Ramirez PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 19

Cuadernos Inter.c.a.

mbio sobre Centroamérica y el Caribe


Vol. 15, No. 2 octubre 2018-marzo 2019, ISSN: 1659-0139

La imagen devocional frente al


desastre natural: una aproximación a
los usos y funciones de la escultura
religiosa en Cartago según fuentes
históricas del siglo XVIII
Aniella Ramírez Maglione1
Recepción: 27 de febrero de 2018 / Aceptación: 7 de agosto de 2018

Resumen
El presente artículo expone la injerencia del paisaje en el desarrollo de prácticas
culturales durante la Colonia, específicamente analiza las implicaciones que tiene
la crisis material y espiritual derivada de la catástrofe natural, en el uso y función
que los habitantes de Cartago asignan a la imagen devocional. El cotejo de fuentes
primarias de los siglos XVII y XVIII permite deducir las correspondencias entre religión
y cosmovisión, de donde derivan tanto formas de percepción e interpretación de los
fenómenos naturales como las prácticas rituales que permiten mitigar sus efectos. En
este ámbito se pretende profundizar en los aspectos culturales que determinan a las
imágenes religiosas que reclaman mayor fervor popular. De esta forma, la metodología
implementada permite articular imagen y culto en la comprensión del arte colonial.

Palabras clave
Barroco; colonia; devoción; paisaje; naturaleza

Abstract
This article exposes the interference of the landscape in the development of cultural
practices during the colony, specifically analyses the implications of the material
and spiritual crisis derived from the natural catastrophe, in the use and function that
Inhabitants of Carthage assign to the devotional image. The comparison of primary
sources of the 17th and 18th centuries allows to deduce the correspondences between
religion and worldview, from which derive both forms of perception and interpretation
of natural phenomena such as ritual practices that allow mitigating their effects. In this
field it is intended to deepen in the cultural aspects that determine the religious images
that demand greater popular fervor. In this way, the methodology implemented allows to
articulate image and cult in the understanding of the colonial art.

Keywords
Baroque; cologne; devotion; landscape, nature

1 Costarricense. Máster en Artes por la Universidad de Costa Rica. Docente de Historia del Arte en la 133
Universidad Nacional de Costa Rica. Correo electrónico: [email protected]

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 2 octubre 2018-marzo 2019, 11-14
Aniella Ramírez Maglione

Resumo
O presente artigo expõe a interferência da paisagem no desenvolvimento de práticas
culturais durante a colónia, especificamente analisa os envolvimentos que tem a crise
material e espiritual derivada da catástrofe natural, no uso e função que os habitantes
de Cartago atribuem à imagem devocional. O cotejo de fontes primárias dos séculos
XVII e XVIII permite deduzir as correspondências entre religião e cosmovisión, de onde
derivam tanto formas de perceção e interpretação dos fenómenos naturais como
as práticas rituais que permitem mitigar os seus efeitos. Neste âmbito pretende-
se aprofundar nos aspetos culturais que determinam às imagens religiosas que
reclamam maior fervor popular. Desta forma, a metodologia implementada permite
articular imagem e culto no entendimento da arte colonial.

Palavras chave
Barroco; colónia; devoção; paisagem; natureza

Territorialidad y empresa colonial


El valor que el escenario geográfico americano supuso para la empresa
administrativa colonial se reflejó en una eficaz organización de redes de
comunicación terrestre y marítima. De igual forma, la apropiación del territorio
implicó una significativa inversión en infraestructura urbana, caminos, flotas
y recursos defensivos sustentados en la extracción de los más caros
tesoros de América: el oro y la plata. Consecuentemente, la constelación
de ciudades emergentes en este proceso, deben su historia e identidad
al papel que desempeñaron en la recepción, producción o distribución de
riquezas y mercancías, pero también se definen por las particularidades de
su emplazamiento, la calidad de la tierra, el clima y la presencia de accidentes
geográficos volcánicos, montañosos o pluviales.
La organización de los centros urbanos también evidencia la profunda
religiosidad de la sociedad colonial ya que desde el proceso fundacional
de la ciudad se contempla la consagración del territorio. En la organización
del plano urbano se impuso el espacio religioso sobre el administrativo y
residencial; además del espacio privilegiado en el que se situaba la catedral,
proliferaron rápidamente varias parroquias y conventos revelando que el poder
ostentado por la institución eclesiástica, trascendía el ámbito meramente
espiritual y se proyectaba sobre el plano ideológico e incluso político.
Alfonso Ortiz comenta que el papel rector de la Iglesia en la sociedad
colonial se sustentaba además en una poderosa economía pues buena parte
de los excedentes económicos se canalizaban por distintos mecanismos
hacia la institución y el culto religioso. Este poder económico se revelaba
también en la calidad de la fábrica y dimensiones de los templos, en su
rico ornato consistente en imágenes de bulto o de pincel y diversas joyas
134
litúrgicas (Ortiz, 2007, p. 36).

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 1, abril-setiembre, 2018, 133-158
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/intercambio
La imagen devocional frente al desastre natural: una aproximación a los usos y funciones de la
escultura religiosa en Cartago según fuentes históricas del siglo XVIII

Además de la configuración espacial del templo, la retórica y la imagen


constituyeron recursos fundamentales en la consolidación de la experiencia
religiosa, la primera se expresaba en la prédica, la segunda se materializó en
el repertorio iconográfico contrarreformista cuyos usos y funciones estuvieron
condicionados en gran medida por la identidad y valores particulares de las
órdenes religiosas, que matizaron la catequesis propiciando una variedad de
expresiones devocionales.

Imagen devocional y naturaleza indómita


Cuando las órdenes religiosas se establecen en el territorio, las
comunidades se organizan espiritualmente alrededor del centro religioso
(parroquia o convento), entonces surge el devoto, encariñado con una imagen
sagrada patronal que contaba con la respectiva licencia eclesiástica; definidos
los votos sobre el culto que debería profesarse, se creaba la correspondiente
cofradía, en todo lo cual participaban también los cabildos y las autoridades
civiles. De esta forma, la llegada de reliquias, las ceremonias de consagración,
las fiestas patronales y las procesiones constituían episodios inolvidables
que impregnaban de identidad religiosa el tránsito del tiempo en la sociedad
colonial.
Debido a este fenómeno, no puede desconocerse el sentido
eminentemente social de las imágenes devocionales puesto que se
encuentran ligadas a procesos de fundación, cohesión y gestión comunal,
donde el culto y las festividades religiosas constituían un eje determinante
en la percepción del tiempo y el espacio, incidiendo en una cosmovisión
general en el que los ámbitos sagrados estaban llenos de significación y de
connotaciones extraordinarias, mientras que los profanos eran interpretados
como cotidianos y menos significativos.
Entre los factores que consolidan la devoción a una imagen religiosa
en el contexto de la sociedad colonial se encuentran además leyendas o
tradiciones orales que evidencian estadios de apropiación de los elementos
hierofánicos, propiciando el arraigo de un culto local imbuido de rasgos
identitarios; en estas narraciones destacan características recurrentes que,
según Francisco Zuluaga, el imaginario popular latinoamericano asigna a las
imágenes que sustentan cultos patronales (Zuluaga, 1995, p. 54).
• Se asocia su presencia y emplazamiento a elementos naturales como
el agua, montañas, bosques, etcétera, que pasan a conformar parte
del espacio sagrado.
• Realizan milagros de carácter protector frente a situaciones críticas
(catástrofes o epidemias) resguardando a su comunidad de fieles.
• Los desastres naturales son interpretados como castigos divinos que
desencadenan plagas, temblores e inundaciones, lo que conlleva a 135

