Diccionario para Entender El Pensamiento de Marx

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Diccionario para entender el


pensamiento de Marx
Por: Filosofía & Co | 13 marzo, 2020

Apreciadas por unos, denostadas por otros, Marx dejó ideas que revolucionaron el
pensamiento, la economía y la política en el mundo entero. Diseño hecho a partir de una imagen
de OpenClipart-Vectors en Pixabay.

Karl Marx muere el 14 de marzo de 1883. A partir de ese momento


empieza la gran expansión de sus ideas filosóficas y sus
propuestas económicas, sociales y políticas. Las recordamos en un
diccionario que sitúa su figura y explica los conceptos más
relevantes para entender su pensamiento.

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El historiador de las ideas Isaiah Berlin escribe en su biografía de Karl


Marx que «ningún pensador del siglo XIX ejerció sobre la humanidad
influencia tan directa, deliberada y profunda». El filósofo Fernando
Savater dice que «el marxismo no es simplemente una filosofía, sino una
fuerza social transformadora y, a veces, una coartada para movimientos
totalitarios, autocráticos, etc. que, con un revestimiento ideológico
proporcionado por Marx, lo que han descubierto o intentado son nuevas
tiranías burocráticas sobre los pueblos. En cualquier caso, pocos individuos
han tenido una influencia personal tan extraordinaria como Marx en la historia.
Y en la historia contemporánea creo que ninguno».

Ante la idea de resumir y poner orden al legado filosófico de Marx


(indisolublemente ligado al político en algunos puntos) se viene a la
cabeza la imagen de un Engels abrumado nada más morir su inseparable
amigo, al que le confían la tarea de organizar sus manuscritos, notas, cartas,
apuntes… Todo escrito con la letruja de Marx. Compartimos con él cierta
sensación de estar abrumados, pero antes de meter la cabeza entre los brazos
se nos ocurre una idea: un diccionario reducido, pero contundente, a base de
los conceptos que Marx crea y los filósofos que más le aportan. Válidas o
menos válidas, apreciadas u odiadas, estas son las ideas que hacen que el
mundo sea distinto cuando él lo deja.

«El marxismo no es simplemente una filosofía, sino una fuerza social


transformadora y, a veces, una coartada para movimientos totalitarios
(…) En cualquier caso, pocos individuos han tenido una influencia
personal tan extraordinaria como Marx en la historia. Y en la historia
contemporánea creo que ninguno». Fernando Savater

1) ALIENACIÓN. Es un concepto filosófico por el que un sujeto pierde algo


de sí mismo que se convierte en propiedad de otro. Este sujeto que se aliena
es el trabajador al realizar tareas que no le pertenecen, que no siente como
suyas. La enajenación en el trabajo consiste, para Marx, «en que el trabajo
es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo,
el trabajador no se afirma sino que se niega; no se siente feliz, sino
desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que

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mortifica su cuerpo, arruina su espíritu. Por eso el trabajador solo se siente


en sí fuera del trabajo y, en el trabajo, fuera de sí. Está en lo suyo cuando no
trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario,
sino forzado; trabajo forzado», dice el filósofo en Manuscritos: economía y
filosofía.

Pero la alienación es, además de un concepto referido a la actividad


productiva, un concepto referido a la actividad religiosa. Esta no es una
necesidad ni una dimensión del ser humano, sino un producto más de la
organización económica y social a la que justifica, legitima y perpetúa. «La
miseria religiosa es, de una parte, la expresión de la miseria real, y, de otra
parte, la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura
agobiada, el estado de ánimo de un mundo sin corazón, porque es el espíritu
de los estados de cosas carentes de espíritu. La religión es el opio del pueblo»,
escribe en Crítica de la filosofía del derecho de Hegel.

«El trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en su


trabajo, el trabajador no se afirma sino que se niega; no se siente feliz,
sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino
que mortifica su cuerpo, arruina su espíritu». Marx

2) COMUNISMO. La sociedad comunista que defiende Marx propugna la


abolición de la propiedad privada, pero también la de las clases sociales y la
explotación de unas por las otras. En ella, el ser humano no es un instrumento
de producción, sino alguien autorrealizado que ha dejado atrás todo tipo de
alienación.

