El Franquismo: El Regimen Y La Oposicion: Cuadernos de Archivos Y Bibliotecas de Castilla - La Mancha. 5
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El Franquismo: El Regimen Y La Oposicion: Cuadernos de Archivos Y Bibliotecas de Castilla - La Mancha. 5
EL REGIMEN Y LA OPOSICION
VoIumenI
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...]
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EL FRANQUISMO:
EL RÉGIMEN Y LA OPOSICIÓN
GUADALAJARA, 2000
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Cuadernos de Archivos y Bibliotecas de
Castilla-La Mancha, S
Este libro ha sido editado con la colaboración del MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA y DEPORTE
Yde la JUNTA DE COMUNIDADES DE CASTILLA-LA MANCHA.
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ÍNDICE
Página
PRÓLOGOS
Pilar Sánchez Castro ........................................................................................................... II
Carlos Flores Varela ............................................................................................................ 13
Manuel M. Martín Galán ..................................................................................... ,.............. 15
Riansares Serrano Morales ................................................................................................. 17
PONENCIA INAUGURAL
Paul Preston. Franco: AnatO/nía de un dictador .............................................................. 21
PRIMERA PONENCIA
Julio Aróstegui. Política y Administración en el Régimen de Franco ............................ 35
COMUNICACIONES
Javier Castillo Fernández. La depuración de funcionarios de la Administración Lo-
cal: El caso de la Diputación Provincial de Murcia. Fuentes documentales y estudio
tipológico ............................................................................................................................. 69
Vicente Camarena Merino. El Poder Local y Provincial en Guadalajara tras la uni-
ficación política, 1937-1941 ............................................................................................... 87
Damián Alberto González Madrid, Pedro Rodrigo Romero. Un comienzo difícil. La
Falange en Castilla-La Mancha ....................................................................................... 103
Heidy Cristina Senante Berendes. La política europea de Franco: La indefinición ante
Europa ................................................................................................................................ 123
Pedro Rodrigo Romero, Damián Alberto González Madrid. El personal político del
primer franquismo en la provincia de Ciudad Real. ¿ Cambio o continuidad? ........... 135
Olimpia López Rodríguez, María Dolores Pereira Oliveira. Una institución fran-
quista en la provincia de Lugo: La Junta Provincial de Protección a la MujerO ....... 159
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Daniel Sanz Alberola. Poder político y conflictividad en la posguerra alicantina ...... 173
Juan Manuel Covelo López. El ordenamiento jurídico-militar en el primer franquismo ...... 189
Domingo García Ramos. Las elecciones municipales del franquis/1lO .......................... 253
Femando Telmis Soto. Los Estados Unidos y la perduración del franquisl1lo. 1939-1959 ..... 285
SEGUNDA PONENCIA
Miguel Ángel Jaramillo Guerreira. Fuentes documentales para el estudio del fran-
quisl1lo ................................................................................................................................ 305
COMUNICACIONES
Ángel Laso Ballesteros. Fondos documentales de las Instituciones Franquistas en
el Archivo Histórico Provincial de Valladolid ................................................................ 337
Carla Cociña Iglesias, Dulce María Yillares Cuba. La Jurisdicción Social en el Régi-
men Franquista: La Magistratura de Trabajo de la provincia de Lugo ...................... 431
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Mariano García Ruipérez, Rafael Gómez Díaz. La Protección Civil en los ayuntamien-
tos espail0les (1941-1975): Organización, competencias y tipología documental ............. 485
Xavier Gayán Félez, LIuisa Rodríguez Muñoz. Censura de prensa y justicia penal
en el régimen franquista ................................................................................................... 503
Pedro López GÓmez. El Archivo del Reino de Galicia en los calabozps (1936-1955) ........ 549
TERCERA PONENCIA
Julián Casanova. Guerra de exterminio, paz incivil: Los fundamentos de la dicta-
dura franquista .................................................................................................................. 579
COMUNICACIONES
Francisco Javier Díaz González. El Tribunal de Orden Público ................................... 591
Julio Prada Rodríguez. Orden Público, Represión y terror blanco. Las milicias de 2"
línea y el control de la retaguardia (Ourense, 1936-1939) ........................................... 635
Pedro Barruso Barés, David O. Melero Sánchez. Para un estudio de la violencia fran-
quista. Elaboración de una propuesta metodológica a partir de la fuentes
archivÍsticas ....................................................................................................................... 651
MESA REDONDA
Moderador: Luis Martínez García. Participantes: Manuel Ortiz Heras, Aurelio Martín
Nájera, Luis Eugenio Togores Sánchez, Maribel Sánchez Maroto, José Luis La Torre
Merino. La recuperación de fuentes del franquismo .................................................... 709
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CUARTA PONENCIA
Alicia Alted Vigil. El Exilio republicano español de 1939: Rasgos de conjunto.
Refugiados en Francia ...................................................................................................... 735
COMUNICACIONES
Miguel Cabañas Bravo. El Exilio Artístico del 39 en México: Etapas y actividad
del artista transterrado durante los años cuarenta ........................................................ 753
QUINTA PONENCIA
Antonio Elorza. Sobre la naturaleza del franquismo ..................................................... 813
SEXTA PONENCIA
Gonzalo Santonja. La cara de anteayer .......................................................................... 835
COMUNICACIONES
Pedro José Pradillo y Esteban. Patrimonio arquitectónico y franquismo. Destruc-
ción y reconstrucción del Palacio del Infantado ............................................................ 845
Pedro Aguilar Serrano. La oposición alfranquismo en Guadalajara entre 1940 y1968 ...... 859
Julián Sanz Hoya. Catolicismo y Anticlericalismo en la prensa falangista de posguerra ..... 907
Cristina Gómez Cuesta. Los fastos del primer franquismo: Celebraciones y con-
memoraciones en Valladolid (1939-1941) ....................................................................... 925
Maria del Mar Araus Segura. La Editorial ZYX, S.A.: Editorial Obrera frente al
franquismo ....................................................................................................................... 1001
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Estando en prensa estas páginas nos llega la triste noticia
del fallecimiento de Carlos Álvarez García, Director del
Archivo Histórico Provincial de Soria.
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Del 9 al 12 de Noviembre del pasado año 1999, se celebraron en Guadalajara,
organizadas por la Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La
Mancha, a través del Archivo Histórico Provincial de esta ciudad, las IV Jornadas de
Castilla-La Mancha sobre Investigación en Archivos, cuyas actas ahora presentamos.
A lo largo de esos cuatro días de Noviembre, y como tema central de las Jornadas,
se trataron aspectos fundamentales de nuestra historia, relacionados con un período
histórico de enorme influencia en la configuración de nuestra sociedad actual: el
franquismo.
Con estas Jornadas no hemos pretendido ahondar en un oscuro pasado ni abrir viejas
heridas; no tratamos de sacar a la luz antiguas historias olvidadas, que aún puedan hacer
aflorar odios y rencores ocultos. De lo que se trata es de que una comunidad política
de ciudadanos libres no pueda construirse sobre el olvido y sobre la censura del pasado,
o sobre actuaciones, episodios y documentos cuidadosamente expurgados.
Desde la Consejería de Cultura consideramos que actividades como estas Jornadas,
pueden ayudamos a recuperar la memoria histórica, a recordar lo vivido, a no olvidar
lo pasado, a, en definitiva, conocer para comprender.
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No cabe duda de que la época franquista ejerce un poderoso atractivo en el público.
En muchas ocasiones, los nuevos descubrimientos, interpretaciones o datos relativos
a esta etapa histórica trascienden el ámbito académico para convertirse en noticia
general, seguida con interés por la población. Sin duda, la cercanía cronológica con-
tribuye a ello, de forma que las exposiciones -a veces sólo posiciones- de los inves-
tigadores se comparan casi inconscientemente con nuestra propia percepción del ré-
gimen, con nuestros propios datos, obtenidos de la experiencia personal o familiar. A
lo largo las Jornadas cuyas Actas se publican aquí, los recuerdos personales y las
anécdotas han formado parte de muchas intervenciones. Todavía las alusiones a Fran-
co pueden encontrarse con facilidad en el ambiente, desde tertulias radiofónicas a
canciones, pasando por novelas y hasta por celebraciones deportivas, y en cada caso,
más o menos inconscientemente, más o menos matizadamente, todos tomamos una
postura personal. Esta implicación íntima del público con la Historia no se encuentra
en otros períodos y sería inconcebible si de lo que se tratase fuera, por ejemplo, del
reinado de Fernando VI o del gobierno del arzobispo Gelmírez.
Por otro lado, la documentación relativa a este momento histórico ha estado some-
tida, y en parte todavía lo está, a severas restricciones para su consulta. No sólo las
normas legales impiden el acceso a determinados documentos, sino que también la
propia sensibilidad social ante este asunto ha influido en muchos custodios para
escamotearlos, ocultando su existencia, entregándolos en manos privadas o simplemente
destruyéndolos. Estas dificultades para encontrar datos fiables en los que basar las
investigaciones sobre el franquismo han contribuido, unidas al peso de los recuerdos,
a crear una especie de aureola legendaria -rosa o negra, según la situación personal
de cada uno- en torno a esta época.
Afortunadamente, la situación está cambiando. El mismo paso del tiempo contri-
buye, hasta cierto punto, a desvincular la investigación de las experiencias vitales del
investigador. Los historiadores más jóvenes, salidos de las facultades en los últimos
años, no han vivido el régimen ni siquiera en sus estertores y, en gran medida, lo
contemplan no como parte de su vida, sino como parte de su trabajo. Un síntoma de
este cambio puede ser la proliferación de trabajos basados en fuentes orales, es decir,
la utilización de las percepciones personales como simple dato, sometido a crítica y
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que el investigador analiza desde fuera. Pero, además, las limitaciones y las preven-
ciones sobre el acceso a los documentos escritos también van siendo superadas. Poco
a poco, al ritmo marcado tanto por la legislación como por la menor susceptibilidad
de los custodios, se permite consultar libremente más y más documentación, lo que
suele llamarse «abrir los archivos». En los archivos públicos puede afirmarse que las
únicas barreras a este uso son las estrictamente legales, y también progresivamente cabe
esperar una evolución similar en los archivos privados o en manos privadas.
En este sentido, además, hay que señalar que el material conservado es muy abun-
dante, tanto el que puede libremente consultarse como el que todavía espera su mo-
mento. La Administración franquista fue muy compleja y llegó a burocratizarse hasta
extremos alarmantes. El resultado de ello fue una producción documental inmensa, por
momentos exagerada, que hoy llena en gran medida nuestros archivos, frecuentemente
con el añadido de su grave desorganización. Téngase en cuenta que confusión es una
forma de ocultación. Por eso, también en estas páginas se testimonia el esfuerzo de
los archiveros por ofrecer los documentos de la manera más adecuada, evitando que
los investigadores puedan perderse en una maraña de papeles, fichas y todo tipo de
material informativo generado, a veces de forma casi anárquica, por la maquinaria
administrativa de la época.
Las Jornadas de cuya actividad científica se da aquí testimonio son una de las mejores
formas de tomar conciencia de que los esfuerzos de ambos colectivos, investigadores
y archiveros, están dirigidos al mismo fin, es decir, a la comprensión desapasionada
de un período crucial de nuestra Historia. Y ello no sólo en términos teóricos, sino
en la práctica diaria. Por eso, en esta ocasión como en las tres anteriores, para ANABAD
Castilla-La Mancha es un honor poder participar en ellas y publicar sus Actas. De esta
forma, no sólo creemos que contribuimos al desarrollo profesional de unos y otros, sino
también, en este caso, a arrojar una luz serena y clara sobre un período de nuestra
Historia todavía demasiado oscurecido por el peso de los sentimientos.
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Afortunadamente, ya va siendo una agradable mtina la presentación periódica de
las Actas de las Jornadas de Investigación en Archivos, en cuya organización participa
activamente la Asociación de Amigos del Archivo Histórico Provincial de Guadalajara,
con cuya presidencia me honro. En esta ocasión, la cuarta, el tema que centró la reunión,
celebrada en nuestra ciudad del 9 al 12 de noviembre de 1999, fue «El Franquismo:
el Régimen y la Oposición». Del éxito de la convocatoria dan fe el elevado número
de participantes activos, como testificaron en su día las páginas de la prensa local, con
los salones de actos llenos a rebosar en varias de sus sesiones. El interés científico queda
patente en las páginas que ahora ven la luz, donde se recogen las ponencias y comu-
nicaciones allí presentadas. Su atenta lectura satisfará, sin duda, al crítico más exigen-
te. Ello nos hace dar por bueno los múltiples esfuerzos realizados hasta que han visto
la luz y las muchas horas de intenso y silencioso trabajo que hay tras ellas. Por eso
es por lo que interpreto el sentir de toda la Asociación al expresar sinceramente nuestro
agradecimiento a todas aquellas personas -citando en lugar muy destacado al personal
del Archivo- e instituciones qUe han hecho posible la realización de las Jornadas y
la edición de sus Actas. Y, por otra parte, me resulta grato anunciar que las V Jornadas
están en marcha,pmeba de que se trata de un acontecimiento firmemente asentado en
el panorama cultural de Guadalajara. Y esperamos que, con el esfuerzo y el trabajo
de todos, se salden, como las anteriores, positivamente. Para, inmediatamente, comen-
zar con las Sextas ...
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La publicación que ahora presentamos, «El Franquismo: El Régimen y la Oposi-
ción», contiene las ponencias y comunicaciones presentadas a las IV Jornadas de
Castilla-La Mancha sobre Investigación en Archivos, organizadas por el Archivo
Histórico Provincial de Guadalajara y celebradas en esta ciudad del 9 al 12 de noviem-
bre de 1999.
En esta cuarta ocasión, fieles a nuestra cita bianual con la investigación, los archivos
y la historia, se han estudiado y debatido las características y peculiaridades de un
régimen político de enorme trascendencia para la España contemporánea: el franquismo.
Casi veintinco años después de la muerte de Franco, en estas IV Jornadas ha sido
analizada, con rigor científico y objetividad histórica, la estructura ideológica, política
e institucional de un régimen que estuvo vigente en España durante cuatro décadas.
En las Jornadas se trataron, en especial, algunos aspectos de vital importancia para la
comprensión de este período histórico: la propaganda política, la represión, el exilio,
la oposición al régimen desde dentro y desde fuera de nuestras fronteras, así como las
fuentes documentales para el estudio del franquismo, conservadas en archivos públi-
cos y privados, junto con toda la problemática derivada de la necesidad de recupera-
ción de las fuentes dispersas y del acceso a estas mismas fuentes.
Las Jornadas pusieron de manifiesto el desarrollo de los estudios de historia con-
temporánea y la importancia de los archivos como fuentes primarias para su conoci-
miento e interpretación, considerando, además, otras fuentes significativas, como las
periodísticas y las orales. No hay que olvidar, sin embargo, que en el estudio de períodos
históricos recientes, como el que nos ocupa, existen algunas limitaciones legales,
derivadas de la necesidad de proteger la intimidad de las personas. Hay que tener en
cuenta que el respeto al honor, a la intimidad personal y a la propia imagen debe quedar
a salvo en la documentación que custodian los archivos, garantizando su control y la
seguridad en el acceso mediante una gestión profesional por parte de los archiveros,
al mismo tiempo que ha de hacerse compatible con el libre acceso como norma ge-
neral. En este sentido, se revela significativo y eficaz el diálogo y las interrelaciones
entre archiveros -custodios de la memoria contenida en los documentos- e historia-
dores -usuarios de las fuentes documentales-, para así avanzar en el conocimiento y
defensa del Patrimonio Documental.
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Para terminar, quiero agradecer la colaboración de las instituciones que han par-
ticipado en la organización de las Jornadas o que han colaborado de alguna manera
en su desarrollo: la Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La
Mancha, la Asociación de Amigos del Archivo Histórico Provincial de Guadalajara,
la Asociación Nacional de Archiveros, Bibliotecarios, Museólogos y Documentalistas
(Sección Territorial de Castilla-La Mancha), el Ayuntamiento de Guadalajara, la Fun-
dación de Cultura y Deporte de Castilla-La Mancha y la Diputación Provincial de
Guadalajara, entre otras.
Por último, y especialmente, agradezco al personal del Archivo Histórico Provin-
cial de Guadalajara su ilusión, esfuerzo y dedicación en la organización de las Jorna-
das, renovados en cada convocatoria.
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PONENCIA INAUGURAL
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FRANCO: ANATOMÍA DE UN DICTADOR
Paul Preston
London School of Economics and Political Science
Hay muchas dificultades para biografiar a Franco, y una de las mayores para
comprenderle, evidentemente, es la espesa cortina de propaganda que le ocultaba en vida
y después. En el Poder, fue comparado con Alejandro el Magno, con Carlomagno, con
Napoleón, con el Arcángel Gabriel y con otros tantos seres reales e imaginarios. Hasta
cierto punto, esta mistificación se puede superar al considerar que es normal que el
aparato de propaganda de una dictadura diga cosas de este tipo. Sin embargo, en el caso
de Franco, la propaganda dificulta -y paradójicamente al mismo tiempo facilita- la com-
prensión del Caudillo, por una razón, por la medida en que el mismo Franco se lo creía.
Evidentemente esto significa que, de alguna forma, tenemos que tomarlo en cuenta y
hasta ver la manera de utilizarlo como instrumento para comprender mejor al dictador.
Hay, además, un problema análogo, procedente de todo lo que se ha dicho de Franco
desde la izquierda. Aunque se trata de una literatura crítica, no deja tampoco de ser
sospechosa de alguna forma. A mi entender, como desahogo de su propia impotencia
durante la dictadura de Franco, la izquierda ha manifestado una tendencia a subvalorar
la figura de Franco. Hay una literatura extensa, muy valiosa en muchos sentidos, pero
una literatura, en fin, que pierde utilidad por descontar las dotes políticas y militares
de Franco, tildándole de ser una mediocridad, que había llegado al poder por suerte.
Claro está que esto era un desahogo, un símbolo de una impotencia, y por tanto explica
poco. No explica como es posible que una persona llegase al poder absoluto y como
logrará disfrutar ese poder absoluto durante treinta y ocho años. Franco no funcionaba
solamente a base de suerte, las cosas que le pasaban a Franco no pasaban por azar,
los triunfos de Franco eran fruto de una lucha abnegada por su parte; en fin, se puede
decir que él se imponía a las circunstancias. Por tanto, la idea de la izquierda de Franco
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como mediocridad que gana el poder por el azar, es una idea absolutamente sin sus-
tancia. Por lo cual, tanto las críticas de la izquierda, como las alabanzas de la derecha,
son, en algún sentido, obstáculos que tenemos que superar para comprender a Franco.
La literatura antifranquista tiene, en resumidas cuentas, el defecto de no tomar a
Franco suficientemente en serio para comprenderlo. Esto es perfectamente comprensible,
dado el hecho de que hay una cantidad enorme de información fidedigna que nos muestra
indudablemente un Franco poco culto y poco sofisticado. Si intentamos, por ejemplo,
comparar a Franco. con Hitler y Mussolini, y evidentemente, tiene mucho en común con
ambos, ¿cómo es posible encajar en esa comparación el hecho de que Franco tenía la
afición de jugar a la quiniela ganando de vez en cuando? Es imposible pensar en Hitler
haciendo la quiniela, pero en Franco si. Si intentamos tomar en serio a Franco ¿qué
hacemos con la creencia de Franco que, por ejemplo, podría solucionar todos los pro-
blemas económicos de España, con una especie de petróleo tipo Nescafé, es decir, un
petróleo instantáneo de polvo, que mezclado con agua haría de España uno de los países
más ricos del mundo en petróleo? Eso no sólo lo creía, sino que pagaba unas cantidades
enormes al inventor, o mejor dicho, al timador que se inventó la idea. Las memorias
de personas cercanas a él, como por ejemplo su cuñado Ramón Serrano Suñer, su primo
Francisco Franco Salgado Araujo, su ministro Pedro Sainz Rodríguez, sus médicos,
Vicente Gil y Vicente Pozuelo, nos muestran, algunas veces quizás inadvertidamente,
un Franco que era un ser francamente mediocre. Sin embargo, nada de dicha materia
justifica que nos centremos en la mediocridad para subvalorar las dotes políticas de
Franco.
Más bien al contrario, a veces estas fuentes son un fiel reflejo del enorme esfuerzo
de Franco para ser impenetrable en cuanto a lo que realmente le interesaba en cada
momento. Su capellán, el padre José María Bulart, captaba muy bien esta dimensión
de Franco cuando decía «quizá era frío como han dicho algunos, pero nunca lo apa-
rentó. En realidad, nunca aparentó nada». Este afán de Franco de esquivar la definición
revelaba un deseo de controlar su propia imagen. Era tan así que constituyen un obs-
táculo para biografiar a Franco, incluso las fuentes procedentes de la mano del propio
biografiado. Evidentemente, al hacer una biografía se buscan las fuentes del personaje,
es decir, los escritos, los discursos, las cartas, las entrevistas, o sea todas las materias
posibles que provienen del mismo biografiado. Franco sí que escribía de forma prolí-
fica, aunque sus obras completas parecieran pobres en comparación con los treinta y
seis tomos de la Opera Omnia de Mussolini además de sus ocho tomos de apéndices.
A pesar de lo que se ha dicho de los pocos afanes intelectuales de Franco, era novelista,
escribía una novela, escribía cientos de artículos de prensa. Aparte de sus libros y sus
muchos artículos, evidentemente también están los discursos. Los discursos de Franco
ocupan muchos tomos. Eran cientos de discursos y una gran parte del texto de cada
uno de esos discursos le fue hecho por funcionarios, Directores Generales y hasta los
Ministros. Sin embargo, se puede decir que la parte más estadística de los discursos
de Franco, era la parte suministrada por los funcionarios, pero en cambio, siempre en
los discursos del Caudillo se puede encontrar una parte donde se oye la auténtica voz
de Franco; era la parte que escribía él y en esa parte de sus discursos hay una especie
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de diálogo consigo mismo. Por lo tanto, los discursos son una buena fuente para el
biógrafo de Franco y, curiosamente, una fuente que enlaza muy fructíferamente con la
propaganda a la que ya hemos hecho referencia.
Tanto en sus discursos, como en las múltiples entrevistas con él aparecidas en la prensa
española y extranjera, y en las conversaciones con él relatadas en las memorias de
parientes y colaboradores que convivían con él, hay algo que es a la vez una verdadera
pista y un gran obstáculo para la comprensión de Franco. Se trata de 10 que se podría
llamar la mentira cotidiana de Franco, por lo cual me refiero a la constantemente
cambiada y mejorada idea que él tenía de sí mismo. Es decir, en conversaciones, en
entrevistas, en escritos y apuntes y en discuros, él mismo no dejaba de pulir su propia
biografía. Apenas hay algún incidente de la vida de Franco que el mismo Franco no
estaba reconstruyendo, recontando, perfeccionando de alguna forma, para que en la
versión de cualquier momento luciese él de la mejor forma. Como fuente empírica, este
retrato constantemente cambiable constituye un gran obstáculo para llegar a compren-
derle. Sin embargo, lo mismo que la propaganda y sus propios discursos, lo que este
aspecto nos indica de sus propias inseguridades, nos proporciona una pista muy impor-
tante para la comprensión del Caudillo.
¿Cómo entonces llegar a comprenderle? Por mi parte, en el libro que escribí sobre
él, opté por una técnica muy simple. Es decir, dados los obstáculos de interpretación,
hacía falta adoptar una especie de técnica de Sherlock Holmes -es decir, centrarse en
los hechos, ir detrás de él con una lupa enorme, estudiarle día a día durante toda su
vida-o La idea de hacer así una biografía clásica nace de la conclusión de que, con tantos
obstáculos, con tantas cortinas de humo, la única forma de llegar a conocerle es estu-
diar sus acciones. Aún así, tampoco resultó ser tan fácil. Para poner solo un ejemplo,
después de haber pasado muchos años estudiando la Guerra Civil, incluso habiendo escrito
un libro sobre la Guerra Civil, pensaba que el papel de Franco durante la Guerra Civil
iba a ser la parte más fácil del libro, y me resultó ser la parte más difícil. Resultaba
así -hablo de un período previo al m,agnífico libro de Javier Tusell sobre Franco en la
Guerra Civil- porque al leer las muchas biografías existentes sobre Franco, en la parte
con'espondiente a la Guerra Civil, ninguno hablaba con gran precisión de la actuación
diaria de Franco. De la misma forma, ningúno de los muchísimos libros que existían
sobre la Guerra Civil, se centraba en la figura de Franco. Se hablaba en términos poco
precisos de la banda nacional o de los generales franquistas pero de hecho no se pre-
cisaba dónde estaba Franco en cualquier momento, el cómo o el por qué de sus de-
cisiones clUciales.
Por otra parte, si para solventar las dificultades de las ofuscaciones del mismo Franco,
se recurriese a la técnica de la biografía clásica, se podría sacar provecho de estas mismas
falsificaciones para enriquecer el análisis con cierto conocimiento de las fuentes psico-
lógicas de las acciones de Franco. El estudio de la imagen que tenía Franco de sí mismo
me llevaba a la conclusión de que quizás el elemento más característico era una con-
vicción neurótica de su propio éxito, algo que tenía sus raíces en su niñez, lógicamente.
Fue hijo de una familia provinciana radicada en El Ferrol, una familia cuya cabeza,
su padre Nicolás Franco Salgado Araujo, era un hombre bebedor, infiel a su mujer, que
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finalmente abandonó a la familia. Así que Franco se crió en un hogar bastante infeliz.
El hecho es que Franco fue un niño muy tímido, muy identificado con su madre, que
crecía con un odio nunca reconocido hacia su padre. Dentro de la reconstrucción cons-
tante de su propia vida, quizás el tema a que más energías dedicaba y que fue más logrado
fue la relación con su padre. Franco, a lo largo de su vida, recrea a su padre de una
forma francamente sorprendente.
En el año 1922, cuando Franco redacta un libro contando sus experiencias en África,
incluye una escena que presenta como si fuera verdadera -en el fondo, evidentemente,
era ficticia- en que un joven oficial de la Legión, pasa por una calle en Tetuán y se
cruza con un viejo legionario. Se paran a saludarse militarmente y en ese momento cruzan
sus miradas, se reconocen y resulta que el viejo, el veterano legionario, es el padre que
había perdido el joven oficial muchos años antes. Evidentemente, esto es el primer intento
de Franco de explicar la falta de su padre quien, en 1907, había abandonado el hogar
familiar para vivir con su querida en Madrid. En la versión ficticia, este abandono
vergonzoso se convierte en el gesto patriótico de ir a luchar a África.
A finales del año cuarenta y principios del cuarenta y uno, cuando Franco escribe
su novela Raza, hace lo mismo de forma más espectacular. Ya convierte a su padre en
un capitán de navío español que había muerto de manera heroica en el fatídico año noventa
y ocho, luchando contra los Estado Unidos. Cuando de verdad muere su propio padre,
el 24 de febrero del año 1942, Franco hace secuestrar el cadáver de la casa donde vivía
con su compañera y crea un nuevo pasado para su padre a quien se entierra con plenos
honores militares. La relación de Franco con su padre es una relación muy importante.
De hecho, el padre de Franco deja la familia en el año 1907, que es el mismo año en
que el joven, el pequeño niño, quien no ha cumplido todavía quince años, está a punto
de ir a la Academia Militar de Toledo. Pasa del ambiente acogedor de Galicia, a la ciudad
dura, casi en medio de un desierto, que es Toledo. Pasa de un ambiente tierno, a un
ambiente muy brutal, el mismo año en el que abandona, finalmente, el padre a la familia.
Pasa a estudiar en una Academia Militar. En ninguna época las Academias Militares
han tenido un ambiente muy acogedor; las Academias Militares españolas de finales de
siglo, menos. Franco, siendo un adolescente pequeño, bajo, delgado, de voz afilada, es
la clásica víctima de las novatadas que hacen en las Academias Militares, y sin em-
bargo, decide, con quizás la primera manifestación de la fuerza de voluntad que va a
ser siempre su gran recurso, hacer frente a eso. Decide que va a superar esa experiencia
siendo mejor militar que sus compañeros. De momento, no lo logra, no llega a ser el
primero de su promoción, sino que llega al número doscientos cincuenta y uno, de
trescientos doce. Nunca fue muy estudioso pero, sin embargo, es el primero de su
promoción que llega a ser general. Fue durante su paso por la experiencia de la Aca-
demia donde decide que va a ser el mejor militar y empieza a crear algo que yo creo que
realmente se podría utilizar como un modelo para explicar el resto de la vida de Franco.
El estudio de los escritos, discursos y conversaciones de Franco nos ayuda a ver que,
para hacer frente a una vida dura, construye una serie de personajes falsos que le servirán
de máscara y de cáscara. Se los cree de forma tan aferrada que termina, al final,
con vertiéndose en esos personajes; y el primer personaje que crea y que él se cree es
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lo del Héroe del Desierto. Franco se proponía convertirse en el tipo de héroe galante
de las películas de la legión francesa, y lo lograba de maravilla. Desde el momento en
que va a Marruecos a finales de 1911 empieza ya una carrera espectacular, yeso no
es azar, sino fruto de su dedicación a su carrera de forma realmente única. Mientras sus
compañeros sobreviven a las durezas del norte de África, de una guerra colonial increí-
blemente cruel y brutal, con diversiones nocturnas con bebidas, mujeres y cartas, él en
cambio se dedica, con una dedicación que hasta cierto punto indica una especie de vacío
interno, porque no tiene otra vida, a distinguirse como militar. Se va haciendo famoso,
porque dentro de poco la prensa empieza a referirse a las distintas hazañas de Franco
llegando en los años veinte a llamarle el «As de la Legión» y el mismo Franco muestra
interés y capacidad para congraciarse con los periodistas. Pasa a ser Capitán muy joven,
el Comandante más joven del ejército, luego el Teniente Coronel más joven, el Co-
ronel y el General de Brigada más joven también.
Siempre se ha mostrado como una de las grandes contradicciones de la carrera del
cauteloso Franco que, en esa época, era un hombre aparentemente irresponsable, que se
exponía a las balas del enemigo. Lo que tiene en común el Franco bravo y galante de
esa época con el Franco cauteloso de después es la ambición y la determinación. En
ese momento se proponía llegar 10 antes posible a ser general y de hecho cumplirá esa
ambición y, si para hacerlo necesitaba exponerse a las balas del enemigo, lo hacía sin
contemplaciones. Franco tenía una determinación realmente fuera de lo común. Llega
a ser General con treinta y tres años cumplidos, y a partir de este momento, el 31 de
enero del año 1926, ya cambia radicalmente su vida. El soldado bravo, irresponsable
quizás, cambia. Además, el año veintiséis cobra significación no solamente por ser el
año en que llega a ser General, sino por ser también el año en que nace su hija. Por
tanto, es un momento en que él asume otro tipo de ambiciones menos arriesgadas y,
a la vez, pasa a otro modelo de personalidad. Deja el modelo o el personaje del «Héroe
del Desierto»; ya se propone otra finalidad, otra ambición, la de ser no uno más de los
generales significados, sino el General más importante de España. Es un momento en
el que empiezan a perfilarse grandes ambiciones. Cabe la posibilidad de llegar a ser
Capitán General de una Región Militar aunque su gran ambición en esta época, previa
a la Guerra Civil, era ser Alto Comisario en Marruecos. Es un período en el que, a
finales de los años veinte, Franco ha llegado a General, ha tenido una actuación muy
importante en la Batalla de Alhucemas, ha llegado a ser un favorito del Rey, es gen-
tilhombre de cámara del Rey, es una especie de cortesano militar. Irónicamente, en el
poder, vivió como una especie de rey civil y rodeándose de cortesanos. En el año 1927,
ha llegado a ser Director de la Academia Militar en Zaragoza y las perspectivas para
su ambición son muy buenas, hasta que se ven destrozados todos sus sueños con la llegada
de la Segunda República. Pasa de ser el niño mimado militar de la monarquía a ser
simplemente otro General más con la República.
La República, o mejor dicho Manuel Azaña, cometió serios errores con Franco que
muy probablemente tuviesen su origen en el hecho de haber conocido muy bien al hermano
de Franco, a Ramón. Por 10 tanto, Azaña trataba a Francisco Franco de forma que
quizás hubiera sido muy eficaz de haberse aplicado a su hermano Ramón -un personaje
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10..
muy ligero, muy superficial, muy volátil que poco tenía en común con su hermano
Francisco-. Entonces, Azaña trataba a Francisco Franco con una táctica de palo y
zanahoria. Primero le apartaba de su puesto de Director de la Academia Militar de
Zaragoza, un puesto que le había gustado enormemente, le mantenía varios meses sin
destino y al final le daba un destino bastante respetable, que era el de Comandante
Militar en la Coruña. Y quizás, en el caso de Ramón, este castigo seguido de un pequeño
premio hubiera funcionado muy bien, pero en el caso de un hombre de ambición tan
colosal como Francisco Franco, no funcionaba y sólo tenía como consecuencia aumentar
su resentimiento hacia la República y, muy especialmente hacia Azaña.
Sin embargo, la tirantez entre Franco y Azaña no justifica la opinión, muchas veces
repetida en la propaganda franquista, de que Franco veía con una visión clarísima que
había que acabar cuanto antes con la República para dar paso a otra España autori-
taria. Al contrario, en la segunda época de la República, en la época de los gobiernos
Radical-Cedistas, Franco pasó a recuperar la situación de militar mimado de la que había
gozado durante la monarquía, porque con el visto bueno de Lerroux, siendo Ministro
de Guerra Diego Hidalgo, Franco fue ascendido a General de División. Mucho más
importante es que, en octubre de 1934, al Ministro Diego Hidalgo, se le ocurre nada
menos que prácticamente cederle a Franco todos sus poderes para dirigir la represión
de la insurrección de Asturias y de la rebelión de Cataluña. Difícilmente se puede
exagerar el significado de esta iniciativa ya que durante un Estado de Guerra los poderes
del Ministro de la Gobernación se trasladaban a la jurisdicción del Ministro de Guerra.
Lo que hizo Diego Hidalgo era instalar a Franco en su despacho, comprometiéndose
a firmar los decretos redactados por Franco. Fue una experiencia increíblemente formativa
para Franco pasar tres semanas disfrutando un poder inmenso. Realmente era una especie
de entrenamiento, una muestra de lo que podrían ser los poderes dictatoriales. Este mes
de experiencia le convenció de su capacidad para acabar con lo que él veía como la
amenaza izquierdista y, en consecuencia, le inflaba las ambiciones de una forma incal-
culable. Después pasó a ser Comandante Jefe de las Fuerzas Militares en Marruecos,
un puesto que le gustaba enormemente. Poco después, se le hizo Jefe de Estado Mayor,
también un puesto que le gustaba y estaba acorde con su estimación de sí mismo.
Por tanto, la idea convencional de que la hostilidad de Franco a la República fuera
inevitable tiene poco o ningún fundamento. Fácilmente Franco podía haber estado con
la República en la Guerra Civil. En la famosa carta de 23 junio de 1936, que Franco
escribió al entonces Primer Ministro y Ministro de la Guerra, Santiago Casares Quiroga,
una carta muy confusa y muy ambigua por cierto, como todos los escritos de Franco,
muestra una disposición de colaborar con la República, imponiendo él los términos de
la cooperación. Leyendo entre renglones este carta, se puede ver que Franco hace una
oferta en la que, si se le vuelven a dar los poderes que había tenido para reprimir la
insurrección de octubre de 1934, él insinua que podría acabar con todo brote de cons-
piración ~n el Ejército. El precio era bastante alto, siendo difícil de concebir que cual-
quier Primer Ministro de la República pudiera haber respondido a esa carta de forma
positiva. En cambio, lo que sí se podría haber concebido es que Casares Quiroga pudiera
haber respondido de alguna forma, en vez de lo que hizo, que era ignorar totalmente
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la carta. Podía haber utilizado la carta como oportunidad para traer a Franco a Madrid,
ponerle bajo arresto, negociar con él, hacer lo que fuera para neutralizarle. El hecho
es que, retrospectivamente, se puede ver que sin Franco los nacionales difícilmente
podrían haber ganado la guerra.
Si hubiera sido posible en la primavera de 1936 lograr que Franco no estuviera con
los rebeldes, habría sido de una importancia enorme. Como no se intenta asegurar la
lealtad de Franco, el dieciocho de julio, se encuentra con los rebeldes destinado a le-
vantar las Fuerzas Militares de Marruecos, cruzar el Estrecho de Gibraltar y con los
Jefes Militares de otras provincias caer sobre Madrid. Los conspiradores militares no
habían contado primero con el nivel de resistencia obrera en la Península, y no habían
contado, en absoluto, con el hecho de que iba a haber un motín en la flota republicana.
Por tanto, con la flota en manos de marinos de izquierdas, el Ejército de África se
encuentra bloqueado dentro de Marruecos. En un momento en que las fuerzas suble-
vadas están realmente cabizbajas, es buena muestra de la fuerza de voluntad de Fran-
co, que en un momento en que muchas voces muy autorizadas de los sublevados están
convencidos de que todo está perdido, Franco se impone sobre la situación, adoptando
la idea, evidentemente concebida en colaboración con otros asesores, de romper el bloqueo
a través de un puente aéreo y mediante el llamado Convoy de la Victoria. Entonces un
puente aéreo militar era una idea increíblemente novedosa. Para poner en práctica la
idea, hacía falta disponer de aviones, y realmente fue la convicción del mismo Franco
la que los consiguió. El mismo Franco convenció a los representantes locales en
Marruecos del partido Nazi y a las autoridades italianas de Tánger. Mientras fracasan
los intentos de los enviados de Mola de entablar relaciones con los alemanes y con los
italianos, Franco, sin embargo, tiene éxito gracias a su extraordinaria fuerza de con-
vicción. Tiene un lema que utiliza siempre durante la Guerra Civil: «¡Fe ciega en la
victoria!». Una persona normal, con reacciones normales, capaz de imaginación, capaz de
sentir miedo, capaz de tener dudas de sí mismo, no muestra esa convicción neurótica
en sus propias capacidades que tiene Franco.
Se ha comentado en este artículo que Franco superaba las dificultades en su vida
a base de crear personajes en los que él creía, que canalizaban sus energías y detrás
de los cuales actuaba libre de sus inseguridades naturales. De joven, su personaje-máscara
fue el gran «Héroe del Desierto» y durante la guerra de España, adoptó otro personaje
que va a ser el de «Salvador de España», una imágen que tiene mucho que ver con
El Cid. Una vez establ~cido en la Península, Franco monta un aparato de propaganda
y empieza ya a crear, muy deliberadamente, una identificación de su propia persona-
lidad con los grandes héroes guerreros de la historia medieval, un proyecto propagan-
dístico para el que sirve muy bien el hecho de que la iglesia empiece hablar de la Cruzada.
Haciendo caso omiso de la realidad de que traía mercenarios marroquíes a la Península,
su aparato de prensa se aprovechaba de toda la retórica de la Reconquista para montar
este nuevo personaje de una especie de «El Cid» del siglo XX.
Esta imagen servía a Franco como su hilo conductor a lo largo de la guerra. No es
este el lugar para entrar en el análisis detallado de la historia militar de la guerra. Sin
embargo, se debe hacer un comentario respecto a las cualidades de Franco como mi-
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litar. Es un tópico de la historiografía franquista que Franco era un genio militar. En
cambio, tanto la historiografía antifranquista como las observaciones contemporáneas
de generales italianos y alemanes han coincidido en que Franco era un general muy
mediocre, que era un militar cuyas experiencias le habían preparado para una pequeña
guerra colonial y, por tanto, incapaz de maniobrar con grandes ejércitos y con grandes
visiones estratégicas.
Franco, puede ser que fuera un estratega mediocre, pero en ningún momento se
proponía una guerra de gran estilo estratégico, del tipo que se proponía, por ejemplo,
Napoleón, o del tipo que se proponía Rommel. Franco pensaba, estando ya identificado
con el personaje de «El Cid», que su responsabilidad era la de limpiar de España la Anti-
España de masones y de «rojos-separatistas». Franco tenía la idea de que hasta Felipe
II, España había funcionado muy bien por ser un Estado unitario y autoritario dando
paso a la decadencia planificada por la masonería y el liberalismo. Por tanto, erradicar
lo que él consideraba los tres siglos malditos, eso era su principal objetivo en la Guerra
Civil, un objetivo difícilmente alcanzable con grandes operaciones estratégicas de mucho
estilo, porque el problema para él con operaciones rápidas como las de Napoleón o
del Blitzkrieg alemán, es que dejan vivos muchos enemigos.
Lo que se proponía Franco en la Guerra Civil era una guerra de aniquilamiento. A
primera vista puede parecer que Franco cometió un error al desviar sus fuerzas de un
Madrid indefenso para ir a liberar el Alcázar de Toledo, siendo inconcebible que
Napoleón, haciendo la misma guerra, haga semejante desviación. De la misma forma,
puede parecer un error que Franco se meta en la Batalla de Ternel para reconquistar
un territorio que, estratégicamente significa poco, o en la Batalla del Ebro, cuando fá-
cilmente podría haber obligado a las fuerzas republicanas a quedarse donde estaban
mientras él organizaba ataques a Barcelona o a Madrid. Esas decisiones no se pueden
entender sino como intentos de facilitar grandes batallas de desgaste cuya finalidad era
matar a la cantidad mayor posible de republicanos, porque lo que llevaba a cabo Franco
era una guerra de terror, en la que no solamente morían grandes números de las tropas
republicanas, sino que además a los civiles que no mataba les dejaba aterrorizados, de
forma que no levantasen cabeza durante los treinta años siguientes. En eso sí que fue
un General de un éxito enorme, precisamente porque logró lo que se proponía.
Al lograrlo, es decir, al alcanzar la victoria en la Guerra Civil, había cumplido con
el papel que se había propuesto como «Salvador de España», presentándose como un
héroe semejante a los héroes reales medievales -una comparación manifiesta en las
repeticiones constantes por parte suya y de sus propagandistas de la frase «los Reyes
Caudillos»-. De hecho, solamente había cumplido una parte de su ambición para la
resurrección de la grandeza de España. Como caudillo tipo «El Cid», había repetido
la gesta de la Reconquista, es decir, había limpiado (su) España de los tres siglos mal-
ditos, pero quedaba por hacer la segunda parte. Para volver a la España de Felipe lI,
la segunda parte de la tarea exigía crear un imperio. En el verano de 1940, en una visita
al Archivo General de Indias en Sevilla, invitado a firmar en el libro de oro, escribió:
«Ante las reliquias de un imperio, con la promesa de otro». Desafortunadamente para
Franco, si las divisiones internas de la República con el favorable contexto interna-
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...1
cional, le permitían dar cierta realidad a los sueños implícitos en su imágen de ser «El
Cid» del siglo XX, la situación española de la inmediata posguerra no era ni econó-
mica ni militarmente propicia para que él pasara a ser un Felipe II del siglo XX. Franco
no iba a poder crear un nuevo Imperio con el ejército que había ganado la Guerra Civil.
Franco sabía que la única forma de crear el Imperio con el que él soñaba era con
la ayuda de Hitler. Sin embargo, la intoxicación de la victoria de 1939 es tanta que Franco,
en tanto en cuanto siempre había creido en sus máscaras-personajes, a pesar de la
evidencia concreta de lo contrario, ya se creía Felipe II. Existen unos despachos de
representantes americanos, alemanes, británicos y portugueses a lo largo del año 1939 en
que los diplomáticos destinados en Madrid muestran su extrañeza frente al hecho de que
una persona que siempre les ha parecido un hombre cauteloso, cuidadoso y lento, casi
se había enloquecido. Franco pierde su cautela de siempre durante un período, desde
finales de la Guerra Civil en abril de 1939, hasta finales del año cuarenta. Es compren-
sible que Franco estuviera embriagado con su victoria en la Guerra Civil. Para él en su
embriaguez era una victoria que abría paso a la posibilidad de crear un gran imperio
tipo Felipe II. Tuvo la suerte de que su intoxicación no le llevara a la guerra, porque
aunque después se vanagloriaba de su astucia en mantener la neutralidad española en
la Guerra Mundial, de lo que no cabe duda es que Franco sí quería entrar en la Guerra
Mundial, y al lado de Hitler.
La idea de que Franco engañó inteligentemente a Hitler ha sido muy barajada por
sus muchos admiradores. Entre los admiradores de Franco, quizás el admirador más
empedernido era el mismo Franco, y durante los últimos treinta años de su vida, con-
sideraba que el regalo más precioso de los muchos que él había dado a España fue la
neutralidad en la guerra. España fue neutral en la Guerra Mundial a pesar de Franco,
no a causa de Franco. El quería entrar y afortunadamente para él no fue posible. Sin
embargo, los hagiógrafos de Franco, quizás más característicamente los guionistas de
la película «Franco, ese hombre», declaran que: «La habilidad de un hombre contuvo
lo que no consiguieron contener todos los ejércitos de Europa». De hecho, en junio del
año 1940, cuando Alemania ya ha derrotado a Francia y parece que está a punto de
.derrotar a Gran Bretaña, Franco pensando que la guerra va a durar tres o cuatro días
más, ofrece entrar en la guerra; pero el mismo Hitler, consciente de la ayuda poco eficaz
de Mussolini, se pregunta ¿para qué sirve tener otra boca en la mesa para alimentar?
y rechaza la oferta. Cuando Franco repite la oferta en el verano, tampoco le interesa
a Hitler.
Cuando finalmente se entrevistan Franco y Hitler en el gran encuentro del 23 de
octubre del año 1940, ya han cambiado las cosas algo porque ya se ve ahí que la derrota
de Inglaterra no va a ser tan inmediata. A Hitler le interesa algo, no demasiado, la
posibilidad de conquistar Gibraltar, pero cuando sale de Alemania a ver a Franco, no
sólo se entrevista con Franco. El hecho es que el Führer se encuentra en un viaje de
compra, porque el día 22 de octubre se entrevista con Laval, el día 23 con Franco y
el día 24 con Pétain; y lo que quiere ver es qué ventajas hay para él en dos posibilidades
distintas: o dejar el imperio francés en manos de los franceses de Vichy, o darlo, como
quiere Franco, a España. Lo suyo es un viaje de reconocimiento. No es que Franco
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
pronunciara frases mágicas para persuadir a Hitler de que no desencadenara doscien-
tas divisiones. Pensando cómo funcionaba Hitler y cómo cumplió sus amenazas con
otros países, resulta difícil concebir qué es lo que podría haberle dicho Franco al Führer.
El hecho es que Hitler no pensaba amenazar a Franco cuya amistad servía muy bien
a los intereses del Tercer Reich. El problema que tenía es que no se podía permitir
gastar los recursos necesarios para rehacer la economía española y sufragar el rearme
total de las fuerzas armadas españolas. Además, a Hitler le parecía más sensato per-
mitir a los propios franceses defender su propio imperio, dentro del nuevo orden mundial
del Tercer Reich, antes que arriesgar que los franceses de las colonias pasasen a De
Gaulle, por lo cual ya no podía pagar el precio que quería Franco para entrar en la
guerra, que era el imperio francés. Ofreció a Franco entrar en guerra a cambio de la
promesa de hablar de premios una vez ganado el conflicto.
Así que Franco, que quiso entrar en la guerra, no pudo por la postración económica
de España en 1940 y por el hecho de que no importaba suficientemente su participa-
ción a Hitler. Fue una suerte irónica que la debilidad militar y la debilidad económica de
España en ese momento, hicieron que no fuera el aliado que le hubiera convenido a Hitler.
Hacia el final de la guerra, Franco muestra su increible capacidad para reescribir su
propia historia. La guerra termina y al día siguiente la prensa franquista proclama la
paz como «La victoria de Franco», como si todo hubiera sido obra de él. Entonces cambia
brutalmente la vida de Franco. Hasta la reunión con Hitler, Franco ha experimentado
toda una serie de triunfos; de joven, cuando era el «Héroe del Desierto», ascenso tras
ascenso; durante la Guerra Civil, también triunfo tras triunfo, logra sacar el Ejército
de África del bloqueo republicano de Marruecos, llega rápidamente a Madrid, le hacen
Generalísimo, le hacen Caudillo, organiza su partido único, llega a ser Jefe Nacional.
Termina la Guerra Civil con más poderes -teóricamente- que el propio Felipe II. Ya
pasa de una época fingiendo ser «El Cid», para intentar fingir ser Felipe lI. El hecho
de que no puede entrar en la guerra como aliado de Hitler, y la posterior derrota del
Führer, significan la ruptura de esta cadena de triunfos. Sin embargo, no se inmuta y
muestra otra vez su fuerza de voluntad adoptando, al final de la Guerra Mundial, otro
tipo de personaje-máscara, que es el del Comandante de Numancia.
Quizás una persona nonnal, con sentimientos normales, capaz de sentir el miedo, con
capacidad de imaginación, al terminar la guerra, hubiera hecho lo que aconsejaban
muchos franquistas a Franco, largarse a Suiza a un retiro decoroso para dar paso a la
monarquía. Franco decide aguantar la hostilidad de los aliados y es entonces donde
empieza a obrar su increíble astucia haciendo una cosa que no permite que nadie dude
de su inteligencia política. Es la llamada larga noche negra del franquismo en que, dentro
de círculos franquistas, sus amigos le dicen que, derrotadas Italia y Alemania, no hay
otra posibilidad que abrir camino a la monarquía, y como mínimo pasar a la reserva
a la Falange. Es un consejo lógico, pero Franco tiene la astucia de ver que si hace esto,
es el primer paso hacia su propia retirada. Él ve que los monárquicos pueden contar
con el apoyo de Inglaterra y de los Estados Unidos, de forma que no van a necesitar
a Franco. Entonces hace todo lo contrario, mantiene la Falange, porque sabe que los
falangistas no tienen otro lugar a donde ir, o sea que sabe instintivamente que tiene en
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la Falange una especie de guardia «kamikaze», que está con él hasta el final. Precisa-
mente cuando hay presiones para democratizar el régimen, Franco empieza a ser -con su
retórica como mínimo- más falangista que nunca. Sus sueños de recrear el Imperio de
Felipe II ya han ido al traste. Entonces inventa la idea de que él es el Comandante de
Numancia, rodeado de sus fieles numantinos falangistas. Se inventa la idea del cerco
internacional. Claro, de cerco internacional, había relativamente poco, porque el con-
texto le favorecía enormemente a Franco. En la Guerra Fría, a las grandes potencias
occidentales, \es interesaba mucho más, para sus intereses económicos y militares, que
en España estuviera en el poder un dictador autoritario a que existiese una República
con participación de socialistas y comunistas y otros rojos peligrosos. Con lo cual, el
famoso ostracismo o aislamiento international no fue más que superficial. Sin embargo,
Franco utilizaba el cerco internacional a través de un montaje de progaganda realmen-
te inteligente para intensificar la idea de que él era el guardián indispensable de España.
Esta época termina ya con su gran triunfo, que es el acuerdo con los Estados Unidos
en 1953. En la cúspide del poder, Franco busca otra máscara o personaje -pasa a ser el
padre de su pueblo, duro pero justo, el padre que él mismo echaba siempre de menos-o
Es un papel que con el paso del tiempo se convertirá en el del abuelo bondadoso de
su pueblo. Sin embargo, Franco no solamente no cumple sus sueños de imperio, sino
que está rigiendo un país que padece un auténtico empobrecimiento gracias a su po-
lítica. A lo largo de los años cuarenta y en los primeros años cincuenta, Franco aplica
un modelo de economía, la autarquía, que no solamente no funciona en el sentido de
no cumplir con lo que él promete en todos sus discursos, que España va a ser un país
riquísimo dentro de poco, sino que lleva a España a la bancarrota.
Cuando finalmente, en 1957 es evidente que España está al borde de la bancarrota,
Franco está en una edad en la que la mayoría de la gente piensa ya en la jubilación,
tiene ya sesenta y cinco años. La envergadura y complejidad de los problemas econó-
micos con los que se enfrenta España, le lleva a Franco a aceptar que hace falta ce-
rebros más expertos que el suyo. Muy a regañadientes, acepta lo que le cuenta Navarro
Rubio respecto a lo que opinan el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Al principio, Franco dice que no, porque él no quiere que los extranjeros se mezclen
en la economía española; él piensa que esto será un truco para acabar con su poder
personal y está convencido de que los banqueros extranjeros son todos masones. So-
lamente cuando Navarro Rubio, en unas escenas muy tensas, le amenaza con la vuelta
de gasógeno s a las calles de España, Franco, de muy mala gana, encoge los hombros
y dice: «pues bien, usted haga lo que quiera».
Ese es el momento en que Franco se jubila como Jefe de Gobierno ejecutivo, para
empezar el largo camino a ser Jefe de Estado simbólico. Porque es el momento que cede
el poder político y económico a una serie de técnicos, que son realmente los que, cada
vez más, llevan los asuntos más complicados de gobernación diaria. Franco dedica el
resto de su vida a preparar el posfranquismo, un reinado civil, dentro del cual él puede
elegir a su propio sucesor. En total, ha sido una vida que, para entenderla, el biógrafo
tiene que comprender las motivaciones psicológicas reveladas por las sucesivas más-
caras del Héroe del Desierto, del Salvador de España, del nuevo Emperador, del
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Comandante de Numancia y del padre y abuelo del pueblo. Son unas máscaras que
ocultan en cada momento la ambición de Franco, dan a sus ambiciones un barniz de
patriotismo y hacen posible que el mismo Franco no sabe distinguir entre el bien de
España y su propio bien.
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PRIMERA PONENCIA
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POLÍTICA Y ADMINISTRACIÓN EN EL
RÉGIMEN DE FRANCO
Julio Aróstegui
Universidad Complutense de Madrid
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un Ministerio, un partido político o una Universidad. La documentación burocrática
archivada debe organizarse con la misma estructura que el aparato burocrático I que la
emite. Si se trata de personas individuales parece evidente que el criterio general será
el de la estructura de las propias actividades de tal persona que generan documentos.
El caso general de una estructura orgánica es el de las instituciones de cualquier tipo
que tienen necesidad del archivado de su huella documental.
Se comprende que, como derivación de lo dicho, en función de la eficacia de la
investigación documental, por parte de historiadores, archiveros u otros estudiosos, del
régimen de Franco, sea muy destacable la importancia de un conocimiento suficiente
de la estructura institucional de aquel régimen, de su Política y su Administración, en
cuanto que las propias concepciones acerca del sistema político, del régimen que con-
forme a ello se instala y del Estado 2 y aparato administrativo que lo sirven están es-
trechamente ligadas y derivadas las unas de las otras. Entiendo, por tanto, que el interés
máximo de esta exposición estribaría en una descripción histórica -yo hablo siempre desde
esa óptica- del aparato institucional que puso en marcha el régimen de Franco. Un aparato
organizativo que, en todo caso, nunca sería inteligible sin el análisis histórico profundo
de las circunstancias en que se instala, de las ideologías, los intereses y lo objetivos a
corto y largo plazo que lo inspiraron. En el caso concreto que nos ocupa, nada sería
inteligible sin partir del hecho del que el régimen de Franco tuvo su origen en una guerra
civil, que, a su vez, culminaba una profunda crisis -la más profunda de la Edad
Contemporánea- de la sociedad española en los años treinta, que englobó en sí clara-
mente una crisis del Estado.
Una exposición sobre la política del régimen y sobre el Estado y su Administración
(obsérvese que esas expresiones asumen claramente que «el Estado se administra») debería
apoyarse, desde luego, en el trabajo de distintos tipos de analistas: los historiadores, los
politólogos y los sociólogos políticos que trabajan sobre el sistema franquista, el Par-
tido Único, sus elites, burocracia y tecnocracia y, también, en el trabajo de los juristas
administrativistas. De hecho, la Política de un determinado Estado y su Administración
son cosas que en la realidad son difícilmente distinguibles.
I Los textos de técnica archivística citables a este efecto son muy abundantes y variados. Para abre-
viar, la cuestión que exponemos aquí se resume bajo el rótulo general de «principio de proveniencia»
(principe de provenance): la documentación que llega a un archivo debe ser respetada en la integridad
de cada fondo, reproduciendo la estructura del organismo emisor. Ello prohíbe taxativamente su
desmembración. M. CHAMPAGNE y D. CHOUINARD: Le traitement d'un Fonds d'Archives. Ses
documents historiques. Montreal, Documentor, 1987, especialmente p. 23 y ss.
2 Hablando con rigor en Politología y en Historia Política conviene distinguir entre estos tres concep-
tos, el de sistema político, régimen político y Estado que son perfectamente distinguibles. En el caso del
régimen de Franco esta distinción es bastante pertinente ya que es el «régimen» lo que verdaderamente
suscita la discusión histórica sobre su naturaleza y origen, y no la estructura del Estado o el sistema político,
cuestiones más comunes, al tratarse de una forma de plantear y resolver la «convivencia política», es decir,
la forma en que se ejerce el poder en relación con la comunidad. La fórmula de la «democracia orgánica»,
que no tiene nada que ver con una verdadera democracia formal, preside este régimen. Véase, para
definiciones sencillas M. DE PUELLES: Diccionario básico de Política y Administración. Madrid, UNED,
1989.
36
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J
En relación con ello, he escrito ya en otra ocasión que «la creencia de que la
Administración del Estado es algo realmente distinto del componente político del apa-
rato estatal vine comúnmente a hacer más opaca la comprensión de la historia. Los
historiadores, por ejemplo, pueden no tener en cuenta lo que han escrito los especia-
listas en Administración, cuando ella misma es un elemento del Estado de clarísima
implicación y dirección política. La Administración de un Estado es clave para entender
el proyecto estatal mismo. Los juristas, a su vez, no siempre están atentos en lo debido
a los aspectos menos formales de la estructura misma de la Administración del Esta-
do»' .
Existen autorizadas opiniones que apoyan y complementan esta visión personal que
acabo de citar. García de Enterría dice ver el tema de la Administración «como una
realidad política»; «la Administración (no es vista) como una empresa, sino, y
permítaseme poner énfasis en lo que a muchos ha de parecer una obviedad, como Estado,
como organización insertada en, y al servicio de, la comunidad política»4. Otra obser-
vación es la que señala que « el análisis aislado de las variables puramente políticas,
o estrictamente administrativas, ignora elementos de comprensión de gran valor para la
interpretación del Estado contemporáneo en sus diversas formulaciones ideológicas, puesto
que resulta inadecuado desligar la legitimidad, la eficacia y la efectividad de una es-
tructura de gobierno en su organización administrativa»5.
Nadie debe esperar aquí, en consecuencia, una exposición de temáticas por demás
conocidas, aunque no deje de aludirse a ellas. Nuestro tema central no será la «natu-
raleza del franquismo», ni las vicisitudes del régimen, ni su origen, ni sus «familias».
La cuestión central será la relación que estableció aquel Estado tan peculiar entre sus
formulaciones y objetivos políticos y el aparato administrativo que lo sirvió. Porque ese
asunto es el que contiene precisamente algunas de las más significativas peculiaridades
que definieron el régimen salido de la guerra civil y es el que mejor explica, por otra
parte, qué tipo de régimen fue el franquista y qué tipo de política practicó. Complemen-
tariamente, este enfoque es el que mejor permite la iniciación a la exploración de la
huella documental que estos casi cuarenta años de historia española han dejado.
La exposición, en todo caso, a efectos de claridad, no tiene más remedio que fijar
primero la entidad de unas ciertas estructuras institucional-políticas, para hablar des-
pués en una segunda parte de su funcionamiento.
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1. LA CONFORMACIÓN DEL RÉGIMEN: «UNA DICTADURA
DE «PSEUDO-DERECHO»
de rechazo o consenso, expresados a través de indicadores muy diversos, que pueden constatarse histó-
ricamente en la relación del régimen con la sociedad, un tema acerca del que existen esbozos de estudio
pero ningún trabajo completo y suficiente. Cfr. F. BARBAGALLO, C. BORDERÍAS, M. CAMINAL y
OTROS: Franquisllle. Sobre resistellcia i conse/lS a Catalun)'a (1938-1959). Barcelona, Centre de Treball
i Documentació/Editorial Crítica, 1990.
xCfr. J. A. LÓPEZ GARCÍA: Estado y Derecho en elfranquislllo. Elllacionalsindicalismo: F J. Conde
y LlIis Legaz Lacalllbra. Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1996. Un libro en exceso juridicista,
pero con aspectos de interés.
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Pasó por diversas etapas en su autoconsideración y en su autoconstitución, desde el
«Estado Nuevo» de devoción fascista, hasta un régimen, en la práctica, de Monarquía
sin rey con regencia dotada de poderse excepcionales, instituyentes, que se basaron
siempre en unos principios del «Movimiento Nacional», sustentados por un Partido Único.
Como todo régimen implantado por la fuerza, no nacido de la voluntad mayoritaria
de una comunidad expresada democráticamente, el complejo del franquismo ideológico
y político pasó sus años intentando argumentar y fundamentar su legitimidad, que
pretendió sustentar en todo tipo de argumentos jurídico-políticos, históricos o de rea-
lidades de hecho, dado que nunca pudo hacerlo sobre el consentimiento de los goberna-
dos. Y ello ocurrió hasta el fin mismo del régimen. Tardó tanto tiempo en
institucionalizarse políticamente que estuvo produciendo leyes políticas «fundamentales»
hasta treinta años después de haberse producido la sublevación (las célebres «Leyes
Fundamentales» del Régimen, que fueron siempre de aprendizaje obligatorio en el sis-
tema escolar y que fueron sucesivamente ampliadas y reelaboradas).
Por lo demás, el régimen político que instauró el general Franco y que presidió hasta
su muerte fue también muy específico en la clase de personal, de elites sociales y de
profesionales en función política o burocrática, que tuvo a su servicio en el aparato y
que conformaron los más eminentes escalones de la adhesión y el sustento de la maqui-
naria estatal. El «personal político» del régimen es otro de los temas que ha suscitado
también interés de los estudiosos Y•
y Ver los ejemplos de C. VIVER PI-SUNYER: El personal político de Franco (1936-1945). Barce-
lona, Editorial Vicens Vives, 1978. R. JEREZ MIR: Elites políticas y centros de extracción en Espaiia,
1938-1957. Madrid, Tecnos, 1982. G. SÁNCHEZ RECIO: Los cuadros políticos illlermedios del régimen
franquista, 1936-1959. Alicante, Instituto Juan Gil Albert, 1996.
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por «la ilegitimidad de los poderes actuantes en 18 de julio de 1936», como hemos di-
cholO.
En principio, por tanto, la legitimación del «alzamiento nacional» y del régimen
derivado de aquél se basaba en la negación de legitimidad a los poderes constituidos contra
quienes se dirigió el alzamiento. El mecanismo jurídico fue, justamente, la más perversa
retorsión de los argumentos, la de imputar a los agredidos el delito mismo que la agresión
suponía, es decir, el de «auxilio a la rebelión», según expresaban los primeros Bandos mili-
tares de los sublevados y según establecieron leyes represivas posteriores, fundamental-
mente la de Responsabilidades Políticas de febrero de 1939, que sirvieron para conde-
nar a los defensores de la República. Es decir, se usó una figura delictiva que no tenía
más ámbito de aplicación precisamente que el de los propios levantados militarmente.
La retórica posterior, desde la histórica a la teológica y desde la política a la filo-
sófica, cargó de razones y justificaciones jurídicas aquella rebelión que según sus
hagiógrafos se habría hecho contra una revolución de tipo soviético que habría estado
en marcha supuestamente en la primavera de 1936 11 ; contra el comunismo, la des-
cristianización y la persecución de la Iglesia, el despojo de los propietarios ... y demás
extremos repetidos durante décadas. Sólo cuando el régimen puso en marcha una fas-
tuosa celebración de la efemérides de los 25 años de Paz, al comienzo de la década de
los sesenta, esa cantinela legitimadora se cambió por otra: el discurso pragmático de
lo que el régimen había hecho por España. A la legitimidad «de origen» se prefirió desde
entonces una supuesta legitimidad «de ejercicio» 12.
Como hemos apuntado antes, la empresa de fondo en la legitimación de aquel ré-
gimen cabalgó siempre sobre el empeño de ser tenido por un verdadero «Estado de
Derecho». La apelación de «Estado totalitario» aparece por vez primera el 30 de oc-
tubre de 1937 en un Bando de la Junta Técnica del Estado sobre Ayuntamientos y
Diputaciones. Pero la orientación legitimadora basada en la construcción de un «Nuevo
Estado», de imitación fascista, supuestamente fundado en una «revolución» al estilo de
10 Esa era la formulación exacta del célebre Dictamen de la comisión sobre la ilegitimidad de los poderes
actuantes en 18 de julio de 1936. Editora Nacional, (Imprenta de la S.G. de P., S.A., Barcelona), Año
de la Victoria, (I939). En la tal comisión, creada en diciembre de 1938, siendo ministro de la Goberna-
ción Serrano Súñer, presidida por el magistrado del Supremo Ildefonso Bellón Gómez, figuraban perso-
najes como Antonio Goicoechea, el Conde de Romanones, Fernández Prida, Eduardo Aunós, José Manuel
Pedregal y el falangista Rafael Garcerán. Su primer dictamen fue emitido en febrero de 1939.
11 Circularon en 1936, una vez comenzada la sublevación, documentos falsiticados que «probaban»
la existencia de una conspiración para establecer un «soviet» en España. La falsigficación fue obra de Tomás
Borrás, un escritor y periodista franquista. Esos documentos clandestinos falsos fueron difundidos por los
sublevados y llegaron hasta la prensa francesa de ultraderecha (el periódico Gringoire). El recientemente
fallecido H. R. SOUTHWORTH probó claramente la falsedad de todo este montaje. Cfr.: Conspiración
contra la República. En HISTORIAI6, 1978, 3 (26), pp. 41-57.
11 Véanse los comentarios de P. AGUILAR FERNÁNDEZ: Memoria y olvido de la guerra civil
espaiíola. Madrid, Alianza Editorial, 1996. Interesa el cap. 2°. La de las dos legitimidades es, como se
sabe, una vieja doctrina procedente de los clásicos de la contrarrevolución, ubicados normalmente en el
carlismo (Tradicionalismo) que el complejo ideológico del franquismo empleó muy bien. Véase P.
GONZÁLEZ CUEVAS: Pelfil ideológico de la derecha espaíiola (Teología política y orden social en la
Espaiía contemporánea). 2 vol. Madrid, Universidad Complutense, 1993. (Tesis Doctoral).
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
J
las italiana o alemana creadoras de un nuevo modelo de Estado, fue prontamente
abandonada. Impulsada por la cada vez más notable influencia del pensamiento con-
servador católico y monárquico en el nuevo régimen, esa orientación fue sustituida por
la de la legitimidad de un «reino social-cristiano», como dijeron también los textos del
régimen.
La terminología de origen fascista fue sustituida paulatina pero rápidamentepor la
que insistía en la naturaleza de «Estado de Derecho» que el régimen tendría según sus
sustentadores y «teóricos» -teólogos católicos, juristas especialmente, políticos y algún
politólogo-. Los textos justificativos que el régimen produjo -desde instancias ideoló-
gicas como el Instituto de Estudios Políticos, el Ministerio de Información y Turismo,
diversos servicios del Movimiento, etc.- son perfectamente indicativos de esta intención.
El régimen pretendió siempre ocultar su carácter de «Estado de excepción» permanente
para considerarse un Estado basado en el derecho político tradicional cristiano, occiden-
tal y, por definición, antirrevolucionario, es decir, antiliberal. El papel de la Iglesia fue
esencial en ello y por ello se ha dicho con total justicia que lo que el régimen mate-
rializó fu un nacional-catolicismo 13.
Pero si, como hemos insistido, la discusión del tipo de régimen que fue el de Franco
es un tema que pocas novedades y vías heurísticas aprovechables puede aportar ya hoy,
en el contexto de todo tipo de conceptuaciones posibles -fascismo, bonapartismo, dic-
tadura militar, régimen autoritario, Monarquía sin Rey, etc. 14_, algún interés más podría
tener, por lo que representa de análisis de esa relación régimen-sociedad, la atención
a lo que contiene lo que podríamos llamar «complejo ideológico del franquismo»15. ¿Qué
es «franquismo» fuera de algunos tópicos al uso? ¿Es realmente un sistema político
distinto, es un régimen de estructuración del poder (la democracia orgánica), es algo
más que eso hasta convertirse en una corriente política o social, o es una doctrina?
De hecho, debe prestarse atención a que los verdaderos regímenes fascistas, entre
los que nace el «franquismo», nunca fueron conocidos como «mussolinismo» ni
«hitlerismo», pero sí se habla, por ejemplo, del «salazarismo« portugués. Ello puede ser,
a nuestro juicio, síntoma de dos cosas. Primera, de que con parecido grado de perso-
1) A efectos de la caracterización que hacemos aquí es esencial el libro de A. REIG: Frallco «Cau-
dillo»: mito y realidad. Madrid, Tecnos, 1995, que no es modo alguno una biografía más del Caudillo,
sino un diversificado y excelente estudio de las bases ideológicas de su dominación y de su régimen.
14 Véase una recopilación de estas conceptuaciones y una discusión de ellas en las obras citadas en
nota (6). Naturalmente, la bibliografía es más amplia y bastante conocida. Es útil también, entre otras muchas
publicaciones citables, el trabajo que presenta diversos puntos de vista de J. TUSELL: La dictadura de
Franco. Madrid. Alianza Editorial, 1988. Hasta 1993 puede ser útil en general la consulta de J.
AROSTEGUI: La Historiografía ... a.c.
15 La exposición mejor en términos sencillos y completos de este complejo es, a mi juicio, la de A.
REIG, o.e.
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nalismo caudillista en todos ellos, los regímenes verdaderamente fascistas tenían un
contenido doctrinal de mucha mayor potencia como para no necesitar designarse como
movimientos derivados de la personalidad misma del líder, sino con un identificativo de
la doctrina: fascismo, nacionalsocialismo J6 • Segundo, que tanto franquismo, como salaza-
rismo -como, si se nos apura, peronismo, varguismo, etc.-, eran en buena parte producto
del acarreo de muchas ideas y doctrinas viejas, periclitadas y contrarrevolucionarias,
amalgamadas en torno a la figura de un «salvador» político en una coyuntura histórica
complicada. Cosa que difícilmente puede decirse del verdadero fascismo. Los regímenes
de «mímesis» fascista J7 eran de una dificultad bastante grande de definición y lo más
sencillo era llamarlos con el nombre de sus fundadores, como ocurre con los populismos
en general.
En función de lo que decimos, es por lo que resulta tan escasamente riguroso de-
signar como franquismo una época de la historia española, como es ya costumbre casi
inexpugnable, cuando vemos que el apelativo es tan complejo y tan circunstancial. Dada
la peculiaridad especifica casi irreductible de este régimen de Franco es por lo que la
palabra franquismo resulta quizás más adecuada para nombrar un irrepetible tipo de
régimen político. Pero es cierto también que la existencia de aquel régimen vino a coincidir
con, primero, y a determinar después, un cierto lapso o momento histórico del proceso
de la sociedad española contemporánea que, en términos convencionales también, repre-
senta una fase de la marcha española hacia la modernidad europea, es decir, en el camino
hacia las sociedades industrializadas, socialmente abiertas y políticamente dotadas de
una democracia liberal formal.
Por ello, tanto puede hablarse de que la época de Franco coincide con una tercera
gran fase de la contemporaneidad, que estuvo precedida por las dos anteriores de las
revoluciones liberales (1808-1874) y de la estabilización del capitalismo agrario
oligárquico (1875- 1939), como de que la época de Franco queda rota por el fenómeno
crucial de toda la historia contemporánea española, el que se produce en la década de
los años 1960 con el definitivo salto a las formas de la sociedad industrial contem-
poránea. Sería así, pues, en la década de los años sesenta cuando se entre en esa tercera
etapa, en la que continuamos.
El franquismo es la última gran conformación de un régimen político y una base
social producto de la España del capitalismo agrario subdesarrollado que surge recom-
puesta de la resolución de la última gran crisis -la de los años 30- sufrida por la sociedad
de la Restauración, mediante una sublevación militar. En buena medida, significa una
restauración de las realidades muy amenazadas por los barruntos de revolución social
que se presentan coincidiendo con la implantación de la na Republica. La paulatina
desaparición de las realidades creadas por el régimen franquista, empezando por su sis-
16 En España, la voz «Nacional-Sindicalismo» fue poco más que una fórmula de uso interno del
falangismo, que el régimen como tal prácticamente no adoptó nunca, reservándose al lenguaje del Partido
(como la fórmula ritual «Por Dios, España y su revolución nacional-sindicalista»), y que pasó a ser pronto
un tópico sin contenido, pese a la fuerza del sindicalismo vertical. Pero esa era otra historia.
17 Es una expresión que me parece muy adecuada y que recojo de 1. JIMÉNEZ CAMPO: El fascisl7lO
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tema político propiamente IX, es la primera consecuencia derivada del gran cambio his-
tórico de los años 60 del siglo.
En la relación entre el régimen y las estructuras sociales a las que aquél conforma
políticamente, la Ciencia Política maneja, a veces, el concepto de apoyo ofrecido por
una cierta masa social a una determinada conformación política. La instancia política
o, si se quiere, la conformación precisa de un sistema político que regule la «asigna-
ción de recursos y valores» en una determinada coyuntura de dominación social, está
necesitada de un determinado grado de consenso social, de apoyo externo, puesto que
de lo contrario el aparato político se convertiría en pura tiranía, o tendría mucho más
dificultada su pervivencia. Si bien la dictadura es el sistema político que más cerca
se encuentra de ser ese mero montaje de dominación política tiránica, no existen dic-
taduras históricas que no cuenten con un nivel, por mínimo que sea, de apoyo en sectores
de la masa social.
El apoyo social a un determinado sistema o régimen político puede ser captado y
definido en términos estrictamente sociohistóricos cuando se observa en la sociedad
global en la que el régimen se ubica la existencia de ciertos colectivos -grupos, clases
sociales; fracciones de clase, corporaciones, instituciones orgánicas- especialmente
implicados en su defensa y sostenimiento o, simplemente, «especializadas» en ello. Las
instancias especializadas en sostener regímenes son realidades bien conocidas en el caso
de dictaduras y totalitarismos. En el comportamiento de tales grupos puede observarse
que o bien tienen un rol «necesario» en la creación de tal régimen, o que se han
constituido como vectores para la canalización de adhesiones más generalizadas que
propicien el mantenimiento de la situación o como núcleos de extracción privilegiada
de aquellos elementos que integran y componen el aparato gubernativo o el de pene-
tración y control social que el régimen crea. Es decir, que forman lo que conocemos
como «personal político» del régimen.
Todo régimen, incluso el más opresor, ha de captar apoyos más o menos ge-
neralizados. Los apoyos se ubican en diversos niveles de la estructura social. Todos
aquellos elementos de la estructura social -estructura que se entiende como conjunto
de grupos pero también de relaciones y de instÍluciones- que resultan decisivos en los
grandes procesos de reproducción y perpetuación de esas estructuras, en los procesos
de regulación social y política, pueden, de alguna manera, incluirse dentro de esos
determinantes apoyos sociales del régimen. En el caso del franquismo, se incluyen en
ellos grupos que se mantuvieron cuando menos «neutrales», pero jamás hostiles, fren-
'te al ejercicio de la hegemonía.
Existen, más allá de eso, ciertos grupos que operan especialmente como sus
sustentadores privilegiados. Este tipo de funciones de apoyo que ciertos sectores de la
sociedad realizan a favor de «su» régimen político es captable, sobre todo, como fun-
ciones obra de colectivos, de grupos sociales en su estricto sentido, o de carácter más
IX Es cierto que ese régimen no ha desaparecido sino con la muerte de su fundador, jamás derribado.
Lo que quiere decirse es que el cambio de la propia fonnación social española como consecuencia del proceso
histórico de la industrialización hace entrar en grave e irreversible crisis al régimen en vida del creador.
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o menos orgánico -las iglesias, por ejemplo- o corporativizado -los militares o la
magistratura-, pero también la calificación de «apoyo» social de un determinado ré-
gimen puede predicarse de individuos de la suficiente relevancia social, económica o
ideológica. Apoyo y legitimación del régimen son cuestiones estrechamente entrela-
zadas y correlacionadas. Si no existe algún tipo de apoyo no existe legitimación. Por
tanto, un régimen puede disponer de tal apoyo ab origine, o bien habrá de buscarlo
mediante los resortes habituales que posee el Poder.
El régimen franquista contó con muy diferentes géneros de apoyos sociales dada la
especial peculiaridad de su origen en una guerra con fuerte contenido social que polarizó
al país. Este fue un régimen de los «vencedores» que contaba, por tanto, con variados
tipos de «adhesiones inquebrantables» como se acostumbraba a señalar en el propio
lenguaje estereotipado oficial. La existencia de apoyos sociales fue incuestionable desde el
origen; los institucionales se crearon desde el propio aparato del Estado y fueron modifi-
cándose con el tiempo. El conjunto del Movimiento Nacional no era sino un ingente orga-
nismo de este tipo, aunque tuviese también otras claras funciones de encuadramiento IY •
En definitiva, el fin del franquismo se explica en lo esencial por la transformación
de la sociedad, lo que representaba una transformación también de esos apoyos, que
a su vez nos señala igualmente también por qué es erróneo intentar poner fechas preci-
sas a su proceso de destrucción y a la supuesta «total desaparición» de todas las rea-
lidades sociohistóricas que han convergido en él. No ha habido una desaparición global
de ese género. Ha tardado mucho tiempo en desaparecer -y aún, ¿ha desaparecido
enteramente?- lo que es el franquismo como forma de comportamiento político.
El franquismo como ideología, si es que puede hablarse con propiedad de tal cosa
en toda su historia, se presenta, a través de aportes heterogéneos nunca bien amalga-
mados, como un proyecto sistemático de «conformación social» que en más de un
sentido intenta reproducir supuestos modelos históricos precedentes -se autocalifica
siempre de «tradicional»- y que intenta aportar soluciones globales. El franquismo se
convierte en un sistema cerrado y excluyente, que elimina físicamente a sus adversa-
rios, que no permite alternativas y que representa un pacto entre diferentes grupos
sociales o corporativos -en algún caso, y con poca precisión, se han querido identi-
ficar como «familias» del franquism0 20-. La existencia y naturaleza de ese pacto permite
también introducir la idea de apoyo social.
El franquismo, como sistema articulado de dominación y con independencia del grado
de su coherencia, se apoyaba más que en una dominación de casta, grupo o corporación
IY Todo el texto sobre la cuestión de los apoyos sociales y demás consideraciones histórico-sociales
sobre el régimen de Franco procede de una Memoria redactada en 1991 por mí mismo como explicación
del proyecto de investigación en grupo Estructuras sociales españolas y régimen de Frallco (sobre los
apoyos sociales del jranquislIlo). La subvención que se pedía no se concedió y el proyecto quedó en
suspenso. La teoría de los apoyos expuesta se basaba, sobre todo, en las concepciones sistémicas del poder
político derivadas de las tesis de David Easton, Davis Apter, etc.
20 La cuestión de las familias del franquismo fue introducida por A. DE MIGUEL: Sociología del
frallquisl11o. Barcelona, euros, 1975 y fue retomada y ampliada por J. TUSELL: La dictadura de Franco,
a.c., aunque habla de ello también en otros lugares.
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delimitada por sí misma -el Ejército, los propietarios agrarios, la Iglesia- en su ca-
pacidad de perpetuar la representación de intereses salvados en una guerra civil frente
a las «fuerzas disolventes» -la expresión es del propio régimen-o Se trataba de un pro-
yecto ideológicamente confuso y retrógrado, sin duda, cerrado, de espaldas a su con-
texto geopolítico y contra las corrientes históricas que se desarrollaban a su alrededor,
que supo, sin embargo, adaptarse a sucesivas coyunturas históricas internacionales
El Partido Único que, como es bien sabido, es el producto de una unificación de grupos
políticos preexistentes, en plena guerra civil, dando lugar a la organización llamada Falange
Española Tradicionalista y de las JONS, nunca fue ni un verdadero partido al estilo de
los Partidos fascistas italiano o alemán u otros de menor importancia, a los que pretendía
imitar, ni controló realmente el Estado, ni consiguió ser verdaderamente único, ni, en
definitiva, Partid0 21 . Pero sirvió para cumplir determinadas funciones de estructuración,
apoyo y encuadramiento en los comienzos del régimen, para «aparcar» en él a determi-
nados personajes, colectivos e intereses y, a través de una evolución muy peculiar tam-
bién, para constituir una especie de carcasa, el «Movimiento Nacional», que era a la vez
un conjunto de doctrinas y una organización, donde teóricamente se encuadrarían los cada
vez más complejos y divergentes aportes a la perpetuación del régimen.
Toda la estructuración del Partido en sus cuadros y en sus órganos centrales y
territoriales llegó a producir un aparato que empezó siendo paralelo, o sea, doblaba,
al de la propia administración del Estado en los niveles que iban desde las funciones
atribuidas al gobierno central y los ministerios hasta las estructuras provinciales y
municipales 22 • En ese Partido la preeminencia primera fue de los falangistas clásicos
que nunca llegaron a amalgamarse plenamente con otros integrantes procedentes de
muchos ámbitos de la derecha clásica, desde la CEDA a los carlistas. Franco mismo
nunca pretendió de veras hacer un Partido homogéneo 23 , sino más bien todo lo con-
trario. De esa forma pudo repartir parcelas de Poder, absolutamente al margen del su-
puesto Partido Único, entre las «familias» que sostenían el régimen.
En consecuencia, el Estado franquista mantuvo en principio, junto al aparato guber-
nativo normalizado, tras el primer gobierno constituido por Franco a fines de enero de
1938, unas estructuras paralelas del Partido, en buena parte imitadas de sus homólogas
en los regímenes italiano y alemán, creando una situación que necesariamente obligó a
prontas reestructuraciones, en especial desde que el régimen fue alejándose de sus orí-
genes de imitación fascista. Junto al Gobierno estaba el Partido. En otro plano estaba
el Ejército. Más allá hubo un conato de creación de una estructura sindical como poder
autónomo también, que sería la CNS (Central Nacional-Sindicalista).
21 Sobre toda la problemática que va desde la aparición de los primeros grupos fascistas en España,
su papel en la guerra civil y su aportación a la articulación de ese régimen y Estado franquistas, existe
una amplia literatura histórica. Escojamos: 1. JIMÉNEZ CAMPO, o.c. S. G. PAYNE: Falange. Historia
del fascismo espaiiol. Paris, Ruedo Ibérico, 1965, obra pionera aunque con errores. R. CHUECA: El
fascismo en los comienzos del régimen de Franco. Vil estudio sobre FET-Jolls. Madrid, CIS, 1983. Ch.
RUDEL: La Phalange. Histoire du fascisme en Espagne. Paris, Edition Spéciale, 1972.
22 Más adelante hablamos de ello.
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No se tardaría mucho tiempo, tras la guerra civil, y en especial más tarde, tras la
derrota final de los fascismos, en emprender un camino político que llevaría a la re-
fundición de todos estos supuestos contrapoderes en el aparato de un gran Estado
burocrático, con un mecanismo gubernamental administrativamente único, centraliza-
do, enteramente sujeto al poder del Jefe del Estado y sustentado en principios doctrinales
y jurídicos cada vez más amalgamados y complejos. Las estructuras propias del Par-
tido fueron quedando marginadas, reducidas en importancia, privadas de poder real,
y aunque algunas de ellas subsistieron mucho tiempo careCÍan de cualquier tipo de
influencia social real.
Una de las más llamativas peculiaridades del régimen, que no siempre ni mucho
menos ha sido debidamente tenida en cuenta, es el amplio lapso temporal que necesitó
emplear en adecuar sus fundamentos políticos constitutivos a los objetivos histórico-
políticos confesados --el orden «cristiano», el anticomunismo, la propiedad, etc.,- que
sirvieron siempre como legitimación de una sublevación contra los poderes legítimos
y de la subsiguiente construcción estatal por la fuerza de las armas. Es probable que
esa lentitud tuviera entre sus causas el hecho de la transformación misma que el ré-
gimen fue experimentando desde sus posiciones cercanas al fascismo, cuando existían
Estados fascistas, hacia las de una dictadura mucho más conse'rvadora y tradicional,
más arcaica también, bajo el ropaje del «Estado de Derecho».
Lo que, desde luego, no puede negarse al régimen político instaurado y a su apa-
rato estatal es la capacidad de adaptación, casi camaleónica, a la variabilidad de las
coyunturas históricas y, hasta llegar al gran cambio de los años sesenta, que desborda
ya los propios fundamentos del régimen, a la propia evolución de la estructura social
española. Aunque esa adaptación real al cambio social fue ya imposible de realizar en
el grado adecuado para permitir la supervivencia del franquismo. El episodio más sig-
nificativo de ese proceso adaptador es, seguramente, el que adviene a raíz de la ter-
minación de la Guerra Mundial, en 1945, y el esfuerzo de salvación del régimen que
hubo de efectuarse entonces.
En su adecuación como régimen político (lo que no cabe decir como sistema, donde
el arcaísmo era más que evidente), el de Franco estuvo acompañado de una eficaz
versatilidad. Por ello es posible observar el paso pe aquel régimen por etapas como la
originaria de devoción fascista, el impulso tecnocrático posterior y el pragmatismo
«aperturista», frustrado al fin. El reflejo más inmediato de los caracteres de tal historia
es, indudablemente, la legislación política. Y aquí no cabe sino partir de la espectacular
realidad de un régimen que tardó en realizar su institucionalización ¡prácticamente trein-
ta años!, partiendo del Fuero del Trabajo hasta llegar a la Ley Orgánica del Estado (LOE).
Un repaso detenido y glosado de la selva de las Leyes Políticas del franquismo entre
1937 y 1968, resultaría aquí poco útil, además de ser un empeño excesivamente amplio
para que sea posible abordarlo. El conjunto de las Leyes Políticas franquistas ha sido
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recopilado con frecuencia y estudiado muchas veces 24 . Tal vez, lo que fuera interesan-
te no pasar por alto aquí es el general carácter coyuntural que estas leyes tuvieron entre
1937 y 1947, es decir, en la primera etapa del régimen, cuando se operó el gran cambio
al que obligó, además, la derrota misma de las potencias fascistas. A partir de esa fecha
y comenzando por la Ley de Principios del Movimiento Nacional de 17 de mayo de
1958, se entra en la fase de las leyes pretendidamente «constitucionales»25, o sea, que
intentaban diseñar una visión jurídica completa del régimen y del Estado y no asuntos
particulares -como era el caso de las anteriores-o
El proceso concluye con la que es la ley más importante de todas, la Ley Orgánica
del Estado, de I O de enero de 1967, que fue la que se pretendió hacer pasar por una
Constitución y la que integraba de forma definitiva Estado y Movimiento. El Preám-
bulo aludía a todas las demás Leyes anteriores y en ella se dedica espacio amplio al
Consejo Nacional del Movimiento. Se consumaba el paso de FET de las JONS a
Movimiento Nacional calificando a éste ideológicamente de «ordenada concurrencia
de criterios» (Art. 4.). Establecía que el Presidente del Gobierno, una figura que sustituye
definitivamente a la de Franco reservando a éste para el Olimpo que representaba la
Jefatura del Estado (prácticamente un rey sin corona), ejercería la Jefatura Nacional
del Movimiento, asistido del Consejo Nacional y del Secretario General. El Título IV
se destinaba entero al Consejo Nacional del Movimiento. La LOE acababa hablando
del Recurso de Contrafuero, una figura muy celebrada por los juristas del régimen con-
siderándolo salvaguarda fundamental de los derechos de los ciudadanos. Ninguno de
los Títulos, sin embargo, se dedica al poder legislativo o Cortes.
Con posterioridad a la promulgación de la LOE, se publican algunas otras comple-
mentarias con el carácter del Leyes Orgánicas, como aquellas que completan la «cons-
titución». La Ley Orgánica del Movimiento y su Consejo Nacional es de 28 de junio
de 1967. El Reglamento del Consejo aparece el 24 de septiembre del mismo año y el
Estatuto Orgánico del Movimiento en 20 de diciembre.
Una cuestión distinta incardinada en la conformación del régimen y del Estado
franquistas y crucial para su funcionamiento sería la del juego real de los mecanismos
de poder, las vías de acceso a él y su ejercicio en relación con la sociedad. Ello nos
lleva a la cuestión esencial de los procedimientos de representación y designación de
los políticos. El régimen elaboró la doctrina de la democracia orgánica como propia
de la representación y la participación. Pero, naturalmente, como régimen autocrático
nunca pretendió llevar una verdadera democracia a la elección de los gobernantes. Sólo
en el nivel municipal, de una manera estrictamente controlada y muy tardíamente, hubo
Espmlolas. Madrid, Boletín Oficial del Estado, 1969, 1991 pp, llevada a cabo por F. GARRIDO FALLA
con algunos colaboradores. En 1971 apareció un pequeño Anejo que contenía fundamentalmente la última
Ley Sindical de ese mismo año. Un libro introductorio a las instituciones políticas del régimen, muy útil
y utilizado ha sido el de J. SOLÉ TURA: Introducción al Regilllen Político Espaíiol. Barcelona, Ariel,
1972, más meritorio aún por la fecha en que aparece.
25 Cosa de la hablaría el jurista del régimen R. FERNÁNDEZ CARVAJAL: La Constitución Espa·
ñola. Madrid, Editora Nacional, 1969, libro aparecido a raíz de la publicación de la LOE.
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ciertos mecanismos de elección libre de las concejalías, donde los candidatos fueron
agrupados en «tercios», uno de los cuales, el familiar, permitió el acceso al cargo de
algunas personas independientes.
El mecanismo típico de la supuesta representación fue las Cortes, cuyos miembros,
llamados Procuradores, nunca fueron objeto de una verdadera elección democrática.
La composición de las Cortes y los mecanismos de elección de sus miembros cam-
biaron a lo largo de la historia del régimen, aunque se mantuvieron algunos rasgos per-
manentes, como la presencia en elevado número de miembros natos, por razón del cargo
o la inclusión automática de los miembros del gobierno. El mecanismo más evolucio-
nado que llegó a consentir el régimen fue, como hemos señalado ya, la elección mediante
el voto de las «cabezas de familia» de concejales y procuradores en el tercio de los
candidatos reservado a la representación familiar. Otro tercio fue el sindical también
con un contenido semielectivo.
D) EL PERSONAL POLÍTICO
Quiénes fueron los servidores del régimen, qué personas, grupos ideológicos y co-
lectivos de diversas índole se integraron, o fueron integrados, en el aparato del poder o,
más sencillamente, en el burocrático del régimen, ha sido objeto de diversas investiga-
ciones de carácter general, desde las pioneras de Viver y Jerez Mir, hasta las de Sánchez
Recio y las de carácter regional o local que le han seguid0 26 . Se les llame al conjunto
de estos servidores «personal político» o se especifique la. situación de los detentadores
de poder a diversas escalas sociales como «élites», siempre se halla presente el hecho
de la heterogeneidad notable, de la dispersión de las adscripciones políticas previas -
en un espectro político obviamente ceñido a la derecha más o menos extrema- de muchas
personas que se integraron en el aparato político-burocrático del partido. Dada la diversa
extracción política de estos colaboradores, pero la común orientación de todos ellos
participantes o favorables a la empresa de la rebelión antirrepublicana de 1936, Sánchez
Recio ha hablado de que formarían una «coalición reaccionaria»27.
La cuestión importa tanto para la clarificación del grado de consenso que el régi-
men suscitó, como para la precisión de los centros de extracción de sus élites buro-
crático-políticas o para el análisis de las peculiaridades de su administración y, espe-
cialmente, de la peculiar forma en que se construye una burocracia política o una política
burocrática. Hoy sabemos algo tanto de la procedencia de los cuadros altos del
franquismo, que estudió Viver Pi-Sunyer, como de las capas sociales principales que
proporcionaron el personal de lo que se ha llamado una «burguesía de servicios», como,
lo que no tiene menor interés, la extracción de los miles de individuos que formaron
los cuadros medios, desde los Procuradores en Cortes 2X , hasta los alcaldes y concejales
pasando por los cuadros provinciales del Partido.
espa/lolas, 1943-1970. Vil análisis de cohortes. En SISTEMA (Madrid), n° 8 y 9, enero y abril de 1975.
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La aglutinación de este personal político al servicio del régimen se operó a través
de un fenómeno que ha analizado Sánchez Recio y que partiría de la diversidad del
origen político de esos cuadros, hasta que el régimen los reúne en una identidad de
intereses. En el plazo de la vida entera del régimen puede observarse que los años 60
marcaron también una cesura de importancia, como en todos los órdenes de la historia
del régimen, en la extracción del personal político. La aparición en el país de una nueva
burguesía en esa década hace que a los cuadros de la administración y política del
régimen acudan ahora ciertas gentes que después acabaron formando los reductos
incipientemente reformistas que habrán de jugar un papel importante en la época de
la transición posfranquista.
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toma de decisiones, con ninguna otra instancia, ni verdaderos mecanismos de control,
puede decirse que en la España de Franco existió o bien una Política burocrática,
rutinizada, reglamentada, o una Burocracia política, un funcionariado escasamente
distinguible de los gestores políticos. En este sentido, es absolutamente cierto que uno
de los fundamentos del régimen fue la desmovilización política.
La diferencia entre Política y Administración casi no existe en el Estado franquista
y no ya como los elementos consustanciales que ambos componentes son en la marcha
de un Estado, sino que esa distinción apenas existe entre los servidores del Estado. Y,
en definitiva, en la Administración se incluyen muchos aparatos institucionales y de en-
cuadramiento ideológico, social y económico, donde no cabía hacer Política sino sólo
la absoluta subordinación a ese único poder estatal encamado en Franco. Las adminis-
traciones del Partido, Sindicatos, Fuerzas Armadas y del Orden y, casi, Iglesia, se inte-
gran en el aparato estatal como partes de él, sin capacidad de decisión autónoma, pero
añadiendo confusión y duplicidad a todo el sistema.
31 Denominación en la que, sin duda, junto a la manifestación de la voluntad de acabar con la Re-
pública y crear un orden estatal distinto, hay también un cierto mimetismo de terminologías a la moda,
como era el caso de la portuguesa ..
)2 R. SERRANO SÚÑER: Entre el silencio)' la propaganda, la Historia como fue. Memorias. Bar-
celona, Planeta, 1989. Y también Entre Hendaya y Gibraltar (Noticia y reflexión, frente a U/la leyenda,
sobre nuestra política en dos guerras). Madrid, Ediciones y Publicaciones Españolas, 1947. Véase su
primera parte: «Hacia la improvisación de un Estado».
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Ese Estado que recogía elementos y estructuras -Jefatura, Gobierno, Cortes, Par-
tido, Sindicato, Ejército, además de todas las estructuras periféricas- de tan diverso
origen e inspiración y que fue variando, al menos, en el sistema de relaciones entre
las instituciones, de forma que unas ganaban relevancia a costa de las otras o perdían
su carácter originario tras una profunda transformación, tuvo, sin embargo, unos prin-
cipios o pautas de fondo que sí resultaron inamovibles en los casi cuarenta años de
duración del régimen. Detengámonos brevemente en ellas
Lo primero que cabe destacar es la naturaleza asfixiantemente centralista,jerarquizada,
que tuvo el Estado, el sistema y el régimen originados por la guerra civil y presididos
permanentemente por Franco hasta su muerte. Pero no cabe llamarse a engaño: el régi-
men no inventó en esto, como en algunos otros extremos que analizaremos después, nada
en absoluto, limitándose únicamente a rectificar ciertas «desviaciones» anteriores y a
insuflar, tal vez, un nuevo espíritu al sistema. El régimen, en efecto, continuó el proceso
que había abierto la construcción del Estado liberal en el siglo XIX, fundamentalmente
según el modelo del partido moderado, al crear un sistema estatal y un aparato admi-
nistrativo estrictamente centralizados, considerando un territorio homogéneo para el Poder
y concentrando todo éste en el órgano central de decisión, el gobierno.
El Estado franquista, fiel a una ideología ultraconservadora enemiga furibunda de
los nacionalismos regionales y de toda idea de reconsideración de la distribución te-
rritorial de los poderes del Estado", destruyó la obra constitucional de reorganización
del Estado con poderes regionales autónomos que había ensayado la República y volvió
a una estructura política del territorio basada estrictamente en las Provincias y los
Municipios desprovistos de cualquier ápice de poder político autónomo. Sólo en el
terreno económico se permitió una excepción con las antiguas provincias forales de
Álava y Navarra dado el comportamiento que sus autoridades tuvieron al producirse
el alzamiento de julio de 1936, concediéndoles ciertos privilegios «forales» en materia
recaudatoria e inversora.
Una segunda característica sería la que procedía del repudio completo del sistema
gubernativo de raigambre liberal al establecer una estricta unidad de poder, y el re-
chazo de todo origen democrático de éste, con una expresión que figura como tal en
los propios textos doctrinales que atribuyen todos los poderes finales al Caudillo, una
atribución que los sucesivos textos políticos fueron considerando paulatinamente como
«excepcionales» e intransmisibles, según se establecía en las leyes de sucesión. Ni las
Cortes del régimen fueron nunca un organismo representativo desligado del poder eje-
cutivo, ni menos aún tuvo autonomía alguna la Justicia. El Poder se consideraba in-
divisible, como en una Dictadura o en el modelo fascista y emanaba sólo del Jefe,
responsable únicamente «ante Dios y ante la Historia», como decían los estatutos del
Partido único.
"Es este un asunto del que se habla con alguna extensión, en relación con el proyecto de Estado del
liberalismo español, en 1. AROSTEGUI: El Estado espaiiol cOlltemporáneo, O.e.
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Con carácter histórico más coyuntural, pero de gran significación en sus anteceden-
tes y muy definidor de la peculiaridad del régimen, destacó en toda la época el pre-
dominio del poder militar, en último extremo. Salvo las declaraciones programáticas
que las doctrinas del franquismo tomaron de formulaciones anteriores, como aquella
de Calvo Sotelo de que el Ejército es «la columna vertebral de la Patria», es evidente
que en los textos legales franquistas no se consagra nunca de forma explícita esa
supremacía militar, al modo en el que lo habría hecho una dictadura militar y lo hizo,
de hecho, un régimen de tal tipo como fue el de Primo de Rivera a partir de 1923.
Pero la realidad fue la misma.
En efecto, la historia empírica del desarrollo de los resortes del poder en la época
muestra inequívocamente que la supremacía de lo militar fue un hecho incuestionable
hasta, por lo menos, la desaparición de Carrero Blanco a fines de 1973. Esta persis-
tente situación es, seguramente, una de las connotaciones que de forma más clara y
empírica permitirían en cualquier caso caracterizar sin rebujos al régimen de Franco
de verdadera «dictadura» militar que siempre pretendió, inútilmente, como en otros
muchos aspectos, permanecer enmascarada. La supremacía del poder militar no sig-
nificó, sin embargo, una verdadera situación de privilegio social para la generalidad
de los propios componentes de las Fuerzas Armadas 34 , que no atravesaron situaciones
menos penosas que el resto de la población en los años difíciles. El poder residía en
la alta cúpula militar en la que Franco se apoyó siempre y que fue favorecida con cargos
políticos y económicos de importancia.
y no se trataba ya sencillamente de que una buena parte del «personal político»
que sirvió al régimen -ministros, altos cargos ministeriales, presidentes de organismos
(incluidos consejos de Administración de Bancos y otros organismos económicos
públicos como el INI o empresas públicas concretas), gobernadores civiles, magistra-
dos, además de la propia administración militar- fuese de procedencia militar, de que
fuesen militares en activo o en la reserva y de que muchos proviniesen de los cuerpos
jurídicos de las Fuerzas Armadas. Sino que se trataba, lo que era más importante, de
que el Poder militar, como una estructura incrustada en el propio Estado, tenía capa-
cidades decisorias a escala central y territorial.
ASÍ, las Capitanías Generales fueron las únicos grandes instituciones de poder de
carácter regionaJ35 -si descartamos las Audiencias Territoriales- existentes, a través de
las cuales los Capitanes Generales ejercían poder prácticamente omnímodo y siempre
decisorio en última instancia en su territorio por encima de cualquier otro. Todas las
provincias tenían igualmente un Gobernador militar. Las atribuciones jurisdiccionales
en materia política, o incluso en cuestiones de delincuencia común o «laboral», conce-
,. Salvo en ciertos casos de legislación específicamente protectora y discriminatoria como fue la Ley
de Destinos Civiles favorecedora del personal militar retirado.
1; El régimen elevó a nueve el número de Capitanías Generales en que se dividía el territorio, al añadir
la de Granada, eliminando las Divisiones Orgánicas, ocho, que había creado la República. Ello además
de los mandos militares propios de las islas Baleares y Canarias, para los cuales vale aún con más fuerza
lo que se afirma en el texto.
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didas a la Justicia Militar fueron amplísimas, incluyendo todas las de orden público
hasta la fase final del régimen. El Orden Público, en efecto, estuvo prácticamente
siempre en manos de personal procedente del Ejército, con los cuerpos de policía
militarizados, una cuestión en la que los precedentes eran también claros 36 . No se trataba,
en definitiva, de que el «orden militar» en los asuntos políticos formase una estructura
paralela al civil, y fuera del control de éste, sino que era claramente preeminente.
Por último, cabe hablar de una característica que conformaba también el perfil clásico
de este régimen de excepción: el Caudillaje. La jefatura del Estado no era una ma-
gistratura, sino que se entregaba a un Caudillo, en un sistema que recoge a un tiempo
perceptibles resonancias de instituciones históricas hispanas, medievales, que habían
sido incluso transferidas a América. La semántica del término y la función de liderazgo
del caudillaje, que son históricamente complejas, se reconvierten no obstante en el
contexto de la crisis bélica civil española de los años treinta por la clara influencia de
los ejemplos fascistas, donde la figura del Jefe adopta denominaciones míticas -Führer,
Duce- que inducen, sin duda, en España la reposición de la vieja palabra en contextos
como «Una patria, un caudillo, una espada» o «Una patria, un caudillo, un imperio».
La cuestión de teoría del poder que se incardina en la figura del Caudillo es objeto
incluso de una formulación doctrinal del régimen que pretende ser seria, la del teórico
político Francisco Javier Conde 3? En cierto modo, esta teoría es la trascripción del
führerprinzip nazi. La figura del Caudillo es una providencia de la Historia, una ne-
cesidad restauradora en tiempos de profunda zozobra y no tiene nada que ver con la
figura del dictador; el caudillaje se justifica por la identidad entre los objetivos que
se fija y lo que el pueblo demanda. Esta es la justificación de su poder omnímodo:
sigue los designios de la historia y satisface las apetencias populares. Esta es la «le-
gitimación de la autocracia».
La dualidad primigenia Estado-Partido que es uno de los rasgos esenciales de los
regímenes y Estado fascistas no tardaría mucho en desaparecer, según hemos señalado
antes. En el tiempo en que esa dualidad tuvo alguna realidad no dejaron de plantearse
conflictos, entre Ejército y Partido, por ejemplo, o entre Iglesia y Partido. Pero la
evolución fue rápida y unidireccional: Falange Española Tradicionalista y de las JONS
acabó convirtiéndose en una parte más de la Administración del Estado, en buena medida
parasitaria y con muy escaso poder de decisión. Los Jefes Provinciales del Partido se
funden con la vieja figura gubernativa de los gobernadores civiles. Los sindicatos, por
el contrario, evolucionarán hasta convertirse en un gran aparato de encuadramiento del
mundo productivo y laboral, pero como un aparato de control, de fuerte impronta
burocrática y bajo el dominio absoluto del sistema gubernativo al convertirse también
la Delegación Nacional de Sindicatos en un ministerio. Y hasta los primitivos «Servi-
53
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cios» del Partido, a los que nos referiremos después van siendo progresivamente vacia-
dos de sus funciones que pasarán a los ministerios correspondientes.
En todo caso, es preciso destacar el papel que jugaron ciertas instituciones políticas
que fueron creación típica del régimen en su afán de urdir una imagen «democrática».
Dos elementos clave de esa urdidumbre fueron las Cortes Españolas, de creación tem-
prana y que sufrieron modificaciones importantes en su conformación y reclutamiento
y el Consejo Nacional del Movimiento, otra vieja institución totalmente remozada luego
para convertirla en una supuesta cámara legislativa. Ambas instituciones son importan-
tes por cuanto pretendían ser el meollo del sistema o poder legislativo del Estad0 3x .
"Las Cortes cuentan cono tratamientos en la literatura del propio régimen. Así, el sindicalista C.
IGLESIAS SELGAS: Las Cortes Espaíiolas. Pasado, Presente, Futuro. Madrid, Cabal editor, 1973. El
Consejo Nacional del movimiento no cuenta, en lo que yo sé, con ninguna monografía parecida.
,') OLMEDA GÓMEZ, a.c., pp. 40-41, nota.
4() M. LANERO T ÁBOAS: Una milicia de la Justicia. La política judicial del franquisl1lo ( 1936-1945J.
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aspecto sigue desgraciadamente viva en su fondo a los casi veinticinco años de su
desaparición. Los políticos españoles siguen distinguiendo entre responsabilidades ju-
rídicas y responsabilidades políticas en el ejercicio del poder y sólo reconocen -aun-
que, de hecho, únicamente en la teoría, no en la práctica- las segundas una vez es-
tablecidas las primeras, con lo que lo que los artilugios judiciales predominan sobre
la responsabilidad política.
La jungla legislativa en la que vivía la administración del Estado franquista no se
intentó empezar a despejar hasta los esbozos de sistematización de la función pública
que se producen a fines de los años 60, coincidiendo con el intento de organizar también
el Estado de forma sistemática y «constitucional». Poco antes se había promulgado la
Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado, de 1957. También aquí cabe
decir que el Estado franquista heredaba realidades españolas anteriores 41 en la intrin-
cada estructura del aparato funcionarial. La cuestión del ordenamiento de la función
pública ha sido clave en España desde la instauración en el siglo XIX del Estado liberal
centralista en España. La gran reforma de la función pública en la época de Franco
se efectuó en 1963-1964 (Ley de Funcionarios Civiles del Estado, 1964) que fue la
que prácticamente cristalizó el funcionariado del régimen y condicionó su futuro.
Mediante una ley que pretendió modernizar los cuerpos de funcionarios, sus atribu-
ciones, retribuciones y la carrera funcionarial como tal, se consagró una situación, como
ha señalado García de Enterría, que, lejos de ser un hito en la profesionalización de la
carrera funcionarial, lo que hizo fue promover «la conversión virtual de todos los pues-
tos de trabajo en puestos de libre designación -por el simple procedimiento de la no apro-
bación de las plantillas orgánicas ni la clasificación de los puestos de trabajo»42-. Ello
representaba el retorno al «patronazgo político de los funcionarios». Nada más acorde
con la ideología del régimen y nada también que no se haya pretendido perpetuar des-
pués hasta el momento actual.
Dos rasgos finales de esta política burocrática podrían ser señalados. Uno es el de
la confusión entre la función ideológico-gubernativa de los centros de poder y la función
administrativa propiamente dicha. Paralelamente a ello, la general falta de preparación
adecuada del funcionariado español. Puestos ambos rasgos en relación, a su vez, con el
excluyente carácter centralista de esta administración, se produce el fenómeno particular
de la administración española de que sus ramas periféricas, emanación siempre del poder
central, no fuesen propiamente ni técnicas ni políticas sino una mezcla de ambas. García
de Enterría hizo a este efecto una sugerente comparación entre las figuras del Prefecto
francés y la del Jefe Político (de las Provincias), luego Gobernador Civil y después, con
el franquismo, Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento español. Eran dos
personajes y dos funciones muy divergentes 43 .
~I Sobre la historia y otros aspectos del funcionariado español son altamente recomendables los di-
versos trabajos de A. NIETO, entre ellos La retribución de los funcionarios en Espaíia.
~2 GARCÍA DE ENTERRÍA, a.c., VI.
4, Ibidel11, pp. 51 Y ss.
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C) LAS ADMINISTRACIONES ESPECIALIZADAS
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c.2) El Partido y el Movimiento Nacional
45 Es de observar como esta frase consagra la inclusión en la hagiografía de las luchas por los «valores
eternos» en la España contemporánea de las guerras carlistas del siglo XIX, ahora que la Comunión
Tradicionalista había quedado integrada en el Partido que por ello se llamaría «Tradicionalista».
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El Partido se organizaba desde el nivel local hasta la Jefatura Nacional: se estable-
CÍan jefaturas Locales y Provinciales, una Junta Política, un Consejo Nacional y en la
cúspide el Jefe. Pero junto a esta estructura de mando se creaba una gran parafernalia
de Servicios, Milicias, Sindicatos, Delegaciones y Sección Femenina. En 1934 sólo
existía un Servicio -el de Administración, Contabilidad y Tesorería-, en 1937 se habían
sumado los de la Sección Femenina, Auxilio de Invierno y Prensa y Propaganda. En
los Estatutos de 1939 se pasaría a doce Servicios. Y dos más, aunque no figurasen como
tales, el de Sindicatos y el de Milicias. Las Milicias u organizaciones paramilitares del
Partido desparecerían con gran rapidez completando una política que Franco había
emprendido ya en plena guerra de poner todo aparato militar en manos del Ejército.
Los sindicatos seguirían una evolución propia estrictamente separados del propio partido
tras una primera experiencia que pilotó Gerardo Salvador Merin0 4ó .
Los grandes órganos de FET y de las JONS, los que perduraron, no tuvieron con
el tiempo sino un destino hacia la burocratización. El Consejo Nacional (CN) quedó
en vía muerta, sobre todo desde la Ley de Cortes de julio de 1942. Los miembros del
CN pasaron a ser miembros natos de las Cortes, lo que les restaba aún importancia
y desde entonces el CN funcionó como fuente de extracción de personal para cargos
en el Partido y el Estado. Posteriormente, por la Ley Orgánica del Estado, el Consejo
Nacional del Movimiento pasó a actuar como una falsa segunda Cámara junto a las
mismas Cortes, hasta el final del régimen. Un Reglamento de diciembre de 1942 creó
Comisiones en su seno: Ordenación Fundamental y Relaciones entre Estado y Movi-
miento, Secciones del Partido, Educación Popular y Servicios del Partido.
La Junta Política desapareció también de hecho tras salir Serrano Suñer del gobier-
no a fines de 1941. Según el Estatuto de 1939 tendría un Presidente, que no era el Jefe
Nacional, doce miembros, seis nombrados por el CN y seis por el Jefe Nacional. Tanto
la presidencia como poco después la propia Junta Política desaparecieron prácticamente
el caer Serrano Suñer. El Decreto de Unificación de 19 de abril de 1937 hablaba de
la creación de un «Secretariado o Junta Política», lo que no se realizó puesto que ambas
instancias, Junta Política y Secretaría General, fueron creadas y quedaron separadas.
La Secretaría General ganó en entidad mientras la perdía la JP.
La Secretaría General se fue convirtiendo en la instancia real que dirigía el Partido
a medida que Franco iba perdiendo interés directo en ello. El Ministro Secretario General
del Movimiento adquirió definitivamente, según la Ley de Régimen Jurídico de la
Administración del Estado de 26 de julio de 1957, carácter de Ministro sin cartera. Y
lo mismo se dispuso por Decreto de 29 de octubre de 1969 para el Delegado Nacional
de Sindicatos, llamado más tarde ministro de Relaciones Sindicales 47 • La estructura de
esa Secretaría, con rango de Ministerio y con el secretario general integrado en el
Consejo de Ministros, fue cambiada muchas veces en la vida del régimen.
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,CUADRO 2
I SECRETARíA GENERAL I
I
ISECClONESJ IOBRASJ
·1 SERVICIOSI
IVicesecretaría
General
I Vicesecretaría
de
Vicesecretaría
de
Vicesecretaría
de
Obras Sociales Educación Popular Servicios
I
Delegaciones Delegaciones Delegaciones Delegaciones
Nacionales de: Nacionales de: Nacionales de: Nacionales de:
Provincias Sindicatos Prensa Justicia y Dcho.
Sección Femenina Excombatientes Propaganda Información
Frente Juventudes Excautivos Radio Sanidad
Servicio Exterior Auxilio Social Espectáculos Deportes
Educ. Nacional Administración
Transporte
Personal
I l
I I
I JEFE DE MILICIAS I I DELEGADO PROVINCIAL DE SINDICATOS I
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La conversión del Secretario General del Partido en un ministro más ilustra ya bien
sobre el destino del Partido único en el conjunto de la burocracia estatal. Un depar-
tamento ministerial, prácticamente vaCÍo de poderes ejecutivos reales, como no fueran
en principio su intervención en el nombramiento de cargos, y más bien marginado pro-
gresivamente. El sometimiento del Partido a la voluntad de Franco y su automarginación
refugiada en el escaso poder que daba esta Secretaría fue obra especial de un hombre,
José Luis de Arrese, varias veces secretario general. Con fidelidad a un insobornable
espíritu centralista, en la SG se creó una Delegación Nacional de Provincias (sic),
encargada del despacho con los Inspectores Regionales y Jefes Provinciales y a cuyo
cargo corría el enlace con la Dirección General de Administración Local. Los poderes
políticos locales, los alcaldes, Jefes Locales del Movimiento, eran, en principio y en
parte, controlados por el Partido.
La reorganización de 1941 cambió muchas cosas e introdujo una reestructuración
que se mantuvo en algunas de sus creaciones durante muchos años. Fue entonces cuando
el aparato del Partido estructuró sus tareas, que venían a doblar en menor escala la propia
estructura de la Administración del Estado, en una serie de Servicios o Delegaciones
cuya vida fue muy dispareja. Los principales de estos Servicios fueron: Agricultura (que
desaparecería en 1939 mismo), Deportes (destinado a una larga vida y a cierta auto-
nomía como Delegación Nacional de Deportes), Falange Exterior4x (que tuvo cierta
actividad en América Latina y del que nació el Consejo de la Hispanidad creado por
Serrano Súñer en 1949), Prensa y Propaganda (con mucha intervención también de
Serrano Súñer y mucha relevancia en el control de la Prensa hasta la creación del
Ministerio de Información y Turismo), Auxilio Social (yen la guerra «Frentes y
Hospitales», institución de origen carlista), Información e Investigación (especie de
servicios policiales paralelos, desaparecidos también pronto), Justicia y Derecho, Ex-
Cautivos, Ex-Combatientes, Sanidad, Sección Femenina, Tesorería y Administración.
El viejo Sindicato Español Universitario, el SEU, se reconstruiría como servicio o
delegación el 21de noviembre de 1937 y se haría obligatorio en 194449 • No tuvo re-
lación con las estructuras del sindicato vertical.
Las Delegaciones o Servicios tenían también sus órganos a escala Provincial depen-
dientes del Jefe Provincial del Movimiento. Pero esa estructura sufrió un eclipse cuando
en 1944 se creó la figura del Subjefe Provincial del Movimiento (mientras la jefatura
pasaba al Gobernador Civil de la Provincia), a cuyo cargo se pusieron la mayor parte
de las atribuciones de las delegaciones 50 • El monstruoso crecimiento de la burocracia y
de los gastos pudo ser una de las razones, junto al cambio político de finales de la Guerra
Mundial, de este corte fundamental. Los Subjefes del Movimiento pasaban a ser los
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verdaderos jefes del Partido en cada Provincia, pues el gobernador civil era un cargo
mucho más gubernativo, como delegado del gobierno y responsable del orden público.
Una etapa de distinto espíritu adviene con la promulgación en mayo de 1958 de
la Ley de Principios del Movimiento Nacional, origen del gran viraje en el significado
y función del Partido Único, en vísperas de un viraje significativo también del régi-
men en su conjunto al abrir una nueva política económica. Desde 1957 la apelación
FET de las JONS había dejado de usarse y sería progresivamente sustituida por la de
Movimiento Nacional. La Ley Orgánica del Estado, de \O de enero de 1967, con una
sociedad española sujeta ya a un profundo cambio, remachó aún más el cambio.
Para delimitar definitivamente los papeles del Movimiento Nacional y del Consejo
Nacional del Movimiento que se le atribuían en esa nueva ley general organizativa del
Estado se publicaron algunas otras o reglamentos específicos, como la Ley Orgánica del
Movimiento y su Consejo Nacional, de 28 de junio de 1967 y el reglamento del Consejo
Nacional del Movimiento de septiembre de 1968. El estatuto orgánico del Movimiento
apareció en diciembre de 1968. Por fin, en septiembre de 1970, aparecería el Decreto
que regulaba las Bases del Procedimiento Electoral del Movimiento. En definitiva, la
última acomodación del Partido queel régimen acometió duró ¡más de diez años!
1
rl CONSEJO NACIONAL DEL MOVIMIENTO ~ lSECRETARIO GENERAL DEL MOVIMIENTO I
1
I PRESIDENTE
(el del Gobierno)
VICEPRESI.D~NTE I~~
(S. G. Movimiento) I VICESECRETARíA GENERAL I
SECCIONES
Y IINSTITUTO DE ESTUDIOS POLíTICOS I
PONENCIAS
{PLENOJ
61
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Una única remodelación posterior de los organismos del Movimiento, que tenía
antecedentes, sin embargo, se relacionó ya con un proceso distinto: aquel que, en la
crisis final del régimen, pretendió buscar un camino al aperturismo, a la reforma en
algún sentido del monolítico sistema que impedía toda verdadera representación de
opiniones políticas. Cuando la oposición al régimen empezaba a cobrar indudable fuerza,
algunos de los servidores de él acertaron entonces a expresar en una fórmula rimbom-
bante la necesidad de reforzar la iniciativa política y la defensa de la situación y em-
pezaron a hablar con cierta frecuencia del «rearme ideológico del régimen».
Pero en el marasmo final de una ideología en abierto desacuerdo con la realidad social,
el Partido Único no tenía otro acomodo posible a una opinión que se había diversificado
y endurecido ampliamente que el de intentar acercarse a ella. Ello llevó a la creación
de la Delegación Nacional de Asociaciones del Movimiento. El Titulo III del Estatuto
Orgánico del Movimiento de 1968 hablaba de «Las entidades asociativas del Movimiento»
que podrían constituirse para fomentar los intereses de la familia, los de una profesión
determinada, los valores culturales, la doctrina de los Principios del Movimiento u otros
intereses reconocidos por el Consejo Nacional. Poco más que una maniobra inmovilista.
Existió ya una nueva ley de asociaciones en 1964, que no contemplaba de forma clara
las asociaciones políticas, aunque sí implícitamente para cierto tipo de posiciones polí-
ticas 51 . Pero, como demostró el proceso final del régimen, todo el discurso del aperturismo,
el contraste de pareceres, el asociacionismo político, aunque siempre dentro de los cauces
que marcaba el propio Movimiento, no fue sino un discurso vacío dentro de una situa-
ción sin salida. Un Estatuto de Asociaciones Políticas del Movimiento apareció en 1970
y en 1974 un nuevo Estatuto Jurídico del Derecho de Asociación Política.
5] Al calor de esta ley surgieron agrupaciones de «carácter cultural» cuya finalidad política era clara.
Los Círculos Vázquez de Mella, de inspiración carlista, los Balmes, monárquicos juanistas o los Círculos
José Antonio de inspiración falangista disidente.
51 RAMIRO LEDESMA RAMOS: Escritos Políticos. La Conquista del Estado, 1931. Madrid, He-
rederos de Ramiro Ledesma Ramos, 1986. Véase especialmente, 267-271. Y del mismo autor ¿Fascismo
en Espaíla? La Patria Libre. Nuestra Revolución. Madrid, Herederos de Ramiro Ledesma Ramos, 1988.
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to acabaría fundiéndose con Falange Española en 1934, aportando al nuevo partido,
Falange Española de las JONS, ese ideal de estructuración sindical.
La relación de todo ello también con el sindicalismo estatal concebido por Mussolini
en Italia era evidente -si bien el sindicalismo vertical tiene un carácter en parte dis-
tinto- y ya en plena guerra civil el Nuevo Estado presidido por Franco adoptó esta fór-
mula de estructuración de toda la actividad económica y la organización laboral a través
de un aparato sindical «vertical», es decir, sin sindicatos de clase sino con grandes
agrupaciones de todos los «productores», empresarios y asalariados, en sindicatos por
ramas de producción que, en definitiva, eran parte del propio Estado s3 . Algunos de los
juristas del régimen contribuirían después desde el ángulo del derecho a la formula-
ción del nacional-sindicalism0 54 • Los sindicatos empezaron a tomar estructura en el
sistema político franquista ya en 1938 cuando se crea el primer gobierno, con ciertas
pretensiones de autonomía y adopción de formas doctrinales del partido de preguerra,
siendo su hombre clave Gerardo Salvador Merino.
Pero la trayectoria de esta estructura fue agitada, y las pretensiones de autonomía fueron
muy pronto yuguladas. En el verano de 1939, al tiempo que se aprueban unos nuevos
Estatutos de FET de las JONS, desaparece el primitivo Ministerio de Organización y
Acción Sindical, a cuyo frente había estado Salvador Merino, y sus servicios se diluían.
Los sindicatos verticales pasaron a estructurarse en una Delegación Nacional de Sindi-
catos, dependiente del Movimiento y del Ministerio del Trabajo, cuya organización se
fue ramificando y complicando. El Delegado Nacional de Sindicatos, cargo de impor-
tancia, acabaría adquiriendo el rango de ministro en 1969, como hemos dicho.
La estructura interna de la organización sufrió también diferentes modificaciones,
siendo la más decisiva de ellas, sin duda, la creación como gran marco general del
sindicalismo de dos Consejos Nacionales, el de Empresarios y el de Trabajadores. Con
ello el real «verticalismo» del sindicato quedaba desvirtuado, pues se establecían dos
grandes agrupaciones distintas, que recordaban la vieja estructuración de Mussolini en
Italia, de trabajadores y de empresarios tendiendo un puente entre ellos la burocracia
misma del sindicalismo. Los distintos momentos previos de la reestructaración del sin-
dicalismo vertical cristalizaron en la organización que sería ya más estable a partir de
1945. Todo el sindicalismo agrario se vehículo a través de las Hermandades de La-
bradores. El número de sindicatos por ramas se estabilizó en veinticuatro.
La estructura general respondería entonces a la existencia de unos órganos que
empezaban en el Ministro Delegado Nacional, un secretario nacional, los dos grandes
Consejos, de Empresarios y de Trabajadores, que juntos constituían el Consejo Nacio-
nal de Sindicatos, dos Vicesecretarías, de Ordenación Económica y de Ordenación Social
-que correspondían a los dos grandes Consejos-, los presidentes de los Sindicatos
Nacionales por ramas, todo ello con sus correspondientes organizaciones de nivel pro-
vincial, y los llamados Servicios y Obras Sindicales -Educación y Descanso, Artesanía,
Previsión Social, de la Mujer, entre otras-o
5~
Cabe citar en especial la obra de L. LEGAZ LACAMBRA: Introducción a la teoría del Estado
Nacionalsindicalista. Barcelona, Editorial Bosch, 1939
63
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CUADRO 4
PRESIDENTE
Delegado Nacional de Sindicatos
-
........
_Ir-------------~------------~
I SECRETARIO GENERAL DE LA O.S.
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SERVICIOS OBRAS
~ Artesanía
INTERVENCiÓN Colonización
SINDICATO 18 de Julio
NACIONAL DE Formación
Profesional
. Cooperación
Educación y
Descanso
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NGRESO SINDICAL OBRER9---~
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La teorización del régimen sobre el sindicalismo fue prolija, y a ella hicieron apor-
taciones personajes como José Luis de Arrese, y gentes dedicadas por entero al sindi-
calismo como Fermín Sanz Orrio, José Solís o Julio Iglesias Selgas 55 , de la misma forma
que fue prolija también la legislación, pretendiendo siempre que el sindicalismo era una
verdadera organización del sistema productivo, un elemento esencial del régimen y una
salvaguarda de la «libertad sindical», lejos del sindicalismo clásico obrero o patronal.
La última Ley Sindical fue la promulgada en 1971, la más extensa y completa de todas.
La importante Ley de Convenios Sindicales de 1958 marcó una flexión de enorme
importancia en el sindicalismo vertical, porque introducía formas de negociación de
las condiciones de trabajo entre empresarios y trabajadores b~o la vigilancia del aparato
oficial, permitiendo convenios por ramas de producción, y porque ello abrió la puerta
a la penetración en el sindicalismo estatal de organizaciones clandestinas del sindica-
lismo de oposición, de forma que tiene importancia en el origen inmediato de la crea-
ción de sindicalismos de oposición nuevos como lo fueron las Comisiones Obreras 56 .
a
55 C. IGLESIAS SELGAS: Los sindicatos en EsPQlla. Madrid, Ediciones del Movimiento, 1966 (2 ),
D. RUIZ (Dir.): Historia de Comisiones Obreras (1958-1988). Madrid, Siglo XXI editores, 1993. A.
MATEOS: .Comunistas, socialistas y sindicalistas ante las elecciones del Sindicato Vertical, 1944-1967.
En ESPACIO, TIEMPO Y FORMA, (Madrid), UNED, 1, 1988, pp. 379-412.
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católico tradicional, fue más instrumental que otra cosa, pues la bases ideológicas de
la dominación de clases y poderes tradicionales no fueron nunca alterados realmente.
Pero es claro que el régimen recorrió un largo y lento camino hacia su instucionalización
como Estado no dictatorial sino regido por leyes políticas básicas y «democráticas».
Al rechazar las formas de la democracia normalizada individualista sin sustituirla por
ningún mecanismo de expresión real de los gobernados, el régimen no abandonó nunca
su significación de dictadura.
Si la política franquista vista en la adecuada perspectiva no puede ser calificada de
otra cosa que Estado de excepción, producto de una coyuntura y de una encrucijada
excepcional asimismo en la Historia española contemporánea, a tono con un contexto
internacional, el de los años treinta y cuarenta del siglo, que favoreció la adopción de
soluciones excepcionales, la Administración del Estado español sometido a ese régi-
men político fue objeto de una atención especial, de una inmensa legislación y de un
intento de consolidar, y hasta de modernizar, las prácticas de la Administración pú-
blica.
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COMUNICACIONES
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LA DEPURACIÓN DE FUNCIONARIOS DE LA
ADMINISTRACIÓN LOCAL: EL CASO DE LA
DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE MURCIA.
FUENTES DOCUMENTALES Y ANÁLISIS
TIPOLÓGICO
Siglas. AGRM, Diputación: Archivo General de la Región de Murcia, fondo Diputación Provincial.
I
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
to que incidiera en el ámbito laboral y profesional, especialmente en el de la Admi-
nistración.
Las instituciones franquistas contaron desde antes del fin del conflicto con una norma-
tiva para autodepurar a sus funcionarios por la vía administrativa3 • Para las zonas ocupa-
das en los últimos meses de la guerra se dictó Ley de la Jefatura del Estado, de 10 de
febrero de 1939, sobre depuración de funcionarios de la Administración en relación con
el Movimiento Nacional, que tenía como objeto «readmitir al servicio del Estado a quie-
nes son dignos de ello y sancionar... la conducta de aquellos funcionarios a los que al-
cancen las responsabilidades». Por el arto 8 de esta Ley se establecía que todos los fun-
cionarios de territorios liberados quedaban suspensos de empleo hasta que no se inves-
tigase su conducta político-social con respecto al Nuevo Régimen. Una amplia maquina-
ria de depuración de «responsabilidades» de los empleados públicos se ponía en marcha4 •
En el ámbito concreto de la Admistración Local, la Orden del Ministerio de la
Gobernación de 12 de marzo de ese mismo año pretendía «adaptar sus preceptos a la
modalidad que ofrecen los empleados de las Corporaciones locales» debido a su auto-
nomía limitada y a la peculiaridad de las normas de traslado de sus funcionarios. La
principal diferencia consitía en que, mientras en las oficinas dependientes de los minis-
terios el encargado de decidir el destino de los funcionarios era el propio ministro (art.
7 de la Ley), en las corporaciones se reservaba esta decisión a los distintos plenos; al
mismo tiempo que se establecía una jerarquía de penas más amplia para los empleados
de la Administración Local (art. 8 de la Orden) y fijaba los mecanismos de recurso ante
el Ministerio de Gobernación (art. 9), a través del cauce obligado del Gobernador Civil,
instancia que controlaría hasta el mínimo detalle el procedimiento sancionador (art. 11).
Asimismo, el ordenamiento dejaba a criterio de los entes locales el destino de los
empleados interinos, que no quedaban sujetos a este procedimiento (art. 14).
1 Cfr. MIR CUCÓ, c., Violencia política, coacción legal y oposición interior, Ibídem, pp. 125-126
Y PEDRAZ PENALVA, E., La Administración de Justicia durante la guerra civil en la Espaila Nacional
(Jurisdicciones ordinarias)' especiales), en Justicia en guerra. Jornadas sobre la administración de justicia
durante la Guerra Civil espaíiola: instituciones y fuentes documentales, Madrid, Dirección de Archivos
Estatales, 1990, pp. 343-345. Para el ámbito local, PRIETO BORREGO, L., Los expedientes de depu-
ración de funcionarios municipales. Una fuente para el estudio de la violencia institucional, «Baetica».
21 (1999), pp. 451-467.
4 La investigación sobre depuraciones ha avanzado considerablemente en la última década. El trabajo
pionero, precisamente a través de un fondo murciano -el de la Confederación Hidrográfica del Segura-, fue
el de NICOLÁS MARÍN, M' E., Los expedientes de depuración: una fuente para historiar la violencia política
delfranquismo, «Áreas. Revista de Ciencias Sociales», 9 (1988), pp. 101-124. La represión sobre el ma-
gisterio, una de los colectivos más numerosos, ha atraído el mayor número de investigaciones, desde los
estudios de ÁLVAREZ OBLANCA, W. para León (La represión de postguerra en León. Depuración de la
enseíianza (/936-1943), León, 1986) o de CRESPO REDONDO, 1., SÁINZ CASADO, J. L. y PÉREZ
MANRIQUE, C., sobre Burgos (Purga de maestros ellla Guerra Civil. La depuración del magisterio nacional
de la provincia de Burgos, Valladolid, Ámbito, 1987), pasando por el más ambicioso y general de MONTERO
VALERO, F. (La escuela y el Estado Nuevo: la depuración del Magisterio Nacional (1936-1943), Valla-
dolid, Ámbito, 1997), hasta el más reciente de FERNÁNDEZ SORIA, 1. M. y AGULLÓ, M. c., Maestros
valencianos bajo el Franquismo: la depuración del magisterio, 1939-1944, Valencia, Instituto Alfons el
Magnanic, 1999. Para el caso murciano cfr. JIMÉNEZ MADRID, R., La depuración de maestros en Murcia,
1939-/942 (primeros papeles), Murcia, Universidad, 1997.
70
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?í
a
5 NICOLÁS MARÍN, M E., Instituciones murcianas en el franquismo, 1939-1962, Murcia, Editora
si se caracterizan por otros acuerdos que los relacionados con depuraciones y adhesiones», Instituciones
murcianas ... , p. 346.
10 El impreso advertía de que habría «de entregarse en la Secretaría de la Diputación Provincial
antes del día 25 del corriente mes de abril, debiendo acompañar cuantos documentos estimen nece-
sarios en descargo de su actuación». La mayoría de las declaraciones que se conservan fueron cum-
plimentadas entre los días 19 y 28 de dicho mes. Otras, la mayor parte, se recibieron a través del
Gobierno Civil. AGRM, Diputación, Personal, Libro registro de entrada de correspondencia, años 1939-
1941, passim.
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mativas de depuración de los empleados provinciales 11, facultándole para designar a
un secretario l2 •
Aunque formalmente la actividad del incipiente negociado de depuración de fun-
cionarios no comenzó hasta el4 de mayo de 1939 13 , ya desde el 27 de abril se empezó
a remitir desde allí listas de empleados a las diferentes instancias que podían informar
de su conducta político social: Gobierno Civil, Auditoría de Guerra del Ejército de
Ocupación, Comandancia de la Guardia Civil, Servicio de Información de Falange y
Servicio de Información y Policía Militar l4 •
El mismo 4 de mayo el instructor dio por recibidas las declaraciones juradas de-
positadas en el Registro General y ordenó: «Procédase a la apertura de los sobres que
las contienen; clasifíquense los funcionarios por categorías; procédase a solicitar in-
formes ... procediéndose conforme se vayan recibiendo a su archivo en el expediente
informativo de cada uno de los interesados».
La normativa legal establecía una jerarquía a la hora de proceder a la depuración, con
objeto de que pasasen este trámite rápidamente los funcionarios de mayor categoría l ) o
aquéllos que se consideraban afectos al Nuevo Régimen (art. 4 de la Ley). Así, ellO
de junio el instructor elevó a la Corporación la primera de una serie de propuestas
conjuntas por la que pedía la reincoporación a sus puestos para 19 empleados entre los
que se encontraban el secretario de la Diputación, el depositario y hasta once funciona-
rios que habían sido cesados al comienzo de la guerra. En sucesivas resoluciones del
instructor tendrían cabida tanto las peticiones de reincorporación de funcionarios afectos
como las de apertura de expediente de depuración para los considerados desafectos ló .
Otra serie de medidas represivas tampoco se hicieron esperar. El 13 de mayo la
Comisión Gestora excluyó de nómina y consideró cesados, sin perjuicio de los poste-
riores expedientes, a quince funcionarios que no se habían presentado en su puesto y
a los que se consideraba incursos en los supuestos de la Orden de 9 de febrero l7 . Treinta
días más tarde el instructor reiteraba a la Comisión la necesidad de sancionar a aquellos
II Miembro de una de las más caracterizadas familias de la oligarquía murciana y uno de los máximos
dirigentes de Acción Popular en la provincia, pasó buena parte de la guerra en la cárcel condenado por
la frustrada sublevación de la capital murciana en julio del 36. GONZÁLEZ MARTÍNEZ, c., Guerra
civil en Murcia. Vil análisis sobre el poder y los compartimientos colectivos, Murcia, Universidad, 1999,
pp. 59 Y 170.
11 El cargo recayó inicialmente en Francisco Pérez Beltrán, miembro de la Gestora, siendo sustituido
En adelante, cuando no se haga expresa mención a otra fuente se remite a estas diligencias.