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 2, octubre 2018-marzo 2019, 133-158
DOI: https://doi.org/10.15517/c.a..v15i1.32944
Aniella Ramírez Maglione

actos de penitencia y constricción por faltas o desacatos, así como


cumplimiento de promesas y misas de rogación.
• Las imágenes son introducidas a la comunidad por misioneros
o encontradas por indígenas que ignoran su valor real hasta que
interviene alguna autoridad eclesiástica que legitima su carácter
sacro y adoratorio.
La más notable finalidad que se infiere de estos relatos es hacer evidente
el vínculo que se establece entre potestad divina y territorialidad, sin embargo,
la adjudicación de poder sobrenatural “milagroso” al elemento sagrado como
recurso paliativo ante la adversidad provocada por el fenómeno natural, se
remonta a las primeras expresiones de los sistemas de creencias, cuando
el ser humano establece una correspondencia directa entre naturaleza
y hierofanía o manifestación de lo sagrado. Mircea Elíade describe estos
mecanismos en el capítulo “Estructura y Morfología de lo Sagrado” de su
obra: Tratado de Historia de las Religiones (1974).
Asimismo, a lo largo de su devenir histórico, el cristianismo asume formas
simbólicas (expresiones visuales, ritos y mitos) provenientes de antiguos
cultos orientados a exaltar las fuerzas creadoras y transformadoras de la
naturaleza como el sol, la fertilidad de la tierra y los ciclos estacionales.
Estas apropiaciones se manifiestan particularmente en la configuración de la
imagen de Cristo que adopta atributos de Apolo, Dionisos y Orfeo. De igual
forma, Diana, Deméter e Isis incidirán, a partir del Concilio de Éfeso (en el año
431), en la definición de la imagen mariana (Réau, 1996).
Durante la Edad Media es especialmente recurrente el reclamo de la
intervención de una fuerza divina superior que mitigue la precariedad de
la existencia. De manera que, en Europa, y particularmente en España,
las características identificadas por Zuluaga en las tradiciones populares
asociadas al fortalecimiento de una devoción patronal, están más que
consolidadas antes de iniciar el proceso de conquista del territorio americano.
Sin embargo, se debe tener en cuenta que las expresiones devocionales
provenientes de Europa también sufrieron una adecuación al continente y
sus habitantes. Los misioneros procuraron conocer las costumbres de sus
neófitos para encausar en lo posible su trabajo dentro de ellas, en ocasiones
conservando todo sustrato primitivo que no contraviniera el espíritu cristiano
(González, 2015, p. 251).
González (2015) considera que esta adaptación comienza a ser evidente
en los procedimientos de evangelización desarrollados por Pedro de Gantes
en el taller-escuela San José de los Naturales, anexo al convento franciscano
de la Ciudad de México. De este proyecto deriva la Retórica Cristiana (1579)
136
escrita e ilustrada por Diego Valdés, que destaca el papel fundamental de la

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 1, abril-setiembre, 2018, 133-158
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/intercambio
La imagen devocional frente al desastre natural: una aproximación a los usos y funciones de la
escultura religiosa en Cartago según fuentes históricas del siglo XVIII

imagen en la promoción efectiva de la catequesis destinada a las misiones2.


Estas estrategias retóricas implementadas tanto por el clero regular como
secular en territorios americanos, se alimentaban de la puesta en valor de la
imagen religiosa ratificada en el marco de las políticas tridentinas; las cuales,
llegan finalmente a determinar la función de la pintura y escultura a la luz del
espíritu contrarreformista.
Según González estas funciones son tres: la primera anagógica o evocativa
compete particularmente a la imagen de culto, que es una representación
simbólica de conceptos teológicos o misterios de la fe. La segunda, es
educativa o didáctica y concerniente a las imágenes históricas hechas para
inspirar la imitación e instruir moralmente. La tercera función es excitativa,
es propia de las imágenes devocionales que apelan empáticamente a la
voluntad del observador que desea una profunda experiencia sensible. Se
debe aclarar que estas funciones no se excluyen entre sí, de manera que una
imagen devocional aislada puede ser fuente de una importante edificación
y guía para el adepto, objeto de oraciones y súplicas, y a la vez, promover
sentimientos de piedad (González, 2015, p. 282).

La función de la imagen devocional ante catástofres


naturales en el Cartago colonial
En Centroamérica la constante actividad sísmica y volcánica de los siglos
XVII y XVIII provocó la destrucción de importantes centros urbanos y el
consecuente traslado de sus poblaciones a un nuevo emplazamiento. Así
ocurrió en Santiago de los Caballeros de Guatemala, capital de la Capitanía
General, cuyo desplazamiento definitivo se concreta durante el siglo XVIII a
raíz de sucesivos terremotos. Otro caso significativo es el de León “Viejo”
de Nicaragua, originalmente ciudad y puerto del lago Xolotlán fundada
por Francisco Hernández de Córdoba y ubicada en las inmediaciones del
volcán Momotombo; la ciudad debió ser abandonada por el incremento de
la actividad volcánica en la primera década del siglo XVII para refundarse
con el nombre de Santiago de los Caballeros de León, a 30 kilómetros de su
situación original.
En el caso de Costa Rica, no se conservan fuentes documentales de
los siglos XVI y XVII que permitan inferir un alcance sísmico destructivo
similar al de las ciudades anteriormente mencionadas y mucho menos una

2 Fray Diego Valdés aprendió dibujo y grabado en la escuela-taller San José de los Naturales llegando
a ser maestro de pintura y dibujo en la misma institución. Las veintisiete láminas que ilustran su
Retórica pretenden ser recursos gráficos que ayuden a la formación del orador sagrado. Valadés
formó parte de las misiones desarrolladas por los franciscanos en las regiones septentrionales de la
Nueva España, que se corresponden a los estados de Zacatecas, Querétaro y Durango, entonces
denominada provincia de Vizcaya. Las expediciones fueron lideradas por fray Pedro de Espinareda
alrededor de 1560. 137

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 2, octubre 2018-marzo 2019, 133-158
DOI: https://doi.org/10.15517/c.a..v15i1.32944
Aniella Ramírez Maglione

