Preciado 2020 - Aprendiendo Del Virus

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sopa de wuhan

Giorgio Agamben
Slavoj Zizek
sopa de wuhan Jean Luc Nancy
Franco “Bifo” Berardi
Santiago López Petit
Judith Butler
Alain Badiou
David Harvey
Byung-Chul Han
Raúl Zibechi
María Galindo
Markus Gabriel
Gustavo Yáñez González
Patricia Manrique
Paul B. Preciado
Título original: Sopa de Wuhan
Autorxs: Giorgio Agamben, Slavoj Zizek, Jean Luc Nancy,
Franco “Bifo” Berardi, Santiago López Petit, Judith Butler,
Alain Badiou, David Harvey, Byung-Chul Han, Raúl Zibechi,
María Galindo, Markus Gabriel, Gustavo Yañez González,
Patricia Manrique y Paul B. Preciado Aprendiendo del virus

Editorial: ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) Por Paul B. Preciado*

188 páginas | 13 x 19 cm Publicado en El País


1.a edición: marzo 2020 28 de marzo, 2020

Idea, dirección de arte, diseño y edición: Pablo Amadeo Si Michel Foucault hubiera sobrevivido al azote del sida
y hubiera resistido hasta la invención de la triterapia ten-
[email protected] dría hoy 93 años: ¿habría aceptado de buen grado haberse
@pabloamadeo.editor encerrado en su piso de la rue Vaugirard? El primer filó-
pablo.amadeo.editor sofo de la historia en morir de las complicaciones gene-
radas por el virus de inmunodeficiencia adquirida, nos ha
legado algunas de las nociones más eficaces para pensar
la gestión política de la epidemia que, en medio del pánico
y la desinformación, se vuelven tan útiles como una buena
mascarilla cognitiva.
Lo más importante que aprendimos de Foucault es que
el cuerpo vivo (y por tanto mortal) es el objeto central de

[*] Paul B. Preciado (España, 1970) es un filósofo transgénero, destacado


por sus aportes a la teoría queer y la filosofía del género. Ha sido discípulo
de Ágnes Heller y Jacques Derrida.

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toda política. Il n’y a pas de politique qui ne soit pas une po- Durante y después de la crisis del sida, numerosos au-
litique des corps (no hay política que no sea una política tores ampliaron y radicalizaron las hipótesis de Foucault
de los cuerpos). Pero el cuerpo no es para Foucault un y sus relaciones con las políticas inmunitarias. El filóso-
organismo biológico dado sobre el que después actúa el fo italiano Roberto Espósito analizó las relaciones entre
poder. La tarea misma de la acción política es fabricar un la noción política de “comunidad” y la noción biomédica y
cuerpo, ponerlo a trabajar, definir sus modos de reproduc- epidemiológica de “inmunidad”. Comunidad e inmunidad
ción, prefigurar las modalidades del discurso a través de comparten una misma raíz, munus, en latín el munus era el
las que ese cuerpo se ficcionaliza hasta ser capaz de decir tributo que alguien debía pagar por vivir o formar parte de
“yo”. Todo el trabajo de Foucault podría entenderse como la comunidad. La comunidad es cum (con) munus (deber,
un análisis histórico de las distintas técnicas a través de ley, obligación, pero también ofrenda): un grupo humano
las que el poder gestiona la vida y la muerte de las po- religado por una ley y una obligación común, pero también
blaciones. Entre 1975 y 1976, los años en los que publicó por un regalo, por una ofrenda. El sustantivo inmunitas, es
Vigilar y castigar y el primer volumen de la Historia de la un vocablo privativo que deriva de negar el munus. En el
sexualidad, Foucault utilizó la noción de “biopolítica” para derecho romano, la inmunitas era una dispensa o un privi-
hablar de una relación que el poder establecía con el cuer- legio que exoneraba a alguien de los deberes societarios
po social en la modernidad. Describió la transición desde que son comunes a todos. Aquel que había sido exonerado
lo que él llamaba una “sociedad soberana” hacia una “so- era inmune. Mientras que aquel que estaba desmunido era
ciedad disciplinaria” como el paso desde una sociedad que aquel al que se le había retirado todos los privilegios de la
define la soberanía en términos de decisión y ritualización vida en comunidad.
de la muerte a una sociedad que gestiona y maximiza la Roberto Espósito nos enseña que toda biopolítica es
vida de las poblaciones en términos de interés nacional. inmunológica: supone una definición de la comunidad y el
Para Foucault, las técnicas gubernamentales biopolíticas establecimiento de una jerarquía entre aquellos cuerpos
se extendían como una red de poder que desbordaba el que están exentos de tributos (los que son considerados
ámbito legal o la esfera punitiva convirtiéndose en una inmunes) y aquellos que la comunidad percibe como poten-
fuerza “somatopolítica”, una forma de poder espacializado cialmente peligrosos (los demuni) y que serán excluidos en
que se extendía en la totalidad del territorio hasta pene- un acto de protección inmunológica. Esa es la paradoja de
trar en el cuerpo individual. la biopolítica: todo acto de protección implica una definición

