Delitos Contra La Propiedad 2020
Delitos Contra La Propiedad 2020
Delitos Contra La Propiedad 2020
Agliati
El Título IX del Libro II del Código Penal se refiere a los «Crímenes y simples delitos
contra la propiedad», término que parece insuficiente para designar el bien jurídico protegido por
este grupo de figuras.
La propiedad o dominio está claramente definida en el art. 582 del Código Civil, como ―el
derecho real en una cosa corporal, para gozar y disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra
ley o contra derecho ajeno‖.
Sin embargo, el concepto penal no coincide con éste, sino que es considerablemente más
amplio. No sólo comprende el dominio, esto es, la relación entre una cosa determinada y quien
tiene el derecho, sino también los demás derechos reales e incluso los derechos personales o
créditos. Por lo tanto, penalmente se asigna a la propiedad un sentido amplio y flexible, que
incluye las relaciones –jurídicamente reconocidas por el sistema– que existen entre una persona y
una cosa, esto es, el vínculo que une al sujeto con todos los derechos de que es titular y que sean
económicamente apreciables.
En este sentido, el concepto penal de propiedad se asemeja, más bien, al que consagra el
art. 19 Nº 24 de la Constitución Política, en que se garantiza ―el derecho de propiedad en sus
diversas especies sobre toda clase de bienes corporales e incorporales‖.
Algunos de los delitos comprendidos en este Título vulneran además otras relaciones
jurídicas, como la posesión y la mera tenencia. Sin embargo, no se puede afirmar que estas
relaciones queden incluidas dentro del concepto penal de propiedad. Lo que sucede es que el
legislador decidió ubicar estas figuras dentro de este título, por la proximidad que guardan con
los delitos contra la propiedad, sin que existan razones de fondo que justifiquen una asimilación
en el plano conceptual.
Por todo lo anterior, se suele plantear que una denominación más acorde con el contenido
general del Título IX y con los presupuestos económicos actuales, que ya no están basados
exclusivamente en la propiedad, sería la de delitos contra el patrimonio o delitos patrimoniales.
Con todo, tampoco esta sustitución está libre de problemas. El de patrimonio no es un concepto
bien determinado, y se pueden distinguir concepciones diferentes sobre el mismo.
a) Concepción jurídica: lo que se considera es la relación jurídica que vincula al sujeto
con la cosa. El patrimonio, por tanto, es el conjunto de derechos que pertenecen a una persona,
sin incluir aspectos que no pueden catalogarse de tales, como las expectativas (ej. clientela). Es
un concepto demasiado restringido.
b) Concepción económica: lo fundamental es la referencia a un conjunto de cosas u otras
entidades con valor económico. Se refiere a todos los bienes que se encuentran bajo el poder
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Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
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Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
mueble, ajena, instrumento público, bienes nacionales de uso público, etc.). En relación con esta
clase de términos existen dos posibles líneas de interpretación:
a) Interpretación formalista: se los considera en el sentido originario que ostentan en el
ámbito extrapenal, de modo que el Derecho penal se limite a sancionarlos (teoría sancionatoria
del Derecho penal). Implica desatender las exigencias particulares del Derecho penal, que pueden
obstaculizar la recepción pura y simple de los conceptos elaborados en otros sectores del
ordenamiento.
b) Interpretación fáctica: se los considera de modo independiente, con un significado
diferente al que tienen en otras ramas del Derecho atendiendo a consideraciones teleológicas y de
política-criminal. Con todo, no parece correcto afirmar a priori que los conceptos elaborados en
otras ramas no tengan validez alguna para el Derecho penal y, además, este punto de vista puede
generar una mayor inseguridad jurídica en la aplicación de los tipos.
En definitiva, se trata de un problema de interpretación que debe resolverse caso por caso,
cuidando respetar siempre el principio de legalidad. Como pauta, se pueden considerar tres
situaciones:
1) Términos naturales, como ganado, río, edificio, etc.: se les debe asignar su sentido
natural y obvio.
2) Términos jurídicos que sólo existen o tienen sentido según la definición que se les ha
dado en otras ramas del Derecho, como cónyuge, mayor de edad, embargo, etc. Su significación
se deberá determinar extrapenalmente, según lo dispuesto en el sector jurídico al que pertenecen.
3) Términos jurídicos que no pertenecen con exclusividad a otra rama del Derecho, como
propiedad, cosa mueble, dolo, empleado público, etc. Entonces es posible determinar su
significado con una cierta autonomía, en consideración a los fines y funcionamiento del Derecho
penal.
3. Clasificación
Existen dos formas de atacar la propiedad: por apropiación y por destrucción de la cosa.
Así, los delitos contra la propiedad admiten la siguiente clasificación:
1) Delitos de apropiación: aquellos en que se produce un desplazamiento patrimonial de
hecho. Como se trata de un apoderamiento indebido no constituye un modo de adquirir el
dominio, por ello decimos que es ―de hecho‖, pues jurídicamente no cambia la titularidad del
derecho de propiedad. Según los medios a través de los cuales se ejecuta la apropiación, ésta
puede ser de dos clases:
a. Por medios materiales: supuestos en que existe un empleo de energía física, la que
puede recaer sobre la cosa misma, sobre ésta y sus defensas, o sobre aquélla y su tenedor.
Corresponden a esta clase los delitos de hurto, robo con fuerza en las cosas, robo con violencia o
intimidación en las personas, usurpación, etc.
b. Por medios inmateriales: supuestos en que no existe empleo de energía física, como es
el caso de engaño y de abuso de confianza. Así ocurre en las defraudaciones, estafas, usura, etc.
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Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
4.1 Características
a) Sólo se aplica a los hurtos, defraudaciones y daños. Existe consenso en estimar que la
palabra defraudaciones está tomada en un sentido amplio y que, por tanto, comprende las figuras
del párrafo 7º (defraudaciones vinculadas con el estado de insolvencia) y del párrafo 8º (estafas y
otros engaños) del Título IX, pues todas ellas pueden incluirse dentro del concepto genérico de
defraudación.
b) Sólo beneficia a los parientes, cónyuges y convivientes civiles entre sí. No favorece, en
consecuencia, a terceros que pudieren haber actuado con ellos. Esto es consecuencia del carácter
estrictamente personal de las excusas legales absolutorias.
c) Sólo se refiere a la responsabilidad criminal. No afecta a la responsabilidad civil, que
puede hacerse efectiva entre parientes y cónyuges.
d) Sólo cubre los atentados contra la propiedad que sufrieren los parientes, el cónyuge o el
conviviente civil, pero si el delito afecta además a otras personas, el delincuente debe responder
criminalmente por esto último.
e) No se aplica cuando la víctima es una persona mayor de sesenta años. Tampoco cuando
se trata de un delito de daños cometido entre cónyuges.
4.2 Efectos
Se trata de una excusa legal absolutoria, por lo que su concurrencia no afecta la existencia
del delito, pero impide que surja responsabilidad criminal respecto de la persona que hubiere
ejecutado la conducta delictiva. La propia ley alude a hurtos, defraudaciones y daños, con lo que
da a entender que el delito correspondiente llega a configurarse. Es decir, el hecho sigue siendo
típico, antijurídico y culpable, pero no es punible.
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Es por eso por lo que subsiste la posibilidad de castigar a terceros que hubieren
intervenido con el pariente, cónyuge o conviviente civil, y de perseguir la responsabilidad civil
emanada del delito.
4.3 Fundamento
Las excusas legales absolutorias tienen como fundamento únicamente razones de política
criminal. En este caso concreto, se considera la necesidad de preservar la armonía familiar, como
un valor que el ordenamiento jurídico tiene interés en fomentar y que se ha considerado más
valioso que el simple atentado contra la propiedad. A ello se agrega el menor reproche social que
merece esta clase de comportamientos, y el convencimiento de que la intervención penal en el
ámbito familiar debe ser lo más restringida posible.
5. Hurto
La ley se refiere a una cosa mueble ajena. Por tanto, el objeto debe reunir las siguientes
características:
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a) Cosa corporal: según el concepto civil (art. 565 CC), son corporales las cosas
susceptibles de percibirse por los sentidos. Para efectos del delito de hurto se dice, con más
propiedad, que la cosa ha de tener extensión, esto es, que ha de ocupar un lugar en el espacio, de
modo que sea susceptible de ser aprehendida y extraída.
Tradicionalmente se ha afirmado que no podrían ser objeto de hurto elementos como la
luz, la energía, el calor y los fluidos en general pues su corporalidad es dudosa. Así se explicaría
que en el caso de la energía eléctrica haya sido necesaria una ley especial –art. 137 del D.F.L.
Nº1 de 1982, del Ministerio de Minería– para sancionar la apropiación del fluido eléctrico como
una forma especial de hurto.
Para otros, en particular el prof. Oliver 1 , la definición civil de cosa corporal es
perfectamente aplicable a la energía eléctrica, pues la energía ―forma parte de la realidad natural
y puede ser percibida por los sentidos‖; además, su corporalidad es innegable porque desde un
punto de vista físico la energía eléctrica es materia2. En definitiva, sin perjuicio de lo señalado en
la legislación especial, la energía eléctrica reúne las condiciones necesarias para ser objeto de un
hurto, tal y como está descrito en el art. 432 CP.
b) Cosa mueble: es mueble todo lo que pueda transportarse de un lugar a otro, aunque
sufra detrimento, incluyendo también las cosas permanentemente adheridas o destinadas a un
inmueble. En consecuencia, tampoco aquí resulta aplicable el concepto civil de cosa mueble.
c) Cosa ajena: es ajena toda cosa que esté incorporada al patrimonio de una persona
distinta del sujeto activo, que pertenece a otro.
No son ajenas, para estos efectos, las cosas que no pertenecen a nadie (res nullius y res
derelictae) ni las que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres. Sí lo son, en cambio,
las cosas extraviadas y los bienes nacionales de uso público.
Se plantea aquí el problema de qué sucede cuando la cosa mueble se tiene en
copropiedad. En estos supuestos, es evidente que existe una falta de legitimación para disponer
individualmente de la cosa, pero se discute si dicha conducta configura el delito de hurto.
Algunos entienden que mientras se tenga una cosa proindiviso no puede haber delito de hurto,
por cuanto no se puede hablar de cosa ajena en sentido estricto. Otros, en cambio, consideran que
se trata de una cosa parcialmente ajena y que, por ende, se configura el delito.
d) Cosa susceptible de apropiación: sólo tienen este carácter los objetos y los animales.
No tienen este carácter las personas, ni vivas ni difuntas. Sin embargo, un cadáver puede llegar a
ser objeto de hurto cuando ―entra al tráfico mercantil‖, como sucede con las momias en los
museos.
e) Cosa susceptible de apreciación pecuniaria: la pena del hurto se determina en relación
con el valor de la cosa que es objeto material del delito. Si su valor no excede de media UTM, se
considerará una falta (art. 494 bis).
1
OLIVER CALDERÓN, Guillermo, Delitos contra la propiedad, Legal Publishing-Thomson Reuters, Santiago, 2013, p.
95.
2
GUZMÁN DALBORA, José Luis, ―El hurto de energía eléctrica‖, en ÉL MISMO, Estudios y defensas penales, 3a
edición, Legal Publishing, Santiago, 2009, pp. 57 y s.
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5.3 Conducta
La conducta aparece descrita como ―apropiación‖, lo que significa apoderarse de una cosa
con la intención de comportarse como dueño. Consiste en un desplazamiento patrimonial de
hecho, que no puede ser considerado como modo de adquirir.
La apropiación se compone de dos elementos:
a) Elemento material: sustracción o aprehensión física de la cosa. Si la cosa se encontraba
en poder del delincuente, no se configura el delito de hurto, sino el de apropiación indebida.
b) Elemento psíquico: ánimo de comportarse como dueño de la cosa (animus rem sibi
habendi), es decir, de adquirir de hecho las facultades inherentes al dominio, particularmente, la
de disposición. Esta exigencia implica que en nuestro ordenamiento jurídico se excluye el
llamado hurto de uso, esto es, la sustracción de una cosa mueble ajena realizada sin ánimo de
apropiación, para servirse temporalmente de ella y restituirla inmediatamente después del uso.
De aquí se desprende que los conceptos de apropiación y sustracción no son sinónimos. El
primero tiene un alcance jurídico, mientras el segundo, un sentido exclusivamente físico o
material.
a) Furtiva: se ha de actuar sin violencia o intimidación en las personas, y sin fuerza en las
cosas, pues de lo contrario se trataría de un robo. Pero cabe precisar que puede existir alguna
clase de fuerza en las cosas sin que cambie la calificación de la conducta de hurto a robo, porque
el delito de robo con fuerza en las cosas sólo se configura cuando hay ejercicio de fuerza en
alguna de las formas expresamente previstas en la ley (art. 440 y ss. CP). En cualquier caso,
resulta indiferente el modo concreto cómo se realice la sustracción, que puede ser por la simple
aprehensión manual o mediante procedimientos o fuerzas extrañas (ej. perros amaestrados,
trampas, etc.).
b) Con ánimo de lucro: consiste en la intención del sujeto de obtener una ventaja o
beneficio económicamente apreciable, sea para enriquecerse (aumentar el patrimonio) o evitar un
empobrecimiento (por ejemplo, si el autor debe una cosa y la sustrae a otro para pagar). Este
beneficio puede ser para sí o para un tercero 3. Pero no se exige que el sujeto efectivamente logre
su propósito, basta con que tenga esa intención.
En consecuencia, el autor debe actuar con ánimo de apropiarse de la cosa y de lucrarse
con ella. El dolo del tipo de hurto consiste en apoderarse de una cosa mueble ajena con ánimo de
hacerse dueño de ella (animus rem sibi habendi), mientras que el ánimo de lucro no forma parte
del dolo, sino que constituye una motivación y, por tanto, un elemento subjetivo propio,
independiente de aquél.
3
Según lo indicado por el prof. Oliver esta afirmación no es correcta a la luz de lo prescrito por el art. 432, pues
dicha norma ―no exige que se obre, simplemente, con ánimo de lucro, sino con ‗ánimo de lucrarse‘‖. Así, ―sólo obra
con ánimo de lucrarse quien ejecuta la acción con el propósito de obtener un provecho para sí y no para otra persona‖
(Oliver Calderón, Delitos contra la propiedad, Legal Publishing-Thomson Reuters, Santiago, 2013, p. 92).
