Filosofía Romana

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LA FILOSOFÍA ROMANA

En Roma no hubo producción filosófica de carácter


especulativo. El repertorio de la literatura arcaica romana incluye
colecciones de máximas y sentencias atribuidas a Apio Claudio, Catón y
otros, que indican el romano tradicional gustaba de la filosofía en aquellos
aspectos que podían proporcionarle una guía para su vida. Lo que sí se
daría a partir del s. I a.C. fue una divulgación en lengua latina de los
sistemas filosóficos griegos, y particularmente en los temas de ética,
política y cosmología.

A mediados del siglo II a. C., después de las victorias sobre Perseo


de Macedonia y Antíoco de Siria, Roma tuvo conocimiento directo de la
civilización y la cultura griega y se convirtió en una ciudad abierta a la
filosofía. Bien es verdad que algunos filósofos ya habían llegado a Roma a
principios del siglo II a.C., pero no sin que los sectores más
tradicionalistas de la aristocracia romana (nobilitas), opusieran una
pertinaz resistencia.

Las obras de filosofía en sentido estricto no empiezan a


publicarse en latín hasta el siglo I a. C., como resultado de un siglo
de enseñanza de los sistemas filosóficos griegos. Los jóvenes romanos
que asistían a las escuelas de los gramáticos, los maestros de retórica y
los filósofos griegos, asimilaban las nuevas doctrinas, e incluso muchos de
ellos acudirían posteriormente a los principales centros de la cultura y de
la filosofía del mundo helénico, ya que la preparación filosófica se llegó a
considerar indispensable para llegar a ser un buen orador, triunfar en el
foro y hacer carrera política.

Aunque las teorías pitagóricas y más tardíamente las


neoplatónicas llegaron a tener adeptos, las escuelas filosóficas de
mayor arraigo en Roma fueron el epicureismo y el estoicismo.
Tampoco faltaron posturas eclécticas que tomaban ideas de uno u otro
sistema con tal de que se adecuaran bien al carácter romano.

Los epicúreos aspiraban a lograr la felicidad, teniendo el placer


como bien supremo. La felicidad se conseguía eliminando el dolor y los
temores que al hombre le causan los dioses y la muerte. No admitían la
intervención de los dioses en los asuntos humanos y propugnaban el
alejamiento de la política. Su principal representante en Roma fue
Lucrecio.

Para los estoicos una llama divina, el Logos, rige el universo, e


incluso forma parte del ser humano. Al igual que los epicúreos, los
estoicos aspiran a la felicidad, que encuentran en la virtud, entendida
como la adecuación de la conducta a las leyes de la naturaleza.
Según los estoicos, el espíritu humano debe regirse por el valor, la
prudencia, la moderación y la justicia; por eso, contrariamente a los
epicúreos, propugnan la participación en los asuntos del Estado, en
correspondencia con la sociabilidad natural que atribuyen al hombre.

Epicureísmo: Lucrecio

De la vida de Lucrecio (97-55 a.C.) es poco lo que se sabe, aunque


en vida gozó de cierta fama y fue amigo de Cicerón, que fue quien publicó
su obra. Se cree que era originario de la Galia Cisalpina, que sufría un
trastorno mental y que se suicidó.

La única obra conservada de Lucrecio, De rerum natura ('Sobre la


naturaleza'), compuesta de seis libros, puede ser estudiada tanto dentro
del género didáctico, pues la forma expositiva es la de un largo poema
en hexámetros cuyo propósito es instruir, como dentro del género
filosófico, porque constituye una exposición de las doctrinas del
filósofo ateniense Epicuro (s. IV-III a.C.).

En el De rerum natura, Lucrecio se ocupa de la teoría según la cual


los cuerpos están formados de átomos, de la relación existente entre el
alma y el cuerpo con sus sentidos, del orden y evolución del universo y de
la humanidad; aporta una visión racionalista de los prodigios de la
naturaleza y condena la religión como una superstición.

Su modelo son los poemas filosóficos de los autores griegos de los


siglos VI y V a.C. De éstos, el principal es Empédocles, de quien toma el
título, la estructura, la forma hexamétrica y la inspiración.

Estoicismo: Séneca y Marco Aurelio

El representante más conspicuo de la escuela estoica en Roma fue


Séneca (4 d.C.-65) cuyas obras filosóficas se centran en temas morales,
lo que motivó que ejerciese gran influencia sobre el cristianismo primitivo
y durante la Edad Media.

Aunque Séneca expuso sus ideas estoicas bajo diversas formas


literarias, fue más un pensador que un filósofo. Sus obras no tienen un
carácter sistemático, sino que expresa su sentir personal ante casos
concretos.

