Ciber Suicidio

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Universidad de la República

Facultad de Psicología

Trabajo Final de Grado: Monografía

Cibersuicidio en adolescentes

Estudiante: Fernanda De Dieu


C.I 3.651.932-2
Tutora: Prof. Adj. Mag. Evelina Kahan

Fecha: Mayo, 2018


Índice

► Introducción……………………………………………………………………………….….…3

CAPITULO 1- HIPERMODERNIDAD Y ADOLESCENCIA

► 1.1- Contexto actual: Hipermodernidad……………….…………………….………...........5

► 1.2- Conceptualización de la adolescencia.....................................................................6

CAPITULO 2- IDENTIDAD DIGITAL, NARCISIMO Y EXHIBICION DE LOS


ADOLESCENTES EN LAS REDES SOCIALES

► 2.1- Identidad digital en la adolescencia……………………………………………….……13

► 2.2- Narcisismo y exhibición en las redes sociales…………………………………….…..14

CAPITULO 3- CONDUCTA SUICIDA ADOLESCENTE

► 3.1- Ideación suicida, Intento de autoeliminación, Suicidio adolescente …………….....17

► 3.2- Depresión en la adolescencia…………………………..………………………………19

► 3.3- Acting Out y Pasaje al acto………………………………..…………………………....20

► 3.4- Pulsión de Vida y Pulsión de muerte…………………………………………..……....22

► 3.5- Algunas teorías explicativas de la Conducta Suicida adolescente………………....23

► 3.6- Epidemiologia de la conducta suicida en nuestro país. ……………………………..26

► 3.7- Factores de riesgo y de protección en la conducta suicida adolescente…………..27

CAPITULO 4- CIBERSUICIDIO ADOLESCENTE

► 4.1- Conceptualización del Cibersuicidio……….……………….………….………………29

► 4.2- Foros y Blogs pro-suicidio………………………………………………………………30

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CAPITULO 5- PAPEL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN LA PREVENCION DE
LA CONDUCTA SUICIDA ADOLESCENTE

► 5.1- Estigma, Tabú y Medios de comunicación en la conducta suicida adolescente…33

► 5.2- Prevención de la conducta suicida en nuestro país…………………………………34

► Reflexiones finales……………………………………………………………………………36

► Referencias bibliográficas……………………………………………………………………39

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Introducción

¿Por qué vosotros, hombres, cuando habláis de algo, en seguida decís: esto es bueno, esto
es malo? Con eso, ¿habéis explorado las conexiones íntimas de la acción? ¿Sabéis con
seguridad exponer las causas de por qué sucedió, de por qué tuvo que suceder? Si
supierais esto, no emitiríais vuestro juicio con tanta ligereza.

Goethe.

El suicidio es un fenómeno que ha existido a lo largo de toda la humanidad. Según la


Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018) cerca de 800.000 personas se suicidan cada
año, es decir, una muerte cada 40 segundos. Hay indicios de que por cada caso de suicidio
probablemente haya más de 20 que intentan suicidarse. Esta cifra varía mucho según el país,
la región, el sexo, la edad y el método de suicidio. Si bien el fenómeno del suicidio ha estado
presente en todas las épocas históricas, en las últimas décadas ha presentado un incremento
sostenido principalmente en la franja etaria de 10 a 24 años. Anualmente la mortalidad por
suicidio supera al total de las muertes por guerras y homicidios, llegando a establecerse como
la segunda causa de muerte a nivel mundial en el 2015, en el rango de los 15 a 29 años. Esto
lleva a cuestionarse: ¿qué lleva a la sociedad actual a que se de este fenómeno?.

El suicidio es un hecho multifactorial que contempla tanto lo político, económico y


ambiental como lo biológico, psicológico y sociocultural, teniendo un impacto significativo en
lo individual, familiar y social. La influencia de Internet ha traído consigo la aparición de una
nueva modalidad de suicidio: el Cibersuicidio. Este concepto hace referencia a la acción de
quitarse la vida, motivado por la influencia de páginas web con contenido de ayuda, influencia
o motivación para cometer suicidio (web pro-suicidas), salas de chats, juegos mortales y foros
de Internet entre otros. Pone de manifiesto la relación entre la conducta suicida, Internet y
redes sociales como canal de información y encuentro en los usuarios con ideación suicida.
Se entiende por conducta suicida tanto la Ideación suicida como el Intento de autoeliminación
y el suicidio consumado.

Debido al creciente papel que ha adquirido la tecnología en nuestros tiempos, es relevante


reflexionar sobre la posible incidencia que esto ocasiona entre aquellos adolescentes con
conductas suicidas y el fácil acceso que nos brinda Internet sobre dicha temática.

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En la actualidad, Internet juega un papel fundamental en nuestra vida cotidiana y en la
forma cómo nos relacionamos y comunicamos con los demás. Hay una primacía de la
comunicación sobre la intimidad. El uso masivo de estas redes ha provocado que postear
información, chatear, mirar y subir videos/fotos sea hoy en día la principal vía de
comunicación, no sólo con nuestra familia y amigos, sino también con desconocidos.

Las redes sociales online son sitios o plataformas a través de Internet, donde los
individuos interactúan e intercambian información con quienes tengan intereses, actividades
o afinidades en común. Si bien en su inmensa mayoría los adolescentes usan estas redes en
forma adecuada, obteniendo grandes beneficios de esta, este trabajo se basará
específicamente en los aspectos potencialmente negativos que internet puede acarrear en
aquellos adolescentes psicológicamente vulnerables.

Para reflexionar sobre el cibersuicidio, se debe comprender el contexto actual en el que


está inserto el adolescente, las características de la adolescencia, qué se entiende por
conducta suicida, cuáles son los factores de riesgo y de protección ante esta conducta,
algunas teorías explicativas sobre el suicidio y qué papel juegan los medios de comunicación,
entre otros temas.

Palabras claves: Hipermodernidad, Adolescencia, Suicidio, Cibersuicidio.

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CAPITULO 1- HIPERMODERNIDAD Y ADOLESCENCIA

1.1- Contexto actual: Hipermodernidad

Para comprender al adolescente de hoy, se debe comprender al contexto socio- histórico


en el que está inserto. Se define a la época actual como Hipermodernidad, una época
caracterizada por el deseo individualista y hedonista, un periodo de importantes cambios que
trajo repercusiones en los individuos, en las relaciones interpersonales y también en el
entorno. Es una época de más libertades, donde prima la inmediatez y el disfrute instantáneo,
donde la adolescencia comienza de forma más precoz y se extiende en el tiempo.

Vivimos en un mundo lleno de incertidumbre donde todo cambia rápidamente, nada es


estático, nuestra realidad se ha vuelto líquida. Un mundo donde constantemente debemos
tomar decisiones, pero tenemos menos capacidad que nunca para decidir. Se produce un
pasaje de una sociedad sólida, estable, segura y certera, a una sociedad líquida, efímera,
inestable, volátil. Como explicita Bauman (2004):

La modernidad “sólida” era una época de compromiso mutuo. La modernidad “fluida”


es una época de descompromiso, elusividad, huida fácil y persecución sin esperanzas.
En la modernidad “líquida” dominan los más elusivos, los que tienen libertad para
moverse a su antojo (p. 129).

La hipermodernidad es definida por Bauman (2004) como la era de los líquidos, mientras
que Lipovetsky (2000) la designa como la era del vacío.

Según Lipovetsky (2000), surge como resultado de ‟la conmoción de la sociedad, de las
costumbres, del individuo contemporáneo de la era del consumo masificado, la emergencia
de un modo de socialización y de individualización inédito, que rompe con lo instituido desde
los siglos XVII y XVIII‟ (p. 5).

Lipovetsky (2008) plantea que la hipermodernidad es “una sociedad liberal, caracterizada


por el movimiento, la fluidez, la flexibilidad, más desligada que nunca de los grandes principios
estructuradores de la modernidad, que han tenido que adaptarse al ritmo hipermoderno para
no desaparecer” (p.27). En el mundo hipermoderno, ya no se valora socialmente la estabilidad
ni tampoco se refuerza culturalmente. No se tiene la expectativa de trabajar en el mismo lugar

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durante toda la vida, sino todo lo contrario. En nuestra época, la salud “se describe más en
términos de fluidez que de estabilidad. Lo que más importa en la actualidad es la capacidad
para la adaptación y el cambio, para trabajos nuevos, nuevas direcciones en nuestras
carreras, nuevos roles de género, nuevas tecnologías” (Turkle, 1997, p. 321). “Las grandes
certezas ideológicas se borran en favor de las singularidades subjetivas, quizá poco
subjetivas, quizá poco originales, poco creativas y poco reflexivas, pero más numerosas y
más elásticas” (Lipovetsky, 2008, p.33).

“La nueva sensación de que somos esclavos del tiempo acelerado se manifiesta a la vez
que aumenta la capacidad de organización individual de la vida” (Lipovetsky, 2008, p.83).

Cada vez se exige que haya más resultados a corto plazo, hacer más en el menor
tiempo posible (…) se crea una atmósfera de exageración, de estrés permanente, así
como toda una serie de trastornos psicosomáticos. (…) la hipermodernidad se
caracteriza por la ideologización y la generalización del reinado de la urgencia
(Lipovetsky, 2008, p.81).

Lipovetsky (2008) alude que pesar de estar en una sociedad líquida, efímera e inestable,
el individuo aún aspira a una vida equilibrada y sentimental

donde el individuo hipermoderno es asimismo prudente y cuida los afectos y las


relaciones: la aceleración de las velocidades no ha abolido ni la sensibilidad ante el
otro, ni las pasiones cualitativas, ni la aspiración a una vida “equilibrada” y sentimental
(p.87).

1.2- Conceptualización de la adolescencia

No es fácil hacer una delimitación cronológica de la adolescencia. Una de las definiciones


más utilizadas, es aquella proporcionada por Organización Mundial de la Salud (OMS) (s/f) la
cual define la adolescencia como “un período de crecimiento y desarrollo humano que se
produce después de la niñez, entre los 10 y los 19 años”. Esta fase de crecimiento y desarrollo
viene condicionada por diversos procesos biológicos. El comienzo de la pubertad marca el
pasaje de la niñez a la adolescencia. “En la actualidad se observa una adolescentización
generalizada que lleva a extender el límite hasta cerca de los 30 años” (MSP, 2007, p. 16).
Salazar (citado en Amorín, 2010) dice que “(…) la adolescencia que Occidente ha inventado
se caracteriza por su larga duración, su indeterminación, su carga de conflictos y la grosera
asincronía entre la madurez sexual y la madurez social” (p. 124).

