Técnicas de Geocronología
Técnicas de Geocronología
Técnicas de Geocronología
En geología, uno de los datos más importantes que se pueda obtener al hacer estudios geológicos
locales o regionales, para proponer modelos geotectónicos de origen de cuencas, de cinturones
metamórficos o de cordilleras, o para evaluar el potencial metalogénico de una provincia, es un estimado
de la EDAD de las rocas, sobre todo de las de tipo ígneo o metaígneo. Hace relativamente poco tiempo no
se sabía con certeza ni siquiera la edad de nuestro planeta o del sistema solar. Las primeras
estimaciones basadas en la Biblia arrojaban una fecha para la creación (según el Génesis) de hace
apenas unos 6.000 años (...). Hutton, un gran científico de su época, dio un estimado de la edad de los
océanos midiendo su salinidad y comparándola con la de los ríos que llevan sales disueltas al mar. Sus
estimados daban números mucho mayores y difíciles de creer en aquella época, ¡unos 120 millones de
años! Otros estimados inferían que se requería de “muchísimo” tiempo para depositar los varios km de
espesores sedimentarios observados a escala mundial. Pero sólo cuando se descubrió la radioactividad
natural y las leyes que la gobiernan fue posible tener herramientas científicas capaces de dar estimados
más realísticos de la edad de la Tierra, del sistema solar o de las rocas de una región determinada.
En la naturaleza existen muchos elementos radioactivos naturales. Entre éstos figuran los varios
isótopos de U y Th, el 87Rb y el 40K, todos ellos presentes en pequeñas proporciones (ppm) en las rocas
terrestres o extraterrestres. La desintegración radioactiva le ocurre de manera espontánea a los núcleos
de dichos isótopos debido a que sus estructuras son inestables, por ende deben emitir partículas (,) y
rayos- para lograr estructuras nucleares estables. El proceso es exotérmico, es decir desprende un calor,
denominado radiogénico. Este calor radiogénico se ha producido en la Tierra desde que se formó y da
origen al gradiente geotérmico. La mayoría de los elementos radioactivos se concentra en la corteza, ya
que debido a su gran radio iónico se hallan cómodamente en intersticios con alto número de coordinación,
como los que ocupan el K y el Na en micas, feldespatos y anfíboles. De ahí que el gradiente cortical
promedio sea del orden de 25° C/km, pero el del manto disminuye a valores muy bajos de 0,5º C/km (de
no ser así, el núcleo terrestre tuviese temperaturas del orden de 180.000°C y no los 6.300° C estimados
hoy en día).
La radioactividad natural no sólo genera calor en las rocas litosféricas terrestres sino que provee un
método bastante preciso para medir la edad de las rocas y minerales. El mayor descubrimiento acerca de
la radioactividad es la teoría propuesta de decaimiento exponencial. Soddy y Rutherford propusieron en el
año 1.900 que los átomos de un elemento radioactivo se desintegran espontáneamente para formar
átomos de otro elemento, emitiendo partículas , , rayos y energía, siendo la intensidad de esta
emisión proporcional al número de átomos radioactivos presentes. Por ende ellos expresaron la rata de
desintegración radiactiva como una ecuación diferencial, con solución exponencial:
dN
LEY DE DECAIMIENTO RADIACTIVO N ; N = N0 et (Ec. 5.1)
dt
(Soddy & Rutherford, 1900)
donde es la CONSTANTE DE DECAIMIENTO, que representa la probabilidad que tiene un átomo dado de un
isótopo radiactivo de descomponerse por unidad de tiempo, y N es el número de átomos radioactivos
presentes en un instante de tiempo dado. Como lo muestra la Fig. 5-14 existe para el proceso de
decaimiento radiactivo un intervalo de tiempo durante el cual la mitad de los núcleos inestables se
descomponen a sus productos de decaimiento, dicho lapso de tiempo se denomina precisamente su vida
media o t1/2. El resultado de esto es que la cantidad de isótopo padre radiactivo decrece
exponencialmente: al cabo de n vidas medias queda (½)n de la masa del mismo, por consiguiente, la
curva desciende asintoticamente sin nunca alcanzar el cero. En otras palabras, aún después de
transcurrida toda la vida de la Tierra, o del Universo, siempre quedará alguna cantidad de isótopo padre
por descomponer, siempre y cuando su vida media sea muy larga. La mayoría de las desintegraciones
radiactivas naturales tienen vidas medias del orden de 109-1010 años, valores del mismo orden de
magnitud que el tiempo geológico o astronómico (5-14 Ga). Otro gran aporte fue el descubrimiento que
cada reacción de descomposición nuclear tiene su propia constante de decaimiento cuyo valor no cambia
debido a efectos gravitacionales, magnéticos o eléctricos, ni con las variaciones de presión y/o
temperatura que puedan experimentar las rocas y minerales en el interior de la corteza. Todos esos
fenómenos afectarían a las conchas electrónicas de los átomos, pero no al minúsculo y masivo núcleo.
2
Esto significa que cada mineral que contenga elementos radioactivos es como un "minireloj" que
marca el tiempo desde que se formó (generalmente a partir de la cristalización de un magma) y cuyo
decaimiento no fue afectado por ninguno de los procesos geológicos que pudo haber sufrido hasta el
presente. Midiendo las cantidades presentes de los isótopos "padre" y de los núclidos "hijo" y conociendo
la respectiva constante de decaimiento sería posible tener un estimado muy preciso de la edad del
mineral o roca que contenga dichos núclidos.
Esa sería una panacea geológica, pero en realidad, aunque la constante de decaimiento es realmente
invariable, las cantidades de núclidos padres e hijos presentes en un mineral o roca sí pueden variar
apreciablemente debido a los procesos físicos y químicos que ocurren en el ciclo geológico. Por ello la
geocronología isotópica no puede dar sino "estimados muy educados" de la edad de una roca o de un
mineral, una edad “aparente”, con errores experimentales que pueden ser del orden del 5-6%, tanto
mayores cuanto más antigua sea, o más alterada esté, la roca cuya edad se desea determinar.
A continuación, se describirán algunos de los métodos de datación disponibles en la actualidad (hay
más de una docena). Se tratarán detalladamente los métodos Rb/Sr, K/Ar y Ar/Ar. El método U/Pb y otros
más exóticos ofrecen complicaciones muy grandes para el nivel de este texto. Si el lector lo desea puede
consultar el texto de FAURÉ (1982) o la Guía de Geología Isotópica (GRANDE, 2000).
Cantidad remanente
de isótopo padre
Fig. 5-14. Decaimiento exponencial de la masa de un isótopo radiactivo. La vida media t1/2 es el
tiempo en el cual la mitad de la masa del isótopo se transforma a sus productos de
decaimiento. Las vidas medias de los isótopos utilizados en dataciones geocronológicas deben
ser del orden de 103 Ma, o aun mayores. Modificado de Fauré (1982).
RUBIDIO
85Rb 72,1654%
87Rb 27,8346%
Debido a la mezcla de dos isótopos abundantes su masa atómica promedio es de 85,46776 uma. Sin
embargo el 87Rb es radioactivo y decae a 87Sr por emisión ß :
37 Rb
87 87
38 Sr + ß + + E (0,275 Mev)
donde ß es una partícula beta negativa (electrón), es un antineutrino y E es la energía desprendida por
el decaimiento, que contribuye, en parte, al calor radiogénico del planeta.
3
El estroncio Sr (Z = 38) es un elemento alcalino-térreo, del Grupo IIA, junto con Be, Mg, Ca, Ba y Ra.