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5.5.1 Consumación
La determinación del momento en el cual se perfecciona el delito de hurto (la
apropiación) no es del todo fácil. Para precisarlo se han formulado diversas teorías, que fijan la
consumación cuando se produce:
a) El tocamiento o aprehensión del objeto con las manos (contrectatio o apprehensio rei);
b) La remoción del objeto desde el lugar en que se encontraba (amotio);
c) El traslado o transporte del objeto a otro lugar (ablatio);
4
OLIVER CALDERÓN, Delitos contra la propiedad, Legal Publishing-Thomson Reuters, Santiago, 2013, pp. 119 y ss.
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5.5.2 Tentativa
La conducta descrita en el tipo penal de hurto es susceptible de fraccionarse en distintas
etapas, por lo cual es procedente la configuración de tentativa de hurto. Así, habrá hurto tentado
cuando el agente dé principio a la ejecución de la apropiación por hechos directos, pero falten
uno o más para su complemento.
Ahora bien, para determinar el momento preciso desde el cual hay tentativa de hurto, la
doctrina ha acudido a las teorías elaboradas para fijar la consumación, proponiéndose que la
tentativa comienza cuando:
a) El sujeto activo ingresa en la esfera de resguardo en la cual se encuentra la cosa;
b) Además de ingresar a la esfera de resguardo de la cosa, individualiza aquella que
pretende sustraer, normalmente tocándola;
c) Empieza a romper la custodia ajena sobre la cosa o a constituir una nueva custodia
sobre ella.
5.5.3 Frustración
Tradicionalmente, se ha indicado que el delito de hurto es uno de mera actividad que, en
consecuencia, no admite frustración.
Sin embargo, debe considerarse que dicha afirmación podría ser criticada acudiendo al
argumento de texto contenido en el art. 494 bis, precepto que tipifica el hurto falta, sancionando
expresamente la hipótesis de frustración.
Según lo indicado por el prof. Oliver, sobre la base de tal disposición legal debe
entenderse que las definiciones legales de tentativa y frustración contenidas en el art. 7° son
únicamente aplicables a los crímenes y simples delitos, y no a las faltas. Así pues, para tal autor
es dable sostener que el legislador sólo respecto del hurto falta ha definido de forma diversa la
frustración, aludiendo más bien, con dicho concepto, a la definición legal de tentativa. En
definitiva, a partir de tal ejercicio interpretativo, se concluye que en nuestra legislación penal
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existen actualmente vigentes dos conceptos de frustración, uno aplicable a los crímenes y simples
delitos, y otro aplicable al hurto falta.
5.6 Clasificación
a) Hurto simple (arts. 446 y 494 bis): corresponde fundamentalmente a la figura que
hemos analizado. La pena se gradúa en atención al valor de la especie sustraída, lo cual determina
que este hurto pueda ser castigado a título de simple delito o de falta.
b) Hurto agravado (art. 447): corresponde a figuras en que es posible aplicar la pena
inmediatamente superior en grado a la que correspondería por un simple delito de hurto, en razón
del abuso de confianza de que se ha valido el autor para ejecutar la apropiación. Ello ocurre en
los siguientes supuestos:
— Hurto doméstico o famulato (art. 447 Nº 1)
— Hurto del trabajador en establecimiento comercial o industrial y hurto del trabajador
habitual, aunque no permanente, de una casa –famulato impropio– (art. 447 Nº 2)
— Hurto del posadero (art. 447 Nº 3)
— Hurto del transportista o del bodeguero (art. 447 Nº 4)
c) Hurtos especiales en atención al objeto material
— Hurto de cosas que forman parte de redes de suministros de servicios (art. 447 bis)
— Hurto de expedientes (art. 4º Ley Nº 5.507): se castiga con la pena de reclusión menor
en su grado mínimo al que sustrae, roba, hurta o destruye un expediente o proceso administrativo.
— Hurto de energía eléctrica (art. 137 D.F.L. 1/1982 Minería): consiste en sustraer
energía eléctrica mediante conexiones clandestinas o fraudulentas; se aplican las penas del art.
446 CP.
d) Hurto de hallazgo (art. 448 y 494 Nº 19): el delito se configura cuando alguien
encuentra una cosa mueble al parecer perdida, es decir, que esté fuera de su esfera de resguardo,
y omite entregarla a su dueño o a la autoridad a pesar de que le conste quién es el dueño de la
cosa o que se trate de una de las especies señaladas en el inc. 2º del art. 448. Se caracteriza por
ser una figura de omisión.
e) Hurto de posesión (art. 471 Nº 1): corresponde a una figura atenuada de hurto, en que
se sanciona al propietario de una cosa mueble –sea el dueño propiamente tal o el justo poseedor–
que la sustrae de quien la tiene legítimamente en su poder, con perjuicio de éste o de un tercero.
Se trata de un delito especial propio, en que el perjuicio constituye una condición objetiva de
punibilidad.
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Este delito puede definirse como la apropiación de una cosa mueble ajena, efectuada sin la
voluntad de su dueño y con ánimo de lucro, ejerciendo violencia sobre los resguardos de la cosa
que se sustrae.
La figura coincide con la estructura básica ya estudiada en relación con el delito de hurto,
y le son aplicables todos los elementos genéricos de ese delito: la naturaleza y modalidades de la
conducta –apropiarse–, el objeto material –cosa corporal mueble ajena– y los aspectos subjetivos.
Pero el robo con fuerza en las cosas se caracteriza porque, además, se exige el empleo de energía
para vencer la especial protección de que la cosa está revestida.
Las similitudes con el hurto han llevado a sostener que el delito de robo con fuerza no
sería más que una forma agravada de hurto en atención al modo de comisión. El robo con fuerza
no tendría justificación como tipo penal con identidad propia, sino que debería castigarse como
un hurto, pero agravado, porque el autor ha demostrado una mayor potencia y determinación
criminal, que le sirve para superar los sistemas de defensa privada de las cosas.
En concreto, las diferencias con el hurto son las siguientes:
a) La penalidad del robo es mayor y se contempla una pena directa, a diferencia del hurto
en que la cuantía de la pena depende del valor de la cosa sustraída.
b) El robo puede ser crimen o simple delito. El hurto puede ser simple delito o falta.
c) En el hurto hay empleo de energía física, pero ésta recae sobre la cosa misma. En el
robo es preciso que aquélla se emplee también en contra de los resguardos de la cosa.
d) Al igual que en el hurto, el bien jurídico protegido es la propiedad. Pero en el robo con
fuerza se atenta también contra la morada y la privacidad, y el legislador ha considerado que en
ciertos casos existe un peligro potencial para la integridad y seguridad de las personas.
En cada tipo de robo se requiere una modalidad especial de fuerza, determinada por la ley.
Pero es posible establecer ciertos requisitos comunes, necesarios para estimar que se trata de un
empleo de fuerza en las cosas que permita calificar la conducta como robo:
a) Debe tratarse de energía física. Es la regla general, pero excepcionalmente el legislador
asimila al uso de la fuerza el empleo de ciertos medios engañosos.
b) Debe ejercerse sobre los resguardos o defensas de la cosa.
c) Debe emplearse en la comisión del delito, en el momento de la apropiación material.
No se considera relevante la fuerza que se ejerce con posterioridad al apoderamiento de la cosa.
d) Debe asumir alguna de las formas expresamente previstas en la ley para cada tipo.
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La ley establece tres clases de robo con fuerza, que se distinguen en atención al lugar en
que se ejecuta el delito. Además de ellas, existe una clase especial de robo con fuerza que no
atiende al lugar en que se comete, sino a su objeto material.
Lamentablemente, el legislador no fue muy claro al describir los lugares en que se puede
ejecutar el robo con fuerza, por lo que hay distintas opiniones sobre lo que debe entenderse por
cada uno de ellos.
6.3.1 Robo en lugar habitado o destinado a la habitación o en sus dependencias (art. 440)
Se trata de algún recinto cerrado en que una o varias personas viven o moran, es decir,
donde tienen su hogar doméstico. Puede ser que ellas se encuentren presentes en el momento del
delito (lugar habitado) o que circunstancial o accidentalmente estén ausentes (lugar destinado a la
habitación). Las dependencias son los recintos subordinados al lugar, ―como los patios, jardines,
garajes, y demás sitios o edificios contiguos a la construcción principal, en comunicación interior
con ella y con la cual forman un solo todo‖5.
Se requiere que el lugar tenga resguardos o reparos materiales, aunque no sea un edificio
(puede ser un container, una embarcación, etc.), porque las circunstancias típicas de esta clase de
robo suponen una entrada, y sólo se puede ingresar a un lugar que esté cerrado de algún modo.
Es la forma más grave de robo con fuerza, en que además del atentado contra la propiedad
existe una violación del domicilio y, eventualmente, peligro para las personas. Además, es
indudable que esta clase de conductas incide más profundamente en la sensación de inseguridad
de la ciudadanía.
Las formas de fuerza que pueden configurar este delito son las siguientes:
a. Escalamiento: entrar por vía no destinada al efecto (escalamiento en sentido estricto),
por forado o con rompimiento de pared o techos, o fractura de puertas o ventanas (escalamiento
en sentido amplio o efracción). No se incluyen los casos de escalamiento interno, esto es,
aquellos destinados a vencer barreras dentro de la propiedad afectada.
b. Uso de llaves falsas, verdadera sustraída, de ganzúas u otros instrumentos semejantes:
en todos estos casos se trata de instrumentos utilizados para abrir alguna clase de cerradura. Por
cerradura se entiende un ―artificio construido para ser fijado en puertas, ventanas, tapias o
paredes, que impide que ellas se abran si no se usa el dispositivo mecánico diseñado al efecto: la
llave‖6.
c. Introducción mediante engaño: se asimilan a la fuerza ciertas formas de introducción a
un lugar a través de la astucia o engaño. Pueden consistir en la seducción de algún doméstico, el
uso de nombres supuestos o la simulación de autoridad.
Todos estos medios han de tener como objetivo entrar al lugar de que se trata, pues ésta
es la forma concreta que en estos casos asume la fuerza ejercida contra los resguardos de la cosa.
5
LABATUT GLENA, Gustavo, Derecho penal, Tomo II, Editorial Jurídica de Chile, 7ª edición, Santiago, 2000, p. 207.
6
POLITOFF LIFSCHITZ/MATUS ACUÑA/RAMÍREZ GUZMÁN, Lecciones de Derecho penal chileno. Parte especial,
reimpresión de la 2ª edición, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2011, p. 342.
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Lugar no habitado es aquel en el que no moran personas. Puede ser un lugar destinado a
fines distintos de la habitación, como un teatro; o bien, un lugar que no esté destinado a la
habitación por una temporada, como una casa de playa en invierno. Al igual que en el caso
anterior, tiene que ser un lugar cerrado. La pena es menor porque disminuye el riesgo de
encuentro entre el autor del delito y otras personas, lo que reduce el potencial peligro para estas
últimas7.
Para que se configure un delito de robo en lugar no habitado la ley exige que la fuerza se
ejerza de las siguientes formas:
a. Escalamiento: su concepto es el mismo que en el art. 440.
b. Fractura interior: rompimiento de puertas interiores, armarios, arcas u otra clase de
objetos cerrados o sellados. No se trata del ejercicio de una fuerza para entrar al lugar, sino para
acceder directamente a la cosa que se pretende sustraer.
c. Uso de llaves falsas, verdadera sustraída, de ganzúas u otros instrumentos semejantes:
se incluyen aquí tanto los supuestos en que estos instrumentos se usen para entrar en el lugar no
habitado como aquellos que sirvan para abrir en el interior los muebles cerrados.
El sitio no destinado a la habitación es aquel que no tiene por finalidad ser habitado y que
carece de resguardos que impidan una entrada no autorizada, como por ejemplo, un predio rural
delimitado sólo por cercos. Los bienes nacionales de uso público son aquellos que pertenecen a
toda la nación y cuyo uso se permite a todos los habitantes, como calles, plazas, puentes y
caminos (art. 589 C. Civil).
Esta disposición fue incorporada por la Ley Nº 11.625 de 1954, principalmente, para
reprimir las apropiaciones de automóviles y otros vehículos estacionados en la vía pública, que
anteriormente debían ser considerados como hurtos simples y hoy se sancionan con presidio
menor en su grado máximo.
Dicho objetivo se ha visto reforzado con las modificaciones introducidas por la Ley N°
21.170, publicada en el D.O. con fecha 26 de julio de 2019, entre las cuales se encuentran la
incorporación del último supuesto del lugar de comisión señalado en el título de este acápite y la
tipificación de una nueva hipótesis (art. 443 inc. 3°) relativa a ―la apropiación de un vehículo
motorizado mediante la generación de cualquier maniobra distractora cuyo objeto sea que la
víctima abandone el vehículo‖. Como se analizará en los párrafos sucesivos, esta figura se
asemeja a los supuestos de robo con violencia y robo por sorpresa previstos, respectivamente, en
los incs. 1° y 3° del art. 436, los cuales se aplican preferentemente, siempre que concurran sus
demás requisitos típicos, al delito en análisis.
Las formas de fuerza requeridas en este caso son:
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Las posibilidades cada vez mayores de encuentro con los eventuales moradores de una casa de veraneo, han llevado
a calificar éstas como lugar destinado a la habitación (SCS 21.08.2000).
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El legislador ha creado una figura especial que sanciona el robo con fuerza en las cosas de
cajeros automáticos o del dinero o valores contenidos en ellos, con independencia de cuál sea el
lugar en que el hecho se ejecute. Las modalidades de fuerza en las cosas que este tipo señala son:
a. Medios indicados en el artículo 440 Nos 1 y 2.
b. Fractura, destrucción o daño del cajero o de sus dispositivos de protección o sujeción
mediante el uso de instrumentos contundentes o cortantes de cualquier tipo, incluyendo medios
químicos.
c. Uso de medios de tracción.
