El Testimonio de Jesus, Francis Mclellan Wilcox PDF

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Sra. ELENA GOULD de WHITE
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Francisco McLellan Wilcox
e .3

Ex director oe la revista
T he Advent Kevlew and
Sabbath Herald

EL TESTIMONIO
DE JESUS

“ El te s tim o n io de J esú s e s e l
e s p ír itu tie la profecía” (Apee.
I » ; 1 0 ; Cf. Apoc. 1 2 ; 1 7 ) .

1960

CASA ED ITO R A SUDAM ERICAN A


Avda. San Martín 4555, Florida, FNGBM,
Buenos Aires, República Argentina.

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COL.Fr7|Q ‘
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ES PROPIEDAD
_QEEDA_HECHQ_EL DEPOSITO- T*I
QUB M AR CA L A LEY 11.723

Prim era edición


Titulo del Original inglés:
"T h e Testim ony o í Jesus'*

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.t . IMPRESO EN L A ARGENTINA
I . PRINTED IN ARGENTINA

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Indice ! i:'‘ .A.'-H'i.’ V

·■ ; . /·;; ¡
Capítulo 1 ·. ■·. ,·.>.· Λ .·
_____ EL-CANON SAGRADO DE LA BIBLIA 7
Capítulo 2 ¡ · ; ; ,i 1j; i ,11 .,· -
LA INSPIRACION DE LOS AUTORES BIBLICOS 13
Capítulo 3 , ,-ij ;iT .ú · ,/
UN LIBRO SINGULAR .................... ·. . 23
Capítulo 4 > ·t, ¡
LOS DONES DEL ESPIRITU ... „v;.i . · ; ' .29 ·' ’ /·
Capítulo 5
UN MOVIMIENTO PROFÉTICO . .w,,.^.¡y,L. 37
Capítulo 6 1! ‘ 1 :
ARMONIA EN LAS ENSEÑANZAS i:.;.,··. 43 "
Capítulo 7 v ' ' . ' "·*■ '
ENSEÑANZAS DE LA IGLESIA EN AÑOS ‘-RE-· - · :
CIENTES··........................................ . .'Λ1·;'.· ¡ .1 ',49 ·
Capítulo 8 ■ ..
RECONOCIENDO EL LLAMAMIENTO DIVINO 59
Capítulo 9 .
¿DE ORIGEN HUMANO O DIVINO? . . . . . . . . . . 69
Capítulo 10
', NO ES UNA ADICION AL CANON SAGRADO . . 79
, I ··,
.— Capitulo 11 a v
NO PRETENDE INFALIBILIDAD A . , . , . . , . . . ; . 87
(5)

mmm r
6 EL TESTIMONIO DE JESUS
Capitulo 12
INSPIRACION V E R B A L .......... '. . . . " . ........................ 99
Capítulo 13
LA SUPRESIÓN Y LA “ PUERTA CERRADA” .". 107
' Capítulo 14
’CAMBIOS HECHOS EN LA REVISION .............. 129
Capítulo 15
LA AMPLITUD DE LOS ESCRITOS DE LA SE­
ÑORA DE W H IT E '............................. 139
Capítulo 16 1
UNA ACEPTACION EQUILIBRADA .................. 151
Capítulo 17
CONSIDERACIONES SOBRE' LA ADMISION DE
MIEMBROS EN LA IGLESIA ........................157
Capítulo 18
. LA OPOSICION CUMPLE LA P R O F E C IA ___ , . 167
Capítulo 19
EL TOQUE PERSONAL ........................ 173
CAPITULO

E l Canon Sagrado
de la Biblia
Los fundamentos de la doctrina cristiana y la
prueba de la experiencia cristiana

E
-M—J L CREADOR de los cielos y la tierra no se ha en­
cubierto a los hijos de los hombres. El libro de la natu­
raleza y el libro de la revelación testifican ambos de
su, infinito poder, su inescrutable sabiduría y su ili­
mitado amor. Las miríadas de mundos celestes que se
mueven en esplendorosa majestad a través del firma­
mento, todos ordenados, cada uno en su órbita; la tie­
rra con sus imponentes montañas; los océanos inquietos
sujetos en sus límites por decreto del Ser Infinito — to­
das estas manifestaciones de su mano creadora procla­
man su poder y majestad a los hijos de los hombres.
Pero el libro de la naturaleza también proclama su amor.
La luz vivificante del sol, la sonriente campiña, el ave
gozosa en la enramada, las hermosas flores que ador­
nan la tierra, todo habla de su amor e interés por los
habitantes del mundo, y de los medios por los cuales
él busca su felicidad y promueve su bienestar.
Además de esta revelación en el libro de la natura­
leza, está el testimonio de la revelación divina en las
(7)
8 EL TESTIMONIO DE JESUS

Sagradas Escrituras. En este libro se halla la expresión


de la voluntad soberana, un registro de la historia de la
familia humana, el triste cuadro de la entrada del pe­
cado, ia promesa de un Salvador, el registro de su vi­
da y ministerio, las directivas por las cuales su sacri­
ficio resulta eficaz en la experiencia cristiana mediante
el arrepentimiento, la confesión y la regeneración, y
finalmente la gloriosa herencia que espera a los hijos
de Dios por los siglos sin fin de lq eternidad.
■ Por alguna buena razón hubo muchos escritos pro­
féticos que no se incluyeron en el Canon Sagrado. La
Biblia menciona el libro de Jasher (Jos. 10: 13), el
libro de Nathán profeta (2 Crón. 9: 29), el libro de Gad
vidente (1 Crón. 29: 29), el relato del profeta Iddo (2
Crón. 13: 22), el libro de Jehú (2 Crón. 20: 3 4 ), la pro­
fecía de Ahías Silonita (2 Crón. 9: 29), el libro de Se­
meias profeta (2 Crón. 12: 15). Acerca de estos escri-
tos sabemos hoy poco o nada, excepto sus nombres.
Tampoco podemos aseverar que se incluyó en el Ca­
non Sagrado todo lo que Jeremías o Isaías u otros
profetas canónicos escribieron. Indudablemente, mu­
chas de sus profecías tenían una aplicación meramente
local. La sabiduría de Dios preservó la instrucción re­
querida por las necesidades de la iglesia de Dios en to­
dos los períodos, y que serviría de base “ para enseñar,
para redargüir, para corregir, para instituir en justicia,
para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
instruido para toda buena obra” (2 Tim. 3: 16, 17).
El Canon Sagrado tiene la particularidad exclusiva
de que por providencia de Dios es el único de todos los
escritos que nos haya llegado con las credenciales divi­
nas. Y se constituye así en la norma por la cual se prue­
ban todos los demás escritos. Los escritos y las obras
de todo profeta subsiguiente que pretenda tener la di-
EL CANON SAGRADO DE LA BIBLIA 9

receión divina deben pasar la prueba impuesta por el


Sagrado Canon de las Escrituras, ·'
■Que las Sagradas Escrituras son una expresión del
carácter y la voluntad de Dios queda abundantemente
probado por muchas evidencias notables. Considere­
mos primero el testimonio de las Escrituras mismas en A ;
cuanto a su infalibilidad divina. ‘ ·

Lo que la Biblia dice de sí misma


“ Más de mil veces los escritores de los primeros die­
ciséis libros del Antiguo Testamento presentan al Se- ;
ñor como la autoridad de lo que escribieron. Dijo Da- -
vid: ‘Hablóme el Fuerte de Israel’ (2 Sam. 2 3 :3 ) ; y
se registra que después de la muerte de Moisés ‘Jehová !·
habló a Josué’ (Jos. 1: 1). Amos dijo: O íd esta palabra
que ha hablado Jehová’ (Amos, 3: 1), Los profetas, ’ ¡
como va implicado en el nombre, hablan sobrenatural-
mente, y en, sus escritos, más de mil trescientas veces ' S
atribuyen al Señor lo que escriben. Los escritores del ■·. (
Nuevo Testamento citan de cincuenta y nueve salmos f
distintos” . ‘ l
Cristo aprobó todo lo que los profetas habían es- * ■ . i
crito (Lnc. 24: 25; Juan 5: 46, 4 7 ). El profeta Isaías · —
menciona la liberación de Israel como un hecho histó­
rico (Isa. 63: 11-13). El apóstol Pedro aprueba los sal­
mos ( Hech. 1: 16, 20). El profeta Malaquías indicó su
aceptación de los escritos de Moisés (Mal, 4: 4 ) i Otras
referencias de similar importancia podrían citarse en
relación con esto. En cuanto a la manera en que fueron
dadas las Escrituras y el propósito de las,mismas, dice
el apóstol Pablo: “ Toda Escritura es inspirada divina­
mente y útil»para enseñar, para redargüir, para corre­
gir, para instituir en justicia, para que el hombre de
ID EL TESTIMONIO DE JESUS
Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda bue- . j
na obra” (2 Tim. 3: 16, 17).
Aquí se hace referencia al Antiguo Testamento, por­
que cuando Pablo- escribió estas palabras, el canon del
Nuevo Testamento no se había compilado; en verdad,
mucho de éste no se había escrito aún. - No se exelu- i
ye a ninguno de. los profetas: todo lo incluido en las
Escrituras hasta aquel tiempo se declara inspirado,' “ res­
pirado por Dios” . El apóstol Pedro recalca este punto.
Hablando de la salvación que nos llega mediante nuestro
Señor y Salvador, dice: “ De la cual salud los profetas
que profetizaron de la gracia que había de venir a vos­
otros, han inquirido y diligentemente buscado, escudri­
ñando cuándo y en qué punto de tiempo significaba el
Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el ‘cual prenun­
ciaba las aflicciones que habían de venir a Cristo, y las
glorias después de ellas” (1 Ped. 1: 10, 11).
Aquí se revela la manera en que fueron dadas las
Escrituras. El Espíritu de Cristo en los profetas testi­
ficaba mediante ellos. Entonces, no fué primariamente
David el que habló, ni Isaías, ni Daniel, sino Cristo que
hablaba por medio de ellos. Los profetas eran hombres
?* ' falibles, pecadores, pero salvos por la gracia; y a menudo
£A.yiMí?n. río comprendíah~sus propias profecías, y como los de­
más, tenían que escudriñar lo que Dios había revelado
mediante ellos mismos, para hallar aquella salvación de
la cual profetizaron.
ΕΓ Espíritu los tomaba y los llevaba más allá de su
comprensión finita.’ No profetizaban a voluntad. El Es­
píritu de Cristo no era de ellos para que lo usaran a
voluntad. Simón el mago pensó emplear así el poder
del Espíritu, pero fué severamente reprendido por su
audacia blasfema (Hech. 8: 9-24).

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EL CANON SAG R AD O DE L A BIBLIA 11

Citamos nuevamente al apóstol Pedro: |


“ Entendiendo primero, esto, que ninguna 'profecía - ; f
de la Escritura es de particular interpretación; porque *
la profecía no fué en los tiempos pasados traída por
voluntad humana, sino los santos hombres de Dios ha- f
blaron siendo inspirados del Espíritu Santo” (2 Ped. 1
1: 20, 21). i;
Si la profecía no vino por voluntad propia de los ' . . f
profetas, si hablaron éstos únicamente por inspiración ' {
divina, entonces no eran ellos los que hablaban sino
el Espíritu de Cristo que hablaba mediante ellos. Pu- | ¡
dieron haber sido hombres pecadores, las condiciones . ' r
que los rodeaban pudieron haber sido adversas, pero '|
eso no invalidaba su mensaje. Las perlas no son menos , ' |
preciosas por estar engarzadas en material de poco va- ’ |;·
lor. Y así ocurre con el mensaje de Dios. La Biblia ha |!
sido dada mediante instrumentos de barro, pero es el |
mensaje de Dios, por frágiles y humildes que sean lo s ’ |
medios por los cuales nos llega (2 Cor. 4: 7). ‘ , í

Las Escrituras del Nuevo Testamento


El mismo pronunciamiento apostólico en cuanto a
las Escrituras del Antiguo Testamento se aplica con ó
igual fuerza a las del Nuevo. Sería acertado concluir
que el mismo Espíritu de Cristo que estuvo con sus
profetas guió también a sus apóstoles; y que si Dios di­
rigió las profecías relativas a la misión de Cristo, él
también dirigiría la escritura de la historia de la obra
terrenal de. su Hijo. La veracidad de la crónica evan­
):=
gélica queda evidenciada por la concordancia armonio­
sa de los cuatro evangelistas, quienes escribieron en '
distintos períodos y con diferentes puntos de vista, y
probablemente en general sin referencia mutua. Ade-
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12 EL TESTIMONIO DE JESUS
más, se descubre que el libro del Apocalipsis es en mu­
chos sentidos tan paralelo con el de Daniel que quienes
creen en uno deben también aceptar el otro.
Pablo fué el autor del mayor número de las epísto­
las, y de él dice Pedro que escribió “ según la sabiduría
que le ha sido dada” , y clasifica sus epístolas entre “ las
otras Escrituras” (2 Ped. 3; 15, 16). Pablo mismo dice
acerca de sus epístolas: “ Lo cual también hablamos,
no con doctas palabras de humana sabiduría, mas con
doctrina del Espíritu” (1 Cor. 2: 13).
Acerca del Evangelio que proclamaba, el apóstol
Pablo declara además: “ El Evangelio que ha sido anun­
ciado por mí, no es según hombre, pues ni yo lo recibí,
ni lo aprendí de hombre, sino por revelación de Jesu­
cristo” (Gál. 1: 11, 12). ’
La importancia que el apóstol Juan le asignaba a
sus escritos, la declara enfáticamente en Apocalipsis
22: 18, 19.
Por lo tanto, al escudriñar la Biblia, na leemos me­
ramente las palabras de Pablo, Pedro, Samuel o algún
otro de; los profetas; leemos las palabras del Señor trans­
mitidas mediante ellos. Cada uno al dar su mensaje
podía verazmente decir como lo hiciera David: “ El es­
píritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha sido
en. mi lengua” (2 Sam. 23: 2). No, las palabras no eran
■ de David, sino, como lo declara Pedro en Hechos 1: 16,
las dijo “ el Espíritu Santo por la boca de David” .
i·'

CAPITULO

L a Inspiración de ios .

Autores Bíblicos
La siguiente declaración de h Sra. E. G. de
White, sobre la inspiración de las Escrituras,
presenta un fundamento seguro para la con­
fianza del cristiano en la Santa Palabra de Dios.

E STA es üna época cuando se puede hacer con


toda propiedad la pregunta: ‘Cuando el Hijo del hom­
bre viniere ¿hallará fe en la tierra?’
“Las tinieblas espirituales han cubierto la tierra y
densa oscuridad los pueblos. En muchas iglesias hay
escepticismo e incredulidad con respecto a la interpre­
tación de las Escrituras. Muchos, muchísimos dudan de
la veracidad y la verdad de las Escrituras. El razona­
miento humano y las imaginaciones del corazón huma­
no están minando la inspiración de la Palabra de Dios,
y aquello que se debiera tomar por sentado se envuelve
en una nube de misticismo. Nada se destaca en líneas
claras y distintas, sobre fundamento sólido. Esta es una
de las señales claras de los últimos días.
“ Este Libro Santo ha resistido los ataques de Satanás,
quien se ha unido con hombres malvados para envolver
en nubes y oscuridad todo lo que tenga características
(13)

m
14 EL TESTIMONIO DE JESUS

divinas, Pero el Señor ba preservado este Santo Libro


por su propio poder milagroso en su forma presente — un .
mapa o libro guía para la familia humana, a fin de mos­
trarle el camino al cielo,
“ Pero los oráculos de Dios han sido tan manifies­
tamente descuidados que hay tan sólo pocos en nues­
tro mundo, aun de aquellos que pretenden explicarlo a
’ otros, que tengan el conocimiento divino de las Escri­
turas. Hay hombres cultos que han cursado estudios
en un colegio superior, pero estos pastores no alimen­
tan a la grey de Dios, No consideran que las excelen­
cias de las Escrituras les revelarán continuamente sus
tesoros escondidos, así como las joyas preciosas se des­
cubren cavando por ellas. „
, “ Hay hombres que se esfuerzan por ser originales,
más sabios de lo que está escrito, y por lo tanto su sa­
biduría es necedad. Descubren por adelantado cosas ma­
ravillosas, ideas que revelan que están muy atrasados
en la comprensión de la voluntad y los propósitos de
Dios, Al tratar de aclarar o desentrañar misterios es­
condidos al mortal desde hace siglos, son como un hom­
bre debatiéndose en el barro, incapaz de librarse, y sin
embargo diciéndoles a otros cómo salir del mar barroso ■
en que se encuentran. Esta es una representación ade­
cuada de los hombres que se ponen a corregir los erro­
res de la. Biblia. Ningún hombre puede mejorar la Bi-
blia sugiriendo lo que el Señor quiso decir o debiera _
haber dicho.
“ Algunos nos miran gravemente, y dicen: ‘ ¿No les
parece"que puede haber habido algún, error del copista
o de los traductores V Todo esto es probable, y la menta
que por ser tan estrecha vacilaría y tropezaría con es­
ta posibilidad o probabilidad, estará también muy dis­
puesta a tropezar con los misterios de la Palabra inspi-
LA INSPIRACION DE LOS AUTORES BIBLICOS 15

rada, porque no puede ver a través de los propósitos


de Dios. Sí, tropezaría con la misma facilidad 'con
hechos claros que la mente común acepta, discerniendo
lo divino, y para quien las aseveraciones de Dios son
claras y hermosas, llenas de sustancia y fecundidad. To­
dos los errores no causarán problemas a un alma, ni
harán tropezar a nadie sino a aquellos que fabricarían
dificultades con las verdades más claramente reveladas.
“ Dios encomendó al hombre finito la preparación
de su Palabra divinamente inspirada. Esta Palabra arre­
glada en libros, el Antiguo y el Nuevo Testamento, es
el libro guía para los habitantes de un mundo caído,
legado para que por el estudio y la obediencia de sus
directivas, ningún alma pierda su camino al cielo,
“ Quienes piensan aclarar las supuestas dificultades
de las Escrituras, definiendo con su regla finita lo que
es inspirado y lo que no lo es, harían bien en cubrir sus
rostros como lo hiciera Elias cuando le habló el silbo
apacible; porque están en la presencia de Dios y de los
santos ángeles que durante siglos han comunicado á los
hombres luz y conocimiento, diciéndoles qué hacer y
qué no hacer, revelando ante ellos escenas de interés
emocionante, hito'tras hito, en símbolos, señales e ilus­
traciones. . . .
“ Y al presentar los peligros que se ciernen sobre los
últimos días, Dios no ha calificado a ningún hombre
. finito, ^lara-desenir-añar -misterios ~esCondidósTúii ha ins-
pirado a hombre o a alguna clase de hombres, para que
pronuncien juicio en cuanto a lo que esHmspirado o no.
Cuando los hombres en su juicio finito hallan necesario
examinar las Escrituras para~delTnír lo que es inspi­
rado y Jo que no lo es, se anteponen a Jesús para mos­
trarle un camino mejor que aquel por e f cual nos ha
conducido. : _____ : 1
16 EL TESTIMONIO DE JESUS

“ Yo tomo la Biblia tal como es, como la Palabra Ins- *


pirada. Creo las aseveraciones de la Biblia entera. Se
levantan hombres que piensan que encuentran algo qué
criticar en la Palabra de Dios. La desnudan ante otros
como evidencia de sabiduría superior. Muchos de ellos
son hombres sagaces, instruidos, tienen elocuencia y
talento, pero la obra de su vida es desorientar a las men­
tes en cuanto a la inspiración de las Escrituras. Influ­
a yen sobre muchos para que vean como ellos ven. Y la
misma obra pasa de uno a otro, conforme a los designios
■■i de Satanás, a tal punto que podemos ver el pleno signi­
ficado de las palabras de Cristo: ‘Cuando el Hijo del
hombre viniere ¿hallará fe en la tierra?’
“ Hermanos, que ninguna mente ni ninguna mano se
ocupe en criticar la Biblia. Esta es una obra que Sa­
tanás se deleita en que hagáis, pero no es una obra que
el Señor os ha asignado.
“ Los hombres deben dejar a Dios que cuide de su I
, "3 propio Libro, sus Oráculos Vivientes, tal como lo ha he­
cho durante siglos. Ellos comienzan a dudar en cuanto
I a algunas partes de la revelación y hallan fallas en las
ãjj5jEtis~~~ inconsecuencias de esta' aseveración ~ó~ ácfuñ-
I 11a. Comenzando con,~éT~GeñisIs7' abandonan lo que
consideran dudoso, y así prosiguen, pues Satanás los
conduce mientras ellos estén dispuestos a continuar con
sus críticas, y vean algo de lo cual dudar en toda la
Escritura, Sus facultades de crítica se agudizan por el
ejercicio, y no pueden apoyarse en nada con certeza.
Si se trata de razonar con estos hombres se pierde el
I
tiempo. Ejercitarán su capacidad de ridiculizar aun la I
Biblia. Aun llegan a ser burladores y se sorprenderían
si no se Ies dijera claramente.
“ Hermanos, aferraos a vuestra Biblia, literalmente:
y abandonad vuestras críticas en cuanto a su validez;
4

i
LA INSPIRACION DE LOS AUTORES BIBLICOS 17
obedeced a la Palabra, y, ninguno de vosotros se perde­
rá. El ingenio de los hombres se ha ejercido durante ’
siglos para medir la Palabra de Dios con sus mentes
finitas y comprensión limitada. Sí el Señor, el Autor
de los Oráculos Vivientes, descorriera el velo y reve­
lara su sabiduría y su gloria ante ellos, se empequeñe­
cerían hasta la nada y exclamarían como Isaías que son
hombres de labios inmundos y que habitan en medio
de un pueblo de labios inmundos (Isa. 6 : 5) ,
“ La sencillez y las aseveraciones claras son compren­
didas por los iletrados, los campesinos y los niños, como
también por los adultos y los gigantes del intelecto; Si
un individuo posee grandes talentos de facultades men­
tales, hallará en los Oráculos de Dios tesoros de verdad,
bellos y valiosos, de los que podrá apropiarse. También
hallará dificultades, y secretos y maravillas que le da­
rán la gran satisfacción de estudiar durante una larga
vida, y sin embargo siempre habrá una infinidad por
abarcar. \ ;
“ Hombres de humildes talentos, que poseen tan sólo
limitadas capacidades y oportunidades de familiarizar·»·
se con las Escrituras, hallan en los Oráculos Vivientes
consuelo, dirección, consejo, y el plan de salvación tan
claro como un rayo de sol. Nadie tiene por qué perder­
se por falta de conocimiento, a menos que fuera obs­
tinadamente ciego. ·
“ Agradecemos a Dios porque la Biblia está prepara­
da para el hombre pobre tanto como para el docto. Es
....apropiada para todas las edades y clases” (E. G. de'
White, Manuscrito 16. Escrito en Minneapolis, Minne­
sota, en el otoño de 1888).
2 —T. J,
18 EL TESTIMONIO DE JESUS

Objeciones a la Biblia
“ Las mentes humanas varían. Mentes de diferente
educación y pensamiento reciben de unas mismas pa-
' 'labras 'diferentes impresiones, y es difícil para una men­
te expresar a otra de diferente temperamento, educa­
ción y manera de pensar, por medio de palabras exac­
tamente ia misma idea que es clara y nítida para su
propia mente. Sin embargo, para los hombreé honra­
dos, para los hombres de mentalidad correcta, podrá ser
sencilla y clara, capaz de transmitir su significado para
toda finalidad práctica. Sí el hombre con quien se co­
munica no es honrado, y no quiere ver y comprender'
. la verdad, torcerá completamente las palabras y el len­
guaje para acomodarse a sus propósitos. Tergiversará
las ¡palabras, usará de su imaginación, las arrancará de
su verdadero significado, y luego se atrincherará en la
incredulidad, afirmando que los sentimientos están to­
talmente equivocados,
“ Esta es la manera en que mis escritos son tratados
por quienes desean, mal en tenderlos y tergiversarlos. Tor­
nan la verdad de Dios en mentira. De la misma mane­
ra en que ellos tratan lo escrito en mis artículos pu­
blicados y en mis libros, los escépticos e incrédulos tra­
tan la Biblia, Estos la leen' de acuerdo con su deseo de
tergiversar las aseveraciones, aplicarlas mal y porfia­
damente forzar su verdadero significado. Declaran que
la Biblia puede probar cualquier cosa,.que cada secta
. prueba que sus doctrinas son correctas, y que las doc­
trinas más diversas se pueden comprobar con la Biblia.
“ Los escritores de la Biblia tuvieron que expresar
sus ideas en lenguaje humano. Fué escrita por hombres.
Estos hombres fueron inspirados del Espíritu Santo. De­
bido a las imperfecciones de la comprensión humana clcl
LA INSPIRACION DE LOS AUTORES BIBLICOS 19 '
lenguaje, o a la perversidad de la mente humana, inge- '
niosa para evadir la verdad, muchos leen y entienden la
Biblia según su agrado. La dificultad no está en la Bi­ ‘ « • A - V .;

blia. Los hombres de políticas opuestas argumentan so­ mm


bre leyes del código, y adoptan posiciones opuestas en
la aplicación de estas leyes. r
“ Ylias Escrituras fueron
..- ....... ....—..—..- ........ .... .....
dadas a los hombres, no como
- - - ■ _________ __ —.—......—.......
una cadena continua de aseveraciones ininterrumpidas,
sino porción tras porción durante generaciones sucesi-
vãs^segurTTBõs en su providencia veía una oportunidad c \
adecuada para impresionar al hombre en Distintas épo­
cas y lugares. Los 'Hombres escribían según eran movL
dos por el Espíritu Santm ‘Primero viene el pimpollo,
luego la flor, y entonces el fruto’, ‘primero hierba, luego
espiga, después grano lleno en la espiga’. Esto es exac­
|S:
tamente lo que las declaraciones de la Biblia son para
nosotros.
“ No siempre hay orden perfecto o unidad evidente
en las Escrituras. Los milagros de Cristo no están da- ,
dos'en orden exacto, sino que están dados simplemente
como ocurrieron las circunstancias que requirieron esta
divina revelación del poder de Cristã Las verdades dé
la Biblia son como perlas escondidas. Deben ser bus­
cadas, excavadas con esfuerzo cuidadoso. Quienes so­
lamente echen un vistazo a la superficie de las Escritu­
ras, hablarán, con su conocimiento superficial que con­
sideran muy profundo, de las contradicciones de la Bi­
blia y dudarán de la autoridad de las Escrituras'. Pero
aquellos cuyos corazones estén en armonía con la ver­
dad y el deber, escudriñarán las Escrituras con un co­
razón preparado para recibir impresiones divinas. El
lalma iluminada ve una unidad espiritual, una grandiosa
hebra de oro que corre a través de todo/el libro,' pero
se requiere paciencia, pensamiento y oración para rás-
20 · EL TESTIMONIO DE JESUS
;
trear la preciosa hebra de oro. Las discusiones acalora­
das sobre la Biblia han conducido a la investigación y
han revelado las preciosas joyas de la verdad. Muchas
lágrimas se han derramado, muchas oraciones se han
ofrecido pidiendo al Señor la comprensión de su Pa­
labra.
‘ “ La Biblia no nos es dada en un gran lenguaje sobre­
humano! Jesús, a fin de alcanzar al hombre donde está,
tomó forma humana. La Biblia debe ser dada en el len­
guaje de los hombres. Todo lo que es ¡aumano es~lrm
perfecto! Diferentes significados se "expresan para una
ñusmlüpalábra; no hay unal>alabra"para~cada ídeaT~dJs!!~,
tinta. La Biblia fué dada con propósitos prácticos.
'·' “Las ,estampas de las mentes son diferentes. No to-
dós entienden de la misma manera las expresiones y
declaraciones. Algunos entienden las aseveraciones de
las Escrituras acomodándolas a sus propias mentes y
casos particulares. Los preconceptos, los prejuicios y las
pasiones ejercen una fuerte influencia para oscurecer
e l ‘entendimiento y confundir la mente aun al leer las
palabras de la Santa Escritura.
“ Los discípulos que iban a Emaús necesitaban ser
esclarecidos en su interpretación de las Escrituras. Je­
sús caminó con ellos disimulado, y como hombre habló
con ellos. Comenzando con Moisés y los profetas les
enseñó en todas las cosas en cuanto a sí mismo, que su
vida, su misión, sus sufrimientos, su muerte, fueron jus­
tamente como la Palabra de Dios había predícho. Les
abrió el entendimiento para que pudiesen comprender
las Escrituras. Cuán rápidamente enderezó las puntas
enredadas y mostró la unidad y la divina veracidad de
las. Escrituras. .Cuánto necesitan los hombres en este
tiempo que se les abra el entendimiento.

X
LA INSPIRACION DE LOS AUTORES BIBLICOS . 21

“ La Biblia está escrita por hombres inspirados, pe:


no es el modo de pensar y expresarse de Dios, Eg el
de la humanidad. Dios, como escritor-,' no esta repre-~
sentado. Los hombres a menudo dicen que tal o cual"
expresión no se parece a Dios. Pero Dios no se ha co­
locado a sí mismo en palabras, en lógica, en retórica, o
a prueba en la Biblia. Los escritores de la Biblia eran
los escribientes de Dios, pero no la pluma de él, Qb-
sérvese a los diferentes escritores.-
“ No son lps palabras de la Biblia las inspiradas, sino
que son los hombres los que fueron inspirados". La íns-
piración actúa no sobre las palabras o las expresiones"
del hombre, sino_sobre el hombre mismo, quien, bajo
la influencia del BspirltírSantoTqüecia imbuido de pen­
samientos. Pero las palabras reciberí la impresión de
la mente individual. La mente divina se difunde. La
mente y voluntad divinas se combinan con la mente y
voluntad humanas; así lo enunciado por el hombre es
la Palabra de Dios’1 (E. G. de White’, Manuscrito 31.
Escrito en Europa en 1886).

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CAPITULO

* Un Libro Singular

Γ UANDO estudiamos las Escrituras a la , manera


de los libros humanos, en la comparación hallamos mu­
chas indicaciones de que la Biblia ocupa un lugar único
entre todos los escritos existentes. Habla con autoridad
propia. Su estilo es tal que mientras apela directamen­
te al corazón, activando las emociones del alma, al mis­
mo tiempo convence a la razón de la sabiduría y vera­
cidad de lo que dice. Evidencias externas e internas
demuestran que Aquel que habló como nunca hombre
había hablado, ha trazado en las Santas Escrituras su
propia voluntad divina concerniente a los hijos de los
hombres. Entre otras evidencias de que la Biblia es
el libro de Dios mencionaremos las siguientes;
1. Su autoridad.— Habla con seguridad. No pide dis­
culpas por lo que dice. Viene al lector con fuerza sen­
cilla pero directa y convincente; y bien lo puede, por­
que es el mensaje del Dios infinito a sus hijos.
2. Su consuelo.·—Lleva un mensaje de esperanza,
ánimo y consuelo para cada alma. Es el mensaje que
esperaríamos recibir del Dios que representa, un Ser
de amor, misericordia y tierna compasión.
3. Su veracidad.— Nadie ha podido desafiar con éxi­
to la veracidad de sus aseveraciones. La historia corro­
bora su verdad. La pala del arqueólogo demuestra cada
año que el registro divino es fidedigno.
<23)
21 EL TESTIMONIO DE JESUS

4. Su perfección.·— Su divino Autor ordena a sus lec­


tores: “ Sed perfectos como yo soy perfecto” , y en la
revelación divina se encuentra materializada esta per­
fección, Un Dios perfecto no podía dar nada menos que
una norma perfecta; y en su infinita misericordia, al
mismo tiempo que llama al hombre a la perfección, le
provee el poder del Espíritu Santo para lograr ese fin.
Invita a ser hijos suyos y provee el poder para alcanzar
esa relación con la familia celestial. Si la Biblia fue­
se falsa, Dios estaría obligado por esa misma causa, a
darnos alguna otra revelación de su voluntad. Un Dios
de amor no podría hacer menos que esto. No sería leal
a su carácter de amor y benevolencia, revelado en el
libro de la naturaleza y en la Palabra Inspirada, si no
diese a las criaturas formadas por su mano una revela­
ción de los principios de su gobierno y un conocimiento
de su divina voluntad,
5. Su unidad de pensamiento y enseñanza,-—Contie­
ne sesenta y seis divisiones o libros separados. Estos
fueron escritos por lo menos por cuarenta escritores dis­
tintos, durante un período de unos mil seiscientos años,
Las declaraciones de estos escritores constituyen un con­
junto perfecto y armonioso. Esto es tanto más notable
si se considera que estos escritores vivieron en distintas
, épocas, en distintos países y bajo condiciones que varia­
ban grandemente en lo que a lo civil, social y religioso
se refiere. El hecho de que hombres distanciados a lo
largo del tiempo desde Moisés hasta Juan, escribiendo
tal variedad de temas, hayan preservado en toda su obra
tal unidad de sentimiento y enseñanzas, demuestra que
lo que decían estaba dirigido por una Mente maestra.
La unidad de la Biblia señala a Dios como su. autor.
6. Su sencillez" y sublimidad,— En este Libro las
ideas, más elevadas se expresan en los términos más
UN LIBRO SINGULAR 25
sencillos; las verdades más grandiosas se presentan'en
forma tan directa que apelan al corazón; las vidas 'de
sus personajes se describen sin prejuicios ni falsos co­
loridos. Se ha dicho con razón que las frases más su­
blimes que se hayan formulado jamás en lenguaje hu­
mano son las palabras que se encuentran en el primer
capítulo de Génesis; “ Y dijo Dios; Sea la luz; y fue la
luz” , y la oración de nuestro Salvador sobre la cruz
del Calvario: “ Padre, perdónalos, porque no saben lo
que hacen” . El estilo empleado'a través de la Biblia
es digno de un Ser divino. No contiene hojarasca. El
lenguaje está libre de afectación. Caracterizada por lo
sencilla, positiva y directa, la Palabra conduce los pen­
samientos del lector hacia el Ser divino y no hacia el
hombre falible. >
7. Su adaptabilidad a las necesidades de la familia
humana en todas las edades. El Canon Sagrado fué com­
pletado hace casi dos mil años, y algunas de las porcio­
nes de las Sagradas Escrituras fueron escritas hace no
menos de tres mil quinientos años. Y sin embargo to­
dos sus escritores enuncian verdades que son tan aplí- '
cables a la familia humana hoy como cuando fueron
presentadas. En verdad, la Biblia es tan adaptable que
sirve a los hombres de toda nacionalidad y raza, a ia
familia humana en cada período de la historia de este
mundo, a los moradores de cada longitud y latitud de
la tierra. Y se adapta también a todos los períodos de
desarrollo, a cada estado de mentalidad. El niño peque­
ño puede hallar en ella el camino de la vida, el maná
celestial apropiado para sus crecientes necesidades. El
hombre de edad y experiencia maduras tqmbién puede
encontrar verdades más profundas, apropiadas para sus
mayores capacidades.

PSPP •¡paw «*r"


26 EL TESTIMONIO DE JESUS

8. Su absoluta imparcialidad.— Los libros humanos


tienen sus héroes y heroínas. A sus autores los mueven
a menudo -prejuicios raciales o de clase. Se ha dicho
verazmente que ningún' hombre puede ser historiador
exacto de su tiempo y generación debido a la influen­
cia del ambiente sobre su carácter. Pero los autores del
Libio de Dios fueron elevados por encima del ambiente.
Sus prej uicios sociales o raciales quedaron subordina­
dos a su gran objetivo. En las manos de Dios llegaron
a ser sus agentes para la transmisión de la voluntad
divina a los hijos de los hombres. Aquel que puede
destronar reyes, exaltar a los más humildes a los pues­
tos más altos de la tierra, y contradecir la palabra o
voluntad de los más grandes potentados, no necesita'
apelar a favores personales. Unicamente el carácter
puede ser recomendado para la aprobación de Dios. El
amanuense inspirado no se cuida en señalar el pecado
de Salomón, el más sabio de los gobernantes humanos;
ni el doble pecado de David, el dulce cantor de Israel.
La divina vara correctora se aplicó a Moisés, aquel
que conversaba cara a cara con Dios como conversa
un hombre con su amigo. Por su absoluta imparcialidad
la Palabra Divina está φη clase aparte, separada de
todos los demás libros.
9. Su profundidad.— Su sabiduría es inescrutable.
La ciencia humana no puede sondear la profundidad de
su significado. 'David el pastor, Amos el cuidador de
ganado, Pedro el pescador, han escrito verdades tan
maravillosas y de significado tan vasto que resultan in­
comprensibles en su plenitud, aun para los sabios de
los siglos, sin la ayuda del Espíritu divino. Es posible
que los hombres penetren la profundidad de pensamien­
to en los escritos de autores humanos, Pero no ocurre
así con los escritos de Dios. Cada estudio produce nue-
UN LIBRO SINGULAR 27

va revelación y frescura de belleza y color. Los mis­


mos misterios de la Biblia son evidencia de una mente
eterna.
10. Sus predicciones.— En íntima alianza con sus.
misterios están sus predicciones. Las profecías de la Bi­
blia constituyen una íortísima evidencia de que su Autor
es divino. La mente del hombre no puede penetrar lo
futuro. No puede decir con certeza lo que un solo día
traerá, las escenas que esperan el día siguiente de su
experiencia o la de sus semejantes. En las Escrituras de
verdad el futuro está claramente revelado. El surgi­
miento y la caída de reyes se predicen con exactitud.
Aun el nacimiento de ciertos hombres y la obra que
realizarían están predichos. Para la mente divina el
futuro es como el presente. El preconocímíento de Dios
es ebsoluto. En ningún libro de autores meramente hu­
manos se revela este poder.
11. Influencia mundial de la Biblia.— El mundo le
debe mucho a la influencia de la Sagrada Palabra. Cum­
pliendo su divino mandato, los heraldos de la cruz han
penetrado por doquier con la promulgación de su ense­
ñanza. Han explorado continentes oscuros y descubier­
to lo desconocido. Fueron Livingstone y Moffat quienes
abrieron las puertas del Africa, y la influencia' de Ca­
rey y Judson llevó la civilización cristiana a la India y
el Oriente. Fueron Williams, Patón y otros quienes na­
vegaron por los mares desconocidos de la Polinesia pa­
gana, colocando a las aisladas islas salvajes en contacto
con el resto del mundo.
Los heraldos de la cruz han sido los pioneros de la
civilización. Los fuegos misioneros encendidos por su
ardor y entusiasmo resultaron ser los fanales para las
fuerzas de la educación, el conocimiento y el progreso.
En los pasos de estos valientes soldados han seguido el

Ψ
i , -if-·.*;!»,»,,.'·: a ils .

28 EL TESTIMONIO DE JESUS

ferrocarril, el telégrafo, el teléfono y otros instrumentos


comerciales y civilizadores. Como resultado de la in­
fluencia misionera se han establecido iglesias, escuelas y
hospitales; prácticas y costumbres bárbaras han cedido
su lugar al reinado de la justicia y 4as artes ‘de paz.
¿Qué sería el Africa hoy sin los tremendos cambios
efectuados por la influencia del cristianismo? Más aún,
¿qué sería 3a raza anglo-sajona sino unos pobres nó­
mades, de no haber aceptado sus progenitores la benig­
na influencia del Evangelio de Cristo? Aun la China y
- el Japón de nuestros días, si bien mantienen sus creen-
• cías paganas, han sido poderosamente influidos por los
heraldos de la cruz.
12. Su. poder transformador en la vida individual.—■
•El poder transformador de la Palabra de Dios se obser­
va en forma más significativa en la experiencia indivi­
dual. Ha sido en todas las edades la esperanza de los
oprimidos. ¿Cuánto valdría la vida con todas sus se­
veras realidades, sus perplejidades cansadoras, sus amar­
gos chascos, sin la esperanza de una vida futura, sin
el apoyo y consuelo que se encuentran en el Sefxor Je­
sucristo?
La Divina Palabra toma al hombre en su condición
natural, egoísta y egocéntrico, presa de codicias y pa­
siones, impulsado por caprichos, avaricia o enojo, y lo
transforma en un ser de nobles propósitos y generosos
impulsos. Convierte al ebrio embrutecido en un caba­
llero refinado; al salvaje caníbal en humilde seguidor de
Cristo, que ama y busca de salvar a su enemigo. Eleva,
purifica y ennoblece a todos los que aceptan sus san­
tos principios, y amoldan sus vidas de acuerdo con sus
preceptos. ' “ Las palabras que yo os. he hablado — decla­
ra el Maestro-— son espíritu y son vida” . Serán de vida
y salvación a cada sincero creyente que las oiga.
Los Dones del Espíritu

D ESDE el cierre del Canon Sagrado, hace casi dos


mil años, no ha habido adiciones a esta recopilación de
libros sagrados. Evidentemente, de 'acuerdo con los pla­
nes de Dios, no se le harán más. Las Sagradas Escritu­
ras, así como las hemos recibido a través de los siglos,
constituirán hasta el fin del tiempo la suprema norma
de la doctrina y experiencia cristianas.
Pero el cierre del canon de las Escrituras no marcó
el cese de la comunicación del cielo con la tierra. En su
divina sabiduría y previsión, Cristo otorgó a su iglesia
ciertos dones espirituales para la edificación y fortale­
cimiento de sus seguidores. Estos dones han sido enu­
merados por el apóstol Pablo de la siguiente manera:
“Empero hay repartimiento de dones; mas el mismo Es-
- píritu es. Y hay repartimiento de ministerios; mas el mis­
mo Señor es. Y hay repartimiento de operaciones; mas el
mismo Dios es el que obra todas las cosas en todos. Empero
a cada uno le es dada manifestación del Espíritu para pro­
vecho. Porque a la verdad, a éste es dada por el Espíritu
palabra de sabiduría; o otro, palabra de ciencia según el
mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro,
dones de sanidades por el mismo .Espíritu; a otro, operaciones
...... de milagros; y a otro, profecía; y a otro, discreción de espí-
- r-ituspy a otro, géneros de lenguas; y -a otro? interpretación
de lenguas. Mas todas estas cosas obra uno y el mismo Es­
píritu, repartiendo particularmente a cada uno como quiere”
(1 Cor. 12: 4-1 1 ).
(29)

m
.

