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Tema 13.

Movilización y traslado de pacientes

1. Movilización y traslado de pacientes


1.1. Introducción
Dentro de las principales funciones del celador de Instituciones Sanitarias, en
este tema vamos a desarrollar dos funciones muy importantes como son el traslado
de los pacientes en camilla o en silla de ruedas, a las consultas o dependencias de la
institución (incluyendo el traslado a las ambulancias) y la participación como parte
del equipo de profesionales dedicados a la atención al paciente colaborar en la
movilización de pacientes. Para llevar a cabo estas funciones el celador debe
conocer una serie de conceptos, que le ayudarán a realizar su tarea correctamente.

1.2. Topografía y terminología anatómicas


Comprende fundamentalmente el estudio de los principales ejes, planos y
direcciones del cuerpo:
– Los ejes del cuerpo.
Son ejes imaginarios, que hacen referencia a las diferentes dimensiones,
es decir, un sistema tridimensional de coordenadas (largo, ancho y pro-
fundo), que son útiles para componer y estudiar los diferentes planos del
cuerpo. Vamos a estudiar tres ejes del cuerpo:
1. Eje Longitudinal o Vertical: es aquel perpendicular al suelo, cuan-
do el sujeto está de pié, dirigiéndose de arriba abajo (superior/ infe-
rior) El eje vertical más largo se denomina Eje Principal.
2. Eje Transversal u Horizontal: es aquel perpendicular al anterior,
dirigiéndose de un lado a otro del cuerpo (derecha/ izquierda.
3. Eje Sagital: es aquel perpendicular a los dos anteriores, y se dirige
de delante a atrás (anterior /posterior).

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Los planos del cuerpo.


Cada dos grupos de ejes anteriores van a formar tres grupos de planos,
también útiles para el estudio de las distintas proyecciones del cuerpo
(planos de visión, de corte y de movimiento). Los principales planos del
cuerpo son:
1. Plano Medio Sagital: es el plano medio y divide al cuerpo en 2
mitades más o menos simétricas, por lo que se considera plano de si-
metría. Contiene los ejes sagitales y verticales que pasan por la parte
media del cuerpo, de donde deriva el nombre de plano medio sagital. El
Plano Sagital: sería cualquier plano paralelo al medio sagital.

2. Plano Frontal o Coronal: es paralelo a la frente y perpendicular al


plano sagital. Contiene los ejes transversales y longitudinales.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

3. Plano Transversal u Horizontal: es perpendicular a los 2 anterio-


res. Contiene los ejes transversales y sagitales.

– La “posición anatómica”.
Es una posición de referencia, utilizada en anatomía, sobre todo, para
usar en la descripción de movimientos y función de los músculos. No es
una posición habitual y es la siguiente:
▷ Cuerpo derecho y de pié,
▷ Pies juntos y paralelos,
▷ Palmas de las manos hacia delante,
▷ Cabeza recta y mirando hacia el frente.
– Direcciones en el espacio.
Estas direcciones se refieren a la posición anatómica (p.a.):
▷ Craneal: se acerca o en la cabeza.
▷ Caudal: se aleja de la cabeza.
▷ Superior: hacia arriba, en p. a.
▷ Inferior: hacia abajo, en p. a.
▷ Medial: hacia o en el plano medio sagital.
▷ Lateral: que se aleja del plano medio sagital.
▷ Central, profundo o interno: situado en el interior del cuerpo.
▷ Periférico, superficial o externo: situado en el exterior del cuerpo.
▷ Anterior o ventral: hacia delante o delante del cuerpo.
▷ Posterior o dorsal: hacia atrás o detrás del cuerpo.

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▷ Proximal: se acerca o hacia el tronco; se aplica a las extremidades.


▷ Distal: que se aleja del tronco; se aplica a las extremidades.
▷ Palmar o volar: en o hacia la palma de la mano,
▷ Plantar: en o hacia la planta del pié.

POSICIÓN ANATÓMICA

1.3. Movilidad de una articulación


1. Conceptos generales
Aunque el movimiento de los huesos depende de la actividad del músculo
esquelético insertado, el tipo de movimiento o grado de libertad de éste, está
determinado por la articulación y la forma de las superficies articulares. A con-
tinuación se define algunos términos fundamentales para entender la movilidad
de las articulaciones:

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Movimiento articular: Recorrido de un segmento corporal o palanca ósea


desde una articulación específica, normalmente axial o angular y
paralelo a un plano, o alrededor de un eje y plano oblicuo.
– Arco de movimiento normal: La cantidad o recorrido total a través del
cual porciones o segmentos corporales pueden moverse dentro de sus
límites anatómicos de la estructura articular, antes de ser detenidos por
estructuras óseas ligamentosas o musculares.
– Flexibilidad: El alcance total (dentro de los límites de dolor) de una par-
te del cuerpo a través de su arco de movimiento potencial. La habilidad
de un músculo para relajarse y producir una fuerza de estiramiento. La
extensibilidad de tejido periarticular (estructuras que circundan y cruzan
las articulaciones) para permitir un movimiento normal o fisiológico de
una articulación o extremidad corporal.
– Estiramiento: Descripción de una actividad que aplica una fuerza de-
formadora a lo largo del plano de un movimiento.
– Ejercicios de Flexibilidad: Término general utilizado para describir
ejercicios ejecutados por una persona para elongar los tejidos blandos
(músculos, aponeurosis, tejido conectivo, tendones, ligamentos, cápsulas
articulares y la piel) de forma pasiva (aplicación manual o mecánica de una
fuerza externa para estirar los tejidos blandos) o activamente (el esti-
ramiento de los tejidos blandos se lleva a cabo por el mismo individuo).
– Movilización: Describe la aplicación de una fuerza de un movimiento
articular.
– Movilización articular: Tracción pasiva y/o movimientos de desliza-
mientos aplicados en las superficies articulares que mantienen o restau-
ran el juego normal articular permitido por la cápsula, de manera que
puede llevarse a cabo el mecanismo de rodar-deslizar mientras se mueva
el individuo.
– Estabilidad: La destreza de una articulación para amortiguar y resistir
movimientos sin ocasionar lesiones en las articulaciones y a sus tejidos
circundantes, tales como lesiones de dislocación articular, esguinces o
desgarros de los ligamentos, o desgarros del tejido muscular. Es la resis-
tencia o cohesión a desplazamientos de potencial dislocante.
– Laxitud: describe el grado de estabilidad de una articulación, la cual
depende de sus estructuras de soporte (ligamentos, cápsula articular y
continuidad ósea). El grado de movimiento anormal de una articulación.

Sin las articulaciones no habría movimiento ni estabilidad. Estas uniones per-


miten los movimientos angulares de los segmentos del cuerpo. Las articulaciones
proveen estabilidad o soporte (apoyo estático). Además, como una unidad total

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

del cuerpo humano, las articulaciones proveen la capacidad para trasladarse de


un punto a otro.

Las articulaciones hacen posible los movimientos de las partes del cuerpo.
Los movimientos que permiten las articulaciones contribuyen en gran medida a
la conservación de la homeostasis (equilibrio fisiológico del cuerpo) y, por
tanto, a la supervivencia. Sin articulaciones entre los huesos, no podríamos
movernos puesto que nuestros cuerpos serían rígidos e inmóviles.

La movilidad de una articulación se refiere a la magnitud del arco de movi-


miento. El grado de libertad o nivel de extensión y recorrido de una articulación
depende de diversos factores, los cuales se describe a continuación:
– Factores estructurales o estáticos:
Puede ser que la interposición de los topes óseos (hueso a hueso) obsta-
culiza el arco de movimiento. Esto se refiere a configuración de las
partes óseas articuladas y/o el grado de contacto entre dichas superficies
articu-lares.
Por otro lado, interposición de estructuras blandas también influyen en
el recorrido de las articulaciones. Describe la posición, compresión y/o
grado de rigidez o flexibilidad de los tejidos blandos que circundan o
cru-zan las articulaciones. Dichas estructuras blandas incluyen los
músculos y su aponeurosis (fascia) o tejido conectivo que cubre todo el
vientre del músculo, las estructuras de la articulación (cápsula articular
ligamentos y tendones, la piel y el tejido adiposo.
– Factores fisiológicos o dinámicos.
Estos factores incluyen el reflejo de estiramiento regulado por el
mecanis-mo de los husos musculares. Además, la fase transitoria de
contracción muscular puede ser otra causa que influye en la movilidad
de una articu-lación.

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– Principales Movimientos de las articulaciones.


A continuación se describen los principales tipos de movimientos que
pueden darse según el tipo de articulación:
a) Movimientos Paralelos al Plano Sagital y Alrededor de un Eje
Frontal-Horizontal:
• Flexión: Disminución en el ángulo de la articulación.
• Extensión: Aumento en el ángulo de la articulación.
• Hiperflexión: Flexión más allá de una línea recta vertical.
• Hiperextensión: La continuación de la extensión más allá de de
la posición fundamental de la anatómica (o la continuación de la
extensión más allá de una línea recta vertical).
• Dorsiflexión: Movimiento del dorso del pie (empeine o parte
superior del pie) hacia la cara anterior de la tibia.
• Flexión plantar: Extensión de la planta del pie hacia abajo.
b) Movimientos Paralelos al Plano Frontal (Coronal) y Alrede-dor
de un Eje Sagital-Horizontal:
• Abducción: Movimiento lateral fuera de la línea media del cuerpo.
• Aducción: Movimiento lateral hacia la línea media del cuerpo.
• Flexión lateral: Acción de doblar lateralmente la cabeza o el
tronco (en las articulaciones intervertebrales de la columna ver-
tebral).
• Hiperabducción: Abducción más allá de la línea recta vertical.
• Hiperaducción: Movimiento combinado con ligera flexión por
virtud del cual las extremidades superiores pueden cruzar el
frente del cuerpo, o una extremidad inferior cruzar el frente de la
extre-midad que apoya el peso del cuerpo.
• Inversión y aducción (supinación): Movimiento de la planta
del pie hacia la línea media (adentro), en el nivel de la articula-
ción del tobillo.
• Eversión y abducción (pronación): Movimiento de la planta
del pie hacia afuera de la línea media, en el nivel de la articula-
ción del tobillo.
c) Movimientos Paralelos al Plano Transversal (Horizontal) y
Alrededor de un Eje Vertical:
• Rotación de izquierda a derecha: Rotación de la cabeza o
cuello, de tal forma que el aspecto anterior gire hacia la
izquierda o a la derecha respectivamente.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

• Rotación lateral o externa: la cara anterior de un hueso o


segmento (muslo, brazo superior, extremidad superior o inferior
como una unidad entera) gira fuera de la línea media del cuerpo.
• Rotación medial o interna: la cara anterior de un hueso o
segmento gira hacia la línea media del cuerpo.
• Supinación: Movimiento de rotación lateral sobre el eje del hue-
so del antebrazo, por virtud del cual se vuelve hacia adelante la
palma de la mano.
• Pronación: Movimiento de rotación medial sobre el eje del hue-
so del antebrazo, de manera que la palma de la mano es volteada
de una posición anterior a una posición posterior.

1.4. La inmovilidad como síndrome


Los trastornos del sistema musculo-esqueléticos y articulares son la causa
principal de los dolores crónicos y de la discapacidad física que afecta a la capa-
cidad del movimiento corporal o movilidad del individuo. Estas alteraciones son
relativamente frecuentes. El grado de la lesión puede variar desde un tirón mus-
cular leve a una distensión de ligamentos, una luxación en una articulación o
una fractura, incluyendo todas aquellas lesiones degenerativas que pueden
afectar al individuo de manera crónica.
Algunas de estas lesiones se resuelven por completo, aunque son gene-
ralmente dolorosas y causan alteraciones de la movilidad normalmente de
manera transitoria pero, pueden dar lugar a complicaciones a largo plazo que
pueden llegar alterar la movilidad de la persona de manera mas o menos
permanente. Las alteraciones crónicas degenerativas, como por ejemplo la
artrosis, llevan con el tiempo a una alteración de la movilidad de manera
progresiva y crónica.
Esta movilidad, o capacidad de desplazamiento en el medio que rodea al in-
dividuo, es imprescindible para tener autonomía, siendo un componente
esencial de la vida del hombre.
Además, la inmovilidad va a aumentar con la edad. Así, en las personas ma-
yores depende de la interacción entre factores propios de cada individuo, como
la habilidad y destreza motoras, la capacidad cognitiva y sensorio-perceptiva, el
grado de salud o autoconfianza, y los recursos ambientales y personales
externos (los meramente físicos o arquitectónicos y los vinculados a actitudes
de familiares y cuidadores).

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

La capacidad de movilización es un indicador del nivel de salud del


individuo y de su calidad de vida, ya que, determina el grado de independencia
o de de-pendencia. El mayor inmovilizado es considerado un paciente de alto
riesgo para la aparición de complicaciones médicas, dependiente en las
actividades básicas de la vida diaria y candidato a la institucionalización. El
inmovilismo se puede definir como la disminución de la capacidad para
desempeñar actividades de la vida diaria por deterioro de las funciones motoras.

El síndrome de inmovilidad es un problema caracterizado por una reducción


marcada de la tolerancia al ejercicio (respuesta taquicardizante, hipertensión ar-
terial, disnea…), progresiva debilidad muscular y, en casos extremos, pérdida
de los automatismos y reflejos posturales que imposibilitan la deambulación;
siendo alteraciones que aparecen en las edades avanzadas. Es la vía común de
presen-tación de muchas enfermedades en las personas mayores y está generada
por una serie de cambios fisiopatológicos en múltiples sistemas condicionados
por la propia inmovilidad y la incapacidad acompañante. Es un cuadro clínico
general-mente multifactorial, potencialmente reversible y prevenible. En todo
síndrome de inmovilidad subyace un deterioro funcional, pero no todo deterioro
funcional aboca en un síndrome de inmovilidad. Se puede distinguir:

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Una inmovilidad relativa, en la que la persona mayor lleva una vida se-
dentaria pero es capaz de movilizarse con menor o mayor independen-
cia, y una inmovilidad absoluta que implica el encamamiento crónico,
estando muy limitada la variabilidad postural.
– El riesgo de la inmovilidad relativa es el encamamiento mientras que la
inmovilidad absoluta es un factor de riesgo de institucionalización, de
morbimortalidad y la aparición de complicaciones derivadas de la
misma que agravan la patología subyacente que padece la persona.

1. Síndrome de inmovilidad en el adulto mayor


Se define el síndrome de inmovilidad en los mayores como la disminución
de la capacidad para desempeñar las actividades de la vida diaria, por deterioro
de las funciones motoras. El cuadro puede ser más o menos intenso, afectando a
aquellas actividades de las que dependen el autocuidado personal (aseo, vestido,
comida, evacuación, etc.), o las que facilitan la relación con los demás (activida-
des instrumentales de la vida diaria).
La inmovilidad es una entidad que deteriora de manera significativa la cali-
dad de vida de los adultos mayores. Obedece a diversas etiologías y cursa con
síntomas y signos asociados a la disminución de la capacidad motriz del adulto
mayor. Estas alteraciones darán a su vez cuenta de otras patologías que
continua-rán con el deterioro de la calidad de vida del mayor, es por esto que
dicha con-dición debe ser siempre estudiada a fin de hallar etiologías y factores
corregibles y asimismo debe ser tratada como un problema médico relevante en
la atención del paciente mayor.
Las formas de presentación de este síndrome son variadas según la causa
subyacente. Existen pacientes que estando en condiciones de movilidad total
caen en inmovilidad abruptamente como es el caso de aquellos que sufren ac-
cidentes vasculares encefálicos o traumatismos incapacitantes. Otros muestran
deterioro progresivo ya sea desde una situación de movilidad total o parcial por
alguna enfermedad crónica como es el caso de la artrosis, las enfermedades neo-
plásicas, la insuficiencia cardíaca y respiratoria o la enfermedad de Parkinson.
Por tanto, las alteraciones de la movilidad son determinantes en:
– La autonomía para la realización de las actividades de la vida diaria.
– En el mantenimiento de la competencia funcional, para continuar con la
actividad laboral.
– En el desarrollo de la vida social y en el mantenimiento de un equilibrio
psicológico.

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2. Personas en riesgo de síndrome de inmovilidad


En cuanto a las personas en riesgo de presentar síndrome de inmovilidad,
hay dos grupos a identificar:
– Anciano sedentario, que es aquel que no ha incorporado en su activi-dad
de vida cotidiana un ejercicio físico vigoroso, de clara repercusión en el
consumo energético.
– Anciano frágil (desde la perspectiva de la movilidad), que es aquel que ha
limitado sus actividades extras, aunque mantiene un nivel adecuado para
vivir en comunidad. Tiene una reserva funcional apenas suficiente y una
fuerza, resistencia y flexibilidad muscular escasas. Suelen coexistir en él
diversos síndromes geriátricos.
Las principales causas de inmovilidad en el adulto mayor son la falta de
fuerza o debilidad, la rigidez, el dolor, alteraciones del equilibrio y problemas
psicológicos.
La debilidad puede deberse a incapacidad de la musculatura, malnutrición,
alteraciones de electrolitos, anemia, desórdenes neurológicos o miopatías. La
causa más común de rigidez es la artrosis; pero el parkinsonismo, la artritis reu-
matoide y gota. La Polimialgia reumática no debe ser pasada por alto en pa-
cientes con rigidez y dolor, particularmente si la cintura pélvica y hombros
están afectados y existen síntomas sistémicos asociados.
El dolor ya sea del hueso (por ejemplo: osteoporosis, osteomalacia, enferme-
dad de Paget, cáncer metastásico, trauma), articulaciones (por ejemplo: artrosis,
artritis reumatoide, gota), o músculo (por ejemplo: polimialgia reumática, clau-
dicación intermitente o pseudoclaudicación), pueden inmovilizar al individuo.
También hay problemas en los pies ya que son extremadamente frecuentes e
incluyen verrugas plantares, úlceras, hiperqueratosis, y alteraciones distróficas
de las uñas. El calzado inadecuado es causa frecuente de estas afecciones.
La alteración del equilibrio y temor a las caídas son de las mayores causas
de inmovilidad. El desequilibrio puede ser el resultado de debilidad general,
cau-sas neurológicas (ejemplo: pérdida de reflejos posturales, neuropatía
periférica, debida a diabetes, alcohol o mal nutrición; anormalidades
vestibulococleares), ansiedad, hipotensión ortostática o hipotensión
postprandial, o drogas (ejem-plo: diuréticos, hipertensivos, neurolépticos, y
antidepresivos) o puede ocurrir siguiendo a un encamamiento prolongado.
Condiciones psicológicas como ansiedad severa, depresión, o catatonia
pueden producir o contribuir a la inmovilización. También es destacable que la
condición de postración puede tener algunos aspectos gananciales para ciertos

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

pacientes, como es el hecho de ser más atendidos y contar con apoyos econó-
micos extras.
Existen múltiples factores que favorecen la inmovilidad en el anciano que
pueden dividirse en intrínsecos (cambios relacionados con el envejecimiento y
patología de cada persona) y extrínsecos. Tablas 1 y 2.

Tabla 1: Factores predisponentes intrínsecos de inmovilidad


– Enfermedades musculoesqueleticas: osteoartrosis, fractura de cadera,
osteoporosis, aplastamientos vertebrales, artritis, poligamia reumática,
patología podológica, entre las más frecuentes.
– Enfermedades neurológicas: ACV (accidente cerebrovascular), enfer-
medad de Parkison, demencias en fase avanzada y depresión.
– Enfermedades cardiovasculares.
– Enfermedades pulmonares.
– Enfermedades endocrinas: DM (diabetes mellitus), Hipotiroidismo.
– Déficit sensoriales.
– Causas psicológicas: síndrome postcaída.

Tabla 2: Factores predisponentes extrínsecos de inmovilidad


– Factores yatrogénicos: prescripción de reposo, medidas de restricción
física, sobreprotección, fármacos (principalmente neurolépticos, ben-
zodiacepinas, antihipertensivos y diuréticos).
– Factores ambientales: hospitalización, barreras arquitectónicas.
– Factores sociales: falta de apoyo social y estimulo.

3. Complicaciones asociadas a la inmovilidad


Tras una inmovilidad prolongada se producen cambios en los diferentes ór-
ganos y sistemas que tienden, además, a perpetuar el síndrome. Los sistemas
afectados con mayor relevancia son el sistema cardiovascular y el músculo-es-
quelético, aunque se afectan la mayoría de los sistemas orgánicos. Su repercu-
sión en el pronóstico del anciano inmovilizado puede ser más relevante que la
propia enfermedad subyacente, pudiendo aparecer incluso tras cortos períodos
de encamamiento. Las alteraciones más frecuentes de los principales
sistemas en los individuos inmovilizados son:

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Aparato cardiovascular: Hipotensión ortostática. Disminución de la


tolerancia al ejercicio. Reducción del volumen circulante y de la reserva
funcional. Trombosis venosa profunda y tromboembolismos.
– Aparato respiratorio: Disminución de la capacidad vital. Aumento
producción de moco. Disminución movilidad ciliar. Menor reflejo
tusíge-no. Atelectasias. Neumonías por aspiración.
– Sistema musculoesquelético: Debilidad muscular. Atrofia por desu-so.
Contracturas, rigidez y deformidad articular. Osteoporosis por inmo-
vilización. Tendencia a las fracturas. Retracciones tendinosas. Posturas
viciosas.
– Sistema nervioso: Deprivación sensorial. Mayor deterioro cognitivo.
Alteración del equilibrio y la coordinación. Trastornos de la atención y
falta de motivación.
– Aparato digestivo: Pérdida de apetito. Trastornos de la deglución y
enlentecimiento digestivo. Tendencia al reflujo gastroesofágico. Estreñi-
miento e impactación fetal.
– Aparato genitourinario: Retención, Incontinencia, Cálculos. Infeccio-
nes urinarias.
– Alteraciones metabólicas y hormonales: Balances minerales negati-vos (N,
Ca, S, P, Mg, K, Na). Mayor resistencia a la insulina. Elevación de la
parathormona. Deficiencias inmunológicas y alteración de su respuesta.
– Piel: Áreas cutáneas dolorosas y eritematosas. Maceración y atrofia. Úlce-ras
por presión. Constituyen la principal complicación de la inmovilidad.

Las principales complicaciones, agrupadas por dimensiones en el anciano


inmovilizado son:
– Complicaciones orgánicas: Atrofia de la musculatura. Contracturas y
anquilosis articulares. Úlceras por decúbito. Trombosis venosa profunda.
Tromboembolismo pulmonar. Estreñimiento e impactación fecal. Incon-
tinencia esfinteriana. Deprivación sensorial. Las complicaciones cardio-

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

rrespiratorias son menos frecuentes que las musculoesqueléticas pero


comprometen en mayor medida la vida del mayor.
– Complicaciones psicológicas: Trastornos depresivos. Delirium. Sín-
drome de la incapacidad aprendida (comportamiento regresivo psicomo-
tor). Miedo a caer.
– Complicaciones sociales: Aislamiento social. Incapacitación en el au-
tocuidado. Institucionalización.

