El Evangelio de Mateo - Relato de La Infancia
El Evangelio de Mateo - Relato de La Infancia
El Evangelio de Mateo - Relato de La Infancia
Antes de sumergirnos en los relatos de la infancia de Jesús según los textos del Evangelio
de Mateo, debemos profundizar algunos aspectos literarios generales de la obra. Estos nos
ayudarán a entender con mayor claridad el mensaje teológico que los capítulos 1 y 2 del
Evangelio, guardan para revelarnos acerca de su misterio, palabras y hechos.
Este conjunto de elementos básicos nos ayudan a comprender mejor el sentido original de
cualquier obra, entendiendo de todas formas, que la interpretación del lector hace al texto
en algún punto, una obra nueva, cada vez que lo lee. La crítica de la hermenéutica
contemporánea nos expresa que los textos con los que nos enfrentamos van cambiando de
sentido, porque su condición de interpretables los configura de esta manera; dado que el
ser humano no conserva en todas las culturas de todos los tiempos, las mismas estructuras
mentales, emotivas, volitivas y relacionales que constituyen y causan sus diversos actos,
palabras y formas de interpretar la realidad.
De todas formas, esto no significa que no se deba realizar el primer ejercicio. El texto tiene
un mensaje para darnos y está escrito de una forma particular, por eso, a pesar de que
nuestra interpretación necesariamente influya en su interpretación, en todo acto de carácter
hermenéutico hay un interpretador y un interpretado, dos puntos de vista de la realidad en
tensión, o hasta dos conciencias sintientes en diálogo.
Introducción al análisis hermenéutico del Evangelio de Mateo
II. La que propone el autor de esta bibliografía (pp. 10-13) -excluyo divisiones
internas para facilitar su comprensión-:
Más allá de la discusión que se podría generar alrededor de cuál es la estructura correcta del
texto, debemos recoger a nuestros fines, que el prólogo teológico de la obra, se encuentra
en ambas formas estructurales. Desde esta perspectiva, entendemos que los textos de la
infancia de Jesús, tales como están escritos, nos presentan en sus simbolismos una especie
de síntesis de términos teológicos que interpretan de antemano la vida de Jesús, y su
contenido que el evangelista fue desarrollando mostrando que aquel niño que había nacido
de María, llegó a ser quien debía llegar a ser.
Es como si dijéramos que una persona fue grande o importante en la historia de un pueblo
o de la humanidad, porque ya desde chico mostraba cualidades (¿extraordinarias?) para
serlo. De hecho, era muy común en textos antiguos, cuando se escribían las biografías o
relatos de los grandes héroes o reyes de la historia de una comunidad, releer su infancias
con los anteojos socio-políticos o religiosos, a la luz de lo que la persona ya había logrado
en vida, interpretando ciertos gestos o palabras de sus primeros años, como preludio de lo
que sería al momento que lo llevaría a la fama, estima o repudio.
El revisionismo histórico-crítico nos destaca que los textos de la infancia de Jesús fueron
escritos en tiempos posteriores a su pasión, muerte y resurrección. Con lo cual, nos
permiten entender que el Evangelista está leyendo, reconstruyendo, narrando su infancia,
con los anteojos de la experiencia comunitaria y personal de las obras y palabras del
crucificado, como así también, a la luz de la experiencia de que aquel que fue asesinado
colgado en un patíbulo estaba con ellos más que vivo, a saber, resucitado, gozando de la
vida de Dios, y que se quedaría con ellos hasta el fin del mundo.
Como reflexionamos en la clase pasada: ¿importa que algunos de los hechos que nos narran
los Evangelios, no tengan fundamento histórico (history), cuando el Evangelista no quiso
escribir una biografía autorizada de Jesús? La respuesta es claramente, no; lo importante es
el mensaje de salvación que guardan estos textos para revelarnos, y cómo pueden cambiar
nuestras vidas al escuchar la palabra de vida que Dios tiene para decirnos.
2. Género literario de Mt
La lectura de la bibliografía nos describe que el género literario del Evangelio puede ser
identificado como: teología narrativa. Un género literario que buscaba exponer “un mensaje
religioso por medio de las tradiciones de los hechos y dichos de Jesús, seleccionados y
explicitados en función del mensaje que se quiere exponer” (p.13).
Según la misma bibliografía: “es el mismo género que emplea Marcos, y se inspira en los
llamados libros históricos del Antiguo Testamento” (p.13).
Los especialistas en la materia refieren que el texto pudo haber sido escrito alrededor de los
años 80 d.C. , en la región de la actual Siria, en cuya entonces capital -Antioquía- existía una
de las mayores comunidades mixtas de cristianos: unos provenientes del judaísmo, y otros,
del paganismo.
Su autor pudo haber sido un escriba judeocristiano -conocedor de las técnicas de escritura
rabínicas- que desarrollo su actividad literaria, aparentemente, para traer luz sobre dos tipos
diversos de controversias que habían surgido en la comunidad: las problemáticas externas
y las internas.
En el fondo había una pregunta: ¿cómo podemos seguir siendo uno si no podemos
ponernos de acuerdo en cómo seguir a Jesús? La solución del evangelista fue la de
afirmar: Jesús está en medio de ustedes, mírenlo a él, lo que él hizo y enseñó, esa es su
regla de conducta y modo de vivir la fe, ahí habrá común-unidad.
3.2. Problemas externos:
- ¿Cómo comportarnos ante los grupos de judíos que habían prohibido el ingreso a
las sinagogas, a los judíos creyentes en Jesús como el Mesías? De hecho, hasta la
destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 d.C. judíos y judeocristianos
convivían con tensiones, pero co-existían, dentro del judaísmo.
Luego de este acontecimiento dramático para la historia del pueblo judío, un grupo
de rabinos se concentra en la región de Yamnia (Yabne) con el fin de reorganizar al
judaísmo, considerándose los auténticos maestros de Israel, y excomulgando a los
que no compartían sus visiones, entre otros, a los nazarenos o cristianos.
Esto trajo algunos puntos de tensión ad intra y ad extra de los grupos cristianos.
Jesús era un judío, sus primeros seguidores en principio eran judíos, y por lo tanto,
surgía la pregunta: ¿quién es el verdadero Israel, el verdadero Pueblo de Dios? ¿Por
qué el resto de los judíos no creía en Jesús?
Podríamos decir que el autor nos muestra a Jesús como Mesías, y nos presenta a la Iglesia
como el verdadero Israel, el verdadero Pueblo de Dios. Resolviendo de esta manera los
problemas internos y externos de la comunidad, con la mirada puesta en las palabras y
obras de Jesús: ¿cómo no sería este el Pueblo de Dios verdadero, si Jesús perfeccionó
como verdadero Maestro la Ley, y el Pueblo la cumple?
Con respecto a la problemática interna no se decide por una solución, sino más bien, invita
a superar las diferencias poniendo los ojos en el perfeccionamiento de la Ley que Jesús
llevó a cabo con sus gestos y palabras. Ser más ritualista o no, más o menos apegados a la
Ley judía, dentro de ciertos parámetros, será una cuestión de conciencia que cada cual
deberá resolver de forma personal, comunitaria y con Dios.