05-04-2020 184838 PM ANEXO 2 - MATERIAL COMPLEMENTARIO S2
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SESIÓN 2
MATERIAL COMPLEMENTARIO
Vida de César Vallejo: hechos importantes y valores trascendentales.
Introducción
Para muchos jó venes, el poeta universal César Vallejo puede estar muy lejano de su conocimiento; sin
embargo, saber de él es darse la oportunidad de incursionar en la vida de un hombre que como muchos
nació en una provincia, de familia humilde, siguió sus sueñ os hasta alcanzarlos y se ha inmortalizado a
través de sus poemas. En esta separata se detalla, cronoló gicamente, có mo transcurrió la vida de nuestro
poeta desde su infancia en el seno familiar, sus estudios, sus relaciones amorosas, los diferentes trabajos
que realizó hasta la fecha en que viaja a París.
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1905-1908
Estudió la primaria en la Escuela Municipal y en el Centro Escolar N° 271 (hasta 1905) y la secundaria en el
Colegio San Nicolá s de Huamachuco, donde destacó claramente: “Sus compañ eros lo han referido. Era
estudioso, inquieto, versificaba con gran facilidad y gustaba discutir sobre temas filosó ficos”, nos cuenta
Juan Espejo Asturrizaga. Durante las vacaciones escolares regresaba siempre a Santiago, aunque también
pasó temporadas en la Hacienda Tulpo y en los asientos mineros de Quiruvilca y Tamboras.
Su juventud
1910-1912
Realizó diversos trabajos con el fin de ayudarse econó micamente; colaboró con su padre en sus labores de
“abogado” de pleitos menores, mientras se decidía su vocació n y su destino
profesional, pues la economía de la casa no era muy holgada, situació n que incluso
lo obliga a desertar de su primer intento de estudios superiores en la Universidad
de La Libertad (hoy Universidad Nacional de Trujillo).
En 1911 se matriculó en la UNMSM, en la Facultad de Ciencias, con el objetivo de
estudiar Medicina, intento que fracasaría nuevamente por su precaria condició n
econó mica.
En Huá nuco trabajó como preceptor de los hijos del hacendado y político Domingo
Sotil. Ese mismo añ o, un texto suyo aparece en la revista Variedades junto con un
comentario burló n.
En 1912, trabajó como ayudante de cajero en la hacienda Roma de Víctor Larco
Herrera.
Entra como ayudante de cajero en la Hacienda Roma (producción azucarera), de la
que saldrá profundamente marcado (…); no puede, sin embargo, no ver y no oír,
cuando apenas apunta el alba, llegar peones (cerca de 4000) al inmenso patio;
ponerse en fila a medida que se les llama, y partir para los campos de caña en los
que se extenuarán hasta el sol poniente, con un puñado de arroz por todo
alimento… (Georgette de Vallejo).
1913-1916
1913. Inició sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Libertad, donde
En 1913 publica sus primeros versos, que son de tono didá ctico, en la revista Cultura Infantil. Empieza a
enseñ ar en el Colegio Nacional San Juan, donde Ciro Alegría fue uno de sus alumnos.
1915. En agosto muere su hermano Miguel, su compañ ero de juegos infantiles (“Y tu corazó n gemelo de esas
tardes/extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya/cae sombra en el alma”, dirá en el poema “A mi
hermano Miguel”).
Se gradú a de bachiller en 1915, con honores, con la tesis “El Romanticismo en la poesía castellana”.
Entabló entrañ able amistad con Antenor Orrego, José Eulogio Garrido y otros miembros de la Bohemia de
Trujillo, que empieza a escandalizar a ciertos catedrá ticos “jubilados de la cabeza” que ven con recelo las
muestras de arte nuevo.
En 1916, empieza un amorío con María Rosa Sandoval; en este mismo añ o empieza a usar el seudó nimo de
Korriskosso.
EL GRUPO NORTE
Inicios literarios de Vallejo
Hacia el añ o 1915, en Trujillo se distinguían dos agrupaciones literarias. Una de ellas representaba el tono
tradicional y aristocrá tico de la sociedad trujillana, y era dirigida por Víctor Alejandro Herná ndez. La otra
agrupació n era poco convencional para el contexto; este grupo, que buscaba renovar la cultura en Trujillo a
través de las diferentes artes, sería conocido inicialmente como la Bohemia de Trujillo.
