Sobre La Eternidad Del Mundo PDF
Sobre La Eternidad Del Mundo PDF
Sobre La Eternidad Del Mundo PDF
ISSN: 2007-2406
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Centro de Investigación Social Avanzada
México
El opúsculo es la única
obra de Tomás de Aquino dedicado enteramente al problema
de la eternidad del mundo. Escrito en 1270 contiene su pen-
samiento más maduro en torno al tema. Independientemen-
te de la conformidad de Aquino con la doctrina católica, en
esta obra se plantea la posibilidad de un mundo que pudo ha-
ber sido eterno y creado por Dios. La intención es mostrar
la viabilidad racional de un mundo eterno tal y como fue
defendida por Aristóteles en la Las sutilezas argumen-
tativas del texto, por su lenguaje metafísico áspero y la falta
de contexto histórico, podría impedir que lectores contem-
poráneos se acerquen a la obra. En este artículo nos daremos
a la tarea de comentar la estructura lógica del tratado con la
intención de organizar los argumentos presentados.
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A COMMENTARY TO THE LOGICAL STRUCTURE
OF THOMAS AQUINAS’S
DE AETERNITATE MUNDI CONTRA MURMURANTES
Abstract
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( . I. Q.46, a.1, o.1.). Particularmente lo ajeno a Dios,
distinto de Él y creado por Él, pues no es concebible en la cosmo-
logía medieval nada que no sea Dios o creado por Dios: “Es necesa-
rio afirmar que todo lo que existe de algún modo existe por Dios.”
( . I. Q.44, a.1, c.). Para Aquino, mundo es creación: “Es
necesario que todas las cosas, menos Dios, no sean su propio ser,
sino que participen del ser y, por lo tanto, es necesario que todos los
seres que son más o menos perfectos en razón de esta diversa par-
ticipación tengan por causa un primer ser que es del todo perfecto”
( . I. Q.44, a.1, c.).
El mundo se entiende como lo creado, existe al igual que el
creador, pero su existencia es distinta y dependiente de Aquél. El
mundo es forzosamente un ingenio divino e incluso la existencia de
los seres está preconcebida en Dios: “El conocimiento divino de los
seres futuros, es anterior a su instanciación y lo ha sido desde toda
la eternidad” (Schultz-Aldrich, 2009: pp.630.). Esto no significa que
el mundo se genere a través de un proceso. Aquino entiende la crea-
ción como hacer algo a partir de la nada. Aquino explica: “No solo
hay que analizar el origen de un ser particular de otro particular,
sino también el origen de o ser de la causa universal, que es Dios.
Este origen lo llamamos creación. Lo que se origina por emanación
particular no se presupone en tal emanación; como al engendrarse
un hombre, antes no era tal hombre, sino que de no hombre se hace
hombre, y blanco de no blanco…. Pero la nada es igual a la negación
de todo ser. Por lo tanto, como la generación del hombre se hace a
partir del no ser que es no hombre, así también la creación, que es
emanación de todo el ser, se hace a partir del no ser que es la nada.”
( . I. Q.44, a.1, c.).
La creación es un recurso de la filosofía cristiana para explicar
el origen de la realidad material, catalogada desde Platón como con-
tingente. De ahí, la necesidad de postular un principio radical que
no solo explique el origen de los particulares. El platonismo no dejó
de influir el pensamiento cristiano ni siquiera en la Baja Edad Media.
“La creación, según Sto. Tomás, es el modo de la emanación de los
seres por participación respecto del ser por esencia. De ahí que apa-
rezca la consideración del origen radical de todas las cosas. A su vez
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Además de su característica de perpetuidad, la eternidad tam-
bién debe comprenderse como simultaneidad de todos los momen-
tos en acto. Aquino le llama totalidad simultánea o medida del existir
permanente. Por eso la definición de Alejandro de Hales le resulta
insuficiente, pues la diferencia que marca entre eternidad y tempo-
ralidad es accidental, no esencial. Aunado a que no tenga principio
o fin, todos los momentos de la eternidad deben ser simultáneos en
acto. La eternidad no puede entenderse como una sucesión cons-
tante e inacabada de la temporalidad sino como todos los instantes
a la vez. Es por ello una dimensión ajena al tiempo y no un tiempo
perpetuo. La definición de eternidad, de la que Aquino echa mano se
ubica en de Boecio. Por su parte la defini-
ción de movimiento proviene de la Física aristotélica. Según el modo
clásico de hacer investigación, explica lo menos evidente a través de
lo más evidente: expone el concepto de “eternidad” a través del de
“movimiento”, del cual tenemos gracias a la experiencia una noción
muy completa.
De forma consistente con su modo de proceder habitual, Tomás
de Aquino expondrá el problema primero acudiendo a lo que opinan
los adversarios y luego respondiendo.
