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Texto 24555

El documento trata sobre la didáctica de la historia. Explica que la didáctica de la historia acerca el conocimiento histórico a los estudiantes de una manera más comprensible para que puedan formar un criterio crítico. Luego, presenta las perspectivas de tres investigadores mexicanos sobre la enseñanza de la historia. Mireya Lamoneda promueve enseñar una historia problemática en lugar de una estática. Victoria Lerner destaca la importancia de reflexionar sobre los mejores métodos de enseñanza. Andrea S

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Texto 24555

El documento trata sobre la didáctica de la historia. Explica que la didáctica de la historia acerca el conocimiento histórico a los estudiantes de una manera más comprensible para que puedan formar un criterio crítico. Luego, presenta las perspectivas de tres investigadores mexicanos sobre la enseñanza de la historia. Mireya Lamoneda promueve enseñar una historia problemática en lugar de una estática. Victoria Lerner destaca la importancia de reflexionar sobre los mejores métodos de enseñanza. Andrea S

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Acercamiento a la didáctica de la Historia

Yabin Silva

Como hemos visto, la didáctica es el conjunto de técnicas que facilitan el proceso


enseñanza aprendizaje. La didáctica de la Historia acerca el conocimiento al alumno
ofreciendo una comprensión más accesible de los contenidos históricos, no sólo para que se
transmita la enseñanza de una forma adecuada, sino para que aquello que se aprenda tenga
una aplicación y un significado en el estudiante que le permita al mismo tiempo formarse
un criterio y ser crítico.
Nuestro interés por la didáctica de la Historia nace de la necesidad de hacer llegar el
conocimiento histórico, en la enseñanza propia de la Historia, a alumnos de los distintos
niveles educativos. La idea de una Historia enseñada de forma didáctica propone establecer
vínculos entre el alumno y el conocimiento, una especie de anclaje que facilite una mejor
comprensión y asimilación de lo que se pretende enseñar.
Con el reconocimiento de la Historia como ciencia y como parte estructural de su desarrollo
nace también el interés por hacer este conocimiento asequible para aquellos interesados en
su investigación, creación y difusión. Esta modalidad de la didáctica aplicada a la
enseñanza de la Historia ha despertado un especial interés en especialistas de distintas
ramas del saber.
Pedagogos, maestros, e historiadores han dirigido sus esfuerzos a la investigación de la
didáctica de la Historia y han realizado diversos estudios y propuestas, como en México
Luz Elena Galván y su obra La formación de una conciencia histórica de 2006, o en
España Joaquín Prats y La Didáctica de la Historia en la Universidad Española: la
situación actual de 2009, y en Argentina Mario Carretero con La construcción del
conocimiento histórico: enseñanza, narración e identidades de 2010. Hoy día esta
asignatura se ha vuelto fundamental en la transmisión del conocimiento histórico desde la
educación básica hasta la profesional.
Por ello consideramos realizar una revisión que, sin afán de ser exhaustiva, nos pueda dar
cuenta de las propuestas vigentes en materia de didáctica de la Historia y que se relacionan
o puedan relacionarse directamente con nuestro contexto. Es importante mencionar que esta
materia se ha desarrollado en países como Estados Unidos, Argentina y España; en este
último ha tenido mucha difusión e incluso existen institutos dedicados exclusivamente al
desarrollo de la didáctica como un trabajo de investigación para la preparación de
profesores y la elaboración de materiales.
Al respecto, México no se ha quedado atrás y, aunque esta materia no ha tenido el
desarrollo que en otros países, existen importantes investigaciones realizadas por
historiadores-docentes mexicanos que se han dedicado a estudiar y a proponer métodos y
procedimientos para hacer que la Historia pueda ser aprendida de una manera interesante y
enriquecedora. Esta forma de enseñar contribuye a la desmitificación de la Historia como
una materia aburrida o difícil y propone que desde una posición didáctica se pueda conocer
la importancia de su estudio y áreas de aplicación.
La revisión que realizamos incluye propuestas de investigadores mexicanos y algunos
españoles que han trabajado en el tema. Nos hablan de su experiencia, de métodos
propuestos o del significado que les representa la didáctica de la Historia y la mejor forma
de acercarse a ella.
Así comenzamos nuestra revisión:
Investigadores mexicanos