4. Prevención del inmovilismo


La mejor medida preventiva es mantener el grado de movilidad. Diversos
estudios coinciden en señalar el ejercicio y en general la actividad física, como
principal factor para prevenir la inmovilidad. Los beneficios del ejercicio no
dis-minuyen con la edad, así se produce un aumento de la capacidad
cardiovascular, de la musculatura y de la densidad ósea, disminuye la ansiedad,
la hostilidad y los síntomas depresivos y favorece la socialización.

El anciano que lleva un tipo de vida autónoma y activa con la realización


regular de ejercicio tiene disminuido estadísticamente su riesgo de mortalidad. Los
mayores que han hecho ejercicio desde siempre envejecen mejor y presentan menor
incapacidad funcional. Según diversos estudios la población que realiza menos
ejercicio físico son los ancianos muy mayores y de sexo femenino.
Es necesario estimular al anciano a mantenerse activo y proponerle que acu-
da a clubes de ancianos o centros de día, si es posible. Además es importante
permitir al anciano que realice o participe todo lo que pueda en las actividades
de la vida diaria y a su propio ritmo. Hay que evitar la sobreprotección por parte
del cuidador, haciendo por él las tareas “más rápido y mejor” ya que así se ace-
lera el grado de dependencia.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

2. Técnicas de movilización de pacientes


2.1. Introducción
La mayoría de las personas que acuden a los centros sanitarios o que se en-
cuentran internadas en los mismos tienen disminuidas sus capacidades a causa
de su enfermedad. Esto provoca que, en muchos casos, no puedan movilizarse
por ellas mismas, con lo cual necesitan de la ayuda del personal sanitario para
realizar los movimientos imprescindibles. Estos movimientos deben seguir unas
normas mínimas para disminuir los riesgos y favorecer la comodidad.
La movilización de los enfermos comprende las técnicas para colocarlos y
moverlos correctamente en la cama, en la habitación, en la silla de ruedas, en la
camilla, hacia otros lugares del centro, hacia otros centros, etc.…

2.2. Tipos de movimientos y cambios de posición


en pacientes colaboradores y no colaboradores
El movimiento se define como todo cambio de posición que experimentan
los cuerpos de un sistema, o conjunto, en el espacio con respecto a ellos mismos
o con arreglo a otro cuerpo que sirve de referencia.
Con el concepto de posición nos referimos a la alineación de segmentos
orgánicos que se adecua de forma intencionada con fines de comodidad, diag-
nóstico o tratamiento.

1. Tipos de movimientos
– Reflejo o involuntario: son los que se realizan de forma inconsciente.
Garantizan en muchos casos la supervivencia, por ello, su exploración
es muy importante.
– Movimiento voluntario: son aquellos que se regulan por la voluntad,
pero también por la experiencia anterior del sujeto y las informaciones
del mundo exterior.
– Movimiento natural: es un tipo de movimiento que no se ajusta a un
patrón determinado, únicamente está condicionado por las limitaciones
del cuerpo.
– Movimiento espontáneo: está muy determinado por los estados afec-
tivos del sujeto.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Movimiento artificial: es el que se sujeta a normas y patrones, exige la


intervención constante de la voluntad para retener y mantener el mo-
vimiento aprendido.
– Movimiento automático: resulta de la insistente repetición de un mo-
vimiento (después de muchas veces no resulta preciso el concurso de la
voluntad). Este movimiento permite desprender la conciencia de la
ejecución del movimiento y llevarla a otra actividad diferente, este tipo
de movimiento es de gran interés para el ser humano y el desarrollo de
sus aprendizajes.
– Movimiento expresivo o subjetivo: se realiza con la idea de expresar y
comunicar una idea o un sentimiento, está relacionado con todo lo que
sea comunicación.
– Movimiento funcional: el que se orienta al dominio de los objetos, busca
la destreza, la habilidad en el manejo de las cosas.

2. Preparación previa a la movilización del paciente


Antes de iniciar cualquier movilización del paciente es importante
explicarle lo que vamos a hacer y el procedimiento a seguir. Pídale que participe
y ayude en la medida de lo posible, salvo contraindicaciones. Los pasos previos
a toda movilización son:
1. Preparar el material que vamos a utilizar.
2. Frenar la cama.
3. Lavado de manos.
4. Solicitar información acerca del paciente (al médico, enfermera,
fisiotera-peutas, etc.). Es importante saber que no existe
contraindicación alguna para la movilización o que peculiaridades tiene
cada paciente antes de ser movilizado.
5. Observar con detención al paciente (sondas, sueros, drenajes, sistemas
de inmovilización, etc.). Los tubos de drenaje estarán en todo momento
más bajos que el paciente para drenar favoreciendo la gravedad, la bolsa
de orina por debajo de la altura de la vejiga para que no exista rebosa-
miento de orina y los botes de sueros (gotero) colocados en los soportes
del cabecero preparado para tal fin.
6. Si hay alguna incidencia con el gotero o con los drenajes se le
comunica-rá al personal sanitario responsable del paciente.
7. Hablar con el paciente; explicarle lo que vamos a realizar. Averiguar su
estado anímico (valoración mental); valoración física de las partes de su
cuerpo que mueve con facilidad y cuáles no.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

8. Utilizar ayudas mecánicas cuando sea posible, en caso contrario adoptar


una posición adecuada (mecánica corporal).

3. Movilización del paciente encamado


Para movilizar un paciente encamado lo primero a tener en cuenta es su es-
tado y conocer si puede colaborar con nosotros o si no es posible su ayuda para
cambiar de postura. Esto nos determina dos tipos distintos de actuaciones:
a) Paciente no colaborador. Se debe realizar la movilización entre dos
personas, que a su vez nos dan dos formas o disposiciones distintas de
trabajo:
1. Una persona a cada lado de la cama, frente al enfermo.
• Pondremos los pies separados y las rodillas ligeramente flexionadas.
• Se retirará la ropa superior de la cama y la almohada del paciente.
• Se introducirá un brazo por debajo del hombro del paciente y
otro por debajo del muslo, sujetando al paciente y levantándolo
con cuidado hasta llevarlo a la posición deseada. Se deben evitar
fricciones y sacudidas bruscas para lo cual es conveniente ayu-
darse de una entremetida.

2. Las dos personas del mismo lado de la cama.


• La primera persona coloca un brazo por debajo de los hombros
del paciente y el otro por debajo del tórax.
• La segunda persona coloca sus brazos por debajo de la región
glútea. Entonces elevan cuidadosamente al paciente hacia la po-
sición requerida.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

b) Paciente colaborador. Es suficiente una sola persona que se situará


junto a la cama del enfermo, frente a él a la altura de su cadera:
1. Se indicará al enfermo que se agarre a la cabecera de la cama,
flexio-nando las rodillas, colocando la planta de los pies sobre la
superficie de la cama.
2. El profesional colocará sus brazos por debajo de las caderas del pa-
ciente.
3. Se le pedirá al paciente que haciendo fuerza con sus pies y brazos
intente elevarse.
4. En este momento, el profesional con sus brazos debe ayudar al
enfer-mo a adoptar la nueva posición.
5. Si la agilidad del paciente lo permite puede realizar el cambio solo.
c) Movilización del paciente con ayuda de una sábana. Se realiza entre
dos celadores o bien entre un Celador y un auxiliar de enfermería, uno a
cada lado de la cama:
1. Doblar la sábana en su ancho a la mitad.
2. Hacer un segundo doble en su largo a la mitad.
3. Colocarla al paciente por debajo, de forma que llegue desde el hom-
bro hasta el muslo.
4. Se enrolla la sábana por los laterales sujetándola cada persona fuerte-
mente, pudiendo mover al paciente hacia cualquier lado de la cama.
d) Movilización del paciente hacia el borde de la cama. Su empleo está
justificado en todo enfermo que por cualquier circunstancia no coo-pere.
Los pasos a seguir son:
1. El Celador se ubicará en el lado de la cama hacia donde se moverá
al enfermo. Esta posición va a evitar que el paciente se caiga.

158
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

2. Quitar la ropa de la cama, a excepción de la sábana encimera que


quedará cubriendo al paciente.
3. Colocar el brazo del paciente que se encuentre más cercano a noso-
tros a lo largo de su tórax. De esta manera se evita la resistencia al
movimiento del paciente y se impide que se lesione el brazo.
4. Colocar un pie delante del otro y flexionar las rodillas; de esta forma
aseguramos el uso del grupo de músculos de las piernas más adecua-
dos durante el movimiento.
5. Situar un brazo debajo del hombro más alejado del paciente, de for-
ma que la cabeza de éste descanse en el antebrazo manteniendo el
codo doblado. Poner el otro brazo debajo de la curvatura lumbar del
paciente.
6. Tensar los músculos glúteos y abdominales, para de esta forma pre-
pararlos para el movimiento y proteger a la vez a los órganos
internos de lesiones.
7. Tirar de la cabeza, hombros y tórax del paciente hacia el lado que se
quiere mover, balanceándose hacia atrás y cambiando el propio peso
al pie trasero.
8. Para mover la zona de los glúteos del paciente, poner un brazo de-
bajo de la cintura de éste y el otro debajo de los muslos. Repetir los
pasos 6 y 7 tirando de los glúteos.
9. Para mover los miembros inferiores del paciente, situar un brazo de-
bajo de los muslos y el otro debajo de las piernas. Repetir los pasos
5 y 6 tirando de las piernas.
e) Movilización del paciente hacia arriba de la cama. Podemos usar los
procedimientos para su empleo en los cambios posturales.
▷ Procedimiento 1: Se emplea cuando los enfermos no cooperan, lo
cual implica que se necesitan para llevarlo a cabo dos celadores. Los
diferentes pasos a seguir son:
1. Explicar al paciente el procedimiento.
2. Quitar la almohada.
3. Cada uno debe de colocarse a un lado de la cama con el cuerpo
girado ligeramente hacia la cabecera de la cama, con el pie más
cercano a la cabecera de la cama mirando en esa dirección y con
las rodillas flexionadas.
4. A continuación, cada celador colocará su brazo más cercano al
hombro del paciente por debajo de éste mientras que el otro lo
colocarán debajo de los muslos del paciente.

159
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

5. Finalmente, proceder a levantar y mover al enfermo mantenien-


do las rodillas rectas. No debemos olvidar que el grupo de mús-
culos que interviene de forma decisiva en el levantamiento del
paciente es el de los miembros inferiores.
▷ Procedimiento 2: Tiene la misma indicación que el anterior, pero se
lleva a cabo con la sábana de arrastre. Para su ejecución es nece-
saria también la presencia de dos celadores.
1. Desnudar la cama, dejando únicamente cubierto al enfermo con
la sábana encimera.
2. Cada uno se situará a un lado de la cama.
3. Para la colocación de la sábana se pondrá primero al paciente a
un lado de la cama y por el lado que queda libre se colocará la
sábana doblada por la mitad. A continuación, se volverá al pa-
ciente hacia el otro lado de la cama y el celador que ahora queda
libre terminará de colocar la sábana.
4. Coger la sábana entre los dos celadores y, a la vez que se levanta
al enfermo, moverlo hacia arriba.
5. Retirar la sábana siguiendo el mismo procedimiento que se ha
empleado para colocarla.
▷ Procedimiento 3: Se ejecuta cuando el enfermo coopera. Se re-quiere
sólo una persona:
1. Utilizar el procedimiento del entrecruzamiento de brazos para
le-vantar al paciente y así poder retirar la almohada.
2. Acostar al enfermo de nuevo e indicarle que flexione las rodillas
apoyando los pies en la cama y que se agarre al cabecero de la
cama con las manos.
3. Seguidamente pasar el brazo que se encuentra más cercano al
hombro del paciente por debajo del cuello de éste, mientras que
el otro brazo lo situamos debajo de sus muslos.
4. Una vez que se esté preparado, se le indica al paciente que tire
con sus manos hacia la cabecera, a la vez que se le ayuda mo-
viendo su cuerpo hacia la misma.
5. Por último, se le coloca la almohada y se le arregla la cama.

4. Cambios posturales
Los cambios posturales son las medidas que tienen por objetivo alterar las
áreas de presión, evitar contracturas, deformidades, lesiones en la piel y tejidos

160
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

subyacentes y favorecer la comodidad y bienestar del paciente. Para realizar es-


tos cambios se deben seguir unas normas generales:
– Preparar el área en que se va a trabajar quitando todos los elementos que
puedan entorpecer.
– Procurar realizar el esfuerzo con los músculos mayores y más fuertes,
muslos y piernas.
– Acercarse lo máximo posible a la cama del enfermo para que el esfuerzo
sea menor.
– Mantener recta la columna vertebral.
– Evitar en lo posible apoyar directamente al paciente sobre sus lesiones.
– Mantener el alineamiento corporal, la distribución del peso y el equilibrio.
– Evitar el contacto de las prominencias óseas entre sí.
– Evitar el arrastre.
– Si fuera necesario, elevar la cabecera de la cama lo mínimo posible y el
mínimo tiempo.
– No utilizar flotadores.
– Favorecer las posiciones y acomodar al paciente mediante la utilización de
almohadas, cojines, sabanas o toallas enrolladas, soporte para los pies,

La selección y planificación de la realización de los cuidados debe estar en
función de las necesidades del paciente. El plan de cambios posturales debe
contemplar:
– Realizarlos cada 2-3 horas en pacientes encamados, siguiendo una rota-
ción programada e individualizada.
– En periodos de sedestación efectuar movilizaciones cada hora y enseñar al
paciente a movilizarse cada quince minutos si pudiera hacerlo de for-ma
autónoma.
Las posiciones más frecuentes en la realización de cambios posturales son:
– Decúbito supino.
– Posición de Fowler y semifowler.
– Decúbitos laterales derechos e izquierdos.
– Decúbito prono.
– Posición de Sims.
(Estas posiciones anatómicas se explican en el último apartado del
tema)

161
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

5. Movilización para la posición sedente y bipedente


Tenemos varios tipos de posturas en las que nuestro cuerpo pasa gran parte
del día. Analizaremos las posiciones sedente y bipedente y cómo debemos
llegar a ellas partiendo de una posición encamada del paciente.

Posición sedente
Es la posición sentada, con los miembros inferiores formando un ángulo
más o menos recto con la espalda, la columna vertebral recta y la cabeza
mirando al frente. Dentro de esta posición distinguimos tres tipos:
– Fowler elevada. El paciente está sentado en la silla o en la cama con el
tronco vertical y los miembros inferiores en ángulo recto situados sobre
un plano duro.
– Fowler. El paciente está sentado en la cama con la cabecera a 45º y con
ligera flexión de los miembros inferiores.
– Semifowler. Igual que la anterior pero con la cabecera a 30º.
Los pasos a seguir para la colocación en posición de sedente son los siguientes:
1. El profesional se situará a un lado de la cama y debe explicar al paciente
el procedimiento.
2. El brazo del paciente más cercano al profesional se debe apoyar en el
hombro de éste.
3. El profesional asirá al paciente por la espalda y cuello con una mano y
por el hombro con la otra.
4. Se incorporará lentamente y se ayudará en su acomodo usando cojines o
almohadas si es preciso.

Posición bipedente

Es la posición cuando estamos de pie, erguidos. El profesional debe seguir


los siguientes pasos:
1. Colocar al enfermo en el borde de la cama y sentarlo lentamente. Ob-
servar signos de un posible mareo y si éste se produce volver a acostar
rápidamente.
2. Bajar la cama hasta que los pies del paciente toquen el suelo, colocar
bata y zapatillas.

162
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

3. Colocarse frente al enfermo y poner sus manos sobre los hombros del
profesional o agarradas por detrás de la cabeza.
4. Doblar las rodillas y coger al enfermo por la parte posterior de la cadera
situando un pie entre medias de los suyos y el otro más atrás.
5. Usar el peso corporal del profesional para echarse para atrás e ir levan-
tando al enfermo controlando no caerse con el pie de atrás.
6. Estirar las rodillas para ponerse de pie y soltar al enfermo solo cuando
esté totalmente seguro de que se sostiene sin problemas y no hay riesgo
de caídas.

6. Movilización para el levantamiento mediante grúa mecánica

La grúa se puede definir como un elemento auxiliar del que dispone el per-sonal
sanitario para movilizar al enfermo dependiente con mayor seguridad y menor
riesgo de lesiones para él y los profesionales. Con su utilización se preten-de
movilizar los pacientes más dependientes con menor esfuerzo del personal.
La movilización con grúa debe seguir un
procedimiento determinado que detallamos a
continuación:
– El centro deberá contar con, al me-nos,
una grúa de movilización, arnés y
personal adecuado. Se deberá infor-mar
al paciente en todo momento del
procedimiento, pedir su colaboración, si
fuese posible, así como preservar su
intimidad.

163
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Para comenzar habremos de asegurarnos que la cama esté frenada y en


posición horizontal. Seguidamente se colocará el arnés pudiendo
hacerse de dos formas distintas.
1. En decúbito lateral.
• Girar al enfermo en decúbito lateral (en casos de fractura de ca-
dera acomodar una almohada entre las piernas para evitar que
las junte), colocar el arnés y una entremetida hacia la mitad. Pos-
teriormente girar hacia el decúbito contrario y acabar de estirar
el arnés y la entremetida.

• Las bandas de la parte inferior del arnés se pasan por debajo de


las piernas entrecruzándose, la de la pierna derecha para colgar
en el gancho izquierdo y la de la pierna izquierda en el gancho
derecho. En enfermos con fracturas de cadera es muy importante
que las piernas queden separadas por eso se entrecruzan las cin-
tas del arnés.
2. Desde la posición de sentado.
• Incorporar al enfermo has-ta
la posición de sentado,
colocar el arnés de arriba a
abajo, por debajo de una sá-
bana entremetida, como si el
enfermo estuviera sentado en
una silla, hasta la altura de la
cintura.
• Acostar de nuevo al enfermo
y pasar las bandas de las
piernas por debajo de los
muslos cru-zándolas como se
explicó an-teriormente.

164
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

• Una vez colocado el arnés, por cualquiera de ambos métodos,


elevar un poco el brazo de la grúa y acercar ésta a la cama o silla
desde donde se desee movilizar al enfermo. Colocar las bandas
de la parte superior del arnés en los enganches de los lados
correspondientes o en la percha supletoria, si la grúa dispone de
ésta. Estas bandas superiores se colocarán en la posición más
corta, es decir más cercana al cuerpo del arnés y las bandas
inferiores en la posición más alejada entrecru-zándolas con el fin
de que el enfermo esté más sentado al elevarlo.

• En enfermos con fractura de cadera, en el momento en que está


elevado sobre la cama para el traslado al sillón o vicever-sa,
conviene sujetar la pierna operada, manteniendo la ali-neación
del miembro para disminuir el dolor.
• Se procederá a continuación a elevar al enfermo con suavi-dad
hasta una altura de separación suficiente entre la cama y el
mismo. Abrir las patas de la grúa para aumentar la estabi-lidad
de ésta y conseguir, así, mayor seguridad en el traslado.
• Transportar al enfermo hasta el sillón o viceversa y descender
una vez situado encima hasta la posición de sentado. Se ase-
gurará que no queden arrugas tirando del arnés.
• En el caso de que el enfermo necesite sujeción adicional se
pueden utilizar las bandas largas del arnés, dejando éste pues-to,
para sujetarlas en los brazos del sillón, evitando, así, que el
enfermo se resbale con facilidad.

165
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

7. Elementos auxiliares para la movilización


Aumentan la estabilidad de la marcha, incrementan la base de sustentación,
descargan parte del peso que soportan las extremidades inferiores, con lo que
disminuye el dolor y proporcionan confianza y seguridad. Entre estos elementos
destacan:
– El bastón, está justificado en casos de debilidad muscular de un miembro
inferior, para aliviar dolores articulares secundarios a la marcha, ampliar
la base de sustentación si existe inestabilidad, com-pensar deformidades
o como punto de referencia si existe deficiencia sensorial. Debe usarse
en el brazo contralateral a la pierna afecta ya que así se produce un
patrón de la marcha normal y se aumenta más la base de sustentación.
La longitud del bastón debe corresponder a la altura entre el suelo y la
apófisis estiloides del cubito, estando el paciente de pié con los brazos
caídos.
– Las muletas, que proporcionan más sujeción, descarga y estabilidad. Se
utilizan en casos de debilidad muscular en ambos miembros in-feriores,
incapacidad para apoyar uno de ellos, incapacidades de la mano y de la
muñeca o afección importante del equilibrio. Hay dos tipos
fundamentales: las que se ajustan en el codo y las axilares. Las primeras
son preferibles por ser más ligeras, dan mayor autonomía (por ejemplo,
al abrir puertas) y no producen complicaciones como la compresión del
plexo braquial.
El empleo de bastones o muletas aumenta el gasto de energía en la
deambulación hasta en un 60%, por lo que debe potenciarse la resis-
tencia y la fuerza de extremidades y tronco.
El andador, cuyo uso es recomendable tras períodos prolongados de
inmovilidad con debilidad generalizada o si la marcha no es estable.
Existen distintos tipos: de cuatro patas, con ruedas, etc. La elección
dependerá de las características del enfermo; así los que tienen rue-das
son preferibles si hay dolor en el hombro y en general producen una
marcha más rápida y suave aunque más insegura.
– Sillas de ruedas, que tienen que adaptarse a la constitución, peso,
discapacidad y pronóstico del paciente. La silla tiene que ser cómo-da,
estable y distribuir las presiones de forma adecuada, así como facilitar
las transferencias. La estabilidad se consigue con la cabeza y cuello en
posición vertical, caderas flexionadas a 100º, caderas en ligera
abducción y hombros en rotación interna, con los brazos y pies
apoyados y la espalda ligeramente inclinada hacia atrás.