El art. 444 consagra una presunción simplemente legal de tentativa en relación con el
delito de robo en lugar habitado o destinado a la habitación del art. 440. Hay que considerar que
ese delito de robo está compuesto por dos conductas: entrar con fuerza en las cosas y sustraer. La
ley, en este caso, presume que existe tentativa con la sola existencia del aspecto material de la
primera conducta: cuando la persona se introduce en la esfera de custodia, utilizando alguna de
las formas de fuerza propias del tipo, se presume la intención de robar.
Además, el art. 445 contempla una serie de actos preparatorios –fabricar, expender o tener
llaves falsas, ganzúas u otros instrumentos destinados conocidamente para efectuar el delito de
robo– que son especialmente sancionados, a pesar de que no existe principio de ejecución de la
conducta ni se requiere que dichos objetos estén destinados a la comisión específica de un
determinado robo. Estos actos preparatorios se sancionan en cuanto constituyen un delito de
peligro concreto para el patrimonio, por la idoneidad de esos instrumentos para cometer el delito
de robo.
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Si estas conductas preparatorias y el posterior robo son realizadas por un mismo agente,
sólo se estima cometido un único delito: la penalidad del art. 445 queda absorbida por el delito de
robo con fuerza en las cosas que se cometa.
Este delito consiste en la apropiación de una cosa mueble ajena, efectuada sin la voluntad
de su dueño y con ánimo de lucro, ejerciendo el autor fuerza física o moral sobre una persona.
La estructura básica de esta figura, en general, es la misma que la de los delitos de hurto y
robo con fuerza en las cosas. La diferencia radica en que en este caso se utiliza violencia física o
intimidación en las personas.
En consecuencia, en el robo con violencia o intimidación el bien jurídico protegido no es
únicamente el patrimonio, sino que también se ampara la vida, la integridad física y la libertad de
las personas. De ahí que, a diferencia de lo que ocurría en el robo con fuerza, puede afirmarse que
estas figuras tienen autonomía respecto del delito de hurto.
En general, las figuras de este párrafo configuran delitos complejos, es decir, delitos
integrados por dos acciones claramente diferenciables, cada una de las cuales es constitutiva de
delito si se la considera aisladamente.
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existir una vinculación subjetiva con la apropiación, en que la violencia o intimidación constituye
un medio de o para obtener la apropiación.
e) Puede ser coetánea, anterior o posterior a la apropiación, siempre que esté vinculada
con ella. Es decir, la acción de apropiación y la de violencia o intimidación han de ser ejecutadas
dentro de un mismo contexto fáctico-temporal, deben constituir una unidad de acción.
f) Puede ser dirigida contra el titular del bien sustraído o contra terceros.
g) No es preciso que la víctima sufra efectivamente algún daño físico, pero si lo hay
resulta absorbido.
El ordenamiento jurídico chileno contempla tres formas de este delito: el robo simple, el
robo calificado y el robo por sorpresa.
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Se discute si la expresión homicidio incluye aquí cualquiera de las formas que puede
asumir ese delito: homicidio simple, calificado y parricidio. Respecto del primero, no hay duda
de que sí se incluye.
En relación con el homicidio calificado, en tanto, la tendencia es considerar que también
se incluye. El principal argumento usado para defender esta interpretación es que el art. 456 bis
hace aplicable al delito de robo con violencia las circunstancias agravantes del art. 12 números 1
y 5. Esto significa que, si concurren las circunstancias de premeditación o alevosía, que son
algunas de las que constituyen el homicidio calificado, la conducta se sancionaría como un robo
con homicidio con la agravante del 456 bis.
El parricidio, en cambio, quedaría excluido de este delito. Fundamentalmente, porque la
figura de parricidio tiene igual pena que el delito complejo de robo con homicidio (presidio
mayor en su grado máximo a presidio perpetuo calificado)8. Sería ilógico castigar con igual pena
al que mata y roba a un pariente, al cónyuge o conviviente, que al que solamente lo mata. En
consecuencia, cuando con motivo u ocasión de una apropiación se da muerte a un pariente o al
cónyuge o conviviente, se castigaría a título de concurso material de delitos entre robo y
parricidio, o ente hurto y parricidio si no hay violencias diversas de las que dieron lugar a la
configuración del parricidio.
Si se comete un robo en que resultan múltiples muertes estaremos ante un único delito de
robo con homicidio, con tipicidad reforzada como sostiene el prof. Labatut. Pero en tal caso, la
mayor extensión del mal causado deberá influir en la determinación de la pena, según lo
dispuesto en el art. 449 inc. 1°. El prof. Garrido Montt, por el contrario, estima que una sola
muerte sirve para colmar las exigencias del tipo, y que las demás deberán ser consideradas como
delitos de homicidio independientes.
8
Cabe destacar que la Ley N° 20.931, de 5 de julio de 2016, aumentó la penalidad abstracta del delito de robo con
homicidio equiparándola a la del delito de parricidio.
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delito complejo la conducta propia de robo con violencia o intimidación se suma a un delito de
secuestro, de detención ilegítima o, tratándose de menores, de sustracción de menores. En
algunos de estos casos la pena asignada al delito contra la libertad de las personas puede resultar
mayor que la del robo con retención, por lo que habría que recurrir al principio de subsidiariedad
y aplicar el delito que tuviere una pena más grave.
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En relación con la modalidad básica antes señalada, el robo por sorpresa de vehículos
motorizados corresponde a una hipótesis agravada, ya que se sanciona con la pena de presidio
menor en su grado máximo. Con todo, el inc. 3° del art. 436, en su parte final, dispone que, en
caso de mediar violencia o intimidación en la ejecución de esta figura, la conducta se sancionará
a título de robo con violencia o intimidación, en los términos del inc. 1° de dicho artículo.
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8. Abigeato
La Ley Nº 20.090, de 11 de enero de 2006, confirió autonomía a este delito, que con
anterioridad se concebía sólo como un supuesto especial de hurto o robo en atención al objeto
material sobre el que recae.
En efecto, el abigeato consiste en un delito de robo, hurto o hurto de hallazgo que recae
sobre caballos, bestias de silla o carga (destinadas al transporte de personas o cosas) o sobre
ganado mayor (por ejemplo, bueyes, mulas, yeguas, asnos) o menor (por ejemplo, ovejas,
cabras). También se aplica cuando el autor se beneficie (faene o descuartice) o destruya una de
estas especies para apropiarse de toda ella o de alguna de sus partes (art. 448 ter inc. 4º).
Es sancionado con una pena agravada en un grado –antes de la reforma la agravación era
sólo facultativa– en relación con la que correspondería de no tratarse de la substracción de
animales, agravación que se verifica después de considerar las circunstancias modificatorias de
responsabilidad concurrentes.
Esta agravación se ha tratado de justificar en razón del debilitamiento de la defensa
privada en los campos, según algunos, o en la intención de proteger la actividad ganadera, según
otros, aunque doctrinalmente se critica porque no estaría suficientemente justificada 9.
Finalmente, se castigará como autor de abigeato a aquél en cuyo poder se encuentren los
animales o partes de los mismos, cuando no pueda justificar su adquisición o legítima tenencia, y
aquél que sea habido en predio ajeno arreando, transportando o manteniendo cautivas,
inmovilizadas o maniatadas las especies animales.
El párrafo 5 del Título IX contiene una serie de normas aplicables a los delitos contra la
propiedad estudiados hasta el momento. En general, ellas reflejan la disposición del legislador
para sancionar con la mayor severidad posible esta clase de delitos, lo que en ocasiones lleva a
consecuencias desproporcionadas e injustificadas.
Según el art. 455, si no hubiera sido posible determinar el valor de la cosa, lo que es
imprescindible para especificar la pena en el delito de hurto, su regulación se hará
9
La última modificación pretendía justificarse en la existencia de bandas especializadas, complejamente equipadas y
que realizan estas conductas regularmente. Sin embargo, estas circunstancias no son exigidas como parte del tipo,
que es sancionado de modo agravado cualesquiera sean las características del hecho.
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prudencialmente por el juez. Se ha planteado, acertadamente, que dicha regla resultó derogada
tácitamente por el Código Procesal Penal (art. 340), según el cual, el juez ha de mantener una
posición equidistante de las partes, sin transgredir las funciones exclusivas del Ministerio Público
de ejercicio y prueba de la acción penal, cuestión que implica, entre otras cosas, acreditar el valor
de la especie sustraída.10
a) Reiteración de hurtos (art. 451 inc. primero): existiendo un concurso real o material de
hurtos que se cometen contra una misma persona o en un mismo lugar contra personas diversas,
debe considerarse el importe total de los objetos sustraídos y aplicarse la pena en su grado
superior (no la pena superior en grado).
b) Concurso de calificantes (art. 453): si en un hecho concurren circunstancias que
permitirían calificarlo al mismo tiempo de hurto, hurto agravado, robo con fuerza o robo con
violencia o intimidación, sólo se aplica la pena asignada a la figura más grave de las
concurrentes, pudiendo el tribunal aumentarla en un grado. Es una excepción al principio de
absorción. Ocurriría, por ejemplo, si un empleado de la casa comete un robo con fuerza (hurto
agravado y robo).
a) Circunstancias agravantes:
Reincidencia (art. 452): El reincidente en el delito de hurto o robo podrá ser condenado,
además de la pena que merezca por el delito cometido, a la pena accesoria de sujeción a la
vigilancia de la autoridad dentro de los límites fijados por el art. 25 CP.
Ejecutar el delito de hurto o robo en lugares faltos de vigilancia policial o que por otras
razones favorezcan la impunidad, como los lugares oscuros o solitarios (art. 456 bis Nº 1).
Ejecutar el delito de hurto o robo en contra de personas en manifiesto estado de
inferioridad física (art. 456 bis Nº 2).
Ejercer violencia en contra de las personas que intervengan en defensa de la víctima de
hurto o robo, salvo que tales violencias importen otro delito (art. 456 bis Nº 4).
Actuar con personas exentas de responsabilidad por locura, demencia o privación de razón
en la comisión del hurto o robo (art. 456 bis Nº 5). Esta situación puede traducirse en una
supuesto de autoría mediata, pero también puede suceder que el autor se valga de estas personas
con cualquier propósito, por ejemplo, para aparentar la riña o causar la confusión del art. 436 inc.
2º.
Actuar con premeditación o alevosía en los delitos de robo con violencia sobre las
personas (art. 456 bis penúltimo inciso).
Actuar formando parte de una agrupación u organización de dos o más personas destinada
a cometer cualquiera de los delitos contemplados en los párrafos 1 a 4 bis del Título IX, o el
10
Véase VERA SÁNCHEZ, Juan Sebastián, La consumación en el delito de hurto, Librotecnia, Santiago, 2011, pp. 293
y ss.
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delito de receptación, siempre que tal agrupación u organización no constituyere una asociación
ilícita en los términos descritos en el Código Penal (art. 449 bis). Esta circunstancia modificatoria
fue incluida por la Ley N° 20.93111.
En un sentido similar, la Ley N° 21.170 ha establecido un marco penal especial,
correspondiente a la pena de presidio mayor en su grado medio a máximo, aplicable a los
supuestos de hurto o robo de un vehículo motorizado en cuyo interior se encontrare un infante o
una persona que no pudiera abandonar el vehículo por sus propios medios, siempre que el autor
del delito inicie la conducción de este con dichas personas a bordo (art. 455 bis).
Además, la Ley N° 21.208, de 30 de enero de 2020, conocida como ―ley anti barricadas‖
o ―ley anti saqueos‖, estableció una nueva agravante específica y de efecto extraordinario
aplicable a hurtos, robos con fuerza en las cosas y robos simples, que se verifica cuando el delito
se comete con ocasión de calamidad pública o alteración del orden público, sea que se actúe en
grupo o individualmente, pero amparado en éste, y que produce distintos efectos en cada caso.
Cuando se trata de hurtos o robos con fuerza, el efecto agravatorio consiste en el aumento de la
respectiva pena privativa de libertad en un grado; cuando se trata de robos simples, en la
exclusión del grado mínimo de la pena privativa de libertad (art. 449 ter).
b) Circunstancia atenuante de reparar con celo el mal causado (art. 456 bis inc. final): en
los delitos de hurto y robo no basta la mera restitución de la cosa para estimar concurrente la
circunstancia atenuante genérica del art. 11 Nº 7. La ley exige que se demuestre con argumentos
positivos que el delincuente actuó con celo, es decir, con esfuerzo, diligencia y sacrificio. Con
esta exigencia lo que se pretende conseguir es que se produzca una reparación civil (a través de
consignaciones), la que deberá ser calificada especialmente por el juez.
En los delitos de robo con violencia o intimidación no procede esta atenuante, según lo ha
dispuesto el art. 450 bis. Esta decisión es discutible desde el punto de vista de la víctima, pues
con ella se quita al culpable todo interés por restituir las especies o reparar civilmente el daño.
Se presume autor de robo o hurto a aquella persona en cuyo poder se encontrare la cosa
sustraída (art. 454). Constituye una presunción simplemente legal, que puede ser contradicha por
otros medios de prueba, y que no se aplica cuando se pruebe la legítima adquisición de la cosa o
cuando la conducta irreprochable de la persona sospechosa establezca una presunción en
contrario.
a) Equiparación de penalidad (art. 450): los delitos de robo con fuerza en lugar habitado
o destinado a la habitación o en sus dependencias tipificado en el art. 440, y los delitos de robo
con violencia o intimidación, piratería y extorsión, contenidos en el párrafo 2 del Título IX, se
11
Además, dicha ley eliminó la circunstancia 3a del artículo 456 bis, esto es, la circunstancia agravante de ser dos o
más los malhechores del delito de hurto o robo. Cabe destacar que no puede sostenerse que esta agravante y la
contenida en el nuevo art. 449 bis tengan un sentido y alcance idéntico, aun cuando durante la tramitación
parlamentaria de aquella ley se entendió que sí lo tenían.
