Control de Heladas
Control de Heladas
Control de Heladas
Una helada se presenta cuando el aire se enfría por debajo de los 0°C provocando que el
agua interior de los tejidos vegetales de los cultivos se congele, lo que ocasiona un daño
irreversible conocido como quemadura por frío.
Historia De La Protección Contra Heladas. El daño por helada a los cultivos ha sido un
problema para los humanos desde que se cultivaron los primeros cultivos. Aunque todos los
aspectos de la producción de los cultivos estén bien gestionados, una noche con
temperaturas de congelación puede conducir a la pérdida completa del cultivo. El daño
debido a las temperaturas de congelación es un problema mundial. Normalmente, el daño
por helada en climas subtropicales está asociado con el movimiento lento de masas de aire
frío que puede traer 2–4 noches de 8–10 horas de temperatura bajo cero, los eventos que
causan daño son normalmente los advectivos, con inversiones débiles. En los climas
templados, los periodos de helada son de duración más corta y se producen de forma más
frecuente que en otros climas.
El Daño Que Provocan Las Heladas. Las bajas temperaturas disminuyen la actividad
enzimática, respiratorias y otras que afectan el metabolismo. Inicialmente se pensó que el
daño a las plantas era producido por un aumento de la concentración de las substancias al
interior de las células debido a perdidas de agua, posteriormente se estableció que este era
producido por la formación de cristales de hielo al interior de las células los que crecen
como agujas y perforan las membranas celulares.
Las heladas son un problema que año con año afecta a los productores y por ello se han
desarrollado métodos que tienen como finalidad contrarrestar el ataque de las bajas
temperaturas. Los métodos pueden ser pasivos o activos.
Selección del terreno de cultivo (por lo regular se opta por terrenos altos).
Selección de plantas (según su nivel de resistencia y características del
ambiente).
Manejo del drenaje de aire frío.
Cobertura del terreno con árboles.
Eliminar cubiertas del hielo del suelo.
Poda adecuada.
Pintar troncos.
Control bacteriano.
Gestión de la nutrición del cultivo.
Riego adecuado.
Evitar laboreo del suelo.
Calendarización de la siembra para cultivos anuales.
Estos métodos son menos costosos que los activos pero su efectividad es limitada por lo
que no siempre son suficientes para evitar la necesidad de usar métodos de protección
activa para contrarrestar los efectos de las heladas. Por otra parte, los métodos activos
emplean una fuente de calor adicional que puede ser seca o húmeda e incluyen:
Estufas.
Ventiladores.
Aspersores.
Helicópteros.
Riego de la superficie.
Aislamiento con espumas.
Los anteriores pueden ser usados en combinación y se implementan antes de las heladas
para mitigar los efectos del descenso de temperatura. Al requerir de instalaciones y equipo
especiales son métodos más costosos pero la ventaja es que pueden tener más de un uso y
sus beneficios se pueden aprovechar no sólo durante la temporada de heladas.
En los métodos activos los sistemas de calefacción por medios húmedos son los más
confiables, sobretodo en los lugares donde las temperaturas descienden más allá de los
-2°C, pues son los únicos capaces de hacerle frente a las heladas de advección.
Su consumo de energía es considerablemente más bajo que las estufas, sin embargo, por los
costes de instalación y por las grandes cantidades de agua que requiere, su uso está
restringido en lugares en los que hay una disponibilidad limitada de agua.
Además de los anteriores, existen otros inconvenientes con el uso de medios húmedos
de calefacción por aspersores que se deben considerar antes de instalar uno de estos
sistemas para proteger los cultivos de los efectos de las heladas.
El primero es la imposibilidad de usar esta técnica cuando se presentan vientos secos y
fuertes, el peligro de que los cultivos desarrollen enfermedades por el exceso de humedad,
el encharcamiento que puede impedir el laboreo y causar problemas a las raíces; el lavado
de nutrientes de los cultivos, especialmente de nitrógeno, y que algunos frutales no
soportan el peso del hielo.
Por todas las limitaciones del uso de aspersores es recomendable que se cuente con otras
alternativas, como puede ser el uso de calor seco en estufas. Las estufas ayudan a
reemplazar las pérdidas de energía y ya sea que aumenten la temperatura de los objetos de
metal, como chimeneas, o que funcionen como fuegos abiertos. Este tipo
de calefacción puede aportar suficiente calor al cultivo para que la temperatura no
descienda a un nivel que ocasione daños.
Sin embargo, su uso también representa algunas desventajas y entre las principales
encontramos: alto consumo de combustible, combustiones incompletas que generan
grandes humeadas y por tanto, un índice alto de contaminación; riesgos de incendio y
dependencia de un operador que encienda la estufa.
Tal como ocurre con la técnica de aspersores y con la de calefacción con estufa, todos los
métodos activos y pasivos presentan sus propias limitaciones por lo que es altamente
recomendable que se haga un estudio de las necesidades del cultivo y se diseñe un sistema a
la medida que incorpore diferentes técnicas.