30 EL· TESTIMONIO DE JESUS

El mismo Espíritu Santo que inspirara la Palabra


divina que nosotros conocemos como la Biblia, se re­
vela también á la iglesia mediante estos dones espiritua­
les. No hay, por lo tanto, discordia o falta de armonía
entre estos dos métodos de comunicación divina. Los
dones no ocupan el lugar de la Palabra, ni su acepta­
ción hace innecesarias las Escrituras de verdad. Al con­
trario, la aceptación de la Palabra y sus enseñanzas con­
duce a la aceptación de los dones del Espíritu. Esto lo
expresó tan bien el pastor, J. N. Andrews, quien fuera
presidente de la Asociación General durante un corto
período, que bien vale la pena considerar aquí lo que
dijo:
1. “ Entendemos que las Sagradas Escrituras son inspi­
radas divinamente y que contienen la verdad de Dios que
es capaz de hacernos sabios para la salvación.
2. “ Pero no entendemos que el don de las Escrituras a la
humanidad exceda al don del Espíritu Santo al pueblo de Dios.
3. “ Por el contrario, creemos que las Escrituras revelan
claramente el puesto y la obra del Espíritu Santo, y que tal
puesto y obra no podrán cesar mientras el hombre perma­
nezca bajo la gracia.
. 4. “ Esta obra del Espíritu Santo se nos revela en la doc­
trina bíblica de los dones espirituales.
5. “Por lo tanto, mientras aceptamos de todo corazón que
las Escrituras enseñan todo el deber del hombre para con·
Dios, no le negamos al Espíritu Santo el lugar en la iglesia
que las Escrituras le asignan.
6. “Los que rechazan la obra del Espíritu de Dios argu­
mentando que las Escrituras son suficientes, niegan y re­
chazan toda aquella parte de la Biblia que revela el oficio
y la obra del Espíritu Santo.
7. “Asi, 1 Corintios 12 y Efesios 4, que definen los dones
del Espíritu de Dios, no pueden realmente formar parte de la
regla de la vida de quienes afirman que las Escrituras son
tan suficientes en sí mismas que los dones del Espíritu no
son necesarios.
8. “ La Biblia enseña expresamente que la existencia de
estos dones es tan necesaria para la iglesia de Cristo como
los diferentes órganos lo son para el bienestar del cuerpo.
Por lo tanto, si bien la Biblia reconoce los dones del Espí-í
ν , V - ... ·*~ - **i 'Μ- - -·* - 1.. * V *t . .-SMWr* « θ '* *** < ‘ tHl ^ ^ .· : *.tó a\ . x —

LOS DONES DEL .ESPIRITU ■ · . 31

i ritu, éstos h o han sido dados para reemplazar la Biblia ni


siquiera para ocupar el mismo lugar que ella.
9. “ El objeto de los dones espirituales es mantener la
I obra viviente de Dios en la iglesia. Permiten al Espíritu de
Dios hablar para la corrección de males y en la exposición
de la iniquidad. Son los medios por los cuales Dios le. en­
seña a su pueblo cuando está en peligro de tomar pasos equi­
vocados. Son los medios por los cuales el Espíritu de Dios
I
envía luz sobre dificultades en la iglesia, cuando- de otro
modo su solución sería imposible. También constituyen los '
medios por los cuales Dios preserva a su pueblo de la con­
fusión, al señalar errores, corregir falsas interpretaciones d é ­
las Escrituras, hacer brillar luz sobre aquello que está en
peligro de ser mal entendido y por lo tanto de ser causa de
males y división en el pueblo de Dios. En. fin, su obra es
unir al pueblo de Dios en una misma mente y un mismo ju i­
cio en la interpretación de las Escrituras, . , , Sería en- ver­
dad triste, si Dios no pudiese conversar todavía con su pueblo. ,
10. “ Uno de los principales dones del Espíritu de Dios
que él ha colocado en la iglesia del Nuevo Testamento es el
de la profecía. (Joel 2: 28; Heeh. 2 : 1-4, 17, 18; 1 Cor. 12;
1-31; 14: 1-5; Efe. 5: 11-13.) La Biblia relaciona este don con
la obra de clausura de esta dispensación. (Apoc. 12: 17; 14:
12; 19: 10.) Los dones espirituales, por lo tanto, no dejan
de tener importancia a la vista de Dios y a la de su pueblo
verdadero, Y el mensaje que ha de cumplir el perfecciona­
miento de los santos y su preparación para la traslación, está
ligado al Espíritu de Dios, expresándose en la dirección da
su obra” (R eview a,nd Herald, del 15 de febrero de 1870). ' .

El don de profecía (
El don de profecía no pertenece a.ninguna época en
particular. Tanto las Escrituras del Antiguo como del
Nuevo Testamento nos han llegado mediante este don
del Espíritu, manifestado a través de los diversos es-
eritores de la Biblia. Mediante los. profetas del Antiguo
■Testamento se reveló que el don de profecía se manifes­
,!
taría en tiempos del Nuevo. Esto lo señala en una for-
.‘-..ma_muy directa y positiva el profeta Joel: '■· .y.
1
“Y será que después de esto, derramaré mí Espíritu sobre
toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas;

m
32 EL TESTIMONIO DE JESUS
vuestros viejos - soñarán sueños y vuestros mancebos" verán'
visiones. Y aun también sobre los siervos y sobre las sier­
r a s derramaré, mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodi­
gios en el cielo y en la tierra, sangre, y íuego, y columnas
de humo. El sol se tornará en tinieblas y la luna en san­
gre, antes que venga el día grande y espantoso de Jeliová. Y
será que cualquiera que invocare el nombre de Jehová, será
salvo: porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá
salvación, como Jehová ha dicho, y en los que quedaren, a
los cuales Jehová habrá llamado” (Joel 2 :2 8 -3 2 ) .

Esta profecía comenzó a cumplirse en el día de Pen­


tecostés. Contestando al cargo de sus críticos, de que
los hombres llenos del Espíritu en esta ocasión estaban
bajo la influencia del alcohol, el apóstol Pedro declaró:
“Esto es lo que fué dicho por el profeta Joel: Y será en
los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre
toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; y
vuestros mancebos verán visiones, y vuestros viejos soñarán
sueños: y de cierto sobre mis siervos y sobre mis si ervas en
aquellos dias derramaré de mi Espíritu y profetizarán. Y daré
prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra,
sangre y fuego y vapor de humo: el sol se volverá en tinie­
blas y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor,
grande y manifiesto; y será que todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo” (Heeh. 2 : 16-21).

El cumplimiento de Ια profecía de Joel


Pero esto fué sólo un cumplimiento parcial de la
profecía de Joel. El profeta declara que estas manifes­
taciones de los dones espirituales se verían en los últi­
mos días, y particularmente vinculadas con las señales
de la venida de Cristo que se mostrarían en los cielos, a
saber, el volverse el sol en tinieblas y la luna en sangre.
“ Los postreros días” deben incluir el último día de
la historia de este mundo. Deben, por lo tanto, ■abarcar
los días en que vivimos y todos los días futuros, aun
hasta la venida del Señor, Esta profecía de Joel, por
lo tanto, es una profecía de los días finales. Corrobora
LOS DONES DEL ESPIRITU 33

lo ya dicho de que los dones del Espíritu pertenecen a


la iglesia en todas las edades. En cuanto a la verdad de
esto, el apóstol Pablo testifica positivamente. Hablando
de los dones que Dios ha colocado en la iglesia, declara’.
"Y él mismo dió unos, ciertamente apóstoles; y otros, pro-1
fetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores; para
perfección de los santos, para la obra del ministerio, para
edificación, del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos
a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a
un varón perfecto, a la medida de la çdad de la plenitud de
"Cristo; que ya. rio seamos niños~fIuctuantes, llevados por
doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de
hombres que, para engañar, emplean con astucia los artificios
del error” (Efe. 4 : 11-14).
La unidad de la fe no ha sido aún alcanzada plena­
mente por la iglesia de Cristo; aún no ha llegado al co­
nocimiento perfecto del Hijo de Dios, ni a la medida de
la plenitud de Cristo. Hay todavía necesidad de que
sea librada de falsos vientos de doctrina y de artificios
del error de los hombres. Por lo tanto, los dones del Es­
píritu de Dios se necesitan con tanta urgencia en la igle­
sia hoy como en cualquier época de su historia.

El testimonio de Cristo
Que los dones del Espíritu, incluyendo el. don de1pro­
fecía, habrían de manifestarse en la iglesia aun hasta la
venida del Señor, lo testifica el apóstol Pablo;
‘‘Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gra­
cia de Dios que os es dada en Cristo Jesús; que en todas las
cosas sois enriquecidos en él, en toda lengua y en toda cien­
cia; así como el testimonio de Cristo lia sido confirmado en
vosotros; de tal manera que nada os falte en ningún don,
esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el
cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis sin
falta en el día de nuestro Señor Jesucristo” (1 Cor. 1; 4 -8 ).
Si bien estas palabras del apóstol fuferon dirigidas
a la iglesia de Corinto, y describían evidentemente un
34 EL TESTIMONIO DE JESUS
estado de preparación en que se hallabá la misma, po­
demos tambiéq creer que la aseveración tenía signifi­
cado profético, y que describe las condiciones de la igle­
sia que estaría “ esperando la manifestación de nuestro
Señor Jesucristo” .
El apóstol dice de su iglesia: “ El testimonio de Cris­
to· ha sido confirmado en vosotros” . ¿Cuál es el tes­
timonio de Cristo que debe ser confirmado en la igle­
sia'que éstá aguardando la venida del Señor? En el
libro · de· Apocalipsis, Juan define. el término testimo-
4i estaba por echarse a los pies del ángel e
iba a rendirle adoración, el mensajero angélico le dijo:
“¡Mira que no lo hagas: yo soy siervo contigo, y con tus
hermanos’ que’ tienen' el testimonio de Jesús: adora a Dios,
porque el ¡testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía"
.(Apoc; ¡19; 10). ·. , ’ "

\ ' ' Conclusión :


•.Si iel testimonio de Cristo, que según declara Juan
es el espíritu de profecía, ha de ser confirmado en la
iglesia que espera la venida del Señor, podemos, enton­
ces, esperar confiadamente que ese espíritu de profecía
I se manifestará en la iglesia de los últimos días. Esta
i conclusión lógica se ve confirmada por la declaración
1 que encontramos en Apocalipsis 12: 17:
i
“Entonces el dragón fué airado contra la mujer; y se fue
1 a hacer guerra contra los otros· de la simiente de ella, los
cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el te.,:i-
monio de Jesucristo” .
El dragón -—Satanás— siempre busca la destrucción
de la iglesia de Dios, Su ira está dirigida particularmen­
te contra el remanente de su iglesia, porque sus com­
I·; ponentes obedecen los mandamientos de Dios, y porque
-
en ella se ha· manifestado el testimonio de Jesús, esto es,
i •el espíritu de profecía.

.........
LOS DONES DEL ESPIRITU 35
Teniendo en cuenta todas las declaraciones bíblicas
precedentes, podemos concluir diciendo que los dones
especiales del Espíritu de Dios, incluyendo el de profe­
cía, han sido otorgados a la iglesia a través de todas las
épocas, y se manifestarán especialmente entre los san­
tos que estén preparados para encontrarse con Cristo en
su segunda venida.
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CAPITULO

Un Movimiento
Profético

D URANTE la historia de la iglesia surgieron varios


movimientos religiosos importantes, todos ellos de ca­
rácter profético. La migración de Israel, de Canaán a
Egipto, ya había sido anunciada a Abrahán:
Dios “ dijo a Abrahán: Ten por cierto q u e'tu , simiente
será peregrina en tierra no suya, y servirá a los de allí, y se­
rán por ellos afligidos cuatrocientos años. Mas también a
la gente a quien servirán, juzgaré yo: y después de esto
saldrán con grande riqueza. Y tú vendrás a tus padres en
paz, y serás sepultado en buena vejez, Y en la cuarta gene-
. ración volverán acá; porque aún no está cumplida la maldad
del amorreo hasta aquí” (Gén. 1 5 :1 3 -1 6 ).
El registro divino refiere que al fin de este período
. predicho “salieron todos los ejércitos de Jehová de la
tierra de Egipto” (Exo. 12: 41).
El gran despertar religioso de la época de Juan el
Bautista, que precedió al primer advenimiento de Cris-
. to a esta tierra, fué un movimiento profético. Cuando
los judíos enviaron a los sacerdotes y levitas a pregun­
tar a Juan: “ ¿Tú quién eres?” “ ¿Eres tú Elias?” “ ¿Qué
dices de ti mismo?” , Juan replicó: “ Yo soy la voz del
que clama en el desierto: Enderezad el camino del Se­
ñor, como dijo Isaías profeta” (Juan 1: 21-23). La obra
de Juan el Bautista fué él cumplimiento de la predic­
es?)
3S EL TESTIMONIO DE JESUS
eióti divina, y él comprendió el carácter de su obra y
el origen de su llamamiento.
El gran movimiento adventista, que está obrando ac­
tualmente entre Jas naciones del mundo, es un m ovi­
miento profético. Con muchos años de anterioridad, los
profetas de Dios señalaron que la venida del Señor se­
ría precedida de una serie do manifestaciones extraor­
dinarias en los cielos y en la tierra; que se enviaría al
mundo, basado en estas señales, un último mensaje de
amonestación, como el que fué dado por Noé al mundo
antediluviano» Este mensaje sería un mensaje de re­
forma, llamando a la iglesia a volver de las tinieblas
a las cuales había sido arrastrada por las sutiles tram­
pas del enemigo, a la clara luz de la revelación divina.
Este postrer mensaje proclamaría a Cristo como único .
Salvador del pecado; su justicia como el único pasapor­
te hacia el hogar celestial; que por la obra del Espíritu
Santo su ley divina sería escrita en el corazón; y como
resultado de su poder regenerador, esta ley debía ma­
nifestarse en la vida. (Véase Joel 2: 1; Mat. 24: 14;
Apoc, 14; 6-12»)

Israel como símbolo


El éxodo del antiguo Israel hacia la tierra de Canaán
fué, en muchos aspectos, símbolo del éxodo de los hijos
de Dios, de esta tierra de pecado a la Canaán celestial.
El movimiento del éxodo estaba vinculado con un pro­
feta de Dios, el cual por medio de oportunas instruccio­
nes, guió a la iglesia en su deambular por el desierto.
El profeta Oseas declara: “ Por profeta hizo subir Jeho-
vá a Israel de Egipto, y por profeta fué guardado” (Ose.
12:14).
Una característica notable de la iglesia remanente
había de ser la manifestación del espíritu de profecía
■ ..

UN MOVIMIENTO PROFÉTICO 30

en su medio. Declara el apóstol Juan, con respecto a


la iglesia remanente, última división de la iglesia cris­
tiana: “ Entonces el dragón fué airado contra la mujer
y se fué a hacer guerra contra los otros de la simiente i '
de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios,
y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apoc. 12: 17). K ív;
Este testimonio de Jesucristo, según lo explicó el ángel tf;
más adelante, es el “ Espíritu de la profecía” (Apoc.
19: 10).
Afirmamos que este don de profecía ha sido mani­
·;' '
festado en la vida y obra de la Sra, Elena G, de White, -

unida a este movimiento desde 1844 hasta el año 1915,


quando fué llamada al descanso. Esta notable mujer dió
muchas evidencias de su llamamiento divino y confir­
mó, en la mente de aquellos que estaban familiarizados
con su experiencia, la certeza de que el don de profe­
cía fué manifestado por medio de ella. !.·

Pruebas de su llamamiento divino


1. La perfecta armonía que existe entre las ense­ r
ñanzas de la Sra. de White con la gran norma de toda
verdad y doctrina, la Sagrada Escritura. No podía ser
de otra manera si ella realmente poseía el don del Es­
píritu Santo. Una falta de armonía entre sus escritos y
las enseñanzas de la Biblia, indicarían que su preten­
sión era falsa.
2. Sus escritos no fueron presentados como una adi­
ción al Canon Sagrado. Por el contrarío, su objetivo era
exaltarlo. Los grandes principios de verdad, expresados
en la Biblia, han sido explicados más detalladamente y
aplicados a las diversas fases de la experiencia cristiana
y a las circunstancias Variables de la vida. #
3. En muchas ocasiones notables y de 'una manera
maravillosa, Dios usó a su mensajera para salvar a su I

mrn
40 EL TESTIMONIO DE JESUS
iglesia de graves crisis, de serias equivocaciones y di­
visiones, y para salvaguardar a su pueblo de sutiles erro­
res en la doctrina o en las prácticas cristianas. j
4. Λ traves de toda su experiencia demostró una
profunda visión espiritual y gran firmeza de carácter ·
en la ¡jarte activa que desempeñó en el desarrollo de
raila una de las fases del movimiento adventista. Su
testimonio fué y sigue siendo una resonante llamada a
una más profunda consagración, al alejamiento del pe­
cado, a la entronización de Cristo en el corazón, y a un
servicio cristiano más abnegado, tanto en la patria co­
mo en los grandes campos misioneros. Su vida y su obra
demostraron ser un poderoso incentivo para que el men­
saje fuese llevado a los más remotos lugares de la tierra.
, 5. Sus mensajes son dirigidos directamente al co­
razón, y dan testimonio, en miles de vidas, de su poder
transformador e inspiración para el servicio cristiano.
6. Su vida y experiencia cristianas concuerdan con
los principios puros, sencillos y elevados del Evangelio
de Cristo. Como corresponde a todo fiel profeta, ejem­
plificó en su propia vida los principios de la verdad que
enseñó a otros. 1
7, Las manifestaciones físicas de muchas de sus vi-
siones correspondían a la experiencia de los profetas ¡
de la antigüedad. Nos referimos a las manifestaciones ' ;
físicas que acompañaban a muchas de las visiones que i
le fueron dadas, similares a las experimentadas por Da- ¡
niel y otros profetas del Antiguo Testamento. ;·
Sin embargo, no consideramos que estas manifesta­
ciones físicas sean la principal prueba del llamamiento
divino de la Sra. de White; más bien constituyen evi- 1 ;
dencias complementarias de ello. La gran prueba de
su llamamiento al ministerio divino está corroborada por
UN MOVIMIENTO PROFÉTICO 41

su misma obra, que correspondía a la predicción profé­


tica; por el espíritu que caracterizó su ministerio a lo
largo de los años; por la armonía do sus enseñanzas con ·. ... ·; \i
las de la Biblia; por la manera señalada en que Dios ■ · ; jf
la usó para salvar a su iglesia de graves crisis; por el - " !*'
fruto que llevó su ministerio durante sus muchos años ■ .
de vida, fruto que aún sigue surgiendo como resultado
de su labor.

Testimonio de un colaborador ¡|
■Λ 5"

Creemos que será oportuno citar un comentario de " ¡i


la pluma de Urías Smith, quien durante casi cuarenta
años estuvo relacionado con la redacción de la revista
Review and Herald, y que fué íntimo colaborador de la
Sra. de White. ■
“ Desde el mismo comienzo de la predicación del .
mensaje del tercer ángel, hubo visiones entre nosotros.
Estas fueron recibidas por los miembros como manifes­
taciones genuinas del Espíritu de Dios.
“ Ellas han fortalecido a los desconsolados y corre-
gido a los descaminados. Han confirmado a los que du­
daban y robustecido al débil. Los más fieles amigos de
la causa son los que más las han apreciado y amado. Por
lo tanto, únicamente una revolución radical nos guiaría '·
a abandonarlas por las incertidumbres del futuro. Pero
como tales manifestaciones habían de estar en .la igle- ,
sia, todo el peso de las evidencias está en favor de ellas,
a menos que se pueda comprobar que son positiva y '
radicalmente defectuosas.
“ ¿Cómo podemos quedar convencidos al respecto?
# La Biblia nos da una prueba infalible: Por ‘la ley y el
---testim onio’ , y ‘por sus frutos’ hemos de juzgarlas. No
habiendo la más leve contradicción con la ley y el tes- , ·-■
timonio, y como además tienden a elevar, ennoblecer
-12 EL TESTIMONIO DE JESUS
y purificar, podemos estar seguros de que su origen es
celestial y no terreno. Pero estas manifestaciones obran
de la manera más estricta en concordancia' con las ense­
ñanzas de la Palabra de Dios, y nos guían a su estudio
y enaltecimiento. Por lo tanto, podemos, con toda con­
fianza, desafiar al mundo a señalar un solo ejemplo de
que la influencia de tales manifestaciones haya guiado
a la depravación o a la inmoralidad, o bien que no haya
guiado, a todos los que las han recibido, hacia la santi­
dad y la pureza de corazón” {Review and Herald, del 13
de enero de 1867). - . ■
CAPITULO

Armonía en las
Enseñamos

¥ IVIMOS en días de grandes cambios, particularmen­


te en lo que se refiere a la fe de la iglesia cristiana en
general. Muchas doctrinas que fueron consideradas co­
mo sólidos pilares de la fe cristiana hace cincuenta años,
hoy son descartadas. Estos cambios de punto de vista
desacreditan la Palabra de Dios. La verdad revelada
hoy no debería destruir o desacreditar la verdad reve­
lada ayer.
¿Armonizan las enseñanzas de la Iglesia Adventista
del Séptimo Día de la actualidad, con respecto a los
dones espirituales, particularmente el don del espíritu
de profecía, con las enseñanzas de esta iglesia en el
comienzo de su historia? Contestamos definidamente
que sí. La iglesia sostiene en la actualidad la misma
posición con respecto a esta doctrina que la que ha sos­
tenido en años pasados. No podría ser fiel a las ense­
ñanzas del Canon Sagrado y creer de otra manera, por- ,
que la doctrina de los dones espirituales está clara­
mente definida en el Registro divino, y ese registro es
tan verdadero hoy como en el comienzo del movimiento
•del segundo advenimiento. ;
-Será interesante a este respecto da|· una breve re­
seña de algunas citas que testifican de la fe de la igle-
•14 EL TESTIMONIO DE JESUS
sia a través de los años, tal como han quedado registra­
das en el órgano oficial de la denominación. No dare­
mos las citas completas, sino únicamente la porción que
nos interesa; sin embargo daremos la debida referen­
cia donde podrá hallarse el texto completo. Estas de­
claraciones provienen de dirigentes que, debido a la
posición que ocuparon dentro de la organización, serán
muy acertadamente citadas como afirmación de su fe
y la de sus asociados.

Probado por la Biblia


Nuestra primera declaración será de la Review and
Herald, del 4 de jhciem bre -de 1855— Esta--es *xn--f-rag-----------
mento de un “ Discurso'de la Conferencia Reunida en
Battle Creek, Michigan, el 16 de noviembre de 1855” ,
y fué hecha “ en nombre de la Conferencia” , y firmada
por “ José Bates, J. H. Waggoner y Μ. E. Cornell” . Des­
pués de la introducción, el tema continúa así:
“Nos referimos a las visiones que Dios ha prometido al
románente ‘de los últimos días’. Sabemos que habrá muchos
que atribuirán a infatuación el creer en una manifestación
tal del Espíritu de Dios en estos días; y posiblemente seamos
calificados de espiritistas, tan conocidos en esta época. Siem­
pre hemos considerado el espiritismo como la obra del ene­
migo, y es el sentir general que Satanás hará grandes
señales y milagros antes de la segunda venida de nuestro
Señor. Sin embargo, también está claramente anunciado que
el Señor ha de derramar su Espíritu en los últimos días; y
■^"BStaTVarñpñrados de un grave engaño, por la correcta apli-
, cación de las Escrituras, referente a la obra de tales espíritus,
creemos poder recibir las más selectas bendiciones de Dios
al reconocer el poder de las promesas de su Espíritu. TEN ~
“Tampoco exaltamos, como algunos afirman, a estos dones
y a sus manifestaciones, por sobre la Biblia; por el contrario,
los probamos por la Biblia, haciéndola la gran regla de jui­
cio en todas las cosas; de manera que cualquier cosa que no
esté de acuerdo con ella, en su espíritu y en -su enseñanza,
la rechazamos resueltamente. Y así como no podemos creer
AR M ONIA EN LAS ENSEÑANZAS 45

que de una misma fuente fluya agua dulce y amarga, o que


un árbol maleado puede dar buen fruto, así tampoco podemos
creer que proceda del enemigo algo que tienda a unir los 1
corazones de los santos, a guiar a la mansedumbre, a la hu­
mildad y a ,1a vida santificada, incitando además al profundo
escudriñamiento del corazón delante de Dios, y a la confer ;
sión de nuestros errores. Siendo tal su índole, recomendamos
a vuestra sincera consideración el contenido- del libro E xpe­
rience and View s (actualmente Early Writings, págs. 11-12-7), '
creyéndolo concordante con la Palabra de Dios y el espíritu
del Evangelio. . . .
“ Mientras consideramos estos escritos como provenientes
de Dios, y en completa armonía con su Palabra escrita, debe1- -
.._jnosdmponernos la obligación de sujetarnos a sus enseñanzas
y de ser corregidos por sus admoniciones. Decir que proce-
• den de Dios, y sin embargo no permitir ser examinados por
ellos, es decir quería voluntad de Dios noTes^TInã^êglã'''^ ^ '
...."prueba para los cristianos, lo cuál es 'contradictorio y ab- -
surdo*’ .

Los dones y Ια Palabra


En el tiempo cuando Jaime White era reconocido
coma el dirigente de los adventistas observadores del .
sábado, y cuando aún no se los conocía por Adventistas
del Séptimo Día, escribió en la revista Present Truth,
de diciembre de 1849:
“La Biblia es nuestra lámpara, nuestra guía. Es la regla
de nuestra fa y prácticas; sin embargo, no existen razones
para que Dios no dé revelaciones especíales para guiar a los
descarriados a Dios y a su Palabra viva” .
Nuevamente, pocos años después, escribió en la Pre­
view and Herald, con fecha 28 de febrero de 1856:
“Es Dios quien coloca los dones en la iglesia. (Mar. 16:
15-2ÕTHech. 2 ; 1-4; 1 Óor. 1 2 :2 7 -3 1 ; Efe! 4 : 11-16.) No hay
evidencia de que estos dones de la iglesia hubiesen de ma­
nifestarse en un tiempo limitado de, ln ..era cristiana, y que
ésta fuese dejada huérfana de estos dones por un largo .pe-
. ríodo de tiempo. Más todavía, la profecía de Joel citada por
; Pedro (Joel 2 :2 8 -3 2 ; Hech. 2: 1-22) y otras porciones de la
Escritura, nos proporcionan suficiente fundaráento para creer
que en conexión con el último mensaje de misericordia, los
dones serían restituidos a la iglesia viviente. . . .
40 EL TESTIMONIO DE JESUS
'.‘La profecía de Joel (cap. 2: 20-32) tiene su cumplimien­
to en los ‘últimos dios'. Fué escrita en beneficio del rema­
nente. De manera que el remanente mencionado en el ver- -
sículo 32, que halla salvación, evidentemente es el mismo
que se menciona en Apocalipsis 12: 17, con quien el dragón
está airado. ¿Por qué airado? Porque guardan los manda­
mientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. ¿Qué
es el testimonio de Jesucristo? Permitiremos que el ángel que
habló con Juan responda la pregunta. El dice: ‘El testimonio
cíe Jesús es el espíritu de la profecía’ (Apoc. 10: 10). Joel
agrega, ‘y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas’. Evi-
dentemente "ambos textos se refieren ai mismo remanente.
Por lo tanto, nadie ha de maravillarse de que el dragón se
halle airado viendo que el ‘espíritu de la profecía’ florezca
nuevamente en la iglesia. . . .
“ Pudiendo ser plenamente refutadas todas las objeciones
contra la restauración de los dones, preguntamos, ¿cuál es
su objetivo? ¿Han sido designados para tomar el lugar de
la Palabra de Dios? ¡No, nunca! Si han renacido los dones,
y la iglesia recibe instrucción y orientación por medio de
ellos, ¿han de reemplazar estos dones la necesidad de es­
cudriñar la verdad en la Palabra de Dios? ¡No, nunca!”

La Palabra de Dios en la delantera


“Extractamos el siguiente párrafo de un artículo que lie­
mos escrito sobre este asunto, de la Review and Herald, en
su primera edición del 21 de abril de 1851:
“ ‘Por lo tanto, cada cristiano está obligado a tomar la Bi­
blia como una perfecta regla de fe y conducta. Debiera orar
fervientemente para obtener el auxilio del Espíritu Santo,
mientras escudriña las Escrituras en busca de toda la ver­
dad y de la total comprensión de sus deberes. El no está en
libertad de abandonar la Biblia y volverse a los dones es­
pirituales para saber cuáles son sus deberes. Diremos que
en el mismo momento en que lo hace coloca los dones en una
posición equivocada, y toma una actitud sumamente peligro­
sa. La Biblia debiera estar delante y la 'mirada de la iglesia
debiera estar sobre ella, como la regla de conducta, y la
fuente del conocimiento, de la cual aprender nuestras obli­
gaciones y “toda buena obra” . Pero si una porción de la igle­
sia se descarría de las verdades bíblicas, y llega a estar débil
y enfermiza, y el rebaño se dispersa, de tal manera que Dips
crea necesario emplear los dones del Espíritu para corregir,
despertar y sanar a los descarriados, deberíamos permitirle-
ARMONIA EN LAS ENSEÑANZAS 47

obrar. Más todavía, debiéramos orar al Señor para que obre,


rogándole fervientemente que se manifieste por medio del
poder de su Espíritu para hacer regresar al redil las ovejas
esparcidas. Alabemos al Señor, él obrará. Amén’ ” ,

"Visiones y profecías — ¿Han sido manifestadas


entre los adventistas del séptimo día?"
Bajo este título, Jp rgeL Butler, entonces presiden­
te de la Asociación General, escribió una serie de ar­
tículos para la Review and Herald, terminando la serie
con el artículo de lecha 4 de junio de 1874. Solamente
citamos algunos párrafos de este último:
“Aquí dejaremos el argumento de la Biblia. A nuestro en­
tender, hemps probado más allá de toda duda razonable, que
estas visiones son iguales a las que la Biblia manifiesta ha­
ber sido dadas por la influencia del Espíritu Santo. Hemos
demostrado que los dones del Espíritu habían de ser perpe­
tuados en la iglesia y que debían manifestarse en los últimos
días. Hemos tomado las pruebas de la Biblia para señalar la
diferencia existente entre lo espurio y lo genuino, y cada
regla dada nos demuestra que son auténticas. Hemos conside­
rado casi cada caso de la Biblia donde se presenta la na­
turaleza de las manifestaciones de las verdaderas visiones
allí dadas, y hallamos que éstas son exactamente similares.
Por lo tanto, nos vemos compelidos a concluir que estas
visiones son genuinamente del Espíritu del Señor, o que la
Biblia nos ha dejado totalmente incapacitados para deter­
minar entre lo falso y lo verdadero.
“Siendo que las Escrituras fueron dadas para que el hom­
bre de Dios sea ‘enteramente instruido* para toda buena obra,
podemos fiarnos plenamente en ellas en este caso. Creemos
en estas visiones porque la Biblia así nos instruye. Usa­
mos las reglas dadas en este Sagrado Volumen, y nos vemos
forzados a concluir que las manifestaciones son obra del Es­
píritu de Dios. En vez de colocar estas visiones por sobre y
fuera de la Biblia, como otro precepto de autoridad, tal como
lo pretenden nuestros opositores, nosotros denunciamos que
nadie puede tomar la Biblia y aplicar honradamente sus en­
señanzas sin aceptar estas visiones como de Dios. La Biblia
es la suprema autoridad para decidir éste como' también otros
asuntos. Cuando ella nos habla de ‘probar los espíritus’, de
‘ examinadlo todo’ y de ‘retened lo bueno’, nuestro deber es
48 EL TESTIMONIO DE JESUS
hacerlo así. Obrando de esta manera encontramos que estas
visiones armonizan perfectamente con las Escrituras, . , .
“ Como pueblo hemos probado estas visiones por casi un
cuarto de siglo, y* hallamos que prosperamos espiritualmente
si les prestamos atención, y sufrimos una gran pérdida si
las desoímos. , . . Nunca nos han guiado al fanatismo; por
el contrario, han censurado a los hombres fanáticos e irrazo­
nables. Ellas siempre nos dirigen a las Escrituras como la
gran fuente de instrucción, y al ejemplo de Jesucristo como
el verdadero modelo. Nunca se atribuyen el derecho de ocu­
par el lugar de la Biblia, sino simplemente de ser uno de los
dones espirituales colocados por Dios en la iglesia; y como
tales han de tener su propio peso.
“Admitimos que su influencia en la historia de los Adven­
tistas del Séptimo Dia ha sido poderosa, pero siempre para
el bien, y ha propendido a hacernos un pueblo mejor. Ha­
biéndose ejercido tantos años entre nosotros, estamos cierta­
mente en condiciones de poder juzgar a esta altura del tiempo,
respecto a la naturaleza de sus enseñanzas” .
CAPITULO

Enseñanzas de la
Iglesia en Años
Recientes

I
- L i LEGAMOS ahora a un período más reciente de la
historia de la iglesia. ¿Han continuado los dirigentes
de la iglesia manteniendo la misma fe respecto a los do­
nes espirituales y a la manifestación del don de profe- ,
cía, como lo hicieron los dirigentes que han dejado el
escenario de la acción? Contestamos: sí, han continuado.
La Sra. E. G, de White falleció el 16 de julio de 1915.
Sus funerales fueron realizados en el Tabernáculo de
Battle Creek, Michigan, el 24 de julio de 1915. Un in­
forme de estos servicios fúnebres fué publicado en la
Review and Herald del 5 de agosto del mismo año. De
esté número extractamos la siguiente declaración, he­
cha por A. G. Daniells, presidente de la Asociación Ge­
neral por el período de veintiún años, en la que se re­
fiere a la obra de la Sra. E. G. de White:
*'Su vida de completa entrega, obediencia y constante
oración por ayuda divina, fué recompensada con la dádiva del
don de profecía, uno de los más selectos dones del Espíritu.
“En diciembre del año 1844, el Espíritu Santo le dió una
revelación de la segunda venida de Cristo. En/esta visión del
futuro le fué mostrada la gloriosa recompensa que aguar­
da a los redimidos y la terrible suerte que vendrá sobre los
\ (49)
4— 'T. J .

rnmmm
50 EL TESTIMONIO DE JESUS
que rehúsen servir a su Señor y Maestro. La visión del des- !
tino de la familia humana hizo una profunda impresión en
ella. Fué en esa oportunidad cuando recibió la comisión de
ser la mensajera del Señor. Ella sintió que Dios le estaba
imponiendo la tarea de dar a otros este mensaje de luz y sal- .
vación.
■ “Esto significó una gran prueba para ella. Tenía sola- ]
mente diecisiete años de edad, era pequeña, frágil y retraída; ,<
pero después de prolongada y severa lucha, se sometió al lia- j
mamientu de su Señor y entonces 1c fué dada la fuerza para >
realizar su obra.
“ Después de su entrega y victoria, experimentó una serie
de manifestaciones espirituales extraordinarias, incontrover­
tiblemente genuínas y consideradas por sus colaboradores de
aquel tiempo, como manifestaciones del don de profecía pro­
metido por Cristo a la iglesia remanente. Aquellos que han
estado relacionados con ella a través de todos los años que
han pasado desde aquel tiempo, no tuvieron ocasión de alte­
rar su convicción de que los mensajes que ella recibiera pro­
venían de Dios. . . .
“ Ningún maestro en esta generación, -ni ningún reforma­
dor religioso en épocas anteriores, ha colocado mayor valor
sobre la Biblia. En todos sus escritos la presenta como el
Libro de los libros, la suprema guía para toda la familia ,
humana. No se hallará en ninguno de sus escritos el más
leve vestigio de alta crítica, nuevo pensamiento, escepticismo
o filosofía destructiva. Aquellos que aún sostienen que la
Biblia es la inspirada e infalible Palabra del Dios viviente,
valorarán más altamente el positivo y firme apoyo que a
esta apreciación dan los escritos de la Sra. de White.
“ En sus enseñanzas Cristo es reconocido y exaltado como
el único Salvador para los pecadores. En ellas se da énfasis al
valeroso y completo anuncio de que ‘no hay otro nombre de­
bajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos’.
La potencia para redimirnos del poder y los efectos del pecado,
proviene solamente de él y hacia él son dirigidos todos los
hombres.
“ Sus escritos sostienen firmemente la doctrina de que el
Evangelio, tal como- está revelado en la Sagrada Escritura, pre­
senta el único medio de salvación. Ella no concede ningún lu- i
gar a los filósofos de la India, ni a los códigos de moral y ética í
de Birmania y de la China, sino al puro Evangelio del Hijo de |
Dios. Unicamente éste es la esperanza de un mundo perdido. ;
El Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad y el re­
presentante de Cristo en la tierra, es presentado' y exaltado {
como el instructor y guía celestial, enviado al mundo por núes·
ENSEÑANZAS DE LA IGLESIA EN AÑOS RECIENTES 51
tro Señor para hacer real en las vidas y corazones de los hom­
bres todo lo que ha hecho posible su muerte en la cruz. . . .
"L a iglesia instituida por nuestro Señor y edificada por
sus discípulos en el primer siglo de nuestra era, ha sido ex­
puesta como el modelo divino. Su autoridad y prerrogativas
son plenamente reconocidas, y observadas todas sus ordenan­
zas y requerimientos. Gran énfasis se coloca sobre el valor
del orden y la organización evangélica, revelado en las Es­
crituras, para la eficiencia de la iglesia en su ministerio
mundial.
“Por medio de la luz y el consejo que le fueron dados, la
Sra. " de White mantuvo amplios y progresivos horizontes,
desde todo punto· de vista, referentes a cuestiones vitales que
afectaban el mejoramiento y la elevación de la familia bu-
mana, tanto en lo moral, lo intelectual, lo físico y social,
como en lo espiritual, Sus escritos están llenos de instruc­
ción, clara y positiva, a favor de una amplia y práctica edu­
cación cristiana para todo joven y señorita. En respuesta a
sus fervientes consejos, la denominación, con quien ella esta­
ba asociada, mantiene un sistema educativo· para todos sus
niños y jóvenes,
“Con su vigorosa pluma presentó el más amplio panora­
ma respecto a la reforma pro salud, la temperancia y el sano
vivir, el uso de remedios racionales y eficaces para el trata­
miento de las enfermedades. La adopción de estos principios
ha colocado al pueblo con quien ella trabajó, en las prime­
ras filas con aquellos que abogan por establecer normes ra­
cionales de salud y temperancia y trabajan en favor del me­
joramiento físico de la especie humana.
“Tampoco se desentendió de la posición social de la fami­
lia. La esclavitud, el sistema de castas, los prejuicios racia­
les, la opresión del pobre, el abandono de los desafortuna­
dos, son expuestos como una seria amenaza, anticristiana
contra el bienestar de la raza humana, y como males que la
iglesia cristiana está llamada por Dios a combatir. . . . ·, '
“A l examinar todo el dominio de la verdad evangélica
— la relación del hombre con Dios y con su prójimo— , se
reconocerá que la Sra. de White dió con su vida un cons­
tructivo y positivo apoyo a estos grandes fundamentos de la
verdad. Se lia puesto en contacto con la humanidad en todas ·
sus necesidades y la ha llevado a un más alto nivel” .