Mireya Lamoneda Huerta


Su propuesta de didáctica de la Historia tuvo que ver con el contexto mexicano y su
experiencia como docente e investigadora. Vislumbraba los principales problemas de una
enseñanza tradicionalista, en la cual la falta de referentes de la materia, los malos hábitos de
lectura, o la abstracción inherente a la propia Historia se vuelcan en determinar un pobre
interés entre los propios estudiantes por una materia que, frente a otras como español o
matemáticas, queda en desventaja por su escasa popularidad. Consideraba que las
estructuras de la historia oficial vuelven al alumno un ser ahistórico, además de que
legitiman dominaciones y aparentan una historia uniforme que se vuelve irreal. Por ello
busca la formación de individuos conscientes de su historia, de su presente por su pasado,
seres históricos capaces de comprender los procesos que cambiaron al mundo.
Le asigna a la Historia la tarea primordial de ubicarnos e identificarnos en la sociedad en
que vivimos hoy, a partir del conocimiento del pasado y de darnos los elementos para
pensar en el futuro. Así también estaba en contra de la enseñanza de la historia memorística
o de reproducción de acontecimientos, así como de los métodos positivistas que reducen las
posibilidades de la disciplina.
Afirmaba que la Historia tiene sentido para el alumno si se emplean métodos y conceptos
adecuados, que es importante conocer las capacidades cognitivas de los alumnos en el
dominio de la técnica histórica para apoyarlos a superar obstáculos: “se trata de construir
esquemas de conocimientos y desarrollar capacidades, antes que memorizar conceptos”, es
decir, enseñar una historia problemática, no estática.
Para Mireya Lamoneda un libro de texto no tiene la verdad absoluta, sino que puede ser
contradicho o reinterpretado. Aseguraba que la enseñanza de la Historia tiene que ver más
con la organización de tareas con acciones que faciliten el pensamiento creativo que con
hacer que los alumnos descubran el conocimiento histórico de forma autónoma.
Los materiales didácticos pueden ser de distinta índole. Sin embargo, consideraba que
debían responder a la necesidad de explicar la Historia desde un marco más amplio en el
que se “detecten y entiendan las complejas interrelaciones de la vida humana”. De esta
forma, hacerlos adecuados y adaptarlos a cualquier nivel educativo.

