Los Soportes Pictóricos

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TALLER BÁSICO DE PINTURA 1 Y 2

Facultad de Artes, UNLP

Los soportes pictóricos

La definición más convencional de ​pintura​ supone la existencia de una superficie plana


sobre la cual se aplica alguna materia pictórica. Esa superficie se denomina ​soporte.​

Cualquier superficie puede ser un soporte pictórico; solo es necesario que tengamos en
cuenta sus características físicas, así como las de los materiales que vayamos a aplicar
sobre ella, para poder aprovechar sus posibilidades y prever mínimamente los resultados.

Lo que habitualmente se espera de un ​soporte​ es que sea estable (que no se modifique por
las condiciones externas) y que permita la adherencia de la materia pictórica y la conserve,
manteniendo algunas de las propiedades de esos materiales (por ejemplo las
características cromáticas). Otros factores a tener en cuenta tienen que ver con el peso, las
propiedades mecánicas (dureza, resistencia, elasticidad, etcétera), y el precio.

Dentro de la tradición de la pintura podemos encontrar una serie relativamente restringida


de soportes y materiales, cuyo uso estuvo vinculado a valores, funciones y contextos
específicos, así como a las posibilidades técnicas de cada región y momento histórico. En
un proceso de cuestionamientos y transformaciones de la idea de arte y pintura, ese
conjunto de soportes y materiales estalló por los aires en el S XX: desde los collages
cubistas, pasando por las pinturas combinadas de Robert Rauschenberg, hasta las obras
desmaterializadas del arte conceptual, literalmente cualquier cosa se transformó en
potencial material artístico.

Tenemos entonces un conjunto de materiales que constituyen los soportes más habituales
en la práctica de la pintura, aquellos considerados convencionalmente pictóricos. Dentro de
este grupo, es necesario hacer una primera distinción entre soportes fijos (por ejemplo un
muro) y soportes móviles (por ejemplo un bastidor entelado). Ahora vamos a enfocarnos
específicamente en estos últimos, es decir, los soportes móviles convencionales.

Podemos diferenciar los soportes móviles entre rígidos y flexibles.

Los ​soportes rígidos​ más frecuentes son:

- Tablas.​ A lo largo de la historia se han utilizado diversas clases de maderas. En la


actualidad lo más recomendable es la utilización de placas de madera reconstituida y
prensada: MDF, chapadur, madera terciada, etcétera. Para elegir el espesor de la
tabla debemos tener en cuenta principalmente el peso y la estabilidad: una placa
muy gruesa será innecesariamente pesada por lo que se dificultará su traslado; una
placa muy fina, sobre todo cuando se trabaja en gran o mediana escala, tenderá a
arquearse. En pequeña y mediana escala recomendamos utilizar espesores de entre
tres y seis milímetros aproximadamente.
- Cartón.​ Tiene la ventaja de ser más económico que la madera, pero es más
sensible al deterioro e inevitablemente tiende a deformarse o arquearse. El más
frecuente es el cartón gris, pero pueden utilizarse cualquier tipo de cartones. En
todos los casos se debe tener en cuenta la terminación de la superficie para decidir
el tipo de tratamiento necesario en la preparación, ya que podemos encontrar
cartones de terminación brillante o satinada que, por ejemplo, requerirán ser lijados
para la correcta adherencia de la imprimación.

Los ​soportes flexibles​ más frecuentes son:

- Textiles​. Desde el S XV diversos tipos de tejidos textiles constituyen los soportes


pictóricos más utilizados. Tienen la ventaja de ser más livianos que los soportes
rígidos y, con una correcta preparación, presentan una muy buena resistencia a los
agentes externos y pueden ser enrollados para su guarda o traslado. Si bien pueden
utilizarse diversos tipos del tejido, como los de lino o cáñamo por ejemplo, el más
frecuente en nuestro contexto es el lienzo o liencillo 100% de algodón. Se debe
tener en cuenta el tramado de la tela sea lo más cerrado posible.
Otras fibras posibles, todas con sus características particulares, pueden ser el yute,
el sisal, el ramio, la lana y la seda, entre las naturales, y el rayón, el acrílico o el
poliéster, entre las artificiales.
- Papeles.​ Existen todo tipo de papeles que pueden variar en su composición, color y
gramaje; estas variables son determinantes en cuanto al modo en que ese soporte
pueda resistir diversos materiales y tratamientos.

Tanto las tablas como los cartones pueden ser entelados. Esto nos permite trabajar sobre la
tela con una base rígida, lo que evita las deformaciones producto de la presión de la mano y
de las herramientas utilizadas para trabajar. También es posible montar papeles sobre
tablas o cartones, lo cual posibilita aprovechar papeles de bajo gramaje que de otro modo
no resistirían el tratamiento pictórico.

En todos los casos lo habitual es pretender que el soporte permita la adherencia de la


pintura que se vaya a utilizar pero sin absorberla, para lo cual la superficie debe recibir
algún tratamiento. Este tratamiento se denomina imprimación

La imprimación

Existen innumerables recetas para preparar los soportes pictóricos, muchas de las cuales
se remontan a siglos atrás.

La imprimación suele estar conformada por dos estratos diferenciados por su función y
materialidad: el ​apresto o impregnante​ y el ​material de carga, base o imprimación
propiamente dicha​. No obstante, también es posible utilizar solo uno de ellos, de acuerdo a
las características del soporte y al resultado que se desee lograr.

