The Flash. Toda Una Vida Corrie - Zona Negativa
The Flash. Toda Una Vida Corrie - Zona Negativa
The Flash. Toda Una Vida Corrie - Zona Negativa
Si nos plantean esa pregunta muchos sonreiríamos y no tardaríamos en decir que Batman o Superman. Son conocidos en
el mundo entero. Sus símbolos han traspasado ya al cómic que los vio nacer y han adquirido la connotación de iconos.
¿Quién no conoce a Superman o Batman? No se necesita haber leído cómics para saber quiénes son, como son sus trajes,
cuál es su emblema, incluso me atrevería a decir que la gran mayoría de los mortales de este planeta hasta saben cuáles
son sus orígenes. Son la quintaesencia de los héroes, de los superhéroes y de los personajes que todo artista querría ser
capaz de crear al menos una vez en la vida. Solo por su proyección mediática no cuesta mucho dar por buena esta
respuesta, pero…
¿Batman y Superman son entonces los personajes más importantes para DC Cómic? No, claro que no, es Flash.
Hace unos meses un comentario en Twitter de manos del Sr. Maciá me hacía reflexionar sobre esta pregunta. No tardé
mucho en darme cuenta de que el Sr. Maciá tenía muy claro quién es el personaje más importante de DC Cómics y voy
a intentar, mediante hechos, explicar dicha afirmación.
Así es, Flash, el velocista carmesí, el relámpago humano, es sin ninguna sombra de duda el personaje más importante de
DC Cómics. Pero lo primero que debemos hacer es definir que queremos decir con más importante. No nos estamos
refiriendo a ser el personaje con más series, mejores ventas, más productos licenciados, películas o series de televisión…
no nos estamos refiriendo a la importancia editorial, o a el peso del personaje dentro el Universo ficticio de DC, sino de
su importancia en la historia de dicho Universo.
Para cumplir con el objetivo de este artículo y de paso explicar el porqué de la importancia de Flash en DC, vamos a
hacer un breve, brevísimo, recorrido por su historia que sirva como hilo conductor y muestra clara e inequívoca de la
afirmación que hemos hecho un par de párrafos más arriba.
El primer Flash, Jay Garrick, vio la luz en 1940 en el cómic cabecera Flash Comic número 1. Sus creadores fueron el
guionista Gardner Fox y el dibujante Harry Lambert. Jay adquiría poderes al quedar expuesto a una combinación de
vapores químicos y agua pesada, lo que le confirió la conocida habilidad de correr, pensar y moverse a velocidades
sobrehumanas. Su creación fue tan solo dos años después de la de Superman y un año posterior a la de Batman, es decir
que Flash puede ser incluido en la primera oleada de personajes superhéroicos de la conocida Edad de Oro del Cómic.
No está nada mal. Hay que señalar que la colección Flash Comics no estaba dedicada en exclusiva al personaje de Flash,
sino que en sus páginas también verían la luz héroes de la talla de Hawkman, Johnny Thunder y heroínas tan
importantes como Canario Negro, villanos como el Monóculo, Espina, El Violinista y Zafiro Estelar. La colección
terminó siendo cancelada en el número 104 debido a la dura crisis que sufrieron los comics en los años 50.
Saltamos al año 1956. La Edad de Oro es solo un recuerdo de tiempos mejores y los comics de superhéroes parecen
haber quedado en el olvido, hasta la llegada de la publicación del número 4 de la serie Showcase. Su portada, una de las
más famosas de la historia, nos presentaba al nuevo Flash de manos de Robert Kanigher al guion y los lápices de la
leyenda Carmine Infantino. El personaje no solo cambiaba de uniforme (el nuevo diseño de Infantino puede y debe
ser considerado como uno de los mejores diseños de la historia del cómic), sino que la persona detrás la máscara no era
Jay Garrick, sino Barry Allen. Se trataba de hacer volver a los grandes modernizando el concepto. Y la fórmula
funcionó. Flash seguiría apareciendo en la cabecera Showcase (en el número 8, por citar un ejemplo, se presentaría a una
de sus mayores némesis, el Capitán Frío), hasta que se decidieron a darle serie propia retomando la numeración de la
serie madre Flash Comics y fue renombrada simplemente Flash en marzo de 1959. John Broome al guion y Carmine
Infantino a los lápices nos presentaron en ese mítico número 105 al que se ha convertido, por derecho propio, en un
villano recurrente dentro de la mitología del personaje: El Amo de los Espejos.
