La Evolucion Cerebral de Los Hominidos PDF

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pa l e o n e u r o l o g í A

La evolución
cerebral
de los homínidos
Emiliano Bruner

68  INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, febrero 2012


Emiliano Bruner, doctor en biología animal, lidera el grupo de investigación
en paleoneurobiología del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución
Humana (CENIEH) de Burgos. También es profesor adjunto de paleoneurología
en la Universidad de Colorado en Colorado Springs.
TODAS LAS IMÁGENES SON CORTESÍA DE E. BRUNER Y J. M. DE LA CUÉTARA (CENIEH)

Las técnicas digitales, que permiten reconstruir


el molde de la cavidad craneal de especies fósiles,
arrojan nueva luz sobre la evolución anatómica
de nuestro cerebro y su relación con los cambios cognitivos

Reconstrucción digital del molde cerebral (verde) del individuo


KNM-ER 3733, un representante de la especie Homo ergaster que
vivió en África Oriental hace unos dos millones de años. Los moldes
digitales aportan gran cantidad de información sobre la anatomía
cerebral de las especies extintas.

Febrero 2012, InvestigacionyCiencia.es  69


E
l cerebro constituye el elemento anatómi-
co más peculiar de nuestra especie. Sin em-
bargo, es quizá también el menos conoci-
do. A pesar de los todos los progresos que
hemos logrado durante el último siglo, su
complejidad sigue escapando al análisis e
interpretación de numerosas disciplinas.
Conocer los procesos que han moldeado nuestro cerebro a lo lar-
ción de la teoría evolutiva ha per-
go de la evolución reviste una gran utilidad a la hora de formu- meado todos los sectores de la bio-
lar hipótesis sobre su funcionamiento y su organización, así como logía, incluida la paleontología
humana. A la luz de la gran canti-
sobre sus posibilidades y sus límites. En este programa de inves- dad de fósiles hallados durante el
tigación, el único recurso del que disponemos proviene del estu- desarrollo de la disciplina, la histo-
dio de la morfología cerebral de las especies extintas. ria de la evolución del hombre ha
pasado de verse como una línea
para convertirse en un «árbol» y, fi-
Aunque los primeros fósiles humanos fueron hallados a me- nalmente, en un «arbusto», donde las relaciones completas en-
diados del siglo xix (Homo neanderthalensis, en Europa, segui- tre sus numerosas ramas están aún por descubrir.
dos por los primeros restos de Homo erectus, en Asia), la pa- En ese contexto, la paleoneurología investiga la evolución
leoantropología no se desarrollaría como ciencia reconocida del sistema cerebral de las especies extintas. Sin embargo, dado
hasta los años treinta del siglo xx. En 1924, el neuroanatomis- que el encéfalo no fosiliza, la reconstrucción de las estructu-
ta Raymond Dart encontró en África el primer cráneo de Aus- ras cerebrales debe realizarse a partir de las huellas que estas
tralopithecus africanus, un individuo infantil conocido como han dejado en los huesos del cráneo. Para ello resulta nece-
Niño de Taung. En el hallazgo de aquel australopiteco concu- sario entender, en primer lugar, las relaciones anatómicas
rrieron dos características muy peculiares: no solo fue descu- existentes entre ambos: cerebro y cráneo guardan relaciones
bierto por un especialista en anatomía cerebral, sino que, por estructurales (los dos se tocan, por lo que deben respetar equi-
una rarísima situación de fosilización, el sedimento geológico librios físicos y mecánicos) y funcionales (comparten recursos
había penetrado en el cráneo y se había compactado. Los hue- fisiológicos), vínculos que hoy se investigan sobre todo en in-
sos de la bóveda craneal habían desaparecido y lo que quedaba dividuos vivos.
era un molde fósil de su cerebro. Por esta sugestiva coinciden- El estudio paleoneurológico se centra, por tanto, en la ana-
cia, podemos afirmar que la paleoneurología humana (el estu- tomía de la cavidad craneal, o endocráneo. Esta nos aporta in-
dio de las estructuras cerebrales de los homínidos fósiles) na- formación sobre el tamaño del cerebro, su geometría, la pro-
ció a la vez que la paleoantropología misma. porción que guardan sus áreas (lóbulos y circunvoluciones) e
Durante largo tiempo, la evolución humana se entendió des- incluso sobre su sistema vascular superficial, ya que también
de una perspectiva lineal, gradual y progresiva. Hoy en día, sin las venas y arterias dejan huellas sobre la pared interna del crá-
embargo, no creemos que esa scala naturae refleje el verdade- neo. A partir de esos datos, la paleoneurología trata de desci-
ro proceso de evolución biológica. En primer lugar, esta no es frar la manera en que estas características se han ido modifi-
siempre lineal, sino que a menudo sigue caminos discontinuos cando a lo largo de la evolución, con un interés particular por
y complejos. Tampoco obedece siempre a un proceso gradual, su relación con posibles cambios cognitivos.
pues a veces puede presentar largos períodos de ausencia de
cambio junto a otros en los que las transformaciones se suce- MOLDES PARA EL CEREBRO
den con gran rapidez. Y quizá tampoco recorra siempre un sen- En el pasado, una vez se hallaba un cráneo fósil, el método tra-
dero de mejora absoluta, ya que numerosos rasgos que pueden dicional para proceder al estudio del endocráneo consistía en
resultar útiles para ciertas funciones quizá no lo sean para otras. la elaboración de un molde físico, un «positivo» de la cavidad
Las necesidades de las especies cambian continuamente, por lo craneal que reflejase la apariencia exterior del cerebro. Sin em-
que una trayectoria evolutiva que procediese siempre en la mis- bargo, todo fósil constituye un objeto único y muy delicado, por
ma dirección carecería de sentido. Hoy, esta nueva interpreta- lo que esta técnica no podía permitirse emplear procesos físi-