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castigan como consumados desde que están en grado de tentativa. Esta criticable opción político
criminal desde el punto de vista del principio de proporcionalidad, ha sido ampliada por la Ley
N° 21.208, para cubrir los delitos de hurto y de robo con fuerza en las cosas que no alcanzan la
consumación, en dos hipótesis alternativas: cuando se cometen con ocasión de calamidad pública
o alteración del orden público, sea que se actúe en grupo o individualmente, pero amparado en
éste, o cuando se ejecutan en circunstancias tales que contribuyan a la sustracción o destrucción
de todo o la mayor parte de aquello que había o se guardaba en algún establecimiento comercial o
industrial o del propio establecimiento (inc. final).
b) Arrepentimiento (art. 456): si el sujeto activo devolviere voluntariamente la cosa
robada o hurtada se le aplicará la pena inferior en grado. Es un caso de arrepentimiento eficaz que
sirve para atenuar la pena. No rige en los delitos de robo con violencia calificado ni en la
piratería. Para que tenga efecto se requiere que la devolución de la cosa hurtada o robada sea
voluntaria y oportuna, es decir, dentro del momento señalado por la ley (antes de perseguir al
responsable o de decretar su prisión).
a) Los comprendidos en los párrafos 1 a 4 bis del Título IX, con excepción de aquellas
hipótesis previstas en los arts. 448 inc. 1° y 448 quinquies;
1ª. Dentro del límite de la penalidad abstracta indicada por la ley respecto de cada delito,
el juzgador deberá determinar la cuantía de la pena en atención al número y entidad de las
circunstancias modificatorias concurrentes, así como también atendiendo a la mayor o menor
extensión del mal causado por el delito. Así, por ejemplo, frente a la concurrencia de dos o más
circunstancias atenuantes, el tribunal ya no podría rebajar la penalidad abstracta en uno, dos o,
incluso, tres grados –de conformidad a los artículos 67 y 68–, sino que necesariamente debe
permanecer dentro del marco penal. La concurrencia de dichas circunstancias modificatorias sólo
podrá considerarse para fijar la cuantía exacta de la pena, pero dentro de ese límite.
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10. Receptación
La Ley Nº 19.413 de 1995, agregó en el Título IX el párrafo 5 bis, por el que se introduce
el delito de receptación. Sin embargo, con anterioridad existía una figura similar, pues el inciso
final del art. 454 establecía el castigo como cómplice del robo o hurto de una cosa para aquel en
cuyo poder se encontraba, siempre que supiera o no pudiere menos que saber su procedencia
ilícita.
En el fondo, se trata de conductas que podrían reprimirse como encubrimiento del delito
de robo o hurto, porque son actividades llevadas a cabo con posterioridad a la comisión de esos
delitos, que se pueden adecuar al art. 17. Conductas que tienden a agotar el hecho, facilitando el
aprovechamiento o disposición de los bienes muebles sustraídos. Pero su sanción se ha
establecido dentro de una figura específica, autónoma e independiente del delito del cual
provienen las especies. En particular, ello implica que en este delito no rige el principio de
accesoriedad y tampoco se requiere un conocimiento determinado de la perpetración del hecho
delictivo o de los actos ejecutados para llevarlo a cabo.
a) Conducta: tener en su poder, transportar, comprar, vender, transformar o comercializar
cosas muebles hurtadas, robadas u objeto de abigeato, de receptación o de apropiación indebida.
Es un tipo penal de hipótesis múltiple, en que se describen comportamientos muy diversos.
Además es un delito de mera actividad, porque no exige un resultado independiente de la
actividad misma desarrollada.
b) Objeto material: cosas muebles hurtadas, robadas u objeto de abigeato, de receptación
o de apropiación indebida. Quedan excluidas las que son producto de una estafa o defraudación.
Las acciones deben vincularse directamente con la cosa misma, no con el producto de la venta o
comercialización.
c) Elemento subjetivo: el autor del delito debe conocer el origen de las especies. Esta
referencia constituye un elemento subjetivo impropio, que es parte del dolo, porque uno de los
elementos objetivos del tipo es que se trate de cosas hurtadas, robadas u objeto de abigeato, de
receptación o de apropiación indebida. Pero la referencia expresa contenida en la ley sobre este
aspecto subjetivo permite precisar que no se requiere un conocimiento exhaustivo del delito
específico del que provienen las especies, sino que basta con conocer su procedencia ilícita. En la
norma se hace referencia, también, al caso de quien no pudo menos que conocer el mal origen de
las cosas, lo que equivale a afirmar que el conocimiento sobre el origen de las cosas puede
constar indirectamente, mediante presunciones, aunque no hubiere sido probado de modo
fehaciente en el proceso penal.
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11. Usurpación
Dentro del párrafo 6 se incluyen una serie de figuras que poco tienen de común entre sí y
con las restantes figuras del título. En términos genéricos, sólo se puede afirmar que se trata de
delitos que consisten en una apropiación por medios materiales, que se diferencia de otras en
cuanto al objeto material sobre el cual recae la acción: inmuebles, derechos reales o aguas.
Nuestro Código Penal distingue tres formas de este delito:
11.1 Usurpación de inmuebles y de derechos reales constituidos sobre ellos (arts. 457 y 458)
El bien jurídico protegido por estos delitos es el dominio, la posesión y la mera tenencia
legítimas que se ejercen sobre bienes inmuebles y el ejercicio de las facultades que de esos
derechos se derivan, o sea, el poder gozar real y libremente del bien. Son figuras de menor
gravedad que los delitos de hurto y robo, porque al permanecer la cosa en el mismo sitio, y
existiendo la correspondiente inscripción en los Registros Conservadores respectivos, la
posibilidad de que el bien se pierda definitivamente para su titular es mucho más remota que en el
caso de los bienes muebles. Por otra parte, las posibles sustracciones o deterioros que recaigan
sobre cosas específicas situadas dentro del inmueble, durante el período de la usurpación, serían
punibles separadamente a título de hurtos o daños.
Sujeto activo puede ser cualquier persona, incluso el dueño o poseedor de la cosa si actúa
con violencia (art. 457 inc. segundo). Sujeto pasivo es la persona que es titular legítimo —o con
derecho aparente en el caso del art. 457 inc. segundo— del dominio o de un derecho real sobre un
inmueble.
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En cuanto a la conducta, hay que advertir que los bienes inmuebles no pueden ser
trasladados de un lugar a otro, en consecuencia, ellos no pueden ser sustraídos, sino invadidos
(non contrectantur, sed invaduntur). Por eso la ley no alude a apropiación, sino a ocupación de
bienes inmuebles o usurpación de derechos reales. Se trata de un despojo material o desposesión,
esto es, de un apoderamiento.
La penalidad es diferente según si la conducta se realiza con violencia en las personas (art.
457), violencia que puede ser empleada para ocupar el inmueble o para repeler al dueño que
exige el término de la ocupación iniciada en su ausencia; o si la ocupación es no violenta (art.
458), si bien en este supuesto se requiere de todos modos que se actúe usando de intimidación,
astucia, engaño, etc. La simple ocupación pacífica, por ignorancia o negligencia del dueño, sólo
constituye un precario (art. 2195 C. Civil).
Tratándose del dueño o del poseedor regular de una propiedad, su conducta se sanciona
cuando emplea violencia en las personas, pues el legislador pretende que sea la organización
judicial la que dirima acerca de la legitimidad del derecho real que se aparenta, no la violencia
privada. En los demás supuestos, no violentos, el conflicto existente tendrá trascendencia sólo en
el ámbito civil.
En cuanto al aspecto subjetivo, el delito de usurpación supone ánimo de apropiación, pues
la conducta del agente debe exteriorizar desde el primer momento su intención de permanecer en
el inmueble, ejerciendo facultades de señor y dueño, con exclusión del titular del mismo.
Además, el delito exige ánimo de lucro o de aprovechamiento de la propiedad usurpada. La
exigencia de dichos ánimos no es aplicable a la usurpación de posesión, esto es, cuando el sujeto
activo es dueño del bien, y permite distinguir el tipo de usurpación del de allanamiento de morada
del art. 144, que castiga al que entrare en morada ajena contra la voluntad de su morador.
El agua no es inmueble en el sentido penal, porque puede trasladarse. Pero cuando está en
depósitos naturales o artificiales inmuebles se asimila a ellos.
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A las apropiaciones por medios inmateriales se les suele llamar, genéricamente, fraudes o
defraudaciones. Son figuras que giran en torno al concepto de defraudar, esto es, causar un
perjuicio en patrimonio ajeno a través de determinados medios. A diferencia de lo que sucedía en
las apropiaciones por medios materiales, en que lo fundamental era el empleo de energía, las
figuras que ahora estudiaremos se caracterizan por el uso de medios intelectuales.
Por otra parte, aunque en ambos grupos de delitos existirá un desplazamiento patrimonial
de hecho (una cosa sale de hecho de un patrimonio e ingresa a otro), en los tipos de apropiación
por medios inmateriales no se afecta la propiedad –o posesión– en el mismo sentido que se
entiende para los delitos de hurto, robo o daño. En estos últimos la acción criminal recae sobre un
objeto material preciso respecto del cual existe una relación jurídica de tenencia, posesión o
dominio con su legítimo titular, relación que es directamente afectada. En cambio, en las estafas,
una de las principales clases de defraudación, no se afecta la relación que entre esa cosa y su
legítimo poseedor existe, pues es éste quien voluntariamente la entrega (personalmente o a través
de otro). Lo que se afecta es el valor que la cosa representaba en el patrimonio del engañado. Por
ello, hay acuerdo en que el bien jurídico aquí protegido es el patrimonio o, más precisamente, el
activo de éste.
Desde el punto de vista del sujeto pasivo, en las apropiaciones por medios materiales se
actúa contra o sin la voluntad de la víctima. En las apropiaciones por medios inmateriales, en
cambio, la víctima presta su consentimiento, pero éste está viciado.
En cuanto a su ubicación sistemática, no todos los fraudes están tipificados en los párrafos
7º y 8º del Código Penal, ni son fraudes todas las figuras que se describen en ellos. Existen tipos
de fraude fuera del título de los delitos contra la propiedad, como el fraude al Fisco cometido por
un funcionario público del art. 239. También hay figuras contenidas en leyes especiales, que
tradicionalmente reciben la denominación de fraudes o engaños. Así, por ejemplo, los fraudes
tributarios (Código Tributario), el giro fraudulento de cheques (Ley de Cuentas Corrientes
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Bancarias y Cheques), etc. Sin embargo, en términos generales, esos delitos revisten importantes
diferencias con las figuras de fraude del Código Penal, pues mientras estas últimas afectan el
patrimonio de las personas, en aquéllos, más que el patrimonio individual, lo que se afecta son
intereses relativos al orden público económico, la seguridad en el tráfico comercial, etc.
Es posible distinguir tres formas de fraude:
a) Fraudes mediante engaño o estafas propiamente tales.
b) Fraudes por abuso de confianza.
c) Fraudes impropios.
A ellos pueden agregarse las defraudaciones del párrafo 7º, que hoy se denomina De los
delitos concursales y de las defraudaciones, producto de la Ley N° 20.720, de 9 de enero de
2014. En dicho párrafo se regulan los delitos concursales que tienen por sujeto activo al deudor, o
bien, al veedor o liquidador (arts. 463 a 465 bis), así como el delito de alzamiento de bienes y de
otorgamiento de contratos simulados en perjuicio de los acreedores (art. 466). Todas las figuras
del párrafo se caracterizan por vincularse, de una u otra manera, con el concepto genérico de
insolvencia.
a) Engaño
Engañar consiste en realizar una afirmación falsa sobre hechos típicamente relevantes,
que pueda crear en otro una falsa representación de la realidad, inducirlo a tener por cierto lo que
no lo es. El engaño constituye el medio típico para provocar la disposición patrimonial
perjudicial.
Tradicionalmente se han distinguido dos formas de engaño: simulación, que consiste en
hacer aparecer como real algo que no lo es, y disimulación, que consiste en hacer aparecer como
inexistente un hecho real. Sin embargo, esta es una distinción difícil de aplicar en la práctica,
pues quien simula como existente un hecho que no lo es, está, al mismo tiempo, ocultando el
hecho existente que destruiría la simulación, y viceversa.
Desde otro punto de vista se afirma que, en realidad, existen las siguientes formas de
engaño:
1. Engaño activo: Consiste en efectuar una afirmación falsa sobre hechos típicamente
relevantes.
a) Expreso: Consiste en efectuar una afirmación falsa de carácter explícito o directo sobre
hechos típicamente relevantes. Por ejemplo, afirmar falsa y explícitamente, ya sea de forma oral o
por escrito, tener capacidad y voluntad de pago. Asimismo, responder falsa y explícitamente, de
manera asertiva, pero mediante gestos (asentir con la cabeza, mostrar el pulgar hacia arriba, etc.),
ante la pregunta de la contraparte: ¿Tiene usted capacidad de pago?
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apariencias externas que pone o aprovecha el autor, sino también de las circunstancias que
existen en la relación entre el que emite el mensaje y quien lo recibe, de la misma naturaleza del
mensaje que se trasmite y también, claro está, de las circunstancias personales de quien recibe el
mensaje‖12. En consecuencia, una simple mentira podría constituir engaño suficiente, si en el
caso concreto es apta para inducir a error a la persona a quien se dirige.
A nuestro juicio, si bien las razones argüidas por la doctrina nacional mayoritaria pueden
ser atendibles, en particular la de que en nuestro ordenamiento jurídico no existe una obligación
general de decir la verdad, las normas que regulan la estafa no exigen una mise en scène. Por otra
parte, la segunda tesis expuesta confunde los conceptos de engaño y de error. Cuando se trata de
definir al primero, es posible hacerlo mediante criterios objetivos que prescindan, entre otras
cosas, de las circunstancias personales de quien recibe el mensaje.
Atendido lo anterior es posible concluir que no basta cualquier mentira para que estemos
ante un engaño típico: es necesario que el autor realice una afirmación falsa u omita una
verdadera debiendo efectuarla, y que en ambos casos el engaño se refiera a hechos típicamente
relevantes. Por otra parte, no hay que perder de vista que el concepto de mentira, a diferencia del
de engaño, tiene una connotación moral y se agota en la realización de una afirmación falsa. En
cambio, el engaño típico en la estafa es siempre el medio para provocar una disposición
patrimonial perjudicial.
De otro lado, el engaño ha de cumplir algunos requisitos. Debe de ser:
Antecedente: debe preceder y determinar el error, el acto de disposición patrimonial y el
consecutivo perjuicio.
