El Mandato

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PUNTO 1.

El Mandato. Definición, análisis, naturaleza jurídica:

El mandato está regulado en el titulo XI del Código civil venezolano, a partir del
artículo 1.684, el cual dispone que: El mandato es un contrato por el cual una
persona se obliga gratuitamente, o mediante salario, a ejecutar uno o más
negocios por cuenta de otra que la ha encargado de ello. De acuerdo con esta
definición, es esencial al mandato:

1. Que sea un contrato,


2. Que exista encargo de una de las partes a la otra;
3. Que el encargo tenga por objeto la ejecución de uno o más actos jurídicos
(en el sentido que la doctrina francesa da a esta expresión);
4. Que los actos en cuestión vayan a ser ejercitados por cuenta del mandante
(sin que sea esencial que lo sean en nombre de este);
5. Que la otra parte se obligue a ejecutar el encargo. Para evitar confusiones
debe aclararse que a veces también se emplea la palabra "mandato" para
aludir el asentimiento del mandante y no al contrato en su conjunto.

Elementos del contrato: consentimiento, objeto, gratuidad, representación,


capacidad de las partes, cuestión general, capacidad del mandante y del
mandatario.

Los elementos de existencia y validez del mandato son los mismos del
Derecho común, pero hacemos algunas referencias al consentimiento, capacidad
y objeto en materia de mandato.

 CONSENTIMIENTO.

Aunque el consentimiento en el mandato se rige, en principio, por el Derecho


común, deben hacerse algunas observaciones.

1. El mandato puede ser expreso o tácito, y su aceptación puede ser tacita y


resultar de la ejecución del mandato por el mandatario (C.C. art. 1.685).
2. El alcance de esta norma consiste en aclarar que tanto el asentimiento del
mandante (que es lo que aquí llama la ley "mandate"), como el asentimiento
del mandatario, pueden ser expresos o tácitos.

3. Debe destacarse, por lo demás, que la clasificación del mandate expreso o


tácito se hace exclusivamente en relación con la forma de asentimiento del
mandante, no del mandatario. Entre los casos de mandato tácito pueden
citarse el mandato domestico conferido por el mando a la mujer o a otras
personas que conviven con el mandante (p. Ej.: a padres, hijos, etc.); el
mandate del dueño a sus sirvientes domésticos para realizar pequeñas
compras (que, en principio, no faculta para comprar a crédito, salvo cuando
los hábitos del dueño, conocidos por el proveedor, demuestren lo contrario);
Y el mandato del principal a sus dependientes.

4. El carácter tácito del mandate no deroga las limitaciones para la admisión


de la prueba testifical establecida por el Derecho común.

 OBJETO.

Aunque el mandato puede hacer nacer obligaciones para ambas partes,


cada una de las cuales tiene su objeto propio, el objeto del mandato por
antonomasia es el acto jurídico (o los actos jurídicos), que el mandante encarga al
mandatario y que este se obliga a ejecutar por cuenta de aquel. Analicemos el
objeto así entendido.

1. Se puede conferir mandato para realizar toda clase de actos jurídicos, salvo
para aquellos respecto de los cuales no cabe representación. Este principio,
a veces se formula diciendo que se puede conferir mandato para todos los
actos excepto para los actos personales.
2. Por la extensión de su objeto, el mandate puede ser general o especial.
Esta primera clasificación atiende al ámbito o extensión de los intereses del
mandante respecto de los cuales el mandato surte efectos y no debe
confundirse con la distinción entre mandato concebido en términos
generales y mandato expreso. Por otra parte, [las facultades del mandatario
respecto del asunto o asuntos que se le encarga ejecutar pueden ser muy
diversas. Para determinar el alcance de las mismas debe tenerse en cuenta
que el mandate concebido en términos generales solo faculta para realizar
actos de simple administración (C.C. art. 1.688, encab.), Norma que tiene
su fundamento en la interpretación de la voluntad presunta de las partes.
Por ello en esta materia, la calificación de los actos de administración no
debe hacerse conforme al criterio de la naturaleza objetiva del acto. En
efecto, lo esencial para determinar la voluntad presunta de las partes suele
ser la finalidad, objeto e importancia del acto en relación con los intereses
del mandarte. Así se explica que puede darse el caso de que actos que
constituirían extralimitación de poderes si los realizara un mandatario civil,
estén comprendidos dentro de los limites del mandato de un mandatario
mercantil, aun cuando el texto de ambos mandates sea idéntico.

Por lo demás, tanto al determinar la extensión del objeto del mandato, como al
determinar el alcance de las facultades del mandatario precede, en principio, una
interpretación restrictiva del mandate de la cual se encuentra un ejemplo en la
propia ley cuando expresa que el poder para transigir no envuelve el poder para
comprometer (C.C. ar1.689). De esta regia de interpretación se han deducido,
entre otras, las siguientes consecuencias:

 CAPACIDAD.

