Poesia Africana Selección PDF
Poesia Africana Selección PDF
Poesia Africana Selección PDF
Serie Antologías
Caracas - Venezuela
2007
Poesía anónima africana
Impreso en Venezuela
Presentación
IX
primera vez en 1968 por la editorial Arte y Literatura, La
Habana, Cuba. Tomamos los capítulos: De la sabiduría de
los antepasados y Poesía yorubá y poesía fulbe, haciéndole
los ajustes en las notas y estudios preliminares correspon-
dientes para una edición dedicada a Venezuela.
Los editores
X
De la poesía yorubá
Vivir con una persona humilde refresca la mente.
Proverbio yorubá
5
monarca supremo, considerado por las tradiciones como
descendiente del Dios (orisha) del rayo Shàngó.
Maestros en el trabajo de los metales, de la madera,
de la piedra dura y la terracota, fueron un pueblo músico y
poeta; poseyeron una filosofía profunda y humana.
El tráfico negrero que alteró la economía de la Costa de
Guinea, las guerras civiles interminables, las luchas fratrici-
das por la sucesión al trono, la subsiguiente sublevación de
los pueblos vecinos sojuzgados y la derrota militar frente a
los ejércitos musulmanes de Usmán dan Fodio –el gran con-
quistador fulani–, determinaron la decadencia de las glorias
guerreras y artísticas de los yorubá y el hundimiento del
imperio de Óyó a principios del siglo XIX.
Su antigua capital, el viejo Óyó o Katunga, se encon-
traba mucho más al norte del actual emplazamiento del Óyó
nuevo, pero fue abandonada después de ser saqueada por
los fulani de Ilorin en 1835, fundándose una nueva capital
cien millas más al sur en un territorio más protegido de los
ataques de los enemigos norteños.3
En la actualidad, la mayoría de los yorubá forman parte
del estado africano con más habitantes en el continente,
Nigeria –alrededor de 75 millones–, y constituyen uno de
los tres grupos étnicos principales del país. Los elementos
característicos de su cultura secular, cuyo origen es situado
por algunos historiadores entre los siglos VII y XII d.n.e.*1,
se conservan hasta el presente, de la misma forma que su
religión ha logrado sobrevivir en tierras americanas a los
siglos de régimen esclavista.4
6
Entre los yorubá, la poesía cumple una función social
de primera importancia e interviene en todas las manifesta-
ciones de la vida de ese pueblo. En las ceremonias religiosas
o estadales, en las bodas, en los ritos funerarios, siempre
estarán presentes los bardos profesionales que cantarán el
tipo de poema apropiado.
Mientras en la cultura occidental burguesa la poesía ha
dejado de desempeñar esta función social para convertirse
en goce de minorías, entre los yorubá, tanto los cánticos de
alabanza a los dioses (orisha) como los comentarios sarcás-
ticos sobre los sucesos de actualidad dan lugar a la expre-
sión poética. Y no está reservada sólo para las ocasiones
solemnes o festivas, sino que forma parte de la vida cotidia-
na. Los vendedores poseen poemas especiales para anun-
ciar sus productos en el mercado; los cazadores para cantar
mientras marchan por los senderos del intrincado monte o
en sus reuniones nocturnas; los niños para acompañar sus
juegos. Mientras los campesinos cultivan sus campos o los
herreros ejecutan sus diversas labores, ahuyentarán la fatiga
entonando fragmentos de ìjálá; una recién casada camino de
su nuevo hogar cantará un rárà; al despertar los niños en la
mañana se inclinarán frente a sus mayores y los saludarán
con algún oríkì en honor de los antepasados familiares. En
los momentos de sosiego y descanso, en medio de las con-
versaciones, de las risas y la ingestión de bebidas, también
estará presente la poesía.5
7
Análisis de las formas
8
forma prosódica ordinaria nunca esté alejada de la musica-
lidad provocada por las modulaciones de los diversos tonos,
tal vez permite comprender por qué la poesía ocupa un lugar
tan importante en la vida de ese pueblo.10
En los poemas yorubá tradicionales encontramos me-
táforas, onomatopeyas, aliteraciones, repeticiones, pero
nunca rima. Y todos los estados emocionales del hombre
(el humor, el éxtasis religioso, la ironía, el patetismo, el
sentimiento amoroso) quedan tratados en ellos. Además,
esta poesía puede ser recitada o tocada en tambores. Los
yorubá poseen tambores capaces de repetir todos los tonos
de su lengua, y no a la manera de un método Morse, sino
repitiendo las ligaduras y niveles tonales exactos del habla.11
Éstos son tan importantes que las consonantes y vocales
pueden eliminarse, siendo comprensible el sentido de la
frase.
Cada tipo de poesía yorubá posee su técnica de recita-
ción propia, y lo canta un grupo específico de individuos.
Los odù de Ifá son recitados exclusivamente por los baba-
láwo o sacerdotes del oráculo. Los ìjálá, por los cazadores y
todos los que trabajan con el hierro. Los iwi, por los enmas-
carados Egúngún. Los oríkì, por los poetas profesionales o
por los sacerdotes y adoradores del orisha a quien se alabe.
La técnica de recitación es más determinante para dis-
tinguir un tipo de poema que su contenido o su estructura
específica; tanto, que la persona que ha sido instruida en un
estilo se considera incapacitada para repetir el tono de los
otros.
9
Existen sutiles diferencias entre el tono de voz de los ìjálá
y los de otras formas de canto yorubá tales como rárà (canto
en alabanza de un noble), ègè (lamento por los grandes hom-
bres), ofò (encantamientos mágicos), ògèdè (una especie de
ofò considerado más efectivo), ewi ogun (cantos para el dios
de la guerra) y oríkì (nombres de alabanza). Es muy común
oír decir sin apología a un buen cantante de ìjálá que no
tiene voz para ègè u ògbérè.12
10
y revistas africanas gracias a la tesonera labor de Bakare
Gbadamosi, Ulli Beier, E. L. Lasebikan, E. O. Yemitan y
Abeloye Babalola, quienes han dedicado largos años de su
vida a la divulgación y estudio de la poesía oral y anónima
de los yorubá. Esta parte del libro está basada en sus inves-
tigaciones.
He seleccionado aquellos poemas que tienen más sen-
tido para nuestro pueblo, y donde se plasman los elementos
más característicos de esa poética.
Junto a las ricas tradiciones literarias anónimas y orales
–entre las que se distinguen los owe (proverbios), àló (adivi-
nanzas), ègè (cantos de alabanza), itan (cuentos tradicionales)
y oríkì–, y consideradas como “literatura clásica”,14 los yo-
rubá poseen también una variadísima literatura contempo-
ránea escrita y de autor conocido (novelas, teatro, ensayos,
poemas, etc.), pues desde mediados del siglo XIX su lengua
fue reducida a la escritura después de arduos esfuerzos por
parte de lingüistas y otros estudiosos, entre los que se des-
tacó el obispo yorubá Samuel Crowther, una de las perso-
nalidades más extraordinarias que haya dado ese pueblo.15
Entre sus escritores modernos podemos citar a novelistas
como D. O. Fagunwa, Afolabi Olabimtan y al Chief I. O.
Delano; dramaturgos como Duro Ladipo, Hubert Ogunde,
Kola Ogunmola y Obotunde Ijimere;16 poetas como Bakare
Gbadamosi, Abeloye Babalola, Tunde Lasebikan, Adebayo
Faleti, A. O. Odunsi, y otros. También debemos mencionar
a importantes autores yorubá de expresión inglesa como el
historiador Samuel Johnson, los dramaturgos Ola Rotimi y
Wole Soyinka 17 –considerado entre los más notables tea-
tristas africanos–, y al conocido novelista Amos Tutuola.
