Aceptación-Y-Renuncia-De-La-Herencia - Canvas 2020
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Aceptación de la herencia
Renuncia
Referencias
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Lesson 1 of 7
A modo de introducción, es dable recordar que el art. 2277 expresa que “la muerte real o presunta de una persona causa la
apertura de su sucesión y la transmisión de su herencia a las personas llamadas a sucederle por el testamento o por la ley” 1.
[1] Art. 2277- Ley N° 26.944 (2014) Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
Como en nuestro sistema legal se pretende que la herencia no quede vacante, se establece que la
transmisión al heredero opera en el momento de la muerte del causante; sin embargo, como no
se fuerza la aceptación, se condiciona la transmisión a que sea aceptada. De esto se infiere que la
calidad de heredero no se impone; por el contrario, quien es llamado por ley o por testamento
puede voluntariamente aceptar o repudiar la herencia. Es decir, la persona llamada a la sucesión
puede manifestarse voluntariamente sobre si acepta o renuncia a la herencia. Esta manifestación
habrá de determinar su posición frente a la herencia, ya que según elija uno u otro de los términos
de ese derecho de opción, habrá de convertirse en sucesor o en extraño a la herencia. Por tanto,
el heredero tiene derecho de opción; esto es, la libertad para aceptar o renunciar a la herencia.
En tal sentido, prescribe el art. 2287 del Código Civil y Comercial de la Nación (C.C.C.N.) que “todo heredero puede aceptar la
herencia que le es deferida o renunciarla, pero no puede hacerlo por una parte de la herencia ni sujetar su opción a modalidades”2.
Es decir, la herencia no puede ser aceptada o renunciada parcialmente, tampoco puede estar sujeta tal aceptación o renuncia a
una condición o un plazo. Por lo tanto, si el heredero aceptara una parte de la herencia, se considera que la aceptó en su totalidad.
Tal derecho puede ejercerse a partir de la muerte del autor de la sucesión, por lo tanto, las herencias futuras no pueden ser
Sin embargo, parte de la doctrina estima que este principio admite algunas excepciones 4.
[4] Arts. 1010 y 2411. Ley 26.944 (2014) Op. cit. promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título VIII, Cap. 6,
El ejercicio del derecho de opción tiene efecto retroactivo al día de la apertura de la sucesión. Conforme a ello, si acepta la
herencia, se considera que es aceptante desde la muerte del autor de la sucesión. En esa misma línea, si renuncia a la herencia,
se entiende que nunca ha sido heredero5. Ello es una “consecuencia lógica de que nuestro sistema sucesorio consagra el
principio de que la transmisión se produce en el mismo instante de la muerte del causante” (Solari, 2014).
[5] Arts. 2291 y 2301. Ley N° 26.944 (2014) Op. cit. promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título II, Cap. 1 y
Caducidad
Este derecho no tiene duración ilimitada, pues el Código, en el art. 2288, prevé el momento hasta el cual se puede aceptar o
renunciar la herencia, así el derecho de aceptarla caduca a los diez años desde la apertura de la sucesión 6.
[6] Ley N° 26.944 (2014) Op. cit. promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título II, Cap. I. Código Civil y
Comercial de la Nación.
Podrá invocar el transcurso del plazo quien tuviese un interés jurídico, por ejemplo, los coherederos de igual grado o los herederos
que recibirán la herencia si falla esa vocación preferente. También podrán hacerlo los acreedores si de ello dependen sus
derechos.
Si quien es llamado a la sucesión falleciera antes de haber ejercido el derecho de opción, esa facultad integrará el contenido de su
herencia y se trasmitirá, por lo tanto, a sus herederos, quienes podrán utilizar los términos de la alternativa.
Por otra parte, se prevé la posibilidad de transmitir el derecho de opción. Esto se debe a que este derecho se encuentra “dentro del
conjunto de titularidades con contenido patrimonial transmisibles”7. En tal sentido, el art. 2290 postula:
[7] Art. 2290- . Ley N° 26.944. (2014) Op. cit. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título II,
Si el heredero fallece sin haber aceptado o renunciado a la herencia, el derecho de hacerlo se transmite a sus
herederos.
Ante ello, puede suceder que todos los herederos estén de acuerdo en aceptarla o renunciarla.