No tardarían en seguir añadiendo villanos al personaje de nuevo cuño y en el número 106 ya hacían acto de presencia
personajes tan relevantes como Gorila Grood y el Flautista.
Y la Edad de Plata queda oficialmente inaugurada con la llegada de Flash a los kioscos.
LLega Kid Flash y ni sale en la portada.
En el número 110 de la serie, con fecha de 1959, aparece por primera vez Wally West, adquiriendo poderes de la misma
forma que Barry al ser bañado por un coctel de productos químicos electrificados por un relámpago, para acabar
colaborando con Barry bajo el nombre de Kid Flash.
En 1960 nace la serie regular de la Liga de la Justica, en la que entre sus miembros fundadores está Flash. Un claro
ejemplo de cómo editorialmente ya se le consideraba uno de los personajes más relevantes de DC.
En 1961 se producía un nuevo acontecimiento, de tal importancia, que el Universo DC ya no sería el mismo nunca más.
Ese año, en el mítico número 123 de la serie de Flash se publica la historia “El Flash de Dos Mundos”. En dicha historia
se dan a conocer a los lectores la existencia de otra Tierra, por lo que podría decirse que asistimos al nacimiento oficial
del Multiverso DC. Gardner Fox y Carmine Infantino son los encargados de golpear los cimientos de Universo DC y
lo expanden tanto que a día de hoy seguimos a vueltas con el concepto que ellos mismos crearon en un simple
cuadernillo de 24 páginas hace 54 años.
Nace un cómic mítico.
Por lo tanto podemos decir que Flash nació en la Edad de Oro, a la sombra de Batman y Superman; suya es la
responsabilidad de la llegada de la Edad de Plata, sin estar a la sombra de nadie y también en solitario es el encargado de
presentar un primer vistazo a lo que luego sería conocido como Tierras Infinitas. No está nada mal. Si bien las dos
primeras pueden ser consideradas más temas editoriales, la tercera, la del Multiverso, es sin lugar a duda de una
importancia tal dentro del Universo DC que, solo de pensarlo y ser consciente de ello, abruma.
En 1962, en el número 128 de Flash conoceremos a AbraKadabra salido directamente de la mente de John Broome y
los lápices de Infantino, pareja que tan solo nueve números más tarde crearán al mayor enemigo del personaje, su
villano perfecto, el que definirá de manera definitiva al personaje, el Flash Reverso. Eobard Thawne, pronto deja claro
que es el espejo en el que Barry se mira, su contrapartida maligna, todo cuanto no quiere ser Barry lo encarna el Flash
Reverso y su importancia para el personaje de Flash será de máxima relevancia con el paso del tiempo.
En el número 135, de 1963, Kid Flash modifica su uniforme y se distancia del que lleva Barry, permitiendo a los lectores
diferenciarlo más fácilmente. Se invierten los colores y se le da un aspecto más juvenil y desenfadado, ya que se trata del
personaje con el que los lectores jóvenes deben sentirse más identificados y se remarca su aspecto joven y moderno.
En noviembre de 1966, en el número 165, tiene lugar la esperada boda de Barry Allen e Iris West. Boda orquestada por
los habituales John Broome y Carmine Infantino, que nos contaron como Iris está a punto de acabar casada con el
Flash Reverso mientras Barry estaba atrapado en el siglo XXV.