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algo que exista siempre7 o porque no puede ser hecho en sí
mismo, aún si Dios de suyo puede hacerlo.8
Plantea dos posibles razones por las cuales no podría existir un mun-
do eterno creado por Dios. La primera es por imposibilidad por par-
te de la causa. ¿Acaso es Dios capaz de crear algo eterno? Esta afir-
mación no puede violar las leyes lógicas. Recordemos que Tomás de
Aquino, a diferencia de Ockham por ejemplo, considera que Dios no
puede violar las leyes lógicas. En la segunda posible razón se investi-
ga si un mundo eterno es contradictorio, pero no en virtud de que
Dios pueda o no crearlo, sino en virtud del propio mundo. Se trata
de averiguar si hay una imposibilidad de un objeto creado
primero por parte de la causa y segundo por parte del efecto. Si ex-
presáramos que se trata de una insuficiencia por parte de la causa,
estaríamos diciendo que el creador no tendría el suficiente poder o
que no tiene esa capacidad. En el segundo aspecto, Anselmo se refie-
re, por ejemplo, a que Dios es totalmente incapaz de pecar. Esto no
lo hace impotente, sino al contrario, pues pecar es una impotencia.
7 Imposibilidad por parte de la causa, uel... uel. “Unas cosas se dicen que son “impotentes” se-
gún este tipo de impotencia y otras que lo son en otro sentido. Éste es el caso de lo“posible”y lo
“imposible”: imposible es aquello cuyo contrario es verdadero.” (Aristóteles: Meta, 1019b 21-25).
8 Imposibilidad por parte del efecto.
9 “Ciertamente, todos estos tipos de posibles no se dicen tales por respecto a la poten-
cia o capacidad. Por su parte, las cosas que se dicen potentes o capaces por respecto a
la potencia o capacidad, se dicen tales por relación a la potencia en su sentido primero
que es: el principio de cambio que se da en otro, o bien (en lo mismo que es cambiado,
pero) en tanto que otro. Y es que las demás cosas se dice que son potentes o capaces,
las unas porque otra cosa posee, las otras porque la posee de tal modo determinado. Y
de modo semejante en el caso de lo impotente o incapaz. Así pues, la definición princi-
pal de la potencia, en su sentido primario, será: principio productor de cambio en otro,
o (en ello mismo, pero) en tanto que otro.” (Aristóteles: Meta. 1019b34-1020a6).
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Ockham consideraba que la impotencia divina para crear imposibles
lógicos le restaba omnipotencia. Él consideraba que nada debía opo-
nerse a la omnipotencia. Aquino opinaba distinto. Decía que existe
una subordinación de Dios a la lógica respecto a su obrar sin que esto
le reste poder, pues estos imposibles lógicos no son poder, sino algo
irrealizable de suyo. Más que un poder constituye una potencia ne-
gativa o impotencia. Aquino se preguntará si la eternidad del mundo
es uno de estos imposibles lógicos.
10 Es decir, es imposible que exista algo sin que Dios lo haya hecho, aunque eso sea
una potencia pasiva.
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estas cosas sean hechas, porque la afirmación que tal cosa
afirma, se destruye a sí misma.
Pero si se afirma que Dios puede hacer que estas cosas sean
hechas, la afirmación no es herética, aunque sea, como creo,
falsa, del mismo modo en que el que el pasado no haya sido,
incluye en sí mismo una contradicción. Por lo que dice
Agustín en el libro : Alguno dice así: “Si Dios
es omnipotente, que haga que lo que fue no haya sido”. Éste
no ve que está diciendo: “Si es omnipotente, que haga que lo
que es verdadero, por lo mismo que es verdadero, sea falso”.
Y sin embargo, algunos grandes dijeron piadosamente que
Dios puede hacer que el pasado no haya sucedido, y no fue
reputado herético.
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Por tanto, toda la cuestión consiste en esto: Si ser creado por
Dios según toda la sustancia, y no tener principio de dura-
ción, se oponen entre sí, o no.Y que no se oponen, se muestra
de esta manera: Si se oponen, no puede ser sino por uno de
dos, o por ambos: o porque es necesario que la causa agente
preceda en duración a su efecto, o porque es necesario que
el no ser preceda en la duración al ser, porque la criatura de
Dios ha sido hecha de la nada. En primer lugar, por tanto, hay
que mostrar que no es necesario que la causa agente, es decir
Dios, preceda en la duración a su efecto, si Él así lo quiere.