11
El yorubá, una de las principales lenguas del África, es
vehicular y semioficial en el occidente de Nigeria. Se emplea
en la radio, televisión, prensa, administración pú-blica y en
el sistema escolar oficial. En la actualidad lo hablan “más de
14 millones de personas”.18
En Cuba y Brasil se guardan celosamente muchos ele-
mentos de esta lengua, traída a tierras americanas por los
cautivos durante el período colonial (mitos, fábulas, cuentos,
poemas, proverbios y miles de vocablos). Y no son pocos los
que se enorgullecen de poder sostener una conversación en
lucumí, como decimos los cubanos, o en nagó como deno-
minan los brasileños a la lengua de esos antepasados nues-
tros. 19
Espero que algún día se recoja toda la poesía de anti-
gua procedencia yorubá que vive actualmente en el pueblo
cubano. En las llamadas Libretas de santería –manuscritos
sagrados–, se conservan y trasmiten muchos de los valores
fundamentales de esa alta cultura africana, 20 como un teso-
ro oculto en espera de su revelador.
NOTAS
12
Longmans, 1962; Awolalu, J. Omosade: “The Yoruba Philosophy of
Life”, Présence Africaine. París, No. 73, 1er. trimestre. 1970, Delano,
Chief I. O.: “The yoruba family as the basis of yoruba culture”, Odù.
Ibadan, No. 5; Underwood, Leon: Bronzes of West Africa. London,
Alec Tiranti Ltd., 1949.
4 Verger, Pierre: Notes sur les cultes des orisas et voduns. Dakar,
IFAN, 1957; Bastide, Roger: Les religions africaines au Brésil. París,
Presses Universitaires de France, 1960; Cabrera, Lydia: El Monte, Igbo
finda, ewe orisha, vititinfinda. La Habana, Eds. C. R., 1954.
5 Yoruba Poetry. Traditional yoruba poems collected and translated
by Bakare Gbadamosi and Ulli Beier. Special publication of Black
Orpheus. Nigeria, 1959, p. 6.
6 Lasebikan, E. L.: “Tone in yoruba poetry”, Odù. Ibadan, No. 2.
7 Alexandre, Pierre: Langues et langage en Afrique Noire. París,
Payot, 1967, p. 24.
8 Abraham R. C.: Dictionary of modern yoruba. London, University
of London Press, 1958; A dictionary of the yoruba language. London-
Ibadan, Oxford University Press, 1972; Delano, Chief I. O.: A dictionary
of Yoruba monosyllabic verbs, Vol. I (A-L). Ife, Institute of African
Studies, University of Ife, 1969; Lasebikan, E. L. and L. J. Lewis: A
Yoruba revision course. Ibadan-Lagos, Oxford University Press, 1968.
9 Delano, Chief I. O.: op. cit., 1969, p. iii.
10 Babalola, Abeloye: “La poésie yorouba”, Présence Africaine. París,
No. 43, 1963, p. 212.
11 Yoruba Poetry... 1959, p. 9.
12 Babalola, Abelboye: “Ìjálá. The traditional Poetry of Yoruba
hunters”, Introduction to African Literature. London, Longmans,
1967, p. 13.
13 Babalola, Abeloye: op. cit., 1963, p. 212.
14 Delano, Chief I. O.: “The yoruba family...”, p. 22.
13
15 Ade Ajayi, J. F.: “How Yoruba was reduced to writing”, Odù. Ibadan,
No. 8, october, 1960; A dictionary of the yoruba language... 1972.
16 Owomoyela, Oyekan: “Folklore and Yoruba Theater”, Research
in African Literatures. Austin, African and Afro-American Research
Institute, The University of Texas, Vol. 2, No. 2, 1971.
17 Ogunba, Oyin: “Le théâtre au Nigéria”, Présence Africaine. París,
No. 58, 2ème. trimestre, 1966; Adedeji, J. A.: “Oral Tradition and the
contemporary theater in Nigeria”, Research in African Literatures.
Austin, Vol. 2, No. 2, 1971.
18 Crowder, Michael: “Foreword”, en Delano, Chief I. O., op. cit., 1969.
19 Bascom, William R.: “The yoruba in Cuba”, Nigeria. Lagos, No.
37, 1951; Verger, Pierre: op. cit., Bastide, Roger: op. cit., y Cabrera
Lydia: op. cit.
20 Martínez Furé, Rogelio: “Patakin: littérature sacrée de Cuba”,
Présence Africaine. Paris, No. 77, 1er. trimestre, 1971.
14
Oríkì,
la poesía de los dioses y los hombres
1. ORÍKÌ DE ÈSHÙ
15
¡Èshù, no me confundas!
¡Èshù, no confundas la carga sobre mi cabeza!3
16
De no haber sido por su enorme tamaño,
no hubiera sido visible en absoluto.
17
2. ORÍKÌ DE ÒGÚN
18
Le da uno al cuco, el cuco lo tiñe de rojo.
Le da uno al airón, el airón lo deja blanco.
19
Ògún tiene cuatrocientas esposas
y mil cuatrocientos hijos.
Ògún, el fuego que barre la selva.
No es broma su risa.
Ògún come doscientas lombrices de tierra
y no vomita.
¡Ògún es un orisha loco que aún hace preguntas
después de 780 años!
¡Si puedo responder o si no puedo,
Ògún, no me preguntes nada!
.
.
20
3. ORÍKÌ DE ERINLÈ
21
Donde la yerba es abundante,
donde los grandes árboles sombrean la corriente
Y el aire es fresco como el harmatán.9
22
4. ORÍKÌ DE OBÀTÁLÁ
Él es paciente, no se enoja.
Se sienta en silencio a juzgar.
Nos ve aunque no esté mirando.
Permanece en un lugar lejano,
pero sus ojos están sobre el pueblo.
Mata al novicio,
y lo despierta para hacerle oír sus palabras.12
Dejamos el mundo al dueño del mundo.
La muerte obra traviesa, hasta que él
se lleva al niño.13
Él cabalga sobre un jorobado.14
Tiende su mano derecha.
Tiende su mano izquierda.
23
Se yergue junto a sus hijos y les deja triunfar.
Los hace reír, y ellos ríen.15
24
Tengo tan sólo un tocado que teñir
de rojo.
¡Pero sé que guardas veinte o treinta hijos
para mí,
a los que pariré!
25
5. ORÍKÌ DE SHÀNGÓ
26
Cuando el cangrejo abandona su hueco,
no sabemos qué dirección está tomando.
Shàngó salió para Ìbàdàn...
y llegó a Ilorín.18
27
Aun cuando no lucha, le tememos;
Pero cuando la guerra brilla en sus ojos,
sus enemigos y adoradores corren
todos por igual.
Fuego en la mirada, fuego en la boca,
fuego en el techo.
Camina a solas, pero entra en el pueblo
como un enjambre de langostas.
El leopardo que mató al carnero y se bañó
en su sangre.
El hombre que murió en el mercado
y despertó en la casa.
28
Si no compartes tu harina con él,
Se deslizará bajo tu uña
y tomará su parte.
¡Shàngó coge a la fuerza!
¡Si no le ofreces un asiento,
se sentará en la punta de tu nariz!
Él coge los techos de sus vecinos
y se cubre la cabeza.
Presta dinero y no pide que le paguen.
Su ropa es harapienta como la de una viuda.
Shàngó hace lo que quiere.
Si le place, puede hacer harina de maíz
de las bananas.
Si le place, puede usar su traje roto.
29
le imparte su belleza.
30
Marchó a la granja sólo para ser muerto.
¡Mi señor, no me sacrifiques a tu ser interior!23
Lo ruego, lo ruego,
no tengo a nadie más que a ti.
No me pelees.
¡Dame un hijo!
31
6. ORÍKÌ DE ÒSHUN
24 Íyálóde: Título de una mujer jefe entre los yorubá. Òshun, la diosa de
la belleza, la coquetería, la maternidad y las aguas dulces y Yemayá
comparten el mismo sitial.
32
Tu piel es suave y tersa,
eres negra como el terciopelo.
33
7. ORÍKÌ DEL ALÃFIN DE ÓYÓ
Hijo de la muerte,
Padre de todas las madres,
rey de todos los reyes.
Llevas la negrura del bosque
como una vestidura real.