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inmunitaria de la comunidad según la cual esta se dará a sí sis de la polio y el sida. Martin llegó a algunas conclusiones
misma la autoridad de sacrificar otras vidas, en beneficio de que resultan pertinentes para analizar la crisis actual. La
una idea de su propia soberanía. El estado de excepción es inmunidad corporal, argumenta Martin, no es solo un mero
la normalización de esta insoportable paradoja. hecho biológico independiente de variables culturales y po-
A partir del siglo XIX, con el descubrimiento de la primera líticas. Bien al contrario, lo que entendemos por inmunidad
vacuna antivariólica y los experimentos de Pasteur y Koch, la se construye colectivamente a través de criterios sociales y
noción de inmunidad migra desde el ámbito del derecho y ad- políticos que producen alternativamente soberanía o exclu-
quiere una significación médica. Las democracias liberales sión, protección o estigma, vida o muerte.
y patriarco-coloniales Europeas del siglo XIX construyen el Si volvemos a pensar la historia de algunas de las epi-
ideal del individuo moderno no solo como agente (masculino, demias mundiales de los cinco últimos siglos bajo el pris-
blanco, heterosexual) económico libre, sino también como un ma que nos ofrecen Michel Foucault, Roberto Espósito y
cuerpo inmune, radicalmente separado, que no debe nada a Emily Martin es posible elaborar una hipótesis que podría
la comunidad. Para Espósito, el modo en el que la Alemania tomar la forma de una ecuación: dime cómo tu comunidad
nazi caracterizó a una parte de su propia población (los ju- construye su soberanía política y te diré qué formas toma-
díos, pero también los gitanos, los homosexuales, los perso- rán tus epidemias y cómo las afrontarás.
nas con discapacidad) como cuerpos que amenazaban la so- Las distintas epidemias materializan en el ámbito del
beranía de la comunidad aria es un ejemplo paradigmático de cuerpo individual las obsesiones que dominan la gestión
los peligros de la gestión inmunitaria. Esta comprensión in- política de la vida y de la muerte de las poblaciones en un
munológica de la sociedad no acabó con el nazismo, sino que, periodo determinado. Por decirlo con términos de Foucault,
al contrario, ha pervivido en Europa legitimando las políticas una epidemia radicaliza y desplaza las técnicas biopolíti-
neoliberales de gestión de sus minorías racializadas y de las cas que se aplican al territorio nacional hasta al nivel de la
poblaciones migrantes. Es esta comprensión inmunológica la anatomía política, inscribiéndolas en el cuerpo individual.
que ha forjado la comunidad económica europea, el mito de Al mismo tiempo, una epidemia permite extender a toda la
Shengen y las técnicas de Frontex en los últimos años. población las medidas de “inmunización” política que ha-
En 1994, en Flexible Bodies, la antropóloga de la Uni- bían sido aplicadas hasta ahora de manera violenta frente
versidad de Princeton Emily Martin analizó la relación entre aquellos que habían sido considerados como “extranjeros”
inmunidad y política en la cultura americana durante las cri- tanto dentro como en los límites del territorio nacional.