Su radio iónico (1,13Å) es algo mayor que el del Ca (0,99Å) pero puede sustituir al Ca en muchos
minerales, como plagioclasa, apatito y aragonito. La diadoquia entre Ca y Sr es restringida ya que el Sr
prefiere coordinaciones de 8 o más, mientras que el Ca puede ocupar intersticios con coordinación 8 o
menos, debido a su menor tamaño. Además el Sr puede sustituir al K en el feldespato alcalino, pero este
remplazo debe ser concomitante con la sustitución de Si4 por Al3 para mantener la neutralidad eléctrica
de la celdas unitarias del mineral. El Sr tiene cuatro isótopos naturales, todos ellos estables:
ESTRONCIO
88Sr 82,53%
87Sr 7,04%
86Sr 9,87%
84Sr 0,56%
La composición isotópica del Sr es variable debido a la formación de 87Sr* radiogénico causada por el
decaimiento del 87Rb natural. Por este motivo la composición isotópica de Sr en un mineral dado que
contenga Rb depende de la edad de la roca y de su relación Rb/Sr inicial, la cual depende de su
mineralogía global. Las rocas máficas tienen más Sr y menos Rb que las félsicas (graníticas), debido a su
abundancia de plagioclasas cálcicas y su escasez de feldespatos alcalinos. Contrariamente, las rocas
félsicas tienen más Rb y menos Sr debido a su abundancia en feldespatos alcalinos y micas (K).
El crecimiento de 87Sr radiogénico en un mineral rico en Rb puede describirse por una ecuación que se
deriva de la solución de la ecuación diferencial de la ley de decaimiento radioactivo:
87
Sr = 87
Sr0 + 87
Rb (et 1) (Ec. 5.2)
donde 87Sr es el número total de átomos de este isótopo en una unidad de masa del mineral en el
presente; 87Sr0 es el número inicial de isótopos 87Sr existente en el mineral en la misma unidad de masa;
87Rb es el número de átomos de 87Rb presente en el mineral actual; es la constante de decaimiento de
esta reacción nuclear, determinada en laboratorios nucleares como 1,42 x 105/Ma; y t es el número de
años pasados desde que se formó el mineral, es decir, la tan buscada " EDAD APARENTE" del mineral. La
vida media t1/2 de este decaimiento es igual a:
Rb-Sr
t1/2 = ln 2/ = (0,693/1,42 x 105) = 48.813 Ma = 48,813 Ga
es decir es más de diez veces la edad de la Tierra, que es 4,6 Ga. Por ello las rocas ígneas desde
precámbricas a mesozoicas pueden ser datadas exitosamente con este método.
Para derivar la Ec. 5.2 es necesario el siguiente razonamiento. Los cuadros de la izquierda
representan las cantidades de 87Sr y 87Rb presentes en el mineral original; el primer cuadro de la derecha
representa el 87Rb remanente en el mineral hasta el presente; y el segundo cuadro de la derecha
representa las cantidades de 87Sr inicial, 87Sr0 y el 87Sr* radiogénico generado desde que se formó el
mineral:
87Sr
0
87Rb
0 87Rb 87Sr
0
87Sr
*
87Sr* = 87Rb
0 87Rb (Ec. 5.4)
87Rb = 87Rb
0 e t
4
87
Sr = 87
Sr0 Rb (e t 1)
87
(Ec. 5.6)
Dado que es más fácil trabajar en la práctica con relaciones isotópicas que con cantidades de átomos
por unidad de masa, se puede modificar la Ec. 5.6 dividiéndola por el número de átomos del isótopo 86Sr
no-radiogénico, que es una constante para cada roca o mineral:
(e t 1) (Ec. 5.7)
86Sr 86Sr 86Sr
0
Esta ecuación es la base para la determinación de edad radimétrica por el método Rb/Sr. La ecuación
es válida sólo cuando el número de átomos de 87Sr y 87Rb ha cambiado únicamente como resultado del
proceso de decaimiento radioactivo. En otras palabras, el mineral debe ser un sistema cerrado con
respecto a ambos elementos. ¡He ahí el problema! Asumir un sistema cerrado en una roca o mineral a
veces no es posible debido a las alteraciones de todo tipo que dicha roca o mineral pueden haber sufrido
a lo largo del tiempo geológico, como alteración o metasomatismo hidrotermal, metamorfismo, cataclasis,
diagénesis, meteorización, anatexis, etc.
La ecuación 5.7 tampoco es definitiva, puede ser grandemente simplificada recordando que el
exponencial se puede expresar como una serie infinita, como sigue:
pero, si x = t, donde 1,42 x1011 y tMAX 4,5 x 109, resulta que xMAX 0,05. Esto es muy afortunado,
ya que todos los términos xn/n! con n ≥ 2 son despreciables, con lo que la Ec. 5.8 queda reducida a una
ecuación lineal:
87 87 87
ISÓCRONA Sr Sr Rb
= t (Ec. 5.10)
Método Rb-Sr 86
Sr 86
Sr 0 86
Sr
87
y = Sr/86Sr ; x = 87
Rb/86Sr
La Ec. 5.10 implica que todas las rocas miembros de una suite comagmática, es decir, un conjunto
de rocas ígneas de diferente composición, pero originadas por el fraccionamiento y diferenciación de un
mismo magma parental, cuya relación inicial (87Sr/86Sr)0 era constante y uniforme a lo largo de toda la
extensión de la cámara magmática, debido a su estado de fluidez y perfecta miscibilidad, deberán yacer a
lo largo de una recta en un gráfico de (87Sr/86Sr) vs. (87Rb/86Sr). Dicha recta se denomina ISÓCRONA puesto
que todos los puntos sobre ella representan rocas que tienen la misma edad y la misma relación
(87Sr/86Sr)0 inicial. Sin embargo, una suite ígnea comagmática de edad t sólo definirá una isócrona cuando
cada miembro de dicha suite tenga la misma relación ( 87Sr/86Sr)0 inicial y cuando todas las rocas hayan
permanecido cerradas a la migración de Sr y Rb desde el momento en que cristalizaron.
Obviamente los procesos hidrotermales y de meteorización que originen calcita secundaria, por
ejemplo, destruirán el sistema isotópico cerrado y harán imposible la datación por este método. Por ende
las muestras a datarse por Rb-Sr deben ser seleccionadas cuidadosamente para asegurar un resultado
confiable: deben estar libres de fracturas o microfallas y no deben contener minerales secundarios de Ca,
como calcita, aragonito o dolomita, ni minerales de arcilla cálcicos o zeolitas cálcicas, etc.
(1) La relación (87Sr/86Sr)0 inicial es la misma para toda la suite y es igual a la del magma
parental, que se supone homogéneo debido a su fluidez y perfecta miscibilidad;
(2) El intervalo de tiempo entre la cristalización de la NORITA basal (roca máfica) y el GRANOFIRO
final (roca félsica) es muy corto en comparación con la edad de la suite; esto es casi siempre
cierto, puesto que el intervalo de cristalización de los plutones más grandes es del orden de 1-
2 Ma. Los plutones más pequeños, como diques, mantos, lacolitos, stocks, etc., cristalizan en
mucho menos tiempo, de modo que el lapso de cristalización es inferior al del rango de error
estadístico de las dataciones.
(3) Las rocas han constituido un sistema cerrado a la migración del Rb y Sr desde el momento de
su cristalización. Esto será cierto sólo si las rocas no han sufrido metasomatismo, alteración
hidrotermal o meteorización que puedan haber cambiado su composición química e isotópica
en lo que se refiere al K, Rb, Ca y Sr.