Llevas la sangre de tus enemigos
como una brillante corona.
Sé misericordioso conmigo,
como la ceiba es misericordiosa con la selva,
como el águila es misericordiosa con los pájaros.
El pueblo descansa en la palma de tu mano,
ligero y frágil.
No lo destruyas:
nuestro destino descansa en tu mano;
empúñalo cuidadosamente
como tu cetro de cuentas.
Los enemigos que desean destruirte,
se destruirán ellos mismos.
Cuando quieran asar maíz
Le prenderán fuego a sus techos.
Cuando quieran vender agua
habrá sequía.
El tamiz siempre será dueño de la paja.
El lirio de agua siempre flotará en el lago.
Hijo de la muerte,
los pelos de tu pecho son tan numerosos
como las palabras de una mujer conversadora
34
Agarras las cabezas de tus enemigos
y hundes sus rostros en agua hirviente.
Tú cierras la puerta frente a sus narices
y guardas la llave en tu bolsillo.
Hijo de la muerte,
padre de todas las madres,
rey de todos los reyes.
35
8. ORÍKÌ DEL TIMI DE EDE
36
9. ORÍKÌ DEL OGOGA DE IKERRE
37
Nadie puede ser rey mientras su padre viva.29
Brille la luna o esté muy oscuro,
el hombre poderoso será reconocido
cuando se le encuentre.
Él es el marido de la esposa negra
y de la esposa amarilla,
él es el marido de la esposa gruesa
que vende tabaco en el mercado.
Las hormigas blancas miran a la piedra
sin esperanza.
No debes luchar, no debes pelear,
si quieres ser padre de muchos hijos.
Él saca el aceite de palma rojo
del cuello de los hombres.30
El pájaro òkín sólo tiene una pluma blanca.31
29 Existe esta ley entre los yorubá, porque si el padre del rey viviera,
habría alguien que pudiera gobernarlo a él.
30 “Aceite de palma”: Metáfora empleada en lugar de sangre.
31 El pájaro òkín es el símbolo de la realeza por tener una larga y única
pluma blanca en su cola.
38
Odù de Ifá,
la poesía del oráculo yorubá
39
*
40
*
41
*
42
*
43
Esto es lo que el oráculo dijo a Òrúnmilà,
quien respondió:
—Traeré el cielo a la tierra
y la tierra al cielo.
Le dijeron que sacrificara
dos ovejas, dos chivos y dos aves.
Macho y hembra de cada uno.
Él comprendió y sacrificó.
44
Pero la enfermedad llegó hasta ellos.
Sus cuerpos se debilitaron y su tristeza fue grande.
Estaban moribundos, pero se sentían avergonzados
de ir al oráculo.
Al fin fueron implorantes al padre de los secretos
¡desde ese día el oráculo fue respetado!40
45
y los arbustos de espinas.
Toda la Sabana fue arrasada.
Pero cuando el Fuego se volvió hacia el Bosque,
ellos regaron hojas de Ifá sobre él,
y murió.
46
*
Entró en la selva,
y no halló animales que matar.
Después que había deambulado largo tiempo
se encontró con la Muerte.
Por un tiempo estuvieron cazando juntos.
Al fin hallaron dos huevos.
La Muerte le dijo al cazador:
47
“Puedes llevártelos a casa.”
Él propuso dividirlos,
pero la Muerte rehusó.
El cazador regresó a su casa solitario.
Iwori Wotura.
Iwori Wotura.
48
La galería bien barrida es el orgullo del patrón.
Iwori Wotura
Iwori Wotura.
Iwori Wotura.
Iwori Wotura.
Ifá dice:
La belleza y todo género de dicha se aproximan.43
49
Ijálá,
la poesía de los cazadores
51
Sólo los que están locos
dicen si Ògún va al arroyo.
Que ellos irán a la granja;
pero su ignorancia los ciega
al hecho de que Ògún es un dios,
que puede controlar granja y arroyo.
52
Ògún protege el hogar de los cazadores
mientras cazan,
Ògún protege el hogar de los cazadores
mientras cazan,
un amo vigila mientras su sirviente sale,
Ògún protege el hogar de los cazadores
mientras cazan.
53
12. ERIN, EL ELEFANTE
54
13. EFÒN, EL BÚFALO
55
14. ETU, EL ANTÍLOPE
44 Los habitantes de Ogbomosho tienen tatuada una marca facial que les
cruza la nariz.
45 Creencia común entre las mujeres yoruba.
56
15. ÌJÁLÁ
57
Yo vi un tallo de maíz
que no cargaba hijos sobre su espalda.46
¡Ògún, no dejes que me ocurra a mí!
Ahora volveré a la casa de mi padre,
yo, Asunmo, dueño de un pájaro,
de un pájaro encantador.
58
16. ALOGONIGIN, EL VALIENTE
En aquel tiempo,
todo cazador que quería matar un leopardo
seguía al animal por su habitual sendero del bosque,
furtivamente y con paso tembloroso.
El cazador corría un poco, caminaba otro poco,
siempre furtivamente.
Cuando estaba bastante cerca para apuntar sin miedo,
le tiraba al leopardo por detrás, y lo mataba.
Luego, con la piel del leopardo en la cabeza,
regresaba a la aldea con altanero paso,
lleno de vanidad por su pretendida hazaña.
Pero cuando mi abuelo Alogonigin decidía
matar un leopardo en la selva,
bajo el reinado del Oba Abiodun,
sus amigos y parientes le preguntaban, al verlo
abandonar la aldea:
“¡Oh padre!, ¿qué le harás al leopardo?”
Él respondía que iba a luchar con él.
Le preguntaban de nuevo: “¡Oh padre!, ¿qué le harás
al leopardo?”
Él respondía que iba a provocarlo a un combate singular.
Le preguntaban entonces por tercera vez:
“¡Oh padre!, ¿qué le harás al leopardo?”
Él respondía: “El leopardo y yo cambiaremos unos golpes.
Ojo por ojo, diente por diente.”
Así era Alogonigin, el valiente.
No tenía igual en muchas cosas.
Fue el primero en poseer una inmensa mansión
59
antes de cumplir los treinta años.
Fue en su juventud cuando construyó
su grandiosa residencia.
¿He terminado ya mi historia de la caza del leopardo?
Sean indulgentes conmigo... esta es la conclusión:
Alogonigin regresaba a la aldea
con la pesada y voluminosa piel de un leopardo
al hombro.
¡Pero sin una sola señal visible de bala!
60
Ofò u ògèdè,
la poesía que cura
61
Iwi,
la poesía de los enmascarados yorubá
18. EL HAMBRE
63
No hay dios como nuestra garganta,
tenemos que ofrendarle diariamente.
64
19. ORÍKÌ DEL PUEBLO ÈRÌN
65
Pero la esposa del rey,
más sabia que el rey,
dijo: “Unan dos a tres,
pónganse en camino
Y vean al babaláwo
en su granja.”
Unieron dos a tres,
fueron hasta el padre
de los secretos,
y el sacerdote aconsejó:
“Escojan a un sordo
y a un ciego también.
Y pongan las hachas en sus manos,
porque ellos cumplirán el trabajo.”
66
20. HAMBRE
67
El dueño del ñame empieza a gritar:
“¡No hay Salaam Alekum que valga
a menos que dejes al dueño de la comida
comerse su alimento!”
68
21. LOS HIJOS
69
No debemos alegrarnos muy pronto con un niño.
Sólo el que ha sido enterrado por su hijo,
es quien ha tenido de verdad un hijo.
El día de nuestra muerte,
nuestra mano no podrá
Sostener ni un solo cauri.
Hace falta un hijo que herede nuestros bienes.
70
La poesía de los niños
71
23. CANCIÓN DE CUNA, II
No llores mi niño,
tu madre fue a la granja,
con su gran pecho.
No llores mi niño,
pronto ella vendrá,
con su gran pecho.