Frente al epicureísmo, que niega la existencia de una Providencia,


Séneca afirma que los dioses la ejercen sobre el mundo. Asegura que
sólo el sabio puede ser verdaderamente feliz, que la riqueza debe
ser usada para hacer el bien, que debe mostrarse ecuanimidad y rechazar
todo tipo de pasiones.

Escribió tres Consolationes en las que exhorta a soportar la


adversidad: Ad Marciam, Ad Polybium y Ad Helviam matrem. Las
dos primeras están dirigidas a amigos suyos; la tercera, a su madre,
cuando él se encontraba en el destierro.
En forma de cartas, dirigidas a su amigo y discípulo Lucilio, se
conservan las Ad Lucilium epistulae morales. En estas cartas, Séneca
trata acerca de la conducta del ser humano ante los reveses de la vida;
están llenas de enseñanzas morales orientadas hacia el individuo.

También dedicó a Lucilio un tratado, Naturales quaestiones, con


el que fundamenta en la naturaleza la ética estoica y expone su idea de
una divina providencia.

En forma de diálogos escribió una serie de tratados en los que


aborda problemas de moral, como son: De vita beata, De
tranquillitate animi, De constantia sapientis, De otio, De ira, De
clementia, De senectute, De amicitia.

Pese a su formación retórica, el estilo de Séneca contrasta con el de


Cicerón por sus frases concisas y efectistas. Fue muy admirado e imitado.

El estoicismo experimentó un resurgimiento en el siglo II. Uno de


sus máximos exponentes fue el emperador Marco Aurelio (161-218).
Sus inclinaciones estoicas influyeron en su labor administrativa y política.
Siguiendo las enseñanzas de Epicteto, escribió en griego unas
Meditationes, en las que recoge las ideas centrales del ideario estoico y,
particularmente, la de una Providencia divina.

Eclecticismo: Cicerón

Su intensa actividad literaria abarcó muchos campos, si bien las


obras filosóficas ocuparon los últimos años de su vida. Cicerón expone y
analiza el pensamiento de la mayoría de las escuelas filosóficas
griegas, en especial, la Academia (Platón), el Liceo (Aristóteles), y la
Estoa (estoicos). Sus inclinaciones personales, dentro de su carácter
ecléctico, parecen inclinarse hacia el escepticismo académico,
mostrándose combativo frente al epicureísmo.

Aunque también asimiló obras de otros pensadores, fue de Platón


de quien tomó los títulos, los temas y la forma dialogada para sus
tratados políticos De re publica y De legibus. En el primero propugna
como mejor sistema político el resultante de la fusión de la monarquía, la
oligarquía y la democracia; en el segundo trata sobre el derecho natural,
las leyes sagradas y el orden estatal, así como sobre las funciones propias
de los magistrados. La forma dialogada será la que adopte para el resto
de su obra filosófica, compuesta en aquellos momentos en que se
encontraba alejado de la política.

Tras la muerte de su hija Tulia (45 a.C.) buscó alivio escribiendo una
Consolatio en la que expone su idea de la inmortalidad del alma. Su
dolor le llevó a concebir el proyecto de expresar en lengua latina la forma
en que los griegos habían resuelto los problemas más graves del ser
humano.

Los demás diálogos que escribió abarcan las partes de la filosofía


griega contemporánea: teoría del conocimiento, filosofía de la naturaleza
(la physica de los griegos), teología, ética y moral, etc. Destacan las obras
De finibus bonorum et malorum ('Sobre el sumo bien y el sumo mal',
contraposición de las teorías epicúreas, estoicas, platónicas y
peripatéticas), De officiis ('Sobre los deberes', oposición entre lo honrado
y lo provechoso), De natura deorum (Sobre la naturaleza de los dioses',
refutación de la teorías epicúreas), Cato Maior De senectute ('Sobre la
vejez') y Laelius De amicitia ('Sobre la amistad').

El esfuerzo de Cicerón por crear un vocabulario apto para la


expresión de temas filosóficos, adaptando muchos términos griegos,
sirvió para enriquecer la lengua latina. Además de su valor literario de
primer orden, hay que considerar que gracias a las obras filosóficas de
Cicerón se conoce el pensamiento de filósofos importantes de su época
cuya obra original se ha perdido.

Neoplatonismo: Apuleyo

Apuleyo (s. II d.C.), conocido como autor de la novela Metamorfosis


o El asno de Oro, fue un autor polifacético de origen norteafricano.
Escribió muchas obras de diversos géneros, tanto en prosa como en
verso. De sus inclinaciones filosóficas neoplatónicas y pitagóricas dan
buena muestra las obras conservadas. En De deo Socratis trata acerca
del genio particular que guiaba a Sócrates; en De Platone et eius
dogmate expone las doctrinas de Platón; traduce a Aristóteles en De
mundo.

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