Ese mismo año ve la luz el primer número de los Titanes y entre sus filas, como no podía ser de otra forma, esta Kid
Flash. Sus autores son Bob Haney al guion y Nick Cardy en el , fueron los encargados de plantar la semilla que años
más tarde Mark Wolfman y George Perez harían germinar en lo que hoy por hoy sigue siendo uno de las mejores
series de DC de toda su historia. Flash en la Liga de la Justica y Kid Flash en los Titanes.
Otro número importante dentro de la historia de DC y del personaje es el 179 de 1968. Aquí Cary Bates y Ross Andru
dan una nueva vuelta de tuerca al concepto de multitierras cuando Flash llega a Tierra Prima, donde Barry debe recurrir
a la ayuda del editor Julius Schwartz que le permita construir una nueva rueda cósmica con la que retornar a Tierra-1.
En 1979, en el número 275 muere Iris West en una historia firmada por Cary Bates y dibujada por Alex Saviuk. El
perpetuador de tal crimen no puede ser otro que el Flash Reverso, lo que denota la importancia de este villano en la
historia interna del personaje.
En 1983, en el número 324, Barry se va a volver a casar. Esta vez su prometida es Fiona Weeb y de nuevo aparece el
Flash Reverso para frustrar sus nuevos planes de boda. Barry en su afán por salvar a su novia termina por matar al Flash
Reverso rompiéndole el cuello, violando su juramento de no matar. No solo pierde de esta forma a su amor, sino que
también rompe su código y norma más importante.
Llegados a este punto nos plantamos en 1985 y en la maxiserie de 12 números denominada Crisis en Tierras Infinitas y
más concretamente en su número 8. Ahí vamos a poder asistir a la muerte más heroica de cuantas se hayan podido ver en
el mundo del cómic. Anteriormente, en la misma serie, mueren otros muchos personajes, entre ellos Supergirl, pero la
muerte de Barry resulta ir mucho más lejos que caer luchando. Su muerte es un sacrificio, un esfuerzo por ser más
rápido, ser más veloz que el rayo que eliminará a cientos de miles de millones de seres vivos del universo. La última
carrera de Barry Allen se nos presenta dolorosa, extenuante, llena de agonía y desesperación con el personaje corriendo
en pos de su propia muerte, sin desfallecer, sin rendirse, para salvarnos a todos de la oscuridad. Y algo así no se volverá
a ver en un cómic nunca más, ni siquiera cuando Superman cae a manos de Doomsday. Puede que no se trate de
Superman vencido por un enemigo de proporciones bíblicas, pero Flash con esta forma de morir, de apartarse de la
continuidad, nos deja otro regalo y es el del concepto de Legado con mayúscula, algo muy ligado a todos los velocistas
del Universo DC y que terminará por contagiar también a otras series y personajes de la editorial.
LA PORTADA!!
Ha llegado el momento de la verdad para Wally West. Suya es la responsabilidad de portar el manto de Barry Allen y
llevar el uniforme rojo. El peso del Legado es grande, pero solo hay una forma de honrar a Barry y es que alguien vuelva
a correr llevando su traje.
En 1987 le llega el turno de la renovación a Flash y tras las Crisis la serie se lanza renumerada desde un nuevo número
1. Con Wally West como protagonista absoluto, con Mike Baron a los mandos y Jackson Guice al dibujo nos traen una
serie que no consigue del todo arrancar pero que es lo suficientemente buena como para que el personaje se mantenga en
el kiosco (con la ayuda de otros guionistas y dibujantes que aportaron mucho al personaje, todo hay que decirlo, y que
merecen más tiempo del que tenemos ahora por el peculiar enfoque de Wally) hasta la llegada de Mark Waid.