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Adolescencia "proviene del latín adolescens, participio presente de adolescere: Crecer.
Para los romanos: ir creciendo e irse convirtiendo en adulto” (Amorín, 2010, p.121). Este autor
plantea que “no podemos hablar de “la adolescencia” en singular dado que existen distintas
adolescencias definidas por lo sub-cultural, en tanto se trata de un producto y construcción
socio- cultural” (p.124). Dicho autor, (…) distingue tres momentos evolutivos, una
adolescencia temprana desde los 8-9 años hasta los 15 donde hay mayor énfasis desde lo
biológico, una adolescencia media desde los 15 a los 18 años con énfasis desde lo
psicológico, y por último una adolescencia tardía que va desde los 18 a los 28 años, donde
hay un mayor énfasis desde lo socio- cultural (Amorín, 2010, p.124).

Ruiz Lázaro (2013) destaca que:

La adolescencia es una etapa fundamental en el desarrollo psicológico de una


persona, pues es el período en el que se forja su personalidad, se consolida su
consciencia del yo (adquirida en la primera infancia), se afianza su identidad sexual y
se forma su sistema de valores. (...) Desde el punto de vista fenomenológico, la psique
del adolescente se halla en un proceso de consolidación en el que ha de producirse
la integración psíquica del cuerpo sexuado púber y la progresiva emancipación de las
figuras parentales (p.2).

Según Aberastury (1971), la adolescencia es una etapa con características especiales,


donde se debe atravesar por varios duelos: el duelo por cuerpo infantil; duelo por la identidad
y el rol infantil; y el duelo por los padres de la infancia. El duelo por el cuerpo infantil “es el
que lleva a los fenómenos de intelectualización y el acting-out físico, muy frecuentemente en
los adolescentes. Se ve obligado a soportar pasivamente toda una serie de transformaciones
en su estructura física” (pp.163-164).

El duelo por el rol y la identidad infantil se da ya que en la infancia la relación de


dependencia es la situación lógica y natural del individuo. El niño acepta su impotencia
relativa que le lleva a aceptar también la necesidad de que otros asuman ciertos
aspectos de sus funciones yoicas mientras que su propio Yo se incrementa a través
de los procesos de proyección-introyección que le van a permitir identificaciones
tendientes al incremento y plasmación definitiva de su personalidad. Durante la
adolescencia ocurre un fenómeno de confusión de roles: el adolescente no puede
mantener su dependencia infantil ni puede asumir una independencia adulta, lo que
lleva a veces a sufrir fracasos en la personificación (Aberastury, 1971, p.166).

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Por último, continuando con el autor, se encuentra el duelo por los padres de la infancia,
donde:

la impotencia de manejarse con los cambios físicos, el sufrimiento de la identidad y el


rol infantiles en lucha con la nueva identidad y las expectativas sociales que despierta,
llevan al adolescente a un proceso de negación de esos mismos cambios que están
ocurriendo simultáneamente en la figura e imagen de los padres y en el vínculo con
los mismos (Aberastury, 1971, p.169).

Larrobla, Canetti, Hein, Novoa y Durán (2012) plantean que en la adolescencia se


visualizan rasgos que le son característicos:

baja autoestima, pesimismo, problemas de concentración, fatiga y problemas con el


sueño. El joven tiende a actuar más (en el sentido de expresar conductas), comer (en
lugar de pedir ayuda) y dormir más (como forma de eludir o evadir). Los pensamientos
depresivos pueden presentarse en la adolescencia y reflejar el proceso normal de
desarrollo, siendo el momento en el que los jóvenes se preocupan por cuestiones
existenciales (p.75).

La concepción clásica del psicoanálisis considera al individuo en una dinámica conflictiva,


donde la vida anímica se concibe por fuerzas gobernadas en conflicto. Esto pasa en la psiquis
del ser adolescente y esa etapa evolutiva que hay sentires contradictorios y dinámicos. Anna
Freud (citada en Aberastury, 1971) afirma:

Es muy difícil señalar el límite entre lo normal y lo patológico en la adolescencia, y


considera que, en realidad, toda la conmoción de este período de la vida debe ser
estimada como normal, señalando además que sería anormal la presencia de un
equilibrio estable durante el proceso adolescente (p.41). (…) El concepto de
normalidad no es fácil de establecer, ya que en general varia en relación con el medio
socioeconómico, político y cultural (p. 40).

Aberastury (1971) considera que “la estabilización de la personalidad no se logra sin pasar
por un cierto grado de conducta patológica” (p.40), y esta conducta se debe considerar como
“inherente a la evolución normal de esta etapa de la vida” (p.40).

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Para distinguir a los individuos de una época específica, se suele clasificar a los mismos
por generaciones, con el objetivo de describir ciertas características de la época. Los
adolescentes de hoy día son los llamados “Generación Y” y “Generación Z”.

La generación “Y” es conocida con el nombre “Millenial” (del inglés Millennial Generation).
No hay consenso sobre la fecha de inicio ni de finalización desde lo etario, pero diversos
autores concuerdan que son quienes nacieron entre los años 1982 y el 2002. Otros autores
como Balaguer (2017), consideran “se trata de aquellos jóvenes nacidos entre 1980 y 1995”
(p.141). Esta generación se caracteriza por haber transitado los grandes avances
tecnológicos, se adaptan fácilmente a los cambios. Se caracteriza por la hiperconexión, la
necesidad de auto expresarse, la inmediatez y la búsqueda de nuevas experiencias. Suelen
ser muy seguros de sí mismos. Esta generación, a diferencia de la generación “Z”, tiene cierta
precaución a la hora de seleccionar lo que exponen o no en Internet. Según Balaguer (2017)
esta generación es dinámica, libre, emprendedora, tecnológica y con principios. No se
apresuran en independizarse de sus padres ni en lograr una estabilidad laboral, sino que, por
el contrario, están permanentemente buscando nuevas oportunidades laborales para
alcanzar sus expectativas personales.

Posteriormente a la generación “Y” surge una nueva generación, conocida como


“Centennials” o generación “Z”. Son verdaderos “nativos digitales” ya que desde su niñez
usan Internet. Son aquellas personas que no han conocido ni conciben un mundo sin Internet
y sin telefonía móvil. Su vida social pasa en un alto porcentaje por las redes. Su éxito se mide
en “compartidos” y “likes”. A diferencia de la generación Millenial, la generación “Y” no se tuvo
que adaptar a esta tecnología porque creció con ella.

Según Ensinck (2013), es una generación donde ambos padres suelen trabajar y los
adolescentes pasan muchas horas sin la supervisión de estos. En este aspecto, la tecnología
cobra un papel muy importante:

En la mayoría de los hogares de la generación Z, ambos padres trabajan, y en muchos


casos, son hogares monoparentales donde la madre es jefa de hogar y trabaja todo
el día. Muchos de ellos han sido criados por sus abuelos, empleadas, o pasan buena
parte del tiempo extraescolar solos. La TV e Internet son una gran compañía, y
también el teléfono celular (La NACION, 2013, p.2).

Estos nativos digitales se destacan por su capacidad para llevar a cabo varias tareas de
forma simultánea “multitasking” o “multitarea”; hacen las tareas mientras están pendientes del
celular y, además, escuchan música. Han (2012), considera que “la atención multitasking no

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significa un progreso para la civilización (…) se trata más bien de una regresión (…) está
ampliamente extendido entre los animales salvajes. Es una técnica de atención
imprescindible para la supervivencia en la selva” (p.21). Deben distribuir su atención en
diversas actividades y “no puede sumergirse de manera contemplativa en lo que tienen
enfrente porque al mismo tiempo ha de ocuparse del trasfondo” (p.21).

Eddy Ives (2014) afirma que la construcción de la identidad es la meta más importante en
la adolescencia “Todo adolescente necesita saber quién es. (…) El niño prepúber se identifica
a través de sus padres o los adultos de su entorno, pero el adolescente necesita desarrollar
su propia identidad y ser ellos mismos” (p.15).

Según Erikson (citado en Eddy Ives, 2014, p.15) el desarrollo humano sólo se puede
entender en el contexto de la sociedad a la cual uno pertenece, y son varios los factores que
influyen en el desarrollo psicosocial de las diferentes etapas:

-Dimensión comunitaria: Para que un joven se encuentre a sí mismo es necesario que


haya encontrado su dimensión comunitaria. Se creará una unión entre lo que más o
menos le viene dado (fenotipo, temperamento, talento, vulnerabilidad) y determinadas
decisiones o elecciones que toma (opción de estudio, de trabajo, valores éticos,
amistades, encuentros sexuales), y todo ello dentro de unas pautas culturales e
históricas.

-Dinámica del conflicto: El adolescente suele tener sentimientos contradictorios, pasando


de sentimientos de vulnerabilidad exacerbado a tener grandes perspectivas
individuales.

-Período evolutivo personal: Cada individuo tiene su propio período evolutivo que depen-
derá tanto de factores biológicos, psicológicos, como sociales.

-Aspectos psicohistóricos: Toda biografía está inexorablemente entretejida por la historia


que a uno le toca vivir.

-Modelos recibidos: Ningún yo se construye de forma aislada. Primero recibirá el apoyo


de modelos parentales, y posteriormente de modelos comunitarios.

Continuando con este último punto, mencionado por Erikson (citado en Eddy Ives, 2014,
p.15) para el desarrollo psicosocial, primero se recibirá el apoyo de modelos parentales, y es
en este punto específico que se da un quiebre en nuestra sociedad actual. Vivimos en una

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sociedad en constante cambio, con inseguridades, donde no hay certezas, los trabajos no
son estables y se debe estar actualizado académicamente en forma continua. Se vive en una
sociedad donde los niños y adolescentes son sobre estimulados con objetos materiales,
imágenes, aplicaciones para el celular, redes sociales y consumo de todo tipo. Los padres (o
tutores responsables) suelen ser permisivos, les piden y ellos dan, sin demoras, sin esfuerzos.
Todo lo obtienen de forma inmediata, igual que con un simple clic en internet, acceden
instantáneamente a lo que desean. Los padres no ponen límites claros y niños y adolescentes
imponen reglas en la casa amparados en la sobreprotección de aquellos.