166
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

3. Mecánica corporal.
Principales transferencias
3.1. Concepto
La mecánica corporal estudia el equilibrio y movimiento de los cuerpos
apli-cado a los seres humanos y se conceptualiza como la disciplina que trata
del funcionamiento correcto y armónico del aparato músculo-esquelético en
coordi-nación con el sistema nervioso. Entre sus objetivos destacan:
– Disminuir el gasto de energía muscular.
– Mantener una actitud funcional y nerviosa
– Prevenir complicaciones músculo-esqueléticas
Estos objetivos se basan en los efectos que la mecánica corporal tiene en:
– La piel (liberación de desechos, secreción sebácea y sudorípara, excita-
ción nerviosa, estimulación del mecanismo vasomotor cutáneo)
– Aparato respiratorio (intercambio gaseoso, ventilación y rendimiento pul-
monar).
– Circulación sanguínea (transporte de oxígeno y dióxido de carbono, hor-
monas, enzimas, vitaminas y productos de desecho).
– Generación de calor y nutrición celular, sistema músculo-esquelético (cre-
cimiento, volumen, fuerza muscular y ósea, recuperación de elasticidad
y contractibilidad, evitar la formación de adherencias y falsos tejidos en
caso de lesiones o fracturas).
– Tejido nervioso (efectos vigorizante y sedante) y tejido adiposo (reabsor-
ción de grasas).
– Aumentar o restablecer la capacidad corporal de un individuo o de cual-
quier parte de su cuerpo para realizar actividades funcionales, mejorar
su aspecto físico, evitar o disminuir desequilibrios.
– Ejercicios con fines deportivos, de diagnóstico o terapéuticos.
– Movilización para lograr descanso y efectos biológicos o psicológicos
pro-gresivos.
– Transferencia o desplazamiento de un lugar a otro.
– Uso de elementos o dispositivos de apoyo y seguridad.
Por tanto, comprende las normas fundamentales que deben respetarse al rea-
lizar la movilización o transporte de un peso, con el objetivo de utilizar el
sistema músculo-esquelético de forma eficaz y evitar la fatiga innecesaria y la
aparición de lesiones en el profesional.

167
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

3.2. Conceptos básicos de la mecánica corporal


– La gravedad. Se define como la fuerza de atracción de la tierra sobre los
seres humanos. Esta fuerza se ejerce sobre todas las partículas de los
cuerpos. La suma de todas estas fuerzas determina el peso.
– Cuando se trabaja a favor de la gravedad se facilita el movimiento y si es
en contra existe mayor dificultad de éste.
– El punto de aplicación del peso en los cuerpos es el centro de gravedad. En
los objetos rígidos el centro de gravedad se mueve a la par de los ob-jetos,
pero en los flexibles como el cuerpo humano el centro de gravedad no está
fijo, sino que varía continuamente con las distintas posiciones que se
adoptan. Puede variar su posición en función de la constitución del
individuo (está más alto en hombres y niños que en las mujeres) y se mo-
difica al adoptar el cuerpo distintas posturas. Otros factores que también
pueden modificarlos son la edad o los complementos como las prótesis.
– En las actividades diarias y profesionales se debe intentar conservar el
centro de gravedad en posición anatómica. Un desplazamiento excesivo
de éste provocaría compensaciones del aparato locomotor y como con-
secuencia de ello, con el paso del tiempo, disfunciones mecánicas.
– Línea de gravedad. Es aquella que, perpendicular a la superficie contiene
el centro de gravedad.
En el hombre la línea de gravedad pasa por:
▷ Detrás de la oreja.
▷ Región posterior de la columna cervical.
▷ Parte anterior de la columna dorsal.
▷ Parte posterior de la columna lumbar.
▷ Parte anterior de la columna sacra. ▷
Delante de la articulación del tobillo.
– Base de sustentación. Es la zona en la que se apoya un cuerpo y esta
delimitada por los puntos de apoyo. Si la base de sustentación es mayor
se conseguirá un mayor equilibrio.
– Equilibrio. Se consigue cuando las fuerzas que actúan sobre un cuerpo se
encuentran totalmente compensadas.
– Estabilidad. Se consigue mientras que el centro de gravedad se sitúe por
dentro del objeto, la base de sustentación sea amplia y el centro de gra-
vedad está bajo.
– Inestabilidad. Se provoca cuando la línea de gravedad se encuentra fuera de la
base de sustentación, esta es pequeña y el centro de gravedad está alto.

168
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

3.3. Principios de la mecánica corporal


Existen una serie de principios de mecánica corporal que hay que tener en
cuenta:
– Los grandes músculos se fatigan más despacio que los pequeños.
– Los músculos se encuentran siempre en ligera contracción.
– La estabilidad de un objeto es mayor, cuando tiene la base de sustenta-
ción ancha, un centro de gravedad bajo y cuando la línea de gravedad
cae de forma perpendicular dentro de la base de sustentación.
– El esfuerzo que se requiere para mover un cuerpo depende de la resisten-
cia del cuerpo y de la fuerza de gravedad.
– La fuerza requerida para mantener el equilibrio de un cuerpo aumenta
conforme la línea de gravedad se aleja del punto de apoyo.
– Los cambios de actividad y posición contribuyen a conservar el tono
muscular y evitar la fatiga.
– La fricción entre un objeto y la superficie sobre la que se desplaza es igual
a la magnitud del trabajo necesario para moverlo.
– Empujar o deslizar un objeto requiere menos esfuerzo que levantarlo por-
que levantarlo implica un movimiento contrario a la gravedad.
– Servirse del propio peso para contrarrestar el peso del paciente, requiere
menos energía en el movimiento.

3.4. Posicionamiento del cuerpo humano


Si cumplimos los principios de la mecánica corporal en el transcurso de las ac-
tividades diarias ayudaremos a prevenir lesiones músculo-esqueléticas y la fatiga.
Existen una serie de medidas que nos ayudan a mantener el correcto
posicio-namiento del cuerpo humano:
– Usar zapatos de tacón bajo, suela flexible antideslizante y cerrados de talón
favorece el alineamiento correcto del cuerpo y previene accidentes.
– Flexionar la cadera y las rodillas en lugar de doblar la cintura conserva bajo
el centro de gravedad, pues distribuye uniformemente el peso entre la mitad
superior e inferior del cuerpo ayudando a mantener el equilibrio.
– Separar bien los pies consigue que haya una base de sustentación amplia
en la que apoyarse, proporcionando una estabilidad lateral y bajando el
centro de gravedad.

169
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Alinear las diferentes partes del cuerpo, moviendo los pies para evitar
torcer o doblar la cintura, mantiene el centro de gravedad directamente
encima de la base de sustentación.
– Procurar acercar los objetos lo máximo posible al cuerpo.
– Contraer músculos abdominales y glúteos antes de mover una carga para
estabilizar la pelvis.
– Solicitar ayuda cuando se precise para evitar lesiones y fatiga.
– Es preferible, si es posible, tirar de un objeto que empujarlo, pues los
músculos flexores del codo son más fuertes que los extensores.
– Para cargas pesadas hay que valerse de dispositivos de ayuda o mecáni-
cos, si se cuenta con ellos.
La aplicación de unas mínimas normas en cada una de las posiciones que
adoptamos en el transcurso de nuestra vida profesional y personal puede contri-
buir de una forma decisiva en el control de las lesiones músculo-esqueléticas y
de la fatiga. Analizaremos las posiciones más frecuentes:
a) Posición erguida o bipedestación.

▷ Se deben mantener los pies paralelos entre sí y separados unos 15-20


cms., de forma que el peso se distribuya por igual entre los dos
miem-bros inferiores, logrando disminuir la tensión sobre las
articulaciones que aguantan dicho peso.
▷ Flexionar las rodillas, contraer abdomen y glúteos, bascular levemen-
te la pelvis hacia atrás, mantener la espalda recta y la barbilla leve-
mente hacia abajo.

170
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

b) Posición sentada o de sedestación:


▷ Sentarse en una silla de respaldo recto y colocar una almohada o
toalla enrollada que dé soporte a la parte baja de la espalda.
▷ Levantar una pierna un poco más que la otra (colocándola en un
banco p.e.) para evitar el cansancio.
▷ Si la silla tiene brazos, flexionar los codos apoyando los antebrazos
sobre aquellos para evitar la sobrecarga en los hombros.
▷ Si se conduce un automóvil, ajustar el asiento a una distancia cómo-
da del volante, con las rodillas a nivel del asiento.
c) Para agacharse correctamente:
▷ Separar los pies unos 25-30 cm, adelantando un poco uno de ellos
para ensanchar la base de apoyo.
▷ Flexionar las rodillas cargando más peso sobre el pie de delante que
sobre el de atrás. Mantener recta la mitad superior del cuerpo sin
doblar la cintura.
▷ Para levantarse, extender las rodillas y mantener la espalda recta.

d) Para levantar una carga.


▷ Colocar los pies como en la posición de bipedestación.
▷ Mantener la espalda recta y bajar el cuerpo para acercarse a la carga
flexionando las rodillas y sin doblar la cintura.
▷ Si es necesario girar, se hará con todo el cuerpo y no sólo con la
espalda.

▷ Rodear la carga y levantarla usando los músculos de brazos y piernas.


▷ Mantener en todo momento la carga cerca del cuerpo y a la altura
de la cintura.

171
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

▷ Si la carga es muy pesada se debe solicitar la ayuda de otra persona.


▷ Usar accesorios de ayuda que faciliten la labor.

e) Para empujar y tirar de una carga:


▷ Situarse cerca de la carga, colocando un pie ligeramente adelantado con
respecto al otro, con unos 30 cms de separación entre ambos. Mantener
la espalda recta y doblar caderas y rodillas, nunca la cintura.
▷ Contraer músculos de los miembros inferiores, los abdominales y
glúteos y fijar la pelvis.
Para empujar:
▷ Apoyar las manos sobre la carga flexionando los codos.
▷ Inclinarse sobre la carga cambiando el peso de la pierna trasera a la
delantera y empujar suavemente.

Para tirar:
▷ Agarrar la carga, flexionar los codos e inclinarse en sentido contrario
a ésta.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

▷ Cambiar el peso de la pierna delantera a la trasera y tirar suavemente.

▷ Si la carga es muy pesada se debe pedir ayuda a otras personas o usar


accesorios, si hay disponibilidad de ellos.

3.5. Principales transferencias


Las transferencias de enfermos se realizan habitualmente entre dos profesio-
nales, excepto en algunos casos especiales (levantamiento de enfermos “en blo-
que”, etc.…) que requieren la participación de un número mayor de personas.
Aunque existen numerosas actividades que precisan de la transferencia de
enfermos, las más frecuentes y las que mayor demanda física requieren para los
profesionales son el paso del enfermo desde la cama a una camilla, de aquí a una
butaca o silla de ruedas y desde éstas a la cama. Ésta última es la que mayor esfuer-
zo físico requiere, pues la carga es ascendida en contra de la fuerza de la gravedad.

1. Transferencias más frecuentes


a) Traslado camilla-cama o viceversa.
Distinguimos entre:
1. Personas independientes.
• Se precisa de una sola persona que revise y ayude al paciente.
• Se explica el proceso, se sitúa la camilla junto a la cama sin de-
jar ningún espacio entre ellas. Las ruedas de ambas deben estar
frenadas.
• Comprobar que el enfermo no tiene colocada ninguna sonda
(nasogástrica, vesical,…), drenaje o sistema de suero que
dificul-te el traslado.
• Animar a que el enfermo se deslice y se cambie de ubicación.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

2. Personas dependientes.
• Un paciente dependiente o no colaborador no se puede trasladar
por sí mismo, e incluso puede que ni preste ayuda, lo que conlle-
va una mayor dificultad en la transferencia.
• Se explica el procedimiento al paciente. Se colocan cama y
cami-lla en la posición adecuada y se frenan.
• Se debe mantener la intimidad del enfermo cubriéndolo con una
sábana, a ser posible.
• Si tiene sonda vesical se pinza y se traslada encima del paciente
para evitar infección urinaria. El sistema de suero ofrece distintas
alternativas siendo la preferible colocarlo en un pie con ruedas.
• Existen materiales que nos sirven de ayuda como tablas
deslizan-tes, las sábanas de la cama, grúas o camas eléctricas,…
Entre las personas dependientes distinguimos varios tipos de trasla-
dos o transferencias.
1. Traslado simple en brazos.
* Se precisa una sola persona, se utiliza en niños, personas de
poco peso y personas que pueden ayudar.
* El profesional coloca sus brazos por detrás de espaldas y
glúteos y el paciente rodea con los brazos el cuello del pro-
fesional.
* Flexionar las rodillas al coger la carga y extenderlas al
levan-tarla.
2. Traslado en horizontal con la camilla en paralelo.
* Se precisan 4 personas.
* Se coloca la camilla en paralelo, junto a la cama y a una
misma altura.
* Se frenan las ruedas de cama y camilla.
* Dos personas se colocan en el lado de la camilla, una en el
centro y otra en la cabecera, y otras dos en el lado de la
cama, una en el centro y otra en la zona de los pies.
* Se introducen los brazos con la palma de la mano hacia arri-
ba por detrás del paciente, cargando cada profesional con las
estructuras de su zona.
* Se levanta el enfermo, se traslada, y se retiran todos los brazos
al mismo tiempo. Los movimientos deben ser suaves para re-
ducir las molestias al enfermo y las distensiones en el personal.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

3. Traslado en horizontal con la camilla en perpendicular.


* Se precisan al menos 3 personas que se situaran a un lado de
la cama
* Se coloca la camilla en ángulo recto con la cama con su
cabe-cera en los pies de la cama y a una misma altura.
* Se frenan las ruedas de cama y camilla.
* Las tres personas adelantan el pie más cercano a la camilla
para aumentar su base de apoyo. Se introducen los brazos
con la palma de la mano hacia arriba por detrás del pacien-
te, cargando cada profesional con las estructuras de su zona,
uno el tercio superior (cabeza y hombros), otro el tercio me-
dio (pelvis y cadera) y el último el tercio inferior (cadera y
piernas).
* Se levanta el enfermo, se traslada caminando junto a la
cami-lla, y se deposita retirando todos los brazos al mismo
tiempo. Los movimientos deben ser suaves para reducir las
molestias al enfermo y las distensiones en el personal.

4. Traslado camilla-cama con sabana.


* Es similar al traslado horizontal con la camilla en paralelo.
Hay que situarse de la misma forma y se agarra los bordes
de la sabana enrollados todo lo posible hacia el enfermo.
Levan-tar y trasladar a un tiempo.
b) Traslado cama a sillón/silla de ruedas:
▷ Inmovilizar cama y silla frenando las ruedas si disponen de ellas, co-
locando la silla en paralelo a la cama por el lado que lo vayamos a
bajar.
▷ Cubrir la silla con una sábana y prepara cojines y/o almohadas para
cuando lo sentemos.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

▷ La cama debe tener una altura que permita al paciente pisar de for-ma
natural el suelo.
▷ La cabecera debe estar levantada unos 20-30º.
▷ Sentar al paciente en el borde de la cama y situarse enfrente con las
rodillas ligeramente flexionadas.
▷ Poner las zapatillas en los pies y ofrecerle una bata o pijama.
▷ El profesional sujeta al paciente por la espalda, y éste por los hom-
bros al profesional. Si presenta signos de mareo hay que volver a
acostarlo.
▷ Ir girando cuando el paciente comienza a sentarse y doblar las rodi-
llas a medida que se sienta.
▷ Acomodar al enfermo, colocar pies y brazos en soportes de apoyos y
colocar cojines para prevenir edemas si fuese necesario.
▷ Enseñar el manejo de la silla de ruedas si fuese necesario.
c) Traslado silla de ruedas/sillón a cama:
▷ Inmovilizar cama y silla frenando las ruedas si disponen de ellas, co-
locando la silla en paralelo a la cama por el lado que lo vayamos a
subir.
▷ Retirar las almohadas y la ropa que cubre al paciente.
▷ Coger al paciente por la cintura y ayudarlo para que se ponga en pie a
un lado de la cama.
▷ Si disponemos de banquito que nos proporcione un poco más de
altura ayudarle a subir en él.
▷ Sentarlo en el borde de la cama.
▷ Colocar un brazo en la espalda del paciente a la altura de los hom-
bros y el otro debajo de las rodillas y ayudarlo a acostarse.
▷ Si el paciente no colabora, este proceso requiere de dos o más per-
sonas.

2. Factores que condicionan las transferencias


Las transferencias se ven condicionadas por numerosos factores como son:
– La cama, sus dimensiones y la disposición del paciente en ella.
– Las zonas de agarre para sujetar al paciente (axilas en zona cefálica y corvas
en zona distal). La carga que soporta cada profesional es distinta, pues el
peso del tronco del paciente es notoriamente superior al de las ex-

176
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

tremidades inferiores, por lo que el profesional que sujeta la parte axilar


debe hacer un mayor esfuerzo.
– Las distintas variables entre los dos profesionales, desigualdad de consti-
tución física entre ambos, altos y bajos, hombres y mujeres, con antece-
dentes de lesiones de espalda o no, etc.… Todo ello hace que el trabajo
no este correctamente distribuido y que haya un profesional que realice
más esfuerzo que el otro durante la transferencia del enfermo.
– El paciente por dolor, temor, demencia,… puede realizar durante la trans-
ferencia movimientos bruscos que modifiquen su centro de gravedad y
dificulten la transferencia originando un mayor esfuerzo de los profesio-
nales que la realizan.
– Las zonas de agarre del enfermo no son las adecuadas y, bien por temor a
lesionar o por lesión previa existente en la zona, puede dificultar la
transferencia y aumentar el esfuerzo de los profesionales.
– El mobiliario del hospital no es el adecuado. Se usan indistintamente
butacas con respaldo alto o bajo, reclinables o no, etc.…
– Los espacios pequeños de las habitaciones dificultan las transferencias.
– El ritmo de trabajo que impone la dinámica del centro no permite esta-
blecer pausas de descanso entre los periodos en los que se realizan las
transferencias.
– La información y formación que poseen los profesionales del centro en
ergonomía de las transferencias y mecanismos de autoprotección es
esca-sa, autodidacta o recibida por compañeros más expertos.
– El hospital carece de dispositivos mecánicos de ayuda, o bien, en ocasio-
nes son rechazados por los propios profesionales que los consideran
poco eficaces e inoperantes.

4. Prevención de caídas en el paciente


El medio hospitalario puede ser un elemento de apoyo para el paciente (pa-
samanos, superficies antideslizantes,…), pero también puede aumentar el riesgo
de caídas (entorno extraño, desorientación). Las caídas en un centro hospitalario
son un hecho real, de frecuencia relativamente baja y consecuencias normal-
mente no graves. Son, por tanto, un problema de salud con repercusiones tanto a
nivel personal como de costes sanitarios.
Solo el 5 % de las caídas produce lesiones graves pero pueden limitar la mo-
vilidad del usuario ocasionando discapacidad temporal o permanente, pudiendo
aparecer complicaciones que agraven su pronóstico vital. Garantizar la
seguridad del enfermo y prevenir las caídas son importantes indicadores de
calidad hospi-talaria.

177
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

4.1. Protocolo de prevención de caídas de


pacientes hospitalizados
Con prevención de caídas nos referimos a los cuidados que deben ser presta-
dos para mantener cubierta la necesidad de seguridad del paciente y su entorno
mientras este hospitalizado. No existe una sola definición de caída, entre otras
tenemos:
– Según la OMS se define como “La consecuencia de cualquier aconteci-
miento que precipite al individuo al suelo en contra de su voluntad”.
– La definición que nos parece más completa es la siguiente “El súbito y no
intencionado cambio de posición que causa la precipitación del indi-
viduo a un nivel inferior, sobre un objeto o el suelo, aclarando que no es
consecuencia de un episodio agudo de parálisis, crisis epiléptica o
fuerza externa irresistible”.
Según el tipo de caídas podemos distinguir dos grupos:
Caída accidental: un factor externo actúa sobre una persona alerta y sin difi-
cultades para caminar originando la caída.
Caída no accidental: puede producirse por una pérdida súbita de conciencia
en un sujeto activo o en personas con alteración de la conciencia o dificultad
para la deambulación.
Existen una serie de factores de riesgo en las caídas. La identificación de es-
tos factores de riesgo es una herramienta útil en el diagnóstico de éstas. Pueden
ser intrínsecos o personales y extrínsecos o ambientales:
– Intrínsecos o personales. Son factores asociados a la situación personal y
clínica del enfermo pudiendo aumentar el riesgo de caídas. Destacan: ▷
Edad avanzada.
▷ Historia previa de caídas.
▷ Caída como causa del ingreso.
▷ Desorientación temporo-espacial.
▷ Estados demenciales.
▷ Agitación y/o alteración del estado de conciencia.
▷ Debilidad muscular.
▷ Enfermedad del aparato locomotor.
▷ Déficit visual y/o auditivo.
▷ Limitación para la comunicación oral.
▷ Hipoglucemias.

178
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

▷ Hipotensión ortostática.
▷ Arritmia cardiaca.
▷ Alteraciones de control de esfínteres.
▷ Polimedicación o fármacos depresores del SNC.

– Factores extrínsecos. Están presentes en el entorno en el que se mueve el


enfermo pudiendo facilitar las caídas o incrementar las consecuencias de
éstas. Son los siguientes:
▷ Iluminación insuficiente o deslumbrante.
▷ Suelos irregulares y/o resbaladizos.
▷ Ausencia o mal funcionamiento de los timbres.
▷ Falta de pasamanos en habitaciones y/o en pasillos.
▷ Carencias de ayudas para caminar o desplazarse. ▷
Falta o mala adaptación de gafas o audífonos.
▷ Falta de personal y/o cuidadores.
▷ Limitación del espacio físico.
▷ Camas altas y estrechas.
▷ Mobiliario deteriorado.
▷ Lavabo e inodoro demasiado bajos.

4.2. Perfil del paciente con riesgo de caídas


La mayoría de los autores consideran los factores intrínsecos como los más
determinantes. Los factores más frecuentes que se presentan en pacientes consi-
derados de alto riesgo son los relativos a:
– Estado mental.
– Movilidad y deambulación.
– Control de esfínteres.
– Déficits sensitivos.
– Historia de caídas previas.
– Edad avanzada.
– Medicación con acción a nivel del SNC.
En resumen, podemos decir que el paciente de riesgo es toda persona con
movilidad limitada, alteración del estado mental, necesidades especiales de
aseo, déficit sensitivo y/o historia de caídas previas al ingreso.

179
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

4.3. Implantación de un protocolo de caídas


En la implantación de un protocolo podemos distinguir tres fases:
a) Evaluación del problema.
Se realiza mediante un estudio para conocer la incidencia, circunstancias
de las caídas y sus consecuencias, en un periodo de tiempo determinado.
Se obtienen datos como la incidencia, distribución por edad y sexo,
lugar donde se producen mayoritariamente las caídas, turno, servicio,
conse-cuencias y factores de riesgo de las mismas.
b) Prevención primaria.
Son las medidas a aplicar antes de producirse la caída:
▷ Identificar los enfermos de riesgo
▷ Valoración al ingreso aplicando la escala de valoración de caídas.
▷ Identificación del paciente de alto riesgo si se obtiene dos o más pun-
tos en la valoración.
▷ Reevaluación periódica.
▷ Inclusión en el protocolo de paciente de alto riesgo.-
▷ Identificación en la historia y en la habitación.
▷ Información a los profesionales.
▷ Información al enfermo y al cuidador.
Medidas preventivas de las caídas.
▷ Generales, de aplicación a todos los pacientes ingresados en el
centro.
Seguridad en el entorno:
• Señalización adecuada en habitaciones y zonas comunes.
• Evitar suelos irregulares, húmedos o resbaladizos.
• Evitar la presencia de objetos en el suelo.
• Iluminación de emergencia en las habitaciones.
• Mobiliario adecuado (timbres, barra de seguridad, camas,…)
Seguridad personal:
• Acceso a ayudas mecánicas (andadores, bastones, etc…) para
enfermos con limitaciones en la deambulación.
• Enseñar al paciente y familiares la incorporación de la cama y
asientos.
• Instruir al enfermo para pedir ayuda cuando la necesite.
• Orientar en la elección de ropa y calzado adecuado.

