Insomnio Geriatria - GRR
Insomnio Geriatria - GRR
Insomnio Geriatria - GRR
Rápida
Diagnóstico y Tratamiento
del Insomnio en ancianos
GPC
Guía de Práctica Clínica
Catálogo maestro de guías de práctica clínica: IMSS-492-11
Diagnóstico y Tratamiento del insomnio en el Anciano
GPC
Diagnóstico y Tratamiento del Insomnio en Ancianos
ISBN en trámite
DEFINICIÓN
El insomnio es un término ampliamente utilizado para referir la percepción subjetiva de sueño insuficiente o
no restaurador. Para la definición de insomnio se utilizan diferentes criterios. De acuerdo a la Clasificación
Internacional de Trastornos del Sueño -2 (American Academy of Sleep Medicine ICSD-2, 2005)
a) Dificultad para iniciar o mantener el sueño, despertar demasiado temprano, el sueño es crónicamente
no restaurador o de calidad pobre por lo menos durante un mes. El problema del sueño ocurre a pesar
de las circunstancias y condiciones adecuadas para dormir.
b) Alguna de las siguientes formas de deterioro diurno relacionadas a la dificultad de sueño es
reportada por el paciente:
a. Fatiga o malestar
b. Deterioro de la memoria, concentración y atención
c. Pobre desempeño escolar , social y/o profesional
d. Cambios en el estado de ánimo
e. Somnolencia diurna
f. Disminución de la motivación, energía e iniciativa
g. Proclividad a los errores y accidentes
h. Tensión, dolor de cabeza, síntomas gastrointestinales en respuesta a la pérdida de sueño
i. Preocupación por el sueño
Hay cambios significativos en la arquitectura del sueño en los ancianos sanos, que influyen en la aparición del
insomnio con mayor facilidad que en el adulto mayor.
a. El inicio del sueño es más difícil en el paciente anciano.
b. El tiempo total y la eficiencia del sueño se reducen.
c. El sueño es fragmentado por incremento en despertares.
d. Pasan más tiempo en cama y provoca una percepción falsa de no dormir lo suficiente.
e. Hay cambios fisiológicos en el ritmo circadiano que promueven al anciano ir a la cama temprano
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y despertarse temprano.
f. Incremento de siestas y somnolencia diurna lo que impide un sueño continuo en la noche.
g. La duración del sueño REM tiende a estar conservado.
h. La fase de sueño ligero (Fase I y II) esta incrementa.
i. La fase de sueño profundo o de ondas lentas (Fase III) esta disminuida.
El ruido, la luz, la pobre exposición a la luz, las temperaturas extremas, una cama no confortable, son causas
ambientales que promueven el insomnio crónico en el anciano. Además los cambios en el estilo de vida
(jubilación), la institucionalización, los cambios fisiológicos asociados a la edad, la nicturua, la producción
reducida de melatonina y de hormona de crecimiento y la reducción en la actividad física son factores que
precipitan o exacerban la dificultad para iniciar y mantener el sueño.
Los trastornos que más presentan alteraciones del sueño en el anciano son Demencia tipo Alzheimer,
Enfermedad de Parkinson, evento cerebrovascular isquémico y/o hemorrágico, enfermedad pulmonar
obstructiva crónica, trastornos respiratorios, insuficiencia cardiaca, isquemia miocárdica, arritmias cardiacas,
revascularización coronaria, reflujo gastroesofágico, dolor crónico, enfermedad articular degenerativa,
trastornos afectivos, diabetes mellitus tipo 2, enfermedad renal crónica, hiperplasia prostática, nicturia,
cáncer y quimioterapia, todos ellos juegan un papel importante como factores que contribuyen a la aparición
de insomnio. (Ver anexos 5.1. Enfermedades que se asocian a insomnio y 5.2. Fármacos que afectan el
sueño).
asociadas.
Los factores psicológicos que más afectan al sueño son reacciones de pérdida o duelo, como son la pérdida
de la capacidad funcional, la muerte de un ser querido o un amigo, entre otros. Diferentes trastornos
psiquiátricos se relacionan con insomnio en este grupo de edad, entre los más comunes están: Depresión
mayor, trastornos de ansiedad, uso y abuso de múltiples sustancias.