Según De Barbieri (2017), la tarea de los padres es brindar seguridad y raíces fuertes “con
raíces firmes, el niño puede apoyarse y desplegar su libertad, sus decisiones y sus acciones”
(p.20). Este autor considera que son los padres los que tienen que educar, el hogar debería
ser siempre la primera escuela, la primera instancia de aprendizaje, la primera instancia
socializadora. Sin embargo, “el hogar no está funcionando como primera escuela,
delegándose en los docentes la responsabilidad de dar al niño su primera educación” (p.22).
Se está tercerizando el rol paterno a los maestros y profesores. Hay una ausencia de las
figuras parentales. De Barbieri (2017) afirma que la autoestima de los hijos se afirma en los
“sí” y en los “no” y esta generación se caracteriza por un excesivo “si”. De ese “si” o “no”
dependerá que el psiquismo sea fuerte. Cuando decimos “si” se está “en el plano del amor.
Es el amor nutritivo, incondicional (…) da seguridad, confianza básica, resguardo y afecto”
(p.24).

Luego está el “no”, que es el límite, gracias al “no” es que se crece, se trasciende,
ayuda a superarse. Cumple una función normativa, frustra y educa al adolescente.

Se pasó de una generación del no rígido y silencioso a un sí, lo que tú quieras (…).
Es necesario ahora equilibrar la balanza, a un no amoroso, ya no rígido ni distante,
pero un no que ordene y que permita que el niño se frustre todo lo que sea necesario
y que tolere la frustración (De Barbieri, 2017, p.24).

Este autor, considera que cuando se crece en autonomía y sin sobreprotección, se “crece
en autoconfianza, en autoestima. Se afirma en su personalidad, se sentirá más seguro (…)
se crece en capacidad para tomar decisiones, por lo tanto aumenta su libertad y su
responsabilidad” (De Barbieri, 2017, p.108).

La crianza de hoy tiene como principal característica la falta de autoridad por parte de los
padres y escasa disciplina por parte de los hijos. Según Guerra (2000), los padres suelen
sentirse confundidos, no saben cómo posicionarse frente a sus hijos. Tienen el ideal de que

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en su hijo debe primar la fortaleza, la independencia y la vitalidad, y les resulta sumamente
conflictivo ponerle frenos y límites, enfrentarlos a la frustración de una prohibición, ya que
temen que tenga efectos negativos en su desarrollo.

Contino, Larrobla y Torterolo (2017), afirman:

las figuras parentales fueron perdieron autoridad, aparecieron los padres que no
ponían límites como para contrarrestar los efectos en ellos de sus propios padres
represores y a su vez, aparecieron los padres que dudan en la crianza de sus hijos y
lo que hacen es consultar, de modo constante, a los que creen competentes para ello
como instituciones educativas y/o profesionales de la salud y salud mental en
particular. Esto ha dejado a la “deriva” a los jóvenes, frente a un vacío de oposición
clara para la subjetivación (p.139).

Le Breton (citado en Contino, Larrobla y Torterolo, 2017) plantea que:

los referentes familiares, el que se sientan incluidos, y la presencia afectiva de los


demás a su lado, les permiten dominar ese momento difícil de metamorfosis corporal
y anuncio de responsabilidades que puede ir viviendo sin una preocupación extrema.
Los padres deben oficiar de función contenedora, de puesta de límites, dándoles el
sentimiento de valor a su existencia (p.143).

Balaguer (2017) afirma que los adolescentes “se desacostumbraron desde pequeños a
solucionar sus problemas de forma autónoma, a encontrar salidas a sus cuestiones” (p.16).
En caso de no haber una aplicación para sus problemas “siempre está la posibilidad de llamar
a los padres helicóptero, esos padres actuales que son capaces de los mayores logros en el
arte de cuidar a sus hijos de los peligros del mundo” (p.16).

En una sociedad en la que ambos padres deben trabajar para mantener el hogar, una
sociedad de hiperconsumo, donde nada parecer ser suficiente a la vista de los hijos, aparece
la tecnología para suplir la presencia de adultos responsables, y es mediante estas nuevas
redes, que se va construyendo una identidad digital.

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CAPITULO 2- IDENTIDAD DIGITAL, NARCISIMO Y EXHIBICION DE LOS
ADOLESCENTES EN LAS REDES SOCIALES

2.1- Identidad digital en la adolescencia

Pérez (2012) plantea que: “El término ‘identidad digital’ pone el énfasis en aquellos rasgos
del individuo que encontramos digitalizados y que están a disposición de los demás” (p.56).
Este dice que para la construcción de nuestra identidad “cada vez adquiere mayor relevancia
aquello que los demás dicen de mí y la información derivada de aquellos con los que me
relaciono en las redes sociales” (p. 57).

Aguilar Rodríguez y Said Hung (2010) expresan:

(…) Las comunidades virtuales están diseñadas, precisamente, para permitir a sus
usuarios la posibilidad de re-crearse, re-diseñarse y convertirse en versiones, quizás
mejoradas, de sí mismos. Desde esta perspectiva, resulta interesante ver la manera
como al construir una representación, quizás ideal, el individuo está organizando su
identidad basándose en características, reales o no, como si se tratase de un mensaje
que va a ser decodificado; es decir, que el proceso de la creación de la identidad virtual
es un proceso consciente y no formado con el paso del tiempo, la socialización y la
experiencia (pp.194-195).

Según Balaguer (2017) “cada cosa que escribimos, subimos, comentamos, etiquetamos
en las páginas, personales o institucionales, blogs, redes sociales, van conformando la
identidad digital, esa identificación que nos acompaña en la red” (p.101).

Como afirma Turkle (1997) “nos movemos hacia una cultura de la simulación en la que la
gente se siente cada vez más cómoda con la sustitución de la propia realidad por sus
representaciones” (p.33). En la comunidad virtual uno construye un perfil según la identidad
que desea proyectar ante los demás, nos auto creamos, se crea un personaje (o varios
personajes), un ideal del Yo, por ese mismo motivo, no resulta extraño que, en ciertos casos,
los individuos se sientan más cómodos con esa representación que crearon de sí mismos
“perfectos”, “idealizados” que con su representación real. (…) “A través de las distintas redes
arman una identidad pulida y socialmente deseable, son maestros en el arte de la

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presentación online. No cualquier foto puede ser subida si no ha pasado por un filtro estético”
(Balaguer, 2017, p.14).

Como afirma Echeburúa y Requesens (2012), las redes sociales:

aleja el fantasma de la exclusión y fomentan la participación a distancia, con vínculos


que tan fácilmente se crean como se destruyen. Uno puede creerse popular porque
cuenta con muchas listas de amigos en las redes sociales, sin percatarse de que
frecuentemente se trata de vínculos débiles (p.24).

Según Balaguer (2017) “la conexión agota, pero la desconexión trae consigo el riesgo de
la invisibilidad. Porque también la tecnología está moldeando los conceptos de presencia,
intimidad, amistad y, más aún, el de la identidad” (p. 47).

2.2- Narcisismo y exhibición en las redes sociales

¿Qué se entiende por narcisista cuando se describe a la sociedad actual?

Se usa este término por el predominio y el interés por vivir el “aquí y ahora”,
de satisfacer el deseo en forma inmediata. Según Lipovetsky (2000), “únicamente la esfera
privada parece salir victoriosa de este maremoto apático; cuidar la salud, preservar la
situación material, desprenderse de los «complejos», esperar las vacaciones: vivir sin ideal,
sin objetivo trascendente resulta posible (…) hoy vivimos para nosotros mismos” (p.51).

La despolitización y la desindicalización adquieren proporciones jamás alcanzadas, la


esperanza revolucionaria y la protesta estudiantil han desaparecido, se agota la
contra-cultura, raras son las causas capaces de galvanizar a largo término las
energías. La res pública está desvitalizada, las grandes cuestiones «filosóficas»,
económicas, políticas o militares despiertan poco a poco la misma curiosidad
desenfadada que cualquier suceso, todas las «alturas» se van hundiendo, arrastradas
por la vasta operación de neutralización y banalización sociales (Lipovetsky, 2000, pp
50-51).

“(…) La sensibilidad política de los años sesenta ha dado paso a una «sensibilidad
terapéutica»” (Lipovetsky, 2000, p.53).

14
Lipovetsky (2000) afirma que los pacientes ya no sufren síntomas fijos, sino trastornos
vagos y difusos, acompañando a la época actual. Los desórdenes de tipo narcisista
actualmente constituyen la mayoría de los trastornos tratados por los terapeutas:

Los trastornos narcisistas se presentan no tanto en forma de trastornos con síntomas


claros y bien definidos, sino más bien como «trastornos de carácter» caracterizados
por un malestar difuso que lo invade todo, un sentimiento de vacío interior y de
absurdidad de la vida, una incapacidad para sentir las cosas y los seres (p. 76).

Según Chr. Lasch (citado en Lipovetsky, 2000):

Los individuos aspiran cada vez más a un desapego emocional, en razón de los
riesgos de inestabilidad que sufren en la actualidad las relaciones personales. Tener
relaciones interindividuales sin un compromiso profundo, no sentirse vulnerable,
desarrollar la propia independencia afectiva, vivir solo, ese sería el perfil de Narciso
(p.76).

Turkle (2011) afirma que las redes sociales digitales invitan al desarrollo de actitudes
narcisistas en la concepción y representación de la identidad, cobrando especial relevancia
en el desarrollo madurativo de los adolescentes, para los que estas plataformas se han
convertido en un espacio central de socialización (Turkle, citado en Castaño, 2013, p.61). La
sociedad actual atraviesa una época de exposición, una tendencia a hacer de la vida un
espectáculo. Exponemos gran parte de nuestra vida cotidiana, nuestra familia, amigos, dónde
vivimos, qué hacemos, a dónde viajamos. Cuantos más “likes” tengamos en lo que
exponemos, más nos alimenta el ego.

Según Lipovetsky (2000), hay una primacía del acto de comunicación sobre la naturaleza
de lo comunicado, la indiferencia por los contenidos” (pp. 14-15). “La posibilidad y el deseo
de expresarse sea cual fuere la naturaleza del mensaje, el derecho y el placer narcisista de
expresarse para nada, para sí mismo” (p.15). (…) “Comunicar por comunicar, expresarse sin
otro objetivo que el mero expresar” (p.15).