El gráfico siguiente (Fig. 5-15) muestra la evolución isotópica del Sr en esta suite comagmática de
rocas ígneas donde cada miembro rocoso tiene una relación (Rb/Sr) inicial diferente. Al momento de la
cristalización las rocas de la suite yacen sobre una recta horizontal cuyo valor (87Sr/86Sr)0 es igual para las
tres. Luego de enfriarse a una temperatura por debajo de la que las tres rocas solidifican éstas se tornan
sistemas cerrados y sus relaciones (87Sr/86Sr) comienzan a aumentar debido al lento decaimiento de 87Rb
a 87Sr. Cada decaimiento de 87Rb reduce la relación (87Rb /86Sr) y aumenta la de (87Sr/86Sr) en la misma
cantidad. Por consiguiente ambas relaciones variarán a lo largo de líneas rectas con pendiente igual a 1,
de modo que las tres rocas permanecen sobre una misma isócrona a medida que su pendiente aumenta
en función del tiempo. El valor inicial de (87Sr/86Sr)0 sin embargo, permanece constante, e indica la
relación (87Sr/86Sr) inicial de la suite comagmática y del magma parental. La isócrona con el paso del
tiempo pivota alrededor del punto donde intersecta al eje vertical (87Sr/86Sr)0, aumentando constantemente
su pendiente positiva. La pendiente final de la isócrona, m, permite calcular la edad de cristalización t de la
suite, puesto que m = t, por consiguiente, despejando t:
Fig. 5-15. Isócrona Rb-Sr de roca total: Lopolito de Sudbury, Ontario (Canadá). Las tres rocas, R1’, R2’, R3’, al
momento de su cristalización (t =0) tienen la misma relación inicial ( 87Sr/86Sr)0 que el magma parental, pero
diferentes relaciones Rb/Sr debido a su distinta mineralogía y composición química global. A medida que
transcurre el tiempo el 87Sr aumenta a expensas del Rb y la relación (87Sr/86Sr) aumenta para cada roca de la
suite comagmática, pero de modo que todos los puntos finales R 1, R2, R3, yacen sobre una misma recta
ISÓCRONA. La pendiente, m = y/x, de la isócrona permite calcular fácilmente la edad radimétrica de la
suite ígnea, al menos en teoría, ya que ti = m/donde ti es la buscada edad de cristalización de la suite
ígnea. Nótese que el eje correspondiente a 87Rb/86Sr comienza necesariamente en cero (0), pero el eje
vertical, que corresponde a 87Sr/86Sr comienza en valores cercanos a 0,700. La isócrona debe ser obtenida
precisamente por regresión lineal o método de mínimos cuadrados, nunca gráficamente o al ojo por ciento.
Redibujado de Fauré (1982).
El metamorfismo se debe a un aumento en las condiciones (P,T) en que se halla una roca y causa una
recristalización y neomineralización total de la misma, que produce un gran efecto sobre los sistemas
isotópicos presentes en la roca. Se puede asumir lo siguiente:
1. Un aumento de temperatura de 100-200°C, bien sea modesto, tiene efectos drásticos sobre el
sistema isotópico Rb-Sr; por supuesto aumentos mayores de temperatura causarán efectos
aun más dramáticos en dicho sistema.
2. Durante la recristalización metamórfica aumenta notablemente la tasa de difusión iónica,
siendo los isótopos hijo 87Sr* los más sensitivos a los cambios de temperatura, puesto que
ocupan lugares "indebidos" en la estructura cristalina de los minerales ricos en K (recuérdese
que el Rb padre sustituía al K).
3. La conducta observada en cada mineral individual puede ser explicada casi totalmente por la
sola migración del 87Sr* radiogénico;
4. El metamorfismo produce una HOMOGENEIZACIÓN ISOTÓPICA en la roca, equivalente a poner en
"cero" el reloj radiogénico (reset); es como si la roca se volviese magma otra vez, pero sin
fundirse, con una relación isotópica inicial homogénea, pero mayor a la del magma parental.
7
Considérese una roca ígnea R2 conteniendo un mineral rico en Rb (o K), como biotita y otro pobre en
Rb, como apatito. La roca se formó en un tiempo inicial t0 y en ese tiempo la roca y todos sus minerales
constituyentes contenían Sr de composición isotópica idéntica a la inicial ( 87Sr/86Sr)0. Un tiempo luego de
su cristalización la roca sufrió un aumento de temperatura durante un intervalo de tiempo relativamente
corto. Subsiguientemente, la roca se enfrió a temperatura ambiente hace tm años y quedó indisturbada
hasta el presente. Los efectos de esta historia termal en la relación isotópica (87Sr/86Sr) de la roca se
muestran en la Fig. 5-11, considerando que sólo hubo migración del 87Sr* radiogénico. En el gráfico se
incluyen otras rocas R1 y R3 comagmáticas. El gráfico de la derecha en la Fig.5-11 muestra que:
* La isócrona obtenida de la composición isotópica de los minerales ricos y pobres en Rb junto con
la composición isotópica total de la roca de la cual ellos forman parte, da la edad del último
evento metamórfico o termal ocurrido al cuerpo de roca o en la región donde ésta se encuentra;
* La isócrona de roca total de una suite comagmática no es afectada por el metamorfismo o
eventos termales post-cristalización y da siempre la edad de cristalización de la suite ígnea.
* La isócrona de roca total de una suite comagmática sí puede ser afectada por cambios debidos al
metasomatismo o a la meteorización, pero no debido a cambios metamórficos isoquímicos.
Fig. 5-16. Comparación de la isócrona de una suite comagmática con la isócrona obtenida en minerales de
una roca individual R2 de la suite, M1 y M2, más la roca total. La isócrona de roca total no se ve afectada por
el metamorfismo y da siempre la edad de cristalización de la roca ígnea ti. La isócrona obtenida en minerales
individuales tiene un reset debido al metamorfismo termal donde todos los minerales se homogeneizan
isotópicamente al valor (87Sr/86Sr)m, que da la edad de éste último evento tm. Redibujado de Fauré (1982).
Advertencia: Toda la discusión anterior se basa en asumir que los minerales fueron en efecto isotópicamente
homogeneizados durante el metamorfismo y que las muestras de "roca total" de tamaño de mano quedaron cerradas
a la migración iónica. Si la homogeneización hubiese sido incompleta, la edad del metamorfismo no podría haber
sido determinada a partir de ellas, puesto que los valores obtenidos no formarían una isócrona recta en el diagrama
Rb-Sr. Sin embargo, la isócrona de "rocas totales" todavía podría dar la edad de cristalización de la suite ígnea,
como se observa en la Fig. 5-16 (a la derecha). Empero, si las rocas fueron alteradas químicamente de manera que
Rb o Sr (o K y Ca) fueron ganados o perdidos luego de su cristalización, no podrán ser datadas por el método Rb-Sr
puesto que los puntos no formarían una isócrona recta, aunque a veces, por pura casualidad matemática, pudieran
yacer a lo largo de una misma recta, que no representaría una verdadera isócrona y la edad obtenida a partir de ella
carecería de significado geológico.
Por lo tanto el método Rb-Sr permite determinar la edad de cristalización de una suite de rocas
ígneas o metaígneas; además, aplicándolo a minerales y su roca total puede determinarse la edad
del último evento metamórfico o termal acaecido en la región.
8
5.3.3 Regresión lineal y estimado de error estadístico en las edades por isócronas rectas.
Como se vio antes, una buena parte de los métodos empleados en geocronología se basa en la
obtención de una RECTA ISÓCRONA, cuya pendiente se relaciona con la edad radimétrica buscada. No sólo
esto, sino que en muchas de las técnicas analíticas comúnmente utilizadas los datos se grafican en
diagramas lineales. El MÉTODO DE MÍNIMOS CUADRADOS es el recurso estadístico más sencillo, utilizado
para aproximar una distribución de datos a una línea recta del tipo y = mx + b. Por medio de las fórmulas
adecuadas se obtienen los siguientes parámetros de la distribución:
b: INTERCEPTO “y”: es el punto en el que la recta corta al eje vertical. Para que este punto aparezca en el
gráfico la coordenada “x” debe comenzar en cero 0.
m :PENDIENTE: es la pendiente de la recta. Tiene valores positivos cuando el valor de y aumenta con el de
x y negativos cuando el valor de y disminuye con el de x. También es igual a la tangente del ángulo que
forma la recta con el eje x. Una recta horizontal tiene m = 0, una vertical, tiene m = .
r: COEFICIENTE DE CORRELACIÓN: es un número adimensional que indica cuán fiel es el ajuste de los puntos
de data a la recta hallada por regresión. r = 1 indica un ajuste perfecto en una distribución con pendiente
positiva; r = 1 indica ajuste perfecto en una distribución con pendiente negativa. Los valores de R (en
valor absoluto) deben ser superiores a 0,9 para un ajuste adecuado; valores muy inferiores indican que la
distribución no puede ser aproximada exitosamente a una recta.