14 Entre ese día y el 3 de mayo se enviaron seis relaciones que recogían 184 nombres, completada
localidad».
72
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funcionarios que no hubiesen cumplimentado la declaración jurada o que no se hubie-
sen presentado en su puesto de trabajo, aún cuando se afirmaba saber que bastantes
de ellos se encontraban en diferentes prisiones en calidad de presos políticos.
Tanto la Ley (art. 8) como la Orden (art. 6) declaraban suspensos en sus cargos a
los empleados sujetos a investigación, mientras durase ésta, si bien se podía mantener
en su puesto a personal no depurado siempre que fuese «de la absoluta confianza» del
Presidente de la Corporación lH • Una disposición posterior estableció que los funcio-
narios sujetos a pesquisas cobrasen sólo el 50 % de sus haberes lY , aclarándose más tarde
que dicha rebaja sólo afectaría a aquellos sujetos a los que se incoase expediente de
depuración formal, desde la fecha de su apertura20 • Entre finales de mayo y finales de
agosto se comunicó a unos 40 funcionarios la supensión de la mitad de su salario como
incursos en expediente de depuración, cantidades que en el caso de ser readmitidos
nunca llegarían a recuperar21 •
La labor del instructor se centraba en recoger y estudiar las declaraciones juradas
-«base de la investigación» como rezaba el art. 4 de la Ley-, los informes evacuados
por instancias represivas colaboradoras 22 , y otros testimonios 23 y documentación 24 ,
información a partir de los cuales elevaba dos tipos de propuestas a la Comisión Gestora:
la readmisión del funcionario o la apertura de expediente de depuración cuando ad-
vertía algunos indicios de «delito» (art. 5).
El negociado también colaboró activamente con otras instituciones -ayuntamientos,
diputaciones provinciales, ministerios como el de Obras Públicas ...- en la depuración
de funcionarios sobre los que se conoCÍan antecedentes, al tiempo que evacuaba infor-
mes sobre la conducta de sus propios empleados encausados por tribunales militares 25 .
IX Una Orden del Ministerio de la Gobernación de I de abril de 1939 establecía que esta suspensión
no fuese aplicable con carácter general al personal sanitario, ante las necesidades de los servicios de salud.
19 Orden de la Vicepresidencia del Gobierno de 29 de abril de 1939 «determinando los haberes que
22 Además de estos informes concisos se contó para formar opinión con los «expedientes instruidos
por el Juzgado Militar de Funcionarios que han llegado hasta la fecha y se han unido a los respectivos
. de depuración». Se trataba de aquellos procedimientos informativos en que los encausados habían sido
absueltos.
2J En varios expedientes de información se encuentra un modelo, impreso expresamente para la
Diputación, en el que se interroga, por medio de 25 preguntas, a los avaladores de los encausados sobre
la conducta de estos últimos.
2~ Fue instrumento de cargo fundamental un oficio, fechado en noviembre de 1936, por el que se
comunicaba la constitución, con empleados pertenecientes al sindicato «La Democracia» afecto a la U.G.T.,
de una Comisión del Frente Popular en la Diputación. También aparece en varios expedientes testimo-
nio de la constitución, en diciembre de ese año, de una comisión de asesoramiento a la dirección en
cada uno de los establecimientos benéficos con funcionarios afiliados a dicho sindicato. Todos los
empleados que formaron parte de estos comités serían sancionados y casi en su totalidad expulsados.
25 El Juzgado Militar de Funcionarios Civiles solicitó diversos informes a la Diputación durante la
primavera y el verano de 1939. AGRM, Diputación, Correspondencia General, 1939. Para el caso del
magisterio, cfr. JIMÉNEZ MADRID, R., Op. cit., p. 57.
73
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1
1
1 ,
,,1 Los expedientes informativos se fueron acabando entre julio y agosto del 39. Las últimas
diligencias que relizó La Cierva son del mes de septiembre, fecha en que prácticamente
i1,
r
se habían finalizado los procedimientos y en la que fue sustituido en esta labor, al solicitar
licencia en la Corporación, por el vocal de la Gestora Mariano Espinosa Almela26 •
1
!I
la designación de un oficial del Cuerpo Jurídico para la instrucción de los expedientes de los funcionarios.
AGRM, Diputación, Personal, Libro registro de salida de correspondencia, año 1939,2" serie, n° 144.
,0 Este abogado sería nombrado posteriormente vocal de la Comisión Gestora de la Diputación tras
la remodelación de 10 de junio de 1940, para pasar a ocupar la vicepresidencia y la presidencia de la
Corporación Provincial entre 1942 y 1945. También fue Delegado de Sindicatos. Cfr. NICOLÁS MARÍN,
M" E., Instituciones murcianas ... , pp. 371-376.
,1 Es muy posible que la gratificación de 1.000 ptas que la Corporación le concedió en octubre de
1939 tuviera como objeto premiar su dedicación. Al mes siguiente sería ascendido a oficial segundo,
con un sueldo anual de 4.000 ptas.
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Las diligencias de depuración quedaban perfectamente establecidas en la legislación
represora (arts. 6-10 de la Ley y 5-8 de la Orden). De acuerdo con esto, los instructores
de la Corporación procedieron a la recepción de los procedimientos informativos, a la
incoación de los expedientes, dando audiencia a los interesados y a todo tipo de testigos,
recibiendo pruebas, formando los pliegos de cargos, recibiendo los de descargo y ela-
borando un informe-resumen de las diligencias con la propuesta elevada a la Comisión
Gestora, que en la casi totalidad de los supuestos asumió las sugerencias del instructor 32 .
El artículo 7 de la Orden recogía, «con carácter enunciativo y no limitativo», las causas
consideradas como suficientes para la imposición de sanciones que iban desde los hechos
que hubieren dado lugar a sentencias por Tribunales Militares o por el Tribunal de
Responsabilidades Políticas (apartado a), pasando por la aceptación de ascensos no re-
gulados y la prestación de servicios ajenos al cuerpo (b), hasta llegar a la pasividad para
hacer triunfar el Movimiento Nacional (c). El último apartado, el (d), aludía a las acciones
u omisiones que sin estar recogidos en los anteriores supuestos implicaran significación
contraria al Movimiento. Pues bien, este último y ambiguo precepto fue el esgrimido
machaconamente en los expedientes de depuración de los funcionarios provinciales 33 •
Como adelantamos, la Orden de depuración para la Administración Local (art. 8)
preveía más supuestos punitivos que la propia Ley. De menor a mayor, eran los siguien-
tes: traslado forzoso (con prohibición de solicitar vacantes entre uno y cinco años),
postergación de uno a cinco años, inhabilitación para puestos de mando o confianza,
suspensión de empleo y sueldo (de un mes a dos años), separación del servicio sin
prohibición de solicitar empleo en otra corporación, separación con prohibición de
solicitar empleo y, finalmente, destitución con pérdida de todos los derechos (salvo los
de carácter pasivo). Esta última y más dura sanción sería la mayoritariamente solici-
tada por los instructores, como veremos más adelante al analizar cuantitativamente las
depuraciones 34 . Reseñar que, además, en al menos nueve casos de destitución -los
declarados en rebeldía-, se aplicó por el juez instructor el artículo 109-2° del Regla-
mento de funcionarios municipales de 192435 .
32 Si se produjo alguna modificación fue para agravar la pena. En el caso del practicante P. M. F.,
aunque el instructor propuso la suspensión de tres meses de empleo e inhabilitación para puestos de
mando durante un año, la Corporación ordenó su destitución definitiva.
D 36 de las resoluciones que conocemos se fundaban en este supuesto, de las cuales cuatro también
lo unían al apartado (b) Y una al artículo 13 -que se refería a la reapertura de expediente cuando existiesen
nuevos elementos de juicio-o Cfr. el caso similar de la Confederación del Segura. NICOLÁS MARÍN,
Ma E., Los expedientes ... , p. 122. En el resto de las resoluciones de las que tenemos noticia -dos- se
invocaron, respectivamente, los apartados (a) y (b).
34 Como se encargó de aclarar la Dirección General de Administración Local se debía entender el
derecho pasivo a la jubilación de los cesados, «no como jubilación forzosa, sino de que dicho derecho
empezará a tomar efecto el día que reglamentariamente empiece la jubilación». AGRM, Diputación. Actas
del pleno, sesión del II-X-40.
35 Su texto decía lo siguiente: «A los efectos del artículo 248 del Estatuto [que se refería al ingreso,
ascenso y separación de los empleados municipales] se reputarán como faltas graves: ... 2. El abandono
del servicio». Real Decreto de 23 de agosto de 1924, Reglamento de secretarios de ayuntamientos,
interventores de fondos y empleados municipales en general.
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La mayoría de los expedientes instruidos al amparo de la legislación depuradora
fueron resueltos entre finales del 39 y primeros meses de 1940, si bien algunos se
prolongaron o se volvieron a abrir cuando aparecieron nuevos elementos de juicio,
normalmente condenas por los Tribunales Militares, lo que en la mayoría de los casos
agravó la pena iniciapó. El último expediente, el de un celador de la Casa Provincial
1"
del Niño, se cerró con la destitución del encausado en septiembre de 1944.
Ninguno de los ocho recursos de alzada que elevaron otros tantos condenados serían
estimados, en los meses siguientes, por la Dirección General de Administración Local
del Ministerio de la Gobernación. La purificación de los funcionarios provinciales
quedaba zanjada.
)1
"1' LAS ÚLTIMAS DEPURACIONES
'1
j!
'1 Al margen de la depuración de los funcionarios ingresados con anterioridad al 18
I
de julio del 36, la Comisión Gestora consideró necesario extender el procedimiento
I
l'
a los empleados interinos ingresados tras el fin de la guerra y que, por diversas causas,
"11
I
no habían podido ser investigados a fondo. Por acuerdo del pleno de 22 de agosto de
1940 se designó al diputado Enrique García Gallud 37 , auxiliado por el también vocal
de la Gestora Carlos Valcárcel y Valcárcepx, para que llevase a cabo «información de
la conducta político-social de todas las personas que se nombren de aquí adelante para
cualquier cargo y que no hayan sido depuradas previamente» y de los nombrados con
posterioridad al final de la guerra 39 •
Este nuevo proceso depurador no contaba con ningún tipo de garantías de procedi-
miento al no afectarle la legislación específica dictada para los funcionarios ingresados
con anterioridad a la guerra. De estos casos casi no queda rastro documental, pues
seguramente no generaron ningún tipo de expediente 40 ; de hecho, como se quejaba
amargamente años después uno de los afectados, ni se formularon cargos ni se les
concedió audiencia a los interesados. Sabemos que afectó a diecisiete empleados de los
que ocho fueron destituidos o separados del servicio «por desafección al Régimen
Nacional Sindicalista» entre enero y marzo de 1941. A partir de entonces, cada vez que
1(, Los expedientes de depuración también sirvieron como antecedente acusador para la Auditoría de
Guerra. En marzo de 1940 se remitió a la jurisdicción militar testimonio de los depurados para unirlos
a su procesos. AGRM, Diputación, Personal, Libro de registro de salida de correspondencia, año 1940,
n° 257.
17 Funcionario falangista y voluntario en la División Azul entre julio del 41 y agosto del 42, pos-
teriormente sería Subjefe Provincial del Movimiento en dos ocasiones. NICOLÁS MARÍN, M' E.,
Instituciones murcianas ... , pp. 366 Y 374.
1X Este abogado era «camisa vieja» de Falange y fue secretario provincial de este partido en 1935.
Ibídem. Sería el encargado, asimismo, de acabar la instrucción de los expedientes de depuración incon-
clusos y los reabiertos.
1Y Fue tal la fiebre pUnflcadora que el vocal Herrero solicitó la depuración de todo el personal jubilado
de la Corporación; AGRM, Diputación, Actas del pleno, sesión del 15-XI-1940.
40 Sólo se conserva una lista de los investigados y los oficios pidiendo informes sobre los inismos.
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se quería esclarecer la conducta «político-social» de cualquier empleado se designaría
un instructor para que de modo fulminante actuara en el cas0 41 •
Conviene recordar que el Nuevo Estado hizo tabla rasa de toda la labor realizada
por las instituciones republicanas desde, al menos, el 18 de julio de 1936. La diligen-
cia del Libro de registro de personal de la Corporación murciana es bastante elocuen-
te: «Con motivo de la liberación de la provincia de Murcia y su incorporación a la
España nacional, quedan cesantes en sus cargos todos los funcionarios nombrados con
posterioridad al 18 de julio de 1936 hasta la fecha, quedando vigente, en su consecuen-
cia, el escalafón de funcionarios que lo era en el expresado año 1936».
En el caso de la Corporación Provincial murciana -que hizo amplio uso de las
atribuciones que respecto de su personal interino le confería el arto 14 de la Orden-
, según los cálculos hechos a partir del estudio de los distintos escalafones y de la nómina
de diciembre de 1938, esta medida afectó a un centenar de empleados, tanto tempo-
rales como aquellos que habían conseguido plaza en propiedad a lo largo de la guerra;
la gran mayoría de ellos personal subalterno -porteros, celadores/as- de los centros
benéficos provinciales: Hospital, Casa Provincial del Niño y Manicomi0 42 . A estos
funcionarios y empleados habría que añadir algunos otros relacionados con la Corpo-
ración pero que no formaban parte del escalafón, como la decena de auxiliares y
recaudadores delegados del impuesto de cédulas personales distribuidos por toda la
provincia --que serían cesados en junio del 39-, las 18 profesoras de la Escuela Fe-
menina del Hogar -mayoritariamente despedidas- o la media docena de médicos
internos del Hospital Provincial. En total cesaron unas 125 personas. La depuración
«formal» se reservaba solamente a los funcionarios consolidados y con antigüedad 43 .
No es posible saber cuántos funcionarios fueron sometidos al trámite de la depura-
ción, pues se conservan pocos expedientes completos; como mínimo serían unos 70 si
instructor de la investigación contra el sirviente 1. E. B., que inicialmente había sido cesado por su
condición de interino. AGRM, Diputación, Personal, Libro registro de salida de correspondencia, año
1941, n° 460.
42 El escalafón de la Diputación murciana estaba compuesto, en vísperas de la guerra, por 167
empleados además de 42 puestos vacantes; en total, 209 plazas. El Consejo Provincial republicano, con
mayores y más amplias competencias, alargó ampliamente su plantilla, sobre todo entre mayo y diciem-
bre de 1937, de tal modo que el escalafón del año siguiente recoge un total de 228 empleados y 70
vacantes, casi 300 plazas, un 30% más de las existentes en 1936.
41 Sin embargo existen diligencias previas contra algunos de estos funcionarios. En otros casos, algunos
empleados lucharon por -y consiguieron- ser reconocidos como funcionarios anteriores a julio del 36
y ser depurados formalmente. Este caso afectó, al menos, a cuatro empleadas: dos celadoras que serían
admitidas sin sanción y tres profesoras de la Escuela del Hogar, cuyos expedientes fueron sobreseídos
provisionalmente. AGRM, Diputación, Actas del pleno, sesiones de 9, 16 y 23-IX, 17-X, 16-XII-39, 3-
11-1940. Sobre el «temor a no ser depurado», cfr. NICOLÁS MARÍN, Ma E., Los expedientes... , p. 107.
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consideramos que uno de los procedimientos va signaturado con este número. Lo que
sí hemos podido reconstruir, casi al completo, son las penas impuestas a los sometidos
a este amargo trance. Del estudio de las resoluciones se advierte que la Corporación
murciana actuó con especial dureza a la hora de sancionar a sus empleados, como se
aprecia en el cuadro adjunto.
Resolución Número %
Admitidos sin sanción44 15 23'4
Traslado forzos0 45 1 1'5
Postergación (1 a 5 años) O -
Inhabilitación puestos de mand046 (2) -
Suspensión empleo y sueldo (1 mes a 2 años)47 5 7'S
Sobreseídos provisionalmente 3 4'6
Separación del servicio, sin prohibición solicitar en otras corporaciones 5 7'S
Destitución con pérdida de derechos 25 39
Destitución con p. d. (en rebeldía) S 12'5
Archivo diligencias por pena de muerte 2 3' 1
Total expedientados 64 lOO
N° de sancionados 46 71 'S
Causan baja en el escalafón de 1936 40 62'5
44 Entre los admitidos, hubo alguno que fue posteriormente jubilado y otro que sería expulsado, años
Algunas de las penas impuestas iban desde la libre absolución pasando por 6 meses y 1 día, 12 y 20
años hasta dos condenas a muerte. En el caso del médico F. M. B. la instancia judicial que llevaba su
proceso era el Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo.
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A estas cifras, que constituyen un mínimo, habría que añadir otras depuraciones
sutiles, como las jubilaciones por inutilidad física -que, al menos en tres casos, obe-
decían a causas políticas-, las cuatro destituciones como consecuencia de expedientes
disciplinarios en estos primeros años o en los en sucesivos -algunos de los cuales habían
sido sometidos a depuración y admitidos sin sanción inicialmente-; sin olvidar los otros
ocho empleados, ingresados tras el final de la guerra y que fueron considerados des-
afectos al Régimen y expulsados en 1941.
Si comparamos con otros procesos depurativos del entorno, destaca aún más la dureza
de la represión administrativa en la Diputación murciana. En la Corporación provin-
cial de Albacete los depurados rondarían la quincena 49 • En la misma provincia de
Murcia, otros procesos similares, estudiados en los últimos años, no alcanzarían nunca
tales cotas de ensañamiento: en el numeroso colectivo de los maestros, en el que fueron
investigadas más de 1.200 personas y expedientadas no menos de 920, la máxima pena
-separación del servicio- recayó sólo en 68 funcionarios 50 • En la Confederación
Hidrográfica del Segura, que contaba con un número de funcionarios equivalente al
de la Diputación, casi 300, parece fueron expulsados por su condición de interinos unos
40 y sometidos a expediente de depuración 25, de los que resultaron destituidos sólo
catorce 5l .
¿Cómo incidieron estas cesantías en los distintos niveles de la Corporación? En
principio, las más afectadas fueron las escalas más bajas, por otra parte más numero-
sas y en buena lógica más identificadas con el ideario de izquierdas. Pero también se
advierte un número relativamente importante de facultativos, técnicos de grado medio
y personal de administración entre los despedidos.
didos de empleo y sueldo medio centenar y trasladados forzosamente algo más de 100. JIMÉNEZ
MADRID, R., Op. cit., pp. 105-108.
a
51 NICOLÁS MARÍN, M E., Los expedientes .. , pp. 121-122.
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NIVEL PROFESIONAL DE LOS EMPLEADOS CESADOS
EN LA DIPUTACIÓN DE MURCIA (1939~1944)52
El nivel retributivo superior, compuesto por los funcionarios más destacados (se-
cretario, interventor, depositario, oficial mayor, jefes de sección y de negociado, médicos
de primera ... ), que en su mayoría habían ingresado en la Corporación durante el rei-
nado de Alfonso XIII y que pertenecían a la élite del funcionariado, no sufrieron en
absoluto la represión. Por contra, la gran mayoría de los funcionarios expulsados, 28,
habían ingresado en la Diputación con posterioridad al advenimiento de la República,
entre los años 1932 y 1935, ingresos que se efectuaron sobre todo en cuerpos espe-
cialmente afectados por la depuración, como el de practicantes y el de celadores, según
veremos a continuación. La edad media de los expulsados, en 1939, e'staba en tomo
a los 40 años.
En términos absolutos el nivel retributivo más afectado fue el 4°, que constituye
más de la mitad del grupo total de cesados. Si descendemos al nivel de cuerpos y escalas,
se detecta una importante incidencia sobre los sirvientes de los establecimientos públi-
S2 Tomamos como referencia para esta tabla el nivel con el que contaban los depurados inmedia-
tamente antes de la guerra. Algunos de ellos ascendieron, a veces de forma fulgurante, durante los años
que duró el conflicto y, precisamente, eso constituyó uno de los cargos en su contra, como ya se en-
cargaba de esclarecer una de las preguntas de la declaración jurada y de punir el artículo 7 b) de la
Orden. Siglas de los destinos: A, Administración; H, Hospital Provincial; M, Manicomio Provincial; N,
Casa Provincial del Niño.
SJ Los niveles retributivos los hemos confeccionado para tratar de establecer las correspondencias
entre escalas a partir de los salarios anuales. Así, el I correspondería a empleos con un sueldo de más
de 6.000 ptas I año; el 2, entre 5.000 y 6.000; el 3, entre 2.500 y 4.999; el 4, entre 2.000 y 2.499 Y
el 5, menos de 1.000 ptas laño.
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cos benéficos (celadores), en el que los expulsados sobrepasan el 40 % del total de
ese cuerpo. También es de destacar el impacto sobre el grupo de los practicantes de
2a categoría: uno de cada tres fue despedido. En el nivel retributivo segundo llama la
atención la separación de tres médicos y de la farmacéutica del hospital, la mayoría
de ellos destacados miembros de partidos republicanos y de izquierdas. Como la mayor
parte de los empleados provinciales estaban asignados a los centros benéficos (Hos-
pital, Manicomio y Casa Provincial del Niño) resulta lógico que la mayoría de los en-
causados también pertenezcan a estas instituciones.
Si nos interesamos por la incidencia de los procesos de depuración en función de
los sexos, el primer dato que salta a la vista es la escasez de mujeres en la plantilla
de 1936. Sólo seis empleadas: una farmacéutica, tres administrativas de distintos ni-
veles, una comadrona y una celadora, que suponían menos del 3'6 % del total, ya que
el grueso de las vacantes pertenecían a los cuerpos femeninos'4. De estas seis, la mitad
fueron despedidas -la farmacéutica y la única celadora femenina depuradas; la coma-
drona jubilada por inutilidad física- y una oficial administrativa sancionada con sus-
pensión de empleo y sueldo durante seis meses. En términos relativos la depuración
golpeó duramente a las escasas funcionarias.
Aunque se sale del ámbito de nuestro estudio, conviene recordar que parte de este
cúmulo de vacantes fueron cubiertas, pues así se determinó legalmente", con ex-com-
batientes, ex-cautivos y mutilados de guerra, con lo que la afección al Nuevo Régimen
quedaba garantizada56 •
Renunciamos a entrar en el estudio de la revisión de los expedientes de depuración,
porque desborda nuestras pretensiones. Sólo apuntar que una Orden del Ministerio de
Gobernación de 21 de diciembre de 1951 daba esa posibilidad a las Corporaciones,
en un proceso estrechamente vigilado por el gobierno central y en el que sólo se tenían
en cuenta defectos de forma. A ella se acogieron 16 de los sancionados: cuatro serían
reintegrados entre 1956 y 1958, siendo el resto de los recursos desestimados. Sólo alguno
más lo conseguió en años sucesivos 57.
54 Al completarse estos empleos a lo largo de la guerra, su cese automático al final de la misma afectó
«para el bando nacional». MORENO, F., La represión en la posguerra, en Víctimas de la Guerra Civil,
JULIÁ, S. (coord.), Madrid, 1999, p. 360.
'6 En la sección de Personal, caja 231, existe abundante correspondencia de las comisiones provin-
ciales de Reincorporación al Trabajo del Combatiente y de Mutilados de Guerra interesándose por la
colocación de sus patrocinados. En una relación remitida al gobernador civil en febrero de 1941 se incluye
el nombre de 3 caballeros mutilados, de 14 ex-combatientes y de 8 ex-cautivos admitidos al servicio de
la Diputación para cubrir vacantes.
57 Otros no lo hicieron nunca. Se dio la triste circunstancia de un celador que, tras múltiples recursos,
vio revisada su separación por la Diputación en diciembre de 1970; el Subsecretario de Gobernación ratificó
tal decisión el 2 de julio de 1971, justo un día después del fallecimiento del interesado. Su viuda recibió,
como única compensación, dos mensualidades o pagas de toca: 7.800 ptas en total. Más recientemente, en
agosto de 1983, a un antiguo sirviente que pretendía acogerse a la Ley 46 / 1977 de Amnistía se le denegó
el recurso por su condición de interino y por haber sobrepasado ya la edad de jubilación.
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2. LOS EXPEDIENTES DE DEPURACIÓN. ESTUDIO TIPOLÓGICO
Las necesidades de control y de adhesión del personal al servicio del Nuevo Ré-
gimen generó una función, que ya contaba con precedentes más o menos lejanos en
la historia de España (reinado de Fernando VII, primeros meses de la Guerra CiviL),
como fue la de purificación ideológica de los empleados públicos. En la Diputación
murciana surgió un efímero Negociado de Depuración de Funcionarios, creado dentro
de la sección de Personal y que generaría un volumen documental que sólo parcial-
mente se ha conservado.
En fechas recientes hemos procedido a la ordenación de las series generadas por
este negociado y otras relacionadas directamente con esta función depuradora. La do-
cumentación que se conserva es la siguiente:
- Un expediente general informativo para la depuración de funcionarios (4-VI7-IX-
1939), que recoge las diligencias inquisitivas y las propuestas elevadas a la Co-
misión Gestora para la admisión sin cargos o la apertura de expedientes de de-
puración.
- Un cuadernillo con copias de acuerdos del pleno de la Comisión Gestora rela-
tivos a las depuraciones (l0-VI-1939/12-1II-1943)
- Correspondencia de entrada del negociado de depuración (1939-1940)
- Correspondencia de salida del negociado de depuración (1939-1941). Ambas series
-incompletas- contienen, básicamente, oficios pidiendo y remitiendo listas de fun-
cionarios e informes a, y desde, las instituciones investigadoras.
- Declaraciones juradas, generalmente de funcionarios consolidados tras julio del
36 y de personal interino, que no generaron expediente (1939).
- Un expediente de información político-social de empleados nombrados con pos-
terioridad al fin de la guerra (1941).
- Un expediente general de revisión de los de depuración, a instancia de varios ex-
funcionarios (1952-1955), con las diligencias realizadas por la ponencia designa-
da al efecto y las resoluciones del Ministerio de la Gobernación.
- Expedientes personales de depuración y de revisión (193911971). Esta serie está
compuesta por los procedimientos individuales, o parte de los mismos, ordenados
por orden alfabético de los encausados. Algunos van unidos físicamente a los
procesos de revisión de las depuraciones que se realizaron a lo largo de varias
décadas (entre 1951 y 1971).
Ésta es, sin duda, la serie más interesante, compuesta por 27 procedimientos, de
los que sólo once están completos. Formalmente se presentan en una carpetilla, enca-
bezada con el título: «Diputación Provincial de Murcia. Expediente de depuración de
funcionarios», que recoge los siguientes datos: nombre y empleo del encausado, nú-
mero del expediente, año de la pesquisa y nombres del instructor y secretario. Tras el
estudio pormenorizado de tales expedientes sabemos que se estructuran en dos partes,
que se corresponden con otras tantas fases del procedimiento:
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a) La instrucción de diligencias informativas previas, realizadas por un miembro de
la Comisión Gestora, que incluyen:
- Extracto de las diligencias realizadas y relación de documentos reunidos.
- Declaración jurada del empleado, según el modelo previsto en la legislación.
- Informes de su conducta política-social evacuados por diversos organismos gu-
bernativos.
- Declaraciones de testigos (generalmente compañeros del encausado) y avales.
- En algún caso, otros documentos inculpatorios (como pertenencia a comités).
- Informe del instructor proponiendo a la Comisión Gestora la apertura de ex-
pediente depurador.
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- Las comunicaciones al interesado (directamente o a través de oficio de remi-
sión al director de la prisión correspondiente), al interventor para proceder a
baja en la nómina y al gobernador civil cierran el expediente.
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, ir los libros de actas del pleno de la Comisión Gestora (1939-1948) Y de la Diputación
(1949-1956), que incluyen los acuerdos de incoación y resolución de los expedientes,
además de toda otra serie de contingencias relacionadas con ellos (como nombramien-
to de instructores, órdenes de suspensión de empleo y sueldo, recursos de alzada,
revisión de los expedientes, etc.).
La sección de Personal contiene series de gran valor, además de los expedientes de
depuración, como son los de revisión de los mismos (1951-1970) -gracias a los cuales,
y unidos a ellos, se han conservado buena parte de los expedientes originarios-, los
expedientes personales de funcionarios y los de jubilación. Con los precisos libros de
registro de personal, que incluyen la fecha de nacimiento del funcionario, la de ingreso
en la Corporación y en el cargo, la posición en el escalafón, el sueldo anual, etc., se pueden
reconstruir los escalafones anteriores y posteriores a 1939 y todo tipo de contingencias
a lo largo del año (excedencias, jubilaciones, fallecimientos, separaciones del servicio ... ).
Las diversas plantillas y escalafones resultan de utilidad, si bien la mayoría de ellas vienen
recogidas en los libros anteriormente reseñados. Los libros de registro de corresponden-
cia de esta sección, a falta de buena parte de la documentación original, aportan infor-
mación valiosa y ayudan a reconstruir cronológicamente el proceso.
Dentro de Habilitación, la serie de nóminas muestra qué número real de emplea-
dos, incluidos o no en el escalafón, prestaba servicio en cada momento. Desgraciada-
mente existe una laguna entre 1938 y 1944, lo que impide reconstruir los períodos en
que los funcionarios encausados pasaron a percibir sólo la mitad de su sueldo.
Finalmente, también hemos localizado algún documento excepcional, como el in-
forme evacuado en 1942 por el presidente de la Diputación al fiscal de la Causa General
de Murcia, que resume -aunque no agota- la incidencia de la depuración en esa ins-
titución: incluye a 36 de los 40 expulsados, con su afiliación política y actividad en
la guerra, los cargos formulados y el destino final de algunos de ellos óO .
Pero conviene apuntar que fuera de los depósitos del Archivo General de la Región
de Murcia existen expedientes originales de depuración. En el archivo del antiguo
Gobierno Civil de Murcia -hoy Delegación del Gobierno-, a través del cual se trami-
taban los recursos de alzada ante la Administración Central, nos consta se conservan
algunos expedientes de depuración de empleados municipales de la provincia y de la
propia Diputación 61 • Otra serie muy interesante para recomponer el proceso es la de
correspondencia con los entes locales, ya que nada relativo a personal se realizaba sin
comunicarlo al gobernador. La Dirección General de Recursos Humanos y Organiza-
6() AGRM, Diputación, Correspondencia general, año 1942, n° 153. Por este informe sabemos que
dos depurados en rebeldía, Julián Calvo Blanco y Juan Martínez Rogel, se encontraban exiliados en México
y que, al menos, otros doce habían pasado por o aún permanecían en la cárcel. Existe copia de este
prolijo informe en el Archivo General de la Guerra Civil Española, Causa General de Murcia, caja 1068,
pieza 7", fols. 48-51, según cita GONZÁLEZ MARTÍNEZ, c., OJ!. cit., p. 49, nota 68.
61 Es significato que esta serie, y su valoración, venga expresamente recogida en las Normas para
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ción Administrativa de la actual Comunidad Autónoma conserva también algunos pro-
cedimientos de depuración que forman parte de los expedientes personales de funcio-
narios que fueron readmitidos a lo largo de la Posguerra y que pasaron a fomar parte
de la Comunidad Autónoma tras la disolución de la Diputación Provincial en 1982.
No sería de extrañar que entre la documentación de la antigua Dirección General de
Administración Local, custodiada en el Archivo General de la Administración 62 , se
encuentren algunos expedientes vistos en recurso de alzada y correspondencia relativa
a personal remitida desde los distintos gobiernos civiles.
Por último, señalar que un concienzudo vaciado de la prensa oficial (Boletín Ofi-
cial de la Provincia) y local (diarios La Verdad, Arriba y Línea) nos puede aportar
información adicional e interesante, pues además de las aperturas de informaciones
públicas sabemos se publicaban algunas listas de depurados 63 •
su inserción en el boletín provincial, una lista de los funcionarios destituidos por expediente de depu-
ración y declarados en rebeldía. AGRM, Diputación, Personal, Libro registro de salida de correspon-
dencia, año 1940, n° 74.
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EL PODER LOCAL Y PROVINCIAL EN
GUADAL AJARA TRAS LA UNIFICACIÓN
POLÍTICA, 1937-1941
1. INTRODUCCIÓN
El 19 de abril de 1937 el general Franco fundió a los núcleos políticos nacionales
mediante decreto 1, en un único partido que adoptó el nombre de Falange Española
Tradicionalista y de las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas (FET y de las JONS)2.
Esta comunicación trata de acercarse a la realidad local y provincial de las relaciones
entre las instituciones y los cargos que las detentan, con los cuadros del nuevo partido,
unificado bajo la égida del general Franco. El Ayuntamiento y el Gobierno Civil en-
cuentran un reflejo político en la nueva estructura de FET y de las JONS, donde las
jefaturas Provincial y Local, se sitúan de forma paralela a aquellos, dentro del mismo
espacio geográfico y político, todo ello junto con las autoridades militares, que durante
Aranzadi.
2 Las siglas y abreviaturas utilizadas son: Archivo General de la Administración (AGA), Archivo
Histórico Provincial de Guadalajara (AHPGU), Servicio Histórico de la Guardia Civil (SHGC), Instituto
Nacional de Estadística (INE), Boletín Oficial del Estado (BOE), Junta de Defensa Nacional (JDN), Junta
Técnica del Estado (JTE) , Secretaría general del Movimiento (SGM), Delegación Nacional de Provin-
cias (DNP), Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), Cuerpo de Tropas Voluntarias
italiano (CTV).
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la guerra ejercen la autoridad superior en la demarcación que controlan. Pretendo tener
en cuenta los enfrentamientos que se dieron entre los dirigentes provinciales del par-
tido y los gobernadores civiles, los procesos de designación de cargos locales, la colisión
de competencias, las luchas internas y externas del personal fetista, que se dieron en
unos momentos, donde los jefes sublevados comienzan a sentar las bases políticas y
administrativas de lo que será el régimen de Franco.
Para la realización de esta investigación se han consultado dos tipos de fuentes: las
depositadas en archivos y las impresas. Dentro de la documentación de archivos, se
encuentran los fondos del Archivo General de la Administración, de los que se han
consultado dos secciones: Interior/Gobernación, donde nos acercamos a los expedien-
tes de las comisiones gestoras provinciales y locales, y Presidencia, donde se encuen-
tra el fondo de la Secretaría General del Movimiento, que contiene la documentación
generada por la Delegación Nacional de Provincias, que permite aproximamos al fun-
cionamiento de las Jefaturas Provinciales de FET y de las JONS. La consulta es ampliada
con la documentación sobre la Jefatura Local de la localidad de Horche, que se en-
cuentra depositada en el Archivo Histórico Provincial de Guadal aj ara, y con los fon-
dos del Servicio Histórico de la Guardia Civil, donde nos encontramos con informa-
ción acerca de la sublevación militar y la guerra civil. En cuanto a las fuentes impre-
sas, destacar la legislación publicada en el BOE y los censos y anuarios estadísticos
editados por el INE, además de la bibliografía consultada.
El marco cronológico de este trabajo, abarca desde la fecha de publicación del
Decreto de Unificación en abril de 1937, hasta la solución de la crisis política de mayo
de 1941, desatada entre elementos falangistas y militares por ocupar una posición más
relevante en la jerarquía del régimen, que se salda con el nombramiento de Arrese como
Secretario General del Movimiento.
Nueve meses después del fracaso del pronunciamiento militar antirrepublicano,
frustrados los sucesivos intentos de tomar Madrid y derrotar a la República, se da
un paso decisivo para la configuración del futuro régimen franquista. Desde el Cuartel
General del Generalísimo, se aborda la unificación de los distintos grupos de la coa-
lición reaccionaria que apoyan a los sublevados, suprimiendo de manera oficial, todas
las organizaciones políticas y sindicales en la zona nacional y, a partir de ese mo-
mento, toda actividad política y sindical deberá circunscribirse a la futura normativa
fetista. El nuevo partido quedaba instituido desde el poder militar -desde arriba-
para servir a los militares sublevados en el control y ordenación del territorio bajo
su jurisdicción.
El régimen que se pretende establecer, requiere una organización y unos cuadros
políticos para administrarlo, y la persona clave en este largo proceso será el cuñado
de Franco, Ramón Serrano Suñer que, evadido de la zona controlada por el gobierno
republicano, llega a Salamanca en febrero de 1937. Inmediatamente ocupa un lugar
principal junto a su cuñado como consejero político. Serrano había sido vicepresidente
del grupo parlamentario de la CEDA, durante las Cortes del gobierno del Frente Po-
pular y amigo personal de José Antonio Primo de Rivera; además era buen conocedor
de los principios y organización del Estado fascista italiano.
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Desde el momento mismo de la sublevación, una de las principales preocupaciones
de los mandos insurrectos, fue conseguir la unidad de criterio y de actuación, con el
fin de optimizar los recursos disponibles, humanos y materiales, para llevar a cabo los
objetivos militares 3 •
En Comunión Tradicionalista y Falange Española se alzan importantes voces
discordantes con la esperada unificación política. Manuel Fal Conde, delegado de los
Tradicionalistas, aglutina a su alrededor el sector más beligerante, pero finalmente se
imponen las tesis del conde de Rodezno, partidario de la idea del Cuartel General de
Franco.
Los problemas en Falange son muy graves, pues el decreto de unificación llega
en un momento, en el cual pugnan hasta tres grupos diferentes por hacerse con el
control del partido. Razones de índole ideológica se unen a la lucha personal por el
poder. Tras el fusilamiento de Primo de Rivera, le ha sustituido como presidente de
la Junta de Mando provisional, Manuel Hedilla, partidario de dar una orientación al
partido, antiburguesa y revolucionaria. Pero su liderazgo es puesto en cuestión por
otros grupos falangistas más próximos a Franco y Serrano. Con un enfrentamiento
de por medio -con víctimas mortales- entre partidarios de Hedilla y de Sancho Dávila,
el Consejo Nacional de Falange ratifica a Hedilla por escaso margen de votos como
Jefe Nacional. Esta votación no consigue solucionar los problemas de mando del
partido, por lo que Franco decide la presentación del decreto, que aparece en el BOE
del día 20 de abril de 1937.
La organización del nuevo partido es incompatible con la presencia de otros gru-
pos, quedando disueltas todas las organizaciones políticas, como se expone en el decreto.
El nombre que se da al nuevo partido, Falange Española Tradicionalista y de las Juntas
de Ofensiva Nacional Sindicalistas, tiene en principio carácter provisional. Los mili-
tantes del nuevo partido son los portadores del verdadero espíritu del Alzamiento
Nacional y quedan bajo el mando del Caudillo, que nombrará a los miembros de sus
dos órganos de dirección: la Junta Política y el Consejo Nacional. Franco, que es Jefe
del Estado y del Gobierno, Generalísimo de los ejércitos Nacionales de Tierra, Mar
y Aire, lo es ahora también del partido único.
El uniforme de los militantes será la camisa azul con el yugo y las flechas falangistas
y la boina roja de los requetés carlistas. El saludo oficial será similar al fascista, excepto
para los militares, y se declaran cantos nacionales el Cara al Sol falangista, el Oriamendi
carlista y el Himno de la Legión 4•
1 Dentro de este contexto se sitúa el Bando de la JDN presidida por el general Cabanellas, con fecha
de 28 de julio de 1936. El Estado de Guerra ya estaba vigente en algunas provincias de la Zona Nacional,
pero ahora se hace extensivo a todo el Estado «con el tin de establecer una unidad de criterio, tan necesaria
en estos instantes».
4 Decreto de 24 de abril de 1937.
89
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2. ANTECEDENTES: LA GUERRA Y LA POLÍTICA
2.1. FALANGE Y CARLISMO EN GUADALAJARA: DOS GRUPOS POLÍTICOS SIN
APENAS SIGNIFICACIÓN
5AGA. Presidencia SGM/DNP. Caja n° 24. Informe sobre la provincia de Guadalajara, 1-08-1940.
bMoreno Luzón relata como «en febrero de 1950, unos meses antes de moril; Álvaro de Figueroa
y Torres se interesaba por e/nombramiento del alcalde de Va/derachas». MORENO LUZÓN, l.,
Romanones. Caciquismo y política liberal, Alianza, Madrid 1998, p. 439.
7 AGA. Presidencia SGM/DNP. Caja n° 24. Informe político de la provincia de Guadalajara, 12-11-
1939.
x SHGC. Historia de la 203 Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara. Actuación de la Fuerza
de la 213 Comandancia en la Guerra, p. 17.
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de julio, la provincia de Guadalajara se encuentra dentro de la zona que controla el
gobierno republicano. La capital cuenta con el regimiento de Aerostación como uni-
dad militar importante. Después de varios días de indefinición, los militares se unen
al pronunciamiento. Al caer la tarde del día 21 la capital está en manos de los suble-
vados, que cuentan con la ayuda de la mayor parte de los mandos de la Guardia Civil,
confinando a las autoridades republicanas y procediendo a declarar el Estado de Guerra.
El escaso contingente sublevado espera la ayuda de las tropas de García Escamez en
vano, en una ciudad que posee pocos baluartes para su defensa. Desde Alcalá de
Henares, parte una columna republicana al mando del coronel Puigdéndolas junto a
un contingente de milicianos, cuyo jefe es Cipriano Mera. Los republicanos irrumpen
en la ciudad y recuperan el control de la capital sobre las siete de la tarde del día 22
de julio. La mayoría de los mandos sublevados mueren en las escaramuzas.
Entre tanto, en la provincia se han sucedido acontecimientos como el asesinato el
día 20, del presidente de la Casa del Pueblo de Sigüenza por falangistas. Ese mismo
día, elementos izquierdistas de Budía, localidad del partido de Brihuega, se enfrentan
con falangistas que previamente han tomado las armas de los guardias civiles del pueblo,
con el resultado de varios muertos.
El control republicano se hace extensivo a casi toda la provincia, con la excepción
de la zona de Malina de Aragón. Numerosos elementos derechistas son detenidos y
encarcelados en la Prisión Provincial, a los que les espera el Tribunal Popular de
Guadalajara. El 27 de julio aparece el cadáver torturado del Obispo de Sigüenza,
Eustaquio Nieto Martín, que había sido hecho prisionero al intentar huir hacia la zona
nacional, convirtiéndose en uno de los primeros mártires de los nacionales.
En diciembre de 1936, como represalia del bombardeo de la capital alcarreña por
aviones franquistas, se produce una saca en la cárcel provincial de la que apenas quedan
supervivientes.
A finales de febrero de 1937, el ejército de Franco prepara una nueva ofensiva para
intentar tomar Madrid y poner fin a la guerra. Para ello se cuenta con una unidad moderna,
el CTV italiano, que será apoyado por tropas españolas. La mañana del 8 de marzo co-
menzó la operación acompañada de mal tiempo. Los italianos partiendo de los alrede-
dores de Sigüenza, logran desarbolar las líneas republicanas que, gracias a los refuerzos
llegados del frente del Jarama, intentan taponar a duras penas el avance en Trijueque,
Torija y Brihuega, mientras esperan la llegada del IV Cuerpo de Ejército al mando de
Jurado. El día 9 en medio de la desorganización republicana, el tiempo empeora y el avance
de los nacionales se ralentiza. La noche del día 10 los italianos toman por sorpresa
Brihuega, pero se estancan en el barro debido a la persistente lluvia, que además les impide
recibir apoyo aéreo. A pesar de la ocupación de Brihuega, los italianos se encuentran
en precarias condiciones, lo que es aprovechado por las tropas republicanas para con-
traatacar. El día 12 los republicanos recuperan el bosque de Brihuega, y en la madrugada
del día 13 se produce la desbandada de la vanguardia italiana. Hasta el día 20 los ita-
lianos retrocedieron perdiendo Brihuega, quedándose a las puertas de esta localidad. Este
sería el último intento por tomar Madrid y la primera victoria en campo abierto de las
tropas republicanas. Franco cambió entonces de estrategia en la conducción de la guerra.
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La provincia quedaba dividida en dos zonas hasta el final de la guerra, cuando el
28 de marzo de 1939, se derrumban definitivamente los frentes y es ocupada la capital
alcarreña Y•
y La zona nacional abarca los partidos de Molina de Aragón, Atienza, Sigüenza, parte de CogoIludo,
parte de Cifuentes y parte de Brihuega. La zona republicana engloba a los partidos de Guadalajara,
Sacedón, Pastrana y las partes de CogoIludo, Cifuentes y Brihuega no ocupadas por los nacionales.
10 Este acontecimiento se inscribe en la doctrina oficial del nuevo Partido, tendente a colocar un
de Guadalajara, 31-10-1939.
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Las alusiones al caciquismo son constantes en los informes enviados a la Delega-
ción Nacional de Provincias del Partido. El nombre de Antonio Bernal, político próxi-
mo a Romanones, aparece con frecuencia como uno de los principales culpables del
mantenimiento de la vieja política.
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Aunque la unificación no supone, de momento, el establecimiento de un par-
tido de fuerte cohesión e ideológicamente homogéneo, sí parece plantearse la
obtención de un instrumento político de obediencia al servicio del Jefe Nacional l ".
Alemania e Italia, los países totalitarios que apoyan al bando nacional, son trata-
dos como aliados. Se realizan el reconocimiento laudatorio de falangistas Uuven-
tud y estilo político moderno, similar al de la Italia Fascista) y tradicionalistas
(soldados, portadores de las tradiciones y católicos). Como referencia al programa
del nuevo partido, se establece la adopción de los veintiséis puntos de Falange
Española y de las JONS, eliminando el punto veintisiete por consagrar la supre-
macía de Falange. La falta de definición política que se deduce de la carencia de
un programa y unas competencias concretas, aparece como algo premeditado por
parte de los asesores del Cuartel General del Generalísimo. Finalmente, como única
concesión al carlismo, se habla del regreso de la monarquía, pero se piensa en un
sistema diferente al que dio paso a la República.
La parte dispositiva del Decreto consta de tres artículos. En el primero 13 queda
consagrada la jefatura del general Franco sobre el nuevo Partido, aunque curiosamente
no se aporta ningún argumento justificativo, dejando en el aire la idea de provisionalidad
o accidentalismo hasta en el nombre del nuevo Partido. El segundo artÍCulo crea los
órganos del Partido. El tercer artÍCulo ordena la unificación de las milicias, bajo el mando
de Franco, nombrado jefe del Partido y Caudillo.
12 Chueca afirma que después de neutralizar a las milicias paramilitares falangistas y requetés, cabe
I~ Payne hace referencia al BOE del 22 de abril de 1937, donde aparece la primera misión enco-
mendada a FET y de las JONS. PAYNE, S. G., Falange. Historia del fascismo español, Ruedo Ibérico,
París 1965, p. 143 Y 235.
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Los primeros estatutos del partido no se publican hasta el 4 de agosto de 1937. Lo
más destacable de éstos es que se atienen en gran medida a la organización de Falange
Española. El denominado Movimiento, se estructurará con diversos servicios ls orga-
nizados a modo de ministerios, como el Servicio Exterior, el de Educación Nacional,
el de Sindicatos, Justicia y Derecho, Organización de Excombatientes, Organización
de Excautivos, Prensa y Propaganda, Sección Femenina, Organización Juvenil, Obras
Sociales, Comunicaciones y Transportes, Tesorería y Administración e Información
e Investigación. A partir de la unificación se van a producir una larga serie de con-
flictos, generados por la superposición de las instituciones y el Partido, que ocupa-
rán gran parte de las peculiares relaciones, entre el embrión de un Estado que parece
dirigirse en estos primeros momentos hacia el fascismo, y su reflejo en un partido
político único.
Los servicios tenían su reflejo en la ordenación del Partido a escala provincial y
local. La estructura de FET y de las JONS quedaba establecida de forma paralela a
la del Estado franquista, donde al Jefe del Estado le corresponde el Jefe Nacional, al
Gobernador Civil se le opone el Jefe Provincial y por último al Alcalde se le sitúa
enfrente un jefe local del partido.
Para Chueca, el decreto no fue eficaz excepto en lo concerniente «a la obtención
(por parte de Franco) del mando y control de sobre el conjunto de las organizaciones
políticas que integran el nuevo órgano político», pero aclara que quizás fuera esto lo
que se persiguiera 1ó • Resulta significativo que hasta diciembre de 1937, el nuevo par-
tido no tuviera Secretario General, cargo que recayó en Raimundo Fernández Cuesta,
recién canjeado de la zona republicana, que había sido Secretario General de Falange
Española. Durante su mandato fueron reformados los Estatutos de FET y de las JONS,
mediante Decreto de 31 de julio de 1939, situándose al frente de la Junta Política Serrano
Suñer.
El 9 de agosto de 1939, se hace cargo de la Secretaría General del Movimiento el
general Agustín Muñoz Grandes, aunque el verdadero rector del Partido sigue siendo
el cuñado de Franco. Durante su mandato se promulgaron leyes sobre los sindicatos
verticales, Frente de Juventudes y sobre las Milicias del Partido, que conformaron
aún más el carácter prefascista que estaba tomando el régimen. Después del con-
flicto entre militares y falangistas que motivaron la renovación del Gobierno de 1941,
Arrese es nombrado Secretario General del Movimiento, en sustitución de Muñoz
Grandes.
1.1 LA TORRE, 1. L., «Fuentes documentales para el estudio de las principales instituciones fran-
t
·l' ·
cuentro de Investigadores del Franquismo, Barcelona 1992, pp. 5-8. El autor hace un repaso a la
organización interna del Partido, destacando la evolución sufrida a lo largo del régimen franquista.
16 CHUECA, op. cit., pp. 149-150.
95
•i
'·1
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4. DOS PODERES PARALELOS: EL NUEVO PARTIDO Y EL ES-
TADO
4.i. GOBERNADORES CIViLES Y JEFES PROViNCiALES
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sus puestos a finales de ese año. En numerosas ocasiones se hace referencia a la ne-
cesidad de fundir en uno, los cargos de jefe Provincial del Movimiento y el de Go-
bernador Civil, para conseguir dirigir de manera unificada, la política provinciaF' .
•~ El problema de los abastecimientos tiene su punto de fricción, debido a la pugna
;.~i.. por controlar la exportación de ganado entre la Delegación Provincial de Abastecimiento
;~. y Transportes, dependiente del Gobierno Civil, con el Sindicato de Ganadería de la pro-
Jf vincia. La Delegación de Abastecimiento no transfiere las competencias en materia de
.l.f ganado al Sindicato Provincial, que por normativa, al estar constituido, debe ocuparse
; de ell022 • Detrás de todo, se encuentra la lucha por controlar la exclusiva del negocio
''1.'
.,~~c de grandes cantidades de cabezas de ganado, con las que comercian de forma venta-
josa, personajes que se aprovechan de la situación de carencia en que se halla el país.
Algunos de los problemas se suscitaban entre las jefaturas locales y la Provincial
por acotar sus competencias. Así nos encontramos con el conflicto entre la provincial
y la Jefatura Local de Horche, por ser prerrogativa del Jefe Provincial la confirmación
de las altas y bajas del partido que está realizando el Jefe Local, o por el nombramien-
to de Delegado Local Sindical, que pretende realizarlo el jefe del partido en Horche,
siendo atribución del Jefe Provincial23.
21 Tusell afirma que, a partir del nombramiento como Gobernador Civil del Jefe Provincial de Sevilla,
Pedro Gamero del Castillo, la situación se quiso imitar por otros jefes provinciales. TUSELL, 1., Franco
en la guerra civil, una biografía política, Tusquets, Barcelona 1992, p. 240.
22 AGA. Ídem. Parte Mensual del mes de Agosto de 1940.
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de profesión que representa al partido de Guadalajara. Los gestores designados son
Rafael Criado, médico por Atienza; Mariano Agustín, labrador por Brihuega y Cifuentes;
Enrique Sánchez, labrador y veterinario por Cogolludo; Vicente Díez, abogado por
Molina de Aragón; y por último, José María Bachiller, labrador y abogado por Pastrana
y Sacedón. Todas estas personas son de la total confianza del Gobernador Civil de la
provincia y responden al perfil político de personas de derechas o de orden, dispues-
tos a colaborar con el régimen.
En octubre de 1940, se produce una nueva renovación de la Comisión Gestora de
la Diputación Provincial, a instancias del Gobernador Civil.
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a otros asesoramientos pertinentes. El número de cargos de cada corporación quedará
de la siguiente forma: Hasta 500 habitantes, tres gestores. De 501 a 1000, cinco. De
1.001 a 3.000, siete. De 3.001 a 6.000, nueve. De 6.001 a ll.OOO, once. De 11.001
a 25.000, trece. De 25.001 a 50.000, quince. De 50.001 a 100.000, diecinueve. De
100.001 a 300.000, veintiuno. De 300.001 en adelante, veintitrés gestores. Se fija el
número de representantes en las corporaciones provinciales. La provincia de Guadalajara
no aparece, debido a su situación como frente de guerra y encontrarse dividida en dos
zonas. Las personas propuestas para su designación como gestores locales y provin-
ciales, deben demostrar solvencia moral y conducta intachable, no pudiendo ser pro-
puestas las que hubiesen pertenecido a organizaciones políticas del Frente Popular. El
Gobernador es el responsable de que ello no ocurra.
Entre marzo y junio de 1939 son revisadas las gestoras municipales de la provincia
de Guadalajara 2X , que si nos atenemos al censo de población del año 1930, cuenta con
un total de 408 ayuntamientos (407 en el censo de 1940)29. El estado de las gestoras
es remitido a Gobernación, especificándose en su caso, las necesidades de cambios o
de cubrir vacantes en las corporaciones. En el caso de nuevos gestores, el nombramiento
lo hace efectivo el Ministro de la Gobernación, previa propuesta del Gobernador Civil.
Con la finalización de la guerra, aparecen una serie de nuevos gestores que lo son en
función de su participación en la sublevación o la contienda. Se da entrada en las
corporaciones municipales a multitud de ex combatientes, ex cautivos, evadidos o
colaboradores en la sublevación. Esta característica junto con la pertenencia a FET y
de las JONS, es reconocida como prioritaria en la designación de los gestores.
En gran parte de las gestoras, los cargos municipales son confirmados por el Go-
bernador. Los casos de Torremocha de Jadraque, Embid, Arbancón, Angón, Checa,
Navalpotro, Paredes de Sigüenza, Riba de Saelices, Ujados, Santiuste, Argecilla,
Alustante o Navas de Jadraque, son ejemplo de corporaciones que continúan en sus
cargos. El Gobernador Civil informa de la conveniencia de su continuidad, enviando
la lista de las personas que ejercen los cargos en cada ayuntamiento.
Otras gestoras se consideran no adecuadas por distintas razones, procediendo el
Gobierno Civil a trasladar su propuesta de cambio ante Gobernación. En la gran mayoría
de las gestoras que se cambian, las razones que se alegan atienden a la falta de com-
penetración o nula idoneidad de sus componentes. Hiendelaencina, Atienza, Traid,
Lebrancón, Morenilla, Piqueras, Turmiel, Setiles, Torete, Anquela del Ducado, Valher-
moso, Tordellego, Miedes de Atienza, Povo de Dueñas, Villel de Mesa o Pozancos son
algunas de ellas. Gestoras que son sustituidas por otros motivos son las de Fuentecantos,
donde se dice que los gestores están en sus cargos desde el año 1934; Gomaz, Madrigal,
Bujarrabal, Cendejas, Chequilla o Mandayona, donde se aduce que los cargos proceden
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de 1931; en Sigüenza los gestores proceden de 1937 además de haber vacantes por
cubrir; en Molina de Aragón se encuentran varios puestos vacantes y a juicio del
Gobernador Civil, existen importantes discrepancias entre los miembros de la corpo-
ración. En La Riba de Saelices, el alcalde es denunciado por los mandos de la Policía
Militar del Ejército Centro por conducta cercana a los republicanos, siendo destituido
inmediatamente por el Ministro de la Gobernación.
Entre enero y junio de 1940 se producen renovaciones totales y parciales de ges-
toras municipales. El Gobernador Civil, en función de las nuevas atribuciones que la
Orden de 21 de junio de 1939 le confiere, nombra directamente a los gestores de las
localidades con menos de 3000 habitantes, que no son cabeza de partid030 • Los nom-
bramientos requieren la aprobación y el informe del Jefe Provincial del Partido. Es
preciso destacar que con esta orden, el Gobernador Civil de Guadalajara designa de
forma directa a más del noventa por ciento de los alcaldes y gestores de la provincia.
Las renovaciones parciales están motivadas por el traslado de residencia de algún gestor,
incompatibilidades, dimisiones, etc. Son los casos de Val de San García, Torija, Fonar,
Fuentes de la Alcarria o Valdenuño, entre otras. En Humanes, el alcalde es destituido
por emitir informes contradictorios para la depuración de funcionarios. Otro caso curioso
es el del alcalde de Azuqueca de Henares, destituido y pendiente de ser procesado al
ser acusado de traficar ilegalmente con mercancías intervenidas.
Las renovaciones totales son generalmente producidas por provenir las gestoras de
nombramiento militar en período de guerra. Son los casos de Alpedrete de la Sierra,
y élamos de Arriba, Valdenoches, Irueste, Valdesaz, Zorita de los Canes, Valdenuño
Fernández, Beleña del Sorbe, Uceda, El Cubillo de Uceda, Archilla, Romancos,
Escopete, El Olivar, Tórtola de Henares, Fuentes de la Alcarria o Yélamos de Abajo
entre otros, todos ellos ocupados al finalizar la contienda.
10 BOE de 22 de junio de 1939. En las localidades cabeza de partido y las mayores de 3.000 habitantes,
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de la Calle Silos, Felipe Solano Antelo y Agustín García Manzano; y Gestores, Fran-
cisco López Moratilla, Julio Cordovías Sorrosal, Pedro Barra Medrano, Armando García
León, Gaspar Montes Alonso, Pedro Atarés Ruiz, Juan A. Saenz Martínez, Julio Angós
Novellón y Gonzalo Marín Née. Aparecen seis ex cautivos, un ex combatiente, un
evadido y dos depurados por la República. La mayoría proviene de las filas de Acción
Popular, o es catalogada como derechista o sin filiación política anterior a la guerra.
Cuatro de ellos son militantes del Partido.
Investido con las prerrogati vas que le son conferidas por el decreto de 21 de junio
de 1939 antes citado, el gobernador procede a nombrar una nueva gestora en la capital
alcarreña, con la aprobación de la Jefatura Provincial del Movimiento. El día 16 de
marzo de 1940 la gestora es confirmada por el ministerio. El nuevo alcalde será Fran-
cisco Ruiz Fernández; los tenientes de alcalde Felipe Solano Antelo, Enrique Sánchez
Jiménez y Agustín García Manzano; los gestores designados son Pedro Sanz V ázquez,
Antonio Viejo Antón, Pablo Llorente Ordoyo, Vicente Borobia Marqueta, Tomás
Camarillo Hierro, Alfredo Villalba Cuesta, Francisco Palazón Menéndez, Bernardo
Sobrino Martínez y José Juan García Ruiz. Aparecen siete ex cautivos, un excombatiente
y un gestor depurado por la república. En cuanto a la filiación política, uno es falangista,
cuatro derechistas católicos, cinco derechistas y tres sin filiación anterior a la guerra.
Cinco de ellos son militan en FET y de las JONS.
La llegada de un nuevo Gobernador Civil a la provincia, hace que se proponga una
nueva gestora, bajo el pretexto de solucionar los problemas de la vivienda y el abas-
tecimiento de aguas que afecta a Guadalajara. En el fondo parece que lo que se pro-
pone es nombrar una gestora que sea de su confianza. El alcalde nombrado es Felipe
Solano Antelo; tenientes de alcalde serán Ángel Hernando Sastre, José Pina Monzón
y Estanislao de Grandes Urosa; como gestores aparecen Juan Antonio Saez Martínez,
Rafael González Sánchez, Pedro Sanz Vázquez, Antonio Vicenti del Amo, Federico
Vega López, Pablo Llorente Ordoyo, Alfredo Villalba Cuesta, Regino del Río Martínez
y Ángel Escribano Tabernero. En esta gestora hay diez personas catalogadas como
derechistas y tres de la derecha católica. Nueve son militantes fetistas y tres adheridos.
Es interesante destacar como algunos gestores ostentan cargos en comisiones dife-
rentes, como el caso del abogado Felipe Solano, o de Pedro Sanz V ázquez, médico
de profesión y director del Hospital de Guadalajara. También se dan los casos de gestores
que han tenido responsabilidades en el Partido a nivel provincial, como Estanislao de
Grandes o Francisco López Moratilla, que fueron Jefes Provinciales. Son nuevos cua-
dros que van conformándose como políticos provinciales o locales del Nuevo Estado.
CONCLUSIONES
Franco y sus colaboradores siguieron dando absoluta prioridad a las cuestiones
militares, lo que dio lugar a que el proceso unificador se mostrara lento y enormemente
complejo. La falta de orientación en las tareas y la poca definición en las funciones
políticas del nuevo partido, llevaron a una superposición de instituciones administrativas
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I1
1
li
1.1 y políticas, donde FET y de las JONS reproducía a modo de paraestado, la estructura
~I
1 institucional del propio Estado.
Lejos de traer consigo un programa político, el Decreto por el cual se unificaban
las fuerzas políticas y sociales que apoyaban al bando nacional, solo aludía a un
movimiento, dejando el programa y la organización pendiente de un proceso que, según
el decreto, quedaba» sujeto a la elaboración, revisión y mejora continua».
La peculiar situación de la provincia de Guadalajara durante la guerra, dio lugar
a numerosos nombramientos de gestoras por parte de las autoridades militares que, a
medida que se conformaba el poder gubernativo provincial, fueron sustituidas por
personal de la confianza de las autoridades civiles.
La vieja política se colocó perfectamente dentro del entramado político del nuevo
régimen, acaparando poder político y económico. Es representativo el desembarco
protagonizado por romanonistas en Comunión Tradicionalista en los primeros momentos
de la sublevación.
La diversidad del personal de las gestoras confirma el reparto del poder local entre
las diversas organizaciones políticas que apoyaron a los militares sublevados. Como
puede observarse, la composición de estas gestoras responde a la propia diversidad de
tendencias e ideologías que conformaron la coalición antirrepublicana y que fueron
unificadas bajo la jefatura del general Franco, aunque parece confirmarse la escasa
presencia de camisas viejas y la casi nula proporción de elementos llegados del car-
lismo en esta provincia. Los elementos derechistas y católicos ocupan la mayoría de
los cargos en el ayuntamiento de la capital. La actuación durante la sublevación y la
guerra, sigue siendo importante como mérito a tener en cuenta para la designación como
gestor o alcalde. La filiación al Partido se considera como necesaria a medida que se
va conformando la estructura de FET y de las JONS, lo que se puede observar en la
composición de la última gestora de la capital alcarreña.
Las principales fricciones provocadas por la presencia de dos poderes en la pro-
vincia, se concretaron al principio, en la designación de las gestoras y el personal de
los servicios del Partido. Con el final de la guerra, toman cuerpo las disputas en todo
lo relativo a los abastecimientos y la ganadería, sin que por ello terminen los proble-
mas derivados de la provisión de cargos.
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UN COMIENZO DIFÍCIL. LA FALANGE EN
CASTILLA - LA MANCHA
I En este país sabemos que ha sido justo al revés, primero hemos hecho la síntesis y valoración de
conjunto y luego la hemos puesto a prueba estudiando las diferentes casuísticas locales y regionales.
1 En este sentido compartimos la opinión de NICOLÁS MARÍN, E., Los poderes locales y la
103
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las mejores formas para que acabemos entendiendo la relación de la sociedad con la
dictadura en toda su extensión'.
No tan alentador resulta sin embargo el panorama historiográfico de Castilla-La
Mancha (CLM), remediado en parte y a marchas forzadas gracias a la labor de la
Universidad regional. Apenas si superamos la media docena de trabajos que aborden
aspectos del franquismo en cualquiera de las cinco provincias (y ninguno específico
sobre FET) entre los que destacan los de Ortíz Heras, Gómez Herráez, José M. Sabín,
Alía Miranda (guerra civil en Ciudad Real), la mencionada obra colectiva sobre la Di-
putación de Ciudad Real y la coordinada por Isidro Sánchez aglutinando dos siglos de
historia contemporánea regional 4 • Corto balance todavía al que se une este artÍCulo que
solo pretende mostrar algunos aspectos característicos de lo que fue FET-JONS en las
actuales provincias castellanomanchegas a partir de los informes internos del partido
conservados en el Archivo General de la Administración. El lector ha de tener muy
en cuenta que la acotación cronológica del trabajo se circunscribe a 1939-1940, ape-
nas un año y que en muchos lugares podría reducirse a escasos meses.
3 Muy interesantes pueden resultar al lector las valoraciones que sobre la historia local ha realizado
ASÍN VERGARA, R., en VY.AA. Historia de la Diputación PlVvincial de Ciudad Real (1838-1999),
BAM, Ciudad Real, 1999, p. 15-18. También las ya clásicas de: ARÓSTEGUI, J., La Historiografía
sobre la Espaíia de Franco. PlVmesas y debilidades» en Historia Contemporánea, 7 (1992) p. 77-79
Y CANALES, A. F., Las lógicas de la victoria. Modelos de funcionamiento político local y provincial
bajo el primer franquismo, en II Encuentro de Investigadores del Franquismo, Alicante, 1995 (vol. 1),
p.74.
4 SÁNCHEZ SÁNCHEZ, I. (coord.) Castilla-La Mancha contemporánea (1800-1975), Biblioteca Añil,
Madrid, 1998
5 Que también mostraba una dualidad similar entre el federale (partido fascista) y el prefetto (de-
legado gubernamental). Pero a diferencia de España era el partido el que dominaba al representante del
Estado y no al revés, además de no ser fusionados. Como escribe Canales Serrano (op.cit.) Falange viene
impuesta por una victoria militar, nunca política y mucho menos social, de ahí su debilidad frente al
tradicional representante del poder central que no se produce en una Italia movilizada a favor del
fascismo.
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por conseguir la unificación de ambos cargos en un representante propio y no quedar
así relegada a un plano secundario en lo político y lo que sería peor: en lo social. Resultó
que FET había hecho la guerra para luego contemplar como las élites tradicionales
recuperaban altas cotas de poder.
Al igual que en otros puntos del país, en varias provincias de CLM también de-
tectamos al menos entre 1939-1940 tensas relaciones de poder entre el Gobernador Civil
y el partido único. Atendiendo a la tipología de los enfrentamientos, podemos concluir
que éstos son similares a otros analizados para Cataluña, Aragón, Valencia, Alicante
o Murcia. El primer enfrentamiento directo que documentamos en Cuenca, nace a raíz
de una dura carta enviada por el Gobernador al Subsecretario del Ministerio de Go-
bernación, en la que acusa a FET de impedir o retrasar la formación varios ayunta-
mientos por su desidia e ineficacia a la hora de remitirle los pertinentes informes. El
Jefe Provincial, indignado al conocer el oficio defiende su capacidad ante el Delegado
Nacional al que manifiesta entre otras cosas que el Gobernador no cuenta en absoluto
con el partido como lo demuestra el hecho de pedir, comprobar y rectificar informes
con la Guardia Civil (enfrentando así ambas instituciones) o pedirlos directamente a
la Delegación Provincial de Información o a las locales sin informar al responsable
provincial; por supuesto denuncia que los informes favorables que emiten no revierten
luego en nombramientos algo que no comprende puesto que «si yo soy el Jefe político,
alguna intervención debo tener para asegurar la buena marcha de la política y ges-
tión municipales» 6. Pero el Gobernador no solo actúa por omisión, también utiliza el
ataque directo y así la Jefatura Provincial denuncia en un informe elevado a la De-
legación Nacional las «continuadas y desacertadas resoluciones, inspiradas por los
politiquillos caciquiles que nos odian cordialmente.»? llevadas a cabo por el Gober-
nador y que se resumen en varios casos de «injusticias» cometidas contra militantes
y jefes locales, consistentes en multas y encarcelamientos por difamaciones y fraude
en materia de abastos, esto último algo bastante común en toda CLM entre gestores
y falangistas. Como vemos en 1939 FET-JONS era ninguneada políticamente y san-
cionada con dureza ejemplar en cuanto se presenta la ocasión con el consiguiente
desprestigio y desgaste que acarreaban ambas actuaciones. Por eso el Jefe Provincial
de Á vila en un informe sobre la provincia se permite asegurar que:
«el sistema de que el Gobernador Civil y el Jefe Provincial sean personas diferentes
es tan malo que, aún recayendo en personas de buena voluntad y de buenos propósitos
los resultados son malos. Cualquiera de los dos, el Gobernador o el Jefe Provincial que
llevasen los dos mandos realizarían una labor mucho más eficaz que no trabajando
aisladamente. Al Gobernador le falta el calor de la Falange y al Jefe Provincial le falta
la autoridad del Gobernador»x.
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Para Guadalajara no tenemos un enfrentamiento tan claro pero las malas relaciones
son evidentes entre la Falange provincial y un gobernador cercano y dispuesto a de-
fender al tradicionalismo:
«El Gobernador es hombre listo (... ); tiene un verdadero vicio de «mangonear»; le gusta
que acuda mucha gente a su despacho, preside muchas Juntas ( ... ) se podría decir del
«mangoneo» que es una «manera feminoide de ejercer el predominio sobre otroS»»9.
" AGA/PRES/SGM/DNP/Caja 24. Memoria sobre la provincia de Guadalajara elaborada por el Jefe
Provincial de Á vila (31-10-39). De 403 ayuntamientos (500 pueblos), sólo 303 tenían Organización en
esta fecha.
10 El problema de los presos políticos lo documentamos también para Cuenca. Hemos de compren-
der que el quebranto para las economías familiares y locales era enorme. En Cuenca el Jefe Provincial
de Avila cifra en 7.000 los presos en la provincia; el mismo informante calcula para Guadalajara la
presencia de 4.628 encarcelados. Las malas comunicaciones impedían el traslado de presos o tribunales
para proceder a los juicios con lo que la situación no se solucionaría a corto plazo. En Guadalajara la
situación sería aun peor con la llegada de gentes procedentes de Toledo y Ciudad Real en busca de pan
y trabajo tal y como lo refleja Auxilio Social en un oficio dirigido a la Delegación Nacional de Pro-
vincias el 28-5-40 (AGA/PRES/SGM/DNPI Caja 24).
1I En un informe remitido por la D.Nacional de Información al Secretario General de FET sobre Ciudad
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y reorganice el Partido, en el que hay incrustados elementos rojoides, o gentes que
se han habituado a los métodos marxistas» 12.
En la vecina Albacete, uno de los feudos tradicionales de la izquierda, no tardamos
en documentar las primeras y serias pugnas entre el Partido y el Gobernador Civil Antonio
Parellada, lucha que trasciende de los despachos para hacerse «pública y ostensible». El
gobernador, ordena que para llevar a cabo la depuración de entidades dependientes del
Estado no se utilice otra fuente informativa distinta de la suya; el partido se apresura a
cotejar informes del Gobernador con los suyos propios y los de la Guardia Civil ll~gan
do a la conclusiones contradictorias. Naturalmente también prescinde de los informes de
FET para el nombramiento de gestoras l3 . Otra actuación del Gobernador en detrimento
del Partido consistió en suprimir las facultades recaudatorias de la Comisión Local de
Subsidio al Combatiente por no entregarle los tickets con las cantidades aportadas por
cada comercio, cuando esos recibos no podían rellenarse por falta de papel; el secretario
de dicha comisión fue incorporado al funcionariado del gobierno civil aduciendo una
necesidad abrumadora de personal más que dudosal 4 .
Las diferencias entre el gobernador civil y el jefe provincial se manifiestan públi-
camente protagonizando infantiles incidentes protocolarios, algo por otra parte, bas-
tante extendido l). Así, el gobernador exige en un oficio remitido al Secretario General
del Movimiento el 26-10-39 que en todos los actos públicos en los que se entone el
himno nacional y el caralsol, se acompañen del himno de Oriamendi y que los gritos
fascistas de España, Una, Grande y Libre los profiera la «autoridad más caracteri-
zada» es decir, el gobernador. El jefe provincial Lozano Navarro le contesta que lo
del himno de Oriamendi no está recogido en la legalidad vigente y en cuanto a los gritos
opina que «tales gritos son los peculiares y propios del Movimiento, y que éste, en
la Provincia, lo encarna el Jefe Provincial, representante directo del Caudillo, por lo
que reclamo para mi jerarquía ese derecho»ló.
8-39.
1.1 AGA/PRES/SGMIDNP/Caja 12. Informe incidentes entre el gobernador Parellada y la Comisión
nuestro.
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El conocido como caso Gotor, será también motivo de polémica entre las dos au-
toridades provinciales. Antes del alzamiento, Antonio Gotor fue decano del Colegio
de Abogados de Albacete. Durante el breve levantamiento fascista, nada hizo por apo-
yarles, al contrario, ayudó a su hijo a esconder a Eleazar Huerta Valcárcel, más tarde
alcalde rojo, decano de los abogados y director general de lo contencioso del Estado
con Negrín. Se le acusa de ser protegido de los republicanos y de haberles jurado lealtad.
Liberado Albacete, se renueva el Colegio de Abogados con falangistas y leales al
Movimiento, pero por extrañas circunstancias (acompañadas de una orden ministerial)
se reponen en sus cargos a los mismos que los ejercían a 18 de julio de 1936 incluido
Gotor y escapando así el y su hijo de posibles responsabilidades. El gobernador Parellada
es acusado por FET de propiciar esta situación:
«Todo esto no pasa inadvertido para la gente ( ... ) que ve defraudadas sus esperan-
zas (... ) y comienza a desdeñar a FE. T que estiman bien intencionada pero sin fuerza
decisiva en las resoluciones provinciales.
Como consecuencia de esta dualidad observada en los representantes del poder, la
provincia se halla escindida en dos partes antagónicas ... »I7.
tado de una inspección realizada por la D. N. de Información, sin fecha (probablemente últimos días
de 1939) ni firma.
IX Sirva de ejemplo el caso de Hellín. El jefe local Guerrero Guirado se queja de la nula colabo-
ración que tiene del alcalde Alarcón Palacios en unos momentos en los que la situación en materia dc
abastos parece muy grave y FET es señalada con dedo acusador. El Ayuntamiento es acusado de no frenar
los acaparamientos de productos y los consiguientes encarecimientos; el alimento se reparte entre amigos
y allegados, la mayor parte de los días el pueblo carece de pan pero no de caras golosinas, en AGA/
PRES/SGM/DNP/Caja 12. Informe jefatura local de Hellín (1-4-40).
I~AGA/PRES/SGM/DNP/Caja 12. Informe del Jefe Provincial Lozano Navarro al Delegado Nacional
de Provincias sobre Albacete 18-10-1939.
20 AGA/PRES/SGM/DNP/Caja 44bis. Informe sobre la provincia de Toledo (14-10-1939).
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2. LOS COMIENZOS DE F.E.T. Y LA UNIFICACIÓN
Es generalmente asumida la teoría de que P.E., futuro embrión de FET era antes
del 18 de julio de 1936 un partido residual del complejo panorama político español 21 •
Su transición de la nada a co-regentar España no será fácil y en muchos lugares tu-
vieron que empezar desde cero y sin el apoyo de una población escéptica, cuando no
contraria. Falange no movilizó a la sociedad española, no ganó la calle, tampoco lo
necesitaba. En cuanto a la Unificación ha sido considerada como la absorción defini-
tiva del partido fascista por el Estad0 22 , el inicio de su burocratización y su progresivo
alejamiento de los españoles. ¿La unificación creó un partido ex novo o solo refundió
lo existente?, una pregunta que obtiene su respuesta desde la atalaya local; en provin-
cias como Ciudad Real o Albacete el partido nace tras la guerra porque antes apenas
existía y la unificación carece de sentido porque no había nada que unificar, mientras
que en Guadalajara el tradicionalismo y el caciquismo ahogan el desarrollo de FET.
Ya a finales de 1939 cundía el descontento entre una población conquense que empieza
a sentirse defraudada al ver como la afamada «revolución nacional-sindicalista» no se
realiza manteniéndose las mismas e injustas situaciones de privilegio, al tiempo que FET
no gozaba «de más influencia que la que le da el prestigio personal de sus jefes y sus
doctrinas» 23. Y es que a pesar de los numerosos votos obtenidos allí por José Antoni0 24
que podrían hacemos pensar en una Falange fuerte, el Partido en Cuenca estaba todavía
en 1940 por constituir: «Nuestra Organización en esta provincia, apenas ha nacido.
Es aún débil, tiene mucho que aprender y que corregir. .. »25, tan solo cabría destacar
la local de Mota del Cuervo «cuna del Falangismo de Cuenca» de la que procederán
el tercer Jefe Provincial José Andrés Melgarej0 26 (los dos primeros, hermanos y des-
tituidos fulminantemente) y sus dos secretarios. Sin duda el gran problema de la Falange
conquense era la tradición conservadora de la provincia firmemente consolidada a tra-
vés de un complejo entramado caciquil liderado por Joaquín Fanjul, aunque durante los
21 Algo así como lo que recoge Marín i Corbera para Sabadell «se la consideraba algo así como
una mera palabra exótica (... ) nadie conocía los principios ni la doctrina falangista»; recogido de las
memorias de Josep M.Marcet i Coll. Martí Marín i Corbera, FET y de las faNS a Sabadell, 1939-1945.
Els primers temps. L'avenc,:, 157 (marzo, 1992), p.32-39. O también como escribe THOMÁS I ANDREU,
que se consideraba a FET como algo oficial, como el Instituto de Higiene y no como parte de la realidad
social, en El régimen de Franco en Cataluiia: conflictos entre falangistas en la Tarragona de los alias
1939-1940» en Tussel et.al. (eds.) op.cit. p. 123-134.
22 Recordar que el posible pacto con otros partidos políticos se negaba en el desaparecido punto 27.
ser cabeza de aquella lista; hechos que entroncan con la más genuína reputación «cunera»de La Man-
cha: «Si aspiras a diputado/busca Ull distrito en La Mancha/que allí no siendo manchego/segura tielles
el acta» (El Diario de La Mancha, 1910) recogido en Isidro Sánchez Sánchez (coord.) al'. cit. p.124.
25 AGA/PRES/SGM/DNP/Caja 35.Informe Jefatura Provincial sobre denuncia del Gobierno Civil por
la Hispano Corchera S. A.
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años republicanos fuera la CEDA su cabeza visible; sin olvidar las gravísimas defi-
ciencias de vías de comunicación que prácticamente aislaban la provincia. Pero en 1941
la situación no va a mejorar, en un informe del secretario provincial accidental Tomás
Pujalte, denuncia la «caótica situación en que se encuentra la Jefatura de esta pro-
vincia y en consecuencia todos los servicios dependientes de la misma» incluido Auxilio
Social mientras «siguen los niños muriendo de hambre»; a las jefaturas locales «ni se
las atiende ni se les resuelve nada» siendo ya preocupante el alejamiento entre el pueblo
y el partido «hoy en la capital se conoce a la Falange por la exhibición de uniformes
( ... ); en el resto de la provincia, ni aún eso»27.
La unificación en principio y a tenor de los documentos consultados no presentó
en Cuenca demasiadas dificultades a pesar de que en un informe 2x se advirtiese de un
sospechoso aumento de militantes tradicionalistas cuando antes de la guerra eran pocos
y de mucha edad; la explicación del informante es la apetencia de cargos que les re-
porten poder y beneficios económicos «son los clásicos señoritos de provincia, inmo-
rales, sin solidez religiosa, incultos y amantes de la más turbia modernidad represen-
tada por el cine y el Jazz». En ese mismo informe se hace referencia a que las disi-
dencias entre falangistas y requetés son aprovechadas en los ámbitos rurales por los
caciques de turno, aunque matiza que «La escisión en los pueblos obedece al típico
antagonismo y la secular división en bandos»29. Pero las luchas por el poder no se
limitan al mal comunicado medio rural, en Cuenca (1941) al partir el jefe provincial
efectivo Vicente Navarro con la División Azul se inició una interesante pugna entre
el secretario Pujalte y «su bando» y el jefe accidental Rafael Echevarría que derivó
en un proceso disgregador de consecuencias tan graves como las arriba descritas.
Tampoco encontramos en Guadalajara una FET-JONS mínimamente establecida. Tras
el receso bélico, la Organización alcarreña tiene que partir de cero con apenas un puñado
de afiliados y poco entusiastas, con una población que no les concede demasiado cré-
dit0 30 y padeciendo serias dificultades para ocupar los puestos de responsabilidad local:
«... el punto de vista de la Falange,(en la constitución de gestoras) no es tenido en
consideración en ningún caso, salvo en aquellos en que, por una casualidad, se ha
llegado a la coincidencia. »31, lo cual según el jefe provincial provoca el debilitamiento
mucho más clara que en el urbano, FET-JONS se convirtió en una plataforma que permitió la reproduc-
ción de las tradicionales rivalidades locales, aquellas que habían dividido a estas pequeñas sociedades
tal vez durante generaciones». Cfr. CENARRO LAGUNAS, Á., Cruzados y camisas azules. Los orígenes
del franquismo en Aragón (/936-1945). Prensas Universitarias de Zaragoza, Zaragoza, 1997, p. 147.
JO AGA/PRESISGM/DNP/Caja 24. Información sobre la provincia de Guadalajara elevada por la
58 alcaldías propuestas, solo han sido nombradas 17. El propio Jefe Provincial de Á vila en un informe
sobre la provincia conservado en la misma caja (31-10-39) denuncia que «los puestos retribuidos del
Estado (oO.) se dan sin tener en cuenta ni solicitarse el informe de Falange». El mismo informante señala
que de 403 ayuntamientos (500 pueblos), solo 303 tenían organización en esa fecha.
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o la muerte misma de muchas falanges locales acosadas por el caciquismo, el tradi-
cionalismo y las malas comunicaciones. La escasa influencia de la Organización lle-
garía hasta el punto de que la Junta Depuradora funcionaba sin el representante de la
Jefatura provincial.
Una de las causas de la debilidad falangista de los primeros meses podría estar
motivada por « ... la falta absoluta de personas aprovechables »32; hay jerarquías que
sustituir pero no encuentran a las personas adecuadas entre los liberales romanonistas
recalificados y empapados de tradicionalismo e incluso entre «el sector izquierdista,
que no delincuente, ofrece un margen de confianza y crédito, a nuestro juicio muy uti-
lizables ... »33. La FET-JONS de 1939 estaba integrada por personas de ambos sectores
que obviamente no poseían «la manera de ser» de Falange y por tanto no podían ofrecer
perspectivas alentadoras a la Organización.
Pero sin lugar a dudas los grandes problemas de la FET-JONS de Guadalajara
vinieron determinados por la pervivencia de las sólidas estructuras caciquiles
romanonistas y la fortaleza del tradicionalismo carlista, un mal compañero de viaje de
cara a las pretensiones de supremacía falangista tras una ficticia unificación; aclarar,
no obstante, que ambos extremos están íntimamente relacionados.
En un informe elaborado por el Jefe Provincial de Guadalajara sobre la situación
del partid0 34 se diferencia entre la zona nacional desde el principio de la guerra (partido
de Molina de Aragón fundamentalmente) y la liberada al final de la misma. En la primera
detectamos la presencia de Acción Ciudadana (mayoritariamente cedistas y encuadra-
dos en milicias), Comunión Tradicionalista y F.E. que nutrieron banderas y tercios.
Decretada la unificación, documentamos que se realizó en falso al contar con la opo-
sición de los jerarcas tradicionalistas y al no admitir la nueva FET a los procedentes
de Acción Ciudadana. Esta situación desembocó en una verdadera lucha fratricida por
el control del partido único entre falangistas y tradicionalistas que desembocará en una
importante ausencia de FET en las gestoras municipales, favoreciendo a tradicionalistas
y romanonistas reconvertidos a los nuevos tiempos y abiertamente en contra de la
unificación 3\ liderados por José M' Arauz de Robles. La situación debió ser de tal
gravedad que el Jefe Provincial denuncia como en algunos pueblos la FET local se reunía
)2 Ibidem. Memoria provincia Guadalajara elaborada por el Jefe Provincial de Ávila (31-10-39).
)J lbidem. Informe Político sobre la provincia de Guadalajara a petición de la Inspección Nacional
de Delegaciones Provinciales de la Secretaría General (12-11-39).
)4 AGA/PRES/SGM/DNPI Caja 24 (29-2-1940).
" Gestoras en esta línea fueron las de Molina, Milmarcos, Cobeta, Torremocha del Pinar, Villar de
Cobeta, Tortuera, Olmeda de Cobeta, El Pobo de Dueñas y Orea entre otras. El caso de Orea puede
resultar interesante [Ver AGA/PRES/SGM/DNP/Caja 24. Informe sobre Guadalajara elaborado por el
Jefe Provincial M. Pamplona (18-6-40)]; allí tras unos incidentes ocurridos con motivo de la fiesta de
la Unificación y protagonizados por sectores no unificados, el Jefe Provincial se queja del nulo apoyo
recibido por el Gobernador Civil que minimiza lo acontecido al tiempo que defiende la actitud de los
'tradicionalistas por considerarla favorable al espíritu de la unificación. Y es que el Gobernador José
M' Sentís demostró en numerosas ocasiones su debilidad por la causa tradicionalista en detrimento de
la falangista.
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clandestinamente por temor a represalias. Esta situación no hubiese sido posible sin
el apoyo del Gobernador e incluso de esferas mucho más altas 3ó •
Otra característica interesante de esta zona es la existencia de una tutela política
o cacicato materializado por la Guardia Civil al ser sus informes los que triunfan a la
hora de los nombramientos y no los FET37.
La zona que permaneció más tiempo en manos republicanas, presenta unas carac-
terísticas diferentes. En ella, tras la liberación, se crearon gran número de jefaturas
locales que nacen ya depuradas tras casi tres años de luchas, pero que chocan con una
alarmante falta de «hombres capacitados». La unificación tampoco planteará mayores
problemas en esta zona «dado el escaso número de supervivientes de la antigua ( ... )
FE. Y el más escaso todavía de la c.T. (... ) Las organizaciones creadas nacen ya
unificadas.» . Los únicos problemas políticos de la zona vienen protagonizados por los
viejos políticos romanonistas que «se dicen ahora requetés»3X cuando realmente son:
«unos señores que, dícense de «derechas» de «orden», etc. añoran un pasado en el
que eran dueños de vidas y haciendas en la provincia y que desean y sueñan con una vuelta
a la «normalidad», entendiendo por normalidad el estado de cosas anterior al 14 de Abril;
jornales de miseria, uso inmoderado del derecho de propiedad, etc. ... ».
En nuestra opinión, estas líneas resumen a la perfección la situación de FET-JONS
en Ciudad Real una vez acabada la guerra3Y •
«... puede asegurarse que no había Organización de Falange antes del Movimiento,
pues todo se reducía a algunas fONS como la de Daimiel. Campo de Criptana y
Puertollano y algunos afiliados, muy pocos en Ciudad Real...
Ahora, triunfante el Glorioso Movimiento, solo hay camisas viejas perseguidos,
cautivos, y todos prestos a presentar la factura»4o.
derechas (del Conde de Romanones»> de ahí que consideremos seriamente la teoría de una continuidad
real de las élites caciquiles de la Restauración en el nuevo orden franquista alcarreño especialmente
en la zona de Molina.
J~ Todos los datos para la guerra civil en Ciudad Real en: ALÍA MIRANDA, F., La guerra civil en
retaguardia, Ciudad Real (1936-1939), Biblioteca Autores Manchegos, Ciudad Real, 1994.
4ü AGAlPRES/SGM/DNP/Caka 6. La Delegación Nacional de Información remite al Secretario General
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Otro informe que ofrece los resultados de una inspección ordenada por la Delega-
ción Nacional de Información 41 se redacta en los mismo términos:
En Ciudad Real, Falange tenía que organizarse partiendo casi desde cero, había que
nombrar gestores y cargos del partido en casi todos los pueblos, de ahí que Francisco
Richard (secretario provincial) solicitase en 1940 una asignación extraordinaria de 1500
pesetas para sufragar gastos de inspección y poder remitir relaciones de personas aptas
para desempeñar puestos de responsabilidad, pero además señala otras dos buenas
razones: inspeccionar algunas falanges locales que no funcionan inmersas en pugnas
caciquiles y evitar las diferencias entre alcaldes y jefes locales detectadas en muchos
municipios 42 • Al no existir prácticamente ni falangistas ni tradicionalistas, no hubo lugar
a la unificación.
Más información acerca de la realidad de las falanges locales manchegas nos la
brindan unas respuestas a un modelo de cuestionario anónimo probablemente rellanado
por un inspector provincial desplazado a cada una de las localidades que ahora re-
ferimos 43 • En Calzada de Calatrava (1-12-40) ante una pregunta sobre la opinión que
genera la Falange en el pueblo se contesta «No tiene ninguna ( ... ) existe nada más
que para los Jerarcas, que valiéndose del cargo medran al amparo del mismo ... ».
En Almadén (sin fecha pero probablemente parecida a la anterior) se responde: « ... Es
solamente un conglomerado de individuos de las más diversas tendencias que visten
la camisa azul, a manera de escudo protector ( ... ) buscando solamente al encuadrarse
en ella, los unos hacer olvidar su verdadera manera de pensar y los otros saciar
sus deseos de figurar y ( ... ) su lucro personal... ». En Corral de Calatrava (sin fecha)
el Jefe de Falange aparece como fundador de la Casa del Pueblo y el delegado de
Auxilio Social presidió la mesa electoral de izquierda republicana y combatió con
la república como sargento. En Manzanares (4-12-40) se denuncia el apartamiento
de Falange de las personas de orden y de derechas por estar liderada la organización
por incompetentes de escasa confianza.
Al igual que en C. Real, en Albacete tampoco hubo problemas de unificación porque
el tradicionalismo no tenía apenas representación, aunque como sucedía en Cuenca, se
percibía un aumento sospechoso de sus simpatizantes con la única finalidad de disfrutar
de cotas de poder. Como vimos anteriormente el gran problema para el nacimiento y
consolidación de FET en estos primeros meses es la férrea oposición del Gobernador
Parellada y su apoyo a la promoción de políticos no falangistas y representantes de la
10-1940.
4) AGA/PRES/SGMIDNP/Caja 52. Carpeta 34.
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vieja política. Entre 1939-1940 el responsable provincial del Partido fue F. Navarro
Lozano, farmacéutico y camisa vieja que sustituyó al primer jefe, el cacique y monár-
quico Conde de Salvatierra.
De Toledo son pocos aún los datos que tenemos, pero son suficientes para docu-
mentar la existencia de algunos grupos tradicionalistas en Talavera, Consuegra y Toledo
aunque de escasa importancia. En 1933 aparece José Saínz, promotor de la Falange
toledana que «logró pronto formar núcleos de Falange en la Capital y algunos pue-
blos, principalmente aquellos en los cuales el marxismo era más violento como Mora,
Madridejos, Carpio de Tajo, Fuensalida, Villa de Don Fadrique etc.» 44.
Falange consiguió bastantes filiaciones gracias a la propaganda realizada por el
propio José Antonio y apoyados por Renovación Española, aunque su mejor momento
parece llegar tras las elecciones de febrero de 1936 con incorporaciones de jóvenes
de J.A.P. y Acción Católica. La unificación se desarrolló sin problemas e incluso recibida
de buen grado por casi todos los tradicionalistas 45 .
La situación parece ideal pero «la verdad es que FE. T. Y de las J. D.N.S. cayó en
cierto desprestigio en la provincia, y que algunas personas de buena conducta y lim-
pias de intención, no entran en ella por esa causa ( ... ) funciona sin espíritu y sin el
se corre el riesgo de convertirse en una fría burocracia»4ó. Sobre las jefaturas locales
se afirma que se encuentran la mayoría en <<1nanos inexpertas» y detectamos una dura
pugna en Talavera entre Ayuntamiento y Jefatura Provincial que podemos hacer ex-
tensible a otros pueblos: «En bastantes pueblos ( ... ) se provocan pugnas entre el Alcalde
y el Jefe Local, más por viejas reminiscencias caciquiles o diferencias personales... »47
y se propone la unión en una sola persona de ambas autoridades.
47 Sirva como ejemplo el caso de Ventas de Retamosa. Unos excombatientes denuncian por desafec-
tos a cargos locales de FET y el Jefe Provincial Cándido Torres (profesor de química órgánica de la facultad
de farmacia de Barcelona) achaca la denuncia a maquinaciones tradicionalistas y al pedir su opinión
al antiguo párroco de la localidad le contesta que «basta que fulano vista la camisa azul para que el
otro se plante en talla de reto la boina del color que sea; y con este motivo se deshacen haciendo la
vida imposible a los verdaderos patriotas. Esto ha dado motivos a los cambios más bruscos de ideal ... »
AGA/PRES/SGM/DNP/Caja 44bis (20-4-1940).
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antes del Movimiento, no exento de odios y rivalidades personales 4x . En CLM también
documentamos estos extremos especialmente en Guadalajara y Cuenca. Otro aspecto
común al resto de España, es el ambiente generalizado de corrupción institucional,
reflejado sobre todo en materia de abastos, donde además de propiciarse el lucro per-
sonal, servía de cauce para ejecutar numerosas represalias y venganzas personales.
Si Encama Nicolás habla de «cuadernos de quejas»49 para la comunicación entre
la ciudadanía y el poder tras un cambio revolucionario y refiriéndose a las protestas
de personas y entidades ante un paternal gobernador civil, una definición similar po-
dríamos aplicar a todo este tipo de denuncias-queja que a través de los conductos
jerárquicos del FET, se vierten desde los ámbitos locales y provinciales. Veamos al-
gunas que pueden ser interesantes.
Entre las denuncias por caciquismo en Cuenca, podemos encontrar casos tan cu-
riosos como el de Fuentelespino de Moya donde una mujer Antonia Navarro Ruescas
«que tiene el mayor capital del pueblo» se erigía en abanderada de las izquierdas,
no por compartir sus ideas sino por oponerse a Enrique Domínguez representante de
los partidos monárquicos. El caso es que alrededor de los odios ancestrales de estos
dos personajes giraba todo el puebl0 50 • Anécdotas aparte nos interesa la reflexión del
inspector que informa ya que podemos hacerla extensible a muchos pueblos de
Cuenca: «... pero conociendo lo que son estos Ayuntamientos humildes en los que los
Concejales y en muchos casos la Ley, son manejados al capricho y antojo de cuatro
señores erigidos en señores feudales ... ». En cuanto a los fraudes alimentarios debie-
ron ser muy numerosos y generalmente protagonizados por jerarquías locales del
partido, del ayuntamiento y la guardia civil, que utilizaban el sustento de sus veci-
nos como armas para coaccionar, amedrentar o vengarse. Es el caso del pueblo de
Villalpardo donde el alcalde y el delegado de la CNS además de «perder» por el
camino varias sacas de harina cometían arbitrariedades en el reparto dejando carti-
llas sin cubrir51 • El propio Jefe Provincial se lamenta de conocer demasiados casos
y demasiado graves, de irregularidades en abastos y de no tener la suficiente fuerza
para detener esta escalada.
En Guadalajara, donde el caciquismo adquiere la categoría de mito a través de la
figura de Romanones, esta práctica no desapareció con la contienda, sobrevivió a la
misma, le sobraba fuerza para adaptarse a la nueva situación y continuó ejerciendo su
anterior influencia en un ejercicio exitoso de travestismo político:
SÁNCHEZ, A., La vuelta a la historia: caciquismo y franquismo, en Historia Social, 30 (1998) p. 119-
132. También GONZÁLEZ MADRID, D., ORT1Z HERAS, M. y RODRIGO ROMERO, P. (GEAS) Juntos
pero /lO revueltos: discrepancias ideológicas en la organización de la Espaíia triunfal (1938-1939) en
IV Encuentro de Investigadores del Franquismo, Valencia 1999 (en prensa).
4Y Ver NICOLÁS MARÍN, E., Los gobernadores civiles ... op. cit. p. 146.
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«La tupida red del caciquismo romanonista, subsiste aun en la Provincia, si bien
desconectada de sus mandos supremos. El caciquismo que va, desde el más absorvente
y repudiable de tipo usurario que casi siempre se funda en el dominio de la tierra, hasta
el tolerable de tipo patriarcal. Los caciques que en la zona que fue nacional se pusieron
la camisa azulo boina roja, en esta otra tratan de cotizar las persecuciones de que,
según ellos han sido objeto para continuar mangoneando».
Los caciques de tumo seguirán colocando a sus testaferros, esta vez en el partido único
como fórmula inmejorable de controlar el ámbito local, y así lo documentamos en el pueblo
de Alcolea del Pinar donde varios excombatientes se dirigen a la provincial solicitando
ser admitidos como afiliados y organizar el partido en aquella localidad. El Jefe provin-
cial en un oficio dirigido a la Secretaría General señala la posibilidad de que uno de esos
excombatientes esté relacionado con el antiguo cacique romanonista52 •
En Ciudad Real también documentamos gran cantidad de denuncias por corruptelas
políticas de tipo caciquil que pueden ayudamos a completar el panorama político-social
de la Falange manchega. Especialmente significativo resulta el caso de Femancaballero5\
un pueblo cercano a la capital donde al menos desde que fue instaurada la República
«alternaban en el disfrute del poder dos «caciques» llamados Eloy Víctor y Fortunafo
Ferreras. El primero con cuatro hijos, reunía en su domicilio cinco jefaturas de partido
ya que todos ellos se hallaban «convenientemente distribuidos» .... desde FE. a Progre-
sistas ... ».
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
exorbitantes y si le convenía se quedaba directamente con el bien hipotecado arrui-
nando familias enteras S4 .
Otros tipo de problemas le van a venir a la provincial derivados de su condición
de zona de retaguardia durante la guerra. Así el jefe provincial Casimiro Íñigo solicita
la opinión del Secretario General en un oficio de octubre de 1939 acerca de la circuns-
tancia de que ostenten puestos de mando «muchos camaradas (... ) que no fueron a luchar
por el Caudillo» de forma voluntaria s5 • En enero de 1940 Elola Olaso somete a la
consideración de la Secretaría General varias dudas que le surgen tras estudiar las
solicitudes de ingreso en el partido como militantes y sugiere que en zonas de dominio
rojo no se apliquen estrictamente los estatutos aprobados al respecto y se deje un margen
de maniobrasó .
Por último destacar que si la falange ciudarrealeña no gozaba de buena salud, las
perspectivas de futuro no eran alentadoras si hacemos caso de un informe de inspec-
ción redactado por el delegado provincial de la 0.1. tras visitar varios pueblos de la
provinciaS? que refleja serios problemas de encuadramiento de la juventud derivados
de la disminución de afiliaciones a la obra predilecta. Las causas son bien sencillas,
las familias pobres necesitaban de sus hijos para subsistir y los patronos no estaban
por la labor de permitirles ausentarse del trabajo; por su parte las clases pudientes
naturalmente llevaban a sus hijos a colegios religiosos y los padres no entregaban a
sus hijos a la disciplina de 0.1. argumentando que les apartaban de su estudio, además
de que en sus colegios contaban con más y mejores medios técnicos, por no hablar
de la oposición directa de los mismos religiosos que no estaban por ceder su selecta
clientela sx .
Una situación similar la encontramos en Toledo:
57 Tan importantes como Alcázar de S.Juan, Campo de Criptana, Socuéllamos, Manzanares, Valdepeñas
dad aragonesa, campo de batalla de la pugna entre la Iglesia y FET-JONS (1939-1945), en Tusell et.al.
(eds.) op. cil. p. 29-40.
5Y AGA/PRES/SGM/DNP/Caja 44bis. Informe sobre la provincia de Toledo (14-10-1939).
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o la gestora de Quintanar de la Orden, acusada por el jefe local de vender el arroz
destinado a los niños, cobrar el trigo a precios abusivos y repartirse entre varios el cereal
procedente de fincas incautadas y trabajadas en común por los republicanos óo •
En Albacete ya hemos comentado la penosa situación que atravesaba la localidad
de Hellín en materia de abastos, una situación, por otra parte bastante común en otras
localidades en 1939 y ante la que el Partido se siente poco más o menos que impo-
tente; conoce y denuncia los casos, pero no puede actuar:
«... el control es aún más ineficaz porque la mayor parte de los Alcaldes designados
son del tipo de los «monterillas» o «caciquillos», que dan el ejemplo de burlar e in-
cumplir las disposiciones sin que nuestras Jefaturas Locales puedan hacer una lahor
de fiscalización y colaboración eficaz por la falta de atribuciones (... ), porque no puedo
atender sus quejas o denuncias por no tener yo tampoco atribuciones propias ni existir
espíritu de armonía y colaboración por parte del Gobernador Civil»ól.
4. CONCLUSIONES GENERALES
l. Excepto en Toledo, entre 1939- I 940 documentamos en Albacete, Cuenca,
Guadalajara y Ciudad Real, serias diferencias políticas (y personales) entre los
diferentes gobernadores y los responsables del Partido. Estos conflictos de poder
no difieren sustancialmente de los investigados para otros lugares de España.
2. El punto más importante de estas fricciones, es la marginación casi absoluta de
FET en las decisiones para el nombramiento de gestoras, lo que supone estar fuera
del ámbito de acción del poder local. Cuando las pretensiones del partido son
escuchadas, su triunfo puede considerarse relativo por cuanto la potestad de
destituir a un gestor o un alcalde es exclusiva del gobernador.
3. La falta de colaboración y zancadillas protagonizadas por ambos cargos vienen
determinadas en estos primeros dos años por la recuperación del poder por las élites
Gobernador civil sobre anormalidades descubiertas en el almacén provincial de esta delegación (4-6-
1940).
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
tradicionales que se niegan a dejar paso a unos falangistas advenedizos. La unifica-
ción de ambos cargos, no devolverá el poder al partido pero si pacificará la situación.
4. La tónica general en las cinco provincias de CLM es una Falange débil política
y socialmente, con serias deficiencias en su funcionamiento interno e inmersa en
numerosas luchas por el poder a nivel local y provincial. En Guadalajara, Cuen-
ca y Toledo encontramos una Falange mínimamente establecida, pero que lejos
de tener fácil su crecimiento, vemos como la primera ha de hacer frente a la
oposición declarada de tradicionalistas y romanonistas recalificados; la FET de
Cuenca es debilitada desde su arraigado conservadurismo y la toledana que
aparentemente aparece sin graves problemas internos, ha perdido el apoyo po-
pular por los errores cometidos.
En Ciudad Real y Albacete documentamos una FET que nace tras la guerra con
las facilidades organizativas que eso conlleva, pero agotan su vitalidad en la lucha
por el poder que mantienen con sus respectivos gobiernos civiles, además de no
contar con demasiado apoyo ciudadano.
5. La única provincia donde podemos afirmar con seguridad que hubo serios pro-
blemas para la unificación es Guadalajara (en el partido judicial de Molina de
Aragón que cayó prontamente en manos nacionales) donde un arraigado tradi-
cionalismo, ocultando no pocas veces a los bien posicionados caciques
romanonistas, lograron imponerse a una débil FET, gracias también al apoyo del
gobernador y altas jerarquías gubernamentales.
6. En Cuenca, Guadalajara y Ciudad Real documentamos casos reales de prácticas
caciquiles. En Albacete y Toledo la situación no debió ser muy diferente, pero
todavía carecemos de pruebas documentales.
7. Las cinco provincias castellanomanchegas coinciden en la presentación de un pa-
norama de corrupción generalizada y protagonizada fundamental pero no exclu-
sivamente por gestores, alcaldes y responsables locales de FET. Las corruptelas
se refieren en su mayoría a fraudes en abastos, pero también en comisiones de
recuperación agraria, provisión de cargos funcionariales ... etc. los mandos del
partido concen los casos pero carecen de competencias y fuerza para actuar.
8. En las provincias de Toledo y Ciudad Real existen indicios de lo que podría ser
una incipiente pugna entre la Iglesia y FET-Ol por el control de la juventud. Es
evidente la división de la sociedad. Los hijos de las élites económicas evitan ir
a la 01 por prejuicios de clase y los más desfavorecidos no tienen tiempo porque
tienen que trabajar. La gran perjudicada es Falange que no consigue cimentar la
base de su predominio social; la Iglesia si lo hará ganando la batalla en los
despachos y en la sociedad.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
rados por las distintas organizaciones de FET a nivel local y provincial y que se remiten
jerárquicamente a las instancias superiores (Delegación Nacional de Provincias, Secre-
taría GeneraI...etc.); algunos de ellos reflejan perfectamente la situación política y social
de la localidad remitente o su entorno. El investigador los podrá encontrar con grandes
facilidades geográficas y cronológicas en Presidencia / Secretaría General del Movi-
miento-Delegación Nacional de Provincias, junto con otra fuente que se nos antoja fun-
damental: los partes mensuales.
Una aproximación a la reciente y abundante producción sobre FET de carácter local
y regional podría ser, con las consiguientes reservas la siguiente que nosotros hemos
utilizado:
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ELLWOOD, S. Prietas las filas. Historia de Falange Española, 1933-1983, Crítica,
Barcelona, 1984.
GÓMEZ RODA, J.A. «La primera jefatura provincial de FET-JONS de Valencia, 1939-
1943», en IJ Encuentro de Investigadores del Franquismo, Alicante, 1995.
MARÍN I CORBERA, M. «FET y de las JONS a Sabadell, 1939-1945: els primers
temps», en L'aven~, 157 (marzo, 1992).
MORENO FONSERET, R. y SÁNCHEZ RECIO, G. «Los partes mensuales: la infor-
mación interna de FET y de las JONS y el control político de la sociedad españo-
la», , en 1 Encuentro de Investigadores del Franquismo, Barcelona, 1992
NICOLÁS MARÍN, E. «Los gobiernos civiles en el franquismo: la vuelta a la tradi-
ción conservadora en Murcia (1939-1945)>>, en Javier Tusell et.al. (editores) El
régimen de Franco (1936-1975). Política y relaciones exteriores, Congreso Inter-
nacional, UNED, 1993, Madrid. / «Los poderes locales y la consolidación de la
dictadura franquista», en Ayer, 33 (1999).
ORTÍZ HERAS, M. «El liderazgo de los Gobiernos Civiles como institución básica
de la administración provincial», en 11 Encuentro de Investigadores del Franquismo,
Alicante, 1995.
PAYNE, S. Falange.Historia delfascismo español. Sarpe, Madrid, 1985/ «Fins a quin
punt van ser «feixistes», la Falange i el régim franquista», en L'aven~, 186 (1994).
RUÍZ CARNICER, M.A. «Violencia, represión y adaptación. FET-JONS, 1943-1945»,
en 11 Encuentro de Investigadores del Franquismo, Alicante, 1995.
SANZ ALBEROLA, D. «Jefatura provincial de FET y de las JONS y Gobierno Civil
en Alicante: la unión personal», en 11 Encuentro de Investigadores del Franquismo,
Alicante, 1995.
SÁNCHEZ BRUN, G. «El mensaje político de los gobernadores civiles turolenses
(1936-1961 )>>, en 11 Encuentro de Investigadores del Franquismo, Alicante, 1995.
THOMÁS I ANDREU, J. M". « La Jefatura Provincial de FET y de las JONS de
Barcelona en 1940», , en I Encuentro de Investigadores del Franquismo, Barcelo-
na, 1992. / «El régimen de Franco en Cataluña: conflictos entre falangistas en la
Tarragona de los años 1939-1940», en Javier Tusell et.al. (editores) El régimen de
Franco (1936-1975). Política y relaciones exteriores, Congreso Internacional,
UNED, 1993, Madrid. / «Las falanges de Barcelona entre 1934 y 1940», en His-
toria y Fuente Oral, 7 (1992) / «La configuración del franquismo. El partido y las
instituciones», en Ayer, 33 (1999)./ «Feixisme a la periféria: la Falange mediterrá-
nea (1933-1936)>>, en L'aven~, 186 (1994).
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LA POLÍTICA EUROPEA DE FRANCO:
LA INDEFINICIÓN ANTE EUROPA
ABREVIATURAS
AMAE Archivo Ministerio de Asuntos Exteriores
. BM Banco Mundial
CEE Comunidad Económica Europea
EFTA Asociación Europea de Libre Comercio
EURATOM Comunidad Europea de la Energía Atómica
FMI Fondo Monetario Internacional
OECE Organización Europea de Cooperación Económica
OTAN Organización del Tratado del Atlántico Norte
PAC Política Agrícola Común.
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a una Europa de la que recelaba. El Ministerio de Asuntos Exteriores, consciente de
este grave inconveniente, se mantuvo siempre muy atento a la evolución política del
proceso unitario europeo, siguiendo muy de cerca la actividad que se desarrollaba en
las instituciones europeas I .
El nombramiento de Castiella como Ministro de Asuntos Exteriores había coincidi-
do con un momento de importantes transformaciones tanto en el ámbito europeo, donde
se había producido el relanzamiento de la integración europea a través de la creación
del Mercado Común y de la EURATOM, como en el interno, donde el cambio de rumbo
de la política económica pondría en marcha una serie de medidas destinadas a erradicar
el sistema autárquico e insertar la economía española en el contexto del multilateralismo
económico. La firma de los Tratados de Roma despertó en Exteriores una seria preocupa-
ción, ya que advirtió el riesgo de aislamiento político y económico que podría supo-
ner para España en caso de no definirse una política de acercamiento al proceso de
construcción europea. Consciente del peligro de descolgamiento, el nuevo Ministro de
Exteriores trató de dar un nuevo impulso a la vertiente europea de la política exterior
española intentando una decidida aproximación a las organizaciones europeas (OTAN,
OECE, Consejo de Europa) que tendrá su recompensa en el éxito que supuso la entrada
de España en la OECE. Pero aunque Castiella fuera partidario de la aproximación de
conjunto a las organizaciones regionales europeas, en realidad apostaba concretamente
por el proceso de construcción europea estimando que la opción de mayor futuro para
España la constituía la Europa de los Seis. Sin embargo, a pesar de este firme conven-
cimiento, durante cuatro largos años la estrategia de la política exterior española en su
vertiente europea fue la de mera expectación. No se formuló posición política alguna
con respecto al proceso de integración europea. Se optó deliberadamente por lo que
oficiosamente se denominó «política de compás de espera».
La indefinición ante Europa, en el periodo que transcurre desde la firma de los
Tratados de Roma a la petición de asociación a la CEE, en opinión de Moreno Juste,
responde básicamente a la prioridad que se dan a las necesidades económicas globales
de España sobre las prioridades políticas que diseña Castiella ante las organizaciones
regionales europeas. Para el Régimen la aproximación a Europa tendría un fondo
eminentemente económico que sobrepasaría en mucho el político. Pero aunque España
se empeñara en tratar el problema del acercamiento al Mercado Común desde un punto
de vista económico el fondo del asunto se revelaría como una cuestión política. El Mi-
nisterio de Asuntos Exteriores sabía, a través de sus contactos diplomáticos, que las
cancillerías europeas no sólo se interesaban por la evolución económica del régimen
sino que deseaban que ésta se viera acompañada de transformaciones políticas. Tanto
democristianos como socialistas se oponían a admitir en el seno de las Comunidades
a un país que no contara con un sistema democrático, base sobre la que se quería construir
la unión política europea. Precisamente este punto será el techo contra el que choque
I Los embajadores de París y de Bruselas mantenían informado al ministro Castiella de todo lo que
acontecía al respecto. Así, se seguían atentamente aquellos temas que podían ayudar a definir el acuerdo
que en su día podía llegar a establecerse entre España y la CEE. AMAE, Leg. R-5747, Exp. 24.
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repetidamente la labor de Castiella, que no cesó de defender ante las cancillerias eu-
ropeas que la inserción de España en Europa haría evolucionar políticamente al Ré-
gimen.
Lo cierto es que ni Franco ni Carrero pretendían tal cosa. Tampoco los ministerios
técnicos parecían captar la importancia del aspecto político que acompañaba a la inserción
de España en Europa. Existía una dualidad en la percepción del problema europeo por
parte de la Alta Administración franquista que se manifestará en las diferencias que al
respecto surgirán entre el Ministerio de Asuntos Exteriores y los Ministerios de Comer-
cio y Hacienda. El primero observaba la situación desde los beneficios políticos, en-
contrando la inserción en el Mercado Común como un fin en sí mismo que favorecería
no sólo la situación política exterior de España, al consolidarse el fin del aislamiento
con la plena participación en Europa, sino también la interna, ya que la aceptación del
régimen podría provocar su propia evolución. Una visión no compartida por los minis-
terios técnicos que entendían la aproximación a Europa sólo como una parte, aunque
necesaria, del diseño global de la política económica2 • Al éxito de esta última concep-
ción, más afín a la idea de Franco sobre la política a seguir con respecto a Europa,
respondería la opción de la política de compás de espera. Las aspiraciones del Minis-
terio de Asuntos Exteriores quedaban, por consiguiente, como un elemento secundario
dentro del plan económico del Régimen.
Así, la aproximación a Europa se pospuso, en un primer momento, a la necesidad
de acabar con la autarquía y poner en marcha una nueva política económica cuyo
horizonte era el de la cooperación económica. Una vez conseguida la aproximación a
éste mediante el ingreso en la OECE, pareció a las autoridades económicas españolas
que dicho ámbito era el más propicio para la inserción en Europa, sobre todo cuando
en su seno se intentó el proyecto de establecer una zona de libre comercio entre los países
no pertenecientes a la CEE. El acceso de España a la proyectada zona de libre comercio
resultaría menos difícil políticamente, aunque también menos interesante económicamente
que el Mercado Común. Precisamente la disyuntiva de acercarse a la CEE o a la
proyectada zona de libre cambio retrasaría la definición ante Europa en un segundo
momento en el que se consolida la política de compás de espera y en el que las medidas
liberalizadoras y estabilizadoras convierten al Mercado Común en problema secundario
para las autoridades económicas. A la indecisión ante Europa contribuían, además, las
distintas interpretaciones y variadas posibilidades de participación que a terceros países
ofreCÍa el Tratado de Roma, a lo que más adelante se añadiría otro factor de suma
importancia: la constitución de la EFTA, por el Tratado de Estocolmo de 4 de enero
de 1960, que abría otro camino para participar en la cooperación económica europea.
El Tratado de Estocolmo dividía a la Europa Occidental en dos grandes áreas comer-
ciales: EFTA y CEE, que quedarán consolidadas a fines de año, en diciembre de 1960,
cuando la OECE pierde su carácter meramente europeo al admitir a los Estados Unidos
2 MORENO JUSTE dedica un capítulo muy interesante a explicar las rivalidades que provocan las
distintas concepciones que sobre la política europea tienen el Ministerio de Exteriores y los Ministerios
Técnicos, en su libro Franquismo y construcción Europea, Tecnos, Madrid, 1998, pp. 143-152.
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y Canadá. A pesar de la nueva situación, todavía se retrasaría la definición de España
ante Europa: España optaba por «esperar y ver». Tan sólo una vez dilucidada la
disyuntiva EFTA-CEE y después de recoger los frutos del Plan de Estabilización, a partir
del verano de 1961 se planteará una nueva estrategia ante la integración europea al pasar
a ser entendida como un elemento indispensable para poder llevar a acabo con éxito
la nueva etapa económica que se quería poner en marcha a través del Plan de Desa-
rroll0 3 •
Hasta entonces la orientación de la política exterior hacia Europa estuvo marcada
por la política de compás de espera. Una política que queda bien definida en unas
declaraciones que el Ministro y Presidente del Consejo de Economía Nacional, Gual
Villalbi, realizó a la prensa valenciana:
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ticas con la CEE y, de acuerdo con las Autoridades de la Comunidad, pedir el esta-
blecimiento de las mismas y la aceptación como Jefe de Misión Diplomática del
Embajador español en Bruselas, conde de Casa Miranda 7 • Desde el 9 de diciembre de
1960 el gobierno español va a contar con una Misión Diplomática acreditada cerca de
la Comunidad Económica Europea x•
El objetivo fundamental de la Misión, según el propio Casa Miranda, consiste en
informar al Ministerio sobre todas las cuestiones importantes relacionadas con el Merca-
do Común y proporcionar así una impresión exacta sobre las perspectivas y el desarrollo
de la integración económica europea. Transcurrido año y medio de la creación de la
Misión, el propio embajador en Bruselas da cuenta del trabajo realizado en una carta
que dirige al Ministro de Asuntos Exteriores cuyo contenido tiene la intención de acla-
rar los «rumores y críticas que en sistema de comentario de pasillo existen sobre el trabajo
que se realiza en relación con las Comunidades Europeas». En dicha carta Casa Miranda
j. afirma que durante el año 1960 se remitieron 56 despachos de carácter informativo,
muchos de ellos extensos, así como alrededor de veinte cartas y notas en los que él mismo
daba cuenta de todos aquellos asuntos relacionados con la CEE. Así mismo, en lo
transcurrido de 1961 (hasta octubre) se enviaron 265 despachos y 18 cartas dirigidas
al Ministro. Para llevar a cabo esta tarea se queja Casa Miranda de la carencia de personal
y medios con los que ha contado, pero lo que aún es más relevante, de la falta de
instrucciones precisas para desarrollar la actividad desempeñada~. De hecho, se mues-
tra desilusionado y llega a afirmar que no tiene ningún interés especial en dirigir la Misión
cerca de la CEE:
Dr. Walter Hallstein, solicitando mantener relaciones regulares con la CEE, es el que sigue: «Señor
Presidente: Desde que fue creada la Comunidad Económica Europea, el Gobierno de España ha seguido
su evolución y actividades con el mayor interés. Deseado de mantener relaciones regulares y perma-
nentes con la Comunidad Económica Europea, ha decidido poner en conocimiento de Y.E. este deseo
de acreditar una Misión cerca de esa Comunidad. A este fin quisiera manifestarle que el Gobierno español
ha nombrado Jefe de Misión Diplomática a Don Carlos Mirandas y Quartin, Conde de Casa Miranda.
Hago votos porque esta decisión contribuya a estrechar los vínculos entre la Comunidad y mi país. Le
ruego señor que acepte el ruego de mi más alta consideración».
" Asimismo, desde el 22 de junio y el 5 de julio de 1962, respectivamente, se formalizaron sendas
misiones, también de carácter diplomático, acreditadas cerca de la CECA y de la EURATOM. Estas
Misiones se establecieron tras las recomendaciones al respecto que hicieron las autoridades comunita-
rias con el objetivo de facilitar el éxito de la petición de asociación al Mercado Común formulada unos
meses antes.
" « ... en ningún momento se me ha dicho de que pié cojea la labor que se ha realizado ni en que
temas la información es insuficiente. En efecto, aparte de algunas peticiones referentes al envío de textos
publicados por el Mercado Común y acuses de recibo, en cerca de dos años únicamente se me han enviado
poco más de una docena de órdenes referentes a gestiones concretas o problemas específicos y que, como
es lógico, he cumplimentado con la mayor puntualidad. Sin embargo, los servicios del Ministerio nunca
me han hecho la menor observación de la forma en que se realizan los trabajos referentes al Mercado
Común. Observaciones que, de otra parte, hubieron sido muy bien recibidas, pues nada hay más des-
moralizador que la sensación de lo que se hace cae en el vacio». AMAE, Carta del Embajador en Bruselas
al Ministro de Asuntos Exteriores, 19-8-1961, p. 4, Leg. R-8034, Exp. 3
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. Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
«Como te he dicho muchas veces no tengo el menor interés en dirigir nuestra Misión
cerca de la CEE, pues la Embajada en Bruselas me da de por sí suficiente trabajo y
preocupaciones. Sin embargo, no creo que teniendo en cuenta la actitud actual de nues-
tro Gobierno con respecto del Mercado Común, esté justificado el gasto que, sin duda,
ocasionaría una Segunda Misión Diplomática en Bruselas, gasto que actualmente el Estado
ahorra integramente, pues si bien las exigencias en lo que al trabajo y la actuación social
se refiere, son mucho mayores, el apoyo que he recibido para realizar un trabajo de gran
complejidad, consiste en una mecanógrafa más, y a partir del mes que viene, un nuevo
Secretario» 10.
Así pues, a pesar de haberse realizado el acercamiento diplomático creando una Misión
cerca de la CEE, desde el Palacio de Santa Cruz se sigue sin establecer otra línea de
actuación, ni se mandan otras instrucciones que no sean la de recabar información y
la de «esperar y ver», aunque ahora se espere con más atención y se vea más de cerca
el desenvolvimiento de todos los asuntos relacionados con las Comunidades Europeas
gracias a una Misión creada ex profeso, aunque ésta no sólo carezca de medios sino
de interés para su máximo responsable. Y, peor aún, para el propio Ministerio de Asuntos
Exteriores que no se molesta en diseñar las directrices para el desarrollo de sus fun-
ciones. Sin embargo, a fines de 1961, según revela el tono de la carta que Casa Miranda
dirige a Castiella, parece existir en Madrid una cierta inquietud o descontento sobre el
trabajo que se desarrolla en la Misión, lo suficientemente trascendente para obligar al
Jefe de la misma a explicar y justificar la actividad que con respecto a la CEE se ha
llevado a cabo en casi dos años de existencia de aquella. Esta preocupación puede que
responda a la nueva sensibilidad con que Exteriores asume, desde mediados de 1961,
el desarrollo de los acontecimientos ligados con el proceso integrador ya que, en esos
momentos, la evolución de los mismos va a precipitar un cambio de estrategia de la
política exterior española con respecto al proyecto unitario europeo al revelar el ago-
tamiento de la vía de la política de compás de espera.
Ya a fines de 1960, el Ministro de Comercio, Alberto Ullastres, escribe al Ministro
de Exteriores, Fernando María Castiella, una carta en la que le expresa la necesidad
de dar un paso adelante. Considera que:
«en los últimos meses, con el Plan de Estabilización y el nuevo Arancel recién
estrenados, la táctica más prudente era la de esperar los acontecimientos sin adoptar
decisión. Pero dado que tanto el Mercado Común como la EFTA dan muestras de
dinamismo que cada vez los alejan más de nosotros se debería avanzar enviando una
nota verbal a ambos organismos, en la que a título de información y sin prejuzgar la
postura española definitiva, se preguntara sobre la acogida que se presentaría a España
en caso de solicitar su ingreso» ".
En agosto de 1961, el Jefe de la Misión cerca de la CEE, advierte del peligro de
que se acrecienten las dificultades para que España ingrese en la CEE:
10Ibidem, pp. 6 Y 7.
AMAE, Carta del Ministro de Comercio al Ministro de Exteriores del 2 de diciembre de 1960.
11
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« ... Si esta opinión mía se confirma, una eventual asociación de España a la CEE
será difícil de conseguir y, si se consigue, España deberá pagar un precio alto por la misma.
Este precio podría consistir en la renuncia a una ayuda económica considerable( ... ) Por
otra parte, una plena adhesión de España al Mercado Común también encontraría difi-
cultades de tipo político( ... ) Estas dificultades unidas a la falta de interés de la burocracia
de la CEE respecto a una posible negociación con España, harán que la posición de nuestro
país en una posible negociación con la CEE no sea nada fácil. Incluso me atrevo a opinar
que es probable que una vez integradas en la CEE, Gran Bretaña, Irlanda, Noruega y
Dinamarca, y asociadas Suiza y Austria (es decir, dentro de un plazo que variará de uno
a dos años) la posición negociadora española sea todavía más débil»12.
12 AMAE, Carta de Bruselas del 22 de agosto de 1961. Leg. R-6415, Exp. 26.
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6. El transcurso del tiempo impone menos posibilidades para España de participar
en la elaboración de normas tan importantes para nuestro país en la CEE, como
la política agrícola etc.
7. Caso de una eventual aproximación española a la CEE, el aumento del número
de países adheridos implicará mayores obstáculos a superar al tener que armonizarse
mayor número de intereses. Al ser España el único país europeo que quedaría fuera
del Mercado Común, su posición negociadora resultaría tan débil, que la negocia-
ción se transformaría en un verdadero diktat 13 •
de la Asamblea parlamentaria, que contenía las orientaciones que constituían la doctrina oficial de la
Comunidad para negociar las solicitudes de adhesión y asociación. Se publicó el 15 de enero de 1962.
130
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en el que quedaban planteadas las bases de la PAe. Dos meses después, la Comisión
proponía la implantación de un sistema de prevelements para los productos no comu-
nitarios. Este acontecimiento no pasa desapercibido al Jefe de la Misión española cerca
de las Comunidades, que escribe al Ministro de Exteriores alertando del peligro que dicha
medida suponía para las exportaciones españolas. La PAC quedaría aprobada defini-
tivamente por el Consejo el 14 de febrero de 1962 momento a partir del cual la política
agrícola común pasaría de la teoría a la práctica.
La convergencia de esta serie de acontecimientos traerá consigo que el Ministerio de
Asuntos Exteriores se replanteé su postura europea, e inicie una etapa activa con la intención
de facilitar una eventual apertura de negociaciones con la CEE. Para llevar a cabo ade-
cuadamente esta tarea la Dirección General de Organismos Internacionales señalaba, en
el citado informe, que una eventual participación de España en la Comunidad Económica
Europea debía ceñirse a los límites que había fijado el propio Jefe de Estado. Franco, en
su discurso del 2 de octubre en el Real Monasterio de las Huelgas l5 , había condicionado
la participación de España en la integración europea a dos clases de factores: económicos
(<<que la economía española no padeciese perjuicios en sus sectores básicos») y políticos
(<<que se salvaguarden la continuidad de las instituciones españolas»). Para despejar estas
dos incógnitas se propone una labor proyectada en dos direcciones, una exterior y una
interior. En el orden interior se proponía la conveniencia de realizar los estudios apropia-
dos a fin de preparar a España para un régimen de plena competencia en el plano euro-
peo, estableciendo al mismo tiempo las condiciones para que los sectores básicos de la
economía no se perjudicasen en el momento en el que España pudiese incorporarse a la
CEE. En el sector exterior, que constituiría la responsabilidad propia del Ministerio de
Asuntos Exteriores, se tendría que sondear mediante contactos diplomáticos la posibilidad
de garantizar la premisa política. En este sentido, se considera que la labor desarrollada
hasta la fecha nada más ha tenido un carácter esporádico y, dadas las nuevascircuns-
tancias, se propone que se deberían realizar sondeos y entrevistas específicas que permi-
tiesen esclarecer la actitud que la Comunidad adoptaría ante una posible solicitud espa-
ñola, así como los apoyos con que ésta contaría por parte de las cancillerías europeas 16.
15 Las palabras que refirió a Europa en dicho discurso fueron las siguientes: « El hecho transcendente
de los movimientos de integración económica europea son tenidos en cuenta para nuestro desarrollo.
Sin embargo, la integración de la economía española en una estructura internacional es meditada sin
apresuramientos' imprudentes y sin peligrosas improvisaciones ... Las estructuras de integración econó-
mica europea tienen un fondo político que no conviene olvidar. España debe marchar al ritmo de Europa,
pero tiene también que conservar sin intromisiones ni condicionamientos, su estabilidad política y su
independencia nacional. Por ello cualquier posibilidad de integración ha de analizarse teniendo presente
que la economía española no padezca perjuicios en ninguno de sus sectores básicos, y salvaguardando
siempre la continuidad de las instituciones políticas a las que España debe su nivel de vida actual, su
creciente crédito exterior y su firme posición exterior».
1ó En este sentido se encuentra imprescindible el aval de Francia y de Alemania. «Solamente con-
tando con el apoyo político claro de Francia y, eventualmente, con la posición favorable de Alemania
es posible iniciar los trabajos de estudio y exploración con ciertas posibilidades de éxito», AMAE,
Dirección General de Organismos Internacionales: Posible nueva orientación española en cuanto a la
integración europea, 2 de noviembre de 1961, Leg. R-6415, Exp. 27.
131
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A este respecto se insta a provocar una oportuna entrevista entre los Ministros de
Exteriores y Comercio españoles con sus homólogos franceses y, más tarde, una visita
al Sr. Hallstein con el fin de proponer la creación de una comisión compuesta por
españoles y representantes de la Comunidad para «desbrozar el camino que estudiara
los problemas políticos y económicos de todo orden que sería necesario resolver caso
de que la relación de España y la CEE fuera considerada oficialmente».
La propuesta realizada no cae en saco roto. Otro informe, redactado tan sólo un mes
después del anterior, tratará de «en primer lugar precisar el contenido político del
movimiento de integración, del que el Tratado de Roma, es el elemento básico, y en
segundo analizar, o intentar analizar, las repercusiones que una eventual participación
de España en el mismo podría tener para la continuidad de las instituciones políticas
españolas»l7. Se estudiaba, por tanto, la premisa política planteada por el Jefe de Estado.
El autor del informe, Román Oyarzun, reitera a lo largo del estudio la importancia del
aspecto político de la integración europea, advirtiendo que no debe caerse en el error
de enjuiciar la posición de España ante el movimiento integrador únicamente sobre la
base de consideraciones económicas 1x • Las principales conclusiones a las que llega el
informe así lo confirman. Estas son las que siguen: en primer lugar, se desdirta la
posibilidad de que España postule una adhesión plena al Mercado Común y a sus
consiguientes instituciones políticas debido a los inconvenientes que plantea el espíritu
que anima a los promotores del Tratado de Roma, aunque no específicamente sus
estipulaciones jurídicas, y la eventual institucionalización de «la unión de los pueblos
europeos» proyectada en el informe Fouchet que excluye a los países que no son miembros
del Consejo de Europa. En segundo lugar, debido a ésta falta de afinidad política entre
España y la CEE, se resuelve que el método más adecuado para la participación de
nuestro país en el Mercado Común es el de asociación ya que este camino no presenta
ninguno de los anteriores inconvenientes y servirá de antesala, para que en su día, se
consiga el objetivo último de la plena integración. Por último se afirma la oportunidad
de solicitar la asociación en el momento actual (el informe se redacta el 3 de diciembre
de 1961) debido a las excelentes relaciones que se mantienen con Francia en esos
momentos y al beneficio que supone que los países de tendencias socialistas, como los
escandinavos, no fueran aún miembros de pleno derecho del Mercado Común. Un mes
más tarde se seguía insistiendo en esta premisa, el momento era el oportuno. Ni siquiera
la discusión en la Asamblea Parlamentaria del Informe Birkelbach, que contenía las
17 AMAE, Roman Oyarzun: Aspectos políticos-institucionales del Mercado Común: incidencia de los
mismos en una eventual aproxiI.:~ción de España a la CEE, 12 de diciembre de 1961, Leg. R-64l5,
Exp.26.
IX « El Mercado Común es un instrumento que utiliza medios económicos para alcanzar finalidades
de orden político. Pero esto que parece tan evidente, no ha sido comprendido cen suficiente claridad
y precisión en todos los medios responsables de la Administración española, ya que todavía algunos
parecen unas eventuales negociaciones para la participación de España en el Mercado común como unas
meras discusiones sobre rebajas arancelarias» Esta es una clara referencia que reneja las diferencias
que existen entre Exteriores y los Ministerios Técnicos de entender las relaciones con la CEE a la que
nos hemos referido con anterioridad. Ibidem.
132
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orientaciones políticas a seguir por la CEE ante las solicitudes de asociación y de
adhesión, las cuales podían llegar a constituir una importante dificultad para la soli-
citud española, desalentó a los funcionarios de Exteriores que siguieron recalcando el
peligro de aislamiento que suponía la indefinición ante Europa e insistiendo en la pre-
mura con que debía realizarse la petición de asociación. A las ventajas de oportunidad
se añadía ahora la observación de que no debía desperdiciarse el beneficio de que los
Gobiernos de Alemania, Francia y potencialmente Gran Bretaña estuvieran compuestos
mayoritariamente por políticos conservadores en esos momentos lY •
El Ministerio de Asuntos Exteriores se mostraba explícito: había llegado el momento
de actuar. No se podía continuar esperando. Se necesitaba una nueva estrategia que
rompiese con la política de compás de espera. Pero había que tener en cuenta que las
dificultades políticas aconsejaban cautela para adoptar la decisión de solicitar la aper-
tura de negociaciones con la CEE. El Jefe de Estado había dejado claro que no estaba
dispuesto a modificar el sistema jurídico e institucional del Régimen. Bajo esta premisa
habría que intentar el acercamiento al Mercado Común.
La solicitud de apertura de negociaciones con la CEE no se haría esperar mucho más.
La decisión se adoptará en la reunión del 19 de enero de 1962 de la Comisión Delegada
del Gobierno para Asuntos Económicos. El paso decisivo se dio el 9 de febrero de 1962
cuando el Ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella, dirige una carta
al presidente del Consejo de la CEE, solicitando en nombre del gobierno español «una
asociación susceptible de llegar en su día a la plena integración después de salvar las
etapas indispensables para que la economía española pueda alinearse con las condicio-
nes del Mercado Común»20. El 9 de febrero de 1962, con la solicitud de ingreso, se había
puesto el broche de oro al viraje español hacia Europa.
'" AMAE, Informe de F. Armijo y J. Elorza, 24 de enero de 1962. , R-Leg. 6916, Exp. 6
20MORENO JUSTE, en su libro Franquismo y construcción europea, op. cit, dedica un apartado
a desgranar el mito de la «carta Castiella» concluyendo que éste descansa en la interpretación sesgada
de la buena acogida en los medios comunitarios de los términos en que se había realizado la solicitud
española. pp. 225-233.
l 133
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EL PERSONAL POLÍTICO DEL
PRIMER FRANQUISMO EN LA
PROVINCIA DE CIUDAD REAL.
¿CAMBIO O CONTINUIDAD?l
Sin lugar a dudas uno de los temas que más interés ha suscitado entre los inves-
tigadores sobre el régimen franquista ha sido el del personal político. Los estudios de
este tipo se han llevado a cabo en dos niveles distintos: el de los que ocupaban la cúspide
del poder en el franquismo 2 ; y el de los que se hallaban en un estrato más bajo del
mismo, los que denominamos cuadros políticos intermedios 3 . Resulta evidente la
I La presente comunicación se inserta en los trabajos que se llevan a cabo por el proyecto del Plan
Nacional de I+D, con referencia PB 98-0322, cuyo título es «Castilla-La Mancha contemporánea:
Asociacionismo y sociabilidad», y cuyo investigador principal es Manuel Ortíz Heras.
