1. ¿Cuál es el impacto de los tratados comerciales en la soberanía nacional?
Sin duda el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) desde 1994, el
endeudamiento ha ido imponiendo con más severos costos atados a la cuenta de la
soberanía nacional así que resulta ya muy difícil cualquier intento de evitar los excesivos
pagos paralelos que se cobran a los créditos y se está obligando a pago con riqueza y
soberanía nacionales dicha deuda. Es posible que sea precisamente por la cadena de
impactos acumulativos negativos directos que trae consigo la deuda exterior, pública y
privada, por lo que los efectos que eran secundarios al TLCAN en México, hasta antes de
2008, y también en otros países, resulten tan poderosamente destructivos, tal como lo ha
sido el manejo de la deuda externa directa e indirecta. Eso está significando para México
que las decisiones nacionales, y todo el marco de su ejecución pública y privada de la
contratación y destino de los recursos públicos, sean regulados por autoridades
monetarias y financieras internacionales, a las que poco les importa saquear la riqueza
nacional ni sus devastadoras consecuencias sociales y humanas. Es por ello que mediante
estas dos fuentes la economía y gobierno mexicanos se encuentran sometidos a
poderosas fuerzas financieras y políticas mundiales, desnacionalizadoras. Luego de treinta
años de apertura financiera y comercial irrestricta promovida por la mundialización
neoliberal ya través del TLACAN. La industria nacional mexicana, el Estado y soberanía se
han visto menguados, adoptando un modelo de desarrollo que, aunque se pretendía
benéfico, ha resultado contrario a las expectativas de crecimiento y desarrollo propio en
ventaja del extranjero. En ese contexto la evolución de la deuda hace posible observar
beneficios para las empresas foráneas, pero no para autonomía regional de sus mercados
ni la soberanía nacional ha visto ventaja por dicha política neoliberal. En retrospectiva, el
TLCAN se firmó en diciembre de 1992, se ratificó por el Congreso de US en noviembre de
1993 y entró en vigor el 1° de enero de 1994, con el propósito de eliminar gradualmente
las barreras al comercio de bienes y servicios y a las inversiones con US y Canadá,
administrado por el gobierno de los tres países. Con el TLCAN se concreta el abrupto
proceso de apertura económica iniciado en México en 1982. Representó un cambio en el
modelo de crecimiento y aunque se intentó que fuera parte de un paquete de
modificaciones de política económica más amplio, el TLCAN se convirtió cada vez más en
el eje de la gestión pública. Desde la firma del TLCAN las principales motivaciones para el
gobierno de México han sido estabilizar la economía y promover el desarrollo económico
atrayendo inversión extranjera directa, incrementando exportaciones, reduciendo las
diferencias entre los precios de bienes y servicios; creando empleos y disminuyendo las
diferencias en los salarios reales. Sin embargo, a las dificultades experimentadas por
México con la apertura comercial indiscriminada iniciada una década antes de la firma, se
han ido añadiendo otras presiones para lograr mantenerse atractivo a las expectativas de
confianza por parte de los inversionistas extranjeros, al incrementar la diversificación de
las exportaciones, capacitar a los trabajadores para desempeñarse en puestos de más
altas especificaciones, aumentar las tasas salariales y reducir junto con la pobreza, la
violencia e inseguridad social, que por el contrario, han aumentado. Expectativas que al
paso del tiempo demuestran haberse cumplido escasamente al no lograr superar los
diferenciales socio económicos con US y Canadá.
2. ¿Cómo se desarrolla la política exterior mexicana en relación con la globalización?
Las tendencias y desarrollos en el mundo de la posguerra fría han modificado
drásticamente el entorno estratégico en el que se desempeña la política exterior de
México. Tres son los cambios internacionales más importantes:
El surgimiento de una estructura híbrida del poder internacional.
El proceso de la globalización.
La creciente relevancia de las instituciones internacionales.
Se dice que a principios de los años noventa, la élite gobernante en México tomó
decisiones en torno al modelo de desarrollo que tendría importantes consecuencias a
largo plazo sobre las estrategias diplomáticas del país frente a los cambios globales. En
abierta ruptura con la postura tradicional de desconfianza y aislamiento relativo ante el
mundo, se optó por fomentar, en lugar de resistir, el proceso de globalización económica.