No fué una dictadora


-En la Review and Herald del 29 de'julio de 1915, -
I. H. Evans, en ese tiempo en ejercicio de la presidencia
EL TESTIMONIO DE JESUS
de la División Norteamericana, manifestó lo siguiente
con respecto a su fe en ]a obra de la Sra, de White:
“ La Hna, White estuvo en el primer movimiento adven­
tista del año 1844, y gustó todo el amargo chasco ele aquellos
que abrigaban la* esperanza de la segunda venida de Cristo.
Ella, junto con otros, sufrió todo el reproche lanzado sobre
aquel movimiento por los burladores de aquel tiempo. Mien­
tras muchos estuvieron perplejos y confundidos, y en su des­
ilusión abandonaron su fe en el movimiento de 1844, ella, con
unos pocos fieles asociados, escudriñaron las Escrituras has­
ta que. recibieron la luz, y les mostraron el error de su in­
terpretación profética.
“Cuando la nueva luz le fué manifestada a ella y a su
esposo, el pastor Jaime White, la.recibieron gozosos, e inme­
diatamente la comenzaron a predicar a sus hermanos chas­
queados. Poco a poco Dios fué levantando la cortina de la
oscuridad; y al ver los rayos de la luz, siguieron al Señor, y
reconocieron más y más la mano de Dios que los guiaba en
todo su camino. A l pasar el tiempo, el mensaje creció tanto
en sus doctrinas como en su extensión, hasta alcanzar pro­
porciones mundiales. Ni la Sra. de White ni ninguno de los
creyentes de aquellos tiempos comprendieron la magnitud
de la tarea puesta ante ellos. Sin embargo el mensaje ha
crecido hasta alcanzar las presentes proporciones, circun­
dando actualmente el mundo.
“Durante aquellos tempranos años del desarrollo, mucho *
dependía de la unidad y de la fe de los creyentes. En mu­
chas ocasiones en que las pequeñas congregaciones se sentían
desorientadas o estaban divididas en sus concilios, la Hna.
White presentaba lo que Dios le había mostrado en sueño o
visión, y señalaba claramente el camino en que este pueblo
debía ir. La iglesia siempre ha intentado y procurado seguir
estas instrucciones. Debido a ello, muchos que eran intran­
sigentes han cambiado su punto de vista; y se modificaron
reglamentos para que armonizaran con ellas y prevaleciera
la unidad. De tiempo en tiempo hubo quienes abandonaron
la denominación, encabezados por aquellos que rehusaron
aceptar las instrucciones recibidas; pero todas esas aposta­
sias han terminado en la nada y la mayoría de los que se
apartaron de la luz han naufragado tristemente de la fe.
“La Hna. White nunca aseveró ser la dirigente de la Igle­
sia Adventista. Vez tras vez ha definido su obra como una
simple voz — una mensajera que llevaba un mensaje de Dios
a su pueblo para conducirlo a Cristo. Ella nunca asumió el
papel de dictadora en la iglesia. Manifestó publicamente y

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ENSEÑANZAS DE LA IGLESIA EN AÑOS RECIENTES 53
proclamó cu sus escritos que Cristo es la Cabeza de la igle­
sia en la tierra, y siempre instó a los miembros (le cada con-
■ gregaeión a hacer de Cristo su compañero y guía.
“La influencia de la Hna. White en nuestra denomina­
ción ha sido fuerte y muy marcada. Ella constantemente lla­
maba a la iglesia a una más profunda consagración, instaba
a los pastores a vivir vidas más santificadas y a ser más fer­
vientes en el servicio activo, y así exaltó a Cristo como m e­
diador entre Dios y el hombre; fué además un gran factor
espiritual para mantener dentro de la iglesia el espíritu mi­
sionero y de sacrificio. Su voz siempre clamaba por movi­
mientos de avance. . . . ■
“Su vida cristiana se destacó por una profunda piedad
personal, tenía gran fe en la oración y cumplía celosamente
sus devociones espirituales. Su liberalidad en los actos dg
caridad muchas veces iban más allá de sus medios; sentía
el placer de dar de sus dones a la causa que tanto amaba, y
a los pobres y necesitados” .

"Una manifestación sobrenatural"


W. A. Spicer,, entonces presidente de la Asociación
General, preparó en 1929 un libro que tituló The Cer­
tainties of the Advent Movement. De la página 202 en
adelante se refiere a la obra de la Sra. de White como
sigue:
“En los primeros tiempos y en la extrema juventud del .
agente humano llamado a ejercer este don, y en el mismo uso
del don, se imponían las credenciales de su legitimidad. El
don 'era para un servicio práctico. Después del chasco de
1844 hubo un tiempo de tensión religiosa y confusión de pen­
samiento entre el cuerpo de creyentes adventistas de Nueva
Inglaterra. De ese chasco había de salir el definido movi­
miento de la profecía, llevando su mensaje a todo el mundo.
“ Fué allí mismo donde la mano de Dios se mostró seña­
lando por medio de ese don el camino a seguir. Tal como lo
hemos visto, la primera visión de la Srta. Harmon en di­
ciembre de 1844, fué la descripción en miniatura del pro­
greso del movimiento desde 1844 hasta la ciudad de Dios.
Con la relación que existía entre la experiencia que habían
pasado y la visión, se apoderó la convicción en los corazones
serenos y fervorosos de que Dios estaba enviando mensajes a
los hombres. El deber fué puesto sobre está joven para ir
de grupo en grupo a orientar las mentes a una paciente in-
I
54 EL· TESTIMONIO DE JESUS
vestigación de las Escrituras y mantener invariable la espe­
ranza de la segunda venida de Cristo. Comenzó a entrar el
fanatismo y a soplar todo viento de doctrina. Entonces una
joven de diecisiete años, desacostumbrada a la vida pública y
temblando ante la idea de presumir de sí misma al instruir*
a otros, fue llamada a ponerse al lado de canosos ministros
de Dios, o de llevar sola el mensaje que temía retener. . . .
“ No era algo natural, sino una manifestación sobrenatu-
, ral que la voz de una mensajera Joven atendiese consultas re­
ferentes al orden, gobierno y organización. Enriquecidos co­
mo· nos hallamos en estos últimos años en lo que respecta a
instrucciones para el pueblo adventista, sin lugar a dudas
ninguna época pareció manifestar más maravillosamente el
origen divino de este don, que en aquellos primeros años
cuando una joven de diecisiete y dieciocho años presentó
mensajes que perduran hasta hoy día como firmes directi­
vas en los asuntos ele organización y conducta en la obra
religiosa; y, por sobre todo, dando énfasis a la necesidad de
una experiencia espiritual arraigada en un Salvador vivien­
te y en la viva Palabra de Dios. . . .
“A lo largo de todos los años, el agente elegido fuá fiel
a la tarea señalada. Humana, falible, y testigo muchas ve­
ces de su propia necesidad de la gracia perdón adora y del
poder sustentador, el instrumento se entregó al servicio. No
había nada forzado o afectado, aunque la obra del don en
sí mismo y sus frutos, dieron constante testimonio de lo so­
brenatural. En su vida privada la Sra. de White fué una
buena, madre en Israel. No había ensalzamiento propio, ni
asumió la dirección del movimiento; pero fué una fiel por­
tadora de los mensajes por los cuales Dios enviaba luz y con­
sejo” .

Habla palabras de justicia y verdad


La última declaración que daremos respecto a la
posición de la iglesia sobre el tema de los dones espi­
rituales, será el voto lomado por el Concilio Otoñal de
la Asociación General, realizado en Battle Creek, Mi­
chigan, del 18 al 26 de octubre de 1932. Se había pre­
parado, por voluntad de este concilio, una carta dirigida
a la iglesia de Europa, cuyo texto compendiaba en par­
te las palabras de uno de los primeros pioneros, Urías
Smith. Después de haber sido unánimemente aproba-

.. .
ENSEÑANZAS DE LA IGLESIA EN AÑOS RECIENTES 55
da por los delegados, esta carta fué firmada por C, H.
Watson y. C. K, Meyes, presidente y secretario, respec­
tivamente, de la Asociación General, y fué enviada a
nuestros creyentes de Europa. Citamos una parte de
ella tal como fué publicada por la Review and Herald
del 24 de noviembre de 1932:
“ También creemos que la Sagrada Escritura, que
I constituye la base de fe y práctica de la iglesia, enseña
que los dones espirituales continuarán manifestándose
en la iglesia hasta que ‘venga lo que es perfecto’. (Véa­
se 1 Cor. 13: 10; Efe. 4: 13.) Nuestra fe en esta doctrina
es confirmada por la seguridad dada al pueblo adven­
tista por medio del apóstol Pablo cuando dijo: ‘De tal
manera que nada os falte en ningún don, esperando la
manifestación de nuestro Señor Jesucristo: el cuál tam-
, bíén os confirmará hasta‘el fin, para que seáis sin falta
en el día de nuestro Señor Jesucristo’ (1 Cor. 1: 7, 8).
“ Creemos que los escritos de la Sra. E, G, de White
han sido dados a la iglesia por medio de la manifesta­
ción del don del espíritu de profecía, no como un sus­
tituto de, la Palabra de Dios, ni como una nueva regla
de fe, sino para el elevamiento espiritual de la iglesia,
para instruir, para amonestar, para redargüir, para co­
rregir y para guiar en una manera especial al pueblo
de Dios en los peligros de los últimos tiempos.’ Esta fué
í la creencia de los pioneros de este movimiento y es
í nuestra permanente creencia hoy, por la razón de que
I ambas, la fe de ellos y la nuestra están fundadas en las
i enseñanzas de las Escrituras.
i · ·. “ Los escritos del espíritu de profecía siempre nos
, guían a la Biblia. Exponen al Libro como la infalible
i e inspirada Palabra de Dios, Estos escritos nos instan
a tomar la Biblia como norma de eondiícta y regla de
fe. Para confirmar esto, citaremos del primer volu-

•p
m m m -
5G EL TESTIMONIO DE JESUS
men de sus escritos lo que sigue: ‘Recomiendo, querido
lector, la Palabra de Dios como regla de fe y práctica.
Por esa misma Palabra seremos juzgados. En ella Dios
ha prometido enviar visiones en los últimos días, no
para que sean una nueva regla de fe, sino para ser de
consuelo a su pueblo y para corregir a aquellos que
yerran de las verdades bíblicas’ ( Christian Experience
and Views, 1851, pág. 64).
“ El fruto de estos escritos es tal que revela que son
provenientes de Dios. Guían al más alto nivel moral,
desaprueban toda suerte de vicio y exhortan a la prác­
tica de toda virtud. Señalan los peligros por los cuales
hemos de pasar en nuestro viaje hacia el reino. Denun­
cian las artimañas de Satanás y nos previenen contra
sus asechanzas. Nos han protegido de hombres y movi­
mientos fanáticos e irrazonables. Han denunciado ini­
quidades ocultas y han traído a luz errores encubier­
tos, revelando los motivos de los pérfidos. Repetida­
mente han movido a la iglesia a una mayor consagra­
ción a Dios y a hacer más celosos esfuerzos en favor de
los perdidos y descarriados.
“ Nos guían a Cristo. Como la Biblia, estos escritos
lo colocan ante el mundo como la única esperanza y
el tínico Salvador de la humanidad. Pintan ante nos­
otros en vividos caracteres su vida santa y su piadoso
ejemplo, y con irresistibles súplicas nos instan a seguir
sus pisadas.
“ Han llevado consuelo y solaz a muchos corazones,
han fortalecido a los débiles, alentado al vacilante y le­
vantado al abatido. Han impuesto orden en la confu­
sión, han enderezado lo torcido, y han iluminado lo que
era oscuro y confuso. Creemos que ninguna persona
de mente imparcial puede leer sus conmovedores lla­
mamientos en favor de una pura y elevada moral, su
ENSEÑANZAS DE LA IGLESIA ΈΝ AÑOS RECIENTES 57
ensalzamiento de Dios y de nuestro Salvador, sus de­
nuncias de toda maldad y sus exhortaciones a todo lo
santo y de buen nombre, sin sentirse impulsado a de­
cir; Estos escritos verdaderamente hablan ‘palabra de
verdad y de templanza’
V
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v-i

■i
. i

Ί
CAPITULO

Reconociendo el
Llamamiento Divino ·

UANDO Dios llama a los seres humanos, por me­


dio de su Espíritu, para que sean sus apóstoles y pro­
fetas, ¿reconocen ellos el origen de su llamamiento?
Nosotros creemos que sí. Esto ha sido demostrado mu­
chas veces en el curso de la historia de la iglesia. Elias,
Elíseo, Isaías, Jeremías, Ezequiel y otros profetas del
Antiguo Testamento, comprendieron plenamente la obra
que se les había encomendado, como también la' auto­
ridad por medio de la cual debían revelar sus mensajes
.de amonestación y de censura.
El apóstol Pablo declara que él había sido llamado,
no por los hombres sino por Dios mismo, y repetidas
veces refiere cómo Dios puso sobre él la tarea del apos­
tolado en favor del mundo gentil. Cuando las autorida­
des judías enviaron mensajeros para interrogar a Juan
referente a su. misión, no recibieron ninguna disculpa
adulona, porque él reconocía la obra a la cual Dios lo
había llamado. Declara en términos inconfundibles:
“ Yo soy la voz del que clama en el desierto: Enderezad
el camino del Señor, como dijo Isaías profeta” .
¿Reconoció la Sra. E. G. de White su llamamiento
al santo oficio? Ella no se presentó con' títulos altiso-
(59)
CO EL TESTIMONIO DE JESUS

nantes, ni con pretensiones vanagloriosas, ni con exhi­


bición ostentosa. Se le había indicado que era la men­
sajera del Señor. Ella reconoció el llamamiento y pro­
bó ser fiel al divino cometido. En la Review and Herald
del 26 de julio de 1906, expone con amplios detalles la
obra a la cual había sido llamada. En relación con esto
creemos provechoso leer la siguiente declaración, que
reproducimos íntegra:

La mensajera del Señor


“ Anoche, en visión, me hallaba de pie frente a una asanr-
bíea de hermanos nuestros, llevando un definido testimonio
respecto de la verdad y obra presentes. Después del discur­
so; me vi rodeada de muchos que me hacían preguntas. De­
seaban tener explicación sobre éste, aquél y aquel otro pun­
to. de manera que dije: ‘Uno a la vez, por favor, no sea que
me confundan’ .
“ Luego les expliqué, diciendo: ‘Por años habéis tenido
muchas evidencias de que el Señor me ha encomendado una
obra para hacer. Difícilmente estas evidencias hubieran po­
dido ser mayores de lo que fueron. ¿Queréis destruir todas
estas evidencias como si fueran una telaraña, a causa de la
incredulidad de un hombre? Lo- que hace doler mi corazón
es el hecho que muchos de los que se hallan actualmente per­
plejos y tentados son aquellos que han tenido abundancia
de evidencias y oportunidades de estudiar, orar y compren­
der; y, sin embargo, no disciernen todavía la naturaleza de
los sofismas que les son presentados para que influyan sobre
ellos, y así rechazan las amonestaciones que Dios ha dado
para ponerlos a salvo del engaño de los últimos días’ .
“Algunos han hallado tropiezo en el hecho de que haya
dicho que no asevero ser una profetisa; y ellos han pregun­
tado, ¿por qué es esto así?
“No tengo otra declaración para hacer sino solamente que
se me ha instruido que soy la mensajera del Señor; de qqe
él me llamó en mi juventud para s e r ’ su mensajera, recibir
' su palabra, y dar un claro- y decidido mensaje en el nombre
del Señor Jesús.
“ Siendo aún joven se me hizo repetidas veces la pregun­
ta: ¿Es Ud. una profetisa? Yo siempre he respondido, soy la
mensajera del Señor. Sé que muchos me han llamado pro-
RECONOCIENDO EL LLAMAMIENTO DIVINO 61

fetisa, pero yo no he pretendido tal título. Mi. Salvador me


"ha declarado ser su mensajera. ‘Tu obra', me dijo, 'e s la de
llevar mi palabra. Han de surgir cosas singulares; y yo te se­
paro en tu juventud para llevar el mensaje a los descarria­
dos y a los incrédulos; y con la pluma y la palabra, has de
reprobar acciones que no son correctas. Exhorta con la pa­
labra. Haré que esta· palabra te sea comprensible. Ella no te
será una lengua extraña. En la verdadera elocuencia de la
sencillez, con la voz y la pluma, los mensajes que doy serán
oídos de alguien que nunca estudió en las escuelas. Mi Es­
píritu y mi poder estarán contigo.
“ ‘No· temas a los hombres, porque mi escudo te prote­
gerá. No serás tú la que hablarás: será el Señor que dirá
los mensajes de amonestación y reprobación. Nunca te apar­
tes de la verdad bajo ninguna circunstancia. Entrega la luz
que te daré. Los mensajes para estos últimos días han de·
ser escritos en libros, y han de quedar inmortalizados para
testificar contra aquellos que una vez se han gozado en la
luz, pero que han sido inducidos a -abandonarla debido a las
influencias seductoras del enemigo’ .

Ninguna pretensión
“ ¿Por qué no he aseverado ser profetisa? Porque muchos
de los que hoy declaran audazmente ser profetas, son un vi­
tuperio ¡a la causa de Cristo; y porque mí obra incluye mucho
más de lo que la palabra ‘profeta’ significa. .
' “ Cuando primeramente se me dió esta obra, rogué al Se­
ñor que pusiera la carga sobre alguna otra persona. La obra
era tan amplia, ancha y profunda, que temí no poder reali­
zarla. Pero el Señor me capacitó para ello por medio de su
Santo Espíritu.
“Dios me mostró claramente las diversas maneras en que
él me utilizaría para llevar -adelante unía obra especial. Se
me dieron visiones con esta promesa' ‘Si transmites los men- -*■;
sajes fielmente y perseveras hasta el fin, comerás del fruto
del árbol de la vida y beberás del agu>'a del río de la vida'.
. “El Señor me dió gran luz sobre la. reforma pro salud.
En unión con mí esposo, debía ser una obrera médico-misione­
ra. Debía sentar un ejemplo a la iglesia llevando los enfer­
mos a mi hogar y cuidándolos. Esto lo hice, dando tanto a
mujeres como a niños, vigorosos tratamientos. Debía hablar *
también sobre temas de temperancia cristiana, tal como co­
rrespondía a la señalada mensajera del Señor, Abracé de
lodo corazón esta obra, y hablé ante grandes asambleas so­
bre temperancia en su más amplio y verdadero sentido.
$Ou|tfCctftA¿0
(¡2 EL TESTIMONIO DE JESUS

“Fui instruida a instar constantemente a aquellos que


profesan creer la verdad, a la necesidad, de practicarla. Esto
significa santificación,^y la siñtificaciBn comprende la cul­
tura _y_el desarrollo de todos los talentos para el servicio del
■Señor.
■ ' “Se me impuso la carga de no descuidar o pasar por alto
a aquellos que eran tratados injustamente. .Ful especialmen­
te " encargada de protestar contra toda 'arbitrariedad o des­
potismo hacia Ids ministros del Evangelio, de parte de loá
í íL áap^ ^ investidos de autoridad oficiaT For más desagradable1que
sea mi deber, debo'reprender al opresor y suplicar por jus-
licia. Debo presentar la necesidad de que en todas nuestras
instituciones se mantengan los principios de igualdad y dé*
justicia.
“ Si veo que aquellos que ocupan cargos de responsabili-
J jtk dad descuidan a ios^aitores ancianos, debo presentar el asun­
to- ante"aquélTos cuyo deber es cuidarlos. Los pastores qué
han- cumplido con fidelidad sus deberes no han de ser olvi­
:j dados y abandonados cuando su salud .es delicada. Nuestras
asociaciones no han de desatender las necesidades de aque­
llos que han sobrellevado las cargas de la obra. Después
que Juan envejeció en el servicio del Señor fué desterrado,,
a la isla de Patmos. En aquella solitaria isla recibió más
comunicaciones del cielo que todas las que había recibido en
el resto de su vida.

Un ejemplo para otros


‘ "Después de mi casamiento se me dijo que debía prestar
especial atención a los niños huérfanos, recibiéndol05~por un
tiempo bajo mi propio cuidado y procurando hogares para
ellos. De esta manera estaría dando a otros un ejemplo de
lo que podían hacer.
“ A pesar de ser llamada a viajar a menudo y de tener
mucho que escribir, he tomado niños de tres y cinco años de
edad, los he cuidado, educado y preparado para cargos de
responsabilidad. He recibido en mi hogar de vez en cuando
muchachos de diez a dieciséis años de edad, les he dado cui­
dado maternal y adiestrado para el servicio. He sentido mi
deber de poner ante nuestro pueblo este tipo de trabajo por
el cual cada iglesia debiera sentir responsabilidad.
“ Mientras estuve eh Australia llevé a cabo, esta misma
línea de trabajo, trayendo a mi hogar niños huérfanos que
estaban en peligro de ser expuestos a tentaciones que cau­
sarían la pérdida de sus almas.
RECONOCIENDO EL LLAMAMIENTO DIVINO 63
“También en Australia trabajamos como misioneros m é­
dicos cristianos A veces hacia de m i hogar en Coortmbong
un asilo para los enfermos y afligidos. Mi secretaria, que
había recibido instrucción en el Sanatorio de Battle Creek,
estaba a mi lado y cumplía la obra de una enfermera misio­
nera. No se cobraban sus servicios, y por ello ganamos la
confianza de las personas por el interés que manifestábamos
en los enfermos y dolientes. Después de cierto tiempo fué.
construido el Refugio de la Salud en Cooranbong, y así fu i­
mos aliviados de esta carga,
“Aseverar que soy una profetisa es algo que nunca he
hecho. Sí hay quienes me llaman así no tengo controversia
con ellos. Pero mí obra abarco tantas líneas de acción que
no puedo llamarme de otra manera que mensajera, enviada
para ser portadora de un mensaje del Señor a su pueblo,
y sobrellevar la obra en cualquier ramo que el Señor de­
signe.
“Cuando estuve últimamente en Battle Creek, dije an­
te una gran congregación que no pretendía ser una profe­
tisa. Me referí dos veces a este mismo asunto haciendo (Jos
veces esta declaración, ‘yo no pretendo ser una profetisa’ .
Si me expresé de otra manera, que todos comprendan aho­
ra que, lo que he tenido en mente al hablar, era que no pre­
tendo el titulo de profeta o de profetisa” .

Dando el mismo mensaje


“Entiendo que hay quienes están ansiosos de saber si
la Sra. de White aún mantiene los mismos pareceres que
mantuvo hace años, cuando la oyeron en el patio del Sanato­
rio, en el Tabernáculo y en los congresos realizados en los
suburbios de Battle Creek. Les aseguré que el mensaje del
cual ella es portadora hoy, es el mismo que ha presentado
durante los sesenta años de su ministerio público. Ella tie­
ne el mismo servicio para realizar en favor de su Maestro
que el que se le confió en su juventud. Recibe las lecciones
del mismo Instructor. Las instrucciones que le fueron dadas
son: ‘Haz conocer a otros lo que te he revelado. Escri­
be los mensajes que yo te doy, para que el pueblo los ten­
ga’. Esto es lo que procuré realizar.
“ He escrito- muchos libros, a los que se les dió amplia
circulación. De mí misma no hubiese podido sacar a luz
la;,verdad por medio de estos libros, pero pl Señor me dió
la ayuda de su Santo Espíritu. Presentando las enseñan­
zas concedidas por el Señor durante los pasados sesenta años
(M EL TESTIMONIO DE JESErf
estos libros contienen la luz del cielo y resistirán la· prue­
ba de la investigación.
“A la edad de setenta y ocho años, me encuentro todavía
trabajando laboriosamente. Todos estamos en las manos del
Señor. Yo confío en él, porque sé que nunca abandonará
ni desamparará a quienes ponen su confianza en él. Me
he entregado a su cuidado,
“ ‘Y agradezco a Jesucristo nuestro Señor, que me capa­
citó y tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio*.
" Sanatorio, California, 29 de junio de 1906” .

El orden de los profetas


Tal como ha sido usado en la Biblia, el término “ pro­
feta” es muy amplio y abarcante. Fué empleado para ·
designar al hombre o la mujer que están ocupados en
una vasta esfera de actividad en unión con la obra de
Dios. Algunos de los “ profetas” nunca enunciaron una
profecía en la acepción acostumbrada del término, has­
ta donde aparece en el Registro Sagrado. Algunos de
ellos fueron usados únicamente para una ocasión espe­
cial, otros por una larga serie de años. Algunos escri­
bían los mensajes de Dios, otros los presentaban sola­
mente en forma oral. A algunos, como en el caso de Da­
niel y otros, se les dieron profecías que se extendían a
un futuro distante, porciones de las cuales aún están
sin cumplirse. A otros se les dieron mensajes de apli­
cación local solamente, adecuados para una ocasión-y
tiempo definidos. Algunos fueron los mensajeros de
Dios, llamados a actuar en períodos de gran crisis, para
amonestar a la iglesia y al mundo de amenazantes jui­
cios, y para llamar a los, hombres a rehacer la alianza
con Dios, Tales fueron Samuel, Elias, Juan el Bautista
y otros.
“ El profeta era, en el más elevado sentido, una persona
que hablaba por inspiración directa, y comunicaba al pue­
blo los mensajes que recibía de Dios. Pero también se daba
este nombre a aquellos que, aunque no eran tan cürectamen-
RECONOCIENDO EL LLAMAMIENTO DIVINO 65
te inspirados, eran divinamente llamados a instruir al puo-t
b,lo en las obras y caminos de Dios” '(La Educación, págs.l
#2, 4 3 ) . ^
Pero mientras actuaban en varias esferas — como
jueces, reyes, primeros ministros, consejeros, maestros '
y predicadores— , todos estos hombres de Dios per­
tenecían al orden de los profetas y fueron utilizados
por él como sus instrumentos escogidos. No podemos
determinar la posición que ocupaba cada uno de ellos
en .la escala profética. Si intentáramos hacerlo, natu--
'raímente deberíamos ubicar a Isaías, Jeremías y Eze- ,
quíel sobre Juan el Bautista. Pero de Juan — el porta­
voz o mensajero del Señor— , quien, tanto como sabe­
mos por lo registrado, no dió ninguna profecía de largo
alcance, y que rechazó el título de profeta, el Maestro
declara; “ Entre los nacidos de mujeres, no hay mayor
profeta que Juan el Bautista” (Lúe. 7; 28).
En la declaración antedicha la Sra. de White no .
se arroga el título do profetisa, ni lo rechaza. Ella “ no
tiene controversia” con aquellos que le dan ese nombro.
Declara que Dios la ha llamado para ser su mensaje­
ra; que su obra incluye “ más de lo que la palabra ‘pro­
feta’ significa” . Si consideramos el sinnúmero de labo-
res que ella desarrolló en la iglesia, las variadas aptitu­
des en las cuales ministró, entenderemos la diferencia
que ella hace.

Vinculación con los profetas de la antigüedad


Concluimos entonces preguntando; * ¿Qué relación
mantiene la obra de la Sra. de White con los profetas
de la antigüedad? El Señor no le dió extensas profecías
-simbólicas, como las dió, a Daniel y. a Juan el revela­
dor. En estos días, justamente antes de la venida del
Señor, éstas no serían apropiadas. No la colocó para
5— T. J.
CG EL TESTIMONIO DE JESUS
sor juez ni legisladora como Moisés, ni para ser gober­
nante como David. Más bien ella ocupó la posición de
una maestra en Israel, como Samuel; de,una gran re­
formadora como Elias; de una mensajera especial del
Señor, como se desempeñó Juan el Bautista.
Ella vivió en una época cuando las profecías se cum­
plían, en un tiempo de marcada declinación espiritual,
cuando las multitudes se volvían de la Palabra y los
mandamientos de Dios a las tradiciones de los hombres.
Fué comisionada como mensajera especial ,del cielo pa­
ra amonestar y reprobar, a fin de que los hombres se
volvieran a Dios y a su palabra. Mediante sueños y vi­
siones se le instruyó respecto a la obra de Dios y le fue­
ron dados los mensajes que debía llevar.
Tal como los mensajeros de Dios de la antigüedad,
su obra pertenece al orden profético. Y así como este
movimiento es la respuesta ai cumplimiento de la pro­
fecía, así también su obra corresponde a la predicción
profética de que el espíritu de profecía estaría vincu­
lado con dicho movimiento. (Apoc. 12: 17; 19: 10.) El
mismo Espíritu por el cual fueron guiados los profetas
y los mensajeros de la antigüedad, fué el que dirigió
y guió a ella en su obra como mensajera de Dios a la
iglesia en esta generación.
"E n los tiempos antiguos Dios habló a los hombres por
boca de los profetas y apóstoles. En estos días les habla por
los Testimonios de su Espíritu” (Testimonies, tomo 4, pág.
220 ) .
El juicio final con respecto a su obra, no debiera ser
determinado por algún detalle, por el giro de alguna
frase o sentencia, o por alguna aparente contradicción
en sus escritos; sino por el espíritu que caracterizó su
obra a través de los años, por el fruto que ha llevado
en conexión con el gran movimiento religioso al cual
ΙΊ ί·..,-.ι·ί - r- ύ' ■

RECONOCIENDO EL LLAM AM IEN TO DIVINO 67

estaba vinculada, y por el desarrollo en el cual tuvo , ’


una parte prominente y ejerció una influencia orien- ;
tadora. , · ■ ■ ■ '
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........ '·· .■-· · . !·.

CAPITULO 9
¿D e Origen Humano o
D ivino?

I
J LJ A OBRA que los adventistas del séptimo día están·
llevando adelante es un movimiento profético. Creemos
que en el orden y los propósitos de Dios cumple las
especificaciones de las predicciones divinas. Está pro­
clamando a las naciones del mundo el Evangelio del
reino y las gratas nuevas del retorno de Cristo a esta,
tierra, con el fin de culminar su grandioso plan de
salvación, destruir el pecado en el universo y récibir a
su pueblo.
Como lo hemos expresado en capítulos anteriores,
este movimiento evangélico de los últimos días debía
estar asociado con el don del espíritu de profecía. Co­
mo una iglesia que está “ esperando la manifestación
de nuestro Señor Jesucristo” , debía poseer y estar con­
firmada en el “ testimonio de Cristo” para “ que nada”
le “ falte en ningún don” (1 Cor. 1: 6, 7). Leemos en
el Registro Divino que en el conflicto final el dragón
haría guerra contra el remanente de la iglesia, porque *
guardaría los mandamientos de Dios y tendría el tes­
timonio de Jesús. Este testimonio de Jesús, es declarado
por la misma autoridad como el espirite^ de la profecía.
(Apoc. 12: 17; 19: 10.) ·
Í69J
70 EL TESTIMONIO DE JESUS
¿Son dignas de crédito las aseveraciones de la Sra.
de White de ser la mensajera del Señor, en cumplimien­
to de esta predicción? O han de ser aceptadas como
tales o desechadas en su totalidad. O la Sra. de White
era la mensajera de Dios, tal como ella se lo atribuía, y
como tal recibió revelaciones divinas en visiones y sue­
ños, o queda ella convicta de impostura. Su obra debe
ser, o aceptada por lo que implica ser, o rechazada del
todo. No podrá adoptarse una posición de término me­
dio. La inspiración de su ministerio es de lo alto o te­
rreno. Lleva las credenciales del cielo o el sello de Sa­
tanás. Con referencia a esto, ella misma escribió:
“O está Dios enseñando a su iglesia, reprendiendo sus
errores, fortaleciendo su fe, o no lo está haciendo. La obra
es de Dios o no lo es. Dios no hace nada en sociedad con
Satanás. Mi obra . . . lleva la estampa de Dios o la del ene­
migo. No~lay~punto medio en cT asunto. Los Testimonios
son del Espíritu de Dios o delUiáblo.
" A medida que el Señor se ha manifestado por el espí­
ritu de profecía, ha pasado delante de mí lo p a s a d o , lo
presente y lo futuro. Me han sido mostrados rostros que
nunca había visto, y años más tarde los conocí cuando los
vi. He sido despertada de mí sueño con una sensación vi­
vida de asuntos previamente presentados a mi mente; y he
escrito a media noche cartas que han cruzado el continen­
te, y, llegando en un momento de crisis, han evitado gran
desastre a la causa de Dios. Esta ha sido mi obra durante
muchos años. Un poder me ha impelido a reprobar y re­
prender males en los cuales no había pensado. ¿Es esta
olma de los últimos treinta y seis años de lo alto o de aba­
jo?
"Cristo amonestó a sus discípulos: ‘Y guardaos de los
falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ove­
jas, mas de dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los
conoceréis. ¿Cógense uvas de los espinos, o higos de los
abrojos? Así, todo buen árbol lleva buenos frutos; mas el
árbol maleado lleva malos frutos. No puede el buen árbol
llevar malos frutos, ni el árbol maleado llevar frutos bue­
nos. Todo árbol que no lleva buen fruto, córtase y échase
en el fuego. Asi que, por sus frutos los conoceréis’ . Esta es
una prueba que todos pueden aplicar si quieren. Los que

mm
¿DE ORIGEN HUMANO O DIVINO? 71
realmente desean conocer la verdad hallarán, bastante eviden­
cia para creer” ( Testimonios Selectos, tomo 4, págs. 230,
231)'.
Algunos se sienten inclinados a menospreciar la Im­
portancia de estos mensajes, y por medio de razona­
mientos engañosos y una crítica excesiva, confunden las
mentes, asi como el carácter y valor de dichos mensajes.
Estos detractores desearían hacer aparecer a algunos de
los mensajes del Señor como inspirados y otros no;, y
que la cuestión de cuáles son inspirados y cuáles no lo
son, es algo que cada individuo puede determinar por sí
mismo.
Lo humano y lo divino
La Biblia es juzgada de igual manera por muchos]
en el gran mundo religioso, y esta actitud mental guió |
a muchos maestros religiosos a rechazarla por comple­
to o en parte. Cuando uno comienza a . interpretar la
Biblia con una norma humana, guiado por gustos y
aversiones personales, con prejuicio y parcialidad, es
fácil ver la conclusión a que se llega; un rechazo de su
inspiración. Esta interpretación ubica lo· humano sobre
lo divino y hace que la criatura juzgue a su Creador.
La fe no participa en esta transacción. El problema de
la inspiración, y como resultado todo el plan de salva­
ción, se reduce al nivel del razonamiento humano, y
por medio de este proceso el hombre se convierte en su
propio salvador.
La Biblia ha de ser aceptada o rechazada como una
unidad. Ante sus declaraciones inspiradas, el razona­
miento humano debe caer y la vana imaginación ser
derribada. Esta clase de filosofía y todo razonamiento
similar, guiará al completo rechazo de las enseñanzas re­
cibidas por medio del don de profecía Ajue Dios colocó
. en su iglesia. ■ ■
72 EL TESTIMONIO DE JESUS
Cuando en su experiencia Samuel llegó al punto en
que “ conoció todo Israel desde Dan hasta Beer-sebah,
que Samuel, era establecido por profeta de Jehová” , es
muy evidente que cada testimonio que él llevó, no debía
ser sometido a la prueba divina para ver si era o no
el profeta del Señor. Ya había dado evidencias de su
llamamiento profético, y los frutos de su ministerio lo
recomendaban como fiel profeta del Señor. Su obra
fué “ establecida” ; de igual manera ocurrirá con los es­
critos de alguno a quien Dios haya llamado manifiesta­
mente para' ser su mensajero. Después que dió eviden­
cia de su llamamiento divino, y cuando se pueda ver
que la palabra y las obras llevan la credencial divina,
y están en armonía con los requisitos de la divina re­
velación, entoñees su testimonio subsecuente será acep­
tado como la verdad. Cada revelación particular, cada
testimonio que comunica, no ha de ser sujeto al escru­
tinio humano ni a su razonamiento, sino que ha de
ser recibido como la revelación de Dios a su iglesia, a
menos que haya una rara manifestación y una clara
evidencia de que el profeta apostató, como en el caso de
Balaam, de quien se dice que extravió ál pueblo y “ amó
el premio de la maldad” (2 Ped. 2: 15).

Inspiración y capacidad
La iglesia de Dios a través de los años ha sido ben­
decida por muchos dones. Al colocar el cielo estos di­
versos dones en la iglesia para el desarrollo simétrico y
equilibrado de sus creyentes, el Espíritu de Dios ha da­
do inspiración o capacidad para el servicio. Estos do­
nes son mencionados específicamente por el apóstol
Pablo:
“ A éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría;
a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro,
íe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por

W m m m m.
¿DE ORIGEN HUMANO O DIVINO? 73
el mismo Espíritu; a otro, operaciones de milagros; y a
otro, profecía; y a otro, discreción de espíritus; y a otro,
géneros de lenguas; y o otro, interpretación de lenguas.
Mas todas estas cosas obra uno y el mismo Espíritu, repar­
tiendo particularmente a cada uno como quiere (1 Cor,
12 : 8- 11) .
El apóstol declara que “ hay repartimiento de dones,
mas el mismo Espíritu es” (vers. 4). Durante el curso
de los siglos Dios ha dado a algunos hombres el don del
apostolado, y los ha capacitado para este importante
servicio. Dió a otros el don de sanidades, a otros el don
de lenguas, a otros el don de la sabiduría, a otros la
discreción de los espíritus, y a otros el don de profecía.
Grandes dirigentes del pasado, tales como Lutero, Wes­
ley, Miller, Jaime White y otros, han recibido el don
del apostolado, o sea de dirigir. Ellos fueron capacita­
dos para esta obra, pero esta capacitación no fue una
inspiración como la que posee un profeta. Ninguno de
estos hombres aseveraba tener revelaciones divinas. No
fueron honrados con visiones y sueños celestiales. Fue­
ron capacitados para una obra diferente.
La Sra. E. G. de White tuvo el don profético y la
divina inspiración en un sentido que no tuvieron el
apóstol o el maestro. Ella aseveró poseer revelaciones
divinas, y la índole de su obra y el fruto que llevó en
armonía con los requisitos de la Escritura, atestiguan la
veracidad de sus declaraciones.

"¿Cómo escribiste?"
Sin duda veremos algunas cosas, en relación con la
obra de la Sra. de White, que no comprenderemos. El
antiguo Israel vió cosas en la vida de sus profetas que
no podía comprender. Cuando Jeremías^ llegó ante el
rey y los príncipes de Israel con sus amonestaciones,
prediciendo la caída de Jerusnlén y llamando al arre-
7-1 EL TESTIMONIO DE JESUS
pentimicnto al pueblo, fué confrontado con los mismos
interrogantes que actualmente reciben algunos escri­
tos de la mensajera del Señor. De los príncipes de Is­
rael se dice:
“ Preguntaron luego a Baruc, diciendo: Cuéntanos aho­
ra cómo escribiste de boca de Jeremías todas estas palabras.
Y Baruc les dijo: El me dictaba de su boca todas estas pa­
labras, y yo escribía con tinta en el libro” (Jer. 3 6 : 17, 18).
Más tarde, algunos de estos hombres, en su -deter­
minación de evadir las claras órdenes del Señor, im­
putaron a Baruc la responsabilidad de inducir a Jere­
mías en contra de ellos, de envenenar su mente y ade­
más de ser el responsable de las amonestaciones que el
profeta les estaba dando.
“Y aconteció que como Jeremías acabó de hablar a todo O j m a íj m á io
el pueblo todas las palabras de Jehová Dios de ellos, to­
das estas palabras por las cuales Jehová Dios de ellos le (pylew-
había enviado a ellos mismos, dijo· Azarías hijo de Osaías,
y Johanán. hijo de Carea, y todos los varones soberbios di­
jeron a Jeremias: Mentira dices; no te ha enviado Jehová 4 ÜJTtMU
\e/>
nuestro Dios para decir: no entréis en Egipto a peregrinar
allí. Sino que Baruch hijo de Nerías te incita contra nos­ ¿É¿
otros, para entregarnos en mano de los caldeos, para ma­
tarnos y para hacemos transportar a Babilonia” (Jer. 43:
1-3). i 'c d
¡Cuán sorprendentemente ilustra esto las objeciones
que oímos en la actualidad contra los escritos de la Sra.
de White!