relación directa entre fenómeno natural, imagen sagrada y culto. Las fuentes
archivísticas3 del siglo XVII que hacen referencia a eventos sísmicos de origen
volcánico están orientadas a señalar daños materiales en la infraestructura
urbana provocados por “terremotos” o “temblores”, con el objetivo de agilizar
la gestión administrativa que asegure su pronta restauración.
Perteneciente a dicho siglo, un documento relevante conservado en el
Archivo Nacional es una comparecencia ante el cabildo de Cartago fechado
en 1678, relativo al alegato del alférez Esteban de Hozes Navarro, síndico de
los religiosos del convento de San Francisco y representante de Fray Ambrosio
de Ordiales, presidente general y comisario provincial de la orden. El síndico
expone las razones por las que no es conveniente que la orden agustina se
establezca en la provincia, argumentando irregularidades en su instalación
y particularmente, el perjuicio que ocasionaría a la orden franciscana el
competir por recursos que deberían adjudicarse preferentemente a su
institución por antigüedad y por el deterioro de sus instalaciones. Esteban de
Hozes Navarro explica:
Que por quanto el Padre Fray Manuel de San Gabriel religioso descalzo del
horden de Nuestro Padre San Agustín vino a esta ciudad con pretexto de fundar
convento de su religión en ella y aunque no manifestó los recados nessessarios
y Licencia de su Majestad, le asignaron la hermita de San Nicolás, en el ínterin
que traxessen dicha licencia, y lo demás nessesario para su fundación todo
lo qual es en perjuicio deste Santo Convento, por lo estéril de la tierra; y estar
este convento fundado juntamente con la ciudad, y no solo no tiene lo muy
nessesario, pero i se halla amenazando ruina, como la iglesia, así por falta de
medios, como por los accidentes que han sucedido de temblores, y un rayo
y aunque se han procurado por todos los medios posibles su reparo, no se
han podido conseguir, por lo atenuado d[roto, se infiere: e los] caudales de los
vecinos, como consta al presente pues abiendo caydo un [roto, se infiere: rayo]
en la capilla mayor, que maltrató el retablo, las imágenes y el sagra[roto, se infiere:
rio] mucha parte del altar y techo, habiendo salido a pedir alguna limosna para
su remiendo y assistiendo a ello dos personas republicanas de esta ciudad con
el convento apenas se pudieron juntar cantidad de diez y seis pesos en plata y
géneros, por estas causas y por otras muchas que no refiero, y por el agrabio
manifestó que éste Santo Convento se les sigue aumentándose limosneros. A
su Vuestra Señoría pido y suplico = Sea servido de atender en nombre de su
majestad a dichas causas, y no permitir que dicho padre funde convento en tan
conocido agrabio, y detrimento deste y por quanto no tiene licencia en forma
de su majestad como conviene, y de lo contrario, protesto de recurrir a algun
acuerdo de justicia de la real chancillería de Guatemala y al consejo de Indias
para cuyo efecto pido un tanto de esta petición, y lo proveydo ... justicia lo qual
pido y lo necesario. Estevan de Oses Navarro. 22 de mill seiscientos setenta y
ocho años (ANCR. Protocolos de Cartago,1143, fl.10, 1678).

138 3 ANCR. Protocolos Coloniales de Cartago.

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 1, abril-setiembre, 2018, 133-158
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/intercambio
La imagen devocional frente al desastre natural: una aproximación a los usos y funciones de la
escultura religiosa en Cartago según fuentes históricas del siglo XVIII

La iglesia y convento de San Francisco gozaba de un emplazamiento


céntrico próximo a la Catedral, el síndico menciona que su construcción se
remonta a la fundación de la ciudad apelando no solo a la misión espiritual de
la orden, sino también a su carácter civilizador. A lo largo de los siglos XVII y
XVIII la iglesia de San Francisco fue sede de prestigiosas cofradías, como la
Cofradía de Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción o la Cofradía de
la Vera Cruz, dos de las más antiguas, que gozaban, para la segunda mitad
del siglo XVII, de capillas, retablos e imágenes.
Las “ruinas” y carencias de la iglesia y convento que se mencionan en el
documento, están orientadas a reclamar la apremiante tarea de las autoridades
civiles desplazando su atención de la precaria situación del agustino ubicado
provisionalmente en la tierra estéril de una ermita. No obstante, cabe destacar la
dimensión de los estragos provocados por los “accidentes” naturales y la poca
resistencia de las estructuras arquitectónicas coloniales, todo lo cual, debió
incidir en los procesos de adaptación al territorio y a su naturaleza indómita.
Un cambio significativo se percibe en el contenido de los documentos
relativos a desastres naturales pertenecientes al siglo XVIII. En este contexto
la sociedad se encuentra más integrada en el plano social y cultural debido
al acelerado proceso de mezcla étnica. El proceso de mestizaje fue un factor
determinante en el arraigo y desarrollo de nuevas devociones como las de
la Virgen de Ujarráz y la Virgen de los Ángeles4, cuya importancia crece en
la medida que desaparecen los límites físicos y étnicos entre el centro y la
periferia inmediata de Cartago.
Asimismo, en el siglo XVIII hubo un fortalecimiento significativo de
las cofradías en Cartago, las de mayor relevancia son: la Cofradía de la
Concepción, la de la Benditas Ánimas, la de Nuestra Señora de Ujarráz y la
de Nuestra Señora de los Ángeles. Lo anterior favoreció a la multiplicidad de
testimonios orientados a cuantificar los daños materiales de templos, capillas
o bienes custodiados por estas hermandades, provocados principalmente
por movimientos telúricos5.
En enero de 1715, un temblor dañó significativamente el templo6 de la
Virgen de los Ángeles a tal punto que la estructura debió ser reconstruida

4 Cabe aclarar que en el caso de la devoción a la Virgen de los Ángeles, desde la fundación de su
cofradía en 1652, esta se concibe, según sus ordenanzas, como una organización social mixta, es
decir, conformada por miembros (mayordomos y diputados) españoles y pardos o negros (AHA.
Cofradías Cartago. Nuestra Señora de los Ángeles. Caja 1. fl.1 v y 2. 1652).

5 Así consta en los libros de cofradías que se conservan en los Fondos Antiguos del Archivo Histórico
Arquidiocesano de San José (AHA).

6 Si bien en el texto que se cita a continuación se utiliza el término iglesia, en la mayoría de las fuentes
archivísticas de la misma época se refieren a ermita para designar al templo de la Virgen de los
Ángeles, sede de la cofradía. Si se considera que la ubicación del templo era considerado un arrabal
casi despoblado, para la fecha del documento, es muy posible que efectivamente se tratara de una 139

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 2, octubre 2018-marzo 2019, 133-158
DOI: https://doi.org/10.15517/c.a..v15i1.32944
Aniella Ramírez Maglione

completamente. Los mayordomos de la Cofradía de Nuestra Señora de


los Ángeles Francisco de la Madríz Linares y Blas de Ancheta, junto a sus
hermanos cófrades solicitan para tal efecto el traslado de las imágenes
devocionales al templo de la Virgen de Soledad.
El Sargento Mayor Francisco de la Madríz Linares y el Capitán Blas de Ancheta,
mayordomos de la Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles, los alfereses Juan
Calderón y Juan Madríz, Joseph Batista, el ayudante Luys de Salazar, Diego
Gómez y Pasqual Solano, diputados de dicha cofradía; y los demás hermanos
que aquí firmamos; parecemos ante Vuestra Merced y decimos, que por el mes
de enero próximo pasado deste presente año ubo un temblor con el qual quedó la
iglesia de Nuestra Señora tan deteriorada que amenaza ruyna con peligro de que
si se cae se pierdan maderas y teja; y se imposibilite de poderla volver a reedificar
por los cortos medios que dicha cofradía tiene sobre que Vuestra Merced a de ser
muy servido de pasar a hazer vista de ojos y reconocido el daño que tiene darnos
la licencia que en tal caso necesitamos para pasar la imagen de Nuestra Señora y
demás imágenes que en dicha iglesia hay; a la de nuestra Señora de la Soledad;
y para que podamos desvaratar dicha iglesia, y volverla a reedificar, y que así,
para lo uno como para lo otro, nos podamos valer de los vienes o esquilmos que
dicha cofradía tiene, en que pondremos el cuidado de que no quede destituida
para en la de adelante; y que si necesario sea Vuestra Merced se sirva de requerir
a su Maestro; el Gobernador y Capitán General desta provincia, aga asimismo
vista de dicha yglesia para que como cosa que es del servicio de Dios Nuestro
Señor y aumento de su culto y veneración a María Santísima, Madre de Dios y
señora y abogada nuestra, dé su Merced el abio que fuera necesario para la más
breve conclusión de dicha fábrica, como también se nos concede lizencia para
que así en los términos y jurisdicción desta ciudad como en las más partes que
convengan, se pueda pedir y se pida limosna para ayuda de dicha fábrica por
todo lo qual y lo más que ase y aser puede a favor de dicha cofradía y reparo de
dicha iglesia (AHA, Cofradías. Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles. Caja
2. fl.59 y 59 v, 1715).
Otro documento del mismo año describe con mayor precisión el deterioro
de los materiales constructivos del templo porque contiene el dictamen
profesional de un maestro de carpintería, se trata del informe de la visita
al emplazamiento fatal ejecutado por las autoridades civiles y religiosas
para constatar los requerimientos expuestos por los cófrades y autorizar
protocolos a seguir para restaurar el edificio. Esta fuente permite ampliar
al culto los procedimientos tomados ante la urgencia del resguardo de las
imágenes sagradas señalando que el traslado de estas al santuario de la
Soledad se realiza mediante un rito procesional.

