Clase 21032020 El Profeta y El Culto
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ARQUIDIÓCESIS DE MANAGUA
Escuela liberal
protestantes, que quisieron ver en los profetas los protestantes del A. T.", es decir,
los defensores de una religión sin altar y sin sacrificio.
I." La condenación que los profetas hacen de la vida cultual no es una condenación
absoluta y de principio, sino que se refieren a una vida cultual vacía y formalista.
"Los profetas no condenan a los sacerdotes por ser sacerdotes, sino porque han
dejado de serlo en el sentido auténtico y genuino" (Neher). Nosotros añadiríamos.
Los profetas no condenan el culto como tal culto, sino porque
ha dejado de ser el culto querido por Dios.
2.° La condenación que los profetas hacen del culto pertenece al llamado género
de "negación dialéctica", bastante frecuente en el lenguaje bíblico tanto del Antiguo
como del Nuevo Testamento. "No esto sino aquello" es una manera de decir: "No
tanto esto cuanto aquello". Así, cuando Oseas pone en boca de Dios estas palabras:
"Quiero amor, no sacrificio; conocimiento de Dios más que holocaustos" (6,6), el
sentido es el siguiente: "No quiero tantos sacrificios cuanto amor; no tanto
holocaustos cuanto conocimiento de Dios".
Escuela cultual
En los últimos cuarenta años ha habido una reacción contra la tesis liberal por parte,
sobre todo, de los exegetas escandinavos, que asocian estrechamente el
profetismo con el culto, hasta el punto de hacer de los profetas verdaderos
funcionarios de los santuarios israelitas. Esta era una de las conclusiones a que
llegaba S. Mowinckel en sus "Estudios sobre los Salmos". La presencia de oráculos
proféticos en los Salmos (véanse Sal 60; 75; 82; 110) e inversamente, la presencia
de liturgias cultuales en los profetas (véanse Hab 3; Joel 1-2; Os 6,1 ss.; Jer 14;
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ARQUIDIÓCESIS DE MANAGUA
etc.), indicaría, según el autor escandinavo, que los profetas formaban asociaciones
cultuales y vivían junto a los santuarios, donde ejercían su ministerio.
Dentro de esta perspectiva habría que interpretar textos como Jer 20, 1; 26; 29, 6;
35, Neh 14; Zac 13, 2-6; etcétera. En todos estos pasajes los profetas aparecen
junto a los sacerdotes actuando en el templo. Lo mismo habría que decir del profeta 3
Siempre fue reconocida la estrecha relación existente entre los profetas postexílicos
y el culto. Ageo y Zacarías, no solamente son los promotores de la reconstrucción
del segundo templo, sino que el tema y el estilo de sus oráculos son típicamente
cúlticos. No es menor la carga cultual que refleja el fondo y la forma del escrito
colocado bajo el nombre de Malaquías.
FALSOS PROFETAS
La Biblia hebrea no tiene una palabra propia y especifica para designar a los falsos
profetas. Reciben el nombre de "nabi" lo mismo que los verdaderos. La versión
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ARQUIDIÓCESIS DE MANAGUA
griega de los Setenta introduce en algunos casos el término "pseudoprophetes" (Zac
13, 2; Jer 6, 13; 33, 7. 8. 11. 16; 34,9; 35, 1; 36, 1.8).
Ello no quiere decir que los falsos profetas pasaran desapercibidos para sus
contemporáneos. Los profetas auténticos los conocen y emplean para designarlos
una gran variedad de expresiones. Dicen de ellos que: 5
1 Re 22
Si bien daban culto a Yavé y profetizaban en su nombre, lo único que intentaban los
profetas de 1 Re 22 era agradar y adular al rey. De ahí que el autor sagrado los
distingue cuidadosamente de los verdaderos profetas de Yavé, perseguidos por
Ajab (1 Re 18, 4; 19, 14); entre estos últimos se contaban Elias, Elíseo y el
protagonista de este capítulo, Miqueas, hijo de Yimla.
