La Propuesta Etica de Levinas

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La propuesta ética de Levinas

Teoria de l'Educació (Universitat Autònoma de Barcelona)

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LA PROPUESTA ÉTICA DE LEVINAS

Entre muchos aspectos temáticos realmente importantes sobre el tema de “la responsabilidad
pedagógica”, elegiré solamente DOS de ellos, para profundizar en estos y no extenderme
demasiado. Empezando por la propuesta ética de Levinas.

1) El filósofo Levinas, dice que si comprendes la teoría ética, estarás comprendiendo al ser
humano. Como bien dice en uno de sus libros, la responsabilidad ética es la estructura
esencial, primera y fundamental de la subjetividad. La responsabilidad, no es un simple
atributo de la subjetividad, como si ésta existiera ya en sí misma, antes de la relación ética. La
subjetividad no es un ‘para sí’ es un ‘para otro’. “Desde el momento que el otro me mira, yo
soy responsable de él, va más allá de lo que yo hago, la responsabilidad es inicialmente un
‘para otro’, lo que quiere decir que soy responsable de su misma responsabilidad”. Dicho de
otra manera, la subjetividad es lo que forma lo más grande de nuestro ser, siendo su
composición esencial el “Para otro”, programado para valorar a las otras personas, para dar lo
que el otro necesita. En cambio, no es un “para sí” (para mí, egocentrismo) pero aun así, lo
tenemos y no es malo, ya que somos lo más cercano a nosotros mismos. Aunque estamos más
programados para los otros que para nosotros mismos. Cuando una persona sólo piensa y
quiere lo mejor para sí, se ha deshumanizado, va contra la naturaleza, ha perdido lo mejor de
sí misma. Cabe añadir, que la relación intersubjetiva es una relación asimétrica. En ese sentido,
yo soy responsable del otro sin esperar la recíproca, eso será asunto suyo.

Levinas también argumenta que la relación con el rostro es desde un principio ética. Cuando
miras al otro ‘cara-a-cara’, le estás viendo los rasgos perceptibles, pero no el rostro. El rostro
va más allá, se puede decir que no es “visto”. El rostro es el valor inmenso de la persona,
fijarse en los valores interiores (aquello más importante de ser humano). Todo el que se
encuentra contigo, tienes que ayudarlo, al que te mira, al que te roza… Somos responsables de
ellos. Al mismo tiempo, el rostro está desprotegido, soy yo quien debe apañarse para hallar
todos los recursos para responder a su llamada, sea quien sea. Este filósofo también describe
el rostro, como “una miseria, una vulnerabilidad… que sin necesidad de palabras, suplica al
sujeto”. Esa súplica, es una exigencia, de respuesta, de apoyo y ayuda sin necesidad de
palabras. El otro me reclama, entonces cueste lo que cueste, no puedo pasar por delante de él,
indiferente.

2) Max Van Manen, inspirándose vivamente en las tesis principales de Levinas, es sin duda uno
de los que más claramente ha traducido al campo de la “pedagogía práctica y vivida” las ideas
sobre el tema de la responsabilidad ético-pedagógica en diversas publicaciones. Algún
ejemplo de sus reflexiones al respecto es cuando dice “hay algo en los pequeños que nos
estimula y nos atrae hacia ellos de forma concreta. Esa inclinación es la que nos llama, la que
nos hace escuchar sus múltiples necesidades”. Podríamos decir que la vulnerabilidad del niño
se convierte en una curiosa fuerza moral sobre el adulto.

Según Max Van Manen, hay dos tipos de reacciones a estas llamadas:

- Ignorarlo, y seguir con nuestros asuntos, como si no tuviéramos responsabilidad


pedagógica. Sin escuchar al niño, sin interesarnos por el qué le sucede.

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- Pero para los auténticos educadores, no les es sencillo desatender este sentimiento de
responsabilidad, entonces cuando un menor le pide ayuda, siente que debe actuar y
responsabilizarse de él. Sentirse reclamado, es el significado más profundo de ser
educador.

Por este motivo, Manen dice que el verdadero profesor es el que trata a el niño como “SU”
alumno, no es un alumno cualquiera o uno más. Capta rápidamente las necesidades o
llamadas de “sus alumnos” y se ve obligado a responder haciéndose cargo de cada uno de
ellos. Así, nace la responsabilidad pedagógica, y esos reclamos de los niños o jóvenes
encuentran eco en lo más íntimo de su ser. Sin poder ignóralos ni adoptar una actitud de
indiferencia. La responsabilidad pedagógica es la actitud fundamental de un auténtico
educador.

La vulnerabilidad del otro es el punto débil en el blindaje del mundo centralizado en mí mismo.
Cuando veo a un pequeño necesitado o herido de algún modo, tengo la necesidad de
olvidarme de mis preocupaciones y estar ahí para la otra persona. Cuando “veo” a ese niño en
su vulnerabilidad, entonces estoy en la posición de hacer algo por él. Siento así su llamada. Un
claro ejemplo de lo que nos enseña Manen, lo podemos ver en la película “unidos para
triunfar” cuando el profesor Ron Clark siente la necesidad de ayudar a ese alumno el cual su
padre de acogida le ha metido una paliza y lo abandona dejándolo solo en la calle, este
profesor siente la responsabilidad de ayudarlo y sacarlo de esa mala vida. Se desvive, y llega a
vivir en y para el otro, saliendo de su egocentrismo.

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