«Lo que caracteriza al comunismo no es la abolición de la propiedad sin más,


sino la abolición de la propiedad burguesa», propiedad entendida como «la
última y más perfecta expresión de la creación y apropiación de productos
basada en enfrentamientos de clases, en la explotación de unos con otros».
En lugar de la vieja sociedad burguesa aparece una asociación en la que el
libre desarrollo de cada uno es la condición del libre desarrollo de todos. En la
última y más perfecta etapa de la sociedad comunista desaparece también el
Estado y la política, pues todas las discusiones y opiniones solo tendrán como
objetivo avanzar en las mejoras de la comunidad.

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3) CONCIENCIA DE CLASE. Para Marx, el proletario no solo es alguien


explotado, sino alguien consciente de ser explotado y con deseos de acabar
con esa situación. Gran parte de los esfuerzos de Marx se dedican a la
concienciación del proletariado. El trabajador debe estar bien informado,
movilizado y con objetivos claros, requisitos imprescindibles para iniciar la
revolución. Una tarea ingente, ya que, como indica Pedro Ribas, profesor de
Pensamiento Filosófico Español en la Universidad Autónoma de Madrid,
traductor y experto en Marx, «la equivalencia o casi-equivalencia entre ser
proletario y tener conciencia de clase no es un hecho social (…) Si Marx
escribiera hoy, hablaría de la cantidad de filtros que el capitalismo ha
establecido para dificultar la conciencia de clase, para hacer creer que aquí el
que no come y disfruta es porque no quiere o porque es tonto».

La sociedad comunista que defiende Marx propugna la abolición de la


propiedad privada, la de las clases sociales y la explotación de unas por
las otras

4) DICTADURA DEL PROLETARIADO. El poder adquirido por el proletariado


permitirá expropiar a los capitalistas de los medios de producción. Marx
recoge las características de la dictadura del proletariado en puntos muy
concretos:

• Expropiación de la tierra y empleo de la renta que produzca en gastos


del Estado.
• Impuesto fuertemente progresivo.
• Supresión del derecho de herencia.
• Confiscación de la propiedad de todos los emigrantes y rebeldes.
• Centralización del crédito en manos del Estado.
• Centralización de la red de transportes en manos del Estado.
• Ampliación del número de fábricas nacionales, instrumentos de
producción, roturación y mejora de terrenos de acuerdo con un plan
general.
• Imposición a todos de la obligación de trabajar, organización de
ejércitos industriales, especialmente para la agricultura.
• Explotación combinada de la agricultura y la industria para la
eliminación gradual de diferencias entre la ciudad y el campo.

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• Educación pública y gratuita de todos los niños. Eliminación del


trabajo fabril de los niños en la forma actual. Interacción coordinada
entre la educación y la producción material.

Características de la dictadura del proletariado para Marx: impuesto


fuertemente progresivo, supresión del derecho de herencia, centralización
de la red de transportes en manos del Estado, educación pública y
gratuita de todos los niños…

5) FREIDRICH ENGELS. Son amigos inseparables (para algunos, Marx se


aprovecha de Engels). Isaiah Berlin describe así la peculiar relación que se
establece entre ellos y que dura hasta su muerte y más allá: «Su destreza
para escribir rápida y claramente, su paciencia y lealtad ilimitadas, lo
convirtieron en ideal aliado y colaborador del inhibido y difícil Marx, cuya
redacción era a menudo desmañada, sobrecargada y oscura. Engels no
deseaba mejor destino que vivir a la luz de la enseñanza de Marx, pues
percibía en él un hontanar de genio original que comunicaba vida y objeto a
sus propias dotes peculiares; con él identificó su vida y su obra y obtuvo la
recompensa de compartir la inmortalidad del maestro (…) Engels fue su jefe
de Estado mayor».

Marx y Engels trabajan incansablemente codo con codo, uno al lado del
otro. Ambos habían llegado a conclusiones políticas similares. La suya es una
de las historias de amistad, lealtad y generosidad más grandes. Marx, el que
recela de la mayoría, confía plenamente en Engels; el orgulloso que rechaza
ayuda y se desespera en su pobreza, acepta el dinero de Engels; donde uno
no llega, lo hace el otro; cuando uno desfallece, lo recoge el otro.