Existe una relación directa entre la depresión y la dificultad para iniciar el sueño que se explica por
mecanismos fisiopatológicos subyacentes de la regulación del sueño y el afecto que hacen a la persona
vulnerable a ambas condiciones. El trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno de pánico con o sin
depresión concomitante, tienen problema de inicio y mantenimiento del sueño, asociándose a insomnio en el
70% de los casos. La búsqueda intencionada de depresión y ansiedad en pacientes ancianos con insomnio es
obligada, ya que son causas frecuentemente encontradas como causa directa o indirecta de este trastorno del
sueño.
Los antidepresivos tricíclicos imipramina y amitriptilina, suelen ser causa de insomnio ya que aumentan el
tiempo de latencia de sueño MOR y disminuyen el tiempo total de sueño MOR. Los Inhibidores selectivos de
la recaptura de serotonina (ISRS) fluoxetina, paroxetina, citalopram, sertralina pueden causar insomnio
como efecto secundario, ya que aumentan la latencia del sueño MOR, disminuyendo el tiempo total de sueño
MOR y se han asociado a movimientos periódicos de las extremidades durante el sueño. En pacientes con
depresión e insomnio es recomendable el uso de antidepresivos con acción sedante/hipnótica (mirtazapina
y trazodona), o bupropion ya que no afecta la estructura del sueño.
Los fármacos propanolol y metoprolol suelen ser causa de insomnio porque disminuyen el sueño MOR y la
continuidad del sueño debido a que atraviesan barrera hemato-encefálica, disminuyendo neurotransmisores
adrenérgicos a nivel de SNC provocando depresión, insomnio, y pesadillas. Los bloqueadores de los canales
de calcio y los antinflamatorios no esteroideos pueden provocar disminución de la producción de
melatonina y esta última se ha relacionada con frecuencia con los trastornos del sueño del anciano. El uso de
diuréticos por la tarde o noche puede provocar nicturia y la consecuente fragmentación del sueño. Además
de incrementar el riesgo de caídas en el baño si se usa benzodiacepinas de forma concomitante.
La supresión de opioides puede causar reducción del sueño de ondas lentas y marcada disminución del sueño
REM. El uso crónico de benzodiacepinas puede provocar insomnio paradójico o de rebote debido al
desarrollo de tolerancia y taquifilaxia, generando que se requiera cada vez más dosis en periodos de tiempo
más corto por disminución del efecto terapéutico.
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Si las molestias del sueño se pueden asociar al uso de un fármaco (o a la interacción entre fármacos), el
médico debe considerar el uso de otras opciones terapéuticas, cuando esto sea posible, individualizando la
situación clínica de cada paciente. La evaluación del paciente con insomnio debe incluir una revisión
minuciosa de los fármacos que usa y debe considerarse la contribución de ellos a los problemas de sueño.
(Ver anexo 5.2. Fármacos que afectan el sueño).
El ritmo circadiano es una parte de los eventos fisiológicos que ocurren aproximadamente cada 24 horas. Los
trastornos del ciclo sueño-vigilia son un ejemplo de la alteración de este fenómeno. Estos trastornos se
producen cuando el ciclo sueño-vigilia es alterado por tratar de mantenerse despierto cuando la condición
fisiológica favorece el sueño (Fase atrasada del sueño) o intentar dormir cuando se favorece el mantenerse
despierto (Fase adelantada de sueño). Por lo general, los ancianos tienden a dormirse antes y a despertarse
cada vez más temprano en la medida en que envejecen. Refiriendo como el que no duermen lo suficiente.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico debe basarse en una historia clínica completa, que incluya historia de los hábitos de sueño,
apoyada por un registro de sueño realizado por el paciente y por la información de la pareja o familiar. Se
recomienda preguntar en la valoración inicial del anciano: ¿Tiene problema para conciliar o mantener el
sueño? O ¿Se siente despierto y activo durante el día?.