2 Ver: Amando DE MIGUEL: Sociología del franquismo. Exito, Barcelona, 1978; Miguel JEREZ MIR:
Elites políticas y centros de extracción en España, 1938-1957. CIS, Madrid, 1982; Caries VIVER PI-
SUNYER: El personal político de Franco, 1936-1945. Contribución empírica a una teoría del régimen
franquista. Vicens Vives, Barcelona, 1978; y el reciente de Mariano BAENA DEL ALCÁZAR: Elites
y conjuntos de poder en Espaiia (1939-1992). Vn estudio cuantitativo sobre Parlamento, Gobierno )'
Administración y gran empresa. Tecnos, Madrid, 1999.
1 Al referirnos a cuadros políticos intermedios seguimos la terminología y definición utilizada por
Glicerio Sánchez Recio: Los cuadros políticos intermedios del régimen franquista, 1936-1959. Diver-
sidad de origen e identidad de intereses. Juan Gil Albert, Alicante, 1996, p. 10.
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existencia de este personal, que desde las instituciones locales y provinciales del
régimen, colaboraron en la institucionalización del franquism0 4 • Es precisamente de
este personal de las capas intermedias e inferiores del régimen, el que pretendemos tratar
en esta comunicación.
El interés de los historiadores ha aumentado al haberse impuesto la delimitación
local y regional en la investigación histórica. Sin pretender ser polémico, parece ne-
cesario que para conocer el proceso de consolidación del nuevo régimen y su rela-
ción con la sociedad, se hace prácticamente obligatorio partir del conocimiento de
la variedad regional'. Los enfoques de carácter regional tendrán validez conforme
se vallan desarrollando los estudios que utilicen una metodología comparativaó . Sólo
cuando tengamos el número suficiente de estudios podremos establecer comparacio-
nes y llegar a generalizaciones casi definitivas. Lo cierto es que, algunas aportacio-
nes de carácter local, han problematizado muchas de las interpretaciones generales
sobre el régimen. No pretendemos mediante el estudio localista contradecir la
homogeneización política llevada a cabo por el franquismo, sino confirmarla. Aun
así cada territorio seguía teniendo sus propias características políticas, económicas,
sociales, sus propias necesidades, etcétera. Por tanto, cada realidad sociopolítica tuvo
que adaptarse a unas nuevas circunstancias. En este marco los estudios regionales
pueden resultar de una gran importancia, ofreciéndonos valiosos datos de cómo se
llevo a cabo el juego político en cada una de las regiones. No olvidemos que el férreo
sistema centralizado impuesto por Franco podrá funcionar con la colaboración del
personal político, unido por los intereses comunes y separado por las luchas de poder.
Además, los estudios de historia local permiten indagar sobre la continuidad o dis-
continuidad del sistema de dominación a través del estudio del personal político y
de sus redes ideológicas y económicas.
Ante un panorama historiográfico no muy alentador para una región como la caste-
llano-manchega, se hace aún más necesaria la realización de este tipo de trabajos. En
4 Son numerosos los estudios que se están realizando en los últimos años sobre este personal in-
termedio, mostrándonos la pluralidad de origen político, los enfrentamientos de las distintas facciones
y el problema de la integración. Para ver el panorama historiográfico al respecto y las obras manejadas
para la realización del presente trabajo remito al apéndice bibliográfico.
s Resultan interesantes las apreciaciones que sobre la historia local hacen María Encarna NICOLÁS
MARÍN: «Conflicto y consenso en la historiografía de la dictadura franquista: una historia social por
hacer», en Trujillano Sánchez, J. M. y GAGO GONZÁLEZ, J. M. (eds.): Historia y fuentes orales.
Historia y memoria del Franquismo. Actas IV jornadas. Ávila, octubre 1994. Fundación Cultural Santa
Teresa. 1997; Antonio F. CANALES: Las lógicas de la victoria. Modelos de funcionamiento político
local y provincial bajo el primer franquismo, en II Encuentro de Investigadores del Franquismo, Ali-
cante, 1995 (vol. 1), p. 74.
" María Encarna NICOLÁS MARÍN: Los poderes locales y la consolidación de la dictadurafran·
quista, en Ayer, n° 33 (1999), p. 67. Un claro ejemplo de estudio para historia comparada en Alfonso
BOTTI: Los fantasmas de Clio. A propósito de franquismo )' fascismo en la perspectiva de la historia
comparada en Anales Universidad de Alicante, 8-9, pp. 21-34. Otro ejemplo de historia comparada,
ahora desde el punto de vista local es el trabajo de Antonio F. CANALES SERRANO: Op. Cil., pp.
74-81.
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los últimos años la Universidad Regional esta remediando en parte este grave proble-
ma para el conocimiento de la historia de Castilla-La Mancha 7 •
Así pues, el estudio de los cuadros políticos del régimen, de aquellos que desem-
peñaron alguna función en la gestión de la política local o provincial en estos primeros
años, nos debe mostrar como se institucionalizó el régimen en la provincia de Ciudad
Real y, a su vez, reflejará los intereses que defendieron, ya sean económicos, políticos
o sociales, para mantener un status o para crearlo. Conviene señalar que este personal
debía cumplir la doble función de gestionar los intereses políticos y de carácter ad-
ministrativo del régimen y, a su vez, ejercer la mediación entre los poderes políticos
del régimen y la sociedad española a través de su presencia simultánea en las insti-
tuciones locales y provinciales y en las organizaciones económicas, profesionales y cul-
turales, de forma que pudieron canalizar y condicionar todo tipo de demandas que partían
de sus respectivos campos de influencia, y conseguir extender de esta forma los apo-
yos que el régimen necesitaba. No dejaremos de lado la diversidad del origen político
e ideológico de sus miembros que nos ayudará a entender mejor qué es y en qué consiste
la denominada coalición reaccionaria.
Debemos justificar qué personal político estudiar. Creemos que si lo que se pre-
tende es determinar el grado y las formas de participación de los grupos locales en las
estructuras políticas del Nuevo Estado, el estudio y conocimiento de los miembros de
las comisiones gestoras, tanto de los ayuntamientos como de la Diputación, puede
resultar de una crucial importancia.
En cuanto a las fuentes que hemos utilizado para la elaboración de la comunicación,
han sido fondos provenientes del archivo General de la Administración de Alcalá de Henares,
Sección Gobernación, fondos relativos a Gestoras. La propuesta de nombramiento de
gestores era una iniciativa que el Gobernador Civil hacia llegar al Ministerio de la
Gobernación junto a los informes de cada persona emitidos por la Jefatura Provincial del
obras. Apenas si se superan la media docena de trabajos que aborden aspectos del franquismo en cual-
quiera de las cinco provincias. Para la guerra civil en la provincia tenemos la obra de Francisco ALÍA
MIRANDA: La Guerra Civil en retaguardia, Ciudad Real (1936-1939), BAM, Ciudad Real, 1994; José
María GÓMEZ HERRÁEZ: Instituciones, perspectivas económicas y problemas sociales durante el
franquismo: Albacete, entre el silencio y el éxodo rural (1939-1962). lEA, Albacete, 1993; Manuel ORTÍZ
HERAS: Las Hermandades de labradores en el franquisl1lo: Albacete, 1943-1977. lEA, Albacete, 1992;
Manuel ORTÍZ HERAS: Violencia política en la lJ República y primer franquismo: Albacete, 1936-1959.
Siglo XXI, Madrid, 1996; Pedro RODRIGO ROMERO, Damián GONZÁLEZ MADRID y Manuel ORTÍZ
HERAS: La institucionalización del régimen franquista en Castilla-La Mancha a través de los poderes
locales (1939-1945). E I ayuntamiento de Ciudad real; Damián GONZÁLEZ MADRID, Pedro RODRIGO
ROMERO Y Manuel ORTÍZ HERAS: Juntos pero no revueltos: discrepancias ideológicas en la organi-
zación de la España triunfal (1938-1939); Manuel ORTÍZ HERAS, Damián GONZÁLEZ MADRID y Pedro
RODRIGO ROMERO: Éxitos y fracasos en el proyecto político y social para la mujer durante la dic-
tadura. La Sección Femenina de Ciudad Real: discurso)' práxis sobre la mujer como contribución 'a la
regeneración de Espaíia en un sentido conservador. Las tres en IV Encuentro de Investigadores del
Franquismo. Valencia, 1999. Julio SOLANO: Historia Urbana y arquitectura en Guadalajara durante el
franquismo (1939-1959). Colegio Oficial de arquitectos de Castilla-La Mancha, Guadalajara, 1995; Isidro
SÁNCHEZ SÁNCHEZ (Coord.): Castilla-La Mancha contemporánea (1800-1975). Añil, Madrid, 1998;
VVAA: Historia de la Diputación Provincial de Ciudad Real (1838-1999). BAM, Ciudad Real, 1999.
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Movimiento y la Guardia Civil, instituciones que de manera previa le habían ofrecido sendas
listas con los más adecuados. Estamos entonces ante una documentación producida den-
tro de FET y de las JONS, destinada a las máximas jerarquías, por 10 que no deja de
estar sometida a determinados condicionantes ya que a través de ella podríamos ser
observadores de las disputas que había dentro del partido en el ámbito provincial. Por
tanto hay que tomar con precaución los datos, ya que esta información podía servir como
arma política para promocionar carreras. Los mayores problemas con la fuente han venido
originados por la falta en muchos casos, sobre todo en 1939 y 1940, de los informes de
Falange y de la guardia civil que acompañaban la propuesta del Gobernador. Pensamos
que se puede deber a la falta de organización del partido en los primeros momentos en
una provincia donde apenas había tenido representatividad. Otro problema nos viene dado
por la falta de unidad de criterios a la hora de confeccionar los informes por parte de
las Delegaciones locales de Falange. Por un lado aparecen fichas profusamente documen-
tadas, mientras que en otras faltan muchos datos. También tenemos que tener en cuenta
que hay veces que difieren los informes de Falange y de la Guardia Civil. Creemos que
ello responde a la existencia de varias familias compitiendo por alcanzar la alcaldía. En
definitiva estamos ante una fuente con la que hay que tener ciertas precauciones.
Pretendemos llevar a cabo un análisis pormenorizado de las propuestas de renova-
ción de algunos municipios ciudarrealeños en el periodo comprendido entre 1939 y
1945 x, en los que se especifica, entre otras cosas, la profesión, los antecedentes po-
líticos, la edad, etcétera, que nos permitirá extraer interesantes conclusiones, recurriendo
a una metodología comparativa, aunque con muchas limitaciones, como bien he seña-
lado anteriormente.
Nuestra concepción de 10 que debe ser el estudio del personal político va unido de
forma ineludible a un estudio de la sociedad castellano-manchega del periodo, única
forma de no cometer el error de considerar el poder político como una simple super-
estructura. Buscando las conexiones sociales y económicas, entenderíamos las relacio-
nes de los distintos grupos sociales con las instituciones y con quien está al frente de
ellas. La presente comunicación no quiere ir más allá de una primera aproximación
al perfil sociopolítico de las personas que tras la violenta ruptura que supuso la guerra,
ocupan los puestos de responsabilidad en la provincia de Ciudad Real, para en estados
superiores de la investigación llegar a realizar un exhaustivo análisis del personal político
en Castilla-La Mancha durante el denominado primer franquismo 9 •
, Ante la necesidad de un corte cronológico, la elección del periodo 1939-1945 viene determinada
por su propia naturaleza. Resulta evidente la importancia del contlicto de la II Guerra Mundial para el
nacimiento y desarrollo del régimen. El final de la contienda marca una clara línea de separación en
la evolución de la dictadura. A su vez la Ley de Bases de Régimen Local de 1945 resulta fundamental
para la comprensión de la vida municipal en la medida que otorgaba a la administración local una
capacidad financiera precaria e insuficiente.
~ En los últimos años estamos asistiendo a la aparición de primer jranquismo como un concepto
historiográfico, y no como un simple corte cronológico de estudio. Para ello se hace necesario diferen-
ciar de manera clara sus contenidos, para poder hablar así de un segundo periodo. A este objetivo responde
el monográfico de la revista Ayer, publicado recientemente. Glicerio SÁNCHEZ RECIO (Ed.): Ayer, /lo
33. Monográjico. El primer jranquismo (1936-/959). Marcial Pons, Madrid, /999.
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EL AYUNTAMIENTO DE LA CAPITAL
Al finalizar el conflicto bélico, uno de los objetivos prioritarios es la creación de unos
órganos de poder local que representen la ideología del nuevo régimen. Los ayuntamientos
eran un claro elemento de control social en un sistema jerárquico de poder, con una fun-
ción administrativa, y con una serie de responsabilidades sobre la vida cotidiana. Resulta
evidente cómo el régimen franquista lleva a cabo una debilitación de las instituciones más
cercanas a los ciudadanos, eliminando de este modo cualquier posibilidad de creación de
núcleos de poder que pudieran ser contrarios a los dictados del nuevo régimen.
CUADRO N° 1
Cuadro filiación (gestores Ciudad Real capital)
Afiliados
Años Total
Total %
1942 6 100 6
1943 9 100 9
Total 15 100 15
Resulta necesario analizar algunos datos acerca del origen y de la filiación política
de los primeros colaboradores del franquismo en la gestión de la política municipal.
Del conjunto de gestores y alcaldes de Ciudad Real capital en los años estudiados (1942
y 1943) como puede verse en el cuadro 1, resulta clarificador el hecho de que el 100%
sea afiliado al partido único, lo que puede conllevar una falangización del ayuntamien-
to capitalino ". Se llevaron a cabo 4 renovaciones en el ayuntamiento en el periodo 1939-
10 Para la recogida de información y posterior elaboración de los cuadros hemos utilizado la siguiente
relación de localidades de la provincia de Ciudad Real: Aldea del Rey (1941,1942 Y 1943), Alcázar de
San Juan (1941,1942,1944 Y 1945), Almagro (1941,1942 Y 1943), Bolaños de Calatrava (1940,1942
Y 1943), Castellar de Santiago (1941 y 1942), Daimiel (1941, 1942 Y 1944), ViJlanueva de los Infantes
(1940,1941 Y 1943), La Solana (1941 y 1942), Miguelturra (1941,1943 Y 1945), Pedro Muñoz (1942),
Puertollano (J 940, 1943 Y 1945), Valdepeñas (1940, 1943, 1944 Y 1945), Almodovar del Campo (J 943),
Santa Cruz de Mudela (1943), Socuellamos (1940 y 1944), Villarrubia de los Ojos (1941,1942 Y 1944),
Agudo (1940), Argamasilla de Calatrava (1940), Carrión de Calatrava (1940), Granátula de Calatrava (J 940),
Manzanares (1940), Ciudad Real ayuntamiento (1942 y 1943) Y Ciudad Real Diputación (J 940, 1942,
1943 Y 1945). Ver Archivo General de la Administración ( En adelante A.G.A.). Gobernación. Cajas 2538,
2627, 2758 Y 2773.
11 Para tener más datos acerca de la procedencia y características del primer personal político del
ayuntamiento de la capital véase Pedro RODRIGO ROMERO, Damián GONZÁLEZ MADRID y Manuel
ORTÍZ HERAS: La institucionalización ..... , pp. 251-257
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1945, de las que sólo tenemos datos sobre dos, por lo que hay que tener cuidado con
las conclusiones a las que llegamos. Esto es extensible al resto de los municipios. Por
contra, como veremos más adelante, en el total de los datos de los municipios de la
provincia aparecen unos datos de filiación cercanos al 70%, porcentaje más cercano
a los datos ofrecidos por Glicerio Sánchez Recio para 1948 en 12 provincias españo-
las l2 • En el caso de Vilanova 1 la Geltrú, a partir de 1943 la nueva dirección política
local surgía del equilibrio entre falangistas y miembros de la derecha tradicional 13 • Algo
parecido ocurrió en el ayuntamiento de Temel, donde se llevó a cabo un proceso de
falangización, así como un proceso de divorcio casi definitivo de personas que habían
estado vinculadas a la política anterior. En el ayuntamiento de Zaragoza, hasta 1945,
la lista de cargos demuestra lo importante que podía llegar a ser estar en posesión del
carnet de afiliado al partido l4 •
CUADRO N° 2
Cuadro antecedentes políticos a través de los años (gestores Ciudad Real capital)
El cuadro 2 tiene una gran importancia ya que en él aparecen, con algunas excep-
ciones, los partidos que formaron en Ciudad Real lo que más tarde se denominó coa-
lición reaccionaria. La relación es significativa, identificándose la mayoría por su
nombre. La «derecha» no especifica quienes eran. Pensamos que querían decir que eran
antirrepublicanos y antirreformistas. Llama la atención el porcentaje de FE, con un 20%,
lo que mostraba que no estaba implantado, porcentaje muy inferior al 53 de la derecha
Para más datos véase Glicerio SÁNCHEZ RECIO: Los cuadros políticos ..... , 1996, p. 61.
12
I~ Para lo referente a Aragón véase Angela CENARRO LAGUNAS: Cruzados y camisas azules. Los
orígenes del franquismo en Aragón, 1936-1945. Prensas Universitarias de Zaragoza, Zaragoza, 1997,
pp. 104-161.
140
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tradicional, formada por los derechistas y por los miembros de la CEDA. Es significa-
tivo que ninguno de los miembros de las gestoras analizadas formaban parte de ninguna
candidatura de los partidos tradicionales de derechas durante la República l5 . El resto de
partidos apenas si tienen representación. En Vilanova 1 la Geltrú observamos también
una preferencia por hombres procedentes de la derecha tradicional, que irá disminuyen-
do con el paso de los años. De los cuatro alcaldes del periodo en Vilanova, tres de ellos
eran de adscripción carlista y el otro militar. En lo referido a los tenientes alcaldes prima
también la derecha tradicional. Observamos algo similar en el ayuntamiento de Sabadell l6 .
En el ayuntamiento de Zaragoza, siguiendo a Cenarro, aunque Falange tenía mayoría
numérica, los cargos importantes seguían recayendo en miembros de la derecha tradi-
~,
cional. En el caso de Huesca la derecha tradicional seguía teniendo un peso considera-
{
blemente superior. En Teruel su peso descenderá con los años, tendiendo hacia la su-
premacía de Falange. En definitiva en las gestoras municipales de las capitales compa-
radas se encontraron representantes de las opciones derechistas anteriores al conflicto y,
paulatinamente, fueron entrando cada vez más falangistas. Queda por ver en algunos
lugares cual fue su verdadero poder y cual era la procedencia real de esos falangistas.
Los datos referentes a la edad y al estado civil de los gestores es el siguiente: 9
de los 15 gestores analizados oscilan entre los 30 y los 40 años, 5 sobrepasan los 40
y 1 no llega a los 30. De ellos 12 están casados y 3 permanecen solteros. El posible
cruce de estos datos con otros campos en un periodo más avanzado de la investigación
puede ofrecer datos más significativos.
CUADRO N° 3
Cuadro perfil socio-profesional (gestores Ciudad Real capital)
15 Para todo lo referente a cuestiones políticas y elecciones en Ciudad Real en la II República véase
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En el cuadro 3 puede apreciarse el estrato social y el nivel económico de los gestores
analizados del ayuntamiento capitalino. Resulta muy significativo el alto porcentaje de
empleados dentro del consistorio. Hay un claro predominio del sector terciario con algo
más del 50%, algo no muy normal en el conjunto de lo conocido hasta ahora. La
presencia del sector primario es prácticamente testimonial, añadiendo la inexistencia
de propietarios considerados como tales, lo que no quiere decir que entre los indus-
triales, abogados, médicos, etcétera no los hubiera. Otro porcentaje digno de mención
es el 20% de las profesiones liberales. Esto se puede deber a que, al ser la capital,
tuviera, más que otra cosa, un carácter meramente administrativo, eso sí, en una pro-
vincia predominantemente agraria. En el caso de Vilanova, en estos seis años, en lo
referido a la composición socioprofesional se ve un claro predominio de los empresarios
y los propietarios agrícolas. También observamos una presencia importante de geren-
tes, directores de banca y de empleados. En definitiva, se aprecia claramente que el
control del ayuntamiento de Vilanova entre 1939 y 1945 recaía sobre las clases socia-
les más importantes. En el caso de Zaragoza desde 1936 iban accediendo al ayunta-
miento personas claramente conectadas con los grandes intereses agrarios y empresa-
riales. En Huesca a lo largo del periodo se observa una clara primacía de profesiones
liberales, conectados en ocasiones con la gran propiedad agrícola, y de personas
dedicadas al comercio y a la industria. En Temel, a diferencia del caso zaragozano,
los miembros de las sucesivas corporaciones municipales procedían, fundamentalmen-
te, de una pequeña elite comercial e industrial. En definitiva, se dan dos tipos de perfiles:
por un lado aquel donde predomina el sector terciario, con comerciantes, empleados,
abogados, etcétera, y otro donde se reflejan los grandes intereses agrarios.
En lo referente a la trayectoria política de los gestores capitalinos, disponemos de
escasos datos. Sólo 4 han tenido cierta relevancia en la vida política de la ciudad. El
primer ayuntamiento franquista trae a la memoria tiempos pasados. Los 4 habían sido
antes alcaldes de la localidad: tres durante la dictadura de Primo de Rivera y el otro
en los últimos años de la Restauración. En los cuatro casos se trata de banqueros y
abogados, siendo de los máximos contribuyentes de la ciudad. Desconocemos hasta el
momento si ocupaban algún otro puesto en el momento de la elección.
Otro de los aspectos de los que apenas disponemos de datos es el referido a la
filiación en el momento que estalla el movimiento. De la comisión gestora de 1943,
cinco de ellos estaban afiliados a UGT y uno al Partido Comunista.
142
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Diputación l7 durante la dictadura franquista forma en compañía del Gobierno Civil el
binomio institucional de carácter provincial en Ciudad Real. La inestabilidad
institucional de los primeros años provocó un claro vaCÍo de competencias, que con-
l' llevaría que no se ocupara, o sólo de forma tangencial, de los graves problemas de la
)
~' provincia tras la guerra. A su vez, como señala Manuel Ortíz: «La administración local
y particularmente las diputaciones contribuyeron a la vuelta del antiguo equilibrio de
poder político y económico que se había consolidado durante el régimen de la Res-
tauración»lx. Además el sistema de elección de carácter corporativo conlleva el que
lleguen a la institución personas relacionadas con la elite dominante y siempre adeptos
al régimen centralista.
CUADRO N° 4
: \ Cuadro filiación (gestores Diputación)
Afiliados
Años Totales
Total %
1940 7 58' 3 12
1942 2 100 2
1943 7 100 7
1945 7 100 7
Total 23 82' 1 28
17 Los estudios sobre las instituciones y sobre la administración franquista son ya numerosos,
mostrándonos las características generales y el funcionamiento de las mismas. Destaca el trabajo pio-
nero de María Encarna NICOLÁS MARÍN: Instituciones murcianas en el franquismo (1939-1962),
Contribución al conocimiento de la ideología dominante, Editora Regional, Murcia, 1982. Otro estudio
es el citado anteriormente de GÓMEZ HERRÁEZ para Albacete, sin olvidarnos del clásico de Eduardo
GARCÍA DE ENTERRÍA: La administración española, Alianza, Madrid, 1972.
IS Manuel ORTÍZ HERAS: Dictadura franquista y Diputación (1939-1975), en VVAA: Historia de
la Diputación Provincial de Ciudad Real (1838-1999). BAM, Ciudad Real, 1999, p. 247.
143
I
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~
de la Península. En el caso de Aragón, Angela Cenarro muestra como en las Diputa-
ciones de Zaragoza, Huesca y Teruel, se confirma la tendencia de dar cabida a per-
sonal político procedente del partido único y ceder el primer puesto a una importante
figura de la vieja guardia. Esto es aún más evidente en el caso de Teruel, una pro-
vincia con una importante tradición falangista.
CUADRO N° 5
Cuadro antecedentes políticos a través de los años (gestores Diputación)
144
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Parece generalizado que en la mayoría de las corporaciones de las que conocemos datos
cuentan como grupos de edad más sólidos los comprendidos entre los 30 y los 49. De
los 25 gestores de que disponemos datos de esta naturaleza, 17 están casados, 6 sol-
teros y 2 han perdido a su pareja.
CUADRO N° 6
Cuadro perfil socio-profesional (gestores Diputación)
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CUADRO N° 7
Cuadro cargos (gestores Diputación)
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3. LAS GESTORAS EN EL MUNDO RURAL
20 «[ ... ] y la conversión de las células institucionales locales en cauces para el desarrollo de intereses
particulares donde prosperan varias formas de corrupción>>: José María GÓMEZ HERRÁEZ: Op.cit. p.
77.
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CUADRO N° 8
Cuadro Filiación (gestores)
Afiliados
Año Total gestores
Num. %
1940 36 49' 3 73
1941 20 47'6 42
1942 51 8 58
1943 40 58' 8 68
1944 41 89 46
1945 24 82' 7 29
Total 212 67'7 316
Fuente: Ibidem. Elaboración propia.
CUADRO N° 9
Cuadro filiación (alcaldes)
Afiliados
Año Total gestores
Num. %
1940 2 66' 6 3
1941 2 50 4
1942 4 57'1 7
1943 6 100 6
1944 1 100 1
1945 2 100 2
Total 17 73'9 23
Los datos que presentamos en este apartado pueden resultar mucho más significa-
tivos ante el gran número de gestores y alcaldes analizados. Empezaremos analizando
la filiación. Casi un 68% de los gestores y un 74% de los alcaldes aparecen como
afiliados. El resto o aparece sin filiación o no aparecen datos al respecto. En lo referido
a la alta filiación responde al propio sistema el que el 74% perteneciera a FET y de
las JONS, ya que al tener que ejercer su función necesitan cierta formación política y
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se les exige un mayor compromiso. Observamos como conforme se avanza en el tiempo
el porcentaje de filiación aumenta hasta llegar en 1945 al 90%. El porcentaje de no
afiliados oscila entre el 32% aproximadamente para los gestores y un 26% para los
alcaldes. Los datos referidos a la filiación no difieren mucho de los presentados por
Glicerio Sánchez Recio para 12 provincias en 1948, con una filiación de los alcaldes
del 76'2% y de un 60'8% para todos. Si se alejan más los referidos a los no afiliados,
con 28'6 para gestores y un 12 para los alcaldes. En el caso de Cataluña y siguiendo
a Martí Marín la seña de identidad común a todo el personal político fue la identifica-
ción con el bando vencedor. La mayoría de alcaldes y concejales eran afiliados a FET
y de las JONS, ya sea en calidad de militantes o adheridos. En el caso de Valencia según
Rafael Valls será a partir de 1943 cuando sea mayor la presencia de falangistas en las
corporaciones. El análisis de los cambios de los ayuntamientos aragoneses, en opinión
de Angela Cenarro, revela una situación bastante menos desfavorable de lo que se aprecia
en su correspondencia interna. La mayoría de las quejas venían por el afán de controlar
las alcaldías. Así pues en Aragón, durante la inmediata posguerra, el ejercicio de poder
por parte de la elite pudo conseguirse, primero, al margen del Partido y, cuando se
generalizó la entrada de falangistas en los ayuntamientos, ingresando en él y alcanzan-
do el cargo de jefe local. Según el estudio de Alcaraz y Cabrera para Canarias, el per-
sonal político insular en el periodo 1939-1949 era en su mayoría miembros de falange.
CUADRO N° 10
Cuadro antecedentes políticos a través de los años (gestores)
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CUADRO N° 11
Cuadro antecedentes políticos a través de los años (Alcaldes)
El análisis de la procedencia de los cuadros políticos es uno de los puntos que tiene
mayor interés de nuestro trabajo, ya que a través de ella se manifiesta la diversidad de
las organizaciones que constituyeron la coalición reaccionaria. Según los cuadros JO Y
1J hay una gran diferencia entre los gestores y los alcaldes en lo referente a sus orígenes
políticos. Mientras que en el caso de los gestores tenemos un 56% de la derecha tradi-
cional, en el caso de los alcaldes sólo representa un 39 %. En datos totales sí asistimos
a un predominio de la derecha. Observando el cuadro de los gestores vemos como la derecha
ha sido en todos los años muy superior a los números de Falange, lo que viene a demos-
trar la escasa implantación del partido único en todos los ámbitos. El mayor número de
falangistas en las alcaldías puede ser explicado por la mayor necesidad de preparación
política del cargo. El otro partido con cierta presencia es Acción Popular con un porcen-
taje que ronda el 10%, mientras que el resto de fuerzas políticas tiene una presencia
testimonial. Sin duda los antecedentes políticos fueron muy importantes a la hora de acceder
a un puesto en las alcaldías. En general, todos los estudios locales sobre elites franquistas
han demostrado que políticos de diversos antecedentes derechistas se combinaron con los
nuevos en proporciones diferentes y que éstas variaron en función de una serie de factores
y criterios difíciles de precisar. Uno de ellos sí tuvo un peso específico, el nacionalismo
en algunas zonas del país, cuyo grado de oposición a la integridad del país fue algo decisivo
a la hora de saber con quién se contaba y con quién no. Lo cierto es que luego no se fue
muy intransigente al respecto. Los estudios de Martí Marín y de Canales confirman esto.
En Ciudad Real esa fisura no hubo de tenerse en cuenta, ya que la derecha era claramente
españolista y, por lo tanto, su convergencia con los objetivos del régimen fue plena. En
el caso de Aragón, en opinión de Cenarro, los años 30 habían servido para consolidar
una poderosa derecha católico-agraria, que será la principal beneficiaria de la situación
tras el conflicto bélico. En Aragón los Gobiernos Civiles y las Diputaciones quedarán en
manos de Falange mientras que los ayuntamientos en poder de la derecha católica tra-
dicional. Según Canales en Vizcaya la derecha que cumplía las exigencias de ortodoxia
había tenido una presencia impOltante en el escenario político del País Vasco. El carlismo
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y los monárquicos tenían una gran implantación, y su victoria política los convirtió en
el eje vertebrador del franquismo en Vizcaya. En el caso de Valencia serán los miembros
de la Derecha Regional Valenciana los que formarán parte tras la guerra de las nuevas
instituciones políticas, culturales o administrativas. En Canarias predominan los católi-
cos, los neofalangistas y monárquicos de ultraderecha, que optaron por la conspiración
o la inactividad política durante la II República. Así pues, a la vista de los datos ofre-
cidos, podemos afirmar que el régimen franquista en los primeros años extrajo sus co-
laboradores de diversas organizaciones políticas de la derecha y de la extrema derecha,
de orientación republicana y monárquica.
En los datos de que disponemos en lo referente a la edad y al estado civil de los
gestores y alcaldes arrojan las siguientes características. Casi un 60% de los gestores
tienen menos de 40 años y un 22% menos de 30. Los comprendidos entre 40 y 49 son
un significativo 31 %. Los datos de los alcaldes son bastante parejos a los de los ges-
tores, lo que nos ofrece unas corporaciones relativamente jóvenes, que puede estar en
relación con la fuerte falangización de la corporación, ya que el partido pretendía eli-
minar la vieja política. El alto porcentaje de las personas entradas en edad vendría a
cubrir los deseos de poder político de esos viejos políticos. Como ya dije líneas más
arriba es posible que los militantes jóvenes tuvieran más peso en p.E. que en el resto
de las organizaciones políticas. Parece generalizado que en la mayoría de las corpo-
raciones de las que conocemos datos cuentan como grupos de edad más sólidos los
comprendidos entre los 30 y los 49. En lo referido al estado civil un 25% de los ges-
tores y alcaldes están todavía solteros, mientras que un 68'4% ya han alcanzado el
matrimonio. En estado de viudedad sólo se encuentran 1 alcalde y 6 gestores.
Analizando los datos referidos al nivel económico y a la extracción social de los
gestores y alcaldes analizados de la provincia de Ciudad Real en el periodo 1939-1945,
es remarcable la especial importancia que tienen los sectores secundarios (45% aprox.)
y terciario (25% aprox.), frente al 24% del sector primario en lo concerniente a los ges-
tores. El caso de los alcaldes es aún más llamativo con sólo un 13% que se dedica a
las labores agrícolas. El perfil socio-profesional se asemeja en un mayor grado al ofrecido
para los Procuradores a Cortes, a tenor de los datos ofrecidos por Glicerio Sánchez
Reci0 21 • Estos datos adquieren mayor relevancia en el contexto eminentemente agrario
en que se insertan. Se deduce que los colaboradores del régimen franquista en este primer
periodo en la provincia de Ciudad Real que se dedicaban profesionalmente a los sec-
tores secundarios y terciarios se situaban por encima de los dedicados al sector pri-
mario, dato que contrasta con los obtenidos en otros lugares, donde el colectivo labra-
dores es mayoría. Resultan también datos curiosos si los comparamos con los de Glicerio
Sánchez Recio para la provincia de Ciudad Real en 1948: las profesiones liberales sólo
tendrían un 4'7%, mientras que los labradores llegarían hasta el 42%. En todos casos,
el régimen se asentaba sobre una victoria social, sobre la continuidad de un dominio
socio-económico que en lo político aceptaba y compartía sus premisas básicas.
21 Glicerio SÁNCHEZ RECIO: Los cuadros políticos intermedios del régimen franquista, 1936-1959.
Diversidad de origen e identidadde intereses, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, Alicante, 1996, p.
138.
/.
í
t 151
\
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CUADRO N° 12
Cuadro perfil socio-profesional (gestores)
CUADRO N° 13
Cuadro perfil socio-profesional (alcaldes)
152
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En el caso de Aragón de un total de 709 gestores analizados por Angela Cenarro 22 ,
más de una tercera parte eran labradores o agricultores, lo que no es decir mucho si
no se indica la cuantía de sus propiedades. Los propietarios eran una minoría (35)
equivalente a la de jornaleros (34), si bien en el primer grupo puede reforzarse con
aquellos que combinaban la posesión de tierras con el desempeño de alguna profesión
liberal (14). Aún así es de suponer que los abogados, médicos, etc., que figuran sólo
como tales (53) también estuvieran conectados con la gran propiedad agraria, pues este
tipo de formación sólo resultaba accesible para las familias que integraban la elite.
Después de los labradores seguían en cantidad los dedicados a la industria y al comer-
cio (112), los empleados de diverso tipo (57) y los que desempeñaban un oficio (56),
mientras que estaban en clara minoría los obreros (17) y los militares (3). Ello indica
que, si los grandes propietarios estuvieron relativamente ausentes de los centros de
decisión local, no lo hicieron aquellos que estaban conectados con la propiedad en sus
diversas formas o que habían copado los puestos de responsabilidad en servicios y
profesiones liberales. En el caso de Canarias, socialmente la presencia de la burguesía
comercial y agroexportadora es mayoritaria. También es significativa la presencia de
abogados, médicos, militares, terratenientes e ingenieros.
CUADRO N° 14
Cuadro cargos (gestores)
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CUADRO N° 15
Cuadro Cargos (alcaldes)
En las siguientes líneas vamos a estudiar todo lo relacionado con los curriculum
políticos de los gestores y alcaldes de la provincia manchega en el periodo estudiado.
Es reseñable el escaso bagaje político que han tenido los alcaldes analizados. Sólo un
17% habían ostentado algún cargo y había sido dentro del partido. Los que ocupaban
cargos en el momento de la elección (52%), lo desempeñaban todos ellos dentro del
partido, algo similar a lo ocurrido en el caso de los gestores (24%). En lo referido al
pasado político de los gestores, tenemos unos datos parejos a los alcaldes con un 15'8%.
Esto nos puede llevar a la conclusión de que en el caso de Ciudad Real, a diferencia
de lo que ocurre en otros lugares donde el poder local lo ocuparan personajes de de-
rechas con una vida política intensa en periodos anteriores, observamos un predominio
del colectivo denominado apolítico, donde se insertan aquellos individuos sin pasado
político que aprovechan la nueva situación para su interés personal.
Para finalizar comentaré algún aspecto relacionado con la filiación de los gestores
en el momento de estallar el movimiento. De los 128 casos de los que disponemos datos,
88 de ellos pertenecían a U.G.T, 15 a la C.N.T., 10 a Unión Republicana, 8 a Izquierda
Republicana y 6 al Partido Comunista. Son todos organismos situados a la izquierda
en el espectro político, lo que se puede explicar por un pasado cercano rojo hasta los
últimos momentos. En muchos casos, los informes justifican esta filiación, diciendo
que se afiliaban al citado organismo o partido porque en él se encontraban muchas
personas de derechas y de orden.
4. CONCLUSIONES GENERALES
A modo de resumen realizamos unas pequeñas conclusiones que pueden aclarar lo
expuesto más arriba.
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Para el conocimiento del primer franquismo se hace necesaria la historia local y
regional, potenciada por el marco interpretativo que nos ofrece el método de la his-
toria comparada.
En el caso del ayuntamiento capitalino observamos un claro predominio del colec-
tivo denominado apolítico, donde se insertan aquellos individuos sin pasado político
que aprovechan la nueva situación para su interés personal. Escasos son los casos donde
apreciamos una vida política anterior. Observamos una filiación absoluta al partido y
un claro predominio de los miembros provenientes de la derecha tradicional, lo que
nos indica la escasa implantación de Falange y a su vez la necesidad del carnet. En
lo referido al perfil socioprofesional hay un claro dominio del sector terciario, y una
testimonial presencia del sector primario.
En el caso de la Diputación se observa un mayor peso de la Falange al igual que
en otras partes del país. Se aprecia una alta filiación y los gestores provenientes de
Falange aumentan de forma considerable. A su vez los que han ocupado u ocupan cargo
dentro del partido es un alto porcentaje. Esto demuestra que el partido era tenido en
cuenta en buena medida en la distribución del poder local. En la corporación provin-
cial también es muy escasa la presencia del sector agrario, dominando de forma clara
los abogados y empleados.
En el mundo rural se aprecia la combinación de políticos de diversos antecedentes
derechistas con los nuevos, en una proporción muy favorable a los provenientes del grupo
de derechas, lo que parece lógico ante la escasa implantación del partido en la provincia.
Observamos en general una renovación de la clase política, ante la escasa presencia
de políticos con una vida política anterior. Esta por ver hasta qué punto se atajó el
caciquismo, uno de los demonios del discurso falangistas, en una provincia de marcado
carácter caciquil. La escasa presencia de gestores dedicados al sector primario nos puede
dar una pista. En el caso de la provincia de Ciudad Real los colaboradores del régimen
franquista en este primer periodo se dedicaban profesionalmente a los sectores secun-
dario y terciario, en un contexto eminentemente agrario, como era el manchego.
En posteriores investigaciones analizaremos hasta qué punto estas elites políticas
se corresponden con las elites económicas, o cual fue su relación con ellas. Ya hemos
visto la renovación en la clase política pero, ¿es la elite tradicional, económicamente
hablando, la que recupera el poder? Veremos de qué modo utilizan el cargo, ya sea
político, económico o ambos, en su propio beneficio o en beneficio de gente cercana
a su entorno. Habrá que conocer cuales eran los objetivos que unían a todo el personal
político, sea cual fuere su procedencia.
5. APÉNDICE BIBLIOGRÁFICO
La bibliografía utilizada y una aproximación a la reciente y abundante producción sobre
personal político en el franquismo podría ser, con las consiguientes reservas:
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UNA INSTITUCIÓN FRANQUISTA EN LA
PROVINCIA DE LUGO: LA JUNTA
PROVINCIAL DE PROTECCIÓN A LA MUJER
1. ANTECEDENTES
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2. LEGISLACIÓN
2.1.1. Organización
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bros natos de la misma, el prelado de la diócesis o sacerdote que designe, una repre-
sentante de la Delegación Provincial de la Sección Femenina de Falange Española
Tradicionalista y de las J.O.N.S., el representante del ministerio fiscal, el juez o pre-
sidente del Tribunal Tutelar de Menores, el inspector de sanidad y el jefe local de la
Marina, si lo hubiere. Estará adscrito, también, con carácter auxiliar, un funcionario
del cuerpo general de policía, especializado y «de la mayor confianza» (art. 6°).
Las juntas locales tendrán una composición análoga a las provinciales y estarán
presididas por el alcalde de la ciudad (art. 6°).
2.1.2. Competencias
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10° Fomentar la creación y desarrollo de instituciones dedicadas a los mismos fines,
impulsando y coordinando las actividades de cuantos organismos trabajan en la
materia; singularmente atendiendo a la preservación de las mujeres recluidas en
establecimientos penitenciarios, a cuyo fin mantendrá relación con las Direccio-
nes Generales de Seguridad y Prisiones; igualmente prestará atención especial a
la labor circuncarcelaria y postcarcelaria que con relación a las mismas realiza
el Patronato Central de las Penas por el Trabajo.
Destacaremos que en su art. 9 se recoge que este patronato tiene personalidad ju-
rídica a todos los efectos. Además en el art. 8 dispone que cualquier autoridad estará
obligada a facilitar al patronato cuantos antecedentes necesite, tanto administrativos como
judiciales.
Los recursos de que disponen son (art. 10):
- La subvención concedida por el Estado
- Los donativos, legados, suscripciones, etc.
- Los productos de las fincas de su propiedad.
«Las Juntas Provinciales estarán constituidas por dos señores Vicepresidentes pri-
mero y segundo, tres Vocales de cada sexo y un Secretario, figurando además, como
miembros natos de la misma, el Prelado de la Diócesis o Sacerdote que designe, una
representante de la Delegación Provincial de la Sección Femenina de Falange Española
Tradicionalista y de las J.O.N.S., el representante del Ministerio Fiscal, el Juez o
Presidente del Tribunal Tutelar de Menores, el Inspector de Sanidad y el Jefe Local
de la Marina, si lo hubiere; el Inspector Jefe de Trabajo y el Secretario de la Junta Local
de Penas por el Trabajo. Estará adscrito, también, con carácter auxiliar, un funcionario
del Cuerpo General de Policía, especializado y de la mayor confianza».
A través de este decreto, el patronato tendrá plena personalidad para instar ante el
juez competente, dentro de los términos señalados en el párrafo cuarto del arto 446 del
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código penal, entendiéndose que le corresponderán las funciones de protección moral
atribuidas a persona colectiva previstas en el citado artículo para los casos de suspen-
sión de la potestad paterna, materna o tutelar, cuando las que fueren menores de 23 años
y mayores de 16 corran grave riesgo de prostituirse.
El art. 1 establece que este patronato es una institución dependiente del Ministerio
de Justicia, que tiene como fin velar por la moralidad pública, y, muy especialmente,
por la de la mujer.
Para conseguir estos fines tendrá plena capacidad jurídica para adquirir, reivindicar,
conservar y enajenar bienes de todas clases, celebrar contratos y, en general, ser titular
de derechos y obligaciones (art. 2).
Por lo tanto le incumbirá a este patronato desarrollar las funciones que recoge el art.
3, que viene a señalar, con pocas diferencias, las expuestas en el decreto de 1941, a
las que hay que sumar:
- Que la junta nacional y las provinciales, así como las comisiones permanentes,
tendrán el carácter de autoridad gubernativa a los efectos previstos en el art. 446
del código penal, con las obligaciones que dicho precepto impone. Con referencia
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a toda otra institución, corresponderán al patronato las funciones de tutela moral,
atribuidas a persona colectiva por el citado arto 446 del código penal, en los casos
de suspensión de la potestad paterna, materna o tutelar decretada por la autoridad
judicial o gubernativa.
- Que puede adoptar las medidas de carácter judicial o gubernativo que juzgue
adecuadas.
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d) Elaborar el proyecto de presupuesto que deberá someter al pleno de la junta nacional
para su aprobación.
e) Informar de los asuntos de la competencia del pleno y ejecutar sus acuerdos.
f) Relacionarse con las autoridades de todo orden, las cuales vendrán obligadas a
facilitar al patronato cuantos antecedentes necesite, tanto administrativos como
judiciales, relacionados con su cometido.
g) Cursar a las juntas provinciales y locales las instrucciones que juzguen necesa-
.. ¡,
rias .
h) Adoptar cualquier otro acuerdo que no esté atribuido concretamente al pleno de
la junta nacional (art. 6). .
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la venta de dichos bienes acordada por la comisión permanente de la junta na-
cional.
4° De los ingresos obtenidos para atender a los gastos de internamiento y otros recursos
que se concedan por preceptos legales ya que si los padres, tutores o la propia
mujer tutelada poseen bienes o rentas deben contribuir a los gastos de internamiento
(art. 12). Este último tipo de ingresos es una novedad recogida por esta ley.
Con este decreto-ley se declaró tráfico ilícito la prostitución y de esta manera que-
daron prohibidas las mancebías y casas de tolerancia. La reeducación y adaptación social
de las mujeres que hubiesen sido objeto del que se declara tráfico ilícito, corresponde-
rán al Patronato de Protección de la Mujer.
Esta orden recoge las competencias gubernativas del patronato en relación con la
abolición de los centros de prostitución.
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del decreto-ley de 3 de marzo de 1956, por lo que le corresponde coordinar la labor
de cuantas autoridades y organismos se interesan por los problemas de la moralidad
pública en relación con la mujer, y especialmente con la prostitución, enfocándolos con
visión de conjunto para la más eficaz resolución de los mismos.
Este reglamento del Ministerio de Justicia, cuyo capítulo VIII está dedicado a las
entidades estatales autónomas adscritas a este departamento, indica que el Patronato de
Protección a la Mujer se regula por la ley de 20 de diciembre de 1952, el decreto-ley
de 3 de marzo de 1956 y la orden de la Presidencia del Gobierno de 23 de abril de 1956,
sin olvidar, además, la ley de entidades estatales autónomas, dictada en 1958, que por
su puesto afecta también al patronato.
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fieren funciones del Estado en materia de protección a la mujer a la Comunidad Au-
tónoma de Galicia se le traspasan, además, los correspondientes servicios e institucio-
nes, así como medios personales, materiales y presupuestarios precisos para el ejercicio
de aquéllas.
Los traspasos a que se refiere este real decreto tuvieron efectividad a partir del l
julio 1983, como señala el acuerdo de la mencionada comisión mixta, convalidándose
a estos efectos todos los actos administrativos que, en su caso, hubiere dictado el
Ministerio de Justicia hasta la fecha de publicación del real decreto de traspaso de
funciones, certificándose además que en la sesión plenaria de la comisión, celebrada el
día 28 junio de 1983, se adoptó acuerdo ratificando la propuesta sobre traspaso a la
Comunidad Autónoma de Galicia de las funciones y servicios del Estado, en materia
de protección a la mujer, en los términos que a continuación se expresan:
En primer lugar se hace referencia a normas constitucionales, estatutarias y legales en
las que se ampara la transferencia. La Constitución, en su art. 148, establece que las
comunidades autónomas podrán asumir competencias en materia de asistencia social y en
el arto 149 reserva al Estado la competencia exclusiva sobre legislación civil, penal y
penitenciaria. Por su parte, el Estatuto de Autonomía de Galicia establece en su arto 27.23
que corresponde a la Comunidad Autónoma de Galicia la competencia exclusiva en materia
de asistencia social. Sobre la base de estas previsiones constitucionales y estatutarias es
legalmente posible que la Comunidad Autónoma de Galicia tenga competencia en materia
de asistencia social, y a partir de este momento, la asumirá.
Las funciones del Estado que asume la Comunidad Autónoma son, junto con los
servicios que se traspasan, los siguientes:
l° Las funciones que venía realizando el Estado en materia de protección de la mujer,
al amparo de los arts. 27.23 del Estatuto de Autonomía y 148.20 de la Consti-
tución, para su ámbito territorial. Es decir, asumió todas las competencias, ser-
vicios y funciones que venían siendo desempeñadas por la Administración Gene-
ral del Estado, sin que ésta se reservase en la materia competencia alguna, y sin
que existan funciones que deban desarrollarse coordinadamente entre el Ministe-
rio de Justicia y la Comunidad Autónoma de Galicia.
2° Para poder realizar las funciones asumidas, se traspasan a la Comunidad Autó-
noma de Galicia, receptora de las mismas, los siguientes servicios e instituciones
de su ámbito territorial,
- Juntas provinciales de La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra, en cuanto cumplen
los fines del Patronato en el ámbito de sus respectivas provincias.
- Centros:
Hogar «Nuestra Señora de los Ojos Grandes» de Lugo.
Hogar-Taller «Santa María Goretti» de Vigo (Pontevedra).
Se traspasan además los bienes, derechos y obligaciones del Estado recogidos ex-
presamente en un inventario detallado, traspasos que se formalizarán de acuerdo con
lo establecido en la disposición transitoria cuarta del Estatuto de Autonomía y demás
disposiciones en cada caso aplicables.
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Respecto al personal adscrito a los servicios e instituciones que se traspasan, del que
se hace también referencia nominal, pasará a depender de la Comunidad Autónoma, en
los términos legalmente previstos por el Estatuto de Autonomía y las demás normas en
cada caso aplicables, manteniendo su número de registro de personal.
Por supuesto, l~ transferencia se acompañó de la valoración definitiva de las cargas
financieras de los servicios traspasados.
Queremos señalar expresamente que este decreto preveía la entrega, también a la
Comunidad Autónoma, de la documentación y expedientes de los servicios que se tras-
pasan. El inventario y entrega de esta documentación y expedientes debía ser realizado
en el plazo de un mes desde la aprobación de este acuerdo por el Consejo de Ministros.
3. EL FONDO
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Todas estas instituciones han tenido, a lo largo del tiempo, competencias en materia
de asistencia social y, por lo tanto, la documentación por ellas producida ha servido al
organismo trasferente, la Delegación Provincial de la Consellería de Faruilia e Promo-
ción de Emprego, Muller e Xuventude, como antecedente para la gestión, lo que explica
esta transferencia de fondos de tan diversa procedencia.
Por lo que respecta al Patronato de Protección a la Mujer, este nace como un or-
ganismo autónomo, adscrito al Ministerio de Justicia, y en tomo a él se articula una
Junta en cada provincia, como ya ha sido indicado.
En concreto la documentación generada por la junta provincial de Lugo que se
conserva en el Archivo Histórico Provincial, arranca de su creación en 1941-1942 hasta
1986, aunque sus competencias son transferidas en 1983 a la Xunta de Galicia y asumidas
por los servicios sociales de la Comunidad Autónoma, por lo que el período cronológico
1983-1986 sirvió para su lenta liquidación. El volumen total del fondo asciende a 46
unidades de instalación, que ocupan algo más de seis metros lineales.
Como documentación complementaria habría que citar el del Hogar Nuestra Señora
de los Ojos Grandes de Lugo que era propiamente el centro de internamiento de mu-
jeres. Su estudio sería complementario del realizado ahora, ya que este centro rendía
cuentas y era coordinado por el Patronato a través de la Junta Provincial. Hasta la fecha
no hemos podido localizar este fondo documental, pero entendemos que produciría
testimonios de las actividades reeducadoras y socializadoras concretas para mujeres
internadas, quienes, si aprovechaban las «oportunidades» ofrecidas por el Hogar Nues-
tra Señora de los Ojos Grandes lograrían su reinserción en la sociedad del momento.
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3. Prestación de Servicios
Expedientes de ayudas a mujeres
Expedientes de ayudas al estudio de internas
Expedientes de internamiento de mujeres
Expedi.entes de internas
Expedientes de revisiones médicas de internas
Fichas de internas
Informes sobre jóvenes y niñas
Registro de internas
4. Hacienda
Boletines de cotización a la Seguridad Social
Cargos por estancias de mujeres
Cuentas de tesorería
Expedientes de justificación de gastos
Nóminas
Registros de cuentas corrientes de ingresos y gastos
3.2. DESCRIPCIÓN
3.3. ACCESO
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cias, los expedientes de internamiento, los de revisión médica de internas, los informes
sobre jóvenes y niñas, las fichas de internas o el registro de internas, de fechas pos-
teriores a 1949, salvo para aquellas personas que acrediten un interés legítimo.
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PODER POLÍTICO Y CONFLICTIVIDAD EN LA
POSGUERRA ALICANTINA
1. INTRODUCCIÓN
Nos ocupamos en este trabajo de analizar las características sociopolíticas de los
cargos políticos locales en la provincia de Alicante en el período 1939-1945 y de los
conflictos que surgieron en el proceso de configuración de las gestoras municipales
en esta etapa.
Los cuadros políticos del régimen franquista se han estudiado preferentemente a tra-
vés de los altos cargos 1, aunque también se han elaborado análisis sobre los «cargos
intermedios»2 y, poco a poco, una verdadera pléyade de trabajos de carácter local y
provincial que han matizado, en algunos casos, sus conclusiones 3 •
El análisis de la composición de los ayuntamientos permite no sólo conocer su personal
político de una forma empírica, sino ir más allá, pues en esta composición, «queda, en
cada etapa histórica, reflejada la estructura de la sociedad a la que representa y su
I Ver los estudios clásicos de VIVER PI-SUNYER, c.: El personal político de Franco (1936-1945).
Contribución empírica a una teoría del régimenfranquista. Barcelona, Vicens-Vive's, 1978 y JEREZ MIR,
M.: Elites políticas)' centros de extracción en Espaíja, 1938-1957. Madrid, CIS, 1982.
2 SÁNCHEZ RECIO, G.: Los cuadros políticos intermedios del régimen franquista, 1936-1959.
Diversidad de origen e identidad de intereses. Alicante, Instituto de Cultura <<luan Gil-Albert», 1996.
1 Para no recargar en demasía el aparato de notas remitimos al imprescindible artículo de GÓMEZ
RODA, 1. A.: 11lvestigaciolls rece/lls sobre el regim i la societat del primer frallquisme, en "Afers», 25
(1996), pp. 675-699, especialmente 678-682.
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pirámide de poder: la biografía del Ayuntamiento es, en realidad, la de los grupos
sociales dominantes en la organización de la ciudad. La de las élites que la conducen»4.
En definitiva, el estudio de las gestoras municipales alicantinas durante estos años
nos va a permitir no tan sólo conocer su composición, sino, además, a través de ésta
inferir cuáles fueron los apoyos sociales que tuvo el régimen. En nuestra opinión es
a través de este personal político como mejor puede dilucidarse esta cuestión. En primer
lugar, porque el análisis de los cuadros de nivel más alto queda mediatizado por la
necesidad, en la mayor parte de los casos, de un cierto nivel de preparación que con-
dicionaba en gran medida su origen social y político. En segundo lugar, porque rea-
lizarlo a través del personal político del Partido, si bien permite una aproximación válida,
se ve influido por sus características para el caso español: baja afiliación, resistencias
de grupos de apoyo al régimen para inscribirse en un partido del cual disentían en sus
principios esenciales, etc. No encontramos estos problemas en los componentes de las
gestoras, porque, por un lado, la conveniencia de su preparación era menor, y, por otro,
para formar parte de las gestoras no era necesario el encuadramiento en el Partido.
Hay que matizar, no obstante, que los ayuntamientos no fueron la única fuente
de poder en el ámbito local, ni siquiera la más importantes. Hay que evitar la iden-
tificación de poder local con administración políticaó . Además, los ayuntamientos per-
dieron muchas funciones durante el régimen franquista produciéndose una
administrativización de los mismos. La preponderancia de los gobiernos civiles sobre
los ayuntamientos (y también sobre la Diputación) fue total y quedaron sin capacidad
de acción autónoma. El gobernador civil no sólo nombraba al personal político, sino que
también fiscalizaba completamente su actuación. Por otro .lado, hay que tener en cuenta
que, a su vez, los gobernadores dependían directa y totalmente del Ministerio de Gober-
nación. En definitiva, la política local estuvo totalmente controlada por las instituciones
centrales?, aunque esto no quiere decir que el poder local no encontrara todavía acomodo
en los ayuntamientos, ni que no existiera una clase política a escala local x, sino que éste
4 MORELL OCAÑA, L.: El régimen local español. Madrid, Civitas, 1988, pp. 441-442. Más cen-
trado en el caso del régimen franquista se ha señalado, igualmente, que: «los trabajos de historia local
permiten, además, indagar sobre la continuidad o discontinuidad del sistema de dominación a través del
estudio del personal político y de sus redes ideológicas y económicas». NICOLÁS MARÍN, M. E.: Conflicto
y Consenso en la historiografía de la dictadura franquista: una historia social por hacer. En Actas IV"
Jornadas de Avila «Historia y Fuentes Orales. Historia y Memoria del Franquismo. 1939-1978. Avila,
Fundación Cultural Santa Teresa, 1994.
; Ver, por ejemplo, MORENO FONSERET, R.: El régimen y la sociedad. Grupos de presión -"
concreción de intereses. En «Ayer», n° 33, 1999, pp. 87-114.
"Sobre el concepto de poder local para la época franquista ver NICOLÁS MARÍN, M. E.. : Los Jioderes
locales y la consolidación de la dictadura franquista. En «Ayer», n033, 1999, págs. 65-85, especialmente
69-71.
7 Para el caso de Alicante ver SANZ ALBEROLA, D.: La implantación del franquismo en Alicante.
El papel del gobierno civil (1939-1946). Alicante, Publicaciones de la Universidad de Alicante, 1999.
x En el sentido que le da Bottomore de «grupos que ejercen el poder o la intluencia política y se hallan
empeñados en luchas por la jefatura política», BOTTOMORE, T. B.: Minorías selectas y sociedad, Madrid,
Gredas, 1965, citado por VILLA ARRANZ, 1.: Clases)' elites en la investigación. Algunas reflexiones
teóricas y metodológicas. En Prosopografía contemporánea. Metodología del estudio histórico de las elites.
Valladolid, Universidad de Valladolid, 1994. pp.22
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quedó muy mediatizado. Otro elemento importante fue la preponderancia que alcan-
zaron los alcaldes, por lo que prestaremos especial atención a sus características
sociopolíticas.
Por otro lado, la diversa procedencia sociopolítica de los cargos locales pro-
vocó conflictos que analizamos en la segunda parte del trabajo centrándonos en
sus características y consecuencias para conocer las causas y el alcance de los
mismos.
Para el estudio del personal político hemos manejado un total de 727 fichas de
cargos locales entre 1939 y 1945 con las que hemos creado una base de datos
informática a partir de la cual hemos trabajado Y• Corresponden a los informes
personales que se enviaban al gobierno civil con ocasión de las renovaciones que
se producían en las diferentes gestoras y que contenían datos de su filiación po-
lítica y socioeconómica. El proceso de renovación era el siguiente: cuando, por la
razón que fuese, el gobernador civil decidía sustituir una gestora o algunos de sus
componentes debía solicitar expedientes tanto a la Guardia Civil como a la FET-
JONS local; una vez analizados los mismos procedía a nombrar a los diferentes
cargos y, entonces, daba cuenta a la Dirección General de Administración Local
(DGAL) a la cual enviaba un resumen de estos expedientes. Una vez que la DGAL
aprobaba los nombramientos se producía la investidura oficiall(). A este proceso
general hay que hacer algunas matizaciones. En primerlugar, no siempre se man-
daban los expedientes por parte de estos dos órganos. Hasta bien entrado 1940, por
ejemplo, los gobernadores no solicitaban informes al Partido". El' gobernador, por
otro lado, no concedía la misma validez a éstos y, por regla general, tomaba en
mayor consideración los que le enviaba la Guardia Civil. En todo caso, no dudaba
en falsificar los datos que le enviaban a la hora de remitir la propuesta a la DGAL.
Hemos desechado los correspondientes a personas que finalmente, por diversas cir-
cunstancias, no llegaron a ser seleccionadas para ocupar cargos y, únicamente,
hemos analizado las de los que llegaron a tomar posesión efectiva de sus puestos.
Para analizar los conflictos hemos utilizado, igualmente, fuentes primarias del ré-
gimen. La tipología es variada, desde simples denuncias anónimas hasta inspecciones
completas de la Guardia Civil o del Inspector Provincial de FET-JONS. La fiabilidad
de las mismas es relativa y por eso las hemos sometido a una crítica profunda sin tomar
las denuncias en su literalidad.
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2. CARACTERÍSTICAS SOCIOPOLÍTICAS DEL PERSONAL
POLÍTICO LOCAL
GRÁFICO 1. MILITANCIA ANTERIOR A LA GUERRA
OFalange (21,9%)
~CT (6,5%)
~Otros(5%)
La primera variable que nos permite conocer la fuente es la ideología que tuvieron
los cargos políticos antes de la guerra y que, después, les sirvió como factor de ad-
hesión en grupos. En el Gráfico 1 comprobamos cómo casi el 50% de los cargos políticos
eran de antecedentes derechistas, mientras apenas un 22 % habían pertenecido o sim-
patizado con Falange, un dato que tiene que ver con su escasa implantación en la
provincia antes de la guerra y, además, con su incapacidad para conseguir un número
mayor de cargos. En cuanto al 6,5 % pertenecientes a la Comunión Tradicionalista los
hemos dejado aparte, sin incluirlos con Falange, debido a que, a pesar de la nominal
unificación en el mismo partido, ésta no se tradujo en la práctica y los conflictos entre
los dos sectores fueron constantes 13. Por último, únicamente un 18,4 % no tenían
filiación anterior o, al menos, no aparece en los expedientes. En definitiva se confirma
lo que Glicerio Sánchez Recio, acertadamente, ha llamado «diversidad de origen» de
los cargos políticos intermedios 14.
Por otro lado, esta composición fue variable en el tiempo. Se produjo una evolu-
ción desde 1939 a 1945 en la cual los sectores falangistas fueron perdiendo posiciones
de poder a favor de los sectores derechistas, tal y como observamos en el Gráfico 2 15 •
12 Un cuadro completo de los antecedentes políticos en SANZ ALBEROLA, D.: La implantación ...
Op. Cit.
11 Sobre los conflictos entre carlistas y falangistas en Alicante ver SANZ ALBEROLA, D.: Acción política
y poder local en la Vega Baja del Segura (1939-1946), en «Alquibla», n° 4, 1998, págs. 383-203.
14 SÁNCHEZ RECIO, G.: op. cit., especialmente pp. 33-83
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GRÁFICO 2. EVOLUCIÓN DE LA COMPOSICIÓN POLÍTICA
DE LAS GESTORAS
60,----------------------------------------,
50+-------------~~~~~~-==---~
--'-Sin Filiación
40 +---~=-----~~--------------------------~
- . . -CT
30+---------~~~r_--------------------------~ ............. Derechas
-)E- FE
............. Otros
10 +---~~--------------,.------~~------~--~
O +-------~--------.-------~--------.-------~
1940 1941 1942 1943 1944
..
,,:, Ejército Nacional
Quintacolumnista
19
12
2,9
1,8 2
1 4,7
9,5
Sublevado 7 I I 4,7
Propagandista 5 0,7 O O
Socorro Blanco 4 0,5 O O
Ninguno 379 58,2 33
La siguiente variable que hemos podido estudiar es la de los méritos que ganaron
durante los años de guerra 1ó • Teniendo en cuenta que en los expedientes aparecen
'6 En algunos territorios del Estado, se ha comprobado cómo los méritos ganados durante la guerra
civil tuvieron una gran importancia a la hora de formar parte de los cuadros políticos. CENARRO
LAGUNAS, A.: Cruzados y camisas azules. Los orígenes del franquismo en Aragón, 1936-1945. Zara-
goza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 1997, pág. 150.
l 177
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conceptuados únicamente un 40% de los cargos políticos en este caso no podemos llegar
a conclusiones muy precisas. Llama la atención que, a la hora de la sublevación, apenas
un 1% tuviera una participación activa en el mismo. En cuanto a su actuación durante
los años de guerra, un exiguo 6% tomaron parte en actividades a favor de su bando y,
además, con actitudes tan variadas como participar en el Ejército o la Quinta Columna,
o las más livianas de propaganda o cotización al Socorro Blanco. El resto se reparte
entre el 60% de los que no tenemos datos. El 15% de ex-cautivos (y no todos por motivos
políticos), el 13% del nebuloso concepto de escondidos o perseguidos y, por último, el
6% de los que combatieron con el bando republicano, algunos incluso voluntarios.
Hay otros elementos que tenemos que tomar con especial precaución, pues los datos
que hemos manejado son escasosJ 7, nos referimos a la capacitación y a la reputación
de la que gozaban. En todo caso nos permite inferir cómo la buena reputación social
era un valor que se tomaba muy en cuenta, lo que enlaza con la ideología católica del
régimen. Por otro lado, llama la atención que el hecho de ser «adicto» al régimen fuera
más valorado que la «capacitación» para el cargo y, sobre todo, que únicamente un 5,4%
fuera tenido por honrado como mérito principal para optar al mismo.
17 Referente a la aptitud para el cargo tenemos datos de 153 cargos, y 188 en cuanto a la reputación
social
178
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GRÁFICO 2. SECTORES SOCIALES DE CARGOS POLÍTICOS
Por último tenemos las características sociales de los cargos políticos, la clase social
de la que provenían. La Tabla 4 indica la buena posición económica de los cargos políticos
que alcanza al 70% de los mismos. Estos datos alcanzan al 100% de los alcaldes, un hecho
que no debe de extrañar si tenemos en cuenta que el primer decreto referente al nombra-
miento de gestoras indicaba que debían nombrarse a los «mayores contribuyentes» IX.
En cuanto al análisis sectorial comparamos los sectores económicos de donde prove-
nían los cargos políticos. En este sentido, observamos la relativamente escasa relevancia
del número de cargos directamente relacionados con el agro alicantino, lo cual no quiere
indicar que los pertenecientes a los demás sectores no tuvieran relación con él, pues en
el sector secundario, por ejemplo, eran muchas las industrias de transformación de
productos agropecuarios directamente relacionados con aquellos, y en el caso del sector
terciario sucedía lo mismo. En todo caso, nos revela cómo la estructura económica de
la provincia estaba más avanzada que la de la mayoría de las restantes provincias de
España y, también, en cierto modo unos nuevos centros de extracción de cargos.
En todo caso, estos datos indican como los centros de extracción de las élites polí-
ticas eran los clásicos de la «derecha de toda la vida». Es esto lo que nos permite hablar
de una «restauración» de las clases tradicionalmente dominantes en los centros de poder
local 19 • Pero otro elemento a tener en cuenta es el de la posible renovación del personal
político. En este sentido llama la atención la edad media de los componentes de las
gestoras: 39 años, dato que, además, queda rebajado a 36 años en el caso de los al-
caldes. Esta relativa juventud del personal político implica una cierta renovación del
mismo. Otro elemento que nos permite sostener esta hipótesis son los escasos cargos
que habían ocupado hasta el momento. Por un lado, apenas treinta y dos de el10s habían
ocupado puestos de responsabilidad en alguno de los partidos políticos conformadores
'" Ver, también, MORENO FONSERET, R.: Economía y poder local en Alicante (1939-1948). La
función restauradora del régimen, en TUSELL, 1.; SUEIRO, S.; MARÍN, 1. M. y CASANOVA, M. (eds.):
El régimen de Franco (1936-1975). Política y Relaciones Exteriores, Madrid, UNED, 1993, t. 1, pp. 99-
114.
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de la «coalición reaccionaria» franquista con anterioridad, y únicamente veintiocho lo
habían hecho en consistorios anteriores 20 . En definitiva «la lógica de la victoria social
predominó sobre la ortodoxia política»21.
20 Datos igualmente extraídos del AGA y del AHPA. En el caso de los cargos ocupados con ante-
rioridad deben tomarse con precaución, pues no en todos los informes se indicaban los mismos.
21 Empleamos la terminología utilizada por Antonio Canales Serrano en un interesantísimo artículo,
CANALES SERRANO, A. F.: Las lógicas de la victoria. Modelos de funcionamiento político local )'
provincial bajo el primer franquis/Ilo. En 1/ Encuentro ... 01'. cit. pp. 74-81.
n SANZ ALBEROLA, D.: Jefatura Provincial de FET-JONS... 017. cit.
2) Ver los trabajos citados en el articulo ya comentado de GÓMEZ RODA, J. A., especialmente 682-
180
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controlaba también la Comisión Gestora y no por ello desaparecían los problemas 25 •
En otras ocasiones, además, los enfrentamientos se producían en el seno mismo del
partid0 2ó . E, incluso, había ocasiones en que sectores de Falange se aliaban con sec-
tores derechistas en contra de la facción falangista con la que se encontraban en pugna;
así se denuncia en el caso de Dolores, donde los sectores derechistas instrumentalizaron
a un sector de Falange en su enfrentamiento con el Jefe Local 27 •
En definitiva, el esquema de enfrentamientos Falange-Derechas no tiene un correlato
automático en el ámbito local por lo que debemos descartar un enfrentamiento con raíces
políticas profundas y, por tanto, evitar identificar las disensiones en el primer
franquismo, al menos a escala local, con pugnas entre lo que se ha denominado «fa-
milias políticas»2X. Sin perder de vista estos matices, lo que es innegable es que como
norma general sí que existieron dos grupos en cada pueblo, que se identificaban a sí
mismos como «falangistas» y «derechistas» y que instrumental izaron las instituciones
que tenían a su alcance: Jefaturas Locales de FET-JONS y Comisiones Gestoras.
Las raíces de los conflictos eran simples luchas de poder derivadas de cuestiones como
rivalidades y resentimientos personales 29 , intereses particulares 30 y, por encima de todo,
corruptelas 31 • La cohesión del grupo se conseguiría, en muchas ocasiones permitiendo
25 El caso paradigmático sería el de Orihuela. SANZ ALBEROLA, D.: Acción política ... , op. cit.
20 En Cox se denunciaba que «la Falange en dicha localidad se encuentra en grupos muy dividida,
pudiendo asegurar, de que esta se halla desorganizada y los componentes de la misma viven unos de otros
muy disgustados, llegándose con esta conducta a males mayores». Una situación similar se producía en
Dolores. En Ondara, por ultimo, la Jefa de la Sección Femenina estaba enfrentada al Jefe Local. AHPA
GC-SG, Legajo 2659.
27 «En realidad son ellos (la «gente de derechas») los que mueven a la Falange a la indisciplina, alagando
una y otra vez a estos camaradas». En Monovar se denunciaba que en Falange había cierto resentimiento
contra el alcalde debido a «haberse apoyado más, en ocasiones, en gente vieja de derechas que en sus
antiguos compañeros». AHPA GC-SG.
2X Esta es la línea defendida por los seguidores de la naturaleza «autoritaria» del régimen franquista
desde la formulación primigenia de UNZ, J. J. : Una teoría del régimen autoritario. El caso de España,
en FRAGA IRIBARNE, M.; VELARDE FUENTES, 1.. y CAMPO, S. del (dirs.): La Espaíia de los allOS
70. Madrid, Editorial Moneda y Crédito, 1974, vol. IlI, t. 1, pp. 1467-1531 (original en inglés de 1964).
Esta teoría fue desarrollada posteriormente por el mismo autor en Totalitarian and Authorilarial1l Regimes,
en GREENSTEIN, F. y POLSBY, N. (eds.): Handhook of Political Science. Reading, Mass., Addison
Wesley, 1975, vol. 3, pp. 175-412. De ella han bebido, en mayor o menor medida, distintos autores, entre
los que destacamos a TUSELL, J. en «Familias políticas en el franquismo», en vv. AA, Socialismo )'
guerra civil, págs 177-187 y La dictadura de Franco, págs 162-163. También PAYNE, S. G.: El Régimen
de Franco, 1936-1975, Alianza, Madrid, 1987.
29 Así se denunciaba expresamente en los casos de Agres, Catral, Granja de Rocamora, Aguas de Busot,
Catral, Orihuela y Villena. AHPA GC-SG yAGA SGM-DNP. En Catral se decía expresamente por parte
del Inspector Provincial de FET que «en este pueblo no hay lucha política, sino rencillas particulares».
AHPA-GC SG, Legajo 2660.
30 «En Catral existe mucha «politiquilla» de orden interno, existiendo numerosos grupos que atienden
todos ellos más a sus propósitos particulares que a los de orden nacional... En este pueblo no hay lucha
política, sino rencillas particulares». AHPA-GC SG, Legajo 2660.
31 Sobre la corrupción en el primer franquismo ver BARCIELA GÓMEZ, c.: FranqllislIlo .r corrup-
ción económica. En «Historia Social», n° 30, 1998, pp. 83-97.
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actuaciones irregulares en el tema de abastos, como ocurría en Gata de Gorgos, donde
existían hasta tres sectores en pugna, siendo «muy pocos, los que se hallan de parte
del actual Alcalde, del que reciben como tal algunos favores de abastos»J2.
Los enfrentamientos se materializaban de diferentes formas. Por parte de los sec-
tores de derechas, en general, se negaban a colaborar con el Partido, ya fuera en sus
manifestaciones rituales J3, en su obra asistencial, como Auxilio Social o la Ficha AZUP4
o, simplemente, no haciendo ostentación de las características visibles del Partido com~
el uniforme y la camisa azuJ35. Los falangistas, por su parte, en varias ocasiones se
negaron a participar en las gestoras Jó , y, cuando tenían el poder, eran acusados de actuar
con prepotencia.
No obstante, la principal medida que tomaban los sectores en pugna eran las de-
nuncias cruzadas ante quien, en definitiva, monopolizaba el poder, esto es, sus su-
periores, tanto locales como nacionales J7 . Un análisis de estos verdaderos cahiers de
doleance nos ha permitido extraer algunas conclusiones, según el sector que emitie-
ra los mismos.
Una de las denuncias más repetidas por parte de los sectores falangistas era la de
«caciquismo»Jx. El lenguaje, de fuerte contenido regeneracionista y, en ocasiones, sim-
plemente fascista, queda claro en un informe del Jefe Local de Elda en el que se refiere
a sus contrincantes con términos como «autoridades caciquiles indignas, profesionales
de la política, representantes de los intereses creados y del capitalismo judío», mien-
tras ellos eran «camaradas jóvenes de las Falanges combatientes que no entienden de
caciquismos ni conocen los procedimientos rastreros ... que intentan realizar por único
camino que nos marca el Caudillo la Revolución Nacional»39. No obstante, más allá
de la fraseología tan del gusto de la época, poco más había. En el mismo Partido eran
conscierites de que muchas de estas denuncias no tenían más que un sentido instru-
mental en lo que era una mera lucha por el poder. Así, el inspector provincial de FET-
JONS, en un informe decía sobre el Jefe Local de Monovar:
)! Gata de Gorgos. AHPA GC-SG, Legajo 2684. En Almoradí, igualmente, se denunciaba que el motivo
de las intrigas era la pretensión de los sectores de derechas de colocar a una nueva facción falangista liderada
por una persona con una «deplorable fama en lo que se refiere a asuntos económicos» y que opinaban
«que les dejaría las manos mucho más libres, ya que conocen el punto débil de estos elementos». AHPA
GC-SG, Legajo 2700.
)) Muro de A!coy. AHPA GC-SG, Legajo 2667.
)4 Catral, Benijofar y Polop. AHPA GC-SG yAGA SGM-DNP. Caja 13. Carpeta 38.
)r. Penáguila, Cañada, Cox y Catral. AHPA GC-SG yAGA SGM-DNP. Caja 13. Carpeta 38.
)7 En Cox se decía que «en la lucha política entablada no regatean procedimientos y si se atendieran
los cargos que entre sí se hacen, deberían estar todos en la cárcel». AHPA GC-SG, Legajo 2677.
)X Sobre el tema del «caciquismo» en la historia de España uno de los trabajos recientes de más interés
Estado Nacional Sindicalista e inspirada en el peor estilo demo-liberal... contemporización con métodos
de viejo sistema político ... prototipo del más vergonzosas caciquismo». AHPA GC-SG.
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«En la conversación que tuvimos se me mostró como hombre apasionado y fantás-
tico. Me habló con vehemencia de caciques, de gentes interesadas en manejar las cosas
en la sombra, de la imposibilidad de hacer nada de esto estando él... etc. He podido
comprobar después de hablar con todos los que me indicó para que me aseverasen estos
hechos y con los que yo por mi cuenta decidí interrogar, la fantasía de tales apreciaciones.
Por otra parte queda la presunción de que pretendiese asegurar su plaza, apoyándose en
los puestos oficiales»40.
45 Benejuzar, Monovar, Villena. Los sectores falangistas denunciaron los casos de Polop, Catral, Granja
de Rocamora, San Fulgencio, Catral, Aspe, Elda, Benejuzar, Dolores, Altea, Daya Nueva, Algorfa, Bolulla,
Benisa, Albatera, Redován, Santa Pola, Benisa, Monforte del Cid, Rojales, Villena, Hondón de los Frai-
les. En definitiva, un recorrido completo por todas las comarcas alicantinas. AHPA GC-SG yAGA SGM-
DNP. Caja 13. Carpeta 38.
46 Benisa. AHPA GC-SG, Legajo 2685.
183
l
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terés por los sectores desfavorecidos, de este último caso apenas encontramos cuatro
denuncias, y siempre expresadas por sectores falangistas 4x •
Por parte de los sectores derechistas llama la atención la gran cantidad de denun-
cias sobre aspectos tales como la «vida inmoral» y la baja condición social y cultural.
Realmente parece que la llegada de algunos nuevos políticos, aun tan escasos como
lo que hemos podido comprobar, fue mal digerida por aquellos grupos acostumbrados
a monopolizar el poder local. Son gráficas, a este respecto, las palabras de la Guardia
Civil de Monovar:
«Lo que si se nota en algunas personas pudientes de Monovar que a la vez son an-
tiguos políticos locales, es cierta aversión contra las Jerarquías de Falange; y sin que
concreten nada contra dicha Organización, no ven con satisfacción, que los cargos estén
representados por personas a quienes consideraban de inferior condición social»4Y.
4< En concreto los casos de Elda, Catral, La Nucía, Callosa de Segura. AHPA GC-SG yAGA SGM-
representada a aquella ciudad por personas, que en tiempos anteriores no han figurado para nada por ser
de poco relieve, de mediana ilustración por no haber cursado ninguna de ellas estudios de ninguna clase,
y su situación económica haber sido precaria». Ver también los casos de Benisa y Catral. AHPA GC-SG.
50 Denuncias efectuadas en Monovar, Monforte del Cid, Aguas de Busot, Crevillente, Benejuzar, Granja
de Rocamora y Agres. AHPA GC-SG yAGA SGM-DNP. Caja 13. Carpeta 38.
51 Estas denuncias muchas veces eran conocidas por todo el pueblo, pues los sectores en pugna no
tenían empacho en darles publicidad. Así, en Agres, al producirse un cambio en la Gestora, el sector ganador
«después de celebrarlo con bebidas a granel y mayor escándalo, penso en darle más publicidad ... a su
alegría y para ello se fue en busca de la música del pueblo y con ella empezaron a dar vueltas por todo
el pueblo, dando gritos. Así se pasaron la noche alarmando al vecindario, llegando algunos a creer que
volvían a estar en revolución». Polop: «su actuación antifalangista llega a tal extremo, de preguntar a los
vecinos del pueblo si son de Falange o del Ayuntamiento, incluso llegando a la burla de las jerarquías
de FET y de las JONS». En ocasiones, incluso, adquirieron matices violentos, produciéndose
enfrentamientos físicos e, incluso, encarcelamientos, como sucedió en Elda. En Agres se denunciaba
arranque de cosechas y quema de casas, mientras en Orihuela se hacía referencia a un posible tiroteo entre
falallgistas y Tladicionalistas. AHPA GC-SG.
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Para ellos el régimen sería uno sólo, y de esa percepción se quejaban amargamente los
falangistas, pues las críticas siempre recaían en ellos. Más importante era el efecto en
los grupos de población «afecta», pues una de las consecuencias más visibles de la salida
de los conflictos era el cambio de grupo político gobernante, pero un exceso de dis-
continuidad en el mismo provocaba inseguridad, incertidumbre y desconcierto. En este
sentido la media de cambios en las gestoras municipales fue de uno cada once meses.
Por otro lado, cuando uno de los grupos en pugna conseguía hacerse con el poder
municipal no acaban, ni mucho menos, las disensiones. Simplemente cambiaban las
posiciones de los sectores, y los problemas volvían a empezar52 • Un sistema que se ensayó
fue el de la unión de Jefe Local y Alcalde y aunque consiguió apaciguar algo las ten-
siones, no se generalizó suficientemente y, por otro lado, no consiguió acabar totalmente
con los enfrentamientos allí donde se implantó; como sucedía en Almoradí donde el
Alcalde y Jefe Local tenía enfrente tanto al sector mayoritario de la Falange como a
los sectores de derecha.
Para acabar con estos problemas lo que se hizo fue, a partir de 1941, reducir el poder
de los sectores falangistas, tal y como hemos visto en el análisis de la evolución de las
gestoras, e intervenir el Partido por parte del gobernador civip3. A partir de ese mo-
mento los conflictos sufrieron un brusco descenso, pasando de catorce y veintiocho en
1939 y 1940, a apenas diez durante 1941 y unos insignificantes cuatro y uno, respec-
tivamente, en 1942, 1943 Y 1944; y, ya por fin, ninguno en 1945.
3. CONCLUSIONES
En el personal político local que participó en la implantación del régimen franquista
en Alicante se produjo una cierta ruptura, derivada no tanto de su origen ideológico,
como de su inexperiencia política debido a su relativa juventud y a no haber ocupado
cargos con anterioridad 54 . En todo caso, sus características socioeconómicas demues-
tran su relación con los sectores tradicionalmente dominantes de la sociedad alicantina.
A partir de este hecho podemos hablar de una «restauración» socioeconómica, pero no
tanto política en cuanto a que estos nuevos sectores ya poco tenían que ver con el clásico
sistema de «oligarquía y caciquismo». Perduraron residuos caciquiles, de «vieja polí-
tica» en la fraseología falangista, pero no se produjo un resurgimiento del caciquismo
52 Una descripción gráfica de este proceso nos lo ofrece un informe sobre Catral: «Los «camisas viejas»
-al menos en su mayoría- desempeñaron los principales cargos del pueblo a raíz de la liberación, y
-no se si por malicia o ineptitud, acaso las dos cosas- fracasaron. Eliminados al menos temporalmente
por los «cedistas» no se resignan a permanecer inactivos». AHPA GC-SG, Legajo 2660.
51 El proceso general de control del Partido por parte de los poderes estatales en SANZ ALBEROLA,
X.: Formes i mecanismes de continuitat del poder en l'espai local (1), en Formes i relacions del poder
local a !'epoca contemporilllia, Barcelona, 1995, págs 87-93 y MARTÍN, M.: Elogi de la discontinui"tat.
El poder polític local entre els segles XIX i XX, it., pp. 271-283.
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político, entre otras cosas porque, por un lado, hacía veinte años que aquel sistema había
resultado herido de muerte durante la dictadura de Primo de Rivera55 y, por otro lado,
ni los «viejos caciques» tenían ninguna fuente de poder que oponer al sistema ni el
Estado franquista iba a ganar nada «pactando» con ellos y permitiendo el resurgimien-
to de las viejas oligarquías locales. En todo caso, el régimen franquista permitió a los
que se mostraron leales que se acomodaran a la nueva situación. En este sentido, sí
que se produjo un acoplamiento de los sectores políticos que habían apoyado al le-
vantamiento militar, que iban más allá de los nominales Falange y Comunión Tradi-
cionalista y alcanzaban a casi todos los partidos políticos de derecha y extrema dere-
cha que habían actuado durante la República y aún antes, y éste se produjo, especial-
mente, en el ámbito local. Pero la naturaleza de su poder era tan diferente a la anterior
que nada podía ser igual. Evidentemente siguieron existiendo relaciones de c1ientelismo,
redes de intereses y, sobre todo, una corrupción rampante a un nivel altísimo, pero eso
ya debe ser objeto de otros estudios. Hay que tener en cuenta, por lo demás, que la
media de estabilidad de las comisiones gestoras fue tan escasa que era difícil estable-
cer redes caciquiles estables desde la administración pública, entendiendo por redes
caciquiles las que extraen parte de su poder del monopolio de los cargos políticos.
Otro hecho novedoso fue la aparición de sectores políticos que habían permanecido
marginados hasta el advenimiento del régimen franquista que eran precisamente los que
se habían unificado en FET y que, en teoría, deberían haber monopolizado el poder
político, pero que, en realidad fueron marginados de él. En principio debido a la de-
bilidad de sus apoyos que les impedía proporcionar el suficiente personal, y, más tarde,
porque fueron intencionadamente marginados como una de las medidas que se toma-
ron para evitar las disensiones que aparecieron en la conformación de las Gestoras.
En cuanto a los conflictos que se dieron durante la posguerra es imposible negar su
existencia. Pero tampoco creemos que de ellos se pueda colegir un pretendido pluralis-
mo político. Tal y como hemos analizado las disputas eran en gran medida nominales
y sin calado político profundo. Nunca los grupos en lucha se plantearon romper con
el régimen, únicamente se movieron en tomo a él y, en definitiva, compartían un mismo
universo mental con una visión profundamente reaccionaria y tradicional de la historia
y el futuro político. Los grupos que no estaban de acuerdo con esta idea, los falangistas
más concienciados políticamente que todavía creían en el carácter novedoso de la doctrina
de Falange o aquellos que veían como se instrumentalizaba su doctrina no tuvieron más
remedio que irse a casa, voluntariamente o no, o integrarse con todas las consecuencias
en el régimen 56 . Los que se quedaron tuvieron ocasión de participar, aunque en una medida
reducida, en los órganos del régimen y las prebendas a él adyacentes.
55 Con diferentes matices es la tesis que mantienen tanto González Calbet y Gómez Navarro. Ver
GONZALEZ CALBET, T.: La Dictadura de Primo de Rivera. El Directorio Militar. Madrid, Ediciones
El Arquero, 1987 y GÓMEZ NAVARRO, 1. L.: El régimell de Primo de Rivera. Madrid, Cátedra, 1991.
50 Esto es lo que hizo la mayoría de modo que, en opinión de Glicerio Sánchez Recio, «a partir de
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En definitiva una restauración de los poderes tradicionales que permiten entender
el régimen franquista como una etapa más de la historia de España y no como algo
aislado 57 , si bien con características novedosas que quizá sean la clave de su evolución
posterior.
formación social agraria y oligárquica, puesta en peligro por la crisis republicana: «La historiografía actual
debería recoger el franquismo como una especie de superestructura que acompaña a un proceso de fondo
que entraña el paso del capitalismo agrario oligárquico a la sociedad industrial con hegemonía de una
burguesía de nuevo cuño». ARÓSTEGUI, 1.: La historiografía sobre la España de Franco. Promesas y
debilidades, en «Historia Contemporánea», Universidad del País Vasco, n° 7 (1992), pp. 79-88.
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EL ORDENAMIENTO JURÍDICO-MILITAR
EN EL PRIMER FRANQUISMO
Uno de los aspectos del franquismo que más se está estudiando últimamente es el
de la represión. Sin embargo, con ese término se identifican numerosas manifestacio-
nes que, más bien, son características de todo régimen autoritario. No obstante, desde
estas líneas hemos preferido centramos en las particularidades del totalitarismo fran-
quista, analizando los parámetros específicos por los que se reguló. A pesar de que
el ambiente represivo fue una característica definitoria de la política franquista, este
trabajo analiza los primeros años del régimen, en los que la represión estuvo marcada
por el revanchismo postbélico.
Lo primero que llama la atención al aproximarse al estudio de la represión de esos
años iniciales, es el hecho de que curiosamente sean los que han dado el golpe de estado
los que acusen de rebelión militar a quienes se pusieron de parte del gobierno legítimo.
En este sentido, y antes de pasar a aclarar el punto de vista de los vencedores, debemos
señalar (insistiremos en ello más adelante) que el bando nacional intentó, desde el primer
momento, legitimar su postura, ciñéndose a los preceptos legales existentes o, posterior-
mente, creando unas disposiciones a la medida de sus necesidades. Incluso el pronun-
ciamiento militar, o el golpe de estado, era asumido como una respuesta legal frente
al vacío de poder. La Ley de Orden Público, aprobada durante la República, permitía
que los Capitanes Generales establecieran el Estado de Guerra en momentos de crisis
social. Ello significaba que, mientras durase el estado de excepción, la jurisdicción
aplicable era la militar. Recordemos que el primer Bando decretado el mismo 18 de julio
de 1936 en el ejército del Sur, decretaba el estado de guerra en su primer apartado. Diez
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días después, dicho Estado de Guerra era ratificado por un Bando de la Junta de Defensa
Nacional l .
Hasta hace poco, el estudio de los consejos de guerra a civiles sólo se podía rea-
lizar a través de las sentencias del Consejo Supremo de Justicia Militar. No obstante,
y tras la apertura de los archivos militares, dicho estudio se ha podido hacer extensivo
a la gran mayoría de las causas. En dichos sumarios, es posible constatar como todo
se articulaba para lograr lo que Jiménez de Asúa denominó Comentario de una Sen-
tencia en viceversa 2• Como es bien conocido, alguno de los valores enarbolados por
la derecha tradicional española, eran los de justicia, honor, orden, etc. Por lo tanto,
quienes se levantaban en nombre de esos valores tradicionales no podían menos que
fundamentar legalmente sus actuaciones. Con ello, y por paradójico que pueda pare-
cer, los que se rebelaban contra el régimen constitucional podían hacerlo con la ley
en la mano, y acusando precisamente de rebeldía a quienes se alzaban en armas contra
el gobierno. La inestabilidad social durante la República hizo necesaria una Ley de
Orden Público que chocaba estridentemente con los principios constitucionales, hasta
el punto de motivar una enmienda en la Carta Magna.
Ese deseo de legitimar sus actuaciones, hizo que pronto se acabasen con los casos
de revanchismo, y que se recurriera a consejos de guerra oficiales. De hecho, quizá,
una de las características que diferencia la aplicación de la justicia en ambos bandos
sea que en uno corrió a cargo del ejército y en el otro por parte del Pueblo:
Ese deseo de encontrar el respaldo legal de las actuaciones represoras del Nuevo
Estado, tienen su fiel reflejo en la abundancia de leyes, especialmen~e en materia penal.
Incluso el propio Instituto de Estudios Políticos se vanagloriaba de este hecho, justi-
ficándolo por el deseo de cambio de ese Nuevo Estado 4 •
Toda esa nueva legislación se fundamentaba en un particular concepto de la li-
bertad, propio de la mentalidad totalitaria del nuevo régimen. De ese modo, en los
26 Puntos o Normas Programáticas del Movimiento, se establece la adhesión obli-
gatoria: «Nuestro Estado será un instrumento totalitario al servicio de la integridad
I Como se verá en otro trabajo presentado junto al presente, y que analiza los documentos relacio-
nados con los consejos de guerra en Andalucía, la aplicación de la jurisdicción militar durante el Estado
de Guerra permitía que se recurriera al procedimiento sumarísimo, en lugar del ordinario.
2 En El Criminalista, t. 9. Buenos Aires, 1951. Citado por BALBE, M., «Orden público y milita-
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patria. Todos los españoles participarán en él a través de su función familiar, mu-
nicipal y sindical».
En cualquier caso, el Nuevo Estado precisó de toda una batería legislativa que diera
consistencia a las medidas represivas aplicadas. Más aún, la propia dinámica de la guerra
hizo patente la necesidad de nuevas medidas para hacer frente a la evolución de la
resistencia al régimen. En ese marco es en el que hay que entender la promulgación
de la Ley de Responsabilidades Políticas, del 9 de febrero de 1939. La lectura de las
primeras líneas de esa ley nos ofrece una panorámica general del sentimiento revanchista
que afloró en el bando nacional, y que está detrás de toda la política represiva:
«Próxima la total liberación de España, el Gobierno, consciente de los deberes que
le incumben respecto a la reconstrucción espiritual y material de nuestra Patria, con-
sidera llegado el momento de dictar una Ley de Responsabilidades Políticas, que sirva
para liquidar las culpas de este orden contraídas por quienes contribuyeron con actos
u omisiones graves a forjar la subversión roja, a mantenerla viva durante más de dos
años y a entorpecer el triunfo providencial e históricamente ineludible del Movimiento
NacionaL».
; Sobre este caso, permítase citar el artículo del mismo autor que estas líneas, titulado «El proyecto
de monumelllo a los Caídos en el Santuario de la Virgen de la Cabeza de Castillo Lastrucci», en Revista
Archivo Hispalense, núm. 247; Sevilla, 1998; págs 215 y ss.
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contra el Estado ó . Pero al mismo tiempo, esa misma ley definía las penas concretas
para quienes atentasen contra la figura del Jefe de Estado.
Por su parte, la Ley sobre la Represión de la Masonería y el Comunismo, del 1 de
marzo de 1940, se convertiría en una verdadera caza de brujas, el enemigo ideal ya
que, por la condición de sociedad secreta de la masonería, ofrecía la imagen pública
de ocultismo y misterio. Pero además, la publicación de esta ley constituyó una eficaz
arma publicitaria del régimen, y sirvió para intimidar a los españoles que asistieron
a su publicación en la primera página de todos los periódicos, dentro de lo que Juan
José Morales denomina la retórica represiva 7 •
Pero la facundia legislativa no se detuvo en la represión política, sino que llegó a
controlar todos los resortes sociales y económicos del país. Ello lo demuestran, por
ejemplo, la Orden Circular dando normas sobre Reuniones, Manifestaciones y Actos
Públicos, del 20 de julio de 1939, el Decreto Regulando el Derecho de Asociación (25
de enero de 1941) o, como no, la Ley de Prensa del 22 de abril de 1938.
Todas estas normas y leyes, estaban encaminadas a acentuar las diferencias entre
los españoles que habían sobrevivido a la guerra. Los que habían defendido la Repú-
blica, y tras sobrevivir a la guerra, debían ahora sobrevivir a la postguerra. Aunque
los años cuarenta fueron duros para todos los españoles, el régimen de Franco se encargó
de tomar algunas medidas para ayudar a los veteranos de guerra (naturalmente de su
bando), a las viudas de los cruzados y, en definitiva, a todos cuantos tomaron partido
desde un principio por su causa. El nuevo régimen quería tener plena constancia de
sus adeptos, y no dudaba en premiarlos. De ese modo, ya el propio Fuero del Trabajo
incluía garantías y reservas de puestos de trabajo para los veteranos de guerra. Incluso
en el Decreto de 25 de agosto de 1939, reservaba el 80 % de las plazas vacantes en
empresas para los ex combatientes, así como las plazas de administración del estado
a los mutilados de guerra. El Decreto de 16 de mayo de 1939 creaba el subsidio del
excombatiente.
Pero toda esa atmósfera de instigación a las represalias y al revanchismo, aparecían
ya en los primeros comunicados de las autoridades nacionales. De ese modo, en las
primeras alocuciones de Queipo de Llano se advierte sobre el castigo a quienes se
enfrentaran al Ejército del Sur. Así, el punto cuarto del Bando de Guerra exponía lo
siguiente:
«Serán juzgados en juicio sumarísimo y pasados por las armas los incendiarios, los
que ejecuten atentados por cualquier medio a las vías de comunicación, vidas, propie-
dades, etc., y cuantos por cualquier medio perturben la vida del territorio de esta
división».
Más aún, pronto el celo legalista con que se había afrontado la represión fue ol-
vidado, y ya el 24 de julio, Queipo hacía público uno de los bandos menos meditado:
Ó Nótese que la palabra Estado aparece constantemente en los diferentes decretos legislativos,
pág. 279.
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«Al comprobarse en cualquier localidad actos de crueldad contra personas, serán
pasadas por las armas, sin formación de causa, las directivas de las organizaciones
marxista o comunista que en el pueblo existan, y caso no darse con tales directivos, serán
ejecutados un número igual de afiliados arbitrariamente elegidos».
veracidad de dichos testimonios fue puesta en duda por estrechos colaboradores de Queipo en la sección
de propaganda. En cualquier caso, lo que nos interesa de dichas publicaciones es la intencionalidad
instigadora para provocar el rechazo a todo apoyo hacia el gobierno y sus milicianos. Estos Avances
tuvieron un relativo éxito, hasta el punto en que pronto fue la Junta de Defensa Nacional quien pasó
a editarlos directamente, conforme el frente evolucionaba hacia Madrid.
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División, en el que se obligaba a todos los funcionarios a ayudar a la autoridad militar
dentro de sus competencias.
Pero, a pesar de todo, la característica definitoria de la represión franquista fue la
concepción generalizada de la causa militar, aplicando la legislación y la justicia marcial
como norma habitual, y prescindiendo de la normativa civil. Si en el bando guberna-
mental serán los tribunales populares quienes ejerzan el papel punitivo contra los rebel-
des golpistas, en el bando nacional serán los tribunales militares los que desempeñen el
mismo papel contra los defensores de la república. La principal razón era que ello
permitía a los militares no perder el control absoluto de la situación, frente a sus socios
de armas, como los falangistas y la derecha tradicional. Por otra parte, la urgencia con
que fueron creados los tribunales marciales permitía prescindir de los jurados civiles
ya constituidos, y cuyo apoyo era dudoso (como lo demuestran las continuas destitu-
ciones lO ). El Boletín de la Junta de defensa está inundado de destituciones de funciona-
rios, muchos de ellos en virtud del decreto número 93 de la Junta (publicado el 9 de
diciembre de 1936). Dicho decreto obligaba a la presentación de los funcionarios au-
sentes a sus puestos, bajo amenaza de destitución inmediata. Naturalmente, los funcio-
narios nombrados tras las elecciones de 1936, y que a su vez sustituían a funcionarios
destituidos por el nuevo gobierno, eran conscientes del peligro de presentarse en sus
puestos y ser acusados de adhesión a la rebelión 11, por lo que no acudieron al llama-
miento. Con ello, se puede apreciar otro ejemplo de esa intencionalidad legalista que
subyace detrás de casi todas las medidas represivas adoptadas por el bando nacional.
Otros muchos decretos de la Junta iban encaminados a proporcionar todo el poder
necesario para estos nuevos tribunales militares en la tramitación de las causas. De ese
modo, el decreto número 102 suspendía el funcionamiento del Tribunal del Jurado,
mientras que el número 120 habilitaba a las Audiencias Territoriales para tramitar causas
reservadas al Tribunal Supremo. Este decreto se publicaba antes de que la Junta con-
trolara el Tribunal Supremo y, de nuevo, se acogían a disposiciones republicanas para
investir de autoridad a las instituciones adeptas al Movimiento. En este caso, se trata
de la competencia otorgada por el artículo 281 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
para que las causas contra algunas personas que detentaban altos cargos o represen-
taciones, como Gobernadores, Jefes de Oficinas gubernamentales, etc., fueran instrui-
dos por las audiencias territoriales.
de septiembre de 1936, pretendía purgar las listas de jueces y fiscales municipales, al objeto de garan-
tizar la adhesión de los mismos al nuevo régimen:
"La conducta observada por algunos jueces y fiscales municipales que, con su actuación, tratan
de dificultar el patriótico Movimiento Nacional, aconseja la adopción de medidas encaminadas a evitar
urgentemente tales hechos, dictando normas provisionales que rijan hasta la definitiva organización
que en su día se haga de la Justicia Municipal»
Como se recordará, los Consejos de Guerra y demás procesos se llevaban a cabo en los municipios
liberados, de ahí la importancia de la jurisdicción municipal.
11 Recordemos que la simple militancia en el Frente Nacional era considerada como auxilio a la
rebelión militar.
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Pero el verdadero problema al que se enfrentaron los organizadores de la justicia
militar fue el de la falta de jueces y fiscales. Numerosas medidas fueron tomadas para
poder disponer de personal adecuado. Por ejemplo, por orden publicada en el Boletín
número 27 del 24 de septiembre de 1936, se excluía del servicio en milicias a los
funcionarios judiciales y auxiliares, al tiempo que cesaba en el servicio en milicias a
los magistrados, jueces, secretarios judiciales y registradores de la propiedad 12 que ya
estuvieran en las filas del ejército nacional. Otras medidas adoptadas fueron la milita-
rización de jueces y fiscales de la jurisdicción ordinaria (Decreto número 70 de la Junta
de Defensa Nacional), para que pudieran actuar en Consejos de Guerra o la suspensión
de exámenes de aptitud para los secretarios de juzgados municipales y procuradores
(orden del 16 de abril de 1937). Incluso se llegó a suprimir la edad mínima para los
jueces interinos (orden de 15 de mayo de 1937, boletín número 207 de la Junta). Más
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aún, la circular del 31 de enero de 1937 proponía alos catedráticos universitarios para
prestar servicios en la administración de justicia. En lo que respecta a la provisión de
cargos para secretaría judiciales, fueron diversas las convocatorias, especialmente a partir
de la primavera de 1937.
Finalmente, debemos indicar que todas estas normas, bandos, decretos y órdenes
publicados tanto por la Junta de Defensa Nacional como por los distintos mandos de
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las Regiones Militares, estaban encaminados a organizar lo que se conoce genéricamente
como Represión Franquista, y su estudio dista mucho de ser el adecuado. Aunque en
los últimos años se está haciendo un esfuerzo para desentrañar la compleja realidad
de esa oscura página de nuestra historia 13, lo cierto es que muchos de esos trabajos se
han centrado en el estudio parcial de la represión. Si hace apenas veinte años los estudios
sobre la represión estaban mediatizados por la filiación política de sus autores, reciente-
mente la influencia de la historia local ha hecho que los análisis se ce,ntren en el impacto
de la represión en áreas muy localizadas. Por ello, son escasos los estudios genéricos
de la represión; siendo una de las excepciones más destacables la obra de Reig Tapia
Ideología e Historia (sobre la represión franquista y la Guerra Civil), que supuso una
puesta al día de los conocimientos sobre el tema hasta mediados de los ochenta. Convie-
ne destacar que, hasta la apertura de los archivos militares, el impacto y alcance de la
represión se podía cuantificar únicamente por los datos ofrecidos por los registros civiles.
Ello es precisamente lo que intentó Salas Larrazábal en su libro Pérdidas de la Gue-
rra, aprovechando la normativa sobre inscripción de fallecidos y desaparecidos (orden
de la Junta de Defensa Nacional del 13 de noviembre de 1936, publicada en el boletín
número 29). Sin embargo, no vamos a entrar en la discusión del grado de veracidad
12 Debemos indicar que los registradores de la propiedad tenían una especial importancia, sobre todo
tras la publicación de bandos sobre la confiscación de bienes, como el Bando número 49 del Ejército
del Sur, aunque fue aún más importante con la publicación de la ley de Responsabilidades Políticas.
11 Especialmente importantes son los estudios realizados desde la historia local. Entre ellos, y por
citar sólo algunos ejemplos para Andalucía, podemos mencionar a LACOMBA (La Represión en An-
dalucía), COBO ROMERO (La Guerra Civil y la Represión en la provincia de Jaén), GARCÍA
CONSUEGRA (La Represión en Pozoblanco), ESPINOSA MAESTRE (La Guerra Civil en Huelva y
Sevilla 36), y otros muchos.
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de los datos proporcionados por dichas fuentes, remitiendo a la obra de Reig Tapia sobre
este particular. En lo que respecta a la historia local, el recurso a las fuentes orales ha
proporcionado un nuevo punto de vista sobre la realidad de la España de la represión.
Pero, a pesar de todo, ha sido la apertura de los archivos militares el hecho que puede
revolucionar el conocimiento sobre la represión. Principalmente, la combinación del
estudio de la legislación penal franquista, junto con el análisis de los datos ofrecidos
por los consejos de guerra, nos ofrecen una panorámica general del alcance de estas
medidas, presentando la represión franquista con la principal característica que la di-
ferenciaba de la represión roja: la institucionalización de la represión franquista. Aunque
todavía hay quien justifica la represión en ambos bandos como excesos de un momento
bélico, lo cierto es que las autoridades golpistas hicieron del terror una herramienta de
control del nuevo régimen totalitario, y aprovecharon la tan mañida anarquía republica-
na como justificación de unas medidas injustificables. La ya aludida necesidad legalista
para dar respaldo a esas disposiciones, no hace sino confirmar la precariedad ética de
esa nueva organización administrativa.
No quisiéramos terminar este breve estudio sin hacer un inciso sobre un aspecto que
rara vez se tiene en cuenta. Aunque la gran represión, por su importante impacto dado
el elevado número de víctimas mortales, ha sido el foco principal de la investigación
reciente, lo cierto es que la represión como tal fue una característica del franquismo, y
llegó a todas las capas sociales y en todos los posibles niveles de impacto, desde el más
leve al más grave. Dado el carácter totalitario del Movimiento, ese objetivo de control
aparece incluso en los primeros bandos de Queipo, o en el Decreto de Unificación de
Milicias. Sin embargo, poco a poco vamos constatando esa represión de menor impacto
que afectó a todos los españoles durante cuarenta años de régimen. Como ha demostrado
el profesor Lazo en su estudio de la falange sevillana l4 , la represión se daba en la mayor
parte de los aspectos de la vida cotidiana. Podemos decir que la represión aparecía en
las purgas de funcionarios, en los festejos populares, en las cartillas de racionamiento,
en los documentos de identidad, en las cartas de referencias, en los subsidios, en los
empleos, en la educación ... y fue una sombra que planeó sobre las cabezas de los es-
pañoles en todos los aspectos de su vida, haciéndose más débil conforme el régimen y
el dictador envejecían. El estudio de esa represión está aún por hacer, como también
quedan por despejar muchas incógnitas sobre las víctimas de los consejos de guerra.
Aunque nuestro estudio de los fondos de la Auditoría Militar del Ejército del Sur
está apenas comenzado, son muchas las cuestiones que se nos presentan. Por ejemplo,
estamos valorando la extracción social de los represaliados, las localidades de origen,
las plazas en las que más consejos de guerra se hicieron, la edad de las víctimas, las
condenas que sufrieron ... Y son muchas las preguntas que quedan aún sin responder.
¿Por qué la Comisión de Penas conmutaba las condenas y liberaba a la mayoría de los
condenados entre 1940 y 1942? ¿Era por cuestiones económicas, por la dificultad de
mantener las cárceles llenas? ¿Por qué seguían celebrándose juicios sumarísimos dos
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años después de terminada a guerra, en lugar de recurrir a los procesos ordinarios?
Esperamos que con el tiempo esas cuestiones queden resueltas, y que eso que gené-
ricamente conocemos como represión franquista quede valorado definitivamente.
APÉNDICE DOCUMENTAL
Manifiesto del nuevo Gobierno Provisional de España. Burgos, 24 de julio de 1936 15 •
¡Al País!
La situación social de España, a través de un poder político acribillado por el
cumplimiento de exóticas consignas revolucionarias, era en lo histórico,
desnaturalizadora; en lo político, anárquica; y ante la conciencia universal, lucha
incivil y fraticida.
Unas Cortes ganadas por el afán bolchevizante, tanto más peligrosas para la Patria,
cuanto más brío despedazaban el Estado Espaiiol para ofrecérselo, insensatas, al júbilo
de las Repúblicas soviéticas.
Un gobierno, engendrado en el seno del marxismo virulento y especialmente ren-
coroso de las adversas jornadas de Asturias, que no teniendo otro sostén constitucio-
nal que los caudillos de la subversión, de la lucha de clases y del crimen, tiene que
claudicar y resignar su grandeza ante la tea del incendiario y la pistola del asesino.
En tal coyuntura la nación, desamparada la sociedad española de las leyes del
Estado, que no sólo niega a los españoles las indispensables garantías, sino que el
propio Estado suprime a los españoles que le estorban, no había de ser ajeno a las
previsiones más elementales del Derecho natural, que de la Vieja España, gloriosa en
fuerza de conquistas y de reconquistas, surgiere el movimiento restaurador de la ley,
de la justicia y del decoro patrios.
¡Basta!
Frente al marxismo, ¡España!, frente a la anarquía, ¡la ley!; y llenar el abismo
odioso, que separaba a los españoles con los frutos bienhechores de una sólida obra
de gobierno, asiente la solidaridad nacional, bajo una autoridad inflexible que imponga
el orden público, que asegure la paz y propulse las desmayadas energías de la eco-
nomía y de la industria, de cuyas iniciativas ha de nutrirse las hasta ahora, desorien-
tadas y nobles legiones del trabajo.
(. .. )
Dichas están las causas e insinuados los propósitos de este levantamiento nacio-
nal, en el que el Ejército, cerebro, corazón y brazo, enriquece la grandeza de su acción
con la sangre popular que voluntariamente se alista para la salvación de España. El
Ejército pues, con el aliento de las masas populares, que voluntariamente engrosan
y delirantemente lo aclaman, asume con activa conciencia de su responsabilidad y con
1; La negrita es nuestra.
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absoluta fe de lo necesario del sacrificio que se ha impuesto, la tarea de levantar al
País de la ruina a que le empujaron.
Ni un momento más del que nos señala la alteza de nuestra aspiración patriótica
detentaremos el Poder, pero tampoco dejaremos el Gobierno de España un minuto
después de lo que nos exija el restablecimiento de la paz auténtica, de la disciplina
efectiva, del orden absoluto, de la autoridad digna y del decoro nacional, cifrado, sobre
todo género de consideraciones, en la Suprema que nos convocó a este arduo empeño:
¡levantar, desagraviar, servir a España!.
(. ..)
CABANELLAS, MOLA, FRANCO, DA V/LA, SALlQUET, PONTE, MORENO CAL-
DERON, MONTANER.
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EL SINDICATO VERTICAL EN SUS
DOCUMENTOS: LA REVOLUCIÓN ROBADA
1. PRESENTACIÓN
Cuando tuvimos conocimiento de la convocatoria de estas jornadas, caímos en la
tentación de sentimos excluidos, tanto por la distancia generacional -no en vano per-
tenecemos a una juventud educada en democracia- como por lo aparentemente ano-
dino del asunto. De lejos, podría parecer que el Franquismo es una larga época de
centralismo romo, donde todo era forzadamente tranquilo. Gracias al reto que ha
supuesto la elaboración de esta comunicación -que sin el aliento de todos los que
trabajan en el A.H.P. de Albacete, y en especial Rosa Sepúlveda Losa, probablemente no
habría visto la luz-, hemos tenido acceso a fuentes bibliográficas del momento, hemos
«saqueado» los desvanes de familiares y amigos y hemos leído parte de la desmesu-
rada bibliografía sobre la materia. Pero, sobre todo, hemos interpretado. Estas páginas
son el fruto de un paciente esfuerzo, y esto es lo que demandamos del lector, el es-
fuerzo para su lectura, y la paciencia para perdonar sus posibles imperfecciones.
1.1.lNTRODUCCIÓN
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1
I El inicio de siglo en España difícilmente podría definirse mejor que con la palabra
'desorientación'. La desintegración de aquella vieja España en la que por un tiempo
no se ponía el sol, alcanzaba, inexorablemente, a todos los antiguos valores. Al ani-
quilamiento del Imperio, se unió la liquidación de la Monarquía, y el ascenso al poder,
una vez exilado Alfonso XIII, de un gobierno provisional republicano, cuyas aspira-
ciones incluían la reforma agraria, mejoras para el proletariado industrial, autonomía
para Cataluña, extinción de los privilegios de la iglesia católica, y reducción de ejér-
cito. Frente a esta postura, surgió la CEDA, confederación española de partidos ca-
tólicos de derecha, que sólo logró frenar temporalmente la legislación progresista de
Azaña, hasta que la aparición del Frente Popular, devolvió la iniciativa a las fuerzas
de izquierda. La sociedad española estaba pues bipolarizada, escindida en dos bloques
sociológicamente enfrentados, compuestos a su vez por corrientes ideológicas
discrepantes. Dentro del Frente Popular, el enfrentamiento entre los comunistas, diri-
gidos desde la URSS, socialistas más o menos beligerantes, y anarquistas de la C.N.T.,
está ampliamente documentado, especialmente en el transcurso de la Guerra Civil,
llegando a producirse persecuciones a algunos partidos, como los trostkistas del
P.O.U.M., e imposibilitando la unidad de mando. Entre sus rivales reinaba no menos
confusión: carlistas, falangistas, católicos moderados, grandes propietarios ...
La radicalización de ambos frentes, y la acostumbrada incapacidad de los diferen-
tes gobiernos, condujo a un desprestigio de la clase política y del sistema de las de-
mocracias liberales. Dolores Ibárruri advertía: «La revolución que se está produciendo
es una revolución democrática y burguesa» (en Imágenes de la Guerra Civil Española,
Edhasa, Barcelona, 1986). En el mismo libro, se dice al respecto de la C.N.T. que
«rechazaba la política democrática burguesa en su totalidad: las elecciones eran una
estratagema para traicionar a la clase trabajadora y el capitalismo un ídolo con pies
de barro que sería derribado por la Revolución Proletaria». Curiosamente coincidente,
Jose Antonio Primo de Rivera hace otra crítica, no menos destructiva, sobre la política
del momento: «los hombres se dividen en bandos, hacen propaganda, se insultan, se
agitan, y al fin un domingo colocan una caja de cristal sobre una mesa y empiezan
a echar pedacitos de papel en los cuales se dice si Dios existe o no existe y si la Patria
se debe o no se debe suicidar». (en Jose Antonio Primo de Rivera «Obras Completas».
Tomo 1, Arriba, 1939, Bilbao)
Aparentemente, ambas posturas, eran idénticas: repudio de la república liberal e
imposición de un régimen totalitario, la Dictadura del Proletariado, o una de corte
tradicionalista contrarrevolucionario. Rechazo por igual, en el caso de Jose Antonio,
del capitalismo y el marxismo. Respecto al primero, leemos en la obra anteriormente
citada: «Repudiamos el sistema capitalista, que se desentiende de las necesidades po-
pulares, deshumaniza la propiedad privada y aglomera a los trabajadores en masas in-
formes, propicias a la miseria y a la desesperación.»
Este radicalismo falangista, no menos revolucionario que el de sus enemigos de
izquierdas, bien podría haber producido una España diferente, de haber sobrevivido el
idealismo de quienes lo sustentaban, al oportunismo de quienes se subieron al carro de
los vencedores. Si hubiera existido una similitud más que meramente fonética entre el
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primer grito de ¡Arriba España! Y el «arrivismo» de los recién llegados. Sobre este tema
trata nuestra comunicación, el modelo social y sindical que pudo ser, que incluso pareció
ser, pero que nunca fue realmente tal y como se concibió en aquella convulsa España
prebélica; sobre la revolución que algún soñador pudo llamar la Revolución Robada.
Preso aún el ideólogo más popular de las derechas, en Alicante, y aunque incomu-
nicado, elabora el guión de un manifiesto político en el que no duda en calificar a los
sublevados como «un grupo de generales de honrada intención, pero de desoladora
mediocridad política» (en «Crónica de la Guerra Civil Española», Plaza y Janés,
Barcelona, 1995) Pero, ¿Quiénes eran estos sublevados? ¿Era posible que el estamento
militar, por sí solo, hubiera mantenido una guerra civil por espacio de tres largos años,
y aún más, la hubiera ganado? Indudablemente no. Lo que se ha dado en llamar «las
derechas» estaba .formado, en el transcurso del alzamiento, por un heterogéneo grupo
de partidos agrarios, carlistas, tradicionalistas, falangistas, etc., sin cuya ayuda, desde
los primeros pronunciamientos, la historia habría tenido un desenlace distinto.
En la declaración del estado de guerra, del 18 de julio de 1936, se defiende el
«imperio del orden dentro de la República», y se especifica en su artículo 5° que quedan
prohibidas las huelgas, considerándose «como sedición el abandono del trabajo y serán
principalmente responsables los dirigentes de las asociaciones o sindicatos a que per-
tenezcan los huelguistas ... » En un párrafo anterior se dice, sin tapujos, que «el que
voluntariamente se niegue a cooperar... sufrirá las consecuencias» Días después, el 24
de julio, se crea en Burgos la Junta de Defensa Nacional, que aparte de anunciar «una
acción vigorosa y rectilínea», carece de contenido político de alcance. En el bando
«nacional», domina la premura, en decreto del 28 de Septiembre, se declaran fuera de
la ley «todos los partidos y agrupaciones políticos o sociales que han integrado el lla-
mado Frente Popular, así como cuantas organizaciones han tomado parte en la opo-
sición hecha a las fuerzas que cooperan al movimiento nacional», al tiempo que se
procede a la incautación de sus bienes. En octubre, Franco, el joven jefe' del poderoso
ejército colonial de África, es nombrado por decreto Jefe del Gobierno del Estado,
Generalísimo de las fuerzas nacionales de tierra, mar y aire, y General Jefe de los
ejércitos de operaciones.
En Burgos, se tiene prisa por lograr la unidad de mando, imprescindible para el triunfo
militar, y que en el bando rival sólo en apariencia logrará Negrín, un año más tarde.
Desde un comienzo los militares hacen suyo el alzamiento, y aunque reconocen la ayuda
prestada por otros grupos, con mayor o menor preparación militar, por ejemplo los
requetés navarros, que llevaban años entrenándose en el campo, no están dispuestos a
pagar un precio político por esta ayuda. De hecho, pronto se establece una comunica-
ción entre la monarquía exilada y el Generalísimo, y en cuanto a la Revolución Nacio-
nal-Sindicalista de la Falange, desprovista ésta de sus dirigentes en combate o en la cárcel,
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carece de autoridad para disentir. Mientras se especula con la muerte de Jose An-
tonio, muerte que sólo se reconocerá oficialmente en el bando «nacional» con dos
años de retraso, los militares se disponen a reconstruir a la Falange a la medida de
sus intereses.
El decreto de unificación de los Tradicionalistas y la Falange Española de las
J.O.N.S., con fecha 19 de abril de 1.937, a todas luces forzado desde arriba, y que
provocó sangrientos altercados entre sus afiliados, se justificaba como un medio de
evitar las luchas intestinas entre «familias» falangistas, y otros hechos violentos como
los atribuidos a Fal Conde. En realidad, también aportaba ventajas, al disolver las
demás organizaciones y partidos políticos. Pero, supeditaba su Milicia al Jefe del
Estado, que en la persona de Franco, va a acumular en sus manos un poder desco-
nocido para otros líderes occidentales. La oposición de los falangistas a su instrumen-
talización es abortada. Su analfabeto «líder provisional» (hasta que regresara J ose
Antonio, lo cual era imposible): Manuel Hedilla Larrey, es condenado dos veces a
muerte, y aunque indultado por el «Caudillo», desaparece de la escena política. Los
intentos de rescate de Jose Antonio fracasan, más por la falta de un apoyo decidido
alemán (que daría luego sus frutos en el rescate de Mussolini en el gran Sassó, lle-
vado a cabo por el SS Skorzeny, que acabó curiosamente montando un negocio en
Madrid tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial) que por la desidia de los
generales sublevados.
Así, de la «España Nacional», que en forma de Alegoría de la Yictoria se ve en
el Anexo 1, procedente del libro de Giménez Caballero «¡Hay Pirineos! Notas de un
alférez de la IY' de Navarra sobre la conquista de Port-Bou» (Ed. Nacional, 1939), son
expulsados los principales ideólogos e incluso inspiradores del alzamiento.
La presión de los «camisas nuevas» dentro de la Falange es muy fuerte. Las afi-
liaciones interesadas se multiplican (la del Anexo II es sólo unos meses posterior al
fin de la guerra). Poco a poco el mensaje de Jose Antonio se va diluyendo. Así, por
ejemplo, la Reforma Agraria social azañista es revocada por decreto el 25 de Septiem-
bre de 1936. Pero, al contrario que el diputado por Cádiz, no se propone una Reforma
Agraria mejor. Franco no puede permitirse agraviar a los poderosos que le sustentan.
No puede atacar a los latifundistas, nacionalizar la banca, ni mucho menos reconocer,
como Jose Antonio en el Discurso de Fundación de la Falange (<<Obras Completas ... »
obra ya citada) que: «somos señoritos. Pero traemos el espíritu de lucha precisamente
por aqueIlo que no nos interesa como señoritos; venimos a luchar porque a muchos
de nuestras clases se les impongan sacrificios duros y justos, y venimos a luchar porque
un Estado Totalitario alcance con sus bienes lo mismo a los poderosos que a los
humildes». Finalmente, y gracias quizás a su buena suerte, sin ser un líder populista
y carismático, Franco, en palabras del General Rojo «había ganado la batalla política»
(en «Imágenes de la Guerra Civil Española», Edhasa, Barcelona, 1986).
En plena efervescencia, con el respaldo eclesial de la Cruzada, nadie parece acor-
darse de las proféticas palabras pronunciadas por el «martin> en el discurso de procla-
mación de la Falange Española de las J.O.N.S.: «otros nos suponen reaccionarios porque
tienen la vaga esperanza de que, mientras ellos murmuran en los casinos y echan de
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menos privilegios que en parte se les han venido abajo, nosotros vamos a ser los
guardias de asalto de la reacción y vamos a sacarles las castañas del fuego, y vamos
a ocuparnos de poner sobre sus sillones a quienes cómodamente nos contemplan.»
(<<Obras Completas» obra ya citada). En realidad sólo era cuestión de tiempo. El
Nuevo Régimen respetó sin problemas la simbología falangista: «la boina, como
prenda para cubrir la cabeza, encontró siempre en el pueblo español una aceptación
entusiasta» (en revista del Frente de Juventudes «Mandos» 1944, Enero, pág. 24) .
El yugo y las flechas, se incorporan al escudo nacional, pero Franco, en la sombra,
pactaba con los empresarios. (de ahí que la importantísima industria pesada del País
Vasco pasara intacta al bando nacional)
Para hacer frente a las palabras de Unamuno: « Venceréis, porque tenéis sobrada
fuerza bruta, pero no convenceréis» (en «Crónica de España», volumen 2, Plaza y Janés,
S.A., 1989, Barcelona) disponía de todo el tiempo del mundo, y, lo que es más im-
portante, contaba con el apoyo de una Falange dócil y satisfecha con las prebendas
otorgadas por el «caudillo».
Así, de la amnistía general que preconizaba Jose Antonio en su «Guión de un
Manifiesto Político» (ver en «Crónica de la Guerra Civil Española», Plaza y Janés,
Barcelona, 1995), quien dijera en un discurso en el cine Europa el 2 de febrero de 1936:
«No nos importa que absuelvan a los mineros enardecidos. Sabemos que su ímpetu
revolucionario puede encauzarse un día en la Revolución Nacional Española» (en «Obras
Compl...» obra ya citada), se pasa a la franquista ley de responsabilidades políticas de
9 de febrero de 1.939, y en julio de 1938, se restablece la pena de muerte «con la
seriedad de un Estado fuerte y justiciero»
Aquellos que intentaron recuperar los principios sociales de la falange, lucharon en
vano. Véase al respecto «Resignación de los campesinos andaluces: la resistencia pa-
siva durante el franquismo» (en «España Franquista: causa general y actitudes sociales
ante la dictadura», ediciones de la Universidad de Castilla -La Mancha, Villarrobledo,
1993)
A pesar de la coexistencia lamentable del hambre y el caciquismo que mantenía
inútiles gran cantidad de tierras, los tecnócratas que tomaron el timón del Estado
Franquista en los años 50 no podían dar alas a los jomaleros sin tierras, por lo cual
la mera discusión sobre su reparto suponía poco menos que ser puestos inmediatamen-
te a disposición judicial.
Interesantes, aunque de difícil sustentación son los supuestos intentos para integrar
en el Nacional-Sindicalismo a antiguos dirigentes de la C.N.T. (ver en el último ar-
tículo citado), muy en consonancia con las palabras de Andrés Trapiello (en «Crónica
de la Guerra Civil...» obra ya citada): «Hitler llegó a profetizar el establecimiento de
una causa común de los falangistas con los rojos para liberarse a sí mismos de la basura
monárquio-Iiberal que les cubre hasta el cuello»
Finalmente, y tras coquetear con todos los grupos de poder (incluidos los dirigentes
de la República momentos antes de la Sublevación), Franco sólo fue fiel a sí mismo,
y a la perpetuación de un status-quo que recordaba demasiado al lema burgués de la
C.E.D.A.. «Religión, Patria, Familia, Orden, Trabajo y Propiedad».
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3. EL SINDICATO VERTICAL: PRINCIPIOS Y ORGANISMOS
La presencia de asociaciones de tipo profesional en la historia puede constatarse
prácticamente en cualquier contexto en el que haya una máxima organización produc-
tiva: collegia, gildas, cofradías, hermandades y gremios fueron agrupaciones de traba-
jadores que se dieron en diferentes épocas. Etimológicamente, «sindicato» proviene de
las palabras griegas «syn» y «diké», o lo que es lo mismo, con justicia. Clandestinamente,
o con un cierto margen de libertad, aquellos que debían trabajar para asegurarse el sustento,
se organizaban en aras de defenderse de la opresión de los poderosos.
Los historia del sindicalismo español, muy débil en comparación con sus vecinos
europeos, debido en parte a la escasa y tardía industrialización del país, va unida desde
el principio a corrientes políticas: esto es, tanto la C.N.T. como la U.G.T. acabaron por
convertirse en instrumentos de lucha política, en vez de dedicarse exclusivamente a
perseguir la mejora de las condiciones laborales. Sucesos violentos, como la Semana
Trágica en 1909, la Huelga de 1917 y la Revolución de Asturias en 1934, alarmaron
a las clases privilegiadas, que fomentaron, por miedo a una Revolución Marxista, el
desarrollo del sindicalismo libre o confesional, al amparo de textos papales como
«Rerum Novarum» de León XIII y «Quadragesimo Anno» de Pio XI. No obstante, estas
organizaciones sólo lograron cuajar, y aun efímeramente, en zonas con escasa presen-
cia industrial, y exclusivamente en ambientes católicos.
Con mayor energía se opera a partir de los años 30. El 14 de marzo de 1931 Ramiro
Ledesma Ramos publica su manifiesto «La Conquista del Estado», tratando de inf1uir
en un congreso extraordinario de la C.N.T. Su grupo, junto con las Juntas Castellanas
de actuación hispánica, de Onésimo Redondo, forma ellO de octubre del mismo año las
Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (lO.N.S.), proclamando valores como la Patria
y la Justicia Social y renegando tanto del marxismo como del capitalismo. Estas juntas,
en unión del Sindicato Español Universitario de Julio Ruíz de Alda, fundadas elIde
noviembre del 32, constituyen en octubre de 1933 la Falange Española, que bajo el talento
político de Jose Antonio, es capaz de enfrentarse a los sindicatos de izquierdas, defen-
diendo la Patria, la Revolución Nacional y el Movimiento. Jose Antonio pone «en su
punto de mira» el liberalismo de Adam Smith, la democracia, el pensamiento de Rousseau
(<<ese hombre nefasto»), y el socialismo, criticando de éste último su interpretación
materialista de la vida y la historia, la lucha de clases, y el tono de represalia que adopta.
Finalmente, el 4 de marzo de 1934, en Valladolid, se respalda la constitución de
la Falange Española de la JONS como partido político, teniendo después como sin-
dicato paralelo a las Centrales Obreras Nacional Sindicalistas (C.O.N.S.). Desgracia-
damente, lo que con tanto esfuerzo se había logrado, queda en entredicho cuando tras
las elecciones de febrero de 1936, el gobierno republicano persigue y encarcela a los
dirigentes de la Falange, que es declarada ilegal. Este hecho, unido a las bajas en
combate de algunos de sus líderes más capaces, deja sin cabeza a la organización, que
pasa a ser un satélite del movimiento de insurrección que abandera un grupo de pres-
tigiosos militares de alta graduación, libres, desde luego, del hambre de revolución de
este partido, y también del carisma político de sus líderes.
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No obstante, a cambio de la claudicación de sus ambiciones más comprometidas,
la Falange logra parte de sus proyectos: conversión en sindicato único y anulación de
los demás. Esto es gracias al controvertido decreto de unificación del 19 de abril del
37, que da paso a la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, cuyos estatutos
se promulgan el 4 de agosto. El 31 de enero de 1938 se publica en el B.O.E. la Ley
de la Administración Central, que prevé la creación del Ministerio de Organización y
Acción Sindical. El Estado saliente de Burgos, quiere articular así a la comunidad
productora, pero sometiéndola al principio de jerarquía. La nacionalización del servi-
cio de banca, y la ley de reforma agraria, no se llevarán a cabo. Una vez más, las oli-
garquías dominantes se han hecho con el control de la «revolución», que, desprovista
de su faceta utópica y pasional, es más bien una contrarrevolución. Los textos legales
se suceden uno tras otro. El 9 de marzo de 1938, el Fuero del Trabajo; el 21 de abril
de 1938 se crean las Centrales Nacional-Sindicalistas, por decreto; el 5 de agosto de
1938 nacen los Sindicatos Económicos; el 8 de agosto de 1939 se ordena el Régimen
Sindical, el 26 de enero de 1940, la Ley de Unidad Sindical, el 3 de mayo de 1940, se
reforma e integra en Sindicatos a las Comisiones reguladoras de la producción, y así un
largo etcétera de leyes y decretos de uno y otro sentido, con fines de control, como el
que establece la cuota sindical obligatoria en 1941, Y de justicia social otros, como la
ley que a partir del 14 de diciembre de 1942 hace obligatorio del seguro de enfermedad.
Desgraciadamente, la realidad española muestra más miseria y hambre de lo que
podría parecer a tenor de estos textos. Una circular de 20 de octubre de 1938 obliga
a los trabajadores a afiliarse a la Falange. Organización esta, que en sus estatutos de
4 de agosto de 1937 dice estar integrada por: afiliados, falanges locales, jefaturas
provinciales, inspecciones regionales, servicios, milicias y sindicatos, inspecciones
nacionales, delegados nacionales, secretario general del movimiento, Junta Política,
Consejo Nacional, y «caudillo» o jefe nacional del movimiento, es decir, va a ser sim-
plemente el sostén ideológico y «coreográfico» de un jefe que sólo responde «ante Dios
y ante la Historia».
Quizás es que el mensaje joseantoniano era demasiado nebuloso e impreciso: «la
unidad de destino en lo universal» que es como calificaba a España, o considerar a la
Falange no como un partido político, sino como un antipartido, como un Movimiento,
pudo tener sentido en el momento en que los activistas de uno y otro signo defendían
sus ideas a tiros en las calles de Madrid o Sevilla. ¿Cómo podía llevarse a la práctica
el «reparto de bienes» que preconizaba el artículo 4° de sus estatutos? (4 de agosto de
1937). Sin duda, era más fácil para los tecnócratas en el gobierno seguir las «Normas
Programáticas» y concebir a España en lo económico como un gigantesco sindicato
de productores, organizar corporativamente a la sociedad española mediante un siste-
ma de sindicatos verticales por ramas de la producción, al servicio de la integridad
nacional, y cabría añadir aquí, al servicio también de dar una apariencia de estado social.
Como podemos leer en la página 58 de la Revista del Frente de Juventudes «Mandos»
correspondiente a agosto de 1946: «vencer es lo primero, convencer lo importante».
La organización Sindical se definía como una institución de carácter natural, que,
junto con la familia y el municipio era instrumento de la política económico-social del
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Estado, para propiciar la hermandad y armonía de las clases sociales, respetando, eso
sí, la iniciativa privada a pesar de estar sometido a los principios de unidad, totalidad
y jerarquía.
El Sindicato Vertical, según el Fuero del Trabajo, era una Corporación de Derecho
Público constituida para la integración en un organismo unitario de todos los elemen-
tos que consagraban sus actividades al cumplimiento del proceso económico, dentro
de un determinado servicio o rama de la producción, ordenado jerárquicamente bajo
la dirección del Estado. Entre sus funciones estaría la económica, como ordenador de
la economía, la social, armonizando capital y trabajo, la asistencial, redistribuyendo
recursos, y la técnico-administrativa.
En cuanto al encuadramiento de la Organización sindical, las Entidades Sindicales
de ámbito local y comarcal eran: las Hermandades Sindicales del Campo, Gremios
Artesanos, Cofradías de Pescadores, Sindicatos de Empresa y Entidades mixtas, las de
ámbito provincial eran: las Cámaras Oficiales Sindicales Agrarias, y los Sindicatos
Provinciales, y las de ámbito nacional: la Junta nacional de Hermandades, y los Sin-
dicatos nacionales. Aparte de estas «entidades naturales» dentro de la línea político-
administrativa, encargada del mando y control de la ortodoxia política, encontramos:
- Delegación Nacional de Sindicatos, compuesta por el Delegado Nacional, el
Secretario General de la O.S., el Inspector-Asesor General, los Vicesecretarios
Nacionales, las Jefaturas de Sindicatos Nacionales, las Jefaturas de Obras Sin-
dicales y los Servicios Centrales, los Órganos colegiados, consultivos y delibe-
rantes.
- Delegaciones Provinciales de Sindicatos: formadas por el Delegado Provincial
Sindical, el Secretario Provincial Sindical, los Vicesesecretarios Provinciales, las
Obras Sindicales Provinciales, y los Servicios Provinciales.
- Delegaciones Comarcales o Locales de Sindicatos, que incluyen a los Delegados
Comarcales o Locales, los Secretarios Comarcales o Locales, las Obras Sindi-
cales, y los Servicios Técnicos.
Para terminar, la línea técnico-administrativa, bajo la Vicesecretaría Nacional de
Organización Administrativa y los Servicios generales de la D.N.S., estaba constituída
por: Administración general, Intervención General, Organización, Estadística, Informa-
ción y Publicaciones, Jurídicos, Secretariado y Personal Sindical, Encuadramiento y
Colocación, Relaciones Exteriores y Centro de Estudios Sindicales.
206
J
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añadía cierta legitimidad a lo que en el se escribía (verba volant, scripta manent, leemos
todavía en muchas bibliotecas). Muy pronto, en 1939, la Editora Nacional publicaba
el «Apéndice I al Dictamen de la Comisión sobre ilegitimidad de poderes actuantes en
18 de julio de 1936». También se editaron colecciones fomentando las costumbres e
historia del solar hispánico, en claro afán didáctico, como «Temas Españoles», algunos
de cuyos ejemplares se hallan en proceso de catalogación en el A.H.P. de Albacete.
Hoy en día, estos textos nos parecen un tanto simples, como la bien ilustrada obra
de Giménez Caballero: «!Hay Pirineos!», pero aceptemos que resulta más fácil defen-
der una idea a cañonazos que un cañonazo con ideas. '
Es, sin embargo, en el campo legislativo, donde el férreo dirigismo practicado sobre
el mundo de la cultura se hace más evidente. EllO de diciembre de 1936 se publica
una circular instaurando las Comisiones Depuradoras del personal docente, habilitadas
para separar del servicio a los exmilitantes del Frente Popular. El 24 de abril de 1938
se publica la ley de prensa, haciendo al Estado gendarme de la misma, al tener la facultad
de imponer el número, extensión y dirección de las publicaciones. Sorprende el carác-
ter de provisionalidad con que se creó la censura: «mientras no se disponga su supre-
sión (artículo 5°) o «mientras ésta subsista» (artículo 6°).