La Bohemia de Trujillo era una asociació n de jó venes con diferentes talentos. Como líder del grupo fue
reconocido Antenor Orrego, filó sofo, crítico literario y periodista, ademá s de ser su má s entusiasta
promotor. Entre los integrantes se encontraban: José Eulogio Garrido (periodista, poeta y narrador, cuya
casa era generalmente el centro de reunió n), Macedonio de la Torre (pintor y escultor), Víctor Raú l Haya de
la Torre (dramaturgo), Carlos Valderrama (mú sico), Federico Esquerre (dibujante), Alfonso Sá nchez
Urteaga (pintor, conocido como Camilo Blas), Alcides Spelucín, Ó scar Imañ a, Francisco Xandó val, Juan
Espejo Asturrizaga, y Eloy B. Espinoza (poetas). Algunas jó venes eran también parte del grupo: María Rosa
Sandoval, Carmen Rosa Rivadeneyra y Zoila Rosa Cuadra.
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Dentro de esta agrupació n, el joven Vallejo se formó literariamente. Segú n señ ala Gonzá lez Vigil, es posible
rastrear los cambios que se suscitan en los poemas de César Vallejo en un “antes” y “después” de su
participació n en la Bohemia de Trujillo. En el “antes”, sus poemas resultan incipientes, deudores del
Romanticismo, y carecen de un estilo personal (se indica como referencia los poemas anteriores a
„Aldeana‟). Fue a través de las lecturas compartidas con el grupo que César modelará su pensamiento y su
estilo.
1917
Lee algunas revistas en que se difunde la Vanguardia europea, como Cervantes. Envía un poema a la revista
Variedades, desde la cual Clemente Palma, el hijo de Ricardo Palma, pontificaba como crítico literario: “A
qué diablos llama usted los maderos curvados de sus besos? ¿Có mo hay que entender eso de la crucifixió n?...
Hasta el momento de largar a la canasta su mamarracho, no tenemos de usted otra idea sino la de deshonra
de la colectividad trujillana, y que, si descubriera su nombre, el vecindario le echaría lazo y lo amarraría en
calidad de durmiente en la línea del ferrocarril…”.
En este añ o, Vallejo presenta a sus amigos su poema “Los heraldos negros”.
Aparecen poemas suyos en diversos perió dicos de Trujillo. En setiembre de ese añ o, se produce la ruptura
sentimental con Zoila Rosa Cuadra, a la cual llama “Mirtho”. Ello motiva su partida de Trujillo a Lima, pues
dicho desenlace le resulta trá gico. Cuando llega a Lima, el 30 de diciembre de 1917, lleva consigo casi la
totalidad de los poemas que compondrá n su primer libro: Los heraldos negros.
1918
Llega a Lima, donde se inscribe en la Facultad de Letras de la UNMSM. Entra rá pidamente en contacto con
intelectuales prestigiosos. Hace una entrevista a José María Eguren y a Gonzá lez Prada, y mantiene una
estrecha amistad con Valdelomar, a quien también entrevistó .
Empieza a trabajar como profesor en el Colegio Barró s.
En julio, muere Manuel Gonzá lez Prada, con quien Vallejo se reunió con cierta frecuencia: “No es obra
menor de Gonzá lez Prada haber tenido y dejado un discípulo como Vallejo”, nos dice Georgette de Vallejo.
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En agosto, en Santiago de Chuco, muere su madre, lo cual le causa profundo dolor: “En este mundo no me
queda nada ya. Apenas el bien de la vida de nuestro papacito. Y el día que esto haya terminado, me habré
muerto yo también para la vida y el porvenir, y mi amino se irá cuesta abajo”.
Vallejo ya ha entregado su poemario a la imprenta y solo espera el pró logo que le había pedido a
Valdelomar, pero por su activa campañ a política este no se dio tiempo para escribirlo.
Conoce a Otilia Villanueva, con quien mantendrá un romance tormentoso. Esta relació n inspirará muchos de
sus poemas de Trilce (con un marcado contenido eró tico), que ya empieza a escribir.