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Las intervenciones psicológicas y conductuales son efectivas y recomendadas en el tratamiento del insomnio
crónico primario, el secundario a comórbidos y el secundario a uso crónico de benzodiacepinas en todas las
edades, incluido los adultos mayores. La combinación de tratamientos no farmacológicos, producen mejoras
en los parámetros del sueño de los ancianos insomnes, medido en términos de latencia del inicio del sueño,
número de despertares nocturnos, tiempo despierto después del inicio del sueño, y sueño total.
Es recomendable que al comenzar cualquier tratamiento médico para el insomnio en pacientes ancianos, se
inicie simultáneamente con alguna de las terapias no farmacológicas comentadas, incluidas las medidas de
higiene del sueño.
Las medidas de higiene del sueño: Se trata de una intervención psicoeducativa con información básica
sobre los hábitos de sueño y la higiene. Incluye instrucciones para establecer horarios regulares para dormir,
evitar el uso de estimulantes (café, cigarrillos, alcohol, etc.) antes de dormir, y evalúa las condiciones de
habitación: confort, ruido, temperatura, entre otros. (Ver anexo 4. Medidas de Higiene del sueño).
Control de estímulos externos: Apunta a educar a los pacientes insomnes sobre cómo establecer un ritmo
de sueño-vigilia más adecuado y limitar el tiempo de vigilia y el comportamiento permitido en el dormitorio /
cama, para eliminar la relación negativa entre la cama y los resultados indeseables, como la vigilia, la
frustración y la preocupación. Estos estados negativos son frecuentemente condicionados en respuesta a los
esfuerzos para dormir como resultado de períodos prolongados de tiempo despierto en la cama. Con el
propósito de romper la asociación entre conductas inadecuadas: preocupación por el sueño, leer y ver
televisión y el despertar. (Ver anexo 5. Control de estímulos externos).
Técnica de relajación: La relajación muscular progresiva, la imaginación guiada, o la respiración abdominal,
se han diseñado para reducir los estados de activación cognitivos y somáticos que interfieren con el sueño. El
entrenamiento de relajación puede ser útil en los pacientes que muestran elevados niveles de despertares y
se utiliza a menudo con la terapia cognitivo conductual. En el Insomnio está orientada a pacientes que tienen
problemas para focalizar su atención y que tienen pensamientos intrusivos o ajenos que no les permite
conciliar el sueño. (Ver anexo 6 y 7. Técnica de relajación muscular).
Terapia con luz: Consiste en la exposición a la luz brillante o solar para estabilizar o cambiar el ritmo
endógeno. Los desórdenes de sueño del ritmo circadiano pueden causar insomnio por la falta de
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sincronización entre el reloj interno del individuo y el horario externo. En pacientes con insomnio asociado a
trastornos del ciclo circadiano con fase adelantada o atrasada del sueño se recomienda exposición a la luz
solar (Terapia con luz) por las mañanas de 30 a 40 minutos para ayudar regular este problema.
TRATAMIENTO FARMACOLOGICO
Generalidades
La farmacoterapia del insomnio en los ancianos puede ser complicada por los cambios en la farmacocinética
y en la farmacodinamia asociados a la edad. Se deberá utilizar la regla general en geriatría para el inicio de la
terapia farmacológica: “iniciar con dosis bajas, seguido de un ajuste gradual de la dosis”. Los efectos
secundarios tales como caídas, confusión, somnolencia diurna, mareo, y cefalea continúan siendo una
preocupación en éste frágil grupo de población.
Seis principios básicos caracterizan la farmacoterapia racional para el manejo del insomnio agudo (menor a
4 semanas):
1) Identificar algún factor desencadenante y tratarlo si es posible.
2) Uso de la dosis efectiva más baja posible.
3) Uso de dosis intermitentes (2 a 4 veces por semana).
4) Corto tiempo en la prescripción de la medicación (que no rebase más de 3 a 4 semanas).
5) Descontinuación gradual del fármaco para evitar el insomnio de rebote.
6) Los fármacos con un tiempo de eliminación más corto se prefieren para evitar efectos de sedación diurna.
Para el manejo del insomnio crónico (más de 4 semanas) se recomienda desarrollar una estrategia a largo
plazo que incluya:
Identificar causas precipitantes o que exacerban el insomnio y tratarlo si es posible. (Ver anexos 1.