La ley de responsabilidades políticas dejaba poco margen a la integración de los líderes
de izquierdas: «los que borren sus yerros pasados mediante el cumplimiento de sancio-
nes justas y la firme voluntad de no volver a extraviarse, puedan convivir dentro de una
España grande y rindan a su servicio todos sus esfuerzos y todos sus sacrificios»
Si bien es cierto que el primer impulso de reprimir, iba evolucionando hacia el
objetivo de redimir, no es menos cierto que a los antiguos escritores y periodistas se
les seguía mirando con lupa, pudiendo ser perseguidos según la anterior ley, que tenía
carácter retroactivo, hasta 1934, incluso por pasividad (artículo 1°).
No obstante los efectos prácticos de la censura fueron más folclóricos que otra cosa.
Véase el a,nexo VI, donde lo censurado, en este caso de una película, no parece ame-
nazar la seguridad de un estado. La auténtica censura, que sin duda la hubo, debieron
imponérsela a sí mismos los propios escritores, por miedo a represalias, o por voluntad
de alabar al poderoso, produciéndose giros asombrosos como el caso de Jacinto
Benavente. Véase al respecto el anexo III sobre el nombramiento de Franco como primer
periodista, comentado en el periódico «Albacete» el 20 de Julio de 1949, y que se conserva
en el A.H.P. de Albacete. Paralela suerte corrieron publicaciones extranjeras que podían
contaminar a los españoles como «Schweizer Illustrierte Zeitung», fueron prohibidas.
En la revista Mandos, leemos en la página 103 de agosto de 1944: «en este papelucho
suizo, que se puede comprar fácilmente y sin la menor clandestinidad en Madrid, se leen
ironías contra la Iglesia y el Pontífice, insultos contra los soldados que defienden a Europa,
elogios al régimen soviético, no en tanto que revolución nacional rusa -a lo que no
tendríamos nada que objetar-, sino en tanto que utopía marxista; insultos a Portugal,
ataques al régimen español, etc. Repetimos que todo esto se vende legalmente y sin que
la censura tache nada.» En el número siguiente del mismo año, en la página 165, se
comenta en la misma sección denominada «lista negra»: «A la vista de la denuncia por
nosotros formulada, incluyendo en nuestra «lista negra» del pasado mes el periódico rojo
207
L
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Schweizer ... la autoridad competente ha prohibido la entrada y circulación en España
de dicha revista suiza.»
Lo cierto es que, a pesar de la incautación de los periódicos del Frente Popular, los
medios del Régimen en un primer momento no debieron ser muy abundantes. Así lee-
mos en la Página 258 de la revista «Mandos» del Frente de Juventudes, correspondiente
al mes de Marzo de 1944, que se encuentra también en el A H. P. de Albacete: «la escasez
de fluido eléctrico no nos permite dar en este número todas las lecciones correspondien-
tes al programa del mes.» De todos modos, el ambiente represivo se hacía innecesario
cuando el pueblo español, con su proverbial capacidad de adaptación, salía animoso a
vitorear el paso del «Caudillo» con banderitas, siguiendo inconscientemente a George
Borrow, cuando dice que «yo me adhiero siempre a la política de la gente a cuya mesa
me siento, o bajo cuyo techo duermo» (en The Bible in Spain, capítulo XI).
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lución, que pudieron soñar los «camisas viejas» de la Falange, se quedó en un mero
término más de la propaganda oficial. Fue pues, una «revolución robada». La instau-
ración de la censura, contribuyó a un control total de cualquier publicación que no
contara con el beneplácito de los gobernantes. No obstante, la conciencia de clase va
resurgiendo gracias a fenómenos como la emigración a las grandes ciudades y el
desarrollismo, y es precisamente dentro del Sindicalismo Vertical, donde van a sub-
sistir, más o menos encubiertos, los ideales del sindicalismo de izquierdas, en espera
de salir a la luz con la Democracia.
6. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
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7. ANEXOS
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Por lo PARTIA, C.entral
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Por lo ESPANA
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ESTADO E S P A :ti O L
MINISTERIO DE LA GOBERNACIÓN
,
APENDICE 1
AL DICTAMEN DE LA COMISIÓN SOBRE
ILEGITIMIDAD DE PODERES ACTUAN'TES
EN 18 DE JULIO DE 1936
EDITORA liACIONAL
~o d. la Victoria
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su¡jfl~~'i:lrat'Sir"d'illas' monj~s
ge' a ¡a. i)\la,gen de ilan 11.1(;018.5
i'l'~~t!; I!San.Nioolás~·· Pal"a.
215
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TEMAS ESPA80LES
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El mil novecientos cincue.nta ......... . .......... , ................... inmediatamente después de
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i:l haber sido aprobado el balance de cuent....
:- Relloido$ ~m~ ..... ,............................. mayoI d.\! Sexto.-Una de la!t partes tendrá facultad par"
edad~ de profesión ...... ........ ....... (y demás datú~
~ personales). y don ........................... , mayor de
rescindir el contrato "in previo aviso, .bollando a
~ la otra en (lOncepto de indernnizndón ......... ptas.
o ea.d, de profesión............... €y aem:ls (latos pero Séptímo.-Se hallará n~ntQ del p~go d& iDdem·
t:l... ton.Jet), convi~en. el presente contrato con arre' niJ,ación por parte del señor .................... n •• '1
'"~ glo & le-.: .iguienles jlad:oJ:
., yrÍtn.;l'I)....···.[)on .•. . .... ... . . .. . .. .• . .. . .. •.... ejercerá
re.'Sc i .. 'le ~1 contrato a eonaecuenC;!l: de ineapacidad
N <::l- nsíca tal q~ nI) Tlucda ll~var a efecto sus fundones.
~ lb fUIlc10ltet de ..................... con arreglo & la~
-.J C> Octllvo.-No &~ llevará a cabo el pago doJndan·
~ atribudones que le lUin aíd<l conferida, por don. ni:tación por parte de don ............................. ..
....... ....... "." ..... " ...... , ...... , .... , . . ai resdnde el contra lo a consecuencia de f.lb& 8n.
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Seiúndo.-Don ., .............,...... ~.•.•. no podn ve cometida por el aeñor ................ ..
¡:: eftll)leane en oCllpaeione& c!iatintl$ a la índu,tria Nóvono.-Eu caso de fallecimiento del _01' •.•
El establecida por don ............................... oo, t.i ........................, será abOllado • .~ hetoderOl
~.
1.1.> C5 con el co~n,irníMto ¡lel. mismo. todo el ejercicio .i la :idunci6n OCUtTC dentro dd.
C'l Tercero.-Este eontrato tendrá. a partir de esbI
'"~ segundo aemestrf"., y la mitad en Cll!O de .bbffe.
fe€-.ha, Ultft. duu.dón 11~ ......... .mI)!;, fim,lizando ~ nir a(r~Ua en el primer aetnestre.
~ igual fecha de .. o'' . . . . . . . . . . " ... . . y par. qúe aurta los ~ffSclóa oportunoa el P'"
~ Sí cua.lquiera de lü. pHte:. no avis.ue- ,. la otra :sente t:otitralo, lo fínt;amos en .. , .....................
tJ con ,........ mt$f$ de antelación .. la tCHlllnacióa
C> a " ..... d~ ...................... d& tníl uOTccicntot cia.
Ite este coN"ato,· éste lSe Mti~nde prorrogado por
t"')
I Esta comunicación ha sido posible gracias a una beca de Formación del Personal Investigador otorgada
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Ahora bien, la Iglesia albacetense nunca estuvo alejada de lo que sucedía al más
alto nivel, y podemos afirmar con rigurosidad que el deterioro de la relación entre los
franquistas y los católicos se pudo comprobar en la diócesis objeto de nuestro estudio,
dándose los procesos de manera casi simultánea. Por otra parte, Albacete sirvió de
plataforma notable para la brillante carrera eclesiástica de su primer obispo, Arturo
Tabera y Araoz, quien sólo meses después de haber marchado de la provincia man-
chega era Prefecto para la Congregación del Culto.
La nueva creación diocesana nació segregada de las diócesis de Orihuela, Cuenca y
Cartagena, adoptó como patrona a la Virgen de los Llanos, tuvo como centro fundamen-
talla Santa Iglesia Catedral de San Juan Bautista y agrupó a los siguientes arciprestazgos 1 :
1. Albacete:Albacete (San Francisco de Asís, Ascenso), Albacete (San José, Tér-
mino), Albacete (San Juan Bautista, Término), Argamasón y Santa Ana (Recto-
ría), Albacete (La Purísima, Ascenso), La Felipa y Tinajeros (Rectoría), La Gineta
(Entrada), Pozo-Cañada (Entrada), Salobral (Entrada).
2. Almansa: Almansa (La Asunción, Término), Almansa (San Roque, Rectoría), Alpera
(Ascenso), Fuente-Alamo de Albacete (Entrada), Montealegre del Castillo (Ascenso).
3. Casas Ibáñez: Alborea (Entrada), Villatoya (Rectoría), Casas Ibáñez (Término),
Tamayo (Rectoría), Casas de Vés (Ascenso), Balsa de Vés (Rectoría), Villa de
V ., Villar de Vés (Rectoría), Cenizate (Entrada), Fuente-Albilla (Entrada),
GOh .vo (Entrada), Mahora (Ascenso), Motilleja (Entrada), Navas de Jorquera
(EntraJa), Villamalea (Ascenso).
4. Chinchilla: Bonete (Entrada), Corral-Rubio (Entrada), Chinchilla de Monte-Aragón
(Término), Higueruela (Entrada), Hoya-Gonzalo (Entrada), Peñas de San Pedro
(Ascenso), Alcadozo (Rectoría), Nava de Arriba y Nava de Abajo (Rectoría),
Pozo-Hondo (Rectoría), Saúco y Cañada Juncosa (Rectoría), San Pedro (Entra-
da), Pétrola (Entrada), Pozuelo (Entrada), Villar de Chinchilla (Entrada).
5. Hellín: Agramón (Entrada), Hellín (La Asunción, Término), Hellín (San Roque,
Rectoría), Minas (Rectoría), Isso (Entrada), Ontur (Albatana), Tobarra (La Asun-
ción, Término), Tobarra (San Roque, Rectoría), Mora (Rectoría), Sierra y
Cordovilla (Rectoría).
6. Jorquera: Abengibre (Entrada), Alatoz (Entrada), Alcalá del Júcar (Ascenso),
Carcelén (Entrada), Casas de Juan Núñez (Entrada), Villavaliente (Rectoría),
Jorquera (Ascenso), Bormate y Cubas (Rectoría), Recueja (Rectoría), Pozo
Lorente (Entrada), Valdelanga (Entrada).
7. Yeste: Férez (Entrada), Letur (Entrada), Dehesa Iznar y Abejuela (Rectoría), Nerpio
(Entrada), Río (Rectoría), Sege y Fuente-Higuera (Rectoría), Yetas (Rectoría), Socovos
(Entraga), Yeste (Graya y Góntar), Peña-Rubia y Villares (Rectoría), Tús (Rectoría).
8. La Roda: La Roda (Término), Fuensanta (Ascenso), Madrigueras (Ascenso),
Minaya (Ascenso), Casas de Roldán (Filial), Montalvos (Entrada), Tarazona de
la Mancha (Término), Villalgordo del Júcar (Ascenso).
9. Caudete: Caudete (Término).
1 «Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Albacete», l (4 de septiembre de 1950) pp. 14-16.
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La primera pregunta que surge es, ¿por qué Tabera? La realidad nos señala que en
la diócesis manchega había ya candidatos suficientes: por tanto, al menos en teoría,
no debía ser necesario recurrir a hombres de fuera. El de mayor peso era Francisco
Gálvez Gómez, según Candel 4 • En primer lugar, Gálvez era oriundo del propio Albacete,
donde nació el 29 de enero de 1880, siendo bautizado en la Parroquia de la Purísima.
Dado que Albacete no poseía seminario, hubo de cursar la carrera eclesiástica en el
de San Fulgencio de Murcia, ordenándose sacerdote el 19 de marzo de 1904: es decir,
ya podía ejercer su labor ministerial cuando Arturo Tabera (quien había nacido en 1903)
tan sólo contaba con apenas cinco meses de existencia. En segundo lugar, y tras haber
obtenido la licenciatura en Derecho Canónico en el Seminario de Valencia, fue desig-
nado para el cargo de Cura Rector de San Pedro (Albacete), puesto en el que perma-
neció desde 1904 hasta 1910. En tercer lugar, por si se dudaba de sus méritos acadé-
micos y de su capacidad intelectual, Gálvez se presentó a una oposición en 1910 con
el objeto de ocupar una de los cuarenta y dos plazas de sacerdotes castrenses en liza:
no sólo aprobó los exámenes, sino que se colocó entre los quince primeros. Sacerdocio
castrense, por cierto, que ejercería a lo largo de tres décadas.
Lo cierto es que Gálvez era llamado en 1939 por el obispo don Miguel de los Santos
Díaz y Gomara para que se encargara del arciprestado de Albacete. Cuatro años des-
pués obtendría nuevamente por oposición la parroquial de San Juan Bautista, conside-
rada en aquel momento como la mejor de la diócesis. Gálvez, destaca Francisco Candel,
«efectuó, en medio de grandes dificultades económicas la reconstrucción y hasta mejora
de la parroquia albacetense y obtuvo del obispado y del gobierno la creación de alguna
más»5. Este clérigo manchego, sin embargo, a pesar de contar con destacados méritos,
se verá finalmente desplazado por Tabera, quien, no obstante, contará con él desde el
primer momento, nombrándole primero gobernador eclesiástico y, poco más tarde, deán
de la recien creada catedral. Y es que Gálvez contaba con dos importantes hándicaps.
El primero de ellos era su edad: en el momento de crearse la diócesis, le faltaban tan
sólo veinte días para cumplir setenta años, lo cual era bastante avanzado para la época.
Había vivido con plenitud de conocimiento tanto la monarquía de Alfonso XIII como
la II República, y es muy probable que, como Segura, su filiación no fuera favorable
a Franco. Por otra parte, su edad hubiera constituído una anomalía entre los nombra-
mientos de obispos que se estaban llevando a cabo desde que el Convenio de 1941 fuera
firmado. Si observamos los clérigos que alcanzaron el grado de prelados en los años
cuarenta, observamos que la mayor parte de ellos eran bastante jóvenes. Vicente Enrique
y Tarancón, por poner un ejemplo, no llegaba ni siquiera a los cuarenta cuando le llamaron
a encabezar la diócesis de Solsona en 1945. Siendo menos llamativos, Rafael Álvarez
Lara tenía 41 años cuando fue designado obispo; José María Bueno Monreal, 42, José
glos XIX y XX»>, «AI-Basit», 39 (diciembre de 1996), p. 310. Sobre Gálvez Gómez, destaca que «tuvo
una eficaz intervención en la erección del nuevo Obispado de Albacete (1950) Y hasta «sonó» su nombre
como probable Obispo de la nueva Diócesis».
5 Ibidem, p. 310.
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María García Lahiguera, 47, Rafael García y García de Castro, 48, José García Goldaraz,
51, ... El caso que más se podía acercar al de Gálvez era el de Monseñor Daniel Llorente
Federico, cuyos 59 años (en el momento de alcanzar el grado de obispo) se quedan
lejos de los 70 del clérigo albacetense. La idea por parte de Franco era no sólo rege-
nerar un clero diezmado, sino nombrar obispos que, por razones vitales, sólo hubieran
conocido la crisis de la monarquía alfonsina y la duro clima anticlerical de la Segunda
República, sin mencionar ya las persecuciones y asesinatos de la Guerra Civil.
Pero es que seguramente hubo una segunda razón por la que Gálvez no fue nom-
brado obispo, y era precisamente su origen albacetense. El hecho de que Albacete no
hubiera sido tradicionalmente uno de los principales focos católicos y que hubiera
actuado como centro de acogida de las Brigadas Internacionales durante la guerra hacía
dudar a las autoridades del Régimen sobre la fidelidad del clero de la zona. Posible-
mente esta razón sea la que explique el que otras personas del propio clero albacetense
no tuvieran el honor de ser los primeros en presidir la nueva diócesis. Es el caso de
Cristóbal Gómez Díaz. No poseía el curriculum de Tabera, pero ambos habían nacido
en el mismo año (1903) y habían sido ordenados sacerdotes en fechas muy cercanas
(Gómez en junio de 1927 y Tabera en diciembre de 1928). Nada más llegar al
sacerdocio, Gómez, que era albacetense (de Alpera), ejerció el cargo de Coadjutor de
San Juan Bautista, y en 1931 se le nombraba Capellán de la Casa de Maternidad en
Albacete. No fue suficiente. Tabera fue colocado por encima suyo, a pesar de lo cual
aceptó ser su mano derecha, en calidad de vicario general, hasta 1970: este cargo, por
cierto, fue compaginado con el de consiliario de la Junta Diocesana de Acción Cató-
lica (durante los mismos años). Desde 1970 hasta 1978 sólo trabajaría como deán de
la catedral, puesto que ocupó tras el fallecimiento de Francisco Gálvez en 1954.
Arturo Tabera, por su parte, poseía el perfil perfecto para ser el primer obispo de
Albacete. No era albacetense, ni siquiera castellano-manchego: había nacido el 29 de
octubre de 1903 en el Barco de Á vila (Avila), una zona tradicionalmente conservadora
y católica y donde los «nacionales» más seguros pudieron sentirse durante la Guerra
Civil española. Su trayectoria era, como hemos señalado anteriormente, bastante bri-
llante. Después de haber ingresado en la Congregación de los Padres Misioneros del
Inmaculado Corazón de María (donde profesó el 15 de agosto de 1920), cursó los
estudios de Humanidades, Filosofía y Teología. Pero realmente el espaldarazo a su
carrera se produjo tras su paso por Italia. Roma fue el lugar escogido para doctorarse
en Derecho en el Pontificio Ateneo Lateranense, convirtiéndose en toda una autoridad
en Derecho Romano y haciendo un papel destacado en los congresos internacionales
de Bolonia y Roma. Tras ordenarse sacerdote (22 de diciembre de 1928), ejerció como
docente en el Colegio Máximo de Zafra e inició una muy polifacética carrera: funda-
dor, director y colaborador de numerosas revistas y publicaciones, traductor al caste-
llano del Código italiano, miembro español de la Comisión Investigadora para la
Codificación del Derecho Oriental, ... Destaca, en este sentido, su papel como director
de la revista «Ilustración del Clero», revista de ciencias eclesiásticas.
Un hecho que podría pasar desapercibido pero que pudo ser muy significativo tanto
en sus creencias políticas como en la confianza que el Régimen decidió depositar en
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él es el hecho de haber vivido en el propio Madrid durante la Guerra Civil. Ocupada
por las autoridades republicanas a lo largo de todo el conflicto bélico, el «terror rojo»
(perfectamente reflejado por Javier CerveraÓ) que se dirigió fundamentalmente contra
el clero y las clases más acomodadas, y que culminó en hechos tan penosos y lamen-
tables como los fusilamientos de Paracuellos del Jarama, pudo influir de manera de-
cisiva en el espíritu de un relativamente joven Tabera. En cualquier caso, al concluir
la guerra, el clérigo abulense fue llamado a Roma, donde ya Pío XII había relevado
a Pío XI, para que ingresara en la redacción de la revista «Commentarium pro religiosis».
Una actividad ésta, la de editar y publicar, que aún haría más protagonista en su vida
al fundar la publicación bimestral para las Congregaciones Religiosas «Vida religio-
sa». Fue precisamente en Roma donde tuvo una primera oportunidad para mostrar un
talante conciliador del que haría gala a lo largo de su estancia en Albacete, ya que aceptó
ser vicepostulador en la causa de beatificación del cardenal Spínola, un clérigo de tra-
yectoria polémica.
No olvidando sus comienzos, Tabera desempeñó varios cargos destacados en la
congregación a la que pertenecía, entre ellos el de secretario del Instituto Jurídico
Claretiano y secretario de la Prefectura General de los Estudios de la Congregación.
Su gran momento llegaría el 26 de febrero de 1946, cuando es nombrado obispo y
preconizado titular de Lirbe, además de administrador apostólico de Barbastro. Menos
de cuatro meses después, el 5 de mayo de 1946, fue consagrado obispo de Barbastro
en la basílica de San Francisco el Grande. Sin embargo, dado que la diócesis no existía
todavía para el Estado español (fue elevada al rango de tal por el mismo Decreto-ley
que creó la de Albacete), regirá como obispo residencial hasta el 2 de febrero de 1950:
su labor será, en la medida de lo posible, bastante notable, dedicándose fundamental-
mente a presidir actos, a dirigir los retiros mensuales de sacerdotes, y a lo que pronto
demostraría como una de sus grandes pasiones, el seminario.
Tabera pasó a ocupar la sede de Albacete el 13 de mayo como primer obispo ti-
tular, tomando posesión de la misma el 3 de septiembre de 1950. Como hemos podido
apreciar, este clérigo era un candidato perfecto para ocupar cualquier tipo de diócesis:
para las autoridades del Régimen, por la época que había vivido y por tener un
currículum intachable en cuanto a salidas de tono; para Roma, porque había sido
formado en el centro mundial del catolicismo y porque les parecía, antes que un político,
un eclesiástico fiel a su Iglesia y dispuesto a obedecer de manera inmediata las órde-
nes de la Santa Sede.
Una de las primeras tareas que Tabera llevó a cabo fue la creación del Archivo
Histórico Diocesano de Albacete, una labor cuando menos costosísima si tenemos en
cuenta la fuerte dispersión de los documentos referidos al territorio abarcado ahora por
la nueva demarcación diocesana. En efecto, Tabera aprovechó sus numerosas visitas
pastorales para recoger libros (censos, capellanías, de cofradía, de fábrica, sacramentales,
testamentos) y documentos que llenaran un archivo vacío. Sin embargo, a la altura de
6 Javier CERVERA GIL, Madrid en guerra. La ciudad clandestina, Alianza Editorial, Madrid 1999.
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1985 todavía la mayoría de los documentos se encontraba en los archivos diocesanos
y catedralicios de las diócesis a las que anteriormente había pertenecido Albacete: Cuenca,
el norte del río Júcar; Murcia, la parte occidental de la provincia; Toledo, el arciprestazgo
de Alcaraz; y el pueblo de Caudete a Orihuela (Alicante). En tal fecha, la casi totalidad
del archivo se componía de unos 4000 libros y legajos (sacramentales, de fábrica,
cofradías, testamentos, misas visitas) que iban desde 1494 hasta 1900, siendo su estado
de conservación bastante bueno. La parte restante del archivo estaba compuesta por una
serie de legajos y un número reducido de libros de coro en pergamino de gran tamaño.
Hay que señalar que el archivo creado por Tabera no ha sido nunca objeto de altas
tasas de investigadores, procediendo estos, fundamentalmente, de las universidades de
Murcia y Valencia: según la Guía de los archivos y bibliotecas de la Iglesia en Es-
paña, también se han recibido esporádicas visitas de miembros de la Sorbona (París).
Los temas más trabajados han sido los centrados en la agricultura, demografía, genea-
logía e historia de la Iglesia en el siglo XVIIF.
El nuevo obispo de Albacete siempre demostró, a pesar de ser un hombre eminen-
temente político (muy predispuesto a no tener problemas con nadie), una capacidad
reseñable para denunciar públicamente los problemas que sufrían sus diocesanos. En
lo que se refiere a la política al más alto nivel, nunca cuestionó, mientras estuvo en
Albacete, la necesidad de la unión Iglesia-Estado y de los beneficios derivados de la
confesionalidad católica del Estado español, al menos de manera pública: es más, siem-
pre alabó la situación existente, aunque fuera con el tono moderado que solía carac-
terizar sus intervenciones. Pero para Tabera la conformidad con la situación existente
no fue nunca obstáculo para alzar la voz contra aquellas cuestiones en las que los
albacetenses se pudieran sentir especialmente perjudicados. Una de ellas era el proble-
ma de la vivienda, una cuestión especialmente acuciante si tenemos en cuenta los daños
causados por la Guerra Civil, el crecimiento de la población tanto en la provincia como
en la capital y la precaria situación económica derivada de la acuciante situación in-
ternacional. Sobre esto, «Ecclesia» recogió las siguientes palabras del obispo abulense:
«Estériles (son) en la mayoría de los casos los esfuerzos y trabajos ordinarios de nuestros
beneméritos párrocos, y aun los extraordinarios de la misión sobre los pobres, si no les
ayudamos a salir de la miseria que les rodea y les ponemos en condiciones de vida más
sana y decente, porque la miseria material suele engendrar la miseria moral.
«Mucho», prosigue el prelado español, «y aún muchísimo se ha hecho durante estos
últimos años. No podemos menos de reconocer y aplaudir públicamente lo que en este
aspecto se ha realizado ya en nuestra ciudad y en algunos pueblos de la diócesis, o está
en vías de realización presente, por los organismos nacionales, provinciales y locales.
Ahí está el magnífico barrio sindical. orgullo de Albacete; ahí las barriadas levantadas
por la O.S. del H. en diversos pueblos de la provincia; ahí el bello barrio de la Estrella,
que se debe al gran corazón y celo del excelentísimo señor gobernador; ahí los bloques
7 Guía de los archivos y las bibliotecas de la Iglesia en Espaiia, Vol. 1, Archivos, Asociación Es-
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
en construcción de las Eras de Santa Bárbara que el excelentísimo Ayuntamiento le-
vanta; ahí el bloque de blancas casas levantado por la Renfe para sus obreros»x (el su-
brayado es nuestro).
Como ya se encargó de demostrar durante su breve estancia en Barbastro, Arturo
Tabera era un hombre hondamente preocupado por la formación religiosa, tanto en lo
que concernía a futuros religiosos (el seminario) como a los simples laicos (la cate-
quesis). En este sentido, 1954 sería recordado por Tabera como uno de los años más
gratos de su estancia en Albacete, al poder anunciar lo siguiente a sus fieles diocesanos:
«El hecho interesa a todos los hijos de la diócesis. El seminario de Albacete está en
marcha. Ha sido la ilusión de todos. Durante estos tres años ha vibrado la diócesis de
punta a punta por su seminario. Las campañas a favor suyo, llevadas con tanto entu-
siasmo, son buena prueba de ello. Como lo es el interés con que todos habéis seguido
la marcha de las obras, tanto del seminario de Albacete como del de Hellín. Como lo
es la generosidad con que habéis contribuído a costear los cuantiosos gastos de la
construcción de sus edificios y montajes»9. Da la impresión, a la luz de las palabras
de Tabera, de que en la construcción del seminario los méritos debían repartirse de
manera mayoritaria entre los diocesanos, otorgando un papel mínimo a la acción de
las autoridades del Régimen. Sin embargo, como más tarde demostraremos, la apor-
tación económica de Franco y sus colaboradores fue muy estimable y sin ella no es
posible explicar la rapidez y efectividad con la que el seminario fue construído.
La catequesis, o la concepción que Tabera tenía de ella, muestra el más genuino
estilo nacional-católico imperante en la España de aquellos años: por lo que se des-
prende del discurso del obispo albacetense, en las escuelas los alumnos debían estar
imbuídos de una religiosidad plenamente identificada con el espíritu nacional J().
También el nuevo obispo de Albacete manifestaría su opinión sobre la necesidad
de un arancel, al señalar lo siguiente: «Los sacerdotes, lo mismo que los demás mortales,
necesitan lograr algunas ganancias de bienes terrenos con los que acudir al remedio
de sus decisiones materiales. Y han de lograr tales ganancias necesarias mediante su
trabajo ministerial y sus actuaciones sacerdotales a favor de los fieles, a cuyo servicio
se entregan, renunciando a toda otra solución. Es una triste necesidad, si se quiere, pero
es una necesidad que constituye al'mismo tiempo un derecho»!!.
x «Ecclesia», 618 (16 de mayo de 1953) p. 8. Tabera muestra su compromiso con las clases más
desfavorecidas, al señalar que, aunque «tampoco la iniciativa privada ha estado ociosa», <das casas
construídas por este medio están fuera del alcance de las clases más modestas».
o «Ecclesia», 663 (27 de marzo de 1954) p. 5.
10 «Ecclesia», 705 (15 de enero de 1955) p.9. «Nuestra responsabilidad sube de punto si conside-
ramos la libertad y facilidad con Que cuenta hoy la Iglesia en nuestra Patria para realizar esta labor (el
subrayado es nuestro) no sólo dentro del ámbito de la Iglesia, sino en la mismas escuelas donde los
abnegados, ejemplares y cristianísimos maestros se esfuerzan, sin descanso, por que su enseñanza sea
cada día más racional y más eficaz en la vida de los alumnos. En esas escuelas nacionales el párroco
tiene entrada libre para coadyuvar con su presencia la labor del profesor, para estimularla y para poner
en las mentes y corazones de los niños su palabra sacerdotal, insustituíble».
II «Ecclesia», 755 (31 de diciembre de 1955) p. 14.
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Por último, también conoceremos la propia concepción que Tabera tenía tanto del
rosario como de la familia l2 , y que, como era de esperar, no difería mucho de la línea
oficial de la Iglesia católica. Lo que llamaba la atención es que citara a un hombre
como el cardenal Gomá, mucho más radical que el obispo de Albacete tanto en sus
opiniones políticas como en sus criterios puramente ec1esiológicos. Resulta igualmen-
te llamativa la percepción que Tabera tenía de la auténtica religiosidad del pueblo
español, fuera de elementos como el nacional-catolicismo. De sus palabras se desprende
que, aunque cierto es que se había avanzado mucho a la hora de restablecer el clima
católico en España, la práctica religiosa en nuestro país seguía teniendo todavía im-
portantes deficiencias, en el sentido de no lograr una profundidad suficiente (aquí sí
recuerda a las últimas pastorales de Gomá).
Pero mucho más importantes iban a ser las palabras que «Ecc1esia» recogiera del
prelado español en septiembre de 1957, y que se referían a su concepción de la función
de la autoridad en relación con la sociedad: «No ha de ser, pues, el medro personal,
ni los intereses privados, ni los beneficios de orden particular que los cargos puedan
reportar, los que a ellos lleven y en ellos nos mantengan. No ha de ser el capricho, la
sinrazón, el propio talante, las normas de conducta del gobernante. No ha de ser la vanidad
o la soberbia, el ansia de dominio o la ambición, los resentimientos o la arbitrariedad
las que vayan marcando rutas a la actividad rectora de la autoridad (el subrayado es
nuevamente nuestro). En este campo bellísimo y temible del ejercicio del poder público,
sólo cuentan, sólo deben contar la razón y el equilibrio, la sencillez y la cordialidad,
la abnegación y la entrega, el cumplimiento del deber y el sentido de la responsabilidad,
la pasión por la justicia y el amor y el ansia incontenible de realizar el bién común y
consumar la tarea social encomendada por la Patria, en un ámbito determinado para
el logro de la prosperidad y de su grandeza, y, en definitiva, para el bien de todos»J3.
La llegada de Tabera a la diócesis de Albacete se produjo en un momento especial-
mente positivo de las relaciones Iglesia-Estado. La colaboración entre católicos y fran-
quistas, acentuada con la designación del presidente de Acción Católica para encabezar el
ministerio de Asuntos Exteriores (Martín Artajo), inició la recta final hacia la obtención
del tan deseado objetivo (el Concordato) a comienzos de los cincuenta. En efecto, Joaquín
Ruiz-Giménez, otro destacado líder católico (presidente de la organización internacional
«Pax Romana»), decidió aceptar en 1948 el puesto de embajador de España ante la Santa
Sede. Sus gestiones fracasaron notablemente, en tanto en cuanto Ruiz-Giménez dio
siempre la sensación de defender más los intereses de Roma que los de Madrid. Sin
embargo, a pesar del relativamente rápido relevo (Fernando María de Castiella le
sustituiría poco más de un año después), todas las partes interesadas habían demostrado
su más alto interés en lograr un reconocimiento diplomático entre ambas potestades al
máximo nivel. De hecho, según se iba acercando la firma definitiva del acuerdo con-
cordatario, el gobierno español aumentaba el número de gestos hacia la Iglesia católica
en España. Destacó la sesión. de las Cortes orgánicas del 18 de diciembre de 1952, cuando
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se alcanzó casi un récord en cuanto a medidas en favor del catolicismo. Hasta cuatro
dictámenes referidos a la Iglesia católica, tres de ellos procedentes de la Comisión de
Hacienda y uno de la Comisión de Presupuestos, aprobaron los procuradores en Cortes.
Por uno de ellos se autorizaba la emisión de 41 millones de pesetas, una cifra bastante
notable, de Deuda del Estado para subvencionar la construcción de los seminarios de
las nuevas diócesis de Albacete, Bilbao y San Sebastián 14.
Todo ello venía a remarcar la ansiedad del Régimen por tratar de salir del aisla-
miento internacional: tanta lucha acabaría obteniendo sus frutos ls . El 27 de agosto de
1953 se firmaba el Concordato, aunque la firma vino precedida por la expedición papal
de la bula Hispaniarum fidelitas lÓ, cuya fecha es de 5 de agosto de 1953. El clima que
se despertó en los ambientes tanto católicos como franquistas fue de franca euforia,
siendo muy escasas las voces que se levantaron contra el nuevo acuerdo diplomático ..
Claro que la Iglesia católica, perfectamente consciente de la mano que le había
echado al Régimen en un momento cuando menos difícil, trató de aprovechar al máximo
el fuerte clima de recatolización y de rigidez moral. El propio obispo de Albacete
escribió una pastoral, pocas semanas antes de la firma del Concordato, sobre la
moralidad en la época veraniega para recordar que durante el estío «muchos cristianos,
hombres y mujeres, se olvidan de unos deberes que Dios impone, que la Iglesia en su
nombre reclama, y que, hasta el mismo pudor y a veces, hasta el más elemental buen
gusto y señorío exigen» 17. Era una cierta llamada de atención a las autoridades del
Régimen para recordarles la necesidad de no perder las «buenas costumbres», y de no
relajarse a pesar de haber culminado con éxito las negociaciones diplomáticas inicia-
das en diciembre de 1948.
Avanzado el tiempo, Arturo Tabera conseguiría, tras cinco años de actuación en su
diócesis, el reconocimiento completo a su tarea, ejercido tanto por las autoridades como
por los fieles. En efecto, el número de «Ecclesia» del 7 de julio de 1956 recogía la cele-
bración de un acto, el de la entrega al prelado de la medalla de oro de la ciudad por
parte del gobernador, señalando que «la Corporación Municipal ha otorgado al Prelado
(la medalla) como testimonio de gratitud por su labor en pro del auge religioso en la
diócesis»lx. No era de extrañar, ciertamente, ese deseo de las autoridades de premiar
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a un obispo que siempre participó activamente en aquellos festejos religiosos donde
se ponía de relieve la unión Iglesia-Estado. Un ejemplo de ello lo constituye la Pro-
cesión de la Virgen del Pilar de 1954, en la cual Tabera aceptó presidir la carroza del
Corazón de María l9 •
Tabera también participó de manera asidua en cualquier tipo de acto donde se
mostrara cuáles eran los pilares fundamentales del nuevo orden imperante desde 1936.
El 14 de octubre de 1960, por poner un ejemplo, Tabera tomó parte en los actos de
la Base Aerea de Los Llanos con motivo de la visita al Sector Aereo de Albacete del
Teniente General Jefe de la Región Aerea de Levante 2o . A la Base de Los Llanos volvería
Tabera el 12 de abril de 1961 para despedir, junto con las autoridades provinciales y
locales, a una promoción de soldados que recibían la licencia del servicio militar (el
día siguiente también haría acto de presencia en el mismo lugar, aunque esta vez para
despedir al ministro-secretarioFI.
Demostrando lo que hemos señalado al comienzo de esta aproximación a la diócesis
de Albacete, el progresivo deteriorio que las relaciones Iglesia-Estado empezaron a
experimentar desde los primeros años de los sesenta también tuvo su reflejo en la provincia
manchega. Arturo Tabera, a quien ya le quedaba muy poco tiempo al frente de la diócesis
de Albacete, comenzaba a apercibirse de la gravedad de ciertos desórdenes. El referido
al apostolado seglar no pudo ser ocultado por más tiempo fuera de las temáticas tra-
tadas por el Boletín, por lo que en junio de 1967 hacía pública una «Carta a los
consiliarios y dirigentes de la A.e. y movimientos especializados con ocasión de su
«Día»», en la cual decía lo siguiente: «Para nadie es un misterio las inquietudes y las
tensiones, las desilusiones y los sobresaltos, las críticas y las protestas, a veces encre~
padas, que se han ido sucediendo a lo largo de esta última temporada en el seno de los
Movimiento especializados de Acción Católica y que han llenado columnas en la prensa
nacional e internacional, que están en las conversaciones de los círculos católicos y no
tan católicos, y pesan en la balanza sensibilísima de la opinión pública». También dirá:
«Siempre creí, y muchas veces lo he repetido, que las tensiones en la Iglesia, no deben
preocupamos ni desorientamos, cuando ellas son bien intencionadas, y no se salen de
los horizontes y de la zona de influencia de lo sobrenatural. Siempre y en última ins-
tancia resultan fecundas. Y estoy convencido también de que estas tensiones que nos
trabajan y angustian, y que a veces nos desconciertan, las tensiones actuales entre
movimientos de Acción Católica y Jerarquía, habrán de ser fecundas, providencialmente
fecundas por las aportaciones e influencias mutuas que de ellas broten, y de que con-
tribuirán a lograr el equilibrado estatuto de obediencia y responsabilidad que requiere,
en la época posconciliar, el apostolado seglar en sus diversas organizaciones y Movi-
mientos»22. El talante eminentemente político de Tabera era mostrado, una vez más, y
sólo hubo de transcurrir un año para comprobar que no eran más que buenas palabras.
1" «Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Albacete», 8 (30 de octubre de 1954) pp. 224 Y 225.
20 «Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Albacete», 9 (noviembre de 1960) p. 255.
21 «Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Albacete», 3 (abril de 1961) p. 68.
22 «Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Albacete» 6 Uunio de 1967) pp. 213-220 ..
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En efecto, al hablar del «Día de la Acción Católica», en mayo de 1968 (ésto es, en
plena rebelión y deserción de los laicos de la más numerosa organización de seglares),
Tabera no hizo la más mínima mención a la crisis y escribió como si se tratara de un
año más 23 • El clérigo abulense era, así pues, tan responsable del desastre ocurrido en
su diócesis como el resto de sus colegas de jerarquía.
Todos ellos, o la mayor parte de ellos, iban contra corriente: estaban, sencillamen-
te, desbordados por un inusual progresismo por parte de la Santa Sede. Su nuevo nuncio
apostólico en España, Luigi Dadaglio, difícilmente podía engañar sobre cuáles iban a
ser sus objetivos. Fuera de su espíritu progresista, Dadaglio traía como bagaje parti-
cular al llegar a Madrid, donde tomaría posesión de su cargo el 14 de octubre de 1967,
el mérito de haber conseguido que Venezuela renunciara al derecho de presentación
de obispos que en otros tiempos le había otorgado la Santa Sede 24 • En ese mismo mes,
Roma anunciaba que España se sumaba a Francia, Italia y Portugal a la hora de re-
nunciar a su privilegio de imponer el birrete a los cardenales. Por último, uno de los
católicos más notables del Régimen, Antonio María de Oriol y Urquijo, manifestaba
su confianza en que se solucionaran las alteraciones en las relaciones Iglesia-Estad0 2'.
El nombramiento de este ministro nos proporciona la oportunidad de llevar a cabo
un acto de justicia con Arturo Tabera. Si bien es cierto que a lo largo de su etapa tanto
en Barbastro como en Albacete había mostrado un talante dócil para con las autori-
dades del Régimen, en su etapa de arzobispo de Pamplona demostró que, aunque nunca
fue partidario de romper con Franco, tampoco estaba dispuesto a seguir consintiendo
las habituales injerencias del poder civil sobre la labor de la jerarquía católica. Fue pre-
cisamente Tabera el encargado de responder por medio de un borrador (calificado
por Enrique y Tarancón de «contestación clara, valiente a la vez que delicada») a Oriol
y Urquijo cuando el ministro se atrevió a exigir que, en cuestiones de cáracter nacional,
los obispos no pudieran hablar por su cuenta, considerando que la única voz que se debía
escuchar era la de la Conferencia Episcopapó. Más aún, como recogería en sus Con-
fesiones Enrique y Tarancón, en una entrevista que éste y Tabera mantuvieron con el
cardenal Villot, secretario de Estado de Pablo VI (comienzos de 1970), el ya arzobispo
de Pamplona y cardenal (alcanzó tal dignidad un año antes, junto con el prelado de
Burriana) dejó clara su absoluta disconformidad con un hipotético nuevo Concordato:
no tenía sentido firmar nada con un Régimen visto para sentencia27 • Años después,
Enrique y Tarancón recordaría que Tabera salió un «poco acomplejado» de aquella
entrevista, ya que pudo percibir cómo ViIlot estaba mucho más interesado en lo que
23Veáse «Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Albacete» 3 (mayo de 1968) pp. 98- lOO.
2~«Arriba», 1 de abril de 1969, pp. 2 Y 3.
25 «Pueblo», 3 de junio de 1969, p. 16.
20 Vicente ENRIQUE Y TARANCÓN, Confesiones, PPC, Madrid, 1996, pp. 257 Y 258.
27 Ibidem, p. 305. «El cardenal Tabera arguyó que a ellos no se les hubiese ocurrido firmar un con-
cordato con el fascismo cuando ya se veía venir el fracaso de Mussolini. El Régimen español que se
funda en una persona, Franco, avanza a su ocaso por la edad del Caudillo, y no solamente no tiene
asegurada su continuidad, sino que todas las personas sensatas están de acuerdo en que no es posible
el franquismo sin Franco».
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pensaba Enrique y Tarancón 2X que en lo que el antiguo obispo de Albacete pudiera
señalarle. Algo en cierto modo lógico, pues Tarancón era en realidad el auténtico líder
de la Iglesia española y Tabera interesaba más por sus conocimientos en cuestiones
jurídicas que por su escaso carisma.
En cualquier caso, es evidente que Tabera había experimentado un giro en su
posición hacia al Régimen. Nunca abanderaría la ruptura ni llevaría a cabo salidas de
tono: sin embargo, para él siempre estaría por encima del resto la defensa del clero.
De hecho, con motivo de la proliferación de multas a sacerdotes Uustificadas por el
gobierno porque éstos habían degradado su oficio), llegó a decir lo siguiente ante
monseñor Casaroli: «Mientras no tengamos la seguridad de que el Gobierno cese en
la persecución contra los sacerdotes no podemos renunciar a la única arma que le queda
al obispo para defender a sus sacerdotes: negar el permiso para que sean procesados
por un tribunal civil»29.
Arturo Tabera sería llamado también a formar parte de la Comisión Episcopal del
Clero, presidida por Fernando Quiroga e integrada por los dos citados y por Vicente
Enrique y Tarancón, Angel Suquía (obispo de Málaga) y Ángel Morta (obispo auxiliar
de Madrid). Esta comisión tenía como objetivo dar una respuesta adecuada al fenó-
meno contestatario del clero, y Tabera era considerado, según Enrique y Tarancón, uno
de los hombres con más ascendiente sobre el clero joven. Sería ésta, por cierto, la misma
razón que le llevaría a formar parte de la Comisión Episcopal del Clero en la polémica
Asamblea Conjunta de Obispos y Sacerdotes de septiembre de 1971 3°.
'" En 1973 Tabera ya era obispo de curia residente en Roma y llegó a congraciarse
de tal manera con el espíritu de Pablo VI que no dudaría en señalar a Monseñor Casaroli,
un hombre de muy buenas relaciones con el Régimen (especialmente con Laureano
López Rodó en la etapa en que el tecnócrata del Opus Dei ejerció el cargo de ministro
de Asuntos Exteriores) como el auténtico «enemigo». No nos ha de extrañar, por tanto,
que Enrique y Tarancón recuerde a Tabera como un hombre de «máxima confianza»31.
Lo que queremos concluir, por tanto, es que el Tabera que estuvo al frente de la diócesis
de Albacete era un hombre mucho más conservador y adicto al Régimen que el que
luego hizo acto de presencia tanto en Pamplona y, sobre todo, en Roma: contrariamen-
te a lo habitual, el paso de los años dejó en él una notable impronta progresista. 0,
quizás, le hizo mucho más «vaticanista» que «españolista».
Reflexionando sobre el conjunto de los últimos meses, era evidente que, una vez
más, la maniobra ejecutada por el Régimen para reconducir la situación no había
obtenido los resultados deseados. Si la década de los sesenta había mostrado lo dis-
tante de las dos posturas litigantes, los primeros cinco años de los setenta iban a
proporcionar una auténtica cascada de conflictos, y ésta vez no era Pablo VI el
principal impulsor de los mismos, sino los propios católicos españoles, los cuales
lX Ibidem, p. 306.
l~ Ibidem, p. 310.
JO Veáse al respecto Ibidem, pp. 424-523.
Jllbidem, p. 724.
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ya habían demostrado, con la crisis y desmantelamiento de la Acción Católica en los
años 1966-68, su escasa predisposición a mantener el nacionalcatolicismo como uno
de los buques insignia del Régimen, La gravedad de los incidentes protagonizados
debe ser convenientemente señalado, en tanto en cuanto ya no se trataba de peque-
ñas discrepancias con las autoridades franquistas o de discusiones en torno a la
vigencia del Concordato: ahora es que la propia Iglesia se atrevía a encubrir mani-
festaciones o a fomentar el nacionalismo, aunque muchas veces se tratara de una
acción de carácter individualista.
La relación entre el Régimen y la Iglesia se deterioraría en los años setenta a un
ritmo galopante, casi tanto como la salud del propio General Franco, quien era ya casi
un octogenario y quien se vería obligado a delegar la presidencia del gobierno en su
gran hombre de confianza, Carrero Blanco, en 1973, tras más de tres décadas ejercién-
dola. El Concilio Vaticano II había herido de muerte la confesionalidad católica del
Estado español, proporcionando al clero más progresista la justificación para rebelarse
contra algo que veían anacrónico e incoherente con sus propia creencias religiosas.
Albacete no fue, en este sentido, niguna excepción, a pesar de que el «Boletín» de la
diócesis tratará de dar la mayor imagen posible de tranquilidad y normalidad.
El 11 de diciembre de 1968 «L'Osservatore Romano», órgano de difusión de la Santa
Sede, anunciaba que el doctor don Ireneo García Alonso había sido nombrado por Pablo
VI nuevo obispo de Albacete, sustituyendo al que hasta ahora había sido el único obispo,
Arturo Tabera y Araoz. El nuevo prelado electo era, en aquel momento, penitenciario
de la Catedral de Toledo y su curriculum, sin ser malo, era inferior al de su predecesor
en el cargo. García Alonso había nacido en Quintanilla de Vivar (Burgos) el 25 de marzo
de 1923 (día de San Ireneo, por cierto), cursando sus estudios de seminarista en Burgos
(aquí hizo el seminario menor y los cinco años de Latín y Humanidades, además de
comenzar el seminario mayor y Filosofía) y Toledo (donde concluye el mayor y Fi-
losofía), incorporándose a esta última diócesis. De allí, desde el punto de vista
formacional, pasa a la Universidad Pontificia de Salamanca (1942, recien restaurada),
donde inicia Teología, y, más tarde (1955-57), en la Pontificia Universidad Gregoriana
de Roma, lo cual se concretó en una licenciatura en Derecho canónico y un doctorado
en Teología. Por último, fue ordenado sacerdote el 27 de marzo de 1948 en Salamanca.
Su primer destino será Helechosa de los Montes, una parroquia pacense cuya jurisdic-
ción, unos sesenta kilómetros, mostraba un panorama fuertemente subdesarrollado.
Cuando regresa a Toledo, trabaja con el obispo auxiliar de Toledo, Francisco
Miranda, a quien ayuda a hacer funcionar el Secretariado Nacional de Liturgia. En 1958
;J es nombrado canónigo penitenciario de la catedral primada de Toledo, por bula de Juan
;g XXIII, y en 1960 el cardenal-arzobispo de Toledo y jefe de la Iglesia católica espa-
%' ñola, Enrique Pla y Deniel, le hace su canciller-secretario, lo que le permitirá conocer
',J.;,: en profundidad los problemas más destacados de dos arciprestazgos de la diócesis de
'l) Albacete, Alcaraz y Elche de la Sierra. De manera simultánea, ejercerá como peniten-
~! ciario en la catedral y como secretario del arzobispado, desempeñando el cargo de
r consiliario de la Acción Católica y colaborando con el Secretariado Nacional de Li-
~; turgia como consultor de él.
!;
~ 231
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Compartía, así pues, similitudes con su predecesor en el obispado de Albacete (Tabera,
por cierto, siendo ya arzobispo de Pamplona, ejerció de administrador apostólico de la
diócesis de Albacete hasta la llegada de Ireneo García)32, pues ambos eran castellanos,
poseían un doctorado y habían estudiado en Roma. Una vez sacerdote, lo primero que
hizo fue ejercer el cargo de cura ecónomo de una parroquia, siendo luego profesor del
Seminario de Toledo y consiliario diocesano de la Acción Católica y canciller secretario
de la curia arzobispal. Pero posiblemente lo más positivo para el Régimen a la hora de
producirse el nombramiento de García Alonso es que éste había sido durante ocho años
la «mano derecha» de uno de los prelados más adictos al Régimen, el citado Pla y Deniel.
En cualquier caso, «Ecclesia», a la hora de hablar del nuevo obispo, destacaría que Don
Ireneo había «visitado numerosos pueblos de la diócesis toledana, que en la actualidad
forman parte de la nueva sede de Albacete, lo que supone que el recien nombrado obispo
conoce los problemas de una parte de la diócesis y del clero que regentaría»33.
Ireneo García Alonso sería presentado ante el Caudillo por uno de los más promi-
nentes católicos del Régimen, el ministro de Justicia Antonio María de Oriol y Urquijo,
quien hizo tal acto en calidad de notario mayor del reino. «Ecclesia» se encargaría de
recoger la foto de tal act0 34 , dando la habitual imagen de normalidad. Aunque don Ireneo
no era una personalidad brillante ni estaba al frente de una diócesis de especial no-
toriedad, se esperaba bastante de él, ya que su talante podía conseguir apaciguar los
exaltados ánimos de unos diocesanos que no querían ser menos en sus reivindicacio-
nes con respecto al resto del país. La consagración del nuevo obispo se llevó a cabo
en la catedral de Albacete el 25 de enero de 1969, estando presente el propio nuncio
apostólico, Luigi Dadaglio, y el arzobispo de Pamplona (Tabera), Anastasio Granados
(quien había sido el máximo colaborador de Gomá en Toledo), Mauro Rubio Repullés
(obispo de Salamanca y natural de Albacete) y Gabino Díaz-Merchán (obispo de Guadix-
Baza y con el tiempo segundo presidente de la Conferencia Episcopal): se trataba de
un hecho histórico para Albacete, pues, por primera vez, un obispo de su diócesis era
consagrado en el nuevo cargo en el templo principal de la provincia (Tabera había sido
consagrado obispo en San Francisco el Grande, de Madrid)35.
A pesar de esta nueva demostración pública de la unión Iglesia-Estado, la división
entre la Iglesia oficial y la Iglesia real era cada vez más palpable. Si el 30 de mayo
de 1969 tuvo como hecho protagonista el encierro de cinco sacerdotes vascos eh las
oficinas del obispado de Bilbao, siendo el objetivo una condena pública de las torturas
practicadas sobre los opositores al Régimen (aunque son expulsados tres días después
por las fuerzas del orden, es especialmente simbólico la visita que Monseñor Cirarda 3(',
16 Cirarda dejaría constancia escrita de su apoyo a los insurgentes sólo unos meses después, y además
en el máximo órgano de expresión de la Acción Católica española cuando se supone que en el seno
de la organización de laicado apenas quedan disidentes de la línea oficial del Régimen. Al respecto,
ver José María CIRARDA, «Dolorosa situación pastoral en nuestras diócesis», en «Ecclesia», 1495 (J 3
de junio de 1970) pp. 11 Y ss.
232
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
a la sazón responsable de la diócesis bilbaína, les hace a la prisión), en abril de 1970,
menos de un año después, once mujeres y séis hombres, entre los cuales se encontraba
un sacerdote, se encerraron en la catedral de Barcelona para protestar contra la repre-
sión. Un mes conflictivo, pues, en aquellas semanas, en la orilla exactamente contraria,
El Ferrol, podremos presenciar el encierro por parte de un centenar de huelguistas en
la iglesia más importante de la localidad que, ironías de la vida, había visto nacer al
Caudillo en 1892. En julio, 300 obreros pertenecientes al sector de la construcción, en
ese momento protagonistas de una huelga, ocupan una iglesia en Granada, aunque esta
vez la historia tuvo un final bien distinto: en lugar de ser acogidos por las autoridades
clericales, los huelguistas serán expulsados del centro por el párroco. Sin embargo, lo
que destaca es lo simbólico de la actuación por parte de la clase trabajadora, al con-
siderar a la Iglesia protectora y defensora de sus reivindicaciones. Por cierto, esta misma
acción se repetiría tan sólo dos días después, pero con la diferencia de que el encierro
se produjo en la catedral de Granada y con un millar de huelguistas protagonizándola,
destacando la presencia de varios sacerdotes obreros. Para concluir el que, sin duda con
un inevitable tono irónico, fue un bautismo «glorioso» para el nuevo gobierno, una
cincuentena de esposas de militantes vascos decidió encerrarse en la iglesia de Eíbar
el 30 de noviembre, permaneciendo allí hasta el último día del mencionado año 1970.
En Albacete, el «Boletín Oficial Eclesiástico», muy seguramente siguiendo las con-
signas marcadas por el obispo que mandaba en la diócesis, trataba de seguir dando imagen
de normalidad. Aún así, es posible encontrar rastros de conflictos latentes en el seno
del catolicismo español. Uno de los más notables, el referido a la deserción de la Acción
Católica, quedó perfectamente reflejado en una carta que el presidente de AC de Albacete,
Alberto Martínez Lázaro, y el consiliario, Ramón Roldán Collados, enviaron el 23 de abril
de 1970 a los curas párrocos, encargados de iglesias y superiores de casas religiosas.
En tal misiva se señala la urgente necesidad de una sintonización entre sacerdotes y
seglares, en concordancia con los nuevos tiempos y con la necesidad de estrechar de
manera real la colaboración entre ambas partes 37 . El propio Ireneo García tendrá que
reconocer la realidad de sus diocesanos, en una serie de entrevistas que le harían «La
Verdad de Murcia» y «La voz de Albacete». El periodista del primer rotativo, con un
estilo suelto y directo, preguntaría a Ireneo las razones por las cuales las asociaciones
~' apostólicas no resultan en ese momento atractivas, siendo más que perceptibles los graves
~
~ problemas de la Iglesia para encontrar nuevos militantes y el hecho de tener que actuar
en campos sumamente reducidos (<<en pocas palabras», diría el reportero, «que en las
)7 «Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Albacete» 3 (abril de 1970) p. 16. «Se hace nece-
sario (imprescindible, diríamos), el que cada día sintonicemos más y más, sacerdotes y seglares, cir-
cunstancia que es una realidad que no descubrimos, pero quizá no hayamos meditado suficiente para
hacer saltar el círculo vicioso que algunas veces impide el avance en este sentido.
Existen una serie de condicionamientos, históricos y actuales en la vida del seglar que dificultan
en gran parte ese logro rápido de sincronismo. Para ello (perdonen nuestro atrevimiento, pero esta cs
la petición que hace la Acción Católica en su «día»), tres cosas en mayor grado: Comprensión, dedi-
cación y paciencia. No siempre los años son signo de mayoría de edad y ustedes sí la tienen y por ello
se la pedimos y la esperamos».
233
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
asociaciones apostólicas, hoy por hoy, no se alista casi nadie»3X): Ireneo, ante una
cuestión con tanto estilo retórico, afirmará que «es un planteamiento que depende del
concepto de Iglesia. Si se mira la Iglesia como estructural, no se le ve el sentido a estas
asociaciones, y quedan como algo superpuesto que a nadie agrada. Pero si se cala en
el concepto conciliar de Iglesia-comunión, el planteamiento varía»3Y.
Sin embargo, cuando se le pregunta por el problema más importante que tiene plan-
teado la Iglesia en esos momentos, Ireneo será claro y contundente, posiblemente muy
a su pesar: «La necesidad de la incorporación viva de los seglares. Mientras los segla-
res no se incorporen, no se podrá decir que esté perfeccionada la obra de la Iglesia»40.
Ireneo, al igual que su predecesor Arturo Tabera, también denunciará los proble-
mas sociales que sufría la diócesis, aunque ello no suponga, en ningún momento, un
cuestionamiento del Régimen de Franco. Para él, en el corto tiempo que llevaba man-
dando en la diócesis manchega, el problema más sobresaliente era el de la emigración,
fenómeno que vinculaba al subdesarrollo que afectaba a la casi totalidad de sus diocesanos
y que se encontraba en todos los campos (subdesarrollo rural, cultural, económico,
industrial, ... ). En este sentido, consideraba Ireneo que se estaba tomando ya conciencia
de este problema: «se aspira», dirá, «a que la emigración pueda ser absorbida dentro
de la misma provincia. Pero sólo hay algún centro, como Almansa, que lo logre. En
la ciudad de Albacete ha surgido la iniciativa de un amplio polígono industrial con este
fin. Los pasos han sido efectivos, si bien queda aún mucho camino por recorrer»41.
La diócesis, a pesar de estar España sumida en pleno desarrollismo, mostraba aún
sus carencias en muchos sentidos, y uno de ellos era el de la propia religiosidad de
quienes la componían. Ireneo afirmaría a «La voz de Albacete» lo siguiente: «Segui-
mos con una religiosidad tradicional», pués en algunas manifestaciones de este tipo
«hay muchas lagunas: un tanto por ciento bastante amplio que está ausente de las
prácticas más fundamentales, por ejemplo, la misa dominical. En los que practican, no
todo es positivo. Es una religiosidad con muchas limitaciones. Suele encerrarse en lo
individual. Falta proyección misionera, preocupación social cristiana, eficacia apostó-
lica, responsabilidad de promoción evangélica»42.
Era la constatación, en el ámbito local, del relativo fracaso del nacionalcatolicismo.
Tal hecho debía palparse en un elemento que había sufrido un gran auge durante los
años cincuenta y sesenta: el seminario. En un «Informe al Presbiterio Diocesano sobre
)XIbidem. p. 101.
]YIbidem. p. 101.
4°/bidem. p. 102. «Como en el mismo Concilio se dijo, no estará verdaderamente formada la Iglesia
en tanto no trabaje con la jerarquía un laicado propiamente dicho; si la Iglesia está demasiado c1ericalizada,
le faltará algo: la presencia activa del hombre de la calle. Es preciso, pues, catalogar el problema más
importante, la figura apostólica del seglaf». También reconocerá que «por lo que respecta a España, hemos
tenido más apego a la tradición, lo que quiere decir que nos queda más campo por recorrer para la
aplicación del Concilio. Nuestras circunstancias históricas han impuesto una menor apertura en la Iglesia»
(el subrayado es nuevamente nuestro).
41lbidem, p. 105.
42lbidem, p. 108.
234
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
la concentración de nuestro Seminario Mayor (filósofos y teólogos)>>43, se señalaba el
.-
comienzo del descenso del número de seminaristas diocesanos. Tras unos años rela-
tivamente estables, los transcurridos entre 1953 y 1961, en los cuales la cifra rondaba
entre los ochenta y cinco y los noventa y cinco alumnos, hubo un incremento bastante
destacado que llevó a alcanzar una cifra récord, la de 125 seminaristas en el curso 1966-
67. Sin embargo, la cima se desplomó rápido, y ya en el segundo año de Ireneo al frente
de la diócesis (1969-70, el primero completo) se había reducido a noventa alumnos.
Tal realidad obligó a los encargados del seminario a hacer encuestas entre el propio
alumnado con la idea de saber las razones de tal descenso, siendo las principales éstas:
escasez de profesorado (con poca preparación, nulo interés por estar al día y métodos
docentes absolutamente anticuados), dudas sobre la figura del sacerdote en la sociedad
actual, y confusionismo de ideas, así como indecisiones vocacionales.
No obstante, en aquel año 1970 tan difícil para la Iglesia católica y, lógicamente,
para la propia diócesis de Albacete, no todo fueron malas noticias. José María Larrauri,
formado en el territorio manchego, fue llamado por Arturo Tabera para desempeñar
el cargo de obispo auxiliar de Pamplona, un justo premio a un hombre que ostentaba
una larga y acreditada trayectoria como sacerdote: secretario del obispado, rector del
seminario mayor, director de las Obras Misionales, consiliario diocesano de los jóve-
nes de Acción Católica, impulsor y orientador de la obra de «Biblos», dignidad de
chantre en la catedral de San Juan Bautista, ... , eran algunos de los méritos de los que
podía hacer alarde Larrauri 44 . Claro que este hecho, junto con la marcha de Delicado
Baeza a la diócesis de Tuy-Vigo y la pérdida de Cristóbal Gómez, obligó a Ireneo García
a hacer una reestructuración: ahora sería Emilio González Alvarez el que desempeña-
ría el cargo de vicario general, Ramón Roldán Collado pasaría a ser el nuevo vicario
pastoral, y Vidal Martínez Álvarez el que haría las veces de secretario-canciller y
secretario del Consejo Presbiteral, así como secretario general para todos los asuntos
pastorales. La reestructuración no sólo afectaba a personas, sino también a institucio-
nes, pues el seminario mayor de la diócesis era trasladado a Moncada (Valencia, a donde
irán treinta y dos seminaristas) y el seminario menor pasaba de Hellín a Albacete
(cambiando de población ciento ochenta alumnos): el delegado episcopal para ambos
seminarios sería Alberto Iniesta45 . El traslado del seminario menor de Hellín a Albacete
se justificó por las siguientes razones:
l. Mayores posibilidades de soluciones académicas para los alumnos de Bachiller
Elemental.
2. Mayor facilidad para contratar profesorado auxiliar.
3. Al unificar los gastos generales, se produce un considerable ahorro económico.
4. Se hacen más cómodas las comunicaciones entre alumnos y familiares 46 .
4, «Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Albacete» 5 (agosto de 1970) pp. 171-1 gO.
44 «Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Albacete» 6 (septiembre de 1970) pp. 194 Y 195.
45lhidem, pp. 205-207.
4ó «Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Albacete» 3 (abril-mayo de 1971) p. 142.
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La ordenación episcopal de Larrauri, por cierto, se llevará a cabo en la catedral de
San Juan Bautista y en ella estarán presentes Arturo Tabera, Ireneo García, José
Delicado, José María Garcia Lahiguera, Francisco Peralta (obispo de Vitoria) y Javier
Azagra (obispo auxiliar de Cartagena-Murcia)47.
Quien comenzaría con mejor pie el año 1971 sería el cardenal Tabera, al ser nom-
brado prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino, hecho que, por su-
puesto, fue inmediatamente fue anunciado en el «Boletín Oficial Eclesiástico del
Obispado de Albacete»4H.
Mientras, el problema fundamental de Ireneo García y de sus colegas de jerarquía
es que seguían sin dar soluciones concretas a los problemas que se habían planteado.
Los seglares estaban más que cansados de las buenas palabras del episcopado español:
no les bastaba con que se les reconociera la importancia de su papel, en consonancia
con el Concilio Vaticano n, sino que querían una delimitación clara y novedosa de sus
funciones. Pero Ireneo, tratando de sostener la tradición contra viento y marea, seguía
con el mismo discurso de siempre49 .
Los conflictos entre católicos y franquistas, por otra parte, cada día se agravaban
más. Fue precisamente éste el período en que Ireneo García Alonso estuvo más activo,
una vez que le había tomado ya el pulso la diócesis: al menos así se deduce del
protagonismo que la máximo órgano de difusión de la Acción Católica, «Ecclesia», le
otorgó en el périodo 1971-1972. La crisis de la Acción Católica de los años 1966-1968
supuso un duro golpe para aquellos que defendían contra viento y marea la
confesionalidad católica del Estado español y el régimen de privilegios en que vivía
la Iglesia desde la Guerra Civil. La consecuencia, ya señalada, fue una rebelión que
devino en deserción, y que hizo perder de manera total a la Acción Católica su
protagonismo entre el laicado, pasando el testigo al Instituto Secular Opus Dei 50 .
En este sentido, Ireneo García Alonso declaró a la «Voz de Albacete», en unas
palabras recogidas por «Ecclesia», que las asociaciones seglares misioneras sufrían
«la indecisión de la juventud actual», afirmando, al mismo tiempo, que no era cierto
que nó hicieran falta misioneros 51 • Ireneo sabía que la revolución en ellaicado era,
sencillamente, imparable. Pero a lo que no estaba dispuesto de ninguna manera es
que siguiera abriéndose la brecha entre el clero y una parte de la jerarquía. Ello
fue lo que llevó a denunciar la existencia de una serie de circunstancias sociológi-
cosa es cierta: que la A.C. debe pensar en la responsabilidad pastoral de los obispos, como una de las
tareas más urgentes y eficientes». También añadirá que «un instrumento de los más válidos sigue siendo
la A.c., no obstante sus limitaciones. Está avalada por un siglo de historia y por el refrendo de un Con-
cilio».
50 Veáse al respecto Pablo MARTÍN DE SANTA OLALLA, «El laicado contra Franco: la crisis de
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cas que establecían, de manera indebida, la «separación entre obispos y presbíteros»52.
En cualquier caso, los intentos de Ireneo García Alonso por intentar recuperar a los
laicos son, como en la mayoría de sus compañeros de prelatura, bastante tibios. La
revista «Ecclesia» publicó un conjunto de artículos titulado «Orientaciones del epis-
copado español para la Acción Católica» y donde participaban el sector del clero que
se encontraba entre ultras como Guerra Campos y progresistas como Enrique y
Tarancón. Quizá por su carácter moderado, la única firma realmente notoria era de la
José María Cirarda, a la sazón obispo de Córdoba. También participaban Antonio Ona
de Echave (Lugo), Francisco Peralta Ballabriga (Vitoria), Jacinto Argaya (San Sebastián)
y Antonio Dorado Soto (Guadix-Baza), además de Ireneo García Alonso. Decía el obispo
de Albacete: «Al terminar el ciclo de los misterios de cristo con la Ascensión, el don
por antonomasia que el Padre y el Hijo dan a la Iglesia es el Espíritu Santo: don divino
personal, que trae consigo todos los demás dones. Uno de estos dones singulares es
suscitar vocaciones apostólicas en todos los bautizados y confirmados. Y entre las
vocaciones apostólicas la Iglesia viene estimando como de las más importantes la de
Acción Católica.
En nuestra pastoral diocesana venimos insistiendo sobre la participación de los laicos,
según su misión, en las diversas actividades del pueblo de Dios. No es una táctica
simplemente humana (el subrayado es nuevamente nuestro). Hemos de contar con la
luz y la fortaleza del Espíritu Santo. Aprovechemos esta jornada pastoral para agra-
decer a Dios «la hora del seglar» en la vida de la Iglesia, y para despertar la respon-
sabilidad laical en la vida de cada comunidad eclesial»53. Esa vía intermedia que Ireneo
estaba buscando se enco':"!traba condenada al fracaso, por cuanto la participación más
activa de los laicos en las tareas de la Iglesia había tropezado con la negativa rotunda
de la jerarquía católica española, o al menos de una parte de ella 54 .
Si Ireneo tenía no pocas preocupaciones con los seglares de la diócesis, mayores
aún se las ocasionaron sus propios religiosos, -alcanzando el punto más álgido en una
polemicísima Asamblea del Presbiteriado Diocesano. Tan polémica y tan abierta fue
la disputa entre el sector conservador y el progresista que éstas quedaron perfectamente
plasmadas en un instrumento hasta entonces totalmente al servicio de la moderación y
de la normalidad: estamos hablando, evidentemente, del «Boletín» diocesano. Francisco
Galindo, vice-rector del seminario menor y hombre propicio para narrar las tensiones
de la asamblea (hay que tener en cuenta que contaba con tan sólo treinta y cinco años
52 «Ecclesia», 1529 (13 de febrero de 1971) p. 28. «En una Iglesia-comunión», recoge Ecclesia, «más
que en una Iglesia de poderes, dijo también (Ireneo), hay que superar las posibles separaciones entre
obispos y sacerdotes, y denunciar no por demagogia, sino por solidaridad fraterna, los males de la pobreza».
51 Ecclesia, 1605 (19 de agosto de 1972) p. 17.
5-1 Vicente ENRIQUE Y TARANCÓN, op. cit., p. 248. Sobre la crisis de la Acción Católica de los
años 1966-1968, recordaría el prelado castellonense: «Creo sinceramente que perdimos entonces una
ocasión magnífica. Tanto los sacerdotes jóvenes como los militantes seglares estaban deseosos de que
la jerarquía abriese nuevos cauces aplicando las orientaciones conciliares. Estaban, en general, muy bien
dispuestos para secundar esas directrices jerárquicas. Todavía la generalidad de los fieles, incluídos los
sacerdotes y militantes contestatarios, querían contar con el obispo y sentían la necesidad de sentirse
apoyados y dirigidos por él. Se hubieran evitado no poco males si hubiéramos acertado en aquella ocasión».
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
y que había sido ordenado sacerdote en mitad del huracán conciliar), lo cuenta de esta
manera: «Tras la relación de ambos temas (Economía y Celibato), el señor obispo lee
un escrito en el que manifiesta que la Asamblea y él mismo son incompetentes para
pronunciarse sobre temas que, como el celibato, se ha reservado el Papa. Por lo cual
deben declararse nulas una serie de enmiendas al Doc. Nac. III, que estan aprobadas
en la votación correspondiente, la propuesta núm.20 y algunas de las diocesanas pre-
sentadas por la Comisión.
Se registra entonces un momento de gran tensión (el único, por otra parte). Tras un
momento de silencio tenso, se reanuda el debate, con dificultad, con intervenciones re-
lativas a los dos temas propuestos. Se habla de excesivas diferencias económicas entre
sacerdotes, de parcialidad en la exposición del tema-celibato ... e, incluso, algún asam-
bleísta pregunta si tiene sentido continuar, a la vista de la intervención del señor Obispo.
En el tiempo que, según lo previsto, se concede para la reunión de grupos, los ánimos
excitados y caldeados: ¿seguir o no seguir?, se preguntan algunos. ¿Cómo salvar la
situación?, se preguntan otros. Y al final, ésta será la postura que prevalezca»)).
En el momento de hacer la votación, se reconocerá el valor del celibato, pero se
negará, al mismo tiempo, que éste sea el único camino válido para ejercer el minis-
terio sacerdotal. En consecuencia, se solicitaba la desvinculación de estas dos voca-
ciones, evidenciándose una división en dos bloques: 22 «síes» a la moderación en el
tema, y 13 «noes» a la situación actual.
Al llegar el momento de hacer públicas las conclusiones de la asamblea, la única
propuesta que alcanza la unanimidad (treinta y cinco votos a favor y ninguno en contra)
es la que dice lo siguiente: «Se desea que los actuales estudios teológicos, históricos,
sociológicos y psicológicos sobre el celibato y la posible evolución futura de su le-
gislación se continúe con seriedad y serenidad, PARA NO LLEGAR TARDE, COMO
TANTAS VECES HA LLEGADO TARDE LA IGLESIA» (la cita es literal). Se
trataba, como podemos constatar, de una frase absolutamente revolucionaria y definidora
de la brusca transformación en el seno de la institución)ó.
La «revolución» en el seno de la asamblea sería finalmente acallada, y Albacete,
ni durante los últimos años del Régimen de Franco ni durante la Transición a la de-
mocracia, protagonizaría ningún escándalo de relevancia nacional. No obstante, la
diócesis castellano-manchega había demostrado encontrarse igual de afectada que el
resto del clero española por la ruptura de una unión, la protagonizada por la Iglesia
y el Estado, que en la propia década de los cincuenta parecía de una solidez indiscu-
tible. Lo importante es, por tanto, constatar que los principales acontecimientos que
marcaron la actuación de la Iglesia durante casi cuatro décadas tuvieron su reflejo en
una diócesis diseñada para buscar un pacificación religiosa en otros momentos (la Guerra
Civil) il1)pensable.
238
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ESPAÑA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL
A TRAVÉS DE LA CORRESPONDENCIA
DIPLOMÁTICA (1940-1948)
RESUMEN
~ 239
fe
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Otro documento destacable es el memorándum que el gobierno español entregó al
embajador de Inglaterra en Madrid el 23 de febrero de 1943, llamando la atención del
avance ruso en Europa y del peligro del comunismo.
No menos interesante son las publicaciones aparecidas en los periódicos de Estambul,
el 11 de abril de 1943, sobre las declaraciones de Litvinov, embajador de la Unión
Soviética en Washington, afirmando que la U.R.S.S. estaba en guerra con España, aun
sin declararla.
Un artículo de Churchill, muy favorable para España, se publicaba en numerosos
periódicos de Roma en 1947. Churchill elogia la postura de Franco en el conflicto,
agradeciendo al Caudillo su decisión de no participar en la guerra.
Por último, recojo unos fragmentos del libro de Roberto Cantalupo «Fue España»,
publicado en 1948. En ellos, Mussolini recuerda la ayuda prestada a Franco durante
la guerra civil española y su error por intervenir en la contienda, y termina Cantalupo
citando también unas frases del libro del doctor Zacarías «Mussolini si confessa» en
las que el Duce reprocha al Caudillo su no colaboración con las potencias del Eje en
la guerra mundial y su ingratitud, no sólo hacia Italia, sino también hacia Alemania,
las únicas potencias que le ayudaron.
El gobierno del general Franco había hecho una declaración de neutralidad ante
la guerra en 1939, pero esta neutralidad oficial estuvo unida entre 1939 y 1944 a unas
buenas relaciones con los países del Eje y mostró una actitud favorable a los mis-
mos, con los que si no había llegado a una alianza militar, sí se había producido la
adhesión al pacto Antikomintern (1939) y firmado un tratado de amistad con Ale-
mania, así como el envío de un ejército, «la División Azul», a luchar contra la Unión
Soviética. Sólo en los últimos años de la guerra, Franco evolucionó hacia una neu-
tralidad menos pro-Eje y más favorable a los aliados occidentales, aunque totalmen-
te antisoviética. Al terminar la guerra, la España de Franco, cuyo gobierno estaba
considerado fascista, quedó aislada internacionalmente, fuera de la O.N.U. y de la
reordenación internacional l.
y la política seguida por el régimen de Franco hacia el contlicto y las potencias implicadas en el mismo.
Pueden verse: Javier TUSELL, Frallco, Espaiia y la l! Guerra Mundial. Entre el Eje y la neutralidad,
Barcelona, 1995; S. G. PAYNE-D. CONTRERAS, Espaiia)' la Segunda Guerra Mundial, Madrid, 1996,
que afrontan esta problemática desde una perspectiva global. Por su lado, Víctor MORALES LEZCANO,
Historia de la /la beligerancia espaíiola durante la Segunda Guerra Mundial (VI.J940-X.J943) Las
Palmas, 1995), circunscribe su análisis a las peculiaridades de la no beligerancia española; 1. CATA-
LÁN, La eco/lomía espaí¡ola y la Segunda Guerra Mundial, Las Palmas de Gran Canaria. 1995.
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A finales de 1949 la Sociedad de Editorial Athenaum de Bonn publicaba un libro
titulado «Comparsa en la escena diplomática, 1923-1945» y subtitulado «Memorias del
Jefe de Traductores e Intérpretes del Ministerio de Asuntos Exteriores Alemán».
El autor de dicho libro es el Dr. Paul Schmidt, que durante más de 22 años prestó
sus servicios en el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, asistiendo en su calidad
de intérprete a importantísimas entrevistas y trascendentales negociaciones de los es-
tadistas europeos «desde Streesemann y Briand hasta Hitler, Chamberlain y Molotov».
El Dr. Schmidt, testigo de gran excepción, escribió un libro bastante objetivo y ajus-
tado a la realidad de los hechos, en que se ocupa tan sólo de todo lo referente a la
política exterior de Alemania, dando de lado a la política interna de su país.
El propio autor aseguraba que en la redacción de sus memorias había procurado
ser siempre objetivo y neutral, añadiendo «sólo en un punto no soy neutral: en la lucha
entre fanáticos de cualquier raza o nacionalidad y les homes de bonne volonté. ya que
con unos y con otros he tenido que tropezarme durante los largos años de mi actividad
interpretativa, tan ricos en acontecimientos». Esto le había llevado al convencimiento
de que los verdaderos enemigos de la Humanidad son los fanáticos, sea cualquiera el
campo a que pertenezcan.
De este libro, únicamente me voy a ocupar de los dos capítulos que hacen referen-
cia a las entrevistas celebradas entre los ministros de Asuntos Exteriores español y
alemán, los señores Serrano Súñer y Von Ribbentrop, en Berlín y la mantenida entre
Franco y Hitler en Hendaya.
Capítulo 11. El viaje a Berlín del Sr. Serrano Súñer y su entrevista con Ribbentrop, sep-
tiembre de 1940
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personajes, y señalándolo, exclamó Ribbentrop dirigiéndose al ministro español: «Sír-
vase vd. lo que quiera». Y el español se sirvió. Y no se quedó corto: se sirvió Orán,
Marruecos, en su totalidad, y una parte del Sahara, así como también territorios de África
occidental francesa que necesitaba para «redondear» la colonia de Río de Oro.
Ribbentrop vendía con generosidad mercancías que no le pertenecían.
A las exigencias, que como contrapartida presentaba Ribbentrop, el español se
mostró bastante mezquino, dando largas a algunas, poniendo dificultades a otras y
rechazando abiertamente la petición de una base de submarinos en Fernado Poo.
Fundamentaba esta negativa tanto en razones históricas como en la opinión pública
española.
Esta conferencia entre ambos prohombres, trajo consigo el primer enfriamiento en
las antes calurosas relaciones entre Hitler y Franco. El enfriamiento definitivo, estaba
reservado para cuando se celebrase la entrevista entre los dos dictadores.
Más tarde, Serrano Súñer se quejaría amargamente de la falta de tacto con que Hitler
y Ribbentrop trataban a los españoles. Por otra parte, Ribbentrop calificaba a Serrano
Súñer de jesuita.
Capítulo III. La entrevista de S.E. el Jefe del Estado español con Hitler en Hendaya, 23
de octubre de 1940
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Hitler tomó la palabra y presentó la situación de Alemania con brillantes colores
de optimismo, terminando su primera y larga parrafada asegurando categóricamente:
«Inglaterra está a punto de capitular». A continuación, dejó caer la palabra Gibraltar,
afirmando que si los ingleses lo perdiesen podrían ser fácilmente eliminados de África
y del Mediterráneo.
Entonces, después del magnífico exordio, Hitler puso las cartas sobre la mesa.
Propuso a Franco la inmediata conclusión de una alianza entre ambos países y le requirió
para que entrase en la guerra en enero de 1941. Añadió que ellO de dicho mes de
enero se verificaría un ataque a Gibraltar por las mismas formaciones que se habían
apoderado de los fuertes de Lieja en pocas horas y que el resultado sería aún más rápido
y triunfal. Agregó que dichas formaciones se encontraban ya en el mediodía de Fran-
cia. Sin ambages ni rodeos, Hitler ofreció a España Gibraltar y, en forma algo menos
categórica y vaga, territorios coloniales en África.
Franco oía y callaba. El Dr. Schmidt decía que no podía darse cuenta si la expre-
sión impenetrable del Caudillo en aquel momento, era que se encontraba encantado
con lo que oía o que, sencillamente, reflexionaba la respuesta.
Franco comenzó a hablar y realizó una maniobra de diversión como hizo su colega
italiano cuando estalló la guerra: que si la situación alimenticia en España dejaba mucho
que desear. .. que si el país necesitaba cien mil toneladas de trigo ... que si España carecía
de armamento moderno ... que para atacar Gibraltar necesitaría España artillería pesa-
da, dando cifras bastante elevadas ... que si carecía de antiaéreos y demás elementos
para defender sus costas ... que de qué manera se aseguraría España contra un ataque
a las islas Canarias ... y terminó su discurso afirmando que «era incompatible con el
tradicional orgullo nacional de los españoles la reconquista de Gibraltar por soldados
extranjeros. La fortaleza de Gibraltar había de ser tomada por los españoles».
Hitler había dicho que los ejércitos blindados alemanes podrían limpiar África de
ingleses, y para mí, decía Schmidt, resultó muy interesante la respuesta del Caudillo
a ese respecto: «Sí, hasta el límite del gran desierto tal vez fuese posible, pero lo que
es el África Central quedaría defendida inexpugnablemente por el desierto como una
isla por el mar. Esto para mí, combatiente en África de toda mi vida, es incontrover-
tible». También la afirmación de Hitler que Inglaterra en muy breve plazo sería ani-
quilada, recibió cortante respuesta de Franco: «Sí, quizás pudiese ser vencida en Europa,
pero su gobierno y su flota se trasladarían al Canadá para, desde allí, continuar la guerra
con el apoyo de los Estados Unidos».
Mientras que Franco, con voz inalterable y tranquila, que por su monotonía, (decía
el doctor Schmit) recordaba la del muecín llamando a la oración desde el minarete,
desgranaba sus argumentos, Hitler se ponía más y más intranquilo y veíamos claramente
que la conversación le atacaba los nervios.
En una ocasión se levantó airado, declarando no tenía ya razón de ser continuar
discutiendo. Pero, repentinamente cambió de opinión y en apariencia tranquilo continuó
tratando de convencer a su interlocutor Franco. Éste pareció darse por convencido para
llegar a un acuerdo, pero con tantas reservas relativas a abastecimientos, a armamentos
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y al momento de su intervención en la guerra que -para mí, dice el doctor Schmit-
todo ello se me antojaba como un edificio con gran fachada y sin nada detrás.
Se interrumpieron las conversaciones entre los dos jefes de Estado, para continuar
de nuevo entre Ribbentrop y Serrano Súñer, los ministros de Asuntos Exteriores. En
el curso de estas conversaciones, la perspicacia del ministro español pudo darse cuenta
de cómo había variado la actitud alemana -nos referimos a Ribbentrop- después de
las palabras cambiadas entre Hitler y su ministro de Asuntos Exteriores en el andén
de Hendaya. «España recibirá territorios del Imperio Colonial francés», había dicho
Ribbentrop a Súñer, dándole a elegir ante el mapa colgado en su despacho de Berlín.
y después, en Hendaya, ya fue otra cosa muy diferente: «España recibirá territorios
del Imperio Colonial francés, en tanto que a Francia se la pueda compensar con al-
gunas colonias inglesas».
Con derecho, el buen criterio del ministro español interpretaría debidamente estas
palabras pensando que España no recibiría territorio alguno, pues era ilusorio que a
Francia se le pudiera adjudicar el menor fragmento del Imperio británico.
A pesar de todo, se obsequió a Franco y sus acompañantes con el previsto banquete
en el lujoso coche-comedor del tren del Führer. Reinó una relativa cordialidad de labios
para fuera. La larga conversación de sobremesa sostenida por ambos dictadores duran-
te dos horas -el Führer no se resignaba a separarse, por primera vez en su vida, de
un interlocutor sin haberle convencido- sólo sirvió para que cada cual se aferrase más
en sus respectivos puntos de vista. Acabaron dejando a sus ministros de Asuntos Ex-
teriores la redacción del texto de un acuerdo que no llegó nunca a firmarse.
Termina esta parte del capítulo con unos párrafos humorísticos describiendo los
últimos escarceos entre Ribbentrop y Serrano Súñer en que, según el doctor Schmidt,
aquél se producía en tono dogmático y como severo maestro con el alumno español
que, a pesar de todo, no perdía la calma.
«Mañana, a las ocho, tiene que estar aquí el texto del acuerdo» dijo
imperativamente el preceptor. Pero el alumno no se dignó presentarse de nuevo a
examen y envió en su lugar al subsecretario, general Espinosa de los Monteros,
dignísma persona, embajador en Berlín y que dominaba el idioma alemán, portador
del codiciado texto que, hábilmente preparado, no satisfizo al preceptor Ribbentrop.
Éste, en su lugar redactó otro texto de tratado para presentárselo al Caudillo, en el
cual se echaba ya mucha agua al vino de las exigencias alemanas, y de cuya acep-
tación o no debía informarse a Berlín.
Ribbentrop, furioso tomó el tren para Burdeos, y durante todo el trayecto no de-
jamos de oirle renegar del jesuíta de Serrano Súñer y del cobarde y desagradecido de
Franco, que debiéndonoslo todo, no quiere ayudarnos 2 •
2 Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores (A.M.A.E). Fondo Renovado, 5612, expediente. n°.
7. Oficina de Información Diplomática, Sección: Europa, informe especial, n° 62. Despacho dirigido por
el embajador de España en Roma al ministro de Asuntos Exteriores, Roma 13 de junio de 1952.
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CORRESPONDENCIA DIRIGIDA POR HITLER A
MUSSOLINI, NOVIEMBRE, 1940
Aquí recogemos los párrafos relativos a España, publicados en el periódico con-
servador de Estocolomo «Stockholms Tidningen» el 21 de octubre de 1945, de la cart;á
dirigida por Hitler a Mussolini el 20 de noviembre de 1940 desde Viena': "
«Como un remedio (se refiere a la ocupación de Grecia por los ingleses) propongo
las siguientes medidas:
] A.M.A.E. Fondo Renovado, 5162, exp. n°. 4: Anejo n°. l al Despacho dirigido por el ministro de
Estado al ministro de Asuntos Exteriores, Estocolmo, 31 de octubre de 1945.
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, '~
alejados, quería yo retirarlas lo más tarde en abril, para que yo, con importantes pre-
parativos en el centro, pueda esperar la próxima fase en el conflicto con Inglaterra».
Dos días después, el 29 de octubre de 1945, se publicaba en el mismo periódico
«Stockholms Tidningen» el texto de otra carta de Hitler dirigida a Mussolini el 31 de
diciembre de 1940, en estos términos:
«España está muy inquieta por la situación -que para Franco ha cambiado- y re-
chaza la colaboración con las potencias del Eje. Me temo que Franco ha cometido la
mayor equivocación de su vida. Considero una locura su idea de recibir materias pri-
mas de las democracias como una especie de recompensa para tenerlo fuera del con-
flicto. Lo asediarán hasta que haya consumido el último grano de trigo y después
comenzarán a atacarle.
Lamento lo que ha sucedido, puesto que nosotros, por nuestra parte, habíamos toma-
do todas las disposicones para pasar la frontera española el 10 de enero y atacar Gibral-
tar en los comienzos de febrero. Soy de opinión que hubiéramos conseguido un éxito
rápido, puesto que las tropas escogidas para esta ocasión fueron especialmente escogidas
y preparadas. En el mismo momento que Gibraltar hubiese caído en nuestras manos habría
desaparecido para siempre el peligro de un cambio en el Norte y Oeste de África.
Lamento mucho esta decisión de Franco, puesto que no corresponde a la ayuda que
nosotros, Vd. Duce y yo, le prestamos cuando se encontraba en situación difícil. To-
davía tengo una vaga esperanza de que en el último momento se dé cuenta de la ca-
tástrofe que puede seguir a su actitud y de que al final, aunque sea tarde, se decida
adherirse al frente cuya victoria determinará su propia suerte».
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Nosotros, que no entramos ni queremos entrar en la guerra, podemos ver los acon-
tecimientos con gran imparcialidad ... Si el curso de la guerra sigue inalterado, es evi-
dente que los ejércitos rusos penetrarían profundamente en territorio alemán ... Si esto
ocurre, ¿no será el mayor peligro para el Continente y para Inglaterra misma una Ale-
mania sovietizada, que proporcionará a Rusia sus secretos y fabricaciones de guerra, sus
ingenieros, sus técnicos y especialistas, dándoles la oportunidad de formar un imperio
fabuloso, desde el Atlántico hasta el Pacífico? En nuestra opinión, si hasta ahora ha sido
Rusia el mayor peligro para Europa, debido a su totalitarismo comunista y su poderío
militar e industrial, en los actuales momentos este peligro se acrecienta enormemente.
y preguntamos también: ¿Hay algún poder o potencia en el centro de Europa, en
ese mosaico de naciones y razas sin consistencia ni unidad, desangradas por la guerra
y esquilmadas por la ocupación, que pueda contener las ambiciones de Stalin? Evi-
dente que no. Podemos asegurar que en esas naciones, después de la ocupación ale-
mana reinará el comunismo. Por eso consideramos la situación extremadamente grave
y apelamos al buen juicio del pueblo británico para que reflexione sobre el particular,
pues si Rusia ocupa Alemania, nada ni nadie podrá contenerla .. .si Alemania no exis-
tiera, los europeos habríamos de inventarla, y sería ridículo pensar que su puesto pueda
ser ocupado por una Confederación de lituanos, polacos, checos y rumanos, que rá-
pidamente se transformaría en una Confederación de Estados soviéticos»4.
4 A.M.A.E. Fondo Renovado, 2306, exp. n°. 1: Oficio dirigido por el director general del Ministerio
de Asuntos Exteriores al director general de política de América, Madrid, 11 de marzo de 1948.
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«En La Habana, donde reside una numerosa colonia española, cuya historia está
estrechamente unida a la de Cuba, Litvinov, después de haber presentado sus Cartas
Credenciales ha hecho una serie de declaraciones. Decía especialmente que la U.R.S.S.
se consideraba practicamente en guerra con la España de Franco, incluso sin una
declaración de guerra. El gobierno de Franco, asume en efecto a los ojos del Kremlin
la muy grave responsabilidad de haber impedido por la fuerza la instauración en Es-
paña del régimen bolchevique.
La declaración de Litvinov aclara el estado de alma del Kremlin hacia todo gobier-
no que impide la inflitración comunista en su respectivo territorio. Batirse contra el
comunismo equivale a los ojos de Moscú a ser adversario de la U.R.S.S. con todas
las consecuencias que ello significa y acarrea.
La declaración de Litvinov apunta no sólo a España, sino a Portugal, Suiza y Suecia.
Son gobiernos totalitarios o democráticos que consideran como un deber patriótico
elemental proteger a sus pueblos y a sus instituciones contra el veneno comunista».
Como puede verse, aunque lo esencial de las declaraciones de Litvinov afirmando
que la U.R.S.S. se considera en guerra con España, aparece en ambas publicaciones,
el resto del texto difiere bastantes.
, A.M.A.E. Fondo Renovado, 5162, exp. n°, 2 : Despacho dirigido por el cónsul de España en Estambul
al ministro de Asuntos Exteriores, Estambul, II de abril de 1943.
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cedido a los halagos y a las presiones de los alemanes, el peso que hubiera caído sobre
Inglaterra habría sido considerable.
El Estrecho de Gibraltar había sido cerrado automáticamente y hubieran quedado
cerrados todos los accesos al Mediterráneo, convirtiéndose las costas españolas en
refugios ideales para los submarinos alemanes. Ciertamente, yo, que tenía la respon-
sabilidad de la situación, y los ingleses, que se encontraban luchando, no deseábamos
que ocurriese tal cosa y, en realidad, el temido acontecimiento no se verificó.
Sir Samuel Hoare merece un alto elogio por la influencia que supo ejercer y que
fue creciendo continuamente con el tiempo. Sin embargo, nadie merece más alabanzas
que la propia España, por haberse mantenido al margen de la guerra. Los españoles
estaban hartos de combatir y no querían empezar de nuevo.
El momento crítico pasó, la batalla de Inglaterra fue vencida y nuestra isla que se
preveía dominada y saqueada en pocos meses permaneció de pie, no sólo intacta, sino
incluso más fuerte, después de aquel invierno trágico. Una marcha fulminante, bajo
la dirección de Wavell, a lo largo del litoral norte-africano, nos permitió capturar en
el avance cerca de un cuarto de millón de prisioneros.
Parecía que el peligro de una España hostil estuviese superado, pero se produjo una
nueva crisis con motivo del desembarco de las fuerzas angloamericanas en las playas
del noroeste de África. Antes de ser iniciada dicha operación, la situación, en lo que
se refería a la posibilidad de que España nos atacase, permanecía tirante.
Hacía ya tiempo que habíamos ampliado nuestro aeropuerto de Gibraltar, prolon-
gándolo hacia el mar y durante más de un mes, antes de la hora cero del 7 de noviem-
bre de 1942, habíamos visto seiscientos aparatos al descubierto en el citado aerodromo
y al alcance de las baterías españolas. Era difícil hacer creer a los españoles que aquellos
aviones estaban destinados a reforzar Malta; por ello nuestras ansias estaban sobrada-
mente justificadas.
No obstante, los españoles conservaron su actitud amistosa y se mantuvieron re-
servados y tranquilos. No nos hicieron ninguna pregunta y no dieron lugar a ningún
incidente. A pesar de que en alguna ocasión hicieron «la vista gorda» respecto a algún
submarino alemán y de continuar exportando productos a Alemania, por obtener de
estas exportaciones importantes ventajas financieras, no cabe duda de que la actitud
española nos favoreció grandemente.
Alemania ignoraba la existencia de la masa de nuestros aviones situados en Gibral-
tar y la presencia en este puerto de un enorme número de buques que, a veces, y bajo
el control de las baterías de costa española, se extendían fuera de la zona de Gibraltar
hasta adentrarse en la bahía de Algeciras.
¡Qué daño nos habría producido si nos hubiesen invitado a hacer alejar aquellas naves'
Si esto hubiera sucedido no se cómo hubieran podido ser aprovisionados los grandes
convoyes de la empresa africana. Es por este motivo por lo que nunca podré olvidar
el servicio prestado por España, no sólo al Reino Unido, al Imperio británico y a la
Commonwealth, sino a la causa de las Naciones Unidas. Es también esta la razón por
la que no cuenta con mi simpatía la campaña, que se suele considerar hábil, o por lo menos
divertida, que tiende a insultar al gobiemo español en cuantas ocasiones se presentan.
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He tenido la responsabilidad de guiar al propio gobierno cuando más graves eran
los peligros; por esto creo haber tenido la ocasión de poder formar un juicio exacto
sobre el valor de la ayuda que, aunque sea de manera indirecta, nos fue prestada en
los momentos críticos. Quedé muy satisfecho cuando, después de largas y complejas
negociaciones, se pudo llegar a un acuerdo con España, en virtud del cual se pudo re-
solver de modo satisfactorio la cuestión de los barcos italianos refugiados en puertos
españoles; se consiguió que la bandera alemana fuese arribada en Tánger y que se
suprimiese el escudo alemán del Consulado de Alemania en dicha ciudad.
Con dicho acuerdo quedó también regulado el asunto de la exportación de tungsteno,
reduciendo los envíos que España se había comprometido a remitir a Alemania. Y si es
verdad que el convenio en cuestión se debió, asímismo, al influjo que ejercieron las
victorias de los Aliados en todas las partes del mundo y especialmente en el África
septentrional y a la creencia cada vez más extendida de que Alemania podía ser invadida
de un momento a otro, y sobre todo a la convicción de que Hitler no podía ya ejercer
represalia alguna contra España, el alcance de los hechos sucedidos sigue siendo el mismo.
Esto explica mi posición amistosa respecto a España, una vez pasada la tempestad,
porque, además, tengo la esperanza de que España pueda ejercer en el Mediterráneo
un fuerte influjo pacificador. En las cuestiones de política interna son, por el contrario,
los españoles quienes deben decidir y no creo que deban intervenir en el asunto los
gobiernos extranjeros.
Nosotros siempre tuvimos presente la necesidad de batir con las armas, de modo
que tuvieron que arrepentirse de su hostilidad, no sólo las potencias enemigas, sino
también sus satélites. La diferencia entre las primeras y los segundos es clara; es la
misma que existe entre un hombre que intenta matamos y uno que nos deja tranquilos.
Quiero esperar que las buenas relaciones con España puedan mejorar intensifican-
do un convenio que puede ejercer una influencia importante en la economía de los dos
países. Puede ser que tanto el uno como el otro necesiten, recíprocamente, colaborar
y ha sido por este motivo por lo que en ningún momento he creído oportuno interrum-
pir las relaciones con España. Que sea este un buen auspicio para el porvenir» Mi-
nistro Churchill ó •
A.M.A.E. Fondo Renovado, 5162, exp. n°. 5: Despacho dirigido por el embajador de España en
Ó
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meses y que fue ardua e ingrata para él, en desacuerdo con las orientaciones políticas
e ideológicas que desde Roma se iban imponiendo a la diplomacia fascista y especial-
mente con respecto a España y a la guerra civil y a las intervenciones extranjeras.
La obra va ilustrada con 24 fotografías relativas al tiempo de la guerra civil espa-
ñola, predominando las provenientes de archivos republicanos.
El libro narra el error que, según Cantalupo, cometió Italia al participar en la guerra
civil española y los reproches de Mussolini hacia Franco por no querer intervenir al
lado de las potencias del Eje.
Cantalupo, refiriéndose al error de Italia dice: « ... EI error que cometimos en Espa-
ña es un episodio típico fuertemente caracterizado, de nuestro temperamento nacional
y no fue sólo error de Mussolini: como no fue creación suya exclusiva el fascismo,
contrariamente a las historias que les hemos contado a los vencedores en estos últimos
años y para justificamos ante el tribunal de las democracias. Y desde el momento en
que participando en la guerra de España cometimos un error cuajado con todas nues-
tras cualidades buenas y malas, nuestros generosos impulsos colectivos, nuestras in-
creíbles ingenuidades políticas, nuestro altruismo incluso sentimental -nuestra incapa-
cidad y pereza para evadimos de situaciones descabelladas y costosas en que a me-
nudo nos metemos-, conviene antes conocer cómo se formó el error y se desenvolvió
y se concluyó; y luego sacarle el jugo, la moraleja, la lección».
Sigue comentando Cantalupo: «Solamente cuando la guerra civil de España con-
cluyó y nuestra participación en ella se ha resuelto en un déficit que a alguien le pareció
ya entonces incolmable y ahora que la incidencia de aquel hecho sobre la política ita-
liana hacia Alemania y hacia las democracias occidentales es perfectamente evaluable,
es posible a todos ver la política española de Mussolini como un episodio extrema-
damente caracterísitico de una peligrosa y generosa aptitud de los italianos: la de iden-
tificar las propias actitudes espirituales y políticas con una idea universal, sin tener los
medios, la fuerza, el prestigio y la capacidad de encarnarla, sostenerla, afirmarla y, en
fin, imponerla».
Otro aspecto de la tesis condenatoria de la intervención italiana en España según
Cantalupo, es el de la ingratitud que el instintivo, altruista y desinteresado gesto ita-
liano encontró, cuando no ya desconocimiento y hasta hostilidad entre los grandes y
pequeños países europeos que se beneficiaron en vastísima medida de la sangre ita-
liana derramada para salvar a España del inminente peligro comunista.
La razón de semejante desagradecimiento la señala Cantalupo así:
«El mundo no permite que los pueblos menores sean ni siquiera idealistas, no les
tolera tampoco que representen una idea universal y un interés general, pues esta es
la ley de la parte de humanidad que posee la riqueza, retiene el mando y se deja llamar
«democracia» y de todo esto saca esta moraleja: Quien aspira a representar una idea
universal debe obtener en tomo a ella el consentimiento de las mayorías, debe aseme-
jarse a ellas, hacerse igual a ellas y arrancarles el mandato, como hacen los pueblos
ncos ... »
Insistiendo sobre la tardía convicción mussoliniana de no haber sacado de la par-
ticipación en nuestra guerra los frutos que esperaba, Cantalupo cita párrafos del libro
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«Mussolini si confessa», del Dr. Zacarias (médico alemán que asitió al Duce en lo último
de su vida), quien los da como salidos de los labios del propio Mussolini:
« ... Se me ha reprochado que ayudara a Franco en su guerra de liberación en Es-
paña. -Esta guerra le ha costado a Italia no sólo grandes sacrificios de sangre, sino
también graves pasos económicos: le presté a España 12.000 millones de liras, la mitad
de las cuales fueron donativo y cuya diferencia no me ha sido restituida- Juzgo que
España ha sido muy ingrata, pues sin la ayuda italiana Franco no habría podido resistir
ante los rojos de España y las legiones extranjeras, francesas, rusas y, en parte, tam-
bién inglesas.
Su derrota habría sido inevitable desde las primeras batallas. Sólo Alemania tuvo
comprensión de semejante situación y se unió a nosotros para ayudar a Franco. -Que
incluso Inglaterra ayudara a la España roja era incomprensible y absurdo: debía com-
prender la amenaza que un Estado comunista en España y dependiente de Rusia, habría
constituido para las comunicaciones comerciales y estratégicas con el Imperio y con
la India-.
Cuando Franco salió victorioso de la guerra civil, se olvidaron pronto los servicios
que Italia y Alemania habían prestado: y si bien en política jamás pueda contarse con
el agradecimiento y el reconocimiento, no habría estado fuera de lugar el esperarse que
Franco -nada olvidadizo para la enemistad que le mostraban abiertamente todos los
países de Europa- se hubiera acercado algo más a las potencias del Eje.
Creo que esta guerra jamás habría estallado si desde el principio Inglaterra hubiera
tenido que contar con una participación de España, pues ante una España beligerante
bien pronto habría tenido que sacrificar la puerta del Mediterráneo: Gibraltar. Con ello,
España perdió la ocasión de arrogarse un papel importante en la política internacio-
nal...»
Estas palabras textuales de Mussolini las comenta Cantalupo así:
« ... Es posible que España perdiera semejante oportunidad, pero una cosa es cierta:
«Fue España quien privó en gran parte a Italia de la libertad de acción internacional,
es decir, que nos privó de la facultad de decidir con plena independencia si intervenir
o no, y en qué momento, en la guerra mundial.
Fue España quien restringió en un círculo extremadamente reducido el campo de
actuación de nuestra diplomacia: Y al igual que ésta no había sido capaz de limitar
o internacionalizar el alcance de nuestra intervención militar en España, entre 1936 y
1939, no pudo tener después capacidad para devolverle a Italia libertad de movimien-
tos que habíamos perdido en la península Ibérica ... »7.
7 A.M.A.E. Fondo Renovado, 5162, exp. n°. 6: Despacho dirigido por el embajador de España en
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LAS ELECCIONES MUNICIPALES
DEL FRANQUISM0 1
I Esta comunicación se enmarca dentro del proceso de elaboración de la tesis doctoral acerca de las
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dores por el personal político que ocupaba cargos en los órganos centrales del Estado,
no se puede olvidar que en el mantenimiento y desarrollo del sistema político tiene también
gran importancia la red institucional que se ramificaba hasta el último rincón del te-
rritorio nacional, representando un papel destacado lo que Sánchez Recio denomina los
cuadros políticos intermedios.
En cuanto a las elecciones, hay que tener en cuenta el carácter restrictivo que re-
presentan en un régimen autoritario, buscando más la legitimación que la participación
efectiva. Las propias bases ideológicas del régimen que rechazaban el modelo de par-
lamentarismo inorgánico, obligó a desarrollar un sistema complicado de representación
orgánica adecuado a la naturaleza autoritaria del régimen, pero alejado del conocimien-
to y del interés de la mayoría de los ciudadanos, como señala el estudio realizado por
Martínez Marín en los últimos años del franquismo.
Por ello, considero que las elecciones municipales constituyen un tema de interés dentro
de los estudios sobre el franquismo, ya que, como señalaba en 1972 Solé-Tura, sirven
para renovar el «personal político» de una de las palancas jerárquicamente menores
pero políticamente fundamentales del Estado, por cuanto el municipio es uno de los
canales institucionales de representación reconocidos por la ordenación constitucio-
nal vigente 2 • Por su parte, Sánchez Recio, indica que a pesar de la escasa transcendencia
social de las elecciones municipales del franquismo, éstas tenían una importancia
capital para el régimen, y sirvieron de termómetro para medir la relación entre la
sociedad y el régimen y valorar la intensidad con la que éste se hallaba imbricado
en aquélla 3 •
LA DEMOCRACIA ORGÁNICA
Tras una etapa en la que el régimen pretende un modelo totalitario vertebrado en torno
al partido único, FET y de las JONS, constituido a partir del decreto de unificación de
abril de 1937, se plantea, a causa principalmente de las presiones exteriores como
consecuencia de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, la necesidad de buscar
alguna forma de participación que legitime el sistema político.
Los principios ideológicos del régimen partían de un rechazo radical del sufragio
inorgánico y de todos los elementos vinculados al mismo: sistema parlamentario, reco-
nocimiento de los partidos políticos, sufragio universal, libertades políticas, etc. En esta
posición coincidían los distintos segmentos ideológicos que integraban el franquismo,
desde los falangistas a la derecha radical, pasando por los militares y los tradiciona-
listas.
Cuando el régimen, acuciado por el aislamiento internacional, trate de introducir
procesos de representación, que permitiesen dar la imagen de que el pueblo tenía alguna
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J
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participación en las instituciones políticas, se encontrará con el gran problema de
instaurar, para ser fiel a sus fundamentos ideológicos, un modelo de representación
totalmente alejado de la democracia inorgánica y, por tanto, de los partidos políticos
y el sufragio universal. Nace con ello uno de los principios básicos de la representación
política en el franquismo: la democracia orgánica, que será junto a la utilización del
referéndum, una de las novedades que, para la historia del sufragio en España, su-
puso el extenso período autoritario de Franco 4•
En 1942, la Ley Constitutiva de las Cortes instaurará este nuevo órgano político,
en el que la representación tratará de llevarse a cabo a través de los llamados «cauces
naturales» de representación, que serán la familia, el municipio, el sindicato y deter-
minadas corporaciones. A partir del establecimiento de las Cortes, toda la normativa
electoral partirá, al menos teóricamente, de la aceptación del modelo orgánico de re-
presentación política.
La adopción de la representación orgánica se realiza en cumplimiento del punto 6°
de la norma programática de FET y de las JONS, que añade a la crítica al sistema inor-
gánico, una definición de la representación orgánica en los siguientes términos: «Nues-
tro Estado será un instrumento totalitario al servicio de la integridad patria. Todos
los españoles participarán en él a través de su función familiar, municipal y sindical».
Esta idea será ratificada por las sucesivas Leyes Fundamentales, hasta quedar consa-
grada en el Principio VIII de la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958),
declarados de carácter permanente e inalterable. Sin embargo, en ningún pasaje de las Leyes
Fundamentales encontramos una definición precisa de lo que es la representación orgá-
nica, que, no obstante, se nos presenta como una de las claves del régimen políticoS.
La fundamentación teórica de la democracia orgánica procede de distintas fuentes
ideológicas. En primer lugar, el ideario falangista, pues el citado punto programático
de FET y de las JONS es la transcripción literal del mismo punto de los principios
políticos de Falange Española. Igualmente, influyó la representación corporativa que
intentó llevar a la práctica la dictadura de Primo de Rivera en la Asamblea Nacional
Consultiva y en los proyectos constitucionales. Ese período coincidió con una franca
revisión de la doctrina clásica de la representación política y de un replanteamiento del
papel del Estado. También se apreció el auge arrollador de las ideas corporativistas, en
relación con la crisis del individualismo liberal, lo que lleva a un desarrollo de las teorías
organicistas de la sociedad, donde se marcan influencias del tradicionalismo, del cato-
licismo social, del krausismo y el influjo del creciente fascismo. Este ambiente influyó
en la discusión del Anteproyecto de Constitución de 1929, donde quedó configurado un
sistema de sufragio orgánico, que tendrá secuelas en el régimen franquista y más con-
cretamente en las Cortes orgánicas de 19426 .
El ejemplo de los modelos totalitarios, principalmente Italia y Alemania, también
influirá en la adopción de la representación orgánica. A pesar de ello, más adelante,
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algunos autores, tratarán de diferenciar el corporativismo propio de esos regímenes con
nuestro modelo orgánico, señalando que lo que se representa en este caso es al pueblo
español, a un conjunto de ciudadanos, y no a determinadas corporaciones o institucio-
nes, que, en definitiva, no son más que los cauces a través de los cuales se articula esa
representación 7 .
Pero, además, el régimen trató de presentar el modelo de representación orgánica
vinculándolo a la tradición española de las antiguas Cortes medievales y a la represen-
tación del pueblo en los concejos. Con todo ello, se intentó definir un modelo genui-
namente español, que, según señalaba uno de sus teóricos, «pretende superar, de una
parte, el relativismo inorgánico de la democracia liberal de partidos, y de otra, los
indudables excesos del estatismo de las otras dos concepciones [la soviética y la
totalitaria]»x. Fraga Iribarne, por su parte, afirmará que esta forma de representación
nace de «nuestras particularidades y nuestras circunstancias, ... lo que da vida a un
tipo de Régimen que puede ser fácilmente asimilado por la sociedad española, pues
ha nacido de ella enforma espontánea en lugar de haberle sido impuesto sobre modelos
abstractos, difíciles de encajar en la realidad»Y.
El citado Fernández Miranda trata de definir la democracia orgánica, indicando que
«dentro de esta estructura se intenta el establecimiento de una serie de cauces que
desde la realidad social concreta institucionalizada y desde las esferas de autonomía
de la persona y de las sociedades en que éstas se desenvuelven (Familia, Municipio,
órdenes sociales, etc.) puedan llegar a actualizar en los órganos superiores del Es-
tado la presencia real y verdadera del Pueblo en las tareas públicas. Es lo que se ha
llamado representación orgánica»'o. Los procesos electorales franquistas en su concep-
ción y organización adoptarán el modelo de la representación orgánica.
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podían suponer una manifestación del papel que en cada momento representaban las
distintas familias ideológicas.
La regulación legal de las elecciones durante el largo período franquista se carac-
teriza por constituir, en palabras de Santiago Varela, una frondosa maraña legislativa.
No existió un sistema electoral en cuanto conjunto normativo y coherente que regulara
los procesos electorales, sino un conglomerado de normas que produjo una variedad
dispersa y anárquica de disposiciones, cuyo denominador común ha sido su carácter
estrictamente coyuntural, adaptándose a las conveniencias del poder en cada momento
y circunstancia 11 •
Según Ruiz de Azúa l2 hay una serie de rasgos que caracterizan el esquema electoral
franquista:
- Son elecciones orgánicas, basadas en la destrucción de los partidos políticos y que
se realizan dentro de los estrechos límites de la aceptación explícita de los prin-
cipios ideológicos del régimen. Se trata, por tanto, de elecciones no competitivas,
en las que no se pone en juego ninguna alternativa política.
- En ningún caso, a excepción del referéndum y los intentos de participación en los
órganos locales del Movimiento, se celebran por sufragio universal, sino a partir
de bases electorales minoritarias y reducidas. Por ello, pueden considerarse elec-
ciones de corte neo-censitario.
- El sufragio es normalmente indirecto de 2°, 3° Y hasta 4° grado, y los casos en
que es directo son excepción, reservándose además la elección directa a reducidas
bases electorales (salvo las elecciones familiares a Cortes y Ayuntamientos).
- Las funciones reales a desempeñar por los cargos elegidos son de escasa impor-
tancia, en general, bien porque quedan incluidos minoritariamente en órganos donde
dominan personas designadas directamente o indirectamente (Cortes) o bien por-
que los agentes realmente ejecutivos de las instituciones (alcaldes, presidentes de
Diputación ... ) no son precisamente los elegidos.
A todo ello hay que añadir el fuerte control en la presentación de candidatos. Las
candidaturas quedaban prácticamente dirigidas, controladas y dominadas por los órga-
nos oficiales dependientes de las instancias gubernamentales.
En definitiva, las elecciones franquistas quedaban lejos del modelo orgánico que deCÍan
representar y lo que había detrás del sistema electoral era un intento de reducir la
participación popular y de garantizar el control político y administrativo de los proce-
sos electorales. Por ello, resultó inviable cualquier propuesta democratizadora de la
representación orgánica. Y es que, tal como señala L1eixa, la clave principal de ese
caráctef orgánico de la representación estaba en su congruencia con el autoritarismo
del régimen 13.
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Los escasos intentos de aprovechar el sistema para incorporar candidatos «indepen-
dientes» en elecciones para concejales de los municipios por el tercio familiar o en la
elección de los procuradores familiares, estuvieron condenados al fracaso. Tampoco
tuvieron éxito los intentos desde dentro del sistema de promover la participación a través
del llamado «asociacionismo político». A pesar de la timidez de los proyectos, los sectores
más reaccionarios temían que fueran una puerta hacia los partidos políticos y provo-
carán la quiebra del régimen.
Todo ello, da lugar a un desinterés y apatía que se reflejaba en un mayor
abstencionismo en cada cita electoral, que se hace más acusado en los años 60. La
novedad de las elecciones de procuradores por representación familiar en 1967 creó cieltas
expectativas que se concretaron en un 60 por ciento de participación. Pero la decepción
por los resultados redujeron cuatro años más tarde la participación a poco más del 40
por ciento l4 •
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Sindicales radicados en el término; por elección que harán los concejales represen-
tantes de los dos grupos anteriores entre vecinos pertenecientes a entidades existentes
en el término o, en otro caso, entre vecinos prestigiosos de la localidad». Se abría paso,
por tanto, a los conocidos tercios de representación familiar, sindical y de entidades.
El número de concejales de cada Ayuntamiento varía entre 3 y 24, de acuerdo con
una escala de la población del municipio que establece la base 7" de la citada Ley de
Bases.
Esta escala es la siguiente:
Población
(N°. de residentes) Concejales
Menos de 500 3
501-2.000 6
2.001-10.000 9
10.001-20.000 12
20.001-50.000 15
50.001-100.000 18
100.001-500.000 21
Más de 500.000 24
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Estaselecciones se celebraron en enero y febrero de 1976 en un clima de desinterés y
apatía, arrojando un gran porcentaje de «redesignaciones»l7.
La Ley de Bases de 1945 se convirtió en texto articulado en virtud de un decreto
de 16 de diciembre de 1950, y, después, tras la promulgación de una nueva Ley de Bases
de 3 de diciembre de 1953, por el texto articulado aprobado por decreto de 24 de junio
de 1955. Otro decreto, de 17 de mayo de 1952, establecía el Reglamento de organiza-
ción, funcionamiento y régimen jurídico de las Corporaciones Locales. Estas normas
legales constituyen la base fundamental de regulación de la administración local duran-
te los años del régimen franquista. En la elaboración de este conjunto legislativo asu-
mirá un importante protagonismo el Instituto de Estudios de Administración Local, que
había sido creado en 1940.
Aunque en el otoño de 1945 se anunció para marzo del siguiente año la celebración
de elecciones municipales de acuerdo con la citada Ley de Bases, la convocatoria de
las mismas hubo de esperar hasta el otoño de 1948, más de tres años después de
promulgada dicha Ley. La situación política ocasionada por la victoria aliada en la
Segunda Guerra Mundial y la necesidad del régimen de romper el aislamiento interna-
cional motivó durante esos años una febril actividad legislativa y política para liberarse
del estigma de identificación con el fascismo que manifestaba el régimen, en unos
momentos en que crecía el movimiento guerrillero y se hacía más intensa la presión del
pretendiente don Juan de Borbón. Circunstancias que, sin embargo, no lograron alterar
la posición política de Franco, sino que, al contrario, sirvieron para afianzar su poder
unipersonal y asentar definitivamente la dictadura.
Por todo ello, la convocatoria de las primeras elecciones municipales tuvo que esperar
todo ese tiempo. Finalmente, el Boletín Oficial del Estado del 7 de octubre de 1948 publica
la Orden de 30 de septiembre por la que se convocan elecciones municipales en tres
domingos consecutivos (21 y 28 de noviembre y 5 de diciembre) para cada uno de los
tres tercios respectivamente y se dictan las normas para su celebración.
Este grupo de concejales era elegido por los vecinos cabeza de familia. Se enten-
día por tales, los vecinos del respectivo municipio y mayores de edad (21 años en-
tonces) o bien menores emancipados que hayan cumplido 18 años, varones o mujeres,
incluidos en el censo electoral de cabezas de familia. Para aclarar quiénes eran ca-
bezas de familia se señalaba que tenían esa consideración los varones casados, viu-
dos, viudas, solteros y solteras mayores de edad con vivienda exclusiva o compartida
a su cargo. Y no lo eran los menores emancipados, mujeres casadas y solteros so-
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metidos domiciliarmente y sin ejercicio de potestad civil'H. A pesar de ello, algunos
autores señalaron ya en su momento la imprecisión e indefinición que presenta la noción
legal de cabeza de familia.
Lo que queda claro es que con este sistema se reduce considerablemente el número
de electores con posibilidad de ejercer el derecho al voto. Se trata, por tanto, de un
sufragio neocensitario. Se niega el derecho al voto a la mayoría de las mujeres y jó-
venes. Precisamente en el caso de estos últimos tratando de evitar la participación de
los elementos más dinámicos de la sociedad. Este carácter restrictivo de la partici-
pación por encima incluso de la fundamentación familiar de la representación es
subrayado por Antonio Carro Martínez, un político del régimen que fue ministro en
los últimos años del franquismo, cuando afirmaba que «seguramente quienes implan-
taron el sistema de sufragio de cabezas de familia en España tuvieron más en cuenta
la preocupación de restringir el sufragio que de construir una verdadera represen-
tación orgánica» 19.
Para hacerse una idea de la importante reducción del número de posibles votantes,
sirva de ejemplo que si bien el censo electoral del referéndum de julio de 1947, donde
se aplicaba el sufragio universal, lo formaban más de 17 millones de personas, para
las elecciones municipales de 1948 se reducía a poco más de seis millones. En 1951,
de un censo de más de 17.600.000 electores tendrán derecho a voto para las elecciones
a concejales 7.503.653 personas, de las cuales, 1.767.110 (el 24 por ciento) son mu-
jeres 20 •
A partir de 1970, en la fase final del franquismo, se extendió la capacidad para elegir
y ser elegida concejal a las mujeres casadas, quienes ya sólo tuvieron oportunidad de
usar ese derecho en los procesos electorales de 1970 y 1973.
Como normativa electoral supletoria se mantiene la Ley Electoral de 1907, promul-
gada por el gobierno de Antonio Maura en plena Restauración, y que curiosamente servía
para regular unas elecciones de carácter inorgánico bien distintas de las implantadas por
el franquismo. La vigencia de la citada Ley durante la Segunda República, aunque
reformada en los aspectos que favorecían el funcionamiento del caciquism0 21 , y hasta
las elecciones democráticas de junio de 1977, la convierte en la normativa electoral de
mayor perduración de la historia electoral española22 • Pero, en el aspecto que nos in-
teresa, cabe destacar que la aplicación de esa ley tendrá dos consecuencias electorales
importantes. Por una parte, el mantenimiento del voto obligatorio, so pena de recibir
las correspondientes sanciones, y que será ampliamente invocado, aunque no con mucho
éxito, para llevar a los ciudadanos a las urnas.
Por otro lado, la pervivencia del polémico articulo 29 (recogido literalmente en el
---...
IX El Diario Palentino (en adelante, D. P.), 2-10-1948
I~ Citado por MARTÍNEZ MARÍN, A.: La representatividad... , p. 108.
20 D. P., 1-11-1951.
21 V. al respecto mi trabajo «El sistema electoral de la Segunda República y sus efectos sobre el
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aI1ículo 21 de las normas electorales en 1948 y en el artículo 55 del Reglamento de
Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Corporaciones Locales de
1952), que determinaba la no celebración de elecciones cuando el número de candidatos
fuera igual o inferior al número de puestos a cubrir. Este artículo fue, a pesar de las
instrucciones precisas que recomendaban no utilizarlo, ampliamente aplicado en diver-
sas provincias. Esto sucedió, por ejemplo, en 1948 en localidades tan importantes como
Cartagena, Toledo o Pamplona. En Palencia, según la prensa, se aplicó en ese año a
46 de los 200 municipios de la provincia23 • En elecciones de años posteriores hubo
provincias donde sólo se votó en unos pocos municipios 24 • Según informaciones oficia-
les, en 1954 en la provincial de Barcelona sólo van a celebrarse elecciones en un
municipio, Sabadell, con una participación del 56,25 por ciento del censo electoral; en
1960, 1963 Y 1966, únicamente hubo votaciones en una, cinco y once poblaciones
respectivamente, y en todas con un bajo nivel de participación 25 • Con el fin de justi-
ficarlo, el ministro BIas Pérez llegó a proclamar que este procedimiento representaba
un auténtico caso de elección directa del pueblo 2ó •
Podían ser candidatos todos los españoles mayores de 23 años, varones o mujeres,
en posesión de los derechos políticos y civiles, que supieran leer y escribir y tuviesen
la condición de cabeza de familia. Además, habían de cumplir uno de los requisitos
siguientes: estar desempeñando o haber desempeñado el cargo de concejal en el propio
Ayuntamiento durante un año como mínimo; ser propuesto por dos procuradores o
exprocuradores en Cortes representantes de las Corporaciones locales de la provincia;
por tres diputados o exdiputados provinciales; por cuatro concejales o exconcejales del
mismo Ayuntamiento; o ser propuesto por vecinos cabezas de familia incluidos en el
censo electoral del respectivo distrito en número no inferior a la vigésima parte del total
de electores.
Están incapacitados para el ejercicio del cargo de concejal, que se entiende obliga-
torio y gratuito, los funcionarios y empleados municipales, y quienes tengan intereses
económicos o establecida contienda judicial o administrativa con el ayuntamiento.
Los candidatos pueden presentarse hasta quince días antes del señalado para la
celebración de las elecciones, y son proclamados oficialmente sólo siete días antes de
la votación, lo que imposibilita prácticamente realizar cualquier tipo de campaña elec-
toral o difundir adecuadamente las distintas propuestas.
En cuanto al procedimiento de votación, cada elector podía votar consignando en la
papeleta tantos nombres de la lista de candidatos cuantos sean los concejales que hayan
de elegirse.
Cada elector ha de votar necesariamente en su mesa correspondiente no admitién-
dose la votación como transeúnte, ni el voto por correo.
2, D. P., 23-11-1948.
2~ MIRANDA, PÉREZ: «Actitudes ... », p. 145.
2; MOLINERO, c., YSÁS, P.: «La Diputació de 1949 a 1977», pp. 50, 61-63.
26 D. P., 23-11-1948.
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CONCEJALES DE REPRESENTACIÓN SINDICAL
27 D. P., 25-11-1948.
2'D. P., 1-12-1951.
20 D. P., 4-12-1951.
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Para ser elegido por este tercio, además de las mismas condiciones generales que el
resto de los candidatos, se requiere la pertenencia a una entidad económica, cultural o
profesional radicada en el término. A tal fin, las citadas entidades deberán inscribirse
en un registro especial de entidades dentro del plazo de 20 días a contar desde el día
siguiente al de la publicación de decreto de convocatoria, sin necesidad de acreditar otro
requisito que el de llevar un año de existencia legal. Transcurrido ese plazo, se promo-
verá de oficio por la autoridad la inscripción de las mencionadas entidades, a quienes
se reclamará la documentación que se estime precisa. El número de miembros de esta
clase debe ser igualo superior a la tercera parte del total de vecinos cabezas de familia
inscritos en el censo; caso de que no alcancen esa cifra, los gobernadores civiles de-
cidirán los puestos que deben ser adjudicados, cubriendo el resto con vecinos de reco-
nocido prestigio en la localidad.
Son electores de este tercio, los concejales electos anteriormente por los otros dos
tercios. El procedimiento de votación es el mismo que el señalado para los anteriores
grupos, pudiendo señalar en la papeleta tantos nombres como concejales se eligen.
Los candidatos son propuestos por el Gobernador Civil mediante una lista que incluye,
al menos, el triple de candidatos que puestos a cubrir. En realidad, en la elección de
este grupo funciona realmente un sistema de cooptación, con una intervención directa
y decisiva de las autoridades gubernativas, lo que hace que los elegidos lo sean dentro
de un proceso fuertemente controlado. Era conocido como el «tercio de consolación»
porque en ocasiones se utilizaba para incorporar como concejales a candidatos no elegidos
en alguno de los otros dos grupos.
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intervención de la Administración Central, del Gobierno en suma, en la vida local,
actuando a través de Juntas y Comisiones y de la Comisión Provincial de Servicios
Técnicos. Junto a ello, los ayuntamientos acusan una gran debilidad financiera, lo que
obligaba a depender de los medios económicos y presupuestarios que procedieran del
Estado. Así, la gran preocupación de los ayuntamientos será presionar a las autoridades
gubernamentales para lograr actuaciones en la localidad, en unos momentos de expan-
sión urbana que hacían crecer las necesidades de las ciudades.
Si el procedimiento de elección de los concejales es por sí mismo revelador del in-
suficiente carácter democrático de las elecciones municipales, se pone más en evidencia
al analizar la aplicación real del mismo. Y es que, como señala Santiago Varela, debe
tenerse en cuenta cómo el régimen de Franco no se caracterizó precisamente por la
fidelidad de sus normas y actos a sus propios principios ideológicos y constituciona-
les 33 , lo que se apreció en la organización de las elecciones y en la virtualidad de la
representación orgánica. Lo demuestra claramente el que el sistema se encontrara so-
metido a grandes restricciones en cuanto a las posibilidades reales de los candidatos de
presentar programas y realizar campañas informativas. Además, la burocracia del partido
único y del Estado controlaban totalmente el proceso electoral: fiscalizaban la presen-
tación de los candidatos y la formación de las mesas, establecían el procedimiento del
escrutinio y proclamaban a los elegidos; con estos poderes podían haber fabricado
previamente los resultados 34 • Moreno Fonseret ha señalado los procedimientos mediante
los cuales eran controladas todas estas acciones 35 .
Por su parte, la Secretaría General del Movimiento, a través de la Delegación Nacional
de Provincias, enviaba instrucciones reservadas a los órganos provinciales en las que
se daban directrices precisas sobre cómo debían desarrollarse los procesos electorales
hasta en sus mínimos detalles. Y es que, a pesar de la escasa entidad que el régimen
las concedía, se trataba de evitar en todo momento las posibles sorpresas en los resul-
tados 3('. A nivel provincial, en las elecciones de los representantes de cabezas de familia
asumían un papel importantísimo los gobernadores civiles, quienes aplicaban las ins-
trucciones citadas, a través de los órganos provinciales del Movimiento, los cuales de
alguna manera, sobre todo en los primeros años, organizaban las elecciones.
Las elecciones para concejales municipales en los Ayuntamientos españoles se pro-
dujeron sistemáticamente cada tres años, con la excepción del período 1966-1970, desde
la celebración de las primeras en el otoño de 1948 hasta 1973, en que se celebraron
las últimas. Hubo, por tanto, nueve procesos electorales.
Aunque el régimen fue adaptándose a las circunstancias políticas que la situación
interna y, sobre todo, la presión internacional iban motivando, sin que ello supusiera
pales en diversas investigaciones. Cabe citar, entre otras, la de DUCH, M.: «Falangismo ... », pp. 118
Y ss.; también SÁNCHEZ RECIO, G.: op. cit ... , pp 58-59.
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modificación alguna en su carácter autoritario, basado en el poder personal de Franco,
la Administración Local tuvo una clara continuidad en su ubicación en la estructura
política del sistema. La dependencia básica hacia las autoridades centrales y la escasa
autonomía y competencias en la gestión municipal caracterizaron a los ayuntamientos
durante todo el período. Además, la concentración del poder municipal en la figura del
alcalde, de nombramiento discrecional por las autoridades gubernamentales, restaba
capacidad efectiva a los concejales, que asumían funciones de colaboración más que de
decisión. La figura del concejal queda, en este sentido, minimizada en su posición en
el seno del Ayuntamiento y difuminada por la apatía con que de ella se ocupa el sistema
electoral. Ello no obsta para que algunos concejales cumplieran una importante labor
en los ayuntamientos poniendo toda su buena voluntad y esfuerzo para mejorar los
servicios urbanos. El carácter gratuito del cargo de concejal le restaba atractivo y, por
tanto, no era una tarea que, en ocasiones, se asumiera con mucha satisfacción.
En este contexto, las elecciones municipales tenían una importancia relativa, que el
propio régimen intentaba subrayar. Las autoridades tratan de presentar las elecciones
municipales como carentes de contenido político, insistiendo siempre en su carácter
administrativo. Quizá en ello influyera, también, el recuerdo de las elecciones munici-
pales del 12 de abril de 1931 que supusieron el fin de la Monarquía y el advenimiento
de la Segunda República, tal como refleja la prensa en 194837 • Por tanto, se insiste una
y otra vez en que lo que se elige son buenos «administradores» que procuren lo mejor
para su localidad, sin que hagan del ayuntamiento un campo de «batalla donde libran
sus contiendas las banderías políticas del lugar. .. »3x.
Por todo ello, se aprecia una escasa preocupación, a pesar de la amenaza del voto
obligatorio, por la mayor o menor participación en las mismas, siempre que la absten-
ción no alcanzara cifras elevadas, a diferencia de los referendos celebrados, donde su
carácter plebiscitario y de apoyo al régimen, y más concretamente a Franco, es más
evidente y por ello se ejerce una mayor presión sobre la población para que vote.
Este doble sentido de limitar las elecciones municipales a un acto administrativo y
a la vez suscitar una participación suficiente, producía, en palabras de Miranda y Pérez,
la necesidad de mover el «cuerpo electoral» el día de la votación, mientras que
anteriormente debían hacer todo lo posible para que las elecciones suscitasen elmcl10r
grado posible de movilización po lítica 39 •
El deseo de eliminar toda equiparación con las elecciones municipales de carácter
inorgánico, con participación de los partidos políticos, lleva a buscar precedentes en el
,7 «El espailol hipercrítico puede, ante el anuncio [de la convocatoria de las elecciones] adoptar dos
actitudes: la de la ind~ferencia y la del tem(J/: O creerá que estas elecciones no merecen tal nombre,
o evocará la ya lejana, pem no olpidada historia electoral con SIlS capítulos de rivalidades partidistas,
de odios personales y de suhversión de principios y resultados, que transformó una elecciones preci-
samente municipales -administrativas, por tanto- en comisión liquidadora de un régimen seclllw: .. »
El Ideal Gallego (28-9-1948), citado por D. P., 21-10-1948.
" Alocución del ministro de la Gobernación, Alonso Vega, el día anterior a la convocatoria de las
elecciones de 1963 (citado por RUIZ DE AZÚA, M. Á.: arto. cit., p. 90)
,y MIRANDA/PÉREZ: artO. cit., p. 144.
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sistema municipal del Antiguo Régimen, dando un salto hacia atrás de varios siglos,
para con ello rechazar todo el sistema liberal de participación vigente desde el siglo XIX.
Este recurso a la historia administrativa española y la introducción de la democracia
orgánica como sistema de representación, induce a presentar las elecciones municipales
como un sistema propio y genuino (<<elecciones a la española»), a partir del cual «dar
una llueva lección al l11undo»40.
La apreciación negativa hacia las elecciones municipales era considerada incluso
dentro del propio régimen. Los falangistas más ortodoxos veían con desagrado la vuelta
a prácticas que entendían trasnochadas, a la vez que temían una pérdida de control en
la administración local donde disfrutaban de gran fuerza. De los informes emitidos en
1955 por los Jefes Provinciales del Movimiento (y Gobernadores Civiles) de las cuatro
provincias catalanas a requerimiento de la Delegación Nacional de Provincias se des-
prenden las dificultades que presentaba el sistema y el escaso interés que suscitaba entre
la población 41 • La misma opinión se observa en los informes emitidos en otras provin-
cias 4 " .
Los sectores católicos, en ascenso en el panorama político a partir de 1945, tampoco
veían el proceso con entusiasmo. Así, con motivo de la publicación a primeros de
septiembre de 1948 de la nota que anunciaba la convocatoria de elecciones municipales,
el ministro de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo, manifestaba en carta al propio
general Franco, que la misma pone al descubierto el carácter limitado de la votación4-' .
En líneas generales, la participación en las elecciones municipales no solía ser muy
alta, teniendo en cuenta el voto obligatorio y las amenazas de sanción que recaían sobre
quienes osaran abstenerse. Los niveles de participación eran menores conforme mayo-
res eran las ciudades y experimenta una reducción notable según van pasando los años,
sobre todo a partir de los años sesenta, hasta alcanzar un nivel que preocupó al propio
régimen. De ahí que para las dos últimas elecciones de 1970 y 1973 se ampliara el derecho
al voto a las mujeres casadas y se trasladara el día de votación al martes, jornada
laborable, con el fin de evitar el aumento del abstencionismo. La campaña institucional
tuvo en esos dos años un fuerte auge, que no había tenido en procesos anteriores. Sin
embargo, las cifras de participación fueron disminuyendo, sobre todo en las ciudades
y zonas industrializadas. Sólo la presentación de algunas candidaturas «independientes»
pudo, en pequeña medida, animar un poco el interés ciudadano.
Según un estudio realizado en los últimos años del franquismo por Martínez Marín,
el grado de conocimiento legal de los ciudadanos sobre el funcionamiento del ayunta-
miento era muy bajo, debido, entre otras causas, al complicado mecanismo de
representatividad I11l/1lÍcipal franquista yen la escasa significación operativa que para
los pueblos tiene el gobierno local. El mismo estudio, aunque no indicaba un rechazo
de índole personal hacia los representantes, sí apreciaba un desconocimiento hacia las
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tareas desarrolladas por los concejales como prueba fehaciente del limitado papel que
el sistema franquista les atribuye, pues el caudillaje municipal conlleva esta débil o
nula relevancia 44 •
El siguiente esquema, elaborado por MartÍnez Cuadrad0 45 , refleja la evolución de las
elecciones municipales por el tercio de cabezas de familia a lo largo de todo el período
de vigencia.
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El régimen de Franco no se planteó nunca una reforma seria de la Administración
Local, lo que supuso que el régimen local llegó en 1975 con más o menos las mismas
normas por las que se regulaba en 1955, pese a las transformaciones de toda índole
que tuvieron lugar durante esas dos décadas 46 • Los distintos proyectos de reforma no
saldrán adelante debido al escaso interés de la clase política y a los temores que sus-
citaba ampliar la participación. Sólo la víspera de la muerte de Franco se aprueba una
Ley de Bases del Estatuto de Régimen Local, de efímera aplicación, al no adaptarse
a la nueva situación democrática.