(…) considerar los espacios virtuales y no virtuales como opuestos y excluyentes


uno de otro no permite observar el grado en qué tanto uno como otro se retroalimentan
y componen a sí mismos. Si algo afecta al sujeto en el espacio no-virtual, ello se verá
reflejado en el espacio virtual, dado que el individuo encontrará mecanismos para
liberarse en el espacio virtual, el cual le resulta, quizás, más seguro. O, por otra parte,

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lo que sucede en el espacio virtual puede tener una injerencia directa en la vida no-
virtual del sujeto, como en el caso de las personas que dan inicio a una amistad o
relación sentimental, a partir del uso de herramientas como los espacios sociales
virtuales (Aguilar Rodríguez, D., y Said Hung, E, 2010, p.199).

De este modo, el espacio virtual se convierte en un reflejo del espacio y las


interacciones no virtuales, en la medida que se reproducen escenarios de interacción
que dan cuenta de los diferentes tipos de socialización y procesos comunicativos entre
sujetos. Dependiendo del nivel de cercanía, en los espacios no virtuales, la
comunicación se da en escenarios de mayor privacidad o intimidad, mientras que al
ser mayor la distancia o menor el grado de familiaridad entre sujetos, estos buscan
escenarios de tipo más público para los procesos comunicativos (Aguilar Rodríguez,
D., y Said Hung, E, 2010, p.200).

Las razones por las cuales se comparte la vida en las redes sociales son variadas. Según
Balaguer (2017), son varias las motivaciones para compartir información en las redes
“algunas personas buscan apoyo emocional, mientras otros popularidad, destacarse, ser
referencia en un tema o una especialidad, (…) encuentran mensajes de apoyo, consejos y
continúan sus vidas sin la agobiante sensación de estar solos en el mundo” (p.100).

En esta época de exhibición y narcisismo sin precedentes, no es de extrañar que hasta la


muerte forme parte de esta exhibición. Ubieto (2016), se pregunta por qué los adolescentes
se suicidan y lo transmiten por las redes sociales y lo explica por medio del papel
predominante que tiene hoy la imagen y sus modos de satisfacción (el goce de mirar y de ser
mirados), que permiten que ese mensaje-imagen se convierta en viral y se haga público,
sobrepasando la barrera de lo íntimo. Para los adolescentes esta visibilidad es una condición
clave de su existencia y del sentido que ellos le dan. No pasar desapercibidos, contar los
“like” en las redes sociales, formar parte del “chat virtual”, satisfacerse en grupo, son rasgos
propios del tránsito adolescente. ¿Por qué exhibir la conducta suicida por medio de estas
redes sociales como si fuese cualquier otro acto de la vida cotidiana?, ¿Por qué someterlo a
escrutinio público por medio de likes y comentarios?, ¿Qué buscan estos adolescentes?

16
CAPITULO 3- CONDUCTA SUICIDA ADOLESCENTE

3.1- Ideación suicida- Intento de autoeliminación- Suicidio adolescente

“(…) no importa tanto lo que se va a encontrar después de la muerte, como lo


que se va a dejar: dolor, pena, sufrimiento. Lo importante es salir, romper el
“callejón sin salida” en el que el pre-suicida se encuentra inmerso. Se busca
sobre todo superar la angustia presente, sin fijarse en lo que puede encontrar
detrás del acto voluntario de morir (Rocamora, 2013, p.42)”.

Es conveniente distinguir dentro de la conducta suicida tres conceptos básicos: la Ideación


suicida, el Intento de autoeliminación y el suicidio consumado. Estos conceptos comparten
ciertas características como desesperación, frustración, sufrimiento y la impotencia de estos
adolescentes. La conducta suicida es concebida “como un continuum que abarca tanto a la
ideación suicida, como al intento de suicidio, pudiendo terminar en el suicidio consumado”
(Larrobla et al. 2012, p.27).

La OMS (2011) define a la conducta suicida como: “Toda acción producida con el propósito
explícito o implícito de quitarse la vida, incluyendo también cualquier intención, ideación o
pensamiento que pudiere finalizar en dicha acción, aun cuando no hubiere ninguna expresión
manifiesta.” Al hablar de Ideación suicida, se refiere al pensamiento de quitarse la vida sin
intentarlo, puede ir desde ideas frustras hasta planes vagos.

La Sociedad de Psiquiatría del Uruguay (2010) considera el IAE como “la voluntad o deseo
consciente y deliberado de darse muerte, motivado por un proceso angustioso que alcanzó a
sobrepasar el nivel de tolerancia; es un estado conflictivo, una crisis sin resolver que se
expresa a través de la conducta suicida” (Garay y Vázquez, 2010, p.3). En el IAE puede haber
un plan previo para realizarlo o puede ser por una conducta impulsiva.

17
La Comisión Nacional Honoraria de Prevención del Suicidio (s/f) desarrolla el siguiente
concepto en cuanto al suicidio:

El suicidio es un fenómeno multicausal, que implica el acto de matarse a sí mismo. En


él intervienen diversos factores que van desde lo político, económico y ambiental,
hasta lo biológico, psicológico y sociocultural. Es así que el suicidio impacta
enormemente en el plano individual, familiar y social, a través de varias generaciones
(p. 4).

Muchas conductas de riesgo e incluso IAE en adolescencia no están motivadas por el


deseo consciente de morir en el sentido corriente que le damos a la muerte. La noción de
muerte requiere tener interiorizado el concepto de lo irreversible. (…) en las entrevistas
posteriores al intento algunos adolescentes expresan que no querían morir sino solo “dormir
y alejarse” (Grunbaum, citado en Larrobla et al., 2012, p. 26).

Larrobla et al. (2012) describió algunos de los síntomas y signos de alerta de riesgo suicida
adolescente. Entre los más importantes se destacan los cambios en los hábitos de comer y
dormir; retraimiento de sus amigos, familia y actividades habituales; actuaciones violentas y
cambios de carácter pronunciados; abandono importante de su apariencia habitual; abandono
del sistema educativo; quejas frecuentes de dolores físicos como dolor abdominal, cefaleas
o fatiga; baja tolerancia a las frustraciones y baja tolerancia a los elogios entre otros (p.61).

Se considera relevante destacar la existencia de cuadros psicopatológicos que presentan


ideación suicida o incluso llegando algunas veces al suicidio consumado. “Los estudios
efectuados a nivel internacional y nacional muestran una prevalencia de problemas mentales
en personas que presentaron muertes por suicidio de entre 70 a 100%” (Vignolo et al., 2013,
p. 10). “La depresión es, quizás, el problema más común de todos los problemas de salud
mental” (Acosta et al., 2011, p.20) y por ese motivo se le prestará mayor atención.

Según De Barbieri (2017) quizá el suicidio adolescente “se trate de la fragilidad de un


psiquismo que no está dispuesto a pagar el precio que implica crecer” (p.28).

18
3.2- Depresión en la Adolescencia

Trenchi (2016) plantea que los adolescentes se pueden deprimir por un suceso claro, por
múltiples pequeños eventos negativos o también simplemente porque heredaron determinada
vulnerabilidad biológica. “La depresión es una afección multicausal. Nadie puede deprimirse
si su biología no se lo permite. Muchas personas nacen con determinada vulnerabilidad
biológica para la depresión, que a menudo es heredada” (p.208). La autora confirma que hay
situaciones de la vida y del clima familiar que favorecen la depresión:

-Familias con padres deprimidos: Madre/Padre deprimidos es un importante factor de riesgo


para la depresión de los hijos.
-Familias donde haya maltrato físico, sexual o emocional.
-Familias con hipercriticismo: Cuando los padres sólo detectan los errores u omisiones en
sus hijos y se los señalan permanentemente van minando en ellos la alegría, la autoestima
y la confianza en sí mismos. La otra cara de la misma moneda se ve en los padres
idealizadores permanentes que inflan sistemáticamente sus logros, esto tiene el mismo
efecto que en los padres hipercriticismo. En ambos casos, no están aceptando a los hijos tal
como son.
-Familias donde hay adictos (incluso alcohol)
-Por último, familias con limites inconsistentes, donde los hijos son criados sin guias, sin
seguridad ni firmeza. Probablemente estos niños crezcan débiles e inseguros, vulnerables a
la depresión (p.210).

Como afirma Acosta et al. (2011) la depresión en la adolescencia:

es un problema del estado de ánimo de las personas, que se describe como un


sentimiento de tristeza. Se presenta pérdida de interés o placer en casi todas las
actividades. Este trastorno afecta, los hábitos alimenticios, ciclos de sueño y
autoestima, entre otros. Un trastorno depresivo no es lo mismo que un decaimiento
pasajero. El episodio depresivo se acompaña por lo general de deterioro social, laboral
o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. En algunos sujetos con
episodios leves, la actividad puede parecer normal, pero esté implica un esfuerzo muy
importante (pp. 20-21).

También es frecuente observar actuaciones violentas, irritabilidad, abuso de drogas


(incluyendo alcohol), abandono importante de la apariencia personal, cambios pronunciados

19
en la personalidad, aburrimiento persistente, dificultades de concentración o deterioro en la
calidad del trabajo escolar, quejas frecuentes de dolores físicos como cefaleas, dolor
abdominal y fatiga (ASSE, s/f).

Por lo conflictivo que representa esta etapa de la vida, varios de los síntomas de la
depresión adolescente son propios de la adolescencia misma, de ahí que resulte en muchas
ocasiones difícil de diagnosticar. “En general en las diversas autopsias psicológicas se
encuentra un claro predominio de los procesos depresivos” (Vignolo et al., 2013, p.10). Sin
embargo, es un mito que “Todo el que se suicida está deprimido. La depresión puede ser una
causa, pero no la única. No todos los deprimidos se suicidan” (MSP, 2008, p.10).

Como se mencionó anteriormente, quienes padecen un trastorno mental se suicidan con


más frecuencia, pero no necesariamente hay que padecer un trastorno mental para hacerlo.
La probabilidad aumenta cuando el trastorno no ha sido detectado o cuando la persona no
está recibiendo tratamiento integral permanente o adecuado (MSP, 2007). Un mito instalado
en la sociedad es que “el suicidio es hereditario” (Larrobla et al.,2012, p.47) pero la realidad
es que no está demostrado, “lo heredado es la predisposición a sufrir determinada
enfermedad mental en la que el suicidio es un síntoma principal, por ejemplo: la esquizofrenia”
(Larrobla et al., 2012, p.47).