Pero puede darse la situación en que no lleguen a un acuerdo; en tal caso, los que aceptaron la herencia deferida
a su causante adquieren la totalidad de los derechos y obligaciones que le correspondían a este.
Si el heredero renuncia a la herencia de su causante sin aceptar ni renunciar la herencia que le fue deferida,
implica la renuncia a ésta última. Por ejemplo, Andrés fallece y su heredero es Pablo, quien fallece sin haber
aceptado o renunciado a la herencia. Santiago es heredero de Pablo y, por lo tanto, podrá ejercer el derecho de
opción no ejercido por Pablo. Así, podrá renunciar la herencia de Andrés y aceptar la de Pablo. Si renuncia a la
herencia de Pablo no podrá aceptar la de Andrés, pues el derecho a la herencia de eéste se desprende de su
calidad de heredero de Pablo8.
[8] Ley N° 26.944 (2014) Op. cit. promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título II, Cap. I.
Código Civil y Comercial de la Nación.
En consecuencia, el derecho de opción no ejercido se transmite a los sucesores en caso de muerte del heredero llamado en
primer lugar.
Explica Maximiliano Flammá (2014) que se está en presencia de dos sucesiones distintas: una es la deferida al causante, y la otra
es la del segundo causante que es deferida a sus herederos; en eésta el derecho de optar por aceptar o repudiar la primera forma
parte del contenido transmitido por la segunda. Por lo tanto, la capacidad exigida al transmisiario para ejercer el derecho de opción
se vincula exclusivamente con la aceptación de la herencia de su transmitente.
C O NT I NU E
Lesson 2 of 7
Aceptación de la herencia
Aceptar implica asumir plenamente, en la práctica, la calidad de heredero. La aceptación tiene por fin consolidar tal calidad y hace,
irreversible el llamamiento efectuado por la ley o por la voluntad del causante. De esta manera, cesa la incertidumbre acerca de la
persona que asumirá los derechos y obligaciones inherentes a la herencia.
“El fundamento de la aceptación se encuentra, entonces, en la necesidad de otorgar seguridad jurídica a la transmisión hereditaria
al consolidar, en cabeza del heredero, la titularidad de los derechos y obligaciones transmitidos” (Azpiri, 1998, p. 115).
El Código Civil distinguía dos clases de aceptación; estas son: la pura y simple en virtud de la cual el heredero confundía su
patrimonio con el del causante y respondía ultra vires, y la con beneficio de inventario conforme a la cual limitaba su
responsabilidad por las deudas y cargas de la sucesión solo hasta la concurrencia del valor de los bienes recibidos.
El Código Civil y Comercial establece que la responsabilidad por las deudas y cargas de la sucesión es limitada a la concurrencia
del valor de los bienes hereditarios recibidos, salvo lo dispuesto por el art. 23219.
[9] Ley N° 26.944 (2014) Op. cit. promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título V. Código Civil y Comercial
de la Nación.
La aceptación de la herencia es “el acto entre vivos, unilateral, mediante el cual la persona llamada a la herencia exterioriza su
decisión de convertirse en heredero y asumir los derechos y obligaciones inherentes a esa condición” (Maffia, 1986, p. 136).
La aceptación cumple la función jurídica de perfeccionar el derecho en pendencia que confiere la vocación y, puesto que implica la
apropiación de la herencia, convierte al sucesible en sucesor. Puede consistir en una declaración de voluntad unilateral realizada
con el fin de consolidar su carácter de sucesor (expresa) o en la realización de actos a los que la ley atribuye ese efecto (tácita).
Caracteres:
Voluntaria
–
Nadie puede ser obligado a aceptar una herencia. Ello se desprende del art. 2287. Cualquier disposición del causante que obligara
al heredero a aceptar sería inválida.
Unilateral
–
Unilateral
Pura
–
No puede estar sujeta a término o condición. El heredero no puede sujetar la aceptación de la herencia a modalidad alguna; si lo
hiciera, se tendrá por no escrita 11.
[11] Art. 2287. Ley N° 26.944 (2014) Op.cit
Indivisible
–
Pues no puede ser aceptada parcialmente; si así es realizada, se entiende que se aceptó en un todo 12.
[12] Art. 2287. Ley N° 26.944 (2014) Op.cit
No es un acto personalísimo
–
Puede ser realizada por mandato.