Causante: debe estar ligado por un nexo causal con el perjuicio patrimonial. Dicho nexo
es complejo y une a engaño con error, a error con disposición patrimonial y a disposición
patrimonial con perjuicio patrimonial. También es posible afirmar que el engaño provoca una
disposición patrimonial perjudicial determinada por error.
Bastante: debe ser idóneo para inducir a error a otro, en el caso concreto. La acción
engañosa, considerada ex ante, ha de ser capaz de generar el riesgo de inducir o mantener en otro
una falsa representación de la realidad.
En cuanto al objeto del engaño, éste tiene que referirse a hechos típicamente relevantes.
Son hechos típicamente relevantes aquellas circunstancias descritas por el legislador en la figura
de estafa de que se trate o que, según la relación negocial que tiene lugar entre las partes, sean
manifiestamente determinantes para efectuar una disposición patrimonial racional.
En general se entiende que el engaño tiene que estar referido a hechos presentes o
pasados. Las afirmaciones respecto de hechos futuros sobre los que no existe certeza de que
ocurrirán no constituyen engaño: no pueden provocar una falsa representación de la realidad, sino
que se refieren a meras posibilidades.
Con todo, podría aceptarse que un pronóstico acerca de hechos futuros, que esté fundado
en un conocimiento actual del que los emite, constituya engaño. Por ejemplo, si un experto
crítico de arte induce a comprar una obra que él sabe de escaso valor, pronosticando que subirá
12
POLITOFF LIFSCHITZ/MATUS ACUÑA/RAMÍREZ GUZMÁN, Lecciones de Derecho Penal chileno, Parte especial,
Reimpresión de la 2ª edición, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2011, p. 429.
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Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
de valor en el futuro. Asimismo, una promesa (que recae sobre un hecho futuro) puede
considerarse engañosa cuando su fundamento o la intención que se expresa no existen
inicialmente.
b) Error
El engaño tiene que producir un error. El error es una falsa o inexacta representación de la
realidad. Éste debe referirse a los mismos hechos (típicamente relevantes) que fueron objeto del
engaño.
La doctrina suele distinguir el error, por un lado, de la ignorancia o ignorantia facti, por el
otro. Mientras que el error es una falsa representación de la realidad, la ignorancia supone una
total ausencia de representación positiva respecto de los hechos sobre los que recae el engaño del
agente. Paradigmático a este respecto es el caso del controlador de billetes en el tren, que ignora
que uno de los pasajeros que se encuentra en su mismo vagón carece de billete y, en cambio,
tiene una vaga y genérica idea de que ―todo está en orden‖.
El error tiene que ser causado en una persona natural. No es posible engañar a las
máquinas automáticas, porque ellas no pueden tener una representación falsa o inexacta de la
realidad. Cuando se altera el funcionamiento de una de estas máquinas para apropiarse de sus
productos, se configurarán los delitos de hurto o robo, según se emplee o no fuerza. Por su parte,
cuando se manipula un sistema informático puede configurarse uno de los delitos informáticos
tipificados en la Ley Nº 19.223. En cambio, sí hay error y fraude cuando se altera una balanza, un
taxímetro, un medidor de gas, etc., en la medida en que esa alteración constituye el medio que se
emplea para producir un error en otra persona.
Parte de la doctrina (Labatut, Garrido Montt) considera que los incapaces no pueden ser
sujetos pasivos de este delito, porque los que no tienen capacidad mental no pueden ser
engañados. En consecuencia, si un enfermo mental o un niño realizan una disposición patrimonial
a favor del autor, existiría una apropiación calificable de hurto. Otros disienten de esta
interpretación (Politoff/Matus/Ramírez), afirmando que ella equivale a sostener que los incapaces
no actúan, que jamás consienten. Entonces, hasta la venta de un dulce a un menor sería un hurto,
puesto que el menor no pagaría, sino que sufriría la sustracción del dinero que entrega. En
definitiva, para estos efectos, resulta necesario distinguir entre absoluta y relativamente
incapaces. Los primeros son aquellos en los que no es posible apreciar forma alguna de
consentimiento, razón por la cual no pueden ser sujetos pasivos de estafa. Los segundos, en
cambio, son aquellos en que existe la capacidad natural de consentir por lo que, aunque más
fácilmente, pueden ser engañados.
Es posible que la persona engañada no coincida con la perjudicada ni, tampoco, con quien
realiza materialmente la disposición patrimonial. Por ejemplo, cuando se engaña al administrador
o agente de una institución financiera, quien ordena al cajero que efectúe la disposición
patrimonial, la defraudada es la institución financiera (sujeto pasivo que sufre el detrimento
patrimonial).
c) Disposición patrimonial
Consiste en cualquier conducta efectuada por el disponente, que conduce a una
disminución de su patrimonio o del patrimonio de un tercero. La disposición puede realizarse de
31
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d) Perjuicio
El perjuicio es una disminución efectiva del patrimonio. Puede recaer sobre las cosas
materiales o inmateriales que componen el patrimonio. En concreto, adoptando una concepción
jurídico-económica, se puede considerar daño patrimonial la pérdida de la posesión o tenencia de
ciertas cosas, la imposibilidad de cobrar un crédito o la privación de una expectativa legalmente
fundada. No son parte del patrimonio, en cambio, una mera esperanza o posibilidad, ni tampoco
especies con valor económico de carácter ilícito, esto es, que el ordenamiento jurídico repruebe
expresamente.
Debe existir un detrimento efectivo del patrimonio, una pérdida que sea susceptible de
apreciación pecuniaria, porque la pena depende del monto de lo defraudado. Por lo tanto, no
existe perjuicio si la pérdida patrimonial es compensada con una ganancia equivalente. Ahora
bien, para apreciar si ha existido una lesión patrimonial debe procederse con un criterio objetivo,
pero tomando en consideración las particulares circunstancias de cada caso. Por ejemplo, si se
adquiere un cuadro de Van Gogh y luego se descubre que era de Renoir, pero tiene el mismo
valor económico, en principio existiría un perjuicio puramente ideal, estético, no apreciable en
dinero y, por ende, no constitutivo de estafa. Pero si con ese cuadro se pretendía completar una
colección de obras de Van Gogh y ello puede desprenderse explícita o implícitamente de la
relación negocial entre las partes, el engaño sí habría producido una minusvalía patrimonial, a
pesar de la equivalencia de las prestaciones.
El perjuicio tiene que provenir directamente de la disposición patrimonial, pero no es
necesario que se produzca –desde un punto de vista temporal– inmediatamente después de ésta.
Por ejemplo, si alguien compra un computador IBM pero le entregan otro armado (cuyo precio es
bastante inferior), se configura la estafa aun cuando el pago se hubiere pactado en cuotas.
También hay perjuicio cuando se suscribe por error un pagaré o se acepta una letra de cambio,
aunque todavía no se cobren, pues el patrimonio ha disminuido efectivamente por el aumento del
pasivo.
Según el art. 1468 CC, no se puede repetir lo dado o pagado por objeto o causa ilícita a
sabiendas. Cabe preguntarse, entonces, si realmente existe perjuicio cuando la estafa consiste en
la falta de realización de un acto ilícito por el que se ha pagado un precio. Por ejemplo: una mujer
solicita a una hechicera un veneno para matar a su cónyuge, y ésta le cobra una suma elevada por
una pócima inocua. Se ha afirmado que no se puede castigar como estafador a quien no ha
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Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
realizado el hecho ilícito, porque lo contrario sería obligarlo a realizar tal hecho, que podría ser
aún más grave que la estafa.
e) Relación de causalidad
Es esencial que cada uno de los elementos descritos sea consecuencia del anterior, es
decir, que entre ellos exista una relación de causalidad: el engaño debe producir el error; el error,
la disposición patrimonial; y esa disposición ha de ser la que causa el perjuicio.
Existe un vínculo de causalidad entre el engaño y el error, sea que el engaño provoque un
error que no existía, sea que el engaño mantenga un error del que iba a salir quien se encontraba
en él. De ahí que se plantee que el engaño puede provocar o mantener un error. Por el contrario,
no existe el aludido vínculo entre el engaño y el error, ni puede haber estafa, si un sujeto (sin
tener un deber de sacar a otro de su falsa representación de la realidad) simplemente se aprovecha
de un error ajeno. Por tanto, no puede castigarse a ese título a quien, tras haber recibido en un
comercio, de parte del vendedor, más vuelto del que correspondía, advierte el hecho y guarda
silencio.
13.2 Culpabilidad
El dolo debe cubrir todos los elementos objetivos típicos, es decir, comprende el
conocimiento y la voluntad de engañar, producir un error, una disposición patrimonial y un
perjuicio. Todos esos aspectos son los que forman parte del dolo propio de los fraudes por
engaño. Dada la naturaleza de la conducta propia de estos delitos, lo más normal es que se actúe
con dolo directo, mientras que la admisibilidad del dolo eventual ha sido discutida. Podría
presentarse, por ejemplo, cuando se admite la probable producción de un daño patrimonial como
consecuencia del engaño.
Si bien el Código Penal no exige expresamente que el sujeto activo actúe con ánimo de
lucro, razones sistemáticas, así como de Derecho positivo (fundamentalmente, lo dispuesto en el
art. 157) permiten afirmar su necesidad respecto del tipo penal de estafa. En este orden de ideas,
no debe perderse de vista que la estafa es un delito de apropiación por medios inmateriales, y que
tanto ella como el hurto constituyen los pilares sobre los que se cimientan los delitos contra
intereses patrimoniales.
Antiguamente se aceptaba una especie de compensación de dolos, si la víctima había
caído en el fraude creyendo que ella estafaba al autor (cuentos del tío, cuento de la lotería). En
estos casos existe una ―intención fraudulenta de la víctima‖, pues ella cree erróneamente que se
está aprovechando del delincuente. Pero en realidad esta situación también es provocada por la
simulación del delincuente, de modo que no se puede afirmar que existen dos delincuentes, sino
un solo estafador y una víctima. Como toda la situación está bajo el control del estafador, la
víctima en ningún momento ha llegado a poner en riesgo el patrimonio de éste. Su conducta sólo
podría calificarse como un delito imposible.
33
Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
o girar un cheque o letra de cambio, la estafa se entiende de todos modos consumada cuando
comienza a producirse el perjuicio. En los casos en que resulte necesario considerar el monto de
lo defraudado para determinar la pena aplicable (art. 467), deberá atenderse al perjuicio total que
la estafa habrá de, efectivamente, causar.
Existe tentativa desde que se inicia el comportamiento dirigido inmediatamente a la
realización del engaño (al principiar los actos que conducen a él o la omisión de despejar un error
existiendo obligación de hacerlo); y delito frustrado, cuando ya se ha realizado todo el
comportamiento engañoso, pero no se produce la disposición patrimonial perjudicial determinada
por errorpor causas independientes de la voluntad del autor.
¿Y si la víctima descubre el engaño? En un tiempo se afirmó que si eso ocurre quedaría
demostrado que el engaño no había sido suficiente para provocar el error y que, por consiguiente,
estaríamos ante una tentativa inidónea. Pero la verdad es que el fracaso del engaño puede
provenir de múltiples factores (un accidente, la llegada de un tercero que desbarata el plan, etc.).
Por lo tanto, habrá que averiguar si el engaño era inicialmente apto para provocar el error, y en tal
caso, a pesar del descubrimiento, admitir una tentativa o frustración.
13
En la doctrina nacional se han propuesto diversas formas de clasificar los delitos de estafa. Aquí adoptaremos,
fundamentalmente, la clasificación planteada por POLITOFF LIFSCHITZ/MATUS ACUÑA/RAMÍREZ GUZMÁN, Lecciones
de Derecho Penal chileno, Parte especial, Reimpresión de la 2ª edición, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2011,
p. 413, similar a la que expone el prof. LABATUT.
14
FUENSALIDA, Alejandro, Concordancias y comentarios del Código penal chileno, T. III, Lima, 1883, p. 238.
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La estafa del art. 473 constituye la figura básica, que reúne los elementos esenciales de
toda estafa: engaño, error, disposición patrimonial y perjuicio patrimonial, todos los cuales deben
estar unidos de modo causal.
En este supuesto el delito de estafa se sanciona con una pena única, que no depende del
monto de lo defraudado.
Para los autores que entienden que la creación de una apariencia o puesta en escena es
indispensable para considerar que existe engaño (Etcheberry, Garrido Montt), el delito
contemplado en el art. 468 constituye la figura fundamental de los fraudes.
Para que sea aplicable el art. 468 se requeriría, precisamente, de un ardid que puede
consistir en:
Usar nombre fingido.
Aparentar poder, influencia o créditos supuestos.
Atribuirse bienes, crédito, comisión, empresa o negociación imaginarios.
Cualquier otro engaño semejante.
En cada uno de estos casos se requeriría de una especial maquinación. Es decir, no
bastaría sólo con mentir en cuanto al nombre, los bienes, etc., sino que tendría que existir una
apariencia externa que apoye las manifestaciones verbales del autor.
Sin embargo, también es posible interpretar dichas figuras en otro sentido y sostener que
en ellas, como en todos los supuestos de estafa, la conducta del autor consiste en efectuar una
afirmación falsa o contraria a la verdad, sólo que en este caso ella ha de ser relativa a su nombre,
poder, influencia o créditos, o bien, referirse a la existencia de bienes, comisiones, empresas o
negociaciones.
Para la determinación de la pena opera un reenvío a lo dispuesto en el art. 467, por lo que
la sanción dependerá del monto de lo defraudado.
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Constituyen supuestos agravados porque se trata de situaciones en que el sujeto pasivo no tiene
forma de descubrir el engaño, sino que debe confiar en el arte y conocimientos del joyero, o en
las maniobras de pesaje y medida del comerciante. La agravación consiste en que debe aplicarse
el máximum de las penas señaladas en el art. 467, las que se fijan según el monto de lo
defraudado. Además, en el caso de los comerciantes, el solo hecho de tener pesos o medidas
falsos constituye una falta, sancionada en el art. 495 Nº 16.
Lo específico en estos casos es que se trata de situaciones en las que el acto que sirve de
base a la relación es civilmente nulo (art. 1466 CC). Pese a ello, la legislación reconoce una
especie de ―derecho a no ser engañado‖ y sanciona la conducta engañosa como fraude:
A los que cometieren defraudación con pretexto de supuestas remuneraciones a
empleados públicos (art. 469 Nº 5). Si la remuneración fuese verdadera constituiría un delito de
cohecho (art. 250 CP), por eso se concede al funcionario respectivo una acción de calumnia
contra el estafador.
