Cultura Andina
Cultura Andina
Cultura Andina
El área donde se encuentran los actuales países de Ecuador, Perú y Bolivia, tiene dos
zonas geográficas bien determinadas la costa y la sierra. Esta última a partir del nudo
de Vilcanota, donde la cordillera se divide en Oriental y Occidental, abarca el Altiplano
cuya altura media sobre el nivel del mar es de 3.800 mts.; en esta parte se sitúa el
complejo lacustre Titicaca-Desaguadero-Poopó. Más allá de la cordillera y la sierra
están los valles mesotermos y el trópico con los que las altas culturas altiplánicas y de
la sierra mantenían contactos temporales.
Las culturas andinas de la costa tienen una arquitectura en base al adobe y una
economomía sutentada en las pesca y el maíz. Las de la sierra y altiplano presentan
arquitectura preferentemente de piedra y una economía en base a la papa y los
camélidos. Uno de los complejos más antiguos, situado en la sierra norte del Perú, es
el Kotosh con su famoso templo de las Manos Cortadas. Cerca del primer mileio
aparece Chavín de Huantar, cuyo centro ceremonial tiene pirámides atravesadas por
galerías internas, cabezas clavadas en los muros y patios hundidos.
En la zona del Cuzco, cerca del asentamiento Huari de Pikillajta, aparecen los Incas,
fundadores del Cuzco, quienes entre los siglos XIII y XIV inician su expansión
estableciendo un imperio pan-andino, tal como en su momento lo hizo Tihuanaco, que
logró ponerse en todo los Andes.
Literatura Quechua
De la literatura aymara solo existen hermosas canciones y milenarias leyendas
orales. La literatura quechua es mas conocida, teniendo entre sus modalidades
poesias, himnos religiosos y relatos heroicos. La Poesia Lirica de los
Quechuas iba acompañada de musica, lo que equivale a decir que era cantada.
del sentimiento mas intimo del poeta indigena, a quien tambien se le llamaba
"arawiku". Era una manera peculiar de la poesia amorosa, que tambien podia
ser de naturaleza triste , y tomaba distintas posiciones y denominaciones de
acuerdo con el tema: Juray-arawi era la cancion del rencor doliente; Sauhay-
arawi era la de expiacion; el Suma-arawi era de la belleza.
El taki es un verso cantado y era el que de mayor amplitud gozaba, viene del
verbo "takiy" que quiere decir cantar, expresaba cualquier actitud del espiritu.
El Drama Incasico
Algunos eruditos en folklore señalan que durante el incario, las
interpretaciones teatrales se efectuaban al aire libre, buscando para ello los
atrios de los templos y las plazas publicas. Entre las numerosas piezas
dramaticas conocidas en ese tiempo, se destacan: "Ollantay", la muerte de
Atahuallpa y el Uscapaucas.
Epoca Colonial
El cultivo de las lenguas vernáculas fue una de las acciones de pedagogía
intencionada más sugestiva e interesante que realizo España en las colonias de
Alto y Bajo Perú.
Anotaremos los estudios sobre la lengua aymara. Sin duda el mas importante
de los autores que dedico sus estudios al aymara es Ludovico Bertonio, autor
de libros tan valiosos como ElArte Gramatical muy copioso de la Lengua
Aymara, Vocabulario de la Lengua Aymara, El Arte de la Lengua Aymara,
Confesionario muy curioso en dos lenguas, aymara y español, Libro de Vida y
Milagros de Nuestro Señor Jesucristo, en aymara y español. Todas estas obras
son el monumento mas completo de la lengua aymara, en lo que se refiere al
acopio de material, como a la arquitectura de la lengua.
La Historia y la Critica
Es el genero literario que florecio mas sobre otros generos. Se destaca la obra
de Jose Manuel Cortez, quien publico "Ensayo sobre la Historia de Bolivia".
Pero es Gabriel Rene Moreno el representante de estos generos, por la vocacion
de su vida y la importancia de su obra.
Edmundo Paz Soldan es finalista de Letras de Oro 1991 con "Dias de papel"
(Estados Unidos) y en 1992 recibe el Premio Erich Guttentag 1992 por "Dias
de papel" (Bolivia) y en 1997 Edmundo Paz Soldan recibe el Premio Juan
Rulfo por el cuento " Dochera".
En el 2004 el premio nacional de novela fue de "La gula del picaflor" de Juan
Claudio Lechin.