Es irrevocable.
–
Es irrevocable.
Capacidad:
La aceptación de la herencia es un acto que produce importantes efectos jurídicos, ya que no solo comprende recibir los bienes
hereditarios, sino también la responsabilidad por las deudas del causante. En consecuencia, se debe ser capaz para poder
efectuarla.
Por tanto, es dable revisar cómo se produce la aceptación en los supuestos de incapacidad, así podemos enunciar:
limitada13.
Expresa la misma norma que la aceptación de la herencia, por el representante legal de una persona incapaz, nunca puede obligar
a este al pago de las deudas de la sucesión más allá del valor de los bienes que le fueron atribuidos. La misma solución se aplica
a las personas con capacidad restringida que actuaron con asistencia o por sus representantes legales.
Parte de la doctrina considera que no es necesaria tal aclaración, pues en el sistema del Código se regula que la responsabilidad
ultra vires solo procede si se lleva a cabo alguno de los actos previstos por el art. 232114. Por lo tanto, la aceptación como acto en
sí no puede provocar la responsabilidad ilimitada respecto a las deudas del causante (Flammá, 2014).
[14] Ley N° 26.944 (2014) Op.cit.promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título V. Código Civil y Comercial
de la Nación.
Formas
La aceptación de la herencia puede ser expresa o tácita. Es expresa cuando el heredero toma la calidad de tal en
un acto otorgado por instrumento público o privado; es tácita si se otorga en un acto que supone necesariamente
su intención de aceptar y que no puede haber realizado sino en calidad de heredero 15.
La aceptación expresa, entonces, es la que se efectúa por medio de instrumento público o privado. Por lo tanto, no es posible
formularla de manera verbal. Implica un negocio jurídico unilateral 16. En el instrumento debe constar la aceptación inequívoca de
la herencia.
La aceptación tácita es la que se realiza por medio de actos que el heredero no tendría derecho a ejecutar sino en calidad de
heredero. Debe tratarse de actos inequívocos, es decir, que no podrían realizarse en otro carácter que el de heredero. “La ley le
atribuye el efecto de consolidación en la adquisición de la herencia a los actos que objetivamente presuponen aceptación, sin que
pueda indagarse en los casos particulares si existió o no voluntad de aceptar” (Pérez Lasala, 2014. p. 498).
El acto debe reunir dos requisitos para que se considere que hubo aceptación tácita:
1) Subjetivo
–
Supone la intención de aceptar.
2) Objetivo
–
No puede haber sido realizado sino es en la calidad de heredero.
El art. 2294 del CCCN C.C.C.N. enuncia actos que importan aceptación tácita, a saber:
1. La iniciación del juicio sucesorio del causante o la presentación en un juicio en el cual se pretende la calidad de
heredero o derechos derivados de tal calidad.;
2. La disposición a título oneroso o gratuito de un bien o el ejercicio de actos posesorios sobre él.
En cuanto a los actos de disposición, si bien la norma no lo establece expresamente, comprende los actos de
constitución de derechos reales sobre cosa ajena.
Lo que evidencia la aceptación es la actitud dispositiva sobre el bien de la sucesión.
No implica aceptación si se trata de bienes perecederos y la venta se efectúa antes de la designación de
administrador, o su conservación es dispensiosa o se desvalorizan rápidamente.
Respecto al ejercicio de actos posesorios, procede cuando el heredero toma posesión de un inmueble que forma
parte de la sucesión luego de la muerte del causante. También comprende los actos enumerados en el art. 1928
del C.C.C.N. ; entre ellos: percepción de los frutos, amojonamiento, mejoras. Continuamos con los actos de
aceptación:
4. El hecho de no oponer la falta de aceptación de la herencia en caso de haber sido demandado en calidad de
heredero.
5. El hecho de no oponer la falta de aceptación de la herencia en caso de haber sido demandado en calidad de
heredero.
8. La renuncia de la herencia por un precio, aunque sea en favor de todos sus coherederos.
[Aquí también hay cesión y, por lo tanto, aceptación.]