A los que en el juego se valieren de fraude para asegurar la suerte (art. 470 Nº 7).
Es posible diferenciar los supuestos de fraude por engaño de aquellos que se cometen por
abuso de confianza, pese a que la distinción no se ve bien reflejada en la legislación, que regula
todos estos supuestos, desordenada e indistintamente, dentro del párrafo 8 del Título IX del Libro
II del Código Penal.
Lo característico de los fraudes por abuso de confianza es que suponen una relación
jurídica previa entre la víctima y el victimario. El autor del delito debía cumplir una obligación,
que tenía su origen en un acto legítimo, una relación civil lícita. El ilícito penal se produce, por
tanto, por el incumplimiento voluntario de obligaciones civiles con abuso de confianza, abuso
que consiste en defraudar la confianza normal (objetiva) respecto del cumplimiento de las
obligaciones. Por supuesto que no todo incumplimiento de obligaciones civiles constituye delito,
sino que éste sólo constituye un ilícito penal en situaciones excepcionales y de especial gravedad
que se encuentran expresamente tipificadas. El resto de los casos dará lugar, únicamente, a las
acciones civiles pertinentes.
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a) Bien jurídico
El bien jurídico protegido es, en opinión de Politoff, ―el derecho subjetivo personal a la
restitución o al uso determinado (derecho a que se entregue), correlativo de la obligación del
agente de restituir o entregar‖15. Pero es un derecho que se vincula con una cosa específica. Por lo
tanto, la conducta no se sanciona por lesionar el patrimonio en su totalidad, como unidad
económica, sino porque implica un ataque contra un específico valor patrimonial, contra una cosa
determinada sobre la que se tenía un derecho de dominio.
b) Conducta
c) Objeto material
15
POLITOFF LIFSCHITZ, Sergio, El delito de apropiación indebida, Editorial Jurídica Conosur, Santiago, 1992, p. 67.
ETCHEBERRY, Derecho penal. Parte Especial, tomo III, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1998, p. 425, por el
contrario, considera que no hay una ofensa a un derecho personal o crédito del acreedor para exigir la entrega de la
cosa, sino una lesión a un derecho real de dominio. Se afecta el derecho para exigir la entrega de una cosa que es
propia; el perjudicado no es un simple acreedor, sino un dueño.
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Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
El objeto material del delito puede ser cualquier cosa mueble, entre las que se incluyen el
dinero y los efectos (cualquier documento que represente un valor pecuniario, como los títulos
valores: cheques, letras, pagarés).
Para precisar mejor, hay que distinguir entre cosas consumibles y no consumibles y, a su
vez, diferenciar según si las cosas consumibles son fungibles o no.
En todos aquellos casos en que se entregan cosas consumibles y fungibles con
autorización para usar de ellas, como en el mutuo de dinero, la no devolución es un mero
incumplimiento del contrato que no puede ser calificada como apropiación indebida. Sólo puede
configurarse el delito cuando las cosas se reciben por algún título que impida al tenedor usarlo
libremente, pese a lo cual el autor las usa y queda imposibilitado de devolver cosas equivalentes.
En este caso el delito se configura con la negativa a restituir.
Cuando las cosas son consumibles y no fungibles, el mero uso conforme a su naturaleza
implicaría la destrucción de la cosa y la imposibilidad de entregarla o devolverla, quedando así
configurado el delito.
d) Perjuicio
La ley exige expresamente que se produzca un perjuicio, expresión que tiene el mismo
alcance que en todas las defraudaciones. Esta mención puede interpretarse de dos formas:
a. Como un elemento del tipo: es la posición tradicional (Garrido Montt, Rivacoba). Se ha
hecho expresa mención de este elemento –inherente al delito por tratarse de une especie de
fraude–, porque es posible concebir una apropiación sin perjuicio, por ejemplo, cuando la cosa es
fungible y se restituye otra idéntica. En los demás casos, en tanto, la sola apropiación involucra
un perjuicio.
b. Como una condición objetiva de punibilidad (Politoff/Matus/Ramírez, Soto Piñeiro),
que no requiere estar comprendida en el dolo del autor. En consecuencia, para que se configure el
delito debe existir una conducta de apropiación o distracción que represente un desvalor por sí
misma, al que se añade la producción de un perjuicio como condición objetiva de punibilidad.
Por eso, se destaca que no basta con la sola apropiación, pues desde el instante mismo en que se
produce una apropiación se despoja a alguien de lo que era suyo, y en ese sentido podría decirse
que ella provoca siempre un perjuicio. Pero dado que la conducta en el delito de apropiación
indebida es predominantemente psicológica y menos peligrosa que, por ejemplo, la forma de
comisión del hurto, se habría considerado necesario imponer una exigencia dañosa adicional. Por
tanto, se excluye la posibilidad de sancionar la tentativa y la frustración.
En definitiva, el delito se consuma con la negativa de entregar o devolver la cosa cuando
su devolución se hacía exigible, esto es, con una omisión en el momento en que se estaba
obligado a restituir, y siempre que con ello se produzca un perjuicio constatable objetivamente.
Para determinar el momento de la restitución, coincidente con el del perjuicio y la
consumación, hay que estar a lo dispuesto en el título que impone dicha obligación.
e) Obligación de restituir
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Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
a. Debe ser un título válido. El dueño debe haber consentido en la entrega. En esto se
diferencia del hurto, en que no hay voluntad, y de la estafa, en que hay voluntad viciada.
b. Debe ser un título de mera tenencia (no traslaticio de dominio), que implique facultad
de uso o manejo. No basta la tenencia material de la cosa, es decir, aquella que no implica poder
alguno sobre ella, sino que es preciso la tenencia fiduciaria, esto es, aquella que envuelve un
poder autónomo sobre la cosa y una manifestación de confianza en la persona a quien ella se
entrega16. Aunque la distinción puede no ser del todo clara en la práctica, la diferencia radica en
si la cosa permanece o no bajo la esfera de custodia, vigilancia o actividad del dueño 17. Hay que
distinguir, por ejemplo, si se entrega una cosa a alguien para que la limpie y éste se arranca con
ella, se configura un hurto; pero si se entrega en arrendamiento, habría apropiación indebida.
Entre los títulos posibles la ley menciona los de depósito, comisión y administración (los
dos últimos aluden al mandato), pero la enumeración no es taxativa; se incluyen además los
supuestos de prenda, comodato o préstamo de uso (a menos que el comodatario deba usar la cosa
dentro de la esfera de resguardo del comodante) o arrendamiento.
Esto significa que el delito de apropiación indebida es un delito especial, pues sólo puede
ser cometido por aquellas personas que tienen un especial deber extrapenal de entregar o
devolver la cosa, en virtud del título por el que se les ha encomendado.
16
LABATUT GLENA, Gustavo, Derecho penal, Tomo II, Editorial Jurídica de Chile, 7ª edición, Santiago, 2000, p. 235.
17
POLITOFF LIFSCHITZ, Sergio, El delito de apropiación indebida, Editorial Jurídica Conosur, Santiago, 1992, p. 133.
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Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
interpretada como relativa a todos los mandatarios que deben rendir cuentas. Lo característico de
este delito es que no se refiere a un acto aislado, sino a un conjunto de actos de administración
realizados en el cumplimiento del encargo o mandato. La presentación de cuentas falsas es el
medio por el que se engaña al comitente, generalmente, para ocultar una mala gestión o la
apropiación indebida de los fondos entregados. Se pena con el máximum de las penas del art.
467.
b) A los capitanes de buques que defrauden suponiendo gastos o exagerando lo que
hubieren hecho, o cometiendo cualquier otro fraude en sus cuentas (art. 469 Nº 4). Es una
variante del caso anterior, en cuanto a la especificación del sujeto activo del delito y una mayor
amplitud en las modalidades de comisión; recibe igual tratamiento penológico.
c) A los capitanes de buques que fuera de los casos y sin las solemnidades prevenidas por
la ley, vendieren dichos buques, tomaren dinero a la gruesa sobre su casco y quilla, giraren letras
a cargo del naviero, enajenaren mercaderías o vituallas o tomaren provisiones pertenecientes a los
pasajeros (art. 470 Nº 2). Figura que responde a las especiales atribuciones que antiguamente se
le otorgaban al capitán de un buque; el delito consiste en extralimitarse de esas facultades. Pero si
el capitán actúa al margen de sus facultades, por ejemplo, si vende la nave como propia, o se
apodera clandestinamente de mercaderías o provisiones de pasajeros, cometerá apropiación
indebida o hurto, respectivamente. En este ámbito deben tenerse presente las condiciones y
circunstancia propias de la navegación y el comercio marítimo, en que una urgencia o necesidad
puede llegar a configurar una causal de justificación por estado de necesidad.
Este delito fue introducido a fines del año 2018 al Código Penal y vino a colmar una
importante laguna en materia de defraudaciones. Su denominación ha sido fuertemente influida
por el tipo penal alemán que regula la llamada ―Untreue‖. Ella, además, permite distinguirla de
las hipótesis de administración fraudulenta, ya analizadas. Sin embargo, debe reconocerse que
también estamos ante un caso de administración fraudulenta, pues el agente del comportamiento
administra un patrimonio ajeno de una forma tal, que termina perjudicando patrimonialmente los
intereses de la víctima.
a) Conducta
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Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
El tipo penal castiga ―[a]l que teniendo a su cargo la salvaguardia o la gestión del
patrimonio de otra persona, o de alguna parte de éste, en virtud de la ley, de una orden de la
autoridad o de un acto o contrato, le irrogare perjuicio, sea ejerciendo abusivamente facultades
para disponer por cuenta de ella u obligarla, sea ejecutando u omitiendo cualquier otra acción de
modo manifiestamente contrario al interés del titular del patrimonio afectado‖.
La conducta típica es de hipótesis alternativas y puede realizarse: 1) ejerciendo
abusivamente facultades para disponer por cuenta de otra persona o para obligarla; 2) ejecutando
u omitiendo cualquier acción de modo manifiestamente contrario al interés del titular del
patrimonio afectado. Como podrá notarse, el tipo contempla tanto supuestos de acción (que
implicar ―ejercer‖ o ―ejecutar‖) como de omisión.
b) Perjuicio
El resultado típico, como es común en las defraudaciones, implica ―irrogarle‖ un perjuicio
al titular del patrimonio en cuestión. Tanto el empleo del verbo ―irrogar‖ como la manera de
determinar la pena (art. 470 en relación con art. 467) hablan en favor de que estamos ante un
delito de resultado, que exige provocar un perjuicio en el patrimonio de la víctima. El monto
específico del perjuicio es relevante para efectos de determinar la pena aplicable. No obstante,
para este delito también se contemplan penas especiales, como veremos luego.
c) Títulos por los que puede tenerse la salvaguarda o gestión del patrimonio de otra
persona
El carácter de fraude por abuso de confianza queda de manifiesto si se considera la
cláusula con la que comienza la descripción del tipo penal, toda vez que se castiga al que tiene a
su cargo la salvaguardia o la gestión del patrimonio de otra persona, o de una parte de éste, ―en
virtud de la ley, de una orden de la autoridad o de un acto o contrato‖. Es decir, de acuerdo con
alguno de los títulos antes indicados (ley, orden de la autoridad, acto o contrato) se ha
encomendado a una persona la salvaguardia o la gestión de todo o parte del patrimonio de otra
persona.
d) Aspecto subjetivo
Puesto que la ley no distingue, podría pensarse, tras una lectura apresurada del tipo penal,
que él puede satisfacerse incluso a través de comportamientos negligentes de quien tiene a su
cargo la salvaguardia o gestión del patrimonio de otra persona. No obstante, ello debe
descartarse, tanto por razones sistemáticas (nos encontramos en el ámbito de los delitos contra la
propiedad, no de los delitos contra las personas) como de descripción típica (los delitos que
exigen dolo directo o culpa figuran descritos con expresiones que dan cuenta claramente de tales
exigencias subjetivas). El hecho que no se exija expresamente un actuar malicioso, como hace el
delito de fraude o estafa de seguros (art. 470 número 10), refuerza la idea de que debamos volver
a la regla general, cual es, que baste el dolo eventual. Por tanto, el delito de administración
desleal se satisface cuando el sujeto activo del comportamiento incriminado actúa con esta última
clase de dolo.
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Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
e) Penalidad
Además de las sanciones que establece el art. 470, que se remiten al art. 467 respecto de las
penas privativas de la libertad, el delito de administración desleal contempla algunas penas
especiales, que vienen a romper con la forma en que se establecen las sanciones para los diversos
fraudes que se contemplan en el Párrafo 8. Del Título IX del Libro II.
En primer lugar, se establece que si el hecho recayere sobre el patrimonio de una persona
en relación con la cual el sujeto activo fuere guardador, tutor o curador, o de una persona incapaz
que el sujeto tuviere a su cargo en alguna otra calidad, se impondrá, según sea el caso, el
máximum o el grado máximo de las penas señaladas en el artículo 467. Si bien esta pena puede
tener una justificación, llama la atención que sólo se contemple respecto de esta figura delictiva y
no de otras defraudaciones previstas en la legislación penal.
En segundo lugar, en caso de que el patrimonio encomendado fuere el de una sociedad
anónima abierta o especial, el administrador que realizare alguna de las conductas típicas,
irrogando perjuicio al patrimonio social, será sancionado con las penas señaladas en el artículo
467 aumentadas en un grado. Además, se impondrá la pena de inhabilitación especial temporal en
su grado mínimo para desempeñarse como gerente, director, liquidador o administrador a
cualquier título de una sociedad o entidad sometida a fiscalización de una Superintendencia o de
la Comisión para el Mercado Financiero. A pesar de que en este caso se trata de una penalidad
que parece más aplicable a los supuestos típicos del delito de administración desleal que a los de
otras defraudaciones, también podría haberse optado, para evitar posibles incoherencias
penológicas, por consagrarla como una agravante de aplicación general para las diversas
defraudaciones que contempla nuestra legislación penal.