En el 2005 el premio nacional de novela fue de "La doncella del baron
cementerio" de Eduardo Scott - Moreno.
En el 2006 el premio nacional de novela fue de "El agorero de sal" de Luisa
Fernanda Siles.
En el 2007 el premio nacional de novela fue de "Los fantasmas asesinos" de
Wilmer Urrelo.
En el 2008 el premio nacional de novela fue de " La toma del manuscrito" de
Sebastian Antezana Quiroga.
"La toma del manuscrito" tiene una estrategia narrativa bien estructurada y
original donde los personajes y sus historias se inician entrelazandose para
formar un todo armonico, con lenguaje sobrio y preciso, usando informacion
que indica a un escritor culto y trabajado. Muestra una maestria narrativa que
es poco comun en los narradores jovenes y el hecho de construir personajes de
ficcion, darles vida y hacerlos verosimiles es la mayor virtud de esta novela,
donde los lectores tienen que estar "a la altura del reto", degustando cada
palabra, y cada capitulo de la obra.
El lector encontrara en ella un escrito maduro que atrapa. En sus paginas se
encuentra el juego de Perec, las ideas de Calvino, la simpleza de
Stevenson.Una novela que siempre ha merecido mucho elogio y aprecio.
Edmundo Paz Soldan fue finalista del Premio Hammett 2012 (Semana negra
de Gijon) con la novela Norte.
POESIA
Bolivia rica en cultura y junto a muchos pueblos Latinoamericanos
secaracterizó por muestras que se puede ver en monumentos, en la orfebreríay
el tejido que dejaron, mas en la danza, música y Literatura pocoqueda de esta
tradición por ser de carácter temporal.
Queda muy poco de los cantos, ritos y cuentos o tradiciones que solofue
conservada en parte por la tradición oral, así se muestrauna forma literaria
breve y alusiva propia del espíritu indio.
1. JUAN WALLPARRIMACHI
2. MARIA JOSEFA MUJIA
3. RICARDO JOSE BUSTAMANTE
4. NATALIA PALACIOS
5. ADELA ZAMUDIO
6. RICARDO MUJIA
7. RICARDO JAIMES FREYRE
8. FRANZ TAMAYO
COMENTARIOS LITERARIOS
Descripción:
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Marcelino Chávez Villaverde, Nació en La Rioja, San Martín. Obras:
Manfredo El muchacho de la selva, Semblanzas.
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Maestro y escrito0072
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ESCRITORES LORETANOS
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1931: Escritor
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En 1990 los indígenas del país realizaron una marcha histórica para
presentar sus privaciones y necesidades reclamando «Territorio y
Dignidad». Desde la ciudad de Trinidad, capital del Departamento
del Beni, hasta la ciudad de La Paz, unos 850 indígenas recorrieron
más de 600 kilómetros. Eran los pobladores de las estepas de
Mojos: trinitarios, ignacianos, javerianos, loretanos, sirionos,
movimas y yuracares, a quienes se unieron los mosetenes,
guaraníes, guarayos, chimanes y demás pueblos indígenas. La
marcha dio a conocer a toda la nación una manera de ser basada
en la solidaridad, la reciprocidad, la hermandad, y la unidad en la
lucha por el control de sus territorios originarios y por el respeto a su
dignidad como pueblos.
En Bolivia coexisten más de 33 grupos étnicos que desde las montañas nevadas de
los Andes hasta las cálidas llanuras del Chaco moran sus tierras desde tiempos sin
memoria. En el norte altiplánico del país, pueblos como los quechua y aimará,
descendientes directos del imperio incaico, han representado por mucho tiempo la
cara indígena de Bolivia. Hoy esta visión ha sido enriquecida gracias al reconocimiento
de los pueblos que habitan las regiones del Oriente boliviano. Antes de la década de
los ochenta estos pueblos no eran visibles debido a su aislamiento físico, ligado al
difícil acceso a las tierras bajas de Bolivia, y político, por la concentración de las
funciones públicas y administrativas en las principales ciudades del país. Es a raíz de
las luchas llevadas a cabo por las organizaciones indígenas que en los últimos años
se reconocen y valorizan las características peculiares de los diferentes grupos
étnicos, incluyendo los del Oriente boliviano, como una riqueza para el país y una
ventaja para su desarrollo.