Enfermedades que se asocian a insomnio y 2. Fármacos que afectan el sueño).
Identificar comorbilidades y optimizar el manejo otorgado.
Educar al paciente sobre medidas de higiene de sueño y alguna terapia no farmacológica para insomnio.
(Ver anexos 4, 5, 6, y 7.)
Ante la sospecha de otro trastorno del sueño o no hay una adecuada respuesta al tratamiento, se deberá
considerar realizar una polisomnografía.
Considerar la terapia farmacológica con algún hipnótico en presencia de insomnio crónico.
El tratamiento ideal del insomnio en el anciano es una triple combinación de: Tratamiento de las causas
secundarias de insomnio, tratamiento farmacológico con agentes aprobados y alguna de las terapias no
farmacológicas que incluyan las medidas de higiene del sueño. No se recomienda dar de primera intención un
hipnótico sin haber descartado a fármacos o enfermedades que provoquen o exacerben este padecimiento.
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Las benzodiacepinas son el tratamiento más común (mas no el más adecuado) para el insomnio en todas
las edades, pero en los ancianos su uso es desproporcionado. Se estima que un 10 a 25% de los ancianos
consume BZP, comparado con un 2-4% en jóvenes. Los fármacos hipnóticos sedantes deben de ser
utilizados cuando la respuesta al tratamiento no farmacológico no ha sido adecuada y los beneficios del
mismo superen ostensiblemente los riesgos de su administración. Los pacientes deberán ser advertidos
rutinariamente que los hipnóticos causan dependencia, tolerancia y somnolencia que puede afectar la
capacidad para realizar actividades que requieren un nivel de alerta o coordinación física.
Las benzodiacepinas y los agonistas de receptores benzodiacepínicos (zolpidem) han demostrado ser
tratamientos efectivos para el manejo del insomnio en el corto plazo, a pesar de que poseen un riesgo para
presentar, dependencia física, supresión e insomnio de rebote. Existen pocos estudios que evalúan la eficacia
y seguridad del tratamiento a largo plazo del insomnio crónico, al igual que el efecto de los fármacos
relacionados con la calidad de vida y funcionalidad diurna en la población anciana, lo que limita su uso
generalizado, además, no se recomienda el tratamiento a largo plazo con benzodiacepinas, ya que su eficacia
no está claramente establecida, hay un incremento en el riesgo deterioro cognoscitivo, depresión, confusión,
caídas y fracturas riesgo de dependencia, tolerancia, insomnio de rebote y síndrome de abstinencia.
Las benzodiacepinas son fármacos liposolubles por lo cual, el incremento de grasa corporal que acompaña al
envejecimiento promueve que su volumen de distribución sea más amplio, aumentando su vida media y el
riesgo de acumulación. Además tienen metabolismo hepático extenso y se unen a proteínas plasmáticas para
su distribución, lo que a su vez incrementan su vida media con el envejecimiento y más en desnutridos o
sarcopénicos. Las benzodiacepinas de vida media larga (ej. Diazepam, clorazepato, flurazepam, etc.) deben
evitarse por esta razón.
Las benzodiacepinas deben retirarse gradualmente en los ancianos para evitar insomnio de rebote ya que
puede presentarse con la interrupción abrupta de éstos fármacos, incluso después de una a dos semanas de
iniciado el tratamiento. Existe la posibilidad que no se logre retirar el fármaco hipnótico por completo, y
aunque no es recomendable, la administración puede ser de manera intermitente, por ejemplo 3 veces por
semana o por razón necesaria.
Los Agonistas de receptor benzodiacepínico o también conocidos “no benzodiacepínicos” como Zolpidem,
muestran una relativa especificidad por uno o más subtipos de receptor GABA. Por su menor incidencia en
producción de amnesia retrograda, somnolencia diurna, depresión respiratoria e hipotensión ortostática han
demostrado ser más convenientes que las benzodiacepinas para su prescripción en el tratamiento del
insomnio en las personas de edad avanzada al mejorar la calidad del sueño mediante la reducción de la
latencia del inicio del REM, de los despertares nocturnos y episodios de sueño REM, de ese modo producen
un incremento del tiempo total de sueño, aunque los efectos a largo plazo son desconocidos, y es probable
que pueda causar efectos adversos, son necesarios más estudios para determinar interacciones
farmacológicas, su seguridad y efectividad como tratamiento de uso prolongado.