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La gestión política de las epidemias pone en escena la los siglos XVI al XIX las formas de represión y exclusión
utopía de comunidad y las fantasías inmunitarias de una social que dominaban la modernidad patriarcocolonial:
sociedad, externalizando sus sueños de omnipotencia (y los la obsesión por la pureza racial, la prohibición de los así
fallos estrepitosos) de su soberanía política. La hipótesis de llamados “matrimonios mixtos” entre personas de distinta
Michel Foucault, Roberto Espósito y de Emily Martin nada clase y “raza” y las múltiples restricciones que pesaban
tiene que ver con una teoría de complot. No se trata de la sobre las relaciones sexuales y extramatrimoniales.
idea ridícula de que el virus sea una invención de laborato- La utopía de comunidad y el modelo de inmunidad de la
rio o un plan maquiavélico para extender políticas todavía sífilis es el del cuerpo blanco burgués sexualmente confina-
más autoritarias. Al contrario, el virus actúa a nuestra ima- do en la vida matrimonial como núcleo de la reproducción
gen y semejanza, no hace más que replicar, materializar, del cuerpo nacional. De ahí que la prostituta se convirtiera
intensificar y extender a toda la población, las formas domi- en el cuerpo vivo que condensó todos los significantes políti-
nantes de gestión biopolítica y necropolítica que ya estaban cos abyectos durante la epidemia: mujer obrera y a menudo
trabajando sobre el territorio nacional y sus límites. De ahí racializada, cuerpo externo a las regulaciones domésticas
que cada sociedad pueda definirse por la epidemia que la y del matrimonio, que hacía de su sexualidad su medio de
amenaza y por el modo de organizarse frente a ella. producción, la trabajadora sexual fue visibilizada, controlada
Pensemos, por ejemplo, en la sífilis. La epidemia gol- y estigmatizada como vector principal de la propagación del
peó por primera vez a la ciudad de Nápoles en 1494. La virus. Pero no fue la represión de la prostitución ni la reclu-
empresa colonial europea acababa de iniciarse. La sífilis sión de las prostitutas en burdeles nacionales (como imaginó
fue como el pistoletazo de salida de la destrucción colo- Restif de la Bretonne) lo que curó la sífilis. Bien al contrario.
nial y de las políticas raciales que vendrían con ellas. Los La reclusión de las prostitutas solo las hizo más vulnerables
ingleses la llamaron “la enfermedad francesa”, los france- a la enfermedad. Lo que curó la sífilis fue el descubrimiento
ses dijeron que era “el mal napolitano” y los napolitanos de los antibióticos y especialmente de la penicilina en 1928,
que había venido de América: se dijo que había sido traída precisamente un momento de profundas transformaciones
por los colonizadores que habían sido infectados por los de la política sexual en Europa con los primeros movimientos
indígenas… El virus, como nos enseñó Derrida, es, por de- de descolonización, el acceso de las mujeres blancas al voto,
finición, el extranjero, el otro, el extraño. Infección sexual- las primeras despenalizaciones de la homosexualidad y una
mente transmisible, la sífilis materializó en los cuerpos de relativa liberalización de la ética matrimonial heterosexual.

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Medio siglo después, el sida fue a la sociedad neoli- mientras que todo cuerpo penetrado sexualmente (homo-
beral heteronormativa del siglo XX lo que la sífilis había sexual, mujer, toda forma de analidad) es percibido como
sido a la sociedad industrial y colonial. Los primeros ca- carente de soberanía.
sos aparecieron en 1981, precisamente en el momento Volvamos ahora a nuestra situación actual. Mucho an-
en el que la homosexualidad dejaba de ser considerada tes de que hubiera aparecido la Covid-19 habíamos ya ini-
como una enfermedad psiquiátrica, después de que hu- ciado un proceso de mutación planetaria. Estábamos atra-
biera sido objeto de persecución y discriminación social vesando ya, antes del virus, un cambio social y político tan
durante décadas. La primera fase de la epidemia afectó de profundo como el que afectó a las sociedades que desa-
manera prioritaria a lo que se nombró entonces como las rrollaron la sífilis. En el siglo XV, con la invención de la im-
4 H: homosexuales, hookers —trabajadoras o trabajadores prenta y la expansión del capitalismo colonial, se pasó de
sexuales—, hemofílicos y heroin users —heroinómanos—. una sociedad oral a una sociedad escrita, de una forma de
El sida remasterizó y reactualizó la red de control sobre el producción feudal a una forma de producción industrial-
cuerpo y la sexualidad que había tejido la sífilis y que la pe- esclavista y de una sociedad teocrática a una sociedad
nicilina y los movimientos de descolonización, feministas y regida por acuerdos científicos en el que las nociones de
homosexuales habían desarticulado y transformado en los sexo, raza y sexualidad se convertirían en dispositivos de
años sesenta y setenta. Como en el caso de las prostitutas control necro-biopolítico de la población.
en la crisis de la sífilis, la represión de la homosexualidad Hoy estamos pasando de una sociedad escrita a una
sólo causó más muertes. Lo que está transformando pro- sociedad ciberoral, de una sociedad orgánica a una socie-
gresivamente el sida en una enfermedad crónica ha sido la dad digital, de una economía industrial a una economía in-
despatologización de la homosexualidad, la autonomiza- material, de una forma de control disciplinario y arquitec-
ción farmacológica del Sur, la emancipación sexual de las tónico, a formas de control microprostéticas y mediático-
mujeres, su derecho a decir no a las prácticas sin condón, cibernéticas. En otros textos he denominado farmacopor-
y el acceso de la población afectada, independientemente nográfica al tipo de gestión y producción del cuerpo y de
de su clase social o su grado de racialización, a las trite- la subjetividad sexual dentro de esta nueva configuración
rapias. El modelo de comunidad/inmunidad del sida tiene política. El cuerpo y la subjetividad contemporáneos ya no
que ver con la fantasía de la soberanía sexual masculi- son regulados únicamente a través de su paso por las ins-
na entendida como derecho innegociable de penetración, tituciones disciplinarias (escuela, fábrica, caserna, hospi-