Os 4, 5
Desde el incidente de Miqueas, hijo de Yimlá, ocurrido el año 854, hasta los días de
Oseas (ca. 750) no encontramos más alusiones a los falsos profetas. Incluso esta
alusión de Oseas es indirecta y accidental.
Miq 3, 5-8. 11
Sof 3, 4
Un siglo más tarde, Sofonías acusa a los falsos profetas de frivolidad, mentira y
engaño.
Jeremías
Es Jeremías quien nos ha transmitido el diagnóstico más completo sobre los falsos
profetas. Algunos de sus discursos van dirigidos a ellos. Los acusa de: Profetizar en
nombre de Baal (2, 8); profetizar la mentira (2, 31; 27, 10. 15 ss.; 14, 14; 4, 9-10);
fallos morales en su vida personal (6, 13; 23, 11. 15; 29, 23); halagar al pueblo (6,
14; 14, 13; 23, 14-15). De ahí que son responsables de las faltas del pueblo (14, 11-
18), pues estorban su conversión (23, 14).
La doctrina de Jeremías sobre los falsos profetas se halla resumida en los capítulos.
28-29.
Ez 12, 21-14, 11
Después del destierro, Nehemias y Zacarías, en los lugares citados, son las únicas
noticias sobre los falsos profetas.
reproches dirigidos por Jeremías (5, 13; 14, 14; 23, 31-32) y Ezequiel (13, 6-7)
contra los profetas que profetizan sin haber sido llamados por Dios. 7
Este criterio de la vocación podía valer para los profetas personalmente, pero no
para los demás. De hecho, también los falsos profetas se presentaban como
enviados por Dios (1 Re 22, 10-28; 13, 11-22). Además, los falsos profetas aparecen
incluso, a veces, enviados por Dios para confundir al pueblo y al rey en señal de
castigo (Jer 4,10; cf. Ez 14, 9 y 1 Re 22, 23).-
Otros autores creen que más que de profetas verdaderos y falsos, habría que hablar
de profetas de ventura y desventura. Los primeros representarían a los falsos
profetas, que sólo buscan agradar; de ahí que siempre anuncian paz y prosperidad.
Ciertamente, los oráculos proféticos podrían ser clasificados en esos dos grandes
bloques: de ventura y de desventura. Pero esa clasificación no puede ser aplicada
sin más a los autores de los oráculos, puesto que no siempre los falsos profetas
anuncian paz, ni los verdaderos vaticinan siempre desventura. Generalmente, los
falsos profetas anunciaban paz y bienestar (véanse 1 Re 22 y los lugares citados
de Miqueas, Jeremías y Ezequiel), pero Miqueas (3, 5) habla también de falsos
profetas que intimidaban con la guerra a quien no los pagaba; y el Dt 18, 22 dice
que no hay por qué temer a quienes predicen la desgracia cuando ésta no se sigue,
es decir, se refiere a los falsos profetas.
Otros criterios más tangibles eran los milagros (Ex 4, 1-19; 7, 3-5; 1 Sam 12,16 ss.; 8
1 Re 13,1-6; 17-19; etc.), las profecías cumplidas (Dt 18, 19-22; 1 Re 2, 34; 3, 19-
20; 9, 6; etc.), la santidad del profeta (Jer 6, 13 ss.; 23, 11. 14- 15; 29, 23; etc.), la
ortodoxia de la doctrina.
• De una agitación violenta (1 Sam 19", 24; 1 Re 18, 26. 46; Ez 6, 11; 21, 19), los
profetas pasan luego a un estado de postración tan grande que se traduce por
accesos de afasia (Ez 3, 15. 26; 24, 27; 33, 22), parálisis (Ez 3, 25-26), catalepsia
(Ez 1, 28-2, 2; 9, 8; 11, 13; 43, 3).
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• Este proceso conducía al profeta a un estado de anestesia que le hacía insensible
a las incisiones y a las heridas (1 Re 18, 28; 20, 35-41; Zac 13, 6). Dominado por
sentimientos e imágenes obsesivas, el profeta llega a tener la sensación de perder
su personalidad, i. e. de no ser él mismo (1 Sam 10, 9). Llega a tener conciencia de
estar totalmente poseído por Dios, de no ser más que la boca de Dios (Jer 15, 19).