estructura de dimensiones más pequeñas que una iglesia, prácticamente rural y sin un culto asiduo.
De hecho, es hasta 1727 que existe una orden extendida por el Alcalde Mayor Provincial de la Santa
Hermandad Juan Francisco de Ibarra y Clavo, para que los habitantes de los campos sujetos a
su jurisdicción, que no fuesen labradores o ganaderos, se trasladen al del arrabal de Cartago y
los mulatos a las inmediaciones de la ermita de Nuestra Señora delos Ángeles (ANCR. Protocolos
140 Coloniales, 1046, 1727).

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 1, abril-setiembre, 2018, 133-158
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/intercambio
La imagen devocional frente al desastre natural: una aproximación a los usos y funciones de la
escultura religiosa en Cartago según fuentes históricas del siglo XVIII

En la Ciudad de Cartago, en primer día del mes de abril de este presente año de
1715 en acto de visita su Merced el licenciado don Manuel Giménez dean cura
interino del valle de Nicaragua Vicario, juez eclesiástico en él y la jurisdicción de
Nicoya; examinador sinodal y visitador general de este obispo de Nicaragua y
Costarrica por el Ilustrísimo y Reverendísimo señor nuestro Don Fray Benito Garret
y Arloví, dignísimo señor obispo del consejo de su majestad y su predicación.
Passó al sittio donde está edificada la hermita de Nuestra Señora de los Ángeles
en compañía del Beneficiado don Diego de Angulo y Gascón, cura propio en dicha
ciudad y de su Merced el Sargento Mayor Don José Antonio Lacayo de Briones
gobernador y Capitán General desta provincia de Costarrica; como también el
mayordomo, prioste, y diputados y del maestro de carpintería Francisco Barquero
quien por su merced fue requerido diera su parecer según Dios, sobre el estrago
que el terremoto havía echo en dicha ermita, y dixo que para el descargo de su
conciencia, por lo que tocaba a la techumbre estaba amenazando ruina porque
las cadenas y demás piezas principales estaban fuera de su orden y lo más de la
clavazón sin firmeza y que el mantenerse se podía atribuir a milagro; y por lo que
mira a las paredes aunque no es su oficio, por la larga experiencia que tiene, ... la
misma pena era de sentir se derriben de cimiento respecto de estar desplomadas
y descompuestas todas que al menor movimiento de la tierra caería todo, y su
Merced y los susodichos hallaron estar la hermita según y de la manera que el
dicho maestro lo decía, mediante lo qual lo previno el dicho Beneficiado Don
Diego de Angulo Gascón para que luego que sea requerido por el mayordomo
de la cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles en procesión pública pasare
la imagen a la de Nuestra Señora de la Soledad y la deje colocada en la parte y
lugar que hubiere más decente, y fecha esta diligencia por los presentes concede
su bendición y licencia al Capitán Blas de Ancheta como Mayordomo que de
la Soledad y la Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles, para que pueda
desbaratar y desbarate la dicha hermita y se haga cargo de tejas, maderas y
clabazón, constando todo por escripto y luego se trate de la reedificación de
dicha hermita y para ello dio su Merced facultad al dicho Mayordomo para que
pueda gastar y [parte] de los vienes de dicha cofradía, previniéndole que no ha de
intervenir alajas de oro, plata ni piedra preciosa, ni que por razón del gasto de la
dicha obra se dejen de decir la misa y demás gastos precisos, y por constarle a Su
Merced que dicha cofradía no tiene caudal bastante para la conclusión de dicha
obra puede el dicho Mayordomo cada vez que sea menester pedir una limosna
en toda la provincia y en la de Nicoya para ayuda de los gastos (AHA. Cofradías
Cartago. Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles. Caja 2, fl.60 y 60 v, 1715).
Los documentos que se refieren a la reconstrucción del templo de los
Ángeles ponen de manifiesto el poder ejecutivo de las cofradías y la posibilidad
de invertir sus propios recursos y bienes en caso de emergencia para asegurar
la continuidad del culto a la advocación titular; naturalmente toda diligencia
debía contar con la debida licencia eclesiástica. También resulta significativo
el recurso de la recaudación de limosna como una práctica frecuente en
casos de emergencia, lo que favorecía la unión de la comunidad a través de
la participación solidaria en las obras pías; otras formas usuales de obtener
ingreso eran los censos y capellanías, así lo acusa el Mayordomo de los
Ángeles, Blas de Ancheta, al solicitar permiso para invertir en la construcción 141

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 2, octubre 2018-marzo 2019, 133-158
DOI: https://doi.org/10.15517/c.a..v15i1.32944
Aniella Ramírez Maglione

del templo todos los recursos económicos remanentes de la hacienda de


cacao destinados a pagar misas7.
La devoción a la imagen de los Ángeles se afianza en el siglo XVIII, en
gran medida por el desarrollo y empoderamiento de una sociedad pluriétnica,
pero también por el advenimiento de sucesos fatídicos que alteran la vida de
la comunidad en el transcurso del siglo, acontecimientos determinantes que
son registrados en las fuentes históricas con mayor frecuencia y precisión
durante el transcurso del siglo.
La perspectiva científica ilustrada favorecerá el detalle descriptivo del
paisaje y del fenómeno natural8, en este sentido, un documento especialmente
valioso por constituir el registro pormenorizado de los eventos sísmicos
acaecidos entre febrero de 1723 y 1724, en el que además se exponen
los efectos socioeconómicos y cultuales de los mismos, es el informe del
Gobernador Diego de la Haya9, que comienza por situar al lector en el
contexto geográfico:
Hállase esta ciudad de Cartago fundada á la falda de una cima de más de cuatro
leguas de altura, en cuya eminencia hace una mesa llana, la que los antiguos y
modernos tuvieron por boca de volcán reventado; demora al Norte, y, dejando
esta ciudad á la parte del Sur, corriendo la cordillera de su continuación Este
Oeste fenece ésta y principia otra hacia el Nordeste, donde en otra eminencia
está el volcán de Turrialba sajado y reventado há muchos años, el cual humea por
tiempos sin hacer daño alguno en sus contornos.
El día martes 16 de febrero de este año de 1723, á las tres de la tarde, se reparó
que sobre la dicha cima estaba un plumaje muy fecundo, el que por entonces
pareció era celaje de la esfera; y habiendo aplicado con cuidado la atención, se
reconoció nacía de dicha altura y que cada instante iba á más, fecundando su
actividad en humareda renegrida, oscura y tenebrosa, y que corría la espesura
de su materia para los valles de Corrirabat y Barva por soplar con fuerza el viento
Norte, y desde las cinco de la tarde empezó dicha eminencia á tronar de media
en media hora.