Contino, Larrobla y Torterolo (2017), plantean que:

Hay momentos en los que el sufrimiento puede ser mayor que el esperado para la
crisis adolescente. Momentos estos en los que se tiene que presentar una postura
de alerta y dejar de lado el enunciado “es por una crisis adolescente”. La angustia
desbordante que no puede ser procesada por la palabra, en algunas oportunidades
aparece a nivel del acto, las autoagresiones y lo desmedido, son alertas que los
padres o adultos de referencia no deberían minimizar (p.143).

3.3- Acting Out y Pasaje al acto

Si bien ambas son recursos contra la angustia, es posible diferenciar el acting out del
pasaje al acto. Lacan (1962-1963) plantea que el acting out “es esencialmente algo, en la
conducta del sujeto, que se muestra. El acento demostrativo de todo acting out, su orientación
hacia el Otro, debe ser destacado” (p.136). Las tentativas de suicidio pueden ser entendidas
como acting out “en tanto que se realiza un llamado al Otro, ya sea en forma de carta, en

20
donde se consignen las razones por las cuales el sujeto ha considerado suicidarse; amenazas
verbales, etc.” (Vargas, 2010, p. 7). El intento de suicidio es un llamado al Otro, una especie
de reclamo que se realiza mediante cartas de suicidio y amenazas verbales entre otros.

Igualmente, el sujeto en los diversos llamados que realiza al Otro intenta


constantemente justificar las razones por las cuales ha decidido suicidarse, razones
que no hacen más que intentar decir aquello que no se logra decir sino en el acto
mismo. En este sentido, también se denota por qué los intentos de suicidio cobran un
estatuto de acting out, ya que advierten que el sujeto más que estar decidido en la
consumación de su acto, se preocupa por la presencia del Otro que observe la escena.
Las cartas de suicidio, por ejemplo, son formas de hacer existir al Otro aún en la
muerte, a quien se le justifica la razón del suicidio casi como para que en el “juicio
final” se tengan en cuenta dichas razones (Vargas, 2010, p.8).

Según Elkin (2015), en el pasaje al acto se trata de una tendencia o una violencia dirigida
contra sí mismo. Ya no es una tentativa de suicidio sino un suicidio consumado. Se corta la
relación con el otro, ya no está esa dimensión de mensaje, sino que hay una intencionalidad
decidida e imparable que lo que hace es cerrar todas las pistas posibles del otro de su acto y
aparece de modo espontáneo como un corte con el otro. El sujeto ha planeado todos los
detalles despistando al otro. (…) En el pasaje al acto a diferencia del acting out se encuentra
ausente el carácter demostrativo antes mencionado. No existe allí ningún llamado al Otro, ya
que “el sujeto no espera ser autorizado por este para realizar el suicidio” (Vargas, 2010, p.8).

En síntesis, “El acting out es un mensaje simbólico dirigido al gran Otro, mientras que un
pasaje al acto es una huída respecto del Otro, hacia la dimensión de lo real” (Dylan Evans,
citado en Barrionuevo, 2009, p.16).

“El acto, en cualquiera de sus formas, se sitúa por fuera de la dimensión del lenguaje. Es
decir que la angustia no puede ser tramitada por la vía del síntoma o procesada por el pensar”
(Barrionuevo, 2009, p. 13). No todos los intentos de suicidio se pueden considerar como
acting out, ni todos los suicidios consumados como pasajes al acto, “ya que algunos acting
out tienen como desenlace la muerte del sujeto, así como pasajes al acto suicidas en que el
sujeto no muere” (Vargas, 2010, p.8). “(…) la presencia de continuos acting out pueden
terminar en un pasaje al acto” (Vargas Castro, 2010, p. 9).

21
3.4- Pulsión de Vida y Pulsión de Muerte

En 1920, Freud introduce cambios radicales en sus construcciones teóricas anteriores


donde, las fuerzas básicas que determinan el comportamiento humano se describen como
Pulsiones de Vida y Pulsiones de Muerte, conocido también como Eros y Tanatos. Las
pulsiones de vida “abarcan no sólo las pulsiones sexuales propiamente dichas, sino también
las pulsiones de auto conservación” (Laplanche,1981, p.342). Las pulsiones de muerte
“tienden a la destrucción de las unidades vitales, a la nivelación radical de las tensiones y al
retorno al estado inorgánico, que se considera como el estado de reposo absoluto”
(Laplanche,1981, p.342).

Desde la perspectiva Freudiana, Castro (2011) afirma que “Eros es vida, movimiento,
creación, cambio, pero a la vez y lógicamente, también se constituye en desorden, caos y
fuente de tensión psíquica” (p.28). Así, la Pulsión de Muerte “se esforzará en eliminar todo
aquello que aumenta la tensión psíquica, tratando de reducirla al mínimo” (p.23). “Toda
pulsión tiene propósito y en este caso, “su fin último será que el sujeto regrese a un estado
preexistente al actual, que en este caso señala es el inorgánico, o sea, la muerte” (p.28). Se
puede deducir que “todo aquello que altera su constancia, su estabilidad, es percibido por la
psique como disfuncional y potencialmente amenazante, situando acá la razón de ser de la
Pulsión de Muerte: el eliminar la fuente de tensión y angustia” (p.29).

Las pulsiones de muerte tienden a la reducción completa de las tensiones, es decir, a


devolver al ser vivo al estado inorgánico. Se dirigen primeramente hacia el interior y
tienden a la autodestrucción, secundariamente se dirigen hacia el exterior,
manifestándose entonces en forma de pulsión agresiva o destructiva (Laplanche,
1981, p.336).

La Pulsión de Muerte se constituye en una

lucha activa, permanente y obstinada, por recuperar un estado de paz conocido


anteriormente: esfuerzo por desembarazarse de lo que es vivido como perturbador y/o
mantenedor de la inquietud. La muerte no es sino una forma particular de este estado
de paz, y la destrucción no es más que un medio de luchar para alcanzarlo. El
propósito central y rector de la Pulsión de Muerte, su objetivo, su meta, es
precisamente la paz bajo una u otra forma, por uno u otro medio (Rechardt, citado en
Castro, 2011, p.29).

Freud distingue dos principios que rigen el funcionamiento mental: el Principio de placer y
el Principio de realidad. El conjunto de la actividad psíquica tiene por finalidad evitar el

22
displacer y procurar el placer. El Principio de realidad es el principio “regulador del
funcionamiento psíquico, aparece secundariamente como una modificación del principio de
placer, que en los comienzos es el que domina (…) lo que se presenta no es más lo agradable,
sino lo real, incluso aunque sea desagradable” (Laplanche, 1981, p.299).

Freud, en su obra de 1920, señala que:

el curso de los procesos anímicos es regulado automáticamente por el principio del


placer; esto es, creemos que dicho curso tiene su origen en una tensión displaciente
y emprende luego una dirección tal, que su último resultado coincide con una
minoración de dicha tensión y, por tanto, con un ahorro de displacer a una producción
de placer”. De esta forma, el placer y el displacer que experimenta un sujeto se
encuentra directamente relacionado con la cantidad de excitación existente en su vida
anímica, correspondiendo el placer a una disminución y el displacer a una elevación
de esta tensión. Una de las tendencias del aparato anímico es la de conservar lo más
baja posible o, por lo menos constante la cantidad de excitación en él existente (Freud,
citado en Castro, 2011, p.29).

Freud (citado en Castro, 2011) asegura que:

el placer máximo a alcanzar es la distensión máxima (…) y este placer máximo sólo
nos es posible a través de la total distensión: la muerte; a lo que Freud (1920) agrega,
“la aspiración a la distensión, tal como se manifiesta en el principio del placer es uno
de los más importantes motivos para creer en la existencia de instintos de muerte”.
Precisamente, es en este instinto donde Freud ubica la tendencia innata en el ser
humano a la reconstrucción de un estado anterior, (…) constituye el único lugar donde
le será posible recuperar la paz completa, la armonía que una vez tuvo y luego perdió,
ese lugar donde cobra sentido le expresión popular ¡que descanse en paz! (p.29).

3.5- Algunas teorías explicativas de la Conducta Suicida adolescente

Para Jung (citado en Rodríguez Pulido et al., 1990) el acto suicida ocurre cuando:
a) prevalece una situación a la que sólo podría poner fin la muerte, b) el ego se ve envuelto
en el conflicto, c) el resentimiento puede alcanzar proporciones asesinas, con la ira dirigida
a la persona responsable, en cuyo caso, el suicidio es un intento de preferir tales actos
asesinos, y d) la falta de vitalidad hace imposible encontrar alguna situación sustituta que
desahogue la tensión (p.3).

23
Menninger (citado en Barrionuevo, 2009, p.8) sostiene que la idea de suicidio se
encuentra en un deseo de muerte propia, deseo de matar o deseo de ser matado.

• Deseo de muerte propia: el ser humano buscaría el reposo, el alivio de tensiones, el deseo
de pasividad y de entregarse al dormir.

• Deseo de matar: que se expresa como idea de que en el deseo de matarse subyace la
intención de matar a otro

• Deseo de ser matado: se expresa como la búsqueda de un castigo que se debe sufrir o
que uno mismo se infringe, provocado por la culpa accionada por el Superyó.

Menninger (citado en Rodríguez Pulido et al., 1990) expresa:

Existen en todos nosotros fuertes propensiones hacia la propia destrucción y éstas


llegan a hacerse efectivas como suicidio cuando se combinan muchas circunstancias
y factores. Así mismo, atribuye el suicidio a causas inmediatas evidentes y
reconocibles a simple vista: locura, enfermedad y ruina económica (p.3).

Yampey (citado en Barrionuevo, 2009) establece una tipología suicida donde afirma que
se puede ver el suicidio como deseo de evasión, deseo de venganza, deseo de castigo, deseo
de unión con el objeto amado, deseo de conmover a otro, deseo de renacer, deseo de
liberación o de felicidad eterna, deseo de reconquista o rehabilitación de
prestigio/honor/gloria, y, por último, deseo de desintegración del yo (pp. 8-9).

Barrionuevo (2009) revela la existencia de tres tipos de intento suicida:

1.- en algunos casos de intentos de suicidio, con cuota de dramatismo e impacto


estético, se puede considerar la existencia de un llamado al Otro.
2.- hay otros intentos que tienen su base en la desesperanza o intensa desilusión,
pudiendo pensarse en éstos una dificultad importante en el procesamiento de un duelo
o en una melancolía de base

3.- y finalmente podemos encontrar intentos que ocurren ante intenso pánico,
desbordante y sin palabras, que hacen recordar la expresión de Rolla: “desesperante
desesperanza”, como un estado afectivo que desmantela toda posibilidad de pensar
y mantener algo de la esperanza (p.9).