Waid lo cambia todo. Aparta las impuestas limitaciones físicas de Wally con la aparición de la Fuerza de la Velocidad, lo
perfila más como personaje, madura como persona, define a los secundarios, crea villanos nuevos, actualiza a otros ya
algo añejos… en definitiva Waid hace suya la serie y consigue que Wally West sea el Flash de toda una generación de
lectores. Sagas como, Rápido y Mortal, Calor Muerto o Velocidad Terminal son verdaderos clásicos dentro del género
que merecen ser redescubiertos por todo buen aficionado al séptimo arte.
Hay añadir que junto a Waid la serie experimenta una enorme mejora gráfica con Wieringo, Pacheco, Larroca y
Jimenez alternándose a los lápices. Todos ellos dibujantes que supieron plasmar con mucho acierto la invisible Fuerza
de la Velocidad.
Tan profunda es la labor de Waid en la serie que se puede hablar del Flash definitivo, por encima de la figura de Barry
Allen, lo que sin duda es fuente inagotable de debates entre los lectores del velocista.
En los años noventa Flash gozaba del favor del público y por tanto DC decide expandir la franquicia y se concede serie
regular a Impulso, nieto de Barry Allen, venido del futuro y criado mediante realidad virtual. Su tutor, Max Mercury,
maestro Zen de la velocidad (una de las maravillosas incorporaciones de Waid a la serie) es el encargado de aportar algo
de sosiego a un joven Bart Allen que cree que todo en la vida es como un videojuego. Los guiones corrieron a cargo del
propio Mark Waid, mientras que el lápiz le correspondió a Humberto Ramos, dibujante de exageradas proporciones,
que supo dotar de frescura al personaje y darle de una fuerte imagen personal.
El ya mencionado Max Mercury, personaje que nació el 1940 con el nombre Quicksilver en la editorial Quality Comics
y que Waid rescató del olvido renombrándolo a Mercury, con el fin de evitar confusiones con cierto mutante de Marvel.
El trabajo del guionista con este personaje es tan profundo y detallado que su papel dentro de la serie se hace
imprescindible y no se puede entender su etapa al frente de la serie sin la presencia de Max Mercury.
Y en 1998, Wally West, se casa con Linda en el número 142 de mano de Brian Augustyn ,Waid y el dibujante Pop
Mhan. El concepto de familia se vuelve a arraigar en la colección de Flash.
Pero Waid dejó la serie tras más de 100 números y cedió el testigo a un alumno aventajado en esto de saber sacar lo
mejor de cada personaje: Geoff Johns.
Johns supo mantener a Wally en lo alto centrando su atención en sus villanos. Su caracterización de los mismos aporta
tridimensionalidad al conjunto y hace que la figura de Flash evolucione. Sus sagas parecían más interesadas en
profundizar en la psique de sus enemigos que en el propio Wally, llegando incluso a dedicar números enteros a narrarnos
el pasado de ciertos villanos clásicos como el Capitán Frío. Su trabajo con Wally resultó ser extraordinario, pero Johns
llevaba algo en mente desde hacía mucho tiempo y no dejó escapar la oportunidad de hacerlo realidad en el año 2008 en
el tercer número de Crisis Final.
La Familia al completo.
Barry vuelve de la muerte tras 22 años muerto. Una apuesta arriesgada por parte del guionista que decide devolver a la
palestra al que fue el segundo Flash de la editorial. Para hacerle espacio editorialmente en 2009 se publica Flash Rebirth
con los dibujos de un espectacular Ethan Van Sciver en un trabajo brillante en todos los sentidos. La labor de traer de
vuelta a Barry no era sencilla. Muchos aficionados ya sentían a Wally West como su único Flash y reintroducir a Barry
en el Universo DC actual no dejaba de ser un ejercicio de ingeniería bastante escabroso. Pero Johns demostró talento al
hacer posible, no solo la reinserción de Barry, sino a toda la familia velocista al completo unida de nuevo contra una
amenaza común.
Pero aún queda un último clavo que demuestra la importancia de Flash en el Universo DC. Fue en 2011 cuando se
publicó el primer número de la miniserie Flashpoint guionizada por el propio Geoff Johns y dibujada por Andy Kubert.