Por último, el art. 2296 del CCCN C.C.C.N. refiere a aquellos actos que no implican aceptación de la herencia, estos son:
1. Los actos puramente conservatorios, de supervisión o de administración provisional, así como los que resultan
necesarios por circunstancias excepcionales y son ejecutados en interés de la sucesión.;
2. El pago de los gastos funerarios y de la última enfermedad, los impuestos adeudados por el difunto, los
alquileres y otras deudas cuyo pago es urgente.;
3. El reparto de ropas, documentos personales, condecoraciones y diplomas del difunto, o recuerdos de familia,
hecho con el acuerdo de todos los herederos.;
4. El cobro de las rentas de los bienes de la herencia, si se emplean en los pagos a que se refiere el inciso b) o se
depositan en poder de un escribano.;
En los tres últimos casos, el que ha percibido las rentas o el precio de las ventas queda sujeto a las obligaciones
y responsabilidad del administrador de bienes ajenos.
Acción revocatoria:
El Código vigente –a diferencia del Código Velezano. – no regula la acción revocatoria conferida a los acreedores del heredero que
tenía lugar cuando Este aceptaba una herencia evidentemente mala en connivencia fraudulenta con los acreedores del causante.
Parte de la doctrina estima que si bien no hay previsión especial al respecto, la hipótesis se encuentra comprendida por las
disposiciones reguladoras del fraude.
La herencia se puede aceptar desde el momento de la muerte del causante, es decir, desde la apertura de la sucesión; por lo tanto,
las herencias futuras no pueden ser aceptadas. Este derecho tiene límites en el tiempo, pues el Código Civil y Comercial establece
el momento hasta el cual se puede aceptar la herencia: el art. 2288 establece que tal derecho caduca a los diez años desde la
apertura de la sucesión; si no se acepta en ese plazo, se tiene al heredero por renunciante. En el caso en que se trate de personas
que son llamadas a suceder en defecto de un heredero preferente que acepta la herencia y luego es excluido de esta (p. ej., por
indignidad), el plazo comienza a partir de dicha exclusión.
El plazo previsto opera como caducidad y no como prescripción, por lo que no es pasible de
suspensión ni interrupción.
Efectos
La aceptación retrotrae sus efectos al día de la apertura de la sucesión. Conforme a ello, se considera que es aceptante desde la
muerte del autor de la sucesión.
El heredero aprovecha todos los beneficios venidos a la herencia desde la apertura de la sucesión y soporta las
perdidas.
Aprovecha las prescripciones que han corrido en beneficio de la sucesión en el intervalo de la apertura de la
sucesión y la aceptación, así como soporta las que han corrido contra la sucesión.
Nulidad de la aceptación
La nulidad de la aceptación no ha sido específicamente regulada por el Código vigente, por lo que debe tenerse presente lo
establecido para los actos jurídicos y para los simples actos lícitos.
La aceptación expresa de la herencia constituye un acto jurídico y queda, por lo tanto, sometida a las reglas generales que regulan
la materia. En cambio, en la aceptación tácita, no siempre se aplican tales principios, pues implica más la intención de realizar el
acto y su realización que la validez misma.
Causales de nulidad:
a) Falta de formalidades: en la aceptación expresa, es cuando no se realiza en instrumento público o privado; en las tácitas se
produce la nulidad si la aceptación no reúne las formalidades solemnes que la ley prescribe para realizar el acto jurídico de que se
trata (p. ej., donar un inmueble por instrumento privado).
Dolo
–
Se aplica lo dispuesto por los arts. 271 y ss. Parte de la doctrina considera que el dolo no causa la nulidad de la aceptación tácita.
Así, si el heredero tuvo la intención de disponer de un bien de la sucesión, efectivamente dispuso de él y luego el acto se anula; la
intención expuesta implica aceptación tácita.
Violencia
–
Se aplican los arts. 276 y ss. del C.C.C.N. La violencia anula la aceptación expresa y la tácita pues quita al acto el requisito de la
voluntariedad.
Error
–
En principio, no resultan aplicables a ambas formas de aceptación las disposiciones del art. 265 y ss. del C.C.C.N. En la
aceptación expresa puede proceder el error como causal de nulidad cuando verse sobre la identidad de la sucesión, esto es:
cuando el llamado a suceder acepta una herencia creyendo que aceptaba otra.
c) Testamento desconocido al momento de la aceptación, que disminuye considerablemente lo que a ese heredero le hubiere
correspondido de no haber existido ese testamento.