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El zolpidem que se une selectivamente a la subunidad alfa de los receptores GABAérgicos, tiene un rápido
inicio de acción y una vida media corta (2.5-2.8 horas), siendo más útil para el manejo del insomnio inicial
más que para el mantenimiento del sueño. Produce un potente efecto sedante sin efecto ansiolítico,
miorelajante y anticonvulsivante que producen las benzodiacepinas. En ancianos, el zolpidem puede ser
utilizado a dosis de 5-10 mg/día para el tratamiento del insomnio, puede ser segura la administración
concomitante con otros fármacos psicotrópicos sin inducir somnolencia diurna. Sin embargo, está asociado
con dependencia y por lo tanto con potencial de abuso. Los efectos adversos que se reportaron con mayor
frecuencia fueron: cefalea, mareo, somnolencia y nausea.
Antidepresivos: Los trastornos de ansiedad, depresión y abuso de sustancias son frecuentes en el insomnio
del anciano. Existe una correlación bidireccional que incrementa el riesgo entre insomnio y depresión,
demostrada en diferentes estudios epidemiológicos donde la prevalencia del insomnio en el anciano se
incrementa con conjunción con un estado de ánimo deprimido, mala salud autopercibida y discapacidad
física. Es esencial reconocer y tratar las condiciones co-mórbidas, especialmente ansiedad y depresión, en el
manejo del insomnio del anciano por la alta frecuencia de su asociación en este grupo de edad.
El uso de antidepresivos con efecto sedante se recomienda utilizar cuando se detecta trastorno de ansiedad o
depresión en los pacientes que sufren de insomnio asociado a esta entidad. Ejemplo de estos antidepresivos
son: mirtazapina, trazodona y doxepin.
Los ancianos pueden ser más sensibles a los efectos anticolinérgicos de mirtazapina, como retención urinaria
(especialmente en hombres con hipertrofia prostática), delirium, hipotensión, mareo, somnolencia diurna y
sedación, esto ocurre principalmente en la primera semana de tratamiento. Se recomienda advertencia y
vigilancia de los efectos secundarios.
La Melatonina es una hormona secretada por la glándula pineal, regulada por las oscilaciones del ritmo
circadiano de sueño endógeno causando ajuste en el tiempo del mismo ciclo, puede ser de utilidad en el
tratamiento de insomnio, principalmente en los trastornos del ciclo circadiano del sueño, aunque en estudios
controlados, no se han encontrado cambios en el sueño profundo o algún otro parámetro objetivable en la
polisomnografía.
El uso de antihistamínicos como difenihidramina como inductores del sueño, no ha demostrado beneficio en
el manejo del insomnio en el anciano, sin embargo el uso mayor a una semana de antihistamínicos para
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inducir el sueño pueden producir efectos anticolinérgicos negativos como alteraciones de la marcha, caídas,
retención de orina, deterioro cognitivo transitorio, entre otros, por lo que el uso rutinario de difenhidramina
para tratar el insomnio crónico no es recomendable.
La valeriana es una sustancia obtenida de una planta cuyo mecanismo de acción se desconoce en su
totalidad, sin embargo puede ser a través de su actividad agonista GABAérgica o posiblemente mediante
acción de los receptores 5HT-5ª y la adenosina. Mientras que la evidencia soporta que la valeriana es una
terapia herbolaria segura o asociada a raros eventos adversos, no apoya la eficacia clínica de la Valeria para
ayudar en el tratamiento del insomnio. El uso de valeriana (Valeriana officinalis) no ha demostrado
efectividad en el tratamiento de insomnio.
PRÓNOSTICO Y CONSECUENCIAS
Los trastornos del sueño en el anciano tienen una fuerte asociación con una significativa limitación de las
actividades de la vida diaria, perdida de la funcionalidad, deterioro en la calidad de vida, incremento en la
mortalidad, además pueden producir trastornos físicos y mentales lo cual incrementa la severidad de
condiciones crónicas como la diabetes e hipertensión.