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tal, etcétera) sino y sobre todo a través de un conjunto de planetaría se autoriza a sí misma a llevar a cabo prácticas
tecnologías biomoleculares, microprostéticas, digitales y de predación universal, a una sociedad capaz de redistri-
de transmisión y de información. En el ámbito de la sexua- buir energía y soberanía. Desde una sociedad de energías
lidad, la modificación farmacológica de la conciencia y del fósiles a otra de energías renovables. Está también en
comportamiento, la mundialización de la píldora anticon- cuestión el paso desde un modelo binario de diferencia
ceptiva para todas las “mujeres”, así como la producción sexual a un paradigma más abierto en el que la morfología
de la triterapias, de las terapias preventivas del sida o el de los órganos genitales y la capacidad reproductiva de un
viagra son algunos de los índices de la gestión biotecnoló- cuerpo no definan su posición social desde el momento del
gica. La extensión planetaria de Internet, la generalización nacimiento; y desde un modelo heteropatriarcal a formas
del uso de tecnologías informáticas móviles, el uso de la no jerárquicas de reproducción de la vida. Lo que estará
inteligencia artificial y de algoritmos en el análisis de big en el centro del debate durante y después de esta crisis
data, el intercambio de información a gran velocidad y el es cuáles serán las vidas que estaremos dispuestos a sal-
desarrollo de dispositivos globales de vigilancia informá- var y cuáles serán sacrificadas. Es en el contexto de esta
tica a través de satélite son índices de esta nueva gestión mutación, de la transformación de los modos de entender
semiotio-técnica digital. Si las he denominado pornográfi- la comunidad (una comunidad que hoy es la totalidad del
cas es, en primer lugar, porque estas técnicas de biovigi- planeta) y la inmunidad donde el virus opera y se convierte
lancia se introducen dentro del cuerpo, atraviesan la piel, en estrategia política.
nos penetran; y en segundo lugar, porque los dispositivos
de biocontrol ya no funcionan a través de la represión de la Inmunidad y política de la frontera
sexualidad (masturbatoria o no), sino a través de la incita-
ción al consumo y a la producción constante de un placer Lo que ha caracterizado las políticas gubernamenta-
regulado y cuantificable. Cuanto más consumimos y más les de los últimos 20 años, desde al menos la caída de las
sanos estamos mejor somos controlados. torres gemelas, frente a las ideas aparentes de libertad
La mutación que está teniendo lugar podría ser tam- de circulación que dominaban el neoliberalismo de la era
bién el paso de un régimen patriarco-colonial y extracti- Thatcher, ha sido la redefinición de los estados-nación en
vista, de una sociedad antropocéntrica y de una política términos neocoloniales e identitarios y la vuelta a la idea
donde una parte muy pequeña de la comunidad humana de frontera física como condición del restablecimiento de