1919
Salen a circulació n, por fin, Los heraldos negros, que ya no esperan má s por el
Conde de Lemos. Fue bien recibido por la crítica, que vio en él una buena
muestra del Modernismo, que aú n imperaba en el gusto de aquel entonces.
Inicia su trabajo en el Colegio Nuestra Señ ora de Guadalupe. La muerte de
Abraham Valdelomar le causa gran pesar: “Hermano en el dolor y en la belleza,
hermano en Dios, Abraham, tú no puedes haberte ido para siempre; es
imposible, solo, ‘como cuando viajabas, hermano, está s ausente’. Sí, nada má s,
está s ausente desde la mañ ana lluviosa en que partiste en un tren que volverá
a traerte. Sí, está s viajando, hermano, nada má s. Y volverá s, Abraham,
pronto…”, escribió el poeta, consternado.
Resuelve partir a Europa, pero antes hace un viaje a Santiago de Chuco. “Llega
solo para verse mezclado en un sangriento conflicto que ha degenerado en
incendio…”, dirá , tiempo después, Georgette de Vallejo.
En agosto de 1920, en Santiago de Chuco, Vallejo se vio involucrado en un sangriento conflicto local que
degenera en un incendio. Fue acusado y el 6 de noviembre fue detenido por incendiario y disturbios
políticos, junto a otras 19 personas. Fue absuelto y liberado el 26 de febrero de 1921.
En junio de 1922 Vallejo ganó el concurso de narrativa organizado por la asociació n cultural “Entre Nous”
con el cuento Más allá de la vida y la muerte, que le permite imprimir Trilce, poemario fundamental en la
poesía vanguardista hispanoamericana, cuya primera edició n saldría en octubre de este mismo añ o.
En marzo de 1923, publicó el libro de cuentos Escalas, y en mayo salió su novela Fabla salvaje. Ese mismo
añ o, el 17 de junio, Vallejo partió rumbo a París en compañ ía de Julio Gá lvez Orrego, a pesar de su adversa
situació n econó mica.
Vallejo en Europa
Sin empleo, temeroso ante los rumores de que volvería a abrirse su proceso judicial y,
de alguna manera, resentido por el rechazo de Trilce, Vallejo se embarcó el 17 de
junio de 1923 rumbo a Europa acompañ ando a Julio Gá lvez (quien le pagaría el pasaje
y moriría, má s tarde, en la Guerra Civil Españ ola) y llegó a París el 13 de julio de 1923.
Este primer periodo de la vida de Vallejo en Europa ha dado pie, solo con relativa
razó n, a que se lo considere un poeta pobre, incluso miserable. La imagen que de él
nos dan bió grafos como Armando Bazá n contribuye a ello; también lo hacen las cartas
que el poeta escribió a su amigo Pablo Abril de Vivero, en que se nota a un Vallejo
realmente agobiado por las carencias materiales y sus consecuencias.
Sin embargo, hacia 1925-26 su situació n econó mica se estabiliza, gracias a sus colaboraciones con las
revistas peruanas Mundial y Variedades, y porque empieza a trabajar en Los Grandes Periódicos
Iberoamericanos y a cobrar una beca otorgada por el gobierno españ ol para que perfeccione sus
conocimientos en Leyes.
En 1924, es internado por problemas intestinales en el Hospital de la Charité. Esta experiencia será muy
importante para la escritura de poemas en prosa como “Las ventanas se han estremecido…” y será
rememorada en poemas en verso como “Hoy me gusta la vida mucho menos…”. En este mismo añ o, fallece
su padre. En 1926, Vallejo conoce a Georgette; pero empezará a convivir con ella recién en 1929.
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Entre los añ os 1927-28 empieza a interesarse seriamente por el marxismo, en esa época en boga por efecto
de la Revolució n Rusa, que Vallejo quiere conocer personalmente y de cerca; de ahí el primer viaje hacia ese
país, emprendido en octubre de 1928. En esta etapa, al parecer, se produjo en él una profunda crisis de cariz
moral; la salida la habría encontrado el poeta en su adhesió n al marxismo.