7 AHA. Cofradías Cartago. leg.5, fl.6, 1715.


8 La administración borbónica promovió el registro cartesiano de los recursos coloniales derivando
originales sistemas de clasificación y ordenamiento de grupos humanos y recursos territoriales, un
ejemplo de ello son las pinturas de castas, género pictórico desarrollado en el siglo XVIII comúnmente
encargados por virreyes, que, según García (1989) recogen documentalmente costumbres,
vestimentas, modos de vida y riquezas naturales.

9 Los informes de Diego de la Haya son exhaustivos en la descripción del territorio y sus recursos,
constituyen documentos de inexorable valor para comprender el paisaje nacional, sus habitantes y
las formas de explotación de la tierra durante la primera mitad del siglo XVIII. La cita que se hace del
informe proviene de la transcripción realizada por León Fernández publicada en Historia de Costa
Rica durante la dominación española 1502-1821. Actualmente el informe original se conserva en el
Archivo Histórico del Archivo Nacional, en el fondo José Fidel Tristán Fernández, quien recuperó el
142 documento tras ser sustraído de esta institución.

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 1, abril-setiembre, 2018, 133-158
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/intercambio
La imagen devocional frente al desastre natural: una aproximación a los usos y funciones de la
escultura religiosa en Cartago según fuentes históricas del siglo XVIII

Esta novedad atemorizó toda la vecindad, ocurriendo á la santa iglesia parroquial, y


para consuelo de tal aflicción, el señor Cura y vicario D. Diego de Angulo y Gascón,
mandó descubrir el milagrosísimo Cristo de la Victoria, ante cuya imagen rezaron
el rosario y letanía de los Santos, y lo mismo hicieron en la capilla de Nuestra
Señora del Rosario, á cuyas dos imágenes estuvieron velando toda la noche, no
embargante el temor que les ocasionaba los truenos, la cual violencia de ellos
hacía estremecer dicha iglesia y toda la ciudad (Fernández, 1889, pp. 320-321).
Es necesario destacar que ante las primeras manifestaciones de la
erupción, las rogativas se dirigen inicialmente al Cristo de la Victoria y a la
Virgen del Rosario ubicadas en la iglesia parroquial10 obedeciendo a la jerarquía
no explícita de los planos terrenales y espirituales, ante la persistencia de la
actividad volcánica se irán sumando otras advocaciones al auxilio de los
aterrorizados devotos.
El gobernador continúa describiendo las medidas que toma para
comprobar el origen y el alcance del fenómeno a la vez de que se asegura de
resguardar las viviendas abandonadas por los vecinos durante la noche. Su
interés objetivo por el fenómeno natural se demuestra en el registro puntal de
la hora en la que ocurre algún evento particular y en la constante movilización
de soldados a los alrededores del volcán para explorar los cambios en el
territorio y obtener muestras del material expulsado; no obstante, la actitud
de la autoridad civil contrasta significativamente con la reacción popular
orientada a perseguir el milagro al arbitrio de las autoridades religiosas:
Este mismo día 17 se pusieron en andas el Santo Cristo de la Victoria y Nuestra
Señora del Rosario en esta santa iglesia; se cantaron misas, letanías y rosarios,
y se fueron continuando los truenos y retumbos de dicho volcán; y luego que
anocheció, se vido flamear continuamente por la parte más superior de la
eminencia, arrojando dentro las llamas grande porción de bolas de fuego y otros
fragmentos encendidos, cuya batalla de lo dicho eran muy fuertes los estallidos,
truenos y retumbos que frecuentaron hasta las cuatro de la mañana del 18, que,
con la claridad de la aurora, se ocultaron las llamas, pero no las mangas de humo
que por instantes estuvo fluyendo (Fernández, 1889, p. 322).
El uso de las calles y plazas como escenarios de actos políticos y
religiosos es propio de la sociedad barroca; carnavales, procesiones, el
disfrute de fuegos pirotécnicos o la intervención efímera del espacio público
mediante la construcción de arcos triunfales y altares, convierten a la ciudad
en un lugar de participación y persuasión (Ortiz, 2007, p. 36). En el ámbito de
las procesiones, la imagen sagrada puesta en andas interactúa intensamente
con su entorno mientras consagra el espacio en el que transita, por tal motivo,
ante situaciones catastróficas la confrontación entre fuerza sagrada y fuerza
natural ocurre precisamente fuera del templo.

10 La iglesia parroquial de Cartago está construida bajo la advocación del Apóstol Santiago, que es su
titular. 143

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 2, octubre 2018-marzo 2019, 133-158
DOI: https://doi.org/10.15517/c.a..v15i1.32944
Aniella Ramírez Maglione

En el informe de Diego de la Haya se describe cómo al continuar la


catástrofe, la devoción popular apuesta por los recursos de las misas y
rogativas, pero particularmente por las procesiones que movilizarán a la
cohorte celestial materializada en las imágenes devocionales, haciéndola
converger en el dramático escenario; primero marcha la Virgen del Carmen,
posteriormente se recurre a la titular de los partidos de la Puebla: la Virgen
de los Ángeles. También se puso en andas a San Gregorio Obispo y se
trajo de Ujarrás a Nuestra Señora de la Concepción, considerada entonces
“milagrosísima patrona votada por el Cabildo y Regimiento”, también
posesionaron Nuestra Señora del Trono del convento franciscano, el Niño
Jesús de los Capuchinos de Córdoba, San Nicolás de Bari y el Divinísimo
Señor del Sacramento.
Á las seis de la mañana de dicho día 19 volvió á salir dentro de la humareda
otro arco como el de la tarde antecedente, del mismo tamaño y compuesto de
las mismas materias, el cual sin mudar de figura fué subiendo para la región y
disminuyéndose hasta que totalmente se deshizo. En este mismo día se puso en
andas á Nuestra Señora del Carmen, se le cantó misa, letanías y rosario, y se sacó
en procesión por el cementerio, y al anochecer se trajo de la ermita en procesión
á Nuestra Señora de la Soledad á dicha santa iglesia...
Á las cuatro de la mañana del día 20 hubo un temblor en toda la ciudad, sus valles
y sus contornos, bastantemente grande aunque no hizo ningún estrago, pero que
motivó á los moradores hacer en los solares y patios casillas de esteras y cueros
para dormitorios, y á las seis dió dicho volcán un retumbo tan considerable que
pareció tiro de artillería de bala, el cual estremeció toda la ciudad, abriendo las
puertas y ventanas que estaban cerradas, y se fueron continuando estos tiros de
hora en hora, creciendo á más sus estrépitos, los que duraron hasta el anochecer,
habiendo habido en la tarde otro temblor; y en la tarde se trajo en procesión á
dicha santa iglesia á la Reina de los Ángeles, titular de la ayuda de parroquia
de los partidos de la Puebla, á quien se le rezó el rosario y letanías... Sacóse en
procesión á la Reina de los Ángeles alrededor del cementerio de la santa iglesia,
se le cantó misa, en el cual tiempo cesaron los estrépitos; y se observó en este
día, en los antecedentes y subsecuentes, que en tanto se cantaron las misas á
las imágenes referidas y á las demás que adelante se nombrarán sus vocaciones,
cesaba siempre la furia de dicho volcán; lo mismo se experimentó cuando en la
noche se rezaba el rosario y letanías. Á las diez de la noche dió un trueno grande
dicho volcán y arrojó una porción de fragmentos encendidos y después se cubrió
de niebla toda la altura y parte de la falda; y habiendo amanecido el día 22, se
hallaron las calles de esta ciudad, sus tejados, los patios, campos y árboles de
los contornos inundados de sus cenizas. En este mismo día en dicha santa iglesia
se puso en andas á San Gregorio Obispo, patrón de la ciudad por temblores, se
le cantó misa y se sacó en procesión por el cementerio, y estuvo dicho volcán
en continuo sosiego y solamente se vido la humareda que brotaba (Fernández,
1889, pp. 324-325).
Cabe señalar en este punto, la importancia de las imágenes marianas a
las que se recurre con mayor asiduidad. El triunfo de las mariologías y las
144
cristologías en términos iconográficos refleja una efectiva asimilación de las