En tercer lugar, se establece que en los casos en que se cometa el delito de administración
desleal se impondrá, además, pena de multa de la mitad al tanto de la defraudación. Esta sanción
de multa se establece para todos los delitos del artículo 470 (por tanto, también para la
apropiación indebida, para el fraude de subvenciones o para el fraude de seguros, por citar
algunos ejemplos). Sin embargo ella es distinta a la de otras defraudaciones del Párrafo, lo que
vuelve a romper con la sistemática prevista para el castigo de tales ilícitos.
En el párrafo sobre las estafas y otros engaños se incluyen algunas figuras que presentan
dudosa relación con las demás, y que Etcheberry denomina fraudes impropios, porque en ellos no
se presentarían los elementos típicos inherentes a las figuras de fraude, es decir, el engaño o el
abuso de confianza.
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Algunos de estos delitos corresponden, más bien, a figuras relativas a los delitos de
destrucción o daño (arts. 469 Nº 6 y 470 Nº 5), son supuestos en que la voz defraudación sólo se
refiere al perjuicio.
Destrucción de cosa embargada (art. 469 Nº 6). Pretende proteger el patrimonio del
acreedor a quien se priva de la garantía de su crédito; pero el sujeto activo puede ser cualquiera,
no requiere ser el deudor dueño de la cosa embargada.
Destrucción u ocultación de documentos (art. 470 Nº 5).
Hurto de posesión (art. 471 Nº 1).
Celebración de contratos simulados (art. 471 Nº 2): el delito consiste en celebrar un
contrato mendaz, cuyo contenido declarado difiere de la verdadera voluntad de los contratantes,
que sea capaz de inducir a error a otra persona y provocarle perjuicio. El contrato no se celebra
para provocar un error y la consecuente disposición patrimonial y perjuicio (sería estafa o
tentativa de estafa), sino para crear un aparato externo que justifique una situación que se desea
mantener oculta o cuyos efectos se quieren evitar. La producción de un perjuicio es interpretada,
mayoritariamente, como un elemento del tipo, pero algunos (Politoff/Matus/Ramírez) lo
consideran una condición objetiva de punibilidad.
Usura (art. 472): no es un delito de engaño ni abuso de confianza, ni siquiera sería un
delito contra la propiedad, sino que se estima que el bien jurídico protegido por esta norma es el
comercio y la economía. Se trata de una ley en blanco impropia, pues parte de la conducta se
encuentra determinada, fundamentalmente, por lo dispuesto en la ley Nº 18.010 sobre
operaciones de crédito en dinero. La estipulación de un interés por sobre los valores permitidos
por la ley –el interés máximo convencional no puede superar en más de un 50% al interés
corriente que rija al tiempo de la convención (art. 6º Ley Nº 18.010)– constituye el delito de
usura. No se requiere que se produzca perjuicio, es un delito de mera actividad.
Entre los fraudes contemplados en leyes especiales, el delito de giro doloso, o más
propiamente, de giro fraudulento de cheques es, hasta ahora, uno de los de mayor importancia
práctica. Se encuentra tipificado en la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, cuyo
texto refundido fue aprobado por el DFL Nº 707, publicado en el Diario Oficial el 7 de octubre de
1982.
43
Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
Son muchos los delitos que pueden tener como objeto material un cheque. Hay que
distinguir entre delitos comunes y específicos.
a) Delitos comunes
— Falsificación de documento privado (art. 197 inc. 1º y 2º). Los arts. 16, 17 y 18
LCCBCH resuelven quien responde económicamente en caso de falsificación.
— Extorsión (art. 438).
— Apropiación indebida (art. 470 Nº 1): en el caso del cheque entregado en comisión de
cobranza.
— Estafa (art. 470 Nº 4): hacer suscribir con engaño a otro un documento.
— Fraude impropio (art. 470 Nº 5): ocultación o destrucción de documentos.
— Fraude por abuso de confianza (art. 470 Nº 3): abuso de firma en blanco.
b) Delitos específicos
— Giro doloso o fraudulento de cheques (art. 22 LCCBCH).
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Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
El art. 22 de la LCCBCH sanciona con las penas del art. 467 CP, y las del número 3
aunque se trate de cantidades inferiores a las señaladas en él, al librador que:
a) Gire cheque sin fondos o créditos disponibles: consiste en suscribir o firmar un cheque
por una determinada cantidad, sin haber depositado previamente esa suma o sin tener
autorización de sobregiro.
b) Gire cheque sobre cuenta cerrada o inexistente: ambas expresiones aluden a una
cuenta corriente que ha dejado de existir, por haber expirado el contrato respectivo.
c) Retire los fondos disponibles después de girado el cheque.
d) Revoque un cheque injustificadamente: la ley sólo permite revocar o dar orden de no
pago de un cheque en tres casos (art. 26 LCCBCH):
— Cuando la firma del librador ha sido falsificada;
— Cuando el cheque es alterado con respecto a la suma o a la persona del beneficiario
después de su emisión;
— Cuando el cheque ha sido robado o hurtado, o cuando se ha perdido. En tales casos, es
necesario practicar las diligencias establecidas en el art. 29 de la LCCBCH.
Pero además de girar un cheque en estas circunstancias, es preciso que no se consignen
fondos suficientes para atender al pago del cheque, de los intereses corrientes y de las costas
judiciales, dentro del plazo de tres días contados desde la fecha en que se le notifique el protesto.
En consecuencia, sistematizando lo anterior, para que pueda ser sancionado el delito se requiere
además la concurrencia de las siguientes exigencias especiales:
a) Protesto del cheque: acto por el cual el Banco deja constancia del no pago en un acta
que se estampa al reverso del cheque.
b) Notificación judicial del protesto: gestión que realiza el tenedor del cheque ante un
tribunal civil.
c) No pago de la cantidad, con las formalidades legales, dentro del plazo de tres días
desde la fecha en que se efectúa la notificación. Si se paga de otra forma, la jurisprudencia
entiende que no se enervan las consecuencias penales del hecho, pero cabe considerar el pago
como atenuante de la responsabilidad penal.
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Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
Cuando se ejecuta alguna de las cuatro conductas indicadas y además se cumplen las otras
exigencias, sin que se consigne el pago, entonces surge la responsabilidad criminal y puede
iniciarse el proceso penal respectivo. Sobre la naturaleza jurídica que tienen estas exigencias
existen dos posiciones, que los consideran:
a) Elementos del tipo: es la posición tradicional. Así entendido, el giro doloso o
fraudulento de cheques sería un delito de doble acción: exigiría una conducta activa (girar el
cheque o retirar los fondos) y una conducta omisiva (no pagar dentro del plazo). Incluso, algunos
consideran que se trata propiamente de un delito de omisión, en que el núcleo de la figura –
común a todos los supuestos– radica en la falta de consignación de los fondos en el plazo previsto
por la ley18. Las conductas activas anteriores sirven para delimitar la situación específica en que
surge y tiene relevancia penal el deber de actuar del eventual autor.
En apoyo de esta posición se dice que el no pago depende de la voluntad del sujeto,
integra su conducta y, por tanto, está comprendido en su dolo.
b) Condiciones objetivas de punibilidad: esta posición se basa en dos argumentos
principales:
El sujeto siempre quiere pagar, gira con la intención o por lo menos con la esperanza de
poder pagar. El no pago generalmente es involuntario y por tanto no puede estar comprendido en
el dolo.
La acción prescribe en un año desde el protesto (art. 34 LCCBCH). ¿Cómo podría
empezar a correr el plazo de prescripción si aún no se ha consumado el delito?
Entonces el delito se consuma con la acción de girar o retirar fondos. Pero la
responsabilidad criminal nace cuando se dan las tres condiciones objetivas de punibilidad. En
consecuencia, esas tres exigencias especiales no necesitan estar cubiertas por el dolo, y no puede
haber castigo a título de tentativa o delito frustrado.
18
VÁSQUEZ MÉNDEZ, Guillermo, Tratado sobre el cheque. Historia, legislación, doctrina y jurisprudencia, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 2000, p. 348.
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El inciso octavo del art. 22 contiene una causal especial de extinción de responsabilidad
criminal que consiste en el pago del valor total del cheque, más intereses corrientes y costas
judiciales. Ella no opera en caso que de los antecedentes del proceso aparezca de forma clara que
el autor actuó con ánimo de defraudar.
En tal evento, el tribunal debe dictar el sobreseimiento definitivo, lo que puede hacerse
antes o después de la sentencia. Constituye una causal de extinción porque el sujeto estaba en
condiciones de ser condenado o ya había sido condenado efectivamente. Se había configurado el
delito y concurrían las condiciones objetivas de punibilidad, es decir, había surgido la
responsabilidad criminal.
Esta causal de extinción se estableció en 1961, con el objeto de evitar la corruptela que se
producía cuando el deudor se ofrecía a pagar a cambio de que las partes de común acuerdo
obtuvieran la declaración de nulidad de la gestión de notificación del protesto. Pero a través de su
establecimiento, parece acentuarse el carácter de prisión por deudas que tendría este delito.
Es aquel que no se extiende como medio de pago, sino para asegurar el cumplimento de
obligaciones futuras. Pese a ser una práctica difundida, la ley no contempla la posibilidad de
extenderlo con esta finalidad, pues establece que el cheque sólo se puede entregar como medio de
pago o en comisión de cobranza.
El sector mayoritario de la doctrina y de la actual jurisprudencia considera que el
documento que se extiende en garantía no constituye jurídicamente un cheque y, en
consecuencia, que no se configura el delito de giro doloso o fraudulento cuando éste es
protestado por falta de fondos. Las razones que avalan esta posición son las siguientes:
— La propia ley señala las únicas formas en que puede entregarse el cheque.
— Cualquier cláusula que se incorpore al cheque, aparte de las exigidas por la ley, se
entiende no escrita.
— Por reforma del año 1971 se eliminó el cheque a fecha con el objeto de reafirmar su
carácter de medio de pago. Se dejó expresa constancia de que la intención era suprimir el cheque
en garantía.
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— Aceptar el cheque en garantía como objeto material sobre el que recae el delito implica
atentar contra el principio de legalidad. Significa extender de hecho el objeto material de un
delito, como admitir un homicidio por dar muerte a un perro.
— En el cheque a fecha o postdatado, en tanto, se ha de tener presente que la propia ley
establece que no servirá para eximirse de responsabilidad la circunstancia de haberse girado el
cheque sin fecha o a una fecha posterior a la de su expedición. En estos casos, por tanto, se
deberá considerar que se trata de un pago y no de un mero aseguramiento del pago de las
obligaciones, aunque se haga en forma diferida. El cheque a fecha, entonces, no estaría
desnaturalizado como el cheque en garantía, y podría ser objeto de este delito.
16.7 Prescripción
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En la actualidad, este delito es de acción privada cuando se trate de un giro de cheque sin
contar con fondos o créditos disponibles, cuando se hubieren retirado los fondos disponibles
después de expedido el cheque o cuando se hubiere girado sobre cuenta corriente cerrada. Es un
delito de acción pública, en cambio, en los supuestos en que se revoque injustificadamente un
cheque, y cuando se alega indebidamente falsedad de firma (delito del art. 43 LCCBCH).
No procede la prisión preventiva para los delitos de acción privada (art. 141 letra b) CPP).
En la práctica, esto significa que se van a superar buena parte de los problemas tradicionalmente
generados por el art. 44 LCCBCH que exige, para conceder la excarcelación, una caución
equivalente al monto del cheque, intereses y costas. Esta norma ha sido considerada por parte de
la doctrina y de la jurisprudencia como ilógica, asistemática e inconstitucional. En la aplicación
del nuevo proceso penal, en tanto, debería considerarse la nueva sistemática que prescinde de la
reglamentación de la libertad provisional y la caución en relación con ella y, en definitiva, no
exigir dicha caución en los eventos en que pudiera parecer procedente.
El párrafo 9 del Título IX del Libro II del Código Penal regula los delitos de incendio y
otros estragos.
El estrago es un daño de gran magnitud, causado por un medio de elevado poder
destructivo. En consecuencia, el incendio no es más que una especie de estrago, diferenciada por
el medio empleado para causarlo: el fuego, y el peligro que éste representa como medio de
destrucción.
Tanto en estos delitos como en los de daños (párrafo 10), el resultado buscado por el
agente es la destrucción de objetos materiales, sin enriquecimiento para el sujeto activo.
17.2 Incendio
Se sanciona en una figura básica (art. 477) y diversas figuras progresivamente más graves:
Figuras calificadas en atención a la naturaleza del lugar incendiado (art. 475 Nº 2).
Figuras calificadas en atención al peligro que el incendio importa para las personas, sea en
lugar habitado (art. 475 Nº 1), o en lugar no habitado (art. 476).
Figuras calificadas por el daño que sufren las personas (art. 474).
19
Párrafo extractado, en parte, de POLITOFF LIFSCHITZ/MATUS ACUÑA/RAMÍREZ GUZMÁN, Lecciones de Derecho
Penal chileno, Parte especial,Reimpresión de la 2ª edición, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2011,pp. 471-483.
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a) Bien jurídico
Pese a estar ubicado sistemáticamente entre los delitos contra la propiedad, no puede
decirse que ésta, es decir, la relación que existe entre una persona y un bien sobre el cual ejerce
las facultades que la ley le entrega, sea el único bien jurídico protegido. En realidad, es un tipo
pluriofensivo, porque también se considera el daño que sufren o el peligro que corren las
personas, además del peligro que el incendio supone para la seguridad colectiva.
De todos modos, la propiedad es el bien jurídico básicamente protegido. La posibilidad de
que se afecten otros bienes queda descrita en los distintos tipos y se refleja en el desigual
tratamiento penológico de cada figura.
b) Delitos de peligro
Existe acuerdo en la doctrina al estimar que el delito de incendio es un delito de peligro
que se sanciona con mayor severidad que otros supuestos de daño, precisamente, por el peligro
que se produce en todo incendio además de la destrucción que se provoque.