Vallejo periodista
Vallejo era una persona dotada de una sensibilidad especial para transformar
situaciones dolorosas e injustas en bellísimos poemas y también en artículos
periodísticos. En su etapa como redactor, colabora en diarios y revistas con cierta
regularidad.
Entre los añ os veinte y treinta Vallejo envía regularmente sus cró nicas a la prensa
hispanoamericana, en especial la peruana. É l habla lo mismo del cine que del arte
cubista, del surrealismo que de la vanguardia musical, de los falsos nuevos poetas
viciados por la retó rica de la novelería, del verdadero nuevo teatro, al igual que de
la política, mostrando, como pocos, una gran independencia de criterios propios y
só lidos para abordar sin desméritos las conflictivas relaciones entre la estética y
la ética. Sobre estos tó picos, entre sus artículos má s significativos figuran “Los
funerales de Isadora Duncan”, “La pasió n de Charles Chaplin” y “Los maestros del
cubismo”
Como cronista policial, su desarrollo es excepcional. Este tema le ayuda a develar algunas de las miserias
de la sociedad en la que le tocó vivir y el papel de la cró nica roja. Un notable texto es su artículo “Gastón
Guyot, el nuevo Landrú”. Escribe también sobre periodismo económico, entre sus artículos destacan “Las
crisis financieras de la época” y “Alrededor del Banco de las Reparaciones”; periodismo político, su vasta
obra de reportero lo sitú a entre el testigo que penetra y el hombre que ha bebido el materialismo dialéctico
y el periodismo turístico en “Crónicas de viajes”.
Vallejo deja una enseñ anza ética para los periodistas que deben aprender como norma de vida para
contravenir a quienes pretenden imponerles los có digos contemporá neos de una conducta ruin.
Vallejo y Georgette
Uno de los pocos amigos de Georgette fue el pintor peruano Fernando de Szyszlo, quien la recuerda con
mucho afecto “Con dinero que pudo juntar, Georgette consiguió que los restos de Vallejo fueran trasladados al
cementerio de Montparnasse. Ella escribió el epitafio He nevado tanto para que duermas” (3 de abril de
1970.)
Georgette terminó sus días en la Clínica de la Sociedad Francesa de Beneficencia Maison de Santé, que le
prestó atenció n gratuita hasta el 4 de diciembre de 1984, fecha en la que fallece a la edad de setenta y seis
añ os. Sus restos fueron enterrados en el cementerio La Planicie en La Molina (Lima).
El mérito de Georgette Philippart es, sin duda, el impulso que le dio a la difusió n de las obras pó stumas de
César Vallejo. Ademá s, gracias a ella conocemos de manera fidedigna la etapa europea del autor de Trilce. Al
respecto, Pachas Almeyda afirma que “Gran parte de lo que conocemos de Vallejo se debe
fundamentalmente a la abnegada labor de Georgette, cuyo esfuerzo nos permitió conocer no solo al Vallejo
multifacético, sino, fundamentalmente, al Vallejo personal.”
Los heraldos negros es el título del primer libro de poemas escrito por César Vallejo, de 1915 a 1918, y
publicado por primera vez en 1919 (aunque con fecha de 1918).
“Vallejo es un poeta. Hemos por desgracia abusado de ese título. Vallejo es un poeta en la más noble
acepción de la palabra. Pienso ocuparme de su obra en detalle, cuando escriba el prólogo que me pidió
para su hermoso y raro libro de versos Los heraldos negros”.
Abraham Valdelomar (La Reforma, 4 de mayo)
Nota: Lamentablemente, las ocupaciones políticas no le dieron tiempo a Valdelomar para escribir el
anunciado prólogo, y fue por la espera de Vallejo que el poemario se publicó con retraso.
El libro está compuesto por 69 poemas, incluido el primero, "Los heraldos negros", que le sirve de
pó rtico. El volumen se divide en seis secciones:
Los heraldos negros se sitú a en una etapa relativamente temprana de la producció n de César Vallejo. Este
poemario se presenta como una evolució n, ya que los primeros poemas aparecen marcados por la huella del
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modernismo. El poemario abarca algunos de los temas recurrentes en la obra de César Vallejo: el
sufrimiento humano, la religió n o la culpa, todos ellos bajo una mirada cercana al existencialismo.