Apresto / impregnante:​ es la capa inicial que cumple la función de aislar el material


de carga (la imprimación propiamente dicha) del soporte (tela, cartón, por ejemplo) y
favorecer su adherencia. A su vez, contribuye a reducir la cantidad de material de carga a
utilizar, ya que evita que las fibras de la tela, del cartón, o incluso de la madera, absorban
demasiado. Esta capa no cumple función alguna en metales o cualquier otro tipo de
superficie no absorbente. Para estos casos, lo necesario es utilizar algún material que
contribuya a la adherencia de la pintura sobre el soporte: mordientes, fondos para hierros
galvanizados, etcétera. Si bien se puede prescindir del uso del apresto/impregnante, para el
caso de pinturas de vehículos orgánicos, como el óleo por ejemplo, la utilización del mismo
previene el traspaso del aceite hacia la tela, evitando así su deterioro por descomposición.
En el caso de las telas, la densidad o fluidez del apresto y la cantidad que se aplica, debe
ser lo suficientemente precisa para que no penetre entre los vacíos del tejido y se escurra
hacia el otro lado, sino que impregne las fibras del tejido sin tapar los intersticios.

Material de carga / base / imprimación:​ es la capa en donde se fija concretamente


la materia pictórica. Influye no solo en la textura final que presentará el soporte, sino
también en su color (no necesariamente la base de debe ser blanca). Asimismo, determina
la relación herramienta-materia-soporte: por ejemplo, una superficie demasiado áspera hará
que el deslizamiento del pincel sea más difícil, con consecuencias sobre el tipo de trazos
que se podrán realizar; una superficie excesivamente lisa puede no prestar debida
adherencia a la materia pictórica.
La imprimación puede finalizarse con una última capa de aislación, para lo cual es posible
utilizar una solución del apresto/impregnante más liviana, o sea, con más agua. Deberá
aplicarse de modo parejo, una vez seco el material de carga o base.

A continuación enumeraremos sólo las opciones más frecuentes y las que consideramos
más prácticas.

Apresto / impregnante:

- Adhesivo vinílico + agua, 4 en 1 (cuatro partes de adhesivo y una de agua). Según la


densidad del adhesivo la cantidad de agua puede variar. Para el caso de los
adhesivos vinílicos escolares es posible incluso prescindir del agua.

- Fijador sellador + agua, 1 en 8. Más o menos el doble de lo recomendado en el


envase del material, ya que por lo general requeriremos un menor poder de
adherencia que el necesario para soportar los materiales de construcción para el
que fue creado.

- Barniz artístico acrílico + agua, 3 en 1.


Material de carga / base / imprimación:

- Pintura látex interior o exterior, preferentemente terminación mate. Si el látex es de


buena calidad no es necesario agregar nada más a la mezcla. Los látex
impermeabilizantes para frentes suelen funcionar muy bien sobre lienzo; su
elasticidad permite enrollar la tela sin que se agriete la imprimación. Si no se aplica
previamente un apresto, es recomendable dar una primera mano de la imprimación
diluida en agua, en una proporción de 1 en 1.

- Látex de baja calidad + cola vinílica, 2 en 1. En este caso se recomienda agregar


cola vinílica dado que el material puede no presentar suficiente elasticidad ni
adherencia.

- Gesso. Es el producto que se comercializa específicamente para imprimar soportes


pictóricos. Sus características pueden variar de acuerdo a la calidad del producto;
por lo general, su principal contra es el precio elevado.

- Enduido o yeso. Se recomienda su uso solo en superficies rígidas, ya que se agrieta


con facilidad. Es posible mezclarlo con cola vinílica en proporciones variables.

- Cola vinílica con tiza y agua. Dejar previamente la tiza en remojo un mínimo de 12 hs
para asegurar una absorción homogénea. Las cantidades se pueden establecer a
partir del volumen de tiza hidratada. A partir de este se va agregando cola vinílica
hasta conseguir una consistencia pastosa; luego incorporar el agua hasta lograr la
consistencia deseada.

- Fondo blanco para maderas. Si bien es posible aplicar este producto sobre diversos
soportes, se recomienda su uso en madera. Tener en cuenta que, a diferencia de las
opciones anteriores, esta pintura se diluye al solvente.

En todos los casos las proporciones son aproximadas; se sugiere tomarlas solo
como referencia ya que existen muchas variables que pueden influir en las
preparaciones.

Aplicación y herramientas

Tanto el apresto/impregnate como la imprimación propiamente dicha pueden aplicarse con


pinceletas, rodillos o espátulas (en este último caso se debe tener la precaución de no
dañar el soporte con el filo de la herramienta).
Luego de limpiar debidamente la superficie, cargar la herramienta con el material y aplicarlo
sobre el soporte de modo parejo, manteniendo la misma dirección hasta cubrirlo en su
totalidad. Se debe dejar secar entre cada mano, que se aplicarán en un sentido cruzado en
relación con la mano anterior.
Recomendamos no excederse en la cantidad de manos de imprimación, ya que puede
generar una capa demasiado gruesa que tenderá a quebrarse.

Se puede alisar la superficie con una lija fina, entre capa y capa de imprimación o sobre la
última a modo de terminación. Por el contrario, si se desea un acabado texturado se puede
presionar con un trozo de arpillera u otro material texturante sobre la última capa de
imprimación mientras ésta sigue húmeda.

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