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la identidad nacional y la soberanía política. Israel, Estados El cuerpo, tu cuerpo individual, como espacio vivo y como
Unidos, Rusia, Turquía y la Comunidad Económica Europea entramado de poder, como centro de producción y consu-
han liderado el diseño de nuevas fronteras que por prime- mo de energía, se ha convertido en el nuevo territorio en el
ra vez después de décadas, no han sido solo vigiladas o que las agresivas políticas de la frontera que llevamos di-
custodiadas, sino reinscritas a través de la decisión de ele- señando y ensayando durante años se expresan ahora en
var muros y construir diques, y defendidas con medidas no forma de barrera y guerra frente al virus. La nueva fron-
biopolíticas, sino necropolíticas, con técnicas de muerte. tera necropolítica se ha desplazado desde las costas de
Como sociedad europea, decidimos construirnos colec- Grecia hasta la puerta del domicilio privado. Lesbos em-
tivamente como comunidad totalmente inmune, cerrada a pieza ahora en la puerta de tu casa. Y la frontera no para de
Oriente y al Sur, mientras que Oriente y el Sur, desde el pun- cercarte, empuja hasta acercarse más y más a tu cuerpo.
to de vista de los recursos energéticos y de la producción Calais te explota ahora en la cara. La nueva frontera es la
de bienes de consumo, son nuestro almacén. Cerramos la mascarilla. El aire que respiras debe ser solo tuyo. La nue-
frontera en Grecia, construimos los mayores centros de de- va frontera es tu epidermis. El nuevo Lampedusa es tu piel.
tención a cielo abierto de la historia en las islas que bordean Se reproducen ahora sobre los cuerpos individuales las
Turquía y el Mediterráneo y fantaseamos que así consegui- políticas de la frontera y las medidas estrictas de confina-
ríamos una forma de inmunidad. La destrucción de Europa miento e inmovilización que como comunidad hemos apli-
comenzó paradójicamente con esta construcción de una co- cado durante estos últimos años a migrantes y refugiados
munidad europea inmune, abierta en su interior y totalmen- —hasta dejarlos fuera de toda comunidad—. Durante años
te cerrada a los extranjeros y migrantes. los tuvimos en el limbo de los centros de retención. Ahora
Lo que está siendo ensayado a escala planetaria a tra- somos nosotros los que vivimos en el limbo del centro de
vés de la gestión del virus es un nuevo modo de entender retención de nuestras propias casas.
la soberanía en un contexto en el que la identidad sexual
y racial (ejes de la segmentación política del mundo pa- La biopolítica en la era ‘farmacopornográfica’
triarco-colonial hasta ahora) están siendo desarticuladas.
La Covid-19 ha desplazado las políticas de la frontera que Las epidemias, por su llamamiento al estado de excep-
estaban teniendo lugar en el territorio nacional o en el su- ción y por la inflexible imposición de medidas extremas,
perterritorio europeo hasta el nivel del cuerpo individual. son también grandes laboratorios de innovación social,

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la ocasión de una reconfiguración a gran escala de las La segunda estrategia, puesta en marcha por Corea del
técnicas del cuerpo y las tecnologías del poder. Foucault Sur, Taiwán, Singapur, Hong-Kong, Japón e Israel supone el
analizó el paso de la gestión de la lepra a la gestión de paso desde técnicas disciplinarias y de control arquitectó-
la peste como el proceso a través del que se desplegaron nico modernas a técnicas farmacopornográficas de biovi-
las técnicas disciplinarias de espacialización del poder de gilancia: aquí el énfasis está puesto en la detección indivi-
la modernidad. Si la lepra había sido confrontada a través dual del virus a través de la multiplicación de los tests y de
de medidas estrictamente necropolíticas que excluían al la vigilancia digital constante y estricta de los enfermos a
leproso condenándolo si no a la muerte al menos a la vida través de sus dispositivos informáticos móviles. Los telé-
fuera de la comunidad, la reacción frente a la epidemia de fonos móviles y las tarjetas de crédito se convierten aquí
la peste inventa la gestión disciplinaria y sus formas de en instrumentos de vigilancia que permiten trazar los mo-
inclusión excluyente: segmentación estricta de la ciudad, vimientos del cuerpo individual. No necesitamos brazaletes
confinamiento de cada cuerpo en cada casa. biométricos: el móvil se ha convertido en el mejor brazalete,
Las distintas estrategias que los distintos países han nadie se separa de él ni para dormir. Una aplicación de GPS
tomado frente a la extensión de la Covid-19 muestran dos informa a la policía de los movimientos de cualquier cuerpo
tipos de tecnologías biopolíticas totalmente distintas. La sospechoso. La temperatura y el movimiento de un cuer-
primera, en funcionamiento sobre todo en Italia, España y po individual son monitorizados a través de las tecnologías
Francia, aplica medidas estrictamente disciplinarias que móviles y observados en tiempo real por el ojo digital de
no son, en muchos sentidos, muy distintas a las que se un Estado ciberautoritario para el que la comunidad es una
utilizaron contra la peste. Se trata del confinamiento domi- comunidad de ciberusuarios y la soberanía es sobre todo
ciliario de la totalidad de la población. Vale la pena releer transparencia digital y gestión de big data.
el capítulo sobre la gestión de la peste en Europa de Vigilar Pero estas políticas de inmunización política no son
y castigar para darse cuenta que las políticas francesas nuevas y no han sido sólo desplegadas antes para la bús-
de gestión de la Covid-19 no han cambiado mucho desde queda y captura de los así denominados terroristas: desde
entonces. Aquí funciona la lógica de la frontera arquitec- principios de la década de 2010, por ejemplo, Taiwán había
tónica y el tratamiento de los casos de infección dentro de legalizado el acceso a todos los contactos de los teléfonos
enclaves hospitalarios clásicos. Esta técnica no ha mos- móviles en las aplicaciones de encuentro sexual con el ob-
trado aún pruebas de eficacia total. jetivo de “prevenir” la expansión del sida y la prostitución