Victoria Lerner Sigal


Para Victoria Lerner, por su pasado prehispánico y sus periodos históricos y únicos (como
la Revolución), México posee una increíble riqueza histórica que por medios formales e
informales se pretende transmitir a niños y adultos por igual. No obstante, no existe un
acuerdo sobre la mejor forma de hacerlo; es por ello la gran importancia de la didáctica de
la Historia y el impacto que puede tener en la transmisión de nuestro pasado.
Sobre la problemática en la dedicación al estudio de la didáctica de la Historia, considera
que desde su perspectiva, sólo un especialista en esta materia puede aportar ideas adecuadas
a la asimilación de conocimientos, ya que no existen técnicas de didáctica o pedagogía que
tengan una aplicación universal y “sólo a través de la praxis cotidiana se descubren las
bases epistemológicas, teóricas y filosóficas de cada área, sus conceptos más significativos,
la variedad de métodos para construirla y difundirla”
Sobre la falta de dedicación al estudio de la didáctica de la Historia, considera que, en su
mayoría, los historiadores se dedican a la investigación o a la docencia y no se detienen
reflexionar sobre la forma en la cual puede enseñarse la materia y dedicarse a ello se
considera secundario. En un nivel más profundo esta situación se debe “a la bifurcación
real que existe en nuestro país, entre ambas faenas, investigar y enseñar, y a la forma
despreciativa de valorar la segunda”. Porque finalmente se considera que el historiador
conformista se dedica a la enseñanza en secundarias o bachilleratos y sólo el historiador de
altura enseña en seminarios o a nivel profesional, pero únicamente como una extensión de
su labor de investigación. Sobre el manejo del tiempo y el espacio, apunta que en la
didáctica de la Historia lo importante es analizar cómo se manejan y traducen estas
abstracciones en el aula. Un manejo inadecuado del tiempo puede traducirse en una
sucesión cronológica sin sentido y, por el contrario, explicado en el contexto de un proceso
lo hace mucho más entendible. En cuanto al tiempo, propone dividirlo en estancos como el
local, regional, nacional, continental y universal. Afirma que, en muchas ocasiones, en las
aulas estos dos elementos se imparten en historias inconexas.
Otro punto relevante que indica es la importancia de la desmitificación de héroes y el
cambio de historias donde un solo personaje sea el eje del relato a historias vistas desde una
perspectiva más amplia y más apegada a la condición humana. Por supuesto, “el verdadero
historiador debe valorar en cada coyuntura el papel que jugaron individuos, grupos sociales
y colectividades enteras”.
Sobre la falsedad de una sola historia, Victoria Lerner señala el peligro de ubicarse
únicamente en una historia económica, historia política, historia del arte, ya que esta
fragmentación es artificial, hechos históricos de diferentes clases se dan en un mismo
tiempo y en un mismo lugar.
Su intención al investigar y teorizar sobre el tema es que tanto el investigador como el
profesor en Historia se comprometan de una forma más consciente y responsable con estos
esquemas y con sus implicaciones políticas e ideológicas. Así, por medio de los distintos
manejos de los contenidos históricos se construye una disciplina que sirva para que el
alumno alcance a comprender su pasado y su presente.

Andrea Sánchez Quintanar


A la pregunta de ¿cómo enseñar Historia?, Andrea Sánchez ofrecía tres respuestas que en
su experiencia se han comprobado: 1) no hay recetas; 2) nada sustituye al conocimiento en
la enseñanza de la Historia (o de cualquier otra materia); 3) nadie puede enseñar lo que no
sabe.
Señalaba que ninguna técnica es buena o mala por sí misma sino en función de las
condiciones en que se aplica, así como de los propósitos con que se aplica. Concebía la
educación como “un proceso, humano, vital, socialmente condicionado y por lo tanto
cambiante, complejo y contradictorio, que se realiza a través de una interrelación entre un
factor educativo y un factor educador […] lo cual produce un cambio […] tanto en el
educador como en el educando”.
Estaba convencida de que quién pretendiera entregar a los futuros profesores o maestros de
Historia una orientación sobre conocimientos o habilidades sobre su enseñanza, debía ser
un profesional de la Historia y no un profesional de la pedagogía, ya que sólo el primero
podrá identificar a los elementos que conciernen a su propia materia. Esto siempre y
cuando posean otro elemento: el de la experiencia. Además, señalaba otro elemento de
suma importancia: el gusto o las ganas de hacerlo.
Un elemento que le parecía de suma importancia en este proceso era la consideración del
otro, es decir, de las condiciones de aquél a quien se le pretende enseñar. Así se podrá
realizar mejor la labor educativa en un trabajo de confrontación entre las realidades
históricas del contenido intelectual y el receptor social.
Señala “seis categorías del conocimiento histórico para la enseñanza y difusión de la
Historia”, a saber: la ubicación temporal, la espacial, los sujetos de la Historia, el papel del
individuo en la Historia, la interrelación de las esferas de la vida social y finalmente la
relación con el presente. Desde su punto de vista, el sentido fundamental del conocimiento
histórico es la comprensión del “presente con relación al pasado y con el futuro; es decir,
concibo a la historia como un conocimiento vital, sin el cual no se puede vivir”.
Acerca de uno de los problemas que detecta en el sistema educativo comenta que en el
terreno educativo la capacitación profesional para enseñar “sólo se le exige al profesor de
Primaria o de educación preescolar. A partir de la educación media, y desde luego en la
educación superior, la función de enseñante no parece requerir de una preparación especial,
pedagógica o educativa”. Por ello existe la necesidad de apoyar la difusión de esta materia
a todos los involucrados en el proceso educativo de la Historia.