180
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

▷ Específicas, de aplicación para enfermos con alto riesgo de


caídas:

• Valorar la comprensión por parte del paciente de órdenes senci-


llas.
• Pedir la colaboración de los cuidadores para la aplicación de me-
didas preventivas.
• Intensificar la vigilancia del enfermo.
• Asistir al paciente dependiente en el aseo personal y la deambu-
lación.
• Comprobar el freno de la cama cada vez que se realice un tras-
lado.
• Facilitar la evacuación urinario cada dos o tres horas en
pacientes incontinentes o dependientes.
Particularidades del protocolo general:
▷ Unidad Infantil:
• Elevar los laterales de la cuna.
• Instruir a los familiares para que no abandonen la habitación sin
comprobar el estado del niño.
• Cuando sea necesario sacarlo de la cuna debe permanecer acom-
pañado por un profesional o un familiar en todo momento.
• Acompañarlo en todo momento en el baño.
▷ Área quirúrgica:
• Elevar las barandillas de la cama.
• Vigilancia por el personal.
• Asegurar al paciente en los cambios de cama-camilla y viceversa.
• Asegura al paciente en los movimientos de cambios de posición
de éste o de la mesa quirúrgica.
c) Prevención secundaria:
Son aquellas medidas a adoptar después de producirse la caída.
▷ Atención preferente e inmediata a la situación clínica del enfermo.
▷ Notificación al personal sanitario y/o la familia.
▷ Notificación al médico responsable o de guardia.
▷ Diagnóstico y tratamiento de las lesiones.

181
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

▷ Registro de la caída.
▷ Inclusión en el protocolo de paciente de alto riesgo, si no estaba con-
siderado como tal.
▷ Aplicación de las medidas preventivas para los pacientes de alto ries-
go o revisión de éstas si ya se estaban aplicando.

5. Principios de la sujeción mecánica


Podemos definir la sujeción mecánica como cualquier mecanismo, material
o equipo que atado o cerca del cuerpo de una persona, no puede ser controlado o
retirado con facilidad por ella misma y que impide o pretende impedir el mo-
vimiento libre del cuerpo hacia una posición de su elección o el acceso a zonas
determinadas de su cuerpo.
La sujeción mecánica debe considerarse como un último recurso, siendo
prioritario el impedir las conductas que obligarían a usar las sujeciones. Sólo
debe usarse cuando los beneficios potenciales sean mayores que los posibles da-
ños. Para realizar la sujeción terapéutica se deben respetar una serie de
principios como los siguientes:
– En todo momento debe estar autorizada por el facultativo.
– Se debe realizar con un número adecuado de personas (cuatro o cinco) y
con un plan preestablecido de actuación.
– Determinar el tipo de sujeción del paciente (total o parcial).
– Vigilar y distraer la atención del paciente, colocándose a una distancia
adecuada y aprovechando para informarle de la situación y de que le
vamos a ayudar.
– Retirar objetos peligrosos para la integridad física del paciente y de los
profesionales (relojes, pulseras, pendientes,…).
– Evitar la presencia de público, solo haría entorpecer y envalentonar al
paciente.
– Recordar que la sujeción forma parte del régimen terapéutico del pacien-
te, nunca es un castigo, por lo que se hará de la forma más profesional
posible. Se actuará con energía pero con respeto, se evitarán los golpes y
las humillaciones del paciente.
– Buscar el momento más adecuado para actuar, es buen momento tras un
periodo de agitación y mientras recupera fuerzas.
– Cada profesional se debe encargar de la inmovilización de una extremi-
dad, haciéndolo en su parte más distal, evitando los huesos largos y a ser
posible el tórax, por el riesgo de aumento de lesiones en esas zonas.

182
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– En caso de inmovilización total se colocan los dispositivos en el siguiente


orden, cintura, miembros inferiores y miembros superiores. En caso de
sujeción parcial se efectuará en forma diagonal, brazo izquierdo-pierna
derecha o brazo derecho-pierna izquierda.
– Tener claro la causa de la sujeción, la respuesta del enfermo ante ella y el
tiempo que se prevé que va a durar, que debe ser el mínimo indispen-
sable.
– La habitación o lugar elegidos para la sujeción debe estar lo más cerca
posible del control de enfermería para poder detectar lo antes posible
cualquier adversidad y mantener una vigilancia más estrecha sobre el
paciente.

5.1. Inmovilización de pacientes. protocolo de


sujeción mecánica y terapeútica
La inmovilización del paciente, como hemos indicado anteriormente, forma
parte de su régimen terapéutico, por tanto, tiene unas indicaciones concretas
para su uso que son las siguientes:
– Paciente que muestra una conducta violenta que resulta peligrosa para él
mismo o para los demás.
– Paciente que se muestra muy agitado y no se puede controlar con medi-
camentos.
– Paciente que se niega a realizar una serie de actividades básicas para el
correcto mantenimiento de su integridad física como descansar, beber,
dormir, etc.…
– Paciente que en situaciones de riesgo precisan recibir una medicación y no
pueden ser controlados de otra manera.
– Paciente que se niega a portar sondas, drenajes,… o cualquier otro dis-
positivo de carácter indispensable para su correcta evolución y curación.
Una vez decidida la actuación de sujeción mecánica terapéutica del paciente
debemos seguir el siguiente protocolo de actuación a la hora de realizarla:
– Explicar al paciente y/o familiares el motivo de nuestra actuación.
– Un profesional se situará enfrente del paciente claramente visible y man-
tendrá una conversación con él intentando tranquilizarle.
– Se tumbará al paciente en decúbito supino en la cama y cada profesional
restante debe de encargarse de un miembro. Se sujetarán extendidos y
ligeramente abiertos, manteniendo en todo momento una posición ana-
tómica correcta. La fijación se hará en tobillos y muñecas y a una parte
fija de la cama.

183
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Si es necesario sujetar el tronco se hará con un cinturón ancho y con una


presión adecuada, ni flojo (puede deslizarse y ahorcar al paciente) ni
muy apretado (dificultaría la respiración). Se hace sobre el pijama y sin
presionar las zonas de botones.
– La sujeción debe permitir en todo momento la administración del trata-
miento intravenoso del paciente, así como líquidos y alimentos.
– Colocar la cabeza ligeramente levantada para reducir el riesgo de aspira-
ción pulmonar.
– Comprobar cada cierto tiempo las sujeciones para mantener la seguridad y
comodidad del paciente.
– La sujeción debe mantenerse el menor tiempo posible.
– Recordar en todo momento mantener la dignidad del paciente, preservar
su intimidad y mantener su integridad física.
– Una fijación relajada en los pies puede otorgarles cierta movilidad que
permita unos leves movimientos e incluso girar un poco el cuerpo.
– La supresión de la contención debe realizarse de forma gradual. En el
momento de la liberación completa es aconsejable la presencia de al me-
nos cuatro personas.

5.2. Precauciones a tener en cuenta para


evitar lesiones
Podemos distinguir dos tipos de lesiones relacionadas con las sujeciones
me-cánicas:
a) Lesiones directas. Son aquellas lesiones causadas directamente como
resultado de la presión externa del sistema de sujeción. Incluye
laceracio-nes, hematomas o estrangulamientos.
Suelen estar producidas por aumento de presiones o isquemias, sobre
todo en las zonas relacionadas directamente con el sistema de sujeción,
muñecas, tobillos, axilas. Otra posibilidad es la asfixia y muerte al enre-
darse el paciente con los sistemas de fijación.
b) Lesiones indirectas. Son las relacionadas con la inmovilización forzosa
de una persona. Incluyen el aumento de la tasa de mortalidad, las úlceras
por presión, las caídas, los retrasos en el alta, etc.…
Las lesiones indirectas son más difíciles de demostrar que las directas. Los
pacientes inmovilizados mecánicamente son más propensos a caerse, au-
mentan su estancia hospitalaria y aumentan su morbimortalidad. La in-
movilidad desencadena un declive en la movilidad que en caso de prolon-
garse en el tiempo aumenta el riesgo de aparición de úlceras por presión.

184
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Para disminuir el riesgo de lesión en el paciente con sujeción mecánica


debe-mos tener las siguientes precauciones:
– Asegurar el uso correcto del mecanismo de sujeción conforme a las ins-
trucciones del fabricante.
– No se debe aislar nunca al paciente inmovilizado.
– Mantener una vigilancia adecuada durante el periodo de inmovilización.
– Formar al personal sobre el uso correcto de los mecanismos de sujeción
mecánica.
– Usar solo cuando el beneficio a obtener sea mayor que los posibles daños.
– Se debe emplear el nivel mínimo de fijación que garantice la seguridad del
paciente, o que facilite la administración del tratamiento.
– Garantizar sus cuidados personales a lo largo del periodo que dure la
inmovilización.
– Implicar al paciente en la medida de sus posibilidades para poder finalizar
la sujeción mecánica.
– Una vez iniciada, la necesidad de sujeción debe ser revisada regularmen-te
y prolongarla el mínimo tiempo posible.

5.3. Dispositivos de inmovilización y


traslado de pacientes politraumatizados
Un paciente politraumatizado es aquel que presenta dos o más lesiones trau-
máticas graves, periféricas, viscerales o mixtas que entrañen una repercusión
cir-culatoria y/o respiratoria. Los podemos clasificar en:
– Leves. Las heridas o lesiones no representan riesgo importante para su
salud inmediata.
– Moderado. Las lesiones y/o heridas deben ser tratadas en el transcurso de
24-48 horas.
– Graves. Las lesiones deben ser tratadas inmediatamente por alto riesgo de
muerte y o lesiones irreversibles.
Ante un paciente politraumatizado se deben tomar una serie de precauciones
para su movilización, ya que se puede agravar su situación si ésta no se hace
correctamente.
– Para la movilización en bloque se debe respetar el eje cabeza-cuello-tron-
co (para evitar lesión espinal) disponiendo para ello de una serie de ma-
teriales que pueden inmovilizar el cuerpo total o parcialmente.

185
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Antes de movilizar a un paciente debemos considerarlo como portador de


una lesión de columna o médula espinal, por lo cual, lo primero a
realizar sería inmovilizar.
El material de inmovilización debe tener las siguientes características:
– Ser fáciles y cómodos de aplicar.
– Almacenamiento fácil que ocupe poco espacio.
– Permitir el manejo de la vía aérea o la realización de técnicas de reani-
mación.
– Deben ser de materiales hipoalergénicos.
– Trasparentes a radiografías y compatibles con RNM.
– Poderse utilizar en todo tipo de pacientes.
– De fácil lavado y reutilizable.
– Económico.
En la actualidad no hay ningún producto que cumpla todas estas caracterís-
ticas en el mercado.
Antes de la inmovilización hay que considerar:
– Valoración y estabilidad del paciente. Si el paciente no es previamente
estabilizado los materiales de inmovilización pueden dificultar o
impedir un correcto soporte vital. Además tener que retirar elementos de
inmovi-lización ya colocados expone al paciente a movilizaciones
innecesarias, aparte de ser una pérdida de tiempo.
– Coordinación de todos los miembros del equipo asistencial previa a la
movilización.
– En caso de heridas o fracturas abiertas cubrir con apósitos estériles antes
de la inmovilización.
– El equipo de inmovilización no debe comprimir en exceso para no difi-
cultar la circulación, por ello, tras la inmovilización debe comprobarse
el pulso, la temperatura y la sensibilidad.

Inmovilización cervical
Es la más importante y la primera a realizar. Inicialmente se realiza con las
dos manos colocando la cabeza del paciente en posición neutra y posteriormente
se coloca el collarín cervical.

186
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

a) Collarín cervical.
El collarín ideal debe cumplir una serie de requisitos que garantice la
inmovi-lidad de la columna cervical casi en su totalidad:

– Ser rígido.
– Tener un apoyo en la barbilla.
– Tener un orificio anterior que permita el acceso al cuello para valorar el
pulso carotideo, realizar una traqueotomía, intubación,….
– En algunos casos, también presentan una abertura trasera que permite la
palpación a nivel cervical y el drenaje de sangre y/o otros fluidos.
Tenemos distintos modelos de collarines:
– Blandos. Tienen forma rectangular y son de goma espuma forrados de tela
o plástico. Solo son recomendables como tratamiento rehabilitador.
– Semirrígidos. Fabricados en plástico, constan de dos partes, anterior y
posterior, que se pueden mover para modificar la altura.
– Rígidos. Mantienen una posición anatómica del cuello. Están formados
por dos piezas, anterior y posterior con cuatro puntos de apoyo.
Técnica de colocación:
– Depende de la posición del paciente debe realizarse al menos con dos
personas.
– En primer lugar, se realiza una valoración inicial de toda la columna.
– Una persona colocará la columna cervical en posición neutra mediante
inmovilización bimanual. La otra persona colocará el collarín
asegurando su correcta fijación teniendo en cuenta que es conveniente
apartar el pelo y la ropa que queden dentro.

187
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– La talla del collarín se decide midiendo con los dedos dos líneas imagi-
narias desde lo más alto del hombro al final del cuello. Si la medida se
encuentra entre dos tallas aplicar siempre la más pequeña.
– Antes de finalizar la colocación comprobar que la fijación este firme y no
quede hueco en occipucio.
Si no se hace adecuadamente la inmovilización podemos encontrar compli-
caciones como:
– Movilización inadecuada que pueden provocar lesiones
– Tamaños inadecuados del collarín que pueden originar flexión o exten-
sión cervical
– Cierre excesivo que dará incomodidad y dificultad respiratoria
– Cierre inadecuado que puede ocasionar una pérdida brusca de la inmo-
vilidad.
b) Inmovilizadores laterales de cabeza.
El collarín cervical no inmoviliza en su totalidad los movimientos de la
colum-na cervical. Para evitar todos los movimientos se debe utilizar
conjuntamente con el inmovilizador lateral de cabeza.
Está formado por 3 piezas, una base rectangular con velcro en los extremos
y varias cintas para la fijación a la camilla, y dos piezas trapeciales con velcro
en una de sus caras, para fijarse a la base, y un orificio que debe situarse a la
altura de las orejas para vigilar la presencia de otorralgias. Si no se dispone de
este tipo de inmovilizador se debe continuar con la inmovilización bimanual a
pesar de haber colocado el collarín.

Técnica de colocación.
– Antes de su colocación se debe poner el collarín cervical.
– La cabeza se situará apoyada en la base, entre las dos piezas trapeciales,
sin presionar.

188
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Se fijan entonces las correas, en primer lugar la de la barbilla haciéndola


pasar sobre el soporte del collarín cervical e inclinándola hacia arriba y
sujetándola con el velcro.
– Posteriormente se coloca la correa frontal de igual forma.
– La base se puede colocar sobre la camilla mediante el velcro que lleva el
inmovilizador.

Inmovilización toraco-lumbar
Para realizar una inmovilización de la columna vertebral completa, además de
colocar los dispositivos cervicales anteriores se utilizan los siguientes elementos:
a) Camilla de cuchara o tijera.
Es uno de los dispositivos más utilizados. Se trata de una camilla de
aluminio rígida, radiotransparente, con dos palas ligeramente cóncavas y
articuladas entre sí por sus extremos. Se pueden ajustar en longitud.
Técnica de colocación.
– Es ideal colocarla entre cuatro personas e indispensable hacerlo entre tres.

– Antes de su colocación es necesario medir de forma precisa, colocando la


camilla al lado del paciente.
– Se separan las dos mitades situando la parte más ancha a nivel de cabeza y
tronco y la extensible en las piernas.
– Se puede colocar al enfermo en la camilla cogiendo al enfermo en bloque
o mediante un volteo lateral.
– En caso de tener que realizar un desplazamiento con el paciente sobre la
camilla habrá que fijarlo mediante cinturones a lo largo de todo el
cuerpo para evitar caídas.

189
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Si el procedimiento no se efectúa correctamente pueden producirse:


– Cierre incompleto de la camilla con riesgo de caída del paciente.
– Pellizcado de la piel o ropa al cerrar la camilla.
– Mala coordinación en la técnica de colocar al enfermo en la camilla, au-
mentando el riesgo de lesiones.
– En el paciente consciente provoca incomodidad, ansiedad y desestabili-
zación de las constantes hemodinámicas y respiratorias y posibilidad de
intentar moverse.
Este tipo de camilla no debe utilizarse en el traslado definitivo, pues
aumenta las vibraciones que se producen en el vehículo al circular por carretera.
b) Tabla espinal.
Se utiliza para el transporte de accidentados con sospecha de lesión de co-
lumna vertebral al fijar toda ésta en un plano rígido debajo del paciente. Es una
superficie plana y rígida de madera o plástico y puede ser corta (para cabeza
cuello y tronco) o larga (hasta miembros inferiores). Este dispositivo es comple-
mentario a los collarines cervicales y; precisa de los inmovilizadores laterales,
aunque existen algunos modelos que los incorporan.
Técnica de colocación.
– Se coloca al paciente en la camilla mediante volteo o movilización en
bloque, sujetándolo mediante cinturones a lo largo de todo el cuerpo
para evitar caídas.
c) Férula espinal, corsé de extricación o dispositivo de salvamento de
Kendrick.
Es un dispositivo indicado en la extracción de un paciente atrapado con in-
movilización en bloque de cabeza, cuello y tronco. En estas situaciones está más
recomendado que la tabla espinal corta. Es un chaleco semirrígido que consta de
bandas rígidas metálicas paralelas en posición vertical sobre una funda plástica.
Permite suficiente flexibilidad horizontal para abarcar cabeza y tronco, mante-
niendo la rigidez vertical necesaria que asegure la columna vertebral. La fijación del
chaleco se realiza mediante tres cinturones de distinto color y cintas de velcro.

190
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Tras la extracción del paciente con el chaleco se colocará éste sobre un


table-ro espinal o camilla de cuchara sin tener que retirarlo .Es de colocación
compleja requiriendo personal especializado para su correcto uso.

Se debe utilizar de forma conjunta con un collarín cervical y una vez libera-
do el paciente, debe retirarse ya que entorpece la evaluación y el traslado. Otra
indicación es la inmovilización de una posible fractura de cadera colocándolo al
revés, la zona empleada para la cabeza se coloca entre la rodilla y el tobillo y la
parte que inmoviliza normalmente el tórax alrededor de la cadera.

Las cintas de sujeción no deben coincidir con las fracturas por lo que se co-
locarán entre las caderas y las axilas.

d) Colchón de vacío.
Consiste en un colchón relleno de bolas de poliespan con una válvula de
apertura y cierre a la que se aplica una bomba que permite hacer el vacío y rea-
lizar un molde de todo el paciente.

Es un sistema de inmovilización adecuado para el traslado terrestre o aéreo,


ya que absorbe gran parte de las vibraciones, aísla al paciente e inmoviliza las
lesiones en la posición en la que se realice el vacío. Éste se puede realizar con
bomba de aspiración o aspirador de secreciones, adquiriendo gran rigidez que
garantiza la inmovilización del paciente adaptándose a las curvaturas
fisiológicas y patológicas del cuerpo e impidiendo los desplazamientos
mediante unos cintu-rones que fijan el paciente al colchón.

Está indicado en caso de sospecha de lesiones de columna vertebral, pelvis


y extremidades y en traslados que precisen una posición determinada durante
todo el trayecto.

Técnica de colocación.
– Revisar la integridad del colchón.
– Dar un poco de forma repartiendo las bolitas de poliespan del interior.

191
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Levantar al paciente con una camilla de cuchara y depositarlo sobre el


colchón de vacío.
– Abrir la válvula y extraer el aire e ir dando forma al molde del paciente.
– Cerrar la válvula.
– Asegurar el paciente fijándolo con cintas al colchón y a la camilla de
transporte.
– Revisar periódicamente si se mantiene el vacío.
Es recomendable levantar el colchón de vacío utilizando un soporte rígido
debajo para evitar que se puedan producir arqueamientos. En los traslados aé-
reos hay que tener en cuenta que con la altura disminuye la presión y el colchón
puede perder consistencia.

Inmovilización de extremidades
Se realiza mediante férulas que permiten la correcta inmovilización de frac-
turas evitando lesiones secundarias y disminuyendo el dolor, facilitando así el
traslado. Antes de la colocación se debe comprobar temperatura, sensibilidad y
pulso distales al foco de fractura y se deben retirar elementos que comprometan
la circulación sanguínea.
La inmovilización debe asegurarse tanto en la zona distal como proximal de
la fractura. En las fracturas con gran deformidad se debe realizar una tracción
simple siempre que la extremidad mantenga el pulso.
Si la férula se coloca en miembro superiores se aplicará un cabestrillo para
elevar el miembro y disminuir la inflamación y si es en miembros inferiores se
mantendrán elevados mediante mantas o sabanas.
a) Férulas neumáticas hinchables.
Está compuesta por material plástico con varias cámaras que comprimen de
forma no circular para evitar la isquemia. Presentan diversas formas según la
extremidad a inmovilizar. Algunas cierran con cremallera, otras se colocan tipo
calcetín disponiendo todas de una válvula de inflado y cierre. Se recomiendan
transparentes para vigilar la aparición de hemorragias.

192
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Están indicadas en la inmovilización de lesiones osteo-articulares de miem-


bros inferiores y superiores aunque también se pueden utilizar para el control de
hemorragias.
Técnica de colocación.
– Son necesarias al menos dos personas, una se encargará de alinear, en la
posición más anatómica, el miembro y la otra introduce la férula deshin-
chada. Una vez colocada se abre la válvula de inflado y se llena de aire
hasta que la férula adquiera consistencia pero sin realizar una
compresión excesiva.
– Cerrar la válvula.
– Durante el inflado se mantendrá la tracción y se controlarán los pulsos
periféricos y la sensibilidad.
Una mala técnica puede originar:
– Colocación anatómica errónea.
– Inflado excesivo pudiendo provocar síndrome compartimental.
– Pinchazo con pérdida de aire y de inmovilidad del miembro.
– En los traslados aéreos hay que tener en cuenta la mayor expansión de los
gases con la altura, por lo que se debe inflar menos.
b) Férulas Metálicas Maleables.
Se pueden adaptar a cualquier extremidad tanto
en ángulo como en longitud. Se utiliza para la
inmo-vilización provisional de lesiones en
miembros supe-riores o inferiores y para casos en
que es necesaria una angulación específica por no
poder colocar el miembro en posición anatómica.