EN SÍNTESIS

La paleoneurología humana estudia la evolución del Durante los últimos años, las técnicas digitales han La integración de estos avances con otras disciplinas,
sistema cerebral de los homínidos. Los moldes endo- revolucionado el proceso de obtención de moldes. Al como la arqueología o la neurociencia, ha permitido
craneales de las especies fósiles permiten deducir mismo tiempo, el tratamiento estadístico de los datos formular hipótesis novedosas sobre la relación entre
varios aspectos anatómicos del cerebro, como sus ha mejorado de manera notable los modelos evolu- la evolución anatómica del cerebro y los cambios
lóbulos, circunvoluciones o irrigación vascular. tivos del sistema cerebral. cognitivos en el género Homo.

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del f ó s i l al cerebro

Obtención de un molde endocraneal


Las nuevas técnicas digitales que emplea la paleoneurología permiten estudiar un cráneo fósil con gran precisión y sin que este corra
el mínimo riesgo de resultar dañado.

1. Mediante tomografía computarizada 2. Se ensamblan luego las secciones 3. Por último, se obtiene el molde digital
se obtienen secciones bidimensionales para generar la reconstrucción virtual de la cavidad endocraneal (verde), con
del cráneo fósil. del cráneo. una precisión de décimas de milímetro.

cos o químicos demasiado agresivos. Solo si un fósil se encon- co (anchuras, longitudes, etcétera), como ha venido haciéndo-
traba muy fragmentado resultaba sencillo elaborar el molde, se durante dos siglos de estudios antropométricos, hoy se
pero entonces este no aportaba demasiada información. Y, ante trabaja con modelos geométricos digitales. Estos se analizan
un cráneo completo, fabricar un molde y extraerlo sin dañar el luego con métodos de estadística multivariante (un tipo de es-
primero ni deformar el segundo era un proceso que revestía tadística que analiza las correlaciones entre todos los elemen-
grandes dificultades. Con todo, durante el siglo xx se desarro- tos a la vez) a fin de identificar los patrones de estructura y fun-
llaron técnicas cada vez mejores. En un principio se emplearon ción que se esconden tras un modelo biológico. Este tipo de aná-
moldes de yeso; después, se introdujeron resinas y compuestos lisis espacial, denominado morfometría geométrica, constituye
plásticos. Sin embargo, la investigación con moldes físicos siem- en la actualidad el método principal para el estudio de la mor-
pre había limitado de manera considerable el grado de desarro- fología en biología evolutiva.
llo de la disciplina. Hoy, un laboratorio de paleoneurología es un laboratorio de
En este sentido, la paleoneurología vivió una verdadera re- anatomía digital: un conjunto de ordenadores aplicados a la re-
volución a mediados de los años noventa. Esta llegó de la mano construcción virtual de cráneos y cerebros de especies extintas,
del alto grado de desarrollo que, durante esos años, experimen- que analizan su variabilidad y que investigan los patrones evo-
taron los métodos de obtención de imágenes digitales biomédi- lutivos que han caracterizado los cambios neurales, con especial
cas. La tomografía computarizada y las técnicas de resonancia interés por aquellos con implicaciones cognitivas. Los conoci-
magnética alcanzaron un nivel de difusión que trascendió el ám- mientos necesarios son los de la biología, la paleontología, la
bito de la medicina; de repente, estas técnicas se encontraban al bioestadística y las técnicas digitales de reconstrucción anató-
alcance de cualquier laboratorio anatómico y paleontológico. mica. Todo ello forma parte de lo que ha dado en llamarse bio-
La elaboración de moldes endocraneales experimentó un logía in silico, que, en lugar de emplear modelos animales (in
progreso sin precedentes: por primera vez, podían construirse vivo) o fisicoquímicos (in vitro), lleva a cabo sus experimentos
moldes digitales sin tocar el fósil. Hoy en día, el proceso de ob- en un ordenador.
tención de moldes es rápido y versátil, y la correspondencia en- En el laboratorio de paleoneurología del Centro Nacional de
tre la anatomía original y la geometría del molde alcanza las dé- Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) de Burgos
cimas de milímetro. Cuando los fósiles se encuentran incom- empleamos estas técnicas con el objetivo de formular hipótesis
pletos o fragmentados, resulta posible emplear aplicaciones novedosas sobre la evolución del cerebro y el cráneo de los ho-
estadísticas a fin de minimizar la componente subjetiva de la mínidos, así como sobre las relaciones anatómicas existentes en-
reconstrucción. A su vez, los moldes digitales pueden copiarse tre ambos. Muchas de las investigaciones que allí desarrollamos
y enviarse con gran facilidad, con las ventajas que ello supone versan sobre nuestra propia especie, con el objetivo de interpre-
para la colaboración entre laboratorios. tar después el registro fósil asociado al género Homo a la luz de
Al mismo tiempo que las técnicas de imagen digital propor- la variabilidad y los procesos evolutivos que han venido caracte-
cionaban nuevas herramientas para la obtención de datos pa- rizando a las especies humanas desde hace dos millones de años.
leontológicos, los avances informáticos revolucionaron también
la morfometría, la disciplina que, a través de la estadística, cuan- GRANdes CEREBROs
tifica y compara las formas anatómicas. En lugar de medir físi- De todos los datos que pueden extraerse a partir de un molde
camente las distancias entre los puntos de un sistema anatómi- endocraneal, uno de los que más atención ha recibido en el pa-

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H. neanderthalensis
H. heidelbergensis
H. neanderthalensis
H. heidelbergensis