Luz Elena Galván


La maestra Luz Elena Galván considera que la Historia se ha convertido en una materia
aburrida tanto para profesores como para alumnos, y que es tarea de los historiadores
transformar su percepción y tratar de hacer agradable su enseñanza. Afirma que en la
sociedad actual se ha olvidado la riqueza de nuestro pasado histórico, es decir, poseemos
una pobre conciencia histórica.
Esta conciencia no tiene relación alguna con nombres, fechas y memorización, sino que se
construye “poco a poco por medio de una buena enseñanza de la historia desde la primaria
hasta el bachillerato”. Sólo a través de ella podremos comprender la razón de ser del
presente, de nuestra identidad y ésta sólo puede obtenerse a través de la Historia.
El estudio de la Historia de hoy se ha modernizado al dar un giro hacia su propia
humanización. Este cambio ha provocado que se llene de nuevos significados, diferentes a
los que le dieron origen; por ello resulta imprescindible conocerlos, entenderlos y
comunicarlos para que de esta forma “otros puedan también abordar el estudio vital de la
humanidad”.
Luz Elena Galván afirma que el desconocimiento sobre las bases teóricas de nuestra
materia invita a profundizar en ellas. Por lo mismo es importante recordar el bagaje
historiográfico que se ha dado a través del tiempo y señalar las corrientes más importantes.
Además, menciona que para la enseñanza de la Historia hay dos conceptos fundamentales:
el tiempo y el espacio.
Sobre este tema, usualmente en el aula hay problemas para la comprensión de ambos
conceptos. Al respecto, en cuanto al tiempo el alumno “debe entender que los hechos no
están desconectados ni aislados unos de otros, aunque sucedan en momentos o lugares
distintos […] que en realidad los periodos no tienen un principio o un fin concreto”. En
cuanto al espacio, nos dice que siempre ha estado relacionado con la vida del hombre. Así
pues, todo suceso está relacionado con su entorno y es importante que el propio alumno
pueda conocer su propio hábitat, lo que le ayudará a comprender mejor las explicaciones
sobre la Historia, haciéndole ver que todo hecho histórico tiene un lugar de procedencia.
Una de sus propuestas es acercar al alumno a la enseñanza de la Historia mediante el
análisis de la vida cotidiana. Por medio de ella podrá familiarizar - se al alumno con los
principales conceptos de la Historia y una vez realizado este proceso trasladarlos a la
Historia que se pretenda enseñar.
Señala la importancia de la diversificación de materiales de enseñanza o didácticos con el
fin de intentar hacer una enseñanza de la Historia distinta, más amena, pero sobre todo más
significativa. Para ello propone una serie de herramientas alternativas que se mencionan a
continuación:
• La historia oral.
• Las biografías personales.
• La utilización de canciones, teatro, novelas, periódicos, mapas, películas
de cine, videos, fotografías, alimentos, arte y museos, entre otros.
• Las visitas a sitios arqueológicos, y a lugares históricos interesantes.
• La posibilidad de partir del presente para comprender el pasado.
• La utilización de las líneas del tiempo, incluyendo en ellas la vida
cotidiana.

