Origen de Los Impuestos Territoriales

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El origen histórico de los impuestos

Cifuentes y otros, 2006, señalan que los tributos son tan antiguos como el hombre. Su
origen se remonta a los albores de la humanidad, y su aparición obedece a la religión o a
la guerra y el pillaje. Los de carácter religioso parecen ser los primeros. Al evolucionar la
sociedad, dichas ofrendas se tornaron obligatorias y la clase sacerdotal se volvió fuerte y
poderosa, llegando a ser la principal latifundista de la época medieval, ejerciendo gran
influencia sobre las monarquías conjuntamente con la clase guerrera o militar con la cual
en ocasiones se confundía.

Los impuestos estuvieron por lo tanto relacionados con el clero. Algunos de ellos fueron la
bula de cruzada, que se remonta al siglo XI, cuando se autorizó a la corona española para
recabar, una especie de limosna que tenía por objeto financiar la lucha contra los moros y
financiar las cruzadas. Las medias anatas aplicaba a los beneficiarios de oficios
eclesiásticos debían pagar a la Real Hacienda la mitad de sus ingresos durante el primer
año. Igualmente estaba la mesa eclesiástica los espolios, las vacantes, entre otros.
(Cifuentes, 2006)

Como la monarquía remataba oficios, se creó el impuesto de enajenación de oficios o


cargos públicos y una vez se emprendieron las guerras que se constituyeron impuestos
como los donativos graciosos. El último donativo gracioso que se exigió a los habitantes
del Nuevo Reino de Granada fue decretado por Carlos III, en 1780, para atender los gastos
de la guerra con Inglaterra, ya en vísperas de la revolución de independencia, generó la
revolución comunera. (Cifuentes, 2006).

El sistema colonial basó gran parte del recaudo en los impuestos indirectos recaían, sobre
una industria o actividad determinada, o sobre el intercambio de mercancías entre España
y América, entre ésta y la metrópoli, o en el interior de las colonias. Los principales
impuestos indirectos fueron los diezmos, la alcabala y la encomienda.

o Los diezmos, se establecen por disposición de los reyes católicos desde 1501. Consistía
en un gravamen del 10% que se aplicaba sobre la producción agrícola, y que tenía como
propósito financiar el mantenimiento del culto y de sus prelados en América. Una parte
menor del diezmo (dos novenos) ingresaba directamente a las arcas de la Real Hacienda y
no estaba afectada al mantenimiento del culto. Por lo general, el tributo del diezmo se
pagaba en frutos. (Cifuentes, 2006). Cabe anotar como se recoge el diezmo aún en
comunidades alejadas o en los cultos neocristianos por parte del clero.
o La alcabala, se refiere al derecho que en España se exigía sobre el valor de todas las
cosas muebles e inmuebles y los semovientes que se permutaban o vendían. Fue la
alcabala un típico impuesto indirecto. En América tuvo una tarifa del 2% sobre el valor de
dichas transacciones. (Cifuentes, 2006).

o La encomienda, “consistía en repartir los indios de las aldeas o comunidades entre los
conquistadores para que los empleasen como mano de obra en las minas y en la
agricultura; o sea, para que los indios encomendados prestaran servicios personales. Los
encomenderos a su vez pagaban los respectivos tributos a la corona de acuerdo con lo
que recibían de los indios y con lo acordado en las capitulaciones. “Los impuestos que
pagaban los indios a los encomenderos se conocían con el nombre de la demora y se
distribuían así: una parte para el patrón, una quinta parte del total para el rey, una cuota
para el cura o encomendero doctrinero, una parte para el sueldo de los recaudadores”.
(Cifuentes, 2006).

La independencia marcó la ruptura con los tipos de impuestos, pero ante la necesidad de
financiar la naciente burocracia y especialmente atender a las deudas de la Guerra de
Independencia, rápidamente se configura una estrategia de recaudo. El desmonte del
régimen tributario de la colonia se da con el nombramiento de Pedro Gual como
gobernador civil de la Provincia de Cartagena. Desaparecen al menos provisionalmente,
los estancos de aguardiente y tabaco, las alcabalas y la encomienda y la demora, los cuales
habían sido incrementados ostensiblemente por los españoles como mecanismo para
financiar las guerras que España y Francia libraban con Inglaterra. (Contraloría General de
la República, 1998).