9
• La conciencia del profeta llega a estar tan alterada que no controla el movimiento
de los músculos y hace gestos incoherentes, emitiendo sonidos inarticulados, i. e.,
la glosoladia (Is 28, 9-10; 11, 13). Otra de las características del extático es que oye
lo que otros no oyen y ve lo que otros no ven; es decir, está sujeto a las ilusiones
de los sentidos de que habla la sicología moderna, las cuales pueden reducirse en
nuestro caso a dos: alucinaciones de la vista (las clásicas visiones de los profetas),
del oído (recuérdense las veces que leemos en los profetas: "A mis oídos Yavé
Sebaot ha dicho..."), del gusto (Ez 3, 1-3; Is 6, 6-7; Jer 1, 9), y la ilusión propiamente
dicha, producida por una percepción normal que se deforma en la conciencia del
extático; el profeta oye, por ejemplo, un trueno normal y real y la ilusión le hace oír
la voz de Dios; ve una nube y tiene la sensación de contemplar la gloria de Yavé.
Juicio
Esta sola razón sería suficiente para deshacer la teoría de Hoelscher. En efecto,
¿cómo explicar y considerar producto del éxtasis patológico todo el edificio
dogmático, moral, religioso y social del profetismo? 10
En este sentido, son apodícticas las profecías mesiánicas, que tienen gran cabida
en la predicación profética y se cumplieron fielmente a su tiempo.
Habrá que concluir, por tanto, con S. Pedro que: "Ninguna profecía de la Escritura
es de interpretación privada, porque la profecía no ha sido proferida en los tiempos
pasados por humana voluntad, antes bien, movidos por el Espíritu Santo, hablaron
los hombres de Dios" (2 Pe 1, 21).
Comunicación divina.
Según vimos más arriba, el profeta, especialmente el profeta oracular, podría ser
definido como el hombre llamado por Dios para hablar en su nombre a los demás.
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Dios se comunica con sus profetas por medio de wszones. Dentro de este título
general de "visiones" podemos incluir, según la Biblia, toda una gama de
comunicaciones de carácter intelectual, imaginario y sensorial.
aluden las fórmulas tan repetidas en la literatura profética: "Así habla Yavé"; "Fuéme
dirigida palabra de Yavé"; "Escuchad la palabra de Yavé"; etc. Santo Tomás cree
que este medio de comunicar Dios su palabra debió ser muy raro en el Antiguo
Testamento.
El medio más ordinario que Dios tenía para comunicarse con el profeta era la
imaginación. Dios infundía nuevas imágenes en el profeta o combinaba
sobrenaturalmente las que éste había adquirido por medios naturales. Esa clase de
visiones son frecuentísimas (Is 6; Ez 1-2; 8-11; Zac 1-6; etc.).
Los profetas aluden también a visiones sensoriales: visuales (Am 7, 19; 9, 1; Jer 1,
11-24), auditivas (Is 6, 3. 9; 40, 3; Jer 1, 5-7), tacto (Is 6, 6; Jer 1, 9), gusto (Ez 3,
3). De ordinario, estas visiones tienen su punto de arranque en el mundo material
que rodea al profeta. Isaías, natural de Jerusalén, tiene la visión del templo (Is 6).
Amos, pastor de Tecoa, tiene la visión de las langostas y de los frutos (7, 1-2; 8, 1-
2). Jeremías, amante del hogar, tiene visiones domésticas (1,11-13). En Ezequiel,
sacerdote, predominan las visiones de carácter cultual.
Dios se comunicaba también a los profetas mediante sueños. Conviene advertir, sin
embargo, que este medio de comunicación divina fue frecuente en los primeros
tiempos del A. T, y lo volvió a ser al final, pero no así durante el período del
profetismo clásico. Los grandes profetas no hacen gran aprecio de los sueños (Jer
23, 25-27; 27, 9-10; Is 29, 7-8). Solamente los profetas tardíos (Jl 3, 1; Zac 1, 8 ss.)
y los apocalipsis (Dan 7, 1; etc.) apelan a los sueños.