El término «indígena» acuñado como denominativo para los pueblos originarios del
continente, en Bolivia se utiliza principalmente cuando se alude a los habitantes de las
regiones tropicales de la Amazonia y el Chaco y no así para los pueblos altiplánicos
que, por sus características culturales y productivas, su organización tipo sindicato
agrario y su percepción de la identidad étnica son clasificados y se consideran
"campesinos". En el Oriente, Chaco, y Amazonia se asientan numerosos pueblos
indígenas que han desarrollado una gran capacidad de manejo del territorio y que en
la actualidad están luchando por su protección y por el uso adecuado de los recursos
naturales.
En 1990 los indígenas del país realizaron una marcha histórica para presentar sus
privaciones y necesidades reclamando «Territorio y Dignidad». Desde la ciudad de
Trinidad, capital del Departamento del Beni, hasta la ciudad de La Paz, unos 850
indígenas recorrieron más de 600 kilómetros. Eran los pobladores de las estepas de
Mojos: trinitarios, ignacianos, javerianos, loretanos, sirionos, movimas y yuracares, a
quienes se unieron los mosetenes, guaraníes, guarayos, chimanes y demás pueblos
indígenas. La marcha dio a conocer a toda la nación una manera de ser basada en la
solidaridad, la reciprocidad, la hermandad, y la unidad en la lucha por el control de sus
territorios originarios y por el respeto a su dignidad como pueblos.
A partir de esta expresión de unidad indígena el Estado boliviano inició una apertura
en sus políticas reconociendo a los grupos étnicos como ciudadanos bolivianos con
todos los derechos que por ley les corresponden. Es en ese momento de la historia
nacional cuando la sociedad no-indígena reconoce la existencia de los pueblos
originarios del Oriente, Chaco y Amazonia. Estos se encuentran marginados,
explotados y sometidos a los atropellos de cazadores y empresarios madereros
depredadores de la fauna silvestre y de sus bosques, y de ganaderos, terratenientes y
comerciantes que acaparrando terrenos y especulando sobre el comercio y la mano de
obra someten a las familias indígenas e impiden que las nuevas generaciones puedan
desarrollarse integralmente.
Sin embargo, existe el peligro de que los grupos dominantes mantengan sus espacios
de poder y las comunidades indígenas y campesinas queden igualmente marginadas y
desestructuradas. Esta situación puede ser tristemente constatada en varias regiones
del país, especialmente en las zonas de presencia indígena, evidenciando el hecho de
que este avance jurídico debe ir acompañado por un avance social, es decir, la
capacitación de los mismos indígenas para que puedan explotar todas las
potencialidades de esta ley.
La difícil situación que viven los pueblos indígenas de Bolivia ha generado un gran
movimiento de lucha. Una lucha que no se limita a la reivindicación de los derechos
humanos, sino busca el respeto de las costumbres, organizaciones, autoridades
nativas y la dignidad como seres humanos. Una lucha para el derecho a una vida
digna y a participar en el desarrollo nacional de manera integral y sostenible.
En términos generales las nuevas leyes del Estado dejan espacios para el
mantenimiento de las diferencias, es decir, la posibilidad de conservar costumbres
distintas. Sin embargo, como en otros países, las relaciones interétnicas involucran
decisiones políticas que influencian el acceso a la riqueza y al poder, decisiones que
hasta la fecha han sido tomadas principalmente por un restringido grupo social.
Hoy día, las relaciones y redes que conectan individuos y grupos, sociedad y culturas
diferentes se han ido incrementando considerablemente, imponiendo un
replanteamiento de la expresión sociedad étnica o pluralística que se quiere aplicar a
la Bolivia actual. Esto presupone un contexto de encuentro, interacción y comunicación
continua entre individuos pertenecientes a tradiciones culturales diferentes y la
creación de un proyecto de desarrollo nacional que satisfaga a todos. Esta visión del
desarrollo debe darse en base a un proceso permanente de comunicación que permita
la participación de todos los componentes sociales y valorice las especificidades
étnicas del país.
En Bolivia coexisten más de 33 grupos étnicos que desde las montañas nevadas de
los Andes hasta las cálidas llanuras del Chaco moran sus tierras desde tiempos sin
memoria. En el norte altiplánico del país, pueblos como los quechua y aimará,
descendientes directos del imperio incaico, han representado por mucho tiempo la
cara indígena de Bolivia. Hoy esta visión ha sido enriquecida gracias al reconocimiento
de los pueblos que habitan las regiones del Oriente boliviano. Antes de la década de
los ochenta estos pueblos no eran visibles debido a su aislamiento físico, ligado al
difícil acceso a las tierras bajas de Bolivia, y político, por la concentración de las
funciones públicas y administrativas en las principales ciudades del país. Es a raíz de
las luchas llevadas a cabo por las organizaciones indígenas que en los últimos años
se reconocen y valorizan las características peculiares de los diferentes grupos
étnicos, incluyendo los del Oriente boliviano, como una riqueza para el país y una
ventaja para su desarrollo.