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 1, abril-setiembre, 2018, 133-158
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/intercambio
La imagen devocional frente al desastre natural: una aproximación a los usos y funciones de la
escultura religiosa en Cartago según fuentes históricas del siglo XVIII

doctrinas contrarreformistas en la sociedad colonial. La devoción a la Virgen


del Carmen cobró particular intensidad a raíz de las reformas de la orden
carmelita promovidas por Santa Teresa de Ávila. Las advocaciones marianas
de la Dolorosa, la Soledad y las Angustias remiten todas al contexto de la
pasión y complementan la iconografía del nazareno y el crucificado; estos
temas se exaltan para corresponder pasión y sacramento eucarístico.
Por otra parte, las devociones marianas impulsadas por la orden franciscana
en Cartago están determinadas por la herencia del espíritu milenarista11 que
reclama prefiguraciones apocalípticas en advocaciones como la Inmaculada
Concepción. La mujer vestida de sol, con la luna a sus pies, que describe el
apocalipsis se interpreta como una gran señal celeste del fin y la renovación.
Es comprensible que, ante la incertidumbre vital que suscita la catástrofe
natural, las imágenes sagradas que evocan las postrimerías aparezcan como
ejes articuladores del mundo inmanente y trascendente.
Pero los franciscanos también introducen devociones mucho más
amables como el de la maternidad de piedra que sustenta el culto a la Virgen
de los Ángeles, advocación que apadrina el origen de la orden franciscana.
Imbuida de espíritu gótico, la revelación mariana de San Francisco de Asís,
representa un vínculo indisoluble de amor maternal y filial que prolonga en
María la misión redentora del hijo. Puede ser este aspecto solidario y protector
asociado a la imagen de culto, el promotor de una afiliación cada vez más
numerosa y fervorosa, particularmente solícita en el contexto de la catástrofe.
En la tarde de este día 22 se dispuso traer á Nuestra Señora de la Concepción del
pueblo de Ujarrás, que dista dos leguas de esta ciudad por la parte del Oriente,
milagrosísima patrona votada por el Cabildo y Regimiento. Por el año de 1666
hizo retroceder del pueblo de Turrialba á ochocientos enemigos piratas que por el
valle de Matina marcharon á saquear esta provincia, siendo cabos de ellos Mánflet
y Brodeli, los mayores tiranos que ha habido en los siglos pasados y presentes;
y, con efecto, pasaron á traer dicha imagen el Licenciado D. Manuel González
Coronel, presbítero teniente de Cura, D. José de Mier Cevallos, mi teniente general
en esta ciudad, el capitán D. Pedro de Llanos Ramírez, procurador general, y los
capitanes D. Francisco Betancourt y D. Dionisio Salmón Pacheco, mi teniente,
jueces de campo para que todos se obligasen, bajo de recibo jurídico, de volver á
dicha señora á su convento, á los cuales acompañaron otros vecinos principales
y más de dos mil personas de ambos sexos y todas calidades.
El día 23, á las tres de la tarde, marché de esta ciudad con cien fusileros hasta el
alto de la cuesta de Ujarrás, donde encontré la procesión de la Virgen Santísima, á
quien hice salvas con tres cargas cerradas; y, tomando la vanguardia, marchamos
para esta ciudad y llegamos á ella á las ocho de la mañana, y se puso dicha
imagen en la santa iglesia de los Ángeles de la Puebla de los pardos, distante

11 El milenarismo franciscano en América parte de la interpretación del Apocalipsis a la luz del


descubrimiento del continente, que se define como un signo del final de los tiempos y el advenimiento
de Cristo (Phelan, 1972). 145

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 2, octubre 2018-marzo 2019, 133-158
DOI: https://doi.org/10.15517/c.a..v15i1.32944
Aniella Ramírez Maglione

de esta ciudad un tiro de mosquete. Á la tarde se trajo en procesión á esta


santa iglesia, y á la noche se le cantaron las letanías y rosario. En todo este día
fué continuando su fuego el volcán con grandes humaredas, fomando celajes
copados como si fueran de nieve, y en la noche pocas veces se vieron las llamas
y el rumor fué menos.
Á las cuatro de la mañana del día 24 dió truenos bastante grandes, y á las diez
se sacó en procesión por el cementerio y se le cantó misa... Amaneció el día 25
con el mismo rumor y fogata, y se trajo en procesión á la santa iglesia á Nuestra
Señora del Trono del convento de Nuestro Padre San Francisco; se le cantó misa
y á la noche el rosario...
Desde la una de la mañana del día 27 se reconoció caían grandes porciones de
cenizas sobre esta ciudad y sus contornos, y á las cuatro se oyó un gran trueno
en la región, y vino á amanecer á las diez por ser muchísimas las dichas cenizas
que llovían, y perniciosas por estar tan sutiles que, por los ojos, por las narices y
por la boca se introducían, ocasionando estornudos y toses. Las aguas de los ríos
y acequias corrían hechas cieno.
En este dicho día pusieron en andas al Niño Jesús de los capuchinos de Córdoba
y en otras á San Nicolás de Bari, las cuales hechuras se colocaron en la santa
iglesia, se cantaron dos misas, y á la noche se continuó el rosario y letanías;
y dicho volcán frecuentó su tarea de porciones de fuego con piedras y bolas
encendidas, y en particular unas de gran magnitud; y todo el resto de la noche
cesó el ruido.
El día 28 amaneció echando dicho volcán cantidad de cenizas en la circunvalación
de su altura. En este día se cantó misa al Divinísimo Señor Sacramentado, y se
sacó en procesión alrededor del cementerio con todas las imágenes por delante,
y á la noche se frecuentó el rosario y letanía (Fernández, 1889, pp. 325-328).
Resulta evidente que en la mentalidad de las autoridades civiles del siglo
XVIII convive el novel razonamiento ilustrado con una religiosidad que hunde
sus raíces en el pensamiento mágico medieval al aseverar, en varias ocasiones
a lo largo de la crónica, que la piedad religiosa incide en la reducción de
estragos y alivio de tribulaciones provocadas por las fuerzas naturales. En
este sentido, el milagro es incuestionable, legitima el poder de la imagen y la
eficacia del rito afianzando la fe de la comunidad.
También es evidente que la exaltación de las devociones marianas,
particularmente canalizadas por la Virgen de Ujarráz y la Virgen de los
Ángeles, comienzan a desplazar otros cultos patronales. El fenómeno
es particularmente interesante, pues ambas devociones son periféricas
respecto a la situación de la principal parroquia de Cartago y en sus orígenes
están vinculadas a minorías étnicas normalmente excluidas por una sociedad
estamentada que las invisibiliza como actores sociales. Sin embargo, en el
siglo XVIII se hace evidente que estos cultos han superado la segregación e
incluso son promovidos por la élite administrativa, como sucede con Diego de
la Haya, cuyo fervor religioso consta en un recibo de la Cofradía de la Virgen
146
de los Ángeles, donde se menciona la donación por parte del gobernador,