72
24. POPULARIDAD
73
25. CANCIÓN
49 El río Níger
50 Hibiscus esculentus: Ilá en yorubá.
74
En los tres próximos años,
en los seis próximos meses,
limpiemos la casa
convenientemente.
Carguemos al esposo sobre nuestro muslo,
sigamos comiendo ñame machacado.
¡Oh mi machete!
Tú puedes matar a un buitre.
Tú puedes matar como un hombre valiente.
Tú puedes matar a un tucán.
Tú puedes matar como el cuchillo de un blanco.
Llámalo como quieras,
¡mi machete tiene ojos de pájaro!
.
75
26. EL PÁJARO MALO
76
27. CANTOS DE BURLA
Quien no me quiera,
se volverá una rana
y saltará
saltará
saltará.
Se volverá un mono
de una sola pata
y cojeará
cojeará
cojeará.
77
28. LA GALLINA
78
29. EL HARAGÁN
79
30. JACTANCIA
80
31. UN JUEGO
81
32. ADIVINANZAS (ÀLÓ)
—La lluvia.
—La alcancía.
IV. ¿Qué es lo que pasa por delante del palacio del oba
sin hacerle reverencia?
82
VI. Llamamos a los muertos,
ellos responden.
Llamamos a los vivos,
no responden...
—Las hojas.53
83
Cantos funerarios
85
II
III
86
IV
No puedo cargarlo,
no puedo cargarlo.
Si pudiera cargarlo,
lo cargaría.
Cuando el elefante muere en la selva,
algo se lleva para casa.
Cuando el búfalo muere en el bosque,
algo se lleva para casa.
87
Pero cuando el ratón muere en la casa,
¡algo es lanzado a la selva!57
VI
VII
La muerte es feroz,
la muerte es cruel.
Si la muerte fuera guerrera,
los miembros de la familia
ya habrían disparado su fusil.
La muerte es feroz,
la muerte es cruel.
¿Dónde están nuestros bienamados?
Ya aquí no los encontramos.
VIII
88
Si el cielo fuera un mercado,
ya lo hubiera visitado.
Las lágrimas se convierten
en un río sobre mi pecho.
Ya lo hubiera visitado.
IX
XI
89
cuando la muerte todavía no está lista,
es que sirve propiciar al orisha;
cuando la muerte venga de verdad,
la muerte no aceptará ofrendas.
90
De la poesía fulbe
Tres cosas sin remedio: la vejez,
la muerte, la necedad
(Tati walaa safare: maangu, saate,
ndaabu)
Proverbio fulbe
95
entre bereberes y negros, o que eran gitanos, o malayos,
o hasta judeo-sirios. Sin embargo, estas afirmaciones cor-
respondían a la óptica colonialista, interesada en buscar un
origen extra africano, o blanco, a todas las manifestaciones
culturales de importancia surgidas de África o a la génesis
de cualquiera de sus estados altamente organizados. La
ideología reaccionaria del colonialismo no podía admitir el
reconocimiento de ningún valor positivo y de originalidad
en los pueblos que sojuzgaba.
Las investigaciones antropológicas más recientes han
echado por tierra todas esas lucubraciones seudocientíficas,
llegando a conclusiones categóricas:6 los fulbe pertenecen
al subgrupo etiópico de la raza negra, y tras varios siglos
de convivencia entre poblaciones pertenecientes al subg-
rupo sudanés, se han mestizado profundamente con ellas,
por lo que en la actualidad resulta casi imposible distinguir
en la mayoría de ellos su tipo del resto de los negros su-
daneses. No obstante, en los grupos que se han mantenido
con mayor pureza étnica, y relativamente libres de mezcla
con sus vecinos, los rasgos que los caracterizan son apenas
diferentes del tipo etiópico encontrado en África Oriental:
miembros delgados, ausencia de prognatismo, tez carmelita
cobriza, nariz y labios finos, cabello no siempre lanudo, etc.
Sus mujeres están consideradas como las más hermosas
de África Occidental. Son famosas entre todas las nobles
del Futa Dyalon, Guinea, con sus altos peinados en forma
de cascos, “una de las más bellas realizaciones capilares”,
según Mercier.7
Los fulbe se subdividen en dos grandes grupos: los
nómadas, o mejor, trashumantes, (llamados burure, y el único
96
pueblo exclusivamente ganadero8 del Occidente africano),
celosos conservadores de sus costumbres tradicionales y su
religión ancestral, y los sedentarios (agricultores y criadores
de bovinos), profundamente islamizados.
El país de los pastores trashumantes es la sabana sajeli-
ana, donde dominan las acacias, crecen tipos especiales de
palmas como las llamadas dum9 y roniero,10 y germina la
hierba cram-cram.11 Los sedentarizados habitan en las llan-
uras sudanesas, donde reinan los baobab y los tamarindos.
II
97
ya desde finales del XI, probablemente bajo la presión de los
almorávides, que descendían entonces hacia el sur, algunas
fracciones abandonaron los pastos del Senegal medio para
remontar hacia el nordeste, tomando de nuevo así la ruta
seguida en otra ocasión por sus antepasados, pues según
tradiciones locales eran originarios del sur mauritano
(Termés y el Hodh) y la aridez creciente del Sajara los
obligó a abandonarlo.
A partir del siglo XV, y sobre todo del XVIII, algu-
nas secciones de los fulbe lograron fundar poderosos
reinos e imperios en muchos de los territorios donde se
habían establecido como simples ganaderos, tras obtener
autorización de los agricultores, “dueños de la tierra”.14
La dinastía de los Dialube (1400-1810) en la región del
Kaniaga, el reino de los Denianke (XVI-XVIII) en el Futa
Toro, los estados teocráticos del Futa Dyalon (1715), Futa
Toro (1776), del Bondú, y los imperios de Mácina (1810),
Sokotó (1804), Adamawa y otros, dominaron la historia
del Sudán Occidental y Central hasta la llegada de los
invasores europeos a fines del siglo pasado. En otras zonas
permanecieron unidos a sus formas de vida trashumantes y
adorando a sus dioses ancestrales.
Entre los conquistadores y grandes políticos fulbe
se destacaron: Kole Tenguila Ba, Ardo Magan Dyalo,
Karamoko Alfa, Ibrajima Sori; el famoso reformador
religioso Usmán dan Fodio (1754-1810/15), iniciador de la
Guerra Santa (Yijad)15 en Nigeria del Norte, en 1804; su
hermano Abdalá (1766-1829), Mojamed Belo (1781-1837),
hijo de Usmán; Seku Jámadu Bari (¿-1844), Adama (¿-1847),
y Alfa Yaya Dyalo, el gran héroe de la resistencia guineana
98
frente a la penetración colonialista francesa.
III
99
árabe, lengua considerada como el vehículo de civilización
por excelencia en el África sudánica, y además de carácter
sagrado por ser la empleada en el Corán, Libro Santo de
los musulmanes.20 Literatura que nació y adquirió forma
escrita a través de la islamización, sobre todo durante los
siglos XVI y XVII. Obras creadas por una élite intelectual
formada por cheikhs, almamis, walis, alfas y otros miembros
de las clases dominantes, únicas en practicar el islamismo
por entonces entre los fulbe.
La producción literaria de ese período está represen-
tada por poemas de glorificación a Dios, al profeta Mahoma
y a sus compañeros, y de alabanza a los grandes señores,
así como por gestas y oraciones fúnebres. Eran obras
didácticas y de contenido religioso o de entretenimiento.
En la mayoría de los casos se inspiraban en la poesía árabe
clásica, en forma y contenido. Los libros se utilizaban para
propagar la fe musulmana y convertir al pueblo a la nueva
religión. Para lograr este fin, los letrados se vieron forzados
a emplear la escritura ayami –“alfabeto árabe adaptado por
medio de puntos diacríticos suplementarios a la fonética de
sus utilizadores”–,21 en la transcripción del fulfulde, y así
poder difundir con más rapidez los dogmas islámicos entre
las masas iletradas.