Sólo con un diseño adecuado y un correcto manejo del sistema se lograrán combatir los
efectos de las heladas y disminuir el daño en el cultivo, que muchas veces puede ocasionar
pérdidas severas en la producción.
En próximas entradas hablaremos de los diferentes tipos de heladas, de los factores que
influyen en una helada y daremos algunas recomendaciones de métodos combinados que
pueden ser altamente efectivos para contrarrestar los efectos de los descensos de
temperatura.
TIPOS DE HELADAS
Selección del lugar a cultivar: hay lugares que tienen una frecuencia de
ocurrencia de heladas mayor debido al aire, pendiente, exposición y tipo de suelo.
Típicamente, sectores bajos tienden a acumular aire frio que naja desde de mayor
altura. También puede ocurrir, que no existiendo diferencias topográficas notorias,
una parte del sector se ve afectado por heladas con mayor frecuencia, posiblemente
por el tipo de suelo, ya que las características de conducción y capacidad de
almacenamiento de calor varían entre ellos.
Aquellas zonas con mayor ocurrencias de heladas, no deben ser cultivadas con
especies susceptibles a bajas temperaturas. Antes de tomar una decisión de plantar o
cultivar en una área determinada, el agricultor debe reunir información acerca de la
ocurrencia de bajas temperaturas en esa zona. Puede recopilar las redes
meteorológicas locales que disponen de datos de temperatura, radiación y humedad
relativa confiables por vario años.
Movimiento natural del aire frio: el aire frio como es mas denso, tiende a ocupar
posiciones mas bajas en una zona especifica. Una medida posible de implementar es
facilitar el movimiento del aire frio hacia zonas mas bajas con el objetivo que no
ocurran temperaturas que pudiesen provocar daños en los cultivos.
Manejo de la fertilización: la resistencia a bajas temperaturas se incrementa
cuando las plantas acumulan compuestos generados por la fotosíntesis en sus tejidos
sensibles.
Elegir las mejores variedades: las variedades precoces son más sensibles a las
heladas primaverales que las tardías. Por eso en zonas con elevado riesgo de heladas
primaverales las variedades tardías son más adecuadas. Las casas comerciales
proporcionan información sobre la resistencia a las heladas de las distintas
variedades. Esta nos va a ser muy útil para elegir la variedad adecuada.
Lugar de plantación adecuado: el aire frío se acumula en las zonas bajas de los
valles. Por eso estas zonas son más susceptibles a las heladas. En estas zonas no es
conveniente plantar frutales a no ser que sean resistentes a las heladas.
Un buen manejo del cultivo: el riesgo de heladas se incrementa en suelos labrados,
secos y/o con cubierta vegetal densa. Por eso regar de noche y madrugada cuando
hay más riesgo de helada disminuye el riesgo. Igualmente, mantener el suelo limpio
de vegetación pero sin labrarlo también disminuye el riesgo de heladas. Una
cubierta de paja o hierbas secas ayudan a evitar la pérdida de calor de los suelos y
las heladas. Finalmente, un buen abonado equilibrado ayuda a que el árbol esté sano
y sea más resistente a los factores externos.
Sistemas de control de heladas: por control activo
El objetivo del control activo es crear un microclima alrededor de la plantación que evite
las heladas. Este microclima se puede crear con diferentes métodos. Todos ellos están
orientados a revertir aquellos factores que producen las heladas. Por ejemplo, evitan la
pérdida de calor de los cultivos o la acumulación de aire frío. Los principales métodos de
control activo son:
2. Aspersión bajo copa: Es el uso de un equipo de riego por aspersión con aplicación
del agua al suelo del monte frutal, sin producir el mojado de las plantas. En este caso se
puede emplear aspersión clásica, la mini aspersión o micro aspersión. El objetivo es
mantener el suelo en temperaturas cercanas a 0º C durante la helada, empleando el
mismo principio Flipper Fruticultura & Diversificación 27 de acción de la aspersión
Métodos Combinados
Es importante tener en cuenta que para que estos sistemas funcionen correctamente hay
que llevar un buen control. La presencia de termómetros a distintos niveles dentro de la
plantación ayudará a llevar este control
Estos métodos de control son caros. Así pues, hay que tener claro cuándo se deben usar
realmente.
El primer punto a tener en cuenta antes de adquirir un método de control es la frecuencia de
heladas dañinas. Hay zonas en que las heladas primaverales son anecdóticas. En estas no es
necesario disponer de sistemas de control de heladas. Contrariamente, hay zonas en las que
año tras año las plantaciones de frutales se ven afectadas por heladas. En este caso nos
podemos plantear comprar un método de protección.
Dependiendo de nuestro cultivo y variedad, las heladas primaverales nos afectan con menor
o mayor intensidad. En algunos casos nos pueden dejar sin cosecha mientras que en otros
casi no afectan la producción. Tener claro esto es básico para decidir si es necesario
incorporar sistemas de control de heladas. Como en todo, hay que hacer balance entre los
riesgos de tener el sistema o no tenerlo, así como analizar si estamos incrementando
demasiado los costes de producción.