El Código no regula este supuesto, por lo que ha quedado una laguna jurídica.
Podría plantearse la nulidad mediante la teoría del error sobre el objeto de la adquisición.
Efectos de la nulidad de la aceptación:
Corolario obligado del pronunciamiento de nulidad de la aceptación, es el retorno al estado anterior a esta, lo cual equivale a decir
que el llamado a la herencia está en condiciones de ejercer cualquiera de las posibilidades emergentes del derecho de opción.
Aceptación forzada
Es impuesta como sanción al sucesor en determinados casos. Así, el art. 2295 del C.C.C.N. establece que sobre el heredero que
oculta o sustrae bienes de la herencia pesan las siguientes consecuencias:
Es considerado aceptante con responsabilidad ilimitada. Afrontará las deudas y legados de la sucesión con los
bienes hereditarios recibidos y con los propios.
Para la aplicación de esta norma, se requiere que el heredero haya ocultado o sustraído los bienes hereditarios, existan otros
coherederos y no hubiese repudiado la herencia. De tal manera, si el sujeto comete estos hechos luego de renunciar a la herencia,
resultan aplicables las normas comunes.
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Lesson 3 of 7
El art. 2288 del C.C.C.N. prevé que al heredero que ha dejado transcurrir el plazo de diez años sin ejercer el derecho de opción se lo
tiene por renunciante. El fundamento de esta solución radica en la presunción de ausencia de voluntad del llamado a la herencia
de revestir la calidad de heredero.
Se considera que la actitud pasiva y prolongada del heredero durante diez años equivale a la renuncia –aunque no es propiamente
tal– y se le otorga los efectos de esta.
Otro supuesto es el del silencio en el caso de intimación de los terceros interesados para exigir la aceptación o la renuncia:
El art. 2289 del C.C.C.N. prevé que si un heredero es intimado a aceptar o renunciar a la herencia en un plazo no menor a un mes ni
mayor a tres meses – renovable por una vez–, y ese plazo transcurre sin haber respondido a la intimación, se lo tiene por
aceptante.
En este punto cabe señalar que la solución dada por la norma se contrapone con la que se confiere al silencio en el vencimiento
del plazo para ejercer el derecho de opción previsto por el art. 2288 del C.C.C.N. , según el cual, el heredero que no hubiese
aceptado la herencia en el plazo de diez años es tenido por renunciante.
C O NT I NU E
Lesson 4 of 7
Renuncia
Es una “declaración expresa de voluntad, en la cual el heredero llamado a la herencia manifiesta, en la forma dispuesta por la ley,
no querer asumir los derechos y obligaciones hereditarios” (Pérez Lasala, 2014, p. 511).
Es expresa
–
La renuncia no se presume.
Es formal
–
Puede ser realizada por escritura pública o por acta judicial incorporada al expediente.
Es unilateral
–
Basta la manifestación del renunciante para que sea eficaz.
Es pura
–
No puede ser sometida a condición ni plazo (Si bien el Código no contiene una norma que expresamente contemple este
carácter, su reconocimiento responde a no permitir alteraciones en el llamamiento de la ley o el testador.)
Es indivisible
–
Es decir, no puede ser renunciada parcialmente.
Es gratuita
–
Implica despojarse de una herencia de la que se era titular, sin recibir contraprestación alguna.
En principio, es irrevocable
–
Salvo en el caso previsto por el art. 2300 (retractación de la renuncia)
Capacidad:
Para renunciar se requiere capacidad plena de obrar; por lo tanto, los incapaces podrán renunciar por
medio de sus representantes legales. Incapaces sujetos a tutela o curatela
–
Emancipados
–
Pueden renunciar a la herencia. Se entiende que pueden hacerlo con autorización judicial
Forma:
Como ya te adelantamos, conforme al art. 2299 del C.C.C.N. , la renuncia es un acto formal que puede ser realizado:
Por “acta judicial incorporada al expediente judicial, siempre que el sistema informático asegure la inalterabilidad
del instrumento.”
Parte de la doctrina considera que puede también ser efectuada por medio de un escrito presentado al proceso sucesorio con
patrocinio letrado, que es un procedimiento más sencillo que la escritura pública y el acta judicial y que, generalmente, se admite
en la práctica judicial (Di Lella, 2012). Esto es criticado por otros autores que estiman que se trata de un acto diferenciado de lo
cotidiano de la práctica forense y debe revestir ciertas formalidades (Gianni, 2014).