Diferencias injustificables
Hay quienes han hecho una clasificación muy minu­
ciosa de los diferentes escritos de la Sra. de White. Es­
tos han sostenido que los artículos escritos por ella pa­
ra diferentes periódicos debieran ser considerados sim­
plemente como consideramos los de cualquier otro autor,
que no debieran recibir la misma atención que sus li­
bros, y que muchas de sus comunicaciones deberían ser
¿D E O R IG E N HUM ANO O D IV IN O ? 75

clasificadas como simples cartas. Tenemos la mayor


confianza en la honestidad y la sinceridad de aquella
a quien Dios señaló para ser su mensajera especial pa­
ra su iglesia. Indudablemente que si ella fué fiel a su
sagrado -cometido, no habría de presentar sus propias
ideas personales y presentarlas como mensajes del Se­
ñor. Atribuirle esta actitud sería culparla de comple­
βΛΜΜΧ&Ο to fraude y crasa tergiversación.
Esto no quiere decir, de ninguna manera, que cada
carta que la Sra. de White escribió fuese escrita bajo
la inspiración del Espíritu de Dios. No implica que lo
que ella expresaba en conversaciones comunes fuese
necesariamente dirigido por Dios. Ella nunca manifes­
tó eso. La Sra. de White expresaba sus propios con­
¿ÚCÍlõ ceptos personales, pero siempre señalaba a la Biblia
como libro guía al cual todos deberían seguir. Franca
y sinceramente anulaba o alteraba sus opiniones per­
sonales cuando Dios le revelaba, por la Biblia o por una
λΚΧΖΑ
visión de su Espíritu, que ella estaba en error, tal como
nr
lo hizo el profeta Natán en el consejo personal qüe dió
V c . al rey David con respecto a la construcción del templo,
X furT (Véase 2 Sam. 7: 1-17.) Ella se consideró a sí misma
como pecadora, salvada por gracia, y a semejanza del
apóstol Pablo, se esforzó fervientemente por lograr el
premio de la elevada vocación de Dios en Cristo Jesús.
Debemos creer que lo que ella produjo, tanto por su
palabra como por su pluma, por medio de la página im­
presa o por su correspondencia, como mensajes de Dios,
correspondía fielmente a esta designación. Debemos
aceptar su declaración referente a este asunto como la
verdad, o bien desechar del todo su llamamiento al mi­
nisterio profético. Con-respecto a sus.-comunicaciones,
dadas en estas varias maneras, la mensájera del Señor,
en una carta dirigida a la Iglesia de Battle Creek; dice:

.......... -
76 EL TESTIMONIO DE JESUS
“Cuando íuí a Colorado, me sentí tan preocupada por
vosotros que, en mí debilidad, escribí muchas páginas para
ser leídas en vuestro congreso. Débil y temblando, me le­
vanté a las tres de la mañana para escribiros. Dios estaba
hablando por. medio del barro. Podréis decir que esta co­
municación fué simplemente una carta. Sí, fué una carta,
pero indicada por el Espíritu de Dios, para llevar a vues­
tras mentes cosas que me fueron mostradas. En estas car­
tas que escribo, en los Testimonios de que soy portadora,
os estoy presentando aquello que el Señor me mostró. No
escribo ni un solo artículo en el papel expresando simple-
mente "m is' propias ideas. Ellas son lo quê..Kios~me ha mos­
trado en vision — los preciosos rayos de luz que brillan des­
de el trono” ( Testimonies, tomo 5, pâg. 6 7 ).
Algunos años más tarde, hablando de sus libros, ella
escribió:
“La Hnti, White no es la originadora de estos libros.
Contienen la instrucción que durante su vida Dios le ha da­
do. En ellos se halla la luz preciosa y consoladora que Dios
generosamente ha dado a su sierva para darse al mundo”
(El ColpoTlor Evangélica, pág. 32, ed. P.P., 1949).
En otra oportunidad ella rogó a algunos de la igle­
sia que no hicieran críticas y minucioso análisis, por­
que esto anularía todo el propósito y poder de los Tes­
timonios. Ella aseveró que los Testimonios deben ser
inspirados por Dios, y por lo tanto aceptados como ta­
les; o deben provenir de Satanás, y en consecuencia de­
ben ser desechados completamente. Leemos:
“Y ahora, hermanos, os suplico que no os interpongáis
entre mí y el pueblo, para desviar la luz que Dios quiere
que llegue a él. No quitéis, por vuestras críticas, toda la
fuerza, toda la agudeza y poder de los Testimonios. No sin­
táis que podéis disecarlos para que se adapten a vuestras
propias ideas, aseverando que Dios os ha dado capacidad
paracBscernír lo que es luz del cielo, v lo nue es expre­
sión de simple sabiduría humana. Si los Testimonios no ha-
blan según la Palabra de Dios, rechazadlos. No puede ha­
ber unión entre Cristo 'y Belial, Por amor de Cristo, no.
confundáis a la gente con sofismas humanos y escepticismo,
y no anuléis la obra que el' Señor quiere hacer. No ha­
gáis de este agente de Dios, por vuestra falta de discerni­
miento espiritual, una piedra de escándalo que haga tropezar
¿DE ORIGEN HUMANO O DIVINO? - 77
y caer a muchos para que sean ‘enlazados y presos' ” (Joyas
de los Testimonios, tomo 2, pág. 302).

i Testimonios generóles y personales


: La Sra. de White fué portadora d e . testimonios de
i ■ carácter general y de carácter particular. Muchos de
; estos testimonios personales han sido incluidos en sus
libros. Algunos de ellos tratan asuntos particulares de
j la vida o el hogar del individuo, y no han sido incluidos
I, en ia colección de los Testimonios para la Iglesia,.
: A menudo la corrección administrada fué recibida,
j y dió frutos de justicia. Algunas de las instrucciones .
; dadas de esta manera fueron rechazadas.
Como ocurrió con algunos de los escritos de los pro­
fetas de la antigüedad, que no fueron incluidos en el -
Canon Sagrado, así, evidentemente, la sierva de! Señor ,
recibió sabiduría para discriminar cuáles testimonios de­
bían aparecer en sus escritos y cuáles no. Ella ■su­
pervisó personalmente la preparación de sus libros; y
en el curso de su prolongado ministerio, con un cuerpo
■ de secretarias competentes que le asistían, pudo selec­
cionar de sus manuscritos aquellos documentos que,
con la sabiduría que le dió el Señor, ella sentía que eran
de aplicación general y adecuados para una amplia cir­
culación.

I
I

mm HUP

%,
CAPITULO

N o es una Adición al
Canon Sagrado

IJ Ü O S escritos de la Sra. E. G, de White, ¿constituyen


una nueva Biblia para la iglesia de Cristo? Nosotros
contestamos con énfasis que no. ¿Constituyen ellos una
adición al Canon Sagrado? Respondemos categórica­
mente que no. En lo que denominamos Santa Biblia está
comprendida una revelación suficiente, que revela el
origen del hombre, la entrada del pecado, la provisión .
de la gracia divina para su redención tal como la pre­
senta el Evangelio del Señor Jesucristo, los pasos nece­
sarios para que el Evangelio sea efectivo en la experien-
cia humana por la obra del arrepentimiento y el ejer­
cicio de la fe por medio de la operación del Espíritu
Santo, y las recompensas finales de vida o de muerte,
según la gran misericordia de Dios, que deberán enfren­
tar aquellos que aceptan la salvación gratuita o aque- s,
.líos que la rechazan.
Dios, en su providencia, escogió de los escritos de
los profetas del pasado, las porciones que contienen la
expresión de su divina voluntad, y que mejor se adap-r
.Jan para constituir la magna guía espiritual para todas
las 'naciones en todos los tiempos y condiciones. Evi­
dentemente, no fué el propósito divino que toda otra
(70)
80 EL TESTIMONIO DE JESUS
instrucción q u e el Espíritu impartiera a su iglesia en
días posteriores, fuera considerada como una adición al
canon completo de las Escrituras.
, Los escritos de la Sra. de White no solamente no
débían ser agregados a la Biblia, sino aceptados en la
medida que sus aseveraciones resistieran la prueba del
Canon Sagrado. Ciertamente es por la Biblia como han
de ser juzgados los escritos de la Sra. de White, así co­
mo los de cualquier otra persona que pretenda tener
revelación divina. La Biblia es la gran norma o regla
por la cual todos los escritos han de ser examinados y
probados. Para comprobar la veracidad de estas decla­
raciones, la mensajera del Señor dio este decidido tes­
timonio. Citamos, como sigue, de una de sus principales
publicaciones;
“ En su Palabra, Dios comunicó a los hombres el conoci­
miento necesario para la salvación. Las Santas Escrituras
deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y
como revelación infalible de su voluntad. Constituyen la
regla del carácter; nos revelan doctrinas, .y son la piedra de
toque de la experiencia religiosa. ‘Toda la Escritura es ins­
pirada por Dios; y es útil para enseñanza, para reprensión·,”
para corrección, para instrucción en justicia; a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, estando cumplidamente ins­
truido para toda obra buena’ (2 Tim. 3: 16, 17, V M ).
“La circunstancia do haber revelado Dios su voluntad a
los hombres por su Palabra, no anuló la necesidad que tie­
nen ellos de la continua presencia y dirección, del Espíritu
Santo. Por el contrario, el Salvador prometió que el Es­
píritu facilitaría a sus siervos la inteligencia de la Pala­
bra; que iluminaría y daría aplicación a sus enseñanzas.
Y corno el Espíritu de Dios íué quien inspiró la Biblia, re­
sulta imposible que las enseñanzas del Espíritu estén jamás
en pugna con las de la Palabra.
“El Espíritu no íué dado — ni puede jamás ser otor-
'gado— para invalidar la Biblia; pues las Escrituras decla­
ran explícitamente que la Palabra de Dios es la regla por
la cual toda enseñanza y toda manifestación religiosa debe
ser probada. El apóstol Juan dice: ‘No creáis a todo es­
píritu, sino probad los espíritus si ñon de Dios; porque mu-

*Τ****·~ ’ ------ " .............................- ’ “ .............. ’ “


NO ES UNA ADICION AL CANON SAGRADO δi
chos falsos profetas han salido por el mundo’ (1 Juan 4: 5,
V M ) . E Isaías declara: ‘ ¡A la ley y al testimonio! Si no
dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido’
(Isa. 8 : 2 0 ) ” (El Conflicto de los Siglos, págs. 9, 1 0 ). · ■

Presentados bajo "una falsa luz" . r, .


La Sra. de White declara que los Testimonios hó
solamente no han de ser “ una adición a la Palabra de'
Dios” , sino que aquellos que así lo enseñan los presen­
tan bajo “ una falsa luz” . El objetivo principal de los
Testimonios es dar una comprensión más clara de las
Escrituras. La Palabra de Dios trata grandes principios
generales. En sus escritos la Sra. de White ha tomado
esos grandes principios y los ha desmenuzado en deta-í
lie. Las grandes verdades de la Biblia han sido simplifi­
cadas. Citamos nuevamente:
“ El Hno. R. . . , quiere confundir los ánimos tratando
de hacer aparecer la luz que Dios me ha dado por medio
de los Testimonios como una adición a la Palabra de Dios;
pero así da una falsa idea sobre el asunto'. Dios ha visto
conveniente atraer de este modo la atención de este pueblo a
su Palabra, para darle una comprensión más clara de ella.
La Palabra de Dios basta para iluminar la mente más 'tía-:
curecída, y puede ser entendida por los que tienen deseos
de comprenderla. Pero no obstante todo eso, algunos que
profesan estudiar la Palabra de Dios, se encuentran en opo­
sición directa a sus más claras enseñanzas. Entonces, para!
dejar a hombres y mujeres sin excusa, Dios da testimonios
claros y señalados, trayendo!os de vuelta a la Palabra que
han descuidado de seguir. La Palabra de Dios abunda eft
principios generales para la formación de hábitos correctos
de vida, y los Testimonios, generales y personales, han sido >,
calculados para atraer su atención más especialmente as esos
principios” (Testimonios Selectos, tomo 4, pág. 222).
“Los testimonios escritos no son dados para proporcionar
nueva luz, sino para impresionar vividamente en el corazón
las verdades de la inspiración ya reveladas. El deber del
hombre hacia Dios y sus semejantes ha sido especificado'
distintamente en la Palabra de Dios. Sin embargo, son pocos
entre nosotros los que obedecen a la luz dada. No son saca­
das a relucir verdades adicionales; sino que Dios ha sinv-
6— T. J.
82 E L T ES T IM O N IO D E JES U S

p liíic a d o p o r m e d io d e lo s T e s t im o n io s la s g r a n d e s v e r d a ­
d e s y a d a d a s , y en la manera que h a e l e g id o , la s lia p r e ­
s e n ta d o a la g e n te , p a r a d e s p e r t a r e im p r e s io n a r su m e n t e -
c o n e lla , a fin de q u e t o d o s q u e d e n s in e x c u s a . . , . L o s
T e s t i m o n i o s n o h a n d e e m p e q u e ñ e c e r l a P a la b r a d e D io s ,
s in o e x a l t a r l a , y a t r a e r l o s á n im o s a e l la , p a r a q u e p u e d a
im p r e s io n a r a t o d o s la h e r m o s a s e n c ill e z d e la v e r d a d ” (Id.,
pág. 2 2 4 ).

La estima de la Sra. de White por la Biblia


La comprensión que tenía la Sra. de White de la
relación que mantenían sus escritos con los de la Biblia,
fué nuevamente aclarada mediante estas palabras:
“ S e h a c e poco ceso de la B i b l i a , y e l S e ñ o r h a d a d o u n a
lu zm e n o r para g u ia r a lo s h o m b r e s a l a lu z m a y o r ” (El
Colportor Evangélico, p á g . 3 2 ) .
La estima que sentía la Sra. de White por la Pala­
bra de Dios y la manera en que ella recomendaba su
estudio a otros, está claramente expresada en las si­
guientes expresiones: -
“ ¿ Q u é lib r o p u e d e c o m p a r a r s e con la B i b l i a ? La com ­
p r e n s ió n d e s u s e n s e ñ a n z a s es e s e n c ia l p a r a to d o n iñ o y
1 -í j o v e n , t a n t o c o m o p a r a lo s d e e d a d m a d u r a ; p u e s e l la e s la
P a la b r a d e D io s , d a d a c o n e l f i n d e g u ia r a l c ie lo a la f a ­
m ilia h u m a n a . E n e l m u n d o h a y h o y d ía m u c h o s d io s e s y
m u c h a s 'd o c tr in a s . S in u n a c o m p r e n s ió n d e la s E s c r itu r a s
l e e s a l j o v e n im p o s ib le c o m p r e n d e r lo q u e es v e r d a d o d is ­
t in g u ir e n t r e lo s a n t o y lo p r o fa n o .
“ L a P a la b r a d e D io s d e b e s u b s is tir c o m o e l m á s a lto
lib r o e d u c a t iv o d e n u e s t r o m u n d o - y d e b ie r a t r a tá r s e lo c o n
r e v e re n te te m o r. D e b i e r a p o n e r s e e n m a n o s d e n iñ o s y
j ó v e n e s c o m o e l g r a n lib r o d e t e x t o a f i n d e q u e c o n o z c a n
a A q u e l c u y o d e b id o c o n o c im ie n t o e s v id a e t e r n a . . . .
“ ¿ Q u é c o n o c im ie n t o m á s im p o r t a n t e p u e d e o b t e n e r s e q u e
a q u e l q u e d e s c r ib e la c a ld a d e l h o m b r e y la s c o n s e c u e n c ia s
d e a q u e l p e c a d o q u e a b r ió la s c o m p u e r t a s d e la m is e r ia p a ­
·; i r a e l m u n d o y q u e n o s h a b la d e l p r im e r a d v e n im ie n t o d e
C r is t o ? L a e n c a r n a c ió n d e C r is t o , s u d iv in id a d , s u e x p ia ­
c ió n , s u v id a m a r a v i llo s a e n e l c ie lo c o m o A b o g a d o p u e s - .
t r o , la o b r a d e l E s p ír itu S a n to -: t o d o s e sto s t e m a s v it a le s
d e l c r is t ia n is m o se h a l la n r e v e la d o s d e s d e e l G é n e s is h a s-
NO ES UNA ADICION AL CANON SAGRADO 83
ta e l A p o c a lip s is . C a d a u n o d e e l lo s es u n e s l a b ó n - d e o r o
en la c a d e n a p e r f e c t a d e la v e r d a d . ¿P o r q u é, en to n ce s,
n o h a b r ía n d e e x a l t a r s e la s E s c r itu r a s e n c a d a e s c u e la d e
n u e stra p a tr ia ? ” (La Educación Cristiana, p á g . 2 1 7 ) .

Unicamente la Biblia es nuestra regla de fe


Cada doctrina ha de ser probada por la Santa Pa­
labra. Si alguna creencia no resiste'la prueba, provie­
ne de las tinieblas y no de la luz.
“ P e r o p o r m u c h o q u e u n o p r o g r e s e en la v id a e s p ir it u a l, -
n u n c a l l e g a r á a l p u n t o e n q u e n o n e c e s it e e s c u d r iñ a r d i l i ­
g e n t e m e n t e la s E s c r it u r a s ; p o r q u e e n e l la s s e h a l la n la s
e v id e n c ia s d e n u e s tr a f e . T o d o s lo s p u n to s d e d o c t r in a , a u n
c u a n d o h a y a n s id o a c e p t a d o s c o m o v e r d a d , d e b e n se r s o m e ­
t id o s a la l e y y a l t e s t im o n io ; si n o p u e d e n r e s is tir e sta p r u e ­
b a , ‘ es p o r q u e n o le s h a a m a n e c i d o ’ ” ( Testimonios S e l e c ­
to s, to m o 4 , p á g, 1 7 2 ) . ·..' , ■··
“ N o h a g á is q u e la s le c c io n e s d e la e s c u e la s a b á tic a s e a n
d e s a b r id a s y sin e s p ír it u . D e j a d e n la m e n t e la im p r e s ió n
d e q u e la B ib l ia y s o la m e n t e la B i b l i a e s n u e s tr a r e g l a d e
f e , y q u e lo s d ic h o s y h e c h o s d e lo s h o m b r e s n o h a n d e
c o n s t itu ir u n c r it e r io p a r a n u e s t r a s d o c tr in a s o a c c io n e s ”
( Testimonios Sobre la Obra de la Escuela Sabática, p á g . 3 6 ) ,
“ L a B ib l ia es n u e s tr a r e g la d e f e y d o c tr in a . N o . h a y
n a d a q u e se a m á s e fic a z p a r a v iv i f i c a r la m e n t e y f o r t a l e ­
c e r e l in te le c t o q u e e l e s t u d io d e la P a la b r a d e D io s . N i n ­
g ú n o tr o lib r o es ta n p o t e n t e p a r a e l e v a r lo s p e n s a m ie n t o s
o d a r v ig o r a la s fa c u lt a d e s , c o m o la s a m p lia s y e n n o b l e -
c e d o r a s v e r d a d e s d e la B i b l i a . S i la P a la b r a d e D io s fu e s e
e s tu d ia d a c o m o d e b ie r a , lo s h o m b r e s t e n d r ía n u n a a m p l i ­
t u d d e m ir a s , u n a n o b le z a d e c a r á c t e r y u n a e s t a b ilid a d d e
p r o p ó s it o q u e r a r a v e z se v e n e n e sto s t ie m p o s ” ( Obreros
Evangélicos, p á g . 2 6 2 ) . , ·■ ->·

Los fundamentos de nuestra fe


Los fundamentos de la fe que sostienen los Adven­
tistas del Séptimo Día están basados en la Palabra de
Dios, Se han formado por el estudio de esta ’ Palabra,
Esto está bien establecido por Jaime White en la Review
and Herald del 16 de octubre de 1855: ■
81 EL TESTIMONIO DE JESUS
“ P e r o l o q u e a cá m e r e c e e s p e c ia l a t e n c ió n e s e l u s o i n d e ­
b id o q u e a lg u n o s e s tá n d a n d o a la s v is io n e s . T o m a n v e n ­
t a ja d e lo s g e n e r a liz a d o s p r e j u ic io s e n c o n tr a d e la s v i ­
s io n e s , t e r g iv e r s a n é s ta s y a a q u e llo s q u e n o e s t á n d is p u e s to s
a u n ir s e a e l l o s en a n a t e m a t iz a r la s c o m o l a o b r a d e S a t a ­
n á s , y lu e g o c a l if ic a n c a d a e n s e ñ a n z a d e lo s g u a r d a d o r e s d e l
s á b a d o c o m o u n m o d o d e v e r ‘ v is io n a r io ’ y n o u n m o d o b í b l i - '
co d e v e r e l a s u n to . D e e sta m a n e r a u n p r e j u ic io p r o fa n o p u e ­
d e s u s c ita r s e en la s m e n t e s d e a lg u n o s , c o n t r a r ia n d o c u a l­
q u ie r p u n t o d e v is t a , y a u n t o d o s lo s p u n t o s d e v is t a s o s te ­
n id o s p o r e l c u e r p o d e c r is t ia n o s ' ll a m a d o s a d v e n tis t a s o b s e r ­
v a d o r e s d e l s á b a d o . E s t e p r o c e d e r h a s id o y e stá s ie n d o a d o p ­
t a d o h a c ia lo s t e m a s d e l a b e s t ia d e d o s c u e r n o s , e l s a n ­
t u a r io , e l t ie m p o d e c o m e n z a r e l s á b a d o y e l p e r ío d o d e l
e s t a b l e c im ie n t o d e l r e in o d e D io s e n la t ie r r a . D e b e e n ­
te n d e r s e a q u í q u e t o d o s e s to s p u n t o s d e v is t a , t a l c o m o so n
s o s te n id o s p o r el cu erp o d e o b se rv a d o res d e l sábado, han
s id o e x t r a íd o s de la s E s c r itu r a s a n t e s d e q u e La S r a . d e
W h i t e h u b ie s e t e n id o a lg ú n c o n o c im ie n t o r e s p e c t o a e llo s .
E s to s c o n c e p t o s está n fu n d a d o s e n la s E s c r it u r a s c o m o ú n i­
ca b a s e ” .

. Para relacionar los Testimonios con la Bibla, Urías


Smith, en un editorial de la Review and Herald del 18
de octubre de 1887, hizo la siguiente declaración:
“ ‘A la l e y y a l t e s t im o n io : si n o d ije r e n c o n f o r m e a e sto ,
es p o r q u e n o le s h a a m a n e c id o ’ . T o d o s lo s d o n e s d e l E s p í­
r it u · en la ig l e s ia h a n d e s e r p r o b a d o s . A h o r a b ie n , es e v i ­
d e n te q u e a q u e llo q u e p r u e b a o c u p a u n a p o s ic ió n m á s a lta
q u e lo q u e s e ha de p ro b a r. E s t o , e n u n a p a la b r a , e x p r e s a
n u estro p u n to d e v is ta c o n r e s p e c to a la p o s ic ió n q u e la
B i b l i a y la s v is io n e s m a n t ie n e n e n to e s í. P e r o , si u n a m a n i ­
fe s t a c ió n c o n c u e r d a c o n la P a la b r a , y to d o e v id e n c ia q u e
es u n a m a n if e s t a c ió n g e n u in a d e l E s p ír it u d e D io s , n o s o tr o s
d e ja m o s a la d e c is ió n d e l m i s m o o b j e t a n t e q u e d ig a h a sta
q u é p u n t o s u s e n s e ñ a n z a s p o d r ía n s e r c o n s id e r a d a s li v ia n a ­
m e n t e , o d e s p r e c ia d a s , o t r a n s g r e d id a s c o n im p u n id a d . E n
lo s p a s a d o s d ie c in u e v e a ñ o s h a s id o m a n t e n id a e sta o p in ió n
p o r e s te p u e b l o a c e r c a d e e s t e a s u n t o ” .

. Concluyendo esta fase de nuestra discusión, citare­


mos una ilustración usada por el pastor Smith en un
editorial de la Review and Herald, titulado “ ¿Descarta­
mos la Biblia al apoyar las visiones ?” :
·', lAlístwfíV-*. ·*·_

NO ES UNA ADICION AL CANON SAGRADO 85


“ S u p o n g a m o s q u e e s t a m o s p o r in ic ia r u n v i a j e p o r m a r .
E l d u e ñ o d e l a e m b a r c a c ió n n o s d a u n l ib r o c o n in s t r u e c io -
, n e s , d ic ié n d o n o s q u e c o n t ie n e s u fic ie n t e in fo r m a c ió n p a r a
t o d o e l v i a j e , y q u e s i la s q u e r e m o s s e g u ir , l l e g a r e m o s
c o n s e g u r id a d a n u e s tr o p u e r t o d e d e s tin o . H a c ié n d o n o s
a la v e l a , a b r im o s n u e s t r o lib r o p a r a e n t e r a r n o s d e su c o n ­
t e n id o . H a l l a m o s q u e e l a u t o r fo r m u l a p r in c ip io s g e n e r a ­
le s p a r a q u e n o s s ir v a n d e g u ía e n n u e s t r o v i a j e , y n o s in s ­
t r u y e t a n to c o m o es p o s ib l e a lu d ie n d o a la s e v e n t u a l e s c o n t in ­
g e n c ia s q u e p o d r ía n s o b r e v e n ir h a s t a e l f i n a l ; p e r o t a m b ié n
n o s d ic e q u e la ú lt i m a p a r t e d e n u e s t r o v i a j e s e r á s in g u la r ­
m e n t e p e li g r o s a ; q u e lo s a c c id e n te s c o s te r o s s o n m u y v a r i a ­
b le s a c a u s a d e la s a r e n a s m o v e d iz a s y la s t e m p e s t a d e s ; ‘p e ­
ro p a r a e s ta p a r t e d e l v i a j e ’ , d ic e , ‘y o o s h e p r o v i s t o u n p i ­
lo to , q u e o s e n c o n t r a r á , y o s d a r á la s in s tr u c c io n e s q u e r e ­
q u ie r a n la s c ir c u n s t a n c ia s q u e o s r o d e e n y s e g ú n l o r e q u ie ­
r a n lo s p e lig r o s ; y a é l d e b é is s e g u i r ’ .
“ S e g ú n e s t a s in s t r u c c io n e s , h e m o s l l e g a d o a l t ie m p o p e ­
lig r o s o e s p e c ific a d o , y s e g ú n la p r o m e s a e l p i lo t o a p a r e c ió .
P e r o c u a n d o o f r e c e s u s s e r v ic io s , a lg u n o s d e la t r ip u la c ió n
se le v a n t a n c o n tr a é l. ‘N o s o t r o s te n e m o s e l l ib r o o r ig in a l d e
in s tr u c c io n e s ’ , d ic e n e l l o s , ‘ y e s to e s s u f i c i e n t e p a r a n o s ­
o tr o s . N o s a p o y a m o s e n e s to y s o la m e n t e e n e s t o ; n o n e c e s i­
ta m o s n a d a d e U d . ’ . A h o r a , ¿ q u ié n e s s o n lo s q u e s ig u e n e l
lib r o o r ig in a l d e in s t r u c c io n e s ? ¿ A q u e llo s q u e re c h a za n a l
p ilo t o , o a q u e l l o s q u e l o r e c ib e n t a l c o m o lo a n u n c ió e l l i ­
b r o ? J u z g a d v o s o tr o s .
" P e r o a lg u n o s , p o r f a lt a d e p e r c e p c ió n , o f a lt a d e p r in ­
c ip io s o l l e v a d o s p o r e l e n t u s ia s m o d o u n p r e j u ic i o in d o m a ­
b le , a c a u s a d e uno· o d e t o d o s e s t o s f a c t o r e s , e n e s te p u n t o
n o s e n f r e n ta r á n d e e s ta m a n e r a : ‘ ¿E n to n ces U d . n o s q u e ­
r r á h a c e r t o m a r a la S r a . d e W h i t e c o m o n u e s t r o p i lo t o , v e r ­
d a d ? ’ E s p a r a p r e v e n ir t o d o e m p e ñ o e n e s te s e n t id o q u e se
h a e s c r ito e s t e p e n s a m ie n t o . N o e s t a m o s d ic ie n d o t a l c o sa .
L o q u e sí d e c im o s c la r a m e n t e e s e s t o : q u e lo s d o n e s d e l
E s p ír itu h a n , s id o d a d o s p a r a s e r n u e s t r o p ilo t o a t r a v é s d e e s ­
t o s t ie m p o s p e lig r o s o s , y q u e e n to d a o ca s ió n y p e r s o n a q u é
e n c o n tr a m o s g e n u in a s m a n if e s t a c io n e s d e e l lo s e s t a m o s s u ­
je t o s a r e s p e t a r lo s , o d e l o c o n t r a r ío r e c h a z a m o s la P a l a ­
b r a d e D io s q u e n o s in d ic a r e c ib ir lo s . ¿ A h o r a , q u ié n e stá
. d e p a r te d e la B i b l i a y s o la m e n t e l a B ib l ia ?
“ Q u e n a d ie e n t o n c e s s e a a t e m o r iz a d o p o r e sta fa ls a a la r ­
m a . U n a r á p id a c o n s id e r a c ió n m a n if e s t a r á q u ié n r e c ib e la
B ib l ia y qu ién , n o la r e c ib e . Q u ie n la r e c ib a p le n a m e n t e ,
r e c ib ir á a l p i l o t o . d e a c u e r d o c o n su s in s tr ü c c io n e s . A s í q u e
n o d e s c a r ta m o s s in o q u e o b e d e c e m o s la B ib lia a l a p o y a r la s
lA
86 EL TESTIMONIO DE JESUS
v is io n e s ; m ie n t r a s q u e a l r e c h a z a r la s y d e s o b e d e c e r la s , r e ­
h u s a m o s r e c ib ir la s p r o v is io n e s q u e f u e r o n h e c h a s p a r a n u e s ­
t r o c o n s u e lo , e d ific a c ió n y p e r f e c c i ó n ” ( Review and H e­
rald, 1 3 d e e n e r o d e 1 8 6 3 ) ,
CAPITULO 11
N o Pretende la
infalibilidad

W
Jt_ J N EL gran plan de salvación y en la obra de Dios
en la tierra, hay una estrecha unión de lo humano con
lo divino. Dios, en su sabiduría, vió adecuado unirse
con la pobre y falible humanidad para cumplir con su
propósito divino. De la manera como suelen colocarse
las gemas y joyas más preciosas en cofres de poco va­
lor, así el Ser Infinito vió apropiado expresar su divina
voluntad por medio de instrumentos de barro. .Y ha
elegido este plan a pesar de la fragilidad y las lim ita-.
clones de los agentes humanos. Estos instrumentos han
sido hombres y mujeres falibles; a veces aun niños, co­
mo en el caso de Samuel; han sido hombres y muje- ,
res, como fué Elias, de “ semejantes pasiones que nos­
otros” . Pero en la elección de tales instrumentos, la ma­
yor gloría redunda en honor del Santo y Altísimo.
-y
La unión de lo humano con lo divino
La relación del hombre con esta revelación divina
era única. Mientras éste conservaba su propia per­
sonalidad y expresaba- la revelación divina en su pro­
pio-estilo, estaba sin embargo bajo la dirección del Es­
píritu Santo. Esta unión de lo humano con lo divino es
hermosamente expresada en las siguientes palabras:
(8 ? )
^ χ - κ

SS EL TESTIMONIO DE JESUS
“ L a B ib lia n o s m u e s t r a a D io s c o m o a u t o r d e e l l a ; y sfet|
e m b a r g o f u é e s c r ita p o r m a n o s h u m a n a s , y l a d iv e r s id a d
e s t ilo d e s u s d if e r e n t e s lib r o s m u e s t r a la i n d iv id u a lid a d d e
(jk. b a d a u n o d e su s e s c r ito r e s L a s v é r U juTes r e v e la d a s s o n t o d a s
I n s p______
ir a d a s p o r D io s_______
V¿ Tina. a-'ii")'_________________
y c o n t o d o e sfá ri exp ire-
¡AJíJ\P^O s a d a s e n p a la b r a ^ h u m a n a s ! Y e s q u e e l S e r s u p r e m o e in-
fin it o ilu m in ó cori _______
su E s p ír it u la in t e lig e n c ia y e l c o r a z ó n .
cié
- - s o s s ie r v o s . L e s ciaba s u e ñ o s y v is io n e s , y l e s m o s tr a b a
fig u r a s y a q u e llo s a q u ie n e s la _____________________
s ím & o lo s y______________________________ v e r d a d f u é así
r e v e la d a ', r e v e s t ía n e l p e n s a m ie n t o d iv in o c o ñ p a la b r a s Iñ T
m an os'.
“L o s D ie z M a n d a m ie n t o s f u e r o n e n u n c ia d o s p o r D io s m i s ­
m o y e s c r ito s c o n su p r o p ia m a n o . S u r e d a c c ió n e s d iv in a y
kOÍü n o h u m a n a . P e r o l a B i b l i a , c o n su s v e r d a d e s d e o r ig e n cu-'
v in o e x p r e s a d a s e n e l id io m _____
a d_e lo s h o m b r e s e s u n a u n io n
____________
d e lo d iv in o y lo h u m a n o . E s t a u n ió n e M s t ía e n la n a tffta -
leza de C r is t o , q u ien 'e r a " M ijo d e D io s e HiJcTTlel immfare.
ΙηΛ**4ΛΙ'*> ,S e p u e d o p u e s d e c ir d e la B i b l i a , l o q u e f u é d ic h o d e C r is ­
UrvvMJi t o : ‘E l V e r tid f u é h e c h o c a r n e , y h a b it ó e n t r e n o s o t r o s ’ ( J u a n
1: 14). ; ' ' ^ ' "
" E s c r i t o s e n é p o c a s d if e r e n t e s y p o r h o m b r e s q u e d i f e ­
r ía n n o t a b l e m e n t e é íT p o s íc ió 'fr 's d c lS l..y e c o n ó m ic a ^ y h f r t a c u L
ta d e s in t e le c t u a le s y e s p ir it u a le s , l o s lib r o s d e la B ib l ia p r e · .
s e n ta n c o n t r a s t e s e n su e s t ilo , c o m o t a m b ié n d iv e r s id a d en
la n a t u r a le z a d e lo s a s u n to s q u e d e s a r r o lla n . S u s d iv e r s o s e s ­
c r it o r e s se v a l e n d e e x p r e s io n e s d if e r e n t e s ; a m e n u d o la m i s -
m a v e r d a d e s tá p r e s e n ta d a p o r u n o d e e l lo s d e m o d o m á s
p a t e n te q u e p o r o t r o . A d o r a b ie n , c o m o v a r io s d e su s a u to r e s
n o s p r e s e n ta n "é l h u s m o a s u n t o d e s d e p u n t o s d e v is t a y as-'
p e d o s d if e r e n t e s , p u e d e p a r e c e r a l le c t o r s u p e r f ic ia l, d e s c u i­
d a d o o p r e v e n id o , q u e h a y d iv e r g e n c ia s o c o n t r a d ic c io n e s , a llí
d o n d e e l le c to r a te n to y r e s p e tu o s o , d is c ie r n e c o n m a y o r p e n e ­
tr a c ió n , la a r m o n ía f u n d a m e n t a l .
“ P r e s e n t a d a p o r d iv e r s a s p e r s o n a lid a d e s , la v e r d a d a p a ­
r e c e e n s u s v a r ia d o s a s p e c t o s . U n e s c r ito r p e r c ib e c o n m á s
fu e r z a c ie r ta p a r t e d e l a s u n t o ; c o m p r e n d e lo s p u n t o s q u e a r ­
m o n iz a n c o n s u e x p e r ie n c ia b c o n s u s f a c u lt a d e s d e p e r c e p t
c lo n y a p r e c ia c ió n ; otro' n o t a m á s b ie n o tr o 'a sp e c to ' d e l m is ­
m o a s u n t o ; y c a d a c u a l , b a j o la d ir e c c ió n ~ 5 e l E s p ír it u S a n t o ,
* I Λ.ίΙ η α λ ί a. ílO
p r e s e n ta l o q u e h a q u e d a d o in c u lc a d o c o n m á s 'f u e r z a en ~ su
p r o p ia m e n t e . D e a q u í q u e e n c o n tr e m o s e n c a d a c u a l u n a s-
I I · p e c to d if e r e n t e d e la v e r d a d , p e r o p e r f e c t a a r m o n ía e n t r e to*
d o s e l lo s . Y la s v e r d a d e s a sí r e v e la d a s se u n e n e n p e r fe c t o
c o n ju n t o , a d e c u a d o p a r a s a t is fa c e r la s n e c e s id a d e s d e lo s h o m -
tares e n t o d a s la s c ir c u n s t a n c ia s d e la v id a .
NO PRETENDE LA INFALIBILIDAD 89
“ Dios se ha dignado comunicar la verdad al mundo por
medio de instrumentos humanos, y él mismo, por su Santo
Espíritu, habilitó a hombres y los hizo capaces de realizar es­
ta obra. Guió la inteligencia de ellos en la elección de lo que
debían decir y escribir. El tesoro fué confiado- a vasos de ba­
rro, pero no por eso deja de ser del cielo. Aunque llevado a
todo viento en el vehículo imperfecto del idioma humano, no
por eso deja de ser el testimonio de Dios; y el hijo de Dios,
obediente y creyente, contempla en ello la gloria de un po­
der divino, lleno de gracia y de verdad” (.El Conflicto de los
Siglos, págs, 7-9).,
Los falibles instrumentos humanos han tratado con
temas grandes e infalibles. Moisés, a pesar de ser pe­
cador por naturaleza y falible en su juicio, fué el ins­
trumento por medio del cual Dios guió a Israel de la
esclavitud a la libertad. El fué su apóstol, profeta y le­
gislador. Los cuatro evangelistas, a pesar de estar li­
mitados por las fragilidades humanas y las debilidades
de carácter, fueron los agentes por .medio de los cua­
les Dios dió el bendito Evangelio de su Hijo a la huma­
nidad.

Limitaciones humanas
A veces estos instrumentos humanos eran débiles en
la comprensión de la verdad divina. Como lo manifes­
tó el apóstol Pedro, ellos aun debían escudriñar sus pro­
pios escritos para descubrir la profundidad de los te­
mas espirituales que habían sido inspirados a transmitir,
(1 Ped. 1: 10-12.) El lenguaje que usaron era demasia­
do limitado para el magno tema, tal como se puede verx
en la descripción que Ezequiel hace del trono de Dios
y la de su gloria y majestad; pero los temas con los.
cuales trataban estos hombres eran asuntos santos, po­
derosas verdades que presentan un plan de perfecta sal­
vación para la raza caída.
Este plan de acción, sin embargo, ha /dado ocasión al
impugnador para acusar a Dios y a su obra de incon-
00 EL TESTIMONIO DE JESUS
sistencia. Los profetas de la antigüedad han tenido que
enfrentar vez tras vez esta misma acusación en su tra­
bajo. La Sra. de White tuvo que hacer frente a lo mis­
mo en los largos años de su ministerio.
A través de todos los años de su actuación como es­
critora, la Sra. de White procuró mejorar las edicio­
nes de sus mensajes, para que expresaran más fiel­
mente ios pensamientos que le habían sido dados por
Dios. Si la experiencia comprobaba que alguna decla­
ración en sus escritos era motivo de incomprensión o de
confusión, o daba la posibilidad de ser interpretada erró­
neamente, ella tal vez la esclarecía por medio de una
nueva y más plena expresión, o la eliminaba del todo.

Unicamente Dios y el cielo son infalibles


En un artículo titulado “ Escudriñad las Escrituras” ,
por la Sra. E. G. de White, en la Review anã Herald
del 26 de julio de 1892, encontramos la siguiente de­
claración;
“Tenemos muchas lecciones que aprender y muchas, mu­
chas que desaprender. Unicamente Dios y el cielo son infali­
bles. Aquellos que piensan que nunca tendrán que desistir
de algiín parecer acariciado, que nunca tendrán la oportuni­
dad de cambiar de opinión, serán chasqueados. Mientras nos
aferremos a nuestras propias ideas y opiniones con decidida
insistencia, no podremos tener la unidad por la cual Cristo
oró” .
En todos sus escritos la Sra. de White no sólo se
esforzó concienzudamente en expresar en forma clara
y enérgica las grandes verdades espirituales que for­
maron la mayor parte de sus escritos, sino que buscó
afanosamente la exactitud en la declaración de los he­
chos. Esta fué una de las razones por las que, tratán­
dose de temas históricos, leyó de los mejores historia­
dores, y en algunos casos citó de ellos declaraciones que
NO PRETENDE LA INFALIBILIDAD 91
estaban en armonía con lo que le había sido revelado.
Queda bien ilustrado su esfuerzo por lograr la exac­
titud en la manera en que escribió en 1860 una biogra­
fía de su experiencia anterior. En ese tiempo ella sacó a
luz el segundo tomo del libro Spiritual Gifts, en cuyo
prefacio escribió:
“AI preparar las páginas siguientes, he trabajado bajo
grandes desventajas, pues he tenido que depender en muchas
circunstancias de la memoria, no habiendo conservado dia­
rio hasta hace pocos años. En varias oportunidades envié
los manuscritos a amigos, quienes han estado presentes cuan­
do ocurrieron los incidentes relatados, para que los examina­
ran antes de que fueran puestos en prensa. Tomé gran cui­
dado, y dediqué mucho tiempo, esforzándome en declarar ios
simples hechos tan correctamente como fuese posible.
“A pesar de todo, me resultaron de gran ayuda, respecto
de las fechas, las muchas cartas que escribí al hermano S.
Howland y familia, de Topsham, Maine. Como ellos tuvie-
• ron a su cuidado por cinco años a mi hijo Enrique, sentí el
deber de escribirles a menudo, y participarles de mi expe­
riencia, mis gozos, mis luchas y mis victorias. En muchos
casos he copiado de esas cartas” .
Un apéndice de dieciséis páginas fué impreso y en­
cuadernado en sólo cuatrocientos ejemplares. En él la
Sra. de White declara.lo siguiente : r

“ Se hace un pedido especial: que si alguien encuentra de­ /


claraciones incorrectasUn este libro, me lo informe inme-
diatameme. Eã edición será1''completada aproximadamente
él primero de octubre; por~~êsõ ruego se me envíen antes de
^ P R £ e o / S

esa lecha '. " ’ fSTRATS - D'E .