Las fórmulas para obtener b, m y r son harto conocidas, pero como referencia se dan a continuación:
n n n n
( y y ) ( x x) 2 ( x x) ( x x)( y y )
b 1 1 1 1 Y X 2
X XY
n
n
2
n X 2
( X ) 2
n ( x x) 2 ( x x)
1 1
n n n
n ( x x)( y y ) ( x x) ( y y )
m 1 1 1 n XY X Y
n
n
2
n X 2 ( X ) 2
n ( x x) 2 ( x x)
1 1
n n n
n ( x x)( y y ) ( x x) ( y y )
1 1 1 n XY X Y
r
n n
n n
n ( x x) 2 ( x x) 2 n ( y y ) 2 ( y y ) 2
n X 2
( X ) 2 n Y 2 ( Y ) 2
1 1 1 1
donde n es el número de puntos de data, y los valores de X y Y vienen dados como sigue::
X ( x x) Y ( y y)
9
NORMA 1: El error standard Se del estimado lineal se calcula como cuadrado del promedio de los valores
absolutos de las distancias verticales entre cada punto de data y la recta de regresión, lo que
matemáticamente se expresa como:
n
( y y R )2
Se 1
( n 2)
Se
Sm
n
(x x)
1
2
donde x es la media de los valores de x: x = (xi /n). Dado que la edad t de la suite isócrona se obtiene
dividiendo la pendiente m entre la constante de decaimiento , se tiene que el error standard en la edad
radimétrica St es igual a:
Sm Se
St
n
(x x)
1
2
de donde resulta una cifra con unidades tiempo en años o Ma. La edad radimétrica obtenida se expresa
como:
St
PORCENTAJE DE ERROR EN LA EDAD: % E x100%
t
Nota: es evidente que la precisión del método dependerá estrechamente del número de puntos de data, o
lo que es lo mismo, de la cantidad de muestras de roca de una suite comagmática a las que se les
efectuarán mediciones isotópicas. Dado que cada análisis tiene un costo de unos 400 US$, la obtención
de una isócrona a partir de cinco (5) muestras de roca cuesta unos 2.000 US$. Se puede rebajar el
número de muestras a 4 o 3, pero con sólo dos (2) la precisión estará seriamente comprometida. También
es necesario escoger bien las rocas de la suite, no puede haber sólo rocas muy félsicas y muy máficas,
es conveniente que haya tipos litológicos intermedios, de modo que los 3 o 4 puntos de la isócrona estén
espaciados regularmente. A veces, dependiendo del tipo de fraccionamiento ocurrido, por ejemplo,
cuando se trata de asociaciones bimodales, esto no es posible, pero se debe tratar de hacerlo, para tener
la mayor confiabilidad posible de los datos, y por supuesto, en la edad aparente obtenida.
10
POTASIO
39K 93,2581%
40K 0,01167%
41K 6,77302%
El argón Ar (Z = 18) es un gas noble, presente en la atmósfera terrestre (1%) y dentro de algunos
minerales (precisamente aquellos ricos en K, como biotita, feld K, hornblenda, silvina, etc.) ocupando
intersticios en la red cristalina, donde aparece debido al decaimiento del isótopo 40K radiactivo. La
composición isotópica del argón atmosférico es:
ARGON
40Ar 99,60%
38Ar 0,063%
36Ar 0,337%
El isótopo menos abundante de potasio, el 40K, es radioactivo y decae a varios núclidos hijo según un
complejo esquema de desintegración ramificada:
Esto significa que el 11% de los átomos de 40K decaen por CAPTURA-K (eCAP) a un estado excitado
40ArEXC,el cual pasa al estado no-excitado 40Ar* por emisión de un fotón gamma de 1,46 Mev. Además, el
0,16% de los decaimientos por eCAP terminan directamente en dicho estado no-excitado. Finalmente, por
emisión de una partícula ß (electrón) el 40K decae a 40Ca en un 88,84% de los casos. En conclusión, sólo
un 11,16% de los átomos de 40K decaen a 40Ar.
El crecimiento de argón y calcio radiogénicos 40Ar* y 40Ca* se expresa mediante la siguiente ecuación:
40Ar* + 40Ca* 40K (et 1) (Ec. 5.11)
donde es la constante de decaimiento total del 40K. Cada ramal del esquema de decaimiento tiene su
propia constante, de modo que la constante general es la suma de las dos: = + ß. Sus valores son:
La relación de ramificación R se define como /ß y tiene un valor de 0,117. La fracción de átomos de
K40 que decaen a 40Ar* se indica como (/) K40. El crecimiento de 40Ar* radiogénico en una roca o
mineral dado se expresa como:
40Ar* (/)40K (et 1) (Ec. 5.12)
11
El argón total se asume igual al radiogénico, ya que se considera que los minerales recién cristalizados
de un magma no contienen argón inicialmente. La Ecuación 5.13 es la ecuación de para calcular la edad
K-Ar. Para utilizarla se debe medir la concentración de K y la cantidad de Ar* radiogénico presente que se
ha acumulado en el mineral después de su ln formación. Para despejar t se toma el logaritmo natural a
ambos miembros de la ecuación:
40
1 Ar*
EDAD K/Ar: t = ln (/) + 1 (Ec. 5.13)
40
K
donde = 5,543 x 104/ Ma y / = 9,54045 son constantes y solo se requiere determinar la relación
40Ar*/40K para hallar el valor de t, es decir, la edad aparente del mineral o roca analizados.
El valor de t así calculado será la EDAD APARENTE K/Ar del mineral sólo si se satisfacen las siguientes
condiciones, siempre y cuando se conozcan con precisión las constantes de decaimiento y se midan
precisamente las concentraciones de 40Ar* y de 40K en el mineral:
No ha habido escape alguno de 40Ar* radiogénico desde que se formó el mineral (solo cierto en lavas y
tobas).
El mineral se cerró al 40Ar* poco después de su formación, lo que quiere decir que debió enfriarse
rápidamente después de su cristalización, a menos que se haya formado a bajas temperaturas.
No ha habido introducción de 40Ar dentro del mineral ni durante su formación temprana ni durante eventos
metamórficos o termales subsiguientes.
La composición isotópica del K del mineral es normal y no ha variado por los procesos de fraccionamiento
magmático u otros, sino sólo por el decaimiento del 40K.
Empero, el escape de 40Ar* de las redes cristalinas sí ocurre, debido a las siguientes causas:
40Ar*
* El metamorfismo a alta T resulta en una pérdida parcial o total de de acuerdo a la temperatura
alcanzada y a la duración del evento termal.
40Ar*
* El metamorfismo de enterramiento o de contacto puede causar pérdida de sin producir cambios
texturales ni químicos notables en la roca.
40Ar*
* La meteorización química y la alteración metasomática no sólo causan la pérdida de sino que
pueden cambiar la concentración de K en la roca.
* La destrucción mecánica, el daño por radiación u ondas de choque causan una pérdida de 40Ar*; incluso
hay pérdidas cuando las muestras se trituran en exceso durante su preparación en el laboratorio, para ser
analizadas en el espectrómetro de masas.