ANEXO
FECHAS DE CELEBRACIÓN DE LAS ELECCIONES MUNICIPALES
(1948-1973)
CONVOCATORIA 30-IX 9-X 24-IX 18-X 13-X 23-IX lO-X 12-IX 17-VIII
B.O.E. 7-X 22-X 20-X 22-X 25-X 30-IX ll-X 20-IX 17-IX
FAMILIAR 21-XI 25-XI 21-XI 24-XI 27-XI 3-XI 13-XI 17-XI 13-XI
o
U SINDICAL 28-XI 2-XII 28-XI ¡-XII 4-XII lO-XI 20-XI 24-XI 20-XI
~ ENTIDADES 5-XII 9-XII 5-XII 8-XII ll-XII 17-XI 27-XI l-XII 27-XI
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LA ORGANIZACIÓN SINDICAL EN EL
RÉGIMEN DE FRANCO. FONDOS
DOCUMENTALES DEL ARCHIVO HISTÓRICO
PROVINCIAL DE GUADALAJARA
La Guerra Civil Española trae consigo un cambio del orden político y la creación
de unas nuevas estructuras políticas y administrativas, base para el establecimiento del
nuevo régimen gubernativo franquista.
Se va a producir la reforma de la Administración Central del Estado y de sus es-
tructuras organizativas, pasando todo el entramado político a depender directamente
del Jefe del Estado. La historia política del régimen es, fundamentalmente, la de su
poder ejecutivo. Franco asume en su persona la Jefatura del Estado, la Presidencia del
Gobierno (hasta 1973) y la Jefatura Nacional del Movimiento.
Fundamental en la nueva estructura del régimen franquista será el Movimiento
Nacional, partido único surgido tras el Decreto de 19 de abril de 1937, en el que se
unen Falange Comunión Tradicionalista y las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas,
creándose la FET y JONS, que pasará a ser Movimiento Nacional, configurándose como
una estructura paralela del Estado, con funciones de organización, apoyo y encuadra-
miento, entendida como soporte de la perpetuación del régimen.
La creación de un sindicalismo vertical controlado por el Estado e inserto en sus
propias estructuras surge ya en plena Guerra Civil, con una vertebración de toda la
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actividad económica y la organización laboral a través de un aparato sindical «verti-
cal», con la finalidad de crear grandes agrupaciones de productores, empresarios y
asalariados en sindicatos por ramas de producción.
La Organización Sindical se organizaba, por tanto, en sindicatos por ramas de
producción, en los que estaban encuadrados en las llamadas «asociaciones», los em-
presarios, los técnicos y los trabajadores. Son sindicatos únicos, cada uno en su rama
y de afiliación obligatoria.
La Organización Sindical Franquista dependerá desde 1939 hasta 1969 del Movi-
miento Nacional y del Ministerio de Trabajo, a través de la Delegación Nacional de
Sindicatos. Esta organización evolucionará hasta convertirse en un gran aparato de
encuadramiento del mundo productivo y laboral, como un sistema de control, bajo el
dominio del sistema gubernativo, al alcanzar rango de Ministerio la Delegación Na-
cional de Sindicatos en 1969.
Los objetivos de la organización vertical son entre otros!:
- El control de la clase obrera.
- La creación de un instrumento de información y documentación que hiciera de
puente entre el Estado y la vida de las empresas, como medio para elaborar una
política económica.
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En el Decreto dado por la Junta de Defensa de 21 de abril de 1937 se organizan
las llamadas «Centrales Nacional-Sindicalistas» integradas por trabajadores y empre-
sarios. Esta organización está precedida en el tiempo por la unificación política de
Falange Española con la Comunidad Tradicionalista, lo que contribuye a la creación
del nuevo aparato sindicaP.
El Ministerio de Organización y Acción Sindical se crea por Ley de 30 de enero
de 19384, con la doble tarea de asumir las funciones del antiguo Ministerio de Trabajo
y de organización de los futuros sindicatos. El artículo 15 de la Ley dice que «com-
prenderá un servicio destinado a los sindicatos». El Decreto de 13 de mayo de ese
mismo año establece la organización de este servicio, determinándose en el art. 30, que
«serán misiones del Servicio Nacional de Sindicatos las correspondientes a la orde-
nación, funcionamiento y dirección sindical», y que estará compuesto de las siguientes
secciones:
- Ordenación sindical.
- Instituciones sindicales.
- Servicios sindicales.
- Información y propaganda.
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conocer los problemas de la producción y proponer sus soluciones, subordinán-
dolas al interés nacional. El sindicato vertical podrá intervenir por intermedio
de órganos especializados en la reglamentación, vigilancia y cumplimiento de
las condiciones de trabajo».
6. «El sindicato podrá inicim; mantener o fiscalizar organismos de investigación,
educación moral, física y profesional, previsión y auxilio y las de carácter social
que interesen a los elementos de la producción».
7. «Establecerá oficinas de colocación para proporcionar empleo al trabajador, de
acuerdo con su aptitud y mérito».
8. «Corresponde a los sindicatos suministrar al Estado los datos precisos para ela-
borar las estadísticas de su producción».
9. «La ley de Sindicación determinará la forma de incorporar a la nueva organi-
zación las actuales asociaciones económicas y profesionales».
(, Ley de 8 de agosto de 1939 de Estructura del Gobierno (BOE de 9 de agosto de 1939). Modifica
las Leyes de 30 de enero y de 29 de diciembre de 1938.
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aptas para encuadrar el trabajo y la producción y reparto de bienes. En todo caso,
los mandos de estas organizaciones procederán de las filas del Movimiento, y serán
conformados y tutelados por las Jefaturas del mismo como garantía de que la orga-
nización sindical ha de estar subordinada al interés nacional e infundida de los idea-
les del Estado». El art. 30 dice que «la Delegación Nacional de Sindicatos será
conferida a un solo militante y su orden interior tendrá una graduación vertical y
jerárquica, a la manera de un Ejército creador, justo y ordenado». El Delegado Nacional
de Sindicatos formará parte del Consejo Nacional de FET y JONS.
Por Ley de 23 de septiembre de 1939 7 se ordena que todos los bienes y efectos
pertenecientes a organizaciones sindicales relacionadas con el Frente Popular se asig-
nen a Falange Española Tradicionalista y de las JONS, cuya Delegación Nacional de
Administración los destinará a los gastos de la Delegación Nacional de Sindicatos.
Dos textos legales promulgados en 1940 acaban de configurar el nuevo aparato
sindical vertical:
- La Ley de Unidad Sindical de 26 de enero.
- La Ley de Bases de la Organización Sindical de 6 de diciembre.
La Ley de Unidad Sindical x proclama, entre otras cosas, que la Organización Sin-
dical de FET y JONS será la única reconocida con personalidad suficiente por el
Estado; no se admitirán otras. A partir de esta Ley, según dice su art. 2, aquellas
asociaciones creadas para defender o representar total o parcialmente intereses econó-
micos o de clase, lleven o no la denominación de sindicatos, asociaciones obreras,
patronales, gremiales, etc., quedarán incorporadas a la Organización Sindical del
Movimiento. Desde este momento dichas asociaciones se entenderán sometidas en su
actuación a la disciplina del Movimiento, bajo la inspección de la Delegación Nacio-
nal de Sindicatos, según dice el art. 30.
La Ley de Bases de la Organización SindicaF, establece lo que será la estructura
de la nueva Organización Sindical Española hasta la Ley de 1971, determina algunas
de las características claves del nuevo sindicalismo y establece los principios funda-
mentales de la Organización Sindical del Movimiento como la única expresión reco-
nocida del sindicalismo obrero español.
En primer lugar, definirá la norma constitutiva de los sindicatos, su carácter
integrador de todos los españoles, al afirmar que «los espaiioles en cuanto colaboran
en la producción, constituyen la comunidad nacional y sindical».
Esta gran comunidad, bajo el mando de FET y JONS se articula en dos órdenes
de organismos:
- Las Centrales Nacionales Sindicalistas.
- Los Sindicatos Nacionales.
1940).
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Ambos estaban coordinados por la Delegación Nacional y Delegaciones Provincia-
les de Sindicatos de FET y JONS.
En segundo lugar, constituye ya la estructura única y vertical del Sindicato sobre
una serie de escalones ascendentes: Empresa, Sindicato, Hermandad Sindical, Central
Nacional-Sindicalista, Sindicato Nacional y Delegación Nacional de Sindicatos.
La Empresa se configura como una comunidad de fines y una solidaridad de in-
tereses encaminados al servicio de la patria.
El Sindicato es el órgano local que agrupa a las células sindicales empresariales según
las normas de la producción. En su arto 9 dice la Ley: «cada sindicato nacional com-
prende el proceso económico de uno o de más productos análogos y sus derivados,
desde la iniciación de la fase productiva hasta que pasan a poder del consumidor».
En tercer lugar, la Ley señala las funciones que se encomiendan a las Centrales
Nacional-Sindicalistas:
- Establecer la disciplina social de la producción sobre los principios de unidad y
cooperación.
- Representar legalmente a los afiliados.
- Procurar la conciliación en los conflictos individuales de trabajo como tramite
previo y obligatorio a la intervención de la Magistratura de Trabajo.
- Procurar el perfeccionamiento profesional y una adecuada distribución de la mano
de obra.
- Coadyuvar al funcionamiento de las instituciones creadas en materia de coloca-
ción, cooperación, previsión, crédito y establecerlas dentro de las normas de la
Delegación Provincial de Sindicatos.
- Cooperar en la formación estadística sobre las condiciones de trabajo y de la
producción, situación del mercado, etc.
- Orientar y vigilar el funcionamiento de los sindicatos locales.
A los Sindicatos Nacionales, el art. 18, les asigna las funciones siguientes:
- Proponer al Gobierno las ordenanzas para la disciplina y fomento de la produc-
ción, conservación y distribución de productos, así como la regulación de los
precios de los mismos.
- Asistir a la Delegación Nacional de Sindicatos en la elaboración de propuestas
para la reglamentación del trabajo.
- Ejercer poder disciplinario sobre los sindicatos inferiores.
- Promover y fomentar toda iniciativa que tenga por objeto la mejor organización
de la producción.
- Promover y dirigir las actividades cooperativas de producción y distribución re-
lacionadas con la rama correspondiente.
I
276
J
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Delegación Nacional de Sindicatos». El art. 19 dice que: «todos los mandos de los
sindicatos recaerán necesariamente en militantes de FET y JONS».
En virtud de las disposiciones anteriores se sitúa definitivamente al Sindicato como
un aparato del Estado, caracterizado por el rasgo diferencial y típico del verticalismo
español.
Será la Ley de 23 de junio de 1941 10 la que establezca la clasificación de los sin-
dicatos. El art. 1 dice que la organización sindical del Movimiento queda encuadrada
en los siguientes Sindicatos Nacionales de FET y JONS:
l. Sindicato Nacional de Cereales.
2. Sindicato Nacional de Frutos y Productos Agrícolas.
3. Sindicato Nacional del Olivo.
4. Sindicato Nacional de la Vid, Cerveza y Bebidas.
5. Sindicato Nacional del Azúcar.
6. Sindicato Nacional de la Madera y del Corcho.
7. Sindicato Nacional de Ganadería.
8. Sindicato Nacional de Pesca.
9. Sindicato Nacional de la Piel.
10. Sindicato Nacional Textil.
11. Sindicato Nacional de la Confección.
12. Sindicato Nacional del Vidrio y la Cerámica.
13. Sindicato Nacional de la Construcción.
14. Sindicato Nacional del Metal.
15. Sindicato Nacional de Industrias Químicas.
16. Sindicato Nacional del Combustible.
17. Sindicato Nacional de Agua y Electricidad.
18. Sindicato Nacional del Papel, Prensa y Artes Gráficas.
19. Sindicato Nacional de Transportes y Comunicaciones.
20. Sindicato Nacional de Hostelería y similares.
21. Sindicato Nacional del Seguro.
22. Sindicato Nacional de Banca y Bolsa.
23. Sindicato Nacional del Espectáculo.
24. Sindicato Nacional de Productos Coloniales.
La evolución legislativa posterior va a ir introduciendo pequeñas matizaciones al
sistema. El Decreto de 17 de julio de 1943 establece las normas de provisión de jerar-
quías dentro de la Organización Sindical. La Orden de 29 de noviembre de 1941 instaura
«la línea de mando», dando a luz unos órganos colegiados con vocación representativa,
con función de complemento y de asesoramiento. Nacen así los enlaces sindicales en
el interior de las empresas, con el fin de conectar empresa-sindicato y trabajador.
En 194]11 la FET y JONS va a ser reorganizada en cuatro Vicesecretarías:
Ley de 23 de junio de 1941, sobre la clasificación de los sindicatos (BOE de II de julio de 1941 l.
10
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- Vicesecretaría General, de la que dependían las Delegaciones Nacionales de la
Sección Femenina, y Frente de Juventudes.
- Vicesecretaría de Obras Sociales compuesta por las Delegaciones Nacionales de
Sindicatos, junto con las de excombatientes y excautivos.
- Vicesecretaría de Educación Popular, compuesta por propaganda, prensa, radio
y cinematografía.
- Vicesecretaría de Servicios, con deportes, sanidad, etc.
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En 1967 14 se promulga una de las leyes fundamentales para la nueva organización
del Estado: La Ley Orgánica del Estado, la cual modifica la redacción XIII del Fuero
del Trabajo, en relación a la Organización Sindical:
l. «Los espmloles, en cuanto participan en el trabajo y producción, constituyen la
organización sindical.
2. La organización sindical se constituye en un orden de sindicatos industriales,
agrarios y de servicios, por ramas de actividad a escala territorial y nacional
que comprenda a todos los factores de la producción.
3. Los sindicatos tendrán la condición de corporaciones de derecho público de base
representativa, gozando de personalidad jurídica y plena capacidad funcional y
en sus respectivos ámbitos de competencias. Dentro de ellos y en la forma en
que legalmente se determina, se constituirán las asociaciones respectivas de em-
presarios, técnicos y trabajadores, que se organizan para la defensa de sus in-
tereses peculiares y como medio de participación libre y representativa en las
actividades sindicales, y a través de los sindicatos en las tareas comunitarias de
la vida política, económica y social.
4. Los sindicatos son el cauce de los intereses profesionales y económicos para el
cumplimiento de los fines de la comunidad nacional y tienen la representación
de aquéllos.
5. Los sindicatos colaborarán en el estudio de los problemas de la producción v
podrán proponer soluciones e intervenir en la reglamentación, vigilancia y cum-
plimiento de las condiciones de trabajo.
6. Los sindicatos podrán crear y mantener organismos de investigación, formación
moral, cultural y profesional, previsión, auxilio y demás de carácter social que
interesen a los partícipes en la producción».
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- Actividades Diversas.
- Actividades Sanitarias.
- Agua, Gas y Electricidad.
- Alimentación.
- Azúcar.
- Banca, Bolsa y Ahorro.
- Cereales.
- Combustible.
- Construcción.
- Enseñanza.
- Espectáculo.
- Frutos y Productos Hortícolas.
- Ganadería.
- Hostelería y Actividades Turísticas.
- Industrias Químicas.
- Madera y Corcho.
- Marina Mercante.
- Metal.
- Olivo.
- Papel y Artes Gráficas.
- Pesca.
- Piel.
- Prensa.
- Radio, Televisión y Publicidad.
- Seguro.
- Textil.
- Transportes y Comunicaciones.
- Vid, Cerveza y Bebidas.
- Vidrio y Cerámica.
17 Decreto 399/73, de 29 de marzo, por el que se publica el Reglamento General de Sindicatos (BOE
de 3 de abril de 1973).
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2. CREACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN INSTITUCIONAL
DE SERVICIOS SOCIOPROFESIONALES (A.I.S.S.)
Iniciada la reforma política tras el fin del régimen franquista, se publica un Real
Decreto-Ley de 8 de octubre de 1976 1x , que convierte a la Organización Sindical en un
Organismo Autónomo adscrito a Presidencia del Gobierno, con el nombre de Adminis-
tración Institucional de Servicios Socioprofesionales (A.I.S.S.), con el fin de absorber
la gestión desarrollada por la Organización Sindical y proceder a su liquidación 19.
En base a este Real Decreto-Ley se disuelve la Organización Sindical Franquista,
procediéndose a incluir los bienes y servicios de ésta en la recién creada A.I.S.S.,
ocupándose además de recoger y organizar sus fondos documentales.
Ante el peligro de dispersión de los fondos documentales de las Delegaciones Pro-
vinciales, se dictó la Instrucción Circular n° 3, de 21 de febrero de 1977, ordenando
la elaboración de un inventario de los fondos de la Organización Sindical en el ámbito
provincial, prestando especial atención a la conservación de los fondos documentales.
Con anterioridad, en el año 1973, se había creado el Archivo General de la Orga-
nización Sindical, dependiendo del Secretariado de Administración y Finanzas, encar-
gado de la organización y descripción de los fondos de la Organización Sindical, bajo
la dirección de José Manuel Mata Castillón, perteneciente al Cuerpo Facultativo de
Archiveros. Este Archivo, como departamento específico y con personal especializa-
do, no se crea en las Delegaciones Provinciales.
La citada Circular 3/77 menciona la importancia de la conservación de los docu-
mentos de las distintas Entidades y Organismos de la Organización Sindical como único
testimonio escrito de sus actividades, prohibiendo la eliminación total o parcial de los
mismos. Así mismo establece que la dirección técnica para la elaboración del inventario
corresponderá al Archivo General de la A.I.S.S., quien dictará las normas necesarias.
El 23 de marzo de 1977, el Secretariado de Administración y Finanzas dictó una
Instrucción-Circular adelantando las normas a seguir para la realización del citado
inventario de los fondos documentales sindicales. Entre los documentos que debía in-
cluir el inventario estaban los depositados en las dependencias dedicadas a archivo y
la documentación de los despachos, así como los fondos impresos (libros y publica-
ciones periódicas).
El Archivo General de la A.I.S.S. elabora a continuación un plan de actuación para
la realización del inventario, en el que se incluyen unas normas para su realización y
un personal técnico para la dirección del mismo. Estas normas fueron enviadas a los
secretarios de las Delegaciones Provinciales.
Centra!>,. Boletín de ANABAD. XXX. n° 4 (1980), págs. 545-557. ÁLVAREZ GARCÍA, c.: «Grupo de
trabajo sobre la Administración Institucional de Servicios Socioprofesionales A.I.S.S. La organización
sindical española. 1938-1977». En Primeras Jornadas sobre metodología de identificación y valoración
de fondos de la Administración Central. Madrid, 1992. págs. 70-90.
281
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
Para la realización del inventario se establecen demarcaciones territoriales; entre éstas
se incluye Guadalajara junto a Á vila, Segovia y Cuenca bajo un Facultativo encargado
de la dirección y control del trabajo.
Las normas dadas por el Archivo General para la elaboración del inventario van
a distinguir 3 tipos de fondos documentales:
- Fondos documentales tramitados.
- Documentos en trámite.
- Fondos impresos.
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La A.I.S.S., creada con la finalidad principal de recoger los bienes procedentes de
la Organización Sindical Franquista, había transferido en 1977 a los archivos de las
Delegaciones Provinciales de los Ministerios de Trabajo, Obras Públicas y Urbanismo
y Sanidad y Seguridad Social, parte de los fondos documentales, según consta en las
respectivas actas de entrega.
El fondo documental de la Organización Sindical custodiado en el Archivo Histó-
rico Provincial de Guadalajara está compuesto de un total de 705 unidades de insta-
lación, procedentes de la Delegación Provincial y de las Delegaciones Comarcales y
Locales de los Sindicatos, con fechas extremas entre 1939 y 1979.
Signaturas: SIN 1-705.
Las series documentales más frecuentes son, entre otras:
- Libros de actas de sesiones.
- Memorias de actividades.
- Ficheros de afiliados.
- Convenios.
- Estadísticas.
- Expedientes de constitución del sindicato.
- Carnets de empresa.
- Relaciones de trabajadores.
- Censos sindicales.
- Informes.
- Afiliación a la Mutualidad.
- Estatutos del Sindicato.
- Cursos de formación.
FECHAS U. INSTAL.
2. ÓRGANOS TERRITORIALES
- Delegación Comarcal de Sacedón 1943-1978 14 cajas
- Delegación Comarcal de CogoIludo 1939-1971 1 caja
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- Sindicato de Cereales 1949-1977 4 cajas
- Sindicato del Combustible 1967-1977 3 cajas
- Sindicato de la Construcción 1954-1977 8 cajas
- Sindicato de la Enseñanza 1966-1977 4 cajas
- Sindicato del Espectáculo 1967-1977 8 cajas
- Sindicato del Fruto y Productos Hortícolas 1962-1977 4 cajas
- Sindicato de Ganadería 1960-1977 5 cajas
- Sindicato de Hostelería y Turismo 1956-1977 12 cajas
- Sindicato de Industrias Químicas 1960-1977 8 cajas
- Sindicato de la Información 1967-1977 2 cajas
- Sindicato de la Madera y Corcho 1967-1977 9 cajas
- Sindicato del Metal 1965-1977 11 cajas
- Sindicato del Olivo 1949-1977 2 cajas
- Sindicato del Papel y Artes Gráficas 1967-1977 1 caja
- Sindicato de la Pesca 1969-1977 3 cajas
- Sindicato de la Piel 1967-1977 5 cajas
- Sindicato del Seguro 1967-1977 1 caja
- Sindicato del Textil 1962-1977 6 cajas
- Sindicato de Transportes y Comunicaciones 1956-1978 23 cajas
- Sindicatos de la Vid, Cervezas y Bebidas 1963-1977 5 cajas
- Sindicato del Vidrio y la Cerámica 1968-1977 3 cajas
- Departamento del Trabajo de la Mujer 1966-1977 2 cajas
BIBLIOGRAFÍA
APARICIO, M. A.: «El sindicalismo vertical y la formación del Estado Franquista»,
Barcelona, EUNIBAR, 1979.
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LUDEVID, Manuel: «Cuarenta años de sindicalismo vertical: Aproximación a la Or-
ganización Sindical Española», Barcelona, Ed. Laia, 1977.
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febrero de 1971: tácticas propagandistas en la conformación de un estado de opi-
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ras (1958-1988). Madrid, Siglo XXI, 1993.
SOLÍS RUIZ, J.: «El sindicalismo nacional en la vanguardia, por una España nueva».
Interv.ención en el acto de clausura del 1 Congreso Sindical, Madrid, SIPS, 1961.
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j
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
LOS ESTADOS UNIDOS Y LA PERDURACIÓN
DEL FRANQUISMO. 1953-1959
1 Sobre la evolución de la oposición al franquismo desde el fin de la guerra civil hasta 1953 existe
una extensa bibliografía. Más difícil es encontrarla sobre el periodo que se abre en 1953. Las obras que
se ocupan de esta fase suelen abarcar todo el franquismo: Cipriano DAMIANO, La resistencia libertaria
(la lucha anarcosindicalista bajo el franquismo, 1939-1970 J. Barcelona: Bruguera, 1978. J.
DOMÍNGUEZ, Organizaciones obreras cristianas en la oposición al franquismo (1951-1975 J. Bilbao:
Mensajero, 1985; Abdón MATEOS, Las izquierdas espaiiolas desde la guerra civil hasta 1982: orga-
nizaciones socialistas, culturas políticas y movimientos sociales. Madrid: UNED, 1997. Gregorio
MORÁN, Miseria)' grandeza del Partido Comunista de Espmla, 1939-1985. Barcelona: Planeta, 1986.
David RUIZ, Historia de Comisiones Obreras. Madrid: Siglo XXI, 1993; Sergio VILAR, Historia del
antifranquismo, 1939-1975. Barcelona: Plaza y Janés, 1984. Javier TUSELL, Alicia ALTED, Abdón
MATEOS, (coords.), La oposición al régimen de Franco. Estado de la cuestión y metodología de la
investigación. Madrid: UNED, 1988. Javier TUSELL, La oposición democrática al franquismo. Bar-
celona: Planeta, 1977.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
cidad, siquiera fuera potencial, de influir en los asuntos internos españoles, y por ende,
en los objetivos de los Estados Unidos en España. Entre tanto, la ausencia de un pro-
yecto político compartido hizo de cualquier alternativa de gobierno en España una
incertidumbre, por lo que la oposición, mientras no representó una alternativa
mínimamente verosímil al régimen a corto o medio plazo, de hecho fue sometida a una
rigurosa postergación.
También influía en ello el que el gobierno franquista reaccionase de forma viva e
inmediata contra cualquier contacto con las fuerzas de la oposición en España, lo que
para los estadounidenses constituía un riesgo añadido y relativamente innecesario. Hubo
ocasión de demostrar este extremo, por ejemplo, cuando a raíz de la detención del
dirigente socialista Tomás Centeno se descubrieron sus contactos con un funcionario
de la embajada en Madrid. El incidente se saldó con la expulsión encubierta del
funcionario responsable y el compromiso de la embajada de abstenerse de acciones
similares en el futuro. Sin embargo, ésta no abandonó completamente sus actividades
de información a través del contacto directo con ciudadanos españoles, a los que de
manera selectiva se alentaba a acudir a la embajada a exponer su punto de vista sobre
la situación política española presente y futura 2 .
Otro factor que influía en la escasa consideración de la oposición antifranquista en
Washington eran los análisis de inteligencia oficiales. En sus prospecciones políticas
para España, siempre estuvo presente la idea de que la única alternativa de gobierno
en España que probablemente cortaría sus lazos con los Estados Unidos y daría un
vuelco a la política exterior española sería la «muy improbable» que representaban los
comunistas o «anarquistas extremistas». De cualquier otra posibilidad que se pudiera
contemplar, salvo un gobierno homogéneamente falangista, e incluso en una coalición
republicano-socialista, se podía esperar una orientación prooccidental de su política
exterior. Aquí estaba presente la suposición de que cualquier grupo con posibilidades
de acceder al poder en España en algún momento, con excepción de los comunistas,
necesitaría buscar asistencia económica en el exterior. Siendo los Estados Unidos el
lugar más factible para encontrarla, estaría obligado a adoptar una actitud cooperativa
hacia su política, lo que minimizaba sustancialmente los riesgos que para el futuro
pudiera representar la cooperación con el franquism0 3 •
En los Estados Unidos, la acción propagandística de la embajada española y del lobby
proespañol en el Congreso, la valiosa participación de organizaciones y jerarquías de
la Iglesia Católica en los Estados Unidos, y razones obvias de oportunidad habían
contribuido a que una parte del mismo asumiera plenamente algunos de los mitos his-
tóricos del franquismo, particularmente el por entonces tan oportuno de la «victoria
de España sobre el comunismo» en la guerra civil y el tópico de la tradicional ingoberna-
bilidad de los españoles, que hacía necesario imponer mayores medidas de «disciplina,
2 Todo el incidente se encuentra en el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores (AMAE), Dirección
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
autoridad y orden» de lo que podía serIo en otros países 4 . Al interés militar que tenía
España para los estadounidenses se sumaba, por tanto, el influjo de una determinada
versión de la historia de España más reciente, reforzada por la experiencia directa de
personas influyentes que, como John Foster DuIles, habían tenido una vinculación di-
recta con el bando vencedor de la guerra civiP. Otro factor a tener en cuenta era el
propio substrato ideológico de la derecha estadounidense, que relativizaba el valor
mismo del sistema parlamentario al someterlo a la exigencia de una triple garantía:
garantía de una práctica religiosa libérrima, garantía de la propiedad privada y garan-
tía del respeto a la ley y a las instituciones establecidas. La amenaza a cualquiera de
estos elementos esenciales, consentida por el poder político establecido o planteada por
encima de él, hacía de éste una estructura enteramente inservible y por lo mismo digna
de ser derrocada, por muy acreditada que estuviera su afinidad con los principios de
la Constitución de los Estados Unidos ó • Dados los antecedentes históricos atribuidos
a los gobiernos republicanos previos y contemporáneos a la guerra civil no puede
sorprender, por tanto, la actitud del secretario de Estado y de otros estadounidenses
influyentes de su misma persuasión con respecto al colectivo de exiliados españoles
en México, al que tildó de «núcleo comunista que labora contra nosotros y contra todas
las naciones de nuestro hemisferio» 7.
Así las cosas, los primeros en experimentar las consecuencias del deterioro que para
su situación representaron los convenios hispano-estadounidenses probablemente fueron
los parlamentarios republicanos en el exilio. La delegación estadounidense patrocinadora
los excluyó de la asamblea de la Unión Interparlamentaria iniciada en Washington el 9
de octubre de 1953 x. En esta decisión era patente el interés del Congreso de los Estados
Unidos por no dar motivos de protesta al gobierno de Madrid al admitir como partici-
pantes en la conferencia a unos diputados que, según la legalidad franquista, carecían
de cualquier tipo de representatividad y mandato popular. El Departamento de Estado
tenía constancia de la combatividad del gobierno de Madrid sobre este aspecto, pues había
sido el depositario de la protesta que éste presentó a raíz de la reunión en México D.F.
de la Diputación Permanente de las Cortes republicanas en agosto de 194Y.
Desde aproximadamente 1958, coincidiendo con la desastrosa gira de Nixon por varios
países americanos -en los que fue recibido en medio de violentas manifestaciones de
~ Cf. Archivo de la Presidencia del Gobierno-Archivo de la Jefatura del Estado (APG-AJE), leg. 24.
Declaraciones de Franco a Francisco de Luis para Noticias Católicas. 31 de mayo de 1957. Sobre la
asimilación de estos tópicos por los estadounidenses, d. Mildred ADAMS, «Twenty Years of Franco»,
Foreign Affairs, 37-2, January 1959.
5 Dulles había sido abogado del Banco de España de la zona nacional durante la guerra civil.
de la Prensa Norteamericana, n° 20 l. 22 de octubre de 1956. The New York Joumal American October
19, 1956.
x The New York Times, 8 de octubre de 1953.
y APG-AJE, leg. 32. Nota verbal del Ministerio de Asuntos Exteriores a la embajada de los Estados
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
protesta- un sector de la prensa estadounidense que había mantenido cierta distancia,
e incluso demostrado abierta hostilidad hacia el régimen franquista durante estos años,
comenzó a advertir abiertamente sobre los peligros que implicaba para el futuro el
mantenimiento de la política de relegación de la oposición. Se argumentaba que los
Estados Unidos se habían identificado hasta extremos innecesarios con el régimen fran-
quista, y si la amenaza que representaba la Unión Soviética podía en cierta medida
justificar que consideraciones militares tomaran precedencia sobre las ideológicas, la
exaltación del franquismo en que incurrían incluso Dulles y el Presidente Eisenhower
era, además de inoportuna, un potencial error político, porque esa misma oposición que
estaba siendo desdeñada podía en el futuro tener algo que decir acerca de la política
exterior española y de la presencia de fuerzas militares extranjeras en EspañaJ(). Estas
advertencias venían avaladas por ciertos brotes de antiamericanismo que se habían dado
en España y por un crecimiento de la actividad política antifranquista. Puede afirmar-
se, en resumen, que la multiplicación de las huelgas y de los actos de desafío al régimen
desde 1956 en el interior de España empezaba a dar algunos frutos, así como comen-
zaba a trascender en el ámbito internacional el mayor peso que estaba adquiriendo la
oposición del interior frente a la del exterior.
Las advertencias de la prensa liberal estadounidense venían a coincidir con la
agudización de la crisis financiera española. Ésta añadió un nuevo elemento a tener
en cuenta, a medida que fue alcanzando profundidad suficiente como para que se
reconsiderase la verosimilitud de un cambio político de alcance en España. Sobre todo,
porque venía a acumularse a toda una serie de circunstancias nuevas, que había que
valorar debidamente como factores políticos de importancia para el país. En primer lugar,
una clase obrera que disfrutaba ya de cierto nivel de prosperidad y no solamente no
estaría dispuesta a retroceder a su situación anterior, sino que estaba en disposición
de demandar más. Otro factor era la edad que estaba alcanzando el Jefe del Estado
sin que se hubiera resueIto la cuestión sucesoria, lo que a su vez había dado lugar a
la discordia entre los diferentes grupos que sostenían a Franco ante la perspectiva de
su desaparición, que empezaba a hacerse más presente que nunca. Por fin, estaban
llegando a la conciencia política generaciones más jóvenes, menos preocupadas que
las precedentes por los riesgos de una nueva guerra civil pero igualmente hastiadas por
la inmutabilidad del régimen, «respetado, pero nunca popular»!!.
En el ámbito internacional, la desaparición en relativamente breve espacio de tiempo
de varios regímenes autoritarios aparentemente bien asentados -el de Pérez Jiménez en
Venezuela, el de Batista en Cuba y el de Syngman Rhee en Corea del Sur-, y las noticias
dadas por el Jefe de Operaciones Navales estadounidense a la Joint Chiefs of Staff en
10 AGA-AE, 8654. Boletín Diario de Prensa Norteamericana, n° 23. 3 de febrero de 1958. Christian
Science Monitor, February 1, 1958. The Washington Post, March 9, 1958. Boletín Diario de Prensa
Norteamericana n° 52. 18 de marzo de 1958. The New York Times, March 18, 1958.
11 National Archives and Records Administration-General Records of the Department of State (N ARA-
GROS), Bureau of European Affairs. Office of Western European Affairs. Alpha Numeric Files Related
to Spain, 1953-1962. Box 6. Intelligence Note from Hugh S. Cumming Jr. to the Secretary. February
6, 1959.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
torno a la salida de Salazar del poder en Portugal en marzo de 1959 -no se sabía con
exactitud si por renuncia, fallecimiento, o por un golpe de estado protagonizado por
jóvenes oficiales disidentes en las Fuerzas Armadas- dieron motivos para que se es-
peculara sobre un posible cambio de política de la administración Eisenhower hacia
los regímenes autoritarios y sobre la fluidez que podía estar adquiriendo la situación
política de la península Ibérica. Incluso desde el Senado se demostró un interés par-
ticular por el futuro político español y por el estado de las relaciones con la oposición
antifranquista l2 •
Antes incluso de la difusión de estos rumores, el Departamento de Estado ya apreció
la necesidad de valorar de nuevo el problema que representaban las relaciones de la
administración estadounidense con la oposición al franquismo. El tema fue planteado
por extenso en una serie de despachos de la embajada estadounidense en Madrid al
Departamento de Estado, comenzados en febrero de 1959. A través de estos análisis,
se trataba de responder a una serie de preguntas sobre si la oposición al régimen estaba
aumentando, cuáles eran sus posibilidades de sustituirlo en un previsible futuro y qué
tipo de régimen era probable que llegara al poder en España en el momento en que
desapareciera el franquista. El planteamiento de tales preguntas era pertinente a tenor
de las circunstancias ya expuestas, que hacían preguntarse sobre las posibilidades de
que algo similar ocurriera en España. Todo lo cual sugería una tercera pregunta acerca
de la prudencia y la oportunidad de comenzar a cultivar algunas de las fuerzas de la
oposición antifranquista, que previsiblemente pudieran ganar el control de España des-
pués de Franco, en orden a estar, en 10 que pudiera suceder, mejor preparados para
proteger y mantener los intereses estadounidenses 13.
El embajador John Davis Lodge, probablemente sin ser consciente de ello, estaba
señalando el inicio de la «época baja» de la oposición al franquismo al afirmar que,
en esos momentos, el descontento con el régimen era un hecho cierto, pero se debía
más a razones económicas que políticas. Estas razones, además, no se circunscribían
a las clases más pobres de la sociedad, ya que junto al bajo nivel de vida y su alto
coste figuraban las dificultades para los negocios por la falta de créditos y divisas para
pagar importaciones, la incertidumbre sobre futuros mercados exteriores, la falta de con-
fianza en la peseta y las restrictivas políticas sobre contratación, que incrementaban
sensiblemente los costes de producción. En conjunto, pues, existía la creencia amplia-
mente difundida de que el gobierno había fracasado en la política puesta en práctica
hasta la fecha y que debería hacer algo para mejorar la situación drásticamente.
Confidential Memorandum on Recent Political Developments in Spain (The «Union Española» and The
Spanish Political Scene). March 26, 1959. Ibíd. lCS Files. Central Decimal File. 1959. Box 144.
Memorandum by The Chief of Naval Operations for The loint Chiefs of Staff on Portugal. March 31,
1959. Ibíd., GRDS. Bureau of European Affairs. Office of Western European Affairs. Alpha Numeric
Files Related lo Spain, 1953-1962. Box 8. Comments on «authoritarian regimes» receiving U.S. assistance
(military or economic). Spain. May 2, 1960.
11 El informe se encuentra en NARA-GRDS, Decimal File. 752.00/2-2659. Desp. No. 513 from Madrid
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
Estas críticas suponían una amenaza inmediata al régimen, que daba además mues-
tras de cierta debilidad en sus medidas represivas. Por ejemplo, que Joaquín .satrústegui
fuera simplemente multado en lugar de encarcelado tras la constitución de Unión
Española en enero de 1959, invitaban a Lodge a interpretar que la situación era menos
firme y que se estaba perdiendo el miedo a la represión. De eIlo podría seguirse un
progresivo aumento de los problemas para que el régimen mantuviera ei estricto control
al que había tenido sometido al país. Existía también un descontento político latente
y desorganizado, que podría convertirse en decisivo en tiempo de crisis. En ese mo-
mento, la oposición derrotada en la guerra civil podría volver a encuadrar a muchos
trabajadores e intelectuales que, aún después de años pasados sin actividad política y
sindical todavía mantenían un alto grado de afinidad con el socialismo l4 •
Pero el problema de la oposición seguía siendo el mismo: su incapacidad de servirse
del descontento político acordando un programa de acción para la consecución de ob-
jetivos comunes bien delimitados. A 10 que se sumaba el fraccionamiento sectario de los
grupos políticos que la componían -excepto los comunistas- y la diferencia fundamental
que separaba a los que querían el derrocamiento de Franco tan pronto como fuera posible
de los que deseaban un cambio, pero se conformaban con preparar un plan sucesorio l5 .
La falta de definición del proyecto político a que pudiera dar paso el fin del régimen
franquista inhibía a muchos grupos de la oposición. Una nueva dictadura militar de-
tenía a parte de la oposición liberal, mientras que el temor a que un retomo demasiado
abrupto a la actividad política de los partidos, del que se derivasen oportunidades para los
grupos de izquierda, preocupaba a la oposición de centro y conservadora. El ejemplo cu-
bano invitaba a pensar a numerosas personas que un verdadero baño de sangre resul-
taría de un cambio de régimen bajo circunstancias que el Ejército no pudiera controlar.
Tales temores habían hecho que muchas personas de otro modo opuestas a la monar-
quía concluyeran que ésta era la mejor fórmula temporal de régimen después de Fran-
co, pero no eran tantas las que pensaban en Don Juan como la mejor alternativa.
La conclusión de todo eIlo era que si bien al régimen se le abrían algunas grietas,
como la aparición semipública de la Unión Española, todavía perduraría durante un
tiempo indeterminado. Porque el problema básico que tenía que afrontar no era tanto
el de su derrumbe -para evitarlo contaba aún con el control del Ejército y de la policía,
y con el apoyo casi intacto de la coalición que lo había sustentado hasta entonces-, como
el de su lenta y a la vez persistente erosión 16.
14 Ibíd. February 26. 1959. Sobre la constitución de la Unión Española de Satrústegui vid. PRESTON,
Paul. Franco. A Biography, London: Harper Collins Publishers, 1993, p. 839. Jean GRUGEL, Tim REES,
Franco 's Spain, London: Amold, 1997, pp. 86-87. Guillermo GORTÁZAR, «Unión Española (1957-1975).
Una plataforma de la oposición democrática frente al franquismo» en Javier TUSELL, Alicia ALTED,
Abdón MATEOS (coords.) La oposición ... , ob. cit.
15 NARA-GRDS, Decimal File. 752.00/2-2659. Desp. No. 513 from Madrid to the Department of
Files Related to Spain, 1953-1962. Box 6. Intelligence Note from Hugh S. Cumming Jr. to the Secretary.
February 6, 1959.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
La secuencia de acontecimientos más probable, descartada la toma del poder por
un nuevo dictador militar como el general Agustín Muñoz Grandes o un levantamiento
popular incontrolado, permitía conjeturar que Franco sería sucedido por Don Juan como
rey, al menos temporalmente. Para entonces Don Juan, con la ayuda del Ejército y de
elementos políticos conservadores, probablemente intentaría instalar un régimen me-
nos autoritario, pero no permitiría inmediatamente la restauración de una plena liber-
tad política. La forma de régimen que parecía estar ganando el favor de la mayor parte
de las facciones monárquicas sería uno que abogara por una forma de federación
regional, con parlamentos regionales electos, pero con un parlamento nacional elegido
principalmente de forma indirecta por los gobiernos regionales y representantes de tra-
bajadores y organizaciones profesionales. La restauración inmediata de la actiyidad de
los partidos a escala nacional esperaría al menos a que se dieran los pasos necesarios
para atemperar los efectos del cambio de régimen l7 .
Este esquema supuestamente había sido aceptado por Don Juan en el acto de ad-
hesión a los principios del carlismo celebrado en Estoril en diciembre de 1957. Plan
avalado también por muchos de los monárquicos «puros» que estaban ganado acep-
tación entre los miembros de-lJnión Española. La etapa final de este plan llamaría a
la institución de un sistema corporativo de organizaciones laborales, a la manera en
que existía en Portugal, que no diferiría grandemente en su estructura de los sindicatos
existentes, excepto en que los funcionarios serían elegidos libremente y no nombrados
por el gobierno. Para Lodge, la verosimilitud de estas previsiones estaba avalada por
la actitud hacia los monárquicos de algunas de las personalidades más estrechamente
vinculadas a Franco y a su régimen. Daba el ejemplo del secretario general del Mo-
vimiento, José Salís, de quien decía que había solicitado de un distinguido monárqui-
co sin identificar que, después del cambio de régimen, recordara que él «no era un mal
chico». Otros ministros, concretamente Castiella, Alonso Vega y Vigón, supuestamen-
te también estaban interesándose por su futuro político después de Franco, al dar más
facilidades de las que eran corrientes para las actividades monárquicas y haciendo
profesión de fe juanista 1x •
Prueba de la inquietud que el futuro político español estaba suscitando fue que en
mayo de 1959 Félix Gordón Ordás tuviera la desusada oportunidad de exponer en el
Departamento de Estado, durante dos horas, sus puntos de vista sobre la transición desde
el régimen de Franco a la democracia lY • Incluso el mismo Eisenhower expresamente se
interesó por las posibles consecuencias de la política de los Estados Unidos hacia la
oposición. La ocasión la proporcionó un artículo de Emmet Hughes en la revista Esquire,
verdadera recapitulación de las consecuencias que para los Estados Unidos tendría la
17 NARA-GRDS, Decimal File. 752.00/2-2659. Desp. No. 513 from Madrid to the Department 01'
State. February 26, 1959.
IS Ibíd.
1" APG-AJE, leg. 25. Carta n° 11 de Areilza a Castiella. 4 de junio de 1957. FRUS, 1958-60, VII,
pp. 723-725. Memorandum 01' Conversation (Gordón Ordás, Asensio, Valliere, Sacksteder). 7 de mayo
de 1959.
291
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
desestabilización del régimen franquista y su eventual desaparición 20 • Su contenido era
en esencia, una llamada de atención sobre la posibilidad de que una futura crisis po~
lítica en España pudiera implicar a los Estados Unidos de manera directa. En tal si-
tuación, con la posición estratégica aliada en Europa comprometida a causa de las bases
la neutralidad de los Estados Unidos sería imposi ble, y sería obligado optar por un curs~
de acción difícilmente conciliable con el ideario político que afirmaban patrocinar ante
el mundo. En previsión de que esto pudiera llegar a suceder, Hughes reclamaba el fin
de la pasividad de la administración estadounidense y la adopción de las medidas
políticas necesarias para evitarlo.
Interesado por el argumento de que el apoyo a Franco era perjudicial para los in-
tereses a largo plazo de los Estados Unidos, Eisenhower ordenó un análisis del artí-
culo a Andrew Goodpaster, su asistente. El resultado fue un memorándum de Douglas
DilIon 21 , extraordinariamente interesante porque permite conocer contenidos de la
política de los Estados Unidos hacia España que no se recogían en los más ambiguos
y formalistas documentos del Consejo Nacional de Seguridad.
Adelantando las conclusiones, Dillon estimaba innecesario recomendar una revisión
de la política vigente de los Estados Unidos hacia España. Los problemas que plan-
teaba Hughes eran «reales y serios», y acrecidos por las muestras de descontento que
se habían venido multiplicando en España. Al mismo tiempo, había que tener presente
que una importante proporción de la población seguía prefiriendo a Franco antes que
afrontar lo desconocido, así como que la oposición política se encontraba aún desor-
ganizada y fragmentada.
Ésta compartía con Hughes el argumento moralizador de que los Estados Unidos,
con su presencia y sus programas, estaban de hecho interfiriendo en los asuntos in-
ternos españoles a pesar de todas las protestas de respeto a la soberanía española. Pero
Dillon argumentaba que existían factores adicionales relacionados con la seguridad de
los Estados Unidos que habían de ser tenidos en cuenta:
«Los Estados Unidos adquirieron un más que pasivo interés en lo que estaba suce-
diendo en España al firmar el acuerdo defensivo de 1953. Desde entonces, activa, si bien
a menudo indirectamente, hemos seguido políticas que nos implicaban en los asuntos
internos de España»22.
2°Emmet HUGHES, «Spain's Coming Ordeal» Esquire. May 1959, pp. 91-94. Hughes había sido
agregado de prensa de la embajada estadounidense en Madrid durante la Segunda Guerra Mundial y
durante cierto tiempo encargado de la redacción de los discursos de Eisenhower.
21 NARA-GRDS, Decimal File, 752.00/5-2059. Memorandum from Acting Secretary of State Dillon
to President Eisenhower. June 4, 1959. Goodpaster trasladó el encargo al subsecretario Douglas Dillon,
quien a su vez recurrió al Spallish Desk. De este salió un borrador del análisis redactado por Frederick
Sacksteder, quien por estas mismas fechas estaba manifestando unas claras inclinaciones franquistas al
afirmar, por ejemplo, que la legalidad republicana había finalizado a raíz de las elecciones de febrero
de 1936. Véase, por ejemplo, NARA-GRDS, Bureau of European Atl'airs. Office of Western European
Affairs. Alpha Numeric Files Related to Spain, 1953-1962. Box 6. Memorandum from Sacksteder to
Fraleigh. May 19, 1959.
22 NARA GRDS, Decimal File, 752.00/5-2059. Memorandum from Acting Secretary of State Dillon
lo President Eisenhower. June 4, 1959.
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Las consecuencias de estas políticas habían sido profundas, porque de esa manera
España había salido de un aislamiento de generaciones. Parte de las mismas consistían
en apoyar la integración de España en la mayoría de los organismos internacionales
al objeto de «europeizar» España, establecer y alimentar cuantos lazos fueran posibles
entre España y el mundo occidental para promover actitudes más democráticas entre
los españoles. Esta «europeización» de España ofrecía la mejor esperanza para que el
cambio que más tarde o más temprano se habría de producir fuese evolutivo antes que
revolucionario.
En definitiva, la demanda de Hughes para que los Estados Unidos asumieran un
papel más activo para conseguir forzar ese cambio había de ser puesta ante el hecho
de que la política estadounidense hacia España estaba dictada por sus intereses de
seguridad. De otro lado, España tenía un amplio historial de reacciones violentas a la
intervención extranjera y no existían razones para creer que una intervención estado-
unidense en España no fuera a tener unas consecuencias similares.
Tanto Dillon como Lodge venían a reafirmar, en último término, la tesis realista
que se había impuesto en la concepción de las relaciones internacionales desde el final
de la Segunda Guerra Mundial: que solamente la seguridad nacional y la fuerza militar
eran bases sólidas sobre las que cimentar la paz. Y en relación con España y el ré-
gimen franquista, la administración Eisenhower se limitaría a seguir este criterio hasta
el final. De ahí el juicio de Lodge de que no sería útil para los Estados Unidos intentar
cultivar a ningún gmpo opositor. Hacerlo más allá de lo que sería considerado correcto
por el régimen de Franco hubiese supuesto poner en serio peligro los intereses de los
Estados Unidos en España, además de ser empresa arriesgada y especulativa 23 . Argu-
mentos como los orígenes del régimen franquista, su carácter dictatorial o la legitimi-
dad de la oposición democrática, habían llegado a ser sencillamente irrelevantes -si no
peligrosos-, y mientras ésta prácticamente no tenía nada que ofrecer a la política de
seguridad nacional de los Estados Unidos, aquél se había convertido en un peón útil
de la disputa que verdaderamente era importante en esos momentos.
Todas estas especulaciones tuvieron un abmpto final -al mismo tiempo que una
respuesta- con la visita que hizo Eisenhower a Franco en Madrid en diciembre de 1959.
La ausencia de verdaderos contenidos políticos la convertía en un evidente gesto de
solidaridad con el régimen franquista, que no puede dejar de ponerse en relación con
el debate sobre la continuidad del régimen franquista y los intereses de los Estados
Unidos. Debate que, no obstante, no concluiría aquí, máxime cuando empezaba a hacerse
presente la incertidumbre que planteaba la cercanía de la próxima elección presiden-
ciap4. La próxima administración de Kennedy reabriría ese mismo debate, pero de
momento, el régimen franquista pudo demostrar al mundo que ya no era el estado paria
de diez o quince años atrás.
2) NARA-GRDS, Decimal File. 752.00/2-2659. Desp. No. 513 from Madrid to the Department of
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EL VENTANAL: APORÍAS DE LA MUJER
FRANQUISTA
Barbara Zecchi
Universidad Saint Mary's College de Carlifornia
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sólo de una manera: con la reducción definitiva de la mujer a la esfera privada y al
hogar doméstico.
La primera época de El ventanal (abril-noviembre 1946) reproduce el lenguaje
femenino ambiguo de y, y refleja las inconsistencias ideológicas de la Sección Feme-
nina de Falange. Por un lado (en la superficie) el discurso oficial falangista, embebido
de orgullo nacional, desarrolla una apología de la mujer tradicional, «buena» ama de
casa burguesa. Por otro (entre líneas) un discurso de tonos críticos y amargos y de exal-
tación de la independencia femenina alcanza a veces momentos casi subversivos.
El elogio del status qua queda expuesto en artículos sobre eventos oficiales de la
Sección Femenina y sobre su fundadora Pilar Primo de Rivera; en exaltaciones de las
figuras del Caudillo, de José Antonio y de Carmencita Franco, modelo de conducta
femenina; en celebraciones de la patrona Santa Teresa de Jesús y de la Reina Isabel
la Católica. Las recetas de cocina y los consejos sobre economía doméstica, sobre cómo
educar a los hijos y cuidar del marido se insertan con el propósito de ayudar y formar
a las lectoras en su papel de buenas amas del hogar.
El discurso apologético se mantiene en la sección quincenal titulada «Aquí no es
nuevo» que pone en evidencia que en España las mujeres viven como (o mejor que)
en otros países extranjeros y que, en ciertos casos, España sirve de modelo para otros
países l. Así que el mapa de geografía humana de El ventanal equipara Málaga con
Nueva York (en la vida de las mujeres más pobres); prefiere España sobre Estados
Unidos (en el servicio dómestico), y sobre Alemania (por el servicio social). Las aguas
del Manzanares ganan en comparación con las del Támesis (por ofrecer a las familias
de bañistas aguas más limpias). Rusia opta por imitar a España (premiando a las madres
de las familias numerosas y abandonando la práctica del amor libre). La sección
quincenal dedicada a la moda informa a su vez sobre el éxito de la manera de vestir
de la mujer española en otros países del mundo: en Londres las novias se casan ahora
con mantilla; y en Escocia las mujeres empiezan a decorar sus trajes con lentejuelas.
La apología sigue en la trascripción de las palabras de José Antonio Primo de Rivera
sobre la situación femenina -que ya habían aparecido en el primer número de Y-, en
I Se lee por ejemplo que en España como en Estados Unidos existe una «moderna organización» de
enfermeras visitadoras: «En nuestra Patria funciona ya esta organización desde el año 1940. Y no sólo
asiste gratuitamente a todos los necesitados, sino que les proporciona alimentos dietéticos» (año 1, núm.
2, pág. 11). El reportaje es ilustrado por dos fotos de enfermeras: una en Nueva York y la otra en Málaga.
De la misma forma, en otro número, Londres se compara con Madrid porque en ambas ciudades se encuentra
un depósito de leche humana para alimentar a los niños en caso de emergencia (año 1, núm. 3, pág. 11).
En Rusia, informa otro artículo, se han cansado ya del amor libre y, como en España, se premian las madres
de familias numerosas (año 1, núm. 3, pág. 16). Un reportaje desde Estados Unidos titulado «No hable
usted mal del servicio doméstico» explica que el ama de casa española puede acudir con mucha más facilidad
que la americana a criadas que son más baratas y menos exigentes (en España). Las americanas, sigue
el periodista con horror, tienen que acudir a sus maridos para fregar los platos (año 1, núm. 8, pág. 14).
Otro informe compara el servicio social en España, que no «es el coco que pinta la gente», con el servicio
social en Colonia: «durísimo trabajo ... durante cien días», (año 1, núm. 6, pág. 16). Las familias quc se
bañan en el Támesis encuentran unas aguas no tan limpias como las del Manzanares, etc. (año 1, núm.
11, pág. 16).
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un discurso en contra de la galantería y del feminismo y en favor de la más total
abnegación femenina.
Sin embargo, bajo este caparazón de oficialidad y de orgullo nacional, el discurso
de la primera época de El ventanal es mucho más ambiguo y contradictorio: nume-
rosos artículos apuntan por un lado a una reivindicación de la galantería -en el sentido
más amplio del término- del hombre hacia la mujer, y por el otro a una adhesión al
«feminismo» entendido como reinserción de la mujer en el mundo laboral.
Desde el primer número de El ventanal se incluye una sección titulada «Rinconcillo
masculino» (sección que, a partir del sexto número, empieza a anunciarse acompañada
por la apostilla de «discutida» y que desaparece, junto a otras, en la segunda época
de la revista). Esta sección se dirige a los hombres para ofrecerles consejos sobre cómo
tratar a la mujer de manera galante y para atacarles con sarcásticas acusaciones por
su frecuente descortesía. Las críticas a los hombres abarcan una amplia gama de te-
mas: la falta de consideración por la labor dómestica femenina, la hipocresía mascu-
lina, la tacañería de los maridos, su holgazanería, su mala educación, sus mentiras etc.,
con tonos que se acercan a una verdadera crítica de la división de los roles y a una
reivindicación de la independencia económica de la mujer 2 •
A pesar de ser una revista que se dirige a las amas de casa con el explícito propósito
de educarlas para ser buenas esposas, madres responsables y atentas administradoras
del hogar, la primera época de El ventanal no supedita a las mujeres al rol de completa
sumisión y abnegación evocado por Primo de Rivera. El trabajo femenino fuera del
hogar se presenta como complemento necesario para «lograr un puesto seguro en la
vida que las ayude a mirar el porvenir con tranquilidad» (año 1, núm. 4, p. 6) y para
conseguir una independencia económica. Por tanto, además de ofrecer consejos sobre
la labor doméstica, El ventanal se propone, bajo esta luz, también ayudar a la mujer
para que pueda desenvolverse mejor en la esfera pública. Un buen botón de muestra
de este propósito lo proporciona la sección «Con el código en la mano» que se dirige
a la lectora para informarla sobre «¿Qué derechos o qué obligaciones tienes? ¿Qué marca
la ley? ¿Cuál es tu conflicto legal? Las consultas al abogado cuestan dinero: pero El
ventanal contestará completamente gratis a cuantas dudas tengas sobre cuestiones
legales» (año 1, núm. 2, pág. 14). Hay que resaltar que cuando en la sección se pre-
sentan casos en los que la ley discrimina por género sexual, El ventanal no se ahorra
amargas consideraciones y críticas a las injusticias del sistema legaP.
2 Por ejemplo les sugieren a los hombres que no cuelguen el télefono antes que la mujer; que no
profieran exclamaciones de júbilo viendo en la pantalla a las estrellas de cine; que no miren por la calle
a otras mujeres; que lleguen a las citas puntuales y si se retrasan que traigan algunas tlores u otros detalles;
que sean generosos con sus esposas como lo son con sus amigos, que dejen a su mujer más dinero y
más a menudo; que no finjan trabajar; que permitan que su mujer limpie su escritorio sin por ello acusarla
por lo que no encuentran; etc.
) Por ejemplo el artículo «¿Por guapas o por listas?» denuncia que tras el resultado en las últimas
oposiciones, para el Cuerpo de Registradores de la Propiedad en las cuales tres mujeres ganaron plazas,
se decidiera prohibir en adelante la competencia femenina (año 1, núm. 4, pág. 6)
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En contradicción con cuanto se afirma en los artículos de la sección «Aquí no es
nuevo» analizados arriba, la mirada a la situación de la mujer en otros países denuncia
el enjaulamiento de la mujer española en el hogar y su total dependencia ecónomica
del marido. Si el «Rinconcillo masculino» se aleja de los dictámenes de Primo de Rivera
«en contra de la galantería», a lo largo de otras secciones hay una explícita y constante
fascinación por la emancipación de la mujer que se ocupa de tareas tradicionalmente
masculinas: numerosos son los reportajes sobre mujeres extranjeras que trabajan como
pilotos, como arquitectas, sobre mujeres ingenieras, etc. Se hace una amarga consta-
tación de la situación en España: «cada vez son más los organismos oficiales que ponen
veto a la mujer e impiden que se abra camino con el Código debajo del brazo. ¿No
sería entonces más prudente y justo que impidieran su matrícula en la Facultad?» (año
1, núm. 4, p. 6).
La estrategia que la redacción de El ventanal utiliza para encauzar y conciliar la
exaltación de la mujer emancipada con el molde femenino patriarcal consiste en la
reivindicación de que la mujer pueda desempeñar trabajos masculinos sin perder por
eso su feminidad 4 • El artÍCulo «La decadencia de los pantalones» pone en evidencia
que las mujeres «se han empeñado -y lo han conseguido- en demostrar que la sabi-
duría no está reñida con la belleza y la coquetería» (año 1, núm. 9, pág. 8).
Ahora bien, en numerosas ocasiones, la estrategia de conciliación deja paso a una
crítica más directa del molde franquista, y el modelo de feminidad es abiertamente
cuestionado, y sustituido por un modelo de mujer de rasgos varoniles. El reportaje desde
Londres «Muchachas que viven solas» ve con admiración a «una redactora de un dia-
rio»: «'Este hombrecito de su casa' gana unas tres mil pesetas mensuales y vive ... muy
cerca del domicilio particular de míster ChurchiIl» (año 1, núm. 11, pág. 9).
Sin embargo, la primera época de El ventanal no se limita a constatar y reportar
la existencia de mujeres que «viven mejor», sino que llega a cuestionar la naturaliza-
ción de la esencia femenina: su construcción literaria por un lado, y por el otro la división
de los roles. En «¿Existe una psicología femenina?» A. García Figar desconstruye el
concepto de «feminidad» por ser un invento de cuño masculino: «son los hombres los
autores de los tratados de Psicología. Escriben ellos y escriben para ellos. Escriben como
4 El artículo «Una mano de mujer sobre un cañÓn» exalta la figura de Agustina de Aragón, «mujer
de magnífica sensibilidad y exaltado patriotismo», que batalla contra los ejércitos de Napoleón «sin perder
un ápice de feminidad» (año 1, núm. 3, pág. 6) (el artículo es complementado por el comentario de un
psiquiatra que confirma que «Agustina no es un virago, tampoco una viriloide, sino una mujer castizamente
española, que ve su vida en el hogar, alIado de su esposo»). Un artículo sobre la torera peruana Conchita
Cintrón concluye que «aunque estamos de acuerdo que el ruedo no es sitio para mujeres, en este caso
y ante tanto arte ... qué le vamos a hacer» (año 1, núm. 6, pág. 10). Un artículo sobre el voto femenino,
comenta a propósito de una sufragista que «Los hombres son frágiles. Cuando apareció esta belleza, con
el velo, coquetonamente pidiendo votos para la mujer, se tambalearon los principios masculinos. Después
de todo, si eran tan monas, ¿por qué no dejarlas votar?» (año 1, núm. 6, pág. 16). En «Una mujer abogado,
en el Congreso» se entrevista a la abogada Pilar Jaráiz, quien afirma que <<la mujer, siempre que sus aptitudes
y aficiones lo permitan, debe aspirar a cualquier puesto; naturalmente, a puestos que no repugnen a su
calidad de mujer, y, por tanto, donde ella no tenga que desproveerse de su espíritu netamente femenino»
(año 1, núm. 15, pág. 6).
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ellos son, porque no conocen otra psicología que la propia ... Y al aplicar aquella
masculina a las mujeres, nos ha llevado a equivocaciones, errores y paradojas detes-
tables. Ni la mujer se conoce a sí misma, porque se mira en el espejo del hombre, ni
el hombre conoce a la mujer, porque la mira en sí mismo» (año 1, núm.15, pág. 6).
Y en otro lugar se comenta: «¿qué diremos de todo lo que los hombres han escrito sobre
las mujeres, de todos los insultos o de todas las injusticias de que nos han hecho vÍC-
timas en la literatura de todos los tiempos?» (año 1, núm. 5, pág. 12). En otro artÍCulo
Eugenia Serrano advierte que desempeñar tareas como la de oficinista es caer en una
falacia de liberación: «ahora los mismos tipos que hacían de su esposa un ama de llaves
la convierten en su secretaria ... ¿Hemos ganado nosotras con este cambio?» La res-
puesta a este interrogante y la conclusión del artículo, revela la toma de conciencia
de una realidad sin salida para la mujer: «pese a trabajar como hombres ... no hemos
dejado de ser mujeres.» Y en este caso «ser mujer» ya no tiene el sentido (conciliador
y garantizador) de «femenina» sino más bien el significado (provocador) de «explo-
tada» (año 1, núm. 13, pág. 8).
El ventanal crea así, en su primera época, un modelo femenino definitivamente
ambiguo: una mujer asomada a la esfera pública aunque sujeta a la privada, y a la vez
suspendida a mitad de camino entre el pasado y el presente: la mujer falangista queda
así plasmada y anclada en una aporía histórica. Por un lado, bajo muchos aspectos, la
Sección Femenina reproduce a la letra el molde decimonónico de la mujer de su casa;
por otro la expone al mundo moderno, a través de una constante exhortación a la acción
y a la visibilidad. Para Gallego Méndez: «la Sección Femenina no cuestionó nunca la
sumisión de la mujer, porque ello no tenía cabida en su concepción del mundo. Tal cosa
habría supuesto una ruptura con su esquema ideológico, en el cual la jerarquización tenía
un valor axiomático. La negación de la igualdad es algo esencial en toda propuesta
autoritaria y totalitaria ... [Sin embargo] con la perspectiva del tiempo transcurrido, parece
evidenciarse una clara contradicción entre el modelo de mujer propuesto por la Sección
Femenina para todas las mujeres españolas y el desarrollado por sus mandos y jerarquías»".
El proceso de decadencia de la Falange, consecuencia de la nueva situación mun-
dial y de la necesidad de Franco de abandonar una aparencia fascista, se consagra en
1945. Walter Bernecker distingue entre tres fases de «des-fascistización» de la Falan-
ge: 1) eliminar a los partidarios de un falangismo «de izquierda,» populista y anti-
capitalista; 2) prescindir de los símbolos y fraseología fascistas; 3) transformar y
desplazar a la Falange en la denominación más difusa de «Movimiento». De ahí que
«La Sección se vio obligada a realizar múltiples ejercicios de equilibrio. Las presio-
nes, tanto de medios eclesiales como de su propio partido, la llevaron a exagerar aspectos
relativos a la moral, por un lado, y a la obediencia política, por otro»6.
El ventanal cierra su primera época en noviembre de 1946. Después de tres meses
vuelve a aparecer en febrero de 1947 por un año más, con evidentes cambios. Además
5 GALLEGO MÉNDEZ, M. T., Muje/; Falange y Franquismo . Ediciones Taurus, Madrid, 1983, pág.
106.
fi GALLEGO MÉNDEZ, 017. cit. pág. 107.
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de la nueva categorización, aval de domesticidad, de «Revista del hogar», se suprimen
algunas secciones, entre ellas «El discutido Rinconcillo masculino», «Con el código
a la mano», y «Sociedad», y se añaden otras: «Lo que más te interesa», por el Padre
Venancio Marcos y la sección «¿Servirías tú para escritora?».
La anhelante mirada hacia el extranjero de la primera época se reduce en la segun-
da, enfocándose casi exclusivamente en el territorio nacional, en la vida dentro de los
hogares y en los eventos públicos relacionados con el Régimen y la Sección Feme-
nina. La mirada centrífuga hacia las vidas de otras mujeres más allá de los confines
españoles, se transforma paulatinamente en centrípeta, en una mirada regulada y limi-
tada dentro de los confines franquistas y dentro del espacio donde la dictadura enjaula
a la mujer. Cada número se concentra en un tema: 1) la Sección Femenina; 2) los niños;
3) las jovencitas; 4) el matrimonio; 5) los hombres; 6) la salud; 7) el veraneo; 8) las
solteras; 9) la escuela; 10) la moda; 11) la Navidad; y 12) los buenos propósitos.
Las razones que se aducen para justificar la suspensión de la revista son las difi-
cultades para la adquisición de papel. El cambio de formato -la portada en colores y
el tamaño más reducido- se explica por la necesidad de «aparecer más agradables y
más alegres» (a110 2, núm. 1 pág. 2). Sin embargo el discurso de la segunda época de
El ventanal no deja sitio ni para la alegría, ni para la ironía, y mucho menos para
cualquier tipo de crítica al status quo. Las páginas se revisten de un nuevo tono de
austeridad y de conformidad, hasta en las recetas. En la primera época se podían
encontrar entre los mordaces ataques del «Rinconcillo masculino» comentarios que
indicaban que la mujer no permitía críticas del hombre sobre cómo cocinar y cómo
llevar la economía doméstica, y la sección dedicada a la cocina servía a menudo de
pretexto para atacar al hombre por su tacañería: con más dinero la mujer podría ser
mejor cocinera. Por otra parte, en la segunda época, en las páginas de recetas, que llevan
el nuevo título de «Quiero aprender a guisar», se insiste en que la mujer no tiene excusas
para ser mala cocinera y que los maridos que se quejan siempre tienen razón. Las
insinuaciones sutiles y persistentes sobre la necesidad de cierta independencia ecónomica
de la mujer de la primera época se reprimen y callan en la segunda y se sustituyen
por consejos sobre el ahorro en la cocina.
En la segunda época impera también un más profundo sentido de religiosidad, fo-
mentado por las columnas del Padre Marcos, y respaldado por la publicación de una
parte del discurso de Pilar Primo de Rivera durante el XI Consejo Nacional. De dicho
discurso se seleccionan las palabras sobre la Virgen, a la cual «las mujeres de la Sección
Femenina le entregan la vida entera y le ofrecen el vencimiento diario de nuestras malas
inclinaciones» (año 2, núm. 2, pág. 3).
A pesar de mantener a la misma directora, Marichu de la Mora, la redacción del
nuevo El ventanal -a diferencia de la época anterior, que se componía de una redac-
ción exclusivamente femenina- ahora «cuenta siempre con el consejo del hombre ... que
se une ... al entusiasmo desbordado, natural del temperamento femenino ... Ellos nos acon-
sejan y nosotras nos sentimos protegidas» (año 2, núm. 5, pág. 8-9). Este tutelaje
masculino corresponde a un mayor control patriarcal y metonimicamente a una mayor
penetración de la revista por la mirada del gran patriarca Franco.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
La columna editorial de la directora de la revista que encabezaba la primera época
se sustituye por la columna del padre Venancio Marcos que, con el título significativo
de «Lo que más te interesa» se dirige a la mujer para tutelarla y darle consejos que
la encaucen dentro del hogar dómestico y dentro del ideal de mujer eterna, pía, pasiva,
sumisa y pura. Lo que más interesa a la mujer, según el discurso nacional-católico del
padre Venancio, es precisamente llegar a encarnar este ideal de completa abnegación.
De ahí que su columna llegue a la paradoja de desalentar a la mujer que piensa de-
dicarse a los estudios, porque a la mujer universitaria «le acechan unos cuantos pe-
ligros de los que se ven libres otras mujeres». Entre ellos el peor es que su fe tropezará
con graves obstáculos de orden intelectual (año 2, núm. 9, pág. 3).
Carmen Alcalde pone de relieve la contradicción entre la praxis y la teoría del
discurso de las mujeres falangistas: «la Sección Femenina, compuesta en exclusiva de
mujeres solteras ... con el mandato de infundir en las mujeres españolas destinadas al
matrimonio la ideología de sumisión al hombre, de la exaltación del hogar, eran todo
lo contrario de lo que predicaban y su propio estilo era el polo opuesto a los discursos
de Pilar»? La misma contradicción se refleja en la revista. La segunda época de El
ventanal se acerca más a la teoría de la Sección Femenina que a su praxis. Proyecta
un modelo femenino de abnegación más consistente y menos problemático y contra-
dictorio: en otras palabras despoja a la figura de mujer de aquellas connotaciones que
se podían leer como símbolos fascistas y la viste de religiosidad. Así como la Sección
Femenina pasará de órgano de la Falange a órgano del Movimiento, El ventanal se
adaptará a la nueva situación política pasando de revista de mujeres fascistas a revista
conservadora del hogar, una revista que resulta ser más adecuada al papel que las mismas
leyes franquistas le habían impuesto a sus lectoras.
OBRAS CITADAS
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SEGUNDA PONENCIA
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FUENTES DOCUMENTALES PARA EL
ESTUDIO DEL FRANQUISMO
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los cuales no creo que puedan plantearse demasiadas discrepancias. Se trató de un régimen
de poder personal, caudillista, dictatorial, autoritario. Franco ocupó el poder de forma
efectiva desde un primer momento y se preocupó de institucionalizarlo progresivamente
culminando el proceso con la Ley de Sucesión. Tuvo en sus manos el poder ejecutivo
y la capacidad de legislar. No entro a calificar la independencia del poder judicial, sólo
diré que las últimas decisiones también estaban en sus manos y que se crearon buen
número de jurisdicciones especiales que no solo ligaban el nombramiento y el funcio-
namiento de los tribunales al poder político sino a él personalmente ' .
Desde el punto de vista ideológico el Franquismo recogió buena parte de lo que en
el tradicionalismo español que se identificaba con lo auténtico. Pretendió enlazar con
los Reyes Católicos y el periodo de esplendor imperial de los siglos XVI y XVII, dejando
de lado lo que es la «decadencia española» y especialmente el siglo XIX, el liberalismo,
subrayando la decisión clara y manifiesta de romper con la historia más reciente,
la Segunda República, y lo que es más importante, con todos aquellos que podían sostener
los principios que rigieron la vida política española durante su existencia2• De esta forma
se justificó e impuso uno de los pilares de su política interior, el control y, especial-
mente en los primeros años, la eliminación de cualquier tipo de disidencia que pudiera
cuestionar el régimen tanto en el plano de las ideas como en el de la acción política.
No pretendo aquí hacer una historia del régimen ni exponer la biografía de Franco,
muchos han sido ya los que de uno u otro modo han abordado esa tarea, hagiógrafos,
detractores e historiadores de los más diversos orígenes ideológicos y geográficos nos
lo han mostrado con variados perfiles. Para hacerlo han recurrido a diversos tipos de
fuentes, materiales de archivo, entrevistas, recuerdos, modelos de análisis psicológico
y algunas otras. A muchas de ellas me referiré a lo largo de este trabajo cuyo objetivo
no será otro que ofrecer un panorama global, para nada detallado, de las fuentes a través
de las cuaJes puede estudiarse el Franquismo, sin limitarnos a relacionar únicamente
documente s tradicionales de archivo producidos por el propio régimen sino que también
se tendrán en cuenta los documentos de los que estaban fuera del mismo y que poco
a poco han ido saliendo a la luz. Tampoco rechazaré presentar otro tipo de documentos
de creación artificial y literaria como entrevistas o memorias.
En el momento de comenzar a señalar las fuentes no se puede dejar de decir algo
tan elemental y tan evidente, pero también tan cierto, como que lo son todos los do-
cumentos producidos entre 1936 y 1975, conservados en cualquier archivo español pero
también en algunos extranjeros, al menos los de entidades y ciudadanos españoles
residentes, generalmente por fuerza, fuera de nuestras fronteras, y los de entidades y
ciudadanos de otros países que por cualquier motivo tuvieron relación con España, y
no son pocos.
I Tribunales que como el Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo que depen-
dían de la Presidencia del Gobierno, cargo que durante muchos años ejerció personalmente.
2 Todas estas ideas pueden verse en los textos de la época como el titulado El Caudillo proclama
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Como parece imposible hacer un repaso detallado de todos estos documentos pero
por otra parte debo ofrecer un cuadro de conjunto sobre el tema, forzado será precisar
y limitar el alcance de este trabajo. Una manera de hacerlo sería, llevado por mi con-
dición de archivero, repasar con mayor o menor detenimiento el contenido de al menos
los más importantes archivos con documentos producidos o reunidos entre 1936 y 1975,
tarea penosa a la que sería difícil poner límite resultando además enormemente abu-
rrida. He pretendido huir de este planteamiento y he optado por presentar algunas de
las fuentes fundamentales para hacer un estudio completo de algunos de los que
considero fueron los más importantes elementos que caracterizaron al régimen, a saber:
a) Franco y el ejercicio personal del poder,
b) Un partido único que coexistió con otros pequeños grupos tolerados,
c) La Iglesia como fuente de justificación y apoyo del régimen,
d) La ruptura con el pasado y la eliminación de toda disidencia, esto es, de la opo-
. sición, y
e) La Administración en que se materializa la acción del Estado franquista en las
diversas esferas de actuación.
Un repaso somero de los estudios publicados sobre Franquismo sirve para conocer
perfectamente cuáles son y dónde están algunas de las principales fuentes, o al menos
las que los historiadores han preferido utilizar no sé si por su riqueza informativa, la
facilidad en el acceso, comodidad de uso o sencillez en la explotación de las infor-
maciones contenidas en cada uno de los documentos. Veremos como para el estudio
de un periodo tan grande y complejo es imposible limitarse a un tipo único de fuentes,
sean de archivo o bibliográficas, es más, nos daremos cuenta de cómo hay temas para
los que en raras ocasiones se utilizan documentos de archivo, mientras que para otros
casi nunca faltan. Por ejemplo, los estudios sobre el régimen político, ideología y fun-
cionamiento casi siempre emplean las obras teóricas de los protagonistas, la legisla-
ción, las memorias e incluso los datos estadísticos. A cambio cuando se pretende conocer
la política exterior inevitablemente se recurre a los documentos contenidos en los
archivos diplomáticos en buena parte inéditos. Otros asuntos como el control de la
ciudadanía y la represión precisan conjugar muy diferentes fuentes, desde los libros
de memorias o la prensa siempre en contraste con los datos sacados de los archivos
oficiales (cementerios, registro civil, ayuntamientos, juzgados), que en ocasiones se
completan con los ofrecidos por los protagonistas en entrevistas de proyectos de his-
toria oral. Si el objeto de nuestra atención es el mundo de la cultura el material impreso
será protagonista, pero también los cuadros, las grabaciones o las películas de cine.
Quiero justificar con esto la necesidad que los estudiosos han tenido de recurrir a
todo tipo de fuentes, también a aquellas que no siempre se encuentran en los archivos,
a pesar de 10 cual éstos son siempre lugares de consulta imprescindible ya que sus
documentos suelen ser los más importantes, los más ricos en contenido y los que como
fuentes primarias permiten al investigador manejarse con mayor libertad, están ahí, son
contemporáneos a los hechos y no han sufrido elaboraciones posteriores ajenas a los
intereses del momento de su creación.
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A pesar de eso, ante la falta de documentos de archivo y la necesidad de obtener
datos se buscan otro tipo de documentos que incluso se llegan a fabricar a medida por
medio de proyectos de investigación que recogen testimonios o realizan entrevistas
dirigidas. Estos materiales cada vez más los encontramos en los archivos compartien-
do protagonismo con el tradicional documento textual del que resulta un complemento
sumamente interesante, aunque la crítica que exige sea muy diferente, pero eso lo sabe
muy bien el usuario.
.1 Las diferencias surgen al perfilar cómo se ejerció ese poder, así habría sido un régimen dictatorial,
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J
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
especial» de difícil consulta. Al parecer son materiales no siempre únicos, originales
o copias de los mismos pueden estar en los archivos de quienes se los mandaron, aunque
se ha constatado que no siempre es así, y nunca superan los años cincuenta. Esto es,
poco y limitado en el ti emp0 5. ¿Tenemos que creer que quien ejerció un poder casi
absoluto durante cuarenta años únicamente tenía en sus manos estos sesenta legajos?,
¿Dónde están los documentos que reflejan sus múltiples decisiones personales, aque-
llas sobre las que tenía la última palabra?, ¿dónde la correspondencia que debió
mantener? Desde luego no en los archivos públicos.
Del que intuimos como segundo grupo de documentos que debieron corresponder
a Franco personalmente y como Jefe del Estado carecemos de un conocimiento exac-
to, no sabemos su contenido, volumen o interés, ni tan siquiera su ubicación. Existe
una denominada Fundación Nacional Francisco Franco que viene publicando obras re-
lacionadas con Franco entre las que figuran las tituladas Francisco Franco y su tiem-
pOfi, Documentos inéditos para la historia del Generalísimo Franco 7, y Manuscritos
de Franco x en las cuales se editan un buen número de documentos que parecen co-
rresponder a este grupo. Pocos investigadores han sido tan afortunados como para que
se les permita utilizarlos y quien lo ha logrado nos dice que se trata de copias~.
Si realizamos un análisis de los documentos editados por la Fundación y fundamen-
talmente en los Documentos inéditos ... veremos claramente cómo nos encontramos ante
la documentación del propio Franco. La colección ofrece por orden cronológico la
transcripción de 508 documentos que cubren el periodo 1925-1942 de los que única-
mente 17 son anteriores a 1936. Entre ellos se encuentran documentos claramente
personales, fundamentalmente cartas de amigos y compañeros, también algunos ma-
nuscritos y recortes de periódicos. Los posteriores a la finalización de la guerra en su
inmensa mayoría son documentos públicos, recibidos como Jefe del Estado e incluso
alguno como Jefe Nacional del Movimiento. Buena parte son correspondencia oficial
dándole conocimiento de asuntos sobre los que tenía que resolver, por 10 que aparecen
notas manuscritas, y sobre todo informes de lo más diverso, en sus primeros años de
gobierno relativos al desarrollo de la guelTa y en los siguientes de una temática más
amplia, el Ejército, la Segunda Guerra Mundial, la División Azul, la economía nacio-
nal, sindicatos, la oposición, el ambiente político-social, la situación de los exiliados,
actuaciones de la masonería y algunos proyectos legislativos.
Así pues nos encontramos claramente con documentación pública que debería estar
en manos del Estado. Podemos admitir que sus documentos personales los administre
la familia, la citada fundación, o quienes sea pero no puede hacerse lo mismo con los
j A pesar de eso, como un responsable del archivo ha dicho en ocasiones, su importancia puede residir
en que su presencia en la Secretaría del Jefe del Estado fuera un indicio del interés que esos temas tenían
para el propio Franco.
" Fundación Nacional Francisco Franco, Madrid, 1984. 8 vals.
7 Fundación Nacional Francisco Franco, Madrid, 1992-1994. 4 vals.
x Seleccionados por el profesor Luis Suárez se editaron en 1990 en tirada limitada y numerada de 1500
ejemplares.
~ Jesús PALACIOS, La EspaJla totalitaria, Planeta, Barcelona, 1999, pp. 13-14.
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documentos fruto del ejercicio del poder. No es de recibo que documentos públicos
de un Jefe del Estado estén en manos privadas y no puedan ser libremente consultados
o con las limitaciones que la ley pueda establecerlo ¿Quién nos garantiza la integridad
del fondo?, ¿quién que su uso pueda hacerse por cualquier ciudadano y no sólo por
aquellos que quieran exaltar su figura?
La situación no deja de ser curiosa ya que nadie parece querer aclarar dónde están
los originales y sin embargo se pretende que sin tener la posibilidad de contraste, tanto
de la fidelidad de la edición como de que se hayan transcrito todos los documentos,
se acepten estos libros como válidos e incluso justifiquen el no facilitar el acceso directo
a los documentos, cuando no su devolución a su legítimo propietario. En la presen-
tación del primer tomo la Fundación dice que ha decidido publicar los documentos
que ella consiguió en fotocopias I I y por supuesto no indica dónde las consiguió ¿es
esta una edición fiable? Pero es que además tampoco oculta el objetivo perseguido,
proporcionar a los historiadores conocimiento de lo que ella ha podido adquirir. .. Pues
el propósito es, siempre, lograr que Franco y su Régimen aparezcan como lo que ver-
daderamente fueron: el esfuerzo para levantar a España de sus ruinas y conducirla,
en medio de tremendos escollos, a un tiempo largo de paz para el trabajo interior l2 .
Sin comentarios.
Hoy por hoy más allá de 10 publicado ignoramos lo que esta Fundación tiene, si
con sus documentos pueden o no revolucionarse los estudios sobre la reciente historia
española o sobre el mismo personaje. Pero esto no es 10 fundamental. Aunque su con-
tenido fuera banal no puede ser admitido el régimen al que está sometido 13 •
Dejando de lado este enojoso asunto que no sé si tiene más de simbólico que de
trascendente para la investigación 14, ha de quedar claro que tanto Franco como el
Franquismo pueden ser estudiados con muchos otros documentos, también relaciona-
dos directamente con su persona, materiales casi de primera mano como los escritos
del propio personaje.
A través de eIlos pueden desgranarse parte de sus ideas fundamentales, aunque tengo
la sensación de que algunas de las cosas que se consideran como originales suyas no
lO Desdichadamente el caso de Franco no es una excepción, sino que forma parte de una «tradición»
que aun hoy parece continuar, según la cual algunos de los documentos más interesantes para el estudio
de los diferentes gobiernos quedan en manos de sus máximos dirigentes y no del Estado a quien se supone
deberían pertenecer.
11 Documentos inéditos ... , tomo J, oh. cit., p. 2.
u Creo que ya ha llegado el momento de que el Gobierno de la Nación intente resolver este asunto,
sin duda de interés nacional y consiga la devolución al Estado de todo aquello que le corresponde. Mientras
esto no se logre a los españoles se nos estará hurtando no solo un patrimonio de todos sino también el
conocimiento de una parte de nuestra historia. Y esto no es tolerable bajo ningún concepto, es hora ya
de que dejen de justificarse determinadas acciones en nombre de la concordia nacional. En este caso el
único beneficiado es el propio Franco.
14 Es probable que muchos de los documentos del Franquismo hayan desaparecido pero también que
otros muchos estén en manos de los personajes del régimen y de sus herederos. El tiempo se encargará de
que estos últimos salgan a la luz, aunque para ello el Estado, una vez más, deba pagar por recuperarlos.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
lo sean tanto, caso de los artículos que sobre la Masonería escribió en el periódico
Arriba. Su producción no es extensa, algún tratado militar1S, un libro sobre la guerra
de África, Diario de una bandera1ó, editado en 1922, un guión cinematográfico, Raza,
anecdotario para el guión de una película 17, donde se refleja el ideal de sí mismo, los
artículos de Masonería reunidos bajo el seudónimo Jokin Boorl~ y poco más.
Ciertamente su producción literaria no es excesiva y nunca se plasmó en un corpus
ordenado, a pesar de que varios en su lugar lo intentaron. Nunca publicó nada que
pretendiese formular plenamente sus teorías pero es bien cierto que estas, que en parte
respondieron a los acontecimientos, se reflejan en el testimonio propio más abundante
que de él tenemos: sus discursos. Desde el comienzo de su ascensión al poder los aparatos
de propaganda de los sublevados se ocuparon de divulgar y dar forma a las alocuciones
del Caudillo y esto llegará hasta su muerte, de tal manera que pueden encontrarse más
de un centenar de ediciones de los mismos. De todas ellas quisiera señalar las primeras
y tempranas series Habla el caudillo l9 y Palabras de Franco 20 que reúnen lo dicho entre
1936 y 1940 Y que en su mayor parte fueron editados entre 1937 y 1940 por la Editora
Nacional y el Servicio Nacional de Propaganda. Por aquel entonces comenzaron tam-
bién los Mensajes al pueblo español, el primero de 1939 y el último de 1975, con por
supuesto su Mensaje póstumo 21 . Abundan también los discursos realizados ante las
Cortes 22 • En esta misma línea están los mensajes leídos ante el Consejo Nacional del
Movimiento y por supuesto un buen número de los pronunciados en los más diversos
lugares y ocasiones entre los que pueden señalarse los titulados Franco en Vitoria 23,
Franco in Barcelona 24, el resumen de lo dicho en PortugaF5 o las diversas inauguracio-
nes como la de las dependencias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas 26 .
Pero no es necesario perderse en el mar de pequeños folletos con los discursos. Pronto
se comenzaron a elaborar resúmenes, recopilaciones y extractos como los ya citados del
año 1940. Ya en 1937 José Emilio Díez publica una colección de proclamas y aren-
gas 27 , posteriormente y de carácter general tenemos Franco ha dicho (1936-1946 Y 1947-
19 Habla el caudillo: [textos seleccionados de discursos y escritos del Caudillo]. Luz, Gijón, 1937;
Habla el caudillo, Editora Nacional, [Barcelona], [1939]; y, Habla el caudillo. Servicio Nacional de
Propaganda, Burgos, [1940].
20 Palabras de Franco. Editora Nacional, Bilbao, 1937.
21 Francisco Franco Bahamonde, Testamento político, Ediciones del Movimiento, [Madrid], 1975.
22 De estos tenemos algunos en otros idiomas, portugués francés e inglés, ya en los años cuarenta.
21 Tal\. Graf. Victoria, Vitoria, 1953.
l6 Discurso pronunciado por S. E: el Jefe del Estado Español en la inauguración de los dieciséis nuevos
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195 1), Palabras del Caudillo (1937- l 942) o los Discursos y mensajes del Jefe del
Estado (entre 195 l Y 1970), editados por la Dirección General de Información y pos-
teriormente por la Dirección General de Cultura Popular y Espectáculos, o los Extrac-
tos de discursos de 1958.
Tras su muerte aparecieron, entre otros, el Pensamiento político de Franco: Anto-
logía 2X y sus Apuntes personales sobre la República y la guerra Civipy. También se
recopilaron los discursos leídos ante las Cortes Españolas 30 desde 1946 hasta 1971 y
se reunieron los textos de doctrina política31 entre 1945 y 1950. Cuando lo que se
pretendía era destacar el pensamiento se agruparon sus palabras por temas: respecto
al catolicism0 32 , la guerra como cruzada anticomunista33, la cultura34, la libertad reli-
giosa en España35, el Movimiento Nacionapó y la «revolución»37, el sindicalism0 3x , la
política social y económica3Y y sobre todo el pensamiento político del que se editaron
dos antologías, una con motivo de los «25 años de paz» y otra ya en 1975 40 •
Todos estos materiales constituyen una fuente de primer orden para conocer el sis-
tema político franquista, pero indudablemente no son suficientes. Sería muy interesan-
te poder acceder a los archivos particulares de quienes tuvieron protagonismo en el
mismo, ministros, altos cargos, obispos y jerarcas del Movimiento. Pocos son los que
hoy están dispuestos para la consulta pública pero espero que el tiempo le dé a las
familias la grandeza de miras suficiente para facilitar el acceso a los mismos 41 .
1X Con prólogo de José Solís Ruiz y sistematización de textos de Agustín del Rio Cisneros. Ediciones
,o Discursos y mensajes de S. E. el Jefe del Estado a las Cortes EspaFíolas, 1943-1961. Madrid, 1961.
,1 Textos de doctrina política: palabras .l' escritos de 1945 a 1950. Madrid: Publicaciones Españolas,
1951.
,2 Pensamiento católico: [Extractos de discursos]. Organización Sindical de FET y de las JONS,
Madrid, 1958
" Francisco Franco. Organización Sindical de FET y de las JONS, Madrid, 1958.
,~ Frallco )' la cultura: labor del Estado espa/lol 81939-1947). Oficina de Información Española,
Madrid, 1947.
" Frallco )' la libertad religiosa: Ecos de un discurso. [s.l., s.n., 1965].
y, El Movimiento Nacional. [Selección de Agustín del Rio Cisneros]. Ediciones del Movimiento, Madrid,
1966.
,7 Nuestra revolución. [Servicio de Información y Publicaciones de la Organización Sindical Espa-
ñola], Madrid, 1962.
1X Pellsamiento silldical. Organización Sindical de FET y de las JONS, Madrid, 1959; El sindicalismo
1959; Preocupación social española: Antología de palabras del Caudillo. Publ. Españolas, Madrid, 1946 .
• 0 Pensamiento político de Franco: antología. Servicio Informativo Español, Madrid, 1964. Véase
nota 28 .
• 1 Una muestra del interés de esta documentación particular puede verse en Javier TUSELL, Carrero:
La eminencia gris del régimen de Franco. Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 1993.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
Pero ante la falta de conocimiento de estos archivos puede recurrirse a otras fuen-
tes impresas que no están firmadas por Franco sino por sus colaboradores, partidarios
y detractores del régimen, las memorias y recuerdos de personajes de la época. Muy
abundantes respecto al periodo de la guerra, su número disminuyó notablemente en los
años posteriores, no volviendo a florecer sino cuando el régimen tuvo su fin, época
en la que aparecieron un buen número de obras que nos hablan de aquellos años tanto
de gentes que ejercieron el poder como de los que estuvieron en el exili0 42 . Sin pre-
tender ser exhaustivo sino como ejemplo citaré a Ángel Alcázar de Velasco (Siete días
en Salamanca, 1976), José María de Areilza (Memorias exteriores 1947-1964, 1984),
Fernando María Castiella (Reivindicaciones de España, 1941), José Luis de Arrese
(Treinta años de política, 1966), Manuel Azaña (Obras completas), Antonio Bahamonde
y Sánchez de Castro (Un año con Queipo, memorias de un nacionalista, 1938), Cambó,
Cantalupo, Ciano, Fernández Cuesta, Fraga, Pilar Franco, Gil Robles, Giménez Caba-
llero, Dolores Iban'uri, Cardenal Gomá, López Rodó, Manuel Tagueña, Serrano Suñer,
o Ridruejo, entre otros.
Otras fuentes impresas de enorme interés para el conocimiento del régimen político
son las colecciones de publicaciones oficiales pues en ellas se materializan sus ideas.
Entre todos destaca el Boletín Oficial del Estad0 43 y el Boletín Oficial de cada una de
las provincias 4 4, aunque existieron muchas cuya relevancia como fuentes no suele ser
de carácter general sino ya más particular, limitado a una materia concreta pues en buena
parte correspondían a las competencias de las Direcciones Generales más importantes.
Por su parte, el poder legislativo, aunque algo más tarde también editó su Boletín oficial
de las Cortes Españolas Diario de las sesiones de pleno en el que seguir su lánguida
y manipulada vida.
Como el Franquismo surgió durante una guerra parece lógico que para desvelar sus
fuentes tengamos que citar inevitablemente las que se refieren a la propia guerra y al
Ejército. Al fin y al cabo si hubo un elemento que marcó la vida española durante todo
el periodo este fueron los militares, bien como protagonistas, bien como referencia
última y apoyo firme al Jefe del Estado. Y entre toda la documentación, dejando de
lado la mayor parte referente a operaciones militares, se debe reseñar la que se pro-
dujo en el Cuartel General del Generalísimo.
En su seno se desarrolló la incipiente administración nacionalista, de allí salieron
los nombramientos de muchas de las influyentes personalidades del Franquismo, se urdió
la unificación de las fuerzas políticas favorables a los sublevados, se organizó el apa-
.2 Josep FONTANA, Franco.l' el Franq/lismo a través de los lihms de memorias. En Jornadas "Historia
.l' f/lentes orales». Historia .l' memoria del Franq/lismo (1936-1978). Actas IV Jornadas. Ávila, Octubre
1994. Fundación Cultural Santa Teresa, Ávila, 1977, p. 19.
•, Bajo este título recogemos el Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional, sustituto de la Gaceta
de la República en zona sublevada. Cabría aquí citar la existencia de una Gaceta oficial de la República
Espai¡ola, editada en México .
.. En su gran mayoría se fundaron a finales del siglo XIX y continuaron durante el Franquismo, estando
a cargo de las Diputaciones Provinciales su impresión y controlado su contenido por los Gobernadores
Civiles.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
rato de propaganda y las tareas de control de la ciudadanía. De la Secretaría salían
órdenes de obligado cumplimiento con todo tipo de instrucciones por medio de oficios
y por telegrama, y se mantenía la correspondencia necesaria.
Aunque resulta evidente que no todo lo que del citado cuartel se ha conservado
responde a las expectativas que despierta su origen, bien merece un repaso. Entre los
documentos que hoy podemos ver predominan, como no podía ser menos, los relacio-
nados con las actividades destinadas a ganar la guerra, pero junto a ellos aparecen
testimonios de gran interés relativos a la regulación de la vida en la zona conquistada.
Para el estudio de los comienzos del régimen conviene echar un vistazo a los docu-
mentos que se encuentran agrupados en la denominada Primera Sección 45, Organiza-
ción, a la que han ido a parar, entre otros, los papeles de los Servicios Administrativos,
Justicia, Personal y Asuntos Generales, y a los informes contenidos en la Segunda
Sección, Información, que nos muestran al enemigo no solo desde el punto de vista
militar sino datos que permitirán el control posterior del territorio y las personas 46 .
El Franquismo cuenta con un archivo que debería ser fundamental para su estudio,
el de la Presidencia del Gobierno, ya que su titular ostentaba, aun lo hace hoy, la
representación del Gobierno, establecía las líneas de actuación política y coordinaba
la acción de gobierno a través de los ministros de cada ramo. Pero aun considerando
el enorme interés de sus fondos documentales debo decir una vez más que la realidad
no responde plenamente a las expectativas pues, sirva como ejemplo, ni siquiera
conserva completa la serie de Libros de actas y acuerdos del Consejo de Ministros,
que por lo que se refiere al periodo que nos interesa comienza en 1957 ya que ante-
riores únicamente hay cuatro actas de la Junta Técnica de Estad0 47 •
Entre los fondos de la Presidencia del Gobierno se encuentran varias agrupaciones
documentales que no pueden dejarse de lado ya que son especialmente relevantes para
el conocimiento de los primeros años del gobierno de Franco. Son los de la Jefatura
del Estado, procedentes de la Secretaría del palacio del Pardo, de los que anteriormen-
te ya he hablado, los de la Junta de Defensa Nacional, Junta Técnica de Estado, Vi-
cepresidencia y Presidencia, de la Secretaría del Ministro Subsecretario, y de la Sección
de Consejo de Ministros.
El origen de estos organismos está en la propia guerra. A los pocos días de la
sublevación atentos a que no se había conseguido eliminar al gobierno de la Repúbli-
ca, apareció clara la necesidad de dotarse para los territorios que controlaban de una
estructura mínima sustitutiva de la legalidad Republicana. De esta forma por Decreto
de 24 de julio de 1936 se creó una Junta de Defensa Nacional que asumió todos los
poderes del Estado, que unos meses más tarde fue sustituida por la Junta Técnica de
~5 La organización que hoy tiene el archivo del Cuartel General no responde a la realidad de su
funcionamiento sino a una estructura establecida una vez finalizada la guerra, cuando se decidió agrupar
los documentos de acuerdo a las distintas secciones del Estado Mayor. Guía de los archivos militares
espQ11oles. Madrid: Ministerio de Defensa, 1995, p. 77.
46 Esta documentación puede ser consultada libremente dentro del Archivo General Militar de Á vila,
donde se encuentra desde 1995 procedente del Servicio Histórico Militar con sede en Madrid.
47 Luisa AUÑÓN MANZANARES, ob. cit. p. 608.
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Estad0 4X • Un Decreto de ésta de 29 de septiembre nombra a Franco Jefe del Gobierno
del Estado, quien que toma posesión elIde octubre. En su persona quedará depositada
la capacidad de decisión en el ámbito político y en el administrativo.
Bajo su dependencia la Junta Técnica de Estado se ocupará de las funciones adminis-
trativas que ejercerá por medio de comisiones hasta que en enero de 1938 se organice
ya formalmente la Administración Central del Estad0 4Y con diez ministerios que recogerán
las competencias de las respectivas comisiones mientras que el resto irán a parar a la
Vicepresidencia del Gobierno, si bien por poco tiempo ya que al año siguiente por ley de
8 de agosto sus funciones pasarán a corresponderle a la Subsecretaría de Presidencia.
La actividad de todos estos organismos durante la guerra y primeros años cuarenta apa-
rece reflejada en veintinueve legajos dentro de los cuales abundan los documentos sueltos
que rara vez forman expedientes, estructurados de acuerdo a sus productores y ordena-
dos por fechas que no superan sino en algunos casos el año 1939. Son los siguientes:
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- Ministerios de Organización y Acción Sindical/Trabajo y de Obras
Públicas y Comunicaciones ...................................................................................... 1938-1946
- Cuartel General del Jefe del Estado ........................................................................ 1938-1940
- Servicio de Información y Policía Militar .............................................................. 1938-1939
- Dirección de Mutilados por la Patria ...................................................................... 1938-1939
51 En el inventario publicado por Luisa AUÑÓN únicamente encontramos los siguientes: Estado Mayor
de la Armada (1971-1979), Alto Estado Mayor (1941-1943, 1960, 1961); Empresa Nacional Minera del
Sahara (1964); Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (1966), Diputación Provincial dc
Fernando Poo (1962); Situación del problema alimentario (1963), Fundación Generalísimo Franco (1950-
1962); Alto Estado Mayor (1963-1967); Y Acuerdos Hispano-Americanos (1973). ¡bid., pp. 613-616.
52 De esta documentación se han transferido al Archivo General de la Administración 631 cajas. Luisa
\
j
AUÑÓN MANZANARES, ibid., p. 610.
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bre de 1936. Posteriormente el Decreto de Unificación de 19 de abril de 1937 extin-
guió el resto de los existentes forzando la creación de una sola organización con todas
las partidarias del Ejército sublevado, la Falange Española Tradicionalista y de las
J.O.N.S., el llamado Movimiento Nacional, término que encubre la idea de partido
que se asocia a la democracia liberal republicana. Pretende erigirse en intermediario
entre la Sociedad y el Estado y llevar a éste el aliento de la sociedad.
La realidad es que durante mucho tiempo lo que veremos será una confusión entre
el Partido y el Estado aunque teóricamente eran entes diferentes. En sus Estatutos de
31 de julio de 1939 el partido se configura como una sola persona jurídica con un solo
patrimonio integrada por diferentes órganos)" que de una u otra manera estuvieron
ligados al Estado, en una unión que aparece tanto más clara cuanto vemos cómo las
máximas jerarquías, la Jefatura Nacional o la Presidencia recaían y fueron ejercidas
por el propio Franco, quien a su vez nombrará directamente buena parte de los puestos
más importantes del Consejo Nacional, de la Junta Política y al Ministro Secretario
General del Movimiento. Pero esta unión no para ahí sino que el partido será el que
se haga cargo, el que ejerza determinadas funciones propias del Estado entre las que
destacan las labores asistenciales de Auxilio Social o de la Sección Femenina o el
monopolio en la política juvenil desarrollado por el Frente de Juventudes.
Por tanto, resultará inexcusable para entender lo que fue el Franquismo utilizar los
documentos del Movimiento que nos facilitarán el conocimiento no sólo de su funcio-
namiento y organización sino también del papel del partido único en la vida española.
Como no podría ser de otra manera, en su mayor parte se encuentran hoy en los ar-
chivos del Estado a los que fueron a parar tras su desaparición, de manera más orde-
nada en lo que se refiere a los organismos centrales y no tanto en los provinciales.
El Archivo General de la Administración fue el receptor de la mayor parte de los
documentos de los organismos centrales, allí están los papeles de la Secretaría General
del Movimiento (1937-1977), el Consejo Nacional del Movimiento (1942-1977), y las
Delegaciones Nacionales)4. Son más de dos mil trescientos metros de documentos sobre
los que ya se han realizado algunos instrumentos de descripción que facilitan su con-
sulta e incluso se han realizado trabajos que excusan la necesidad de profundizar aquí
en su contenido)). Por mi parte únicamente cabe señalar que en las series conservadas
51 Jefe Nacional del Movimiento, Consejo Nacional, Junta Política, Secretaría General, Delegaciones
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
se refleja un amplio espectro de contenidos que nos muestran las ideas y las actua-
ciones del partido y su evolución con el tiempo, desde la actividad política del Secre-
tario General a la consultiva sobre diversos asuntos del Consejo Nacional. En algunas
de las Delegaciones Nacionales priman los documentos sobre las labores de encuadra-
miento, de información y represión, en otras los relativos a los trabajos asistenciales,
a la política de promoción cultural, de juventud, deporte o mujer, a las artes escénicas,
e incluso la formación del profesorado y de los mandos.
Conviene señalar aquí por la importancia que le dio el propio régimen que dentro
el Movimiento se integró todo lo referente al campo sindicaJ56. El sindicalismo vertical
es otro de los elementos vertebradores del régimen franquista que por medio de la
Delegación Nacional de Sindicatos dirige y encuadra a la comunidad de productores
ejerciendo funciones ordenadoras a través de los diferentes Sindicatos Nacionales y
de las estructuras territoriales. A través de sus documentos podremos conocer cómo
una parte importante de la vida económica española, la organización del trabajo y el
modelo de relaciones laborales. Tras su desaparición sus archivos pasaron a centros
públicos del Estado donde se conserva buena parte de lo que produjeron y que todavía
no ha sido demasiado utilizado por los investigadores que siempre han preferido en
este campo el empleo de fuentes impresas, entre otras las múltiples publicaciones
oficiales que suelen acompañar a los documentos de archiv0 57 •
En provincias los documentos del Movimiento se encuentran, o al menos deberían
estar, en los respectivos Archivos Histórico Provinciales. Allí fueron a parar algunos
tras su desaparición pero otros mucho más tarde. Desafortunadamente no en todas las
provincias se conserva completa esta documentación, en su mayor parte procedente de
las Jefaturas Provinciales y de las Delegaciones Provinciales de Educación Física y
Deportes, de la Sección Femenina y del Frente de Juventudes. En muchos casos son
fondos incompletos en series y en ámbito cronológico, destacando entre todos los do-
cumentos que se refieren a las actividades concretas de que se ocupaban: Servicio Social,
competiciones deportivas, campamentos, además de documentos de administración y
de expedientes personales y nóminas 5x •
En general se observan enormes vacíos en la documentación del Movimiento en
provincias, teniendo como ejemplo altamente significativo el que la actividad de los
Gobernadores Civiles como Jefes Provinciales apenas aparezca reflejada en los archi-
Sindical pasando el Servicio Nacional de Sindicatos a depender del Movimiento Nacional, que se ocupará
de esa materia a través de la Organización Sindical de acuerdo a lo dispuesto por la Ley de Unidad Sindical.
57 Para conocer el proceso de transferencia de esta documentación véase María Aurelia del CORRAL
tente en los órganos centrales, donde debido a la estructura jerárquica debería haber ejemplar de todo o
casi todo lo producido fuera de Madrid, y entre todas las delegaciones destaca la Delegación Nacional
de Provincias. ,
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vos que han llegado a nosotros procedentes de los Gobiernos Civiles, muchos de los
cuales carecen de estos documentos, lo que no suele ser fruto de que esa función se
desarrollara en otro lugar y los documentos se archivaran allí sino a que según tes-
timonios personales y algunos publicados en la prensa se produjo una destrucción si s-
temática 59 a partir de 1975, algo que ocurrió también con las diferentes Delegaciones
Provinciales cuyos archivos sólo en parte pasaron a los organismos que heredaron sus
funciones, eliminándose una parte del material y pasando otra a manos de particulares,
generalmente personas que tuvieron alguna relación con ellas y que por diversos mo-
tivos decidieron guardárselo sin que nadie se lo impidiera, unas veces por preservar
una labor que estimaban se estaba despreciando, otras por razones ideológicas e in-
cluso por sentimentalismo.
El gran reto de hoy estaría en intentar sacar a la luz esta documentación para que
al menos lo que existe pueda utilizarse. Hay dos razones para ello, se trata de parte
del patrimonio documental de la nación que nadie tiene derecho a reservarse, y pueden
ser documentos importantes para el conocimiento en detalle del Franquismo en deter-
minados territorios(i().
3. LA IGLESIA
Sería muy difícil entender el Franquismo sin tener en cuenta la actitud de la Iglesia,
que desde un principio apoyó de forma clara al régimen, del que consiguió beneficios,
pero que a su vez fue utilizada. A través de ella se ejerció el control moral de los ciu-
dadanos, y lo que es más importante, proporcionó desde el mismo momento en que estalló
la sublevación una justificación de la misma y del régimen que se instauró posteriormen-
te, a pesar de que en los últimos años en el seno de esa misma iglesia surgieran algunos
de los movimientos más activos contra el mismo. Ocioso es señalar la relación institucional
que unía, aún hoy lo hace, a la Iglesia y al Estado. Con el final de la guerra la Iglesia
recuperó posición, poder, prestigio e influencia, durante mucho tiempo ejerció un fuerte
control sobre la enseñanza y será ella la que forme a buena parte de las elites dirigentes.
Su influencia se extendió desde el párroco del pueblo más pequeño al Obispo, que era
una autoridad más, y por supuesto a las más altas jerarquías eclesiásticas.
No será por tanto extraño que al hacer un repaso de las fuentes del Franquismo
digamos que en los archivos de la Iglesia se encuentran algunas de ellas, y de no poco
interés, tanto por ser soporte del régimen como por la contestación que surgió más
adelante. Me estoy refiriendo por lo tanto a todo tipo de archivos eclesiásticos, desde
los parroquiales con sus libros de matrícula y los informes de los párrocos, a los
condiciona una obra col. lectiva sobre el franquisme a Tarragona, «AVU/» 6 de febrero de 1997.
N) SU permanencia en la oscuridad o su paso a fundaciones privadas no son ninguna garantía salvo
para que puedan ser utilizados para realizar labores de propaganda. Véase Luis SUÁREZ FERNÁNDEZ,
Crónica de la Sección Femenina)' su tiempo: vieja andadura de un proyecto ilusionado, Asociación Nueva
Andadura, [Madrid], 1993.
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diocesanos en los que se encuentra la correspondencia oficial del Obispo con las au-
toridades (Ministerios, Gobierno Civil, Ayuntamientos, Diputación y Gobierno Mili-
tar) y todo tipo de personajes influyentes de la diócesis, los informes sobre diversos
asuntos, y en algunos casos los expedientes de censura eclesiástica, el nihil obstat o
la documentación personal de algunos prelados. Por supuesto resultan de interés los
archivos de órdenes religiosas y de asociaciones así como de la más recientemente
creada Conferencia Episcopal, sin dejar de lado el de la Nunciatura y los mismos
archivos Vaticanos. En todos ellos de una u otra forma aparece reflejada la influencia
de la Iglesia en la vida de los españoles, la situación en que estuvo y la postura de
la Iglesia de Roma respecto de Franco a lo largo del tiempo.
A pesar de haber sido creada en los últimos años del Franquismo, en 1972, la
Conferencia Episcopal Española es heredera de las reuniones de obispos que ya se
venían haciendo en años anteriores. Entre los documentos que produjo destacan los
de la Presidencia, publicados, y las actas de la Asamblea plenaria así como los de algunas
de las Comisiones, siendo destacables las de Comunicación Social, Pastoral Social o
Migraciones. De estas últimas son dignos de tener en cuenta los documentos de la
comisión y los del director y los vocales especialmente útiles para conocer las pos-
turas que se tomaban sobre asuntos de candente actualidad(,l.
Desgraciadamente son muy pocas las informaciones que tenemos sobre lo que tienen
la mayor parte de los archivos eclesiásticos españoles relativo al periodo que nos in-
teresa. La Guía de los archivos y bibliotecas de la Iglesia en España apenas si nos
ofrece datos('2 como casi ninguna de las otras publicaciones existentes sobre archivos
eclesiásticos 63 , en parte por un menosprecio de lo contemporáneo frente al riquísimo
patrimonio del pasado, y a que generalmente los documentos de los últimos cien años
no están en los archivos diocesanos M sino en el Archivo de la Curia o Archivo Vivd"
a cargo del Secretario o Canciller y por lo tanto inaccesible en la mayor parte de los
61 Sobre el archivo de la Conferencia Episcopal Española véase Los archivos de la Iglesia en Espaíia,
de lo que decimos. En sus páginas se publican las actas de los congresos que anualmente celebran con
temas referentes a los archivos diocesanos o a los parroquiales, entre otros, y en ninguno de ellos aparece
ninguna referencia a la documentación contemporánea.
(>1 Siguiendo orientaciones de la Santa Sede en 1973 la Conferencia Episcopal Española recomendó la
creación de Archivos Históricos Diocesanos con la documentación de los archivos de toda la diócesis de
más de 100 años de antigüedad, para recogerla, conservarla y ponerla a disposición de los investigadores.
6; En el caso de Zamora al explicar el contenido del archivo diocesano se nos dice que no se incluye
el Archivo Vivo flor albergar documentación que aun tiene vigencia administrativa)' por no ser ac-
cesible a la investigación. Su contenido será la documentación producida por la Curia de Gobierno, los
escritos procedentes de la Curia de Justicia, los duplicados sacramentales desde 1918, la documentación
sobre el Concilio Vaticano 11, la de la Conferencia Episcopal Española, la de la Santa Sede y la de la
Nunciatura Apostólica. Ramón FITA REVERT, Los archivos)' bibliotecas de la diócesis de Zamora como
fuentes documentales. En Primer Congreso de Historia de Zamora: Tomo 1: Fientes documentales.
Diputación de Zamora: Instituto de Estudios Zamoranos Florián Docampo, Zamora, 1989, p. 235.
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J
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casos. Hay que advertir que el propio reglamento de los archivos eclesiásticos espa-
ñoles establece como norma general que los documentos de los últimos 75 años estén
cerrados a la libre y pública consulta, aunque también regula la forma de saltarse esta
barrera. En todo caso el Ordinario siempre será competente para autorizar el acceso
y existen testimonios de diócesis donde esto ocurre por lo que no es descabellado re-
comendar recurrir a esa instancia cuando se tenga interés por consultar documentación
eclesiástica.
No obstante esta carencia de información cabe considerar que los documentos de
determinados archivos pueden aportar informaciones tocantes al tema más allá de la
vida eclesiástica, caso de los correspondientes a las diócesis que durante el Franquismo
destacaron por algún motivo, por la postura que tomó el Prelado, por albergar a las
más altas instancias de la Iglesia Española, o incluso por el papel que jugaron durante
la Guerra. Así pues Madrid, Barcelona, Salamanca, Toledo, Burgos, Cuenca o Vitoria,
por citar algunas diócesois, podrían tener documentos relevantes entre los que creo
podría destacarse, aunque no siempre se conserve, la correspondencia de sus titulares(,().
Junto a esta deberían también poder rastrearse los escasos testimonios de las disiden-
cias de la línea oficial y la contestación surgida a partir de los años sesenta cuando
algunas iglesias acogieron movimientos que serían germen de crítica y asociaciones
apostólicas que se insertaron en la sociedad recogiendo las inquietudes de muchos que
estaban en desacuerdo con el régimen.
Entre estas últimas cabe citar como ejemplo la Juventud Obrera Cristiana que
conocemos bien por tener publicado el inventario de su archivo ó7 , en el que junto a
los documentos que reflejan su organización interna aparecen los producidos fruto de
sus actividades y entre ellas las relaciones con el mundo obrero y los ambientes ju-
veniles, contando con dos apartados que destacan, el denominado «Régimen político
español», con información sobre conflictos laborales desde 1958, legislación laboral,
paro, actividades sindicales, reivindicaciones, represión, torturas. Y en segundo lugar
el de «Partidos políticos y sindicatos», documentos relacionados con grupos como
Bandera Roja, Círculos Obreros Comunistas, USO, CNT, UGT, POUM, PCE, PSOE,
Joven Guardia Roja, PTE o FEóH.
De acceso más fácil son otro tipo de documentos relativos a la Iglesia durante los
años de gobierno de Franco son los documentos publicados y los escritos y memorias
de algunos importantes prelados así como las colecciones de Boletines Oficiales de cada
Obispado, publicación en la que se insertan no sólo las cartas pastorales del Obispo
sino muchos otros documentos sobre la vida diocesana de la época como noticias,
censuras, crónicas, fiestas, sínodos, estudios, etc.
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4. LA OPOSICIÓN
Complejo como pocos es el estudio del mundo compuesto por los disidentes de una
dictadura como la de Franco. La clandestinidad en que forzosamente se movían no era
el entorno más adecuado para crear documentos que en buena parte podían ser un pel igro
en si mismos si los aparatos represivos los encontraban. A pesar de ello no son pocos
los existentes y con procedencias variadas. La oposición y su actividad puede ser
conocida no sólo con los documentos procedentes de ella misma, de sus organizacio-
nes, sino también por los que pueden conservarse de sus enemigos, concretamente de
las estructuras del Estado encargados de controlarla, el aparato represivo, policial,
judicial e ideológico, y junto a ella la prensa y los testimonios de los protagonistas,
las fuentes orales, los libros de memorias y las entrevistas.
Cada una de estas fuentes tiene sus propias peculiaridades y la información que nos
ofrecen resulta bastante parcial por lo que, como ocurre casi siempre, necesitan comple-
tarse con otras. Los documentos que hoy encontramos en los archivos procedentes de
las organizaciones opositoras en su mayor parte corresponden a su vida en el exilio y
por lo tanto reflejan muy bien su funcionamiento burocrático, sus reuniones, las órdenes
que impartían y la línea oficial de actuación, pero no siempre nos muestran la vida real
en el interior ni el verdadero alcance de su actividad opositora, información que ni siquiera
nos garantizan siempre los archivos privados de los militantes pues buena parte de los
documentos que nos hablan de los años del Franquismo han sido elaborados a posteriori.
Son los testimonios orales y las memorias fundamentales para completar los datos.
Su elaboración y redacción son complejas como lo es también su uso, tienen que ser
sometidas a una rigurosa crítica ya que los entrevistados tienden en buena parte a mostrar
lo ocurrido como una epopeya y a olvidar lo que desde la perspectiva actual no parece
conveniente, eso sin dejar de lado las muy diferentes versiones que de un mismo fe-
nómeno ofrecen distintos personajes de diferentes organizaciones óY •
Por su parte, las fuentes policiales y judiciales nos acercarán al fenómeno de la
represión 70 y paralelamente nos informarán también de la vida y milagros de los ac-
tivistas, llegando incluso a encontrarse los pocos documentos que reunían 71.
FUENTES POLICIALES
del testimonio oral, «Espacio, Tiempo y Forma, Revista de la Facultad de Geografía e Historia». Serie
V 312, Historia contemporánea, 1990, p.
70 Esto no quiere decir que ignoremos represiones tan importantes para el régimen como la quc se
manifiesta desde el punto de vista ideológico en los expedientes de censura o de control de la adminis-
tración a través de las comisiones de depuración.
71 El País Semanal.
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documentación que se conserva, o debería conservarse en las instancias judiciales que
llevaron a cabo esa tarea, tanto militares como civiles, pero no lo es tanto la que de-
beríamos tener como fruto de la intensa labor de las Fuerzas de Orden Público, ya que
parece ser que en los archivos de la Policía no se conservan, al menos como tal, los
archivos de una de las unidades básicas en el ejercicio del control de la vida ciuda-
dana, la Brigada Político-Social limitándonos a tener constancia de sus actividades úni-
camente a través del contenido de los expedientes existentes que hoy están en el Archivo
Central de la Dirección General de la Policía y en el Archivo Histórico Nacional72 y
cuyo contenido es misceláneo, informes, copias de diligencias, identificaciones, corres-
pondencia, órdenes de búsqueda, documentos recogidos, etc. De la documentación
relativa a órdenes de servicio, libros de servicio, registros de correspondencia de por
ejemplo la sección 4" Antimarxismo de la Dirección General de Seguridad no tenemos
noticias. Aparentemente el archivo se ha esfumado o según los más maliciosos se ha
destruido. Si esto es así con él se habrá ido el testimonio de una parte tremenda de
nuestra historia.
Es muy escasa la bibliografía existente sobre archivos policiales en España, por
lo que es más lo que podemos intuir que existe que lo que con certeza conocemos.
Esto es especialmente evidente en el caso del archivo de la Guardia Civil del poco puede
decirse, ya que lo publicado además de escaso la información que aporta es realmente
mínima 73 y apenas si se encuentran estudios relativos al Franquismo en los que se
empleen fuentes de su Servicio Histórico ¿Será que hay problemas de acceso? Todas
las referencias apuntan a su interés para el estudio de la situación de las fronteras o
del mundo rural y por lo tanto de la guerrilla antifranquista, tema para el que algunos
investigadores han accedido a los expedientes de bandolerismo, entre los que se en-
cuentran los de las personas que llevaron a cabo oposición armada en el interior de
la España de Franco, esto es a los miembros del maquis. Uno de estos autores, Fran-
cisco Aguado Sánchez ha editado 154 documentos producidos por la guerrilla y que
suponemos pueden proceder de esos archivos, aunque en el texto esto no se diga. Son
cartas, artículos, instrucciones, hojas de propaganda, reglamentos e incluso poemas 74 .
Pero es que las fuentes oficiales son forzosamente limitadas porque no parece fácil
que se hayan producido sistemáticamente, y mucho menos conservado, documentos
escritos en que aparezcan reflejadas las actuaciones represivas realizadas sin regulación
formal, y me estoy refiriendo no sólo a las actos incontrolados de falangistas y otros
72 Allí se transfirieron a raiz de la Ley de Amnistía de 1977 los considerados «históricos», cerca de
70.000, donde aparecen retlejadas las actividades de la policía franquista sobre todo tipo de personas
opuestos al régimen. Junto a ellos están los expedientes abiertos a solicitud de la Causa General, y otros
a nombre de todo tipo de asociaciones. Véase Jesús GAITE PASTOR, Los fondos contemporáneos en
el Archivo Histórico Nacional, en Boletín Asociación EspQ110la de Archiveros, Bibliotecarios, Museólogos
y Documentalistas, XVI (1996), n° 1, pp. 196-197.
71 Julio MARTÍN-MAESTRO ATIENZA, Archivos en la Guardia Civil, en Estado actual de los
archivos con fondos aragoneses, p.p 149-151. Esta es la única referencia a estos archivos existente en
la base de datos bibliográfica del C.LD.A. y se refiere fundamentalmente al Tercio de Zaragoza.
74 Franciso AGUADO SÁNCHEZ, El maquis en Espa;¡a: sus documentos, San Martín, Madrid, 1976.
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grupos más o menos organizados sino a la actividad policial subterránea (torturas o
muertes), aquella que difícilmente se podía poner sobre el papel y que hoy conocemos
por otras fuentes muy distintas, fundamentalmente el testimonio oral y las memorias
publicadas por quienes la sufrieron 75.
Junto a los documentos de los archivos policiales no podemos perder de vista otros
documentos del mismo origen pero más conocidos y localizables, las publicaciones
oficiales que a pesar de que su interés no es siempre el mismo no deben dejarse de
lado pues reflejan muy bien la política policial. Algunas eran de circulación reservada
con informaciones más relevantes como el Boletín de Información Antimarxista 7(', otras
eran de difusión más general como el Anuario legislativo de la policía gubernativa 77 ,
y había revistas como Guardia Civil o Policía espaJ10la que parecen ser más bien un
órgano de difusión de carácter intern0 7x .
Documentación policial válida para conocer el fenómeno de la represión y del con-
trol de la población puede encontrarse en otros archivos, generalmente en aquellos
correspondientes a las diferentes autoridades con competencias del orden público. Entre
todas estas destaca una, el Gobernador Civil. Entre los documentos que recibía abun-
daban las informaciones facilitadas por la Policía y la Guardia Civil en cada una de
las provincias por medio de atestados e informes, arrestos y detenidos, así como las
instrucciones que este recibía y cursaba al respect0 7Y •
FUENTES JUDICIALES
79 Esta documentación en buena parte de las provincias ha sido transferida al Archivo Histórico
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Las jurisdicciones especiales y la militar abundaron y produjeron un tipo de docu-
mentación fundamental: los expedientes judiciales en los que se halla una riquísima
información no solo sobre la represión sino sobre la organización y características de
la lucha contra el régimen ya que muchos de los delitos juzgados como rebelión militar
no eran tales. Estos documentos se encuentran dispersos en diversos archivos, entre
los que destacan los militares y el Archivo General de la Administración.
Resultaría difícil en un trabajo como este que pretende ser de carácter general iden-
tificar una por una todas las instancias represivas, atento a que ya desde la misma guerra
los franquistas manifestaron una tendencia obsesiva a clasificar la población entre
afectos y desafectos al régimen y muy especialmente entre aquellos que pretendían
trabajar para el Estado. De esta forma surgieron juzgados y comisiones encargadas de
depurar los cuerpos de las administraciones públicas x1 por lo que en los archivos de
ministeriosx 2 , diputaciones, ayuntamientos y empresas públicas nunca falta una serie
de expedientes de depuración político-social que no siempre se conserva pero de los
que podemos encontrar rastros en los propios expedientes personales, en las declara-
ciones de los funcionarios, en la correspondencia, los recursos, puesto que tras la muerte
de Franco se reabrieron multitud de ellos para anularlos e incluso propiciar reingresosx 3 •
En los archivos militares la documentación más conocida y utilizada son los ex-
pedientes judiciales de auditorías, tribunales territoriales y juzgados togados, los con-
sejos de guerra y los expedientes de revisión de condenas, que desafortunadamente no
siempre se conservan y cuya descripción deja bastante que desear. Esta documenta-
ción está hoy todavía bajo la dependencia de los diferentes tribunales militares que son
quienes conceden, en su caso, el permiso de acceso. Físicamente en algunos casos se
ha producido una concentración mediante el depósito de los documentos en los recien-
temente creados archivos de las regiones militares x4 .
Tres fueron los grandes tribunales civiles con jurisdicción sobre todo el territorio
nacional que ejercieron la tarea represiva, el Tribunal Nacional de Responsabilidades
Políticas, el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, y
el Tribunal de Orden Público.
Por la Ley de Responsabilidades Políticas de 9 de febrero de 1939, se juzgaban las
actuaciones de los españoles que por acción u omisión hubieran entorpecido el triunfo
XI Ley de 10 de febrero de 1939 sobre depuración de funcionarios del Estado y Orden del Ministerio
nistración.
x, Sirvan como ejemplo los expedientes de depuración político-social de los distintos cuerpos de
Correos, hoy en el Archivo General de la Guerra Civil Española.
X-l En el caso del desaparecido Consejo Supremo de Justicia Militar hay que advertir que su docu-
mentación se ha distribuido en varios archivos en calidad de depósito del Tribunal Supremo. Al Archivo
General Militar de Guadalajara ha ido a parar la documentación de gobierno y las causas a partir de
la guerra civil (1936-1939), en el Archivo Central de Ministerio de Defensa están series como los informes
de exiliados y sobre repatriaciones que se están transfiriendo al Archivo General de la Administración.
Finalmente, en el archivo de pensiones del Ministerio de Defensa está la documentación relativa a
pensiones. Agradezco esta información a Antonio González Quintana.
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del Movimiento Nacional, fijando las pel)as de inhabilitación profesional, confinamiento
o destierro y económicas. Para resolver se establecieron varios órganos con diferente nivel
de competencias, los Juzgados Instructores Provinciales, que instruían los expedientes,
los Tribunales Regionales, que juzgaban y ejecutaban los fallos, y el Tribunal Nacional,
última instancia en el procedimiento. Se trataba con sus actuaciones de castigar en buena
parte en el aspecto económico a los enemigos del régimen aunque la relevancia de la
actividad política de los inculpados fuese mínima. Funcionó hasta el año 1945.
De toda la documentación que produjeron los diferentes tribunales los expedientes
más interesantes son los que se formaron en los juzgados provinciales, a los que vol-
vieron para su ejecución y que por lo tanto en su gran mayoría pueden ser encontrados
en la actualidad en los archivos de las Audiencias Provinciales, siempre que no se hayan
transferido a ningún otro archivo público. De todos es conocida la situación de los
archivos judiciales y que no siempre es fácil acceder a los mismos debido a la falta
de medios, de interés de sus responsables y porque este tipo de fondos suelen estar
relegados a los peores sitios del archivo, estando además a falta de describir en nu-
merosos casos. No obstante si se consigue el registro o el fichero de los expedientes
su utilización puede ser relativamente simple.
La documentación del Tribunal Nacional de Responsabilidades x5 , como órgano di-
rector no se limita a los expedientes de recursos o a los libros de sentencias sino que
su interés reside sobre todo por la documentación que guarda el reflejo de esa acti-
vidad coordinadora por la correspondencia mantenida con juzgados instructores y
tribunales regionales, los informes recibidos o las relaciones de personal xó .
El Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo se formó
en 1940 y mantuvo su actividad hasta que en 1963 fue sustituido por el Tribunal de
Orden Público. En ese tiempo se ocupó de juzgar a los sospechosos de haber sido
miembros de la masonería, el comunismo y otras organizaciones que exaltasen los
principios de la masonería o del comunismo o ideas contrarias a la religión, la patria,
sus instituciones y la armonía social (artículos I y 3), instruyendo en torno a 60.000
expedientes en los que se juzga fundamentalmente a personajes de segunda y tercera
fila además de a los principales en rebeldía x7 . Estos documentos se encuentran en el
Archivo General de la Guerra Civil Española, donde pueden consultarse junto con el
resto de lo producido por el tribunal, expedientes personales, correspondencia, libros
de sentencias, informes e incluso un trabajo sobre la tipificación del delito de perte-
nencia a la masonería realizado por un catedrático de la Universidad de Salamanca.
guerra civil )' postguerra conservados en el archivo del Ministerio de Justicia, en Boletín Anabad, XXXIX
(1989), núm. 3-4, p. 476 ss.
X7 Un análisis de estos expedientes puede verse en Miguel Ángel JARAMILLO GUERREIRA,
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El archivo de este tribunal es por lo tanto un fondo importantísimo para el cono-
cimiento de uno de los pilares ideológicos del Franquismo como es la lucha contra la
masonería, trabajo para el que contó con la inestimable ayuda de otro organismo que
funcionó ligado a ese mismo tribunal, la Delegación Nacional de Servicios Documen-
tales xx, heredero de todos aquellos que ya durante la guerra comenzaron a incautar
documentación de carácter político-social y masónico que se utilizó para la práctica
de la represión XY .
El Tribunal de Orden Público, creado en diciembre de 1963, es un reflejo de la
evolución del Franquismo y de sus objetivos de control de la ciudadanía. Vino a sus-
tituir al Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo pues este
había dejado de tener sentido no sólo porque la práctica de dicho órgano había surtido
su efecto sino también porque la realidad española imponía otro tipo de problemas.
La masonería está superada y ahora son estudiantes y obreros los que plantean con-
flictos. Se trata además de conseguir mantener el orden institucional establecido y del
cumplimiento de la Ley 45/1959, de Orden Público. y de esto se ocupan sus proce-
sosYO en los cuales podemos conocer la gran variedad de acontecimientos y actitudes
que se consideraban atentados al orden público, y allí aparecerán los nombres relacio-
nados con la oposición, algunos de ellos muy conocidos hoy, y en todo caso son un
testimonio imprescindible para ver las actitudes personales, políticas, sindicales, so-
ciales, de los opositores e incluso los métodos de control de la policía.
Complementarios de la actividad judicial, además de los archivos policiales, son
indudablemente los de los establecimientos penitenciarios, de las cárceles que pueden
consultarse en los mismos centros o en algunos Archivos Históricos Provinciales Y1 . Entre
las series que merecen señalarse especialmente están los registros de ingresos, las re-
laciones, partes e informes, los libros índice de reclusos, los registros de la correspon-
dencia o de las visitas de los reclusos, los partes y registros de enfermería o los de
raciones y de reconocimiento sanitario.
xx Este es el núcleo fundamental del Archivo General de la Guerra Civil Española, centro que en realidad
no es sino el heredero de este organismo que desapareció tras la muerte de Franco ya que en una sociedad
democrática su función de servir informes para la represión no tiene cabida.
XY Una historia de estos organismos y de la documentación que produjeron puede verse en Antonio
estructura básica del Ministerio de Justicia los fondos documentales penitenciarios deberán ir al Instituto
de Estudios e Investigaciones Penitrenciarias. Sólamente se han publicado el contenido del archivo de las
prisiones de Lugo, Miguel Ángel JARAMILLO GUERREIRA, Guía del Archivo Histórico Provincial de
Lugo, Xunta de Galicia, Santiago de Compostela, 1993, pp. 137-143, y de Murcia, Ana María HERRE-
RO PASCUAL y Vicente MONTOJO MONTOJO, Inventario del fondo de la Prisión provincial de Murcia,
Consejería de Cultura y Educación, [Murcia], 1998.
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FUENTES DE LA OPOSICIÓN
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pales y leer entre lineas tratando de averiguar lo que se silenciaba 9s . Si no tenemos
esas claves o sabemos interpretar determinadas frases u omisiones difícilmente podre-
mos sacar partido a esos documentos, y por supuesto no todas las claves se han con-
servado.
Son dos los grupos que podemos establecer con los centros fundamentales que
conservan la documentación de ·la oposición, uno compuesto por instituciones que se
encargan de reunir y difundir estos documentos y otro formado por los archivos par-
ticulares, generalmente de protagonistas de esa labor opositora. Su interés es desigual
y su volumen tampoco es excesivo, pero a pesar de ello resultan imprescindibles y buena
parte de los estudios sobre la oposición hasta ahora realizados se han basado en ellos.
Entre los primeros la mayor parte están ligados de alguna manera a las grandes
organizaciones opositoras, a partidos y sindicatos que crean fundaciones en las que
inevitablemente se incluyen sus archivos «históricos» junto con todos aquellos que
pueden recoger, reciben en donación o incluso compran. Entre todas destacan la
Fundación Pablo Iglesias, la Fundación Largo Caballero, la Fundación Primero de Mayo,
el Archivo Histórico del PCE, la Fundación José Barreiro o el Centro de Estudios de
Historia Internacional de Barcelona.
La Fundación Pablo Iglesias, ligada al Partido Socialista Obrero EspañoFó, ha reunido
una buena parte de los documentos de ese partido y de otras organizaciones de ins-
piración socialista como la Unión General de Trabajadores y las Juventudes Socialis-
tas de España, junto con la de algunos de sus dirigentes y militantes, a los que se han
unido donaciones de otros partidos del espectro de la izquierda como la ORT y el PSTJ7.
Los materiales para la historia del Franquismo, o más bien del antifranquismo,
proceden en su mayor, parte de la dirección en el exilio, sus actas, memorias, informes
y correspondencia. Son concretamente los archivos de la Comisión Ejecutiva en el exilio
(1944-1976) Y la delegación en Francia de la Comisión Ejecutiva del PSOE (1975-1980).
Por donación de Amaro del Rosal Díaz está también el archivo de la Comisión Eje-
cutiva de UGT, grupo Ramón González Peña, (1939-1950) Y el archivo de la Fede-
ración de Banca de la UGT en el exilio 1939-1950. También está el archivo de la
Federación Nacional de Juventudes Socialistas de España en el exilio.
Completan los documentos de las organizaciones los de los militantes, y especial-
mente los de los dirigentes más destacados, algunos de los cuales han sido entregados
a la Fundación 9x , que pretende recuperar la mayor parte debido a que a su utilidad
histórica se suma el hecho de que en muchos casos estos personajes mezclaron su
YS Aurelio MARTÍN NÁJERA, Fuentes archivísticas para la historia del socialismo espaíiol: clan-
MARTÍN NÁJERA, Fuentes para la historia del Partido Socialista Obrero Espaiiol y de las Juventudes
Socialistas de Espaiia, Fundación Pablo Iglesias, Madrid, 1991.
Y7 Aurelio MARTÍN NÁJERA, Guía para la consulta del fondo documental de la Fundación Pablo
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documentación personal con la que claramente es fruto de su actividad en el partido
o el sindicato por lo que en realidad el propietario debía ser este. Actualmente cabe
destacar la existencia de los archivos de Francisco Largo Caballero, Luis Jiménez de
Asua, Ramón Lamoneda Femández, Amaro del Rosal Díaz, Manuel Albar Catalán o
Enrique de Francisco Jiménez. En todos ellos no suele faltar una intensa correspon-
dencia y los originales de sus obras que por supuesto no sólo se enmarcan en la época
franquista sino que nos muestran también su actuación en épocas anteriores y por
supuesto la vida en el exilio, la evolución de la visión que de España tenían así como
sus relaciones con el interior.
La Fundación Largo Caballero, ligada a la Unión General de Trabajadores YY , pretende
reunir la documentación del sindicato que al mantener su actividad tras la guerra civil
también nos puede ayudar a conocer la España que se formó a partir de entonces y
la lucha contra el régimen y a favor de las conquistas sociales. Guarda el archivo de
la Comisión Ejecutiva de la UGT (Grupo Pascual Tomás) en el exilio (1944-1976) con
la documentación de los congresos desde el primero realizado en el exilio, la correspon-
dencia, las actas, las memorias y los informes tanto del exilio como de la organización
clandestina que permite aproximamos a su implantación real. Tiene también varios
Secretariados Profesionales en el exilio y el archivo de la Alianza Sindical Española 1959-
1975, organización creada por UGT-CNT-STV para coordinar la propaganda y forta-
lecer la lucha contré' el franquismo (actas, circulares, comunicados y correspondencia).
Finalmente destacar lOS documentos de una organización humanitaria Solidaridad De-
mocrática Española, fotocopiados en buena parte. Complementario a todo esto son los
archivos particulares como el de Benito Alonso, Rafael Heras o el de Roberto Rey.
