Así Se Identifica Un Cadáver

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Así se identifica un cadáver

Lunes, Agosto 20, 2012 - 09:26

El trabajo que debe realizar un médico legista para iniciar la investigación de una muerte violenta
inicia por la identificación de un cadáver, la cual se realiza con técnicas predeterminadas.

Existen técnicas que van desde la comparación de las huellas digitales, hasta otras más avanzadas
como la carta dental y el ADN.

El levantamiento

El primer procedimiento que se realiza para iniciar la identificación de una persona que fallecido es
el levantamiento, el cual es llevado a cabo por funcionarios de la Policía Judicial, Sijín, o Cuerpo
Técnico de investigación, CTI, de la Fiscalía General de la Nación.

Los funcionarios judiciales que realizan un levantamiento deben llenar un formulario donde deben
aparecer todas las descripciones del hallazgo de un cadáver, para posteriormente entregarla a el
Instituto Nacional de Medicina Legal, el cual será el encargado de iniciar la investigación y
determinar las causas de la muerte.

Según el odontólogo forense, Juan Carlos Pineda Uchamocha, en el formulario se describen el


género masculino o femenino, en cuáles regiones del cadáver se presentan las heridas, en caso de
que haya sido por muerte violenta, la hora y el lugar y qué elementos portaba la persona fallecida,
entre otros aspectos del hallazgo.

“Todos las descripciones que se realicen en el momento del levantamiento de una persona sin vida
son importantes para iniciar una investigación científica”, agregó Pineda.

Necropsia o autopsia

En la necropsia o autopsia se trata de determinar la causa, la manera y el mecanismo del


fallecimiento de un ciudadano para recoger las pruebas de un homicidio, suicidio o muerte súbita.

El proceso se inicia revisando el cadáver para determinar cuáles fueron los órganos afectados y
cuál fue el elemento que produjo el deceso.
De igual forma se establece la manera de la muerte y se clasifican tres tipos de objetos: armas
corto punzantes, de fuego, o contundentes.

Los accidentes de tránsito que dejan como consecuencias muertos, también son clasificados
dentro de las muertes violentas, indicó el experto forense.

“Se han presentado casos en los cuales una persona fallece sin causa, manera o mecanismo. Se
encontraba dormido y no despertó, se trata de la muerte súbita y el informe se diligencia se
escribe que fue por causa indeterminada” agregó Pineda.

De otra parte, el experto forense entrevistado por EXTRA, manifestó que si ocurrió un suicidio con
arma de fuego el mecanismo de muerte fue un shock neurológico.

Identificación

La legislación colombiana ha establecido tres tipos de identificación fehaciente de un cadáver: la


dactiloscopia, la carta dental y la prueba de ADN (Acido desoxirribonucleico)

Necrodactilia

El sistema dactilográfico es la aplicación técnica que se realiza para el reconocimiento de los


cadáveres. Se utiliza para obtener correctamente las impresiones digitales de los cuerpos sin vida
con vista a su real identificación.

“La comparación de las huellas digitales de un cadáver se realiza con las de la cédula de ciudadanía
para confirmar la identidad”, precisó el forense.

Carta dental

Otro sistema de identificación que se utiliza para hacer el reconocimiento de un cadáver es la carta
dental y se realiza con cuerpos calcinados o esqueletizados.
“La carta dental es individualizante y se realiza comparando la historia dental que debieron haber
realizado en una empresa de salud, con los hallazgos que se hicieron en la parte de la boca de un
cadáver” enfatizó Pineda y agregó “lo mismo se puede hacer con el esqueleto en caso de que se la
única forma de comparar la identidad”

“La técnica de la carta dental se ha usado para hacer el reconocimiento de personas que han sido
reportadas como desparecidas”, indicó el experto.

“Se hacen pruebas para encontrar puntos concordantes y se empieza a descartar con unas tablas
que van indicando qué tan segura puede ser el establecimiento de identidad por este método
científico”, precisó el experto.

El ADN

El sistema de acido desoxirribonucleico, ADN, es una identidad genética que es única en un ser
humano, y se realiza cuando existe una muestra contra la que se puede comparar.

