entidad u organismo público o
privado puede dirigirse al REASC/EEBE solicitando certificación sobre
las inscripciones existentes en cualquiera de los registros autonómicos. La
seguridad jurídica que otorga el principio de publicidad registral al empre-
sario comitente, a quien se impone en el artículo 7 de la LSUBC un deber de
COMENTARIOS A LA LEY SOBRE SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN 137

vigilancia y control respecto al cumplimiento del requisito de inscripción, y


por ende de los requisitos de acreditación en materia de calidad y solvencia
empresarial y organización y formación preventiva, se extiende no sólo a la
situación registral declarada al tiempo de la solicitud de dicha certificación
sino a la totalidad de la vida del contrato, si bien que exclusivamente para la
obra que constituye su objeto, con independencia de los cambios que experi-
mente esa situación con posterioridad a la obtención de dicha certificación; en
suma, al empresario comitente no le afectarían las variaciones en la situación
registral del subcontratista (bajas por falta de renovación o cancelación de
oficio o a instancia de parte), como tampoco el incumplimiento material de
las exigencias establecidas en el artículo 4 de la norma. La solicitud de certi-
ficación deberá presentarse con una antelación mínima de diez días al inicio
de la ejecución del contrato.
Es posible consultar la inscripción registral de una determinada empresa
en el Registro de Empresas Acreditadas a través del portal web del Ministerio
de Trabajo e Inmigración (http://rea.mtin.es/rea/pub/consulta.htm), pero debe
tenerse en cuenta que dicha consulta no exime al comitente de la verificación
del cumplimiento por parte de las empresas contratadas de los requisitos de
inscripción y acreditación, que únicamente se efectúa mediante la solicitud
y obtención de certificación formal del REASC/EEBE o de cualquiera de los
registros autonómicos.
El régimen de infracciones previsto por la LSUBC tipifica el incum-
plimiento por parte del contratista o del subcontratista de la obligación ins-
cripción en el citado registro y la consiguiente de no acreditar el empresario
disponer de solvencia y estructura suficiente para operar en las cadenas de
contratación en el sector de la construcción, mediante la incorporación de
cuatro nuevos tipos al TRLISOS (apartados 27.a y 28.c del artículo 12 y 15.a
y 16.b del artículo 13).

6.2. El libro de subcontratación.


La LSUBC impone al contratista que concierte con subcontratistas o
trabajadores autónomos la ejecución de parte del encargo recibido la obten-
ción “con carácter previo a la subcontratación” (artículo 13 del Real Decreto
1109/2007) del denominado libro de subcontratación, en el se deberán refle-
jar “por orden cronológico y desde el comienzo de los trabajos” (artículo 8.1
LSUBC) diversos aspectos relacionados con la cadena de contratación.
El libro de subcontratación es exigible desde el 19 de abril de 2007, fecha
de entrada en vigor de la Ley 32/2006, aún cuando la obras de construcción
se hubieran iniciado con anterioridad a esa fecha. En tanto se producía el
desarrollo reglamentario debían cumplimentarse las denominadas “fichas del
libro de subcontratación”, cuyo modelo detalla la LSUBC en su anexo; una
vez producido este, el libro de subcontratación debe ajustarse al régimen esta-
138 VÍCTOR MONREAL DE LA IGLESIA