6) W.H.F. HEGEL Y L. FEUERBACH. Hegel es para Marx «un dios con el que
siempre está arreglando cuentas» afirma el filósofo y ensayista Francisco
Fernández Buey. En su época de estudiante, Marx empieza por conocer muy
bien a Hegel para luego volverlo del revés. Afirmaciones como «todo lo que
es racional es real y todo lo que es real es racional» han dado lugar a
interpretaciones no solo distintas, sino contrarias. Así fue casi desde el
principio, cuando los seguidores de Hegel se escindieron entre los del ala
derecha e izquierda. Los primeros se apoyan en la parte de la afirmación que

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considera racional el orden existente y defienden una concepción inmovilista


de la realidad de la sociedad.

Marx, el que recela de la mayoría, confía plenamente en Engels; el


orgulloso que rechaza ayuda y se desespera en su pobreza, acepta el
dinero de Engels; donde uno no llega, lo hace el otro

Frente a ellos se sitúan quienes creen que lo racional es lo real o, al menos,


lo que debe materializarse en la realidad. Esta interpretación promotora del
cambio y de la transformación es la elegida por Marx en un primer momento.
Pero para Marx enseguida dejan de existir un plano material y otro espiritual
de la realidad: él apuesta por unas ideas, una conciencia o plano espiritual
inseparable de la práctica y la experiencia. Como afirma Pedro Ribas, profesor
de Pensamiento Filosófico en la Universidad Autónoma de Madrid,
«resumiendo brevemente la posición de Marx, podríamos decir que las
contradicciones, los problemas, no se resuelven de verdad si solo se resuelven
en el pensamiento».

Dentro de los hegelianos de izquierda, capítulo aparte merece la relación entre


Marx y Feuerbach, lleno de focos de tensión y discrepancias. Entre ellos:

• El materialismo: ambos eran materialistas, pero de una forma muy


distinta. El materialismo de Feuerbach es mecanicista: la naturaleza
se explica mediante causas mecánicas que tienen a repetirse con
iguales resultados. Marx lo critica por ser un materialismo pasivo,
contemplativo, muy distante de su materialismo activo y
regenerador.
• La concepción religiosa: Feuerbach ofrece un punto de vista
antropológico de la religión, la humaniza tan radicalmente que
convierte a Dios en una mera creación del hombre, pero sigue
reconociendo intacto el sentimiento religioso y el desdoblamiento que
este provoca en el ser humano. Marx lo refuta: «El hecho de que el
fundamento terrenal se separe de sí mismo, para plasmarse como
un reino independiente que flota en las nubes, es algo que solo puede
explicarse por el propio desgarramiento y la contradicción de este
fundamento terrenal consigo mismo. Es necesario tanto
comprenderlo en su propia contradicción como revolucionarlo

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prácticamente». La última frase desemboca de lleno en el tercer


punto de distanciamiento irresoluble.
• La revolución: para Marx, la razón última de cualquier planteamiento
es la llamada a la revolución. Para él es urgente e imprescindible
trasladar el plano teórico a la práctica. Si a Feuerbach le basta la
superación de la religión mediante el desarrollo intelectual, Marx
defiende siempre que la superación en el mundo del pensamiento no
es suficiente: es preciso cambiar la realidad.

Marx apuesta por unas ideas, una conciencia o plano espiritual


inseparable de la práctica y la experiencia

7) HUMANISMO MARXISTA. Toda la concepción marxista gira alrededor del


ser humano. En Manuscritos: economía y filosofía, Marx declara al ser
humano «no solo ser natural, sino ser natural humano». Al conjunto de
relaciones biológicas que han dado lugar a los seres humanos, Marx añade la
historia como «la verdadera historia natural del hombre». En ese contexto es
donde se realiza la necesaria «conversión de la naturaleza en hombre». Su
característica esencial es la actividad, la producción y muy especialmente la
producción de su propia vida y de la historia. El ser humano se basta a sí
mismo para estas tareas. No necesita de Dios ni de ninguna espiritualidad
semejante. El humanismo marxista es ateo y afirma la primacía de un ser
humano libre, racional y autosuficiente. Además, afirma la igualdad de estas
características para todos los individuos, por lo que queda descartada, por
inaceptable, la explotación de unos por otros.