Técnica de colocación.
– Almohadillado con venda de algodón previo.
– Colocación de la férula moldeándola en la posición necesaria.
– Fijación al miembro con venda elástica sin comprimir.
– Una vez colocada comprobar pulso, sensibilidad y temperatura.
c) Férula de vacío.
Se trata de un saco neumático relleno de material aislante con doble cámara
que se adapta a la extremidad fracturada y queda rígido al efectuar el vacío a
través de una válvula mediante una bomba de vacío o aspirador de secreciones.

193
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Se ajusta al miembro mediante cintas de velcro colocándose de la misma forma


que las férulas hinchables, teniendo la ventaja de comprimir puntos sangrantes.

En caso de traslado aéreo hay que tener en cuenta que con la altura pierde
consistencia no inmovilizando lo suficiente.
d) Férulas rígidas.

Son férulas no moldeables, por lo que la extremidad afectada debe ajustarse


al contorno y forma de la misma. Son de varios tipos (cartón, PVC, poliureta-
no,…). Las de PVC y poliuretano son lavables y reutilizables.
Se fijan al miembro mediante cintas de velcro y existen varios tamaños y
formas.
e) Férula de tracción.

Permite realizar una tracción mecánica y lineal sin el uso de pesos. Especial-
mente indicadas en fracturas distales de fémur y proximales de tibia, no siendo
adecuadas en las de cadera, rodilla, tobillo y pie. Su colocación la efectúa per-sonal
cualificado para ello. Debe colocarse con cuidado en pelvis e ingles para evitar la
presión en los genitales y comprobar pulsos periféricos y sensibilidad.

194
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

6. Traslado del paciente


6.1. Características y funcionamiento de los
equipos de traslado
En este apartado del tema vamos a ver y analizar los equipos de traslados de
pacientes más frecuentes. De todos ellos existen una amplia gama y variedad de
modelos que hemos intentado resumir para su mejor compresión.

1. Tipos de camillas
Podemos definir una camilla como un accesorio de gran utilidad dentro y
fuera de un centro sanitario. Se utilizan para el traslado de pacientes incapacita-
dos para movilizar una o más partes de su cuerpo. Es un instrumento
indispensa-ble para el equipamiento de las ambulancias que deben trasladar a
los enfermos a los centros sanitarios.
Existen diferentes tipos de camillas:
a) Camilla de hospital.
Poseen ruedas para facilitar el transporte del enfermo y algunas incluso
poseen un sistema de fijación del paciente evitando las caídas durante el
traslado. Este tipo de camillas se utiliza con frecuencia para el traslado
de pacientes a las unidades de hospitalización.

b) Camilla de reconocimiento.
No puede ser utilizada para el transporte de enfermos, pues no poseen
ruedas. Es muy frecuente en consultas médicas, servicios médicos de
em-presas, botiquines de piscinas, etc.

195
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

c) Camilla flexible o enrollable.


Es la más sencilla, está hecha de dos barras y una tela o material de PVC
entre ellas. Se puede guardar enrollada. Se carga entre dos personas una
a la cabeza y otra a los pies. En ocasiones la persona trasportada se ata a
la camilla para evitar su caída. Este tipo de camillas prácticamente no se
usa, quedando su uso muy restringido a situaciones muy determina-das
donde el espacio es fundamental (catástrofes, misiones humanitarias,
etc.…)

d) Camilla de tijeras.
Cuando se sospecha la presencia de traumatismo vertebral se suele recu-
rrir al uso de este tipo de camilla. Es de material resistente y ligero.
Puede adaptarse a la estatura del enfermo y presenta aperturas en zonas
de cabeza y pies. Presenta doble cierre de seguridad.

e) Camilla de dos plegados.


Es muy fácil de manejar y transportar y gracias al sistema de doble ple-
gado ocupa muy poco espacio. Dispone de cuatro patas de apoyo a suelo
y sistema de fijación que garantiza que no se cierre la camilla con el
paciente encima. Dispone de asas que facilitan su agarre y cintas que
permiten sujetar al paciente para evitar caídas durante el traslado.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

f) Camilla de rescates especiales. Permite


la evacuación de un herido según:
▷ El escenario de accidente (espacios abiertos, lugares de difícil acceso,
dificultades diversas industriales,…)
▷ El tipo de evacuación prevista (transporte clásico, izado vertical, eva-
cuación en helicóptero,…).
▷ La necesidad de inmovilización del herido.
Son ligeras, rápidas de usar, seguras, confortables y resisten los
esfuerzos a los que se somete durante un rescate. La placa dorsal de
deslizamiento debe ser lisa para evitar que se enganche durante el
rescate. La extrac-ción de los listones longitudinales y transversales
permite plegar la camilla para pasarla por lugares estrechos.
La seguridad del herido queda asegurada independientemente de la po-
sición que tome la camilla mediante los siguientes medios, que se usan
en función de las lesiones y las dificultades en el rescate y en el
transporte del herido:
▷ Capucha de protección.
▷ Arnés acolchado.
▷ Cintas de fijación a nivel de muslos y de piernas.
▷ Estribos rígidos para los píes.
▷ Arnés de torso con cintas para tracción cervical.
g) Camilla nido.
Idóneas para el rescate en terrenos de difícil acceso. El casco debe ser de
alta densidad y el interior tapizado con espuma no absorbente

h) Camilla de masaje.
Son utilizadas para tareas de rehabilitación y no para el traslado por lo
que poseen base fija. La mayoría suelen ser plegables. Algunas poseen
una esfera en uno de los extremos donde el paciente coloca su rostro de
modo que la posición sea más cómoda y permita mayor relajación de la
zona cervical. Pueden tener una serie de anexos para mantener el mate-
rial de fisioterapia.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

i) Camilla para ambulancia.


Camilla con patas automáticas que pueden adoptar una altura media
para facilitar la recogida del paciente. Algunos modelos son diseñados
para transportar todo el material de soporte avanzado necesario para
movilizar pacientes críticos.

2. Tipos de sillas
Existen en el mercado una amplia gama de sillas que facilitan el traslado de
enfermos. Algunas indicadas expresamente para realizar algunas acciones con-
cretas o en determinadas situaciones.
a) Sillas de estructura fija con inodoro.
Adecuadas para interiores con asiento provisto de cubeta inodoro. Y respal-
do desmontable para facilitar el transporte.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

b) Sillas de ruedas estándar.


Ligera, plegable, con respaldo abatible para facilitar el transporte y reposa-
brazos y reposapiés desmontables y plegables.
c) Silla de ascensor.
Plegables y extraordinariamente estrechas para acceder por puertas y pasos
no accesibles a las sillas convencionales.

d) Silla activa.
Combina diseño y tecnología portando un sistema de amortiguación que
permite minimizar las presiones sobre la columna vertebral en usuarios muy ac-
tivos que frecuentan numerosos obstáculos.

e) Silla pasiva.
De elección idónea para usuarios moderadamente activos, así como los más
pasivos. Posee un asiento fácilmente ajustable y un respaldo reclinable, manual
o eléctricamente. Estas características permiten mantener la estabilidad durante
su conducción.
f) Silla de evacuación.
Diseñada para actuar en zonas de difícil acceso. De dimensiones reducidas,
permite un almacenaje cómodo y rápido. Posee reposabrazos abatibles con dos
empuñaduras traseras y dos delanteras para facilitar el transporte de pacientes
en escaleras. Imprescindibles en ambulancias y edificios públicos.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

g) Silla deportiva.
De bajo peso y gran resistencia permite ajustar el centro de gravedad así
como apoyar el peso en la parte trasera gracias a su sistema antivuelco. La
angu-lación de las ruedas asegura gran estabilidad y facilidad de giro. Posee un
sistema de sujeción muy precisa del jugador a la silla. Indicadas para deportes
como baloncesto, tenis, carrera, etc.

h) Silla de bipedestación.
Son sillas verticalizables eléctricas o
semieléctricas que integran la posibilidad
de estar de pie al igual que sentado, me-
jorando el equilibrio y el bienestar físico
y psíquico. Mejora la tonalidad muscular
y reduce el riesgo de escaras. Mantiene
una correcta alineación corporal de
rodillas caderas y hombros.

200
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

i) Sillas de conducción electrónica.


Poseen un dispositivo electrónico acoplado a la silla, que no sólo ayuda para
empujar, sino que permite frenar al conducir cuesta arriba. Actualmente son fá-
ciles de accionar y permiten largos recorridos con control de velocidad y gran
autonomía de la batería.
j) Silla de tiempo libre o anfibia marina.
Destinada a facilitar el acceso, tanto a la playa, como el baño en el agua a
personas discapacitadas. Dispone de unos flotadores laterales desmontables que
facilitan la transferencia desde la silla convencional y proporcionan una
flotación adecuada dentro del agua.

Presenta reposapiés regulable en varias posiciones, ruedas anchas para evitar


que se hunda en la arena y una barra-tirador para desplazar la silla por la playa y
facilitar la entrada y salida del agua. Se pliega y desmonta fácilmente para su
almacenamiento y transporte. Peso máximo del usuario en torno a 100 kg.

3. Tipos de camas
Las camas se usan en cualquier ambiente, tanto dentro del medio hospita-
lario como fuera. Sus características generales deben estar adaptadas a las de los
usuarios. Ello nos proporciona varios tipos básicos de camas cada una con
distintas prestaciones:

a) Cama con lecho fijo.


De escaso o nulo empleo en los centros sanitarios, pero es la de mayor uso
en el medio domiciliario. Sus dimensiones deben estar adecuadas en función de
las necesidades de los usuarios y/o cuidadores. Sus materiales, accesorios y aca-
bados deben ser los más acordes posibles con dichas necesidades.

201
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

b) Cama con somier articulado.


Se recomienda para usuarios que conservan una relativa capacidad funcio-
nal. Ofrece mayor comodidad al usuario ya que permite una mejor adaptación a
la posición elegida por éste. La articulación puede ser manual o eléctrica.

c) Cama con somier articulado y carro elevador de lecho.


Se recomienda para usuarios dependientes que necesiten una atención con-
tinua por parte de cuidadores y/o familia. Da una mayor importancia a la funcio-
nalidad para los cuidadores y al confort del usuario. Los mecanismos de
articula-ción y elevadores pueden ser manuales o eléctricos.

Los materiales y acabados de todos estos tipos de cama deben ser fáciles de
limpiar y resistentes a las manchas y al deterioro. La cama debe ser modular, es
decir, debe permitir añadir accesorios que aumenten sus prestaciones, pues las
necesidades del usuario pueden cambiar con el tiempo, o bien, distintos usuarios
pueden presentar distintas necesidades.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

4. Tipos de grúas
La grúa se define como un elemento auxiliar que está a disposición del
cuida-dor para movilizar al enfermo dependiente con mayor seguridad y menor
riesgo de lesiones para él y los profesionales. Con su utilización se pretende
movilizar los pacientes más dependientes con menor esfuerzo de los cuidadores.
En función de su uso nos encontramos diversos tipos:
a) Grúa de bipedestación.
Está especialmente diseñada para realizar transferencias de una manera sen-
cilla, segura y rápida. Puede utilizarse para distintos niveles de dependencia,
desde usuarios que precisan ayuda total hasta aquellos que precisan ayuda solo
para rehabilitación.

Proporciona asistencia para incorporar al usuario con fuerza en los miem-


bros hasta ponerlo de pie, o bien, asistencia para sentarse si el usuario tiene una
fuerza limitada en los miembros. Complementada con arneses de alta calidad y
fáciles de utilizar permite procesos del cuidado diario de un paciente como aseo,
cambio de pañales, incorporación, paseos rehabilitadores y transferencias.
Las funciones esenciales son: realizar la incorporación del usuario, facilitar
el traslado y por sus dimensiones, permite que puedan ser utilizadas en pasillos
o espacios más reducidos.
b) Grúa de domicilio.
Suele tener una base con ruedas que facilita los desplazamientos en todo tipo de
suelos. Tiene una apertura de las patas ajustables para facilitar el acceso bajo la
cama o la silla y empuñadura para guiar el elevador lo que facilita el manejo y el
control. Puede funcionar a batería lo que le da una mayor autonomía y como-didad.
Está indicada para pesos de hasta 175 kg. Su reducido tamaño permite que se pueda
desmontar lo que facilita su almacenamiento y/o transporte.

203
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

c) Grúa de hospital o residencias.


Son grúas de más alto nivel y prestaciones. El cuidador dispone de más espa-cio
libre para acercarse y trabajar con el paciente. La apertura de las patas permi-te
salvar obstáculos muy anchos como sillones de grandes dimensiones, inodoros muy
anchos o sillas de medidas especiales. Suelen tener amplio rango de movi-mientos
pudiendo elevar al paciente desde el suelo o desde una superficie muy elevada,
permitiendo llegar sin problemas a las camas hospitalarias más altas que las
convencionales. Pueden llegar a levantar según el modelo hasta 227 kg.

d) Grúa especiales.
Distinguimos dos tipos:
1. Grúa de bañera.
Mediante una palanca manual eleva y desciende un asiento dentro de la
bañera de forma segura. El asiento en su posición más alta gira permi-
tiendo la entrada y salida de la bañera de forma cómoda y fácil. Carga
en torno a los 125 kg.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

2. Grúa de piscina.
Grúa diseñada para su uso en piscinas de rehabilitación. Tiene un
amplio recorrido y 360º de giro que le dan una gran versatilidad de uso.
Las bases de rotación pueden ser empotrables o atornillables en el suelo.
Está totalmente impermeabilizada. Pueden ser utilizadas con sillas o con
camillas y permite unos 185 kg de carga.

5. Accesorios para el traslado


Como ya hemos mencionado anteriormente, la industria de la ortopedia y el
material sanitario ha creado una enorme diversidad de accesorios para que, con
su uso junto al accesorio principal, nos resulte más fácil todos y cada uno de los
movimientos y transferencias a realizar con el enfermo.
a) Accesorios para grúas.
1. Arnés para grúa.
Diseñado para realizar las transferencias con seguridad y comodidad
tan-to para el paciente como para el cuidador. Los que tienen forma de
U han demostrado ser los más útiles y fáciles de manejar.

205
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Para reducir la presión en la parte de las piernas se presenta acolchado


lo que proporciona una mayor comodidad en el paciente. Está
disponible en varias tallas. Algunos poseen la particularidad de regular
la inclinación quedando el paciente como si estuviera en una hamaca.
Otros modelos poseen reposacabezas indicados para usuarios que tienen
un control li-mitado de la cabeza, tronco y cadera.
b) Accesorios para sillas.
1. Accesorios de fijación.
Cinturón abdominal y abdominal perineal.
Evita el deslizamiento de la persona en la silla de ruedas y hace de
contención.
2. Arnés-chaleco con y sin pieza perineal.
Es un peto ajustado a la parte posterior de la silla.
3. Arnés sujeción de muñeca.
Puede utilizarse en una o ambas manos en cama, silla o sillón, evitan-do
la libertad de las manos, al fijarlo de forma más o menos firme.
4. Arnés sujeción de tobillo.
Similar al anterior para utilización en los tobillos.
c) Sistemas de transferencias para sillas.
1. Disco giratorio.
Facilita el giro para transferencias a la cama, el coche o la silla de
ruedas. Soporta un peso máximo de 125 kg.
2. Silla de transferencias plegable.
Puede ser portátil mediante una bolsa de transporte que facilita su
manejo y transportabilidad.
3. Tabla de transferencia curva.
Es de forma curvada para salvar las ruedas grandes de las sillas. Sus
cantos redondeados y las superficies lisas permiten deslizarse cómo-
damente sobre ella.
4. Tabla de transferencia flexible.
Permite a los asistentes transferir y colocar a los pacientes
sujetándo-los por detrás o por debajo según la situación.
5. Bolsa auxiliar.
De material impermeable se puede colgar de los puños en la parte
trasera de la silla. Posee cremallera y compartimentos múltiples así
como bandas reflectantes para la seguridad vial. Otra modalidad es

206
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

la bolsa situada bajo el asiento. Supone una alternativa más segura


pues no altera el centro de gravedad de la silla.
6. Reposacabezas plegable.
Se monta fácilmente sobre la silla y se pliega al cerrar esta sin
necesi-dad de desmontarlo.
d) Accesorios para la cama.
1. Ruedas.
Muy útiles en el movimiento de la cama y traslado del paciente.
Debe tener su correspondiente sistema de frenado que habrá que
compro-bar con cierta regularidad.
2. Barandillas.
Es un elemento de seguridad fundamental en aquellos usuarios que
lo precisen.
3. Estribo o trapecio.
Muy útil en aquellas camas de somier articulado pues ayuda al usua-
rio a cambiar y acomodar su postura, o bien, como ayuda a la hora
de incorporarse.
4. Portasueros.
Dispositivos con ganchos que son necesarios si el paciente porta al-
gún tipo de sistema que precise de la ayuda de la fuerza de la grave-
dad para su correcto funcionamiento. También puede ser utilizado
en la silla de ruedas.
5. Conos de elevación.
Elevan las camas corrientes para que resulte más fácil entrar o salir
especialmente en las transferencias.
6. Sujeciones para la cama.
Se precisan para garantizar, en algunas condiciones, la seguridad del
paciente a lo largo de un traslado o transferencia. Tenemos entre
otros el cinturón abdominal, muñequeras, tobilleras, musleras…
e) Accesorios para las camillas.
1. Soportes de camillas.
Fabricados en aluminio le confieren gran resistencia y facilita su
trans-porte gracias a su ligereza. Se pliegan en forma de fuelle por lo
que ocupan poco espacio permitiendo transportar más cantidad.
Poseen un sistema de anclaje superior que permite adaptar cualquier
tipo de camilla.

207
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

2. Flotadores para camillas nido.


Sistema de flotación diseñado para proporcionar estabilidad y flota-
ción a la camilla. Se sujetan a la camilla mediante ocho correas.
3. Atalaje para camilla nido.
Se usa para la suspensión de la camilla en posición horizontal y ver-
tical. Se componen de una cuerda de nylon y mosquetones con suje-
ción de acero.
4. Bancada.
Plataforma para la instalación de la camilla. Está dotada de anclaje
trasero y cable tirador. Dispone de una rampa abatible para facilitar
el acceso de la camilla.
5. Portacamilla.
Permite el desplazamiento lateral y el movimiento de elevación y
des-censo para facilitar la carga de la camilla en la ambulancia. El
sistema se acciona manualmente de forma mecánica e incluye
anclaje trasero para la camilla.

6.2. Técnicas de sujeción y de traslado


Para la correcta sujeción terapéutica de un enfermo debemos usar una serie
de materiales dedicados especialmente para ello, y seguir una serie de consejos
o recomendaciones que nos ayuden en el correcto uso de la técnica inmoviliza-
dora. Tras una correcta inmovilización, en aquellos pacientes que lo precisen, se
puede proceder con todas las garantías a un correcto traslado del paciente.

1. Materiales y técnicas utilizados para la inmovilización


y la sujeción terapeútica en la cama y en camilla
La inmovilización física se realiza con los equipos actuales de contención
me-cánica homologados. Existe una amplia gama de materiales para la
inmoviliza-ción y sujeción de los enfermos a la cama. Aquí vamos a detenernos
en analizar los de uso más frecuente:
a) Muñequeras y tobilleras.
En función del sistema de cierre distinguimos:
– Con velcro.
▷ Suelen estar acolchadas con lo que absorben mejor la presión.

208
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

▷ Sus materiales suelen ser hipoalergénicos.


▷ Permite un fácil y buen ajuste, así como una apertura rápida.
▷ Permite liberar al paciente sin desatar las cintas del bastidor de la
cama.
▷ Se colocan en las muñecas y tobillos del paciente dejando caer las
cintas a ambos lados de la cama.
▷ Se ajusta y se fija bien con el cierre de velcro, y se tensa y anudan las
cintas a ambos lados del bastidor de la cama.

– Con anillas.
▷ No ejerce presión sobre muñecas y tobillos, esto le hace ser más con-
fortable y mejorar su tolerancia por parte del paciente.
▷ Sus materiales suelen ser hipoalergénicos.

▷ Previene lesiones cutáneas por maceración y abrasión.


▷ Se colocan en muñecas y tobillos del paciente con la anilla hacia el
exterior.
▷ Se ajusta y se fija con el cierre de velcro y se pasa la cinta de sujeción
por la anilla con una doble vuelta.
▷ Se anuda al bastidor de la cama.
▷ Cierre magnético o con imanes.
▷ Una tercera modalidad viene determinada por el uso de sistemas de
sujeción con cierre magnético o imanes cuya principal ventaja es
ofrecer una fijación fácil y segura, realizando las funciones de poner

209
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

y retirar las fijaciones en un corto espacio de tiempo mediante el uso


de una llave magnética o imán en poder del profesional.
b) Musleras.
Las musleras están indicadas para pacientes extremadamente agitados. Se
aplican en el muslo pero lo más cerca posible de la rodilla para obtener una me-
jor contención del paciente.
c) Cinturón ancho abdominal.

Se compone de un cinturón ajustable que rodea el abdomen con una banda


inferior que se fija en sus dos extremos al bastidor de la cama. Se puede asociar a
dos bandas laterales que permiten controlar los giros y mantener los cambios pos-
turales a voluntad. Para ello el cinturón posee unas anillas laterales de enganche.
d) Arnés hombros tórax.
– Se utiliza para evitar que el paciente pueda liberarse del cinturón abdo-
minal por deslizamiento vertical.

– Se sujeta con una amplia banda de velcro a la parte posterior del cinturón
y normalmente con botones magnéticos a la parte anterior.

210
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

2. Materiales y técnicas utilizados para la inmovilización


y la sujeción terapéutica en la silla de ruedas
Al igual que para la cama, para los pacientes que adoptan una posición
sedente en silla de ruedas o sillones existen una serie de dispositivos de inmovi-
lización y sujeción.
a) Peto clip Standard.
– Consiste en un cuerpo delantero con forma de pechera que se ajusta por
los hombros, con protecciones acolchadas, y la cintura del paciente al
sillón o silla de ruedas. La sujeción se efectúa mediante cuatro cintas
con cierres clips (tipo mochila) que parten del hombro y la cintura y se
abrochan en la parte posterior del asiento.

– Es un sistema de sujeción cómodo y eficaz, limpio y fácil de instalar.


Ajus-ta sin oprimir en exceso.

– Una modalidad del peto estándar es el perineal, que añade en la parte


inferior una pieza acolchada para apoyo perineal de cuyo extremo parte
una cinta que se pasa entre las piernas para abrocharla en el disco de
cierre de la parte posterior de la silla. Esta sujeción está indicada para
pacientes que, por su inestabilidad, tienen tendencia a inclinar el cuerpo
hacia delante y a resbalarse del asiento de la silla.

211
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

b) Peto velcro estándar.


– La base es un largo cinturón acolchado que rodea por la cintura al pa-
ciente y la silla de ruedas y se fija con velcro en la parte posterior asegu-
rándose con una hebilla corredera para evitar que se suelte.