En primer momento se adoptó un amplio programa de reformas de liberación económica
y apertura al mercado internacional, y más tarde se buscó la institucionalización de una
asociación económica formal con los Estados Unidos, país hasta entonces considerado
como un vecino distante y la principal amenaza a la soberanía nacional, a través del
Tratado de Libre Comercio del Norte (TLCAN). Las principales repercusiones de las
reformas económicas sobre política exterior fueron el tránsito desde una postura
ideológica y judicial hacia el pragmatismo, un alineamiento con los Estados Unidos y un
patrón de compromiso selectivo con instituciones internacionales. Como resultado
inmediato de la liberación económica, por primera vez a lo largo del siglo XX, las fuerzas
del mercado y las políticas del gobierno comenzaron a reforzarse mutuamente para
agilizar la incorporación de México a la economía mundial. Entre 1980 y 1999, la apertura
de la economía, medida en términos de la participación relativa de las exportaciones en el
producto interno bruto (PIB), se triplicó al pasar de 11 a 31%. Para 1999, el comercio
exterior total de México representaba 63% del PIB. La apertura trajo consigo un
incremento en el grado de exposición de la economía mexicana a los vaivenes de los
mercados internacionales y a las decisiones de actores extranjeros, tanto
gubernamentales como no gubernamentales. El comercio exterior y el capital extranjero
se convirtieron en los dos principales motores del crecimiento económico, particularmente
después de la crisis financiera de 1994-1995. En consecuencia, el país conoció algunos de
los beneficios macroeconómicos y muchos de los costos sociales de la liberación
económica. Durante este mismo periodo de intensa apertura económica, en el ámbito
interno fueron avanzando en forma gradual los procesos de liberación política y
democratización. Sin embargo, México se quedó a la mitad del camino entre el Tercer y el
Primer Mundo. Las reformas económicas orientadas al mercado vinieron acompañadas
por mayores disparidades en la distribución del ingreso y por el surgimiento de una
economía cada vez más segmentada y de una sociedad dividida. Una descripción precisa
de México en el umbral del siglo XXI es la de un país en contrastes que transita por un
periodo de cambio acelerado, con una economía abierta, una sociedad desigual y una
democracia institucionalmente frágil que enfrenta serios problemas de estabilidad y
gobernabilidad, el principal desafío de México en los próximos años será revisar el
pensamiento neoliberal que dominó l estrategia de desarrollo en los años ochenta y
noventa, fin de avanzar hacia un nuevo ciclo de reformas de segunda generación o ajuste
de segundo orden orientadas a revertir los desajustes económicos y sociales generados
por las reformas estructurales de primera generación.
Desigualdad en México
La desigualdad que existe en México mediante el Tratado de Libre Comercio (TLCAN) es un
problema nacional porque quienes se ocupan de esos temas se preocupan por
engrandecer el valor del libre comercio en sí mismo, independientemente de a quiénes
favorece y a quiénes deja en el camino. Sin acompañarlo de una política económica que lo
hiciera un instrumento para contribuir a la creación de empleo, integración productiva y
desarrollo regional. Es por ello que dicha problemática nos convierte en un país tan
dividido geográfica y socialmente, nos convierte en un país tan desigual en oportunidades,
con tan altos índices de pobreza y con bajas calificaciones en educación, ciencia y
tecnología, Por lo cual la solución sería que nuestras relaciones internacionales se les
acompañara de políticas económicas que favorecieran no solo a la creación de nuevos
empleos sino también a una integración productiva y a un desarrollo integral del país,
México debería ver la relación con el exterior, de las cuales el comercio es uno de sus
componentes más importantes, en función de su contribución a resolver tales problemas.
Fuentes:
Camarena, Margarita, “El Tratado de Libre Comercio: Endeudamiento y costo soberano en
México”, olafinanciera.unam.mx [blog], 30 de noviembre de 2012,
http://www.olafinanciera.unam.mx/new_web/14/pdfs/Camarena-
Olafinanciera14.pdf, (consultado el 14 de marzo de 2020).
González, González, Guadalupe, “Las estrategias de política exterior de México en la era de
la globalización”, forointernacional.colmex.mx [blog], diciembre de 2001,
https://forointernacional.colmex.mx/index.php/fi/article/download/1581/1571,
(consultado el 14 de marzo de 2020).
Pellicer, Olga, “El TLCAN y los problemas nacionales”, proceso.com [blog], 10 de julio de
2017, https://www.proceso.com.mx/494256/tlcan-los-problemas-nacionales,
(consultado el 14 de marzo de 2020).