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en Internet. La Covid-19 ha legitimado y extendido esas digital, un teleproductor, es un código, un pixel, una cuen-
prácticas estatales de biovigilancia y control digital nor- ta bancaria, una puerta con un nombre, un domicilio al que
malizándolas y haciéndolas “necesarias” para mantener Amazon puede enviar sus pedidos.
una cierta idea de la inmunidad. Sin embargo, los mismos
Estados que implementan medidas de vigilancia digital La prisión blanda: bienvenido a la telerrepública de tu casa
extrema no se plantean todavía prohibir el tráfico y el con-
sumo de animales salvajes ni la producción industrial de Uno de los desplazamientos centrales de las técnicas
aves y mamíferos ni la reducción de las emisiones de CO2. biopolíticas farmacopornográficas que caracterizan la
Lo que ha aumentado no es la inmunidad del cuerpo social, crisis de la Covid-19 es que el domicilio personal —y no
sino la tolerancia ciudadana frente al control cibernético las instituciones tradicionales de encierro y normalización
estatal y corporativo. (hospital, fábrica, prisión, colegio)— aparece ahora como
La gestión política de la Covid-19 como forma de admi- el nuevo centro de producción, consumo y control biopo-
nistración de la vida y de la muerte dibuja los contornos de lítico. Ya no se trata solo de que la casa sea el lugar de
una nueva subjetividad. Lo que se habrá inventado después encierro del cuerpo, como era el caso en la gestión de la
de la crisis es una nueva utopía de la comunidad inmune y peste. El domicilio personal se ha convertido ahora en el
una nueva forma de control del cuerpo. El sujeto del techno- centro de la economía del teleconsumo y de la teleproduc-
patriarcado neoliberal que la Covid-19 fabrica no tiene piel, ción. El espacio doméstico existe ahora como un punto en
es intocable, no tiene manos. No intercambia bienes físicos, un espacio cibervigilado, un lugar identificable en un mapa
ni toca monedas, paga con tarjeta de crédito. No tiene labios, google, una casilla reconocible por un dron.
no tiene lengua. No habla en directo, deja un mensaje de Si yo me interesé en su momento por la Mansión Playboy
voz. No se reúne ni se colectiviza. Es radicalmente individuo. es porque esta funcionó en plena guerra fría como un labora-
No tiene rostro, tiene máscara. Su cuerpo orgánico se ocul- torio en el que se estaban inventando los nuevos dispositivos
ta para poder existir tras una serie indefinida de mediacio- de control farmacopornográfico del cuerpo y de la sexualidad
nes semio-técnicas, una serie de prótesis cibernéticas que que habrían de extenderse a la a partir de principios del siglo
le sirven de máscara: la máscara de la dirección de correo XXI y que ahora se amplían a la totalidad de la población mun-
electrónico, la máscara de la cuenta Facebook, la máscara dial con la crisis de la Covid-19. Cuando hice mi investigación
de Instagram. No es un agente físico, sino un consumidor sobre Playboy me llamó la atención el hecho de que Hugh