Conviene advertir que en todo este campo de visiones y sueños resulta difícil
determinar cuánto corresponde a la realidad objetiva y cuánto a la convención
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literaria. En las visiones es asimismo difícil determinar cuándo se trata de visiones
sensitivas, cuándo son meras representaciones imaginarias.
Expresión profética.
Los profetas sintieron la palabra divina sobre sí mismos con tanta urgencia que no
12
podían menos de hablar. "Hablando el Señor Yavé, ¿quién no profetizará?" (Am 3,
8). La palabra de Yavé "es como fuego abrasador que siento dentro de mis huesos,
que no puedo contener ni soportar" (Jer 20, 9). Un día de su vida fueron llamados
por Dios de manera apremiante e irresistible y se vieron constreñidos a proclamar
la palabra de Dios (Am 7, 15; Is 6, Jer 1, 4-10; etc.).
• Palabras; algunas veces escritas (Is 8, 1; 30, 8; Jer 36; Ez 2, 9-10; Hab 2, 2; Mal
3,16); casi siempre habladas.
• Gestos: 1 Sam 15, 27-28 (la orla del manto de Samuel); 1 Re 11, 29 (manto de
Ajías dividido en doce partes); Is 20, 2 (Isaías descalzo y desnudo por las calles de
Jerusalén); Jeremías (c. 13: la faja escondida en el Eufrates; 18, 1-12: el alfarero;
19: la orza; 24: los higos; 27-28: el yugo; 32: la compra del campo de Anatot);
Ezequiel (4-5: tableta asediada; inmovilidad del profeta; alimento mísero y
racionado; cabellos quemados y dispersos; 12: cargado con los trebejos; 24, 3-14:
la marmita; etc.).
Las acciones simbólicas tenían gran valor pedagógico, pues forzaban la atención
del pueblo y hacían tangible el mensaje profetice En el fondo, sin embargo, más que
a motivos pedagógicos, las acciones simbólicas obedecían a una concepción muy
semítica, según la cual, el gesto significaba ya la realidad incoada; es decir, los
semitas atribuían al gesto una eficacia cuasi sacramental.
• La misma vida de los profetas. Los profetas mismos en persona, su propia vida,
se convertían a veces en mensaje. En este sentido debe entenderse, por ejemplo,
la vida matrimonial de Oseas (1-3; la vida de Isaías y sus dos hijos (8, 18); el celibato
de Jeremías (16, 1-13); las distintas incidencias de la vida de Ezequiel (4, 4-8; 24,
15-24; 24, 27; 33, 22).
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LITERATURA PROFETICA
Escuela critica
Hasta hace pocos años estaba de actualidad la tesis de la escuela critica, según la 13
cual en la formación de los libros proféticos había que distinguir tres tiempos:
Escuela escandinava
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En estos últimos decenios se ha insistido mucho, sobre todo por parte de la escuela
escandinava, en la importancia de la tradición oral como medio de transmisión y
formación de la literatura profética.
escrito. Durante este estadio de tradición oral, la literatura bíblica habría sufrido una
profunda transformación. En el caso concreto de los profetas, la transformación
posterior habría sido tal que hoy somos incapaces de reconstruir a través de los
actuales libros las palabras auténticas ("ipsissima verba") de los autores originales.
Oráculo.
Israel sentía como ningún otro pueblo la cercanía de su Dios. De ahí que le vemos
recurrir con frecuencia a El en busca de respuestas u oráculos para sus problemas:
• Muerto José, los israelitas hicieron a Yavé esta consulta: "¿Quién de nosotros
subirá el primero a combatir a los cananeos?". Yavé respondió: "Subirá Judá, he
puesto el país en sus manos" (Jue 1,1-2).
• Un caso similar tenemos en 1 Sam 10, 22. Yavé es consultado acerca de Saúl:
"¿Ha venido ese?". Dijo Yavé: "Aquí lo tenéis escondido entre la impedimenta".