Frente a esta concepción, algunos teóricos como Althusser han negado que el
marxismo pueda llevarse bien con el adjetivo «humanista». En La revolución
teórica de Marx, Althusser sostiene la teoría de que el concepto de humanismo
es ideológico, mientras que el de socialismo es científico.

Toda la concepción marxista gira alrededor del ser humano. Marx declara
al ser humano «no solo ser natural, sino ser natural humano»

8) IDEOLOGÍA. Los hombres son los productores de sus representaciones,


de sus ideas, etc., dice Marx, y ese conjunto de representaciones e ideas
forman la ideología. La tarea que Marx asigna al ser humano es la de
desentrañar cuáles son esas representaciones e ideas que el ser humano tiene

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sobre sí mismo y con su entorno social e histórico. El ser humano está


«condicionado por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por
el intercambio que a él corresponde».

• El concepto marxista de ideología se amplía hasta confundirse con


cultura o contexto social y se tiñe de valores deformantes.
• Esa deformación es consecuencia del interés de la clase dominante
por mantenerse sus privilegios. Como afirma Marx, «las ideas de la
clase dominante son, en todas las épocas, las ideas dominantes». O
también: «Vuestras propias ideas son producto de las relaciones de
producción y propiedad burguesas».
• Como producto social que es, la ideología no tiene una historia ni un
desarrollo propio, sino que depende de la sociedad y de los individuos
concretos que la comparten. Tradicionalmente, la ideología es un
mecanismo privilegiado de ocultar o deformar la situación real de los
seres humanos, uno de los métodos más eficaces de alienación.

Marx dice que lo único que existe es lo que puede explicarse en términos
materiales

9) MATERIALISMO. Marx dice que lo único que existe es lo que puede


explicarse en términos materiales. Existen dos tipos de materialismo, señala
el filósofo: el dialéctico y el histórico, aunque en realidad Marx nunca utilizó
los términos «materialismo histórico» ni «dialéctico», sino «método
dialéctico» o «teoría materialista de la historia».

• El dialéctico –concebido por Engels– sostiene que las


transformaciones de la realidad se rigen por leyes de la dialéctica
como la lucha de contrarios o la negación de la negación.
• El histórico defiende una concepción de la realidad basada en la
sucesión, la alternancia y el juego entre los diversos métodos de
producción.

El motor de la historia no es la voluntad de los hombres ni las sociedades,


sino la economía y las conflictivas relaciones que estas provoca. En
el Manifiesto comunista Marx afirma que «en toda época histórica, el modo
económico predominante de producción e intercambio, y la estructura social

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que deriva necesariamente de él, constituye el fundamento sobre el cual se


basa la historia política e intelectual de una época, y únicamente a partir de
él puede explicársela (…) Toda la historia de la humanidad (…) ha sido una
historia de luchas de clases, de luchas entre clases explotadoras y explotadas,
dominantes y dominadas». El destino de esa lucha, avanza, es la liberación
por parte del proletariado de su clase y también de la sociedad entera, «de la
explotación y opresión, de todas las diferencias y luchas de clases».

Para Marx, el motor de la historia no es la voluntad de los hombres ni las


sociedades, sino la economía y las conflictivas relaciones que estas
provoca

10) PLUSVALÍA. Todas las mercancías tienen un valor de uso y un valor de


cambio que depende de las condiciones fluctuantes del mercado y se mide en
términos monetarios. En el régimen capitalista, la fuerza del trabajo es una
mercancía más con valores de uso y de cambio. El primero sería la capacidad
de producir; el segundo, el salario o retribución. La plusvalía es la diferencia
entre el valor de cambio de lo producido por la fuerza de trabajo y la
retribución de la misma. Se trataría de una cuenta que, en términos
marxistas, redunda siempre en beneficio del capitalista. De ahí derivaría su
enriquecimiento a costa de la fuerza de trabajo. Marx propugna la
desaparición de la plusvalía. Defiende que el valor del objeto producido, bien
directa o indirectamente, vuelva a su productor.

FUENTE: https://www.filco.es/diccionario-pensamiento-de-marx/
FECHA: viernes, 15 de mayo de 2020.

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