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Hefner, uno de los hombres más ricos del mundo, hubiera pa- La revolución biopolítica silenciosa que Playboy li-
sado casi 40 años sin salir de la Mansión, vestido únicamente deró suponía, más allá la transformación de la porno-
con pijama, batín y pantuflas, bebiendo coca-cola y comiendo grafía heterosexual en cultura de masas, la puesta en
Butterfingers y que hubiera podido dirigir y producir que la cuestión de la división que había fundado la sociedad
revista más importante de Estados Unidos sin moverse de su industrial del siglo XIX: la separación de las esferas de
casa o incluso, de su cama. Suplementada con una cámara la producción y de la reproducción, la diferencia entre
de video, una línea directa de teléfono, radio e hilo musical, la la fábrica y el hogar y con ella la distinción patriarcal
cama de Hefner era una auténtica plataforma de producción entre masculinidad y feminidad. Playboy acató esta di-
multimedia de la vida de su habitante. ferencia proponiendo la creación de un nuevo enclave
Su biógrafo Steven Watts denominó a Hefner “un reclu- de vida: el apartamento de soltero totalmente conec-
so voluntario en su propio paraíso.” Adepto de dispositivos tado a las nuevas tecnologías de comunicación del que
de archivo audiovisual de todo tipo, Hefner, mucho antes el nuevo productor semiótico no necesita salir ni para
de que existiera el teléfono móvil, Facebook o WhatsApp trabajar ni para practicar sexo —actividades que, ade-
enviaba más de una veintena de cintas audio y vídeo con más, se habían vuelto indistinguibles—. Su cama girato-
consigas y mensajes, que iban desde entrevistas en di- ria era al mismo tiempo su mesa de trabajo, una oficina
recto a directrices de publicación. Hefner había instalado de dirección, un escenario fotográfico y un lugar de cita
en la mansión, en la que vivían también una docena de sexual, además de un plató de televisión desde donde
Playmates, un circuito cerrado de cámaras y podía desde se rodaba el famoso programa Playboy after dark. Pla-
su centro de control acceder a todas las habitaciones en yboy anticipó los discursos contemporáneos sobre el
tiempo real. Cubierta de paneles de madera y con espesas teletrabajo, y la producción inmaterial que la gestión de
cortinas, pero penetrada por miles de cables y repleta de la crisis de la Covid-19 ha transformado en un deber
lo que en ese momento se percibía como las más altas tec- ciudadano. Hefner llamó a este nuevo productor social
nologías de telecomunicación (y que hoy nos parecerían el “trabajador horizontal”. El vector de innovación social
tan arcaicas como un tam-tam), era al mismo tiempo to- que Playboy puso en marcha era la erosión (por no decir
talmente opaca, y totalmente transparente. Los materiales la destrucción) de la distancia entre trabajo y ocio, entre
filmados por las cámaras de vigilancia acababan también producción y sexo. La vida del playboy, constantemente
en las páginas de la revista. filmada y difundida a través de los medios de comuni-