La realidad había cambiado y Barry luchaba por devolverla a la normalidad… normalidad que terminaría por cambiar
por completo todo cuanto sabíamos del Universo DC hasta ahora.
Tan solo ha sido un vistazo rápido, un parpadeo, un destello a toda una vida a la velocidad del rayo, pero nos permite
poder situarnos en el hoy y la importancia de Flash. En resumen Flash, un personaje nacido en la Edad de Oro, al que le
debemos la Edad de Plata, la aparición del Multiverso, llegada del concepto de legado en su máxima expresión y
Flashpoint. ¿Hace falta añadir algo más? Su presencia ha cambiado los cimentos del Universo DC y de la editorial hasta
tal punto que su influencia es mayor que la de sus dos grandes personajes Batman y Superman.
Y todo esto era necesario para poder llegar a este punto, al Flash de hoy, el que nada tiene que ver con el de antaño o tal
vez si, el que parece vivir fuera de su propio tiempo, rodeado por secundarios de nuevo cuño, otros ya conocidos en
nuevos roles y, lo que es peor, la total ausencia de algunos de ellos.
En el Nuevo Universo DC sus aventuras, ahora centradas en Barry, pasaron a manos de Francis Manapul y Steve
Buccellato que supieron asumir ese legado del que eran receptores y estar a la altura de lo que se esperaba de ellos. Suya
es una etapa que destaca especialmente por su dinamismo, frescura, sencillez y espectacular puesta en escena, aunque no
por su duración. Atrás quedan esos guionistas y dibujantes que suman números y más números a su currículo, mientras
que hoy los aficionados vemos como los autores van y vienen en las series y terminamos suspirando por algo más de
estabilidad que permita elaborar más y mejores tramas de nuestro personaje favorito.
Y ahora Flash debe continuar quemando la goma de sus botas en manos de un nuevo equipo creativo. Una nueva etapa
en la que Robert Venditti y Van Jensen han de ser capaces de afrontar un gran reto y es la de insertar a Wally West en
el Nuevo Universo DC. A la inversa que Johns, deben encontrar la forma de traer de vuelta a uno de los grandes
personajes de la editorial que inverosímilmente quedó fuera cuando todo se relanzó.
Porque tras Flashpoint la familia de Flash no ha sido especialmente bien tratada. De un plumazo derrumbaron todos los
cimientos que con los años habían crecido alrededor, no ya del personaje sino de todo su mundo cuyo epicentro es la
Fuerza de la Velocidad. Perder personajes tan interesantes como Max, Jesse o Bart, han contraído la serie demasiado y la
falta de Wally, por espacio de tres años, se ha convertido en un maratón por el desierto.
Puede que hoy estemos asistiendo al regreso de Wally a escena, pero siento tener que decir que su nueva encarnación
dista mucho de lo esperado, por muy razonable que sea, ya que se trata de una vuelta a las raíces y el status quo que se
instauró en el ya lejano número 110 en plena Edad de Plata.
Sea como sea, las actuales aventuras de Flash están a la altura de lo que se espera de un personaje de tanto calibre y se
pueden perdonar los lapsus, por llamarlos de alguna forma, que sufre la serie con el rico pasado del personaje.
Flash ha aportado al Universo DC una nueva era en los cómics; un Multiverso con el que cientos de guionistas han
podido contar cientos de miles de historias; crea el legado del símbolo y no como concepto, sino como herramienta para
seguir contando historias y redefine, de nuevo, todo el Universo DC cambiándolo de arriba abajo en una de las
maniobras editoriales más arriesgadas de los últimos años.
Y por eso Flash es más importante que Batman o Superman. Y por eso nunca dejará de correr.
¿Es el 2015 el año en que debemos celebrar el 75 aniversario del personaje o depende de la encarnación de Flash de la
que estemos hablando?
Y muchas gracias, Sr. Maciá. Nada de esto hubiera sido posible sin su acertado comentario.