1. Por parte del mandante, el mandate requiere la misma capacidad que se


requiere para realizar el acto objeto del mandate. Debe advertirse que la
capacidad del mandante come elemento de validez del mandate solo se
requiere en el momento de la celebración de este; la incapacidad posterior
del mandante no invalida nunca el mandato, aunque frecuentemente lo
extinga.

2. Respecto al mandatario, la norma es que "Si el mandato ha sido conferido a


un incapaz, este puede representar válidamente al mandante, pero no
queda obligado para con el sino en los límites dentro de los cuales puede
ser obligado como incapaz" (C.C. art. 1.690). La opinión dominante es que
la referida norma constituye una excepción al Derecho común en materia
de mandato; pero estimamos que en el caso señalado propiamente no
existe mandato sino un negocio jurídico de conferimiento del poder de
representación que no constituye mandate por cuanto el incapaz
mandatario no se obliga a titulo contractual.

PUNTO 2

Formas del mandato, y especies

El contrato de mandato se encuentra muy vinculado con la representación y


el apoderamiento. El mandato puede ser la base en la que sustente el poder dado
al mandatario precisamente para la realización del encargo, aunque no se excluye
que la fuente de la representación la constituya otra relación jurídica como el
contrato de sociedad, el contrato de trabajo, la propia ley, etc. El mandato agota su
esfera de actuación en las relaciones internas entre mandante y mandatario.

En primer lugar encontramos el mandato tácito: El cual es conferido sin que


la voluntad del mandante se haya manifestado verbalmente o por escrito. Así es el
de la mujer casada, que se supone ha recibido de su marido para efectuar
válidamente compras y otros gastos habituales en la vida familiar.

En segundo lugar encontramos el mandato general o especial: el cual


comprende todos los negocios del mandante, mientras que el especial, solo uno o
más negocios determinados. De igual forma, encontramos el mandato concedido
en términos generales y el mandato expreso; el mandato concebido en términos
generales no comprende más que los actos de administración, mientras que para
transigir, enajenar, hipotecar o ejecutar cualquier acto de riguroso dominio se
necesita el denominado mandato expreso.

PUNTO 3

Análisis de las obligaciones, como debe cumplirse el mandato, responsabilidad del


mandatario, obligación de dar cuenta de sus operaciones, obligación de pagar
intereses, responsabilidad en caso de sustitución, responsabilidad ante terceros.
En cuanto a las obligaciones del mandatario, el Código Civil en su artículo
1.692, expone que el mandatario está obligado a ejecutar el mandato con la
diligencia de un buen padre de familia. En cuanto a la responsabilidad del
mandatario, el artículo 1.693 al respecto expone que el mandatario responde no
solo del dolo, sino también de la culpa en la ejecución del mandato y además la
responsabilidad en caso de culpa es menor cuando el mandato es gratuito que en
caso contrario. También el mandatario está obligado a dar cuenta de sus
operaciones y a abonar al mandante cuanto haya recibido en virtud del mandato,
aun cuando lo recibido no se debiera al mandante, esto de conformidad al artículo
1.694

En cuanto a la responsabilidad por sustitución, se plantea que el mandatario


responde de aquel en quien ha sustituido su gestión:

1. Cuando no se le dio poder para sustituir.


2. Cuando el poder para sustituir ha sido conferido sin designación de
persona, responde solamente de la culpa cometida en la elección y en las
instrucciones que necesariamente debió comunicar al sustituto, en estos
casos el mandante puede obrar directamente contra la persona que haya
sustituido al mandante.

Por otra parte en el artículo 1.696 establece que el mandatario debe interese
de las cantidades que aplico a usos propios, desde el día en que lo hizo; y de
las que aparezca deber, desde que se ha constituido en mora, finalmente, el
mandatario que, contratando como tal, ha dado a la parte con quien contrata
conocimiento suficiente de las facultades que se le hayan conferido, no es
responsable para con ella de lo haya hecho fuera de los límites del mandato, a
menos que se haya obligado personalmente.

Obligaciones del mandante, cumplir con las obligaciones contraídas por el


mandatario, reembolsar las cantidades anticipadas, indemnización por daños en la
gestión, derecho de retención a favor del mandatario, solidaridad de los
mandantes.
En primer lugar el mandante debe cumplir todas las obligaciones contraídas
por el mandatario dentro de los límites del mandato según lo establecido en el
artículo 1.698 del Código Civil. En lo que el mandatario se haya excedido, no
queda obligado el mandante, sino cuando lo ratifica expresa o tácitamente.
Asimismo el mandante debe reembolsar al mandatario los avances y los gastos
que este haya hecho para la ejecución del mandato, y pagarle sus salarios si lo ha
prometido. Si no hay ninguna culpa imputable al mandatario, el mandante no
puede excusarse de hacer este reembolso y pago, aunque el negocio no haya
salido bien, ni hacer reducir el monto de los gastos y avances bajo pretexto de que
habrían podido ser menores.