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cación de la revista y de la televisión, era totalmente veces más tecnificado que lo estaba la cama giratoria de
pública, aunque el playboy no saliera de su casa o inclu- Hefner en 1968. Los dispositivos de teletrabajo y telecon-
so de su cama. En ese sentido, Playboy ponía también trol están ahora en la palma de nuestra mano.
en cuestión la diferencia entre las esferas masculinas En Vigilar y castigar, Michel Foucault analizó las celdas
y femeninas, haciendo que el nuevo operario multime- religiosas de encierro unipersonal como auténticos vecto-
dia fuera, lo que parecía un oxímoron en la época, un res que sirvieron para modelizar el paso desde las técnicas
hombre doméstico. El biógrafo de Hefner nos recuerda soberanas y sangrientas de control del cuerpo y de la subje-
que este aislamiento productivo necesitaba un soporte tivad anteriores al siglo XVIII hacia las arquitecturas discipli-
químico: Hefner era un gran consumidor de Dexedrina, narias y los dispositivos de encierro como nuevas técnicas
una anfetamina que eliminaba el cansancio y el sueño. de gestión de la totalidad de la población. Las arquitecturas
Así que paradójicamente, el hombre que no salía de su disciplinarias fueron versiones secularizada de las células
cama, no dormía nunca. La cama como nuevo centro monacales en las que se gesta por primera vez el individuo
de operaciones multimedia era una celda farmacopor- moderno como alma encerrada en un cuerpo, un espíritu
nográfica: sólo podría funcionar con la píldora anticon- lector capaz de leer las consignas del Estado. Cuando el es-
ceptiva, drogas que mantuvieran el nivel productivo en critor Tom Wolfe visitó a Hefner dijo que este vivía en una
alza y un constante flujo de códigos semióticos que se prisión tan blanda como el corazón de una alcachofa. Po-
habían convertido en el único y verdadero alimento que dríamos decir que la mansión Playboy y la cama giratoria de
nutría al playboy. Hefner, convertidos en objeto de consumo pop, funcionaron
¿Les suena ahora familiar todo esto? ¿Se parece todo durante la guerra fría como espacios de transición en el que
esto de manera demasiado extraña a sus propias vidas se inventa el nuevo sujeto prostético, ultraconectado y las
confinadas? Recordemos ahora las consignas del presi- nuevas formas consumo y control farmacopornográficas y
dente francés Emmanuel Macron: estamos en guerra, no de biovigilancia que dominan la sociedad contemporánea.
salgan de casa y teletrabajen. Las medidas biopolíticas de Esta mutación se ha extendido y amplificado más durante la
gestión del contagio impuestas frente al coronavirus han gestión de la crisis de la Covid-19: nuestras máquinas por-
hecho que cada uno de nosotros nos transformemos en un tátiles de telecomunicación son nuestros nuevos carceleros
trabajador horizontal más o menos playboyesco. El espa- y nuestros interiores domésticos se han convertido en la
cio doméstico de cualquiera de nosotros está hoy diez mil prisión blanda y ultraconectada del futuro.

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Mutación o sumisión beranía, pero también más allá de la reducción de la vida a
su biovigilancia cibernética. Seguir con vida, mantenernos
Pero todo esto puede ser una mala noticia o una gran vivo como planeta, frente al virus, pero también frente a lo
oportunidad. Es precisamente porque nuestros cuerpos que pueda suceder, significa poner en marcha formas es-
son los nuevos enclaves del biopoder y nuestros aparta- tructurales de cooperación planetaria. Como el virus muta,
mentos las nuevas células de biovigilancia que se vuelve si queremos resistir a la sumisión, nosotros también de-
más urgente que nunca inventar nuevas estrategias de bemos mutar.
emancipación cognitiva y de resistencia y poner en mar- Es necesario pasar de una mutación forzada a una mu-
cha nuevos procesos antagonistas. tación deliberada. Debemos reapropiarnos críticamente
Contrariamente a lo que se podría imaginar, nuestra de las técnicas de biopolíticas y de sus dispositivos farma-
salud no vendrá de la imposición de fronteras o de la se- copornográficos. En primer lugar, es imperativo cambiar la
paración, sino de una nueva comprensión de la comuni- relación de nuestros cuerpos con las máquinas de biovigi-
dad con todos los seres vivos, de un nuevo equilibrio con lancia y biocontrol: estos no son simplemente dispositivos
otros seres vivos del planeta. Necesitamos un parlamento de comunicación. Tenemos que aprender colectivamente
de los cuerpos planetario, un parlamento no definido en a alterarlos. Pero también es preciso desalinearnos. Los
términos de políticas de identidad ni de nacionalidades, un Gobiernos llaman al encierro y al teletrabajo. Nosotros sa-
parlamento de cuerpos vivos (vulnerables) que viven en bemos que llaman a la descolectivización y al telecontrol.
el planeta Tierra. El evento Covid-19 y sus consecuencias Utilicemos el tiempo y la fuerza del encierro para estudiar
nos llaman a liberarnos de una vez por todas de la violen- las tradiciones de lucha y resistencia minoritarias que nos
cia con la que hemos definido nuestra inmunidad social. La han ayudado a sobrevivir hasta aquí. Apaguemos los mó-
curación y la recuperación no pueden ser un simple gesto viles, desconectemos Internet. Hagamos el gran blackout
inmunológico negativo de retirada de lo social, de cierre de frente a los satélites que nos vigilan e imaginemos juntos
la comunidad. La curación y el cuidado sólo pueden sur- en la revolución que viene.
gir de un proceso de transformación política. Sanarnos a
nosotros mismos como sociedad significaría inventar una
nueva comunidad más allá de las políticas de identidad y
la frontera con las que hasta ahora hemos producido la so-

Paul B. Preciado | 184 185 | Aprendiendo del virus

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