– La parte superior consta de un peto en forma de pechera que sujeta el


tórax, acolchado en los hombros y dos tirantes que se cruzan en la espal-
da y se abrochan al cinturón con hebillas de plástico de anclaje rápido.
– Es confortable y práctico para el usuario y rentable y económico para el
centro asistencial.
– El peto velcro estándar también presenta la variedad perineal que incor-
pora en la parte inferior del cinturón una pieza acolchada para el apoyo
perineal de cuyo extremo parte una cinta que se coloca bajo las nalgas y
se fija al cinturón en la parte posterior de la silla mediante una hebilla de
plástico. Al igual que en el peto clip estándar está indicado para
pacientes que, por su inestabilidad, tienen tendencia a inclinar el cuerpo
hacia de-lante y a resbalarse del asiento de la silla.

– Ajusta sin apretar en exceso para facilitar movimientos de cambios pos-


turales.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

c) Chaleco clasic estándar.


– Consta de una prenda alargada con un amplio orificio en el centro por el
que se introduce la cabeza de forma parecida a un poncho, cubriendo la
espalda y el pecho hasta la cintura.
– Se ajusta haciendo pasar unas cintas situadas a ambos lados de la es-palda
por las presillas alineadas a la misma altura en la parte delantera.
– Se tensa sin oprimir y se abrocha en la parte posterior de la silla de ruedas
por medio de hebillas.

– Los anclajes son limpios, sin exceso de cintas y fáciles de manipular.


– También presenta la modalidad perineal para pacientes con tendencia a
caerse o resbalarse hacia abajo en la silla de ruedas.
d) Cinturón silla estándar.
– Se trata de un cinturón acolchado que sujeta firme, pero confortable-mente
a la silla de ruedas, dejando libertad de movimientos en el tórax y
extremidades.

– También posee una modalidad perineal con apoyo pélvico para evitar que
el paciente resbale de su asiento.
– El sistema de fijación es igual a los dos anteriormente descritos.
e) Cinturón pectoral cruzado.
– Es de protección para paseos, viajes, etc. No va acolchado.
– No debe utilizarse como sistema de sujeción frecuentemente.

213
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

3. Formas de traslado: en silla de ruedas, en camilla y en cama

Durante un traslado se pueden utilizar varios medios de transporte, silla de


ruedas, cama, camilla, cunas, incubadoras….
Junto al paciente, cuando sea necesario, se deben trasladar la historia clíni-
ca, enseres personales del paciente, medicación, hojas de órdenes de traslado o
peticiones de pruebas. El procedimiento a seguir debe incluir como normas
generales:
– Comprobar la identidad del paciente a trasladar.
– Informar al paciente y a la familia sobre motivo del traslado, el lugar y la
hora con antelación
– Valorar el estado general del paciente para escoger el medio de transpor-te
adecuado para el traslado.
– Llamar al lugar de recepción para comprobar que todo esté preparado para
recibirlo.
– Comprobar el buen estado y funcionamiento del la fluidoterapia, los son-
dajes, drenajes, así como el estado de higiene del paciente.
– Asegurar una posición cómoda y adecuada del paciente durante el tras-
lado.
– Se trasladará al paciente acompañado del personal sanitario que precise en
cada caso.
– Durante el traslado a la nueva ubicación hay que garantizar en todo mo-
mento el bienestar, seguridad del paciente, la vestimenta adecuada y los
dispositivos terapéuticos.
– Prevenir posibles complicaciones a lo largo del traslado como: el enfria-
miento, pérdida de intimidad, caídas accidentales, movilización de
drena-jes, sondas y catéteres o dolor por la movilización.
En el caso particular que el paciente sea trasladado definitivamente a una
nueva ubicación debemos tener en cuenta lo siguiente:
– Notificar el traslado al servicio de admisión, farmacia, dietética, y a los
diferentes servicios en los cuales tenga pendiente algún tipo de prueba
diagnóstica.
– Recoger la medicación del enfermo, si es necesaria llevarla con éste.
– Adjuntar los objetos personales del paciente.
– Trasladar historia clínica, donde se debe anotar claramente las pruebas
complementarias pendientes de realizar o de recibir resultados, así como
todos los cuidados y técnicas realizados al paciente con anterioridad.

214
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Retirar la ropa y utensilios utilizados por el paciente.


– Realizar limpieza de enseres (botellas, cuñas,…) y avisar al servicio de
limpieza.
– Avisar al servicio de admisión de la disponibilidad de la cama.

4. Normativa relacionada con los traslados


El transporte y traslado de enfermos ha de realizarse en la propia cama,
cami-lla o silla de ruedas siempre que la situación de éste y/o el tipo de
desplazamiento lo permita. Para el traslado en cama, camilla o silla de ruedas
deberemos tener en cuenta una serie de principios o medidas de seguridad:
– El paciente deberá estar bien sujeto para evitar caídas durante el despla-
zamiento.
– Evitar situaciones donde existan corrientes de aire o lugares donde el
enfermo pueda sentirse incómodo.
– La cama o camilla deberá empujarse desde la cabecera, de forma que los
píes del paciente sean los que vayan iniciando el camino. De igual
forma la silla de ruedas se empujará desde atrás, agarrándola por las
empuñaduras.
– Cuando hay que bajar rampas con cama o camilla hay que situarse a los
píes de ésta, caminando hacia atrás de forma que el paciente mire hacia
nosotros. Si el paciente va en silla de ruedas bajaremos la rampa tirando
de la silla hacia atrás, de forma que el paciente miré en la misma
dirección que nosotros.
– Para entrar en un ascensor, entraremos en primer lugar en el ascensor y
tiraremos de la cama/camilla por el cabecero de forma que sea esta parte
la que entre en primer lugar. Si el paciente va en silla de ruedas, entrará
primero el profesional tirando de la silla hacia atrás.
– Para salir del ascensor, se empuja la camilla y se saca por el lado de los
píes (si el ascensor fuera lo suficientemente amplio se girará la camilla
dentro, saliendo tirando de la cabecera). Habrá que evitar al enfermo
golpes de cualquier clase. En el caso de que el paciente vaya en silla de
ruedas, dentro del ascensor se le dará la vuelta a la silla para salir nueva-
mente de espaldas. Una vez en el pasillo se colocará el profesional en el
lado de la cabeza del paciente empujando hacia delante de forma que los
píes sean los que vayan abriendo el paso.
– El profesional siempre debe adaptar la velocidad del traslado a la situa-
ción concreta en cada momento, es decir, en caso de un paciente com-
plejo con múltiple aparataje que exija una mayor complicación en su

215
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

traslado la velocidad será inferior a un paciente sin ningún aparataje en


una silla de ruedas.
– Asimismo, si el paciente va acompañado por familiares y su situación
clínica lo permite, también debe adaptar su velocidad a la velocidad de
los acompañantes.

5. Circuitos de traslados
El traslado de un enfermo siempre tiene un punto de inicio u origen y otro
de final. Todo el recorrido existente entre ambos puntos constituye el circuito
del traslado. Podemos distinguir varios circuitos de traslados en función de su
proce-dencia y de su fin:
– Circuito primario, es aquel que se desarrolla desde el lugar donde se produce
una emergencia hasta el centro sanitario más próximo. Tiene distintas
modalidades en función del medio de transporte empleado para la ocasión
(aéreo, marítimo, terrestre,…) Suele ser un circuito de traslado complicado,
pues es imprevisto y normalmente con carácter urgente.
– Circuito secundario, es aquel que se realiza desde un centro sanitario a
otro. Suelen ser a hospitales de referencia para realizar alguna prueba
diagnóstica o como continuación del tratamiento, o bien, para buscar la
cercanía entre el paciente y sus familiares. Suelen ser circuitos de trasla-
dos previstos y sin carácter de urgencia, se suelen hacer con pacientes
estables y con conocimiento previo tanto del centro de origen como del
de destino.
– Circuito terciario, es aquel que se realiza dentro del mismo centro sani-
tario. Es posiblemente el más frecuente, pues incluye cualquier tipo de
traslado para cambiar al paciente de ubicación dentro del centro, para la
realización de cualquier prueba diagnóstica o terapéutica, etc.…
La mayoría de estos circuitos de traslados son previsibles y programados,
sin embargo hay un porcentaje de ellos que se realizan de forma urgente e
imprevis-ta por un agravamiento en la salud del enfermo.

6.3. Transporte sanitario: ambulancia, UVI


móvil, helicóptero
Definimos el transporte sanitario como aquel que se realiza para el
transporte de personas enfermas, accidentadas o por otra razón sanitaria en
vehículos espe-cialmente acondicionados al efecto.

216
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Su principal objetivo consiste en proporcionar a los enfermos que acuden a


cada centro sanitario aquellos medios diagnósticos y terapéuticos más adecua-
dos a su problema médico independientemente o no de que estén disponibles en
dicho centro sanitario.

Tipos de transporte
Existen distintas clasificaciones según:
1. El tipo de enfermo:
▷ Críticos. Enfermos con riesgo actual o potencial para la vida de forma
inmediata o prolongada por compromiso de las funciones vitales.
▷ Grave no crítico. Enfermos con procesos patológicos que no entrañan
riesgo vital, pero que produce alteraciones de las funciones
orgánicas importantes con peligro de secuelas.
▷ No grave. Enfermos con procesos patológicos que no entrañan riesgo
vital ni produce insuficiencia orgánica relevante.
2. La urgencia vital para el enfermo:
▷ De emergencia. Se ponen en marcha en el mismo momento en el que
se detecta el problema médico y se debe realizar con prioridad
absoluta y sin demora debido al riesgo vital que supone para el en-
fermo el retraso en el diagnóstico y tratamiento.
▷ Urgentes. Se realizan por patologías que entrañan riesgo vital o al-
teración de la función orgánica grave para el enfermo, pero su tra-
tamiento puede iniciarse en el centro emisor, por lo que el traslado
puede demorarse hasta 6 horas.
▷ Se pone en marcha tras establecer una indicación diagnóstica o te-
rapéutica sobre la patología que origina el traslado o tras concertar
una cama con el centro al que se remite, y una vez estabilizadas las
funciones vitales del enfermo.

217
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

▷ Demorables. No precisan una activación inmediata de los sistemas de


transporte. Incluye las siguientes situaciones:
• Enfermos clínicamente estables que se trasladan a otros centros
para seguir un tratamiento o realizarse una prueba diagnóstica
programada.
• Enfermos en cualquier situación clínica que no precisan
diagnós-ticos o tratamientos especializados en el centro emisor y
se trasla-dan a otros centros o a sus hospitales de referencia para
continuar el tratamiento.
• Enfermos en cualquier situación clínica que se trasladan a otros
centros por razones sociales y familiares.
3. El medio de transporte.
▷ Terrestre. Ambulancia.
▷ Aéreo. Helicóptero o avión sanitario.
▷ Marítimo. Embarcación rápida o barco hospital.
4. El equipamiento y medicalización del transporte.
▷ Ambulancias no asistenciales. Destinadas al transporte de enfermos
en camillas, sin necesidad de dotación para asistencia en ruta.
▷ Ambulancias asistenciales. Acondicionadas para permitir asistencia
técnico-sanitaria en ruta. Distinguimos dos tipos:
• Sin personal facultativo o medicalizada. Permite ofrecer al
enfer-mo cuidados de soporte vital básico.
• Con personal facultativo o UVI móvil. Permite ofrecer cuidados
al enfermo crítico en ruta.
▷ Helicóptero sanitario. El equipamiento debe permitir el soporte vital
avanzado.

Elección del tipo de transporte


En general debe elegirse el tipo de transporte que no disminuya el nivel de
cuidados ya conseguido. La elección de un medio u otro queda condicionada
por los siguientes parámetros:
– Gravedad y situación del paciente.
– Condiciones de traslado.
▷ Distancia entre origen y destino. (Tabla 1).
▷ Estado de las carreteras.

218
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

▷ Densidad del tráfico.


▷ Situación meteorológica. ▷
Disponibilidad de recursos.

Distancia prevista Tipo recomendable de transporte


Menor a 150 km. Ambulancia o helicóptero sanitario
150-300 km. Helicóptero sanitario.
300-1.000 km. Avión sanitario.
Mayor a 1.000 km. Avión de línea regular adaptado.
Especiales Ferrocarril, barco.
Tabla 1

Procedimiento del transporte


Cada centro pone en marcha un protocolo en relación al transporte, sin em-
bargo, estos protocolos están más o menos consensuados y poseen una serie de
normas comunes de obligado cumplimiento, como son:
– Contacto con el centro receptor. Debe ser la primera actividad antes de
cada traslado.
– Elección y activación del medio de transporte. La hace el médico res-
ponsable de la asistencia del enfermo, respetando los protocolos.
– Previsión de necesidades. Hay que anticipar las medidas terapéuticas que
puedan necesitarse y comprometer al enfermo durante el traslado.
– Documentación a aportar. Hay que llevar el informe clínico, propuesta de
traslado y pruebas complementarias.
– Transferencia del enfermo. Consiste en el transporte propiamente dicho y
durante ella se debe garantizar la estabilidad y evitar complicaciones.
Debe quedar constancia por escrito de las incidencias durante el tras-
lado.
– Recepción del enfermo. Tiene lugar en el centro de destino donde los
profesionales de este centro se harán cargo del paciente.
– Finalización del traslado. Consiste en la reposición completa del mate-rial
utilizado, comprobación de niveles de gases medicinales, baterías de
bombas, limpieza de los equipos, reposición de carburante, etc.…

219
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Efectos del transporte sanitario sobre el paciente y el


personal asistencial
Los efectos del transporte pueden afectar al personal sanitario, materiales y
sobre todo al paciente o víctima, más aún, si se encuentra en situación de ines-
tabilidad hemodinámica.
La cinetosis, trastorno debido a los viajes, se produce por la estimulación
intensa y prolongada del órgano del equilibrio como consecuencia de las ace-
leraciones y deceleraciones, estímulos visuales discordantes, mala ventilación y
factores emocionales como el miedo o la ansiedad. Se caracteriza por: mareos,
palidez, náuseas, vómitos, hipotensión, sudoración y apatía o inquietud. Puede
afectar a la víctima y al personal asistencial.
Vamos a exponer de forma individual los efectos del transporte terrestre y
los del aéreo:

Transporte terrestre
Aceleraciones positivas y negativas
La posición habitual del paciente en la ambulancia es el decúbito supino con
la cabeza en el sentido de la marcha con lo que las aceleraciones pueden provo-
car: hipotensión, taquicardia y cambios en el EKG. Las deceleraciones pueden
provocar: aumento de TA, bradicardia y aumento de la PIC. Para minimizar
estos efectos se recomienda una conducción prudente, evitando maniobras
bruscas, fijar el material, administrar fármacos con bomba de infusión, sujetar la
camilla y al paciente.

Vibraciones
Producen resonancias en órganos internos pudiendo llegar a romper peque-
ños vasos. Pueden evitarse manteniendo las suspensiones en perfecto estado y
con el uso del colchón de vacío.

Ruidos
Se considera nocivo si supera los 85 decibelios. Produce taquicardia, vaso-
constricción, disconfort, ansiedad y dificultad en la comunicación. Se recomien-
da utilizar las señales acústicas sólo cuando sea imprescindible.

220
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Temperatura
Si es muy baja produce: disconfort, colapso vascular, escalofríos, tiritona y
aumenta el consumo de oxígeno. Si es muy alta: disconfort, sudoración, vasodi-
latación e hipotensión. Para evitarlo el vehículo debe disponer de sistemas de
re-gulación de la temperatura, no estar expuesto al sol ni a la intemperie por
tiempo prolongado y cubrir al paciente con mantas isotérmicas.

Transporte aéreo
Aceleraciones
Produce alteraciones de la PIC, reacciones vagales, desplazamiento de líqui-
dos y masas corporales.

Ruidos
Produce: taquicardia, vasoconstricción, disconfort, fatiga auditiva, ansiedad y
dificultad en la comunicación verbal. La intensidad es superior a la del trans-porte
terrestre. Por ello, deben utilizarse dispositivos de protección acústica para personal
y paciente, siendo imprescindibles los métodos de diagnóstico digitales.

Temperatura
El helicóptero debe disponer de sistemas de regulación de la temperatura, no
estar expuesto al sol ni a la intemperie por tiempo prolongado y se debe cubrir
al paciente con mantas isotérmicas.

Turbulencias
Son sacudidas bruscas que pueden desplazar objetos y personas, los pasa-
jeros deben usar los cinturones de seguridad y el material debe estar fijado de
forma segura.

Altura
Al aumentar la altitud disminuye la concentración de oxígeno. En los helicóp-
teros, que no vuelan a alturas muy superiores, este efecto apenas es significativo. La
disminución de la concentración de oxígeno puede producir: hiperventila-ción,
tetania, inconsciencia e hipoxemia en determinadas patologías.

221
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Por otra parte, la menor presión atmosférica puede dar lugar a una mayor
expansión de los gases pudiendo afectar a las personas (agudización de neumo-
tórax, neumomediastino, dilatación gástrica, aumento de la presión en tímpanos,
etc.), así como al material sanitario (tubo endotraqueal, sondas, sistemas de in-
fusión, drenajes, etc). Las férulas hinchables pueden comprimir y el colchón de
vacío perder rigidez. Se aconsejan sueros en recipientes plásticos y bombas de
infusión y se desaconseja el uso de férulas hinchables, así como revisión
continua de las de vacío.

6.4. Traslado intrahospitalario del paciente crítico


En los últimos años el desarrollo tecnológico permite una gran
independencia de trabajo en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), como
por ejemplo la realización de Rx portátiles, doppler, ecografías, endoscopias,
etc. Estos medios benefician al paciente al no ser trasladado de la unidad para su
realización, pero a pesar de estas nuevas tecnologías muchos medios
diagnósticos no llegan hasta la propia cama del paciente y por lo tanto sigue
siendo necesario el transporte de pacientes en estado crítico dentro de las
dependencias del hospital (intrahos-pitalario) e incluso entre hospitales
(interhospitalario). No debemos olvidar que la finalidad del transporte del
enfermo crítico no se debe únicamente a la realiza-ción de pruebas diagnósticas
(TAC, RMN, angiografías, etc.), también debemos tener en cuenta el traslado de
este tipo de paciente desde urgencias y quirófano hasta la propia UCI.
El transporte intrahospitalario de pacientes críticos lo definimos como el
mo-vimiento de pacientes en situación crítica dentro del propio hospital, que
puede originarse desde las distintas áreas del mismo y cuya finalidad es la
realización de pruebas diagnósticas y/o terapéuticas que no se pueden realizar
en UCI a pie de cama.
La movilización de pacientes en un estado crítico y la diversidad de patolo-
gías a trasladar, conllevan a riesgos para el paciente y a la aparición de
complica-ciones en su enfermedad, por lo que es necesario antes de indicar la
realización de cualquier procedimiento que conlleve un desplazamiento del
paciente, valorar el beneficio a obtener y el riesgo que conlleva.
El personal de enfermería va a estar muy implicado en el transporte de en-
fermos críticos y va a necesitar una adecuada planificación y protocolorización
para evitar la aparición de complicaciones que aumenten la morbimortalidad del
enfermo:
1. Estabilización previa del enfermo.
2. Valoración de peligros potenciales y necesidades individuales.

222
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

3. Monitorización.
4. Preparación del material.
5. Vigilancia clínica y tratamiento instaurado en UCI.
A la hora de realizar el transporte se debe tener en cuenta la patología del
paciente a trasladar, las necesidades de monitorización y el soporte terapéutico.
Se podrían diferenciar tres grupos de pacientes:
– Grupo I: Pacientes hemodinámicamente estables, que sólo necesitan mo-
nitorización básica (TA, FC, Sat. O2 y FR).
– Grupo II: Pacientes inestables con monitorización invasiva y perfusión de
aminas de soporte.
– Grupo III: Pacientes que además de lo anterior dependen de ventilación
mecánica.
El transporte intrahospitalario e interhospitalario es una práctica habitual en
las unidades de críticos, sobre todo para la realización de pruebas diagnósticas
que no llegan a la cama del paciente, lo cual justifica la necesidad de elaborar de
un protocolo de actuación que unifique criterios y evite riesgos durante el
mismo. La realización del transporte por un equipo cualificado y entrenado
junto con una buena monitorización, reduce las posibles complicaciones que
puedan aparecer durante el mismo.

1. Fases del transporte intrahospitalario


La puesta en marcha del transporte intrahospitalario es muy similar a la del
interhospitalario aunque con algunas diferencias: a) son enfermos conocidos por
el personal de UCI, b) el tiempo del traslado en menor, lo que disminuye los
riesgos y c) existe una mayor capacidad de intervención y rapidez terapéutica al
no salir del propio hospital. Existen tres fases en la realización de un transporte
intrahospitalario:
1. Fase de preparación.
2. Fase de transporte.
3. Fase de regreso y estabilización en la unidad.

Fase de preparación
– Determinar el personal que participará en el traslado y sus funciones (en-
fermera, médico, auxiliar de enfermería, celador,…).
– Informar del procedimiento y su utilidad al paciente si está consciente, e
incluso entregarle consentimiento informado. De no ser así, contactar
con la familia si no se trata de una intervención urgente.

223
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Identificar adecuadamente al paciente, si es posible con pulseras.


– Si el paciente requiere movilizarse en el lugar de destino, por ejemplo para
pasar a la mesa de TAC, es conveniente colocar bajo el enfermo sábanas
o “rodillo” que facilite su movilización.
– Confirmar con el médico las perfusiones, medicación, etc., que se van a
mantener o necesitar durante el traslado y suspender o salinizar aquellas
que no sean imprescindibles hasta que se regrese a la unidad.
– Retirar medidas de presión como PVC, PIA, PIC, etc.
– Intentar colocar todas las bombas de infusión y sueros en un mismo so-
porte, a poder ser acoplado a la cama.
– Si el paciente estuviera con Nutrición enteral, suspender y dejar (sonda
nasogástrica) a bolsa.
– Proteger al paciente de cambios de la temperatura tapándole con una
sábana.
– Importante para la enfermera revisar las fijaciones de vías, tubo endotra-
queal, drenajes, etc., para evitar retiradas accidentales durante su trans-
porte.
– Revisar mochila de transporte.
– Comprobar el estado y autonomía del material necesario (cargas de ba-
terías, bala de O2, nivel de llenado de bolsas de orina y drenajes, perfu-
siones,…).
– Comprobar el ciclado del respirador y llevar siempre balón de resucita-
ción con mascarilla para posibles extubaciones o complicaciones con el
respirador.
– Comprobar funcionamiento del monitor, fijar los límites de alarmas y ca-
librar transductores de presión arterial.
– Cerrar y sellar aquellos sistemas de drenaje de los que podamos pres-
cindir. En pacientes con drenajes con aspiración tipo Pleurevac no es
necesario pinzar el tubo, basta con desconectar la aspiración o incluso si
es menos molesto colocar válvula de heimlich.
– Pinzar colectores de orina para impedir reflujo a la hora de movilizar al
paciente.
– En pacientes intubados una actuación de enfermería sería aspirar secre-
ciones antes de iniciar su traslado para evitar complicaciones por
acumu-lo de secreciones.
– Anotar constantes previas al traslado para poder valorar posteriormente la
repercusión de éste sobre el paciente.