H. rhodesiensis
H. antecessor
H. sapiens

H. ergaster

H. erectus
A./H. habilis
A. anamensis
A./H. rudolfensis
H. sapiens
A. afarensis A. gahri

A. africanus
P. boisei

A. sediba
P. robustus
P. aethiopicus
P. boisei
A. africanus

5 millones de años 2 millones de años 500 mil años

sado ha sido el volumen. En parte, ello se debe a las grandes di- Los homínidosmás abundantes en el registro fósil pertenecen
ferencias observadas en el volumen cerebral de los mamíferos a los géneros Homo (H), Australopithecus (A) y Paranthropus (P).
y, muy en particular, en el de los primates. De hecho, nuestra La subdivisión de esta familia en especies ha sido objeto de cons-
especie destaca en este sentido: un humano moderno posee en tante debate, por lo que muchas de las relaciones filogenéticas
torno al triple de masa neural que un primate de peso corporal propuestas no pasan de ser meras hipótesis. Las barras indican
parejo. el período cronológico aproximado en el que se cree que vivió cada
Con todo, no podemos ignorar otro de los factores que han grupo; los cráneos (reconstrucciones digitales) representan algu-
contribuido a aumentar la importancia que tradicionalmente nos fósiles clave de los tres géneros.
se ha asignado al tamaño cerebral: en términos estadísticos, se
trata de un dato aparentemente fácil de calcular. Durante déca-
das, se han llenado cráneos con semillas o se han introducido pacidad craneal empleados en zoología, como los que la calcu-
los moldes correspondientes en agua para medir el volumen lan con respecto al gasto energético u otros parámetros meta-
de la cavidad endocraneal. Aunque hoy en día se emplean mé- bólicos, no suponen en paleontología más que una aportación
todos digitales, a menudo estos tampoco se encuentran exen- estrictamente teórica.
tos de ambigüedades. La mayoría de los restos fósiles se com- Hoy sabemos que, a lo largo de la evolución humana, el pro-
ponen de fragmentos aislados de cráneo, en cuyo caso el volu- ceso de encefalización (el aumento relativo del volumen cere-
men cerebral solo puede calcularse de manera aproximada. Y bral) ha ocurrido en diferentes momentos y, con toda probabili-
si bien existen varios métodos empíricos para extrapolar su va- dad, en líneas evolutivas independientes. Algunas especies solo
lor, el resultado final varía mucho de una estimación a otra, una han experimentado un aumento del valor absoluto del tamaño
circunstancia que ha generado encendidos debates sobre la va- cerebral, acompañado de un incremento proporcional del volu-
lidez de las reconstrucciones. men del cuerpo. En otras, por el contrario, solo ha variado el ta-
Tras una época en la que se concedió gran importancia al va- maño del encéfalo, sin cambios corporales. Los australopitecos
lor absoluto de la capacidad craneal, se comenzó a prestar aten- contaban con un volumen cerebral similar o poco mayor al de
ción a su valor relativo. La propuesta, no obstante, desató nuevos los simios antropomorfos actuales, con un promedio de entre
problemas métricos. Por lo general, en zoología suele calcular- 400 y 500 centímetros cúbicos (cc). Los primeros humanos, como
se el volumen cerebral con relación al tamaño del animal. Pero Homo habilis y Homo ergaster, alcanzaban entre 600 y 800 cc.