Durante el siglo XVIII, y especialmente en el XIX, la
religión de Mahoma dejó de ser aristocrática para convertirse
en popular, en una fuerza nacional y política.22 Un público
más numeroso aprendió a servirse de la escritura, y su gusto
por temas más variados y menos esclavos de los modelos
árabes obligó a evolucionar a los letrados.
Junto a ese tipo de obras apologéticas fue surgiendo
100
una literatura laica, creada por escritores que habían roto
con el dogmatismo de las élites cultas. Su estilo era más rico,
más satírico, y constituyó un movimiento de reivindicación
nacional y de libertad espiritual.
El siglo XIX vio nacer numerosos escritores en el Futa
Dyalon que desarrollaron una rica tradición literaria en
árabe o en fulfulde, y que en la actualidad sigue produciendo
sus frutos en ambas lenguas.
La tercera forma de literatura está constituida por
creaciones anónimas y orales de campesinos y ganaderos,
cuya temática está íntimamente relacionada con todos los
aspectos de la vida del hombre común (las costumbres,
el amor, la muerte, la guerra). En ella se reflejan los
sentimientos más profundos del pueblo fulbe.
En el Futa Dyalon la “poesía se sitúa, por así decirlo,
en la confluencia del lenguaje hablado y de la lengua escrita
[...], el poema se escribe, sobre todo, para ser dicho, recitado
y escuchado. El poeta, que se dice yimoowo, es decir, cantor,
compone poemas o cantos, guimol en singular y guimDi
o guimi en plural. En cuanto a la poesía se dice yimoore
o yimre, es decir, canción o música”. “El poema queda así
como esa música antes que todo, es decir, una voz, una
sonoridad que se desea agradable al corazón y dulce al
oído”.23
Con la islamización de los fulbe su poesía escrita
recibió influencias de la poética árabe en la estructura del
verso y en la métrica. El verso fulbe está formado por dos
hemistiquios de igual extensión y duración. Su poesía es
cuantitativa pero el verso no es silábico, porque no contiene
siempre el mismo número de sílabas.
101
Los metros de la poesía clásica árabe más conocidos y
empleados en el Futa Dyalon son el kâmil, el tawîl, el basît,
el sari, el wâfir, el rajâz y el mutaqârib.24
Entre los cantos de inspiración religiosa o beytooyi,
Christiane Seydu25 distingue: “los yaareeyi o yettooyi, a
menudo consagrados a los lamentos fúnebres dirigidos a un
personaje preciso, el waynorde, elogio fúnebre más lírico,
más elegíaco, y en fin, los waayooyii (sermón, exhortación...)
más metafísicos”.
Acerca de los fulbe del Mácina (Malí), Jámpaáte Ba26
sostiene que “en su rica diversidad, la literatura peul com-
porta géneros por los que siente mayor predilección: la ep-
opeya, la poesía pastoral, el cuento y la sátira”.
Entre sus héroes épicos se destacan: Silamaka,
Gueladio Samba Yegui, Puloru, Durówel Pinówel, Bokari
Dyan, y muchos otros, cuyas hazañas “no cesarán de ofrecer
los cantores peul con inflexiones moduladas de sus voces,
acompañadas por las notas evocadoras de sus guitarras
joddu”.27
En cuanto a los cantos bucólicos o naiinkoyi, se
encuentran entre las producciones más abundantes de la
literatura fulbe, y son quizás la forma más original de su
poesía. Comparables con los más hermosos ejemplos de
poesía pastoral de cualquier época y lugar.
Los cuentos pueden ser de contenido moral, didáctico,
fabuloso, alegórico, legendario, etc.
La sátira es del dominio de los waridiasi y segueyi,
cantores de origen noble convertidos en trovadores
vagabundos que recorren el país ridiculizando en sus cantos
102
a todos los sectores de la sociedad (jefes, santones, hombres
del común) y sus vicios.
También son notables en el Mácina los poemas
funerarios llamados burudye, acerca de la muerte o sobre
el que va a morir en el combate, donde lo elegíaco alcanza
niveles extraordinarios. Están emparentados con el llanto
español, y ambos se derivan de la borda árabe.28
Por su parte, Aly Dyalo Mali29 señala tres formas
principales de poesía fulbe, que corresponden a las
categorías tradicionales en que se divide ese pueblo: la de
los nobles y diawambe, la de las castas y la de los cautivos.
En la poesía de los nobles, distingue: los burudyi,
cantos patrióticos que celebran las hazañas de los que
mueren combatiendo. Los sirudyi, poemas de circunstancias
improvisados por los nobles en alabanza de su objeto
amoroso (persona, animal o cosa), algunos de los cuales son
puestos en música. Los na’in-kodyi, cantos bucólicos muy
abundantes –”los más originales, los más ricos en rimas y
en ritmos”– y que considera “los más característicos del
alma peul”. Y los dyime, cantos religiosos más recientes.
La poesía de las gentes de casta según Mali, es por
sí sola un vasto dominio con múltiples aspectos, llena de
imaginación y rica en invenciones fabulosas. Dividida en
estrofas y acompañada de una música particular cuyas
melodías tradicionales provocan una cautivante sensación
entre aquellos a quienes les son familiares, también
comprende piezas laudatorias, ditirambos circunstanciales.
Esta poesía es a menudo burlesca y satírica.
Los cantos de los siervos, llamados direre, se acompañan
de música y danzas casi acrobáticas. Generalmente tratan
103
acerca de las labores agrícolas y dirigen alabanzas a los
campesinos.
IV
104
fulfulde como Jámpaáte Ba, Alfa Sow, Christiane Seydu,
Eldridge Mojámadu y otros ha ocupado en los últimos
años el primer plano en el estudio de su literatura materna,
armados de un instrumental moderno y con la ventaja de
conocer desde adentro su lengua y cultura.
En verdad, como ya hubo de decir Frobenius, la idea
del negro bárbaro “es una invención europea”, y los pueblos
africanos no cayeron con las últimas lluvias.
Notas
105
Madrid, Alianza Editorial, 1972, pp. 168-171; Ba, A. H.: op. cit., pp.
23-31.
6 Suret-Canale: op. Cit.
7 Mercier, Paul: Dictionnaire des civilisations africaines. París,
Fernand Hazan, ed. 1968, p. 115.
8 Los nómadas se dividen en tres grupos, dedicados a la cría de
bovinos, ovejas y cabras respectivamente.
9 Hyphaene thebaique.
10 Borassus flabelliformis.
11 Cenchrus biflorus.
12 Suret-Canale: op. cit.; Mali: op. cit.
13 Labouret: op. cit., p. 90.
14 Para un análisis marxista de las causas económicas y sociales
que determinaron el surgimiento de las hegemonías fulbe, y que no ha
lugar en esta introducción literaria, consultar: Suret-Canale: op. cit.
15 Que contribuyó grandemente al hundimiento del imperio yorubá
de Óyó a principios del siglo XIX, determinando la entrada de miles de
cautivos de esta procedencia étnica en Cuba y Brasil, principalmente,
cuya influencia civilizadora ha sido enorme en ambos países.
16 Mali: op. cit., pp. 228-229.
17 Alexandre, Pierre: Langues et langage en Afrique Noire, París,
Payot, 1967, pp. 21, 62-67, 88 y 104; Mali: op. cit
18 Colin: op. cit.
19 Sow, Alpha Ibrahim: “Notes sur les procédés poétiques dans la
littérature des peuls du Foûta Djalon”, Présence Africaine. (París, No.
54, 1965; La femme, la vache, la foi. París, Ed. Julliard, 1966, Collec.
“Classiques Africains.”)
20 Semejante al papel desempeñado por el latín en el medioevo
europeo.
21 Alexandre: op. cit., p. 145.
106
22 Sow: op. cit., 1965 y 1966.
23 Sow: op. cit., 1965, p. 184.
24 Ibíd, p. 182.
25 Seydou, Christiane: “Majaado Alla Gaynaali, poème en langue
peule du Foûta-Djalon”, Cahiers d’Études Africaines. París, Nº 24,
Vol. VI, 1966, pp. 643-644.