blecido en el Capítulo IV del RSUBC (artículos 13 a 16) conforme al modelo


recogido en su anexo III. A diferencia de lo que ocurre con el Registro de
Empresas Acreditadas, la exigencia del libro de subcontratación no depende
de un desarrollo normativo por parte de las comunidades autónomas, que
únicamente tienen potestad para adaptar el modelo reglamentario a sus nece-
sidades específicas, incluyendo su redacción en las lenguas oficiales en las
mismas (disposición adicional tercera del Real Decreto 1109/2007).
El RSUBC establecía un período transitorio de coexistencia de las fichas
a que se refiere el anexo a la Ley 32/2006 y el libro de subcontratación, que
finalizaba el 26 de noviembre de 2007. Finalizado dicho plazo, las empresas
debían volcar los datos de las fichas en el libro de subcontratación de la obra.
El libro de subcontratación debe ser habilitado por la autoridad laboral
competente en el territorio en que se ejecute la obra y queda en posesión del
contratista, que tiene obligación de conservar el documento hasta que se com-
pleta la terminación del encargo recibido del promotor y durante los cinco
años posteriores a la finalización de su participación en la obra. Finalizado
el citado encargo, el contratista deberá entregar una copia del libro de sub-
contratación al promotor con el fin de adjuntarla al resto de documentación
de la obra. En el caso de obras incluidas en el ámbito de aplicación de la Ley
38/99, de ordenación de la edificación, dicha documentación forma parte del
denominado “libro del edificio”, a que se refiere el artículo 7 de la citada
norma, debiendo ponerse a disposición de los usuarios finales del mismo
La llevanza del libro de subcontratación es una exigencia análoga a la
recogida en el artículo 42.4 del Estatuto de los Trabajadores tras la reforma
operada por el Real Decreto Ley 5/2006, si bien que el artículo 8 de la
LSUBC se refiere a las contratas centradas en la propia actividad de la cons-
trucción, mientras que el Estatuto de los Trabajadores se limita a requerir la
existencia de coincidencia locativa y el carácter continuado de la prestación
de servicios. En cualquier caso la LSUBC (disposición adicional quinta) esta-
blece que el requisito de llevanza del libro registro a que se refiere el artículo
42.4 del Estatuto de los Trabajadores se entiende cumplimentado precisa-
mente a través del libro de subcontratación.
En el libro de subcontratación deben anotarse (artículo 8.1 LSUBC):
– Subcontrataciones realizadas con empresarios y trabajadores
autónomos
– Nivel de subcontratación,
– Empresa comitente,
– Objeto del contrato,
– Identificación de la persona que ejerce las facultades de organización
y dirección de cada subcontratista,
COMENTARIOS A LA LEY SOBRE SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN 139

– Representantes legales de los trabajadores (caso de que trabajen en


la obra),
– Fechas de entrega de la parte del plan de seguridad y salud que afecte
a cada empresa subcontratista y trabajador autónomo,
– Instrucciones elaboradas por el coordinador de seguridad y salud para
marcar la dinámica y desarrollo del procedimiento de coordinación
establecido,
– Anotaciones efectuadas en el caso de ampliación excepcional de los
niveles de subcontratación.
En cuanto que documento de gestión de la cadena de subcontratación de
obra, al citado libro pueden acceder el promotor, la dirección facultativa, el
coordinador de seguridad y salud en fase de ejecución, empresas y trabajado-
res autónomos, técnicos, delegados de prevención, autoridad laboral y repre-
sentantes de los trabajadores.
El TRLISOS tipifica diversos aspectos relacionados con el libro de sub-
contratación. Así, es infracción leve no disponer en la obra del citado docu-
mento artículo 11.6) y grave tanto el incumplimiento por parte del contratista
de la obligación de llevanza en orden y al día del libro de subcontratación
como el no hacerlo en los términos establecidos reglamentariamente (artículo
12.28.a). Respecto al subcontratista, es infracción grave no comunicar a tra-
vés del respectivo comitente los datos que permitan esa llevanza en orden y al
día (artículo 12.27.b).

7. ¿CÓMO SE ARTICULA LA FORMACIÓN EN PREVENCIÓN


D E R I E S G O S L A B O R A L E S E N E L S E C TO R D E L A
CONSTRUCCIÓN?

La Ley 32/2006 (artículo 9.1) impone a los empresarios del sector de la


construcción la obligación de garantizar que los trabajadores que prestan servi-
cios en las obras han recibido formación en prevención de riesgos laborales. El
legislador considera la formación como una obligación instrumental básica del
empresario para garantizar la efectividad del derecho del trabajador a su segu-
ridad laboral, y por ello reitera el mandato ya recogido en el artículo 19.1 de la
Ley 31/95, que debe cumplimentarse conforme a parámetros de necesidad o
suficiencia y adecuación a las características del puesto de trabajo o función.
Las exigencias formativas que plantea la nueva norma alcanzan no sólo
al personal que se encuentra a pie de obra, sino también a aquél que ejerce
funciones de dirección en las empresas del sector, referencia expresa recogida
en el artículo 4.1.a de la Ley 32/2006 que persigue que los riesgos laborales
y su prevención sean tomados en consideración por los distintos niveles orga-
140 VÍCTOR MONREAL DE LA IGLESIA