224
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Si no hay disponible monitor de transporte utilizar medios alternativos


para el control hemodinámico del paciente, pulsioxímetro, esfingoma-
nómetro, fonendoscopio, etc.
– Realizar informe de cuidados de enfermería o alta si el paciente requiere
trasladarse a otro centro.
– Acompañar con el enfermo la historia clínica y pruebas diagnósticas que
puedan ser de utilidad.
– Antes de iniciar traslado confirmar con el servicio receptor su disponibili-
dad para evitar esperas e incluso bloqueo de ascensores.

Fase de transporte
– Vigilancia de constantes por la enfermera e intentar documentar clara-
mente en la historia el estado del paciente durante el traslado y medica-
ción administrada.
– Supervisar el paso por las puertas (ascensor, salida y entrada del servicio,
etc.) para evitar desconexiones accidentales.
– Preparar al paciente para el paso a la camilla de diagnóstico y coordinar el
momento de dicho paso por la enfermera o el médico de UCI que
controlará cabeza.
– Conectar el respirador portátil o la mascarilla de oxígeno a una toma de
pared para evitar el agotamiento de oxigeno durante la prueba.
– Colocar el monitor y el respirador en un lugar visible y si es posible co-
nectarlo a la corriente para evitar consumo de baterías.
– Revisar la colocación del tubo endotraqueal, vías, drenajes, tubuladura del
respirador, etc. para que en la prueba no hayan desconexiones.
– Valorar la necesidad de sedorelajación y aspiración de secreciones duran-
te el procedimiento.
– Si en paciente está consciente tranquilizarle explicándole lo que se le hará
en todo momento.
– Ante la sospecha de complicaciones, se comentará con el intensivista que
valorará suspender la prueba o tomar medidas oportunas.
– Al terminar la prueba pasar al paciente de nuevo a su cama con las mis-
mas precauciones anteriores.
– Colocar el aparataje adecuadamente y recoger aquellos utensilios que
trasportamos con el paciente (mochila de transporte, balón de resucita-
ción, historia médica,…)

225
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Fase de regreso y estabilización en la unidad


– Recepción del paciente por parte del personal encargado en UCI (auxiliar
de enfermería, celador,...)
– Monitorización del paciente con monitoreo central y conexión al respira-
dor o al caudalímetro con los parámetros anteriores o los que indique el
médico responsable.
– Volver a conectar al paciente a las medidas de presiones que tuviera
(PVC, PIC, PIA,...) y drenajes con aspiración tipo pleurevac.
– Reinstaurar las perfusiones de las que prescindimos a la hora de realizar el
traslado.
– Toma de constantes a la llegada al servicio.
– Reiniciar nutrición enteral suspendida para el traslado.
– Revisar vías, tubo orotraqueal, sonda vesical que no esté pinzada, dre-
najes, etc.
– Anotar en gráfica hora de salida y regreso a la unidad, procedimiento
realizado, medicación administrada, incidencias que hayan surgido, etc.
– Retirar sábanas sobrantes dejando al paciente en una cama limpia y lo más
cómodo posible.
– Reponer material utilizado de la mochila de transporte para el siguiente
traslado.
– Limpiar y colocar el equipo utilizado sin olvidarnos de conectarlo a la red
para su carga de batería.
– Comprobar bala de oxígeno y si está agotada realizar pedido para el
próximo traslado.

2. Complicaciones
Todo traslado de pacientes está expuesto a posibles complicaciones e impre-
vistos durante el mismo, al igual que conlleva una serie de riesgos que deben de
ser valorados antes de tomar la decisión del transporte. Los riesgos a los que se
somete el paciente durante su traslado pueden ser minimizados gracias a la
plani-ficación, el uso de un equipo cualificado y la utilización de material
adecuado en cada circunstancia. Si la monitorización es la adecuada y el soporte
ventilatorio está garantizado de manera correcta durante su traslado, la aparición
de inciden-cias graves es menor.
Por otra parte los efectos del movimiento que implica todo transporte sobre
el paciente pueden ser directos o indirectos: el dolor, el disconfort y el propio

226
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

estimulo del movimiento pueden afectar directamente de manera negativa en las


condiciones del paciente, mientras que la rapidez del movimiento y la limitación
del mismo probablemente reducen las necesidades del paciente para mantenerse
estable durante el traslado.
Debe ser muy preciso llevar en el traslado una mochila de transporte para
transportar el material y la medicación necesaria en caso de complicaciones du-
rante el traslado (extubación, neumotórax, canalización de vía, parada cardiores-
piratorias, etc.).

El material a llevar en la mochila:


– Cánula Portex.
– Válvula heimlich.
– Guantes estériles.
– Paño estéril.
– Conexión bicónica.
– Cateter Venoso Central.
– Balón resucitación + Reservorio+ Mascarillas.
– Alargadera oxígeno.
– Guedel varios tamaños.
– Humidificador.
– Sonda nasogástrica.
– Lubricante.
– Bolsa Colectora.
– Jeringa cono ancho.
– Fonendoscopio.
– Sonda vesical.
– Bolsa colectora.
– Tubos orotraqueales varios tamaños.
– Fiador tubo.
– Venda de algodón.
– Mango laringoscopio y palas Swivel.
– Abbocath (nº 20, 18, 16, 14).
– Válvula antireflujo.
– Agujas.

227
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Tapones y llaves tres pasos.


– Jeringas.
– Suero fisiológico 100 cc.
– Apósitos.
– Compresores.
– Hoja bisturí.
– Fentanilo 150 ug / 3 ml.
– Mepivacaína 10% / 10 ml.
– Propofol 1% / 20 ml.
– Midazolam 50 mg/10 ml y Midazolam 15 mg / 3 ml.
– Flumazenilo 0,5 mg / 5 cc.
– Atropina 1 mg / 1 ml.
– Adrenalina 1 mg / 1 ml.
– Vecuronio 10 mg.
– Hidrocortisona100 mg.

228
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Principales complicaciones:
– Cardiovasculares: Arritmias, alteraciones de la presión arterial por
discontinuidad en la infusión de forma accidental o por cambios en la
frecuencia cardiaca y respiratoria como resultado de la ansiedad, dolor o
mala sedación.
– Respiratorias: El traslado del paciente sometido a ventilación mecánica
tiene más riesgos que cualquier otro debido a que una inadecuada ven-
tilación puede causar hipoxemia y cambios en el equilibrio ácido-base
con repercusión hemodinámica por lo que debemos prestar el máximo
cuidado en ellos.
– Neurológicas: El transporte intrahospitalario de pacientes con trauma-
tismo craneal se hace más importante durante su fase inicial, especial-
mente en el trayecto desde urgencias a la sala de radiología y el traslado
desde urgencias a UCI o quirófano.
Sin olvidar las anteriores complicaciones que influyen negativamente en la
patología del paciente y que llevan más al campo médico, el personal de enfer-
mería está expuesto a imprevistos que surgen durante el traslado del paciente y
que pueden deberse a una mala planificación del traslado, como puedan ser:
– Acodamiento u obstrucción de las tubuladuras del respirador.
– Fallo en el equipo de monitorización y dispositivos utilizados en el trans-
porte.
– Agotamiento de baterías en el monitor, respirador o bombas de infusión.
– Agotamiento de la bala de oxígeno.
– Desconexiones accidentales de catéteres, drenajes, vías centrales, tubo
orotraqueal, sondas vesicales, etc.
– Esperas en hall, ascensores o sala de radiología.
– Agotamiento de perfusiones de aminas drogodependientes.

Consideraciones especiales
Por citar algunos de los imprevistos y consideraciones especiales que el per-
sonal de enfermería debe de tener en cuenta a la hora de realizar un traslado,
sería por ejemplo:
– Resonancia Magnética, en la que se debe de evitar la entrada de metales
en la sala (pulseras, anillos, relojes, gafas, etc.), tanto del paciente como
del propio personal, y tener en cuenta de que no sean portadores de
marcapasos transcutáneos o válvulas cardiacas metálicas. En pacientes
con ventilación mecánica deberemos de conectarlos al respirador que
está situado en la propia sala.

229
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

– Pacientes con aislamiento respiratorio y/o de contacto, y sobre todo aque-llos


cuyo microorganismo patógeno sea multirresistente, en los debemos de
extremar las medidas de precauciones universales y la utilización de bata,
mascarilla, gorro, calzas y guantes. Además, comunicaremos al ser-vicio
que recibe el paciente para que estén preparados, avisaremos al jefe de
celadores para bloquear un ascensor y utilizarlo únicamente para ese
traslado y ese paciente, (por lo tanto no podrá ser utilizarlo por nadie hasta
que el paciente vuelva a UCI) y avisaremos al servicio de limpieza para que
limpien el ascensor según protocolo y vuelva a poder ser usado.

7. Posiciones anatómicas básicas


Cuando movemos alguna parte del cuerpo, no siempre tenemos consciencia
del movimiento, ni de la zona que debemos mover, ni hacia donde debemos
encaminar la acción. Es importante saber, que todo el cuerpo siempre está listo
para cualquier movimiento, así mismo que, la acción se va a efectuar en la etapa
preparatoria del movimiento depende sobre todo de las impresiones y represen-
taciones ópticas en relación con la experiencia.
Es de destacar que, los esquemas de movimientos están potencialmente im-
presos en el sistema nervioso, y que van a transferir a los músculos la acción,
dando lugar a lo que denominamos posturas, antes de ingresar a la conciencia
(antes de darnos cuenta) mediante constantes alteraciones de la posición.
Estamos construyendo siempre un modelo postural de nosotros mismos, su-
jeto a continuos cambios. Cada postura o movimiento nuevo queda registrado
sobre este esquema figurativo, y la actividad de la corteza, pone a cada nuevo
grupo de sensaciones provocadas por la alteración de la postura en relación con
aquél (modelo postural).
El modelo postural de nuestro cuerpo, se halla relacionado con el modelo
postural de los demás. Así como nuestras emociones y acciones son
inseparables de la imagen corporal, del mismo modo las emociones y acciones
de los demás son inseparables de sus cuerpos.
El sistema nervioso es quien dirige los movimientos del cuerpo. Estos movi-
mientos y desplazamientos pueden realizarse gracias al aparato de sostén,
forma-do por el esqueleto, articulaciones y los músculos.

7.1. Principales posiciones corporales


Existen diversas posiciones básicas del paciente, considerándose a todas
aquellas posturas o posiciones que el paciente puede adoptar en la cama, cami-

230
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

lla, mesa de exploraciones o quirúrgicas, etc., que son de interés para el manejo
del paciente por el personal sanitario y de manera especial por el celador.
Los pacientes pueden adoptar diferentes posiciones y, con ello, se persiguen
distintos fines como son:
– Colaborar en la exploración y diagnóstico médico.
– Permitir una intervención quirúrgica, según cuál sea el área operatoria, el
paciente se encontrará en una posición u otra.
– Ayudar en el tratamiento de una enfermedad.
– Conseguir la comodidad del paciente.
– Evitar complicaciones resultantes de encamamiento, inmovilización pro-
longada y aparición de las úlceras por presión.
A medida que se van describiendo las posiciones más conocidas en la colo-
cación del paciente, se describirán sus aplicaciones en cirugía.

1. Posición de decúbito supino o dorsal


En la posición anatómica, el paciente permanece con las manos a cada lado
del cuerpo, brazos extendidos, pulgares de aducción y manos de pronación. La
cabeza se mantiene erecta y los pies dirigidos hacia delante. Las rodillas y los
de-dos en ligera flexión. El enfermo se encuentra acostado sobre su espalda
con las extremidades en extensión, las superiores pegadas al cuerpo y las
inferiores juntas.

El paciente en decúbito supino o dorsal descansa sobre su espalda, con la


cabeza y los hombros ligeramente elevados, para lo cual bastará una pequeña
almohada. La curvatura lumbar se sostendrá mejor con otra almohada.
Si el paciente no tiene apoyo para los muslos estos tienden hacia la rotación
externa, dos toallas enrolladas apretadas contra las caras externas de los mismos
por debajo del trocánter femoral, conservarán alineados los miembros
inferiores. Las rodillas deberán estar en ligera flexión para lograr la máxima
comodidad; esto se consigue colocando una almohada debajo de los muslos,
inmediatamen-te por encima del hueco poplíteo.

231
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

En el decúbito supino o dorsal los pies tienden a la flexión plantar, esta fle-
xión de ser prolongada puede ocasionar caída del pie (pie péndulo) con contrac-
ción involuntaria de gemelos y sóleo.
Es la posición con o sin almohadas más usual, al menos inicialmente hasta
que se tenga establecido el diagnóstico. También se utiliza en la exploración del
abdomen, piernas y pies así como para la palpación de las mamas en mujeres.
Indicaciones:
– Examen de tórax, abdomen, miembros superiores e inferiores.
– Postoperatorio.
– Estancia en la cama.
– Cambios de posición.
– Palpación de las mamas.
Contraindicaciones:
– Ancianos.
– Enfermos con problemas pulmonares.
– Enfermos de larga duración o crónicos.
Pueden colocarse almohadas en distintas zonas del cuerpo del paciente para
favorecer su alineamiento:
– Debajo del cuello y hombros, para evitar la hiperextensión del cuello.
– Debajo de la zona lumbar (un pequeño cojín), para mantener la curva-tura
anatómica.
– Colocar una toalla enrollada lateralmente bajo las caderas y muslos, evi-
tando la rotación externa del fémur.
– Debajo del tercio inferior del muslo, para elevar el hueco poplíteo.
– Debajo de la parte inferior de las piernas, para elevar los talones.
Para conseguir la relajación de las paredes musculares abdominales,
también se usa esta posición de decúbito dorsal:

232
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

El paciente se encuentra, al igual que en el caso anterior, acostado sobre su


espalda y con los miembros superiores extendidos junto al cuerpo, en esta
posición las extremidades inferiores se hallan flexionadas por la rodilla y están
ligeramente separadas. Las plantas de los pies están apoyadas sobre la cama.

2. Posición de decúbito dorsal en cirugía


En quirófano, es la más utilizada. Sus indicaciones principales son: Cirugía
abdominal, vascular, en cara, en cuello, así como para abordajes axilares e
ingui-nales, entre otros.
Los principales efectos fisiológicos de la misma en el enfermo son:
– Reducción de la ventilación por compresión abdominal sobre el diafrag-
ma, acentuado si se administra anestesia general, por las modificaciones
del tono muscular diafragmático y abdominal.
– Riesgo de atelectasia, al poderse cerrar la vía aérea pequeña.
– A nivel circulatorio, sólo se destacarían los efectos de la posición en decú-
bito supino en enfermos obesos, con ascitis, tumoración abdominal o en
embarazadas. En estos casos, se produciría compresión de la vena cava
inferior y consecuente disminución del retorno venoso y gasto cardíaco,
apareciendo hipotensión. Esto se podría evitar ladeando la mesa unos
10º hacia la izquierda.

– Cuando la cabeza no se almohadilla adecuadamente y el enfermo se


hipotensa, hay riesgo de que sufra dolor, tumefacción y alopecia por la
presión en la zona occipital.
– Dolor bajo de espalda al perderse la convexidad lumbar fisiológica tras la
relajación de los músculos paraespinales (efecto de la anestesia).
– Riesgo de pie equino y úlcera de talón, en intervenciones largas.

233
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Las principales recomendaciones para la posición decúbito supino:


– El cuerpo debe quedar perfectamente alineado, con las piernas paralelas
(nunca cruzadas, por riesgo de compresiones).
– El brazo de la venoclisis: debe apoyarse en su suporte correspondiente,
pero cuidando que nunca la abducción sea superior a los 90º, por riesgo
de lesionar el plexo braquial. El brazo contrario se intentará descansar
en otro soporte igual, o en su defecto, sujeto al arco de anestesia
perfecta-mente protegido y vigilando también la abducción.
– Uso de almohadillas bajo la cabeza y la zona lumbar. Si la intervención se
prolonga, realizar cambios posturales de la cabeza.
– Protección de talones de la presión sobre la mesa, con una almohadilla.
Prevención del equino.
– Vendaje compresivo ascendente, para mejorar el retorno venoso, depen-
diendo de las características del enfermo e intervención.
– Si existe obesidad, ascitis, tumoración abdominal o embarazo: ladear la
mesa unos 10º hacia la izquierda, por ejemplo con una cuña que elimi-
naría la posible obstrucción, o en todo caso, utilizando el mando auto-
mático.

3. Posición de decúbito prono o ventral


En esta posición el paciente descansa sobre su abdomen y pecho, con la
cabeza inclinada hacia un lado. Las medidas de sostén para el paciente en esta
posición son almohadas o rollos pequeños en el abdomen a nivel del diafragma,
para dar compensación a la curvatura lumbar y si se trata de una mujer, para
disminuir el peso de su cuerpo sobre las mamas. Una almohada pequeña debajo
de cada hombro, ayuda a sostener la alineación anatómica.

Cuando el paciente se encuentra en posición pronoventral, se proporciona


presión sobre las rodillas, para disminuirla puede usarse un pequeño cojín bajo
los muslos. Si el paciente quiere una almohada para la cabeza y no existe
contra-indicación, se le puede colocar una muy pequeña, que incluso puede
favorecer el drenaje de las vías aéreas, debe cuidarse de todas formas que dicha
almohada no tenga en hiperextensión la cabeza del paciente.

234
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Indicaciones:
– Exploraciones de espalda (aunque para exploraciones se usan poco) y
glúteos.
– Postura de colocación en enfermos comatosos o inconscientes.
– Enfermos anestesiados con anestesia general para prevenir el vómito.
– Cirugía de la columna vertebral.
– Estancia en la cama (cambios posturales).
Pueden colocarse almohadas en distintas zonas del cuerpo del paciente para
favorecer su alineamiento:
– Debajo de la cabeza.
– Colocación de un pequeño cojín bajo el diafragma, para evitar la hipe-
rextensión de la curvatura lumbar, la presión excesiva en las mamas y
facilitar la respiración.
– Debajo del tercio inferior de las piernas, para disminuir el rozamiento en
los dedos de los pies.

4. Posición de decúbito prono en cirugía


Es la posición quirúrgica más problemática, tanto por su difícil colocación
como por los efectos fisiológicos que conlleva, de hecho, algunos la califican
como la posición menos fisiológica que existe, sin olvidar el manejo imposible
de las vías respiratorias para el anestesista. Las intervenciones principales en
esta posición se realizan sobre el recto y columna vertebral.
Los principales efectos fisiológicos de la misma en el enfermo son:
– Dificultad para mover la caja torácica por su propio peso, con el consi-
guiente riesgo de insuficiencia respiratoria grave.
– Dificultad para mover el diafragma por el contenido abdominal y por el
propio peso del tórax.
– Compresión de la vena cava inferior, disminuyendo el gasto cardíaco y
aumentando la P.V.C. Este hecho va a provocar un estasis venoso abdo-
minal, pudiendo quedar retenido gran cantidad de anestésico en todo el
árbol vascular peritoneal. Se han descrito casos de parada respiratoria en el
postoperatorio inmediato, al salir repentinamente dicho anestésico al
torrente circulatorio, hecho a tener en cuenta principalmente en ancianos y
enfermos de alto riesgo. También por el estasis, el retorno venoso de las
extremidades inferiores se dirige por vías que ofrecen menor resistencia,
como por ejemplo a través del plexo venoso de la columna vertebral

235
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

(plexo de Batson), fenómeno que puede causar mayor sangrado durante


la cirugía de la médula espinal.
– Congestión a nivel de la cabeza. La rotación de la misma y el cuello puede
producir isquemia por oclusión de la carótida o las arterias verte-brales.
Una rotación de 80º de la cabeza, puede ocluir por completo la arteria
vertebral contralateral, con graves consecuencias si se sospecha
enfermedad arterial cerebral o arteritis, ya que al estar los vasos parcial-
mente ocluidos por aterosclerosis, pueden sufrir isquemia, trombosis o
ictus embólico.

Las principales recomendaciones para la posición decúbito prono:


– Es fundamental empezar reseñando que para adoptar esta posición es
necesario voltear al enfermo una vez que ha sido anestesiado en
posición supina. Para ello, son necesarias al menos 6 personas que
deben efectuar esta maniobra de forma coordinada y cooperativa. Es
esencial evitar la torsión de los miembros y mantener la cabeza
estrictamente alineada con el tronco durante el movimiento. Las manos
del paciente deben proteger-se del peso del cuerpo que cae sobre ellas.
– Cabeza: En el caso de pacientes con una anatomía vascular intacta, la
cabeza se ladea descansándola en una almohada, ya que en estos se pro-
duce una compensación al aumentar el flujo cerebral a través de la
arteria vertebral opuesta o el polígono de Willis. Sin embargo, si se trata
de un enfermo con antecedentes de patología arterial cerebral,
tendremos que utilizar el soporte reposacabezas almohadillado en forma
de herradura, que soporta la periferia de la cara sin presionar los ojos.
– Tronco: para aliviar la presión sobre el tórax y abdomen pondremos dos
rodillos almohadillados debajo del tórax a la altura de las axilas y otros
dos a nivel de las palas ilíacas (estos últimos no deben comprimir los
vasos femorales). El rodete debería formarse doblando paños no arruga-
dos. Los requisitos de un buen rodete axilar serían:
▷ Suficientemente grueso y no debe ser compresible, de forma que el
tórax quede separado suficientemente y el hombro completamente
descargado.

236
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

▷ Suficientemente largo para servir de soporte a la anchura anteropos-


terior del tórax.
▷ Suficientemente ancho para repartir la presión sobre varias costillas.
▷ Colocarse ligeramente caudal a la axila, para evitar la compresión de
las estructuras neurovasculares axilares.
– Brazos: se colocan sobre 2 apoya-brazos con máximo cuidado, evitando
hiperextensiones y caídas. Protección adecuada de los codos.
– Miembros inferiores: se protegen las rodillas y los pies, evitando el roce
de los dedos con la mesa. Se elevará la parte inferior de las piernas,
favoreciendo el buen drenaje (siempre y cuando esto no moleste en la
intervención).
– Evitar presiones en las mamas de las mujeres y en el aparato genital
masculino
Otras posiciones de prono en cirugía:
Se usan varias posiciones similares al decúbito prono tradicional: la postura
de Kraske y postura de laminectomia.
Postura de Kraske: Es la posición también conocida como “de navaja” y es
una modificación de la prona. Sus efectos fisiológicos son similares a esta
última y al Trendelemburg. La mesa se quiebra a nivel de la cadera en un
ángulo variable (moderado a severo), dependiendo de las necesidades
quirúrgicas. Las indicaciones principales son intervenciones rectales (por
ejemplo hemorroides) y coccígeas.
Las principales recomendaciones para esta posición:
– Almohadillar la zona de la cadera e ingle.
– Protección de pies, rodillas y piernas.
– Descansar los brazos en sus soportes, flexionando cómodamente los co-
dos.
– Es importante regresar lentamente al paciente a la posición horizontal,
debido al estancamiento venoso que se produce, evitando así problemas
secundarios.
Postura de Laminectomía: es otra modificación de la posición prona, te-
niendo ambas efectos fisiológicos muy similares. Su indicación principal es la
laminectomía torácica o lumbar. Se necesita un soporte especial que eleve el
tronco y miembros inferiores por encima de la mesa. Por ello es aconsejable
anestesiar al enfermo en la cama o camilla en decúbito supino y posteriormente
pasarlo a la mesa quirúrgica, volteándolo cuidadosa y coordinadamente entre
los miembros del equipo.