Lo que no está tan claro es si se trata de un delito de peligro concreto o abstracto. Es decir,
si requiere una efectiva sensibilización o conmoción del bien jurídico que debe quedar
fehacientemente acreditada (peligro concreto), o si basta con que la conducta sea portadora de un
peligro. En todo caso, siempre será posible, para excluir la sanción de la conducta según las
figuras calificadas, probar que el incendio, en el caso específico, no significó en modo alguno una
puesta en peligro para los bienes jurídicos protegidos.
c) Conducta
La conducta es la de incendiar, esto es, la acción de prender fuego a algo que no debería
quemarse. El fuego debe ser de tal naturaleza que aun retirando o apagando la llama inicial puede
seguir ardiendo autónomamente. Es decir, el delito se consuma cuando ―el fuego tome cuerpo y
se produzca un verdadero abrasamiento que escapa al control del hechor‖20.
d) Culpabilidad
En principio, en las figuras de incendio sólo se establece la punibilidad a título doloso
(directo o eventual). Pero el art. 495 Nº 21 admite una forma de comisión culposa, y además el
art. 22 de la Ley de Bosques castiga una especial forma culposa de incendio.
En relación con los graves resultados que se señalan en el inciso primero del art. 474, la
ley concede que éstos puedan atribuirse a título de culpa y no de dolo, al hacer únicamente
exigible que la presencia de las personas afectadas por el fuego fuera previsible. Pero tiene que
existir por lo menos culpa, pues de lo contrario estaríamos en presencia de una figura calificada
por el resultado, con vulneración del principio de culpabilidad.
En el caso del art. 474 inc. final, en que se hace referencia a la muerte o lesiones de
personas que ―se hallaren a cualquier distancia del siniestro‖, no se estaría exigiendo ni siquiera
la previsibilidad de dichas lesiones. En este caso, la existencia de muerte o lesiones ha de ser
20
LABATUT GLENA, Gustavo, Derecho penal, Tomo II, Editorial Jurídica de Chile, 7ª edición, Santiago, 2000, p.
240.
50
Derecho Penal 3 PUCV 2020 Profs. L. Rodríguez – G. Oliver – L. Mayer – J. Vera ‒ J. Rivera – G. Agliati
interpretada como una condición objetiva de punibilidad (que no requiere estar cubierta por el
dolo o la culpa), pero para no transformar el delito en un supuesto calificado por el resultado, se
debe exigir al menos que respecto de las explosiones causadas por el incendio el autor actúe con
conocimiento y previsibilidad. Esto significa que si las explosiones fueron totalmente
imprevisibles, no podría aplicarse el inc. final del art. 474.
e) Autoría y participación
Cabe destacar que el Código Penal establece presunciones simplemente legales (no
podrían ser de derecho) en relación con la autoría de estos delitos en los arts. 483, 483a y 483b.
Se trata de presunciones cuestionables, que pretenden proteger los intereses de las compañías
aseguradoras contra los comerciantes de mala fe.
f) Concursos
En los supuestos de homicidio y lesiones gravísimas del art. 397 Nº 1, existe un concurso
aparente de leyes que se resuelve, en principio, por el principio de especialidad a favor de la
punibilidad a título de incendio del art. 474 Nº 1 y 2.
Pero en estos casos hay que distinguir diversas situaciones: si el dolo del autor se
encaminaba a producir la muerte y para ello se ha valido del incendio, su conducta sería punible
por incendio (simple) y homicidio (con toda probabilidad calificado, o agravado por el art. 12 Nº
3). En cambio, si el dolo sólo se dirigía a la producción del incendio, por el cual se produce daño
a alguna persona cuya presencia no pudo preverse, la conducta sólo es punible a título de
incendio en lugar habitado o no habitado según corresponda. Por último, si la presencia de la
persona afectada era previsible para un observador situado ex ante en la posición del que causa el
incendio, éste responderá a título del art. 474, por ser doloso el incendio y existir al menos culpa
respecto del resultado más grave que se pretendía evitar (en este caso resulta excluida la
aplicación de las normas sobre homicidio o lesiones, en virtud del principio de especialidad).
17.3 Estragos
El art. 480 tipifica el delito de estragos, sancionando una conducta que no es autónoma,
sino que se describe en relación con el delito de incendio en sus diferentes formas. La diferencia
con dicho delito radica en el medio empleado para producir el daño, que debe ser distinto del
fuego, pero tan poderoso como éste y como los demás que enumera la misma disposición.
17.4 Daños
Están contemplados en el párrafo 10 del Título IX, Libro II del Código Penal. Son delitos
en los que el agente pretende ocasionar una disminución patrimonial de otro, sin obtener
provecho o enriquecimiento propio. Si el agente tenía intención de aprovecharse pecuniariamente
de la destrucción o deterioro, la presencia del animus rem sibi habendi desplaza la tipicidad de la
conducta a la del delito de hurto.
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Según lo expresado en el art. 484, la conducta típica consiste en causar en una cosa
21
ajena algún daño no comprendido en los delitos de incendio o estragos. Se trata, por lo tanto, de
figuras residuales.
Debido a la vaguedad de la descripción de la típica, han surgido diversas posiciones
doctrinales que pretenden explicar qué debe entenderse por ‗causar daño‘. Dichas posturas se
pueden analizar según la siguiente evolución22:
a) Postura restrictiva: corresponde a una concepción naturalística de los daños, según la
cual sólo se daña una cosa a través de la lesión a su integridad material (mediante su destrucción
o su deterioro).
b) Postura que se centra en la perturbación que se produce en la función que la cosa
presta: evidentemente quedarán incluidos tanto la destrucción como los deterioros cuando
produzcan una perturbación en la función de la cosa, pero además quedarán incluidas aquellas
conductas con las cuales se impide que el objeto cumpla su función, sin causar una lesión a su
integridad material como, por ejemplo, cuando se desarma un reloj y se le reduce a sus piezas
constitutivas.
c) Postura amplia: considera como daño cualquier clase de intervención sobre cosa ajena
que modifique el estado en que ésta se encuentra. Así, serán típicas todas aquellas acciones u
omisiones que atenten contra la facultad de disposición del dueño, en el sentido más amplio de
esta expresión, aun cuando no se produzca la destrucción de la cosa, su deterioro o no se altere la
función que presta. Según esta concepción se causará daño cuando, por ejemplo, se efectúen
rayados en la pared exterior de un inmueble, aunque ello no implique un deterioro ni una
alteración en la función que dicha pared presta,
Al igual que en los delitos de incendio, existe una sistemática compleja en que es posible
distinguir:
Tipo básico: daños simples (arts. 484 y 487).
Daños calificados (art. 485 y 486).
Daños causados por ganado (art. 487 que hace aplicable el art. 497 sobre faltas).
Delito de incendio-daños (art. 478).
Daños en sistemas informáticos (arts. 1º y 3º Ley 19.223).
EJERCICIOS
21
El daño en cosa propia no está castigado, porque la propiedad es un derecho esencialmente disponible.
22
El análisis siguiente corresponde a OLIVER CALDERÓN, Delitos contra la propiedad, Legal Publishing-Thomson
Reuters, Santiago, 2013, pp. 534 y ss.
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19. Pedro pololea con Natalia, que trabaja como empleada ―puertas adentro‖ en una casa. Por la
noche, Pedro escala la pared de la casa e ingresa por la ventana para encontrarse con Natalia.
Al salir, descubre un valioso cuadro y decide sustraerlo ¿qué delito comete?
20. ¿A qué título deberían ser castigadas las conductas a que aluden los artículos 444 y 445 si no
existieran estas disposiciones?
21. Busque razones a favor y en contra para incluir el homicidio calificado en el delito de robo
con homicidio.
22. Busca argumentos en favor de la solución que te parece más adecuada para el evento en que
se cometan varios homicidios para cometer un único robo.
23. Analice el delito de robo por sorpresa y establezca si le parece adecuada la pena con la que
se sanciona.
24. Determina qué delito se configura en las siguientes situaciones:
Jorge amenaza a Marta en la calle con un cuchillo para quitarle su cartera.
Jorge llama a Marta por teléfono y le exige que le deposite en su cuenta una determinada
cantidad, de lo contrario incendiará su casa.
Jorge planea sustraer unas joyas de la casa de Marta. Como es bueno actuando, estudia la
posibilidad de hacerse pasar por un agente de investigaciones, para apropiarse de las joyas
subrepticiamente mientras hace una inspección en la casa. También podría fingir ser receptor
judicial con una orden de retiro, y así compeler a Marta a que le entregue las joyas.
¿Cómo podría llegar a calificarse la conducta en cada caso? ¿Cuál resultaría más arriesgada
para Pedro, en relación con la pena que podrían aplicarle?
25. Francisco y Juan tienen una pelea por culpa de una mujer. Francisco golpea fuerte a Juan y
éste queda inconsciente en el suelo. Entonces Francisco decide aprovechar para quitarle su
dinero y marcharse. ¿A qué título se puede sancionar a Francisco?
26. Jorge intenta quitar a Marta su cartera, pero ésta se resiste. Durante el forcejeo Jorge la
empuja, y se queda con la cartera. Pero al caer, Marta se golpea la cabeza contra una piedra y
muere ¿Qué pena correspondería aplicar a Pedro?
27. Jorge y Pedro suben a un taxi e intimidan al chofer, a quien encierran en el maletero del auto,
se apropian del dinero del taxista y huyen del lugar ¿Qué delito cometen?
28. Juan es un tipo delgado y de apariencia débil. Amenaza a Francisco con un arma descargada,
y con ello consigue que le entregue su billetera ¿Cómo se puede calificar este delito?
29. ¿Qué sucede si la víctima de un robo sufre lesiones simplemente graves a consecuencia de la
violencia ejercida por el autor?
30. Pedro se introduce en una casa habitada por una de sus ventanas. Una vez dentro se encuentra
con el propietario, al que amenaza, golpea y amordaza para llevar a cabo la sustracción de las
especies. La víctima resulta con lesiones menos graves ¿Qué delito comete? ¿cómo se
sanciona?
31. Si Pedro actuó con premeditación para realizar un robo con fuerza ¿Se le puede aplicar esa
agravante?
32. Indica las diferencias que existen entre la figura de encubrimiento y el delito de receptación.
33. ¿Por qué se afirma que la pena con que se sanciona el delito de receptación resulta
desproporcionada?
34. ¿De qué factores depende la pena en los delitos de usurpación?
35. Formula una definición de fraude por engaño que dé cuenta de todos los elementos que lo
integran.
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36. Inventa un ejemplo de engaño activo expreso y concluyente, así como de engaño por omisión.
37. Un campesino acude a un notario, quien le formula un falso juicio de valor sobre sus tierras
para inducirlo a venderlas a un precio conveniente ¿puede estimarse estafa?
38. Decido arreglar e impermeabilizar el techo de mi casa porque el maestro me aseguró que este
año lloverá mucho ¿puede considerarse que hay un engaño típico?
39. En el caso de curanderos, adivinadores o magos ¿puede considerarse que estafan a quienes
acuden a ellos?
40. Si se manipula un cajero automático utilizando una tarjeta falsa para obtener dinero ¿qué
delito se configura? La alteración de un medidor de agua ¿qué clase de delito puede
configurar?
41. Un experto en informática manipula el computador y realiza transferencias bancarias a su
cuenta ¿qué delito comete?
42. ¿Puede ser sujeto pasivo de una estafa el ladrón que es engañado por un tercero para que le
entregue la especie que había sustraído? Determina la solución que se podría dar para esta
situación según cada una de las concepciones sobre el patrimonio que conocemos.
43. ¿Es el ánimo de lucro un elemento propio de los delitos de fraude? ¿Sería exigible?
Fundamenta tu respuesta.
44. ¿Qué pasa si el acreedor engaña a su deudor para quedarse con algo y hacerse pago de una
deuda?
45. Formula una definición de lo que se entiende por engaño para efectos del artículo 468.
Inventa situaciones concretas de engaño que puedan quedar incluidas en esta disposición.
46. Alonso necesita conseguir un permiso municipal. Jaime lo convence de que le entregue una
suma de dinero, asegurándole que la va a utilizar para recompensar a un funcionario de la
Municipalidad, y así obtener lo que Alonso requiere de éste. Inventa dos desenlaces diferentes
para esta situación y determina como se sancionarían.
47. Jorge ha sustraído unos cheques a Pablo y los aprovecha para pagar sus compras firmándolos
de su puño y letra con su propia rúbrica ¿qué delito comete?
48. Explica en qué consiste la conducta en el delito de apropiación indebida.
49. ¿Por qué se podría decirque el delito de apropiación indebida es más próximo al hurto que a
la estafa?
50. Jaime pide en préstamo un libro de la Biblioteca y lo vende ¿qué delito comete?
51. Esta vez, Jaime saca escondidamente el libro de la Biblioteca, eludiendo la detección
electrónica o la vigilancia personal ¿qué delito comete?
52. Jorge se encuentra un cheque de Pablo firmado en blanco. Lo rellena con una cantidad
considerable y lo cobra ¿Qué delito comete?
53. Jorge es el administrador de una sociedad anónima, pero lleva a cabo su gestión preocupado
únicamente por sus propios intereses, para lo cual impone acuerdos y realiza negocios en su
beneficio, pero en perjuicio de los demás socios ¿qué responsabilidad se le podría imputar?
54. ¿Te parece adecuado el nombre ―giro doloso de cheques‖ con que se conoce al delito descrito
en el art. 22 de la LCCBCH? ¿Por qué?
55. Enumera tres razones por las que estaría justificada la especial protección penal que se
confiere a los cheques.
56. En el ―giro doloso de cheques‖, la doctrina se encuentra dividida respecto de la naturaleza
jurídica del protesto, la notificación judicial del mismo y el no pago de la cantidad respectiva,
55
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con las formalidades legales y dentro del plazo legal ¿Qué planteamiento te parece más
acertado?
57. Juan quiere matar a Pedro. Para ello concurre a altas horas de la noche a su casa, para
asegurarse de que Pedro esté durmiendo, y le prende fuego ¿a qué título se le puede
sancionar, suponiendo que Pedro muere?
58. Respecto del mismo delito mencionado en el ejercicio anterior, ¿qué sucede si Juan previó
que Pedro era quien estaba durmiendo dentro de la casa, pero el que estaba en el lugar era un
hijo de éste?
59. Supongamos, ahora, que Pedro estaba en la casa y no muere, pero sufre lesiones simplemente
graves a consecuencia del incendio.
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