12
Estudios hechos en la aureola de contacto del Stock de Eldora (Cordillera Frontal, Colorado, USA)
muestran la pérdida de 40Ar* debida a un evento termal de contacto. HART (1964) obtuvo edades K/Ar a
partir de FK, biotita y hornblenda recogidas a distancias cada vez mayores del contacto intrusivo. La roca
caja es la Formación Idaho Springs, que consiste de gneis y esquistos cuarzo-feldespático-biotíticos y
anfibolitas. Las dataciones radimétricas por el método Rb-Sr de HART (1964) sugieren que la formación
sufrió metamorfismo regional hace 1.350-1.400 Ma. El plutón granítico de Eldora fue intrusionado en estas
rocas hace 55 Ma (Paleoceno) y causó efectos mineralógicos de contacto muy leves en la roca caja
debido a la gran similitud química entre el plutón y el magma intrusivo, ambos silíceos. Sin embargo, la
Fig. 5-17 muestra que las "edades" K-Ar determinadas en sendos minerales sí fueron profundamente
afectadas por el evento termal, debido a la pérdida diferencial de 40Ar* radiogénico. La fracción de 40Ar*
perdido disminuye en función de la distancia al cuerpo intrusivo y refleja una diferente RETENTIVIDAD de
dichos minerales con respecto al 40Ar* radiogénico. La mica biotita de grano grueso aparentemente perdió
todo su 40Ar* apenas a unos 30 m del contacto intrusivo y muestra esta pérdida hasta unos 2 km de
distancia del contacto. La “edad” K-Ar en biotita se estabiliza a 4 km del contacto intrusivo, donde la
temperatura fue más baja. Las “edades” en feld K aumentan erráticamente al alejarse del contacto y
muestran efectos de pérdida hasta a distancias de 6,5 km. La hornblenda, por otra parte, muestra una
retentividad de 40Ar* muy superior y forma una especie de meseta a gran distancia.
La pérdida de 40Ar* en la hornblenda ocurre solo hasta unos 3 m del contacto y luego disminuye
rápidamente. A unos 30 m del contacto las edades K-Ar en hornblenda alcanzan un plateau o meseta a
1.200 Ma y finalmente alcanzan su máximo a unos 4,2 km del contacto. No está claro si la edad final de
1.375 Ma refleja la respuesta del mineral al metamorfismo de contacto o si es debida al antiguo
metamorfismo de la Formación Idaho Springs. De todas maneras, los resultados muestran claramente
que: EL METAMORFISMO DE CONTACTO O, EN EFECTO, TODO EVENTO TERMAL O METAMÓRFICO, CAUSA UNA
PÉRDIDA DIFERENCIAL DE 40AR* RADIOGÉNICO DE ACUERDO A LA RETENTIVIDAD INTRÍNSECA DE CADA MINERAL.
En general los minerales con estructuras compactas, como plagioclasas, anfíboles y piroxenos, tienen
más alta retentividad de 40Ar* que aquellos con estructuras abiertas o estratificadas, como las micas
elásticas y el feldespato K.
Las rocas o minerales que se desee datar por este método deben cumplir los siguientes requisitos:
1. Deben ser capaces de retener 40Ar* radiogénico cuantitativamente (aunque todos los minerales
pierden algo de 40Ar* al aumentar la temperatura).
2. Deben ser resistentes a la meteorización o a los procesos de alteración hidrotermal (¡ !)
3. Deben contener algo de K, aunque no necesariamente debe estar presente como constituyente
principal (en la hornblenda el K sólo sustituye muy parcialmente al Na en los sitios A).
4. Deben ser lo suficientemente comunes para ser útiles en la investigación geológica: hornblenda,
biotita, flogopita, glauconita, feld -K, sodalita, silvina, carnalita, etc.
Fig. 5-17. Variación en las edades aparentes K-Ar en minerales de la Formación Idaho Springs en la aureola
de contacto producida por la intrusión del Stock Eldora. La formación sufrió metamorfismo regional hace
1.375 Ma y el plutón granítico Eldora tiene una edad de 55 Ma. Se nota claramente que la hornblenda a una
decena de metros del contacto arroja la edad K/Ar más confiable. Tomado y modificado de Fauré (1986).
13
Fig. 5-18. “Velo metamórfico” observado en napas de corrimiento levantadas rápidamente y enfriadas por
debajo del punto de bloqueo de la biotita. Sólo las rocas metamórficas de bajo grado en los flancos de la
cordillera han conservado su 40Ar* y pueden dar la edad del último evento metamórfico (punteado); la biotita
del núcleo ígneo-metamórfico antiguo ha permanecido por encima de los 400º C, su punto de bloqueo para
40Ar*, y está exenta de 40Ar*, por ende su edad K-Ar podrá indicar la edad del levantamiento orogénico.
_____________________________________________________________________________________________
(*): Un efecto similar se observa también cuando las rocas adquieren paleomagnetismo termoremanente. Cada mineral magnético
presente en las rocas adquiere la magnetización correspondiente al campo geomagnético presente en ese momento sólo cuando
se enfría por debajo de su punto de Curie respectivo. Por lo tanto, las rocas ígneas y metamórficas que pasaron por el punto de
Curie (o punto de bloqueo magnético) durante su enfriamiento preservan la magnetización impuesta sobre de ellas a alta T
(450°C).
14
En vez la “edad” determinada en la hornblenda de esos bloques cratónicos señalaría la edad del último
evento termal o metamórfico, siempre y cuando éste alcanzase facies de medio a alto grado (anfibolita a
granulita) cuya temperatura es superior a 600ºC, que es el punto de bloqueo de ese mineral. Si la facies
alcanzada es de bajo grado (esquisto verde a 450°C) la hornblenda conservará gran parte de su 40Ar* y no
mostrará la edad del metamorfismo. Las edades K-Ar pues no sólo indican o tiempos en que cristalizaron
o solidificaron las rocas volcánicas o hipabisales, sino que dan indicios de la historia termal y el
levantamiento orogénico o epirogénico que sufrieron las rocas plutónicas y metamórficas más antiguas,
junto con su cobertura. El K-Ar es también un método geotermométrico que comprende el estudio de la
historia termal de las rocas ígneo-metamórficas o de las cuencas sedimentarias, siendo una técnica
moderna y útil para entender la evolución de los cinturones orogénicos y sus cuencas asociadas.
Las rocas volcánicas entonces son las ideales para ser datadas por el método K-Ar, sobre todo si son
de edad fanerozoica, mejor aun si son post-jurásicas. Comunes han sido las dataciones de flujos de tobas
riolíticas, que han servido para calibrar la escala bioestratigráfica de tiempo geológico relativo, y las
efectuadas en rocas basálticas, tanto oceánicas como continentales, que han servido para calibrar
precisamente la escala de inversiones paleomagnéticas. Los basaltos, siendo tan comunes, y estando
formados por plagioclasa y piroxenos, ambos muy buenos retentores de 40Ar* radiogénico, arrojan edades
K-Ar de solidificación de la lava bastante confiables. La confirmación de la expansión del piso oceánico en
las dorsales no pudo hacerse sólo con los datos paleomagnéticos, fue necesario conocer la edad de las
franjas magnetizadas. Para ello se utilizó el método K-Ar antes descrito en basaltos abisales MORB (mid-
ocean ridge basalts) dragados directamente del fondo marino desde buques especiales, como el famoso
Glomar Challenger. Sin embargo, fue importante evitar muestras alteradas, con vidrio desvitrificado,
minerales secundarios de alteración como calcita, zeolitas, smectita, o con xenolitos o xenocristales.
Los primeros dragados, efectuados en 1970, trajeron a la luz algunas rocas del piso oceánico tan
alteradas que resultaron inexplicables en ese entonces. Nuevos descubrimientos revelaron la existencia
de un proceso de alteración metasomática a gran escala, que ocurre en los valles axiales de las dorsales,
donde la circulación profunda de aguas salinas oceánicas las calienta hasta casi 400ºC volviéndolas
activos agentes químicos de alteración. El vidrio volcánico es el más sensible a este proceso, pero la
plagioclasa y el clinopiroxeno pueden ser también totalmente descompuestos generando minerales de
arcilla, zeolitas, albita, calcedonia, epídoto y silicatos hidratados, según la temperatura de la alteración
(actinolita u hornblenda). La retentividad de 40Ar* del vidrio anhidro es bastante buena, pero la del vidrio
desvitrificado e hidratado es incierta. Claramente la presencia de estos productos de alteración indica que
hubo pérdida de 40Ar* y que la edad obtenida será menor que la edad verdadera de la roca. Las muestras
más inalteradas, por ende las más confiables, provienen sin duda de las partes internas de las
almohadillas de basalto, donde la cristalización fue algo más lenta, formándose una roca holocristalina de
grano muy fino, o microdiabasa. Los minerales esenciales que la constituyen, piroxeno y Ca-plagioclasa,
tienen ambos buena retentividad de 40Ar* por lo que es posible utilizar la roca total pulverizada y no es
necesario separar minerales individuales. El contenido de K en estas rocas es muy bajo, por lo que se
requiere de muy precisas técnicas instrumentales de análisis químicos e isotópicos, pero es detectable y
el método arroja resultados bastante precisos. El K está presente en ínfimas cantidades en el
clinopiroxeno y en la plagioclasa sustituyendo al Ca o al Na.