“El ADN se encuentra en los tejidos o fluidos de un cuerpo, los cuales son extraídos para comparar
con los de un familiar en línea directa, es una prueba fehaciente con la cual se puede que revelar
la identidad de un cadáver”, dijo el odontólogo.

El sistema de identidad por ADN se aplica en casos de personas que han sido reportadas como
desaparecidas.

“Se aplica generalmente en casos cuando no existe otra forma de revelar la identidad, cuando solo
se han hallado los miembros de un cuerpo” agregó Pineda.

Certificación de Muerte

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La muerte es el evento que marca el fin de la vida, los criterios médico-legales para su diagnóstico
y certificación han ido modificándose a lo largo de la historia. La muerte puede producirse por
innumerables causas, pero cuando es por lesiones catastróficas que destruyen la delicada
estructura encefálica -tales como traumatismo encéfalocraneano- se la conoce como muerte
encefálica y significa la muerte, porque en esta estructura se localizan centros vitales sin los cuales
es imposible vivir. Entre otros, los centros que permiten la respiración, la regulación
cardiocirculatoria, o funciones más complejas como el despertar o la conexión con estímulos
externos e internos, indispensables para la vida.

Certificar la muerte utilizando los criterios neurológicos -muerte encefálica-, es posible sólo
cuando los pacientes neurológicos críticos fallecen en la unidad de terapia intensiva, y hay soporte
artificial de funciones. El desarrollo tecnológico permite en estos casos el sostén artificial y
transitorio de funciones como la oxigenación, a través del respirador, o el latido cardiaco, a través
de drogas vasoactivas, lo que no significa en absoluto que la persona esté con vida; la muerte
encefálica significa la muerte del individuo.

La certificación de la muerte siempre debe ser realizada por médicos, quienes deben verificar la
lesión cerebral en su gravedad y extensión, para determinar en base a su magnitud que es la
causante de la muerte. En segundo lugar, la pérdida total y definitiva de las funciones comandadas
por el cerebro y el tronco cerebral, como la desaparición de los reflejos neurológicos centrales y el
paro respiratorio. Luego, certificar la muerte a través de estudios adicionales; por ejemplo, un
electroencefalograma, que demuestre la desaparición de la actividad eléctrica del cerebro, o
estudios que indiquen la ausencia de irrigación sanguínea al cerebro y tronco.

Nuestra legislación incorpora de modo general los principales signos que es preciso verificar para
afirmar que la muerte ha ocurrido. Esto está contemplado en el artículo 23 de la Ley 24.193. La
norma jurídica está complementada por un protocolo médico. El "Protocolo de diagnóstico de
muerte bajo criterios neurológicos" vigente actualmente fue aprobado por la Resolución Nº
275/2010 del Ministerio de Salud de la Nación y publicado en el Boletín Oficial Nº 31844 (PDF 1800
Kb) (pg. 21 al 24) el 16 de febrero de 2010.

Reportes Provinciales

Introducción

Los certificados son documentos extendidos por médicos en los que constan deducciones o
inducciones en relación con la índole médica de la profesión y deben ser, como nos dice el Prof.
Dr. Alfredo Achával, “opinión autorizada sobre el tema” (3).

Se nos ha consultado repetidamente sobre cuál es el concepto que tenemos de los certificados
médicos, especialmente sobre los de defunción y su expedición (4).
Este, el de los certificados, es un tema recurrente pero siempre vigente y que por circunstancias
puntuales es puesto sobre el tapete con frecuencia (5).

Siguiendo las enseñanzas de los grandes maestros de la medicina legal Emilio F.P. Bonnet (6) y
Juan Antonio Gisbert Calabuig (7), entre otros, podemos repetir y con énfasis, que el prestigio
profesional está en juego en temas como este, tomados a veces en forma ligera o reputados
equivocadamente de importancia menor o secundaria (8,9).

Por ello nos ha entusiasmado la propuesta de incluir este tema de los certificados de defunción,
siempre con el objetivo de la jerarquización de la actuación médica basada en su correcta
actuación técnica y deontológica.

Advertimos al lector que en nuestro ordenamiento jurídico, salvo que la ley se remita a ello, el uso
y las costumbres y la jurisprudencia no son fuente de derecho como en los países del Common
Law. Es decir, el “siempre se hizo así” puede estar mal y la negligencia generalizada no es causa de
justificación para el caso concreto (4).