La Fundación José Barreirol(XI tiene como núcleo el archivo de su titular en el que
se incluye documentación fruto de los cargos que ostentó en la Comisión Ejecutiva de
la UGT, el PSOE, la Comisión Socialista Asturiana y la Editorial Socialista. De no-
table interés son los archivos particulares como el de José Mata y el de Manuel
Femández Peón con materiales de la guerrilla asturiana y otros con documentos de la
clandestinidad como los de Pablo García o Gregario Lillo.
El Centro de Estudios Históricos Internacionales de la Universidad de Barcelona 1ol
guarda materiales interesantes para el estudio del franquismo y el antifranquismo en
Cataluña y en España. Abundan los archivos particulares de exiliados así como algunos
de la clandestinidad como el de Maurici Serrahima. El final del Franquismo está re-
presentado por los partidos Acción Comunista, Movimiento Comunista de Cataluña y
Liga Comunista Revolucionaria, y también hay documentos, que no archivo, del
Movimiento Ibérico de Liberación. Tienen asimismo una rica documentación del PSUC
debido a la donación de Joan Camarera y otros. Testimonia las luchas estudiantiles
YO Una guía de la documentación existente relativa a este sindicato puede verse en Aurelio MARTÍN
NÁJERA Y Antonio GONZÁLEZ QUINTANA, Fuentes para la historia de la Unión General de Tra-
bajadores, Fundación Pablo Iglesias, Madrid, 1988.
IIXI Aurelio MARTÍN NÁJERA, Fuentes archivísticas ... , ob. cit., p. 483.
101 Jordi PLANES, Fuentes para el estudio delfranquismo)' el antifranquismo en Cataluña. El Archivo
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l
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catalanas en los sesenta y setenta e incluso conserva el archivo del colegio de la sección
Femenina donde tiene hoy su sede.
La Fundación Primero de Mayo está ligada a Comisiones Obreras y además de
recoger documentos de la organización reúne los procedentes de los jurados de algu-
nas grandes empresas e importantes fondos de abogados laboralistas. Con todos estos
materiales podremos conocer la actividad sindical, las condiciones de trabajo e incluso
el funcionamiento del sindicalismo vertical. En cuanto a la represión no son de des-
deñar las listas de presos o informes destinados al extranjero existentes elaboradas por
distintas organizaciones de la oposición e incluidas en el Fondo de la Delegación
Exterior de Comisiones Obreras 11)2.
El Archivo Histórico del Partido Comunista de España está marcado profundamen-
te por las peripecias que ha supuesto la vida del partido en la clandestinidad y en el
exilio durante una buena parte de su existencia lO" 10 que ha producido que 10 que hoy
existe esté a medio camino entre 10 que es un archivo y un centro de documentación
que recoge todo tipo de información referente en este caso al Partido Comunista y a
sus militantes. Es por eso que ha sido estructurado en varios apartados, entre los que
destaca para el periodo que nos interesa el denominado «Represión franquista». Bajo
esta denominación se han agrupado diversos tipos de documentos que hacen referencia
a la vida en las cárceles, a los procesos a militantes o a los fusilados, destacando los
informes sobre la vida en las cárceles, la correspondencia de los reclusos con sus fami-
lias, las listas de presos, o los procesos judiciales. Junto a todo ello hay informes ge-
nerales sobre la represión. Se trata por lo tanto de unas fuentes realmente interesantes
puesto que nos acercan a los casos concretos e incluso a los sentimientos personales
de quienes sufrieron uno de los elementos fundamentales del Franquismo, el control
de sus enemigos ideológicos.
Las instituciones hasta aquí citadas son las principales pero no las únicas para el
conocimiento del Franquismo y la oposición, existen otras y muy variadas ligadas en
{ su mayor parte a los grupos contrarios al régimen, algunas ya depositados en archivos
públicos. En el primer caso está por ejemplo el Archivo del Nacionalismo, dependien-
te del Partido Nacionalista Vasco, que promete guardar documentación de sumo inte-
rés pero del que por desgracia no sabemos casi nada 11)4, y en el segundo la documen-
tación del Consejo de Navarra en Bayona, entidad representativa del exilio navarro
constituida en 1945 y desaparecida en 1953 que se encuentra en el Archivo Administra-
102 José BABIANO, Fuentes para la historia del trabajo durante e! franquismo: Archivo Histórico de
la Fundación Primero de Mayo, en Jamadas «Historia y fuentes orales». Historia y memoria del FranqllislIlo.
1936-1938. Actas IV Jamadas. Ávila, octubre 1994. Fundación Cultural Santa Teresa, Ávila, 1994 p. 56.
IOl Véase Catalogo de los fondos de! archivo histórico del Partido Comunista de Espwla. Madrid,
1977, p. 10-12.
IO'¡ Un acercamiento a las fuentes del nacionalismo en España puede verse en Informe colectivo sobre
archivos, bibliotecas)' hemerotecas para la historia del Nacionalismo vasco, en Décimo Congreso de
Estudios Vascos. Archivos, Bibliotecas y Museos. lruiiea. 21-25 Abril 1987, [San Sebastián, Editorial
Eusko Ikaskuntza, 1987], y en Jaume SOBREQUÉS y CALLICÓ, Els arxius per la historia del
naciol1alisme cata/cl, Generalitat de Catalunya, Barcelona, 1982.
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tivo de Navarra dentro del archivo de la familia García-Larache, o los de AraquistáinHJ:"
Marcelino Pascua lOó , Margarita Nelken, Diego Martínez Barrio o el de General Vicen-
te Rojo L1uch en el Archivo Histórico Nacional 107 , las actas del PNV del año 1939 en
el Archivo General Militar de Ávila, o el fondo Santaló en el Archivo General de la
Guerra Civil Española. También están los archivos de la oposición monárquica y de
los contestatarios al régimen como el Archivo Sáinz Rodríguezl()X, el de Joaquín
Satrústegui con documentación de Unión Española (1957-1975), el de Dionisia
Ridruej o l09, los de los Círculos Culturales Vázquez de Mella (1960), y finalmente los
de importantes dirigentes que mantienen sus familias como el de Prieto, Azaña o Negrín.
Junto a la oposición no quiero dejar de citar a otro grupo de documentos que aunque
no se empleen para estudiar el Franquismo como tal son muy importantes para cono-
cer la historia de España de esos cuarenta años. Son los producidos por el mundo del
exilio, a través de los cuales podremos acercamos a esa España perdedora, a su vida,
a su visión del país y a su lucha por volver, algunos de ellos ya enunciados al hablar
de las organizaciones opositoras, pero a su lado tenemos archivos oficiales tan
ilustrativos como el del Gobierno de la República en el exilio que está en la Fundación
Universitaria Española llO , el de la Junta de Ayuda a los Republicanos Españoles y la
Comisión Administradora del Fondo de Auxilio a los Refugiados Españoles 111. Con otro
carácter ya más privado podemos citar el de la Casa de la República Española en
Guatemala, el de Pablo de Azcárate o el de Manuel Azaña, todos ellos depositados en
el archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Importantes son, en fin los archivos reproducidos en los proyectos que hoy se en-
cuentran en el Archivo General de la Guerra Civil Española titulados «El exilio es-
pañol en México», «El exilio español en Argentina», «El exilio filosófico español en
México», o el relativo al exilio español en Francia.
Finalmente y sólo como cita están los archivos del Departamento de Estado ame-
ricano, el Foreign Office o el Ministerio de Exteriores francés, todos ellos muy uti-
lizados y no solo para el exilio o la represión sino para el estudiar el régimen en general
y a Franco en las relaciones internacionales.
105 ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, Papeles de don Luis Araql/istáin Quevedo, Madrid, [1983].
I<~,Jesús GAITE PASTOR, Invel1tario del archivo persol1al de don Marcelino Pascua (/920-1970),
Madrid, 1989.
a
107 M del Carmen GUZMÁN PLA, Los archivos privados en el Archivo Histórico Nacional, «Boletín
pedro.htm).
I<~) Adquirido por el Ministerio de Cultura
110 Alicia ALTED VIGIL, El Archivo de la 11 República Espaíiola en el exilio. 1945-1977 y Fernando
PIEDRAFITA SALGADO, Catálogo del fondo hemerográfico del Archivo de la // Repúblivca en el exilio.
El archivo en 1996 recibió los fondos de Gordón Ordás, Antonio María Sbert y Sigfrido Gordón Carmona
(www.nova.es./fue/repub.htm).
a
III M Magdalena ORDÓÑEZ ALONSO, Guía de documel1tos del archivo del Comité Técnico de A tuda
332
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4. LA ADMINISTRACIÓN
Para conocer el Franquismo es importante estudiar su Administración ya que por
medio de ella se materializaron las ideas subyacentes y las decisiones políticas. Al
tratarse de un estado centralizado la mayor parte de la capacidad decisoria estuvo en
manos de la Administración Central, quedando las otras administraciones, especialmente
la local en un segundo o tercer plano y por supuesto siempre dependiente.
La Administración es una muestra muy clara de lo que el régimen fue y lo que ha
significado en la historia de España, ya que de una u otra forma las estructuras actua-
les son herederas de las franquistas, incluso algunos usos también lo son. Hablar de
sus fuentes es hacerlo de sus archivos y en ese sentido no es preciso insistir demasiado
al ser estos bien conocidos.
La documentación de la administración franquista está repartida entre los órganos
que hoy ejercen las competencias y los archivos intermedios e históricos puesto que
todavía no se ha completado el proceso de transferencia a su depósito definitivo.
En la Administración Central buena parte de sus documentos han pasado al Archi-
vo General de la Administración l12 , otros, los menos, directamente al Archivo Histó-
rico Nacional l13 , y finalmente algunos ministerios todavía guardan en sus archivos
centrales documentación de la época de Franco pendiente de transferir l14 .
Algo parecido ha ocurrido con la Administración periférica del Estado que debería
haber transferido la mayor parte de su documentación a los respectivos Archivos His-
tóricos Provinciales, pero no siempre ha sido así sino que una parte nada desdeñable
pasó a las administraciones autonómicas con el traspaso de competencias y estas no
siempre lo han terminado entregando en el archivo provincial correspondiente ll ).
Por lo que se refiere al resto de las Administraciones en líneas generales puede
decirse que los órganos que hoy existen suelen tener su archivo con toda la documenta-
112 A pesar de que los fondos se incrementan diariamente podremos obtener una idea bastante precisa
nistración este archivo recibía directamente la documentación de algunos ministerios, parte de la cual se
trasladó al nuevo centro y otra quedó allí. La que se refiere a la administración franquista no es muy
abundante pero sí muy interesante pues de la Presidencia del Gobierno llegó la Dirección General de
adquisiciones, del Ministerio del Interior los expedientes policiales de personas y asociaciones así como
los de la Causa General, y de Ministerio de Hacienda diversa documentación de sus distintas dependen-
cias que llegan hasta 1945. Para ver con más detalle los fondos que conserva este archi va véase Jesús
GAITE PASTOR, Ob. Cit., pp. 191-216.
11. Entre ellos destacan los archivos dependientes del Ministerio de Defensa, entre los que están todos
los militares, y los del Ministerio de Asuntos Exteriores que tienen su propia red.
11; Un balance sobre el contenido de los Archivos Históricos Provinciales puede verse en Juan José
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ción producida y acumulada a lo largo de su existencia. Esto es lo que ocurre en la
mayor parte de los ayuntamientos, diputaciones o universidades.
Junto a las fuentes de la Administración española no pueden dejar de citarse las
procedentes de administraciones de otros países cuya consulta puede ser sumamente
reveladora, me estoy refiriendo especialmente a los archivos de los ministerios de re-
laciones exteriores y sobre todo a los de Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia y Ale-
mania, además de los de los lugares a donde fueron a parar los exiliados españoles,
junto con los del Vaticano y la Unión Soviética.
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COMUNICACIONES
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FONDOS DOCUMENTALES DE LAS
INSTITUCIONES FRANQUISTAS EN EL
ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL
DE VALLADOLID
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fueron prácticamente totales. A día de hoy, el artículo 57.c de la Ley de Patrimonio
Histórico Español garantiza la consulta de todos los documentos anteriores al año 1950,
para los años posteriores una interpretación ajustada de lo que abarca el derecho a la
intimidad de la vida privada y familiar permite la consulta de la inmensa mayoría de
los documentos de las instituciones franquistas.
El Archivo Histórico Provincial de Valladolid ha recogido los fondos documentales
de casi todos los órganos provinciales de las instituciones franquistas: Frente de Juven-
tudes, Sección Femenina, Delegación de Excombatientes, Organización Sindical Espa-
ñola, Delegación de Educación Física y Deportes, además del Ministerio de Informa-
ción y Turismo, que, si bien no formaba parte del entramado del Movimiento Nacional,
es una de las instituciones peculiares de ese régimen político.
Las ausencias de la Jefaturas Provincial del Movimiento y de la Delegación del Auxilio
Social puede que se remedien en el futuro. Una parte del fondo de la Jefatura Provincial
del Movimiento se conserva en el archivo de la Delegación del Gobierno en Castilla y
León, los documentos del Auxilio Social puede que se conserven en el Servicio Terri-
torial de Sanidad y Bienestar Social de la Junta de Castilla y León.
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Ingresó en el Archivo en el año 1997. Este fondo está compuesto exclusivamente por
los expedientes personales de los excombatientes, con un total de 12.192 expedientes
referidos al periodo 1937-1948, están ordenados alfabeticamente. Se puede consultar
mediante un Índice que además de los datos personales señala la localidad de origen
y la profesión de cada excombatiente.
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8.4 Actividades deportivas ( 1966-1969)
8.5 Acción social (1962-1967)
9. VIAJESEU (1960-1978)
10. Centro «Guía» (1970-1978)
11. Organización Universitaria de Estudiantes (1971-1975)
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l. Secretaría provincial ( 1938-1977)
2. Departamento Económico-Administrativo
2.1 Administración ( 1938-1977)
2.2 Patrimonio (1940-1976)
2.3 Personal (1936-1977)
3. Departamento de Participación
3.1 Educación Física ( 1952-1978)
4. Sección del Servicio Social (1937-1978)
5. Departamento de Formación y
Participación de la Juventud
5.1 Educación ( 1944-1977)
5.2 Centros de Enseñanza ( 1950-1977)
5.3 Asociacionismo ( 1936-1977)
6. Departamento de Promoción
6.1 Cultura ( 1945-1977)
6.2 Desarrollo humano y social ( 1940-1 977)
6.3 Trabajo ( 1948-1978)
7. Departamento del S.E.U. ( 1956-1966)
8. Delegación local de Valladolid ( 1945-1977)
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l. Delegado (1954- 1977)
2. Secretaría Provincial
2. I Organización (1942- I 976)
2.2 Consejo Sindical Provincial (1949- 1976)
2.3 Personal (1946- I 976)
2.4 Registro, archivo y biblioteca (1937- I 976)
2.5 Oficialía mayor (1944- 1976)
2.6 Patrimonio Sindical (1940- I 969)
3. Administración Económica (1939- I 977)
4. Intervención (1942- I 977)
5. Asesoría eclesiástica (1950- I 97 1)
6. Secretariado de Asuntos Sociales (1949- I 977)
7. Consejo Provincial de Trabajadores y Técnicos (1965- I 977)
8. Secretariado de Asuntos Económicos (1943- I 976)
9. Consejo Económico-Social Sindical (1947-1975)
10. Junta Prov. de Ayuda Nacional-Sindicalista (1940- I 95 I )
11. Servicio de Información y Publicaciones (1950- I 977)
12. Asesoría Jurídica (194 I - I 977)
13. Servicio de Convenios Colectivos (1965- 1967)
14. Servicio de Elecciones Sindicales ( I 960- I 977)
15. Servicio Sindical de Entidades Sindicales (1943-1977)
16. Servicio Sindical de Estadística (1953-1977)
17. Secretaría de Asistencia y Promoción (1943- 1977)
18. Obras Sindicales
18. I Artesanía (1944- I 976)
18.2 Colonización (1944- 1974)
18.3 Cooperación (1942- 1977)
18.4 Educación y Descanso (1954- I 977)
18.5 Formación Profesional (1943- I 976)
18.6 Hogar (1954- I 977)
18.7 Previsión Social (1945-1977)
19. Sindicatos Provinciales
19.1 Actividades Diversas ( 1949-1977)
19.2 Agua, gas y electricidad ( I 942- 1977)
19.3 Alimentación (1939- 1977)
19.4 Azúcar (1945- I 977)
19.5 Banca y Ahorro ( 1944- I 977)
19.6 Cereales (195 I - I 977)
19.7 Combustible (1944- 1977)
19.8 Construcción ( 1943-1977)
19.9 Enseñanza (1966- I 978)
19.10 Espectáculos (1953-1977)
19.11 Frutos y Productos Hortícolas ( 1944- I 977)
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19.12 Ganadería ( 1940-1977)
19.13 Hostelería ( 1939-1977)
19.14 Industrias Químicas (1942-1977)
19.15 Información ( 1965-1977)
19.16 Madera (1951-1977)
19.17 Metal (1940-1977)
19.18 Olivo (1942-1966)
19.19 Papel y Artes Gráficas ( 1950-1977)
19.20 Pesca (1952-1977)
19.21 Piel ( 1950-1977)
19.22 Seguros (1950-1977)
19.23 Textil ( 1950-1977)
1':
19.24 Transportes (1942-1978)
19.25 Vid, Cerveza y Bebidas ( 1944-1977)
19.26 Vidrio y Cerámica (1964-1977)
20. Cámara Oficial Sindical Agraria (1945-1974)
21. Delegaciones Comarcales
21.1 Medina del Campo (1941-1 977)
21.2 Peñafiel (1945-1977)
Junto con los documentos textuales se conserva una colección de 1335 fotografías.
En la biblioteca auxiliar del Archivo se han ubicado las numerosas publicaciones de
la Organización Sindical que acompañaban al fondo documental.
En cuanto a publicaciones periódicas disponemos de los números 226 y 229 de la
revista Acción, dedicados a Valladolid, el Boletín de Divulgación de la Vicesecretaría
Nacional de Ordenación Social (1945-1964), el Boletín de información del Sindi-
cato Nacional de Enseñanza (1967-1973), Boletín de la Organización Sindical (1940-
1977), Boletín de información de la obra sindical Artesanía (1946-1949), Nuestra
Obra (1945-1977), Valladolid Sindical (1970) y La Voz Social (1966-1976).
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La organización del fondo está basada en la estructura orgánica fijada por la Orden
Ministerial de 27 de febrero de 1975. Esta organización queda plasmada en este cuadro
de clasificación:
l. Secretaría ( 1964-1975)
2. Asuntos Generales
2.1 Acción cultural (1959-1976)
2.2 Cinematografía y Teatro ( 1965-1978)
2.3 Radiodifusión y Televisión (1965-1976)
2.4 Turismo (1964-1975)
2.5 Prensa (1975-1976)
2.6 Publicidad (1974)
2.7 Espectáculos ( 1972-1978)
2.8 Exposición Artetur (1973)
3. Comisión de información, Turismo y Educación (1973)
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EL ARCHIVO DE UN INTELECTUAL DEL
FRANQUISMO
Parece inevitable comenzar con unos breves datos biográficos de la persona sobre
quien versa esta comunicación, mi padre Emilio Sáez. Nacido en Caravaca de la Cruz
(Murcia), cursó estudios primahos en su pueblo natal y en Murcia, para licenciarse
después en la Universidad Complutense de Madrid. Tras una etapa de investigador
becario y contratado en el e.S.Le., en Madrid, ocupó una cátedra de Historia Medieval
en la Universidad Central de Barcelona, en 1958. Allí pasó la mayor parte de su vida
científica hasta que en 1978 fue nombrado Vicepresidente del e.S.I.e. a la vez que
se incorporó a una cátedra en la Complutense. Poco después fue prejubilado por un
gobierno socialista y en 1988 falleció en acidente de tráfico. Durante toda su tra-
yectoria científica tuvo frecuentes contactos con la élite académica española y
mundial, fruto de los cuales es el fondo documental que fue reuniendo y que, junto
a sus papeles personales, forma hoy su archivo. Constituye éste un amplio acervo
documental lleno de textos cuyo contenido se complementa con frecuencia para
reflejar con detalle una etapa del mundo académico dedicado al medievalismo. Mi
padre fue siempre una persona cuidadosa y ordenada que conservó la mayoría de los
papeles que pasaron por sus manos, incluso algunos que cualquiera de nosotros
hubiera considerado inútiles.
Después de su fallecimiento, todo este material científico y personal quedó disperso
en varios lugares y en buena parte sin organizar. En aquel momento tomé la decisión
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de reunirlo todo y de intentar, dentro de mis posibilidades, su ordenación siguiendo
criterios que pudieran ser compatibles con la pauta archivística más común l.
Poco a poco reuní los papeles concentrándolos en mi domicilio de Madrid. El tra-
bajo no fue fácil pues a las dificultades de revisión y ordenación de un voluminoso
fondo se añadía la dispersión del mismo. Gran parte de la correspondencia personal
se encontraba en un despacho del C.S.I.C. 2 donde mi padre desarrolló parte de su
postrera labor profesional, otros papeles se hallaban en la Institución Milá y Fontanals,
en la sede del Consejo en Barcelona, y otra parte considerable se hallaba, muy des-
ordenada, en nuestro domicilio familiar. A lo largo de un corto período fui transpor-
tando, de manera un tanto precipitada, todo el material localizado en Madrid a mi
domicilio\ mientras que lo conservado en Barcelona, relativo en su mayoría a inves-
tigaciones gallegas, me fue remitido en sucesivos envíos por las Dras. M a Teresa Ferrer
y Josefina Mutgé 4 • Entre todo lo recuperado habría que distinguir dos partes, la biblio-
teca y el archivo. No trataré aquí de los libros, que estaban tan repartidos como los
papeles, pero sí diré que hoy obra en poder de mi familia la biblioteca de mi padre
íntegra, aunque su reunión ha sido también lenta y laboriosa'.
En un primer momento el material archivístico quedó estructurado en cuatro apar-
tados:
1. Papeles de investigación, entre los se encontraba todo el material de investigacio-
nes de tema gallego, así como gran cantidad de facsímiles de diplomas medie-
vales e infinidad de documentos relativos a proyectos de investigación y a inves-
tigaciones inacabadas.
I En los últimos tiempos se ha desarrollado un interés por los archivos familiares y personales de
científicos, políticos, nobles y de personalidades de variada índole. Prueba de ello son algunas de las
obras que siguen: Ma Teresa de la PEÑA MAZARUELA, Papeles de D. Luis Araquistáin Quevedo en
el Archivo Histórico Nacional, Ministerio de Cultura, Madrid 1983; los archivos familiares han mere-
cido ya un manual y un symposium especializado: OIga GALLEGO, Manual de archivos j(¡miliares,
Anabad, Madrid 1993; /" Simposium 'Los archivos familiares en Espaíja'; estado de la cuestión,
Asociación para la defensa del Patrimonio Bibliográfico y Documental de Cantabria (DOC), cuyas actas
se editaron en Santander, en 1996. Esta última obra contiene artículos de Aránzazu LA FUENTE URIÉN
(Directora de la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional, en Toledo), Vicente PONS ALÓS,
Rosa M. BLASCO MARTÍNEZ y Virginia M. CUÑAT CISCAR (Profesores de las Universidades de
Valencia, el primero, y de Cantabria). Esta comunicación se engloba en el proyecto Cultura Escrita,
financiado por la e.A.M., 06/0040/98, dirigido por Carlos Sáez (Universidad de Alcalá), en uno de cuyos
apartados se incide en la explotación de archivos y fuentes privadas y personales.
2 En el desaparecido Instituto Jerónimo Zurita, calle Duque de Medinaceli 6, Madrid.
) No sin ciertas dificultades, puesto que el entonces director del centro matritense del e.S.Le. puso
algunas trabas a la recuperación del archivo personal de mi padre. En este sentido, tengo que testimo-
niar mi agradecimiento a los Drs. Margarita Cantera Montenegro, Concepción Menda Carmona, Eduar-
do Pardo de Guevara y Francisco Fernández Izquierdo, quienes en todo momento me auxiliaron y me
informaron sobre la localización en los despachos del Consejo de los fondos personales de mi padre.
~ A quienes desde aquí no puedo sino testimoniar mi más cordial agradecimiento por todas las
facilidades que en su día me dieron para recuperar los papeles de mi padre, y para hacerlo de manera
pausada con el fin de poder asimilarlos y ordenarlos con calma.
; Todavía sigo en estos momentos ordenando libros, entre los que hay infinidad de obras y separatas
dedicadas. Sólo éstas últimas ocupan más de 30 cajas archivo.
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2. Papeles relativos a congresos. Entre ellos había tanto material de aquellos a los
que mi padre asistió (circulares, resúmenes, programas etc.) como de aquellos que
mi padre organizó, con abundante correspondencia y documentos sobre su orga-
nización y financiación.
3. Correspondencia, que desde un principio estuvo dividida en dos partes, española
y de otros países.
4. Por último, formé un apartado independiente titulado Papeles Personales, para
incluir en él material personal y familiar.
Así se mantuvo el archivo durante unos ocho años hasta que en el pasado 1997,
una vez revisado lo conservado y recuperado otro material que todavía se encontraba
en la sede del C.S.I.c. de Barcelona yen los locales de la Editorial El Albir, que había
fundado mi padre en esa ciudad, se hizo necesaria una reestructuración del mismo. Las
incorporaciones habían sido hasta entonces abundantes y mucho de lo recuperado nada
tenía que ver con los cuatro apartados iniciales. Por otra parte, durante estos años, tanto
yo personalmente como alguno de mis discípulos habíamos hecho uso de una parte del
material de investigación, por lo que esta 'sección' necesitaba una nueva orientación.
y una vez revisado todo el archivo, los fondos quedaron dispuestos como sigue:
"Casi todos los facsímiles fueron hechos en épocas en los que las actuales fotocopias y las ya olvidadas
xerocopias todavía no existían. La fotografía era entonces el único medio existente para reproducir
documentos archivísticos. Muchos de los facsímiles que conservo proceden del archivo del fotógrafo
madrileño Tomás Magallón, cuyo material profesional sirvió para la elaboración de la mayoría de los
facsímiles insertos en obras paleográficas hispanas.
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l Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
- Correspondencia familiar, compuesta por las cartas de mis abuelos, las cruzadas
entre mis padres, durante su noviazgo y también después, y las que mis hermanas
y yo mismo escribimos. Además hay otras cartas de algunos antepasados.
- Otro apartado lo forman los papeles de mi abuelo Emilio Sáez López, entre los que
hay agendas personales, escritos profesionales, escrituras notariales y fotografías.
- Por último, he incluido aquí el material procedente de fondos ajenos a la fa-
milia, que mi padre adquirió o reunió a lo largo de su vida, en el que se con-
servan sobre todo cartas y papeles profesionales de personajes como fray Justo
Pérez de Urbel, Ramón Menéndez Pidal, José Gómez Pérez, José Balari y
Jovany, y Próspero Bofarull, entre otros menos conocidos.
3. Correspondencia espaíiola, guardada en veinticinco cajas y que se encuentra
totalmente ordenada?
4. Correspondencia extranjera, formada por unas veinte cajas, en su mayoría aún
sin ordenar.
5. Papeles de congresos, que ocupan quince cajas y cuya configuración no varía
respecto a su composición inicial.
6. Papeles del C.S.J.c., entre los que se encuentran los generados en los años en
que mi padre ocupó la vicepresidencia del organismo. Se reúnen en cinco cajas.
7. Por último, los Papeles de la Editorial El Albir, formados por otras cinco cajas.
En ellas se halla la historia de muchas de las obras publicadas por la editorial,
con la correspondencia que se cruzó con sus autores, como es el caso de Agustín
Millares Carlo H• Fue posible la recuperación de este material cuando los accionistas
de la empresa decidieron venderla. Sin embargo, no toda la documentación de
la editorial pudo ser recuperada y en los traslados derivados de su venta una parte
de la misma que no es posible evaluar se perdió.
En definitiva, el archivo ha quedado compuesto por unas 125 cajas que ocuparían,
en términos archivísticos, unos 14 metros lineales.
Como he adelantado, una pequeña parte de todo este material ya ha sido aprove-
chada en la elaboración de diferentes investigaciones, alguna de las cuales sigue ade-
lante en estos momentos. Entre estos trabajos, vinculados con mi padre o con su ar-
chivo, el primero fue la edición de un volumen de la colección diplomática de la Catedral
de León 9 , obra que concluí poco después de su fallecimiento. Asimismo, retomé la
edición de la Colección Diplomática de Sepúlveda, cuyo primer volumen había edi-
tado mi padre en 1956 10 , y en estos momentos se encuentra en fase de preparación un
tercero, que tratará documentación de carácter privado.
7 Es necesario indicar que decir que mi padre llevaba sus archivos epistolares con gran cuidado y
únicamente las cartas de los últimos años de su vida se hallaban sin clasificar.
x Estas cartas y otras del polígrafo canario que se hallaban en la correspondencia del archivo serán
estudiadas y editadas en un futuro no muy lejano por Antonio Henríquez, miembro del Centro Asociado
de la U.N.E.D. de Las Palmas de Gran Canaria.
y Emilio y Carlos SÁEZ,Coleccióll Documelltal del Archivo de la Catedral de León, vol. 1/, León 1990.
lO Carlos SÁEZ, Colección Diplomática de Sepúlveda, vol. 1/, Diputación Provincial de Segovia, 1991.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
Las órdenes militares constituyeron un proyecto de investigación de mi padre en
la Universidad Complutense. Entre los papeles de este fondo, en la documentación de
las visitas que periódicamente realizaban las órdenes, apareció la posible mención
histórica de La Celestina, sobre la que publiqué una breve nota ll • Además, sobre papeles
este fondo se elaboró bajo mi dirección una tesis de licenciatura centrada en la
Encomienda del Segura l2 •
En dos de sus viajes a la antigua u.R.S.S. mi padre reunió noticias de un variado
conjunto de documentación hispana procedente de una colección, privada en su ori-
gen, formada entre finales del siglo pasado y los primeros años del presente por un
coleccionista, el académico zarista Nicolai Lijachov. Este fondo se conserva hoy en
el Instituto de Historia de la Academia de las Ciencias de San Petersburgo y sobre los
papeles de origen español en él conservados elaboré una obra que vió la luz en 1993 13 .
Por otra parte, en la revista «Signo», que fundé en 1994 en la Universidad de Alcalá,
comencé a editar la copiosa correspondencia que cruzaron mi padre y don Claudia
Sánchez-Albornoz, que en conjunto supera las 250 cartas l4 • Cuando en el año 2004,
en el vigésimo año del fallecimiento de don Claudia, se abra al público su archivo en
la Fundación Sánchez-Albornoz, se podrá completar la serie epistolar con las cartas
más antiguas de mi padre, de las que no conservo copia l5 •
Asimismo, en el pasado 1999 apareció un estado de la cuestión sobre la posible
identificación de Juan Ruiz de Cisneros como el autor del Libro de Buen Amor l C1, basada
en la documentación que sirvió a mi padre y a Josep Trenchs Odena l7 para lanzar la
hipótesis.
Por último, también continúo en la actualidad con la investigación más querida de
mi padre, la edición y estudio de fondos documentales gallegos de la Alta Edad Media,
en especial los del monasterio de Celanova. En 1996 apareció el primer volumen de
la serie lx y estos momentos se encuentra en prensa el segundo.
11 Carlos SÁEZ, En tO/'110 a la Celestina como personaje histórico, «Signo. Revista de Historia de
en mayo de 1994.
1) Carlos SÁEZ, Emilio SÁEZ, El fondo español del archivo de la Academia de las Ciencias de
tolar entre Elías Serra Rafols y Emilio Sáez (1964-1970), «Boletín Millares Carlo» (1999) UNED, Las
Palmas de Gran Canaria, pp. 147-152.
16 Carlos SÁEZ. Juan Ruiz de Cisneros y el Libro de Buen Amor, en Abadía. Segunas Jornadas de
(842-942), Universidad de Alcalá, 1996. Además he editado diversos artículos de tema gallego que excuso
relacionar.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
Pero las posibilidades de explotación del archivo de Emilio Sáez llegan bastante
más lejos que los pocos hitos relacionados. Y para hacernos una idea de ellas he
escogido, con motivo del congreso sobre el franquismo que nos reúne, una serie de
ejemplos gráficos para acompañar mi disertación. Es necesario indicar que se trata de
ejemplos tomados un tanto al azar l9 y que podrían ser reemplazados por otros muchos
igualmente representativos de la actividad de un intelectual durante el franquismo.
Comenzaré con una escueta anotación autógrafa de mi abuelo, en la que alude a
una ocasión en que fue detenido: Fui detenido a las 7 de la tarde y conducido a la
cárcel de Caravaca en una camioneta. Se halla en una de sus agendas personales y
está copiada en la página del 20 de enero de 1933 (lámina 1). No fue ésta la única
vez en la que mi abuelo fue hecho prisionero, pues en la guerra civil tuvo que sufrir
cárcel varias veces más.
También mi padre fue encarcelado en la guerra civil, en la que fue alistado en el
bando republicano al residir en una de las zonas llamadas roja. Sin embargo, no par-
ticipó nunca en acciones de guerra y actuó siempre como bibliotecario de la tropa y
como escribiente. Al avecinarse el final de la contienda tuvo que huir con la tropa
republicana y cruzó a pie los Pirineos para refugiarse en Francia. En su itinerario llevó
consigo parte de la biblioteca, que él mismo había conseguido reunir para los solda-
dos, y una máquina de escribir. Pero conforme el recorrido pirenáico se hacía complica-
do, fue dejando todo abandonado en las cunetas de los caminos 20 • Una vez pasados
los Pirineos, fue encerrado en un campo de concentración francés, en un lugar en el
que había dos contiguos, uno con nombre de un general republicano y otro con el de
un general franquista. En éste último, del que se conserva una foto (lámina 1), ingresó
mi padre 21 • Los refugiados tuvieron inicialmente la posibilidad de salir casi con plena
libertad, pero pronto sucedieron robos y violaciones y su libertad fue restringida. La
alimentación que se recibía en el campo era buena y suficiente. A diario los concen-
trados recibían pan y latas de sardinas en conserva, mientras que dos veces por semana
se les suministraba carne.
Ignoro cuánto tiempo permaneció mi padre en el campo de concentración, pero nada
más salir de él regresó a España y volvió de inmediato a sus aficiones librarias. El mismo
día de su liberación, y un día después de llegar a Tarragona, adquirió un libro en el
que se conserva la anotación: Tarragona 27-IV-39. Año de la Victoria y día de mi
1" Aunque he procurado que tuvieran alguna relación con el subtítulo del congreso El régimen y la
oposición. Asimismo, acompaño el comentario de las imágenes con noticias que he recibido vía oral
de mis líos y de otros familiares.
20 Mi padre no hablaba casi nunca de sus años de guerra. Sólo recuerdo que aludió a ellos un par
de veces, una de ellas durante una excursión por el norte de Cataluña en la que cruzamos lugares por
los que tuvo que pasar a pie durante la retirada del ejército rojo.
21 En los últimos meses han proliferado en la prensa noticias alusivas a los campos de concentración
del franquismo «<El País», 4.10.99, Nuestros campos de concentración; «El Mundo», 5.9.99, Homenaje
a los republicanos espa;ioles en Argeles-sur-Mer). Asimismo, un documental emitido por la segunda
cadena estatal de televisión aludía a la posibilidad de encontrar información sobre los campos y pri-
sioneros del franquismo en el cercano Archivo Histórico Militar de Guadalajara.
350
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
liberación (lámina 1)22. Un día antes se había presentado como ex-prisionero ante las
autoridades militares de la ciudad, que le destinaron a una caja de reclutas (lámina 2),
después de lo cual, y a pesar de haber sufrido la guerra, tuvo que prestar un nuevo
servicio militar en el que tuvo como destino la isla de Mallorca.
Pero meses después, en octubre de 1940, se encontraba ya investigando en el Ar-
chivo Histórico Nacional, iniciando lo que sería su tesis doctoral sobre los documen-
tos del monasterio orensano de Celanova, que leería en 1948. La lámina 3 refleja su
primer carné de investigador y una cuartilla en la que a mano se reproduce parte de
un diploma del tumbo de Celanova.
Pero también conserva el archivo documentación de carácter más personal, desde
~. el mismo nacimiento de mi padre. Entre ella es posible encontrar la típica cartilla
¡ del recién nacido, en la que mis abuelos anotaron detalles como la aparición de los
! primeros dientes, de las primeras fiebres y enfermedades y peso y talla de los pri-
meros días, documentos escolares con notas incluidas, un recordatorio de la primera
comunión, entre otros muchos ejemplos que se podrían citar. Pero los que he esco-
gido aquí son algo posteriores. Se trata de unas hojas pertenecientes a un minucioso
listado, confeccionado en 1952, de los regalos que recibieron mis padres con motivo
de su boda (lámina 4). En la lista pueden hallarse nombres de ilustres profesores (José
Cepeda Adán, Antonio Palomeque Torres, Eloy Benito Ruano, Antonio Rumeu de
Armas, etc.) junto a los de amigos y familiares.
. Pero la minuciosidad de las anotaciones personales de mi padre llegó bastante más
lejos. Desde el año de su boda hasta 1964 llevó una contabilidad doméstica ajustada
al céntimo que conservo íntegra en varios tomos. Este fondo, que no pudo continuar
debido a las ocupaciones inherentes a la cátedra que ocupaba en la Universidad de
Barcelona 23, constituye una fuente de incalculable valor para la historia de la econo-
mía familiar de un intelectual y profesor universitario del período que nos ocupa. La
lámina 5 refleja parte de las cuentas de los meses de abril y octubre de 1953, año de
mi nacimient0 24 • En ellas quedan reflejados sus 'vicios' de entonces (tabaco -que aban-
donó pronto-, pasteles, queso y periódicos -que no abandonó nunca-) pero pueden verse
también varios pagos, de su nómina del C.S.LC. y como censor de libros, actividad
que le reportó ingresos notables si se comparan con el sueldo mensual que percibía.
Por información directa que recibí de él, me consta que mi padre no censuraba casi
nada en estos libros. Se limitaba a leerlos y a eliminar cortas frases del todo testimo-
niales, que no desvirtuaban el contenido de las obras.
En las mismas hojas aparece noticia de la adquisición de dos libros de paleografía,
ambos de Muñoz y Rivero. La diferencia de precio entre ambos se debe a que uno de
los volúmenes estaba encuadernado, mientras que el otro no. Huelga decir que con-
servo ambas obras en mi biblioteca actual. Igualmente conservo la primera edición de
te en 1964.
2~ Véase la anotación del día 9, Fotos niíio.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
la célebre paleografía de Agustín Millares CarIo, de cuya adquisición también se halla
noticia en una agenda del año 1939 (lámina 6).
Entre las condecoraciones que recibió mi padre a lo largo de su vida queda refle-
jada aquí una concedida por el presidente de la república de Portugal, que conservaba
las funciones de gran maestre de las órdenes en aquel país (lámina 7). Además de
algunas hispanas, le fueron otorgadas condecoraciones en Bulgaria, Polonia y en la
antigua U.R.S.S., donde, como él mismo comentaba con frecuencia, la K.G.B. guar-
daba un voluminoso expediente relativo a sus relaciones con la extinta república de
repúblicas.
De entre las muchas cartas de personajes ilustres que pueden hallarse en el archivo,
incluyo aquí (lámina 8) una de Ramón Menéndez Pidal dirigida a José Gómez Pérez,
bibliotecario de la Nacional de Madrid y colaborador en alguna de las publicaciones
de don Ramón. Esta carta tiene un origen excepcional, pues procede de un fondillo
adquirido por mi padre a familiares de Gómez Pérez. Pero la mayoría de las cartas que
conserva el archivo se encuentran en los apartados de la correspondencia, donde pueden
hallarse misivas de personalidades e intelectuales como fray Justo Pérez de Urbel,
Gregorio Marañón, Ramón Otero Pedrayo, Agustín Millares Cario, Claudio Sánchez-
Albornoz, Jaime Vicens Vives, Dámaso Alonso y un largo etc. Como colofón añado
una de las cartas de don Claudio (lámina 9), fechada en 1958, en la que el ilustre
medievalista hace comentarios sobre el tribunal de las oposiciones a cátedra que mi
padre ganó, no sin problemas, ese mismo año.
Sirvan estos ejemplos para ilustrar algunas pinceladas de la vida y del archivo de
un intelectual del franquismo, como muestra de las posibilidades de aprovechamiento
que tienen los papeles que su interés y minuciosidad nos han legado. Con facilidad
se pueden buscar entre ellos temas específicos para desarrollar trabajos interpretativos,
más alejados de lo personal de lo que aquí se ha hecho y más cercanos a lo académico
y al mundo del medievalismo científico de una buena parte de la segunda mitad del
siglo XX.
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PALEOGRAFÍA
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Mucho aentf no verle .. mi paso por BIlraju
pero comprendo que en per!o60 de opot!lieion•• no e. anial'll ..
acudir al aaro<!rolllO. Illlag1no que 68ta8 babrÚl empesado 7& y que
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tiene d. Ud. un gran concept.o. lCepero recibiP pront.o noticia.
del eureo de la prueba Y de au t.r1un1"o ..
Un abrazo,
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DOCUMENTACIÓN PARA EL ESTUDIO DEL
PRIMER FRANQUISMO EN EL ARCHIVO
HISTÓRICO PROVINCIAL DE TOLEDO
El objetivo de esta comunicación es dar a conocer de forma global los grupos do-
cumentales depositados en el Archivo Histórico Provincial de Toledo -en adelante
AHPTO- que pueden resultar de mayor interés para el estudio del primer franquismo,
procurando centrarnos en dos aspectos: la represión política y la reconstrucción de la vida
cotidiana, correspondientes con los dos epígrafes que componen esta comunicación.
Naturalmente, esta división implica un cierto grado de subjetividad, puesto que responde
a un criterio temático y no a la procedencia de los documentos ni a su organización en
el AHPTO, pero hemos preferido estructurar así la información con el convencimiento
de que resultará más fácil apreciar su utilidad en el marco del tema de estas Jornadas.
Se han elegido como fechas límite los años de 1936 y 1950. En el caso de 1936,
la elección es obvia, aunque en algún momento se aludirá a documentos fechados en
los últimos años de la República. La elección de 1950 se justifica por dos razones. En
primer lugar, porque en ese momento la vida española ha entrado ya en una cierta
normalización, que se refleja, como veremos, en la documentación. En segundo lugar,
porque, a partir del año 2000, esa fecha marca el límite de la accesibilidad a los
documentos, sin restricciones por la presencia de datos personales, aspecto sobre el
que no nos vamos a extender ahora, por considerarlo muy conocido. No obstante, no
se hará referencia aquí a todos los documentos fechados entre 1936 y 1950 que se
conserven en el AHPTO, sino sólo a los que creemos de interés en relación con los
dos temas que hemos señalado. Así, por ejemplo, quedan fuera de esta comunicación
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
los procesos civiles y penales de los Juzgados de Primera Instancia de Toledo y
Talavera l , y también series de menor calado, como los permisos de armas o autoriza-
ciones de vedados de caza procedentes del Gobierno Civil.
Antes de empezar, hay que hacer mención de dos fondos que, por diversas razones,
no se mencionarán en los párrafos que siguen, pero que tienen gran importancia para
el estudio de esta época: el fondo fotográfico «Rodríguez» y el de la Organización
Sindical.
El establecimiento fotográfico «Casa Rodríguez» fue fundado en 1878 por Higinio
Ros y Pons, fotógrafo afincado en Toledo, que en 1898 lo traspasó a su sobrino Eugenio
Rodríguez, cuyos hijos y nietos continuaron con el negocio hasta que en 1984 las
dificultades económicas obligaron a cerrarl0 2 • En aquel momento, la Junta de Comu-
nidades de Castilla-La Mancha decidió comprarlo; desgraciadamente, sólo se compra-
ron las fotografías, pero no la documentación que hubiera permitido identificarlas con
mayor precisión. Fue depositado sucesivamente en la sede de la Consejería de Edu-
cación y Cultura y en el Museo de Santa Cruz, hasta que en octubre de 1994 se tras-
ladó al. AHPTO. Su organización y descripción se encargó a la empresa GAD. N o
obstante, al finalizar su contrato todavía quedaron sin terminar algunos extremos, como
la unificación de signaturas, la descripción más precisa de muchos positivos -se había
renunciado a hacer lo propio con los negativos, salvo un pequeño grupo- y la
digitalización de un mayor número de éstos. Hay que señalar que, aunque el fondo
todavía permanece en el AHPTO y se gestiona con total normalidad, su destino de-
finitivo aún esta por decidir.
En todo caso, constituye un fondo fotográfico muy interesante, compuesto por casi
150.000 negativos y más de 12.000 positivos. Debido a las dificultades para su correc-
ta descripción, muchas de las fotografías no están datadas, o lo están de forma aproxi-
mada. Además, se han descrito de forma unitaria, sin formar series coherentes, a modo
de colección, por lo que es difícil utilizarlas aquí sin caer en una árida catalogación.
No obstante, además de dejar constancia de su existencia, hemos seleccionado algu-
nas, a modo de ilustración.
En cuanto al segundo grupo documental que hemos citado, procedente de la Dele-
gación Provincial de Sindicatos y organismos relacionados, su estado de organización
todavía no permite conocer su contenido con un mínimo de precisión, y por esta razón
se va a ignorar en las páginas que siguen. No obstante, creemos que puede ser intere-
sante adelantar algunos datos generales, dada la importancia de la Organización Sindical
en el conjunto de la estructura administrativa, o seudoadministrativa, del régimen fran-
quista. Se trata de un conjunto documental que ingresó en el AHPTO en febrero de 1997,
I Sobre las vicisitudes de estos fondos, FLORES VARELA, c., «Fondos judiciales en el Archivo
Histórico Provincial de Toledo», 111 Jornadas de Castilla-La Mancha sobre Investigación en Archivos:
la Administraciól1 de Justicia en la Historia de Espaiia, Guadalajara: Junta de Comunidades de Castilla-
La Mancha, ANABAD Castilla-La Mancha, 1999, 803-814.
2 La historia de estas fotografías, y una buena selección de ellas, en CARRERO DE DIOS, M. y otros,
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
completamente desorganizado, procedente de la Dirección Provincial del Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales; dado su estado, no se realizó una Relación de Entrega y,
en el Acta de Entrega, apenas se alude a que consta de aproximadamente 3.500 uni-
dades de instalación. Por lo que se pudo averiguar, este conjunto documental fue ori-
ginado a partir de la desaparición de la «Administración Institucional de Servicios
Socioprofesionales», organismo encargado de liquidar la estructura administrativa del
Movimiento Nacional en 1976 y adscribir sus bienes a la Administración General del
Estado. En concreto, sus archivos pasaron en 1977 al recién creado Ministerio de
Cultura, quien decidió que sus fondos en las provincias pasaran al Archivo Histórico
Provincial correspondiente. En aquel momento, el AHPTO no disponía de espacio para
asumir este ingreso, de forma que los documentos quedaron provisionalmente depo-
sitados en lo que había sido sede provincial de la AISS, ya entonces Delegación
Provincial del Ministerio de Trabajo. Paralelamente, se habían realizado una serie de
relaciones de entrega, tanto de los documentos procedentes de la propia Delegación
Provincial de Sindicatos como de las Delegaciones Comarcales, y las unidades de
instalación, aunque de formato muy variopinto, contaban con una signatura que las
identificaba.
Esta situación no se mantuvo mucho tiempo. En los veinte años que estos documentos
permanecieron bajo la responsabilidad de la Delegación Provincial, luego Dirección
Declaración del estado de guerra en el patio del Alcázar. 1936. (A HPTO, Rodríguez, CA-339)
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Los cadetes de la Acadell1ia de Infantería de~jilan hacia Zocodover tras la declaración del e!){{¡do
de guerra. 1936. (A HPTO, Rodríguez, CA-343)
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Provincial, del Ministerio de Trabajo, parece que sufrieron diversos traslados, dentro
del mismo edificio, cada vez menos cuidadosos, que dieron como resultado la desor-
ganización completa del fondo, o, dicho de otra forma, la inutilización del trabajo
realizado en 1976-1977, además de su «instalación» absolutamente descuidada. Una
vez ingresado en el AHPTO, el fondo ocupa un total de más de 450 metros lineales
y, sobre todo, se comprobó que su contenido no correspondía totalmente con las re-
laciones de entrega de 1976-1977, de modo que falta documentación que sí existe en
esas relaciones --en particular, la de algunas Delegaciones Comarcales- y, en cambio,
aparecen documentos que no se reflejan en ellas. En estas circunstancias, se decidió
emprender la organización completa de todo el fondo, trabajo iniciado en 1998 por dos
becarios de la Consejería de Educación y Cultura y continuado por el mismo sistema
en 1999. Está prevista la necesidad de una nueva campaña de organización de este fondo,
que creemos sea la última, y que a principios del año 2001 podamos ofrecer un in-
ventario completo.
Sin duda, la serie documental más directamente relacionada con la represión política
es la de los expedientes policiales de investigados por delitos políticos. Se trata de un
conjunto documental de una importancia excepcional, puesto que no tenemos noticia de
que exista en ningún otro archivo de España una serie similar que esté a disposición
del público. El origen de la transferencia de esta documentación al AHPTO está en las
gestiones que en 1998 llevaron a cabo tanto la archivera del Ministerio del Interior,
Rosana de Andrés, como el encargado del Archivo Histórico de la Dirección General
de Policía, Miguel Ángel Camino, con vistas a fomentar el ingreso en los Archivos
Históricos Provinciales de los expedientes de investigación, conservados en las Comi-
sarías de Policía, referidos a delitos que ya no lo son, concretamente delitos políticos,
homosexualidad y prostitución). Se eligió Toledo como «campo de pruebas» de este
proyecto e inmediatamente se iniciaron los contactos tanto con el AHPTO como con
la Comisaría de Policía de la ciudad. Se decidió que únicamente se iban a transferir los
expedientes relativos a delitos políticos, a la espera de los resultados del proyecto para
transferir posteriormente los expedientes relativos a homosexualidad y prostitución.
Téngase en cuenta que, al menos en el archivo de la Comisaría de Policía de Toledo,
no existe una separación ni física ni intelectual de los expedientes de investigación de
delitos según el tipo de éste, sino que sólo hay una única serie; de esta forma, los
funcionarios de la Comisaría de Policía entresacaron de entre todos los expedientes de
esta serie los que interesaban al efecto, resultando un total de unos mil expedientes, que
1 Sobre el tratamiento de la documentación policial, FERNÁNDEZ CAÑOTa, A., «El Archivo Central
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ocuparon 18 cajas, y fueron finalmente transferidos al AHPTO en junio de 1998, donde
se revisaron minuciosamente, a fin de establecer la accesibilidad legal, y se ordenaron
alfabéticamente, ocupando las signaturas AC-1l38 a AC-1l55. Hay que señalar que
la mayor parte de los expedientes terminan en 1949 o antes y, por tanto, son de acceso
libre; no obstante, cada año, los archiveros del AHPTO revisan esta documentación
para «liberalizar» la consulta de los expedientes que hayan cumplido los plazos lega-
les. Por otro lado, hay que insistir en que, si bien la transferencia se realizó con la
intención expresa de que estos documentos fueran ofrecidos a los investigadores y el
público en general con la máxima libertad posible, dentro de los límites legales, se trata
de expedientes seleccionados uno a uno por la propia Policía a partir de una única serie,
la formada por los expedientes relativos a personas investigadas por cualquier delito;
en este sentido, podría considerarse casi una colección.
En todo caso, los expedientes, debido a la función de la que se derivan, no tienen
un formato rígido. Se puede decir, no obstante, que el documento principal es la ficha
policial, que en muchos casos es el único documento de que consta el expediente, junto
con la carpetilla. En las fichas se indican los datos personales, incluyendo el apodo,
la fecha de ingreso en prisión, y, en su caso, la fecha de liberación o traslado; curio-
samente, no se suele indicar el delito cometido. Más interesante~ son los informes, que
Procesión con la Virgen del Alcázar en accióll de gracias por el fin del asedio. 1937.
(A HPTO, Rodríguez, CA-201)
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Acto de desagravio al Cristo de la calle Santo Tomé. 1937 (AHPTO, Rodríguez, PA-2-43)
no están sujetos, por lo general, a ningún formato preciso, y en los que se hace alusión
a todo tipo de detaIles sobre la vida de los investigados. A veces aparecen informes de
acontecimientos de mayor o menor relevancia local, utilizados como prueba en los
procesos judiciales abiertos a las personas que participaron en ellos de alguna forma:
incautaciones de bienes de conventos e iglesias, generalmente con los inventarios y actas
correspondientes, actos políticos, detenciones e incluso algún linchamiento. De igual
forma, las denuncias, a veces motivadas por conversaciones oídas al azar o por cual-
quier causa nimia, nos ponen en contacto con la extrema tensión y la especie de psicosis
inquisitorial que debió vivirse en la ciudad durante la guerra civil y en la inmediata
posguerra. Finalmente, hay que aludir a los documentos integrados como prueba en los
expedientes y que, por alguna razón, no se enviaron al juzgado correspondiente, sobre
todo carnets de las sociedades y partidos políticos más diversos, actas de reuniones,
fotografías, correspondencia, etc. Permítasenos destacar dos ejemplos: un carnet de la
«Asociación para el Fomento del Esperanto», en cuyo expediente se incluye también una
tarjeta postal enviada desde Berlín escrita en ese idioma, y una colección de transcrip-
ciones de cartas de un militante de Izquierda Republicana de Toledo a su novia, vecina
de un pueblo de la provincia, en la que no sólo se ofrece una versión más que interesante
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de los acontecimientos de los meses previos a julio de 1936, sino también reflexiones
sobre la ideología republicana en aquellos momentos.
Desgraciadamente, aunque parece que la Comisaría de Policía de Toledo está es-
tudiando la realización de nuevas transferencias, hasta la fecha no se ha realizado nin-
guna, ni tampoco tenemos noticia de que el ejemplo se haya extendido a otras pro-
vmcIas.
Ruinas entre al Museo de Santa Cruz)' el Alcázar. /937 (A HPTO, Rodríguez, PA-3-34)
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J
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Además de los expedientes policiales, se han conservado los expedientes judiciales
de algunos de los juzgados especiales que se crearon en estos años para tramitar las
responsabilidades políticas en Talavera de la Reina. El primero de ellos es la Junta Local
de Libertad Vigilada (J-423 a J-425). Aunque el fondo documental producido por este
organismo está todavía por estudiar adecuadamente, se pueden ofrecer algunos datos
orientativos. El Servicio de Libertad Vigilada se crea por D. de 22 de mayo de 1943,
dentro el Ministerio de Gobernación, y se hacen depender de él las respectivas Juntas
Provinciales, adscritas a los Gobiernos Civiles, y Juntas Locales, formadas a partir de
los Juzgados Municipales. Su función principal era el seguimiento de las personas
condenadas por colaboración con la República a las que se les concedió este régimen:
censo de las mismas, comunicación y autorización de los cambios de residencia, control
presencial mensual y todo tipo de información. Formaban parte de ellas el Juez Muni-
cipal, un representante del Ayuntamiento, el Inspector Jefe de Policía, el Comandante
del Puesto de la Guardia Civil, el Director de la Prisión Comarcal, el Jefe Local de FE.T.
y el Jefe de la Oficina de Colocación. En Talavera, el Acta de Constitución de la Junta
Local es de 15 de septiembre de 1943. Se conservan, en diez «tomos» sin encuadernar,
los expedientes de las sesiones desde esa fecha hasta marzo de 1958, incluyendo en ellos
las actas, de forma que no parece que se llevasen libros de actas propiamente dichos.
Junto con estos expedientes de sesiones, se conservan además las fichas de todas las
personas en libertad vigilada desde 1939 a 1960, en las que se reflejan, además de los
datos personales, el delito cometido, la filiación política, y el control de presencias
mensuales. Las variaciones de los datos se apuntaban a mano y de modo completamente
informal. Por lo general, las bajas se producen por traslado a otro municipio responsa-
bilidad de otra Junta, o por indulto, aunque hay algunas muertes por enfermedad, y llama
la atención la presencia, junto con los presos políticos, de algunos presos comunes. Esta
serie parece continuarse en otra de «expedientes de personas en libertad vigilada» (1-429),
iniciada en 1959 y que finaliza hacia 1966, donde aparece la misma información, pero
en formato diferente. Naturalmente, en ambos casos las fichas o expedientes con datos
posteriores a 1949 permanecen en acceso restringido.
La segunda institución judicial radicada en Talavera de la Reina y creada
específicamente para gestionar la represión política es el Juzgado Especial de Incauta-
ción de Bienes. Su fondo se compone apenas de dos cajas de documentación (1-426 y
J-427), pero reviste un especial interés no sólo por la materia que le concierne, sino
también porque su historia institucional presenta algunos puntos oscuros, que quizá su
próximo estudio en profundidad pueda aclarar. De momento, podemos ofrecer algunos
datos provisionales. El D. 108 de 13 de septiembre de 1936 de la Junta Técnica de Estado
declaraba fuera de la Ley a todos los partidos políticos del Frente Popular y, en general.
los contrarios al Movimiento Nacional. En sucesivas órdenes se aclarará qué partidos
son los afectados, estableciendo además la posibilidad de incautar los bienes de cual-
quier persona que hubiese realizado actividades contrarias al Movimiento. Pero el Decreto
108 no fue desarrollado hasta el Decreto-Ley de 10 de enero de 1937, que organizará
la estructura institucional responsable de estas incautaciones, de forma que, además de
una Comisión Central de Incautaciones, crea una Comisión similar en cada provincia,
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presidida por el Gobernador Civil, que nombrará un juez -oficial militar o juez de
carrera- para cada caso de responsabilidad política detectado en su provincia, pudien-
do decretar por sí mismo el embargo de los bienes del encausado. Sin embargo, ya desde
finales de 1936 existía en Talavera un Juzgado Especial de Incautación de Bienes, si
bien en ninguna de las normas aludidas se ha encontrado referencia explícita a la
creación de juzgados locales dedicados a las responsabilidades políticas. Podría suce-
der que, en lugar de nombrar un juez especial para cada caso, la Comisión Provincial
toledana decidiese nombrar un juez especial en la ciudad de la cerámica. En todo caso,
durante todo el año 1937 se sucedieron órdenes aclaratorias y desarrolladoras de este
Decreto-Ley, sin que aparezcan menciones a posibles juzgados locales. Este sistema
funcionó hasta la promulgación de la Ley de Responsabilidades Políticas de 9 de febrero
de 1939, que crea la Jefatura Superior Administrativa de Responsabilidades Políticas,
con sus órganos subordinados, la cual asumirá prácticamente todas las funciones re-
lativas al tratamiento de este tipo de delitos. Finalmente, una Orden de Presidencia de
11 de noviembre de 1939 liquida las Comisiones de Incautación. En esta fecha termi-
nan también los expedientes de este particular juzgado talaverano, que sin duda deberá
ser estudiado con mayor detalle.
En relación con las incautaciones, resulta de gran interés una caja que, intitulada
en origen «Incautación de bienes marxistas» (AC-7234), se conserva entre los docu-
mentos transferidos por la Delegación Provincial de Hacienda procedentes de la lla-
mada «Administración de Propiedades», encargada, entre otras cosas, de la gestión
catastral. Se trata de la documentación producida entre 1942 y 1944 por esta depen-
dencia administrativa para el control de la adscripción progresiva de los bienes
inmuebles incautados. Su amparo legal es la Ley de 19 de febrero de 1942, que modifica
la que hemos citado de 9 de febrero de 1939 sobre Responsabilidades Políticas, así
como de la Orden de 9 de junio de 1943 dando instrucciones sobre incautaciones. Se
incluyen aquÍ informes de los registradores de la propiedad y de los Ayuntamientos
sobre la ubicación de bienes sometidos a incautaciones, inventarios de bienes, hechos
en 1943 y 1944 -al parecer, se trata sólo de los bienes todavía no adscritos a ningún
organismo- y correspondencia con la Dirección General de Propiedades.
Uno de los conjuntos documentales más utilizados en los últimos años en todos los
archivos, siguiendo el ritmo de la liberalización de su consulta, son los expedientes de
depuración política, en sus diversas variantes. En especial se han utilizado los expedien-
tes de depuración de maestros4 • En el AHPTO, existe una serie que puede denominarse aSÍ,
dentro del fondo del Instituto Provincial de Segunda Enseñanza, en las signaturas 1-900
a 1-9045 . Efectivamente, el Director del Instituto formaba parte de la Comisión Provin-
" De entre los trabajos que se han ocupado de estos expedientes, sólo destacaremos aquí uno que
nos interesa especialmente, por cuanto detalla los trámites a que debían ajustarse: DUEÑAS CEPEDA,
M. J., «La represión en el profesorado de enseñanza primaria en Valladolid», en RUIZ-MANJÓN
CABEZA, O. y GÓMEZ OLlVER, M., Los lluevas histuriadores ante la Guerra Civil española, tomo
I1, Granada, Diputación Provincial, 1990, 307-324.
; Sobre este fondo, ver FLORES VARELA, c., «La documentación del Instituto de Segunda Ense-
i'íanza de Toledo en el Archivo Histórico Provincial», Boletín de la ANABAD, XLIX, 2 (1998), 51-70.
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cial Depuradora del Magisterio, auxiliar de los organismos encargados de esta tarea en
el Ministerio de Educación Nacional. Pero hay que tener en cuenta que las comisiones
provinciales se limitaban, por lo general, a recopilar la información necesaria, envián-
dola al Ministerio, que era el órgano instructor, si bien algunas veces parece que existían
excepciones. En este sentido, resulta ilustrativo un expediente de una maestra de Quintanar
de la Orden, compuesto de todo tipo de informes, algunos de ellos contradictorios, con
la indicación en portada «Resuelto en Toledo». Sin embargo, generalmente, lo único que
cabe esperar en esta serie son los restos de las informaciones recopiladas para instruir
los expedientes, cuya serie completa se conserva en el Archivo General de la Adminis-
tración. Así, en los expedientes conservados en el AHPTO pueden aparecer simples notas
manuscritas en un pedazo de papel, o únicamente la carpetilla, donde se han anotado a
mano los datos más importantes, incluyendo la resolución del expediente, pero sin los
documentos. Otras veces aparecen documentos que debieron formar parte del expediente
con"espondiente, como informes, declaraciones, pliegos de cargos y descargos, cuestio-
narios, hojas de servicios, etc., pero que han aparecido sueltos. Hemos renunciado, en
todo caso, a intentar la reconstrucción de los expedientes.
También resulta de gran interés, dentro de la documentación de la citada Comisión
Depuradora del Magisterio, las nóminas de maestros de 1936, realizadas por la Sección
de Primera Enseñanza republicana, y que fueron utilizadas por la Comisión Depuradora
para llevar el control de la depuración de los maestros. En ellas se escribía, a mano y
en lápiz rojo, sobre cada nombre, la calificación política en términos informales: «afec-
to», «bueno», «malo», «rojo», «dudoso», «malo FETE», «malo fusilado» etc. Además,
se solía indicar el resultado de su depuración y alguna indicación de utilidad para al
Comisión, como «cit:rbró en Madrid [durante los años de la guerra]», etc. Igualmente,
existen listados de maestros según el resultado de su depuración. Este grupo de docu-
mentos se completa con la correspondencia que la Comisión mantuvo con otras auto-
ridades locales o nacionales. Cabe señalar, por último, la existencia de algunos documen-
tos, e incluso expedientes sueltos, de la Comisión Depuradora de Segunda Enseñanza,
pero con carácter muy disperso; probablemente se trate de expedientes en los que,
esporádicamente, intenvenía como informante el Director del Instituto.
No se conservan en el AHPTO series similares de otros organismos. Únicamente
en algunas series de expedientes personales, como los del Instituto Provincial de Sanidad
(AC-25 l 7/2) se refleja el resultado de su depuración, pero no el expediente como tal,
ni siquiera sus restos. Aunque no se trata propiamente de depuraciones, también pueden
citarse los informes políticos sobre las autoridades electas en los Ayuntamientos desde
1937, Y recibidos por la Sección de Administración Local del Gobierno Civil (AC-1693
a AC-1711) o los expedientes personales que la Jefatura Provincial de Sanidad abría
a los Delegados Locales de Sanidad, con los preceptivos informes del párroco y de
la Guardia Civil (AC-2772 a AC-2773/l). No obstante, estas dos últimas series con-
tienen expedientes posteriores a 1950 y, por tanto, de acceso restringido.
Por último, como caso especial y aislado, hay que reseñar la existencia de un único
expediente de depuración realizado por una institución a una persona que jurídicamente
no dependía de ella. Se trata del expediente abierto en 1940 a Antonio Manglano, vecino
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CuadlVS almacenados durante la guerra en el templo de San Marcos. (A HPTO, Rodríguez, CMDJ-8)
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de Madrid y practicante de profesión, por la Junta Provincial de Beneficencia en su
calidad de patrono de una fundación benéfica en Huerta de Valdecarábanos (D-52/4).
Además de la irregularidad de esta actuación, que no pareció ser obstáculo para que
el expediente se llevase a término, hay que notar que se inició a petición del propio
Manglano. Encontramos aquí toda una serie de informes, siempre favorables,
salpimentados con un par de cartas de caracter más personal al Secretario de la Junta
para que se agilice el expediente. Paralelamente, se le instruyó un expediente de in-
vestigación de bienes sobre la claridad de algunas cuentas, si bien en ningún momento
se alude a la relación que pudiera haber entre ambos expedientes.
De todos es conocida la escasez de documentación accesible procedente de las ins-
tituciones carcelarias, y todavía mayor es la dificultad para encontrar documentos
producidos por campos de concentración montados tras la guerra civil 6 • Por eso revis-
te, según nuestro entender, una especial importancia un pequeño grupo de documentos
que, bajo el epígrafe «expedientes de depuración», se encuentran dentro del conjunto
documental que procede del Archivo Municipal de Orgaz y que se encuentra deposi-
tado en el AHPTO por una resolución judiciaF (ORGAZ-l, signatura provisional). Pese
a su denominación, se trata en realidad de documentos referidos a vecinos de Orgaz
que estaban recluidos en el campo de concentración de la vecina localidad de Mora,
aunque aparecen también otros orgaceños recluidos en otros centros. Por un lado, existe
una serie de las llamadas «fichas clasificadoras», es decir, tarjetas en las que, junto
con los datos personales del interesado, se detallan su ideología política, partido u
organización a que pertenecían, conducta moral y política y delito que se le imputó.
Como complemento, existen también unas «fichas de filiación», que parecen ser sim-
ples resúmenes de la anterior. Por otro lado, existe toda una serie de oficios del Campo
de Concentración dirigidos al alcalde de Orgaz comunicándole el fusilamiento de algún
vecino con el fin de que avise a sus familiares para que se lleven el cadáver. Desgra-
ciadamente, estos documentos, como en general todos los procedentes de este Ayun-
tamiento, se encuentran en mal estado de conservación a consecuencia del mal trato
sufrido, tal como se detalla en el trabajo citado en la nota anterior; además, podemos
suponer que en el antiguo Archivo Municipal de Orgaz debió conservarse la serie
bastante más completa que lo que nos ha llegado.
Finalmente, y aunque no se trata de documentación producida por las instituciones
franquistas, no nos resistimos a dejar constancia de la existencia, también entre los
documentos rescatados del antiguo Archivo Municipal de Orgaz, de un fragmento del
" Ver, por ejemplo, JARAMILLO GUERREIRA, M. Á.,Guía del Archivo Histórico Provincial de
Lugo, Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 1993; HERRERO PASCUAL, A. M., MONTOJO
MONTOJO, v., Inventario del fondo de la Prisión Provincial de Murcia, Murcia: Consejería de Cultura
y Educación, 1998.
7 Sobre el lamentable asunto que terminó con el depósito de estos documentos en el AHPTO, ver
JIMÉNEZ RODRÍGUEZ, l., «Orgaz, la destrucción dc un archivo municipal a las puertas del siglo XX!»,
La Investigación y las Fuentes Documentales en los Archivos, Guadalajara: ANABAD Castilla-La Man-
cha, Asociación de Amigos del Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, 1996, 641-648.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
registro de afiliadas de la Agrupación de Mujeres Antifascistas de la Localidad
(ORGAZ-22, signatura provisional), probablemente realizado durante la guerra civil,
aunque en muy malas condiciones de conservación.
2. LA VIDA COTIDIANA
Se trata este de un epígrafe deliberadamente ambiguo, en el que incluiremos infor-
mación sobre documentos que, de una u otra forma, atestiguan diversos aspectos de
la vida «en la calle», más allá de las transformaciones políticas de mayor o menor calado.
En primer lugar, la reactivación de la economía. Existen, por supuesto, informacio-
nes sobre la puesta en marcha de las instituciones de gestión económica, ya durante
la misma guerra civil, como las circulares que la Junta Técnica del Estado envía a la
Delegación de Hacienda con instrucciones precisas sobre su reorganización (AC-9028/
4). Pero quisiéramos llamar la atención sobre dos grupos documentales que creemos
son de gran importancia para conocer el estado económico de la provincia en la in-
mediata posguerra.
Por un lado, los conocidos «Mapas de Abastecimientos», es decir, estadísticas sobre
producción y distribución de los bienes económicos considerados esenciales, realizadas
por las Delegaciones Provinciales de Abastecimientos y Transportes en cada término
municipal en 1946 y 1949 (D-156 a D-179)x. Resulta interesante comparar estos «ma-
pas» con los documentos generados por los Ayuntamientos para su elaboración y, en
general, en sus relaciones con las Delegaciones de Abastecimientos y Transportes. De
nuevo es la documentación municipal de Orgaz la que nos proporciona este término de
comparación dentro del AHPTO. Así, se conservan desde censos de racionamiento y
padrones de clientes -es decir, libros en los que cada establecimiento anotaba qué se
entregaba a quién y cuándo- hasta declaraciones de producción -en el caso de Orgaz,
fundamentalmente harina, aceite y aceituna- (ORGAZ-8 a ORGAZ-12, signaturas pro-
visionales). Resultan dignos de especial mención tanto las actas y la correspondencia de
la Junta Agrícola Local, que refleja la vida agraria del momento, que es tanto como decir
toda la vida económica, como los libros de producción de almazaras. En este último caso
(ORGAZ-22 y ORGAZ 24, signaturas provisionales), se trata de almazaras ubicadas en
términos de Orgaz y de Los Yébenes, propiedad todas de un mismo vecino de Orgaz
llamado Aquilino Bravo Carbonell, al parecer un auténtico oligarca.
Junto con los Mapas de Abastecimientos y Transportes hay que mencionar la docu-
mentación del Catastro de Rústica. En el AHPTO se conserva prácticamente toda la
documentación catastral de rústica desde sus primeros pasos a finales del siglo XIX hasta
nuestros días. En total, se trata de 4.573 cajas, 167 carpetas y 7 cajas de microfichas,
con fechas que oscilan entre 1893 y 1992. Pero no es este el lugar de hacer una historia,
, Sobre esta institución, todavía poco conocida. ver MEDlNA GARCÍA, 1. L., «Archivo de la Comisaría
General de Abastecimientos y Transportes de Sevilla,» Tria. Revisla de la Asociación de Archiveros de
Andalucía, 4-5 (1997-1998), 179-202.
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Visita de alltoridades a lln comedor de Auxilio Social (A HPTO, Rodríguez, Alhwll /-/67)
ni siquiera muy somera, del Catastro ni de aludir a sus amplias posibilidades para la
investigación de la historia agraria española, que entendemos son suficientemente co-
nocidas por todos Y• Digamos simplemente que sólo con algunas de sus series princi-
pales, en concreto los planos parcelarios y las Relaciones de Características con sus
correspondientes apéndices anuales, se puede trazar con un buen nivel de precisión y
fiabilidad la evolución de la propiedad rústica tras la guerra civil y en los primeros
años del franquismo, y comprobar fehacientemente en qué medida las oligarquías locales
se vieron afectadas por el nuevo régimen en la base de su poder. De todas formas, hay
que hacer notar que la comparación de estos datos con los anteriores a la guerra civil
es difícil, puesto que, como es sabido, durante la dictadura de Primo de Rivera y durante
la II República, por diversas razones, los trabajos catastrales fueron suspendidos en la
práctica, y al reanudarlos se perdió en gran medida la correspondencia con las medi-
ciones y cartografías anteriores.
En relación con la economía agraria, es necesario mencionar un fondo documental
íntimamente relacionado con el problema del estraperlo y el contrabando. Se trata de
los procesos de la Junta Administrativa de Contrabando y Defraudación, conservados
" Una visión de conjunto en SEGURA MAS, A. (coard.), El Catastro en Espaila, Madrid: Centro
de Gestión Catastral y Cooperación Tributaria, 1988, 2 vals.
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entre los documentos de la Delegación de Hacienda 1o • Se encuentran instalados en un
total de 21 legajos (AC-6076 a AC-6093, AC-6290 y AC-9177 a AC-9183), fechados
entre 1941 y 1949, que aún esperan su tumo para ser estudiados y descritos de forma
adecuada. No obstante, parecen estar bien identificados como «procesos de contraban-
do», y pueden ser ya utilizados por los investigadores.
El marasmo económico en que se vieron sumidos los Ayuntamientos les obligó a
evitar por todos los medios contribuir al sostenimiento de determinadas instituciones
que dependían de ello. Así, dentro del grupo de fondos denominado «Sanidad y
Asistencia Sociai», existe una pequeña serie de expedientes de condonación de cuotas
municipales al Instituto Provincial de Sanidad (AC-2990/5). Este Instituto se nutría fun-
damentalmente de lo que los Ayuntamientos debían abonar a cambio del mantenimien-
to de las institucionaes sanitarias provinciales. Los expedientes aquí citados son pro-
movidos por los Ayuntamientos para que el Instituto les exima de pagar las cantidades
que debieron abonar por este concepto en el período de dominación republicana durante
la Guerra Civil, sobre todo en localidades situadas en el frente cerca de Talavera. Por
lo general, los alcaldes incluyen un certificado en que se da noticia de la evolución
del dominio político-militar del pueblo, de los desmanes supuestamente perpetrados
por las personas que quedaron en el pueblo durante el período republicano y de las
evacuaciones de la población, para justificar la imposibilidad o injusticia de dicho pago.
Aunque se trata de documentos fechados todos en 1942, las informaciones, obviamen-
te, se refieren al período de guerra, variable en cada pueblo. Hay que señalar, también,
que en la gran mayoría de los casos el Instituto concede el perdón de la deuda.
Un asunto similar motiva la producción de una serie de oficios, con sus correspon-
dientes respuestas, desde la Junta Provincial de Beneficencia a los Ayuntamientos, para
el cobro por aquella de las cantidades recaudadas por éstos en 1943 por la venta de
papel usado, en una campaña promovida por la Junta para aumentar algo sus ingresos
(D-147/4). Pero entre estos documentos hay uno que, por otras razones, nos resulta
especialmente interesante, y es el oficio de contestación del Ayuntamiento de Villarrubia
de Santiago, fechado el 10 de marzo, que no nos resistimos a reproducir en su parte
principal:
« ... Citado Sr. Plaza [el encargado por la Junta para recoger el papel y venderlo] y
quizás abusando de la autorización concedida por VE. para la adquisición de papel, vino
con la pretensión de llevarse todo lo existente hasta el año 1938, habiéndose dado el caso
de que en una tienda de comestibles o ultramarinos, situada en la calle de Alcalá 103,
Madrid, sin duda fue vendido parte del papel por lo menos de lo llevado de este Ayun-
tamiento, por la circunstancia de que habiendo ido un cliente a comprar en dicho esta-
blecimiento artículos para su consumo, le fue envuelto con un libramiento correspondiente
al 10 de noviembre de 1924 el género que llevaba, cuyo libramiento iba la firma del
antonces Alcalde D. Miguel de Lara, asesinado por la horda roja, y del actual secretario
D. Guillermo Peco, que al ver la firma de éste la persona que fue a comprar y que eran
10 PEÑA SOLSONA, A., «Las Juntas Administrativas y los Tribunales de Contrabando», Las De-
legaciones de Hacienda: su historia (1881-198/), Madrid: Instituto de Estudios Fiscales, 1981, 791-811.
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J
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conocidos le fue remitido el documento de referencia y éste se informó de que fué en
la tienda antes citada, cuyo documento obra en esta Alcadía y a disposición de VE., pero
por otro lado pudiera ser que burlando la vigilancia del Sr. Plaza el papel en vez de ser
utilizado para bien de la economía nacional, haya sido en parte vendido por personas
desaprensivas y para sus beneficios particulares».
Este ejemplo puede ser ilustrativo del destino de algunos archivos municipales en
tiempos de penuria.
Este mismo fondo de la Junta Provincial de Beneficencia ofrece información de
primera mano sobre los intentos de las fundaciones benéficas privadas por recuperar
fuentes de financiación perdidas durante los últimos años de la II República y durante
la guerra. En este sentido, los más explfcitos suelen ser los llamados «expedientes de
investigación de bienes», una especie de auditoría avant la lettre, de los que, para estos
años, se conservan en las signaturas AA-446 y AA-447, relativos tanto a la propia Junta
Provincial de Beneficencia como a diversas fundaciones. Como complemento a estos
expedientes, se puede consultar la correspondencia del Secretario de la Junta, entre la
que destacan las minutas de dos informes, fechados en 1938 y 1939, sobre la situación
económica de todas las fundaciones benéficas privadas de la provincia (AA-46312).
Además, por supuesto, de los Libros de Actas de la Junta, si bien desgraciadamente
sólo se conservan los posteriores a 1942 (AA-462/l).
Aunque no sea un expediente de investigación de bienes, sí que resulta de especial
interés, por su significación, el expediente de clasificación como entidad benéfica de
la Hermandad de Santa María del Alcázar (AA-447/IO), formada por los supervivien-
tes del asedio del Alcázar, y núcleo fundacional del periódico del mismo nombre, que
se convertiría en su fuente fundamental de ingresos: clasificada como entidad benéfica
en 1942, al año siguiente ya consiguió sustraerse del control contable de la Junta Pro-
vincial de Beneficencia.
Pero la documentación conservada en el AHPTO todavía permite acercarnos más
a la situación cotidiana de los habitantes más desfavorecidos de Toledo y su provincia
durante estos años. A veces, las instancias solicitando pensiones de viudedad u orfan-
dad a la Junta Provincial de Beneficencia, como las que se conservan de 1943 (D-14 7/
3), son auténticos retratos de la vida y miserias de estas personas, aunque podamos
suponer una cierta dosis de exageración dramática en este tipo de documentos. Menos
sospechosas, desde luego, son las actas de la Junta Provincial de Protección de Me-
nores, conservadas desde 1921, aunque en el período que nos ocupa las reuniones son
algo irregulares, y que se completan con las actas de la Comisión Ejecutiva que existía
en su seno, así como con borradores y documentos complementarios desde 1933 (AC-
2855/6; AC-2856/3; AC-2857/3, y AC-299212). En estos documentos se alude frecuen-
temente sobre todo a la presencia de mendigos y niños abandonados.
En relación con la protección de menores, merece la pena reseñar el caso especial
de las relaciones de menores que pasaron a ser tutelados por la Junta de Protección
de Menores procedentes del Patronato Nacional de Presos y Penados (AC-2937/2). Se
trata de listados que no tienen fecha, pero que debieron ser elaborados hacia 1947, año
en que se produjo el traspaso de las competencias sobre estos menores, hijos de presos
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políticos, de uno a otro organismo. No obstante, hemos preferido mantener restringido
el acceso a esta documentación, puesto que parece razonable pensar que gran parte de
los afectados por ella todavía continuen vivos, o hayan muerto hace pocos años. A pesar
de ello, esperamos someter proximamente este asunto a la consideración de la Comi-
sión Calificadora de Documentos de Castilla-La Mancha.
Otros documentos mas aislados pueden ayudarnos a completar la imagen de la vida
cotidiana durante la guerra civil y en la inmediata posguerra. Así, por ejemplo, en el
fondo del propio Archivo Histórico Provincial se conservan informes sobre la situa-
ción del archivo tras la conquista del Alcázar. Téngase en cuenta que, en aquel mo-
mento, los protocolos notariales, que era el único fondo documental custodiado por el
AHPTO, estaban instalados en un ala del Museo de Santa Cruz, una de las principales
bases de operaciones de las milicias republicanas durante el asedio; sorprendentemente,
la documentación se mantuvo casi intacta. Además, los responsables del archivo pro-
porcionaron informaciones a sus superiores sobre otros archivos, bibliotecas, museos
y, en general, la situación del patrimonio histórico de la ciudad tras su conquista por
las tropas franquistas (AA-l0l3).
El pJ"(~fesor ElIlilial10 Castaiios impartiel1do clase de Ciel1cias Naturales el! el Instituto PlVvil1cial.
el1 los allOS 40. (AHPTO, Rodríguez, Alblllll 1-180)
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No tuvo tanta suerte el Instituto Local de Segunda Enseñanza de Talavera de la Reina,
cuya documentación se encuentra junto a la del Instituto Provincial. El registro de
correspondencia de 1938 (1-1151/5) nos presenta el edificio mantenido sólo por un oficial
que, además de haber sido encarcelado y de no cobrar su sueldo desde 1935, debe
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compartir el espacio con tropas militares que impedían el paso a los alumnos que querían
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matricularse, utilizaban la madera de las ventanas y puertas para hacer fuego, etc.
Además, aparecen informaciones sobre la vida en la ciudad, como el destino de los
dos únicos colegios de Primera Enseñanza como cuartel y como hospital de sangre.
En estas condiciones, no podemos dejar de asombrarnos ante el hecho de que ya en
el mismo 1938 se reanudase la vida académica, gestionando matrículas y becas e incluso
iniciando las clases en el curso 1958-39. Una documentación similar podemos encon-
trar también referida al Instituto de Toledo, que igualmente intenta reorganizarse ya
en 1937, como testimonia la correspondencia del director (1-883 a 1-884; 1-895 a 1-899);
llama la atención una carta del cardenal Gomá, desde Pamplona, felicitando al Direc-
tor por la reapertura del curso académico 1937-38 con un acto de reposición del cru-
cifijo que presidía el edificio. Igualmente se conserva el cuadro de convocatoria de
exámenes de septiembre de 1937, que indica la posibilidad de cambios «por las difi-
cultades de comunicación» (1-867/7), así como un conjunto de circulares de 1938 sobre
diversas cuestiones de reorganización académica: fechas de exámenes, nombramiento
de representantes de alumnos, etc. (1-87011 3).
Pero esta correspondencia del Director del Instituto también nos sirve para rastrear
las relaciones, no siempre fáciles, entre la institución académica y el organismo encar-
gado de su control ideológico, el Sindicato Español Universitario. Las adhesiones a todo
tipo de actos, las felicitaciones a Franco por sus éxitos militares y el empleo generoso
del característico lenguaje del momento no logran ocultar las tensiones entre la dirección
del Centro, empeñada en mantener una cierta independencia y en ocuparse estrictamente
de cuestiones académicas, y el afán politizador e intervencionista del SEU, reflejada, por
ejemplo, en una circular fechada en diciembre de 1938 sobre organización de los semi-
narios de estudios (1-86911 5), fiel reflejo de la concepción de la educación del primer
franquismo, impuesta en el Instituto sin contar con la opinión de sus órganos de direc-
ción. Se conservan, además, testimonios de la actuación diaria de los jóvenes sindica-
listas, en particular los partes de incidencias que los delegados de clase enviaban dia-
riamente al Director en 1938 y 1939, y que se pueden calificar sin rubor de «chivatazos»,
afectando tanto a los alumnos como al personal subalterno y a los profesores (1-872; 1-
875). Por cierto, que en las mismas cajas, estos partes coexisten con otros similares
realizados a mediados del mediados del siglo XIX, en los que se observa una curiosa
coincidencia tanto del lenguaje como de las faltas denunciadas.
Esta tensión entre los organismos prefranquistas y los creados por el Nuevo Estado
se aprecia también en la Junta Provincial de Beneficencia, en cuyas actas (AC-2855/
6), que ya hemos citado más arriba, se reflejan algunos de los problemas derivados
de la coincidencia de funciones con el Auxilio Social y otras iniciativas benéficas.
Por último, terminaremos este repaso a la documentación para el estudio del primer
franquismo en el AHPTO aludiendo a las series de autorizaciones de bailes y de cines
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que se conservan entre los documentos del Gobierno Civil, desde 1946 (AC-1479 y AC-
1486), en especial cuando se deniegan estas autorizaciones o se clausura el local o la
actividad, a veces incluso a pesar de ser organizada por el párroco del lugar. En todo
caso, los correspondientes informes de las «fuerzas vivas» son altamente significativos
del ambiente moral de la época, sobre todo en materia sexual, y también del variable
margen de tolerancia que, en estas cuestiones, se tenía según la localidad. Hay que reseñar
que, en el caso de los cines, junto con los cierres por cuestiones morales existen otros
motivados por la mala prestación del servicio, los frecuentes alborotos, etc.
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FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA JUVENTUD
OBRERA CRISTIANA DURANTE EL FRANQUISMO
El objetivo principal de este trabajo es mostrar algunas de las fuentes, tanto escri-
tas como orales, que pueden ser utilizadas para la reconstrucción de la historia de la
Juventud Obrera Cristiana (JOC) durante el franquismo, y especialmente, durante los
años sesenta, en los que la proyección social y política del movimiento adquiere mayor
envergadura e interés. El importante desfase existente entre la importancia del tema
y el relativo abandono historiográfico que padece, nos sirve como justificación de esta
exposición, más o menos general, de fuentes escritas y orales, que será acompañada
de una breve contextualización cronológica y temática.
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internacionalización en 1932, gracias a una serie de sacerdotes con inquietudes socia-
les (Valladolid y Cataluña). Posteriormente, la Guerra Civil trajo consigo la desinte-
gración del movimiento hasta principios de los años 40, cuando grupos de base apo-
yándose en publicaciones exteriores y en restos de la antigua organización, crean de
nuevo la JOe. A finales de 1947, aparece el Reglamento de la especialización obrera
de la Acción Católica Española (ACE), por el que la jerarquía crea JOAC y HOAC,
con la clara idea de evangelizar el mundo obrero.
El estudio de la evolución de la JOC durante el franquismo, deber ser desarrollado
a lo largo de dos etapas bien diferenciadas: una etapa de gestación (47-56), y otra de
auge (56-66). La primera, es la etapa de una JOC de base, primero paralelamente a la
JOAC y luego unida a ella, que empieza a tener contactos serios con el movimiento obrero
separándose del modelo reinante hasta ese momento. Paralelamente la JOAC vive más
preocupada por temas de formación espiritual que por asuntos sociales. Con el tiempo
se fueron dando cuenta que la organización debía derivar hacia una auténtica JOC,
abandonando su paternalismo y luchando claramente por la Justicia Social... Así, final-
mente se produce la adhesión de ambos grupos bajo las siglas JOC el 20 de junio de
1956. A partir de 1957, fecha en la que se produce la unificación de JOAC y JOC, toman
un compromiso mayor dentro del mundo obrero, participando en las principales reivin-
dicaciones sociales del momento, cumpliendo, por un lado, una labor de concienciación
y educación, y por otro, una función de «tapadera» de militantes de grupos clandestinos,
aprovechándose de sus privilegios como parte de la Iglesia: libertad de reunión, asocia-
ción y comunicación. Además, debido a su carácter internacional, se convierte en el
perfecto intennediario entre el movimiento obrero exterior y el interior. Este compromi-
so dará lugar a la participación de sus militantes en la fonnación de nuevos sindicatos
y partidos políticos aconfesionales (Comisiones Obreras, Unión Sindical Obrera, etc), y
traerá consigo innumerables enfrentamientos con el Régimen y la Jerarquía, que culmi-
narán en la crisis general de Acción Católica de 1966-68, que marcará el final de una
etapa y el comienzo de otra que perdura hasta 1975, en la que el movimiento consigue
una cierta autonomía entrando de lleno en el movimiento obrero, hasta la crisis interna
de 1973, consecuencia de la presión ejercida por el resto de grupos sindicales por su
condición cristiana dentro del ambiente de los trabajadores.
La lOC ha sido siempre un movimiento educativo de jóvenes trabajadores, siendo
una plataforma de creación de líderes para el movimiento obrero, es decir, una orga-
nización que desde la educación prepara para la movilización social. Para ello, utiliza
un método educativo contrario al tradicional, basado en los hechos y realizado dentro
del propio ambiente del trabajador (fábrica, barrio, ... ), recurriendo a la experiencia oral
por ser accesible a todos. Su metodología, se apoya en la realización de encuestas
basadas en el sistema «ver-juzgar-actuar» (Revisión de Vida), que les permiten estu-
diar la realidad social y tomar decisiones para su transformación. Los instrumentos
utilizados para llevar a cabo esta labor de concienciación social son la campaña, el
calendario, el periódico «Juventud Obrera», etc.
A pesar de nacer en el ámbito de una Iglesia que estaba plenamente identificada
con el Régimen franquista y el espíritu de Cruzada de la guerra, esta organización tenía
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un fuerte espíritu obrero, que dio lugar por primera vez a la presencia de la Iglesia en
el mundo laboral, marcando claramente un punto de inflexión con respecto a tiempos
anteriores, en los que las actividades eclesiásticas en este ambiente se limitaban a la-
bores espirituales y asistenciales, lo que trajo consigo el fracaso de esta tentativa. Otro
de los resultados significativos del espíritu obrero de estos movimientos, fue la sor-
presa que suponía la relación entre dos enemigos de la Guerra Civil: la Iglesia y el
mundo obrero.
Por tanto, no es necesario repetir la importancia de este tema para la comprensión
histórica del régimen franquista, fundamentalmente por el protagonismo de la Iglesia
católica en todo el período, y por las funciones de los propios Movimientos especia-
lizados de Acción Católica. Estos movimientos son referencia obligada en toda his-
toria de la España franquista más o menos seria. Y esto es así porque se han ganado,
con su presencia y su papel, su mención en esta época de la historia de España. Esta
mención hace referencia a su presencia en las luchas obreras quitándose la etiqueta dt:;
amarillismo de épocas anteriores y con una notable eficacia en sus objetivos y reivin-
dicaciones sociales. Además suponen un hito único en lo que se refiere a la relación
de los católicos, con el resto de estructuras sindicales marxistas, socialistas o anarquistas.
En este sentido, Díaz Salazar señala « ... el mayor encuentro en profundidad entre
católicos, socialistas, comunistas y anarquistas se realizará a través de la nueva forma
de inserción de la Iglesia en la sociedad, que desarrollarán los movimientos apostó-
licos especializados. En primer lugar porque estos movimientos contarán con un núcleo
importante de obreros socialistas, comunistas y anarquistas convertidos al cristianismo
en los años posteriores a la guerra civil, después de haber sufrido la represión de las
cárceles franquistas. Estos obreros seguirán, después de su conversión, enraizados en
sus fundamentales convicciones sociales. Me parece que este es un encuentro único,
original, primigenio en el encuentro cristiano-marxista en toda Europa e incluso a nivel
mundial. No es un fenómeno excesivamente cuantitativo, según los datos de que dis-
pongo, pero si cualitativo» l.
Hay que tener en cuenta que hasta la década de los sesenta son escasas las alusio-
nes a esta A.C. obrera fuera de sus publicaciones propias. Tan sólo cuando esta década
comienza a avanzar empiezan a aparecer referencias sobre ellos en estudios sobre la
dictadura franquista, siendo claros ejemplos autores como Ebenstein 2, Ramírez3, Novais\
Welles 5 , Crozier6, Payne1, etc. En definitiva, es en este período cuando su papel es
reconocido por la mayoría de los estudiosos del tema, dándose cuenta que una historia
del franquismo sin ellos no estaría completa.
I DÍAZ SALAZAR, R., Iglesia, Dictadura y Democracia. Catolicismo y sociedad en España (1953-
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Una de las primeras preguntas que se plantean los historiadores al tratar sobre los
movimientos especializados de Acción Católica, como es en este caso la JOC, es el
objetivo que pretendía conseguir la jerarquía con su creación. La teoría más aceptada,
es la idea de que la jerarquía los creó, como aparece en los estatutos, con el único
objetivo de acercar la Iglesia al mundo obrero, con el fin de evangelizar y «conquis-
tar» a los trabajadores.
Sin embargo, otros autores consideran que la jerarquía pretendía utilizarlas como
posibles plataformas parasindicales o políticas, en previsión de un posible cambio de
régimen. En este sentido Sergio Vilar apunta que «la Iglesia ... quiso beneficiarse de
la forzosa desaparición de los sindicatos democráticos, y creó dos organizaciones para
tratar de influir en el mundo obrero español. La HOAC y la JOC han sido las únicas
asociaciones parasindicales que han podido actuar en la legalidad junto a los nefastos
sindicatos verticales»x. En la misma línea, Marcelino Camacho sostiene que el fin
principal de la jerarquía era suplantar a los falangistas, para así apropiarse del Sindi-
cato oficial: «El objetivo de la jerarquía eclesiástica en aquel tiempo era suplantar a
los jefes falangistas mediante esas organizaciones apostólicas obreras, controlando a
los sindicatos verticales desde dentro y haciéndose de ellos sin salirse de la legalidad
vigente»9 Posteriormente el propio líder sindical reconoce la entrada, participación y
el papel desempeñado por los católicos en el mundo obrero.
De igual forma, existen versiones contrapuestas en lo que se refiere a la posición
de los militantes de estas organizaciones obreras católicas frente a las represalias del
régimen como consecuencia de la conflictividad social. Mientras unos autores señalan,
su situación de privilegio (Ruiz Rico, Hermet, etc), otros señalan que se encontraban
en un terreno intermedio, en una especie de tierra de nadie sumamente peligroso (Payne).
Sin embargo, hay que reseñar que la importancia de su acción no se corresponde con
el relativo abandono historiográfico que padece. Existen varios trabajos monográficos que
esbozan su actuación y desarrollo, pero se hecha en falta un trabajo de conjunto.
El estudio interno de la organización, la mística y la metodología de la JOC, ha sido
el tema más estudiado en la escasa bibliografía sobre el tema. En este ámbito hay que
señalar la tesis doctoral de J. J. Tamayo Acosta lO y los trabajos de Florentino Sanz
Fernández ll • Igualmente hay que destacar la existencia de estudios a nivel regional y
provincial, como por ejemplo la tesina de J. Díaz Lucio l2 , las diversas contribuciones
tantes para el movimiento obrero, en XX Siglos «Los católicos y el nuevo movimiento obrero», número
22, 1994; Y Educación no formal en la Espaíia de la postguerra, Editorial de la Universidad Complutense
de Madrid. Colección de Tesis doctorales, número 187/90. Madrid, 1990.
12 DÍAZ LUCIO, 1. , La lOe en Extremadura, Madrid, Instituto Superior de Pastoral de la Univer-
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J
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
de J. Balenciaga J3 , el manuscrito mecanografiado de M. Mougan l 4, la obra de José
Castaño l 5, el estudio de Rafael Hinojosa lÓ y la reciente tesis de Francisco Martínez
Hoyos J7. De igual forma existen visiones generales de la historia jocista con carácter de
memoria, que invitan a continuar la investigación sobre el tema, como son el libro, ya
clásico, de J. Castaño lX y el artículo aparecido en la revista Iglesia Viva de V. M. Arbeola l9 •
A pesar de estos estudios monográficos, parece claro que falta un estudio de con-
junto de la JOC española. Un estudio que partiendo de su organización interna, de su
método pedagógico y teológico, llegue a analizar su proyección externa, su influencia
en la educación y concienciación de los jóvenes trabajadores. En definitiva, intentar
plasmar el desarrollo del movimiento jocista a través de la aplicación de su sistema
educativo pedagógico, analizando su compromiso con el mundo obrero y su conver-
sión en plataforma de oposición al Régimen partiendo de una visión global de la
sociedad y de la soluciones que propone para su cambio, lo que dará lugar a la con-
frontación con la jerarquía. No debemos quedamos, como ha sucedido en la mayoría
de los trabajos sobre el tema, en el estudio puramente pedagógico y místico de la JOC,
sino partiendo de él analizar la aceptación de las ideas jocistas en el ambiente obrero,
la participación de los militantes en los distintos conflictos y reivindicaciones contra
el Régimen; la evolución de la posición respecto al término «lucha de clases», que se
encuadra dentro de las relaciones con los grupos obreros clandestinos; la transforma-
ción de su conciencia cristiana; su participación en la creación de las primeras orga-
nizaciones sindicales alternativas al sindicalismo vertical (USO, AST) y de partidos
políticos (FLP, ORT); el proceso de colaboración entre la izquierda transformadora
marxista y anarquista con estas organizaciones apostólicas obreras, etc.
Por otro lado, hay que señalar que la casi totalidad de los estudios realizados sobre
la historia de la JOC y del resto de movimientos especializados de AC, han sido com-
puestos por militantes pertenecientes a las distintas organizaciones o personas de igle-
sia, lo que trae consigo una visión, en cierto modo, partidista y parcial de la realidad
de este periodo. Está situación la convierte en una historia excesivamente interna, que
quizá como consecuencia del cierto abandono y olvido a los que se ve sometida, reivin-
dica, o mejor dicho, vindica, ardorosamente y casi apologéticamente, la importancia de
16 HINOJOSA, R., La lOC entre I Església ¡el Món Obrero Rúbrica Editorial, EL Prat de Llobregat,
1998.
17 MARTÍNEZ HOYOS, F., Cristianos y cristianas en la lucha obrera. Aproximación a la historia
de la lOCIF en_Barcelona durante los alios 60, tesis leída en la Universidad de Barcelona el 21 de
septiembre de 1999.
IN CASTAÑO, J., La lOC en Espaiia, Salamanca, Editorial Sígueme, 1978.
19 ARBEOLA, y. M., Datos para una posible historia de la lOC, en Iglesia Viva, n° 58-59, pp. 20-
35, 1975.
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su acción, con respecto a la de otras organizaciones obreras o políticas, en la lucha
por la democracia.
También hay que mencionar las publicaciones referidas a otros movimientos apos-
tólicos obreros, como HOAC, Vanguardias Obreras2o , JACE, JEC 21 , etc, que pueden
servir como base para una posible investigación sobre la Juventud Obrera Cristiana.
En este sentido, destaca la visión de conjunto que realiza Basilisa López sobre la
HOAC 22 , así como las monografías aparecidas sobre dos figuras claves de esta orga-
nización: Tomás Malagón 23 y Guillermo Rovirosa24 • Otras obras sumamente importan-
tes para el estudio general del papel que jugaron todos estos movimientos apostólicos
obreros son el estudio de Javier Domínguez 25 , la publicación por la revista XX Siglos
de dos números destinados al tema que nos ocupa 2ó, y el trabajo de Antonio Murcia 27
sobre la crisis de Acción Católica de 1966.
Además, hay que tener en cuenta los ensayos y artículos existentes que relatan y
analizan la práctica del compromiso temporal de los militantes cristianos de base,
realizados por Fernando Urbina y Casimiro Martí, entre otros, o los estudios acerca
de la aportación de los movimientos apostólicos obreros en la oposición al Régimen
Franquista, que fueron presentados por F. Montero 2x , S. Juliá 29 , F. García de Cortázar30
y Florentino Sanz 31 , en el Congreso Internacional de la oposición al Régimen de Franco
celebrado en Madrid en 1988.
La bibliografía de la historia de la iglesia católica española entre los años 1936-1975,
se suele centrar en aspectos parciales de la situación eclesiástica durante este periodo
Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Geografía e Historia, 1994 (Tesis doctoral inédita).
21 MONTERO, F. (coord.) Juventud Estudiante Católica (1947-1997), editado por JEC, 1998.
22 LÓPEZ, B., Aproximación a la historia de la HOAC (1946-1981), editorial HOAC.
2J FERNÁNDEZ CASAMAYOS, A., Teología, fe y creencias en Tomás Malagón, Madrid, Ed. HOAC,
1988.
24 GARCÍA, X., Rovirosa, apóstol de la clase obrera: biografía militante del promotor de la HOAC,
2X MONTERO, F., Los movimientos juveniles de AC. Una plataforma de oposición al franquismo,
en «La oposición al régimen de Franco», Actas del congreso Internacional UNED, Tomo 11,
Madrid,1990,pp. 191-204.
2Y JULIÁ, S., Obreros y sacerdotes: cultura democrática y movimientos sociales de oposición, en
«La oposición al régimen de Franco», Actas del congreso Internacional UNED, Tomo 11, Madrid, 1990,pp.
147-160.
JO GARCÍA DE CORTÁZAR, F., La cruz y el martillo. La resistencia obrera católica, en «La oposición
al régimen de Franco», Actas del congreso Internacional UNED, Tomo 11, Madrid,1990,pp. 129-146.
JI SANZ, F., Algunos conflictos significativos de la juventud obrera cristiana con el régimen de
Franco, 1947-/966, en «La oposición al régimen de Franco», Actas del congreso Internacional UNED,
Tomo 11, Madrid,1990,pp. 161-172.
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de tiempo. Sin embargo hay que destacar los estudios sobre el nacional-catolicismo desde
un punto de vista teológico de Fernando Urbina 32 y Alfonso Alvarez Bolado33 ; el estudio
desde un punto de vista sociológico del papel de la Iglesia Católica española en la política
Franquista de 1. J. Ruiz Rico 34 ; el estudio de Javier TuselJ35 sobre la primera etapa fran-
quista y su relación con la Iglesia; los estudios de conjunto del catolicismo español de Guy
Hermet3(' y Díaz Salazar, que constituyen una referencia obligada para aquel que comience
una investigación sobre la iglesia durante el Franquismo; que suponen una pequeña mues-
tra de la inmensa bibliografía existente sobre la iglesia católica durante el Régimen.
Otros instrumentos importantes para conocer el sistema político y las posibles re-
laciones entre las organizaciones católicas obreras y el resto de grupos sindicales son
las publicaciones sobre la oposición no consentida al franquismo. En este sentido
podemos citar a Valentina Fernández Vargas 37 , José María MaravalPX, Javier TuselJ3~
y Sebastián Balfour40 , entre otros, donde aparece de forma más o menos cIara el papel
que jugaron los movimientos apostólicos obreros en la oposición al régimen y su relación
con el resto de grupos sindicales y políticos en la oposición.
Hay que recordar, igualmente, la necesidad de consultar las publicaciones realiza-
das sobre Cardijn, la JOC y la Acción Católica Obrera por la historiografía francesa
(Launay, Cholvy ... ) y belga (Walckiers, Wynants, ... ), que pueden servir de apoyo para
realizar un estudio comparado con respecto a la realidad española.
FUENTES ESCRITAS
Las fuentes principales para la historia de la JOC durante el franquismo son las
internas del propio movimiento a nivel nacional, diocesano, local e internacional, que
]2 URBINA DE LA QUINTANA, F., Reflexión histórico teológica sobre los movimientos especia-
lizados de A.C~ Para Urbina la experiencia de estos movimientos es decisiva para el cambio en la forma
histórica de vivir la fe en España, ya que son ellos los que introducen la Iglesia en el mundo obrero.
Así afirma que el cambio de Acción Católica que ellos impulsaron, fue un cambio que se originó desde
el mundo obrero.
]] ALV ÁREZ BOLADO, El experimento del nacional-catolicismo, Ed. Cuadernos para el Diálogo,
1976. En la misma línea que Urbina, se encuentra muy próximo a la problemática de la militancia cristiana,
sobre todo, la identidad cristiana en relación con el marxismo. Se mueve en el ámbito de la teologóa
política, tratando el término nacional catolicismo de forma crítica.
]~ RUIZ RICO, 1. J., La Iglesia católica en la Espalia de Franco. ; Madrid, Ed, Tecnos, 1977.
]5 TUSELL, J., Franco y los católicos. La política interior española entre 1945 y 1957, Madrid,
Alfaguara, 1978.
]0 TUSELL, J., La oposición democrática al franquismo (1939-1962), Editorial Planeta, 1977.
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se encuentran depositadas en el Archivo de la Comisión Nacional en Madrid (Al-
fonso, XI). Además, al ser una organización perteneciente a la Acción Católica resulta
conveniente la consulta de los fondos documentales referidos a sus organismos na-
cionales (la Dirección Central, la -Junta Nacional de AC, los consejos nacionales de
las cuatro ramas, y las comisiones nacionales del resto de Movimientos especiali-
zados), y de sus Memorias anuales y actas de las reuniones nacionales y Jornadas
Nacionales de ACE.
La subordinación de la ACE a la Jerarquía eclesiástica hace necesario el análisis
de las fuentes emanadas por los distintos personajes y organismos eclesiásticos rela-
cionados con su desarrollo y funcionamiento.
Por último, debido al compromiso social adoptado por los militantes jocistas y su
participación en las principales reivindicaciones sociales del momento, resulta impres-
cindible averiguar la posición de las instancias gubernamentales ante el desarrollo de
la JOC y del resto de movimientos especializados de AC; así como los archivos per-
tenecientes a organizaciones sindicales y políticas opuestas al franquismo.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
Sección JOC/F España
Es la sección más importante del archivo, tanto por su volumen (120 cajas) como
por su contenido. Su fondo esta formado por la documentación generada por las dos
ramas del movimiento desde su creación por la jerarquía en 1947 hasta la actualidad,
aunque el ámbito cronológico con mayor cantidad y riqueza documental es el referido
a la década de los 60.
Este apartado está formado, a su vez, por 22 subdivisiones:
- Consejos Nacionales: (cajas 1-10) apartado en el que se incluye la documenta-
ción referida tanto a los de la rama masculina como los de la femenina. En lo
que respecta a los primeros, encontramos información continuada desde el año 1949,
teniendo en cuenta que hasta el año 1959 reciben el nombre de Jornadas Naciona-
les, y a partir de 1960 son denominados Consejos Nacionales. En cuanto a la JOCF,
poseemos fondos documentales desde la celebración de sus primeras Jornadas
Nacionales en 1957. Esta documentación nos permite el estudio de la evolución de
la identidad del movimiento (movimiento de iglesia y especializado obrero), el fun-
cionamiento de sus métodos e instrumentos de acción y formación, su organización
interna e implantación geográfica, la relación con la JOCI, y su posición respecto
al contexto eclesiástico y político.
- Reuniones Nacionales Generales: (cajas 11-13) donde encontramos información,
desde el año 1954, referida a Cursillos Nacionales para militantes y dirigentes, Se-
manas de Estudios para responsables, Jornadas Nacionales de Responsables y
dirigentes nacionales y federales, etc.
- Reuniones Nacionales Especializadas: (caja 14) en las que se trataban temas muy
determinados (emigración, formación profesional, empresas, barrios, tiempos libres,
grandes ciudades y sanidad), a diferencia de las Reuniones Generales donde se abor-
daban una mayor variedad de temas.
- Estructura y organización: (cajas 15-28) cuyo contenido está referido a los órganos
y comités directivos.
- Consiliarios: (cajas 29-33) donde están depositados los documentos generados en
las Reuniones Nacionales de Consiliarios desde 1955 y del Equipo Nacional de
Consiliarios desde 1964, información sumamente importante para una posible in-
vestigación sobre la realidad jocista debido al papel fundamental jugado por el
consiliario dentro del movimiento. En las organizaciones de AC, especialmente en
las juveniles, la importancia de éstos es superior a la que se les asigna en los es-
tatutos. Por ello, resulta vital el análisis de su acción y del equipo de trabajo que
formaron a su alrededor.
- Dirigentes, responsables y militantes: (caja 33) donde aparecen fundamentalmente
listas de Dirigentes, nombramientos, subvenciones, ...
- Economía: (cajas 34-52) cursos económicos, facturas, presupuestos anuales, reunio-
nes nacionales de tesoreros, libros de contabilidad, ...
- Adaptaciones: (cajas 53-59) Pre JOC, aprendices, preadultos, empleadas de hogar, ...
391
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- Campañas Nacionales: (Caja 60) Conjunto de las campañas nacionales llevadas
a cabo por la JOC anualmente desde el año 1951-52. La Campaña era un plan-
teamiento hecho a nivel nacional que determinaba en gran parte el tipo de ac-
tividades a realizar en las zonas. Era una acción conjunta del movimiento jocista
(militantes e influenciados) a lo largo de un año con el objetivo de solucionar
un determinado grupo de problemas. El punto de partida de toda campaña era
un conjunto de problemas reales sufridos por la juventud obrera, en los que veían
la posibilidad de una acción apostólica y de promoción humana. Su elección no
era fruto de una decisión de la Comisión Nacional, sino de la reflexión de todos
los militantes de la base de las distintas regiones por donde se extendía la lOe.
El enfoque de la campaña no era monolítico y uniforme, sino que admitía dis-
tintas adaptaciones según la zona.
- Encuestas Nacionales: (cajas 61-70) Conjunto de la Encuestas realizadas por el
movimiento anualmente y con carácter nacional, indispensable para la realización
de la Campaña nacional.
- Servicios: (cajas 71-75) Los Servicios de la JOC eran organismos autónomos que
cumplían funciones especializadas en distintos campos sociales (Escuela de For-
mación Social, Institución Nueva Familia Obrera, ... )
- Zonas y Federaciones: (cajas 76-99) con información del funcionamiento y oro
ganización de las distintas zonas en que se dividía la JOC nacional y de las distintas
federaciones en que se dividía cada zona.
- Emigración: (cajas 100-102) informes sobre emigración de la JOe, Reuniones 10e/
F española de emigrados a nivel europeo (desde 1961), ...
- Crisis internas: (cajas 103-104) diversa documentación, en su mayoría del propio
movimiento, sobre las distintas crisis internas que sufrió.
- Publicaciones: (cajas 105-110) calendario, boletines, puesta en marcha y funcio-
namiento del periódico «Juventud Obrera», ...
- Metodología Jocista: (cajaslll-112) educación-pedagogía, campaña, Revisión de
Vida Obrera, Acción masiva, ...
- Principios ideológico-doctrinales de la JOC: (cajas 113-114) movimiento juvenil,
obrero, cristiano, de masa, ...
- Obrerismo de la JOC/F: (cajas 115-116) en esta sección y en la siguiente de Sin-
dicalismo, la documentación es sólo referente a la participación y relación de la
JOC/F en los conflictos sindicales y obreros.
- Sindicalismo: (caja 117) reivindicaciones, fricciones con el régimen político, etc ...
- Historia de la 10AC/JOC (caja 118)
- Estatutos y Reglamentos de orden interno: (caja 118): diversos estatutos de JOC
yACE.
- Temas Varios: (cajas 119-120) conglomerado de diversos temas: empresas, sexua-
lidad, formación profesional, droga, deporte, tiempos libres, campamentos, clubs
juveniles, barrios, ...
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J
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Sección lOe Internacional
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- JOC/F Asia: (caja 139) apartado dedicado a la documentación sobre el desarrollo
de la JOC en Japón, India, Corea y Filipinas.
- JOC/F Africa: (caja 139) escasa información sobre la situación del movimiento
en algunos países del continente africano, como Ruanda o Sudáfrica.
- JOC/F Oceanía: (caja 139) donde encontramos solamente información sobre Nueva
Zelanda.
- JOC/F Europa: (cajas 140-158) abundante información sobre: Reuniones Gene-
rales Europeas desde el año 1950 con continuidad cronológica; Reuniones Es-
pecializadas desde 1960; Reuniones Generales de Consiliarios desde 1958; Cir-
culares; y diversa información sobre la situación y desarrollo de distintos países
europeos, especialmente, Bélgica y Francia.
Este tercer apartado en que están divididos los fondos del Archivo de la Comisión
Nacional de la JOC consta de 46ccajas, clasificadas mediante seis divisiones temáticas:
- Juventud: relación de la JOC con la Dirección General de la Juventud del Mi-
nisterio de Cultura, con el Instituto de la Juventud, con los distintos organismos
de juventud europea y mundial, ...
- Régimen político español: conflictos laborales, actividad sindical, Legislación la-
boral, partidos y grupos políticos, ...
- Jerarquía eclesiástica
- Partidos políticos y sindicatos: documentación referente a Comisiones Obreras, Unión
Sindical Obrera (USO), PSOE, Organización Revolucionaria de Trabajadores, ...
- Iglesia: Documentación sobre la Comisión Episcopal de Apostolado Social
(CEAS), la Unión Nacional de Apostolado Seglar (UNAS), y sobre aspectos varios
de la Iglesia española.
- Acción Católica Española y sus movimientos: relación con la Dirección Central
de AC y con el resto de los movimientos especializados de AC, tanto obreros
como estudiantiles o rurales.
Esta última división está formado por 8 cajas, que versan sobre la relación del
movimiento con diversas organizaciones internacionales, con la ideología marxista y
capitalista, con el movimiento obrero y el sindicalismo internacional, con la política
y la economía exterior.
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En la primera de ellas, que recibe el nombre de Difusión, aparecen diversas publi-
caciones sin una determinada homogeneidad temática, entre las que destacan los nú-
meros de la «Revista del Instituto de la Juventud» de los años 60 y 70.
La sección más interesante es la referente a la JOCIF Nacional, con un total de 29
cajas. De entre las publicaciones depositadas en ella destaca la colección existente del
«Boletín de Militantes JOAC/JOC», prácticamente completa desde su primer número
en enero de 1950, y del «Boletín de Militantes JOCF» desde 1959. Estos Boletines nos
sirven para estudiar la implantación del movimiento, debido a los datos de militantes
y suscriptores que aparecen en cada número. Del mismo modo, es un excelente com-
plemento de la documentación generada en los Consejos y Reuniones Nacionales, así
como una incomparable fuente para realizar el seguimiento del desarrollo de las dis-
tintas Campañas Nacionales.
Igualmente importante es la destinada a las publicaciones generadas por las distin-
tas comisiones nacionales de JOC europeas. En esta sección destacan los números exis-
tentes del Boletín Informativo de la JOCI pertenecientes a los años 50 y primeros 60,
así como la publicación francesa «Jeunesse Ouvriere JOC».
En el resto de secciones (Laboral, Movimientos, política, religión y varios) encon-
tramos una gran diversidad y variedad de publicaciones propias de cada uno de los
organismos laborales, políticos y religiosos.
.[ Sobre este tema consultar el artículo de MONTERO, F., Fue/lIes escritas)' ora/es fiara la histOria
de la ACE durante el JiWlqltis/llo, «Espacio, Tiempo y Forma. Revista de la Facultad de Geografía e
Historia de la UNED», Serie Y, Historia Contemporánea, t. 10 (1997), pp. 383-406.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
archivos del resto de movimientos apostólicos especializados, sobre todo, los de las
Comisiones Nacionales de HOAC y JEC, que al igual que el de la lOC se encuentran
en un buen estado de conservación y catalogación.
Los archivos de los grupos de oposición al franquismo son igualmente vitales para
evaluar el grado de relación de los militantes jocistas con los de dichas organizaciones
y comparar la percepción que tienen tanto unos como otros de la realidad económica,
política y social en la que se encuentran (Fundación Pablo Iglesias, Largo Caballero,
}O de Mayo ... )
La práctica imposibilidad de consultar los fondos documentales de los archivos de
las altas responsabilidades eclesiásticas, como el del primado de Toledo Pla i Deniel
(que en todo momento mostró y dio su apoyo al desarrollo y la actuación de la Acción
Católica), y sobre todo, en lo que a las organizaciones obreras se refiere, la documen-
tación propia de las comisiones episcopales de apostolado social, nos limita claramen-
te a la hora de realizar nuestra investigación, sobre todo para el periodo de la crisis
de AC. Sin embargo, podemos paliar de alguna forma está imposibilidad gracias a la
recopilación documental llevada a cabo por el obispo Guerra Campos42, obispo con-
siliario y secretario de la CEAS, y por tanto, responsable jerárquico durante la crisis.
Muy relevante resulta la documentación procedente de instancias gubernamentales
por la vigilancia y seguimiento que el régimen tiene de los movimientos especializa-
dos de AC. Entre estos fondos documentales destaca el perteneciente al Gabinete de
Enlace del Ministerio de Información y Turismo, que se conserva en el Archivo General
de la Administración, en la sección del MO de Cultura, donde aparece la preocupación
del gobierno por las actividades llevadas a cabo por estos movimientos, especialmente
en los últimos años del franquismo.
FUENTES ORALES
Una investigación sobre el desarrollo y el papel desempeñado por la lOC durante
el franquismo, se debe apoyar ineludiblemente en testimonios orales, como fuente com-
plementaria del resto de fuentes impresas. Las fuentes archivísticas y bibliográficas,
por un lado, y las fuentes orales, por otro, se deben potenciar y revitalizar entre sÍ. La
labor del historiador especializado en la época franquista es establecer ese diálogo entre
ellas, que dará como resultado una historia más completa y más verídica. Además, en
el caso que nos ocupa su importancia aumenta, no sólo por la supervivencia de los pro-
tagonistas, debido a que la propia naturaleza de estos movimientos especializados de
AC ha dado lugar a la dispersión de cierta documentación impresa.
En cualquier caso, la realización de la encuesta debe basarse en los conocimientos
adquiridos tras la consulta y análisis de las fuentes escritas, lo que nos permitirá con-
42 GUERRA CAMPOS, Crisis y conflicto en la ACE y otros organismos de apostolado seglar desde
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j
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
trastar las diversas versiones e interpretaciones de los acontecimientos que nos pro-
porcionan los distintos protagonistas de esta historia: los militantes, los consiliarios,
la jerarquía eclesiástica, y pos supuesto, las autoridades y funcionarios del régimen es-
pecialmente dedicados a la investigación de las actividades e implicación política de
oposición al régimen de los miembros de los movimientos especializados de AC.
El uso metodológico de las fuentes orales se debe desarrollar mediante la realiza-
ción de entrevistas a personas que puedan aportar testimonios directos relacionados con
el periodo que nos interesa, que nos permitan abrir nuevas perspectivas y posibilida-
des. Por tanto, las personas seleccionadas no deben serlo solamente en función de su
militancia a la JOC, sino también por el hecho de poseer un conocimiento directo de
10 acontecido en ese periodo. Es necesario hacer una diferenciación entre un consi-
liario, un militante activo y comprometido, un dirigente jerárquico, un funcionario·
gubernamental, o simplemente la persona que se moviliza puntualmente frente a de-
terminadas situaciones. Es evidente que entre ellos hay toda una graduación compleja,
sometida a diversas circunstancias, y que debemos tener en cuenta. No puede hacerse
la misma entrevista, por ejemplo, a un militante de base que a un dirigente, si esto no
se tiene en cuenta, es muy probable caer en el defecto de sobrevalorar la actuación
de uno e infravalorar la del otro .
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1. ANTECEDENTES
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institución impulsa, asesora y gestiona los asuntos de la Seguridad Social y colabora
en el fomento de entidades de previsión social. Tiene personalidad, administración y
fondos propios diferentes de los del Estado, así como plena capacidad para adquirir,
poseer y enajenar bienes. Su estructura orgánica es la siguiente:
• En la esfera central: Consejo de Administración, Delegación General y Servicios
Administrativos Centrales.
• En la esfera provincial: Consejos Provinciales, Delegaciones Provinciales.
2 Como veremos, esta fragmentación se hizo mucho mayor durante el régimen franquista.
, Este seguro encuadra a los trabajadores cuyos ingresos no excedan de 4.000 pesetas anuales. Su
financiación viene dada por aportaciones a cargo exclusivo de la empresa que satisface una cuota de O, I O
pesetas por jornada laboral.
4 Ampara a las trabajadoras con igual límite de ingresos fijado para el Retiro Obrero. Las cuotas son
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fue la disposición adoptada en la Constitución Republicana que señala, por primera vez,
como responsabilidad del Estado la creación de un sistema de seguros sociales obliga-
torios. Esta afirmación del papel del Estado como «proveedor social» fue decisiva, ya
que nunca se volvió a cuestionar el carácter estatal de esta función, aún dentro de los
sistemas políticos más dispares.
En la práctica, aún cuando los políticos republicanos intentaron establecer un sis-
tema unificado de seguros sociales, el proyecto legal no fue sometido al Parlamento hasta
poco antes del comienzo de la Guerra Civil. Este hecho hizo que el proceso iniciado
durante la Segunda República se viera frenado para volver a retomarse durante el
franquismo, aunque ya con un carácter diferente en relación con la base ideológica del
nuevo régimen.
Por tanto, los logros reales de la Seguridad Social en España en el momento de la
llegada del Movimiento Nacional se reduCÍan a:
• Sólo estaban implantados tres seguros obligatorios: el Retiro Obrero (o jubilación),
el Seguro de Maternidad, y el Seguro de Accidentes de Trabajo.
• Todos ellos tenían un campo de acción muy restringido, bien por razón de la actividad,
bien por la cuantía de los ingresos.
• Se dejaba el resto de las contingencias a la previsión voluntaria o privada, subsidiada
sólo parcialmente por el Estado.
En resumen, se puede decir que de 1900 a 1936 el sistema de Previsión Social en España
era de tipo voluntario, estimulado por el Estado a través de subsidios, muy fragmentado
en télminos de organización y gestión y que la Seguridad Social había alcanzado un escaso
nivel de desarrollo si se compara con la situación de otros países europeos.
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• El Fuero de los Españoles de 17 de julio de 1945, por su parte dice en su artículo
28 que «El Estado español garantiza a los trabajadores la seguridad de amparo en
el infortunio y les reconoce el derecho a la asistencia en los casos de vejez, muerte,
enfermedad, maternidad, accidentes del trabajo, invalidez, paro forzoso y demás
riesgos que pueden ser objeto de Seguro Social».
• La ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional de 17 de mayo de
1958, dice en su principio IX: «Todos los españoles tienen derecho ( ... ) a los
beneficios de asistencia y seguridad sociales ( ... )>>.
Todas estas normas constituyen la base del régimen de Seguridad Social español y
de las realidades sociales establecidas para su desarrollo, dentro de las cuales figura la
misión asistencial de la Organización Sindical Española, que, por medio de servicios,
obras y sindicatos colabora en la gestión de la función asistencial general del Estado.
Concretamente, los fundamentos normativos de esa vertiente asistencial dentro del
sindicalismo están contenidos en:
• El citado Fuero del Trabajo, declaración XIII, punto 6° que dice: «El Sindicato
Vertical podrá iniciar, mantener y fiscalizar organismos de investigación, educación
moral, física y profesional, previsión y auxilio, y los de carácter social que inte-
resen a los elementos de la producción».
• La ley de Unidad Sindical, de 26 de enero de 1940, en su artículo l que dice: «La
Organización Sindical de FET y de las JONS es la única reconocida con perso-
nalidad suficiente por el Estado ( ... ) para hacer llegar hasta él las aspiraciones y
necesidades que en el orden económico y social sean sentidas por los elementos
productores de la Nación ( ... )>>.
• La ley de bases de la Organización Sindical de 6 de diciembre de 1940, en su artículo
16, punto 5° dice que las Central Nacional Sindicalista, «por sí o a través de los
sindicatos y hermandades sindicales locales ( ... ) tendrán a su cargo: ( ... ) coadyuvar,
en su esfera, al funcionamiento de las instituciones creadas en materia de coloca-
ción, cooperación, previsión, crédito, etc.».
402
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
• El Consejo Político Sindical, estableció en las bases de la futura acción sindical
de l de septiembre de 1952 «la ampliación gradual de las funciones de las enti-
dades sindicales, añadiendo a las de carácter económico y social ( ... ) las de tipo
asistencial» .
• El preámbulo de la orden general de la Delegación Sindical número 55 de sep-
tiembre de 1952, que concreta la idea anterior.
2.2. ORGANIZACIÓN
"l."
}, " La Organización Sindical española. P. 137. Madrid, Escuela Sindical. 1961.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2000 - El franquismo, el regímen y la oposición. : actas de las IV Jornadas de Cas[...
La Vicesecretaría Nacional de Obras Sindicales es el órgano ejecutivo de la Dele-
gación Nacional de Sindicatos especializado en el despacho y propuesta de los asuntos
de carácter asistencial en la Organización Sindical. Creada por la citada orden que le
encomendaba todo lo relacionado con la organización y funcionamiento de las Obras
Sindicales existentes o que se creasen, desapareció al poco tiempo atribuyéndose sus
funciones a la Secretaria Nacional de Sindicatos y a las Vicesecretarías Nacionales de
Ordenación Social y de Ordenación Económica. Restablecida posteriormente, funciona
sin reglamentación propia hasta el Estatuto de la Función Asistencial.
En cada una de las provincias del Estado español se establece una Vicesecretaría
Provincial de Obras Sindicales (orden de servicio número 102 de 24 de mayo de 1945
y Estatuto de la Función Asistencial, artículo 49) que posee un doble carácter: por un
lado funciona como órgano ejecutivo especializado de su respectiva Delegación Provin-
cial de Sindicatos y por otro como órgano técnico de la Vicesecretaría Nacional en el
ámbito provincial. Dependen directamente del Delegado Provincial y en el desempeño
de sus funciones de la Vicesecretaría Nacional de Obras Sindicales. Entre sus funciones
destacamos:
• La coordinación y ejecución de las disposiciones dictadas por el Vicesecretario
Nacional de Obras Sindicales
• El asesoramiento, iniciativa y gestión de las disposiciones del Delegado Provincial
en materia asistencial
• La coordinación y fiscalización de la obra asistencial desarrollada en la provincia
por las entidades y obras sindicales.
Las Obras Sindicales son los órganos ejecutivos de la función asistencial. Dependen
de la línea de mando de la Delegación Nacional de Sindicatos a través de la Vicesecretaría
de Obras Sindicales. Estas son: Obra Sindical de Artesanía, de Educación y Descanso,
del Hogar, del 18 de Julio, de Colonización, de Formación Profesional, de Previsión
Social, de Cooperación y de Lucha contra el Paro. La mayoría fueron creadas por
sucesivas órdenes de la Delegación Nacional de Sindicatos entre los años 1939 y 1942,
respondiendo al espíritu del Fuero del Trabajo. La circular de la Delegación Nacional
de Sindicatos de 21 de octubre de 1940 crea las Jefaturas de Obras Sindicales en el
ámbito provincial de las que dependerán, con carácter de Secretaría, las Obras Sindi-
cales existentes en este momento. El Estatuto de la Función Asistencial atribuye, cuan-
do sea posible, su jefatura al Secretario General o al personal rector de la Vicesecretaría
Provincial de Obras Sindicales. Poseen distintas finalidades y su estructura orgánica,
por tanto, es diferente en lo que respecta a sus funciones específicas, si bien se advierte
en ellas la existencia de órganos de idéntica naturaleza y funciones. Estos son en el ámbito
nacional:
• El Jefe Nacional, que tiene a su cargo la dirección y responsabilidad del funcio-
namiento de la Obra Sindical respectiva desarrollando las funciones específicas que
el Estatuto le atribuye en su artículo 107.
• El Secretario Nacional auxilia y sustituye en su caso al Jefe Nacional, dirige la
ordenación de gastos y funcionamiento de la Comisión Ejecutiva Delegada, osten-
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ta la jefatura administrativa de todos los servicios y departamentos, es jefe de
personal y en general toma las iniciativas que estime convenientes dentro de las
normas establecidas por la Organización Sindical para la mejor ordenación y
rendimiento de los servicios administrativos. Sus funciones se especifican en el
artículo 112 del Estatuto.
• El Consejo Asesor Nacional desenvuelve funciones planificadoras de iniciativa,
asesoramiento y estudio sobre las cuestiones más generales en el seno de cada Obra
Sindical. Sus funciones se describen en los artículos 121 y 122 del Estatuto.
• La Comisión Ejecutiva Delegada de la Junta Económica Administrativa de la
Delegación Nacional de Sindicatos tiene atribuidas las funciones de conocimiento
y deliberación acerca del desenvolvimiento económico-administrativo de la Obra
Sindical de acuerdo al reglamento económico-administrativo de la Delegación
Nacional de Sindicatos.
También son idénticos en las Obras Sindicales los llamados Servicios Generales o
Técnico-Administrativos (Administración, Intervención, Estadística y Publicaciones)
cuyas funciones son análogas a las de esos mismos servicios en las demás unidades
sindicales.
El Estatuto dice que las provincias se clasificarán en categorías desde el punto de
vista de las actividades asistenciales encomendadas a cada Obra Sindical. En el ámbito
provincial se desarrollará la siguiente estructura orgánica:
• La Jefatura Provincial que actuará como organismo informativo y ejecutivo de las
funciones encomendadas a aquellas Obras que se vayan a desarrollar o lo estén
haciendo en el ámbito de su jurisdicción (artículo 155).
• La Secretaría, de funciones análogas a la Secretaría Nacional.
• Los Departamentos que se crea necesario establecer al efecto de cumplir los fines
que se les atribuyen.
7 Las fuentes que hemos consultado ofrecen fechas diferentes para la creación de la Obra Sindical
18 de Julio. Por ejemplo «Los sindicatos en España: líneas generales para su actuación» apunta que fue
creada por orden de la Delegación de 18 de julio de 1940, otras señalan el 9 de octubre. Nosotros no
hemos podido constatar ninguna de ellas. La primera prueba fehaciente que tenemos de su existencia
es la circular de la Delegación Nacional de Sindicatos de 27 de julio de 1940 donde se aclara cual es
la participación económica exigible a las empresas como aportación a la Obra Sindical.
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Enfermedad, colaborando con el Instituto Nacional de Previsión y demás organismos
oficiales del Estado en los siguientes campos:
• Asistencia sanitaria a los trabajadores y sus familias.
• Seguridad, higiene y salud corporal en el trabajo.
• Asistencia médico-farmacéutica y prestación económica durante las enfermedades.
• Reeducación y recuperación profesional, etc.
• Prestación de asistencia sanitaria a los Montepíos y Mutualidades Laborales y Cajas
de Empresas.
s Es un seguro obligatorio para aquellos trabajadores cuyos ingresos no excedan de un límite deter-
minado implantado por la ley de 14 de diciembre de 1942 de Implantación del Seguro Obligatorio de
Enfermedad, euyo reglamento se aprueba por decreto de Ministerio de Trab,~o de 11 de noviembre de 1943.
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activa hasta el real decreto ley 31/77 de Jefatura de Estado de 2 de junio que extingue
la sindicación obligatoria y la cuota sindical, reforma las estructuras sindicales y
reconvierte la Administración Institucional de Servicios Socio-profesionales.
Además de estos organismos existe en el marco de la Organización Sindical el Servicio
Sindical del Seguro de Enfermedad, cuya creación y facultades aparecen recogidas en
1, las órdenes número 68 de la Secretaría General del Movimiento de 11 de mayo y número
1:
l.·,
97 de 7 de agosto de 1944, con la misión de coordinar las Obras de 18 de Julio y Previsión
Social y servir de puente entre estas y el Instituto Nacional de Previsión. Estos servicios
"r
1: tienen el carácter de entidad colaboradora del Seguro de Enfermedad y gestora de los
!' Servicios Sociales Unificados (vejez e invalidez, subsidios familiares, enfermedad, paro
tecnológico ).
• Como entidad colaboradora su finalidad se contrae al cumplimiento de los propios
fines del Seguro de Enfermedad:
l. Prestaciones económicas y sanitarias en los casos de enfermedad y maternidad.
2. Indemnización por gastos funerarios al fallecer el asegurado.
• Como entidad gestora tiene facultad para proceder a la recaudación de cuotas de
todos los seguros sociales unificados, si bien circunscrita a las empresas y pro-
ductores afiliados, a efectos de Seguro de Enfermedad, en aquellos servicios.
Si bien no existe ningún tipo de norma que regule la estructura de las Jefaturas
Provinciales de los Servicios, entendemos que esta partiría de la adopción del modelo
nacional y su modificación y adaptación en función de las necesidades de cada Jefatura
Provincial.
La desaparición del Servicio Sindical del Seguro de Enfermedad viene dada por la
puesta en práctica de la ley de bases de la Seguridad Social 163/1963 de 28 de diciem-
bre y la orden del Ministerio de Trabajo de 21 de enero de 1965 que declara extinguido
con efectos de 1 de febrero de 1965 el régimen de gestión delegada del Instituto Na-
cional de Previsión, que en la práctica del Seguro Obligatorio de Enfermedad viene
realizando la Organización Sindical a través de los Servicios Sindicales del Seguro de
Enfermedad. Asimismo establece la fase de cierre y la documentación que se ha de
entregar a la Dirección Provincial del Instituto Nacional de Previsión.
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4. FONDOS PARA EL ESTUDIO DE LA FUNCIÓN ASISTENCIAL
EN EL RÉGIMEN FRANQUISTA EN EL ARCHIVO HISTÓRI-
CO PROVINCIAL DE LUGO
El fondo documental de la Delegación Provincial de Sindicatos de Lugo, y con él
. la documentación de Obras y Servicios Sindicales, fue transferido al Archivo Histórico
Provincial de Lugo el 30 de julio de 1979. Como hemos visto los organismos que ejercen
la función asistencial sindical se vinculan jerárquicamente a la Delegación Nacional de
Sindicatos por lo que sus fondos forman parte de su cuadro de clasificación JO que no
incluimos por falta de espacio, limitándonos a desglosar los cuadros correspondientes
a los organismos que son objeto de esta comunicación. Estos cuadros, de naturaleza
orgánico-funcional han sido realizados adaptando los de las Jefaturas Nacionales!! según
la legislación correspondiente a cada obra y la propia documentación. A continuación
expondremos los cuadros de clasificación y las distintas series, teniendo en cuenta que
hemos procurado mantener siempre que ha sido posible las denominaciones que utiliza
la Institución. Tenemos que resaltar el carácter fragmentario de las series, debido pro-
bablemente a la propia naturaleza de los organismos.
[O Existen varias propuestas de cuadros de clasificación de las Delegaciones de Sindicatos, por ejemplo
del Instituto Nacional de Previsión teniendo en cuenta que este organismo mantiene las actividades de aquella,
cuidando especialmente que en ningún momento quede alterada la prestación del servicio sanitario.
[J La orden de la Delegación Nacional de Sindicatos número 14 de 7 de noviembre de 1942 que
regula las plantillas y organización de Obras Sindicales, clasifica las Jefaturas Provinciales en cuatro
categorías y encuadra la de Lugo entre las de tercera.