El anciano con insomnio crónico no tratado, gasta más recursos del sistema de salud, acude con mayor
frecuencia al médico por causa diferente a la del trastorno del sueño, existe mayor carga de trabajo al
cuidador primario, provocando ausentismo laboral y gasto secundarios, tienen más riesgo de accidentes en la
vía pública (atropellamiento, choque, caídas, etc.). El gasto anual generado por la automedicación para tratar
el insomnio, uso de alcohol, antihistamínicos sedantes, melatonina y otros medicamentos para el dormir es
de millones de dólares.
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Corrección:
Sumar la puntuación de todos los ítems:
(1a + 1b + 1c + 2 + 3 + 4 + 5) = ____
El intervalo de la puntuación total es 0-28.
Interpretación:
La puntuación total se valora como sigue:
0-7 = ausencia de insomnio clínico
8-14 = insomnio subclínico
15-21 = insomnio clínico (moderado)
22-28 = insomnio clínico (grave)
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Indicaciones
1. Mantener un horario fijo para acostarse y levantarse, incluidos fines de semana y vacaciones.
2. Evite realizar en la cama actividades tales como: ver la televisión, leer, escuchar la radio, comer,
hablar por teléfono, discutir. Nuestro cerebro necesita asociar el dormitorio y la cama a la actividad
de dormir. Cuando en ese lugar se realizan otro tipo de actividades el cerebro recibe un doble
mensaje y se confunde.
3. Repetir cada noche una rutina de acciones que ayuden a prepararse mental y físicamente para irse a
la cama. Lavarse los dientes, ponerse el pijama, utilizar una técnica de relajación….
4. Retirar todos los relojes de su habitación y evitar ver la hora en cada despertar, esto genera más
ansiedad y la sensación de la noche se haga más larga.
5. Permanecer en la cama el tiempo suficiente, adaptándolo a las necesidades reales de sueño.
6. Evitar siestas e el día. En casos concretos como el anciano, se puede permitir una siesta después de
comer, con una duración no mayor de 30 minutos.
7. Limitar el consumo de líquidos y evitar las bebidas que contienen cafeína (refrescos de cola) o
grandes cantidades de azúcar por la tarde ya que alteran el sueño, incluso en personas que no lo
perciben y sobre todo si la frecuencia urinaria es un problema.
8. El alcohol y el tabaco, además de perjudicar la salud, perjudican el sueño y, en este sentido, se debe
evitar su consumo varias horas antes de dormir.
9. Realizar ejercicio regularmente, durante al menos 30 a 45min al día, con luz solar, preferentemente
por la mañana y siempre al menos tres horas antes de ir a dormir.
10. En la medida de lo posible mantenga el dormitorio a una temperatura agradable y con unos niveles
mínimos de luz y ruido.
11. El hambre y las comidas copiosas pueden alterar el sueño. Evitar acostarse hasta que hayan pasado
dos horas después de la cena. Si se está acostumbrado a ello, tomar algo ligero antes de la hora de
acostarse (por ejemplo, galletas, leche o queso), no tomar chocolate, grandes cantidades de azúcar y
líquidos en exceso. Si se despierta a mitad de la noche, no comer nada o se puede comenzar a
despertar habitualmente a la misma hora sintiendo hambre.
12. Tener en cuenta los efectos que ciertos medicamentos pueden tener sobre el sueño. Los
estimulantes a la hora de acostarse y los sedantes durante el día pueden afectar de forma
desfavorable al sueño.
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CONTROL DE ESTIMULOS
Objetivos:
Romper la asociación entre los estímulos ambientales y el insomnio y Fomentar otros estímulos que induzcan
a dormir
Indicaciones:
1. No utilice la cama ni el dormitorio para otra actividad que no sea dormir o tener actividad sexual. No
lea, ni vea la televisión, no hable por teléfono, evite preocupaciones, discutir con la pareja, o comer
en la cama, no utilice la computadora antes de irse a la cama porque la luminosidad de la pantalla
puede actuar como un activador neurológico.