TRILCE
Los poemas que conforman Trilce empezaron a escribir desde 1918. La mayoría
de ellos fueron redactados en 1919 y los dos ú ltimos en 1922. La edició n
príncipe constó de 200 ejemplares y su circular empezó en octubre de 1922. El
libro tenía 121 pá ginas, con un pró logo escrito por Antenor Orrego y, en la tapa,
un retrato de Vallejo realizado por Víctor Morey.
Se sabe que el libro inicialmente se llamaba Crá neos de bronce y que Vallejo
pensó usar el seudó nimo de César Perú , aunque no prosperó la iniciativa. El
poeta advirtió la escasa respuesta que generó su libro; sin embargo, era
consciente de que su texto era innovador, revolucionario y polémico:
El nombre de Trilce
Existen varias propuestas y testimonios sobre el origen de la palabra que da título al libro: Trilce.
Escuchemos a Vallejo dando pistas sobre la génesis del término: “Ah, pues Trilce no quiere decir nada. No
encontraba, en mi afá n, ninguna palabra con dignidad de título, y entonces la inventé: “Trilce”. ¿No es una
palabra hermosa? Pues ya no pensé má s: “Trilce”. Má s que la expresió n de una idea, má s que el significado
intrincado u oscuro, el poeta prefirió un vocablo nuevo y extrañ o de una admirable sonoridad.
TEMAS DE TRILCE:
Persiste el tema del amor en casi la mitad de los 77 poemas (XXXV, “El
encuentro con la amada”).
Existen poemas existenciales con base vivencial y centrada en la soledad
(XLVIII, “Tengo ahora 70 soles peruanos”).
Hay siete poemas centrados en el tema del hogar (III, “Las personas mayores”).
Otros seis poemas aluden al tema de la cá rcel (destaca LVIII, “En la celda, en lo
só lido”).
Otros poemas reflexionan sobre el quehacer artístico (LV, “Samain diría el aire
es quieto”).
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POEMAS HUMANOS
Saú l Yurkievich sostiene que en los Poemas humanos no solo se medita sobre los problemas fundamentales
de la existencia, no solo se experimenta los sentimientos primordiales del hombre, sino que también cumple
con sus funciones orgá nicas o realiza los actos má s triviales de la vida doméstica. Vallejo quiere que la
poesía descienda del Olimpo y baje hasta la gran ciudad, que recorra sus calles, sus plazas, sus hoteles
baratos, sus cafés, sus fá bricas y sus hospitales pú blicos, Vallejo no solo comunica vivencias comunes a los
hombres de nuestro tiempo, sino también las dice con palabras familiares:
considera que el problema de la Guerra Civil no solo es un problema de Españ a, sino un problema de
principios, como afirma en su discurso “La Responsabilidad del Escritor”:
Y recurre al arma má s poderosa que posee: la poesía, y quizá en medio de sus ú ltimos momentos má s tensos
que pasó produce su obra épica “Españ a aparta de mí este cá liz”, en plena guerra. César Vallejo fallece el 15
de abril de 1938 en vísperas de la derrota del pueblo españ ol y del estallido de la II Guerra Mundial. La obra
fue publicada pó stumamente el añ o 1939.
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tánto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
EL TUNGSTENO
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PACO YUNQUE
Referencias bibliográficas
Cepeda, J., Flores, J., Varas, G. (2009). César Vallejo. Selección de artículos. UCV. Trujillo.
Coyné A. (1999). Medio siglo con Vallejo. Lima: PUCP.
De Vallejo Georgette. (1989). Allá ellos, allá ellos, allá ellos. Lima: Lustra.
Delgado, J. (2006). Vallejo estudiante y docente. Callao: Instituto del libro y la lectura del Perú INLEC.
Gonzá lez, R. (2009). Claves para leer a Vallejo. Lima: San Marcos.
Orrego, A. (1989). Mi encuentro con César Vallejo. Bogotá : Tercer Mundo.
Pachas, M. (2018). ¡Yo que tan solo he nacido! (Una biografía de César Vallejo). Lima: Juan Gutemberg.
Rivero, T. (2004). Vallejo y ese 15 de abril. Trujillo: Trilce.
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