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- Acuerdos de la Comisión Gestora de la Obra Sindical 18 de Julio.
- Acuerdos del Consejo de Admón. Provincial de Obras Sindicales.
- Actas de propuestas de baja de material de centros Sanitarios.
- Actas de recepción de material de Centros Sanitarios.
- Anteproyecto del Presupuesto.
- Estado de previsión de gastos.
- Notificaciones de ingresos de cuotas de afiliación.
- Balances de actividades.
2. SECRETARÍA GENERAL
2.1 REGISTRO Y ARCHIVO
- Correspondencia.
- Libros-registro de entrada.
- Libros-registro de salida.
2.2 GESTIÓN DE PERSONAL
- Relaciones de partes de altas y bajas por enfermedad.
- Encuestas sobre atención médica.
2.5 ESTADÍSTICA
- Partes de actividades.
- Partes de morbilidad.
2.6 ADMINISTRACIÓN
2.6.I.ORDENACIÓN DE GASTOS
- Expedientes de ingresos y gastos de administración de centros sanitarios.
3. SERVICIOS
3.1 AFILIACIÓN
- Expedientes de afiliación a ORAC014.
- Expedientes de altas y bajas de pensionistas.
3.2 COTIZACIÓN
- Expedientes de cargos por cuotas de afiliación a Montepíos y Mutualidades
Laborales.
- Expedientes de cobros de cuotas del Seguro Libre de Enfermedad.
- Liquidación de cuotas de afiliación de jerarquías y funcionarios del movi-
miento.
3.4 SERVICIOS MÉDICOS
3.4.1 MEDICINA PREVENTIVA
- Fichas Sociales.
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DIRECCIÓN TÉCNICA PROVINCIAL DE LUGO
l. DIRECTOR PROVINCIAL
1.1 SECRETARÍA PARTICULAR
- Actas de visita a las Comisiones Locales de la Mutualidad Agraria.
- Anteproyecto del presupuesto de gastos.
- Estados del presupuesto provincial.
- Expedientes de compra de impresos.
- Facturas de cargos por cupones a las Comisiones Locales de la Mutualidad
Agraria.
- Facturas de láminas de cotización individual de mutualistas devueltas al 1 N.P.
- Liquidaciones de las Comisiones Locales de la Mutualidad Agraria.
2. SECRETARÍA GENERAL
2.1 REGISTRO Y ARCHIVO
- Correspondencia.
2.2 ESTADÍSTICA Y MEMORIAS
- Estadillos de clasificación profesional de trabajadores agrícolas.
- Estadillos de los pagos mensuales del subsidio de vejez en la rama agropecuaria.
- Memorias de actividades.
- Relaciones de documentación enviada al I.N.P. para su tramitación.
2.3 PERSONAL
- Expedientes de cobro de cuotas· mensuales por Seguros Sociales, Cuota
Sindical y Formación Profesional.
- Expedientes personales de corresponsales.
- Fichas de corresponsales.
- Nóminas de gratificación de personal de la Sección de Accidentes de Trabajo.
- Nóminas de subsidio familiar.
- Recibos de cobros de haberes por personal facultativo.
3. SERVICIOS
3.1 PREVISIÓN SOCIAL OBLIGATORIA
3.1.1 SEGUROS SOCIALES UNIFICADOS
- Censo laboral Agrícola.
3.1.2 ACCIDENTES DE TRABAJO Y ENFERMEDADES PROFESIONA-
LES
- Expedientes de prestación de asistencia jurídica a trabajadores.
- Notificaciones de concesión o modificación de pensión por accidente
o enfermedad.
3.1.3 MUTUALISMO LABORAL
- Actas de la Comisión deTtrabajo sobre comprobación del censo de trabaja-
dores de la Mutualidad Agraria.
- Actas de reuniones de las Comisiones Locales de la Mutualidad Agraria.
- Actas de reuniones de Mutualidades Provinciales.
- Expedientes de envío de boletines de afiliación a la Mutualidad Laboral
de Trabajadores Autónomos.
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3.1.4 SEGURIDAD E HIGIENE EN EL TRABAJO
- Expedientes de cursos de Seguridad e Higiene en el Trabajo.
Está constituido por 188 unidades de instalación y abarca desde 1944 hasta 1965,
fecha de desaparición del Servicio.
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- Correspondencia.
- Expedientes de declaración de beneficiarios del Seguro de Enfermedad.
- Expedientes de elección de Entidad Colaboradora.
- Expedientes de empresas con asegurados.
- Fichas de asegurados dados de baja.
- Partes de variación de asegurados.
- Relaciones de empresas con altas y bajas de asegurados.
- Matrices de volantes de reconocimiento médico en el e.xtranjero.
3.2. COTIZACIÓN
- Correspondencia.
- Expedientes de ingreso por cobro de cuotas mensuales por seguros sociales,
cuota sindical y formación profesional.
- Fichas de cotización de empresas.
3.3. PRESTACIONES ECONÓMICAS
- Certificaciones médicas de embarazo.
- Certificaciones de paro.
- Documentos maternales.
- Expedientes de beneficiarias de prestaciones económicas por maternidad.
- Expedientes de beneficiarios de prestaciones económicas por enfermedad.
- Expedientes de larga enfermedad con derecho a prestación.
- Expedientes de larga enfermedad sin derecho a prestación.
- Expedientes de pago de prestaciones económicas por enfermedad, materni-
dad y defunción.
- Notificaciones de parto.
- Partes de enfermedad.
- Partes de situación de enfermos.
- Partes finales de lactancia.
- Relaciones de documentos maternales expedidos.
3.4. INSPECCIÓN DE RECETAS (FARMACIA)
- Estadillos de promedio mensual de gastos de farmacia.
- Fichas de bajas en farmacia de asegurados.
- Recetas de medicamentos y material sanitario.
3.5. GESTIÓN DE ZONAS MÉDICAS
- Correspondencia.
- Estadillos de haberes de personal sanitario.
- Expedientes de contabilización de asegurados adscritos a cada médico.
- Facturas de facultativos por servicios.
- Fichas de personal sanitario en activo.
- Fichas médicas.
- Nóminas de personal sanitario.
- Notificaciones del Inspector Médi~o-Provincial del I.N.P. al S.S.S.E. de los
servicios prestados por facultativos.
- Partes de consulta y hospitalización.
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- Recibos de cobros de haberes por personal sanitario.
- Relaciones de pagos realizados por giro postal.
- Relaciones de transferencias a personal facultativo.
- Resguardos de pagos por giro postal.
4. ADMINISTRACIÓN
4.1. CONTABILIDAD
- Asientos de apertura de contabilidad.
- Balances de comprobación y saldos.
- Correspondencia.
- Cuenta de ingreso~ mensuales por Seguros Sociales, Cuota Sindical y
Formación Profesional.
- Cuenta de presupuestos y gastos de administración y Centros Sanitarios.
- Cuenta mensual del Presupuesto de Administración.
- Cuentas recíprocas generales entre el I.N.P. y la Delegación Provincial de
los S.S.S.E.
- Expedientes de cargos del I.N.P. a los S.S.S.E por utilización de Institucio-
nes Sanitarias y medicamentos de envase clínico.
- Expedientes de cierre de contabilidad.
- Expedientes de conciliación de cuentas entre el I.N.P. y S.S.S.E.
- Expedientes de contabilidad de gastos de alimentación de Centros Sanitarios.
- Expedientes de ingresos y gastos de administración de Centros Sanitarios.
- Expedientes de justificación de contabilidad.
- Expedientes de pago de servicios sanitarios y farmacéuticos.
- Expedientes de regularización de cargos entre los S.S.S.E. y el I.N.P. por
utilización de instituciones sanitarias y medicamentos de envase clínico.
- Matrices de facturas por gastos de hospitalización en Centros Sanitarios.
- Libros registro de pagos de los S.S.S.E.
- Libros mayores de operaciones.
- Libros mayores auxiliares de contabilidad.
- Libros de caja.
- Libros diarios de operaciones.
- Libros de cuentas «Jefatura Superior de los Servicios Sindicales del Seguro
de Enfermedad».
- Partes de tesorería.
- Proyecto del presupuesto.
- Registro general de hospitalizaciones.
- Relaciones nominales del movimiento de enfermos e importe de los gastos
ocasionados por los mismos.
4.2. INTERVENCIÓN
- Correspondencia.
- Expedientes de liquidación del presupuesto de gastos para administración
y Centros Sanitarios.
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5. CONCLUSIONES
6. BIBLIOGRAFÍA Y LEGISLACIÓN
6.1. BIBLIOGRAFÍA
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6.2. LEGISLACIÓN BÁSICA
Ij Además de la legislación citada existen muchas otras normas, fundamentalmente circulares y órdenes
de servicio de los distintos organismos de la Delegación Nacional de Sindicatos que regulan el funcio-
namiento de estas instituciones, que nos es imposible recoger aquí por falta de espacio.
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Orden de servicio número 347 de la Delegación Nacional de Sindicatos de 4 de marzo
de 1960 que establece las ordenanzas generales de la Obra Sindical de Previsión
Social.
Orden de servicio número 362 de la Delegación Nacional de Sindicatos de 25 de junio
de 1962 de funcionamiento económico administrativo de la Obra Sindical 18 de Julio.
Orden-circular número 5 de la Obra Sindical 18 de Julio de l de marzo de 1968 de
normas de procedimiento económico administrativo.
Orden-circular número 7 de la Obra Sindical 18 de Julio de 4 de marzo de 1968 de
normas de procedimiento económico administrativo.
Orden del Ministerio de Trabajo de 26 de junio de 1976 sobre asistencia al colectivo
de pensionistas del la extinguida Obra Sindical del 18 de Julio.
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FUENTES DOCUMENTALES PARA EL
ESTUDIO DEL FRANQUISMO EN EL ARCHIVO
HISTÓRICO PROVINCIAL DE CUENCA
Artes, artículo l.
2 En adelante, A.H.P.Cu.
3 Orden de 18 de diciembre de 1948, del Ministerio de Educación Nacional, por la que se crea el
A.H.P.Cu., B.O.E. de II de enero de 1949.
4 Decreto 914/1969, de 8 de mayo, del Ministerio de Educación y Ciencia, artículo 5.
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ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA
AUDIENCIA PROVINCIAL DE CUENCA
INTERIOR
Gobierno Civil
j Seguimos el Cuadro de Clasificación de los Gobiernos Civiles publicado en Normas para el tra-
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J
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Relaciones Interministeriales; Coordinación Provincial; Relaciones con la Adminis-
tración Autonómica: Comisión Provincial de Servicios Técnicos (Libros de actas, Libros
de registro de entrada y salida). Además de los libros, la documentación conservada de
:J esta Comisión Provincial se refiere a obras realizadas en toda la provincia entre los años
50 y 70, por tanto ofrece interesantes posibilidades de investigar la evolución urbanística,
de infraestructuras y socioeconómica de cada lugar. Esta documentación es la siguiente:
- Expedientes de sesiones de la Comisión.
- Expedientes y proyectos de obras: Abastecimiento de aguas, alcantarillado, urbani-
zación, pavimentación y saneamiento, construcción y reparación de caminos vecina-
les, acondicionamiento de zonas turísticas, construcción de: viviendas, centros de higie-
ne, casas consistoriales, casas de médicos, escuelas, mercados de abastos, matade-
ros municipales, puentes, instalaciones deportivas, cementerios, centros sanitarios;
encauzamiento de aguas pluviales, depósitos de agua, instalaciones telefónicas.
- Informes geológicos e hidrogeológicos y de pozos de abastecimiento.
Comisión Delegada de Transportes y Comunicaciones (Libro de actas), Comisión
Provincial Delegada de Montes (Libros diarios de operaciones-planes de mejora, Libros
de registro de entrada y salida y Libros Mayores).
COMERCIO
Delegación Provincial de Abastecimientos y Transportes
EDUCACIÓN
Delegación Provincial de Educación y Ciencia
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del Magisterio, Calendarios escolares, Informes sobre colonias y bibliotecas, Expedientes
sobre analfabetismo, Expedientes de maestros y Estadísticas de alumnos matriculados.
SANIDAD
Delegación Provincial
TRABAJO
Dirección Provincial
MOVIMIENTO NACIONAL
Jefatura Provincial del Movimiento
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De Secretaría destacaremos: Libros de registro de entrada y salida de documentos,
Informes de las Jefaturas Locales, Planes de acción política, Memorias de actividades,
Inventarios de bienes, Solicitudes de ingreso en Falange Española, Listas de afiliados
al Movimiento, etc.
De Personal: Nóminas, Relaciones de dietas y Justificantes de haberes de personal
no funcionario.
De Tesorería y Administración: Circulares, Informes, Actas de inspección, Cuentas,
Presupuestos, Libros de balances de la obra de ayuda al camarada, Libros de Actas de
la Junta Económica, Inspecciones administrativas, Proyectos de instalaciones, etc.
Del Patronato para la mejora de la vivienda rural: Actas de sesiones del Patronato,
Solicitudes de ayudas, Memorias de actividades, Actas de la Junta Rectora, Estatutos
y Reglamentos, Balances, Presupuestos, Censos de necesidades, Libros de registro de
entrada y salida de correspondencia, etc.
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DELEGACIÓN PROVINCIAL DE EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES
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material, Personal, además de un interesante Archivo Fotográfico del que se han rea-
lizado índices: onomástico, geográfico, cronológico y materias.
ADMINISTRACIÓN LOCAL
ARCHIVOS MUNICIPALES
GOBIERNO-CONCEJO
Registros de actas de sesiones y Expedientes de sesiones.
Boletines y Estadísticas remitidas al SPIACL.
Actas de visita para el examen y censura de la gestión económico-administrativa de
los Gobiernos Civiles.
Estadísticas de necesidades y servicios.
Instrucciones a individuos procedentes del ejército rojo.
Expedientes de cargos públicos: nombramiento, destitución y dimisión.
ALCALDE
A partir de 1939 en los municipios se producirán verdaderos cambios: la existencia
de un partido único que concentra funciones legislativas y ejecutivas en el Jefe del Estado
tendrá su repercusión en el ámbito local en la figura del alcalde, que actúa como jefe
único concentrando poderes, funciones y responsabilidades. El reflejo documental será:
7Ley 4/1990, de 30 de mayo (Diario Oficial de Castilla-La Mancha, n° 41, 13 de junio de 1990).
x Grupo de Trabajo de Archiveros Municipales de Madrid. Cuadro de organización de fondos de
Archivos Municipales: Ayuntamientos de tercera categoría. Madrid, 1985.
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Bandos.
Certificados de moralidad y buena conducta.
Salvoconductos y pasaportes.
Relaciones de afiliados a la Jefatura Local del Movimiento.
Libro de resoluciones de la alcaldía.
Solicitudes de ingreso en la Jefatura Local del Movimiento.
Censos de afiliados a la Junta Local de Movimiento.
Relación de detenidos del ejército rojo.
Relación de excombatientes.
Correspondencia de la Jefatura Local del Movimiento.
Presentación de individuos en libertad vigilada.
Relaciones de vecinos que entregan billetes y monedas para el canje con el Banco
de España.
SECRETARÍA
Correspondencia.
Estadísticas de necesidades.
Registros de entrada y salida de documentos.
PATRIMONIO
Expedientes de disfrute y aprovechamiento de bienes.
Expedientes de donación.
Inventarios de bienes.
PERSONAL
Expedientes de jubilación.
Expedientes de nombramiento.
Expedientes de selección de personal.
Liquidaciones a la mutualidad.
Expedientes de prestación social: ayudas sociales.
Plantillas.
OBRAS Y URBANISMO
Licencias de apertura de actividades molestas, insalubres, nocivas y peligrosas.
Registros de industrias.
Expedientes de obras municipales: conservación, edificación y urbanización.
Expedientes de obras para mitigar el paro obrero.
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Junta de Recuperación Agrícola.
Comité Local de Guardería Rural.
Junta Local de Ordenación Rural.
Comisión Municipal del Censo Agrario.
Junta Local Vitivinícola.
Junta Local de Ordenación de Riesgos.
Junta Local de Incautación de Fincas Rústicas.
Junta Local de Informaciones Agrícolas.
Junta Municipal de Subsidios Familiares en la Agricultura.
Junta Local de Policía Rural.
Comisión Local Informativa del Crédito Agrícola.
La Junta Local Agrícola y la Junta de Informaciones Agrícolas, junto con la Junta
Local de Policía Rural y la Junta Local de Fomento Pecuario, traspasarán sus servicios
a la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos, en 1954.
ABASTOS Y CONSUMO
Expedientes de sesiones de Juntas:
Junta Local de Recursos.
Junta Local de Derramas de Ganados.
Junta Repartidora de Cupos.
Expedientes de policía de abastos:
Autorizaciones de ventas.
Conduces y guías.
Declaraciones de las almazaras.
Declaraciones de cosechas y existencias.
Declaraciones de ganados y patatas.
Declaraciones de productos y almacenistas.
Mapas de abastecimiento.
Liquidaciones de cupones de abastecimiento.
Cartillas de racionamiento.
Censos de racionamiento.
Censos ganaderos.
Tarjetas de abastecimiento.
Partes de inspección.
Relación de productores y almacenistas.
Relaciones de cupos individuales de entrega forzosa de productos.
PÓSITO
Registros de sesiones de la Junta Administradora de capital.
Partes mensuales y movimientos de fondos.
l. Relaciones de deudores.
~/· '·
l
Obligaciones a favor del pósito .
.,
,
.~' .
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SANIDAD, BENEFICENCIA Y ASISTENCIA SOCIAL
Registros de actas y Expedientes de sesiones de:
Junta Municipal de Sanidad y Beneficencia.
Comisión Local de Ayuda Familiar.
Comisión Local de Beneficencia.
Junta Local de Protección de Menores.
Junta Local de Subsidio al Combatiente.
Comisión Local de Auxilio y Protección de ancianos, enfermos e infancia.
Fichas sanitarias de ciudades y villas.
Expedientes de prestación social:
Día del plato único y sin postre.
Asistencia a comedores.
Auxilio por ancianidad.
Ayuda por enfermedad.
Registros de asistencia médico-farmacéutica gratuita.
Fichas de cuestionario higiénico-sanitario.
Cuestionario del Comité Local de Refugiados.
EDUCACIÓN
Registros de actas y expedientes de sesiones de:
Consejo/Junta Local de Primera Enseñanza.
Junta Municipal de Educación Nacional.
Junta Local de Instrucción Pública.
Censos de analfabetos.
Censos de escolares.
POBLACIÓN
Registros de actas y expedientes de sesiones de la Junta Municipal del Censo de
Población.
Censos generales de la Nación.
Censos de población y viviendas.
Padrones de habitantes.
QUINTAS
Expedientes de reclutamiento.
Expedientes personales.
ELECCIONES
Registro de actas y expedientes de sesiones de la Junta Municipal del Censo Electoral.
Expedientes de elecciones:
Compromisarios para Consejeros Nacionales del Movimiento.
Compromisarios para Procuradores a Cortes.
Compromisarios para Diputados Provinciales.
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...
Senadores.
Concejales.
Procuradores en Cortes de representación familiar.
Expedientes de referéndums:
Ley de· Sucesión a la Jefatura del Estado.
Proyecto de Ley Orgánica del Estado.
Proyecto de Ley de Reforma Política.
Censos electorales.
SEGURIDAD CIUDADANA
Registro de actas de la Junta de Evacuados de Guerra.
HACIENDA
Presupuestos ordinarios y extraordinarios.
MatrÍCulas fiscales.
Padrones fiscales.
Repartimientos.
Expedientes de embargos.
Relaciones de deudores.
Censos de requisición militar.
Expedientes de suministros al ejército.
Relaciones de contribuyentes:
Dinero y trigo en beneficio de las milicias.
ADMINISTRACIÓN INSTITUCIONAL
ADMINISTRACIÓN INSTITUCIONAL DE SERVICIOS SOCIOPROFESIONALES
Delegación Provincial
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Servicio de Información Sindical: Correspondencia, Crónicas e Informes y Resúme-
nes de prensa. Asesoría eclesiástica: Correspondencia.
Sindicatos (Alimentación, Cereales, Ganadería, Olivo y vid, Actividades diversas,
Agua, gas y electricidad, Banca, bolsa y ahorro, Información, Papel y artes gráficas,
Piel, Textil, Combustible, Industrias químicas, Metal, Seguro, Transportes y comuni-
caciones, Madera y corcho, Vidrio y cerámica, Actividades sanitarias, Espectáculo,
Hostelería y turismo, Federación sindical de comercio, Enseñanza).
Intervención: Nóminas, fichas presupuestarias. Convenios Colectivos: Actuaciones,
Libros de registro de convenios.
Administración, Servicio Jurídico Laboral: Expedientes de ejecuciones.
Junta de Conciliación Sindical: Expedientes.
Formación Sindical: Correspondencia, Presupuestos e Inventarios.
Educación y descanso: Correspondencia y Actividades específicas.
Artesanía: Correspondencia y Expedientes.
Registro Provincial de Entidades, Obra de Previsión Social: Expedientes personales
de corresponsales, Liquidaciones mensuales de comisiones locales, Memorias anuales.
Obra del Hogar y Estadística: Expedientes de construcción, Contratos y Estadísticas.
Secretariado de Asistencia y Promoción: Correspondencia, Expedientes de becarios.
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...J
Delegación Comarcal de Molilla del Palancar
POSIBILIDADES DE INVESTIGACIÓN
A través de toda esta documentación las posibilidades de investigación, junto con
el complemento de otras fuentes históricas depositadas en otros centros, son muy amplias:
Sociedad, Economía, Urbanismo, Política, Cultura, etc. Y como complemento impor-
tante para abordar el estudio de todos estos aspectos en esta época, en el A.H.P.Cu.
se conserva la Biblioteca que se transfirió junto con la documentación, formando parte
de ella libros, folletos y publicaciones periódicas, referentes a actividades deportivas,
historia política, discursos y mensajes de Franco, cine y televisión, comunismo y so-
cialismo, legislación, economía, estadísticas nacionales, regionales y provinciales,
Marruecos y Sahara, publicidad, iglesia, turismo, pensamiento político, planes de de-
sarrollo, familia, cultura y educación, estadísticas agrarias, sindicalismo, etc.
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LA JURISDICCIÓN SOCIAL EN EL RÉGIMEN
FRANQUISTA: LA MAGISTRATURA DE
TRABAJO DE LA PROVINCIA DE LUGO
1. INTRODUCCIÓN
El fondo documental de la Magistratura de Trabajo que custodia el Archi vo His-
tórico Provincial de Lugo, objeto de este estudio, abarca de 1938 a 1960. El trabajo
que se presenta ahora se ha centrado en este período, por lo que la legislación utilizada
no va más allá de 1960, aunque hemos incluido una referencia a aquella que se con-
sidera fundamental para el estudio de las Magistraturas desde 1960 hasta 1988, año
en que estas desaparecen por la ley de Demarcación y Planta Judicial que las sustituye
por los Tribunales de lo Social l . Esta sustitución se hizo siguiendo las pautas señala-
das por la ley orgánica del Poder Judicial de 1985, sobre la que se apoya «el cumpli-
miento de los fines constitucionalmente atribuidos al Poder Judicial en el Estado Social
y Democrático de Derecho». Esta ley distingue perfectamente la separación de pode-
res, dándole al Judicial toda la independencia con respecto al Ejecutivo que no había
disfrutado en el régimen franquista, como no puede ser menos para una de las fun-
ciones estatales básicas y da lugar a la configuración de uno de los poderes cuyo
ejercicio independiente, sin otra sumisión que a la Constitución y al imperio de la ley,
constituye pilar fundamental de todo Estado de Derecho.
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2. ANTECEDENTES
niños, en su artículo 7° establece la creación de Juntas Locales y Provinciales con carácter provisional
enunciando su composición y las funciones que desempeñan: inspección de centros de trabajo, forma-
ción de estadísticas de trabajo y de jurados mixtos y atención de reclamaciones. Estas Juntas se orga-
nizan por decreto 9 de junio de 1900, pero la ineficacia de su funcionamiento hace necesaria su reor-
ganización mediante la real orden de 3 de agosto de 1904 pasando a llamarse Juntas Locales y Pro-
vinciales de Reformas Sociales constituidas en los Ayuntamientos en que radique alguna industria o similar
que suponga la existencia de obreros y patronos. Tienen las competencias que les atribuyen el regla-
rriento pára aplicació~ de la ley de Accidentes de Trabajo de 28 de julio de 1900, disposición transitoria,
que les adjudica la función de jurados mixtos, mientras estos no existan; el reglamento para la apli-
cación de la ley del 13 de marzo y el real decreto de 20 de junio de 1902 que les encomienda el arbitrio
en cuestiones de incumplimiento de contrato; desarrollando especialmente esta real orden la función de
inspección del trabajo. Su constitución, cualquier variación en su composición y los acuerdos que adopten
deben comunicarse al Instituto de Reformas Sociales. La ley de Tribunales Industriales en artículo adicional
dispone que «además de las funciones que esta ley les atribuye desempeñaran las de inspección y
estadística del trabajo que les encomiende el Instituto de Reformas Sociales y bajo la dirección del mismo».
El real decreto de 2 de junio de 1924 las convierte en Delegaciones del Consejo de Trabajo, depen-
dientes del Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria a través del Consejo del Trabajo (anterior Instituto
de Reformas Sociales).
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el tribunal, en caso de no constituirse este a la segunda citación será el Juez de 1a
Instancia quien siga la causa; se considera la posibilidad de admitir la presentación de
candidaturas cerradas, en cuyo caso se aplicará un sistema de representación propor-
cional, etc. En las disposiciones adicionales la ley contempla que la provisión econó-
mica de los tribunales corresponde al Ministerio de Gracia y Justicia y que los jueces
deben remitir trimestralmente al Instituto de Reformas Sociales 3 una hoja estadística
de causas seguidas.
El real decreto-ley de 23 de agosto de 1926 que aprueba el Código de Trabajo recoge
en su libro IV un conjunto de disposiciones relativas a los Tribunales Industriales 4 en
cuanto que órganos encargados de la aplicación e interpretación del Derecho del Tra-
bajo, recogiendo anteriores disposiciones para resolver las deficiencias 'observadas en
su funcionamiento. Para ello,
- Modifica su organización: El presidente será un funcionario de la carrera judicial
designado por el Gobierno, a quien otorga facultad de veto en conciliación con
las partes. En su defecto, será el Juez de I a Instancia quien desempeñe el cargo
- Amplía las competencias, determinadas ahora por la concurrencia de la calidad de
la persona (patrono u obrero) y del asunto (laboral). Se le atribuye entender de
las reclamaciones por incumplimiento de leyes y disposiciones de carácter social
que afecten al demandante y que no tengan señalado procedimiento especial gu-
bernativo o judicial.
- Modifica el sistema de designación de jurados: Una vez decretado el estableci-
miento del tribunal, el Juez de Cabeza de Partido lo hace público, realiza la
convocatoria y recaba de las Delegaciones del Consejo de Trabajo las listas de
asociaciones existentes. Mientras tanto el Gobierno designa al presidente del
Tribunal, que se ocupará de la gestión y control del proceso de elección que se
verificará en cada asociación, y atenderá a las reclamaciones que pudiesen surgir.
) El real decreto de 23 de abril de 1903 de Presidencia del Consejo de Ministros crea en su artículo
10 un Instituto de Reformas Sociales en el seno del Ministerio de la Gobernación encargado de «pre-
parar la legislación del trabajo en su más amplio sentido, cuidar de su ejecución organizando para ello
los necesarios servicios de inspección y estadística y favorecer la acción social y gubernativa en bene-
ficio de la mejora y el bienestar de las clases obreras». Es reorganizado por el real decreto de 14 de
octubre de 1919 en cuanto a su composición y organización corporativa, atribuyéndole las competencias
ya mencionadas a las que se añade la función de órgano consultivo de los distintos ministerios. Al igual
que las Juntas Locales y Provinciales, a las que coordina, es refundido por el real decreto de 2 de junio
de 1924 en el Consejo del Trabajo dependiente del Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria.
4 El artículo 428 considera creados de derecho Tribunales Industriales en algunas capitales de provincia
433
l
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2.2. EL RÉGIMEN PARITARIO
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número de vocales patronos y vocales obreros, de suplentes y de un presidente y vi-
cepresidente ajenos a la profesión y nombrados por el ministerio a propuesta del
Gobernador Civil. La elección de los vocales se efectuará por las asociaciones profe-
sionales patronales y obreras legalmente constituidas e inscritas en el Censo Electoral
Social formado por el ministeri0 7 ; el escrutinio y la proclamación se efectuará por las
Delegaciones Provinciales o Locales del Consejo de Trabajo y las reclamaciones se
resolverán por el Ministerio de Trabajo. Los Comités Interlocales abarcan una demar-
cación industrial establecida por el ministerio. Son electores y elegibles todos los es-
pañoles mayores de edad no incapacitados para desempeñar cargos públicos incluidas
explícitamente las mujeres. Sus atribuciones se centran en determinar, para el oficio
u oficios correspondientes, las condiciones de reglamentación del trabajo y en general
las que puedan servir de base a los contratos de trabajo, imponiendo a los infractores
las correspondientes sanciones, prevenir los conflictos industriales e intentar solucio-
narlos en su caso, resolver las diferencias individuales y colectivas que le sometan las
partes, realizar funciones sociales y proponer al gobierno medidas técnicas y profesio-
nales que redunden en el beneficio de la profesión.
Las Comisiones Mixtas de Trabajo son agrupaciones voluntarias de Comités
Paritarios enlazados por varias causas. Entienden de todos los acuerdos de los Comités
de su grupo respecto a reglamentación de trabajo y demás condiciones que sirvan de
base a los contratos, teniendo en este campo las facultades atribuidas a los Tribunales
Industriales; de la no-observación de dichos acuerdos imponiendo y haciendo efecti-
vas sanciones económicas; velan por el cumplimiento de las disposiciones generales
relativas al régimen de trabajo de su profesión; procuran la conciliación en conflictos
entre patronos y obreros y llevan a cabo labores de carácter social y cultural.
Cada corporación x tendrá un Consejo de Corporación que será el órgano central de
la profesión cuya sede radicará en donde estén más desarrolladas la industria o indus-
trias que comprendan. Se les atribuye entender de las reclamaciones contra acuerdos
de carácter general que afecten a toda una industria; determinar las condiciones de la
reglamentación del Trabajo de carácter general; resolver los recursos de alzada contra
los acuerdos de los Comités Paritarios en ciertos casos y los posibles conflictos, in-
formar al gobierno en cuestiones sociales y técnicas, celebrar congresos, fomentar las
instituciones de asistencia social, etc.
7 En el artículo 3° de este real decreto-ley se establece que «para la representación de cada grupo
cios y trabajos comprendidos en los apartados que define en su artículo 9°: A) Producción primaria que
comprende Minería y Pesca; B) Producción secundaria donde radican todo tipo de industrias: electri-
cidad, gas yagua, siderurgia, metalurgia y derivados, materiales de construcción, oficios de la construc-
ción, industria del mueble, textiles, etc. y C) Servicios, comercio y varios en el que se incluyen las
actividades correspondientes al «sector terciario».
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La Comisión Delegada de Consejos actúa como órgano de relación entre los dis-
tintos Consejos, como órgano consultivo inmediato del Ministerio de Trabajo para cues-
tiones paritarias y corporativas y entiende de los recursos de alzada contra acuerdos
de Comités.
Los Jurados Mixtos del Trabajo Industrial y Rural, creados por la ley de 27 de
noviembre de 193 l de Ministerio de Trabajo y Previsión, son instituciones de derecho
público encargadas de regular la vida de una profesión o profesiones y de ejercer fun-
ciones de conciliación y arbitraje en todas las profesiones industriales y agrícolas,
incluyendo el trabajo a domicilio.
A cada uno de los grupos de profesiones definidos por esta ley en su artículo 4°,
corresponde un Jurado que puede subdividirse en Secciones. Se componen de un nú-
mero igual de vocales patronos y obreros y sus correspondientes suplentes, elegidos
por las asociaciones obreras y patronales legalmente constituidas y comprendidas en
el Censo Electoral Social del Ministerio de Trabajo. La votación se verifica en el seno
de cada asociación según las normas indicadas en esta ley. El Delegado Provincial de
Trabajo realiza el escrutinio y la proclamación y eleva el expediente al ministerio para
su aprobación, quien resuelve las reclamaciones que pudiesen producirse. El presiden-
te, que tendrá función conciliatoria, y vicepresidente son nombrados a propuesta
unánime de los vocales y si no hubiese acuerdo, por el ministerio.
Sus atribuciones son:
- Determinar las condiciones generales de reglamentación del trabajo que servirá
de base a los contratos individuales y colectivos.
- Entender de todas las cuestiones derivadas de la interpretación y cumplimiento
de las obligaciones contractuales.
- Prevenir los conflictos entre las partes procurando la avenencia.
- Inspeccionar el cumplimiento de las leyes sociales y los contratos, para lo cual
pueden nombrar vocales inspectores que serán considerados como inspectores auxi-
liares del servicio general de la Inspección del Trabajo. Los Jurados en estos casos
proponen al delegado la imposición de sanciones.
- Formar los censos.
- Proponer al Gobierno y realizar funciones de carácter social, técnico y profesio-
nal que redunden en beneficio de la profesión.
- Intervenir en las diferencias suscitadas entre las partes en materias en que no estu-
viese determinada su competencia si estas se someten de modo expreso a su re-
solución arbitral.
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bajo en una determinada región, aplicar las bases de trabajo aprobadas por este,
efectuar la inspección del cumplimiento de sus acuerdos y ejercer las funciones que
le encomiende.
Sus acuerdos serán comunicados al Delegado Provincial de Trabajo y al Ministerio
de Trabajo y Previsión. Contra los de carácter individual podrá interponerse recurso
que se elevará al Delegado Provincial. Si se trata de acuerdos de carácter general, puede
interponerse recurso que será elevado al Ministerio de Trabajo, contra cuyas resolu-
ciones no cabe apelación alguna.
La ley prevé en su artículo 72 que los Tribunales Industriales no podrán intervenir
en las reclamaciones originadas por los artículos pertinentes del Código de Trabajo
cuando estén atribuidas a los Jurados Mixtos y se hallen estos constituidos en los
respectivos oficios y demarcaciones. La ley de 16 de julio de 1935 que modifica la
de 1931, en su base tercera, suprime los Tribunales Industriales y crea el Tribunal Central
en el Ministerio de Trabajo, para entender en recursos contra resoluciones de los Jurados
Mixtos. El reglamento de ll de noviembre de 1935 amplia las competencias de los
Jurados a las reclamaciones surgidas sobre las cuestiones de aplicación de la ley de
Accidentes de Trabajo, tramitadas ante los Tribunales Industriales, los cuales suprime
en sus disposiciones adicional primera y transitoria tercera9 • La ley de 30 de mayo de
1936 deroga las normas dictadas en 1935 y la orden de l de julio de 1936 restablece
los Tribunales Industriales.
" Los Tribunales Industriales cesarán su actividad por completo del 31 de diciembre de 1935 de-
biendo pasar a los Jurados Mixtos todas las demandas y reclamaciones que no hallan llegado a cele-
bración de juicio.
10 Aprobado por decreto 9 de mayo de 1938. Entre otras cosas declara que «el derecho de trabajar
es consecuencia del deber impuesto al hombre por Dios, para el cumplimiento de sus fines individuales
y la prosperidad y grandeza de la Patria», así como que « el Estado ( ... ) libertará a la mujer casada del
taller y de la fábrica», o que « el Estado fijará bases para la regulación del trabajo, con sujeción a las
cuales se establecerán las relaciones entre los trabajadores y las empresas. El contenido primordial de
dichas relaciones será tanto la prestación del trabajo y su remuneración, como el recíproco deber de lealtad,
la asistencia y protección en los empresarios y la fidelidad y subordinación en el persona!».
" El decreto afirma que la jurisdicción del trabajo funciona de modo anormal y que, además, es
contraria a los principios de Movimiento, lo cual exige su inmediata reforma, en espera de una ordenación
definitiva que, dice, será posible cuando se establezca la organización sindical.
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ción contenciosa en la rama social del Derecho a las Magistraturas de Trabajo, que
se crean por este decreto dependientes del Ministerio de Organización y Acción Sin-
dical. En las demarcaciones territoriales en que no se designe magistrado de trabajo,
sus funciones serán ejercidas por los Jueces de 1a Instancia. Las funciones disciplina-
rias, consultivas y de estadística que la ley atribuye a los Jurados Mixtos, así como
las relativas a la regulación de las condiciones generales del trabajo que se susciten
en la aplicación de las leyes, bases, reglamentos o contratos serán asumidas por los
delegados de trabajo. Las funciones inspectoras pasarán a depender de los inspectores
de trabajo. El Ministerio de Organización y Acción Sindical procederá libremente a
designar las personas que hayan de ejercer el cargo de Magistrados de Trabajo entre
españoles, mayores de edad, que posean título académico, y que por su competencia
y vocación se consideren aptos para ello (artículo 5°). Por último señala un plazo de
quince días, contados a partir de la publicación del decreto, para que los Jurados Mixtos
y los Tribunales Industriales entreguen sus archivos y documentación a los Magistra-
dos de Trabajo, o a los Jueces de 1a Instancia cuando sea el caso, y a los Delegados
Provinciales de Trabajo en lo que pase a su competencia.
El Ministerio de Trabaj o l2 (antes de Organización y Acción Sindical) se organiza
por decreto de 18 de agosto de 1939, y lo hace en la forma siguiente:
- Subsecretaría
- Direcciones Generales de:
• Trabajo
• Jurisdicción del Trabajo
• Previsión
• Estadística
12 Creado por la ley 8 de agosto de 1939 de Jefatura del Estado que reorganiza la Administración
tituye la Dirección General de Jurisdicción del Trabajo: una Inspección General de Magistratura de
Trabajo, a cargo de un Magistrado de primera categoría, una Sección Primera: de Personal y Asuntos
Generales y una Sección Segunda que tramitará todos los recursos que deba conocer la Dirección General.
Al frente de cada Sección actuará un Magistrado de Trabajo asistido del personal preciso.
I~ Invalidez de las resoluciones dictadas por los Jurados Mixtos y los Tribunales de Trabajo, o por
el Ministerio de Trabajo, Audiencias Territoriales, o Sala de lo Social del Tribunal Supremo en recurso
contra las mismas, dictados con posterioridad al 18 de julio de 1936 en la zona no sometida al Gobierno
Nacional.
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período!5. En ella se define la Magistratura de Trabajo como la única institución con
jurisdicción contenciosa en la rama social del Derecho, lo cual quiere decir que su
intervención será obligatoria en los casos de conflictos que se originen entre «los di-
versos elementos de la producción» no sólo en casos de reclamaciones civiles sino en
actos de estos que «perturben el orden económico establecido» o cuando tengan una
conducta «incompatible con el honor profesional».
Esta ley fija la vinculación de las Magistraturas administrativa y disciplinariamente
al Ministerio de Trabajo, que será el responsable de su personal, locales y material.
Concretamente, dependerán del Director General de Jurisdicción del Trabajo.
En cuanto a la base territorial de la jurisdicción de las Magistraturas de Trabajo,
la ley de 1940 dice que es la provincia, en cada una de las cuales habrá por lo menos
un Magistrado del Trabajo.
En lo que se refiere al personal de las Magistraturas!6 hay que distinguir:
- Los Magistrados del Trabajo, que forman un cuerpo independiente con escalafón
propio, organizado según considere el Ministerio de Trabajo.
- Los Secretarios de las Magistraturas del Trabajo y el del Tribunal Central del Traba-
jo que tienen carácter de funcionarios públicos y escalafón similar al de los
Magistrados.
- El personal Auxiliar y Subalterno de las Magistraturas y del Tribunal Central del Traba-
jo. Su nombramiento y separación corresponden al Director General.
.; Orden de 23 de mayo de 1938 del Ministerio de Organización y Acción Sindical que regula la
jurisdicción de cada Magistrado que será, salvo expresa excepción, los límites de su respectiva provin-
cia; el decreto de 12 de septiembre de 1939 que establece el modo de designación de los Magistrados,
etc.
'ó En el decreto de 14 de noviembre de 1958, que crea el reglamento orgánico de los cuerpos de
Magistrados y de Secretarios de la Magistratura, las condiciones de esta parecen las mismas, siendo
definida de una manera idéntica en sus funciones y dependencia .
•7 Regulado por la ley orgánica del Poder Judicial y la ley de 5 de abril de 1904, se verá ante la
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nal, y se compone del Director General del Ramo y cuatro Magistrados del Tra-
bajo designados por el Ministro 1x .
- Los Tribunales de Honor, que se reunirán por acuerdo del Director General, para juzgar
actos u omisiones de los Magistrados del Trabajo «que no tengan sanción expresa en
leyes penales ni en la jurisdicción correccional». Se rigen, en general, por el decreto
de 21 de junio de 1926 y su reglamento de 22 de noviembre del mismo año.
IX Véase adelm1s el decreto de 11 de julio de 1941, que ordena inicie su actividad en los sesenta
días siguientes a su publicación y le atribuye la competencia exclusiva para resolver los recursos de
suplicación contra las Magistraturas de Trabajo, y la ley de 22 de diciembre de 1949 de Jefatura del
Estado que reorganiza el Tribunal Central del Trabajo.
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- Cuestiones contenciosas que surjan entre asociados y sus mutualidades, o entre
éstas, sobre obligaciones y derechos.
- Todas las cuestiones litigiosas en las que las normas les atribuyan competencias,
así como las reclamaciones por incumplimiento de leyes y disposiciones sociales
que afecten particularmente al demandante y que no tengan otro procedimiento
especial señalado.
19 En este punto es importante recordar la vigencia del artículo 14 de la ley de Enjuiciamiento Civil
de 1881.
20 Hay excepciones, establecidas en las leyes, en las que se pueden suspender y abrirse de nuevo.
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- La declaración que el demandante puede pedir al demandado sobre algún hecho
relativo a la personalidad de éste y sin cuyo conocimiento no puede comenzarse
el juicio 21 •
- El examen que el demandante puede pedir de algún testigo que, por su posible
ausencia o muerte, se considere difícil de localizar después 22 .
- El posible examen de libros y cuentas, que el Magistrado puede facilitar, siempre
procurando que no salgan de la empresa.
- También será requisito previo y obligatorio para la tramitación de cualquier pro-
ceso laboral el intento de celebración del acto de conciliación ante el organismo
sindical correspondiente, con algunas excepciones23 .
En cuanto a las medidas precautorias, se refiere este apartado al caso del embargo
preventivo de bienes del demandado, si existiese la sospecha inequívoca de que pre-
tende burlar los derechos del demandante declarándose insolvente.
Sobre las resoluciones, el título IX nos dice que las decisiones de las Magistraturas
de Trabajo se adoptan por medio de providencias, autos y sentencias, y que también
dictan acuerdos «para resolver incidencias durante la celebración de la conciliación y
juicio (oo.)>>.
La facultad disciplinaria y policía de estrados que recoge el título X se rige por el
artículo 373 y el título XIII del libro primero de la ley de Enjuiciamiento Civil. Así,
el Magistrado hace guardar la policía de estrados en vistas y actos solemnes y cuida
del orden de trajes y distintivos.
El libro segundo describe los procesos ordinario y especiales de la Magistratura,
y el tercero los recursos. Ambos se analizan en el estudio de la serie documental. El
libro cuarto regula en su título I la ejecución de sentencias que se lleva a cabo a instancia
de parte. La ley fija los plazos y las condiciones, así como la normativa de casos
especiales como accidentes de trabajo, despidos, reclamaciones inferiores a 1.500 pe-
setas y responsabilidades en el trabajo. En los títulos 11 y III contempla otras vías de
apremio y la ejecución provisional de las sentencias.
Hemos analizado las normas básicas que afectan a la documentación conservada
en nuestro archivo, de acuerdo al objetivo fijado en la introducción de esta comuni-
cación, pero la vida de las Magistraturas se prolonga hasta 1988. Durante este período,
naturalmente, se dictan un gran número de normas igualmente fundamentales para el
conocimiento de esta institución que no son objeto de nuestro estudio, y que citaremos
aquí como complemento y referencia para trabajos posteriores. Estas son:
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- Decreto 2354/62 de 20 de septiembre le atribuye el conocimiento y tramitación
de conflictos colectivos.
- Ley de 28 de diciembre de 1963 de Bases de la Seguridad Social, aprobado por
decreto de 21 de abril de 1966.
- Decreto 149/63 de 17 de enero, de nueva redacción al texto refundido del Pro-
cedimiento Laboral.
- Decreto 909/66 de 21 de abril, de nueva redacción al vigente texto refundido de
Procedimiento Laboral.
- Ley 33/66 de 31 de mayo de 1966 sobre Reforma Orgánica del Personal de la
Jurisdicción de Trabajo.
- Decreto 1874/68 de 27 de julio de Reglamento Orgánico de Magistrados de Tra-
bajo.
- Ley 28 de noviembre de 1974 de Bases Orgánicas de la Justicia.
- Ley de Relaciones Laborales de 8 de abril de 1976.
- Real decreto-ley 14/78 de 7 de junio, que modifica leyes de Procedimiento Laboral
y orgánica de la Magistratura de Trabajo.
- Ley de 10 de marzo de 1980 de Estatuto de los Trabajadores, modificada por ley
de 29 de junio de 1983 y ley de 2 de agosto de 1984.
- Real decreto legislativo 1568/80 de 13 de junio, de texto refundido de la ley de
Procedimiento Laboral.
- Ley de 8 de octubre de 1980 Básica de Empleo.
- Ley 6/85 de 1 de julio orgánica de Poder Judicial.
- Ley 38/88 de 28 de diciembre, de Demarcación y Planta Judicial.
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4.2. ANÁLISIS DOCUMENTAL
4.2.5. Trámite
El decreto de 13 de mayo de 1938 establece que el funcionamiento de las Magis-
traturas de Trabajo se ajusta a las normas procesales señaladas en el Código del Tra-
bajo, cuando el Tribunal Industrial funciona sin jurado, con algunas modificaciones.
a) Demanda: se formula por escrito con los siguientes requisitos:
- Designación del Tribunal ante quien se presente.
- Designación de las partes y su domicilio.
- Enumeración clara y concisa de los hechos sobre los que versa la petición.
- Súplica de que sea condenado el demandado/s a la entrega de la cantidad que
se considere exigible.
- Fecha y firma.
- Declaración del autor de acudir al juicio asistido por letrado o representado
por procurador a efectos de que el demandado pueda hacer lo propio, hacién-
dolo constar por escrito en 48 horas después de haber recibido la citación.
b) Auto de incompetencia o recusación y/o señalamiento de los defectos u omisio-
nes de forma de la demanda si hubiese lugar. En estos el magistrado dictará auto
iniciando las actuaciones pertinentes.
c) Providencia de citación de las partes al acto de conciliación o antejuicio, seña-
lando día y hora.
d) Acto de conciliación. De producirse la avenencia, lo convenido se llevará a efecto
por los trámites de ejecución de sentencia.
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e) Providencia que señala día y hora para el juicio.
f) Ratificación de la demanda y reconvención, son facultativas.
g) Acto de juicio: el juez oye a las partes, admite las pruebas presentadas, se prac-
tican los medios de prueba que crea pertinentes y se formulan oralmente las con-
clusiones definitivas. El decreto de 13 de mayo de 1938 contempla la posibilidad
de que el juez, si lo estima procedente, sea asesorado por tres expertos elegidos
por él entre una lista propuesta por el Delegado Jefe de la Central Nacional
Sindicalista. Su dictamen no es vinculante, pudiendo constar o no en la sentencia
por decisión del magistrado.
h) Sentencia.
i) Publicación.
j) Notificación.
k) Diligencia de cierre.
2;La Sala de lo Social del Tribunal Supremo se crea por decreto ley de 6 de mayo de 1931.
26Esta función se ejercerá a través de las Juntas de Conciliación Sindical reguladas por la orden
7 de agosto de 1958.
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e) En el plazo de dictar sentencia el magistrado puede acordar la práctica de cuan-
tas pruebas considere necesarias para mejor proveer, quedando los autos conclusos
para la sentencia.
f) En caso de que el magistrado quiera aclarar la sentencia podrá hacerlo de oficio
dentro del día hábil siguiente a su publicación.
La ley de Enjuiciamiento Civil actúa como supletoria en todo lo que no esté re-
cogido en estas disposiciones.
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- En cuanto a las pruebas admitidas y practicadas contendrá: una escueta refe-
rencia de las de confesión y testifical, relación detallada y circunstancial de
los documentos presentados y resumen de los informes periciales y recusaciones
propuestas de los peritos y su resolución por los Magistrados.
- Las conclusiones definitivas formuladas por las partes y las cantidades que
fueran objeto de petición de condena.
- Declaración hecha por el magistrado de conclusión de los autos, mandando
traerlos a la vista para sentencia.
e) Sentencia.
f) Publicación y notificación.
g) Además de estos documentos básicos encontramos en estos expedientes otros
necesarios y comunes a todo proceso como es el caso de, cédulas de citación,
notificación, emplazamientos y requerimientos 27 , otras providencias y oficios de
remisión. También pueden aparecer otros documentos de tramites no facultativos
como exhortos, la ratificación, la reconvención y comparecencias para designar
letrados o representantes; así como otros cuya presencia depende del curso del
juicio como los autos de recusación, incompetencia, etc. cuando haya lugar a ello.
Por último aparecen documentos varios de prueba insertos en los autos.
27 El texto refundido de Procedimiento Laboral de 4 de julio de 1958 en sus artículos 26, 27, 28
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juicio. Se notificarán también, cuando se mande, a las personas a quienes se
refieran o «puedan parar perjuicio».
- El juez dicta la sentencia en dos días según el Código y en cinco según el texto
de 1958.
- Notificación, en el plazo de dos días.
- Interposición de recursos: Para el de casación diez días después de la notificación
según el Código de Trabajo y desde la sentencia según el texto de 1958. Para el
de suplicación, cinco días, para el de reposición tres o cinco días (ley de Enjui-
ciamiento Civil), para el de aclaración un día y para el de interés de la ley tres
meses, todos desde la ejecución de la sentencia.
4.2.8. Contenido
Nombres: Partes, testigos, representantes de las partes, magistrados.
Lugares: Domicilio de partes y testigos, emplazamiento de las empresas, sede de
la Magistratura, etc.
Asuntos: Despidos, accidentes de trabajo, reclamación de salarios, de subsidios y
otros asuntos laborales.
4.2.9. Expurgo
Es documentación de conservación permanente.
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El acceso a esta documentación es libre respetando las cautelas que marca la ley
y las impuestas por el estado de conservación de los expedientes.
Como fuentes complementarias para el estudio de la institución podemos citar la
documentación generada por la Magistratura hasta 1988 que no ha sido transferida y
que se conserva en el archivo del Juzgado de lo Social de Lugo y también la ~ocu
mentación de los Servicios Jurídicos de la Organización Sindical conservada en el
Archivo Histórico Provincial de Lugo.
5. CONCLUSIONES
La Magistratura de Trabajo fue una institución fruto de su época, que tenía como
objetivo «administrar la justicia social recta y cumplidamente, sin distinción de per-
sonas o de ideas, si bien apuntando a los principios propios inspiradores y fundamen-
tales en el derecho social, recogidos y consagrados en la legislación positiva»2Y. Sirvió
de cauce institucional 'para resolver los conflictos de tipo laboral desde la perspectiva
propia del régimen en el que se encuadraba puesto que, los magistrados que ejercían
esta función jurisdiccional, dependían jerárquicamente del Ministerio de Trabajo.
En 1938 nace una institución que rompe con todas las anteriores, y de esta manera
desaparecen unos tribunales en los que la representación obrera y patronal, intervenía,
no solamente en la substanciación de los recursos como garantía de sus derechos, sino
que compartía con los funcionarios de la carrera judicial el ejercicio de la magistratura
de trabajo.
Su propia legislación es expresión de los principios inspiradores de la política social
del Movimiento, y así, sirvan como ejemplo los recogidos en el preámbulo del Fuero
del Trabajo: «Renovando la Tradición Católica, de justicia social y alto sentido hu-
mano que informó la legislación del Imperio, el Estado Nacional, en cuanto es instru-
mento totalitario al servicio de la integridad patria, y Sindicalista en cuanto represente
una reacción contra el capitalismo liberal y el materialismo marxista, emprende la tarea
de realizar -con aire militar constructivo y gravemente religioso- la Revolución que
España tiene pendiente que ha de devolver a los españoles, de una vez para siempre,
la Patria, el Pan y la Justicia.»
6. BIBLIOGRAFÍA
2" Nueva Enciclopedia Jurídica, t. XIV, pp. 517, «Jurisdicción Labora!>" Juan Menéndez Pida!. Editor
449
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FONDOS DOCUMENTALES PARA EL
ESTUDIO DEL «FRANQUISMO» EN EL
ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE
ALBACETE
1. INTRODUCCIÓN
Al referirse a las fuentes documentales existentes para el estudio del Franquismo
en Castilla La Mancha, parece obligado mencionar las existentes en los Archivos His-
tóricos Provinciales por ser, legalmente, los encargados de albergar y custodiar la do-
cumentación producida por las instituciones franquistas en las provincias.
Creados en 1931 1 con la finalidad de custodiar los protocolos centenarios, tras el
paréntesis que supuso la guerra civil, los fondos de los Archivos Históricos Provincia-
les pronto se vieron incrementados con nuevas aportaciones documentales reguladas
normativamente 2, siendo determinante para la documentación que aquí nos interesa el
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Decreto 914/1969 de 8 de mayo del Ministerio de Educación y Ciencia, de creación
del Archivo General de la Administración 3 , por el cual se asignaba a los Archivos His-
tóricos Provinciales, para el ámbito de su provincia, funciones de archivo intermedio
similares a las encomendadas al A.G.A. para la Administración del Estado.
Es por este Decreto por el que todos los Archivos Históricos Provinciales han ido
recibiendo según los plazos establecidos por ley\ y sin solución de continuidad, toda
la documentación producida por los organismos de la Administración central periférica
en cada provincia, así como los fondos documentales completos de aquellas institu-
ciones específicamente franquistas que fueron liquidadas con el advenimiento de la
democracia.
Por ello, al hablar de instituciones franquistas habría que precisar a qué institucio-
nes nos estamos refiriendo, ya que por la propia concepción y función que asignó el
Estado franquista a la Administración, cualquier institución pública del período 1936/
39 al 1977/80. (?)5, podría ser catalogada de «franquista».
Sin embargo, la comunicación que aquí se presenta, pretende dar a conocer cuáles
son los fondos que se conservan en dicho archivo delos producidos por instituciones
originales y específicamente franquistas, cuál es el nivel de organización y descripción
de cada uno de los fondos y de ahí su accesibilidad y posibilidades de consulta e in-
vestigación.
Para ello, téngase en cuenta que aunque la plasmación legal de la creación del
Archivo Histórico Provincial de Albacete data de 19626 , se sabe de su funcionamiento
como Archivo Histórico de Protocolos desde 1938.
Lo primero que hay que señalar en cuanto a los fondos de organismos específicos
de la Administración franquista existentes en este archivo, es que la mayor parte de
ellos se encuentran en un estadio incipiente y desigual en cuanto a identificación, or-
ganización y descripción.
La inexistencia durante largo tiempo de un Libro registro, específico de entrada de
fondos 7 en el archivo, contribuye a que en algunos casos, no se pueda documentar la
fecha, forma de ingreso, procedencia, etc. de las transferencias. En otras ocasiones, el
Libro registro de correspondencia nos aporta alguna información al respecto.
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Por otra parte, para algunos de estos fondos se cuenta con relaciones de entrega más
o menos ortodoxas o precisas, pero en otros casos, no existe información alguna y la
documentación se ha encontrado mezclada con otros fondos sin identificar que per-
maneCÍan acumulados en los depósitos, reflejo de «transferencias»H apresuradas y
también consecuencia de la propia historia y vicisitudes del archivo, así como de los
múltiples cambios de emplazamiento físic0 9 • En el mejor de los casos, contamos in-
cluso con descripciones pormenorizadas de los fondos, reflejando el contenido de cada
una de las unidades de instalación, una a una, siguiendo el orden correlativo de las
cajas, legajos, etc.
Este tipo de descripción, aunque sin duda ofrece una infonnación pormenorizada,
adolece en cambio del trabajo previo de identificación y delimitación de los fondos
contenidos mediante el correspondiente estudio institucional y elaboración del Cuadro
de Clasificación de cada uno de ellos.
No obstante, vaya por delante el reconocimiento de quienes al frente del archivo,
desde su creación, demostraron una alta sensibilidad en cuanto a la recuperación y
puesta en valor de esos y otros muchos fondos que de otra manera, hoy estarían
perdidos. Somos conscientes de que su tesón, trabajo y buena voluntad, muchas veces
no se vio acompañada de la correspondiente disponibilidad de medios personales y
materiales.
En ese sentido, hay que señalar que el trabajo que hoy nos ocupa ha podido ser
realizado gracias al esfuerzo y la colaboración de becarios y personal técnico con-
tratado del archivo, quienes han trabajado a lo largo de meses permitiendo esta pri-
mera aproximación a la identificación y cuantificación de los fondos. En concreto
para este apartado, mi agradecimiento a Manuel Garrido Camacho por un volumi-
noso trabajo de identificación y control de publicaciones periódicas y a Guillermo
Carrión Lasheras por un valioso trabajo de identificación, control, organización y
descripción informatizada de los diferentes fondos documentales (Sindicatos, Justi-
cia ... etc.)
Asimismo, ha sido posible gracias a la importante dotación de medios informáticos
por parte de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha y a la aportación de
la Subdirección General de Archivos Estatales del Ministerio de Educación y Cul-
tura.
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3. FONDOS DE INSTITUCIONES FRANQUISTAS EN EL
ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE ALBACETE
CUADRO DE CLASIFICACIÓN DE FONDOSIO
10 Para la elaboración de este Cuadro de Clasificación nos hemos basado en el propuesto por la
ha sido posible cuantificar el volumen documental correspondiente a los diferentes organismos produc-
tores: Delegación Provincial, Delegaciones Comarcales y Sindicatos.
12 Se han logrado formar colecciones bastante completas para los títulos y períodos cronológicos
reseñados. Éstas son las publicaciones específicamente sindicales, pero aparecieron otras muchas ya de
carácter general o específico junto con los fondos sindicales.
1) Este fondo fotográfico recoge actividades de todo tipo producidas por los organismos que nos ocupan,
estando en este momento en fase de identificación. Se sabe que los organismos productores son: el Auxilio
Social, la Organización Sindical y la Sección femenina.
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4. HISTORIA INSTITUCIONAL I4 , FONDOS E INVESTIGACIÓN
La institución
Fondos e investigación
1.1 Para la introducción a la Historia Institucional de cada organismo somos deudores absolutos del
magnífico y exhaustivo trabajo realizado en Guía de los Archivos Históricos Provinciales de Castilla y
León. Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Castilla y León. Valladolid, 1999.
15 Es por esta función que desempeñan de control estatal sobre las Corporaciones Locales y por su
dependencia administrativa durante mucho tiempo del Gobierno Civil, por lo que es comúnmente acep-
tado incluir el Servicio Provincial de Inspección y Asesoramiento dentro de los fondos del Ministerio del
Interior no como aparece en algún otro cuadro de clasificación, dependiente de Administración munici-
pal. Véase en ese sentido Archivo General de la Administración ... Op.cit. y Guía de los Archivos His-
tóricos Provinciales de Castilla)' León. Op. Cit.
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ABASTECIMIENTOS Y TRANSPORTES, DELEGACIÓN PROVINCIAL (C.A.T.)
La institución
Fondos e investigación
Toda esta actividad llevada a cabo por la Comisaría, sobre todo en sus primeros
años, requería de la existencia de una maquinaria burocrática compleja y potente que
sin embargo, contrasta con el escaso volumen documental conservado en el archivo.
Piénsese que ésta se encargaba de la expedición de las tarjetas, cartillas y cupones de
racionamiento de alimentos, tabaco y gasolina, control y distribución de los mismos,
inspeccionaba e imponía sanciones. Durante mucho tiempo fue la administración que
más directamente «sufrieron» los ciudadanos por cuanto el racionamiento afectaba a
todo el mundo.
Extrañamente, al archivo no ha llegado documentación administrativa alguna, tan sólo
49 tomos de Mapas de Abastecimientos y Transportes del período 1940-1960. Apare-
cen encuadernados a modo de libro y nos ofrecen sobre todo, información de carácter
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estadístico acerca de la producción y comercio de la provincia. No obstante, por la propia
estructura centralizada de este tipo de instituciones, es lógico pensar que las provin-
cias remitirían si no toda, buena parte de información al órgano central, es decir a la
Comisaría General de Abastecimientos y Transportes, cuyos fondos, muy abundantes,
se conservan en el" A.G.A, pudiendo servirnos de complemento.
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ORGANIZACIÓN SINDICA V
La institución
i(, Se le ha dado el nombre genérico por cuanto recoge la documentación de la Delegación Provincial
de Albacete, de las Delegaciones Comarcales y de cada uno de los Sindicatos, sin que por el momento,
podamos delimitar fechas extremas y volumen documental de cada organismo por separado.
17 Existían Delegaciones Provinciales y Comarcales.
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preservar los archivos de todos los Sindicatos y entidades sindicales IX y de dictar las normas
relativas a las transferencias de documentosl 9 , en el caso de las provincias, a los Archivos
Históricos Provinciales. Es por ello que la práctica totalidad de estos archivos han conser-
vado el grueso de la documentación producida por las Delegaciones Provinciales, Comar-
cales y los Sindicatos en las provincias, además un volumen considerable de ricas colec-
ciones de publicaciones periódicas, legislativas y normativas, complementarias 20 •
Fondos e investigación
La institución
y Finanzas a instancias del Director del Archivo General, decretaba la elaboración de un inventario de
los fondos documentales de la Organización Sindical, prohibiendo toda eliminación total o parcial de
documentos.
lO La Instrucción-Circular 7/77 de 23 de marzo de 1977, del Secretariado de Administración y Finanzas.
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de indigentes, huérfanos, pobres e infancia necesitada y dependiendo de ella se crea-
ron establecimientos de asistencia y formación. La organización periférica 'reproduce
una vez más el mismo esquema de desconcentración administrativa característico de
la Administración franquista, Delegaciones Provinciales, Comarcales y Locales.
En 1970, Orden de 9 de enero, todos los servicios de la antigua Delegación Na-
cional de Auxilio Social se integraron provisionalmente en el Servicio Nacional de
Auxilio Social. Éste, pasó a denominarse Instituto Nacional de Auxilio Social (Decreto
de 17 de agosto de 1973). De nuevo, el Decreto de 5 de abril de 1974, establecía sus
funciones a la vez que cambiaba su nombre por elde Instituto Nacional de Asistencia
Social (lNAS). Finalmente, en 1977 (Decreto de 15 de abril) sus funciones y compe-
tencias fueron transferidas al Ministerio de Trabajo y, tres meses después, al recién
creado Ministerio de Sanidad y Seguridad Social.
En la actualidad, las competencias de asistencia social han sido asumidas por las
Comunidades Autónomas.
Fondos e investigación
La institución
ampliamente el período franquisla, para una mejor comprensión véase el apartado de Fondos e inves·
tigación correspondiente.
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Con la transición, en 1977, el Real Decreto-Ley de I de abril puso fin a lo que había
sido el Movimiento Nacional con todas sus dependencias, pasando las Delegaciones
Provinciales de Educación Física y Deportes a denominarse Delegaciones Provincia-
les de Deportes, dependiendo orgánicamente del Ministerio de Cultura y funcionalmente
del Consejo superior de Deportes (Real Decreto 2258/1977, de 27 de agosto). En 1978
se vuelve a producir un cambio en su estructura orgánica y funcional, al tiempo que
se crean y regulan los Consejos Provinciales de Deportes como órgano consultivo y
de participación de la administración local. Siendo en 1982 cuando comenzaron las
transferencias en materia de deportes a las Comunidades Autónomas.
A lo largo de esta evolución subyacen filosofías completamente diferentes. Se pasa
de una actividad física, más que deportiva, entendida como forma de socialización del
régimen, intento de control y encuadramiento de la juventud en el partido, correa de
transmisión ideológica, a la práctica del deporte como una faceta más del desarrollo
personal, tendente a fomentar la práctica profesional y la participación en la alta com-
petición.
Fondos e investigación
La institución
Desde los primeros momentos el Movimiento siempre contó con un organismo des-
tinado al encuadramiento de la Juventud, primeramente con el nombre de Delegación
Nacional de Organizaciones Juveniles hasta 1940, Frente de Juventudes (1940- J 970)
y finalmente Delegación Nacional de la Juventud (1970-1977). Ahora bien, en todos
estos casos se trataba sólo y exclusivamente de la Juventud masculina, para el encua-
dramiento de las mujeres jóvenes se creó la Sección Femenina transmisora de unos
valores completamente diferentes de los masculinos.
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Con la creación del Frente de Juventudes (6 de diciembre de 1940), se pretendía
la «educación política, física y deportiva, cultural, moral, social y religiosa» de la ju-
ventud española. Con este argumento se hizo con el monopolio del control sobre la
docencia de las disciplinas de Educación Política, Física y Deportiva en la enseñanza
secundaria y universitaria. El instrumento fue el Servicio Nacional de Instructores, cuyos
funcionarios del Frente de Juventudes impartían esas enseñanzas en los centros de
bachillerato, gestionaban los centros propios de la Delegación (colegios menores,
residencias, etc.) y servían de dirigentes en la organización juvenil.
Además, existía una organización juvenil, llamada así (OJ) durante los años de la
Guerra, luego Falanges Juveniles de Franco (1940-1960) yen sus últimos años (1960-
1977), Organización Juvenil Española (OJE) dedicadas, sobre todo, a actividades al
aire libre. De la Delegación Nacional dependía también el Sindicato Español Univer-
sitario (SEU), un instrumento más de control de la vida universitaria, si bien es cierto
que con algo más de autonomía.
Fondos e investigación
La institución
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su promoción o formación universitaria, etc., pero sin abandonar hasta el final la ideo-
logía dominante. Este esfuerzo de actualización culminó a principios de la década de
los setenta en que se redactó la «Norma Orgánica» (XXVI Consejo Nacional), que
creaba una nueva estructura -sustituyendo las antiguas regidurías por departamentos-
y cuya principal novedad fue la neutralización de la terminología falangista.
En 1977, el Decreto-Ley de 1 de abril decretaba el desmantelamiento de la Sección
Femenina, cuyas actividades y personal quedarían en su mayoría, incluidas en el
Ministerio de Cultura (1978).
Fondos e investigación
Se cuenta con un total de 78 cajas de documentación para los años 1941-1984. Una
vez más, se observa que las fechas rebasan con creces el año 1977 en que se desman-
tela toda la administración franquista, llegando incluso, a la época autonómica. Seña-
lar que la imposibilidad de deslinde se debe a las propias características de la trans-
ferencia, aun cuando se es consciente de que las mismas funciones estarán desempe-
ñadas por instituciones diferentes y con filosofías diferentes.
Los documentos nos aportan información relativa sobre todo a la organización in-
terna de la Sección Femenina (correspondencia, circulares, instrucciones, informes ... ),
así como a las actividades por ella desarrolladas (Escuelas-hogares, cursos de promo-
ción profesional de trabajadoras P.P.T., cursos de moda y confección, cursos de
socorrismo, concursos de Coros y Danzas ... ). Todos ellos fuente inestimable para
conocer la realidad de la mujer durante el franquismo.
AUDIENCIA TERRITORIAL
La institución
Dentro de los fondos judiciales destacan tanto por su importancia como por su
volumen los de las Audiencias Territoriales. Datan éstas de 1834 (Real Decreto de 26
de enero), en que pasaron a sustituir a las Chancillerías, estableciéndose incluso, en
las mismas sedes, excepto las de Albacete y Burgos, de nueva creación. Desde sus inicios
asumieron unas funciones específicas que fueron aumentando con el paso del tiempo,
además de írseles incorporando nuevos órganos jurisdiccionales
Así, en 1908 se les incorporaron los Tribunales industriales, antecedente de los
Jurados mixtos de trabajo y ya en época franquista de las Magistraturas de Trabajo,
institución que aquí nos interesa.
Asimismo, tuvieron en ellas una corta, pero intensa vida los Tribunales regionales
de Responsabilidades Políticas (1936-1945).
De ambos existe representación en los fondos del archivo.
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TRIBUNALES REGIONALES DE RESPONSABILIDADES POLÍTICAS
La institución
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MAGISTRATURAS DE TRABAJO
La institución
Son los órganos jurisdiccionales que entendieron en materia laboral entre la Guerra
Civil y 1988. Creadas en 1938 por Decreto de 13 de mayo por el que se desarrollaba
el Fuero del Trabajo, su estructura d.ata de la Ley Orgánica de 17 de octubre de 1940.
En ésta se establecen las Magistraturas como tribunales unipersonales de primera ins-
tancia como «única institución jurisdiccional contenciosa en la rama social del Dere-
cho» creándose una en cada capital de provincia.
Desde el punto de vista estrictamente orgánico están integradas en el Ministerio de
Trabajo aunque su función era indudablemente judicial. Su autonomía funcional siem-
pre fue grande y el procedimiento y las posibilidades de recurso ante el Tribunal Central
de Trabajo y la Sala de lo Social del Tribunal Supremo permite hablar de las magis-
traturas como órganos judiciales.
Entendieron en todo tipo de pleitos entre empresarios y trabajadores y, a partir de 1963,
también en los conflictos sobre la aplicación del régimen de la Seguridad Social.
Sobrevivieron al franquismo, hasta que, tras la aprobación de la Constitución y la
promulgación de la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1985, se integraron en el Poder
Judicial con la Ley de Planta y Demarcación Judicial de 28 de diciembre de 1988,
cambiando su nombre por el de Juzgados de lo Social.
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La Ley 16/1985 de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español (B .O.E. de 29
de junio) establece lo siguiente: «La consulta de los documentos constitutivos del
Patrimonio Documental Español [... ] se atendrá a las siguientes reglas:
a) Con carácter general, tales documentos, concluida su tramitación y depositados y
registrados en los archivos centrales de las correspondientes entidades de Dere-
cho Público, conforme a las normas que se establezcan por vía reglamentaria, serán
de libre consulta a no ser que afecten a materias clasificadas de acuerdo con la
Ley de Secretos Oficiales o no deban ser públicamente conocidos por disposi-
ción expresa de la ley, o que la difusión de su contenido pueda entrañar riesgos
para la seguridad y la defensa del Estado o la averiguación de los delitos.
b) No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, cabrá solicitar autorización
administrativa para tener acceso a los documentos excluidos de consulta pública.
Dicha autorización podrá ser concedida, en los casos de documentos secretos o
reservados, por la Autoridad que hizo la respectiva declaración, y en los demás
casos, por el Jefe del Departamento encargado de su custodia.
c) Los documentos que contengan datos personales de carácter policial, procesal,
clínico o de cualquier otra Índole que puedan afectar a la seguridad de las perso-
nas, a su honor, a la intimidad de su vida privada y familiar ya su propia imagen,
no podrán ser públicamente consultados sin que medie consentimiento expreso
de los afectados o hasta que haya transcurrido un plazo de veinticinco años desde
su muerte, si su fecha es conocida o, en otro caso, de cincuenta años, a partir
de la fecha de los documentos».
Así pues, en cuanto a los documentos carentes de datos de carácter personal o que
puedan afectar a la averiguación de los delitos, teniendo en cuenta que se trata de
expedientes cuya tramitación ha finalizado y que carecen de vigencia administrativa,
la consulta será totalmente libre.
Para aquellos que contienen datos de carácter personal, se les habrá de aplicar la
Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo (B.O.E. de 14 de mayo), de protección civil del
derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. En ella aparece
recogido cuanto merece consideración respecto a este tema.
El derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen apa-
recen recogidos en la Constitución como Derechos Fundamentales que requieren una
especial protección. De hecho, por esta razón se regula este derecho mediante Ley
Orgánica, lo que le confiere una especial fuerza en su aplicación.
Tanto es así que algunos de estos derechos gozan no sólo de protección civil, sino
también penal.
Por todo ello, fuera de los plazos establecidos por la Ley de Patrimonio Histórico
Español, cuando la antigüedad de los documentos sea menor, la consulta de esta do-
cumentación requerirá consentimiento expreso por parte del interesado.
Sin embargo, la leyes bastante más ambigua en el caso de que el interesado no
se conozca o haya fallecido. En los art. del 4 al 6 se hace alusión a la protección de
la memoria, concepto ambiguo donde los haya, y establece que hay que proteger tam-
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bién los derechos de los herederos, que vengan marcados por vía testamentaria o si
no, se considerará que son los parientes supervivientes.
De nuevo en el art. 9 se alude a que las posibles indemnizaciones responderán no
sólo a perjuicios materiales sino también morales.
En otra parte se recoge que se considerarán intromisiones ilegítimas aquellas «que
afecten a su vida íntima, a su reputación y buen nombre» o «la divulgación de expre-
siones o hechos concernientes a una persona cuando la difame o la haga desmerecer
en la consideración ajena».
En otro sentido y para enturbiar más el asunto, la ley establece que «además de
la delimitación que pueda resultar de las leyes, se estima razonable admitir que en lo
no previsto por ellas, la esfera del honor, de la intimidad personal y familiar y del uso
de la imagen, esté determinada de manera decisiva por las ideas que prevalezcan en
cada momento en la Sociedad y por el propio concepto que cada persona según sus
actos propios mantenga al respecto y determine sus pautas de comportamientos». De
esta forma, la cuestión se resuelve en la ley en términos que »permiten al juzgador
la prudente determinación de la e!>fera de protección en función de datos variables
según los tiempos y las personas».
Finalmente, y como colofón para sembrar más duda, admite que «no se reputarán
con carácter general, intromisiones ilegítimas las actuaciones autorizadas o acordadas
por la Autoridad competente de acuerdo con la ley, ni cuando predomine un interés
histórico, científico o cultural relevante».
Todas estas afirmaciones ambiguas, ponen de manifiesto la existencia de un ámbito
claramente arbitrario de cara a establecer los criterios de accesibilidad al documento,
dejándolo en definitiva, en manos de quien está encargado de la custodia de los mismos,
de ahí las dudas éticas o morales que se plantean en ocasiones a quienes en definitiva
han de otorgar o no los permisos.
Sin embargo, resulta totalmente infundada la imagen que quieren proyectar algu-
nos investigadores, puesta incluso de manifiesto en alguna de las sesiones del propio
congreso, quienes ven en el archivero al antiguo censor.
Sinceramente, creemos que tales afirmaciones pueden ser consecuencia de algún
malentendido o de alguna experiencia aislada desafortunada. En la actualidad, los res-
ponsables de archivos son profesionales cuyo fin último y razón de ser, es dar a conocer
y difundir la información contenida en los documentos. Todo ello no quiere decir que
por el margen de arbitrariedad que permite la ley, no se puedan producir en ocasiones,
interpretaciones desiguales fruto de un mayor o menor celo.
Otra cuestión a tener en cuenta y que sí que puede incidir en la mayor o menor
facilidad en cuanto al acceso a los fondos, es el nivel de descripción. Muchas veces,
cuando nos encontramos con grandes volúmenes documentales, la insuficiencia de
medios personales y materiales hace que no se tengan determinadas a priori las fechas
o el contenido exacto de todos y cada uno de los documentos de un fondo, de manera
que cuando se trata de una consulta puntual que puede estar afectada por alguna de
estas restricciones, el responsable de archivos ha de estudiarlos para determinar si es
posible consultarlos o no.
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En definitiva, la voluntad de los profesionales de archivos es que toda la docu-
mentación sea de libre consulta, si bien en un número mínimo de ocasiones hay que
velar por los intereses contrapuestos de los distintos ciudadanos, ya sea ofreciendo in-
formación o velando por la protección de determinados datos.
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REPRODUCCIÓN DE LA INTRODUCCIÓN DEL LIBRO DE FIRMAS DEL HOGAR
«SERRANO SUÑER» DE ALBACETE, DEPENDIENTE DEL AUXILIO SOCIAL (1948)
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LA PROTECCIÓN CIVIL EN LOS
AYUNTAMIENTOS ESPANOLES (1941-1975):
ORGANIZACIÓN, COMPETENCIAS Y
TIPOLOGÍA DOCUMENTAL
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creaba la Jefatura Nacional de Defensa Pasiva, a cuyo frente estaba un general del
ejército, encargada de dirigir y reglamentar la protección de la población y de los
recursos y riquezas de todo orden contra posibles agresiones aéreas (art. 2°). De ella
dependerían las Jefaturas provinciales, presididas por los Gobernadores Civiles, y for-
madas por el ingeniero y el arquitecto del ayuntamiento de la capital de la provincia,
junto con el presidente de la Diputación Provincial, un jefe del Ejército de Tierra, o
de Marina si la provincia tenía costa, el presidente de la Cruz Roja, un jefe de Telé-
grafos, un ingeniero de la Jefatura de Obras Públicas, el delegado de la Compañía
Telefónica, el jefe provincial de FET y de las JONS, el jefe de los Servicios de Defensa
Química, si lo hubiere, el inspector provincial de Sanidad y el delegado provincial de
Prensa y Propaganda (art. 6°). De las Jefaturas provinciales dependían a su vez las
locales, que debían constituirse en todas las localidades que no fueran capitales de
provincia. Junto con el alcalde que las presidía formaban parte de esas Jefaturas Locales
de Defensa Pasiva, un jefe u oficial delegado del Gobernador Militar o Comandante
Militar de la localidad, si lo hubiere, y los encargados de los servicios o entidades que
tenían representación en las Jefaturas Provinciales (art. 7°).
La Jefatura Nacional quedó encargada por ese Decreto de redactar un proyecto de
reglamento de defensa pasiva que debía ser aprobado por el Consejo de Ministros. Como
adelanto, y ante las dificultades derivadas de la Guerra Mundial, que impedía disponer
de información precisa de los países beligerantes, esa Jefatura elaboró unas normas
provisionales, aprobadas con fecha de 14 de junio de 194 ¡Z. En esas normas además
de recoger la estructura organizativa propia, aparecían claramente expuestas las atri-
buciones de las jefaturas provinciales y locales. Las provinciales tenían como misión
la de organizar las jefaturas locales de toda la provincia, asumiendo las funciones de
la local en la capital provincial. Debían proponer a la Jefatura Nacional un plan com-
pleto de Defensa Pasiva para esa capital, y remitirla los planes propuestos por las
jefaturas locales, tras su examen favorable, siempre siguiendo las instrucciones reci-
bidas de aquella. En la elaboración de esos planes contribuirían todos los vocales
formando cada uno de ellos su correspondiente plan parcial, relativo a la misión peculiar
técnica o de servicio por la que formaban parte de esa Jefatura. A la vista de los planes
parciales formarían el plan conjunto y procederían a su aprobación.
Junto con esta función organizadora, las normas reconocen que las Jefaturas pro-
vinciales tenían también funciones inspectoras y ejecutivas. La primera sería desem-
peñada por su Presidente, su Secretario o vocal designado al efecto, mientras que las
ejecutivas recaerían en tiempo de guerra en el Secretario representante del Gobernador
o Comandante militar.
Las misiones de los vocales de las Jefaturas están también especificadas en esas
normas. El jefe de FET de las JONS cooperaría con el Jefe Militar en el reclutamiento
y organización del personal auxiliar necesario para la Defensa Pasiva. El inspector de
2 Estas normas provisionales y otras disposiciones de similar contenido pueden verse en la publi-
cación de la Jefatura Nacional de Defensa Pasiva, Fase Primera: Organización. Decreto de 23 de enero
de 1941 ... , Imprenta Militar, Madrid [1941], p. 7-11.
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Sanidad tendría previstos esos servicios sanitarios para hacer frente a situaciones de
guerra (puestos de socorros en refugios, ambulancias, etc.), contando para ello con la
ayuda del presidente de la Cruz Roja. El ingeniero municipal sería responsable del
desescombro de la vía pública. El arquitecto municipal proyectaría y dirigiría la cons-
trucción de refugios. El ingeniero de Obras Públicas colaboraría con sus informes en
todo lo que fuera requerido por la Jefatura Provincial. Lo mismo haría el delegado
provincial de Prensa y Propaganda. Idénticas funciones de colaboración fueron asig-
nadas a los restantes miembros de esas jefaturas provinciales.
En esas normas y con respecto a las jefaturas locales únicamente se señala que con
arreglo a sus medios procederían de la misma forma que las jefaturas provinciales, en
lo que se refería a éstas como locales en las capitales de provincia.
La Defensa Pasiva quedó estructurada ya entonces en diez fases. A saber: l a) Orga-
nización; 2a) Evacuación; 3a) Mando; 4a) Alarma; 5") Oscurecimiento; 6a) Protección;
7a) Incendios; 8a) Socorro; 9a) Albergue; y loa) Defensa Química. Cada una de ellas
lleva consigo el seguimiento de determinadas instrucciones. Por ejemplo la fase de
Alarma implicaba la localización de todas las sirenas, y su instalación en los lugares
adecuados si era necesaria la movilización, colocándose la más potente junto a la central
de la Compañía Telefónica para posibilitar una mayor rapidez en la difusión de la alarma.
Estas normas provisionales terminaban dando cuenta de que, conforme fueran sien-
do elaboradas, serían distribuidas las instrucciones precisas sobre lo que se debía hacer
en cada una de las diez fases ya comentadas. Muy pronto fueron aprobadas nuevas
instrucciones en lo relativo a la fase la, es decir a la Organización de la propia Defensa
Pasiva. La instrucción núm. 2 de esa fase la, de 5 de noviembre de 194 P, define la
Defensa Pasiva como un complejo organismo civil con mando militar organizado y
disciplinado para la protección de la población contra los bombardeos. Esta instrucción
determina pormenorizamente las funciones y organización de las jefaturas provinciales
y locales. Las provinciales estaban formadas por su presidente, el secretario y los vocales
permanentes y eventuales. Los vocales eventuales eran designados, previa propuesta a
la Jefatura Nacional, entre aquellos jefes de Servicios o Entidades que se consideraran
necesarios para su mejor funcionamiento. Uno de ellos según recoge esta instrucción
era el jefe de Policía. Además se disponía de personal auxiliar administrativo cuyas cargas
económicas eran sufragadas entre el Gobierno Civil, la Diputación y el Ayuntamiento
de la capital, y lo mismo ocurría con los gastos que se derivaran del mantenimiento de
esas oficinas. Los miembros de las jefaturas provinciales y locales quedaban organiza-
dos en ponencias, especie de comisiones reducidas, de las que existían tantas como fases.
Algunas fases se estructuraban en varios servicios, caso de la de Organización o de la
de Mando. Esos servicios tenían también sus respectivas ponencias.
Los principales cometidos o misiones de las Jefaturas Provinciales eran: 1) Redactar
el plan general de la Defensa Pasiva de la provincia, y elevarlo a la Jefatura Nacional
para su aprobación; 2) Preparar el plan general de evacuación y dispersión de la población
'Jefatura Nacional de Defensa Pasiva, Fase Primera: Organización. Decreto de 23 de enero de 1941 ... ,
p. 13-26.
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civil; 3) Organizar los cuadros de mandos en todos sus Servicios; y 4) Elevar a la
Jefatura Nacional los planes generales de la provincia, por separado, de los Servi-
cios de Alarma, Oscurecimiento, Protección, Incendios, Socorro, Albergue y Defen-
sa Química.
Las Jefaturas provinciales debían ordenar la organización de las Jefaturas Locales
en todas las poblaciones de la provincia que superasen los 20.000 habitantes, o que
sin llegar a este número tuvieran importancia por su industria, por ser nudo de comu-
nicaciones o por otra razón conveniente, dando cuenta a la Jefatura Nacional (misión
1', apartado g).
Por lo tanto las Jefaturas Locales sólo debían crearse en esas localidades, dado que
en las capitales de provincia, la Provincial actuaría como Jefatura Local, aunque el
Alcalde debía formar parte de ella. La presidencia de estas jefaturas recaía en el go-
bernador civil en la capital y en el alcalde respectivo en las demás poblaciones. Como
tales presidían todas las reuniones de las Jefaturas, designaban a las ponencias que
debían presentar el plan general de Defensa Pasiva y los planes parciales de cada uno
de los Servicios, nombraban a los jefes ejecutivos de cada uno de ellos, al personal
auxiliar administrativo, y a los jefes de sectores. Además realizaban tareas inspecto-
ras, corregían las faltas y negligencias, controlaban la venta de material especial de
Defensa Pasiva, etc. Las funciones de los secretarios de estas Jefaturas consistían en
despachar con el presidente la correspondencia oficial, organizar las oficinas de la
Jefatura, y llevar al día los ficheros de personal y de material, tener gráficos esque-
máticos de los diferentes Servicios de la Defensa Pasiva, y cuidar de la buena marcha
de todos los asuntos de la Jefatura.
La composición de cada una de las ponencias en las que se organizaban las Jefa-
turas era variada. Así la ponencia de Incendios estabá formada por el arquitecto y el
ingeniero del ayuntamiento, y el jefe del servicio contra Incendios.
Esas ponencias se constituirían en las localidades según las disponibilidades de
cada población. Sus funciones eran las de redactar un detallado plan del servicio
correspondiente, sometiéndolo a la aprobación de la Jefatura Local, elaborar cuan-
tos informes o estudios les fueran solicitados y proponer al presidente de la Je-
fatura Local la persona que debía desempeñar el cargo de Jefe Ejecutivo del Servicio
correspondiente. A éste último le correspondía ejecutar todas las instrucciones que
recibiera, como consecuencia de los acuerdos de la Jefatura Local, en lo respec-
tivo a su servicio.
Las misiones o cometidos de la Jefaturas Locales de Defensa Pasiva, según la ins-
trucción que estamos analizando, eran similares a las desempeñadas por las provincia-
les. Tenían por lo tanto que redactar el plan general de Defensa Pasiva de la población,
riquezas y recursos, cursándolo a la Jefatura Nacional con un plano de aquella en donde
estuvieran representados los elementos de los diferentes servicios con signos
identificadores. Además examinarían y, en su caso, aprobarían los planes para cada uno
de los servicios, presentados por las diferentes ponencias, antes de elevarlos a la Je-
fatura Nacional. Cada localidad estaría dividida en sectores y subsectores, cuya demar-
cación coincidiría con los distritos y barrios municipales. Al frente de cada sector estaría
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un comisario de Policía nombrado por la Jefatura Local. A ella le correspondía tam-
bién determinar las zonas o establecimientos industriales, mineros o comerciales que
debían organizar la defensa por sí mismos, para lo que redactarían sus respectivos planes
particulares. Organizarían el Servicio de Propaganda, extendiéndolo a las escuelas y
centros de instrucción, en las que un profesor explicaría las medidas elementales de
protección. Y también los servicios de Policía y Orden Público de auxilio y coopera-
ción a las misiones de la Defensa Pasiva.
Las jefaturas locales y provinciales debían redactar un plan de evacuación y dis-
persión de la población civil innecesaria. Dispondrían de un plan de transmisiones y
enlaces entre los diferentes puestos de mando, de un plan del servicio de alarma, de
otro de oscurecimiento, etc. Prácticamente estaban obligadas a realizar un plan por cada
uno de los servicios, fases o ponencias en las que se dividía la Defensa Pasiva.
Terminaba esta Instrucción señalando los cometidos de los jefes de sector, jefes de
subsector, jefes de bloque o grupos de casa, jefes de casa y patrullas. Los ciudadanos
participarían en la Defensa Pasiva bien de forma voluntaria o forzosa.
Las disposiciones aprobadas en 1941 supusieron la constitución y puesta en mar-
cha de las Jefaturas Locales de Defensa Pasiva en todas las poblaciones de más de
20.000 habitantes que no eran capitales de provincia.
Pocas disposiciones se aprobaron con posterioridad relativas a la organización y
funcionamiento de las jefaturas provinciales y locales. Un decreto de 20 de julio de
1943 4 de la Presidencia del Gobierno intentó reglamentar la construcción de refugios
en los edificios de nueva planta, así como en aquellos que requiriesen reformas de im-
portancia, en todas las poblaciones de más de 20.000 habitantes y, en las de menos,
si tenían interés estratégico que presumiera una posible agresión aérea. Con este decreto
se publicaron las normas para la construcción de refugios privados de protección de
personal en edificaciones particulares, que debían tener en cuenta los arquitectos en
sus proyectos. Las jefaturas provinciales y locales inspeccionarían su ejecución (art.
4° y 9). Todavía ese año, por orden de 18 de octubre de 1943,5 de la misma Presiden-
cia, se publicaba el nombre de todas las poblaciones españolas en las que se debía aplicar
el decreto anterior. Así, por ejemplo, en la provincia de Albacete se debían construir
en Hellín, Villarrobledo y Albacete. En Ciudad Real le correspondía su cumplimiento
a Almadén, Alcázar, Puertollano, Tomelloso, Valdepeñas y como es lógico a la propia
capital. En Gerona, sólo a su capital y a Figueras.
Sin embargo, apenas un año después y por decreto de 13 de noviembre de 19446 ,
quedó en suspenso la aplicación del decreto de 20 de julio de 1943 sobre construcción
de refugios. La razón expuesta para este cambio fue el deseo de estimular la construc-
ción de viviendas privadas, que había sufrido un cierto retroceso por el increment"Ü de
precios que suponían los refugios. A partir de entonces sólo estaban obligados a cum-
plir el decreto de 1943 los edificios del Estado y de particulares no dedicados a vivien-
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das pero que tuvieran carácter de aplicación colectiva, sobre todo si custodiaban va-
lores u otros objetos tanto propios como en depósito.
La Jefatura Nacional utilizó las circulares para comunicarse con las jefaturas pro-
vinciales, que a su vez trasladaban su texto a las locales 7 . La circular núm. 2.266 de
22 de octubre de 1954x implicó una reorganización en las fases y servicios. A partir
de esa fecha existirían los de Organización y Mando, Reclutamiento e Instrucción, Eva-
cuación y Albergue, Alarma, Oscurecimiento, Refugios, Incendios, Socorro Sanitario,
Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, Defensa Química, Propaganda, y Transmi-
siones y Enlaces.
Todos los servicios resultantes, en total doce, debían redactar los apéndices anuales
en una sola hoja de tamaño folio y, debidamente firmada por todos los miembros de
la ponencia con fecha de 31 de diciembre, sería remitida a la Jefatura Nacional du-
rante el mes de enero de cada año.
La circular núm. 345, de 7 de marzo de 19589, de la Jefatura Nacional de Defensa
Pasiva, recordaba la necesidad de revisar los planes y apéndices anuales para adecuarlos
a un posible conflicto nuclear, por lo que con arreglo a unas instrucciones que en ella
se recogen se debían elaborar nuevos planes por cada ponencia para cada localidad en
donde existiera Jefatura y para cada provincia, según el modelo que se acompañaba.
En su cumplimiento redactarían por separado, en tamaño folio, los de cada Fase o
Servicio con sus correspondientes planos o croquis, bajo la denominación de «Plan
Fusionado 1958 de la Fase (o Servicio) de ... ». Los de las jefaturas locales debían ser
remitidos a las provinciales para su estudio, y posterior remisión a la Jefatura Nacio-
nal durante el mes de febrero de 1959. Este cambio duró poco al ser asumidas las
funciones de esa Jefatura en 1960 por la Dirección General de Protección Civil, y quedar
derogado en su integridad el decreto de 23 de enero de 1941.
A la vista de lo expuesto, podemos afirmar que en la casi totalidad de las pobla-
ciones de más de 20.000 habitantes que no fueran capitales de provincia, entre 1941
y 1960, señaladas en la otden de 18 de octubre de 1943, sus jefaturas locales de Defensa
7 Entre las pocas disposiciones recogidas en el Boletín Oficial del Estado relativas a la Defensa Pasiva
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Pasiva debieron tramitar la siguiente documentación que puede conservarse en sus
archivos municipales)():
l. Expedientes de constitución, renovación y cese de las Jefaturas Locales
2. Libros de acuerdos de las Jefaturas Locales
3. Expedientes de nombramiento de miembros de las Ponencias y de los Jefes de
los distintos Servicios y Sectores
4. Correspondencia con la Jefatura. Provincial y Nacional y con otras autoridades 11
5. Planes generales locales de Defensa Pasiva
6. Planes parciales de cada una de las Fases o Servicios con sus apéndices anuales
7. Planes particulares de Defensa Pasiva de establecimientos industriales
8. Informes o estudiosl 2
9. Ficheros de personal 13 y material
relacionadas con la Defensa Pasiva. En su pequeña biblioteca podían contemplarse obras como la ti-
tulada Colores, Distintivos, Signos convencionales y descripción de los mismos para los servicios y
escalones de la Defensa Pasiva Nacional, editada por el Estado Mayor de la Jefatura Nacional en marzo
de 1942. O la Cartilla popular de Defensa Pasiva de Luis Valero Carreras, con prólogo de José PoI anca,
y editada también ese año de 1942. La Jefatura editó además un «Boletín de Información» de perio-
dicidad cuatrimestral a partir del año 1958.
1I En algunas localidades llegaron a disponder de libros registro de correspondencia. Véase AMT,
caja 7758.
12 La Instrucción núm. 4 de la Fase I a «Organización» obligó a la redacción de ordenanzas generales
tario u obligatorio, se abría por la secretaría una ficha personal que además de su identificación com-
pleta, incluyendo una fotografía (nombre, domicilio, edad, estado, teléfono, profesión, estudios, lugar
de trabajo, sitios frecuentados) se señalaba el tipo de prestación, el servicio al que estaba adscrito (alarma,
incendios, etc.), su cargo, la unidad a la que pertenecía, el centro de Defensa Pasiva al que estaba adscrito,
su sector, subsector, bloque o casa. Cada uno de ellos disponía además de una tarjeta de identidad que
lo identificaban como miembro de la Defensa Pasiva. Véase A.M.T., caja 7.758.
14 B.O.E. de 9 de mayo de 1960.
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General, bajo la jefatura del Alcalde (art. 6°). Este decreto contemplaba además la
composición de esa Dirección General y sus funciones, entre las que estaba la de ela-
borar el plan general de Protección Civil, y la de organizar las jefaturas provinciales
y locales (art. 7° i).
En cumplimiento de este último cometido la Dirección General de Protección Civil,
mediante la instrucción núm. 5, de 22 de junio de 1960 15 , procedió a la reorganización
de las Jefaturas Locales de Protección Civil. Por su norma primera se especificaba que
quedaban integradas por el alcalde, como jefe local de ese servicio, un segundo jefe,
la secretaría general y una junta formada por funcionarios pertenecientes al municipio
y a empresas o entidades particulares, cuyas actividades tuvieran relación con la Pro-
tección Civil. También podía formar parte de ellas un representante de la Cruz Roja.
La junta no debía ser numerosa, aunque debía contar al menos con un químico o
farmacéutico, un técnico sanitario, otro de la construcción y otro con conocimientos de
electricidad. Serían nombrados por la Dirección General a propuesta del jefe local,
aceptada y cursada por el jefe provincial. El secretario general de la junta local era el
segundo jefe o, en su defecto, quien designara el jefe local. El personal administrativo
de esa secretaría lo proporcionaba el ayuntamiento, si no lo hacía la Dirección General.
La norma segunda de esta instrucción destacaba, como jefaturas locales de plazas
importantes, las de Ceuta y Melilla, y a las de Vigo, Ferrol, Gijón, Cartagena, Algeciras
y Mahón. Las dos primeras dependían directamente de la Dirección General y las
restantes de sus respectivas jefaturas provinciales. Todas ellas serían reforzadas con
funcionarios del Estado.
Cada Servicio en los que se estructuraba la Protección Civil, siguiendo el modelo
de su precedente la Defensa Pasiva, tendría un jefe cuyo nombramiento recaía entre
los vocales correspondientes de la junta, que dependería directamente de la jefatura
local (norma tercera). En concreto cada jefatura local de Protección Civil disponía de
los siguientes Servicios: Orden; Propaganda; Transmisiones; Defensa del Patrimonio
Artístico; Reclutamiento; Evacuación, Dispersión y Albergue; Alarma; Oscurecimien-
to, Refugios; Sanidad y Defensa biológica; Salvamento; Incendios; Defensa atómica
y química; y Rehabilitación de los servicios públicos (agua, gas, electricidad, alcan-
tarillado, desescombro, etc.). Los trabajos de las jefaturas locales se realizarían me-
diante ponencias formadas por el segundo jefe, el vocal competente en la materia y
el jefe del correspondiente Servicio. Esta composición se ampliaba en las plazas
importantes ya mencionadas (norma cuarta).
En las poblaciones que no tuvieran jefaturas locales podían constituirse Comisiones
de Evacuación y Dispersión, integradas por el alcalde, como jefes de las mismas, y por
cuatro funcionarios o vecinos del municipio con preparación adecuada para realizar
trabajos estadísticos demográficos, o relacionados con los transportes. También en estas
comisiones debía participar un médico (norma quinta). Tanto las jefaturas como las
comisiones se reunirían en pleno cuantas veces creyeran oportuno sus jefes respectivos
y, al menos una vez en la primera quincena de diciembre de cada año, para examinar
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el estado de sus trabajos, levantando acta que debían remitir a la jefatura provincial
(norma sexta). A ésta le correspondía ejercer una constante tutela sobre las jefaturas
locales y comisiones de evacuación (norma octava).
El contenido de estas normas sería ampliado poco tiempo después con la aproba-
ción de la orden de 5 de mayo de 1962 16, de Presidencia del Gobierno, con la que se
pretendía refundir en un solo texto las diferentes instrucciones generales y de régimen
interior relativas a la Protección Civil publicadas hasta entonces 17 • Esta Orden está
estructurada en siete títulos, de los que el IV se refiere a las Jefaturas Locales (art.
26-37). Sus misiones eran las siguientes: t) El estudio de los medios locales aptos y
precisos para la adaptación de la protección de personas y bienes civiles en caso de
guerra o calamidad pública; 2) La gestión cerca de los organismos locales afectados
por la defensa para que adquieran el material adecuado o adopten las medidas nece-
sarias; 3) La organización de los cuadros de mando, reclutamiento e instrucción del
personal, y el estudio de los medios precisos; 4) El mando y la dirección de la Pro-
tección Civil en caso de guerra, ejecutando los planes previstos; y 5) La prestación de
igual servicio en caso de calamidades públicas (art. 26).
Los Servicios en los que se organizaban estas jefaturas habían sufrido pocas mo-
dificaciones. Esta disposición se refiere en concreto a: Orden; Transmisiones; Alarma;
Oscurecimiento; Evacuación; Dispersión y Albergue; Refugios; Protección del Patri-
monio artístico y cultural; Defensa química y atómica; Sanidad y Defensa Biológica;
Incendios; Salvamento; Rehabilitación de los Servicios Públicos; Reclutamiento y Pro-
paganda, y Preparación psicológica.
En las capitales de provincia existirían jefaturas provinciales y jefaturas locales. Estas
últimas, con la denominación de Jefaturas Locales de Capital de Provincia, estaban
integradas por el alcalde como jefe local, un segundo jefe, técnico de Protección Civil,
que actuaba como secretario, una secretaría general y una junta formada por funcio-
narios pertenecientes al municipio, y empresas o entidades particulares, junto con un
representante de la Cruz Roja (art. 27). De entre los vocales de la junta se nombraban
los jefes de cada uno de los Servicios ya mencionados.
El pleno de las jefaturas locales seguía realizándose cuantas veces fuera preciso y,
al menos, todos los quince de diciembre, remitiendo una copia de sus actas a la Di-
rección General por conducto de las jefaturas provinciales (art. 32).
Las jefaturas locales de poblaciones no capitales de provincia tenían una composi-
ción, funciones y estructuración similar a la descrita. Ahora bien no estaban obligadas
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a tener servicios de Protección del Patrimonio, ni de Rehabilitación de los servicios
públicos (art. 33). En donde no existían estas jefaturas, pero concurrían circunstancias
que lo aconsejaban, se seguían formando las Comisiones Locales de Protección Civil.
Estaban integradas por el alcalde y cuatro funcionarios del municipio o vecinos aptos
con las misiones que ya conocemos (art. 35). Unas y otras celebraban plenos, al menos
los quince de diciembre de cada año, levantando la correspondiente acta (art. 37). La
designación del personal que constituía los cuadros de las jefaturas locales correspon-
día a la Dirección General, a propuesta del jefe local, con la conformidad del jefe pro-
vincial (art. SI). Todas las personas que formaban parte de la Protección Civil local
tenían una tarjeta de identidad, autorizada para los mandos por el jefe provincial, y
para todos los demás por el jefe local (art. 54).
El control del personal adscrito a la Protección Civil se llevaba mediante fichas
individuales de cada uno de sus miembros, rellenadas en las jefaturas correspondien-
tes, constando la conformidad con los cometidos asignados mediante la firma del
interesado (art. 55). Los funcionarios adscritos a las jefaturas estaban obligados a realizar
los estudios y trabajos que les fueran solicitados por el jefe local en relación con su
función o cometidos normales (art. 69).
Los trabajos de las jefaturas, consiguientes al desarrollo de instrucciones o pla- .
nes de actuación, dictados por la Superioridad en caso de guerra o calamidad pú-
blica, se llevarían a cabo mediante ponencias constituidas por el segundo jefe, como
sabemos un militar, o un adjunto, el vocal competente en la materia, y el jefe del
Servicio. Los trabajos serían iniciados por el ponente de Protección Civil, o por quien
determinara el jefe local, trazando en principio por cada Servicio el futuro plan o
apéndice, que remitiría a los restantes ponentes para que 10 ampliaran o complemen-
taran, hasta alcanzar la redacción definitiva, tras las reuniones precisas. La secreta-
ría general procedería a su tramitación. Un ejemplar completo sería firmado por todos
los miembros de la ponencia para su conservación en la jefatura. Los enviados a la
Dirección General o a la Jefatura Provincial sólo iban firmados por el segundo jefe
como secretario general (art. 71).
Las poblaciones que tenían jefaturas locales de Protección Civil en 1962 eran prác-
ticamente las mismas que años antes habían mantenido jefaturas locales de Defensa
Pasiva. En las provincias que actualmente forman Castilla-La Mancha había jefaturas
locales en Albacete, Almansa, Hellín, Villarrobledo, Cuenca, Guadalajara, Talavera de
la Reina, Toledo, Ciudad Real, Alcázar de San Juan, Almadén, Puertollano y Valdepeñas.
Así figura en el anexo 1 de la publicación «Organización y Mando OM_l»lx. Aún más
interesante es el anexo V de esa misma publicación titulado «Normas para la docu-
mentación». En su art. 1° realiza una interesante diferenciación entre las instrucciones
generales, las instrucciones internas de cada Servicio, las circulares, las notas y las
instrucciones particulares de cada Servicio, que formarían la colección completa de
disposiciones de Protección Civil que debían tener todas las jefaturas. En ese anexo se
IX Dirección General de Protección Civil, Organización y Mando OM-l. Anexos 1, 1/, /11 Y V, Pre-
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señalan las características y contenido de las órdenes generales, los planes, los apén-
dices y las tarjetas de identidad lY •
Todavía en 196220 se aprobarían nuevas normas para regular la intervención de las
jefaturas de Protección Civil si se producían calamidades públicas 21 . Las jefaturas
provinciales eran las encargadas de su ejecución, con la colaboración de las locales
y de los respectivos ayuntamientos allí donde éstas no existían. Por su arto 20 se es-
pecifica que las jefaturas y comisiones locales de Protección Civil redactarían la parte
del plan trazado por la jefatura provincial, siguiendo sus directrices. Y lo mismo harían
los ayuntamientos en donde no hubiera ni unas ni otras. Las provinciales redactarían
los planes generales de Defensa (Seguridad y Socorro), y de Ejercicio del Mando, apo-
yándose en el contenido de los planes parciales de los distintos Servicios. Con ellos
se redactaría la Orden general de Protección Civil (art. 31).
En los años siguientes se fueron publicando nuevas instrucciones, circulares y notas
sin que modificaran esencialmente el contenido de la Orden de 196222 . Entre este año
y 1966 aparecieron un buen número de publicaciones editadas por la Dirección Ge-
neral de Protección Civil, agrupadas en dos colecciones: la de «Conferencias de Di-
vulgación»23 y la de «Reglamentos y Cartillas»24.
19ldem, p. 27-29.
20 Dirección General de Protección Civil, Calamidades Públicas CP-J. Normas para la previsión e
intervención de las Jefaturas de Protección Civil en las Calamidades Públicas, Presidencia del Gobier-
no, Madrid 1962, 26 p.
21 Estas normas elaboradas en cumplimiento de los artículos 20, 24 Y 36 de la Orden de 5 de mayo
de 1962 reemplazaban a la Instrucción Interna del Servicio núm. 1, de 12 de diciembre de 1960 sobre
«Actuación de la Protección Civil en siniestros importantes y otras calamidades públicas». Las «Normas
orgánicas para la intervención de la Protección Civil en las calamidades públicas» fueron difundidas en
la Instrucción General núm. 16 de 4 de diciembre de 1963.
22 Una de ellas lleva por título el de <<Instrucción Provisional para la designación de cargos y remisión
de los cuadros periódicos en consonancia con la próxima edición de los apéndices al OM-l» y está fechada
el 5 de abril de 1966. Véase AMT, caja 7.762. La formación de los «Expedientes personales de técnicos
y auxiliares administrativos de Protección Civil» fue establecida por la Instrucción General núm. II de
10 de julio de 1962. Por Orden de 22 de enero de 1963 (BOE de 29 de enero de 1963) la Presidencia
del Gobierno amplió la representación de los departamentos ministeriales en la Dirección General de
Protección Civil con miembros del Ministerio de Obras Públicas. Otra Orden de 14 de mayo de 1963 (BOE
de 23 de mayo de 1963) regularizó la petición de destinos por parte del personal de Protección Civil.,
21 Entre las publicaciones que forman parte de esta colección se encuentran las siguientes: Genera-
lidades sobre la protección civil en España (núm. 1); Autoprotección colectiva (núm. 2); Autoprotección
individual)' familiar (núm. 3); Intervención de la protección civil en las calamidades públicas (núm,
4); El átomo, la radioactividad)' su medida (núm. 5); Explosiones nucleares y sus efectos (núm. 6);
y El salvamellto (núm. 7), Todas ellas, con una extensión reducida en torno a las 20 páginas, están editadas
en Madrid, por esa Dirección General, entre 1963 y 1966.
2,1 Cada uno de los Servicios en los estaba estructurada la Protección Civil publicó en esta colección,
en primer lugar, los principios generales en los que se basaba, para posteriormente desarrollarlos en otra
más elaborada en la que recogía las reglas para su ejecución. Así, por ejemplo, el Servicio de Protección
del Patrimonio Artístico y Cultural se responsabilizó de los títulos siguientes: Protección del patrimonio
artístico y cultural. PP-J. Principios generales y normas para la actuación del Servicio de Protección
del Patrimonio Artístico y Cultural, Presidencia del Gobierno, Madrid 1964, 19 p.; y Protección del
patrimonio artístico y cultural. PP-2. Reglas para el empleo del Servicio de Protección del Patrimonio
Artístico y Cultural, Presidencia del Gobierno, Madrid 1967, III p.
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Por orden de 6 de julio de 196625 , de la Presidencia del Gobierno, se modificaron
varios artículos de la 5 de mayo de 1962, afectando sobre todo a la composición y
funcionamiento de las jefaturas provinciales y locales. Por la nueva redacción del ar-
tículo 27 se establecía que cada jefat!lra local estuviera constituida por el alcalde, como
jefe local; un segundo jefe, técnico de Protección Civil; los jefes de los diferentes
Servicios y un secretariado. Todos ellos formarían también una junta con funciones
asesoras y consultivas, junto con otras personas que actuasen como vocales, si se
consideraban necesarias. Los Servicios que entonces se consideraban comunes eran los
siguientes: Orden; Transmisiones; Logísticos; Alarma y Oscurecimiento; Refugios;
Defensa Atómica y Química; Incendios; Salvamento; Sanidad y Defensa Biológica;
Acción Social; Rehabilitación de Servicios Públicos; Protección del Patrimonio Artís-
tico y Cultural; Evacuación, Dispersión y Albergue; Reclutamiento; Propaganda y
Preparación Psicológica (art. 28). Aunque su número se reducía en las poblaciones que
no eran capitales de provincia (art. 33). Los trabajos consiguientes al desarrollo de las
directrices de Protección Civil en caso de guerra o calamidades públicas serían efec-
tuados por el secretariado técnico de cada jefatura, y sólo cuando fuera preciso, y para
aspectos técnicos, por medio de ponencias (art. 70).
En 1966 se publicaron unos apéndices al Reglamento OM -1 que reemplazaban, entre
otras disposiciones, a los anexos 1, 11, I1I, IV y V de 1962 ya cQmentados. El apéndice
11 se refiere a las «Normas para la documentación»2ó. Entre las normas emanadas de
la Dirección General de Protección Civil el rango superior lo ocupan ahora las direc-
tivas 27 identificadas por dos letras seguidas del núm. 1 ó 2, según correspondiera al
caso de guerra o de paz, y separadas letras y cifra por un guión (art. 2°). Las jefaturas
locales y provinciales debían tener una colección completa de todas esas disposiciones
(art. 4°). La Dirección General establecería el tamaño, color, forma, epígrafe y mem-
brete de todos los escritos relacionados con ese servicio (art. 5°). Por último se seña-
laba el contenido y características de las tarjetas de identidad (art. 6°).
El apéndice 111 de la publicación que estamos comentando recoge las «Normas para
nombramientos y redacción de los cuadros de mando de las Jefaturas de Protección Civil».
y en su apéndice IV se da cuenta de las jefaturas provinciales y locales establecidas
por entonces, con algunos cambios con respecto a la situación de 1962. Así por ejemplo
ya no existían jefaturas locales en Almansa, Hellín o Almadén, pero por el contrario
se había creado una nueva en Manzanares, por lo que respecta a las provincias de Castilla
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La Nueva 2X . En total había 241 jefaturas, de las que 50 eran provinciales, 52 de ca-
pitales de provincia, 6 de plazas importantes y 133 locales.
Dos años después se aprobó por decreto núm. 246 de 15 de febrero de 19682~ la
reorganización del Ministerio de la Gobernación. Como consecuencia de esta norma-
tiva quedó integrada en ese ministerio con rango de Subdirección General, dependien-
do del Director General de la Guardia Civil. Abandonaba, por 10 tanto, la Presidencia
del Gobierno y dejaba de ser una dirección general.
Esa subdirección con carácter civil sería creada y organizada por el decreto núm.
398 de 29 de febrero de 19683°. En su artículo lOse señala que la Protección Civil está
constituida por «el conjunto de acciones encaminadas a evitar, reducir o corregir los daños
causados a personas y bienes por los ataques realizados con toda clase de medios de
agresión en la guerra, y también, por los elementos naturales o extraordinarios en tiem-
pos de paz, cuando la amplitud y gravedad de sus efectos les hacen alcanzar el carác-
ter de calamidad pública». Junto con su organización y funciones, esta disposición recoge
también la composición de las jefaturas provinciales y locales. Estas últimas seguían
bajo la jefatura de los alcaldes respectivos y tenían una composición similar a las
provinciales, si bien sólo contaban con segundos jefes, técnicos de Protección Civil, las
que existían en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia y Zaragoza (art. 11). Por lo tanto
en la mayoría de las poblaciones estas jefaturas locales se componían del alcalde como
jefe, de una junta constituida por funcionarios cuyas actividades tuvieran relación con
la Protección Civil, y de un secretario, designado de entre los miembros de esa junta.
Todavía ese año, por resolución de 19 de julio de 196831 , la Dirección General de
la Guardia Civil delegó funciones en esa Subdirección en materias de personal, ordena-
ción de pagos y aprobación de proyectos de obras. Y por orden de 26 de octubre de 1968,
de la Presidencia del Gobierno, quedó aprobado el reglamento de abreviaturas y signos
convencionales de carácter operativo para uso de las Fuerzas Armadas y Protección CiviP2.
A partir de entonces la Protección Civil siguió dependiendo de la Dirección General
de la Guardia Civil, en el Ministerio de la Gobernación, y con rango de Subdirección
General con los mismos cometidos ya descritos. Las jefaturas provinciales y locales
mantuvieron su composición y funciones con arreglo a 10 determinado en el decreto de
29 de febrero de 1968. Habrá que esperar a 1976 para observar cambios en la adscripción
de esa Subdirección 3" pues a partir de la aprobación del decreto núm. 2.614 de 30 de
2S Idem, p. 29-34.
2" BOE de 17 de febrero de 1968.
)0 BOE de 8 de marzo de 1968.
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octubre de 197634 quedó incorporada en la Dirección General de Política Interior de
ese mismo Ministerio.
A la vista de 10 expuesto podemos afirmar que en la totalidad de las poblaciones
de más de 20.000 habitantes, incluyendo las capitales de provincia35 , entre 1960 y, al
menos, 1975, sus jefaturas locales de Protección Civil debieron tramitar la siguiente
documentación que puede conservarse en sus archivos municipales:
l. Expedientes de constitución, renovación y cese de las Jefaturas Locales 36
2. Libros de acuerdos de las Jefaturas Locales 37
3. Expedientes de nombramiento de los cuadros de mando de la Protección Civipx
4. Cuadros constitutivos de las Jefaturas Locales 3Y
5. Correspondencia con la Jefatura Provincial y con otras autoridades e institucio-
nes 40
6. Órdenes generales de Protección Civil 41
acta de sus reuniones plenarias. As'f se recordará también en el art. 32 y 37 de la orden de 5 de mayo
de 1962, y los respectivos de la orden de 6 de julio de 1966.
lK La instrucción núm. 5 de 22 de junio de 1960, en su norma 1", especifica cómo debía realizarse
la designación o nombramiento del personal que constituyera los cuadros de mando de Protección Civil
en cada población. Se requería propuesta del jefe local, aceptada y cursada por el jefe provincial, para
que la Dirección General procediera al nombramiento efectivo, comunicado por escrito, mediante oficio,
al interesado. Así se establece también en el art. 51 de la orden de 5 de mayo de 1962. Por el art. 51
de la orden de 6 de julio de 1966 se simplificó el procedimiento, dado que para las jefaturas locales
de las capitales de provincia era efectivo el nombramiento si se producía la conformidad del jefe pro-
vincial a la propuesta realizada por el jefe local. El primero debía comunicar su decisión a la Dirección
General para su conocimiento. En las restantes localidades este último requisito era innecesario. Des-
pués se procedía a la toma de posesión por parte del designado, e inmediatamente a la solicitud de una
tarjeta de identidad por la jefatura local para el nuevo miembro de Protección Civil.
lY Con esta denominación se recogen los estadillos que utilizaban las jefaturas locales para informar
a las provinciales y a la Dirección General de los cargos de Protección Civil que las integraban, dando
cuenta de su nombre y apellidos, cargo propio o carrera, si tenían o no tarjeta de identidad y si habían
enviado o no su ficha personal. Estas relaciones se cumplimentaban siguiendo un modelo oficial dos veces
al año, en la primera quincena de enero y de julio. El modelo fue publicado como anexo III en la obra
Organización y Mando OM-l. Anexos ... , p. 15-23, y sufrió pocas variaciones en los años posteriores.
40 La correspondencia podía ser tan variada como lo era el posible ámbito de actuación de la Protección
Civil. En ella se incluirían las distintas disposiciones, desde las directivas hasta las circulares y notas. Tanto
las entradas como las salidas pudieron ser anotadas en los correspondientes libros registro.
41 Las órdenes generales de Protección Civil para cada localidad contenían las directrices por las que
se habían de regular de forma coordinada los distintos Servicios. Eran diferentes para caso de guerra
o de calamidades públicas. y en todo caso debían ser aprobadas por la Dirección General para ser válidas.
A ellas se refiere el anexo V de la obra Ol~f?allizacióll )' Mando OM-l. Anexos ... , p. 27-28. En otras
disposiciones aparecen como «planes de acción».
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7. Planes de los Servicios de Protección Civil 42
8. Apéndices a los planes de cada Servicio de Protección Civi1 43
9. Informes o estudios 44
10. Fichas de personal45 y material
11. Registro de tarjetas de identidad46
42 Se redactaron tantos planes como Servicios existentes, por lo que se han de tener en cuenta las
variaciones que se produjeron en éstos entre 1960 y 1975. Se distinguían mediante números romanos,
correspondiendo el III a los planes iniciados a partir de 1961, siendo los anteriores de Defensa Pasiva,
el I de 1950 y el 11 de 1958. Véase la publicación Organización y Mando OM-l. Anexos ... , p. 28.
4.1 Elaborados los planes, era necesario actualizarlos cada año, para lo que se cumplimentaban lo que
las fuentes normativas denominan como «apéndices». Se designaban con números arábigos, separados
por un guión del Plan correspondiente, distinguido por un número romano. Así el III-Iera el apéndice
del año 1962 del Plan de 1961.
44 Por el art. 69 de la orden de 5 de mayo de 1962 se establece que los funcionarios municipales
estaban obligados a realizar los «estudios o trabajos» que les encomendaran los jefes locales de Pro-
tección Civil en relación con sus cometidos normales. En el art. II del decreto de 29 de febrero de 1968
se establece que las jefaturas locales podrían recabar los <<informes y estudios» que les fueran precisos.
4, Las fichas de control de personal aparecen contempladas en el art. 55 de la orden de 5 de mayo
de 1962. En cada jefatura o comisión local debía existir una ficha individual de cada uno de los mandos
y del personal adscrito a Protección Civil comprometiéndose con su firma al cumplimiento de los cometidos
asignados.
40 La expedición de tarjetas de identidad para todo el personal que formara parte de manera per-
manente de la Protección Civil está regulada ya por el art. 54 de la orden de 5 de mayo de 1962.
Obviamente las jefaturas lo único que conservaban era el registro en donde anotaban los datos que
figuraban en esas tarjetas, dado que así está contemplado en art. 4° de I anexo V de la obra Organi-
zación y Mando OM-l. Anexos ... , p. 29.
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JEFATOBA LOCAL DE DEFENSA FA/UVA DE TALAV.ERA DE LA RErNA •
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CENSURA DE PRENSA Y JUSTICIA PENAL
EN EL RÉGIMEN FRANQUISTA
Xavier Gayán Félez
Llui'sa Rodríguez Muñoz
Juzgados de Instrucción y de lo Penal de Barcelona
No cabe duda que el ejercicio de la censura responde por necesidad a una obvia
exigencia: el régimen que la aplica precisa de la manipulación e instrumentalización
de los canales informativos y culturales para poder mantenerse estable en el poder. Al
hilo de este enfoque, es fácil comprender por qué franquismo y censura conformaron
un todo indisoluble. El afán por mutilar y distorsionar o anular la verdad en función
de los intereses gubernamentales alcanzó su paroxismo en una España donde la im-
posición de criterios arbitrarios y totalitarios no revestía mayor problema que el de
acudir, con más o menos asiduidad, a la represión directa. Máxime, cuando su Jefe de
Estado significaba, a todas luces, la personificación misma de la represión.
1 Ley de Prensa de 22 de abril de 1938 (BOE, núms. 549-550, 23-24 de abril de 1938). Para una visión
global del tema: CENDAN PAZOS, F: Historia del derecho espaiiol de prensa e imprenta (1502-1966).
Nacional, Madrid, 1974 y, muy especialmente, v. TERRÓN MONTERO, 1.: La prensa en ESJlaiia du-
rante el régimen de Franco. UIl intento de análisis político, «<Monografías», núm. 40), Centro de In-
vestigaciones Sociológicas, Madrid, 1981 Y SINOVA, 1.: La censura de prensa durante el franquismo
(1936-1951), Espasa Calpe, Madrid, 1989.
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Plenamente consciente del alcance y la decisiva significación que representaba la
prensa como instrumento de control político-social en el propósito de dominar al con-
junto social, la dictadura franquista, previa depuración de los profesionales no acólitos
o simplemente sospechosos, no dudó en manipular la existencia de ese cuarto poder,
materializando sin el más mínimo rubor un placaje brutal a la libertad de expresión
e información, y evidentemente, a las diferentes culturas del Estado español que no
fueran de matriz castellana. Con el establecimiento de la nueva ley, los valores y ar-
quetipos más reaccionarios encontraron en las galeras el instrumento de plasmación
perfecto alcanzando un ritmo frenético de imposición a semejanza de los ejemplos ita-
lianos 2 . No en vano, la censura significaba un soporte ineludible para el mantenimien-
to de un Estado que sólo podía aceptar las verdades oficiales, léase la falsedad
institucionalizada. En consecuencia, «un periodismo actual y exacto», «basado exclu-
sivamente en la verdad y la responsabilidad» como pregona el preámbulo de la ley,
que velase por la sana mentalidad, la familia, la nobleza, la salvaguardia de los valores
tradicionales y la pureza de las almas de los españoles todos no podía catalogarse, en
modo alguno, como un fin en sí mismo. En realidad, se trataba de un vehículo de
homogeneización y concienciación en beneficio directo de la estabilidad y perdurabi-
lidad del régimen. De alguna manera, con todo ello se intentaba estructurar unos so-
portes ideológicos, íntimamente unidos a los patrones del catolicismo más reacciona-
rio, para conseguir una atmósfera social propicia. Todo este entramado de circunstan-
cias encuentra el marco de justificación idóneo en la Ley de Prensa de 1938.
Así, en un contexto bélico, la estructura organizativa del Ministerio del Interior con
el Servicio Nacional de Prensa al frente y, a nivel provincial, el Servicio de Prensa
(adscrito al Servicio Nacional y al Gobierno Civil de la provincia) se encargaron del
control efectivo de las publicaciones periódicas. Las funciones que desarrollaban eran
las siguientes:
l. La regulación del número y extensión de las publicaciones.
2. La intervención en la designación de los directores de los rotativos así como la
potestad para su destitución.
3. La reglamentación de la profesión periodística con la creación del Registro Ofi-
cial de Periodistas.
4. La vigilancia de la actividad de la prensa.
5. El ejercicio de la censura previa, con carácter transitorio, siguiendo las directri-
ces marcadas por el Servicio Nacional de Prensa o por el Gobernador Civil de
la provincia cuando se trataba de materias de ámbito provincial o local'.
2 TERRÓN, al'. eit. p. 55. Por otra parte, las evocaciones del periodista Esteve Busquets en torno a
cómo se vivía la profesión en la inmediata posguerra abundan en esta estrecha relación con los modelos
del fascismo italiano. Pese a no prosperar el proyecto, el ministro Ramón Serrano Suñer se planteó la
posibilidad de imponer a los periodistas un uniforme semejante al de Falange, inspirándose en el referente
de la Italia fascista. V. BUSQUETS i MOLAS, E.: Quaranta anys de periadisme baree/allí, Portie,
Barcelona, 1976, p. 206.
, Según indica la ley, en materia de censura de guerra el ejercicio de esta censura competía a la a.utoridad
militar pel1inente (art. 6°), en lugar de la habitual responsabilidad ejercida por el Jefe del Servicio de Prensa
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Al margen de aquellos hechos constitutivos de delitos o faltas contemplados en el
Código Penal 4 , el Ministerio del Interior encargado del Servicio Nacional de Prensa
tenía facultad para castigar a través de la vía gubernativa la publicación de cualquier
información que se considerase perniciosa para los intereses del <<lluevo Estado», pues,
como bien ha puesto de relieve Justino Sinova los periódicos no respondían al impulso
de la sociedad, en tanto que funcionaban como altavoces de la obra de gobierno y ve-
hículos de adoctrinamiento político e ideológico de los súbditos'.
Hay que reseñar que las sanciones afectaban al redactor del artículo, al director de
la publicación y a la empresa editora, pudiéndose llegar en función de la gravedad de
los hechos, a la destitución e inhabilitación del director con la subsiguiente cancela-
ción de su nombre del Registro de periodistas e, incluso, a la incautación de ejempla-
res y al cierre cautelar del rotativo. Con posterioridad, diferentes disposiciones desa-
rrollaron y ampliaron el articulado de la leyÓ.
provincial elegido por el Ministro del Interior. Resulta sobradamente indicativo que cualquier obra o estudio
que tratase de la reciente contienda, antes de ser editada, debía ser autorizada por el Ministerio del Ejército.
V. Decreto de la Presidencia de 23 de septiembre de 1941 relativo a obras referentes a la Guerra de
Liberación o su preparación (BOE, núm. 268, 23 de septiembre de 1941).
En 1946 el régimen franquista optó por atenuar la censura de prensa dictando algunas disposiciones
al respecto: «( ... ) dejando a salvo la moderación en el lenguaje y el respeto debido a los principios
fundamentales del Estado español ( ... »>. Una medida más nominal que efectiva, ya que tuvo una escasa
traducción práctica. V. Orden del Ministerio de Educación Nacional de 23 de marzo de 1946 (BOE, núm.
85, 26 de marzo de 1946).
~ El Código Penal de 1944 « ( ... ) castigaba como delitos los actos graves que atentaban a los derechos
de la personalidad humana, cometidos por medio de la imprenta o con publicidad y para la adecuada
reparación de la fama de los agraviados, el artículo 14 de la Ley de Imprenta de 26 de julio de 1883 (... »>,
v. Decreto de 23 de marzo de 1953 sobre la regulación del ejercicio del derecho de rectificación o de
réplica (BOE, núm. 88, 29 de marzo de 1953).
5 SINOVA, ap. cit. p. 190.
"Orden del Ministerio del Interior de 29 de abril de 1938 concerniente a la necesidad de autorización
expresa para la publicación, distribución y venta de todo tipo de libros, folletos y demás impresos edi-
tados en España (BOE, núm. 556 30 de abril de 1938); Orden del Ministerio del Interior de 22 de junio
sobre las normas de aplicación de la Orden de 29 de abril respecto a la prohibición de la distribución
y venta de libros y folletos extranjeros sin la autorización del Servicio Nacional de Propaganda (BOE,
núm. 610, 24 de junio de 1938); Orden de la Vicesecretaría de Educación Popular de 24 de febrero de
1942 relativa a la publicación de revistas (BOE, núm. 76, 17 de marzo de 1942); Orden del Ministerio
de Educación Nacional de 23 de marzo de 1946 que atenúa la censura de prensa (BOE, núm. 85, 26 de
marzo de 1946); Orden del Ministerio de Información y Turismo de 28 de enero de 1952 concerniente
al nombramiento y sustitución de los directores de periódicos (BOE, núm. 35,4 de febrero de 1952); Decreto
del Ministerio de Información y Turismo de 4 de agosto de 1952 que autoriza refundir los preceptos
sancionadores de materias de prensa, publicaciones, actos públicos, radiodifusión, cinematografía, teatro,
espectáculos y turismo (BOE, núm. 254, 10 de septiembre de 1952); Decreto del Ministerio de Informa-
ción y Turismo de 13 de marzo de 1953 regulando el ejercicio del derecho de rectificación en la prensa
periódica (BOE, núm. 88, 29 de marzo de 1953); Orden del Ministerio de Información y Turismo de 25
de mayo de 1953 sobre el cumplimiento del Decreto de 13 de marzo de 1953 del derecho de rectificación
(BOE, núm. 162, lI de junio de 1953); Orden comunicada del Ministerio de Información y Turismo de
29 de mayo de 1957 referente al recurso de revisión ante la negativa de la edición de impresión de libros
y otras publicaciones (BOE, núm. 258, 12 de octubre de 1957); Orden de los Ministerios de Hacienda,
Gubernación e Información y Turismo de 28 de junio de 1957 sobre la distribución de libros y publi-
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Tal como nos refiere Maruja Torres «ningún medio se libraba de rendir vasallaje,
toda vez que el nombramiento de cada director siempre debía ser sancionado por el
Consejo de Ministros»7; los periodistas conformaban la viguería del aparato propagan-
dístico del régimen: eran funcionarios a su servicio, aunque su salario fuera pagado
por una empresa privada x. Sólo así pueden entenderse casos tan peregrinos como el
del diario «Ya», rotativo de calada tradición católica, mostrando su adhesión a Hitler
y al III Reich elIde febrero de 1942, a pesar de que el Papa Pío XI condenase el
nazismo en su encíclica de 1937 Mil brenender sorge Y •
caciones prohibidas en aplicación del Convenio Postal Internacioll¡.¡1 (BOE, núm. 202, 8 de agosto de 1957);
Decreto del Ministerio de Información y Turismo de lI de jUHu de 1957 que regula el requisito del pie
de imprenta en las publicaciones (BOE, núm. 201, 7 de agosto de 1957); Orden del Ministerio de In-
formación y Turismo de 4 de octubre de 1958 sobre el funcionamiento del registro de empresas periu-
dísticas (BOE, núm. 253, 22 de octubre de 1958); Orden del Ministerio de Información y Turismo de
31 de octubre de 1957 referente a las normas para la edición de publicaciones, (BOE, núm. 287, 15 de
noviembre de 1957); Orden del Ministerio de Información y Turismo de 21 de julio de 1959 relativa a
los impresos en España e importados del extranjero y la inscripción del número de orden del registro de
publicaciones (BOE, núm. 191, II de agosto de 1959); Orden del Ministerio de Información y Turismo
de 13 de agosto de 1962 concerniente a la sustitución de los directores de periódicos (BOE, núm. 200,
21 de agosto de 1962).
7TORRES, M.: Mujer en guerra. Más masters da la vida, El País Aguilar, Madrid, 1999, p. 72.
x SINOVA, op.cit., p. 17.
" Ibidem, pp. 51-52.
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fascistizantes. El carácter desacomplejadamente camaleónico del dictador, respaldado por,
valga la abstracta expresión tuñoniana «el bloque social del poden>, antes que supues-
tos principios políticos, defiende siempre intereses de clase. Si las élites del poder
económico son las bases efectivas del régimen desde sus más incipientes orígenes y el
Generalísimo gusta mucho más de la erótica del poder que de las esencias ideológicas
de FET y de las JONS, al tiempo que depende mucho más del capital y de los resortes
de la Iglesia que del partido, deviene perfectamente comprensible que la intensa coloración
azul del régimen se fuera difuminando hasta llegar a ser una nota testimonial en un mar
de tecnócratas. Así las cosas, sería lógico suponer que la censura también debió expe-
rimentar una paralela relajación en sintonía con la tímida liberalización y tibio aperturismo
iniciado de manera formal, sobre todo, a partir del pacto militar con los EEUU, el año
1953, y del ingreso en la ONU, dos años más tarde. No obstante, tal relajación fue
sensiblemente más tardía que este inicial y relativo aperturismo. Roma Gubern observa
que «en contraste con la modernización de la economía durante este periodo [1951-1962]
se produjo un estancamiento de la censura y de las restricciones a la libertad de infor-
mación y expresión» 10. Este aparente contrasentido hay que entenderlo en función de
la fundada necesidad del Estado franquista de mantener un férreo control ideológico sobre
la población, no estando dispuesto a tolerar ningún tipo de disidencia o alteración. El
régimen podía fomentar la liberalización y modernización de la economía pero nunca
una liberalización política real. A la luz de este hecho, el reformismo económico no tuvo
su traducción práctica en un equivalente desarrollo político de signo liberal conserva-
dor. Ciertamente, hubo intentos que cabría acotar dentro del marco de una solución de
compromiso, fruto de ese afán por cubrir los mínimos de una aparente voluntad
liberalizante que, cara al exterior, ofreciera una imagen «admisible» de la dictadura.
En este contexto se circunscribe la Ley de Prensa e Imprenta de 18 de marzo de 1966 11 •
Impulso legislativo del entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga
Iribarne; si bien, el autor material de la misma fue Pío Cabanillas. Sin lugar a dudas,
aun constituyendo una renovación más nominal que efectiva, significó un avance con-
siderable habida cuenta de las disposiciones sobre la materia dictada en 1938. La nueva
ordenación suprimía la censura previa y obligatoria de libros y publicaciones, salvo
en los estados de excepción y de guerra, por la consulta voluntaria. Se reconocía la li-
bertad de expresión y el derecho a la difusión de la información pero dentro de los estre-
10 GUBERN, R.: La Censura: Función política)' ordenación jurídica bajo el franquismo ( 1936-1975),
por el Gobierno en octubre de 1965 y ratificado por las Cortes en mayo de 1966. Diversos estudios analizan
el articulado de la ley y los efectos represivos de su aplicación. En este sentido, v. DUEÑAS, G.: La Ley
de Prensa de Manuel Fraga, Ruedo Ibérico, París, 1969; TERRÓN, 01'. cit. pp. 186-218; TUBAU, l.:
El humor gráfico en la prensa del franquismo, «<Ciencias de la comunicación»), Mitre, Barcelona, 1987,
pp. 33-40. RIQUER, B. de y CULLA, 1. B.: Elfranquisme i la transició democratica 1939-1988, «<Historia
de Catalunya», vol. VIII), Ed. 62, Barcelona, 1989, pp. 350-351; MOLINERO, C. y YSAS, p.: Moder-
nización económica e inmovilismo político (1959-1975), Historia de España. Siglo XX. 1939- 1996,
«<Historia Serie MaY0f»), Cátedra, Madrid, 1999, pp. 139-141.
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chos y angostos parámetros marcados por el poder, es decir, no trasgrediéndose las
numerosas excepciones contempladas, porque, si así sucedía, se hacía uso de meca-
nismos sancionadores de diversa índole. En esta línea, el artículo 2° delimitaba aún
más el ya de por sí encorsetado y restrictivo artículo 12° del Fuero de los Españoles
sobre el derecho a la libertad de expresión de la ideas:
«Art. 2.-Extensión del derecho. La libertad de expresión y el derecho a la difusión
de informaciones, reconocidos en el artículo i. o, no tendrán más limitaciones que las
impuestas por las leyes. Son limitaciones: el respeto a la verdad y a la moral; el aca-
tamiento a la Ley de Principios del Movimiento Nacional y demás leyes fundamentales,
las exigencias de la defensa nacional, de la seguridad del Estado y del mantenimiento
del orden público interior y la paz exterior; el debido respeto a las instituciones y a
las personas en la crítica de la acción política y administrativa; la independencia de
los Tribunales y la salvaguardia de la intimidad y del honor personal y familiar.»