En cuanto al tiempo para su realización, la herencia puede ser renunciada mientras no haya sido aceptada. Por tanto, una vez
aceptada, el heredero pierde el derecho a optar por su renuncia. Asimismo, rige la caducidad del derecho de opción.
Cabe recordar que la renuncia solo puede efectuarse a partir de la apertura de la sucesión.
Retractación
El heredero renunciante puede retractar su renuncia en tanto no haya caducado su derecho de opción, si la
herencia no ha sido aceptada por otros herederos ni se ha puesto al Estado en posesión de los bienes. La
retractación no afecta los derechos adquiridos por terceros sobre los bienes de la herencia.
Para que sea posible la retractación de la renuncia, deben darse una serie de requisitos:
2 Los coherederos no deben haber aceptado la herencia, ni el Estado encontrarse en posesión de los bienes.
Si los demás herederos no aceptaron y no caducó el derecho a opción, el renunciante podrá retractarse.
Si el derecho de optar entre aceptar o renunciar a la herencia caducó, misma suerte corre la posibilidad de la retractación.
De tal manera, si los herederos son varios y algunos aceptaron la herencia, ya no es posible retractarse de la renuncia, sin importar
si esta última se efectuó antes o después de la aceptación. El fundamento de esta solución radica en el acrecentamiento de las
porciones que tienen los coherederos aceptantes.
Una salvedad importante regulada por la norma es la protección de los derechos de los terceros sobre bienes de la herencia, los
que no se ven afectados por la retractación.
Nulidad de la renuncia
Se aplican supletoriamente las disposiciones que regulan la nulidad de los actos jurídicos.
La renuncia implica un acto jurídico previsto por el art. 259 del C.C.C.N.
Causales
Defectos de formas
–
Es un acto jurídico solemne por lo que rige lo dispuesto por el art 388 del CCCN C.C.C.N. (nulidad relativa)
.
Efectos:
El Código otorga a los acreedores del heredero una acción destinada a revocar la renuncia a fin de poder ejercer los derechos
sucesorios del renunciante. En tal sentido, enuncia el art. 2292 del C.C.C.N.
Si el heredero renuncia a la herencia en perjuicio de sus acreedores, estos pueden hacerse autorizar judicialmente para aceptarla
en su nombre. En tal caso, la aceptación solo tiene lugar a favor de los acreedores que la formulan y hasta la concurrencia del
monto de sus créditos.
La acción debe dirigirse contra el renunciante y los coherederos que se han beneficiado con la renuncia. La acción solo beneficia
al acreedor que la intentó.
El efecto es la inoponibilidad de la renuncia al acreedor que ejerció la acción (no es propiamente una nulidad). Es decir, mantendrá
su validez para todos los efectos que de ella deriven, salvo que será inoponible para el acreedor. Luego, por vía subrogatoria, este
último realizará los actos necesarios para obtener el cobro de sus créditos.
Efectos
La renuncia tiene efectos retroactivos; en consecuencia, se considera que el heredero renunciante nunca ha sido tal, sin perjuicio
del derecho de representación. Por lo tanto, no recibe los bienes de la herencia ni responde por las deudas y cargas de la sucesión.
Puede exigir los créditos que tuviera contra el causante y sigue obligado por las deudas que tuviera a favor de aquél. Si antes de la
renuncia realizó actos de administración, se considera lo actuado como gestión de negocios y deberá rendir cuentas.
El heredero renunciante no debe colacionar lo que recibió del causante por donación y puede conservar lo donado o legado hasta el
límite de la porción disponible. Ahora bien, si el renunciante posee descendientes que aceptan la herencia, estos deberán
colacionar lo donado al ascendiente representado.
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Lesson 5 of 7
Se advierte que si los derechos de los interesados quedasen subordinados al plazo de diez años, del que goza el titular de la
vocación para ejercer su derecho de opción, la inseguridad ante las relaciones jurídicas que, por fallecimiento del causante,
quedasen sin sujeto cierto podría provocar serios perjuicios. En tal sentido, resultaría absurdo que los acreedores tuvieran que
esperar ese plazo para conocer el pronunciamiento del heredero, durante el cual –normalmente– prescribirían sus acciones.