Luego aparecieron varias páginas de cartas que ve­ Gr- VjDK'lT^
rificaban las declaraciones de la Sra de White. Dos de
esas cartas, sin embargo, sugirieron leves correcciones
en algunas declaraciones contenidas en las páginas im­
presas. Una declaración corroboraba la narración de
un-incidente, con excepción del nombre de quien admi­
nistró el bautismo a una cierta herma#a. Esta correc­
ción fué aceptada, tal como se puede ver en la revisión
92 EL TESTIMONIO DE JESUS
posterior. La otra corrección se relacionaba con las
iniciales de una persona mencionada.
Si ella hubiese sido convencida de errores en sus de­
claraciones, hubiera sido la primera en corregirlos. Fué
con este espíritu que citó con aprobación sincera la de­
claración de J. N. Andrews, quien, regocijándose por
la luz adicional que había llegado a la congregación ad­
ventista, exclamó: “ Cambiaría mil errores por una ver­
dad” . Este filé el espíritu del sincero estudiante de la
Biblia, que bien haríamos en mantener hoy día. ,

Informaciones de otros
El apóstol Pablo usó en su ministerio la informa­
ción que recibió por medio de otros, como texto para la
necesaria instrucción de la iglesia. La división se había
introducido en el seno de la iglesia de Corinto. Natu­
ralmente, los que eran celosos por la causa de Cristo,
informaron al apóstol. A esto se refiere en los siguien­
tes versículos:
“ Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Se­
ñor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no
haya entre vosotros disensiones, antes seáis perfectamente
unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque
me ha sido declarado ele vosotros, hermanos míos, por los que
son de Cloé, que hay entre vosotros contiendas” (1 Cor. 1:
10, 11 ) .
Nuevamente el apóstol se refiere a esto en el capí­
tulo once de esta epístola: “ Porque lo primero, cuando
os juntáis en la iglesia, oigo que hay entre vosotros di­
sensiones; y en parte lo creo” .
El apóstol empleó toda la fuerza de su influencia
contra el espíritu de disensión. La iglesia no debía es­
tar dividida en un campo de batalla, diciendo unos “ yo
soy de Pablo” , otro “ yo de Apolo” y otro “ yo de Cefas” .
La fe de ellos debía centralizarse en el Señor Jesucristo,
NO PRETENDE LA INFALIBILIDAD 93
y en él todas las diferencias habían de quedar en ar-
j monía. Sin embargo, aunque Pablo recibió la iníorma-
jj ción inicial, respecto al estado de la Iglesia de Corinto,
I de parte de' testimonio humano, no por eso objetamos .
¡ su llamamiento al apostolado, ni desacreditamos la ins­
piración de su carta a los corintios. Es evidente que fué
' guiado por el Espíritu en la censura y el consejo que
, dió a esa iglesia. En vista de ello, no debiéramos obje-
j ' tar el llamamiento de la mensajera del Señor a la obra
j que le fué encomendada, porque siga un curso de ac-
j ción que implica el mismo principio,
j El hecho de que un.profeta reciba· información de
I una fuente terrestre, no es evidencia de qué su mensaje
j, subsecuente con referencia al asunto tratado sea mera-
j mente una opinión humana. Situaciones de carácter
j similar podrán haber sido presentadas previamente, o en
respuesta a la oración, el Señor podrá dar a su instru­
mento escogido una revelación para guiarle en lo que
escribo. ■
Refiriéndonos nuevamente a la experiencia del após-
Pablo, citamos de Testimonies for the Church, tomo 5,
αΡ págs. 65 y 66:
“Pablo fué un apóstol inspirado; sin embargo, el Señor
no le reveló siempre exactamente la condición de su pueblo.
Aquellos que estaban interesados en la "prosperidad d e .H
iglesia, y velan que se introducían males,"presentaban el a s u e ­
lo ante él, y de la luz que él previamente había recibido, es·
lã5ã~ ên ~ cõn d icion es de juzgar el verdadero carácter de estos
acontecimi entos. Porque Dios no le dió una nueva revelación··
para ese tiempo especial, aquellos que realmente estaban bus­
cando la luz, no desecharon su mensaje como si fuese una car­
ta común. No, ciertamente. Dios le mostró las dificultades
y peligros que surgirían en las iglesias, para que cuando sé
.... · manifestasen pudieran ssber cómo tratarlos^
! - __ “ El había sido puesto para la defensa de la iglesia. De­
bía velar por las almas como quien debe ..rendir cuenta a
Dios, y ¿no había él de tomar en cuenta, los .informes respecto
a su estado de anarquía y división? Ciertamente sí, y las

if if i
94 EL· TESTIMONIO DE JESUS
censures que Ies envió fueron escritas bajo la inspiración del
Espíritu Santo, tan ciertamente como lo fueron cualesquiera
de sus epístolas” .

Hombres falibles escogidos para ser dmgentés


Ni los profetas ni los apóstoles fueron reconocidos co­
mo infalibles. En efecto, el Registro Sagrado muestra
que algunas veces cometieron equivocaciones al dar ex­
presión a sus juicios respecto a importantes asuntos,
Pero cuando estos consejeros proféticos hubieron errado
en la expresión de sus juicios personales, como en la
experiencia de Natán, se apresuraron en cambiar aquel
consejo tan pronto como fueron convencidos del error.
Natán aconsejó muy definidamente a David que debía
emprender la obra de la construcción de la casa del Se­
ñor; pero en un visión nocturna Dios le reveló que su
consejo no era correcto, y lo envió al rey con un men­
saje diciéndole que únicamente debía hacer los prepa­
rativos para la construcción, y que su hijo Salomón eri­
giria el edificio. (Véase 1 Crón. 17: 1-4, 11, 12.)
El apóstol Pedro, sobre quien descansó el Espíritu
de Dios en el día de Pentecostés, de tal suerte que él y
otros comenzaron a hablar en nuevas lenguas, se halla­
ba todavía tan enceguecido por conceptos preconcebi­
dos y empapado en prejuicios judíos, que aun después
de algunos años pensaba que el Evangelio de Cristo era
únicamente para los judíos. Fué necesario que Dios le
diera la visión del gran lienzo que bajó del cielo, antes
de que Pedro estuviese dispuesto a predicar el Evan­
gelio a los gentiles. Y a pesar de ello, durante ese tiem­
po era el apóstol escogido de Dios, (Véase Hech. 10.)
Pablo y Pedro fueron apóstoles dirigentes y hom­
bres movidos por el Espíritu Santo; no obstante hubo
agudas diferencias de opinión entre ellos. Cuando Pe­
dro visitó la Iglesia de Antioquía, formada mayormente
NO PRETENDE LA INFALIBILIDAD 95

por creyentes gentiles, al principio comía con ellos y


les otorgaba pleno compañerismo; pero en ocasión de
la visita de algunos hermanos de Jerusalén, que toda­
vía sostenían la práctica de la circuncisión, Pedro re­
primió su anterior compañerismo con los creyentes gen­
tiles. Esto indujo al apóstol Pablo a resistirle “ en la
cara, porque era de condenar” (Gál. 2; 11). Pablo lo
censuró, no tanto por el prejuicio judío que; aún domi­
naba en su vida, sino por su actitud simuladora. Ju­
gaba un doble papel, acomodando su curso de acción a
la opinión de los hombres y no a los principios del Evan­
gelio. Esta falla parecía ser un vestigio de la misma
debilidad que Pedro manifestó en su negación al Señor
la noche en que fué juzgado. Pero esta debilidad del
apóstol es propia de los seres humanos. El era falible y
por eso erró. A pesar de todo él era el apóstol escogido
de Dios. Y no fué puesto de laclo a causa de sus equi­
vocaciones. Dios todavía lo reconocía en la obra a la
cual había sido llamado, y por su celoso esfuerzo, rin­
dió un fiel y grande servicio a la causa de la cristian­
dad.
El reconocimiento de la fragilidad de los instrumen­
tos escogidos por Dios, redunda en su gloria. Se hace
visible que el genio y la sabiduría humanos no tienen
influjo en la obra realizada o en los propósitos alcanza­
dos. Dios obra a pesar de la flaqueza del agente -hu­
mano, El emplea hombres falibles, propensos a errar
y aun pecadores, para llevar a cabo sus propósitos, Nin­
guna carne puede gloriarse en su presencia; la gloria
pertenece solamente a Cristo.

No mirando al hombre sino a Dios


Durante la vida de la mensajera del Señor muchos
fueron a ella con sus problemas personales. Por medio
Í*C EI. TESTIMONIO DE JESUS
de entrevistas o por cartas, algunos procuraban saber
exactamente lo que debían hacer en los detalles de su
propia experiencia, cuando debieran haber buscado la
dirección divina, A esta clase de inquiridores les fué
declarado el siguiente consejo;
“En la visión que me fué dada el 12 de junio de 1868,
se rae mostró el peligro del pueblo de Dios de mirar al her­
mano y a la hermana. White, pensando que debieran ir a
ellos con sus cargas, en procura de consejo. Esto no debiera
Tscr así. EnisMrrljes^orrTnidtados. -por -sirn.-oirrpasivo y amante
Salvador, para ir a él cuando se sienten cansados y carga­
dos, a fin de que les conceda alivio. En él hallarán descanso.
A l llevar sus perplejidades y luchas a Jesús, hallarán el cum­
plimiento de la promesa con respecto a ellos. Cuando en su
angustia hallen el alivio que sólo Jesús puede dar, obtendrán
una experiencia que les será del más alto valor. El hermano
y la hermana White están esforzándose por obtener pureza
de vida y llevar frutos de santidad; sin embargo son simples
mortales falibles.
“Muchos nos vienen con la pregunta: ¿Debo hacer esto?
¿Debo emprender tal actividad? O con respecto al vestido:
¿Debo usar esto o lo otro? Y o les contesto: vosotros profesáis
ser discípulos de Cristo, Estudiad vuestras Biblias, Leed
cuidadosamente y con oración el relato de la vida de nues­
tro querido Salvador mientras estuvo entre los hombres aquí
en la tierra. Imitad su vida y no se os hallará descarriados
del camino estrecho. Nosotros terminantemente rehusamos
ser conciencia para vosotros. Si os decimos exactamente lo
que debéis hacer, vosotros nos miraréis para guiaros, en vez
!' de· ir directamente a Jesús. Vuestra experiencia estará funda­
da en nosotros. Debéis tener una experiencia propia que esté
fundada en Dios. De esta manera podréis permanecer en me­
dio de los peligros de los últimos días, y ser purificados y no
consumidos por el fuego de la aflicción, por el cual todos
los smitos deben pasar para que sean quitadas las impurezas
del carácter, a fin de estar preparados para recibir el toque
final de la inmortalidad” (Testimonies, tomo 2, págs. 118,
119).
El principio establecido en este consejo bien vale
la pena ser estudiado hoy día. Dios nunca designó a
ningún hombre, no importa cual sea su posición, para
que fuese conciencia para otro. Nunca concibió que
NO PRETENDE LA INFALIBILIDAD 97
los dirigentes de la iglesia debieran interponerse en­
tre Dios y sus hijos. Es siempre correcto, por supuesto,
que se dé consejo cuando se lo necesita. Pero después
de recibir ayuda, y antes de tomar una resolución, el
que hace la pregunta en procura de auxilio, debiera
ser dirigido a la Palabra de Dios y en oración a su Di­
vino autor, para obtener una visión personal de sus
■necesidades y una convicción del deber para su propio
curso de conducta.

7—T. J.
.i
CAPITULO

Inspiración Verbal

^
s
jjJ k!^ON verbalmente inspirados ios escritos de la
Sra, de White? ¿Le fueron' 'dadas las palabras
exactas en las cuales se expresan sus pensamientos? Ella
nunca hizo tal aseveración. En efecto, declaró de ma­
nera positiva que tal no era el caso, Los pioneros de este
movimiento nunca creyeron ni enseñaron la inspiración
verbal de los escritos de la mensajera del Señor.. ,
Muchos de sus escritos fueron preparados bajo cir­
cunstancias angustiosas, otros en medio de 3a agitación
y el bullicio de un viaje en tren, algunos en medio de
activas reuniones, otros bajo las desventajas del sufri­
miento físico. En los primeros tiempos de su ministerio
recibió poca ayuda de parte de secretarias. Reconocien­
do estas circunstancias, y en atención a la producción
de sus primeros libros, especialmente los Testimonios
para la I g l e s i a e n el Congreso de la Asociación Gene­
ral, en 1883, se dió consideración a los preliminares re­
lacionados con su publicación, con el fin de eliminar las
imperfecciones en la construcción gramatical y las for-
mas de expresión. En esa sesión de la Asociación Ge-
jneral se nombró una comisión que debía tomar las re­
soluciones, la cual fuá integrada por U#1as Smith, J, N.
Loughborough, E. W. Farnsworth, W. C. White y O, A.
(09)
:l00 EL TESTIMONIO DE JESUS
Olsen, destacados dirigentes en la obra de la iglesia de
aquel tiempo, y hombres que desde aquella fecha han
' desempeñado cargos oficiales destacados en relación con
este movimiento. Este comité hizo las siguientes reco­
mendaciones ante la déeimocuarta reunión de la sesión,
realizada e l 20 de noviembre de 1883:

Resoluciones de la Asociación General


“ 32, Siendo que, algunos de los volúmenes encuaderna­
dos de los Testimonies for the Church [Testimonios para la
Iglesia] están agolados, de modo que es imposible obtener
. los juegos completos en la oficina; y,
“ Siendo que hay un constante y urgente pedido para la
reimpresión do estos volúmenes; fué
''Votado, Recomendar su impresión de manera que se ha­
gan cuatro volúmenes de setecientas u ochocientas páginas
cada uno.
“ 33. Siendo que, muchos de estos testimonios fueron es­
critos bajo lss circunstancias mas desfavorables, hallándose
la autora demasiado agobiada por la -ansiedad y el trabajo
como para hacer un análisis crítico de la perfección grama­
tical de sus escritos, y habiendo sido impresos coa tal apre­
suramiento que se dió lugar a que tales imperfecciones hayan
posado sin corregir; y,
“ Siendo que creemos que es por la iluminación de la
mente como Dios da sus mensajes a sus profetas, impartien­
do así los pensamientos, y no (excepto raros casos) las mis­
mas palabras en I e s cuales deberán ser expresadas las ideas;
fué,
“ Votado, Que en la reimpresión de estos volúmenes, tales-
cambios de palabras sean hechos para quitar las imperfec­
ciones arriba citadas, tanto como sea posible, sin cambiar-
de ningún modo el pensamiento” (R eview and Herald, 27 de
- noviembre de 1383).
Estas recomendaciones fueron consideradas por los
delegados a este congreso de la Asociación General, y
fueron aceptadas por unanimidad. Para la reimpresión
de los Testimonios fué nombrada más tarde una comi­
sión. Los componentes de ella son mencionados en la
Siguiente declaración que citamos del Yearbook de 1884,
pág. 44:

!ÜP
INSPIRACION VERBAL· ΙΟΙ
“ Una comisión de cinco, para hacerse cargo de la reim­
presión de los Testimonios estipulada en la resolución trígé- ' ;
simoeuarta, fué anunciada como sigue, habiéndose autoriza­
do al presidente a elegir cuatro personas, además de 61, para
este propósito: W . C. White, Urías Smith, J, H, Waggoner,
S. N. Haskell, G. I. Butler” ,
Esta comisión, por supuesto, llevando a cabo las ins­
trucciones del congreso, trabajó en estrecha cooperación
con la Sra, E. G. de White. De que estas recomendacio­
nes le satisficieron, bien lo creemos, porque este pro­
pósito ocupó su mente por muchos años, es decir, el de
colocar sus escritos en la mejor forma posible, de ma­
nera que los pensamientos recibidos del Señor fueran'
más claramente expresados.

Inspiración de idea o de palabra


El parecer referente a la inspiración, en las resolu­
ciones de la Asociación General, ha sido la enseñanza
de la iglesia, hasta donde sepamos, durante toda su his­
toria. Esto es expresado con toda claridad por lirias !
Smith, quien fué por más de cuarenta años uno de los
redactores de la Review and Herald, según la edición del ;
13 de marzo de 1888:
“Dice el que interroga: '¿No es la palabra el signo de
una idea? ¿Cómo puede ser inspirada una idea, y los signos ' · .
que la transmiten de una mente a otra no ser inspirados?’
“Respuesta: Si hubiese solamente una palabra por medió
de la cual pudiese expresarse una idea, éste sería el caso; .·'
pero cuando hay quizás cien diferentes maneras de expresar ^
la misma idea, el caso resulta muy diferente. Por supuesto
que si el Espíritu Santo diera a una persona palabras, para ’ ■
ser escritas, estaría obligado a usar esas precisas palabras ,
sin modificación; pero cuando simplemente se presenta una · , .
escena o panorama ante una persona, sin palabras, ella es-
■·— - tara, en libertad de describirlo en su propio lenguaje, como " '
le parézca mejor expresar la verdad de lo visto. Y si, ha- ’ -!
biéndolo descrípto una vez, se le ocurre una manera me­
jor de expresarlo, sería’ legítimamente correcto borrar- tOcTÓ"~**:r·^ \
o,

m m m rn » f.
102 EL TESTIMONIO DE JESUS
lo escrito y volverlo a escribir de nuevo, conservando es­
trictamente las ideas y los acontecimientos que le han sido
mostrados; y en el segundo· escrito los pensamientos divina­
mente comunicados estarían tan ciertamente descriptos como
en el primer caso, pues en ninguno de ellos podría decirse
que las palabras usadas fueron dictadas por el Espíritu San­
to, sino que fueron dejadas al juicio del instrumento escogido.
“Mucho de lo que los profetas escribieron en las Escri­
turas son palabras que fueron habladas directamente por
Dios, y no las propias palabras de ellos. En estos casos, sin
lugar a dudas, las palabras son inspiradas. En sus escritos,
la Sra. de White a menuda registra las palabras habladas
por los ángeles.. Tales palabras, indudablemente, las transmite
como lss oye, y no tiene poder de elección con relación a
los términos a usarse o a la construcción de la frase. Estas
no son sus palabras, y no· han de ser cambiadas. Pero mucho
de lo que los escritores de la Biblia dijeron podrían haberlo
escrito usando diferente fraseología, y las verdades expre­
sadas serían verdades inspiradas del mismo alcance que el
que poseen hoy. . . .
“ Cuando Juan, en la isla de Patmos, oyó la voz amante
y majestuosa llamándole, al ser arrebatado en el Espíritu,
la voz le dijo: 'Escribo en un libro lo que ves’, no ‘Escribe
las palabras que yo te daré’ (Apoc. 1: 1 1 ). Ύ cuando Juan
dice en el versículo 12: 'Y me volví a ver la voz que habla­
ba conmigo’, podría haber dicho ‘Y me volví para ver quién
estaba hablando conmigo’, y esto habría sido tan inspirado
como la frase anterior. Estos ejemplos ilustrarán lo que que­
remos significar al decir que las palabras pueden no ser ins­
piradas, mientras que al mismo tiempo las ideas, los hechos
y las verdades que aquellas palabras transmiten han de ser
divinamente comunicados. "
“El mismo método de razonamiento que adoptan los opo­
sitores con respecto a la Hna. White, cuando preguntan si
sus amanuenses, y los historiadores que ella cita fueron tam­
bién inspirados, lo usa igualmente el ateo contra la misma
Palabra de Dios. Decimos que nuestra Biblia en inglés es
un libro inspirado; pero el inglés es una traducción del ori­
ginal hebreo. Han sido hechas otras traducciones, y los tra­
ductores difieren mucho en la fraseología do sus traduccio­
nes; y sobre esto el incrédulo pregunta: ¿También son ins­
pirados todos esos traductores? Y lo pregunta con tanta base
y razón como aquellos a quienes nos referimos más arriba
cuando hacen la misma pregunta con respecto a los escritos
de la Sra. de White” .
INSPIRACION VERBAL 103

La declaración de la Sra, de White


La opinión personal de la Sra. de White está en
plena concordancia con la declaración de un antiguo
redactor de la Review and Herald. En el número del 8
de octubre de 1867 la Hna. White dice lo siguiente res­
pecto a la inspiración verbal:
“ Aunque dependo del Espíritu del Señor tanto al escri­
bir las visiones como al recibirlas, sin embargo las palabras
que utilizo para describirlas son las mías, a menos que sean
las habladas por el ángel, las cuales siempre incluyo entre
comillas” .
Treinta y nueve años más tarde, en la Review ccfnf
Herald del 30 de agosto de 1906, la Sra. ele White hace
la siguiente declaración con respecto a sus escritos. Es
la respuesta a una carta que recibió de un hermano que
estaba preocupado respecto a la inspiración de los Tes­
timonios :
“ En su carta Ud. habla que ha sido enseñado temprana­
mente a tener ie implícita en los Testimonios, y dice: ‘Fui
guiado a la conclusión y a la más firme creencia de que cada
palabra que Ud. habló en público o en privado, que cada
carta que escribió bajo toda circunstancia, fueron tan ins­
piradas como son inspirados los diez mandamientos’ .
“Mi hermano, Ud. ha estudiado diligentemente mis es­
critos, y nunca habrá encontrado que yo alguna vez expre­
sara tales pretensiones. N i tampoco hallará que los pioneros
de nuestra causa hayan hecho tales aseveraciones” , - ·

No se ignora el consejo humano


La mensajera del Señor reconoció que mientras Dios /
le hablaba en forma directa por medio de las visiones
y sueños, también fué su privilegio beneficiarse con la
ayuda que obtenía del consejo de sus asociados. Dios ,
colocó en su iglesia varios dones, tale
profetas, maestros, etc. La potencia
tierra descansa grandemente sobre la armoniosa eoope-
104 EL TESTIMONIO DE JESUS
ración de sus siervos y sobre quienes han sido conferi­
dos estos dones. Mientras el profeta esté instruyendo
al apóstol, aquél podrá al mismo tiempo beneficiarse
en su obra con la sabiduría y el juicio otorgados a éste.
’ No obstante las abundantes revelaciones de Pablo,
él· aprovechó la combinada sabiduría representada en
los diversos dones y talentos que Dios había colocado en
la iglesia. Aprendió esta lección en el mismo comienzo
de sU ministerio cristiano. Estando en camino a Da­
masco para hacerse cargo de la persecución de la iglesia
cristiana, fué amonestado contra su malvado propósito
por medio de una voz del cielo, y la misma voz lo llamó
para ser el apóstol a los gentiles. Luego fué dirigido a
un humilde discípulo, Ananias, en Damasco, para re­
cibir más luz e, instrucción.
Fué reconociendo este principio como la Sra. de
White a menudo consultó con otros acerca de la manera
en que debía dar sus mensajes a la iglesia. Ella dis­
frutó del discernimiento con que Dios había dotado a
su esposo, y a otros dirigentes de la obra, para orientar­
la más perfectamente en su .deber y en el curso que de­
bía proseguir al presentar los mensajes a otros. La.
siguiente declaración de su pluma, indica esto:
‘‘Mientras vivía m i esposo, actuó como ayudador y con­
sejero en la difusión de los mensajes que me fueron dados.
. . . Las instrucciones que he recibido por medio de las vi­
siones fueron fielmente escritas por mí, tanto como el tiem­
po y las fuerzas me daban para el trabajo. Después exa­
minábamos juntos el material; mi esposo corregía los erro­
res gramaticales y eliminaba las repeticiones inútiles. En­
tonces era cuidadosamente copiado para las personas a las
cuales iba dirigido o para el impresor..........
"Requiere mucha sabiduría y sano juicio, aguzados por
el Espíritu de Dios, el saber definir convenientemente el
tiempo y la manera en que han de presentarse las instrueij
ciones recibidas. . , ,

............~..... 4* * ’ !
INSPIRACION VERB A I 105
“ En los primeros años de esta causa, si había algunos
miembros dirigentes presentes cuando eran dados los .men­
sajes del Señor, consultábamos con ellos para saber la me­
jor manera de llevar estas instrucciones ante el pueblo. A l­
gunas veces se decidía que ciertas porciones sería mejor 310
leerlas ante la congregación. Otras veces, quienes eran re­
probados por su conducta, solían pedir que los ternas que
señalaban sus errores y peligros fuesen leídos ante otros,
para que ellos también fueran beneficiados,
“ Con toda fidelidad me esfuerzo por escribir aquello que
me es dado de tiempo en tiempo por el divino Consejero.
Algunas porciones de lo que escribo son enviados inmediata­
mente para hacer frente a las necesidades actuales de la obra.
Otras porciones son conservadas hasta que las circunstan­
cias me evidencian que ha llegado el tiempo para su uso'*
(E. G , de White, The Writing end Sending of the Testimo­
nies to the Church, págs. 4-6, Pacific Press, 190,6).
*=7
CAPITULO O

La Supresión y la
uPuerta Cerrada

p , ' .
JL OSIBLEMENTE uno de los cargos mas comunes
dirigidos contra las obras de la Sra. de White es el de
la supresión, o sea que en posteriores ediciones de sus ,
escritos hubo omisiones de pensamientos, oraciones' y
aun párrafos. Mientras admitimos libre y francamente
que en la revisión de" sus libros la Sra. de White expre­
só algunas veces sus pensamientos en lenguaje dife­
rente, y otras añadió o quitó frases, sentencias y aun
párrafos, negamos el cargo de supresión, en el cual va
implicado el propósito de engaño. Más adelante dare- ;
mos una ilustración de tales revisiones. A nuestro cri­
terio, estas revisiones en ninguna manera invalidan o
debilitan en grado alguno este don en la iglesia. La
Sra. de White nunca aseveró comprender perfectamen­
te todo lo que lé fué dado por Dios, y estuvo lejos de
atribuirse perfección o infalibilidad. de expresión ai
. comunicar a otros aquello que se le reveló. Le fueron
dadas visiones, sueños y revelaciones; le fueron mostra­
dos cuadros de condiciones existentes, de escenas de
-esta tierra y de los cielos. En el temor de Dios ella des­
cribió escrupulosamente estas revelaciones, pero a me­
nudo era incomprendida y mal interpretada.
(107)
108 EL TESTIMONIO DE JESUS
En ediciones posteriores procuró en ciertos casos me­
jorar estas descripciones, y al hacerlo hizo cambios en
ciertas expresiones y omitió otras. Cada uno de estos
cambios fueron hechos por ella misma o con su autoriza­
ción personal. Ella debiera ser honrada por su sincero
esfuerzo de expresar de la mejor manera posible las
instrucciones que recibió. Si los autores de libros co­
munes procuran hacer esto, cuánto más propio es de
parte de quien actuó como la mensajera del Señor, es­
forzarse de la misma forma para expresar tan clara, con­
cisa y precisamente como fuese posible la instrucción
recibida. Ella expresó, tal como se ha declarado en el
capítulo anterior, que las palabras que usaba para des­
cribir lo que había visto eran las suyas propias. Sí pa- ■
ra expresar la verdad según Dios, sintió que otras pa­
labras que las usadas en la primera oportunidad podían
expresar mejor el mensaje que tenía que dar, por cier­
to no fué únicamente su privilegio sino su deber hacer
los cambios que su criterio le dictara.
ürías Smith, escribiendo en 1887 respecto a los car­
gos de supresión de ciertas porciones de las primeras
visiones, que habían promovido críticas en sus días, dijo:
“ Es un asunto interesante averiguar cuándo fué efectuada
esta obra [de supresión], bajo qué circunstancias y cuáles
fueron los métodos usados para realizarla. El primer día
de mayo de 1853 nos relacionamos con las oficinas de la
Review, donde, con excepción de dos breves intervalos, he­
mos continuado hasta el presente. Por tanto, durante todos
estos treinta y cuatro años, hablamos con conocimiento per­
sonal cuando decimos que no ha existido una sola suges­
tión, o el mínimo asomo de cualquier deseo o intención de
ocultar, modificar o cambiar en el menor grado alguna cosa
revelada en visión por medio de la Sra, de White” (Review
and Herald, Battle Creek, Michigan, 19 de julio de 1887, pág,
456).
Las primeras publicaciones de la pluma de la Sra.
de White pueden hallarse hoy en forma impresa. Cuan-

M*1 «fWW**
LA SUPRESION Y LA “ PUERTA CERRADA” 109
do las ediciones de estos primeros volúmenes se agota­
ron, se permitió que no se reeditaran, porque la auto­
ra tenía material adicional que deseaba presentar a la
iglesia, y las nuevas ediciones tuvieron las revisiones
de las cuales ya hemos hablado. Precisamente al en­
trar en prensa este libro se hicieron arreglos para la
publicación de facsímiles de los primeros libros de la
Sra. de White, de manera que puedan tenerlos todos los
que lo deseen. -

Explicación que da la propia Sra. de White


1 c *,
Tenemos el agrado de presentar, en conexión con
esto, una declaración preparada por la Sra. de White.
Esta no apareció impresa antes, y creemos que será leí­
da con interés. Está perfectamente de acuerdo con las
observaciones antedichas:
“ Recientemente se me llamó la atención a un folleto de
dieciséis páginas publicado p o r ----------- , de Marion, Iowa,
Ululado, Cow,paración de los Primeros Escritos de la Sra, de
White com las Publicaciones Posteriores. El escritor afirma 1
que porciones de mis primeras visiones, tal como fueron pu­
blicadas originalmente, han sido 'suprimidas en la obra que
íué publicada recientemente bajo el título Early Writings of
Mrs, E, G. White, y él presume como rozón para tal supre­
sión que esos pasajes enseñan doctrinas que actualmente re­
pudiamos como pueblo.
“ El también nos acusa de engañar intencionadamente al
presentar la obra Early Writings como una total reimpresión
de mis primeras visiones, con sólo algunos cambios de pala­
bras respecto a la obra original. ■
“ Antes que considere por separado los pasajes que se dice
haber sido omitidos, será conveniente declarar varios hechos. .
Cuando fueron publicadas mis primeras visiones por primera
vez en forma de folleto, la edición fue reducida y se vendió
pronto. Después de pocos años esta publicación fué seguida
por un libro más grande, The Christian Experience and Views
of Mrs. E, tí. White, publicado en 1851, que contenía mucho
material adicional. “ *
“En los frecuentes cambios de lugar ocurridos en los pri­
meros años de la historia de la obra de publicaciones, y ade-
1 10 EL TESTIMONIO DE JESUS
más por mis casi incesantes viajes mientrss trabajaba desde
Maini! hasta Texas y desde Michigan hasta California — y
he cruzado las planicies no menos de diecisiete veces— , per­
dí todo rastro de las primeras obras publicadas. Cuando fué
decidido publicar Early Writings en Oakland el otoño pa­
sado, nos vimos obligados a pedir a Michigan un volumen
prestado de Experience and Views. A l hacerlo, suponíamos
que habíamos obtenido una copia exacta de las primeras
visiones tales como fueron publicadas originalmente. Esto
lo reimprimirnos, tal como £ué declarado en el prefacio de
Early Writings, solamente con cambios de palabras con res­
pecto a la obra original.
“Y aquí me detendré para decir que si alguien de nues­
tro pueblo tiene en su poder una copia de algunas o todas
mis primeras visiones, tal como han sido publicadas antes
de 1851, me hará un gran favor si me las envía sin demora.
Prometo devolverlas tan pronto las baya transcripto.
“Tan lejos está de mí el deseo de retener algo de lo que
he publicado, que sentiré gran satisfacción de dar al público
cada renglón de mis escritos que alguna vez hayan sido im­
presos.

"Testimonios mutilados por Eli Curtis


‘‘Hay otro hecho que debe ser citado aquí. No soy respon­
sable por todo lo que se publica como proveniente de mí,
Alrededor del tiempo en que fueron publicadas mis prime­
ras visiones, aparecieron varios 'artículos como si hubieran
sido escritos por mí, relatando lo que el Señor me había
mostrado, pero sancionando doctrinas que no creí. Estos fue­
ron publicados en un folleto editado por un Sr. Curtís. No
estoy segura del nombre de este folleto. En los años de in­
quietud y trabajo que han pasado desde entonces, algunos de
estos detalles de menor importancia han sido olvidados, pero
los puntos importardes están todavía claros en mi mente.
“Este hombre tomó los artículos que provenían de mi
pluma, y los transformó y distorsionó completamente, toman-,
do una frase de acá y otra de allá, sin darle la conexión de­
bida, y después, además de insertar sus propias ideas, colocó
mi nombre como si provinieran directamente de mí,
“A l ver esos artículos le escribimos expresando nuestra
sorpresa y desaprobación, y le prohibimos interpretar erró­
neamente mis testimonios. El contestó que publicaría lo que
le agradaba, que sabía que las visiones deberían decir lo que
él había publicado, y que st yo las hubiera escrito tal como
el Señor me las dió dirían tales cosas. Afirmaba que si las
LA SUPRESION Y LA “ PUERTA CERRADA” 111
visiones habían sido dadas para el beneficio de la iglesia,
él tenía todo derecho de usarlas según su agrado.
“Algunos de estos folletos aún estarán en existencia, y
habrán de presentarse como provenientes de mí, pero yo
no soy responsable por ellos. Los artículos aparecidos en
Early Writings fueron revisados por mí; y como la edición de
Experience and Views, editada en 1851, era lo más antiguo
que poseíamos, y como desconocíamos cualquier otra cosa
adicional publicada en periódicos o folletos de fecha anterior,
no soy responsable de las omisiones que se dice que existen.

"La primera amisión


“La primera cita mencionada p o r -----------es de un folle­
to de veinticuatro páginas publicado en 184?, titulado Una .
Palabra a la Manada Pequeña,. Estas son las palabras omi­
tidas en Experience and Views:
’ “ ‘Les fué ta n 'Imposible a ellos [a aquellos que abando­
naron..la fe en el movimiento de 18441 volver otra vez' al
camino e ir a la ciudad, como a todo el mundo impío ai cual.
Dios había rechazado. Ellos calan à lo largo del sendero,
uno después del otro'. ~ ' ~ ""
“ Les daré el contexto, para que se note claramente la
plena importancia de la expresión:
“ ‘Mientras orábamos en el altar de familia, el Espíritu
Santo cayó sobre mí, y me pareció que me elevaba más y
más, muy por encima del tenebroso mundo. Miré hacia la
tierra, por si veía al pueblo adventista, pero tío lo hallé en
parte alguna, y entonces una voz me dijo: “ Vuelve a mirar
un poco más arriba” . Alcé los ojos y vi un'recto y angosto
sendero trazado muy por encima del mundo. El pueblo ad­
ventista andaba por este sendero, en dirección a la ciudad
que en su último extremo se veía. En el comienzo del sen­
dero, había una luz brillante detrás de ellos, la cual, según
me dijo un ángel, era el clamor de media noche. Esta luz
brillaba a todo lo largo del sendero, y alumbraba los pies
de los caminantes para que no tropezaran. Y si no aparta­
ban los ojos de Jesús, que iba delante de ellos guiándolos
a la ciudad, entonces iban seguros. Pero no tardaron al­
gunos en cansarse, diciendo que la ciudad estaba todavía
muy lejos, y que contaban con haber llegado más rápida­
mente a ella. Entonces Jesús los alentaba levantando su
glorioso brazo' derecho, del cual dimanaba , una gloriosa luz
que ondeaba sobre la hueste adventista, íy ellos exclama­
ban: ¡Aleluya! Otros negaron temerariamente la luz que
tras ellos brillaba, diciendo que no era Dios quien los había
na EL TESTIMONIO DE JESUS
guiado hasta allí. Poro cotonees se extinguió,para ellos la luz
que estaba detrás, dejando sus pies en completas tinieblas, de
modo que tropezaron y apartaron sus ojos del blanco, per­
diendo de vista a Jesús, y cayeron fuera de), sendero abajo,
en el sombrío y perverso mundo’.
“A continuación daremos el. pasaje que se dice que está
en la obra original, pero que no se encuentra en Experience
and Views ni en Early Writings:
" ‘Les fué tan imposible a ellos [a aquellos que abando­
naron la fe en el movimiento de 1844] volver otra Vez al
camino e ir a la ciudad, como a todo el mundo impío gl cual
Dios había rechazado» Ellos caían a lo largo del sendero,
uno tras otro’.

"Definición de! significado de Ία puerta cerrada'


“ Se pretende que estas expresiones prueban la doctrina
Q£ de la puerta cerrada, y que ésta es la razón para su omisión
en ediciones posteriores. Pero en realidad ellas enseñan so­
L A Á 'v u ío lamente aquello que ha sido y aún es mantenido por nosotros
' <y^-e «V y jA ir como pueblo, tal como lo demostraré.
“ Por algún tiempo después del chasco de 1844, sostuve,
¿LtX Kp La. junto con la congregación de.adventistas, qué "la puerta de
.{*&■ yACA ■ la misericordia fué entonces cerrada por siempre para el
mundo,~ Esta posición fue tomada antes..de que me fuera-
dada la primera.visión. $*ué "la luz qup Dios roe dio la qüe~
eorrígió nuestro error y nos capacitó para ver nuestra ver­
dadera situación.
“ Yo todavía sostengo la teoría de la puerta cerrada, pero
no en el sentido que al principió.dimos al término, o en el
que le den mis oponentes.
"" “ Hubo una puerta cerrada en los días de Noé, En aquel
tiempo el Espíritu de Dios se fué retirando de ia humanidad
pecadora que pereció en las aguas del diluvio. Dios mismo díó
el mensaje de la puerta cerrada a Noé:
“ ‘No contenderá .mi espíritu con el hombre para siem­
pre, porque ciertamente él es carne: mas serán sus días
ciento y veinte años’ .
“ Hubo una puerta cerrada en los días de Abrahán. La
misericordia dejó de abogar por los habitantes de Sodoma,_
y todos, menos Lot con su esposa y dos hijas, fueron consu­
midos por el fuego enviado de los cielos,
“Hubo una puerta cerrada en los días de Cristo, El Hijo
do Dios dijo a lá generación de judíos incrédulos:*‘Vuestra,
casa os es dejada desierta’.

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L A SUPRESION Y L A “PUERTA CERR ADA” 113


“ Contemplando el fluir del tiempo liasta los últimos días,
el mismo poder infinito proclamó por medio de Juan: ‘Es-
tas cosas dice el que es Santo, el Verdadero, el que tiene la
llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y
ninguno abre'. ] ' ‘ 1 ’ 1 ~·
" Me fué mostrado en visión, y todavía lo creo, que hubo
una puerta eerrada~cn 1843~ Todos los que vieron la luz' dé
_________________
los mensajes del primero y del______
segundo ángel y la recha"
jaron, fueron dejados en oscuffdacC Y" aquellos que la acep­
taron y recibieron el Espíritu Stmlb, el que acompañaba
proclamación del mensaje celestial., y que después renun­
ciaron a su fe, declarando que su experiencia habla sido una
decepción, rechazaron al Espíritu d é'T ü o l el que- ya no m -
fluyó más en ellos.
1Aquellos que no vieron la luz, no tuvieron culpa al de­
secharla. Púé únicamente" a aquella clase que despreció 1.a
luz del cielo, ã la que el Espíritu de Dios no .pudo alcanzar.
Esta clase incluía, tal como lo declaré, tanto a los que re-
hussron aceptar el mensaje cuando les fué presentado, como
también a aquellos que, habiéndolo recibido, renunciaron
después a su fe. · Estos podrán haber tenido una forma dé
piedad, y habrán profesado ser seguidores de Cristo; pero al
no mantener una unión vital con Dios, fueron tomados cau­
tivos por los engaños de Satanás. Estas dos clases fueron
puestas a la vísta en la visión — aquellos que declararon qü'e
la luz que habían estado siguiendo era un engaño, y los im­
píos del mundo que, habiendo rechazado la luz, habían sido
rechazados por Dios. No se hace referencia a aquellos que
no han visto la luz, y por lo tanto no son culpables de su \
rechazo. · 1 '
‘‘Para probar que yo creí y enseñé la doctrina de la puer­
ta cerrada, el Si*.----------- da una cita de la Review and Herald AajSuM .®
del 11 de junio de 1861, firmada por nueve de nuestros miem­
bros prominentes. La cita dice como sigue: Í .& - CAMJ
“ ‘Nuestra visión de la obra que teníamos dejante era
entonces mayormente vaga e indefinida, reteniendo algunos ¡k
todavía la idea que había sido adoptada por el grupo de_
creyentes en 1844, con Guillermo Miller a la cabeza, que"
nuestra obra en favor “ del mundo” estaba concluida, y que
el mensaje se hallaba limitado a los originadores de la fe
adventista. Tan firmemente fué creído esto, que a uno de JpA-UfA- Μ ,
los nuestros casi se le negó el mensaje, porque la persona que
se lo había presentado tuvo sus dudas respecto a la posibi­
lidad de su salvación, puesto- que no había estado en ‘.‘el mo­
vimiento de 1844” ’ . "
8—T, J.
114' EL TESTIMONIO DE JESUS
" A .esto.solamente necesito agregar que, en la misma reu­
nión en la que se decidió que el mensaje no podía ser Patio -
a dicho hermano, me fuá dado un testimonio en visión para '
animarlo a confiar en Píos y a dar su corazón plenamente a
Jesús, cosa que .hizo allí mismo? ' : ” ........

