13 Oraciones de La Mañana y La Noche
13 Oraciones de La Mañana y La Noche
13 Oraciones de La Mañana y La Noche
San Luis María Grignion de Montfort
ORACIONES DE LA MAÑANA
Y DE LA NOCHE
Presentación
Oraciones de la mañana
Coronilla de la santísima Virgen
Oraciones de la noche
Presentación
En las Reglas primitivas de las Hijas de la Sabiduría y de la Compañía de María, san
Luis María habla de las oraciones que debían recitar los miembros de estas dos
Congregaciones, pero no da otras precisiones. Se sabe que compuso una versión autógrafa
de las Oraciones de la Mañana y de la Tarde, y que fue editada en 1859. La parte principal
de la Oración de la Mañana es la Coronilla a la santísima Virgen, cuyas versiones eran bien
conocidas en el siglo XVII. La fórmula de la Oración de la Tarde era también recitada
comunitariamente en esa época, pero la versión de san Luis María contiene ciertas
oraciones, en particular “Oh Jesús que vives en María” y otras oraciones sobre los temas
del descanso y el sueño, que, con toda seguridad se inspiraron en la Escuela francesa de
Espiritualidad.
ORACIONES DE LA MAÑANA
Para la Hijas de la Sabiduría
= En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu santo.
R/. Amén.
Ven, Espíritu santo; llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el
fuego de tu amor.
V/. Envía tu Espíritu y todo será creado.
R/. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos. ¡Oh Dios, que iluminaste los corazones de tus hijos con la luz del
Espíritu santo!, haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y
gozar de su consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Pongámonos en la presencia de Dios y adorémosle profundamente.
Dios mío, creo firmemente que estás aquí presente. Te adoro y reconozco
como a mi supremo Señor y Dueño, el único de quien dependo.
R/. Amén.
Dios mío, creo en ti, pero aumenta mi fe. Espero en ti, pero aumenta mi
esperanza. Te amo con todo mi corazón a causa de ti mismo, pero aumenta mi
amor.
R/. Amén.
Pidamos a Dios cuanto necesitamos para la salvación.
Dios mío, concédeme el dolor para llorar mis pecados, la fuerza para vencer
las tentaciones, el celo para practicar las virtudes de mi estado, la sumisión a mis
superiores, la caridad para con mis hermanas, la compasión para con el prójimo,
sobre todo para con los pobres pecadores y enfermos, y haz que no me olvide
jamás de orar con atención, cumplir mis deberes con exactitud y ser constante en
mis resoluciones.
R/. Amén.
Ofrezcamos a Dios todas nuestras acciones.
Dios mío, sólo quiero amarte a ti y vivir para ti solo. Te ofrezco, por tanto,
todos mis pensamientos, todas mis palabras, todas mis acciones y sufrimientos de
este día. Dame para ello tu santa bendición.
R/. Amén.
Pidamos a Dios, por intercesión de la santísima Virgen, la gracia de no
ofenderlo hoy, recitando con devoción la Coronilla.
R/. Amén.
CORONILLA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Dígnate aceptar mis alabanzas, Virgen santísima.
Dame fuerzas contra tus enemigos.
CORONA DE SANTIDAD
Padre nuestro.
Dios te salve, María.
Bienaventurada eres, Virgen María,
que llevaste en tu seno al Señor y Creador del mundo;
engendraste al que te formó,
permaneciendo siempre virgen.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!
Dios te salve, María.
Oh Virgen santa e Inmaculada,
no sé con qué alabanzas honrarte dignamente,
porque llevaste en tu seno
al que no pueden contener los cielos.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!
Dios te salve, María.
Muy hermosa eres, oh María,
no hay en ti mancha alguna.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!
Dios te salve, María.
Hay más virtudes en ti, Virgen María,
que estrellas en el cielo.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!
Gloria al Padre, y al Hijo...
CORONA DE PODER
Padre nuestro.
Dios te salve, María.
Gloria a ti, Reina del universo:
condúcenos contigo a la felicidad del cielo.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!
Dios te salve, María.
Gloria a ti, Tesorera de las gracias del Señor;
danos participar en los dones de Dios.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!
Dios te salve, María.
Gloria a ti, Mediadora entre Dios y los hombres;
haz que sea más íntimo nuestro encuentro con Cristo.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!
Dios te salve, María.
Gloria a ti, Triunfadora sobre las fuerzas del mal;
sé nuestra piadosa guía por los senderos del evangelio.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!
Gloria al Padre, y al Hijo...
CORONA DE BONDAD
Padre nuestro.
Dios te salve, María.
Gloria a ti, Refugio de los pecadores;
intercede por nosotros ante el Señor.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!
Dios te salve, María.
Gloria a ti, Madre de los hombres;
enséñanos a vivir como hijos de Dios.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!
Dios te salve, María.
Gloria a ti, Alegría de los justos;
condúcenos contigo a las alegrías del cielo.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!
Dios te salve, María.
Gloria a ti, prestísima Ayuda nuestra en la vida y la muerte:
llévanos contigo al reino de los cielos.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!
Gloria al Padre, y al Hijo...
ORACIÓN
Dios te salve, María,
Hija de Dios Padre,
Madre de Dios Hijo,
Esposa del Espíritu santo,
Templo augusto de la santísima Trinidad.
Dios te salve, María,
Señora mía, mi tesoro, mi belleza,
Reina de mi corazón,
Madre, vida, dulzura
y esperanza mía queridísima,
–más aún– mi corazón y mi alma.
Soy todo tuyo, oh Virgen benditísima,
y todo lo mío es tuyo.