El registro fósil ofrece un excelente método para datar rocas que contengan faunas identificables, pero
sólo da edades relativas, basadas en una columna o escala cronobioestratigráfica de aceptación mundial
(¡a veces!). No obstante, no siempre se consiguen rocas fosilíferas, y las que contienen fósiles pocas
veces los preservan al punto que sea posible una clara determinación de géneros, especies o conjuntos.
En adición, muchos restos fósiles pueden ser transportados o reciclados de otras partes de la misma
cuenca y no representan la edad de la roca que los contiene.
Por ello para estimar la edad aparente en Ma de dichos fósiles, o mejor dicho, de la capa que los
contiene, se requiere de información radimétrica fidedigna. La calibración geocronológica de la escala de
tiempo relativo se pudo hacer en ciertas afortunadas cuencas donde, a parte de contener un excelente y
bien preservado registro fósil, las rocas sedimentarias se hallan intercaladas con numerosos flujos
volcánicos de lavas o de tobas, algunos muy alterados formando capas de bentonita, pero preservando
cristales de sanidina, biotita o anfíbol intactos. Dichos horizontes volcánicos se forman o depositan en
muy corto tiempo (en términos geológicos, instantáneamente) y constituyen perfectos horizontes
isócronos interestratificados con las capas fosilíferas. La presencia de numerosos flujos de tobas riolíticas
en la secuencia de la Cuenca Occidental de U.S.A. (que es una cuenca retro-arco) ha permitido
determinar la edad de numerosos fósiles conocidos, incluyendo amonites, ostrácodos y por supuesto, ¡de
los famosos dinosaurios!
15
Se puede argumentar que el registro fósil es la única manera que existe para determinar las edades de
las rocas, pero dicha proposición se cae por su propio peso. Sólo tienen fósiles identificables algunas
rocas desde el Cámbrico al Reciente, el resto de las rocas y las de edad precámbrica, constituyen
enormes extensiones en escudos y cordilleras, que aun siendo de naturaleza sedimentaria, virtualmente
no contienen fósiles, puesto que en esa era los seres vivientes eran más bien parecidos a medusas o
pólipos, sin partes duras que pudieran preservarse (excepto algunos estromatolitos hallados en rocas
proterozoicas y raras bacterias o algas microscópicas fósiles arqueanas). LA DATACIÒN DE ROCAS MUY
ANTIGUAS PUES, ES SÓLO POSIBLE POR MÉTODOS RADIMÉTRICOS. Incluso las escalas paleomagnéticas
utilizadas hasta el Jurásico fueron calibradas en Ma datando las rocas volcánicas oceánicas
magnetizadas por los métodos descritos, generalmente el K-Ar, o por el método Ar-Ar, que se describe a
continuación.
39
Ar 39K t d (Ec. 5.14)
donde 39K es el número de átomos de este isótopo en la muestra irradiada, t es el lapso de tiempo que
duró la irradiación, es el flujo de neutrones con energía , es la sección de captura para el 39K
para neutrones con energía , y la integración se efectúa en todo el espectro rango de energía de los
neutrones, d. Anteriormente se dedujo (Ec. 5-12) que el número de átomos de 40Ar* presentes en la
muestra, generados por el decaimiento del K40 durante su vida geológica es igual a:
Ar 40 e K 40 1 (e t 1)
Ar 39 K 39 T d (Ec. 5.16)
K 39
T d
e K 40
J
Ar 40 e t 1
(Ec. 5.17)
Ar 39 J
Dado que los parámetros y son difíciles de evaluar, puesto que no se conocen bien ni las
secciones de captura para el 39K ni el espectro energético de los neutrones incidentes, dicho factor J debe
ser determinado indirectamente. Para ello se deberá irradiar una muestra cuya edad sea conocida y haya
sido determinada con gran precisión (dicho standard se denomina “monitor de flujo”). Una vez
determinada la relación 40Ar/39Ar en el monitor de flujo, conocida su edad (t) se puede calcular J
fácilmente, despejándolo de la Ec. 5.5 anterior. De este modo un paquete compuesto por el monitor de
flujo junto con la muestra a ser analizada es introducido en un reactor nuclear durante unos tres días, para
asegurar la completación de la reacción nuclear (Fig. 5-14). Esto permite calcular el factor J y estimar la
EDAD Ar-Ar de la muestra una vez que ambos, muestra y monitor, son analizados en un espectrómetro de
masas y sus respectivas relaciones 40Ar/39Ar determinadas. Lo elegante de esta técnica reside en que se
evitan todos los problemas inherentes a la distribución no-homogénea de 40K y 40Ar* en la muestra y que
sólo se mide la relación de masas entre isótopos de Ar. Otras correcciones al método deberán ser
aplicadas si se desean resultados de gran precisión, entre otras, la corrección por el Ar atmosférico y la
corrección por las reacciones adicionales de los neutrones con el Ca, Ar y Cl presentes en las rocas que,
en mayor o menor grado, también son capaces de generar isótopos de Ar.
Fig. 5-14. Esquema de la utilización del método 40Ar/39Ar. Un monitor de flujo, standard de mineral o roca
cuya edad se conoce precisamente, es irradiado conjuntamente con la muestra de mineral o roca a ser
datada, durante el mismo lapso de tiempo y bajo un mismo flujo de neutrones, en el interior de un reactor
nuclear de fisión. La relación 40Ar/39Ar determinada en el monitor permite calcular el factor J, que oculta
cantidades imponderables relacionadas con el espectro energético y geometría del flujo de neutrones. Una
vez calculado J, la relación 40Ar/39Ar determinada en la muestra permite calcular fácilmente su edad Ar-Ar.
17
Según DALRYMPLE y LANPHERE (1971) el error analítico t en la edad t calculada por este método viene
dado por la siguiente expresión:
J 2 F 2 ( J2 F2 )
ERROR EN LA EDAD Ar-Ar: t (Ec. 5.18)
t 2 2 (1 JF ) 2
donde F = 40Ar*/39Ar, J2 y F2 son las varianzas de J y de F, t la edad calculada de la muestra y la
constante total de decaimiento del 40K. Las edades así obtenidas se denominan “edades de Ar* total” y
están sujetas a las mismas limitaciones que tienen las obtenidas por el método K-Ar antes descrito, es
decir, se asume que no ha habido escape de 40Ar* y que la muestra no contiene un exceso anómalo de Ar.