Otras veces es Dios quien toma la iniciativa y comunica sus oráculos o mensajes a
los hombres sin esperar a que éstos le consulten. Lo puede hacer directamente (Jue
6, 11-18; 13, 3-25; 1 Re 3, 5), si bien la mayor parte de las veces lo hace a través
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de portavoces o mensajeros (aquí habría que citar toda la lista de profetas, desde
Samuel a Malaquías).
Los autores suelen distinguir entre oráculo sacerdotal y oráculo profético; • Por
oráculos sacerdotales se suelen entender las respuestas que los sacerdotes daban
en nombre de Dios a las miles cuestiones y problemas que los israelitas 16
presentaban en los santuarios. Los sacerdotes solían servirse para conseguir estas
respuestas de la Divinidad de ciertos medios o técnicas, v.gr.: el efod o las suertes
urim y tummim.
• Los oráculos proféticos suelen ser mensajes de orden religioso o moral que Dios
comunica por propia iniciativa a sus siervos los profetas, con destino a toda la
comunidad o a sus guías políticos y religiosos
La terminología característica del oráculo en boca de los profetas, suele ser: Me fue
dirigida palabra de Yave en estos términos... Pero el profeta no es el destinatario
final, sino que ha recibido el mensaje con destino a los demás; de ahí, que al
transmitir la palabra divina acentúe su carácter de portavoz: Yave habla...; Yave ha
dicho.. ; Escuchad porque Yave ha dicho...; Escuchad la palabra de Yave... En todas
estas expresiones el término oracular técnico es "dabar", que se emplea unas veces
como verbo y otras como sustantivo. Otro término técnico para subrayar el carácter
oracular de la predicación profética es "ne'um Yahweh"; "ne'um Yahweh seba'ót";
"ne'um 'adonay" (= oráculo de Yavé; oráculo de Yavé Sebaot; oráculo del Señor).
Requisitoria judicial
Con motivo de los recientes estudios sobre la Alianza bíblica, los autores han
llamado la atención sobre una forma literaria profética muy emparentada con
aquella, la cual ha sido bautizada por los ingleses con el título de "Rib-Pattern", que
podemos traducir al castellano por "Requisitoria judicial". Suele sujetarse a un
esquema bastante uniforme, que consta de los siguientes puntos:
1.° Llamamiento a los testigos para que presencien el proceso y actúen como
jueces. Se suelen invocar como testigos al cielo y a la tierra (Is 1, 2; Miq 6, 1-2; Jer
2, 12; Dt 32, 1-2) y también a los hijos de Israel (Am 3, 1; 4, 1; 5, 1). -
2.» Introducción de la causa por Dios mismo o por su representante en la tierra (Dt
32, 4-6; Is 1, 2-3; Miq 6, 1; Jer 7, 3-4).
3.° Evocación de los beneficios otorgados por Dios a su pueblo (Dt 32, 7-14; Miq 6,
3-5; Jer 2, 5-7).
4.° La acusación propiamente dicha (Dt 32, 15-18). Este es el elemento más
frecuente en los profetas, el cual está presentado bajo distintas formas.
Generalmente, el profeta habla en nombre de Dios; a veces, desarrolla, defiende o
interpreta la palabra de Dios.
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ARQUIDIÓCESIS DE MANAGUA
5.° La sentencia (Dt 32, 19-29). También es frecuente en los profetas.
Generalmente, Yavé amenaza con entregar a su pueblo en manos de los pueblos
enemigos, que actúan en este caso como instrumentos de la justicia divina.
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TRABAJO EN CASA:
En Su cuaderno a Mano.
01.- Ver el Video Recomendado en la parte de arriba: Ver este video: internet
https://www.youtube.com/watch?v=ZFdFF3zbUtw Geografía y Costumbres de la
Biblia - Antiguo Testamento.- Hacer un Resumen sobre Historia y Costumbres de
los pueblos del medio oriente o regiones donde se verifica los hechos de la historia
del pueblo de Israel.
02.- De la Tabla de los Profetas Separar los Profetas del Reino del Norte y del Reino
del Sur. (Investigar). Dividir los Libros Proféticos en Mayores y Menores hacer lista.
03.- Leer el presente Escrito y Escribir sus comprensiones expresadas por sus
propias palabras.