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La Vaca.

Este documento narra la experiencia del autor de observar el ordeño de una vaca cuando era niño. Esto le enseñó de dónde viene la leche. El autor también reflexiona sobre cómo las vacas producen más leche hoy si se les da una mejor alimentación y cuidado. Finalmente, el autor hace una analogía entre las vacas y los contribuyentes, sugiriendo que se debe tratar a los contribuyentes con más cuidado y respeto en lugar de hostigarlos con impuestos excesivos para que no se vayan a otros lugares.

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Este documento narra la experiencia del autor de observar el ordeño de una vaca cuando era niño. Esto le enseñó de dónde viene la leche. El autor también reflexiona sobre cómo las vacas producen más leche hoy si se les da una mejor alimentación y cuidado. Finalmente, el autor hace una analogía entre las vacas y los contribuyentes, sugiriendo que se debe tratar a los contribuyentes con más cuidado y respeto en lugar de hostigarlos con impuestos excesivos para que no se vayan a otros lugares.

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R A F A E L I S A Z A G O N Z Á L E Z

LA VACA.

Amable lector. Hace muchos años siendo niños pasamos la primera navidad
en una finca. Los muros de la casa eran de bareque pintadas con cal, el piso
de ladrillo, el fogón de leña y en las noches dos lámparas de mecha de
petróleo alumbraban a media luz.

Una mañana a eso de las ocho la mamá nos despertó para ver algo, que a
través de los años ha sido una gran lección. Había una tenue neblina y hacia
frio; en frente de nosotros estaba una vaca, un ternero y el mayordomo.

El se sentó en un pequeño banco, arrimó al ternero que empezó a chupar la


leche. Poco después los separó y a continuación inició el ordeño. En ese
entonces éramos cinco, todos miramos asombrados y descubrimos de donde
venía la leche. Antes creíamos que era algo que se fabricaba como las
gaseosas. En la actualidad muchos jóvenes piensan igual.

Después de una rato el mayordomo le entregó una jarra con leche a mi


mamá. Ella preguntó ¿Por qué tan poquita?. El respondió que fue que el
ternero se la mamó. En otras ocasiones la respuesta es que la vaca escondió
la leche. Recuerdo que en esa época las vacas de raza blanco orejinegro,
daban tres litros.

Años después entendí que tres litros era mucho, con relación al poco
alimento que recibían. Estos animales todo el día raspaban y rumiaban un
poco de hierva y dos veces a la semana recibían la aguamasa. Hoy las vacas
dan 15 o más litros, pero es forzoso alimentarlas bien. Es algo que al
antioqueño le ha costado gran dificultad en comprender, que a los animales
y a las plantas, hay que invertirles.

Cuando miro alrededor ya no está mi madre, tampoco los hermanos ni la


vaca. Entonces me imagino que la compañera del toro, es el símbolo de los
contribuyentes, y que de alguna manera, el ministro de hacienda es el que
los ordeña. El ternero son los asesores tributarios que con frecuencia
maman más de lo debido.
R A F A E L I S A Z A G O N Z Á L E Z

El mayordomo cuando la vaca escondía la leche la acariciaba. Ella en


agradecimiento lo compensaba con más líquido. Este manejo debería
aplicarse a los contribuyentes. No se deben hostigar y menos forzarlos a
que se vayan a otros lugares. Las últimas reformas tributarias, en términos
de este relato, lejos de ser un buen pasto, son hojarasca, espinas y paja.

Con el impuesto al patrimonio, la autoretención sobre los ingresos y la


sobretasa, los contribuyentes que cumplen en debida forma con las normas
tributarias, durante estos últimos años, han debido soportar una carga
excesiva. No solo les ha afectado la caja sino que ha impedido el
crecimiento de las empresas, que son las que dan la leche.

A lo anterior se suman los excesos del régimen sancionatorio, la


exuberancia de los textos, el irrespeto con el idioma y la excentricidad en la
identificación del articulado. Por todo ello, es sorprendente y a la vez
admirable que todavía haya contribuyentes que paguen sus impuestos. “El
que escribe esto sabe lo que dice”.

Medellín, 6 de abril de 2018

Rafael Isaza González

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