Un claro antecedente de los impuestos territoriales, se localiza en los llamados estancos.


Estos eran instituciones privadas, que se les encomendaba la labor de controlar los
llamados productos "estancados" o bienes de consumo monopolizados por una sola
persona en un territorio y cuyo precio era manejado a su antojo. Sin embargo los estancos
prosperaban, aun elevando los precios, porque su principal característica era que los
productos que ellos comerciaban eran o vicios o productos absolutamente necesarios. Los
cuatro estancos establecidos en el actual territorio nacional fueron: Aguardiente, tabaco,
juegos y dados y la sal. Como establecimientos privados que eran, los libros de
contabilidad y sus sistemas de administración eran privados. No se pudo conocer que
tanto peso tenían en la sociedad y economía de entonces. (Ocampo, 1987)

Curiosamente la palabra estanco y su derivado estanquillo subsiste hasta nuestros días y


se refiere al sitio específico de venta de licores y cigarrillos. Tal nombre se debe el origen
de esta palabra, es que los estancos en cada región eran concentrados en una sola casa, a
la cual todos los que quisiesen consumir, tenían que ir.

Señala Tirado, 1977, como ya en la Independencia y hacia 1820, bajo el gobierno de


Francisco de Paula Santander se toma el modelo impositivo inglés y se establece la
contribución directa, pero no fue viable en la práctica debido a las continuas guerras
civiles. Luego en 1821 en el Congreso de Cúcuta se crean tributos que hoy constituyen una
fuente importante de recursos para el Estado, tales como: impuesto predial, impuesto
sobre la renta, industria y comercio, entre otros.

En la década de 1840 se crean nuevos impuestos directos y proporcionales, gravando las


rentas per cápita de los granadinos entre 18 y 60 años. En 1843 el entonces secretario de
Hacienda, Rufino Cuervo, encontraba sobre el precario estado de las finanzas públicas,
que “1. Lo impreciso y complicado de las disposiciones fiscales, 2. la dispendiosa y poco
exacta recaudación de las contribuciones, y 3. la falta de una contabilidad fiscal exacta y la
existencia de un sistema de examen de libros y cuentas defectuoso”. (Tirado, 1977)

Muchos de los impuestos municipales tuvieron su origen en la ley 97 de 1913, que da


autorizaciones especiales a ciertos Concejos Municipales y particularmente al de Bogotá.

“Artículo 1. El Concejo Municipal de la ciudad de Bogotá puede crear libremente los


siguientes impuestos y contribuciones, además de los existentes hoy legalmente;
organizar su cobro y darles el destino que juzgue ms conveniente para atender a los
servicios municipales, sin necesidad de previa autorización de la Asamblea Departamental:

a) El de expendio a los consumidores de los licores destilados. Se exceptúa el alcohol


desnaturalizado que se destine a objetos industriales.

b) Impuesto sobre el consumo de tabaco extranjero, en cualquier forma.

c) Impuesto de extracción de arena, cascajo y piedra del lecho de los cauces de ríos y
arroyos, dentro de los términos municipales, sin perjudicar el laboreo legítimo de las
minas y el aprovechamiento legítimo de las aguas.

d) Impuesto sobre el servicio de alumbrado público.”

1.2 La configuración de los impuestos territoriales en el marco legal reciente de


Colombia.
La calidad de colombiano enaltece a todos los miembros de la comunidad nacional. Todos
están en el deber de engrandecerla y dignificarla. El ejercicio de los derechos y libertades
reconocidos en esta Constitución implicar responsabilidades. Toda persona está obligada
a cumplir la Constitución y las leyes. Son deberes de la persona y del ciudadano:

........9. Contribuir al financiamiento de los gastos e inversiones del Estado dentro de


conceptos de justicia y equidad. “

“Corresponde al Congreso hacer las leyes. Por medio de ellas ejerce las siguientes
funciones: ... 11. Establecer las rentas nacionales y fijar los gastos de la administración.