26 Ba, Amadou Hampaté: op. cit., pp. 49-52.
27 Gran guitarra de cuatro o cinco cuerdas.
28 Monteil, Vincent: L’Islam Noir. París, du Seuil, 1971, p. 369.
29 Mali: op. cit., p. 229.
30 Alexandre: op. cit., p. 21.
107
34. CÓMO EL MUNDO FUE CREADO DE UNA GOTA
DE LECHE
109
Doondari creó la muerte,
y la muerte venció a la zozobra.
Pero cuando la muerte se volvió demasiado
orgullosa,
Doondari descendió por tercera vez,
y vino como Gueno, 1 el eterno,
y Gueno venció a la muerte.
1 Gueno: Dios
110
35. CÁNTICOS DE LOOTARI
111
36. NAIINKOYI, I
112
37. NAIINKOYI, II
113
El que hace pastar al raso, engordará, sin duda, su ganado.
El deseo de engordar el mío es el único motivo que pudo
hacerme interrumpir mi sueño junto a Dikko, la de tez
clara,3 la de cabellos largos y lisos. Ella exhala un suave
olor y nunca hiede a pescado. No exhala olor a sudor,
como las recogedoras de leña seca. No tiene en la cabeza
la placa sin cabellos causada por los haces de leña.
Sus dientes son blancos, sus ojos se parecen a los del cervatillo
recién nacido de la gacela mojor, atiborrado de leche de
una ubre que la deja manar por vez primera.
Ni su talón, ni la palma de su mano son rugosos sino suaves
al tacto como el hígado; y aun mejor, como el liso vellón
del kapok.4
Mi buey, que camina al frente, ha mugido. Sale bruscamente
del rebaño y se detiene, alza la cola, la cabeza baja.
Salta y golpea la tierra con sus patas; avanza, retrocede
luego, mira ora a diestra, ora a siniestra, y a veces,
caminando de lado, se desplaza.
Con la palabra “dial” lo halagan, y horada entonces la tierra
con sus pezuñas.
Durante este tiempo mi pequeña guitarra difunde un sonido
muy suave, que el eco nocturno hace repercutir.Una
agradable brisa desgreña mis cabellos.
Ningún ser humano está a mi lado. Enfrente, distingo el domo
de un baobab, que me da la impresión de un genio
acurrucado.
114
El de corazón fácil de sorprender no hace pastar de noche
por no recibir visitas...
Pero el que a las visitas no teme obtiene los favores
femeninos: coquetería, cantos y regalos de bienvenida.
Para él tocarán las guitarras. Las mujeres fulbe le
[cantarán
alabanzas, y también a los animales de húmedas narices
que se pavonean caminando y balancean encabritándose
una giba grasienta y carnosa.
115
38. CANTATA DE LAS VACAS
Se acoplan:
helas ahí que están preñadas, que se redondean.
Pastan y mugen de ternura,
la leche rezuma de sus ubres demasiado llenas,
gota a gota:
la leche es ordeñada con gran ruido.
Mis vacas se multiplican como babuinos.
116
Se arremolinan como pájaros...
Oh, mis toros, mis terneras, mis becerros...
117
parte, estremece la tierra, sacude las arboledas, desfonda
los pantanos, desvía los arroyos, desenmaraña los bosques,
traza senderos; el ruido de mis rebaños hace temblar la
tierra, el suelo vibra; delante de ellos huyen los búfalos
y los antílopes, la polvareda se levanta, los babuinos
ladran, las fieras se apartan; la miseria se aleja...
Tengo vacas
Como las riquezas de Dios:
como el farallón tiene monos,
como la montaña tiene fuentes,
como la landa tiene antílopes,
como el río tiene peces,
como el bosque tiene pájaros,
como la gran selva tiene elefantes,
tengo vacas...
118
39. POEMA DE AMOR
5 Las mujeres fulbe realzan su belleza tiñéndose las encías y los labios
de azul. También ennegrecen sus párpados y cejas con antimonio, y
se pintan las uñas de rojo con alheña.
119
iba a permitir a mis ojos
embriagarse con sus puras formas,
como un bebé se embriaga con la leche de los senos
henchidos toda la noche,
¡la púdica!,
calificarla no puedo de otro modo,
me dijo: “Adiós”.
Se escabulló mimosa,
más graciosa que nunca.
Me dijo:
la luz del sol traiciona a los enamorados,
excúsame,
te amo.
Me abandonó en la llanura
y su ausencia incendió la llanura de tristeza.
Y mi corazón y mis entrañas cogieron fuego,
se consumían
y yo moría
viendo la silueta esbelta de mi amada
esfumarse en la llanura,
llanura inmensa que desciende
y la traga.6
Ella partió como parte un espejismo.
Me dejó todo jadeante, en las cenizas,
muriendo de crueles desesperos.
No puedo dirigirle palabra dura alguna
por respeto a ella,
por respeto a la mujer.
120
Mi mujer,7 mi tía y mi hermana son mujeres.
Espero que en los próximos crepúsculos,
cuando el gran cielo esté engastado de estrellas,
centelleantes como preciosas perlas,
mi amada volverá.
Volverá a rociar mis cenizas
con una fina lluvia, hecha de sus lágrimas y de su saliva,8
cuya virtud me resucitará.
121
40. LELÉ
No me pegues, no me pellizques.
Si me tratas brutalmente, ¿quién me vengará?
Si me pellizcas, ¿a quién me quejaré?
Evita cada noche ver mis lágrimas.
Lava mi ropa, échale añil,
dóblala toda, perfúmala con incienso,
plancha la ropa, extiende ahí la estera,
y ven a conversar.
Acércate, y frótame el cuerpo,
¡pequeñita!
¡Que Dios te dé vida!
Yo te amo, te quiero,
te felicito y espero de ti.
Has sazonado la comida insípida.
Huraño cuando estoy cerca de ti;
Lejos de ti vivir me es imposible.
122
41. EL AUSENTE
123
42. NOCTURNO
124
43. DESDOBLAMIENTO
ganancia y satisfacción,
ciencia y educación,
amor y confianza,
casa y seguridad.
125
44. LAS SEIS DIFICULTADES
126
45. CINCO MALES, CINCO REMEDIOS…
127
46. LOS TRES BOCHORNOS…
128
47. LA MUERTE DEL VALIENTE
129
caballo de raza;
ese, es el cadáver tendido de un
valiente.”
Y sucedió que la madre del valiente
no fue informada.
130
48. CANTO FÚNEBRE
131
el valiente no tiene miedo de romperse los huesos,
no teme a las balas ni a sus heridas,
mientras que el cobarde huye, maldice a su madre
y no vuelve en sí más que con los talismanes.
Pero he aquí que abaten a los que obstruyen las brechas:
¡Ya no es el momento de lustrar la lanza!
132
¿O bien falló su golpe?” El macho
le responde: “¡Líbranos del mal!”
Y agregó: “No es un pariente,
es un jovenzuelo, no es tu joven...
¡Arráncale la nariz, el vientre, yo lo cojo!
¡Tiremos bien fuerte, que las entrañas salgan!”
133
49. SILAMAKA DEL MÁCINA
134
Los jinetes quisieron penetrar en su antro,
pero vieron que una horrible muerte les esperaba.
135
lo que era alto, lo aplanaron,
lo que era corto, lo saltaron,
lo que era verde, lo arrancaron,
lo que era seco, lo quebraron;
galopaban, kerbekebe,13
las briznas de hierba se doblaban,
era Silamaka quien se desplazaba.
Los animalitos salvajes, adivinando
que un gran acontecimiento se preparaba,
enloquecidos se refugiaban junto a sus madres.
13 Onomatopeya.
14 El griot acompañaba a su señor a los combates para presenciar sus
hazañas y componer su pui o epopeya.
15 Uno de los héroes legendarios de los fulbe; se canta su divisa en los
momentos heroicos.