Investigadores españoles

Joaquín Prats
Entre sus principales conceptos sobre la Historia podemos mencionar los siguientes: la
importancia de la Historia radica en que estudia a la sociedad desde tiempos pasados y, a
partir del entendimiento de los procesos por los que la humanidad ha pasado, ha logrado
comprender cuáles son las claves detrás de los hechos, de los fenómenos históricos, y
dichos procesos al analizar sus causas y consecuencias, por lo que se convierte en un
inmejorable laboratorio de análisis social.
Asegura que es primordial que nos quede claro que la Historia no explica el presente sino
el pasado. “El no entender esto explica errores tan importantes como los que se hacen en
determinadas propuestas curriculares que sazonan los problemas actuales con contenidos o
informaciones históricas”.
También deja claro que la Historia no es una bola mágica que nos va a revelar el futuro: “la
Historia sirve como primer análisis para abordar los problemas sociales, políticos o
económicos y saber situarlos en un contexto determinado”.15. Esto último no debe perderse
de vista, aunque los acontecimientos sean similares, los contextos nunca serán los mismos.
Asimismo pugna por la idea de una Historia general que permita, en primer orden, al
individuo entender su propia identidad para que después se conciba a sí mismo en un
contexto mundial. Para ello es fundamental que no se enseñe la Historia como una verdad
acabada, ni como una serie de datos memorísticos, sino que “se trabaje en clase
incorporando toda su coherencia interna y ofreciendo las claves para acercarse a su
estructura como conocimiento científico del pasado. Es más interesante que los alumnos
comprendan cómo podemos conseguir saber lo que pasó y cómo lo explicamos, que la
propia explicación de un hecho o período concreto del pasado”.
Para Joaquín Prats la enseñanza de la Historia debe centrarse, pues, en enseñar al alumno a
historiar, construyendo conceptos, formulando hipótesis, clasificando fuentes históricas,
analizando las fuentes y su credibilidad, para posteriormente explicar sus conclusiones de
manera histórica.
Julio Valdeón Baruque
Este investigador nos explica desde su concepción de didáctica de la Historia que
independientemente del uso que se le pueda dar a la Historia por ser enormemente
susceptible de ideologización, es necesario considerar la importancia de su enseñanza en la
formación de una concepción del mundo de todo individuo.
Para Julio Valdeón el profesor de Historia se enfrenta a dos problemas principales: los
contenidos a enseñar y la forma de hacerlo. Ambos conceptos se hallan irremediablemente
unidos y lo que se determine en uno afectara al otro, por lo que la solución a dichas
interrogantes debe urdirse de forma conjunta.
Otro elemento fundamental para la enseñanza de la Historia es el profesor que, en palabras
del autor, “deberá poseer ‘competencia’ en su disciplina, independientemente de las
exigencias que se consideran oportunas en el terreno pedagógico”, pues es el pilar sobre el
cual se articula todo el proceso cognitivo.
La propuesta del autor tiene como objetivos: “a) la concepción de la actividad humana
como un proceso de continuidad histórica y b) la aceptación de la Historia como un proceso
conflictivo y dialéctico”, y se articula de la siguiente manera:
• Se debe enseñar Historia antes que enseñar a historiar. Historia que incluya elementos
como tiempo histórico, acontecimientos o hechos significativos de acuerdo con el plan de
estudios del grado escolar, la idea de cambio sustancial en la Historia y finalmente la
interrelación de variables.
• Los contenidos tienen un fundamento en sí; no se deben considerar simples instrumentos
para la adquisición de destrezas en ciencias sociales.
• La enseñanza debe pretender una “historia total” aunque sea inalcanzable.
Finalmente, asegura que la Historia es una ciencia sintetizadora, es decir, que puede tomar
elementos de otras ciencias pero sin mezclarse dentro de las llamadas “ciencias sociales”,
ya que por su naturaleza posee rasgos que la definen y diferencian, principalmente la
cronología.
Resume su aportación: “la defensa de la Historia con sus señas de identidad, próxima a las
ciencias sociales pero no confundida con ellas […] en manos de un buen profesor sigue
siendo un eficaz instrumento para intentar hacer de los alumnos personas con capacidad
crítica y con conciencia del mundo en que viven”. 17 Valdeón 2002: 23.

Joan Pagés Blanch


Entre sus propuestas didácticas encontramos que refiere a la adecuación del plan de
estudios al tiempo histórico. Así, nos da nociones e ideas sobre la necesidad de clarificar la
cuestión del tiempo, ya no sólo en el curso de la enseñanza de la Historia, sino darle
importancia desde la elaboración del plan de estudios de la materia histórica. Nos explica
que, dada la condición temporal en la que nos desarrollamos como sociedad, esta
concepción del tiempo debería estar presente en todo estudio de ciencias sociales y en
especial de la Historia.
Más allá de proponer una definición de tiempo exenta de polémica, aborda la necesidad de
clarificar el concepto con miras a adecuar la enseñanza de Historia. De este modo,
“Establecer una correcta relación entre ellos ha de ser una de las finalidades de la
enseñanza de la Historia, pues uno de los fundamentos básicos de la formación de la
temporalidad consiste en poseer la capacidad de percibir y comprender la dimensión
histórica de la realidad”.
Precisamente, dentro de este tiempo histórico nos habla de las duraciones, de las
mediciones temporales, de límites, de periodización y cronología.
Estos conceptos toman sentido en su propuesta cuando aclara que son utilizados
generalmente en la elaboración del plan de estudios, y propone al mismo tiempo histórico
como objeto de estudio.