los estudios paleontológicos adolecen de la limitación usual: no De hecho, a fin de poder incluir a Homo habilis en nuestro gé-
disponemos del cuerpo completo, sino solo de fragmentos de nero, en su momento se decidió fijar su capacidad craneal como
esqueleto. Los métodos empíricos para estimar el peso corpo- el mínimo necesario para considerar humana a una especie; una
ral a partir del esqueleto han desembocado, a su vez, en nuevas suerte de «Rubicón cerebral» que marcase la frontera del géne-
controversias. Por lo demás, otros tipos de mediciones de la ca- ro Homo. Otras especies, como Homo erectus y Homo heidelber-

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gensis, llegaron a poseer cerebros de entre 1000 y 1200 cc. Los Hoy en día, el tamaño cerebral recibe menos atención que
humanos modernos y los neandertales presentan los valores más antaño. No cabe duda de que se trata de un dato relevante, pero
altos, entre 1300 y 1500 cc. Es más, el promedio de Homo nean- otros factores más sutiles bien podrían haber resultado más de-
derthalensis era algo más elevado que el de nuestra especie. terminantes en la evolución de nuestro cerebro. Y aunque algu-
Mención aparte merece el caso del Hombre de Flores, un in- nos autores han hallado cierta correlación entre tamaño cere-
dividuo fósil descubierto en 2003 en la isla de Flores, en Indo- bral (absoluto y relativo) e «inteligencia», otros sugieren cau-
nesia, y datado en unos 20.000 años de antigüedad. Con un me- tela en este sentido. Muchos de tales estudios se basan en la
tro de altura, su capacidad craneal no llegaba a los 400 cc. Su comparación de nuestra especie con otros simios antropomor-
pequeño tamaño y sus particulares rasgos anatómicos, junto a fos actuales, un enfoque que requiere cierta precaución. Al igual
una datación tan reciente y una industria lítica compleja, han que nosotros, ellos también han evolucionado durante varios
planteado una infinidad de preguntas relativas a nuestra com- millones de años a partir de un ancestro común; sin embargo,
prensión de los procesos evolutivos. Sobre todo, han quedado desconocemos su trayectoria evolutiva. Por ello, quizá suponga
en evidencia una vez más lo poco que sabemos sobre la anato- un error dar por sentadas demasiadas similitudes entre un si-
mía craneal y cerebral de nuestra propia especie. A pesar de una mio actual y un estado biológico primitivo de nuestra especie.
atención desproporcionada por parte de los medios de comuni- En palabras de Ralph Holloway, antropólogo de la Universidad
cación y de un encendido debate académico —a menudo, en un de Columbia de Nueva York y padre de la paleoneurología mo-
tono innecesariamente conflictivo—, aún no sabemos si el Hom- derna, «un centímetro cúbico de un cerebro humano no equi-
bre de Flores constituye un ejemplar de una especie extinta, aje- vale a un centímetro cúbico en el cerebro de un chimpancé».
na por completo a los esquemas evolutivos que conocemos, o si
no era más que un individuo patológico [véase «Nueva luz so- UN CRÁNEO, UN CEREBRO
bre el hombre de Flores», por Kate Wong; Investigación y Cien- A lo largo de la morfogénesis (la formación de los elementos
cia, enero de 2010]. anatómicos en un individuo), podemos distinguir entre los cam-