More en mí tu alma
para engrandecer al Señor.
More en mí tu espíritu
para regocijarme en Dios.
Oh Virgen fidelísima:
ponte como un sello sobre mi corazón,
para que en ti y por ti
permanezca fiel al Señor.
Concédeme, por tu bondad,
la gracia de contarme en el número
de los que amas, enseñas, diriges,
nutres y proteges como a hijos.
Haz que, despreciando por tu amor
todos los consuelos terrenos,
aspire continuamente a los bienes celestiales,
hasta que por medio del Espíritu santo,
tu Esposo fidelísimo,
y de ti, Esposa suya fidelísima,
sea formado en mí Jesucristo, tu Hijo,
para gloria del Padre celestial.
R/. Amén.
ORACIONES DE LA NOCHE
Ven, Espíritu santo; llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el
fuego de tu amor.
V/. Envía tu Espíritu y todo será creado.
R/. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos. ¡Oh Dios, que iluminaste los corazones de tus hijos con la luz del
Espíritu santo!, haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y
gozar de su consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Bendita sea la santa e indivisa Trinidad, ahora y siempre y por todos los siglos
de los siglos.
R/. Amén.
Pongámonos en la presencia de Dios.
Dios mío, creo firmemente que estás aquí presente. Te adoro y reconozco
como a mi supremo Señor y Creador.
R/. Amén.
Dios mío, te amo con todo mi corazón sobre todas las cosas, a causa de ti
mismo, y amo a mi prójimo como a mí mismo por amor a ti.
R/. Amén.
Dios mío, espero tu ayuda y mi salvación por los méritos de Jesucristo, mi
Salvador.
R/. Amén.
Dios mío, te agradezco de todo corazón todas las gracias que me has
concedido durante toda mi vida, y especialmente en este día.
R/. Amén.
Dios mío, te pido me concedas la luz que me darás a la hora de la muerte para
reconocer los pecados que he cometido hoy contra tu divina Majestad.
R/. Amén.
Examinémonos de los pecados que hemos cometido hoy contra la divina
Majestrad en pensamientos, palabras y obras.
(Breve pausa.)
Excitémonos a la contrición, pidamos perdón a Dios.
Dios mío, me pesa grandemente el haberte ofendido, porque eres infinitamente
bueno, infinitamente amable, y el pecado te desagrada. Propongo firmemente,
con la ayuda de tu gracia, no ofenderte más.
R/. Amén.
Confesemos al Señor nuestros pecados. [Siguen: Confiteor… Misereatur…
Indulgentiam…]
Dios mío, perdona nuestros pecados por la intercesión y méritos de la
santísima Virgen y de todos los santos; por las alabanzas y adoraciones que ellos
te tributan en el cielo; por el precio de la sangre de tu amado Hijo y por tu infinita
bondad.
R/. Amén.
Digamos como penitencia un padrenuestro y un avemaría.
Padre nuestro. Dios te salve, María.
Ángel de mi guarda, quiero agradecerte tu ayuda y protección. Continúa prestándomelas
durante toda la vida.
Dios mío, concede la contrición de los pecados y el perdón a los pobres pecadores, la
perseverancia a los justos, el descanso a la almas del purgatorio, la paz a los príncipes
cristianos, el céntuplo a nuestros bienhechores y la gracia de vivir y morir santamente.
R/. Amén.
Para alcanzar todas estas gracias de Dios, pidámoslas por intercesión de la
santísima Virgen, recitando con devoción sus letanías.
[A continuación, las letanías lauretanas con su versículo y oración.]
¡Oh Jesús, que vives en María!, ven a vivir en nosotros por tu espíritu de
santidad, por la plenitud de tus dones, por la perfección de tus caminos, por la
verdad de tus virtudes, por la comunión de tus misterios. Domina en nosotros
sobre todos los poderes enemigos: el mundo, el demonio y la carne, por el poder
de tu Espíritu y para gloria de tu Padre.
R/. Amén.
Dios mío, te ofrecemos el descanso que vamos a tomar en honor del descanso
eterno de que disfrutas en ti mismo, en tu Hijo y en tu Espíritu santo, en la
santísima Virgen, en todos los santos del cielo y de la tierra.
R/. Amén.
Salvador mío Jesucristo, te ofrecemos nuestro sueño en honor y unión del
tuyo, de tu muerte y sepultura, y nuestro despertar de mañana, en honor y unión
del tuyo y de tu santísima resurrección. Adoramos tus santísimas disposiciones
en uno y otro estado y te pedimos la gracia de tener también nosotros
disposiciones semejantes a las tuyas.
R/. Amén.
Oremos por nuestros queridos difuntos.
[Sigue el De profundis con su oración conclusiva.]
V/. Jesús, María y José.
R/. Socorrednos.
V/. Dios nos conceda su paz, su amor y su gracia.
R/. Y la vida eterna.
Demos gracias a Dios por los beneficios que nos ha concedido hoy recitando el
«Magnificat». [Sigue el Magnificat.]
Después de recitar el «Magnificat» en dos coros, se lee el tema de meditación. Luego se
recita de rodillas:
María, Madre de la gracia,
dulce Madre de clemencia,
del enemigo defiéndenos
y acógenos al morir.
Jesús, Hijo de la Virgen,
a ti el honor y la gloria
con el Padre y el Paráclito,
por los siglos de los siglos.
V/. Bendito y alabado sea el santísimo Sacramento del altar.
R/. Sea para siempre bendito y alabado.
V/. Bendígannos, ahora y siempre, Jesús y su dulce Madre.
R/. Amén.
DIOS SÓLO