Ar 40 Ar 40 Ar 36
F 295,5
Ar 39 Ar 39 m 39 (Ec. 5.7)
Ar m
Ca + n
40 36
Ar + 2He4 + n
40 Ca + n 37Ar + 2He4
42Ca + n 38Ar + 2He4 + n
Ca + n
42 39
Ar + 2He4
43Ca + n 39Ar + 2He4 + n
43Ca + n - 40Ar + 2He4
44 Ca + n 40Ar + 2He4 + n
De todas estas reacciones DALRYMPLE y LANPHERE (1971) concluyeron que sólo las tres que se
muestran en negrita generan correcciones significativas, es decir, la producción de 36Ar a partir de 40Ca,
la de 39Ar a partir de 42Ca y la de 40Ar a partir de 41K. Esto se debe a que los isótopos de Ca y K restantes
son muy escasos en el Ca y el K naturales, mientras que la mayor parte del Ca se debe a los isótopos
40Ca y 42Ca, y el 41K es mucho más abundante que el 40K, que es radiactivo. Basándose en todas estas
nuevas correcciones, la relación F = 40Ar*/39Ar viene ahora dada por la siguiente expresión general:
A C1 B C1C 2 D C3
F Ec. 5.8
1 C4 D
donde los valores de los factores involucrados se dan a continuación:
La corrección D se debe a que la vida media del decaimiento de 37Ar a 37Cl es de 35,1 días. Por ello
la cantidad de 37Ar disminuye rápidamente a partir del momento de la irradiación de la muestra. Si el lapso
entre la irradiación y el análisis por espectrometría de masas es de un mes, por ejemplo, el 37Ar habrá
disminuido a casi la mitad, por ende la abundancia de este isótopo que se mida en el espectrómetro
deberá ser restituida a su nivel original al momento cuando finalizó la irradiación de la muestra, lo cual se
hace fácilmente con la ley de decaimiento exponencial ya conocida, determinando a partir de la vida
media de dicho isótopo:
37
Ar = Cl/(et 1)
37
(Ec. 5.9)
Si la muestra tiene escaso contenido de Ca (como una toba riolítica, por ejemplo), los factores C 2 y C4
se pueden considerar nulos con lo que la expresión anterior se puede simplificar, grandemente, a:
F A C1 B C3 (Ec. 5.10)
y se evita así el problema adicional de restituir el Ar37 a su abundancia original post-irradiación (D). Sin
embargo, en las rocas basálticas abunda el Ca y las correcciones deben tomar en cuenta esto.
El isótopo 37Cl se transforma por irradiación de neutrones en 38Ar con desprendimiento de un electrón
. Pero el Cl es muy escaso en las rocas ígneas normales, los silicatos formadores de rocas con Cl se
limitan a las escapolitas alcalinas y la sodalita, que son minerales poco comunes, de modo que las
correcciones por este halógeno no se tomaron en cuenta en las ecuaciones 5.8 y 5.10 anteriores, pero en el
caso que dichos minerales clorinados estén presentes en cantidades apreciables en la roca, sí deberá
tomarse en cuenta la presencia del halógeno.
19
METODO Edad
K/Ar en biotita 33 ± 3 Ma
Rb/Sr: biotita + roca total 75 ± 9 Ma
Estas edades se consideraron “erróneamente” como la edad del último evento metamórfico (33 Ma) y
como la edad de cristalización del granito (75 Ma). Recientemente se halló una isócrona de Rb-Sr en roca
total que arroja una edad de 405 ± 10 Ma en el mencionado Granito de Guaremal y otra en el Augengneis
de Peña de Mora (ortogneis granítico) que arrojó edades de 1.530 ± 45 Ma. Entonces, ¿cuál es la edad de
estas rocas? ¿Qué significado tienen todos estos estimados?
El problema radica en que no se especificaron correctamente ni el método utilizado ni los resultados
obtenidos. A la luz de la discusión anterior, está claro que las edades de 1.530 Ma y 405 Ma (obtenidas en
isócronas de roca total) son las edades de cristalización de dichas rocas graníticas. La edad Rb/Sr de 75
Ma fue obtenida en minerales individuales (biotita) más roca total y representa, seguramente, la edad del
último evento metamórfico, correspondiente a la colisión rasante arco/continente ocurrida en el Cretácico
tardío.
20
CICLOS ARQUEANOS
Las rocas más antiguas del país se hallan en el Complejo Imataca, que aflora en el norte del estado
Bolívar y que constituye el basamento más antiguo del Escudo de Guayana. Son rocas metamórficas de
alto grado, en facies granulita, difíciles de datar, y que pueden ser tanto metasedimentarias como
metaígneas. Entre las primeras se hallan las cuarcitas ferruginosas o itabiritas, fuentes de mineral de Fe,
y algunos cuerpos de mármol, gneis y cuarcita. Las charnockitas, tanto félsicas como máficas, así como
las anfibolitas, tienen probablemente un origen ígneo. Las edades más antiguas no son de las rocas
granulíticas en sí, o las del evento metamórfico de alta temperatura que las formó, que pueden estar en el
rango de 2.900-2.700 Ma. Los valores superiores a 3.400 Ma corresponden a las edades de los circones
que se hallan dentro de éstas, y que presumiblemente fueron reciclados de rocas graníticas más antiguas,
que hoy no afloran en el Escudo de Guayana. Debe recordarse que las rocas datadas más antiguas del
planeta son los gnéises grises de Isúa (Groenlandia), con 3.900 Ma de antigüedad. Sólo las rocas de la
antigua corteza lunar anortosítica y los meteoritos condríticos arrojan edades superiores a ésta, de 4.200 y
4450-4.550 Ma, respectivamente. En la clausura del eon Arqueano se formaron los extensos cinturones
de rocas verdes de las Series Pastora y Botanamo, hace unos 2.350 Ma, conteniendo valiosas reservas
auríferas y posibles complejos ultramáficos, todos embebidos en los extensos terrenos de domos
gnéisicos tonalítico-trondhjemíticos s del Complejo de Supamo, algo más antiguos, 2.600-2800 Ma.
CICLOS PROTEROZOICOS
En el Proterozoico las edades ígneas se agrupan en tres eventos termales: uno orogénico, llamado
Transamazónico, con 2.900-1.800 Ma de antigüedad, representado por los granitos de Santa Rosalía-San
Pedro y las Volcánicas de Caicara (posible margen activo o arco maduro), a éste le siguió la extensa
Provincia Magmática de Roraima-Avanavero, formada por gruesos mantos y diques de diabasa tholeítica
(1.790 Ma), y uno final, anorogénico, o Parguazensis, unos 200 Ma más reciente, entre 1.565-1.500 Ma,
representado por el Granito rapakivi del Parguaza y otros cuerpos relacionados. La edad (1.530 Ma) y la
composición química, rica en K, del Augengneis de Peña de Mora parecen corresponder a la de un
granito alcalino tipo parguazensis, lo que hace presumir que dicho cuerpo es un bloque tectónico del
basamento antiguo de la cuenca de margen pasivo mesozoico, emplazado durante la colisión rasante del
arco de las Antillas Menores con el norte del continente sudamericano. Durante su emplazamiento
adquirió la típica textura cataclástica de “ojos”, y sufrió un metamorfismo en la facies del esquisto verde,
pero no perdió su carácter potásico, evidenciado por la gran cantidad de porfidoclastos de feldespato K y
su abundancia de micas.
El evento denominado Parguazensis en realidad correspondió con una etapa de rifting continental
múltiple abortado, caracterizada por posibles intrusiones iniciales de carbonatita (¿cerro Impacto?), con
etapas finales donde fueron emplazados el Complejo Alcalino de La Churuata y el gran Batolito del
Parguaza. Otras rocas, relacionadas con el Evento Anortosítico del Neoproterozoico, se hallan fuera del
escudo precámbrico, como bloques tectónicos en la cordillera del Caribe, en el Complejo Yumare, al NE
del estado Yaracuy. Rocas de edades y litologías similares han sido también descritas en el bloque
Oaxaca, en el sur de México y en la Sierra Nevada de Santa Marta, en el NW de Colombia. A partir de
este evento anorogénico neoproterozoico existe un gran “gap” ígneo-metamórfico en todo el norte de
Sudamérica, no existiendo muchas rocas de edades entre 1.100-550 Ma, excepto las anortositas
titaníferas del Complejo Yumare, asociadas con charnockitas, éstas últimas también recientemente
descritas en núcleos a 16.000’ de profundidad en la plataforma de La Vela, en el norte del estado Falcón.
Esta asociación recuerda las rocas de alto grado con intrusiones anortosíticas del Cinturón Grenville, de
edad Neoproterozoico, y arrojan edades del orden de 920 Ma. Ese gap de 550 Ma representan un largo
período de peneplanización y erosión (cratonización), con una localizada actividad ígnea intraplaca
representada por las kimberlitas diamantíferas de la región de Guaniamo, con edades entre 830-700 Ma.