CORTE SAGITAL
Hueso frontal Hueso parietal

Huellas de la arteria
meníngea media

BASE Fosa anterior


y techo de las órbitas
(áreas frontales)

Fosa media
(lóbulos
temporales)

Hueso frontal
Foramina

Fosa posterior
(cerebelo)
Hueso parietal

Hueso occipital
BÓVEDA

Los cráneos no solo permiten reconstruir la cavidad endocraneal cunvoluciones, e incluso el sistema vascular superficial. Estas sec-
(el espacio ocupado por el cerebro), sino también los pasajes (fo- ciones muestran un corte sagital, la bóveda y la base del cráneo
ramina) de nervios y vasos, la forma y la posición de lóbulos y cir- de un hombre moderno.

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bios de tamaño, a los que llamamos crecimiento, y los de forma, estructura y función de estos sistemas vasculares, ese aumento
denominados desarrollo. En estos dos procesos, cerebro y crá- en el nivel de reticulación carece de una interpretación clara.
neo se afectan mutuamente como consecuencia de los genes Se ha propuesto que podría guardar relación con la regulación
que comparten, de los elementos anatómicos que se encuentran térmica del cerebro, con sus necesidades metabólicas o con la
en contacto y de las funciones comunes que ambos han de in- protección física de la corteza. Sin embargo, a pesar de todo lo
tegrar. Como resultado, cada elemento influye en la forma y ta- que la evolución parece haber invertido en este sistema vascu-
maño del otro, razón por la que podemos emplear el cráneo lar, su función continúa siendo un enigma.
como testigo de la anatomía cerebral.
Ya los primeros estudios paleoneurológicos prestaron aten- LOS ORÍGENES DE UN CEREBRO COMPLEJO
ción a los rasgos del endocráneo que se hallaban relacionados de También las circunvoluciones cerebrales dejan sus huellas en
manera directa con las estructuras de la superficie cerebral. En la pared endocraneal. Estas trazas pueden ser muy débiles, por
la base del cráneo, por ejemplo, pueden apreciarse los orificios lo que a menudo se requiere cierta experiencia para interpre-
por los que se introducen los nervios que penetran en el cerebro. tarlas. En el pasado se les ha concedido gran importancia, so-
También dejan huellas las arterias y las venas que se dirigen a bre todo al dar por sentado que a cada región cerebral debía
las meninges. Una de las líneas de investigación de nuestro gru- corresponderle un aspecto cognitivo. Hoy sabemos que, aun-
po incluye, de hecho, el estudio del sistema vascular cerebral. Se que existan áreas cerebrales especializadas en funciones con-
trata de un aspecto que reviste un interés especial, puesto que cretas, los procesos cognitivos se basan en la integración de va-
permite formular, entre otras, algunas hipótesis relacionadas con rias redes neurales, por lo que no resulta aconsejable asociar
la actividad metabólica del cerebro. de forma demasiado rígida funciones cognitivas a zonas cere-
El patrón anatómico del sistema venoso se muestra bastan- brales específicas.
te similar en todos los homínidos, tanto los actuales como los No obstante, el frecuente vínculo entre daños cerebrales muy
extintos. Se conocen, no obstante, algunas variaciones, lo que localizados y algunas disfunciones cognitivas sugiere que, con
ha llevado a proponer diferencias en los procesos de termorre- todo, algunos procesos dependen de «regiones críticas», las cua-
gulación cerebral. Consideraciones fisiológicas aparte, estos ras- les habrían ido especializándose a lo largo de la evolución. En-
gos también se han utilizado para estudiar las relaciones exis- tre todas las zonas cerebrales, las que más atención han recibi-
tentes entre especies y poblaciones, ya que suelen trasmitirse do en el pasado han sido las del lenguaje: el área de Broca (en
genéticamente. De hecho, suelen emplearse en antropología fo- los lóbulos frontales) y la de Wernicke (entre los lóbulos tempo-
rense y en arqueología para determinar el grado de parentesco rales y los parietales). Sin embargo, la estructura general de es-
entre individuos. tas circunvoluciones cerebrales en todas las especies humanas
Quizá mayor interés revista el sistema arterial, puesto que extintas presenta un esquema muy similar a las del hombre mo-
exhibe bastantes variaciones entre las especies del genero Homo. derno, y las posibles diferencias escapan a la resolución que pue-
Al comparar la arteria meníngea media en humanos fósiles y den ofrecer los moldes endocraneales. En particular, también las
modernos, podemos apreciar cambios en la posición y la forma áreas de Broca y de Wernicke pueden reconocerse en los moldes
de estos vasos. Pero, sobre todo, llama la atención la compleji- de los primeros humanos, como Homo habilis u Homo ergaster,
dad vascular que exhibe nuestra especie, la cual presenta redes los cuales datan de hace unos dos millones de años.
muy desarrolladas en comparación con las especies extintas. Bien es cierto que pueden observarse cambios en algunas
Dado que aún desconocemos numerosos aspectos relativos a la proporciones, lo que sugiere variaciones en el volumen de de-