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 1, abril-setiembre, 2018, 133-158
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/intercambio
La imagen devocional frente al desastre natural: una aproximación a los usos y funciones de la
escultura religiosa en Cartago según fuentes históricas del siglo XVIII

de retablos, imágenes traídas de Guatemala y accesorios varios para el culto,


entre otros bienes (AHA. Cofradías Cartago. Cofradía de Nuestra Señora de
los Ángeles. Caja 1, 1725).
No obstante en el ámbito procesional, es la orden franciscana la que
ratifica magistralmente su papel como agente configurador del teatro religioso
que adquiere una continuidad particularmente dramática alimentada por
el espíritu barroco. Las actividades religiosas promovidas por los trágicos
eventos ocasionados por el volcán llegan a su paroxismo con la puesta en
escena de los franciscanos:
El día 1 de marzo se condujo á esta santa iglesia de la de los Ángeles á Jesús
Nazareno12, á quien se le cantó misa, y á la tarde se hizo procesión general con
todas las imágenes referidas anteriormente, donde concurrieron más de cuatro
mil personas con penitencias, el señor vicario y clerecía, y la religión seráfica con
coronas de espinas en las cabezas, sogas en las gargantas y crucifijos en las
manos, cantando el Miserere en tono bajo. Esta demostración tan católica causó
mucha ternura aun en los corazones más endurecidos; y, habiendo vuelto dicha
procesión á la parroquial, subió al púlpito el R. P. fray Diego Caballero é hizo una
plática muy correspondiente á la función y muy conforme á su doctitud y virtud.
El día 2 de marzo se llevó en procesión á Nuestra Señora de Ujarrás y á la
del Trono del convento de Nuestro Padre San Francisco por pedimento de su
guardián, el R. P. fray Andrés Capelazo, y á la tarde se restituyeron á sus iglesias
á las demás imágenes, y se mantuvo en dicho convento hasta el día 5, en el cual á
las tres de la mañana salió en procesión para su pueblo, á cuya soberana imagen
acompañé hasta ponerla en su camarín con cien soldados que continuamente
fueron haciendo fuego, siguiéndola más de mil personas á pie y descalzas
(Fernández, 1889, p. 328).
La preferencia franciscana por las cristologías se debe al ejercicio de una
teología orientada a exaltar la naturaleza humana de Jesús en una dirección
ascendente13. A esta tradición teológica promovida por San Francisco de
Asís se une la predisposición a exaltar a través de la doctrina, el teatro y la
imagen, los temas de la pasión y la natividad, que se sustentan en la custodia
franciscana de los “santos lugares” de Jerusalén: la Basílica de la Natividad
y el Santo Sepulcro. Por lo tanto no extraña, por el contrario, conmueve
profundamente al público, el hecho de que ante la inminente posibilidad
del fin del mundo, la orden franciscana se haga presente portando coronas
de espinas, soga al cuello, cargando una cruz y cantando un miserere,
recordando a todos la naturaleza efímera de la humanidad, al más puro
memento mori barroco.

12 No se menciona la procedencia de ésta imagen, pero por el carácter espectacular de la procesión


franciscana es posible que el nazareno proviniera del convento de la orden.

13 Opuesta a una especulación teológica de carácter descendente, anterior al siglo XIII y a la reforma
naturalista introducida por San Francisco de Asís. La perspectiva descendente enfatiza la meditación
o contemplación de la naturaleza divina de Cristo. 147

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 2, octubre 2018-marzo 2019, 133-158
DOI: https://doi.org/10.15517/c.a..v15i1.32944
Aniella Ramírez Maglione

El relato de Diego de la Haya continúa describiendo la persistencia, aunque


decreciente, de los estragos provocados por el volcán Turrialba hasta que
finaliza su informe sin hacer mayor mención al comportamiento religioso de
los cartagineses. Sin embargo, cabe señalar que en 1752, a raíz de una visita
pastoral, el obispo Pedro Agustín Morel de Santa Cruz informa al rey Fernando
VI sobre las condiciones materiales de los templos de Cartago. Comenta que
siendo la iglesia parroquial de Santiago la que cuenta con mayor capacidad,
está pobremente adornada, las campanas están quebradas, el techo tiene
goteras y las paredes están sucias; agrega que la iglesia de San Francisco
se halla “con alguna decencia” y su convento es capaz, mientras que en
la Iglesia de la Soledad se ha construido un convento que funciona como
hospital de los misioneros recoletos de Talamanca. Respecto a la Iglesia de
los Ángeles expone:
El barrio de los Ángeles es de mulatos. Por esta tacha los vecinos de Cartago
lo han segregado de la ciudad poniéndole por lindero una cruz de Caravaca. De
este modo despreciativo son tratados de los hombres, pero la Reina del Cielo que
tanto se esmera en favorecer a los humildes les ha hecho la honra de habitar entre
ellos, y que aquel barrio tenga su mismo apellido. Quiero decir, que en el propio
barrio hay una efigie de Nuestra Señora de los Ángeles muy milagrosa. Su estatura
será de una cuarta de alto y se veneró en una iglesia capaz y de la misma fábrica
que las cuatro de la ciudad. Hallase muy alhajada y con algunas piezas interiores
para los que continuamente concurren de todas partes a impetrar las gracias y
mercedes que aquella sagrada imagen acostumbra comunicar a sus devotos. Las
casas de que se compone son ciento tres de paja y sin calles formales (Morel de
Santa Cruz, 1752, p. 36).
Para la mentalidad religiosa de la sociedad colonial, la eficacia milagrosa
de la imagen la vuelve solícita ante cualquier tipo de crisis, como consta
en un decreto municipal fechado el 26 de febrero de 1767, en el que se
menciona que debido a la escasez de frutas y abundancia de enfermedades
en Cartago, el ayuntamiento acuerda que se traigan a la parroquia las
imágenes de la Virgen de los Ángeles y de Ujarrás14, donde se les hará misa
y novenas (ANCR. Complementario Colonial. Fondo Municipal, 465, fl.24 v,
1767).
Este afianzamiento del culto en los sectores populares, alimentado por la
acción del clero regular15 y las cofradías, suscitará el interés del clero secular
que finalmente promoverá, a finales del siglo XVIII, la oficialización de la
devoción mariana local. De esta forma, en 1782 monseñor Esteban Lorenzo
de Tristán, en su visita pastoral a la provincia de Costa Rica, proclamará el
patronato de Nuestra Señora de los Ángeles.

14 Morel de Santa Cruz indica en su informe que la imagen de Ujarrás es milagrosa y su devoción tan
asidua, que el día de su fiesta la va van a visitar a pie los vecinos de Cartago.

15 En los actos y ceremonias religiosas que tienen lugar entre 1723 y 1724 los franciscanos juegan un
148 papel primordial.