Otras rocas proterozoicas pudieran estar presentes en el Complejo Iglesias, en la Sierra Nevada de
Mérida, y en el Complejo de San Julián de la Asociación Metamórfica Ávila, que pareciera representar una
extensa cuenca, posiblemente retro-arco, debido a la presencia de intervalos aparentemente volcánicos o
volcaniclásticos ricos en anfíbol barroisita: se trata de los esquistos “moteados”, con poiquiloblastos
ovoidales de albita. Se presume que estas rocas son neoproterozoicas, por lo menos, puesto que granitos
con edad Paleozoico temprano, como el de Guaremal, las “intrusionan”, pero al ser mayormente
metasedimentarias se hace difícil su datación por estos métodos, siendo muchas veces incierta la
naturaleza de los contactos con los cuerpos graníticos, que la mayoría de las veces son tectónicos.
22
CICLOS PALEOZOICOS
Las edades paleozoicas, entre 542-230 Ma, se concentran en la región andina, en la Sierra de Perijá y
en la Cordillera de la Costa. Granitos anatécticos con edades desde Cámbrico a Pérmico representan
eventos orogénicos y colisionales que predatan la propia formación de Pangea. Entre estos se encuentra
el Granito de Guaremal, de edad Neoproterozoico y el Gneis de Cabriales, de edad Pérmico. Al nivel
mundial rocas con estas edades antiguas corresponden con las llamadas orogénesis Caledoniana y
Hercínica, respectivamente, relacionadas con el cierre del proto-Atlántico que originó los Apalaches y otras
cordilleras en el W de Europa y el NW de África (montes Atlas). Terrenos caledonianos, en facies
anfibolita, afloran en los Andes de Mérida o se presentan como bloques aislados en la cordillera de la Costa.
Un interesante terreno Paleozoico, de edad Ordovícico (Tremadociense), lo constituye el Grupo
Metasedimentario de El Barbasco, que contiene a la Formación Mireles, única conocida en el país con
fósiles de trilobites. La formación muestra un metamorfismo de bajo grado y los trilobites se presentan
algo deformados, pero no obstante, identificables. Se asume que el Granito Alcalino del El Baúl es
intrusivo en estas rocas paleozoicas metapelíticas, donde supuestamente formó una aureola de contacto
en la facies de hornfels piroxénicos, pero inspecciones de campo realizadas por el autor no hallaron
evidencia de tal aureola ni de xenolitos metapelíticos en el granito, siendo lo más probable que el granito
esté en contacto tectónico o erosional con las rocas paleozoicas. Lo más probable, dada su naturaleza
potásica es que este granito de El Baúl, que realmente es una sienita cuarcífera alcalina, con
diferenciados pegmatíticos, sieníticos y monzoníticos, sea un bloque emplazado tectónicamente en esta
región. Su edad K-Ar de 297 Ma en biotita de seguro corresponde a un evento orogénico antiguo,
hercínico probablemente, siendo su verdadera edad de cristalización mucho mayor. Nuevas edades
halladas por Viscarret et al. (2003) arrojan para este granito una edad de 495 Ma, típicamente
caledoniana. En efecto, a todas luces, debe tratarse de un granito de tipo parguazensis, potásico y
alcalino, con textura rapakivi. Otras rocas misteriosas, denominadas Volcánicas de Las Guacamayas,
supuestamente de edad K-Ar 230 Ma, consideradas como más jóvenes que el Grupo El Barbasco, según
inspección del autor se presentan muy deformadas y metamorfizadas, siendo esa edad K-Ar
posiblemente la edad de su último metamorfismo, también hercínico. Los mismos autores mencionados
hallaron que estas metalavas y metatobas félsicas, riolíticas a latíticas, tienen una edad Pérmico, del
orden de 295 Ma. Es decir, el Macizo de El Baúl contiene varias napas tectónicas donde se yuxtaponen
rocas de los ciclos Caledoniano y Hercínico, sólo que las determinaciones por K-Ar en biotita no pueden
mostrar esta realidad, pues están afectadas por el velo metamórfico al tratarse de rocas metamórficas o
plutónicas.
CICLOS MESOZOICOS
A partir del Pérmico hay otro salto en las edades ígneas, este intervalo de tiempo de casi 150 Ma
corresponde a una etapa de sedimentación en las cuencas al norte de Venezuela y fue de relativa gran
estabilidad, no existiendo actividad ígnea alguna, excepto a comienzos del Jurásico donde la apertura del
Atlántico indujo a un magmatismo intraplaca caracterizado por diques de diabasa y basalto olivínicos en el
Escudo de Guayana y mantos de basaltos alcalinos (nefelínicos y analcímicos, en realidad son tefritas)
intrusivos en las capas rojas de la Formación Ipire, en el Graben de Espino, en el subsuelo de la Cuenca
del Guárico, típicas asociaciones de rifting continental. Lavas y tobas cristalinas riolíticas jurásicas afloran
en la base de las capas rojas de la Formación La Quinta, posiblemente originadas en cuencas
extensionales (graben) relacionadas con el rifting Jurásico antes mencionado. En el Cretácico medio-
tardío comenzó la formación de cuencas de circulación restringida donde se acumularon considerables
cantidades de materia orgánica en formaciones euxínicas como La Luna y Querecual, que fueron la
principal roca madre del petróleo venezolano. A finales del Cretácico aparecen también rocas volcánicas y
plutónicas del arco del Caribe o de Grenada que fueron emplazadas tectónicamente en la Cordillera de la
Costa, Goajira, Paraguaná, Margarita y Trinidad por la colisión rasante (transpresiva) con el margen norte
de Sudamérica, junto con rocas del basamento antiguo. Rocas de este arco afloran en las islas costa
afuera, desde Aruba hasta La Blanquilla, teniendo rangos de edad muy característicos, entre 80-60 Ma.
Un importante fragmento tectonizado del mismo arco lo constituye el Complejo Villa de Cura, el cual fue
parcialmente subducido y exhibe una anómala asociación de alta P/T con esquistos de lawsonita-
glaucofano (esquistos azules) en metalavas piroxénicas con afinidad de tholeítas de arco volcánico,
denominadas ankaramitas.
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CICLO CENOZOICO-RECIENTE
Conclusiones
Puede deducirse de lo antes expuesto que nuestro país, Venezuela, cuenta con una muy variada
historia geológica, que comienza desde el Neoarqueano y continúa activa hoy en día. Existen extensas
áreas al sur del Orinoco subyacidas por rocas precámbricas de todos los grados metamórficos posibles,
desde granulita piroxénica a esquisto verde, y también cuencas sedimentarias gigantescas, como el
Súpergrupo Roraima, e intrusiones variadas de todo tipo, como kimberlitas, carbonatitas, sienitas
nefelínicas, granitos alcalinos, diabasas y pegmatitas, que contienen una riqueza minera no
completamente evaluada todavía. Se tienen cuatro grandes cordilleras (de la Costa, del Interior, Andes de
Mérida y Perijá) que contienen bloques tectónicos de variadas edades, desde Proteroizoco a Paleozoico,
algunas incluyen ofiolitas, eclogitas y rocas de afinidad oceánica, de edad Mesozoico; se tienen
numerosas cuencas desde el Carbonífero al Mioceno, que guardan una enorme riqueza petrolera,
gasífera y carbonífera, y hasta eventos ígneos relativamente jóvenes, relacionados con la neotectónica del
Caribe, que han generado cuerpos subvolcánicos menores.
Es difícil conseguir algún otro país de la Tierra donde haya tanta GEOLOGÍA en apenas 916.000 km2,
que en realidad se vuelven menos de 450.000 km2 si se excluyen los extensos llanos, terrenos cubiertos
por aluviones cuaternarios, donde casi no hay afloramientos de rocas. Sin embargo, alguna idea de lo que
existe debajo esos aluviones llaneros se tiene gracias a los núcleos y ripios extraídos durante la
perforación de pozos petrolíferos y exploratorios en las cuencas Oriental, de Guárico y de Apure-Barinas,
siendo evidente la presencia de rocas paleozoicas y precámbricas en el basamento ígneo-metamórfico de
dichas cuencas.