237
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Postura de Laminectomia

5. Posición de decúbito lateral


En esta posición el paciente permanece apoyado sobre un costado, bien de-
recho o izquierdo, con las extremidades extendidas. Esta posición completa su
denominación con decúbito lateral “derecha o izquierda” según el costado que
esté apoyado en la cama. El miembro superior correspondiente al lado sobre el
que se halla recostado el paciente, está por delante del cuerpo.

Indicaciones:
– Para hacer la cama ocupada con un paciente encamado.
– Para administrar tratamiento por vía rectal (por ejemplo supositorios).
– Administración de inyectables intramusculares.
– Para prevenir las úlceras por decúbito(cambio postural).
– Administración de enemas.
– Higiene y masajes.
Pueden colocarse almohadas o cuñas-tope en distintas zonas del cuerpo del
paciente para favorecer su alineamiento:
– Debajo la cabeza, para favorecer el alineamiento
– Debajo el brazo superior, para elevar el brazo y el hombro
– Detrás de la espalda, para mantener una buena alineación.

238
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Posición de decúbito lateral en cirugía.


Sus indicaciones son: cirugía torácica (toracotomías), renal y ortopédica. Al
igual que en las anteriores, el cambio de posición se hará en equipo. De forma ideal
y con el fin de prevenir lesiones medulares, una persona debería de supervi-sar que
la rotación de cabeza, hombros, cadera, piernas y pies se produce simul-táneamente.
Una vez situado y hasta que todos los soportes necesarios no estén perfectamente
fijados, no se soltará al paciente. Una vez finalizada la colocación, debe
comprobarse la existencia de pulso arterial de las extremidades.

Los principales efectos fisiológicos de la misma en el enfermo son:


– Efectos respiratorios: son importantes. Hay que tener en cuenta que por
el peso del tórax, menor capacidad de movimiento de las costillas que
apoyan y por la presión de las vísceras abdominales que desplazan al
diafragma hacia arriba, disminuye la capacidad vital del pulmón
yacente. Estos cambios no son significativos en un paciente despierto
con respi-ración espontánea, ya que consigue una contracción más
eficaz y por lo tanto, un mayor volumen ventilatorio. Sin embargo, en el
enfermo anes-tesiado sometido a ventilación mecánica podría ser más
problemático, al tener el yacente una mejor perfusión y el superior una
mejor ventilación, con la consecuente desproporción en la relación
ventilación/perfusión; tanto es así, que a veces y dependiendo del caso,
es necesario el uso de ventilación a presión positiva.
– Presión arterial: los valores dependerán de la ubicación del manguito o
de la relación del transductor de presiones con el corazón; no obstante,

239
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

podemos decir que no importa cuál sea el brazo utilizado para tomar la
presión arterial siempre y cuando se tenga en cuenta la diferencia de
presión hidrostática, y aún mejor, usando un transductor que incorpore
un sistema que permita “hacer el cero” a nivel del corazón.
Las principales recomendaciones para la posición decúbito lateral:
– Soportes específicos protegidos en las zonas lumbar y abdominal.
– Cabeza y cuello colocados de forma neutra, es decir, alineados con el eje
del cuerpo, apoyados sobre almohadas.
– La extremidad superior no yacente se coloca bien en el arco de anestesia
acolchado o bien se deja caer sujeto a una almohada.
– La extremidad superior yacente debe colocarse en abducción, situando un
rodete inmediatamente caudal a la axila, gracias al cual se permite
reducir el peso sobre el hombro y la compresión sobre el paquete neuro-
vascular axilar.
– Cuidado con el ojo que queda abajo, ya que se pueden producir lesiones
de diferente gravedad, incluyendo la ceguera (complicación muy rara,
afortunadamente).
– Miembros inferiores: el superior se extiende y el inferior o yacente se
flexiona en la cadera y rodilla, entre ellos se coloca una almohada; tam-
bién protegemos los pies y tobillos.
– La oreja que apoya la colocamos sobre una superficie blanda.

6. Posición semiprona, de Sims o inglesa


Esta posición es similar a la posición lateral en la que el paciente está
tumba-do sobre su lado; pero en la posición de Sims, el peso del paciente se
carga sobre la parte anterior del ilion, el húmero y la clavícula, más que sobre la
parte lateral del ilion y del omóplato. Por tanto, en la posición de Sims los
puntos de presión del cuerpo son diferentes de los puntos de presión de las
posiciones lateral, de Fowler, reclinado dorsal y decúbito prono.

La posición de Sims se utiliza frecuentemente con pacientes que están in-


conscientes, porque facilita el drenaje de la mucosa de la boca. Es una posición

240
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

cómoda para otras muchas personas incluidas las mujeres en el último trimestre
del embarazo.
En la posición de Sims se coloca un brazo detrás del cuerpo y el otro está
flexionado por el hombro y el codo. También están flexionadas ambas piernas
por delante del paciente. La de arriba está más flexionada en la cadera y en las
rodillas que la de debajo. Una almohada apoyada en el abdomen del paciente,
dará sostén en esta posición.
Su indicación en principio puede ser en pacientes que no pueden deglutir,
pues permite un buen drenaje de las mucosidades y proporciona máxima relaja-
ción muscular, pero también puede ser aplicada en múltiples ocasiones.
El enfermo se halla en decúbito lateral izquierdo con el muslo derecho
flexio-nado brazo derecho hacia delante. La cabeza está girada lateralmente. El
peso corporal descansa sobre el tórax.
Indicaciones:
– Posición de seguridad, por lo que es ideal para el transporte de acciden-
tados.
– Exámenes rectales.
– Administración de enemas y medicamentos vía rectal.
– Colocación de sondas rectales.
– En pacientes inconscientes para facilitar la eliminación de secreciones.
– En el Postoperatorio.
– Facilita la relajación muscular.
– Facilita el drenaje de secreciones.
Pueden colocarse almohadas en distintas zonas del cuerpo del paciente para
favorecer su alineamiento:
– Debajo la cabeza.
– Debajo el hombro y brazo superior.
– Debajo el muslo y pierna superior.
– El cuerpo se apoya en hombro y cadera.

7. Posición de Fowler
Es una de las posiciones más utilizadas en pacientes encamados. El paciente
se halla semisentado, formando un ángulo de 45º. Es una posición cómoda para

241
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

el enfermo, sobre todo si se le facilitan almohadas para la cabeza, espalda, cur-


vatura lumbar, brazos, etc.

En esta posición los principales puntos de apoyo están en los talones, sacro
y parte del hueso coxal. La posición de Fowler está indicada en pacientes o con
trastornos respiratorios o cardíacos, puesto que con ella se logra la máxima ex-
pansión torácica.
Se utiliza para exploraciones de cabeza, ojos, cuello, oídos, nariz, garganta y
pecho. Es una posición usada muy frecuentemente en las exploraciones de
otorrinolaringología.
Una variedad de la posición de Fowler es la posición de Fowler modificada;
básicamente es la misma que la anterior, la diferencia estriba en el arqueamiento
de la articulación de la rodilla, y este hueco relleno con una almohada o doblan-
do la cama si es posible.
También se modifica la posición de Fowler, cuando el paciente una vez sen-
tado se inclina y reposa sobre una mesa de cama o varios almohadones. Esta
última modificación se emplea en algunas patologías respiratorias, proporciona
fuerza supletoria para exhalar el aire inspirado.

242
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Estando el enfermo en decúbito supino se levanta la cabecera de la cama


unos 50cm y así la espalda apoyada sobre la cama formará un ángulo de 45º con
la horizontal. Las extremidades inferiores estarán flexionadas por la rodilla y, se
puede colocar una almohada bajo ellas. Esta posición se puede emplear en
algunos enfermos cardíacos que así estarán más cómodos.
Indicaciones:
– Posición muy empleada en las exploraciones de otorrinolaringología.
– Pacientes con problemas respiratorios (asma, EPOC, enfisema, etc.).
– Para relajar los músculos abdominales.
– Pacientes con problemas cardíacos.
– Exploraciones de cabeza, ojos, cuello, oído, nariz, garganta y pecho
Pueden colocarse almohadas en distintas zonas del cuerpo del paciente para
favorecer su alineamiento:
– Detrás del cuello y hombros.
– Detrás de la zona lumbar.
– Debajo los antebrazos y manos, para evitar la tensión en los hombros y
sujetar los brazos y manos, si el paciente no los utiliza.
– Debajo y los lados de la parte superior de los muslos.
– Debajo el tercio inferior de los muslos.
– Debajo los tobillos, para elevar los talones.
En caso de posición Fowler alta, la posición de la cabecera de la cama está
elevada 90º respecto a los pies. Y la posición semi-Fowler, la elevación es de 30º.
Existe también, la posición Fowler modificada, que consiste en poner al paciente
misma forma que en el caso anterior pero modificando la posición de los miembros
superiores (las manos), que deben estar colocadas, más elevadas que los codos. Esto se
consigue, apoyando las manos sobre una mesa de comer, por ejemplo. Esta indi-cada en
enfermos cardíacos para facilitar la circulación venosa o de retorno.

8. Posición de Trendelemburg
El enfermo se coloca como en decúbito supino, sobre una cama o mesa
inclinada 45º respecto al plano del suelo. La cabeza del paciente está mucha
más baja que los pies. Se utiliza esta posición en cualquier situación en que se
requiera aumentar el riego sanguíneo del cerebro y en algunas intervenciones
quirúrgicas. En esta postura hay que colocar a los pacientes con shock.

243
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Una variedad de esta posición es aquella en que el enfermo está en decúbito


supino con el cuerpo inclinado, la cabeza más baja que el tronco y las
extremida-des inferiores flexionadas por la rodilla, es importante que las
caderas estén más altas que el tórax. Se utiliza para aplicar lavados vaginales.
El paciente se encuentra en decúbito supino sobre una cama o mesa incli-
nada, de modo, que la cabeza está a un nivel inferior que los pies. Una variedad
de esta posición es aquélla en que el enfermo está en decúbito supino con el
cuerpo inclinado, la cabeza más baja que el tronco y las extremidades inferiores
flexionadas por la rodilla, de forma que las piernas cuelguen del extremo
superior de la mesa; para ello es necesario bajar una sección ajustable que existe
en los pies de la mesa. Un empleo de esta posición es, en aquellas situaciones en
que es necesario que fluya sangre al cerebro como ante un síncope.

Indicaciones:
– Mejora de la circulación cerebral sanguínea.
– Lipotimias o síncopes.
– Conmoción o shock.
– Para el drenaje de secreciones bronquiales.
– Evitar las cefaleas después de una punción lumbar.
– Hemorragias.
– Cirugía de los órganos pélvicos.

Posición de Trendelemburg en cirugía.


En esta posición el enfermo en decúbito supino se inclina en la mesa, de
forma que la cabeza esté más baja que el tronco, suele ser una inclinación de
45º, aunque debido a las posibles complicaciones por la misma (principalmente
secundarias a las bandas de sujeción que frenan su desplazamiento), hoy día la
inclinación suele limitarse a 10-15º, con lo que se evita el uso de las mismas.

244
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

De todas formas, sería recomendable flexionar las rodillas a nivel de la


articu-lación de la mesa para prevenir presión sobre nervios y vasos. Las
indicaciones principales son intervenciones en la parte inferior del abdomen o
de la pelvis, gracias al desplazamiento cefálico del contenido abdominal.
Los principales efectos fisiológicos de la misma en el enfermo son:
– Descenso de la presión arterial en las extremidades inferiores, que en
individuos sanos se compensa por la acción de los barorreceptores
(vaso-dilatación y bradicardia), sin embargo, ancianos y enfermos con
ateros-clerosis generalizada pueden sufrir trastornos isquémicos severos
posto-peratorios.
– En pacientes cardiópatas, esta posición incrementa significativamente la
P.A.M. (Presión arterial media) y la P.P.C. (presión pulmonar capilar),
con mayor demanda de la oxigenación cardiaca. Si la reserva cardiaca
previa está muy disminuida, puede desencadenar una cardiopatía
congestiva aguda o isquemia miocárdica.
– Elevación de la presión venosa yugular y de la intracraneal, con el consi-
guiente descenso de la presión de perfusión cerebral.

9. Posición antitrendelemburg, trendelemburg


inversa, o de Morestin

245
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Es como su nombre indica la posición contraria a la de Trendelenburg, es


decir la cabeza del enfermo descansa sobre la parte más elevada y los pies sobre
la más baja. Se logra generalmente colocando unos tacos en las patas de la cabe-
cera de la cama suele ponerse una tabla en los pies de la cama con objeto de que
no se deslice el paciente. El enfermo está inclinado en decúbito supino con la
cabeza a un nivel superior que los pies.

Indicaciones:
– Exploración radiográfica.
– Facilita la circulación sanguínea a nivel de las extremidades.
– En algunas intervenciones quirúrgicas (bocio).
– En caso de problemas respiratorios.
– En caso de hernia de hiato.
Posición Antitrendelemburg en cirugía.
Partiendo del decúbito supino, inclinamos la mesa en el sentido contrario
del Trendelemburg, es decir, la cabeza del paciente queda más alta que los pies.
Las principales indicaciones son: cirugía del tiroides, vesícula y vías biliares.
No obs-tante, se utiliza realmente en raras ocasiones en su estado puro, así, por
ejemplo, para las tiroidectomías basta con situar un rodillo almohadillado bajo
los hom-bros para conseguir la hiperextensión del cuello.

Las principales recomendaciones para la posición decúbito lateral:


▷ Evitar un accidental deslizamiento del paciente, para lo cual
utilizaría-mos soportes almohadillados en los pies.
▷ Se almohadilla la nuca, curvatura lumbar y las rodillas.
▷ Por último, indicar que a nivel fisiológico no existen grandes diferen-
cias con la posición supina.

246
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

10. Posición genupectoral o mahometana


En esta posición, el paciente adopta una posición similar a la que adoptan
los mahometanos para sus prácticas religiosas, de ahí su 2ª nominación, “maho-
metana”. El paciente se arrodilla apoyado sobre su pecho, poniendo las caderas
hacia arriba y apoyando los hombros en la cama, así como la cabeza de forma
lateral.

Se emplea esta posición en los exámenes de recto y colon, así como en cura-
ciones específicas de la zona perianal. Las rodillas estarán ligeramente
separadas y los muslos perpendiculares a la cama, la cabeza estará vuelta hacia
un lado y, los miembros superiores colocados en la forma que desee el paciente.
Esta posición se utiliza para exámenes rectales, fundamentalmente. En esta
posición, hay que prestar especial atención al paciente, por resultar una posición
bastante humillante para el.

11. Posición de litotomia o ginecológica


La paciente se halla acostada boca arriba, con una pequeña almohada de-
bajo de la cabeza. Las piernas colocadas sobre los estribos, los muslos están
flexionados en ligera abducción mientras que las rodillas lo están mucho más.
Esta posición es utilizada en ginecología para el examen manual de pelvis,
vagina, recto y para la exploración de la embarazada. Se utiliza en las interven-
ciones quirúrgicas de los aparatos urinario y reproductor, es la posición a
adoptar en el parto.

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Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

La enferma se encuentra en decúbito supino, con la pelvis borde de la mesa.


Las extremidades inferiores están separadas, con los muslos y piernas flexiona-
das. Para sostener estas extremidades existen unos soportes o estribos (perneras)
en los que se pueden colocar las rodillas o los pies.

Indicaciones:
– Exámenes ginecológicos (vaginal), rectales y vesicales.
– Partos.
– Intervenciones ginecológicas.
– Lavado genital.
– Sondaje vesical en la mujer.
– Examen manual o instrumental de la pelvis.
– Exploración de las embarazadas.
– Posición de litotomía en cirugía.
Se utiliza en cirugía perianal, rectal, vaginal y urológica. En ella se sitúa al
en-fermo en decúbito supino con las extremidades inferiores flexionadas y
elevadas, para dejar accesibles al periné y el recto.

Los principales efectos fisiológicos de la misma en el enfermo son:


– Las repercusiones cardiopulmonares serían similares a las citadas para la
posición supina. Resaltar el hecho de que se pueda producir hipotensión
al descender las piernas del paciente al final de la intervención, debido
al relleno sanguíneo de las venas, todo ello se agravaría en caso de
hemo-rragia importante intraoperatoria o enfermedad cardiaca previa.
– Compresión nerviosa periférica (lesión del nervio ciático poplíteo exter-
no, es la compresión principal).
Las principales recomendaciones para la posición decúbito lateral:

– Colocar las piernas en las perneras a la vez, para evitar luxaciones de la


cadera, el enfermo habrá situado previamente la zona glútea en el extremo
distal de la mesa, para prevenir tensión en músculos y ligamentos lumbo-
sacros. Es fundamental el adecuado almohadillado de las perneras. Las
piernas se fijan con las bandas de sujeción (las perneras se pondrán a la
misma altura y en relación con el tamaño de las piernas del paciente). Una
regla: siempre las perneras a las piernas, nunca las piernas a las perneras.
– Fijados los miembros, se retiran los planos de la mesa, descansando el
brazo de la venoclisis sobre un soporte y el contrario, bien sobre el arco

248
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

de anestesia o bien bajo la zona lumbar con la palma de la mano miran-


do hacia abajo, para prevenir lesiones en la misma.
– Es importante comprobar que la pernera no hace presión sobre el hueco
poplíteo ni sobre el nervio ciático poplíteo externo.
– Al terminar la intervención, es importante bajar las dos piernas a la vez y
lentamente.

7.2. Aspectos generales a tener en cuenta


en el posicionamiento quirúrgico

1. Objetivos de la movilización
– Entender que un posicionamiento correcto no es obra del azar.
– Conocer los posicionamientos más frecuentes sobre la mesa de opera-
ciones.
– Comprender las posibles consecuencias de un mal posicionamiento.

2. Pautas para la movilización


– Revisar que la mesa esté frenada (también la cama) y en la posición
elegida.
– Disponer en el momento de colocar al paciente del personal necesario y
saber el número necesario.
– Comprobar el buen funcionamiento del aparataje y dispositivos a em-
plear.
– Contar siempre con el consentimiento del anestesiólogo a la hora de hacer el
traslado. (Como mínimo cuatro personas para realizar la movilización).
– Los movimientos deben de ser lentos y premeditados, para permitir el
ajuste del sistema circulatorio y evitar causar lesiones y accidentes.
– Mantener la alineación de cuello y columna.
– Manejar con suavidad las articulaciones (una abducción de un miembro
más de 90º puede producir lesiones)
– No dejar ninguna parte del cuerpo sobre la mesa sin protección.
– Proteger acolchando todas las prominencias óseas.
– Trabajar en equipo, alguien tiene que dirigir toda la maniobra en el tras-
lado del paciente.

249
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

3. Criterios básicos de la colocación del enfermo anestesiado

– Ningún obstáculo a la respiración, ya que puede facilitar la hipoxia; no


constricciones alrededor del cuello y del tórax, no cruzar los brazos del
paciente en al pecho y no apoyarse en el paciente.
– Ningún obstáculo a la circulación; puede producir trastornos en la pre-sión
arterial, dificultad en el retorno venoso, formación de trombos y pro-blemas
circulatorios, para ello debemos prevenir la presión de vasos san-guíneos
periféricos. (No nos debemos apoyar como si fuera una mesa).
– Ninguna presión sobre nervios periféricos; se puede facilitar la pérdida de
capacidad motora o sensitiva. Los sitios más frecuentes de lesión son el
plexo braquial por posiciones extremas de la cabeza y brazo, compri-
mirse contra las prominencias óseas o la superficie de la mesa, el nervio
facial por un esfuerzo manual muy vigoroso para mantener la vía aérea
permeable. El equipo en contacto con la piel debe estar correctamente
acolchado. Se corre el riesgo de comprimir con la mesa los nervios
radia-les, cubitales, ciáticos, ciático poplíteo externo.
– Presión mínima sobre la piel, se puede facilitar la aparición de úlceras por
decúbito, para ello hay que acolchar el campo de contacto con las promi-
nencias óseas (especial atención con enfermos delgados) y evitar pliegues
en la piel (especial atención con enfermos obesos), evitar arrugas en las
sábanas, mantener a los pacientes secos y no apoyarnos en el enfermo.
– Atender a las necesidades individuales.

7.4. Consecuencias de un mal o


inadecuado posicionamiento
Por éstas vamos a entender las “lesiones por decúbito” o “traumatismos del
posicionamiento”. Las vamos a clasificar en 2 grandes grupos:

1. Complicaciones neurológicas
Del sistema nervioso central:
– Cefalea occipital (secundarias a vasculitis isquémicas).
– Lesión del tronco cerebral (de origen isquémico).
– Hemorragia cerebral (hipercapnia).
– Del sistema nervioso periférico:
– Dolor bajo de espalda.

250
Tema 13. Movilización y traslado de pacientes

Afección de nervio periférico (por orden de frecuencia): cubital, plexo bra-quial, radial,
mediano, peroneal, femoral, tibial anterior, ciático, facial y su-praorbitario.
Las complicaciones neurológicas son las que aparecen con mayor frecuencia.
Su diagnóstico último necesitaría de estudios electromiográficos y neurográficos.

2. Complicaciones no neurológicas

Traumatológicas:
– Traumatismos por pellizcamiento de zonas sacras (personal inexperto).
– Distensión ligamentosa.
– Fracturas óseas en patología ósea.
Dermatológicas:
– Alopecia postcompresiva (de origen isquémico).
– Ulceraciones postcompresivas (de origen isquémico).
Oftalmológicas.
Cardiocirculatorias:
– Enfermedad tromboembólica.
– Oclusión arterial (arteriopatía previa).
– Hipotensión arterial.
– Descompensación cardiaca aguda.
La trombosis periférica constituye la complicación postoperatoria de origen circulatorio más
frecuente relacionada con el posicionamiento. Cualquier factor que obstruya o disminuya el
flujo sanguíneo en las extremidades (compresión de las pantorrillas en la mesa de operaciones),
predispone a una patología trom-boembólica.

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