136
A su fiel cautivo Puloru;16
La serpiente estaba de frente al grupo,
Silamaka dio la vuelta al bosquecillo;
avanzó a pasitos discretos,
agarró de pronto al animal por el cuello,
el reptil se enredó alrededor de su brazo
y le golpeó con la cola en la axila.
Entonces Silamaka se reunió con sus jinetes
y estos se desbandaron, todos salvo Puloru;
El valiente pulo montó a horcajadas su montura
con el cuello del grueso negro todavía apretado en su puño.
137
“Ve al mercado con ese cinturón.”
Dirigióse el pulo a la aldea de Tena.
Estaba la feria en su apogeo.
Sujetó el cinturón para juzgar su efecto.
Todo el mundo echó a correr en todas direcciones,
hombres y mujeres gritaban sin poder contenerse;
cuatro veces Silamaka recomenzó,
cuatro veces las gentes se desbandaron;
entonces, Silamaka saltó sobre su caballo
y a Kekei, su aldea, regresó.
138
Ni tiempo hubieras tenido de ver el hueco de Kunari.19
No te doy, pues, las gracias por haber venido en son de paz.”
Ofendióse tanto Silamaka
que sobresalieron sus costillas de su torso,
tragó en seco,
y un chorro de sangre brotó de su pecho.
Los cortesanos de Jambodedio ironizaron:
“Si estás acatarrado hasta el punto
de moquear sangre en vez de mucus,
ve a hacerte una fumigación de albarcadyi.”20
Silamaka tomó a Puloru por la mano:
“Vamos”, dijo. Al salir preguntó:
“¿Dónde están los bueyes rojos de Jambodedio?”
Se cruzó con un mendigo, pero éste
meneó solamente las orejas
y huyó a todo correr.
Pero Silamaka le tiró una bolita de oro:
“Muéstrame dónde van a pastar los bueyes”;
el mendigo se contentó con ocultar su oro.
Silamaka le tiró otra;
entonces el pobre guió a Silamaka
hasta la charca junto a la cual
pastaban los bueyes rojos de Jambodedio.
Eran cuidados por cuatro pastores aguerridos.
Silamaka les dice: “Salud, fulbe, hemos venido
a robar los bueyes de Jambodedio.”
139
Los pastores respondieron: “¡Suponiendo
que Puloru y Silamaka en persona
acudieran armados con sus lanzas de fuego,
en verdad, no podrían robar estos bueyes!
¡Mucho menos vosotros!”
Silamaka dijo: “¡No somos ni Puloru
ni Silamaka, pero nos los robaremos!”
140
entre el rebaño y Silamaka,
pero éste le dio la vuelta, y el pulo
Le lanzó su segunda telapia:
Silamaka la evitó; le lanzó la tercera;
el Ardo dijo: “Joven pulo, me has enviado tres lanzas
y nada he dicho, porque no acostumbro
responder a una provocación, ni a dos, ni a tres;
mas nadie me provoca cuatro veces.
Es, pues, mi turno, en fin, de responderte.”
Se enderezó Silamaka sobre sus estribos;
Soperekañe se encabritó tanto que su grupa
rozó ligeramente el suelo y su cola barrió la arena;
meneó la cabeza, batió el aire con sus patas,
su cuerpo se volvió tirante como una viga entre dos horcones,
y Silamaka se mantenía sobre el caballo
como una canal fijada a un muro
¡Tan diestro jinete era!
Tiró de las riendas, que se tensaron
como el hilo de la trama del tejedor;
manejó al animal como a un resorte que sueltan,
lo espoleó y lo lanzó
como un terrón de tierra con una honda.
Topó la bestia con el pastor, lo lanzó por el suelo,
su cráneo se abrió y sus huesos se redujeron
como tiestos de termitera rota.
Silamaka se puso a pilar el resto del cuerpo
bajo los cascos de Soperekañe,
¡así murió varias veces el pobre pastor!22
141
Luego se dirigió hacia el segundo guardián.
Este gritó: “¡No nos mates,
somos tus servidores!”
El Ardo dijo entonces: “Conducid, pues, estos bueyes
[a mi casa
y seréis mis fieles pastores”.
Después se volvió hacia Puloru:
“Tú, acompáñales, Puloru,
porque no puedo ser un bandolero;23
Tengo que quedarme aquí para esperar
todas las consecuencias de mi acto:
¡si las treinta y tres aldeas de Kunari
se unieran para formar una sola mano,
yo las trabajaría como el zapatero el cuero,
como el albañil trabaja el muro,
como la alfarera trabaja las ollas!”
142
como signo de agradecimiento!”25
Jambodedio hizo sonar el tam-tam de guerra.
Púsose a contar los caballos
que iba a enviar contra Silamaka.
Un anciano de la aldea preguntó entonces:
“¿Es que un viejo podría decir una palabra?”
Jambodedio respondió: “Sí, si no es una palabra que le
[cueste la cabeza.”
Dijo el viejo: “Ha llegado a mis oídos que los razziadores
no son sino Silamaka y Puloru,
¡y esos no son fulbe vulgares!”
Jambodedio regresó a su morada
y sacó su fetiche hablador, Saneru;
lo agarró, lo sacudió, lo interrogó.
Saneru dijo: “No atrapes lo que no se puede atrapar,
Jambodedio, no agarres lo que no hay que agarrar;
¡porque quien le ponga la mano encima no lo contará!”26
143
crujir27 los dedos de Silamaka;
permanece sentado, con las piernas cruzadas,
mira llegar los caballos,
Soperekañe está de pie a su lado,
todavía con la traba, lavando su freno con la boca.28
Una nube de polvo había precedido
al ejército de Jambodedio; Silamaka fue cubierto por ella
antes que estuviera cerca la cabalgata;
se incorporó entonces, sacudió su bubú,
apretó las cinchas de la silla,
desató su caballo, pisoteó al herrero,
agarró al zapatero, se sentó sobre el leñador,29
y lanzó la bestia aflojando las riendas;
Soperekañe se curvó como un arco,
se encogió como una fiera lista a saltar,
cavó la tierra como el cultivador
cava huecos para después sembrar.
Silamaka gritó entonces: “¡Jambodedio,
no se lanza uno sobre el enemigo sin prevenirle;
pero es uno de los rasgos del carácter30 de mi caballo
no poder soportar la vista de una cabalgata
sin correr a su encuentro, no puedo retenerlo!”
En ese momento, el viejo de buen consejo
dijo a Jambodedio: “Vale más abstenerse
de atacar a un hombre de esta envergadura
144
cuando está furioso, porque somos numerosos
y si por desgracia nos hiciera huir,
la vergüenza sería para nosotros indeleble”.
145
50. BALADA TUCULER DE SAMBA-FUL
146
¡Se ha marchado Samba!
147
cuida celosamente y sólo deja cogerla a los que consienten
en darle una doncella como sacrificio cada año. Las pobres
cautivas como yo son muy desgraciadas: le sirven de pasto”.
148
arrancar la lanza, que queda plantada en la arena como
un árbol inconmovible. Nadie puede calzar la sandalia.
¿Cuál es, pues, el guerrero temible que ha vencido al león?
Ninguno de ellos puede decir: “Yo”.
149
pleno sol, contra sus enemigos. Monta en un caballo fogoso,
al sonido del tam-tam de guerra y de los cantos de los griot.
Le hace decir al rey de los fulbe: “Voy a hacerte la guerra,
defiéndete”.
150
“Nos quedamos contigo; si abandonas el campamento,
no regresaremos más”. La esperanza de la nación parte
con ellas. Si Samba no regresa, El-Kebir no tendrá más
descendientes.
151
de alegría por mandar un gran ejército, quiere ir primero a
Guelé a darle gracias al viejo Tunka por los cuidados que ha
brindado a su madre y a sus hermanas.
152
Uandé.
153
Samba, victorioso, se identifica; lo aclaman con amor como
soberano del país. Cada uno dice: “He aquí al grande, he
aquí al noble, he aquí al verdadero rey”. Samba va a reinar
con bondad. Samba hará la felicidad de su pueblo. Samba
colmará a sus griot de grandes riquezas para que canten,
todos los días y delante de todos los guerreros, las gestas
de Samba, para que conserven, por siempre, el recuerdo de
sus proezas.