El término «indígena» acuñado como denominativo para los pueblos originarios del
continente, en Bolivia se utiliza principalmente cuando se alude a los habitantes de las
regiones tropicales de la Amazonia y el Chaco y no así para los pueblos altiplánicos
que, por sus características culturales y productivas, su organización tipo sindicato
agrario y su percepción de la identidad étnica son clasificados y se consideran
"campesinos". En el Oriente, Chaco, y Amazonia se asientan numerosos pueblos
indígenas que han desarrollado una gran capacidad de manejo del territorio y que en
la actualidad están luchando por su protección y por el uso adecuado de los recursos
naturales.
En 1990 los indígenas del país realizaron una marcha histórica para presentar sus
privaciones y necesidades reclamando «Territorio y Dignidad». Desde la ciudad de
Trinidad, capital del Departamento del Beni, hasta la ciudad de La Paz, unos 850
indígenas recorrieron más de 600 kilómetros. Eran los pobladores de las estepas de
Mojos: trinitarios, ignacianos, javerianos, loretanos, sirionos, movimas y yuracares, a
quienes se unieron los mosetenes, guaraníes, guarayos, chimanes y demás pueblos
indígenas. La marcha dio a conocer a toda la nación una manera de ser basada en la
solidaridad, la reciprocidad, la hermandad, y la unidad en la lucha por el control de sus
territorios originarios y por el respeto a su dignidad como pueblos.
A partir de esta expresión de unidad indígena el Estado boliviano inició una apertura
en sus políticas reconociendo a los grupos étnicos como ciudadanos bolivianos con
todos los derechos que por ley les corresponden. Es en ese momento de la historia
nacional cuando la sociedad no-indígena reconoce la existencia de los pueblos
originarios del Oriente, Chaco y Amazonia. Estos se encuentran marginados,
explotados y sometidos a los atropellos de cazadores y empresarios madereros
depredadores de la fauna silvestre y de sus bosques, y de ganaderos, terratenientes y
comerciantes que acaparrando terrenos y especulando sobre el comercio y la mano de
obra someten a las familias indígenas e impiden que las nuevas generaciones puedan
desarrollarse integralmente.
Sin embargo, existe el peligro de que los grupos dominantes mantengan sus espacios
de poder y las comunidades indígenas y campesinas queden igualmente marginadas y
desestructuradas. Esta situación puede ser tristemente constatada en varias regiones
del país, especialmente en las zonas de presencia indígena, evidenciando el hecho de
que este avance jurídico debe ir acompañado por un avance social, es decir, la
capacitación de los mismos indígenas para que puedan explotar todas las
potencialidades de esta ley.
La difícil situación que viven los pueblos indígenas de Bolivia ha generado un gran
movimiento de lucha. Una lucha que no se limita a la reivindicación de los derechos
humanos, sino busca el respeto de las costumbres, organizaciones, autoridades
nativas y la dignidad como seres humanos. Una lucha para el derecho a una vida
digna y a participar en el desarrollo nacional de manera integral y sostenible.
En términos generales las nuevas leyes del Estado dejan espacios para el
mantenimiento de las diferencias, es decir, la posibilidad de conservar costumbres
distintas. Sin embargo, como en otros países, las relaciones interétnicas involucran
decisiones políticas que influencian el acceso a la riqueza y al poder, decisiones que
hasta la fecha han sido tomadas principalmente por un restringido grupo social.
Hoy día, las relaciones y redes que conectan individuos y grupos, sociedad y culturas
diferentes se han ido incrementando considerablemente, imponiendo un
replanteamiento de la expresión sociedad étnica o pluralística que se quiere aplicar a
la Bolivia actual. Esto presupone un contexto de encuentro, interacción y comunicación
continua entre individuos pertenecientes a tradiciones culturales diferentes y la
creación de un proyecto de desarrollo nacional que satisfaga a todos. Esta visión del
desarrollo debe darse en base a un proceso permanente de comunicación que permita
la participación de todos los componentes sociales y valorice las especificidades
étnicas del país.