nizativos de estas empresas, en cualesquiera actuaciones o decisiones que


se adopten, desarrollando de esta forma el mandato introducido por la Ley
54/2003 en el artículo 16 de la Ley 31/95, sobre integración de la gestión pre-
ventiva en el conjunto de la gestión empresarial.
La Ley 32/2006 (artículo 10) posibilita que sea la autonomía colectiva de
ámbito superior la que concrete los parámetros de suficiencia y adecuación de la
formación en prevención de riesgos laborales, estableciendo programas y módu-
los específicos por especialidades funcionales. La previsión legal ha sido desa-
rrollada por la negociación colectiva en los sectores de construcción y metal.
En construcción, el IV Convenio general del sector de la construcción,
con vigencia durante el quinquenio 2007-2011, regula en su libro II diversos
aspectos relativos a la seguridad y salud en el sector de la construcción, dedi-
cando el título III (artículos 131 y siguientes) a la formación e información en
seguridad y salud en el trabajo. La norma convencional distingue dos ciclos:
– Un primer ciclo, cuyo módulo tendrá una duración de 8 horas, que
comprende una formación inicial sobre los riesgos del sector, princi-
pios básicos y conceptos generales en materia de seguridad y salud
en el trabajo, denominado “aula permanente”. Señala el artículo 133
que “esta formación inicial impartida en el primer ciclo no exime al
empresario de su obligación de informar al trabajador de los riesgos
específicos en el centro y en el puesto de trabajo”.
– Un segundo ciclo, cuyos módulos tienen una duración mínima de 20
horas, que incluye formación específica en relación con el puesto de
trabajo u oficio (albañilería, demolición y rehabilitación, encofrados,
ferrallado, revestimiento de yeso, electricidad, fontanería, cantería,
pintura, solados y alicatados, vehículos y maquinaria de movimiento
de tierras y operadores de equipos manuales).
En cumplimiento de la previsión establecida en el artículo 10.2 de la Ley
32/2006, la norma convencional también establece módulos formativos para
gerentes de empresas (10 horas de duración), responsables de obra y técnicos
de ejecución (20 horas), mandos intermedios (20 horas) y personal adminis-
trativo (20 horas).
El convenio colectivo establece, además, los módulos formativos para los
delegados de prevención, con una duración mínima de 70 horas y fija en 60
horas la duración mínima para la obtención del nivel básico de prevención en
construcción.
La formación de segundo ciclo en prevención de riesgos laborales podrá
ser impartida por las propias empresas, mediante su organización preventiva,
propia o concertada (sociedades o servicios de prevención ajenos), o a través de
la Fundación Laboral de la Construcción, órgano paritario constituido por los
firmantes del convenio y financiada con aportaciones de las administraciones
COMENTARIOS A LA LEY SOBRE SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN 141