12. Establecer contribuciones fiscales y, excepcionalmente, contribuciones parafiscales en


los casos y bajo las condiciones que establezca la ley.

La Corte Constitucional (Sentencia C-537 de 1995) teniendo en cuenta este principio,


interpreta que la ley que cree una determinada contribución, debe definir también
directamente los sujetos pasivos, los hechos, las bases gravables, y las tarifas de los
impuestos. Pero ello no impide que las entidades territoriales (en una interpretación sana
de la normatividad) puedan a través de sus corporaciones, fijar estos elementos puntuales
del gravamen para su ciudad o departamento.

En otras palabras, para establecer un impuesto municipal se requiere previamente de una


Ley de la República que autorice su creación. Una vez creado el impuesto por una ley, los
municipios adquieren el derecho a administrarlo, reglamentarlo y manejarlo como lo
consideren conveniente, de acuerdo con sus necesidades, sin que pueda el Congreso
injerir en su administración, recortarlo, conceder exenciones, tratamientos preferenciales,
extenderlo, o trasladarlo a la nación, salvo el caso de guerra exterior.

A su vez, sólo en casos de excepción, como el referido en el artículo 215 de la Carta, es


decir:

“Cuando sobrevengan hechos distintos de los previstos en los artículos 212 y 213 que
perturben o amenacen perturbar en forma grave e inminente el orden económico, social y
ecológico del país, o que constituyan grave calamidad pública, podrá el Presidente, con la
firma de todos los ministros, declarar el Estado de Emergencia por períodos hasta de
treinta días en cada caso, que sumados no podrán exceder de noventa días en el año
calendario.
Mediante tal declaración, que deberá ser motivada, podrá el Presidente, con la firma de
todos los ministros, dictar decretos con fuerza de ley, destinados exclusivamente a
conjurar la crisis y a impedir la extensión de sus efectos.

a iniciativa para la expedición de normas en materia fiscal no es absoluta e ilimitada a


favor del Congreso de la República, porque las leyes referidas a exenciones de impuestos,
contribuciones y tasas nacionales sólo se pueden decretar por iniciativa del Ejecutivo. Es
decir, para la creación de impuestos, tasas y contribuciones, la iniciativa puede provenir
del Congreso o del Gobierno, pero para decretar exenciones sobre las mismas, la iniciativa
legislativa es exclusiva del Gobierno. Tal situación explica entonces la cantidad de
reformas tributarias en cada uno de los períodos presidenciales.

En cuanto a los impuestos territoriales, el artículo 362 señaló:

“Los bienes y rentas tributarias o no tributarias o provenientes de la explotación de


monopolios de las entidades territoriales son de su propiedad exclusiva y gozan de las
mismas garantías que la propiedad y renta de los particulares. Los impuestos
departamentales y municipales gozan de protección constitucional y en consecuencia la
ley no podrá trasladarlos a la Nación, salvo temporalmente en caso de guerra exterior”.

De igual manera, añade la Constitución en su artículo 294 que

“La ley no podrá conceder exenciones ni tratamientos preferenciales en relación con los
tributos de propiedad de las entidades territoriales. Tampoco podrá imponer recargos
sobre sus impuestos salvo lo dispuesto en el artículo 317.”

El artículo 317, al respecto puntualiza:

”Solo los municipios podrán gravar la propiedad inmueble. Lo anterior no obsta para que
otras entidades impongan contribución de valorización”.

Cabe anotar que la facultad que tienen los municipios, en cabeza de sus alcaldes, de
presentar proyectos de acuerdo, y el de los gobernadores de presentar proyectos de
ordenanzas, para ser aprobados por el concejo municipal y las asambleas
departamentales son inconstitucionales si en dicho acto se tiene por objeto crear o
modificar un impuesto del orden nacional sin ninguna ley que los faculte para ello.

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