2. Establezca una serie de rutinas previas al sueño regulares que indiquen que se acerca el momento de
acostarse: por ejemplo, cierre la puerta, lávese los dientes, programe el despertador y realice todas
aquellas labores que sean lógicas para este momento de la noche. Realícelas todas las noches en el
mismo orden. Adopte la postura para dormir que prefiera y sitúe sus almohadas y cobijas preferidas.
3. Intente relajarse al menos una hora antes de ir a la cama. Evite utilizar la cama para “dar vueltas” a
sus preocupaciones.
4. Cuando se esté metido en la cama, se deben apagar las luces con la intención de dormirse
inmediatamente. Si no se puede dormir en un rato (alrededor de 10-15 minutos), hay que
levantarse e ir a otra habitación. Conviene dedicarse a alguna actividad tranquila hasta que se
empiece a sentir sueño, y en este momento, volver al dormitorio para dormir.
5. Si no se duerme en un período de tiempo breve, debe repetirse la secuencia anterior. Hacerlo tantas
veces como sea necesario durante la noche. Utilizar este mismo procedimiento en caso de
despertarse a mitad de la noche si no se consigue volver a dormirse aproximadamente a los 10
minutos.
6. Mantenga regular la hora de levantarse por la mañana. Poner el despertador y levantarse
aproximadamente a la misma hora cada mañana, los días laborales y los festivos,
independientemente de la hora en que uno se haya acostado, regulariza el reloj biológico interno y
sincroniza el ritmo de sueño-vigilia.
7. No duerma ninguna siesta durante el día. Si uno se mantiene despierto todo el día tendrá más sueño
por la noche. Pero si la somnolencia diurna es demasiado agobiante se puede permitir una pequeña
siesta después de comer a condición de que no dure más de media hora.
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TÉCNICAS DE RELAJACIÓN
Objetivos:
Reducir el nivel de activación fisiológica y reducir el tiempo que uno tarda en dormirse.
Indicaciones
Las condiciones del lugar donde se realice tiene que cumplir requisitos mínimos: ambiente tranquilo, sin
demasiados ruidos y lejos de los posibles estímulos exteriores que perturben. Temperatura adecuada; la
habitación tiene que tener una temperatura moderada (ni alta ni baja) para facilitar la relajación y Luz
moderada; es importante que se mantenga la habitación con una luz tenue.
La posición para la relajación: Tendido sobre un diván o una colchoneta con los brazos y las piernas
ligeramente en ángulo y apartados del cuerpo. O bien un sillón cómodo y con brazos; en este caso es
conveniente que utilicemos apoyos para la nuca y los pies.
1. Técnica de Relajación Muscular. tensando y relajando sistemáticamente varios grupos de
músculos y aprendiendo a atender y a discriminar las sensaciones resultantes de la tensión y la
relajación, una persona puede eliminar, casi completamente, las contracciones musculares y
experimentar una sensación de relajación profunda.
Es necesario que el paciente se concentre primero en la tensión como algo desagradable y después en la
relajación que se produce como algo agradable. (Ver anexo 7. Técnicas de relajación: descripción gráfica).
Por último practique técnicas de respiración. Inhale aire reteniéndolo unos segundos y después soltando
al mismo tiempo que repite mentalmente la palabra relax y suelta todos los músculos del cuerpo. Repita
todos los ejercicios propuestos pero sin tensar simplemente relajando cada una de las partes descritas en
las figuras.
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Frente: Tensar la frente Tense los parpados Arrugue la nariz subiéndola un Tensar la boca apretando los Tensar el cuello, apretando Tense primero los hombros
elevando las cejas hacia cerrándolos y poco hacia arriba ...por 5-7 labios uno contra otro ....... fuerte la cabeza contra el sillón o subiéndolos hacia las orejas
arriba........5-7 seg......... relajar apretándolos seg.................. relájela relajar. Concéntrese en la diván (5-7 seg.) todo lo que pueda.........
15-20 seg. Concéntrese en la fuertemente.... relaje. relajación dejando los Relajar (15-20 seg.). relaje.
relajación músculos sueltos y sin
tensión.
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ALGORITMOS
Algoritmo 1. Diagnóstico del insomnio en ancianos
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