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 1, abril-setiembre, 2018, 133-158
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/intercambio
La imagen devocional frente al desastre natural: una aproximación a los usos y funciones de la
escultura religiosa en Cartago según fuentes históricas del siglo XVIII

Conclusiones
Durante la Colonia, la religión demarca los pasos vitales del individuo desde
el nacimiento hasta la muerte, así como los acontecimientos sociales más
significativos; de esta forma, se configura una piedad eminentemente afectiva
que solidariza a los participantes de un culto. Por este motivo es comprensible
que incluso el enfrentamiento a los fenómenos naturales esté mediado por
una religiosidad popular alimentada y empoderada por las hermandades o
cofradías que promueven costumbres en torno a una devoción.
Estas costumbres se encuentran moderadas por procesos de canonización
o normalización ejercidos por las jerarquías eclesiásticas que reconocen, con
mayor o menor agrado, las necesidades de las comunidades. Es así como se
americanizan las formas y funciones del ícono en un proceso de adecuación
al paisaje y a sus gentes . De cualquier forma, se debe tener en cuenta que
la eficacia de la imagen devocional ante la expectativa del milagro en una
situación apremiante, se debe a la facultad de la obra de arte de carácter
religioso, de posibilitar el ingreso de la potencia divina en el orden humano y
natural, estrechando el vínculo ente el devoto y el objeto de devoción; este es
el fin último de las tres funciones del arte contrarreformista al evocar, educar y
conmover (González, 2015).
Otro factor que determina los usos y funciones que la religiosidad
popular asigna a las imágenes, es el carácter de las órdenes religiosas que
se establecieron en América entre los centros coloniales y la periferia. Estas
pudieron incidir en la diversificación de las tipologías iconográficas; mientras
que en los centros urbanos proliferó una imagen aferrada fuertemente a los
cánones tridentinos. En la periferia el clero regular impulsó un arte más flexible,
que se adaptaba al material local con gran facilidad e ingenio, a lo que se
suma la incorporación de la mano de obra indígena; todo lo cual, resulta en un
discurso visual híbrido de perspectivas y dimensiones inusitadas, ejemplo de
ello es la imagen de la Virgen de los Ángeles.
La huella franciscana en las tradiciones devocionales de Cartago también
se ve reflejada en el recurso de una iconografía cristológica y mariológica
enmarcada en la pasión. Esta resulta en una imaginería de acción efectiva que
también implica contenido escatológico; pues la pascua, que es la celebración
de la liberación del pecado y de la muerte, representa asimismo, el banquete
celestial definitivo al que se encamina el cristiano. Amantes del teatro como
método catequético, los franciscanos no prescindirán de estos temas a los
que se aunará la advocación inmaculista, espectacular y sorprendente como
todas las imágenes del apocalipsis.
Las fuentes primarias analizadas permiten concluir que la imagen
devocional, dramática y empática, irrumpe el escenario urbano, se apropia del
149
él y de la naturaleza convulsa que lo envuelve, integrándola en el ámbito de

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 2, octubre 2018-marzo 2019, 133-158
DOI: https://doi.org/10.15517/c.a..v15i1.32944
Aniella Ramírez Maglione

lo sagrado. La catástrofe queda contenida y resignificada en el ritual. De esta


forma, se configura desde la experiencia religiosa un nuevo equilibrio que es
capaz de solidarizar hombre y naturaleza, sociedad y territorio.
A finales del siglo XVIII la autonomía de las colonias avanza hacia la
autodeterminación. En este ámbito, las devociones populares resultantes de
las dinámicas de adaptación doctrinal al contexto americano y derivadas de
los procesos de hibridación acelerados por el mestizaje, lejos de desaparecer,
jugarán un papel fundamental al canalizar el ánimo protonacionalista que termina
por finiquitar el patronazgo tutelar de devociones ibéricas bajomedievales
como las de Santiago Apóstol. En su lugar, el espíritu de independencia y el
fervor popular pactarán la exaltación y consolidación de iconografías locales
lo suficientemente eficaces y flexibles como para participar a nivel simbólico
en un nuevo proceso fundacional, el de las nuevas repúblicas decimonónicas.

Referencias
Fuentes primarias
Archivo Nacional de Costa Rica. Archivo Histórico
ANCR. Protocolos de Cartago, 1143, fl.10 (1678).
ANCR. Complementario Colonial. Fondo Municipal, 465, fl.24v (1767).
Archivo Histórico Arquidiocesano
AHA. Cofradías Cartago. Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles. Caja
1. fl.1 v y 2. (1652).
AHA, Cofradías Cartago. Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles. Caja
2. fl.59 y 59 v (1715).
AHA. Cofradías Cartago. Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles. Caja
2, fl.60 y 60 v (1715).
AHA. Cofradías Cartago. leg.5. fl. 6 (1715).
AHA. Cofradías Cartago. Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles. Caja
1 (1725).
Morel de santa Cruz, P. A. (1572). Visita apostólica, topográfica, histórica y
estadística de todos los pueblos de Nicaragua y Costa Rica realizada
en 1751 y elevada al conocimiento de S. M. católica Fernando VI el 8
de setiembre de 1752. Recuperado de http://sajurin.enriquebolanos.org/
150 vega/docs/933.pdf

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 1, abril-setiembre, 2018, 133-158
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/intercambio
La imagen devocional frente al desastre natural: una aproximación a los usos y funciones de la
escultura religiosa en Cartago según fuentes históricas del siglo XVIII

Fuentes secundarias

Eliade, Mircea. (1974). Tratado de historia de las religiones. Madrid: Ediciones


Cristiandad.

Fernández, León. (1889). Historia de Costa Rica durante la dominación


española 1502-1821. Madrid: Tipografía de Manuel Ginés Hernández.

García Saiz, María Concepción. (1989). Las castas mexicanas un género


pictórico americano. México D. F.: Olivetti.

González García, Juan Luís. (2015). Imágenes sagradas y predicación visual


en el Siglo de Oro. Madrid: Ediciones Akal.

Gruzinsnki, Serge. (2006). La guerra de las imágenes de Cristóbal Colon a


“Blade Runner” (1492-2019). México D.F.: Fondo de Cultura Económico.

Lafaye, jaques. (1993). Quetzalcóatl y Guadalupe. La formación de la conciencia


nacional de México. México D. F.: Fondo de Cultura Económico.

Ortiz Crespo, Alfonso. (2007). La ciudad colonial hispanoamericana: sus


orígenes, desarrollo y funciones. En Joseph Rishel y Suzanne Stratton-
Pruitt (Comps.) Revelaciones, las artes en América Latina 1492-1820. (pp.
23-37). México D. F.: Fondo de Cultura Económica.

Phelan, John Leddy. (1972). El reino milenario de los franciscanos en el Nuevo


Mundo. México. D.F.: Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad
Nacional Autónoma de México.

Réau, Louis. (1996). Iconografía del arte cristiano. Iconografía de la biblia,


Nuevo Testamento. Barcelona: Ediciones del Serbal.

Valdés, Diego. (2003). Retórica Cristiana. México D.F.: Fondo de Cultura


Económica. México D. F.

Zuluaga, Francisco. (1995). Religiosidad Popular Campesina. Santa Fe,


Bogotá: Editorial Facultad de Teología de la Pontificia Universidad
Javeriana. 151

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 15, No. 2, octubre 2018-marzo 2019, 133-158
DOI: https://doi.org/10.15517/c.a..v15i1.32944

También podría gustarte