Como contrapartida a la pretendida y falsa libertad que enunciaba su texto, la ley
establecía un conjunto de represivas medidas ante las infracciones cometidas. Se fi-
jaban, así, además de responsabilidades civiles y penales, responsabilidades adminis-
trativas para ser aplicadas a redactores, fotógrafos, directores y editores. Examinemos
los criterios de su materialización práctica. Las penales se aplicaban cuando a través
de las publicaciones impresas, aparecía una información susceptible de infringir los pos-
tulados de la normativa de prensa e imprenta l2 • En este supuesto, el Código Penal
regulaba las medidas punitivas a aplicar, pudiéndose deducir, sin demasiado esfuerzo,
que estas sanciones revestían mayor gravedad y consecuencias a más largo alcance que
las responsabilidades administrativas 13.
Las responsabilidades administrativas venían reguladas por el artículo 66 de la ley.
Eran competencia de los órganos correspondientes del Ministerio de Información y
Turismo, cuya acción sancionadora tenía unos efectos inmediatos, sin posibilidad de
ser recurrida ante tribunales y juzgados. Los artículos 67 y 68 clasificaban las infrac-
ciones en muy graves, graves y leves a las que correspondían responsabilidades pe-
cuniarias clasificadas con idéntico criterio l4 •
12 Al igual que Fernando Cendan no consideramos accesorio recordar, ni que sea brevemente, la
distinción entre faltas de imprenta y delitos de prensa e imprenta. Las primeras consistían en leves in-
fracciones de las directrices que regulaban el proceso de edición de las publicaciones (exigencias del pie
de imprenta, presentación de originales ante la censura, etc.) mientras los segundos significaban graves
contravenciones a las limitaciones de libertad de expresión estableciadas en el artículo 2° de la Ley de
Prensa (honor, moral, orden público ... ) a través del uso y servicio de la imprenta. No fue, pues, una
casualidad, que justo un año después de la aparición de la normativa de prensa fuese aprobada una reforma
parcial del Código Penal que reputaba como delitos las transgresiones al tan tristemente famoso artículo
2°. Sobre los delitos y faltas de prensa e imprenta, v. CENDAN, al'. cit. pp. 211-212.
1) El Código Penal de 1944, revisado y reformado el año 1961 (Ley 79/61 de 23 de diciembre, BOE,
núm. 309, 27 de diciembre de 1961), fue nuevamente moditicado seis años después junto a la Ley de
Enjuiciamiento Criminal. Los artículos 165, 165 bis a, y 165 bis b hacen referencia a los delitos de prensa,
v. Ley 3/1967 de 8 de abril, (BOE, núm. 86, 11 de abril de 1967).
14 Como en la ley de 1938, los contenidos de la Ley de Prensa e Imprenta de 1966 fueron ampliados
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Por otra parte, si bien el amplio abanico de amenazadoras restricciones, sanciones,
penas e imposiciones no podía satisfacer plenamente las ansias y necesidades de un
régimen cuya garantía de supervivencia había sido siempre el ejercicio de la represión
-con sordina o sin ella, pero represión al fin y al cabo-, resulta incuestionable su
destacado papel. Al tiempo que ejército y fuerzas de seguridad conformaban uno de
los pilares básicos de su estructura, la censura y sus probados mecanismos de
autoimposición a fin de eludir riesgos, pese a ser un medio mucho más indirecto, no
ocupaba un lugar inferior en la escala de medios inherentes al sistema. Junto a otros
factores de control y alienación, su relevancia deviene contextualizada en el reciente
trabajo de Javier Alfaya y Nicolás Sartorius sobre la represión franquista en los siguien-
tes términos: «Sería ingenuo &uponer que el franquismo se mantuvo sólo mediante el
terror, aunque lo utilizó cuando quiso y como quiso»15.
que estuvo en vigor hasta la reforma del título III del Libro IV de la Ley de Enjuiciamiento Criminal,
que llevó a cabo la Ley 3/1967 de 8 de abril. Resulta muy útil para una mejor comprensión del proce-
dimiento de urgencia: FERRER MARTÍN, D.: «La reforma procesal penal de la Ley 3/1967 (El nuevo
proceso atribuido a la competencia de los Juzgados de Instrucción y el proceso por sumario de urgen-
cia)>>, Preto/; núm. 41, Madrid, septiembre-octubre, 1967, pp. 7-82.
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conclusión del sumario, el expediente pasaba a la Audiencia Provincial, donue un
magistrado de la misma, designado también con carácter especial por la Sala de Go-
bierno para el conocimiento y fallo de los delitos de prensa e imprenta, se encargaba
de la revisión de las actuaciones y el pronunciamiento definitivo. El Tribunal ]Jodía
revocar la resolución del instructor y solicitar la práctica de nuevas diligencia s que
ayudasen a un mayor esclarecimiento de los hechos 17 • Finalizada la revisión, el expe-
diente volvía nuevamente al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción. En este su-
puesto, la causa se sobreseía y archivaba de forma definitiva, sin procederse a la
aplicación de ninguna multa a los inicialmente sospechosos.
Sin embargo, resultaba más frecuente que el juez instructor tras llevar a cabo las
primeras investigaciones, observase indicios de criminalidad en los hechos y determi-
nase auto de procesamiento contra los inculpados. Esta resolución implicaba el depó-
sito de una fianza -en ocasiones, una suma nada desdeñable- por parte de periodistas
y editores. Seguidamente, el sumario, junto a las piezas o ramos de responsabi lidad
correspondientes, era elevado a la Audiencia, donde se dictaba un nuevo auto confir-
mando o revocando el procesamiento del juez instructor a partir de cuyo momento
resolvía el magistrado respecto a las dos alternativas posibles: el sobreseimiento o el
inicio del juicio oral.
El sobreseimiento podía ser libre o provisional, total o parcial, condicionado al
cumplimiento de los supuestos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (arts. 637 y 641).
La apertura del juicio oral en la Audiencia, con el ejercicio de la acción penal por las
partes en conflicto, implicaba un largo proceso, donde se sucedían los recursos y las
apelaciones, pudiendo acabar en el Tribunal Supremo.
En Catalunya las limitaciones impuestas por los parámetros normativos de la Ley
de Prensa de 1966 se materializaron a lo largo de la siguiente década en un gran número
de multas y suspensiones. «La Vanguardia Española», «El Correo Catalán» «Tele/
Exprés», «Destino», incluso «Garbo», «Fotogramas» y «Diario Femenino» fueron al-
gunas de las publicaciones víctimas de los ignominiosos efectos de la represiva leylx,
dándose, sin embargo, la paradoja, que en este periodo nacen muchas de las rev istas
catalanas actuales lY .
Audiencia podía revocar la resolución del juez instructor y, previa notificación al fiscal, remititr las
actuaciones al Juzgado Decano Municipal o al juzgado que asumiese las funciones de éste para que se
procediese nuevamente a su reparto, siguiendo la causa, a partir de este momento, la tramitación de un
juicio de faltas.
IXFIGUERES,1. M.: «La prensa catalana (1966-1979)>>, L'Avenr. Revista d'historia, Barcelona, núm.
20, noviembre, 1979, pp. 66-70; GUIFREU, 1.: «Els mitjans de comunicació a Catalunya: del franquisme
a l' autonomia (1970-1980)>>, L'Avenr. Revista d'historia, Barcelona, núm. 59, abril, 1983, pp. 44-50;
RIQUER, Ofl. cit. p. 351.
I~ FIGUERES, al'. cit., p. 66.
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4. EL ACCESO A LA DOCUMENTACIÓN GENERADA POR
APLICACIÓN DE LA LEY FRAGA: LA ALTERNATIVA DE
LOS LIBROS DE REGISTRO
La alta sensibilidad de las informaciones contenidas en los sumarios de la Ley de
Prensa exige de la Administración un especial deber de diligencia en su custodia y
conservación, dados los potenciales riesgos que para la intimidad de los implicados/
as pudiese suponer un acceso no autorizado. Regulado su genérico acceso por el artículo
57 de la Ley del Patrimonio Histórico Español, consideramos que a pesar de la difícil
convivencia entre los derechos a la privacidad y a la información, ello no es óbice para
que magistrados y jueces o secretarios judiciales, cuando el interés de la investigación
y la acreditación científica del investigador/a lo requiera, pudiesen autorizar el acceso
parcial a la misma.
Por otra parte, dado el nivel más sintético que caracteriza la información contenida
en los libros de registro de sumarios incoados a raíz de la Ley de Prensa e Imprenta,
el grado de afectación al honor, a la intimidad y a la privacidad en su conjunto es'
muchísimo menor y, por consiguiente, las posibilidades de consulta, por contra, pue-
den ser significativamente mayores sin renunciar a la información más sustancial. En
cuanto a la naturaleza de los mismos, tomando como ejemplo la tipificación de los
delitos imputados abarcan desde el escándalo público (siendo éstos los más numero-
sos) hasta las injurias 20 , pasando por los considerados contra la religión católica21 , la
moral publica, la seguridad interna del Estado, desacato a la autoridad, publicaciones
clandestinas y calumnias. Por otra parte, su consulta aporta un resumen donde se
observan junto al tipo de delito, los datos más relevantes de los procesados (edad, estado
civil, filiación, lugar de nacimiento y de residencia, antecedentes penales si los hubie-
ra y valoración de buena o mala conducta); la fecha de incoación; el lugar del hecho;
las fechas de los autos de procesamiento, prisión y libertad; el importe de la fianza;
las resoluciones dirigidas a la superioridad; las fechas de conclusión, remisión y ar-
chivo; y, finalmente, las oportunas observaciones e incidencias.
5. UN TESTIMONIO DE LA CENSURA
La casuística que nutre los libros de registro de procedimientos judiciales incoados
a raíz de la Ley de Prensa e Imprenta responde al reflejo de la reacción del régimen
frente a los elementos considerados potencialmente perturbadores de su estabilidad o,
sencillamente, inconvenientes con respecto a los rigores de los cánones marcados. Sólo
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los comentarios afines con las pautas del libro de estilo de lo jerárquicamente esta-
blecido entonces como políticamente aceptable, ofrecía garantías de adecuación sufi-
ciente a las exigencias de un guión establecido de antemano. Los arquetípicos temas
recurrentes, los aderezados comentarios empáticos y los editoriales vacíos de compro-
miso conformaban el plantel de garantías suficientes para evitar la demanda judicial
y la posterior caída en desgracia. La paradójica maledicencia «tengas pleitos y los ganes»
ejemplifica, también en este caso, lo costoso que podía llegar a resultar para el rota-
tivo implicado no ya la sanción o pena impuesta, sino incluso el mero hecho de ser
objeto de demanda. Ello conllevaba los gastos del proceso, el pago de fianzas nada
desdeñables y, lo que es más grave, el fulminante secuestro de ejemplares, el cierre
cautelar del rotativo y la inhabilitación del periodista o grupo de periodistas deman-
dados. Además, ni que decir tiene que una resolución negativa acababa por rema-
char de un mazazo esta previa retahíla de desgracias. Así lo experimentó y así lo
cuenta y comenta Maruja Torres:
«La cómoda solución anterior, por la que nuestros escritos eran masacrados con lápiz
rojo por los censores, antes de ser publicados, dejaba paso a lo que, pronto lo descu-
brimos, no era más que un albur por el que nos despeñaríamos en manada quienes in-
tentamos ampliar un poquito más el parco catálogo de liberalidades que estaban permi-
tidas.»22
Maruja Torres, en efecto, fue una de los «despeñados» al sufrir en primera persona
los efectos de la Ley de Prensa en un proceso abierto contra la revista «Garbo». El
motivo fue un reportaje protagonizado por una emblemática figura del toreo, donde
aparecía el afamado diestro en pose de juego amoroso sosteniendo en su regazo a una
joven muchaha que resultó ser su sobrina, ambos en traje de baño. Símbolos tan re-
presentativos de las esencias patrias del régimen no podían ser cuestionados por su
conducta y moralidad, puesto que formaban constitutiva parte de su universo simbó-
lico. Si en la cartilla militar del soldado, que por suerte para todos no ha entrado nunca
en combate, consta la fórmula el valor se le supone, en los símbolos y referentes que
el franquismo hace suyos, la impoluta virtud y el recato moral no sólo se presuponen,
sino que además parecen estar sujetos al autoritario concepto de infalibilidad, por mucho
que los hechos se empeñen en desmentirlo. El resultado, tanto para la periodista y sus
compañeros implicados como para la revista, se tradujo en sendas multas e inhabili-
tación para desempeñar cargos públicos, todo ello precedido por varios meses de obli-
gado cierre del magazine con sus lógicas consecuencias.
«La precaria economía de la época hacía que los cierres por desafiar la ley Fraga
constituyeran, para el régimen, un arma con la que someter a editores y periodistas. Cuatro
meses sin ganar dinero y pagando sueldos, perdiéndose la temporada de anuncios, hun-
dían a cualquier empresario ( .. Y>.»
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No en vano, el destacado jurista Cesáreo Rodríguez-Aguilera incide en el carácter
excepcional que debe regir el cierre de una editorial o de un rotativo dado el alcance
y las graves repercusiones que ello comporta:
6. A MODO DE EPÍLOGO
La entrada en vigor de la Ley de Prensa e Imprenta de marzo de 1966, a pesar de
sus incontables cortapisas, supo so un marco legal importante donde pudieron ventilar-
se, de manera tímida pero suficientemente perceptible, las contradicciones internas del
franquismo. Un régimen que, si bien había optado por el abandono de los preceptos
fascistizantes, nunca pudo optar por el reconocimiento y práctica de las libertades puesto
que esto 10 hubiera conducido indefectiblemente a su fin. El franquismo ha sido siem-
pre, desde sus orígenes a su término, un sistema político que a lo largo de su existen-
cia se ha ido transformando debido al desarrollo de los acontecimientos internaciona-
les y a la propia dinámica interna, pero jamás dejó de ser una dictadura, y como tal
ejerció, como mínimo, hasta el último soplo de vida del dictador. El franquismo ha
sido, según palabras de Manuel V ázquez Montalbán, un fascismo muerto en la cama.
Por tanto, un verdadero aperturismo no podía desarrollarse en el plano real de las
actitudes del régimen. El Estado franquista siempre tuvo que recurrir a poner morda-
zas a todos quienes osaran mantener una actitud crítica o efectivamente reformista
respecto del régimen, aun cuando éstos formasen plena parte del mismo. En este sentido,
la censura de prensa, tanto en su forma explícita como elíptica, hacía las veces de filtro
político, cultural y social, a través del cual se evitaba, en la medida de 10 posible, la
transmisión de mensajes que bien pudieran trastornar las bases del sistema. En defi-
nitiva, si la castración de la libertad era congénita a la pervivencia del régimen, la prensa,
en tanto que medio de comunicación de masas, no podía permanecer ajena a la
instrumentalización y al intervencionismo.
Obrando en consecuencia, una Justicia sujeta a las leyes franquistas velaba por el
mantenimiento de esta realidad. Al ejercer la función de administrador de las fórmulas
de castigo ante los hechos consumados, rentabilizando el miedo en pos de la cautela
extrema, preservaba el régimen de futuras tentaciones de la imprenta expresables en
forma de demasiadas y contraproducentes verdades.
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FONDOS DOCUMENTALES SOBRE LA
GUERRA CIVIL EN EL ARCHIVO GENERAL
DE LA MARINA «ÁLVARO DE BAZÁN»
I Ley de 16 de agosto de 1939 sobre organización del Ministerio de Marina. (Anexo Diario Oficial
de Marina n° 1)
2 Este instrumento de descripción se encuentra a disposición de los usuarios en la Sala de Investiga-
dores del Archivo. Se elaboró bajo la dirección de Francisco Fuster Ruiz y Enrique Casas Cano.
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producidas por la Dirección de Personal como los Informes Reservados del personal
que integran diferentes Cuerpos, Buques, Dotaciones y Dependencias, y por otra las
producidas por diversas instituciones académicas de la Armada (Escuela de Subma-
rinos, Escuela de Tiro Naval, Escuela de Buzos, Escuela de Torpedistas Electricistas ... ).
Recientemente el Servicio Histórico del Estado Mayor de la Armada ha transferi-
do, entre los años 1996 y 1998, 560 cajas de documentación recogida de instituciones
de la Armada republicana, la mayor parte, y en menor medida, de la nacional.
En la actualidad se trabaja en la organización de los fondos transferidos por el Servi-
cio Histórico del Estado Mayor de la Armada. Aunque el proceso no ha concluido, la
documentación ya está a disposición de los usuarios que cuentan para su consulta con
los Instmmentos de Control y de Descripción remitidos por el Servicio Histórico del Estado
Mayor de la Annada (Fichas Descriptivas de unidades documentales siguiendo el Nomen-
clator de la Armada y Relaciones de Entrega) y los elaborados por Archivo General de
la Marina «Álvaro de Bazán» (Relación de contenido de las unidades de conservación).
Durante el proceso de identificación de los fondos documentales se ha recopilado la
información relativa a las disposiciones orgánicas que afectan a las instituciones produc-
toras, necesarias para el estudio de su evolución y que aportamos en esta comunicación.
1. IDENTIFICACIÓN DE FONDOS
En una primera aproximación a los fondos identificados, cuyas fechas extremas
abarcarían de 1931-1939, si bien el Servicio Histórico ha remitido documentación
posterior, podemos enumerar los siguientes:
ARMADA REPUBLICANA
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-
Escaño
-
Lealtad
-
Libertad
-
Jorge Juan
-
Submarinos (C3, C4 ... )
-
Guardacostas de la Flotilla de Vigilancia y Defensas antisubmarinas en Cata-
luña (V12, V22 .. .)
- Flotilla de Vigilancia de Cataluña
- Flotilla de Vigilancia de Valencia
ARMADA NACIONAL
2. LEGISLACIÓN
REPUBLICANA
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- Decreto de Ministerio de Marina, de 18 de agosto de 1936, disponiendo que, a
los efectos del ejercicio de la jurisdicción de marina, como motivo del movimiento
insurreccional contra la República, se segrega la provincia marítima de Santander,
con todo su litoral yaguas jurisdiccionales, de la Base Naval Principal de El Ferrol,
dependiendo de la jurisdicción de Marina en Madrid. (Gaceta de Madrid n° 232,
19 de agosto de 1936)
- Decreto de Presidencia del Gobierno de 24 de julio de 1936, sobre asesoramiento
de la Asesoría Jurídica de la Flota. (Diario Oficial del Ministerio de Marina n°
168,29 de julio de 1936).
- Decreto de Presidencia del Gobierno, de 24 de julio de 1936, sobre funcionamiento
de los servicios de la Flota. (Diario Oficial del Ministerio de Marina n° 168, 29
de julio de 1936).
- Decreto de Presidencia del Consejo de Ministros, de 4 de septiembre de 1936,
disponiendo que el actual Ministerio de Marina se denomine en lo sucesivo
Ministerio de Marina y Aire. (Gaceta de Madrid n° 249, 1936).
- Decreto de Presidencia del Consejo de Ministros, de 6 de septiembre de 1936,
creando el Ministerio de Marina y Aire. (Diario Oficial del Ministerio de Marina
n° 193, 8 de septiembre de 1936).
- Decreto del Ministerio de Marina y Aire, de 17 de noviembre de 1936, dictando
normas para la mejor organización y funcionamiento de la Flota republicana
adecuada a las circunstancias de la guerra civil. (Gaceta de la República n° 324,
19 de noviembre de 1936).
- Orden Ministerio de Marina y Aire, de 8 de diciembre de 1936, disolviendo la
Flotilla de Submarinos de Mahón, reintegrándose sus unidades a una sola escua-
drilla (Gaceta de la República n° 346, II de diciembre de 1936).
- Orden del Ministerio de Marina y Aire, de 17 de diciembre de 1936, sobre or-
ganización del Servicio Hidrográfico y de Navegación. (Gaceta de la República
n° 354, 19 de diciembre de 1936).
- Decreto de Presidencia del Consejo de Ministros, de 18 de diciembre de 1936,
creando la Comisaría de Armamento y Municiones, que estará a las órdenes del
Ministro de Marina y Aire, figurando como anexa a dicho departamento minis-
terial, y que tendrá a su cargo las funciones que se indican. (Gaceta de la Re-
pública n° 355, 20 de diciembre de 1936).
- Decreto del Ministerio de Ministerio de Marina y Aire, de 26 de diciembre 1936,
estableciendo el Estado Mayor Central de las Fuerzas Navales de la República
y nombrando Jefe del mismo al Capitán de Corbeta Luis González de Ubieta.
(Gaceta de la República n° 364, 20 de diciembre de 1936).
- Decreto del Ministerio de Ministerio de Marina y Aire, de 26 de diciembre 1936,
suprimiendo la Comisión Naval de Londres, cuyas funciones desempeñará el
Agregado naval a la Embajada de España en dicha capital, confirmado por el
presente Decreto, Fernando Navarro Capdevila. (Gaceta de la República n° 364,
30 de diciembre de 1936).
- Decreto del Ministerio de Ministerio de Marina y Aire, de 29 de diciembre 1936,
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nombrando Delegado político en la Flota Republicana a Bruno Alonso González.
(Gaceta de la República n° 365, 30 de diciembre de 1936).
- Decreto de Presidencia del Consejo de Ministros, de 2 de enero de 1937, dispo-
niendo que el mando militar de las Bases Navales se ejercerá con plena autori-
dad y responsabilidad máxima por un General o Jefe del Ejército, de la Marina
de Guerra o de las Fuerzas Aéreas, nombrado por el Ministro de la Guerra. (Gaceta
de la República n° 3, 3 de enero de 1937).
- Orden del Ministerio de Marina y Aire, de 2 de enero de 1937, unificando los
servicios y mandos que se indican, en un conjunto orgánico denominado Defen-
sas submarinas y antisubmarinas de la Base Naval Principal de Cartagena. (Ga-
ceta de la República n° 5, 5 de enero de 1937).
- Orden circular del Ministerio de Marina y Aire, de 6 de enero de 1937, equipa-
rando al Delegado político en la Flota Republicana con el Jefe de la misma, a
los efectos de percepción de la remuneración total. (Gaceta de la República n°
7, 7 de enero de 1937).
- Orden del Ministerio de Marina y Aire, de 13 de marzo de 1937, disponiendo
quede suprimida la Habilitación de la Flotilla de Submarinos, pasando a depen-
der los buques a ella afectos de la Habilitación de la Estación de Submarinos.
(Gaceta de la República n° 74, 14 de marzo de 1937).
- Orden del Ministerio de Marina y Aire, de 22 de marzo de 1937, disponiendo
que por el Estado Mayor Central de las Fuerzas Navales de la República, con
informe de los Centros y Cuerpos que se consideren necesarios, se proceda a la
redacción de un proyecto de organización total de las Fuerzas Navales y en especial
de la creación de la Escuela Naval Popular. (Gaceta de la República n° 82, 23
de marzo de 1937).
- Decreto del Ministerio de Marina y Aire, de 21 de abril de 1937, creando en la
Subsecretaría de Marina la Intendencia General de la Flota. (Gaceta de la Re-
pública n° 117,27 de abril de 1937).
- Decreto del Ministerio de Marina y Aire, de 10 de mayo de 1937, declarando
suprimidos el Comité Central y los demás Comités de la Flota, así como cuantos
otros pudieran subsistir en servicios militares dependientes de este Ministerio.
(Gaceta de la República n° 131, 1 de mayo de 1937).
- Decreto de Presidencia del Consejo de Ministros, de 17 de mayo de 1937, dis-
poniendo la nueva denominación de los departamentos ministeriales a partir de
la promulgación del decreto. (Gaceta de la República n° 138, 18 de mayo de 1937).
- Decreto del Ministerio de Defensa Nacional, de 27 de mayo de 1937, creando,
como órgano auxiliar del Mando Único, el Estado Mayor Central, con las atri-
buciones y servicios que se determinan, para los fines que se expresan. (Gaceta
de la República n° 148, 28 de mayo de 1937).
- Decreto del Ministerio de Defensa Nacional, de 27 de mayo de 1937, disponiendo
que en este departamento habrá cuatro subsecretarías, denominadas del Ejército
de Tierra, de Marina, de Aviación y de Armamento, asumiendo cada una de ellas
las funciones que se les fija. (Gaceta de la República n° 148, 28 de mayo de 1937).
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- Orden del Ministerio de Defensa, de 1 de junio de 1937, sobre funciones de los
Comisarios políticos. (Diario Oficial del Ministerio de Defensa Nacional n° 133 ,
3 de junio de 1937)
- Orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 5 de junio de 1937, sobre atribu-
ciones del Estado Mayor de Marina. (Diario Oficial del Ministerio de Defensa
Nacional n° 136, 7 de junio de 1937).
- Orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 7 junio de 1937, de creación de
la Flotilla de Vigilancia y Defensa Antisubmarina de Cataluña. (Diario Oficial
del Ministerio de Defensa Nacional n° 137, 8 de junio de 1937).
- Orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 26 de junio de 1937, creando la
Flotilla de Vigilancia y Defensa Antisubmarina de Almería, la que constituirá
unidad independiente del Estado Mayor de Marina y único organismo naval militar
en dicho puerto. (Gaceta de la República n° 178, 27 de junio de 1937).
- Orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 31 de julio de 1937, disponiendo
que los mandos de la Flotilla de Vigilancia y Defensa Antisubmarina de Almería
se denominen Comandantes en vez de Patrones como hasta ahora se denomina-
ban. (Gaceta de la República n° 213, 1 de agosto de 1937).
- Decreto del Ministerio de Defensa Nacional, de 6 de agosto de 1937, creando en
el Ministerio de Defensa Nacional el Servicio de Investigación Militar para com-
batir el espionaje, sabotaje y realizar funciones de investigación y vigilancia acerca
de las fuerzas armadas dependientes de este ministerio, ateniéndose a las instruc-
ciones que se insertan. (Gaceta de la República n° 219, 7 de agosto de 1937).
- Orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 17 de agosto de 1937, creando la
Flotilla de Vigilancia y Defensa Antisubmarina de Valencia, la que será integra-
da por las unidades que se citan. (Gaceta de la República n° 231, 19 de agosto
de 1937).
- Orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 6 de septiembre de 1937, señalan-
do quiénes han de desempeñar las Jefaturas de Unidades Armadas en los Ser-
vicios Centrales de este departamento y delegando la firma de su titular en los
Subsecretarios del Ejército de Tiérra, Marina, Aviación y Armamento para au-
torizar los servicios automovilísticos que sean necesarios en sus respectivos
departamentos, etc. (Gaceta de la República n° 250, 7 de septiembre de 1937).
- Orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 6 de septiembre de 1937, creando
en la Subsecretaría de Marina la Sección de Infantería de Marina. (Diario Oficial
del Ministerio de Defensa Nacional n° 214, 6 de septiembre de 1937)
- Decreto del Ministerio de Defensa Nacional, de 18 de septiembre de 1937, crean-
do el Comité Central de Intendencia para la unificación de los servicios de dicho
Cuerpo, el cual quedará integrado en las condiciones que se expresan. (Gaceta
de la República n° 262, 19 de septiembre de 1937).
- Decreto del Ministerio de Defensa Nacional, de 18 de septiembre de 1937, crean-
do la Escuela Naval Popular, compendio de las distintas Escuelas de la Marina,
encargada de la enseñanza militar y técnica, en sus distintas ramas, a los fines
que se determinan. (Gaceta de la República n° 262, 19 de septiembre de 1937).
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- Orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 18 de septiembre de 1937, dispo-
niendo que todos los Comisarios que hayan de actuar en Cartagena estén adscri-
tos y dependan del Comisario político de la Flota y de la Base Naval. (Gaceta
de la República n° 264, 1937).
- Orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 17 de noviembre de 1937, suspen-
diendo, a partir de esta fecha, todas las misiones de propaganda que el Comisariado
'Venía realizando y prohibiendo la edición de las publicaciones a su cargo y ce-
sando todo el personal con categoría de Comisario o sin ella que realicen dichas
funciones. (Gaceta de la República n° 322, 18 de noviembre de 1937).
- Orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 25 de diciembre de 1937, dictando
las condiciones únicas por las que pueden ejercer funciones de Comisarios los
individuos de la Marina, y cesando los que no reúnan las mismas. (Gaceta de la
República n° 363, 29 de diciembre de 1937).
- Decreto de Presidencia del Consejo de Minsitros, de 9 de enero de 1938, de
creación del Delegado en campaña de Intervención Civil de Guerra. (Diario Oficial
del Ministerio de Defensa Nacional n° 11, 13 de enero de 1938).
- Orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 8 de febrero de 1938, accediendo
a 10 solicitado por el Comisario general de la Flota, Bruno Alonso, para que se
le releve en sus funciones de Comisario en la Base Naval de Cartagena. (Gaceta
de la República n° 40, 9 de febrero de 1938).
- Orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 8 de febrero de 1938, disponiendo
que el Comisario general de la Flota, Bruno Alonso, cese en las funciones de
Comisario, que ejercía en la Base Naval de Cartagena, y así mismo cesen todos
los Comisarios políticos que en los diversos servicios de la Base habían sido
nombrados, a propuesta del referido Comisario General. (Gaceta de la República
n° 40, 9 de febrero de 1938).
- Decreto del Ministerio de Defensa Nacional, de 19 de febrero de 1938, dispo-
niendo cese en el cargo de Secretario General del Estado Mayor Central el Coronel
de dicho Cuerpo, Federico de la Iglesia Navarro y que en los sucesivo sea des-
empeñado dicho cargo por el Jefe de la Sección de Organización del Estado Mayor
del Ejército de Tierra. (Gaceta de la República n° 51, 20 de febrero de 1938).
- Orden de la Subsecretaría de Marina del Ministerio de Defensa Nacional, de 30
de marzo de 1938, estableciendo una Pagaduría denominada de «Muertos y des-
aparecidos en campaña». (Diario Oficial del Ministerio de Defensa Nacional n°
78, 1 de abril de 1938).
- Decreto del Ministerio de Defensa Nacional, de 7 de abril de 1938, creando una
Secretaría General del Ministerio de Defensa Nacional. (Diario Oficial del Mi-
nisterio de Defensa Nacional n° 83, 7 de abril de 1938).
- Circular de la Subsecretaría de Marina del Ministerio de Defensa Nacional,.de
11 de abril de 1938, aprobando provisionalmente modificaciones del Reglamento
Orgánico del Ministerio de Marina aprobado por Orden Ministerial de 19 de fe-
brero de 1934. (Diario Oficial del Ministerio de Defensa Nacional n° 88, 13 de
abril de 1938).
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- Orden de la Subsecretaría de Marina del Ministerio de Defensa Nacional, de 12
de abril de 1938, reorganizando las Habilitaciones de los buques. (Diario Oficial
del Ministerio de Defensa Nacional n° 91, 16 de abril de 1938).
- Decreto del Ministerio de Defensa Nacional, de 15 de abril de 1938, autorizando
al Ministro de Defensa Nacional para designar Delegados especiales del Minis-
terio en las diversas ramas de actividades y servicios que se relacionen con la
Defensa Nacional. (Gaceta de la República n° 106, 16 de abril de 1938).
- Decreto de Presidencia del Consejo de Ministros, de 16 de agosto de 1938, de-
clarando las zonas portuarias como zonas de guerra afectas al mando militar.
(Diario Oficial del Ministerio de Defensa Nacional n° 211, 19 de agosto de 1938).
- Orden Circular de la Secretaría General, de 6 de diciembre de 1938, de creación,
bajo la dependencia del Ministerio de Defensa Nacional, las Jefaturas Regiona-
les de Puertos en las zonas Oriental y Central. (Diario Oficial del Ministerio de
Defensa Nacional n° 321, 7 de diciembre de 1938).
NACIONAL
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- Decreto n° 62 del Jefe del Gobierno del Estado Español, de 31 de octubre de 1936,
autorizando a los Jefes de las Bases Navales Principales para armar barcos
patrulleros. (Boletín Oficial del Estado n° 27, 16 de noviembre de 1936).
- Decreto n° 63 del Jefe del Gobierno del Estado Español, de 31 de octubre de 1936,
disponiendo que los buques de la Compañía Transmediterránea queden totalmente
a las órdenes del Estado Mayor de la Marina, militarizadas sus tripulaciones.
(Boletín Oficial del Estado n° 27, II de noviembre 1936).
- Decreto n° 65 del Jefe del Gobierno del Estado Español, de 31 de octubre de 1936,
disponiendo que por el Estado Mayor de la Armada se organicen en las Bases
Navales de Cádiz, Ferrol y Polígono de Tiro laner escuelas de marinería y ar-
tillería. (Boletín Oficial del Estado n° 27, II de noviembre 1936).
- Orden de la Secretaría de Guerra, de 9 de noviembre de 1936, aprobando instruccio-
nes para la organización de las Escuelas de Marinería eventuales en las Bases
Navales, Flota y Polígono de Tiro lanero (Boletín Oficial del Estado n° 31, 16
de noviembre de 1936).
- Reglamento orgánico y de procedimiento de la Junta Técnica del Estado, de 19
de noviembre de 1936. (Boletín Oficial del Estado n° 34, 19 de noviembre de 1936).
- Decreto n° 78 del Jefe del Gobierno del Estado Español, de 17 de noviembre de
1936, restableciendo en el Ejército y la Marina de Guerra los Tribunales de Honor.
(Boletín Oficial del Estado n° 36, 21 de noviembre 1936).
- Orden de la Secretaría de Guerra, de 28 de noviembre de 1936, constituyendo
en la Sección de Marina de esta Secretaría de Guerra, una Ordenación de Pagos,
que con independencia de las de Cádiz y El Ferrol, atienda a las necesidades eco-
nómicas de la Marina que no afecten a las Bases Navales. (Boletín Oficial del
Estado n° 46, 2 de diciembre 1936).
- Decreto n° 99 del Jefe del Gobierno del Estado Español, de 12 de diciembre de
1936, creando una Junta Superior en el Ejército y otra en la Marina que ejerzan
las funciones encomendadas a los Cuerpos Superiores de Guerra para ascensos
y clasificaciones. (Boletín Oficial del Estado n° 57, 15 de diciembre 1936).
- Orden de la Secretaría de Guerra, de 16 de diciembre de 1936, disponiendo que
cesen los Comités que oficialmente fueron establecidos en los buques mercantes.
(Boletín Oficial del Estado n° 60, de 16 de diciembre 1936).
- Orden de Presidencia de la Junta Técnica de Estado, de 18 de diciembre de 1936,
por la que se crea el Consorcio Nacional de la Marina Mercante. (Boletín Oficial
del Estado n° 61, de 19 de diciembre de 1936).
- Orden de la Secretaría de Guerra, de 19 de diciembre de 1936, por la que se dispone
que en cada Departamento Marítimo se forme una Junta Local del Colegio de Huér-
fanos de la Armada y Asociaciones de Socorros Mutuos de los Cuerpos, con la or-
ganización que se indica. (Boletín Oficial del Estado n° 63, 21 de diciembre de 1936).
- Orden de la Secretaría de Guerra, de 25 de enero de 1937 por la que se dispone
que la Comandancia Naval de Baleares y buques afectos a la misma, dependan
administrativamente del Departamento Marítimo de Cádiz. (Boletín Oficial del
Estado n° 100, 28 de enero de 1937).
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- Orden de la Secretaría de Guerra, de 8 de marzo de 1937, disponiendo que la Junta
que determinan los artículos 106 Y siguientes del Reglamento provisional para
la aplicación de la Ley de Reclutamiento y Reemplazo de la Marinería de la
Armada quede constituida en la forma que se indica. (Boletín Oficial del Estado
n° 141, 10 de marzo de 1937).
- Decreto n° 244 del Jefe del Gobierno del Estado Español, de 12 de marzo de 1937,
de creación, dependiente de la Junta Técnica del Estado y su Sección de Indus-
tria y Comercio, del Negociado de Presas. (Boletín Oficial del Estado n° 147, 16
de marzo de 1937).
- Decreto n° 245 del Jefe del Gobierno del Estado Español, de 12 de marzo de 1937,
de creación de la Dirección del Tráfico Marítimo, dependiente de la Junta Téc-
nica del Estado. (Boletín Oficial del Estado n° 147, 16 de marzo de 1937).
- Orden de la Secretaría de Guerra, de 20 de marzo de 1937, que dispone que los
servicios económicos de la Comandancia Naval de Baleares constituirán una
Ordenación de Pagos análoga a la de los servicios departamentales. (Boletín Oficial
del Estado n° 158, 27 de marzo de 1937).
- Orden del Jefe del Estado Mayor de la Marina, de 23 de abril de 1937, nombran-
do un Jefe Jurídico para la Base Naval de Baleares. (Boletín Oficial del Estado
n° 190, 28 de abril de 1937).
- Orden del Jefe del Estado Mayor de la Marina, de 14 de mayo de 1937, que dispone
que los nombramientos y ceses de personal de Marina que vayan a servir al
Ejército del Aire, se harán por el Estado Mayor de la Armada, y los cambios de
destinos de dicho personal, por la Jefatura del Aire. (Boletín Oficial del Estado
n° 214, 22 de mayo de 1937).
- Orden del Jefe del Estado Mayor de la Marina, de 15 de junio de 1937, que
organiza una Jefatura de los Servicios Técnicos y de Movilización de la Industria
Naval, en cada una de las zonas Norte y Sur de la Península. (Boletín Oficial del
Estado n° 242, 19 de junio de 1937).
- Decreto n° 301 del Jefe del Gobierno del Estado Español, de 21 de junio de 1937,
constituyendo la Comisión Militar de Incorporación y Movilización Industrial.
(Boletín Oficial del Estado n° 245, 22 de junio de 1937).
- Orden de la Secretaría de Guerra, de 19 de junio de 1937, que dispone que la
Junta Central de Subsistencias y Vestuarios quede temporalmente sustituida por
la Junta Técnica de Intendencia de cada Departamento. (Boletín Oficial del Estado
n° 246, 23 de junio de 1937).
- Orden de la Secretaría de Guerra, de 30 de noviembre de 1937, organizando una
Sección de Marina dentro de la Intendencia General. (Boletín Oficial del Estado
n° 407, 1 de diciembre deI937).
- Orden de la Secretaría de Guerra, de 9 de diciembre de 1937, que constituye en
la Secretaría de Guerra la Junta Central Provisional de Practicajes. (Boletín Oficial
del Estado n° 418, 12 de diciembre de 1937).
- Orden de la Secretaría de Guerra, de 13 de diciembre de 1937, que rectifica, en
la forma que se indica, la Orden de 9 del corriente (Boletín Oficial del Estado
n° 418). (Boletín Oficial del Estado n° 422, 1937).
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I'
I
- Ley del Jefe del Gobierno del Estado Español, de 30 de enero de 1938, organi-
zando la Administración Central del Estado. (Boletín Oficial del Estado n° 424,
31 de enero de 1938).
- Orden de Vicepresidencia del Consejo de Ministros, de 17 de marzo de 1938,
complementaria del Decreto fecha de 2 de marzo, sobre facultades administra-
tivas de Ministerios. (Boletín Oficial del Estado n° 514, 19 de marzo de 1938).
- Orden de la Subsecretaría de Marina del Ministerio de Defensa Nacional, de 6
de julio de 1938, cesando en sus funciones la Junta Depuradora del Cuerpo de
Servicios Marítimos. (Boletín Oficial del Estado n° 8, 8 de julio de 1938).
- Orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 6 de agosto de 1938, disponiendo
que la Jurisdicción Central de Marina sea ejercida por el Almirante Jefe del Estado
Mayor de la Armada. (Boletín Oficial del Estado n° 42, 11 de agosto de 1938).
- Orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 12 de agosto de 1938, rectificando
la de 6 del corriente mes (Boletín Oficial del Estado n° 42). (Boletín Oficial del
Estado n° 44, 13 de agosto de 1938).
- Decreto del Jefe del Gobierno del Estado Español, de 24 de marzo de 1939,
estableciendo la Jefatura del Litoral de Levante. (Boletín Oficial del Estado de
27 de marzo de 1939).
- Decreto del Jefe del Gobierno del Estado Español, de 31 de marzo de 1939,
restableciendo el Departamento Marítimo de Cartagena y suprimiendo la Jefatu-
ra del Litoral de Levante. (Boletín Oficial del Estado n° 104, 14 de abril de 1939).
- Ley, 8 de mayo de 1939, sobre la organización y Servicios de la Marina Mercante
y Pesca Marítima. (Boletín Oficial del Estado n° 135, 15 de mayo de 1939).
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FUENTES DOCUMENTALES PARA EL
ESTUDIO DE LA REPRESIÓN FRANQUISTA:
LOS ARCHIVOS DE LA AUDITORÍA MILITAR
DE LA REGIÓN MILITAR SUR (LOS
EXPEDIENTES DE REVISIÓN DE CONDENAS)
Juan Manuel Covelo López
Toda investigación histórica que pretenda ser rigurosa y ajustarse a unos parámetros
científicos, debe fundamentarse en el estudio de fuentes archivísticas. No obstante, para
el análisis de lo que se conoce como «Represión Franquista» I , ello no ha sido posible
hasta hace poco por diversas razones. Aunque teóricamente son numerosos los archivos
susceptibles de ofrecer documentación referente a la aplicación de las «Leyes del Nuevo
Estado«, lo cierto es que el acceso a dichos fondos ha estado vedado hasta fechas muy
recientes, en el mejor de los casos. Por otra parte, hay que recordar la «desaparición«
de documentos, tanto intencionadamente como por el abandono de los archivos 2 .
Algunos de los archivos más importantes para el análisis de los Consejos de Guerra
celebrados durante la contienda civil y en los años inmediatamente posteriores, son los
de las Auditorías Militares. Más aún, de singular importancia es el archivo de la Auditoría
de la 11 Región Militar, ya que alberga los fondos de la zona controlada por Queipo
de Llano. Concretamente, los tribunales provinciales eran los de: Sevilla, Cádiz (con
] Sobre este particular, véase REIG TAPIA, A., «ideología e Historia (sobre la represión franquista
y la Guerra Civil)>>; Madrid, 1986; pág. 21.
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el Campo de Gibraltar), Huelva, Córdoba y Jaén. Por ello, y como es fácilmente
imaginable, este archivo ofrece abundantísima documentación del período conocido
como la «Gran Represión»3. Por otra parte, el análisis de esta documentación permite
ver la evolución geográfica y cronológica de la denominada por los vencedores «li-
beración de la zona roja», desde los primeros Consejos de Guerra en Sevilla hasta los
últimos en Jaén.
Sin embargo, un importante contratiempo que tiene la investigación en este archi-
vo, es la falta de catalógación de los fondos, lo que dificulta enormemente la tarea del
investigador.
Es por ello por lo que, para una primera aproximación a estos fondos, proponemos
el estudio de los «Expedientes de Revisión de Condenas». Consisten éstos en fichas
en las que se resume el historial completo de cada caso en el que se solicita la revi-
sión, desde la fecha del Consejo de Guerra hasta el fallo de la Comisión de Revisión
de Penas. Al mismo tiempo, esas fichas incluyen todos los datos tanto personales como
de filiación de cada reo, lo que permite elaborar estadísticas sobre la extracción social,
edad, profesión, etc. de los represaliados 4 •
El único «pero» que hay que poner en el empleo de estos fondos, es el hecho de que
únicamente se conserve una parte de los mismos. Estas fichas aparecen en archivadores
que contienen unas 100 ó ISO fichas cada uno, estando agrupadas por Comisiones
Provinciales y ordenadas alfabéticamente. De ese modo, se han localizado sólo diversos
archivadores correspondientes a varias letras de las-diferentes Comisiones de la Región
Militar Sur. En cualquier caso, y a pesar de las importantes lagunas, la información
aportada por los documentos conservados es lo suficientemente importante como para
ser tenida en cuenta, ya que nos permite una valoración sintética del contenido del archivo.
1 Con tal denominación se conoce al período de los Consejos de Guerra masivos, y que se corres-
de estas líneas.
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La fórmula a la que se acogieron para la celebración de estos Consejos de Guerra
fue la del «Procedimiento Sumarísimo». Esta vía, contemplada en el Título XIX del
Código de Justicia Militar, permitía el procedimiento abreviado en los casos de «fla-
grante delito militar». En el artículo 650 se estipula y define esa terminología:
Con tal ambigüedad, era fácil aplicar el procedimiento sumarísimo a todo aquel
sospechoso acusado por un convecino que se autoproclamara testig0 7 . Por otra parte,
y según lo decretado por Queipo de Llano y la Junta de Defensa, todo aquel acusado
del delito de rebelión debía ser perseguido, por lo que era perfectamente aplicable el
citado artículo: « ... o perseguido inmediatamente después de cometerlo (el delito)>>.
La celebración de juicios sumarísimos permitía que las declaraciones de testigos
se limitaran a la denominada «acta breve», según lo estipulado en el artículo 653.3.
Dicho artículo establecía: «Cuando asistan varios testigos presenciales, sólo se con-
signaran las declaraciones de los más importantes», lo que permitía «escoger» a los
testigos que convenían a la acusación, en el supuesto de que el acusado contara con
testigos de descargo (algo bastante improbable).
Pero el procedimiento más significativo será la aplicación del artículo 1O del De-
creto-Ley de 2 de Junio de 1931, que ordenaba que en las causas sumarísimas, la pena
de muerte no se ejecutaría «hasta que el Gobierno acuse recibo del conocimiento»,
aunque: «En tiempo o estado de guerra, si las comunicaciones estuvieran interrum-
pidas, se prescindirá de ese conocimiento al Ministerio, cuando el delito demande un
rápido y ejemplar castigo, por exigirlo así los intereses de la Patria o de la disciplina
militar».
Ello permitía aplicar «legalmente» la pena de muerte sin informar al Ministerio (al
que la Junta de Defensa Nacional no reconocía como legítimo).
Más difícil de cumplir fue lo reglamentado para las requisitorias, ya que la escasez
de periódicos limitaba la publicación de los mismos. Por ello fueron frecuentes los
sumarios celebrados en rebeldía.
En lo que se refiere a los delitos de que eran acusados los detenidos, en todos los
casos se trata del delito de rebelión, si bien diferenciando entre adhesión a la rebelión
militar y el mero auxilio a la rebelión. Esta distinción era necesaria ya que el artículo
237 era poco claro a la hora de definir los que cometen el delito: «Que formen partida
militarmente organizada y compuesta de diez o más individuos. Que formen partida
de menor número de diez, si en distinto territorio de la Nación existen otras partidas
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o fuerzas que se proponen el mismo fin. Que hostilicen a las fuerzas del Ejército antes
o después de haberse declarado el estado de guerra».
En marzo de 1937, el Alto Tribunal de Justicia Militar enviaba unas notas aclaratorias
para distinguir entre ambos casos:
Las formas tan variadas que puede ofrecer el mero auxilio para la rebelión, delito
sancionado en el párrafo primero del artículo 240 del Código de Justicia Militar, se
diferenciarán cuidadosamente de la adhesión militar, comprendida en el párrafo segun-
do del artículo 238 del mismo Cuerpo legal, ya que sus consecuencias punitivas son tan
distintas, teniéndose por adheridos a quienes además de su ayuda o cooperación a la
rebelión, estén identificados con la misma y persigan con sus actos precisamente los fines
de ésta, como compenetrados con los rebeldes y unidos también en espíritu a ellos.
Para diferenciar los delitos de adhesión a la rebelión militar y de mero auxilio a
ésta, no sólo habrá de atenderse al examen objetivo de los actos que constituyen el delito,
sino a la apreciación conjunta del mayor número posible de elementos de juicio. Un
ponderado análisis de cuantos antecedentes puedan adquirirse sobre las ideas y actua-
ción política y social de cada procesado, así como los informes fidedignos que sobre
el particular se obtengan, podrá ser base fundada para hacer, en cada caso, con cri-
terio lógico, las deducciones que conduzcan a establecer aquella diferenciación.
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Por su parte, en Córdoba y Jaén los consejos de guerra tendrán lugar en 1939, dila-
tándose hasta 1940.
En 10 que se refiere a las solicitudes de conmutación de condenas, estas tienen lugar,
en todos los casos, a partir de 1941, prolongándose hasta 1942. La revisión de los casos,
en toda la región, tendrán lugar hacia 1943 y 1944, 10 que nos ofrece una coyuntura
común en todas las auditorías militares, y que responde, o parece responder, a direc-
trices explícitas enviadas desde altas esferas de la administración del Estado. De las
algo más de seiscientas fichas revisadas para este artículo, tan sólo unas doscientas con-
denas fueron confirmadas, mientras que el resto fueron conmutadas por penas inferio-
res a la condena inicial. En este punto, debemos destacar que no son infrecuentes los
casos en que a un reo se le conmutaba una condena por otra inferior, dándose la
circunstancia de que ya la hubiera cumplido de sobra, habiendo pasado en prisión varios
años más de los que le hubieran correspondido. En cualquier caso, e independiente-
mente de estas conmutaciones, lo cierto es que en casi todas las fichas aparece la fecha
de excarcelamiento en torno a 1944, incluso aunque no hubieran cumplido las conde-
nas. Ello nos hace pensar que entre 1942 y 1944 se dieron algunas circunstancias que
motivaron una excarcelación masiva. Una primera hipótesis, aún por confirmar, nos
hace sospechar que detrás de esta medida se escondían razones meramente económi-
cas, ante la dificultad de mantener a pleno rendimiento un sistema penitenciario des-
bordado por tan elevado número de presidiarios. Por otra parte, debemos recordar que
muchas prisiones eran totalmente provisionales, como los tristemente famosos campos
de internamiento. En cualquier caso, y como ya dijimos anteriormente, estamos pen-
dientes de confirmar las razones exactas de esa excarcelación masiva.
Pero otros datos importantes que, a nivel estadístico, podemos confirmar, tienen que
ver con la extracción social de los condenados. De las fichas consultadas en el sondeo,
más de la tercera parte de los procesados tenían profesiones vinculadas con las labores
agrícolas, lo que confirma las sospechas de que la represión tuvo un impacto especial-
mente virulento en el campo andaluz. Por su parte, tan sólo un 5 por ciento de los casos
corresponde a albañiles, y son muy escasos los obreros industriales. Como dato de
interés, hay que destacar que un dos por ciento de los consejos de guerra corresponden
a amas de casa, todas ellas condenadas por adhesión, auxilio o excitación a la rebelión
militar. Por el contrario, únicamente hemos localizado tres casos de militares proce-
sados por esos mismos delitos, los cuales sufrieron condenas comparativamente mu-
cho más leves que el resto de procesados.
Por auditorías, algo más de la tercera parte de las fichas consultadas pertenecen a
Jaén, el 18 por ciento a Córdoba, el 10 por ciento a Sevilla, el 15 a Huelva y el 14
a Cádiz. Consideramos que esta proporción debe acercarse bastante a la realidad para
la totalidad de las fichas, ya que la mayor parte de los expedientes aún no consultados
proceden de la auditoría de Jaén, donde la represión debió ser mucho mayor atendien-
do, no sólo a la situación prebélica, sino también a la mayor duración del enfrenta-
miento directo en la provincia. No obstante, sospechamos que el porcentaje para Cádiz
debe ser mayor, especialmente si consideramos que los datos proceden tanto de la capital
como del Campo de Gibraltar.
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Como puede apreciarse, por los datos apenas esbozados hasta ahora, estas fichas
de revisión de condenas nos permiten obtener una importante información sobre los
consejos de guerra en AndaluCÍa. Más aún, es posible hacer un retrato tipo del
represaliado, apuntando a las características comunes entre ellos. De ese modo, el perfil
de los procesados en AndaluCÍa es el de un jornalero, casado, de unos treinta años,
detenido en los primeros momentos de tomar contacto con las tropas nacionales y nada
más liberar las tropas de Queipo de Llano su localidad, con un consejo de guerra
celebrado casi un año después de ser detenido y condenado por auxilio a la rebelión
a doce años de prisión, conmutados seis o siete años después de empezar a cumplir
la condena por una pena de seis años, y que es puesto en libertad condicional en 1944.
Finalmente, debemos hacer al menos una pequeña aproximación a lo que en las fichas
se denomina hechos probados, y que no son otra cosa que los hechos en sí por los que
se condenaba a los procesados. En muchos casos asistimos a procesos en los que se
acusa a varios reos, por lo que los hechos son narrados en general, es decir, descri-
biendo las actividades de un grupo determinado y, finalmente, intentando concretar los
hechos del acusado. Más comunes son los casos en los que se narran los hechos
cometidos por los rojos en una determinada localidad, concluyendo esa narración con
una frase similar a esta: si ~ien no consta tomase acción directa, aunque tampoco la
evitó, o bien portó armas y prestó servicio de guardias según los testigos, sin que estén
probados otros hechos. Aunque en un principio presupongamos la veracidad de esos
testimonios, lo cierto es que la gran mayoría de los acusados fueron condenados a 12
años de prisión simplemente por hacer guardia con una escopeta de caza frente a algún
ayuntamiento, y sin llegar a disparar contra el ejército. Peor lo tenían quienes estaban
afiliados a algún sindicato, o militaban en el Frente Popular. En esos casos, en sus fichas
aparece algo así como: individuo de repudiable condición moral y de pésimos ante-
cedentes, que desde el glorioso alzamiento alentó a la rebelión. En este caso, las penas
eran la reclusión perpetua o la condena a muerte conmutada por la anterior.
Sea comO fuere, y para concluir ya nuestro breve estudio, debemos destacar que
estos datos denotan una latente arbitrariedad en los procesos, que queda confirmada
cuando revisamos los expedientes completos. Si bien las fichas deben ser tomadas como
resúmenes de las causas, las sospechas de irregularidades procesales son confirmadas
al revisar los expedientes de los Consejos de Guerra propiamente dichos, donde apa-
recen los testimonios de los testigos y las exposiciones tanto del fiscal como de la
defensa y el juez. Todo el esfuerzo legalista que tuvieron las autoridades nacionales
para dar un soporte legal al alzamiento, así como a todas las medidas represivas, se
quedó en agua de borrajas cuando se materializaban en procesos penales, donde el
Código de Justicia Militar era aplicado en juicios sumarísimos que se prestaban a la
imprecisión y la arbitrariedad.
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[OMI~IÓN PROVIN[IAL D~ ~XAM~N D~ PtNA~
o E CADIZ 5~'
__ natural de.~_!~.IICl,~~
vecino de _._~de ••.____ . ue ___ .__ 35___ años de edad, de estado ____ oas_a_d.o____ _
de profesión _.••.. j'&l.. .J~.ª.lIp... fué condenado por sentencia de Consejo de Guerra,
celebrado en la Plaza de ______Graza1ellll, , el dio 3_____ deARQ.st~__ de J9 ____3~
a la pena de-YBIl{!rE..AltQS_nEm;()I,¡]S:r;QIL~~QM:r. ________. _________ .. _____ con las accesorias
de __.1~lu(i.1l;j,!i.l\!l.!!:),.ªP!'l_º:J,11.y a -. 'Como autor de un delito
". __ . definido en el artículo 240
del Código de Justicia Militar. ElIIDeZÓ a cumplir la pena e~º_dc ... :I4I3,_;rª.'____ ._. _._ .. _.. ________ de 193..~_y
;. actualmente se encuentra CIl_. __ e1_<:!lsti¡l..ocieS.antiilge(s.a..l:ll\lo.a~. de Barrda.)
"', .... " .... " .... ""' ............................ ' ........... .....
~ '" .....•.........
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Esta Comisiono ateniéndose a la Instruccion 2." de la O. C. de 25 de enero último
O. n." 21) y 11 lo dispuesto en las 8." y D." de In misma disposición, estima que debe
.. ººN.l.JtJ'I'ARSE ... 'H.la pena impuesta por la de.CAfIlORCEANos. DEru-~C1USIOI'¡TElAl?Olt4:Ir'
.... H ... con las accesorias
de ...lapena .im.pll1 .. s.t.aH ..en.. la.sentencia .e.lwminada (Intruooion del 9-4-940·.¡ ... _.....
y para que surta los oportunos cfedos, formula la presulle propuesta que eleva a la
Superioridad, por conducto de la Autoridad judicial de la 2." Región Milita!' en 9a..ili.2: ...
a 1,:;. de Agost() de 19 "'>00
El. PflESIIWNTr:.
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534
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FUENTES DOCUMENTALES PARA EL
ESTUDIO DEL FRANQUISMO.
EL ARCHIVO MUNICIPAL DE GETAFE.
1939 -1944
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y sobre todo cómo se queda cuando tras sugerir un acotamiento del trabajo en el espacio
y en el tiempo para facilitar siquiera el inicio de la investigación, la respuesta es de
que es una lástima que los archivos no estén ordenados.
Es recurrente la explicación, pero por mucho que se repita no parece prender, de
manera que vamos a volver a decir que los archivos municipales no ordenan su do-
cumentación por materias. Que de la ordenación lógica a la que atienden, que es la
de su procedencia orgánica y funcional, se extraen índices de materias para facilitar
la investigación, además de los cronológicos, onomásticos y geográficos. Pero la ex-
periencia nos demuestra que por muchas que sean las materias que proponga el archi-
vero para la descripción de un documento nunca colmará las expectativas de los
potenciales investigadores. Mucho más como en el caso que nos ocupa, cuando los temas
de investigación son tan amplios. Y sin embargo, no hay que despreciar el reflejo que
en la documentación municipal tiene cualquier suceso de la vida nacional y cómo se
interpreta en ella. Y por otro lado cómo esa entidad local asume el hecho histórico y
lo refleja en la documentación que produce el consistorio en el ejercicio de la admi-
nistración de los intereses del común.
Pero para ello hay que conocer qué tipo de archivo se consulta, qué fuente nos
proporciona y qué información podemos encontrar en cada una de las series documen-
tales. Y claro del trabajo de campo de enfrentamos al documento no nos va a librar
ningún programa informático ni ninguna base de datos por muy elaborada que sea.
A juicio de la archivera que escribe estas palabras es que ni debe ser así nunca.
Si una investigación pretende ser seria, rigurosa y científica no debe basarse sólo en
fuentes indirectas o elaboradas previamente, como sucede desgraciadamente con
muchos de los trabajos de historia contemporánea, y tampoco en la selección que
nos facilita una base de datos previamente confeccionada. PermÍtaseme el consejo
y consulten directamente la documentación que seguramente contendrá información
que en los instrumentos de descripción no se recoge y que serán muy valiosos a los
ojos del investigador.
Más adelante trataremos de ilustrar con algún ejemplo lo que queremos decir, pero
a ninguno se nos escapa que simplemente el vocabulario, la terminología que se utiliza
en un escrito sirve para conocer la ideología del autor del documento. Igual que la forma
de saludar, la de despedirse, el tratamiento, etc. Y todo ello no puede recogerse en un
asiento catalográfico, ni en una base de datos.
Para ilustrar con un caso práctico qué tipo de fuentes documentales ofrece un ar-
chivo municipal y cuál es la información que en él se contiene nada más fácil que acudir
a un ejemplo real y a la descripción de series documentales históricas.
En el caso de Getafe, suponiendo que el tema objeto de nuestra investigación fuera
el referido del Franquismo: El régimen y la oposición, habría que determinar si em-
pezábamos a analizar las fuentes en 1939 o en 1936, pues la población fue tomada en
noviembre de 1936 y por lo tanto durante todo el período de la Guerra fue franquista.
Pero seamos disciplinados y atengámonos a los límites cronológicos que previamente
se han establecido del quinquenio 1939-1944.
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LEGISLACIÓN
En primer lugar habría que consultar la legislación que creará si no la institución,
sí los órganos de gobierno que a partir de ahora la van a regir y les va a otorgar
competencias y atribuciones que van a plasmar en documentos, dando origen de esta
forma a series documentales nuevas.
ASÍ, el alcalde va a seguir denominándose igual, pero su forma de elección va a
cambiar de manera sustantiva y sus atribuciones también. Y de forma muy específica
en estos primeros años de la posguerra, en los que sigue conservando funciones ca-
racterísticas de la época como las de comisario de guerra J, o las de Jefe de transportes
militares 2 • Pero continuaremos más adelante con las funciones. Lo que el investigador
necesita en primer lugar es conocer qué orden legislativa crea la institución y le ad-
judica funciones. Lo mismo que al Ayuntamiento Pleno y a la Comisión Municipal
Permanente.
La legislación, publicada en el Boletín Oficial del Estado, no es documentación
propiamente municipal. Pero es frecuente encontrar en su hemeroteca o en la biblio-
teca técnica colecciones enteras del citado periódico oficial e incluso repertorios le-
gislativos de editoriales conocidas 3 en forma de diccionarios o de anuarios, o de ambas
cosas. Así es que esa primera aproximación para ver cómo se pretende dar legitimidad
legislativa a una institución y conferirle funciones, con frecuencia puede realizarse en
los propios archivos municipales gracias a sus fondos de hemeroteca o de biblioteca
técnica. Si no es así consúltese esa legislación antes de constatar si el Alcalde, el Pleno
o la Comisión Municipal Permanente ejercían o no sus funciones.
De la misma forma se van a crear por decreto instituciones, oficinas, servicios,
co'misarías de ámbito nacional que van a tener reflejo inmediato en la documentación
municipal, recuerden por ejemplo la Comisaría de Abastos y Transportes 4 , la Oficina
de Amparo" el Servicio Nacional del Trigo Ó, el Auxilio SociaF, el Servicio de Rein-
corporación del combatiente al trabajoX y su reflejo en las Juntas Locales como fueron
la Junta Local de Recursos 9, la Junta Agrícola Local JO , Comisión Local informadora
537
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del Crédito Local ll , Representación Local del Servicio de reincorporación del comba-
tiente al trabajo l2, Junta Local de Instrucción Primaria, Junta Local de Beneficencia 13 ,
Junta Local de Protección de Menores I4 ... Obsérvese en primer lugar como queda dicho
la legislación que las crea. El funcionamiento y la composición de cada una de ellas
lo veremos en las actas de las mencionadas Juntas.
ÓRGANOS DE GOBIERNO
El Ayuntamiento Pleno y la Comisión Municipal Permanente de cuyas reuniones
da fe en las actas el secretario de la Corporación, están perfectamente reglamentadas
y sus funciones están detalladas al milímetro en el Estatuto Municipal de 1924 que
seguirá vigente hasta la promulgación de la ley de Bases de Régimen Local de 1945.
La serie de actas del Ayuntamiento Pleno l ) y de sesiones de la Comisión Municipal
Permanente l6 es de las más valiosas por la riqueza de su contenido informativo. Todo
lo que sucede en el término municipal, sea a instancia de los vecinos o de oficio por
el propio ayuntamiento tiene que ser visto en sesión del ayuntamiento, salvo que se
decrete por el alcalde como veremos en la serie correspondiente. Pero además, como
a veces sucede que los expedientes de esa época no se conservan, en el acta se recoge
el cuerpo de todos los acuerdos, las adhesiones al Jefe del Estado, los de cambio de
nombre de las calles, por supuesto la composición y nombre de cada una de las se-
siones, la creación y aprobación de nuevas Juntas Locales, todos los expedientes que
veremos más tarde, desde el protocolo con los nombramientos de hijos adoptivos e hijos
predilectos, pasando por la depuración del personal municipal, las separaciones y
suspensiones del cargo, las restituciones en el empleo, las reclamaciones de haberes,
la aprobación del presupuesto, de los proyectos de rehabilitación de obras municipa-
les, pero también para la reparación de las casas de los particulares, encuentran su reflejo
en el tenor documental del acta.
Como se ha dicho se comentará específicamente en cada serie documental, pero se
propone la consulta en primer lugar de las actas porque es donde hayan acomodo, además
de todo lo citado, las declaraciones institucionales que a nada obligan, como se ha dicho
anteriormente vítores, adhesiones, ensalzamientos, recriminaciones, condenas ... que tanto
11 AMO. Expediente para la constitución de la Comisión Local informadora de Crédito Local. 1940.
Leg. 54.
11 Ver nota n° 8.
l. AMO. Expte. con motivo de haber sido transferida la recaudación, administración e inversión de
fondos de la Junta Local de Protección de Menores a la Provincial. 1942. Leg. 54.
15 AMO. Actas del ayuntamiento pleno. 1939-1944. Leg. 10.
Ir, AMO. Exptes. para la renovación de la Corporación Municipal. 1939-1941. Leg. 11. De 1931 a
1949 se constituye la Comisión Municipal Permanente. Se nombra una Comisión Oestora de la que se
conserva los expedientes de nombramiento ( leg. II ), los cuadernos con acuerdos. 1941-1942 ( leg. 177)
y los libros de Actas. 1942-1949 ( Lb. 1152-1154 ).
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abundan en el período que nos ocupa. Esa prosopopeya de difícil justificación en nin-
guna de las series documentales municipales se va a encontrar recogida en el texto de
las actas.
EL ALCALDE
2.1 AMG. Exptes. de depuraciones de personal del Ayuntamiento. 1937-1943. Leg. 47.
2-1 AMG. Exptes. de destitución del personal del Ayuntamiento. Leg. 47.
Leg.42.
27 AMG. Registro de llamadas del personal sujeto a movilización. 1940. Leg. 42.
2" AMG. Expte. de clasificación de mozos respecto a su conducta en relación con el Movimiento
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Como deCÍamos más arriba dentro de las atribuciones del alcalde se encontraba la
de Delegado de Loterías y lógicamente también se encuentra su reflejo en la documen-
tación de la época30 •
En muchos casos de archivos municipales la documentación relativa a la Jefatura
Local del Movimiento se encuentra en esta sección de alcaldía, al coincidir en la misma
figura Iós dos cargos. No es el caso del Archivo que nos ocupa pero quiere reflejarse
porque si bien no se trata de documentación municipal con frecuencia se encuentra entre
ésta, y mucho más en estos primeros años del franquismo.
Una vez localizadas las series documentales que hablan de la creación, elección o
designación de los órganos que van a regir y administrar la vida de la comunidad durante
el período objeto de nuestra investigación, habrá que pasar a narrar las demás fuentes
que atenderán a los temas de cada investigador.
Si se tratase de establecer la huella del franquismo en los años que hemos enmarcado
nuestro trabajo, tal vez habría que empezar describiendo la situación del «statu quo».
Es decir, cómo queda la población al terminar la guerra civil. Para ello se puede partir
del Expediente de la Causa GeneraPI.
Inmediatamente se procede al recuento de la población 32 , así como a las de las
situaciones especiales que la guerra había creado como la confección de padrones de
huérfanos 33 , relaciones de fincas abandonadas 3 4, inventarios de bienes y efectos de
ausentes 3 " reclamaciones de devoluciones de bienes 3(" actas de entrega de bienes mue-
bles e inmuebles a sus propietarios 37 •
Todos los cambios relativos a la propiedad rústica y urbana, tienen su reflejo en la
documentación municipal, y no sólo en la de hacienda como cabría sospechar. En primer
lugar se procede a la renovación de la Junta Pericial'x, que va a reunirse3Y para dar cuenta
de las alteraciones producidas en edificios y solares 40 , de los desperfectos en edificios
30 AMG. Copias de los documentos cursados por el Alcalde como Delegado de Loterías. 1942-1944.
Leg.54.
AMG. Exptes. de cese de Administradores de Loterías y nombramiento de interinos. 1942. Leg. 54.
31 AMG. Expediente con los datos pedidos por el Juzgado de la Causa General de Madrid. 1939.
Leg. 50.
32 AMG. Padrón Municipal de habitantes. 1940. Lb. 1252.
Leg. 50.
30 AMG. Expedientes de reclamaciones de bienes. 1939. Leg . 50.
37 AMG. Expedientes con justificantes de entrega de mobiliario y efectos. 1938. Leg. 50.
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para informar sobre su habitabilidad 41 , para tomar declaraciones juradas de renta42 , o
relaciones de altas por cambio de domini0 43 •
Con toda esta información se confeccionan los correspondientes padrones de edi-
ficios y solares 4 4, listas cobratorias de contribución urbana45 , y los correspondientes de
contribución rústica46 •
Pero el panorama de propietarios y rentistas se completa con profesionales autó-
nomos, comerciantes, e industriales recogidos' en los correspondientes registros de ma-
trículas de la contribución industrial 47 . También se confeccionan los padrones de ve-
hículos que tributaban por la Patente Nacional de Circulación de Automóviles 4x .
Dentro del capítulo de recuento de la población, el más triste es el del recuento de
los muertos, pero también hay documentación municipal que atestigua esta actividad.
En principio, porque el ayuntamiento se hace cargo de los cementerios militares de
campaña que se habían habilitado como tales en la guerra 4Y, lo que obligará a la in-
mediata ampliación del cementerio municipaJ5°.
Contada la población 51 , enterrados los muertos, vuelta a atribuir la propiedad, y
censados los vehículos de tracción mecánica y animaJ52, harán falta recursos materia-
les para proceder al abastecimiento de la población, uno de los problemas de inten-
dencia que hicieron más dura si cabe la posguerra; para hacer frente a la asistencia
social, que entonces se llama auxilio social o bien beneficencia; la construcción de
viviendas protegidas; la reconstrucción de edificios públicos y privados y de las calles.
y poco a poco, la organización de la instrucción pública, el control de los espectáculos
y la dirección de los festejos. Todo lo que se hace con dinero del presupuesto y con
prestaciones personales, figura impuesta por decreto de 16 de mayo de 1939.
La provisión de fondos se intenta por todas las vías. La más ortodoxa es da de redactar
los presupuestos anuales municipales 53 , pero también se podía acudir a fórmulas
41 AMG. Relación de fincas que han sufrido desperfectos por la guerra, expresiva de sus condiciones
4] AMG. Cuadernos de relaciones de alta por cambio de dominio. 1936-1944. Leg. 21.
47 AMG. Matrículas de contribución industrial. 1939-1944. A.M.G. Leg. 24. Libro Registro de altas
51 AMG. Expediente seguido para hacer la estadística de entidades de población y sus edificaciones
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asistenciales por llamarles de alguna forma. En el caso de Getafe, se acordó solicitar
al Jefe del Estado que adoptara la villa 54, con la intención de recabar fondos para su
reconstrucción. Al investigador compete constatar si el presupuesto se materializó en
lo que se había previsto, con la revisión de los libros y de las cuentas 55 •
El abastecimiento de alimentos era tarea difícil y tal vez precisamente por ello la
documentación es tan abundante. Se crean juntas 56 para el abastecimiento y para el
control de las cosechas agrícolas del aceite 57 , de la harina, del ganado, de las patatas 5X ,
las declaraciones de lo cosechado, su intervención 5Y y su racionamiento 60 .
La asistencia social se articula en torno al Auxilio Social y a las Juntas Muni-
cipales que se crean, como la ya mencionada de Seguros Sociales 61 , o la de Bene-
ficencia Ó2que se nombra de nuevo. Y sus actuaciones, reflejadas en las actas y en
los padrones.
Atendidas las necesidades apremiantes del abastecimiento y de la asistencia social,
se empieza a pensar en la reconstrucción de las casas de los particulares ó3 , a las que
en muchos casos previamente se les había declarado en ruinas M . Pero también se re-
construyen las vías públicas 65 , y los edificios públicos 66 •
5~ AMG. Expediente para solicitar que S.E. el Jefe del Estado adopte a esta villa. 1940. Leg. 50.
" AMG. Libros diarios de intervención de ingresos. 1939-1944. Leg. 91 y 92. AMG. Libros diarios
de intervención de pagos. 1939-1944. Leg. 96 y 97. AMG. Libros de caja. 1939-1944. Leg. 109. AMG.
Cuentas trimestrales de caudales. 1939-1944. Leg. 143-153.
5h AMG. Expediente de la constitución de la Junta Agrícola Local. 1939. Leg. 1. AMG. Expe-
diente sobre la constitución y funcionamiento de la Junta Local de Recursos. 1943. Leg. 1. AMG.
Expediente sobre actuación de la Junta Agrícola Local. 1943-1944. Leg. 1. AMG. Expediente rela-
tivo a la actuación de la Junta Local de Seguros Sociales de los obreros agrícolas y pecuarios. 1940.
Leg. l.
57 AMG. Expedientes relativos a las cosechas del aceite. 1943-1944. Leg. 1.
Leg. 1. AMG. Resúmenes mensuales del racionamiento. 1942-1944. Leg. 1. AMG. Relaciones de los
artículos racionados que se distribuyen de forma mensual. 1943-1944. Leg. 1.
hl AMG. Expedientes relativos a la actuación de la Junta Local de Seguros Sociales de los obreros
h(, AMG. Proyecto de reforma de la Casa Consistorial. 1943. Leg. 54. AMG. Expediente de cons-
trucción de una escuela graduada de niñas. 1941. Leg. 53. AMG. Expediente para la instalación de
una motobomba en el matadero municipal, para la elevación de aguas. 1943. Leg. 54.
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En esta época empiezan a solicitarse los beneficios establecidos para la construc-
ción de viviendas sociales en la localidad ó7 , proyectos que se materializarán más tarde
en las viviendas protegidas hechas por la Obra Sindical de Hogarfix.
La organización de la instrucción pública no queda supeditada solamente la cons-
trucción de escuelas, aunque sea esa la documentación que se conserva en el ayunta-
miento, ya que las competencias de diseño de programas, de planes de estudio, selec-
ción y distribución del profesorado, estarán encomendadas al Ministerio de Educación
Nacional.
El control de los espectáculos, además del establecido en las ordenanzas y regla-
mentos municipales w , y del control puramente técnico de la supervisión de los pro-
yectos de los edificios en los que realizar función 70, debe ser autorizado por el alcalde.
Por ello, con frecuencia en la correspondencia ya citada, se encuentran comunicacio-
nes para celebrar algún acto festivo que necesitara de autorización gubernativa, pero
también listas de películas censuradas ... etc.
Como decíamos al principio, pese a ser una situación histórica que trasciende la
vida municipal, ésta se ve afectada por ella, y ese reflejo haya eco en la documenta-
ción estrictamente concejil. Cómo no va a ser así con la documentación relativa a
festejos. Como afectó la Guerra CiviFI, también le afectará la Orden de 9 de marzo
de 1940 que dispone el calendario de fiestas oficiales y permite a los ayuntamientos
fijar dos de carácter local dentro de los límites de su término municipal. En Getafe,
no sólo se cumple la Orden, y se fijan las fechas de las fiestas en el lunes de Pente-
costés y el dos de agosto, sino que también se eleva oficio al obispado de Madrid-Alcalá
para que las declare de precepto 71 , con obligación de oír misa y de abstenerse de trabajar.
El secretario de cámara del obispado contestó diciendo que ello era competencia
exclusiva de la Santa Sede.
67 AMG. Expediente seguido para solicitar los beneficios establecidos para construir viviendas
protegidas.
1940. Leg. 56.
6X AMG. Expediente sobre la construcción de viviendas protegidas por la Obra Sindical del Hogar.
71 La única noticia que se tiene de la interrupción de las fiestas patronales en Getafe es en el año
1936. En sesión celebrada el día 30 de abril «da cuenta la Presidencia de que el cambio de impresiones
habido con los compañeros de Corporación que ha recogido la opinión popular aconseja el aplazamiento
de las fiestas que se celebran en la Pascua de Pentecostés, para fecha más adelantada en que terminados
los trabajos de recolección la situación económica y moral de los habitantes sea más propicia para su
celebración.
Discutido el asunto se acuerda por unanimidad aplazar las fiestas populares para los días veintisiete,
veintiocho y veintinueve de agosto». Llegó el mes de agosto de 1936, y en situación de guerra, no hubo
fiestas, «a propuesta de la Comisión de Festejos se acuerda suprimir los del presente año destinándose
la consignación para actuaciones que origine la sublevación fascista militaD>, según acuerdo de 22 de
agosto de 1936 de la Comisión Gestora del Ayuntamiento de Getafe. AMG. 1936. Lb. 621.
71 AMG. Expediente seguido para declarar días festivos de carácter local. 1942. Leg. 49.
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En fin, sólo es un ejemplo que ilustra el comentario que se ha pretendido sobre la
riqueza de las fuentes documentales municipales para cualquier tema de investigación
que nos ocupe.
En nuestro caso, y para el estudio de la implantación del franquismo en la localidad
el primer documento que deberíamos haber comentado es el «Acta einventario de todos
los documentos destruidos por efectos de la guerra y de los documentos e impresos
separados del Archivo por inútiles, inservibles o prescritos»73, pese a la cual se con-
servan todos los relatados.
El tratamiento, el aprovechamiento, y la valoración del contenido informativo de todos
ellos corresponde a los investigadores. A su pericia en el manejo de la información, a
su metodología científica y a su rigor, confiamos el aprovechamiento de la riqueza del
contenido de las fuentes documentales que se conservan en los archivos municipales.
APÉNDICE DOCUMENTAL
1.2. ALCALDE
1.2.1. Sec,.etaría de alcaldía
- Correspondencia ............................................................................................. 1939-1944 Leg. 37-42
- Exptes. de bandos de policía y buen gobierno y anuncios de la alcaldía .... 1940-1944 Leg.44
- Registro de sal vacan duetos ................................. '" ....................................... 1940-1944 Leg.56
- Solicitudes de salvoconductos ........................................................................ 1940-1944 Leg.56
- Cuaderno de providencias de multas impuestas por el alcalde ................... 1941-1944 Leg.54
- Registro de multas .......................................................................................... 1934-1944 Leg.54
1.2.2. Protocolo
- Acta del paso de los restos de José Antonio Primo de Rivera por
este término municipal ............................................................................................. 1939 Leg. 50
- Expte. seguido para la declaración de hijos predilectos de la villa ..................... 1940 Leg.52
- Expte. de declaración de hijo adoptivo .................................................................. 1944 Leg.52
- Expte. de declaración de hijo adoptivo aL General Díez Yare1a ........................... 1944 Leg.I781
- Expte. instruído para acogerse a los beneficios que otorga el Decreto de
23 de septiembre de 1939 y solicitar que S.E. el Jefe del Estado adopte
esta villa y proceda a sU reconstrucción ................................................................ 1940 Leg.50
1.2.4. Alcalde como Delegado Gubernativo
- Cuadernos de justificantes de revista ante el alcalde en funciones de
comisario de guerra ........................................................................................ 1939-1944 Leg. 25
- Registro de expediciones transportadas por ferrocarril a la consignación
del Alcalde-Jefe de transportes militares ................................................................ 1944 Leg. 25
- Exptes. de depuraciones ................................................................................. 1937-1943
- Exptes. de nombramientos de guardas jurados ............................................ 1939-1944 Leg. 49 Y440
- Exptes.de reclamaciones de bienes ......................................................................... 1939 Leg. 50
- Justificantes de entrega de mobiliario ..................................................................... 1938 Leg. 50
- Justificantes de devoluciones de muebles y efectos .................................... 1937-1940 Leg. 50
- Libros de contabilidad de bienes de ausentes .............................................. 1938-1940 Leg. 50
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1.3. AYUNTAMIENTO PLENO
2.1.4. Estadístic(/
- Expte. con datos pedidos por el Juzgado de la Causa General de Madrid ......... 1939 Leg. 50
- Padrón municipal de habitantes .............................................................................. 1940 Lb. 1252
- Padrón de huérfanos de la revolución y la guerra ................................................ 1941 Leg.50
- Relación de fincas abandonas y sembradas ............................................................ 1937 Leg.50
- Inventario de semovientes, cereales y efectos en la administración de
bienes de ausentes .................................................................................................... 1938 Leg. 50
- Expte. seguido para hacer la estadística de entidades de población y sus
edificaciones para la confección del censo ............................................................ 1940 Leg. 19
2.1.5. Quintas
- Relaciones de individuos que pasaron ante el alcalde la revista militar anual ...... 1939-1944 Leg.42
- Registro de llamadas del personal sujeto a movilización ...................................... 1940 Leg.42
- Exptes. de alistamiento, sorteo y clasificación de mozos ............................ 1939-1944 Leg. 165 -166
- Expte. de clasificación de mozos respecto a su conducta en relación
con el Movimiento Nacional ......................................................................... 1939-1941 Leg. 167
2.2. PERSONAL
2.2.2. Person(/I
2.4.6. Celllellterio
- Expte. para que se haga eargo el ayuntamiento de dos cementerios
militares de campaña ............................................................................................... 1939 Leg. 18
- Expte. de ampliación del cementerio municipal .................................................... 1943 Leg. 18
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- Expte. de constitución de la Junta Municipal de Beneficencia ............................ 1940 Leg. 16
- Expte. con motivo de haber sido transferida la recaudación, administración
e inversión de fondos de la Junta Local de Protección de Menores de la
Provincial .................................................................................................................. 1942 Leg. 54
2.5. URBANISMO
2.8. CULTURA
2.8.7. Festejos
- Expte. seguido para declarar días festivos de carácter local ................................. 1942 Leg. 40
2.10. SERVICIOS
2.10.2. Abastos
- Circulares de la Comisaría de Abastecimientos y Transportes ................... 1939-1941 Leg.
- Registro de denuncias ante la Oficina de Amparo ...................................... 1940-1941 Leg.
- Expte. de cosechas referentes a las relaciones de agricultores y rentistas
con el Servicio Nacional del Trigo ............................................................... 1939-1944 Leg.2
- Expte. sobre la constitución y funcionamiento de la Junta Local de
Recursos .................................................................................................................... 1943 Leg.
- Actas de intervención de géneros ................................................................. 1939-1940 Leg. 1
- Actas de inspección de géneros .................................................................... 1939-1940 Leg. I
- Padrón de tiendas y establecimientos donde se expenden o sirven
artículos racionados .................................................................................................. 1943 Leg.
- Resúmenes mensuales de racionamiento ....................................................... 1942-1944 Leg.
- Relaciones de los artículos racionados que se distribuyen de fonna mensual ...... 1943-1944 Leg.
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J
2.11. SERVICIOS AGROPECUARIOS
2.11.1. Agr;cu{flIra
- Expte. sobre la constitución de la Junta Agrícola Local ....................................... 1939 Leg.
- Expte. sobre la actuación de la Junta Agrícola Local ................................. 1943-1944 Leg.
- Expte. relativo a la actuación de la Junta Local de Seguros Sociales de
los obreros agrícolas pecuarios ............................................................................... 1940 Leg.
- Expte. sobre la constitución de la Junta Local de Recursos ................................. 1943 Leg.
- Exptes. relativos de las cosechas de aceite .................................................. 1943-1944 Leg.
- Exptes. relativos a las cosechas de patatas .................................................. 1942-1944 Leg.
- Exptes. sobre la intervención de las cosechas ............................................. 1940-1942 Leg.
- Registros y relaciones referentes a la plaga de langosta ....................................... 1940 Leg. 50
- Exptes. relacionados con la existencia de la plaga de langosta .................. 1939-1941 Leg. 74
2.11.2. Ga/1adería
- Denuncias de establos y depósitos de estiércol en una casa ................................ 1940 Leg. 177
- Registros de autorización de adquisición y sacrificio de ganado ............... 1942-1943 Leg. 1
- Expte. incoado por introducción en una carnicería de reses muertas
de enfermedad común .............................................................................................. 1943 Leg. 177
- Exptes. de decomiso por el inspector municipal veterinario de reses
sacrificadas que padecieron tuberculosis ................................................................ 1943 Leg. 177
3.3. INTERVENCIÓN
3.3.1. Pre.wpuesto.\·
- Presupuestos refundidos y cuentas de ordenación ....................................... 1940-1944 Leg. 85 -86
- Expte. para la constitución de la Comisión Local informadora de
Crédito Local ............................................................................................................ 1940 Leg. 54
- Libros diarios de intervención de ingresos ................................................... 1939-1944 Leg.91-92
- Libros diarios de intervención de pagos ....................................................... 1939-1944 Leg. 96-97
- Libros auxiliares o de cuentas corrientes de ingresos y de pagos .............. 1940-1944 Leg. 101
- Libros y cuentas corrientes de ingresos de pagos y subauxiliar de
ingresos y de pagos ....................................................................................... 1942-1944 Leg. 102-103
3.4.1. Impuestos
- Expte. de renovación de la Junta Pericial .............................................................. 1942 Leg. 20
- Libros de actas de la Junta Pericial ........................................................................ 1941 Leg. 19
- Relaciones de alteraciones en edificios y solares como consecuencia
de expedientes de incidencias ....................................................................... 1941-1944 Leg.21
- Cuadernos de declaraciones juradas de renta ......................................................... 1940 Leg.21
- Cuaderno de relaciones de alta por cambio de dominio ............................. 1936-1944 Leg. 21
- Padrones de edificios y solares ..................................................................... 1942-1943 Leg. 23
- Listas cobratorias de contribución urbana .................................................... 1941-1943 Leg. 23
- Padrones de la contribución que grava la riqueza rústica ........................... 1940-1944 Leg. 20
- Matrículas de contribución industrial ............................................................ 1939-1944 Leg. 24
- Libro registro de altas y bajas de contribución industrial ........................... 1937-1941 Leg. 24
- Padrones de vehículos que tributan por la Patente Nacional de
Circulación de Automóviles .......................................................................... 1939-1944 Leg. 24
- Boletines de matrícula de vehículos de tracción animal ............................. 1939-1941 Leg. 18
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3.5. TESORERÍA
3.5.1. Caja
- Libros de caja ................................................................................................. 1939-1944 Leg. 109
- Cuentas trimestrales de caudales ................................................................... 1939-1944 Leg. 143-153
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EL ARCHIVO DEL REINO DE GALICIA EN
LOS CALABOZOS (1936-1955)
RESUMEN
Al estallar el llamado Alzamiento Nacional, en 1936, el Archivo del Reino de Galicia,
que llevaba ubicado en el Palacio de Capitanía de A Coruña durante siglo y medio,
fue desalojado abruptamente de su sede por la autoridad militar y almacenado en los
sótanos del Palacio de Justicia, edificio donde permanecería durante veinte años. Las
pésimas condiciones de la nueva ubicación condicionarían su desarrollo institucional
y la conservación de sus documentos, hasta su posterior traslado a la Casa de Cultura,
en 1955, en que su situación comenzó a normalizarse. Reseñamos las referencias y
fuentes documentales de este suceso, sus causas y las consecuencias negativas que tuvo
para la institución.
1 JARAMILLO GUERREIRA, Miguel Ángel. «Los archivos y la Guerra Civil (1936-1939)>>. En:
Historia de los archivos y de la archil'ística en ESl'aíía / coordinadores, Juan José Gerenelo, Angeles
Moreno López; autores, Ramón Alberch y Fugueras ... [et a1.].- Valladolid: Secretariado de Publicaciones
e Intercambio Científico. Universidad de Valladolid, [1998]. pp. 161-174.
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trar ninguna referencia al Archivo del Reino de Galicia (ARG) y a su situación en este
período de tiempo, que se inicia precisamente como consecuencia de la sublevación
militar de 1936, conocida durante el franquismo como Alzamiento Nacional, con el
traslado expeditivo de sus fondos, ordenado por las autoridades militares de A Coruña,
desde los sótanos del Palacio de Capitanía, donde se alojaban, a los calabozos del Palacio
de Justicia, donde permanecerán hasta 1955.
Este hecho, que condicionará grave y negativamente, y durante casi una veintena
de años, la vida de la institución y de los documentos que custodiaba, sin duda era
conocido por Jaramillo, que vivió y ejerció sus funciones profesionales de Archivero
Facultativo en Lug0 2 , teniendo contacto con la bibliografía y los archiveros e histo-
riadores que conocieron o habían referido el acontecimiento. Quizás el hecho de haber
sucedido en zona retirada desde muy tempranamente del frente, pues los nacionales
se hicieron con el control de la ciudad en los primeros días del alzamiento, y a que
el archivo no tuvo una relación directa con los acontecimientos bélicos, ni sufrió pérdidas
relacionadas directamente con actividades relacionadas con la confrontación, le lleva-
rían a la determinación de no mencionar esta peripecia en su artículo.
Pero es preciso aclarar que el Archivo sí sufrió, y gravemente, por las condiciones
de los locales a que fue trasladado, y también incorporó documentos y libros de gran
valor, procedentes de requisas muy tempranas, concretamente de Casares Quiroga\ que
no fueron enviadas nunca al Depósito Documental de Salamanca4 , quizás por lo tem-
prano de la actuación de los equipos de requisa.
También y como ocurrió con la práctica totalidad de los archivos del Estado, en
el ARG ingresaron, posteriormente a la Guerra Civil, colecciones y fondos documen-
tales que fueron generados en el periodo de la Guerra por las instituciones públicas
o por particulares, o que hacían de alguna manera referencia a la misma, y que fueron
reseñadas en su momento. Procedían estos fondos de la Audiencia Territorial de A
Coruña, de la Delegación de Gobierno, del Gobierno Civil, de la Delegación de
Hacienda, de las Delegaciones provinciales de Educación, Información y Turismo, y
Trabajo (los Tribunales Laborales de la provincia). De todas ellas se dió público
conocimiento aprovechando el Congreso Castelao de 1986, precisamente para acallar
una polémica que se iniciaba en ese momento).
, JARAMILLO GUERREIRA, Miguel Ángcl. Gllía del Archivo Hislórico Provincial de LllgO. Xunta
de Galicia, D.L. 1993. •
) LÓPEZ GÓMEZ, Pedro. «Casares y el Archivo del Reino de Galicia» / Pedro L. GÓmez. La Vr);;:
de G(dicia, CXIII, n. 36.843. Especial [Casares Quiroga]. (Viernes, 30 junio 1995) 7. Y también: LÓPEZ
GÓMEZ, Pedro. «Casares Quiroga y el Archivo dcl Reino de Galicia». Bol. de la ANABAD, Madrid,
XLV, 4 (1995) 51-56; il. (Publicado íntegro). Hay tirada aparte .
.¡ LÓPEZ GÓMEZ, Pedro. «El Archivo de Salamanca, Una polémica compleja». Societ)' jor ~i}(/nis/¡
a/l(1 Portl/guese Historia¡/ Studies. De/wrllllenl oj Histor)'. York University, Downsview, Ontario. Vol.
XXII, n° 3 (Fall 1997) 10-23.
5 LÓPEZ GÓMEZ, Pedro. «Documentación de la Guerra Civil en el Archivo del Reino de Galicia».
En: CONGRESO CASTELAO. 1986. Santiago de Compostela. Actas Congreso Castelao, (novembro 1986)
/Justo G. Beramcndi e Ramón Villares, eds. Santiago dc Compostela: Universidade. Servicio de
Publicacións e Intercambio Científico, 1989. 2 vols. (IV, 634, 485 p.; ill.); 24 cm. (Cursos c Congresos
da Universidadc de Santiago de Compostela; 62). Vol. 2, pp. 381-439. Hay tirada aparte.
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Me estoy refiriendo a la generada al conocerse la existencia de los documentos
localizados en la Comisaría de Pontevedra, y que fueron entregados por el Ministerio
del Interior al Delegado de Gobierno, Domingo García Sabell, quien a su vez, a su-
gerencias mías, que por entonces dirigía el Archivo del Reino de Galicia, y en cum-
plimiento de la Ley de Patrimonio Histórico Español (BOE 29-6-85), los entregó a éste.
Incautados al inicio de la Guerra Civil, con finalidades evidentemente políticas y
policiales, fueron depositadas en la mencionada Comisaría de Pontevedra, donde que-
daron sin que trascendiera su existencia hasta que el Comisario Jefe Provincial comu-
nicó el hecho al Jefe Superior de Policía de A Coruña, quien los depósitó en junio de
1984 en la Delegación de Gobierno, siguiendo órdenes del citado Ministerio; pero una
vez comprobadas las características y valor histórico de la documentación, se realiza-
ron las gestiones legales ante el Ministerio de Cultura para depositarlas en el ARG,
firmándose el acta de entrega el 6 de octubre de 1986.
Estaba compuesto el conjunto incautado por 68 libros y 1 caja con documentos
sueltos, que se organizaron siguiendo este esquema: asociaciones políticas (1930-1936),
asociaciones sindicales y profesionales (1911-1936) Y asociaciones culturales y recrea-
tivas (1933-1936). Constituyen en realidad un conjunto de piezas documentales suel-
tas e independientes entre sí, formado por libros de actas, registros de socios, libros
de contabilidad, y diversas notas, correspondencia y facturas de los años 1930-1936,
y su vínculo de unión se cifra en el acto político-administrativo de su incautación. Como
indicábamos en su día, es de interés evidente para la investigación del período que nos
ocupa e inmediatamente anterior, como lo demuestra la existencia del Acta Fundacional
de Partido Galleguista, de 1931, Y la posibilidad de dentificar la existencia de 3.500
militantes, entre los que sobresalen Castelao, Risco, Iglesias Vilarelle, así como los
cargos que ocuparon; y consta también la identidad de los militantes de la Unión
Regional de Derechos, del Partido Republicado Radical Socialista, de la Unión Repu-
blicana, de la Juventud Socialista, etc.; suscriptores al periódico local «La Hora» o cartas
del diario local «El País»; y también la identidad y composición de los numerosos
sindicatos y agrupaciones gremiales y obreras de Pontevedra y Comarca6 . Evidente-
mente, están incluidas todas las personas, cualquiera que fuese su filiación, que habían
leído y estudiado, se habían asociado o habían intervenido en la vida pública, y que
no siendo de derechas, se consideraban enemigos potenciales del Régimen.
Posteriormente, estos documentos fueron permutados por las colecciones y fondos
bibliográficos y documentales de Francisco Iglesias Brage, personaje de origen ferrolano
y de gran relevancia en la última etapa de la monarquía y durante la república, que quedó
relegado en el franquismo, por cuestiones de índole personal, a pesar de haber parti-
cipado en el frente nacional. Estos documentos incluyen numerosas informaciones sobre
la Guerra Civil, de carácter tanto textual como fotográfico y cartográfico, epecialmente
del frente del Nülte y de las actividades de la aviación. Sin embargo, es de justicia señalar
que el mayor interés del fondo Iglesias estriba en sus aspectos americanos (Vuelo del
" LÓPEZ GÓMEZ, Pedro. «Documentación de la Guerra Civil en el Archivo del Reino de Galicia» ...
Conf. p. 403.
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Jesús del Gran Poder Sevilla-Bahía, Administraciónn del Territorio de Leticia, y IV
Centenario del Descubrimiento del Amazonas)1.
Volviendo al tema que nos ocupa, el traslado del Archivo del Reino de Galicia al
Palacio de Justicia, a mi me parece que consituye un hecho altamente simbólico e incluso
me atrevería a decir que paradigmático, por la forma y tiempo en que se llevó a cabo,
y por todo lo que representó de menosprecio tanto a la entidad, una de las más im-
portantes de la ciudad, desde el punto de vista cultural, como a su contenido, estre-
chamente vinculado a la Historia y al Derecho de Galicia.
Ya Antonio Gil Merino, director que fue del ARG, y que vivió sus últimos años
de ubicación en el Palacio de Justicia, hizo en su momento unas tímidas referencias
al suceso, en sus dos Guías, que no fueron suficientemente explícitas, quizás por el
carácter circunspecto del autor, pero también por el contexto histórico en que las hizo,
especialmente de la primera, publicada con ocasión del traslado del Archivo a la Casa
de Cultura, que contó con la presencia del Jefe del Estado en su inauguración x.
Alguna otra somera referencia se hizo al acontecimiento en artículos de carácter gene-
ral sobre el ARG y la Audiencia Territorial, como el publicado en la Gran Enciclo-
pedia Gallega, que da esta escueta información.: «Por necesidades militares, en 1936
el Archivo se trasladó a los sótanos del Palacio de Justicia y en 1955 se inauguró un
nuevo edificio en la calle de San Carlos, destinado a Biblioteca Pública y Archivo»0.
Sería ya en 1994, a través de mi tesis doctoralJ(), editada posteriormente en buena
parte 11, cuando se daría cumplida noticia de este hecho trascendente para la evolución
histórica del ARG y que pesaría como una losa en su restauración institucional. Tam-
bién se le dio especial relevancia al suceso desde la perspectiva de los edificios como
sí~bolos del poder, en el catálogo de la exposición dedicada a los Palaciosl 2, reales o
7 LÓPEZ GÓMEZ, Pedro. «O Arquivo do Coronel Don Francisco Iglesias Brage». En: ICLESIAS
Brage e América. A recl/peración dllll personaxe para a Historia de Calicia l. S.I.: ICoruña: Arquivo
do Reino de Galicia. Xunta de Galicia, D.L. 1992. (Catálogos de Exposicións), pp. 11-20.
x GIL MERINO, Antonio._An:hivo Histórico del Reino de Calida. Cuía del Investigador I Antonio Gil Melino,
en colaboración con Elvira Dugnol Villasonte. Prólogo Antonio Matilla Tascón. La Coruña: Dirección Gene-
ral de Archivos y Bibliotecas, 1968, pp. 24-25; Ytambién GIL MERINO, Antonio. Archivo Histórico del Reino
de Calicia. Cl/ía del Investigador I Antonio Gil Merino. Prólogo de Vicenta CüItés Alonso. Madrid: Minis-
terio de Educación y Ciencia. Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural, 1976, pp. 24-25 (sic).
o Voz «Archivo Histórico del Reino de Galicia». Cran Enciclopedia Callega. Santiago, Gijón: Silverio
Cañada, D.L. 1974, vol. 2 (al pe-astro), p. 164.
10 Leída el 25 de junio de 1994 en la Facultad de Geografía e Historia (Sección de Historia) de la
Universidad Complutense de Madrid, con el título La Real Al/diencia y la Conflictividad Social en Calicia
en la Edad Moderna (s. XV-XIX), dirigida por el Prof. Dr. Juan Ignacio Gutiérrez Nieto.
11 LÓPEZ GÓMEZ, Pedro. La Real Audiencia de Calicia y el Archivo del Reino. Santiago, Xunta
de Galicia, D.L. 1996. Contiene: 1. Presentación I Pedro López Gómez; la Parte: Órganos, funciones y
actividades de la Real Audiencia de Galicia y su sucesora la Audiencia Territorial de Coruña I Prólogo,
José Manuel Pérez-Prendes Muñoz-Arraco. JI' Parte: Documentos y Archivos de la Real Audiencia. El
Archivo del Reino de Galicia IPrólogo, Vicenta Cortés Alonso. 2 vols. (Serie Estudios; 1a y lb).
12 LÓPEZ GÓMEZ, Pedro. «Palacios para un Achivo Real: Los hospedajes del Archivo del Reino
de Galicia». En: ARQU/VO DO REINO DE CALlCIA. Palacios para ltn Archivo Real I Artículos: Pedro
López Gómez, Yago Bonet Correa. Catalogación: María del Pilar Méndez López, Cristina Díaz Vázquez.
Fotografía: Luis Gonzalo Pérez. Coordinación editorial diseño y maquetación: Gabinete de Patrimonio.
A Coruña: Xunta de Galicia, D.L. 1995. (Catálogos de exposicions), pp. 9-33.
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virtuales, diseñados para el ARG u ocupados por el y por las instituciones que lo
tutelaban, donde tuve ocasión de glosar este traslado forzoso entre todas las alterna-
tivas que se presentaron, reales o hipotéticas, al uso del Palacio de Capitanía J3 , que
había quedado notoriamente estrecho y que había demostrado sus pésimas condiciones
ambientales para la documentación, pero que, en todo caso, había sido su sede durante
siglo y medio, y estaba unido simbólicamente al origen real e ilustrado del Archivo l4 .
n Construído según trazas de 1747 del ingeniero director Juan Vergel, empezó a edificarse en 1748.
sufriendo reformas en 1750, dirigidas por el ingeniero Francisco L10bet siguiendo directrices del anterios.
No fue ocupado por su primer huésped, el Marqués de Croix, hasta 1763, en que se acabaron los inte-
riores. Conf. VIGO TRASANCOS, Alfredo. La Arquitectllra de la Ilustración. Perillo-Oleiros (A Coru-
ña): Vía Lktea Editorial, D.L. 1995, pp. 90-95.
l. LÓPEZ GÓMEZ, Pedro. «El Archivo del Reino, criatura de la lIustracion». Instituto <<José Cornidc»
de Estudios Coruñeses. Revista, La Coruña, Conmemoración del Bicentenario de la Reedificación de la
Torre de Hércules. XXVI, 26 (1991) 75-108. Hay tirada aparte.
15 Este tardará en tener edificio propio exclusivo, como su función exigía, hasta la construcción, en
1926, del diseñado por el arquitecto Julio Galán para Palacio de Justicia, ubicado en la Plaza de Galicia.
El proyecto, y los planos del edificio, de la decoración, del mobiliario, y de las obras adicionales, se
conservan en el ARG. Sigo Audiencia Territorial, Leg. 1.157, n° 5, y n" 16-15, y Leg. 1.158, na 3.
11, LÓPEZ GÓMEZ, Pedro. La Real Audiencia ... epígrafe «Las Sedes de la Real Audiencia de Galicia:
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2) El enfrentamiento entre la Audiencia y su Presidente, de una parte, y el Archivo
del Reino de Galicia y sus Archiveros, de la otra, defensores éstos de su fuero
propio e independencia frente a la institución matriz, que se arrogaba derecho
de inspección y superioridad jerárquica frente a las veleidades de autonomía ad-
ministrativa del Centro, reconocidas por la Corona. El traslado fue también una
forma de ejercer la tutela pretentida l7 •
3) El enfrentamiento entre la sociedad civil y la militar, representadas por el Ar-
chivo del Reino de Galicia, institución cultural y administrativa, y la Capitanía
General, máximo organismo militar del país, como un caso concreto de la ten-
sión latente en toda España, y que, tras los numerosos alzamientos del XIX, cul-
minarían en el de 1936, con las consecuencias ya mencionadas. Numerosos tes-
timonios avalan este aspecto, entre los que no fue el menos sonado el incendio
del archivo de la propia Capitanía, durante el Gobierno de Cánovas del Castillo,
para impedir su consulta por el jefe del ARG del momento.
17 LÓPEZ GÓMEZ, Pedro. La Real Audiencia ... epígrafe «Régimen y fuero privativo», p. 861. Y
también: Expediente comprensivo de varios Autos, Reales Ordenes, copias de Representaciones, y demas
que declar¡m)' confirman el Fuero pribatibo de este Real Archibo ... 1801-1802. Sigo ARG, H" A, leg.
142 (6).
IX A Historia / José Antonio Martínez García. La Coruña: Ayuntamiento. Servicio Municipal de
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A este contexto amenazador para las personas que de alguna forma se identificaban
con el régimen constitucional republicano, o con actividades de izquierdas, se juntaban las
amenazas y los actos violentos contra las instituciones que ejercitaban la libertad de
pensamiento y de comunicación documental, expecialmente prensa, bibliotecas y archivos.
Alguna forma de relación vislumbraban los golpistas que existía entre la libertad
de expresión y los archivos. Sirvan de muestra las palabras que el sacerdote Fermín
y zurdiaga, que siempre vestía camisa azul y sotana y era delegado nacional de Prensa
y Propaganda de FET y de las JONS, pronunciara en octubre de 1937, en el transcurso
de un mitin celebrado en el teatro García Barbón de Vigo: «Yo quisiera desde aquí
seJialar a la vieja prensa de España que no crea que es posible en el Estado Nuevo
pensar en ella como cuarto poder. Hoy, falangistas, no hay más poder en Elpaña que
el del Caudillo (. .. ) ¿ Qué es la revolución comunista? Cárceles abiertas, pistolas,
gasolina, bencina y la tea que prende el glorioso monumento de la tradición. Y se metió
en los santuarios, y se metió en los archivos, y hundió en las llamas de la catástrofe
la mejor historia de E:;paJia. ¿ Y qué ha hecho? Ahí lo teneis: la ruina. = ¿ y que hace
la Falange? La Falange se di:;pone a levantar, cueste lo que cueste y caiga quien caiga,
la realidad del Estado Nacional-Sindicalista sobre estos tres fundamentos: la Fe, el
Imperio y el Nacio/lal-si/ldicalis11lo»lo.
Efectivamente, la Falange contribuyó a levantar dicho Estado Nuevo cargando con
la parte más sucia de la represión. Los Consejos de guerra, los procesos sumarísimos
o las parodias de sumario, llevadas a cabo por los militares y seguidas frecuentemente
de ejecuciones mediante fusilamientos, se iniciaron ya el 24 de julio, colaborando
activamente los «Caballeros de La Comña», milicia civil al mando de un teniente coronel,
«en la represión y pacificación de las zonas de las provincia atacadas por elementos
subversivos». La Falange se ocupó de ejecuciones, paseos, cesantías y depuraciones l'
Militares y funcionarios públicos se vieron obligados a firmar la llamada «acta de
retractación», con la que las personas se pretendían poner a cubierto de depuraciones y juicios,
y se comprometían a no ejercitar ningún derecho político. Este es el denigrante documento:
20 FERNÁNDEZ, Carlos. La Guerra Civil en Galicia. La Coruña: La Voz de Galicia, S.A., D.L. 1988
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finalidades que han conducido al Movimiento Salvador de nuestro Ejército. = Autorizo
para que se haga de este documento el uso que tengan por convenienfe»~~.
22 FERNÁNDEZ, Carlos. La Cuerra Civil en Calicia. La Coruña: La Voz de Galicia, S.A., D.L. 1988
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namiento. La provisionalidad duraría hasta 1955 25 • Por supuesto nadie puso en tela de
juicio, ni los archiveros tampoco, dichas necesidades, ni la forma y tiempo en que dicho
traslado tuvo lugar.
Así resume el hecho Gil Merino en sus dos guías, que contienen un texto idéntico:
«Al comenzar el Movimiento Nacional, en 1936, las necesidades militares impusie-
ron el traslado del Archivo. Por escrito de la Jefatura de Estado Mayor de la 8" Di-
visión defeclw 4 de diciembre de 1936, dirigida al Jefe del Archivo, se comunicaba que
el Archivo Regional de Calicia, cuya instalación se había acordado desde hacía tiel7lpo
en la Casa del Consulado de esta ciudad, .tiJera trasladado pmvisionalmente, mientras
se hacían en la citada Casa las obras necesarias, a los sótanos del Palacio de Justicia,
ofreciendo poner un camión y veinte hombres para ser realizado el traslado. = Al día
siguiente de ser recibida la orden comenzaron los trabajos de transporte dándose por
terminado el día 20 de febrero de 1937... »2(,.
Se puso, pues, a disposición del Jefe del Archivo un camión y veinte soldados para
las tareas mecánicas. El Archivo hizo entrega de los locales, con inventario formado
por la Comandancia de Obras y Fortificaciones de la Octava División, el 13 de marzo
de 1937 27 •
El Acta de entrega, con el inventario de los locales, las siete salas abovedadas de
la planta sótano, y las tres salas de la planta baja, reza así:
" GIL MERINO, Antonio. Archivo Histórico del Reino de G(dicia. Guía del Investigador / Antonio
Gil Merino. Prólogo de Vicenta Cortés Alonso. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia. Dirección
General del Patrimonio Artístico y Cultural, pp. 21-24.
21> GIL MERINO, Antonio. Archivo Histórico del Reino de Galicia. Guía del Investigador / Antonio
Gil Merino, en colaboración con Elvira Dugnol Villasonte. Prólogo Antonio Matilla Tascón. La Coruña:
Direcci6n General de Archivos y Bibliotecas, 1968, pp. 24-25; Y también GIL MERINO, Antonio. Ar-
chivo Histórico del Reino de Galicia. Guía del Investigador / Antonio Gil Merino. Prólogo de Vicenta
Cortés Alonso. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia. Dirección General del Patrimonio Artístico
y Cultural, pp. 24-25 (sic).
* ARG. H" 84 (5)
27 1936. Memoria sobre el traslado del Archivo Regional de Galicia y gestiones realizadas con las
autoridades. ARG. H" 84 (5).
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«COMANDANCIA DE OBRAS Y FORTIFICACIONES DE LA OCTAVA DIVISIÓN. =
Inventario de los locales que en la planta de sótanos y planta baja en el edificio de la
División ocupaba el Archivo General de Gedicia. = Planta de sótanos. = Puerta de entrada
de madera de dos hojas en mal estado, con 2 bisagras cada hoja, cerradura sin llave
y aldaba. = Escalera de madera en mal estado que da acceso a un = Local con techo
abovedado y piso de losas de piedra, paredes con los revestimientos en muy mal estado
y tina ventana cristalera de dos hojas que da a la calle con tapaluces doble tela metálica
al exterior)' reja de hierro, se pasa por un hueco sin marco ni puerta a = Otro local
en las mismas condiciones que el anterior con otra ventana como la del anterior local,
además una puerta que da a la calle de madera de dos hojas con cerradura, aldabón
y tranca de hierro tabicada por el exterior y por un hueco sin cerco ni puerta pasamos
a = Otro local como los anteriores con ventana como las de ellos y una puerta de madera
de dos hojas con cerrradura se pasa a = Otro local que da acceso a la calle por una
puerta de madera de dos hojas con dos aldabas y tranca de hierro y cerradura con llave,
ventana como las anteriores y otra puerta de madera de dos hojas con cerradura con
llave pasamos a = Otro local como 'os anteriores con ventana de las mismas
caracteristicas y por un hueco sin marco ni puerta pasamos a = Otro local como los
anteriores con puerta)' ventana que dan a la calle)' por un hueco sin marco ni puerta
se pasa a = Otro local como los anteriores y ventanas como las anteriores. = Planta
baja. = Un local con puerta de madera de una hoja con accesorios y dos ventanas
vidrieras de dos hojas con tapa luces y reja de hierro que da al patio se pasa a = Otro
local con ventana al exterior)' por una puerta de madera de una sola hoja con acce-
sorios se pasa a = Otro local con una ventana COl1/0 las anteriores y una puerta de
madera que da al patio. = La CorU/1a, i3 de Marzo de i937. = El Ayudante de Obras
Militares. = Rafael Gonzalez Mllf10z.= Rubricado.- En la plaza de La Cono1a a las once
horas del dia trece de Marzo de mil novecientos treinta y siete y según lo dispuesto en
la órden de la Plaza del dia once del mismo. El Archivo General de Galicia hace entrega
con las formalidades reglamentarias a la Plaza y esta a su vez a la División de los locales
a pue se refiere el presente inventario.= Recibí)' entregué. = Por la Plaza. = Federico
Barbeyto.= Entregué.= Por el Archivo General de Galicia.= Angel Nieto. = Por Pro-
piedades Militares. = Ilegible. = Recibí. = Por la División. = El Oficial de O.M. = Emilio
Sabugueiro Otero. = Intervine:= El Comisario de Guerra.= Ilegible.= Hay una
imprentilla en tinta que dice: «A licio Moyano». = Presenció la entrega: . = Por la Pla-
za. = Federico Barbeyto. = Intervine:. = Por la Comandancia de Ingenieros. = Rafael
González MltI10z. = Todos rubricado.\·»2x.
Como cumplido funcionario, el Jefe del Archivo agradeció a la Diputación el apoyo
moral y material prestado durante años a la conservación del patrimonio, pues había
pagado los alquileres del depósito cedido para albergar fondos documentales del Ar-
chivo, en una casa de la calle Sinagoga, que se vació en estas fechas, uniendo los do-
cumentos a los depositados en el Palacio de Justicia. Por el oficio de contestación del
Presiente de la Comisión Gestora de la Sección de Fomento, conocemos estos detalles.
«DiPUTACiÓN PROVINCIAL DE LA CORUÑA = COMISIÓN GESTORA = Sección
de Fomento = Na 392 = ¡VIVA ESPAÑA! = La Comisión Gestora en sesión celebrada
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el día 5 del actual, quedó enterada de un oficio de esa Jefatura dando cuenta del traslado
de los enseres y fondos documentales del Archivo Regional de Galicia, que antes ocu-
paba los sótanos de la Capitanía General y el piso primero de la casa número 5 de la
calle de Sinagoga de esta ciudad, cuya renta pagaba esta Diputación y con tal motivo
ha quedado desocupado y a disposición de esta Diputación ya que los expresados efectos
han quedado reunidos e instalados en los sótanos del Palacio de Justicia de esta ca-
pital, y agradeciendo, al propio tiempo, el apoyo moral y material que esta Diputación
provincial ha venido prestando durante varios años a la conservación de los importan-
tes documentos que obran en ese Archivo General de Gedicia. = Lo que me complazco
el¡ comunicar a V. para su conocimiento y efectos. = Dios guarde a V. muchos alias.
= La Cona/a 11 de Marzo de 1937. = El Presidente, Eutimio San (Rubricado) = El
Secretario, Mafulino Dafonte = Sr. Jefe del Archivo Regional de Galicia. Palacio de
Justicia. = Al margen izquierdo, un sello rectangular que dice: ARCHIVO REGIONAL
DE GAL/CIA = 16 MAR. 1937 = n° 128 = ENTRADA»2'!.
Era por entonces Jefe del Archivo D. Ángel Nieto, perteneciente al Cuerpo de
Archiveros Bibliotecarios y Arqueólogos, en el que había ingresado en 1919, y que
había trabajado con anterioridad en el Archivo de Hacienda y en el Museo Arqueo-
lógico de León, ocupando el cargo de Director del ARG por concurso, tomando po-
sesión de este cargo el 18 de junio de 1927, y había sido encomendado temporalmente
del Archivo de la Audiencia Territorial de A Coruña, en cumplimiento del Decreto de
12 de noviembre de 1931 (Gaceta del 13) el 23 de noviembre 30 •
Fue eximido del servicio de armas, por ser el único funcionario Archivero de la
Audiencia y del Archivo Regional. Pero tanto él como el facultativo Salvador Parga
Pondal, con el cargo de sargento, y Domingo Maciá Veiga, fueron incorporados a las
Milicias de Falange. Los tres funcionarios fueron adscritos a tres centurias diferentes.
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REGIONAL = DE GAL/CIA = 29 OCT. 1937 = N° 133 = ENTRADA». = Al dorso:
«DORSO QUE SE CITA. = ANGEL NIETO GUTlERREZ.- ¡a Centuria - 2" Falange =
SARGENTO SALVADOR PARGA PONDAL - 2" Centuria = ¡a Falange. = DOMINGO
MACIA VEIGA.- 4" Centuria - 2" Falange»".
Los tres funcionarios se ocuparon del traslado de 10.000 legajos, que por su tama-
ño, equivaldrían a 50.000 actuales, quedando nuevamente instalados con orden en las
viejas estanterías. Así lo dice en la nota de reconocimiento de «los esmerados y ex-
traordinarios servicios» que le envía la Superioridad, que destacó su labor y la de Parga
Pondal, señalando con lo que definiríamos como un lenguaje políticamente correcto
para el momento «No supone esta, meno.!>precio ni demérito para el trabajo de los demás
no mencionionados, la mayoría de los cuales en parecidas circunstancias hubieran
obrado con el mismo entusiasmo profesional, porque la insignificante minoría que
todavía no ha comprendido lo que significa el patriótico esfuerzo y aún sacrificio, el
honor de ser e.!>paíiol de la zona nacional, desaparecerá rápidamente armonizando su
conducta con la de la mayoría de la Corporación». Lo firma El Jefe de los Servicios
de Archivos y Bibliotecas, Javier Lasso de la Vega, en Vitoria, el 13 de julio de 1938
(Il Año Triunfal)31.
Tenemos la estadística detallada de los fondos trasladados". Es así:
- Procedentes de Capitanía General:
Legajos de civil .............................................................................. 4.630
Legajos de criminal ........................................................................ 2.121
Legajos organizados y semi organizados ........................................ 1.794
Legajos de la Junta de Defensa del Reino de Galicia ...................... 29
Paquetes de libros .............................................................................. 161
Total ................................................................................................. 8.735
- Procedentes de la Casa de la C/Sinagoga:
Legajos de civil ................................................................................. 104
Legajos de criminal ........................................................................... 507
Paquetes de libros .............................................................................. 232
Total .................................................................................................... 843
Total general .................................................................................. 9.578
Debió tener Angel Nieto buenas relaciones con sus jefes, puesto que se le nombró
por O. del Jefe de los Servicios de Archivos y Bibliotecas, dada el 31 de octubre de
1938, en Vitoria, vocal del Patronato Provincial para el fomento de las Bibliotecas,
Archivos y Museos; y también con el Inspector Gómez del Campillo, que ejerció de Juez
Instmctor y que propuso se le admitiera, sin sanción, al servicio del Cuerpo Faculta-
5 de diciembre de 1936. ARG-H" 51(10). Conf. LÓPEZ GÓMEZ, La Real Alldiencia .... , p. 129.1.
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tivo, lo que se hizo por O.M. de Educación y ciencia de 30 de mayo de 1940. Falleció
en 1943 34 • De él se conoce el Catálogo de los documentos del Archivo del Ayuntamiento
de León, y la Guía Histórica-Descriptiva del Museo Arqueológico de León". Las cir-
cunstancias históricas y una enfermedad ocular de cierta consideración no le permitie-
ron dejar excesivo testimonio de su trabajo en el ARG, aparte de las memorias del Centro.
En el borrador de la Memoria preparada por el Jefe del Archivo y remitida a la
Inspección General de Archivos, y escrito a lápiz, leemos, salvando los tachones y
correcciones, la premura con que se procedió al desalojo, sin una preparación previa
que contase con espacios predeterminados para la documentación, que se va colocan-
do como se puede en el suelo de los calabozos; sólo una semana más tarde se apro-
baría el desmontaje y el posterior montaje de las antiguas estanterías, dando una
distribución más racional a los distintos cuerpos, de acuerdo con el proyecto del
Delegado de Requisa y el Arquitecto municipal, bajo supervisión del maestro de obras
Sr. Boujan. Las condiciones medioambientales eran pésimas y no garantizaban, mas
bien al contrario, la conservación de la documentación; y las facilidades para el tra-
bajo, nulas. Humedad, falta de ventilación, m~los olores, aislamiento, contribuirían,
podemos suponerlo, a la desmoralización del personal del Archivo.
«El día tres de diciembre y con ocasión de una visita de cortesía al General. se me
hizo presente la necesidad de desal()jar de una manera perentoria los locales que ocupaba
el Archivo. procediendo para ello al traslado urgente de sus fondos con caracter pro-
visional a los sotanos del palacio de Justicia; el dia cuatro se daba carácter oficial a
esta pretensión. por medio del comunicado de que ya di cuenta a VI. y cuyo texto es
el siguiente: "Octava división = Sección de E.M. = Negociado 30 = Na 13 = Aumen-
tando ete. ... ». Al dia siguiente dia 5 el Sr. Alcalde me citaba en su despacho para recibir
i/lStrucciones. estas consistian en que se habia dispuesto que a las tres y media saliera
de capitania el primer camión de legajos. lo que fue cumplimentado. saliendo a las cuatro
por la breve preparación que aquellos requirieron para evitar todo extravio. y menos-
cabo en sus papeles. en este primer camion se cargaron hasta LOO mazos de 0'80
centimetros de longitud y 25 a 28 kilos de peso. los cuales hubieron de ser depositados
en el pavimento de un calabozo. pues la premura con que se dispuso esta medida no
habia dado ni tiempo a designar los locales donde habia de ser aposentado a partir
de este 11/0mellto y hasta el dia 9 se sigue en dias sucesivos transportando mazos que
como los anteriores se van colocando en el calabozo citado: dado que en estas con-
diciones no podia seguir viniendo el Archivo puesto que ni habia locales y los fondos
requerían /lna instalación que alejara todo peligro de destrucción o deterioro de los
documentos. esta Jefatura se avistó con el Delegado de requisa y arquitecto municipal
para exponerles la necesidad imprescindible de designar los locales necesarios para
llevar a cabo la instalación del archivo. y la necesidad también ineludible de desarmar
las estanterías de los antiguos locales y rearmarlas en los nuevos para en ellas apo-
sentar la documentación ya que de otro modo y en la forl1la que se venía haciendo en
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el suelo daria lugar en brevisimo plazo a la perdida de la referida documentación, como
consecuencia de todo ello se hizo una visita a las citados sotanos y de acuerdo con el
S,; Presidente, se designaron los locales necesarios ordenando el inmediato desaloja_
miento de los que esta Jefatura creyo pertinentes al caso, y se facultó al Sr. Arquitecto
para que dispusiera el desarme y rearme de estanterias ya que fue cuanto pudo
conseguirse en este sentido a pesar de los buenos oficios de esta Jefatura por conseguir
una mas conveniente contextura de estas estanterias, a cuyos fines opusieron la esce.l'iva
cantidad de medios economicos que para ello se requería. El mismo dia por la tarde
se presellfaba en la oficina del Archivo el Delegado de requisa con el maestro de obras
S,; BOl/jan a los efectos de que se pusiera a mi di!Jposición con elfin de proceder cuando
ya pudiera hacerse al desarme de las estanterías del antiguo local del Archivo para ser
montadas en el nuevo alojamiento que a aquel iba a darse, entendiendo yo que ell1LOllfage
y distribución de las mismas habría de hacerse, según mis instrucciones bajo la inspec-
ción del Sr. Arquitecto que ya en el proyecto que redactaba las estaba acomodando,
escusado es decir que con estos acuerdos quedó rectificado el plan de almacen que
primeramellfe se habia propuesto, otras gestiones se cOllfinuaron haciendo con el fin
de obtener l/na instalación tanto mas decorosa cuanto mas lo exigia la importancia de
los fondos que constituian dicho archivo llegandose en principio a conseguir que tal
propuesta pesara en el animo de las autoridades que intervenian en el asunto a pUIlfO
tal, que se pensó por la autoridad militar allegar los recursos necesarios para la pro-
secución de tal fin, si ello no era posible de l/na vez, como fuera dable hacerlo para
lo cual el Delegado de Requisa solicitaria 2500 ptas demostrando con ello un venla-
dero interes en el mejor acomodamiento del citado Archivo, mas estos buenos deseos
no llegaron a realizarse quedando reducido a la adaptacion de los locales necesarios
)' al consiguiente desarme y rearme de las antiguas)' viejas estanterías, si bien dando
a la instalación de estas una mas logica y adecuada colocación, por medio de pasillos
laterales. con cuya disposición se ha conseguido dada su inmensa anchura obviar uno
de los grandes inconvenientes que presentaban en su disposición antigua y que dificul-
taba la vista de los legajos por encontrarse en varias filas unos detrás de otros y que
dado su escesivo peso hacían imposible su manejo y lo que es peor aun su identifica-
ción, con esta di!Jposición en pasillos las estanterias ofrecen dos caras, presellfando en
ellas los mazos a la vista su correspondiente cartela y aunque se hace imprescindible
la superposición de filas, han desaparecido las que como todas figuraban en la extensioll
de fondo de las precitadas estanterías, claro que, por lo que a lo que se va organizando
se refiere subsiste aquel inconveniente agravado aun mas por ser mayor el número de
las filas re!Jpaldadas. = El traslado en cuestión, se realiza con carácter provisional y
hasta tallfo pueda hacerse de una manera definitiva a la casa llamada del Consulado
cuyo edificio fue cedido para estos fines por el Ministerio de Hacienda al de Instruc-
ción Pública orden de 27 de Abril de 1935 rectificada por el propio Departamento ell
16 de mayo en el sentido «de que la cesión en usufructo de la citada casa Consulado
se hace al Ministerio de Instrucción publica y Bellas Artes en vez de al Ayuntamiellfo
de la Corlllia». Todo el historial referente a esta cesión, (consta en el) acta de entrega
del edificio a esta Jefatura en representación del Ministerio de Instrucción Pública, y
el informe rell/itido por la misma a la Dirección General de Bellas Artes en cumplimiento
de la (sic) ordenado en 23 de Marzo de 1935, fue remitido a esa Inspección General
oportunamente, por lo que no se resellan en esta Memoria por creerlo innecesario. =
A Juicio de esta Jefatura conviene /lO dejar de la mano este asunto de t((nta
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tral/Scendencia para la vida j¡aura de este importante Archivo, mas aun en la época
presente si CO/1l0 se supone habran sido mutilados o desaparecidos muchos de nuestros
mas interesantes depositos documentales, y por lo tanto habrá que dedicar las mayores
atenciones para los que se hayen salvado de la barbara destrucción de las o/das rojas,
por otra parte este Archivo nunca se hallará bien instalado hasta tanto no disponga de
casa propia, con absoluta independencia de otros servicios, con sus estanterias, logica
y adecuadamente montadas y distribuidas, con las dependencias necesarias para el
trabajo, y los servicios de luz y sanitarios indespensables en un establecimiento de esta
indole, y mas aun este por la clase y delizadeza del trabajo que en el tienen. que realizar
sus funcionarios, y por la necesidad de dotar de todos los elementos necesarios a los
investigadores que puedan concurrir a el ajin de hacer dable su estancia eH el mismo
y con ello fructifero los estudios que deseen realizar. = Descripción de los locales y sus
condiciones. = Los locales en que se halla emplazado este Archivo son los pertenecien-
tes al ala posterior derecha del sotano correspondiente al edificio de la Audiencia
Territorial de esta provincia. Su actuación (ilegible) orientacion poniente, lo que le
favoreceria si los huecos de que estan dotadas sus salas no fueran de corto rasgado
algunos y otms muy peque/los y a ras del terreno o piso de la calle, lo que hace que
le prive del sol y sobre todo y mas importante que la luz sea dejiciente y escasa, esto
en cuanto se rejiere a locales situados al exterior, que los pasillos tambien utilizados
con tal jin exceptuando uno que recibe luz de un patio interior los demas carecen en
absoluto de luz, y nada digamos de los calabozos donde ha habido que alojar en conjitso
monton todo lo de criminal, pues aunque tienen una peque/la reja como todos son
interiores la luz penetra en ellos en escasisima proporción. = El numero de locales
habilitados para Archivo y a los cuales hemos dado el/lOmbre de salas para mejor orden
del /1Iis/1lo incluyendo como tales los pasillos alzan al n° de siete aparte los calabozos
a los que por el momento se les designa con su propio nombre, entre los referidos locales
hay solo tres que reunen /1Iuy apmpiadas y convenientes condiciones de amplitud. = Para
los trabajos de organización disponemos de una pequeña sala con luz exterior aunque
no muy abundante. = En estos locales habia instalada una red electrica, que para los
efectos de la visualidad de los legajos resulta hoy inadecuada e inutil, por lo que habria
necesidad de modificarla y adaptarla a las exigencias del Archivo y mas ahora que por
exigencias del horario moderno nos vemos obligados a trabajar de noche, pero como
apat1e de la falta de medios economicos el Archivo se halla instalado de prestado, no
se puede intellfar acometer ninguna innovacion hasta tanto no llegue a variar la situa-
ción del mismo, este estado de cosas pudiera originar la suspensión del servicio porque
CO/1l0 dada la jórma en que esta hecha dicha instalación electrica se hace imposible
aislarla del resto del ed!ficio, y puede llegar IIn dia en que la Audiencia se niegue a
dar fluido a estos locales teniendo en cuenta que se hallan ocupados por servicios ageno.l'
a la misma. = Igual ocurre con la calefacción, pues si bien pasan por ellos las tuberias
carece en absoluto de radiadores. = Otm de los inconvenientes que tienen estos locales
es el carecer de los servicios sanitarios mas indispensables.- = Hay otm aspecto /1/uy
interesante qlte afecta a la posibilidad de salvamento del Archivo en caso de un incen-
dio, y el cltal se haría imposible realizarlo por hallarse todas las ventanas cerradas por
rejas fijas, por lo que es otra de las cosas qlte habra que pensar en modificar para obviar
tan grave inconveniento. = Por ultimo los locales de que venimos hablando constituyen
parte del sotano del edificio, esta circllnstancia hace que todos ellos sean humedo.l' /lO
ohstante la aireación que le proporcionan los diversos huecos de que constan, en toda
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la extensión de su longitud se halla instalado el servicio de alcantarillado con diversos
registros, lo que tambien contribuye al par que a producir humedad, a hacer insano el
ambiento de estos locales .. = Para terminar por lo que a locales de que venimos ocu-
pando se refiere hay que hacer constar que no obstante y a pesar de los diversos y no
pequeños inconvenientes reseñados en relación a los mismos, mejoran en gran propor-
ción las condiciones de los anteriores sin que ello abone la circunstancia de poderlos
conceptuar como admisibles para una instalación definitiva. = Disposición y distribu-
ción de las estanterías, numero de ellas, estantes y tablas. = Las estanterías se hallan
dispuestas en las diversas salas, unas adosadas a la pared y con un pasillo central r
otras aisladas con pasillos central y laterales, su construcción es igual a la que tenían
en su anterior emplazamiento, salvo la menor altura a que obliga la de estos locales,
todo el material de que se hallaban forl1/adas ha sido aprovechado, la disposición de
estantes y tablas no ha podido ser variada, lo que hace que estas guarden gran dis-
tancia de una a otra, lo que lleva consigo tenerse que colocar los legajos UIlOS encima
de otros sil! la debida y conveniente separación. La distribución de las estanterias se
ha hecho teniendo en cuenta la capacidad y condiciones de los locales para su
adaptacion, y disponiendolas en forma que pudieran presentar visualidad completa los
legajos contenidos en ellas, lo que se consi[tue por medio de pasillos intermedios, entre
unas y otras. El nUl1/ero de Estanterias instaladas asciende a treinta)' dos cO/lStando
por una las dobles, hallandose distribuidas en esta{orma: Sala 1" una adosada y cinco
centrales dobles; Sala 2" dos adosadas con pasillo central; Sala 3" dos adosadas con
igual pasillo; Sala 4" seis centrales dobles, con pasillo central y cinco intermedios; Sala
5" dos adosadas pasillo central; Sala 6" tres adosadas con dos pasillos; Sala 7" dos
adosadas y tres centrales pasillos intermedios y central; )' Sala 8" dos adosadas y cinco
centrales con sus pasillos correspondientes. El numero de estantes que componen el total
de las estanterías, con un ancho aproximado de un l1/etro y tres de altura se eleva al
de doscientos, portando cada estante solo tres tablas, lo que hace que se hallen e:rce-
sivamente distanciadas una de otra, originando CO/1l0 ya hemos dicho el gran incon-
veniente de temerse que colocar los le[tajos encima y detrús unos de otros sin la debida
separación, lo que difiCillta grandemente el rapido manejo de los misJ1los»'!>.
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noticias que pueda tener de las pérdidas o robos de otros Archivos de esa provincia de
cU{llquier clase que fueren. = Dios guarde a V muchos mios. = Zaragoza 12 de No-
viembre de 1937 -11 A.T. = M Comez del Campillo (Rubridado) = Sr. Jefe del Archivo
regional de Calicia = A la izquierda, un sello rectangular, que dice: «ARCHIVO RE-
CIONAL = DE CALlC1A = 2 O NOV 1937 = N" 135 = ENTRA DA »37.
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Sesmero en 1887, en estilo clásico-academicista, no se realizó por falta de fondos; otro
proyecto de Julio Galán y Ricardo Boán, de gran severidad y monumentalidad, hecho
en 1908, tampoco se realizó, y hubo que esperar a 1925 en que se encargó su reforma
al mismo Galán, constIUyéndose entre 1926-1929, con una singular decoración inte-
rior de azulejos3~.
Ocupaba el Archivo en el Palacio de Justicia una vez reorganizado el desastre ini-
cial, un local formado por un semi sótano de antiguos calabozos y pasillos impropiamente
llamados «salas», compuesto por siete habitaciones, con las antiguas estanterías de dos
metros de fondo y más de un metro de separación entre sus tablas, más una sala de
trabajo y otra llamada sala-biblioteca, y otros dos calabozos que servían de depósito,
sin estanterías. Como se ha dicho, eran húmedos y mal ventilados, recorridos por los
tubos de calefacción, con goteras, y con periódicas inundaciones provocadas por las
alcantarillas que en él tienen sus registros. La documentación continuaba sometida a
un lento proceso de destIUcción debido a todas estas circunstancias.
Parece que la actuación del Presidente, que deseaba ver el Archivo fuera del edi-
ficio, hizo la vida imposible a los Archiveros, apoderándose de habitaciones, privándoles
del uso del ascensor, prohibiendo el uso de escaleras directas, y no pagando los fre-
cuentes desatrancas de las cañerías de desagües de su vivienda y del piso del Secre-
tario de Gobierno, que tenían sus registros en el Archiv0 40 •
No pasaba desapercibida esta situación a los historiadores. D. Angel CaneIlas es-
cribía en 1946: «Se busca casa para ji/turo matrimonio» un duro artículo contra la
municipalidad herculina por el abandono del Archiv041 • Finalmente, se vislumbró una
solución definitiva: la constlUcción de un edificio expresamente destinado a albergar
tanto el Archivo del Reino como la Biblioteca Pública del Estado, y a canalizar las
actividades culturales, de las que el Estado franquista se erigía en tutor: la Casa de
Cultura.
'" FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, José. Arquitectllra del Eclecticismo en Galicia (1875-1914). Vol. 1.
Edificación Institucional y Religiosa. La Coruña: Universidade da Coruña: D.L. 1995, pp. 188-205.
~() Memoria-Resumen 1939-50. ARG-H" 63 (1).
~ 1 La Noche, viernes, 3 febrero 1946.
~! LÓPEZ GÓMEZ, Pedro. «Palacios para un Achivo Real: Los hospedajes del Archivo del Reino
de Galicia» ... Cont'., pp. 28-29.
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proyectado interesantes obras de carácter racionalista con anterioridad a la Guerra Civil,
lo diseñó en un estilo «regionalista», no exento de una cierta monumentalidad, pero
con graves carencias funcionales que se manifestarían más agudamente con el tiempo,
sobre todo al quedar el edificio exclusivamente para Archivo, a finales de los 80.
Se iniciaría así una nueva etapa, aunque su ubicación junto con la Biblioteca en
una entidad conjunta no permitiría destacar su identidad, hasta el traslado indicado de
aquella a sus nuevos locales. Obtiene así el ARG la independencia total, un alojamien-
to exclusivo y la posibilidad de múltiples actividades, que se pueden testimoniar en
la abundante bibliografía producida en el último decenio. Todas estas cuestiones se van
a ver potenciadas con las obras que se inician en este final de siglo, en el año 2000,
con una reforma prácticamente integral, que sigue en gran medida la propuesta rea-
lizada por el arquitecto Yago Bonet Correa.
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Jutlde eo..1dItIes de MINISTERIO DE EDUCACIÓN,
Castilla-La Mancha CAS'I'ILLA-LA MANCHA CULTURA Y DEPORTE
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