" . ‘ "Una conjetura irrazonable


•, “ En otro posaje del libro A Word (o the Little Flock (Una
Palabra a la Manada Pequeña), hablo de escenas de la tierra
, ' . nueva y declaro que allí vi a hombres santos de la antigüe­
dad: ‘Abrahán, Isaac, Jacob, Noé, Daniel y muchos como
ellos'. Porqué digo haberlos visto, nuestros oponentes con-
■ jefurún q u e ' entonces creía en la inmortalidad del alma, y
por cuánto ahora cambié de parecer en este punto, vi la ne­
cesidad de suprimir este pasaje. Ellos están tan cerca de la
verdad en esto como lo están en otras conjeturas.
.· ; - . “ En el año 1844 acepté la doctrina que sostenemos ac-
1 ,¡ . · lualmcnte concerniente a la no inmortalidad del a’rtna, co-
•J mo podrá verse para referencia en Life Sketches, págs, 170,
i u 171. [ed. 1880, Véase también la edición de 1915, pfig. 49;
Ί ' Testimonies, tomo 1, págs. 39, 40], y no he defendido nunca,
ni de viva vox ni por la pluma ninguna otra. Si hubiésemos
Suprimido este pasaje debido a sus enseñanzas de la inmor-
■: · talidad del alma, hubiésemos visto la necesidad de suprimir
otros pasajes.
“A l relatar mi primera visión en la página 13 de Early
Writings [edición 1882, ed. actual pág. 17], hablo de haber
■ visto a hermanos que habían dormido en Jesús hacía tan sólo
poco tiempo, y en ia página 14 [ed. actual, págs. 18, 19] de­
claro que me fué mostrada una gran compañía que había
sufrido el martirio por su fe.
i ; “Ναι hay más enseñanza de la inmortalidad del alma en
i ; ei pasaje ‘suprimido’ que la que hay en las dos últimas citas.
' . “ En este caso el hecho es que en estas visiones fui llevada
: ; ...' ~ anticipadamente ai tiempo en que los santos resucitados se-
! rán reunidos en el reino de Dios. De la misma manera me
. fueron presentados el juicio, la segunda venida de Cristo, el
1 : .establecimiento de los santos en la tierra nueva. ¿Supone
alguno que estas escenas ya han acontecido? Mis adversarios
': · ! demuestran el espíritu por el cual están actuando, acusándo-
: : . me de engaño,'basados en la fuerza de una simple ‘conjetura’ .

"Ursa cita equivocada


.. “En esta cita también se hallan las palabras: ‘V i dos lar-1
gas varas de oro de las cuales colgaban cuerdas de plata, y J
LA SUPRESION Y LA “ PUERTA CERRADA” 115
en las cuerdas había gloriosas uvas’ .
“ Mis oponentes ridiculizan ‘aquella expresión pobre e in­
fantil de gloriosas uvas creciendo en cuerdas de plata, y que
éstas a la vez estén aseguradas a varas de oro’. ■. ,·,·.·,· ·
“ ¿Qué motivos impulsaron al escritor de lo antedicho-a
citar indebidamente mis palabras? Yo no declaro que las
uvas estaban creciendo de las cuerdas de plata. Aquello que
contemplé está deseripto tal como se me apareció. .Ñ o es para
que so suponga que las uvas estaban prendidas a cuerdas de
plata o varas de oro, sino que tal era .Ja apariencia de lo
presentado. Similares expresiones son empleadas diariamen­
te por todas las personas en conversaciones comunes. Cuan­
do nos referimos a frutas de oro, no se nos debe. entender
que significamos que la fruta está compuesta de ese metal
precioso, sino simplemente que tiene la apariencia- de oro.
La misma regla aplicada a mis palabras aleja toda excusa de
falsa interpretación. ;

"El sello de Dios ' , 1


“Otra ‘supresión’ dice como sigue: · ! ■· '
“ ‘Bien, bendigamos a Dios hermanos y hermanas, .porque
hay una reunión especial para aquellos que tienen, el sello
del Dios viviente’.
“No hay nada en esto que nosotros no mantengamos to­
davía. Nuestras obras publicadas demostrarán nueslra creen­
cia de que los justos vivos recibirán el sello de Dios antes
que termine la gracia; como que también gozarán.· de hono­
res especiales en el reino de Dios. ■ .·- . . .

"Renunciando al sábado ■
“ Sc dice que el siguiente pasaje ha sido omitido de la
visión relutada en las páginas 25-28 [págs. 32-35, edición ac­
tual] do Early Writings: .·· ·
“ ‘Y si alguno creía y guardaba el sábado, y recibía la
bendición que lo acompañaba, y luego renunciaba y quebran­
taba el santo mandamiento, cerraba la puerta de la Santa
Ciudad contra sí mismo, tan seguro como que hay un Dios
que gobierna en los cielos’ . . ;
“ Aquellos que han visto con claridad y aceptado-con ple­
nitud la verdad del cuarto mandamiento, recibiendo la.ben ­
dición que reporta la obediencia, pero después lian renuncia­
do a su fe y se han atrevido a violar la lejdde Dios, hallarán,
si persisten en la senda de la desobediencia, cerradas para
ellos las puertas de la ciudad de Dios. . . . :

¡W fiíW P <*· *-*··.-- *>-·*■·—7~


M í l í S S I s.
O-V;
116 EL TESTIMONIO DE JESUS

"'El tiempo casi terminado'


“ Una declaración publicada en 1851 en Experience and
Views, que se “halla en la página 49 [pág. 53, edición actual]
de Early Writings, es citada para probar la falsedad de mis
testimonios:
“ ‘V i que el tiempo que Jesús debía estar en el lugar san­
tísimo estaba por terminar, y que el tiempo duraría solamen­
te un poquito más‘.
“ Cuando me fue presentado el asunto, el período del mi­
nisterio de Cristo parecía estar casi consumado. ¿Se me acu­
sa de falsedad porque el tiempo ha durado más de lo que
mi testimonio aparenta indicar? ¿Cuál es el testimonio de
Cristo y de sus discípulos? ¿Estaban ellos engañados?
“Pablo escribe a los corintios:
“ ‘Esto empero digo hermanos, que el tiempo es corto: lo
que resta es, que los que tienen mujeres sean como los que
no las tienen; y los que lloran, como los que no lloran; y los
que se huelgan, como los que. no se huelgan’.
“ Otra vez en su epístola a los romanos, dice:
“ ‘La noche ha pasado, y ha llegado el día: echemos, pues,
las obras de las tinieblas, y vistámonos de las armas de la luz’.
“ Y desde Patmos, Cristo nos habla por medio del amado
Ii Juan:
“ ‘Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras
de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque
el tiempo está cerca?. ‘Y el Señor Dios de los santos profe-·
tas ha enviado su ángel para mostrar a sus siervos las co­
sas que es necesario que sean hechas presto. Y he aquí, ven­
go presto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la
profecía de este libro’.
“Los ángeles de Dios, en sus mensajes a los hombres, re­
presentan el tiempo como muy corto. Esta es la manera en
que siempre me ha sido presentado. Es verdad que el tiem­
po hs, durado más de lo que esperábamos en los tempranos
días de este mensaje. Nuestro Salvador no ha aparecido tan
pronto como lo esperábamos. Pero ¿ha fallado la palabra
del Señor? ¡Nunca! Debe recordarse que las promesas y
amenazas de Dios son igualmente condicionales.
“Dios había encomendado a su pueblo una obra que deJ
bía ser completada en la tierra. El mensaje del tercer ángel
: había de darse, las mentes de los creyentes debían ser diri­
gidas al santuario celestial, adonde Cristo había entrado para
realizar la expiación por su pueblo. La reforma del sábado
debía llevarse adelante. El portillo en la ley de Dios de-
, b.erá ser reparado. El mensaje deberá sér proclamado e n 1

i
A i AALÍH í '

LA SUPRESION Y LA “ PUERTA CERRADA” 11?


alta voz, para que todos los habitantes del mundo puedan re­
cibir la amonestación. El pueblo de Dios deberá purificar
sus almas por medio de la obediencia a la verdad, y estar
preparado para estar en pie sin mancha ante él en su venida.
“Si los adventistas hubiesen mantenido firme su fe des­
pués del gran chasco de 1844, y continuado unidos a la pro­
videncia reveladora de Dios, recibiendo el mensaje del ter­
cer ángel, y proclamándolo al mundo en el poder de su San­
to Espíritu, habrían visto la salvación de Dios, el Señor-hu­
biera obrado poderosamente con sus esfuerzos, la obra se
hubiera completado y Cristo ya habría venido con su recom­
pensa para recibir a su pueblo.
“Pero en el período de duda e incertidumbre que siguió J
al chasco, muchos de los creyentes adventistas cedieron en 1
su fe. Comenzaron a entrar disensiones y divisiones. La ‘
mayoría se oponía con la plrnna y la palabra a los pocos que,
siguiendo en la providencia de Dios, recibieron la reforma
del sábado y comenzaron a proclamar el mensaje del tercer
ángel. Muchos de los que debían haber dedicado el tiempo
. y sus talentos al único propósito de dar una resonante amo­
nestación al mundo, estaban ocupados en oponerse a la ver­ ·■
· 1^
dad del sábado, y, a su vez, la labor de los que abogaban por
esta observancia fué necesariamente dedicada a contestar a
estos oponentes y a defender la verdad. De esta manera la
obra fué demorada y el mundo dejado en oscuridad. Si todo
el cuerpo de adventistas hubiese concordado en cuanto a
los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, ¡cuán diferente
hubiera sido nuestra historia!
“No era la voluntad de Dios que la venida de Cristo se
retrasara tanto. No fué la intención de Dios que su pueblo,
Israel, vagara cuarenta años por el desierto. El prometió
guiarlos directamente a la tierra de Canaán y establecerlos
allí como un pueblo santo, sano y feliz. Pero aquellos a quie­
nes se les predicó primeramente no pudieron entrar por ‘cau­
sa de incredulidad’. Sus corazones estaban llenos de mur­
muración, rebelión y odio, y Dios no pudo cumplir su pacto
con ellos.
“Por cuarenta años la incredulidad, la murmuración y
la rebelión cerraron la puerta de la tierra de Canaán para
el antiguo Israel. Los mismos pecados han demorado la en­
trada del Israel moderno a la Canaán celestial. En ninguno
de los casos han sido culpables las promesas de Dios. Es la
incredulidad, la mundanalidad, la falta de consagración y
las-rivalidades entre el profeso pueblo de Dios, lo que nos ha
mantenido taptos años en este mundo de pecado y tristeza.
118 EL TESTIMONIO DE JESUS
“Hay otros dos pasajes que se dice han sido hallados en
mi primer libro y que no fueron publicados en mis escritos
posteriores. Concerniente a esto únicamente diré que, cuan­
do pueda obtener un libro que los contenga, de manera que
pueda asegurarme de la exactitud de las citas y que pueda
ver por mí misma su relación, estaré en condiciones de ha­
blar con conocimiento de causa respecto de ellos.

"Burladores de tos últimos días


"Desde el comienzo de mi obra he sido perseguida por
odio, reproche y falsedad. Imputaciones ruines e informes
calumniosos han sido acumulados ávidamente y dados a la
más amplia circulación por los rebeldes, los formalistas y
los fanáticos. Hay ministros de las así llamadas iglesias or­
todoxas que están viajando de lugar en lugar para llevar
la guerra contra los adventistas del séptimo día, y toman a
la Sra. de White por su libro de texto. Los burladores de los
últimos días son incitados por estos ministros que profesan
ser los atalayas de Dios.
“ El mundo incrédulo, los ministros de las iglesias após­
tatas y los adventistas del primer día, están unidos en la obra
de atacar a la Sra. de White. Esta guerra se ha mantenido
por cerca de cuarenta años; poro yo no me he sentido en li­
bertad ni aun de prestar consideración a sus viles discursos,
reproches e insinuaciones. Y no me apartaría ahora de esta
costumbre, si no fuera que algunas almas sinceras pueden
ser descaminadas por los enemigos de la verdad, los que
con tanto regocijo me tildan de engañadora. Con la espe­
ranza de ayudar a las mentes sinceras estoy haciendo estas
declaraciones.
“ No espero alcanzar a aquellos que, habiendo visto la luz
de la verdad rehúsan prestarle atención, aquellos que se han
entregado al prejuicio y han atrincherado sus almas en la
incredulidad.
“ Jesús, la Majestad de los cielos, el que fué igual a Dios,
estuvo en el mundo treinta y tres años, y sin embargo hubo
sólo unos pocos que reconocieron su carácter divino. ¿Podré
yo, que soy tan débil, tan indigna, una frágil criatura huma­
na, esperar mayor éxito que el que disfrutó el Salvador del
mundo?
“ Cuando empecé con este trabajo de ir adonde el Señor
me indicara y de hablar las palabras que él me diera para
el pueblo, sabía que había de encontrar oposición, vituperio y
persecución. No he sido chasqueada. Sí hubiese dependido
del aplauso humano, ya hace mucho que me hubiera des-
LA SUPRESION Y LA “ PUERTA' CERRAD A ” 119
animado. Pero yo he mirado a Jesús, y vi que el que fué
sin falta fué atacado por lenguas calumniadoras. Aquellos
que hacían gran profesión de piedad siguieron al Salvador
como espías e hicieron todo el esfuerzo que estaba a su al­
cance para formar una barrera en su camino. Pero aunque
él tenía todo el poder, no retribuyó a sus adversarios como lo
merecían sus pecados. Podría haber lanzado contra ellos los
dardos de su venganza, pero no lo hizo. Administró serios
reproches contra la hipocresía y la corrupción, y cuando su
mensaje fué rechazado y amenazada su vida, quietamente
fué a otro lugar para hablar las palabras de vida. Yo he
tratado, en mi debilidad, de seguir el ejemplo de mi Salva­
dor.

/#
La enemistad contra Cristo
“ ¡Cuán ansiosamente procuraron los fariseos probar que
Cristo era un impostor! ¡Cuán atentamente vigilaron cada
una de sus palabras buscando tergiversar e interpretar mal
todos sus dichos! El orgullo, el prejuicio y la pasión clau­
suraban cada avenida del alma contra el testimonio del Hijo
de Dios. Cuando él simplemente reprochó la iniquidad de
ellos y les declaró que sus obras atestiguaban que eran hijos
de Satanás, devolvieron coléricamente la acusación diciendo;
‘¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y tienes
demonio?’
“Todos los argumentos presentados contra Cristo fueron
basados en la falsedad. Asi también fué en el caso de Este­
ban y de Pablo. Pero las más débiles e inconsistentes decla­
raciones de parte del error tuvieron su influencia, porque
muchos, cuyos corazones no habían sido santificados, desea­
ban que aquellas declaraciones fuesen verdaderas. Los ta­
les siempre están ansiosos de asirse de cualquier supuesto
error o equivocación por parte de quienes les hablan una
verdad que no es de su gusto.
“ No nos debe sorprender cuando las conjeturas perversas
son utilizadas con toda vehemencia como hechos indudables
por aquellos que apetecen la falsedad. Los opositores de
Cristo fueron confundidos vez tras vez y silenciados por la
sabiduría de sus palabras; sin embargo ellos todavía escu­
chaban ansiosamente cualquier rumor, y hallaban algún pre­
texto para importunarle nuevamente con preguntas antagó­
nicas. Estaban dispuestos a no abandonar sus propósitos.
mlos-sabia-n m-u-y- bien q-u-e si--Jcstis--cont»utaba su obra, mu-
chos creerían en él, y que los escribas y'fariseos perderían
su‘'influencia sobre el pueblo. Por eso estaban listos a con-

RD ------ ----------- --- ------------------------------ -------- -


120 EL TESTIMONIO DE JESUS
descender con cualquier ruindad o medida contenciosa para
cumplir contra él sus intenciones perversas. Ellos odiaban
a los herodianos, pero se unieron a sus enemigos inveterados
con tal de inventar algún plan que librara al mundo de Cristo.
“Tal fué el espíritu que encontró el Hijo de Dios en aque­
llos que había venido a salvar. ¿Podrá alguno que está bus-
raudo obedecer a Dios, y llevar di mundo el mensaje de su
verdad, esperar una recepción más favorable que la que le
fué otorgada a Cristo?
“No siento ninguna animosidad hacia aquellos que están
procurando neutralizar el mensaje que Dios m e dio para
reprobar, amonestar y alentar a su pueblo. Pero como emba­
jadora de Cristo debo permanecer en defensa de la verdad,
¿Quiénes son los que tan celosamente arremeten contra mí?
¿Son ellos los hijos puros y santos de la fe? ¿Han nacido
de nuevo? ¿Comparten ellos la naturaleza divina? ¿Aman
a Jesús y manifiestan su espíritu de mansedumbre y humil­
dad? ‘Por sus frutos los conoceréis’. ¿Se asemejan ellos a los
primeros discípulos,' o a aquellos arteros escribas y fariseos
que estaban constantemente vigilando para entrampar a Cris­
to por sus palabras? Nótese la sagacidad de aquellos antiguos
opositores de la fe, y cómo los doctores de la ley, sacerdotes,
escribas y gobernantes se combinaron para hallar algo con­
tra Aquel que era la luz del mundo.
“ ¿Por qué estaban tan resueltos en condenar a Cristo?
Ellos no amaban sus doctrinas y preceptos, y estaban disgus­
tados al ver cómo la atención del pueblo se volvía a él y
so alejaba de sus anteriores dirigentes.
“ La naturaleza humana es siempre la misma. Que no se
engañen aquellos que buscan obstaculizar mi camino y des­
truir la influencia de mis palabras, creyendo que están ha­
ciendo un servicio a Dios. Ellos están sirviendo a otro amo,
y serán recompensados de acuerdo con sus obras.
“Existirá la rebelión tanto tiempo como exista Satanás.
Aquellos que son impulsados por su espíritu no discernirán
a), Espíritu de Dios ni escucharán su voz hasta que se dé el
mandato ‘El que es injusto, sea injusto todavía: y el que es
sucio, cnsúciese todavía: y el que es justo, sea todavía jus­
tificado: y el santo sea santificado todavía’ (Apoc., 2 2 : 11 ).
Yo espero combatir la malicia de aquellos que desprecian
la luz que Dios se dignó darme.
“ Es el plan de Dios dar suficiente evidencia del carácter
divino de su obra para convencer a toctos aquellos qué sin­
ceramente desean conocer la verdad. Pero él nunca quita
todas las oportunidades para dudar. Todos los que desean
poner la verdad en tela de juicio y cavilar, tendrán ocasión
LA SUPRESION Y LA “PUERTA CERRADA" 121
de hacerlo. Compadezco a aquellos que han puesto sus pies
en la senda de la duda y la incredulidad. Si pudiera los ayu­
daría con mucho gusto, pero la experiencia del pasado me
da poca esperanza de que alguna vez vengan a la luz. No
importa cuán grandes sean las evidencias, ellas no conven-‘
cerán a los hombres de la verdad mientras ellos no estén
dispuestos a entregar su orgullo, someter su naturaleza car-
nal y comenzar a ser discípulos de la escuela de Cristo.
“La obstinación y al orgullo de la opinión propia inducen'
a muchos a rechazar la luz del cielo. Se sierran a ideas aca­
riciadas, a interpretaciones antojadizas de las Escrituras y
a peligrosas herejías; y si un testimonio es destinado a co­
rregir estos errores, ellos, como muchos en el tiempo de Cris­
to, se apartan con desagrado. . .
“No importa cuán intachable sea el carácter y la vida
de quienes hablan al pueblo las palabras de Dios; esto no les
da ningún crédito, ¿Por qué? Porque ellos dicen al pueblo
la verdad. Esta es, hermanos, mi ofensa; Pero si se hace
circular un informe falso, si por alguna inferencia o con­
jetura Se hace una acusación sobre el carácter de la emba­
jadora de Cristo, ¡con qué absurda credulidad es recibida!
¡Cuántos están listos a ampliar y esparcir la calumnia! Los
tales están revelando su verdadero carácter, Έ Ι que es de
Dios, las palabras de Dios oye; por eso no las oís vosotros,
porque no sois de Dios’ (Juan 8 :4 7 ) .
“ El vituperio y la calumnia serán ia recompensa de aque­
llos que están de parte de la verdad como es en Jesús.. ‘To-,
dos los que quieren vivir píamente en Cristo Jesús, padece­
rán persecución’ (2 Tim. 3 ; 12). Aquellos que llevan un cía-·
ro testimonio en contra del pecado, serán tan ciertamente
odiados como lo fué el Maestro que les encomendó hacer
esta obra en su nombre. Como Cristo, ellos serán llamados
los enemigos de la iglesia y de la religión; y cuanto más
sinceros y genuínos sean sus esfuerzos para honrar a Dios,
tanto más amarga será la enemistad de los impíos e hipó­
critas, Pero nosotros no debemos desanimarnos cuando sea­
mos así tratados, .
“ Podrán llamarnos ‘simples y tontos’, fanáticos, hssla lo­
cos. Podrán decir de nosotros como se dijo de Cristo; ‘De­
monio tiene’. Pero la obra que nos dió el Maestro para ha­
cer es todavía nuestra obra. Debemos dirigir las mentes a
- Jesús, no buscando la alabanza o el honor de~ los hombres,
mas encomendándonos a Aquel que juzga·' con equidad, El
'sabe cómo ayudar a aquellos que, mientras siguen en sus
pisadas, sufren en cierta medida el vituperio que él llevó.
122 EL TESTIMONIO DE JES US
El íuc tentado en todos los puntos tal como lo somos nosotros,
para saber corno socorrer a aquellos que serían tentados,
“ Sea cual fuere la interpretación errada que se coloque
sobro mi testimonio por aquellos que profesan rectitud, y
sin embargo no conocen a Dios, yo seguiré humildemente
adelante con mi obra. Hablaré las palabras que Dios me dé,
para animar, censurar y amonestar. Sólo me resta poco
tiempo de vida en esta tierra, La obra que mi Padre me ha
dado, quiero cumplirla con fidelidad por medio de su gra­
cia, sabiendo que todas mis acciones habrán de pasar por el
escrutinio de Jehová” (Elena G. de White, MS4, 1888).
La declaración precedente de la Sra, E. G. de White
está en completa armonía con la hecha en una de sus
cartas, cuyo facsímil fué publicado en la Review and
Herald del 14 de junio de 1932. Reimprimimos esta
carta en ambas formas, en tipo y en facsímil:
“Battle Creek, Michigan, 24 de agosto de 1874.
“ Querido hermano Loughborough:
“Por medio de ésta testifico en el temor de Dios que los
cargos de Miles Grant, de la Sra. Burcück y de otros,· pu­
blicados en Crisis, no son verdad. Las declaraciones con
respecto a mi actuación durante el año cuarenta y cuatro
son falsas.
“Juntamente con mis hermanos y hermanas, he creído que
después del ano' cuarenta y cuatro, no se convertirían más
pegadores, Pero ntinca tuve una visión de que no se eon-
■yertiríán más pecadores^ Y me siento libre para manifestar
que nunca nadie me TuPoído decir o ha leído declaraciones
de mi pluma, que justifiquen los cargos que han hecho en
contra de mi, tocante a este punto.
“ Fué en mí primer viaje al este para relatar mis visiones, -
cuando la preciosa luz con respecto al santuario celestial
fué abierta ante mí, y me fué mostrada la puerta abierta y
cerrada. Creíamos que el Señor estaba por venir en las nu­
bes de los cielos. Se me mostró que había una gran obra por
hacer en el mundo en favor de aquellos que no habían re­
cibido la luz, ni la habían rechazado. Nuestros hermanos no
pudieron comprender esto en vista de nuestra confianza en
la inmediata aparición de Cristo. Algunos me acusaron de
decir: el Señor'se tarda en venir, especialmente los fanáticos.
Vi que en 1844 Dios había abierto una puerta que ningún
hombre podía cerrar, y cerrado una puerta que ninguno po­
día abrir. Aquellos que rechazaron la luz que había sido
LA SUPRESION Y I,A “ PUERTA CERRADA” 123
dada al mundo p or m edio del segundo ángel, quedaron en
oscuridad, y cuán grande era aquella oscuridad.
“ Y o nunca declaré ni escribí que el mundo estaba conde­
n s o o era maldito. Jamás he usado, bajo ninguna circuns­
tancia, este lenguaje para nadie, por pecador que fuera. Siem ­
pre tuve mensajes de reproche para aquellos que usaban
estas duras expresiones” .— Elena G. de White, C a rta 2, 1874.

FACSIMILE DE LA CARTA DE L A SRA. DE WHITE

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¿fix+cto/í-éU^cAe. ¿yue.¿u<tc/j?/tu*
124 EL TESTIMONIO DE JESUS

Osud , Φ/ dZi^4Zb<£íJJ
li‘Q¿ S*™ $ ü *2, 46¿· 4c/tt^
jféÍ£>ls&44 '€¿L&Jr /jiifjw ¿£Li/yÓ% sf¿J &€-
f% ZÍm a s u A jt ¿ S y á S iz í,c / ífJ t e í'Z j.
7$t¿, (Ρ·λ*& 'Uz/Í^m
st/O-V* C4.4Â /^<kas€$! (£5*$**·»s£,-t,4.*Si<AJ!C^'C'é-é^
G -fefisoA ^ ·,y y d < *vA A á& e¿*A jec¿ <*ím ^4**^% ^

O u j d L \c J c i t j ¿ i £ j t ¿ i p <2e««-»« ¡j ,£ ά β α & t'#£¿t^

4í&Qύη+ι<ϊ. jj^ ^¡U&us ^


Λ C ¿a tf¡ ολ* 4 / U j ) / O tft* * C c A tfe f tjt& ó a u ¡ / - —

i t j' Á & Z ¡flr A te f[ l v t t 4 o ¿ & t m t t c / e / i c / & * H s U e .e / '


J /fílu€>t sicAAf-g. s£.iK<C-á* M ^-j &CA&*·**«*t*£i^e&f
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A*4í 4 ]ά^> {β . ~Á>^&Ll£. 4^SJ.
$ β-αΜΧ £ΛΧΆ JL&J&Í0U4*.tt^jitj.j/ié^& j
jch Í^ÍmU. ¿<rL· A¿¿uJ ^éZg JLtlh&Á. JL4tfóÍ¿tor*m€4

(T h is l e t t e r , w ritte n by Mre, js, Q. m i t e te


S l i e r I , H . Loughborough, 4 u © í«í 2 4 , 1 8 7 4 , h a ·
■besa photo graphed wider my aupar? te ló n by th *
F n o ifle F rees P u blish in g A e s o o le tlo n .)

Jt»?9xher )&*Α~**Λ^*Λ*Κ,

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LA SUPRESION Y LA “ PUERTA CERRADA’ 125

Otros interrogantes
Se nos ha pedido explicar, en varias ocasiones, có­
mo armonizamos la declaración de la Sra. de White, de
que justamente antes de la venida de Cristo sería pro­
clamado desde los cielos el día y la hora de esa venida,
frente a la declaración de Marcos 13: 32. Creo que és-
tas dos manifestaciones pueden ser armonizadas sin di­
ficultad.
Cristo dijo en Marcos 13: 32: “ Empero de aquel día
y de la hora, nadie sabe; ni aun los ángeles que están
en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre” . Jesús hizo aquí
una declaración que en aquel entonces era un hecho, y
continuaría siendo un hecho a través del tiempo hasta
la misma terminación de la dispensación cristiana, No'
habría ningún anuncio de la venida del Señor para el
mundo, y no se hará un anuncio tal ni aun a la iglesia
durante el tiempo de prueba; porque un anuncio de esa
clase frustraría el verdadero propósito del Evangelio,
induciendo a los hombres a volverse a Dios por medio
del temor, o por consideraciones egoístas, y no por prin­
cipios de justicia. Pero después que haya sido llamado
por su nombre un pueblo de entre todas las naciones,
después que Cristo haya cesado su ministerio en el san­
tuario celestial, y el caso de cada uno, tanto de vivos
como de muertos, haya sido determinado irrevocable­
mente, y asignada la recompensa, entonces, justamente
antes que el Salvador aparezca en las nubes de los cie­
los, el Padre proclamará el día y la hora de su venida.
La declaración en El Conflicto de los Siglos dice como
sigue:
“Desde el cielo se oye la voz de Dios que proclama el día
y la hora de la venida de Jesús, y promulga a su pueblo el
pacto eterno. Sus palabras resuenan por la tierra como el
estruendo de los más estrepitosos truenos. El Israel de Dios

ms
126 EL TESTIMONIO DE JESUS
escucha con los ojos elevados al· cielo. Sus semblantes se ilu­
minan con la gloria divina y brillan cual brillara el rostro
de Moisés cuando bajó del Sinal. Los malos no los pueden
mirar. Y cuando la bendición es pronunciada sobre los que
honraron a Dios santificando su sábado, se oye un inmenso
grito de victoria.
“Pronto aparece en el este una pequeña nube negra, de
un tains ño como la mitad de la palma de la mano. Es la
nube que envuelve al Salvador y que a la distancia aparece
rodeada de oscuridad. El pueblo de Dios sabe que es la se­
ñal del Hijo del hombre” (Pág. 698).
Comentando esta declaración, la Sra. de White es­
cribió así el. 11 de agosto de 1888:
“Ello [lo manifestado más arriba] contiene todo lo que
alguna vez se me mostró con respecto al tiempo definido de
Tñ venida del Señor. No tengo el mas leve conocimiento del
tiempo expresado por la voz de Dios. "Oí proclamar la hora,
pero no tuve ningún recuerdo' 'de cuál' fuera esa hora des­
pués que salí de 'visión. ' ’ Γ” ~ — τ τ * ”
“ Pasaron ' delante 'de 'mí escenas tan conmovedoras y de
solemne interés que. no hay lenguaje adecuado para descri­
birlas. Todo fué una viva realidad para mí, porque próxima
a esta escena ¿pareció la gran nube blanca sobre la cual
estaba sentado el Hijo del* hombre” (E. G. de White, Car­
ta 38, 1888).

El c o n g r e s o d e 1 8 5 6

Frecuentemente se nos hace referencia a las decla­


raciones de las reuniones del congreso de Battle Creek,
realizado en. 1856, y se nos pregunta cuántos viven to- ·
davía de los que' asistieron a aquella reunión.
Dice lo siguiente la declaración a la cual se hace
referencia:
"S e mç mostró la compañía presente en el congreso. Dijo
,el__ángel: ‘Algunos serân~ãIimênto para los gusanos, algunos
' serán expuestos a les..siete ultimas plagas,” 'algunos estarán
vivos y quedarán sobré "la tierra para ser‘trasladados en la '
venida de Jesús”- (Testimonies,- líõmo 1, p&gs. 131, 132>'·' ...7 '
Fsta declaración del ángel fué dada por la Sra. de -
White en ocasión de una reunión matutina realizada en .
LA SUPRESION Y LA “ PUERTA CERRADA” 127
Battle Creek, Michigan, después de una sesión del con­
greso, realizado el 27 y 28 de mayo de 1856, que jus­
tamente se terminaba en esa ciudad. En esa reunión
matutina se hallaban presentes alrededor de cien per­
sonas. Durante las reuniones del congreso que acababa
de terminar, hubo muchas más personas presentes. No
sabemos la cifra exacta, pero era una cantidad tan gran­
de que no se pudo acomodar a los asistentes en la acos­
tumbrada casa de cultos. Respecto de este congreso, el
pastor Jaime White escribió en la Review del 12 de ju­
nio de 1856:
“La concurrencia de este Estado no fué muy numerosa,
debiéndose, indudablemente, a que la reunión se tuvo en
el tiempo de la siembra, esta tardía estación; sin embargo,
con los de otros Estados, hubo más observadores del sábado
presentes el sábado de mañana de los que podían hallar asien- -
to en la “Casa de Oración” , y fué necesario trasladarse a
Ja tienda antes de la hora de la predicación” .

La Sra. de White hace referencia a la compañía pre­


sente en el congreso y no a los que asistieron a aquella
reunión matutina. Evidentemente había unas trescien­
tas o cuatrocientas personas presentes en el congreso, .■
Muchos años después que se había realizado, dos her-8 ·
manos íntentaxon compilar una lista de aquellos que es­
tuvieron presentes. Habiendo pasado tanto tiempo, fué
•imposible confeccionar una lista exacta de los Supues­
tos asistentes. .
Algunas de las predicciones divinas, con relación al
futuro, fueron basadas en las eventuales condiciones del
curso tomado por aquellos a quienes fueron dirigidas
las predicciones. Este principio se establece en la'Escri­
tura .como sigue:
.“ En un instante hablaré contra gen|es y contra rei­
nos, para arrancar, y disipar, y destruir! Empero si. esas
128 EL TESTIMONIO DE JESUS
gentes se convirtieren de su maldad, de que habré ha­
blado, yo me arrepentiré del mal que había pensado
hacerles. Y en un instante hablaré de la gente y del
reino, para edificar y para plantar; pero si hiciere lo
malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, arrepen-
tiréme del bien que había determinado hacerle” (Jer.
18: 7-10).
Este principio queda ilustrado con la experiencia de
Níníve. Jonás fué enviado a Nínive con el mensaje de
que en cuarenta días aquella impía ciudad sería destrui­
da. Su mensaje condujo al arrepentimiento, y el amena­
zante juicio fué detenido. Este mismo principio fué
ejemplificado en la profecía respecto a la ciudad de Je­
rusalém Por medio de Jeremías, el Señor instruyó al
Israel antiguo que si observaban el sábado y eran obe­
dientes a sus requerimientos, Jerusalén permanecería
para siempre. (Jer. 17: 24, 25.) Pero sí rehusaban ha­
cer esto, su ciudad capital sería destruida. (Vers. 26,
27.) Esta destrucción fué llevada a cabo por Nabuco-
donosor en cumplimiento de la profecía de Jeremías.
(2 Crón. 36: 17-21.)
Nos dice la mensajera del Señor que si la iglesia re­
manente hubiese respondido al plan y al propósito de
Dios haciendo la obra que él le ha señalado, el día del
Señor hubiera llegado ya y los fieles habrían sido reuni­
dos en el reino. Léase Testimonies, tomo 2, pág. 194;
Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 72. Esto propor­
ciona una explicación razonable de la predicción hecha
en 1856 respecto al futuro de los que oyeron a la men-'
sajera del Señor.
CAPÍTULO

Cambios Hechos en la
Revisión

A
x J L TRAVES de los años se han hecho varios cam­
bios con respecto a las revisiones y las nuevas edicio­
nes de los libros de la Sra. E. G. de White, No, intentare­
mos considerarlas detalladamente. Sin embargo, hemos
de considerar la revisión hecha en uno de sus más pro­
minentes libros: El Conflicto de los Siglos, Esta revi­
sión ofrece una excelente ilustración de los cambios
menores que se han hecho a otras de sus publicaciones.
La revisión de El Conflicto de los Siglos fué realizada
en el año 1911. Esta había sido proyectada por su auto­
ra desde hacía tiempo. El carácter de estos cambios y
el porqué de ellos fueron, expuestos por el pastor W. C,
White, hijo de la Sra. E. G, de White, en un discurso
ante el Concilio de la Asociación General, el 30 de oc­
tubre
— de 1911.
--------------- * ■
'
Entre otras cosas, el pastor White dijo:
“En el contenido del libro, la mejora más notable es la
introducción de referencias históricas. En la edición antigua
se mencionan más de setecientas referencias bíblicas, pero
solamente en pocos casos hubo referencias históricas a las
■" autoridades- citadas o aludidos. En la nueva edición el lector
hallará más de cuatrocientas referencias, de ochenta y ocho
autores y autoridades.
( 129)
----------- - ■
rase mas corréelo y auienuco,
"Eri algunos pocõsTcasòs hkn sido usadas nuevas citas de
historiadores, predicadores" y escritores cõntêiríp©fSneos, en
Jugar de ios antiguos, por ser más enérgicos ΰ porque nos
hemos'Visto impósíMIií,actos.TJSTíãlJar ios añtigu'&s. En cada"
caso donde se lia hecho ta r cambio, m f madre cilS una hon­
rada atención a la sustitución propueit'a, y" aprfebó el cambio.
“En ocho o diez lugares se han modiiicicFcT citas de fe-
chas a causa del tiempo transcurrido desde la primera edi­
ción del libro.
., “En varios lugares se cambiaron las formas de expresión,
para evitar ofensas innecesarias. Esto queda ejemplificado
en el cambio de la palabra ‘romanista’ por ‘romano’ o ‘ca-
tólico romano’ . En dos lugares se modificó la frase ‘divinidad
de Cristo’ por ‘deidad de Cristo’. Y las palabras ‘tolerancia
religiosa’ por ‘libertad religiosa’.
“En las páginas 54, 019, 620, 637, 638, [versión en caste­
llano de la Pacific Press], y en otros pocos lugares donde
había referencias al papado, las que son fuertemente critica­
das por los católicos romanos, y además difíciles de probar
por Jas historias accesibles, el estilo de la nueva edición fué
cambiado de manera que ía declaración se ubica fácilmente
en el terreno de la evidencia que es más accesible.
“Respecto a éstos y otros pasajes similares que podrían
. suscitar amargas e infructuosas controversias, mi madre a
menudo dijo; ‘Lo que he escrito respecto a la arrogancia y
presunción del papado es verdad. Abundante evidencia his­
tórica. que se refiere a estos temas ha sido intencionalmente
destrüida; sin embargo, para que el libro sea del mayor be­
neficio para católicos y otros, y para evitar controversias in­
necesarias, es mejor tener todas las declaraciones respecto
a las arrogancias del papa y a las aseveraciones del papado,
expresadas en forma tan moderada que fácil y claramente
puedan probarse por historias aceptadas que están al alcan­
ce de nuestros ministros y estudiosos’ .
•“Si escucháis informes de que algo del trabajo hecho en
está última edición fué realizado contra la voluntad de mi
madre, o sin SU conocimiento, podréis estar seguros de que
tal informe e¡S falso, y no merece consideración. . . .
CAMBIOS HECHOS EN LA REVISION 131
“Las cosas que ella redactó son descripciones de· escenas '
‘instantáneas’ y de otras representaciones que le fueron mos­
tradas respecto a la conducta humana y la influencia que os
tales actos tendrían sobre la obra de Dios en la salvación de n
los hombres, con una perspectiva de la historia pasada, pre­
sente y futura, en conexión con esta obra. En relación con •

la· descripción de estos panoramas, ella empleó declaraciones


históricas gentiinas y claras para simplificar al lector los he­
chos que procuraba presentar. Cuando yo era un muchacho,
oí a mi madre mientras le leía a mi padre History of th e R e­
formation, de D ’Aubigné. Le leyó una gran parte, casi to­
cios los cinco tomos. JTdemás leyó otros historiadores de la ir
Reforma. Esto -le ayudó a ubicar y describir muchos de los ;r
eventos y movimientos que le fueron presentados en visión.
En cierto sentido esto es similar a la manera como el estudio
de la Biblia le ayudó a localizar y ' describirías muchas re­
presentaciones figuradas que le fueron dadas respecto al des­
arrollo ^de xa gran"" controversia actual entire'la verdad y ' of*
error.

No se pretende ¡a inspiración verbal


“ Mi madre nunca pretendió la inspiración verbal, y tam­
poco encuentro que mi padre, o los pastores Bates, Andrews, n
Smith o Waggoner hicieran tal aseveración. Si hubiese exis­
tido inspiración verbal al escribir sus manuscritos, ¿por qué
faabrfa~de paffe~ de alia el'"trabajo de-~amt>liáci6h o adapta-*
aón ? Es un hecho “que m í madre a menudo to m a ~ ü ñ o e i
..
sus manuscritos y io repasa cuidadõsãmehtej ■aaclé5g5~§grg?'
gããõiTque revelan más plenamente el pensamiento. '
" "E n su ministerio público mi madre demostró gran habi­
lidad para seleccionar, del almacén de la verdad, temas que
se adaptasen a las necesidades de la congregación que tenía
delante; y siempre pensó que, en la selección del material
para la publicación de sus libros, debía mostrarse el mejor
criterio al seleccionar aquello que fuera más adecuado k las
necesidades de los qiíe leerían el libro,
“ Cuando, repasamos este material con el fin de constatar
las referencias históricas, hubo ciertas citas que no pudimos
encontrar. En alguhos casos fueron encontradas declaraciones
de otros historiadores señalando el mismo asunto. Estas fue­
ron halladas en libros accesibles en muchas bibliotecas pú­
blicas. Cuando llamamos la atención de, mi madre sobre
una cita que no pudimos encontrar, y le Mostramos que ha­
bía otra que habíamos hallado, que aclaraba el mismo punto,

---- ------------------ —......................