El mandante debe igualmente indemnizar al mandatario de las pérdidas que


éste haya sufrido a causa de su gestión, si no se le puede imputar culpa alguna.
Respecto al pago de interese por cantidades avanzadas, El mandante debe al
mandatario los intereses, a contar del día en que se hayan hecho los avances. En
cuanto a la retención de cosas como garantía, establece el articulo 1.702 El
mandatario podrá retener en garantía las cosas que son objeto del mandato, hasta
que el mandante cumpla con las obligaciones de que tratan los tres artículos
anteriores.

Sin embargo, el mandante podrá sustituir la garantía por otros bienes o


pedir que se la limite, a cuyo efecto ocurrirá al Juez de Primera Instancia de la
jurisdicción, quien ordenará la citación del mandatario. Si éste objetare la eficacia
o suficiencia de la nueva garantía ofrecida, o impugnare por excesiva la limitación
solicitada, el Juez abrirá una averiguación por ocho días y al noveno resolverá lo
conducente. Finalmente hablaremos un poco sobre la responsabilidad solidaria de
los mandantes, ya que si se ha conferido por dos o más personas para un negocio
común, cada una de ellas es responsable solidariamente al mandatario de todos
los efectos del mandato.
PUNTO 4

Extinción del mandato, cuestión general, causas de extinción propias del mandato,
sistematización. Régimen jurídico.

Generalidades

Además de las causas de extinción comunes a todos los contratos, existen causas
especiales de extinción del mandate (C.C. art. 1.704). En cuanto a las causas
comunes solo vale la pena advertir que cuando el mandato tiene fijado un termino
no debe interpretarse necesariamente que se trata de un termino extintivo del
contrato, ya que frecuentemente solo señala el tiempo dentro del cual debe
ejecutarse el mandato, so pena de incurrir en retardo. Esto supuesto, pasamos a
considerar las causas especiales de extinción del mandato.

Revocación del mandato

A) Principales. Por regla general, el mandate, en virtud de su carácter "intuitus


personae" puede ser revocado libremente por el mandante, aun cuando este
pendiente un plazo fijado originalmente en el contrato.

La revocación ni siquiera requiere ser expresa. El propio legislador considera


tácitamente revocado el mandato por el hecho de que el mandante nombre nuevo
mandatario para el mismo negocio, y por tanto considera extinguido el mandato
desde que se hace saber el nuevo nombramiento (C.C. art. 1.708), salvo que el
mandante haya expresado una voluntad contraria. Igualmente puede representar
una revocación tacita, la ejecución por parte del propio mandante de los actos que
había encargado al mandatario. Pero sea expresa o tacita, la revocación es una
declaración recepticia que por lo tanto debe ser dirigida al mandatario y solo
produce la extinción del mandato a partir del momento en que el mandatario la
llega a conocer.

B) Entre las partes, la revocación (dirigida al mandatario) hace cesar


inmediatamente y para lo futuro los efectos del mandato y muy especialmente en
su caso, el poder de representación del mandatario. Se ha discutido si la
revocación del mandato remunerado (que priva al mandatario de la remuneración
convenida) obliga al mandante a indemnizar al mandatario. La solución francesa
es que, a menos que la revocación constituya un abuso de derecho, no hay
obligación de indemnizar.

C) Frente a terceros, la revocación de un mandate con representación, según


hemos visto, no perjudica al tercero que no ha tenido oportuno conocimiento de
ella. Si se trata de un mandato sin representación, la revocación del mandate
tampoco afecta al tercero porque los derechos y deberes de este son frente al
mandatario con quien ha contratado.

D) Mandates irrevocables. a) La revocabilidad del mandate puede ser excluida por


pacto entre las partes; pero siempre es posible revocar el mandato por culpa del
mandatario y siempre es posible revocar el mandate general por tiempo
indeterminado.

b) La propia Ley establece la irrevocabilidad del mandato que ha sido conferido en


ejecución de una obligación del mandante frente al mandatario (C.C. art. 1.705).
Tal seria, por ejemplo, el mandate conferido por el deudor a su acreedor para
ejecutar actos de cuyas resultas se ha obligado a pagarle.

c) Cuando el mandato es irrevocable, su revocación no lo extingue.

d) Puede pactarse —sin que ello implique irrevocabilidad— que el mandante


pague una indemnización al mandatario en caso de revocación. Entonces la
revocación extingue el mandato en todo caso y aun antes del pago de la
indemnización; pero confiere al mandatario un crédito frente al mandante.