154
51. KAÏDARA
155
De la sabiduría de los
antepasados
“El proverbio es el caballo de la Palabra;
cuando la Palabra se pierde es con ayuda
del proverbio como se la vuelve a encontrar”.
Proverbio yorubá
161
A los que se aman, les basta un vistazo para reconocerse.
Congo.
162
Cuando el amor se desgarra, no se le puede recoser las
orillas.
Malgache, Madagascar.
163
La muerte es un pantalón que todo el mundo usará.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea
La vida separa,
la muerte separa,
¡que esté avisado el hombre de bien!
Kabila, Argelia.
164
Los hombres mueren pero sus palabras u obras pueden vivir
por siempre.
Akan, Ghana.
165
El agua del río corre sin oír al hombre que tiene sed.
Kikuyu, Kenia.
166
Alá le da fortuna a todo el mundo, menos al que se pasa la
vida durmiendo.
Malinké, Malí.
167
Pigmeos, Gabón.
168
Pigmeos, Gabón.
169
Akan.
Cuando el gato no está, las ratas son las jefas del granero.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.
En la casa del avaro los ratones están más gordos que él.
Bámbara, Malí.
170
en que marchan.
Bantú.
El elefante es su trompa.
Tsonga, África del Sur.
171
ranas.
Bereber.
172
sea nuestra enemiga.
Malí.
173
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.
174
Allí donde haya carne muerta, el buitre descenderá.
Bámbara, Malí.
175
El fuego engendra la ceniza.
Kabila, Argelia.
176
Pigmeos, Gabón.
177
Amhárico, Etiopía.
179
Las mujeres hallarán noventa y nueve historias, pero se
traicionarán con la centésima.
Jausá.
180
Mujer sin marido: mujer de todo el mundo.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.
181
Está permitido tener lástima de una mujer que ha perdido a
su marido, pero nunca de la que rechaza al suyo.
Malí.
182
Cuando no hay ancianos, el pueblo se echa a perder.
Yorubá, Nigeria.
183
Los hombres mezquinos son tan comunes como los árboles
en el bosque.
Yorubá, Nigeria.
184
La noche cerrada se aclara, el estanque profundo se
sondea, la gran zanja se colma, pero irreparable es el mal
realizado.
Malgache, Madagascar.
185
Amhárico, Etiopía.
La verdad no mata.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.
186
Jausá.
187
Al que está de pie, todo el mundo lo rodea; al que está caído,
nadie lo conoce.
Kabila, Argelia.
188
Tu lengua es tu león: si la dejas, te devora.
Fulbe.
189
Quédese callado hasta que su enojo haya pasado.
Kipsigis, Kenia.
190
arder.
Amhárico, Etiopía.
191
Yorubá, Nigeria.
192
Los espíritus malvados mueren frente a la virtud y el coraje.
Swajili.
193
Akan, Ghana.
194
No se puede detener el mar con los brazos.
Wolof, Senegal.
195
Si oyes decir que algo no pasa a través de las finas mallas de
la red, recuerda que la aguja que la tejió ha pasado.
Bámbara, Malí.
196
El que tiene miedo a los ojos no debe despellejar cabeza.
Fulbe.
197
Sólo se mete la mano una vez en la alforja de un imbécil.
Congo.
No enseñes a un tonto.
Swajili.
198
Vivamos juntos, y si es necesario, perezcamos juntos.
Kikuyu, Kenia.
El trabajo bueno y útil sólo puede ser reconocido por los que
ven su valor.
Akan, Ghana.
199
Las leyes de la naturaleza o de la sociedad deben ser
obedecidas para triunfar en la vida.
Akan, Ghana.
200
Índice
Presentación ������������������������������������������������������������������VII
Sobre la presente edición������������������������������������������������IX
De la poesía yorubá. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Los yorubá. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Oríkí (La poesía de los dioses y los hombres) . . . . . . . . 15
Oríkì de Èshù������������������������������������������������������������� 15
Oríkì de Ògún ����������������������������������������������������������� 18
Oríkì de Erinlè����������������������������������������������������������� 21
Oríkì de Obàtálà��������������������������������������������������������� 23
Oríkì de Shàngó��������������������������������������������������������� 26
Oríkì de Òshun����������������������������������������������������������� 32
Oríkì del Alàfin de Óyó��������������������������������������������� 34
Oríkì del Timi de Ede������������������������������������������������ 36
Oríkì del Ogoga de Ikerre ����������������������������������������� 37
Odù de Ifá (La poesía del oráculo yorubá)��������������������� 39
Odù de Ifá. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Ìjálá ( La poesía de los cazadores)����������������������������������� 51
El día que Ògún vino de los montes��������������������������� 51
Erin, el elefante���������������������������������������������������������� 54
Efòn, el búfalo ����������������������������������������������������������� 55
Etu, el antílope����������������������������������������������������������� 56
Ìjálá����������������������������������������������������������������������������� 57
Alogonigin, el valiente����������������������������������������������� 59
Ofò u Ògèdè (La poesía que cura) ��������������������������������� 61
Sortilegio para protegerse de un enemigo����������������������� 61
Iwi (La poesía de los enmascarados yorubá) ����������������� 63
El hambre������������������������������������������������������������������� 63
Oríkì del pueblo Èrìn������������������������������������������������� 65
Hambre����������������������������������������������������������������������� 67
Los hijos��������������������������������������������������������������������� 69
La poesía de los niños����������������������������������������������������� 71
Canción de cuna, I����������������������������������������������������� 71
Canción de cuna, II ��������������������������������������������������� 72
Popularidad���������������������������������������������������������������� 73
Canción����������������������������������������������������������������������� 74
El pájaro malo������������������������������������������������������������ 76
Cantos de burla����������������������������������������������������������� 77
La gallina������������������������������������������������������������������� 78
El haragán������������������������������������������������������������������� 79
Jactancia��������������������������������������������������������������������� 80
Un juego��������������������������������������������������������������������� 81
Adivinanzas (àló)������������������������������������������������������� 82
Cantos funerarios ����������������������������������������������������������� 85
I������������������������������������������������������������������������������� 85
II ����������������������������������������������������������������������������� 86
III����������������������������������������������������������������������������� 86
IV����������������������������������������������������������������������������� 87
V ����������������������������������������������������������������������������� 87
VI����������������������������������������������������������������������������� 88
VII��������������������������������������������������������������������������� 88
VIII������������������������������������������������������������������������� 88
IX����������������������������������������������������������������������������� 89
X ����������������������������������������������������������������������������� 89
XI����������������������������������������������������������������������������� 89
De la poesía fulbe����������������������������������������������������������� 91
Los Fulbe������������������������������������������������������������������� 95
Cómo el mundo fue creado de una gota
de leche��������������������������������������������������������������������� 109
Cánticos de Lootari ��������������������������������������������������111
Naiinkoyi, I���������������������������������������������������������������112
Naiinkoyi, II��������������������������������������������������������������113
Cantata de las vacas��������������������������������������������������116
Poema de amor����������������������������������������������������������119
Lel�������������������������������������������������������������������������� 122
El ausente����������������������������������������������������������������� 123
Nocturno ����������������������������������������������������������������� 124
Desdoblamiento������������������������������������������������������� 125
Las seis dificultades������������������������������������������������� 126
Cinco males, cinco remedios...��������������������������������� 127
Los tres bochornos... ����������������������������������������������� 128
La muerte del valiente ��������������������������������������������� 129
Canto fúnebre������������������������������������������������������������131
Silamaka del Mácina ����������������������������������������������� 134
Balada Tuculer de Samba-Ful ��������������������������������� 146
Kaïdara����������������������������������������������������������������������155
Caracas - Venezuela
Este libro se terminó de imprimir
en el mes de agosto de 2007
en la Fundación Imprenta Ministerio de la Cultura
1000 ejemplares / Alternative 60 grs.