El documento argumenta que Dios puede usar a cualquier persona, independientemente de sus calificaciones o preparación, para Su obra. Cita tres ejemplos bíblicos de mujeres cuyos actos o talentos aparentemente "insignificantes", como abrir su casa, coser ropa o ser una extranjera viuda, fueron usados por Dios para tener un gran impacto. Alienta a los lectores a no esperar sentirse preparados, sino a usar los dones que Dios les ha dado para servirle.
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El documento argumenta que Dios puede usar a cualquier persona, independientemente de sus calificaciones o preparación, para Su obra. Cita tres ejemplos bíblicos de mujeres cuyos actos o talentos aparentemente "insignificantes", como abrir su casa, coser ropa o ser una extranjera viuda, fueron usados por Dios para tener un gran impacto. Alienta a los lectores a no esperar sentirse preparados, sino a usar los dones que Dios les ha dado para servirle.
El documento argumenta que Dios puede usar a cualquier persona, independientemente de sus calificaciones o preparación, para Su obra. Cita tres ejemplos bíblicos de mujeres cuyos actos o talentos aparentemente "insignificantes", como abrir su casa, coser ropa o ser una extranjera viuda, fueron usados por Dios para tener un gran impacto. Alienta a los lectores a no esperar sentirse preparados, sino a usar los dones que Dios les ha dado para servirle.
El documento argumenta que Dios puede usar a cualquier persona, independientemente de sus calificaciones o preparación, para Su obra. Cita tres ejemplos bíblicos de mujeres cuyos actos o talentos aparentemente "insignificantes", como abrir su casa, coser ropa o ser una extranjera viuda, fueron usados por Dios para tener un gran impacto. Alienta a los lectores a no esperar sentirse preparados, sino a usar los dones que Dios les ha dado para servirle.
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Muchas de nosotras cometemos el error de
pensar que Dios no nos puede usar para Su
obra porque no estamos “preparadas”. Pensamos que solo aquellos que tienen un título o una calificación tienen el derecho y el deber de servir.
Y nos olvidamos de que lo más importante
para servir no es saber, sino querer. Dios capacita al que llama. Dios nos ha dado a cada una de nosotras dones y talentos que quiere que usemos para Su obra, para la extensión de Su reino. Efesios 2:10 “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Dios no te salvó y te dijo algo como “bueno, busca qué hacer ahora”. No. Él se tomó el tiempo de planificar lo que quería que cada una de nosotras hiciéramos. ¿Te das cuenta de que tus dones y talentos no son producto del azar o de la casualidad sino del detalle amoroso de tu Creador? Hoy te traigo el ejemplo de tres mujeres y tres cosas “insignificantes” que Dios usó en gran manera para recordarte que Dios te quiere usar a ti. Sea cuales sean tus dones, sean cuales sean tus talentos, sea cual sea el lugar en el que te ha puesto, Dios te quiere usar. 1 – Un gesto “insignificante” – Lidia Hechos 16:13-15, 40 Lidia estaba reunida en el río junto a otras mujeres cuando Pablo llegó y comenzó a predicar el Evangelio. Esta mujer fue la primera convertida en Europa. Lidia respondió abriendo su casa para que Pablo y sus compañeros se hospedaran en ella. De ese gesto insignificante nació la iglesia de Filipos. Los gestos “pequeños” abren la puerta a grandes respuestas de Dios. 2 – Un talento “insignificante” – Dorcas Hechos 9:36-41 Con lo que ella sabía hacer, que era coser, mantenía una comunidad unida y mostraba amor de manera práctica. Su talento “insignificante” dejaba ver un corazón que amaba al Señor y a los demás de una manera que impactaba a aquel que recibía una de sus túnicas. No hay talento pequeño para Dios. Él puede usar todo lo que sabes hacer, cada don, cada talento, cada habilidad. Tan solo tienes que estar dispuesta a que Él te utilice en Su obra. 3 – Una persona “insignificante” – Rut Rut 1-4 ¿Qué había más abajo en la escala social de la época que una extranjera, una mujer, viuda y sin hijos? Pero a esta mujer “insignificante” Dios la usó para traer de vuelta a Noemí a la fe y para ser parte de la línea genealógica del Mesías Rut 4:14-17 Esa mujer a la que nadie consideraba, entregó su corazón a Dios y eso fue lo que hizo toda la diferencia en su vida y en la vida de las personas a su alrededor. Dios es experto en hacer cosas extraordinarias con mujeres normales y corrientes. ¿Sabes por qué? Porque el extraordinario es Él. Porque te quiere usar. Porque Él no se preocupa por nuestros “no puedo” o “no sé”. 1 Pedro 4:10 “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” ¡Usa lo que Dios te ha dado! Eclesiastés 9:10 “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.” No esperes el momento perfecto, las condiciones adecuadas o que todo esté en orden para servir al Señor. Eso no va a pasar. El tiempo es ahora. Si no sabes qué hacer pasa tiempo en oración y deja que el Señor te lo muestre. Si no sabes cómo hacerlo acércate a personas que puedan ayudarte y capacitarte. Si no te sientes capacitada pasa tiempo en la Palabra y cobra ánimo viendo lo que Dios hizo con personas imperfectas.