públicas y una aportación complementaria a cargo de las empresas, mediante la


aplicación de un porcentaje a las cuotas de Seguridad Social, que se incremen-
tará progresivamente durante el período de vigencia del convenio, hasta alcan-
zar el 0,25% en 2011. La Fundación Laboral de la Construcción podrá impartir
estos cursos directamente o a través de entidades formativas homologadas.
En el sector del metal se ha formalizado igualmente un acuerdo de
ámbito estatal (publicado en el Boletín Oficial del Estado de 22 de agosto de
2008) que incorpora diversos contenidos sobre formación y promoción de
la seguridad y la salud en el trabajo, cuyo capítulo IX está dedicado a la for-
mación en riesgos laborales en las empresas que trabajan en la construcción
(aquellas que operan bajo los CNAE 45215, 45216, 45251, 45310, 45320,
45331, 45332, 45340 y 45422 o que, manteniendo CNAE distintos de los
propios de construcción, desarrollan en las obras actividades de instalación,
reparación o mantenimiento).
El acuerdo estatal del sector del metal prevé igualmente dos ciclos for-
mativos, siendo el primero de 8 horas a fin de conseguir que los trabajadores
adquieran los conocimientos necesarios para identificar tanto los riesgos
laborales más frecuentes, como las medidas preventivas a implantar a fin de
eliminarlas o minimizarlas, consiguiendo una actitud de interés por la segu-
ridad y la salud que incentive al alumnado para iniciar los cursos de segundo
ciclo, donde la formación, con módulos de 20 horas, se configura por puesto
de trabajo o familia profesional (ferrallado; electricidad, construcción de
líneas de telecomunicaciones y tendidos eléctricos; fontanería e instalaciones
de climatización; instalación de ascensores; operadores de aparatos eleva-
dores; operadores de equipos manuales; reparaciones, montajes, estructuras
metálicas, cerrajería y carpintería metálica). Se regulan igualmente los módu-
los formativos para el personal directivo (gerentes, responsables y técnicos de
ejecución, mandos intermedios y personal directivo, con una duración similar
a la ya expuesta en el convenio de Construcción), delegados de prevención
(manteniendo la duración del módulo en 50 horas) y técnicos de nivel básico
en prevención de riesgos laborales (de 50 horas de duración).
La formación de segundo ciclo podrá ser impartida por las empresas o
a través de la Fundación del Metal para la Formación, la Cualificación y el
Empleo (FMF), directamente, para lo cual podrá suscribir los acuerdos que
resulten necesarios con la Fundación Laboral de la Construcción, o a través
de entidades homologadas.
La LSUBC (artículo 10.3) habilita igualmente a la negociación colectiva
para regular la figura del carnet o cartilla profesional como forma de acreditar
la formación específica recibida por el trabajador en prevención de riesgos
laborales en el sector de la construcción. En desarrollo de esta previsión, tanto
en el sector de la construcción como en el sector del metal se han regulado
vía convencional las llamadas “tarjetas profesionales” que, no obstante, no
serán exigibles con carácter obligatorio sino a partir del 1 de enero de 2012.
142 VÍCTOR MONREAL DE LA IGLESIA

El IV Convenio general del sector de la construcción regula la “Tarjeta


Profesional de la Construcción” (TPC), cuya gestión se encomienda a la
Fundación Laboral de la Construcción. La posesión de la TPC acreditará que
su titular ha recibido al menos formación inicial en materia de prevención de
riesgos laborales, así como cualquier otra formación recibida por su titular,
su categoría profesional y experiencia en el sector, así como que el trabajador
ha sido sometido a reconocimiento médico laboral, siendo imprescindible
para su obtención haber pasado por el ciclo inicial de formación, a través del
aula permanente. Los trabajadores podrán acreditar la formación recibida con
anterioridad a efectos de obtención de la TPC.
En el sector del metal se crea la “Tarjeta Profesional de la Construcción
para el Sector del Metal”, expedida por la Fundación del Metal para la
Formación, la Cualificación y el Empleo conforme a un modelo establecido por
acuerdo con la Fundación Laboral de la Construcción, con el objetivo de acre-
ditar la formación específica recibida, categoría o grupo profesional y períodos
de ocupación en las distintas empresas contratistas en las que el trabajador vaya
ejerciendo su actividad en aquello sectores incluidos en el ámbito funcional de
la industria y servicios del Metal, pero que trabajan en obras de construcción.
En tanto se produzca la implantación del carnet profesional previsto por
la negociación colectiva o en aquellos sectores en los que no exista previsión
convencional al respecto, el empresario deberá acreditar el cumplimiento
de la obligación de formación de sus trabajadores mediante certificación
expedida por la organización preventiva y acreditación de que la empresa
cuenta con personal que, ejerciendo funciones de dirección, han recibido la
formación necesaria (cuyo contenido mínimo especifica el artículo 12.4.b del
RSUBC) para integrar la prevención de riesgos laborales en el conjunto de
sus actividades y decisiones.

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