24
A fines del siglo XIX, Durkheim (1974), definió al suicidio como un hecho social, y, por lo
tanto, no tiene importancia la explicación psicológica ni biológica. Las explicaciones del
suicidio se deben encontrar en la propia cultura, en la ideología, en las costumbres, en las
Instituciones y en la estructura económica. Plantea la importancia de las condiciones sociales
y culturales en la determinación del suicidio. Admite que podría entenderse que ha de haber
una predisposición individual, pero a su vez es fruto del medio social en que se vive.
Durkheim (citado en Barrionuevo, 2009) considera al suicidio como consecuencia de un
estado de “enfermedad” o “patología” de la sociedad (p.2). Este autor sostiene que “el
incremento de suicidios en el tiempo actual es fruto de la miseria moral que reina en la
sociedad” (p.3).

Investigaciones en neurobiología muestran algunas correlaciones entre la depresión y la


conducta suicida. Ezzell (citado en Arango y Martínez, 2012) revela que fallas en los
mecanismos de la serotonina produciría individuos propensos a la depresión y, por lo tanto,
al suicidio (p.62). “(…) Una disminución de serotonina medida en el líquido cefalorraquídeo
está asociada con más violencia en el suicidio consumado y mayor número de intentos
suicidas” (Asberg, Traskman, y Thoren, citado en Tovilla y Genis, 2012, p.53).

En el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) aparece por


primera vez dentro de una sección llamada Afecciones que necesitan más estudio, el suicidio
como un “Trastorno de Comportamiento Suicida” (p.801). El manual indica que para que sea
un intento de suicidio, debe haber cierta intención de morir, sin importar si hubo lesiones o
consecuencias médicas graves, ya que el haber “fallado” se puede deber a otros factores
como falta de información del método elegido. El DSM-5 plantea que los trastornos más
comunes son:

el trastorno bipolar, el trastorno de depresión mayor, la esquizofrenia, el trastorno


esquizoafectivo, los trastornos de ansiedad, los trastornos por consumo de sustancias
(en especial los trastornos por consumo de alcohol), el trastorno de la personalidad
limite, el trastorno de la personalidad antisocial, los trastornos de la conducta
alimentaria y los trastornos de adaptación (p.803).

25
3.6- Epidemiologia de la conducta suicida en nuestro país

Uruguay presenta la tasa de mortalidad por suicidio más elevada del continente junto con
Cuba (MSP, 2014). En nuestro país, desde el año 2004 al 2016, hubo un promedio de 572
suicidios anuales, con un mínimo de 503 suicidios en el año 2005 y un pico de 709 suicidios
en el año 2016. Si bien entre el año 2004 y el 2012 se mantuvo con altibajos, se visualiza un
aumento ininterrumpido desde el año 2013 al 2016 (MSP, 2016).

Del año 2004 al 2009 (Cuadro 1), entre un 13.17% y un 18.05% de los suicidios totales en
el Uruguay, fueron realizados por jóvenes y adolescentes entre 10 y 24 años, lo cual refleja
el elevado porcentaje de suicidios adolescentes en nuestro país.

Cuadro 1

Fuente: Unidad de información poblacional. Ministerio de Salud Pública, Uruguay, 2010.

(Tomado de Plan Nacional de Prevención del Suicidio, 2011)

Silvia Peláez (citada en Lorenzo, 2017) maneja varias hipótesis explicativas acerca del
elevado porcentaje de suicidios en Uruguay: por contar con un mejor registro de muertes que
otros países (no se registra del mismo modo en todos los países por lo que puede no ser
comparable); por carecer de suficientes políticas de prevención del Estado; y por el hecho de
ser un país laico, ya que para determinadas religiones la condena explícita del suicidio
funciona como factor protector.

La epidemiología de la conducta suicida es difícil de medir ya que en ocasiones no es fácil


determinar si hubo intencionalidad en la muerte. ¿Cómo saber si la persona se cayó de un
edificio, si tuvo una sobredosis de droga, si se ahogó, o si efectivamente tuvo la intención de
suicidarse? Si bien en algunas situaciones el suicidio se presenta abiertamente en otras

26
aparece poco claro, como es el caso de algunos “accidentes”, por el estigma y tabú que
representa el suicidio.

En el año 2009 el Programa Nacional de Salud de Adolescencia y Juventud llevó adelante


una investigación para conocer las características sociodemográficas y clínicas de
adolescentes y jóvenes entre 10 y 24 años que cometieron suicidio en Uruguay en ese año.
La revisión de certificados de defunción y de historias clínicas, evidenciaron que el 57.6% de
los adolescentes consultaron en diferentes servicios en el último año previo al suicidio. Del
total de consultas, el 49% de los motivos se debieron principalmente a ansiedad, depresión,
crisis de pánico y autoagresión entre otros, y el 16% se debió a IAE. La investigación reveló
situaciones o condiciones de vida desfavorables tanto personales como familiares en el 77%
de los casos.

3.7- Factores de riesgo y de protección en la conducta suicida adolescente

Larrobla et. al (2012), hace una serie de diferenciaciones de los factores de riesgo (FR),
dividiéndolos en individuales, socioculturales y situacionales:

Individuales: se destaca el haber tenido un intento de suicidio previo; trastorno mental;


abuso de drogas (incluyendo alcohol); desesperanza; sentimiento de aislamiento; falta
de apoyo social; pobres habilidades para resolver problemas cognitivos; tendencias
agresivas e impulsividad; antecedentes de maltrato y/o abuso sexual; antecedentes
familiares de suicidio, angustia emocional aguda entre otras (p.42).

Socioculturales: se encuentra el estigma asociado con la búsqueda de ayuda; ciertas


creencias culturales o religiosas; y la exposición a comportamientos suicidas, a través
de medios de comunicación, y/o influencia de otros que han muerto por suicidio (p.42).

Situacionales: pérdidas relacionales, familiares o sociales; conflictos entre padres y


relaciones padres/hijos problemáticos; familias disfuncionales muy violentas; el tener
fácil acceso a medios letales; abandono escolar y dificultades en la escuela; redes
sociales y medios de comunicación que inducen conductas suicidas (p.42).

Como contrapartida de los factores de riesgo, se debe tener en cuenta los factores
protectores (FP), referidos tanto a la personalidad del adolescente como a su entorno. Se
debe destacar la importancia de la familia y del grupo social. Como FP se destaca que tengan

27
un buen apoyo familiar y/o adulto referente protector, así como un buen apoyo social (grupos
de pertenencia saludables, amistades, instituciones educativas, deportivas, religiosas, etc).
También se destacan condiciones personales como tener iniciativas positivas, creativas,
actitudes saludables, actividades recreativas, educativas, habilidades de resolución de
problemas, resolución de conflictos y manejo no violento de los mismos, etc). Por último, es
importante contar con autoestima (Larrobla et al., 2012, p.44).

Según Echeburúa y Requesens (2012), en esta etapa de la vida cambian las relaciones y
se crean nuevas formas de ocio:

especialmente por lo que se refiere a la relación con la familia y la escuela y al


establecimiento de nuevas formas de ocio. En cuanto a la familia, ésta deja de ser el
eje fundamental de socialización y los amigos pasan a desempeñar un papel muy
importante. (…) Los padres pueden quedar devaluados o infravalorados cuando
dejan de ser el único referente para los adolescentes. (…) Al mismo tiempo que el
adolescente desconecta de sus padres exige privacidad y autonomía y se rebela
ante el control, se intensifica el uso que hace de las nuevas tecnologías (pp.33-34).

28
CAPITULO 4- CIBERSUICIDIO ADOLESCENTE

4.1- Conceptualizacion del cibersuicidio

«Si piensas que la tecnología puede solucionar tus problemas


de seguridad, está claro que ni entiendes los problemas,
ni entiendes la tecnología.»

Bruce Schneier

En la actualidad, la nueva tendencia al hablar de suicidios ha incorporado el término


cibersuicidio, que se refiere a la influencia de la información que circula por Internet e incita a
cometerlo. Los más usados por los adolescentes son las páginas web con contenido de
ayuda, foros de Internet y también las redes sociales online.
Internet se ha convertido en una fuente de comunicación muy significativa para aquellos
individuos que buscan nuevos contactos, espacios de debate y/o conocimiento sobre
métodos y formas de cometer suicidio. Los adolescentes con ideación suicida se
retroalimentan a través de la información dispuesta en la red y también por medio de la
comunicación con otros adolescentes.

Como afirma Moreno y Blanco (2012) quien consulta en Internet busca:

-Métodos para que la muerte sea más rápida.


- Resolver dudas (conveniencia o no de llevarlo a cabo). Razones para vivir o morir. Utilizan
Internet para intentar llegar a conclusiones.
- Un medio de encontrar apoyo para no realizarlo o el empujón necesario para llevarlo a
cabo.
- Remedios para los problemas: personas que padecen un trastorno crónico y pasan por un
mal momento (p.3)

Otra modalidad del cibersuicidio son los llamados Pactos Suicidas por Internet, donde la
persona que quiere suicidarse, busca hacerlo en compañía de otro que también lo lleve a
cabo. Generalmente en estos pactos no existe ese vínculo afectivo previo, muchos no se
conocen, ni tampoco tienen historias en común antes de conectarse a través de la Red.
“Existe una personalidad dominante que es la que propone el pacto suicida y es quien se

29
encarga de realizar la labor de proselitismo, quien sugiere el cómo, cuándo y dónde se ha de
realizar el suicidio colectivo” (Pérez, 2005, p.6).

Se debe mencionar también los “juegos” y retos mortales que se han viralizado en las
redes sociales en los últimos años. Estos retos, incitan a sus usuarios a realizar conductas
que ponen en riesgo sus vidas, en ocasiones hasta llegar al límite del suicidio. Uno de los
más populares mundialmente ha sido “La Ballena Azul”, creado en 2013 en Rusia por un
joven de 22 años. Consta de 50 retos que se deben realizar en 50 días, en orden creciente
de complejidad donde incita a los participantes a ejecutar una serie de retos que pueden
abarcar desde la evitación del contacto social, conductas autoagresivas, hacerse de un
enemigo, acercarse al borde de un precipicio, no hablar con nadie en todo el día entre
otros, hasta finalizar con el último reto: el suicidio. El fenómeno se extendió rápidamente a
través de las redes sociales por todo el mundo, y Uruguay no quedó exento. El MSP (2017)
confirmó 7 casos de jóvenes entre 10 y 15 años víctimas de este juego en Uruguay (El País,
2017). Según Balaguer (2017), “este juego busca que el chico sea valorado por atreverse a
actuar” (p.239). “(…) ofrece a aquellos chicos y chicas vulnerables un camino de desafíos, de
recuperación de la autoestima a cambio de entregarse y someterse a los designios de otro”
(p.239).