Lóbulos frontales Lóbulos parietales

Lóbulos occipitales

Órbitas

Cerebelo

Maxilla Lóbulos temporales Los moldes endocraneales permiten obtener información


neurológica de gran valor. Este molde digital (verde) permite
distinguir el tamaño y la geometría de algunos lóbulos y cir-
cunvoluciones del individuo KNM-ER 3733, un representante
de Homo ergaster que vivió en África hace dos millones de años.

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m é t odos es tadís t i cos

Estudio de la variabilidad
Para estudiar las diferencias morfológicas entre dos individuos, primero se construyen modelos geométricos simples del cráneo y del
cerebro a partir de los puntos anatómicos de mayor relevancia funcional. Después, se emplean técnicas de estadística multivariante
(que analiza las relaciones de todos los elementos a la vez) para obtener el conjunto de reglas que, por razones de función o de estruc-
tura, generan el resultado anatómico final. Por último, las variaciones de forma entre los individuos analizados se proyectan sobre un
espacio de dos o tres dimensiones.

Análisis de la variación morfológica


Comparación entre la geometría parietal de Homo
Modelos geométricos sapiens y la de los humanos extintos. Una función
Reconstrucción digital de Mladeč 1, un fósil anatómicamente moderno del Pleistoceno superior de interpolación (Thin-Plate Spline, diseñada
europeo datado en unos 30.000 años de antigüedad. Sobre ella se han representado varios originalmente para aplicaciones de ingeniería)
modelos geométricos (líneas y puntos anatómicos) del cráneo (izquierda) y del endocráneo permite caracterizar la deformación espacial
(derecha). La comparación entre los modelos de distintos individuos o especies permite resultante. Las variaciones se representan sobre
determinar sus diferencias morfológicas. un plano bidimensional (retículo verde).