132 EL· TESTIMONIO DE JESUS
ella dijo: ‘Usen aquella de la cual puedan dar referencia, de
manera que si el lector del libro desea ir a la fuente y Bus­
carla puedá "hTrcerlo'; De estar
Ban sldo^susglmgõsTT '

La Sra. de White aprueba la revisión


Será correcto ahora averiguar cómo se sintió la pro­
pia Sra. de White con respecto a la revisión de uno de
sus más apreciados volúmenes. Será tan interesante-,
como provechoso leer a .este respecto una carta que ella
dirigió al editor de la Review and Herald, con fecha 25
¡dé julio de 1911, donde trataba particularmente la re­
visión de este libro:
“ Sanatorio, California, 25 de julio de 1911.
“Hermano F. M, Wilcox
“Takoma Park, D, C.
“ Querido Hno. W ilcox:
“Hace unos pocos días he recibido un ejemplar de la nue­
va edición del libro El Conflicto de los' Siglos, recientemen­
te publicado en Mountain View, y también un ejemplar similar
l· ^ impreso en Wáshingtoii. El libro me agrada. He dedicado
muchas horas revisando sus páginas, y veo que las casas pu-
blicadoras han hecho un buen trabajo,
"Aprecio el libro El Coiifliclo de los Siglos más que la
plata o el oro, y deseo ardientemente que llegue a manos del
' X público. Mientras escribía el manuscrito de El Conflicto de
P U O los Siglos p, menudo estuve consciente de la presencia de los
í ángeles de Dios, y muchas veces las escenas sobre las cua­
les estaba cscribiendcTme fueron presentadas nuevamente en
Í0 ;| 4 ibC C A C ) visiones nocturnas, para que fueran renovadas y vivificadas
en mi mente. 1 ; ; "
“ Recientemente $e hizo necesario que este libro fuese com­
puesto de nuevo, porque las planchas de electrotipo estaban
muy gastadas. Me di ó mucho trabajo hacerlo, pero no me
quejo; porque no importa cuánto sea el costo, considero esta
nueva edición como muy satisfactoria.
“Ayer leí' lo que W . C. White escribió recientemente a los
agentes vendedores y hombres responsables de nuestras ca­
sas publicadoras respecto a la reciente edición de El Con­
flicto de los Siglos, y creo que ha presentado el asunto cp-
, rreclamente y bien.

m
ii¡:
CAMBIOS HECHOS EN L A REVISION 133
‘'Cuando supe que El Conflicto de los Siglos debía ser
compuesto de nuevo, determiné que lo examinaríamos mi­
nuciosamente para ver si las verdades que contiene fueron
expresadas de la mejor manera, y para convencer a aquellos
que no son de nuestra fe de que el Señor me ha guiado y sos­
tenido al escribir sus páginas. ' '' 1
“ Como resultado de este minucioso examen, de parte de
nuestros más experimentados obreros fueron sugeridos al­
gunos cambios de palabras. He examinado con cuidado es­
tos cambios y los tic aprobado. Estoy agradecida porque mi
vida ha sido conservada, y porque tengo fuerzas y mente
clara para éste y otros trabajos literarios.
“ Mientras preparaba el libro Los Hechos de los Apóstoles,
él Señor mantuvo mi mente en perfecta p a z., Este libro es-,
tará pronto listo para su publicación. Cuando este libro se
halle listo para ser publicado, si el Señor cree conveniente
dejarme descansar, diré Amén y Amén. Si el Señor conser­
vara mi vida, continuaré escribiendo y llevando el testimo­
nio a la congregación tanto como el Señor me dé fuerzas y
me dirija,
“ Queda ahora la gran obra de salvar almas que debe r e a -1
lizarsc en la patria. Debiera haber un despertar general de *
parte del pueblo, y debieran hacerse nuevos esfuerzos para
llevar ante el mundo la luz de la verdad presente. En ciu­
dades, villas y pueblos, en toda manera posible, permitamos
que la luz alumbre. Se necesitan misioneros por doquiera,
y cientos de obreros de nuestras filas debieran estar llevando
la luz de la verdad a aquellos que no la conocen. Los men­
sajeros de. la verdad deben estar muy despiertos. El Señor
les dice: permitid que la luz se extienda por medio de amo­
nestaciones y al abrir y explicar las Escrituras a la gente.
“Día tras día so están- abriendo áureas oportunidades pa­
ra quo nuestras publicaciones vayan como mensajeros silen­
ciosos de la verdad. Que se escojan hombres y mujeres para
la obra del colportaje — pero no entre los inestables y des­
preocupados, sino entre aquellos que sienten una carga por
la extensión del conocimiento de la verdad. Una aguda pers­
picacia y una habilidad consagrada son necesarias en este
tiempo. Que para la obra del colportaje se escojan aquellos
que se adapten a esta línea de trabajo. Que no sientan ellos
que deben trabajar duramente para obtener una licencia para
predicar. El Señor está llamando a obreros eficientes en mu­
chas líneas de servicio. Si hay una obra más importante que
otra es la de poner delante de la gente las publicaciones que
les explicarán la Palabra de Dios,
134 EL TESTIMONIO DE JESUS
“Los padres debieran considerar que sus hijos están cons­
tantemente acosados por tentaciones. Ellos recibirían fuerzas
para resistir la tentación si estudiaran con profundo escu­
driñamiento de corazón los libros que contienen la luz de
la verdad para este tiempo. Padres, no animéis a vuestros
hijos a leer publicaciones que no les serán de ayuda espiri­
tual. No los animéis a leer la historia de la vida de Cristo en
forma de novela. Debemos hacer una preparación sólida y
sincera para el gran día del Señor.
“Dios pide que se realice obra misionera en el hogar. Años
han pasado a la eternidad, dejando sin realizar la -obra de
conversión que debiera haberse hecho en nuestras familias.
Muchos de nuestros jóvenes no están preparados para la obra
que debe realizarse., Deben permitir que la luz brille a través
de sus vidas” .»
(Firmado) “Ellen Gould White” .

Capacidad para realizar otros cambios


Tal como se indica en esta carta, cada uno de los
cambios efectuados en esta revisión fué autorizado y
aprobado por la autora, y si ella estuvo capacitada en
un principio para escribir este volumen, ciertamente
fué competente para hacer diversos cambios y adiciones
en la nueva edición, para la mejor expresión de las ver­
dades que le fueron confiadas.

Agregados en ediciones posteriores


La revelación divina es progresiva. Esto está indi­
cado en las palabras del Maestro a sus discípulos:
“ Aún tengo muchas cosas que deciros, más ahora no
laa podéis llevar, Pero cuando viniere aquel Espíritu
de verdad, él os guiará a toda verdad; porque no ha­
blará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere,
y os hará saber las cosas que han de venir” (Juan 16:
12, 13).
Y cuando el Espíritu Santo llegó, comenzando con
el día de Pentecostés, qué revelación de la verdad di-
CAMBIOS HECHOS EN L A REVISION 135

vina fué presentada a los discípulos. El toque de la ilu­


minación divina aclaró muchas cosas que antes eran
oscuras, Dió poder al testimonio de los discípulos e hizo
fructíferas sus labores. Estas demostraron que “ la sen­
da de los justos es como la luz de la aurora que va en
aumento hasta que el día es perfecto” .
Es el designio de Dios que sus hijos debieran crecer
en sabiduría y conocimiento durante toda su experien­
cia cristiana. Las sucesivas revelaciones dadas a los
santos profetas a través de los años aumentó en ellos
la comprensión de la verdad divina, y les dió una nue­
va visión del carácter de Dios y del plan de salvación.
Creemos que también esto es cierto en la experiencia
de la Sra. de White, y que ella estuvo capacitada para
hacer los agregados en las ediciones posteriores de sus
libros.
Esto está bien ilustrado en los libros conocidos por
la serie Conflicto de los Siglos. Los primeros libros de
la Sra. de White de la serie titulada Spiritual Gifts y
los cuatro volúmenes de Spirit of Prophecy, fueron es­
critos para el beneficio especial de la iglesia. Ambas
series han tenido una circulación muy limitada. Cuan­
do se agotaron las ediciones de estos libros, fué pre­
parada en su lugar otra serie titulada Conflicto de los
Siglos. Esta serie fué preparada para un mayor círculo
de lectores, y se vendieron muchos ejemplares por sus­
cripción, Varias declaraciones que se hallaban en las
primeras dos seríes de libros fueron aumentadas y am'-
pliadas en esta última serie.
La misma Sra. de White declaró definidamente él
porqué de algunos cambios hechos en la publicación
de sus escritos. Contamos con un folleto de sesenta y
cuatro páginas, titulado Sketch of the Christian Expe­
rience and Views of Ellen G. White. Este fué publicado

í
te
136 EL TESTIMONIO DE JESUS

por Jaime White en Saratoga Springs, Nueva York, en


1851, En la página. 9 de este folleto, precediendo inme­
diatamente a un artículo titulado “ Al Remanente Es­
parcido y Extraviado” , hallamos esta declaración:
“Aquí deseo dar la visión que fué publicada por primera
vez en 1346. En esta visión vi únicamente muy pocos de los
eventos del futuro. En visiones más recientes estos hechos
fueron ampliados. Por eso omitiré una porción y evitaré la
repetición” .
La mensajera del Señor también reconoció que ha­
bía cierta instrucción que era apropiada pata la iglesia
y sus necesidades, y que no sería propio publicarla di­
fundiéndola para el mundo. Ella misma hace la siguien­
te declaración con respecto a esto:
“Hay asuntos en los Testimonios que no han sido escritos
para todo el mundo, sino para los creyentes hijos de Dios,
y no es apropiado dar instrucción, amonestación, censura y
consejo de esta índole en forma pública. El Redentor del
mundo, el Enviado de Dios, el mayor Maestro que los hijos
de los hombres jamás han conocido, presentó ciertos temas de
instrucción a sus discípulos solamente y no al mundo. Mien­
tras tenía destinadas ciertas comunicaciones para las multi­
tudes que se apiñaban a su paso, también tenía una luz es­
pecial e instrucciones que impartir a sus seguidores, que no
había dedo a la gran multitud ya que no habría sido com­
prendida ni apreciada por ella” ( Testimonies to Ministers and
Gospel Workers, pág. 34).
Al llevar a cabo su obra en la tierra, Dios no deja
a los hombres sin la oportunidad de rechazar su reve­
lación. El salmista declara que al hombre indócil Dios
se mostrará indócil, y a los justos Dios se manifestará
justo. (Sal. 18: 25, 26.) No que haya indocilidad en
Dios, sino que el hombre indócil juzga a Dios a través
de su propia visión estrecha y de su- concepción de la
justicia.
No podemos juzgar la revelación divina por meros
detalles. Debemos juzga* por grandes principios funda-
«4*ái»Sí»··-;.

CAMBIOS HECHOS EN L A REVISION 137

mentales. No podemos juzgar el Libro de Dios por ex­


presiones aisladas o por las cosas que forman la base
de las cavilaciones de los incrédulos. Debemos juzgar
el Libro por los frutos que lleva, por el espíritu que lo
acompaña. Y de esta manera debemos juzgar los es­
critos de la mensajera del Señor a la iglesia remanente.
CAPITULO

La Amplitud ' de. los


: - Escritos de la Sra.
’ de White

q . ■ ■
Kw/ERA interesante considerar, respecto a esto, el gran
volumen de la obra realizada por la Sra. de White du­
rante su productiva vida. Siendo ella una oradora de
1 habilidad poco común, sus servicios estuvieron en cons­
tante demanda en reuniones de congresos y reuniones
generales, realizadas por la denominación en varias
partes del mundo. Trabajó ampliamente en Norteamé­
rica, Europa y Australasia, y miles de personas en los
países visitados testificaron de la gran ayuda espiritual
y^del avivamiento religioso recibidos en sus vidas y ac­
tividades mediante sus labores.
Pero por medio de su pluma, al escribir los artícu-
j- los para las diversas revistas denominacionales, y en la
i preparación de libros· para la circulación general, sus
j labores .fueron más amplias y su influencia más abar-
], cante que por medio de sus labores públicas.

Los escritos tuvieron vasto alcance


Los escritos de la Sra. de White cubren una amplia
> esfera de pensamiento y ' conocimiento. Aproximada-
( 139)
140 EL TESTIMONIO DE JESUS
mente cuarenta tomos procedieron de su ágil pluma. En
algunos casos este material era un duplicado. Varios de ¡
sus últimos libros contienen la compilación de sus pri­
meros escritos. Sus obras podrían quizá ser divididas
en dos clasificaciones generales: .
1. Los Testimonies for the Church (Testimonios pa­
ra la Iglesia), compendiados en castellano en los libros i
Testimonios Selectos y Joyas de los Testimonios, y otros 1
libros que tratan varias fases de la obra de la iglesia j
y la experiencia cristiana. ' ' \ j
2. Libros que tratan del gran conflicto entre la ver- }
dad y el error, desde la creación hasta la final consu­
mación.
En cuanto al método de preparar algunos de estos
libros, especialmente los de la última clase, ella mis­
ma dijo:
“ Mediante la iluminación del Espíritu Santo, las escenas
de la lucha secular entre el bien y el mal fueron reveladas
a quien escribe estas páginas. En una y otra ocasión se me
permitió contemplar las peripecias de la gran lucha secular
entre Cristo, Príncipe de la vida, Autor de nuestra salvación,
y Satanás, príncipe del mal, autor del pecado y primer trana­
gresor de la santa ley de Dios, . . .
“A l revelarme el Espíritu de Dios las grandes verdades
de su Palabra, y las escenas del pasado y de lo por venir, se j
me mandó que diese a conocer a otros lo que se me había ■ j
mostrado, y que trazase un bosquejo de la historia de la j
lucha en las edades pasadas, y especialmente que la presen- j
tase de tal modo que derramase luz sobre la lucha futura j
que se va acercando con tanta rapidez. Con este íin, he tra- j
tado de escoger y reunir acontecimientos de la historia de í
'la iglesia en forma que quedara bosquejado cl desenvolvi- 1'
miento de las grandes verdades comprobantes que en diver­
sas épocas lian sido dadas al mundo, han excitado la ira de
Satanás y la enemistad de la iglesia amante del mundo, y han
sido sostenidas por el testimonio de aquellos que ‘no amaron
sus vides, exponiéndolas hasta la muerte’ ” (E l Conflicto
de los Siglos, págs. 13, 14). s

«Ρ ΪΡ Ρ
-^i^^^isjáaw

LA AMPLITUD DE LOS ESCRITOS 141

La lista siguiente, con'fecha de publicación, abarca


egun nuestro mejor conocimiento, los principales lib-os
que han procedido de su fecunda pluma. Esta lista nó
« ^ „ r barg° ' alglmaS comP‘la d ->” « de libros

“ f f l S " * " " Ε“ Γ*'“ ) · ,S51-5S

Te' í " m " T í r S¿ ' m ? n" h <T“ Um»n>os para la Iglesia,,

S rT S ! . o f L i « ) ” si85eplr‘ ‘ 0!,les>' ·— >. < ® o - m .

* la vlaa "* ls sra- *


Spiritual Gifts, tomo 2, I860,
Spmtual Gifts, tomo 3, 1864.
Spiritual Gifts, tomo 4, 1864
■Testimonies for the Church,' tomo 2 1 RBR.i r 7 i

• tomS” h w a - w S ? *’ 18m
s iir ir o fp V o ^ L S ! £morc5; í m . 4’ 187e'·1881,
òpirií o/ Prophecy, tomo 3, 1878
ÍOr } he 9 h w ch, tomo 5, 1882.
Pablo )Fri883í le ^ °f Ρ° ίί1 (Bosquejo de ia vida de
ff'*” *' °J Prophecy, torno 4, 1884.
Li Con) lido de los Siglos, 1888, 1907 1 9 1 !
.Patriarcas y Profetas, 1 8 9 0 , 1908 ’ ·' ■··.
Obreros Evangélicos, 1892, 1 9 1 5 ,'i9 2 0
Ll Canuno a Cristo, 1892, 1908.
La Educación Cristiana 1893

fr ¿ ;2 »^^s%?ivador>
*i896·
. l^ p iZ T Z αηίΆΖΤύοο900·'
m , . ISCím.S0 Maestro áe Jesucristo, 1900
>

La ,Γ ιΙ ίΐ. ·— 7' “ »2· ·


Testimonies for the Church, tomo 8 1904 ’

os Hechos de los Apóstoles, 1 9 1 1 · »


Flsica)i 1905·
Consejos para los Maestros, 1 9 1 3 *
Profetas y Reyes, 1 9 1 7 .
142 EL TESTIMONIO DE JESUS
Counsels on Health (Consejos sobre Salud), 1923,
Fundamentals of Christian Education. (Fundamentos de 3a
Educación Cristiano), 1923.
Testimonies to Ministers (Testimonios para los Ministros),
1923 (1888 en adelante).
Mensajes para los Jóvenes, 1930,
Medical Ministry (Ministerio M édico), 1932.
Sanctified Life (La Vida Santificada), 1937.
Counsels on Diet and Foods (Consejos sobre Dieta y A li­
mentación), 1938.
Counsels on Stewardship (Consejos sobre Mayordomea),
1940.
En esta colección no están todos los escritos de la
Sra. de White, Miles de páginas han sido publicadas
en la Review and Herald, en Signs of the Times y otras
publicaciones denominacionales. Cada uno de estos vo­
lúmenes es una publicación diferente. Cada libro re­
presenta ardua labor y sincero esfuerzo. Cierta canti­
dad de estos libros han sido publicados en otros idiomas
y editados en varios países del mundo.

Las ganancias de las publicaciones


*A1 tomar en cuenta la gran cantidad de libros que
han provenido de la pluma de la Sra. de White, y la
amplia circulación que recibieron, surge naturalmente
la pregunta: ¿no le reportaron estas publicaciones un
magnífico ingreso a su autora, tornando inmensamente
rica a la Sra. de White? Aunque parezca extraño, lo
contrario es justamente la verdad. Por cierto que la
Sra. de W hite.recibió miles de dólares, pero no se hizo
rica a causa de sus muchas obras de beneficencia. No
solamente usó de este modo todo el dinero recibido, sino
que prestó muchos miles de dólares, los que fueron em­
pleados en la forma indicada más adelante. Cuando la
Sra. de White murió en julio de 1915 se halló que sus
bienes presentaban una deuda de alrededor de 90.000

WWW?
>■-.■.¡^ 'i-V .i.·^ Ά » . ;·· <ϋκ^ι*νι:Λ · 4 έ ^ ^

LA AMPLITUD DE LOS ESCRITOS 143


dólares. ¿Cómo incurrió ella en una deuda tan grande?
Esto sucedió debido a las siguientes razones:
1. Su sincero esfuerzo por colocar en los diferentes
idiomas del mundo la instrucción que ella creía que
Dios le había dado, y la inversión liberal realizada para
los fines de la traducción. La empresa de promover
sus libros exigió muchas veces como gasto inicial el
pago de una gran suma de dinero, antes que recibiera
de vuelta el producto de sus obras. Algunas de las edi­
ciones de los libros de la Sra. de White hechas en el ex­
tranjero no dejaron ningún margen de ganancia. El
porcentaje de ganancia sobre sus libros traducidos era
mucho menor que el que percibían sus libros en inglés»
Ella dependía de sus derechos de autora que había' de
recibir para hacer frente al gasto inicial, lo mismo que '
hacen nuestras casas editoras actualmente cuando in- .
vierten miles de dólares en algún nuevo libro, depen­
diendo de su venta posterior para el reembolso. Mu­
chas veces la ganancia calculada por tales ventas no
era la prevista por nuestras casas editoras. Y esto
aconteció en la experiencia de la Sra. de White. Nues­
tro pueblo a veces fué lento en promover los mensa­
jes que el Señor le había indicado dar, y esto signifi­
caba el llevar deudas, las cuales bajo otras circunstan­
cias hubiesen sido prontamente saldadas.
2, A través de los años la Sra. de White hizo libe­
rales donaciones a los diferentes ramos de la obra. Su
corazón respondía a los llamados de nuestros . campos
misioneros. Efectivamente, cuando ella misma ponía
énfasis en la necesidad de proclamar el mensaje al mun­
do, y establecer el estandarte de la verdad en las regio­
nes más lejanas, no podía consecuentemente obrar de
•otra manera que sentar un ejemplo en sostener tales
•empresas por medio de sus propias donaciones.
144 EL TESTIMONIO DE JESUS
La Sra, de White pidió prestados miles de dólares
con los cuales hacer avanzar el interés de la obra en
los diversos campos. A un hermano a quien ella estaba
pidiendo un préstamo para este propósito en 1904, le
escribió lo siguiente:
“Yo invierto en la otara de Dios todos los medios que me
es posible ahorrar. He enviado mil dólares al pastor ftaskeJI
para ayudar en el comienzo de la obra en la ciudad de Nue­
va York. . . .
“ Desearía tener más dinero para invertir en otras par­
tes, tales como el Gran Nueva York. Muchas ciudades en el
sur debieran ser trabajadas. Nosotros que conocemos la ver­
dad, debiéramos hacer lo que esté en nuestro poder para
proclamar ia verdad en nuevos lugares, para llevar la luz a
aquellos que están en la oscuridad del error. . . ,
“ ¿No podría Ud. Influir sobre quienes sabe que han sido
favorecidos por el Señor con el talento de los medios, para
prestarme dinero con o sin interés, para ser usado en la obra
del Señor? Daré un pagaré por cualquier cantidad que re­
cíba. En lo pasado hubo quienes me prestaron dinero sin
interés. Y nunca nadie me ha pedido de vuelta su dinero sin
recibirlo.
“ Sí nuestros hermanos me prestaran ahora dinero, con
o sin interés, lo invertiré en las varias secciones del campo
liara ayudar a llevar adelante la obra que necesita ser rea­
lizada,
“ Filé de este modo como ayudé al avance de la obra en
Australia, . . . He pedido dinero prestado para la erección
de cases de reunión, y para proveer facilidades para las reu­
niones en carpas. . , . Usé los ingresos provenientes de mis
libros para ayudar a comenzar el colegio en Melbourne, y lue­
go pedí prestado dinero de aquellos que estaban interesados
, en la obra. . . .
“Estamos comprendiendo que les verdades de la Pala­
bra de Dios deben ser llevadas a todo el mundo, y estamos
haciendo lo mejor que podemos. He ayudado a la obra en
Europa tanto como me íué posible. Me cuesta más de tres
mil dólares la traducción de mis libros én idiomas extran­
jeros. Todo lo proveniente de los derechos de autor de mis
libros vendidos en Europa lo he donado a la obra en aquel
campo. Esto significó varios miles de dólares. . . .
“Fuera de lo que invertí en Australia y Europa, hice do­
naciones tembién a' los territorios del sur. He pedido dinero
prestado para enviarlo a estos campos cuando estaban en es-
LA AMPLITUD DE LOS ESCRITOS 145
trecheces. Continuaré haciendo todo lo que me sea posible
para socorrer a los campos necesitados. El tiempo es corto,
y desearía ver el dinero de nuestro pueblo, que está asegu­
rado en los bancos, puesto en circulación donde puede bene­
ficiar a la obra de Dios. ,
“Cuando reciba lo que he invertido en mis libros, espero '
tener suficiente dinero para devolver lo que pedí prestado,
y tenor más de mi propio dinero para usar” (MS., “C” 103,
1904).
Este proceder de la Sra. de White, de pedir dinero
prestado para el avance de la obra, no fué una violación
de los testimonios que ella dió contra las deudas,' Ella
dijo que las deudas debían rehuirse como' la lepra.' Sin
embargo reconoció que había una diferencia vital en­
tre las deudas contraídas por instituciones, asociaciones
'o personas que no tienen la capacidad de ganar y pagar
sus deudas, y el préstamo de dinero para llevar, adelan- , ·
te un negocio cuando se tiene un ingreso regular. Ella
I ' tenía una entrada asegurada a causa de sus libros, y· ■
capital suficiente para formar una sólida base de cré­
dito, con poder adquisitivo como para enfrentar las can­
tidades de dinero que había pedido prestado.
3. La Sra. de WThite dió liberalmente de sus' medios ·
para suministrar ayuda a personas qüe se hallaban en
necesidad. Ella y su esposo, a lo largo de los años, ayu- ..·
1 daron a muchos jóvenes y señoritas dignos a obtener
i ' una educación y hallar un lugar en la obra evangélica,
\ La Sra. de White dió con liberalidad para socorrer a
, pastores ancianos y enfermizos antes que existieran |)laj
j nes definidos para su sostén, tal como actualmente lo
J provee el plan de jubilación.
j Nunca la Sra, de White se ocupó en especular, Nun~
j. _ ca invirtió medio alguno en empresas objetables. Ella. ,,
' ------ —se., vió en la necesidad de encomendar la administración
de sus asuntos financieros en gran medida a otros. Nun­
ca vivió en forma extravagante, sino de manera send-
10—T. J. '
148 EL TESTIMONIO 'DE JESUS
otro notable dirigente del pensamiento religioso, para susti­
tuir a quien ce si por noventa años tuvo una vida plena, de­
rramándose en acciones generosas, palabras amables y sin­
ceras oraciones por toda la humanidad” (Editorial del Star,
Santa Elena, California, 25 de julio de 1815).
“ En su servicio cristiano la Sra. de White siempre procu­
ró mantenerse en estrecho contacto con las necesidades y .
actividades del mundo. Como evangelista, a menudo predi­
có a miles, teniendo su voz una resonancia potente y poco
común, y como obrera en el campo de la temperancia y la
salud ejerció una gran influencia. . . . .
“ En todas sus enseñanzas insistió en el retorno a las pu­
ras doctrinas bíblicas y a la sencillez apostólica. Reconoció
la Biblia y solamente la Biblia como la suprema regla de fe
y práctica. Con frecuencia declaró que su misión no era in­
tentar enseñar nuevos principios, sino antes volver a llamar
la atención a principios claramente enseñados en la Biblia,
para ser observados por todos, sin distinción de credo o fi­
liación” (Journal, Kennebec, Maine, 17 de julio de 1915),

El Independent, de Nueva York, en ocasión del fa­


llecimiento de la Sra. de White en 1915, formuló una
declaración notable para una publicación del mundo.
Ante todo, esta revista, que solía llamarse la prin­
cipal revista religiosa, dió testimonio del espíritu del
movimiento. De las enseñanzas y el espíritu de los ad­
ventistas, el Independent dijo:
“Por cierto, estas enseñanzas fueron basadas en la más
estricta doctrina de la inspiración de las Escrituras, El ad­
ventismo del séptimo día no pudo haberse desarrollado de
otra manera. Y el don de profecía debía ser esperado tal
como fué prometido a la 'iglesia remanente’, la cual se man­
tendría fiel a la verdad. Esta fe dió pureza de vida y un in­
cesante celo. No hay cuerpo de cristianos que los aventaje
en carácter moral y sinceridad religiosa".
Esta revista continuó describiendo el nacimiento y
desarrollo de este movimiento, refiriéndose al número
de casas publicadoras, colegios, escuelas e instituciones
médicas que han sido construidas en todas partes del
mundo. El Independent concluyó diciendo;
LA AMPLITUD DE LOS ESCRITOS 149
“ En toda esta obra la Sra. de White fué la inspiradora y
guía. Ella merece gran honor por su foja de servicios tan
noble.
“ ¿Recibió ella .verdaderamente visiones divinas y fué real­
mente escogida por el Espíritu Santo para ser dotada con el
don de profecía? ¿O fué víctima de una imaginación pro-
lífica? ¿Por qué debiéramos dar la respuesta? Las inter­
pretaciones bíblicas personales afectarían la conclusión. De
cualquier modo, ella fue absolutamente sincera al creer en
sus revelaciones. Su vida estaba a la altura de ellas. No
demostró orgullo espiritual y no buscó ganancias ilícitas.
Vivió 1a. vida e hizo la obra de una digna profetisa” (23 de
agosto de 1915). . ·
El editor del diario Blade, de Toledo, en un artículo
titulado “ Una moderna profetisa” , se refiere a la gran
influencia modeladora de la Sra. de White en el movú
miento con el cual estaba vinculada, y concluye con
esta declaración:
“ La. Sra. de White fué una mujer extraordinaria. Si hu­
biese vivido en un período anterior en la historia del cris­
tianismo, y escapado a la intolerancia y las hogueras, segu­
ramente habría sido canonizada. Tenía la sangre de la cual
fueron hechos los santos” .
Algunos diarios religiosos que no simpatizaban con
la obra de los adventistas del séptimo día, se expresaron
con toda amabilidad respecto a la obra y la influencia
que acompañó a la vida de la Sra. de White. Un edi­
tor, que se ocupó en un extenso artículo de criticar se­
veramente la denominación a la cual ella perteneció,
concluye su critica con este hermoso elogio de su vida y
obras: .
“Su larga y memorable vida terminó, pero al cerrarse,
hermosos rayos de abnegación y devoción han sido dejados
para alumbrar el mundo por medio de pensamientos celes­
tiales de su mente fecunda y su amante corazón. Dulce sea
su merecido descanso hasta que el gran Dador de la vida la
llame a la vida eterna” .
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1

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CAPÍTULO

Una Aceptación
■ Equilibrada

U N NUESTRO estudio de los escritos inspirados o


R

no inspirados, naturalmente preguntamos: ¿Qué apli­


cación tienen los principios enunciados para nuestros
días y nuestra generación? Es conveniente hacer esta
pregunta en relación con los escritos de la Sra. de White.
Ella- fué al descanso en el año 1915, falleciendo a una
edad avanzada, no habiendo flaqueado nunca su fe y
permaneciendo intacto su celo en el servicio por su
Maestro. Reposa de sus labores, pero sus obras le si­
guen.
¿Hasta qué punto debieran considerarse sus escritos
como verdades para la hora presente? ¿No fueron mu­
chos de ellos aplicados a las necesidades del pasado y son
sin aplicación en 'nuestros días? Muchos contestarían
esta última pregunta en forma afirmativa. Aseveran
que los tiempos han cambiado, que los términos usados
tienen actualmente otro significado, que hemos alcan­
zado una época de nuevas ideas y normas, y que, por
lo tanto, nuestra obediencia a la instrucción recibida
años ha debiera de consiguiente modificarse. De esta
manera razonan muchos no sólo con*respecto a los es-
* . . ·(151) ·

J*!;!
....... - * <· -■
154 EL TESTIMONIO DE JESUS
Si uno acepta el argumento de la Escritura de que
este don había de ser manifestado en la iglesia rema­
nente, y si lo acepta en los asuntos que concuerdan
con sus propios planes y prácticas, entonces, para ser
consecuente, debería aceptar cada rasgo de la instruc­
ción que ha sido impartida, del principio al fin. De otro
modo, su posición será contradictoria.
La persona que acepta una porción de los· Testimo­
nios y rechaza otras, coloca su influencia directamente
' contra ese don de la iglesia. Su influencia a favor del
mal será mucho más potente que si en forma abierta y
decidida se opusiera a todos los escritos. Entonces no
habría dudas respecto de su actitud y su influencia no
sería, engañosa. Refiriéndose a algunos que procuró ayu­
dar, la Sra. de White hace la siguiente declaración:

“Estos hermanos tomaron esta posición: Nosotros creemos


en las visiones, pero como al escribirlas la Hna, White em­
plea sus propias palabras, nosotros queremos creer en aque­
llas porciones que juzgamos son de Dios y no hacer caso de
las otras. Ellos han seguido esta conducta y no han corregido
sus vidas. Profesaron creer en las visiones, pero actuaron con­
trariamente a ello. Su ejemplo e influencia han originado
dudas en las mentes de otros. Habría sido mejor para la
causa de la verdad presente si se hubieran opuesto a los dones.
Así la gente no hubiera sido engañada y no habrían tro­
pezado por causa de estos maestros ciegos” (Testimonies for
the Church, tomo 1, pág. 2 3 4 ).

Más adelante escribió estas significativas palabras:


' “ ¡Qué reserva de poder posee el Señor para alcanzar a
aquellos que. han desechado sus amonestaciones y censuras,
y han considerado que los testimonios del Espíritu de Dios
constituyen una fuente meramente humana de sabiduría!
En el juicio, vosotros que habéis obrado así, ¿qué podréis
ofrecer a Dios como excusa por haberos apartado de las evi­
dencias de que Dios está en la obra? ‘Por sus frutos los co­
noceréis’ ” CTestimonies to Ministers, pág. 466).
UNA ACEPTACION EQUILIBRADA 155

Aplicación actual /

Haciendo nuevamente alusión al principio que rige


sobre la aplicación de las instrucciones en las condicio­
nes actuales, diremos que, donde el mismo o semejante '
mal existe en la iglesia hoy día y las mismas o simila­
res condiciones prevalecen, la instrucción dada años ha
se aplica con la misma fuerza con que se la aplicó ori­
ginalmente cuando fué dada. Este principio es anuncia-,
do con claridad respecto a la publicación de testimo­
nios personales;
“Puesto que la instrucción y amonestación dadas en los
testimonios para los casos individuales se aplicaban con igual
fuerza a muchos otros que no habían sido señalados espe­
cialmente de esta manera, me pareció que era mi deber pu­
blicar los testimonios personales para beneficio de la igle­
sia. . . .
“ En una visión que me fué dada hace unos veinte años,
me fué ordenado que presentara principios generales, al ha­
blar y escribir, y al mismo tiempo especificara los peligros,.
errores y pecados de algunas personas, para que todos pu­
diesen ser amonestados, reprendidos y aconsejados. V i que
todos deben escudriñar su corazón y vida detenidamente, ■
para ver si no han cometido los mismos errores por los cua­
les otros fueron corregidos, y si las amonestaciones dadas
para otros no se aplican a-su propio caso. Sí así sucede, de­
ben sentir que las reprensiones y el consejo fueron dados es- .
pecialmente para ellos, y deben darles una aplicación tan
práctica como si se les hubiesen dirigido especialmente. . , .
Dios quiere probar la fe de todos los que aseveran seguir a
Cristo. El probará la sinceridad de las oraciones de todos
aquellos que aseveran desear fervientemente conocer su de­
ber. Les presentará claramente su deber. Les dará amplia
oportunidad de desarrollar lo que está en su corazón.
“En los tiempos antiguos Dios habló a los hombres por la
boca de los profetas y apóstoles. En estos días les habla por
los testimonios de su Espíritu. Nunca hubo un tiempo en
que Dios instruyera a su pueblo más fervientemente de lo
que lo instruye ahora acerca de su voluntad, y de la conduc­
ta que quiere que siga” ( Testimonios Selectos, tomo 4, págs.
217, 219, 220).
156 EL TESTIMONIO DE JESUS
El creyente sincero en los Testimonios no buscará
evadir constantemente sus justas demandas. Su actitud
será como la de Samuel en la antigüedad: ‘Habla, Je-
hová, que tu siervo oye” . Y comprendiendo el camino
del Señor, estará listo a dejar su propio camino y a
subordinar sus propios deseos a las directivas del Espí­
ritu de Dios. Quiera el Señor dar a cada uno de nosotros
esta actitud de corazón y mente.
'«'■(·.ΐ('·ν

CAPITULO 17
Consideraciones Sobre
la Admisión de
Miembros en la Iglesia

¡
¡ A
-L JB-L CONSIDERAR el tema de los dones espirituales ·
i y su manifestación en la iglesia, con toda naturalidad
! surge esta pregunta: ¿Debiera ser esta doctrina una
i prueba de fe para lá admisión de miembros en la igle-
¡ ' sia?
Aquellos que procuran llegar a ser miembros de la
iglesia debieran ser cuidadosamente instruidos en todas
las verdades del Evangelio, Debieran saber sobre todas
las cosas que Cristo es su Salvador y que sus pecados
han sido lavados por la sangre vertida en el Calvario,
Debieran ser enseñados que la prueba de fe y amor se
! halla en la obediencia a los requerimientos divinos," pe­
ro que la ley de Dios puede ser expresada en la vida úni­
camente en la medida en que ella esté escrita en el eo-
J razón por la operación del Espíritu en los términos del
¡ nuevo pacto. Asimismo debieran ser instruidos en las
I evidencias del pronto regreso de Cristo, en las profecías
I que señalan las condiciones de los últímos’días y la obra
* (13?)
158 EL TESTIMONIO DE JESUS
especial que habrá de hacerse en la preparación de un
pueblo que estará en pie en el día del Señor.
Los candidatos para ser miembros de la iglesia de-
; ' bieran ser doctrinados para comprender que no son due­
ños de sí mismos, sino que son de Cristo, y que por
lo tanto han de honrarle en sus cuerpos ■ —-templos de
Dios— , mediante atavío decoroso, y proporcionándole
alimento que produzca fuerzas, y bebida que no sea
,;} , para embriaguez; que sus vidas y posesiones debieran
; colocarse sobre el altar del servicio abnegado en favor
i de otros, según lo indique el Espíritu. Han de ser ins-
; truidos en la organización y reglamentaciones de la igle-
■ sia, en el desarrollo histórico de este movimiento, en la
■1 doctrina de los dones espirituales, y específicamente el
í don del espíritu de profecía, usado tan ampliamente por
‘ el cielo para fomentar la obra de este movimiento. De
; manera particular debieran recibir la enseñanza de que
; estos dones responden a la palabra profética en su m?.·
infestación dentro de la .iglesia remanente,
i. Por cuanto la actuación de la Sra. E. G. de White se
.;]· ha introducido tan ampliamente en el desarrollo del
movimiento adventista, los candidatos a ser miembros
!■ debieran estar familiarizados con el ministerio -al cual
¡ ella fué llamada, y con la influencia de sus obras y
.j escritos a Jo largo de los años. Debiera otorgarse la opor-
j tunidad de leer sus libros publicados. Cuando esta ins-
j trucción haya sido dada a los candidatos, surgirá muy
• poca discusión para hacer de la doctrina de los dones
i] espirituales una prueba de fe para ingresar a la iglesia.
í Si como resultado de esta investigación, el postu-
) lante a miembro de iglesia llega a una firme convicción
; de oposición a esta doctrina, naturalmente no deseará
! unir sus intereses con una iglesia que la sostiene com o.
; parte de su fe religiosa. Cualquiera sea el caso, ha de
CONSIDERACIONES SOBRE LA ADMISION 159
aconsejársele que espere hasta que haya tenido tiempo
y oportunidad para un estudio madurado del asunto.
Sí, por otro lado, hay alguno que está en completa
afinidad con sus hermanos adventistas respecto a su fe
y objetivos, la reglamentación y organización de su igle­
sia, y todavía siente dudas respecto a la doctri aa de los
dones espirituales y su aplicación, pero no se opone al
pleno y libre ejerció de la fe en estos dones par parte de
sus hermanos, como así tampoco al libre uso de estas
instrucciones que han llegado a la iglesia por medio del
don de profecía, no será necesariamente excluido de la
feligresía de ésta.
El pastor J. N. Andrews registra la actitud de la
iglesia con respecto a este asunto en estas palabras:
“En lo que atañe a la recepción de miembros en nues­
tras iglesias, deseamos saber dos cosas: 1. Que ellos crean en
la doctrina bíblica de los dones espirituales. 2. Que deseen
con toda sinceridad familiarizarse con las visiones de la Sra,
de White, las cuales siempre han ocupado un lugar tan pro­
minente en esta obra. Creemos que toda persona que sos­
tiene esto y lleva a cabo este propósito, será guiada por la
senda de la justicia y de la rectitud. Y a aquellos que toman
esta actitud, nunca se les negará el tiempo que deseen para
decidir este asunto” ( Review and Herald, 15 de febrero de
1870).