Del latín certificatio (cierto, seguro, indudable), es un testimonio escrito referente a un hecho
clínico-biológico que el profesional médico, después de haberlo comprobado personalmente (en
este caso la muerte de un paciente), extiende de acuerdo con las normativas vigentes (9).

Según el Diccionario de la lengua española (10), significa: “Acción de hacer constar algo de
manera fehaciente. Certeza, exactitud de algo hecho o dicho, escrito donde se hace constar un
hecho o acto a veces de manera fehaciente”.

Eduardo J. Couture (11) en su Vocabulario jurídico da tres acepciones de certificado, a saber:

1. “Documento notarial que contiene en forma extractada lo que resulta de un expediente,


actuación o documento”.

2. “Atestación que un funcionario público hace de un hecho que le consta por razón de su
cargo”.
3. “Atestación que un experto hace de un hecho que le consta en razón del ejercicio de su
profesión”.

La segunda acepción comprende, por ejemplo, la actuación del médico forense y la tercera
acepción es la que corresponde a todos los llamados “certificados médicos”.

El certificado de defunción debe ser siempre un documento por el cual el médico deja constancia
de un hecho o hechos ciertos conocidos en razón de su cargo o profesión. Debe ser llenado de
manera clara, concisa, con lenguaje ajustado de modo que su interpretación sea única. Con causas
de muerte científicamente reconocidas y no modo o manera de morir, es decir no poner “paro
cardiorrespiratorio”.

Son reglas a tener en cuenta: a) identidad del paciente asegurada: además de nombres y apellidos,
número de cédula de identidad, estado civil, edad, y demás datos propios de los certificados de
defunción según su formulario oficial; b) fecha, con hora y día de la defunción lo más exacto
posible y de expedición; c) identificación del médico y firma. Ya volveremos sobre estos aspectos
al considerar el formulario.

En el ámbito del ejercicio privado de la profesión deben llevar timbre profesional de la Caja de
Jubilaciones y Pensiones de Profesionales Universitarios, el no hacerlo acarrea una multa (ley
12.997). En el ámbito público basta con el sello de la institución estatal.

Por otra parte y no ya desde el punto de vista deontológico sino desde el punto de vista legal,
debemos tener en cuenta que el médico que expida un certificado falso podrá incurrir en
responsabilidad según lo que establece la normativa penal.

La expedición de certificados es una obligación inherente al acto médico. En el mismo sentido, es


decir por ser parte del acto médico, entiendo que su expedición es gratuita, pero también existen
quienes opinan que se pueden percibir honorarios que se fijan libremente o son preestablecidos
por alguna norma o arancel especiales (arancel del Sindicato Médico del Uruguay, por ejemplo),
sin embargo, repetimos, a nuestro juicio entendemos que quedan incluidos en las obligaciones
asistenciales y no deberían cobrarse.

Expedir certificados es parte del ejercicio legal de la medicina, estoy de acuerdo con Emilio F. P.
Bonnet (6) cuando definía el ejercicio médico como: “Se considera ejercicio de la medicina
anunciar, prescribir, indicar o aplicar cualquier procedimiento directo o indirecto de uso en el
diagnóstico y/o tratamiento de las enfermedades de las personas o a la recuperación,
conservación y preservación de la salud de las mismas; el asesoramiento público o privado, las
certificaciones y pericias que practiquen los médicos” (negrita nuestra).

Existen casos de certificados falsos. Ya P. Brouardel (12) los clasificaba en gravedad ascendente:
por engaño, de complacencia, de encubrimiento y dolosos. Los certificados falsos dejan expuesto
al profesional a sanciones legales, artículo 197, 240, 241 y 242 del Código Penal Uruguayo (CPU)
(13).

En síntesis, los certificados deben dejar constancia de hechos solo comprobados profesionalmente
en forma indudable y personal, no extendiéndolos más allá que las veces absolutamente estrictas
y necesarias, a veces tomándose un tiempo prudencial de reflexión entre el momento de la
solicitud y el de expedición, exponiendo con exactitud la verdad del hecho médico observado,
utilizando términos precisos, prudentes, y sin miramientos personales que supongan
complacencia. De lo contrario se estará expuesto a la sanción ética, administrativa (ley 9.202,
Comisión Honoraria de Salud Pública [CHSP]-Ministerio de Salud Pública [MSP]) y penal (14,15).