En los últimos años, en diferentes países del mundo ha surgido una nueva metodología:
exponer el suicidio por Webcam por medio de diferentes redes sociales mientras los usuarios/
amigos lo miran y comentan en forma instantánea. ¿Qué lleva a estos adolescentes a exponer
su suicidio en las redes sociales y someterlo a escrutinio público a través de likes y
comentarios?, ¿sufrimiento, desesperación, venganza, narcisismo, exposición?

4.2- Foros y Blogs pro-suicidio

Un blog es un espacio en internet, una página web donde se comparte información:


artículos, poemas, dibujos, fotografías, videos y encuestas sobre un tema específico. Se
expresan ideas, intereses, experiencias y opiniones. En la actualidad, cualquier persona sin
restricciones puede crear un blog. No hay una edad específica, una formación determinada
ni tampoco temas prohibidos, por lo que se puede hacer de ésta una herramienta peligrosa.
(…) En la mayoría de los países del mundo, no hay leyes que prohíban las páginas pro-
suicidio en nombre de la libertad de expresión, sin embargo, en países como Australia están
criminalizados desde el 2006. Dos años más tarde la policía de Japón solicito a los

30
proveedores de internet que dieran de baja a los sitios que promocionaban el suicidio, luego
de que docenas de personas se quitaran la vida con el mismo método descripto en línea.
Corea del sur y Rusia tomaron medidas similares (Infobae, 2017).

En los blogs pro-suicidio se pueden encontrar palabras que alientan, estimulan,


promueven o facilitan el suicidio. Se narran experiencias y relatos personales de los métodos
más eficaces, ventajas y desventajas de cada método y foros donde se discuten temas
específicos sobre la temática. (…) “En una encuesta de 1.500 jóvenes estadounidenses,
aquellos que visitaban sitios pro-suicidas pensaba 11 veces más en hacerse daño y siete
veces más en quitarse la vida que quienes no los visitaban” (Infobae, 2017, p.1).

Navegando por Internet con las palabras “Me quiero suicidar”, se despliegan miles de
páginas sobre la temática. “El Blog de un suicida” es un blog creado en el año 2009 y consta
de varias secciones. Una de ellas consiste en la publicación de un artículo por el creador del
blog donde sus seguidores opinan y comentan sobre él. El primero que aparece se llama “Si
anoche no me mate fue por cobarde”. ¿La persona que se suicida es cobarde o valiente?.
Como declara Larrobla et al (2012) “la valentía o cobardía son atributos de la personalidad
que no se miden por la cantidad de veces que una persona intenta quitarse la vida” (p.48).
Una inscripta a dicho blog se refiere a su ánimo como “ánimo cobarde” y describe a su alma
como “alma suicida”:

Lamento mucho tener tambien un alma suicida (…) los dias sobrevienen sin alegrias
ni emociones, solo el nudo en la garganta que persiste y la soledad inalterable que
azota este cuerpo derrotado. la muerte me coquetea todos los dias de soledad, no se
como responder a su llamado. mi animo cobarde busca al menos una excusa (…) ya
ni el amor me es suficiente. el aire me intoxica y mi realidad me destruye. esperar que
mi boleto llegue, ojala sea pronto (El blog de un suicida).

Otro comentario muestra cómo por medio de lo virtual, determinadas personas se animan
a expresar creencias y sentimientos que quizá no se atreven a expresarlo en otros ámbitos.
También destaca la importancia de sentirse identificados con otros, no sentirse solos en ese
sufrimiento, a pesar de no saber quién es el que está al otro lado de la pantalla. “(…) He visto
que hay muchísimos con quienes me identifico. Somos tantos y a la vez ninguno, porque nos
sentimos solos, y en realidad, lo estamos. Cada uno tiene su malestar particular que quizás
no nos atrevemos a exteriorizar más que por los medios virtuales” (El blog de un suicida).

31
Otro blog con la misma temática se llama “Soy un suicida. No decidí nacer pero quiero
decidir cómo morir”. Tiene una sección llamada “Métodos de suicidio” donde describe cuáles
son los mejores métodos para suicidarse, problemas frecuentes que pueden surgir,
sugerencias y experiencias personales. El blog también dispone de una sección llamada
“Expresa lo que sientes” que cuenta con cientos de comentarios. Tienen en común la
desesperación, frustración y desesperanza de los inscriptos. En los distintos comentarios se
visualizan trastornos psicológicos, particularmente depresión y angustia, comentarios por
abusos sexuales, problemas familiares y bullying entre otros.

Cuando adolescentes vulnerables y sin una contención adecuada acuden a estos blogs,
se encuentran por lo general con otros adolescentes también vulnerables y, por lo tanto, es
probable que se potencie la visión negativa del mundo y por ende, la depresión y la ideación
suicida. Moreno y Blanco (2012) plantean que “Cuando personas jóvenes, deprimidas,
interactúan en foros suicidas y comparten esa visión negativa del futuro y del presente,
disminuyen las posibilidades de ayuda y aumentan las posibilidades de disminuir las
alternativas saludables que esa persona puede encontrar” (Moreno y Blanco, 2012, p.2).

32
CAPITULO 5- PAPEL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN LA
PREVENCION DE LA CONDUCTA SUICIDA ADOLESCENTE

5.1- Estigma, Tabú y Medios de comunicación en la conducta suicida adolescente

Los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la sociedad actual. En las


sociedades occidentales la muerte y el suicidio aún son temas tabú. Una de las causas
señaladas en la literatura sobre la temática es que éstos constituyen fenómenos que en parte
interrogan y cuestionan indirectamente a todos los indicadores de bienestar humano y
supone, entre otras cuestiones, dos ataques centrales al ser humano, el derecho a vivir y la
tematización de la propia muerte (Cohen, citado en Hein y Rodriguez, 2017, p.87). Algunos
autores sostienen que “a la sociedad en su conjunto le resulta mas fácil mirar hacia el costado,
para no verse reflejada en ese espejo que devuelve una imágen de desdicha, estigma e
incomprensión social” (Perez, citado en Hein y Rodriguez, 2017, p.87).

Informar sobre el suicidio exige el cumplimiento de una serie de protocolos a la hora de


abordar estas noticias, sin embargo no existe ningún marco regulatorio que impida legalmente
informar el mismo. La OMS (2000) confeccionó un documento para profesionales de los
medios de comunicación sobre la prevención del suicidio, y plantea que “uno de los muchos
factores que pueden llevar a una persona vulnerable al suicidio es la publicidad sobre este
tema en los medios de comunicación. La forma cómo estos medios informan acerca de casos
de suicidio puede influir en otros suicidios” (p.6). “Informar del suicidio de manera apropiada,
exacta y potencialmente útil a través de medios progresistas e inteligentes puede prevenir
una trágica pérdida de vidas” (OMS, 2000, p.7). También recomienda que se evite el
cubrimiento sensacionalista de los suicidios, evitar fotografías de la víctima, evitar las
descripciones detalladas del método usado y cómo lo obtuvo la víctima. La publicidad de
ciertos puentes, edificios altos, etc, aumenta el riesgo que las personas lo usen. No se debe
describir el suicidio como un método para enfrentar problemas personales. Los informes
deberan tener en cuenta el impacto sobre las familias y otros sobrevivientes en términos de
estigma y sufrimiento psicológico. Por último, describir las consecuencias físicas de intentos
de suicidio (daño cerebral, parálisis, etc) puede actuar como elemento de disuación (Larrobla
et al., 2012, p.57).

33
Con respecto a los medios de comunicación, Escudero (2014) afirma que las imágenes
visuales tienen gran influencia en las tasas de suicidios y afirma que:

En Japón ha sido muy estudiada la influencia de los medios de comunicación


masivos en las tasas de suicidios y han concluido que las imágenes visuales sobre
estos actos son un poderoso estímulo para el suicidio por imitación en personalidades
vulnerables, determinando incluso, la selección de métodos que no eran usuales en
dicha cultura. (…) Entre 1983 y 1986 también se observó un incremento del número
de suicidios en el tren subterráneo de Viena después de la publicación de noticias
sensacionalistas sobre este tema en los medios de comunicación. (…) En Canadá,
Reino Unido y Estados Unidos también se observaron casos similares de influencia
de noticias sensacionalistas sobre suicidios que causaban un incremento en la cifra
de éstos. (…) La sobriedad informativa ayuda sin duda a respetar a la víctima y a sus
familiares (p.3).

El suicidio es estigmatizado y silenciado por toda la sociedad; por la familia que los rodea,
por sus amigos, por los medios de comunicación y por las instituciones. Los familiares y
amigos suelen sentirse culpables por no haberlo detectado. Según el MSP (2007) los mismos
“atraviesan un duelo con características muy particulares, por sentir que no pudieron
visualizar el problema y prevenirlo. Vive en una situación que los impacta fuertemente y que
les origina vivencias con sentimientos encontrados de: culpa, desolación, impotencia y enojo”
(p.15). “(…) siempre que pueda, el entorno del suicida ocultará este tipo de muerte para no
despertar sospechas, para no asumir culpas infundadas, para no ser estigmatizados como
disfuncionales y generadores de trastornos” (Pérez, 2011, p. 74).

Suele haber un encubrimiento general de la sociedad sobre este hecho por el tabú que
encierra, por vergüenza, por el que dirán, por temor a la imitación y al contagio (también
conocido como “efecto werther” o “efecto copycat”). Por este motivo, en nuestro país y en la
mayoría de los países del mundo, los medios de comunicación no informan sobre los
suicidios, sin embargo, llama la atención que este mismo efecto contagio no se tome en
cuenta en otras circunstancias. ¿Por qué asumir que al dar información sobre suicidios los
individuos pueden imitar este acto, y no asumir lo mismo en caso de homicidios o violencia
doméstica?, ¿Qué características hacen que se diferencien en cuanto al efecto copycat?.