Los dones espirituales y la feligresía


Tocante a esta fase de la cuestión, la mensajera del
Señor, escribiendo en el año 1862, da este consejo guia­
dor :
“ En la última visión que me fué dada en Battle Creek se
me mostró que se estaba adoptando una conducta imprudente
en ----------- con respecto a las visiones, en ocasión de la orga­
nize ción de la iglesia en ese lugar. Había algunos en —--------
que eran hijos de Dios y sin embargo dudaban de las visio-
— nes. Otros no se oponían, pero no se atrevían a tomar una
’ posición decidida con respecto a ellas. Algunos eran escépti­
cos y tenían suficiente razón para serlo. Las visiones fal-.

miigffipff?
/

(\¡0 lé . J aoJ&C Ιλ έ Λ Μ ^ - * * ·¿Á xoCÀluiÁ3^ " ; '

M a ^ L p u lá A {£ .G r.W l»k
160 ~ ^ EL TESTIMONIO DE JESUS
sís y los ejercicios religiosos fanáticos, junto con los frutos
despreciables que constituyen su secuela, tuvieron su influen­
cia sobre la causa en Wisconsin, maldisponíendo las mentes
Ιϊ hacia todo lo que llevara el nombre de visión. Todas estas
cosas debían haber sido tomadas en consideración, usando de
sabiduría. No debería haber dificultades o trabajos con aque­
llos que nunca han visto a la* persona ~en visión, ni han te­
nido una comprensión personal de la influencia de las visiones.
fibs t;:ies no debieran ser privados de los beneficios y privilé­
gios de la iglesia, si su conducta cristiana es cbrrcctaen los
demás aspectos', y si han formado un buen carácter cristiano.
“Me fue mostrado que algunos podían recibir las visio-
nes publicadas, ( * ) juzgando el árbol por sus frutos. Otros
se asemejan al incrédulo Tomás: no pueden creer en los tes­
timonios publicados, ni reciben las evidencias relatadas por
otros, sino que deben ver y experimentar por sí mismos.
Estos no deben ser desechados, sino que debe ejercerse m u­
cha paciencia y amor fraternal hacía ellos, .hasta que to­
men su posición y lleguen a manifestarse a favor o eri con­
tra. Sí dios luchan contra las visiones, de las cuales no
tienen conocimiento; si llevan su oposición hasta en aquello
acerca de lo cual no han tenido experiencia, y se sienten
molestos cuando los que creen que las visiones son de Dios
'I hablan de ellas El reunirse y se confortan mutuamente con
ϊ la enseñanza recibida por medio de ellas, la iglesia deberá
saber que los tales no están en la verdad.
·.* “El pueblo de Dios no debería rebajarse, ni ceder, ni re­
nunciar a su libertad por esos descontentos. Dios colocó
los dones en la iglesia para que ésta sea beneficiada por
ellos; y cuando profesos creyentes en la verdad se oponen
a estos dones, y luchan contra las visiones, los almas están
en peligro κ causa de su influencia, y es entonces el tiempo
■ 1 do obrar con ellos, para que los débiles no sean descarria­
dos por su influencia” (Testimonies, tomo 1, págs, 327-329).
(* ) Las “ visiones publicadas" consistían en aquel tieriipo en dos pe-
queños libros y algunos folletos.

No es una regla dura e inflexible


“ Me ha sido mostrado que algunos, especialmente en
ί Iowa, hacen de las visiones una regla para medir todo, y
han adoptado una conducta que nunca hemos pretendido ni
V. mi esposo ni yo. Hay quienes no se han familiarizado conmi­
go ni con mis labores, y son muy escépticos hacia todo lo
que llevo el nombre de visiones. Esto es natural, y puede
sor superado solamente por medio de la experiencia. Si h a y

•V
ί

Ή
CONSIDERACIONES SOBRE LA ADMISION 161
personas que todavía no se han pronunciado con respecto
a las visiones, no debieran ser despedidos.. La manera de
proceder con los tales podrá hallarse en Testimony N 1? 8,
págs. 328, 329 [citado más arriba], que espero sea leído por
todos. ' .
“ Los pastores debieran sentir compasión por algunos,
haciendo una discriminación; otros se salvan por temor,
arrebatándolos del fuego. Los ministros de Dios debieran
tener sabiduría para dar a cada uno su porción, de alimen­
to, y para hacer diferencia con las distintas personas cuyos
casos así lo requirieran.’
“El proceder seguido por algunos que no me han cono- .
cído en Iowa, no ha sido, prudente ni consecuente. Quienes
eran comparativamente extraños a las visiones fueron tra-
tados de la misma manera que aquellos que tuvieron mucha
luz y experiencia acerca de ellas. Se les requirió a algunos
apoyar las visiones cuando a conciencia no lo podían hacer
así, y de esta manera algunas almas sinceras fueron impul­
sadas a tomar una posición contra’ las visiones y contra el
cuerpo de creyentes, posición que nunca habrían tomado’ si ·
sus casos hubiesen sido tratados con discresión y misericordia.
“ Algunos de nuestros hermanos tuvieron una larga ex­
periencia en la verdad, y estuvieron por años vinculados
conmigo y con la influencia de las visiones. Probaron la ve­
racidad de estos’ testimonios y afirmaron su fe 'e n ellos. Sin- v
tíeron la poderosa influencia del Espíritu de Dios reposando
sobre ellos al testificar de la veracidad de las visiones. Si
los tales, cuando sean reprobados por medio de las visiones se ’
levantan contra ellas, y se ponen a obrar secretamente para
dañar nuestra influencia, deberán ser tratados con firmeza, ”
porque su influencia es perniciosa para quienes carecen de .··’ ’
experiencia” (Id., págs. 382, 3 8 3),

r El testimonio de Sos primeros obreros


En plena armonía con lo citado, hay declaraciones ’ ··’■
hechas por obreros dirigentes a través de los años, de
los cuales citaremos dos, Jaime White testifica; .
“ Ellos Líos adventistas del séptimo· día] creen en la per­
petuidad de los dones espirituales. Creen que el espirito .de
.'profecía descansó sobre la Sra. de White, y que ella ha sido _. -
- llamada a cumplir una obra específica eh este tiempo, entre
este pueblo. Sin embargo, no hacen de la creencia en esta
manifestación una prueba para ingresar a la iglesia. Pero,
u —T, J, ' ’ '

’ -------·-------------·ν -------- ---- — r — Γ , >■ ^ « - i . ------------ . F - .


- U ¿.-.Λ '■ i .

102 EL TESTIMONIO DE JESUS


después que tanto hombres como itiujeres han tenido eviden­
cias de que la obra es de Dios, y se >unen luego a quienes
luchan contra ella, nuestro pueblo reclama el derecho de se­
pararse de los tales, para que puedan disfrutar de sus· sen­
timientos en paz y tranquilidad” { Review and Herald, 13 de
junio do 1871),
Sobre esto punto escribe J. N. Andrews:
“ Por tanto, de ninguna manera probamos al mundo por 1
medio de estos dones. Tampoco, en nuestro trato con organí- i
zaciones religiosas que están esforzándose en andar en el
temor de Dios, debemos probar su carácter cristiano por los ,
testimonios, A ninguna de ellas requerimos la aceptación de
estas manifestaciones del Espíritu de Dios, ni las juzgamos
por sus enseñanzas,
“Hay sin embargo una manera por la que los hombres
— que en la providencia de Dios tienen la oportunidad de
familiarizarse con la obra extraordinaria del Espíritu de
Dios ·-, pueden saber que su coriocimiento es claro, convin­
cente y satisfactorio, Para tales personas consideramos que
los dones del Espíritu son evidentemente una prueba. No
sólo Dios ha hablado, sino que ellos han tenido la oportuni­
dad de averiguar ese hecho y · de conocerlo por sí mismos.
En todos estos casos los dones espirituales son manifiesta­
mente una prueba que no podrá ser despreciada, excepto es­
tando en el peligro de la ruina eterna" (Review and Herald,
15 de febrero de 1870).

Despidiendo miembros
¿La iglesia deberá despedir a un miembro que no
cree en la obra de la Sra, de White?
Esta pregunta está muy relacionada con la que pre­
cede, y se aplica el mismo principio. No ha sido la prác­
tica de la iglesia despedir un miembro a causa de que
no ha reconocido la doctrina de los dones espirituales
en la iglesia, particularmente el don de profecía, re­
presentado en la obra de la Sra. de White. Sin embar­
go, si alguien fomentara la incredulidad y comenzara a
oponerse a la posición de la iglesia con respecto a los
dones espirituales, ésta ha de sentir la necesidad de tra-
CONSIDERACIONES SOBRE LA ADMISION 163
bajar en favor de tales miembros de la misma manera
que lo haría en los casos en que se opusieran a cualquier
otra doctrina. Esos miembros han llegado a ser sim­
plemente personas que dan trabajo, pero no a causa
de su falta de fe en el espíritu de profeçía, sino por
su espíritu de oposición a una apreciada fe mantenida
por la iglesia.

Los postores y las creencias de la iglesia


Una tercera pregunta, estrechamente vinculada a las
dos anteriores, merece ser considerada: ¿Es consecuen­
te para un obrero continuar sus labores ministeriales
dentro de la iglesia si no cree en la obra de la Sra. E.
G. de White?
Por cierto que sería inconsecuente. La creencia en
los dones espirituales ha caracterizado a los creyentes
de este movimiento desde los más tempranos años. El
espíritu de profecía se manifestó en la iglesia como uno
de estos dones. El ejercicio de este don tuvo mucho' que
•ver en dar forma y expresión a este movimiento. Bajo
la dirección de Dios fué un factor m uy importante para
salvar a la iglesia de la desunión* defenderla de gran'
desilusión en tiempos de -crisis, apresurar sus activida­
des misioneras y profundizar la consagración y devo­
ción de sus miembros. ,
Estando tan estrechamente vinculado este don con
4a historia del movimiento desde sus mismos comien­
zos, ciertamente sería inconsecuente para cualquier mi­
nistro que desconfíe de esta experiencia, tratar de re­
presentar la denominación de manera oficial. El no
tener fe en el don que Dios colocó en la iglesia, le ín-
' capacitaría para transmitir a la iglesia el espíritu de la
instrucción que ha llegado a ésta por medio de este don.
’ * ·· - ,Λ «V *, f ^ i¡ > , 1 “· :

1β4 'EL TESTIMONIO DE JESUS


Nos parece que la pérdida de fe en el don de profecía de
parte de un pastor, aun siendo ignorada por los miem­
bros, le guiará como hombre sincero a entregar sus cre­
denciales y suspender sus labores en relación con la fe­
ligresía. Sus credenciales le son dadas, no para expo­
ner sus ideas personales, sino para predicar el Evange­
lio; y para predicarlo, no en la forma en que lo susten­
tan los metodistas, o los bautistas, o los presbiterianos,
sino tal como lo enseñan y creen los adventistas del sép­
timo día. *
Mientras que en las filas. de los miembros podría
ser excusada una falta de fe en los dones espirituales,
■ no podrá ser perdonada en el caso de los elegidos para
ocupar cargos de responsabilidad o posiciones oficíales
en la iglesia. El ser dirigente implica, una solemne res-,
ponsabilidad, y la iglesia tiene todo derecho a deman­
dar que aquellos que son escogidos para posiciones de
confianza e influencia sean ejemplos a la grey, no sólo
en su vida y carácter, sino también en la fe religiosa.
Por lo tanto, mientras que un miembro no ha de ser
- excluido de la iglesia a causa de su incapacidad de re­
conocer claramente la doctrina de los dones espiritua­
les y su aplicación al movimiento del segundo adveni­
miento, ninguno deberá ser elegido o retenido como re­
presentante de la denominación, ni como pastor, ni co­
mo miembro de la junta directiva de una asociación, al
no creer en los principios de fe enseñados por la Igle­
sia de los Adventistas del Séptimo Día.· La denomina­
ción que otorga a sus representantes acreditados creden­
ciales ministeriales, tiene el derecho 'de esperar que en
este respecto estén de parte de los principios de quien
lo está enviando y lo sostiene en su trabajo.


»S w *

" CONSIDERACIONES SOBRE LA ADMISION 165

, , Honradez común
Un artículo en el Pont, de Washington, enuncia muy
¡ claramente este principio. El editor, hablando de las
I relaciones de honradez común que deben existir en: la
I ' . iglesia, hace un comentario muy oportuno y razonable
S sobre este principio: /' , . "

“ Ciertamente no es por tiranía o persecución que las


autoridades de un cuerpo religioso requieran honradez co- ' '
mún en la conducta de sus ministros. Ninguna organiza*
- - ción secular permite que sus agentes violen sus reglamenta-
¡' · cienes y menoscaben su fortaleza. . , . Ningún jnmistro -y .':.
I · tiene el derecho moral de usar la influencia de su· posición ·' -V
j para diseminar disensión en la glesia cuyo cometido él está ' - " ' ·
I ■ llevando, y a cuyo credo ha jurado fidelidad como con- ' ,
j dicién previa a su ordenación. El mundo es grande. Tie-
I ’ ne lugar suficiente para todos los credos, todas las creen-, ' · ·,"
I cías, y sus defensores. Nadie está obligado a pertenecer a ·
I cierta iglesia y predicar cierta doctrina. Pero· un hombre
; honrado, habiendo sido ordenado para predicar una doctrina
i particular, se retirará por su propia voluntad si llega a con-
j . vencerse de que aquella doctrina o· credo no es la verdad” ,

! ·■ ■ . ' ·; : ■

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I . t':

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CAPITULO 1 8

La Oposición Cumple
la Profecía

■T ' · .
JL-Â A MEJOR evidencia que uno puede dar de que
i acepta la Biblia como un mensaje de amor y salvación
de parte de Dios, es tomarla como consejera — lámpara
a sus pies y lumbrera a su camino— , y revelar el po­
der de su Divina Palabra en una vida transformada por
el Espíritu Santo, a semejanza del carácter de su Sal­
vador, el Señor Jesucristo. Esto también es Verdad al
aplicarlo a los escritos que provienen mediante el don
de profecía. La mejor evidencia que uno puede mostrar
de su fe en el origen divino de estos escritos, es la de
un sincero esfuerzo para poner su vida en armonía con
estas enseñanzas. Podrá diferir con sus hermanos con
respecto a tecnicismos, pero si está procurando ordenar
su propia vida de acuerdo a la instrucción que nos ba
llegado por medio de la mensajera del Señor — y si es
dirigente de la iglesia modelará la obra de ésta y el go­
bierno de este movimiento— , será la mejor evidencia
que podrá proporcionar a los hermanos de su fe en la
doctrina de los dones espirituales. Se requiere obedien­
cia antes que definiciones técnieás en puntos de contro­
versia. Esta es la verdadera prueba dq fe con relación
a las enseñanzas de la Biblia y de los Testimonios. ·
(167)
168 EL TESTIMONIO DE JESUS
En conexión con los escritos de la Sra. E. G, de White , ·
hay cuestiones técnicas que podrán ser difíciles de com­
prender, tal como las hay en las Sagradas Escrituras
Algunas de ellas las hemos discutido en capítulos ante­
riores. Sentimos que la limitación del espacio nos im­
pida la discusión de algunos de estos tecnicismos esta
vez. Pero comprendidas o no, estas cuestiones no de­
berán ser magnificadas al punto de constituir una prue­
5 i ba de ortodoxia, o de llegar a ser un motivo de disputa
$ o línea divisoria entre los hermanos. Procuraremos acer­
'>1 Á
carnos a los que difieren de nosotros, insistiendo en
aquellos puntos en los cuales armonizamos, y reducien­
do al mínimo los detalles en los que diferimos.
Siempre hubo en la iglesia de Cristo dos clases: los ,
lentos y ios veloces, los progresistas y los conservado­
i res. Estas dos clases existen hoy. Algunos son tenidos
. i por sus hermanos como muy lentos e incrédulos, como
lo fué Tomás; y otros son considerados radicales e im­
pulsivos' como Pedro. Dios permite la asociación de di­
í versos temperamentos, para que cada uno pueda apren­
der del otro, de manera que la carencia de uno sea su­
\ plida por la abundancia del otro.
; i
Donde se abriga el espíritu del amor cristiano no se
oirán tan a menudo las voces del fanatismo, por un lado,
i porque algún hermano se vuelve ardiente y entusiasta
en la expresión de su fe; ni se hará el cargo dé incredu­
i
lidad, por el otro lado, porque alguno no pueda mover­
1 se tan de prisa como lo desearían sus asociados. El amor
cristiano se atiene a la libertad sin libertinaje y al con­
servadorismo sin reacciones. í
I
Rumores e informes ociosos .
Con el correr de los años circularon muchos infor­
mes ociosos respecto a varias supuestas declaraciones de

" ...... ....


LA OPOSICION CUMPLE LA PROFECIA 169
la Sra. de White. Se informa que ella dijo algo a ciertas
personas respecto a determinados tópicos de la Biblia,
o sobre cierta fase de la obra, cuando tales declaraciones
nunca han sido incluidas en sus escritos publicados; Y
desafortunadamente siempre hay quienes recogen estos
rumores y los suman a la circulación. ■■
Con referencia a estos rumores e informes, hallamos
el siguiente buen consejo en Testimonies jar the Church,
tomo 5, pág. 696:
“ Y ahora desearía decir a todos aquellos que anhelan la
verdad: no deis crédito a informes desautorizados respecto
a lo que la U na. White haya hecho, dicho o escrito, Si de­
seáis saber lo que el Señor reveló por "medio de ella, leed
sus obrrs publicadas. Si hubiese algún punto de interés
del cual ella nada ha escrito, no estéis ávidos de aceptar los
rumores y difundirlos como si ella los hubiera dicho” , .
Si los que están tan deseosos de procurar dar caza a
cada rumor dedicaran más tiempo a estudiar las decía*
raciones publicadas por la mensajera del Señor, ten­
drían menos interés en atender a los informes, ilegíti­
mos que les llegan.
Los atenienses de la antigüedad se destacaron por
gastar mucho de su tiempo en escuchar o referir alguna'
cosa nueva. Pero desafortunadamente esta caracterís­
tica de su parte guió a muy pocos a aceptar las verdades
del Evangelio que les fueron presentadas por el após­
tol Pable. .i- ü, : '

En guerra con la iglesia !


Es una enseñanza del Registro Sagrado que la igle*
sia remanente sufriría persecución debido a que ésta
apoyaría la enseñanza y práctica de los mandamientos
~de Dios, y se manifestaría en ella el don de profecía.
El apóstol inspirado declara: '
170 EL TESTIMONIO DE JESUS
“Entonces el dragón fué airado contra la mujer; y se fué
a hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cua-
les-lguattitea- les-mandamientos de Dios y tienen el testimonio
de Jesucristo” (Apoc. 12: 17).
La oposición que recibió la iglesia remanente, debí-
' ; do' a su doctrina de los mandamientos de Dios, particu-*
1ármente la reforma del sábado, ha venido del mundo en
general y de quienes nunca estuvieron conectados con
este movimiento. Pero casi toda la oposición al espíritu
de profecía, representado en la obra de la Sra, E. G. de
, White; provino de. apóstatas adventistas del séptimo día.
En esta oposición ellos representan la ira del dragón ·
contra ,1a iglesia remanente, semejante a aquella misma
■ ira representada en la oposición del mundo a causa de
i ■ la ’observancia del sábado como uno de los mandamien-
s tos de' Dios.
a a·.En consecuencia, debiéramos reconocer una señal de
< loé' tiempos en la oposición que nos viene de estas dos
fuentes :■ un directo cumplimiento de la predicción pro-
fé’tica1dada por el Revelador ya hace dos mil años. Es­
tamos seguros de que esta oposición no ha de decrecer
' sino aumentar más y más, y que no vacilará en usar
! todo medio injusto para llevar a cabo sus designios.
:¡ ¡.,.: Creed en el Señor y en sus profetas
: ■·■: Quien haya tenido una experiencia viva en relación
I con la obra del. espíritu de profecía en esta iglesia, no
; -¡ — . . hallará ocasión de dudar de su origen divino. La histo-
1 ria de este movimiento revela muchas ocasiones en que
;> el Señor ha usado este don para la preservación de su
I· obra. Muchas veces, en grandes crisis, Dios envió un
’í méíisáje por medio de su sierva que salvó a la iglesia
I . de’ graves ’ errores y aun de la desorganización.
No’ podemos comprender cómo alguno puede leer con
atención los mensajes que nos han llegado a través de

• I

---------*
I Λ OPOSICION CUMPLE LA PROFECIA · 171

los años, y todavía dudar de su autenticidad. Ellos ha­


blan al corazón. Llevan consigo la prueba de su pro­
pia inspiración.
Los escritos publicados por la Sra. de White son
leídos con más fidelidad hoy día, y por un círculo ma­
yor de personas, que 'durante la vida de la autora. Estos
escritos, como ya lo hemos dicho, no exaltan a la Sra.
de White, sino que señalan al Señor Jesucristo como el
Salvador del pecado, a la Palabra de Dios como la re­
gla infalible de fe y conducta, y al Espíritu Santo como
el intérprete de esta Palabra.
Bien haremos en seguir con fidelidad en la senda que
.ella tan claramente señaló, la senda que lleva hacia
Aquel que dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y
la vida”.

I
1

(i I

i.
CAPITULO

E l Toque Personal

t i S EN el contacto personal con los individuos como


nos formamos las íntimas concepciones del verdadero
espíritu que impulsa sus vidas. Desafortunadamente,
este conocimiento personal de la mensajera del Señor le
ha sido negado a la gran mayoría de nuestros lectores.
Confiando sin embargo que ellos apreciarán, tanto como
es posible, conocer algo de ella, les presentamos su fo­
tografía (vea la página 1), tomada cuando estaba en
la flor de la vida, en servicio activo y gozoso én la obra:
de Dios; y también presentamos un facsímil de una car­
ta de la Sra. de White a su esposo. Esta carta no fué
escrita, por supuesto, con la intención de que fuera pu­
blicada o leída por nadie fuera del círculo de la familia.
Con todo, exhala el mismo espíritu de sincera consa­
gración a Dios y la carga que sentía por las almas, tal
como lo manifiestan todos los escritos de la mensajera
del Señor.
í
Reproducción de la carta de la Sra. de White
“Oakland, California, 7 de abril de 1880.
“ Querido esposo:
“Me siento muy alegre y feliz ahora, que el Señor me ha
bendecido con tanta bondad y que su paz está en mi cora·
(173) ,
174 EL TESTIMONIO DE JESUS
zón. Esta mañana nos reunimos en el subsuelo de la iglesia
a las cinco y media. Comencé una oración, y mi fe se apo­
deró de las promesas de Dios, Comprendí nuevamente que
nuestro Padre celestial contesta las oraciones, Ύ todo lo
que pidiereis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el
Padre sea glorificado en el Hijo’, Mi alma suspira constan­
temente por mí Salvador.

“ ‘Permite que vuele a tu seno:


Mi desvalida alma se aferra a ti;
Oh, no me abandones;
Sé mi sostén y mi consuelo’.

“ Este ha sido el lenguaje de mi: alma desde que llegué


a esta costa. Todos están muy ocupados, yo estoy sola en
mi habitación casi todo el tiempo, mi espíritu ha estado muy
perplejo y mi ansiedad es muy grande. Mis oraciones han
provenido de un corazón agobiado. Pero Jesús aligeró mi
carga y es un manantial de gozo en mi alma. Las palabras
de Cristo parecen ser dichas para mí en las horas de la
noche. Me parece oir su voz: 'Si estuviereis en mí, y mis
palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis,
y os será hecho’.
“Tuve la seguridad de que el Señor te bendecirá y permi­
tirá que su luz te alumbre.
“ Hablé esta mañana algo sobre la fe à los ministros. To­
dos los que están procurando trabajar están impedidos por
alguna debilidad fisíca. Cuán claras y positivas son las pro­
mesas de Dios, ¿y por qué no las reclamamos? ¿Por qué no
aceptamos las bendiciones ofrecidas? Las condiciones debe­
rán cumplirse primeramente de nuestra parte, y entonces
demandaremos sin presunción la promesa. La demanda del
Evangelio que poseemos nos insta a tener firmeza de carác­
ter, en armonía con nuestra profesión. Hemos de conducir­
nos como representantes de Cristo, sabiendo que el mundo
y la iglesia están mirándonos y observándonos para ver si
realmente somos iguales a Cristo, abnegados, sufridos, y
no cultivando nuestros temperamentos naturales, sino el es­
píritu que poseyó Jesús.
“ Las fuerzas morales de nuestros temperamentos natu­
rales deben ser resistidas, o de otra manera fortaleceremos
el lado satánico de nuestro carácter, perderemos el respeto
y la confianza en Dios, y las promesas no serán reclamadas
porque no podremos venir con confianza por medio de Cris­
to al trono de la gracia. El Espíritu Santo es contristado,
oscuridad envuelve al alma, y no obstante esta condición,
EL TOQUE PERSONAL 175
muchos ministros están procurando, trabajar. Tienen cons­
tantemente un doloroso vacío, pero· no lo atribuyen a la
verdadera causa. Jesús trabajará con nuestros esfuerzos.
Si hacemos nuestra parte, Dios hará la suya. Los ministros
pueden trabajar con la bendición del Altísimo reposando
sobre ellos. Jesús ha legado paz a sus seguidores. El nos ha
salvado ofreciéndose a sí mismo a Dios, una ofrenda sin
mácula, de manera que aquellos a quienes vino a salvar lle­
guen a ser puros y santos por sus méritos irreprochables,
porque para hacer buenos a los hombres, debemos inspirarlos
a tener confianza en nuestra piedad. Debemos mostrar a
Cristo en nuestro carácter. Si las personas ven reflejada la
imagen de Cristo en nuestras palabras y proceder, entonces
serán conmovidas, convencidas y salvas.
“Nuestras reuniones marchan bien. Sentimos profunda­
mente nuestra, gran necesidad de Jesús, y ¡oh, cuán incom­
parable amor ha expresado él por nosotros! Mi corazón se
enternece con este amor,
“Debo ir ahora a la reunión de las ocho. Oremos mucho
y velemos también. Puedo confiar todo en las manos de
Dios.
“Tendré claridad con respecto a mi deber, y procuraré
seguir la senda donde Jesús me guíe. Con mucho amor.
(Firmado) “Tu Elena” .

/
176 EL· TESTIMONIO DE JESUS

F A C S IM IL E DE LA CARTA DE LA S H A , D E W H IT E

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EL TOQUE PERSONAL 17

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§ jdSõ3~â4»<M. Z£u ¿¿ieUuy ¿tcuti $tm«t
jcu ¿¿T ~ £ v-ty etu. ¿<Ju> It c u t eiuft^U éd
Φ<4£Γ^ . ¿ ^ 4 t ' c u X . , $$.¿uf~c4óaA cu td ^ ¿¿)tjlt~ (,
(JmT^a/uavaZí , &u,d φιίβ^ éu?{ 'CÜUu^ d¿¿Ccc\
{Ivfij £uA^~!ZçaJM ¿¿ΰ~&Λ^βγι é(J^má.#///4l(ém4c&$xÃÃj-■
ífe W Ά Φ<Μ « λ cu » Á jo & Â À ãT & ua/ é /ü u íu e ¿¿¿a*
â u tô C cu d '^ U Â^ ícueu^ z/^ lu Cá% 4W ¿ id ^ VtU huZi r ■
<Ô4j q¿£Uaaí / t t c i T ¿β^φχ. ·
A d ' C v H á /tfó ü T e ·^ j / β Α & & 'α β ο Γ ^ C i.e c¿vc/e *i eA_^,
d u M i Cun h i.o Í¿ M * 'c ti, d¿4 0*4. /$~7^<c/u £¿^ S044& /u¿e
tíã ~ íc^ lí.d & H 'S ^ Ã Z ~ εβ d r¿/U jd 4 $ tC u u d X j ¿¿u ú f
W T eÁ¿¿»a/< Oa/jJ /ái~(/u&êêi (MA. dctfh-LASj éreo #
c u te / ¿ é ü fa u j d u u M id ce/^ β M d < Á tjC d 'Ã /0 -C tÀ A ^
juXc/jLid ¿úéct S^JlMydC¿t4**^ÁtAQ GÁA&td&g/ut-j
¿hu/ <^U&/tk<L4uÁj flu/l^ctpl OUM, 4(4A/cAsd^S*u^M4
173 EL· TESTIMONIO DE JESUS

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'I é ^ á ~ ¿£ ¿¿I f ^ & t M ¿ X c^ ψ < Μ ^ ^ ν< ο4
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ί EL TOQUE PERSONAL 179

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La madre cariñosa'

Constantemente agobiada con. la carga de dar a la


iglesia la luz y los mensajes que Dios le había confía-,
do, la Sra. de White sobrellevó en su corazón de madre.
los cuidados de sus hijos. Muchas veces el cuidado de
éstos fué confiado a manos de otros, pero ella procuró
por todos los medios posibles asegurar su bienestar y
guiarlos a Cristo. La siguiente carta, dirigida a su. hijo
mayor, expresa la carga que llevaba en su corazón, y
es un reflejo más de la vida Intima de familia, revelan-'
do que la Sra. de White manifestaba en su . hogar las
mismas virtudes cristianas que procuró enseñar a otros.
“Sornmerville, Massachusetts, 6 de septiembre de 1859.
“Mi querido hijo Enrique: .· ·. ;
“Hemos recibido tu carta y nos sentimos muy contentos
i. de tener noticias tuyas. Debieras escribir más a menudo. '
Envíanos una carta a Topsham, Piensa en todo lo que te
""olvidaste allí y que deseas te llevemoí, y procuraremos ha­
cerlo en lo posible. / '
180 EL TESTIMONIO DE JESUS
“Confiamos en que estarás bien y contento. Pórtate como
un muchacho' bueno y juicioso. Sí solamente amas a Dios y
le temes, nuestra felicidad será completa. Sé un muchacho
noble. Ama la veracidad y la sinceridad. Estos son tesoros
sagrados, No los depongas en ningún momento. Podrás ser
tentado y muchas veces probado, pero, mi querido hijo, .es
en tales circunstancias cuando brillan esos ricos tesoros y
se valoran altamente. Afórrate estrechamente a estos pre­
ciosos rasgos, sea lo que fuere que tengas que sufrir. Per­
mite que la veracidad y la sinceridad moren siempre en tu
corazón. Nunca sacrifiques estos rasgos nobles ni por temor
al castigo. El Señor te ayudará a hacer lo recto, Enrique.
Creo que es tu propósito hacer lo recto y agradar a tus pa­
dres.
“Verás en los demás niños pequeños actos de falta de
honradez, pero no pienses ni por un momento en imitarlos.
Aprende a despreciar tales cosas. No condesciendas en con­
versaciones ni actos bajos. Evita l a ' compañía de los que
hacen m í], como sí fuera veneno mortal; porque ellos corrom­
perán a cada uno de los que se les asocien. Mantón siempre
tu mente elevada, por encima de los hábitos bajos y ruines
de aquellos que no mantienen el temor de Dios delante de
sí. Tú puedes tener pensamientos y modos correctos y for­
mar un carácter puro y bueno.
“ Nuestros queridos hijos son nuestros tesoros, y ioh cuán
ansiosos estamos que encuentren la aprobación de Dios! En
su fortaleza tú puedes enmendarte, pero nunca con tus pro­
pias fuerzas. Puedes dar tu corazón a Dios y pedirle que
perdone tus pecados; y si eres movido por la sinceridad, él
te aceptará y te hará blanco y limpio en su preciosa sangre.
Nosotros, tus padres, oramos mucho por tí, para que seas un
cristiano consecuente y fiel. Sabernos que nuestro Salvador
viene, y que llevará a los buenos y santos, los sinceros y
puros, para vivir con él por siempre en su santo cielo, don­
de todo es hermosura, armonía, gozo y gloria. Quisiera que
recordaras que Jesús sufrió y murió por ti, para que su
sangre pudiera limpiarte del pecado. Pero hay una obra
que tú debes hacer. Quiera Dios abrir con plenitud tu joven
mente al plan de la salvación, guiarte para que te entregues
sin reservas a Jesús como propiedad suya y para servirle
constantemente. Ven a él, querido hijo; ámale porque él te
amó primero; ámale por la belleza de su carácter; ámale
porque te amó tanto que dió su vida por ti.
“ Enrique, tan pronto como naciste oramos para que fue­
ses un niño cristiano. Creemos que has sentido algo de la
influencia del Espíritu de Dios en tu corazón; pero nosotros
EL TOQUE PEESONAL 181
deseamos que su dulce Influencia permanezca en ti, que sus
impresiones sean duraderas, su curso, firme, y que recibas
diariamente la gracia necesaria para resistir la tentación.
“ Debo terminar. Haz lo recto porque te guste hacerlo.
Guarda estas cartas que te escribo y léelas a menudo, y si
has de quedarte sin el cuidado de una madre, ellas te serán
de ayuda. ;

“ Cariñosamente, ’ tu
Madre” .

Llamado a la juventud. Experiencia, última enfermedad y


discurso fúnebre de Enrique N. W hite".

Examinada por las pruebas ...


La verdadera prueba del carácter n o 1se encuentra
en los días de prosperidad. Hallamos muchos cristianos,
que lo son en días de bonanza, pero que al venir las tor­
mentas y las tempestades dudan de la, sabiduría guia­
dora de Dios y renuncian a su fe en él. La Sra. de White
pasó durante su vida por muchas experiencias angus­
tiosas. Probablemente la mayor prueba de su fe en
Dios y su sumisión a la voluntad divina fué en ocasión
de la muerte de su esposo, ocurrida'el 6 de agosto de
1081. Cuando él falleció, ella misma se hallaba postra­
da enferma, y no se sabía si sobreviviría. Aunque’ es­
taba tan débil que hubo que llevarla al funeral, al final
del discurso dado por el pastor lirias Smith, ella ines­
peradamente se levantó y habló a la congregación al­
rededor de diez minutos. A continuación damos algu­
nas de sus palabras en esa ocasión que demuestran el
espíritu de resignación a la voluntad divina que poseyó
durante toda su vida, y que revelan la esperanza que
la reanimó en esta hora ele grande aflicción: , '
1 r’
“ Quisiera decir unas pocas palabras a los que están pre­
sentes en este momento. M i querido Salvador ha sido mi
fortaleza y sostén en esta hora de necesidad. .Cuando fui
1«2 EL TESTIMONIO DE JESUS
llevada de mi lecho de enferma para estar con mi esposo en
sus últimos momentos, al principio lo inesperado del golpe
pareció demasiado pesado para soportarlo, y clamé a Dios
para que me lo conservara — que no me lo quitara y tuviese
que trabajar sola, . , . Cuando quietamente se apagaba la vida
de mi esposo, sin un quejido, sin agitarse, sentí que sería
egoísmo de mi parte rodearlo con mis brazos cariñosos y re­
tenerlo aquí. El se asemejaba a un cansado luchador repo­
sando de sus fatigas. M i corazón está profundamente afec­
tado, y sin embargo puedo decirles que no tengo lágrimas
para verter por los muertos. Mis lágrimas son para los
vivos. . . . ’
“ Y ahora continúo sola la obra de mi vida. Agradezco a
Dios por los dos hijos que me ha dado para estar a mi lado.
De aquí en adelante la madre se apoyará en los hijos; porque
el esforzado, valiente y abnegado esposo está descansando.
Ya el combate terminó para él. Cuánto tiempo pelearé sola
las batallas de la vida no lo sé; pero hay una cosa que quie­
ro decirles, y esto es, que cuando mi esposo dió su último
aliento, sentí que Jesús me fué más precioso que nunca an­
tes en ninguna hora de mi vida. Cuando estuve parada al
lado de mi primogénito, y cerré sus ojos a la muerte, pude
decir; ‘Jehová dió, y Jehová quitó: sea el nombre de Je-
hová bendito’. Y sentí entonces que tenía un Consolador en
Cristo Jesús. Y cuando mi pequeño fué quitado de mis bra­
zos, y no pude ver más su cabecita sobre la almohada, a mi
lado, pude decir: ‘Jehová dió, y Jehová quitó: sea el nom­
bre de Jehová bendito’ . Y ahora es llevado el esposo sobre
cuyo gran afecto me he apoyado, y con quien he trabajado,
— hemos trabajado juntos por' treinta y seis años; pero puedo
poner mis manos sobre sus ojos y decir: ‘Encomiendo mi te­
soro & ti, hasta la mañana de la resurrección’.
“En Cristo Jesús están concentradas todas nuestras es­
peranzas de vida eterna, así que trabajemos siempre para
él. De aquí éti adelante él será mi Guía, mi Esposo, m i Con­
solador y mi Amigo. El ha de caminar conmigo a través de
los espinosos senderos de la vida, y al final nos volveremos
a encontrar donde no habrá despedida, donde no habrá se-
— paración, y donde ninguno dirá más, ‘Estoy enfermo’. En-
. trego mi precioso tesoro; me despido de él; no iré a su tum­
ba a llorar. N i puedo derramar lágrimas sobre mi hijo me­
nor ni sobre el mayor. La mañana de la resurrección es de­
masiado esplendorosa. Y además miro a esa mañana cuando
los rotos eslabones de las familias han de ser unidos, y ve­
remos al Rey en su hermosura, y contemplaremos su inma­
culado encanto, y arrojaremos nuestras brillantes coronas r>

m
EL TOQUE PERSONAL 183
sus pies, y pulsaremos las arpas de oro llenando el cielo con
las vibraciones de nuestra música y cánticos al Cordero, Can­
taremos juntos allí. Alabaremos juntos, rodeando el gran
trono blanco” (Del resumen de la vida de la Sra. de White,
hecho por E. II. Gates, bosquejado en el servicio recordativo
celebrado ep Australia, el 11 de septiembre de 1915).

Enfrentando la hora de la muerte - ·, '


Este mismo espíritu de consagración a Dios y a su
servicio mareó los últimos días de la vida de la Sra. de
White. Poco antes de su muerte, en una entrevista con
alguien, habló de su valor como sigue;
/ ‘Mi ánimo está fundado en mi Salvador. M i obra está
próxima a terminarse. Dando una mirada al pasado no sien­
to ni la más mínima seña de desaliento o desánimo. Me
siento muy agradecida a Dios porque me ha librado de la
desesperación y el desánimo, y porque todavía puedo sos­
tener el estandarte. Conozco a quien amo· y en quien con­
fía mi alma” ( U f e Sketches, págs. 443, 4 4 4 ).
Refiriéndose a la perspectiva de la muerte, ella de­
claró;
r “ Siento que cuanto antes mejor; todo el tiempo me siento
así — cuanto^ antes, mejor. No tengo ningún pensamiento des­
alentador, ni tristeza. . . , No tengo nada de que lamentar­
me. Que el Señor haga su voluntad y su obra en mí, para
que sea acrisolada y purificada; y eso es todo lo que deseo.
Sé que mi obra está cumplida; de nada vale decir algo más.
Me alegraré, cuando mi tiempo llegue, y que me sea permi­
tido descansar en paz. No tengo ningún deseo de que mi
vida sea prolongada” (Id., pág. 444).
Y unas pocas semanas antes de su muerte, ella ad­
virtió a su h ijo :
“Estoy muy débil. Seguramente que ésta será mi última
enfermedad. No me preocupa el pensamiento de la muerte.
Me^ siento consolada todo el tiempo porque noto que el Señor
está cerca de mí. No estoy ansiosa. Me ha sido muy clara
la belleza de mi Salvador. El m e ha sido un amigo. El me
ha guardado en la enfermedad y en la salud.
“No me preocupa la obra que ¿he realizado. Hice lo me­
jo r que pude. No creo que he de demorarme mucho. No

;IYu
. ...
184 E L TESTIM O N IO DE JESUS

espero mucho sufrimiento. Estoy agradecida porque tene­


mos los consuelos de vida en el tiempo de enfermedad. No .
os preocupéis. Voy solamente ira poco antes que lóg dem ás’
(Id., págs. 444, 445),
El espíritu que trasunta la carta facsímil, el mensa­
je a su hijo, las palabras que ella pronunció en el fune­
ral de su esposo y estas citas finales, caracterizan toda la
vida de la Sra. E. G. de White. Su vida fué de ferviente
labor cristiana, de sacrificio en favor del·Maestro a quien
amaba. Separada a menudo de sus hijos, no pudiendo
disfrutar de las comodidades de la vida del hogar a cau­
sa de sus extensos viajes, impedida muchas veces a cau­
sa de sufrimientos físicos, enfrentando el prejuicio na­
tural y la oposición que existía en muchas mentes con­
tra su obra, continuó trabajando fielmente y sin des­
mayos hasta el fin de su vida. Ella descansa de sus la­
bores, pero .sus obras le siguen.
Agradecemos a Dios por haber dado una profetisa
a la iglesia remanente. Ningún miembro de la iglesia
adventista del séptimo día debiera avergonzarse de esta
bendita verdad. Antes debiéramos regocijarnos porque
el Señor haya visitado de esta manera a su pueblo, ad­
virtiéndole vez tras vez de su peligro en medio de - la
maldad que aflige a la iglesia en estos tiempos. Cree­
mos que estos mensajes debieran ser obedecidos fiel­
mente por cada creyente. Debieran ser leídos y estudia-, ■
dos después de la Biblia y en conexión con ella. ‘ Ellos
iluminan el Registro Sagrado. “ Creed a Jehová vuestro
Dios, y seréis seguros; creed a sus profetas, y seréis
prosperados” (2 Crón. 2 0 :2 0 ).'/./

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