Renuncia del mandato

A) Principales. Por regia general el mandato, en virtud de su carácter "intuitus


personae" respecto de ambas partes, puede ser renunciado por el mandatario,
sea en forma expresa o tacita. La renuncia es una declaración recepticia que, por
ende, no produce sus efectos si no se la dirige al mandante (C.C. art. 1.709,
encab.). Aun cuando la justificación de la regia sea dudosa, es lo cierto quo el
mandato remunerado también puede ser renunciado libremente por el mandatario.
B) Efectos de la renuncia. La renuncia extingue el mandate desde que sea
notificada al mandante; Pero si esta lo perjudica, el mandatario: debe
indemnizarlo, a menos que no pueda continuar en ejercicio de mandato sin sufrir
un perjuicio grave (C.C. art. 1.709).

C) Irrenunciabilidad del mandato. Las partes pueden convenir el que el mandate


sea irrenunciable; en tal caso, aunque la renuncia siempre lo extingue, crea la
obligación para el mandatario de indemnizar al mandante incluso fuera de los
casos previstos en el articulo 1.709 de Código Civil.

Muerte de cualquiera de las partes

Dado el carácter "intuitus personae" del contrato, este se extingue en principio,


con la muerte de cualquiera de las partes (C.C. art. 1.704, ord.

3°); pero:

A) La norma puede ser descartada por la voluntad de los contratantes;

B) La muerte no extingue el mandate otorgado por el mandante en cumplimiento


de una obligación para con el mandatario (C.C. art. 1.705).

C) la muerte no produce la extinción total e inmediata del mandatario. En efecto:

a) En caso de muerte del mandante: a') son válidos los contratos celebrados
posteriormente con terceros de buena fe por el mandatario que ignoraba el hecho
de la muerte (C.C. art. 1.710); y b') el mandatario está obligado a terminar el
negocio ya comenzado en la época de la muerte del mandante, si hay peligro en la
demora (C.C. art. 1.711).

b) En caso de muerte del mandatario, sus herederos, si tienen conocimiento del


mandate, deben avisar al mandante y proveer entre tanto a lo que exijan las
circunstancias en interés de este (C.C. art. 1.712).

c) Por ultimo, la muerte de uno de los mandantes o de uno de lo: Mandatarios,


salvo pacto en contrario, deja subsistente el mandato respecto de los demás.

Interdicción de cualquiera de las partes


También en razón del carácter "intuitus per sonae" del mandate comprende que lo
extinga la interdicción de una de las partes. Sin embargo, debe observarse que:

A) La norma puede ser descartada por la voluntad de los particulares.

B) La interdicción no extingue el mandato otorgado en ejecución de una obligación


del mandante para con el mandatario (C.C. art. 1.705). Si el entredicho es el
mandatario, el mandate podrá ser ejercido por su representante legal.

C) En todo caso, el acto celebrado por el mandatario con un tercero de buena fe


es valido (argum. C.C. art. 1.710), no obstante la interdicción.

D) Salvo pacto en contrario, la interdicción de uno de los mandantes o de los


mandatarios, deja subsistente el mandate para los demás.

Inhabilitación de cualquiera de las partes

Por las mismas razones, el mandate se extingue por inhabilitaci6n de una de las
partes, si tiene por objeto un acto que no podría este ejecutar por si sin asistencia
del curador. Sin embargo, debe observarse que:

A) La norma tiene también carácter supletorio.

B) Aunque no lo diga (inexplicablemente) la Ley (C.C. art. 1.705), creemos que la


inhabilitaci6n no extingue el mandate conferido en ejecución de una obligación del
mandante frente al mandatario, ya que no puede producir tal efecto la
inhabilitaci6n cuando no lo produce la interdicción.

C) El acto celebrado por el mandatario con un tercero de buena fe es valido, no


obstante la inhabilitaci6n (argum. C.C. art. 1.710).

D) La inhabilitación de uno de los mandantes o de los mandatarios, en principio no


extingue el mandate respecto de los demás.

Quiebra o cesión de bienes de cualquiera de las partes

La quiebra o cesión de bienes de cualquiera de las partes deja a la otra sin la


garantía de poder hacer efectivos los derechos que a su favor puedan surgir del
mandate o de su ejecución. En consecuencia, es lógico que el legislador haya
dispuesto la extinción del mandato por tal circunstancia. Sin embargo, debe
observarse que:

A) La norma es supletoria.

B) La quiebra o cesión de bienes tampoco extingue el mandato conferido al


mandatario en cumplimiento de una obligación del mandante (C.C. art. 1.705).

C) El acto realizado por el mandatario ignorando la quiebra o cesión de bienes es


valido, con tal que haya contratado con un tercero de buena fe (C.C. art. 1.710).

D) En caso de pluralidad de mandantes o de mandatarios, la quiebra o cesión de


bienes de uno de ellos no implica la extinción del mandato respecto de los demás.

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