Antonio R. de las Heras


La propuesta de este autor está relacionada con la utilización de nuevas tecnologías
aplicadas a la enseñanza de la Historia, en particular el uso del hipertexto.
Al respecto, nos dice que toda herramienta es un artificio creado por el hombre y que es una
amplificación de sus acciones; de tal manera, una silla es una herramienta en tanto que
amplifica la posición de reposo del hombre, y una lámpara lo es también porque amplifica
la capacidad de visión de nuestros ojos en la oscuridad.
De acuerdo con el autor, el ser humano ha tenido un espíritu creativo por el que tiene la
facultad de creación de artificios que le sean útiles para distintos propósitos; uno de ellos es
el de la preservación de la memoria.
La memoria conlleva cuatro operaciones principales: selección, actualización, perpetuación
y acceso; se han creado distintas herramientas para amplificar la memoria humana a través
del tiempo; tenemos, por ejemplo, a los libros. En nuestra actualidad el acceso a esta
memoria realizada de forma institucional se lleva a cabo a través de la enseñanza de la
Historia en los distintos niveles educativos. Cabe señalar que Antonio de las Heras ha
subrayado la importancia insustituible del profesor en esta enseñanza y tomando esto en
cuenta propone la utilización del hipertexto como una herramienta útil debido a que posee
las características siguientes:
• La capacidad de actualizar la información registrada.
• El acceso automático a cualquier punto de la publicación.
• La alta densidad de información.
Con estos elementos soporta la viabilidad de su propuesta para el uso del hipertexto como
una herramienta importante para la didáctica de la Historia.

Otras aportaciones

Mario Carretero (Argentina)


Explica Carretero sus conceptos de enseñanza desde la teoría del análisis conceptual;
propone que antes de entrar a la enseñanza, el grupo mismo pueda plantear sus ideas
preconcebidas de aquello que se va a estudiar, no sólo para que el profesor pueda
conocerlas, sino para que el estudiante mismo pueda esclarecer su propio pensamiento.
Un segundo momento sería cuando el profesor pueda lograr que el alumno cuestione sus
propias ideas, de tal forma que el aprendizaje sea motivado no sólo unilateralmente sino de
común acuerdo.
Asegura que la enseñanza de las ciencias sociales debe llevar al alumno a entender crítica,
reflexiva y complejamente la realidad social.
La didáctica de la
Historia en el mundo

En América y Europa la didáctica de la Historia ha tenido un amplio desarrollo, la