terminadas áreas. Las dos áreas del lenguaje se muestran pro- cas. Ello se debe a la dificultad de localizar límites comunes y
porcionalmente más anchas en los humanos modernos y en los biológicamente homogéneos de estos lóbulos, caracterizados por
neandertales, algo que quizás apunte a la emergencia de nue- una gran heterogeneidad morfológica y funcional.
vas habilidades cognitivas en estos dos grupos. No obstante, la Al respecto, ya existían algunas hipótesis sobre un aumento
identificación de tales cambios no resulta tan clara, ya que una relativo de las áreas parietales en el género Australopithecus,
misma área cerebral puede hallarse involucrada en varias fun- lo que se habría debido a una retrocesión de un surco poste-
ciones. El lenguaje, por ejemplo, guarda una estrecha relación rior a estas, el sulcus lunatus. También se han hallado indicios
con nuestra capacidad para usar las manos. Al respecto, una de un incremento de las proporciones parietales —lateralmen-
pregunta abierta es si los simios antropomorfos cuentan con al- te, sobre todo— en Homo habilis (un grupo bastante debatido
gún equivalente de estas áreas humanas. y que quizás integrase a varias especies, no todas ellas perte-
A pesar del interés histórico que han suscitado las áreas aso- necientes al genero Homo). También en los neandertales se ob-
ciadas al lenguaje, las que más atención están recibiendo du- serva una ampliación lateral de las regiones parietales inferio-
rante los últimos son los lóbulos parietales. En el estudio de es- res y superiores.
tas regiones y del sistema frontoparietal se centra otra de las Sin embargo, es en los humanos modernos donde el cambio
líneas de trabajo de nuestro grupo, ya que, como veremos, su en las proporciones parietales reviste una magnitud tal como
evolución parece guardar una estrecha relación con la del cere- para afectar a la geometría del cerebro en su conjunto. Algunos
bro de Homo sapiens. cráneos fósiles de hace entre 100.000 y 150.000 años, hallados
El cerebro del hombre moderno posee una forma particular- en África Oriental y Oriente Próximo, ya evidencian esta mor-
mente esférica, debida, sobre todo, a la geometría de sus áreas fología. Sin embargo, otros fósiles africanos algo más antiguos
parietales. Esta diferencia con las especies extintas no obedece y que probablemente perteneciesen a la línea filética moderna
a un proceso gradual, sino que resulta exclusiva de nuestra es- no presentan estos cambios parietales tan evidentes. Ello sugie-
pecie. Tampoco puede explicarse a partir del proceso de ence- re que el origen de Homo sapiens quizá no se halle vinculado
falización, ya que los neandertales poseían un cerebro incluso de manera tan estricta al origen de un cerebro anatómicamen-
más grande que el nuestro, que, sin embargo, no exhibía dicha te moderno.
geometría globular. ¿Qué aspectos cognitivos podemos asociar a esas áreas pa-
Esa forma aparece como consecuencia de un proceso morfo- rietales? Las más profundas (aquellas que quizá guarden una
genético muy temprano en la vida del individuo, próximo al na- mayor relación con el cambio geométrico del cerebro moderno,
cimiento. Se trata de una etapa del desarrollo inexistente en los como el surco intraparietal) se hallan vinculadas a nuestra ca-
chimpancés o en los neandertales. A pesar de haber reconocido pacidad de simulación. A partir de la interacción entre la vista
desde hace tiempo que las áreas parietales humanas poseen com- y las actividades manuales, estas regiones representan una in-
ponentes diferentes de las que se observan en otros primates, terfaz entre el mundo externo y el interno. Generan un sistema
aún no disponemos de comparaciones de tamaño más específi- de coordenadas exterior y otro del individuo, los cuales compo-

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dat os f i s i ol ó g i cos Aunque son numerosos los cambios evolutivos que no se de-
jan analizar a partir del estudio de la morfología endocraneal,
Termorregulación ciertos aspectos morfológicos del endocráneo sí permiten extraer
algunas conclusiones fisiológicas. El metabolismo y la termorre-
cerebral gulación cerebral, por ejemplo, dependen entre otros factores de
la geometría y del tamaño del encéfalo: aparte de los procesos
Nuestro cerebro constituye el órgano que más energía consume.
reguladores de carácter fisiológico, también la forma de un ór-
Ese elevado gasto calórico, fundamental para su funcionamiento,
gano desempeña un papel relevante a la hora de caracterizar los
resulta exclusivo de Homo sapiens, por lo que representa un pará-
patrones de dispersión del calor. El elevado consumo energéti-
metro fisiológico cuya evolución reviste un interés especial. Los
co de nuestro cerebro constituye una característica muy particu-
moldes endocraneales pueden aportar información sobre facto-
lar tanto de dicho órgano (es el que más energía consume) como
res fisiológicos en las especies extintas, como los flujos sanguí-
de nuestra especie (tan elevado coste calórico resulta exclusivo
neos o la termorregulación cerebral.
de Homo sapiens). Si tenemos en cuenta que, además, las neu-
ronas no pueden sufrir cambios en la temperatura, podemos con-
cluir que el estudio de los factores de termorregulación cerebral
se antoja muy prometedor.