34
5.2- Prevención de la conducta suicida en nuestro país

De unos años a esta parte, se realizaron ciertas acciones dada la importancia que
implica la conducta suicida en nuestro país:

En el año 2004 por medio del Decreto 378/007 se crea la Comisión Nacional Honoraria de
Prevención del Suicidio, participando el Ministerio de Salud Pública (MSP), el Ministerio del
Interior, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Educación y Cultura. Dentro
de sus cometidos se destaca el diseñar, facilitar, supervisar y evaluar la implementación de
un Plan Nacional de Prevención del Suicidio. Dicho plan se implementa años después.

El Programa Nacional de Salud Mental (PNSM) del Ministerio de Salud Pública


realizo diversas actividades de formación, promoción de salud mental y prevención,
vinculada a la Prevención del Suicidio. Algunas de las actividades más relevantes
realizadas en el último período han sido en el año 2006 el grupo de trabajo: Violencia
y muerte violenta, de la Comisión Asesora Técnica del PNSM, elaboró el documento
“Pautas y recomendaciones en relación a las conductas suicidas” (Plan Nacional de
Prevención del suicidio, 2011, p.13).

En el año 2007 se publica la Ley 18.097, que establece el día 17 de julio como “Dia
Nacional para la Prevención del suicidio”. La ley señala que las instituciones educativas de
carácter público y privado, así como las instituciones públicas que tengan relación con la
prevención del suicidio, deberán realizar actividades brindando información calificada y veraz
sobre la problemática y su abordaje. También declara que los medios de comunicación
pública contribuirán, según sus posibilidades, a la difusión de información sobre las
organizaciones de ayuda a las personas en situación de riesgo, incluyendo ubicación y
teléfono de las mismas.

En el 2008 se elaboró el documento “Guías de Prevención y Detección de Factores de


Riesgo de Conductas Suicidas”. Este documento fue ampliamente difundido en diversas
actividades y distribuido en servicios de salud públicos, privados, ONG`s, del país (Plan
Nacional de Prevención del suicidio, 2011).

Desde el año 2011, empezó a regir el Plan de Implementación de Prestaciones en Salud


Mental en el Sistema Nacional Integrado de Salud en el marco de la Reforma del Estado y en
la profundización de la Reforma Sanitaria. En el caso de las personas con IAE, este plan
implica acceso a atención psicoterapéutica grupal e individual entre otras prestaciones,
siendo recibidos por un Comité de Recepción antes de las 48 horas (Plan Nacional de

35
Prevención del suicidio, 2011). En el mismo año, la Comisión Honoraria de Prevención del
Suicidio (integrada por el Ministerio de Salud Pública, Ministerio del Interior, Ministerio de
Desarrollo Social, Ministerio de Educación y Cultura), crea el Plan Nacional de Prevención
del Suicidio (2011-2015) “Un compromiso con la vida”, teniendo como objetivo principal la
disminución de la incidencia del suicidio en nuestro país en un 10%.

En año 2016, el Área Programática para la Atención en Salud Mental, lanzó la elaboración
de un protocolo de atención y seguimiento a las personas con intento de autoeliminación en
el Sistema Nacional Integrado de Salud. Tiene el propósito de brindar pautas para los
prestadores integrales de salud para la atención y seguimiento de las personas con IAE (MSP,
2016).

En el 2018, comenzó a operar la línea telefónica de prevención del suicidio de ASSE.


Hasta 18 de marzo la única organización del país que realizaba servicios de asistencia
telefónica para personas en crisis era la ONG Último Recurso. Sin embargo, ese día dejó de
funcionar debido a falta de apoyo económico (El País, 2018).

Reflexiones finales

Hasta hace unas décadas el suicidio era un tema fundamentalmente reservado para el
ámbito psiquiátrico. Su comprensión multifactorial ha provocado una mayor conciencia en
abordarlo en forma interdisciplinaria y no restringido al ámbito sanitario y psiquiátrico.

En nuestro país, hubo avance en los últimos años por la implementación de políticas
públicas sobre la prevención del suicidio, pero es necesario continuar trabajando con una
mayor eficacia en las guías y protocolos elaborados acompañados de una adecuada
instrumentación. Considero fundamental la formación de profesionales de la salud en dicha
temática, así como de otros actores tales como Instituciones educativas y a la comunidad en
general. Se debe desmitificar para reducir el estigma. Es fundamental que la sociedad entera
reconozca y detecte los factores de riesgo y los factores protectores para evitar ciertas
conductas suicidas. El suicidio es un grave problema de salud pública que no está siendo
abordado como tal, la prevención resulta ineficiente en nuestro país.

La polémica serie “13 Reasons Why” que se difundió en el 2017, donde una adolescente
deja 13 cintas de casetes grabadas antes de su suicidio, donde detalla las razones por las
que decidió acabar con su vida, sumado a otros sucesos virales como el juego de “La ballena
azul”, han abierto un debate en nuestro país sobre la temática. La sociedad se pregunta si se

36
debe hablar sobre la misma o si conviene mantener el silencio. La realidad es que estos
hechos provocaron que los medios de comunicación se interesen y difundan las conductas
de riesgo sobre el suicidio, que se hable sobre la temática en Instituciones educativas y
también algunos padres tomaron la oportunidad para tener un diálogo al respecto con sus
hijos.

Cabe destacar que sin bien este trabajo se focalizó en el suicidio y en las particularidades
del cibersuicidio adolescente, se sabe que el suicidio no discrimina edades. En la actualidad,
el suicidio sigue siendo un enigma por los variados factores que influyen en este
comportamiento, por lo que no se puede dar una explicación genérica, cada caso es singular.

Si tenemos en cuenta que se estiman 800.000 suicidios al año en el mundo y con cada
suicidio consumado hay estadísticamente 20 intentos de autoeliminación, se puede concluir
que hay 16.000.000 de afectados anuales por conductas suicidas. Esto sin tener en cuenta
los afectados por pertenecer al entorno familiar y de amistad del individuo, entre otros. Lo
mencionado revela la magnitud de este problema de salud pública.

No hay cibersuicidio sin conducta suicida, es decir tanto lo “virtual” como lo “real” no son
una dicotomía, en ciertas ocasiones no se puede diferenciar claramente uno y otro. Quizá ya
no debemos distinguir entre “mundo real” y “mundo virtual” como declaran muchos autores,
sino que sería más exacto hablar de “mundo real” y “mundo digital”. El mundo virtual forma
parte del mundo real, son parte del mismo sistema social.

La influencia de Internet sobre la conducta suicida es una realidad que requiere de estudio
y análisis desde una perspectiva preventiva, lo cual lleva a pensar que exponer públicamente
la conducta suicida, subir videos cometiendo dicho acto, o tener acceso a los métodos más
eficaces para lograr el cometido, va en contra de dicha prevención. Mediante las redes y blogs
pro-suicidio, adolescentes vulnerables comparten una visión negativa de la vida, del futuro,
hablan del método más eficaz para suicidarse, la mejor forma para no sentir dolor, para “no
fallar”. Se encuentran adolescentes vulnerables que son manipulados por otras personas con
sus mismos problemas o que quieren aprovecharse de ese momento de vulnerabilidad que
viven.

Se le debe dar herramientas a la sociedad para detectar a los individuos en riesgo, brindar
servicios de ayuda, orientar tanto a familiares y amigos como a las instituciones. Uno de los
mitos más comunes dice que “hablar de suicidio incita a que se cometa o imite” (Larrobla et
al., 2012, p.48). Es un mito ya que es de vital importancia hablar sobre la temática, pero se
debe tener cuidado sobre qué se transmite y cómo se transmite.

37
Con el surgimiento de las redes sociales online, todos en cierta forma cumplimos un rol de
comunicadores y eso conlleva una gran responsabilidad social. Surgen nuevas modalidades
de acceso a la información y también nuevas maneras de comunicarnos y expresarnos.
Estamos ante una transformación en las relaciones sociales sin precedentes. Ya no solo la
televisión, radio y periódicos participan en la construcción de la subjetividad, sino que todos
somos participes mediante publicaciones en redes sociales, participación en blogs y foros,
entre otros.

Resulta evidente que esta hipermodernidad, tiene sus repercusiones en el psiquismo


adolescente, teniendo en cuenta el carácter conflictivo de esta etapa. Como dice Trenchi
(2016) vivimos en una sociedad donde “soy lo que tengo” (p.258) refiriéndose al consumo, y
“soy lo que parezco” (p.258) refiriéndose al apego exagerado al cuidado de la apariencia. Si
sumamos a esto la extrema competitividad, la falta de límites y otras características ya
mencionadas, deja en evidencia el conflicto que puede generar en los adolescentes que no
se amoldan a estos valores.

Con la aparición de Internet, pueden crear versiones ideales de sí mismos, carentes de


defectos, donde cumplan con los patrones que establece la sociedad. Internet da la
posibilidad de expresar opiniones, creencias y sentimientos, sin ser juzgados por el entorno
social que los rodea. Las personas pueden manifestar su verdadero yo al mundo exterior, un
verdadero yo que quizá en la “vida real” no es aceptado. Internet nos da la posibilidad de
crear versiones mejoradas de nosotros mismos, creamos la identidad que deseamos
proyectar ante los demás, un ideal del yo, el yo que nos gustaría ser en realidad, pero, por
otro lado, así como se expone nuestra “vida perfecta” e “idealizada”, también se suele exponer
nuestros más profundos sentimientos, tristezas, problemas y frustraciones.

Para finalizar, a lo largo del trabajo me fueron surgiendo ciertas interrogantes, las cuales
algunas de ellas se han respondido y otras han quedado pendientes:

¿Que lleva a estos adolescentes a exponer en las redes sociales algo tan extremo como
la conducta suicida?, ¿están afectando las redes sociales la salud mental de los
adolescentes?, ¿Existe relación en el aumento de los suicidios adolescentes con nuestro
modo de vida actual narcisista e hiperconectados?, ¿Serían otros los números de
suicidios sin esta hiperconexion?. Con este fácil acceso a la información ¿hay menos
intentos, pero más suicidios consumados por la efectividad en los métodos?, ¿Qué
provoca que los adolescentes estén cada vez más deprimidos?, ¿la fluidez y la liquidez
de la hipermodernidad, el vivir en una sociedad sumamente competitiva, el exceso de
estímulos, la ausencia de límites?

38
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