12 Se explica que, de las causas que producen su efecto de manera instantánea, ningu-
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como la iluminación14 o la calefacción donde en el mismo instante en
el que se genera una flama hay luz o aumento de temperatura. “Por
lo tanto como la creación se da sin movimiento, a un tiempo se está
creando y está ya creado.” ( ., Q. 45, a.2.) Si bien hoy la
ciencia física ha demostrado que la iluminación no es instantánea
(aunque sí extremadamente rápida en distancias cortas por medio de
la velocidad de la luz) ya Hume y Kant discutieron cómo no se puede
inferir la causa y el efecto por medio de la temporalidad. Aquino,
al igual que los modernos separó la temporalidad del principio de
causalidad.
A continuación Aquino discutirá si la creación ab aeterno precisa
de un movimiento, es decir un proceso que se da de forma paulatina
en el tiempo. El problema radica en que la inferencia de que la gene-
ración se da por movimientos es algo común entre los hombres pues
la gran mayoría de las generaciones que se observan en la naturaleza
ocurren de este modo.
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La siguiente aporía se refiere a la generación total de la sustancia.
Nuevamente, los cambios físicos se producen de forma gradual y la
sustancia no se genera de forma repentina en la naturaleza. Este no
es el caso de la generación divina.
-
esto
16 Difieren entre sí, por lo demás, en esto: que las causas particulares y las que es-
tán actuando existen y dejan de existir al mismo tiempo que los efectos de que son
causas –por ejemplo éste que está curando y éste que está siendo curado por él; este
constructor que está edificando y este edificio que está siendo edificado por él–, mien-
tras que (tratándose de causas) en potencia no siempre es así. En efecto, la casa y el
constructor no desaparecen al mismo tiempo. (Aristóteles: Meta. 1014a 20-25). “Lo que
tiene el ser por otro, considerado en sí mismo, es no ente, si él mismo es distinto del ser
mismo que recibe de otro, no puede, considerado en sí mismo, ser no ente; en efecto,
el no ente no puede, considerado en sí mismo en el ser, aunque pueda ser considerado
en algo que es diverso del ser. Lo que es, en efecto, puede tener algo de mezcla, pero el
mismo ser no, como dice Boecio en el libro Sobre las semanas. Ciertamente la primera
es la condición de la criatura, mientras que la segunda condición del Hijo de Dios. Res-
pecto a lo quinto hay que afirmar que el Hijo de Dios no puede llamarse efecto, porque
no es hecho, sino engendrado. Es hecho aquello cuyo ser es distinto de quien lo hace;
por eso ni siquiera hablando propiamente decimos que el Padre es causa del Hijo, sino
que es su principio. Ni tampoco es preciso que toda causa preceda al efecto en la du-
ración, sino solo que lo preceda por naturaleza, como es patente en el caso del sol y su
resplandor” (Aquino: De Pot., Q. 3 a. 14: 4-5).
17 Pues la misma cosa, encontrándose en el mismo estado, produce siempre natural-
mente el mismo efecto; en consecuencia, siempre existirá o la generación o la corrup-
ción. (Aristóteles: Gen. 336a 27-28).
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si no fuese Dios un agente voluntario. Por tanto, aún tratán-
dose de un agente voluntario, no por ello se sigue que no
pueda hacer que su efecto exista siempre.
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totalmente a partir de nada. Si se impone una condición de preexis-
tencia para la creación, esa nada ya sería al menos algo (una condi-
ción). La nada no es el lienzo blanco que pretendía el franciscano,
Dios no puede necesitarle para hacerla tanto más si es nada. Dios no
depende de ninguna materia para crear, lo hace como lo vimos ante-
riormente generando una sustancia de forma completa e inmediata.
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tampoco desde la primera imposibilidad (I): “si es necesario que la
causa preceda al efecto”. No hay ninguna razón que impida sostener
simultáneamente las dos proposiciones: (A) “que el mundo haya sido
causado por Dios” y (B) “que el mundo haya existido desde siempre”.
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ampliamente. Aquino no se limita a incorporar posiciones que apo-
yen su postura, también recurre a posiciones contrarias para refu-
tarles:
Aquino cita a San Juan Damasceno y Hugo de San Víctor como au-
toridades que favorecen la posición conservadora. Damasceno dijo
que el ser contingente no es “apto” de ser coeterno con Dios y Hugo
de San Víctor que Dios no pudo tener junto a sí algo que le ayudase a
crear. Para refutar estas posiciones Aquino recurre a Boecio.
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y sin almas, o bien, pudo hacer al hombre cuando lo hizo,
aún cuando todo el resto del mundo lo hubiese hecho desde
siempre; y así no quedarían tras los cuerpos almas infinitas.
Y además aún no se ha demostrado que Dios no pueda hacer
que existan infinitos entes en acto. Hay también otras razo-
nes a cuya respuesta declino al presente, ya porque han sido
respondidas en otra parte, ya porque algunas de ellas son tan
débiles, que con su debilidad parecen aportar probabilidad
a la parte contraria.
referenCias bibLiográfiCas
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