La certificación de la defunción es un acto médico de muy relevante valor e importantes


consecuencias (16,17). Diagnosticada la muerte, dejando constancia en la historia clínica o en
receta particular según el caso, habrá que expedir el certificado oficial de defunción que permite
las inhumaciones, las inscripciones de fallecimientos en el Registro Civil, con todas sus
consecuencias y las estadísticas de muertes del MSP.

Importancia

El certificado de defunción genera dificultades, ya sea para su llenado como para la comprensión y
el cumplimiento de la normativa que regula su firma y consecuente expedición (18).

Haremos un análisis de distintas situaciones a las que se enfrenta el médico práctico, según
nuestra experiencia, para que su expedición sea científicamente correcta, respetuosa y oportuna.

A la luz de algunas comunicaciones recientes (19) y comprobaciones personales, no hay duda que
debemos propender a la mejor calidad de los registros médicos y especialmente en todo lo que
respecta al certificado de defunción.

Normativa vigente
La normativa que actualmente regula la expedición del certificado de defunción en Uruguay es
antigua, datando el primer reglamento del año 1889 (20).

En el mismo se establecen las situaciones en que hay obligatoriedad de expedirlo por parte del
médico tratante, instituyendo plazos máximos entre la última visita y el fallecimiento. Pasado ese
plazo, queda librado a criterio del médico la firma del documento.

El referido reglamento enumera las circunstancias en que el médico se ve relevado de la


obligación de firmar, otras en que tiene prohibido o debe negarse a su expedición, vinculadas
estas últimas circunstancias a muertes violentas o dudosas (21).

Independientemente de los delitos en que se pueda incurrir, se prevén multas para quien
incumpla lo preceptuado en ese reglamento o sanciones a los que violen decretos u ordenanzas
como los que veremos de 1942 y 1954 y siguientes, en acuerdo con lo establecido por la Ley
Orgánica de Salud Pública Nº 9.202 (22).

En 1942 se instituyó el modelo de certificado oficial, recomendado por la OMS, de uso obligatorio
(23).

En el año 1954, una ordenanza del MSP establece normas referidas a la expedición de los
certificados de defunción en sus establecimientos (24).

Un decreto del año 1979 reitera la obligatoriedad del uso de los formularios que expide el MSP
autorizando a este ministerio a modificarlo “cuando así lo aconsejen las necesidades técnicas
vinculadas a la investigación de mortalidad en el país” (18).

Finalmente, en 2001 y 2003 se establece en sendos decretos que la contrafirma del médico debe
ser legible o de lo contrario se utilice un sello de goma y que se adjunte el número de afiliado a la
Caja de Jubilaciones y Pensiones de Profesionales Universitarios (18).

La antigüedad de algunas normas no les ha quitado vigencia para ser tan aplicables hoy como en el
momento de su sanción.
Formulario

Actualmente el certificado de defunción es un formulario cuyo formato recomendado por la OMS,


permite la comunicación y comparación internacional (figura 1) (25). Surge a partir de proyectos
médico-legales del reconocido Prof. Dr. Oscar Freire de San Pablo, Brasil, presentados ante la
OMS. Tiene vigencia nacional desde 1942 (23). En el mismo constan:

Parte A, B y C: lugar de fallecimiento y residencia habitual, datos patronímicos.

Parte D: certificado médico con causas de muerte, etcétera.

Figura 2.

Existe también, en el reverso del formulario, el certificado para defunciones fetales y


perinatales (figura 3). De similares características, pero con datos de los progenitores,
del embarazo, así como del nacimiento. Se define defunción fetal como la muerte del
producto de la concepción antes de la expulsión del cuerpo de la madre, y cuando
después de la separación no respira ni da ninguna otra señal de vida, como latidos
cardíacos, pulsaciones del cordón o movimientos. Y es defunción perinatal, a los
efectos del certificado, la fetal y la ocurrida antes de los siete días de vida. 

http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1688-04202012000100008

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