tendencia actual de algunos de los más reconocidos investigadores sobre el tema han
profundizado sobre todo en el papel del profesor como elemento determinante en este
proceso de enseñanza didáctico.
De acuerdo con Joan Pagés Blanch, la preocupación por la formación del profesorado de
Historia y de ciencias sociales ha aumentado en los últimos años. Sostiene que “los
cambios en el contexto social global, en el contexto institucional, y en el conocimiento de
lo que sucede en las aulas cuando se enseña y se aprende Historia serían, en opinión de
Tutiaux-Guillon, razones suficientes para repensar la formación del profesorado y
orientarla más hacia la reflexión sobre las finalidades y las respuestas necesarias para que el
alumnado pueda ubicarse en el mundo y pueda participar en su construcción”.
Desde la posición europea, plasmada en el Seminario sobre la Formación del Profesorado
en Historia, convocada por el Consejo Europeo, se proponen desarrollar líneas de
investigación en historia de Europa para responder interrogantes que siguen desiertas, así
como plantearse una formación óptima de los profesores de Historia para garantizar su
calidad y profesionalismo.
Por otro lado, desde su cátedra de Historia de Iberoamérica, la Organización de Estados
Iberoamericanos propone que cada país miembro sea responsable de la formación de sus
profesores. Por ello debe promover valores y actitudes proclives a la enseñanza basados en
la comprensión del otro y de la solidaridad, además de una integración regional,
competencias académicas, pedagógicas y didácticas facilitadoras de procesos de
aprendizaje autónomos.
En Estados Unidos Wilson y Williamson McDiarmind (1996) propusieron una revisión de
cursos de metodología de la enseñanza de las ciencias sociales y de la Historia,
proponiendo la necesidad de experimentar alternativas pedagógicas en la práctica, para
combatir la confusión, existente en muchos estudiantes, que consiste entre aprender
Historia y memorizar información.
También que la formación como profesores se adecuase a las necesidades reales de los
profesores, la comprensión de cómo el conocimiento se crea, cambia, es revisado y es
valorado; el conocimiento de las tradiciones pedagógicas y curriculares en la enseñanza de
la Historia y de las ciencias sociales, y el conocimiento de teorías del aprendizaje aplicadas
a estas disciplinas para ayudar al alumnado a ser críticos y argumentar sus ideas.
Por su parte, Haydn, Arthur y Hunt (1997) consideraban que para adquirir experiencia y
habilidad en la enseñanza de la Historia se requiere la aplicación de cualidades personales
como la perseverancia, la resistencia, la iniciativa, la determinación y, tal vez por encima de
todas ellas, la voluntad de aprender. Finalmente, Thornton (2001) planteó la necesidad de
revisar, de repensar,
la relación entre los contenidos que el profesorado debe saber y su formación didáctica.
Consideraciones finales

A lo largo de este ensayo hemos observado varias propuestas, experiencias y opiniones de


expertos investigadores en el tema de la didáctica de la Historia que pueden servir como
muestra de los trabajos que se han estado realizando en México y en el mundo. Este
panorama general de los temas e investigaciones realizadas en los últimos años pueden
servir para análisis más profundos, sobre temas que van desde la importancia de la
didáctica de la Historia hasta la formación adecuada de profesores de Historia.
Y es que la diversidad de temas tratados muestra importantes factores y elementos que
influyen en el estudio de la didáctica de la Historia, y que pueden ser analizados para
enriquecer la enseñanza, como es el caso del uso del tiempo y del espacio. Temas como el
aula, el uso de la línea de tiempo, la formación de una conciencia crítica, el análisis de
procesos, la importancia del diseño curricular en la instrucción docente, así como el uso de
las tecnologías son elementos que pueden aportar enormemente a que el proceso enseñan
za-aprendizaje se pueda dar de manera óptima en la enseñanza de las materias de Historia.
Esta breve revisión puede servirnos para tomar puntos de partida, ejes sobre los cuales se
pueda echar a andar la práctica didáctica, o al menos enriquecerla. Porque hay que tener en
cuenta que los esfuerzos de investigadores y docentes por la didáctica de la Historia tienen
que ver directamente con la complejidad que esta materia reviste en su aprendizaje, siendo
frecuente que su enseñanza caiga en la memorización.
Esta práctica provoca que la Historia pierda su esencia al reflejarse únicamente en datos
inconexos; porque la Historia es más que personajes y fechas, es el estudio de procesos, de
coyunturas, de contextos, de autores, de todo aquello que aconteció en el pasado y que es
necesario conocer en el presente, no sólo para conocer nuestro origen o nuestra identidad,
sino porque el estudio histórico nos ubica y nos da la posibilidad de develar mitos, de
buscar verdades, de volvernos críticos y de desarrollar nuestra capacidad analítica frente a
los sucesos de la vida diaria. De ahí la importancia de facilitar la comprensión de una
materia que en el papel resulta compleja, pero que de esa complejidad adquiere su riqueza.
Por ello cada vez son más los historiadores, docentes e investigadores dedicados al estudio
de la forma en la que se enseña la Historia.

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