CIENCIAS PARA EL CEREBRO


El cerebro es el órgano más complejo que conocemos. Es tam-
bién el más característico de los primates en general y de nues-
tra especie en particular. Sin embargo, aún desconocemos su
biología. Pero, sobre todo, ignoramos los procesos cerebrales a
partir de los cuales emerge la mente. Los términos cognición e
inteligencia siguen resultando difíciles de definir, y los intentos
por cuantificar y describir sus variaciones se han mostrado tan
necesarios y útiles como poco resolutivos.
Irrigación vascular En el estudio de la evolución del cerebro, solo un enfoque
Las técnicas de angiotomografía permiten analizar la irrigación vascular del
multidisciplinar puede ofrecer hipótesis completas e interesan-
cerebro en individuos vivos. Estas imágenes muestran una reconstrucción
digital de la distribución de los senos venosos meníngeos con relación a la tes. La paleoneurología examina las variaciones de la morfolo-
anatomía del cráneo (izquierda) y del cerebro (derecha). gía endocraneal en especímenes fósiles. A su lado, se requieren
conocimientos arqueológicos para proporcionar un marco cul-
tural al registro antropológico. Los neuroanatomistas estudian
Humano los rasgos que diferencian a unas especies actuales de otras, y
moderno la bioquímica y la biología molecular investigan los aspectos fi-
siológicos y genéticos de los procesos neurales. La neurocirugía
y la neurología revisten una importancia fundamental a la hora
de anclar todo ese conjunto a la observación clínica. Y, duran-
te los últimos años, también la psicología y psiquiatría han rea-
lizado grandes aportaciones a las teorías evolutivas.
La integración de todas esas disciplinas ha generado nue-
vos campos de investigación, como la arqueología cognitiva.
Australopiteco
Si bien la mayoría de tales estudios se encuentran aún en sus
Neandertal inicios, puede que los primeros avances que este enfoque mul-
tidisciplinar prometedor no tarden en llegar. Mientras tanto,
continuaremos investigando para tratar de reconstruir los pro-
Termorregulación cesos de evolución cerebral en los homínidos extintos y en
Los modelos de dispersión del calor permiten cuantificar la distribución
nuestra propia especie, pues, en palabras de Santiago Ramón
local de temperaturas en función de la forma cerebral. Aquí se reproducen
las áreas cerebrales más frías (azul) y las más calientes (rojo) sobre los y Cajal: «Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de
moldes endocraneales de tres homínidos. su propio cerebro».

nen un «espacio virtual» en el que, entre otras cosas, pueden


PA R A S A B E R M Á S
realizarse «experimentos mentales».
Otras áreas parietales desempeñan también un papel en la The human fossil record. Vol. 3: Brain endocasts. The paleoneurological evidence. Ralph
Holloway, Douglas Broadfield y Michael S. Yuan. Wiley-Liss; Nueva York, 2004.
integración de la memoria y el lenguaje, así como en las facul-
Geometric morphometrics and paleoneurology: Brain shape evolution in the genus Homo.
tades de cálculo. Las áreas parietales superiores y las intrapa- Emiliano Bruner en Journal of Human Evolution, vol. 47 págs. 279-303, 2004.
rietales se encuentran conectadas con las zonas frontales, lo que Cranial shape and size variation in human evolution: Structural and functional perspec-
ha dado pie a teorías frontoparietales sobre la evolución de la tives. Emiliano Bruner en Child’s Nervous System, vol. 23, págs. 1357-1365, 2007.
inteligencia. Las mismas regiones se han asociado a patrones The rise of Homo sapiens: The evolution of modern thinking. Frederick L. Coolidge y Tho-
mas Wynn. Wiley-Blackwell, 2009.
de integración cerebral (esquemas de correlación entre estruc- The human brain evolving. Dirigido por Douglas Broadfield, Michael Yuan, Kathy Schick
turas anatómicas) y puede que se relacionen asimismo con la y Nicholas Toth. Stone Age Institute Publication Series, vol. 4. Stone Age Institute Press, diciem-
velocidad mental. bre de 2010.

76  INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, febrero 2012

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