Para preveer esta circunstancia, dispone el , el art. 2289 del C.C.C.N. dispone:que “cualquier interesado puede solicitar
judicialmente que el heredero sea intimado a aceptar o renunciar la herencia en un plazo no menor de un mes ni mayor de tres
meses, renovable una sola vez por justa causa." La norma establece que la intimación deberá realizarse exclusivamente de
manera judicial. El plazo comienza a correr desde que el heredero ha sido notificado de tal intimación. Los interesados solo pueden
exigir tal pronunciamiento una vez transcurridos nueve días a partir de la muerte del causante, durante los cuales solo podrán pedir
las medidas necesarias para resguardar sus derechos; se trata del plazo de “luto y llanto”. Si la intimación se efectúa dentro de
esos nueve días, el plazo se contará a partir de que finalice ese término. Si el heredero hubiese sido instituido bajo condición
suspensiva, la intimación solo puede hacerse una vez cumplida tal condición.
Los legatarios
–
Ya que están interesados en la entrega de sus legados.
Y los acreedores del heredero
–
Tienen interés en que se acreciente el patrimonio de su deudor (heredero).
La doctrina no era uniforme respecto a si se encontraban legitimados para efectuar la intimación los coherederos o herederos de
grado ulterior al intimado. Esta discusión no ha sido zanjada. Autores como Flammá (2014) entienden que, conforme a la redacción
del Código vigente, se incluye a los herederos de igual grado y a los de ubicación posterior. Por su parte, Pérez Lasala (2014)
sostiene que están excluidos: los primeros, porque subentran en la posición jurídica del causante, y los segundos, porque solo
tienen un derecho eventual sobre la herencia para el caso que no queden como herederos los de grado anterior.
En virtud del art. 2289 del C.C.C.N., si el plazo vence sin que el heredero hubiese respondido a la intimación, se lo tiene por
aceptante.
Ello es así por el sistema adoptado por nuestro Código, donde al heredero se le defiere y transmite de pleno derecho la herencia
desde la muerte del causante. Si el heredero quiere cambiar ese status legal, debe decirlo expresamente. Su silencio debe ser
interpretado como una aceptación (Borda, 1994).
En este punto cabe señalar que la solución dada por la norma se contrapone con la que se confiere al silencio en el vencimiento
del plazo para ejercer el derecho de opción previsto por el art. 2288 del C.C.C.N., que establece que el heredero que no hubiese
aceptado la herencia en el plazo de diez años es tenido por renunciante.
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Lesson 6 of 7
Referencias
Azpiri, J. O. (1998). Manual de Derecho Sucesorio (3ª ed. ampliada). Buenos Aires: Hammurabi.
Borda, G. (1994). Tratado de Derecho Civil – Sucesiones, tomo 1. Buenos Aires: Abeledo Perrot.
Di Lella, P. (2012), De la transmisión de derechos por causa de muerte. En J. C. Rivera (Dir.) y G. Medina (Coord.), Comentarios al
Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación 2012, Buenos Aires: Abeledo Perrot.
Flammá, M. (2014). Título II: Aceptación y renuncia de la herencia – Capítulo 1: Derecho de opción. En J. C. Rivera y G. Medina
(Dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado. Buenos Aires: Thomson Reuters – La Ley.
Gianni, P. (2014). Título II: Aceptación y renuncia de la herencia – Capítulo 3 Renuncia de la herencia. En J. C. Rivera y G. Medina
(Dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado. Buenos Aires: Thomson Reuters – La Ley.
Laje, A. (2014). Pactos sobre herencias futuras. Revista Derecho de Familia y de las personas (139). Buenos Aires: La Ley.
Ley Nº 26.994 (2014) Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Pérez Lasala, F. (2014). Título V: Responsabilidad de los herederos y legatarios. Liquidación del pasivo. En J. C. Rivera y G. Medina
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Pérez Lasala, J. L. (2014). Tratado de Sucesiones, tomo 1. Santa Fe: Rubinzal Culzoni.[D1]
Solari, N. (2014). Derecho de opción. Aceptación y renuncia a la herencia. Normas del nuevo Código Civil y Comercial. Revista
Derecho de Familia y de las personas (87). Buenos Aires: La Ley.
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